UNIVERSIDAD CENTROAMERICANA
JOSÉ SIMEÓN CAÑAS
ECONOMÍA DEL CONOCIMIENTO. EL CASO DE COREA DEL SUR Y SUS LECCIONES
PARA EL SALVADOR
TRABAJO DE GRADUACIÓN PREPARADO PARA LA FACULTAD DE CIENCIAS
ECONÓMICAS Y EMPRESARIALES
PARA OPTAR AL GRADO DE LICENCIADO EN ECONOMÍA
PRESENTADO POR:
CÉSAR ALEJANDRO MARIONA MOISA
NELSON HERIBERTO NIEVES ÁLVAREZ
HÉCTOR MAURICIO PACHECO GONZÁLEZ
ERICK WILLIAM PARADA CHÁVEZ
ANTIGUO CUSCATLÁN, OCTUBRE DE 2016
UNIVERSIDAD CENTROAMERICANA
JOSÉ SIMEÓN CAÑAS
RECTOR:
ANDREU OLIVA DE LA ESPERANZA, S.J.
SECRETARIA GENERAL
SILVIA ELINOR AZUCENA DE FERNÁNDEZ
DECANO DE LA FACULTAD DE CIENCIAS ECONÓMICAS Y EMPRESARIALES
JOSÉ ANTONIO MEJÍA HERRERA
DIRECTOR DEL TRABAJO
JOSÉ ERNESTO MONTOYA MARTÍNEZ
SEGUNDA LECTORA
SANDRA MARIELOS GARCÍA LANDAVERDE
AGRADECIMIENTOS
Le agradezco a Dios por permitirme llegar a este punto de mi vida, por darme la sabiduría y
la fortaleza para poder alcanzar mis metas.
A mi familia que fue un pilar fundamental en mi vida, a mi papá (Q.E.P.D) en donde estés
espero llenarte de orgullo. Para mi mamá, Victoria, que se ha esforzado en cada momento
para darnos lo mejor, te amo y las palabras faltarían para expresarte lo que siento. A mi
hermano, Carlos, que asumió un rol diferente a un hermano, gracias. A mis abuelos:
Mauricio, que me motivo siempre a esforzarme y cultivar la mente; Ramona (Q.E.P.D), que
estuvo atenta a cada momento de mi infancia, y que me demostró que a pesar de cada
dificultad hay que aprender a levantarse.
A mis amigos que siempre estuvieron para apoyarme, mención espacial para Kaia, Polaris,
Carlos Lozano, Nelson Quintanilla. A mi grupo de tesis por dedicarse a realizar este trabajo
de la mejor manera. Y demás profesores del colegio, universidad, colaboradores que me
dieron su apoyo y me ayudaron a crecer.
Mariona
ÍNDICE GENERAL
Introducción ..................................................................................................................... 1
I. Los efectos de la innovación tecnológica en el desarrollo capitalista e importancia del
conocimiento en la actual economía mundial ................................................................... 4
I.1. Brecha tecnológica entre países y las limitantes del paradigma neoliberal .......... 4
I.2. Teoría de los paradigmas tecnoeconómicos y oportunidades para los países en
vías de desarrollo .......................................................................................................... 6
I.2.1. La valorización del conocimiento ................................................................... 17
I.2.2. El rol cambiante del estado capitalista y su relación con las empresas para el
desarrollo ..................................................................................................................... 20
II. Adaptación y absorción de tecnología para la generación de conocimiento en Corea del
Sur y El Salvador, a partir de la década de 1950 ........................................................... 27
II.1. El proceso exitoso de Corea del Sur ................................................................. 27
II.1.1. Década de 1950 ............................................................................................ 28
II.1.2. Década de 1960 ............................................................................................ 28
II.1.3. Década de 1970 ............................................................................................ 30
II.1.4. Década de 1980 ............................................................................................ 33
II.1.5. Década de 1990 ............................................................................................ 35
II.1.6. Siglo XXI ........................................................................................................ 38
II.2. El abandono del desarrollo tecnológico en El Salvador ..................................... 39
II.2.1. Década de 1950 ............................................................................................ 40
II.2.2. Década de 1960 ............................................................................................ 43
II.2.3. Década de 1970 ............................................................................................ 46
II.2.4. Década de 1980 ............................................................................................ 48
II.2.5. Década de 1990 ............................................................................................ 50
II.2.6. Siglo XXI ........................................................................................................ 52
III. Viabilidad de replicar la experiencia coreana en El Salvador. ................................... 54
III.1. Comparación entre Corea del Sur y El Salvador ............................................... 54
III.2. ¿La oportunidad salvadoreña? .......................................................................... 68
III.3. Cambios en la economía mundial y sus efectos en la creación de capacidades
productivas en El Salvador .......................................................................................... 81
Conclusiones ................................................................................................................. 91
Consideraciones finales ................................................................................................. 93
Bibliografía ..................................................................................................................... 95
ÍNDICE TABLAS
Tabla 1.1. Fases de desarrollo capitalista.......................................................................... 8
tabla 3.1. Inscritos en educación superior por área de ciencia y tecnología..................... 80
ÍNDICE CUADROS
Cuadro 1.1. Fechas aproximadas de los períodos de instalación y despliegue de cada fase
de desarrollo capitalista ................................................................................................... 11
ÍNDICE DE GRÁFICOS
Gráfico 3.1. Ayuda bilateral neta de Estados Unidos en proporción al PIB de El Salvador y
Corea del Sur 1960-2014 ................................................................................................ 56
Gráfico 3.2. PIB per cápita de Corea del Sur y El Salvador 1960-2014 (en US$ precios
corrientes) ....................................................................................................................... 57
Gráfico 3.3. Inversión extranjera directa en proporción al PIB Corea del Sur y El Salvador
1958-2014 ....................................................................................................................... 59
Gráfico 3.4. Participación de sectores seleccionados en proporción al PIB 1953-2013
(precios corrientes) .......................................................................................................... 61
Gráfico 3.5. Valor agregado de ramas seleccionadas en proporción al total del sector
industrial Corea del Sur 1970-2014 (precios corrientes) .................................................. 63
Gráfico 3.6. Valor Agregado de ramas seleccionadas en proporción al total del sector
industrial El Salvador 1970-2006 (precios corrientes) ...................................................... 65
Gráfico 3.7 Consumo final y formación bruta de capital f ijo en proporción al PIB
Corea y El Salvador 1953-2013 (precios corrientes) ........................................... 67
SIGLAS Y ABREVIATURAS
ANEP: Asociación Nacional de la Empresa Privada
APP: Asocio Público Privado
ASI: Asociación Salvadoreña de Industriales
BCR: Banco Central de Reserva
C&T: Ciencia y Tecnología
CAFTA-DR: Tratado de Libre Comercio entre Centroamérica-República Dominicana y los Estados Unidos de América
CEL: Comisión Ejecutiva Hidroeléctrica del Río Lempa
CENAP: Centro Nacional de Productividad
CENTA: Centro Nacional de Tecnología Agropecuaria
CEPA: Comisión Ejecutiva Portuaria Autónoma
CEPAL: Comisión Económica para América Latina y el Caribe
CONACYT: Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología
CONAPLAN: Consejo Nacional de Planificación
ENA: Escuela Nacional de Agronomía
ENADE: Encuentro Nacional de la Empresa Privada
FEPADE: Fundación Empresarial Para El Desarrollo
FMI: Fondo Monetario Internacional
FOMILENIO II: Fondo del Milenio El Salvador II
FUSADES: Fundación para el Desarrollo Económico y Social
I+D: Investigación y Desarrollo
I+D+i: Investigación, Desarrollo e Innovación
IED: Inversión Extranjera Directa
INSAFI: Instituto Salvadoreño de Fomento Industrial
INSAFOP: Instituto Salvadoreño de Fomento a la Producción
ISI: Industrialización por Sustitución de Importaciones
ISIC: Instituto Salvadoreño para la Investigación del Café
MCC: Mercado Común Centroamericano
MINED: Ministerio de Educación
OECD: Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos
OMC: Organización Mundial del Comercio
PAE: Programas de Ajuste Estructural
PEA: Población Económicamente Activa
PROESA: Organismo Promotor de Exportaciones e Inversiones de El Salvador
PYME: Pequeña y Mediana Empresa
RICYT: Red de Indicadores de Ciencia y Tecnología Iberoamericana e Interamericana
SNI: Sistema Nacional de Innovación
TLC: Tratado de Libre Comercio
TRIMS*: Medidas en Materia de Inversiones Relacionadas con el Comercio
TRIPS*: Aspectos de los Derechos de Propiedad Intelectual Relacionados con el Comercio
USAID: Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional
*Siglas en Inglés
1
INTRODUCCIÓN
En el sistema de producción capitalista la innovación y la tecnología han sido un factor clave
para el desarrollo y la competitividad de los países. El proceso de desarrollo de muchos
países ha dependido, en gran medida, de promover la innovación y tecnología, a tal grado
que el conocimiento se ha vuelto el principal generador de valor y riqueza dentro del
capitalismo. Según la escuela neo-schumpeteriana, el capitalismo no es estático, sufre de
diferentes fases producto de profundos cambios que se moldean acorde a los avances
tecnológicos. Cada revolución tecnológica crea un nuevo paradigma tecnoeconómico que
rige los nuevos aspectos políticos, económicos y sociales. Por lo que, la naturaleza de la
actual fase capitalista está constituida por un ritmo de innovación alto y permanente, los
sectores más dinámicos son aquellos intensivos en conocimiento y tecnología.
En este sentido, la presente investigación busca identificar las condiciones bajo las cuales
un país como El Salvador puede desarrollar sus economías fundamentándose en el
desarrollo de la innovación, la tecnología y el conocimiento, partiendo de la experiencia de
Corea del Sur; país que alcanzó un desarrollo exitoso al lograr incorporarse en una fase
anterior del capitalismo por medio de un proyecto nacional, creando las capacidades
necesarias para recibir tecnología de países desarrollados a la vez que generó un proceso
interno de innovación.
Este análisis parte de cómo el impulso a la innovación fue clave para el desarrollo coreano,
posicionándolo en la actual fase capitalista como uno de los países líderes en tecnología.
Mientras que El Salvador ha quedado rezagado en su desarrollo, los proyectos nacionales
han dejado de lado los avances tecnológicos, la innovación y el conocimiento; y su
estructura productiva está atrasada y no ha logrado participar en los sectores claves de la
actual fase del capitalismo.
El problema de la investigación radica en: ¿Es aún posible que El Salvador, a partir de sus
actuales condiciones productivas, tecnológicas y políticas, adopte una vía de desarrollo que
le permita insertarse exitosamente en la actual fase de desarrollo capitalista, siguiendo el
caso de Corea del Sur? Asimismo, se plantea como principal hipótesis de la investigación
que las actuales condiciones productivas, tecnológicas y políticas de El Salvador
obstaculizarían la adopción de una vía de desarrollo basado en el conocimiento, la
tecnología y la innovación, imitando la experiencia de Corea del Sur, que le permitieran a la
economía salvadoreña insertarse exitosamente en la actual fase de desarrollo capitalista.
2
Para poder validar esta hipótesis, el capítulo 1 aborda las fases del capitalismo a partir de
las revoluciones tecnológicas, retomando conceptos básicos de la escuela
neoschumpeteriana, para poder entender la economía del conocimiento. Pretende exponer
la dinámica del desarrollo capitalista, enfocado en la relación que existe entre la tecnología y
la acumulación de capital; siendo los avances tecnológicos los que modifican el sistema
productivo en las sociedades capitalistas. Se enfatiza que las principales actividades de
mayor valor agregado han ido cambiando a lo largo de la historia del capitalismo, siendo el
conocimiento el principal generador de valor y riqueza en la actualidad. Además, se analiza
cómo el papel del Estado y su relación con los otros agentes económicos se modifican
según las necesidades de la nueva organización económica.
El capítulo 2, busca exponer y contextualizar la evolución histórica de Corea del Sur de
forma comparada con El Salvador, desde una perspectiva del desarrollo productivo basado
en el progreso tecnológico y la innovación. Se parte de un análisis de las relaciones sociales
de producción que confluyen en la toma de decisiones sobre política económica en Corea
del Sur y en El Salvador, a lo largo de 6 décadas. Por tanto, describe la interacción entre
determinados actores económicos —como el gobierno y el sector privado— para identificar
las características de una economía que permiten enfocarse en el conocimiento y la
innovación. En este sentido, también se describen hechos históricos importante que
ocasionaron la brecha en cuanto a desarrollo que ahora existe entre Corea del Sur y El
Salvador. Se exponen los hechos económicos y sociales que marcaron ambas economías a
partir de la década de 1950 (periodo en que comienza la maduración de la cuarta ola
capitalista), se analiza qué enfoque tuvieron los actores económicos hacia la tecnología
durante las décadas subsiguientes. Esta descripción busca visualizar las diferencias y los
cambios en el papel de los agentes económicos. Este capítulo está dividido en dos
apartados: uno incluye la historia de Corea de Sur y otro la historia salvadoreña, desde la
industrialización hasta el desarrollo tecnología y la innovación.
Solamente, luego de contar con un marco teórico sobre la economía del conocimiento y una
descripción sobre los hechos sociales y económicos más trascendentales dentro de la
política económica de El Salvador y Corea del Sur es posible identificar la viabilidad de El
Salvador de adaptarse a la actual fase capitalista y posibles condiciones de adaptación
temprana a la siguiente fase, teniendo en cuenta la experiencia coreana. Es por ello que el
Capítulo 3 trata de identificar las condiciones actuales de la economía salvadoreña
(vinculadas a la generación de innovación y tecnología), para su posible inserción en la
actual fase capitalista o generar las condiciones para insertarse en la siguiente. Finalmente,
se presentan algunas condiciones necesarias para que cualquier enfoque de política
3
económica que busque impulsar la innovación y tecnología en El Salvador pueda tener éxito
y ser la base para el desarrollo de una economía basada en el conocimiento.
4
I. LOS EFECTOS DE LA INNOVACIÓN TECNOLÓGICA EN EL DESARROLLO CAPITALISTA E IMPORTANCIA DEL CONOCIMIENTO EN LA ACTUAL
ECONOMÍA MUNDIAL
En el sistema de producción capitalista, la innovación y la tecnología han sido factores clave
para el desarrollo y la competitividad de los países. El proceso de desarrollo de los países
desarrollados dependió en gran medida en promover la innovación y adaptarse a las nuevas
tecnologías que se creaban en la industria. Sin embargo, según la OECD (1996) el capital
humano y la tecnología aunque siempre fueron el centro del desarrollo económico, fue hasta
hace poco que se reconoció su importancia, actualmente las economías dependen mucho
más de la producción, distribución y uso de conocimiento que antes.
Por consiguiente, en este capítulo se plantea el objetivo de dar a conocer la dinámica del
desarrollo capitalista, enfocado, en la relación que existe entre la tecnología y la
acumulación de capital; siendo los avances tecnológicos los que modifican el sistema
productivo en las sociedades capitalistas, este análisis basado en el enfoque teórico
neoschumpeteriano. Se hace énfasis en que las principales actividades de mayor valor
agregado han ido cambiando a lo largo de la historia del capitalismo, siendo actualmente el
conocimiento el principal generador de valor y riqueza. Además se presenta cómo el papel
del Estado y su relación con los otros agentes económicos se modifican según las
necesidades de la nueva organización económica
El capítulo comienza con un breve apartado exponiendo la relevancia de la tecnología,
siendo la tecnología e innovación lo que diferencia a los países desarrollados de los
subdesarrollados, pero esta diferencia no es explicada por las teorías predominantes
actuales ni ofrece alternativas para mejorar la situación. Posteriormente se da paso al
apartado principal en que se analiza otra postura: la teoría de los paradigmas
tecnoeconómicos del enfoque neoschumpeteriano, que explica la naturaleza cambiante y
dinámica del capitalismo a partir de las revoluciones tecnológicas. Se enfatiza en la
transformación del conocimiento en la base que rige la economía capitalista actual y que
cambios significó para el rol del Estado.
I.1. Brecha tecnológica entre países y las limitantes del paradigma neoliberal
En la actualidad “la competencia surge en gran intensidad prácticamente en cualquier parte
del mundo, basada en un desconcertante conjunto de nuevas tecnologías, habilidades
avanzadas y sofisticadas cadenas de suministro y técnicas de distribución” (Lall, 2004: 3).
5
Sin embargo, los nuevos avances tecnológicos y el desarrollo industrial no se dispersan de
forma homogénea y equitativa alrededor del mundo, en cambio, los beneficios de dicha
competencia se concentran en los países desarrollados.
Esta concentración en los países desarrollados se da debido a que ellos, son los que
poseen mayores niveles de innovación y conocimiento. Estos factores juegan un papel
central dentro de la competencia entre empresas, ya que entre mayores capacidades de
innovación y de conocimiento posean, más beneficios obtendrán en la economía mundial. El
punto de enfoque de las empresas que basan su competencia en la innovación, es la
organización y operación del área de Investigación y Desarrollo (I+D), porque allí es donde
se genera la oportunidad para crear utilidades que muevan a la empresa (Amsden, 1989).
La teoría neoclásica, que es la actual teoría económica dominante, no logra dar respuesta a
la problemática coyuntural de los países en desarrollo en relación a su retraso tecnológico e
industrial. Para Lall (2004), la dificultad estriba en que su análisis sobre desarrollo industrial
recae fundamentalmente en la forma que concibe la tecnología y su relación con el proceso
de acumulación de capital; puesto que, desde la visión dominante se asume que no hay
costos adicionales ni riesgos u otra restricción en usar o generar la tecnología como palanca
de crecimiento. En su lugar, la teoría neoclásica considera que todos los mercados que
afectan a la tecnología son “eficientes”; y en este sentido, no hay significativos procesos de
aprendizaje, no hay externalidades, no hay deficiencia en las habilidades ni en la
información y existe una infraestructura disponible para la tecnología.
La lucha por obtener los mejores avances tecnológicos, la adquisición de conocimiento
tácito, el aprendizaje por medio de tecnología extranjera y la importancia de la inversión en
I+D ha existido a lo largo de la historia del capitalismo. Asimismo, fueron acciones que
realizaron los países desarrollados en sus procesos de industrialización, estos:
“protegieron sus industrias nacientes, se apropiaron furtivamente de trabajadores cualificados
extranjeros, se hicieron con máquinas de contrabando provenientes de los países más
desarrollados, ejercieron actividades de espionaje industrial y violaron, a sabiendas, patentes
y marcas registradas” (Chang, 2004: 116).
Los gobiernos de estos países apoyaron adquisiciones de tecnologías extranjeras,
concedieron ayudas económicas para I+D y tomaron medidas para aumentar el
conocimiento de las tecnologías avanzadas. Incluso promovieron mecanismos
institucionales que facilitaban la cooperación público-privada (Chang, 2004).
6
La obligación de recurrir a la importación de tecnología extranjera para lograr la
industrialización es un hecho históricamente conocido, la experiencia en el siglo XIX de
Estados Unidos y varios países de Europa lo comprueban (Pérez, 2001). También, la
experiencia de Japón de finales del siglo XIX e inicios del XX y el gran desarrollo de Corea
del Sur al final del siglo XX son otros ejemplos claros.
No obstante, no todos los países en la periferia han impulsado el incremento de su nivel
tecnológico como vía de desarrollo, aún en aquellos que sí lo han hecho no han logrado los
mismos resultados. Para Pérez (2001: 117):
“Las causas de esos resultados tan distintos hay que buscarlas, en parte, en las políticas
concretas aplicadas en cada caso y, en parte, en las condiciones particulares de cada país. A
un nivel más profundo, esas causas están arraigadas en la naturaleza de las ventanas de
oportunidad creadas por la evolución tecnológica de los países líderes y en la capacidad para
aprovecharlas, consciente o intuitivamente.”
El atraso en estos países no solo se debe a razones económicas o falta de su capacidad
para absorber las nuevas tecnologías, sino que también aspectos sociales, políticos y
culturales tienen un gran peso a la hora en cómo cada país enfrenta el desarrollo. En este
sentido, dejar el desarrollo a las fuerzas del libre mercado no ha sido ni es la respuesta al
retraso industrial y tecnológico de los países en desarrollo. La alternativa neoliberal puede
resultar lenta y truncada, dejando brechas entre los países en ascenso (Lall, 2004). Por tal
motivo, el analizar el papel fundamental que la innovación tecnológica posee en las
economías capitalistas es fundamental para buscar mejores vías de desarrollo para los
países de la periferia.
I.2. Teoría de los paradigmas tecnoeconómicos y oportunidades para los países
en vías de desarrollo
El capitalismo ha demostrado ser un sistema completamente dinámico, con alta capacidad
de adaptación. Desde la teoría neoschumpeteriana, este sistema debe su adaptabilidad a la
tecnología, pues es esta la que le permite evolucionar y encontrar nuevos mecanismos para
mantenerse como paradigma imperante.
La innovación, según Schumpeter (1939), no es un evento aislado, pero tampoco se
distribuye por todo el sistema económico, sino que tiende a concentrarse en ciertos sectores
y en sus alrededores. Las perturbaciones procedentes de la innovación no pueden ser
7
absorbidas por el momento y con facilidad; en realidad, son perturbaciones grandes que
distorsionan el sistema existente y fuerzan a un distinto proceso de adaptación.
Este autor afirmaba que lo que domina la vida capitalista y es principalmente responsable de
la disminución de costos, causa de desequilibrio y la feroz competencia entre empresas, lo
constituye la innovación; siendo precisamente la causa “natural” de las empresas y de su
habilidad de mantener el paso a la innovación y adaptarse, sino terminan muriendo.
Las perturbaciones y procesos de adaptación que se originan debido a avances
tecnológicos no solo son a nivel industrial, se expanden modificando aspectos sociales,
económicos y políticos; volviendo al capitalismo dinámico. Para Pérez (2003) cada
revolución tecnológica trae consigo nuevos productos, industrias e infraestructuras que dan
forma y contenido a un determinado “paradigma tecnoeconómico”, que guía a los agentes
económicos, tanto en sus decisiones como en las interacciones entre ellos. Esta autora
denomina el paradigma tecnoeconómico como:
“un modelo de óptima práctica constituido por un conjunto de principios tecnológicos y
organizativos, genéricos y ubicuos, el cual representa la forma más efectiva de aplicar la
revolución tecnológica y de usarla para modernizar y rejuvenecer el resto de la economía.
Cuando su adopción se generaliza, estos principios se convierten en la base del sentido
común para la organización de cualquier actividad y la reestructuración de cualquier
institución” (Pérez, 2003: 36).
La importancia de la teoría que plantea Pérez es su visión del cambio tecnológico sobre el
proceso de acumulación de capital. Los procesos de competencia, distribución y de
consumo, muestran que las transformaciones que provocan las revoluciones tecnológicas
definen las vías de crecimiento económico, formando distintas “olas” de desarrollo sucesivas
y diferentes a lo largo de la historia del capitalismo.
El cambio de paradigma, cada uno durando entre 50 a 60 años según la autora, ofrece la
oportunidad del elusivo desarrollo industrial. Pero estos cambios no se dan fácilmente,
depende de la capacidad de cada país en adaptarse al nuevo paradigma. Entre más rápido
un país asimile el cambio y pueda expandir el nuevo paradigma entre su economía, tendrá
ventaja sobre los demás, cuanto que permite que los países puedan adelantarse o alcanzar
a otros países en la carrera por el desarrollo. No obstante, si los países ejercen demasiada
“inercia” a los cambios del nuevo paradigma, esto puede provocar un retroceso. Si a un país
le es difícil derribar el antiguo paradigma, porque los antiguos intereses privados e
8
ideologías están demasiado impregnados en su sociedad que le es difícil el cambio, le
ocasionará un retroceso porque no estarían siguiendo el nuevo camino al desarrollo, en este
sentido, sus industrias y empresas se irán estancando. Mientras otros países se van
modernizando y volviéndose competitivos en sus productos al adaptarse el nuevo
paradigma. Por tanto, para Pérez (2003: 41):
“la capacidad para llevar a cabo cambios estructurales en la dirección más ventajosa es una
habilidad social muy valiosa para alcanzar el desarrollo y para, después, preservar e
incrementar la ventaja a medida que van cambiando el contexto y las oportunidades”.
Tabla 1.1. Fases de desarrollo capitalista
Revolución Tecnológica
Nombre popular de la época
País o países-núcleo Big-bang iniciador de la
revolución Año
Primera Revolución Industrial Inglaterra Apertura de la hilandería de
algodón de Arkwright en Cromford
1771
Segunda Era del vapor y los
ferrocarriles Inglaterra (difundiéndose hacia
Europa y Estados Unidos)
Prueba de motor a vapor Rocket para el ferrocarril
Liverpool-Manchester 1829
Tercera Era del acero, la
electricidad y la ingeniería pesada
Estados Unidos y Alemania sobrepasando a Inglaterra
Inauguración de la acería Bessemer de Carnegie en Pittsburgh, Pennsylvania
1875
Cuarta Era del petróleo, el
automóvil y la producción en masa
Estados Unidos y Alemania (rivalizando al inicio por el liderazgo mundial) Difusión
hacia Europa
Salida del primer modelo-T de la planta Ford en Detroit,
Michigan 1908
Quinta Era de la informática y las
telecomunicaciones Estados Unidos (difundiéndose
hacia Europa y Asia)
Anuncio del microprocesador Intel en Santa Clara,
California 1971
Fuente: Pérez (2003).
El crecimiento económico desde finales del siglo XVIII ha atravesado cinco fases, cada una
se encuentra determinada por la tecnología más notable de su época, originadas por cinco
revoluciones de producto o de proceso (ver tabla 1.1). Las revoluciones irrumpen en un país
en particular o algunas veces solamente en una región específica, pero el desarrollo de cada
revolución tecnológica vuelve al “país-núcleo” el líder económico mundial durante la fase. Un
factor importante sobre las oleadas de desarrollo que impulsan las revoluciones
tecnológicas, es que aunque sean mundiales, su propagación no es momentánea y se
dispersa del centro a la periferia (Pérez, 2003).
Cada revolución industrial surge de un evento específico que rige la nueva dirección de un
conjunto determinado de tecnologías, manifestando las posibilidades que existen con este
nuevo potencial y además es capaz de incentivar la innovación y los negocios. La
9
importancia de este evento recae en que demuestra la viabilidad de los negocios
relacionados a esta tecnología, por medio de precios bajos y costos competitivos. Pérez
(2003) define este evento como el “big-bang” de la revolución.
Una parte importante de este análisis es que se habla de revoluciones, y no de un cambio
continuo. El factor fundamental para comprender el desarrollo capitalista es precisamente el
aspecto sistémico que poseen las perturbaciones que ejercen las revoluciones tecnológicas
en las sociedades. Es un proceso con tropiezos, cada una de las fases posee un paradigma
propio al que las sociedades se han adaptado, pero que debe ser derribado para que el
siguiente se desarrolle.
“Si las revoluciones tecnológicas permanecieran como fuerzas de cambio en la esfera
económica y la sociedad se adaptara en forma fácil y gradual a los nuevos productos y a los
nuevos medios de transporte y comunicaciones, todo ese proceso podría describirse
simplemente como la forma que toma el «progreso», y la tecnología podría ser tratada como
una variable exógena” (Pérez, 2003: 42).
El determinar con exactitud el comienzo y el final de cada una de las fases de desarrollo es
difícil, el “big-bang” aunque sea el evento clave que impulsa el nuevo paradigma, hay un
proceso previo que da origen a cada revolución al final de la fase anterior. Cuando una fase
alcanza su maduración tecnológica —que se han saturado los mercados y la revolución
empieza a perder su dinamismo— se crea un ambiente propicio para nuevas innovaciones
radicales. Por lo tanto, una revolución industrial puede comenzar sin haber terminado la
anterior.
“El proceso de instalación de cada nuevo paradigma tecnoeconómico en la sociedad
comienza con una batalla contra el poder de lo viejo, el cual se encuentra engranado en la
estructura de producción prevaleciente y enraizado tanto en el ambiente sociocultural como
en el marco institucional. Solo cuando esa batalla haya sido ganada en la práctica, podrá el
nuevo paradigma difundirse plenamente por toda la economía de los países-núcleo y
posteriormente por todo el mundo” (Pérez, 2003: 56).
Cada ola de desarrollo capitalista posee dos períodos, alrededor de 3 décadas de duración
cada uno, los cuales son: un período de instalación, que es el proceso de propagación de la
nueva tecnología; y un período de despliegue, que se alcanza un crecimiento armonioso
hasta alcanzar la maduración tecnológica. Según Pérez (2003) cada uno de los períodos se
divide en dos fases:
10
1. El período de instalación:
1.1. Irrupción: Es la fase que da inicio a la revolución, en una economía con el
peligro de estancarse y con propagación de desempleo. La lucha entre lo nuevo
y lo viejo es característica de esta fase, existen divisiones entre la sociedad. Las
empresas del antiguo paradigma están decayendo mientras las nuevas poseen
altos niveles de crecimiento y productividad.
1.2. Frenesí: Es una fase turbulenta y de desigualdades, llena de oportunidades
para generar riquezas. Se exploran todas las posibilidades de la nueva
revolución, inversiones diversificadas que llevan al éxito o al fracaso, las
empresas del antiguo paradigma se deben de modernizar para sobrevivir. El
sector financiero empuja la creación de la infraestructura necesaria, la
generación de dinero es tal que lleva a la sobreinversión. La fase termina con
una burbuja financiera.
2. El período de despliegue:
2.1. Sinergia: Una época próspera y de expectativas positivas, con un crecimiento
estable, pero en menor medida que en la fase del frenesí. Se dan avances en la
protección social y la distribución del ingreso. El nuevo paradigma ya está
totalmente instalado, con la infraestructura necesaria a su favor. Se ha
propagado por toda la sociedad, en aspectos económicos, sociales y políticos.
2.2. Madurez: Una fase de declinación, el paradigma llega a su maduración y los
mercados se saturan. Continúa la idea de prosperidad y éxito en ciertos
sectores, con plena confianza en el sistema. La propagación de riqueza y
prosperidad no son generales, las promesas del progreso social no se cumplen.
Una época de protestas y confrontaciones sociales y políticas, nacen actitudes
de inconformismo en ciertos sectores.
En el siguiente cuadro se muestran las diferentes fases del desarrollo capitalista con sus
respectivos periodos de instalación y despliegue. No obstante, algo importante a considerar
es que este proceso de difusión de las revoluciones tecnológicas es específicamente para
los países-núcleo, pero aún así ofrece una clara idea de cómo evoluciona el capitalismo
mundial.
11
Cuadro 1.1 Fechas aproximadas de los períodos de instalación y despliegue de cada
fase de desarrollo capitalista
Fuente: Pérez (2003).
Entre los períodos existe un intervalo de tiempo de reacomodo, ocurren los cambios
necesarios para pasar del frenesí a la sinergia, no es un evento ni una fase, puede ocurrir en
meses o en años. Al finalizar la fase del frenesí con la burbuja financiera se crean tensiones
en la sociedad, por tanto, ya no es posible continuar con la turbulencia de esa fase, es
necesario replantear la estructura económica, política, judicial y social. El primer periodo de
las olas de desarrollo es para la propagación de la tecnología, pero crea grandes desajustes
debido a que la economía, el Estado, las instituciones y las regulaciones están aún
determinados por el anterior paradigma, se deben de modificar para que se acoplen al
nuevo. El nuevo marco regirá la nueva vía de crecimiento que seguirá la sociedad, pero
debe ser apropiado y resultante de un proceso de convergencia y acoplamiento al nuevo
“sentido común” (Pérez, 2003).
Actualmente, los países desarrollados se enfocan en el paradigma de la actual fase de
desarrollo, principalmente en qué consiste su avance tecnológico. Pero es necesario
conocer en qué consistió el anterior paradigma para determinar cuál es el cambio en la
organización productiva de la economía mundial. De acuerdo con Carlota Pérez (2003) los
dos últimos paradigmas consisten:
REVOLUCIÓN TECNOLÓGICA
País-Núcleo Irrupción Frenesí Sinergia Madurez
La Revolución Industrial
Inglaterra
Era del vapor y los
ferrocarriles
Inglaterra (difundiéndose
hacia Europa y EUA)
Era del acero, la electricidad
y la ingeniería pesada
EUA y Alemania
sobrepasando a Inglaterra
Era del petróleo, el automóvil
y la producción en masa
EUA y Alemania (rivalizando al
inicio por el liderazgo mundial)
Difusión hacia Europa
Era de la informática y las
telecomunicaciones
EUA (difundiéndose hacia
Europa y Asia)
GRAN
OLEADA
INSTALACIÓN DESPLIEGUE
1ª
2ª
Los 70 y
comienzos de
los 80
Fines de los
80 y
comienzos de
los 90
1798-1812 1813-1829
Década de
los 30
Década de
los 401850-1857
4ª
5ª
3ª 1875-1884 1884-1893 1895-1907 1908-1918
1920-1929
1857-1873
Intervalo de
Reacomodo
Big-bang ColapsoRecomposición
Institucional
1943-1959 1960-1974
1971-1987 1987-2001 20??-
1908-1920
1771
1829
1875
1908
1971
1793-1797
1848-1850
1893-1895
1929-1933
Europa
1929-1943
EUA
2001-??
12
Era del petróleo, el automóvil y la producción en masa (1908-1974)
La cuarta fase comenzó a principios del siglo XX, con la producción del primer
Modelo-T de Ford, que determinó la nueva forma de producción. Fue un modelo de
producción en serie, poseyendo una visión hacia la mano de obra como un costo,
con un intensivo uso de energía y materias primas. Las nuevas tecnologías de esta
revolución se concentraron en las industrias de producción en masa de automóviles,
petróleo barato y sus derivados, alimentos refrigerados y congelados, la
petroquímica, los electrodomésticos y el motor de combustión interna para diferentes
medios de transporte. La estructura de este paradigma consistía en organizaciones
centralizadas, con pirámides jerárquicas y canales rígidos de comunicación. Como
toda revolución tecnológica para su desarrollo necesitó una infraestructura especial
para su propagación: una mejor red de caminos, autopistas, puertos y aeropuertos;
redes de oleoductos; electricidad con plena cobertura, tanto doméstica como
industrial y telecomunicación análoga mundial.
Era de la información y las telecomunicaciones (1971- )
La quinta fase empieza en 1971 con la producción del primer microprocesador de
Intel, dando paso a una era basada en el poder de la microelectrónica barata. La
revolución tecnológica empieza con los chips y el hardware, pero fue dando lugar a
otros avances, como el software, los equipos de telecomunicaciones y el internet.
Hubo una revolución de la información, que impulsó las nuevas tecnologías de la
microelectrónica barata, la computación, el software, las telecomunicaciones, la
creación por computadora de la biotecnología y nuevos materiales. El paradigma de
esta fase se centra principalmente en el uso intensivo de la información y la
valorización del conocimiento en una economía globalizada, donde los mercados se
han segmentado y los productos son diversificados y adaptables. El desarrollo de la
comunicación digital mundial, el internet con sus servicios electrónicos y el transporte
físico de alta velocidad son claves para el funcionamiento del nuevo paradigma. La
mano de obra se ve como un activo, en el que se debe de invertir con capacitación
constante.
El cambio de paradigma no solo es importante para los países núcleos, sino que abre
oportunidades para los países en desarrollo. Hasta el momento se ha expuesto cómo
ocurren las revoluciones tecnológicas en los países-núcleo, pero el cambio de paradigma no
solo es en estos países, sino que es mundial.
13
El cambio de paradigma comienza en los países núcleos, pero se propaga cada vez más
hacia a los países en la periferia según el nivel de maduración de la nueva tecnología. En
las fases iniciales las nuevas tecnologías tienden a necesitar una mano de obra costosa e
intensiva en conocimiento y calificación; en cambio, en su madurez se empuja más y más la
tecnología hacia la periferia porque los procesos ya están estandarizados, mecanizados y
automatizados (Pérez, 2001).
Las empresas de los países centro transfieren su tecnología hacía los países en la periferia
como parte de su propia estrategia de negocio, su objetivo es expandir el ciclo de vida de
sus productos y tecnologías en el mercado mundial. Por esta razón, es importante que los
países en desarrollo entiendan la trayectoria de la tecnología en los países desarrollados y
las estrategias globales de los proveedores de tecnología extranjera (Kim, 199).
La trayectoria de la tecnología entre las empresas de los países desarrollados y las
empresas de los países receptores es diferente. Según Kim (1997), la trayectoria de la
tecnología se refiere a la evolución de la dirección de los avances tecnológicos observables
a través de las industrias y los sectores.
Según Abernathy y Utterback (1978; citados en Kim, 1997), la trayectoria tecnológica de los
países desarrollados se compone de tres etapas:
i. Fluidez: Las empresas muestran un alto patrón hacia la innovación, si bien los
costos de producción para estas empresas son altos y pueden fracasar, siempre se
encuentran nichos de mercado.
ii. Transición: Durante esta etapa en que el mercado es comprendido, comienza una
producción masiva en torno a un producto al haber convergido el uso de tecnologías,
y la competencia de costos se vuelve primordial con el fin de lograr economías de
escalas.
iii. Específico: Es la etapa más madura, las empresas se enfocan en mejorar sus
procesos en busca de una mayor eficiencia, y la inversión en I+D es menor. Mientras
que las nuevas innovaciones se realizan por industrias nuevas y no necesariamente
del mismo sector. Es en esta etapa donde las empresas líderes buscan una
reubicación de su producción con el fin de reducir costos
14
En cambio, la trayectoria de la tecnología en los países en desarrollo también posee tres
etapas pero son diferentes, para Kim (1997) son:
i. Adquisición. Los países en desarrollo adquieren la tecnología madura de los países
desarrollados, la producción en esta etapa es principalmente ensamblaje. El objetivo
es utilizar la transferencia de tecnología extranjera para fabricar productos cuya
tecnología y mercado ya han sido comprobados en otro lugar. Por lo tanto, solo
esfuerzos de ingeniería son necesarios. Esta fase dura hasta que las empresas
locales logren obtener experiencia en la producción y el diseño del producto.
ii. Asimilación. Una vez que la etapa de implementación es completa, la tecnología se
dispersa por todo el país, las firmas con atraso adquieren la capacidad tecnológica al
robar la experiencia técnica de las primeras en adquirir la tecnología. La competencia
aumenta con la creciente asimilación de la tecnología para incorporarla para la
fabricación de diferentes productos. Al asimilar la tecnología extranjera las empresas
locales son capaces de fabricar productos relacionados por medio de la ingeniería
inversa sin necesidad de la transferencia de tecnología extranjera.
iii. Mejora. El éxito de la asimilación de la producción tecnológica logra generar el
incremento en las capacidades locales de científicos e ingenieros, llevando así
gradualmente al mejoramiento de la tecnología. La tecnología importada es utilizada
en diferentes productos a través de esfuerzos locales en investigación, desarrollo e
ingeniería.
Sin embargo, un salto en el desarrollo por medio de tecnologías maduras es muy difícil,
estas tecnologías “llegan a un punto en el que tienen un potencial mínimo para producir
beneficios, enfrentan mercados estancados y casi no les queda campo para mejorar la
productividad” (Pérez, 2001). Pero, como ya se ha expresado antes, parte importante del
triunfo de los países del centro fue su capacidad de adaptarse a las nuevas tecnologías y
tener las capacidades de innovación necesarias para lograr impulsar su desarrollo. Por lo
tanto, la fase de madurez de una revolución tecnológica para los países en la periferia: “se
trata probablemente del mejor punto de partida para crear una plataforma básica de
industrialización, generar capacidad de aprendizaje y establecer la infraestructura básica y
otros factores externos requeridos para respaldar un esfuerzo de desarrollo” (Pérez, 2001:
118).
15
Según Kim (1997), aunque los países receptores se apropian de la tecnología de los países
más desarrollados en su maduración, también puede suceder en las etapas anteriores.
Empresas en los países en desarrollo que han adquirido, asimilado e incluso mejorado con
éxito la tecnología madura transferida del extranjero, pueden repetir el proceso con un nivel
más alto de tecnología. Países como Corea del Sur o Taiwán son ejemplos de países que
han mejorado las técnicas de producción a partir de un nivel tecnológico alto.
La importancia de aprovechar de mejor manera la propagación de las tecnologías en su fase
de maduración, es que genera las bases para lograr dar el salto en el desarrollo, no por la
tecnología madura, sino por tener la oportunidad de adentrarse a la siguiente ola de
desarrollo en su punto más próspero, en su inicio. El periodo de instalación, se da cuando la
productividad y los costos de la inversión en equipamiento son más bajos, pero las
capacidades de generar ganancias y de crecimientos son más altas.
De acuerdo con Abramovitz (1986), aquellos países seguidores que intentan ponerse al día
con la tecnología, tienden a tener un crecimiento más rápido entre más atrasados estén; su
capacidad para crecer se irá debilitando a medida que sus niveles de productividad
converjan con los países líderes. Sin embargo, su capacidad de rápido crecimiento es fuerte
cuando están atrasados, pero poseen cualificación, es decir, cuando están atrasados
tecnológicamente, pero avanzados socialmente. Estos dos factores son los que determinan
la capacidad de un país para avanzar en su productividad y alcanzar el desarrollo
tecnológico. Las capacidades sociales están determinadas por la competencia técnica, los
años de educación, la organización de las empresas y las instituciones políticas, de
mercado, industriales y financieras.
Por lo tanto, los países en la periferia deben ser capaces de adaptarse y absorber las
nuevas tecnologías para mejorar su desarrollo, esto dependerá si poseen las capacidades
tecnológicas necesarias. Para Kim (1997: 4):
“El término “capacidades tecnológicas” se refiere a la habilidad de hacer un efectivo uso del
conocimiento tecnológico en el esfuerzo de asimilar, usar, adaptar, y cambiar tecnología
existente. También permite crear nueva tecnología y desarrollar nuevos productos y procesos
en respuesta a cambios en el ambiente económico”.
La adquisición de capacidades tecnológicas es un proceso complejo de aprendizaje, las
fuentes del aprendizaje tecnológico para los países en desarrollo pueden ser tres según Kim
(1997):
16
i. Comunidad internacional. La comunidad internacional es quizá la fuente más
importante de aprendizaje tecnológico en los países en desarrollo. La transferencia
de tecnología extranjera juega un papel acelerador en el aprendizaje tecnológico,
provee un mayor nivel de conocimiento y útil interacción con los proveedores
extranjeros para un efectivo aprendizaje. El flujo de tecnología desde el extranjero
puede ser a partir de inversión extranjera directa, compra de maquinaria y contratos
de llave en mano, licencias extranjeras y servicios técnicos.
ii. Comunidad nacional. La capacidad tecnología también se puede generar por
medio de interacciones con la comunidad nacional. Centros de investigación pública,
institutos u otras agencias de soporte públicas, compradores y proveedores,
universidades y otras firmas pueden servir fuentes de información tecnológica nueva
a las empresas. La observación de equipo avanzado en uso de otras firmas o en
exhibición en ferias de comercio es una gran fuente para la imitación por medio de
ingeniería inversa.
iii. Esfuerzo interno. Capacidades tecnológicas pueden ser creadas dentro de las
empresas por medio de operaciones de “aprendiendo haciendo”, siendo sumamente
importante en los países en desarrollo. Entre más practiquen estas empresas, mayor
serán sus capacidades para ejecutar actividades que ya están realizando. Las
capacidades tecnológicas también pueden crearse a través de actividades de I+D
dentro de las firmas, particularmente cuando el conocimiento es menos explícito y
codificado y es más difícil de asimilar.
Es importante diferenciar dos niveles de conocimiento para el aprendizaje tecnológico:
conocimiento explícito y conocimiento tácito. El conocimiento explícito es aquel que se
puede transmitir a través de libros ya que ha sido plasmado, mientras el conocimiento tácito
es aquel que está arraigado en la mente humana y que es difícil de transmitir. La capacidad
tecnológica dentro de las empresas debe ser en mayor parte conocimiento tácito, ya que si
las empresas no poseyeran personas que pudiera decodificar la información esta última
sería inoperable aunque puedan poseerla (Kim, 1997).
A medida que las empresas de un país en vías de desarrollo logren hacerse del
conocimiento técnico necesario para comprender la tecnología extranjera y sea capaz de
invertir en conocimiento tácito para transformar el conocimiento adquirido y generar nuevos
productos, podrá insertarse en una mejor manera a la economía mundial. Pero el problema
que se enfrentan los países de la periferia, no es simplemente su bajo nivel tecnológico y de
17
innovación, sino que la vía al desarrollo no es constante, cada 50 a 60 años se va
modificando el paradigma. Por lo tanto, para estos países comprender exactamente la
evolución de las tecnologías en los países-núcleo es clave para generar estrategias viables
para su desarrollo.
Asimismo, Chang (2002: 211) alega, que “el problema común al que se enfrentan todas las
economías en proceso de actualización es que el viaje hacia actividades de valor añadido
más alto, que constituye la clave del proceso de desarrollo económico, no ocurre
naturalmente”. Los países en la periferia no solamente deben comprender el actual
paradigma, sino que deben poder adaptarse a él en aspectos económicos, sociales y
políticos. Por tal motivo, es clave conocer cómo está estructurada la producción en la actual
economía globalizada: en qué consisten actualmente las actividades con mayor valor
añadido y cuál es el rol que juegan los agentes económicos, principalmente el Estado.
I.2.1. La valorización del conocimiento
Para comprender el impacto del nuevo paradigma tecnoeconómico bajo el que ha
comenzado a regirse la economía mundial y, por tanto, las relaciones sociales de
producción, es necesario analizar los mecanismos por medio de los cuales este paradigma
ha posibilitado que algunos países logren el desarrollo económico. Es decir, entender cómo
el impulso al conocimiento y la innovación, dentro de cadenas económicas articuladas,
puede ser una nueva vía de desarrollo para países con características o requisitos
específicos.
En este sentido, es transcendental definir qué es el desarrollo económico y cuáles son sus
aristas, especialmente aquellas vinculadas al conocimiento y la innovación. De acuerdo con
Amsden (2001), se entiende el desarrollo económico —desde un punto de vista de la
producción— como: “un proceso de pasar de un conjunto de bienes basados en materias
primas, explotados por trabajadores no capacitados, hacia un conjunto de bienes basados
en el conocimiento, explotados por trabajadores capacitados”.
Si bien esta definición está vinculada íntegramente al concepto económico de productividad,
recalca el papel del conocimiento en los aumentos de la producción basados en la
cualificación o mejora en las capacidades de los trabajadores, como el factor productivo con
mayor relevancia. Sin embargo, este proceso o visión del desarrollo económico conlleva no
solamente una mejora en las capacidades de los trabajadores, sino un cambio significativo
18
en las relaciones sociales de producción y en los canales a través de los cuales se da dicha
interacción.
Es necesario tener en cuenta que esta vía de desarrollo no gravita enteramente alrededor
de los adelantos tecnológicos que facilitan el aumento de la producción (aunque estos se
vuelven insumos fundamentales para su impulso), sino que se basa en potenciar la
velocidad en que es transmitida la información de estos nuevos avances y en su
aplicabilidad productiva a través de nuevos conocimientos que son desarrollados a partir de
la difusión de la información.
Según David y Foray (2002), la “información consiste en datos estructurados que
permanecen ociosos e inamovibles hasta que los utiliza alguien con el conocimiento
suficiente para interpretarlos y procesarlos”. Por tanto, para poder impulsar cualquier vía de
desarrollo basada en conocimiento, se debe partir del aumento en la velocidad de difusión
de la información, así como de la identificación de los actores económicos que puedan usar
esta información para generar nuevo conocimiento aplicable a la mejora a favor del
desarrollo.
Este es el carácter transformador del nuevo paradigma tecnoeconómico en las sociedades,
puesto que el conocimiento es producto de las actividades de las personas, apoyadas, en la
actualidad, por las tecnologías de la información y de la comunicación, a través de las que
interactúan en esfuerzos coordinados de coproducción. Es decir, crear e intercambiar
nuevos conocimientos (David y Foray, 2002).
Es en esta interacción en la que se genera una “espiral virtuosa” a favor del desarrollo
económico, impulsada por el conocimiento innovador. De acuerdo con David y Foray (2002),
la producción regular de bienes y servicios es solamente capaz de evolucionar usando
nuevos adelantos tecnológicos y mejores procesos productivos que son el resultado de la
generación de nuevos cocimientos basados en el perfeccionamiento de los ya existentes. Es
decir, el desarrollo económico es posible a través de la innovación del conocimiento
vinculado a la actual fase del capitalismo.
Es bajo este análisis que el nuevo paradigma tecnoeconómico puede ser entendido como
una posible vía de desarrollo. Los avances en el conocimiento y la innovación se vuelven los
insumos y productos fundamentales de la economía, que posibilita el impulso de la actividad
económica, la mejora de las condiciones sociales y el crecimiento económico.
19
Este proceso socioeconómico, que tiene a su base la búsqueda del desarrollo económico a
través del conocimiento, es denominado economía del conocimiento. Según Sánchez y Ríos
(2011: 4), la economía del conocimiento es “aquella en la que el conocimiento es un activo
más importante que los bienes de capital y mano de obra, y donde la cantidad y sofisticación
del conocimiento que permea en las actividades económicas y sociales, llega a niveles muy
altos”. Se debe recalcar que la economía del conocimiento no se limita simplemente al
incremento de la productividad o del crecimiento económico, sino que influye en aspectos
sociales, políticos y culturales; puesto que como nuevo paradigma tecnoeconómico tiene un
impacto directo en las relaciones sociales de producción.
Las economías que han basado su desarrollo en el conocimiento y la innovación han
logrado establecer procesos de comunicación y construcción de conocimiento en los que
interactúan diversos actores sociales como instituciones públicas, universidades y el sector
privado, a tal grado de complejidad que pueden ser entendidas como redes de
conocimiento. A través de estas redes, los actores económicos logran transformar la
información en conocimiento (Steinmuller, 2007).
En este sentido, en una economía basada en el conocimiento la competitividad ya no está
únicamente determinada por el precio de factores productivos como la tierra, el trabajo y el
capital; las economías basadas en el conocimiento necesitan actualizar y renovar el
conocimiento con el fin de brindar las condiciones necesarias de crecimiento (Amsden,
2001). De acuerdo con Camacho y Rodríguez (2004), las economías del conocimiento
logran articular la producción, distribución, uso de la información y del conocimiento, en un
sistema científico (investigaciones, educación y entrenamiento) que vincula a los actores
económicos, especialmente empresas que son las que utilizan el conocimiento.
Justamente, es este proceso de interacción entre diferentes actores económicos lo que
permite el surgimiento de la innovación. Por tanto, es posible afirmar que el conjunto de
estas redes de conocimiento, que favorecen a la innovación tecnológica, conforman un
“Sistema Nacional de Innovación”, volviéndose el principal eje articulador del conocimiento a
favor del desarrollo económico.
Estos sistemas son los que han facilitado el establecimiento del nuevo paradigma
tecnoeconómico y, por tanto, han establecido nuevas relaciones sociales de producción en
torno al conocimiento. La transmisión de información, la búsqueda de nuevo conocimiento y
la innovación tecnológica se han vuelto los objetivos de las interacciones entre los diferentes
20
actores económicos como el sector privado con las instituciones de educación superior y las
instituciones gubernamentales.
La interacción entre estos actores económicos y sociales afecta de la misma forma a los
trabajadores y a las empresas, pues la economía del conocimiento requiere que los
trabajadores posean una educación formal, brindada por las universidades, pero a la vez
que tengan las habilidades de adquirir y aplicar nuevo conocimiento teórico y analítico en
sus empleos. Las empresas para tener éxito dependen grandemente en sus capacidades
para difundir, usar y crear información y conocimiento (OECD, 1996).
El impacto del nuevo paradigma tecnoeconómico, basado en el conocimiento, no solamente
conlleva condiciones específicas que facilitarían el desarrollo, sino que además implica
profundos cambios sociales, culturales y políticos en cualquier sociedad. Es entonces que el
papel del Estado es fundamental, pues le corresponde facilitar, regular y promover la
operación harmónica de los agentes que participan en el proceso de creación, difusión y
aplicación del conocimiento para llegar a la innovación dentro de los Sistemas Nacionales
de Innovación (UNCTAD, 2011; López y Hernández, 2014).
I.2.2. El rol cambiante del estado capitalista y su relación con las empresas para
el desarrollo
El estudio de las distintas fases de desarrollo capitalista no puede limitarse únicamente al
análisis del aparato económico y el desarrollo tecnológico, debe involucrar los agentes
reguladores de las actividades económicas y sociales. Tanto el Estado como la organización
y la estructura de la producción van cambiando junto con el capitalismo, en este sentido, en
cada fase se han tenido que regir por el nuevo paradigma.
Según Jessop (2008), el capitalismo debe analizarse de forma amplia, como una "economía
integral", así, el capitalismo debe interpretarse como un régimen de acumulación sumado a
un modo de regulación. Esto es así, debido al papel dominante que posee la acumulación
de capital dentro de dicho sistema económico y además de ser la organización reguladora
dentro de la economía en sentido estricto, logra obtener una influencia significativa dentro de
todos los aspectos que componen a las sociedades.
Conocer el papel del Estado dentro del desarrollo capitalista, resulta imprescindible para
entender de forma integral el funcionamiento y evolución de las distintas fases del
21
capitalismo. Entender la relación recíproca generada entre el sistema económico y dicho
agente regulatorio muestra el proceso de evolución del sistema capitalista. De igual forma,
ayuda a comprender el accionar del Estado a través de sus políticas, tanto económicas
como públicas, que se generan durante una determinada fase de desarrollo capitalista.
El Estado actuará con base en el modo de acumulación de capital generado en el modelo
capitalista imperante durante dicha fase. Cada fase determinará la dirección que tendrán las
políticas generadas dentro del aparato estatal y las intervenciones a realizar dentro del
mercado, además del apoyo a los diferentes agentes participantes. Jessop (2008) indica que
el Estado puede proporcionar apoyo para la valorización del capital y la reproducción social,
esto a través de la fuerza, la ley, el orden, el dinero, los bienes y servicios, el conocimiento,
la persuasión moral y en forma de políticas.
Al igual que las fases del capitalismo varían en determinados períodos, generando diversas
demandas y necesidades a lo largo de la historia, el Estado deberá acoplarse a estos
cambios de paradigmas económicos y con base en esto genera su accionar, que incluso
visto en distintas segmentaciones del tiempo pueden resultar hasta contradictorias.
Sin embargo, a pesar del acoplamiento del Estado al modo de acumulación, no debe
confundirse con un Estado cautivo por parte de los intereses privados del capital, este debe
tener un carácter autónomo. Por ejemplo, de acuerdo con Iglesias (2006), la diferencia entre
el éxito de los Estados asiáticos durante el surgimiento de sus economías y el rezago de los
Estados latinoamericanos radica en la autonomía de la cual gozaron los primeros, precedida
de tradiciones burocráticas eficientes y libres de influencia de intereses particulares,
mientras en América Latina existió una usurpación del Estado por intereses privados
conduciendo a intervenciones estatales que entorpecieron el funcionamiento del mercado y
promovieron el rentalismo, la especulación y la corrupción.
Durante el fordismo, el Estado tomó un carácter de bienestar keynesiano, el poder estatal
trató de regular los diferentes agentes y mantener en equilibrio un sistema económico y
social que generaba contradicciones constantes al interior de sí mismo. Esto se realizó bajo
un contexto de una economía cerrada y cuyos objetivos primordiales giraban en torno al
consumo en masas y el mantenimiento de un nivel de pleno empleo.
Una de las principales contradicciones en el Estado de bienestar fue mantener el equilibrio
entre el capital y el trabajo. El capital se reconocía como forma de crecimiento económico,
22
mientras debía proporcionar los niveles de pleno empleo requeridos en el Estado de
bienestar. Jessop (2008) indica que la relación salarial fordista se basaba en que tanto la
gran empresa como el Estado debían reconocer las legitimidades del sindicalismo y el poder
de negociación colectiva que poseían los trabajadores, mientras que dichos trabajadores
debían reconocer los derechos de administrar en manos de las empresas. El Estado se
encargaba de ser un regulador de la negociación colectiva dentro de los límites de
crecimiento de pleno empleo.
El equilibrio entre capital y trabajo que buscaba mantener el Estado perseguía al mismo
tiempo otros propósitos, además de proporcionar bienestar a la ciudadanía en general,
buscaba promover un nivel de consumo que permitiera mantener el crecimiento económico
fordista. El otorgamiento de un nivel de salario óptimo para la obtención de un pleno empleo
buscaba garantizar el consumo que satisficiera la oferta realizada por las empresas. De esta
forma, el Estado mantenía dicho equilibrio a través de la demanda efectiva, también poseía
cierta influencia sobre la oferta ya que procuraba mantener una industria con pocas
variantes en su producción (Jessop, 2008).
Según Jessop (2008), el Estado trató de generalizar normas de consumo masivo que fueran
más allá de los trabajadores varones, quienes devengaban el salario familiar en los sectores
fordistas. De forma que, no solo ellos disfrutaran del consumo de la producción ofertada por
las industrias fordistas, sino que todos los ciudadanos nacionales quienes dependían de
ellos fueran capaces de acceder a dicho consumo; permitiendo así, obtener una demanda
interna efectiva. Para lograr la consecución de dichos objetivos el Estado actuaba a través
de las siguientes formas: promoción de las condiciones de infraestructura para la difusión
nacional del consumo de masa, la promoción de las economías de escala mediante la
nacionalización o las políticas de estímulo a fusión, la gestión de la demanda contracíclica,
la legitimización de las negociaciones colectivas responsables, etc.
Sin embargo, a pesar de los continuos intentos del Estado de mantener en equilibrio el
capital y el trabajo, las condiciones cambiantes que sentaban las bases para una nueva ola
de desarrollo capitalista dejaban cada vez menor margen de manejo para el Estado y su
papel regulador. El carácter nacional que poseía el Estado se veía cada vez más
comprometido por los diferentes contextos que surgían y que cada vez demandaban
condiciones globalizadoras.
A partir de la agudización de este escenario y otros factores que desarrollaron su potencial
durante la actual fase, el Estado tuvo que tomar un carácter diferente al presentado durante
23
el crecimiento económico fordista, tuvo que ceder a nuevas formas de producción que
variaron las formas de acumulación de capital y que por lo tanto cambiaron la forma de
intervención del Estado.
Ante estas variaciones, el carácter del Estado tuvo que acoplarse a las nuevas demandas, y
pasó a ser un Estado denominado "Estado competitivo schumpeteriano" (Jessop, 2008). El
Estado debe garantizar el crecimiento económico dentro de sus fronteras y al mismo tiempo
asegurar ciertas ventajas competitivas para los capitales establecidos fuera, de forma que
se promueva condiciones económicas y extraeconómicas en otros Estados y el triunfo de
sus actores económicos.
Así, las prioridades cambian en los Estados competitivos, el puesto primordial que poseía el
salario y el consumo dentro del Estado de bienestar keynesiano se relocaliza y pasa a un
puesto secundario. Sin embargo, a pesar de perder su jerarquización no significa que el
aparato estatal deje de velar por el funcionamiento de aquellos.
El recurso primordial bajo el cual competirá este tipo de Estado es a través de la innovación
tecnológica y el emprendimiento. Según Jessop (2008), el Estado debe adoptar un papel
promotor del mejoramiento de dichos recursos, generando así promoción de las
capacidades de innovación, de la cualificación técnica y de la transferencia de tecnología
para que el mayor número de empresas y sectores se beneficien de las nuevas
oportunidades surgidas.
La organización y la estructura de la producción ha cambiado, las empresas cada vez están
menos integradas verticalmente y se están especializando más por tecnología; el progreso
del transporte y la comunicación está encogiendo el espacio económico permitiendo que las
empresas localicen sus procesos y funciones extendidas por diferentes partes del mundo
(Lall, 2004). El Estado debe ser capaz de ofrecer instituciones y normas que desarrollen la
existencia y la articulación de organizaciones que a la vez sean capaces de generar y de
comercializar nuevo conocimiento en el mercado (Cooke, 2007; citado en Contreras &
Hualde, 2012).
El Estado se encarga de la recolección de inteligencia de alta tecnología, contribuye a crear
capacidades tecnológicas de forma independiente y actúa a través de las siguientes
medidas: provisión de capital riesgo, subsidios, parques tecnológicos, los mecanismos de
transferencia de tecnología, inversiones en producción de conocimiento, mediante I+D.
24
Además, interviene en el desarrollo de estructuras e instituciones que apoyen a los
empresarios existentes y estructuras que sustenten el clima empresarial, el incremento de la
oferta global de empresarios, promueve nuevas formas de empresa ("sectores jóvenes"),
etc. (Jossep, 2008).
En la actualidad la tradicional división internacional del trabajo responde cada vez menos a
que las actividades intensivas en conocimiento están concentradas solamente en países
desarrollados (Contreras & Hualde, 2012). La competencia es tan grande actualmente en la
economía globalizada que las empresas transnacionales no pueden ser competitivas al
encargarse totalmente de todo el proceso productivo por ellas mismas, deben recurrir a
capacidades especialidades fuera de ellas, que pueden abarcar hasta una simple fase de
ensamblaje, hasta sofisticados procesos de diseño (Ernst y Kim, 2002; citado en Contreras
& Hualde, 2012).
Las empresas transnacionales son un medio de transferencia de nuevas tecnologías a los
países en desarrollo, teniendo un papel importante para la absorción de conocimiento por
parte de estos países. Dentro de la actual fase de desarrollo, los motores principales de
crecimiento dentro las economías, son aquellas empresas, por medio de las “Cadenas
Globales de Valor”:
“Una cadena de valor se refiere a la secuencia de unidades productivas que realizan
actividades tangibles e intangibles, agregando valor en pos de la creación de un bien o
servicio, y que abarcan desde su concepción hasta la entrega final a los consumidores.
Cuando una cadena de valor o producción comprende establecimientos ubicados en
diferentes países, puede decirse que es una cadena global de valor” (Bianchi & Szpak,
2015: 10).
En otras palabras, a medida que las empresas, en la creación de un bien o servicio
requieran que la producción se realice en distintos lugares del mundo, pero esta producción
no es igual en todos los países, sino que está divida en eslabones, podemos hablar de
cadenas globales de valor. Esta descomposición territorial de los procesos productivos
genera un aumento del comercio entre los distintos países en una misma cadena de valor,
posibilitando que los países comenzaran a especializarse en actividades o tareas
productivas y no en industrias completas.
25
Las empresas transnacionales permiten todo este proceso con el fin de mejorar la eficiencia
y maximizar los beneficios, a su vez han creado diferentes redes económicas
internacionales, las cuales son (Gereffi, 2001):
i. Cadenas al productor: son aquellas en las que las empresas transnacionales
juegan los papeles centrales en la coordinación de las redes de producción
(encadenamientos hacia atrás y hacia adelante), las empresas con una alta dinámica
industrial de capital y tecnología se encuentra presente en esta cadena.
ii. Cadena al consumidor: es aquella que permite a los detallistas, diseñadores y
comercializadores actuar como agentes estratégicos al vincular fábricas y
comercializadores en el extranjero con nichos de productos en evolución en sus
principales mercados de consumo, esta cadena se caracteriza por una alta
competitividad y sistemas de fábricas globalmente descentralizados.
Según Gereffi (2001), el triunfo en la actual economía mundial, depende de que los países y
empresas se ubiquen en estas redes globales y desarrollen estrategias para tener acceso a
las empresas líderes para mejorar sus posiciones. El subir de eslabones en el proceso
productivo se le conoce como “upgrading” y se refiere al proceso dinámico sobre la
innovación de productos o procesos que provoca un incremento del valor agregado aportado
por una empresa dentro de una cadena de valor. Este “upgrading” puede deberse a factores
endógenos y exógenos de acuerdo con este autor:
i. Factores endógenos: son los que describen los esfuerzos intrafirma y comprenden
a los incrementos de valor a través de generar:
Eficiencia en la producción, por ejemplo, la incorporación de tecnología
superior.
Eficiencia en el producto, debido al movimiento hacía líneas de producto con
mayor valor unitario.
Eficiencia funcional o intracadena, es decir, que permite la toma de funciones
dentro de la cadena que generen mayor valor.
Eficiencia intersectorial, en donde la firma usa el conocimiento adquirido en la
cadena en la que participó originalmente para expandirse, en una función
similar, hacia otra cadena de un sector diferente.
ii. Factores exógenos: abarca aquellos como la eficiencia colectiva del clúster en
donde esté localizada la firma, el tipo de gobernanza de la cadena a la que
26
pertenece la firma y la trayectoria de aprendizaje e innovación del sector industrial
pertinente.
Este proceso de “upgranding” con capital internacional se da en interacción con diversos
actores económicos nacionales, así como en interacción con otros países. Pero las
relaciones entre las empresas nacionales y las transnacionales no son el único factor que
determina el escalamiento en la cadena. “El desarrollo regional dependerá en última
instancia de la eficiencia de este acoplamiento para estimular el proceso de creación,
incremento y captura de valor en las localidades productoras” (Henderson et al., 2002;
citado en Contreras y Hualde, 2012)
Por lo tanto, un país no solo necesita incorporarse a las cadenas globales de valor, sino que
debe de ser capaz de absorber el conocimiento e innovar para mejorar sus funciones dentro
de la cadena y lograr una mayor captura de valor. Volviendo al Estado en un agente clave
para lograrlo, que debe ser capaz de adecuarse a las exigencias de la actual economía
globalizada.
En este sentido, el Estado debe enfrentar una contradicción que tomó mayor importancia en
este nuevo paradigma económico, se enfrenta a la mercantilización del conocimiento y la
forma que pueda adoptar esta. De esta forma, se utilizará el conocimiento como un recurso
colectivo, que sirva de base para la generación de ingreso, convirtiendo el conocimiento en
un bien común intelectual que permitirá ventajas competitivas. Al mismo tiempo el Estado
debe velar por el carácter privado que pueda poseer este, el cual puede incentivar a la
generación de mayor conocimiento a través de una búsqueda de rentabilidad (Jossep,
2008).
27
II. ADAPTACIÓN Y ABSORCIÓN DE TECNOLOGÍA PARA LA GENERACIÓN DE CONOCIMIENTO EN COREA DEL SUR Y EL SALVADOR, A PARTIR DE LA
DÉCADA DE 1950
Poder entender la inserción de cualquier país a las olas de desarrollo del capitalismo, pasa
no solamente por identificar las ventajas competitivas que posee la economía, sino por
entender las relaciones sociales de producción que confluyen en la toma decisión sobre
política económica. Por tanto, conocer la interacción entre determinados actores
económicos —como el gobierno y el sector privado— permite analizar e identificar las
características de una economía que permitan enfocarse en una economía basada en
conocimiento e innovación.
En este sentido, dos economías con una brecha significativa en cuanto a desarrollo y
articulación, como Corea del Sur y El Salvador, a pesar de haber coincidido de forma
temporal en cuanto al enfoque de desarrollo y al nivel del mismo, son un claro ejemplo de
cómo las relaciones sociales de producción tienen un impacto directo en la toma de decisión
de política económica y en la inserción exitosa o no al modo de producción capitalista. Este
capítulo tiene el objetivo de mostrar el camino recorrido por ambos países, a partir de la
década de 1950, periodo en que comienza la maduración de la cuarta ola, analizando qué
enfoque tuvieron hacia la tecnología por décadas, para poder visualizar las diferencias entre
ambos países y sus cambios en la relación y el rol entre los agentes. Este capítulo está
dividido en dos segmentos: uno sobre la historia de Corea y otro acerca de la historia
salvadoreña, ambas enfocadas en desarrollo tecnológico y creación de conocimiento.
II.1. El proceso exitoso de Corea del Sur
Las particularidades del caso de Corea del Sur que caracterizan su rápido crecimiento,
radican en su también acelerado proceso de inserción a la actual fase de desarrollo
capitalista. Partiendo de una economía agraria, sumergida en el autoritarismo militar, hasta
establecerse como uno de los países con mayor capacidad de innovación y desarrollo
tecnológico, volviéndose un caso de especial relevancia para entender un enfoque basado
en la economía del conocimiento. El éxito de Corea recae en diferentes razones, como los
aspectos sociales y culturales que tuvieron mucha influencia, pero principalmente los dos
agentes claves fueron el Estado y las grandes empresas privadas, que fueron capaces de
impulsar la economía coreana adaptándose a las nuevas tecnologías y evolucionando
según el mercado lo requería.
28
II.1.1. Década de 1950
El efecto que tuvo la separación de Corea en 1948, dividiéndose en Corea del Norte y Corea
del Sur, beneficiando al primero, ya que mantuvo la mayoría de las industrias de carbón y
hierro, mientras Corea del Sur retuvo la mayor parte de tierras —no cultivables— y casi dos
tercios de la población. La tensión ideológica entre ambos países era extrema. Entre los
años 1950–1953 se desarrolla la Guerra Coreana, esta guerra causó muchos daños:
murieron alrededor de un millón de personas y destruyó la poca infraestructura productiva
que mantenía Corea del Sur.
Corea del Sur emergió de la guerra como un país pobre. Por un lado, su aparato productivo
estaba destruido, su producción para ese momento se basaba en la agricultura de
subsistencia y dependía de la ayuda de Estados Unidos para su construcción. Era un país
que mostraba que su camino era el subdesarrollo.
Sin embargo, el excedente de la ayuda brindada por los Estados Unidos fue destinado por el
Estado para la búsqueda de alternativas de crecimiento, con el fin de no depender de la
agricultura de subsistencia, pero no se logró tomar consenso acerca de una política
orientada al crecimiento, ya que el Estado brindaba subsidios a cualquier empresa que
realizara actividades distintas a la agricultura. Para Amsden (1997), esta manera
desorganizada de apoyo a las industrias permitió que unas empresas pudieran crecer más
que otras, por lo que se inicia un proceso de relación simbiótica entre el Estado y los
progenitores de los grandes grupos empresariales.
II.1.2. Década de 1960
Al comienzo de esta década, debido a los niveles de corrupción gubernamental —fueron
alteradas las elecciones de 1960— se generaron protestas, en las que los estudiantes eran
quienes más participaban, estos lograron el apoyo popular en todos los estratos de la
sociedad, incluso los militares se rebelaron. Los estudiantes exigían mayores garantías
sociales, políticas acordes a la realidad y una mayor democracia. Estos problemas sociales
terminaron para el gobierno de turno cuando los militares, en 1961, dan un golpe de Estado.
Este nuevo grupo ascendió al poder e implementó diferentes planes quinquenales con el fin
de lograr los objetivos específicos.
29
“Primero cuando Park Chung Hee alcanza el poder en 1961, su idea era industrializar Corea y
transformar su economía basada en la agricultura de subsistencia a una industria fuerte, a
pesar de tener las probabilidades en contra. Con este fin, se creó un gobierno altamente
centralizado, fuerte para planificar y poner en práctica ambiciosos programas de desarrollo
económico” (Kim, 1997: 24).
Una parte importante del proceso de industrialización coreano fue la fuerza y el liderazgo del
Estado, que dirigió la economía y la producción, sin dejarlo a cargo del mercado. En 1961
privatizó la banca, logrando que pudiera manejar el crédito y dirigirlo hacia los sectores
estratégicos y encarceló a empresarios que acumularon riqueza de una manera ilegal en el
periodo del presidente anterior.
Según Amsden (1989), el Estado coreano fue capaz de fortalecerse e imponerse sobre los
empresarios y los trabajadores por razones históricas, no había agente capaz de desafiar su
poder. Las entidades financieras habían sido nacionalizadas, las empresas eran débiles y
sujetas a la generosidad estatal, la clase trabajadora era poco numerosa y no habían
grandes terratenientes debido a las reformas agrarias de 1947 y 1949.
Durante los años 60, la estrategia de desarrollo se basó en la promoción de la industria por
medio del impulso a las exportaciones y por la sustitución de importaciones, comenzando en
sectores de manufactura liviana intensivos en mano de obra. Esta industria creó bienes
intensivos en factor trabajo como textiles, juguetes, pelucas, entre otros. La acumulación de
capital obtenida de estos sectores se utilizaría en el impulso de la industria pesada y la
química para acelerar la industrialización (Suh, 2007).
La Inversión Extranjera Directa (IED) en este periodo no fue muy restringida. Principalmente
se regularon las licencias extranjeras, pero la inversión no se perpetuó, debido
principalmente a la inestabilidad política y su perspectiva económica incierta. El nivel
tecnológico en Corea era relativamente escaso, dependía de la importación de tecnología
extranjera, por lo cual, se le dio mayor énfasis a aquella tecnología que promoviera la
exportación o permitiera el desarrollo de productos intermedios en las industrias de bienes
de capital (Kim, 1997).
Al ser este periodo en el que Corea se fundamentaba más en la imitación de los productos y
en industrias basadas en la mano de obra, no hubo mucho lugar para las actividades de
Investigación y Desarrollo (I+D), aun cuando el Estado en 1962 creó un centro de
información tecnológica. La tecnología madura que ingresaba al país era fácilmente imitada
30
por medio de la ingeniería inversa, sin la necesidad de recurrir a literatura. Además, los
investigadores carecían del conocimiento tácito que se necesitaba en ese momento en las
industrias (Kim, 1997).
En esta década el Estado continuó con políticas e impulso de la educación, medidas que ya
se habían empezado a implementar antes de que comenzara el proceso de industrialización.
El Estado intervino tanto en el número de estudiantes que eran aceptados en las
universidades, como en la forma en que se distribuían en las carreras. El número de
ingenieros y científicos no era suficiente, así que se modificaron las universidades para
incrementar los graduados de estas carreras, sabiendo que eran fundamentales para la
industrialización.
Para superar las desventajas de un mercado nacional pequeño y para explotar la tecnología
madura en la que la industrialización se quería basar, el Estado apoyó a la diversificación de
los chaebol, es decir, los “grupos de empresas conformadas por varias corporaciones
empresariales comprometidas en diversas áreas de negocios y normalmente en propiedad o
dirigidas por una o dos grupos de familias relacionadas” (Kim, 1998).
Otro factor que contribuyó y diferenció a Corea, en su proceso de industrialización, fue su
control de la empresa privada, no solamente las dirigió señalando cuáles eran los sectores
estratégicos, promoviéndolos por medio de protección y subsidios, sino que impuso una
serie de objetivos y metas que debían de alcanzar las empresas. Su postura hacia la gran
empresa fue de disciplina y apoyo, generando un mayor crecimiento. El Estado también creó
empresas nacionales o compraba aquellas empresas privadas que eran mal administradas
para impulsar la industrialización.
En 1969, la Ley de promoción de la industria electrónica fue uno de los principales métodos
utilizados para alentar el crecimiento de los chaebols. Esta ley buscaba el desarrollo del
sector electrónico, logrando que las empresas se diversificaran en las producciones de
televisores, refrigeradoras, lavadoras, aires condicionados, video cámaras y sistemas
multimedia en un futuro (Lowe, 2014).
II.1.3. Década de 1970
En la década de los setenta se da un cambio en la producción industrial de Corea, se pasa
al impulso y creación de la industria pesada y química. El Estado reconociendo que es
31
necesario un cambio hacia sectores basados en un mayor nivel tecnológico, su apoyo se
vuelve más intensivo, pero selectivo; también se continuó con el proteccionismo y la
promoción de las exportaciones. Además, Corea estaba perdiendo competitividad en sus
industrias ligeras.
Por lo tanto, en 1973 el presidente Park puso en marcha un ambicioso programa de
industrialización pesada y química: la primera fundición y el primer astillero comenzaron a
producir; se produjeron los primeros coches de fabricación nacional; se fundaron nuevas
empresas de electrónica, maquinaria, química y otros sectores. La renta per cápita se
multiplicó por cinco y las exportaciones se incrementaron en nueve veces entre 1972 y 1979
(Chang, 2007).
Según Kim (1998), el "Estado de desarrollo" coreano era el motor de su industrialización, al
menos durante los 70. En su esfuerzo por crear condiciones de crecimiento industrial y de
asegurar la transición de un estado al siguiente, el gobierno usó una compleja red de
políticas con instrumentos directos e indirectos para definir el crecimiento objetivo y
disciplinar las empresas para alcanzarlos. Estos instrumentos buscaron los siguientes
objetivos: (1) la deliberada promoción de grandes empresas como motor del aprendizaje
tecnológico, alcanzada a través de una serie sistemática y exhaustiva de subsidios e
incentivos, (2) una ambiciosa industrialización orientada hacia las exportaciones, por medio
de empujes al sector privado para alcanzar los objetivos, mientras proveía incentivos para
hacer una crisis creativa en vez de destructiva, (3) la promoción de avances tecnológicos
pesados e industrias químicas, logradas a través de más crisis críticas, y (4) represión de la
fuerza laboral para mantener la paz en la industria, proporcionando un ambiente propicio
para el aprendizaje.
Un aspecto interesante e influyente, en el aprendizaje tecnológico de Corea, fue que en esta
década no era un problema la adquisición de la tecnología, ya que estaba en su período de
maduración y que los países desarrollados buscaban invertir en los países en vías de
desarrollo para aprovechar su mano de obra barata y abrir sus mercados. Sin embargo,
Corea endureció su regulación a la IED, limitando la entrada al país, dando prioridad a
aquellas inversiones que permitían la adquisición de conocimiento y transferencia de
tecnología. Corea en vez de permitir la libre entrada de la IED y de las transnacionales a su
economía que pudo significar una mejora en su productividad, prefirió crear sus propias
capacidades tecnológicas, centrándose en el aprendizaje e imitación por medio de la
ingeniería inversa.
32
La regulación hacia la inversión extranjera directa era porque la industrialización se centró
en la promoción de grandes empresas nacionales. En Corea se quería mantener su
autonomía, no depender de otros países o de las empresas transnacionales, esto debido
principalmente a su visión nacionalista creada por la larga historia de control extranjero que
sufrieron, principalmente el dominio japonés a principios del siglo XX. Corea del Sur tomó
una postura competitiva contra Japón, muchas de las empresas coreanas tenían que
competir contra las japonesas, habiendo una constante búsqueda en las mejoras de la
productividad y alcance de nuevas tecnologías.
Las industrias coreanas recurrieron más a canales informales para su adquisición de
tecnología que a canales formales. La importación masiva de licencias extranjeras y la
asistencia fueron vistas como la forma para evitar el control foráneo. Además, se obviaron
las restricciones que las multinacionales imponían en su transferencia de tecnología a las
empresas locales, con el objetivo de desarrollar sus propias capacidades. El enfoque fue
efectivo para evitar el control, las empresas hasta tenían el siguiente lema: “invierta ahora en
su propia capacitación tecnológica aun si la asesoría extranjera es más barata, y coseche
los frutos de su autosuficiencia después” (Amsden, 1989; Chung & Suh, 2007). Según
Amsden (1989), la estrella en la transferencia tecnológica fue el consultor independiente
(generalmente japonés) de corto plazo. Por su independencia el consultor no estaba limitado
en su enseñanza, aspecto que caracteriza a la transferencia entre empresas.
Los cambios en la política internacional fueron un detonante para que Corea decidiera tomar
mayores riesgos en cuanto a sus políticas, lo que motivó al Presidente Park a que Corea
fuera lo suficientemente fuerte para valerse por sí misma, se desarrolló una nueva política
educativa, en la cual la formación vocacional debía ser mayor en las escuelas para tener a
trabajadores capacitados para los nuevos puestos de trabajos, además se crearon nuevos
institutos de investigación.
En aquellas industrias en las cuales los problemas de la transferencia de tecnología era más
complicada y en las que las empresas coreanas no poseían experiencia, los trabajadores
recibieron salarios más altos, no por razones de escasa oferta de personal capacitado, sino
como incentivo para que utilizaran su inteligencia y lograran que funcionara la tecnología
extranjera. En todas las nuevas industrias que eran intensivas en capital, los trabajadores
eran motivados por altos salarios, con el objetivo de lograr sacar el producto al mercado y
luego mejorar su calidad. Esto provocó que los salarios incrementaran a un ritmo acelerado
debido a la exigencia intensiva en el aprendizaje en Corea (aunque es necesario señalar
que el Estado presionó a las empresas a compartir su ganancia) (Amsden, 1989).
33
Es en esta década, el Estado tuvo mayor liderazgo industrial y fue el responsable del cambio
en la industria coreana, debido a esto, el sector privado poseyó una mayor subordinación a
este.
"En resumen, el gobierno ha sido el núcleo de la industrialización coreana entre 1960 y 1970.
Algunos dicen que el gobierno jugó un rol de presidente en Corea, Inc., mientras que los
chaebols funcionaron como unidades productivas. El rol del gobierno no solo incluyó
formulación de políticas, también técnicas de políticas de implementación, usando una serie
de incentivos directos e indirectos y sanciones para potenciar el sector privado, logrando el
aprendizaje tecnológico rápido y a la vez rápido crecimiento" (Kim, 1997; 33).
II.1.4. Década de 1980
En la década de 1980, el Estado perdió su papel como único agente en el liderazgo del
desarrollo coreano y se integró más en un esfuerzo en conjunto con las grandes empresas.
Según Amsden (1989), los factores que fortalecieron esta relación fueron: 1) que las
grandes empresas industriales habían adquirido una mayor experiencia técnica y de
negocios 2) y las empresas industriales lograron comprender tanto los riesgos como las
grandes compensaciones de entrar en la industria pesada.
En los ochenta el ambiente económico para Corea cambió por diversas razones. En primer
lugar, la economía mundial se desaceleró, en especial para las economías con un enfoque
centrado en las exportaciones. En segundo lugar, el intercambio comercial era desigual; las
regiones como Norte América y Europa adoptaron políticas proteccionistas, lo que
dificultaba el acceso de productos coreanos. Tercero, Corea perdió su competitividad en
industrias intensivas en trabajo con bajos salarios. Otro aspecto es que los países
avanzados eran reacios a transferir tecnología a Corea, para evitar que compitieran en
mercados que ellos dominaban (Kim, 1998).
En este contexto, los chaebols habían logrado adquirir demasiado control en la economía,
provocaban escasez, especulación de precios, y un comportamiento agresivo, el Gobierno
ante estas prácticas desleales crea la Ley del comercio justo, con base en las leyes
norteamericanas contra monopolios. Esta ley incluía:
“la prohibición de prácticas desleales de cartel y la inversión mutua entre compañías afiliadas
a los chaebols, un tope a las inversiones y al crédito para grandes chaebols, y restricciones a
su integración vertical y horizontal. El gobierno también dirigió los treinta más grandes
34
chaebols para reestructurar sus negocios en expansión entorno tres o menos sectores
fundamentales” (Kim, 1998; 34)
En este período el Estado intentó regular a los chaebol, estos habían crecido demasiado y
se concentró el poder económico en ellos. Las primeras reformas hacia la liberación fueron
para regularlos por parte del Estado, pero siempre se mantuvo cierto apoyo y protección, ya
que se sabía que eran muy importantes para el crecimiento. La primera reforma se adoptó
en 1982, al liberar el mercado financiero y el de exportaciones e importaciones.
Aun cuando se permitía la entrada de la inversión extranjera directa, como una medida de
liberalización, el gobierno limitó su ingreso y favoreció la co-inversión de empresas locales
para facilitar la transferencia de tecnología. Como resultado, a mediados de la década solo
el 5% de las empresas contaban con inversión extranjera directa, gracias al control de
entrada y proporción de la propiedad (Chang & Green, 2003).
Las grandes empresas lograron mejorar sus capacidades productivas y empresariales, eran
capaces de operar sin ser dirigidas. Las medidas proteccionistas y de subsidios en las dos
décadas pasadas por parte del Estado les permitió crecer y diversificarse, pero dependió de
su iniciativa el aprender sobre tecnología y procesos productivos extranjeros para poder
operar de mejor manera y volverse competitivos.
Asimismo, el Gobierno de Corea logró establecer una red pública de apoyo para promover la
difusión de tecnología en la economía, particularmente en las PYME nacionales. Se
emprendieron esfuerzos para desarrollar I+D. El desarrollo industrial llegó a un nivel en que
las industrias no podían seguir dependiendo de la importación de tecnologías y mano de
obra barata para competir en los mercados internacionales (Chung & Suh, 2007).
Durante esta década se da un fuerte desarrollo de la industria pesada, especialmente la
construcción naval. Este cambio de enfoque industrial tuvo el propósito de avanzar
sustancialmente apoyándose en las ventajas de la producción nacional de acero. Gracias a
esta estrategia Corea del Sur se convirtió en un productor líder de buques, especialmente de
buques petroleros, superado únicamente por Japón. A mediados de la década de 1980, el
enfoque de la industria pesada había logrado que las industrias manufactureras duplicaran
su peso en la economía, siendo responsables de aproximadamente el 30% del PIB y
representando un 25% de la fuerza laboral coreana (Lowe, 2014).
35
La industria automotriz fue una de las principales industrias seleccionadas para favorecer su
crecimiento, de cara a la exportación. La capacidad de la industria automotriz superó el
millón de unidades, un aumento de cinco veces en comparación al comienzo de la década.
La mitad de los vehículos se destinaron a los mercados de exportación, especialmente hacia
Estados Unidos (Lowe, 2014).
La industrialización en Corea fue un proceso de diversificación de los grandes grupos
empresariales hacia diferentes industrias, a partir de su capacidad tecnológica. El constante
aprendizaje y la experiencia que fueron ganando sus ingenieros y gerentes les permitió ir
ampliándose hacia nuevos sectores al ya poseer los conocimientos necesarios.
Sin embargo, bajo la presión de Estados Unidos, Corea introdujo una nueva legislación en
1986 sobre los derechos de propiedad intelectual, adelantándose a la ingeniería inversa de
los productos extranjeros. Esto impactó en todas las industrias coreanas, particularmente
productos farmacéuticos y productos químicos. La nueva legislación introdujo nuevos
sistemas de arbitraje para las licencias obligatorias y el aumento de las sanciones por
incumplimiento (Lowe, 2014).
Como consecuencia de esta nueva legislación, el gobierno se vio obligado a cambiar su
visión de industrialización. En 1986 se promulgó la nueva Ley de promoción industrial que
buscaba vincular incentivos para actividades de industrias especiales como I+D y desarrollo
de recursos humanos, aunque el Estado designó empresas líderes que guiaron el
desarrollo. A pesar de que el Estado había limitado a los Chaebols, estos respondieron con
un mayor nivel de gasto en I+D, con base en la nueva visión de industrialización. A finales
de 1980, el gobierno seleccionó varias industrias de alta tecnología, incluida la tecnología de
la información y las aeronaves para ser fortalecidas con apoyo gubernamental, pero su
papel en estas industrias fue mucho más limitado que en las industrias intensivas en mano
de obra en las dos décadas anteriores (Kim, 1997).
II.1.5. Década de 1990
Los cambios no favorables para Corea en la década de los 80 y al enfrentarse a la
acelerada globalización en los 90, el Estado realizó mayores cambios en el rumbo de las
políticas. Se buscaba reducir su intervención dando paso a la introducción de los
mecanismos del mercado y realizar cambios estructurales para el desarrollo de industrias
basadas en mayor nivel tecnológico. El cambio en el rumbo de la política incluyó: legislación
36
antimonopolio, liberalización comercial, liberalización financiera, promoción de pequeñas y
medianas empresas, liberalización de la inversión extranjera directa y cambio en el énfasis
en las actividades relacionadas a la innovación (Kim, 1997).
Según Kim (1997), esta liberalización en las políticas también iba dirigida hacia los chaebols,
el Estado ya no iba a tratar de regularlos como en los 80 sino que iba a confiar en los
mecanismos del mercado. La liberalización fue diseñada para que los chaebol pudieran
competir libremente en el expandido mercado global, además se esperaba que la nueva
política realizara significativo progreso en la separación entre la propiedad y la gerencia de
estas empresas.
En esta década los objetivos de desarrollo eran promover la innovación de alta tecnología,
por lo cual, las políticas se dirigieron a apoyar el desarrollo de tecnologías y construir
infraestructura de información. Se construyeron recursos humanos de alta calificación en
campos estratégicos, el Estado tomó un papel dirigente en estas áreas con el objetivo de
actualizar la tecnología, además se desarrolló un sistema de aprendizaje permanente (Suh,
2007). Por lo cual:
“El principio de los 90 trajo un cambio significativo en la producción manufacturera hacia
productos de consumo con una mayor alta tecnología, y el desarrollo de nuevos sectores
industriales. La atención se volvió hacia los campos de robótica industrial, bioingeniería,
microelectrónica, química fina y aeroespacial. Este cambio de énfasis, aun así, no significó
una inmediata disminución en la industria pesada y tradicional, como la industria de los
automóviles, que había dominado la economía durante los 80” (Lowe, 2014: 260).
En esta etapa el sector privado tomó mayor participación en los gastos en I+D, siendo los
centros de investigación privados los más influyentes en la innovación. Los chaebol tomaron
un papel más influyente en la innovación, drásticamente expandieron y profundizaron las
actividades de I+D. Hubo un cambio en la visión de las empresas, ya no solo buscaban
imitar los productos extranjeros sino que se impulsó la innovación y el mejoramiento de la
calidad de sus productos.
A mitad de la década el presidente ejecutivo de Samsung Electronics quemó 150,000
celulares defectuosos en frente de los ejecutivos de la empresas por no compartir su visión
de calidad y diseño; a partir de ese momento, Samsung Electronics cambio su
comportamiento e invirtió bastante para ofrecer productos de consumo innovadores y
deseables. A finales de la década Hyundai, otro de los grandes chaebol, invirtió mucho en
37
calidad, diseño, manufactura e investigación a largo plazo para establecerse como una
marca global (Lowe, 2014).
De parte del Estado, a partir de 1991, se rebajó o se dio exención de aranceles a los bienes
para la investigación. Además al darse cuenta de la importancia que las empresas se
aventuraran a nuevas tecnologías, en 1992, introdujo un programa para incentivar la
investigación en los institutos de I+D y establecer pequeñas empresas basadas en nuevas
tecnologías; ofreciendo asistencia financiera, gerencial y técnica a los empresarios
emprendedores. En 1993, se introdujo el nuevo programa de comercialización tecnológica,
en el cual ofrecían financiación preferencial hacia las actividades de I+D y comercialización
de nuevas tecnologías desarrolladas en el país (Kim, 1997).
La globalización también tuvo su impacto en las políticas y en la estrategia de desarrollo en
Corea, los cambios que estaban ocurriendo demandaban que las empresas coreanas se
expandieran, muchas de las empresas coreanas se transformaron en transnacionales y
crearon centros de I+D en otros países, en los países más desarrollados tecnológicamente
principalmente. Muestra de esto, fue el plan ambicioso segyehwa, una política que buscaba
la globalización total en Corea, fue creada a partir de una unión entre empresas privada,
Estado y universidades.
Otro cambio en las década de 1980 y 1990 en Corea fue la liberalización de sus políticas de
transferencia de tecnología e inversión extranjera directa, después de dos décadas de
restringirlas. En 1995 se introdujo el sistema de aprobación inmediata, extensión de
impuestos y otros incentivos para la inversión en sectores de alta tecnología estratégicos.
Pero la Inversión extranjera directa en nuevas manufacturas disminuyó extremadamente en
los primeros años de los 90, en contraste con la inversión extranjera en los servicios que
incrementó significativamente (Kim, 1997).
En 1997, se generó una crisis financiera en Asia, a tal punto que un rescate del FMI fue
necesario para brindar estabilidad a Corea. El Estado cerró malos bancos, desmanteló las
empresas en bancarrota, atacó la corrupción y reguló el sistema financiero con más fuerza.
Incluso el chaebol Daewoo, fue desmantelado al declararse en bancarrota por su problema
de enormes deudas al tomar malas decisiones empresariales, aun cuando este fue un
chaebol muy influyente al principio del desarrollo coreano
38
A partir de la crisis se realizaron reformas para una mayor apertura a la inversión extranjera
e importaciones —Ley de la promoción de inversiones extranjeras de 1998—, se aseguró
que el 99% de las industrias se abriera a la inversión extranjera (Lowe, 2014). Muchas de
las reformas se realizaron bajo presión del FMI para la otorgación del rescate, eran políticas
bajo la influencia de Japón y Estados Unidos que Corea se había reusado a implementar
antes (Feldstein, 1998; citado en Chang, 2007). Aunque, la drástica liberación de la
inversión extranjera no se debió solo a presiones del FMI, sino que algunos coreanos claves
para la formulación de políticas concluyeron que el país no iba a poder sobrevivir si no se
permitía que sus empresas se incorporaran completamente en la red de producción
internacional que emergía (Chang & Green, 2003).
Según Park (2001), la crisis hizo despertar a Corea, aceptando el hecho de que su
economía necesitaba reformas y una restructuración para sobrevivir en el siglo XXI.
Centrándose en la construcción de una economía basada en el conocimiento, como la única
forma para sobrevivir y desarrollarse en la era de rápida globalización y rápido desarrollo
tecnológico, principalmente la tecnología de información y comunicación. A finales de los 90
Corea se movilizó rápidamente para crear una infraestructura para una economía basada en
el conocimiento, se realizaron inversiones de parte del sector privado y sector público. Entre
1996 y 1999 el Estado invirtió alrededor del 2% del PIB para infraestructura de tecnología de
la información, viéndose reflejado en el aumento en el consumo de servicios de
comunicación e internet.
II.1.6. Siglo XXI
Según Suh (2007), en la primera década de los 2000, en Corea se dio la transición a una
economía basada en el conocimiento. El Estado tomó un papel de sustentador del mercado,
aumentó la productividad de la investigación, mejoró la calidad de la educación universitaria
y construyó un sistema de innovación nacional y regional.
A partir de abril del 2000, se implementó un plan de acción que se centraba en las
tecnologías de la información y comunicación, la innovación, ciencia y tecnología,
educación, administración de recursos humanos y la brecha digital. Sus tres objetivos eran:
(1) rebasar en un salto a los 10 líderes mundiales en conocimiento e información, (2)
modernizar los estándares educativos hasta alcanzar los estándares de la OCDE y (3)
encabezar aspectos de ciencia y tecnología, como la bioingeniería por medio de la
actualización de los estándares del G-7 (Wo & Suh, 2007).
39
La producción de computadoras, semiconductores, decodificadores digitales y MP3 fueron
los nuevos productos que los chaebol empezaron a explotar, aprovechando el potencial de
la nueva era digital. Aunque, en los primeros años no poseían mucho conocimiento, los
chaebol con el tiempo se volvieron en marcas globales influyentes. Al principio del siglo XXI,
el crecimiento se mantuvo alrededor del 4-5% anualmente, sostenido principalmente por la
alta demanda de productos de exportación, como los televisores de alta definición y
celulares (Lowe, 2014).
La información tecnológica ha jugado un papel fundamental en la rápida transformación de
Corea, siempre manteniéndose a la vanguardia de los nuevos avances tecnológicos.
Actualmente los cinco principales chaebol (Samsung, Hyundai Motor, SK Group, LG y Lotte)
representan el 55% de la producción del país, centrarse en la electrónica de consumo les ha
permitido ser compañías líderes en el mercado mundial, abasteciendo componentes de
muchos de los productos de electrónica de consumo más demandados. Corea es líder
global en la alta tecnología y comunicaciones y gasta cerca del 4% del PIB en I+D. Además,
las barreras a la inversión extranjera directa han sido en su mayoría removidas, pero el país
sigue manteniendo el deseo de preservar a sus empresas autónomas, evitando una
completa liberación (Lowe, 2014).
Durante los últimos 50 años, Corea del Sur ha crecido a una tasa promedio del 7% anual,
contrayéndose durante dos años. Pasó de ser uno de los países más pobres del mundo a
una posición donde sus productos poseen ventajas competitivas globales, su nivel de vida
es tan alto que se asemeja a los niveles de vida de los países que conforman el G8. Este
proceso se ha logrado gracias a un Estado que no dejó de intervenir en los procesos
productivos, aunque se haya liberalizado en los años ochenta. El Gobierno continúa
tomando decisiones y revisando sus políticas a fin de mantener niveles altos de producción.
Asimismo, los chaebols han comprendido que el proceso de innovación les permite
insertarse en la dinámica del comercio internacional y adquirir ventajas respecto de sus
competidores.
II.2. El abandono del desarrollo tecnológico en El Salvador
El Salvador, al igual que la mayoría de países latinoamericanos, no ha logrado insertarse de
forma exitosa en la actual fase del capitalismo. De forma semejante, a Corea del Sur, el
militarismo y la pobreza son los puntos de salida de la economía. Sin embargo, a pesar que
han existido muchos intentos para salir del subdesarrollo —desde la agroexportación, la
industrialización y el neoliberalismo--, el país no ha logrado crecer de una manera sostenida
40
que permita alcanzar el desarrollo, a la vez que no se han logrado impulsar políticas
económicas nacionales que permitan insertarse en la actual fase del capitalismo.
II.2.1. Década de 1950
Desde los años treinta, el gobierno de El Salvador fue controlado por grupos militares, con
una visión económica agroexportadora. En este sentido, el modelo agroexportador fue
impulsado por las elites económicas pertenecientes a la burguesía y vinculadas de forma
directa al Estado, para obtener privilegios sociales y mantener relaciones de dominación
basadas en los sistemas políticos autoritarios (Robinson, 2001).
Sin embargo, en esta década se dio un intento por conciliar los intereses de los sectores
populares y de los grupos vinculados a la elite agroexportadora. La llegada a la presidencia,
por un golpe de Estado, del teniente coronel Oscar Osorio, en 1948, permitió una mayor
intervención estatal. La constitución de 1950 le otorgó al Estado los poderes para intervenir
en la economía con el fin de asegurar la “dignidad humana” a todos los habitantes del país.
Algunas de las primeras medidas fueron (Gordon, 1989): canalizar los ingresos provenientes
de las exportaciones hacia las actividades que se pensaban promover en la industria, el
comercio y los servicios; el establecimiento de "zonas francas" de producción para las
exportaciones; utilizar la capacidad de endeudamiento externo en proyectos productivos;
elaboración de productos intermedios y materias primas para profundizar el proceso de
sustitución de importaciones; etc.
"(...) se hace necesario un Estado más intervencionista que sin descuidar la fuente
fundamental de acumulación que continuaría siendo la agro-exportación, se hiciera cargo
también de crear y mantener las condiciones para el desarrollo industrial que se convertiría en
una nueva fuente de acumulación de capital" (Sibrian et al., 1990, 72).
La década de los 50 representó un cambio en el modelo económico, la forma de
acumulación de capital que representaba el modelo agroexportador se vio vulnerada,
conllevando intentos, cada vez más notables, de un cambio en la acumulación de capital en
El Salvador.
"El proceso que condujo a la expansión de la industria (llamado sustitución de importaciones)
es la etapa posterior a la segunda guerra mundial, se enmarca en las variaciones de precios
de los productos agrícolas en el mercado internacional, y en el interés de las compañías
41
extranjeras de ampliar su campo de inversión instalándose en los países no industrializados."
(Gordon, 1989: 34).
Lo anterior condujo a una configuración nueva de los agentes económicos y políticos,
nuevos intereses privados tomaron relevancia, estableciendo una nueva articulación entre
Estado y nuevos grupos económicos industriales, que ya no se limitaban a la oligarquía
cafetalera. Esto conllevó nuevas políticas económicas enfocadas en otros sectores
económicos. El Estado impulsó una serie de medidas con el fin de apoyar la industria como
el impuesto sobre el café, para trasladar el excedente a la industria, derogación de leyes que
obstaculizaban la acumulación de capital y su reinversión, construcción de infraestructura y
tratados bilaterales de libre comercio.
Dentro de esta nueva configuración económica la oligarquía cafetalera no dejó de tener
influencia sobre el Estado. Segovia (2005), señala que debido a que el nuevo modelo
económico dependió de las divisas y los excedentes generados en el sector agroexportador
tradicional, los nuevos grupos económicos estaban subordinados a las elites agrarias.
"De 41 grandes sociedades anónimas industriales que se fundaron antes de 1960, 25
pertenecían a grupos económicos cafetaleros, de los cuales 19 empezaron a funcionar entre
1956 y 1959. Destacan la fabricación de cemento y la ampliación de instalaciones para
producir zapatos...Aumento de la exportación de productos manufacturados, cuyo valor pasó
de 10.7 millones de colones en 1954 a 40.4 millones en 1959." (Gordon, 1989: 38).
Durante la articulación del proceso de industrialización el Estado tuvo un papel directivo,
teniendo mayor libertad en la gestación de políticas de industria, esto fue así debido a lo
poco atractivo que resultaba la industria para los agroexportadores, a pesar de que sus
excedentes estuvieron destinados a este sector no estaban dispuestos a cargar con los
riesgos de la industria ni alejarse de las altas ganancias que generaba la agricultura.
"(Los agroexportadores) atribuían grandes riesgos a las inversiones en la industria, sobre
todo en las nuevas industrias, debido a que no consideraban la necesidad de agrandar el
mercado interno que hubiera estimulado inversiones. Estaban acostumbrados, además, al
intercambio complementario con los países centrales: materias primas por manufacturas. Por
otro lado, el mercado de sus productos y el surtidor de los artículos que consumían estaban
en el exterior del país. A todo esto, y como consecuencia, debe de agregarse que,
acostumbrados a las tasas altas de utilidad de la agricultura de exportación, la perspectiva a
42
largo plazo de utilidades de la industria, semejantes a las que recibían de la agricultura, no
borraban la realidad de muy bajos dividendos inmediatos" (FLACSO, 1988: 175).
América Latina se vio influenciada por el desarrollo de una nueva teoría de desarrollo
impulsada por la CEPAL: el modelo de Industrialización por Sustitución de Importaciones
(ISI); para lo cual sugirió la integración regional de Centroamérica (concretada en 1960)
como la herramienta para crear un mercado de demanda suficientemente amplio para
impulsar la producción.
El modelo de Industrialización por Sustitución de Importaciones (ISI) fue el resultado de que
una fracción agroindustrial atada a las nuevas actividades económicas y con miradas a la
economía global rompió con la oligarquía agroexportadora, que incluyó a los grupos
económicos agrarios y a los terratenientes. El proyecto de estos grupos, siendo un grupo
que se formó en el interior de la oligarquía tradicional, se basaba en las redes familiares
(Robinson, 2001).
La expansión de la industria internacional permitió que El Salvador creara las condiciones
necesarias para el establecimiento de empresas de capital extranjero que con mayor
capacidad industrial a la existente, por medio de transferencia de maquinaria:
En este contexto, el gobierno creó, en 1952, la Ley de fomento de la industria de
transformación, para promover el establecimiento de industrias, dando incentivos fiscales
para las empresas que importaban maquinaria. Además, impulsó políticas con el apoyo
técnico y financiero de la cooperación de los Estados Unidos (USAID), que permitieron (en
la siguiente década) la inserción en el Mercado Común Centroamericano (MCC) y el
desarrollo de nuevas políticas económicas con carácter industrial fundamentadas en la
confección de bienes manufacturados y causó un fraccionamiento entre la vieja oligarquía y
la nueva burguesía dueña del capital financiero, el comercio y el ensamblaje de
exportaciones (Robinson, 2001). Estas medidas formaron parte de una estrategia
económica proteccionista y con mayor intervención del Estado en la distribución de los
excedentes económicos.
43
II.2.2. Década de 1960
Los sesenta es el período que se caracteriza por el nacimiento y desarrollo de las
instituciones de fomento y apoyo a las actividades industriales orientadas al MCC; a través
de la aplicación de las políticas comercial, arancelaria, cambiara, etc. (Salazar, 1990).
La propuesta de la CEPAL para la integración centroamericana buscaba limitar el capital
extranjero, pero fue rechazada por El Salvador y Guatemala, además hubo oposición de
Estados Unidos. Esta se sustituyó en 1960 por el “Tratado General de Integración
Económica Centroamericana”.
El Salvador al igual que el resto de países centroamericanos, inició un acelerado proceso de
industrialización como resultado directo de la creación del MCC. Gordon (1989:60), explica
que la burguesía además de asociarse a capital extranjero, se asoció a capitales locales
provenientes de otras ramas económicas, esta se dio principalmente de tres formas: familiar,
combinada y participativa. La primera estuvo constituida por capitales procedentes del
mismo grupo familiar; la combinada fue aquella relacionada con capital cafetalero y la
participativa provino de capital ajeno a la producción cafetalera. Esto fue aprovechado bajo
el contexto del MCC que expandió los excedentes económicos a diversos sectores
productivos. Este permitió ampliar las expectativas nacionales de los mercados requeridos
para producir con los mínimos de eficiencia algunos productos industriales (Salazar, 1990).
Esta configuración del modelo económico ISI, llevó en sus inicios a una diversificación del
sector industrial, la nueva estructura industrial no excluyó a la oligarquía cafetalera, pero
representaría un debacle a los beneficios de la industria para dicho sector económico, con la
disminución de la participación de la industria tradicional en la producción total industrial.
"[…] a partir de 1966 creció la industria metalúrgica, que tres años más tarde alcanzaba el 7%
de la producción industrial total. La industria de bienes intermedio, por su parte, llegaba al 18%,
cuando en 1959 sólo había representado 7.6%" (Gordon, 1989: 42).
La integración centroamericana tenía el objetivo de desarrollar la industria en la región,
posibilitando una integración entre las distintas ramas industriales y una mayor integración
entre la agricultura y la industria de Centroamérica (Mendoza & Rosalinda, 1990).
“La integración centroamericana buscaba desarrollar la industria centroamericana bajo los
conceptos del desarrollo (…) posibilitó una relativa integración económica entre las distintas
44
ramas industriales y una mayor integración económica entre la agricultura y la industria a nivel
centroamericano. La producción fue a base de las ventajas comparativas de cada país, hubo
una especialización productiva” (Mendoza & Rosalinda, 1990: 48).
En los sesenta, la estructura del empresariado industrial salvadoreño fue agrupada en la
Asociación Salvadoreña de Industriales (ASI), fundada en 1958, esta tuvo su nacimiento y
desarrollo en los grupos textiles, químicos (laboratorios farmacéuticos), los tradicionales de
alimentos, bebidas, calzado y vestuario y metal-mecánica, como grupos más importantes.
La ASI creció y pasó a jugar un rol preponderante, como gremial, en la decisión de la política
económica nacional. Ya a finales de la década visualizan la necesidad de penetrar
mercados fuera del área centroamericana (Salazar, 1990).
En 1962, el Instituto Salvadoreño de Fomento a la Producción (INSAFOP), encargado de
impulsar la exportación agrícola, se transformó en el Instituto Salvadoreño de Fomento
Industrial (INSAFI). Es precisamente esta institución la ejecutora de la política industrial
plasmada en la Ley de fomento industrial dictada por el directorio cívico militar (1961/1962).
El INSAFI era una institución autónoma dirigida por representantes del Banco Central,
Ministerio de Economía, banca privada, industriales y un presidente nombrado por el
presidente de la república. El INSAFI brindaba incentivos fiscales por la Ley de Fomento
Industrial, así como incentivos crediticios en cuanto a plazos, tasas de interés, período de
gracia. Brindaba asistencia técnica (especialmente a la pequeña y mediana empresa), así
como en la promoción de inversiones conjuntas de empresarios nacionales con empresas
extranjeras. En el ámbito privado, la institución que tuvo un papel relevante en materia
financiera industrial fue la Financiera de Desarrollo de inversiones. Así como la Agencia
Interamericana de Desarrollo (USAID), la cual puso líneas de financiamiento especiales que
fueron canalizadas, permitiendo conformar un grupo financiero-industrial de gran dinamismo
conocido por el "grupo de desarrollo" (Salazar, 1990).
Este fue el período de la euforia textil, impulsado desde, y bajo el amparo, del INSAFI con
líneas de crédito, períodos de gracia, tasas de interés, asistencia técnica, etc. En este
sentido, una de las medias tomadas fue que IED se dirigiera principalmente a la
manufactura.
“el capital extranjero ingresó al país fundando empresas filiales y subsidiarias por medio de las
cuales mantiene el control de la tecnología transferida tomando a través de ellas las ganancias
del sector se hace más evidente la dependencia del aparato productivo.” (Mendoza &
Rosalinda, 1990: 55)
45
Se emitieron medidas legales e incentivos fiscales que protegían a la industria
centroamericana y promovía su extensión: arancel uniforme centroamericano e incentivos
fiscales al desarrollo industrial, dirigido principalmente a la importación de recursos y
favoreció a las grandes industrias (Mendoza & Rosalinda, 1990).
“La principal política de industrialización regional fue la arancelaria. Acordada en 1964 para el
conjunto de países centroamericanos y conocida como NAUCA (Nomenclatura Arancelaria
Uniforme Centroamericana), la cual se mantuvo hasta 1985. También, tuvo un gran impacto
la política cambiaria en cuanto al objetivo de mantener un tipo de cambio fijo, respecto al
dólar y un acceso preferencial al mercado de divisas de actividades industriales” (Salazar,
1990: 240).
Al final de la década, se dan reformas en la educación que buscaban mejorar la calificación
de la mano de obra, se crearon las diferentes opciones de bachillerato que daban una
preparación técnica. Ya que, las personas con educación técnica y superior fue alrededor de
1.8% de la PEA (Mendoza & Rosalinda, 1990).
Si bien, un sector de la oligarquía cafetalera ya se había aventurado al sector industrial,
previamente al modelo ISI, al no haber sido el principal modo de acumulación de capital
apoyado por el Estado en ese momento, no existió un impulso suficiente.
“el proceso de industrialización tuvo su mayor crecimiento en esta década en relación con la
década anterior. La IED, las importaciones y la capacitación humana se incrementan
clarificando el carácter dependiente de nuestro desarrollo industrial” (Mendoza &
Rosalinda, 1990: 63).
Es decir, la industrialización en El Salvador continuó dependiendo de las importaciones de
maquinaria, ya que no promovió su producción de bienes de capital ni impulso acciones de
I+D. Además:
“Un proceso de industrialización como éste permitió una amplia participación del capital
extranjero en las ramas más dinámicas (…) se descuidó la difusión de modelos de desarrollo
en los cuales se explicara la función de la tecnología; con ellos la investigación técnica y
científica integrada a la estructura productiva fue casi inexistente” (Mendoza & Rosalinda,
1990: 51).
46
Para finales de la década la integración que representaba el MCC se vio agotada, siendo la
guerra entre Honduras y El Salvador, en 1969, la referencia de la ruptura centroamericana.
Algunos de los motivos de agotamiento de la integración fueron: desequilibrios externos,
carencia de una política de desarrollo integrada, participación desigual de los beneficios
entre los países centroamericanos, excesivo proteccionismo arancelario, acento desmedido
de las actividades industriales, llevando a un cierto olvido de las agrícolas y aparatos
productivos competitivos que no permitieron una complementariedad productiva en la
región (Sibrian et al, 1990).
II.2.3. Década de 1970
La década de 1970 empieza con las consecuencias de la guerra con Honduras, la
desaceleración y estancamiento en la industria. El bloqueo con Honduras significó perder a
su segundo mercado de manufacturas más importante, afectando la competitividad y
aumentando sus costos de transporte al no utilizar carreteras hondureñas. Este contexto,
mostró problemas estructurales en la modalidad del desarrollo industrial, lo que hace que las
empresas industriales sientan la necesidad de nuevos mercados y actividades. Además, la
primera crisis del petróleo en 1973 incrementó los precios de las importaciones, realzando la
fragilidad del modelo adoptado, que era dependiente de energía, materias primas y bienes
de capital (Salazar, 1990).
Por lo tanto, en esta etapa el proceso de industrialización se orientó hacia la exportación y el
Estado adoptó una posición más activa en la economía, por medio de un mayor gasto
público y concesión de créditos (Mendoza & Rosalinda, 1990). Existieron intentos por parte
del Estado para reducir la influencia de los grupos de poder, se hicieron planificaciones que
buscaban una mayor redistribución de los ingresos y excluyentes de los intereses privados.
Para la consecución de este plan económico se erigió la Junta Monetaria, en 1973, lo que
permitió al Estado tener mayor control sobre las actividades monetaria, cambiaria y
crediticia; rigiendo la política financiera del país y fijando las tasas de interés. El Consejo
Nacional de Planificación (CONAPLAN), fundado en 1962, fue responsabilizado en esta
década de la planificación general y de la coordinación de las otras dependencias
gubernamentales (esta entidad institucional pasó en 1976 a ser el Ministerio de
Planificación y Coordinación del Desarrollo Económico y Social, para coordinar, desde el
Órgano Ejecutivo, al resto de ministerios de cara a las reformas de la transformación
agraria). Por último, la estatización del Departamento Nacional Cafetalero fue ampliada,
47
desplazando a algunos organismos que representaban intereses privados y aumentó la
intervención en la actividad agroexportadora (Gordon, 1989).
Uno de los proyectos más representativos fue la transformación agraria de 1976, la cual
buscaba una mejor distribución de las tierras y la disminución de la alta concentración de
estas, generadas en el modelo agroexportador. La existencia de este proyecto y otros
similares, llevaron a una confrontación entre la burguesía y el Estado, de la cual, la primera
saldría demostrando su superioridad e influencia sobre el poder estatal, la cancelación del
proyecto de Transformación Agraria, no sólo impidió afectar los intereses privados de la
burguesía, sino además a ampliar su influencia.
Además, las ganancias de la industria se concentraron en pocos sectores, que representaba
el 10% del total de empresas, que poseían mayor capacidad productiva y bienes de capital,
el 90% restante de la industria eran pequeñas empresas. Las empresas más productivas
fueron aquellas que se concentraron en bienes intermedios, principalmente a la producción
de sustancias químicas (Mendoza & Rosalinda, 1990).
Para esta década, la industrialización en El Salvador se basó en la entrada masiva de
capital extranjero, siendo esta la vía generalizada de transferencia de maquinaria industrial,
permitiendo el cambio de orientación hacia las exportaciones, de la misma manera, se
protegió el capital extranjero y se dejaron de lado a las empresas que producían para el
mercado interno. Pero, la estructura industrial se mantuvo muy parecida a la década pasada
y alrededor del 50% de la industria manufacturera era capital extranjero, lo que permitió que
tuvieran control en el mercado. También se creó en 1974 la zona franca de San Bartolo para
favorecer a las transnacionales, esperando beneficios para el país, pero el avance
tecnológico fue limitado, ya que la mayoría de industrias trabajaban subcontratadas
(Mendoza & Rosalinda, 1990).
Según Mendoza y Rosalinda (1990), las características del desarrollo industrial en esta
década en El Salvador fueron: el escaso desarrollo del subsector productor de bienes de
capital, la necesidad de importar los elementos que servían para producir, producción
destinada a la exportación y sectores sociales medios y altos nacionales y concentración
económica al interior del sector manufacturero. Asimismo, no se realizaron acciones para
desarrollar la tecnología, solo se importó; tampoco se fomentó la I+D, que representaba
menos del 1% del PIB.
48
FLACSO (1988) afirma que la estructura porcentual del Producto Interno Bruto de la
industria manufacturera se estableció de la siguiente forma: Industria tradicional, 69.72%,
industria intermedia, 18.25%, industria metal-mecánica, 5.08%. Dejando en evidencia a una
industria manufacturera que enfocaba su producción en bienes de fácil elaboración y de
poco capital. De igual forma, en esta década, el 75.8% del número total de establecimientos
industriales se encontraban a nivel artesanal y solo aportaban un 8.9% al valor bruto de la
producción de dicho sector.
La investigación para el desarrollo de la tecnología industrial propia no fue un objetivo del
Estado, ni de las empresas, no se creó ninguna política específica de desarrollo tecnológico.
Pero, sí se mejoró la capacidad de la mano de obra, por medio de la reforma educativa que
capacitó a los estudiantes con conocimiento técnicos. Hasta 1977 se crea un plan, el
programa estratégico Nº 48, que buscaba el desarrollo de la ciencia y tecnología por medio
de la creación de una infraestructura científica nacional que iba a ser regulada por el Estado.
El plan nunca llegó a realizarse, por el golpe de Estado al general Romero en 1979.
Para finales de los 70 el modelo ISI comienza a debilitarse, a la vez que la población carente
de tierras había incrementado 12% en 1961 a 30% en 1971, llegando a un 45% en 1975
(Robinson, 2001). Por un lado, las políticas económicas a favor de la diversificación
económica y de la industrialización —aprovechando el MCC— entraron en conflicto con
otras elites económicas que insistían en la exportación del café como el principal eje de la
economía salvadoreña.
Se desencadenó un conflicto progresivo, marcando el final del modelo ISI. Las causas más
destacables del conflicto según Robinson (2001), pueden agruparse en: el incremento
dramático de los niveles de pobreza asociado con el modelo particular de desarrollo
capitalista que tuvo lugar; una estructura política rígida y autoritaria que bloqueó las formas
consensuadas de cambio social; y la respuesta particular de los agentes colectivos como los
movimientos revolucionarios, los Estados Unidos, etc.
II.2.4. Década de 1980
La década de los 80 en El Salvador quedó determinada principalmente por la guerra civil
desatada entre los grupos insurgentes y el poder estatal, dicho conflicto, que duraría a lo
largo de la década, establecería los lineamientos de las políticas sociales y económicas del
49
país, las cuales buscarían reducir el impacto del movimiento revolucionario y a la vez
generar una economía transnacional.
El gobierno salvadoreño, en respuesta a la fuerza que poseían los grupos insurgentes,
buscó fortalecer su poder a través del apoyo de Estados Unidos, país que facilitaría una
significativa ayuda militar, pero esta vendría amarrada a diversas condiciones que
intervendrían, tanto en lo social como en lo económico. Dicha situación otorgó mayor fuerza
militar al gobierno salvadoreño emparejando su poder con el que poseía la guerrilla, sin
embargo, generó una pérdida de autonomía de parte del gobierno, quienes debieron incluir
en el lineamiento de sus políticas los requerimientos impuestos por los Estados Unidos.
Con esto, según Robinson (2003), la estrategia estadounidense buscaba una rearticulación
del Estado salvadoreño al capitalismo global, transformando la oligarquía terrateniente y su
Estado pretoriano, mientras buscaba la derrota de la insurrección. Ambas oposiciones del
conflicto armado fueron los agente generadores de la reestructuración nacional, que se
lograría principalmente a través de una recomposición rápida y extensa del grupo dominante
y del bloque de poder, debilitando los intereses de la oligarquía terrateniente en favor del
capital financiero, comercio y el ensamblaje de exportaciones.
El conflicto bélico repercutió gravemente en el sector industrial, la incertidumbre creó una
tendencia decreciente de la IED, lo que llevó a un cese de la transferencia tecnológica y con
ello la importación de maquinaria. Según Mendoza & Rosalinda (1990), esta situación
evidenció la falta de capacidad científica y técnica de El Salvador, ya que no fue capaz de
responder creativamente al cese de la transferencia tecnológica y propició el aumento del
sector terciario de la economía. De igual forma, el sector industrial no contó con apoyo por
parte del Estado para mantener el desarrollo tecnológico, ya que su prioridad se convirtió en
la eliminación de la insurrección descuidando dicho desarrollo. Sin embargo, se muestra un
interés por parte del Estado sobre la instalación de tecnología y plantas productivas, pero a
la par se desarrollan facilidades para la importación de estas y falta de promoción a la
fabricación interna.
La falta de investigación técnica llevó al Estado a la creación de instituciones que realizaban
estudios aplicados, por ejemplo, proyectos de uso industrial de especies vegetales o
animales, forma de reproducción de plagas e insectos. Algunas instituciones de la década
fueron: el Instituto Salvadoreño para la Investigación del Café (ISIC), la Escuela Nacional de
Agronomía (ENA), el Centro Nacional de Tecnología Agropecuaria (CENTA), el Centro
Nacional de Productividad (CENAP), y una unidad dedicada a investigaciones técnicas en la
50
Comisión Ejecutiva Hidroeléctrica del Río Lempa (CEL), la Administración Nacional de
Acueductos y Alcantarillados (ANDA) y la Comisión Ejecutiva Portuaria Autónoma (CEPA).
II.2.5. Década de 1990
Las limitaciones que surgen de la globalización y de un orden mundial cambiante aceleraron
la articulación de proyectos y discursos político ideológicos de ciertos sectores de los grupos
dominantes, que gradualmente se fusionarían en un nuevo partido de derecha, para
administrar el poder de forma directa, entrando en contienda con antiguos grupos
económicos, logrando imponerse a la elite industrial y financiera producto del MCC
(Robinson, 2001).
El modelo ISI fue sustituido por el modelo neoliberal, ocasionando cambios sustanciales en
lo económico, una reestructuración de clases y modificaciones en el Estado y el sistema
político. La producción maquiladora, el turismo, las exportaciones agropecuarias no
tradicionales y el envío de remesas se volvieron las actividades económicas más
importantes. Asimismo, los campesinos, los artesanos y los industriales nacionales
tendieron a desintegrarse de forma gradual, surgiendo nuevos actores sociales como las
fracciones transnacionalizadas de la burguesía, los tecnócratas y los profesionales de
nuevas actividades económicas. Finalmente, el establecimiento de una poliarquía político
partidaria, bajo la que diversos roles del Estado han sido suplidos por organismos
internacionales (Robinson, 2001).
De acuerdo con Robinson (2001), los capitalistas de orientación transnacional, en El
Salvador promovieron un recambio de un “desarrollo hacia adentro” o de una acumulación
alrededor de los mercados nacionales, como los modelos de Industrialización por
Sustitución de Importaciones (ISI), a un “desarrollo hacia afuera”, el cual involucra
estrategias orientadas a promover las exportaciones y a lograr una mayor integración de las
economías nacionales en la nueva economía global.
Para el comienzo de los 90, la industria salvadoreña había sufrido una expansión acelerada,
estancamiento y retroceso (Salazar, 1990):
i. El sector industrial diversificado, con escasas cadenas productivas, con una
producción básicamente orientada al mercado nacional y centroamericano.
51
ii. La importancia relativa del producto industrial del 18% del PIB, pero con un recurso
humano con baja participación (menos del 5% de la PEA), con empresas carentes de
capacitación laboral y escasa articulación con centros académicos o de investigación
con el sector productivo; lo cual es coadyuvante y coherente con la falta de
innovación y apropiación de nuevas tecnologías por parte de las empresas.
iii. Los efectos de la pacificación y democratización del país.
El surgimiento de nuevas fracciones de la oligarquía, denominadas como “jóvenes turcos”,
buscaron nuevas estructuras y fuentes de riqueza que la nueva coyuntura histórica les
mostraba, más allá del poder elitista de la generación anterior. Buscaban someter las
relaciones oligárquicas de propiedad desconectadas de la modernización capitalista, a
través de un programa de reestructuración neoliberal y de una nueva inserción competitiva
en la economía global, sin pasar por una desconcentración de la propiedad y de la riqueza
(Robinson, 2001).
Durante este periodo, la política económica se centró en la liberalización del comercio y los
programas de desarrollo económico impulsados por USAID, para estimular las actividades
vinculadas al sector externo, como la banca y el comercio internacional, las exportaciones
no tradicionales y la primeras plantas maquiladoras, para articularlo con el capitalismo
mundial. Estas reformas fueron lideradas y coordinadas por la nueva elite e instituciones
como la Fundación para el Desarrollo Económico y Social (FUSADES) a partir de 1989
(Robinson, 2001).
La incidencia de los Estados Unidos fue tan significativa que transformó los ministerios
gubernamentales, el sector privado, los medios de comunicación y las organizaciones de la
sociedad civil, para modernizar la perspectiva de la elite económica a favor de las reformas
neoliberales. La cooperación económica iba dirigida hacia asignaciones presupuestarias
específicas del gobierno y a grupos del sector privado considerados clave para el desarrollo
del nuevo modelo económico (Robinson, 2001).
El modelo neoliberal supuso un paquete de medidas de ajuste estructural necesarias para
lograr el desplazamiento de un desarrollo hacia adentro y hacia un crecimiento impulsado
por las exportaciones no tradicionales, como la producción maquilera, el turismo y los
nuevos productos agrícolas, utilizando la ventaja comparativa del país; siendo la mano de
obra barata, la base para la articulación a la economía mundial (Robinson, 2001). Los
52
Programas de Ajuste Estructural (PAE) propuestos al nuevo gobierno retomaron las
siguientes medidas (Salazar, 1990):
i. Un programa de liberalización económica consistente en la reducción de aranceles,
eliminación de monopolios (estatales) de exportación y menor control del tipo de
cambio por parte de la autoridad monetaria.
ii. Eliminación de los controles de precios en los mercados de bienes y servicios, en
especial en el de productos agropecuarios.
iii. Una reforma tributaria.
iv. Un programa de modernización y reestructuración de la administración pública,
incluyendo lo referente al proceso de inversión pública.
v. Un saneamiento del sistema financiero, como requisito previo a su privatización
vi. Una política macroeconómica que mantuviera los equilibrios básicos (fiscal, externo y
productivo) a niveles manejables.
Por otra parte, se creó en 1992 el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (CONACYT),
cuya principal función fue crear una adecuada articulación entre la industria, el sistema
educativo y de formación de recursos humanos, así como con el sector público y el resto del
sistema productivo (Salazar, 1990).
Entre 1989 y 1992, las exportaciones agrícolas y no tradicionales incrementaron en un
promedio anual de 25% y la producción textil maquilera en un 50%. Para 1995, se ampliaron
la reformas neoliberales, que incluían más privatizaciones, mayor austeridad fiscal, una
reforma tributaria y una reducción de los aranceles, ocasionando un aumento en un 30% de
la población en zonas urbanas y el aumento significativo del sector laboral informal
(Robinson, 2001).
II.2.6. Siglo XXI
Al igual que el resto de los países latinoamericanos, El Salvador mantuvo un déficit de
innovación y no se incluyó dentro de la política económica. Según datos de la Red de
53
Indicadores de Ciencia y Tecnología Iberoamericana e Interamericana (RICYT, por sus
siglas en inglés), para 2013 El Salvador gastó 1.14% de su PIB en Ciencia y Tecnología que
es mayor que el porcentaje que gastó América Latina y el Caribe en relación a su
producción (1.05%). Pero, el gasto en I+D solo representó en 2013, el 0.05% del PIB,
mientras que para América Latina y el Caribe fue un 0.76%.
El CONACYT fue la institución encargada del desarrollo tecnológico e innovación, que
estuvo a cargo del Ministerio de Economía hasta mediados de 2010. Actualmente, se
encuentra bajo la dependencia del Viceministerio de Ciencia y Tecnología. Los proyectos
destinados a fortalecer la participación de la tecnología e innovación en los procesos
productivos han dependido de la articulación que se genere entre diversos agentes de la
sociedad, tanto del sector público como del privado y del sector académico.
Intentos de articulación de estos agentes se pueden encontrar en años recientes, de esta
forma el Ministerio de Economía, el Ministerio de Agricultura y Ganadería, el Banco Central
de Reserva (BCR) y la ASI trabajaron en conjunto para la formulación de una política
industrial en un horizonte que comprende de 2011 a 2024. Buscando la diversificación,
modernización y competitividad industrial y agroindustrial, además de una incorporación
significativa de la tecnología.
El Salvador sigue siendo dependiente de la importación de tecnología y de la IED, buscando
impulsar su entrada y sus beneficios sin mejorar sus propias capacidades tecnológicas.
Posee una industria en su mayoría dedicada a producción de bajo nivel tecnológico y una
mano de obra no capacitada, por deficiencias en la educación y la creación de conocimiento.
Tanto el Estado como el sector privado no han logrado incorporar a la tecnología en su
estrategia de desarrollo, crecimiento, competitividad y aumento de productividad.
54
III. VIABILIDAD DE REPLICAR LA EXPERIENCIA COREANA EN EL SALVADOR.
Una vez descrito las acciones, procesos de los agentes económicos, tanto de El Salvador
como de Corea del Sur, es posible identificar los enfoques de política económica que a lo
largo de la historia de ambos países han permitido generar las condiciones para el estado
actual de sus economías. Si bien, cada nación ha seguido y consolidado una trayectoria de
desarrollo distinta, se hace necesario analizar sus similitudes, coincidencias y diferencias en
cuanto a política económica para poder identificar las condiciones que podrían facilitar el
desarrollo económico de El Salvador en la actual fase del capitalismo, desde una
perspectiva de la valorización del conocimiento y la innovación.
En este sentido, se hace necesario conocer las condiciones actuales de la economía
salvadoreña vinculadas a la generación de innovación y tecnología; en particular interesa
conocer el estado de situación de las capacidades nacionales institucionales que facilitarían
la inserción de El Salvador en la actual fase capitalista o, al menos, generar las condiciones
mínimas para insertarse en la siguiente. Entre estas capacidades se encuentran los
programas y políticas educativas; los proyectos impulsados desde el sector privado; las
políticas de transformación económicas gubernamentales y el enfoque de desarrollo
económico de cada uno de los agentes económicos nacionales.
III.1. Comparación entre Corea del Sur y El Salvador
La maduración tecnológica de la cuarta ola de desarrollo capitalista, que comienza alrededor
de 1960, abrió una ventana de oportunidad para el desarrollo de los países subdesarrollados
en ramas industriales y tecnológicas. Países como El Salvador y Corea del Sur, que poseían
grandes niveles de pobreza e inestabilidad social y política, tuvieron el espacio para
alcanzar altas tasas de crecimiento debido a su alto atraso tecnológico y sus posibilidades
de adaptación al contexto global. Sin embargo, solo Corea desarrolló las capacidades
sociales necesarias para lograr un crecimiento acelerado y alcanzar los niveles de
productividad de los países núcleo.
Aunque la historia económica tanto de El Salvador y Corea del Sur parecen diferentes,
existen condiciones que incidieron en el éxito o fracaso económico: su desarrollo dependió
de sus decisiones en materia de política, relaciones sociales entre actores económicos,
aspectos sociales, visión hacia la tecnología y preparación de los recursos humanos.
55
Desde la perspectiva de la orientación del Estado como ente rector del desarrollo durante el
período de industrialización (1950-1980), tanto en El Salvador como en Corea del Sur hubo
injerencia de grupos militares en los Gobiernos. Ambas naciones, durante un periodo
prolongado, se desarrollaron bajo condiciones poco democráticas, dentro del dominio
estrictamente militar y bajo la toma de decisiones de forma autoritaria. Dicha situación
ocasionó un descontento en ciertos sectores sociales en ambos países, aumentando la
conflictividad y tensión social, especialmente de los grupos opositores al militarismo o,
incluso, entre otras corrientes al interior de las fuerzas militares.
En este sentido, es importante destacar que en ambos países, es bajo estos gobiernos
militares que se iniciaron procesos de industrialización en los que el papel directivo lo tuvo el
Estado. Por tanto, las políticas que dieron inicio al proceso industrial en estos países fueron
impulsadas por fuerzas militares en el poder, no pudiendo atribuir a esta condición el fracaso
ni el éxito de cada economía; sino que dependió más tanto de las decisiones e intereses del
Estado, como de su capacidad para realizarlas y su relación con los grupos de poder
económico.
Asimismo, a lo largo del siglo XX, ambas naciones impulsaron reformas agrarias con el
objetivo de implementar mecanismos distributivos de la riqueza. Sin embargo, en El
Salvador esta reforma nunca pudo concretarse, ocasionando mayor conflictividad social y
política. En Corea, lograron implementarse dos reformas agrarias, que se vincularon de
forma indirecta al desarrollo industrial del país, ya que debilitó a un sector social agrícola
que podría haberse opuesto a dicho proceso.
Es decir, para el caso coreano el poder del Estado al promover la industrialización no se vio
enfrentado por ningún sector ajeno a la industria. Mientras que para El Salvador, la
influencia que poseían los agroexportadores durante los años del nacimiento de la industria
no permitió la realización adecuada de una reforma agraria, aunque existieron intentos por
parte del Estado para impulsar reformas profundas, pero siempre enfrentaron una oposición
capaz de desbaratar las reformas e incluso deponer de cargos políticos a aquellos que las
impulsaron.
Otro factor coincidente en el desarrollo de ambas economías fue la influencia e intervención
de los Estados Unidos, principalmente a través del financiamiento de programas o políticas
públicas. Mientras que en Corea los mayores montos de financiamiento se dieron para la
reconstrucción luego de la guerra —a medida su economía fue creciendo y fortaleciéndose,
56
el financiamiento se vio disminuido— en El Salvador se tuvo su mayor pico influencia para el
desarrollo de una guerra civil (ver gráfico 3.1).
Gráfico 3.1 Ayuda bilateral neta de Estados Unidos en proporción al PIB de El Salvador y Corea del Sur 1960-2014
Fuente: Elaboración Propia con base en datos del Banco Mundial.
En este sentido, el financiamiento de Estados Unidos se dio en diferentes momentos y con
diferentes enfoques. En Corea del Sur se presentó a partir de la década de los 50, cuando
se necesitaba financiar diversas alternativas de reconstrucción y a favor del desarrollo
económico, enfocándose en la industrialización nacional. En El Salvador, la influencia
estadounidense aumentó significativamente durante el conflicto armado, a través de
financiamiento y asesoría económica a finales de los 80. Es decir, la influencia
estadounidense en la política económica no estuvo directamente vinculada a un proceso
industrializador, sino al respaldo o fortalecimiento de las visiones y acciones de
determinados grupos político-económicos, en el marco de sus intereses de seguridad
durante la guerra fría.
La situación en la que parten ambos países no era muy distinta en aspectos económicos, al
haber sido países con economías principalmente agrícolas con un impulso enfocado a la
exportación de estos bienes. Mientras Corea comienza con los efectos de la guerra que
destruyó su estructura productiva, El Salvador a lo largo de la década de los años 60 poseía
un PIB per cápita mayor a Corea (ver gráfico 3.2). En 1965, el PIB per cápita de Corea
representaba menos del 40% del PIB per cápita salvadoreño, hasta 1971, año en que Corea
supera a El Salvador, dando inicio a la brecha económica entre ambos países.
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Gráfico 3.2 PIB per cápita de Corea del Sur y El Salvador 1960-2014 (en US$ precios corrientes)
Fuente: Elaboración propia con base en datos del Banco Mundial.
En relación a Corea, se aprecia un incremento en el PIB per cápita que comienza en el
periodo en el que comienza el impulso a la industria pesada y química, lo que no ocurre en
El Salvador, pues las políticas y acciones industrializadoras se estancan en la industria
ligera. A diferencia de El Salvador, Corea alcanza un mayor crecimiento de su ingreso a
finales de los ochenta periodo en que su industria pesada se desarrolló en mayor medida y
comienza a impulsarse el I+D en las empresas, mientras que para el caso salvadoreño su
PIB per cápita permanece sin grandes modificaciones hasta la década de los noventa,
periodo en el que comienza a incrementar. Pero, para 1990, el PIB per cápita de Corea era
siete veces el salvadoreño.
Es importante destacar que el alto crecimiento de la economía coreana no es explicado
exclusivamente a partir de la liberación de los mercados. El crecimiento acelerado de Corea
ocurrió contrariando los postulados de la teoría económica convencional y del
neoliberalismo. Las políticas que utilizó fueron similares a la que muchos países
industrializados implementaron en su camino al desarrollo, contrarias a las que actualmente
se recomiendan a los países en vías de desarrollo (Amsden, 1989; Chang, 2004). Lall
(2004), señala que en la década de 1980 las interpretaciones neoliberales del éxito del este
de Asia se basaban en el libre mercado y a la falta de políticas intervencionistas, pero fueron
intensamente criticadas. La versión neoliberal sobre la experiencia coreana fue respaldada
por una alianza de países desarrollados, encabezada por Estados Unidos y mediada por el
Fondo Monetario Internacional, el Banco Mundial y la Organización Mundial del Comercio.
Tal como expresa Chang (2007: 23):
“Esta clase dirigente neoliberal nos haría creer que, durante sus años prodigiosos entre los
sesenta y los ochenta, Corea emprendió una estrategia de desarrollo neoliberal. La realidad,
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Corea El Salvador
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sin embargo, fue de hecho muy distinta. Lo que Corea hizo durante esas décadas fue
alimentar determinadas industrias nuevas, seleccionadas por el gobierno en consulta con el
sector privado, a través de protección arancelaria, subvenciones y otras formas de apoyo
gubernamental (…), hasta que <<crecieron>> lo suficiente para resistir la competencia
internacional”.
Es de señalar, que El Salvador aunque sí tuvo políticas proteccionistas hacia sus industrias
impulsadas por el Estado, en las décadas de 1960 y 1970, y que estas fueron profundizadas
en la década de 1980 —como la imposición de aranceles e incentivos fiscales—, estas
fueron de menor magnitud a las implementadas en Corea del Sur, debido principalmente
porque el país tuvo diferente enfoque. El proteccionismo coreano entre las décadas de 1960
y 1970 buscó impulsar a las empresas nacionales, evitar que compitieran con las empresas
extranjeras en condiciones de desventaja, pero en El Salvador el proteccionismo y el apoyo
a la industria terminó siendo un medio para atraer capital extranjero. En este sentido,
impulsó políticas como: la protección, impulso y libre entrada de la inversión extranjera
directa y la creación, por parte del Estado, de leyes de propiedad industrial que protegían las
patentes, los diseños y la maquinaría de las empresas transnacionales.
Este tipo de políticas son esencialmente diferentes a lo realizado por Corea, tal como lo
expresa Chang y Green (2003): Corea aplicó políticas liberales hacia la IED en industrias de
uso intensivo de mano de obra, a la vez que aplicó políticas muy restrictivas a la IED dirigida
para las industrias tecnológicamente más avanzadas, para poder generar sus propias
capacidades tecnológicas. Para asegurarse que obtenían la transferencia de la tecnología
adecuada, la tecnología que ingresaba por medio de las transnacionales era analizada
cuidadosamente para asegurarse que no fuera demasiado obsoleta, dando prioridad a
aquellos inversionistas que estaban más dispuestos a transferir tecnologías. De igual forma,
el Estado coreano no fue riguroso con las patentes extranjeras, pues fomentó la ingeniería
inversa y pasó por alto la copia de productos patentados.
Esta perspectiva diferente hacia la apertura de la IED se puede apreciar al comparar su
impacto en cada una de las economías (ver gráfico 3.3). En Corea la búsqueda de
desarrollo a partir de sus capacidades nacionales favoreció su independencia del ingreso de
capital extranjero, a tal grado que en los últimos 50 años, la IED no ha representado más del
0.40% del PIB. Aun cuando se realizaron reformas para la liberación de la economía
coreana y la desregulación de la IED, al final de la década de 1990, esta no sufrió un
incremento significativo, continuando con una visión de independencia foránea.
59
Gráfico 3.3 Inversión extranjera directa en proporción al PIB Corea del Sur y El Salvador 1958-2014
Fuente: Elaboración propia con base en datos del Banco de Corea y Revista Trimestral de varios años del Banco
Central de Reserva de El Salvador.
En El Salvador la situación es la contraria. La IED, en porcentaje del PIB, ha ido en
incremento desde 1958: disminuyó en los años 80 principalmente al final de la guerra, pero
luego incrementó. Desde 1960 hasta el año 2000, la IED representó en promedio anual un
1.8% del PIB. La visión de El Salvador hacia el capital extranjero, como el mejor medio para
su proceso de industrialización, frenó la posibilidad de crear sus propias capacidades
tecnológicas al volverse un obstáculo para que las empresas nacionales no se desarrollaron
lo suficiente, ni formaron capacidades para adaptarse a nuevas tecnologías, ni para formar
conocimiento por sí solas. Asimismo, las leyes nacionales de propiedad industrial dificultaron
su aprendizaje, no aprovechando la transferencia de tecnología extranjera como lo hizo
Corea, estancando a la industria salvadoreña en la etapa de “adquisición”.
El impulso de la industrialización en Corea del Sur estuvo a cargo del Estado, basado en la
programación por medio de planes quinquenales para darle continuidad a los objetivos
trazados en su política económica. Asimismo, el financiamiento del proceso de
industrialización fue coordinado por el Estado: un porcentaje de la ayuda proveniente de los
Estados Unidos se destinó al desarrollo industrial, de esta manera, se dirigió parte de los
depósitos privados para la financiación de los proyectos públicos, se utilizó el excedente de
la industria ligera, se promovió el ahorro privado y se recurrió a créditos internacionales. Es
decir, a través de una banca estatalizada se logró financiar adecuadamente el respaldo a
este proceso, facilitando una visión de desarrollo coincidente con distintos sectores
económicos.
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Corea El Salvador
60
Por lo tanto, el Estado coreano al controlar el crédito, pudo dirigir el sustento de los
negocios. Si las empresas nacionales se administraban mal, el Estado las adquiría, las
reestructuraba y en la mayoría de los casos las revendía. Si las empresas privadas no
invertían en áreas importantes, el Estado las volvía empresas de propiedad estatal (Chang,
2007). Es notorio cómo en Corea se implantó una visión nacional de un proyecto económico
bajo el que se articularon las políticas gubernamentales. Es decir, la industrialización fue el
eje central de la política coreana, a través del a explotación de sus capacidades internas.
Además, la protección y el otorgamiento de subsidios, sumado a una constante exigencia y
disciplina a las empresas de parte del Estado coreano, fueron muy importantes para el
apoyo dirigido a las industrias y empresas que podían cumplir con sus objetivos para el
desarrollo. El Estado fue capaz de distinguir qué sectores necesitaban ser impulsados y lo
hizo a través de un proceso para mejorar las capacidades tecnológicas: sus aportes a la
educación, el impulso a la I+D, el apoyo a las empresas nacionales en sus transferencias de
tecnología extranjera y el bajo control hacia los derechos de propiedad intelectual
extranjeros permitió un mayor aprendizaje tecnológico.
En el caso salvadoreño, no hubo un proceso único para impulsar el desarrollo o crecimiento
económico sobre la base de la competitividad industrial. Por un lado, el incipiente proceso
de industrialización, que comenzó en la década de los 50, tuvo como principal mecanismo
de financiamiento los excedentes de la agroexportación, especialmente del café. Esto
repercutió en la capacidad del Estado para controlar influencias de intereses privados en el
desarrollo de la industria, reduciendo su margen de maniobra al considerar los excedentes
del café como seguros a un corto plazo, mientras la inserción hacia una economía industrial
contenía un mayor riesgo y rendimientos similares al café en el largo plazo.
Asimismo, la desintegración del MCC, como consecuencia de la guerra entre El Salvador y
Honduras, hizo que el país perdiera gran parte de su demanda de exportación, debilitando la
sostenibilidad del proceso industrializador. Otro factor de gran importancia fue la coyuntura
política del país, en la que la conflictividad social y la inestabilidad ocasionaron diversos
golpes de Estado, en periodos relativamente cortos, imposibilitando dar un seguimiento
sostenido a las políticas públicas a favor de la industrialización.
Según Salazar (1993), las políticas industriales que lograron realizarse, si bien permitieron la
transferencia de recursos a la industria, mostraron su ineficiencia al no lograr el despegue
del desarrollo industrial, y permitirle pasar de la industria ligera a proyectos más complejos
de industria pesada, causando un estancamiento en el sector industrial. Es decir, no existió
61
un plan de nación de desarrollo estratégico que involucrara los intereses de todos los
actores políticos y económicos, para la consecución de una adecuada industrialización, lo
que condujo a que el sector empresarial buscará beneficios únicamente en actividades
industriales ligeras y de "fácil sustitución" dentro del modelo ISI.
Gráfico 3.4 Participación de sectores seleccionados en proporción al PIB 1953-2013 (precios corrientes)
Fuente: Elaboración propia con base en datos del Banco de Corea y Revista Trimestral de varios años del Banco
Central de Reserva de El Salvador.
En El Salvador el sector industrial no logró consolidarse como la base productiva del país;
(ver gráfico 3.4), ya que no representó una prioridad para el sector empresarial,
imlementando solamente políticas industriales con un leve impacto. Esto queda evidenciado
al observar el poco aporte del sector en el valor agregado total. No huvo un aumento en el
sector manufacturero; en cambio, se puede observar un colpaso en las actividades
industriales y agrícolas durante la década de la guerra civil. Es de este modo que El
Salvador pasa de una economía agrícola a una de servicios, particularmente dicha
tendencia se agravo con la entrada de las políticas de ajuste y estabilización económica
introducidas durante la década de los noventa. Por otro lado, a pesar que el sector industrial
nunca logró volverse el eje productivo más importante de la economía, este continua siendo
un sector relevante de acumulación, incluso durante el conflicto armado.
El escenario anterior contrasta con el caso de Corea del Sur, que a partir del año 1953 su
politica industrial y planes de desarrollo tuvieron un impacto decisivo en la economía,
pasando de una participación del sector industrial del 11.23% en 1960 a 24.6% en 1990.
Asimismo, a partir de la década de los 60 se dio una dismunción del aporte del sector
agrícola en la economía, no solamente en el sector servicios, sino en el manufacturero,
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Agricultura Manufactura Servicios
El Salvador Corea Del Sur
62
quedando en evidencia la visión industrializadora de la nación, pasando a actividades de
mayor productividad y conocimiento.
La diferencia del papel del Estado en la economía, entre El Salvador y Corea del Sur, radica
en que el segundo tuvo un Estado fuerte y desarrollista, acompañado por un sector
empresarial emprendedor y con una visión coincidente a la estatal a favor del desarrollo
tecnológico. Según Amsden (1989), este tipo de Estado tiende a involucrarse tanto en la
planeación nacional como en la corporativa; diversificando la economía, dirigiéndola
principalmente hacia proyectos de inversión más intensivos en capital; debido a que estos
proyectos requieren un grupo de incentivos más complejos para hacerlos atractivos para la
empresa privada.
La influencia del Estado coreano fue tan grande que “todos los cambios importantes en la
diversificación industrial, durante los decenios de 1960 y 1970, fueron impulsados por el
Estado” (Amsden, 1989: 113). El Estado promovió la sustitución de importaciones en ciertas
industrias; mantuvo el suministro de personal capacitado, sostuvo el impulso para las
industrias modernas aún sin ser rentables; impulsó el cambio de la industria liviana a la
pesada —fue visionario al coordinarse con el sector privado en la construcción del primer
gran astillero coreano—, fue responsable del gran empuje a la maquinaria pesada e
industria química, sentó las bases para la siguiente ola de sofisticación de importaciones a la
industria pesada (pasando del simple ensamblaje a las industrias de la electrónica y la
automotriz) y promovió la industria de refinación de petróleo.
En este sentido, la transformación productiva de Corea de Sur fue un proceso gradual
impulsado por el Estado, a través la articulación de los sectores productivos, los recursos
financieros nacionales y las instituciones públicas, basándose en la planificación de la
política económica. Partiendo de la industria ligera, se impulsaron las capacidades sociales
de la economía coreana, especialmente la educación, para poder desarrollar una industria
pesada nacional. El papel del Estado fue clave para orientar recursos mediante la alianza
estratégica con ciertas familias y empresarios visionarios, es decir, se alinearon políticas del
Estado con intereses industriales particulares.
El Salvador, al poseer un Estado cautivo a favor de intereses de determinados grupos
económicos, diseñó e implementó políticas públicas basadas en la búsqueda incesante de
ganancias privadas, incluso generando conflictos internos entre elites económicas,
obligando al Gobierno a actuar de acuerdo con la visión de la elite económica dominante,
con consecuencias severas para la economía del país. Por lo tanto, el Estado salvadoreño
63
no ha poseído un margen de maniobra adecuado que le permita impulsar políticas
económicas sostenibles y ha sido incapaz de constituir un sector industrial con un adecuado
funcionamiento a favor del desarrollo.
Las diferencias entre la visión de industrialización de ambos países no solo recae en las
políticas económicas impulsadas por el Estado, también en qué tipo de industrias fueron
promovidas. Las tecnologías claves del cuarto paradigma se concentraron en las industrias
de producción en masa como los automóviles, la industria petroquímica y los
electrodomésticos, por lo que insertarse en estas ramas, aprovechando la tecnología
madura y crear sus propias capacidades tecnológicas, era la mejor posibilidad que tenían
ambos países para dar el salto en su desarrollo, en el periodo de instalación del quinto
paradigma.
Gráfico 3.5. Valor agregado de ramas seleccionadas en proporción al total del sector industrial Corea del Sur 1970-2014 (precios corrientes)
Fuente: Elaboración propia con base en datos del Banco de Corea.
A través del aprovechamiento y fomento de la tecnología industrial, la composición del
sector industrial coreano experimentó un cambio en su estructura (ver gráfico 3.5), pasando
de una industria ligera a principios de la década de los 70, conformada principalmente por
dos ramas: textiles y cuero; y alimentos, bebida y productos del tabaco; a una industria
intensiva en capital y conocimiento. La rama de Maquinaria, equipo e instrumentos pasa a
liderar la industria a partir de 1986, periodo en que la economía coreana se consolida como
una economía competitiva, causando un mayor incremento del PIB per cápita. El incremento
de esta rama en Corea, fue gracias a la introducción de su economía en la producción de
equipos más sofisticados relacionados a la quinta ola de desarrollo capitalista. El
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Alimento, Bebidas y Productos del Tabaco Textiles y Cuero
Madera, Papel, Cartón e Industria de la Imprenta Productos Químicos
Maquinaria, Equipo e Instrumentos
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fortalecimiento de las capacidades industriales internas permitió el ascenso de Corea en las
cadenas globales de valor. En la década de los 80, las empresas coreanas comenzaron a
tener mayor poder en la economía local y global, teniendo mayor inserción en las cadenas
globales productivas, los chaebols más grandes establecieron sus empresas
transnacionales, movieron sus centros de investigación a países núcleos para estar al tanto
de las invenciones tecnológicas y se adecuaron a las nuevas reglas de los mercados
globales que promovían la liberalización financiera y la desregulación arancelaria.
La industrialización en Corea fue un proceso de diversificación de los grandes grupos
empresariales hacia diferentes industrias, a partir de su capacidad tecnológica. El constante
aprendizaje y la experiencia que fueron ganando sus ingenieros y gerentes les permitió ir
ampliándose hacia nuevos sectores al poseer los conocimientos necesarios. La
industrialización coreana y su despunte tecnológico no se debieron a los esfuerzos
individuales de empresarios coreanos, experiencia ni educación personal (Amsden, 1989).
En comparación, el proceso de industrialización de El Salvador se limitó a la producción de
la industria ligera (ver gráfico 3.6), no logrando el desarrollo de industrias basadas en capital
y conocimiento. Desde 1970, la industria salvadoreña se especializó en la producción de
alimentos, bebidas y productos del tabaco; mientras que la rama de Maquinaria, equipos e
instrumentos no experimentó crecimiento alguno en los últimos 30 años del siglo XX,
manteniéndose como uno de las ramas menos participativas en la economía. Es decir, la
industria salvadoreña se especializó en aquellas ramas en que su competitividad dependía
de mano de obra barata y poco capacitada.
Entre las causas que incidieron en el atraso industrial en El Salvador, provenientes de la
conducta del sector privado, es posible mencionar:
i. Una parte del sector privado ejerció inercia hacia el cuarto paradigma
tecnoeconómico, aun cuando el Estado intentó promover la industrialización, los
empresarios estaban demasiado aferrados a las formas de producción
prevalecientes desde comienzos del siglo XX.
ii. Las empresas permitieron la transferencia de tecnología, pero no se adaptaron a la
nueva estructura productiva, no generaron capacidades de aprendizaje ni
establecieron una estructura básica para respaldar su desarrollo.
iii. Los grupos económicos de El Salvador, a diferencia de Corea, no tuvieron una visión
en conjunto de desarrollo económico y su accionar en los procesos productivos
buscaban únicamente los intereses privados, que en la mayoría de situaciones no
65
eran complementarios dentro del sector empresarial ni aportaban al desarrollo social,
sus acciones fueron hechas de forma segura y no arriesgada de acumulación, por
medio de explotación de actividades económicas que requerían una baja
cualificación de mano de obra.
iv. Los empresarios presionaron al Estado por medio de influencia en las políticas
públicas, abuso de subsidios, del incumplimiento de metas, evitando el pago de
impuestos y aranceles.
Gráfico 3.6. Valor agregado de ramas seleccionadas en proporción al total del sector industrial El Salvador 1970-2006 (precios corrientes)
Fuente: Elaboración propia con base en datos de Revista Trimestral de varios años del Banco Central de
Reserva de El Salvador.
El estancamiento industrial y tecnológico de la economía salvadoreña también se debió a la
visión de industrialización que se llevó a cabo durante la implementación del modelo ISI y
del MCC. El principal enfoque consistió en la producción de bienes en los que se tenía
ventaja comparativa, principalmente para el mercado centroamericano, a través de subsidios
por parte del Estado, sin ningún tipo de regulación. Para Pérez (1996), durante la época del
modelo ISI, en la región latinoamericana no se necesitó gran esfuerzo de los empresarios
para obtener ganancias, pues la falta de competencia y riesgo, la corrupción y los favores
del Estado facilitaron su trabajo. Las empresas se hicieron dependientes debido a la
participación del Estado en sus actividades, lo que promovió la corrupción y desestimuló la
iniciativa empresarial. Es decir, se generó una “pasividad tecnológica” de parte de estos
países, generando un bajo nivel de inversión en I+D y fallos en la creación de sistemas de
ciencia y tecnología.
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Madera, Papel, Cartón e Industria de la Imprenta Productos Químicos
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66
A diferencia de El Salvador, la relación entre las empresas y el Estado coreanos era
recíproca, facilitando el acelerado crecimiento económico. Al estar limitada la capacidad de
acumulación de los grupos empresariales coreanos, el Estado coreano era lo
suficientemente fuerte para imponer estándares de desempeño a las empresas de los
sectores de interés para la industrialización, a cambio de beneficios del sector público. Esta
relación no solo se basaba en premios y castigos de parte del Estado, sino en el
otorgamiento de subsidios al cumplir ciertos estándares de desempeño. Además, el Estado
incentivó a las empresas a arriesgarse en sus inversiones, sin dejarlas solas, al contrario,
las ayudó a mantenerse a flote hasta que lograron operar por sí solas. Las empresas ante
todas estas ayudas respondieron arriesgándose a los nuevos negocios y a tomar
exitosamente mayores retos tecnológicos (Kim, 1997; Suh, 2007; Amsden, 1989).
El éxito coreano no está solo en que el Estado intervino eficientemente, sino que los chaebol
tuvieron que enfrentarse a los mercados mundiales en condiciones de alta competencia
(principalmente con las empresas de Japón). Esto provocó que buscaran mecanismos de
innovación para poder resolver las dificultades que se presentaron con la competencia. Es
decir, no tuvieron que depender totalmente del proteccionismo del Estado, aunque este los
respaldara. Asimismo, la transferencia de tecnología extranjera y la obtención de
conocimiento explícito no fue suficiente, se necesitó el mejoramiento y aumento del
conocimiento tácito, para poder manejar y modificar la nueva tecnología. Las empresas
coreanas lo sabían, por lo tanto, recurrieron a mejorar las capacidades técnicas en sus
trabajadores, encargados de producción y gerentes, capacitándolos dentro de la empresa o
enviándolos a otros países.
Las empresas coreanas que completaron las tres etapas de la trayectoria de la tecnología
(adquisición, asimilación y mejora), fueron capaces de entrar en áreas tecnológicas más
sofisticadas, realizando nuevamente el proceso de las tres etapas, incluso más de una vez.
Si las empresas se enfrentaban a una tecnología fuera de sus capacidades acumuladas y
las empresas extranjeras se negaban a transferir patentes y derechos de autor de la
tecnología, recurrían usualmente a descifrar la tecnología por medio de ingeniería inversa
avanzada. El incremento en el conocimiento tácito ayudó a las empresas coreanas a
descifrar las nuevas tecnologías e ir cerrando la brecha con los países desarrollados (Kim,
1997).
Las proporciones de recursos destinadas a la inversión y el consumo, es otro aspecto que
difiere en la estructura productiva de ambas economías (ver gráfico 3.7). Al iniciar su periodo
de reconstrucción, Corea era una economía basada principalmente en el consumo, con
67
niveles de inversión bastante leves (alrededor del 10% del PIB); con una débil estructura
productiva, consecuencia de su guerra. Al iniciar el proceso industrializador, en la década de
los 60, el consumo comienza a disminuir, mientras la inversión toma un mayor peso en la
economía, alcanzando valores cercanos al 30% del PIB, en la década de 1980.
En el caso salvadoreño, la brecha existente entre consumo e inversión en la economía no
ha mostrado una tendencia a reducirse, incluso en los últimos años ha tendido a
incrementarse. El estancamiento en la estructura productiva de El Salvador es causa de la
poca inversión que se realiza, su participación en relación al PIB se ha mantenido en un
rango alrededor del 10% al 20% en los últimos 50 años. El consumo en El Salvador se ha
mantenido a lo largo de los años con una tendencia al crecimiento constante, a partir de
finales de los 50 hasta el final de los 70, tuvo valores cercanos al 80% del PIB, luego
aumentó a un 90% y para el año 2005 superó el 100% del PIB. El Salvador posee una
economía de consumo, que ha dejado rezagada la producción nacional.
Gráfico 3.7. Consumo final y formación bruta de capital f ijo en proporción al PIB corea y El Salvador 1953-2013 (precios corrientes)
Fuente: Elaboración propia con base en datos del Banco de Corea y Revista Trimestral de varios años del Banco
Central de Reserva de El Salvador.
Un último aspecto que explica el rezago del desarrollo industrial y tecnológico de El
Salvador, fue el conflicto armado de la década de 1980, que representó un debilitamiento en
todos los aspectos económicos y sociales. Mientras la economía mundial se articulaba para
la quinta ola de desarrollo capitalista, naciendo economías más globalizadas con mercados
liberalizados y con alta participación de las empresas transnacionales, El Salvador perdió
0%
20%
40%
60%
80%
100%
120%
1953
1958
1963
1968
1973
1978
1983
1988
1993
1998
2003
2008
2013
Consumo Final Formación de Capital Fijo
0%
20%
40%
60%
80%
100%
120%
1953
1958
1963
1968
1973
1978
1983
1988
1993
1998
2003
2008
2013
Consumo Final Formación de Capital Fijo
El Salvador Corea del Sur
68
gran parte de su estructura productiva, debilitando a las empresas nacionales. Este conflicto
armado fue un factor exógeno que no solo limitó el desarrollo industrial, sino que también
fue una consecuencia del colapso de la estrategia industrializadora y del modelo
agroexportador. Además, un país con un conflicto bélico resultó menos atractivo para las
empresas extranjeras, que eran el principal medio de transferencia de tecnología para el
país. Bajo este contexto, para el comienzo de los años 90, la economía salvadoreña se
insertará a la economía mundial con un atraso considerable, con su única posibilidad de
insertarse a las cadenas globales de valor fuera por actividades intensivas en mano de obra
no capacitada. Es decir, que aunque El Salvador no logra adaptarse exitosamente a la
tecnología madura del cuarto paradigma en las décadas anteriores del conflicto, por falta de
capacidades sociales, la guerra termina destruyendo todo proceso industrializador.
El crecimiento acelerado de Corea del Sur se debió a que no solamente logró adaptarse y
aprovechar la tecnología madura de la cuarta ola —creando su propia industria pesada y
competitiva en el mercado internacional— sino que plantó las bases necesarias en
innovación y conocimiento que permitieron el impulso de la tecnología del actual paradigma,
a la vez que mejoraron sus capacidades tecnológicas, a tal punto que las empresas
coreanas son, actualmente, líderes mundiales en tecnología. “El proceso de industrialización
de Corea no sólo fue un proceso de acumulación de capital, sino que además incluyó un
proceso de aprendizaje, un concepto de la economía basada en el conocimiento” (Suh,
2007: 38).
III.2. ¿La oportunidad salvadoreña?
Teniendo en cuenta las condiciones de Corea, que permitieron el desarrollo y el impulso de
una economía basada en el conocimiento e innovación, es posible identificar las acciones en
materia de políticas económicas que permitan minimizar los rezagos tecnológicos que
mantiene El Salvador. Aun cuando desaprovechó la oportunidad de insertarse a la cuarta ola
de desarrollo capitalista a finales del siglo XX, debido al abandono de la generación de
capacidades tecnológicas, la quinta ola de desarrollo se encuentra en el periodo de
despliegue que abre nuevas oportunidades. En este sentido es necesario conocer las
condiciones actuales en las que está inmerso El Salvador en la economía del conocimiento.
Con el inicio del nuevo Siglo, las decisiones de política económica implementadas en el
pasado, permitieron que Corea del Sur se consolidara como una de las economías con más
potencialidades a nivel mundial, mientras que el rezago salvadoreño resalta la necesidad de
identificar las condiciones económicas globales y las oportunidades de inserción para una
69
economía con retrasos industriales y tecnológicos. Sin embargo, los diagnósticos sobre las
ventajas productivas y los posibles espacios de inserción comercial internacional deben
tomar en cuenta la actual fase del capitalismo, sus características y las potencialidades
vinculadas a la llamada economía del conocimiento como un posible factor que permita
impulsar el desarrollo nacional sobre una competitividad basada en la innovación.
En este sentido, las actuales medidas de política económica que pueden ser implementadas
desde el Estado deben de tomar en cuenta, no solamente el contexto de la economía
mundial, sino la estructura productiva del país frente a las oportunidades que presenta la
actual fase del capitalismo. De esta manera será posible identificar los métodos para
insertarse en las cadenas globales de valor que favorecen el crecimiento de la economía.
Aunque El Salvador ha hecho esfuerzos por identificar mecanismos para la diversificación
productiva, estos han estado inmersos en estrategias coyunturales que acompañan a
determinada gestión gubernamental, por lo que se ve afectado el impacto y la sostenibilidad
de cualquier reforma o medida. Sin embargo, un aspecto de especial relevancia es el
enfoque que puede limitar cualquier esfuerzo de diversificación económica, teniendo en
cuenta: la necesidad de mayor IED, la búsqueda de pleno empleo y el aumento de las
exportaciones; estas son metas que la mayoría de los Gobiernos en El Salvador han
establecido dentro de su política económica.
De acuerdo al Banco Central de Reserva de El Salvador (2015), la información sobre el
comercio mundial es fundamental para la elaboración de cualquier estrategia favor del
desarrollo económico. Por lo tanto, poder identificar los productos tecnológicos de la actual
fase del capitalismo, permitirá construir una transformación productiva acorde a los
requerimientos globales. Es decir, el rezago industrial salvadoreño en materia tecnológica
podría volverse una oportunidad de ser aprovechada teniendo como horizonte la prospectiva
tecnológica para la diversificación de los sectores productivos de cara a la economía basada
en conocimiento. Es por ello que el BCR ha identificado un conjunto de sectores
estratégicos para iniciar un proceso de transformación productiva. “Los sectores
seleccionados pertenecen a las manufacturas textiles, electrónica, plásticos, químico y
farmacéutico, servicios empresariales a distancia y aeronáutica” (BCR, 2015: 8).
Este análisis ha permitido identificar qué bienes son producidos en El Salvador y tienen una
demanda exportable con potencialidades de crecimiento y generación de empleo. Los
sectores productivos al que pertenecen estos bienes son poco diversificados y con
inversiones aisladas de cualquier apoyo del sector público. El BCR afirma: “Sectorialmente,
70
son las industrias química, farmacéutica y textil las que presentan mayores oportunidades
en la región” (BCR, 2015: 8).
De igual manera, la propuesta del BCR ha identificado los principales mercados que
demandas productos salvadoreños basándose en la cercanía geográfica y el potencial de
compra. Estos países son Estados Unidos, México, Canadá y Brasil. Asimismo, señala la
necesidad de la mejora productiva, la innovación y el uso de patentes para poder competir
dentro de esas economías.
La estrategia propuesta por el BCR busca la transformación productiva a través de la
exploración de productos y espacios articulados de oferta y demanda, a la vez que esta
articulación aumente las posibilidades de diversificación y sofisticación de la producción a
favor del crecimiento económico en el corto plazo y aumento del ingreso per cápita por
medio de la generación de empleo.
La innovación y tecnología es abordado dentro de esta propuesta. Sin embargo, su enfoque
se centra en la mejora de procesos y en el diseño de productos que faciliten la adquisición
de patentes y registros para la transferencia tecnológica. Su principal debilidad es la
adquisición de tecnología a través de la importación, dejando a la búsqueda de innovación y
tecnología como una medida aislada dentro de la transformación de la matriz productiva.
No obstante que una transformación de la matriz productiva del país, basándose en aquellos
productos que nos permiten tener una mayor demanda de exportación, puede ser un
mecanismo para impulsar el crecimiento económico del país, a la vez que aumentaría la
generación de empleo; esto no asegura que la economía salvadoreña pueda insertarse
cerca de los núcleos productivos de la actual fase del capitalismo. Actualmente, la demanda
de bienes y servicios no solo se centra en la producción de bienes sofisticados, sino en la
demanda de valores agregados asociados a la generación de innovación y tecnología, lo
que permitiría un crecimiento sostenido en el mediano y largo plazo de la economía, sobre
todo para generar las capacidades para insertarse exitosamente en la siguiente fase el
capitalismo.
Aunque en El Salvador se han desarrollado planes quinquenales y políticas públicas que,
desde diferentes enfoques, buscan el desarrollo económico nacional, estas se encuentran
desarticuladas y desvinculadas del desarrollo tecnológico y la búsqueda de innovación que
permitiría insertarse en la actual fase capitalista o preparar las condiciones para la siguiente.
71
Con el inicio de la década de los 90´s, y el fracaso del modelo ISI, los Gobiernos de turno
impulsaron diferentes estrategias para intentar alcanzar el desarrollo: Alfredo Cristiani (1989-
1994) a través de las privatizaciones y medidas de desregulación; Armando Calderón Sol
(1994-1999) con establecimiento de zonas franca; Francisco Flores (1999-2004) a través de
la dolarización y el libre comercio; Antonio Saca (2004-2009) con regulación y
asistencialismo; Mauricio Funes (2009-2014) a través de más asistencialismo y FOMILENIO
I; y Salvador Sánchez Cerén (2014 a la fecha) con asistencialismo y FOMILENIO II.
En este sentido, el Estado salvadoreño no ha logrado generar un plan que contenga una
visión acorde a esta fase del capitalismo. Entre las diversas iniciativas que actualmente son
impulsadas desde el Ministerio de Educación que, desde diferentes enfoques se vinculas
con la búsqueda de innovación y tecnología, encontramos:
Plan UNA NIÑA, UN NIÑO, UNA COMPUTADORA. El objetivo general de este
programa es reducir la brecha de acceso y uso responsable de las TIC, mejorando
significativamente la calidad de la educación en beneficio de los estudiantes de los
C.E. públicos, con presupuesto ejecutado de $ 7.5 millones al 31 de marzo de 2016.
Aunque este programa busca tener el componente tecnológico dentro de sus planes
educativos, no lo logra cubrir todos los centros educativos nacionales, ya sea porque
no reúnen los requisitos mínimos de seguridad, el difícil acceso a las zonas o la
cantidad de alumnos. Asimismo, para el año 2015 se habían capacitado a 6,926
docentes para la implementación del plan, sin embargo, no se ha profundizado en el
dominio de estas herramientas tecnológicas. También, no se incluye una
diversificación en cuanto a la educación media —bachillerato— y las instituciones
capaces de absorber a los estudiantes son muy limitadas, se mantienen las mismas
carreras técnicas: general, enfermería, electricidad y computación.
Programa de Desarrollo Profesional Docente, Formación Inicial y Formación
Continua. El objetivo del programa es contribuir con el mejoramiento de la educación
a partir del desarrollo articulado de procesos de formación inicial, actualización y
especialización docente que basados en las necesidades del sistema educativo y del
profesorado, propicien mejores prácticas en el centro educativo y en el aula. Para el
año 2015, se invirtieron $2.6 millones para la formación docente, en las disciplinas:
Lenguaje y Literatura, Matemáticas, Sociales, Química, Biología y Física. Sin
embargo, no se han creado las condiciones para incentivar nuevas carreras o
insertar nuevas materias que generen un mayor valor agregado a los estudiantes.
72
Programa Mejora de la calidad del proceso de formación académica de los
estudiantes de educación superior. Su objetivo es contribuir al desarrollo de la
Educación Superior para que alcance altos estándares de calidad docente y
formación profesional académica, desarrolle investigación de alto nivel y pertinente a
las necesidades de la sociedad y realice una proyección social más efectiva,
contribuyendo así al desarrollo nacional. El presupuesto destinado para superar
estas dificultades es de $1.8 millones. Su principal limitante es el limitado acceso a la
educación y no permite generar los profesionales que requiere la nueva ola de
desarrollo.
Programa Creando Conocimiento. El objetivo de este programa es fortalecer la
Investigación científica, tecnológica y de innovación a nivel nacional y desarrollar los
vínculos entre el sistema académico y de investigación y el sector productivo
nacional. Es el plan más ambicioso para generar una economía basada en el
conocimiento, la visión que se quiere lograr es fomentar una cultura de investigación,
desarrollo e innovación (I+D+i), a través de la integración de Estado-Empresa-
Universidad. La creación de Parques Científico Tecnológico que son espacios de
desarrollo de nuevos productos mediante la integración de los sectores de la
sociedad es una muestra de este programa, contando con el apoyo de países como:
Brasil, Cuba, España, Japón, Uruguay y Venezuela. Estos países brindan su apoyo
mediante institutos de investigación, programas de cooperación, y universidades.
Una de las mayores limitantes de este programa es el financiamiento: para el año
2015 invirtió $800 mil. También, no existe una diversidad de industrias de alto valor
agregado que puedan ser incluidas para la articulación del Programa.
La principal limitante de estos programas es la falta de consenso y articulación entre las
distintas entidades que regulan estas políticas. También, los antiguos planes educativos no
son revisados ni se da un seguimiento sistemático a los resultados de estos. El enfoque y
prioridad de las políticas educativas están alejadas de los objetivos de inserción económica
en el mediano plazo, sino en la resolución de las demandas sociales en el corto plazo: el
gasto en paquetes escolares, en el programa vaso de leche y el programa de educación
alimentaria asciende $96.3 millones.
Otra de las instituciones vinculadas a la transformación productiva del país, así como al
impulso de políticas económicas basadas en la innovación y tecnología es la Agencia de
Promoción de Exportaciones e Inversiones de El Salvador (PROESA). Su principal objetivo
consiste en promover la oferta exportable salvadoreña en el extranjero.
73
PROESA ha impulsado varios programas con el fin de generar una mayor oferta exportable,
basándose en empresas de los sectores de manufacturas, servicios y agro alimentos, para
localizar y atraer IED en industrias en las cuales el país ofrece ventajas competitivas. Con
esta estrategia de inversión, PROESA ha impulsado los sectores agroindustrias, textiles
especializados y confección, dispositivos médicos, servicios de salud, aeronáutica, calzado,
turismo, servicios empresariales a distancia, logística e infraestructura, sectores energéticos,
desarrollo de software y plásticos.
Asimismo, otro de los ejes de trabajo de esta institución es la promoción de proyectos bajo
la modalidad de Asocio Público-Privado (APP), entre los que destacan: el Parque
Tecnológico de Zacatecoluca, Aeropuerto de Ilopango, Zona Económica Logística del
Aeropuerto Internacional de El Salvador Monseñor Oscar Arnulfo Romero y Galdámez.
La principal estrategia de PROESA se centra en el desarrollo de industrias exportables por
medio de la inversión extranjera directa y el desarrollo de El Salvador en un corredor
logístico. Los sectores que se ven beneficiados con la promoción —y la atracción de la
IED— son sectores que no permiten insertarse a las cadenas globales de valor, sectores
como el plástico y cartón no generan el valor agregado que permita generar las condiciones
para la inserción económica en esta o la siguiente fase capitalista, aunque el impulso de
estas iniciativas promueva la generación de empleo en el coro plazo.
Es importante señalar que se han impulsado sectores de la aeronáutica, las farmacéuticas y
el desarrollo de software, empresas que son cercanos a la actual fase del desarrollo
capitalista y que pueden no crear mercancías tangibles sino servicios especializados para el
resto del mundo. De igual manera, el plan de fomento de distribución logística aprovechando
la infraestructura nacional, dada su ubicación geográfica, la cercanía de sus puertos con el
canal de Panamá, el HUB regionales de Avianca y la escasa distancia vía terrestre con
países como Costa Rica y México, ha facilitado el desarrollo de megaproyectos basados en
APP.
La visión de PROESA respecto al desarrollo productivo e industrial es difusa y busca el
incentivar las inversiones en actividades que puedan generar condiciones favorables en el
corto plazo. Además de los programas, proyectos o estrategias impulsados desde el sector
público, existen iniciáticas provenientes desde el sector privado que de forma independiente
y focalizada han intentado insertarse en el comercio internacional, tomando en cuenta la
necesidad de innovación y la tecnología en el desarrollo de sus operaciones:
74
Programa PRO Innova de FUSADES. Su objetivo es contribuir a mejorar la
competitividad de las empresas, focalizando las pequeñas y grandes empresas,
especialmente al sector alimentos, a través de proyectos de innovación o de mejora
tecnológica e incrementar sus exportaciones.
Proyecto Guíame de FEPADE. Este consiste en un sistema de incubación y
aceleración de empresas, apoyando el desarrollo de ideas emprendedoras con el fin
de producir empresas exitosas, independientes y financieramente viables. Este
proyecto incluye el financiamiento de ideas que provengan de estudiantes de
pregrado y posgrado, empresas existentes, emprendimientos sociales.
FIAGRO. Su objetivo es el impulso y la promoción de la innovación tecnológica para
mejorar la rentabilidad, acceso a mercados y mejorar la competitividad de
actividades diversas agropecuarias y agroindustriales. Esto se realiza por medio de
la difusión de información sobre tecnología agropecuaria y desarrollo de proyectos
en biotecnología.
A escala nacional de la Asociación Nacional de la Empresa Privada (ANEP) ha impulsado
un plan estratégico de crecimiento económico en la publicación del Encuentro Nacional de la
Empresa Privada (ENADE) de 2014. El plan gira a partir de propuestas de nuevas leyes,
cambios de agentes institucionales y reformas de leyes. Las publicaciones de ENADE
posteriores presentan un enfoque diferente; estas se centran en los problemas sociales del
país, de esta forma en los últimos dos años los encuentros del sector privado han tratado
sobre la seguridad ciudadana y la corrupción.
La estrategia del ENADE 2014 incluye un paquete de leyes para el mejoramiento de los
trámites involucrados en el comercio, para buscar reducir o eliminar aquellos procesos
burocráticos que retrasen el proceso de comercialización. También, abordan propuestas
enfocadas a la soberanía alimentaria, las PYME y capacitación. Además, propone una "Ley
de procedimientos administrativos", la creación del Instituto de Facilitación de Trámites
buscan la transformación de una administración pública, la Superintendencia de Facilitación
del Comercio —que absorbería la Dirección General de Pensiones y el Centro de Trámites
de Exportaciones e Importaciones- y una reforma a la Ley Especial para Sancionar
Infracciones Aduanera y Ley de Simplificación Aduanera.
"Darle un rumbo o significado “amigable” a la Administración Pública —entiéndase
esta como cualquier órgano del Estado que realice actos administrativos— es parte
75
de los fines de la Constitución; en razón que el Estado debe velar por el crecimiento
de la riqueza nacional y uno de los obstáculos de ese crecimiento lo constituye la falta
de reglas claras y simples de los procedimientos administrativos en las necesidades
del administrado." (ANEP, 2014).
Otro sector productivo que se vería envuelto en las propuestas hechas por la ANEP es el de
las PYME, a través de un cambio en la regulación del mercado de valores se pretende el
acceso de estas a la bolsa. También, se buscará mejorar la competitividad de estas
empresas a través de una legislación para la pequeña y mediana empresa. La estrategia
contempla otras leyes y entes institucionales, una amplia lista de reformas. Sin embargo,
estas se encuentran enfocadas a problemas sociales tales como pensiones, medio
ambiente, migración, lavado de dinero, soberanía alimentaria; que al ser ejecutadas traerían
un incremento de la inversión y, posteriormente, un crecimiento económico.
Las propuestas hechas por la ANEP tienen como principal fin el aumento del nivel de
inversión, mejorando los sistemas productivos existentes y la situación social del país
llevaría a dicho aumento: "Para que una economía crezca de manera sostenible a tasas del
5% anual y logre sacar a miles de salvadoreños de la pobreza, se requieren niveles de
inversión privada de al menos el 20% del PIB." (ANEP, 2014).
Lo propuesto de la ANEP no menciona el desarrollo de un sector productivo altamente
tecnológico e innovador de forma directa. Sin embargo, el crecimiento de inversión que se
pretende alcanzar podría traer el desarrollo del sector, por lo que es necesario fomentarlo
para tener una base articulada y estructurada tanto por el Estado como el sector privado,
para poder depositar la inversión privada; de lo contrario, como ha quedado demostrado en
décadas pasadas, la inversión se dirigirá a la producción tradicional o al beneficio de
intereses privados.
Además, en la publicación de ENADES 2014, se habla de propuestas para mejorar las
tareas del Estado, pero no existe una estrategia que hable de un trabajo en conjunto entre
sector privado y el Estado. Es decir, no se mencionan compromisos hechos por el primero
para mejorar la producción nacional, lo cual resulta una limitante del desarrollo productivo,
debido a la necesidad de una adecuada articulación entre ambos agentes.
La educación no figura en la estrategia propuesta por la ANEP. Entre las iniciativas no
existen objetivos para mejorar el sistema educativo, no ha figurado como una de las
prioridades de la publicación, a pesar de que el sector educativo resulta indispensable para
76
el desarrollo del país y de la estructura productiva, particularmente aquellas que contienen
tecnología e innovación.
De esta forma, la propuesta de la ANEP no busca una articulación entre los agentes
participantes del sistema nacional de innovación. Busca fortalecer al sector comercial del
país, demostrando el desinterés que presenta este actor nacional en cualquier articulación
con el Estado, especialmente para la creación de una estructura productiva basada en el
conocimiento.
Existen pocas iniciativas que vinculen al sector privado con las políticas estatales. La más
destacada es la estrategia de crecimiento económico y desarrollo productivo, implementada
a través de la Secretaría Técnica y de Planificación de la Presidencia, en el marco de la
Corporación del Reto del Milenio, creando el programa FOMILENIO II, con una proyección
de 5 años, desde 2015. El financiamiento de este programa cuenta con un total de $365.2
millones, siendo el principal donador el gobierno de Estados Unidos con la cantidad de $277
millones, el financiamiento restante es aportado por el Gobierno de El Salvador.
Este programa establece tres proyectos bajo las cuales buscará el desarrollo del país, para
mejorar el clima de inversión, el capital humano y la infraestructura logística. Además, de los
ejes transversales sobre medioambiente, participación ciudadana y género. Para los
proyectos de clima de inversión se destinó $92.4 millones, para capital humano $115.7
millones y para infraestructura logística $125.3 millones. (FOMILENIO II, 2015).
Para los proyectos que giran sobre el clima de inversión, el FOMILENIO II (2015) pretende
"incrementar la inversión privada a través de la mejora continua en las regulaciones y
trámites relacionados con los negocios y la implementación de herramientas novedosas
para incentivar nuevas inversiones." De esta forma, el FOMILENIO II busca mejorar los
procesos de regulación, a través de la creación de una institución especializada en el tema,
con el fin de mejorar el comercio y competitividad del país, "Con esta actividad se espera
superar la sobrerregulación, pero sin que se vea debilitada la capacidad del Estado en la
materia." (FOMILENIO II, 2015). De igual forma, busca apoyar a los APP proveyendo de
financiamiento a los estudios que se realicen para realizar los proyectos del APP. Además,
de capacitación al gobierno para la evaluación de los proyectos. Por último, se ejecutará
"Apuesta por InversionES” (API), que consiste en el depósito de recursos públicos en
inversiones privadas.
77
El proyecto de capital humano se pretende realizar a través del mejoramiento de la calidad
de educación, formando en los estudiantes habilidades y conocimientos que le permitan
insertarse al mercado laboral y sus exigencias actuales. Asimismo, realizará una
actualización profesionales a 3,000 docentes y la ejecución del Modelo de Escuela Inclusiva
de Tiempo Pleno, en 344 centros educativos de la Franja Costero-Marina. Además, en
conjunto con el sector privado, se llevará el fortalecimiento de la Formación y Capación
Técnica Profesional identificando las tendencias del mercado laboral (FOMILENIO II, 2015).
El tercer proyecto es el de infraestructura logística, buscará la reducción de costos de
logística y transporte con lo cual mejoraría la inversión y comercio de El Salvador. Dentro del
proyecto se encuentra la expansión de la Carretera Litoral, financiando "apertura, mejora o
rehabilitación de dos tramos de la CA-2: el tramo de 7.22 kilómetros de Comalapa a La
Herradura y el segmento de 16.98 kilómetros de La Herradura a Zacatecoluca" (FOMILENIO
II, 2015). Otro proyecto de infraestructura es la rehabilitación de una carretera de 5.74 km
de Agua Salada a la frontera El Amatillo y una modernización de las instalaciones del paso
fronterizo del puente La Amistad (FOMILENIO II, 2015).
Bajo la ejecución de la API el Gobierno acordó un APP con la empresa Aeroman:
"FOMILENIO II financiará la capacitación de hasta 885 jóvenes técnicos e ingenieros en el
área de aeronáutica civil, los cuales serán incorporados al personal de la empresa. Los
fondos para la capacitación serán de hasta $3.37 millones, provenientes del Fondo de
Apuesta Por InversionES (API)" (Secretaría Técnica y de Planificación, 2016).
Esta estrategia se encuentra en fase inicial; por tanto, no es posible realizar una crítica de
los alcances que ha realizado FOMILENIO II. Pero, a través de los objetivos expuesto por el
Gobierno, el camino de crecimiento económico que se ha decidido, no busca arriesgarse en
la formación y crecimiento de nuevos sectores productivos, sino fortalecer a los ya
existentes. El programa de capital humano busca reducir los niveles de desempleo del país
al identificar las demandas del mercado laboral, para desarrollar iniciativas de capacitación
para estudiantes. Sin embargo, en la actualidad el mercado laboral no exige altos niveles de
capacidades especialización e innovadoras; los sectores con mayor demanda laboral son
los de comercio y servicios poco especializados, alejados de la innovación tecnológica. De
igual forma, la mejora de infraestructura en los dos proyectos planeados, buscan reducir los
costos de transporte, promoviendo así el comercio de productos agrícolas y de
manufacturas. Estos sectores productivos no poseen una alta capacidad tecnológica y no
requieren mano de obra especializada. Por tanto, el eje estratégico de infraestructura no
hace más que promover las capacidades productivas actuales.
78
FOMILENIO II resulta una apuesta por parte del gobierno para continuar bajo los mismos
esquemas de crecimiento económico, en lo que los esfuerzos más grandes van destinados
a la comercialización y negocios. Sin embargo, dentro de la ejecución del programa API es
posible observar intentos por el crecimiento productivo dentro de la industria pesada, como
se observa en el acuerdo pactado con la empresa Aeroman. Además, los ejes bajo los
cuales actúa el FOMILENIO II se centran en la búsqueda de una articulación entre el sector
privado y el Gobierno, relación que en las últimas décadas se ha visto deteriorada.
La principal debilidad de estas iniciativas es la desarticulación de estas con cualquier política
económica impulsada desde el Estado. Cada proyecto ha identificado prioridades y objetivos
aislados de un enfoque nacional que promueva un valor agregado producto de la inserción
económica nacional a nivel global.
Las iniciativas, tanto públicas como privadas, se encuentran desarticuladas. Mientras que
para el caso de Corea del Sur fue posible una articulación de iniciativas y sectores
productivos, bajo un mismo plan de desarrollo económico para el país, hasta conformar un
Sistema Nacional de Innovación, en El Salvador las políticas nacionales, las estrategias
sectoriales y las iniciativas privadas se encuentran aisladas, sin comunicación y con metas
diferentes.
Los Sistemas Nacionales de Innovación (SNI) de la región centroamericana se encuentran
en evidente retroceso en comparación a las de economías desarrolladas, los países que
logran sobresalir en algunos indicadores referentes del SNI son Costa Rica y Panamá, pero
la situación general de Centroamérica denota el descuido de los agentes del SNI por crear
una base que propicie el desarrollo tecnológico e innovación y un débil intento de una
articulación entre los agentes.
En 2012, la CEPAL publicó un diagnóstico de los SNI en Centroamérica titulado "Sistema
Nacionales de Innovación en Centroamérica", en el que se estudia la relación que existe
entre Gobierno, empresa privada y universidades, mostrándose débil e incapaz de
desarrollar las capacidades tecnológicas e innovadoras necesarias para el desarrollo
capitalista. El Salvador no muestra un adecuado SNI, el diagnostico muestra algunas
iniciativas por parte de los agentes por desarrollar las capacidades requeridas, pero en
muchos casos resultan desarticuladas, de carácter débil y con bajo financiamiento; por
tanto, El Salvador no escapa de la tendencia centroamericana.
79
El sector empresarial de la región presenta escasos niveles de tecnología e innovación, la
industria ha centrado sus operaciones en la producción agrícola y maquila, es decir, en
sectores que no demandan altos estándares de innovación y tecnología en sus procesos
productivos y demandan grandes cantidades de mano de obra no especializada. El
desarrollo y los beneficios que presentan estos sectores empresariales han llevado a una
indiferencia a desenvolverse en nuevas industrias que requieran mayores niveles
tecnológicos. Estas empresas se han arraigado fuertemente a procesos productivos
considerados tradicionales, produciendo mayores atrasos de las empresas locales respecto
a las transnacionales.
Existen otros sectores empresariales que se están fortaleciendo como: los servicios
dedicados a telecomunicaciones, servicios financieros, software y servicios empresariales.
Este conjunto de empresas se han concentrado en la búsqueda de los bajos costos de la
región (CEPAL, 2012). El mayor fortalecimiento de los servicios empresariales evidencia que
aún no se potencia aquellos sectores que requieren de conocimientos referidos a la ciencia,
tecnología o innovación. Por tanto, no se promueve un sector industrial capaz de
desarrollarse dentro del actual paradigma capitalista o que lo colocan en la periferia de las
cadenas globales de valor. Sin embargo, es importante destacar como los servicios referidos
a software pueden potenciar las capacidades tecnológicas de El Salvador. En los últimos
años han existido intentos por promover estas industrias, como es el caso de los premios
Pixels; concurso que financia con recursos públicos diversos proyectos de las llamadas
"industrias creativas", en donde se incluye servicios de software.
Otro factor que evidencia debilidad de las empresas dentro del SNI, es la relación entre
empresas y universidades. La relación entre empresas se limita a razones comerciales, por
tanto no son generantes de nuevos conocimientos ni tecnología, al contrario muchas veces
imposibilitan el mejoramiento de productos y procesos. Entre empresas y universidades son
escasas las articulaciones que produzcan programas de investigación en conjunto o la
capacitación al personal que promueva la innovación dentro de las empresas locales
(CEPAL, 2012).
Las universidades es otro agente de los SNI de Centroamérica incapaz de desarrollar un
nivel tecnológico e innovación adecuados. En los países de la región existe un amplio
número de universidades -algunas de estas con altos estándares educativos-, el problema
proviene en que las carreras que son principalmente demandadas y ofertadas no son las
necesarias para el desarrollo tecnológico e innovación. Los conocimientos que fomentan las
universidades se encuentran en las ciencias sociales y carreras administrativas.
80
"En El Salvador, en 2010 se contabilizaron 24 universidades (una estatal), seis institutos
especializados (uno estatal) y ocho institutos tecnológicos (cuatro estatales). Las áreas
privilegiadas de docencia son las ciencias sociales (40% de los programas de educación
superior), la ingeniería y la tecnología (22%), ciencias médicas (14%) y humanidades (13%).
Los estudiantes al nivel de posgrado representan 1,6% del total. En 2009, existían 164
carreras en El Salvador, 78 a nivel de licenciatura, 36 a nivel técnico, 34 a nivel de maestría, y
sólo una a nivel de doctorado" (CEPAL, 2012; 25).
En la tabla 3 se evidencia la tendencia que toma la educación superior nacional, siendo las
ciencias sociales quien posee el mayor número de inscritos y consecuentemente el mayor
número de graduados, con un amplio margen sobre las demás áreas de ciencia y
tecnología, de esta forma en los diez años representó más del 50% de inscritos en dichas
áreas de estudio.
Tabla 3.1 Inscritos en educación superior por área de ciencia y tecnología
Años 1999 2000 2001 2002 2003 2004 2005 2006 2007 2008 2009 Total
Ciencias Agrícolas
Inscritos 2,034 1,626 1,589 1,607 1,484 1,516 1,517 1,450 1,604 1,696 1,931 18,054
Graduados 311 229 177 180 238 185 168 173 182 177 136 2,156
Ciencias Médicas
Inscritos -1,412 -1,168 -1,235 -1,247 -1,008 -1,146 -1,181 -1,104 -1,240 -1,342 -1,659 -13,742
Graduados -3135 -2565 -2647 -2674 -2254 -2477 -2530 -2381 -2662 -2861 -3454 -29,640
Ciencias Naturales y
exactas
Inscritos -4,858 -3,962 -4,059 -4,101 -3,500 -3,808 -3,879 -3,658 -4,084 -4,380 -5,249 -45,538
Graduados -6581 -5359 -5471 -5528 -4746 -5139 -5228 -4935 -5506 -5899 -7044 -61,436
Ciencias sociales
Inscritos -8,304 -6,756 -6,883 -6,955 -5,992 -6,470 -6,577 -6,212 -6,928 -7,418 -8,839 -77,334
Graduados -10027 -8153 -8295 -8382 -7238 -7801 -7926 -7489 -8350 -8937 -10634 -93,232
Humanidades
Inscritos -11,750 -9,550 -9,707 -9,809 -8,484 -9,132 -9,275 -8,766 -9,772 -10,456 -12,429 -109,130
Graduados -13473 -10947 -11119 -11236 -9730 -10463 -10624 -10043 -11194 -11975 -14224 -125,028
Ingeniería y tecnología
Inscritos -15,196 -12,344 -12,531 -12,663 -10,976 -11,794 -11,973 -11,320 -12,616 -13,494 -16,019 -140,926
Graduados -16919 -13741 -13943 -14090 -12222 -13125 -13322 -12597 -14038 -15013 -17814 -156,824
Total
Inscritos -18,642 -15,138 -15,355 -15,517 -13,468 -14,456 -14,671 -13,874 -15,460 -16,532 -19,609 -172,722
Graduados -20365 -16535 -16767 -16944 -14714 -15787 -16020 -15151 -16882 -18051 -21404 -188,620
Fuente: Elaboración propia con base en datos de CONACYT.
Las investigaciones publicadas por las universidades representan otro problema dentro este
sector, por su poca aplicabilidad. En El Salvador, 11 universidades y 5 institutos realizan
investigaciones, siendo la Universidad de El Salvador quien realiza mayor número en áreas
como: Oncología, ortopedia, política y servicios de salud, nutrición y servicios de
oftalmología. Además, esta universidad cuenta con 14 centros de investigación y 123
docentes/educadores (24 con nivel de doctorado). En 2010, el presupuesto destinado a
nivel nacionales para actividades de I+D fue de $14 mil 400 millones, lo que representó el
6.8% del presupuesto de educación superior (CEPAL, 2012). El poco financiamiento que
81
poseen estas investigaciones limita su aplicabilidad, lo que lleva a un desincentivo de los
investigadores por continuar con sus actividades. Esto limita una fuente importante de
conocimiento tecnológico.
Por último, el Estado como agente del SNI posee diversos esfuerzos por establecer las
bases para el desarrollo tecnológico, a través de planes de ciencia, tecnología e innovación.
Aunque El Salvador cuenta con el Plan Nacional de Desarrollo Científico y Tecnológico, no
cuenta con una evaluación y seguimientos adecuados, careciendo de procesos sistemáticos
que ayuden a medir los alcances de dichos planes. La institución con mayor autoridad sobre
el desarrollo tecnológico e innovación ha sido el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología
(CONACYT), institución que estuvo a cargo del Ministerio de Economía hasta mediados de
2010. Actualmente, se encuentra bajo la dependencia del Viceministerio de Ciencia y
Tecnología (López y Hernández, 2014). Asimismo, existen fondos destinados a las
actividades científicas e innovadoras como: el Fondo de Fomento a las Exportaciones, el
Fondo de Desarrollo Productivo (FOEX-FONDEPRO) y el Fondo de Investigación de
Educación Superior (FIES) (CEPAL, 2012).
El gobierno, a través de sus planes, puede buscar la articulación adecuada de los agentes
que conforman un SIN: promover sus capacidades y buscar la correcta aplicabilidad de los
resultados de cada uno, como lo hizo Corea del Sur durante el siglo pasado. En la
actualidad, el Estado es incapaz de cumplir esta tarea, no provee del financiamiento
necesario a las investigaciones que surgen del sector universitario, además de no contar
con una relación idónea con el sector empresarial para crear las capacidades tecnológicas
del país.
III.3. Cambios en la economía mundial y sus efectos en la creación de capacidades
productivas en El Salvador
La experiencia coreana posee rasgos muy importantes, que muestran la forma en que un
país subdesarrollado puede generar capacidades tecnológicas para insertarse a las olas de
desarrollo capitalista. La importancia de crear un consenso nacional sobre las estrategias de
desarrollo, con un Estado fuerte y un sector privado nacional emprendedor que participen en
conjunto, la relevancia hacia la educación para crear mano de obra capacitada, el constante
aprendizaje que lleve a la adaptación de tecnología extranjera y la continua evolución según
el mercado lo requiera son aspectos claves del triunfo coreano, que son fundamentales para
otros países que quieren replicar su proceso de desarrollo.
82
No obstante, existen ciertos aspectos que dificultan imitar el proceso de desarrollo coreano.
Han ocurrido cambios en la economía mundial, que perjudican la creación de conocimiento y
la transferencia de tecnología en los países subdesarrollados. Muchas de las medidas
realizadas por Corea fueron para mantener su independencia y crear sus propias
capacidades tecnológicas, pero no fueron realizadas en una economía con los niveles de
globalización como la actual, donde las empresas transnacionales y la inserción efectiva a
las cadenas globales de valor son factor importante para el desarrollo tecnológico de los
países.
No es posible negar que la economía mundial ha cambiado, no es la misma de la década de
1960, periodo en que Corea comienza su proceso de desarrollo. El cambio de paradigma
modificó toda la estructura productiva, las políticas y la ideología en el mundo. Pero el
método utilizado por Corea, compone medidas que ocuparon la mayoría de países
actualmente desarrollados, que dieron resultado no solamente en el siglo XX, sino en siglos
anteriores también. De acuerdo con Chang y Green (2003), aunque los tiempos sí cambian,
no hay suficiente evidencia que se esté viviendo en un mundo completamente nuevo, en el
cual todas las experiencias pasadas se vuelvan irrelevantes. Aun cuando el mundo esté más
globalizado, de lo que estuvo en los años 60 y 70, para aquellos autores, eso no significa
que se haya progresado tanto para haber experimentado una ruptura estructural.
Según Chang (2007: 50), “no hay nada inevitable en la globalización, porque está más
impulsada por la política (esto es, voluntad y decisión humana) (…) La forma exacta que
adopte depende de lo que hagamos con las políticas nacionales y de los acuerdos
internacionales que suscribamos”. Por lo tanto, los efectos que tenga la globalización en los
países subdesarrollados dependerá de cómo la afronten, si aprovechan las ventajas al
haber una mayor conexión entre las diferentes partes del mundo y la facilidad de
transferencia de conocimiento; o, se vuelve una razón para impulsar equívocamente el libre
mercado y el libre comercio, postura que terminará perjudicándolos.
Cambios en la coyuntura económica mundial que afectan en mayor medida el replicar el
proceso de desarrollo coreano para los países de la periferia, son las normas del comercio
internacional con corte neoliberal, que eran inexistentes cuando Corea comienza su
industrialización. Estas medidas fueron negociadas en la Ronda Uruguay, que duró de
septiembre de 1986 hasta abril de 1994, que lleva a la creación de la Organización Mundial
del Comercio (OMC) en 1995. Siendo la única organización internacional que rige el
comercio internacional, que beneficia a los países desarrollados al establecer normas que
favorecen el libre mercado e imponen condiciones que crean los entornos favorables para
83
sus economías en los sectores en que poseen ventaja. Principalmente por medio de la
eliminación de las regulaciones a la IED y la expansión a la protección a los derechos de
propiedad intelectual.
Las normas sobre estas medidas quedaron pactadas en el acuerdo sobre las Medidas en
Materia de Inversiones Relacionadas con el Comercio (TRIMS por sus siglas en inglés) y en
el acuerdo sobre los Aspectos de los Derechos de Propiedad Intelectual Relacionados con
el Comercio (TRIPS por sus siglas en inglés). Además, en la Ronda de Uruguay se
asumieron compromisos por los países miembros acerca de reducir los aranceles y
renunciar a las cuotas de importación, subvenciones a la exportación y a la mayor parte de
subvenciones nacionales (agricultura, I+D básica y diferencias regionales son subvenciones
aun permitidas).
Los acuerdos TRIPS y TRIMS benefician principalmente a los países desarrollados, ya que
son los que controlan y realizan en su mayoría los derechos de propiedad intelectual y la
inversión extranjera. Se considera, según el discurso neoliberal, que entre mayor sea la
protección de los derechos de propiedad intelectual y más libre sea la entrada de la
inversión extranjera mayores beneficios y creación de riqueza logrará un país. Pero en
realidad, son grandes los obstáculos para el avance tecnológico y la creación de
conocimiento de parte de los países subdesarrollados.
El Salvador es miembro de la OMC desde sus inicios en 1995, a partir de lo que aceptó
cumplir las normas y los compromisos en sus políticas de comercio exterior. Además ha
establecido leyes, decretos y tratados para disminuir los obstáculos del comercio,
manifestando su compromiso con la liberación de los mercados, por ejemplo:
Ley de Inversiones de 1999: Su finalidad es fomentar la inversión en general, pero en
particular la extranjera. Establece que tanto inversionistas nacionales como
extranjeros tendrán los mismos derechos y obligaciones, sin poder aplicárseles
ninguna medida discriminatoria. También se ofrece acceso al financiamiento interno,
no existen límites al capital extranjero y se establece la protección de los derechos
de propiedad intelectual.
Ley de Fomento y Protección de la Propiedad Intelectual en 1993: Abarca los
derechos de autor, derechos y propiedad industrial en relación a invenciones,
modelos de utilidad, diseños industriales y secretos industriales o comerciales.
84
Establece el tiempo en que los descubridores e inventores tendrán privilegios y
comprende todas las regulaciones legales.
Tratados de Libre Comercio: es una medida utilizada para abrir los mercados y atraer
IED a El Salvador. Estos tratados exigen que El Salvador elimine los aranceles en
los productos, proteja la inversión, dé un trato nacional a los inversionistas y proteja
la propiedad intelectual provenientes de los países con los que se ha pactado. Estos
tratados tienen predominancia sobre las leyes nacionales.
Tratados Bilaterales de Inversión: Promueven y protegen recíprocamente las
inversiones de los países. El Salvador posee tratados con 21 países, suscritos a
finales de los 90 y a principios de los 2000.
Además se establecieron la Ley de Zonas Francas Industriales y de
Comercialización en 1998, la Ley de Servicios Internacionales en 2007, la Ley de
Reactivación de las Exportaciones de 1990 y La ley de Turismo en 2005. Estas
medidas con el mayor objetivo de mejorar el atractivo del país para atraer IED, por
medio de incentivos fiscales, exención total a impuestos (IVA, renta y
municipalidades) y eliminación de aranceles.
En El Salvador el objetivo de incentivar a la IED por medio de la creación de un ambiente
más atractivo para los inversores extranjeros con políticas a favor del libre mercado, ha sido
apoyado tanto por el Estado como por el sector privado. Se considera que la inversión
extranjera directa es positiva porque genera una difusión de conocimiento, transferencia de
nueva tecnología y mejoras en la organización de las empresas en el país receptor,
generando crecimiento económico con mejoras en su competitividad y productividad. A esto
se le conoce como “efecto de desborde”, que es de gran importancia para el desarrollo de
un país, el cual funciona de la siguiente manera:
“La firma (…) contrata trabajadores locales (que pueden aprender nuevas habilidades),
compra suministros a productores locales (que pueden recoger nuevas tecnologías en el
proceso) y tiene algunos <<efectos demostración>> sobre empresas nacionales
(mostrándoles nuevas técnicas de gestión o proporcionando conocimientos sobre mercados
extranjeros)” (Chang, 2007: 110).
Además, la entrada de IED permite la inserción del país a las cadenas globales de valor,
que actualmente es parte importante en el desarrollo. Pero, el lograr que ingrese inversión
85
extranjera al país no significa que habrá efectos positivos. No solo es necesaria la inversión
extranjera directa y la inserción a las cadenas globales, se necesita crear capacidades
necesarias para absorber el conocimiento e innovar en aquellos sectores intensivos en
tecnología, para lograr el desarrollo. Un país con mano de obra poco capacitada y sin una
estructura eficiente para crear conocimiento, difícilmente obtendrá beneficios de las
empresas transnacionales, situación que ocurre en El Salvador.
Asimismo, el efecto de desborde no es seguro que ocurra. Puede ocasionar una situación
contraria, en la que el país se estanque debido a la entrada de la IED, “donde todos los
suministros son importados y lo único que hacen los locales es participar en una simple
cadena de montaje, en la que ni siquiera adquieren nuevas habilidades” (Chang, 2007: 110).
Para Schmitz (2004; citado en Contreras & Hualde, 2012) aun cuando una empresa local
logre incorporarse en alguna cadena global, la vinculación con las empresas transnacionales
es un arma de doble filo; puede ser un obstáculo para el escalamiento funcional de las
empresas locales al dejarlas en merced a las presiones poderosas de las trasnacionales.
De la misma forma, de acuerdo con Chang (2007), la entrada de las empresas
transnacionales puede extinguir a aquellas empresas nacionales existentes que habrían
podido volverse en negocios prósperos sin la exposición prematura a la competencia, o
puede evitar la creación de competidores locales. Aunque la competencia productiva a corto
plazo aumenta, por la sustitución de las empresas locales por las transnacionales que son
más productivas, el nivel de capacidad productiva que el país podrá alcanzar al largo plazo
resultará inferior a consecuencia de ello. De acuerdo con este autor, las empresas
nacionales de países en vías de desarrollo para acceder a industrias nuevas necesitan “un
periodo de aislamiento (parcial) de la competencia internacional (mediante protección,
subvenciones y otras medidas) antes de poder reunir sus competencias para competir con
productores extranjeros superiores”. Al crecer las empresas y ser capaces de competir con
productos más avanzados, el aislamiento debe de abandonarse progresivamente; ya que al
exponerse demasiado pronto a la competencia internacional de seguro desaparecerán.
Por tal motivo, la regulación a la IED en Corea fue tan importante en su proceso de
desarrollo, ya que logró beneficiarse del capital extranjero sin perjudicar su creación de
capacidades tecnológicas para lograr insertarse a los sectores más productivos y con mayor
valor agregado. Chang y Green (2003) señalan que la regulación a la IED no
necesariamente reducirá las inversiones, como tampoco la falta de regulaciones las
incrementará. Afirma también que un régimen de regulación de inversión extranjera bien
elaborado puede ayudar más que dificultar el desarrollo económico. Corea obtuvo bajos
86
niveles de IED a lo largo de su proceso porque prefirió mantener la independencia nacional;
Estados Unidos a finales del siglo XIX y principios del XX atrajo la mayor cantidad de
inversión extranjera y su economía creció con mayor rapidez que cualquier otra del mundo
de la época, a pesar de poseer políticas de restricción hacia las inversiones extranjeras.
Además, la mayoría de las empresas transnacionales generan menos de un tercio de su
producción en el extranjero. Ha habido traslado de actividades intensivas en conocimiento al
exterior, actividades como I+D, pero generalmente hacia otros países núcleo. La mayoría de
altos cargos que toman decisiones en la mayoría de las empresas continúan siendo
ciudadanos del país de origen, por lo cual la nacionalidad de las empresas sigue importando
mucho. De igual forma regular a las empresas no significa que se desplazarán a otros
países, no todas las empresas son igual de móviles. Sectores como el textil, para el cual sí
existen muchos sitios de inversión potencial porque el equipo de producción es fácil de
trasladar y las aptitudes requeridas son bajas, asimismo, los trabajadores pueden formarse
fácilmente. Pero, las empresas de otras industrias no pueden moverse con facilidad, al
depender de suministros inmóviles como mano de obra con aptitudes particulares, el
atractivo del mercado nacional o la red de suministros que se ha construido a lo largo de los
años. Las corporaciones están interesadas principalmente en el mercado potencial del país
anfitrión y luego en factores como la calidad de mano de obra y la infraestructura (Chang,
2007).
El apostar al libre mercado, estableciendo todas las medidas posibles para volver a El
Salvador un país atractivo y con un ambiente prospero para la IED, son un gran obstáculo
para la transferencia de tecnología y la creación de conocimiento. El principal socio
comercial y principal origen de la inversión extranjera directa en El Salvador es Estados
Unidos, con el cual se firmó un tratado de libre comercio, el Tratado de Libre Comercio entre
Centroamérica-Republica Dominicana y los Estados Unidos de América (CAFTA-DR), que
entró en vigencia en 2006. La cual se esperaría que fuera también la principal fuente de
conocimiento y tecnología en el país. Sin embargo, parte de los acuerdos en el tratado,
están hechos para evitar la regulación de cualquier tipo e incluso evitan que el efecto de
desborde pueda suceder.
En capítulo 10 del CAFTA-DR, que hace referencia a las inversiones, establece que no se
podrá imponer ninguno de los siguientes requisitos: determinar un porcentaje de contenido
nacional; establecer un nivel determinado de exportación de bienes y servicios; comprar,
utilizar u otorgar preferencia a mercancías producidas nacionalmente, o adquirir productos
de personas en el territorio; transferir tecnología, procesos productivos u otro tipo de
87
conocimiento en propiedad de los inversores; o que el país sea el proveedor exclusivo de los
insumos necesarios que la inversión necesite para su producción.
Es decir, que El Salvador queda a la disposición de las empresas transnacionales,
dependerá qué tan dispuestas estén para transferir tecnología y conocimiento para que haya
algún beneficio. Lo cual es muy poco probable, todas las normas que se han establecido
tienen ese fin, evitar la salida de tecnología y conocimiento de los países desarrollados a los
subdesarrollados. La tecnología es el eje central en el desarrollo a lo largo de la historia del
capitalismo, aquellos que han logrado dejar atrás el subdesarrollo, como Corea, ha sido
porque han podido adquirir conocimiento de los países más avanzados. El impedir la
creación de capacidades tecnológicas en los países subdesarrollados es un objetivo
importante para mantener ventaja en los mercados de mayor valor agregado de parte de los
países núcleo.
Por tal razón, los derechos de propiedad intelectual tomaron tanta importancia en los últimos
años. La idea que respalda la protección de derechos de propiedad intelectual se basa en
que promueve la innovación en las personas y en las empresas al estimular la creatividad, al
haber una estructura legal que protege sus ideas e inventos asegurando sus beneficios al
poseer uso exclusivo de ellos por un periodo determinado de tiempo. Pero en realidad:
“constituye una nueva forma de proteccionismo tecnológico encaminado a normar las
relaciones con aquellos países que sobre la base de un sendero tecnológico imitativo, han
desafiado ciertas posiciones hegemónicas, ocupando parcelas del mercado que han abierto
las tecnologías de punta”. (Correa, 1986: 1059-1060; citado en Cabrera, 1993: 117)
En los años ochenta, la supremacía de Estados Unidos estaba amenazada por la
competencia de Japón y otros países recién industrializados, su déficit comercial era
alrededor de 150,000 millones de dólares. Por lo tanto, decidió mantener su supremacía
convirtiendo la propiedad intelectual y las patentes en su activo más importante para lograr
el crecimiento, controlar el comercio mundial y conquistar el mercado internacional. Además,
esta decisión estaba relacionada con los cambios que se estaban produciendo en la
tecnología. Ya no eran las máquinas y moléculas lo que impulsaría el crecimiento
tecnológico y económico, sino las nuevas tecnologías relacionadas a la información y a la
biotecnología (Shiva, 2003).
Parte importante para fomentar la creación de conocimiento, es la existencia de una
estructura que fomente el intercambio de información y la participación conjunta del Estado,
88
el sector privado y las universidades. El conocimiento es un proceso complejo que se
acumula y evoluciona de forma colectiva. Los derechos de propiedad intelectual pueden
imponer obstáculos para que se genere conocimiento, es un medio que prioriza el beneficio
individual, no la propagación de ideas. El “sistema de patentes “regula” la competencia. No
estimula necesariamente la generación de tecnología y mucho menos su difusión” (Shiva,
2003).
Según Cabrera (1993), pueden identificarse dos posturas: los que producen tecnología que
reclaman que se pague por ella y quienes necesitan de la tecnología para su desarrollo,
pero por dificultades económicas no pueden costear el precio que exigen las primeras. De
acuerdo con Chang (2007), el mayor problema es que el sistema de los derechos de
propiedad intelectual ha hecho más difícil el desarrollo económico, cuando el 97% de todas
las patentes y la inmensa mayoría de derechos de autor y marcas registradas operan en
poder de países núcleo. Entre mayor sea la protección internacional para los derechos de
propiedad intelectual más difícil resulta para los países en vías de desarrollo adquirir nuevos
conocimientos.
Los países en vías de desarrollo están perdiendo sus capacidades tecnológicas, mientras
que las transnacionales mantienen un control estricto de la tecnología. Los derechos de
propiedad intelectual representan una pérdida de tecnología y de riqueza de la periferia a
favor de los países núcleo, no es un mecanismo de transferencia de tecnología de los
países desarrollados a los subdesarrollados; son ante todo, un medio de generar ingresos,
no de generar transferencia de conocimiento. La mayoría de conocimientos e innovación se
dieron en el ámbito público, sin protección, ya que las personas responden a números
intensivos. Las patentes cierran la comunicación entre científicos y el conocimiento al ser un
producto social, se debilita la producción de conocimiento e innovación, así debilitando su
generación y transferencia (Shiva, 2003).
Los países desarrollados exigen como requisito indispensable la protección de la propiedad
intelectual para el progreso de la innovación tecnológica, la inversión extranjera y la
transferencia de tecnología. Sin tal protección no encontrarían ningún incentivo para invertir
en I+D ni ubicarían sus plantas y laboratorios en países que no protejan su propiedad
intelectual. Pero al final, aunque se cumpla sus requisitos, no transferirán la tecnología
(Cabrea, 1993). Además, el periodo establecido en muchos de los tratados es demasiado
prolongado, las empresas extranjeras obtienen ventaja al poseer exclusividad y monopolio
de su invención por un largo periodo de tiempo. El acuerdo TRIPS establece 20 años de
protección, en El Salvador el CAFTA-DR establece entre 50 a 70 años de protección a los
89
derechos de autor en la propiedad intelectual, protección tan prolongada como la duración
total de una ola de desarrollo capitalista.
La IED no es la solución al subdesarrollo, simplemente es una herramienta para lograrlo. La
constante búsqueda de El Salvador por incrementar la inversión extranjera, pensando que
ese será la solución a sus problemas de tecnología y falta de conocimiento, sin la creación
de capacidades propias e inversión en I+D, le traerá más daños que beneficios. Agregando
sus leyes y políticas a favor del libre comercio, dificultan en mayor medida que la IED pueda
favorecer su desarrollo. Otra gran desventaja de guiarse por la teoría del libre mercado, tal
como señala Chang (2007), es que el libre mercado impone que los países se especialicen
en aquello en que son buenos, pero esto significa que los países pobres deben de continuar
su compromiso en actividades de baja productividad, pero específicamente especializarse
en esas actividades es lo que las hace pobres. Si se quiere dejar atrás el subdesarrollo, se
debe de descifrar el mercado y hacer las cosas más difíciles que aportan ingresos más
altos.
Es necesario señalar que ciertas leyes que ha establecido El Salvador son para estimular
tanto la inversión extranjera como la nacional, pero son medidas que se centran solamente
en dar incentivos a las empresas, no se implanta ningún tipo de regulación o exigencia en su
desempeño, aspectos que fueron relevantes en Corea. Asimismo aunque el crecimiento de
la industria del país posee un gran obstáculo por la reducción en los niveles de protección y
la liberación de los mercados, la quinta ola de desarrollo ofrece oportunidades únicas. Pérez
(2011), afirma que a diferencia del paradigma anterior, de la producción en serie, que era
necesario que la industria conquistara el mercado nacional y luego invadieron el
internacional, existen muchas actividades en el actual paradigma que han funcionado en el
plano mundial desde el principio.
Asimismo, la Ley de Servicios Internacionales abarca actividades de alta productividad que
son intensivas en conocimiento, como: las tecnologías de información (diseño y desarrollo
de software, sistemas y aplicaciones informáticas); investigación y desarrollo (en aéreas de
la química, biología, ciencias médicas y farmacia, ciencias agrícolas y otras); reparación y
mantenimiento de embarcaciones marítimas y aeronaves; y reparación de equipos
tecnológicos (computadoras, celulares, televisores, cámaras, impresoras, o intangibles
relacionados a la aplicación de un sistema), que pueden generar un mayor valor agregado y
que poseen relación con el actual paradigma. Promover este tipo de actividades
internamente con empresas nacionales tendría un efecto positivo en el desarrollo de El
Salvador.
90
Por último, la liberación de los mercados es perjudicial porque beneficia a los países
desarrollados, ya que se da una competencia entre países con desigualdad económica y
tecnológica, en que difícilmente los países en la periferia podrán obtener una oportunidad en
su desarrollo. El eliminar las regulaciones a la inversión extranjera y una excesiva protección
a la propiedad intelectual extranjera perjudican aún más a estos países, ya que dependen
excesivamente en la transferencia de tecnología y conocimiento del extranjero. El comercio
es parte importante para mejorar el nivel tecnológico de un país, pero eso no significa que la
liberación de este logrará obtener aún más beneficios.
91
CONCLUSIONES
Queda demostrado que a pesar de que El Salvador, a mitad del siglo XX, estaba en
condiciones similares a Corea del Sur, no supo crear capacidades tecnológicas para dar un
salto a favor de su desarrollo. El mecanismo y los métodos para el impulso de la política
económica estuvieron subordinados a intereses de elites económicas específicas para lograr
objetivos particulares, por lo que no existió una articulación adecuada entre los actores
nacionales, que permitieran un vínculo con la economía global, a favor del desarrollo.
El Salvador aún no ha logrado comprender la evolución de la tecnología y su vinculación
económica con los países núcleo, la falta de un Estado desarrollista y un sector privado
poco emprendedor y audaz frena todas sus posibilidades de desarrollo tecnológico. La
principal lección de Corea del Sur para El Salvador es la capacidad, tanto del Estado como
de las empresas, para virar de forma conjunta y articulada su estrategia de desarrollo, según
actividades de mayor valor añadido.
Las actuales condiciones productivas, tecnológicas y políticas de El Salvador obstaculizan la
opción de una vía de desarrollo siguiendo el caso de Corea del Sur, para insertarse
exitosamente en la actual fase de desarrollo capitalista. Por lo cual, se acepta la hipótesis
planteada al inicio de la investigación. Siendo los mayores obstáculos para El Salvador los
siguientes:
No existe una visión o línea estratégica común entre los actores económicos
nacionales, para poder impulsar una economía del conocimiento. No ha existido un
plan de nación de desarrollo estratégico que involucre los intereses de todos los
actores políticos y económicos, para la consecución de una adecuada
industrialización o impulso tecnológico. En este sentido, difícilmente se podrán
implementar políticas económicas a favor de la innovación y el conocimiento de
forma exitosa. Las estrategias para el impulso de la economía se encuentran
desarticuladas y cada una presenta una visión diferente sobre el desarrollo del país;
privado, gobierno y organizaciones no gubernamentales ejecutan acciones aisladas
e independientes.
El gobierno, el sector privado y las universidades no han logrado definir una
estrategia económica que permita articular la oferta educativa y la demanda laboral
de cara a la inserción de la economía salvadoreña en la actual o siguiente fase del
capitalismo. Asimismo, no se invierte lo suficientes fondos en I+D+i por ninguno de
92
los actores nacionales, lo que se vuelve un obstáculo para el impulso de una política
sostenible enfocada en el conocimiento.
El sector privado salvadoreño se ha caracterizado históricamente por el impulso a
sectores productivos intensivos en mano de obra, aislando las iniciativas que buscan
el desarrollo de sectores económicos que faciliten la inserción de la economía en la
actual fase del capitalismo a través del conocimiento. Los empresarios han
presionado al Estado por medio de influencia en las políticas públicas, abuso de
subsidios, del incumplimiento de metas, evitando el pago de impuestos y aranceles.
El mecanismo y los métodos para el impulso de la política económica estuvieron
subordinados a intereses de élites económicas específicas para lograr objetivos
particulares, por lo que no existió una articulación adecuada entre los actores
nacionales, que permitieran un vínculo con la economía global, a favor del desarrollo.
La inversión extranjera directa no es la solución al subdesarrollo. La constante
búsqueda de El Salvador por incrementar la inversión extranjera, pensando que ese
será la solución a sus problemas de tecnología y falta de conocimiento, no servirá sin
la creación de capacidades propias e inversión en I+D. Así como las leyes y políticas
a favor del libre comercio, que impiden la regulación de la IED y la excesiva
protección a los derechos de propiedad intelectual limitan la transferencia de
conocimiento, dificultando en mayor medida el desarrollo tecnológico en el país.
93
CONSIDERACIONES FINALES
Para poder facilitar la inserción de El Salvador en actividades de mayor valor agregado y
conocimiento es necesario un Estado salvadoreño que sea capaz, no solamente de
impulsar políticas económicas que favorezcan el desarrollo de la innovación y la
tecnología como principales sectores productivos del país; sino que tengan la suficiente
capacidad de potenciar una estrategia económica nacional de forma independiente a los
intereses privados que tradicionalmente han sido vinculados a la toma de decisiones de
política económica. Esta posible estrategia económica debe enfocarse en el impulso a la
innovación y tecnología como los principales motores de desarrollo (ya que son estos los
catalizadores que permiten insertarse a la actual fase del desarrollo capitalista), a la vez
que involucre al sector privado, instituciones públicas y a otros sectores económicos con
objetivos comunes y con una planificación que lo haga sostenible en el largo plazo.
Un gran obstáculo que debe de vencer El Salvador es la posición del sector empresarial
respecto a la tecnología, el interés de fomentar conocimiento y capacidades propias en
sus empresas es leve. Las empresas nacionales deben invertir en sectores con mayor
nivel tecnológico, deben descifrar y desafiar el mercado e invertir en I+D si quieren
insertarse en actividades de mayor valor agregado, que posean mayor impacto en el
desarrollo económico del país. El poco emprendedurismo y la actitud evasiva al riesgo
centrándose en actividades seguras e intensivas en mano de obra, no logrará un
desarrollo en el país; en la actual economía del conocimiento, El Salvador no podrá ser
competitivo en el comercio internacional solo por sus bajos salarios, debe ser capaz de
generar y adaptarse a nuevo conocimiento e innovar.
La visión de los diferentes actores económicos salvadoreños, tanto privados como
públicos, se ha enfocado en la atracción de Inversión Extranjera directa. En este sentido,
para poder impulsar un sector productivo nacional, el fortalecimiento de las capacidades
del sector privado y de la población económicamente activa (PEA), es necesario
aumentar la inversión nacional en aquellos sectores estrechamente vinculados a la
innovación y tecnología, como pueden ser las industrias creativas, los aparatos
electrónicos, la aeronáutica y la industria farmacéutica. La experiencia coreana señala
la necesidad del rol fundamental del Estado para fomentar el crédito para estas
industrias estratégicas.
Una de las deudas históricas de El Salvador es su inversión en educación. Es necesario
que cualquier política económica que centre su enfoque en la innovación y la tecnología
94
pueda tener las capacidades sociales necesarias para que su sociedad logre articular
tanto actores económicos como oportunidades en la actual fase del capitalismo. Países
desarrollados como Corea del Sur que se han insertado exitosamente en la economía
global han fundamentado gran parte de su desarrollo en la educación y capacitación de
su gente. En este sentido, una de las condiciones que El Salvador debe cumplir para
optar a una estrategia económica de desarrollo basada en conocimiento es, en un primer
momento, el aumento de la inversión en educación, ampliando la cobertura educativa y
mejorando la calidad. Posteriormente, debe de existir una articulación entre los sectores
productivos que se están impulsando dentro de una estrategia nacional de la economía
del conocimiento con la oferta de carreras profesionales y técnicas de las universidades;
ya sea a través de regulación de cupos, creación de nuevas carreras y fortalecimiento de
las ya existentes vinculadas a ciencia y tecnología.
Los actores salvadoreños como universidades, sector privado y gobierno, tienen
enfoques diferentes e incluso excluyentes sobre desarrollo económico. Mientras que en
Corea el papel de los chaebols y las universidades fue articulado e impulsado en una
estrategia común, en El Salvador la idea de una política económica basada en la
innovación y la tecnología debería poder articular estos tres sectores. Estrategias como
FOMILENIO (impulsada por gobierno), los proyectos privados a favor del desarrollo
social y las carreras técnicas y universitarias impulsadas deberían de tener un enfoque
común y basarse en una estrategia única y con un enfoque sostenible que permita
fortalecer sectores productivos específicos con potencialidades en la actual fase
capitalista. Estos tres actores económicos deberían ser capaces de acordar una agenda
productiva nacional con mecanismos de intervención e impulso estatal, identificando las
debilidades estructurales de la economía salvadoreña y aprovechando las capacidades
nacionales ya instaladas en cuanto a innovación y tecnología.
Es necesario impulsar aquellos sectores productivos que de forma independiente han
logrado insertarse de manera indirecta a la actual fase capitalista, que podrían volverse
los principales enclaves productivos del país en la economía global basada en
conocimiento al contar con apoyo gubernamental, vinculación con otros sectores
productivos y fomento a la inversión nacional en estos sectores. Según la teoría de las
olas del desarrollo capitalistas a partir de las revoluciones tecnológicas nos encontramos
en el periodo de despliegue, el quinto paradigma ya se estableció en la economía
mundial. Este es el periodo más óptimo para la inserción a la ola, aprovechando la
maduración de la tecnología. Siendo un momento recomendable para comenzar una
estrategia de desarrollo con base en el conocimiento de parte de El Salvador.
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