La guerra es la forma de
confl icto socio-político más
grave entre dos o más
grupos humanos. Es quizá
una de las más antiguas de
todas las relaciones
internacionales, aunque se
convierte en un fenómeno
particular con el comienzo de
las civi l izaciones.
Las reglas de la guerra, y la
existencia misma de reglas,
han variado mucho a lo largo
de la historia. El concepto de
quiénes son los combatientes
también varía con el grado de
organización de las
sociedades enfrentadas. Las
dos posibi l idades más
frecuentes son civi les
sacados de la población
general, generalmente
varones jóvenes, en caso de
confl icto, o soldados
profesionales formando
ejércitos permanentes.
También puede haber
voluntarios y mercenarios. Las
combinaciones de varios o de
todos estos tipos de mil itares
son asimismo frecuentes.
Las formas de hacer una
guerra dependen de los
propósitos de los combatientes.
Por ejemplo, en las guerras
romanas, cuyo objetivo era
expandir el imperio, el objetivo
mil itar principal eran los
combatientes de la nación a
conquistar, para incorporar el
pueblo una vez conquistado al
imperio.
OBJETIVO DE LAS
GUERRAS: Se
rechazaba
abiertamente, por
inocente, la idea
romántica de la guerra
por territorios, que
tantas figuras había
dado al primer santoral
nacionalista en cada
país. Se tomaba una
posición curiosamente
para-marxista: el
enemigo es ante todo
una capacidad
productiva. Pero la
principal fuerza
productiva son las
masas, y en guerra las
masas están
movil izadas en el
ejército nacional. El
objetivo de la guerra es
pues, la aniqui lación.
Esta es la lógica de la
primera guerra
mundial… y lo será
también de la guerra de
Abisinia, de la guerra
civi l española y la
l lamada segunda guerra
mundial.
La diferencia estratégica tras la paz de Brest -l igada a la
tecnología y el desarrol lo de la industria automotriz- será la
movil idad. El ejército, en los años 30, en el zenit del
nacionalismo de estado, se conceptualizará no ya sólo
como la nación en armas, sino como la nación total. La
guerra participará del sueño de un estado-fábrica-nación
perfectamente descentral izado: rapidez, eficiencia,
masividad, central ización y autonomía. Estado de masas,
guerra de masas, destrucción masiva. La segunda guerra
mundial es una guerra sobre las fuerzas productivas,
porque el estado nacional y el nacionalismo que emerge
de la crisis del 29 estará obsesionado por asumir y
subsumir el proceso económico.
Pero la guerra fría, sobre todo el fin de la guerra fría,
con la caída por primera vez en la historia de un gran
imperio frente a otro sin combate directo, habría de
elevar a rel igión civi l la lógica de los gestores. Unos
gestores que llegarían en su imaginario a fundir estado
con nación y maquinaria productiva en un esti l izado mix.
La guerra del fin del siglo XX es una guerra por los
mecanismos de control del estado. Unan a ese sustrato
la ideología puntocom, el concepto de supremacía
tecnológica -que sólo tiene sentido en el marco
de un confl icto entre grupos de gestores- y
tendrán la doctrina Rumsfeld y las causas de su
colapso tras la consquista de Iraq. Estado de
gestores, guerra quirúrgica, destrucción
selectiva.
Iraq, a través de la nueva doctrina Petreus, está
redefiniendo la guerra en términos políticos. La
guerra es sobre el poder, sobre la imposición de
mecanismos internos para generar consensos.
La guerra tiene que ser capaz para amenazar y
destruir identidades para forzar o empujar a los
sujetos en confl icto -que ya no son sujetos nacionales- a mantener o aceptar al ianzas.
Petreus vuelve a Hernan Cortés. Estado en colapso, guerra de alianzas cambiantes,
destrucción local.
¿Conclusiones? La guerra postmoderna es postnacional, no sólo en sus sujetos, sino
sobre todo en sus objetivos, su concepción y sus medios. Iraq y Afganistán cierran el ciclo
abierto por la revolución francesa: aunque EEUU siga actuando y pensando como gran
estado, sus objetivos de combate, su conceptual ización y su estrategia no es ya la de un
mundo de naciones. Esto es importante, porque estado y guerra son siempre paralelos.
Mientras, en Occidente, ese gran zip que era el estado nacional muestra razones por las
que es más que probable su
descompresión. El escritorio del
mundo, como el de la guerra, se
empezará a ver poblado de nuevos
elementos que hasta ahora,
comprimidos en el mundo estatal-
nacionalista, nos eran invisibles.
Uno de los elementos centrales en el
análisis moral de las guerras desde el
siglo V es el de la distinción entre
combatientes y no-combatientes. Esto
es, si los ejércitos belicosos aspiran a
alguna forma de justificación moral de
los actos violentos que realizan, éstos
tendrán entre otras cosas que ser
capaces de distinguir entre soldados
enemigos y civi les indefensos, en el
entendido de que cualquier ejército que
ataque intencionalmente ala población
civi l no combatiente no estará
realizando un acto legítmo de guerra
sino un crimen inmoral.
En el mundo de la guerra
contemporánea, el mundo de "la
guerra masiva" en contra de
poblaciones enteras y el de las armas
que no permiten ninguna forma de
discriminación entre soldados
enemigos y población civi l (armas
nucleares, napalm, armas
bacteriológicas, etc.)