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De Patrulleros a Milicianos… / Julio Valdez 1
UNIVERSIDAD DE SAN CARLOS DE GUATEMALA ESCUELA DE CIENCIAS PSICOLÓGICAS
MAESTRÍA EN PSICOLOGIA SOCIAL Y VIOLENCIA POLÍTICA
De Patrulleros a Milicianos Población civil frente al conflicto armado en Guatemala
Tesis:
Presentada por el Licenciado:
Julio Alejandro Valdez Rodas
Previo a conferírsele el Grado Académico de
Master en Psicología Social y Violencia Política
Nueva Guatemala de la Asunción
Guatemala, C.A 2,007
De Patrulleros a Milicianos… / Julio Valdez 2
Indice
A Manera de Introducción……………………………………………………………………… Capítulo 1 La población civil frente al fenómeno de la confrontación armada. ¿Algo nuevo para Guatemala? …………………………………………………………………..
1.1. Del motín a la rebelión y la lucha por la resignificación del cristianismo en la colonia. El caso de la rebelión de los Tzeltales…………………
1.1.1. La lucha desde la subalternidad “La Construcción del Reino de Dios en la tierra”…………………………….
1.1.2. Desarrollo de los hechos “Con la Cruz en una mano y la lanza en la otra”……………………………..
1.1.3. De motines y rebeliones……………………………………………………… 1.2. La Rebelión de la Montaña y la reafirmación del guerrero campesino………………… 1.2.1. ¿Revolucionarios Conservadores? …………………………………………… 1.2.2. La sublevación de las Castas…………………………………………………. 1.2.3. Ideología = movilización / componentes para la guerra civil………………… Capítulo 2 Población combatiente y población no combatiente ¿Un dilema en la última confrontación armada? ………………………………………………
2.1. Periodización básica del transcurso del patrullero al miliciano……………………… 2.2. El Ciudadano-Soldado………………………………………………………………… 2.3. La Construcción de la subjetividad del Patrullero……………………………. …….. 2.4. Patrullas y Ejército nacional……………………………………………………………
Capítulo 3
De ciudadanos a combatientes, de combatientes a ciudadanos y los avances de su organización post-conflicto ………………………………………………. 3.1. Los Ex patrulleros como organización civil Ha muerto la patrulla… ¡que viva la patrulla! ……………………………………… 3.2. Patrulleros y Clientelismo político…………………………………………………… 3.3. La Patrulla y la pobreza rural………………………………………………………… Análisis Final Patrullas, la cultura de la violencia y la construcción del sujeto post-conflicto………………
Conclusiones……………………………………………………………………………………
Bibliografía……………………………………………………………………………………
Anexos………………………………………………………………………………………….
Anexo gráfico…………………………………………………………………………………..
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De Patrulleros a Milicianos… / Julio Valdez 3
¿Acaso una introducción?
La norma diría que es necesario abordar el problema de manera tal que mostrase los avances del
estudio científico en forma de certezas que le den un marco de objetividad al mismo, sin
embargo, dicha objetividad se relativiza en la medida que se profundiza en las subjetividades de
los imaginarios humanos, por lo tanto, y sin pretender alejarse de una guía objetiva, el presente
análisis profundizará lo subjetivo lo más objetivamente que se pueda.
El caso del conflicto armado guatemalteco, al igual que otros conflictos a lo largo de la historia
humana, existen hechos irrefutables y por más subjetividad presente en su abordaje, no se
pueden negar; ejemplo de esto son: “las campañas de pacificación en contra de población civil,
las campañas punitivas e incluso las campañas de propaganda armada, sabotajes y ataques contra
la infraestructura productiva”. Ahora bien, las consecuencias de ello en lo referente a cantidad de
decesos ha estado en debate, no abierto, pero sí en relación a que los bandos tendían y tienden al
engaño como una forma de elevar o disminuir el daño ocasionado o incluso para repartirse los
daños ocasionados a la población civil, esto se puede entender desde la manipulación política
que regularmente se hace de los conflictos, y el guatemalteco no está libre de ello.1
Para abordar el tema de la participación civil en el conflicto armado guatemalteco, y
especialmente el caso de los ex Patrulleros de Autodefensa Civil o ex PAC´s, es necesario
primero caracterizar al mismo conflicto, analizarlo desde la variable histórico-social, es por eso,
y a manera de provocación, se iniciará esta tesis con una conclusión, si se quiere arriesgada: “En
Guatemala no hubo guerra civil (en los términos como regularmente se conocería en otras
confrontaciones bélicas a nivel mundial e incluso a nivel centroamericano, ejemplo: El
1 Según el Informe Guatemala Memoria del Silencio elaborado por la Comisión de Esclarecimiento histórico, en su parte concluyente, afirma: “en su labor de documentación de las violaciones de los derechos humanos y hechos de violencia vinculados al enfrentamiento armado..., la CEH registró un total de 42,275 victimas, incluyendo hombres, mujeres y niños. De ellas, 23,671 corresponden a victimas de ejecuciones arbitrarias y 6,159 a victimas de desaparición forzada..... 83% eran Mayas y 17% eran ladinos. Pero según el informe Guatemala Nunca Más del Proyecto Interdiocesano de Recuperación de la Memoria Histórica 22,463 son los fallecidos en forma directa, 2,660 en forma indirecta 3,893 son los que sufrieron desaparición forzada y no aparecieron. (ver anexos) Como se podrá observar en el tema de ejecuciones no hay mucha diferencia, no así en el de desapariciones, pero aún así, dichos números son mucho menores que los manejados por el informe de la IGE que igualmente fue utilizado por organizaciones de Derechos Humanos Guatemaltecas en México que afirmaban que habían más de 150,000 muertos durante los treinta años de guerra, un millón de desplazados internos, 300,000 refugiados en México y 45,000 desaparecidos (esta cifra la utilizada por el Grupo de Apoyo Mutuo y el Comité de Viudas de Guatemala –CONAVIGUA, ambas organizaciones de victimas del conflicto)
De Patrulleros a Milicianos… / Julio Valdez 4
Salvador2 y Nicaragua), lo que hubo fue una basta campaña de pacificación3 (cimentada en
la enorme capacidad del Estado para utilizar la represión como mecanismo para
garantizar su propia existencia) sobre brotes de insurgencia rural y urbana. Las partes
enfrentadas, militarmente, sí intentaron elevar cualitativamente el conflicto al grado de
guerra civil, incluyéndole el factor étnico-social, cuando movilizaron a las patrullas de
autodefensa civil por un lado y a las bases sociales de las organizaciones populares
entiéndase Fuerzas Irregulares Locales (FIL), Comités Clandestinos Locales (CCL) o
incluso en las mismas Comunidades de Población en Resistencia CPR (caso de Petén) y
otras expresiones sociales como organizaciones campesinas, estudiantiles e incluso
religiosas todo ello dependiendo del tipo de organización insurgente que se tratara.4 Sin
embargo el salto cualitativo del conflicto hacia una guerra civil no se produjo.”
Esta conclusión trata de brindar el contexto del conflicto, el cual se estableció con la revisión de
material bibliográfico y con recopilación de información empírica, en el cual los ex patrulleros y
ex combatientes tuvieron un papel preponderante. No se trata de reducir el fenómeno social del
genocidio, al contrario, este fenómeno no se puede equiparar al del conflicto y al de la guerra, y
es en ese sentido que se empieza por la categorización de lo que aconteció en los años que
transcurrieron desde el inicio de los movimientos armados de los sesentas, hasta la firma de los
últimos Acuerdos de Paz Firme y Duradera, firmados en diciembre de 1996.
En el caso de los ex patrulleros, como ciudadanos, no se han desmovilizado hasta el día de hoy,
políticamente hablando, eso es un hecho, y por otro lado no se puede comparar, en ese sentido,
con los ex guerrilleros que en su desmovilización también se produjo, para muchos, el
desvincularse de todo proyecto político que reivindicara un proyecto revolucionario, incluso no
representan el motor del accionar político de los “partidos de izquierda revolucionaria” (Unidad
Revolucionaria Nacional Guatemalteca y Alianza Nueva Nación como expresiones políticas
2 Ver REVOLUCIONARIOS EN TIEMPOS DE PAZ de Ricardo Saenz de Tejada, Flacso 2007, Pags. 86 a la 95 3 Dicho término se utiliza en relación a frente a un conflicto se trató de acabar con él por medio de la imposición de la paz en los términos del Estado, por medio de su Ejército. 4 Coincido con Yvon Le Bot en su libro La Guerra en Tierras Mayas. Comunidad, violencia y modernidad en Guatemala (1970-1992) cuando afirma que: “Disidentes de esas organizaciones, círculos de intelectuales indígenas y de observadores independientes han sostenido que tenían un enfoque reductor y erróneo de la cuestión étnica y que habían arrastrado a la población india a una guerra que no era suya: críticas que durante mucho tiempo fueron discretas y confidenciales, que luego se volvieron más insistentes y mejor documentadas a medida que salían a la luz las responsabilidades y el fracaso de la guerrilla.” (Pag. 280) En efecto, comparto el hecho de realizar una ecuación a partir de la cantidad de muertos igual a dimensión del conflicto, puede resultar poco preciso en tanto que, las dimensiones de las muertes, a mi manera de entender el conflicto guatemalteco, no se refiere a elementos cuantitativos y cualitativos del movimiento insurgente, más bien se refiere a la forma como el Estado, en su definición abordaba la disidencia y su relación con los indígenas; estos aspectos los profundizaremos en la tesis.
De Patrulleros a Milicianos… / Julio Valdez 5
nacientes de las organizaciones armadas de izquierda, actualmente están conformadas en su base,
en su mayoría, por personas que, por su edad, no participó en el conflicto ni como combatientes
ni como simpatizantes).
Es importante señalar esto, debido a que mucho de los esfuerzos de la comunidad internacional
por apoyar la desmovilización insurgente era el garantizar que estos no volvieran a tomar las
armas en función de la realidad social que variaba muy lentamente hacia el ideal esbozado en los
“Acuerdos”, sin embargo, era claro que cuando se produce la desmovilización de los patrulleros
se le percibe como una masa inorgánica al servicio del Estado, que no reclamarían la aplicación
de medidas discriminatorias hacia ellos. Mucho de esta lectura provenía de lecturas realizadas
por la Procuraduría de Derechos Humanos, junto con organizaciones como el Consejo de
Comunidades Étnicas Runujel Junam, a finales de los años ochentas, que en su lucha por acabar
con la obligatoriedad de la patrulla tendían a presentarlas como: “una masa atemorizada”, “sin
liderazgo más que el miedo”5, y el peor de los casos como “cómplices del genocidio”6 por lo
tanto al acabar con la obligatoriedad ciudadana instituida por el Ejército, se acababa con ella, y la
realidad terminó corrigiendo los análisis, que contradictoriamente la misma CEH la afirma
cuando reconoce en su capítulo I cuando aborda las causas del conflicto en su numeral 218 así:
El enfrentamiento armado en Guatemala constituyó un fenómeno cuya explicación es
multicausal” (capítulo I pag.8).7, por otro lado hay que recordar que el mismo informe de la
REMHI reconoce que la responsabilidad, por violaciones a los Derechos Humanos durante el
conflicto, atribuida a los patrulleros es de 20,22 % o sea 10,602 víctimas frente al 4,81% o sea
2,523 victimas de la guerrilla respectivamente; pero si se parte de la cifra brindada por el Ejército
en cuento a que el número de simpatizantes y movilizados de la guerrilla llegaba ha casi 300,000
y los movilizados en la patrulla a más del millón, no es muy difícil establecer el peso del
enfrentamiento, frente a los 40,000 soldados del ejército y de los dos mil a siete mil de parte de
5 “Por otra parte, la agresión de los patrulleros civiles contra habitantes de su misma aldea, al margen de que cumplían una orden del destacamento militar, refleja que hay sectores de la población que han sido ganados por la ideología de los militares…” (Revista Otra Guatemala No. 10 Enero-Febrero 1990, Pag.24 Artículo de Magda Gómez. Esta revista se distribuyó en México, Estados Unidos, Canadá y Europa y presentaba las posturas de dirigentes de Octubre Revolucionario y PGT 6 de enero ambos, eran disidencias de organizaciones que conformaban URNG) 6 Este aspecto fue exteriorizado en diversas oportunidades por la Presidenta de la Comisión Nacional de Resarcimiento Rosalina Tuyuc, quien fue presidenta del Comité de Viudas de Guatemala CONAVIGUA. Dicha versión se presentó en diversos foros internacionales y bajo ese argumento gobiernos como Alemania y Estados Unidos apoyaron la concreción de los planes del “Resarcimiento” a partir del año 2,004. 7 Conclusión número 62, del informe de la CEH: “concluye que las comunidades mayas también fueron convertidas en un objetivo militar durante los años más cruentos del enfrentamiento. Por terror y la persecución, en ciertas regiones y años los mayas se vieron obligados a ocultar su identidad étnica, exteriorizada en su idioma y su traje... Conclusión 63 del informe de la CEH: “el Ejercito intentó controlar, cooptar e infiltrar las estructuras tradicionales de autoridades mayas que las vivían...”
De Patrulleros a Milicianos… / Julio Valdez 6
la guerrilla. Por otro lado, siendo las partes enfrentadas en el conflicto, más que el ejército y la
guerrilla, la relación numérica de un millón y medio de seres humanos movilizados frente a las
víctimas de ellos es mucho menor a los poco más de dos mil combatientes desmovilizados de la
guerrilla que asesinaron a un número igual de personas, claro, esta relación puede ser engañosa,
pero sirve para ejemplificar que la generalización en torno a como el conflicto se convirtió en la
sucesión de una serie de actos de genocidio, en donde “todos los patrulleros participaron”, no es
adecuada.
Es por ello que esta tesis trató de abordar el hecho de la construcción del sujeto social llamado
patrullero, y su respectiva subjetividad y, cómo vio y ve el conflicto en forma retrospectiva y su
proyección en el hoy en día. A partir de ello, se amplió la visión sobre la dimensión de la
participación social (civil) durante el último conflicto armado interno. Y deja abierta la discusión
en relación a si los patrulleros, movilizados por sus reivindicaciones monetarias y de
reconocimiento social son en realidad “un movimiento social”.
Ahora bien, del por qué ¿acaso una introducción?, pues bien, esto refleja la búsqueda de otras
versiones que enriquecieran la visión sobre el conflicto armado acaecido recientemente, y que
poco a poco adquiere nuevas interrogantes. Es el querer releer la versión de entidades de
Derechos Humanos y académicas ligadas a la cooperación internacional de izquierda,8 que
pintaron el conflicto en blanco y negro un conflicto que revistió de una complejidad que los
especialistas no han logrado dilucidar, en toda su dimensión9, que no es sino hasta diez años
después, del fin formal del conflicto, que este comienza a dimensionar variables no
profundizadas anteriormente (ver: Revolucionarios en Tiempos de Paz de Ricardo Saenz de
Tejada para el caso de autores guatemaltecos y Entre dos Fuegos de David Stoll y la Guerra en
Tierras Mayas de Yvon LeBot estos últimos divisaron hace más de quince años que las versiones
que daban las organizaciones de solidaridad en Europa y Estados Unidos presentaban vacíos de
8 Ejemplo de ello son La Iglesia Católica en el Exilio, la misma AVANCSO, y otras entidades guatemaltecas en el exilio por ejemplo la RUOG (Representación Unitaria de Oposición Guatemalteca, que en realidad era el equipo político diplomático de URNG), la revista La Otra Guatemala (conformado por disidentes de organizaciones de URNG), la Comisión de Derechos Humanos de Guatemala, CEIDEC, además de aquellas que todavía mantenían representación en Guatemala pero en forma disminuida como era el caso de CUC y el GAM 9 A diez años de haberse firmado los Acuerdos de Paz se han hecho del poder del Estado gobiernos abiertamente de derecha, desde la empresarial hasta la ligada directamente con el crimen organizado. Políticos que apoyaron abiertamente al Ejército de Guatemala en las campañas de pacificación de los años ochentas, incluso algunos de ellos responsables directos del “genocidio”, por su parte las tendencias políticas de izquierda han pasado de regular a menos, incluso en las últimas elecciones del 2,007 un partido político, que su núcleo original eran ex combatientes y políticos de izquierda desapareció por no haber logrado el número mínimo de votos del padrón electoral, esta realidad muestra que el conflicto fue mucho más colorido que la lucha “entre el bien y el mal”.
De Patrulleros a Milicianos… / Julio Valdez 7
contenido y es a través de sus obras que levantaron una discusión que paso totalmente
desapercibida en el medio guatemalteco que a puras penas empezaba a reconocer a sus muertos).
Claro esta, por razones obvias no se incluye las versiones del conflicto abordadas por el General
Alejandro Gramajo Morales o la del Coronel Mario Mérida, dado que presentan, al igual que
otros trabajos como los de Ricardo Falla, Sichar Moreno, Iosu Perales o el mismo Eduardo
Galeano versiones que reclaman “la objetividad del sujeto militante”, para estos trabajos su
lectura se realiza desde la ubicación política del escritor.
Por otro lado, se ha tratado de abordar la conformación de las subjetividades del conflicto como
las que se encuentran presentes en la cotidianeidad de todos, como producto de la creación del
imaginario nacionalista, como lo es la llamada MORAL DE COMBATE10 de difícil
categorización, pero tan dinámica que se utiliza desde los partidos de fútbol hasta las
confrontaciones bélicas y, por supuesto, Guatemala no fue la excepción, es esa parte de la
subjetividad que hace que los seres humanos prosigan a pesar de estar en condiciones de
desventaja.
Por otro lado, esta tesis trató de explorar cómo “los patrulleros de autodefensa civil”, llegaron a
constituirse, primero, en una milicia civil y luego en un movimiento social, más allá de los
“tontos útiles”11 o de igual forma “como una población secuestrada por el miedo” así los
dibujaban algunos académicos de los años ochentas y noventas12 o igualmente los presentaban
como simples “apéndices del Ejército”, que igualmente pretendía descalificar el apoyo social a
los esfuerzos del Estado para acabar con la insurgencia. Cabe la comparación en cuanto a que
este discurso tendiente a menospreciar a los sujetos, fue utilizado también por el Ejército
guatemalteco al calificar la base social de la insurgencia de la misma manera, para muestra lo 10 Incentivos morales, determinación,motivaciones espirituales, energía interna, apremio y demás podrían ser algunos de los sinónimos. Son todas las condiciones subjetivas de carácter psicológico que preparan al individuo y/o colectividad para tareas que requieran esfuerzos fuera de lo normal. Estos elementos psicológicos son artificiales y tratan de emular las estimulaciones fisiológicas normales de los animales cuando se ven ante situaciones de elevado estrés (defensa y ataque). La moral de combate específicamente es utilizada en contextos de conflicto, y se mide su efectividad a partir de la calidad del involucramiento de los sujetos en las acciones establecidas, ejemplo de ello fueron los Kamikazes japoneses. El mantenimiento de esta moral es variable y se ve alimentada por la constitución de la fuerza armada en su conjunto (medios y discurso) 11 Es de hacer notar que este mismo epíteto era utilizado por la propaganda del Ejercito de Guatemala para categorizar a la población civil que supuestamente era utilizada por las fuerzas insurgentes para los objetivos de la “guerra popular” claro esta que ello descalificaba la misma conformación de la base social formada políticamente para los objetivos de la insurrección. 12 El ejemplo de dicha academia se encuentra en el consejo editorial de la revista La Otra Guatemala, y profesionales que estando en el exilio se dedicaron a continuar con sus trabajos de investigación sobre Guatemala pero para las nacientes Ongs residentes en México que trabajaban con población exiliada y refugiada tal es el caso del Centro de Estudios Integrados de Desarrollo Comunal CEIDEC, o el CIEP Centro de Investigación y Educación Popular, ambas ligadas a estructuras amplias de URNG
De Patrulleros a Milicianos… / Julio Valdez 8
expresado en la tesis I-37-X-85, de un oficial del Ejército: “son más agresivos los hombres de
oriente y no muy sentimentalistas ni melancólicos con creencias y costumbres religiosas como
ocurre en el altiplano del país, generalizado en casi todo el occidente y nor-occidente” (Pag.28)
“la masa poblacional no sólo es más costumbrista, tradicional y pacífica que la otra (oriente)”
(Pag.38) estas percepciones igualmente pretendían reducir un fenómeno de protesta social real,
del carácter de actor social, por el clásico concepto de minoridad de la época conservadora. En
efecto, el discurso de los entes organizativos de los patrulleros navega entre la afirmación de que
fueron obligados, lo cual los hace sujetos del pago del Estado, pero por otro lado, esta la
afirmación de que el servicio que brindaron fue determinante en el esfuerzo de guerra y por lo
tanto allí fue donde desarrollaron la plenitud de su ciudadanía.
Esta tesis no pretende ser otro relato del conflicto ya que mucho de lo que se ha escrito brinda el
panorama de lo que el mismo significó para los actores, sin embargo, si trata de aportar algunos
elementos de análisis para ver el conflicto desde otras perspectivas.
Por último es un deseo que algún día exista la posibilidad de ampliar esta discusión sin que se
tenga que revestir del manto de la victimización o de los discursos que gustan escuchar las
agencias extranjeras (tanto de izquierda como de derecha, ambos con aroma a neocolonialismo
norteamericano o europeo); más bien que sea el deseo por avanzar en el estudio del fenómeno de
la conflictividad social como tal y que proporcione luces para evitar, hasta donde sea posible,
futuros conflictos. El profundizar sobre el conflicto armado en Guatemala tiene que superar la
visión denunciativa, la cual está presente en obras que marcan el desarrollo académico en
Guatemala a principios de la década de los noventas como lo son Masacres de la Selva de
Ricardo Falla y Así me nació la Conciencia de Elizabeth Burgos13, que responden al momento
político de querer recuperar la memoria histórica de las víctimas, pero no da una explicación
profunda, más allá del consabido discurso de la lucha de clases, sobre el cómo miles de
guatemaltecos indígenas y ladinos se incorporaron o cómo los discursos político ideológicos se
crearon y recrearon la cultura de la violencia presente antes y después del llamado conflicto. Por
otro lado, hay una aseveración aventurada en el investigador y político en la utilización de la
premisa “treinta años de conflicto”, lo que en realidad corresponde a períodos de mayor y menor
13 ambos llegaron a alcanzar tirajes de cientos de ejemplares, en el mercado editorial y miles en el mercado negro, la distribución de estos coincidió con la entrada de miles de retornados por la vía negociada a Guatemala y con la distribución en Europa, México y Estados Unidos. Hubo otros que aún sin tener la amplia difusión de estos llegaron a complementar tales visiones tal es el ejemplo de: Guatemala País Ocupado de Eduardo Galeano, y los dos tomos de Guatemala Polos de Desarrollo del Ceidec y la compilación de ensayos etnográficos de FLACSO titulado Cosecha de Violencia entre otros.
De Patrulleros a Milicianos… / Julio Valdez 9
presencia de conflictos y movilización social, el genocidio se produjo en medio del
enfrentamiento y finalizó cuando el enfrentamiento político no había terminado.
A nivel metodológico, este trabajo transcurrió del análisis historiográfico que brindó, a su vez, la
base para definir la constante histórica de los conflictos en Guatemala, hasta las entrevistas con
ex patrulleros, jefes y ex jefes, junto con excombatientes de la guerrilla. Los relatos fueron
recopilados con el objetivo no sólo mostrar visiones sobre el conflicto, sino como el combatiente
ciudadano, en determinado momento, se problematiza a si mismo de forma integral, igual que en
otros tiempos de la historia nacional y en general en el devenir de las sociedades
prooccidentales judeo-cristianas.
El análisis trata de demostrar constantes históricas, que permitan percibir el conflicto en forma
mucho más compleja, por ejemplo: es evidente que los entes contendientes, tanto en el lado
definido como revolucionario como en el que defendía al Estado, desarrollaron constructos
ideológicos que se podrían definir como conservadores (dada la experiencia histórica que parte
desde la independencia hasta buena parte del siglo XX), herencia de la forma como se
fundamentó el judeo cristianismo colonial y post-colonial en Guatemala y, contradice aquellas
consignas que afirmaban que: “el pueblo era revolucionario por naturaleza” o “Mientras haya
pueblo habrá Revolución” principios y consignas difundidas desde las organizaciones político
militares insurgentes.
Además del estudio bibliográfico se desarrollaron veinte entrevistas, entre los meses de octubre,
noviembre y diciembre del año 2,004, recopiladas en 7 audio casetes. Dichas entrevistas
buscaban, por medio de la idoneidad de los sujetos (as) mostrar la parte vívida de los procesos
histórico- sociales, no pretendió ser representativa, tal vez en algún otro momento, sería
interesante profundizar en dichos puntos de vista de los sujetos que participaron en esta parte de
la historia patria. La tendencia en la realización de las entrevistas fue, mayoritariamente, para los
patrulleros, diez y siete en total y tres ex combatientes de la guerrilla dos de las Fuerzas Armadas
Rebeldes y una del Ejército Guerrillero de los Pobres (dos mujeres y un hombre, solo una
indígena), en el caso de los ex patrulleros nueve habían cumplido su servicio militar a la hora de
ser convocados a las patrullas los restantes ocho ejercían el oficio de agricultor, diez se definen a
si mismos como indígenas Q`eqchi` y los restantes como castellanos o ladinos, el promedio de
edad de los encuestados era de 35 a 40 para los ex combatientes de la guerrilla y los ex
patrulleros de 46 a 60 años. Solo los excombatientes desarrollan actualmente labores de carácter
De Patrulleros a Milicianos… / Julio Valdez 10
intelectual mientras que los patrulleros siguen en labores agrícolas y tres, en específico,
desarrollan actividades de vigilancia privada en instituciones y comercios.
Los entrevistados mostraron, en sus propias palabras, las visiones parciales de un conflicto
complejo, y al final era lo importante establecer dicha complejidad no dilucidarla desde el
testimonio mismo, tal y como lo abordo en su momento Le Bot en su estudio La Guerra en
Tierras Mayas, que más o menos desdibuja lo asegurado por activistas quienes aseguraban, en la
década de los noventas en las jornadas de solidaridad que constantemente se realizaban en los
medios académicos en Europa, que este conflicto poseía reivindicaciones étnicas, cuando
contradictoriamente en las negociaciones sobre el Acuerdo de Derechos de los Pueblos
Indígenas, la guerrilla no logró llevar a la mesa a comandantes indígenas (porque supuestamente
ya habían negociado con organizaciones “mayas” de carácter amplio) similar visión, pero con la
profundidad etnográfica del caso, presenta el trabajo de David Stoll, Entre Dos Fuegos, que
muestra el dilema de la guerra en la forma como era percibido por la población y con ello apunta
a los constructos discursivos de esas mismas organizaciones solidarias, que en el mejor de los
casos, pretendían acabar con una situación perjudicial para la población víctima por medio de
promover el aislamiento político internacional de Guatemala con el manejo de imágenes poco
verídicas.
El testimonio que utiliza la tesis posee el valor de la visión de lo vivido, pero éste, no
necesariamente refleja la lógica que las instituciones y organizaciones estaban vendiendo en
forma de propaganda (entiéndase Estado y organizaciones insurgentes) es por ello que, el
testimonio es una prueba mas de lo que acaeció, y es así como se ha tratado de trabajar.
Se retoman los objetivos iniciales del estudio que en su momento se esbozaron así:
- Ahondar en la subjetividad presente en los miembros de las fuerzas irregulares
organizadas en torno a la institución Patrulla de Autodefensa Civil, acerca de
su participación en el conflicto armado interno.
- Determinar cómo influyó dicha lectura en el desarrollo de la conciencia
colectiva en las organizaciones de veteranos de las patrullas, especialmente en
Petén.
De Patrulleros a Milicianos… / Julio Valdez 11
- Identificar los elementos discursivos (proclives tanto al Ejército como a la
guerrilla) que influyeron en la cohesión y resquebrajamiento del tejido social
comunitario, durante y después del conflicto armado
- Visualizar el proceso de construcción de la visión acerca del conflicto por
parte de los excombatientes, fuera de las versiones oficializadas14 hechas por
los informes de la Comisión para el Esclarecimiento Histórico (CEH)
“Guatemala: Memoria del Silencio” y el del Proyecto Interdiocesano de
Recuperación de la Memoria Histórica, (REMHI) “Guatemala Nunca Más”.
Esto permitió centrar el análisis sobre el desarrollo de los sujetos sociales desde los hechos y
desde la lectura académica de lo que hicieron y dijeron.
Evidentemente durante la elaboración del estudio, los objetivos iniciales fueron cambiando,
sobre todo en el tema de ahondar en la subjetividad que no era más que mostrar parte de ella a
través de pensamientos, razonamientos, lógicas y temores de los sujetos.
El análisis historiográfico que se brinda, por medio de la lectura de fuentes primarias y
secundarias (periódicos, folletos, revistas y libros de desatacados autores), ha intentado
complementar algunas de las visiones destacas en dichas fuentes con lo dicho por algunos
actores. No se pretende, por limitaciones de recursos, poseer una muestra significativa de la
visión de todos los patrulleros, esto daría elementos cuantitativos que no busca este trabajo, por
el momento, pero si es un objetivo profundizar en los análisis de otros autores, como Le Bot,
Stoll, Woodward, Severo Martínez, Saenz de Tejada e incluso en los informes de recuento de la
llamada “verdad histórica”. (Sólo el hecho de llamarlo “la verdad” resulta ser pretensioso de cara
al cuestionamiento de ¿quién posee la verdad en la construcción de la historia?)
El releer la historia es un ejercicio que va más allá de la revisión formal de las versiones de la
misma, sino de ubicar los momentos, las condiciones y a los sujetos que la construyen. Lo que
14 Se asume estas como oficiales dado que en la actualidad son utilizadas, por parte del Estado, para el desarrollo de la política de resarcimiento, por lo tanto se asume que ellas contienen datos comprobables que definen “la verdad histórica”, aparte es que estas versiones sean utilizadas para crear “la historia oficial”, aquella que habrá de utilizarse para crear la conciencia histórico social de los ciudadanos (as) a través del sistema de educación nacional, este es un compromiso pendiente, a pesar de que el acuerdo se estableció en 1994 y el informe había sido elaborado antes de 1996, por lo que se contabiliza en diez años de que existe dicha versión de la historia.
De Patrulleros a Milicianos… / Julio Valdez 12
ahora no se ve probablemente en un tiempo resultará más visible, ejemplo es el holocausto judío
de la segunda guerra mundial, al finalizar ésta, no cabía la menor duda de las responsabilidades
del nazismo y sus dirigentes acerca de este hecho trágico de la humanidad, sin embargo ahora
hay más historiadores que se preguntan ¿Por qué los aliados, sabedores de que habían campos de
exterminio, porque no los destruyeron con los bombardeos? ¿Por qué las élites judías en Estados
Unidos e Inglaterra no apoyaron el éxodo cuando los nazis expulsaron a los primeros judíos en la
década de los treinta? ¿Qué tanto de la maquinaria nazi se conservó para cimentar las bases del
nuevo Estado Alemán? O en el peor de los casos, tal y como lo trató de exponer la última
jornada de discusión generada en Irán ¿realmente hubo un holocausto judío?15
Estas relecturas en un medio que ha consumido versiones dadas a lo largo de años por entidades
de Derechos Humanos, puede no ser agradables, pero aportan a la discusión amplia y cuestionan
la existencia de un guión preescrito. Producto de estas versiones, algunos ex -patrulleros
expresaban desconfianza cuando se solicitaba la entrevista porque asumían que la intención del
investigador era la de refutarlos y acusarlos (como otros activistas de derechos humanos lo han
hecho). Se necesitó tiempo para ganar confianza en la persona y no los objetivos de la
investigación que esa misma persona decía realizar.
El informe de tesis consta de tres momentos que giran en torno a tres cuestionamientos básicos a
saber: ¿es la participación de la población civil en movimientos armados algo propio del último
conflicto armado en Guatemala? Este somero análisis de caso muestra la direccionalidad de las
variables en el comportamiento social, ejemplo de ello es la conformación de la conciencia
cristiana militante. El segundo capítulo parte de la interrogante ¿cómo se forma un patrullero de
autodefensa civil? Y la tercera interrogante se presenta como la necesidad de mostrarlo a el y su
conformación colectiva actual ¿Quiénes son ellos hoy en día? Y sin caer en el difícil papel de
predecir el futuro, la tesis presenta algunas situaciones que se pueden presentar en el futuro. Al
final aparece hay una reflexión del autor en cuanto a cómo este fenómeno social en particular,
muestra, y en momentos define, la compleja formación de una subcultura de la violencia, que no
fue producto exclusivo de la herencia del último conflicto armado, sino el producto de las
constantes sociales que definen el devenir histórico de Guatemala.
15 Ver algunas de las ponencias en Ingles en la página web de la agencia de noticias de la República Islámica de Irán IRNA.
De Patrulleros a Milicianos… / Julio Valdez 13
CAPITULO 1
La población civil frente al fenómeno de la confrontación
armada. ¿Algo nuevo para Guatemala?
La respuesta tal vez suene tajante, sin embargo, y sin temor a ello se afirma que no, no es algo
nuevo, el fenómeno de la confrontación bélica es una constante histórica en Guatemala desde
antes de la venida de los españoles, durante la conquista, durante la extendida colonia se revistió
de motines16, prosiguió en el período independiente (como elemento interesante, la lucha por la
independencia fue como la describe el Himno Nacional sin derramamiento de sangre). Los años
posteriores de conflictos entre liberales y conservadores bañaron a la naciente nación en un baño
de sangre, no digamos los conflictos relacionados con la construcción de los Estados Nación en
Centro América y las múltiples invasiones internas y externas.
Los conflictos internos se pueden calificar como producto de recambios del poder. A partir de
ello, se puede concluir que representan una constante histórica tal y como lo podría ser la misma
exclusión, la elitización del poder y el racismo inherente.
Para poder entender el fenómeno de la movilización social para los esfuerzos de guerra17 durante
el conflicto armado guatemalteco, es necesario ir a los antecedentes históricos. En este capítulo
se mostrará dos casos que, para los fines de la tesis, demuestran en parte la tendencia
conservadora de las movilizaciones sociales en el área rural guatemalteca.
Algunos académicos afirmaban18, a principios de la década de los ochentas, cuando el historiador
guatemalteco Severo Martínez Pelaez publicó su libro MOTINES DE INDIOS, planteo la
necesidad de explicar que los pueblos, en especial los indígenas, poseían una larga tradición de
16 “A casi uno por semana” afirma Severo Martínez Pelaez en su obra MOTINES DE INDIOS en su parte introductoria (pag.20). 17 Vamos a entender los esfuerzos de guerra desde la perspectiva que Clausewitz lo abordó en su obra De la Guerra, en donde la guerra es entendida como una totalidad económica, política y social, por lo tanto los esfuerzos guerra son las acciones que se encaminan por las partes para que esa totalidad se articule en torno a los objetivos propuestos. 18 Ver La Patria del Criollo tres décadas después, compilación de artículos realizada por Oscar Pelaez Almengor donde diversos académicos analizan a Severo Martínez Pelaez y su postura académica en su obra cumbre. Editorial Universitaria Guatemala 2,000.
De Patrulleros a Milicianos… / Julio Valdez 14
resistencia a la dominación, desde su ser indio19, esto contradecía en algo su anterior tesis en la
PATRIA DEL CRIOLLO: “históricamente los indios son un producto del régimen colonial, un
resultado de la opresión y la explotación de los nativos; que la perduración de la población
indígena después de la colonia no es otra cosa que la perduración de la clase servil colonial…”
(pag.570), y ello lleva a la conclusión que el indio sólo se liberaría si se liberaba de su ser
colonial20. El hecho a recalcar es cómo la academia en la Universidad de San Carlos, ya
comprometida, permitió mostrar a la colonia más que una larga noche de dominación
monocromática. En realidad los sujetos, como en todos los tiempos y lugares, eran dinámicos en
su posicionamiento frente al poder mismo incluyendo, por supuesto, a los mismos “indios”.
No se pretende obviar la identificación de las causas del conflicto esbozado tanto en el informe
de la Comisión del Esclarecimiento Histórico (CEH) como en el informe de Recuperación de la
Memoria Histórica del Arzobispado de Guatemala. Para poder explicar el fenómeno de la
movilización social es necesario, para este estudio, enmarcarnos en los antecedentes de otros
conflictos que afectaron la construcción de la nación, aún en las mismas entrañas del período
colonial y post-colonial.
En este primer capítulo se han revisado dos fenómenos sociales de la historia nacional que
permiten entender la movilización social en torno al conflicto y la movilización colectiva en
torno a la violencia política y se aventura a definirlos como movimientos conservadores, (no se
pretende con esta definición calificarlos peyorativamente) que en todo caso son los antecedentes
de lo que después se conoció como Patrullas de Autodefensa Civil.
1. la Rebelión de los Tzeltales
2. la Rebelión de la Montaña
19 De que otra forma el indio resistiría en la colonia sino era por medio de sus medios culturales, por lo tanto es real pensar que el indio en sus resistencias durante los motines no dejaba de serlo, vaya, de hecho en algunos momentos, como veremos más adelante, lo refirmaba. 20 Su ser colonial incluía toda la estructura religiosa que en el operaba y sigue operando, dicha aseveración de Severo Pelaez tendería a objetar al indio como ser revolucionario sino tendía a transformar su conciencia, ahora después de terminado el conflicto, es perceptible la transformación hacia un sujeto social definido como maya (al menos el políticamente activo en activar un proyecto “alternativo”) , pero que guarda la relación con la estructura cristiana colonial y liberal predominante.
De Patrulleros a Milicianos… / Julio Valdez 15
1.1. Del motín a la rebelión y la lucha por la resignificación del cristianismo en la colonia.
El caso de la rebelión de los Tzeltales.
“El indio obedece ciegamente a su Jefe, entra en la lucha, pelea y muere sin preguntar el motivo o el objeto de la
campaña. ¡Cuantos de ellos yacen en los campos que han regado con su sangre, héroes anónimos cuyas tumbas
y nombres se han perdido en la oscuridad del olvido! (Guillermo Kuhsiek A. citado por Richard Adams,
1995: Pag. 24)
Corría el mes de agosto del año 1712 cuando estalló uno de los movimientos violentos que se dio
en la colonia, éste tuvo lugar dentro de los dominios de la Alcaldía Mayor de Chiapas (parte del
Capitanía General del Reino de Guatemala) específicamente en veintiún pueblos, según un
informe provincial de la orden de Santo Domingo citado por Martínez Pelaez (1991:232)
Hay que diferenciar éste hecho de otros varios que ocurrieron en la misma época. Según Severo
Martínez aún cuando los elementos de movilización eran comunes para la época, como podría
ser la exasperación de la población ante el abuso abierto21 de las autoridades coloniales y sus
representantes locales (tanto civiles como eclesiales) éste en particular tuvo los siguientes
elementos que lo distinguen y que servirán al análisis del movimiento de patrulleros a finales del
siglo XX:
1. Su extensión supracomunitaria. Abarcó varios pueblos de una región, por lo
tanto se superó el localismo tan característico de los motines
2. Los discursos generados desde la subalternidad. La serie de argumentaciones
ideológicas que los indígenas utilizaron para la movilización.
3. La organización que conllevó dicho movimiento, lo ubica en un nivel de
complejidad que reconoce, fomenta y fortalece jerarquías locales e incluso
regionales.
21 Cobros desmedidos de impuestos, abusos en la aplicación de castigos corporales, secuestros de niños, censar fallecidos para que la población pagara por ellos, trabajos forzados, y demás.
De Patrulleros a Milicianos… / Julio Valdez 16
4. El fomento del liderazgo regional a través del mito del cacique apareció y se
desarrolló de manera tal que marcó con tinta indeleble las formas de
organización filo militar en las comunidades rurales22
5. Su carácter conservador, entendiéndolo como la manifestación armada de una
tendencia política que promueve el escencialismo ideológico, en estos casos,
cristiano, y se alimenta de los elementos básicos de la movilización social23
como pervivencia de lo espiritual, dicho en otras palabras, responde a la
tendencia proselitista del cristianismo “cruzado”24 o la acción evangelizadora de
expansión de la fe por la fuerza o por el convencimiento.
1.1.1. La lucha desde la subalternidad
“La Construcción del Reino de Dios en la tierra…”
Dos son los autores que servirán para determinar tales hechos: Severo Martínez Pelaez y Robert
Wasserstrom, el primero como estudioso del fenómeno del motín, el segundo conocedor de
Chiapas. Un principio básico para analizar la discursividad de los sujetos es el partir que aún
cuando ella encierre una verdad, en relación a la “realidad”, esto no la hace válida por sí misma.
La llamada “lucha de los pobres” o de los “indígenas” se relativiza, primero en la lógica de la
representatividad y segundo por “las dirigencias, en el caso de Guatemala, tienden a procesos de
empoderamiento de carácter caciquil”, por lo tanto el decir ser representativos es y no es.
22 Es de hacer notar que aún cuando el fenómeno del caudillismo, en su versión militar, se alimentó y desarrolló durante las jornadas de lucha independentista y nacionalista en América, el caciquismo, a nuestro parecer, es una forma de liderazgo que se alimentó durante la colonia, y poseía raíces en las formas de liderazgo prehispánicas. De ellos hace referencia Severo Martínez cuando menciona la existencia de indios nobles, remanentes de la antigua nobleza, quienes sirvieron a la administración en la organización de los repartimientos. Los alcaldes indígenas no siempre respondían a los intereses de los mismos indios como elemento de clase y étnia, muchos de ellos fueron nombrados precisamente por su adscripción al sistema, lo cual era natural, dado que era difícil renunciar a los privilegios que daba el ser reconocido como autoridad, por ejemplo el no ir al repartimiento o incluso el poder cobrar por servicios extras. 23 En el libro ¿Victimas o vencedores? Una aproximación al movimiento de los Ex PAC De Ricardo Saenz de Tejada, alude a la discusión desarrollada por Gonder Frank y Fuentes respecto a los movimientos sociales y afirma: “los movimientos sociales muestran una gran variedad y mutabilidad, pero tienen en común la movilización individual basada en un sentimiento de moralidad y de injusticia, y un poder social basado en la movilización en contra de las privaciones (exclusiones), por la supervivencia y la identidad.” (pag: 24) 24 En referencia a las Cruzadas o guerras de expansión del cristianismo europeo bajo el argumento de recuperar Jerusalén y otros sitios sagrados que estaban en poder de los musulmanes. Estas partieron del año 1095 y se prolongan hasta 1270 (otros plantean que llegan hasta 1798 con la conquista Napoleón I sobre Malta)
De Patrulleros a Milicianos… / Julio Valdez 17
Pero regresando al caso en mención, todo indica que dos fueron los detonantes del conflicto, uno
era el problema de las exacciones abusivas por medio de impuestos que, principalmente, hacía la
iglesia por medio de los Dominicos y otros particulares (encomenderos)25, por otro lado, se
encuentra el relajamiento de la autoridad civil, no sólo en su aparato opresor sino que en la
pérdida de la solvencia moral para ejercer el poder de gobernar, ello era especialmente
perceptible en la incompatibilidad de los principios de la doctrina cristiana y las acciones que sus
autoridades ejercían en la práctica.
Para terminar de elaborar el cuadro existía el reparto de mercancías que no era más que la venta
forzada de machetes, sombreros, mulas y medias de algodón y las compras que se realizaban de
sus productos se efectuaban por precios irrisorios.
Todo este sistema era ejecutado por autoridades que, dependiendo del momento, podían ser más
o menos estrictas, pero especialmente en ese 1712 confluyeron dos personalidades de especial
rudeza, como sería el Alcalde Mayor Gonzáles de Vergara y el Obispo don Fray Juan Bautista
Álvarez de Toledo. Esto sumado a los innumerables conflictos que existían entre el Alcalde y
diversas personalidades de Ciudad Real, se creo un ambiente conflictivo, en el que los afectados
eran los indios, quienes con su dinero y su trabajo sostenían el sistema económico de esa región.
El obispo Álvarez de Toledo por su parte, fue duramente cuestionado, por parte de los criollos,
por una aparente relación de concubinato que tenía con una mujer. Esta corrupción escandalosa
motivó, no el cuestionamiento al dogma de la fe, sino a sus representantes institucionales,
quienes, además, eran indolentes ante la explotación de los más necesitados. Esto creó un caldo
de cultivo para la generación de un discurso, desde la subalternidad, que ubicara como tesis la
constitución de un nuevo ethos cultural.
En efecto, los alcances del discurso cristiano no correspondían con las acciones de aquellos que
ejercían el poder, por lo tanto generaba una doble consciencia, tanto en el lado de la
administración colonial, que para este entonces se encontraba afincada en su forma organizativa,
25 Según Pelaez “de los diecisiete pueblos tzeltales de la lista diez eran de encomienda; es decir que una parte de sus tributos – no el total - le pertenecía a particulares, personas a quienes e Rey se los había cedido en pago de servicios, incluso tres de los encomenderos ostentaban títulos de nobleza, ello podría en determinado momento haber creado la conciencia de estar trabajando para parásitos radicados en estas tierras” (ver: 236)
De Patrulleros a Milicianos… / Julio Valdez 18
como por otro lado en las comunidades cristianizadas cuya existencia se mantenía en el límite de
la pobreza (como hoy en día).
Los cobros por misas, por confirmaciones y la utilización de la prisión para aquellos que no
tuvieran el efectivo para cancelar dichas obligaciones con la iglesia se mostraba como parte del
listado de los abusos que se cometían en contra de la población. Todo ello le implantó la colonia
con las Leyes Nuevas de 1529, la coyuntura para el estallido social que en teoría no tendría que
haber sido más que otro motín de la larga fila de conflictos que se desarrollaron durante la
colonia, pero éste en particular, adquirió un matiz que nos servirá para analizar lo sucedido casi
trescientos años después.
“En 1708 se amotinó Yajalón. Presionaba el cura al pueblo tratando de recoger una donación
para el obispo – fue el año de su entrada, como se recordará. Al grito de “muera el Padre”
fueron llevados al poste varios ladinos y algún español, mientras se pregonaba que serían
azotados. Ladinos y españoles de Chilom acudieron en auxilio, pero fueron capturados en el
camino, uno a uno, y llevados también al poste con promesa de darles una vergajeada.” …”En
el mismo año apareció en las cercanías de Zinacantan un indio que mantuvo al pueblo en estado
de agitación, no de otro modo que rindiendole culto a la virgen María en una pequeña Ermita
instalada en un monte.” (Ibid: 250)
1.1.2. Desarrollo de los hechos
“Con la Cruz en una mano y la lanza en la otra…”
“Así, nuestra arma principal, nuestro documento, sería la Biblia. Empezamos a estudiar la Biblia como un
documento de formación de nuestra aldea” (Entrevista a Rigoberta Menchú por Elizabeth Burgos, Pag.
156)
Varias son las causas de amotinamiento y dos fueron las reacciones que dieron pie al inicio del
levantamiento preinsurreccional: una fue la utilización de la violencia en contra de los
representantes de la dominación, aquellos incluso poseían manto sobre natural, como serían los
curas y los ladinos; y la otra fue el inicio de la formulación de una ideología que sustentaba el
cambio socio cultural y la movilización como “Cruzada”.
De Patrulleros a Milicianos… / Julio Valdez 19
Este segundo elemento se extendió como reguero de pólvora, “los milagros que se producirían
en las ermitas serán el factor indispensable para atraer el elemento humano de diversos rumbos
y extender la red conspirativa” (ibid: 251). Nos aventuraremos a las comparaciones y, podemos
ver una incipiente teología de la Liberación.
Apareció una joven india quien decía que era la Virgen María venida del cielo para ayudar a los
indios, evidentemente en sus pesares frente al poder colonial, cuando se produjo el levantamiento
y sus replicas a lo largo de la región se mandó una convocatoria que rezaba así: “Jesús, María y
José. Señores Alcaldes del pueblo … (aquí el nombre del pueblo) yo la virgen, que he bajado a
este mundo pecador, os llamo en nombre de Nuestra Señora del Rosario, y os mando que
vengais a este pueblo de Cancuc, y os traigais toda la plata de las Iglesias, y ornamentos y
campanas con todas las cajas y tambores, y todos los libros y dineros de las cofradías, porque
ya no hay Rey. Y así venid todos cuanto antes, porque si no sereis castigados, pues no venis a mi
llamado y a Dios. Ciudad Real de Cancuc. La Virgen Santísima María de la Cruz.” (ibid. 253,
254) De dicha convocatoria se extraen varios elementos de análisis que ayudará a comprender
que se estaba frente a un movimiento que definiría la conformación del espíritu de lucha india
colonial y, que persistió en el último conflicto armado en Guatemala, desde la perspectiva de la
comparación histórica, a saber:
1. Este tenía un carácter de casta, en tanto que desde sus inicios hubo una
posición frente al ladino que compartía el mismo espacio comunal.
2. Era un movimiento cristiano, desde la interpretación india, pero no tendía a la
sustitución del sistema de creencias por otro tipo de culto prehispánicos (aquí
hubiéramos entendido la lucha india como la forma de recuperar lo perdido
por la acción del Colonizador cristiano pero los relatos no lo definen así). Lo
que nos lleva a la conclusión preliminar que la evangelización había acabado
con esa parte del ethos indígena. Esto evidentemente no significa que no se
llevaran a cabo, en forma periférica, algunos rituales.
3. Existía organicidad basada en formas paramilitares y políticas. Había liderazgo y
reglas de participación.
De Patrulleros a Milicianos… / Julio Valdez 20
4. Al negar la existencia del Rey (después la negación del Presidente de la
Audiencia, el obispo y el tributo) hicieron uso de un recurso de guerra como es
la manipulación informática, lo que tendería a motivar más la participación de
la población en la insurrección.
5. Había el reconocimiento, que al ser un movimiento genuino estaba por encima,
incluso, de otros indios. No se vacilaría en la utilización de la violencia en
contra de la disidencia, dicho en otros términos, se castigaría la traición a lo que
se concebía ya como algo legítimo
6. Había uso mediático de la violencia tanto en la convocatoria como en los
sucesos que se dieron luego. Esto tendía a dejar mensajes cifrados, en la
población, que era sujeto durante el levantamiento, que en el enemigo de ella
“el ladino, el criollo y la autoridad eclesial y administrativa, estos vivieron la
violencia en forma inmediata, cuando entraron a los pueblos y “ajusticiaron”
ladinos, y estos mismos fueron los que los enfrentaron armados con el poder
colonial detrás.
“A lo largo de la sublevación murieron muchos indios de los llamados fiscales o mayordomos,
es decir hombres de confianza y sirvientes de los curas. Horcas, horquetas y picotas fueron
levantadas en muchos lugares. En las primeras, mal construidas, el suplicio era lento, y largo
pernear en el aire. En las segundas, la acción estrangulante del madero en el cuello se
combinaba con la del vergajo reventando las carnes. En las terceras se sucumbía después de
pasar por varias de ellas recibiendo azotes sin misericordia y escuchando la infinita gritería de
quienes se cobraban de junto lo que habían entregado día a día a lo largo de muchos años. A
algunos indios enemigos se les aplicó fuego en los pies.” (ibid.255)
La utilización de la violencia, por parte de este incipiente ejército de la Virgen, tenía como
objetivos el ejercer poder regional y la refuncionalidad del cristianismo en esa porción de la
De Patrulleros a Milicianos… / Julio Valdez 21
Capitanía. No se percibe que viera más allá, apenas pudo hacerse de alianzas con otros grupos
comunitarios de otras étnias que no fueran Tzeltales (Choles y Tajolobales por ejemplo).
Hubo más muertos entre los indios que entre los identificados como el “enemigo”, tanto por la
acción contrainsurgente de la Colonia como por el mismo ejército de la Virgen.
La acción del primero se entiende desde la lógica que la corona manejaba en torno a mantener a
la “indiada” a raya, la dominación no admitía contradicciones. Por otro lado, tampoco se habían
superado aquellos prejuicios que se afincaron en la conquista en torno a la malicia del indio y su
hipocresía al convertirse en cristianos. Cuando la Corona comenzó a observar la muerte de curas
y las “desinformaciones” de los sublevados en relación a la “fe verdadera”, desarrollaron
acciones a manera de cordón sanitario para la peste de la insurrección no se extendiera.
En el caso de los innumerables muertos que ocasionó entre los mismos indios este movimiento,
la lógica era que la formación de un discurso no bastaba para promover la movilización. Por
legítimo que sonara, se sabía que muchos indios ya eran parte de la maquinaria colonial y no
iban a renunciar ante un “Mesías” local. Entonces el discurso tendría que convertir en acción de
sangre, para ello los sublevados deshumanizaron26 a sus propios hermanos de sufrimiento y los
convirtieron en parte del enemigo en “amigos del cura”. El avance de la complejidad de las
argumentaciones ideológicas de los alzados adquiría tintes de todo o nada.
En la medida que la sublevación avanzaba el punto de retorno estaba más lejano. Para Severo
Martínez, lo que siguió fue una reconquista27 cuya punta de lanza era la acción militar y la
revisión a profundidad de los mecanismos de dominación, a saber: “El cuerpo represivo de la
primer etapa fue una milicia constituida por vecinos criollos, mestizos y mulatos de Ciudad
Real, los esclavos negros que ya conocemos y quinientos hombres enviados de Guatemala. Era
un cuerpo de mil trescientos individuos, que se vio reforzado por ciento cincuenta indios de
26 Se entiende la deshumanización como la define Joaquín Samayoa, en la compilación realizada por Martín Baró en el libro Psicología de la Guerra: la noción de deshumanización se limita al fenómeno de pérdida o empobrecimiento colectivo de los siguientes atributos humanos: a) capacidad de pensar lúcidamente, con lo que ello implica de identificación y superación de temores irracionales, prejuicios y todo aquello que imponga desde dentro de las personas una relación predominante defensiva (en sentido psicodinámico) con el mundo; b) voluntad y capacidad de comunicarse con veracidad y eficacia, con lo que ello implica de libertad, honestidad, flexibilidad, tolerancia y respeto; c) sensibilidad ante el sufrimiento y sentido solidario; y d) esperanza (pag. 44) 27 Las características que tuvo esta campaña se podrían asemejar a la campaña de pacificación que realizó el Estado de Guatemala a mediados de la década de los setentas e inicios de los ochentas. Una contrainsurgencia integral, en tanto que no sólo contemplaba acciones militares y de impartición de justicia sino de reorganización social, propaganda y reacomodo económico.
De Patrulleros a Milicianos… / Julio Valdez 22
Chiapa de Indios” (ibid. 278) “El ejército entró a Chilón sin resistencia, con la decidida ayuda
del sector (indio) adverso a la rebelión el cual tuvo ahora la oportunidad de cobrarse el castigo
que había recibido de los de Yajalom: capturó cuatro guerreros de aquel pueblo y se los entregó
al presidente como regalo al momento de su entrada. Fueron ejecutados sin demora con tiros de
arcabuz.” (ibid. 287)
La argumentación de acabar con la dominación real y los abusos de la iglesia no fue suficiente
para convencer a los indios de toda la región, sobre los cuales pesaba de igual manera el
dominio y abuso, de hecho, cuando el Ejército insurgente se constituyó tuvo que emplear la
violencia contra los propios congéneres, en tanto que era visualizada como “violencia justa”.
Ello ayudó a que otros conflictos latentes aflorarán en el momento más álgido del conflicto, con
el supuesto enemigo común. Los mismos indígenas, que no eran una entidad social granítica,
tomaron diferente partido. Por lo tanto, ni el hecho de ser indios ni cristianos aseguró unidad de
criterio, de hecho el haber entregado de propia mano a los rebeldes capturados mostraba apoyo a
la autoridad colonial, condicionado en tanto que castigara a los enemigos locales. La
visualización de un horizonte sin autoridad colonial y una iglesia al servicio del pueblo no era
palpable para los que habían aceptado la autoridad, moral incluso, de la colonia.
Este elemento es una constante en los conflictos sociales en Guatemala. El congraciarse con la
autoridad, desde la situación de dominado, es sobrevivencia por sobre los demás. Ello no debe
ser visto con la mirada del militante en calificarlo como cobardía o como traición. Sin embargo
si hay un elemento a resaltar a la hora de caracterizar al guerrero y diferenciarlo del civil y es lo
“curtido” que se puede encontrar en relación a su tarea de lucha. Los indios y los campesinos, en
esta doble identidad, carecían de esto que llamaremos adscripción militar. De hecho, fue política
colonial el prohibir que estos vasallos tan sólo montaran a caballo con machete al cinto, lo cual
era calificado de amenaza real28 (después de eventos como éste, se confirmó el temor) con ello
opacaron todas aquellas muestras de rebeldía, hubo una constante inhibición y represión al
derecho a la rebelión, se podría decir que esto era parte de las funciones des-humanizantes de la
reproducción ideológica de la colonia.
28 Dicho temor provenía de las campañas de reconquista de la península Ibérica cristianos católicos contra musulmanes, que luego de la caída de Granada en 1492, coincidentemente durante los años de consolidación de la colonia en América sucedía la expulsión de más o menos 6 millones de musulmanes de villas y comunidades a lo largo de la península. A estos moriscos tampoco se les permitía subir caballos y llevar implementos “amenazantes” al cinto. (ver: Historia del genocidio de los musulmanes, cristianos unitarios y judios en España. Editorial Webislam)
De Patrulleros a Milicianos… / Julio Valdez 23
Con la percepción de que la realidad estaba dada se asume la acción del dominador como
natural, incluso, como sobre sobrenatural, en el caso de los representantes de la iglesia. Por ello
era importante para los jefes de la revuelta acabar con los curas de los pueblos alzados, dado que
con ello se eliminaba el referente espiritual de la comunidad, en torno a la cristiandad oficial.
1.1.3. De motines y rebeliones
Mucho de la intención de Severo Martínez, al abordar
el tema de los motines, era el de explicar desde la
historiografía la tradición de resistencia de los
indígenas, ello complementaría su obra más
importante como fue La Patria del Criollo, que sin
proponérselo, mostró un panorama poco alentador
para la perspectiva de resistencia indígena, más bien,
al enumerar el peso de la colonia sobre sus hombros
se ubicó como un sujeto parsimonioso, a veces
coparticipe de tales injusticias, en cambio si mostró el
avance en el proceso de colonización ideológica del
indio, por medio de su cristianización.
Sin embargo, en sus estudios sobre los motines, trata de dar a conocer que la colonia también se
encontró con problemas para poder instaurarse a sus anchas, de hecho en sus palabras: “que no
puede haber habido menos de un motín por cada semana de aquellos siglos” (ibid. Pag:15)
claro, está que al ponerlo en relación a la cantidad de pueblos que existían en ese entonces, él
mismo aclara que el porcentaje era pequeño:29 “cincuenta motines por año son ciertamente
pocos, habida cuenta de que en el Reino de Guatemala se contaban más de setecientos setenta
pueblos de indios.” (Ibid. Pag:15). Pero al hacer el recuento analítico, nuevamente ubica los
movimiento motineros como expresiones sin direccionalidad ideológica tendiente a acabar con la
29 Le Bot retoma dicho precepto al afirmar: “… la sociedad rural guatemalteca ha conocido, desde la Conquista hasta 1944, una multitud de levantamientos indios: contra el invasor, contra el orden colonial, contra los representantes del poder criollo y después del poder ladino, contra los terratenientes … y también algunas guerras en ocasión de las cueles ciertos sectores de la población india fueron movilizados para defender causas que les eran ajenas… Ninguno era revolucionario…” (Pag. 294)
De Patrulleros a Milicianos… / Julio Valdez 24
“opresión aparente”, más bien eran ajustes violentos dentro mismo sistema30, excepto lo
acaecido en ese 1712, que si se constituyó en un movimiento pre insurreccional con un alto
contenido conservador.
En el caso de la revuelta de los Tzeltales es claro que fue tan significativa la revuelta en sí
misma, como la acción para sofocarla, en función de conocer los parámetros para la
participación de la población civil.31
El mesianismo32 fue una de las manifestaciones típicas de la paranoia que invadió a los
sublevados, que se habían superado a sí mismos, en tanto que ya no era una acción meramente
motinera, y ya no alcanzó los niveles de rebelión como lo acaecido con José Gabriel
Condorcanqui, Tupac Amaru, en 1780, en Perú, quien sí logró combinar el mesianismo con las
condiciones objetivas de la represión y llegó a movilizar a miles de indios, en algo que sólo se
podría comparar con las rebeliones de esclavos como la de Espartaco en la Roma esclavista.33
Según Joaquín Samayoa: “En toda guerra, el enemigo llega a ser, aunque no siempre de manera
explícita, la referencia más fundamental de buena parte del quehacer social.” “El
reconocimiento del enemigo se vuelve más y más un asunto de interpretación y valoración que
tiende a ser consistente con visiones ideológicas más globales de la realidad.” (Baró: pag.57).
Esto en principio nos explica que no todos los indios divisaban al sujeto de poder como enemigo
y a la hora de la confrontación era evidente que se tendería a tomar partido por aquello que
representara no sólo la legalidad de ese poder, sino que además, se hacía un análisis de lo que
representaría la empresa de sublevarse.
30 Hay que poner mucha atención a esta afirmación dado que ello se reprodujo durante el último conflicto armado en Guatemala. 31 Se aclara el concepto de civil no porque ellos ejercieran la ciudadanía que no era reconocida como tal sino más bien como una forma de diferenciarlos de aquellos que ejercían el oficio de militares, en activo o como reserva, véase la siguiente descripción: “la colaboración de los núcleos de ladinos en el control interno de motines era una acción semivoluntaria, digámoslo así; si bien los ponía en la necesidad de su propia defensa, también es cierto que esa acción era esperada por los otros elementos represores y parcialmente coordinada por ellos.” (ibid. pag: 126) “En principio todos los mestizos o ladinos en edad de tomar las armas –de16 a 40 años- estaban inscritos como milicianos (la negrilla es mía)… (ibid. Pag.130) 32 Postura que utiliza la imagen del “Mesías” que llega con poderes sobre humanos para liberar al oprimido de una situación determinada. Esta figura pertenece a la tradición judeo-cristiana. 33 Espartaco (fallecido en el 71 a.C.), esclavo y gladiador romano, nacido en Tracia. Se cree que era un desertor del Ejército romano vendido a un instructor de gladiadores de Capua, en el sur de Italia. En el año 73 a.C. huyó junto con otros gladiadores y ocupó el cráter inactivo del volcán Vesubio, donde se le unieron un gran número de esclavos fugitivos. Dirigió a sus seguidores en la tercera guerra de los Esclavos (también conocida como guerra de los Gladiadores), Biblioteca de Consulta Microsoft ® Encarta ® 2005. © 1993-2004 Microsoft Corporation. Reservados todos los derechos.
De Patrulleros a Milicianos… / Julio Valdez 25
Pero también hubo esperanza en el movimiento, y éste es uno de sus elementos más novedosos,
según Wassertrom : “se reflejaba el deseo de dar una forma nueva a aquellos viejos ideales, de
transformar a la multitud de pueblos aislados en una sola comunidad nativa34 que estuviera
basada en la fe, en la igualdad y la ley divina. Fue por esta razón –según Herbert Klein- que los
líderes del movimiento, en un momento dado declararon que los prisioneros españoles deberían
casarse con la población india. Afirmaban que de tales uniones surgiría una nueva raza – ni
española ni india-” (Clase y Sociedad en el Centro de Chiapas. Pag. 106,107).
Es posible que la interpretación de la realidad colonial haya llegado a concluir que parte de los
problemas que tenían los indios residía en su ser indio, no en su ser como objeto de explotación
colonial, por lo tanto era él y su paganismo como resabio su propio enemigo. De hecho no se
cuestionó qué parte de las manifestaciones de este movimiento fue el deseo “de construir el cielo
en la tierra” como una interpretación al pie de la letra de lo que los Curas doctrineros habían
preconizado por dos siglos. No trataba de acabar con la iglesia, ni con los curas y, menos, con el
poder colonial, trataba a guisa de ejemplo: construir el nuevo sujeto sobre las cenizas del
anterior. Este concepto resulta autodestructivo como empresa, y pudo ser otro de los atenuantes
para la movilización india, es necesario recalcar sobre este fenómeno social de reinterpretación y
reafirmación de fe dado que se encontrará nuevamente durante la movilización de los patrulleros
a finales del siglo XX.
La Colonia al no ser un sistema político basado en principios que hoy denominaríamos
democráticos, para mantener la paz, buena para los negocios, precisaba de él uso excesivo de
fuerza, por parte de los reconquistadores. Bajo esa percepción, tanto ladinos como criollos
reafirmaron sus temores más vividos en cuanto a que se encontraban rodeados del peligro, a
pesar de que autoridades indias mantenían los lazos de comunicación y de administración fluida,
y su conversión al cristianismo estaba más consolidada. La utilización de la violencia se
convirtió en un asunto de sobrevivencia, y reafirmación del poder. El fusilar y estrangular
amotinados se interpretaría como actos justos, el uso de la tierra arrasada como un mal necesario
(a manera de cordón sanitario). Estos actos fueron emulados por aquellos que se congraciaban,
34 Cabe hacer la comparación con la Ummah musulmana, “una comunidad sólo está presente cuando se nutre y alimenta en el Islam” (Abdalati: pag. 44) ella trasciende el sentido mismo de los límites geográficos, se dirige al sentido de nación en donde el alma se convierte en el sentido de pertenencia hacia un conglomerado que comparte los mismos sentidos de vida.
De Patrulleros a Milicianos… / Julio Valdez 26
en un momento de definición, con el poder, este concepto vuelve a ser refuncionalizado en las
campañas de pacificación del último conflicto armado.
Muertos los sublevados y reducida nuevamente su base social al vasallaje, el Estado colonial se
apresuró a la reorganización, no para desestructurar el sistema que funcionaba, sino para que
esos tipos de hechos incendiarios no se repitieran. Los espacios más permeables a la revisión
fueron las cofradías indígenas que volvieron a restituir las festividades públicas (tantas que años
después tuvieron que ser reducidas nuevamente), se revisaron los manuales de doctrina y se
publicaron en tzotzil. En fin, la acción represiva militar, no podía constituirse en constante
eterna, esto hubiera requerido esfuerzos materiales de las que no se disponían, sobre todo porque
tampoco era alternativa mantener milicias indias y ladinas permanentemente movilizadas, más
bien era necesario convencer que la rebelión era una empresa poco redituable.
Se quiere igualmente destacar el liderazgo comunitario o de caciques, que guarda tradiciones
prehispánicas. Gran parte de las sublevaciones y motines, consignadas en el estudio realizado por
Severo Martínez, reconoce la existencia de liderazgos. En el caso de los Tzotziles es evidente
que los hubo y, a diferencia de otros motines, este en especial, reconoció uno de tinte mesiánico.
Hay que remarcar que los fenómenos de organización paramilitar reconocen en el cacique un
personaje clave, él logra resumir deseos y demandas, pero los reelabora de manera tal que logra
la movilización en torno a ellos. En contextos de enfrentamiento este liderazgo tiende a emular el
liderazgo militar, con la diferencia que en el primero el reconocimiento del conglomerado es
vital, luego el cacique se puede mover en el mar de reconocimientos y alianzas para sostenerse
en el poder local. Las modernas autodefensas tuvieron liderazgos en forma de caciques
respaldados por la institucionalidad del Ejército lo cual más adelante se analizara.
Milicianos y civiles, una línea delgada, define al guerrero ciudadano (al vasallo en este caso).
Las movilizaciones en torno a rebeliones internas de un Estado, poseen bases sociales, en varias
direcciones, tanto que la diferencia víctima y victimario se diluye como el agua en las manos.
El mejor concepto sobre lo que es una milicia la define Severo Martínez en 1991 en su libro
Motines de Indios: “La característica esencial del sistema de milicias era la movilización de
muchos elementos dispersos en dirección de un punto determinado... (Martínez Pelaez: 1991:
132) pero en los casos más importantes se constituían en núcleos móviles que arrastraban a
milicianos de muchos otros lugares y dirigían su marcha y su acción.” (Ibid: 133) y como nos
De Patrulleros a Milicianos… / Julio Valdez 27
podremos dar cuenta la diferencia en realidad es muy poca, sin embargo de los tiempos de la
colonia cuando la masa de “indios” constituía de por sí una amenaza en tanto la pesada carga de
dominación que sobre ellos pesaba y, que todavía pesa en la historia de las llamadas ahora
Patrullas de Autodefensa Civil.
Estas se constituían con un predominantemente carácter racial y cultural “... todos los mestizos o
ladinos en edad de tomar las armas –de 16 a 40 años- estaban inscritos como milicianos, así
vivieran en ciudades, villas, pueblos o valles. Se decía que todos estaban “alistados” o
“afiliados” (hoy diríamos inscritos). Se daba el nombre de “milicias urbanas” a las de ciudades
y milicias disciplinadas a todas las demás....” (Ibid. 130) por lo tanto la constitución misma, de
lo que esta tesis define como milicias, sufrió un proceso de empoderamiento que en
determinados momentos podría ser entendido como de emancipación en su condición de
colonizados o reafirmación de esa misma condición.
1.2. La Rebelión de la Montaña y la reafirmación del campesino guerrero
“Por sostenerlos nos armamos, y hemos triunfado venciendo mil obstáculos. Ahora que no se nos ocultan los
designios de nuestros antiguos opresores, sabremos morir ántes que ver otra vez insultada nuestra religión,
profanados y robados nuestros templos.” (Rafael Carrera, General de Brigada de las armas del Estado, á los
pueblos que lo componen. En El Tiempo 18 de julio de 1839. Parafraseado por Woodward 2,002: Pag. 145)
A nivel histórico podemos afirmar que el último conflicto armado en Guatemala no es más que
la expresión moderna de esa constante. Llega a retomar la vieja discusión en torno a la
conformación del Estado-Nación y a las democracias republicanas post-guerra fría. Igualmente
retoma, según lo planteado por la CEH en su informe exclusiones históricamente desarrolladas
como lo es el racismo, la elitización del poder, el despojo de las comunidades agrarias
(especialmente las campesinas), agregaremos a ello las exclusiones regionales en donde Petén
posee gran trayectoria.
Para clarificar un poco esta postura abordaré algunos aportes hechos por Ralph Lee Woodward
en su trabajo sobre Rafael Carrera y la Creación de Estado Nacional y, por supuesto, los
libros de Arturo Taracena Arriola Invención Criolla, Sueño Ladino, Pesadilla Indígena y
Etnicidad, Estado y Nación. Por último Centroamérica, de la Colonia al Estado Nacional
(1800-1840) del historiador Julio Pinto Soria.
De Patrulleros a Milicianos… / Julio Valdez 28
1.2.1. ¿Revolucionarios Conservadores?
Absolutamente no, ambos conceptos conllevan elementos que en su definición se contradicen
uno a otro, sin embargo, en la historia de la humanidad no todos los movimientos
insurreccionales han estado propiciados desde la muy simple concepción de que el mundo se
divide entre los oprimidos y los opresores, o en su acepción guatemalteca entre indios y ladinos.
Mucho han tenido, para el caso nacional, que ver los constructos mentales colectivos
desarrollados por el catolicismo y su relación entre la riqueza y pobreza de espíritu, entre los
procesos de aculturación que definen el proceso dinámico del cambio del indio al ladino (porque
no hay ladinos que se conviertan en indios)
Para el tema religioso, es prodigiosa la serie de ejemplos que se han dado en el mundo musulmán
por la búsqueda de implantar califatos o sistemas de gobierno donde priva la Sharia35, como una
forma de interpretación de la utopía, pero, también en el lado cristiano se posee la experiencia de
las Guerras Carlistas36 que no eran más que la combinación del nacionalismo ultra ortodoxo en
contra del liberalismo en la España decimonónica, que se prolonga hasta la guerra civil e incluso
posee aún remanentes ideológicos en los partidos conservadores de hoy en día (como el Partido
Popular del ex presidente español José María Aznar), afincados fuertemente en el
fundamentalismo católico que, incluso, se extendió a lo largo de la colonización en la América
española.37
35 Khalifa: “textualmente quiere decir sucesor y en el Islam se refiere al sucesor del enviado de Dios (Muhammad, paz y bendiciones sobre él). Fue la máxima autoridad en materia jurídica, administrativa y espiritual. El dirigía todos los asuntos políticos, económicos, judiciales y religiosos” (Marín Guzmán, Roberto. Pag. 452) y Sharía: “ley revelada, la ley islámica por excelencia. Las fuentes musulmanas para la ley son el Quran, la Sunna, el Iama y el Ijtihad.” (Ibid. pag.469) 36 “Movimiento sociopolítico de carácter antiliberal y antirrevolucionario surgido de las postrimerías del antiguo Régimen. Las voces Carlismo y Carlista, aparecidas durante la segunda restauración absolutista de Fernando VII, entre 1823 y 1833, derivaban del nombre del infante Carlos María Isidro de Borbón” (Canal Jordi. Revista Aventura de la Historia. Pag 46) El principio de legitimidad dinástica, resumido en el lema ‘Dios-Patria-Rey’ que simbolizaba el imaginario de una monarquía católica autoritaria, se acompañaba, entre otros ingredientes, de un componente foralista (defensor de un ordenamiento jurídico y político propio referido a un fuero anterior) amparado en la descentralización del Antiguo Régimen rechazada por el liberalismo uniformador. “Así se explica la permanente confusión entre la defensa política de unos derechos dinásticos y la de un modelo socioeconómico adaptado a las principales zonas de sublevación (Cataluña, Navarra, País Vasco) y reacio a desaparecer. El apoyo a la causa carlista del campesinado y de amplios sectores de la baja nobleza y del clero ahonda en esta interpretación defensiva de un mundo tradicional, mayoritariamente rural que, al ver resquebrajarse sus libertades ante el centralismo liberal, defendió unas determinadas formas de propiedad y de tenencia de la tierra, unos vínculos de protección, un régimen de impuestos, así como unas específicas pautas de conducta y sociabilidad.” Biblioteca de Consulta Microsoft ® Encarta ® 2005. © 1993-2004 Microsoft Corporation. Reservados todos los derechos. 37 Muestra de ello es el enorme poder que la Iglesia poseía no sólo en la administración del aparato de reproducción ideológica sino en la administración misma del quehacer productivo. Veamos El Repartimiento, La Encomienda y la Universidad misma.
De Patrulleros a Milicianos… / Julio Valdez 29
El conservadurismo como conjunto ideológico plantea un objetivo: la instauración,
reinstauración o fortalecimiento del Reino de Dios y su ley en la tierra o, en el caso de los
cristianos, en sus interlocutores el Profeta Jesús38 y la Virgen María39, Santos y Mártires.
Dichos movimientos (como fue el caso de Guatemala) se combinaron como antítesis del
liberalismo40 que se postulaba como revolucionario frente al conservadurismo post-colonial. En
efecto, dicho conservadurismo muchas veces se constituyó como contrarrevolucionario, al
planteamiento liberal, anticlerical y anti monárquico, como afirmaba José Martín Barrundia:
“hordas salvajes que acaudillaba el héroe de la teocracia (refiriéndose a Carrera)”
(parafraseado por Taracena, 2,002 Pag. 89). Pero no era la postura de contradicción pura en el
sentido nihilista, más bien, al constituirse en movimiento político militar llegó a perfilar el
Estado ideal desde la predominancia de la dupla Iglesia-religión (institución-cuerpo ideológico).
Se puede afirmar que la colonia misma fue un régimen esencialmente conservador, más o menos
trescientos años hasta el advenimiento del liberalismo en Guatemala con Mariano Gálvez.
Afirma Pinto Soria: “La Iglesia era un factor estabilizador importante en la formación colonial”
(1989 Pag.37).
Esto adelanta otra conclusión de la tesis: El cristianismo colonial definió el carácter mismo de
la cultura como ideología para la movilización campesina. Esto predomina hoy en día, aún a
pesar del avance del protestantismo, y estuvo presente en la conformación de las milicias
civiles de mediados del siglo XIX.
“Cuando á los pueblos se les quiere atacar en sus costumbres y variárselas repentinamente,
causa en ellos una emoción, que por sana que sea la intención con que se quiere variar sus
instituciones y costumbres añejas, se sublevan.” (Carrera: pag.12) éstas fueron las palabras con
que Rafael Carrera justifica el movimiento que desencadenaría en el régimen conservador de
treinta años.
38 Paz y bendiciones para el. 39 Dios este complacido con ella. 40 “Liberalismo, doctrinario económico, político y hasta filosófico que aboga como premisa principal por el desarrollo de la libertad personal individual y, a partir de ésta, por el progreso de la sociedad. Hoy en día se considera que el objetivo político del neoliberalismo es la democracia, pero en el pasado muchos liberales consideraban este sistema de gobierno como algo poco saludable por alentar la participación de las masas en la vida política.” Biblioteca de Consulta Microsoft ® Encarta ® 2005. © 1993-2004 Microsoft Corporation. Reservados todos los derechos.
De Patrulleros a Milicianos… / Julio Valdez 30
A manera de contextualizar históricamente el ascenso del ladino al poder, es necesario que
tengamos presente que para mediados del siglo XIX su crecimiento era tema de preocupación en
varios círculos intelectuales, de ser aquellos personajes despreciados que pululaban por el campo
durante la colonia, para estas alturas, eran ya casi la tercera parte de la población. Por carecer de
tierras y su gran movilidad, además de sus afinidades culturales, representaban un peligro para el
sistema, y todo ello a pesar de que muchos de sus miembros estaban sirviendo en las diferentes
campañas de pacificación de los indios amotinados y estaban adquiriendo experiencia militar.
Sólo para ejemplificar la animadversión, se reproduce parte de lo publicado en la Gaceta de
Guatemala el 14 de septiembre de 1848, en la víspera del 27 aniversario de la independencia: “…
la mayoría de nuestra población se compone de Indios, enteramente ignorantes, otra de gran
parte de ladinos casi en el mismo estado y una fracción muy corta tiene luces. Éste es el
resultado de la política del gobierno español, que con miras nada filantrópicas prefería la
ignorancia.
El remedio de tan grave mal es únicamente hacer popular la instrucción, no se diga que los
indios ignorantes como se hayan no amenazan con una guerra de castas, luego de que estén
ilustrados tendrán mayores medios para destruirnos...Y no se escude la autoridad con decir que
los indios, no han solicitado se les proporcione medios de ilustración. Ilustremos a los indios si
queremos que ellos no sean como alguna vez han sido, el baluarte de la tiranía, porque así
evitaremos la horrible guerra de castas de que nos vemos amenazados…” (Etnicidad, Estado y
Nación. Taracena Arriola, Arturo. Pag.73)
Igualmente, hay que estar concientes que la independencia, al no ser producto de las luchas
populares sino del criterio pragmático de las élites,41 tuvo que legitimarse por medio de la fuerza.
Con el paso de los años la conceptualización de independencia provenía no del esfuerzo bélico
en contra del extranjero (español) sino más bien del enemigo interno (indio y casta). De hecho, el
aparato administrativo español tardó todavía en ser desarticulado por instituciones producto de la
independencia, pero aquellas que sustentaban el poder económico se mantuvieron, el latifundio,
por ejemplo.
41 Existe el mismo cuestionamiento hacia los procesos de movilización de indígenas y campesinos durante el conflicto por parte de la guerrilla, ¿realmente esta representaba una alternativa? ¿Por qué se abrogaban para si la verdad en cuanto a lo que la población necesitaba?, independientemente de este juicio histórico es necesario observar el proceso de descomposición que se produce dentro de las organizaciones revolucionarias después de la firma de los acuerdos de paz y como, hoy en día, se esta ante el proceso eleccionario en donde las fuerzas partidarias de izquierda, ex combatientes, se ubican en la marginalidad electoral muy por encima, paradójicamente, de grupos y personajes que son cuestionados como violadores de derechos humanos durante el conflicto.
De Patrulleros a Milicianos… / Julio Valdez 31
Aún así, los conservadores, fieles a sus antecedentes coloniales, creían en la preeminencia de un
paternalismo hacia los indígenas presente en las Leyes de Indias que enfatizaba la tutela sobre
ellos, adjudicándoles el precepto de minoridad, como sucedía con la niñez. Esta segregación
pesaba más en la población que no era sujeto de medidas similares y que además se encontraban
en el limbo jurídico.
El primer gran detonador de la rebelión fue el desarrollo de las políticas eugenísticas42
impulsadas por Gálvez que, incluso, concedía terrenos de 1,000 varas a todo extranjero que se
radicase en el país, pero si este se casaba con indígena aborigen o con personas de color,
obtendría más.43
Se proyectó que los primeros departamentos a colonizar serían las Verapaces y Chiquimula. Ello
por supuesto, puso en el avispero a los campesinos ladinos que se veían directamente afectados
por tales intenciones.
Por otro lado, era evidente el gran nivel de delincuencia y violencia producto de ello en las áreas
urbanas, creando desesperación en las capas medias y las desamparadas.44
A ello hay que agregar la serie de reformas radicales impulsadas por Gálvez que pretendían
acabar con los remanentes de la administración colonial, a saber:
1. Impedir que los tradicionalistas de la iglesia administraran la educación pública
y sustituirla por escuelas seculares abiertas para todos.
2. Impulsar a la educación por medio de la construcción de escuelas que tenderían
a la occidentalización del indio y del ladino. (al desarrollo pleno de la
cristiandad como modelo de civilización)
42 Blanqueamiento de los indios y ladinos por medio del cruce con extranjeros de origen europeo. Esta política fue impulsada tanto por liberales como por conservadores, sin embargo los segundos siempre prefirieron colonos provenientes de países católicos, o sea que el cruce no sólo se daba en lo racial sino en lo cultural. 43 Jorge Luis Arriola, Galvez en la Encrucijada. México: Costa ACIC Editores, 1960 44 “En 1819 el hospital de la ciudad recibió a 704 personas heridas de ellos 546 hombres, incluyendo 70 soldados y 158 mujeres y de los cuales 19 murieron, en 1820 la cifra excedía los 900” (Woodward: pag.77)
De Patrulleros a Milicianos… / Julio Valdez 32
3. Revisar el sistema judicial por medio de la adopción de los Códigos de Edward
Livingston que, esencialmente proponían los juicios abiertos y con jurados, en
donde se construía la categoría de ciudadanos juzgando a otros ciudadanos.
4. Promulgar las leyes de Casamiento Civil y Divorcio, como parte del proceso de
modernización del sistema de administración civil, pero también eran una
afrenta hacia los poderes de la iglesia y su dogma de fe45.
Lo expuesto constituyó el fundamento del liberalismo post independentista pero, hay que
agregar dos elementos contextuales importantes:
1. El manejo político técnico que se hizo de la epidemia de cólera de 1833, sobre
una población que no poseía el instrumental cultural suficiente para entender la
magnitud del mal y su abordaje. El pueblo había sido azuzado por los
detractores de los liberales, los conservadores lograron sembrar la idea de que
se estaba provocando de adrede la muerte de las personas al no permitir
entierros en iglesias y el uso de las cuarentenas por ejemplo.
2. El uso cada vez más duro del aparato represivo del Estado. Al estar convencido
de lo necesario del cambio, el Estado liberal tanto de Gálvez como de Morazán
no permitía la disidencia, cuando ésta se producía se procedía con severidad. El
uso del aparato militar se hacía sin miramientos y esto fue elevando el nivel de
animadversión al gobierno y no tanto al cambio que promovía ya que éste era
sujeto de discusiones que podrían haber sido enfrentadas en un sistema de
discusión democrática (que no se dio ni tenía porqué darse) “El prestigio de
Carrera se aumentaba en todo el departamento con los robos y violencias, incendios y
asesinatos que cometían las tropas del gobierno y la desmoralización de sus gefes; por lo cual
45 No en balde la ley del divorcio fue calificada por los propagandistas conservadores como la Ley de Perros, lo que significaba ya el desarrollo de una ideología conservadora de guerra en contra del liberalismo. Estos calificativos hacían mella en las mentes de las bases sociales indias y ladinas que ya para ese entonces eran predominantemente cristiano católicas.
De Patrulleros a Milicianos… / Julio Valdez 33
la cosa fue creciendo de punto de este proceder le aumentó el prestigio á Carrera y obligó a
muchos hombres honrados y capitalistas a unirse con el y a aumentar las filas de los
voluntarios pues hasta aquella época habían permanecido indecisos” (Carrera, 1979:39)
1.2.2. La sublevación de las Castas
El 6 de mayo de 1837 tuvo lugar el primer levantamiento en Mataquescuintla contra el
gobernador, las razones no se diferenciaban mucho de las aquellas esgrimidas en los miles de
motines que se produjeron durante la colonia. Los abusos se daban de parte de las autoridades en
contra de la población, especialmente, en donde el Estado era incapaz para poder explicar los
cambios que se estaban produciendo en la administración. Eran evidentes los problemas de
disparidad entre gobernantes y gobernados fundamentalmente por los tintes racistas
predominantes en la división entre el mundo indio y el mundo blanco.
Las diferentes regiones se alzaban en contra del poder central, tanto la Montaña como los Altos
respondían a esa dicotomía cultural alimentada por los siglos de dominación colonial. En este
momento histórico, se reproducía el fenómeno del cual se había alertado en los medios, y que no
era más que replicas a lo sucedido en Yucatán, México. Las condiciones objetivas de la pobreza
se vieron superadas por las lecturas de carácter cultural o como lo afirma la Gaceta de Guatemala
del 14 de septiembre de 1848: “Ilustremos a los indios si queremos que ellos no sen como
alguna vez han sido, el baluarte de la tiranía, porque así evitaremos la horrible guerra de castas
de que nos vemos amenazados.” (parafraseado por Taracena, 2,003: Pag. 73)
De Patrulleros a Milicianos… / Julio Valdez 34
Un elemento de análisis a resaltar, además de las condiciones objetivas y subjetivas de la
rebelión, y esencial para el análisis del fenómeno de población civil en armas, es el hecho de la
existencia de la una gran cantidad de veteranos46 de las guerras federales, esto sumado a la
ignorancia con que se afrontaron las acciones del Estado para atender la epidemia de cólera,
provocó el estallido que tuvo como primeras consecuencias la muerte de funcionarios (a la
usanza de los sacerdotes durante los motines de indios).
Es claro tanto por las memorias de Carrera como por el trabajo de Woodward, que él no estuvo a
la hora de encender la mecha de la rebelión, más bien se menciona a un indígena llamado José
María Zapeta como el instigador. Sin embargo, fue el reconocimiento y la insistencia de los
campesinos lo que obligó a Carrera a encabezar el movimiento. A partir de allí las causas
cimentadas en las medidas de gobierno liberal se convirtieron en el programa político: en las
demandas.
Este inicio marcó la diferencia con los motines, los temores y animadversiones. Estos se
convirtieron en elementos discursivos necesarios para la movilización social, la defensa de la
46 El veterano como el excombatiente que regresa a casa a rehacer su vida después de haber tenido una experiencia de vida y que incluso la llega a definir, dependiendo del tamaño del trauma al que ha sido expuesto, un ejemplo vívido fue el de las masas de veteranos del ejército alemán después de la primera guerra, aún cuando muchos de los dirigentes de los partidos fascistas sobredimensionaban el compromiso de sus grupos de choque en tanto que los presentaban como verdaderos héroes y como élites de hombres nuevos, lo cierto es que, en ellos convergían gran cantidad de excombatientes tal y como apunta Bullok (1964) en la biografía de Adolf Hitler. “En Baviera fue donde se reunieron los elementos irreconciliables del Freikorps, bandas armadas de voluntarios constituidas bajo el patronato del ejército regular al terminar la guerra, con el fin de proteger las fronteras alemanas contra polacos y bolcheviques, pero igualmente dispuestas a volver sus cañones en contra de la República.” (Bullok: 1964, 64)
De Patrulleros a Milicianos… / Julio Valdez 35
Iglesia, de Dios, Jesucristo47, la Virgen y el Espíritu Santo, además de la defensa de la vida
misma que se encontraba en peligro por las acciones del mal gobierno, como afirma Joaquín
Samayoa: “las personas tienden a tomar posición. Pero el tomar posición no siempre supone
identificarse positivamente con algo. Con frecuencia en este tipo de situaciones la gente toma
posición en referencia más bien a lo que teme o rechaza, lo cual, en el caso de la guerra, se
traduce en la apropiación de un enemigo. Este fenómeno abre flancos a la manipulación
ideológica.” (Baró 1990: Pag.58) dicha manipulación corrió de parte del conservadurismo
citadino, quien le dio sustento teórico, incluso.
Existía disparidad entre los medios que uno y otro bando poseían en el esfuerzo militar. En los
intentos de pacificación del Estado se utilizó el terror, por ambos lados, como herramienta. Este
era una herencia de la colonia, pero a diferencia de otros tiempos Carrera utilizó el principio de
la guerra de guerrillas: atacando y huyendo, emboscando. La siembra del terror entre los
funcionarios especialmente entre jueces era su principal objetivo a quienes procedía ipso facto a
su eliminación física. En este primer período no se entró todavía a una guerra de posiciones que
sí se llegó a conocer cuando el mito del caudillo creció y fueron más numerosos los
enlistamientos de campesinos, sobre todo ladinos, además del consabido apoyo logístico y de
inteligencia que ellos proporcionaban.
De las bandas armadas con argumentaciones políticas se produjo un salto cualitativo en la
organización hacia julio de 1837, a través de propagación de las acciones armadas exitosas en
contra del gobierno y, el mismo mito de Carrera. Se produjo el aumento de las fuerzas alzadas
por medio de dirigentes locales (tenientes) éstos a su vez reclutaban nuevos combatientes,
dándose la movilidad en terrenos conocidos, perfiló la posibilidad de crear territorios semi
liberados. Esta guerra fue particularmente dinámica por parte de los alzados, quienes se
movilizaban de un lado a otro en el oriente y con relativa facilidad, la movilización de la
población pasó a ser permanente, hasta que los objetivos fueran alcanzados, entonces se
aplicaron los conceptos del ejército en cuanto a condenar con la muerte la deserción.
El aumento del mito del cacique también influyó en la desmoralización de las tropas
gubernamentales, esto funcionaba como un mecanismo psicológico. Las unidades militares se
movían con relativa independencia debido a las dificultades de las comunicaciones y además por
47 Paz y Bendiciones para El.
De Patrulleros a Milicianos… / Julio Valdez 36
el sistema de reclutamiento, en algunos casos, obligatorio. Además se permitía, en determinados
momentos, el saqueo como recompensa a los esfuerzos bélicos, sin embargo no había
identificación con los postulados del gobierno, los cuales sólo se conocían a través de la
organización militar. Cuando los momentos más álgidos del combate se llevaron a cabo, el factor
de identificación ideológica “moral de combate” se inclinó hacia los alzados quienes reconocían
a Carrera como el nuevo mensajero de la verdad, de la lucha por el Cristianismo, vaya, el jefe de
la Cruzada.
¿Era entonces la rebelión de la montaña un movimiento mesiánico? Sí, pero a diferencia de otros
movimientos similares, la existencia de liderazgos locales diluyó el centralismo, y reafirmó la
idea del liderazgo patriarcal basado en el uso de la fuerza. Este es otro de los elementos que se
encuentra en la estructuración de las patrullas de autodefensa civil de finales del siglo XX, el
desarrollo de caciquismos, el llamado corporativismo del Ejército, que no son más que
liderazgos que sustituyeron a aquellos que estaban cimentados en el trabajo que había realizado
la iglesia católica (ver recuadro) tal y como lo explica Bruce Jonson: “Antes de la conquista los
indígenas tenían una religión sofisticada y después
conservaron algunas cosas esenciales de la misma
combinándolas con el catolicismo. Durante el siglo XIX,
cuando la Iglesia organizada estuvo ausente de gran parte del
sector rural del país, los indígenas preservaron aquella
combinación por medio de las cofradías que la misma iglesia
había establecido durante la colonia” (Pag. 64)
Por otro lado, el uso del saqueo no fue sólo patrimonio del
gobierno, Carrera lo utilizó como herramienta tanto de
escarmiento político, con la población no adscrita a el, y como
una forma de mantener la movilización de los sublevados.
Es el saqueo la continuación de la guerra a través de la economía local y personal, es la
mutilación y desamparo, es no dejarle más alternativas al agredido para que tome partido antes
de conducirle a la muerte. El saqueo es también fiesta, es la recompensa por haber triunfado, es
la demostración al enemigo que no es inmune, el campesino se transforma en guerrero en el
fragor del combate y con el saqueo demuestra a su prole que lo hizo por su bienestar material.
Pero la contra cara de la moneda fue que producto de los constantes saqueos, los comerciantes
COMO SER CABECILLA Cuando un cabecilla da una orden, no dispone de medios físicos certeros para castigar a aquellos que le desobedecen. Por consiguiente, si quiere mantener su puesto, dará pocas órdenes. El poder genuino depende de su capacidad para expulsar o exterminar cualquier alianza previsible de individuos o grupos insumisos… (Marvin Harris. JEFES, CABECILLAS ABUSONES. Alianza Cien 1985 pag.11 )
De Patrulleros a Milicianos… / Julio Valdez 37
citadinos se organizaron y aportaron medios para apoyar a Gálvez no sólo en moneda sino en la
misma organización militar, tal es el caso del batallón Concordia, que resistió el sitio sobre la
ciudad.48
La rebelión dio al traste con las reformas impulsadas por Gálvez debido a la gran necesidad de
dinero que solicitaba el esfuerzo militar. El principio del fin se dio el: “1 de febrero de 1838
cuando Carrera entró a la capital con Barrundia a la par y seguidos de una muchedumbre de
campesinos entusiasmados y de gente que seguía la columna. Aunque Carrera dijo que tenía
sólo 1,500 hombres en su tropa, las estimaciones contemporáneas estiman hasta 12,000
personas en su ejército de chusma y de harapientos.” (Woodward, 2,002: 108) esa misma
composición de gente y sus dimensiones numéricas, nunca antes vista, a lo largo de la historia
nacional (no por lo menos desde las batallas con el reino K`iche y Qaqchiquel) marcaron lo que a
continuación vendría. Es de hacer notar lo colorido del ahora ejército campesino insurrecto,
ahora pasaba a ser victorioso, con la consiguiente elevación de la moral, ahora si se justificaba el
ajuste de cuentas entre los que vivieron la guerra y los que la apoyaron desde la comodidad de la
ciudad: “Un reino de terror, sangriento pero relativamente breve, siguió con el saqueo y
asesinato de extranjeros y de miembros de la elite que no pudieron encontrar donde
esconderse” (Ibid. Pag: 108)
1.2.3 ideología = movilización / componentes para la guerra civil
“Muchos que nunca habían salido antes de sus aldeas miraban locamente las casas y las
iglesias y la magnificencia de la ciudad. Entraron a la plaza gritando ¡Viva la religión! ¡muerte
a los extranjeros!” (Stephens, Incidents of Travel, I, Pag.231-232) este mismo observador
describe a Carrera en su entrada a la ciudad así: “a caballo, con una rama verde en su sombrero
y con tiras de tela sucia cubiertas de retratos de santos”(idib. Pag: 231) en efecto si de alguna
manera habría que calificar, desde la ideología a este movimiento sería de:
fundamentalismo49.Este término posee arraigo en factores objetivos, sin embargo la cúspide de la
48 Para entonces Barrundia el abanderado de los conservadores junto con Carrascosa, otro militar adscrito, habían formado su propia fuerza militar que estaba asediando a la capital desde la Antigua Guatemala. 49 “Fundamentalismo, movimiento conservador surgido entre los protestantes que se inició en Estados Unidos a finales del siglo XIX. Subrayaba las siguientes creencias como rasgos esenciales e indiscutibles del cristianismo: la infalibilidad de la Biblia, el nacimiento virginal y la divinidad de Jesucristo, su sacrificio en la cruz como expiación de los pecados de la humanidad, la resurrección física y la segunda venida de Cristo, así como la resurrección física de los creyentes” Biblioteca de Consulta Microsoft ® Encarta ® 2005. © 1993-2004 Microsoft Corporation. Reservados todos los derechos.
De Patrulleros a Milicianos… / Julio Valdez 38
movilización era el percibir el peligro en el que se encontraba el dogma de la fe y a la institución
eclesial por parte de liberales, por lo tanto llamado a reforzar la “religión” no es más que el
retorno a la raíz de lo humano en su comunión con Dios, lo político y la acción bélica posee un
constructo ideológico.
El fundamentalismo católico armado encarnizó una lucha con sus enemigos a quienes no vaciló
en calificarlos de apostatas50. Era especialmente el clero rural el que fundamentó la rebelión que
luego de victoriosa cobró réditos.
“Nuestros opresores en el exceso de su desesperación desde lejos nos insultan llamándonos
bárbaros, salvages, fanáticos y serviles. Lo que más irrita su furor es, el ver que después de
haber agotados sus esfuerzos para entender la desmoralización y la impiedad, los pueblos
restituidos á su libertad, estén dando pruebas de que todo el empeño para corromperlos no ha
producido otro efecto, que afianzar en nuestros corazones el amor a la religión santa que
heredamos de nuestros padres… sabremos morir antes que ver otra vez insultada nuestra
religión, profanados y robados nuestros templos.” (Mensaje de felicitaciones a la legislatura.
Carrera 1839) Evidentemente el fenómeno del conservadurismo en el campo guatemalteco sirvió
también como catalizador de los efectos que había tenido la exclusión de la población ladina, el
aferrarse al dogma de la fe como afirma Joaquín Samayoa: “el esfuerzo ideativo de la
sociedad, inducido por los grupos que pugnan por el poder está dirigido a la creación y
reforzamiento de definiciones que pueden ser ampliamente aceptadas y utilizadas tanto para
identificar al enemigo como para justificar y promover ciertas formas de agresión contra el.”
(Baró. pag.56)
La población civil movilizada desarrolló la idea del cristianismo militante51 al grado de
fundamentalismo. Ésta más adelante se incorporó a los ejércitos que lucharon contra Morazán y
Sin embargo el término fue ampliado hoy en día se puede afirmar que provine de la radicalidad con que se asume cualquier tipo de religión, anteponerla a la realidad objetiva, ver en los libros sagradas verdades absolutas y en las instituciones infalibles, el retorno a los principios fundamentales, ello pudo observarse en la forma como algunos catequistas fueron obligados por la represión en el medio rural de regresar al “evangelio de las catacumbas”, a la prédica clandestina, este fue un momento decisorio en su paso al fundamentalismo. 50 Total abandono del cristianismo por parte de una persona bautizada. Este es considerado un pecado grave. 51 Esta categoría se encuentra también en el desarrollo del movimientos de masas de la insurgencia de los años setentas: “la organización cristianos revolucionarios Vicente Menchu, integrante del frente popular 31 de enero, proclama su voluntad de unir su esfuerzo al de las demás organizaciones populares aportando nuestra fuerza para ejercer abiertamente la violencia justa de los oprimidos en contra de quieres impiden la construcción del Reino de Dios” (Pueblo Combatiente Año 1 No. 1 Pag. 8 Guatemala 1981)
De Patrulleros a Milicianos… / Julio Valdez 39
con otras agresiones provenientes de los gobiernos liberales de la región, incluso con la intención
de los Altos por separarse de Guatemala.
Este concepto de militancia se encuentra nuevamente en las movilizaciones que se llevaron a
cabo durante el llamado movimiento de Liberación Nacional que sirvió de punta de lanza de la
intervención norteamericana de 1954. Estos utilizaron no sólo el simbolismo de los movimientos
de Liberación Nacional que luchaban en contra de la dominación colonial en Asia y África,
ejemplo de ello es el Ejército de Liberación Nacional de Argelia que luchó en contra de la
dominación francesa desde 1956, o el Ejército Nacional Popular de Liberación de Grecia que
lucho en contra de la ocupación alemana durante la II Guerra Mundial, en fin el llamado
Movimiento de Liberación Nacional más que un grupo armado era un serie de organizaciones
civiles y políticas, algunas creadas por la misma CIA y otras desarrolladas espontáneamente
pretendían el asalto al poder bajo los argumentos que la propaganda norteamericana habían
difundido y ponen al frente el estandarte del Cristo Negro de Esquipulas como una forma de
reivindicar la esencia de la lucha por los principios del cristianismo que estaban siendo
mancillados por el comunismo “ateo”, el regreso al conservadurismo fundamentalista, que
pensado desde una mesa de guerra de baja intensidad, se planteaba que era el elemento que
definía culturalmente a la población. Recordemos la forma como la CIA desarrollo su apoyo a la
ocupación soviética en Afganistán después de la invasión de 1979. La creación de un guerrero
Mujaidin (guerrero del Islam) en contra del ateismo del “imperio Soviético”. Las consecuencias
posteriores son bien conocidas.
Por otro lado, similar proceso se vivió durante parte del reciente conflicto armado, y el cual
profundizaremos más adelante, en donde ciertamente el cristianismo militante dio paso a la
movilización social hacia el esfuerzo bélico. Esto estaba implícito en el carácter de expansión
que está en la misma esencia conceptual del cristianismo como doctrina de fe y de vida, pero
también responde a reacondicionamientos de la misma Iglesia como institución política, que
había vivido su período de conservadurismo producto de la agresión liberal de finales del siglo
XIX hasta la intervención de un gran número de religiosos extranjeros, especialmente españoles,
en la labor de la nueva evangelización post-reformistas.
Ahora bien, la ideología define el concepto de guerra justa, aquella que posee la bendición desde
la idea suprema de Dios. A partir de ello se encuentran puntos en común en cuanto a la forma
como culturalmente los individuos se reproducen.
De Patrulleros a Milicianos… / Julio Valdez 40
El cristianismo militante (practicante de la Teología de la Liberación)52 se plantea como una
alternativa esencialmente liberadora de los seres humanos porque permite poner en práctica
muchos conceptos abstractos como “el sacrificio de Jesús”, “la sangre purificadora”, “la
muerte propia por los pecados de la humanidad” y a ello le suma la referencia de autoridad
eclesial que representa la Iglesia y sus ministros, a ello hay que agregar, para el caso del reciente
conflicto, cuando se produce la oleada de persecución de religiosos católicos, por su opción
revolucionaria, existe un momento de regreso al fundamento de la práctica del “evangelio de
catacumba”53 que no hizo más que aumentar el fundamentalismo “de la opción por los pobres”.
Pues bien, lo que momentáneamente se llamara revolución conservadora, intentó no regresar a la
colonia porque el avance hacia la independencia era algo que no tenía retroceso, pero sí el evitar
que aquellos elementos en donde se afincaba el ideal cultural, desarrollado por más de doscientos
cincuenta años de colonia, desapareciera o se atentara contra su integridad.
Son los campesinos excluidos los que llegaron a crear el movimiento de masas del
conservadurismo, y quienes nuevamente contribuirían a socavar los avances de las políticas
agrarias modernizantes de la reforma agraria de 1954. Dicho conservadurismo se puede explicar
desde dos fuentes primarias, la constitución del cristianismo colonial conviviendo con
remanentes de religiosidad prehispánica, mutilada por la acción violenta del colonialismo mental
y, por qué no decirlo, de la Santa Inquisición, pero por el otro lado, en la economía colonial
convivía la explotación como sistema económico junto con una serie de mecanismos endógamos
que imposibilitaban que muchas de esas pequeñas economías se conectaran entre sí, si no era a
través de la explotación por medio de las fincas.
Tanto el elemento cultural como el económico creo un sistema de ideas altamente conservadoras,
de lucha por mantener cierto tipo de orden de cosas, de temor a lo que viene de afuera,
acordémonos de que las bases, por ejemplo, del cristianismo católico venían de contraponerse a
la influencia judía y musulmana, incluso con una fuerte tradición inquisidora y Cruzada.
52 “La presencia militante en los NMS (nuevos movimientos sociales) encierra otra aportación positiva para el creyente, que no puede asistir impasible a las contradicciones de nuestro sistema triunfante: la crítica práctica de la civilización productivista, patriarcal y militarista. No es que se rechace la producción, el trabajo, la necesidad de orden y las aportaciones de una ética de la producción para paliar las necesidades humanas; lo que se rechaza es el imperialismo de la lógica funcional…” (Mardones Pag.166) 53 Como el que se produjo en los primeros años de expansión del cristianismo en los grandes centros poblados de la metrópoli romana, era esa clandestinidad frente a la persecución que los principios de sacrificio adquirían significado relevante para la formación del cristiano, emulaba el sufrimiento y entrega de Jesus (Paz y Bendiciones para El)
De Patrulleros a Milicianos… / Julio Valdez 41
CAPITULO 2
Población combatiente y población no combatiente ¿un
dilema en la última confrontación armada? “Luego, los soldados se dedicaron a jugar con los cadáveres poniéndolos cabos de puros en la boca,
mientras los demás presos observaban la escena formados en círculo y eran obligados a “echarles vivas al General don Rafael Carrera” (Taracena 1998: 277. Ligeros apuntamientos acerca de los principales
sucesos de la carrera literaria y vida pública de Marcelo Molina 1841: 26-27)
Los antecedentes presentados en el capítulo I, sirven para allanar el camino a fin de definir, en
torno al tema de la movilización civil para la guerra:
1. Que la movilización social para los esfuerzos de guerra no son recientes para el
caso de Guatemala, de hecho se puede afirmar que las constantes de relaciones
étnicas, y conservadurismo se han mantenido más allá de los contextos propios
de cada época o estadio histórico.
2. Lo controversial es que, en esencia, los movimientos de masas campesinas en
Guatemala han tendido, en determinado momento, a acoplarse al
conservadurismo54 religioso presentado ya sea como liberador o como
meramente eclesial. Es en el mundo religioso donde llegó la discusión político
académica en que predominaban las ideas de la derecha y la izquierda55 más que
en el académico.
3. Que existe un paralelo en la movilización social que dio pie a los patrulleros de
autodefensa y de las fuerzas irregulares y la serie de movimientos que se han
producido en el transcurso de los conflictos civiles en Guatemala. En efecto,
asegurar que el más del millón de patrulleros fueron obligados por el terror, es
54 Más allá de que la llamada teología de la liberación pregonaba por la liberación del ser humano y la construcción del Reino de Dios en la tierra y el desconocimiento de señores y capataces, no se llegó a desconocer a la doctrina como tal y menos a la autoridad eclesial, la cual jugó ambigüedades que la llegaban a ubicar en planos convenientes para poder negociar en todas direcciones. 55 Ambas son producto del iluminismo occidental y del desarrollo mismo del liberalismo como doctrina político ideológica.
De Patrulleros a Milicianos… / Julio Valdez 42
simplificar el movimiento que ello representó (no con ello se descalifica su
existencia real y discursiva) y también a la población simpatizante y miliciana,
adscrita a las organizaciones insurgentes, ya que no todos compartían la
ideología “revolucionaría”, “comunista”, (este fenómeno también se produjo
con la masificación de la revuelta Tzotzil o con los insurrectos de la montaña) o
simplemente era el ansia por la “venganza”, “el ajuste de cuentas” contra
quienes los habían convertido en victimas, a guisa de ejemplo se relata en el
libro Huehuetenango, historia de una guerra: “El EGP crecía rápidamente y
faltaban organizadores capaces. Los excomandantes ahora admiten que contaban con
personas con poca formación, quienes trasmitían las ideas de la revolución según como ellos las
entendían...Unos ofrecimientos eran difíciles de creer. En aldeas situadas en lo profundo de los
Cuchumatanes, representantes del EGP prometieron que su futuro gobierno iba a entregar
aviones como los hay en Guatemala, a pesar de que el terreno era demasiado pendiente para
construir pistas de aterrizaje.” (Kobrak: pag. 40, 41) Esta situación fue confirmada
en entrevista efectuada a un informante de origen Ixil y excombatiente, quien
afirmaba: “la seguridad de la victoria hizo que los dirigentes de las FIL plantearan cosas
que ahora vemos que eran ridículas” (cinta 07). Con estos testimonios no podemos
generalizar sobre el desarrollo de la conciencia colectiva que motivó la
movilización en torno al esfuerzo de la guerra, pero sí nos presenta un esquema
variopinto de lo que fue la llamada “toma de conciencia revolucionaria” que las
masas indígenas tuvieron desde la parte insurgente. Por su lado los patrulleros
convertidos en milicianos, tuvieron un desarrollo cualitativamente distinto en
tanto que estaba respaldado por toda la estructura del Estado y con el poder en
el uso de la violencia, del cual se valía el Ejército de Guatemala.
Allanado el camino, esta tesis avanza hacia la contextualización de la movilización social de los
patrulleros.
Los siguientes dos capítulos definen al sujeto social patrullero, en dos momentos clave, durante y
después del conflicto, en términos militares, movilizado y un desmovilizado (que
De Patrulleros a Milicianos… / Julio Valdez 43
paradójicamente trata de conservar su ímpetu). Es necesario aclarar que en la actualidad política
del país, y con la entrada en funciones de la Comisión Nacional de Resarcimiento y el
consiguiente Programa Nacional de Resarcimiento, el Estado asume, en la práctica la versión del
pasado histórico que define al Patrullero como victimario (influido por el informe de la
Comisión de la Verdad y el del Proyecto de Recuperación de la Memoria Histórica) en esencia, y
le niega el acceso al Resarcimiento, este concepto reafirma la importancia de la discusión en
torno al papel histórico de los patrulleros. Esta tesis no pretende ahondar o descalificar tal
intención, sino más bien mostrar a un sujeto en sus contradicciones socio- históricas.
2.1. Periodización básica del transcurso del patrullero al miliciano.
“…combate ante un enemigo común, en donde cada ciudadano guatemalteco se
sienta comprometido en la posición que ocupe dentro de la sociedad
guatemalteca para defender a su patria, porque la agresión no particulariza a
persona, grupo, institución o entidad, sino que ataca a todo un sistema de
vida…”(I-37-X-85 Pag.48)
Antes de definir al patrullero miliciano como sujeto social, es necesario ubicar al fenómeno
social a nivel procesual. El principio analítico es: el patrullero organizado a principios de los
años ochentas no es el mismo que se terminó de desmovilizar en 1996, y menos el que
protagonizó los bloqueos a las carreteras y centros económicos en el año 2,002, fueron
necesarios más o menos veinte años para formarlo y un largo proceso histórico de definición
previo, que se ha descrito en el primer capítulo.
Las patrullas se desarrollaron en relación al desarrollo del conflicto y en relación a la paz, se
pueden entender como un salto cualitativo a lo que anteriormente era la estructura de los
Comisionados Militares presente en el conflicto de los años sesentas, que no era más que una red
de colaboradores del Ejército en las aldeas, ejercían labores de inteligencia, enganche de
reclutas, tareas propiamente represivas e incluso de referente del poder del Estado sobre todo en
tareas de seguridad.
Las fuentes coinciden en ubicar a las primeras patrullas a finales del período del General
Fernando Romeo Lucas García, cuando la lucha contrainsurgente se traslado de la ciudad al
campo, pero no es sino el quiebre de 1982 y la elevación cualitativa de la lucha contrainsurgente
De Patrulleros a Milicianos… / Julio Valdez 44
en el campo. A este primer momento se le denominará PRIMERA PATRULLA, aquella que
estaba movilizada en forma de milicia colonial, dirigida esencialmente al esfuerzo militar.
Aquella que respondió a la estrategia dictada desde la definición de teatros de acción definido
por el Ejército de Guatemala. Según la Tesis I-37-X-85, en la década de los setentas existía las
órdenes operacionales contrasubversivas para el Ejército (ver recuadro), que de una manera
tímida esboza el inicio de la estrategia de movilización de las patrullas a inicios de la siguiente
década.
Según las organizaciones de Derechos Humanos como Grupo de Apoyo Mutuo, CONAVIGUA
y sus contrapartes residentes en México, Estados Unidos y Europa, de 1982 hacia más o menos
1984 deviene el genocidio, que no es más que el período en donde se produjeron la mayor
cantidad de asesinatos en masa cometidos por el Ejército con el apoyo de patrulleros, dicho
extremo es relativizado por dirigentes ex -patrulleros hoy en día, inculpando de tales actos al
Ejército o a la guerrilla, esto no es raro si se tiene en cuenta que estos dos actores tampoco han
aceptado sus propios actos genocidas. Lo que es necesario rescatar de dicho período, para el
análisis de esta periodización es la versión que fue introducida por primera vez por Mario
Payeras en 1991 en su libro Fusiles de Octubre, que no es más que la compilación de otros
trabajos que el había puesto a la discusión en la organización disidente del Ejército Guerrillero
de los Pobres EGP Octubre Revolucionario, en donde claramente afirmaba que la guerrilla había
sido disminuida en sus capacidades militares y políticas en este mismo período: “entre 1981 y
1983, las fuerzas revolucionarias no fueron capaces de contrarrestar la estrategia de
contrainsurgencia…” (1991:Pag.28) “Durante los tres años mencionados, la limitación
fundamental de las fuerzas revolucionarias, en el terreno militar, consistió en que no fueron
a. Conducir operaciones contraguerrilla.
b. Control y censo del área de población.
c. Conducción de operaciones psicológicas y de asuntos civiles. (la negrilla es nuestra)
d. Condicionar mental y físicamente a la tropa para operar en terreno y clima selvático
e. Control de personas armadas. f. Verificación de documentos y
combate a la delincuencia en general.
g. Conducción de operaciones de rastreo y detección de campos de entrenamiento. (Pag. 49)
De Patrulleros a Milicianos… / Julio Valdez 45
capaces de alcanzar las formas superiores de desarrollo de la guerra de guerrillas…” (Ibid:
Pag. 29) a este periodo se le fue conociendo como el de la DERROTA ESTRATÉGICA56, que
incluso hoy en día es manejado por académicos como Edgar Ruano (expuesto en el foro: La
Izquierda revolucionaria en Centroamérica: retos y transformaciones, Guatemala martes 15 de
mayo del 2,007) dicha discusión no ha sido abordada suficientemente pero la actual dirigencia de
la ex guerrilla, ahora organizada en partidos políticos, la desestiman, tal y como los dirigentes de
la patrullas desestiman su participación en el genocidio. No fue sino hasta la Campaña Militar
Victoria 82, que impulsa el gobierno de facto presidido al principio por un triunvirato y luego
por el Gral. Efraín Ríos Montt, cuando se identifica claramente la importancia de las patrullas de
autodefensa civil tal y como lo describe la tesis I-37-X-85 (ver recuadro)
Las patrullas no alcanzan su reconocimiento legal hasta con el Decreto Ley 160-83 ya con el
período del General Humberto Mejía Victores (quien llegó al poder después de un golpe de
Estado contra el General Ríos Montt) cabe afirmar que dicho marco legal era una materia
pendiente en la estrategia de lucha contrainsurgente, no era una simple cuestión de forma, sino
de profundo significado para el proceso de recuperación de la institucionalidad del Estado, que
se recupera a través de la promulgación de la constitución de 1985 y con las consiguientes
elecciones que dieron la victoria al Demócrata Cristiano el Licenciado Vinicio Cerezo Arévalo
en 1986. El crecimiento de las patrullas se produjo ya no sólo en el marco de la lucha
contrainsurgente sino bajo el argumento de los trabajos de reconstrucción nacional llevados a
56 Que no es lo mismo que retirada estratégica como se pretende calificar al proceso de traslado de las unidades militares de la guerrilla a de los centros poblados a escenarios de difícil acceso natural, esto como respuesta a las embestidas del Ejército que dieron pie al genocidio.
1. Aumentar la capacidad operativa y potencial del Ejército mediante la movilización parcial.
2. Desarrollar y motivar la organización de las patrullas de autodefensa civil. (la negrilla es nuestra)
3. A la par de la acción militar utilizar adecuadamente todos los recursos humanos y materiales de todas las fuerzas de seguridad.
4. Incrementar un tipo de guerra psicológica que minimizara o anulara la propaganda enemiga y que concientizara así mismo a la población en general. (Pag.53)
De Patrulleros a Milicianos… / Julio Valdez 46
cabo precisamente por el Comité de Reconstrucción Nacional CRN, que seguía la senda trazada
por los planes de campaña de 1982 y 1983.
Con este nuevo marco jurídico y con el plano militar estabilizado, se constituyen las
SEGUNDAS PATRULLAS que son las que nacieron con el Decreto 19-86 que cambiaron su
nombre a Comités Voluntarios de Defensa Civil -CVDC- que no son más que la transformación
cualitativa de la estructura implementada para la guerra dirigida a la reconstrucción, sobre todo
en aquellas regiones que habían sido durante golpeadas por el conflicto, fue una especie de
arrebato de la bandera que la misma retórica revolucionaria había implementado en su inmersión
comunal. La ofensiva diplomática del Estado pretendía presentar a la población, que tanto había
costado movilizar, como un ente dinámico que se acoplaba a los nuevos retos del desarrollo, es
por eso que el Gobierno de Ramiro de León Carpio, ex – procurador de los Derechos Humanos
que incluso había denunciado excesos de los patrulleros, presenta la nueva imagen de los
Comités de Paz y Desarrollo, sin embargo dicho intento, calificado por la Agencia
Norteaméricana de Desarrollo USAID “no se ha puesto en marcha” (informe RFK: Pag. 35) en
su camino a la transformación a una sociedad en paz, ello reflejaba que la dinámica del conflicto
era la dominante en tanto que todavía existía la movilización insurgente, que igualmente se
sostenía en el limbo de las imágenes que se manejaban en la comunidad internacional y la poca
importancia estratégico militar, pero mientras ella existiera “solo la patrulla garantizaba inocular
a la población de volverse nuevamente a sus discursos”.
Durante esta época se produjeron los mayores debates sobre la pertinencia de las patrullas, es por
eso que su ideologización se convirtió en acción política, no fueron pocos los enfrentamientos
con la naciente Procuraduría de los Derechos Humanos y las organizaciones no gubernamentales
Idem. como CERJ y GAM, que ante al disminución de las razones para la movilización civil
cuestionaban su permanencia, es en este período cuando se produce la recolonización del Ixcán y
otras regiones que habían sido abandonadas por campesinos que se refugian en México y por
aquellos que se quedaron en el limbo de la montaña y que después asumieron el nombre de
Comunidades de Población en Resistencia CPR, que no fue más que el cambio de la estrategia de
lucha diplomática en el extranjero por parte de algunas organizaciones insurgentes. Sobre este
período se ahondara en el capítulo III.
Llegado el momento de la desmovilización definitiva, y es que hay que recordar, que la
desmovilización fue un proceso gradual, que tuvo que ver con la disminución de la amenaza
De Patrulleros a Milicianos… / Julio Valdez 47
insurgente. Las ongs nacionales y extranjeras ayudaron a que el proceso se llevará a cabo desde
el período de Cerezo, pero en forma tímida; la disminución dramática se produce hasta el
período de Álvaro Arzú (Partido de Avanzada Nacional PAN) y con la observancia de la Misión
de Naciones Unidas para Guatemala (MINUGUA) en 1996.
Ahora bien, en los periodos presidenciales que sucedieron entre Cerezo y Arzú el conflicto no
había sido finiquitado, por lo que el Ejército decidió reservarse el derecho de continuar la
movilización de los patrulleros, y los gobiernos civiles lo permitieron dado que era en la practica
“un ejercito de reserva política”, incluso cuando en 1993 se produce el primero de una serie de
retornos de refugiados en México a zonas que ya habían sido tomadas por el Ejército en Ixcan57,
las movilizaciones en torno a la objeción a la patrulla y, porque no decirlo, el mismo movimiento
de 500 Años de Resistencia Indígena58 y el renaciente movimiento indígena campesino (con el
reaparecimiento público del Comité de Unidad Campesina, el naciente Comité Nacional
Indígena y Campesino CONIC y la Unidad de Acción Sindical y Popular UASP, entre otros).
El retorno de refugiados represento un hito en la historia del reciente conflicto, generó muchas
expectativas en la cooperación internacional porque ponía fin a una situación de crisis
humanitaria y divisaba un horizonte para el fin del conflicto en Guatemala, y para el nuevo
movimiento social (mucho de el influenciado por la insurgencia diplomática) marcaba un
sentimiento colectivo de victoria frente al Estado que había sido el responsable de la derrota y
del genocidio. Lo novedoso de este hito social fue que el proceso de retorno organizado se dio en
el marco de la distensión política en donde después de 10 años de movilización contrainsurgente,
esta parte de la población retornada, con el respaldo de la comunidad internacional, se negaba
abiertamente a participar en la patrulla (ver recuadro)
57 Al Polígono 14, que durante las primeras asambleas comunitarias se convertiría en la comunidad “Victoria 20 de Enero” que por un día diferenciaba, casualmente con la fecha de aniversario de ingreso de la NORC (Nueva Organización Revolucionaria de Combate) que después se convertiría en el EGP precisamente a la región de Ixcán. La presencia del acompañamiento internacional a este retorno la convirtió en un verdadero paraíso de la propuesta de transformación revolucionaria de la sociedad, para desafortuna de lo que hacían apología del sujeto retornado, su modelo pegó muy poco en las comunidades que todavía estaban de parte del Estado, es más dichas comunidades han sufrido en años recientes de migraciones de jóvenes a México que no lograron adaptarse a las condiciones adversas del campo guatemalteco y su adaptación al sistema ha sido igualmente dramático. 58 En 1991 se produce el II Encuentro Continental de Resistencia Indígena, Negra y Popular como la contraparte a las celebraciones al quinto centenario del llamado Descubrimiento de América, esta fue una de las plataformas para la candidatura de Rigoberta Menchu para el Premio Nobel de la Paz y para el impulso de la declaración del Decenio de los Pueblos Indígenas en Naciones Unidas, esto significo ayuda financiera considerable para los movimientos que propugnaban la llamada lucha indígena.
De Patrulleros a Milicianos… / Julio Valdez 48
Cabe recordar que no hubieron denuncias de reclutamientos dentro de las poblaciones retornadas
hasta el fin del conflicto, con lo que se asume que este punto fue respetado, esto esencialmente se
debió al acompañamiento institucional y a los fondos invertidos en ellos tanto nacionales como
extranjeros. En la Carta de Entendimiento, también firmada por el Estado, se reconoce que el
retorno organizado es de aproximadamente 30,000 personas, sin contar a los llamados refugiados
dispersos (ARDIGUA que eran adeptos a otra organización revolucionaria llamada Organización
del Pueblo en Armas ORPA) y con los que se acogieron a los programas de expatriación fuera
del marco de la carta de entendimiento y de los acuerdos posteriores, esto crea un colchón de
población que objetaba la participación en las patrullas, evidentemente este argumento pretendió
ser la retoma de la iniciativa política por parte de las organizaciones insurgentes que apoyaban a
las Comisiones Permanentes de Refugiados.
Fueron solo unos pocos años después de que inicio el proceso de retorno cuando se produce el
reconocimiento de las Comunidades de Población en Resistencia, como población civil no
combatiente y por lo tanto como victimas del Estado59, estos también se unieron en torno a la
objeción a la Patrulla.
Los nuevos polos de desarrollo que eran las comunidades de retornados se diseminaron en el
norte de Quiché, Huehuetenango, Petén, Alta Verapaz y Costa Sur, y era claro para la
inteligencia del Ejército que estos tenían clara influencia de la insurgencia60. Pero era necesaria
59 No hay que olvidar los trabajos de investigación de Myrna Mack en relación al tema, que paradójicamente impactaron más con su muerte en manos de la inteligencia del Ejército. 60 Muchas de estas negociaciones para el retorno se llevaron a cabo entre el Estado y las Comisiones Permanentes de la Población Refugiada en México CCPP bajo el auspicio de la Organización de Naciones Unidas para Refugiados ACNUR y la Comisión Mexicana para Refugiados COMAR
C. El gobierno de Guatemala se compromete a que los retornados al igual que todos los guatemaltecos no están obligados a asociarse ni a formar parte de grupos o asociaciones de autodefensa o similares… E. … de no existir la alternativa del servicio social, el gobierno de Guatemala se compromete a que el reclutamiento militar se efectuará de manera no discriminatoria ni forzosa y de conformidad con la ley.. (Acuerdo para el Retorno firmado por la Comisión Nacional para repatriados, refugiados y desplazados CEAR y las Comisiones Permanentes de Refugiados Guatemaltecos en México CCPP Guatemala 8 de octubre de 1992)
De Patrulleros a Milicianos… / Julio Valdez 49
la distensión política que permitiría el Estado salir de su aislamiento internacional, por lo que se
permitió dicho proceso no sin antes fortalecer los cordones de población simpatizante alrededor.
En este momento se produce un fenómeno que se extendió hasta la misma desmovilización de la
guerrilla, la observancia de la atención diferenciada del Estado y la comunidad internacional
hacia estas poblaciones por encima de aquellas que se habían quedado y colaborado, esto
evidentemente comprometió la moral de la población movilizada en torno a la patrulla.
El descontento de los que en ese momento era ya ex patrulleros llega a su cúspide, a esto se unen
los detractores del proceso de paz entre los que cuentan La Asociación de Veteranos de
Guatemala AVELMIGUA (ex oficiales) y algunos políticos de derecha. El nacimiento de LA
TERCERA PATRULLA o la de veteranos, se produce en el proceso de fin del conflicto, que no
es en diciembre de 1996, que es el momento meramente formal de finalización de un conflicto
que hacía años antes había dejado de ser61 no solo por el cansancio de los patrulleros y población
simpatizante de la guerrilla, porque la marginalidad era una realidad hacia inicios de la década de
los noventa.
La patrulla comienza a trascender en movimiento social y político que cuestiona al Estado y al
Ejército en la relación de aliado que habían cultivado durante el conflicto y que posteriormente a
diciembre de 1996 define con su movilización gran parte el escenario político guatemalteco. Los
cuestionamientos surgen cuando reconocen que su existencia define el factor de victoria frente a
los insurrectos, o como apunta Stoll en sus entrevistas cuando cuestionan lo poco justo de su
aplicación frente a los ladinos, los funcionarios, o cuando el peso económico lleva al limite de lo
soportable tal empresa.
61 Parte del juicio histórico que la insurgencia guatemalteca tendría que enfrentar es si en realidad las posturas sostenidas por Mario Payeras eran ciertas por qué alargaron el conflicto más allá de 1984 ocasionando muertes innecesarias tanto dentro de sus propias filas de combatientes, en la población civil y en el mismo Ejército. La única explicación, además de las consabidas construcciones discursivas como la de “mientras haya pueblo habrá revolución”, en realidad la guerrilla buscaba el reconocimiento internacional por medio de su presencia para poder negociar con el Estado, el reconocimiento interno en realidad no pasaba de manifestaciones de idealismo lejano.
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2.2. El ciudadano - soldado
“Que el ejército se funda con el pueblo armado, que los soldados lleven al pueblo sus
conocimiento militares, que desaparezcan los cuarteles y dejen en su lugar a una
escuela militar libre” (V.I. Lenin. Las fuerzas armadas y la revolución)
Arturo Taracena Arriola bajo el encargo del Centro de Investigaciones Regionales de
Mesoamérica CIRMA, junto con una serie de distinguidos investigadores sociales e
historiadores, realizaron una serie de investigaciones histórico sociales que pretendían dar
respuestas a la pregunta básica ¿Por qué estamos como estamos? (en Guatemala) producto de
ello salió a luz una serie de libros, uno de ellos, el cual utilizamos para iniciar este capítulo se
titula: Etnicidad, Estado y Nación en Guatemala 1808-1944 (editado en 2002).
Desde que Guatemala se constituyó como nación, los habitantes diversos de este territorio han
vivido un largo trayecto para la construcción y adquisición de uno de los principios básicos del
Liberalismo, la célula de su organización política, diversa en principio.
La historia recientemente narrada cuenta de ese largo proceso en donde algunos construyeron su
ciudadanía al antojo del sistema político que se constituyó después de la independencia y otros
tuvieron que ganarla, sobre todo cuando se parte de que el principio para la existencia de la
misma es la homogeneidad (de criterios, razas y culturas).
Escalante Gonzalbo, parafraseado por Taracena, establecía que la ciudadanía reposaba en: “un
conjunto de valores y supuestos del individualismo… y el ciudadano vigila por la existencia del
bien público, representado y pregonado por las instituciones que conforman el Estado” (Pag.
142) Esto es muy importante recalcar que conflictos como el de la Montaña muestran que en el
período de definición del orden del nuevo Estado, este, a través de sus instituciones comenzó a
utilizar la relación de “lealtades cívicas”(ver recuadros62 ) que no eran más que puestas a prueba
del bando donde estaban jugando, y cuando este se definía en contra del Estado pues bien este
tenía la potestad de arremeter contra como traición (delito grave que atenta al conjunto de
ciudadanos e instituciones; por lo regular se castiga con la muerte).
62 Este código de conducta venía impreso en los carnés que portaba cada patrullero de autodefensa civil, tanto durante los gobiernos militares como en los civiles, ya que los principios de comportamiento se reconocían como los mismos.
De Patrulleros a Milicianos… / Julio Valdez 51
Se trata de imaginar, a los hombres y mujeres que residían en los lugares donde se constituyeron
las patrullas de autodefensa civil, antes del conflicto, realmente no se necesita mucha
imaginación para establecer que las condiciones de exclusión social y étnica, poco diferenciarían
de las actuales, (con niveles incluso más profundos de pobreza, en todas dimensiones) las
llamadas condiciones objetivas para la insurrección estaban dispuestas, sin embargo, las
subjetivas que tenían que ver con la formación judeo cristiana que llevaba poco más de 450 años
de arraigo y el reconocimiento de una ciudadanía de al menos cien (independientemente de sus
formas activas o pasivas o de la aculturación del indígena).
Código de Conducta del Patrullero de Autodefensa Civil
1. Defenderé a mi familia, mi hogar y mi comunidad de
cualquier ataque subversivo o catástrofe natural. 2. Nunca permitiré que la subversión ingrese a mi
comunidad. 3. Apoyaré al Ejército de Guatemala en todas sus acciones. 4. Negaré apoyo a la subversión y a quienes atenten contra
la paz y seguridad del pueblo honrado.
5. Capturará a cualquier sospechoso que se acerque o merodee en mi comunidad, e informaré al Comando Militar más cercano. 6. Informaré al comando Militar, comisionado Militar o Jefe de Patrullas Civil, sobre cualquier información que obtenga de buzones, campamentos o movimientos subversivos. 7. Nunca abandonaré a mis compañeros de autodefensa, cuando estén en situaciones difíciles de combate antisubversivo o de cualquier índole. 8. No abusaré de la autoridad que tengo como miembro de la Autodefensa Civil. 9. No le daré mal uso al armamento y munición que se me ha encomendado como miembro de la Autodefensa Civil
10. Respetaré las costumbres y tradiciones de la comunidad, así como a las autoridades civiles y militares. 11. Protegeré y no haré daño a los cultivos por donde camine. 12. Lucharé siempre por mantener la paz, tranquilidad y el bienestar de mi comunidad. 13. Estando de vigilancia seré responsable de la vida de mis compañeros de la comunidad, haré mi servicio en forma total y segura para ejemplo de quien me releve. 14. Apoyaré todos los planes que beneficien al progreso y desarrollo de mi comunidad.
De Patrulleros a Milicianos… / Julio Valdez 52
Si hay algo que el terremoto de 1976 dejó en la psiquis social de gran parte de los guatemaltecos
era que ante actos tan catastróficos, la pertenencia a este país era algo inquebrantable, la supuesta
unidad nacional fue esgrimida y el ideario del ciudadano solidario salió a relucir, fue el que
apoyo la reconstrucción con su trabajo. El hombre pre-PAC tenía presente que la ciudadanía era
un valor que se ganaba con trabajo, nada nuevo si se toma en cuenta que desde la formación de
los primeros batallones de soldados indios o zapadores: “Y aquí vendría la parte principal y más
útil. El indio en las filas tendría que abandonar su traje primitivo para vestir el uniforme…
adquiría el hábito de una exterioridad mas conforme con el estado de civilización.”
(parafraseado por Adams, 1995, Pag:26 del Liberal Progresista 1938) el valor de la ciudadanía
venía como valor agregado de la civilización la cual se podía interpretar como “algo” que el
Estado brindaba, por medio de la salud, educación, y comunicaciones (exiguos, pero mucho más
presentes que antes) posterior a ello se agregó el elemento seguridad.
Ahora bien, ¿Cómo fue que el ciudadano, en ciernes, se convierte en sujeto contrainsurgente o
patrullero? Se adelanta otra conclusión, en este momento al afirmar que el proceso de convertir a
ciudadanos en sujetos de guerra, en guerreros no era más que la consecución de un proceso de
ganarse el título de ciudadano pleno, que dentro de la exclusión social que se vivían en las
comunidades rurales era una forma de ser tomados en cuenta.63 El ser revolucionario que
ofrecían las organizaciones insurgentes no se diferenciaba mucho de tal objetivo, de hecho se
podría entender eso como una antítesis, ya que cuestionaba todo aquello que se asumía como
valedero para la construcción del ciudadano, ejemplo de ello se reprobaba el uso de nombres
verdaderos por pseudónimos, los valores patrios y su simbología, vaya, hasta la negación del
himno nacional, es muy importante recalcar en ese proceso, porque los mismos Zapatistas
durante la revuelta que partió en 1992 en el centro de Chiapas superaron aquellos elementos
discursivos que los guatemaltecos despreciaron, y reivindicaron su pabellón nacional y a “sus
héroes de la revolución” de principios del siglo veinte, valiéndose de interpretaciones de la
historia local y nacional impuestas por el PRI. Es importante resaltar que muchos de los frentes
guerrilleros, de la organización más grande en esta época como era el Ejercito Guerrillero de los
Pobres EGP, evocaban los nombres de Augusto Cesar Sandino, Ernesto Che Guevara, o Ho Chi
Minh, desconocidos por la población simpatizante y para la aglutinada en la resistencia
63 En el film Norteamericano GLORY de Edward Zimek de la década de los ochentas, narra la forma como el Regimiento Massachussets que representaba a los aproximadamente 186,000 soldados negros del Ejército de la Unión, durante la Guerra Civil norteamericana, entre libertos y nacidos libres, como estos junto con contingentes de inmigrantes irlandeses y de otras nacionalidades se ganaron la ciudadanía norteamericana por medio de su participación en la guerra, dando su “cuota de sangre”, el personaje interpretado por Morgan Freeman antes de la batalla afirma en ingles: “Mañana moriremos como hombres libres”…
De Patrulleros a Milicianos… / Julio Valdez 53
comunitaria organizada por el Estado, los argumentos de la pretensión expansionista del
“Imperio Soviético” adquiría validez discursiva con estos apelativos.
Otro ejemplo frente a este aspecto fue lo presentado por el movimiento revolucionario
salvadoreño, cuando a raíz de la ofensiva general de 1989 el FMLN se constituyó como el
Ejército para la Democracia y anteponen la bandera nacional como estandarte de liberación, no
podían obviar que aun cuando estuviera presente una discusión sobre los constructos históricos
nacionales, el sentimiento nacionalista que al Estado salvadoreño le había llevado décadas
construirlo en el consiente e inconsciente de los salvadoreños no se podía cambiar de la noche a
la mañana, el tratar de hacerlo reflejaría un error político grave.
Por otra parte, la estrategia contrainsurgente que dio resultados favorables al esfuerzo de guerra,
fue brindar movilidad a las unidades del Ejército sin incrementarlo64 de manera que no se
convirtiera en un ente poco ágil, y por lo tanto recurrió al arsenal de la ciudadanía pasiva que se
encontraba en las regiones que se encontraban en disputa, por lo tanto, más que pensar en
aparato militar propiamente dicho se estructuro una serie de mecanismos de inteligencia y
movilización social ciudadana un “soldado-ciudadano” que se diferenciaba de la tropa regular y
de los otros cuerpos policiales y para policiales como eran los escuadrones de exterminio.
Los escuadrones, por su parte, tenían que estar formados por personas altamente politizadas, con
un alto grado de convencimiento de los motivos y razones de su accionar, con grados de
especialización en su accionar (profesionales) con referentes de identidad grupal, lo que
proporciona la coherencia social y su modo de actuar, (a diferencia de que actuaran en forma
individual) y con estructuras financieras que los mantenían como agentes de tiempo completo
(en la idea del revolucionario profesional a la cual hacían referencia las organizaciones
insurgentes). Algunos como explica Lira y Weinstein, cuando abordan la relación torturador-
torturado, establecen cierto grado de sadismo “que transforma el dolor y la destrucción de la
víctima en motivo de satisfacción y placer para el torturador, cuya eficiencia por otra parte,
justifica la remuneración que percibe y es un antecedente para eventuales premios.” (Baró:
Pag.354) Los escuadrones proporcionan otro elemento, que es la relación económica paralela
que se establece entre el líder y el ejecutante raso, ya sea desde lo individual o desde su
pertenencia a cualquier aparato de seguridad del Estado.
64 “la guerra contra guerrillas requiere el empleo de muchas patrullas pequeñas y destacamentos durante largos períodos de tiempo…” (Manual de Campaña … Pag. 140)
De Patrulleros a Milicianos… / Julio Valdez 54
Estos escuadrones poseían un grado de efectividad limitado, para acciones en contra de las
masas, en tanto que dependían de estructuras institucionales o logísticas en ámbitos urbanos o
semi urbanos, e igualmente no podían alcanzar a golpear a las masas más que a sus cabezas
visibles, de ahí que gran parte de sus víctimas eran líderes políticos amplios, sus familias,
instituciones y uno que otro cuadro militar desprevenido, pero de frente a la movilización
masiva, éstos eran ineficaces. De hecho se podría calificar hasta de contraproducentes dado que
con sus acciones aisladas, pero grotescas, alimentaban la radicalidad en esa masa moldeable,65
aspecto ampliamente reconocido por algunos de los oficiales jóvenes que promovieron el golpe
de Estado de 1982.
Ahora bien, del Escuadrón de la Muerte a la Patrulla, como herramienta en la lucha
contrainsurgente (no era excluyente una de la otra durante el conflicto), se puede afirmar que
existe un salto cualitativo, no sólo en cuanto al uso del poder de la fuerza, sino en cuanto a la
forma como se aglutinaban. Los escuadrones eran trabajadores de la contrainsurgencia, los
patrulleros, se intentó, formarlos como la militancia de la contrainsurgencia, lo que a juicio de
Clausewitz se definiría en forma comparativa: “La guerra del pueblo en la Europa civilizada es
un fenómeno del siglo XIX. Tiene sus defensores y sus adversarios; los últimos la consideran,
ya sea en el sentido político, como un medio revolucionario, un estado de anarquía legal, tan
peligroso para el orden social de nuestro país como para el del enemigo, o bien, en sentido
militar, creen que el resultado no está en proporción al gasto de fuerza. El primer punto nos
interesa aquí, porque estamos considerando la guerra del pueblo simplemente como un medio
de lucha (…) en la mayoría de los casos la nación que hace uso acertado de este medio,
adquirirá una superioridad proporcional sobre aquellos que desperdician su uso.” (Tomo III.
Pag.181-182) (el subrayado es nuestro) es evidente que en la escalada del conflicto tanto la
insurgencia como el Estado llevaron al plano nacional la lucha.
Por lo tanto, de esa auto-criminalización pasó al desarrollo de la Cruzada, en la simplificación
del conflicto entre partes contendientes (dos por lo regular) en la conversión de los postulados
ideológicos en movilización social pura.
65 “…la represión se fue haciendo cada vez más ciega, indiscriminada y masiva durante el gobierno de presidente general Romeo Lucas García (1978-82)- lo que a su vez engroso las filas de la guerrilla.” (Schirmer 1999, Pag: 45)
De Patrulleros a Milicianos… / Julio Valdez 55
Ya lo establece Adolf Hitler cuando en su encarcelamiento define desde una lógica simple que:
“Quien quiera que anhele adueñarse de las masas debe conocer la llave que abre la puerta de
sus corazones. No es la objetividad, una actitud sin mácula, la que debe utilizarse, sino una
voluntad resuelta apoyada, cuando sea necesario, por la fuerza.” ( Mein Kampf: pag.283) esa
puerta no era más que el convencimiento de la justeza de la lucha, del convencimiento en ambos
casos que hay defensa a la agresión pero también hay un horizonte liberador del ser humano,
desde esta perspectiva ideológica, ya que eleva su concepto de “humanidad” y se refugia en el
ideal del ser humano como aquellos que plantearon el ideal “del hombre nuevo”.
Claro está, la movilización de las masas tenía que responder con rapidez, es por ello que el
primer mecanismo a utilizar por parte del Estado fue la combinación entre argumento y fuerza.
Es así que en 1981, durante el gobierno del General Fernando Romeo Lucas García se inició la
movilización ya que se reconoció que la insurgencia urbana estaba en camino de ser controlada,
pero la estrategia utilizada en este ámbito era insuficiente en el caso de la creciente ola de
movilización en el campo. No es sino hasta el Plan Victoria 82 cuando es identificado como
elemento determinante e insustituible, o como afirma el Folleto del Ejército de mayo de 1984 (en
plena campaña de pacificación) “Las patrullas de autodefensa civil. La Respuesta Popular al
Proceso de Integración Socio-Económico-Político en la Guatemala Actual” (Schirmer, Pag:157)
el identificarlos como respuesta popular, el argumento se enlaza con lo sostenido por parte del
Ejército cuando afirma que éstas surgieron en forma espontánea ante la agresión “comunista y
delincuencial” de la insurgencia, según el Estado, no se puede afirmar, en forma global, qué
tanto de cierto o falso hay en esa afirmación lo importante es que, en su surgimiento, la
organización estuvo presente, había estructura de mando y se objetivizó al enemigo. A este
momento, en el proceso de organización de las patrullas, para fines de esta tesis, se le definirá
como la PRIMERA PATRULLA o sea, la que tendía a responder a las condiciones que
establecía el conflicto en su carácter militar. (ver subtítulo 2.1)
De la afirmación hecha en la introducción en relación a la diferencia de enfoque entre guerra y
amplia campaña de pacificación, y cómo en ésta el papel de los patrulleros de autodefensa se
inscriben, Jennifer Schirmer resalta un artículo de la Revista Militar No. 27 titulado Operación
Ixil del capitán de navío Héctor Cifuentes (1982): “… en toda guerra de contrainsurgencia, el
objetivo principal de esta campaña de tierra arrasada era “apartar y aislar a los insurgentes de
la población civil”…”rescatar a la población no combatiente al modo de vida de la nación
guatemalteca” (1982:26) es por eso que la estrategia de la organización de las patrullas era en
De Patrulleros a Milicianos… / Julio Valdez 56
esencia la estrategia de quitar el “agua al pez”66, pensada ésta como la acción de ganar base
social y neutralizar aquella que no pueda ser reconquistada o como afirma Sohr, Raúl: “La
primera conclusión de las abatidas huestes insurgentes, al finalizar la década del setenta, fue
que las razones por las que habían empuñado las armas seguían vigentes. Las derrotas fueron
atribuidas en forma unánime a una causa fundamental: la falta de penetración e identidad con
la población. Vale decir, al pez le falto el agua.” (pag. 48) y que leído desde la estrategia de
contrainsurgente era necesario ganar ese espacio más que destruirlo.
Para muchos detractores de las posiciones académicas “comprometidas”, no les resulta fácil
creer que las masacres se produjeran como una política de Estado (genocidio similar al Nazi o
Pol Potiano67) incluso, el mismo autor reafirma que: “Los guerrilleros reconocieron con
amargura, a finales de 1982, que no pudieron defender aldeas amigas que padecieron
duramente. Ello condujo al rápido evaporamiento del apoyo de la población en algunos
sectores.” (Pag.54) (el subrayado es nuestro) pero dicha evaporación no fue producto nada más
del terror sino de la efectividad en el llamado “rescate” y “potencialidad militar” de la
población constituida en una nueva resistencia, evidentemente el genocidio como la incapacidad
militar de la guerrilla contribuyó a la caída de la “moral” de la población ideologizada
(movilizada), o simpatizante, ese mito del guerrero presto a defender al indefenso se evaporaba
en la medida que los insurgentes se replegaban a la montaña y peor aun cuando algunas unidades
y frentes guerrilleros comenzaron a sugerir, y mandar, que la población afín, para poder salvar
sus vidas era necesario que se entregaran al Ejército y se integraran a las nacientes Patrullas de
Autodefensa Civil, esas escenas de cientos de campesinos hambrientos que el Gobierno de Ríos
Mont presentaba en los medios escritos y televisivos en 1982, como población que se había
acogido al decreto de Amnistía no fue solamente un montaje mediático sino la declaración
pública que el estanque en donde el pez nadaba en realidad esta en proceso de secarse.
66 Así se ha definido la estrategia de tierra arrasada desde la academia “comprometida”, cuyos argumentos giran entorno a identificar a las masacres cometidas por el ejército como genocidio o incluso etnocidio. 67 “Después de que los jemeres rojos expulsaran del poder a Lon Nol en 1975, Pol Pot ocupó la jefatura de gobierno y dirigió la evacuación de las ciudades camboyanas, obligando prácticamente a toda la población del país a trabajar como campesinos. Se calcula que, durante los siguientes tres años, murieron entre 2 y 4 millones de personas, por ejecuciones, enfermedades, hambre y agotamiento, debido a los trabajos forzados. El experimento pedagógico utilizado por el régimen político de Pol Pot partía de una utopía, que resultó sanguinaria, inspirada en el Gran Salto adelante con que Mao Zedong trató de movilizar a la sociedad china, que debía crear un nuevo Estado de campesinos revolucionarios. El genocidio cometido contra cientos de miles de camboyanos quedó de manifiesto cuando, años más tarde, se descubrieron los terroríficos ‘campos de la muerte’, testigos de la masacre…” Biblioteca de Consulta Microsoft ® Encarta ® 2005. © 1993-2004 Microsoft Corporation. Reservados todos los derechos.
De Patrulleros a Milicianos… / Julio Valdez 57
El sujeto que había sido empoderado a través de la acción organizativa de la insurgencia y de la
teología de la Liberación, repentinamente era abandonado, sobre todo, por la acción de otro
sujeto mucho más poderoso (el Estado a través del Ejército) que reclamaba para si algo que le
pertenecía, además de que recurría a dos potencialidades discursivas básicas, LA CIUDADANÍA
Y EL CRISTIANISMO, ambas desechadas por la insurgencia, en el caso de la segunda se
pretendía una nueva visión, contradictoria con las bases de formación eclesial, primaria, de las
bases fundamentales.
Ese poder que provenía de la victoria que ofrecía la guerrilla fue arrebatado por la acción del
Ejército, Martín Baró, a la hora de comentar sobre Foucault, afirma: “El poder genera un
importante saber social…” (1989: Pag.103) y no cabe la menor duda que mucho de la
movilización de la patrulla también estuvo influenciado por cierto desencanto al discurso, de
cuentas pendientes por cobrar hacia los que habían engañado, era un retorno a la espiritualidad.
La patrulla entonces era utilizada, por el Estado, no sólo como una forma de enfrentar
militarmente a la guerrilla sino una forma de proporcionar estructura de mando y organización a
las comunidades, de dignificarlas al convertirlas en empresas ciudadanas, sujetos de su propia
seguridad, lo cual era un razonamiento perverso pero eficaz68 y porque no decirlo también, para
reconquistar un terreno que consideraban en disputa con la insurgencia. La comunidad más que
cómplice se convirtió en instrumento de guerra en una auténtica milicia popular donde el varón
patrullaba y las mujeres les proporcionaban el sustento, la progenie se endoculturaba bajo la
observancia del ejemplo que sus padres les proporcionaban la seguridad contra el agresor. Es
interesante ver la participación de hijos de patrulleros en las demandas de compensación y como
defienden la idea de que su padre “se ganó cada uno de los centavos que el gobierno les va a
dar “(hace referencia a la compensación) (Estanislao Pérez) en tonos que van desde el orgullo
propio de aquel que realizó un trabajo honrado, hasta el que recrimina el pago por un servicio
dado, no importando su dimensión histórica.
Shirmer, entra en un terreno pantanoso cuando en el capítulo relacionado a la conformación de
las patrullas afirma: “En ningún otro país latinoamericano ha habido un ejército que haya
68 “Un jefe de patrullas civiles explicó que existe una ley nacional, la Constitución, que manda la voluntariedad de las patrullas, pero que (su comunidad) tiene una ley local acordada por los propios habitantes de la aldea. Toda la aldea debe patrullar, dijo, para demostrar la lealtad al gobierno” (3)Además algunos pobladores consideran el patrullaje como una manera de recordad la violencia y de honrar a sus victimas: Abandonarlas equivale a faltar el respeto a los muertos, poner en peligro a los vecinos de la aldea en el aquí y ahora sembrando la disensión y propiciar la violencia (6) (Schirmer, Pag: 167 entrevista realizada por la autora)
De Patrulleros a Milicianos… / Julio Valdez 58
logrado movilizar y dividir a tal grado a la población indígena y ponerla en contra de sí
misma…” (pag.145) El problema reside en el hecho que dicha afirmación es utilizada por los
detractores del llamado movimiento de masas adscrito a las organizaciones insurgentes. Ambos
siguen sosteniendo que los indígenas eran sujetos de manipulaciones foráneas y ante su
“ignorancia o candidez” producto de la exclusión (y ojo con ello, porque el Ejército también
reconoció que la pobreza era la causante de la polarización y no la definición cultural de los
sujetos, indígenas en este caso) en donde sólo se reconoce a la llamada lucha revolucionaria la
validez para sostener que la población participaba por convencimiento.
Por otro lado, existe la afirmación de poner “indio contra indio”, pretende presentar por un lado
y por el otro, que el llamado “indio” es una entidad social homogénea y, en el peor de los casos,
tanto el proyecto de nación del Estado como el de la Revolución representaban la unidad de
dicha población, por lo tanto, era el otro (el insurgente “traidor a la patria” “mal guatemalteco”
tal y como lo representaba la propaganda oficial) el que los enfrentaba, nada más alejado de la
realidad, tanto indígenas como ladinos en Guatemala no reconocen una dirección política única
ni confluyen en una identidad homogénea, el definirlos como sujetos “Mayas” o “ladino
proletario” eran intentos por construir algo que no existía y si existió fue efímero, el Estado en la
lucha de ideas recurrió a los presupuestos que tenía a mano desde la conformación misma del
Estado (durante el Período Conservador, ver capítulo I) a la CIUDADANIA y al
CRISTIANISMO.
Más de un millón de seres humanos movilizados todos los días por el efecto del miedo o el
terror, resulta difícil de aceptar, como el argumento utilizado en relación a que el reducido
número de españoles conquistadores en el siglo XVI, con sus avances tecnológicos eran
suficientes para acabar con naciones y estados enteros en la Mesoamerica india. Sin embargo se
sabemos que la combinación entre enfermedades nuevas, negociación política y terror (este
último como argumento político) fueron los factores concomitantes para la dominación colonial,
ni una más ni una menos.
El Ejército guatemalteco, a pesar del peso presupuestal que tenía, no llegó a poseer las
dimensiones numéricas que tuvo El Salvador o Nicaragua que vivían intensos conflictos internos
también69.
69 hay que recordar que el Ejército Popular Sandinista para enfrentar a la Contra financiada por Estados Unidos llegó a tener 100, 000 soldados, o el ejército del El Salvador que llegó a recibir un millón de dólares diarios para poder
De Patrulleros a Milicianos… / Julio Valdez 59
Las PAC fueron una necesidad del conflicto, a la hora de planteárselo en forma integral, llegar a
la conclusión de que no era por medio de la utilización de la fuerza por si sola la que brindaría el
factor de éxito en el conflicto era parte de las lecciones que se aprendieron en los conflictos del
sur oeste asiático. La instrumentalización de la población fue posible a través del
aprovechamiento de la serie de liderazgos locales que crecieron junto con la acción
contrainsurgente del ejército, pero también con el cobijo ideológico conservador del
cristianismo, tanto católico como protestante, le imprimió un sello, como se afirmo
anteriormente, el carácter de “cruzada contra los infieles” y la idolatría de nuevo cuño.
La patrulla era un factor de estabilización y seguridad a la población, como afirma Shirmer. Su
papel dentro de las acciones de inteligencia era notable en tanto que brindaban las guías
imprescindibles para la conducción en el terreno, y de conocimiento del entorno socio-cultural.
Es por ello que sus detractores afirmaban que enfrentaban población contra población, pero aquí
hay que matizar que, dicha instrumentalización inició con las organizaciones insurgentes. Antes
de que se hablara de patrullas o milicias, (en el último conflicto) la identificación de la
importancia de su uso residió en las organizaciones militares insurgentes, fue el avance
cualitativo de la llamada guerra popular prolongada que partía de la superación del Foquismo
planteado por Ernesto Guevara, y que este mismo planteamiento al final le costaría la vida. Ese
mismo concepto fue utilizado en la aventura insurgente en el oriente del país y fue enfrentada
por el Ejército sin recurrir a la movilización en masa de la población (pero si de acciones que
pueden ser calificadas de genocidas).
Por otro lado, el factor étnico en la conformación de las patrullas, es desde el análisis de esta
tesis, secundario, debido a que el factor desencadenante fue precisamente la movilización social
que produjo la insurgencia. La exclusión social y la división étnica era tan abrumadora que el
occidente no fue llamado, en masa, para aplacar los brotes de insurgencia en la década de los
sesentas en el oriente y menos con la insurgencia urbana de los setentas. Esto hubiera significado
el incremento de los temores que datan de la colonia en relación al indio.
resistir a la guerrilla más la presencia de centenares de marines que entrenaban a las fuerzas armadas, u Honduras que albergó en su territorio a 50,000 soldados norteamericanos en dos bases militares bajo el supuesto argumento de estar en proceso de entrenamiento, por su parte el Ejército Guatemalteco no llegó a alcanzar más de 40,000 tropas con limitaciones de transporte terrestre y aéreo, en relación a sus pares de centroamérica.
De Patrulleros a Milicianos… / Julio Valdez 60
2.3. La construcción de la subjetividad del patrullero y la elevación de su Moral de
Combate
“Cuando el alma humana ha perdido su energía debido a la desidia, a la incredulidad y a los vicios
gangrenosos que siguen al exceso de civilización, sólo puede revigorizarse por la sangre.” (Joseph de
Maestre. Pag. 16)
El aparato propagandístico construyó referencias de tipo cultural para el esfuerzo de
“resistencia” en contra de la agresión y es allí que el factor mediático jugó un papel discursivo
determinante para las partes contendientes en el conflicto. Como se ha mencionado
anteriormente, la necesidad por parte del Estado de formar patrullas de autodefensa civil
respondió a la necesidad de la prolongación y desarrollo del conflicto (al cual no se le llamara
guerra70) por lo tanto poseía importancia tanto a nivel militar, pero también poseía valor desde la
recomposición de la población frente a la amenaza latente de la subversión. Esto significa que,
había un reconocimiento tácito de la capacidad mostrada por las organizaciones insurgentes
hacia la organización de la población en su esfuerzo bélico. De hecho, la identificación de la
amenaza de la iglesia católica regional, se fincaba en el hecho real de que mucho de su trabajo
pastoral, desde la teología de la liberación, estaba sirviendo de escuela de formación de cuadros
político-militares, y estaba elevando el nivel de identificación ideológica de las masas con las
posturas insurgentes, tal y como afirma Yvon Le Bot: “A ojos de esos intelectuales cristianos, el
EGP tenía la ventaja de presentar una imagen humanista y generosa del marxismo, en la línea
del pensamiento y la acción del Che Guevara” (pag. 265)
Pero como bien afirma, el Manual de Campaña, el Estado trato de revertir esa condición, en el
marco del teatro de operaciones ideológicas para mantener la moral. Esto traducido al teatro de
operaciones no era más que DESINFORMACION en relación a las situaciones a acaecían en los
frentes, achacando al enemigo por acciones realizadas por el mismo, o bien dando diferentes
matices a errores tácticos del contrario, también se tendía a MAXIMIZAR las bajas del 70 Hay dos razones por la cual este conflicto no alcanza la categoría de guerra: 1. las dimensiones de las fuerzas contrarias al Estado eran inmensamente menores, el factor cuantitativo lo representaba, en teoría, la población civil simpatizante. El mismo Ejército llegó a reconocer una base social de aproximadamente 300,000 para todas las organizaciones insurgentes, este reconocimiento ponía en relieve el esfuerzo del Estado para “rescatar a dicha población” pero esta población no se encontraba movilizada sino “engañada” según ellos, por lo tanto no eran sujetos activos de un esfuerzo de guerra. 2. nunca el Ejército reconoció la beligerancia de la insurgencia, que conllevaba el reconocimiento de su validez como interlocutores, más bien para el Estado no eran más que “delincuentes terroristas” (vaya ni siquiera alcanzaban el grado de revolucionarios ni comunistas) pero esta situación, paradójicamente, fue reafirmada por el insurgencia que nunca logró la solidez como para declarar territorios liberados, las experiencias desarrolladas en Huehuetenango y el Quiche fueron efímeras.
De Patrulleros a Milicianos… / Julio Valdez 61
enemigo, con ello se elevaba la efectividad aparente de la acción propia, y contradictoriamente
MINIMIZANDO las propias, para dar la impresión de ser infalibles, esto se utilizaba para
incrementar el nivel de compromiso de milicianos y militantes tanto en la defensa como en el
ataque. También existió el uso del PRECEDENTE que no es más que acciones de violencia
extrema, sin firma, que guardaban un patrón, esto se utilizaba para incrementar el nivel miedo
colectivo, la inseguridad.
Pero además de estas acciones que pueden ser manipuladas por la propaganda, estaban las
condiciones objetivas del conflicto como lo eran los abastos, acciones conjuntas, la atención
médica, que para el caso de las patrullas estas estaban a cargo de la naciente Unidad de Asuntos
Civiles, que tal y como afirma Shirmer, producto de sus entrevistas, era considerada como “el
arma secreta” (1999: Pag.179) del Ejército.71
Ahora bien, en el caso de la insurgencia, sería un error craso suponer que la disidencia de la
Iglesia, en las áreas de conflicto, en pleno, se volcó hacia los “desposeídos” ya que esto
tergiversaría el concepto de la esencia conservadora de la iglesia católica, por definición. Lo que
es cierto es que la iglesia “de los pobres”, no su doctrina eclesial, se convirtió en parte de las
organizaciones enemigas del Estado, ejemplo de ello fue la forma como se conformó la base
militante del EGP en el área Ixil, tal y como lo describe Stoll, que confirma por medio de sus
informantes como sacerdotes jesuitas españoles ayudaron a organizar al CUC y después
alentaron a que se dirigentes indígenas se incorporarán al EGP. Casualmente otros sacerdotes de
la Orden del Sagrado Corazón, ante esta actividades que promovían, fueron expulsados por parte
del Estado, y fueron ellos los que desde afuera organizaron la Iglesia Guatemalteca en el Exilio
IGE, (uno de sus informes de denuncia a sido de gran importancia para esta tesis), era muy
conveniente para usos discursivos plantear que el Estado había optado por la represión por la
“opción por los pobres” y no por su participación en organizaciones político militares, ello
conduce nuevamente a la pregunta de que fue primero y sin entrar en definiciones maniqueas se
afirma que la violencia como proceso ascendente dentro de una sociedad responde, reacciona y
construye argumentaciones.
71 Según Shirmer “en la campaña de 1982-83 se asignaron once compañías de Asuntos Civiles a igual número de destacamentos ubicados en las zonas más conflictivas. Su objetivo era transformar a las Fuerzas Locales Irregulares en patrulleros de autodefensa civil”, (1999: Pag.183) es interesante observar que de acuerdo con lo mencionado por una ex combatiente de las FAR en Petén, (cinta 6) nos comentaba que cuando se incrementaron las acciones de genocidio del Ejército ellos mismos le dijeron a sus bases comunitarias que se incorporaran a las patrullas y que trataran de sobrevivir, esto puede ser considerado como parte de la retirada estratégica que tuvieron que realizar luego de las campañas de 1982 y 1983.
De Patrulleros a Milicianos… / Julio Valdez 62
Es importante resaltar ahora, que el trabajo de campo y las entrevistas con ex -patrulleros,
arrojaron afirmaciones sobre la conciencia cristiana que poseían, que nunca durante esas
jornadas dejaron de creer en Dios y que lo anteponían antes de iniciar la ronda: “nos
encomendábamos a Dios para regresar sanos y salvos a nuestras casas” (cinta 06). Ahora bien,
a la hora de avanzar en el cuestionamiento acerca de que si esta conciencia cristiana era superior
al compromiso que se estaba adquiriendo con el Ejército, en esa religión cívica, que no sólo
reconocía el amor hacia Dios sino que además lo alienaba en relación al “amor a la patria” por
medio de sus símbolos e instituciones, las respuestas tendían a afirmar lo importante de ser
“guatemalteco”.
Para analizar lo anterior, se ve que la organización de las patrullas fue procesal y diferenciado,
esto significa que: en las áreas de mayor conflictividad y menor control del ejército o en aquellas
que “ya habían sido liberadas”, la organización de las mismas se realizó desde el uso de la fuerza
pura, los valores esgrimidos eran la más simple y llana escogencia entre uno o el otro, en donde
el otro era la posibilidad real de la muerte, tal y como lo menciona Santa Cruz: “Utilizaron (el
ejército) el esquema de la distribución por zonas y colores, característica de la nomenclatura
militar, en cuanto a la presencia o ausencia de los contrincantes y niveles de riesgo. Zona
blanca: control total y ausencia de guerrilla… era un primer anillo de zonas militares en
cabeceras departamentales, al nivel de regimientos y batallones… la base de la Pólvora para la
preparación de Kaibiles en Melchor de Mencos, Petén zona rosada: en disputa. Presencia
alternada de ambos contendientes. Zona roja: bajo control guerrillero. El tercer anillo dibujo
con las instalaciones de Puestos Avanzados de Combate (PAC) en poblados y fincas cercanos a
la montaña, ocupados por compañías o equipos de combate (ECO), constituidos por dos
pelotones” (2,004: pag.75) en la medida que los patrulleros eran más expuestos a combates el
rencor hacia el Ejercito se reubicaba frente al enemigo guerrillero por el cual se encontraban en
tal dilema, era el momento en el que el ciudadano se convertía en guerrero. Se ubicaba la culpa
frente al enemigo, la guerrilla era la responsable de aquella situación que los obligaba a patrullar,
que los obligaba a ausentarse de sus hogares en largas jornadas, el sumarse a la “revolución
pregonada” no era una opción, sobre todo para aquellos que habiendo sido simpatizantes fueron
abandonados a su suerte frente al ansia de ajustar cuentas por parte del Ejército.
En el caso de las zonas menos conflictivas la organización llevó otro proceso, que va desde
holgadas jornadas de acción cívica hasta la negociación. En ambos procesos la movilización
De Patrulleros a Milicianos… / Julio Valdez 63
militar de las patrullas no era suficiente, se ha demostrado que la población civil armada no
garantiza la victoria en un conflicto, a estás hay que proporcionarle además de la organización
una estructura ideológica-política, cimentada en el principio de defensa de lo propio:
comunidad, creencias y de lo abstracto que sería la nación, la patria y sus símbolos, por último
todas aquellos elementos que forman y diferencian al guerrero del “civil”, según lo que dice
Nietzsche: “Para que la prueba sea concluyente, es necesario que la guerra sea sin tregua y
exenta de piedad. Las únicas virtudes son la bravura, la astucia y la inteligencia; en una
palabra, la fuerza.” (1987: Pag. 16-17)
Se reafirman los patrones patriarcales, pero no como un invento accidental, mucho de ello ya se
encontraba presente en las mismas estructuras comunitarias, incluso reforzado por la formación
judeo cristiana recibida a lo largo de siglos.
La importancia de la propaganda junto con la acción psicosocial reside en que tiende a orientar a
los individuos, su fuerza física y mental hacia el combate, como dice el Manual de Campaña:
“El factor moral es de capital importancia en la guerra de guerrillas. Es el factor que
mayormente debe ser considerado, tanto por los guerrilleros como por los civiles que les prestan
su apoyo. La propaganda enemiga llega a los civiles como a las guerrillas…” “Tanto los civiles
como los guerrilleros, deben comprender que el combate es a muerte.” (Pag.38-39) “la
convicción en la victoria final es un factor importante para las guerrillas y los civiles
simpatizantes… “Cuando se cree que la causa por la cual se lucha está perdida, la guerra de
guerrillas esta condenada al fracaso” (Pag. 39). Se trata de desnaturalización del enemigo,
hacerlo ajeno y convencer de lo necesario de las acciones encaminadas en el esfuerzo de guerra,
que la vigilancia nunca sería suficiente por parte del Estado.
La propaganda también tendía a formar imágenes mentales en el combatiente y en el
simpatizante, y fue en ese contexto donde las partes desarrollaron escenarios que distaban de la
realidad: “En muchas ocasiones, no hubo forma de saber con exactitud el número de bajas
causadas al contendiente. Razones psicológicas y de moral combativa de por medio
determinaban que esos datos se manejaran con celo y cuidado. Más de parte del ejército,
obligados a desmentir lo que reducidos y dispersos grupos de “delincuentes subversivos o
delincuentes terroristas (DT)” - como acostumbraban a declarar – pudieran hacerle. Por
nuestro lado, también tuvimos compañeros que magnificaban los golpes y exageraban los
muertos y heridos, realidad que también se expresó en nuestra propaganda y boletines. (Santa
De Patrulleros a Milicianos… / Julio Valdez 64
Cruz: pag.118). Pero igualmente, el Ejército empleo a profundidad lo prescrito en el Manual de
Campaña: “La existencia de una fuerza de guerrillas unificada, depende de la simpatía e interés
que tenga la población civil para apoyar un movimiento de resistencia. El estímulo moral y
dirección proporcionados por una fuerza extraña a las guerrillas, son explotadas al máximo…
la guerra psicológica se lleva a cabo mediante diseminación de rumores, reuniones, cursos de
indoctrinación, hojas sueltas, noticieros y en algunos caos por emisiones desde radios
clandestinas.” (Pag.54-55)
Hay que cuestionar el factor miedo real y propagandizado como único factor de organización de
la patrulla. Se retoma una de las conclusiones brindadas por Carlos Figueroa Ibarra al respecto:
“a pesar de que el terrorismo de Estado actúa con mayor vigor en aquellos momentos y
regiones, en los cuales se observa un ascenso significativo de la lucha de clases a su estadio
militar, una apreciación más correcta del mismo evidencia que más bien se despliega
tendencialmente en razón directa al desarrollo de la lucha popular y revolucionaria en
general” (1991: Pag.64) el autor, que refleja la tendencia analítica del momento, elabora la
ecuación que define: “a igual desarrollo organizativo revolucionario igual represión”, y dicho
desarrollo era producto de la elevación de la lucha de clases y no tanto a la elevación de la
conciencia cristiana pregonada desde la Teología de la Liberación que no era simplemente la
reducción hacia la dicotomía pobre-rico (lenguaje presente en el mismo informe de la Iglesia
Guatemalteca en el Exilio) sino más bien encerraba la visión de la justicia en relación al ejemplo
del Profeta Jesús72 y su consiguiente martirio.
Este factor de análisis diferenciado marca la diferencia a la hora de que el patrullero se asume
como el factor discordante dentro de la comunidad, porque no es una guardia blanca, no son los
guardianes de las propiedades de los ricos73, sino son aquéllos que asumen la defensa de la
propiedad individual y colectiva de la comunidad e incluso la defensa del conjunto de creencias
religiosas (más allá del ser católico o evangélico) por lo tanto las comparaciones con aquellas
son totalmente fuera de lugar, incluso se retoma lo afirmado por Saloj Poz y confirmado por
otras fuentes en relación que en el momento de que las organizaciones se vieron copadas en su
72 Paz y Bendiciones para él. 73 El EGP, siendo la mayor fuerza guerrillera en Guatemala (incluso a nivel histórico sólo se puede comparar con la movilización de la guerrilla de la Montaña durante la revuelta conservadora) se presenta como la antítesis del Ejército de Guatemala y lo presenta como el Ejército de los Ricos este responde con la organización de una milicia popular, india, los preceptos de movilización ideológica se desmoronan como un castillo de naipes, a tal grado que se perdió completamente la iniciativa de acción militar en las comunidades que decían defender e incluso representar.
De Patrulleros a Milicianos… / Julio Valdez 65
accionar, tuvieron que recomendar a la población simpatizante que se organizara en Patrullas
como una forma de reiterarle al Estado su fidelidad, por lo tanto la Patrulla también era eso,
UNA PRUEBA DE FIDELIDAD.
Gran parte de los que después serían patrulleros no habían sido permeados por la propaganda
insurgente o la acción de la Teología de la Liberación, por lo tanto cuando son incorporados se
hace más fácil la inducción acerca de quién era el verdadero enemigo. Es otro error conceptual
pensar que el llamado rescate que realizó la acción ideológica del Ejército, se hizo sobre una
población en poder de la insurgencia, ya que ello le da un lugar a la lucha ideológica que no
hubo, más bien la acción de propaganda del Estado se realizó sobre la base de prevenir su
avance. Se obvia el factor de la otra Teología aquella que se cimentó en las bases doctrinales que
devienen de la misma colonia, y que es predominante, junto con el conjunto doctrinal del
protestantismo. Además de la serie de practicas espirituales e incluso de lo que ahora sería
denominado como brujería, que no eran más que sincretismos.
Los casos de los patrulleros que ocasionalmente apoyaban al esfuerzo insurgente, muy pocos en
realidad, eran aquellos que habían sido permeados por la acción ideológica previa, o que habían
participado en estructuras semi permanentes o semi clandestinas como las Fuerzas Irregulares
Locales (FIL). Es de hacer notar que no hay registrados casos de patrulleros desertores hacia las
filas insurgentes, al menos en calidad de combatientes, solo hay relaciones a algunos casos
aislados de colaboración indirecta en lo logístico o bien con información, incluso Saloj Poz lo
define (en su grado máximo de contradicción) como: “PAC amigas”74, pero deserciones como
tal ninguna, incluso tampoco se registran muchos casos de soldados que se hayan incorporado a
las filas insurgentes, esto despierta la curiosidad del investigador por que ubica en el plano de lo
concreto el tan mencionado discurso de justicia y cambios revolucionarios o mejor aún de
conciencia indígena o maya.
El mismo ex ministro de Defensa, el Gral. Alejandro Gramajo en entrevista con Shirmer afirma:
“existe la posibilidad que si se les organiza en patrullas de autodefensa y se les da armamento,
pueden irse a la montaña con la guerrilla.” (1999: Pag.181) sin embargo afirma, antes,
proporciona la razón en la cual confían en la estrategia: “una política basada en el respeto a la
identidad Ixil (en el caso de las operaciones que se desarrollaron en aquella región), sus
74 “ como las denominamos, siguieron apoyando y cuidando el traslado a la dirigencia del EGP, es decir, ellos como patrulleros de autodefensa civil, cuidaban nuestros recorridos.” (2,006: Pag.67)
De Patrulleros a Milicianos… / Julio Valdez 66
costumbres y su lengua, dándoles la oportunidad de que contribuyan, junto al ejército, en la
defensa de sus comunidades…” (1999: Pag.181)
A partir de gobierno del Gral. Mejía Victores y la convocatoria a la Asamblea Constitucional, la
patrulla pasa a ser, de un elemento de primera línea en el conflicto armado a ser un factor para la
acción desarrollista a través de las Coordinadoras Interinstitucionales que la contrainsurgencia
integral planteaba. Cuando se transforma las Patrullas de Autodefensa Civil en Comités
Voluntarios de Defensa Civil (CVDC) durante el Gobierno civil de Vinicio Cerezo o sea LA
SEGUNDA PATRULLA.
Se retoma el precedente establecido por los batallones de Zapadores establecidos durante
desarrollo del liberalismo de Justo Rufino Barrios y García-Granados, un especie de servicio
civil obligatorio, y que desafortunadamente fue utilizado durante el período de reconstrucción
post-terremoto (febrero de 1976) con los programas de Alimentos por Trabajo que la Alianza
para el Progreso había popularizado después de la Segunda Guerra Mundial y llegando hasta el
programa Techo Tortilla y Trabajo del gobierno de Ríos Montt en 1982 que quedó plasmado en
las tareas de:
1. Mantenimiento y reparación de caminos, drenajes, puentes, edificios principales.
2. Reparación y mantenimiento del sistema de fluido eléctrico.
3. Reparación y puesta en mantenimiento de os hospitales y centros de salud,
proveyéndolos de personal, material y medicina suficientes para cubrir la emergencia
del momento.
4. Censo poblacional para el control de la población y sus emigrantes como causa de la
acción terrorista.
5. Rescate, evacuación, aposentamiento y reinstalación de desplazados y refugiados. (I-37-
X-85)
Estas fueran llevadas a cabo tanto por el Comité de Reconstrucción Nacional y agilizadas desde
las Coordinadora Interinstitucionales (ver CEIDEC Pags: 307 y 308), de esta manera la
contrainsurgencia alcanzaba dimensiones fuera de los eminentemente militar, perneando de esta
manera, la parte de la fidelidad de la población con respecto al Estado, la lucha pregonada dejaba
de tener significado.
De Patrulleros a Milicianos… / Julio Valdez 67
Siguiendo con este enfoque, muchos estudios, especialmente el de la Iglesia Guatemalteca en el
Exilio y los del CEIDEC afirman que el ingreso del protestantismo respondió a una forma de
contrarrestar las influencias del catolicismo comprometido75, acciones emprendidas desde el
desarrollismo apoyado por el gobierno de los Estados Unidos, polarizando no al pueblo, en esa
unidad inexistente, sino a las distintas denominaciones del cristianismo, todo dentro del marco de
la confrontación ideológica que lleva todos los conflictos internos.
Ni todo el protestantismo76 era por principio parte de la acción conciente de la contrainsurgencia
ni todo el catolicismo era revolucionario, más bien el cristianismo como fundamento de vida
presentaba mensajes contradictorios que eran utilizados por todas las partes en relación al
esfuerzo de acción bélica. Es por ello que, muchos de los mensajes propagandísticos en contra de
la “insurgencia atea”, tendían a elevar la militancia cristiana, combinándola por supuesto con la
integración de la religión cívica77, resulta por demás observar como se califica dicho proceso
desde el exilio guatemalteco en 1988 por medio del trabajo publicado por CEIDEC (Centro de
Estudios Integrados de Desarrollo Comunal en México) llamado Guatemala Polos de Desarrollo
en el capítulo escrito por Arturo Arias lo definía como “Lavado de Cerebro” (Pag. 206,
207,208,209, 210) esto respondía evidentemente a la guerra de ideas que se producía en el
ámbito internacional y al cual muy pocas personas en el país tuvieron acceso. Se mostraba como
una estrategia malévola por parte del Estado la combinación de la nueva Reducción de Pueblos
de Indios, en los Polos de Desarrollo y las Aldeas Modelo, con la consiguiente ideologización
que no era más que la descalificación permanente del proyecto revolucionario y la introducción
de las denominaciones evangélicas, para que los cristianos abandonaran al catolicismo
revolucionario y asumieran una nueva versión más existencialista.
75 En el estudio presentado por el CEIDEC se parafrasea una entrevista realizada a un informante por Jesús García-Noval que afirma: “Muéstreme un indígena evangélico que no esta en proceso de latinizarse..” (Pag.184) y más adelante el autor de este estudio reafirma: “El vinculo entre las sectas fundamentalistas protestantes y el ejército de Guatemala ya ha sido ampliamente documentado, como para que no se piense que todo lo anterior sucede por casualidad, accidente, o bien uno de los tantos efectos de la modernidad.” “Como resultado de lo anterior, a los grupos evangélicos se les ha facilitado la entrada a las aldeas modelo, mientras que el ejército ha tratado de impedir que la iglesia católica tome parte activa en la vida de las mismas.” (Pag. 185) 76 Según Christian Lalive, parafraseado por Le Bot, “el pentecostalismo es hoy en América Latina la minoría religiosa más importante..la fuerza de la nueva religión reside, en gran parte, en la utilización y canalización de fenómenos de trance colectivo, de ritos de posesión, de creencias aldeanas en los sobrenatural… este movimiento responde a aspiraciones populares profundas, en particular entre los más oprimidos (los pequeños campesinos, los indios, las mujeres); rechazo a las jerarquías de especializaciones y segregaciones raciales, étnicas y sexistas” (Le Bot: 1987 Pag. 11) 77 Conjunto de símbolos e instituciones con conforman la idea de Nación y su correspondiente unidad histórica. Responde a la necesidad de encontrar elementos en común dentro los habitantes, los moviliza en torno a objetivos y visiones “comunes”. Estas ideas se asumen, en veces, como dogmas, y su rompimiento o cuestionamiento afrenta el sentido colectivo y de estabilidad social.
De Patrulleros a Milicianos… / Julio Valdez 68
Sin descalificar los extremos relacionados al análisis sobre el conflicto entre diferentes
denominaciones del cristianismo durante la confrontación armada, es evidente que tales posturas
fueron abordadas desde el posicionamiento ideológico político, la IGE reivindicaba un
Cristianismo católico en la opción por los pobres, mientras que algunas de las expresiones de las
iglesias evangélicas sostenían que el haberse hecho participes en aquella discusión los había
hecho victimas de penurias, esto no era a ojos del autor de esta tesis, ser apolíticos sino más bien
asumir una posición que garantizaba su existencia, hay que recordar, a guisa de ejemplo que
durante la época de los Getos judíos en Europa, que organizaron los Nazis, fueron las mismas
comunidades judías las que elegían a sus autoridades locales y a sus cuerpos de seguridad interna
para mantener el orden interno, eso sólo puede ser comprendido desde la lógica de la
sobrevivencia.
El proceso de conversión al evangelio, como nueva religión, ya no se puede explicar nada más
como un refugio, frente a la represión en contra del catolicismo revolucionario, sino sería
perceptible que luego de que el clima hostil disminuyó (mucho antes de la firma de la firma del
Acuerdo de Paz Definitiva) el retorno a la fe católica, sin embargo esto no sucedió, por el
contrario el clima de paz relativa incrementó el aumento de las denominaciones evangélicas y la
iglesia católica lo tuvo que enfrentar, ya no sólo con la denuncia denodada de planes fraguados
por el Departamento de Estado de Estados Unidos, sino con acciones de recuperación de
feligresía por medio de proyectos de desarrollo y con el aparecimiento de los Carismáticos, que
en su ritos semejan en gran parte a la denominación evangélica más grande como es el
Pentecostalismo, pero en realidad la “Suerte estaba Echada”.
Aparentemente la conversión tenía que ver con la superación de un estadio a otro, talvez con el
afán de abandonar la idolatría y el paganismo persistentes en los ritos católicos, incluso con los
mismos ritos de la religiosidad popular conocida ahora como “Cosmovisión Maya”, por lo tanto
el avance del congregacionismo tiene que ver con un ajuste de la conciencia religiosa cristiana.
No hay que descartar el proceso de decepción, de la población ex -simpatizante, hacia la
vanguardia revolucionaria que llegó a incidir en la misma iglesia católica comprometida “en su
opción por los pobres” que en determinados momentos era catalogada como lo mismo.
Por otro lado, según uno de los ideólogos (teólogo) más importantes de la liberación, como
concepto, afirma: “La violencia de los opresores, deshumanizándolos también, no instaura otra
De Patrulleros a Milicianos… / Julio Valdez 69
vocación, aquella de ser menos. Como distorsión del ser más, el ser menos conduce a los
oprimidos, tarde o temprano, a luchar contra quien los minimizó. Lucha que sólo tiene sentido
cuando los oprimidos, en la búsqueda por la recuperación de su humanidad, que deviene una
forma de crearla, no se sienten idealistamente opresores de los opresores sino en restauradores
de la humanidad” (Freire, 1970: Pag 33) En la construcción de la conciencia del patrullero
existe, por supuesto, el componente de deshumanización del enemigo, inherente a la misma
construcción del militante revolucionario, sin embargo cuando este proceso alcanza el nivel de
ideologización se puede ubicar a oprimidos y opresores. Lo difícil para los teólogos y los
intelectuales de la revolución fue cuando el patrullero asumía su lucha como resistencia,
entonces él se convertía en oprimido. Este era el juego de la acción psicológica, el oprimido
alzado en armas en la montaña se había convertido en opresor, muchos de los amnistiados
reconocieron después que el Estado era ese patrón de referencia para la sumisión. Se utilizó el
mismo juego de la campaña de “liberación” de Guatemala del comunismo en 1954.
El despojar a la insurgencia de sus discursos y accionar, le convirtió al final del conflicto en
medianas bandas armadas radicalizadas y aisladas: “El Talón de Aquiles de la lucha guerrillera
guatemalteca se evidenciaba una vez más: su insuficiencia numérica.” (Santa Cruz: Pag.84) y
contradictoriamente llegó a tener una gran capacidad de negociación político-diplomática lo que
al final le valió el reconocimiento como contraparte de negociación, pero no logró elevar el perfil
de su verdadera presencia a nivel del contexto social que pretendía transformar.
El Ejército, por su parte llegó por medio de sus mensajes en contra de los curas que defendían la
Teología de la Liberación presentarlos como traidores a los valores del cristianismo, esto es muy
importante debido a que el patrullero fue ideologizado en relación de la identificación del
enemigo que no sólo era el guerrillero armado, sino además, eran todos aquellos que se
planteaban como “quinta columnas” por ejemplo: estudiantes universitarios, sindicalistas, curas,
personeros de Ong`s78 (que no tenían el aval del Ejército) y, más adelante, representantes de
organizaciones de Derechos Humanos, muchos de ellos en la práctica no eran lo que en el medio
se conocería como un “buen cristiano” o “buenos guatemaltecos”.
78 En el marco del conflicto si hubo organizaciones de desarrollo no gubernamentales que tuvieron el aval del Estado para tratar el tema de las victimas del conflicto. Tal y como hace referencia el informe de la IGE, muchas de ellas eran de origen evangélico, sobre todo norteamericanas, lo que casualmente cambia radicalmente conforme se da la distensión, posteriormente a 1992, cuando ingresan miles de refugiados a las selvas de Ixcán, Petén y Huehuetenango, ingresan más organizaciones ligadas a la Iglesia católica e incluso organizaciones cuya simpatía era evidente a organizaciones revolucionarias, tal es el caso de las más de veinte aglutinadas en la Coordinación de Organizaciones y cooperativas para el retorno.
De Patrulleros a Milicianos… / Julio Valdez 70
La idea de violencia justa que articulaba el movimiento social con la guerrilla, era contrarrestado
por la resistencia hacia la “agresión comunista y atea” (que ciertamente se encontraba presente,
pero que no era la predominante). En las entrevistas realizadas a antiguos patrulleros, sentían
que Guatemala vivía una agresión, incluso, en el plano cultural (“los canches”, “los
guerrilleros”, “los subversivos”, “terroristas”, “delincuentes subversivos”, “la subversión79” )
a pesar de que la base fundamental de los guerrilleros era tipológicamente perteneciente al
ámbito indígena y menos al ladino. Se identifica a aquellos como líderes, como personas que no
necesariamente se ajustan a los parámetros de la comunidad. Eran más intelectuales, e incluso,
más comprometidos con los intereses de la comunidad.
Hay que recordar que la construcción del soldado ideal (ver recuadro), en el caso guatemalteco, y
que fue reforzado a través de los largos años de lucha contrainsurgente de los sesentas, es aquél
que está en la primera línea de lucha en contra de la agresión a la soberanía nacional. Es el que
sabe resistir más que agredir, (el Ejército guatemalteco había dejado esa idea desde finales de las
guerras federales). Hay que recordar que mucho del constructo propagandístico previo a la
invasión que se llevaría en contra de Belice, se planteaba la recuperación de un territorio que
había sido arrebatado por el extranjero, no como una guerra de rapiña.
79 Varios de los entrevistados hacen alusión a la “subversión” despersonalizando al guerrillero como sujeto y lo llevan al plano de aquello como ente externo a la comunidad, y la “comunidad” que los apoya deja de ser parte de esa adscripción colectiva. No hay calificaciones como “los revolucionarios”, poco en relación a la de “los muchachos” no se diga “la resistencia” o “los libertadores”.
Código de Conducta del Soldado guatemalteco en operaciones
No tomaré de la población ni un alfiler. No enamoraré ni me tomaré libertades con las mujeres. Protegeré y no haré daño a los cultivos por donde camine. Pagaré el precio justo por lo que compre. Si tuviera duda, pagaré un poco más. Devolveré todo objeto que tome prestado e indemnizaré por cualquier propiedad que dañe. Seré cortés y demostraré especial cariño y respeto por los ancianos y los niños. Respetaré las costumbres y tradiciones de la población, así como a sus autoridades civiles y religiosas. Respetaré las tumbas, sepulcros, iglesias y otros edificios que la comunidad respete. No aceptaré regalos ni adulaciones de personas adineradas o prepotentes. (Marío Mérida. Testigo de Conciencia, versión resumida)
De Patrulleros a Milicianos… / Julio Valdez 71
El patrullero adoptó aquellos argumentos como propios, es aquí cuando se reafirman, por parte
de algunos excombatientes de la guerrilla, los argumentos que hacen alusión a los manipuleos
ideológicos a los que los patrulleros habían sido sometidos, y por ello afirman: “ no miraban en
el patrullero al enemigo, más bien era una persona que estaba siendo manipulada por el
Ejército” 80 (Testimonio Beatriz) o en peor de los casos que ellos mismos habían inducido para
que aceptarán su incorporación para que pudieran salvar la vida que ellos no podían garantizar
“A finales de 1982, en vistas de que el EGP había bajado la intensidad de la guerra, la
población quería salir nuevamente a luz pública, es decir, rehacer su vida social y política por
lo que constantemente nos consultaban sobre mecanismos que no significaran rendición ante el
Ejército… la salida más viable que se encontró fue la integración solapada a las Patrullas de
Autodefensa Civil…” (Saloj, 2,006: Pag.65) Por lo que resulta contradictorio que en otras partes
de Guatemala, se convirtiera, como estrategia de combate, la eliminación física del dirigente, del
jefe de patrulla o al Comisionado, ya que éstos sí eran identificados como enemigo tal y como lo
afirma Santa Cruz: “En Santiago Atitlán, el ejército también organizó las Patrullas de Auto
Defensa Civil. Nicolás Pedro, el jefe de comisionados militares, apoyaba esos planes y por ello
enviamos un comando al pueblo para ajusticiarlo. La represión selectiva, nunca indiscriminada,
fue parte sustancial de la política de combate hacia los miembros del aparato de inteligencia
militar….” (2,005: Pag.109)
Esto por supuesto no deja de encerrar cierto tipo de menosprecio al valor estratégico del civil
como contrincante, incluso, reproducía cierto racismo “políticamente correcto”, (además de la
consabida acción de propaganda) en tanto que valoraba al “indio patrullero como no conciente
de su papel de combatiente, pero sí aquel que era movilizado desde las organizaciones” tal y
como afirma nuevamente Santa Cruz: “El EGP sostenía que, por política, debía evitar todo
enfrentamiento con patrullas de autodefensa civil. No siempre se apegó a esta regla y, aunque
lo niegue, a veces inflingió pérdidas a la población de los pueblos así organizados, en
proporciones y en condiciones que han hecho que sus enemigos y sus adversarios hablen de
matanzas.” (Ibid: pag.247), pero en general es claro que las organizaciones guerrilleras, al no
reconocer al patrullero como enemigo, reconocía sus propias debilidades para enfrentarse en
contra del sujeto social que estaba liberando, ese sujeto comunitario, campesino, pobre e
indígena definido en la ambigüedad de ser sujeto u objeto del discurso.
80 Dicho reconocimiento contradecía los actos de violencia que se desarrollaron en contra de ellos, que aún cuando no fueron numerosos fueron impactantes en la psiquis comunitaria porque elevaba la rabia y descontento hacia la insurgencia, pero también, el no atacarlos significó un golpe a la moral de las pocas bases sociales que no servían a ellas e igualmente a los mismos combatientes que poco a poco estaban limitados en su accionar político-militar.
De Patrulleros a Milicianos… / Julio Valdez 72
Tanto Saloj Poz como Santa Cruz, en su calidad de excombatientes y disidentes de URNG en la
actualidad, reconocen a través de sus relatos que no hubo capacidad de defensa de la población
esto en efecto influyó en la formación del patrullero, ex movilizado o ex simpatizante, que según
cifras manejadas por los discursos de Lobos Zamora alcanzaban, en los momentos álgidos del
enfrentamiento a unos 300,000 comunitarios a nivel nacional. (IGE: 1989)
Esta situación creaba un dilema ético, pero también fortalecía el sentido de movilización del
patrullero cuando ante las circunstancias el aparato militar insurgente agredía al patrullero
movilizado. (ver recuadro), incluso, algunos de los excombatientes entrevistados para esta
investigación reconocieron que cuando se produjeron las grandes masacres perpetradas por el
Ejército ellos mismos aconsejaron a las bases que se unieran a las patrullas para prevenir (no
para resistir) consecuencias de muerte. (cinta 05) (ver Pag. 65 libro de Saloj Poz)
Estas directrices llevaban implícito el reconocimiento de una derrota parcial y de la necesidad
del repliegue, claro que afectó la moral en tanto que la guerrilla se aisló de la base que había
organizado, sobre todo cuando el proceso de conversión a la patrulla se había masificado
(llegando a más o menos un millón durante los años álgidos del conflicto de 1982 a 1984).
Pero desde la visión del patrullero al ver los
reveses que provocaba su presencia en regiones
antes en poder la guerrilla, experimentaban la
elevación del factor de moral de combate que
replanteó la relación con el Ejército, en términos
de negociación de cuotas de poder dentro de las
comunidades. No hay que olvidar lo que afirma el
informe de la Iglesia Guatemalteca en el Exilio –IGE- “…El mismo ejército pone al jefe de la
patrulla o de la autodefensa. El mismo Ejército lo busca. O sea, ponen a los que son ricos del
pueblo. Cuando el Ejército mira que tienen pisto o tienen camión, a ese lo va nombrar
comandante de patrulla.” (pag.51). Esta afirmación aún cuando proviene de un informante
comunitario, citado por el Informe de la IGE, puede relativizarse por el hecho innegable que el
Ejército también buscaba liderazgo y reconocimiento dentro de las comunidades, hecho afirmado
por los entrevistados cuando mencionan “que no cualquiera era elegido como jefe de patrulla”,
“tenía que haber demostrado valentía y compromiso” (Testimonio de Beatriz y Bin) El reducir,
“Los guerrilleros no vacilaron en atacar a las fuerzas de defensa civil. La sola organización y la sola presencia de tales unidades desmiente la impresión de que el gobierno está en guerra con el pueblo. Eso puede explicar la ferocidad de ciertos ataques de las guerrillas contra tales fuerzas o contra pueblos en que fueron constituidas” (Carta del subsecretario de Estado para Asuntos Interamericanos a Amnistía Internacional el 15 de septiembre de 1982).
De Patrulleros a Milicianos… / Julio Valdez 73
como estrategia de captación por parte del Ejército, al “rico del pueblo, al canalla o al ladino” no
garantizaba la victoria sobre el enemigo que si formaba cuadros políticos, tampoco ganaba los
corazones y mentes de la población. (ver recuadro)
La sección de asuntos civiles que actuaba en forma conjunta con la inteligencia militar había
entendido que, el temor no era un mecanismo que garantizara la adscripción de la población a los
objetivos institucionales, y menos a la estrategia contrainsurgente.
Como lo afirma el mismo Lenin: “La preponderancia moral es indudable, la fuerza moral ya es
aplastante; sin ella, por supuesto no podría hablarse ni siquiera de revolución. Es una condición
indispensable…” (La última palabra de la táctica: Pag. 104-105) claro está que en dicha
contextualización Lenin asume como preponderancia moral su adscripción para lo que considera
políticamente correcto en este movimiento militar en particular, sin embargo de esta visión se
rescata el hecho que en las movilizaciones civiles, la moral como elemento subjetivo, determina
mucho más que el temor mismo.
El temor inmoviliza y crea el caldo de cultivo para la insurrección descontrolada, sin embargo la
patrulla, logró encontrar esas motivaciones morales que esgrimen cuando afirman que fue
“ gracias a ellos que la guerra se ganó” (testimonios de: Francisco, Bin y Sebastian). El
asumirse como victoriosos define al patrullero veterano además de que ser un elemento muy
importante en la determinación de la moral y en la elevación de su autoestima como ciudadanos.
Incluso, pudo observarse en los recientes discursos de los dirigentes patrulleros que
menosprecian la labor de la tropa y de los oficiales que se escondían detrás de ellas. Llegan a
plantear que: “gracias a ellos, los de la capital pudieron sobrevivir” (testimonio de Coy) Esta
conformación ideológica junto con la organización postconflicto definen lo que para esta tesis es
LA TERCERA PATRULLA.
(extracto) Himno del Comité de Defensa
Civil …Por mi Patria yo le juro Defenderla hasta la muerte
Rechazar al subversivo Y ayudar a mis paisanos…
De Patrulleros a Milicianos… / Julio Valdez 74
2.4. Patrullas y Ejército nacional.
Un matrimonio con muchos conflictos…
El cuatro de agosto de 1982 se divulgó una circular firmada por los Comisionados Militares de
San Antonio Palopo, departamento de Sololá, en donde se informaba que por disposiciones de
Gobernación departamental y, de la zona militar se procedía a declarar el toque de queda en toda
aquella región: “estará controlado por la patrulla de milicianos…”, esta circular alarmó a la
población y los operadores de turismo que inmediatamente acudieron a averiguar sobre tal
disposición, el 20 de agosto del mismo año el gobierno, a través de su vocero oficial, desmintió
que hubiera autorizado a los comisionados de San Antonio Palopo declarar dicho toque de
queda. Curiosamente los medios no volvieron a mencionar el hecho, lo que era evidente es que
algunos miembros afines al Ejército estaban asumiendo disposiciones para poder enfrentar el
conflicto que para esos días era ya álgido, esto sirve de introducción para abordar el tema de la
relación de los milicianos con las fuerzas armadas.
Para los ejércitos en general, la utilización de población civil representa un arma de doble filo.
Dado que, entra en contradicción con el monopolio del uso de la fuerza, y la convivencia con
líderes civiles se atenta contra los mandos establecidos, es por ello que su utilización sólo se
puede concebir si se posee el control suficiente en un conflicto que requería de grandes
capacidades de movilización. Es necesario retomar acá a Severo Martínez en Motines de Indios
cuando define: “La característica esencial del sistema de milicias era la movilización de muchos
elementos dispersos en dirección de un punto determinado... (1991: 132) pero en los casos más
importantes se constituían en núcleos móviles que arrastraban a milicianos de muchos otros
lugares y dirigían su marcha y su acción.” (Ibid: 133)
Las guerras irregulares reconocen la importancia de la participación civil, pero no es conveniente
en tanto que crea estructuras paralelas que poseen poder y ostentan funciones que al Ejército, en
su definición, pertenecen, además que son susceptibles a ser influenciadas por la insurrección y
por lo tanto no están exentas de que sirvan de contra inteligencia o en el peor de los casos que se
pudieran suscitar deserciones con el equipo proporcionado. Hay que recordar la aparente
limpieza de cuerpos paralelos de seguridad que se llevó a cabo, posteriormente al golpe de
Estado de 1982, en donde incluso el mismo Ministro de Gobernación se puso a la fuga,
aparentemente por su responsabilidad en la muerte y desaparición de activistas y militantes de
izquierda.
De Patrulleros a Milicianos… / Julio Valdez 75
La integración étnica de los patrulleros era esencialmente
indígena, por sobre quien pesaban estigmas, recelos y
prejuicios, producto de la conformación del poder étnico
en Guatemala. Esto no es más que el temor (infundado o
fundado) acerca del peligro que para la sociedad
guatemalteca ladina representa el indio, en su definición
negativa como el “indio armado”, o como afirma Shirmer el “Maya Autorizado” (en términos
políticamente correctos).
En términos estratégicos del conflicto irregular, se trataba de ganar y neutralizar la base social de
un movimiento social que amenazaba las estructuras del Estado. Es imprescindible la utilización
de la lógica de las guerras irregulares, para afirmar que además era necesario desarrollar el
movimiento social propio, contradictoriamente por supuesto, que rechazara la llamada “agresión
comunista” y, llevar la guerra al plano de la acción ciudadana, algo de ello se ve en los
enfrentamientos que “ciudadanos revolucionarios” llevan en contra de activistas “disidentes” en
la Cuba de hoy; ya no es necesaria, en apariencia, la participación de la policía para reprimir
tales manifestaciones, sino que ante la comunidad internacional se presenta como acciones
ciudadanas.
El Ejército nacional retoma su papel instrumental en el proceso de integración de la población,
esto significa que asume el papel totalizador y catalizador del funcionamiento del Estado. Al
estar concientes que la guerra se ganaba más allá del plano militar, comprometía a la institución
a suplir la función civil del Estado, esto significa el desgaste de la administración civil, es por
ello que la serie de ofensivas militares llevaron al retorno de la institucionalidad en el año 1985
junto con leyes y constitución nueva que, como elemento a destacar, ésta última ha sido
reconocida como ente facilitador del Estado democrático y marca el fin del marco jurídico
contrainsurgente.
A la hora de analizar el factor de reclutamiento hay que recordar que, el ejército se cuidó mucho
de la forma como asumía el mismo, a pesar de que el conflicto civil requería de la movilización
civil, ésta también era selectiva y sesgada. A diferencia de los conflictos anteriores cuando el
indígena no era considerado como sujeto confiable para ser armado como tal, según lo afirma el
decreto 83, que data del 11 de enero de 1873, que decía: “… es justo y conveniente aliviar en lo
Extracto del himno del comité de defensa civil
Soy soldado victorioso De la defensa civil Siempre al lado como hermano Del ejército valiente Siempre al lado como hermano Del Ejército valiente…
De Patrulleros a Milicianos… / Julio Valdez 76
posible a la clase proletaria que por un largo período ha sido la única que ha pagado a la
República la contribución de sangre, a que todos los ciudadanos están obligados” y en su
artículo 5 “Quedan exceptuados del servicio militar… los indígenas que no han estado
acostumbrados a este servicio y que, en cambio, prestan otros de diferente naturaleza”. Aún
cuando esta norma no se conservó en el momento del conflicto, sí persistía su espíritu. Se había
identificado que la mayor población movilizada en la insurrección era indígena, era lógico
pensar que más que acrecentar el conflicto, movilizando al ladino como en la colonia, era
estratégico movilizar al mismo indio en contra de esa porción de la población alzada,
proveniente de las mismas “comunidades indígenas”.
En este momento el indio era la pieza clave (ver recuadro) en la construcción del ciudadano
soldado, y el ladino fue menos determinante en el frente de la masa combatiente, en ambos
bandos, sobre todo en la fase del conflicto en el occidente.
Otro elemento controversial en el análisis, tiene que ver con la concepción del indio como
combatiente y masa, entre el ser sujeto y objeto. Aquellos indígenas que recriminan el pasado de
adscripción a la insurgencia que los abandonó a su suerte en manos del ejército sostienen:
“fueron utilizados como carne de cañón” en un conflicto entre ladinos que bien define
Emeterio Toj Medrano, alto dirigente del EGP citado por Saloj Poz quien en medio del conflicto
afirmaba: “mirá, aquí estas perdiendo el tiempo y tu juventud porque deberías de estar en las
aulas de estudio preparándote para nuestra lucha
como pueblos indígenas ya que esta lucha no es
nuestra; es lucha de los ladinos, la nuestra está por
venir y se hará base de ideas, de estudios…” (Pag.
62). Otros ex -dirigentes afirman que tales
argumentaciones minusvalorizan la capacidad de los
indígenas para tomar decisiones propias, que más se
dieron una serie de factores que poco o nada tenían
que ver con la elevación de la conciencia
revolucionaria, sino más bien, con la defensa de la
vida y, con sentimientos de venganza en contra de
aquellos que los agredieron (Ejército u
Organizaciones insurgentes).
“Fáciles de entusiasmar por toda idea noble, y tenaces para defenderla son los soldados guatemaltecos, pues en ellos se unen condiciones éticas distintas que les permite sumar lo bueno de sus antepasados… valientes y aguerridas eran las tribus que poblaban antiguamente a Guatemala; por otro lado los españoles vinieron precedidos de una fama grande, ganada ya por haber formado la vanguardia de los ejércitos romanos, ya por haber peleado durante siglos contra los árabes, ahora también por haber conmovido a Europa central por sus victoriosas campañas de Flandes e Italia. El soldado guatemalteco, heredero de ambos, tiene, pues, gloriosos antecedentes” (anónimo SOLDADO AMIGO, tipografía nacional 1904)
De Patrulleros a Milicianos… / Julio Valdez 77
Por su lado, los factores de movilización de la patrulla iban desde la obligatoriedad pura, hasta la
necesidad de defensa contra la agresión a la propiedad (exigua) y las costumbres (sobre todo
cristianas que fueron reconstruidas y resemantizadas con el avance de las iglesias evangélicas)
pero también pasaba por el arreglo de cuentas, o sea, la forma como se dirimían conflictos con
aldeas vecinas, antes del conflicto, necesidad de agenciarse de recursos como tierra, o más
dramático aún como forma de venganza hacia los que ya los habían perjudicado como fue el
caso de los mozos de la Finca La Perla después del asesinato de Luís Arenas (el llamado Tigre
del Ixcán). Esto es confirmado por las entrevistas realizadas, incluso, cuando se cuestiona si en
algunos momentos se sintieron como “carne de cañón”. Afirman que dicho sentimiento afloró
cuando surgieron acusaciones, de parte de las organizaciones de Derechos Humanos, de que
ellos habían cometido masacres en contra de la población, a la que contradictoriamente
pertenecían.
El patrullero también navegó entre el ser sujeto y objeto, entre convertirse en artífice o
simplemente en instrumento de la política contrainsurgente. De hecho se puede afirmar que esa
ambigüedad es resuelta después de la firma definitiva de la paz en 1996. Cuando se convierten
en organizaciones de veteranos, donde asumen su identidad de sujeto social con argumentos para
la negociación con fuerzas políticas partidarias y llegan, incluso, a proponer a congresistas en el
Frente Republicano Guatemalteco FRG, o incluso negocian miles de votos con partidos políticos
que abiertamente objetan la lectura “semi oficial” del conflicto.
¿Era el patrullero sumiso ante el poder del miedo? En la medida que éstos se hacían más
concientes del papel determinante en el esfuerzo de guerra, la sumisión propia de estados de
coacción se convirtió en estados de perversión a la sombra del poder al cual obedecían, para
reclamar la parte del poder que habían ganado o construido. Esto significa que si había lugares
donde la acción represiva había acabado con la insurrección, se instauraban sistemas de
caudillismo cívico-militar que facilitaban la labor de contrainsurgencia integral. Algunas de las
posturas presentadas durante las entrevistas a jefes de patrullas que sostenían que si bien su
acción original era para evitar la presencia de la guerrilla luego facilitó el estado su seguridad en
general: “en esos tiempos no habían ladrones y los patojos que andaban en malos pasos los
castigábamos” (Testimonio de Cucul) “todos sabíamos que teníamos que hacer y lo hacíamos
bien” (Testimonio de Bá) es interesante observar que la misma estrategia había sido utilizada por
el EGP en el área Ixil al iniciar sus incursiones sostenían que una forma de ganarse a la
De Patrulleros a Milicianos… / Julio Valdez 78
población era a través de la aplicar justicia en contra de ladrones de ganado tal y como lo
presentan las entrevistas realizadas por Stoll en su libro Entre dos Fuegos.
Regularmente se sostiene que todas las consecuencias de la violencia contrainsurgente fueron
calculadas desde la inteligencia, sin embargo, resulta difícil creer que dicho aparato era tan
efectivo como para mantener controlados a más de un millón de patrulleros y sus respectivos
mandos sin tomar en cuenta la maraña de lealtades bien cimentadas que el Estado- Ejército
poseían. Se podría contemplar la posibilidad de que, a muchos de los que se consideraban
adeptos a la institución se les dio mayor autonomía, como fue el caso de las unidades dispersas
del Ejército que además tendían sus propias redes de abastecimiento e inteligencia, hay que
tomar en cuenta el ejemplo que se dispuso al inicio de este subtítulo. La relación patrulla-
Ejercito constituía un matrimonio por conveniencia, que permitía la movilización y, al mismo
tiempo, creaba la desagradable situación de tener que depender de los civiles para la “tarea
profesional del Ejército”.
El tan ilustrado honor militar, remanente de los llamados tiempos de la caballerosidad entre
guerreros, no era más que los referentes de moral que distinguía al guerrero del ciudadano
común. Sacrificio, entrega y valor que fueron algunos de los argumentos utilizados por los
oficiales jóvenes durante el golpe de Estado de 1982. Este honor era mancillado a diario por el
reconocimiento de la imposibilidad de imponerse en contra de fuerzas militares contrarias dentro
del territorio, claro esto en el plano de las subjetividades presentes en otros valores que ubicaban
al conflicto entre las grandes contradicciones estructurales del país.
Había presencia de jefes de patrulla a diario en las bases y zonas militares y poco a poco
ganaron, con su presencia, que se les tomara en cuenta en la definición de planes de campaña,
incluso en los planes donde se produjo parte del genocidio que concebía a la insurgencia como
un mal que había carcomido a la población en su conjunto, (hombres, mujeres e incluso niños y
ancianos), por lo tanto “la cura tenía que ver con la integralidad del problema”. Los informantes
confirman que la relación con el Ejército no sólo transcurría desde el miedo, si no había
camaradería, reconocimiento y en veces conflictos basados en la construcción de la autoridad
comunitaria que había sido encarnada en el Comisionado y en el Jefe de Patrulla, en veces estos
actuaban aplicando “la justicia” hacia los que ellos calificaban como subversivos o simples
delincuentes.
De Patrulleros a Milicianos… / Julio Valdez 79
Las vías para la incorporación a la patrulla fueron diversas, iban más allá del simple llamado que
el Ejército realizaba para que formaran por la fuerza, hubo casos en que los mismo pobladores
solicitaron la presencia de la institución armada para que se les organizara, un ejemplo ilustrador
fue la incorporación de colonos afectados por el desempleo que produjo “el ajusticiamiento” de
Luis Arenas en la finca La Perla, de su propiedad, por parte del EGP (ver el subtítulo El
Asesinato del “Tigre del Ixcán” Entre Dos Fuegos de David Stoll) que más adelante incluso
participaron en las operaciones que dieron pie a la masacre de San Francisco.
Se produjeron casos en que fueron ajusticiados patrulleros por rebeldes cuando éstos “cumplían
con su trabajo” (Testimonio de Cucul) que era avisar sobre movimientos “raros” (Testimonio
de López) a los destacamentos más cercanos. Claro, este tipo de acciones se vieron limitadas en
la medida que las bases políticas comunitarias de la insurgencia fueron diezmadas por acciones
violentas del Estado, o porque simplemente cambiaron de parecer en el desarrollo de la guerra
política.81
La patrulla llegó a sustituir, ante la debilidad del Estado, la aplicación de la justicia, esto en
varios casos llegó a comprometer los planes de reintegración de la nación desde la perspectiva
desarrollista del Ejército. Frecuentemente, la institución armada era llamada a resolver
situaciones que escapaban de su mandato en la lucha contrainsurgente, este desgaste le fue
trasladado, sobre todo en la impartición de justicia, a los patrulleros, a aquellos que habían
cimentado su autoridad o temor en la comunidad por medio de la violencia pero, también con la
utilización de un discurso que transcurría entre la religiosidad cristiana y la religiosidad cívica:
“defendíamos a Guatemala, la bandera, y seguir siendo cristianos” (Testimonio de Pérez), a
guisa de ejemplo, vemos el caso reflejado en el estudio realizado por Paul Kobrak sobre la
población de Chex en Aguacatan, Huehuetenango. En dicha comunidad ha habido una
tradicional relación con el Estado desde los movimientos armados liberales a finales del siglo
XIX, esto no impidió que algunas personas se hicieran al lado de la guerrilla. Después de saber
sobre las masacres que estaba cometiendo el Ejército, pobladores de Chex, voluntariamente se
apersonaron a la Base Militar para organizarse en patrulla civil, después de ello vinieron las 81 No incluiremos el elemento de la construcción subjetiva de los sujetos que se identificaban con el poder, que brinda las armas y la posibilidad de ejercer poder. Un elemento que desmotivó a la población que políticamente fue permeable al discurso de las organizaciones político militares insurgentes, era que el llamado a la revolución y a la lucha armada no iba acompañado con el uso masivo de armas, por limitaciones de carácter logístico y de medios de guerra, en cambio el Ejército entendió que el empoderamiento de la población pasa por el elemento objetivo del uso del arma, evitando que estas fueran de carácter ofensivo que pudieran en determinado momento ser usadas contra el mismo, pero el sólo hecho de verse armado y autorizado “para matar”, son elementos de desarrollo de la psiquis del guerrero.
De Patrulleros a Milicianos… / Julio Valdez 80
amenazas en contra de los alzados de la comunidad y después se procedió a su captura y
posterior entrega al Ejército. Estos mismos patrulleros participaron en la quema de la comunidad
de Chorti, en Nebaj, que apoyaba a la guerrilla aparentemente.
El 27 de julio de 1982, una patrulla de la guerrilla se apersonó en Chex y procedió a “ajusticiar”
a veintidós patrulleros pobremente armados junto con mujeres en sus propias casas (este hecho
aparece en el informe de CEH). Estos mismos comunitarios, no lamentaron, públicamente al
menos, aquella tragedia y, según el investigador sí celebraban el hecho de haber frenado el
avance de la guerrilla en la región, este argumento ideológico fue resaltado en las entrevistas
llevadas a cabo con ex patrulleros peteneros: “gracias a nosotros Guatemala es libre”
(Testimonio de Sac Bi)
Esta tesis no se concuerda con las conclusiones que plantea la CEH en cuanto a acusar a las
patrullas de dividir la comunidad. En todo caso hay que aceptar que el conflicto que reconocía
varios actores, coadyuvó a crear o alimentar fricciones dentro de las comunidades. Además no
real considerar que la unidad de las mismas se deba de considerar desde la visión de la pureza de
la cohesión cultural (que a mi forma de pensar no existe). El cristianismo dividió a las
comunidades que existían en torno a Reinos Tributarios, lo mismo hizo el Liberalismo, la
Reforma Agraria, la llamada Liberación, la Acción Católica, el avance del protestantismo, la
revolución verde de los sesentas, en fin se puede mencionar muchos factores socio históricos que
han producido recambios en los eslabones más débiles de la estructura social guatemalteca. La
patrulla reconfiguró el poder local en función de los objetivos de los Planes de Desarrollo del
Gobierno expuestos en el siguiente cuadro presentado por I-37-X-85:
Fase I Fusiles y Frijoles
Dotar a la población desplazada de los medios básicos de subsistencia.
Fase II Techo, Tortilla y Trabajo
Reubicar a los grupos de desplazados en sus lugares de origen, propiciar e iniciar el desarrollo.
Fase III Paz, Seguridad y Desarrollo
Manteniendo los grupos de defensa organizados, iniciar la fase de seguimiento, hasta crear las condiciones propicias para que las poblaciones se desarrollen por sus propios medios.
De Patrulleros a Milicianos… / Julio Valdez 81
En estos tres momentos la acción militar se presenta como un eje transversal no como la
explicación del todo en cuanto a estrategia se refiere. El sujeto individual y colectivo se ubica en
el medio rural, y contradictoriamente a lo que se presentaba en las denuncias a nivel
internacional, existe el reconocimiento, al menos político, de las causas que propician la
movilización insurgente desde la detonante de la pobreza (en el análisis eminentemente de clase)
el cambio cultural, que no aparece, era un objetivo oculto en la retórica cívica.
De Patrulleros a Milicianos… / Julio Valdez 82
CAPITULO 3
De ciudadanos a combatientes, de combatientes a
ciudadanos y los avances de su organización post-conflicto
Era febrero del año 2,002 en el marco de esta investigación se asistió a un acto público de los ex
Patrulleros de Autodefensa Civil en Santa Elena en Petén, era costumbre que todos los días
domingos habían reuniones de encargados de grupo para darle seguimiento a las demandas que
realizaban, ante el gobierno en torno al pago de la compensación por servicios prestados al
Estado, durante el conflicto y por el cual aducían haber perdido dinero.
Ese día en particular se llevaría a cabo una asamblea general de los que se habían apuntado en
las listas y que constituían la base reconocida de la organización. Aproximadamente cinco mil
campesinos estaban afincados en las afueras del salón social de aquella localidad, la oradora
principal era Rosenda Pérez, una mujer de extracción campesina con reconocido liderazgo dentro
de las filas de los ex paramilitares.82
El discurso consistió en un informe sobre las gestiones realizadas por el comité coordinador, ante
el Ejército, para negociar la demanda de la compensación económica (originalmente esta
redondeaba los Q.15,000.00 por miembro inscrito en la organización que en ese entonces se
decía tener 15,000 miembros). Confirmó a los presentes que las negociaciones estaban
estancadas debido a los cuestionamientos que esgrimía el Estado, a través de personeros del
Ejército Nacional, y de otras organizaciones civiles de “Derechos Humanos” en relación a su
participación en el conflicto. La intervención fue la siguiente: “ahora nos acusan de haber
cometido masacres, nos están acusando de haber producido todos estos males en las
comunidades… yo les pregunto a todos ustedes ¿Quiénes fueron los que masacraron las
comunidades?”. Hay que confesar que cuando se escuchó la pregunta nos vino a la mente toda
la información que poseía sobre el papel de los patrulleros en el conflicto y como fueron
ideologizados por parte del Ejército, por lo tanto, estaba seguro que la respuesta inculparía a la
insurgencia. Sin embargo, esta idea sólo duró un par de segundos ya que fue apagada por la voz
de miles de campesinos que gritaron: “EL EJERCITO, ellos fueron los culpables” no había
82 Que precisamente fue elegida como Diputada por el Departamento de Petén, propuesta por el FRG. A ella se le conocería como la diputada de los patrulleros.
De Patrulleros a Milicianos… / Julio Valdez 83
visto tal muestra de repudio en una masa de campesinos antes, ni siquiera en las manifestaciones
inducidas por las organizaciones campesinas más cercanas a supuestos ideológicos de izquierda.
El asombro no cesó cuando observé dentro de la multitud a un reconocido dirigente de la
Coordinadora Nacional de Organizaciones Campesinas (CNOC) en Petén. Al acercarme a él le
cuestioné su presencia en aquel acto, (igualmente actuó mi percepción sobre aquella
organización que se ha reconocido como baluarte de los intereses sociales del campesinado y su
denuncia sobre el impacto del conflicto en aquella población). Le dije: ¿no puedo creer que en
este gran número de campesinos no haya alguno que no esté organizado en CNOC? contestó:
“no uno, sino casi todos son base de CNOC” .(Testimonio de Don Goyo, miembro fundador del
CNOC en Petén)
Esta visión del investigador sirvió para auto-realizarse los primeros cuestionamientos que guiaría
el planteamiento a abordar: ¿Cómo surgieron estas personas tan aguerridas?, ¿cómo es posible
formar cuadros, que al cabo del tiempo reniegan de la misma institución que les dio origen?,
¿cómo funciona el pragmatismo político en los comunitarios?, algunos de ellos se han abordado
en este estudio, y otros se profundizaran en la discusión que pudiera realizarse algún día sobre tal
fenómeno, pero los presupuestos están a la vista en este capítulo.
3.1. Los Ex patrulleros como organización civil
“Ha muerto la patrulla .. ¡Que viva la patrulla!”
“El indio guatemalteco, descendiente de los aguerridos quichés y cakchiqueles, cuyo fiero valor se estrelló
contra las corazas y cañones del invasor español, es hoy un paciente y humilde labriego…” (Kuhsiek,
Guillermo. La importancia del Indio para el Ejército de Guatemala. Citado por Richard Adams,
Pag.22)
Para caracterizar a los ex patrulleros actuales es necesario reconocer que ésta ha sufrido cambios
en su definición legal y su conformación de antes y después de la contrainsurgencia.
Se sabe que las Patrullas de Autodefensa Civil nacen en el año 1981, antes del golpe de Estado
de 1982, durante el gobierno del General Romeo Lucas García, pero no es sino hasta con las
campañas militares del nuevo gobierno golpista de 1982, cuando alcanzan importancia
estratégica en la lucha hasta el final del conflicto (30,000 PATRULLEROS COMBATEN A LA
De Patrulleros a Milicianos… / Julio Valdez 84
SUBVERSIÓN EN EL QUICHE- portada de Prensa Libre – 14 de abril de 1982) es interesante
la forma como se presentan en los medios escritos, durante los primeros meses posteriores a ese
marzo de 1982, las razones por las que se armaba y organizaba a la población, esto según
relaciones pública del Ejército, respondía a ataques armados en contra de la población,
(EJERCITO DA RIFLES M-1 A CAMPESINOS EN RABINAL – Prensa Libre – 6 de abril de
1982 Pag. 10). Se puede afirmar que ésta fue la primera fase Patrulla, incluso esta también se le
presentó como aguerrida (MILICIANOS DE RABINAL REPELIERON OFENSIVA DE LOS
GUERRILLEROS- Prensa Libre – 6 de abril de 1982 Pag. 10 da cuenta de cómo los patrulleros
hicieron frente con sus pobres fusiles a 200 “antigobiernistas” armados con fusiles de largo
alcance)
La segunda fase de la Patrulla nació cuando el gobierno del General Humberto Mejía Víctores,
encabezando el proceso de retorno a la institucionalidad, decretado antes del triunfo electoral de
Vinicio Cerezo como Presidente, con el decreto ley 19-86, reconoce a las patrullas como
COMITES DE AUTODEFENSA CIVIL. Esta figura se mantendría hasta el año 1996 cuando
finaliza oficialmente el conflicto, cuatro gobiernos civiles lo mantienen, más que la cantidad de
gobiernos militares.
La diferencia de estas segundas patrullas es la combinación que hacen entre la acción
desarrollista y la defensa de institucionalidad del Estado, es por ello que estas se encuentran a la
par de otras acciones estratégicas como la creación de Polos de Desarrollo, Aldeas Modelo y las
Coordinadoras Interinstitucionales. A pesar del cambio de nombre la patrulla conserva sus
objetivos originales como instrumento de la contrainsurgencia, pero ahora con un carácter de
sostenibilidad a partir del reconocimiento de la importancia de la organización para el desarrollo
social y productivo.
Cuando el gobierno de Alvaro Arzú visualizaba el fin el conflicto, aceleró el proceso de
desmovilización de las patrullas83. Ese llamado cívico que inició quince años antes el Estado
había dejado de tener vigencia, incluso, al final del conflicto, el gobierno permitió varias
muestras de propaganda insurgente a nivel urbano y rural, a sabiendas de su reducida capacidad
de convocatoria y credibilidad, de 1981 a 1996 las patrullas cambiaron la estructura del liderazgo
83 Hay que tomar en cuenta que la práctica de organizar patrullas no fue parejo para todo el territorio nacional, este estuvo siempre determinado por la caracterización de los escenarios del conflicto. Por lo tanto, en aquellos lugares donde la precensia guerrillera había sido disminuida, las patrullas dejaron de utilizarse como elemento de resguardo de la seguridad de la comunidad, y asumen por lo tanto una acción desarrollista más plena.
De Patrulleros a Milicianos… / Julio Valdez 85
comunitario, en gran parte de las áreas conflictivas de Guatemala, en todos los planos, religioso,
tradicional, de desarrollo e incluso familiar.
Ese año 1997 fueron televisadas las devoluciones de armamento y los actos de reconocimiento
del Ejército, en nombre del Estado de Guatemala, hacia los que habían defendido a la patria.
Casualmente, unos pocos años antes de ese 1996, se producen compras de fincas para las
Comunidades de Población en Resistencia (CPR) y para los Retornados, dicho proceso partía de
al menos del año 1992. Durante los años del conflicto se había sostenido el carácter de población
civil no combatiente y la agresión hacia ellas se presentaba como una de las mayores violaciones
a Derechos Humanos que hacía el Ejército de Guatemala: “En donde estamos, estamos
defendiendo nuestras parcelas. Nosotros somos parcelarios de Ixcán. Allá tenemos nuestras
parcelas, nos han costado mucho. No salimos a refugiarnos a México para no abandonarlas…”
(Testimonio presentado a la IGE en 1988 y presentado en un informe de denuncia internacional)
Pero en el informe del REMHI parte del siguiente testimonio para caracterizarlas: “La CPR es
comunidad civil, no es armada. Eso hay que distinguir cuando es civil, es civil, y cuando es
guerrillero, es guerrillero. No es cierto que la comunidad es guerrillera… si es cierto, no
negamos; ahí está la guerrilla, pero nosotros somos civiles” (Pag.102).
No es sino hasta que finaliza el conflicto e inicia el proceso de reintegración de las mismas a la
sociedad, cuando surgen una serie de relatos que muestran que las CPR y en especial las de
Peten brindaban refugio, descanso y abastecimiento a unidades de la guerrilla. Es más, éstas eran
parte de la estrategia de propaganda a nivel internacional y formaban parte de estructuras civiles
que la insurgencia siempre tuvo (en sindicatos, organizaciones barriales, estudiantiles y
religiosas), incluso en algún momento se llegó a pensar que estas junto con la población de la
universidad estatal serían el voto disciplinado del nuevo partido.84
Toda esta situación salió a luz junto con las acciones de apoyo a la desmovilización de la
guerrilla, la cual provocó los movimientos de reintegración de la tercera patrulla, la patrulla
reivindicativa, esa que nacía de los reclamos hacia el Estado que no se pudieron hacer durante el
conflicto.
84 Sorpresa causó el saber que muchos de los lugares donde (excepto Ixcán) la guerrilla había tenido presencia no causaban la simpatía necesaria para los ciudadanos votaran por ellos en las elecciones locales ni nacionales, el caso de los universitarios era el más dramático dado que ellos representaban supuestamente “la masa pensante” que podía dar continuidad de los proyectos políticos tradicionales, sin embargo no sucedió, hoy en día los proyectos políticos de izquierda, ex –insurgente son una minoría, que para el caso de URNG incluso no alcanzó los votos necesarios para seguir manteniendo su ficha, de no haber sido por los diputados que logró meter en el congreso.
De Patrulleros a Milicianos… / Julio Valdez 86
Para finales de 1996, la totalidad de las patrullas ya no se encontraban activas, era la forma de
acabar con uno de los aparatos militares más cuestionados durante el conflicto, pero igualmente
era una muestra de buena voluntad, del Estado, para sentar las bases del nuevo contexto de paz.
En este momento85 no se produjeron reclamos de indemnización debido en parte al miedo,
todavía, al aparato represivo del Estado que se encontraba intacto, como también al
convencimiento del deber cumplido, aún a pesar de hacerlo en contra de la voluntad.
La patrulla reivindicativa surge hasta cuando se hacen evidentes los incentivos de la
desmovilización de la ex guerrilla y las prerrogativas para el retorno y de los desplazados86, esto
se puede observar claramente en la parte referente al inciso C. Retornados mayores de edad sin
tierra, de los acuerdo suscritos entre la CEAR y las CCPP: “1.1. El gobierno de Guatemala a
través de FONAPAZ, otorgará créditos blandos que permitan a dichos retornados la compra
directa de tierras de acuerdo a sus solicitudes… 1.2. El gobierno de Guatemala a través del
INTA pondrá a disposición de los retornados tierras nacionales disponibles o privadas
adquiridas a través de FONATIERRA” (Pag.26) además de otra serie de disposiciones que
facilitaban el crédito productivo y la regularización de tierra. No existen datos claros en relación
a la cantidad de fondos que fueron dispuestos a través de donaciones y prestamos realizados por
entidades internacionales, lo que si se puede afirmar que fue de tales dimensiones la inversión
que no pudo pasar inadvertido para la población circunvecina y otras que aún sostenían el
precepto de la patrulla.
Es en este momento cuando surge el discurso peyorativo hacia el Estado, que en forma
contradictoria apoyaba el retorno de la población que supuestamente había apoyado a la
subversión y a los que patrullaban, la ayuda contaba con las limitaciones históricas en relación a
la inversión en el área rural.
Se ha mencionado, en voz de dirigentes y analistas, el trabajo que políticos ex militares
realizaron para volver a reorganizar a los ex patrulleros, especialmente el FRG, para constituir
una base partidaria sólida, de hecho la candidatura a diputada de Rosenda Pérez por Petén era
85 Según Misión de Naciones Unidas para Guatemala – MINUGUA –El proceso de desmovilización de los Comités de Autodefensa Civil inició en agosto de 1996. 2,643 Comités a nivel nacional con 270,906 integrantes y fueron entregados 14,000 armas tanto de calibre de guerra como aquellas de uso civil. (ver Informes de Verificación de MINUGUA Edición Temática, Pag. 431) 86 incluso en la Ley que dio vida al Fondo de Tierras se reconoce las diferencias en el trato para tales grupos sociales
De Patrulleros a Milicianos… / Julio Valdez 87
una muestra de ello, y el incentivo fue la promesa por la compensación, pero nuevamente asalta
la duda en cuanto a la dimensión de la organización y la capacidad real de los “políticos
profesionales” para mantener su movilización.
Volviendo al tema de los desmovilizados, para evidenciar parte de las interioridades del proceso
de desmovilización de la insurgencia Santa Cruz expone: “Habíamos un poco más de 2,700
guerrilleros concentrados. Tuvimos que lamentar el hecho de no haber podido llenar el cupo
máximo establecido. Muchos compañeros no creían en el proceso y no estuvieron dispuestos a
exponerse públicamente ni compartir sus datos personales, que luego pudieran utilizase para
perjudicarlos. Una historia de engaños y falsas promesas los respaldaba. Una época de
secuestros, torturas y desapariciones los reprimía.” (2,004: Pag.281). Muchos de esos 2,700 a la
hora de la desmovilización no ejercían el papel de combatientes, las cifras reales no se dieron a
conocer debido a condicionamientos de tipo diplomático, pero muchos observadores militares
extranjeros de MINUGUA vieron como se desmovilizaban guerrilleros con uniformes nuevos y
fusiles sin ser utilizados, evidentemente esto no puede compararse con el proceso de formación
cualitativa y cuantitativa de la patrulla.
El elemento a resaltar en este hecho es que este fue el punto culminante de una serie de
“arbitrariedades del tratamiento al enemigo”87, que inició con el proceso de retorno organizado
de refugiados desde 1993, pasando por la bajada de las CPR hasta la desmovilización de 1997.
Ciertamente, a las patrullas que ya contaban con un cúmulo de argumentaciones políticas propias
les era difícil entender los vericuetos de la negociación política que hacía el gobierno de
Guatemala, el cual no necesitaba de consensos con la población que estaba involucrada en la
patrulla88. De hecho, la visión que persistía de ella era el de una masa incapaz de razonar sin
ayuda de la fuerza armada; es interesante la comparación que se puede producir en este momento
con la poca importancia que la comandancia general de la insurgencia hizo de sus bases y
simpatizantes con el proceso de negociación, llegó al colmo cuando se negoció el acuerdo de
Derechos de los Pueblos Indígenas, pues no había representación indígena de parte de la
87 Visión de los patrulleros en relación a los insurgentes (dentro de la misma categoría se incluyen: CPR, Retornados y Desmovilizados, dicha visión es formada por años de formación y propaganda del Ejército) 88 Aun cuando la insurgencia sostiene lo contrario, tampoco hubo un proceso amplio de consenso de las posturas a negociar dentro de bases, cuadros y militantes. La estructura de las organizaciones no lo permitía, hubo intentos de propagandizar las cercanías con los “sectores populares”, pero esto no pasó de ser eso: propaganda, y la forma como se desarrollo la estructura partidaria de URNG después es una muestra palpable.
De Patrulleros a Milicianos… / Julio Valdez 88
insurgencia,89 o como bien apunta Le Bot: “Ninguno de los cuatro indígenas que figuraban entre
los primeros combatientes del EGP ocupa un puesto de responsabilidad y en la dirección del
exterior de que dependía esta columna pionera no figuraba ningún indio.” (1995: Pag. 289)
Parte de esa cuenta se cobra cuando Rigoberta Menchú y su grupo político rechazan la alianza
política para las elecciones del 2,007 y el Secretario General de URNG, Héctor Nuila, responde:
“no todos están con Winaq” refiriéndose evidentemente a los indígenas (Prensa Libre 21/02/07
Pag. 4) en una posición clásica de relativización de lo popular desde el maniqueísmo de la
izquierda “revolucionaria” guatemalteca que igualmente se confirma con la forma como ANN90
se distancia de la candidatura a presidente de Rigoberto Queme en el 2,000 y de Rigoberta
Menchú en el 2,007.
El año 98 y 99 han sido señalados por los informantes como el inicio del movimiento de los ex
patrulleros en Petén, a partir de la necesidad de reclamar beneficios iguales a los que les estaban
proporcionando a aquellos que estuvieron en la ilegalidad. Carmen de León Escribano afirma
que las estructuras de la patrulla en realidad nunca desaparecieron, e incluso, desde antes de la
firma de los Acuerdos Paz se afirmaba que éstas eran base del Frente Republicano Guatemalteco
FRG por su afiliación a ex militares y luego negociaron con el Partido Patriota en donde al igual
que el FRG habían varios ex militares, el colmo de la disputa de esta base social llegó con la
incorporación de otro grupo de militares a las filas del partido Alianza Nueva Nación que esta
encabezado por un ex comandante de las Fuerzas Armadas Rebeldes y ex miembro de la
dirigencia de URNG, en fin, puede observarse dos constantes en este nuevo escenario político:
1. El reconocimiento de que la ex patrulla es base social, disciplinada y con
capacidad de negociación política, incluso más que la población que en algún
momento movilizaron las organizaciones de la URNG
2. Que su reconocimiento pasa necesariamente por asumir su versión de la
realidad histórica.
89 “Tres observaciones son frecuentemente formuladas en los medios indígenas: esta guerra fue impuesta a los indios; ellos no la quisieron; y es verdad que éstos han aportado la parta esencial de los combatientes y los muertos, los jefes y los que han decidido fueron casi siempre ladinos; la estrategia, los objetivos y la lógica de la lucha revolucionaria no eran los de los indios.” (Le Bot, 1995: Pag.288) 90 Alianza Nueva Nación, conformada por la disidencia de las antiguas Fuerzas Armadas Rebeldes, organización político militar integrante de la Unidad Revolucionaria Nacional Guatemalteca URNG
De Patrulleros a Milicianos… / Julio Valdez 89
Lo que se ha demostrado es que los ex patrulleros tuvieron que recorrer otro camino para su
reorganización cuya demanda original y superior es monetaria, pero en el proceso de
afianzamiento grupal se construyeron discursos como los presentados al inicio de este capítulo.
Nuevamente surge la lucha ideológica entre los que, siendo campesinos igual que ellos, se fueron
a la ilegalidad con ayuda de extranjeros y los que se quedaron a defender a la patria.
3.2. Patrulleros y el Clientelismo político
“La subversión se esconde en el hambre, la ignorancia y la pobreza y esos fenómenos deben ser atacados”
(Discurso pronunciado por Ríos Montt durante la presentación de los 14 Lineamientos de Gobierno 5 de abril
de 1982, Prensa Libre Pag. 2)
Aun cuando es una palabra muy utilizada en el ámbito del desarrollo, ha sido poco definida y es
que originalmente deviene del apelativo que se le da a la persona o personas que establecen una
relación de tipo comercial. Se dice que un comerciante tiene clientes quienes dan a cambio de
bienes o servicios, moneda de amplia circulación.
Ahora bien, esta relación se complejiza cuando existen varios entes que proporcionan los
mismos bienes y servicios, por lo tanto los clientes se inmiscuyen en un contexto de libre
comercio donde la competencia se convierte en el ámbito de racionamiento y define precios y
calidades de los bienes y servicios.
La crítica a las organizaciones de desarrollo y su accionar en las comunidades rurales desde las
décadas de los cincuenta y sesenta, es cómo a través de “buenas intenciones” se propiciaba la
destrucción de culturas o cómo estudios de campo y acciones consecuentes se utilizaron en
procesos de contrainsurgencia (acción cívica). El clientelismo como definición también es
utilizado para describir las crisis subsecuentes del sistema de partidos políticos.
El clientelismo para esta tesis no es más que la serie de actos tendientes a construir una serie de
ofertas para ser consumidas por la población en función de obtener apoyos, esto se pudo apreciar
en toda su magnitud en el pasado proceso electoral cuando la mayoría de partidos políticos
habían incluido dentro de sus agendas el tema ex patrulleros con el fin de alcanzar un voto
cautivo.
De Patrulleros a Milicianos… / Julio Valdez 90
No podemos apreciar con justicia el proceso de organización de los patrulleros y ex patrulleros
fuera de esta óptica. Reconocimos anteriormente que el miedo no podía ser considerado como un
elemento único en el proceso de estructuración de las PAC, que existió un proceso de
negociación de liderazgos locales e incluso regionales, es ahí donde observamos los primeros
indicios del clientelismo de nuevo cuño, uno similar al que se produjo con las alianzas llevadas a
cabo por Carrera cuando formó el gobierno conservador a mediados del siglo XIX.
La acción cívica trató por medio de la estrategia integral de abordar una problemática compleja,
pero cayó en clientelismo al querer ganar por medio de la oferta de desarrollo lo que
supuestamente estaba utilizando la guerrilla como argumento político, veamos: “Históricamente,
el involucramiento del Ejército en el campo del desarrollo se inicia con programas de Acción
Cívica militar, cuya finalidad era buscar un mayor acercamiento y el apoyo de la población,
para contrarrestar el incipiente trabajo político de los grupos armados” “El tipo de actividades
que se impulsan bajo la Acción Cívica, tales como jornadas médicas, meriendas escolares,
construcción de caminos vecinales…” (Documento orgánico del Ejército sobre asuntos civiles S-
5 mencionado por IGE en su informe especial)
Por su lado, la guerrilla intentó después de la abatida de inicios de los ochentas desarrollar lo
propio en las comunidades de refugiados, en las CPR e incluso con los proyectos ejecutados por
ongs afines, con presencia en la Guatemala rural. Esta época se convirtió en la “guerra de los
proyectos”, que trascendía los meros discursos políticos, y empezaba por la máxima que “no hay
conciencia cuando la barriga está vacía”.
La lucha actual de las organizaciones de ex patrulleros tiene que ver con ello, o como afirmaba el
dirigente de la CNOC al inicio de este capítulo, campesinos que optan por la organización de
patrulleros cuando luchan por la compensación y optan por la organización de campesinos
cuando luchan por la tierra, y seguramente hay más, como por ejemplo: género, salud, medio
ambiente, seguridad, entre otros.
El patrullero ciudadano, es pobre y excluido, pero también aprendió a negociar como lo hicieron
aquéllos que abanderan luchas ciudadanas por causas revolucionarias hoy en día.
De Patrulleros a Milicianos… / Julio Valdez 91
El elemento en común en la patrulla es su carácter clientelar, esto por supuesto no demerita el
constructo ideológico formado alrededor de los siguientes argumentos defendidos por los propios
ex PAC, en las entrevistas llevadas a cabo para este estudio:
� Reivindicar su papel determinante en la victoria del conflicto armado.
� Cuestionar a las organizaciones de Derechos Humanos por su parcialidad
a la hora de referirse a su papel en el conflicto armado, incluso por su
supuesta parcialidad a la hora de cuestionar las razones de la violencia
actual, la forma como “defienden delincuentes”.
� Cuestionar al mismo Ejército que los utilizó y luego los abandonó. Incluso
por apoderarse de la victoria sobre la insurgencia que les pertenece.
� Caracterizar el verdadero peligro que corrió la patria de haber ganado la
insurgencia.
� El reconocimiento por un servicio prestado al Estado que puede traducirse
en pago por jornales dejados de percibir por búsqueda de guerrilleros o
por estar brindando seguridad.
� La igualdad de tratamiento entre bandos contrarios en el conflicto (esto
significa poner en el mismo plano a Comunidades de Población en
Resistencia, Refugiados-Retornados y Desmovilizados versus patrulleros).
� El reconocimiento a las viudas y huérfanos de los patrulleros caídos en el
cumplimiento de su deber, al igual de lo que ha sido sostenido por otros
grupos que se definen como victimas del conflicto.
� El reconocimiento que las patrullas fueron obligadas no fueron
voluntarias. Por lo tanto, hay una denuncia en contra de las fuerzas
armadas por la violación de sus Derechos Humanos. Esta reivindicación
contradice las argumentaciones relacionadas al reconocimiento de la
validez de su papel en el conflicto.
De Patrulleros a Milicianos… / Julio Valdez 92
Estos argumentos definen el rumbo de una discusión académica pendiente y, que
contradictoriamente los políticos han reconocido ampliamente. Los patrulleros fueron el
elemento determinante en la neutralización del proyecto de toma de poder por parte de la
insurgencia de izquierda, primero porque le arrebato la bandera a la insurgencia de que la
existencia de estos era por el “campesino” el “pobre” o el “indígena”, pero la realidad social del
Patrullero no era más que la afirmación que dichas categorías sociales y culturales no
encerraban, precisamente, un contenido “emancipador”, era una forma de afirmarles a los
apologéticos de la izquierda, que no todos los campesinos, pobres e indígenas estaban con ellos,
la patrulla, por lo tanto, en su valor propagandístico, era la relativización de la realidad social y
del conflicto mismo.
Es necesario tomar en cuenta, además, que ha existido una serie de descalificaciones a las PAC
como movimiento social y político y la legitimidad de su liderazgo. Es evidente que el
clientelismo sobre las masas tratan de presentarlas como entes puros, sólo campesinos sin PAC y
PAC sin campesinos, víctimas sin victimarios, mujeres viudas víctimas no mujeres de
victimarios (y victimarias también a veces) viudas.
Las patrullas llegaron a impactar como movimiento, como estrategia y como individualidades.
No hay que menospreciar el trabajo de elevación de capacidad de liderazgo que llevó a cabo la
función desarrollista de la contrainsurgencia, lo cual dio lugar a liderazgos como el de Rosenda
Pérez y cientos de líderes de grupo y aldeas que solamente se podrían comparar con el volumen
de liderazgos que forma la iglesia católica, y ahora las iglesias evangélicas, ni siquiera los
partidos políticos que actúan coyunturalmente y que no forman sino más bien movilizan, el
mismo David Stoll al referirse al proceso de introspección política de la población muestra gran
admiración: “el ejército guatemalteco tenía una sorprendente habilidad para convertir a los
sobrevivientes de sus masacres, incluso a los ex – partidarios de la guerrilla, en los principales
pilares de sus operaciones de contrainsurgencia.” (Pag. 104) este proceso de agenciarse de
lealtades tenía que ver con la forma como el mismo Ejército se aliaba, más que imponerse, sobre
los poderes locales e indígenas.
Esta serie de lealtades se reactivan cuando los partidos políticos, post- conflicto, reactivan sus
viejas redes de apoyo social en el medio rural, esto es posible verlo en el comportamiento del
voto durante las elecciones del 2,000 que le dieron la victoria al Licenciado Alfonso Portillo, al
De Patrulleros a Milicianos… / Julio Valdez 93
ser observado este proceso, otros ex – militares, ahora organizados en al menos dos partidos
políticos (Partido Patriota y Alianza Nueva Nación Social Demócrata), dividen la supuesta
unidad de la patrulla en torno a proyectos electorales para el 2,007.
3.3. La patrulla y la pobreza rural
“Si me abandonas, recuerda bien la lucha, recuperemos la herencia
De los padres, para que haya tierra de sobra pa`los pobres” (Conjunto CPR de la Sierra, cancionero Pag. 80-
81)
Según FLACSO la pobreza es: “Es la condición de privación que experimentan los individuos,
las familias y comunidades, la cual está asociada con las carencias de los principales
satisfactores de las necesidades humanas. Hay pobreza económica cuando las carencias están
relacionadas principalmente con el ingreso y el consumo. También existen carencias y
privaciones que se derivan de procesos y relaciones sociales como la exclusión social, la
desigualdad y la marginalidad, aspectos que condicionan violaciones a derechos o ausencia de
libertades… por tanto, una persona puede ser pobre cuando carece de recursos y medios
económicos, cuando no puede desarrollar sus capacidades por falta de oportunidades, y en tales
circunstancias no se le permite tomar decisiones sobre su vida ni ejercer su ciudadanía.”
(2,004: Pag.11)
La denominada guerra contrainsurgente era un planteamiento de carácter integral, que en su fase
discursiva tendía a atacar el planteamiento original y central de la insurgencia, LA POBREZA,
elevando la categoría de clase por encima de la serie de las demás categorías sociales presentes
en la configuración nacional, tal y como lo demuestra la entrevista a Rolando Morán, por parte
de Iosu Perales: “la incorporación de las étnias a la revolución y a una nueva Guatemala, no
sería un hecho posterior a la Reforma Agraria, sino exactamente lo contrario, la revolución en
Guatemala, no era posible sin la participación activa y masiva de los indígenas. No solamente
por el aspecto numérico, ya que son la mayoría del país, sino porque la revolución sólo se podía
concebir alrededor alrededor de dos problemas fundamentales: la lucha de clases y la opresión
nacional.” (Pag. 70) En efecto, dicha entrevista dejaba ver el derrotero novedoso de la llamada
revolución en la década de los noventas cuando se asumía al mismo nivel el elemento de la
disparidad étnico cultural y catalogarlo de “opresión nacional”, y persiste el elemento tradicional
de la lucha de clases, cabe mencionar que el Ejército Guerrillero de los Pobres agrupaba la
De Patrulleros a Milicianos… / Julio Valdez 94
mayor cantidad de milicianos, desde las movilizaciones de la montaña del mediados del siglo
XIX, en su mayoría aplastante indígenas, pero contradictoriamente no poseía cuadros de
dirección de ninguna de las étnias guatemaltecas, y siendo una debilidad de practica, más que
discurso, de parte de la dirección ladina, el llevar a cabo la revolución con sentido de
reivindicación étnica, era evidente que todo los elementos discursivos se iban por lo clasista,
“resuelto ello, se resolvía todo lo demás” lo cual reflejaba un tremendo simplismo, que puesto en
practica en el conflicto armado no logró influir lo suficiente en la moral de la militancia.
Ahora bien, la patrulla, que originalmente tendría un antecedente en los batallones de zapadores
de finales del siglo XIX, que no eran más que la mano de obra del sistema, debería de pasar a
formar el brazo civil de la contrainsurgencia. El ejército desde hacía años anteriores había
adquirido caracteres étnicos en la conformación de la tropa, pero el formar un Ejército de
ocupación indígena, no era una opción de sostenibilidad frente a los discursos, poco congruentes
de la insurgencia, por lo tanto la patrulla combina ambos factores, el combate a la pobreza y el
combate a la insurgencia sobre todo en el momento de la SEGUNDA PATRULLA que además
pretendió ser utilizada para el ingreso de las políticas emanadas de las iniciativas de Paz que se
dieron posteriormente a los Acuerdos Esquipulas91 y que luego dieron pie a los Acuerdo de Paz.
La patrulla institucionalizó el llamado trabajo comunitario voluntario en el marco de las
iniciativas de desarrollo, que es una práctica ya centenaria, y que reflejaba dos elementos
sociales a saber: la integración social y la necesaria inversión social en infraestructura, que por lo
regular el Estado no asume.
Los costos de la llamada modernización del liberalismo decimonónico por medio de la
habilitación de carreteras recaían en el trabajo forzado y semi forzado de los campesinos, el
mismo modelo fue utilizado durante la contrainsurgencia de los ochentas y noventas, que
rebasaba la doctrina de “Acción Cívico Militar”, que no era más que la inversión en desarrollo
con un objetivo predominantemente propagandístico, pero el estatuto de gobierno del triunvirato
de 1982 iba más allá, por medio de dos programas: “Fusiles y Frijoles” y posteriormente “Techo,
Trabajo y Tortilla”, el mismo director de Asuntos Civiles del Estado Mayor de la Defensa lo
explica por medio de su intervención en el Foro Nacional “27 años de lucha por la Libertad”
91 Ejemplo de ello fueron los proyecto PRODERE que intentaban aliviar en parte los problemas de pobreza para las regiones que habían sido mayormente golpeadas por la violencia como era el caso del área Ixil e Ixcán ambos en Quiché.
De Patrulleros a Milicianos… / Julio Valdez 95
(parafraseado por el informe de la IGE) “…debemos comprender de que en un país donde existe
miseria, existe pobreza extrema, es fácil que germinen ideologías extrañas a la nuestra. Por eso
digo que las condiciones económicas, el subdesarrollo en Guatemala es un caldo de cultivo (de
la subversión) y lo vuelvo a afirmar, debemos realmente de hacer esfuerzos por elevar este nivel
de vida, para que estas doctrinas, para que esta ideología extraña, no tengan cabida en nuestro
medio.” (Pag. 60). Entonces la patrulla era concebida como el centro de las estrategias que
apuntaban a crear bases de participación para luchar contra la pobreza extrema, no hay que
olvidar que en el período de gobierno de Ríos Mont se implementó adicionalmente el Impuesto
al Valor Agregado, que tenía como objetivo elevar la recaudación tributaria para elevar la
inversión social.
Evidentemente el impacto de tales inversiones no logró acabar con la pobreza en el medio rural,
sobre todo porque no logró ira las causas estructurales de tal situación, como era la distribución
de la tierra o la masificación de la alfabetización, sin embargo se llevaron a cabo obras que
lograron mantener movilizada a las comunidades a lo largo de los teatros de operaciones, los
sacó de la inoperancia de la pobreza y alimentó las relaciones de trabajo solidario
intercomunitario y elevó al Estado como patrón, cosa que no sucedía desde los tiempos del
reglamento de jornaleros de finales del siglo XIX.
La lucha por el pago de servicios prestados al Estado por las horas, días, meses y años de
patrullaje, que en si mismo no resulta ser una solución a la pobreza rural, si la ubica como una
clara reivindicación monetaria por aquellos trabajos que le correspondían al Estado realizar, es
como un ajuste de cuentas hacia ese modelo de desarrollo que al pretender ser participativo pero
que objetaba el llamado “paternalismo” a había utilizado algunas políticas del Estado de
Bienestar durante la década de los setentas y parte de los ochentas.
En regiones como Ixcán y otras fronterizas con México, sobre todo, la lucha contra la pobreza,
posteriormente a los grandes desplazamientos forzados por la violencia contrainsurgente, fue el
reasentamiento de comunidades afines en tierras abandonadas por los desplazados, dicha política
semejaba mucho a lo emprendido por las colonizaciones de los territorios ocupados en la Franja
de Gaza por el Ejército Israelí posteriormente a la denominada Guerra de los Seis Días en 1967.
No se puede entender el proceso de organización de la segunda patrulla sin entrar a discutir el
modelo de desarrollo agrícola que se venía venir con los cambios de ajuste estructural que dieron
De Patrulleros a Milicianos… / Julio Valdez 96
fin a lo que se conoció como políticas del Estado de Bienestar. La década de los ochentas y
noventas vio contraerse el sector público agrícola, cerraron operaciones el Banco de Desarrollo
Agrícola BANDESA, la Dirección de Servicios Agrícolas DIGESA, la Dirección de Servicios
Agropecuarios DIGESEPE entre los más importantes, pero también se vio nacer los fondos
sociales como el Fondo Nacional para la Paz el FONAPAZ, el Fondo de Inversión Social FIS, el
Fondo para la Reinserción laboral y productiva FORELAP y el Fondo de Tierras, e incluso el
controversial Fondo de Desarrollo Indígena FODIGUA92.
Esta reubicación de la inversión se dio en el marco de la reactivación productiva del agro, que
estaba cimentada en las bases de la organización de la patrulla, dado que las nacientes
comunidades de repatriados y desplazados, influidos por los esquemas políticos de izquierda no
representaban el universo del agro, incluso posteriormente a la Firma de los Acuerdos de Paz se
produjo el fenómeno de la reorientación del financiamiento externo para la paz hacia los entes
que el Estado había formado, dado que se había ganado la solvencia para poder hacer uso de
ellos y porque el esquema de financiar el desarrollo, solo por medio de las organizaciones de
desarrollo no gubernamentales, no representaba ya una alternativa sostenible para acabar con la
pobreza rural, las comunidades que antes eran constituidas por militantes negociaron
“proyectos” con el Estado, la lógica de la negociación que había existido durante el conflicto
adquirió nuevos impulsos y nuevos matices.
92 Que en realidad duplicaba los esfuerzos de inversión de los otros fondos en las mismas regiones que estos actuaban. La existencia de este más bien se debió a la imagen que el Estado quería presentar en cuanto a los esfuerzos que encaminaba para acabar “con las causas del conflicto” que se aceptaron durante las negociaciones. Hoy en día este fondo a girado su inversión en proyectos “culturales” que a criterio de este autor, incrementan la construcción del “cultural difference” (como se designa en Estados Unidos a los esfuerzos por diferenciarse de la predominancia cultural) de la intelectualidad indígena que en su proceso de ideologización asume la identidad política de Maya.
De Patrulleros a Milicianos… / Julio Valdez 97
Análisis Final Patrullas, sub-cultura de la violencia
y la construcción del sujeto social post conflicto
“Cuando un pueblo sostiene una lucha armada o, aun política contra
un colonialismo implacable, la tradición cambia de significado. Lo que era
técnica de resistencia pasiva puede ser radicalmente condenado en este período” (Fanon, 1963:Pag. 204-205)
¿Fue la violencia desarrollada desde las patrullas producto de la espiral de violencia desatada por
la contrainsurgencia?
La razón por la cual inicialmente se presentó un análisis histórico en relación a la utilización y
participación de la población en movimientos de carácter militar, fue para evidenciar el continuo
en la utilización de la variable violencia desde su interpretación civil.
No es cierto afirmar que la población que se vio afectada o involucrada en el conflicto no
conocía la violencia, probablemente había pasado un tiempo de relativa calma política, más no
de paz, producto de la estabilidad social, de hecho la pobreza y la marginalidad propia de las
regiones rurales en Guatemala (indígena y ladina) son derivaciones de un sistema basado en la
violencia, pero además, históricamente se habían producido levantamientos civiles, los cuales de
una u otra manera estaban y están presentes en el imaginario colectivo.
¿Acaso no es violenta la muerte de un niño por desnutrición? O ¿el traslado de campesinos en
camiones a la costa? Y no digamos de todas las expresiones de violencia que van con las propias
formas que recrea la cultura de la pobreza (malnutrición, el analfabetismo, la ignorancia, y
demás). Carlos Orantes afirma en torno a ello: “Es nuestro lenguaje y, lógicamente, le da
significaciones a la percepción cotidiana.” (Compilaciones ECAP, 2,003: Pag.265) por lo tanto,
a diferencia de lo que el mismo autor propone, la violencia crea identidad dentro de un grupo
social, que paradójicamente disgrega pero también une, algunos patrulleros llegaron a afirmar
que su voluntad a defenderse estaba por encima de los intereses del Ejército y de la Guerrilla,
incluso hubo uno en Ixcán, que en sus palabras afirmaba: “aquí a los dos les damos verga…”,
(testimonio de Cho) o el chiste que popular que en aquellas regiones suena como forma de
tradición oral: “de los dos solo al ejército le creemos, porque la guerrilla dijo que nos daría
De Patrulleros a Milicianos… / Julio Valdez 98
tierra y no nos dio nada en cambio el Ejército nos dijo que nos daría verga y verga nos dio…”
(testimonio de Cu)
La tesis del “indio empoderado”, o “maya empoderado” en su adscripción políticamente
correcta, frente al hecho de armarse de instrumentos de destrucción, pero también de poder, tiene
que ver con la tesis del proceso de colonización mental a la que hacía referencia Fannon: “… esa
agresividad sedimentada en sus músculos, va a manifestarla el colonizado primero contra los
suyos…” “el mundo del colono es un mundo hostil, que rechaza, pero al mismo tiempo es un
mundo que suscita envidia. Hemos visto cómo el colonizado siempre sueña con instalarse en el
lugar del colono. No convertirse en colono, sino con sustituir al colono” (pag. 46). En ese
sentido es factible sostener que la obligación por participar en la autodefensa, también, era una
invitación para el saqueo y la tropelía, era el participar en la gloria de la victoria, era sacar al
campesino en su dimensión micro al plano de héroe en la campaña contra “la agresión” que el
Ejército pregonaba, y que en algunas dimensiones del conflicto eran verdaderas.
Esto reafirmó una sub-cultura que existe desde siempre y el ejercicio mismo del poder patriarcal,
eclesial, étnico, urbano-rural. La conducta misma de los individuos viene a ser una manifestación
de la socialización de valores, la utilización de la violencia “legítima” de la contrainsurgencia,
así como la fundamentada desde “la liberación”, formaban individuos cuyos parámetros de
sensibilización frente al dolor provocado era más perceptible, además que la pobreza material e
intelectual misma, no permitía llegar a momentos de racionalización del impacto a futuro.
La doctrina del judeo cristinianismo cuyas bases se encuentran en el martirio mismo de Jesus93,
legitiman también la violencia. (Esto puede ser tema de otra tesis) en tanto más fatalistas y
menos centrados los elementos de la humanización del ser social el cristianismo proporcionaba
situaciones periféricas y nodales para la constitución de esa cultura de la violencia.
Por otro lado, no se puede dejar de mencionar los esfuerzos que el Estado hizo por imponer
nuevos liderazgos basados en el proceso de militarización (semi permanente) que exigió la
contrainsurgencia al principio y la reactivación del agro después.
93 Paz y Bendiciones para el.
De Patrulleros a Milicianos… / Julio Valdez 99
En Guatemala se ha creado una subcultura de la violencia94 que trasciende más allá de las
consecuencias del conflicto armado interno, antes y después, tal y como le escenifica Mariano
Azuela en su obra “Los de Abajo” (ver recuadro), en donde la muerte irracional es motivo de
celebración; ¿será esto un mecanismo de afrontamiento? Lo irracional se racionaliza en el
constructo cultural, la tan propugnada Cultura de la Paz como la supresión de los medios
violentos, no es nada más que la representación del idealismo más denodado del liberalismo. (¿es
acaso posible la ausencia de conflicto?)
En efecto, el desarrollo de la violencia en Guatemala es continuo que se basa en estructuras
económicas determinadas y reproducción de elementos simbólicos que se construyen y
reconstruyen de un estadio histórico a otro, sino como se explica que a diez años de firma de los
Acuerdos de Paz, la tasa de homicidios sea de las más altas en América Latina (de 2,655 en
1,999 a 5,885 en el 2,006, según informe de PNUD Pag. 1) esta tasa de crecimiento sobre pasa
muchos de los años de conflicto, excluyendo por supuesto especialmente el lapso de 1982 a 1984
que es donde se ubican la mayor cantidad de masacres en el occidente de Guatemala.
Orantes Trocoli afirma: “Psicológicamente, es pertinente la pregunta: qué condiciones son
necesarias para cultivar la violencia: propongo para la consideración inmediata, que esta puede
generarse si su ejecución produce gratificaciones subjetivas (poder, rango, beneficios
económicos), si se cuenta con la impunidad (es decir, si la acción, aunque penable y
sancionable, no trae consecuencias adversas al ejecutor); otra condición es el reconocimiento o
trascendencia públicos (aquí aparece el deleite por el sufrimiento y por el impacto emocional en
la población)” (ECAP: 2,003: Pag.269) Todas estas premisas se produjeron en el nacimiento y
desarrollo del movimiento de los patrulleros reorganizados, cuando paralizaron carreteras,
atentaron contra los oleoductos, y cerraron el aeropuerto internacional en Santa Elena Petén no
se produjo ni una sola detención, ni acción punitiva de la policía, por el contrario se les
reconoció su papel histórico, e incluso se les situó como otro movimiento social, lo discutible,
por supuesto, era el monto de dinero a pagar, a pesar de los millones de quetzales por las
perdidas ocasionadas. Ello, en términos de Orantes Trócoli proporciono las gratificaciones que
no se produjeron cuando se desmovilizaron, incluso el reconocimiento de esa parte de
94 Con esta afirmación no se pretende entrar en la tan concebida percepción de académicos “políticamente correctos” que ubican a la violencia como producto del conflicto armado interno que acaba de terminar formalmente, más bien hago referencia a aquella violencia que no sólo se construye en la relación de clases, sino a la que está subyacente en las relaciones genéricas y de casta, o sea la que nos define como lo que somos, como guatemaltecos.
De Patrulleros a Milicianos… / Julio Valdez 100
instituciones como la Procuraduría de Derechos Humanos que mantenían vivo el señalamiento
acerca de si eran victimarios.
No se produjeron persecuciones penales ni para delitos realizados antes o después del conflicto,
lo que alimenta la impunidad, ese sentido a su vez refirma el ser histórico formado por la
propaganda y que ahora es un cliente político indispensable, la base conservadora de la
población.
La utilización de la violencia como instrumento de guerra política tiende a construir parámetros
mentales, y/o culturales, que la justifican e incluso la celebran. Muchas fueron las canciones
(ver recuadro), por ejemplo, que la guerrilla misma utilizó también para justificar la violencia
“justa” e incluso “santa” si ésta era ejercida para “liberar a los pobres”, que en la practica ética
de su propuesta de Nuevo Estado, esta serie de expresiones de propaganda estaba cimentada en
la misma parafernalia conservadora que el marxismo y el cristianismos proporcionaba, el
primero, en su interpretación desechaba la variable cultural a tal extremos que al afirmar que: “el
problema indígena en Guatemala es sobre todo un problema agrario” (A.M. Arriola citado por
Le Bot. 1995: Pag. 281) dimensionar al indígena como una variable secundaría al gran problema
de “clase” es llevar a un plano de etnocentrismo el discurso convertido en práctica política. De
hecho ese “Ejército Asesino” o “los delincuentes terroristas” no eran más que la prueba de lo
Los federales comenzaron a gritar su triunfo y hacían cesar el fuego, cuando una nueva granizada de balas los desconcertó.
- ¡Ya llegaron más! – clamaban los soldados.
Y presa de pánico, muchos volvieron grupas resueltamente, otros abandonaron las caballerías y se encaramaron, buscando refugio, entre las peñas… A los de abajo… A los de abajo..-siguió gritando encolerizado. Los compañeros se prestaban ahora sus armas, y haciendo blancos cruzaban sendas apuestas. -Mi cinturón de cuero si no le pego en la cabeza al del caballo prieto. Préstame tu rifle, Meco… - Veinte tiros de mauser y media vara de chorizo porque me dejes tumbar al de la potranca mora… Bueno…¡ahora!... ¿Viste que salto dio?...¡como venado!... -¡No corran, mochos!... Vengan a conocer a su padre Demetrio Macías (pag.14-15)
De Patrulleros a Milicianos… / Julio Valdez 101
paradójico del reclutamiento forzoso, toma de conciencia ciudadana y sobrevivencia pura, de la
misma población que asumían representar.
A guisa se ejemplo, en la comunidad Paraíso 107 ruta al Naranjo, municipio de La Libertad
Petén, cada año se conmemora la expulsión de un grupo de guardarecursos del CONAP
destacados en el Parque Nacional Sierra del Lacandón, y la consiguiente quema de las
instalaciones que ocupaban. Muchos de los que participaron en tal acción, que fue una afrenta al
poder del Estado, fue realizada por expatrulleros, existe ahí un hecho que constituye el referente
histórico que define parte de la cultura local.
Mucho de la construcción cultural de la violencia, tiene que ver con la aplicación, hoy en día, de
la “justicia popular”95 por medio del linchamiento y los mal llamados ajusticiamientos, algunos
de los cuales han sido adjudicados a las estructuras de la patrulla, pero también existe toda la
gama de acciones de “justicia por mano propia”, donde la vida humana ha adquirido un precio en
moneda. Sin embargo, hay que considerar que dichos mecanismos sub culturales estuvieron
presentes antes del conflicto, las partes los utilizaron, promovieron y mejoraron a la hora de
aplicar “justicia”, luego la validaron desde la cultura local. No son pocos los casos en donde
comunidades indígenas (especialmente en Huehuetenango y Alta Verapaz) Donde representantes
comunitarios amenazan con linchamientos a todos aquellos que rompen el supuesto orden
comunitario (llegando a casos en que se lincha a personas ajenas que pasan atropellando un
perro, por ejemplo), un orden tendiente a “conservar” cierto orden de cosas, encarcelamientos
95 Se mantiene la discusión entorno a si esta expresión de “justicia” es consuetudinario o maya. Algunas organizaciones como la Defensoría Indígena afirma que el derecho consuetudinario no es más que la expresión de justicia que no necesariamente proviene de una concepción reparativa que posee el derecho Maya, o sea que no todo lo que hacen los Mayas precisamente es Maya, y el linchamiento es una muestra de ello, de lo aprendido en la historia colonial y del conflicto armado.
Tírale, tírale al cuero Que lo vas ajusticiar Tírale, tírale al cuero Que es la guerra popular… La emboscada se prepara con mucha precisión Para que truene la explosiva Al mero paso del camión Luego vamos adelante Acabar la situación Disparando nuestros tiros Al ejército opresor (extracto de canción La Emboscada del grupo Kin Lalat, expresión musical de URNG en 1985)
De Patrulleros a Milicianos… / Julio Valdez 102
arbitrarios en aldeas, y ahora que están de moda las lapidaciones públicas (como un mecanismo
intermedio al linchamiento y que es reivindicado desde la aplicación del Derecho
Consuetudinario y la aplicación del Convenio 169 de la OIT, desde el particular punto de vista
de comunitarios)
Esa sub-cultura se construyó a lo largo de años de conflictos, a lo largo de una prolongada y
sostenida campaña de evangelización, por medio de la marginación social y política, pero
también con la ideologización que los sujetos sociales han realizado en estos contextos, lo hizo la
iglesia católica, la evangélica, el Estado por medio del Ejército y todas las organicidad político
militar (incluyendo organizaciones “progresistas, consecuentes, conscientes, solidarias, de base,
clase, etnia y género”)
Los espacios de poder, no de la patrulla, sino de la violencia como mecanismo, se utiliza cuando
el contexto de agresión así lo requiere desde la práctica cultural, por lo tanto el linchamiento y
ajusticiamiento es hijo putativo de la subcultura de la violencia política, que incluso, formó
cuadros dirigenciales en varias comunidades con grados variados de insensibilidad. (o
sensibilidad así sea el caso)
Se ha constatado en las entrevistas realizadas a ex –PAC que justifican el uso de la violencia (en
las comunidades), por ejemplo, contra la delincuencia actual como lo hizo con la insurgencia, no
haciendo diferenciación en la misma. Esto nos dice, entre otras cosas, que más que el discurso, la
violencia se justifica discursivamente en contextos violentos. Las manifestaciones “populares” se
justifican con la “pobreza” de los individuos, que dicho sea de paso, por medio de sus
organizaciones ayudan a construir al sujeto enemigo del Estado y del “rico” .
En cuanto al patrullero, y sus manifestaciones violentas son auto-justificadas a partir de la
pobreza y marginalidad, en donde formulan una justa demanda sobre el reconocimiento a su
aporte al sostenimiento del Estado. Las razones y su validez construyen referentes culturales,
esto se encuentra presente en la afirmación del Doctor Severo Martínez en cuanto a la definición
del indio oprimido: “...el indio ha sido y sigue siendo oprimido. Ahora bien; la opresión genera
inferioridad y desvalimiento, porque bloquea las posibilidades de desarrollo material e
intelectual del hombre oprimido (de ahí emana precisamente la necesidad de luchar contra la
opresión) decir que el hombre conserva en plenitud su esencia humana bajo cualquier
circunstancia, con independencia de su desarrollo físico e intelectual, es uno de los más
De Patrulleros a Milicianos… / Julio Valdez 103
profundos y persistentes principios de las ideologías opresivas de todos los tiempos; principio
enderezado precisamente para hacer creer que la miseria no afecta lo “humano” del hombre.
Pero desde posiciones científicas lo humano del hombre no es un “don”, sino un conjunto de
facultades específicas que se pueden dar más o menos desarrolladas como consecuencia de
condiciones históricas diversas.” (1991: 81).
Los últimos años de la patrulla de autodefensa contrainsurgente fueron los años de los comités
“voluntarios” de autodefensa. Cuando fueron desmovilizados y vueltos a movilizar en torno a la
indemnización, retoman la figura de la patrulla que es la figura del sujeto activo en el contexto
del conflicto, esta imagen define al ciudadano creado desde la contrainsurgencia, ese ciudadano
que ejerce la violencia “necesaria” cuando lincha a “un delincuente”, o cuando celebra los
discursos políticos de los que ofrecen “mano dura”, este sujeto, a diferencia de lo que vaticinan
algunos académicos, no acaba con el pago a los servicios prestados al Estado, ciertamente de ser
su demanda central, estos generaron una serie de interrelaciones con los agentes del Arma
Secreta del Ejército, (unidad de Asuntos Civiles) lo cual se traduce en lealtad, identificación
hasta pragmatismo, todo ello marcado por una serie de códigos cimentados por la educación
cívica a la que fueron expuestos. Lo mismo pasa con las bases sobrevivientes de la Guerrilla, que
en su desarrollo organizativo, llegó a emular a un pequeño Estado.
El Estado reafirmaba con las patrullas el carácter del ciudadano activo (a diferencia de aquel que
era considerado como pasivo u objeto de la acción civilizadora), que contrastaba con el de sujeto
como clase social que intentaba construir parte de la insurgencia y que ella misma contribuyó a
disminuir en su dimensión cultural. Intentó abordar la construcción de la dicotomía étnico
clasista con el indio-pobre (más presente en ORPA). Estos conceptos fueron contrapuestos uno
con el otro en el contexto del conflicto. Ambos validan en el uso de la violencia política como
mecanismo de poder, las masacres y la expulsión al refugio interno y externo, son vistas por los
algunos patrulleros (no en forma abierta por supuesto) como las victorias, en el plano del
conflicto.
El patrullero se convirtió en artífice, en el post-conflicto, más que en un instrumento como pudo
haber sucedido, en el recuento de la historia inmediata desde ellos mismos. A algún cercano
amigo mío, comentaba el hecho de que cuando tuve la oportunidad de observar la movilización
de patrulleros en Petén, pude notar que estos cotizaban con cinco quetzales al mes para financiar
las movilizaciones de sus dirigentes, y cuando era necesario aportaban más, hoy en día pocos
De Patrulleros a Milicianos… / Julio Valdez 104
movimientos sociales cuentan con ese nivel de cotización por parte de sus afiliados, de hecho los
sindicatos que según sus estatutos lo define como una obligación, últimamente ha caído en
desmejora, y otros movimientos como los campesinos se han visto envueltos en escándalos que
dan fe de cuantiosos recursos financieros que provienen de la “cooperación internacional
solidaria” o triangulaciones de fondos del mismo Estado en su deseo de corporativizar al llamado
movimiento social en todas sus dimensiones.
El patrullero activo se asume a sí mismo como ciudadano que trascendió la identidad del
cómplice, como fue definido en las conclusiones de la CEH, paso a reclamar su reconocimiento
como héroe del conflicto, incluso por encima de la misma tropa, oficiales, G2, G5 y Kaibiles,
esta identidad junto con aquella que se generó en las filas de los desmovilizados cuya minoría
siguen activos en los esfuerzos de construcción de partido político y otros, por su parte, junto con
una gran parte de disidencia pre-firma de acuerdos de paz, han encontrado en el anonimato y la
militancia pragmática en partidos políticos la forma como de pasan la factura por las mentiras en
las que incurrieron los responsables de llevar a cabo la revolución.
Hoy en día, la presencia organizativa de los ex patrulleros y sus demandas, definen junto con el
Estado la lectura de la historia reciente y, que contradictoriamente, no ha sido superada por las
mismas víctimas sobrevivientes que siguen al amparo de la comunidad internacional. Dicha
historia, como muchas otras, es narrada desde los vencedores, los que impidieron que
“Guatemala cayera…”, pero igualmente que le diera continuidad al elemento discursivo de la
asimilación, ya no son campesinos, indígenas sino patrulleros en su adscripción de ciudadano
activo y presto a servir a la nación, incluso por encima del votante.
El patrullero, como producto del conflicto, se ha diluido en la sociedad, además de ser
agricultor, es agente de seguridad, comerciante, dirigente político local, ha realizado acciones en
contra de las mineras, ha participado en consultas populares, en votaciones generales, en toma de
fincas, en presionar a los maestros para que trabajen, es parte de juntas escolares, de
cooperativas, es promotor de desarrollo, de salud, en fin, esta en gran parte de los aspectos de la
vida social comunitaria en la Guatemala rural, participa en la formación de nuevos ciudadanos,
muchos de ellos desarrollaron los trámites de la compensación económica, pero además han sido
alimentados culturalmente con las historias que emanan de esas largas jornadas de patrullaje, han
conocido de voz de sus progenitores su percepción sobre su relación con la guerrilla y con el
Estado y eso en el mundo de la exclusión se convierte en la versión popular de “la historia”.
De Patrulleros a Milicianos… / Julio Valdez 105
Hay que entender que tanto La Patrulla de Autodefensa Civil como los Comités Voluntarios de
Autodefensa Civil, han sido un pseudo movimiento social (apadrinado por el Estado) más grande
de la historia, sólo comparable, a nivel centroamericano, con la movilización realizada por
Frente Sandinista de Liberación Nacional durante la guerra de resistencia a la agresión
norteamericana después de 1979, por lo tanto ha sido el movimiento social que más a influido en
el cambio cultural a nivel rural, mucho más que la teología de la liberación.
Frente a la afirmación que el conflicto, llevado a las comunidades tendió a: Ruptura de la
comunidad, desintegración, cambios religiosos, ruptura de patrones culturales y afectación de la
cosmovisión, entre otros (presentado por ODHAG 3rd Bangladesh 2,001) conclusiones que son
compartidas por los informes de REMHI y CEH, frente a esta tesis podría sostener: que en lo
relacionado al cambio cultural acaecido por el conflicto, en su dimensión global tanto por los que
pretendían el llevarlo al plano de la formación del ciudadano activo, como el que planteaba el
llevarlo al plano del revolucionario con un enfoque clasista, lograron en el plano de la lucha
ideológica cambiar un continuo de exclusión post-colonial. Se puede plantear esto como otro
intento por ladinizar, claro, aún cuando las partes ideológicas del conflicto planteaban el partir de
la raíz cultural, en la realidad política, pretendían cambiar esa situación cultural que era caldo de
cultivo para que el “enemigo” actuara. Pretendían llevarlo al plano de un sujeto homogéneo
culturalmente hablando, aculturarlo y terminarlo de evangelizar.
Ciertamente se produjeron esos cambios, pero en el sentido global del conflicto, por lo tanto, la
misma cruzada de nueva evangelización (representada por la teología de la liberación y por la
infinidad de cultos evangélicos) aporto a ello con definiciones políticamente correctas, pero que
encerraban proyectos políticos aún mayores.
Era imposible, que el desarrollo histórico de una nación no afecte el desarrollo de las culturas
locales96, el conflicto lo que logró, entonces, fue catalizar dichos cambios de manera tal que
emergió lo mejor y lo peor de la inventiva de los individuos y del colectivo, esto se produjo
desde el aparecimiento de las guerrillas hasta la implantación de las patrullas y el genocidio
mismo, pero lo era desde la existencia del minifundismo, desde el proceso de migración anual a
la costa, con la falta de servicios, pero también con las percepciones que ello creo sobre la
96 Como lo hizo la revolución verde, la Acción Católica o la misma Alianza para el Progreso todos ellos en los años sesentas.
De Patrulleros a Milicianos… / Julio Valdez 106
realidad circundante. Una situación cultural determinada no se define por lo que no es o por su
definición negativa, sino más bien por lo que es frente a la historia.
La patrulla, por su composición numérica, es esencialmente indígena, que frente a las
reivindicaciones del llamado movimiento maya se constituye en una antítesis, debido a que se
parte del presupuesto de su conformación conservadora y lo maya, como expresión de la
subalternidad, que en la afirmación de un Estado racista, se convierte en la posición
políticamente correcta.
La patrulla cambio el rumbo de la configuración de la relación indio-ladino, por un lado el
ejército reconoció que la contrainsurgencia sin reconocimiento de la diversidad cultural no tenía
posibilidades de triunfar97, y la posición conservadora que algunas patrullas construyeron no
podía prevalecer sin el apoyo del Estado.
Hoy en día la discusión sobre si los mayas son un movimiento político de derecha o izquierda,
parte de cómo de la forma en como las identidades fueron objeto de negociación en los
diferentes proyectos políticos, incluyendo el de la conformación de la ciudadanía que va más allá
de la afirmación de que todo lo que no es maya es ladino y con ello se eterniza la visión
dicotómica de la sociedad guatemalteca, y no se toma en cuenta que en el espectro de la
identidad lo religioso juega un importantísimo lugar. Este fue un conflicto que en su última fase
no sólo tuvo rostro indígena sino cristiano, con sus correspondientes interpretaciones
(evangélicos, católicos conservadores, católicos de Teología de la Liberación, entre otros, la
cosmovisión maya, desde nuestro punto de vista no era significativo como tendencia ideológica
como tampoco lo eran los ateos)
La violencia en sus diferentes expresiones y escalas, fue la expresión de conflictos subyacentes,
lo interesante en la observación del fenómeno fue que a pesar de que la izquierda remarcaba que
el racismo y la exclusión eran detonantes de la violencia, poco del conflicto tuvo características
propias de diferencias étnicas, no se produjeron hechos violentos contra indígenas por el hecho
de ser indígenas, cometidos por ladinos y por el otro lado igual, diferente a las expresiones de
97 El Consejo de Estado formado por el gobierno de facto del General Efraín Ríos Montt reconoció la participación colegiada de los indígenas como sujetos culturales, antes de la nueva Constitución de 1985, incluso los meses de julio y agosto de ese mismo año hubo una discusión en relación a cuantas étnias deberían participar, como tales, esta misma discusión se retomo cuando se constituyó la Academia de Lenguas Mayas después del gobierno de Vinicio Cerezo.
De Patrulleros a Milicianos… / Julio Valdez 107
ajustes de cuentas que se produjeron durante el efímero período del General Ponce Vaides en
1944 cuando comunidades Kaqchiqueles de Chimaltenango, específicamente en Patzicia,
arremetieron en contra de sus vecinos ladinos por rencillas con manifestaciones raciales. En el
lenguaje actual no se produjeron crímenes de odio98, más bien hubo una serie de manifestaciones
de actos de violencia extrema, fríamente planificada en el marco de operaciones militares.
El patrullero es la cara de la conformación étnica, que la intelectualidad maya no percibe como
parte de su proyecto liberador, pero que en la práctica sigue siendo indígena. Es el ladino
histórico formado en la rebelión de la Montaña y que construyó la nación guatemalteca
segregada.
98 A pesar de que el genocidio en realidad es la manifestación superior de odio, este no fue irracional en el sentido practico de la guerra, contrario al genocidio que se produjo en Bosnia Herzegovina en contra de la población musulmana por parte del ejército Serbio bosnios cristiano ortodoxo, en donde la racionalidad iba por el exterminio físico y el desplazamiento de los musulmanes de los dominios de los cristianos.
De Patrulleros a Milicianos… / Julio Valdez 108
Conclusiones
1. En Guatemala no hubo guerra civil (en los términos como regularmente conocemos otros
referentes de confrontaciones bélicas a nivel mundial e incluso a nivel centroamericano,
ejemplo: El Salvador y Nicaragua), lo que hubo fue una basta campaña de pacificación
(cimentada en la enorme capacidad del Estado para utilizar la represión como mecanismo
para garantizar su propia institucionalidad ) sobre brotes de insurgencia rural y urbana.
Ambos bandos enfrentados sí intentaron elevar cualitativamente el conflicto al grado de
guerra civil, incluyéndole el factor étnico, cuando movilizaron a las patrullas de
autodefensa civil por un lado y a las bases sociales de las organizaciones populares junto
con algunas comunidades organizadas en Fuerzas Irregulares Locales (FIL), Comités
Clandestinos Locales (CCL) o incluso en las mismas Comunidades de Población en
Resistencia (caso de Petén) y otras expresiones dependiendo de las organizaciones
insurgentes, por el otro. Sin embargo el salto cualitativo del conflicto hacia una guerra
civil no se produjo.
2. La conformación del Estado nacional guatemalteco ha estado plagado de conflictos
armados, en donde la población civil ha tenido participación importante e incluso
decisiva. No se puede ver el último conflicto, ni como el fin ni como el inicio de algo que
ha sido constante en la historia, como es el recambio de las fuerzas sociales. Igualmente
no podemos adjudicar al Ejército autorías exclusivas que no le corresponden en cuanto a
utilización e instrumentalización de la población civil. Al abordar el conflicto armado en
Guatemala y llevarlo al plano analítico inexistente de guerra civil, no podemos obviar
que los patrulleros fueron una parte involucrada que inicialmente fue constituida dentro
de la estrategia del Ejército nacional.
3. Las perspectivas de las organizaciones de ex patrulleros depende de cómo se concretice
la compensación, pero también del reconocimiento de que en la unidad se encuentra el
poder de influir y negociar frente al Estado, tal y como lo hacen las demás fuerzas
sociales y políticas. En la pasada crisis del sistema educativo y el reclamo de renuncia de
la Ministra de Educación de la Administración de Oscar Berger (Ing. María Del Carmen
Aceña) se realizaron concentraciones de apoyo por parte de ex patrulleros, esto afirma lo
De Patrulleros a Milicianos… / Julio Valdez 109
vigente que es la estructura organizativa que movida, desde entes que puedan garantizar
beneficios tangibles, puede contar con la organicidad de los ex patrulleros organizados.
Por otro lado, a pesar de los posicionamientos de las Victimas del conflicto armado,
organizadas, y algunas organizaciones de Derechos Humanos, algunos patrulleros han
comenzado a renunciar a su compensación económica para acceder al Resarcimiento, que
Estado se comprometió a entregar desde la administración del FRG. Esto evidentemente
deja ver ya sea las fisuras del movimiento organizativo de los patrulleros o la sagacidad
política para comprometer a las autoridades del Ejecutivo para negociar una nueva
categoría de victima.
4. No puede verse el conflicto armado desde la relación dicotómica víctima - victimario en
referencia a la participación de la sociedad civil, ya que ello no deja ver la integralidad
del conflicto, es por ello que los análisis que parten de el como un conflicto de clases
adolecen de debilidades conceptuales básicas como las subjetividades presentes en la
misma definición del enemigo que era más que el rico o que el mismo Ejército, en efecto
hubieron momentos que las partes contendientes fueron indígenas contra indígenas,
campesinos contra campesinos, pobres contra pobres, intelectuales contra intelectuales.
5. Se ha afirmar que Guatemala posee una larga tradición de conflictos armados en donde
uno es la continuación de otro no finalizado. Se ha podido observar con la remembranza
histórica presentada en esta tesis, que los conflictos siguen teniendo como común
denominador las relaciones interétnicas e intraétnicas, pero además se presentan
elementos de la conformación de los constructos culturales como es la religión misma, es
por ello que podemos ver todavía en la conformación de las patrullas atisbos de
conservadurismo decimonónico. El conflicto de clase se diluye en la medida que el peso
del conflicto se enfocó en contextos pauperizados, más allá de aquellos que constituían
centros de producción.
6. Esta tesis ha proporcionado una serie de conclusiones preliminares a lo largo de cada uno
de los capítulos los cuales pueden verse en forma separada o bien en su conjunto. La idea
es aportar elementos a la discusión del fenómeno social e histórico de las patrullas de
autodefensa civil y su papel en el pasado conflicto armado.
De Patrulleros a Milicianos… / Julio Valdez 110
7. Las patrullas de autodefensa civil sí pertenecen a un proceso elevado de militarización de
la sociedad durante el conflicto armado, que igualmente tendía a ampliar el radio de
acción de intervención del Estado, dado que el proceso de insurrección estaba
aprovechándose para sí. Pero igualmente, el proceso de empoderamiento de la población
en relación al “enemigo” del Estado ha sido la constante en la configuración tanto del
Estado Colonial como del Republicano, por lo tanto la contrainsurgencia de cara a los
procesos de larga duración, seguirán siendo alternativa mientras el Estado no amplié su
radio de acción cualitativa y cuantitativa en relación a la población que es su sujeto de
acción.
8. La población civil es sujeto de instrumentalización política en tanto que es el contexto
mismo de disputa de los proyectos políticos, es erróneo sostener que la población había
olvidado a sus “represores” cuando votaron a favor de ellos en las elecciones, es de
considerar la conciencia colectiva en relación a los símbolos de poder y las alternativas
que este daba, más allá de posturas principistas o políticamente correctas. En los actos de
genocidio que se dieron durante el conflicto armado, participó la población civil ya sea
extensión del instrumento de represión o como parte interesada, ello nos lleva al plano de
la constitución de una sociedad que ha conocido la efectividad del instrumento de la
violencia y lo sabe utilizar.
9. Los resultados electorales del 9 de septiembre del 2,007 arrojaron, por primera vez, la
tendencia que comprueba la profunda transformación de la conciencia colectiva de la
sociedad guatemalteca en relación a las figuras de autoridad militar que se validaron
durante el conflicto. El General Otto Pérez Molina, quien abanderó a los expatrulleros en
sus reivindicaciones por la compensación económica, desde la bancada del Partido
Patriota, fueron los mismos a quienes se les achaco el apoyo en la elección del
Licenciado Alfonso Portillo del Frente Republicano Guatemalteco cuatro años antes. Por
su lado, la ex guerrilla ha ido declinando su influencia política de poco a casi nada, en
estas elecciones, han logrado colocar sólo dos diputados por la URNG y la Alianza
Nueva Nación, escisión de la primera, ha sido clausurada, como organización político
partidaria, por su baja aceptación dentro del electorado. Estos hechos, a diez años de
haberse suscrito los Acuerdos de Paz, da una muestra lo que el conflicto significó e
impregnó en la población.
De Patrulleros a Milicianos… / Julio Valdez 111
10. A lo largo de la discusión que esta tesis ha generado se ha planteado la posible intención
del autor por catalogar a las organizaciones de patrulleros de autodefensa civil como un
movimiento social, lo cual, sin haberlo expresado en este trabajo, pude haber coincidido,
sin embargo ante las diferentes definiciones que se manejan en torno a ello como grupo
de personas que se integran entorno a demandas, posiciones de carácter ideológico o
políticas, y que establecen una relación frente al poder formal (que regularmente estaría
representado por el Estado). Dicho concepto integraba y definía, en parte, a los sujetos
sociales en proceso de formación de la ciudadanía. Cuando se ve el proceso de
estructuración de las organizaciones de los expatrulleros (como veteranos).
Se considera, por parte de la mesa examinadora que dichas agrupaciones no constituyen
un “movimiento social” propiamente dicho por el “aparente apadrinazgo de parte del
Estado”, a pesar de que en declaraciones públicas dichas organizaciones objetaron tales
imputaciones, e incluso entraron en confrontación cuando se realizaron acciones de hecho
a nivel nacional. Ante tales posturas, generadas por la mesa examinadora, y por el
conocimiento generado sobre estas organizaciones de veteranos, es necesario, considerar
a nivel global, la forma como se catalogó y cataloga a las demás agrupaciones sociales en
Guatemala, mujeres, indígenas, jóvenes, estudiantes, hasta homosexuales y lesbianas que
en desarrollo de su respectiva institucionalidad se han visto orillados a optar a
financiamientos, tanto externos como internos, y en ese juego de sobrevivencia se han
convertido en voceros de políticos de turno, a la mejor manera de los procesos de
corporativización que el Estado Mexicano por parte del Partido Revolucionario
Institucional PRI implemento durante los setenta años que estuvo en el poder con las
diversas expresiones del movimiento sindical y popular. La duda que nos salta es
siguiente ¿si las organizaciones de expatrulleros no son un movimiento popular, lo serán
las organizaciones campesinas e indígenas que aceptan participar en órganos de dirección
y patrocinio del Estado?.
No cabe la menor duda que los conceptos de movimiento popular generados durante los
años de resistencia no pueden ser los mismos en los años de la institucionalización de
diversas organizaciones que por razones diversas decidieron coparticipar en el ejercicio
del poder con otros grupos más tradicionalistas. Priva el principio: “si no puedes contra
ellos, úneteles” .
11. Igualmente surgió, durante las discusiones sobre esta tesis, un tema que nos parece
medular como es la diferencia conceptual entre un conflicto armado y una guerra civil
De Patrulleros a Milicianos… / Julio Valdez 112
propiamente dicha. Si se parte, en el análisis, de que el uso de la violencia militar es la
misma pensaríamos que estamos hablando de lo mismo y por lo tanto el conflicto
guatemalteco no se diferenciaría, por ejemplo, del sucedido en El Salvador o Nicaragua,
o para ponerlo en perspectiva histórica con la Revolución Mexicana de inicios del siglo
XX.
Sin embargo, en la tarea por poner en perspectiva la diferencia conceptual de uno a otro,
permite profundizar en las diferencias y particularidades propias de cada formación
Estado Nación. Si se aparta el hecho concreto que la presencia militar de la insurgencia
durante los años del conflicto no correspondió con el nivel de desarrollo organizativo de
la población alzada, permite observar una diferencia en relación a la capacidad de poder
responder en el campo de batalla al “enemigo” con igual capacidad de fuego, esto
evidentemente afecto a la llamada “moral de lucha”. Pero además, el mismo Ejército
Guatemalteco volcó sus esfuerzos militares a la organización social y al exterminio casi
quirúrgico de la insurgencia, a guisa de ejemplo el mismo Informe presentado por la
Fundación Guillermo Toriello. (URNG) MEMORIA DE LOS CAIDOS EN LA LUCHA
REVOLUCIONARIA DE GUATEMALA, Registro de los miembros de la Unidad
Revolucionaria Nacional Guatemalteca (URNG), donde se aprecia fielmente que la
mayoría de las bajas reconocidas por la insurgencia, durante los últimas tres décadas del
conflicto, fueron eliminados en operaciones de inteligencia y no en combates abiertos u
hostigamientos, esto aunado a los relatos de excombatientes como Santa Cruz, Cesar
Montes e incluso Mario Payeras todos con grado de comandante, no dan fe ni de
ofensivas y hostigamientos a emplazamientos grandes de tropas como serían zonas
militares como si sucedió, en repetidas oportunidades en El Salvador.
El número de tropas guatemaltecas, en los años de conflicto centroamericano estuvo
siempre por debajo de sus homólogos en El Salvador y Nicaragua, esto muestra que el
peso de la inversión de guerra estaba en la movilización civil, que igualmente no se llegó
a comparar con la que la insurgencia decía movilizar y que a la hora de la conflagración
bélica no respondió de la misma manera. No vemos en el análisis por lo tanto, indicios
que muestren un levantamiento general o local de combatientes en contra el Estado como
los ocurridos en las Altos de Chiapas en zonas Tzotziles en el siglo XVII o como los
Montañeses en el siglo XIX. No se llegó a “liberar territorios”, no se logró movilizar a
grupos étnicos completos, y menos religiosos. A criterio del autor, lo acaecido en
Guatemala, sin menospreciar el valor de las vidas de miles de seres humanos, hombres y
De Patrulleros a Milicianos… / Julio Valdez 113
mujeres que fueron victimas de actos de genocidio, no llegó a evolucionar en una guerra
desde su base conceptual.
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así: 1A. Elizardo Cu, Mateo Cho, Francisco Co , 2A. Doroteo Cucul, Juan López, 3A. Bernardo Coy, Esteban Rodríguez, Belisario Bá, 4B. Beatriz R. Juana F., Héctor S. 5A. Diego Francisco, Estanislao Pérez, Pedro Juan, 6A. Francisco Bin, Pedro Che, Américo Sac Bi, 7A. Juan Marcos Ché, Pedro Sebastian, José Chan.