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CONTRAPUNTO No. 7 enero-abril 2008
DOSSIEREditora de Gobierno del Estado de Veracruz
Director: Félix Báez-Jorge Edición: Andrea López Monroy•
Alfonso Medellín Zenil (1925-1986):Su contribución a la arqueología
mexicana
PresentaciónEn el marco de la conmemoración del XX
aniversario del nuevo edificio del Museo
de Antropología de Xalapa se llevó a cabo
una serie de actividades, entre las que se
contó una mesa redonda sobre la obra
científica del arqueólogo Alfonso Medellín
Zenil.
El trabajo del maestro Medellín,
destacado investigador veracruzano, fue
fundamental para la creación hace
cincuenta años (1957) del Museo, el
Instituto y la Escuela de Antropología de
la Universidad Veracruzana, instituciones
que fundó y dirigió, cimentando una vigorosa tradición académica.
Su trabajo de campo abarcó el reconocimiento, registro, recorrido, excavación,
rescate y restauración de numerosos sitios a lo largo de la entidad veracruzana. Sus
aportaciones más notables se enfocaron al centro del estado, donde logró definir algunas
secuencias cronológicas y culturales basadas en tipologías cerámicas y en comparaciones
estilísticas con otras áreas mesoamericanas. Uno de sus objetivos era caracterizar a la
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Presentación
cultura totonaca, definiendo su distribución temporal y espacial. Como resultado de sus
exploraciones escribió varios libros y artículos, entre los que destacan: “Distribución
geográfica de la Cultura de Remojadas” (1952), La magia de la risa (en coautoría con
Octavio Paz y Francisco Beverido, 1971), Cerámicas del Totonacapan (1960), Exploraciones en
la Isla de Sacrificios (1955) y Nopiloa. Exploraciones arqueológicas (1989).
Su labor pionera en el antiguo museo no se redujo a la simple recuperación de
piezas prehispánicas, sino también al estudio y difusión de estas manifestaciones culturales,
como se advierte en la edición de Monolitos olmecas y otros en el Museo de la Universidad de
Veracruz (1971) y Obras maestras del Museo de Xalapa (con prólogo de Miguel León-Portilla,
1983). Sus aportes incidieron también en la formación de profesionales de esta disciplina:
no sólo implementó el primer plan de estudios para la Escuela de Antropología, sino
también insistió en el sentido social y humanista que aspiraba difundir, como puede
cotejarse en varios artículos, entre los cuales resaltan “La Escuela de Antropología” (1957),
“Las Ciencias Antropológicas en el estado de Veracruz, con relación a los problemas de
la Cultura Nacional” (1958) y “La cultura indígena del Veracruz Central” (1959).
En una entrevista publicada en 1986, afirmó: “la ciencia tiene que servir para
eso, precisamente, para que nos sintamos iguales, hermanos, y que no haya odiosas
discriminaciones, ni económicas, ni raciales, ni políticas, ni ideológicas, ni nada: que la
Antropología sirva para conocernos, para respetarnos y para servirnos los unos a los
otros y no para que nadie se sirva de nadie”.1
Entre sus trabajos más completos podemos mencionar la obra monográfica
Exploraciones en la región de Chicontepec o Huasteca meridional, donde recrea su territorio natal
desde un amplio enfoque enriquecido con datos etnográficos, arqueológicos, lingüísticos
y sociológicos.
El maestro Medellín Zenil falleció el 28 de septiembre de 1986, un par de meses
antes de la inauguración de las nuevas instalaciones del Museo. Pero buena parte de su
1 Álvaro Brizuela Absalón y Gladys Casimir, “Entrevista con el arqueólogo Alfonso Medellín Zenil” enAnales Antropológicos, t. I, (mayo de 1985), Xalapa: Facultad de Antropología de la Universidad Veracruzana,1986, p. 25.
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Presentación
obra continúa vigente y en espera de ser evaluada ante los avances de los proyectos
desarrollados en las últimas dos décadas. Ése fue el propósito de la mesa redonda realizada
con motivo de su vigésimo aniversario luctuoso, cuyos resultados se presentan aquí.
Roberto Williams García, condiscípulo y amigo cercano de Medellín, preparó
una semblanza anecdótica sobre el investigador. En el mismo tono, Manuel Torres
Guzmán, colaborador y compañero durante numerosas temporadas de campo, hace una
remembranza del maestro en esta faceta del quehacer del arqueólogo. Ésta constituyó la
última participación en un evento académico del maestro Torres Guzmán. Sergio Vásquez
expone una propuesta de las divisiones geográficas-culturales del centro de Veracruz
partiendo de la obra de Medellín. Yamile Lira López muestra resultados recientes de sus
exploraciones en Maltrata, comparándolos con la información que Medellín recuperara
en dicho sitio.
Por otra parte, Barbara L. Stark y Annick Daneels reconocen la generosidad del
maestro, quien las recibió e incorporó a las temáticas de investigación que identificaba
como prioritarias. La primera presenta un
estudio analítico de sus trabajos en la
cuenca baja oeste del río Papaloapan, el
cual incluye una distribución de tipos
cerámicos asociada a una organización
sociopolítica regional. Por su parte,
Daneels presenta una tipología de “dioses
narigudos” asociada a la secuencia
estratigráfica de la Zona Semiárida Central,
así como los patrones de inhumación de
dichas figurillas.
Sara Ladrón de Guevara revisa
una forma decorativa en la cerámica que
da como resultado una iconografía
característica que documenta escenas
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Presentación
rituales, pues aunque Medellín halló y registró algunos ejemplares, no hizo pública su
descripción.
Con la publicación de estos ensayos queremos contribuir a la difusión entre las
nuevas generaciones del trabajo del maestro Alfonso Medellín Zenil, insistir en su
trascendencia y propiciar nuevos marcos de discusión académica en la arqueología
veracruzana.
Sara Ladrón de Guevara y Sergio Vásquez Zárate
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Presentación
CONTRAPUNTO No. 7 enero-abril 2008
Roberto Will iams García
Semblanza del arqueólogoAlfonso Medellín
El paisaje natal influye subrepticio en el ánimo individual. Es mi hipótesis. El paisaje que
circundaba al arqueólogo Medellín Zenil transmite grandeza. En esa comarca llana destacan
tres cerros aislados, uno de ellos el Postectitla, cerro quebrado por disposición divina
para que no continuara visitando al cielo un mortal juguetón. Cerro perceptible desde
distintos sitios a la redonda. En esa comarca, en 1925, en la ranchería El Tecomate, nació
Alfonso, cuyo segundo nombre, Leocadio, provenía del santoral del 9 de diciembre.
Huérfano a temprana edad, fue criado por su abuela materna, siempre reverenciada
como Mamá Nina. La casa materna rodeada por jacales de gente de habla autóctona le
permitió el aprendizaje de la lengua náhuatl, auxiliar valioso en su futura profesión. Con
primos y niños nahuas gozó los primeros juegos en su solar y luego fue a Chicontepec,
“el balcón de la Huasteca”, para cursar la instrucción primaria. Después de algunos años
en la ciudad de México, se mudó a la capital veracruzana.
Fuimos condiscípulos en la Escuela Normal Veracruzana, de donde se graduó
en l945. En ella amistó con José Luis Melgarejo Vivanco, maestro en Oratoria y
Declamación. En el año de 1943, cuando el Colegio Preparatorio acogió un Congreso
Nacional de Historia, el maestro Melgarejo participó con el libro Totonacapan, prologado
por el arqueólogo Enrique Juan Palacios quien habiendo negado en un principio la cultura
totonaca la reconoció al calificar dicha obra como trofeo para el Congreso, dando prueba
de su honradez científica. El texto de 250 páginas, sustentado en amplísima bibliografía,
tenía un apéndice de setenta láminas. La singular edición salió de los Talleres Gráficos del
Gobierno del Estado. Proeza intelectual lograda por el normalista a los 28 años de edad.
Quiero suponer que así como el paisaje natural pudo haber influido en Alfonso,
el paisaje cultural pudo haberlo hecho en Melgarejo Vivanco, talento surgido en la ranchería
de Palmas de Abajo en 1915. Aquel historiador en ciernes, en el trayecto de su rancho a
la capital veracruzana, transitaba por la antigua ciudad de Cempoala, hallada en l892 ante
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Semblanza
el acicate de la celebración del Cuarto Centenario del Descubrimiento de América. Talados
los tupidos bosques costeños, mostraron los vestigios de la ciudad que los españoles, en
1519, creyeron de plata; urbe por donde pasaron los conquistadores rumbo a Quiahuiztlan
pueblo en fortaleza con cementerio mirando al mar, como en Tulum. Frente a ese poblado
totonaco se estableció la Villa Rica de la Vera Cruz en donde Cortés sentenció la suerte
de Moctezuma. Dentro de ese ámbito histórico se centra Palmas de Abajo, que visitamos
dos discípulos de Melgarejo invitados a pasar las vacaciones de semana santa en 1943.
Feliz ocasión en que el maestro nos llevó a la tumba grande de Quiahuiztlan, cuya vista
emocionó tanto a Medellín que se puede considerar ése el instante definitorio de su
vocación.
En 1946, el gobierno de Veracruz becó a tres egresados de la Normal para estudiar
arqueología, etnología y lingüística en la Escuela Nacional de Antropología e Historia.
Medellín, al concluir sus estudios de arqueología, retornó a Xalapa para trabajar en el
Departamento de Antropología dependiente de la Dirección General de Educación del
Al centro, Alfonso Medellín Zenil acompañado de algunos amigos, entre ellos el escritor Sergio Galindo, enel primer edificio del Museo de Antropología de Xalapa, de la Universidad Veracruzana (ca. 1961).
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Semblanza
Estado, comandado entonces por el profesor Melgarejo Vivanco. El ilustre totonaquista
renunció a su cargo en 1962 para ocupar en México la Dirección General de Asuntos
Indígenas, quedando Medellín como su sustituto.
La década de los cincuenta fue intensa, la de mayor ímpetu arqueológico para
Medellín al explorar diversas zonas habiendo obtenido piezas para el museo por venir,
proyecto bañado por el maná durante el gobierno del licenciado Antonio M. Quirasco,
del cual formaba parte el maestro Melgarejo como subsecretario de Gobierno. Este
gobierno nombró como rector de la Universidad Veracruzana al médico Gonzalo Aguirre
Beltrán, antropólogo de valía nacional quien, de inmediato, incorporó el supradicho
Departamento a la Universidad con la categoría de Instituto de Antropología, además de
promover la fundación de la Escuela correlativa, siendo Medellín designado director
tanto de la Escuela como del Instituto. Se acariciaba desde varios años atrás el proyecto
de creación del Museo como aparador de la potencia escultórica del antiguo veracruzano.
Melgarejo y Medellín proyectaron los edificios destinados al albergue y exhibición del
patrimonio arqueológico de Veracruz.
Un evento de resonancia internacional como fue la celebración del Festival Casals
en Xalapa, requería que se expusiesen testimonios de la categoría cultural de la sede.
Medellín se mostró activo en el traslado de varias piezas arqueológicas, entre ellas tres
magníficas cabezas colosales olmecas para ornamento frontal del majestuoso Instituto
de Antropología, cuyo segundo piso ocuparon la administración y los cubículos de los
investigadores, mientras la planta baja exhibía muestras de la cultura milenaria.
El cospe, césped regional, fue la alfombra del sueño tangible inaugurado en la
mañana soleada del l9 de abril de l959. Luego, en l962, el presidente Adolfo López Mateos
inauguró la primera sala redonda, a la que siguió una segunda estrenada en l964, mientras
que el patio trasero se sembraba con más esculturas en continuo enriquecimiento del
acervo cultural de Veracruz. La actividad de Medellín, aunada a la actividad política y
cultural de Melgarejo Vivanco, fructificó en recintos orgullo de las generaciones mexicanas.
El paisaje creado con las edificaciones se enmarcaba dentro del paisaje rotundo del Pico
de Orizaba y el Cofre de Perote. Visión latente durante un cuarto de siglo.
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Semblanza
El gobernador Agustín Acosta
Lagunes decidió derrumbar aquellos
edificios mancomunados del Instituto y
del Museo de Antropología, a fin de le-
vantar el nuevo Museo exclusivamente; un
proyecto estadounidense, en forma de L,
con larga sala y nichos laterales, para guar-
dar y mostrar el tesoro de las colecciones
primarias que se acrecentó con piezas
compradas en el extranjero y entre colec-
cionistas nacionales. Institución soberbia
inaugurada el 30 de octubre de l986, que
no presenció el célebre arqueólogo porque
su deceso ocurrió el 26 de septiembre.
La riqueza bibliográfica del destacado arqueólogo que fuera director del Instituto
de Antropología de Veracruz durante treinta años, la ha resumido en veinte páginas el
reconocido escritor Raúl Hernández Viveros en el ensayo “Vida y Movimiento de Alfonso
Medellín Zenil”, inserto en la recopilación de 630 páginas del florilegio Antropología e
Historia en Veracruz, editado en 1999 por el Instituto correlativo. Raúl, ajeno a la actividad
arqueológica, repasó el material publicado en la revista La Palabra y el Hombre, emitiendo
apreciaciones teóricas hilvanadas con los trabajos resumidos, concluyendo ufano que:
“La experiencia de revisar cada colaboración de Alfonso Medellín Zenil culmina con la
expectación de haber sido asombrado por el espíritu de un precursor en la arqueología de
México, y por su lealtad y espíritu de servicio a un territorio que fue la visión de su
manera de ser mexicano y sentirse veracruzano”.1
1 Raúl Hernández Viveros, “Vida y Movimiento de Alfonso Medellín Zenil”, en Antropología e Historia enVeracruz, Xalapa: Gobierno del Estado de Veracruz, Instituto de Antropología de la U.V., 1999, p. 401.
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Semblanza
Roberto Williams García. Profesor normalista y Etnólogo por la EscuelaNacional de Antropología e Historia. Autor de Yo nací con la Luna de Plata,Danzas y andanzas y Los Tepehuas. Se le considera uno de los pioneros delcine etnográfico indigenista en México, y ha recibido diversosreconocimientos y premios por su labor antropológica.
A la doctora Sara Ladrón de Guevara se le debe reconocer su admiración por el
arqueólogo demostrada en el año de l995 cuando, directora por primera vez del Museo,
acogió, de inmediato, la petición de la generación normalista a la que perteneció Alfonso
Medellín Zenil de que el nombre del distinguido arqueólogo lo ostentase el auditorio del
Museo de Antropología. Luego, el año pasado, en el acto de la entrega de la medalla
Gonzalo Aguirre Beltrán el galardonado, entre otras peticiones, demandó al gobernador
Herrera Beltrán que el arqueólogo epónimo fuese recordado al cumplirse veinte años de
su ausencia. La doctora Sara Ladrón de Guevara le dio seguimiento a lo solicitado, acción
que cabe reconocer, además de que, por mi parte, expreso mi halago de que me haya
designado para esbozar la semblanza de un amigo entrañable, siempre presente.
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Primeras temporadas de campo
Manuel Torres Guzmán
Primeras temporadas de campocon Alfonso Medellín Zenil
En el año de 1945 llegué a esta ciudad e ingresé a la Escuela Normal Veracruzana. Ese
año conocí a Medellín, quien formó parte de la generación Halcones, donde había
distinguidos alumnos, como Roberto y Jorge Williams, Miguel Vásquez Landero, Joaquín
Murrieta, Ricardo Davis, “El Ciego” Velázquez, “El Chale” y Negrete, entre otros. Ese
año un grupo de alumnos dirigió un movimiento en contra del director. Triunfaron, pero
doce de ellos fueron expulsados.
Medellín y Roberto fueron a trabajar a la Escuela “Rafael Valenzuela” de
Chicontepec. Regresaron para presentar exámenes de ese último año y los aprobaron.
En 1946 el Gobierno del Estado otorgó beca a los dos para que estudiaran en la Escuela
Nacional de Antropología e Historia; en 1949 regresaron a Xalapa, Medellín como
arqueólogo y Roberto como etnólogo. En ese mismo año terminé mis estudios en la
Escuela Normal y en 1950 fui nombrado en la entonces Sección de Antropología,
dependiente del Gobierno del Estado, como Ayudante de Arqueólogo: desde luego de
Medellín, porque era el único. Estuve con él hasta 1952 en los siguientes trabajos: en
enero de 1950 tuve mi primera experiencia en un trabajo de campo realizado en la zona
arqueológica de Quauhtochco, perteneciente al ahora municipio de Felipe Carrillo Puerto,
casi en el corazón de la zona semiárida central.
La cabecera del viejo municipio de Huatusco estuvo asentada en la margen derecha
del río Atoyac, de la meseta se logra observar la comunidad; en ese año aún quedaban unas
cuantas casas, su iglesia del siglo XVI y la casa vacía de lo que fue el palacio municipal, donde
dormimos una noche. Después de atravesar el río subimos la cuesta para llegar a la zona.
El edificio principal es conocido en la región como El Fortín, conformado por 4 cuerpos
en talud, una escalera de 52 peldaños, en el último está el adoratorio de la planta rectangular
con tres pisos, eran visibles los cabezales de las vigas de cedro y el de la viga maestra que
sostenía el techo. Al explorar el interior apareció un hermoso brasero y cerámica. La cerámica
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Primeras temporadas de campo
de esta zona, como la de Cotaxtla, que Medellín exploró en 1949, corresponde al Horizonte
Histórico de la cultura Pinome. Junto con Ahuilizapan, integraron las tres grandes ciudades
de esa cultura, que finalmente fueron conquistadas por la Triple Alianza. Por las fuentes
históricas del siglo XVI sabemos de las encarnizadas batallas que libraron los ejércitos de
Axayácatl para poder vencer a los aguerridos defensores de Cotaxtla.
Durante el siglo XVI se abrieron los caminos por la ruta de Córdoba-Orizaba, es
decir, por la margen derecha del río Atoyac o Cotaxtla. La población que existía era casi
la misma de la actualidad; había la leyenda de una joven princesa llamada Zacatzin, quien
no aceptó el cambio y que bajaba a la comunidad para hacer regalos a la gente. Todos los
días, después de los trabajos, íbamos a bañarnos al río, donde un anciano contó que
antes, después de la pesca comunal, el pescado lo cocían en calabazos, metiendo piedras
calientes casi al rojo vivo, dato etnográfico interesante porque se trata de un ejemplo
viviente de la época precerámica.
La zona arqueológica se ubica en el rancho del señor Dionisio Vásquez; a unos
500 metros de la zona había dos casas, una donde vivía don Nicho y la de su hermano
mayor. Como a unos 200 metros otra casita fue nuestro campamento. Era muy frecuente
que por las noches escucháramos los sorprendentes aullidos de los coyotes.
Afortunadamente Medellín y yo no éramos de origen citadino, aunque tampoco estábamos
acostumbrados a oír tanto coyote. La esposa de don Nicho nos daba de comer, guisaba
muy sabroso. Cuando se terminaron los trabajos Medellín le dijo a don Nicho que cuánto
se le debía por las comidas, sorprendido don Nicho contestó: “¡Pero cómo, aquí no
deben ni un solo centavo!” Los sorprendidos fuimos nosotros, porque después de tantas
atenciones no quisieron cobrarnos nada. Además, don Nicho le donó a Medellín una
preciosa cabecita de pato en amatista y unas cuentas de jade muy verde, nos dolió
despedirnos de esa familia que siempre recordamos con tanto afecto.
En marzo y abril de ese mismo año se trabajó en la zona arqueológica ubicada en
la congregación de Remojadas, perteneciente al municipio de Soledad de Doblado, en
plena zona semiárida central. Fue el primer sitio que se exploraba en esa área, el cual
aportó material de gran trascendencia para la arqueología veracruzana del Totonacapan
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Primeras temporadas de campo
central, puesto que se evidenció una secuencia cultural desde el Horizonte Preclásico
hasta el siglo IX de nuestra era. La trinchera “A” resultó prolífica, sus ofrendas aportaron
materiales que se consideran diagnósticos y que sirven como referencia para comparaciones
con otros sitios. Son ejemplo de los tipos “baño negro”, “baño guinda”, “baño rojizo”,
“café pulido”, tanto en platos, cajetes, ollitas, vasijas con asa vertedera con representaciones
fitomorfas y antropomorfas. Las figuras “Ojos grano de café”, “Ojos con dos depresiones”,
“Muy aplanadas con base en U”, entre otras.
En el libro Cerámicas del Totonacapan –ojalá se reedite– se ve la foto de una serie
de figuras antropomorfas que seguramente integraban un grupo familiar; otro dato
interesante son las figuras con la posible representación del Sol, la Luna y Venus. Remojadas
en su cerámica posee datos verdaderamente interesantes, como la segura representación
de Ehécatl y Xipe-Tótec. En cuanto al Clásico, cerámicas que ahora son diagnósticas
para su fechamiento y coetaneidad con otras culturas.
En ese mismo año, pero en la segunda semana de octubre, se realizaron las
primeras excavaciones en la Isla de Sacrificios, porque luego se hicieron en la segunda y
tercera semana de junio de 1951. Aún recuerdo que sus amigos del INAH le insinuaban
a Medellín: “Pero Fonchito”, porque así le decían, “si Sacrificios ha sido muy explorado
y saqueado, qué vas a hacer allí”, pensando en que sería un futuro fracaso. Sin embargo,
los resultados fueron otros. Se contó con la amplia ayuda del Capitán de Altura Marcelino
Tuero Molina, director de la Escuela Náutica Mercante “Fernando Siliceo”. Entonces
conocí también al ingeniero Ernesto Domínguez, uno de los grandes meteorólogos que
ha tenido México, amigos del profesor Alfonso Valencia, compañero en la Normal del
maestro Melgarejo. También la valiosa colaboración de los estudiantes de la Náutica,
quienes nos trasladaron a la isla y nos surtieron de lo que nos hacía falta.
No olvido el regreso a Veracruz al finalizar los trabajos en el mes de junio; el mar
estaba “arbolado”, como dicen los marinos. A mí me tocó en el segundo viaje con los
trabajadores que eran de Palmas de Abajo, tierra de Melgarejo, la mayoría jóvenes, uno si
mal no recuerdo era mayor, el tío Toño, como buenos jarochos todos alegres. El mar
estaba “arbolado”, los estudiantes nos decían “no se preocupen, que no va a pasar nada”;
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Primeras temporadas de campo
pero a media travesía, varios de los palmeños empezaron a marearse y a vomitar, los
lamentos eran variados, como “¡ay hijo de la...! ¡para qué comería tanto!” Para la mayoría
de los trabajadores y estudiantes, ya en tierra, en el atracadero de la escuela, fue un
motivo de risas y burlas.
En una de las temporadas estuvo el maestro José García Payón, quien conociendo
los antecedentes de la isla estaba un tanto preocupado. Después del tercer día todos
disfrutamos los hallazgos y la estancia; cuando sentíamos calor caminábamos unos metros
para mojarnos en las frescas aguas. Como es de todos conocido, porque se publicó el
trabajo, los resultados fueron satisfactorios. En el Pozo 1, a 2.80 m de profundidad, se
encontró material que corresponde al Horizonte Preclásico de Remojadas Inferior, lo
que permitió a Medellín afirmar que la presencia totonaca estuvo desde siglos antes de la
era. Por el material de otras trincheras, Medellín comprobó la constante presencia totonaca
hasta el siglo XVI. Las evidencias siguieron apareciendo, por ejemplo, el entierro secundario
Alfonso Medellín Zenil (al centro, arriba) acompañado por Eusebio García, Roberto Williams, Ana BerthaGarcía, Juan Sánchez, Hilario Medel, Fernando Winfield Capitaine, entre otros.
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Primeras temporadas de campo
núm. 8 de la Trinchera 2 tuvo como ofrenda 35 piezas, entre ellas dos figuras sonrientes,
que corresponden a la fase final del Clásico Tardío, pero sin la belleza que caracteriza a
estas figuras, es decir, corresponden a tipos decadentes, semejantes a las que encontré,
casi superficialmente, en El Zapotal.
En cuanto a la Etapa Renacentista o Postclásico Temprano, que va de 900 a
1200, se encontraron hermosos vasos cilíndricos con soporte de pedestal de cerámica
anaranjada fina, los mismos vasos con decoración Isla de Sacrificios II; también preciosas
copas con soporte de pedestal. Muchas de estas piezas muestran un brillo metálico, típico
de las cerámicas plomizas. Las del Clásico Tardío cobran verdadera trascendencia porque
muestran elementos decorativos que datan del Preclásico Superior y siguen en el Clásico
Temprano, elementos de este horizonte se continúan en el siguiente y algunos del Clásico
Tardío son el antecedente de tipos cerámicos de la etapa Renacentista, como los que dan
origen a los tipos Tres Picos e Isla de Sacrificios.
En el año de 1951, inició Medellín los trabajos en la zona arqueológica de
Quiahuiztlan, fortaleza ubicada en las inclinaciones del lado oriental de ese hermoso
peñón. Nos instalamos en el lado sur del cementerio oriental. Nos protegíamos en una
casa de campaña de lona, desde luego de esa época. Sólo se entraba por una pequeña
puerta, en ella cabían tres catres de campaña; los trabajadores eran de Palmas de Abajo.
Después de parar los trabajos a la una de la tarde, todo mundo miraba hacia el camino
donde ahora pasa la carretera; daba gusto ver al tacualero montado en su caballo, pero
aún teníamos que esperar, todos con la tripa vacía, un poco más de media hora para que
llegara hasta arriba. La comida era además para la cena y el desayuno.
La esposa de Margarito, doña Chofi, guisaba muy sabroso, era la responsable de
mandarnos los alimentos. La comunidad más cercana era El Viejón, a cuyo río bajábamos
todos los días para bañarnos y donde Margarito Melgarejo, que era el aguador, llenaba las
ocho latas varias veces al día y las cargaba en dos burros, según la cantidad de agua que se
necesitara. Alimentos no nos faltaban. Dos o tres veces por semana comíamos carne de
monte: tejón, mapaches y chachalacas, a veces zorrillo. Los sábados en la noche bajábamos
a la Laguna del Llano y en menos de dos horas nos llenaban dos latas de jaibas.
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Primeras temporadas de campo
En esa temporada se exploraron 78 tumbas, se consolidaron 3 y se restauraron
12. Desgraciadamente todas estaban violadas y destruidas, muy pocas conservaron intacta
su cámara funeraria; por su reducido espacio contenían generalmente vértebras, huesos
cortos y fragmentos de cerámica. En algunas tumbas se encontraron fragmentos de
cerámica del tipo Tres Picos usado en la mezcla.
Después de trabajar aquí nos bajábamos al Viejón, la comunidad actual casi tiene
la misma población que la de antes, asentada en la margen derecha del río. La zona se
ubica dentro de la propiedad de don Constancio Torres, persona muy apreciada, siempre
dispuesta a colaborar con nosotros. Los montículos son de tamaño pequeño, mediano y
grande, entre un hermoso y tupido ojital. El material correspondió al Preclásico y al
Clásico Tardío, por ejemplo, el entierro primario de la Trinchera I, o la ofrenda del entierro
secundario de la misma trinchera, con hacha votiva y un yugo liso.
Después del Viejón nos pasamos a la Villa Rica, otra vez en despoblado; pero
con bonita vista al mar. Instalamos el campamento junto a una higuera que todavía existe.
Los primeros trabajos que dispuso Medellín fueron desmontar el sitio donde está la
fortaleza y hacer un pozo cerca de la playa junto al paredón. Afortunadamente el agua no
salió tan salobre, servía para nuestras necesidades. Nuevamente disfrutamos la sabrosa
comida de doña Chofi, sólo que no veíamos llegar al tacualero. Aunque estábamos junto
al mar, nunca nos atrevimos a meternos, porque a todas horas andaban los tiburones
cerca de la orilla. Sin embargo, disfrutábamos ver saltar los cardúmenes de sábalos fuera
del agua, perseguidos por los tiburones dejaban ver el resplandor de sus plateadas escamas.
No hubo semana en que dos o tres veces las olas arrojaran a la playa a un sábalo muerto
de enorme mordisco, siempre aprovechado por los trabajadores, que sacaban de él enormes
postas, que después disfrutábamos asadas a las brasas.
Terminado el desmonte, se procedió a excavar la tierra para descubrir el arranque
de los cimientos, su profundidad no excedió del metro. Medellín inició el levantamiento
del plano. En la remoción de la tierra se encontró cerámica indígena como los tipos
Quiahuiztlan, Tres Picos, asociada con la española en colores azul, blanco y verde, y
muchos clavos. Del otro lado de la higuera, en un declive, era frecuente encontrar
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Primeras temporadas de campo
Manuel Torres Guzmán. Profesor normalista y Maestro en CienciasAntropológicas por la Universidad Veracruzana. Junto con Alfonso Medellín,realizó excavaciones en la Zona Semiárida Central de Veracruz. Entre sus trabajosen la región de La Mixtequilla destaca el proyecto arqueológico que coordinóen El Zapotal, donde se encontró un extraordinario conjunto escultórico entorno a la representación del Mictlantecuhtli (“señor del lugar de muertos”).
fragmentos de cerámica indígena y española. Después se trabajó en Cacalotlan, cerca de
Palmas de Abajo.
En enero de 1952, arrancaron los trabajos en Alvarado, al principio estábamos
felices porque comíamos pescado y mariscos cuando queríamos, pero después de una semana
le dábamos vuelta a los restaurantes para huir de ese olor y buscar otro tipo de comida.
Creo que fue en el patio de una casa donde se iniciaron las excavaciones. Aquí los resultados
fueron buenos, se encontró cerámica de los horizontes Preclásico y Clásico Tardío; del
Preclásico figuras y cerámicas diagnósticas de ese horizonte, la cerámica del Clásico Tardío
también fue muy interesante, sobre todo en cerámicas diagnósticas como la Anaranjada sin
desgrasante. Terminamos en Alvarado y nos trasladamos a Cosamaloapan para seguir con
el plan de trabajo que tenía Medellín. En Cosamaloapan, los trabajos fueron en El Corte.
En marzo de 1952, se inició la segunda temporada de campo en Quiahuiztlan.
Ya no tuvimos tantas sorpresas como en la primera temporada, cuando, entre otras,
matamos varias serpientes de cascabel y nauyacas. Una noche uno de los trabajadores
escuchó un ruido, todos dijeron que era de una cascabel; se tuvo que sacar de la casa
todas las bolsas de cerámica para matar a la serpiente. En lo sucesivo no se guardaron
más bolsas adentro. Medellín y yo en las noches nunca dejamos de alumbrar debajo de
los catres.
Fue el último año que trabajé como Ayudante de Arqueólogo. Fueron tres años
de intensas exploraciones, recorriendo y conociendo comunidades y zonas arqueológicas
con Medellín, casi siempre a pie en compañía del maestro Melgarejo. Regresé a la ciudad
de México, volví a Xalapa y en 1957 ingresé a la Escuela de Antropología de la Universidad
Veracruzana, para incorporarme en 1961 como arqueólogo, hasta la fecha.
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Primeras temporadas de campo
Sergio Vásquez Zárate
Las delimitaciones geográfico-culturales en la obra de AlfonsoMedellín Zenil
La obra intelectual del maestro Medellín ha sido analizada parcialmente en diversos
eventos.1 Sin duda, muchas de sus propuestas siguen siendo básicas para la enseñanza de
los futuros arqueólogos de la Escuela (hoy Facultad) de Antropología de la Universidad
Veracruzana, que él dirigió en su primera etapa. Otras han sido cuestionadas, a veces
injustamente, pues es necesario tomar en cuenta el contexto de su formulación. Por
ejemplo, cuando detectó cerámicas del Clásico en sus excavaciones practicadas bajo algunos
monolitos olmecas que serían trasladados al Museo de Antropología de la ciudad de
Xalapa, de donde derivó por asociación una cronología que hoy es casi inaceptable por
ser demasiado tardía. No obstante, es innegable que la arqueología moderna de la costa
del Golfo tiene una de sus bases más vigorosas en la aportación de este investigador
nacido en tierras veracruzanas.
Luego de concluir su carrera de profesor normalista, el maestro Medellín Zenil
fue becado por el gobierno del estado, gracias a la intervención del profesor José Luis
Melgarejo Vivanco, para estudiar la carrera de Arqueología en la Escuela Nacional de
Antropología e Historia. Allí recibió una formación sólida y, por supuesto, se instruyó
con los paradigmas teóricos que prevalecían en esos años. Si bien los modelos historicistas
y culturalistas estaban dando paso a un enfoque funcionalista de la cultura, se consideraba
claro que entre las metas cognitivas del investigador debía procurarse un proceso
clasificatorio del artefacto en términos de su grupo cultural, época de manufactura y
CONTRAPUNTO No. 7 enero-abril 2008
1 Véase, por ejemplo, Raúl Hernández Viveros, “Vida y Movimiento de Alfonso Medellín Zenil”, enAntropología e Historia en Veracruz, Xalapa: Gobierno del Estado de Veracruz/Instituto de Antropología de laUV, 1999, pp. 385-403; Sergio Vásquez Zárate, “Hacia una redefinición del concepto Totonacapan”, enAntropología e Historia en Veraruz, op. cit., pp. 323-336.
18
Las delimitaciones geográfico-culturales
funcionalidad, es decir, la aplicación del modelo de la Triple Base que Vere Gordon
Childe había formulado a principios de la década precedente.
Durante la primera mitad del siglo XX, la influencia de pensadores como Clark
Wissler y Alfred Kroeber impulsó la determinación de las áreas culturales como una base
para comprender las diferencias históricas en las antiguas poblaciones de América; a
partir de esa propuesta inicial, algunos actores intentaron definir la expansión geográfica
mediante la presencia de rasgos, elementos o complejos culturales. En 1943, cuando Paul
Kirchoff propuso su célebre ensayo “Mesoamérica, sus límites geográficos y culturales”,
la Smithsonian Institution, con Matthew Stirlig, Philip Drucker y Clarence Weiant,
publicaba las primeras secuencias estratigráficas sistemáticas para la costa del Golfo.
Pero prevalecieron los marcos taxonómicos tendientes a descubrir la extensión geográfica
de las antiguas culturas, entendidas en términos de grupos étnicos diferenciados por un
estilo peculiar en su repertorio de artefactos, principalmente cerámicos. En ese entonces,
ésta era la principal metodología para indagar sobre la cronología, la filiación cultural y la
funcionalidad, que se suponía eran datos inherentes en las evidencias materiales. Con esa
premisa se debía proceder a trazar los límites geográficos y temporales y afinar, dentro de
la superárea cultural mesoamericana, las especialidades formales, los estilos y complejos,
en unidades menores: áreas, subáreas y regiones.
Hacia 1960, la configuración cultural que el territorio veracruzano había tenido
en la época prehispánica parecía definida en una división tripartita: olmecas por el sur,
totonacos en el centro y huastecos en el norte. Sin embargo, la heterogeneidad étnica que
aún es visible en la entidad, sugiere una configuración mucho más plural en el tiempo y el
espacio, como también se observa en la diversidad de los acervos arqueológicos. ¿Cómo
sostener la presencia de tres culturas en el extenso territorio que hoy ocupa Veracruz,
cuando aún encontramos al menos 13 grupos indígenas con identidades étnicas y
lingüísticas claramente definidas?
En el sur del estado, aún tenemos grandes problemas para identificar a la población
del Horizonte Postclásico, lo que sin duda constituye un problema de muestreo y de
tipología en la investigación arqueológica; sin embargo, debe reconocerse que durante
19
Las delimitaciones geográfico-culturales
los últimos 20 años ha habido un interés constante para documentar múltiples aspectos
de la cultura olmeca y ha habido enormes avances en la comprensión de los patrones de
asentamiento y su configuración política, en estudios sobre la escultórica y la actividad
ritual. En contraste, el vasto territorio llamado huasteco sigue siendo sin duda la porción
del estado menos conocida. Estudios indican que no existe una uniformidad “huasteca”
y que en el futuro será posible encontrar complejos diferenciados con posibles
implicaciones pluriétnicas.
En cuanto al centro de Veracruz, existen contrastes en la profundidad y temáticas
de investigación. La edición de Cerámicas del Totonacapan, de Medellín, publicada en 1960,
auguraba la articulación de un modelo cognitivo propicio para entender las diferencias
en el repertorio arqueológico y explicar los procesos culturales intrínsecos. Sin embargo,
el avance de las investigaciones, los datos y las evidencias recuperadas en el centro de
Veracruz han mostrado claras disociaciones cronológicas, estilísticas y espaciales, lo que
lleva a dudar del carácter cultural homogéneo.
Como es sabido, la vinculación entre evidencias materiales e identidades
cronológicas suele ser endeble, porque esta vía inductiva puede proporcionar una falsa
idea diagnosis.
El problema de clasificar los materiales arqueológicos como base para determinar
una filiación étnica se ha acentuado ante la variedad de estilos y tipos cerámicos. Por ello,
convendría revisar la distribución de los complejos presumiblemente distintos de la cultura
totonaca prehispánica:
• Yugos, palmas y hachas votivas
• Complejos de figurillas llamadas “dioses narigudos”
• Complejo de figurillas sonrientes
• Estilo arquitectónico y escultórico de El Tajín
• Cerámicas de pasta fina, crema, naranja o marfil, de buena cochura y acabado,
entre los cuales sobresalen los tipos Tres Picos, Quiahuiztlan e Isla de
Sacrificios, con sus variantes.
20
Las delimitaciones geográfico-culturales
En primera instancia debemos recordar que estas manifestaciones no necesariamente
son sincrónicas, por lo que también debe considerarse las variantes temporales. El mismo
Medellín descubrió estas disociaciones en lo que para él era territorio totonaco, y con
prudencia anotó: “aún no se tienen los datos suficientes que permitan elaborar un mapa
arqueológico en el cual se muestre la ocupación del Totonacapan en sus diversas etapas
culturales”.2 Afortunadamente, en sitios como El Tajín, Plaza de Toros, Colonia Ejidal, o
en algunos centros de La Mixtequilla, se ha avanzado en la seriación cronológica gracias
a fechamientos absolutos, para reafirmar o modificar las secuencias culturales y las
clasificaciones tipológicas. Por otra parte, la identificación de zonas geográficas al interior
del centro de Veracruz, que realizaron Sanders, el mismo Medellín, Coe, Payón, Torres y
más recientemente, Daneels, León y Stark, proporciona un marco espacial donde es
posible representar variaciones más sutiles en la presencia, ausencia y frecuencia de
diagnósticos arqueológicos.
Por ejemplo, en el complejo de “yugos, palmas y hachas”, esculturas votivas
asociadas al juego de pelota, es evidente que no mantienen patrones similares en sus tres
versiones. Esto ya había sido notado por Tatiana Proskouriakoff, quien subrayó la
disociación en tiempo y espacio. Un ensayo estilístico sobre las palmas, de Luis Sánchez
Olvera, sugiere que las diferencias temáticas de estas esculturas tienen patrones específicos
de distribución. Es interesante notar que la Sierra de Chiconquiaco parece jugar un papel
importante para distinguir la presencia o ausencia de dos estilos, aunque ambos suelen
ser fechados para la fase tardía del Horizonte Clásico y, por lo tanto, son coexistentes con
una parte del auge de El Tajín.
Al igual que el maestro Medellín, otros arqueólogos han optado por una alternativa
que recurre al mismo modelo de taxonomía espacial, pero que precisa mayor detalle en
cuanto a las zonas de distribución de tipos cerámicos, artefactos o estilos específicos. Por
ejemplo, se ha tratado de precisar las áreas de expansión de la llamada cultura de Remojadas,
los límites de La Mixtequilla, los patrones de dispersión de la escultura menor, como las
2 Alfonso Medellín Zenil, Cerámicas del Totonacapan. Exploraciones arqueológicas en el centro de Veracruz, Xalapa:UV, 1960, p. 3.
21
Las delimitaciones geográfico-culturales
llamadas “palmas” o la distribución de
sitios con arquitectura comparable a El
Tajín. En cada caso, es evidente que los
elementos que se ha considerado
diagnósticos no comparten patrones
simultáneos ni coetáneos, de manera que
en el heterogéneo escenario geográfico del
centro de Veracruz, también existe una
diversidad cultural y procesual que, en
efecto, debe afinarse sistemáticamente.
Las diferencias más conspicuas
son evidentes a partir de la etapa
Protoclásica, como es visible en la
cerámica negativa y en los tipos tardíos de
colección diferencial. De la misma manera, es claro que al norte de la Sierra de
Chiconquiaco la frecuencia de los llamados dioses narigudos disminuye drásticamente en
contraste con el centro-sur de Veracruz, y particularmente con la Zona Semiárida, donde
este tipo de figurillas se ha recuperado con abundancia. En cambio, al norte de la Sierra
de Chiconquiaco, como en El Cuajilote y El Pital, se ha encontrado figurillas fálicas que
García Payón incluyó en su complejo Acateno, y que son poco frecuentes al sur del
contrafuerte montañoso.
Para el Clásico Tardío, también existen otros patrones diferenciados, como la
abundante presencia de la cerámica de bandas ásperas en el centro-norte, hasta el río
Cazones. Es en esta área donde existen ejemplos de arquitectura con nichos y cornisa
volada, al estilo de El Tajín, elementos que abundan hasta el Horizonte Postclásico
Temprano. Esto es visible en Yohaulichan, Xiuhtetelco, Corralillos, Tuzapan, Pompeya y
Zacate Colorado, y otros sitios comprendidos entre el río Cazones y la Sierra de
Chiconquiaco. Los diseños con escenas relacionadas con el juego de pelota, como el
sacrificio por decapitación, alcanzan un alto grado de maestría en los bajorrelieves de
22
Las delimitaciones geográfico-culturales
El Tajín, y esta temática tiene equivalentes en la escultórica de Aparicio o en la pintura
mural de Las Higueras, pero aún no se ha documentado casos comparables al sur de la
Sierra de Chiconquiaco, ámbito donde hay sitios relevantes como Mozomboa, Quiahuiztlan
o Zempoala. Cabe mencionar que recientemente hemos detectado una línea de sitios con
canchas de juego de pelota a lo largo del río Los Pescados-La Antigua, incluyendo sitios
como Jalcomulco, Apazapan, Agua Caliente, El Pueblito y El Crucero, pero la arquitectura
difiere con El Tajín y además no se ha recuperado elementos escultóricos, ni se ha
descubierto en ellos pintura mural.
En el centro-sur destaca la presencia del complejo de caritas sonrientes, y en
algunos sitios, figurillas mayoides de pasta fina. Para el Epiclásico, este tipo de material
cobra auge y se difunde durante el Postclásico. Sin embargo, en La Mixtequilla es escasa
la presencia de cerámicas de llamado “complejo costero de pastas finas”, abundante en
torno a la cuenca de Actopan e Isla de Sacrificios y otros sitios posclásicos. En contraste,
la escultura monumental en terracota, que distingue a El Zapotal, El Cocuite y otros
sitios de La Mixtequilla, es poco frecuente en las otras zonas que Medellín definió dentro
del Totonacapan, con algunas excepciones en la cuenca de Jamapa, donde también se
han detectado cihuateteo elaboradas en barro.
Finalmente, quisiera destacar el rango de dispersión de estelas y otros monumentos
pétreos con inscripciones, que se extiende en un área comprendida desde Cerro de las
Mesas, en La Mixtequilla, hasta los flancos de la Sierra de Los Tuxtlas. Varios casos de
esta escultórica despliegan fechamientos en serie inicial o cuenta larga, notable invención
que no se ha detectado en la Zona Semiárida ni en otros sitios Protoclásicos o Clásicos
del centro de Veracruz, pese a la importancia calendárica como sistema complejo de
registro.
Para concluir, la supuesta homogeneidad de la división tripartita es claramente
insostenible, pero la caracterización espacial de los complejos ha dejado de ser una prioridad
en los objetivos de los proyectos contemporáneos. Sin embargo, la base empírica ahora
disponible permitiría esbozar, como apuntaba Medellín, “las fluctuantes demarcaciones”,
que no son necesariamente retracciones o expansiones de la cultura totonaca, pero sí
23
Las delimitaciones geográfico-culturales
tiene implicaciones culturales. Por su
parte, Cerámicas del Totonacapan. Exploraciones
en el centro de Veracruz es una obra extraor-
dinaria para su época y actualmente
mantiene su valor como texto de referen-
cia, fuente básica para entender la
construcción de las primeras cronologías
sistemáticas en la porción central de la
entidad. Ciertamente existen fases donde
es necesario brindar mayor precisión:
como es el caso de la transición del
Formativo al Clásico Temprano, la trans-
formación Epiclásica y la imbricación del
llamado Complejo Mixteca-Puebla sobre
el Complejo de pastas finas del Golfo, es decir, el lapso comprendido entre los periodos
Renacentista e Histórico del maestro Medellín. Además, es innegable que el libro caracteriza
y define un amplio repertorio tipológico que, en términos generales mantiene una
cronología relativa correcta. Esperamos que la Universidad Veracruzana auspicie una
nueva edición, en justo homenaje al fundador y baluarte del Museo, Instituto y Facultad
de Antropología de Veracruz, entidades hermanas que celebran medio siglo de fructífera
existencia.
Sergio Vásquez Zárate. Antropólogo por la Universidad Veracruzana yMaestro en Arqueología por la ENAH, candidato a Doctor por laUniversidad del País Vasco. Ha trabajado en varios sitios del país, enfocándoseen el centro del estado de Veracruz y publicado artículos sobre asentamientosprehispánicos y coloniales; con Sara Ladrón de Guevara coordinó la ediciónde los libros Arqueología del Centro y Sur de Veracruz y Dualidad.
24
Los trabajos de Medellín Zenil en la región de Maltrata
Yamile Lira López
Los trabajos de Medellín Zenilen la región de Maltrata: nuevosavances
En 1854 se dio a conocer nacional e internacionalmente el primer vestigio cultural de la
época prehispánica de Maltrata: “el Monolito de Maltrata”, publicado por Manuel de
Segura. Esta descripción motivó a que numerosos estudiosos de la historia antigua llegaran
a la región movidos por el interés para conocer y estudiar, en principio, el monolito.
Sin embargo, al arqueólogo Alfonso Medellín Zenil le correspondió rescatarlo
del deterioro natural y humano de los solares de Maltrata en 1961 y colocarlo en una de
las salas del recién creado Museo de Antropología de la ciudad de Xalapa, para su
conservación y difusión, y sigue expuesto en el actual Museo. Con el conocimiento de
este descubrimiento se establece que Maltrata tiene una historia muy antigua remontándose
a la época prehispánica.
Antecedentes
Revisando los antecedentes se encontró que la noticia más antigua sobre el monolito de
Maltrata la da Manuel de Segura en sus Apuntes estadísticos del distrito de Orizaba, escritos en
1839 y publicados hasta 1854. Dice Segura que en un solar estaban “unos peñascos
grandes” con las figuras grabadas que a los lugareños les parecían soldados por sus botas
de campaña, casaca larga y fusil. Según la explicación popular, eran “los primeros soldados
conquistadores”; comenta también que los grabados eran bien cuidados por los habitantes.1
CONTRAPUNTO No. 7 enero-abril 2008
1 Manuel de Segura, “Apuntes estadísticos del distrito de Orizaba de 1839”, en Boletín de la Sociedad Mexicanade Geografía y Estadística, t. IV, Orizaba, 1854, p. 37.
25
Los trabajos de Medellín Zenil en la región de Maltrata
Años después, en 1867, Joaquín Arróniz publica Ensayo de una historia de Orizaba
donde presenta el dibujo de dos rocas con grabados,2 de las cuales hasta el momento sólo
se conoce una: la que trasladó Medellín al Museo de Xalapa. En 1905 Leopoldo Batres
recorre la región de Orizaba, rescata la estela de Orizaba que ahora se encuentra en el
Museo Nacional de Antropología y nos dice que las rocas de Maltrata son de pizarra gris,
y que en una de ellas está representado Quetzalcóatl, agrega que fue esculpida por la
misma gente que construyó Xochicalco y menciona además la existencia de una zona
arqueológica con pirámides y plataformas.3
Herbert Spinden en 1913 estudia el arte de los mayas y encuentra una influencia
maya en las estelas de Tepatlaxco, Huilocintla y Alvarado, y el uso de barras y puntos en
los monolitos de Maltrata le hacen suponer que pertenecen a esa influencia maya.4
Krickeberg menciona que fue hecho por pueblos mayoides, intermediarios entre los mayas
y los grupos del altiplano central, encontrando similitud con Xochicalco.5
Cayetano Rodríguez Beltrán en 1927 describe, con más detalle que los anteriores
visitantes, algunos montículos y los dos monolitos que estaban a unos ochocientos metros
al norte del pueblo. Sobre el estado de conservación agrega que uno de los relieves estaba
ya muy erosionado por la lluvia y el sol pero en el otro se observaban bien los grabados
aunque con impactos de piedras, por lo que propuso cercarla con alambre o trasladarla al
Museo Nacional.
También había una explicación popular del significado de los grabados. Se decía
que cuando los tlaxcaltecas ocupaban la región, fueron sometidos por los aztecas durante
el reinado de Moctezuma I, éste había mandado a quemar el pueblo porque la gente se
negó a pagar tributo alguno; este suceso quedó grabado en la piedra, pues el guerrero que
2 Joaquín Arróniz, Ensayo de una historia de Orizaba, dos tomos, estudio preliminar de Leonardo Pasquel,México: Citlaltépetl, 1959, pp 1-61.3 Leopoldo Batres, La lápida arqueológica de Tepatlaxco-Orizaba, tipografía de Fidencio Soria, México, 1905,pp. 13-14.4 Herbert Spinden, A study of Maya Art. Its subject, mater and Historical Development, vol. III, Cambridge: HarvardUniversity, Memoirs of the Peabody Museum of American Archaeology and Ethnology, 1913, p. 231.5 Walter Krickeberg, Los totonaca. Contribución a la etnografía histórica de la América Central, México: SEP, 1933,p. 150.
26
Los trabajos de Medellín Zenil en la región de Maltrata
se ve de pie con una especie de antorcha humeante en la mano parece apoyar esa
interpretación. Quizá los habitantes quisieron dejar impreso el momento en que el pueblo
fue mandado a incendiar.6 Por eso el nombre original de Matlatlan significaría “pueblo
que arde”.7
Rodríguez hace además una descripción de los teteles de Maltrata y menciona la
existencia de un mapa de la zona arqueológica levantado por el inspector Carlos Betancourt,
valioso documento existente en el archivo técnico del Instituto Nacional de Antropología
e Historia, pues se ubica con gran exactitud la presencia de montículos y de las dos
piedras con relieves.
Ellen Spinden visita también Maltrata y publica sus observaciones en 1933.
Noguera realiza una inspección en 1930 y hace notar que nadie ha tenido la intención de
6 José Manuel Ramírez Loeza, Monografía de Maltrata, Ver., mecanoescrito, 1989.7 Cayetano Rodríguez Beltrán, Informe de la visita de inspección llevada a cabo en la zona de Maltrata, informemecanoescrito, Archivo técnico del INAH, México, 1927, p. 2.
27
Los trabajos de Medellín Zenil en la región de Maltrata
realizar excavaciones para determinar a qué clase de cultura pertenece. Menciona que hay
dos monolitos al norte del pueblo, en el barrio de San Juan:
Estas esculturas representan un guerrero con lanza y escudo delante de otro sujeto encuclillas con el signo del habla y un objeto que tiene en la diestra. Entre ambos personajesaparece una fecha de aparente carácter nahua, pero cuyo numeral muestra el sistema denumeración zapoteca y de Xochicalco. La otra piedra, que tiene la vista hacia los vientosdominantes ha sufrido tanto que apenas hoy son perceptibles algunas de sus figuras, perosu descripción completa se hace muy difícil.8
Noguera interpreta una escena como parte del culto a Quetzalcóatl y la otra como una
escena civil donde el guerrero de pie muestra sumisión abanicando al personaje arrodillado
que está hablando.9
Medellín Zenil en Maltrata
La intervención de Medellín en Maltrata en 1961 fue muy importante pues primero rescató
el monolito de su inminente deterioro y segundo porque fue el primero que realizó
excavaciones, aunque a manera de rescate; sin embargo, encontró materiales culturales
que le permitieron establecer parámetros para ubicar a Maltrata temporal y culturalmente
en el contexto de las culturas mesoamericanas. Esto se encuentra en un informe y una
publicación, aunque es de notarse que su trabajo publicado en La Palabra y el Hombre
tiene el carácter de informe. Por lo que escribe, Medellín realizó “repetidas visitas” al
valle de Maltrata que condujeron a planear el traslado del monolito al museo. De esas
visitas se tiene el reporte de 1952 donde escribe que con base en el sistema de numeración
de barras y puntos ubica los grabados en el periodo Clásico, del 100 a. C. al 900 d. C.10
8 Eduardo Noguera, Informe de la expedición a las ruinas del sur de Yucatán y las de Maltrata, Ver., Yucatán, Archivotécnico del INAH, t. CXLIII, 1930, p. 8.9 Eduardo Noguera, “Riquezas arqueológicas. Los petroglifos de Maltrata”, en Mapa, núm. 26, México:Mercurio, 1936.10 Alfonso Medellín Zenil, Distribución geográfica de la cultura de Remojadas, México: Archivo técnico del INAH,1952, p. 110.
28
Los trabajos de Medellín Zenil en la región de Maltrata
Medellín comisionó al licenciado Jorge Williams García, subdirector del Instituto,
para traer al museo el monolito en los primeros días de abril de 1961. Al iniciar una
excavación para acomodar la plataforma del vehículo al nivel de la base del monolito,
Williams vio fragmentos de huesos humanos y suspendió el trabajo. Fue así que en ese
año Medellín volvió a Maltrata. Aparentemente estos trabajos y su llegada causaron una
gran agitación entre la gente porque se juntaron muchos llamados por la campana porque
no querían que se llevaran “la piedra de la fundación”. Le costó tres días convencer a la
gente para que se lo llevaran. Actualmente todavía algunos pobladores de Maltrata
recuerdan el momento en que retiraba el monolito para ser trasladado a Xalapa. Muchos
de ellos platican historias comentando que se habían encontrado piezas de oro.
En cuanto a los relieves comenta: “hay en total 7 inscripciones calendáricas, de
las cuales tres son ilegibles… Esta manera de fechar es conocida en El Tajín, Cerro de las
Mesas, Xochicalco, etc., pertenecen pues al Horizonte Clásico Tardío de Mesoamérica.
Además del detalle arquitectónico de los nichos… el estilo escultórico es típicamente
totonaco de la época Clásica (Tajín) y como lo dejó señalado Batres hay semejanzas con
Xochicalco […]”.11
La segunda parte importante fueron las excavaciones pues descubrió restos de
tres individuos y diversos materiales de cerámica, obsidiana y cobre, del Posclásico Tardío
(1200-1519 d. C.). Cuando fue removida la roca estaba un fragmento de cerámica
“totonaca”, esto, junto con el estilo Tajín de la pirámide, le hicieron pensar que fueron
los totonaca del Clásico Tardío 600-900 d. C. quienes esculpieron el monolito. Como
Batres, Krickeberg y Noguera, dice que hay semejanza con Xochicalco, aunque también
con Tajín. Cree que está representando a Quetzalcóatl y el nombre calendárico 4
movimiento de Xolotl. Sin duda el reporte de Medellín es el mejor en cuanto a datos,
dibujos y fotografías que proporciona, y el más conocido entre los informes existentes.
11 Alfonso Medellín Zenil, “El monolito de Maltrata”, en La Palabra y el Hombre, núm. 24, Xalapa: UV, 1962,pp. 560-561.
29
Los trabajos de Medellín Zenil en la región de Maltrata
En las excavaciones se encontró, además, un par de figuras de cerámica aisladas que
fueron fechadas en el Preclásico 1500 a. C. -100 d. C.12
Al retirar el monolito encontraron dos entierros primarios con elementos culturales
muy interesantes: “Alrededor del cráneo y sobre el pecho había 52 puntas de flecha, un
fragmento pequeño de otra y dos navajitas de obsidiana. Dos cascabelitos de cobre y una
cuenta de piedra como pulsera en el brazo derecho. Sobre las piernas y pies una copa del
tipo laca Cholulteca […] abajo y entre la parte lumbar un cajete semiglobular del tipo
baño gris México […]13 un fragmento de figurilla de terracota, representando un cuerpo
femenino del tipo Arcaico o Preclásico que no pertenecía naturalmente al entierro”.14
Por los materiales ubica el
entierro en la fase tardía del horizonte
posclásico. “Los popolucas u olmecas
históricos, autores de este entierro de
eminente sentido cronológico deben
haber escogido el sitio frente al
monumento por tener conciencia de su
significado cronológico, aunque tal
calendario y modo de escritura estuviesen
fuera de uso y les fuere ininteligible.15
En la superficie donde descansaba
el monolito se encontró “[…]un
fragmento de cerámica del tipo “Bandas
ásperas” de la cultura totonaca clásica
tardía […]” y una figurilla del tipo E del preclásico superior de la Cuenca de México.16
Ahora el fragmento de bandas ásperas lo induce a pensar “[…] está indicando la época
12 Ibid.13 Medellín Zenil, op. cit., p. 557.14 Op. cit. p. 558.15 Ibid.16 Medellín Zenil, op. cit., p. 559.
30
Los trabajos de Medellín Zenil en la región de Maltrata
en que la roca se desprendió del cerro y se detuvo en el suburbio sur de la población que
en ese momento estaba ocupada por gente totonaca de la época Clásica Tardía, misma
que esculpió las dos caras más útiles de la roca”.17
De acuerdo con sus conocimientos de la arqueología veracruzana propone que
según “[…] la cerámica arqueológica del sitio inducen a creer que en Maltrata hay habitantes
con cultura agrícola avanzada, desde el Horizonte Preclásico […] hasta la actualidad”. El
pueblo que dejó los vestigios de la última etapa constructiva en las pirámides aludidas
debe haber pertenecido al grupo Olmeca Histórico o popoluca (autor del complejo
mixteco-Puebla) que bajó de los valles Puebla-Tlaxcala para fundar poblaciones como
Cotaxtla, Quauhtochco, Cerro de las Mesas, Piedras Negras, etc. Mismo que fue
conquistado por los chichimecas en 1176, y posteriormente sometido a la Triple Alianza,
cuando Moctezuma Ilhuicamina conquistó Orizaba-(Ahuilizapan), Cotaxtla-(Cuetlaxtlan),
etc., en el año 1450 […].18 Los comentarios posteriores sobre el monolito se basan en la
publicación de Medellín de 1962.
García Payón en 1971 dice que: “En Maltrata hay un monolito con un interesante
bajo relieve, con numerales de barras y puntos y la representación de una pirámide con
nichos y tableros. Éstos se parecen a los numerales y la arquitectura que aparece en el
monumento 1 del Tajín. La pirámide tenía una techumbre de paja”.19 En 1995 Rosa
María Reyna Robles publica un artículo donde presenta un bosquejo de los antecedentes
y describe numerosas estructuras de una visita que realizó al valle en 1985, agregando
comentarios interpretativos.
Existe la propuesta de que es una ceremonia relacionada con la toma de poder
de algún personaje o un evento astronómico.20 El aspecto astronómico está presente en
la serpiente emplumada que representa a Quetzalcóatl con una media estrella bajo su
lomo y el símbolo 4 movimiento, todo esto relacionado con Venus. Es posible que el
17 Ibid.18 Medellín Zenil, “El monolito de Maltrata”... p. 556.19 José García Payón, Archaeology of Nothern Mesoamerica, edited by R. Wauchope, G. Ekholm, and I. Bernal,University of Texas, 1971, p. 529.20 Agustín García Márquez, “El Monolito I de Maltrata”, México: mecanoescrito, 1995.
31
Los trabajos de Medellín Zenil en la región de Maltrata
monolito de Maltrata sea un “macroestilo” creado por los olmeca xicalanca, tomando
elementos de varias tradiciones culturales como Xochicalco, El Tajín, Teotihuacan y los
mayas.21
Otros elementos culturales en Maltrata observados por Medellín
Aunque lo “llamativo” era el monolito Medellín no deja de lado su observación y formación
antropológica, pues en su trabajo hace referencia al significado nahua de Matlatlan que
significa “lugar de redes”; y agrega una breve descripción de los vestigios arqueológicos:
“[…]cuenta con una docena de pirámides de sencillos cuerpos en talud, de las cuales la
mayor alcanza unos 10 metros de altura[...] no se conservan los estucos[...] los antiguos
pobladores usaron los someros declives para ubicar su centro ceremonial y sus chozas
habitables, reservándose el valle para los cultivos”.22
Después habla de un sitio vecino a 4 km al norte de Maltrata y en la cúspide de
un pequeño cerro existe La Laguna, que es un pequeño lago-cráter. Dice que hay varias
rocas andesíticas y las más grandes fueron utilizadas para esculpirlas toscamente y
aprovechadas para acondicionar un altar. Cerca del altar hay la cabeza de un felino de 3 m
de altura y a 3 m de distancia hay otra que tiene grabado la palabra “león”.
Este lugar había sido reportado por Arroyo en 1931 mencionando “[…] al este
los terrenos eriales de Tepeyacatitla o del “Malpaís”, en donde se advierten tres montículos
de tierra aún no registrados, que indican otro centro de civilización antigua, pues entre
los peñascales de este lugar se observan algunas figuras zoomórficas representando leones
y esculpidas burdamente en grandes piedras graníticas.23 Medellín dice que la visita a ese
lugar fue muy corta y puede ser un sitio de culto mágico popular, como brujerías. Por lo
interesante de este sitio y de las ruinas de Matlatlan el Instituto ha proyectado una
investigación a fondo.
21 García Márquez, op. cit.22 Medellín Zenil, “El monolito de Maltrata”... 24, p. 555.23 Miguel Arroyo Cabrera, “Informando sobre el descubrimiento de unas ruinas arqueológicas”,Departamento de monumentos artísticos, arqueológicos e históricos, México: mecanoescrito, 1931.
32
Los trabajos de Medellín Zenil en la región de Maltrata
Como buen antropólogo no dejó de observar la forma de vida en el tiempo que
él estuvo en Maltrata: “[…]la mayoría de las casas es de adobe y teja con piso de tierra[…]
con un patio o solar para el cultivo. el idioma oficial se habla con acento nahua aún por
mestizos que ignoran el idioma nativo”.24
Observa la extremada pobreza en la que vive la gente en el tiempo que retiró el
monolito: “El Ferrocarril Mexicano da ocupación y seguridad a numerosos jefes de familia,
pero también es muy importante la oportunidad que ofrece a los humildes para que en
las ventanillas de los trenes de pasajeros vendan alguna parte del producto de sus hortalizas
y comestibles que ofrecen con aguda algarabía, mientras el tren permanece frente a la
estación”.25
Hallazgos posteriores a 1961
Nuevos avances: el contexto del monolito
Después de que se traslada el monolito al Museo de Antropología, las visitas a Maltrata
por parte de investigadores son menos frecuentes, se reanudan oficialmente en 1995 por
parte del Centro-INAH-Veracruz más bien para evitar que se continúe con la remoción y
extracción de materiales (tierra y piedra) de las estructuras provocando con ello su
destrucción.26
A finales de 1989 se planteó un proyecto arqueológico formal titulado
“Arqueología del valle de Maltrata, Veracruz” aprobado por el INAH, a cargo de la autora
en representación del Instituto de Antropología de la Universidad Veracruzana, el cual
inició en febrero de 1999 con un recorrido de superficie intensivo, con temporadas de
campo y laboratorio, continuando en el 2007. Durante estos años se ha obtenido una
gran cantidad de datos que ubican al valle en una ruta de comunicación importante a lo
largo de por lo menos tres mil años, donde confluyeron diversos grupos culturales,
24 Ibid.25 Ibid.26 Fernando Miranda, Informe de comisión en Maltrata, Ver., México: Archivo Técnico del INAH, 1996.
33
Los trabajos de Medellín Zenil en la región de Maltrata
constituyendo un lugar importante en el contexto mesoamericano. Este proyecto
arqueológico formó parte, en sus inicios, de un proyecto multidisciplinario designado
“Entre la costa y el altiplano. Tres mil años de sociedad y cultura en el valle de Maltrata”,
coordinado por el doctor Carlos Serrano Sánchez del Instituto de Investigaciones
Antropológicas de la UNAM quien continúa trabajando en proyectos interdisciplinarios en
la región con la finalidad común de contribuir al avance en los estudios antropológicos
regionales.
Durante los trabajos arqueológicos se logró definir claramente el contexto espacial,
el paisaje, en el cual se encontraba el monolito. Al noroeste y cercano al lugar donde
estaba el monolito existe un cerro, en cuya cima se encuentra una serie de edificios de
piedra, éstos fueron mencionados por primera vez por Miguel Arroyo Cabrera en 1931,
quien le llama la ciudadela al conjunto de estructuras formadas por dos pirámides, un
montículo y tres plazoletas, y al cerro “Tonantzin” o la Mesita. “El lugar que ocupa esta
Ciudadela en la montaña es verdaderamente estratégico, pues desde allí se domina
perfectamente el hermoso y risueño valle de Maltrata”.27
Este cerro tiene una altura de 1 920 metros sobre el nivel del mar. Durante el
recorrido de la temporada 2001 se identificaron cuatro estructuras en la parte superior,
siete muros de contención a lo largo de la pendiente, tres terrazas y varias cuevas pequeñas.
Los edificios se construyeron en un espacio muy angosto lo que hace también que el
acceso hacia ellos y entre ellos sea muy estrecho y escarpado,28 por lo mismo no podía
estar mucha gente en este espacio, de manera que su uso fue restringido y posiblemente
haya sido un lugar de culto. Si se asocia este lugar con el monolito es posible que
corresponda cronológicamente con el periodo Epiclásico y Posclásico.
Por otro lado, el monolito se hallaba en el área que hemos identificado como el
sitio de Rincón Brujo o Rincón Tlaictic, que ocupa principalmente terrenos de cultivo y
una parte de la zona urbana. En esa superficie se localizó un conjunto formado por tres
27 Arroyo, op. cit.28 Yamile Lira López, Arqueología del valle de Maltrata. Resultados preliminares, México: UNAM-UV, 2004, p. 69.
34
Los trabajos de Medellín Zenil en la región de Maltrata
Yamile Lira López. Arqueóloga por la Universidad Veracruzana, obtuvoel Doctorado en lka, Universidad de Berlín. Investigadora del Instituto deAntropología de la UV y directora de un Proyecto Arqueológico en la Regiónde Maltrata. Ha publicado Prácticas Funerarias en la Costa del Golfo de México(en coordinación con Carlos Serrano Sánchez), Arqueología del Valle de Maltratay La cerámica de El Tajín (norte de Veracruz, México).
montículos que delimitan una plaza, además de otros tres montículos dispersos, 10
montículos pequeños entre terrazas, 11 muros verticales de contención recubiertos de
estuco, algunos rematados con piso de estuco y 52 terrazas.29 En la mayoría de los terrenos
encontramos abundante material cerámico del periodo Posclásico Tardío. Esto nos lleva
a pensar que el monolito se encontraba en un lugar asociado a materiales (generalizando)
del periodo Posclásico.
Comentarios finales
Alfonso Medellín Zenil dejó una huella importante en Maltrata al contribuir con sus
interpretaciones a la reconstrucción de la memoria histórica del lugar, además de rescatar
de la probable pérdida natural y/o humana un enorme bloque de piedra con relieves, que
expresan de alguna manera un suceso importante en la vida de un pueblo y del cual
numerosos estudiosos del pasado prehispánico han planteado interpretaciones diversas.
A pesar del poco tiempo que permaneció en Maltrata no dejó de expresar su
interpretación del lugar basada en los vestigios culturales que observó y rescató, de manera
que, tanto logró asignar a Maltrata (en el contexto mesoamericano) a una cultura, como
ubicarla en espacio y tiempo. Todo esto se plasma en su contribución más importante
para la divulgación del conocimiento que todos sabemos hoy en día no siempre es fácil o
rápida: la publicación en 1962 de “El Monolito de Maltrata, Veracruz”, un año después
de haber realizado el rescate, y que es un punto de partida básico e importante para todos
los interesados en continuar estudiando la historia prehispánica del valle de Maltrata.
29 Lira, op. cit., p. 71.
35
Los trabajos de Medellín Zenil en la región de Maltrata
Barbara L. Stark
Patrones espaciales cerámicos enla cuenca baja oeste del ríoPapaloapan
Antes que nada, quiero reconocer la bondad del maestro Alfonso Medellín Zenil por
ayudarme cuando apenas empezaba mi carrera en arqueología. Cuando llegué al estado
de Veracruz para mi primera investigación de campo, el maestro me prestó un mapa
viejo que tenía marcados muchos nombres de rancherías en el bajo Papaloapan. Esta
información fue útil para orientarme. En aquel entonces no había mapas buenos del área
ni fotos aéreas como después fueron elaboradas por la otrora Compañía Mexicana de
Aerofoto. Él me prestó su mapa, sin duda copia única, durante todo un año hasta que
pude regresar a Veracruz. ¿Quién entre nosotros tendría esta generosidad con una
estudiante recién conocida, además extranjera, empezando en arqueología? También me
recomendó el restaurante La Flecha Roja en Tlacotalpan, ¡buena sugerencia! Así reconozco
una deuda por su confianza, algo importante para fortalecer a una persona en sus primeras
tentativas de investigación en una disciplina. Es un honor participar con este ensayo para
avanzar en la arqueología de la región del centro de Veracruz, siempre una fascinación
personal y profesional del maestro Medellín.
La obra del arqueólogo Medellín Zenil es clave para la arqueología sur-central de
Veracruz. En particular, su libro Cerámicas del Totonacapan ha sido una base para entender
la secuencia cultural en la región del centro del estado. En un sentido, el título de la obra
no es idóneo, ya que el libro abarca mucho más que la cerámica. Ahora podemos preguntar
cuáles son las etapas siguientes necesarias para entender mejor la secuencia cerámica, y
cuáles son los conceptos que necesitamos para analizar la cerámica y su contexto.
En su obra, el arqueólogo Medellín tomó una perspectiva amplia, incluyendo
información tanto de las figurillas y esculturas, como de la arquitectura. Esta perspectiva
sintética es siempre importante. Sin embargo, en la época en la que el maestro investigó,
CONTRAPUNTO No. 7 enero-abril 2008
36
Patrones espaciales cerámicos en la cuenca baja oeste
casi no fueron desarrollados estudios de patrones de asentamiento, por lo que no incluyó
este tipo de información que ahora sí podemos agregar, inclusive los patrones
arquitectónicos de los centros cuidadosamente mapeados.
Por supuesto, Medellín reconoció la variación cultural, pero la describió en una
escala tan amplia que, en efecto, la cultura regional del Totonacapan en el Clásico fue
interpretada como uniforme. En la historia intelectual arqueológica reconocemos que
desde los años sesenta hubo un cambio de perspectiva muy difundida. La profesión
renunció a la idea de las culturas normativas y puso más énfasis en la variación cultural.
El arqueólogo Alfonso Medellín reconoció variantes culturales durante el Preclásico,
uno en la cuenca baja oeste del río Papaloapan, incluyendo el área denominada La
Mixtequilla.1 También para el Posclásico Tardío reconoció diferencias entre el sur-central
y lo demás del centro de Veracruz.2 Muestro que sus observaciones simplificaron la
cultura Clásica hacia un modelo uniforme, lo cual presenta problemas para entender las
sociedades antiguas.
Hay que pensar en las diferencias en la distribución de ciertos tipos de cerámica
según su área de producción y el sistema de distribución, y los efectos de los dominios
políticos en su distribución y en su rol simbólico. En cuanto a la arquitectura y el patrón
de asentamiento, también es necesario reconocer variación simbólica y comunicativa,
ligada a los poderes políticos.
En este ensayo discuto la distribución de la cerámica de alto valor, principalmente
cuencos decorados en la cuenca oeste del bajo Papaloapan (fig. 1). Primero, considero los
patrones arquitectónicos como una indicación del contexto político para la cerámica. Me
enfoco en el Clásico Tardío porque este periodo es apto para el tema. En éste, la cuenca
oeste del bajo Papaloapan parece haber tenido una división política, la cual contrasta con
el Clásico Temprano en el que Cerro de las Mesas parece haber sido el único centro
rector.
1 Alfonso Medellín Zenil, Cerámicas del Totonacapan. Exploraciones arqueológicas en el centro de Veracruz, Xalapa:UV, 1960, p. 8.2 Alfonso Medellín Zenil, op. cit., p. 138.
37
Patrones espaciales cerámicos en la cuenca baja oeste
Patrones arquitectónicos del Clásico Tardío y la división del área
En la cuenca oeste del río Papaloapan, Cerro de las Mesas perdió control sobre toda la
región aunque no estuvo completamente abandonado. El nuevo centro rector en el delta
del río Blanco es Los Azuzules (fig. 2), el cual también al parecer controló el Blanco río
arriba y posiblemente nuestra área de prospección en Los Tuzales, municipio de
Tlalixcoyan. Desconocemos la relación exacta entre Los Azuzules y El Zapotal dentro
del delta, pero la aparente ausencia de una cancha de juego de pelota en El Zapotal
sugiere un conjunto subsidiario, aunque de un tamaño físico destacado. Cerro de las
Mesas sigue con una ocupación y probablemente construcción en algunas plataformas.
Ciertas esculturas, las cuales están fechadas estilística e iconográficamente dentro del
Clásico Tardío,3 no son lo suficiente clasificadas para clarificar con exactitud cuándo
Cerro de las Mesas perdió su papel como centro rector. Como he sugerido, el delta del
3 Mary E. Miller, “Rethinking the Classic Sculptures of Cerro de las Mesas, Veracruz, Mexico”, en BarbaraL. Stark (ed.), Settlement Archaeology of Cerro de las Mesas, Veracruz, Mexico, Los Ángeles: University of California-Institute of Archaeology, Monograph 34, 1991, pp. 26-38.
Figura 1. La cuenca oeste del bajo Papaloapan, con las áreas de prospección en gris, con una línea rodeandocada conjunto arquitectónico y los nombres de los centros rectores del Clásico Tardío.
38
Patrones espaciales cerámicos en la cuenca baja oeste
río Blanco parece haber sido una “zona rectora” en donde la acumulación de arquitectura
monumental en una sucesión de grupos es el punto importante, sin implicar un rechazo
necesario de los conjuntos anteriores.4
Otros centros rectores se colocaron por el río Guerengo al sur del río Blanco y
en las paleodunas hacia el norte –Nopiloa y Los Ajitos-Los Pitos, respectivamente–.
Carecemos de prospección suficiente por las riberas del río Tlalixcoyan para evaluar bien
esta área intermedia del río Blanco y las paleodunas, pero desconocemos algún centro
4 Barbara L. Stark, “Formal Architectural Complexes in South-central Veracruz, Mexico: A Capital Zone?”,Journal of Field Archaeology, num. 26, 1999.
Figura 2. Mapa de Los Azuzules.
39
Patrones espaciales cerámicos en la cuenca baja oeste
rector equivalente a los otros mencionados. Quizá una parte de esta área fue fértil bajo el
dominio de Los Ajitos-Los Pitos en las paleodunas, dado que las dunas no tienen suelos
buenos de aluvión.
Posiblemente debemos reconocer un centro rector más, Nacastle-Patarata en el
manglar (el área monumental se llama Tío Perciliano). Esta comunidad es contemporánea
pero carece de un volumen de construcción monumental similar a los otros. Sin embargo,
Nacastle-Patarata contiene el centro más grande en el manglar durante el Clásico Tardío
que conocemos hasta ahora. Dado que hay ciertas diferencias cerámicas en comparación
con las áreas hacia el oeste del bajo Papaloapan, considero Nacastle-Patarata muy probablemente
un cuarto centro independiente, pero faltando los mismos recursos de terreno y mano de
obra para una inversión equivalente en la arquitectura monumental. No obstante, dejando
a un lado Nacastle-Patarata para restringir mi discusión, presento algunas observaciones
en cuanto a las diferencias arquitectónicas entre Los Ajitos-Los Pitos, Los Azuzules y Nopiloa.
En parte estos tres centros derivan su arreglo de manera histórica de patrones
anteriores. Annick Daneels5 ha nombrado el Plano Estándar del Clásico para describir la
repetición de un arreglo alrededor de una plaza, rodeado por un montículo cónico, uno o
dos montículos laterales, y una cancha de juego de pelota en línea con el cónico, con una
plataforma rectangular cercana. Hay más variación durante el Clásico Tardío. Al parecer,
algunas innovaciones fueron hechas independientemente por los gobernantes y sus
“arquitectos” en cada centro. Los Azuzules es el más fiel al Plano Estándar, con su
montículo cónico alto hacia el oeste, sus dos montículos laterales, y la cancha del juego
de pelota hacia el este –pero en este caso atrás de un montículo que parcialmente cierra
la plaza–. A diferencia de cualquier otro centro en la región, Los Azuzules presentan una
extensión elevada hacia el sur (casi un “sacbé”) para dar acceso a una plataforma casi
doscientos metros distante. El núcleo del centro está rodeado por un bajo profundo, que
en el pasado se mantenía tal vez lleno de agua durante todo el año.
5 Annick Daneels, El patrón de asentamiento del periodo Clásico en la cuenca baja del río Cotaxtla, centro de Veracruz.Un estudio de caso de desarrollo de sociedades complejas en tierras bajas tropicales, tesis de Doctorado en Antropología,México: Instituto de Investigaciones Antropológicas-UNAM, 2002.
40
Patrones espaciales cerámicos en la cuenca baja oeste
Nopiloa tiene los mismos ingredientes, pero colocados de manera distinta,
divergiendo del Plano Estándar y de Los Azuzules (fig. 3). Igual como en Los Azuzules,
el arreglo de Nopiloa aprovecha el agua para rodear el centro y controlar el acceso. En
Nopiloa el montículo cónico dominante se encuentra ubicado frente a una plaza con un
lateral (una variante del Plano Estándar). Distinto del Plano Estándar, la cancha de juego
de pelota está a un lado de la plaza central y paralelo a la plaza. Este arreglo no es común
con otro ejemplo en el río Cotaxtla en Colonia Ejidal.6 Una plataforma monumental hacia
el sur cierra la plaza, la cual tiene encima varios montículos no muy altos que parecen,
entre otras, tener funciones palaciegas. El montículo cónico dominante tiene dos
proyecciones bajas cerrando parcialmente la plaza central ubicada inmediatamente abajo
del montículo. Estas proyecciones aparecen en un conjunto subordinado en Los Pinchones
y son quizá características del área del río Guerengo. Otra innovación en Nopiloa es una
banqueta alrededor de una plaza ubicada inmediatamente hacia el sur del montículo
dominante. Sólo Los Ajitos, en su extremo sur, presentan una banqueta o pared baja.
En Los Ajitos-Los Pitos es aún diferente. Los interpreto como grupos gemelos
toda vez que los veo como complementarios y formando un “supergrupo”. Pudimos
mapear Los Ajitos con cotas de nivel, pero Los Pitos estaba envuelto en monte y sólo
logramos apuntar las posiciones de los montículos. Es posible que una parte de Los
Ajitos fuera construida antes del Clásico Tardío, pero no hubo ninguna indicación obvia
con base en nuestras colecciones de la superficie.
En la parte norte de Los Ajitos, hay un montículo cónico con dos laterales cortos,
pero este grupo y el centro carece de cancha de juego de pelota, salvo que el arado haya
destruido la evidencia y lo haya convertido en un montículo bajo ubicado de frente a la
plaza al lado sur. Más bien, Los Ajitos es una serie de montículos cónicos, con una
plataforma probablemente palaciega al norte, éste, como otros conjuntos monumentales
en la cima de las paleodunas, aprovecha la cumbre de una duna para obtener un
6 Annick Daneels, La cerámica de Plaza de Toros y Colonia Ejidal, Informe sobre las excavaciones realizadas en1984 en el marco del proyecto Exploraciones en el Centro de Veracruz, Archivo técnico del INAH, núm. decatálogo 29-83, México, 1988, mapa 11.
41
Patrones espaciales cerámicos en la cuenca baja oeste
promontorio, modificado por la construcción artificial. Como el agua superficial no existe
en las paleodunas, es típico que los conjuntos monumentales tengan un aljibe a un lado,
el cual aprovecha la vertiente del terreno arriba para colectar agua superficial de origen
pluvial. Los Ajitos, según la superficie visible hoy en día, carece de un aljibe grande
adyacente. El arroyo todavía visible en el lado oriental es de erosión. Sin embargo, hay
una complementariedad con Los Pitos. El aljibe ubicado al lado sureste de Los Pitos se
Figura 3. Mapa de Nopiloa.
42
Patrones espaciales cerámicos en la cuenca baja oeste
encuentra en una posición intermedia de los dos grupos. Además, Los Pitos tiene tres
juegos de pelota.
Otro aspecto complementario relaciona a los arreglos arquitectónicos. Los Pitos
tiene un énfasis arquitectónico en grupos de plataformas bajas alargadas rodeando una
plaza, tal vez con funciones administrativas. Aunque hay montículos cónicos, la mayor
parte de la construcción consiste en grupos de plataformas formando plazas cuadradas.
Los Ajitos presenta el reverso, con su preponderancia de montículos cónicos.
Para resumir, he tratado de indicar que para el Clásico Tardío la cuenca oeste del
bajo Papaloapan está dividida en tres o más entidades políticas, al parecer independientes,
dado que cada uno presenta innovaciones arquitectónicas individuales. Esta observación
es la base para comparar la frecuencia de tipos cerámicos en las colecciones de superficie
entre localidades, éstas son las paleodunas, el río Blanco, el río Guerengo y el manglar.
Dos áreas pequeñas, Canal 2 y La Loma, no son evaluadas debido a la escasez de cerámica
diagnóstica del Clásico y a su conexión política incierta con Azuzules o con Nopiloa.
Dentro de la localidad del río Blanco, podemos subdividir según el delta, las
riberas río arriba y el área de Tuzales, municipio de Tlalixcoyan. Aunque el área de Tuzales
se ubica en un tributario al río Tlalixcoyan, se encuentra muy cercana al río Blanco en un
área continua de aluvión. También, con base en las frecuencias cerámicas, es más su
afiliación con el río Blanco que las otras localidades. Por el río Blanco, estas subdivisiones
permiten considerar variación cerámica dentro de lo que probablemente fue el territorio
de Los Azuzules, pero esta variación no es mi enfoque. Concentro mi análisis en las
comparaciones entre las localidades principales.
Expectativas
La selección de tipos de cerámica decorada que fechan al Clásico Tardío se basa en
seriaciones y en asociaciones de materiales excavados.7 Como hay bastante continuidad
7 Kevin Johns, Courting Power : The Role of the Ballgame in the Western Lower Papaloapan Basin, Veracruz, Mexico,tesis de maestría, Department of Anthropology, Arizona State University, 2003; Barbara L. Stark y L. Antonio
43
Patrones espaciales cerámicos en la cuenca baja oeste
en la cerámica entre el Clásico Temprano y Tardío, hay algunos tipos de cuencos decorados
que traslapan los dos períodos, como el caso de la cerámica negativa (código 36, Caliapan
Resist ).8 Este análisis considera solamente tipos que son características del Clásico Tardío.
Por razones de espacio, no describo aquí detalladamente los tipos, y cuando es
posible, indico publicaciones donde hay más información. Tipos con cuencos decorados
son: anaranjado fino (código 43 y 34e, Mojarra Orange-gray, variantes no especificados),9
gris fino (código 38a, b, c, d, e, f, Prieto Gray-black, variantes no especificados),10 Falso
Negativo con baño anaranjado (54c, d, e, f, g),11 Blanco White (código 44),12 metálico
(código 25),13 Falso Negativo reversado (33b, c),14 Falso Negativo con baño anaranjado
cafetoso (código 54a, b),15 Policromo Tuxtlas (código 45b, l),16 Estrella Orange (código
33ª),17 y bajo-relieve de molde, varios tipos (código X17). Tipos utilitarios son Patarata
Coarse, variante 16m con baño más rosa o pálido con vetas grises,18 y comal café (Brown
Comal, código 1m, n).
Curet, “The Development of Classic-Period Mixtequilla in South-Central Veracruz, Mexico”, AncientMesoamerica, num. 5, Cambridge University Press, 1994; Barbara L. Stark (ed.), Classic Period Mixtequilla,Veracruz, Mexico. Diachronic Inferences from Residential Investigations, Monograph 12, New York: Institute forMesoamerican Studies-University at Albany, 2001.8 Barbara L. Stark, Patarata Pottery: Classic Period Ceramics of the South-central Gulf Coast, Veracruz, Mexico,Anthropological Papers of the University of Arizona, num. 51, Tucson: University of Arizona Press, 1989,pp. 12-27.9 Barbara L. Stark, op. cit., pp. 52-63.10 Ibid., pp. 47-52.11 Barbara L. Stark (ed.), Classic Period Mixtequilla, Veracruz, Mexico. Diachronic Inferences from ResidentialInvestigations, op. cit., p. 117.12 Ibid., pp. 109-110.13 Ibid., p. 112.14 Ibid., p. 117.15 Idem.16 Ibid., p. 114.17 Ibid., p. 118.18 Ibid., p. 119.
44
Patrones espaciales cerámicos en la cuenca baja oeste
Hay varias expectativas en cuanto a las proporciones relativas de tipos cerámicos,
calculadas con base en el total de cerámica diagnóstica del Clásico Tardío (cuadro 1).
Cuadro 1Cantidades de cerámica analizada según las localidades
45
Patrones espaciales cerámicos en la cuenca baja oeste
Si encontramos una homogeneidad de frecuencias cerámicas en el Clásico Tardío, entonces
los datos apoyarán la interpretación cultural del maestro Medellín. Si encontramos
variación, tenemos que interpretar los patrones relacionados con las diferencias económicas
o sociales. Hay varias expectativas en cuanto a variación para los cuencos decorados.
Si hay producción de un tipo de cuencos en una localidad y su distribución a las
otras, entonces encontraremos una frecuencia elevada en la zona de producción debido
a los desechos en algunas colecciones y la ventaja de proximidad a los productores para
abastecer a las familias consumidoras. No necesitamos precisar el mecanismo de
distribución para los objetivos de comparación de este trabajo.
Si hay producción de un tipo cerámica en una localidad, cuyo uso es restringido
o cuyo estilo no tiene demanda en otras localidades, su presencia sería limitada a su
propio territorio. Como a veces los gobernantes de cacicazgos o estados controlan el
acceso a sus mercados o su economía, podemos imaginar una situación en que uno o
más tipos de cuencos decorados no circulan a otras entidades políticas de la vecindad.
Si hay diferencias en las alianzas políticas y económicas entre las entidades políticas
podemos ver una restricción en la circulación de cerámica foránea importada o imitada
en vez de un acceso equivalente en todas las localidades.
Finalmente, si hay tipos decorados que fueron producidos en todas las localidades
(o importadas a todas), encontraremos una homogeneidad de frecuencias cerámicas para
ciertos tipos pero no para otros. Tal vez esta homogeneidad parcial refleja que las élites
compartieron un sistema de estilos e interactuaron.
En el siguiente análisis, propongo ejemplares de cada propuesta, con excepción
de los cuencos decorados, ya que la descripción original que realizara Medellín no
concuerda con la evidencia. La implicación es que no hay una cronología cerámica, sino
varias, según las entidades políticas. Claro que esta observación depende de concentrar
nuestra atención en la cerámica más fina en vez de la utilitaria.
La cerámica utilitaria no presenta mucha variación, aunque puede revelar
distinciones según las localidades. Después de presentar los datos para los cuencos
46
Patrones espaciales cerámicos en la cuenca baja oeste
decorados, incluyo dos ejemplos con cerámica utilitaria que apoyan la idea de variación
importante en este aspecto de la cultura también.
Colecciones sistemáticas
La base de información consiste en colecciones de superficie sistemáticas obtenidas durante
la prospección. Para los fines de este análisis, no es necesario describir detalles de la
prospección, pero sí indicar que fue intensiva, buscando elementos culturales al nivel de
los montículos residenciales o concentraciones de cerámica y otros artefactos.19
Recolectamos cada elemento cultural en tanto fue posible. Lo sistemático refiere a que
todos los bordes y ciertos tiestos (decorados o con forma especial, como soporte) fueron
colectados en un área medida o, si no, donde fuera posible. De esta manera pudimos
minimizar distorsiones en la representación de cada tipo cerámico. Para este análisis
combino los bordes y otros tiestos para reflejar los tipos decorados escasos aunque así
éstos están mejor representados que los tiestos utilitarios. Agrupo las colecciones
individuales en este análisis para comparar localidades. El cuadro 1 presenta las frecuencias
de los tipos analizados en este trabajo. Sin embargo, las cantidades de cerámica del manglar
y de las paleodunas para el Clásico Tardío son pequeñas y hay que interpretar sus patrones
cautelosamente, fijándonos solamente en los patrones más fuertes. En la consideración
de los patrones, debemos tener en mente que la ausencia de un tipo en una localidad no
necesariamente indica su ausencia total, sino una frecuencia suficientemente baja que no
aparece en las colecciones de superficie. El énfasis debe ponerse en los patrones relativos.
19 Barbara L. Stark, “Systematic Regional Survey in the Gulf Lowlands in a Comparative Perspective”, enJeffrey L. Hantman y Rachel Most (eds.), Managing Archaeological Data: Essays in Honor of Sylvia W. Gaines,Anthropological Research Paper 57, Tempe, Arizona State University, 2006, pp. 155-167.
47
Patrones espaciales cerámicos en la cuenca baja oeste
Frecuencias Relativas Cerámicas
Evidencia de producción. Con base tanto en las excavaciones en Patarata 52 como en las
recolecciones de superficie, la comunidad de Nacastle-Patarata incluyó familias fabricando
alfarería de anaranjado fino. Según las frecuencias, el anaranjado fino tiene una frecuencia
relativa bastante elevada en el manglar (principalmente consiste en Nacastle-Patarata) en
comparación con las otras localidades, alcanzando casi el doble. Quizá esta cerámica fue
exportada hacia el oeste, algo que hay que verificar con análisis químico o petrográfico.
En general, la cerámica producida en el manglar tiene un perfil químico distinto al de las
localidades ubicadas hacia el oeste, según análisis por activación neutrónica.20
El gris fino, cuya producción por la gente en el manglar queda incierta, no tiene
un porcentaje tan elevado como el anaranjado fino. Entonces, las frecuencias sugieren
que o se produjo en cada localidad o fue importado de alguna localidad no estudiada por
la prospección. Los porcentajes no apoyan la idea de que gente en el manglar fabricara
esta cerámica de manera especializada.
Otros dos tipos también sugieren producción en ciertas localidades, con el doble
de frecuencias de cualquier otra área, similar al caso del anaranjado fino. El Blanco White
presenta una frecuencia relativa muy elevada en el área del río Guerengo, dominada por
Nopiloa. Existe la posibilidad de que se haya distribuido a gente en otras localidades
donde se encuentra en porcentajes reducidos.
El Falso Negativo con baño anaranjado, en cambio, tiene un porcentaje elevado
en la localidad del río Blanco, con mucho menos representación en el área del río Guerengo
tanto como en las paleodunas y el manglar Es probable que este tipo cerámico se haya
distribuido a otros sitios, encontrados en porcentaje menor.
Tipos restringidos en su distribución. Tres tipos decorados son casi totalmente
restringidos a las áreas de prospección por el río Blanco. El variante del False Negative
20 Barbara L. Stark, Robert J. Speakman y Michael D. Glascock, “Inter-Regional and Intra-regional ScaleCompositional Variability in Pottery from South-central Veracruz, Mexico”, en Latin American Antiquity, enprensa.
48
Patrones espaciales cerámicos en la cuenca baja oeste
que tiene un baño anaranjado-cafetoso, el Falso Negativo reverso, y el tipo con baño con
brillo metálico son casi ausentes aparte del Blanco. Aunque no podemos precisar las
razones que no fueron ni exportados ni imitados, su distribución indica alguna forma de
restricción social o política según la localidad. Como estos tipos no son descritos por
arqueólogos investigando regiones adyacentes, es probable que fueran de fabricación
local. Sin embargo, Annick Daneels21 comenta encontrar ejemplos de Falso Negativo en
el bajo Cotaxtla.
Tipo ajeno restringido en su distribución. El Policromo Tuxtlas es característico en Los
Tuxtlas durante el Clásico, inclusive el Clásico Tardío (Plates 10, 11).22 Aunque no he
tenido oportunidad de estudiar ni tiestos ni dibujos diversos de este tipo polícromo,
algunos miembros de mi equipo sí se familiarizaron con este tipo durante su participación
en el proyecto en Matacapan dirigido por el Dr. Robert Santley. Nos parece que los
diseños de los ejemplares provenientes de la cuenca oeste del bajo Papaloapan son muy
semejantes a los de Los Tuxtlas. Así pueden ser de importación o, si no, de una imitación
de algunos originales. Como estos tiestos se encuentran casi exclusivamente por el río
Blanco, se ve un contraste en las afiliaciones externas o las alianzas y patrones de
intercambio con otras regiones del Golfo. Hay una falta de uniformidad en la distribución
de este tipo cerámico.
Tipos con una distribución no muy variable. Algunos tipos son compartidos entre
todas las localidades, sin que ninguna de ellas se destaque en su porcentaje. La cerámica
de molde en relieve y el tipo Estrella Orange presenta este patrón. Entonces pudo haber
sido fabricada en cada localidad. Las cantidades reducidas en el manglar y en las paleodunas
son difíciles de interpretar, ya que en estas localidades escasea la cerámica del Clásico
Tardío. Como el Estrella Orange no es descrito en regiones adyacentes, probablemente
21 2006, comunicación personal.22 Philip Drucker, Ceramic sequences at Tres Zapotes, Veracruz, Mexico, Bulletin 140, Smithsonian Institution,Bureau of American Ethnology, U. S. Government Printing Office, Washington, 1943; Juan Valenzuela,“Las exploraciones efectuadas en los Tuxtlas, Veracruz”, en Anales del Museo Nacional de Antropología, Historia,y Etnografía, t. 3, México, 1945, pp. 82-109, fig. 50, 72, láms. II, III.
49
Patrones espaciales cerámicos en la cuenca baja oeste
es un producto de la cuenca oeste del bajo Papaloapan. Medellín23 ilustra una vasija
semejante de Nopiloa, descrita como compuesta por pasta de anaranjado fino, lo que no
es igual al Estrella Orange, que tiene una pasta fina pero con un desgrasante fino.
La cerámica en relieve, en contraste, es conocida como un tipo élite característica
del Clásico Tardío en varias partes de la costa del Golfo, por ejemplo, El Tajín (véase el
artículo de Ladrón de Guevara). Aunque por su iconografía con información ritual e
histórica representa una cerámica de alto valor, posiblemente fue producida en varias
regiones; también, algunos cuencos pudieron haber sido intercambiados como regalos
entre élites.
Tipos no decorados. Los patrones diferenciales en la distribución de cuencos
decorados también se presentan en algunos casos en la cerámica utilitaria. Un variante
escaso (código 16m) de Patarata Coarse, Red-orange variante, encontrado en la prospección
presenta el baño con un color rosa con vetas grises. Se registró principalmente en las
paleodunas y en dos áreas por el río Blanco.
Otro tipo utilitario es un comal café (no el comal bayo del Posclásico). Tiene una
forma distinta por su reborde a diferencia con los comales muy reconocidos del Posclásico.
Se encuentra solamente en el delta del río Blanco. Como el comal representa un cambio
básico en la preparación del maíz, esta distribución nos lleva a preguntar qué sucede en el
delta. Estos comales no presentan una concentración espacial en el delta que puede
señalar a un grupo intrusivo externo, pero no podemos descartar la posibilidad de que se
incorporó gente ajena con otras costumbres en la preparación de la comida. Es algo que
merece más investigación.
Discusión
Para resumir, demostré varias líneas de evidencia apoyando la interpretación de poca
homogeneidad en la cerámica dentro de la cuenca oeste del bajo Papaloapan durante el
23 Alfonso Medellín Zenil, Cerámicas del Totonacapan, op. cit., p. 63.
50
Patrones espaciales cerámicos en la cuenca baja oeste
24 Elizabeth M. Brumfiel, “Opting in and Opting Out: Tula, Cholula, and Xaltocan”, en Richard E. Blanton(ed.), Settlement, Subsistence, and Social Complexity: Essays Honoring the Legacy of Jeffrey R. Parsons, Los Angeles:Cotsen Institute of Archaeology-University of California, 2005; Mary G. Hodge, “Aztec Market Systems:The Geographical Structure of Aztec Imperial-period Market Systems”, en National Geographic Research andExploration, Washington, 1992; Mary G. Hodge y Leah D. Minc, “The Spatial Patterning of Aztec Ceramics:Implications for Prehispanic Exchange Systems in the Valley of Mexico”, in Journal of Field Archaeology,num. 17, Boston: Boston University, 1990; Mary G. Hodge, Hector Neff, M. James Blackman, Leah D.Minc. “A Compositional Perspective on Ceramic Production in the Aztec Empire”, in Hector Neff (ed.),Chemical Characterization of Ceramic Pastes in Archaeology, Prehistory Press, Madison, Wisconsin, 1992; Mary G.Hodge, “Black-on-Orange Ceramic Production in the Aztec Empire’s Heartland”, in Latin American Antiquity,num. 4, 1993; Leah D. Minc, Mary G. Hodge y M. James Blackman, “Stylistic and Spatial Variability in EarlyAztec Ceramics: Insights into Pre-Imperial Exchange Systems”, in Mary G. Hodge and Michael E. Smith(eds.), Economies and Polities in the Aztec Realm, Austin: University of Texas Press, 1994, pp. 133-175; CharlesS. Spencer and Elsa M. Redmond, “Resistance Strategies and Early State Formation in Oaxaca, Mexico”, inChristina M. Elson and R. Alan Covey, Intermediate Elites in Pre-Columbian States and Empires, Tucson: Universityof Arizona Press, 2006, pp. 21-43; Barbara L. Stark, “Gulf Lowland Styles and Political Geography inAncient Veracruz”, in Barbara L. Stark and Philip J. Arnold III, Olmec to Aztec: Settlement Pattern Research in theAncient Gulf Lowlands, Tucson: University of Arizona Press, 1997, pp. 278-309; Barbara L. Stark, “FinelyCrafted Ceramics and Distant Lands: Classic Mixtequilla”, in James M. Skibo y Gary M. Feinman, Potteryand People: A Dynamic Interaction, University of Utah Press, Salt Lake City, 1999, pp. 137-156.
Clásico Tardío. Se debe probablemente a una gama de factores –los patrones de
producción, diferencias en la distribución por razón de límites de jurisdicción política, y
diferencias en las alianzas políticas y económicas–. En sentido de metodología, hay ventajas
en la información regional sistemática basada en la prospección, mapeo, y recolección de
superficie. Aun la cerámica utilitaria tiene información útil, no solamente los cuencos
decorados.
Entonces podemos avanzar en el proceso iniciado por el maestro Medellín de
entender los patrones culturales del centro de Veracruz. Podemos advertir que no es
confiable generalizar los patrones cerámicos ni arquitectónicos con base en unos pocos
sitios debido a la complejidad de las sociedades que estudiamos.
Otros investigadores consideran la variación cerámica de cuencos decorados
dentro de una región como en el Valle de México y en el Valle de Oaxaca. Para el Golfo,
he discutido patrones cerámicos de decoraciones inter-regionales. En estos casos, se
basan en parte en prospecciones sistemáticas, en algunos aumentados por excavaciones.
En todos ellos, son las comparaciones en frecuencias y patrones espaciales de la cerámica
decorada los que juegan un papel especial al revelar los patrones económicos y políticos.24
51
Patrones espaciales cerámicos en la cuenca baja oeste
Su presencia es sensitiva a las decisiones y acciones de las élites en algunos casos, y, en
otros, a las redes mercantiles.
Agradecimientos
Agradezco a la directora del Museo de Antropología de Xalapa, la doctora Sara Ladrón
de Guevara, y al arqueólogo Sergio Vásquez la invitación para participar en el simposio y
sus esfuerzos en organizar el evento para reconocer la importancia de los trabajos del
arqueólogo Alfonso Medellín Zenil. El Proyecto Arqueológico La Mixtequilla fue
patrocinado por el National Science Foundation (BNS 85-19167, BNS 87-41867, y SBR
98-04738) y el National Geographic Society. También tuvimos apoyo de la Universidad
Estatal de Arizona. El Instituto Nacional de Antropología e Historia otorgó el permiso
para la investigación. El Director del Centro INAH Veracruz, ingeniero Daniel Goeritz, y
personal del Centro que apoyaron el proyecto muchas veces. Cualquier éxito del proyecto
se debe al excelente trabajo de campo realizado por varios estudiantes y arqueólogos a
través de varias temporadas. Agradecemos a las comunidades del área su amable
recibimiento y cooperación.
Barbara L. Stark. Doctora en Antropología por la Universidad de Yale.Ha dirigido estudios regionales en la Cuenca baja del Papaloapan y en laregión de La Mixtequilla. Autora de diversos artículos y libros, entre los quedestacan Olmec to Aztec, Archaeological settlement patterns in Cerro de las Mesas,Settlement patterns in the Ancient Gulf Lowlands, Classic Period Mixtequilla, Veracruz,Mexico.
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Medellín Zenil y los Dioses narigudos
CONTRAPUNTO No. 7 enero-abril 2008
Annick Daneels Verriest
Medellín Zenil y los Diosesnarigudos
Introducción
Cuando don Alfonso Medellín Zenil realizara sus excavaciones en 1950 en el sitio de
Remojadas, a partir de las cuales estableciera la secuencia maestra del centro de Veracruz,
reporta el hallazgo de unas figurillas a las que llama “dioses narigudos”: dioses por
encontrarse como ofrenda en adoratorios, y narigudos, por tener prominente el apéndice
nasal. Si bien el tamaño de la nariz no es prerrogativa única de tales figurillas, asentó el
nombre como referente tipológico en su obra clásica Cerámicas del Totonacapan de 1960.
Originalmente Medellín los definió como personajes sedentes con un tocado
representando de manera esquemática un ave descendente con cola y alas desplegadas,
que consideraba aludía a la divinidad solar. Su relevancia yacía no tanto en su belleza sino
en su notable frecuencia en el centro de Veracruz durante el Horizonte Clásico, el llamado
periodo Remojadas Superior, para el cual servían como diagnóstico.
Sin embargo, hacia finales de los años 70, Medellín observó que estas figuras
venían siempre en asociación con otros dos tipos de figuras, unas masculinas y otras
femeninas, a las que por extensión también llamara dioses narigudos, y que se encontraban
sólo en una pequeña área del centro de Veracruz. Intrigado por estas figuras tan abundantes
y al mismo tiempo tan regionalmente circunscritas, Medellín deseó seguir con la
investigación, pero por estar para entonces ya pobre de salud, propuso su estudio a
varios alumnos o pasantes, entre ellos Sergio Vásquez Zárate (UV), Ignacio León Pérez
(ENAH) y a mí, la autora del presente (Universidad de Gante).
El presente artículo propone resumir la información que Medellín me
proporcionara el verano de 1979, tanto de sus publicaciones, archivos inéditos y reflexiones,
como del estudio de las colecciones de los museos de Xalapa, Berlín y Bruselas, así como
de los datos que a partir de allí reuní en el proyecto de investigación “Exploraciones en el
53
Medellín Zenil y los Dioses narigudos
Centro de Veracruz”. Este proyecto, que desde 1981 llevo a cabo en la planicie costera
central del Sotavento, tiene como propósito original la investigación de la cultura que
produjera los dioses narigudos. Como el lector podrá ver, es mucho lo que se logró
entender pero aún es mucho lo que falta por investigar para comprender la función que
estas figuras jugaron en la sociedad del Clásico en el centro de Veracruz. Considero
apropiado que este trabajo se publique en el presente homenaje al Maestro, ya que el
tema era de su interés y su invitación orientó mi carrera hacia la investigación del centro
de Veracruz, con sus culturas tan originales e influyentes en el mundo mesoamericano, y
sin embargo tan misteriosas aún en muchos aspectos. Siento por lo tanto una deuda
personal con él, a quien espero honrar con el presente trabajo.
Antecedentes
Cuando Medellín asienta el tipo “dios narigudo” en su obra Cerámicas del Totonacapan,1 lo
define como un personaje masculino, sentado con las piernas cruzadas y los brazos
descansando en las rodillas. La técnica de manufactura es mixta, con la forma de la
cabeza obtenida por molde, y el resto por modelado. El tocado característico representa
un ave descendente, con las alas desplegadas a los lados, la cola abierta hacia arriba y la
cabeza del pájaro irguiéndose justo arriba de la frente del personaje. Considera que se
trata de una divinidad solar. En cuanto a contexto el tipo ocurre como ofrenda, a veces
dispuesto de manera simétrica el fondo de un cajete, en templos (pirámide) o adoratorios,
razón por la cual se trataría de divinidades.2 Es un tipo abundante y estereotipado, hallado
a veces por cientos en un mismo depósito, con una serie de variantes desde muy elaboradas
y acabadas a ejemplares francamente burdos. Diagnóstico para el Horizonte Clásico o
1 Alfonso Medellín Zenil, Cerámicas del Totonacapan. Exploraciones arqueológicas en el centro de Veracruz, Xalapa:UV, 1960, p. 68 y fig. 4.2 A. Medellín Zenil, Primera exploración en Cotaxtla, Cueva Pintada y Mictlancuauhtla, Xalapa: Archivo Técnicodel Instituto de Antropología/UV, 1949, p. 59, para el caso de Infiernillo; A. Medellín, Arqueología de Remojadas,Xalapa: Archivo Técnico del Instituto de Antropología/UV, 1950, pp. 65-66, para Remojadas y Loma delReparo.
54
Medellín Zenil y los Dioses narigudos
Remojadas Superior3 en la faja costanera central,4 tiene su origen en piezas del ámbito de
Remojadas Inferior, ahora identificado como Protoclásico.5 En 1976 menciona brevemente
que entre los dioses narigudos hay variantes no solamente masculinas sino también
femeninas, aunque no añade descripción ni ilustración de las mismas.
Era el verano de 1979, cuando Medellín me invitó a estudiar la colección de los
dioses narigudos del Museo de Antropología de la Universidad Veracruzana, del que
fuera el primer director. Allí me explicó su propuesta de incluir como dioses narigudos a
otros dos tipos, trípodes, uno masculino, con tocado de aleros, y uno femenino, de tocado
de aleros y de banda. Estos dos tipos, a pesar de ser tipológicamente distintos, se
relacionaban con el tipo original por su asociación recurrente en ofrendas y depósitos.
Por otra parte, la distribución de los dioses narigudos era mucho más restringida que
sospechada, ya que parecían ocurrir sólo en un triángulo entre Carrizal, La Antigua y
Alvarado. Por lo tanto, con estas informaciones, Medellín se distanciaba considerablemente
de su formulación original, y abría la puerta para una investigación contextual más
profundizada que evaluara la función de tales figuras en la Cultura de Remojadas, entendida
como Cultura del centro de Veracruz durante el Protoclásico (Remojadas Inferior) y el
Clásico (Remojadas Superior).
Este trabajo consiste en tres partes: la primera es la presentación de los tres tipos
de dioses narigudos, con sus variantes, elaborado a partir del estudio de las colecciones
del Museo de Antropología de Xalapa (624 piezas), del Museo de Etnología de Berlín
(598 piezas) y del Museo de Arte e Historia de Bruselas (134 piezas), para un total de
1356 piezas catalogadas, y de una gran cantidad de piezas de recorridos y excavaciones
más recientes (de los cuales 1185 del proyecto propio). La segunda parte analiza los
atributos iconográficos, llegando a la conclusión de que estos atributos son comunes a
3 A. Medellín Zenil, op. cit., 1960, p. 68.4 A. Medellín Zenil, op. cit., 1949, p. 60.5 Michael Coe, Handbook of Middle American Indians, vol. 3, ed. de Robert Wauchope, Austin; University ofTexas Press, 1965; Annick Daneels, “El Protoclásico en el centro de Veracruz. Una perspectiva desde lacuenca baja del Cotaxtla”, en Arqueología Mexicana. IV Coloquio Pedro Bosch Gimpera, vol. II Veracruz, Oaxacay mayas, México: Ernesto Vargas Pacheco, Instituto de Investigaciones Antropológicas/UNAM, 2005.
55
Medellín Zenil y los Dioses narigudos
una variedad de tipos de figurillas en la Cultura de Remojadas, por lo que no son pertinentes
de por sí para alcanzar una interpretación. La tercera parte analiza los contextos de hallazgo,
donde el significado de las figurillas se perfila de manera más explícita, confirmando la
validez de la propuesta de Medellín de reunir los tres tipos en una sola categoría de dios
narigudo y su función en rituales populares en oposición a rituales institucionales.
La tipología
La mayor parte de los dioses narigudos, cuando menos todos aquellos mejor elaborados,
corresponden al grupo genérico de “ojos excavados elípticos sin incisión” descrito por
Medellín:6 se trata de piezas hechas usando una técnica mixta, con la forma triangular de
la cabeza obtenida por un molde (por lo tanto, hueca atrás), mientras el cuerpo y el
atuendo están añadidos por modelado y pastillaje, y los detalles de ojos, boca y adornos
añadidos por incisión en barro húmedo. Esta técnica surge al principio del Clásico y
continúa hasta finales del mismo periodo, al lado de las figurillas hechas en molde completo
que surgen a partir del Clásico Tardío. La técnica mixta, junto con la tradición de forma
triangular del molde, se encuentra en el mismo momento en Teotihuacan, y es una de las
razones por las que se hallaron desde antaño similitudes estilísticas entre piezas del centro
de Veracruz y de Teotihuacan.7
Tipo I de tocado triple
Éste es el tipo definido originalmente por Medellín. Se trata de una figura sedente, con
los brazos estirados apoyados en las rodillas de las piernas cruzadas. Los ojos son incisiones
horizontales y la boca una pastilla en appliqué, con dos depresiones horizontales formando
una arista en medio de la boca reminiscente de mutilación dental. El tocado consiste en
6 A. Medellín Zenil, op. cit., 1960, pp. 66-67.7 Eduard Seler, Die Teotihuacan-Kultur des Hochlands von Mexiko. Gesammelte Abhandlungen zur AmerikanischenSprach-und Altertumskunde, Band V: Berlin, 1915, pp. 461 y 474.
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Medellín Zenil y los Dioses narigudos
tres aleros trapezoidales: dos aleros laterales, con incisiones horizontales, y uno central
con dos pastillas circulares en las esquinas superiores, así como una cresta en la frente; el
conjunto se interpreta como una versión esquemática de un pájaro que desciende. El
prototipo es de dimensiones considerables (18-50 cm de alto) y lleva una banda en la
frente, orejeras circulares y líneas horizontales incisas en lo alto del brazo
(¿escarificaciones?).
57
Medellín Zenil y los Dioses narigudos
Éste es el tipo más frecuente, ya que en las colecciones museográficas y en los
materiales de recorrido y excavación conforma entre el 45 al 65% de la categoría de dios
narigudo; también es el más difundido (plano 1). Se ha encontrado en la cuenca baja de
los ríos Jamapa (cuando menos desde el poblado de Soledad de Doblado) y del Cotaxtla
(desde el poblado de Colonia Ejidal),8 y de los ríos San Juan y Paso de Ovejas, afluentes
del río Antigua, cuando menos a partir de Paso de Ovejas.9 Strebel (1889) reporta
colecciones de piezas que son evidentemente dioses narigudos de tipo I, que
presumiblemente proceden de Carrizal y Sollacuauhtla, así como unos ejemplares de
Agostadero, cerca de Zempoala. Estos sitios se encuentran sobre las márgenes del río
Actopan, mucho más al norte de los anteriores. En vista de que Strebel obtenía las piezas
por compra y que reconoce que a veces el lugar de origen no es seguro, hay que considerar
estas localizaciones con cautela, ya que trabajos arqueológicos más recientes en la cuenca
del Actopan y del Chachalacas no han recuperado tales figuras.10 Tampoco se ha reportado
8 Herman Strebel, Alt-Mexiko, Archäelogische-Beträge zur Kulturgeschichte Seine Bewohner, Zweiter Teil, Verlag vonLeopold Voss, Hamburgo, 1889; A. Medellín Zenil, op. cit., 1960; Jürgen Kurt Brüggemann, El sur del centrode Veracruz: un área de transición, tesis de Maestría, México: UNAM/ENAH, 1969; Annick Daneels, Exploracionesen superficie en el centro de Veracruz, Informe General presentado ante el Consejo de Arqueología, México:Archivo Técnico INAH, exp. C/311.42 (D)/5-18, legajo 1,1981; Ignacio León Pérez, Los Dioses narigudoscomo indicadores de regionalidad cultural, manuscrito inédito proporcionado por el autor, Veracruz, 1993; JoelJiménez Pérez y Alicia Bracamontes Cruz, Estudio arqueológico del montículo de La Campana del Clásico Temprano,con arquitectura de barro cocido y hallazgos asociados, en Jamapa en el estado de Veracruz, México, tesis de Licenciaturaen Arqueología, México: ENAH, 2000; María Eugenia Maldonado Vite, “Las excavaciones extensivas enlas unidades habitacionales del sitio Ixcoalco”, en Proyecto de Salvamento Arqueológico “Cadereyta-Estado deVeracruz”, t. IV: fase II, Excavaciones Extensivas, tramo II, dirigido por Patricia Castillo Peña: 699-717,Veracruz Archivo Técnico, Centro INAH, 2001; Martín Alberto Guerrero Andrade, Sitio arqueológico LasPuertas: excavación en arquitectura de tierra: un edificio construido en terracota, tesis de Licenciatura en Arqueología,México: ENAH, 2003.9 Waltraud Hangert, “Informe sobre el edificio no. 1 de El Faisán”, en La Palabra y el Hombre, 7 (julio-septiembre), 1958a; Manuel Torres Guzmán y Ana Bertha Cuevas de Álvarez, Buena Vista, Xalapa: ArchivoTécnico, Instituto de Antropología de la UV, 1960; Gladys Casimir: Proyecto Loma Iguana, La Antigua, Veracruz,Boletín del Consejo de Arqueología 1989, México: INAH, 1990; Proyecto Loma Iguana, La Antigua, Veracruz,Boletín del Consejo de Arqueología 1990, México: INAH, 1991; Proyecto Arqueológico Loma Iguana, La Antigua,Veracruz, Informe de VIII Temporada de Campo, México: UV, Archivo Técnico INAH, 1992; La cerámica deLoma Iguana, Veracruz, Arqueología, Segunda Época, núm. 13-14 (enero diciembre), 1995, pp. 89-91; PatriciaKimiyo Teramoto Ornelas, Las figurillas cerámicas de Loma Iguana, Veracruz, tesis de Licenciatura en Arqueología,Xalapa: Facultad de Antropología-UV, 2000; Lenin Ojeda Sánchez, Catálogo de las piezas de la Casa de laCultura de Paso de Ovejas. Registro Nacional de Colecciones, México: INAH, 2000.10 José García Payón, Breves apuntes sobre la arqueología de Chachalacas, Xalapa: UV, 1951; Eloy Antonio EspíndolaSoler, Informe preliminar sobre la arqueología de la cuenca del río Actopan, Veracruz. XIII Mesa Redonda de la SociedadMexicana de Antropología. Balance y perspectivas de la antropología de Mesoamérica y Norte de México, t. I, Xalapa, 9-15
58
Medellín Zenil y los Dioses narigudos
de las cuencas medias de los ríos Paso de la Milpa y El Aguaje, afluentes meridionales del
Actopan,11 ni de la cuenca media del Antigua y Jamapa, al oeste de Rinconada y Soledad,12
ni de la Mixtequilla.13 León14 reporta piezas de Tlalixcoyan, Tierra Blanca, Joachín y Tuzales,
pero también de Zapotal y de Napatecuhtlan (en el Cofre de Perote), donde nadie más
indica su existencia; por lo tanto, hasta no confirmar el contexto de estos últimos hallazgos,
consideraría que el área de distribución confirmada de los narigudos se restringe al área
costera de las cuencas del Paso de Ovejas, San Juan, Jamapa y Cotaxtla, a no más de 35
km tierra adentro.
Hasta el momento los prototipos Protoclásicos y las piezas con características
más arcaicas (cabeza modelada en vez de en molde) proceden de Remojadas y Loma de
los Carmona (colección MAX) y Buzón y Soledad (colección Berlín). En la medida que
estos sitios se encuentran cercanos unos a otros y céntricos en el área de distribución
general, consideramos que es probable que el tipo se origine en esta región (plano 1).
Hay grupos de figurillas, generalmente hechas de manera más esquemática, que
parecen ser estilos regionales.
• Estilo Medellín
El Tejar (sitios La Joya y Rancho del Padre) col. MAX.15
septiembre 1973, Arqueología, 1975, pp. 331-337; Eloy Antonio Espíndola Soler, Relaciones cerámicas entreTeotihuacan y Ranchito de las Ánimas, Veracruz, México, en Los procesos de cambio (en mesoamérica y áreas circunvecinas),XV Mesa Redonda, t. II, Guanajuato: Sociedad Mexicana de Antropología y Universidad de Guanajuato,julio 31 a 6 de agosto de 1977, pp. 385-389; Yamile Lira López, Informe técnico de la recolección de superficierealizado en el sitio arqueológico de Chalahuite, Ver. Análisis del material arqueológico y manejo estadístico, México:Archivo Técnico INAH, 1984; Jürgen Kurt Brüggemann, Armando Pereyra Quinto y Jaime CortésHernández, “La cuenca del Actopan Inferior: el análisis estadístico de un área”, en Anales de AntropologíaXXVI (1989), México: IIA UNAM, 1991, pp. 15-97.11 Jorge Fausto Ceja Tenorio, “Reconocimiento de superficie en la cuenca media de los ríos Paso de la Milpay El Aguaje”, en Antropología e Historia en Veracruz, Xalapa: Gobierno del estado de Veracruz-Llave/Institutode Antropología e Historia de la UV, 1999.12 Luis Heredia Barrera, Informe técnico final del Proyecto Nácar 3, Archivo Técnico, Veracruz centro, Veracruz:INAH, 2006.13 Manuel Torres Guzmán, Exploraciones en la Mixtequilla, tesis de maestría, Xalapa: Universidad Veracruzana,1970; Barbara L. Stark (ed.), Classic Period Mixtequilla, Veracruz, Mexico. Diachronic Inferences from ResidentialInvestigations, Monograph 12, New York: Institute for Mesoamerican Studies, University at Albany, 2001.14 Ignacio León Pérez, op. cit., 1993, manuscrito inédito proporcionado por el autor, Veracruz, 1993.15 Alberto Escalona Ramos, Ruinas de “El Tejar”, informe rendido a Luis Rosado Vega, Director Jefe de laExpedición Científica Mexicana, acerca de diversos trabajos de exploración en las Ruinas arqueológicas de
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Medellín Zenil y los Dioses narigudos
Tamaño mediano (9 a 12 cm de alto), cabeza moldeada, tocado sin banda
frontal, alero central con pastillas circulares, aleros laterales incisos.
• Estilo Remojadas
Loma de los Carmona (MAX), Loma del Reparo (MAX)
Tamaño mediano (16 cm de alto), cabeza maciza (no moldeada), tocado
con banda, aleros rectangulares lisos.
• Estilo Tolome
Faisán,16 Carrizal,17 Buenavista18
Tamaño grande (20-25 cm de alto), cabeza hueca pero por modelado, ojos
incisos muy inclinados, boca por depresión horizontal sencilla, alero central
muy grande, de forma trapezoidal con esquinas redondeadas sin pastillas
circulares, aleros laterales rectangulares angostos y lisos, orejeras indicadas
por impresión de pulgar. Base formada por anillo de barro.
• Estilo Sollacuauhtla
(Originalmente reportado como de Vega de Alatorre, pero luego reatribuido
a Sollacuauhtla, “cerca de Villa Rica”)19 Tamaño mediano (16 cm de alto),
cabeza con rostro moldeado, indicando mutilación dental, alero central
trapezoidal grande con pastillas circulares en esquinas, aleros laterales
rectangulares angostos y lisos; orejeras son pastillas circulares, base anillo
de barro.
El Tejar, Ver., archivo técnico, estado de Veracruz, t. CXIX, vol. II, México: INAH, 1937; A. Daneels, op.cit., 1981; Brüggemann, op. cit., 1969; Ignacio León Pérez, Tipología arquitectónica espacial, uso y función, tesis deLicenciatura en Arqueología, México: ENAH, 1989.16 Waltraud Hangert, op. cit., 1958a.17 Hermann Strebel, op. cit., pp. 132-133, lámina XXXI: 1-21, 24.18 Torres y Cuevas, op. cit.19 Hermann Strebel, op. cit., pp. 16-22, lámina XI, en particular núms. 43-46 y 49.
60
Medellín Zenil y los Dioses narigudos
Otros grupos de figurillas de este tipo tienen una mayor distribución espacial
pero parecen corresponder a contextos (y por ende a usos) particulares,
por lo que los llamaremos variantes, siguiendo en este respecto la propuesta
de Medellín.
• Variante rudimentaria
Tamaño pequeño (5-8 cm), completamente modelado, tocado trapezoidal
que carece de aleros laterales, pastillas circulares y banda frontal, base de
anillo de barro. Se hallaron en Ixcoalco,20 Las Puertas,21 La Joya,22
Remojadas.23
• Variante fálica
Tamaño mediano (10-13 cm), completamente modelado, tocado trapezoidal
redondeado que carece de aleros laterales, pastillas circulares y banda frontal,
base de anillo de barro cuando sedente,24 base trípode cuando fálica (MAX).
Tipo II de tocado doble
Este tipo consiste en figuras masculinas trípodes (por el soporte cilíndrico que parte en
diagonal desde la parte baja de la espalda) que tienen un tocado con aleros laterales y
cresta que aún lleva cierta reminiscencia a un pájaro que desciende. Su tamaño, entre 12
y 18 cm de alto, es menor al tipo I. Los brazos pueden estar en tres posiciones: brazos
extendidos a los lados, apoyados en las rodillas o brazo derecho estirado y brazo izquierdo
en la rodilla. Los ejemplares mejor terminados tienen una banda en la frente, un collar y
20 M. E. Maldonado, op. cit.21 Martín Alberto Guerrero Andrade, Sitio arqueológico Las Puertas: excavación en arquitectura de tierra: un edificioconstruido en terracota, tesis de Licenciatura en Arqueología, México: ENAH, 2003.22 A. Daneels, op. cit, 1981.23 A. Medellín Zenil, op. cit., 1960, fig. 4g.24 Ibid., fig. 4f.
61
Medellín Zenil y los Dioses narigudos
un taparrabo en appliqué; un tercio de éstos también tiene el cuerpo hueco de silbato, con
la boquilla en el soporte trasero y presenta perforaciones en el tocado que permite llevarlas
colgados. Este tipo es menos frecuente que el tipo I, y conforma entre el 25 y 30 % de la
categoría. Su área de distribución corresponde al del tipo I, coincidiendo en los mismos
sitios. Hay dos subtipos claros, que se distinguen por la técnica de manufactura, la forma
de los aleros y la decoración pintada.
Subtipo IIA de aleros trapezoidales
Este tipo se caracteriza por el rostro triangular hecho en molde, de forma y acabado
idéntico al tipo I; tiene aleros laterales trapezoidales con incisiones horizontales y dos
pastillas circulares en la cumbre de la cabeza, y orejeras. Los ejemplares mejor terminados
tienen una banda en la frente. La mayoría tiene los brazos en las rodillas. El 33% de los
casos lleva pintura de chapopote, generalmente una mancha circular u ovalada que cubre
ojos, nariz y boca, a veces acompañada de pintura en lo alto de los brazos.
Subtipo IIB de aleros triangulares de punta redondeada
Este tipo tiene un rostro ovalado hecho en molde muy profundo, generando una frente
muy abultada, sobre la que se aplica una cresta vertical de una o dos ondulaciones (a
veces tres); el rostro (nariz, ojos y boca) está hecho de la misma manera que en el tipo I
y IIA, los aleros se yerguen a 45° y tienen forma triangular con el vértice redondeado. La
alusión al pájaro está todavía notoria en la cresta, aun si los aleros ya sólo de lejos recuerdan
a alas. Todas las piezas tienen orejeras, ya sea en forma de anillo, pastilla o por presión del
pulgar. En este tipo, la mayoría tiene la posición de brazos abiertos o la de brazo derecho
extendido e izquierdo en la rodilla, aunque hay escasos ejemplares con ambos brazos en
las rodillas. En más del 50% de los casos, estas figurillas tienen pintura de chapopote:
generalmente son manchas ovaladas alrededor de uno o ambos ojos, a veces con pintura
también en la parte alta de los brazos.
62
Medellín Zenil y los Dioses narigudos
Tipo III de tocado de banda
Este tipo corresponde a figuras femeninas trípodes, con un soporte idéntico al del tipo
II, y del mismo tamaño (12-18 cm). Los rostros son triangulares, generalmente hechos
en molde y de acabado igual a los del tipo I y IIA. En este tipo, los brazos siempre están
extendidos con las palmas abiertas (en la posición más común de IIB). Todas llevan
falda, so forma de una placa de barro triangular que les cubre las piernas, y orejeras de
anillo o pastilla. Las piezas mejor acabadas pueden tener excepcionalmente collar,
quexquémitl y cinturón. Es el tipo menos frecuente de dioses narigudos, representando
sólo del 10 al 15% de la categoría; su distribución, al igual que la del tipo II, coincide con
los sitios del tipo I. Hay dos subtipos del tipo III claramente definidos por diferencias en
el tocado y los motivos pintados de chapopote.
Subtipo IIIA
Sobre la frente lleva una banda, generalmente decorada de incisiones horizontales, con
dos aleros laterales triangulares con el vértice apuntando hacia abajo y hacia fuera.
Normalmente (en 75% de los casos) hay pintura de chapopote en el tocado y dentro de
la incisión de los ojos. Un tercio de los ejemplares de este subtipo son silbatos y presentan
perforación en el tocado para colgarse.
Subtipo IIIB
El tocado puede consistir en una banda simple o doble, adornada con tres pastillas circulares,
una en el centro y dos en los extremos. Las de banda doble pueden tener la banda inferior
pintada de chapopote (estas piezas pueden también tener un collar con pendiente ovalado).
Casi la mitad de las piezas tendrá chapopote dentro de la incisión del ojo.
En el caso de los tipos II y III también ocurren estilos regionales, así como
variantes rudimentarias, con los mismos cambios estilísticos, esquematización morfológica
63
Medellín Zenil y los Dioses narigudos
y reducción decorativa como en el tipo I (tamaño menor, ausencia de pintura, ausencia
de vestimenta y de adornos en appliqué o por incisión, desaparición de ejemplares
musicales).
Interpretación formal
Medellín consideraba que el dios narigudo era una divinidad por haberlas encontrado
como ofrendas en adoratorio.25 Particularmente, considera que se trata de una divinidad
solar.26 Aunque no lo explicitó, se entiende que deriva la interpretación por analogía con
el simbolismo del ave descendente que durante el Postclásico en el Altiplano central se
refería al Sol. Esta opinión está retomada por León27 y por Torres,28 con el argumento del
simbolismo azteca y, en el caso de Torres, por un pajarito de La Mixtequilla, llamado
“solecito”, que se avista a mediodía. Sin embargo, es preciso hacer las siguientes
consideraciones. El tocado de ave con cola y alas desplegadas y cabeza erguida no es
exclusivo de los narigudos: hay ejemplares mucho más elaborados e inequívocos por
ejemplo en figuras femeninas de El Faisán.29
Por otra parte, en las figurillas del Protoclásico hay ejemplares tanto con tocado
de ave como con tocado de tres aleros, con el alero central decorado por pastillas circulares
en las esquinas y a veces bandas diagonales cruzadas: estos últimos podrían ser un prototipo
cuando menos tan viable que los primeros. Además, si puede aceptarse cierta alusión a
las alas de un pájaro en los tipos I, II y (ya con cierta dificultad) subtipo IIIA, no es
posible hacerlo en el caso del subtipo IIIB. Así, como la interpretación del tocado como
ave descendente no me parece inequívoca y no se puede extender al conjunto de los tipos
25 A. Medellín Zenil, op. cit., 1950, p. 65.26 A. Medellín Zenil, op. cit., 1960, p. 68.27 Ignacio León Pérez, Remojadas, una regionalidad cultural, Veracruz: IVEC/INAH-Veracruz, 1995.28 Manuel Torres Guzmán, “Antecedentes en La Mixtequilla de los Dioses narigudos y de algunas cerámicasdel Postclásico Temprano”, en Antropología e Historia en Veracruz, 311-321, Xalapa: Gobierno del Estado deVeracruz-Llave/Instituto de Antropología de la UV, 1999.29 Ixchel Fuentes Reyes, Las figurillas femeninas de El Faisán, tesis de Maestría en Arqueología, México:ENAH, 2007.
64
Medellín Zenil y los Dioses narigudos
de la categoría de los dioses narigudos, resulta insatisfactorio dejar que el significado de
las figurillas dependa de un simbolismo vigente en otro lugar y otro tiempo.
Dejando de lado un momento el tocado, si se busca paralelos en el estilo y la
técnica, se observará que figurillas de tamaño mediano con caras triangulares y ojos
incisos son legión en el centro-sur de Veracruz (desde la cuenca del Actopan a la cuenca
baja del Blanco), y sirven para representar figuras tanto masculinas como femeninas con
una gran variedad de tocados, vestimenta y demás atributos.30
En relación con la actitud, se observará que la posición sedente con manos en
las rodillas es muy frecuente en el centro de Veracruz durante el Protoclásico31 y continúa
todo el Clásico;32 por su lado, la posición trípode (asociada o no a un instrumento musical)
inicia a partir del Clásico Temprano y es muy usual.33 La posición de brazos abiertos es
una de las más comunes en la plástica de barro del centro-sur de Veracruz a partir del
periodo Clásico, incluyendo las famosas figuras sonrientes;34 no así la de manos en las
rodillas o de brazo derecho extendido, que parecen ser más propias del tipo II.
En cuanto a la pintura facial y corporal con chapopote, es igualmente frecuente
en las figurillas del Protoclásico y Clásico del centro de Veracruz (en particular en los
estilos que tienen su origen en el Clásico Temprano). El tocado de banda para figuras
femeninas con mechones parecidos a los aleros del tipo IIIA es popular, por ejemplo, en
las figuras de El Faisán.35 Por último, la nariz que debiera ser característica particular de
estas figurillas (considerando el nombre que llevan) no es para nada extraordinaria: es la
nariz estándar de las figuras de cara triangular y ojos incisos,36 y hay piezas (entre los
Xipes y Xipe-Tlasolteotls del Museo Nacional), con narices mucho más prominentes que
los narigudos.
30 A. Medellín Zenil, op. cit., 1960, pp. 66-67; Nopiloa. Exploraciones Arqueológicas, Serie Biblioteca, Xalapa: UV,1987: fig. 111 y 112.31 A. Medellín Zenil, op. cit., 1960, lám. 20, 22, 24, 28.32 Ibid., lám. 61.33 Ibid., p. 66, lám. 40 bis; A. Medellín Zenil, op. cit., 1987, figs. 111 y 112.34 A. Medellín, op. cit., 1987: figs. 33, 39, 40, 46, 57, 60, 111, 112, 121, 122; Hangert, op. cit., 1958b, p. 269.35 Ixchel Fuentes Reyes, op. cit.36 A. Medellín Zenil, op. cit., 1960, lám. 37.
65
Medellín Zenil y los Dioses narigudos
Este repaso permite apreciar que los atributos de los dioses narigudos no son
exclusivos de esta categoría de figurillas, sino que reflejan una tradición más amplia propia
del centro-sur de Veracruz, y por sí mismos no permiten una interpretación que les sea
específica. Sin embargo, es innegable que por su gran número, su estandarización y su
reducida área de distribución, estas piezas hayan tenido un significado importante y
particular para las sociedades que las produjeron. En particular, el rasgo de estandarización
que permite identificar los tipos y subtipos a pesar de variaciones estilísticas regionales y
fuertes esquematizaciones es un argumento fuerte para sugerir que se trata de divinidades.
Un símil contemporáneo sería la representación por millares de la Virgen de
Guadalupe, que puede venir de modelo chico a grande, de plástico a piedra, en imagen o
tridimensional, pero que siempre retoma los atributos fundamentales que permite a
cualquiera reconocer la figura a partir del modelo establecido desde el siglo XVI. Es en
este aspecto que los dioses narigudos se diferencian de los otros tipos. Hasta las figurillas
sonrientes, que son uno de los tipos de figuras de barro más populares y difundidos del
periodo Clásico en el centro-sur de Veracruz e incluso en el sur de Veracruz,37 tienen
mayor variedad de tocados con áreas de distribución más restringidas; en sus estudios, el
mismo Medellín encuentra dificultades para atribuirles un carácter netamente divino.38
Para entender en qué reside la especificidad de los dioses narigudos, es necesario acercarse
a los contextos en los que fueron hallados.
Los contextos de hallazgo
Para 1950 Medellín ya había observado lo que desde entonces resultaron ser los contextos
típicos de los dioses narigudos: ofrendas votivas asociadas a etapas constructivas, que
pueden ser bajo piso y entonces generalmente con las figurillas colocadas en un cajete, o
37 Ibid., pp. 78-84; C. W. Weiant, An Introduction to the Ceramics of Tres Zapotes, Veracruz, Mexico, bulletin 139,Washington: Bureau of American Ethnology, Smithsonian Institution, 1943.38 A. Medellín Zenil, “El monolito de Maltrata, Veracruz”, en La Palabra y el Hombre, núm. 24, Xalapa: UV,1962.
66
Medellín Zenil y los Dioses narigudos
colocadas sobre piso, como amontonamiento. En Infiernillo las halló bajo piso de la
cumbre de la pirámide principal, como parte de una ofrenda de 7 cajetes de los cuales dos
llevaban tres narigudos dispuestos de manera simétrica.39 En Loma del Reparo, estaban
amontonados en el empedrado de un pequeño adoratorio, contexto que se repite en un
montículo de la ladera oriental de Remojadas.40
El contexto de narigudos como ofrendas-dedicatorias bajo piso se verificó en
varias instancias bien documentadas, en una variedad de edificios: pirámides principales
(Infiernillo),41 plataformas monumentales (Las Puertas,42 La Joya),43 pirámides pequeñas
sobre plataforma (La Campana,44 Conchal Norte),45 y unidades habitacionales (Plaza de
Toros,46 Ixcoalco).47 Desde el caso de Plaza de Toros, y a raíz de éste en Conchal Norte,
Ixcoalco y La Joya, se empezó a observar
que cuando los narigudos están colocados
simétricamente en un cajete, es de acuerdo
con reglas precisas: siempre hay cuando
menos un ejemplar de tipo I, aunque éste
puede combinarse con otros tipos de
dioses narigudos: entonces el ejemplar de
tipo I estará de preferencia hacia el norte
o el este, con generalmente dos o tres
figuras colocadas formando una cruz;
pueden ser de uno a tres ejemplares de
39 A. Medellín Zenil, op. cit., 1949, p. 59.40 A. Medellín Zenil, op. cit., 1950, pp. 64-64.41 A. Medellín Zenil, op. cit., 1949.42 Guerrero, op. cit., 2003.43 Brüggemann, op. cit., 1969, pp. 136-143; A. Daneels, “Earthen Architecture in Classic Period Central”,Veracruz: en prensa, 2006.44 Joel Jiménez Pérez y Alicia Bracamontes Cruz, op. cit.45 Delfino Pérez Blas, Conchal Norte: representación singular del desarrollo regional en la cuenca baja del río Cotaxtla afines del periodo Clásico, tesis de Licenciatura en Arqueología, México: ENAH, 2002.46 A. Daneels, La cerámica de Plaza de Toros y Colonia Ejidal, informe sobre las excavaciones realizadas en 1984en el marco del proyecto “Exploraciones en el Centro de Veracruz”, Archivo Técnico, México: INAH,núm. Catálogo 29-83, 1988.47 M. E. Maldonado Vite, op. cit.
67
Medellín Zenil y los Dioses narigudos
tipo II, o uno o dos de tipo II y uno de tipo III (aunque hay casos de hasta 7 figuras en un
cajete, de tipo I, IIA, IIB y IIIB, asociados con un entierro.
Las figuras están orientadas hacia los puntos cardinales o intercardinales (NE,
SE, SW o NW). Este tipo de ofrenda ocurre en todo el periodo Clásico, desde el Clásico
Temprano (100 d. C., p. ej. en el caso de la primera etapa constructiva de la Plataforma
Este de La Joya), hasta el final del Clásico, hacia 1000 d. C. (p. ej. en Conchal Norte).
Las mismas reglas aplican al parecer en todos los tipos de edificios, con la diferencia que
entre más importante el edificio será más numerosa la ofrenda: en unidades habitacionales
habrá uno o dos cajetes con figurillas, en edificios mayores habrá hasta varias decenas de
cajetes. Casi siempre son el mismo tipo de cajete, de fondo plano con paredes recta o
curva divergentes, recubiertas de engobe
naranja (que en nuestra tipología
llamamos tipo Potrerillo Naranja). Hay
otros casos en que los narigudos pueden
ocurrir sin cajete, pero ordenados en cruz
y combinando tipos, como el caso de la
segunda etapa constructiva de la
Plataforma Este en La Joya: un dios
narigudo de tipo 1, muy grande, orientado
oeste-este, con tres pequeñas figuras femeninas de tipo IIIB en el regazo, enfrentado por
una línea de tres narigudos tipo I en línea y orientados este-oeste, y otro sur-norte.
Un contexto al parecer similar es el que Hangert48 halló en El Faisán, donde
narigudos forman parte de las ofrendas de sólo dos de los cuando menos 66 entierros
encontrados en una pequeña pirámide de 27 m de diámetro y 8 m de alto. Ambos entierros
se hallaron en el eje oriente (sección I) y cerca del desplante del edificio ya que estaban a
7,65 y 7,70 m de profundidad desde la cumbre.49 El entierro 3, un posible entierro primario
48 Waltraud Hangert, Die Ausgrabungen in “El Faisán”, Archivo personal, Xalapa, 1958b.49 Waltraud Hangert, op. cit., 1958a, pp. 11-12, 17-20, 21-22.
68
Medellín Zenil y los Dioses narigudos
sedente, tenía 24 figuras de tipo I, una figurilla masculina y dos figurillas femeninas (que
no son narigudos, por lo que observamos en la colección del MAX), tres figuras rojo
sobre crema, 2 figuras monumentales sentadas y 17 vasijas. El entierro 5, secundario,
contenía 4 “Narigudos” de tipo I, dos flautas, 5 vasijas y dos placas de laja de esquisto
(schiefer), una de ellas grabadas. Hangert supuso que se trataba de entierros con sus ofrendas
funerarias, pero indicó muy claramente que no pudo hallar evidencia de estratigrafía,
sino que el relleno era perfectamente homogéneo. Por esta razón, es viable interpretar el
conjunto de los hallazgos como un gran depósito consagratorio colocado en el momento
de la construcción del edificio, en cuyo centro y desplante están ubicados los narigudos.
El otro tipo de contexto es la ofrenda de terminación, caracterizada por lo que
Medellín ya había descrito como amontonamiento. Ocurre al sellar una etapa constructiva,
dejando la ofrenda encima del piso (Loma del Reparo, Remojadas) o en el relleno que
recubre el edificio. Un caso impresionante está aún siendo excavado en La Joya, fechado
hacia 700 d. C.: el último edificio de la tercera etapa constructiva se fue sepultando bajo
una capa de relleno, dentro del cual se fue colocando una serie de depósitos votivos:
69
Medellín Zenil y los Dioses narigudos
donde estaban las escalinatas colocaron un eje de ofrendas: al norte un entierro de perro,
luego más al sur tres cajetes superpuestos, cada uno con 4 dioses narigudos en posición
intercardinal, luego un entierro de mujer (?) y finalmente un entierro de hombre; por la
parte de atrás del edificio, colocaron en el relleno una serie de entierros primarios (cuando
menos 10 en posición sedente y 2 decúbito lateral, 14 desmembrados, ya sea brazos,
piernas o cráneos con vértebras) y 6 entierros secundarios, asociados a vasijas (cajetes y
apaztles). Es importante indicar que todos los entierros fueron colocados en un mismo
momento, en un mismo relleno constructivo, sin evidencia de fosas o perturbaciones
posteriores, lo que hace improbable que se trate de inhumaciones de personas fallecidas
por muerte natural, sino de víctimas de sacrificio humano; además, en 8 casos donde se
pudo identificar, se trata siempre de hombres adultos jóvenes. Luego toda el área se recubrió
de una capa casi continua de narigudos rudimentarios de tipo I y II (más de 800 ejemplares)
y escudillas hemisféricas; todas estas piezas están muy rudimentarias pero muy
estandarizadas, de muy mal cocimiento, sugiriendo que fueron hechos adrede para este
evento, tal vez para una ceremonia en la que se usaron las figurillas y las escudillas, estas
últimas tal vez para consumir bebidas. Al terminarse la ceremonia, los cacharros se regaron
sobre el área de entierros y se recubrieron con el mismo relleno, quedando esta área de la
Plataforma Este como un área nivelada sobre la que no se volvió a construir nunca (aunque
en el resto de la Plataforma se siguieron construyendo tres etapas constructivas más).
Interpretación contextual
¿Qué sabemos hasta este punto de los dioses narigudos? Son figuras que ocupan un área
de distribución restringida pero en grandes números, con atributos estandarizados y en
combinaciones de tipos recurrentes; se encuentran no sólo en distinto tipo de edificio,
sino también en todos los rangos de asentamientos,50 desde capitales, como La Joya, a
50 A. Daneels, El patrón de asentamiento del periodo Clásico en la cuenca baja del río Cotaxtla, centro de Veracruz.Un estudio de caso de desarrollo de sociedades complejas en tierras bajas tropicales, tesis de Doctorado en Antropología,México: Instituto de Investigaciones Antropológicas, UNAM, 2002.
70
Medellín Zenil y los Dioses narigudos
centros de segundo rango, como Plaza de Toros o Remojadas, centros de tercer rango
como La Campana, Conchal Norte, Loma Iguana o Faisán, o zonas habitacionales
(pueblos) como Ixcoalco. Por lo tanto, dentro de esta zona restringida del centro de
Veracruz, no están restringidos a un segmento de la población o un nivel social. El arreglo
en cajete, como fenómeno recurrente, es relevante: generalmente incluye un ejemplar de
tipo I, de tamaño mayor y posición sedente interpretada como de poder;51 los otros son
masculinos pero de tamaño menor y posición erguida (tipo II) y a veces están acompañados
de un ejemplar femenino (tipo III), también de tamaño menor. Como ya se había
especulado en el caso de las ofrendas Protoclásicas 1 y 4 de Remojadas Inferior,52 recuerdan
a grupos familiares, con un hombre dominante con sus hijos y consorte. Su presencia en
un recipiente circular dentro del cual están colocados hacia los puntos cardinales (o
intercardinales), y la estandarización de sus componentes, indica que no son familias
particulares sino un grupo primordial, o el mundo (la vasija) y su comunidad (gobernante
y pueblo), a similitud de un cosmograma. Dado que se asocian a eventos de construcción,
ya sea como ofrenda de dedicación o terminación para los que al parecer están hechos ex
profeso, se infiere que tienen un valor consagratorio. Por lo tanto serían ellos mismos
sagrados y/o divinos.
Sin embargo, los dioses narigudos pertenecen a una esfera distinta a lo que he
querido identificar como “la religión de estado en el centro de Veracruz en el Clásico”.53
Esta religión gira en torno al ritual del juego de pelota, con su sacrificio por decapitación,
su parafernalia de yugos, hachas y palmas realizados por artistas especializados en piedras
finas importadas, decoradas en los estilos de volutas propios de la región. La iconografía
de esta religión se restringe a ámbitos de élite: edificios ceremoniales como templos o
51 Joyce Marcus, “Woman’s Ritual” In Formative Oaxaca: Figurine-making, Divination, Death and the Ancestors.Prehistory and Human Ecology of the Valley of Oaxaca, vol. II, Ed. Kent V. Flannery and Joyce Marcus, Memoirsof the Museum of Anthropology, num. 33, University of Michigan, Ann Arbor, 1998.52 A. Medellín Zenil, op. cit., 1960, pp. 33-34, 42-43.53 A. Daneels, “Ballcourts and Politics in the Lower Cotaxtla Valley: A Model to Understand Classic CentralVeracruz”, ponencia presentada en Dumbarton Oaks 2003 Pre-Columbian Symposium: Classic Veracruz: CulturalCurrents in the Ancient Gulf Lowlands, organizado por Richard A. Diehl, Philip J. Arnold III y Christopher A.Pool, Washington, 2003.
71
Medellín Zenil y los Dioses narigudos
canchas, medios de élite como relieves, pinturas murales y cerámica de relieve; el juego se
practica en los conjuntos arquitectónicos principales de los sitios de alta jerarquía (centros
de primer y segundo rango). Esta religión caracteriza al conjunto de la cultura del centro
de Veracruz durante el Clásico, desde el Cazones hasta el Papaloapan hasta la vertiente
occidental de la Sierra Madre, como Medellín bien definió su extensión geográfica.54
Los dioses narigudos son de un material común, el barro, nunca de materiales
“caros” (no hay narigudos de jade); ocurren no solamente en ámbitos de élite sino a
todos los niveles de la sociedad y en todos los rangos de sitios: desde casas modestas en
pueblos a casas grandes en sitios mayores, en palacios y en templos chicos y grandes,
pero solo en una región circunscrita. A diferencia del juego de pelota y su ritual asociado,
que se practica en público, junto a la plaza principal de los sitios, los dioses narigudos
quedan ocultos cuando ofrendados (aunque no se descarta que hayan tenido un uso
previo en altares, sobre todo en el caso de las piezas de mayor tamaño y mejor acabado,
pero también en este caso pueden haber sido más del ámbito privado o doméstico que
del ámbito público o de estado). Sin embargo, a semejanza del ritual del juego de pelota,
los dioses narigudos están ocasionalmente también asociados a sacrificios humanos,
incluyendo, aunque no sistemáticamente, la decapitación, como se vio en la gran ofrenda
de terminación de La Joya.
Por estas razones consideramos que los dioses narigudos representan una
religiosidad popular, en el sentido usado por Redfield cuando contrasta la religión Folk
con la religión institucional. En el caso de las cuencas bajas de Paso de Ovejas, San Juan,
Jamapa y Cotaxtla, esta religión sería expresada por los narigudos. Hay indicios de que un
papel similar pudo haber sido jugado por otros tipos de figurillas en otras regiones del
centro de Veracruz durante el periodo Clásico, como las llamadas figurillas San José
Acateno en el centro-norte, entre la Sierra de Chiconquiaco y la región de El Tajín, las
sonrientes en el centro-sur o los coyotes en la cuenca del Antigua y del Actopan.55 Su
papel en las ofrendas de construcción habla de la importancia de la participación popular
54 A. Medellín Zenil, op. cit., 1960, p. 3.55 A. Daneels, op. cit., 2006a, y op. cit., 2003.
72
Medellín Zenil y los Dioses narigudos
en la toma de decisiones hasta de alto nivel, en los casos de pirámides mayores y plataformas
palaciegas. En este aspecto la cultura del centro de Veracruz se distingue de sus
contemporáneas teotihuacanas, zapotecas y mayas, donde las figuras de barro no forman
parte de las ofrendas de construcciones mayores. Así, otra vez se confirma la originalidad
de la cultura del centro de Veracruz.
Conclusiones
Partiendo en 1979 de los datos proporcionados por Medellín Zenil, se propone aquí por
primera vez una tipología de dioses narigudos que tiene en cuenta el conjunto de los
tipos que esta denominación agrupa, a partir de un catálogo de casi 1400 piezas de
colecciones museográficas, aunada a más de 1000 piezas de recolección y excavación del
proyecto propio. Esta tipología se podrá enriquecer a futuro con la identificación de los
estilos regionales, la definición de su distribución espacial y la evaluación más precisa de
las proporciones relativas de los tipos y subtipos principales, información que permitirá
entender aún mejor el papel que estas figuras jugaron en una pequeña área del centro-sur
de Veracruz. Sin embargo, el catálogo alcanzó para demostrar que los distintos tipos de
Narigudos están perfectamente estandarizados en cuanto a atributos, y jerarquizados en
cuanto a tamaño y frecuencia: el tipo I, masculino, es dominante por su tamaño y posición
sedente (de poder), y por conformar hasta el 60% de la categoría; los dos tipos
subordinados, uno masculino (tipo II), otro femenino (tipo III), ambos trípodes y de
tamaño menor, conforman respectivamente sólo el 25% y el 15 %.
Al revisar los atributos morfológicos, se pone en duda la interpretación hasta
ahora bastante difundida de que se trate de una divinidad solar, prefiriendo analizar los
contextos de hallazgo. Los “Narigudos” ocurren como depósitos votivos en
construcciones, tanto como ofrendas de dedicación o consagración como de terminación.
Esta circunstancia, aunada a la estandarización y jerarquización de los tipos y su
ordenamiento de acuerdo con rumbos cardinales, confirma que se les atribuyeron poderes
de sacralización de espacios, indicando su naturaleza divina en la sociedad que los produjo;
73
Medellín Zenil y los Dioses narigudos
se infiere que pueden ser la representación del mundo como espacio ordenado. Sin
embargo, Dioses narigudos no pertenecen al ámbito de la religión de estado como
expresada en el rito del juego de pelota. Éste está restringido al ámbito de élite por la
parafernalia (esculturas finas), iconografía en medios de élite (arquitectura, escultura en
piedra, pintura mural, vasijas de relieve), asociado a centros de poder (sitios de primer y
segundo rango), donde se practica en la cancha que está asociada a la plaza principal.
Los narigudos se relacionan con una religiosidad popular o doméstica, por ser
de barro, ocurrir a todos los niveles sociales y en todos los rangos de sitios, por su
carácter oculto o privado, y por estar ausente del ámbito de élite. Sin embargo, esta
religión popular tiene injerencia en las tomas de decisión de alto nivel, al ser parte de las
ofrendas votivas de construcciones mayores, lo que sugiere una rivalidad con la religión
de estado. El caso de los narigudos indica que esto sucede a un nivel regional reducido,
mas hay indicios de que otros tipos de figurillas del centro de Veracruz en el Clásico
funcionaron de la misma manera en su esfera regional. Esto podría llegar a explicar la
importancia y gran diversidad de figurillas de barro que siempre ha caracterizado esta
cultura mesoamericana y que ha llamado la atención tanto de arqueólogos como
historiadores del arte.
Créditos
Deseo agradecer a las siguientes personas e instituciones que hicieron posible la
investigación cuyos resultados aquí se presentan:
Al Mtro. Alfonso Medellín Zenil del Museo de Antropología de la Universidad
Veracruzana, quien en 1979 permitió el estudio de la colección de Dioses narigudos y el
acceso al archivo técnico.
Al Dr. Dieter Eisleb del Museum für Völkerkunde de Berlín, Dahlem, que permitió en
1981 y en 1987 el estudio de los materiales y archivos del centro de Veracruz, provenientes
principalmente de las colecciones de Strebel.
74
Medellín Zenil y los Dioses narigudos
Annick Daneels Verriest. Doctora en Antropología por la UNAM,actualmente labora como investigadora en el Instituto de InvestigacionesAntropológicas de dicha institución. Ha dirigido varios proyectos dereconocimiento en el Centro de Veracruz y es autora de numerosos artículossobre historia prehispánica de los asentamientos, sobre todo en la cuencade los ríos Jamapa y San Juan.
Al Consejo de Arqueología del Instituto
Nacional de Antropología e Historia, por
los permisos otorgados desde 1981 al
proyecto “Exploraciones en el centro de
Veracruz”.
A la Secretaría de Relaciones Exteriores
de México, la cual con el Comisariado
Flamenco para Cooperación de Desarrollo
de Bélgica me otorgó una beca de
intercambio de 1981-1986 para realizar la
investigación.
Al Fondo Nacional para la Investigación
Científica de Bélgica, por el apoyo a las
investigaciones en 1981-1984 y 1988-1990.
A la Universidad Nacional Autónoma de México, el Instituto de Investigaciones
Antropológicas, donde laboro como investigadora desde 1998, y a la Dirección General
de Asuntos del Personal Académico, con presupuesto PAPIIT IN 305503 (2004-206) Al
Consejo Nacional para la Ciencia y la Tecnología, con el proyecto individual 27793 H
(1999-2000).
75
Medellín Zenil y los Dioses narigudos
Sara Ladrón de Guevara
Lacerámicaconbajorrelieve,unaomisión de Medellín Zenil
En el centro de Veracruz, durante la época precolombina, se utilizó la técnica del
bajorrelieve con magníficos logros. En la escultura pétrea son ampliamente conocidos
los tableros y las columnas de El Tajín, realizados sobre piedra arenisca. Hay muchos
otros ejemplos de esta técnica sobre piedra. Pero el bajorrelieve se utilizó también en
vasijas cerámicas en dicha área y en una temporalidad más o menos contemporánea al
sitio mencionado. Desde luego, es muy diferente esculpir en piedra que hacerlo en cerámica
y es diferente también trabajar una superficie plana que la forma redondeada de una
vasija: sobre la superficie pétrea se esculpe, se retira materia hasta dejar sólo la forma
deseada, mientras que la cerámica se modela, se quita o se agrega o se moldea.
Las vasijas de las que nos ocuparemos a continuación parecen ser producto de
moldes, aunque posterior a dicho tratamiento eran refinadas y se les daba un acabado
que hoy nos permite identificar productos individuales generados del mismo molde.
El tipo cerámico, es decir, la pasta, el acabado y la forma de la vasija es variable.
Esto es interesante, pues los arqueólogos ponemos mucha atención a los tipos cerámicos
y distinguimos diferencialmente las vasijas por su pasta y acabado, en cambio, reconocemos
que los que manufacturaron vasijas con bajorrelieve no se restringieron a un solo tipo. Si
bien siempre ocuparon pastas finas, éstas pueden ser de diversos colores y pueden o no
presentar engobe. En cuanto a las formas, se trata siempre de cajetes, pero pueden presentar
paredes más o menos convergentes o divergentes y pueden o no tener soportes trípodes.
Sin duda, el trabajo más acucioso sobre estas vasijas es de la autoría de Hasso
von Winning y Nelly Gutiérrez Solana, y en él se denomina a la cerámica de vasijas
decoradas en relieve como complejo “Río Blanco”; sin embargo, hay que destacar que
vasijas de este complejo aparecen no solamente en La Mixtequilla en el espacio entre el
Río Blanco y el Papaloapan, como se expresa en dicho trabajo, sino que en sitios al norte
de dicha región, específicamente en El Tajín, han aparecido fragmentos de vasijas con
CONTRAPUNTO No. 7 enero-abril 2008
76
La cerámica con bajorrelieve
estas características, si bien reconocemos una mayor incidencia de tiestos afines en el
área de Río Blanco-Papaloapan.
Las primeras noticias publicadas que tenemos de estos ejemplares aparecen en
los años cuarenta. Drucker llamó a esta cerámica “Carved ware” (vajilla labrada) y describió
el tipo como “poco común en Tres Zapotes”.1 Encontró algunos tepalcates en excavación
y los consideró no locales, indicadores de contactos culturales con otras regiones.
Por su parte, Weiant la denominó “Sculptured Pottery”2 (cerámica esculpida).
Este autor reconoció la semejanza de su decoración con los bajorrelieves de El Tajín. A
diferencia de Drucker, considera que los tepalcates hallados en Tres Zapotes eran de
manufactura local, en vista de que hay miles de tiestos con la misma pasta y cocimiento
que éstos. Weiant3 menciona también que Juan Valenzuela encontró muchos de estos
especímenes en varios sitios del área.
Reconocemos ya en estos dos autores una polémica en cuanto a la procedencia
de tales ejemplares. Nos inclinamos por la propuesta de Weiant en el sentido de que estas
vasijas son de manufactura local.
Poco después, Du Solier4 habría de consignar algunos tiestos con bajorrelieve
procedentes de El Tajín. Muchos años más tarde, en los noventa, Yamile Lira encontraría
aún más ejemplares durante la exploración del Edificio de las Columnas, dentro del
proyecto Tajín dirigido por Jürgen Brüggemann, pero lamentablemente no se ha hallado
una vasija completa.
Llama la atención el hecho de que Alfonso Medellín Zenil no hubiese mencionado
este tipo de vasijas en su obra clásica Cerámicas del Totonacapan (1960) a pesar de haber
hallado él mismo un ejemplar en las excavaciones realizadas en Remojadas y es por ello
que he titulado a esta ponencia como “una omisión de Medellín Zenil”, siendo él uno de
1 Philip Drucker, Ceramic sequences at Tres Zapotes, Veracruz, Mexico, Washington: Smithsonian Institution,Bureau of American Ethnology Bulletin 140, US Government Printing Office, 1943, p. 75.2 C. W. Weiant, An Introduction to the Ceramics of Tres Zapotes, Veracruz, Mexico, Bulletin 139, Washington:Bureau of American Ethnology, Smithsonian Institution, 1943.3 C. W. Weiant, op. cit., p. 113.4 Wilfrido Du Solier, “La cerámica arqueológica de El Tajín”, en Anales del Museo Nacional de Arqueología,Historia y Etnografía, t. III, Quinta Época, México: SEP, 1945, pp. 147-191.
77
La cerámica con bajorrelieve
los pocos arqueólogos que encontrara una de estas vasijas en contexto arqueológico y
siendo a él a quien debemos precisamente la obra más importante sobre la cerámica del
centro de Veracruz. Llama la atención la ausencia de descripción de este tipo en su obra.
Arqueólogos contemporáneos que realizan sus investigaciones en la región
conocida como “La Mixtequilla” siguen hallando ejemplares de este tipo. Barbara Stark,
por ejemplo, consigna numerosos ejemplares.5 Uno de ellos, con silueta que muestra la
forma de la vasija como vaso cilíndrico, le permite ubicarlo temporalmente en el Clásico
Temprano.6 Pero los tiestos recuperados en excavación le sugieren fuertemente que las
escenas moldeadas son del Clásico Tardío, aunque en raros casos puede ocurrir en el
Clásico Temprano. En su opinión los casos moldeados del Clásico Temprano tienen
motivos más grandes y pasta más burda en comparación con las escenas moldeadas más
delicadas y complicadas del Clásico Tardío.7
En la colección del Museo de Antropología de Xalapa se encuentran cinco
ejemplares de vasijas con bajorrelieve. Tres de éstas son de procedencia conocida y de
proyectos arqueológicos, mientras que dos vasijas más son de procedencia desconocida.
Las tres primeras proceden de El Zapotal, El Faisán y Remojadas. Esta última es la que
halló Alfonso Medellín Zenil.
La vasija de Remojadas
La vasija con bajorrelieve encontrada por Alfonso Medellín Zenil en Remojadas tiene
una altura de 7.2 cm y un diámetro de 10.5 cm. Su registro señala que procede de la
Sección S, 2ª capa. Lamentablemente presenta grandes faltantes.
5, Barbara L. Stark (ed.), Classic Period Mixtequilla, Veracruz, Mexico. Diachronic Inferences from ResidentialInvestigations, Monograph 12, New York: Institute for Mesoamerican Studies/University at Albany, 2001.6 Barbara L. Stark (ed.), op. cit., p. 129.7 Ibid.
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La cerámica con bajorrelieve
Llama la atención que Medellín
no haya hecho mención especial de esta
vasija a pesar de su extraordinario
bajorrelieve y de la escasez de este tipo
de materiales.
En su obra clásica, Cerámicas del
Totonacapan, Medellín describe en el
apéndice la excavación realizada en la
sección S8 y afirma que los materiales de las dos primeras capas, en una de las cuales halló
esta vasija, corresponden todos al Horizonte Clásico Temprano: “Sección S”. Esta
excavación sólo dio 3 capas de materiales arqueológicos, de 0.20 m cada una. Entre sus
3901 fragmentos cerámicos, sólo 5 pertenecen a la época “Remojadas Inferior”, mismos
que fueron localizados en lo más profundo de la tercera capa. Los materiales situados
estratigráficamente más arriba son todos del Horizonte Clásico Temprano”.9
En la parte del bajorrelieve que se conserva se observa a dos personajes humanos
enteros y parte de un tercero que se hallan en posición sedente y son vistos de perfil.
Todos están ornados con tocados de plumas, con orejeras y collar. En el dibujo se observa
a dos personajes mirando a la misma dirección y el tercero en dirección opuesta. Uno de
ellos trae una especie de abanico y frente a él hay una red. El personaje en dirección
opuesta porta un manojo de plumas. Este objeto nos recuerda un bajorrelieve sobre las
columnas de El Tajín, donde un personaje ofrece un atado de plumas al gobernante en su
entronización.10 Entre los dos personajes que se dan la espalda y en medio de volutas se
halla un ave.
8 Alfonso Medellín Zenil, Cerámicas del Totonacapan. Exploraciones arqueológicas en el Centro de Veracruz, Xalapa:UV, 1960, p. 181.9 Idem.10 Sara Ladrón de Guevara, Imagen y pensamiento en El Tajín, Xalapa: UV/INAH, 2005, p. 130.
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La cerámica con bajorrelieve
Reconocemos así que la parafernalia asociada con el poder se comparte en estos
sitios correspondientes a espacios y temporalidades lejanos.
Asimismo, reconocemos que existen corrientes de influencia en la costa del Golfo
que van de sur a norte de tal forma que en El Tajín se recuperó una tradición propia del
centro-sur de Veracruz, independientemente de modificaciones estilísticas. Esto es así
para un tipo cerámico, pero lo fue también en otros ámbitos de la cultura material y no
material en la costa del Golfo. La evidencia iconográfica aquí mostrada indica que los
símbolos de poder y la parafernalia de los Señores se reitera en medios y tiempos distintos:
ya no moldeados en sus cuencos sino esculpidos en bajorrelieves sobre las columnas,
precisamente en el edificio donde cuencos con bajorrelieve fueron utilizados como objeto
de prestigio de uso para las élites, siguiendo cánones estilísticos propios.
Sara Ladrón de Guevara. Arqueóloga por la Universidad Veracruzana,Maestría en la Sorbona (París) y Doctora en Antropología por la UNAM.Especialista en Iconografía y Religiones Mesoamericanas, ha trabajado enel occidente de México, en El Tajín y Puente Nacional, entre otros sitios.Autora de Hombres y dioses de El Tajín (Premio Nacional 2007) e Imagen yPensamiento en El Tajín, además de otras publicaciones.
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