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DiŠcesis de Osma-Soria · Homilía en la vigilia de oración por la unidad de los cristianos ......

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BOLETÍN OFICIAL Diócesis de Osma-Soria AÑO CLIV (154) Nº 1 | enero - febrero 2013 |
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BOLETÍN OFICIAL

Diócesis de Osma-Soria

AÑO CLIV (154) Nº 1

| enero - febrero 2013 |

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BOLETÍN OFICIAL DEL OBISPADO DE OSMA-SORIA

Edita: OBISPADO DE OSMA-SORIA

C/ Mayor, 5242300 EL BURGO DE OSMA

C/ San Juan, 542002 SORIA

Imprime: GRAFICAL, S.L. Soria

D. Legal: SO-25/1959

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IGLESIA DIOCESANA

Sumario

IGLESIA DIOCESANA. ............................................................................ 5

Obispo diocesano. .............................................................................. 7

Homilías. ........................................................................................ 7

Homilía en la vigilia de oración por la unidad de los cristianos ................ 7Homilía con motivo de la ordenación sacerdotal de Francisco Javier MartínezRodrigo, misionero javeriano .............................................................. 8Homilía en la Santa Misa con motivo de la Jornada de la vida consagrada ... 11Homilía en la Santa Misa de acción de gracias a Dios por el Pontificado deBenedicto XVI .................................................................................. 14

Radiomensajes Cadena COPE. ............................................................ 16

En la Solemnidad de la Epifanía .......................................................... 16El Bautismo de Jesús y nuestro Bautismo ............................................. 17Un año nuevo y el Año de la fe ........................................................... 18La Infancia Misionera, fiesta para la reflexión de los adultos ................... 20Ningún profeta es bien recibido en su tierra .......................................... 22Vete y haz tú lo mismo ...................................................................... 23Manos Unidas: Campaña contra el hambre ............................................ 24Convivencia para matrimonios ............................................................. 25

Decretos. ........................................................................................ 27

Decreto sobre el estipendio de las Misas de Fundación ........................... 27Decreto sobre las disposiciones a observar tras la renuncia del Papa a laSede de Pedro y hasta la elección del sucesor ....................................... 28Decreto de aprobación de la tabla de aportación al Fondo de sustentacióndel clero 2013 .................................................................................. 29

Vicaría General. ................................................................................. 31

Cartas. ............................................................................................ 31

Sobre el pago del IBI ........................................................................ 31Misa de acción de gracias por el Pontificado de Benedicto XVI ................. 32Sobre la segunda sesión del Consejo presbiteral .................................... 33Misa Crismal ..................................................................................... 34

Secretaría General. ............................................................................. 35

Colación de ministerios ...................................................................... 35

Vida diocesana. .................................................................................. 36

Celebrada la Jornada de las migraciones ............................................... 36Encuentro de monaguillos .................................................................. 36La Diócesis vibra con la ordenación presbiteral del misionero JavierMartínez Rodrigo ............................................................................... 36Echa a andar el voluntariado católico juvenil de la Diócesis de Osma-Soria .. 37Oblato y novicio en el Monasterio de Huerta (Crónica)............................ 37Curso de Cáritas diocesana ................................................................. 38Reelegido el abad de Santa María de Huerta .......................................... 39Música en honor a la Venerable Sor María Jesús de Ágreda ...................... 40Santa Misa de acción de gracias por el pontificado de Benedicto XVI ........ 41

IGLESIA EN ESPAÑA. ............................................................................. 43

Oficina de información de la CEE. ........................................................ 45

9,1 millones de declarantes asignaron a favor de la Iglesia ..................... 45Nota de prensa final de la CCXXVI reunión de la Comisión Permanente ...... 46

IGLESIA UNIVERSAL. ............................................................................ 49

Santo Padre. ...................................................................................... 51

Homilía en la Santa Misa de la Solemnidad de Santa María Madre de Dios .. 51Homilía en la Santa Misa de la Solemnidad de la Epifanía del Señor ......... 53Carta apostólica en forma de motu proprio Fides per doctrinam con la quese modifica la Constitución apostólica «Pastor bonus» y se transfiere lacompetencia sobre la catequesis de la Congregación para el clero al Consejopontificio para la promoción de la nueva evangelización......................... 56Carta apostólica en forma de motu proprio Ministrorum institutio con laque se modifica la constitución apostólica «Pastor bonus» y se transfierela competencia sobre los seminarios de la Congregación para la educacióncatólica a la Congregación para el clero ............................................... 59Discurso en la inauguración del año judicial del Tribunal de la Rota romana ... 62Mensaje para la Cuaresma 2013 ........................................................... 66Declaración del Santo Padre sobre su renuncia al ministerio de Obispo deRoma, Sucesor de San Pedro ............................................................... 69Homilía en la Santa Misa del Miércoles de Ceniza................................... 70Audiencia general (27 de febrero de 2013)............................................ 72Carta apostólica en forma de motu proprio Normas nonnullas sobre algunasmodificaciones de las normas relativas a la elección del Romano Pontífice ... 76

IglesiaDiocesana

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IGLESIA DIOCESANA

OBISPO DIOCESANO

HOMILÍAS

Homilía en la vigilia de oración por la unidad de los cristianos

Parroquia de Nuestra Señora del Espino (Soria), 21 de enero de 2013

Hermanos y hermanas en Cristo Jesús:“¿Qué exige el Señor de nosotros?” Este interrogante que el profeta Miqueas propone

a su pueblo -para que sepa responder al plan de Dios sobre ellos- es también el lemaescogido este año para este Octavario de oración por la unidad de los cristianos. Perorealmente ¿qué exige el Señor de nosotros? El profeta contesta a esta pregunta proponiendoa su pueblo la opción por la justicia y la paz. En efecto, la auténtica fe en Dios lleva consigodos actitudes inseparables, a la vez complementarias: la justicia como santidad personal yla justicia como lucha por la paz y la justicia social.

La liberación que el Señor ofrece a su pueblo exige del pueblo y de cada uno de suscomponentes que “respeten el derecho, practique el amor, la misericordia y camine humilde-mente con su Dios”. Por eso, una pregunta que tenemos que hacernos también todos loscristianos es: ¿qué nos exige el Señor Jesús para alcanzar la gracia de la restauración de launidad entre todos los cristianos?

Digamos de otro modo: ¿cómo vivió Él el misterio de la unidad? De Él deberemostomar ejemplo. A esto tenemos que responder que el misterio y la preocupación por launidad, estuvo presente continuamente en vida y en su ministerio: sabemos que la fuerzareconciliadora del Evangelio está presente en todas las palabras y gestos de la vida deJesús. Esta fuerza reconciliadora aparece cuando habla de la primacía del amor, que incluyela vivencia y la enseñanza de no juzgar a los demás y la de perdonarnos mutuamente, comoDios en Cristo nos ha perdonado. Además, esta fuerza reconciliadora está presente y paten-te en la plegaria por sus discípulos y por todos los que por ellos creerán en Él.

Cristo expresó en su oración sacerdotal el deseo y la importancia de la unidad: “quetodos sean uno como Tú, Padre, en mí y Yo en ti, que ellos también sean uno en nosotros,para que el mundo crea que Tú me has enviado. Yo les he dado la gloria que Tú me diste paraque sean uno como nosotros somos uno: Yo en ellos y Tú en mí para que sean perfectamenteuno, y el mundo conozca que Tú me has enviado y que los has amado a ellos como me hasamado a mí” (Jn 17, 21-23)

Este deseo de unidad está patente en el Sacrificio de la cruz, donde ofrece su vidapor la unidad de los hijos de Dios dispersos. La unidad de todos los cristianos es, pues, unapreocupación esencial en la vida y en el mensaje de Jesús. Es muy significativo que Jesúshaya expresado este deseo de unidad no en una doctrina ni en un mandamiento a susdiscípulos sino en una plegaria al Padre. Y es que la unidad es un don de Dios, que tiene suorigen en la comunión de amor del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo.

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Por tanto, hermanos y hermanas, ¿qué exige el Señor de cada uno de nosotros? ElSeñor nos invita a practicar el ecumenismo espiritual desde la conversión del corazón, lasantidad de vida y la oración. La conversión del corazón y la santidad de vida nos harán serinstrumentos de reconciliación, de acercamiento, de amor a todos, de perdón de las equivo-caciones y de las actitudes que nos han separado, comprometiéndonos en el acercamientoa todos los hermanos por encima de nuestras diferencias. Además, la oración nos unirá ynos hará participar en la plegaria de Jesús, llenos de confianza porque nos prometió quetoda súplica hecha en su nombre será escuchada por el Padre (cfr. Jn 15, 7)

Igualmente, Cristo pide que demos signos de unidad ante el mundo: la unidad de losseguidores y creyentes en Jesús es el mejor signo de credibilidad que podemos ofrecer al mundoincreyente, para que crean en Jesús como el enviado del Padre. El mundo quiere vernos unidos,exige vernos unidos. Solamente desde nuestra unión seremos capaces de suscitar interrogantesen los demás que no creen. Si a los seguidores de Jesús nos ven separados, divididos, nopodremos nunca ser interpelación para ellos. Porque ¿cómo vamos a presentar ante los demás lafe en Cristo como algo que realmente merece la pena si vivimos separados, si queremos hacervaler nuestra victoria por encima de los otros, si en nosotros subsiste la idea de que los quetienen que acercarse son los otros y no todos a todos? El Señor quiere que todos juntos forme-mos su único cuerpo, el de Cristo, y que con Él como cabeza formemos la única Iglesia.

También, el Señor exige que hagamos de la unidad un signo e instrumento eficaz deevangelización. Estamos embarcados en el momento actual en la tarea de suscitar unanueva evangelización; esta nueva evangelización será muy difícil (yo diría que no seráposible) si el mundo nos ve desunidos, separados, divididos. En cambio, si nos ve unidos,amándonos a pesar de las legítimas diferencias, seguro que queda admirado e interpelado,como lo quedaron los hombres y mujeres del tiempo de la primitiva comunidad que exclama-ban con espontaneidad: “Mirad cómo se aman”. Tenemos que pedir siempre -pero de modoespecial en estos días- por esta unidad de todos los cristianos pues ésta es la voluntad deCristo; tenemos que pedirle que nos ayude a poner de nuestra parte, cada uno de la suya,todo lo que sea necesario para vivir mucho más desde lo que nos une (la misma fe en Jesúsque -con su poder transformador- trasformará nuestros corazones y nos acercará a todos loshermanos, desde el amor, el perdón y la reconciliación) y olvidando lo que nos separa.

Que así sea.

Homilía con motivo de la ordenación sacerdotal de Francisco JavierMartínez Rodrigo, misionero javeriano

Parroquia de El Salvador (Soria), 26 de enero de 2013

Si siempre la Eucaristía es una fiesta, hoy la alegría de la fiesta es doble porqueunimos a la fiesta de la Eucaristía, la alegría que la ordenación sacerdotal de Javier es paratoda la Iglesia.

Querido Javier: mi más cordial felicitación por la elección que Cristo ha hecho de tipara que seas uno de sus íntimos colaboradores y amigos llamándote al sacerdocio, y tam-

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bién por la generosidad de tu respuesta a su llamada, entregándole toda tu vida a suservicio y al servicio de la misión que el Señor te confía. Felicito también a tus padres,hermanos, a tu tío Pedro, que hoy se sienten especialmente dichosos y alegres por tener unhijo, un hermano o un sobrino sacerdote. Felicito, igualmente, a toda la Congregación delos Misioneros Javerianos, y especialmente a todos aquellos que te acompañan en este díatan importante para ti. Saludo a todos tus compañeros del Seminario Diocesano, que hoy teacompañan como sacerdotes, llenos de alegría por tu ordenación y a todos cuantos estáispresentes en esta celebración y que habéis querido uniros a la alegría de Javier y de sufamilia para celebrar su ordenación sacerdotal.

Hoy es un día grande para toda la Iglesia, porque uno de sus hijos, Javier, que hasentido la llamada del Señor a seguirle por el camino del sacerdocio, siendo así uno de susamigos predilectos, después de un pausado y profundo discernimiento, ha respondido congenerosidad al Señor y a su llamada: “Aquí estoy, Señor, mándame” (Is 6, 8). Tu respuesta esuna respuesta llena de generosidad a aquel envío que un día hizo Jesús a sus apóstoles yque has sentido como el encargo que el Señor te hacía a ti personalmente: “Id, pues, y haceddiscípulos a todas las gentes bautizándolas en el nombre del Padre y del Hijo y del EspírituSanto” (Mt 18, 19). Y es también la respuesta a aquella realidad constatada por Cristo y por lacual pide a sus discípulos que oren al Señor de la mies: “La mies es mucha y los obreros pocos,rogad al dueño de la mies que envíe obreros a su mies” (Lc 10, 2). Cristo te ha hecho sentirbien dentro de tu corazón la urgencia de su envío y la necesidad de obreros para su mies y túno has podido menos de decirle al Señor: “Aquí estoy, cuenta conmigo”.

Hoy todos nosotros nos alegramos de tu respuesta, una respuesta que no está afian-zada en tu propio valer y en tu propia fuerza, sino en la fuerza y en la gracia de Dios, que teha hecho sentir en tu corazón y poco ha poco ha ido calando en ti aquella palabra de Diosa Jeremías: “No les tengas miedo, que contigo estoy yo para salvarte” (Jer 1, 8) y la confian-za que Cristo infundió a Pablo ha hecho carne en ti cuando ante la dificultad y la espina quesentía en su carne el Señor le dijo “Te basta mi gracia” (1 Cor 12, 9). Confiado, pues, en lagracia de Dios, que el Espíritu va a derramar sobre ti por la recepción del sacramento delorden sacerdotal, es desde donde una criatura humana, cargada de debilidades y flaquezas,puede decirle al Señor: “Aquí estoy, Señor, cuenta conmigo”. Es desde esa misma flaqueza,pero al mismo tiempo desde la fuerza de la gracia de Dios, desde donde tú hoy das tu sídefinitivo a Dios y Dios te capacita con la gracia sacramental para que puedas desempeñary vivir con fidelidad y entrega la misión que él te encomienda como sacerdote.

Por eso, querido Javier, no debes olvidar nunca en tu vida sacerdotal algo muyimportante: no dejar de alimentar tu vida sacerdotal con una vida de oración y contactocontinuo con el Señor. La oración va a ser la fuente de donde brote tu ardor evangelizadory misionero, y el sostén y alimento de tu vida de apóstol. Solamente con ella y desde ellavas a ser capaz de permanecer fiel a los compromisos adquiridos hoy en tu ordenaciónsacerdotal. La oración fue fundamental en la vida y en la vocación del fundador de la familiade los misioneros javerianos, San Guido María Conforti. En Cristo clavado en la cruz contem-pla a Cristo que ha sido capaz de dar su vida por todos, el Señor al que debe amar y que lellama a que también él debe entregar la vida para darle a conocer a todo el mundo.

Todo cristiano, pero de manera especial el sacerdote, necesita estar bien insertadoen Cristo para mantenerse firme en la fe y fiel a sus compromisos sacerdotales. Cuando la

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inserción en Cristo es firme y auténtica, esta unión quita todos nuestros miedos a lasdificultades que puedan sobrevenirnos en el ejercicio y vivencia de nuestro sacerdocio.Somos fuertes cuando estamos convencidos de lo mucho que Dios nos quiere, que el Señornos ha mirado y nos mira cada día con cariño como hizo con el joven rico del Evangelio ycomo hizo con San Guido Conforti, que un día se sintió envuelto por una mirada particular deCristo, que el refería con estas palabras: “Yo le miraba y el me miraba y parecía decirme tantascosas”. Esa mirada fue labrando en su corazón su respuesta sacerdotal y misionera. Cuandovivimos nuestro sacerdocio enamorados de Cristo, Él es el motor de nuestra vida sacerdotal yde nuestra entrega misionera y El es el que quita todos nuestros miedos a dificultades ypeligros, porque todos ellos no tienen en nosotros la fuerza ni el peso que tiene el amor deDios por nosotros y el amor nuestro a Dios, y por lo mismo, todos esos peligros y dificultades,como decía San Pablo “las vencemos fácilmente en aquel que nos ama”.

Cuida, por tanto, tu relación con el Señor, porque en Él encontrarás la fuerza, elempuje y la audacia que hoy necesitamos para hacer el anuncio de la Buena Noticia de Jesúsa todos los hombres y ser su testigo donde quiera que te encuentres. En el Rito de laordenación sacerdotal, que vas a recibir dentro de unos minutos, entre las preguntas refe-ridas a tu compromiso para ser sacerdote, que yo como Obispo y sucesor de los Apóstoles teharé y tu deberás contestar ante mí y la comunidad cristiana aquí reunida, hay una últimaque es como la pregunta culminante y la síntesis de todas las anteriores. Dice así: ¿Quieresunirte cada vez más estrechamente a Cristo, Sumo Sacerdote, quien se ofreció al Padre comovíctima pura por nosotros y consagrarte a Dios junto a Él para la salvación de todos loshombres?

El sacerdote es, de hecho, introducido en el misterio del sacrificio de Cristo con unaunión personal a El para prolongar su misión salvífica. Esta unión que se realiza por elsacramento del Orden, pide hacerse cada vez más estrecha por la generosa correspondenciadel sacerdote mismo. Cuando respondas a esta pregunta lo harás diciendo “Sí quiero con lagracia de Dios”.

Cuando mis manos de Obispo te unjan con el Santo Crisma, te diré: “Jesucristo, elSeñor, a quien el Padre ungió con la fuerza del Espíritu Santo, te auxilie para santificar alpueblo cristiano y para ofrecer a Dios el sacrificio”. Y cuando te entregue el pan y el vino tediré: “Recibe la ofrenda del pueblo santo para presentarlo a Dios en el Sacrificio Eucarístico,considera lo que realizas e imita lo que conmemoras y conforma tu vida con el misterio de laCruz de Cristo Señor”.

Resalta así, con fuerza, que para el sacerdote celebrar la Eucaristía cada día nosignifica proceder a una función ritual, sino que se trata de cumplir una misión que involu-cra entera y profundamente su existencia, en comunión con Cristo Resucitado, quien en laIglesia sigue realizando el sacrificio redentor. Esta dimensión eucarístico-sacrificial delsacerdote es inseparable de la dimensión pastoral y misionera, y constituye su núcleo deverdad y fuerza salvadora, del que depende la eficacia de toda la actividad.

El presbítero esta llamado a vivir en sí mismo lo que Jesús experimenta en primerapersona, es decir, entregarse plenamente a la predicación y a la sanación del cuerpo y delespíritu, y después, al final, resumir todo en el gesto supremo de dar la vida por los hom-bres, gesto que halla su expresión sacramentalmente en la Eucaristía, memorial perpetuo dela Pascua de Cristo.

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El sacerdote, entregándose de lleno a la predicación y al anuncio de Jesucristo, y a lasanación de las heridas de los hombres, está llamado a entregar su vida por la grey que le hasido confiada, asociando dicha entrega a la muerte y resurrección de Cristo que rememora,realiza y celebra en la Eucaristía.

Querido Javier: en el sacerdocio vas a vivir muchísimos momentos de dicha y defelicidad, desde tu entrega a anunciar a los demás a Jesucristo, pero va a haber momentosde dificultad. Cuando el peso de la cruz se haga duro, ése es el momento para volver adecirle al Señor y renovar tu respuesta de hoy: “Sí quiero, con la gracia de Dios”. Así estaráscooperando con Cristo, Sumo Sacerdote y Buen Pastor a apacentar sus ovejas.

Que nuestra Madre la Virgen, estrella de la nueva evangelización y madre de lossacerdotes, vele por ti, te acoja bajo su manto maternal y te ayude a responder siempre alSeñor en tu sacerdocio con el estilo y la generosidad con que ella lo hizo: “Hágase en mísegún tu Palabra”.

Mi más cordial enhorabuena para ti, para tu familia, para tus amigos y para la familiareligiosa javeriana a la que perteneces. Hoy es un día grande y muy dichoso para todos. Hoyy en ti comprobamos con gratitud y asombro que Jesús no se ha marchado, que vive ennosotros y a través de ti. Que el Señor te bendiga y te guarde.

Homilía en la Santa Misa con motivo de la Jornada de la vida consagrada

Soria, 2 de febrero de 2013

Queridos religiosos y religiosas;

queridos hermanos todos:

En el marco de la fiesta de la Presentación de Jesús en el templo, celebramos laJornada de la vida consagrada. El beato Juan Pablo II, cuando instituyó esta Jornada,quiso unirla a la fiesta de la Presentación por su cierto paralelismo: en efecto, la fiesta dela Presentación es la fiesta del encuentro de Ana y Simeón con Cristo, cuyo encuentrocolma todas sus aspiraciones de tal manera que le va hacer exclamar: “Ahora según tupromesa puedes dejar a tu siervo irse en paz porque mi ojos han visto a tu Salvador, a quienhas presentado ante todos los pueblos”. La vida consagrada significa el encuentro de lapersona consagrada con Jesús, como alguien que colma todos sus anhelos, de tal maneraque le lleva a entregarse plenamente a Él sin reservarse nada para sí misma; en Él haencontrado el gran tesoro y por tenerle a Él no le importa tener que abandonar en su vidatodo lo demás pues, a su lado, las demás cosas pierden todo su valor. Con el encuentro yla entrega al Señor, la persona consagrada no necesita nada más para sentirse llena,realizada y feliz.

La fiesta de la Presentación de Jesús en el templo es, además, la fiesta de la luz.Toda la celebración litúrgica gira en torno a la luz que es Cristo, presentado ante todoslos pueblos como luz para alumbrar a todas las naciones. Es la luz que muestra elcamino de la salvación, la luz del mundo que disipa todas las tinieblas de la vida de loshombres. Por este motivo, la vida consagrada es y debe ser siempre luz que brilla en

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medio de las tinieblas de este mundo. Sí, hermanos y hermanas: en un mundo empeña-do en prescindir de Dios, la vida religiosa debe brillar con una fuerza tan especial quemuestre a todos los hombres la realidad de la luz de la presencia de Dios en medio delmundo. Por eso, la persona consagrada debe esforzarse no sólo en llevar una vida queresponda personalmente a lo que Dios espera de ella sino que debe esforzarse en queese estilo de vida se transmita, se testimonie ante los demás, para que sea también luzpara ellos. Es lo que dice Benedicto XVI hablando de la fe: la fe es el gran tesoro que elSeñor nos ha dado no para que lo guardemos para nosotros mismos sino para que locomuniquemos a los demás, siendo nuestra fe realmente un testimonio que mueva aotros a vivir lo que nosotros vivimos.

La Presentación de Jesús en el templo simboliza la entrega que sus padres hacendel Niño al Padre: es Cristo que se inmola por nosotros y esta inmolación de Cristo alPadre por la salvación del mundo es modelo para todo hombre o mujer que entrega su vidaal Señor y al servicio de los hombres. La respuesta vocacional de la persona consagrada esoblación y entrega total, sin reservarse nada para sí misma, sino entregándose en alma,vida y corazón al servicio de Dios y de los hermanos en la vocación a la que ha sidollamada. Por eso, la vida consagrada es testimonio y expresión de la búsqueda por partede Dios al hombre y del hombre a Dios. Sí, Dios busca al hombre y el hombre, aún a vecessin saberlo, busca a Dios. De este modo, la persona consagrada se convierte en puente através del cual Dios sale al encuentro del ser humano y a través del cual el ser humano seencuentra con Dios y busca a Dios.

La sola presencia de la persona consagrada habla siempre de Dios, recuerda a Dios;de ahí que, cuando alguien que tiene olvidado a Dios o no tiene relación ninguna con Élse encuentra con una persona consagrada que vive de verdad su plena consagración,suele tener dos reacciones muy comunes: la primera es atacar y minusvalorar el sentido dela vida religiosa, casi hasta despreciarla. ¿Por qué? Generalmente porque le está hablandode algo que él no vive. La segunda actitud, por el contrario, mueve a la persona a pensare interpelarse: ¿por qué vive así y por qué es feliz viviendo así?

Como queda dicho, pues, la vida de la persona consagrada acerca a Dios a loshombres y a los hombres a Dios porque, con su presencia y con su estilo de vida, estáhaciendo patente y poniendo de manifiesto la importancia de Dios para ella y suscita enlos demás interrogantes importantes (¿por qué esta persona es feliz y yo no lo soy? ¿porqué yo no dejo entrar a Dios en mi vida si esta persona es feliz viviendo desde Dios?

La vida consagrada, hermanos y hermanas, es una gran riqueza para el mundo ypara la Iglesia. Sin ella, quedaríamos tremendamente empobrecidos y privados de algofundamental para que los hombres y mujeres encuentren sentido a la vida y vivan la vidacon esperanza. En un mundo egoísta y materialista, la vida de la persona consagrada esun signo claro y elocuente de entrega, de generosidad y de gratitud al Señor.

La vida consagrada es, por fin, el testimonio de una sobreabundancia de amor de lapersona consagrada que le lleva a entregar su vida por amor a Cristo y a los hermanos,respondiendo así a la sobreabundancia de amor de Cristo que entregó su vida por lasalvación de todo el género humano.

Ésta es la gran riqueza y el gran significado de la vida consagrada. Pero para que lavida consagrada manifieste y sea testigo de todo este gran contenido, es necesario que

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nosotros -como personas consagradas- lo vivamos con unas actitudes determinadas eimportantes entra las que podíamos destacar tres:

1. Vivir nuestra vida de consagrados con alegría, estando convencidos de queesto es lo mejor que nos ha podido pasar en la vida. No vive desde estaalegría quien vive su vida consagrada como quien lleva un fardo pesado quele han cargado a sus espaldas, arrastrándolo y llevándolo como puede. Lavida consagrada, vivida con alegría, llena realmente nuestro corazón y nues-tra vida, nos hace sentir felices; de este modo, es un signo claro de credibi-lidad ante los hombres y mujeres de nuestro mundo actual, que interpela yayuda a plantearse la fe.

2. Otra actitud importante a potenciar y desarrollar es estar bien enraizados enCristo para estar y permanecer firmes en la vivencia de nuestra vocación y denuestra realidad de consagrados, no dejando que el ambiente de una sociedadcomo la nuestra se infiltre casi sin darnos cuenta en nuestra vida y nos hagavivir la realidad de nuestra consagración sin frescura, sin su auténtica hermosu-ra, sin entusiasmo. Por eso, es fundamental el cultivo del contacto directo conDios a través de la oración, como la fuente donde beber y refrescarnos; si que-remos que nuestra identidad de consagrados se mantenga fresca necesariamentetenemos que cuidar y dar prioridad al cuidado de nuestra vida de oración entiempo, calidad e intensidad. De lo contrario, el barro del mundo y de la socie-dad, la rutina de los años y el ambiente materialista y sin Dios se irá pegando anuestros pies y nos desviará de una vida auténtica dedicada a Dios.

3. La tercera actitud importante a vivir es la necesidad de renovar diariamentenuestra consagración, estrenar cada día nuestra entrega al Señor en ilusión ycelo apostólico como si fuera el primer día de nuestra historia de amor con elSeñor. Es cierto que, a veces, el cansancio de la vida, la rutina de los años,hacen mella en nosotros y nos hacen, sin darnos cuenta, vivir nuestra realidadde consagrados sin demasiada ilusión y con rutina. Jamás tenemos que acos-tumbrarnos a ser personas consagradas al Señor; cada día, al comenzar la jorna-da, tenemos que ofrecer a Dios nuestra vida y pedirle que nos ayude a no defrau-dar su amor y su confianza. Ello, sin duda, nos ayudará a recuperar cada día loque el cansancio, los años o la rutina hayan podido dejar en nosotros.

4. La última actitud (dado el ambiente de sequía vocacional y de falta de esperan-za en tanta gente) que debemos adoptar es ser testigos de esperanza: nuestraesperanza se fundamenta y parte de Dios, que sigue a nuestro lado, se interesaen todo momento por nosotros y nos da cuanto necesitamos para seguir adelan-te con nuestra fidelidad a los compromisos adquiridos.

Hermanos y hermanas: si somos capaces de vivir nuestra vida con alegría y bienarraigados en Cristo, renovando nuestra identidad de consagrados cada día llenos de espe-ranza en un Dios que no defrauda, estaremos siendo auténticos signos de la presencia deDios en el mundo, estaremos acercando a Dios a los hombres y a los hombres a Dios, yseremos interpelación para los que no creen. Que el Señor, que comenzó en nosotros la obrabuena, Él mismo la lleve a término.

Que así sea.

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Homilía en la Santa Misa de acción de gracias a Dios por el Pontificado deBenedicto XVI

Parroquia de El Salvador (Soria), 28 de febrero de 2013

Queridos sacerdotes, religiosos, religiosas y laicos que habéis querido uniros atoda la Diócesis para dar gracias a Dios en esta Eucaristía por el Pontificado del PapaBenedicto XVI en el día en el que, a las ocho de la tarde, se hace efectiva su renunciaal Ministerio petrino: os saludo a todos con afecto sincero.

El Papa Benedicto XVI -que durante los ocho últimos años ha dirigido la Barcade Pedro con sabiduría, verdad, fe y amor- hace efectiva hoy su renuncia porque no seencuentra con las fuerzas ni físicas ni anímicas para desempeñar bien todo lo queeste servicio requiere. Durante estos preciosos años hemos tenido un gran Papa; po-demos decir, con la seguridad de que la Historia lo colocará entre los grandes Papas,que su Pontificado ha sido espléndido.

Permitidme que me atreva a condensar en cuatro grandes afirmaciones lo máscaracterístico de su Pontificado:

1. En Benedicto XVI hemos tenido un verdadero creyente y un auténtico cam-peón de la fe: por fe aceptó la sublime pero muy difícil misión que el Señorle encomendaba de pilotar la nave de la Iglesia; la fe ha sido el primercriterio por el que se ha regido en todo momento este gran Papa en elpastoreo de la Iglesia; y ha sido guiado por la fe y siendo consecuente conella por lo que ahora, cuando las fuerzas le flaquean y ve que no se conside-ra capaz de llevar adelante la tarea encomendada con dignidad y capacidadsuficiente, ha renunciado al Ministerio petrino. No ha salido, sin embargo,huyendo ni se ha bajado de la Cruz, como él mismo diría ayer en su últimaaudiencia general

2. El Papa Benedicto XVI ha sido un gran maestro para la Iglesia: gran teólogo,profundo y sencillo a la vez, ha dejado bien clara la relación entre fe yrazón; ha sabido presentar a toda la cristiandad el misterio de Dios, el men-saje salvador de Cristo y el quehacer pastoral de la Iglesia en el momentopresente. Sus respuestas, por ejemplo, a las cuestiones que le han sido rea-lizadas en directo en numerosas ocasiones han sido siempre respuestas lle-nas de sabiduría, cercanía y sentido pastoral. Sus audiencias de los miérco-les han constituido auténticas catequesis en las que ha acercado a todos,incluso a las personas más sencillas, la vida y el mensaje de los santospadres y el mensaje central del Evangelio para la vida cristiana. Sus Exhorta-ciones apostólicas han enseñado, desde la profundidad teológica expuestacon sencillez, el camino a recorrer para vivir en el momento actual de laHistoria el estilo propio del Evangelio. Todos hemos podido comprobar siem-pre que nos hemos acercado a su Magisterio que estábamos ante un granmaestro que iluminaba, con sus palabras y su vida, el estilo de vida cristianaque un creyente debía hacer realidad hoy para vivir desde la fe e iluminardesde el Evangelio los grandes problemas actuales de la Humanidad.

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3. El Santo Padre ha sido un verdadero pastor que, durante el tiempo que haestado al frente de la Iglesia, ha tratado en todo momento de llevarla porlas verdes praderas del Evangelio, desde el que ha mostrado al hombre actualel verdadero camino por el que encontrar auténtico sentido a la vida y larespuesta a sus más profundos interrogantes.

Ha sido, además, el pastor que acompañó a todos los pastores de la Iglesiaen el Año sacerdotal, reavivando en nosotros la conciencia de la grandezade nuestro sacerdocio y haciendo renacer la esperanza y la paz en los sa-cerdotes a los que las dificultades actuales tal vez habían hecho titubear.Ha sido un auténtico pastor que acompañó a todos los creyentes llamándo-nos a renovar nuestra fe con la proclamación del Año de la fe. Verdaderopastor que, ante la situación actual del mundo respecto a la fe, ha promo-vido en todo momento la necesidad de suscitar e impulsar hoy una nuevaevangelización que ayude a plantearse la fe a los que no la tienen, reavi-varla y rejuvenecerla a quienes la han dejado casi morir, y a renovarla entodos los creyentes.

4. Benedicto XVI ha sido siempre un hombre libre y lo es ahora al tomar unadecisión de tanto calado: libre desde la Verdad y con la verdad del Evangeliopor delante porque sólo desde ella uno puede ser verdaderamente libre. Li-bre para afrontar abiertamente los problemas más importantes que aqueja-ban a la Iglesia en cada momento. Libre para anunciar el Evangelio de Cristoen los más diversos y comprometidos foros como los viajes, los Parlamentosde tantos países, etc. Libre, en fin, para renunciar al Papado cuando hacomprobado que se encontraba sin fuerzas ni físicas ni anímicas para llevaradelante con toda su exigencia el Ministerio de Pedro.

Por todo ello, por su congruencia y autenticidad de vida, nos surge espontáneaen este momento nuestra profunda gratitud al Señor por el Papa que nos ha dado ydel que hemos recibido tanto, sobre todo tan claro testimonio de fe. Y, junto a nues-tra gratitud y acción de gracias al Señor y al Papa, nuestra oración por él para que elSeñor le siga acompañando y le conceda cuanto necesite en esta nueva etapa de suvida que se abre a partir de las ocho de esta tarde.

Igualmente, elevamos una ferviente oración por el nuevo Papa, sea quien sea,para que sea realmente el Papa que la Iglesia necesita en este momento; para quecontinúe la tarea de la evangelización de nuestro mundo, como tarea especialmenteurgente de la Iglesia y del mundo en el momento presente; para que, como sus ante-cesores, sepa llevar, como decía el beato Juan Pablo II, el mensaje salvador de Cristoal corazón del mundo.

Desde hoy, y así lo he expresado en el Decreto que he promulgado para estaIglesia particular de Osma-Soria, hemos de pedir en nuestra oración personal y priva-da, en nuestra oración pública y en todas las Eucaristías (hasta el día en que seaelegido el nuevo Papa) para que Dios nos regale el Papa que la Iglesia y el mundonecesitan.

Que así sea.

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RADIOMENSAJES CADENA COPE

En la Solemnidad de la Epifanía

6 de enero de 2013

Queridos diocesanos:

Celebramos hoy la Solemnidad de la Epifanía del Señor, la manifestación de Cristo alos pueblos gentiles. Se trata de un día entrañable y especialmente significativo para losniños, la fiesta popularmente conocida como los Reyes Magos. La noche pasada ha sido unanoche llena de ilusiones y de sueño ligero, pensando en despertarse y encontrar los regalosque los Reyes Magos han dejado en los infantiles zapatos. Este precioso gesto tiene sufundamento en el relato evangélico de San Lucas, cuando narra que unos Magos de Orienteacudieron a Belén guiados por una estrella a adorar al Niño Dios y a ofrecerle sus proféticosdones: oro, incienso y mirra.

Pero la Epifanía tiene un significado cristiano mucho más profundo e importantepara los adultos que queremos ser seguidores de Jesús: es la fiesta de la manifestación deDios y de su salvación a los pueblos paganos o gentiles. La venida de Cristo y la salvaciónque trae tienen un carácter plenamente universal; el Hijo de Dios se ha encarnado no sólopara salvar al pueblo de Israel sino para ofrecer la salvación a todos los hombres, tambiéna los que no pertenecían al pueblo escogido.

Dios había preparado a su pueblo para la llegada del Salvador, lo había anunciado através de los profetas; ese día llegó, Dios se hizo presente en medio de su pueblo: el Hijoeterno de Dios se hizo hombre y acampó entre nosotros. Así, aquel pueblo contempló lagloria divina y conoció el cumplimiento de la promesa del nacimiento del Salvador delmundo. Pero la salvación -que es Cristo- no está reservada sólo para el pueblo elegido sinoque el Salvador lo es de todo y para todo el género humano; por eso, hoy Dios quieremanifestarse a los hombres y mujeres de todos los pueblos que no le conocían ni habíanoído hablar de Él.

Para manifestarse a los pueblos gentiles, Dios se sirve de una estrella, la que aque-llos sabios contemplan e interpretan, y que les sirve para descubrir algo realmente impor-tante y extraordinario sucedido en Belén; ellos siguen su rastro y descubren, de este modo,al Salvador del mundo recostado en un pesebre por no haber sitio para sus padres y para Élen la posada. Inmediatamente, los Magos le ofrecen los mejores dones: oro (como tributo yreconocimiento de su identidad de rey), incienso (como reconocimiento de su sacerdocioeterno) y mirra (que recuerda el bálsamo para la sepultura). Así, en aquellos Magos, elSalvador del mundo se dio a conocer a todos los pueblos gentiles que no le conocían.

Actualmente, Cristo, el Salvador del mundo, sigue siendo un total desconocido paramuchos de los hombres y mujeres de nuestro tiempo; también a ellos quiere darse a conocerel Señor porque Él vino para ofrecer su vida para salvar a todos los hombres de todos lostiempos, lugares y razas. Entonces utilizó una estrella y a unos sabios de Oriente paracomunicarse a los que no lo conocía; ellos, lo sabemos, siguiendo obedientes el resplandor

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del hermoso astro se encontraron con Él. Hoy, Dios quiere darse a conocer a través nuestro;por eso, nuestra vida debe ser comunicación de la gran noticia de Jesús y del conmovedormensaje de la salvación de Dios para todos los hombres.

El Año de la fe, nuestra Misión diocesana, no son sino medios para lograr esteobjetivo: que nosotros, los creyentes en Cristo, seamos plenamente discípulos y misioneros.Discípulos porque cada uno vivamos el estilo de Jesús y misioneros porque, con nuestrotestimonio de vida, estemos comunicando a los demás la gozosa presencia de Dios en mediode nosotros, la belleza y la alegría de la fe; de este modo, los que no han conocido al Señor,o lo han conocido y se han olvidado de Él, se podrán plantear su vida desde la ópticacristiana, aceptando al Salvador y la salvación que Él nos ofrece.

Celebremos esta Solemnidad de la Epifanía del Señor comprometiéndonos sincera-mente a vivir como auténticos seguidores de Jesús en nuestra vida siendo, además, verda-deros apóstoles y misioneros del mensaje salvador de Cristo para este mundo sediento derespuestas, de verdad, de Cristo, Luz de las gentes, único Salvador del género humano.

El Bautismo de Jesús y nuestro Bautismo

13 de enero de 2013

Queridos diocesanos:

La Fiesta del Bautismo del Señor, que celebramos en este Domingo, inaugura la vidapública del Mesías y el comienzo del cumplimiento de la misión que Él tenía encomendadapor su Padre: ofrecer a todos los hombres el verdadero camino de la salvación.

El Bautismo de Jesús reviste en la vida de Cristo un momento de auténtico y ricosignificado; se hace realidad el comienzo de la realización de la misión que Él traía a estemundo (para la cual ha sido ungido y enviado por el Padre) para que -con la fuerza delEspíritu- la lleve adelante y la haga realidad. La misión es nada más y nada menos queanunciar a todos los hombres la Buena Nueva de la salvación llamándolos a la conversiónpara abrirles la puerta de la Vida eterna. Se trata de la misión recibida del Padre; ha sido elPadre quien le ha enviado para que la lleve a cabo y por eso -en el momento del Bautismo-se escucha su voz que lo confirma como el Mesías esperado, como el Salvador, como el Hijoamado a quien hemos de escuchar. Se trata de una misión para la que ha sido enviado porel Padre y para cuya realización y cumplimiento cuenta con la fuerza del Espíritu Santo, quele acompañará siempre y le fortalecerá en los momentos de más dificultad; por eso, en elmismo momento del Bautismo, desciende sobre Él el Espíritu Santo en forma de paloma.

El Bautismo de Jesús evoca nuestro propio Bautismo, el de cada uno de los que forma-mos el pueblo santo de Dios; también nosotros hemos sido ungidos para una misión, confiadapor el Señor, para la cual contamos con la asistencia, la fuerza y la gracia del Espíritu Santo.Cada uno hemos sido ungidos para ser discípulos y seguidores del Maestro, para vivir su mismoestilo de vida y hacernos merecedores de la salvación que Él nos trae. Hemos sigo ungidos parauna misión: ser testigos de Cristo y de los valores del Evangelio, de tal manera que con nuestrotestimonio acerquemos a los hombres a Dios y a Dios a los hombres.

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El Papa Benedicto XVI lo recalcó claramente en la proclamación de este año comoAño de la fe cuando afirmó (y nos lo recuerda constantemente) que la fe es un gran tesoroque hemos recibido no para guardárnoslo sino para ser testigos de ella en medio de unmundo que tanto lo necesita. Así lo recordaba insistentemente el Beato Juan Pablo IIcuando recordaba que la misión de la Iglesia y de los creyentes consiste en llevar connuestra palabra y con nuestra vida el mensaje salvador del Evangelio al corazón del mundo;mensaje que debemos lograr que interpele al hombre actual y le anime a vivir su vida desdelos postulados del Evangelio.

Tanto para vivir nuestra fe personalmente como para ser testigos de Cristo en mediodel mundo debemos saber que no estamos solos; también nosotros, como Cristo, hemosrecibido la fuerza y los dones del Espíritu para vivir nuestra identidad de creyentes y lograrser verdaderos testigos suyos en medio de esta sociedad en la que muchas veces nos resultadifícil desplegar el potencial del Evangelio porque es una sociedad que ha prescindido deDios y se ha olvidado de Él. Por ello, debemos ser con nuestra vida recordatorio e interpela-ción constante que haga a los demás preguntarse por Dios y que manifieste la presencia deDios en medio de nuestro mundo.

Al celebrar hoy la Fiesta del Bautismo del Señor (que evoca y nos recuerda nuestropropio Bautismo) recibimos una llamada urgente a revisar nuestra vida de bautizados y loscompromisos adquiridos para ser conscientes de cómo los estamos viviendo y cómo estamosrespondiendo a la misión que se nos ha confiado. La Misión diocesana “Despertar a la fe”nos invita a vivir consciente y responsablemente esta doble misión de ser discípulos ymisioneros. Participemos en ella, seamos protagonistas de la misma y renovemos nuestra fey nuestros compromisos bautismales; conseguiremos ser auténticos discípulos del Señor ymisioneros de su mensaje, planteándonos y viendo nuestra vida no desde los postulados delmundo sino desde el estilo de vida de Jesús, puerta hacia la felicidad eterna.

Que Dios os bendiga a todos.

Un año nuevo y el Año de la fe

20 de enero de 2013

Queridos diocesanos:

Hace apenas tres semanas que hemos estrenado nuevo año en un ambiente socialenrarecido y triste: falta trabajo, sobra desesperanza, la crisis económica y de valoreslo invade todo, etc. en el fondo late un problema crucial, fuente de la mayoría de losproblemas, de uno u otro modo: el hombre actual ha dejado a Dios al margen de su vida,ha prescindido de Él, autoproclamándose dios y señor del mundo, adentrándose en uncamino peligroso cuya meta es el fracaso. Una vez que el hombre se ha erigido en pocomenos que un dios y ha construido su vida desde criterios claramente contrarios a loscriterios del Evangelio, el mensaje salvador de Cristo ha perdido para él su verdaderosignificado: el egoísmo se ha apoderado de su vida y sólo piensa en sí mismo; en sufelicidad efímera y transitoria -exclusivamente basada en el aquí y el ahora- ha acepta-do que en la vida tiene que haber pobres y ricos y que ‘cada uno debe sacarse sus

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castañas del fuego’; ha preferido la muerte a la vida reclamando el derecho al aborto; hapuesto al mismo nivel el matrimonio entre un hombre y una mujer con el mal llamadomatrimonio entre personas del mismo sexo; ha dejado desmoronarse la familia; no sepreocupa por la transmisión de la fe a las jóvenes generaciones, ni siquiera por latransmisión de unos valores humanos y éticos; exclusivamente le preocupa la situacióneconómica, preocupación que lo invade todo como si no existieran otras necesidades alas que dar respuesta.

En la renovación de nuestra fe se juega, en gran medida, la consecución de unasociedad más humana, más solidaria y menos egoísta. Como muchos han querido prescin-dir de Dios (lo han expulsado de sus vidas, de las familias, de las comunidades, de lasociedad) y ya que sin Dios estamos destinados al fracaso más absoluto, el Papa nos hahecho una llamada fuerte y urgente a la renovación y revisión de nuestra fe, a la conver-sión del corazón y de la vida, para recuperar los valores perdidos, para situar a Dios alfrente de la nave de nuestra vida, para encontrar sentido y respuesta a tantos interrogan-tes que nos acechan y que, sin Él, no logran respuesta.

Debemos volver a hacer florecer nuestra fe en el Dios de Jesús, que ama a cadahombre y le ama como es, y que le hace sentir que -cuando todas las puertas se le cierran-la suya, la de Dios, permanece abierta brindándole su amor total e incondicional para querenazca en él la esperanza en un futuro mejor. Es Dios quien nos está pidiendo un cambiode dirección del mundo, un cambio de valores y del corazón humano, en el que Él y su leydel amor ocupen el centro de la vida del hombre, expulsando al egoísmo y al materialismoque atenazan al ser humano. Sólo en Cristo encontraremos sanación a nuestras heridas ydescubriremos que la vida merece la pena ser vivida aunque tenga dificultades.

Algunas voces claman en nuestra sociedad afirmando que “ser creyente y ser felizson dos cosas incompatibles”. ¡No es verdad! Al contrario, ser creyente y ser feliz no sóloes posible sino que la felicidad auténtica depende de nuestra fe en el Dios de la vida, dela esperanza, del amor y de la alegría; sólo desde Él el hombre puede ser plenamente feliz,no solamente en la Vida eterna sino también en la vida presente ya que -cuando alguiense encuentra con el Señor, de verdad- no necesita ‘correr’ tras tantas cosas que dejanvacío el corazón.

Fe y felicidad van unidas cuando se viven adecuadamente, sí. Pero esa misma fe enel Dios de la vida nos lleva inevitablemente a luchar por la defensa de la vida en todas susetapas y momentos, a luchar por el respeto a la vida de los no nacidos, de los ancianos, delos que no son útiles a los ojos del mundo ni producen en esta sociedad materialista. Lafe en el Dios que creó hombre y mujer, y les dijo “Creced y multiplicaos” (Gn 1, 28), nosllevará a valorar la dignidad y la grandeza del matrimonio que forman un hombre y unamujer con la promesa de la entrega total y complementaria entre ambos en la búsquedade la fidelidad para siempre. Así mismo, la fe en el Dios del amor nos impulsa a luchar porun mundo mucho más justo en el que la fraternidad y la solidaridad nos hagan ponernosal servicio de los otros, descubriendo en los demás -especialmente en los más pobres ynecesitados- la imagen del mismo Cristo. No podemos olvidar que la fe en el Dios Padrenos debe hacer sentirnos hermanos de los demás, hijos del mismo Señor a los que tene-mos que respetar, servir y amar, avanzando cada día más en el logro de una gran comuni-dad humana fraterna donde todos nos sintamos hermanos e hijos de un mismo Padre.

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Queridos todos: renovemos la fe para que podamos experimentar la alegría y el gozode ser creyentes. Sólo Dios y nuestra fe en Él pueden llenar de verdad nuestro corazónporque Dios ha puesto en él su sello de divinidad y el ansia de transcendencia pues, comoescribió San Agustín, “nos hiciste, Señor, para ti y nuestro corazón está inquieto y hastaque descanse en ti”. El Año de la fe nos invita a esta renovación: intentémoslo, seguroque este nuevo año será, de verdad, un año inolvidable para todos porque -inspirados enel mensaje salvador de Cristo- daremos pasos significativos en la construcción de unasociedad con menos heridas, con menos tristeza, sin tanto egoísmo, haciendo que renaz-ca -con el resplandor de Cristo- un mundo mucho solidario y fraterno, mucho más espe-ranzado y con futuro.

La Infancia Misionera, fiesta para la reflexión de los adultos

27 de enero de 2013

Queridos diocesanos:

Este Domingo celebramos la Jornada de la Infancia Misionera con la colecta en todaslas parroquias. Unos días después, el Domingo 3 de febrero, vamos a celebrar esta fiestaeclesial con todos los niños de las parroquias de Soria en la iglesia parroquial de El Salva-dor; yo mismo presidiré ese día la Santa Misa a las 11 de la mañana. Ojalá, queridos niños,seáis muchos los que podáis participar en esta celebración.

La Infancia Misionera es una Jornada dirigida, fundamentalmente, a concienciar alos niños de la importancia de la ayuda recíproca entre los niños de los cinco continentes.Sin duda alguna, éste es un día hermoso para ayudar a entender a los niños las necesidadesde otros niños mucho más pobres que ellos y la necesidad de solidarizarse con ellos dandorespuesta a sus necesidades. Los niños, desde bien pequeños, han de aprender a ser solida-rios con los que más sufren; es claro que lo harán en la medida en que haya alguien que lesayude a descubrir la hermosura de saber compartir.

Ahora bien, hemos de enseñarles que la solidaridad no sólo debe reducirse a lomaterial; el niño que ha tenido la suerte de conocer a Jesús y encontrarse con Él sabe quees una experiencia irrepetible; generalmente, están prontos y especialmente sensibles ainiciar relaciones de amistad con otros niños, independientemente del color de la piel o desu raza. Por eso, se trata de ayudarles a que descubran que la fe, que es un bien preciosopara ellos, lo es y tiene que serlo también para tantos y tantos niños que aún no conocen aJesús ni se han encontrado con Él.

Este ‘proceso’ se compondría de cuatro etapas importantes y sucesivas: buscar aJesús, encontrarse con Él, seguirlo” y Hablar de Él a los demás. Es un proceso muy claro, queel niño sigue con gran facilidad y alegría; eso sí, necesita de alguien que le ayude a buscaral Señor, a descubrirlo, a seguirlo y a comunicarlo. Parafraseando al apóstol ¿cómo van abuscar a Jesús si nadie les ayuda a ver lo importante que es encontrarlo? ¿cómo van aencontrarlo si nadie les ayuda a reconocerlo? ¿cómo van a seguirlo si nadie les enseña cuáles el camino para su seguimiento? ¿cómo van a hablar de Él a los demás si ellos no lo hanencontrado ni lo siguen?

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Aquí es donde las dudas comienzan a rondar la cabeza y el corazón de cualquiera denuestros contemporáneos: la sociedad en la que vivimos es una sociedad donde Dios y la feno son valorados; nuestras familias se han ido paganizando y ya no transmiten a sus hijoslas primeras experiencias de fe porque los padres tampoco buscan a Dios y, por lo mismo, nohablan de Él ni de la fe a sus pequeños. Es aquí donde quiero volver al título que he queridodar a este escrito, queridos diocesanos: la Infancia Misionera es una fiesta para la re-flexión de los adultos porque somos los mayores los que tenemos que transmitir la fe a lospequeños y hacer que la vivencia de la misma pase de unas generaciones a otras. Sin estatransmisión de padres a hijos es muy difícil que el niño busque, valore y viva su fe ni cuandoes pequeño ni cuando sea adulto, precisamente porque no ha tenido una experiencia real defe en su propia vida familiar.

La familia debe ser para el niño la primera escuela en la que aprende a conocer,valorar y vivir la fe. Es en la familia donde se le enseña a tener una “cosmovisión creyen-te”, es decir, una visión del mundo en la que Dios está presente como Creador; en la queCristo aparece como el verdadero Salvador del ser humano que se encarna haciéndose unocomo nosotros, muere por amor al hombre y resucita para vencer definitivamente la muerte;una visión que plasme la bellísima certeza de saber que el hombre no esté destinado para elfracaso eterno sino para la Vida eterna.

Es en la familia donde el niño tiene su primera experiencia de oración, degratitud hacia Dios que le sostiene, consuela, ayuda y bendice. Es en la familia donde losniños aprenden a querer a los demás porque así se lo pide Jesús; a ser solidarios porquelos demás también son hijos de Dios y hermanos suyos; a preocuparse por los demás niñospara que conozcan y tengan a Jesús como el gran Amigo. Todo esto lo lograrán conocer siasí lo aprendieron a vivir de sus padres. Por todo ello, hemos de recuperar el sentidocreyente de nuestras familias: Dios tiene que seguir teniendo un lugar de preferencia ennuestra vida familiar y en la educación de los hijos; Dios no puede ser el gran ausente ennuestras familias convirtiéndolas en hogares paganos, en los que se viven otros criteriosdistintos y contrarios a los de Jesús.

Los padres quieren lo mejor para sus hijos pero, a la vez, muchos de ellos notransmiten la fe a los mismos porque ellos tampoco la viven; de este modo, les estánprivando de importante, fundante, fuente y camino de verdadero sentido y auténticafelicidad. Permitidme la expresión: casi por egoísmo la fe debería ser algo que nos intere-sara, que viviéramos y transmitiéramos a los demás, porque ella es cuna de respuestas alos interrogantes más profundos del ser humano (nuestro origen, nuestro destino, eldolor, la enfermedad y la muerte, los momentos felices de la vida y también los otrosmomentos dolorosos). Si queremos que los niños vivan en todo su significado esta Jorna-da de la Infancia Misionera, los adultos tenemos que recuperar nuestra inquietud porbuscar al Señor, encontrarnos con Él, seguirlo personalmente como verdaderos discípulosde Cristo, mostrarlo y hablar de Él a los demás, manifestando siempre la alegría y el gozode ser creyentes.

Ojalá celebremos la Infancia Misionera como una llamada a renovar nuestra fe y atransmitirla a los demás. Somos seguidores del Señor y su mensaje; esto exige, como recuer-da muchas veces el Papa Benedicto XVI, que no nos guardemos la fe para nosotros solossino que la comuniquemos y transmitamos a los demás.

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Ningún profeta es bien recibido en su tierra

3 de febrero de 2013

Queridos diocesanos:

Dios habló a los hombres en innumerables ocasiones a través de los profetas; sinembargo, al llegar la plenitud de los tiempos nos habló por su Hijo, Palabra eterna del Padreque se hizo hombre para mostrarnos el camino y el proyecto de salvación de Dios. Ahorabien, Dios (aunque nos lo ha dicho ya todo en su Hijo amado) sigue hablándonos de muchosmodos para refrescarnos la Palabra del Hijo, el mensaje salvador de Cristo: lo hace a travésde acontecimientos y personas que Él sitúa en nuestra vida.

Los contemporáneos de Cristo no supieron descubrir su rico mensaje porque no acep-taron al Mensajero como Alguien capaz de expresarles y mostrarles el designio salvífico deDios sobre ellos. Y no lo aceptaron, precisamente, porque lo conocían. Sus contemporáneosy vecinos lo rechazan por ser conocido, porque todos sabían su procedencia, por conocer asu familia (que era la de José y María pues era el hijo del carpintero). Esta actitud le haceexclamar a Jesús que “ningún profeta es bien recibido en su tierra” (Lc 4, 24).

Nosotros tenemos esta misma experiencia cuando queremos anunciar o vivir conseriedad nuestra fe: rápidamente surgen frases como “¡qué me va a decir a mi ése!” o“¡como si no supiéramos quién es!” o, más aún, “¡pero quién se habrá creído que es!”. Éstees el razonamiento que, normalmente, muchos hacen ante alguien conocido que quieredecirles o proponerles algo, sobre todo en el campo de la fe. Creemos mucho más losmensajes que nos vienen de desconocidos; ésta, desde luego, es la experiencia de los padrescon los hijos: aunque les digan muchas veces que lo importante es “esto” o “lo otro”, no loharán (o lo harán de otra manera) hasta que no se lo diga alguien de fuera del hogar.

Los convecinos de Jesús se vieron privados del mensaje que Él les transmitía por noconfiar en que alguien cercano a ellos pudiera transmitirles algo importante. Nosotros nopodemos hacer lo mismo para vernos privados de lo que Dios quiere transmitirnos a travésde personas cercanas a nosotros. Dios nos habla a través de mediaciones, siendo los demás(muchas veces los más cercanos) un canal para nosotros: a través de un acontecimientofamiliar; por el testimonio de un amigo, pariente o vecino; por una palabra que oímos dealguien que conocemos, etc. Hemos de estar con el corazón bien abierto y los ojos de la fe“de par en par” para descubrir a Dios y su voluntad. Hemos de saber hacer lectura creyentede la realidad y preguntarnos qué es lo que Dios nos quiere decir a través de determinadotestimonio, de cierta persona o de un acontecimiento concreto de nuestra vida. Recor-démoslo siempre: Dios rara vez habla de forma extraordinaria; Dios habla a través de losacontecimientos más normales de la vida, a través de las personas que conocemos; graciasa estos cauces nos transmite su voluntad.

Pero, además, Dios quiere que nosotros seamos medios a través de los que transmi-tir su Evangelio a los demás; por eso, es muy importante que cuidemos nuestras palabrasy nuestro testimonio pues -a través de ellos- Dios llama al corazón de los demás; por estoes tan importante nuestro testimonio cristiano. Dios nos llama a vivir de tal manera quelos demás puedan descubrir en nosotros lo que Él quiere decirles; nosotros somos respon-sables del mensaje que Dios quiere hacer llegar a todos. Somos, en cierto modo, respon-

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sables de la salvación de los otros; por este motivo, nos llama a vivir desde la fe, a dartestimonio de nuestra identidad de creyentes, a ser valientes confesándolo ante los de-más con nuestra vida.

Vete y haz tú lo mismo

10 de febrero de 2013

Queridos hermanos:

Celebramos mañana, lunes 11 de febrero, la Jornada mundial del enfermo con el lema“Vete y haz tú lo mismo” (Lc 10, 37). Este lema nos recuerda la actitud que debemos tenersiempre con quien nos necesita.

El Papa presenta al buen samaritano en su mensaje para este día como el modelo delque cura, se preocupa y ayuda a los enfermos. El Señor, con esta parábola y con el mandato“vete y haz tú lo mismo”, nos recuerda la actitud de cercanía, de solidaridad con él, deamor, de acompañamiento y de entrega, de cariño y atención que debe tener todo discípulosuyo con los demás, especialmente con los que sufren. Dicha actitud no sólo deben encarnarlalos agentes de pastoral y los sanitarios, los religiosos y personas que tienen como carismay oficio la atención a los enfermos; sirve para todos, incluso para los mismos enfermos quedeben vivir su realidad y su condición de enfermos desde la fe.

Decía el Papa Benedicto XVI en su Encíclica Spe salvi (n. 37): “lo que cura al hombreno es esquivar el sufrimiento y huir ante el dolor sino la capacidad de aceptar la tribulación,madurar en ella y encontrar en ella el sentido mediante la unión con Cristo, que ha sufrido conamor infinito”. Lo que ayuda al enfermo, a la persona que sufre a aceptar su realidad yvivirla desde la fe es precisamente la unión con Cristo en la oración; por ello, esta Jornadaquiere ser también un día de oración dedicado especialmente a los que sufren la enferme-dad, la ancianidad o cualquier otro tipo de sufrimiento.

Esta Jornada mundial va dirigida a todas las personas que sufren la enfermedad,cualquiera que sea, y quiere ser una llamada a vivir esta situación vital no desde las lamen-taciones ni la autocompasión, no desde la tristeza sino viviéndola desde la fe, ofreciendonuestro dolor y nuestro sufrimiento por los demás, especialmente por aquellos que -comonosotros- también están pasando por momentos de dolor, soledad o sufrimiento, para quetodos sepamos vivirlo con fe y desde la fe, sintiéndonos acompañados por el Señor -quenunca nos abandona- y que, como el mejor de los samaritanos, está a nuestro lado y nosayuda.

Es también esta Jornada una llamada a que quien está enfermo o sufre por cualquiercausa sepa dar un testimonio desde su sufrimiento. Testimonio de fortaleza, a ejemplo deMaría junto a la cruz de su Hijo; testimonio como los grandes santos que dedicaron su vidaal servicio de los que sufrían y que tanto bien hicieron y hoy nos siguen haciendo a todosnosotros. El enfermo (todo el que sufre) puede y debe ser un testimonio auténtico de fepara los que lo contemplan en su manera de vivir el dolor y la enfermedad con paciencia, sindesesperación y con confianza en el Señor; de este modo estará demostrando su verdadera

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fe en el Dios que nunca defrauda sino que fortalece y ayuda en todas nuestras necesidadesy sufrimientos.

Dice el Papa en su mensaje para esta Jornada que, para saber con qué actituddebemos vivir las situaciones de dolor y enfermedad, hemos de mirar a tantas personasque fueron modelo de llevar y vivir su enfermedad desde la fe, unidos a la pasión deCristo: Santa Teresita del Niño Jesús, el Beato Juan Pablo II y tantos otros entre los queespecialmente contemplamos a María, que siguió con gran sufrimiento a su Hijo hastael Gólgota y allí estuvo sufriendo viendo a su Hijo sufrir, si bien lo hizo llena de forta-leza.

La Jornada mundial del enfermo quiere ser una llamada a los profesionales de lamedicina, a las personas que se dedican a la atención de los enfermos, de los que sufren, aque sean y desarrollen en ellos las verdaderas actitudes del buen samaritano. Esta Jornadadebe ser, además, una llamada de atención para que todos aquellos que se dedican a cuidara los enfermos, a los que sufren, lo hagan con el espíritu de Jesús (del buen samaritano quetomó al herido, lo cargó en su cabalgadura, lo llevó a la posada y le pagó todo cuantonecesitara): dándose por entero al servicio de la persona necesitada.

Encomendemos a la Santísima Virgen María esta Jornada y a todos los que sufren laenfermedad, la soledad, la ancianidad o cualquier tipo de sufrimiento para que Ella acompa-ñe siempre a la Humanidad que sufre, aliviando y dando esperanza para llevar con fortalezael dolor. Encomendemos también a todos los profesionales que se dedican al cuidado de losenfermos y necesitados para que sean buenos samaritanos de sus hermanos y hermanas quepadecen enfermedad y sufrimiento.

Manos Unidas: Campaña contra el hambre

17 de febrero de 2013

Queridos diocesanos:“No hay justicia sin igualdad” es el lema de la Campaña contra el hambre de Manos

unidas para este año 2013 que asume el tercer objetivo del mileno: “promover la igualdadentre los sexos y la autonomía de la mujer”.

La igualdad entre el hombre y la mujer es algo reclamado por justicia pues no habráauténtica justicia si no hay igualdad entre ambos; sabemos que esta igualdad brilla por suausencia en muchos de los países del tercer mundo y también en los países desarrollados.Pero el problema de la lucha por la igualdad entre todos los seres humanos es muchomás amplio y con un fundamento mucho más profundo que la simple lucha por la igual-dad de la mujer con respecto al hombre.

En efecto, la igualdad del hombre y de la mujer tiene su fundamento más pro-fundo en la realidad de que todos somos criaturas de Dios e hijos suyos; por eso, estaidentidad innata a todo ser humano es la primera y más importante razón para fundamentarla igualdad entre todos los seres humanos, sean hombre o mujeres. Todos somos criaturassalidas de las manos de Dios, todos somos hijos de Dios y, por lo mismo, todos tenemos la

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misma dignidad; de ella nace el respeto que debemos a los demás y el que los demás debentenernos a nosotros.

Es evidente que si todos somos hijos de Dios somos también hermanos entre noso-tros; por la redención de Cristo (muerto y resucitado por todos los seres humanos, de todoslos tiempos y de todos los lugares, de todas las razas y colores, hombres y mujeres) ya nohay distinción entre ninguno de los seres humanos sino que todos somos hijos en el Hijo,en Cristo Jesús (Cfr. Rom 12, 10).La igualdad entre los hermanos y entre los hijos de unmismo Padre -obtenida por los méritos de la redención obrada por Cristo- supone y exigedesechar toda desigualdad y exige luchar por el reconocimiento de esta igualdad fundamen-tal de la que se derivarán otra serie de derechos a reconocer y a promover para todos losseres humanos: igualdad en el derecho a la promoción humana plena, al respeto a la digni-dad de todo ser humano, a los derechos sociales esenciales, a la libertad, a la atenciónsanitaria, a la alimentación, al respeto, a la libertad religiosa, a la educación, al trabajo, ala integridad física, psíquica y moral, etc.

Sin el reconocimiento y el respeto de la igualdad de todo ser humano, comocriatura e hijo de Dios, no es posible la justicia porque ésta pide dar a cada uno lo que lecorresponde, sea hombre o mujer, de una raza o de otra, de un color de la piel u otro, de unaposición social o de otra. Por eso, Manos Unidas apuesta en esta LIV Campaña por laigualdad y por su consecución para todos los seres humanos; desde la ONGD son conscientesde que sin ella no es posible la justicia. La identidad de todo ser humano como criatura deDios e hijo de un mismo Padre reclama para todos el reconocimiento de la igualdad endignidad, respeto y derechos fundamentales.

El hambre en el mundo es fruto y consecuencia de las desigualdades entre los sereshumanos, entre los cuales unos lo tienen todo y a otros les falta incluso lo más necesariopara vivir. El hambre en el mundo no es sólo hambre de pan sino también hambre deDios, de cultura, de salud, de dignidad y respeto, de todos los derechos y valoresfundamentales. Cuando reconozcamos a los demás como criaturas e hijos de Dios y reco-nozcamos en todos su dignidad como tales (con todo lo que ello supone) estaremos hacien-do realidad una humanidad verdaderamente justa, igualitaria y fraterna.

Sintamos como algo nuestro la llamada de Manos Unidas en la lucha por laigualdad y respondamos generosamente al grito de los pobres posibilitando que -através de esta querida Organización católica- todos estemos luchando por lograr que lahumanidad entera -con cada uno de sus miembros- formemos esa gran familia de hijos deDios y hermanos entre nosotros, en la que todos seamos reconocidos como tales y respeta-dos como exige tal condición porque “sin igualdad no es posible la justicia”.

Convivencia para matrimonios

24 de febrero de 2013

Queridos diocesanos:

Por cuarto año consecutivo he convocado para este Tiempo de Cuaresma una convi-vencia para matrimonios jóvenes y de mediana edad; es una experiencia enriquecedora que

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BOLETÍN OFICIAL DEL OBISPADO DE OSMA-SORIA

repiten los que han participado otros años ya que les ayuda a centrar más su vidacomo matrimonio y como familia.

La convivencia (que celebraremos el 10 de marzo en el Seminario, de ElBurgo de Osma) siempre tiene dos partes: la mañana la dedicamos a la fe y alcultivo de la misma, facilitando el encuentro con Jesucristo a través de la oracióny el Sacramento del perdón; la tarde está totalmente orientada al encuentro entreel esposo y la esposa para revisar pausadamente su matrimonio, cómo van cami-nando como pareja, qué es lo que están necesitando sobre todo, qué van consi-guiendo y dónde tendrían que poner mayor esfuerzo e hincapié para sentirse mása gusto y realizados ambos en el matrimonio y en la familia que han formado. Esuna tarde de diálogo entre los dos esposos; diálogo al que se ayuda por medio deunas pistas de reflexión pero al que se enfrentan sólo ellos. Con lo que descubranen este enriquecedor diálogo, les ayudamos a hacer un sencillo proyecto de obje-tivos a conseguir desde ese momento en adelante.

Cada año han participado entre treinta y cuarenta matrimonios; lo ciertoes que terminan la jornada encantados de haber participado pues supone paraellos una auténtica renovación personal, matrimonial, familiar y religiosa. Ade-más, los que tienen niños pequeños saben que disponemos de guardería paracuidar a los pequeños mientras los padres aprovechan para ellos el tiempo de laconvivencia. A las dos de la tarde tenemos la comida en la que están tambiénlos niños, al igual que en la Eucaristía que es el momento final y el broche de orode la convivencia.

Queridos matrimonios diocesanos: sirvan estas líneas para haceros una in-vitación personal y llena de cariño a que, aquellos que no habéis probado, asis-táis este año al encuentro; seguro que sabéis aprovechar lo bien que os viene y lomucho que os ayuda en todos los sentidos: humana, religiosa, matrimonial y fami-liarmente. Es una forma muy importante de renovar todos estos aspectos y salircomo nuevos, con nuevas fuerzas e ilusiones renovadas de poner cada uno lo me-jor de su parte para ser felices en el matrimonio y hacer feliz a la otra personacon quien viven su vida matrimonial y familiar.

En vuestras respectivas parroquias habéis podido ver el cartel que anunciaesta convivencia y el tríptico en el que se explican los detalles para participar enla misma; preguntad y haced la prueba de participar este año, seguro que -elpróximo- repetís. Todos necesitamos ayuda que nos motive a rezar, a revisar nues-tra vida religiosa y de fe, nuestra vida matrimonial y familiar, lo que nos falta y loque nos sobra, lo que necesitamos cultivar o nos urge dejar, para lograr ser real-mente personas plenamente felices en el matrimonio y en la familia.

Como os digo, la convivencia quiere ayudaros a conseguir todo eso tan ne-cesario para vuestra convivencia matrimonial y familiar; por eso, os espero. Apun-taos en vuestras parroquias y el día 10 de marzo nos encontraremos en el Semina-rio “Santo Domingo de Guzmán”, de El Burgo de Osma.

Feliz domingo para todos.

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IGLESIA DIOCESANA

DECRETOS

Decreto sobre el estipendio de las Misas de Fundación

Gerardo Melgar Viciosa

por la Gracia de Dios y de la Santa Sede

Obispo de Osma-Soria

En conformidad con lo acordado por los Obispos de nuestra Provincia Eclesiástica, atenor de canon 952 § 1 del CIC, decreté la entrada en vigor, a partir del 1 de enero de 2013,de la actualización del estipendio que debe ofrecerse por la celebración y aplicación de laSanta Misa.

Teniendo presente la praxis secular que distingue los estipendios manuales (stipendiamanualia), que se ponen por decirlo así en manos del sacerdote, de los estipendios defundación (stipendia fundata), que proceden de rentas de una fundación de misas,

Teniendo presente el c. 1308 § 3, en virtud del cual compete al Obispo diocesano lafacultad de reducir el número de misas que han de celebrarse en virtud de legados o de otrostítulos válidos por sí mismos, cuando han disminuido las rentas y mientras persista estacausa, habida cuenta del estipendio legítimamente vigente en la Diócesis.

En consecuencia, y a tenor de las facultades que me otorga el citado canon 1308 § 3,decreto la reducción del número de Misas que han de celebrarse en cumplimiento de lega-dos, fundaciones o de otros títulos ajustándose al estipendio señalado en la Diócesis, conefecto retroactivo desde el 1 de enero de 2013.

Dado en El Burgo de Osma, a 22 de enero de 2013.

† Gerardo Melgar Viciosa

Obispo de Osma-Soria

Por mandato del Sr. Obispo,

Emiliano del Cura Escurín Secretario General

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BOLETÍN OFICIAL DEL OBISPADO DE OSMA-SORIA

Decreto sobre las disposiciones a observar tras la renuncia del Papa a laSede de Pedro y hasta la elección del sucesor

Gerardo Melgar Viciosa

por la Gracia de Dios y de la Santa Sede

Obispo de Osma-Soria

Tal como dispuso el beato Juan Pablo II en la Constitución apostólica sobre la vacantede la Sede Apostólica y la elección del Romano Pontífice: “Durante la sede vacante, y sobretodo mientras se desarrolla la elección del Sucesor de Pedro, la Iglesia está unida de modoparticular con los Pastores y especialmente con los Cardenales electores del Sumo Pontífice ypide a Dios un nuevo Papa como don de su bondad y providencia. […] Por tanto, establezco queen todas las ciudades y en otras poblaciones, al menos las más importantes, conocida la noticiade la vacante de la Sede Apostólica […] se eleven humildes e insistentes oraciones al Señor (cf.Mt 21, 22; Mc 11, 24), para que ilumine a los electores y los haga tan concordes en su cometidoque se alcance una pronta, unánime y fructuosa elección, como requiere la salvación de lasalmas y el bien de todo el Pueblo de Dios” (Universi Dominici Gregis, n. 84).

Por todo ello, os exhorto a permanecer en oración personal y comunitaria, conformea las siguientes disposiciones a observar después de la renuncia del Papa y hasta la eleccióndel nuevo Sucesor de Pedro:

1.- En todas las celebraciones de la Misa se tendrá esta petición especial en la Oración delos fieles: “Para que conceda a la Iglesia un pastor que le agrade por su santidad y sirvaa su pueblo con vigilante dedicación pastoral, roguemos al Señor”. Lo mismo puedehacerse en la celebración comunitaria o individual de la Liturgia de las Horas con lasiguiente fórmula: “Llena de alegría a tu Iglesia con la elección de un pastor que consus virtudes sirva de ejemplo a tu pueblo e ilumine los corazones de los fieles”.

2.- El día que dé comienzo el cónclave para la elección del Papa, si no es domingo ofiesta, se dirá la misa para la elección de un Papa (Misal Romano, Misas y oracio-nes por diversas necesidades. I Misas por la Iglesia, 4), con lecturas tomadas deComún de Pastores (Leccionario V).

3.- Durante estos días tan especiales, os invito a rezar el Santo Rosario, especial-mente en familia o en comunidad, y a visitar el Santísimo Sacramento, para pedirpor las mismas intenciones por las que se suplica a Dios en la sagrada liturgia.

Dado en El Burgo de Osma, a 11 de febrero de 2013.

† Gerardo Melgar Viciosa Obispo de Osma-Soria

Por mandato del Sr. Obispo, Emiliano del Cura Escurín Secretario General

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IGLESIA DIOCESANA

Decreto de aprobación de la tabla de aportación al Fondo de sustentacióndel clero 2013

Gerardo Melgar Viciosa

por la Gracia de Dios y de la Santa Sede

Obispo de Osma-Soria

La Normativa de remuneración del clero diocesano fue promulgada por Decreto defecha 30 de octubre de 2000 (cf. BOO Osma-Soria, septiembre-octubre 2000, 221-224), ymodificada por Decreto de fecha 1 de abril de 2011 (cf. BOO Osma-Soria, marzo-abril 2011,119-122).

Por el presente, apruebo y promulgo las siguientes modificaciones:

7. Tabla de aportación al fondo de Sustentación del clero. Se establece para todoslos sacerdotes, en activo o jubilados, como remuneración máxima libre de aportación alFondo de Sustentación del clero la cantidad de 11.768,96 €. Quienes por cualquier concep-to, excepto patrimonio personal o estipendios, perciban ingresos superiores a esta cantidaddeberán aportar al Fondo de Sustentación del clero según la tabla siguiente:

Desde un Euro hasta 11.768,96 € = APORTACIÓN VOLUNTARIA

Desde un Euro hasta 12.098,49 € 1,00% = 120,98 €

Desde un Euro hasta 12.437,25 € 1,25% = 155,47 €

Desde un Euro hasta 12.785,49 € 1,50% = 191,78 €

Desde un Euro hasta 13.143,49 € 1,75% = 230,01 €

Desde un Euro hasta 13.511,50 € 2,00% = 270,23 €

Desde un Euro hasta 13.889,83 € 2,25% = 312,52 €

Desde un Euro hasta 14.278,74 € 2,50% = 356,97 €

Desde un Euro hasta 14.678,54 € 2,75% = 403,66 €

Desde un Euro hasta 15.089,54 € 3,00% = 452,69 €

Desde un Euro hasta 15.512,05 € 3,25% = 504,14 €

Desde un Euro hasta 15.946,39 € 3,50% = 558,12 €

Desde un Euro hasta 16.392,89 € 3,75% = 614,73 €

Desde un Euro hasta 16.851,89 € 4,00% = 674,08 €

Desde un Euro hasta 17.323,74 € 4,25% = 736,26 €

Desde un Euro hasta 17.808,81 € 4,50% = 801,40 €

Desde un Euro hasta 18.307,45 € 4,75% = 869,60 €

Desde un Euro hasta 18.820,06 € 5,00% = 941,00 €

Desde un Euro hasta 19.347,02 € 5,25% = 1.015,72 €

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BOLETÍN OFICIAL DEL OBISPADO DE OSMA-SORIA

Desde un Euro hasta 19.888,74 € 5,50% = 1.093,88 €

Desde un Euro hasta 20.445,62 € 5,75% = 1.175,62 €

Desde un Euro hasta 21.018,10 € 6,00% = 1.261,09 €

Desde un Euro hasta 21.606,61 € 6,25% = 1.350,41 €

Desde un Euro hasta 22.211,59 € 6,50% = 1.443,75 €

Desde un Euro hasta 22.833,52 € 6,75% = 1.541,26 €

Desde un Euro hasta 23.472,86 € 7,00% = 1.643,10 €

Desde un Euro hasta 24.130,10 € 7,00% = 1.689,11 €

Desde un Euro hasta 24.805,74 € 7,00% = 1.736,40 €

Desde un Euro hasta 25.500,30 € 7,00% = 1.785,02 €

Desde un Euro hasta 26.214,31 € 7,00% = 1.835,00 €

Desde un Euro hasta 26.948,31 € 7,00% = 1.886,38 €

Desde un Euro hasta 27.702,86 € 7,00% = 1.939,20 €

Desde un Euro hasta 28.478,54 € 7,00% = 1.993,50 €

Desde un Euro hasta 29.275,94 € 7,00% = 2.049,32 €

Desde un Euro hasta 30.095,67 € 7,00% = 2.106,70 €

Desde un Euro hasta 30.938,35 € 7,00% = 2.165,68 €

Desde un Euro hasta 31.804,62 € 7,00% = 2.226,32 €

Desde un Euro hasta 32.695,15 € 7,00% = 2.288,66 €

Desde un Euro hasta 33.610,61 € 7,00% = 2.352,74 €

Desde un Euro hasta 34.551,71 € 7,00% = 2.418,62 €

Desde un Euro hasta 35.519,16 € 7,00% = 2.486,34 €

Todos los demás apartados de la Normativa de Remuneración del Clero quedan en laforma en que fueron promulgados por los Decretos arriba mencionados. La Comisión para laAdministración y Gestión del Fondo Diocesano para la Sustentación del Clero queda facultadapara hacer las consiguientes aplicaciones en conformidad con estas modificaciones. La aplica-ción de estas modificaciones tendrá efecto en el ejercicio económico del presente año 2013.

Publíquese en el Boletín Oficial del Obispado.

Dado en El Burgo de Osma, a 27 de febrero de 2013

† Gerardo Melgar Viciosa Obispo de Osma-Soria

Por mandato del Sr. Obispo, Emiliano del Cura Escurín

Secretario General

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IGLESIA DIOCESANA

VICARÍA GENERAL

CARTAS

Sobre el pago del IBI

Soria, 30 enero 2013

Queridos hermanos sacerdotes:

En los últimos días ha saltado nuevamente a la prensa el delicado tema de si laIglesia debe o no pagar el IBI. En concreto, el Ayuntamiento de Soria, al que sin dudaseguirán otros, ha manifestado su intención de pasar a las parroquias y demás organis-mos de la Iglesia los requerimientos de pago del citado impuesto. Como sabéis, hayinstituciones eclesiales que están obligadas a pagar el IBI pero la inmensa mayoría no.En concreto, la exención requiere básicamente dos presupuestos: 1º. Que los bienes in-muebles sujetos al impuesto sean de titularidad de una entidad sin fines lucrativos; 2º.Que no se trate de bienes afectos a una explotación económica no exenta del impuestosobre sociedades.

En resumidas cuentas, y para gestionar de la mejor manera posible el tratamientoque debe darse a este delicado asunto, os pido cuanto sigue, como responsables de parro-quias y demás instituciones diocesanas:

1º. En el caso de recibir de los Ayuntamientos algún requerimiento de pago, noabonéis ninguna cantidad.

2º. Remitid al Ecónomo diocesano la documentación que recibáis, de manera quepodamos estudiar si el bien por el que supuestamente hay que abonar el IBI estáexento o no.

De todos modos, para cualquier consulta quedo a vuestra disposición. Recibid uncordial saludo.

EL VICARIO GENERAL

Gabriel-Ángel Rodríguez Millán

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Misa de acción de gracias por el Pontificado de Benedicto XVI

Soria, 19 de febrero de 2013

Queridos hermanos sacerdotes:

Como sabéis, el pasado día 11 el Santo Padre manifestó su voluntad de renunciar aloficio de Obispo de Roma, Sucesor de Pedro, según prevé el canon 332 § 2, renuncia queserá efectiva el próximo día 28 de este mes a las 20.00h, momento en que quedará vacantela sede de Roma.

Desde su elección al Sumo Pontificado, el Santo Padre se ha presentado a los fielesde todo el mundo como un hombre sabio, discreto y consciente en todo momento del límitede sus fuerzas; es éste, precisamente, el motivo que ha llevado a Benedicto XVI a presentarsu renuncia en lo que constituye un hecho de gran relevancia histórica.

Con el objeto de agradecer a Dios el ministerio pastoral del Santo Padre, en nombredel Sr. Obispo os escribo la presente para invitaros a participar en la Misa de acción degracias por el pontificado de Benedicto XVI que, presidida por el Sr. Obispo, se celebra-rá (D. m.) en la Parroquia de El Salvador de Soria el próximo día 28, jueves, a las 7 dela tarde.

Siguiendo las indicaciones de D. Gerardo, pido a los párrocos de la ciudad que supri-máis en ese día las misas de la tarde, de manera que los fieles puedan acercarse a estacelebración de carácter diocesano.

Sentíos, pues, invitados a esta Misa especial que renueva nuestra adhesión comoDiócesis a la sede de Pedro.

Saludos cordiales,

EL VICARIO GENERAL

Gabriel-Ángel Rodríguez Millán

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IGLESIA DIOCESANA

Sobre la segunda sesión del Consejo presbiteral

Soria, 19 febrero 2013

Queridos hermanos sacerdotes:

Permitidme unas breves palabras para anunciaros que el próximo 18 de marzo tendrálugar en la Casa Diocesana de Soria la segunda sesión del Consejo presbiteral del presentecurso en el que tendremos como tema principal el estudio de alguna de las conclusionesextraídas de la reflexión realizada sobre la nueva evangelización durante el curso pasado.

Transcribo para esta segunda sesión la segunda conclusión con un breve cuestiona-rio para estudiar en los arciprestazgos, de manera que los representantes puedan presentarlos resultados en la plenaria del Consejo:

SEGUNDA SESIÓN

Conclusión 2ª

La catequesis que se da en nuestra Diócesis para preparar los sacramentos dela eucaristía, la penitencia y la confirmación, necesita ser revisada y renovada. Noobstante, lo más relevante en este momento es que entre los destinatarios ordinariosde la educación en la fe en nuestras parroquias debemos incluir a los adultos. Porotra parte, es necesario seguir animando a los niños y jóvenes para que se inscribanen la clase de religión, que es un canal importante en la transmisión de la fe.

Preguntas:

¿Hacemos alguna acción nueva en nuestras catequesis para despertar el de-seo de Dios en nuestros niños y jóvenes, y también con respecto a los adultos?

¿Qué motivos hay que expliquen el bajo número de inscritos en la clase dereligión y qué acciones concretas pueden realizarse para animar a los muchachos ainscribirse?

Ruego, pues, a los Sres. Arciprestes que, en los próximos días, convoquen a lossacerdotes de su zona para debatir sobre el cuestionario adjunto.

Agradeciendo de antemano vuestra colaboración, recibid un cordial saludo,

EL VICARIO GENERAL

Gabriel-Ángel Rodríguez Millán

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Misa Crismal

Soria, 4 de marzo de 2013

Muy estimados en el Señor:

El próximo día 27 de marzo, Miércoles Santo, tendrá lugar la celebraciónde la Santa Misa Crismal en la Catedral de la Diócesis en El Burgo de Osma, a las12.00h.

Los sacerdotes, seculares y religiosos, estamos particularmente convocados aesta celebración eucarística pues tiene un profundo sentido sacerdotal que nos brin-da una nueva ocasión para expresar nuestra comunión como presbiterio diocesanocon el Obispo.

Ese mismo día, previo a la Misa Crismal, los sacerdotes tendremos la celebra-ción comunitaria del Sacramento de la Penitencia. Será, como siempre, en la Capi-lla Mayor del Seminario, a las 11.00h., y la presidirá el Sr. Obispo.

La comida fraterna será en el Seminario a las 14.00h. Por cuestiones organi-zativas, os ruego lo comuniquéis con antelación al Administrador (tel. 975 34 00 00)antes del miércoles 20 de marzo.

Por último, os recuerdo que la colecta del Viernes Santo será destinada alsostenimiento de los Santos Lugares y de las Comunidades católicas que viven enTierra Santa.

A todos deseo una fructuosa preparación para las fiestas pascuales.

EL VICARIO GENERAL

Gabriel-Ángel Rodríguez Millán

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IGLESIA DIOCESANA

SECRETARÍA GENERAL

COLACIÓN DE MINISTERIOS

El Excmo. y Rvdmo. Sr. Obispo de la Diócesis, D. Gerardo Melgar Viciosa, ha dispuestocelebrar el Rito Litúrgico de Colación de Ministerios Laicales (ACOLITADO) el día 28 de abrila las siete de la tarde en la Capilla Mayor del Seminario Diocesano “Santo Domingo deGuzmán” de El Burgo de Osma. Los aspirantes a dichos ministerios presentarán en la Secre-taría General del Obispado la documentación pertinente antes del día del 8 de abril de 2013.

Lo que se hace público para conocimiento de los interesados a los efectos consi-guientes.

Dado en El Burgo de Osma, a 27 de febrero de 2013.

Emiliano del Cura Escurín

Secretario General

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VIDA DIOCESANA

Celebrada la Jornada de las migracionesEl domingo 20 de enero de 2013, unida a la Iglesia universal, la Diócesis de Osma-

Soria celebró la Jornada mundial de las migraciones, dedicada en este año por el PapaBenedicto XVI a la reflexión sobre el tema «Migraciones: peregrinación de fe y esperanza».Para celebrar esta Jornada, la Delegación episcopal de migraciones convocó en la parroquiade Santa María La Mayor de Soria a un numeroso grupo de personas de países tan diferentescomo Bolivia, Perú, República Dominicana, Ecuador, Rumanía, Estados Unidos o Polonia. LaSanta Misa, presidida por el párroco de La Mayor, se desarrolló en un ambiente muy solemney especial (el presbiterio lucía con los colores de las banderas de muchos de los países ymuchos fieles portaban vestiduras tradicionales). Tras la celebración litúrgica, los presentesse congregaron en la Plaza Mayor de la capital para dar lectura a un manifiesto en pro de laigualdad de los inmigrantes. Leído el texto, los participantes concluyeron la Jornada com-partiendo el almuerzo.

Encuentro de monaguillosQuince monaguillos de distintas parroquias de la Diócesis de Osma-Soria (El Burgo de

Osma, Osma, las parroquias de Santa Bárbara y El Salvador, en Soria, etc.) participaban elsábado 26 de enero en el II encuentro de monaguillos preparado por la Delegación depastoral vocacional y el Seminario diocesano. El Centro vocacional diocesano fue el lugarelegido para el encuentro en el que hubo momentos para la oración, para la diversión y parala formación humana y vocacional. Como cada encuentro, Mons. Melgar Viciosa, Obispo deOsma-Soria, se hizo presente para saludar a los participantes. También los trece seminaris-tas menores participaron junto a los monaguillos en esta jornada.

La Diócesis vibra con la ordenación presbiteral delmisionero Javier Martínez Rodrigo

La Parroquia de El Salvador (Soria) era testigo -en la tarde del sábado 26 de enero-de la ordenación presbiteral del misionero javeriano F. Javier Martínez Rodrigo, natural deÓlvega y que cursó sus estudios filosóficos y teológicos en el Seminario diocesano de ElBurgo de Osma. Centenares de personas quisieron acompañar al joven neopresbítero con supresencia y oración en la ceremonia que dio comienzo a las seis de la tarde y que presidióMons. Gerardo Melgar Viciosa, Obispo de Osma-Soria.

Antes de que Mons. Melgar Viciosa impartiese la bendición, tomaron la palabra elSuperior provincial de los javerianos y el neopresbítero para dirigirse a los presentes. La

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IGLESIA DIOCESANA

Santa Misa concluyó y todos, empezando por el Obispo diocesano, pasaron ante Javier parabesar sus manos sacerdotales recién ungidas por Cristo, Sumo y Eterno Sacerdote. La tardede profunda alegría para la familia javeriana, para la familia del neopresbítero y para toda laDiócesis concluyó con un ágape fraterno en la cripta de la parroquia de El Salvador.

Echa a andar el voluntariado católico juvenil de laDiócesis de Osma-Soria

Después de muchos preparativos, en los primeros días de enero de 2013 echaba aandar en la Diócesis de Osma-Soria el voluntariado juvenil católico. En este proyecto, pues-to en marcha por el Obispo diocesano y por la Delegación de pastoral vocacional, participanhasta ochenta adolescentes y jóvenes con edades comprendidas entre los 15 y los 30 años;chicos y chicas estudiantes de ESO, Bachillerato, módulos o carreras universitarios así comochavales que ya están desarrollando diferentes profesiones toman parte en uno de losprincipales retos de la Diócesis para este Curso pastoral, reto que se incluye en la Misióndiocesana «Despertar a la fe» con el nombre de Misión joven.

Algunas residencias de ancianos de la ciudad de Soria (Residencia Manuela o LosRoyales) y otras de localidades de la Diócesis como El Burgo de Osma, Fuentetoba, SanEsteban de Gormaz o Almazán acogen las visitas que, semanalmente, realizan los volunta-rios a los ancianos; los chicos y chicas son identificados a través del carné que les acreditacomo voluntarios dependientes de la Diócesis de Osma-Soria para participar en esta activi-dad. Fue el propio Obispo, Mons. Melgar Viciosa, quien entregó a los voluntarios esta acre-ditación a finales de diciembre.

La iniciativa de la Diócesis ha tenido una acogida excepcional en los directores delas siete residencias a las que se les ha pedido colaboración para esta actividad pastoral;fueron ellos, juntamente con los equipos de trabajadores sociales y los sacerdotes que seencargan de la capellanía de cada centro, quienes guiaron a los chavales en su recienteprimera visita.

Oblato y novicio en el Monasterio de Huerta (Crónica)

Sábado 2 de febrero, fiesta de la Presentación del Señor. Amanece como todos losdías en el Monasterio de Santa María de Huerta, sin que nada aparentemente perturbe latranquilidad cotidiana que se vive en esta Casa, no tanto así para dos de los corazones quepertenecen a ella pues el Hno. Juan Eloy San José hace su compromiso como oblato y elHno. José María Manzano comienza su noviciado.

Acompañan a la comunidad algunos huéspedes y algún familiar que han queridoestar con nosotros este día. El oficio de sexta, a las 13h., comienza con la invocación «Diosmío ven en mi auxilio» y finalizada la salmodia el submaestro de novicios con una invitaciónacompaña al novicio ante la presencia del Abad que desde la sede, con báculo y estola, lorecibe con una cómplice sonrisa. «Querido hermano ¿qué pides?»; recitada la petición de

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José Mª, Dom Isidoro ora por él. Acto seguido un hermano lee el capítulo 58 de la Regla deSan Benito, el nuevo novicio viste el hábito blanco y recibe el abrazo de paz del Abad.

Sigue el hermano Juan Eloy que pide al Abad su oblatado diciendo estas palabras:«La caridad de ser admitido al servicio de Dios y de la comunidad como hermano oblato» yleídos unos versículos de la carta a los Colosenses, el hermano Juan Eloy promete observarla Santa Regla y perseverar en la vocación. Leída la cédula del compromiso escrita de supuño y letra y firmada la entrega al Abad. Cambiado el escapulario blanco por el negro ycantada la antífona a la Virgen termina el acto en la capilla para continuar con las felicita-ciones de la comunidad en el claustro y la comida fraterna.

En nuestro deseo está que todo ello sea para la gloria de Dios y el bien de su Iglesia.

Curso de Cáritas diocesanaCáritas de la Diócesis de Osma-Soria organizó un curso de formación para sacerdotes

y voluntarios (tanto los que trabajan en la oficina central diocesana como los que lo hacenen las Cáritas parroquiales) destinado a conocer y manejar el SICCE, Servicio Informático dela Confederación Cáritas Española; gracias a este programa se obtienen informes sobre laactividad de Cáritas en toda España. Los veinte participantes se congregaron en el Centrode formación de Cáritas (situado en el Polígono Industrial Las Casas II) entre las cuatro ylas ocho de la tarde del miércoles 6 de febrero.

El encuentro, según el delegado episcopal, Javier Santa Clotilde Ruiz, fue «unaoportunidad para fortalecer nuestras Cáritas parroquiales implantando un modelo de controlde ayudas y de mejora de la recepción de la documentación a la vez que del control de cadausuario en los distintos niveles de Cáritas, puesto que los datos que insertemos en el progra-ma pueden ser observados por cualquier miembro de Cáritas que tenga acceso; esto evita lasduplicidades en las ayudas».

Reelegido el abad de Santa María de Huerta(Crónica del Padre Abad)

Me piden comparta algo con los miembros de nuestra Iglesia diocesana con motivode mi reelección abacial, lo que hago con gusto como gesto de comunión. La palabra«abad» significa padre. Desde antiguo ha habido cristianos que se apartaban a lugares mássolitarios para vivir comunitariamente una vida de mayor oración, contemplando la Palabrade Dios e intentando dejarse transformar por ella, en una vida fraterna de gran sencillez. Esun trabajo personal que tiene muy presente a la Iglesia, pues si un miembro está bien, elcuerpo se beneficia. Además, los monasterios siempre han estado abiertos a todos los quedesean compartir su oración, que es la oración de la Iglesia. Si no existieran habría queinventarlos pues necesitamos puntos de referencia gratuitos de la presencia de Dios.

Esas comunidades monásticas eligen a un hermano de entre ellos para que sea suabad. La misión del abad es ser padre, maestro y doctor: padre en cuanto creador de unidad

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y de amor entre los hermanos, acompañando a todos y a cada uno en sus necesidades,trasmitiéndoles la bondad y la benevolencia de Cristo; maestro al desmenuzar la Palabra deDios en el día a día de la comunidad, discerniendo -junto con sus hermanos- lo que Diospueda estar pidiendo en cada momento, y dejándose guiar siempre por el Espíritu; y doctoren cuanto que debe ayudar a los hermanos a sanar sus heridas viviendo en la verdad, lareconciliación y el perdón mutuo. Además es el responsable último de la administración.

El abad no es un superhombre, simplemente trata de desempeñar la obra que se le haencomendado con sus limitaciones, sabiendo que es el Espíritu del Señor el que va constru-yendo la comunidad y moviendo los corazones de cada uno. Nuestras fragilidades no son tanimportantes. La fuerza de Dios es quien cohesiona la comunidad y nos mantiene en elcamino emprendido. Basta con vivir en humildad para que la gracia de Dios se desborde.Vivida con una actitud de servicio, la labor abacial se hace más llevadera, sabiendo que anosotros nos toca trabajar pero que es Otro quien hace crecer y quien da el fruto. Cuandohacemos lo que está a nuestro alcance -el trabajo- sin preocuparnos de lo que no está -losfrutos-, la vida se hace más sencilla. Todo se reduce a un abrirse al plan de Dios en la vidade cada uno. Esto es lo verdaderamente importante.

A lo largo de la historia, el abad casi siempre ha sido elegido por sus propios herma-nos. La elección debe ser por mayoría absoluta pues en caso contrario no sería nombradoabad. Normalmente, el abad era elegido por tiempo indefinido pero en diversas épocas fuepor períodos determinados. En la actualidad a nosotros se nos deja elegir previamente siqueremos un abad por tiempo indefinido o por seis años. Nuestra comunidad viene optandoporque sea elegido por seis años aunque puede ser reelegido. En mi caso éste sería micuarto sexenio; pero esto no es lo verdaderamente importante sino el responder con entregagenerosa a la llamada de Dios a través de la comunidad. Nosotros no somos más que servi-dores del plan de Dios en la Iglesia.

¿Cómo me encuentro? Pues igual de bien que si fuera el cocinero, el portero o ellavandero de la comunidad. Ciertamente que el servicio de abad te exige casi todo el tiempopero para nosotros lo importante no es tener tiempo para hacer cosas sino ser lo queestamos llamados a ser en el tiempo que se nos da.

Música en honor a la Venerable Sor María Jesús deÁgreda

La fecha del 24 de cada mes ha pasado a ser una cita obligatoria de todos losdevotos de Sor María para rezar por la Causa de Beatificación en el Convento de La Concep-ción (Ágreda). Este 24 de febrero la celebración adquirió un carácter especial teniendocomo hilo conductor la música inspirada por Sor María. Esta concepcionista que vivió lareligiosidad del Barroco dio gran importancia al culto divino, al ornato y ambientación delas fiestas y celebraciones religiosas, teniendo la música un lugar destacado en ellas. Hasido, además, fuente de inspiración para músicos de diferentes tiempos y lugares. En laoración del 24 de febrero se interpretaron las obras de tres autores.

Un poema compuesto por Sor María, que recuerda el Cantar de los Cantares, al que lepuso música en 2012 Jesús Villarroya. Este joven músico, profesor de guitarra de la Escuela

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Municipal de Música de Ágreda y director de la Coral Villa de Ágreda, fue el encargado deinterpretar el poema musicado. La composición musical está inspirada en las Cantigas deAlfonso X el Sabio. Formó parte de la celebración litúrgica de la Profesión solemne de SorVianney y Sor Patricia, las dos concepcioncitas que hicieron sus votos en el Monasterioagredeño en octubre del año pasado. En aquella ocasión fueron ellas las que interpretaronel poema.

La segunda pieza musical de la velada fue «La leyenda del bonete azul», compuestapor Cynthia Jordan en 2009. Forma parte de un CD, con 26 temas, titulado «La Dama deAzul», producido en Nashville, Estados Unidos. Las composiciones están dedicadas a SorMaría como mística, misionera y escritora. La canción «La leyenda de los bonetes azules» lainterpretó Consuelo Campos, miembro del Grupo de trabajo de Sor María de Jesús. El temacuenta la historia de cómo la última vez que Sor María visitó a los indígenas americanosarrastró su manto azul por la tierra; al día siguiente brotaron unas flores, los bonetes azules(el bonete azul es la flor oficial del Estado de Texas). Cynthia Jordan es una cantautora ycompositora destacada en Estados Unidos. En 1983 una de sus composiciones fue la can-ción cuntry número uno durante todo el año.

Por último, el Coro de la Parroquia de Nuestra Señora de Los Milagros interpretó el«Himno a la Madre Ágreda», compuesto en 2002 por Maximino Carchenilla González, naturalde Mejora (Toledo), musicólogo, compositor productor musical y pedagogo, director de laCoral Stellarum, de Madrid, y miembro fundador de la Schola Gregoriana Caesarobrigensis. ElHimno a la Madre Ágreda fue compuesto en 2002, en el IV Centenario de su nacimiento,motivado por la personalidad y la riqueza humana y espiritual de la Venerable. Según elautor, «Madre Ágreda» es un canto a su figura, a su ejemplo y a su obra. Durante la canciónse desgranan palabras claves como historia, espíritu, pluma, genio, mística, celo, manos,ojos, vida, pasos, ejemplo, cielo, con las que hizo un juego poético y musical, resumiendocomo en «píldoras» la espiritualidad de la Madre.

La celebración y la velada musical pusieron de manifiesto que Sor María de Jesússigue estando de actualidad tanto por su dimensión religiosa como por su valor cultural.

Santa Misa de acción de gracias por el pontificado deBenedicto XVI

La Diócesis de Osma-Soria se unió a la Iglesia universal para agradecer al SantoPadre Benedicto XVI sus «luminosos ocho años de Pontificado», según manifestó el Obispode Osma-Soria, Mons. Gerardo Melgar Viciosa. Toda la comunidad diocesana se reunió en laparroquia de El Salvador (Soria) el jueves 28 de febrero a las siete de la tarde, dos horasdespués de que el Santo Padre iniciara su viaje hasta el Palacio de Castelgandolfo (dondepermanecerá hasta que se retire en el Monasterio “Mater Ecclesiae”) y unos minutos antesde que comenzara el periodo de sede vacante. La celebración eucarística, en la que partici-paron cientos de sorianos, fue presidida por el prelado oxomense-soriano y concelebradapor un gran número de sacerdotes diocesanos.

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IGLESIA DIOCESANA

ORACIÓN POR LA MISIÓN DIOCESANA

Padre Santo, transfórmanos por tu bondaden discípulos y misioneros de tu Hijo.

Señor Jesucristo, conserva en tu amora todos los que peregrinamosen la Iglesia de Osma-Soria.

Espíritu Santo, enciende en nosotrosel fuego de tu amor y el deseo de amarte.

Fortalece nuestra fe de discípulosy envíanos en tu Nombrecomo alegres misioneros.

Danos el coraje de anunciartea los hombres y mujeres de nuestro tiempo,comprometiéndonos en la Misión diocesana,y siendo testigos del Evangelioen el corazón del mundo.

Te lo pedimos por intercesión dela Santísima Virgen María,Estrella de la nueva evangelización.

Amén.

Iglesiaen España

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BOLETÍN OFICIAL DEL OBISPADO DE OSMA-SORIA

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IGLESIA EN ESPAÑA

OFICINA DE INFORMACIÓN DE LA CEE

9,1 millones de declarantes asignaron a favor de laIglesia18 de febrero de 2013

En la última declaración de la Renta,correspondiente al IRPF 2011 (Campaña dela Renta 2012) un total de 7.357.037 de-claraciones han sido a favor de la IglesiaCatólica, lo que supone que la cantidad to-tal recaudada por Asignación Tributaria esde 247,1 millones de euros. Teniendo encuenta que el 23,24% de las declaracionesson conjuntas, se puede estimar que en tor-no a 9,1 millones de declarantes asignarona favor de la Iglesia, un millón más de losque asignaban en el año 2007.

En estas cifras no se incluyen aque-llos contribuyentes que, obteniendo rentassujetas a IRPF, no están obligados a hacerdeclaración y que según los últimos datosde Hacienda publicados, ascienden a 6,7millones de contribuyentes.

El actual sistema de asignación tribu-taria entró en vigor el 1º de enero de 2007.Se incrementó el coeficiente al 0,7% y la Igle-sia renunció a la exención del IVA vigente enalgunas operaciones, lo que significaba des-de esa fecha para las instituciones de la Igle-sia un gasto añadido de unos 30 millones deeuros (este gasto se ha incrementado en un31% con la subida del tipo general de IVA del16% al 21%). Además, con el nuevo sistema,el Estado no garantiza ya ningún mínimo parael sostenimiento básico de la Iglesia. Ha de-jado de existir el llamado “complemento pre-supuestario”, de modo que la Iglesia, para susostenimiento, sólo recibe lo que resulta dela asignación voluntaria de los contribuyen-

tes y nada de los Presupuestos Generalesdel Estado.

Datos comparados con añosanteriores

Si comparamos los datos de la últi-ma Declaración de la Renta con los de lacampaña inmediatamente anterior, el núme-ro total de declaraciones a favor de la Igle-sia ha disminuido en 97.786, aunque semantiene por encima del año 2009 en casi100.000. La cantidad total asignada baja 1,2millones de euros (0,49%), cifra que, tenien-do en cuenta la coyuntura económica, pue-de juzgarse satisfactoria. Por su parte, elporcentaje de declaraciones queda en el34,83%, inferior al obtenido en 2010(35,71%), aunque superior al obtenido en2009 y años anteriores del nuevo sistema.

Para analizar estos datos, hay quetener en cuenta que el año anterior se ha-bía producido el mayor incremento deasignantes en 10 años. El leve descenso su-pone ahora exactamente la mitad del creci-miento del año anterior.

Desde 2007, se ha producido un au-mento de casi 900.000 declaraciones a fa-vor de la Iglesia Católica, exactamente de873.857. No obstante, ya desde el año pa-sado, a pesar de aumentar el número dedeclarantes, ha descendido la cantidad to-tal recaudada, como consecuencia de la si-tuación de crisis.

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BOLETÍN OFICIAL DEL OBISPADO DE OSMA-SORIA

Valoración moderadamente positiva

En general, la valoración sobre los da-tos de la asignación tributaria de 2011 a favorde la Iglesia es moderadamente positiva, pues,aún con el lógico descenso de la cantidad glo-bal, puede considerarse un buen dato en es-tos momentos de grave crisis económica.

La Conferencia Episcopal Española(CEE) tiene la intención de seguir trabajan-do para informar acerca de la labor de laIglesia y para animar a que cada vez seanmás los que marquen la X en su Declaracióna favor de la Iglesia. Marcar la casilla nocuesta nada y, sin embargo, rinde mucho.

Agradecimiento XTANTOS quenecesitan tanto

Un año más, la CEE agradece la cola-boración de todos los contribuyentes quehan marcado la casilla de la Iglesia Católicaen su Declaración de la Renta y recuerdaque las otras formas de colaboración al sos-tenimiento de la Iglesia, como son por ejem-plo las colectas o las suscripciones, conti-núan siendo absolutamente indispensables.Asimismo, mantiene el compromiso de ga-rantizar y mantener el sostenimiento de las

actividades básicas de la Iglesia en nivelesde eficacia y austeridad semejantes a losque han venido siendo habituales hasta aho-ra.

La decisión personal de los contribu-yentes a la hora de marcar la casilla seguirásiendo fundamental. Pueden hacerlo o biensólo para la Iglesia Católica, o bien conjun-tamente para la Iglesia Católica y para losllamados “Otros fines sociales”. Ninguna delas dos opciones significa que el contribu-yente vaya a tener que pagar más ni que levayan a devolver menos.

La labor religiosa y espiritual de laIglesia, ya de por sí de gran significado so-cial, lleva además consigo otras funcionessociales: la enseñanza; la atención integrala los niños, los ancianos, los discapacita-dos; la acogida de los inmigrantes; la ayudapersonal e inmediata a quienes la crisis eco-nómica pone en dificultades; los misione-ros en los lugares más pobres de la tierra.Todo ello surge de las vidas entregadas y dela generosidad suscitada en quienes hanencontrado su esperanza en la misión de laIglesia. Con poco dinero, y gracias a la ge-nerosidad de millones de personas en todoel mundo, la Iglesia sigue haciendo muchopor tantos que todavía necesitan tanto.

Nota de prensa final de la CCXXVI reunión de laComisión Permanente26 de febrero de 2013

La Comisión Permanente de la Con-ferencia Episcopal Española (CEE) ha cele-brado su CCXXVI reunión el lunes día 25 defebrero. Aunque en un principio estaba pre-vista para los días 26 y 27, se ha tenidoque adelantar, porque en estos días algu-nos de sus miembros viajarán a Roma para

asistir a la última audiencia pública deBenedicto XVI.

Orientaciones pastorales para la co-ordinación de la familia, la parroquia y laescuela en la transmisión de la fe

La Comisión Permanente ha estudiadolas enmiendas introducidas en el documento

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IGLESIA EN ESPAÑA

Orientaciones pastorales para la coordinaciónde la familia, la parroquia y la escuela en latransmisión de la fe. El texto, presentado porla Comisión Episcopal de Enseñanza y Cate-quesis, ya había sido aprobado por la Asam-blea Plenaria y quedaban pendientes de intro-ducir y revisar algunas enmiendas. La Perma-nente ha dado el visto bueno definitivo y eldocumento se hará público próximamente.

Estudio de otros documentos

La Comisión Episcopal del Clero hapresentado un texto sobre las Normas bási-cas para la formación de diáconos perma-nentes en las diócesis españolas. El Docu-mento pasa a la Asamblea Plenaria para suestudio y eventual aprobación.

Por su parte, la Comisión Episcopalde Pastoral Social ha dado a conocer a laPermanente un informe acerca del MotuProprio “Intima Ecclesiae Natura”, que ver-sa sobre las instituciones que ejercen la ca-ridad en la Iglesia y que se hizo público elpasado 1 de diciembre. En él, el Papa insis-te en que el verdadero sujeto de caridad esla propia Iglesia y que a través de las orga-nizaciones caritativas de la Iglesia, esta nocoopera colateralmente, sino que actúa comosujeto directamente responsable, haciendoalgo que corresponde a su naturaleza.

Convenio Fundación ENDESA parailuminación de catedrales y otrostemplos

La Comisión Permanente ha aproba-do las ayudas concedidas con cargo al con-venio con la Fundación ENDESA para la ilu-minación de catedrales y otros templos.

En esta ocasión, las ayudas concedi-das son las siguientes:

Parroquia de Santa María del Mar (Bar-celona): 81.862 euros

Catedral de Santa María (Tortosa, Ta-rragona): 65.854 euros

Catedral de Santa María (Vitoria):87.734 euros

Iglesia Parroquial de Santiago Após-tol (Lorca, Murcia): 45.478 euros

Iglesia Parroquial de San Juan Bau-tista (Chiclana, Cádiz y Ceuta): 27.536 euros

Iglesia Parroquial de Santiago Após-tol (Montilla, Córdoba): 27.536 euros

Otros temas

Los obispos han aprobado la modifi-cación de las normas de funcionamiento dela Biblioteca de Autores Cristianos (BAC),han aprobado también el temario de la próxi-ma Asamblea Plenaria (15-19 de abril de2013), han tratado diversos asuntos de se-guimiento y temas económicos. Asimismo,las distintas Comisiones Episcopales haninformado sobre el cumplimiento del PlanPastoral.

Nombramientos

- Rvdo. D. Agustín del Agua Pérez,sacerdote de la Archidiócesis de Valladolid yDirector del Secretariado de la SubcomisiónEpiscopal de Universidades, ha sido nombra-do Director del Secretariado de la ComisiónEpiscopal para la Doctrina de la Fe.

- Rvdo. D. José Gabriel VeraBeorlegui, sacerdote de la Archidiócesis dePamplona y Tudela y Director del Secretaria-do de la Comisión Episcopal de Medios deComunicación Social, ha sido nombrado Con-siliario la Asociación SIGNIS (AsociaciónCatólica Española para la Comunicación) yConsiliario de la UCIP-E (Unión Católica deInformadores y Periodistas de España

- D. Carlos Menduiña Fernández, lai-co de la Archidiócesis de Madrid, ha sido

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nombrado para un nuevo mandato PresidenteNacional de la “Adoración Nocturna Españo-la” (ANE).

- Dª. Camino Cañón Loyes, miembrode la Institución Teresiana y pertenecientea la Archidiócesis de Madrid, ha sido nom-brada para un nuevo mandato PresidentaGeneral del “Foro de Laicos”.

- Dª. Mª. Teresa Gómez Romero, lai-ca perteneciente a la Diócesis de Palen-cia, ha sido nombrada Presidenta del Mo-vimiento “Scouts Católicos de Castilla yLeón” (MSC).

- La Comisión Permanente ha dado elvisto bueno para que la Comisión Episcopal dePastoral Social renueve el nombramiento de D.Rafael del Río Sendino, laico de la Diócesis deMadrid, como Presidente de Cáritas Española.

- La Permanente ha autorizado tam-bién a la Comisión Episcopal de Migracio-nes para proceder al nombramiento del Rvdo.P. D. Óscar Olmos Centenera, de la Congre-gación de San José (Josefinos de Murialdo)y sacerdote de la Diócesis de Getafe, comoDirector del Departamento de Inmigración,Sección de menores

IGLESIA UNIVERSAL

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IglesiaUniversal

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IGLESIA UNIVERSAL

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SANTO PADRE

Homilía en la Santa Misa de la Solemnidad de SantaMaría Madre de DiosBasílica Vaticana, 1 de enero de 2013

Queridos hermanos y hermanas

«Que Dios tenga piedad y nos bendi-ga, ilumine su rostro sobre nosotros». Así,con estas palabras del Salmo 66, hemos acla-mado, después de haber escuchado en laprimera lectura la antigua bendición sacer-dotal sobre el pueblo de la alianza. Es parti-cularmente significativo que al comienzo decada año Dios proyecte sobre nosotros, supueblo, la luminosidad de su santo Nombre,el Nombre que viene pronunciado tres vecesen la solemne fórmula de la bendición bí-blica. Resulta también muy significativo queal Verbo de Dios, que «se hizo carne y habi-tó entre nosotros» como la «luz verdadera,que alumbra a todo hombre» (Jn 1,9.14), sele dé, ocho días después de su nacimiento –como nos narra el evangelio de hoy – elnombre de Jesús (cf. Lc 2,21).

Estamos aquí reunidos en este nom-bre. Saludo de corazón a todos los presen-tes, en primer lugar a los ilustres Embaja-dores del Cuerpo Diplomático acreditado antela Santa Sede. Saludo con afecto al Carde-nal Bertone, mi Secretario de Estado, y alCardenal Turkson, junto a todos los miem-bros del Pontificio Consejo Justicia y Paz; aellos les agradezco particularmente su es-fuerzo por difundir el Mensaje para la Jor-nada Mundial de la Paz, que este año tienecomo tema «Bienaventurados los que traba-jan por la paz».

A pesar de que el mundo está toda-vía lamentablemente marcado por «focos de

tensión y contraposición provocados por lacreciente desigualdad entre ricos y pobres,por el predominio de una mentalidad egoís-ta e individualista, que se expresa tambiénen un capitalismo financiero no regulado»,así como por distintas formas de terrorismoy criminalidad, estoy persuadido de que «lasnumerosas iniciativas de paz que enrique-cen el mundo atestiguan la vocación innatade la humanidad hacia la paz. El deseo depaz es una aspiración esencial de cada hom-bre, y coincide en cierto modo con el deseode una vida humana plena, feliz y lograda…El hombre está hecho para la paz, que es undon de Dios. Todo esto me ha llevado a ins-pirarme para este mensaje en las palabrasde Jesucristo: «Bienaventurados los que tra-bajan por la paz, porque serán llamados hi-jos de Dios» (Mt 5,9)» (Mensaje, 1). Estabienaventuranza «dice que la paz es al mis-mo tiempo un don mesiánico y una obrahumana…Se trata de paz con Dios viviendosegún su voluntad. Paz interior con unomismo, y paz exterior con el prójimo y contoda la creación» (ibíd., 2 y 3). Sí, la paz esel bien por excelencia que hay que pedircomo don de Dios y, al mismo tiempo, cons-truir con todas las fuerzas.

Podemos preguntarnos: ¿Cuál es elfundamento, el origen, la raíz de esta paz?¿Cómo podemos sentir la paz en nosotros, apesar de los problemas, las oscuridades, lasangustias? La respuesta la tenemos en laslecturas de la liturgia de hoy. Los textos bí-blicos, sobre todo el evangelio de san Lucas

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que se ha proclamado hace poco, nos pro-ponen contemplar la paz interior de María,la Madre de Jesús. A ella, durante los díasen los que «dio a luz a su hijo primogénito»(Lc 2,7), le sucedieron muchos acontecimien-tos imprevistos: no solo el nacimiento delHijo, sino que antes un extenuante viajedesde Nazaret a Belén, el no encontrar sitioen la posada, la búsqueda de un refugio parala noche; y después el canto de los ángeles,la visita inesperada de los pastores. En todoesto, sin embargo, María no se descompo-ne, no se inquieta, no se siente aturdidapor los sucesos que la superan; simplemen-te considera en silencio cuanto sucede, locustodia en su memoria y en su corazón,reflexionando sobre eso con calma y sereni-dad. Es esta la paz interior que nos gustaríatener en medio de los acontecimientos aveces turbulentos y confusos de la historia,acontecimientos cuyo sentido no captamoscon frecuencia y nos desconciertan.

El texto evangélico termina con unamención a la circuncisión de Jesús. Segúnla ley de Moisés, un niño tenía que ser cir-cuncidado ocho días después de su nacimien-to, y en ese momento se le imponía el nom-bre. Dios mismo, mediante su mensajero,había dicho a María –y también a José- queel nombre del Niño era «Jesús» (cf. Mt 1,21;Lc 1,31); y así sucedió. El nombre que Dioshabía ya establecido aún antes de que elNiño fuera concebido se le impone oficial-mente en el momento de la circuncisión. Yesto marca también definitivamente la iden-tidad de María: ella es «la madre de Jesús»,es decir la madre del Salvador, del Cristo,del Señor. Jesús no es un hombre como cual-quier otro, sino el Verbo de Dios, una de lasPersonas divinas, el Hijo de Dios: por eso laIglesia ha dado a María el título deTheotokos, es decir «Madre de Dios».

La primera lectura nos recuerda quela paz es un don de Dios y que está unida alesplendor del rostro de Dios, según el texto

del libro de los Números, que transmite labendición utilizada por los sacerdotes delpueblo de Israel en las asambleas litúrgi-cas. Una bendición que repite tres veces elsanto nombre de Dios, el nombre impronun-ciable, y uniéndolo cada vez a dos verbosque indican una acción favorable al hom-bre: «El Señor te bendiga y te proteja, ilu-mine el Señor su rostro sobre ti y te conce-da su favor. El Señor te muestre su rostro yte conceda la paz» (6,24-26). La paz es portanto la culminación de estas seis accionesde Dios en favor nuestro, en las que vuelveel esplendor de su rostro sobre nosotros.

Para la sagrada Escritura, contemplarel rostro de Dios es la máxima felicidad: «locolmas de gozo delante de tu rostro», diceel salmista (Sal 21,7). Alegría, seguridad ypaz, nacen de la contemplación del rostrode Dios. Pero, ¿qué significa concretamentecontemplar el rostro del Señor, tal y comolo entiende el Nuevo Testamento? Quieredecir conocerlo directamente, en la medidaen que es posible en esta vida, medianteJesucristo, en el que se ha revelado. Gozardel esplendor del rostro de Dios quiere decirpenetrar en el misterio de su Nombre queJesús nos ha manifestado, comprender algode su vida íntima y de su voluntad, para quevivamos de acuerdo con su designio de amorsobre la humanidad. Lo expresa el apóstolPablo en la segunda lectura, tomada de lacarta a los Gálatas (4,4-7), al hablar delEspíritu que grita en lo más profundo denuestros corazones: «¡Abba Padre!». Es elgrito que brota de la contemplación del ros-tro verdadero de Dios, de la revelación delmisterio de su Nombre. Jesús afirma: «Hemanifestado tu nombre a los hombres» (Jn17,6). El Hijo de Dios que se hizo carne nosha dado a conocer al Padre, nos ha hechopercibir en su rostro humano visible el ros-tro invisible del Padre; a través del don delEspíritu Santo derramado en nuestros cora-zones, nos ha hecho conocer que en él tam-

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bién nosotros somos hijos de Dios, comoafirma san Pablo en el texto que hemos es-cuchado: «Como sois hijos, Dios envió anuestros corazones el Espíritu de su Hijo,que clama: «¡Abba Padre!»» (Ga 4,6).

Queridos hermanos, aquí está el fun-damento de nuestra paz: la certeza de con-templar en Jesucristo el esplendor del ros-tro de Dios Padre, de ser hijos en el Hijo, yde tener así, en el camino de nuestra vida,la misma seguridad que el niño experimen-ta en los brazos de un padre bueno y omni-potente. El esplendor del rostro del Señorsobre nosotros, que nos da paz, es la mani-festación de su paternidad; el Señor vuelvesu rostro sobre nosotros, se manifiesta comoPadre y nos da paz. Aquí está el principio deesa paz profunda -«paz con Dios»- que está

unida indisolublemente a la fe y a la gracia,como escribe san Pablo a los cristianos deRoma (cf. Rm 5,2). No hay nada que puedaquitar a los creyentes esta paz, ni siquieralas dificultades y sufrimientos de la vida.En efecto, los sufrimientos, las pruebas ylas oscuridades no debilitan sino que forta-lecen nuestra esperanza, una esperanza queno defrauda porque «el amor de Dios ha sidoderramado en nuestros corazones por el Es-píritu Santo que se nos ha dado» (Rm 5,5).

Que la Virgen María, a la que hoyveneramos con el título de Madre de Dios,nos ayude a contemplar el rostro de Jesús,Príncipe de la Paz. Que nos sostenga y acom-pañe en este año nuevo; que obtenga paranosotros y el mundo entero el don de la paz.Amén.

Homilía en la Santa Misa de la Solemnidad de laEpifanía del SeñorBasílica Vaticana, 6 de enero de 2013

Queridos hermanos y hermanas:Para la Iglesia creyente y orante, los

Magos de Oriente que, bajo la guía de laestrella, encontraron el camino hacia el pe-sebre de Belén, son el comienzo de una granprocesión que recorre la historia. Por eso,la liturgia lee el evangelio que habla delcamino de los Magos junto con las esplén-didas visiones proféticas de Isaías 60 y delSalmo 72, que ilustran con imágenes auda-ces la peregrinación de los pueblos haciaJerusalén. Al igual que los pastores que,como primeros huéspedes del Niño reciénnacido que yace en el pesebre, son la perso-nificación de los pobres de Israel y, en ge-neral, de las almas humildes que viven inte-riormente muy cerca de Jesús, así tambiénlos hombres que vienen de Oriente personi-

fican al mundo de los pueblos, la Iglesia delos gentiles -los hombres que a través delos siglos se dirigen al Niño de Belén, hon-ran en él al Hijo de Dios y se postran anteél. La Iglesia llama a esta fiesta «Epifanía»,la aparición del Divino. Si nos fijamos en elhecho de que, desde aquel comienzo, hom-bres de toda proveniencia, de todos los con-tinentes, de todas las culturas y modos depensar y de vivir, se han puesto y se ponenen camino hacia Cristo, podemos decir ver-daderamente que esta peregrinación y esteencuentro con Dios en la figura del Niño esuna Epifanía de la bondad de Dios y de suamor por los hombres (cf. Tt 3,4).

Siguiendo una tradición iniciada porel beato Papa Juan Pablo II, celebramos tam-bién en el día de la fiesta de la Epifanía la

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ordenación episcopal de cuatro sacerdotesque, a partir de ahora, colaborarán en dife-rentes funciones con el ministerio del Papaal servicio de la unidad de la única Iglesiade Cristo en la pluralidad de las Iglesiasparticulares. El nexo entre esta ordenaciónepiscopal y el tema de la peregrinación delos pueblos hacia Jesucristo es evidente. Lamisión del Obispo no es solo la de caminaren esta peregrinación junto a los demás, sinola de preceder e indicar el camino. En estaliturgia, quisiera además reflexionar convosotros sobre una cuestión más concreta.Basándonos en la historia narrada por Ma-teo podemos hacernos una cierta idea sobrequé clase de hombres eran aquellos que, aconsecuencia del signo de la estrella, sepusieron en camino para encontrar aquel reyque iba a fundar, no sólo para Israel, sinopara toda la humanidad, una nueva especiede realeza. Así pues, ¿qué clase de hombreseran? Y nos preguntamos también si, a par-tir de ellos, a pesar de la diferencia de lostiempos y los encargos, se puede entreveralgo de lo que significa ser Obispo y de cómoha de cumplir su misión.

Los hombres que entonces partieronhacia lo desconocido eran, en cualquier caso,hombres de corazón inquieto. Hombres mo-vidos por la búsqueda inquieta de Dios y dela salvación del mundo. Hombres que espe-raban, que no se conformaban con sus rentasseguras y quizás una alta posición social.Buscaban la realidad más grande. Tal vez eranhombres doctos que tenían un gran conoci-miento de los astros y probablemente dispo-nían también de una formación filosófica.Pero no solo querían saber muchas cosas.Querían saber sobre todo lo que es esencial.Querían saber cómo se puede llegar a serpersona humana. Y por esto querían saber siDios existía, dónde está y cómo es. Si él sepreocupa de nosotros y cómo podemos en-contrarlo. No querían solamente saber. Que-rían reconocer la verdad sobre nosotros, y

sobre Dios y el mundo. Su peregrinación ex-terior era expresión de su estar interiormen-te en camino, de la peregrinación interior desus corazones. Eran hombres que buscaban aDios y, en definitiva, estaban en camino ha-cia él. Eran buscadores de Dios.

Y con eso llegamos a la cuestión:¿Cómo debe de ser un hombre al que se leimponen las manos por la ordenación epis-copal en la Iglesia de Jesucristo? Podemosdecir: debe ser sobre todo un hombre cuyointerés esté orientado a Dios, porque sóloasí se interesará también verdaderamentepor los hombres. Podemos decirlo tambiénal revés: un Obispo debe de ser un hombreal que le importan los hombres, que se sientetocado por las vicisitudes de los hombres.Debe de ser un hombre para los demás. Perosolo lo será verdaderamente si es un hom-bre conquistado por Dios. Si la inquietudpor Dios se ha trasformado en él en una in-quietud por su criatura, el hombre. Comolos Magos de Oriente, un Obispo tampocoha de ser uno que realiza su trabajo y noquiere nada más. No, ha de estar poseído dela inquietud de Dios por los hombres. Debe,por así decir, pensar y sentir junto con Dios.No es el hombre el único que tiene en sí lainquietud constitutiva por Dios, sino que esainquietud es una participación en la inquie-tud de Dios por nosotros. Puesto que Diosestá inquieto con relación a nosotros, él nossigue hasta el pesebre, hasta la cruz. «Bus-cándome te sentaste cansado, me has redi-mido con el suplicio de la cruz: que tantoesfuerzo no sea en vano», así reza la Iglesiaen el Dies irae. La inquietud del hombre ha-cia Dios y, a partir de ella, la inquietud deDios hacia el hombre, no deben dejar tran-quilo al Obispo. A esto nos referimos cuan-do decimos que el Obispo ha de ser sobretodo un hombre de fe. Porque la fe no esmás que estar interiormente tocados porDios, una condición que nos lleva por la víade la vida. La fe nos introduce en un estado

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en el que la inquietud de Dios se apodera denosotros y nos convierte en peregrinos queestán interiormente en camino hacia el ver-dadero rey del mundo y su promesa de justi-cia, verdad y amor. En esta peregrinación,el Obispo debe de ir delante, debe ser elque indica a los hombres el camino hacia lafe, la esperanza y el amor.

La peregrinación interior de la fehacia Dios se realiza sobre todo en la ora-ción. San Agustín dijo una vez que la ora-ción, en último término, no sería más quela actualización y la radicalización de nues-tro deseo de Dios. En lugar de la palabra«deseo» podríamos poner también la pala-bra «inquietud» y decir que la oración quie-re arrancarnos de nuestra falsa comodidad,del estar encerrados en las realidades mate-riales, visibles y transmitirnos la inquietudpor Dios, haciéndonos precisamente asíabiertos e inquietos unos hacia otros. ElObispo, como peregrino de Dios, ha de sersobre todo un hombre que reza. Ha de estaren un permanente contacto interior con Dios;su alma ha de estar completamente abiertaa Dios. Ha de llevar a Dios sus dificultades ylas de los demás, así como sus alegrías y lasde los otros, y así, a su modo, establecer elcontacto entre Dios y el mundo en la comu-nión con Cristo, para que la luz de Cristoresplandezca en el mundo.

Volvamos a los Magos de Oriente.Ellos eran también y sobre todo hombres quetenían valor, el valor y la humildad de la fe.Se necesitaba tener valentía para recibir elsigno de la estrella como una orden de par-tir, para salir –hacia lo desconocido, lo in-cierto, por los caminos llenos de multitudde peligros al acecho. Podemos imaginar-nos las burlas que suscitó la decisión deestos hombres: la irrisión de los realistasque no podían sino burlarse de las fantasíasde estos hombres. El que partía apoyándoseen promesas tan inciertas, arriesgándolotodo, solo podía aparecer como alguien ri-

dículo. Pero, para estos hombres tocadosinteriormente por Dios, el camino acordecon las indicaciones divinas era más im-portante que la opinión de la gente. Labúsqueda de la verdad era para ellos másimportante que las burlas del mundo, apa-rentemente inteligente.

¿Cómo no pensar, ante una situaciónsemejante, en la misión de un Obispo en nues-tro tiempo? La humildad de la fe, del creerjunto con la fe de la Iglesia de todos los tiem-pos, se encontrará siempre en conflicto con lainteligencia dominante de los que se atienena lo que en apariencia es seguro. Quien vive yanuncia la fe de la Iglesia, en muchos puntosno está de acuerdo con las opiniones domi-nantes precisamente también en nuestro tiem-po. El agnosticismo ampliamente imperantehoy tiene sus dogmas y es extremadamenteintolerante frente a todo lo que lo pone entela de juicio y cuestiona sus criterios. Poreso, el valor de contradecir las orientacionesdominantes es hoy especialmente acuciantepara un Obispo. Él ha de ser valeroso. Y esevalor o fortaleza no consiste en golpear conviolencia, en la agresividad, sino en el dejarsegolpear y enfrentarse a los criterios de lasopiniones dominantes. A los que el Señor man-da como corderos en medio de lobos se lesrequiere inevitablemente que tengan el valorde permanecer firmes con la verdad. «Quienteme al Señor no tiene miedo de nada», diceel Eclesiástico (34,14). El temor de Dios liberadel temor de los hombres. Hace libres.

En este contexto, recuerdo un episo-dio de los comienzos del cristianismo que sanLucas narra en los Hechos de los Apóstoles.Tras el discurso de Gamaliel, que desaconseja-ba la violencia contra la comunidad nacientede los creyentes en Jesús, el Sanedrín llamó alos apóstoles y los mandó azotar. Después lesprohibió predicar en nombre de Jesús y lospusieron en libertad. San Lucas continúa: «Losapóstoles salieron del Sanedrín contentos dehaber merecido aquel ultraje por el nombre de

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Jesús. Ningún día dejaban de enseñar… anun-ciando el Evangelio de Jesucristo» (Hch5,40ss). También los sucesores de los Apósto-les se han de esperar ser constantemente gol-peados, de manera moderna, si no cesan deanunciar de forma audible y comprensible elEvangelio de Jesucristo. Y entonces podránestar alegres de haber sido juzgados dignosde sufrir ultrajes por él. Naturalmente, comolos Apóstoles, queremos convencer a las per-sonas y, en este sentido, alcanzar la aproba-ción. Lógicamente no provocamos, sino todolo contrario, invitamos a todos a entrar en elgozo de la verdad que muestra el camino. Laaprobación de las opiniones dominantes noes el criterio al que nos sometemos. El criterioes él mismo: el Señor. Si defendemos su cau-sa, conquistaremos siempre, gracias a Dios,personas para el camino del Evangelio. Peroseremos también inevitablemente golpeadospor aquellos que, con su vida, están en con-traste con el Evangelio, y entonces daremosgracias por ser juzgados dignos de participaren la Pasión de Cristo.

Los Magos siguieron la estrella, y asíllegaron hasta Jesús, a la gran luz que ilu-mina a todo hombre que viene a este mun-do (cf. Jn 1,9). Como peregrinos de la fe,los Magos mismos se han convertido en es-

trellas que brillan en el cielo de la historia ynos muestran el camino. Los santos son lasverdaderas constelaciones de Dios, que ilu-minan las noches de este mundo y nos guían.San Pablo, en la carta a los Filipenses, dijo asus fieles que deben brillar como lumbrerasdel mundo (cf. 2,15).

Queridos amigos, esto tiene que vertambién con nosotros. Tiene que ver sobretodo con vosotros que, en este momento,seréis ordenados Obispos de la Iglesia deJesucristo. Si vivís con Cristo, nuevamentevinculados a él por el sacramento, entoncestambién vosotros llegaréis a ser sabios. En-tonces seréis astros que preceden a los hom-bres y les indican el camino recto de la vida.En este momento todos aquí oramos porvosotros, para que el Señor os colme con laluz de la fe y del amor. Para que aquellainquietud de Dios por el hombre os toque,para que todos experimenten su cercanía yreciban el don de su alegría. Oramos porvosotros, para que el Señor os done siemprela valentía y la humildad de la fe. Oramos aMaría que ha mostrado a los Magos el nuevoRey del mundo (Mt 2,11), para que ella, comoMadre amorosa, muestre también a vosotrosa Jesucristo y os ayude a ser indicadores delcamino que conduce a él. Amén.

Carta apostólica en forma de motu proprio Fides per doctrinamcon la que se modifica la Constitución apostólica «Pastorbonus» y se transfiere la competencia sobre la catequesisde la Congregación para el clero al Consejo pontificio parala promoción de la nueva evangelización

La fe necesita ser sostenida por mediode una doctrina capaz de iluminar la mente yel corazón de los creyentes. El particular mo-mento histórico que vivimos, marcado entreotras cosas por una dramática crisis de fe, re-

quiere asumir una conciencia tal que respon-da a las grandes esperanzas que surgen en elcorazón de los creyentes por los nuevos inte-rrogantes que interpelan al mundo y a la Igle-sia. La inteligencia de la fe, por lo tanto, re-

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quiere siempre que sus contenidos se expre-sen con un lenguaje nuevo, capaz de presen-tar la esperanza presente en los creyentes acuantos piden su razón (cf. 1 P 3, 15).

Es tarea particular de la Iglesia man-tener vivo y eficaz el anuncio de Cristo, tam-bién a través de la exposición de la doctrinaque debe nutrir la fe en el misterio de laEncarnación del Hijo de Dios hecho hombrepor nosotros, muerto y resucitado por nues-tra salvación. Ella lo debe llevar a cabo in-cansablemente a través de formas e instru-mentos adecuados, a fin de que cuantos aco-gen y creen el anuncio del Evangelio renaz-can a nueva vida mediante el Bautismo.

En el quincuagésimo aniversario dela apertura del Concilio Ecuménico VaticanoII, mientras la Iglesia reflexiona aún sobrela riqueza de la enseñanza contenida enaquellos documentos y encuentra nuevasformas para actuarlo, es posible verificar elgran camino realizado en estas décadas enel ámbito de la catequesis, camino que encambio no ha estado exento, en los añosdel postconcilio, de errores incluso gravesen el método y en los contenidos, que hanimpulsado a una reflexión profunda y con-ducido así a la elaboración de algunos do-cumentos postconciliares que representan lanueva riqueza en el campo de la catequesis.

El venerable siervo de Dios Pablo VIescribió, en la exhortación apostólicaEvangelii nuntiandi: «A propósito de la evan-gelización, un medio que no se puede des-cuidar es la enseñanza catequética. La inte-ligencia, sobre todo tratándose de niños yadolescentes, necesita aprender medianteuna enseñanza religiosa sistemática los da-tos fundamentales, el contenido vivo de laverdad que Dios ha querido transmitirnos yque la Iglesia ha procurado expresar de ma-nera cada vez más perfecta a lo largo de lahistoria» (n. 44: AAS 68 [1976], 34).

Del mismo modo, el beato Juan Pa-blo II, como conclusión del Sínodo de los

obispos dedicado a la catequesis, escribió:«La finalidad de la catequesis, en el con-junto de la evangelización, es la de ser unperíodo de enseñanza y de madurez, es de-cir, el tiempo en que el cristiano, habiendoaceptado por la fe la persona de Jesucristocomo el solo Señor y habiéndole prestadouna adhesión global con la sincera conver-sión del corazón, se esfuerza por conocermejor a ese Jesús en cuyas manos se hapuesto» (Exhort. ap. Catechesi tradendae, 20:AAS 71 [1979], 1294).

Para celebrar el vigésimo aniversariode la conclusión del Concilio Ecuménico Va-ticano II, mi beato predecesor convocó otroSínodo de los obispos y, en aquella sede,los padres sinodales expresaron el vivo de-seo de que se procediera a la redacción deun Catecismo para ofrecer a la Iglesia uni-versal una síntesis sistemática de la doctri-na y de la moral según el dictado conciliar.Con la Constitución apostólica Fideidepositum, del 11 de octubre de 1992, elbeato Juan Pablo II promulgaba el Catecis-mo de la Iglesia católica y, con Motu propriodel 28 de junio de 2005, yo mismo aprobé ypromulgué el Compendio del Catecismo de laIglesia católica.

No se pueden olvidar otras etapassignificativas para precisar la naturaleza, losmétodos y las finalidades de la catequesisen el proceso de evangelización. En 1971,la Congregación para el clero publicó el Di-rectorio Catequístico General con la inten-ción de llevar a cabo una primera síntesisrespecto al camino realizado en las diversasIglesias locales que, entretanto, habían he-cho su propio itinerario catequético. Des-pués de la publicación del Catecismo de laIglesia católica, la propia Congregación parael clero, en 1997, emanó el Directorio Gene-ral para la Catequesis, recalcando el deseode la Iglesia de que una primera etapa delproceso catequístico se dedique ordinaria-mente a asegurar la conversión (cf. n. 62).

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La enseñanza conciliar y el Magisteriosucesivo, haciéndose intérpretes de la grantradición de la Iglesia al respecto, unieron demanera cada vez más fuerte la catequesis alproceso de evangelización. Así que la cate-quesis representa una etapa significativa enla vida cotidiana de la Iglesia para anunciar ytransmitir de manera viva y eficaz la Palabrade Dios, de forma que ésta llegue a todos, ylos creyentes sean instruidos y educados enCristo para construir Su Cuerpo que es la Igle-sia (cf. Catecismo de la Iglesia católica, 4).

Con la Carta apostólica, en forma deMotu Proprio, Ubicumque et semper, insti-tuí, el 21 de septiembre de 2010, el Consejopontificio para la promoción de la nuevaevangelización, que desarrolla «su finalidadtanto estimulando la reflexión sobre los te-mas de la nueva evangelización, como des-cubriendo y promoviendo las formas y losinstrumentos adecuados para realizarla» (art.1 § 2: AAS 102 [2010], 791). De modo par-ticular, he querido asignar al nuevo dicasteriola tarea de «promover el uso del Catecismode la Iglesia católica, como formulación esen-cial y completa del contenido de la fe paralos hombres de nuestro tiempo» (art. 3, 5° :AAS 102 [2010], 792).

Considerado esto, estimo oportunoque tal dicasterio asuma entre sus tareasinstitucionales la de velar, en nombre delRomano Pontífice, sobre el relevante instru-mento de evangelización que representa lacatequesis para la Iglesia, así como la ense-ñanza catequética en sus diversas manifes-taciones, de forma que se realice una ac-ción pastoral más orgánica y eficaz. Estenuevo Consejo pontificio podrá ofrecer a lasIglesias locales y a los obispos diocesanosun adecuado servicio en esta materia.

Por ello, acogiendo la propuesta con-corde de los jefes de dicasterio interesados,he decidido transferir al Consejo pontificiopara la promoción de la nueva evangeliza-ción las competencias que, en materia de

catequesis, la Constitución apostólica Pastorbonus, del 28 de junio de 1988, había enco-mendado a la Congregación para el clero, conla misma jurisdicción que hasta ahora ejercíadicha Congregación en esta materia y es re-querida por el ordenamiento canónico.

En consecuencia, a la luz de las con-sideraciones precedentes, tras haber exami-nado con atención cada cosa y haber reque-rido el parecer de personas expertas, esta-blezco y decreto cuanto sigue:

Art. 1

Se deroga el art. 94 de la Constitu-ción apostólica Pastor bonus, y la compe-tencia que en materia de catequesis desa-rrollaba hasta ahora la Congregación parael clero se transfiere íntegramente al Con-sejo pontificio para la promoción de la nue-va evangelización.

Art. 2Se transfiere igualmente al Consejo

pontificio para la promoción de la nuevaevangelización el «Consejo internacionalpara la catequesis» instituido por el vene-rable siervo de Dios Pablo VI con Carta del 7de junio de 1973. De tal Consejo asume lapresidencia el presidente del Consejo ponti-ficio y formará parte de él ex officio el se-cretario del mismo dicasterio.

Art. 3En base a las competencias conferi-

das con el presente Motu Proprio, el Consejopontificio para la promoción de la nuevaevangelización:

§ 1. atiende la promoción de la for-mación religiosa de los fieles de toda edady condición;

§ 2. tiene la facultad de emanar nor-mas oportunas para que la enseñanza de lacatequesis se imparta de modo convenientesegún la constante tradición de la Iglesia;

§ 3. tiene la tarea de vigilar para quela formación catequística se lleve a cabo

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correctamente en el respeto de las metodo-logías y finalidades según las indicacionesexpresadas por el Magisterio de la Iglesia;

§ 4. concede la aprobación prescritade la Sede Apostólica para los catecismos ylos demás escritos relativos a la instruccióncatequética, con el consenso de la Congre-gación para la doctrina de la fe;

§ 5. asiste a las oficinas catequísticasde las Conferencias episcopales, sigue susiniciativas relativas a la formación religiosay teniendo carácter internacional coordina

su actividad y eventualmente les ofrece laayuda necesaria.

Todo lo que he deliberado con estaCarta apostólica en forma de Motu proprio,ordeno que se observe en todas sus partes, noobstante cualquier disposición contraria, aun-que digna de mención, y establezco que sepromulgue mediante la publicación en el dia-rio «L’Osservatore Romano», entrando en vi-gor quince días después de su promulgación.

Dado en Roma, en San Pedro, el 16 deenero del año 2013, octavo del Pontificado.

Carta apostólica en forma de motu proprio Ministroruminstitutio con la que se modifica la constitución apostólica«Pastor bonus» y se transfiere la competencia sobre losseminarios de la Congregación para la educación católica ala Congregación para el clero

La formación de los sagrados ministrosestuvo entre las principales preocupaciones delos Padres del Concilio Ecuménico Vaticano II,que escribieron: «Conociendo muy bien el San-to Concilio que la anhelada renovación de todala Iglesia depende en gran parte del ministe-rio de los sacerdotes, animado por el espíritude Cristo, proclama la grandísima importanciade la formación sacerdotal» (decr. Optatamtotius, 1). En este contexto, el can. 232 delCDC reivindica para la Iglesia «el derecho pro-pio y exclusivo» de proveer a la formación deaquellos que se destinan a los ministerios sa-grados, lo que sucede acostumbradamente enlos seminarios, una institución querida por elConcilio Tridentino, el cual decretó que en to-das las diócesis se instituyera un «Seminariumperpetuum» (Sesión XXIII [15 de julio de1563], can. XVIII), mediante el cual el obispoproveyera a «alere et religiose educare etecclesiasticis disciplinis instituere» a los candi-datos al sacerdocio.

El primer organismo de carácter uni-versal, encargado de proveer a la fundación,al gobierno y a la administración de los se-minarios, a los que «está estrechamenteunido el destino de la Iglesia» (León XIII,Ep. Paternae providaeque [18 de septiembrede 1899]: ASS 32 [1899-1900], 214) fue lacorrespondiente Congregatio Seminariorum,instituida por Benedicto XIII con la consti-tución Creditae Nobis (9 de mayo de 1725:Bullarium Romanum XI, 2, pp. 409-412). Éstase extinguió con el paso del tiempo y losseminarios siguieron siendo objeto de par-ticulares atenciones por parte de la SantaSede a través de la Sagrada Congregacióndel Concilio (hoy Congregación para el cle-ro) o también de la Sagrada Congregaciónde los obispos y Regulares y, desde 1906,sólo a través de esta última. San Pío x, conla Constitución apostólica Sapienti consilio(29 de junio de 1908: AAS 1 [1909], 7-19),reservó la jurisdicción sobre los seminarios

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a la Sagrada Congregación Consistorial, enla cual se erigió una oficina específica (cf.AAS 1 [1909] 9-10, 2° , 3).

Benedicto XV, con el Motu proprio«Seminaria clericorum» (4 de noviembre de1915: AAS 7 [1915], 493-495), uniendo laOficina para los seminarios erigida en laSacra Congregación Consistorial y la SacraCongregación para los Estudios, creó unnuevo dicasterio, que asumió el nombre deSacra Congregatio de Seminariis et StudiorumUniversitatibus. El Santo Padre motivó ladecisión en la preocupación por el númerocreciente de los asuntos y de la importanciade la oficina: «Verum cum apud hanc SacramCongregationem negotiorum moles praetermodum excrevit, et Seminariorum cummaiorem in dies operam postulet, visum estNobis ad omnem eorum disciplinammoderandam novum aliquod consilium inire»(AAS 7 [1915], 494).

El nuevo dicasterio, o sea, la SacraCongregatio de Seminariis et StudiorumUniversitatibus, fue acogido en el Codex IurisCanonici de 1917, en el can. 256, y en di-cho Código la formación de los clérigos seintrodujo como título XXI, De Seminariis, enla parte IV, De Magisterio ecclesiastico, dellibro III, De rebus.

Es significativo destacar que, durantela redacción del nuevo Código, se discutiósobre la conveniencia de conservar la mismadisposición, pero al final pareció más opor-tuno anteponer toda la normativa, comointroducción, al tratamiento sobre los cléri-gos. Así que las normas y las directivas sobrelos seminarios se introdujeron en el libro II,parte␣ I, título III, capítulo I, con la apropia-da denominación «La formación de los cléri-gos» (cf. can. 232-264 CDC). La nueva colo-cación es indudablemente significativa y eltítulo (De clericorum institutione) particular-mente adecuado, pues comprende de tal modola formación integral que hay que impartir alos futuros ministros del Señor: formación no

sólo doctrinal, sino también humana, espiri-tual, ascética, litúrgica y pastoral.

El Concilio Ecuménico Vaticano IIrecuerda nuevamente que «Los seminariosmayores son necesarios para la formaciónsacerdotal» (decr. Optatam totius, 4) y laformación a impartir en el seminario mayores específicamente sacerdotal, o sea, orde-nada, espiritual y pastoralmente, al sacroministerio: «Toda la educación de los alum-nos en ellos debe tender a que se formenverdaderos pastores de almas a ejemplo deNuestro Señor Jesucristo, Maestro, Sacerdotey Pastor» (ibidem).

En este sentido: «Los jóvenes quedesean llegar al sacerdocio deben recibir,tanto la conveniente formación espiritualcomo la que es adecuada para el cumpli-miento de los deberes propios del sacerdo-cio en el seminario mayor, durante todo eltiempo de la formación o, por lo menos,durante cuatro años, si a juicio del Obispodiocesano así lo exigen las circunstancias»(can. 235 § 1 CDC).

Por lo tanto los seminarios se compren-den, según el Concilio Ecuménico Vaticano IIy el Código de derecho canónico de 1983, en elámbito de la «formación de los clérigos», quepara ser verdadera y eficaz debe unir la forma-ción permanente con la formaciónseminarística «...precisamente porque la for-mación permanente es una continuación de ladel seminario», como afirmó mi venerado pre-decesor, el beato Juan Pablo II, en la Exhorta-ción apostólica Pastores dabo vobis (25 demarzo de 1992): «La formación permanentede los sacerdotes... es la continuación naturaly absolutamente necesaria de aquel procesode estructuración de la personalidad presbite-ral iniciado y desarrollado en el seminario...mediante el proceso formativo para la Orde-nación. Es de mucha importancia darse cuen-ta y respetar la intrínseca relación que hayentre la formación que precede a la Ordena-ción y la que le sigue. En efecto, si hubiese

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una discontinuidad o incluso una deformaciónentre estas dos fases formativas, se seguiríaninmediatamente consecuencias graves para laactividad pastoral y para la comunión fraternaentre los presbíteros, particularmente entre losde diferente edad. La formación permanenteno es una repetición de la recibida en el semi-nario y que ahora es sometida a revisión oampliada con nuevas sugerencias prácticas,sino que se desarrolla con contenidos y sobretodo a través de métodos relativamente nue-vos, como un hecho vital unitario que, en suprogreso —teniendo sus raíces en la forma-ción del seminario— requiere adaptaciones,actualizaciones y modificaciones, pero sin rup-turas ni solución de continuidad. Y viceversa,desde el seminario mayor es preciso prepararla futura formación permanente y fomentar elánimo y el deseo de los futuros presbíteros enrelación con ella, demostrando su necesidad,ventajas y espíritu, y asegurando las condi-ciones de su realización» (n. 71: AAS 84[1992], 782-783).

Considero por lo tanto oportuno asig-nar a la Congregación para el clero la promo-ción y el gobierno de todo lo relativo a laformación, la vida y el ministerio de los sa-cerdotes y de los diáconos: desde la pastoralvocacional y la selección de los candidatos alas sagradas órdenes, incluida su formaciónhumana, espiritual, doctrinal y pastoral enlos seminarios y en los centros adecuados paralos diáconos permanentes (cf. CDC, can. 236§ 1°), hasta su formación permanente, in-cluidas las condiciones de vida y las modali-dades de ejercicio del ministerio y su previ-sión y asistencia social.

Por lo tanto, a la luz de estas reflexio-nes, tras haber examinado con atención cadacosa y haber requerido el parecer de personasexpertas, establezco y decreto cuanto sigue:

Art. 1

La «Congregatio de InstitutioneCatholica (de Seminariis atque Studiorum

Institutis)» asume el nombre de «Congregatiode Institutione Catholica (de StudiorumInstitutis)».

Art. 2

El art. 112 de la Constitución apos-tólica Pastor bonus se sustituye con el tex-to siguiente: «La Congregación expresa y rea-liza la solicitud de la Sede Apostólica por lapromoción y la ordenación de la educacióncatólica».

Art. 3

Se deroga el artículo 113 de la Cons-titución apostólica Pastor bonus.

Art. 4

El art. 93 de la Constitución apostó-lica Pastor bonus se sustituye con el textosiguiente:

«§ 1. Salvo el derecho de los obisposy de sus Conferencias, la Congregación exa-mina lo referente a los presbíteros y diáco-nos del clero secular en orden a las perso-nas, al ministerio pastoral, y a lo que les esnecesario para el ejercicio de ese ministe-rio; y en todo esto ofrece a los obispos laayuda oportuna.

§ 2. La Congregación expresa y reali-za la solicitud de la Sede Apostólica por laformación de los que son llamados a las ór-denes sagradas».

Art. 5El texto del art. 94 de la Constitu-

ción apostólica Pastor bonus se sustituye conel siguiente:

«§ 1. Asiste a los obispos para que ensus Iglesias se cultiven con el máximo empe-ño las vocaciones a los ministerios sagrados,y para que en los seminarios, que se han deinstituir y dirigir de acuerdo con el derecho,se eduque adecuadamente a los alumnos conuna sólida formación humana y espiritual,doctrinal y pastoral.

§ 2. Vigila atentamente para que laconvivencia y el gobierno de los seminarios

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respondan plenamente de las exigencias dela formación sacerdotal, y para que los supe-riores y profesores contribuyan todo lo posi-ble, con el ejemplo de vida y la recta doctri-na, a la formación de la personalidad de losministros sagrados.

§ 3. Le corresponde, además, erigirseminarios interdiocesanos y aprobar sus es-tatutos».

Art. 6La Congregación para la educación ca-

tólica es competente para el ordenamiento delos estudios académicos de filosofía y de teo-logía, oída la Congregación para el clero, enla medida de su respectiva competencia.

Art. 7

La Pontificia Obra de las vocacionessacerdotales (cf. Motu proprio de Pío XII, defecha 4 de noviembre de 1941) se transfierea la Congregación para el clero.

Art. 8Por razón de materia, el prefecto de

la Congregación para el clero preside exofficio la Comisión interdicasterial perma-nente «Para la formación de los candidatos

a las Órdenes Sagradas», constituida pornorma de la Constitución apostólica Pastorbonus, art. 21 § 2, de la que forma partetambién el secretario.

Art. 9

Se suprime la Comisión interdi-casterial «Para una distribución más equi-tativa de los sacerdotes en el mundo».

Art. 10

El día de la entrada en vigor de las pre-sentes normas, los procedimientos pendien-tes en la Congregación para la educación ca-tólica sobre las materias de competencia aquítransferidas se transmitirán a la Congregaciónpara el clero y por ella serán definidos.

Todo lo que he deliberado con estaCarta apostólica en forma de Motu proprio,ordeno que se observe en todas sus partes, noobstante cualquier disposición contraria, aun-que digna de mención, y establezco que sepromulgue mediante la publicación en el dia-rio «L’Osservatore Romano», entrando en vi-gor quince días después de su promulgación.

Dado en Roma, en San Pedro, el 16 deenero del año 2013, octavo del Pontificado.

Discurso en la inauguración del año judicial delTribunal de la Rota romanaSala Clementina, 26 de enero de 2013

Queridos miembros del Tribunal de laRota Romana:

Es para mí motivo de alegría en-contraros con ocasión de la inauguracióndel año judicial. Agradezco a vuestro de-cano, monseñor Pio Vito Pinto, los senti-mientos expresados en nombre de todosvosotros y que correspondo de corazón.Este encuentro me ofrece la oportunidadde reafirmar mi estima y consideración por

el alto servicio que prestáis al Sucesor dePedro y a toda la Iglesia, así como de ani-maros a un compromiso cada vez mayoren un ámbito ciertamente arduo, pero pre-cioso para la salvación de las almas. Elprincipio de que la salus animarum es lasuprema ley en la Iglesia (cf. CDC, can.1752) debe tenerse siempre bien presentey hallar, cada día, en vuestro trabajo, ladebida y rigurosa respuesta.

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1. En el contexto del Año de la fequerría detenerme, de modo particular, enalgunos aspectos de la relación entre fe ymatrimonio, observando cómo la actual cri-sis de fe, que afecta en diversos lugares delmundo, lleva consigo una crisis de la socie-dad conyugal, con toda la carga de sufri-miento y de malestar que ello implica tam-bién para los hijos. Podemos tomar comopunto de partida la raíz lingüística comúnque tienen, en latín, los términos fides yfoedus, vocablo éste con el que el Código dederecho canónico designa la realidad natu-ral del matrimonio como alianza irrevocableentre hombre y mujer (cf. can. 1055 § 1).La confianza recíproca, de hecho, es la baseirrenunciable de cualquier pacto o alianza.

En el plano teológico, la relaciónentre fe y matrimonio asume un significadoaún más profundo. El vínculo esponsal, dehecho, aun siendo realidad natural, entrebautizados ha sido elevado por Cristo a ladignidad de sacramento (cf. ib.).

El pacto indisoluble entre hombre ymujer no requiere, para los fines de lasacramentalidad, la fe personal de losnubendi; lo que se requiere, como condiciónmínima necesaria, es la intención de hacerlo que hace la Iglesia. Pero si es importanteno confundir el problema de la intencióncon el de la fe personal de los contrayentes,sin embargo no es posible separarlos total-mente. Como hacía notar la Comisión teoló-gica internacional en un Documento de1977, «en caso de que no se advierta nin-guna huella de la fe en cuanto tal (en elsentido del término «creencia», disposicióna creer) ni deseo alguno de la gracia y de lasalvación, se plantea el problema de saber,en realidad, si la intención general y verda-deramente sacramental de la que hemoshablado está presente o no, y si el matrimo-nio se contrae válidamente o no» (La doctri-na católica sobre el sacramento del matri-monio [1977], 2.3: Documentos 1969-2004,

vol. 13, Bolonia 2006, p. 145). El beato JuanPablo II, dirigiéndose a este Tribunal, hacediez años, precisó en cambio que «una acti-tud de los contrayentes que no tenga encuenta la dimensión sobrenatural en el ma-trimonio puede anularlo sólo si niega suvalidez en el plano natural, en el que sesitúa el mismo signo sacramental». Sobretal problemática, sobre todo en el contextoactual, habrá que promover ulteriores re-flexiones.

2. La cultura contemporánea, marca-da por un acentuado subjetivismo y relati-vismo ético y religioso, pone a la persona ya la familia frente a urgentes desafíos. Enprimer lugar, ante la cuestión sobre la ca-pacidad misma del ser humano de vincular-se, y si un vínculo que dure para toda lavida es verdaderamente posible y correspon-de a la naturaleza del hombre, o, más bien,no es en cambio contrario a su libertad yautorrealización. Forma parte de una men-talidad difundida, en efecto, pensar que lapersona llega a ser tal permaneciendo «autó-noma» y entrando en contacto con el otrosólo mediante relaciones que se pueden in-terrumpir en cualquier momento (cf. Discur-so a la Curia romana, 21 de diciembre de2012). A nadie se le escapa cómo, en la elec-ción del ser humano de ligarse con un vín-culo que dure toda la vida, influye la pers-pectiva de base de cada uno, dependiendode que esté anclada a un plano meramentehumano o de que se entreabra a la luz de lafe en el Señor. Sólo abriéndose a la verdadde Dios, de hecho, es posible comprender, yrealizar en la concreción de la vida tambiénconyugal y familiar, la verdad del hombrecomo su hijo, regenerado por el Bautismo.«El que permanece en mí y yo en él, damucho fruto, porque sin mí no podéis hacernada» (Jn 15, 5): así enseñaba Jesús a susdiscípulos, recordándoles la sustancial in-capacidad del ser humano de llevar a cabopor sí solo lo que es necesario para la con-

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secución del verdadero bien. El rechazo dela propuesta divina, en efecto, conduce aun desequilibrio profundo en todas las rela-ciones humanas (cf. Discurso a la Comisiónteológica internacional, 7 de diciembre de2012), incluida la matrimonial, y facilita unacomprensión errada de la libertad y de laautorrealización, que, unida a la fuga antela paciente tolerancia del sufrimiento, con-dena al hombre a encerrarse en su egoísmoy egocentrismo. Al contrario, la acogida dela fe hace al hombre capaz del don de sí, ysólo «abriéndose al otro, a los otros, a loshijos, a la familia; sólo dejándose plasmaren el sufrimiento, descubre la amplitud deser persona humana» (cf. Discurso a la Curiaromana, 21 de diciembre de 2012). La fe enDios, sostenida por la gracia divina, es porlo tanto un elemento muy importante paravivir la entrega mutua y la fidelidad conyu-gal (cf. Catequesis en la audiencia general[8 de junio de 2011]: Insegnamenti VII/I[2011], p. 792-793). No se pretende afir-mar con ello que la fidelidad, como las otraspropiedades, no sean posibles en el matri-monio natural, contraído entre no bautiza-dos. Éste, en efecto, no está privado de losbienes «que provienen de Dios Creador y seintroducen de modo incoativo en el amoresponsal que une a Cristo y a la Iglesia»(Comisión teológica internacional, La doc-trina católica sobre el sacramento del matri-monio [1977], 3.4: Documentos 1969-2004,vol. 13, Bolonia 2006, p. 147). Pero cier-tamente, cerrarse a Dios o rechazar la di-mensión sagrada de la unión conyugal y desu valor en el orden de la gracia hace ar-dua la encarnación concreta del modeloaltísimo de matrimonio concebido por laIglesia según el plan de Dios, pudiendo lle-gar a minar la validez misma del pacto encaso de que, como asume la consolidadajurisprudencia de este Tribunal, se traduz-ca en un rechazo de principio de la propiaobligación conyugal de fidelidad o de los

otros elementos o propiedades esencialesdel matrimonio.

Tertuliano, en la célebre Carta a laesposa, hablando de la vida conyugal ca-racterizada por la fe, escribe que los cónyu-ges cristianos «son verdaderamente dos enuna sola carne, y donde la carne es única,único es el espíritu. Juntos oran, juntos sepostran y juntos ayunan; el uno instruye alotro, el uno honra al otro, el uno sostieneal otro» (Ad uxorem libri duo, ii, ix: pl 1,1415b-1417a). En términos similares se ex-presa san Clemente Alejandrino: «Si paraambos uno solo es Dios, entonces para am-bos uno solo es el Pedagogo —Cristo—, unaes la Iglesia, una la sabiduría, uno el pudor,en común tenemos el alimento, el matrimo-nio nos une... Y si común es la vida, comúnes también la gracia, la salvación, la virtud,la moral» (Pædagogus, I, IV, 10.1: pg 8,259b). Los santos que vivieron la unión ma-trimonial y familiar en la perspectiva cristia-na, consiguieron superar hasta las situacio-nes más adversas, logrando entonces la san-tificación del cónyuge y de los hijos con unamor fortalecido siempre por una sólida con-fianza en Dios, por una sincera piedad reli-giosa y por una intensa vida sacramental.

Justamente estas experiencias, carac-terizadas por la fe, permiten comprendercómo, todavía hoy, es precioso el sacrificioofrecido por el cónyuge abandonado o quehaya sufrido el divorcio, si —reconociendola indisolubilidad del vínculo matrimonialválido— consigue no dejarse «involucrar enuna nueva unión... En tal caso su ejemplode fidelidad y de coherencia cristiana asu-me un particular valor de testimonio ante elmundo y la Iglesia» (Juan Pablo II, Exhort.ap. Familiaris consortio [22 de noviembre de1981], 83: AAS 74 [1982], p. 184).

3. Finalmente desearía detenerme,brevemente, en el bonum coniugum. La fees importante en la realización del auténti-co bien conyugal, que consiste sencillamente

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en querer siempre y en todo modo el biendel otro, en función de un verdadero e indi-soluble consortium vitae. En verdad, en elpropósito de los esposos cristianos de viviruna communio coniugalis auténtica hay undinamismo propio de la fe, de manera quela confessio, la respuesta personal sinceraal anuncio salvífico, involucra al creyenteen el movimiento de amor de Dios.«Confessio» y «caritas» son «los dos modoscon los que Dio nos involucra, nos permiteactuar con Él, en Él y por la humanidad, porsu creatura... La “confessio” no es algo abs-tracto, es “caritas”, es amor. Sólo así es real-mente el reflejo de la verdad divina, quecomo verdad es inseparablemente tambiénamor» (Meditación en la primera Congrega-ción general de la XIII Asamblea general or-dinaria del Sínodo de los obispos [8 de octu-bre de 2012]: L’Osservatore Romano, ediciónen lengua española, 14 de octubre de 2012,p. 10). Sólo a través de la llama de la cari-dad, la presencia del Evangelio ya no es sólopalabra, sino realidad vivida. En otros tér-minos, si es verdad que «la fe sin la caridadno da fruto y la caridad sin la fe sería unsentimiento a merced constante de la duda»,se debe concluir que «fe y caridad se exigenrecíprocamente, de forma que la una permi-te a la otra realizar su camino» (Carta ap.Porta fidei [11 de octubre de 2012], 14:L’Osservatore Romano, edición en lenguaespañola, 23 de octubre de 2011, p. 5). Siello vale en el amplio contexto de la vidacomunitaria, debe valer más aún en la uniónmatrimonial. Es en ella, de hecho, donde lafe hace crecer y fructificar el amor de losesposos, dando espacio a la presencia deDios Trinidad y haciendo la vida conyugalmisma, así vivida, «alegre noticia» ante elmundo.

Reconozco las dificultades, desde unpunto de vista jurídico y práctico, deenuclear el elemento esencial del bonumconiugum, entendido hasta ahora priorita-

riamente en relación con las hipótesis deincapacidad (cf. CDC, can. 1095). El bonumconiugum asume relevancia también en elámbito de la simulación del consentimien-to. Ciertamente, en los casos sometidos avuestro juicio, será la investigación in factola que se cerciore del eventual fundamentode este capítulo de nulidad, prevalente ocoexistente con otro capítulo de los tres«bienes» agustinianos, la procreación, laexclusividad y la perpetuidad. No se debe,por lo tanto, prescindir de la consideraciónde que puedan darse casos en los que, pre-cisamente por la ausencia de fe, el bien delos cónyuges resulte comprometido y exclui-do del consentimiento mismo; por ejemplo,en la hipótesis de subversión por parte deuno de ellos, a causa de una errada concep-ción del vínculo nupcial, del principio deparidad, o bien en la hipótesis de rechazode la unión dual que caracteriza el vínculomatrimonial, en relación con la posible ex-clusión coexistente de la fidelidad y del usode la copula adempiuta humano modo.

Con las presentes consideraciones nopretendo ciertamente sugerir ningún auto-matismo fácil entre carencia de fe e invali-dez de la unión matrimonial, sino más bienevidenciar cómo tal carencia puede, si bienno necesariamente, herir también los bie-nes del matrimonio, dado que la referenciaal orden natural querido por Dios es inhe-rente al pacto conyugal (cf. Gn 2, 24).

Queridos hermanos, invoco la ayudade Dios sobre vosotros y sobre cuantos, enla Iglesia, se emplean en la salvaguarda dela verdad y de la justicia respecto al vínculosagrado del matrimonio y, por ello mismo, dela familia cristiana. Os encomiendo a la pro-tección de María Santísima, Madre de Cristo,y de san José, custodio de la Familia de Na-zaret, silencioso y obediente ejecutor del plandivino de la salvación, mientras os impartogustosamente a vosotros y a vuestros seresqueridos la bendición apostólica.

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Mensaje para la Cuaresma 2013

Creer en la caridad suscita caridad

«Hemos conocido el amor que Dios nos tiene y hemos creído en él» (1 Jn 4,16)

Queridos hermanos y hermanas:La celebración de la Cuaresma, en el

marco del Año de la fe, nos ofrece una oca-sión preciosa para meditar sobre la relaciónentre fe y caridad: entre creer en Dios, el Diosde Jesucristo, y el amor, que es fruto de laacción del Espíritu Santo y nos guía por uncamino de entrega a Dios y a los demás.

1. La fe como respuesta al amor deDios

En mi primera Encíclica expuse ya al-gunos elementos para comprender el estre-cho vínculo entre estas dos virtudes teologa-les, la fe y la caridad. Partiendo de la afirma-ción fundamental del apóstol Juan: «Hemosconocido el amor que Dios nos tiene y hemoscreído en él» (1 Jn 4,16), recordaba que «nose comienza a ser cristiano por una decisiónética o una gran idea, sino por el encuentrocon un acontecimiento, con una Persona, queda un nuevo horizonte a la vida y, con ello,una orientación decisiva... Y puesto que esDios quien nos ha amado primero (cf. 1 Jn4,10), ahora el amor ya no es sólo un “man-damiento”, sino la respuesta al don del amor,con el cual Dios viene a nuestro encuentro»(Deus caritas est, 1). La fe constituye la ad-hesión personal _que incluye todas nuestrasfacultades_ a la revelación del amor gratuitoy «apasionado» que Dios tiene por nosotrosy que se manifiesta plenamente en Jesucris-to. El encuentro con Dios Amor no sólo com-prende el corazón, sino también el entendi-miento: «El reconocimiento del Dios vivo esuna vía hacia el amor, y el sí de nuestra vo-luntad a la suya abarca entendimiento, vo-

luntad y sentimiento en el acto único delamor. Sin embargo, éste es un proceso quesiempre está en camino: el amor nunca se dapor “concluido” y completado» (ibídem, 17).De aquí deriva para todos los cristianos y, enparticular, para los «agentes de la caridad»,la necesidad de la fe, del «encuentro con Diosen Cristo que suscite en ellos el amor y abrasu espíritu al otro, de modo que, para ellos,el amor al prójimo ya no sea un mandamien-to por así decir impuesto desde fuera, sinouna consecuencia que se desprende de su fe,la cual actúa por la caridad» (ib., 31a). Elcristiano es una persona conquistada por elamor de Cristo y movido por este amor _«ca-ritas Christi urget nos» (2 Co 5,14)_, estáabierto de modo profundo y concreto al amoral prójimo (cf. ib., 33). Esta actitud nace antetodo de la conciencia de que el Señor nosama, nos perdona, incluso nos sirve, se incli-na a lavar los pies de los apóstoles y se en-trega a sí mismo en la cruz para atraer a lahumanidad al amor de Dios.

«La fe nos muestra a Dios que nos hadado a su Hijo y así suscita en nosotros lafirme certeza de que realmente es verdadque Dios es amor... La fe, que hace tomarconciencia del amor de Dios revelado en elcorazón traspasado de Jesús en la cruz, sus-cita a su vez el amor. El amor es una luz _enel fondo la única_ que ilumina constante-mente a un mundo oscuro y nos da la fuerzapara vivir y actuar» (ib., 39). Todo esto noslleva a comprender que la principal actitudcaracterística de los cristianos es precisa-mente «el amor fundado en la fe y plasmadopor ella» (ib., 7).

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2. La caridad como vida en la feToda la vida cristiana consiste en res-

ponder al amor de Dios. La primera respuestaes precisamente la fe, acoger llenos de estu-por y gratitud una inaudita iniciativa divinaque nos precede y nos reclama. Y el «sí» dela fe marca el comienzo de una luminosa his-toria de amistad con el Señor, que llena todanuestra existencia y le da pleno sentido. Sinembargo, Dios no se contenta con que noso-tros aceptemos su amor gratuito. No se limi-ta a amarnos, quiere atraernos hacia sí, trans-formarnos de un modo tan profundo que po-damos decir con san Pablo: ya no vivo yo,sino que Cristo vive en mí (cf. Ga 2,20).

Cuando dejamos espacio al amor deDios, nos hace semejantes a él, partícipesde su misma caridad. Abrirnos a su amor sig-nifica dejar que él viva en nosotros y noslleve a amar con él, en él y como él; sóloentonces nuestra fe llega verdaderamente«a actuar por la caridad» (Ga 5,6) y él moraen nosotros (cf. 1 Jn 4,12).

La fe es conocer la verdad y adherir-se a ella (cf. 1 Tm 2,4); la caridad es «cami-nar» en la verdad (cf. Ef 4,15). Con la fe seentra en la amistad con el Señor; con lacaridad se vive y se cultiva esta amistad (cf.Jn 15,14s). La fe nos hace acoger el manda-miento del Señor y Maestro; la caridad nosda la dicha de ponerlo en práctica (cf. Jn13,13-17). En la fe somos engendrados comohijos de Dios (cf. Jn 1,12s); la caridad noshace perseverar concretamente en este vín-culo divino y dar el fruto del Espíritu Santo(cf. Ga 5,22). La fe nos lleva a reconocer losdones que el Dios bueno y generoso nosencomienda; la caridad hace que fructifiquen(cf. Mt 25,14-30).

3. El lazo indisoluble entre fe y ca-ridad

A la luz de cuanto hemos dicho, re-sulta claro que nunca podemos separar, oincluso oponer, fe y caridad. Estas dos vir-

tudes teologales están íntimamente unidaspor lo que es equivocado ver en ellas uncontraste o una «dialéctica». Por un lado,en efecto, representa una limitación la ac-titud de quien hace fuerte hincapié en laprioridad y el carácter decisivo de la fe, sub-estimando y casi despreciando las obras con-cretas de caridad y reduciéndolas a unhumanitarismo genérico. Por otro, sin em-bargo, también es limitado sostener una su-premacía exagerada de la caridad y de sulaboriosidad, pensando que las obras pue-dan sustituir a la fe. Para una vida espiri-tual sana es necesario rehuir tanto elfideísmo como el activismo moralista.

La existencia cristiana consiste en uncontinuo subir al monte del encuentro conDios para después volver a bajar, trayendoel amor y la fuerza que derivan de éste, afin de servir a nuestros hermanos y herma-nas con el mismo amor de Dios. En la Sagra-da Escritura vemos que el celo de los após-toles en el anuncio del Evangelio que susci-ta la fe está estrechamente vinculado a lasolicitud caritativa respecto al servicio delos pobres (cf. Hch 6,1-4). En la Iglesia,contemplación y acción, simbolizadas dealguna manera por las figuras evangélicasde las hermanas Marta y María, deben co-existir e integrarse (cf. Lc 10,38-42). La prio-ridad corresponde siempre a la relación conDios y el verdadero compartir evangélicodebe estar arraigado en la fe (cf. Audienciageneral 25 abril 2012). A veces, de hecho,se tiene la tendencia a reducir el término«caridad» a la solidaridad o a la simple ayu-da humanitaria. En cambio, es importanterecordar que la mayor obra de caridad esprecisamente la evangelización, es decir, el«servicio de la Palabra». Ninguna acción esmás benéfica y, por tanto, caritativa haciael prójimo que partir el pan de la Palabra deDios, hacerle partícipe de la Buena Nuevadel Evangelio, introducirlo en la relación conDios: la evangelización es la promoción más

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alta e integral de la persona humana. Comoescribe el siervo de Dios el Papa Pablo VI enla Encíclica Populorum progressio, es el anun-cio de Cristo el primer y principal factor dedesarrollo (cf. n. 16). La verdad originariadel amor de Dios por nosotros, vivida y anun-ciada, abre nuestra existencia a aceptar esteamor haciendo posible el desarrollo integralde la humanidad y de cada hombre (cf. Cari-tas in veritate, 8).

En definitiva, todo parte del amor ytiende al amor. Conocemos el amor gratuitode Dios mediante el anuncio del Evangelio.Si lo acogemos con fe, recibimos el primercontacto -indispensable- con lo divino, ca-paz de hacernos «enamorar del Amor», paradespués vivir y crecer en este Amor y comu-nicarlo con alegría a los demás.

A propósito de la relación entre fe yobras de caridad, unas palabras de la Cartade san Pablo a los Efesios resumen quizá muybien su correlación: «Pues habéis sido sal-vados por la gracia mediante la fe; y estono viene de vosotros, sino que es un don deDios; tampoco viene de las obras, para quenadie se gloríe. En efecto, hechura suya so-mos: creados en Cristo Jesús, en orden a lasbuenas obras que de antemano dispuso Diosque practicáramos» (2,8-10). Aquí se perci-be que toda la iniciativa salvífica viene deDios, de su gracia, de su perdón acogido enla fe; pero esta iniciativa, lejos de limitarnuestra libertad y nuestra responsabilidad,más bien hace que sean auténticas y lasorienta hacia las obras de la caridad. Éstasno son principalmente fruto del esfuerzohumano, del cual gloriarse, sino que nacende la fe, brotan de la gracia que Dios conce-de abundantemente. Una fe sin obras escomo un árbol sin frutos: estas dos virtudesse necesitan recíprocamente. La cuaresma,con las tradicionales indicaciones para lavida cristiana, nos invita precisamente aalimentar la fe a través de una escucha másatenta y prolongada de la Palabra de Dios y

la participación en los sacramentos y, almismo tiempo, a crecer en la caridad, en elamor a Dios y al prójimo, también a travésde las indicaciones concretas del ayuno, dela penitencia y de la limosna.

4. Prioridad de la fe, primado de lacaridad

Como todo don de Dios, fe y caridadse atribuyen a la acción del único EspírituSanto (cf. 1 Co 13), ese Espíritu que gritaen nosotros «¡Abbá, Padre!» (Ga 4,6), y quenos hace decir: «¡Jesús es el Señor!» (1 Co12,3) y «¡Maranatha!» (1 Co 16,22; Ap22,20).

La fe, don y respuesta, nos da a co-nocer la verdad de Cristo como Amor encar-nado y crucificado, adhesión plena y per-fecta a la voluntad del Padre e infinita mi-sericordia divina para con el prójimo; la fegraba en el corazón y la mente la firme con-vicción de que precisamente este Amor esla única realidad que vence el mal y la muer-te. La fe nos invita a mirar hacia el futurocon la virtud de la esperanza, esperandoconfiadamente que la victoria del amor deCristo alcance su plenitud. Por su parte, lacaridad nos hace entrar en el amor de Diosque se manifiesta en Cristo, nos hace adhe-rir de modo personal y existencial a la en-trega total y sin reservas de Jesús al Padre ya sus hermanos. Infundiendo en nosotros lacaridad, el Espíritu Santo nos hace partíci-pes de la abnegación propia de Jesús: filialpara con Dios y fraterna para con todo hom-bre (cf. Rm 5,5).

La relación entre estas dos virtudeses análoga a la que existe entre dos sacra-mentos fundamentales de la Iglesia: el bau-tismo y la Eucaristía. El bautismo(sacramentum fidei) precede a la Eucaris-tía (sacramentum caritatis), pero está orien-tado a ella, que constituye la plenitud delcamino cristiano. Análogamente, la fe pre-cede a la caridad, pero se revela genuina

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sólo si culmina en ella. Todo parte de lahumilde aceptación de la fe («saber queDios nos ama»), pero debe llegar a la ver-dad de la caridad («saber amar a Dios y alprójimo»), que permanece para siempre,como cumplimiento de todas las virtudes(cf. 1 Co 13,13).

Queridos hermanos y hermanas, eneste tiempo de cuaresma, durante el cualnos preparamos a celebrar el acontecimien-

to de la cruz y la resurrección, mediante elcual el amor de Dios redimió al mundo eiluminó la historia, os deseo a todos queviváis este tiempo precioso reavivando la feen Jesucristo, para entrar en su mismo to-rrente de amor por el Padre y por cada her-mano y hermana que encontramos en nues-tra vida. Por esto, elevo mi oración a Dios, ala vez que invoco sobre cada uno y cadacomunidad la Bendición del Señor.

Declaración del Santo Padre sobre su renuncia alministerio de Obispo de Roma, Sucesor de San Pedro11 de febrero de 2013

Queridísimos hermanos,

Os he convocado a este Consistorio,no sólo para las tres causas de canoniza-ción, sino también para comunicaros unadecisión de gran importancia para la vidade la Iglesia. Después de haber examinadoante Dios reiteradamente mi conciencia, hellegado a la certeza de que, por la edadavanzada, ya no tengo fuerzas para ejerceradecuadamente el ministerio petrino. Soymuy consciente de que este ministerio, porsu naturaleza espiritual, debe ser llevado acabo no únicamente con obras y palabras,sino también y en no menor grado sufrien-do y rezando. Sin embargo, en el mundo dehoy, sujeto a rápidas transformaciones y sa-cudido por cuestiones de gran relieve parala vida de la fe, para gobernar la barca desan Pedro y anunciar el Evangelio, es nece-sario también el vigor tanto del cuerpocomo del espíritu, vigor que, en los últi-mos meses, ha disminuido en mí de tal for-ma que he de reconocer mi incapacidad paraejercer bien el ministerio que me fue enco-mendado. Por esto, siendo muy consciente

de la seriedad de este acto, con plena li-bertad, declaro que renuncio al ministeriode Obispo de Roma, Sucesor de San Pedro,que me fue confiado por medio de los Car-denales el 19 de abril de 2005, de formaque, desde el 28 de febrero de 2013, a las20.00 horas, la sede de Roma, la sede deSan Pedro, quedará vacante y deberá serconvocado, por medio de quien tiene com-petencias, el cónclave para la elección delnuevo Sumo Pontífice.

Queridísimos hermanos, os doy lasgracias de corazón por todo el amor y eltrabajo con que habéis llevado junto a mí elpeso de mi ministerio, y pido perdón portodos mis defectos. Ahora, confiamos la Igle-sia al cuidado de su Sumo Pastor, NuestroSeñor Jesucristo, y suplicamos a María, suSanta Madre, que asista con su materna bon-dad a los Padres Cardenales al elegir el nue-vo Sumo Pontífice. Por lo que a mi respecta,también en el futuro, quisiera servir de todocorazón a la Santa Iglesia de Dios con unavida dedicada a la plegaria.

Vaticano, 10 de febrero 2013.

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Homilía en la Santa Misa del Miércoles de CenizaBasílica Vaticana. 13 de febrero de 2013

Venerados Hermanos,queridos hermanos y hermanas

Hoy, Miércoles de Ceniza, comen-zamos un nuevo camino cuaresmal, uncamino que se extiende por cuarenta díasy nos conduce al gozo de la Pascua delSeñor, a la victoria de la vida sobre lamuerte. Siguiendo la antiquísima tradi-ción romana de las stationes cuaresma-les, nos hemos reunido para la celebra-ción de la Eucaristía. Esta tradición es-tablece que la primera estación tenga lu-gar en la Basílica de Santa Sabina, so-bre la colina del Aventino. Las circuns-tancias han aconsejado que nos reuna-mos en la Basílica Vaticana. Somos ungran número en torno a la tumba delapóstol Pedro, para pedirle también suintercesión para el camino de la Iglesiaen este momento particular, renovandonuestra fe en el Supremo Pastor, Cristoel Señor. Para mí, es una ocasión propi-cia para agradecer a todos, especialmen-te a los fieles de la Diócesis de Roma, aldisponerme a concluir el ministeriopetrino, y para pedir un recuerdo parti-cular en la oración.

Las lecturas que han sido procla-madas nos ofrecen algunos puntos que,con la gracia de Dios, estamos llamadosa convertirlos en actitudes y comporta-mientos concretos en esta cuaresma. LaIglesia nos propone de nuevo, en pri-mer lugar, la vehemente llamada que elprofeta Joel dirige al pueblo de Israel:«Así dice el Señor: convertíos a mí detodo corazón con ayuno, con llanto, conluto» (2,12). Hay que subrayar la expre-sión «de todo corazón», que significadesde el centro de nuestros pensamien-

tos y sentimientos, desde la raíz de nues-tras decisiones, elecciones y acciones,con un gesto de total y radical libertad.¿Pero, es posible este retorno a Dios?Sí, porque existe una fuerza que no re-side en nuestro corazón, sino que brotadel mismo corazón de Dios. Es la fuerzade su misericordia. Continúa el profeta:«Convertíos al Señor, Dios vuestro, por-que es compasivo y misericordioso, len-to a la cólera, rico en piedad; y se arre-piente de las amenazas» (v. 13). El re-torno al Señor es posible por la ‘gracia’,porque es obra de Dios y fruto de la feque ponemos en su misericordia. Estevolver a Dios solamente llega a ser unarealidad concreta en nuestra vida cuan-do la gracia del Señor penetra en nues-tro interior y lo remueve dándonos lafuerza de «rasgar el corazón». Una vezmás, el profeta nos transmite de partede Dios estas palabras: «Rasgad los co-razones y no las vestiduras» (v. 13). Enefecto, también hoy muchos están dis-puestos a «rasgarse las vestiduras» anteescándalos e injusticias, cometidos na-turalmente por otros, pero pocos pare-cen dispuestos a obrar sobre el propio«corazón», sobre la propia conciencia ylas intenciones, dejando que el Señortransforme, renueve y convierta.

Aquel «convertíos a mí de todo co-razón», es además una llamada que nosolo se dirige al individuo, sino tambiéna la comunidad. Hemos escuchado en laprimera lectura: «Tocad la trompeta enSión, proclamad el ayuno, convocad lareunión. Congregad al pueblo, santifi-cad la asamblea, reunid a los ancianos.Congregad a muchachos y niños de pe-

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cho. Salga el esposo de la alcoba, laesposa del tálamo» (vv. 15-16). La di-mensión comunitaria es un elementoesencial en la fe y en la vida cristiana.Cristo ha venido «para reunir a los hijosde Dios dispersos» (Jn 11,52). El “noso-tros” de la Iglesia es la comunidad en laque Jesús nos reúne (cf. Jn 12,32): lafe es necesariamente eclesial. Y esto esimportante recordarlo y vivirlo en estetiempo de cuaresma: que cada uno seaconsciente de que el camino penitencialno se afronta en solitario, sino junto atantos hermanos y hermanas, en la Igle-sia.

El profeta, por último, se detienesobre la oración de los sacerdotes, loscuales, con los ojos llenos de lágrimas,se dirigen a Dios diciendo: «No entre-gues tu heredad al oprobio, no la domi-nen los gentiles; no se diga entre lasnaciones: ¿Dónde está su Dios?» (v.17).Esta oración nos hace reflexionar sobrela importancia del testimonio de fe yvida cristiana de cada uno de nosotros yde nuestras comunidades para mostrarel rostro de la Iglesia y de cómo en oca-siones este rostro es desfigurado. Pien-so, en particular, en las culpas contra launidad de la Iglesia, en las divisionesen el cuerpo eclesial. Vivir la cuaresmaen una más intensa y evidente comunióneclesial, superando individualismos y ri-validades, es un signo humilde y precio-so para los que están lejos de la fe oson indiferentes.

«Ahora es tiempo favorable, aho-ra es día de salvación» (2 Cor 6,2). Laspalabras del apóstol Pablo a los cristia-nos de Corinto resuenan también paranosotros con una urgencia que no admi-te abandonos o apatías. El término «aho-ra», que se repite varias veces, nos in-dica que no se puede desperdiciar estemomento, que se nos ofrece como una

ocasión única e irrepetible. Y la miradadel Apóstol se centra sobre la forma enque Cristo ha querido caracterizar suexistencia como un compartir, asumien-do todo lo humano hasta el punto decargar con el pecado de los hombres. Lafrase de san Pablo es muy fuerte: «Dioslo hizo expiación por nuestro pecado».Jesús, el inocente, el Santo, «que nohabía pecado» (2 Cor 5,21), cargó conel peso del pecado compartiendo con lahumanidad la consecuencia de la muer-te y de una muerte de cruz. La reconci-liación que se nos ofrece ha tenido unaltísimo precio, el de la cruz levantadaen el Gólgota, donde fue colgado el Hijode Dios hecho hombre. En este descensode Dios en el sufrimiento humano y enel abismo del mal está la raíz de nuestrajustificación. El «retornar a Dios contodo el corazón» de nuestro camino cua-resmal pasa a través de la cruz, del se-guir a Cristo por el camino que conduceal Calvario, al don total de sí. Es un ca-mino por el que cada día aprendemos asalir cada vez más de nuestro egoísmo yde nuestra cerrazón, para acoger a Diosque abre y transforma el corazón. Y sanPablo nos recuerda que el anuncio de laCruz resuena gracias a la predicación dela Palabra, de la que el mismo Apóstoles embajador; un llamamiento a que estecamino cuaresmal se caracterice por unaescucha más atenta y asidua de la Pala-bra de Dios, luz que ilumina nuestrospasos.

En el texto del Evangelio de Ma-teo, que pertenece al denominado Ser-món de la Montaña, Jesús se refiere atres prácticas fundamentales previstaspor la ley mosaica: la limosna, la ora-ción y el ayuno; son también indica-ciones tradicionales en el camino cua-resmal para responder a la invitaciónde «retornar a Dios con todo el cora-

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zón». Pero lo que Jesús subraya es quelo que caracteriza la autenticidad detodo gesto religioso es la calidad y laverdad de la relación con Dios. Por estodenuncia la hipocresía religiosa, el com-portamiento que quiere aparentar, lasactitudes que buscan el aplauso y laaprobación. El verdadero discípulo nosirve a sí mismo o al “público”, sino asu Señor, en la sencillez y en la gene-rosidad: «Y tu Padre, que ve en lo es-condido, te recompensará» (Mt 6 ,4.6.18). Nuestro testimonio, entonces,será más eficaz cuanto menos busque-mos nuestra propia gloria y seamosconscientes de que la recompensa deljusto es Dios mismo, el estar unidos aél, aquí abajo, en el camino de la fe, yal final de la vida, en la paz y en la luz

del encuentro cara a cara con él parasiempre (cf. 1 Cor 13,12).

Queridos hermanos y hermanas,iniciamos confiados y alegres el itinera-rio cuaresmal. Escuchemos con atenciónla invitación a la conversión, a «retor-nar a Dios con todo el corazón», aco-giendo su gracia que nos hace hombresnuevos, con aquella sorprendente nove-dad que es participación en la vida mis-ma de Jesús. Que ninguno de nosotrossea sordo a esta llamada, que nos vienetambién del austero rito, tan simple yal mismo tiempo tan sugerente, de la im-posición de la ceniza, que dentro de pocorealizaremos. Que nos acompañe en estetiempo la Virgen María, Madre de la Igle-sia y modelo de todo auténtico discípu-lo del Señor. Amén.

Audiencia generalPlaza de San Pedro, 27 de febrero de 2013

Venerados hermanos en el episco-pado y en el presbiterado,

distinguidas autoridades,

queridos hermanos y hermanas:

Os doy las gracias por haber veni-do, y tan numerosos, a ésta que es miúltima audiencia general.

Gracias de corazón. Estoy verda-deramente conmovido y veo que la Igle-sia está viva. Y pienso que debemos tam-bién dar gracias al Creador por el buentiempo que nos regala ahora, todavía eninvierno.

Como el apóstol Pablo en el textobíblico que hemos escuchado, tambiényo siento en mi corazón que debo dargracias sobre todo a Dios, que guía y

hace crecer a la Iglesia, que siembra suPalabra y alimenta así la fe en su Pue-blo. En este momento, mi alma se en-sancha y abraza a toda la Iglesia espar-cida por el mundo; y doy gracias a Diospor las “noticias” que en estos años deministerio petrino he recibido sobre lafe en el Señor Jesucristo, y sobre la ca-ridad que circula realmente en el Cuer-po de la Iglesia, y que lo hace vivir enel amor, y sobre la esperanza que nosabre y nos orienta hacia la vida en ple-nitud, hacia la patria celestial.

Siento que llevo a todos en la ora-ción, en un presente que es el de Dios,donde recojo cada encuentro, cada via-je, cada visita pastoral. Recojo todo y atodos en la oración para encomendarlos

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al Señor, para que tengamos pleno co-nocimiento de su voluntad, con toda sa-biduría e inteligencia espiritual, y paraque podamos comportarnos de maneradigna de Él, de su amor, fructificandoen toda obra buena (cf. Col 1, 9-10).

En este momento, tengo una granconfianza, porque sé, sabemos todos,que la Palabra de verdad del Evangelioes la fuerza de la Iglesia, es su vida. ElEvangelio purifica y renueva, da fruto,dondequiera que la comunidad de los cre-yentes lo escucha y acoge la gracia deDios en la verdad y en la caridad. Éstaes mi confianza, ésta es mi alegría.

Cuando el 19 de abril de hace casiocho años acepté asumir el ministeriopetrino, tuve esta firme certeza quesiempre me ha acompañado: la certezade la vida de la Iglesia por la Palabra deDios. En aquel momento, como ya he ex-presado varias veces, las palabras queresonaron en mi corazón fueron: Señor,¿por qué me pides esto y qué me pides?Es un peso grande el que pones en mishombros, pero si Tú me lo pides, por tupalabra echaré las redes, seguro de queTú me guiarás, también con todas misdebilidades. Y ocho años después puedodecir que el Señor realmente me ha guia-do, ha estado cerca de mí, he podidopercibir cotidianamente su presencia. Hasido un trecho del camino de la Iglesia,que ha tenido momentos de alegría y deluz, pero también momentos no fáciles;me he sentido como San Pedro con losapóstoles en la barca en el lago de Gali-lea: el Señor nos ha dado muchos díasde sol y de brisa suave, días en los quela pesca ha sido abundante; ha habidotambién momentos en los que las aguasse agitaban y el viento era contrario,como en toda la historia de la Iglesia, yel Señor parecía dormir. Pero siempresupe que en esa barca estaba el Señor y

siempre he sabido que la barca de la Igle-sia no es mía, no es nuestra, sino quees suya. Y el Señor no deja que se hun-da; es Él quien la conduce, ciertamentetambién a través de los hombres queha elegido, pues así lo ha querido. Éstaha sido y es una certeza que nada pue-de empañar. Y por eso hoy mi corazónestá lleno de gratitud a Dios, porquejamás ha dejado que falte a toda la Igle-sia y tampoco a mí su consuelo, su luz,su amor.

Estamos en el Año de la fe, quehe proclamado para fortalecer precisa-mente nuestra fe en Dios en un contex-to que parece rebajarlo cada vez más aun segundo plano. Desearía invitaros atodos a renovar la firme confianza en elSeñor, a confiarnos como niños en losbrazos de Dios, seguros de que esos bra-zos nos sostienen siempre y son los quenos permiten caminar cada día, tambiénen la dificultad. Me gustaría que cadauno se sintiera amado por ese Dios queha dado a su Hijo por nosotros y quenos ha mostrado su amor sin límites.Quisiera que cada uno de vosotros sin-tiera la alegría de ser cristiano. En unabella oración para recitar a diario por lamañana se dice: “Te adoro, Dios mío, yte amo con todo el corazón. Te doy gra-cias porque me has creado, hecho cris-tiano...”. Sí, alegrémonos por el don dela fe; es el bien más precioso, que nadienos puede arrebatar. Por ello demos gra-cias al Señor cada día, con la oración ycon una vida cristiana coherente. Diosnos ama, pero espera que también no-sotros lo amemos.

Pero no es sólo a Dios a quienquiero dar las gracias en este momento.Un Papa no guía él solo la barca de Pe-dro, aunque sea ésta su principal res-ponsabilidad. Yo nunca me he sentidosolo al llevar la alegría y el peso del

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ministerio petrino; el Señor me ha pues-to cerca a muchas personas que, congenerosidad y amor a Dios y a la Igle-sia, me han ayudado y han estado cercade mí. Ante todo vosotros, queridos her-manos cardenales: vuestra sabiduría yvuestros consejos, vuestra amistad hansido valiosos para mí; mis colaborado-res, empezando por mi Secretario de Es-tado que me ha acompañado fielmenteen estos años; la Secretaría de Estado ytoda la Curia Romana, así como todosaquellos que, en distintos ámbitos, pres-tan su servicio a la Santa Sede. Se tratade muchos rostros que no aparecen, per-manecen en la sombra, pero precisamen-te en el silencio, en la entrega cotidia-na, con espíritu de fe y humildad, hansido para mí un apoyo seguro y fiable.Un recuerdo especial a la Iglesia deRoma, mi diócesis. No puedo olvidar alos hermanos en el episcopado y en elpresbiterado, a las personas consagra-das y a todo el Pueblo de Dios: en lasvisitas pastorales, en los encuentros, enlas audiencias, en los viajes, siemprehe percibido gran interés y profundoafecto. Pero también yo os he queridoa todos y cada uno, sin distinciones,con esa caridad pastoral que es el co-razón de todo Pastor, sobre todo delObispo de Roma, del Sucesor del Após-tol Pedro. Cada día he llevado a cadauno de vosotros en la oración, con elcorazón de padre.

Desearía que mi saludo y mi agra-decimiento llegara además a todos: elcorazón de un Papa se extiende al mun-do entero. Y querría expresar mi grati-tud al Cuerpo diplomático ante la SantaSede, que hace presente a la gran fami-lia de las Naciones. Aquí pienso tambiénen cuantos trabajan por una buena co-municación, y a quienes agradezco suimportante servicio.

En este momento, desearía dar lasgracias de todo corazón a las numerosaspersonas de todo el mundo que en lasúltimas semanas me han enviado signosconmovedores de delicadeza, amistad yoración. Sí, el Papa nunca está solo; aho-ra lo experimento una vez más de unmodo tan grande que toca el corazón. ElPapa pertenece a todos y muchísimaspersonas se sienten muy cerca de él. Esverdad que recibo cartas de los grandesdel mundo –de los Jefes de Estado, delos líderes religiosos, de los represen-tantes del mundo de la cultura, etcéte-ra. Pero recibo también muchísimas car-tas de personas humildes que me escri-ben con sencillez desde lo más profun-do de su corazón y me hacen sentir sucariño, que nace de estar juntos con Cris-to Jesús, en la Iglesia. Estas personasno me escriben como se escribe, porejemplo, a un príncipe o a un personajea quien no se conoce. Me escriben comohermanos y hermanas o como hijos ehijas, sintiendo un vínculo familiar muyafectuoso. Aquí se puede tocar con lamano qué es la Iglesia –no una organi-zación, una asociación con fines religio-sos o humanitarios, sino un cuerpo vivo,una comunión de hermanos y hermanasen el Cuerpo de Jesucristo, que nos unea todos. Experimentar la Iglesia de estemodo, y poder casi llegar a tocar con lamano la fuerza de su verdad y de su amor,es motivo de alegría, en un tiempo enque tantos hablan de su declive. Perovemos cómo la Iglesia hoy está viva.

En estos últimos meses, he nota-do que mis fuerzas han disminuido, y hepedido a Dios con insistencia, en la ora-ción, que me iluminara con su luz paratomar la decisión más adecuada no parami propio bien, sino para el bien de laIglesia. He dado este paso con plenaconciencia de su importancia y también

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de su novedad, pero con una profundaserenidad de ánimo. Amar a la Iglesiasignifica también tener el valor de to-mar decisiones difíciles, sufridas, tenien-do siempre delante el bien de la Iglesiay no el de uno mismo.

Permitidme aquí volver de nuevoal 19 de abril de 2005. La seriedad de ladecisión reside precisamente también enel hecho de que a partir de aquel mo-mento me comprometía siempre y parasiempre con el Señor. Siempre –quienasume el ministerio petrino ya no tieneninguna privacidad. Pertenece siemprey totalmente a todos, a toda la Iglesia.Su vida, por así decirlo, viene despoja-da de la dimensión privada. He podidoexperimentar, y lo experimento precisa-mente ahora, que uno recibe la vida jus-tamente cuando la da. Antes he dichoque muchas personas que aman al Señoraman también al Sucesor de San Pedro yle tienen un gran cariño; que el Papatiene verdaderamente hermanos y her-manas, hijos e hijas en todo el mundo,y que se siente seguro en el abrazo devuestra comunión; porque ya no se per-tenece a sí mismo, pertenece a todos ytodos le pertenecen.

El “siempre” es también un “parasiempre” –ya no existe una vuelta a loprivado. Mi decisión de renunciar al ejer-cicio activo del ministerio no revocaesto. No vuelvo a la vida privada, a unavida de viajes, encuentros, recepciones,conferencias, etcétera. No abandono lacruz, sino que permanezco de maneranueva junto al Señor Crucificado. Ya notengo la potestad del oficio para el go-

bierno de la Iglesia, pero en el serviciode la oración permanezco, por así decir-lo, en el recinto de San Pedro. San Be-nito, cuyo nombre llevo como Papa, meserá de gran ejemplo en esto. Él nosmostró el camino hacia una vida que, ac-tiva o pasiva, pertenece totalmente a laobra de Dios.

Doy las gracias a todos y cada unotambién por el respeto y la comprensióncon la que habéis acogido esta decisióntan importante. Continuaré acompañan-do el camino de la Iglesia con la ora-ción y la reflexión, con la entrega alSeñor y a su Esposa, que he tratado devivir hasta ahora cada día y quisiera vi-vir siempre. Os pido que me recordéisante Dios, y sobre todo que recéis porlos Cardenales, llamados a una tarea tanrelevante, y por el nuevo Sucesor delApóstol Pedro: que el Señor le acompa-ñe con la luz y la fuerza de su Espíritu.

Invoquemos la intercesión mater-nal de la Virgen María, Madre de Dios yde la Iglesia, para que nos acompañe acada uno de nosotros y a toda la comu-nidad eclesial; a Ella nos encomendamos,con profunda confianza.

Queridos amigos, Dios guía a suIglesia, la sostiene siempre, también ysobre todo en los momentos difíciles. Noperdamos nunca esta visión de fe, quees la única visión verdadera del caminode la Iglesia y del mundo. Que en nues-tro corazón, en el corazón de cada unode vosotros, esté siempre la gozosa cer-teza de que el Señor está a nuestro lado,no nos abandona, está cerca de noso-tros y nos cubre con su amor. Gracias.

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Carta apostólica en forma de motu proprio Normasnonnullas sobre algunas modificaciones de las normasrelativas a la elección del Romano Pontífice

les la facultad de anticipar el comienzodel Cónclave si consta la presencia detodos los cardenales electores, así comola de retrasarlo algunos días si hubieramotivos graves. Pero pasados al máximoveinte días desde el inicio de la Sedevacante, todos los Cardenales electorespresentes están obligados a proceder ala elección».

n. 43. «Desde el momento en quese ha dispuesto el comienzo del procesode la elección hasta el anuncio públicode que se ha realizado la elección delSumo Pontífice o, de todos modos, has-ta cuando así lo ordene el nuevo Pontí-fice, los locales de la Domus SanctaeMarthae, como también y de modo espe-cial la Capilla Sixtina y las zonas desti-nadas a las celebraciones litúrgicas, de-ben estar cerrados a las personas no au-torizadas, bajo la autoridad del Carde-nal Camarlengo y con la colaboración ex-terna del Vicecamarlengo y del Sustitu-to de la Secretaría de Estado, según loestablecido en los números siguientes.

Todo el territorio de la Ciudad delVaticano y también la actividad ordina-ria de las Oficinas que tienen su sededentro de su ámbito deben regularse, endicho período, de modo que se asegurela reserva y el libre desarrollo de todaslas actividades en relación con la elec-ción del Sumo Pontífice. De modo parti-cular se deberá cuidar, también con laayuda de los Prelados Clérigos de Cáma-ra, que nadie se acerque a los Cardena-les electores durante el traslado desdela Domus Sanctae Marthae al PalacioApostólico Vaticano».

Con l a Ca r ta apos tó l ica Dealiquibus mutationibus in normis deelectione Romani Pontificis, publicada enRoma, en forma de Motu proprio, el 11de junio de 2007, en el tercer año de mipontificado, establecí algunas normasque, abrogando las prescritas en el nú-mero 75 de la Constitución apostólicaUniversi Dominici gregis promulgadas el22 de febrero de 1996 por mi predecesorel beato Juan Pablo II, restablecieron lanorma, sancionada por la tradición, se-gún la cual para la elección válida delRomano Pontífice se requiere siempre lamayoría de dos tercios de los votos delos cardenales electores presentes.

Considerada la importancia deasegurar el mejor desarrollo de cuantose refiere, si bien con diversa relevan-cia, a la elección del Romano Pontífice,y particularmente una interpretación yactuación más cierta de algunas dispo-siciones, establezco y prescribo que al-gunas normas de la Constitución apos-tólica Universi Dominici gregis así comolo que yo mismo dispuse en la Cartaapostólica citada más arriba, se susti-tuyan con las normas siguientes:

n. 35. «Ningún Cardenal electorpodrá ser excluido de la elección, activao pasiva, por ningún motivo o pretexto,quedando en pie lo establecido en losnúmeros 40 y 75 de esta Constitución».

n. 37. «Establezco, además, quedesde el momento en que la Sede Apos-tólica esté legítimamente vacante, se es-pere durante quince días completos a losausentes antes de iniciar el Cónclave,aunque dejo al Colegio de los Cardena-

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n. 46, párrafo 1. «Para satisfacerlas necesidades personales y de oficio re-lacionadas con el desarrollo de la elección,deberán estar disponibles y, por tanto, alo-jados convenientemente dentro de los lí-mites a los que se refiere el n. 43 de lapresente Constitución, el Secretario del Co-legio Cardenalicio, que actúa de Secreta-rio de la asamblea electiva; el Maestro delas Celebraciones Litúrgicas Pontificias conocho Ceremonieros y dos religiosos ads-critos a la Sacristía Pontificia; un ecle-siástico elegido por el Cardenal Decano, opor el Cardenal que haga sus veces, paraque lo asista en su cargo».

n. 47. «Todas las personas se-ñaladas en el n. 46 y en el n. 55, pá-rrafo 2 de la presente Constituciónapostólica, que por cualquier motivoo en cualquier momento fueran infor-madas por quien sea sobre algo direc-ta o indirectamente relativo a los ac-tos propios de la elección y, de modoparticular, de lo referente a los escru-tinios realizados en la elección mis-ma, están obligadas a estricto secretocon cualquier persona ajena al Colegiode los Cardenales electores; por ello,antes del comienzo del proceso de laelección, deberán prestar juramentosegún las modalidades y la fórmula in-dicada en el número siguiente».

n. 48. «Las personas señaladas enel n. 46 y en el n. 55, párrafo 2 de lapresente Constitución, debidamente ad-vertidas sobre el significado y sobre elalcance del juramento que han de pres-tar antes del comienzo del proceso de laelección, deberán pronunciar y subscri-bir a su debido tiempo, ante el CardenalCamarlengo u otro Cardenal delegado poréste, en presencia de dos Protonotariosapostólicos de Número Participantes, eljuramento según la fórmula siguiente:

Yo N. N. prometo y juro observarel secreto absoluto con quien no formeparte del Colegio de los Cardenales elec-tores, y esto perpetuamente, a menosque reciba especiales facultades dadasexpresamente por el nuevo Pontífice ele-gido o por sus Sucesores, acerca de todolo que atañe directa o indirectamente alas votaciones y a los escrutinios parala elección del Sumo Pontífice.

Prometo igualmente y juro que meabstendré de hacer uso de cualquier ins-trumento de grabación, audición o vi-sión de cuanto, durante el período de laelección, se desarrolla dentro del ámbi-to de la Ciudad del Vaticano, y particu-larmente de lo que directa o indirecta-mente de algún modo tiene que ver conlas operaciones relacionadas con la elec-ción misma.

Declaro emitir este juramentoconsciente de que una infracción delmismo comportaría para mí la pena deexcomunión latae sententiae reservadaa la Sede Apostólica.

Así Dios me ayude y estos SantosEvangelios que toco con mi mano».

n. 49. «Celebradas las exequias deldifunto Pontífice, según los ritos prescri-tos, y preparado lo necesario para el de-sarrollo regular de la elección, el día es-tablecido para el inicio del Cónclave, se-gún lo previsto en el n. 37 de la presenteConstitución, todos los Cardenales se re-unirán en la Basílica de San Pedro en elVaticano, o donde la oportunidad y lasnecesidades de tiempo y de lugar aconse-jen, para participar en una solemne cele-bración eucarística con la Misa votiva Proeligendo Papa. Esto deberá realizarse a serposible en una hora adecuada de la maña-na, de modo que en la tarde pueda tenerlugar lo prescrito en los números siguien-tes de la presente Constitución».

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n. 50. «Desde la Capilla Paulinadel Palacio Apostólico, donde se habránreunido en una hora conveniente de latarde, los Cardenales electores, en há-bito coral, irán en solemne procesión,invocando con el canto del Veni Creatorla asistencia del Espíritu Santo, a la Ca-pilla Sixtina del Palacio Apostólico, lu-gar y sede del desarrollo de la elección.Participan en la procesión el Viceca-marlengo, el Auditor General de la Cá-mara Apostólica y dos miembros de cadauno de los Colegios de ProtonotariosApostólicos de Número Participantes, delos Prelados Auditores de la Rota Roma-na y de los Prelados Clérigos de Cámara».

n. 51, párrafo 2. «Por tanto, elColegio Cardenalicio, que actúa bajo laautor idad y la r esponsabi l idad delCamarlengo ayudado por la Congregaciónparticular de la que se habla en el n. 7de la presente Constitución, cuidará deque, dentro de dicha Capilla y de los lo-cales adyacentes, todo esté previamen-te dispuesto, incluso con la ayuda des-de el exterior del Vicecamarlengo y delSustituto de la Secretaría de Estado, demodo que se preserve la normal eleccióny el carácter reservado de la misma».

n. 55, párrafo 3. «Si se come-tiese y descubriese una infracción aesta norma, sepan los autores que es-tarán sujetos a la pena de excomuniónlatae sententiae reservada a la SedeApostólica».

n. 62. «Abolidos los modos deelección llamados per acclamationem seuinspirationem y per compromissum, laforma de elección del Romano Pontíficeserá de ahora en adelante únicamenteper scrutinium.

Establezco, por lo tanto, que parala elección válida del Romano Pontíficese requieren al menos los dos tercios de

los votos, calculados sobre la totalidadde los electores presentes y votantes».

n. 64. «El procedimiento del es-crutinio se desarrolla en tres fases, la pri-mera de las cuales, que se puede llamarpre-escrutinio, comprende: 1) la prepa-ración y distribución de las papeletas porparte de los Ceremonieros —llamados alAula junto con el Secretario del Colegiode los Cardenales y con el Maestro de lasCelebraciones Litúrgicas Pontificias—quienes entregan por lo menos dos o tresa cada Cardenal elector; 2) la extracciónpor sorteo, entre todos los Cardenaleselectores, de tres Escrutadores, de tresencargados de recoger los votos de losenfermos, l lamados por brevedadInfirmarii, y de tres Revisores; este sor-teo es realizado públicamente por el úl-timo Cardenal Diácono, el cual extrae se-guidamente los nueve nombres de quie-nes deberán desarrollar tales funciones;3) si en la extracción de los Escrutadores,de los Infirmarii y de los Revisores, sa-lieran los nombres de Cardenales electo-res que, por enfermedad u otro motivo,están impedidos de llevar a cabo estasfunciones, en su lugar se extraerán losnombres de otros no impedidos. Los trespr imeros ext ra ídos actuarán deEscrutadores, los tres segundos deInfirmarii y los otros tres de Revisores».

n. 70, párrafo 2. «Los Escruta-dores hacen la suma de todos los votosque cada uno ha obtenido, y si ningu-no ha alcanzado al menos los dos ter-cios de los votos en aquella votación,el Papa no ha sido elegido; en cambio,si resulta que alguno ha obtenido almenos los dos tercios, se tiene por ca-nónicamente válida la elección del Ro-mano Pontífice».

n. 75. «Si las votaciones a las quese refieren los números 72, 73 y 74 dela mencionada Constitución no tuvieran

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resultado positivo, dedíquese un día ala oración, a la reflexión y al diálogo;en las sucesivas votaciones, observadoel orden establecido en el número 74 dedicha Constitución, tendrán voz pasivasolamente los dos nombres que en el pre-cedente escrutinio hayan obtenido elmayor número de votos, sin apartarse dela norma de que también en estas vota-ciones se requiere para la validez de laelección la mayoría cualificada de al me-nos dos tercios de los sufragios de losCardenales presentes y votantes. En es-tas votaciones los dos nombres que tie-nen voz pasiva carecen de voz activa».

n. 87. «Realizada la elección ca-nónicamente, el último de los CardenalesDiáconos llama al aula de la elección alSecretario del Colegio de los Cardenales,al Maestro de las Celebraciones Litúrgi-cas Pontificias y a dos Ceremonieros; des-pués, el Cardenal Decano, o el primero

de los Cardenales por orden y antigüe-dad, en nombre de todo el Colegio de loselectores, pide el consentimiento del ele-gido con las siguientes palabras: ¿Acep-tas tu elección canónica para Sumo Pon-tífice? Y, una vez recibido el consenti-miento, le pregunta: ¿Cómo quieres serllamado? Entonces el Maestro de las Ce-lebraciones Litúrgicas Pontificias, actuan-do como notario y teniendo como testi-gos a dos Ceremonieros, levanta acta dela aceptación del nuevo Pontífice y delnombre que ha tomado».

Esto decido y establezco, no obs-tante cualquier disposición contraria.

Este documento entrará en vigorinmediatamente después de su publica-ción en L’Osservatore Romano.

Dado en Roma, junto a San Pedro,el 22 de febrero del año 2013, octavode mi pontificado.

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