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DIÓCESIS DE SAN CRISTÓBAL DE LAS...

Date post: 22-Oct-2018
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Diócesis de San Cristóbal de las Casas

Directorio Diocesano

para el Diaconado indígena

Permanente

San Cristóbal de las Casas, Chis. México

Solemnidad de San Pedro y San Pablo, 1999

(Portada)

El servidor verdadero. Halach winik.

Aquí se ha insertado un sello en forma de cruz, la cual tiene su propio sentido cultural maya. Sin

embargo, la hemos puesto dándole también un significado de inculturación. Un Diaconado,

realizado a partir de la tradición cultural indígena lleva, como lo ha dicho frecuentemente S.S.

Juan Pablo II, a una Iglesia y un Evangelio radicados en la vida y en el corazón del pueblo.

(Bajorrelieve en Palenque) (Cfr. P. 62).

Diócesis de San Cristóbal de las Casas

Av. 20 de Noviembre 1

29200, San Cristóbal de las Casas, Chis. México

Tel. (967) 8 00 53

Fax (967) 8 35 51

e-mail: [email protected]

Primera Edición, 29 de Junio de 1999

Solemnidad de San Pedro y San Pablo

Diseño de la Portada: CENAMI

Tipografía y armado: CENAMI

Impreso y hecho en CENAMI, A.C.

Av. Xochiquetzal 255, Santa Isabel Tola,

O7010, México, D.F.

Presentación

1. Al acercarse el cuadragésimo año de nuestro Ministerio Episcopal, y

estando por expirar el término de nuestro servicio a la Diócesis de S.

Cristóbal de Las Casas, no puede acallarse la experiencia de gozo y

agradecimiento al Señor Dios, de Quien todo bien procede, por habernos

concedido vivir en la Diócesis una experiencia que se gesta en todo el

Continente, de manera parecida a como se dio en la Iglesia Primitiva.

En efecto: ya el apóstol Pablo descubría el misterio del llamamiento de

Cristo a todos los pueblos del mundo, como algo subordinado al rechazo

mayoritario del Pueblo Judío al mensaje de Jesús. Este rechazo, descrito

en detalle en el libro de los Hechos de los Apóstoles, conduce a Pablo a

dirigirse a los “paganos” para anunciarles la Buena Nueva, después de

que los judíos no aceptaban a Jesús, obteniendo una aceptación

imprevista. Pablo explicita este ministerio en diversas ocasiones. Una de

ellas es en el primer capítulo de su carta a los de Éfeso escrita desde la

cárcel.

Pero el llamamiento debía ser leído y comprendido, no como cosa

meramente coyuntural, sino como algo pensado para el mundo desde que

Dios es Dios.

El Concilio I de Jerusalén determina que a los “paganos” convertidos, no

se les imponga la ley mosaica para que sean reconocidos como

cristianos. Como dice Pablo, Dios llama a todos los pueblos por un

camino de salvación. Se manifestó de muy diversas maneras a cada uno

de ellos, y dejó que recorrieran su propia historia, para luego convocarlos

a formar un Pueblo de Pueblos, constituidos por todos los pueblos de la

tierra., con toda la riqueza de sus valores étnicos y religiosos,

denominados por los Padres Griegos y Latinos: “Semillas del Verbo”.

De esta manera el Mensaje Cristiano llega a Occidente con una vestidura

oriental que ha de encarnarse, dando lugar a que se origine la así llamada

“Cultura Occidental Cristiana”.

2. Cuando se dio la Guerra de la Conquista en el Nuevo Mundo (Guerra

llamada eufemísticamente: “Encuentro de dos mundos”), aconteció algo

parecido a lo sucedido al principio en la Iglesia Primitiva. Esto es: se

impuso a los “naturales” de estas tierras la Cultura Occidental como

única manera de manifestar su fe. Si bien es preciso reconocer que, por

obra de numerosos misioneros, “la Iglesia católica, movida por la

fidelidad al Espíritu de Cristo, fue defensora infatigable de los indios,

protectora de los valores que había en sus culturas, promotoras de

humanidad frente a los abusos de colonizadores a veces sin escrúpulos”

(Discurso inaugural del Papa Juan Pablo II en la IV Conferencia General

del Episcopado Latinoamericano en Santo Domingo, No. 4). Gracias a la

intervención de los Obispos Africanos en el Concilio Ecuménico

Vaticano II, se llegó a señalar en el Documento de las Misiones “Ad

gentes divinitus” que, por la actividad misionera, el Evangelio

anunciado, ha de encarnar en cada cultura.

“El fin propio de esta actividad misionera es la evangelización y la

plantación de la Iglesia en los pueblos o grupos en los cuales no ha

arraigado todavía. De este modo deben crecer de la semilla de la Palabra

de Dios en todo el mundo Iglesias particulares autóctonas

suficientemente fundadas y dotadas de propias energías y maduras, que,

provistas suficientemente de jerarquía propia, unida al pueblo fiel, y de

medios apropiados para llevar una vida plenamente cristiana,

contribuyan, en la parte que les corresponde, al bien de toda la Iglesia”

(A.G. 6 § 3).

“La razón de esta actividad misionera se encuentra en la voluntad de

Dios, que quiere que todos sean salvos y vengan al conocimiento de la

verdad... aunque Dios, por los caminos que él sabe, puede traer a la fe,

sin la cual es imposible complacerle, a los hombres que sin culpa propia

desconocen en Evangelio, incumbe, sin embargo, a la Iglesia, la

necesidad, a la vez que el derecho sagrado, de evangelizar, y, en

consecuencia, la actividad misionera conserva integra, hoy como

siempre, su fuerza y su necesidad” (A.G. 7 § 1).

Hacer presente a Cristo, autor de la salvación, es la tarea de la actividad

misionera y ésta la lleva a cabo por la palabra de la predicación y por la

celebración de los sacramentos, cuyo centro y cima es la santísima

Eucaristía. (A.G. 9 § 2).

Es evidente que la implantación de la Iglesia, en nuestro caso en las

comunidades indígenas, requiere del Sacerdocio autóctono. Más aún, “la

Iglesia echa raíces cada vez más firmes en cada grupo humano cuando

las varias comunidades de fieles tienen entre sus miembros los propios

ministros de la salvación en el orden de los Obispos, de los presbíteros y

de los diáconos al servicio de los hermanos. (A.G. 16 §1). “Por nuestra

adhesión radical a Cristo en el Bautismo nos hemos comprometido a

procurar que la fe, plenamente anunciada, pensada y vivida, llegue a

hacerse cultura”. (Doc. de Santo Domingo, n. 229).

Los diáconos “reciben la imposición de las manos ‘no en orden al

sacerdocio, sino en orden al ministerio’. Así confortados con la gracia

sacramental, en comunión con el Obispo y su presbiterio, sirven al

pueblo de Dios en el ministerio de la liturgia, de la palabra y de la

caridad. Es oficio propio de diácono, según le fuere asignado por la

autoridad competente, administrar solamente el Bautismo, reservar y

distribuir la Eucaristía, asistir al matrimonio y bendecirlo en nombre de

la Iglesia, llevar el viático a los moribundos, leer la Sagrada Escritura a

los fieles, instruir y exhortar al pueblo, presidir el culto y oración de los

fieles, administrar los sacramentos, presidir el rito de los funerales y

sepultura” (L.G. 29).

El Documento del Concilio Ecuménico Vaticano II “Lumen Gentium”,

indica que “se podrá restablecer en adelante el diaconado como grado

propio y permanente de la Jerarquía... Con el consentimiento del

Romano Pontífice, este diaconado podrá ser conferido a varones de edad

madura, aunque estén casados... (L.G. 29 § 2).

Pero en forma muy comprensiva se dice en el Documento de las

Misiones: “... es justo que aquellos hombres que desempeñan un

ministerio verdaderamente diaconal, o que como catequistas predican la

palabra divina, o que dirigen, en nombre del párroco o del Obispo,

Comunidades cristianas distantes, o que practican la caridad en obras

sociales o caritativas, sean fortificados por la imposición de las manos

transmitida desde los Apóstoles y unidos más estrechamente al servicio

del altar para que cumplan con mayor eficacia su ministerio por la gracia

sacramental del diaconado”. (A.G. 16 § 6).

3. Sentimos el peso de nuestra responsabilidad no sólo para traducir a

nuestra realidad indígena diocesana al Directorio Nacional para el

Diaconado Permanente; sino también conscientes de prestar un servi-

cio a otras Diócesis en México y a nuestro Continente, y contribuir al

urgente surgimiento del sacerdocio indígena, según las perspectivas del

Concilio Ecuménico Vaticano II.

La urgencia de este paso está abundantemente requerida por 500 años de

acción evangelizadora; por el mensaje guadalupano que pide se

construya la Iglesia al lado de los indios vencidos, siendo Santa María de

Guadalupe un ejemplo de evangelización perfectamente inculturada

(Santo Domingo. Juan Pablo II: Discurso inaugural n. 24 § 2); pero

además por la actual emergencia de los indios en el Continente como

sujetos de su historia, como lo aseguró el Papa Juan Pablo II en mayo de

1993 en Yucatán.

En estas circunstancias, si el avance de la acción pastoral indígena

retarda todavía más su meta de llegar a la firme plantación de las Iglesias

Autóctonas en el Continente, no se dará la unidad de las comunidades

indígenas en torno al cristianismo, donde se vive una dicotomía (entre la

propia cultura aún sobreviviente y la cultura occidental impuesta como

vehículo de expresión de la fe); sino que se dará, y ya se está dando, una

vuelta a la religión prehispánica, en la que hay unidad entre la religión

precolombina y cultura, plateándose después de 500 años la necesidad de

un diálogo interreligioso entre las religiones indígenas y el cristianismo,

que no se dio en tiempos de la conquista.

4. Presentamos, pues, con sencillez y humildad, este Directorio,

normativo para nuestra Diócesis; indicativo, tal vez, para otras Diócesis

de México; posible guía de un Directorio Nacional para el Diaconado

Indígena Permanente; servicio eventual para otros Directorios

semejantes en el Continente Latinoamericano.

Varios pastores en el Continente, cargamos en nuestros corazones la

angustia de ver cómo nuestros hermanos indígenas, maduros en la fe,

agotan su esperanza de tener sacerdotes y ministros que florezcan dentro

de su cultura, y que de esta manera se termine una etapa de Iglesia

colonial, a tenor de lo que el Concilio Ecuménico Vaticano II auguraba.

Si el esfuerzo que hacemos para formalizar una experiencia que sentimos

significativa dentro de la Iglesia, contribuye a que se dé un paso en el

proceso del surgimiento de Iglesias Autóctonas, por bien retribuidos

damos dichos esfuerzos.

San Cristóbal de Las Casas, Chis., Diciembre de 1998.

+ Samuel Ruiz García

Obispo de S. Cristóbal de L. C., Chis.

DECRETO DE PROMULGACION

DEL DIRECTORIO DIOCESANO PARA EL DIACONADO

INDIGENA PERMANENTE

La Conferencia del Episcopado Mexicano el 14 de Noviembre de 1995 promulgó LAS

NORMAS COMPLEMENTARIAS PARA LA FORMACION DE LOS DIACONOS

PERMANENTES para definir en la Iglesia Católica en México lo señalado en el Canon 236 del

Código de Derecho Canónico. El 22 de febrero de 1998, la Congregación del Clero y la

Congregación para la Educación Católica, en la Ciudad del Vaticano, publicaron las NORMAS

BASICAS DE LA FORMACION DE LOS DIACONOS PERMANENTES Y El DIRECTORIO

PARA EL MINISTERIO Y LA VIDA DE LOS DIACONOS PERMANENTES, que definen y

resuelven las directrices universales para el diaconado permanente.

A partir de la puesta en vigor de las normas complementarias de la Conferencia del Episcopado

Mexicano, arriba mencionadas, iniciamos un proceso de revisión de la experiencia del Diaconado

Permanente en la Diócesis de San Cristóbal de Las Casas y de lo hasta el momento normado en

nuestra práctica pastoral. Considerando lo establecido por el derecho Universal de la Iglesia

Católica y lo propio de la Conferencia del Episcopado Mexicano, desarrollamos un

DIRECTORIO DIOCESANO PARA EL DIACONADO INDIGENA PERMANENTE que

ayude para la adecuada formación de los diáconos en las comunidades indígenas de nuestra

Diócesis para que ellos, en el ministerio que se les encomienda, sirvan a ejemplo de Jesús

Nuestro Señor a sus hermanos y hermanas y ayuden al fortalecimiento y edificación de la Iglesia.

Mediante el presente DECRETO promulgamos este DIRECTORIO para la Iglesia Católica en la

Diócesis de San Cristóbal de Las Casas.

Firmado en la Curia Diocesana de San Cristóbal de Las Casas, Chiapas, México, a los seis días

del mes de Enero de mil novecientos noventa y nueve, solemnidad de la Epifanía de Nuestro

Señor Jesucristo.

+ Samuel Ruiz García + Fr. Raúl Vera López, O.P.

Obispo de San Cristóbal de Las Casas Obispo Coadjutor

de San Cristóbal de Las Casas

Hna. Migdalia A. Pérez Nivar, O.P.

Secretaria Canciller

INDICE

PRESENTACIÓN

DECRETO

I. HISTORIA DEL DIACONADO INDÍGENA PERMANENTE

EN LA DIÓCESIS DE SAN CRISTÓBAL DE LAS CASAS

A) Antecedentes

B) El Movimiento Catequístico impulsado por el Obispo

Primera Etapa: 1960-1968

Segunda Etapa: 1968-1974

C) Surgimiento del Proceso Diaconal

Tercera Etapa: 1974-1981

D) El Diaconado Indígena Permanente

Cuarta Etapa: 1981-1994

II. EL DIÁCONO INDÍGENA PERMANENTE

Y SU MINISTERIO

1. Importancia de conocer la realidad social

A) Realidad social

2. Los Diáconos Indígenas Permanentes viven en la pobreza

3. El Diácono Indígena Permanente, servidor de un pueblo pobre

4. Situación educativa y de salud de las comunidades indígenas

5. Derechos de las comunidades indígenas

6. Servicio de fe en un México de contrastes

7. El actual sistema neoliberal

8 Despertar político del país

9. Emergencia de los pueblos indígenas

B) Realidad eclesial

10. El caminar de nuestra Iglesia

11. Fray Bartolomé de las Casas

12. Las reuniones pastorales centroamericanas

13. La Región Pastoral del Pacífico Sur

14. Esperiencias renuentes al cambio

15. Hacia una teología encarnada

16. La Iglesia Autóctona

17. El Diácono Indígena viene de la iglesia autóctona

18. El Diácono Indígena impulsor de la iglesia autóctona

19. El Diaconado dentro del sistema de cargos indígenas

20. El lugar de la mujer en el ministerio diaconal

21. Cultura, Iglesia y fe

22.Los jóvenes

23. Identidad cuiltural y apertura a la cultura de la modernidad

24. El Diácono Indígena Permanente y el Ecumenismo

25. El Diácono Indígena Permanente ante las Iglesias protestantes

III. SENTIDO TEOLÓGICO DEL DIACONADO INDÍGENA PERMANENTE

A) Revelación de Dios a su Pueblo

B) La Revelación de Dios en las culturas

C) La Revelación de Dios en la historia

D) El Diaconado como Sacramento

E) La concepción ancestral indígena del servicio

F) El Diaconado Indígena Permanente encarna el misterio de

Cristo y de la Iglesia

G) Encarnación del misterio de Cristo en la cultura

IV. CONSTRUCCIÓN DE LA IGLESIA AUTÓCTONA

A) El Diaconado en la Iglesia Autóctona

B) La comunidad indígena como sujeto de Evangelización

C) Participación comunitaria en la Iglesia Autóctona

D) Organización de la Iglesia Autóctona

E) Ministerios en la Iglesia Autóctona

F) Teología en la Iglesia Autóctona

G) Espiritualidad en la Iglesia Autóctona

H) Litúrgia en la Iglesia Autóctona

I) Universalidad de la Iglesia Autóctona

V. CARACTERÍSTICAS DEL DIACONADO INDÍGENA PERMANENTE

A) El ministerio del Diácono

B) Elección

C) Período de prueba.

D) Ministerio en pareja

E) Servicio generoso

F) Estructura ministerial

G) Servicio comunitario

H) Formación comunitaria y eclesial

I) Servicio colegial

J) Universalidad del Diaconado Indígena

K) Participación en la sociedad

VI. FORMACIÓN MINISTERIAL

DEL DIÁCONO INDÍGENA PERMANENTE

A) Finalidad de la formación ministerial

B) La comunidad indígena como espacio de formación

C) Agentes de la formación

D) Candidatos al Diaconado Indígena Permanente

E) Etapas de la Formación Ministerial

a) Formación elemental del aspirante elegido

b) Formación básica del candidato al Diaconado Indígena Permanente

c) Formación especial del Diácono Indígena Permanente

d) Formación permanente del Diácono Indígena

VII. ESPIRITUALIDAD DEL DIÁCONO INDÍGENA PERMANENTE

A) El Espíritu de Cristo en la historia y los pueblos indios

B) Llamados por Dios a dar un servicio de acuerdo a la cultura..

C) Llamados, a ejemplo de Jesús, a servir, no a ser servidos

D) María, mujer digna al servicio de Dios y de su pueblo

E) Elegidos por Dios a través de la comunidad

F) Consagrados en el matrimonio y llamados a servir como pareja

G) Servicio Diaconal como dignidad y fortalecimiento de la fe

H) Preparación Espiritual para la toma del cargo de Diácono

VIII. PRESCRIPCIONES JURÍDICAS

PARA LA ORDENACIÓN, EL MINISTERIO Y

LA VIDA DE LOS DIÁCONOS INDÍGENAS PERMANENTES

A. Condiciones para la Ordenación

de los Diáconos Indígenas Permanentes

B. Prescripciones para el Ejercicio del Ministerio

a) El ministerio de la Palabra Divina

b) El ministerio de la Santificación

c) El ministerio de la Caridad

d) Ministerio Diaconal en comunión eclesial

C. Disposiciones sobre la Vida

de los Diáconos Indígenas Permanentes

a) Testimonio de servicio en la vida matrimonial

b) Estatuto económico de los Diáconos Indígenas

EPÍLOGO

I. HISTORIA

DEL DIACONADO INDÍGENA PERMANENTE

EN LA DIÓCESIS DE SAN CRISTÓBAL DE LAS CASAS

La Iglesia sólo desea una cosa: continuar, bajo la guía del Espíritu, la obra

misma de Cristo, quien vino al mundo para dar testimonio de la verdad1, para

salvar y no para juzgar, para servir y no para ser servido2

Concilio Ecuménico Vaticano II

Constitución pastoral sobre la Iglesia en el mundo contemporáneo

Gaudium et spes, 3

A. ANTECEDENTES

1. El Diaconado Indígena Permanente, como se ha desarrollado en la

Diócesis de San Cristóbal de las Casas, no se hubiera realizado

nunca sin la inspiración y el acompañamiento del Espíritu que Jesús

nos prometió y nos concedió como Don de su Resurrección.3

2. Jesús nos envió a predicar su Buena Nueva a todas las naciones y

nos hizo la promesa de permanecer con nosotros hasta el fin de los

tiempos.4 Después de mil quinientos años, el Evangelio también fue

anunciado a los pueblos indígenas de nuestro continente, pueblos

que fueron sometidos, mediante las armas, a un proceso de dura

colonización y semiesclavitud.

1 Cfr. Juan 18, 37

2 Cfr. Juan 3, 17; Mateo 20, 28; Marcos 10, 45

3 Cfr. Juan 14, 16s y 20,22

4 Cfr. Juan 16, 7.17.18.

3. Pocos años después, en 1539, se creó la Diócesis de Chiapas. Su

primer Obispo efectivo, Fray Bartolomé de las Casas, estableció las

bases de nuestra Iglesia Local con estos rasgos:

a) El reconocimiento de la dignidad y de los derechos de los pueblos

indios. Él luchó porque indios y europeos, en igualdad de condiciones,

forjaran una sociedad justa.

b) La evangelización encarnada, sobre todo por el aprendizaje de las

lenguas y la comprensión de las culturas tseltal, tsotsil, chiapaneca,

ch’ol, zoque, mam, etc.

c) Indicó cómo percibía él el único modo de invitar a la fe a aquellos

pueblos5; método que habría él de realizar sobre todo en el territorio

de Vera Paz, en Guatemala: una evangelización sin soldados ni armas.

d) El trabajo itinerante y la abnegación de los frailes en sus giras.

Por dedicar todo su tiempo a la evangelización, solamente cuatro

veces al año se reunían los dominicos en su convento.

e) La denuncia profética contra las injusticias de los encomenderos y

colonos.

4. Sin embargo, la evangelización en América y en Chiapa siguió

después otros caminos muy diferentes a éstos que proponía Fr.

Bartolomé. Dentro del Pueblo de Dios hubo dos sociedades, una

sobreponiéndose a la otra. A pesar de que en el siglo XVII los

indígenas llegaron a ejercer diferentes ministerios: como el de

Maestro de Capilla, Organista, Maestro de primeras letras,

Encargado del reloj, Sacristán, Acólito, Cantor, etc., las puertas de

las

5 Cfr. Su obra De Único evangelizandi modo (La única manera de Evangelizar)

órdenes sagradas permanecieron cerradas para ellos. En la práctica,

su Bautismo no era reconocido de la misma manera que el de los

españoles o criollos.

5. En 1821 México declara la Independencia. Sin embargo la situación

de los indígenas empeoró pues perdieron sus tierras comunales y

pasaron a ser peones acasillados. Aunque hubo excepciones, como

la del Presidente Juárez, que era zapoteca, los criollos y mestizos

ocuparon siempre todos los puestos en el gobierno civil y

eclesiástico. Los indígenas siguieron explotados y marginados en las

serranías y abruptas cañadas.

6. Cuando en 1859 fueron expulsados todos los religiosos, quedando

vacantes durante casi 100 años una tercera parte de las parroquias de

Chiapas, o cuando Mons. Anaya en 1939 contaba con sólo 13

sacerdotes para todo el estado, nunca se pensó en los indígenas para

acceder al sacerdocio.

7. Sin embargo, en ese mismo tiempo, se dieron algunos pasos

significativos encaminados a la pastoral del pueblo indígena y

mestizo. Ya trabajaban entre nosotros las Franciscanas de la

Inmaculada en labores asistenciales como hospitales y asilos. Mons.

Lucio Torreblanca, (1943-1958), queriendo mejorar la catequesis

rural, apoyó al P. Teodosio Martínez en su iniciativa de atender a las

comunidades indígenas. Llamó también a los Misioneros del

Espíritu Santo para que se hicieran cargo de la parroquia de Nuestra

Señora de Guadalupe en Tuxtla Gutiérrez. Aprobó la congregación

de las Misioneras Seglares Diocesanas, promovió la llegada de las

Hermanas Violetas, de las Misioneras Guadalupanas, de las

Pasionistas y otras.

8. En la nueva misión de Tenejapa se organizó el movimiento

catequístico con dos finalidades: 1) Atender a la población indígena

dispersa por la sierra; iniciando así el proceso de atención a la

periferia que rompía el centralismo parroquial y el control que

ejercía la gente de poder; y 2) Catequizar en la lengua indígena; con

lo que se intentaba superar el racismo dominante.

9. Por ese tiempo (1958) se creó, tomando territorio diocesano, la

Diócesis de Tapachula. Nuevas fuerzas y proyectos de

evangelización llegaron para mejorar la atención pastoral de la

Región Costera y de la Sierra Madre.

10. En diciembre de 1958 los Jesuitas inauguraron la Misión de

Bachajón. La Misión ha desempeñado, junto a otras órdenes y

congregaciones religiosas, un papel clave en el desarrollo del

proceso diaconal de la Diócesis.

B. EL MOVIMIENTO CATEQUÍSTICO

IMPULSADO POR EL OBISPO

Primera Etapa: de 1960 a 1968

11. Ya desde años anteriores eran significativos varios movimientos

eclesiales: litúrgico, bíblico, misionero, ecuménico y catequético.

Estas experiencias pastorales que se daban en varias partes del

mundo fueron recogidas con claridad y espíritu de renovación en las

enseñanzas del Concilio Ecuménico Vaticano II. Para nuestro

proceso diocesano han sido de especial relevancia varios docu-

mentos de ese Concilio, como por ejemplo las Constituciones Lumen

gentium (sobre la Iglesia), la Dei Verbum (sobre la Revelación

divina) y la Gaudium et spes (sobre la Iglesia en el mundo

contemporáneo). De manera muy importante ha influido en la

pastoral de nuestra Iglesia el decreto Ad gntes (sobre la actividad

misionera de la Iglesia). Mons. Samuel Ruiz García tuvo la gracia de

estar presente en las cuatro sesiones conciliares (1962-1965).

12. Después de un diálogo con el entonces Delegado Apostólico, Mons.

Luigi Raimondi, el Obispo de la Diócesis, Mons. Samuel Ruiz

García, promovió en 1962 dos escuelas catequéticas: una para

mujeres, confiada a las Hermanas del Divino Pastor; y otra para

varones, confiada a los Hermanos Maristas. Entonces el reto más

importante que él asumió para toda la Diócesis, era lograr una

catequesis integral que no se redujera únicamente a la religión, sino

que alcanzara a influenciar toda la vida de las personas y de las

comunidades.

13. El elemento central de la catequesis ha sido siempre la Palabra de

Dios. Algunos factores que hicieron que la lectura y la reflexión

comunitaria de la Biblia pasaran a ser la piedra angular del proceso

catequístico diocesano fueron la visión que Mons. Samuel Ruiz

García adquirió en el Pontificio Instituto Bíblico de Roma, el valioso

movimiento mundial en torno a la Biblia, la influencia del trabajo

pastoral que realizaba la Diócesis de Huehuetenango (Guatemala),

así como la predicación de los hermanos Presbiterianos.

14. Los frutos de esta etapa se dieron sobre todo en los campos religioso

y cultural, tales como: los equipos coordinados de catequistas, que

recibieron una formación lo más completa posible; la

castellanización y alfabetización; una formación ética de acuerdo a

la época; mejoras en el cultivo del café y de la soya; diversos

talleres, cursos de primeros auxilios y enfermería, la formación de

nuevos poblados, etc.

15. El influjo de estas escuelas catequéticas fue notable. En ellas

llegaron a formarse catequistas de Tecpatán y de otras parroquias

que entonces formaban parte de nuestra Diócesis. Su influencia se

extendió hasta los triquis de Oaxaca y los misquitos de Nicaragua; y

se intercambiaron materiales con las Diócesis guatemaltecas de

Huehuetenango y Quetzaltenango.

16. En 1963 los Dominicos llegaron a fundar la Misión de Ocosingo. A

ellos les tocó sobre todo la apertura de la frontera agrícola hacia la

Selva Lacandona. Fue como una explosión que dispersó a la gente

en cientos de ejidos nuevos en una amplísima zona. Por todas partes

brotaban comunidades que iban acompañadas por sus catequistas y

sus ancianos o principales. Por la evangelización, el tiempo de las

fincas, en que los indios eran “mozos” (siervos casi esclavos),

empezaba a quedar atrás. Fue la experiencia de lo que las personas

de Iglesia llamaron el “Exodo” chiapaneco a la selva.

17. Por otra parte, para la atención pastoral de la parte oeste de Chiapas,

erigida también en territorio desmembrado de nuestra Diócesis,

desde 1965 se puso en marcha la nueva Diócesis de Tuxtla

Gutiérrez. Así nuestra Diócesis dejó de llamarse Diócesis de

Chiapas, y recibió el título de Diócesis de San Cristóbal de las

Casas. Desde entonces ha tenido población mayoritariamente

indígena. Dadas las dificultades en la evangelización, la escasez de

agentes de pastoral y las difíciles comunicaciones, se consideró a

nuestra Iglesia Local como una Diócesis en estado de misión.

18. En 1968 Mons. Samuel Ruiz García participó en la Conferencia

Episcopal Latinoamericana de Medellín (Colombia), con una

ponencia sobre La Dimensión Misionera de la Iglesia. Las

conclusiones de Medellín vinieron a ser muy importantes en el

proceso eclesial latinoamericano, pues mediante sus reflexiones de

fe y orientaciones pastorales, quisieron hacer nuestro el abundante

legado de enseñanzas del Concilio Ecuménico Vaticano II.

19. El Obispo de nuestra Diócesis también estuvo al frente de la

Comisión Episcopal para la Pastoral Indígena de la Conferencia del

Episcopado Mexicano; y fue Presidente del Departamento de

Misiones en el Consejo Episcopal Latinoamericano (CELAM).

Impulsó varios encuentros misioneros como los de Asunción

(Paraguay), Iquitos (Perú) y Xicotepec (México), que buscaron una

nueva actitud y una nueva metodología en la evangelización y en la

pastoral de los indígenas. Todo ello incidió positivamente en el

movimiento catequístico y ministerial de la Diócesis.

20. El contacto directo y vivencial con las comunidades, fundamentado

y animado por la lectura del Evangelio que inspira a todas las

dimensiones de la vida, llevó a los agentes de pastoral a comprender

la terrible situación socioeconómica y la marginación en que vivían

los indígenas. Entendieron, por la fe, que esa era una situación no

querida por Dios.

21. Tanto los agentes de pastoral como las comunidades percibieron

claramente la esencia misma del Evangelio; Dios asume como

propia la causa de los pobres. Esto se constata claramente en el Plan

de Dios desde la creación, por la que hizo Él todas las cosas, cuando

sólo existía el caos; y su acción liberadora se continúa a través del

Mensaje de salvación: en el momento histórico de los Jueces, los

Profetas y, sobre todo, en la experiencia misma de la encarnación de

Jesucristo, el Redentor, así como la tenemos en los Evangelios y en

la vida de la Iglesia Primitiva, que nos narran los Hechos de los

Apóstoles.

22. Esta visión integral de la Palabra de Dios los llevó a compromisos

por encontrar caminos integrales de liberación, que encaminaran al

Cielo nuevo y la Tierra nueva.6 El cambio de las estructuras injustas,

como lo pedían los obispos de la Iglesia reunidos en el Concilio

Vaticano II7, el Papa Paulo VI en su exhortación Evangelii

Nuntiandi,8 y como lo señala también la Iglesia en gran parte de su

Magisterio posterior, debía hacerse desde el interior de las mismas

comunidades9. Sólo así la liberación evangélica sería eficaz. Todas

éstas son exigencias de una fe integral que se quería vivir en todos

los niveles de la vida personal y social.

6 Apocalipsis 21, 1

7 Cfr. Especialmente la Gaudium et spes

8 Cfr. el n. 19

9 Cfr. Juan Pablo II, Redemptoris Missio, nn. 51-53

Segunda Etapa: de 1968 a 1974

23. En estos años, sobre todo por el impulso del Papa Paulo VI,10

la

Iglesia asumió el desarrollo socioeconómico y la búsqueda de la paz

como parte integrante de su acción pastoral. Quienes veían la

Diócesis desde fuera pensaban que el único camino para que las

comunidades salieran del retraso era imitar a los países del llamado

Primer Mundo. Proponían trabajar a marchas sociales forzadas para

poder alcanzar el nivel de las “naciones desarrolladas”. Estos son

los años en que prosperaron, por ejemplo, la organización tseltal

Ach’ Lecubtesel y otras cooperativas de producción,

comercialización y consumo. Sin embargo, la metodología de la

catequesis del Éxodo que seguíamos mostró que no era posible

imitar sin más aquel modelo de desarrollo. Había en esas acciones

de promoción algo que faltaba o que andaba mal. También

necesitábamos tomar en cuenta otros elementos propios, nuestra

propia historia, nuestras culturas, nuestra fe.

24. Para la pastoral y la catequesis que vendrían después, fue muy

importante para la Diócesis el curso que, en 1969, por dos meses,

tomaron los catequistas en La Cañada de las Tazas, y que tuvo como

tema: Los servidores de sacramentos en la comunidad.

25. Por ese tiempo se unieron al proceso catequístico de las

comunidades rurales y barrios urbanos otros Institutos Religiosos

femeninos y masculinos. Entre ellos recordamos, por ejemplo, las

Misioneras Eucarísticas Franciscanas, las Hermanas de San José,

10

Cfr. su Carta Populorum Progressio.

la Compañía de María, las Dominicas del Santo Rosario, los

Franciscanos, los Salesianos, etc. Varios sacerdotes del clero secular

también vinieron a servir en la pastoral de nuestra Diócesis. Se

integraron del mismo modo a nuestra Iglesia Diocesana seglares,

varones y mujeres, solteros y casados. Todos ellos buscaban

coordinarse en los Equipos Pastorales recién formados para lograr

una mayor eficacia evangélica.

26. En algunas partes de la zona tseltal (y desde allí se propagaría a

otras regiones de la Diócesis), se propuso un nuevo método, llamado

Tijwanej, que orientó mejor el rumbo del proceso evangelizador. En

dicho método, a través de preguntas sobre la realidad y sobre la

Palabra de Dios, se pide la palabra de toda la comunidad; luego, se

recoge esa palabra comunitaria y se devuelve como alimento para el

pueblo. Con este método se quería evitar que los catequistas fueran

meros repetidores de una instrucción o mensaje, y que la Palabra de

Dios no permaneciera ajena a su realidad.

C. SURGIMIENTO DEL PROCESO DIACONAL.

Tercera Etapa de 1974 a 1981.

27. En estos años, en la Diócesis cobró fuerza la indignación ética y

profética ante la cruda realidad de los abusos insoportables que

sufrían las comunidades campesinas e indígenas, y también la gente

de los barrios pobres de las ciudades. Por un lado, surgió la denuncia

eclesial ante las autoridades civiles por esta situación de opresión

extrema. Por otro lado, se inició una acción pastoral

concientizadora junto con una lucha legal por la recuperación de

tierras, por la impartición de justicia y por un salario y condiciones de

trabajo que cumplieran con lo mínimo exigido por la Ley Laboral

mexicana al respecto. La Palabra de Dios motivaba a entrar al campo

sociopolítico por razones de fe.

28. Con motivo de la celebración del Quinto Centenario del nacimiento

de Fray Bartolomé de las Casas, se nos presentó la ocasión para

vivir la política, la pastoral y la fe de manera conjunta e integral. A

partir de 1973 las comunidades y los agentes de pastoral iniciaron un

proceso en el que se juntó la palabra de las comunidades, se hizo

reflexión y se devolvió el pensamiento. Para conmemorar a Fray

Bartolomé, los representantes de cada una de las comunidades

(entonces ya más de mil) propusieron tratar cuatro aspectos

principales de su vida: la tierra, la salud, el comercio y la educación.

29. En octubre de 1974, durante el Congreso Indígena, que era parte de

la conmemoración, ante las autoridades civiles y ante la opinión

pública nacional, los indígenas expusieron la dimensión real de la

opresión que se daba en Chiapas contra las comunidades. Surgió el

grito libertario que intensificaría el proceso organizado de lucha por

la justicia: Solamente unidos podremos salir adelante.

30. Después, durante la evaluación que el Obispo y los agentes de

pastoral hicieron del Congreso, se manifestó esta inquietud: Los

indígenas han reflexionado sobre su situación de opresión en el

campo sociopolítico; pero no han dicho en qué y cómo nosotros,

como Iglesia, también los hemos estado oprimiendo. Para poder

responder a esta preocupación, se inició en las comunidades un

nuevo proceso de reflexión que llevó varios meses, hasta mediados

de 1975.

31. Ante la pregunta de qué sucedería si, por alguna causa, todos los

agentes de pastoral salieran de la Diócesis y los indígenas se

quedaran solos, un principal, Domingo Gómez, expresó el sentir de

los demás con estas palabras: “Ustedes llevan ya 15 años de trabajo

entre nosotros. Es triste que piensen que todo va a quedar

abandonado porque de repente se retiran. Esto quiere decir que no

están trabajando bien. Sabemos que Jesús trabajó tres años

solamente. Lo mataron, resucitó, y se fue al cielo con su Padre. Sin

embargo, su obra permanece desde hace veinte siglos. ¿Qué hizo

Jesús que no están haciendo ustedes? Lo que Jesús hizo fue no

dejarnos solos. Nos dio su Espíritu, que conservó y llevó adelante el

trabajo de Jesús en el mundo. Pero ustedes nos niegan el Espíritu, lo

tienen acaparado”.

32. El principal continuó diciendo que, además del Bautismo y de la

Confirmación, nunca se les había dado el Sacramento del Orden

para servir completa la vida de fe. El clero mestizo y extranjero sí

recibía el Sacerdocio; y a los indígenas, se los dejaba inmaduros

para afrontar solos la evangelización de sus pueblos.

33. La primera Asamblea Diocesana (en 1975) aceptó como algo

imprescindible la Opción por los Pobres, quienes en Chiapas tenían

sobre todo rasgos campesinos y rasgos indígenas.

34. Mons. Samuel Ruiz García, como Obispo de nuestra Iglesia Local,

aprobó la búsqueda de nuevos ministerios que estuvieran de acuerdo

a la realidad que vivimos; en especial quiso que se reflexionara en lo

que se refiere al Sacramento del Orden. En comunidades de la zona

tseltal y tsotsil se eligieron candidatos que, luego de un período de

tres a cinco años de capacitación y prueba,

pudieran ser ordenados como Diáconos. El Obispo se preocupaba por

el sacerdocio de los indígenas y por la constitución de una Iglesia

Autóctona. A los servidores que se estaban preparando, y que ya eran

más que catequistas, se les llamó “Prediáconos”. Así se quería señalar

que esos servidores estaban en un período de formación que algún día

podía culminar en el Diaconado.

35. Ciertamente, para la formación de los futuros pastores de la Diócesis

contábamos con el Seminario; pero, en muchas cosas, la formación

que éste proporcionaba resultaba ajena al mundo indígena y

campesino mayense, en el que un servidor de la comunidad se

considera maduro solamente si sabe trabajar con sus manos la santa

tierra y tiene su propia familia.

36. Pronto surgieron cuestionamientos serios respecto de las Órdenes

para los indígenas: ¿Cómo evitar en los indígenas no sólo una

occidentalización inapropiada de los ministerios ordenados, sino

también cómo superar la tentación de clericalizar el proceso?

¿Cómo lograr que no se llegara a un ministerio vertical y asfixiante?

37. En el resto de la zona tseltal, en la zona sureste y en la zona ch’ol, se

promovió un proceso mediante el cual el camino a los ministerios

ordenados y el de los ministerios laicales y “temporales” lograra

fortalecer la comunidad. No se quería propiciar el surgimiento de

servidores “de por vida”, sino que su ministerio fuera evaluable, y

que también en el servicio eclesial se diera la rotación. Este

ministerio recibió el nombre de Servidor (en tseltal: Tuhunel).

38. Hubo en la Diócesis una reflexión seria sobre cuál sería la mejor

forma para llevar adelante el proceso, sobre cuál camino seguir: ¿El

de los Prediáconos o el de los Tuhuneles? ¿Tener ministerios de por

vida, o sólo ministerios temporales? ¿Formar para ministerios

“ordenados” hacia una “Iglesia Autóctona”, o formar para ministerios

preferentemente “laicales”? En el fondo también había en algunos

Agentes de Pastoral diferentes maneras de concebir a las

comunidades indígenas: ¿Prioritariamente eran “etnias”, pueblos con

culturas diferentes; o más bien se debían considerar una “clase social”

pobre?

39. Sin embargo, Mons. Samuel Ruiz García aprobó los nombramientos

de “Prediáconos” y de Tuhuneles, con la idea expresa de evaluar y

confirmar dichos procesos al cabo de algunos años de experiencia.

En 1975 se tuvieron las primeras celebraciones en que se

instituyeron Prediáconos.

40. La práctica pastoral, reflexionada y evaluada, llevó a impedir que

dichos ministerios se situaran por encima de la comunidad, que su

servicio fuera valorado de tiempo en tiempo, y que, en algunos

casos, se diera “descanso” a algunos de ellos. Esto se favoreció

gracias a la designación y acompañamiento de ancianos que

asesoraban con sus consejos a los Prediáconos. Por otra parte, el

ministerio de los Tuhuneles, se relacionaba más directamente con la

administración de ciertos sacramentos (como, por ejemplo, el

Bautismo y, en algunos casos, e asistir a nombre de la Iglesia en los

Matrimonios). Esto les fue dando a los nuevos ministerios un perfil

más diaconal.

41. Así, las comunidades, en su práctica vital, fueron integrando los dos

elementos: por un lado, el estabilizador de los Prediáconos, pero

intentando prevenirse del clericalismo; y por otra, el participativo de

los Tuhuneles, procurando que las comunidades

no carecieran de un ministerio específico que, respetando sus

tradiciones y culturas, atendiera la administración de algunos

sacramentos. Ante una misma realidad compleja y conflictiva, ambos

procesos se fueron acercando uno al otro, a pesar de que las

discusiones teóricas no siempre fueron satisfactoriamente resueltas.

42. También se fue viendo, en ambos procesos, la necesidad de tomar en

cuenta más formalmente a las esposas de estos servidores, en lo que

toca a su responsabilidad y participación en el trabajo ministerial.

43. Partiendo de que la Diócesis estaba dando pasos seguros hacia el

Diaconado de los indígenas, las comunidades fueron poniendo en

práctica sus mecanismos propios para que esta nueva figura

ministerial se desarrollara dentro de los marcos comunitarios y

participativos, que tienen como fundamento el acuerdo comunitario.

De esta manera se aseguraba que el Diácono Indígena Permanente

fuera un auténtico servidor del pueblo.

D) EL DIACONADO INDÍGENA PERMANENTE

Cuarta etapa: de 1981 a 1994

44. En marzo de 1981, algunas comunidades presentaron sus candidatos

al Prediaconado. El Obispo hizo la investigación adecuada, para

conocer si eran dignos de recibir este ministerio. Terminado el

diálogo, los principales se expresaron en estos términos:

Tenemos en la región a varios Prediáconos más, que recibieron su

nombramiento hace seis años. Según el acuerdo, a los cinco años

como máximo, se debía hacer una evaluación. La estamos

esperando, para que reciban ya el Diaconado. De la evaluación, que

se hizo resultó que de diez candidatos propuestos, seis fueron

aprobados. Al día siguiente Mons. Ruiz García les confirió a aquellos

indígenas el Orden del Diaconado. Era la primera ocasión que esto

sucedía en nuestra Diócesis desde que fue fundada en el siglo XVI.

45. Con el Diaconado Indígena Permanente se avanzó en la

consolidación de la Iglesia Local, así como en las posibilidades de

una Evangelización más encarnada y comprometida, que fuera

conduciendo hacia una Iglesia Autóctona.

46. El proceso diocesano también entraba en otra etapa diferente. A raíz

de la llegada de unos cuarenta mil refugiados guatemaltecos a

Chiapas (de los cuales unos veinticinco mil se habían quedado en el

territorio de nuestra Diócesis), hubo que reestructurar tanto el

trabajo como las perspectivas de cambio que esa situación social

exigía. Se creó la Comisión de Solidaridad con los Refugiados.

47. No todos los refugiados guatemaltecos eran católicos, sin embargo

la solidaridad diocesana no hizo discriminación por motivos

religiosos. Este ecumenismo que se daba en la práctica, atrajo las

miradas de confesiones cristianas como la Iglesia Unida de Cristo y

otras que empezaron a mandar ayuda a través de la Iglesia Católica.

A su vez, esto nos ayudó para irnos abriendo a actitudes más

evangélicas y comprensivas; aunque no todo fue en la misma línea,

puesto que hubo, por ejemplo, el caso de las divisiones en la zona

Chamula.

48. Los tiempos maduraron, y en diferentes zonas el proceso de las

comunidades evolucionó también hacia un compromiso político más

radical que, incluso, llegó a confrontar el mismo caminar pastoral.

El trabajo pastoral de la Diócesis debía tomar muy en cuenta el

sufrimiento de la gente.

49. En esos momentos la atención diocesana se centró en el

acompañamiento pastoral a los refugiados, en la lucha por las tierras,

así como en la elaboración de un nuevo Plan Diocesano de Pastoral

que nos unificara más y mejorara la coordinación del trabajo

eclesial. Dicho Plan fue aprobado en la Asamblea Diocesana de

1986. En él no se menciona el Diaconado Indígena Permanente

porque la situación aún no era clara para todos.

50. El apoyo que daba la Diócesis a los campesinos pobres, su denuncia

contra la tortura y la injusticia, la presencia internacional debida a la

solidaridad con los refugiados, pronto tuvo un costo: Campañas de

difamación, cooptación de catequistas, amenazas contra agentes de

pastoral, intimidaciones serias contra los Prediáconos y Tuhuneles,

quemas de casas, expulsión de algunas religiosas y sacerdotes

extranjeros, como el P. Marcelo Rotsaert de nacionalidad belga, los

encarcelamientos del P. Aurelio Zapata Escobar en 1983 y del P.

Joel Padrón González en 1991. También hubo presiones para que

renunciara el Obispo diocesano.

51. Estos hechos sirvieron, en años posteriores, para la consolidación de

la Asamblea laical llamada Pueblo Creyente, y también para el

fortalecimiento de diferentes instancias de Derechos Humanos como

el Centro Fray Bartolomé de Las Casas. Después surgió el proceso

de la Teología India Cristiana, que vino a enriquecer el caminar

diaconal en la Diócesis.

52. La opresión en que viven las comunidades: la pobreza, el hambre, la falta de servicios y

oportunidades, el problema de la tierra, y otros que no encontraban su solución justa,

ocasionaron que las comunidades llegaran al límite de gritar: “¡Basta!”. Surgió así en

nuestra sociedad el levantamiento indígena de 1994. A partir de enero de 1994, todo el

proceso pastoral diocesano se encuentra afectado ante la realidad de un enfrentamiento

entre el Ejército Zapatista de Liberación Nacional y el Gobierno.

53. Las consecuencias más notables de esta nueva situación social de insurgencia han sido,

entre otras:

a) la proposición y aceptación por ambas partes de la mediación de Mons. Samuel Ruiz

García y, posteriormente, la formación de la CONAI (Comisión Nacional de Intermediación);

b) el nombramiento de un Obispo coadjutor, Mons. Raúl Vera López O.P., para colaborar con

nuestro Obispo diocesano;

c) se ha clarificado cada vez más la esencia pastoral de nuestra Iglesia Local;

d) la Diócesis, en especial los servidores, se han visto impulsados con mayor urgencia al

trabajo de reconciliación de sus comunidades;

e) se inició el Tercer Sínodo Diocesano, que tiene como prioridad reafirmar los rasgos

liberadores y autóctonos de nuestra Iglesia Local.

54. Actualmente el ministerio del Diaconado Indígena Permanente ha ido avanzando de manera

significativa en las demás zonas pastorales de la Diócesis: ch’ol, tojolabal, tseltal y tsotsil.

A ello están contribuyendo los Encuentros Anuales de Diáconos y candidatos al Diaconado

a nivel diocesano.

55. Las comunidades siguen buscando y realizando mayor organicidad y mayor compromiso.

Siguen extrayendo, del pozo rico de sus tradiciones ancestrales, la savia fecunda que les da

vida y la originalidad necesaria para construir la Iglesia Autóctona en la catolicidad de la

Iglesia. Buscan ahora, en medio de amenazas de muerte y de extinción, cómo llegar al

Sacerdocio indígena, conforme a su peculiar modo de ser, con las características propias de

su cultura para reafirmar la comunión eclesial y fortalecer la catolicidad.

56. De ahora en adelante ¿Cuál será el camino por el que nos conducirá el Espíritu para

completar su obra? No lo sabemos cabalmente. Recordamos que en los primeros tiempos de

la Iglesia, reunidos los discípulos, cuando estaban las puertas cerradas, de pronto se

presentó Jesús en medio de ellos.11

También la presencia de Cristo Resucitado en medio de

nosotros, mediante este proceso de Iglesia Autóctona que avanza hacia la plenitud de

ministerios, nos da la certeza de que no estamos solos y de que él sigue enviando obreros a

su mies12

, a los pueblos mayenses de nuestra Diócesis, a los que no les faltarán ciertamente

los dones de su Espíritu.

11

Cfr. Juan 20, 19 12

Lucas 10,2

Visión del mundo

En las culturas mesoamericanas, el mundo tiene forma de cruz; está construido

Como cuatro rincones que resultaron por la acción de dos direcciones; una Divina (E-O) y otra humana (S-N). En el centro, la acción conjunta de Dios

Y de la humanidad se entrelazan para buscar juntos la vida y el equilibrio de

Todo. Dios y la humanidad trabajan para la superviviencia del mundo (círculo) y

Del universo (círculo doble). Ese centro, encuentro y lucha los realizan Dios y la

Humanidad como servicio (plumas) para la humanidad

(Motivo encontrado en Azcapotzalco, cultura mexica).

II. CONTEXTO SOCIAL Y ECLESIAL

EN QUE SE DESARROLLA EL SERVICIO

DEL DIACONADO INDÍGENA PERMANENTE

Los gozos y las esperanzas, las tristezas y las angustias de los hombres de nuestro

tiempo, sobre todo de los pobres y de cuantos sufren, son a la vez gozos y

esperanzas, tristezas y angustias de los discípulos de Cristo. Nada hay

verdaderamente humano que no encuentre eco en su corazón.. La Iglesia, por

ello, se siente íntima y realmente solidaria del género humano y de su historia. Concilio Ecuménico Vaticano II,

Constitución pastoral sobre la Iglesia en el mundo actual,

Gaudium et spes, 1

57. Importancia de conocer la realidad social

El Diácono Indígena Permanente y su esposa, han de conocer bien el

contexto social y eclesial en el que se desenvuelve tanto su propia

vida, como la de las comunidades con quienes conviven y a quienes

sirven con su ministerio. Esto les permitirá tener una mayor

posibilidad de influencia para el cambio y conversión, necesarios para

la construcción del Reino.

A. REALIDAD SOCIAL

58. Los Diáconos Indígenas Permanentes viven en la pobreza

Generalmente el Diácono Indígena y su esposa son pobres, y tienen

limitaciones materiales para el ejercicio de su trabajo ministerial.

Algunas de estas limitaciones son: enormes dificultades para sacar

adelante a la propia familia; pocas posibilidades de lograr un cierto

nivel escolar; pocos apoyos para atender la salud personal y

familiar; y no escasas muestras de discriminación por parte de la

misma sociedad. Por otro lado, su riqueza cultural tradicional es muy

grande, y la vivencia de su fe se basa en la certeza de que el Señor

ocultó estas cosas a los sabios y las reveló a los pobres y sencillos13

.

59. El Diácono Indígena Permanente,

servidor de un pueblo pobre

El Diácono Indígena Permanente y su esposa, en su condición de

pobres, han sido elegidos y llamados por Dios y por su comunidad

para servir y acompañar a un pueblo que también sufre grandes

carencias, hasta el grado de hallarse globalmente al margen del

desarrollo económico, social y político. Todo ello debido a un sistema

social injusto en el que se encuentran las comunidades desde hace ya

500 años. En algunos lugares los indígenas, para elevar sus niveles de

vida, se han organizado en su trabajo; ese mismo pueblo, de muchas

maneras ha luchado por el reconocimiento de sus derechos indígenas

y campesinos. Todos estos esfuerzos han sido apoyados por las

enseñanzas sociales de la Iglesia14

que el Diácono Indígena

Permanente ha de impulsar para el bien de sus comunidades.

13

Mateo 11, 25; Lucas 10, 21.

14 Cfr. Concilio Ecuménico Vaticano II, Constitución Pastoral Gaudium et spes; Juan Pablo II,

Redemptor hominis, Sollicitudo rei socialis, Christifideles laici; Obispos del Pacífico Sur, Nuestro Compromiso

cristiano con los indígenas y campesinos del Pacífico Sur, Vivir cristianamente el compromiso político.

60. Situación educativa y de salud de las comunidades indígenas

Fuertes son también, en el medio en el que sirve el Diácono Indígena

y su esposa, las deficiencias en el campo educativo. El analfabetismo

es más elevado en las mujeres, llegando a tener un índice superior al

30%. En el terreno de la salud es muy escasa la atención de los

organismos oficiales, dado que solamente el 50% de la población

tiene acceso a los servicios médicos. Chiapas es el Estado de la

República con mayor marginación, altos niveles de desnutrición, y en

el que todavía se dan enfermedades declaradas ya inexistentes en el

país, como el cólera, la tuberculosis y las enfermedades diarreicas.

Encontrar respuestas integrales de fe a todo esto debe ser también

preocupación pastoral del Diácono Indígena Permanente que,

mediante sus servicios, procurará la formación y capacitación de las

comunidades, para su superación.

61. Derechos de las comunidades indígenas

En medio de las comunidades que viven en situación precaria, existe

también un grande deseo de superación y mejoramiento. Ha habido en

nuestra Diócesis varios intentos por lograr su promoción; pero las

resistencias encontradas han sido enormes. Los momentos que se

viven en los últimos años, son sumamente delicados, porque la

violación de los Derechos Humanos, de las Garantías

Constitucionales, de los Derechos Comunitarios y de las Garantías

Individuales se ha agravado. Esto está exigiendo en la vida y servicios

de los Diáconos Indígenas y sus esposas una gran capacidad de

discernimiento. Ellos y ellas están llamados a ser, en medio de este

pueblo que busca mayor justicia y dignidad, promotores primarios de

los derechos de las comunidades, factores de unidad, de

reconciliación, de consuelo y de paz verdadera, actuando siempre a la

luz de la Palabra de Dios.

62. Servicio de fe en un México de Contrastes

El Diácono Indígena Permanente y su esposa, han de ser

perfectamente concientes de que las comunidades que sirven forman

parte de un país, México, que tiene muchas potencialidades. Por

ejemplo, contamos con petróleo, presas hidroeléctricas, bosques,

mares, minerales, turismo, recursos naturales, ganadería, producción

de energía eléctrica. Sin embargo, la mayor parte de la población vive

en situación de extrema pobreza. Los salarios no son suficientes; la

falta de empleo se va agravando; los bajos precios de los productos

agrícolas ahogan al campesino. En la actualidad, solamente el 15% de

la población está bien alimentada, y cerca de la mitad padece

desnutrición. Esto quiere decir que el Diácono Indígena y su esposa,

con entraña pastoral, han de sentirse hermanados con otras

comunidades y, con mirada amplia, entender que su servicio

ministerial está llamado a tener efectos más allá de su propia

comunidad.

63. El actual sistema neoliberal

Últimamente, a nuestro país se le ha impuesto el llamado “sistema

neoliberal” que, de manera decisiva, impulsa el Gobierno. Todas las

decisiones importantes en los campos económicos, sociales, políticos

y culturales se han encaminado a consolidar este sistema, que intenta

funcionar a nivel mundial. Sabemos que en todas partes donde se ha

implantado, está fracasando. Entre nosotros, este sistema ha

contribuido en gran manera a una enorme concentración de la riqueza

nacional. El resultado ha sido que vivimos una nación en la que pocos

poseen mucho y la mayoría de la población sobrevive en la pobreza;

y cada vez hasta en la extrema pobreza y en la miseria. Para el

sistema neoliberal los pobres, especialmente los indígenas, no tienen

cabida; y los agrede, de tal manera, que

peligra su existencia. Este es el nuevo pecado del mundo en el que se

lleva a cabo el ministerio del Diácono Indígena y su esposa; y los dos

deben ser concientes de que todos sus esfuerzos pastorales han de

unirse a otros muchos esfuerzos eclesiales y sociales, de modo que en

medio de esta situación nazca la esperanza, confiados en que, desde

la fe, tenemos la certeza en las palabras de nuestro Redentor quien

nos aseguró: En el mundo tendrán persecuciones. Pero ¡ánimo!: Yo

he vencido al mundo15

.

64. Despertar político del país

Se ha ido observando, felizmente, que en los últimos años a nivel

nacional ha habido notables avances en la conciencia cívico política

del pueblo mexicano y un anhelo creciente de constituirnos como un

país verdaderamente democrático. Todo esto ha sido fruto del

esfuerzo de multitud de personas que actúan no tanto con distintivos

partidistas o políticos, sino solamente como miembros de la sociedad

civil que se preocupa porque nuestro país se transforme en una nación

en donde se asegura el bien común para todos los ciudadanos. Con

todo, falta mucho camino por recorrer para lograr la madurez política

como nación y para ser capaces de responder al nuevo momento

político que vive el país. Para el Diácono Indígena Permanente es

parte de su ministerio animar y apoyar todas las acciones que llevan a

la consolidación de la sociedad civil para el logro de una sociedad

donde se respete la dignidad de las personas y de los pueblos. Estas

son parte de las tareas que la Iglesia ha llamado Pastoral Social.

15

Juan 16, 33

65. Emergencia de los pueblos indígenas

En los últimos 25 años, se ha ido dando en todo nuestro continente,

un despertar de los pueblos indígenas que, recuperando su conciencia

histórica, fortaleciendo su identidad cultural, participando

enérgicamente en la vida social y política, han venido a ser una luz de

esperanza que ilumina a todos los pueblos. Así, sus organizaciones y

propuestas, representan posibilidades no sólo de participar en la vida

de sus respectivas naciones de manera efectiva, sino al mismo tiempo

señalar caminos y salidas que pueden ser rumbo seguro para todos los

demás sectores sociales y culturales. Esta emergencia ha sido muy

clara en nuestra Diócesis, y los indígenas, de muchas maneras están

contribuyendo al avance de nuestras sociedades, culturas, y vivencia

de la fe.

B) REALIDAD ECLESIAL

66. El caminar de nuestra Iglesia

La Diócesis de San Cristóbal de las Casas tiene un caminar pastoral

largo que va desde el siglo XVI hasta estos días que finalizan el siglo

XX. Como ya vimos en la parte histórica, se pueden distinguir muchas

etapas, que de alguna manera determinan, enmarcan e iluminan el

servicio del Diácono Indígena Permanente y su esposa. Un servicio

eclesial siempre debe tomar en cuenta el caminar de nuestra Iglesia en

la realidad social y pastoral en el que se lleva a cabo.

67. Fray Bartolomé de las Casas

Quiso Dios que el primer Obispo de nuestra Diócesis fuera un

dominico santo, Fray Bartolomé de las Casas, que tomó la causa de

los pueblos indígenas y sus culturas como elementos esenciales

de su evangelización. Esta actitud de evangelización y pastoral

integral, marcó para siempre a nuestra Diócesis, de tal manera que

muchos Obispos han caminado siguiendo sus huellas. Así, jTatic

Samuel heredó e impulsó una evangelización que al mismo tiempo

que anuncia la Buena Nueva a todo el pueblo, denuncia las injusticias

que contradicen el Evangelio. Fray Bartolomé es uno de los ejemplos

de santidad y de eficacia pastoral que nunca deben perder de vista el

Diácono Indígena Permanente y su esposa.

68. Las reuniones pastorales centroamericanas

Fray Bartolomé de las Casas, frecuentemente se reunía con los

Obispos de Guatemala y hasta con los de Nicaragua. Así convivió él

con Don Antonio de Valdivieso que sellaría con su sangre su

compromiso evangelizador. De esta manera Las Casas percibió la

unidad y fraternidad que debe haber entre las Iglesias Locales. Esta

visión de que las Iglesias deben vivir en la unidad y la participación

de la fe, debe animar siempre a los Diáconos Indígenas Permanentes.

69. La Región Pastoral del Pacífico Sur

Al final de los años setentas, los Obispos de esta región de México,

configuraron, siguiendo la perspectiva de la Conferencia del

Episcopado Mexicano, la que se llamó Región Pastoral del Pacífico

Sur, y asumieron un interés integral por la evangelización y la pastoral

que en poco tiempo compartieron criterios, compromisos, angustias y

resultados. De esa manera la pastoral se regionalizó haciendo que el

Evangelio se viviera en nuestras Diócesis de maneras muy semejantes.

Al Diácono Indígena Permanente, para ampliar su visión pastoral,

eclesial y de fe, le será bastante formativo leer frecuentemente este

magisterio inspirador.

70. Experiencias renuentes al cambio

No obstante la renovación del Vaticano II y la vitalidad que ese

Concilio Ecuménico Vaticano II le dio a toda la Iglesia y a nuestra

Iglesia Diocesana, nunca han faltado miembros de ella que no

perciben la importancia de esa renovación, y se aferran a las formas

anteriores que ya se demostraron ineficaces para hacer presente el

Evangelio y la vida de Jesús en el mundo actual. Con mayor razón,

debido a su etnocentrismo y a una cierta inercia histórico social, no

ven con buenos ojos el establecimiento del Diaconado Indígena

Permanente. Esto ha causado muchos sufrimientos que repercuten en

la manera de realizar la misión como Iglesia y de darle forma a los

compromisos que exige la fe. Los Diáconos Indígenas Permanentes

solamente podrán superar esta situación mediante la comunión

fraterna con todos y mediante la fuerza del Espíritu que guía a su

pueblo hacia la verdad.16

71. Hacia una teología encarnada

El impulso que dieron nuestros Obispos latinoamericanos en las

reuniones de Puebla y Santo Domingo iluminaron nuestro caminar

pastoral en lo referente a la religiosidad popular y la inculturación,

como vivencias encarnadas de la fe. De la misma manera, llamaron a

los cristianos del continente a promover acompañar la reflexión

teológica de los pueblos indígenas17

. Por ello, el Diácono Indígena

Permanente realizará sus servicios de modo que esta teología india

crezca, madure y se difunda.

16

Cfr. Juan 16, 13

17 Cfr. Documento de Santo Domingo, n. 248, 1

72. Iglesia Autóctona

Desde 1965, el Concilio Ecuménico Vaticano II deseó que en todas

las misiones surgieran Iglesias autóctonas, con recursos propios, clero

propio, teología propia, espiritualidad propia, liturgia propia, y

Obispos propios18

. Esta inquietud la asumió nuestra Diócesis, y

empezó a realizarla inicialmente con la participación en el ministerio

de la catequesis de centenares de catequistas indígenas que empezaron

a proponer la fe en su propia lengua y con sus propios símbolos,

haciendo que se hiciera más clara la idea de que la Iglesia y sus

estructuras podían y debían ser cada vez más propias y encarnadas en

las culturas indígenas de la Diócesis. Los Diáconos Indígenas

Permanentes deberán incluir en su ministerio el deseo y el

compromiso por la realización de la Iglesia autóctona.

73. El Diácono Indígena viene de la Iglesia autóctona.

Los Diáconos Indígenas Permanentes de San Cristóbal de las Casas

han madurado su fe y han crecido al calor de esa catequesis

inculturada que es propia de la Iglesia Autóctona. Por lo tanto su

ministerio estará siempre iluminado por el horizonte de las Iglesias

Autóctonas que, con el tiempo, cuando el Espíritu Santo lo quiera,

surgirán con fuerza por la maduración del Cristo plantado 19

en las

culturas de nuestra Diócesis.

74. El Diácono Indígena guía la Iglesia autóctona

Quienes, con su experiencia vivida de fe, han caminado más hacia la

inculturación y surgimiento de la Iglesia Autóctona son las

comunidades indígenas, que cuentan con Catequistas y Diáconos

18

Cfr. El Decreto sobre la actividad misionera de la Iglesia, Ad gentes, n. 16

19 Cfr. Decreto sobre la actividad misionera de la Iglesia, Ad gentes, nn 6. 11 y otros. Las semillas de

la Palabra que menciona el Concilio son los Lógoi spermatikói (literalmente, los Lógos plantados) de los que

hablaban los Padres de la Iglesia durante los primeros siglos.

Permanentes. Por ello, es sumamente claro que, en función de su

ministerio, quienes deberán también de guiar a nuestra Iglesia para

que se haga autóctona, serán precisamente los Diáconos Indígenas

Permanentes.

75. El Diaconado dentro del sistema de cargos indígenas

Antes de ser nombrado por su comunidad, el Diácono Indígena

Permanente estuvo plenamente insertado en la vida diaria de su

comunidad, en la que se dan muchos cargos y servicios perfectamente

armonizados con esa vida. El Diaconado Indígena surge de ese marco

de servicios, y siempre deberá tener el sistema de cargos indígenas

como matriz cultural de su propio ministerio, enriquecido por la

vocación y la gracia de la ordenación.

76. El lugar de la mujer en el ministerio diaconal

La Iglesia quiere que el Diácono Permanente sea preferentemente

casado, sin excluir a los que se mantienen célibes. Esto indica

claramente que el Diácono Indígena Permanente, por historia, cultura

y tradición, asume su ministerio acompañado de su esposa, de tal

manera que la santidad de su matrimonio fortalece su ministerio y da

testimonio ante los demás del amor de Cristo por la comunidad que,

por su ejemplo, los nombró para el Diaconado. Así, la mujer del

Diácono apoya su ministerio, lo acompaña, lo conforta en las

dificultades, colabora para la eficacia de su servicio pastoral,

comparte las alegrías por el bien de sus hermanos indígenas que,

gracias también a su servicio ministerial, se realizan como pueblo y

como Iglesia.

77. Cultura, Iglesia y fe

Los Diáconos Indígenas Permanentes han nacido y viven dentro de

culturas propias que son diferentes de la que conocemos como

“cultura mestiza nacional”. Esas culturas se viven según valores y

sentidos propios, sumamente ricos, que determinan o marcan de

muchas maneras la vida entera y la fe de las comunidades que sirven

los Diáconos Indígenas. Por ello, los Diáconos Indígenas Permanentes

y sus esposas deberán ser muy cuidadosos de que su servicio esté

siempre encarnado en esos valores y sentidos vitales, de modo que su

riqueza aliente y facilite la eficacia de la evangelización y de la

pastoral que realizan.

78. Los jóvenes

El Diaconado Indígena es un trabajo pastoral que se desarrolla en

medio de una población joven, que es mayoría en las comunidades.

Los jóvenes de estas comunidades están muy influenciados por los

medios de comunicación social que les proponen valores y actitudes

que muchas veces contradicen de manera irrespetuosa a las

tradiciones y vida de los indígenas. El Diácono Indígena Permanente

deberá tener especial atención a estos jóvenes, invitarlos a asumir

compromisos nuevos y esforzados; de modo que con su vigor juvenil

aporten formas que sirvan para el respeto y relación digna entre las

culturas. Al mismo tiempo, les mostrarán de la mejor manera los

valores culturales y de fe que son propios de las tradiciones indígenas,

de manera que también ellos, jóvenes, encuentren motivos para seguir

permaneciendo como miembros activos de sus comunidades sociales

y de fe.

79. Identidad cultural y apertura a la cultura de la modernidad

En las culturas, aún antes de que reciban la luz del Evangelio, está

presente de muchas maneras nuestro Señor Jesucristo20

. Por ello, casi

siempre, los indígenas custodian celosamente sus tradiciones y las

viven con entusiasmo y alegría. Así conservan su identidad y el

sentido religioso que le dan a sus vidas. Es muy importante que el

Diácono Indígena Permanente trabaje por conservar esta identidad. Al

mismo tiempo, con mucha atención, deberá reflexionar sobre la

cultura de la modernidad, de modo que, con agilidad y destreza, las

comunidades se puedan relacionar con ella sin perder los propios

valores culturales y religiosos. También, las comunidades, ayudadas

por sus Diáconos, tendrán que descubrir en qué aspectos de esta

cultura englobante, de alguna manera, están presentes las semillas de

la Palabra, y, con alegría, compartir sus descubrimientos con quienes

viven esas culturas.

80. El Diácono Indígena Permanente y el ecumenismo

Por su esencia y origen las Iglesias protestantes son hermanas de

nuestra Iglesia Católica21

. Sin embargo, su pastoral no siempre

coincide con la pastoral católica e, incluso, llega a agredir nuestras

tradiciones, formas sacramentales y organizaciones internas. Hacer

prosélitos es una de sus principales preocupaciones, y no tienen reparo

en convencer de cualquier manera al mayor número

20

Esas presencias de Cristo son las Semillas de la Palabra de las que tan bellas enseñanzas nos dio

el Concilio Vaticano II. Cfr. Decreto sobre la actividad misionera de la Iglesia, Ad gentes, nn 6. 11 y otros.

21 Recordemos que S.S. el Papa Juan XXIII, quien antes de ser Papa había sido Nuncio en lugares

donde había otras Iglesias, acostumbraba llamar a los fieles de esas Iglesias como hermanos separados. Esta

terminología pasó a muchos documentos del Concilio Vaticano II.

posible de personas. Al mismo tiempo infunden temor hacia la

diversidad cultural, por el solo hecho de que estas formas de vida no

están mencionadas literalmente en la Biblia. Mucha gente que se ha

“convertido” a estas Iglesias y nuevos movimientos religiosos, ven

que su persona es desvalorada desde criterios moralistas extremos.

Ciertamente, estas formas religiosas tienen derecho a existir y hacer

su promoción; pero no es aceptable que agredan las culturas indígenas

y sus tradiciones de manera simplista. Todos los análisis históricos y

culturales estrictos, respetan y promueven las culturas; por ello no

aprobamos que quienes se cambiaron a esas Iglesias deben de dejar

las tradiciones más vividas de sus comunidades.

81. El Diácono Indígena Permanente

ante las Iglesias protestantes

En ocasiones, el proselitismo de las Iglesias protestantes ha causado

muchas divisiones que son nocivas para las comunidades; y está

exigiendo al Diácono Indígena Permanente un testimonio de servicio

que muestre claramente que en la Iglesia Católica caben todos los

pueblos y todas las culturas, como una riqueza querida por Dios y que

es herencia de Cristo. El servicio pastoral de los Diáconos Indígenas

Permanentes debe prestar atención a las consecuencias que el

proselitismo de las Iglesias evangélicas tiene en las comunidades. Su

principal preocupación no será intentar oponerse a estas formas

religiosas, sino mostrar el compromiso integral que viven los católicos

y dar testimonio claro de lo que creen. De esta manera estarán

centrados en su propio ministerio y no se distraerán queriendo

competir con estos hermanos.

Historia, mundo y teología

Representación de la historia, como dualidad de tiempo y espacio,

Simbolizados como dos serpientes. Aquí esas serpientes están emplumadas

(es Kukúl Kan, como serpiente gemela). Las plumas representan el servicio, la intermediación y la

Trascendencia. Se trata aquí de la historia como servicio,

Capaz de llegar a los trascendente, a la divino y a Dios (sol).

La trascendencia se logra si vivimos la presencia de Dios

(representado por el sol) en el mundo (círculo) y en el universo (doble círculo).

(sello encontrado en Veracruz, cultura maya-totonaca).

III. SENTIDO TEOLÓGICO

DEL DIACONADO INDÍGENA PERMANENTE

Yo, que me sentía libre respecto de todos, me he hecho esclavo de todos con el fin

de ganarlos en mayor número. Para ganar a los judíos, me he hecho judío con los

judíos; y, porque están sometidos a la Ley, yo también me porté como quien está

bajo la Ley, aunque estoy libre de ella. Con los que son extraños a la Ley me porté

como uno de ellos… porque yo quería ganar a los que son extraños a la Ley.. Me

he hecho todo para todos con el fin de salvar a algunos. Por el Evangelio lo hago,

y con la esperanza de participar en sus promesas. San Pablo, 1 Carta a los Corintios 9, 19-23

Familiarícense con sus tradiciones nacionales y religiosas; descubran con gozo y

respeto las semillas de la Palabra que en ellas se contienen.. para advertir en

diálogosincero y paciente las riquezas que Dios, generoso, ha distribuido a las

gentes.. El Espíritu Santo llama a todos los hombres a Cristo por las semillas de

la Palabra y por la predicación del Evangelio. Concilio Vaticano II,

Declaración sobre la actividad misionera de la Iglesia,

Ad Gentes, 11 y 15

REVELACIÓN DE DIOS A SU PUEBLO

82. A través de la historia del pueblo escogido, Dios fue revelando su

plan salvador, lo liberó de la esclavitud, le dio su ley, le proporcionó

profetas y el verdadero culto que esperaba. Al final, definitivamente

le dio a conocer la salvación mediante su propio Hijo22

. La Iglesia

22

Cfr. Hebreos 1,1

nos enseña que la revelación no se cierra con la vida y las enseñanzas

de Jesús y sus apóstoles. Cada vez más, la Iglesia va tomando

conciencia de que la revelación de Dios no se debe limitar a su

manifestación en la Biblia. Dios se ha revelado y se sigue revelando

en la historia humana mediante los signos de los tiempos23

, y también

se nos revela mediante su acción operante en los pueblos y culturas

diferentes24

que forman el nuevo y único pueblo de Dios25

. El Dios de

la vida es el mismo Dios de la historia, porque su revelación se hace

con obras y palabras intrínsecamente ligadas.26

Por ello el Diácono

Indígena Permanente, siguiendo el Magisterio de la Iglesia,

evangeliza tanto a partir del Evangelio como a partir de la revelación

en la historia y en la cultura de su pueblo.

LA REVELACIÓN DE DIOS EN LAS CULTURAS

83. La presencia de Dios, que ha ido acompañando a todos los pueblos,

se ha expresado en valores, tradiciones y concepciones que le dan

sentido y respuesta a los enigmas de la vida humana. A esta

revelación de Dios en las culturas, desde el tiempo de los

23

Cfr. Lucas 12, 56

24 Cfr.Concilio Ecuménico Vaticano II, Constitución pastoral sobre la actividad misionera de la

Iglesia, Ad gentes divinitus 11.

25 Cfr. Concilio Ecuménico Vaticano II, Constitución dogmática sobre la Iglesia, Lumen Gentium,

Cap. II.

26 Concilio Ecuménico Vaticano II, Constitución dogmática sobre la divina revelación, Dei Verbum

2.

primeros Padres, la Iglesia la llamó semillas de la Palabra de Dios.27

De

aquí la imperiosa necesidad que tenemos de abrirnos, como Iglesia, a ese

paso de Dios por las culturas de los pueblos. De esta manera Dios lleva a

su cabal cumplimiento la Revelación hecha a Israel28

. Como servidor de

la Iglesia, el Diácono Indígena Permanente debe sumarse a esta labor de

descubrir las Semillas de la Palabra en sus propias comunidades.

84. El Diácono Indígena Permanente, como miembro y partícipe de la

vida de su pueblo, al mismo tiempo que descubre con alegría la

presencia de Cristo en sus tradiciones y cultura, ha de esforzarse por

examinar estas riquezas a la luz evangélica, considerando que, como

obras humanas que son, requieren también de ser liberadas, de

modo que resplandezca en ellas cada vez más claramente el señorío

de Dios Salvador. 29

85. El mundo indígena, con sus tradiciones, sus concepciones y valores,

muestra toda una cosmovisión propia y original. En ella están

presentes tanto elementos provenientes de sus antiguas culturas

como también elementos recibidos por los misioneros durante la

primera Evangelización y por la pastoral en tiempos de la Colonia.

La Iglesia está llamada a abrirse y a acercarse a esas formas

culturales que dan vida; esto lo hace con respeto y espíritu

27

Cfr. Concilio Vaticano II, Declaración sobre la actividad misionera de la Iglesia, Ad Gentes, 11 y

15; Exhortación Apostólica de S.S. Paulo VI sobre la evangelización en el mundo contemporáneo, Evangelii

nuntiandi, 53

28 Cfr. Romanos 8,12

29 Concilio Vaticano II, Declaración sobre la actividad misionera de la Iglesia, Ad Gentes, 11

de discernimiento.30

Esta apertura es la base de la verdadera

inculturación y encarnación del Evangelio31

que promueve el

Diácono Indígena con su ministerio.

86. Captar en todo su significado las semillas de la Palabra que se

encuentran diseminadas en tales culturas no es tarea fácil. El proceso

de inserción de la Iglesia en las culturas de los pueblos, tal como lo

declara Juan Pablo II en su Encíclica Redemptoris missio, es un

proceso lento y arduo, pero también profundo y global; ya que No se

trata de una mera adaptación externa...sino de llevar el Evangelio

al corazón de las culturas. 32

87. Tomar en cuenta la revelación de Dios en las culturas es igualmente

un proceso difícil, pero también urgente para la Iglesia.33

Con cuánta

propiedad y claridad declaraba esto el Vaticano II, en la Lumen

Gentium, al hablar del carácter misionero de la Iglesia: “Con su

trabajo, la Iglesia consigue que todo lo bueno que se encuentra

sembrado en el corazón y en la mente de los hombres y en los ritos y

culturas de estos pueblos, no sólo no desaparezca, sino que se

purifique, se eleve y perfeccione, para gloria de Dios... y felicidad

del hombre”34

30

Cfr. Concilio Vaticano II, Declaración sobre la actividad misionera de la Iglesia, Ad Gentes, 11

31 Cfr. especialmente a S.S. Juan Pablo II, Carta encíclica sobre la permanente validez del mandato

misionero, Redmeptoris missio.

32 Juan Pablo II, Carta encíclica Redemptoris missio, 52; Cfr. Fundamentos teológicos de la pastoral

indígena en México, n. 59

33 Cfr. Redemptoris missio, 52

34 n. 17

88. Por otra parte, es preciso reconocer que las culturas indígenas vienen

a enriquecer a la Iglesia; si bien, la Iglesia a su vez también las

enriquece y las lleva a plenitud. Así lo reconoce el Papa Juan Pablo

II: La misma Iglesia Universal se enriquece con expresiones y

valores en los diferentes sectores de la vida cristiana, como la

evangelización, el culto, la teología, la caridad.35

89. Si esta labor de inculturación no se lleva a cabo, la misma revelación

de Jesús y su Evangelio que Él quiso que lleváramos a todas las

gentes36

, quedarían truncos al no llegar a encarnarse plenamente en

las culturas de los pueblos; la Iglesia estaría olvidando ese otro

mandato misionero de San Pablo de hacerse todo para todos37

. Así

mismo, descuidar esas semillas de la Palabra de Dios, presentes en

las culturas, equivaldría a privar a la Iglesia de la riqueza de esas

culturas y a la vez sería negarse a llevar éstas a un mayor

enriquecimiento en el Evangelio.

LA REVELACIÓN DE DIOS EN LA HISTORIA

90. Un día, para tentarlo, los fariseos le pidieron a Jesús un signo que

revelara que Él era el Mesías. Cristo les dijo que eran hipócritas, que

lo que ellos estaban pidiendo se podía leer en los signos de los

tiempos.38

Igualmente hoy, la Iglesia, y quienes, como los Diáconos

Indígenas Permanentes, ejercen en ella servicios en favor del nuevo

Pueblo de Dios, para cumplir su misión evangelizadora deben

descubrir, discernir y proclamar la revelación de Dios que aparece

35

Juan Pablo II, Carta encíclica Redemptoris missio, n. 52

36 Mateo 28,19

37 Cfr. 1 Corintios 9, 19-23

38 Cfr. Lucas 12, 54-57

en la historia que vivimos. Creemos que en nuestra historia se encuentra

presente el Señor que nos revela su voluntad para que, en los momentos

actuales, seamos capaces de cumplir con su plan de salvación.

EL DIACONADO COMO SACRAMENTO

91. El sacramento del Diaconado es una institución muy antigua en la

Iglesia, que se comenzó a practicar desde los primeros tiempos, y

que nos ha sido revelada y transmitida en el libro de los Hechos39

.

Nos narra San Lucas que el Diaconado nació cuando en la Iglesia

surgió la urgencia de atender las necesidades de las viudas de los

creyentes que no eran judíos40

. Ahora, en nuestra diócesis, este

sacramento del Diaconado es transmitido al Diácono Indígena

Permanente mediante la imposición de manos por parte del Obispo,

del mismo modo como se transmitió por primera vez por mano de

los Apóstoles,41

para servir a comunidades con culturas diferentes.

92. Entre los distintos ministerios reconocidos por la Iglesia, está el de

la catequesis, el de proclamar la Palabra de Dios, el de ejercer la

caridad, y se encuentra también el ministerio del Diaconado. Sin

embargo, se diferencia de aquellos porque el Diaconado es un

ministerio sacramental. Así lo declara explícitamente la Iglesia, en el

Concilio Ecuménico Vaticano II, en la Constitución Dogmática

sobre la Iglesia, Lumen Gentium: Puede establecerse el Diaconado,

39

Cfr. 6, 1-7

40 Cfr. Hechos 6, 1

41 Hechos 6,6

como grado propio y permanente de la Jerarquía.42

Las personas que

reciben el orden del Diaconado, cuentan con una gracia especial que

les fortalece para realizar adecuadamente su ministerio: Los Diáconos

[son] confortados con la gracia sacramental, en comunión con el

Obispo y el presbiterio...43

. El decreto pastoral sobre la actividad

misionera de la Iglesia, Ad gentes, indica al Obispo que no niegue la

gracia sacramental a quienes han demostrado fidelidad y amor en el

servicio a la comunidad.44

Esta enseñanza del Concilio ha sido uno

de los mayores impulsos para que el Obispo de la Diócesis de San

Cristóbal de las Casas sienta entrañablemente el deber pastoral de

dotar a las comunidades con suficientes Diáconos Indígenas para un

mejor servicio eclesial.

93. La doctrina conciliar sobre el restablecimiento del Diaconado,

reconocida por los Obispos de América Latina, los llevó a declarar

en el Documento de Puebla: El Diácono, colaborador del Obispo y

del presbítero, recibe una gracia sacramental propia.45

94. Este carácter sacramental del Diaconado Indígena, ha sido

reconocido y proclamado por la Diócesis de San Cristóbal de las

Casas en su III Sínodo Diocesano, cuando manifiesta: El Diaconado

es el sacramento del orden, por el que, mediante la imposición de

manos de parte del Obispo, el Diácono recibe el Espíritu Santo,

para que, en comunión con el Obispo y el presbiterio, y si es casado,

junto con su esposa, ejerza el ministerio de la proclama-

42

Cfr. n. 29

43 Concilio Vaticano II, Declaración dogmática sobre la Iglesia, Lumen Gentium, 29

44 n. 16, párrafo 6.

45 n. 697

ción del Evangelio, la predicación y la santificación, comunicando la

gracia a través de algunos sacramentos y sacramentales para la

construcción de la comunidad cristiana46

.

LA CONCEPCIÓN ANCESTRAL INDÍGENA

DEL SERVICIO

95. El ministerio del Diaconado Indígena Permanente está creciendo y

dando abundantes frutos en la Diócesis de San Cristóbal de las

Casas; frutos que dan vida y enriquecen tanto a nuestra iglesia

particular como a la Iglesia Universal. Reconocemos que buena

parte de este florecimiento del Diaconado, debe atribuirse a los

valores culturales indígenas y a su concepción ancestral, que tiene

en grande estima el servicio en favor de la comunidad. Gracias a

Dios, nuestra Diócesis es rica en culturas indígenas. En estas

culturas cayeron fecundas las semillas de la Palabra como

presencias y acciones de Cristo en la historia y en la vida de los

pueblos47

. Las semillas de la Palabra en la historia y las culturas de

los pueblos de nuestra Diócesis, convirtieron la vida de las

comunidades en tierra fértil para el Diaconado Indígena Permanente.

Además, el Diaconado Indígena Permanente se ha estado

desarrollando considerablemente porque responde a necesidades de

crecimiento de la fe, al aislamiento de las comunidades, y a la

variedad de las culturas.

46

III Sínodo Diocesano. Iglesia Autóctona, 122

47 Cfr. Concilio Vaticano II, Constitución dogmática sobre la Iglesia, Lumen gentium; Cfr. también

la Declaración sobre la actividad misionera de la Iglesia, Ad Gentes, 11 y 15; Exhortación Apostólica de S.S. Paulo

VI sobre la evangelización en el mundo contemporáneo, Evangelii nuntiandi, 53

EL DIÁCONO INDÍGENA PERMANENTE

ENCARNA EL MISTERIO DE CRISTO Y DE LA IGLESIA

96. La misión de la Iglesia consiste en ofrecer el misterio de la salvación

en Cristo Jesús a todas las gentes y a todos los pueblos. Según las

enseñanzas del Concilio Ecuménico Vaticano II en su Declaración

sobre la actividad misionera de la Iglesia, Ad gentes, la Iglesia tiene

la exigencia de encarnar este misterio en los modelos culturales de

los pueblos, buscando para ello insertarse en los diversos grupos

humanos y en las variadas situaciones y culturas. Procediendo así

nuestra Iglesia no hará sino seguir el ejemplo de su Maestro y Señor,

quien, como precisa el mismo Concilio: Por su encarnación se unió

a las determinadas condiciones sociales y culturales de los hombres

con quienes convivió48

.

97. Es misión de la Iglesia contribuir a la encarnación del misterio de

Cristo en los individuos, en la sociedad, en la historia y en las

culturas; a esta tarea está llamado a contribuir el Diácono Indígena

Permanente. Esta obra de la encarnación del Evangelio en las

culturas, como bien lo recuerda San Pablo, es de los pobres y de los

humildes, y se oculta a los humanamente sabios.49

El Diaconado

Indígena, como sacramento, contiene una gracia propia que

reconoce la Iglesia cuando habla del conforto de la gracia

sacramental50

que se confiere al Diácono; y de la fortaleza que se

48

Concilio Vaticano II, Decreto sobre la actividad misionera de la Iglesia, Ad Gentes, 10

49 Cfr. 1 Cor 1,18-25

50 Concilio Vaticano II, Constitución dogmática sobre la Iglesia, Lumen Gentium n.24

recibe por la imposición de las manos51

. Dadas las dificultades que

deben superar, quienes reciben el sacramento del Diaconado, tienen

necesidad de apoyo y cercanía por parte de los demás miembros de la

Iglesia.

ENCARNACIÓN

DEL MISTERIO DE CRISTO EN LA CULTURA

98. Son diversas las contribuciones del Diácono Indígena Permanente

para la encarnación del misterio de Cristo en las culturas de las

comunidades a las que sirve; entre ellas recordamos el ministerio de

la Palabra Divina, el de la Santificación, y el de la Caridad. Sin

embargo hay un aporte más que se pide especialmente al Diácono

Indígena Permanente: considerar que el ministerio del servicio a

veces es grato y fácil, otras veces duro e ingrato y, en otras

ocasiones, hasta heroico. Por eso, para el Diácono Indígena

Permanente, el servicio es la forma específica de colaborar en la

encarnación del ministerio de Cristo en las culturas. A este respecto,

el Directorio Nacional para el Diaconado Permanente afirma: En

virtud de la imposición de manos del Obispo, el diácono... recibe la

gracia del Espíritu Santo para ejercer, como ministro ordenado,

una diaconía propia, al servicio de toda la comunidad.52

51

Concilio Vaticano II, Decreto sobre la actividad misionera de la Iglesia, Ad Gentes n. 16

52 n. 88.

IV. CONSTRUCCIÓN

DE LA IGLESIA AUTÓCTONA

Que de la semilla de la palabra de Dios crezcan las Iglesias autóctonas

particulares en todo el mundo, suficientemente organizadas y dotadas de energías

propias y de madurez, las cuales, provistas convenientemente de su propia

Jerarquía unida al pueblo fiel y de medios connaturales al pleno desarrollo de la

vida cristiana, aporten su cooperación al bien de toda la Iglesia. Concilio Ecuménico Vaticano II

Decreto sobre la actividad misionera de la Iglesia, Ad Gentes, 6

99. Poco después de la clausura del Concilio Ecuménico Vaticano II, la

dimensión de la Iglesia Autóctona en nuestra Diócesis de San

Cristóbal de las Casas ha sido una preocupación, primero de su

Obispo, y luego de todas aquellas personas que laboran en el

servicio pastoral al Pueblo de Dios que peregrina en estas tierras.

Así, las comunidades se beneficiaron por la nueva actitud de respeto

y promoción que asumieron los Agentes de Pastoral hacia los

diversos servicios que las comunidades se dan a través del sistema

de cargos. Igualmente, la colaboración entre personas con cargo y

ministros eclesiales ha favorecido mucho a las comunidades

creyentes, que van creciendo en la fe y en sus compromisos

eclesiales. Éste ha sido un caminar muy lento, pero constante, que

han recorrido sobre todo los creyentes en las comunidades indígenas

en donde sirven Diáconos Indígenas Permanentes.

EL DIACONADO EN LA IGLESIA AUTÓCTONA

100. El Diácono Indígena Permanente ha de radicar en su propia

comunidad, y estar inserto en las tradiciones históricas, culturales y

religiosas de su pueblo. De esta manera asegura especialmente que

su ministerio esté unido al pueblo al que sirve con su trabajo

pastoral.

101. El Concilio Ecuménico Vaticano II nos indica que la Iglesia

Autóctona debe contar con jerarquía propia, por eso el Diaconado

Indígena Permanente ha de considerarse dentro del proceso de

construcción de la Iglesia de San Cristóbal de las Casas. El

Diaconado Indígena en virtud de las comunidades a las que sirve,

fuera del horizonte de la construcción de la Iglesia Autóctona,

perdería su auténtica orientación eclesial.

102. El Diaconado Indígena converge con el sistema de cargos de las

comunidades, esto lo sitúa íntimamente dentro de la organización

básica de su pueblo. Al mismo tiempo, dicha organización ancestral

ha de ser su primer apoyo y energía para el cumplimiento de su

ministerio eclesial. El servicio es la mayor energía para el ministerio

del Diaconado Indígena.

103. Una de las señales de que el futuro Diácono ha madurado es el

hecho de que previamente ha prestado servicios a su comunidad

dentro del sistema de cargos. El servicio y el crecimiento que la

comunidad recibe de él, estimula al pueblo a ir acompañando y

cuidando este mismo servicio.

104. Las comunidades indígenas se comunican en su propia lengua, usan

símbolos creados por su cultura, se organizan de acuerdo a sus

aspiraciones de vida, custodian celosamente sus tradiciones

culturales y religiosas. Todo esto, que el Diácono Indígena

Permanente ha de vivir de manera armónica en toda su existencia, le

brinda la oportunidad de transmitir aquellos medios que irán

dotando a nuestra Iglesia de las características necesarias para ser

verdaderamente Iglesia de Jesús viva y actuante, con sus propias

características, en nuestra propia tierra, es decir, Iglesia Autóctona.

105. Tanto las riquezas que Cristo ha puesto en las culturas indígenas,

como la herencia espiritual y religiosa de la Iglesia Universal

colaboran para que, mediante el servicio ministerial del Diácono

Indígena, la vida cristiana llegue a madurar en la Iglesia de manera

verdaderamente católica.

LA COMUNIDAD INDÍGENA

COMO SUJETO DE EVANGELIZACIÓN

106. Para la construcción de la Iglesia Autóctona, el Diácono Indígena

Permanente, deberá tener como interlocutor tanto al Obispo y a los

Agentes de Pastoral, como a las mismas comunidades indígenas a

las que sirve, consideradas como pueblos. A su vez el Diácono

aportará a la Iglesia Universal lo que escucha y vive en su pueblo,

recibiendo de la Iglesia esa vivencia y fidelidad que ha recibido del

Evangelio. De esta manera, tanto el Diácono Indígena Permanente

como las comunidades, siendo sujetos de su propia historia y

experiencia de fe, harán del Evangelio una verdadera Buena Noticia

para los pueblos indígenas53

.

53

Cfr .Juan Pablo II, Discurso a los indígenas. Izamal.

107. El Diácono Indígena Permanente deberá tener en su corazón la

certeza de que la comunidad indígena a la que sirve, al estar

comprometida con el proyecto del Reino, es sujeto de su propia

evangelización y lugar privilegiado donde se vive la unidad que nos

fortalece como Iglesia, en comunión con sus Principales, los

Agentes de Pastoral y con los Obispos.

PARTICIPACIÓN COMUNITARIA

EN LA IGLESIA AUTÓCTONA

108. En la construcción de la Iglesia Autóctona, los Diáconos Indígenas

Permanentes han de promover siempre la participación de la

comunidad indígena, empleando para esto principalmente los

métodos y medios propios que su pueblo ha utilizado para

mantenerse con vigor en la historia e impulsar su proyecto de fe, de

vida social y cultural, de manera armónica e integral.

109. En este método de participación, recuerden los Diáconos Indígenas

que la paciencia histórica ha sido una de sus mejores estrategias de

vida. Por lo tanto, en medio de conflictos y propuestas, de

obstáculos y realizaciones, deberán tener una actitud muy reverente

y bastante crítica, de acuerdo al ritmo propio de discernimiento y de

gestación de procesos vitales que tienen las comunidades que hoy se

debaten en medio de la vida y la muerte. Todo esto siguiendo el

ejemplo que nos dio nuestro Señor Jesucristo quien, siendo Dios,

para redimirnos, se empequeñeció a sí mismo haciéndose como uno

de nosotros.54

54

Cfr. Filipenses 3

ORGANIZACIÓN DE LA IGLESIA AUTÓCTONA

110. En la estructuración de la Iglesia Autóctona los Diáconos Indígenas

Permanentes, junto con los demás agentes y sus pastores, han de

asumir los principios organizativos de la cultura que le corresponde,

tratando de ir haciendo una síntesis entre el sistema de cargos

tradicional indígena y la estructura ministerial de la Iglesia

Católica.

111. Tome en cuenta el Diácono Indígena Permanente que su ministerio,

que le da una verdadera autoridad evangélica para el servicio de la

comunidad, no le otorga un poder sobre la misma, a la manera del

poder que oprime. Su ministerio lo llama a un servicio a la manera

de Jesús, que no vino a ser servido sino a servir55

. Su servicio está

fundado por un lado en el ser comunitario de su pueblo, por otro

lado en el ser comunitario del Pueblo de Dios, y finalmente en la

gracia propia del sacramento que recibe. Por lo tanto, todas sus

acciones pastorales han de ir encaminadas a la construcción de la

comunidad de fe, encarnada en su tierra, en su cultura y en su época.

Allí es donde encuentra él mismo, como servidor, su propio

crecimiento.

MINISTERIOS EN LA IGLESIA AUTÓCTONA

112. Los ministerios y servicios de la pastoral indígena deben responder a

las necesidades integrales de las mismas comunidades, y realizarse

en diálogo con las mismas. En esta pastoral colabora el Diácono

55

Cfr. Mateo 20, 28

Indígena Permanente junto con los demás servidores y ministros.

Además, es necesario que tenga una actitud abierta para el

surgimiento de nuevos ministerios y servicios, según se vea

necesario para el bien de la comunidad de fe.

113. El ministerio ordenado del Diaconado Indígena ha de ser

configurado, bajo la inspiración del Espíritu Santo y el

acompañamiento pastoral del Obispo, dentro de la estructura de los

demás ministerios eclesiales y de los servicios de la tradición

indígena, en orden a la construcción y consolidación de la Iglesia

Autóctona. De esta manera está cumpliendo él con su misión de

colaborar a la construcción de la Iglesia de Dios que peregrina en

esta tierra, y que va adquiriendo su propio rostro como Iglesia

Autóctona.

TEOLOGÍA EN LA IGLESIA AUTÓCTONA

114. El Diácono Indígena ha de acompañar la experiencia de Dios que

hacen las comunidades desde su propia tradición religiosa, como

bautizados. También ha de favorecer que los creyentes reflexionen,

desde su propia manera de pensar y ser, esa misma experiencia, y

que la comuniquen a otras comunidades y a la Iglesia Universal para

enriquecimiento mutuo.

115. El proceso de reflexión de la experiencia de Dios en la Iglesia

Autóctona no es un proceso cerrado en sí mismo, sino que ha de ir

dando como fruto la elaboración de las categorías teológicas que

favorezcan un verdadero diálogo con las diversas corrientes

teológicas de la Iglesia Universal. El Diácono Indígena requiere de

esta disposición dialogante que promueva, en el seno de la Iglesia,

no únicamente la Teología India, sino también la promoción y

profundización de las experiencias tradicionales que están en el

fondo de esa teología.

ESPIRITUALIDAD EN LA IGLESIA AUTÓCTONA

116. La espiritualidad católica se alimenta de la múltiple acción del

Espíritu Santo, que se adapta y se enraiza en el corazón de cada

persona, de cada comunidad y de cada pueblo, constituyéndose en la

fuerza que sostiene todos los compromisos de fe. Los Diáconos

Indígenas Permanentes, junto con los Agentes de Pastoral, han de

estar atentos a esta vivencia espiritual de los pueblos, y aportar,

desde su propia experiencia religiosa tradicional, y desde la

espiritualidad de la Iglesia, los elementos que ayuden a profundizar

esta espiritualidad inculturada.

117. La espiritualidad inculturada fortalece no solamente la fe del

Diácono Indígena Permanente, sino que enriquece la experiencia

teologal de las comunidades para realizar de manera más eficaz la

dignidad de hijas e hijos de Dios de todos los creyentes.

LITURGIA EN LA IGLESIA AUTÓCTONA

118. Enseñan los Obispos latinoamericanos que las Iglesias locales se

deben expresar en la liturgia.56

Por ello cuiden los Diáconos que las

celebraciones litúrgicas de la Iglesia Autóctona se realicen con

56

Cfr. Documento de Santo Domingo, 51

palabras, símbolos y gestos propios que partan de la raíz y del

corazón de las culturas de las comunidades, en armonía con el

misterio cristiano. Especial atención debe dar el Diácono Indígena

Permanente a que, las comunidades, de manera sencilla y sin

muchas explicaciones, entiendan y vivan el sentido de estas

celebraciones57

enriqueciéndolas con los valores que constituyeron

el corazón religioso de sus antepasados58

. Es muy importante cuidar

que en la liturgia se usen el lenguaje y los signos propios de la

cultura de la comunidad.59

La liturgia ha de ser pedagogía de la fe y

de la vida cristiana.60

119. La liturgia católica universal se enriquece y se carga de sentido

religioso y espiritual al ponerse en contacto con las celebraciones

indígenas que promueven los Diáconos Permanentes. Por la liturgia

el Evangelio fecunda las culturas.61

UNIVERSALIDAD DE LA IGLESIA AUTÓCTONA

120. Cristo es cabeza de la Iglesia Universal y modelo para toda la

humanidad, precisamente porque se encarnó en un pueblo particular.

La universalidad de la Iglesia se visualiza en la variedad de iglesias

encarnadas que viven dentro de ella. Por lo tanto, para que esta

catolicidad resplandezca vigorosamente, promuévanse intercambios

y encuentros de Diáconos Indígenas en México y en distintas partes

del mundo.

57

Cfr. Concilio Vaticano II, Constitución sobre la sagrada liturgia, Sacrosactum concilium 58

Así lo ha indicado S.S. Juan Pablo II en varios de sus Discursos a los indígenas durante sus viajes

apostólicos. 59

Cfr. Concilio Vaticano II, Constitución sobre la sagrada liturgia, Sacrosactum concilium 36; Documento

de Santo Domingo, 254 60

Cfr. Documento de Santo Domingo, 35 61

Cfr. Documento de Santo Domingo, 35

V. CARACTERÍSTICAS

DEL DIACONADO INDÍGENA PERMANENTE

La implantación del diaconado permanente, pedida ya a la Santa Sede por la

mayoría de nuestras Conferencias Episcopales, deberá hacerse buscando “lo

nuevo y lo viejo”... se trata de profundizar en la Tradición de la Iglesia Universal

y en las realidades particulares de nuestro Continente, buscando mediante esta

doble atención una fidelidad al patrimonio eclesial y una sana creatividad

pastoral con proyección evangelizadora. III Conferencia General del Episcopado Latinoamericano

Documento de Puebla n. 699

121. El Diácono Indígena Permanente y su esposa han de ser portadores

de un mensaje de Buena Nueva para la comunidad. Este servicio

pastoral lo realizan desde su ministerio; sin embargo, es necesario

notar que tiene mayor peso el testimonio de vida que dan como

pareja. Por ello, es importante que el Diácono Indígena Permanente

y su esposa configuren su vida en orden a este testimonio.

EL MINISTERIO DIACONAL

122. El Diácono Indígena Permanente, como parte de su ministerio

diaconal, desempeña con su esposa y en comunión con los demás

servidores los siguientes servicios:

a) Construir y animar a la comunidad cristiana.

b) Promover la participación de la comunidad en los distintos

ministerios.

c) Ejercer el ministerio de la caridad, la promoción de la justicia, la

reconciliación de la comunidad.

d) Fomentar la misericordia y la solidaridad con los más pobres.

e) Animar la construcción de la Iglesia Autóctona, impulsando la

relación armónica entre la tradición universal de la Iglesia, y la

tradición cultural y religiosa de su pueblo.

f) Celebrar el Sacramento del Bautismo de manera solemne.

g) Asistir, conforme a la legislación de la Iglesia, como testigo

oficial a los Matrimonios en las comunidades a su cargo.

h) Administrar la Comunión en sus comunidades en las

celebraciones de la Palabra.

i) Ejercitar el ministerio de la visita y consuelo a los enfermos, y

distribuirles la Comunión.

j) Presidir los Funerales y bendecir las sepulturas.

k) Impartir la bendición a las imágenes, cruces, agua, semillas,

campos, etc.

l) Celebrar los signos de vida en la comunidad como las acciones de

gracia, rogativas, cumpleaños, etc.

ELECCIÓN

Elección Personal

123. Como sucede en la tradición bíblica, entre los indígenas muchas

veces quien va a recibir el Diaconado Permanente recibe en sueños

la señal de que ha sido invitado a servir a la comunidad con este

ministerio. Este Candidato deberá previamente haber mostrado su

disponibilidad y actitud de servicio a la comunidad, habiendo dado

algunos servicios tanto en el aspecto religioso como en el social. Por

ejemplo: ser Ayudante de Catequista, Catequista, Capitán de alguna

fiesta religiosa, Agente, Comisariado, Gestor agrario, o haber

prestado otros servicios de acuerdo a su cultura.

Elección Comunitaria

124. La comunidad ha de elegir como Candidato al Diaconado a quien ha

mostrado desde su niñez respeto a los mayores, obediencia a sus

padres, humildad, seriedad en su trato con las mujeres, buen

testimonio en su casa y con su familia.

125. La Comunidad debe tomar en cuenta que el Candidato sea un

hombre de fe, con espíritu de servicio a la comunidad, con

capacidad para convocar, unir, y ser mediador en los conflictos y

problemas.

126. La Comunidad, en diálogo con los coordinadores y otros servidores,

es plenamente consciente que al elegir un Candidato al Diaconado

Permanente lo está eligiendo no como individuo, sino como

matrimonio; dado que, según las culturas indígenas, a quien ha

recibido el Sacramento del Matrimonio se le considera persona

madura, completa, plena, y con mayor capacidad de servir a la

comunidad.

127. Después de que la comunidad ha elegido a sus Candidatos al

Diaconado hace una reflexión larga en torno a este ministerio según

la Biblia y según la propia cultura62

. Todo este tiempo le sirve de

discernimiento al matrimonio elegido.

Confirmación Eclesial

128. Mediante una solicitud escrita, la comunidad y la zona pastoral

presentan sus Candidatos al Diaconado ante los Agentes de Pastoral

y ante el Obispo. Éstos, a través de un diálogo con los

62

Cfr. Documento de Puebla n. 716

elegidos, confirman o no dicha solicitud. De esta manera, se

garantiza ante la comunidad y la zona pastoral la aceptación del

Candidato para ser Ministro reconocido por la Iglesia.

PERÍODO DE PRUEBA

129. Es muy importante que los Candidatos al Diaconado y sus esposas

pasen por un período de prueba. Así, tanto la comunidad indígena,

como los servidores de zona, los agentes de pastoral y el Obispo van

observando el comportamiento, desarrollo y madurez del Candidato

al Diaconado.

130. Este período de prueba ayuda al Candidato al Diaconado y a su

esposa a reflexionar y profundizar en el llamado que Dios le hace

para servir a la comunidad, así como para que se hagan concientes

de lo que implica el ministerio. Este tiempo de prueba le ayudará a

observar las actitudes y la manera de llevar a cabo el ministerio que

tienen sus hermanos Diáconos mayores.

131. Es muy importante, en este período de verificación, que la

comunidad evalúe a los Candidatos al Diaconado; y que éstos y sus

esposas reciban animación, consejo y corrección fraterna.

MINISTERIO EN PAREJA

132. El elegido para desempeñar el ministerio del Diaconado aceptará dar

este servicio a la comunidad, después de haber dialogado con su

esposa y de contar con su aprobación.

133. La participación y apoyo de la esposa del Candidato al Diaconado

es importante para la realización del ministerio.

134. La esposa del Candidato al Diaconado tendrá una verdadera y

efectiva participación tanto en la formación como en la realización

del ministerio.

135. Este ministerio diaconal en pareja, exalta la dignidad del

matrimonio, promueve la participación integral de la mujer, e inserta

el ministerio diaconal en el corazón de la comunidad eclesial que es

la familia.

136. El Diácono Indígena Permanente, en caso de quedar viudo, para

poder seguir ejerciendo su ministerio, no podrá casarse nuevamente

puesto que ha recibido el Sacramento del Orden63

. La comunidad

tiene siempre el deber de considerar esta situación, y colaborar de

modo que la familia sea atendida debidamente, de modo que no se

vea afectado el ministerio en su integralidad. Si posteriormente a su

viudez el Diácono Indígena Permanente decide casarse nuevamente,

tendrá que dejar de ejercer el ministerio del Diaconado, pudiendo

apoyar a la comunidad con cualquier otro servicio64

.

63

Cfr. lo que señalan la Congregación para el Clero y la Congregación para la Educación Católica en sus

Normas básicas de la formación de los diáconos permanentes, n.38 y sus notas; donde se fundamenta que en caso de

que el ministerio tenga mucha utilidad o existan hijos pequeños, hay dispensa del impedimento de matrimonio: Cfr.

Carta Circular, Prot. nn. 263/97, 6 de junio de 1997 de la Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los

Sacramentos. 64

Es de máxima conveniencia que se constituya un Consejo Diaconal Indígena que dilucide sobre los

problemas que surjan al deceso de cualquiera de los miembros de la pareja, a tenor de lo que se indica en el Capítulo

VIII, Estatuto Económico de los Diáconos Indígenas.

137. Es una opción personal por parte del Diácono Indígena Permanente

seguir ejerciendo el ministerio en caso de quedar viudo, o volver a

casarse65

.

SERVICIO GENEROSO

138. El ministerio del Diaconado es un regalo de Dios a la comunidad;

por este motivo, es gratuito el servicio que el Diácono y su esposa

proporcionan a la comunidad. Por lo tanto, el Diácono y su familia

vivirán de su trabajo, y no de su ministerio.

139. El Diácono tendrá el apoyo de las comunidades donde presta su

servicio sólo en lo referente a gastos de transporte y los materiales

necesarios para ejercer su ministerio.

ESTRUCTURA MINISTERIAL

140. El ministerio del Diaconado Indígena Permanente es parte del tejido

o red de ministerios que el Espíritu del Señor ha suscitado en las

comunidades a lo largo de su historia. Se apoya en esta estructura

ministerial propia y de ella toma fuerza para responder a las

necesidades comunitarias.

65

Cfr. las circunstancias en que el impedimento al matrimonio se dirime, según lo señalado en la nota

anterior.

SERVICIO COMUNITARIO

141. El Diácono Indígena, por cultura, tiene actitudes fundamentalmente

comunitarias; y esta comunitariedad tiene su fundamento en la

experiencia de Dios que es Trino y Uno. Esta experiencia se

manifiesta en el servicio a la comunidad y en la fe que proclama y

celebra.

142. La vida del Diácono Indígena será una donación a la comunidad

animándola a la unidad, a la reconciliación, a la búsqueda de la

justicia, a la promoción de la solidaridad con los más pobres, a la

vivencia de los valores de su cultura y al fortalecimiento de la

identidad de su pueblo como parte de su ministerio de servicio a la

comunidad.

FORMACIÓN COMUNITARIA Y ECLESIAL

143. La formación del Diácono Indígena empieza desde que participa en

los diferentes cargos y servicios que da a la comunidad, según su

cultura66

.

144. La comunidad es el principal lugar para la formación del Diácono

Indígena Permanente y su esposa; teniendo en cuenta que esta

formación es desde la comunidad y para la comunidad, el Diácono

Indígena y su esposa, no se ausentarán de ella por un periodo largo.

66

Cfr. Documento de Puebla n.716.

145. El Diácono Indígena y su esposa recibirán la formación necesaria

por medio de los cursos instituidos por el Obispo y por los que

impartirán en zonas, regiones y cabeceras parroquiales los Agentes

de Pastoral que determine el Obispo. Parte de esta capacitación son

las reuniones mensuales, bimestrales, semestrales o anuales, en las

que se imparten temas especiales para su ministerio, según las

necesidades propias de cada lugar.

146. También es parte de la formación y capacitación para su ministerio

la participación en Encuentros Parroquiales, Interparroquiales y

Diocesanos.

147. La formación integral del Diácono Indígena Permanente contará con

un programa propio, aprobado por el Obispo, que tomará en cuenta

tanto las necesidades históricas, como las sociales, culturales,

religiosas y eclesiales.

SERVICIO COLEGIAL

148. El Diácono Indígena Permanente y su esposa realizarán su

ministerio en colegialidad con los servidores a nivel zona, región y

parroquia, con los Agentes de Pastoral, y con el Obispo.

UNIVERSALIDAD DEL DIACONADO INDÍGENA

149. El Diácono Indígena Permanente y su esposa serán conscientes de

que su ministerio no se limita exclusivamente a su comunidad,

parroquia, zona, región o Diócesis. El servicio diaconal que han

recibido tiene una dimensión universal, ya que, por el Bautismo y

la ordenación, forman parte de la Iglesia Misionera, a ejemplo de Jesús

que proclamó que la Buena Noticia era para todos los pueblos67

, y por lo

tanto, deben vivir profundamente este espíritu de misión, según el

Evangelio.

PARTICIPACIÓN EN LA SOCIEDAD.

150. Los pueblos indígenas por cultura no separan fe y vida, porque la fe

se proyecta en la vida, y la vida diaria retroalimenta la fe. Es muy

importante que el Diácono Indígena Permanente en su ministerio no

rompa con esta forma de concebir el compromiso cristiano; por lo

tanto, desde su ministerio, junto con la comunidad, procurará buscar

mejores condiciones de vida en todos los aspectos68

. Así reflejará

que su trabajo integra fe y vida.

151. Para que el Diácono Indígena Permanente en su ministerio pueda

continuar con el espíritu profético de anuncio y denuncia, no se ve

conveniente que quienes ejercen este ministerio acepten cargos en

organizaciones políticas o en el gobierno civil de la comunidad.

152. Dada la situación de las comunidades, zonas y regiones, en el caso

de que algún Diácono Indígena Permanente reciba un cargo en una

organización política o en el gobierno de la comunidad, hará un

discernimiento profundo junto con su esposa y en caso de aceptar

dicho cargo tendrá que solicitar por escrito al Equipo Pastoral y al

Obispo la separación temporal de su ministerio diaconal,

exponiendo las razones que lo llevan a tomar dicha decisión.

67

Cfr. Mateo 28,19 68

Cfr. el dicho de Jesús: Vine para que tengan vida y la tengan en abundancia. Juan 10, 10

El servidor verdadero

Representación de un halach winik, como servidor verdadero. Su persona se sostiene

En la verdad y en la sabiduría (flores en sus pies). Su caminar y sus decisiones están

En este mundo (cintas entrelazadas en forma de cruz en sus piernas y brazos). El

Actuar y decisiones que haga deben estar orientados: por un lado hacia la historia de

Vida (centro en forma de serpiente y cola en figura de Chac), y por otro lado hacia

Dios (escudo solar). El centro del actuar del halach winik debe ser el servicio a favor

De la humanidad (cinturón con tres rostros). El mejor adorno de ese gobernante es

El servicio mediador (capa y penacho de plumasde quetzal).

(Bajorrelieve en una de las jambas del Templo de las Inscripciones, en Palenque)

VI. FORMACIÓN MINISTERIAL

DEL DIÁCONO INDÍGENA PERMANENTE

La gracia recibida en la ordenación.. y la misión evangelizadora exigen de los

ministros jerárquicos una seria y contínua formación, que no puede reducirse a lo

intelectual sino que se extenderá a todos los aspectos de su vida.. Objeto de esta

formación, que tendrá en cuenta la edad y las condiciones de las personas, ha de

ser: capacitar a los ministros jerárquicos para que, de acuerdo con las exigencias

de su vocación y misión y la realidad latinoamericana, vivan personal y

comunitariamente un continuo proceso que los haga pastoralmente competentes

para el ejercicio del ministerio. III Conferencia Episcopal Latinoamericana

Documento de Puebla nn. 719-720

153. El ministerio del Diácono Indígena Permanente es el corazón de su

servicio en favor del Pueblo de Dios. Allí realiza él, junto con su

esposa, la vocación a la que han sido llamados. Para que este

servicio sea como lo quiere la Iglesia, reciben de ella la formación y

capacitación necesaria que les permite tener todas las herramientas

que les servirán para desarrollar mejor su servicio en beneficio de la

fe integral de sus comunidades.

A. FINALIDAD DE LA FORMACIÓN MINISTERIAL

154. La formación ministerial del Diácono Indígena Permanente tiene

como finalidad capacitarlo para ejercer el Ministerio de la Palabra,

de la Santificación y de la Caridad.69

69

Cfr. Directorio Nacional para el Diaconado Permanente, n. 129.

155. Corresponde al Obispo Diocesano establecer las estructuras y

servicios necesarios para la formación de los futuros Diáconos

Indígenas Permanentes teniendo en cuenta la legislación vigente.70

156. La formación sistemática del Diácono Indígena Permanente ha de

llevarse según el ritmo y proceso de las comunidades indígenas de

cada zona pastoral, de acuerdo a los planes de formación aprobados

por el Obispo, y durará ocho años71

: el Aspirante al Diaconado

tendrá un año de formación elemental; el que ya es Candidato al

Diaconado habrá de pasar tres años de formación básica; y para el

Diácono Indígena su formación se prolongará otros cuatro años de

formación especial, en la que estará durante los primeros años de su

ejercicio del Diaconado.

157. Es muy importante que todas las personas que apoyan e intervienen

en la capacitación de los Diáconos Indígenas, asuman que los

pueblos indígenas discurren fundamentalmente con una

racionalidad simbólica, la cual es más rica, acumula gran número de

significados en cada significante, y ha de tener fundamentaciones

que estén en continuidad con la sabiduría, tradición, filosofía y

experiencia ancestral del pueblo a que pertenecen, en relación

dialogante con las bases irrenunciables de la fe cristiana.

70

Cfr. Directorio Nacional para el Diaconado Permanente, n. 132 71

El Directorio Nacional para el Diaconado Permanente, en el n. 133, indica la necesidad de tres cursos

académicos previos a la ordenación al Diaconado Permanente. Por experiencia sabemos que, dada la integralidad y

amplitud ministerial de su servicio, el Diácono Indígena Permanente, en nuestra Diócesis, requiere de un período

más prolongado.

B. LA COMUNIDAD INDÍGENA

COMO ESPACIO DE FORMACIÓN

158. La comunidad indígena es el lugar de formación para el Diácono

Indígena Permanente. Allí se hace la persona, allí se forman las

familias; es en la comunidad donde las personas se organizan para

distintas actividades; en la comunidad se asumen cargos políticos;

allí se educan las personas de manera formal y no formal. En ese

ámbito comunitario nace y se desarrolla la vocación al Diaconado.

La comunidad es también el primer campo y el más propicio para el

apostolado del Candidato al Diaconado Indígena Permanente,

contando con el apoyo y la colaboración del Párroco y de los

Agentes de Pastoral72

.

159. La experiencia de Dios se vive en la comunidad indígena. En la

comunidad se recogen las vivencias comunitarias en un proceso de

reflexión teológica que debe ser acompañado y apoyado por el

Diácono Indígena Permanente.

160. Todos los miembros de una comunidad indígena participan de

manera activa en la educación y formación de la misma comunidad.

Dentro de este proceso amplio, los Diáconos Indígenas y sus esposas

reciben de sus comunidades elementos que son esenciales para su

formación integral al ministerio. En esta educación participan las

madres y los padres de familia, sus demás parientes, las

organizaciones, las asambleas y la comunidad de fe.

72

Cfr. Directorio Nacional para el Diaconado Permanente, n. 141

161. Los principales o ancianos, representantes de la comunidad eclesial

indígena, son agentes muy importantes para la formación. Han de

acompañar con sus consejos, experiencia y sabiduría al Diácono

Indígena Permanente y a esposa, asegurando su firme arraigo en la

comunidad, de acuerdo con su cultura.

C. AGENTES DE LA FORMACIÓN

a) El Obispo Diocesano

162. El Obispo Diocesano es el primer responsable de la formación de

los Diáconos Indígenas Permanentes.73

163. El Obispo Diocesano ha de encomendar a un Sacerdote, Agente de

Pastoral o Equipo Pastoral, la responsabilidad y el cuidado de la

formación específica de los Aspirantes, de los Candidatos al

Diaconado y de los Diáconos Indígenas Permanentes.74

b) El Responsable Diocesano

164. El Sacerdote, Agente de Pastoral o Equipo designado por el Obispo

para la formación diaconal debe ajustarse a las indicaciones de éste,

y aplicar el Directorio conforme a las diversas circunstancias, tanto

de las parroquias como de las comunidades75

.

73

Cfr. Directorio Nacional para el Diaconado Permanente, n. 136 74

Cfr. Directorio Nacional para el Diaconado Permanente, n. 136 75

Cfr. Directorio Nacional para el Diaconado Permanente, n. 137

c) El Párroco

165. El Párroco y los equipos de Agentes de Pastoral de los lugares donde

los Aspirantes tienen sus encomiendas pastorales, han de darles

testimonio de vida, orientarlos con sus consejos, y preocuparse de

su vida y necesidades76

.

d) El Candidato al Diaconado Indígena Permanente

166. El Aspirante al Diaconado Permanente ha de tener conciencia de la

responsabilidad que él mismo tiene de su formación, dentro de su

comunidad77

.

D. EL CANDIDATO

AL DIACONADO INDÍGENA PERMANENTE

167. El Obispo, a quien corresponde discernir todas las circunstancias

para conferir el Orden Sagrado al Diácono Indígena Permanente,

encomendará a los Equipos Pastorales (de las zonas, misiones o

parroquias) responsabilidades en la formación de los Diáconos

Indígenas Permanentes; así como el hacer una elección cuidadosa de

los aspirantes78

.

76

Cfr. Directorio Nacional para el Diaconado Permanente, n. 142 77

Cfr. Directorio Nacional para el Diaconado Permanente, n. 143 78

Cfr. Directorio Nacional para el Diaconado Permanente, n. 144

168. El Candidato al Diaconado Indígena Permanente debe gozar de

buena salud física y psíquica, buena fama, costumbres intachables,

virtudes probadas, sentido de responsabilidad, capacidad de

liderazgo, capacidad de trabajo en equipo, recta intención y

libertad79

.

169. El Candidato al Diaconado Indígena Permanente ha de tener fe

íntegra, piedad sincera, aptitud para ejercer el ministerio, espíritu de

oración, capacidad de servicio y obediencia, caridad para con todos,

especialmente para con los pobres y necesitados. Ya sea célibe o

casado, deberá apreciar la castidad, el celibato y el matrimonio80

.

170. El Candidato al Diaconado Indígena Permanente casado debe vivir

en armonía y estabilidad matrimonial comprobable, ser fiel a la

alianza matrimonial, responsable como cónyuge y, si es el caso,

como padre de familia, recordando que por vivir en estado

matrimonial tiene el deber de trabajar en la edificación del Pueblo de

Dios a través del matrimonio y de la familia81

.

171. Es necesario que el Aspirante muestre aptitudes para trabajar en

medio de la comunidad eclesial indígena, donde ha sido elegido y

donde prestará su servicio82

.

79

Cfr. Directorio Nacional para el Diaconado Permanente, n. 147 80

Cfr. Directorio Nacional para el Diaconado Permanente, n. 149 81

Cfr. Directorio Nacional para el Diaconado Permanente, n. 150 82

Cfr. Directorio Nacional para el Diaconado Permanente, 151

172. El Candidato al Diaconado Indígena Permanente debe ser un

hombre de Iglesia, y tendrá que ser formado dentro de este ámbito

eclesial, ya que por la recepción del sacramento entrará a formar

parte de la Jerarquía; y su ministerio se ejercerá en comunión con el

Obispo y con la Iglesia Diocesana donde estará incardinado83

.

173. Se debe buscar que el Candidato al Diaconado Indígena Permanente

tenga capacidad para integrarse a servicios coordinados, y para

colaborar en comunión con el Obispo, con los demás diáconos y

servidores de su zona pastoral o parroquia, con el Párroco y con los

demás Agentes de Pastoral.84

174. La esposa del Candidato al Diaconado Indígena Permanente no

adquiere ninguna obligación canónica por el hecho de que su esposo

sea ordenado Diácono85

. Entre los indígenas, por el estímulo de las

comunidades y al impulso del Espíritu Santo, vemos que la mujer va

encontrando su camino en el ministerio diaconal de su esposo, y

participando activamente en él. También ella ha de ser apoyada por

quienes tienen responsabilidad en la capacitación diaconal, y

recibirá la ayuda, formación y asesoría que vaya necesitando, de

acuerdo a su situación de esposa de un ministro ordenado.

83

Directorio Nacional para el Diaconado Permanente, n. 152 84

Cfr. Directorio Nacional para el Diaconado Permanente, n. 153 85

Cfr. Directorio Nacional para el Diaconado Permanente, n. 127

E. ETAPAS DE FORMACIÓN MINISTERIAL

AL DIACONADO INDÍGENA PERMANENTE

a) Formación Elemental del Aspirante Elegido

175. Los Aspirantes ordinarios para ser Candidatos al Diaconado

Indígena Permanente, son los servidores de la comunidad que

tengan un servicio probado, los Catequistas y los Delegados de la

Palabra que, además de su servicio, cuentan ya con una formación

específica para el ejercicio de su ministerio pastoral.

176. La formación elemental del Aspirante a Candidato al Diaconado

Indígena Permanente, se impartirá, según cada parroquia o zona

pastoral, en un tiempo aproximado de un año, a través de los

siguientes temas:

176.1 Introducción General a la Formación Elemental

176.2 La Vocación al Diaconado

El llamado de Dios a través de la elección de las comunidades

El llamado personal

El consentimiento del Aspirante y su esposa

La palabra del Párroco y del Equipo Pastoral

La palabra de los Coordinadores de zonas pastorales

176.3 Introducción a la Biblia

Los libros de la Biblia

Cómo se escribió la Biblia

Autores de la Biblia

Contenido revelado en la Biblia

La Biblia en la vida de la comunidad cristiana

176.4 Introducción a la Eclesiología

Cristo funda la Iglesia

La Iglesia católica y las demás iglesias cristianas

Los sucesores de los apóstoles

Quiénes conforman la Iglesia Católica

Distintos niveles de la vida de la Iglesia

La Iglesia Pueblo de Dios en marcha

Las Iglesias Locales

Las Iglesias Autóctonas

176.5 Introducción a los sacramentos de la Iglesia

Introducción a los sacramentos

Sentido teológico de los sacramentos

Símbolos y signos de los sacramentos

Acuerdos y disposiciones para su administración

Bautismo: El nacimiento a la fe

Confirmación: El fortalecimiento de la fe por el Espíritu

Reconciliación: Reconciliación con Dios y entre nosotros

Reconstrucción de la fraternidad cristiana según Dios

Eucaristía: Cristo, alimento de los creyentes

Matrimonio: Signo del amor de Dios por la humanidad

Sacerdocio Cristiano: Servicio a la fe y comunión del pueblo

Unción de los enfermos: Fortaleza para la vida, y consuelo en la fe

b) Formación Básica del Candidato al Diaconado

177. La formación básica del Candidato al Diaconado Indígena

Permanente tendrá la finalidad de capacitarlo para el ejercicio de su

ministerio, con una duración de tres años, a través de los siguientes

temas:

177.1 Introducción General a la Formación Básica.

177.2 La revelación de Dios

La Revelación Bíblica (Revelación Normativa)

La Revelación en la Historia (Signos de los Tiempos)

La Revelación en las Culturas

Lo que nos revela el Antiguo Testamento

Lo que nos revela el Nuevo Testamento

Relación entre la Revelación Bíblica y las demás revelaciones

177.3 Pensar nuestra experiencia de Dios

La Creación

El Dios de la Vida

El Dios del Amor

Dios Padre

La Humanidad

Preguntas radicales sobre la existencia humana

177.4 Jesucristo, nuestro hermano y mediador

Nuestra experiencia de Cristo

Cristo anunciado en el Antiguo Testamento

Cristo en el Evangelio

El Verbo plantado en las culturas de los pueblos

177.5 El Espíritu de Dios

Nuestra Experiencia del Espíritu

El Espíritu de Dios en la creación

El Espíritu de Dios en la experiencia del Pueblo de Israel

El Espíritu de Dios en los profetas

El Espíritu de Dios en Jesús

Presencia y acción de Cristo en nuestra Iglesia

Presencia y acción del Espíritu en nuestras culturas

177.6 María, la Madre de Dios por Quien Vivimos

Nuestra experiencia de María

La Buena Noticia del mensaje guadalupano (Nícan Mopóhua)

María en el Evangelio

El canto del Magnificat

María en la Tradición de la Iglesia

jMe’tic: Presencia femenina de Dios en las culturas

177.7 La Iglesia de Cristo

Nuestra experiencia de Iglesia

Las Doce Tribus

El Pueblo escogido

El nuevo Pueblo de Dios

Los pueblos mayas que Dios hizo para él

El Pueblo de Dios está hecho de muchos pueblos

177.8 Celebraciones de la fe

Ceremonias en nuestra comunidad

Necesidad de celebrar la fe vivida

Las liturgias de Israel: Tabernáculos, Pascua, Pentecostés

La liturgia católica en general:

Decreto sobre la Liturgia, Sacrosanctum concilium

Ceremonias autóctonas

Aportes litúrgicos de la Iglesia Autóctona a toda la Iglesia

177.9 Pastoral: Servicio y Acompañamiento al Pueblo

Moisés, pastor y profeta de Israel

Moisés, servidor e intercesor del pueblo ante Dios

Dios pastor y guía de su pueblo en los profetas

Jesús, Buen Pastor y profeta de su pueblo

Jesús, único mediador entre Dios y la humanidad

Llamados a servir y acompañar el Pueblo de Dios

177.10 Sabiduría Teologal Indígena

Nuestro pueblo y la experiencia de Dios en su vida

Dios Padre y Madre

Dios nos acompaña en nuestro trabajo

Dios en nuestras familias

Presencia de Dios en nuestras organizaciones

Dios nos acompaña en nuestros cargos políticos

Descubrimos a Dios en nuestra educación

177.11 Historia

La historia que estamos viviendo

Acontecimientos indígenas de cambio en la historia de México

Llaves de la Historia de la Salvación

Perspectiva general de la historia del pueblo maya

El Libro de los Libros del Chilám Balám

177.12 Organización de nuestra sociedad

Cómo está organizada nuestra comunidad

Estructuras de la sociedad:

Economía, familia, organizaciones, política, educación e ideología

Modelos de sociedad

Organización social de los pueblos mayas

177.13 Gentes y pueblos

Cómo nos hacemos gente en nuestra comunidad

Qué hace que los demás sean gente

Cómo aparecieron las primeras personas según la Biblia

Cómo aparecieron las primeras personas en el Popol Wúj

Diversidad y unidad de los pueblos mayas

177.14 Caminos para un buen trabajo pastoral

De qué manera trabajamos pastoralmente en nuestra comunidad

Distintos caminos para trabajar pastoralmente

El cruce de otros caminos eclesiales en nuestro camino

Técnicas pastorales

Nuestro método: Tijwanej

Método maya del Pop

c) Formación Especial

del Diácono Indígena Permanente

178. La etapa de formación especial tiene como finalidad preparar al

Diácono Indígena Permanente en la teología de la Iglesia Católica,

de modo que se capacite para el diálogo con las teologías de la

Iglesia, y con los fundamentos de las propias concepciones

religiosas antiguas.

179. La formación específica teológica del Diácono Indígena Permanente

constará de un programa de cursos que cubran los temas del estudio

de la teología católica; y se llevará a cabo durante un período de

cuatro años, según la situación de cada una de las parroquias o zonas

pastorales. Esta formación especial cubrirá los siguientes temas:

179.1 Introducción general a la Formación Especial

179.2 Antiguo Testamento

Participación de las mujeres en la Historia de la Salvación

El Dios liberador (Éxodo).

La filiación divina de la humanidad

La Ley de Dios y el Código de Amurabi

El consejo de ancianos en el Plan de Dios

La alianza de las tribus en Siquem

La Tierra Prometida en el Plan de Salvación

El Año de Gracia y del Perdón: el Jubileo

Los jueces, salvadores de Israel

Los extranjeros dentro del Pueblo y el Plan de Dios

Los reyes que siguen el Plan de Dios son figura mesiánica

La sabiduría en la fe del pueblo

La sabiduría de Dios personificada

La riqueza integral de la oración de Israel (Salmos)

Mesianismo y Reino de Dios

Profetas menores y mayores

179.3 Nuevo Testamento

Los antepasados de Cristo son personas de diferentes pueblos

Dios encarnado en la historia humana por la aceptación de María,

mujer de Nazareth

El Magnificat, cántico liberador de María

Jesús de Nazareth, Hijo de Dios, Emmanuel, Salvador

Las bienaventuranzas de los pobres

Llamado a los apóstoles. Los discípulos. El ministerio de las

mujeres

El anuncio y las figuras del Reino de Dios

El Dios de Jesús como Padre

El Reino de Dios oculto a los sabios y revelado a los sencillos

El secreto mesiánico

El desarrollo de la fe de Jesús

Las multiplicaciones de los panes

Subida a Jerusalén y ministerio en conflicto

Los poderes políticos y religiosos se oponen a la misión de Jesús

Jesús alimento de la humanidad y la promesa del Espíritu

La pasión de Cristo y la oración sobre el compromiso por el Reino:

el Padre Nuestro

Crucifixión y muerte de Jesús

Las mujeres en la pasión y muerte de Cristo

La resurreción del Señor

Las mujeres testigos de la Resurrección y enviadas a los apóstoles

El primado de Pedro como servicio al pueblo

La misión hacia todos los pueblos de la tierra

Metodología de la misión

La venida del Espíritu Santo

Las primeras Iglesias

El apostolado de Pablo en favor de los diversos pueblos

Predicar el Evangelio, sembrar la Iglesia, mantener viva la

esperanza y dar consuelo en tiempos de persecución (Apocalipsis)

Tierra nueva y cielos nuevos: El sentido del Libro de la Revelación

179.4 Antropología Teológica

Dios Padre, Dios Hijo y Dios Espíritu Santo

La fe trinitaria vivida en las realidades humanas

El pecado: soberbia de la humanidad

La gracia: Cristo presente en nosotros y en nuestra historia

Escatología: La manifestación futura de las últimas cosas

179.5 Cristología

Los dogmas cristológicos

Los nombres de Cristo en el Evangelio

Los nombres de Cristo en la religiosidad indígena

Reinado y sacerdocio de Cristo

El seguimiento de Jesús

179.6 El Espíritu Santo

Cualidades personales al servicio de la comunidad

Carismas y dones del Espíritu

El Espíritu de Dios en las culturas indígenas

Acuerdo entre carismas y estructuras

Carismas y estructuras eclesiales para el bien de la comunidad

Espiritualidad indígena

179.7 Mariología

María y sus nombres en la religiosidad popular indígena

María en el Evangelio y en la tradición de la Iglesia

María en el Vaticano II

La Madre del Redentor, Redemptoris Mater

Los nombres de María en el Nícan Mopóhua

179.8 Eclesiología

Los mandamientos de la Iglesia

El pueblo en la religiosidad popular indígena

Servicios del sacerdocio ministerial

Institución del Diaconado

El Diaconado Indígena Permanente

Papel social y ministerial de la mujer en las comunidades indígenas

Papel social y ministerial de la mujer en la Iglesia

Ministerios autóctonos eclesiales

Consolidación de la Iglesia Autóctona

179.9 Liturgia

Las ceremonias tradicionales

Análisis de las ceremonias tradicionales

Sistematización de las ceremonias tradicionales

Inculturación de la Liturgia

179.10 Pastoral

El Magisterio del Vaticano II

El Magisterio de Medellín

Fundamentos Teológicos de la Pastoral Indígena en México

El Magisterio del Pacífico Sur

El Magisterio de Puebla

El Magisterio de Santo Domingo

El Sínodo de América

El servicio episcopal de la Diócesis de Chiapas y de San Cristóbal

La inculturación del Evangelio y de la Iglesia

179.11 Teología India

Metodología teológica

El Método de la teología india

Tipología de la teología india

Textos fundantes de teología india

Producción de textos de teología india

179.12 Historia

Introducción a la historia

Los grandes momentos de la historia de México

Geografía e historia del Estado de Chiapas

Historia de la evangelización en Chiapas

Historia de la Iglesia de San Cristóbal de las Casas

Los grandes momentos de la historia del mundo

El momento histórico actual

179.13 Sociología

La política señala el caminar de la sociedad

Programas sociales de los partidos mexicanos

Propuestas política de la sociedad civil

Proyecto socio-económico mexicano de 1970-2000

Conformación social de los pueblos de Chiapas

Geopolítica del Estado de Chiapas

Geopolítica del sureste mexicano

La propuesta indígena de sociedad

179.14 Antropología

Introducción a la antropología

Pueblos y macroculturas del Continente

Pueblos y culturas de Mesoamérica

Pueblos y culturas de Chiapas

Los grandes sentidos de las culturas chiapanecas

Los indígenas y las culturas urbanas

179.15 Metodología

Modelos de organización social

Modelos de organización pastoral

La organización de las comunidades indígenas

El método de la catequesis hoy: Catechesi tradendae

El método de la nueva evangelización: Evangelii nuntiandi,

Redemptoris missio

El método de evangelización en el Nícan Mopóhua

El método pastoral profético

La planificación pastoral

El método evangelizador de La Iglesia en América

d) Formación Permanente del Diácono Indígena

180. La formación permanente se irá adquiriendo en los talleres de

formación integral que pueden recibirse mientras se está en

cualquiera de los demás niveles de formación. La formación

permanente privilegia la reflexión teológica y, en particular, la

reflexión teológica india sobre la experiencia del crecimiento

cristiano de las comunidades; todo esto con el fin de llegar a

elaborar las categorías teológicas del pensamiento religioso

indígena, y así, desde la Iglesia Autóctona, dar el aporte teológico

específico a la Iglesia Universal.

181. La formación permanente del Diácono Indígena irá incorporando a

su programa los temas que la realidad presente a las comunidades,

entre los cuales inicialmente se consideran los siguientes:

181.1 Introducción General al área de la Formación Permanente

181.2 El conocimiento humano

Introducción

Conocimiento espontáneo

Conocimiento reflejo

Conocimiento científico

Conocimiento filosófico

Conocimiento teológico

El conocimiento del corazón

181.3 Antropología

Introducción

Recuperación de la identidad cultural

181.4 Historia

Introducción

Recuperación de la memoria histórica

181.5 Teología

Introducción

La teología vivida

La teología reflexionada

La teología sistematizada

La teología comunicada

La teología celebrada

181.6 Teología India

Introducción a la teología india

Experiencia teológica milenaria de los pueblos indios

Experiencia actual de la teología india

El sujeto de la teología india

En donde se hace la teología india

De qué trata la teología india

Para qué es la teología india

Fuentes de la teología india

Diálogo entre diferentes teologías

182. Para asegurar la continuidad de la formación permanente y su

metodología, se requerirá el apoyo de una Comisión Diocesana de

Formación Diaconal y de un Consejo Diaconal Diocesano, que se

encargarán de dar seguimiento para que se cumplan todos los

programas y los tiempos de la formación.

VII. ESPIRITUALIDAD

DEL DIACONADO INDÍGENA PERMANENTE.

Los ministros deben conseguir la santidad de manera propia, ejerciendo sincera e

incansablemente su ministerio en el Espíritu de Cristo. Concilio Ecuménico Vaticano II

Decreto sobre el ministerio y vida de los presbíteros

Optatam totius, 13

183. Los Diáconos Indígenas Permanentes se esfuerzan por descubrir y

recibir de Dios la fuerza del Espíritu que Él ha puesto en su

ministerio, y que necesitan para perseverar y desempeñar su servicio

de fe.

EL ESPÍRITU DE CRISTO

EN LA HISTORIA Y EN LOS PUEBLOS INDIOS

184. Dios se nos ha revelado y nos ha manifestado el misterio de su

voluntad86

. La voluntad de Dios la conocemos de muchas maneras

a) La encontramos en las Sagradas Escrituras.

b) Además, como nos enseña el Concilio Ecuménico Vaticano II,

con la sola luz de la razón podemos entender su voluntad, sin

error.87

Esta es la que llamamos Revelación natural.

86

Cfr. Efesios 1,9; Hebreos 1,1-2; Concilio Ecuménico Vaticano II, Constitución dogmática sobre la divina

revelación, Déi Vérbum, 2 87

Cfr. Concilio Ecuménico Vaticano II, Constitución sobre la divina revelación, Dei

Verbum,6

c) Continuamente, el plan de Dios se nos revela en los signos de los

tiempos que acontecen en la vida de nuestras comunidades88

. La

conocemos como Revelación en la historia.

d) Nos dice el Concilio que antes de predicar la Buena Noticia del

Evangelio, debemos descubrir la presencia de la revelación de Dios

en las culturas.. a través de las Semillas del Verbo que hay

plantadas en todas ellas89

.

185. Los Diáconos Indígenas Permanentes están seguros que Dios

derrama su Espíritu sobre toda carne.90

Por lo tanto, también sus

pueblos han recibido el Espíritu Santo91

. La manera como los

creyentes viven el Espíritu depende mucho de la realidad, de su

experiencia y de su cultura.

186. Tomando en cuenta la revelación de Dios en las culturas y su

revelación en las Sagradas Escrituras que custodia la Iglesia, el

Diácono Indígena, desde su tradición milenaria y desde su fe, ayuda

a las comunidades a descubrir y a manifestar de qué maneras Dios y

su Espíritu las acompañan siempre y las fortalecen en la vivencia

diaria de sus compromisos de fe. Las primeras comunidades sabían

que debemos escuchar lo que el Espíritu dice a las iglesias.92

187. Los Diáconos Indígenas Permanentes creen que Jesús les envió a su

Espíritu para que fuera su fuerza y su defensa en todo momento93

.

88

Cfr.Mateo 16, 1-5 89

Cfr. Concilio Ecuménico Vaticano II, Decreto sobre la actividad misionera de la Iglesia, Ad gentes,11 y

otros. 90

Cfr. Hechos 2, 17 91

Cfr. Juan Pablo II, Discurso a los Aborígenes, en Australia 92

Apocalipsis 2, 7 93

Cfr. Juan 16, 7-11

Por ello, su espiritualidad como Diáconos es la fuerza de Dios en

ellos. Esa fuerza espiritual la necesitan para vivir su vocación y dar

testimonio ante los demás.

188. Las culturas de los pueblos mayas también fueron fecundadas por la

presencia y la acción de Dios, a quien sus antepasados llamaron

Corazón del Cielo y Corazón de la Tierra, Creador y Formador,

Madre y Padre de la vida94

. Según su tradición, al Espíritu de Dios

lo encuentran en todas partes. Él está animando y cuidando la fuerza

del sol, la fuerza de la tierra, la fuerza del agua, la fuerza de las

personas. Los mayas creen que él conserva la vida, da el crecimiento

y la maduración. Él acompaña a las personas en todas sus

ocupaciones y actividades: en su éxodo de las fincas, en su camino

de recuperación de la tierra, en los esfuerzos por formar comunidad,

en el servicio político. Por eso antiguamente lo representaban de

muchas maneras. Los Diáconos Indígenas Permanentes, han de

sentir una gran alegría cuando profundizan esa experiencia espiritual

de sus pueblos, y comparten su riqueza con otras comunidades de fe,

para el enriquecimiento de toda la Iglesia.

189. Los pueblos indígenas son pueblos de oración. En su oración le

hablan a Dios de su pueblo y Dios les habla de lo que quiere para su

pueblo. Para hablar con Dios en la oración, necesitan la fuerza del

Espíritu: para que los ilumine, para que les ponga en la boca las

palabras que necesitan, para que les permita aguantar y soportar la

carga de su voluntad aún en los momentos más difíciles.

94

Cfr. Popol Wuj, El Libro de la Comunidad. Prólogo.

190. Muchos pueblos indígenas dedican gran parte de su tiempo también

a la contemplación. Los embeleza contemplar las maravillas de Dios

en todas las cosas, en las plantas, en los animales y en toda la

creación. Les gusta apreciar la fuerza de Dios en la tierra, en el agua,

en el viento, en los rayos, en el granizo, en los ríos, en la selva, en la

montaña. Y la respetan cuando se mueve con violencia. Después se

calma, y canta, y arrulla y da el calor tibio que hace brotar la vida

por todas partes.

191. Las comunidades indígenas se alegran cuando descubren a Dios en

los juegos y sonrisas de sus niños. No hay como contemplar a Dios

en el corazón de los hermanos y de las hermanas95

. Les estremece

cuando ven cómo Dios se asienta en el centro de su historia, en la

construcción y en las esperanzas de la comunidad, en los

compromisos que hacen para hacer que su vida sea más digna. El

Espíritu de Dios los lleva por donde quiere.

LA FUERZA DE DIOS

EN EL SERVICIO A LA COMUNIDAD

DE ACUERDO A LA CULTURA

192. Desde antes que llegara por primera vez el Evangelio a estas tierras,

Dios ya había dado su Espíritu Santo a todos los pueblos. Los

abuelos y abuelas, mediante la Palabra Antigua que les comunican,

les han enseñado cómo siempre han sentido su presencia en la

historia y en el caminar de las comunidades.

95

Cfr.Cantos de Nezahualcoyotl.

193. Las culturas y tradiciones religiosas indígenas enseñan que todos los

que llegan a este mundo aceptan un compromiso con Dios. Este

compromiso lo pueden cumplir porque Él mismo los fortalece con

su Espíritu. Toda persona nace para orientar, para aconsejar, para

iluminar; no para crear problemas, ni para confundir. Nacen para

respetar a Dios, para honrarlo, para agradecerle, para amarlo; no

viven para sentirse más que Él o para pensar que son más que los

demás. Esta tradición indígena, que tiene muchos siglos, aparece

claramente en el Libro de la Comunidad, el Popol Wuj.

194. Según la Palabra Antigua de los pueblos indígenas, las personas

brotan para estar alegres y gozar de todo lo que Dios les ha dado.

Dicen los principales de las comunidades que todos tienen la

responsabilidad de hacer cosas bellas, cuidando de todo y

proponiendo cosas nuevas. Nacen para construir un mundo humano.

De allí que en el trabajo como Diáconos Indígenas Permanentes

tienen que avivar el Espíritu en la comunidad para que el pueblo

pueda cumplir estas tareas que ayudan al mundo y a la vida de

creyentes. Con la fuerza del Espíritu pueden realizar todo esto según

su tradición y de acuerdo con la fe.

195. Los antepasados mayas creían que Hun-Ah-Puh, “uno-Dios-es”,

llama a todas las personas a ocupar un lugar y un tiempo en esta

tierra. Los pueblos mayas acostumbran organizar el tiempo en sus

diferentes calendarios; también saben convertir diversos sitios en

Lugares Sagrados. El Espíritu de Dios los sigue llamando a realizar

su trabajo como servicio en bien de la comunidad, y lograr así que

allí en donde viven sea también un lugar sagrado, porque en él

buscan su gracia. El Espíritu de Dios los llama a vivir, a unir sus

fuerzas, a compartir su sabiduría, sus deseos, su palabra, y hacer

acuerdos para que todo esté orientado según Dios.

196. Dicen los ancianos y ancianas: Muchas son las tareas y los trabajos

que los hombres y las mujeres vienen a realizar en la tierra:

Trabajan el campo, siembran árboles, fundan una familia, educan a

sus hijos, participan en los servicios y compromisos de la

comunidad, conservan la tradición y la fe que les han transmitido.

Cumplen bien estos distintos servicios porque el Espíritu habita en

ellos, pues todo don perfecto para la edificación de la comunidad

procede de lo alto96

. Así nada les falta ni a ellos ni a Dios; así el

universo entero y la humanidad están enraizados, están sustentados,

están contentos y satisfechos.

197. El Diácono Indígena, al realizar su ministerio, responde al Espíritu

que se hace Jícara Azul, Jícara Verde, Corazón del Cielo y Corazón

de la Tierra97

. Él desde siempre los llama a ayudar y a orientar; para

que también la comunidad se deje guiar por el Espíritu de Jesús

hacia la unidad, la justicia, la verdad, el perdón, la reconciliación y

la paz; por Él pueden reconstruir la verdadera armonía con la

naturaleza, entre hombres y mujeres, y con Dios.

LLAMADOS, A EJEMPLO DE JESÚS,

A SERVIR, NO A SER SERVIDOS

198. Jesús nos dio ejemplo de cómo servir a la comunidad98

. Esto lo

vemos más claro en las palabras que les dijo a sus amigos cuando se

despedía de ellos: Aun el Hijo del hombre no vino a ser servido,

sino a servir99

. Por eso, la mejor forma de ir por el mismo camino

del

96

Cfr Santiago 1, 17 97

Cfr.Popol Wuj, El libro de la Comunidad. 98

Cfr. Marcos 10, 35-45, y Lucas 22, 24-27 99

Marcos 10, 45

Señor es el servicio a las personas y a la comunidad. Y esto

solamente lo pueden hacer los Diáconos Indígenas Permanentes si

su Espíritu está con ellos. Servir a la comunidad da mucha fortaleza

espiritual.

199. Esa experiencia de servicio como la de Jesús, también la tienen

desde muy antiguo los pueblos con culturas indígenas. En las

comunidades, quien recibe un cargo no es para dominar, ni para

alzarse ante la comunidad; lo recibe para servir. Esta exigencia es

aún más fuerte para el que ha recibido el cargo de Diácono Indígena

Permanente. Así como los servicios indígenas no se otorgan para

tener dinero ni propiedades; igualmente, el Diaconado Indígena

Permanente es un cargo que se funda en la disponibilidad de

servicio que hay en las culturas indígenas.

200. Como lo hizo Jesús, el Diácono Indígena y su esposa, con sencillez

y rectitud de corazón, cada día donarán su vida en el servicio a la

comunidad; asumen, desde la fe, las dificultades propias de su

ministerio; saben que hay que pasar por esto para llegar a la propia

resurrección y a la resurrección del pueblo.

201. Para servir mejor a la comunidad, el Diácono Indígena y su esposa

siempre deben tomar en cuenta la situación concreta de las

comunidades en las que realizan su ministerio. Todas esas

circunstancias les servirán para construir su oración; y también las

reflexionarán constantemente, con el fin de encontrar en ellas las

luces del Espíritu Santo que necesitan para realizar eficazmente su

trabajo con fe.

MARÍA, MUJER DIGNA,

AL SERVICIO DE DIOS Y DE SU PUEBLO

202. Las culturas mayas le dan mucha participación a la mujer en todos

los campos de la vida. En las pinturas mayas vemos mujeres que

sanan, mujeres que cantan, mujeres que gobiernan. En la ciudad

antigua de Palenque los hombres políticos aparecen junto con una

mujer. Eso nos enseña que la experiencia familiar, social y

espiritual de las mujeres de antes y de hoy, debe inspirar el servicio

de los Diáconos Indígenas Permanentes para profundizar,

encaminar, y ver el horizonte de su acción promocional, pastoral y

de fe.

203. Es bueno que el Diácono Indígena y su esposa vuelvan con

frecuencia sus ojos y su corazón a María, la Madre de Jesús. En el

cerro del Tepeyac ella se presentó como la Madre del verdadero

Dios por quien se vive.100

Ella, al encomendarle su misión al indio

Juan Diego, le dio el cargo de ser su embajador, muy digno de

confianza101

. María, la Madre de Dios, fue siempre la mujer sencilla,

preocupada por su pueblo, y servidora de Dios102

. Ella es un grande

ejemplo, no solamente para la esposa del Diácono sino también para

el mismo Diácono y para la comunidad103

. Si el Diácono y su esposa

están cerca de María, tendrán más ánimo y serán más eficaces en su

servicio pastoral.

100

In Ipalnemohuani. 101

Cfr.Narración de las apariciones de la Virgen de Guadalupe, Nican Mopohua. 102

Cfr.Especialmente el evangelio de Lucas. 103

Cfr. Concilio Ecuménico Vaticano II, Constitución dogmática sobre la Iglesia, Lumen gentium. Capítulo 8.

204. Nos dice la Santa Biblia que cuando el ángel le anunció a María que

ella sería la madre de nuestro Redentor, ella le respondió: Soy la

servidora del Señor104

. Vemos así a María, como la mujer

totalmente dispuesta para que se cumpla en ella, a través de su

mediación, lo que Dios quiere. A ejemplo de María, el Diácono

Indígena Permanente y su esposa han de desarrollar esta

disponibilidad y mediación para que su vocación y su servicio sean

siempre eficaces según la fe.

205. La Palabra de Dios nos dice cómo María, la Madre de Jesús, en

muchas ocasiones, servía y acudía en ayuda de su pueblo. A su

prima Isabel la va a visitar a la montaña cuando estaba para dar a

luz105

; se inquietó porque los recién casados de Caná se habían

quedado sin vino106

, logrando que su Hijo Jesús les ayudara. María

sintió mucha pena cuando su Hijo se perdió después de su primera

visita al templo, y se puso a buscarlo107

. La fuerza espiritual de

María es ejemplo y fuente que inspira la vida del Diácono Indígena

y de su esposa.

206. Recordamos que María de Guadalupe le habló al indio Juan Diego

en momentos de guerra y destrucción muy difíciles para su pueblo.

Ella se mostró a ese indio pobre en el cerro del Tepeyac, y le

comunicó que su santa voluntad es Oír y remediar todas las

angustias, miserias, penas y dolores. Y mostrar y dar todo mi amor,

compasión, auxilio y defensa a los habitantes de estas tierras108

. En

un momento difícil Juan Diego hizo suyas estas

104

Lucas 1, 38 105

Cfr. Lucas 1, 39-56 106

Cfr. Juan 2, 1ss 107

Cfr. Lucas 2, 21-38 108

Nican Mopohua.

palabras, y se preocupó por curar y sanar a su tío. Igualmente, el

Diácono y su esposa cuidan del pueblo como parte principal de su

servicio en la Iglesia.

207. María de Nazareth se dejó guiar por la fuerza del Espíritu, y

concibió en su seno a Aquél que vino a salvar al pueblo de sus

pecados. Por eso a su Hijo le puso Jesús, que quiere decir “Yahvéh

salva”109

. El Diácono Indígena y su esposa, que quieren que por su

servicio se realice la salvación del Señor para la comunidad, en todo

momento han de dirigir sus pasos por ese mismo camino del Espíritu

que quiere la salvación de su pueblo.

ELEGIDOS POR DIOS

A TRAVÉS DE LA COMUNIDAD

208. El Candidato al Diaconado Indígena Permanente y su esposa, que

han dado servicio y testimonio a su comunidad, son considerados

como personas dignas, y presentados al Obispo para que los ordene

Diáconos. Esta dignidad la han de fortalecer siempre, tanto con su

espiritualidad tradicional como con la espiritualidad bíblica; de

modo que cada vez más su cargo sea un signo claro de la presencia

del Espíritu de Dios en el pueblo.

209. La comunidad indígena, cuando propone para un ministerio a alguno

de sus miembros, se siente corresponsable y colabora con él,

especialmente cuando éste más lo necesita. Por su parte, la

109

Mateo 1, 18-25

comunidad asuma con responsabilidad los acuerdos que resultan del

ministerio del Diácono, y sea capaz de cumplirlos con

responsabilidad y amor.

210. El Diácono Indígena y su esposa, al aceptar dar su servicio a la

comunidad, reciben del Espíritu Santo un carisma especial. Este

carisma, que contiene muchos dones, se los confía el Espíritu para

el bien del pueblo. A través del servicio, Él es quien los impulsa a

vivir la fe, el amor y la unidad al interior de la comunidad.

CONSAGRADOS EN EL MATRIMONIO

Y LLAMADOS A SERVIR COMO PAREJA

211. En la jerarquía tradicional indígena, ser casados es una condición

indispensable para los cargos; ya que a la persona soltera todavía no

se la considera plenamente madura. Por ello las comunidades,

normalmente, eligen para presentar como Candidato al Diaconado a

un hombre casado110

. No por esto la mujer adquiere una obligación

canónica. Sin embargo entre los indígenas la mujer va encontrando

su camino en el ministerio diaconal de su esposo, y participa

significativamente.

212. Por el sacramento del matrimonio el hombre y la mujer quedan

consagrados para dar testimonio ante el pueblo del amor que Dios le

tiene a la humanidad. Por eso, cuando la comunidad les pide un

servicio, el Diácono Indígena y su esposa lo aceptan y lo dan juntos,

110

En tzeltal, p.e., el marido llama a su mujer snuhp’jti’ snuhp’ co’tan, la pareja de mis labios, la pareja de mi

corazón; indicando unión de palabras, hechos y sentimientos.

como pareja. De no ser así, se perdería la unión armónica de la

pareja, y también se malograría la unión de este matrimonio con la

comunidad terrestre y la comunidad celeste.

213. El Diácono Indígena, para su vida familiar, social y eclesial, contará

siempre con el apoyo de su esposa, quien tendrá una verdadera

participación en el ejercicio de su ministerio.

SERVICIO DIACONAL

COMO DIGNIDAD Y FORTALECIMIENTO DE LA FE

214. Cuando alguien sirve a una comunidad indígena, por ese mismo

servicio llega a ser plenamente miembro de la comunidad. Estos

servicios se otorgan de acuerdo a los valores propios de la cultura,

como son la generosidad, la donación, el respeto, la humildad, tener

un sólo corazón, actuar con rectitud y sacrificio. Dar un servicio a

la comunidad con estas características sólo lo pueden hacer aquellas

personas que tienen abierto el corazón a Dios para dejarse guiar por

su Espíritu111

. Esta forma de actuar la deben vivir con mayor razón

el Diácono Indígena Permanente y su esposa, quienes además de los

valores culturales añaden a su experiencia los valores de la fe y los

de las gracias especiales que han recibido.

215. En los acontecimientos de la vida del pueblo, que Jesús llamaba

signos de los tiempos,112

supo él reconocer la voluntad del Padre, y

servirlo. Este servicio lo unía profundamente con su Padre,

111

Cfr. Lucas 4,18-21 112

Cfr. Mateo 16, 1ss

puesto que decía que había venido para hacer no su voluntad, sino

la voluntad de aquél que lo había enviado.113

Lo mismo sucede con

los servicios pastorales: el Diácono siente que al darle un servicio a

la comunidad está haciendo la voluntad del Padre. Por esta razón el

Diácono Indígena ha de aceptar con alegría este ministerio.

216. El Diácono Indígena y su esposa, al servir a la comunidad,

engrandecen el corazón y la fe del pueblo. A la vez, con su vida de

fe la comunidad engrandece el corazón de los Diáconos y sus

esposas, porque los consideran personas dignas que los llevan a

Dios.

PREPARACIÓN ESPIRITUAL

PARA LA TOMA DEL CARGO DE DIÁCONO

217. En la comunidad indígena, la palabra más sabia la da quien tiene

conocimiento y experiencia de Dios. Saben cómo hablarle a Dios de

la comunidad. Si el Diácono Indígena y su esposa mantienen una

profunda relación espiritual con Dios, con la comunidad y la

solución de los problemas, su servicio será bueno. De esta relación

espiritual con Dios reciben el Diácono Indígena y su esposa la

sabiduría para servir a la comunidad como Dios quiere.114

Para

lograr esto, los Diáconos Indígenas Permanentes y sus esposas,

según su propia tradición cultural y religiosa, frecuentemente se

deben dedicar a la oración y a la contemplación. Quiera Dios que

113

Cfr. Juan 4, 33ss 114

Cfr. Juan 15,4-5

cuando el tiempo llegue y se vaya los encuentre orando y

contemplando, 115

en una acción espiritual contínua.

218. El Diácono Indígena y su esposa, para recibir el cargo del

Diaconado, han de prepararse según la tradición de su cultura. Por

varios días hagan ayuno de alimentos y de compañía; busquen

tiempo y lugares para la oración y la contemplación; tomen en

cuenta las palabras de consejo que les dan las personas sabias de la

comunidad que por mucho tiempo han cargado la vida del pueblo, y

que les hablan sobre lo que Dios; busquen en la Palabra de Dios a

qué los llama él en estos momentos; hagan y participen en varios

ritos y ceremonias propias. Júntense con otros Diáconos y sus

esposas para compartir su fe, e intercambiar sobre sus vocaciones,

carismas y sobre los llamados que Dios les hace y los dones que les

entrega para esta Iglesia de San Cristóbal de las Casas y para toda la

Iglesia. En todo esto hay una gran fortaleza espiritual.

115

En la mentalidad indígena maya cuando se presenta un katún de veinte años, todavía está vigente por diez

años el katún anterior; y cuando al katún presente le faltan aún diez años de vigencia entra el katún futuro. En este

engarzamiento de tiempos consiste que el tiempo pasa.

VIII. PRESCRIPCIONES JURÍDICAS

PARA LA ORDENACIÓN, EL MINISTERIO Y LA VIDA

DE LOS DIÁCONOS INDÍGENAS PERMANENTES

La nueva legislación canónica se convierta en un medio eficaz para que la Iglesia

pueda perfeccionarse, de acuerdo con el espíritu del Vaticano II, y cada día esté

en mejores disposiciones de realizar su misión de salvación en este mundo. Juan Pablo II,

Promulgación del nuevo Código de Derecho Canónico,

Sacrae disciplinae leges, II parte, p. XIII

A. CONDICIONES PARA LA ORDENACIÓN

DE LOS DIÁCONOS INDÍGENAS PERMANENTES

219. El Candidato al Diaconado Indígena Permanente deberá reunir estos

requisitos básicos:

Haber recibido los sacramentos de la iniciación cristiana:

Bautismo, Confirmación, Reconciliación y Eucaristía.

Si es casado, haber cumplido 35 años de edad116

; haber recibido

válidamente el sacramento del Matrimonio y haber vivido en él un

período suficiente que atestigüe su estabilidad familiar.

Si es célibe, haber cumplido 25 años de edad117

. En este caso le

obliga el juramento de celibato, y tendrá un impedimento

dirimente para casarse118

.

116

Codex Iuris Canonici, c 103-2 117

Codex Iuris Canonici, c 1031-2 118

Codex Iuris Canonici, c 1087

220. El Candidato al Diaconado Indígena Permanente deberá reunir las

debidas cualidades de:

Tener fe íntegra, estar movido por recta intención, poseer

sabiduría para guiar y orientar a la comunidad, tener buenas

costumbres y virtudes, gozar de buena fama en su comunidad,

tener salud física y psicológica119

y tener las cualidades propias

para el ministerio a juicio del Ordinario.

Tener las cualidades que las comunidades indígenas consideren

necesarias según la propia cultura.

221. El Candidato al Diaconado Indígena Permanente deberá estar libre

de irregularidades o impedimentos:

Que no tenga enfermedad psíquica que lo incapacite a desempeñar

rectamente el ministerio.

Que no haya cometido el delito de apostasía, herejía o cisma.

Que no haya cometido homicidio voluntario o procurado el aborto

habiéndose verificado éste; así como el no haber colaborado

positivamente en todo esto.

Que no se haya dolosamente y de manera grave mutilado a sí

mismo o a otro, o haya intentado suicidarse.

Que no desempeñe un cargo público que lleve consigo una

participación en el ejercicio de la potestad civil120

.

119

Codex Iuris Canonici 1029 120

Directorio nacional para el Diaconado Permanente, 244

222. El Candidato al Diaconado Indígena Permanente debe cumplir las

prescripciones diocesanas:

Haber servido como Catequista por un período no menor a cinco

años.

Haber realizado el período de prueba llamado Candidato al

Diaconado Indígena Permanente por un mínimo de tres años.

223. El Aspirante a Diácono Indígena Permanente deberá ser escogido

por la comunidad. Las comunidades, en comunión con los Agentes

de Pastoral, y según la costumbre indígena de cada lugar, escoge a

sus Candidatos al Diaconado Indígena Permanentes para iniciar un

proceso de preparación y prueba y, llegado su momento,

presentarlos ante el Obispo.

224. En los lugares donde sea necesario, los Candidatos al Diaconado

Indígena Permanente podrán, de manera extraordinaria, ser

ministros del Bautismo y testigos del Matrimonio, lo cual debe

expresarse en el rito de admisión y constar por la autorización del

Obispo Diocesano.

225. El Candidato al Diaconado Indígena Permanente deberá haber

recibido la formación y capacitación según las normas y tiempos

propuestos por el Equipo Pastoral y aprobados por el Obispo, según

las normas de este Directorio.

226. El Obispo Diocesano, habiendo examinado el proceso de elección y

formación que se ha realizado, previa entrevista con el Candidato al

Diaconado Indígena Permanente y su familia, y después de

haber escuchado a algunos miembros de la comunidad y a los

Agentes de Pastoral de la comunidad responsable que lo presenta,

elige formalmente a dicho Candidato al ministerio del Diaconado

Indígena Permanente.

227. Todo el proceso de invitación y elección de los Candidatos al

Diaconado Indígena Permanente, así como el de formación,

solicitud, escrutinio y decisión deberá constar por escrito. Para ello

se levantarán las actas correspondientes en la comunidad o región,

en la Parroquia y/o en el equipo pastoral y Curia Diocesana,

conservándose copia de éstas en los archivos para Diáconos y

Ministerios de cada Parroquia y en los archivos de la Cancillería

Diocesana. Háganse eventualmente traducciones al español de

dichas actas.

228. Corresponde en definitiva al Obispo Diocesano ordenar Diácono

Indígena Permanente al Candidato que cumpla, según su prudente

juicio, todos los requisitos exigidos por el Derecho común y el

particular, que no estén reservados a la Santa Sede.121

229. Para el ejercicio del Diaconado Indígena Permanente, debe constar

al Obispo Diocesano que se han recibido los siguientes documentos:

Acta de Bautismo

Acta de Confirmación

Acta de Matrimonio

Acta de elección comunitaria y solicitud al Obispo.

121

Según el cánon 87-1 del Código de Derecho Canónico.

Acta de aceptación del ministerio, firmada por el Candidato al

Diaconado Indígena Permanente y su esposa.

Carta de testificación del párroco y/o equipo pastoral del lugar,

sobre la capacitación y preparación recibida, sus cualidades y

actitudes para ejercer el ministerio122

.

Constancia de Admisión como Candidato al Diaconado Indígena

Permanente.

Si es célibe, juramento de observar el celibato.

Acta de ordenación.

B. PRESCRIPCIONES

PARA EL EJERCICIO DEL MINISTERIO

230. El Diácono Indígena siempre ejercerá su ministerio en coordinación

con los demás Diáconos, con los demás Ministros y Catequistas, con

el Párroco y/o con el Equipo Pastoral del lugar, y, en su caso con el

Consejo Parroquial. Los Diáconos Indígenas Permanentes ejercen su

ministerio en tres servicios principales a la comunidad: La Palabra,

La Liturgia y la Caridad, siempre en comunión con el Obispo y su

Presbiterio.

231. El Diácono Indígena Permanente en nuestra Diócesis usará como

vestidura propia de su ministerio la estola cruzada, pendiente del

hombro derecho.

122

Cfr. Codex Iuris Canonici 1025

232. El Candidato al Diaconado Indígena Permanente, para las

celebraciones, usará un símbolo propio de la cultura que se haya

acordado con la comunidad, según la costumbre propia de la región,

y que lo distinga del Diácono.

a) El ministerio de la Palabra Divina

233. Al Diácono Indígena le corresponde leer, enseñar e ilustrar la

Sagrada Escritura a la Comunidad Cristiana; procurando en todo

momento la encarnación del Evangelio en su cultura, según el

Magisterio de la Iglesia123

.

234. En donde existe la tradición de que otros ministros tengan como

servicio específico la lectura y comentario de la Palabra Divina,

conviene que el Diácono Indígena Permanente les delegue esta

función, en virtud de los principios eclesiales de la comunión y

participación.

235. En el Ministerio de la Palabra, el Diácono ha de proponer

íntegramente el Misterio de Cristo, que se debe fundar en la Sagrada

Escritura, en la Tradición Eclesial, en la Liturgia, en el Magisterio y

en la vida de la Iglesia, y en la cultura e historia de su Pueblo124

.

236. La homilía conserva su importancia como parte de la Liturgia de la

Palabra, y está reservada al Sacerdote y al Diácono. Sin embargo, en

las celebraciones comunitarias de la Palabra divina, se conservará la

costumbre de que ésta sea comentada también por la asamblea de los

fieles.

123

Cfr. Redemptoris Missio, 52-55 124

Cfr. Codex Iuris Canonici cánon 760; Directorio Nacional para el Diaconado Permanente n. 251

237. El Ministerio de la Palabra debe estar respaldado por la fe de la

comunidad y la del Diácono Indígena Permanente, lo cual se

manifiesta también en la promoción de la justicia y la caridad

cristianas125

.

238. El Diácono Indígena tiene la facultad de predicar donde ejerce su

ministerio. Esta facultad le puede ser ampliada, restringida o

quitada126

. Apoyado en la práctica pastoral de la Diócesis, el

Catequista Indígena, o el Delegado de la Palabra, presidirán

regularmente las reuniones dominicales sin celebración de la

Eucaristía, según las normas particulares de la Diócesis. A él

corresponde el Ministerio de la Palabra127

. Elabórense guiones

indicativos para esas celebraciones.

b) El ministerio de la santificación

239. En la celebración de los sacramentos, el Diácono Indígena se

atendrá a las prescripciones de los libros litúrgicos, atendiendo

cuidadosamente los anhelos de inculturación de la Iglesia128

.

240. Las traducciones de los libros litúrgicos a los diferentes idiomas de

la región han de mantener tanto la unidad de sentido que se observa

en los rituales de cada sacramento, cuanto el sentido propio que se

tiene en la cultura.

125

Cfr. Directorio Nacional para el Diaconado Permanente, 260 126

Codex Iuris Canonici, c 764; Directorio Nacional para el Diaconado Permanente, 250 127

Cfr. Directorio Nacional para el Diaconado Permanente, 254, 255 128

Cfr. Concilio Ecuménico Vaticano II, Constitución sobre la sagrada liturgia, Sacrosactum Concilium

241. Las modificaciones en los símbolos sacramentales que según sus

culturas se consideren adecuadas al lenguaje verbal, simbólico, ritual

y no verbal de las comunidades indígenas, deberán ser estimuladas,

impulsadas y aprobadas por el Obispo. Cuídese celosamente la

unidad, armonía y convergencia de todas las celebraciones,

buscando la unidad en la diversidad.

242. El Bautismo. El Diácono Indígena es ministro ordinario del

Bautismo129

. Por eso, es conveniente que exista un número

proporcionado de ellos, para que puedan atender las necesidades

pastorales en todos los sitios donde lo requieran, a fin de favorecer

la adecuada iniciación cristiana en las comunidades indígenas.130

243. La Distribución de la Eucaristía. El Diácono es también ministro

ordinario para la distribución de la Sagrada Eucaristía, de la

exposición del Santísimo Sacramento y de la bendición

eucarística131

.

244. El matrimonio. Aunque el Párroco es el testigo autorizado para la

celebración del matrimonio, el Diácono puede ser delegado para

asistir este sacramento en nombre de la Iglesia132

245. Cuando se prevea prudentemente que no se puede acudir al Párroco

o al Sacerdote o Diácono delegado para asistir al matrimonio en el

término de un mes, para la validez del sacramento, el Obispo, con

licencia de la Santa Sede, autoriza que se contraiga ante dos

testigos133

. Deberá notificarse dicho matrimonio al Párroco.

129

Codex Iuris Canonici, c 861 130

Cfr. Directorio Nacional para el Diaconado Permanente n. 263 131

Codex Iuris Canonici, c 910; Directorio Nacional para el Diaconado Permanente n. 264 132

Codex Iuris Canonici, cc 1108 y 1111 133

Codex Iuris Canonici, 1116-1 y 2

246. En peligro de muerte, el Diácono Indígena Permanente puede

dispensar de la forma canónica del Matrimonio (ante un ministro

autorizado por la Iglesia y ante dos testigos) y de todos los

impedimentos de derecho eclesiástico. Estas dispensas no las

concederá a quien tiene el sacramento del presbiterado.134

247. El consuelo a los enfermos. El sacramento de la Unción de los

Enfermos queda reservado a los presbíteros135

. En efecto, la Unción

de los Enfermos lleva consigo la absolución de los pecados que

requiere de la ordenación sacerdotal.

248. El Diácono Indígena Permanente es ministro ordinario de la

animación de enfermos para los cuales se implora la salud por

medio de la Palabra, la oración y demás signos sensibles, según la

cultura. También son ministros ordinarios del consuelo de enfermos

graves, que en ocasiones toma el significado de la última despedida.

249. Los sacramentales. Por otros variados medios realiza la Iglesia la

función de Santificar, ya sea con oraciones, ya sea con prácticas

propias de la religiosidad popular136

y con obras de penitencia y

caridad, que contribuyen al crecimiento del Reino de Dios. Puede el

Diácono Indígena realizar las bendiciones, la celebración de las

exequias, así como presidir los ritos fúnebres.

134

Directorio Nacional para el Diaconado Permanente, 266 135

Codex Iuris Canonici, c 1003 136

Cfr. Codex Iuris Canonici, c 1168, que, en determinadas circunstancias, a juicio del Obispo, también

faculta a los laicos para estos servicios.

c) El ministerio de la Caridad

250. Como agente activo de la pastoral, el Diácono Indígena puede ser

miembro de los Consejos de Pastoral, y está llamado a fomentar y

respetar los ministerios no ordenados y a promover y sostener las

actividades apostólicas de otros ministerios diocesanos.

251. El Diácono Indígena Permanente debe sentirse impulsado a sostener

las actividades apostólicas de los laicos en el servicio al Reino de

Dios; debe ejercer así una función misionera en orden a la liberación

integral de la persona humana; y de esta manera contribuir a

concientizar al Pueblo de Dios en las tareas promocionales que la fe

cristiana exige a quienes conviven en una comunidad civil y

eclesial137

.

252. Los Diáconos Indígenas Permanentes están llamados a fomentar y

apoyar en la comunidad la obra y oficios pastorales de la caridad, de

la administración y de servicio a la sociedad, siempre en comunión

con el Obispo y su Presbiterio138

.

253. La participación del Diácono Indígena Permanente en la Jerarquía

de la Iglesia como grado propio y permanente no ha de convertirse

en la aspiración a privilegios y beneficios personales. La esposa

también debe vivir en austeridad, impulsando a su esposo a

mantenerse en este ministerio dentro del espíritu de servicio

137

Cfr. Directorio Nacional para el Diaconado Permanente, 281 138

Directorio Nacional para el Diaconado Permanente n. 280

d) Ministerio diaconal en comunión eclesial

254. El Diácono Indígena Permanente, acompañado de su esposa,

ejercerá su ministerio en la comunidad o grupo de comunidades para

las cuales fue electo.

255. Para mostrar la universalidad de la Iglesia y fortalecer su unidad, se

promoverán las visitas entre las comunidades con ocasión de cursos,

encuentros o fiestas. De esta manera los Diáconos Indígenas podrán

intercambiar su experiencia y dar solemnidad a las celebraciones en

ambiente de comunión eclesial.

256. Para que el Diácono Indígena Permanente pueda ejercer su

ministerio en otras comunidades o zonas pastorales, deberá contar

con la invitación escrita de esas comunidades, con el permiso de las

comunidades donde originalmente fue nombrado, y con la

autorización del Párroco y/o del Equipo Pastoral. Cuando se trate de

comunidades de diferentes parroquias, deberá contar, además con la

autorización de los dos Párrocos o Equipos Pastorales, y la del

Obispo. Para ejercer el ministerio en otra Diócesis deberá contar,

además, con licencia especial de su Ordinario y con la autorización

del Obispo de dicha Diócesis.

257. Para la excardinación o incardinación del Diácono Indígena

Permanente se procederá conforme lo establece el derecho139

, pero

se recomienda lo siguiente: a) Contar con la aprobación de la

comunidad a la cual pertenece; b) garantizar que su traslado es por

139

Cfr. Codex Iuris Canonici, cc 265 y 267

motivos de innegable necesidad y no por diferencias con la

comunidad, el Párroco o el Obispo; c) contar con la aprobación del

Párroco y/o del Equipo Pastoral y comunidades de su destino.

258. Para que el Diácono Indígena Permanente y su esposa ejerzan

adecuadamente su ministerio deberán buscarse los medios y

mecanismos locales y diocesanos necesarios para que reciban una

constante formación, se evalúe el ejercicio de su ministerio y se

mantengan en comunión con el Obispo y su Presbiterio, la Parroquia

y las comunidades que la conforman.

259. La tradición de las comunidades indígenas otorga a los ancianos de

la comunidad un papel de autoridad moral en la vida de sus

miembros. Por lo tanto, los Diáconos Indígenas Permanentes

deberán contar con ancianos que los auxilien y aconsejen en su

tarea. En los lugares donde no existan posibilidades para hacerlo,

búsquese a personas cuya experiencia y autoridad moral en la

comunidad les capacite para dicho ministerio.

260. En los Consejos Parroquiales de Pastoral deberá incluirse al menos a

un Diácono Indígena y su esposa.

261. Los Diáconos Indígenas Permanentes deben estar representados en

las estructuras pastorales de las zonas o parroquias. Entre sus tareas

deberá agregarse la evaluación y animación al Diaconado.

262. Para la construcción de la Iglesia Autóctona, en los planes de

formación que deberán ser propuestos por los Equipos Pastorales y

aprobados por el Obispo, según las normas de este Directorio, es

necesario incluir elementos que ayuden a los Diáconos Indíge-

nas Permanentes a un mejor y más eficaz servicio en la Encarnación

del Evangelio en las culturas propias, que faciliten el uso de la

lengua, símbolos propios y sentido de la vida de acuerdo a sus

culturas.

C. DISPOSICIONES SOBRE LA VIDA

DE LOS DIÁCONOS INDÍGENAS

a) Testimonio de servicio en la vida matrimonial

263. Mediante la santificación de su matrimonio, el Diácono Indígena y

su esposa están llamados a dar testimonio de vida cristiana y de

santidad en la comunidad. No antepongan su ministerio sagrado a su

vida matrimonial y familiar.140

264. El Diácono Indígena Permanente y su esposa, deben estar

profundamente comprometidos con su ministerio. Iluminen su vida

y la de la comunidad con la Palabra de Dios. Procuren que en sus

celebraciones las comunidades se alimenten del Cuerpo del Señor.

Obtengan el mayor fruto de la oración, que es fuente de vida para la

comunidad141

.

265. El Diácono Indígena Permanente y su esposa participen y

promuevan en sus comunidades el Sacramento de la Paz y la

Reconciliación. Mediten con frecuencia la participación de María en

el ministerio de nuestra redención. Acompañen siempre a sus

comunidades en los medios de santificación que han heredado de sus

tradiciones milenarias.142

140

Cfr. Directorio Nacional para el Diaconado Permanente n. 273 141

Cfr. Directorio Nacional para el Diaconado Permanente n. 274 142

Cfr. Directorio Nacional para el Diaconado Permanente n. 276

266. Para fortalecer su corazón en el servicio, y como ayuda para su

santificación, el Diácono Indígena y su esposa, asistan a las

reuniones y encuentros que con este fin se organicen en sus

parroquias y en la Diócesis.143

b) Estatuto económico de los diáconos indígenas

267. Sin menoscabo de lo prescrito en el canon 281-3 del Codex Iuris

Canonici, respecto de la retribución a los Diáconos Permanentes, es

costumbre inveterada en nuestra Diócesis, y muy concorde con la

práctica de los servicios entre los pueblos indígenas, que el Diácono

Indígena Permanente, fiel al mandato que el Señor hizo a la

humanidad desde el principio, viva de su trabajo144

. Como sucede

con todos los servicios y ministerios propios de las comunidades, no

espera un pago por sus servicios pastorales. Su ministerio lo ejerce

basado en la donación de la gracia y el servicio al Reino de Dios

que inauguró nuestro señor Jesucristo.

268. Los Diáconos Indígenas Permanentes no podrán recurrir a

estipendios por los servicios que otorgan, de lo contrario le restarían

sentido de donación a su ministerio. Los estipendios por los

sacramentos se regirán según las normas que establezca el Obispo

diocesano.

269. En los lugares en los que los Diáconos indígenas permanentes no

son numerosos y tienen que dedicar mucho más tiempo a su

ministerio, si las circunstancias indican que es necesario apoyar al

143

Cfr. Directorio Nacional para el Diaconado Permanente, 275 144

Cfr. Génesis, 1, 28-29

Diácono en sus necesidades durante el tiempo en que se solicitan sus

servicios pastorales, serán las mismas comunidades que solicitan su

ministerio, quienes se preocuparán por solidarizarse en esas

necesidades

270. Es sumamente recomendable que se promuevan vocaciones para que

haya suficientes Diáconos en las comunidades. Así mismo se

recomienda que los Diáconos Indígenas Permanentes no tengan

muchas comisiones.

271. Es recomendable que las zonas pastorales procuren constituir cajas

en donde se colecten ofrendas y cooperaciones. La coordinación

velará porque los Diáconos, para su ministerio o su capacitación,

puedan recibir de allí los pasajes y alimentación necesarios.

272. El Diácono Indígena Permanente y su esposa encuentran gran

alegría y satisfacción en poder compartir en el servicio a las

comunidades las gracias, habilidades, capacitación, destreza y vida

que Dios les ha dado. De este modo se realiza en ellos lo que decía

el Señor: Me envió para anunciar la buena nueva a los pobres145

.

Así, se podrá decir de ellos y de aquellos a quienes sirven, lo que se

declaraba de los primeros cristianos: Vean cuánto se aman.

145

Lucas 4, 18-32

Dios presente en la vida

Dios (Sol), desciende y se hace presente a la humanidad de manera fecunda, como

Maíz: Ixim Ah winic e Ixim ah ants, el Señor y la Señora Maíz. Esta acción de Dios hacia la humanidad mediante el maíz es verdadera, por ello tiene una flor

Delante de ellos. Sus bolsas de copal están adornados de plumas, indicando que lo

Usan para ceremonias mediadoras y retentivas. En el centro está la olla de las

Ofrendas que, como son cuatro, indican que Dios, ofrece todo lo que tiene. De esa

Ofrenda total se desprenden dos matas de maíz, como la vida para la humanidad.

Todo esto lo logran mediante el sacrificio (navaja de pedernal), el servicio (plumas), y

La sabiduría (flores) que llevan en sus penachos.

(Tomado del códice Borgia, cultura mixteca).

EPÍLOGO

Este Directorio, que podemos considerar concluido, por lo que

toca a nuestra Diócesis de San Cristóbal de Las Casas, es el

resultado de todo un proceso en el que los principales

protagonistas han sido integrantes de las comunidades indígenas.

Porque han sido los cristianos, hombres y mujeres, que se han

comprometido con la vivencia de su fe, los que han venido

haciendo madurar el proceso evangelizador y de construcción de

esta Iglesia; que ha exigido, de parte de los agentes de pastoral,

la búsqueda de una respuesta adecuada a estas culturas, concorde

con los lineamientos de la Iglesia Universal, que permitiera no

retrasar, y mucho menos obstaculizar, la articulación de una

Iglesia autóctona.

A muchos les ha sorprendido y hasta molestado que se hable, en

estos tiempos, de la Iglesia autóctona en esta Diócesis; pero en

realidad, en esta región en donde prevalece una población

predominantemente indígena, aun cuando la evangelización se

haya iniciado desde hace muchos años, la Iglesia Católica no ha

logrado romper la contraposición que ha habido, entre

conquistadores y conquistados, colonizadores y colonizados. Es

decir, la distancia entre el indígena con su cultura y la cultura

dominante. En estas condiciones, los pueblos originarios que

conservaron el sentido de las tradiciones recibidas de sus

mayores, permanecieron al margen, no sólo en la sociedad civil,

sino dentro de la Iglesia.

Quiera Dios, que por medio de este Directorio, al que han

contribuido los indígenas mayas de Chiapas con la experiencia

de su vida de fe, desaparezca la marginación de nuestros pueblos

originarios en la Iglesia mexicana, para que la enriquezcan con

sus culturas en la plenitud de todos los ministerios. Que esto

ayude también al reconocimiento y aceptación en la vida

nacional, de quienes han vivido hasta ahora marginados y

obligados a remontarse, incluso instalándose en lugares

completamente inhóspitos, haciéndoles tan inhumana su

existencia.

+ Raúl Vera López, OP

Obispo Coadjutor

San Cristóbal de las Casas, Chiapas.

Nota: No ponemos en esta transcripción del Directorio

Diocesano para el Diaconado Indígena Permanente la

síntesis que se halla al final de la publicación de la Diócesis

de San Cristóbal de las Casas, por razones de espacio y

porque contiene en forma abreviada lo mismo que está en el

escrito amplio.


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