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Ecoturismo

Date post: 03-Jul-2015
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Operación técnica y gestión ambiental Ewaldo R. Sandoval S. 0O62SS I * & *
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Operación técnica y gestión ambiental

Ewaldo R. Sandoval S.

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SERIE TRILLAS TURISMO

El avance del turismo en el mundo, pero especialmente en los países industrializados del área occidental, ha propiciado el surgimiento de estudios descriptivos y analíticos que pretenden explicar las características esenciales de dicho fenómeno. Éste no es sólo de índole social y económica, sino también de carácter cultural, ya que por medio de él, y de una forma agradable, es posible adquirir nuevos conocimientos y obtener experiencias inolvidables. La exigencia de analizar, sistematizar y planificar lo referente a la prestación y el consumo de servicios responde a los requerimientos de crecimiento de este sector.

Editorial Trillas, consciente de la trascendencia económica que reviste para nuestro país -y para el resto de América Latina- el desarrollo de la industria turística, ofrece a sus lectores una serie de obras orientadas a impulsar esta actividad.

Los autores, un destacado equipo de profesionales con gran experiencia en el campo, se proponen cubrir las necesidades de los estudiantes y profesionales de las carreras de turismo en sus niveles técnico y superior, así como satisfacer la demanda bibliográfica generada por el área de capacitación. Para lograrlo, diseñaron una serie de obras que cubren las áreas principales de la actividad turística.

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Sandoval S., Ewaldo R. Ecoturismo : operación técnica y gestión

ambiental. - México : Trillas : 2006. 237 p.: il.; 24 cm. Bibliografía: p. 223-227 Incluye índices ISBN968-24-4045-9

1. Turismo - México. 2. Ecología - México. 3. Ecología humana. 1.1.

D- 380.1459104'S724e LC- G155.A1S3.S3.4

La presentación y disposición en conjunto de ECOTURISMO. OPERACIÓN TÉCNICA Y GESTIÓN AMBIENTAL. son propiedad del editor. Ninguna parte de esta obra puede ser reproducida o trasmitida, mediante ningún sistema o método, electrónico o mecánico (incluyendo elfotocopiado, la grabación o cualquier sistema de recuperación y almacenamiento de información), sin consentimiento por escrito del editor

Derechos reservados © 2006, Editorial Trillas, S. A. de C. V., División Administrativa, Av. Río Churubusco 385, Col. Pedro María Anuya, C.P. 03340, México, D. F. Tel. 56 88 42 33, FAX 56 04 13 64

División Comercial, Calz. de la Viga 1132, C.P. 09439 México, D. F, Tel. 56 33 09 95, FAX 56 33 08 70

www.trillas.com.mx

Miembro de la Cámara Nacional de la Industria Editorial, Reg. num. 158

Primera edición, enero 2006 ISBN 968-24-4045-9

Impreso en México Printed in Mexico

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Aunque el ecoturismo no es de ninguna manera una idea nueva, tampo­co lo es el hecho de que, desde hace tan sólo unos pocos años, su conocimien­to ha comenzado a ser abordado de una manera sistemática.

Durante todo este tiempo, el término ecoturismo ha sido, quizá, uno de los vocablos más polémicos y controversiales, acuñado durante las últimas décadas del pasado siglo xx. Ha sido utilizado con un amplio espectro de obje­tivos, desde los más puros y altruistas, hasta los más inaceptables y materialis­tas. La importancia de esclarecer esta controversia es vital, ya que el ecoturis­mo, cuando se planifica y se opera correctamente, puede convertirse en una poderosa herramienta para alcanzar el tan deseado desarrollo sostenible.

El autor, profundamente involucrado en esta tarea, contribuye con este trabajo al desarrollo de una metodología que le permitirá a los operadores receptivos (que basan sus operaciones en atractivos naturales) hacer de la entrega de sus productos una actividad ambientalmente cada vez más sana y, por tanto, más sostenible.

En el libro se analiza, en primer lugar, la evolución del concepto a partir de su relación con el desarrollo de la preocupación por el ambiente, para lle­gar a precisar lo que hoy, en los inicios de este nuevo milenio y ante uno de los retos más grandes que enfrenta la humanidad entera, debería aceptarse en definitiva como ecoturismo. En segundo lugar se describe la estructura de la industria de los viajes basados en la naturaleza y el mercado del ecotu­rismo y, por último, se analizan las ventajas de un enfoque sistémico, tanto de los procesos de estructuración de los productos integrados (cuyo desarro­llo se basa en la naturaleza), como de las acciones de gestión que permitirán mantener e, incluso, mejorar la calidad de los ambientes visitados.

La obra es fácil de leer y de asimilar; por tanto puede resultar de gran ayuda para aquellos operadores que desean incursionar por vez primera en este segmento del mercado del turismo alternativo, pero también lo será para aquellos que ya están involucrados en él.

Y V E S L E S E N F A N T S

Director Ejecutivo del Programa Andes Tropicales

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A mis estudiantes de ecoturismo, ya que sin ellos este trabajo no hu­biese sido posible, especialmente a Antonio, Alirio, Alvaro, José Manuel, Patricia, Ramón Eduardo, Alba, Xiomara, Aureliano y todos aquellos otros por quienes ha valido la pena sobrellevar la tarea de educar.

A la extraordinaria naturaleza de mi país, que durante tantos años ha sido y seguirá siendo mi mayor inspiración.

A mi hermano quien, sin saberlo, me obsequió el más maravilloso rega­lo, al poner en mis manos de niño aquel mágico libro que cambió mi destino urbano, al ofrecerme las primeras pistas de un sendero hacia la pasión más grande de mi vida: mi amor por las montañas y la naturaleza.

A Marisela, mi compañera de caminos recorridos y por recorrer, con quien aún hoy sigo descubriendo este fascinante mundo.

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Presentación Agradecimientos

Introducción Ecoturismo: artificio o realidad, 11. La importancia de una actuación ambiental apropiada, 12. Propósito y estructura de este libro, 12.

Cap. 1. El turismo y el ambiente El aumento de la preocupación por el ambiente y por el mundo del tu­rismo, 15. El turismo como un fenómeno de masas, 16. El viaje turístico como un instrumento de cambio, 16. Las nuevas fronteras del turismo de masas, 19. Las nuevas tendencias del turismo moderno y el origen de nue­vos paradigmas turísticos, 20. Los albores del ecoturismo, 22. Las nuevas condiciones del contexto internacional, 29.

Cap. 2. La estructura de la industria de los viajes basados en la natura­leza y el mercado ecoturístico 33 La estructura global del sistema turístico de los viajes de naturaleza, 33. Las agencias de viajes, 36. Las empresas mayoristas, 37. Los tour opera­dores ecoturísticos, 37. Los operadores emisivos ecoturísticos (outbound operator), 38. Los operadores ecoturísticos receptivos, 39. Categorías de operadores turísticos de naturaleza, 44. El mercado ecoturístico: los eco-viajeros, 45. Tipología de ecoviajeros según sus motivaciones, 47.

Cap. 3. El proceso de producción ecoturística 51 Los procesos de producción y gestión ambiental de programas ecotu­rísticos, 51. Los principios del proceso de producción en el ecoturismo, 52. Instrumentos y medios de producción del ecoturismo: las claves del éxi­to, 54. El papel del ecoturista en el proceso productivo, 57. La estructura del proceso productivo y de gestión ambiental de los programas ecotu­rísticos, 58. Descripción del proceso de producción ecoturística, 59.

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1 0 ÍNDICE DE CONTENIDO

Cap. 4. El programa estratégico 63 El cuadro situacional, 63. Definición de estrategias y políticas de produc­to, 64.

Cap. 5. El programa preoperative: programación y estructuración del programa ecoturístico 77 Etapas del programa preoperative, 77. Pasos de la programación y estruc­turación del producto ecoturístico, 78.

Cap. 6. Programación del producto ecoturístico 81 La programación del producto ecoturístico, 81. Método para la elabora­ción de programas ecoturísticos, 86.

Cap. 7. Capacidad de carga operativa, grados de dificultad y directrices ambientales -1"1

Técnicas operativas de gestión ambiental (el programa ambiental), 101. La capacidad de carga operativa, 102. Los grados de exigencia de un tour, 105. Elaboración de directrices ecoturísticas, 108.

Cap. 8. Elaboración del programa de interpretación 119 La interpretación en los programas de ecoturismo, 119. Concepto de in­terpretación, 120. Las modalidades de interpretación, 122. Los objeti­vos y metas de la interpretación, 124. La interpretación como proceso de comunicación, 127. Una aproximación interpretativa de la comuni­cación en la guiatura turística, 133. La planificación pedagógica de la in­terpretación, 142. Los escenarios de la planificación pedagógica para la interpretación ecoturística, 146.

Cap. 9. Fase de estructuración del producto ecoturístico 169 La etapa de estructuración del programa ecoturístico, 169. La selección de los prestadores de servicios, 169. El guía de ecoturismo, 170. Otros personajes del sistema, 173.

Cap. 10. Fase de entrega del producto ecoturístico 175 Definición de operación ecoturística, 175. Características de la función del programa operativo, 175. Objetivos del programa operativo, 176. Eta­pas del programa operativo, 177.

Cap. 11. El programa de gestión ambiental: la contribución de los ope­radores al desarrollo sustentable de las áreas naturales 205 Los principios filosóficos del programa de gestión ambiental: los eco-factores, 205. Los programas de gestión ambiental, 207. Los programas de monitoreo y las evaluaciones ecológicas rápidas, 210.

Bibliografía 223 índice onomástico *29 índice analítico 2 3 1

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El ecoturismo es el segmento turístico que actualmente muestra el cre­cimiento más firme. Como consecuencia de ello, en los últimos años más y más operadores se han incorporado al mundo del turismo alternativo. Sin embargo, el impresionante crecimiento que, especialmente en los países en vías de desarrollo, muestra esta nueva modalidad del turismo contemporá­neo es, por una parte, una respuesta a la necesidad de generar alternativas de crecimiento económico que produzcan beneficios monetarios satisfacto­rios en regiones que atraviesan profundas crisis económicas; por la otra, es el resultado de una toma de conciencia por parte de muchos empresarios turísticos. Gracias a su interés por la conservación del ambiente y el conoci­miento cada vez más profundo de la naturaleza, los empresarios turísticos han reconocido la importancia de un concepto tan amplio como éste.

ECOTURISMO: ARTIFICIO O REALIDAD

El ecoturismo es un concepto que puede proporcionarle a los destinos -ya sea en pequeñas operaciones o en planes para regiones enteras- la opor­tunidad de captar divisas económicas del turismo, al tiempo que mantiene, a largo plazo, la viabilidad económica y ambiental de la zona. Desafortuna­damente, el término ecoturismo se ha utilizado con una gama de motivos tan amplia que va, desde aquellos que lo visualizan como una gran oportunidad para obtener del turismo los recursos financieros que les permitan soportar sus esfuerzos de conservación, hasta aquellos otros que simplemente lo ven como una estrategia para atraer nuevos y más rentables segmentos del mer­cado turístico.

Esta situación ha generado, dentro de la estructura receptiva del siste­ma turístico de los viajes que se orientan hacia la naturaleza, un espectro de organizaciones tan variadas y complejas, como las motivaciones mismas que los impulsan a participar en esta actividad. Independientemente de los pro-

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1 2 INTRODUCCIÓN

pósitos que tienen estas empresas, existe una gran cantidad de empresarios turísticos (especialmente los operadores receptivos de servicios plenos) que, aun cuando actúan con buenas intenciones, desconocen los requerimientos mínimos que debería contener un programa de turismo basado en la natura­leza con el fin de que puedan ser definidos, de acuerdo con lo que filosófica y conceptualmente el término implica, como ecoturísticos.

LA IMPORTANCIA DE UNA ACTUACIÓN AMBIENTAL APROPIADA

En Venezuela, el ecoturismo ha centrado su actividad principalmente en las áreas protegidas del país, las cuales ocupan una superficie aproxima­da a las 13 millones de hectáreas (lo que corresponde a 14% del territorio nacional). Esta situación refleja el enorme potencial que posee la nación para el desarrollo del turismo basado en la naturaleza. Sin embargo, la relación parque nacional-turismo de naturaleza (que aquí se expresa a través de una muy especial forma de recreación) puede significar dos cosas: en primer lu­gar, una actividad positiva capaz de crear bienestar; y en segundo, el inicio de los procesos de destrucción de las áreas naturales protegidas, si los pro­ductos de naturaleza ofertados en el mercado no se planifican ni se operan apropiadamente.

Por estas razones, las empresas operadoras que basan sus programas de viajes en recursos naturales, deben ser capaces de reconocer no sólo las consecuencias negativas que puede provocar una actuación ambiental ina­decuada o un enfoque incorrecto de las demandas de las partes interesadas, sino también -y lo que es más importante- los beneficios que pueden obte­nerse de una adecuada práctica ambiental, así como de un enfoque fiable y lógico de los temas ambientales por parte de una empresa turística que mira al futuro y que pretende complacer las expectativas razonables de las partes interesadas.

En el mundo del turismo las organizaciones turísticas de todo tipo re­conocen la relevancia de estos asuntos. No obstante, la importancia relativa de los diferentes beneficios potenciales y de las posibles penalidades, varia­rá de acuerdo con ciertos factores, como la ubicación de la empresa dentro de las cadenas de comercialización, su posicionamiento en el mercado con respecto al ámbito ambiental, y a las expectativas que puedan tener tanto turistas como otras empresas intermediarias con las que se trabaja.

PROPÓSITO Y ESTRUCTURA DE ESTE LIBRO

La obra tiene el objetivo de dotar al lector -especial pero no exclusi­vamente-, a aquél involucrado en el mundo de las operaciones receptivas de servicios plenos del turismo de naturaleza, de una visión general del des­arrollo y las prácticas asociadas al concepto de ecoturismo; asimismo pro-

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PROPOSITO Y ESTRUCTURA DE ESTE LIBRO

porcionarle una guía específica para la implantación de técnicas operativas y de gestión ambiental en su propia empresa.

Con este fin, los capítulos 1 al 5 hacen referencia a los principios filosó­ficos implícitos en el concepto ecoturismo o, dicho de una manera más precisa, los requerimientos operativos para el ecoturismo. Para llegar a ellos analizamos la evolución histórica de la estructura del turismo en el ámbito internacional, a partir de la descripción de dos elementos básicos que hicieron posible la aparición del fenómeno ecoturístico: por un lado, las condiciones generales de la problemática ambiental y el cambio de actitud entre los conservacionis­tas y, por el otro, las dramáticas y profundas transformaciones operadas en las conductas de los nuevos consumidores, como consecuencia de las condi­ciones actuales del contexto internacional.

Dentro de ese gran marco que es la actividad turística internacional, hemos pretendido examinar la evolución histórica del turismo basado en la naturaleza y el ecoturismo, así como las diferentes concepciones que han pre­valecido acerca del ecoturismo y que, de alguna manera, han dado origen a las ideas que permiten comprender las causas de su actual estado.

Los capítulos 6 a 11 se orientan hacia ideas mucho más pragmáticas. Pretendemos mostrar, de una manera metodológica y secuencial, una propues­ta para la producción de programas de viajes ecoturísticos, así como los pro­cedimientos técnicos operativos y de gestión ambiental que permitirán a las empresas operadoras de servicios plenos (las cuales elaboran productos ba­sados en la naturaleza) realizar operaciones mucho más responsables y, por tanto, más sostenibles y duraderas a largo plazo.

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EL AUMENTO DE LA PREOCUPACIÓN POR EL AMBIENTE Y POR EL MUNDO DEL TURISMO

En los inicios de un nuevo milenio, y gracias a la di­vulgación de los conocimientos científicos a través de los medios de comunicación social, gran parte de la población mundial se ha dado cuenta de la manera en que el hombre ha dañado al planeta. Finalmente, pareciera ser que hemos comenzado a entender la estrecha e indisoluble interac­ción existente entre la especie humana y el ambiente. Esta interacción se hizo verdaderamente crítica a mediados del siglo xviii, con la Revolución Industrial, pero cuyas conse­cuencias no empezaron a ser percibidas con precisión has­ta las últimas décadas del siglo xx.

A partir de la Revolución Industrial los esfuerzos por promover el desarrollo condujeron a una serie de respues­tas que abordan temas diferentes, pero en las que invaria­blemente prevaleció -y aún hoy permanece como paradig­ma- la búsqueda del crecimiento económico con base en un esquema en el que producción y deterioro ambiental parecieran resultar indisolubles.

De esta misma manera, el turismo contemporáneo, nacido en el seno de la sociedad industrial y heredero de su estigma, no pudo escapar a este legado. Para compren­der mejor esta idea se hace necesario revisar, aunque sea de una manera muy breve, la evolución del turismo como un hecho social de carácter masivo, así como algunos de los cambios más recientes en su concepción, en el contex­to de las nuevas condiciones internacionales de las últi­mas décadas del siglo pasado.

Lo que no resultara aplastado, sería vendido o representado para diversión de una horda inuasora de materialistas y

turistas incapaces de percibir el poder sutil de las viejas formas;

y el verdadero mundo maya, que había sobrevivido durante miles

de años, se convertiría en un espectáculo de segunda clase en

una gira por una tierra que en realidad no conocerían.

MARTÍN PRECHTEL

Los secretos del jaguar

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EL TURISMO COMO UN FENÓMENO DE MASAS

A pesar de lo extraño que pudiera parecer a la mentalidad del hombre moderno, la ecuación actividad-descanso, tal como lo señala England, ha quedado establecida desde el origen mítico de los tiempos a través de las más diversas tradiciones sagradas y profanas. No es de extrañar que Aristó­teles afirmara categóricamente que la finalidad del trabajo no era otra que conseguir el ocio, y que Cicerón, de una manera insistente planteara que el ocio era lo que permitía que la vida valiese la pena (England, 1993).

Aun cuando el principio del ocio como una manifestación innata de los seres humanos ha quedado claramente expresado y definido desde tiempos muy remotos, el viaje, como una actividad placentera, tal como se le conoce hoy día, es una manifestación relativamente reciente. Comienza a tomar for­ma a finales del siglo XK entre las clases acomodadas de Europa, cuando las burguesías un tanto ilustradas del Viejo Continente comenzaron a desplazar­se hacia las playas y las montañas (García, 1973).

Es precisamente durante la segunda mitad del siglo xrx y las primeras décadas del siglo xx, con los importantes avances que se logran en la tecno­logía y con las reivindicaciones sociales adquiridas por las clases trabajado­ras, cuando se sientan las bases de lo que será el turismo contemporáneo. En efecto: las primeras vacaciones pagadas, combinadas con oportunidades para realizar viajes económicos gracias a la utilización del vapor en los barcos y en las locomotoras, permitieron cada vez más un mayor número de despla­zamientos de viajeros por Europa (Wood y House, 1991). No sin razón, a mediados del siglo XK, Chateaubriand, deslumhrado por el avance que repre­sentaba el ferrocarril con respecto a la diligencia, exclamó en un rapto de júbilo: "Comeréis en París y cenaréis en Pekín."

Aunque para ese momento el hombre no había logrado sino doblar su velocidad para desplazarse, el célebre escritor intuía que estos avances daban inicio a una nueva era, gracias a la cual el viaje de recreo y cultura dejaría de ser una actividad exclusiva de la élite burguesa, para alcanzar cada vez más a un mayor número de europeos, haciendo que el desarrollo y la masifícacion del turismo se acrecentaran en proporción directa con los cambios tecnoló­gicos y sociales que comenzaban a desprenderse de los nuevos avances. El amplio desarrollo tecnológico y social ocurrido principalmente en Francia, Inglaterra y el estado de Nueva York, contribuyó a crear una nueva clase me­dia que podía permitirse ahora el viajar por placer (Wood y House, 1991).

EL VIAJE TURÍSTICO COMO UN INSTRUMENTO DE CAMBIO

El verdadero viaje turístico como industria nace ya muy entrado el si­glo xx (Mcintosh, 1983). Por tanto, históricamente hablando, es un hecho reciente. Pero el turismo, a pesar de su relativamente corta existencia, se ha convertido en apenas unas cuatro décadas en una de las estructuras de

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EL VIAJE TURÍSTICO 1 7

producción más destructivas del mundo de la sociedad industrial (Ramis, 1992).

En el primer tercio del siglo xx, los cambios tecnológicos ocurridos en los campos del transporte y en el mejoramiento de las condiciones de vida de los ciudadanos de los países industrializados, precipitaron de una mane­ra vertiginosa el desarrollo del turismo. Estos cambios permitieron que la población de los países implicados en los procesos de industrialización tu­viera acceso a ciertas cantidades de tiempo libre y a excedentes de dinero para practicar actividades recreativas, entre ellas, el viaje de placer (Jimé­nez, 1992).

Durante las primeras tres décadas del siglo pasado, el ferrocarril cons­tituyó el medio de transporte para los recorridos terrestres de grandes dis­tancias, mientras que los viajes transcontinentales se realizaron en estos pri­meros decenios exclusivamente por barco. Sin embargo, con el perfecciona­miento del transporte aéreo, el avión poco a poco comenzó a desplazar a los barcos de vapor; para los años 40 de ese siglo se convirtió en el medio de traslado más importante utilizado para cubrir grandes distancias. A partir de ese momento el mundo no volvería a ser más el gran mundo, escribiría Jiménez (1992). El avión, con su capacidad y su velocidad, introdujo un nuevo concepto de tiempo y de distancia, lo cual transformó de esta manera al mundo en un lugar irremisiblemente más pequeño.

En un principio, el desarrollo del turismo moderno tuvo lugar entre la población de Estados Unidos, la cual disfrutaba de los beneficios económicos derivados de la Segunda Guerra Mundial. Esta conflagración mundial, aun a pesar de que detendría momentáneamente la creciente importancia de los movimientos de viajeros, gestaría las nuevas formas del turismo con una fuerza tan abrumadora, que marcaría el destino de esta actividad durante las últimas décadas del siglo xx.

A finales de la década de los años 40, los ciudadanos estadounidenses, como consecuencia del auge que adquirían las actividades turísticas y recrea­tivas, comenzaron a construir urbanizaciones vacacionales en las tierras ubi­cadas alrededor de sus lagos, así como también en las playas de Hawai. Al mismo tiempo, los ciudadanos franceses transformaban de manera irreme­diable las líneas costeras de sus colonias más exóticas (Ramis y Font, 1992). En sus inicios, tal como puede advertirse, la mayor parte del turismo mo­derno estuvo enfocado hacia las áreas más tibias del planeta (preferiblemen­te, hacia las zonas costeras) donde relajarse al tomar baños de sol en playas cálidas y arenosas, así como la práctica de algunos deportes acuáticos, consti­tuyeron para la mayoría de los viajeros de esa época el atractivo principal (Ventocilla, 1993).

En un mundo cada vez más reducido, en donde una buena parte de sus habitantes tienen más tiempo libre y recursos para disfrutarlo, el movimien­to de viajeros adquirió mayor importancia, y con él los efectos se percibie­ron con notable claridad. De esta manera, el furor por construir centros va­cacionales se extendió por todas partes hasta alcanzar por vez primera y de manera inexorable a algunos de los lugares más maravillosos del planeta.

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1 8 CAP. 1. EL TURISMO Y EL AMBIENTE

Los años 50 del siglo xx marcaron el nacimiento de la era del jet y, con ella, definitivamente, también la del turismo de grandes masas. De este modo, la consolidación de la aviación comercial con este nuevo tipo de aero­nave estableció las bases para una política de dominio por parte de los países vencedores de la Segunda Guerra Mundial, especialmente Estados Unidos (Jiménez, 1992). Es así como esta nación, al controlar el escenario interna­cional del mundo occidental de la posguerra, intenta construir una imagen del país que fuera deseable de imitar: el american way of Ufe (o modo de vida americano), y tanto la aviación como la hotelería y el turismo adquieren gran importancia para la consecución de este propósito (Moreno, 1969).

Durante todo el decenio de los años 50, inmediatamente después de la segunda gran guerra, el escenario del turismo internacional es dominio de los estadounidenses, considerados para ese momento como el prototipo de tu­ristas que se encuentran en muchas partes del mundo, y que viven de igual manera que en Estados Unidos (Jiménez, 1992), viajando por millones hacia muchas de las áreas naturales más accesibles del planeta (para entonces to­davía prístinas), así como también sobre monumentos históricos de incalcu­lable valor. Así, el mar Mediterráneo comienza a sucumbir bajo una avalan­cha de concreto, mientras que las pirámides egipcias y los canales venecianos eran testigos mudos de la llegada de millones de viajeros enlatados en auto­buses, a la vez que las costas e islas del mar Caribe iniciaban la transforma­ción de la lujuriante naturaleza de sus litorales con la construcción de gran­des hoteles de concreto y cristal (Ramis y Font, 1992; Wallace, 1994; Frank y Bowermaster, 1995).

Como consecuencia de esto, y a la par de que se estropean los recursos, la imagen del turismo también comienza a deteriorarse. Las multitudes de pu­dientes turistas occidentales (que, con sus comportamientos mediocremente estereotipados, se desplazaban para ese momento por los diferentes relieves del planeta) comienzan a ser puestas en evidencia y son ridiculizadas. En los años 50 y 60, los estadounidenses fueron considerados como "el turista feo", debido a su insensible y aburrido comportamiento al viajar por países extranjeros (Butler, 1992).

Con la consolidación del jet como un medio de transporte que repercu­te de manera notable en las corrientes de viajeros, así como con el auge y desarrollo de la economía internacional de los años 60 (que posibilita a un número cada vez mayor de ciudadanos de los países industrializados a rea­lizar viajes de placer), se sientan las bases para el boom que experimentará la actividad turística.

A partir de ese momento, el turismo comienza a ser definido principal­mente como un fenómeno de masas, calificativo este que lo caracterizará de allí en adelante, así como la mala fama adquirida como consecuencia del so-bredesarrollo y la alteración de los valores ambientales, culturales y econó­micos que lo han acompañado desde esa época.

Derivadas de los diferentes acontecimientos ocurridos entre finales de los años 50 y principio de los 60 del siglo xx, se establecen las bases del, para entonces, naciente turismo de masas y de la concepción que de él, en

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LAS NUEVAS FRONTERAS DEL TURISMO 1 9

opinión de Jiménez (1992), aún tienen la mayor parte de los gobernantes de nuestros países, quienes ven en estas corrientes de viajeros y en el gasto que ellos producen, una alternativa para obtener divisas, sin reparar en los costos sociales, culturales y ambientales que esto supone.

LAS NUEVAS FRONTERAS DEL TURISMO DE MASAS

Entre 1970 y 1980, con la disminución del costo de los pasajes aéreos, se abrió un nuevo mundo que para entonces esperaba ser descubierto por este nuevo arquetipo de explorador. Los lugares más apartados y menos co­nocidos del planeta (como las islas Galápagos, con su flora y fauna exóticas así como el Tibet, con sus culturas ancestrales, y hasta las selvas tropicales) comenzaron a formar parte del circuito turístico mundial (Ventocillas, 1993). El incremento en los costos operativos de las aerolíneas y la creciente partici­pación de los inclusive tours (ITT) en el mercado, obligan a las autoridades de aviación civil a modificar las regulaciones establecidas en 1945, año en que fue fundada la International Air Transport Association (LATA), cambian­do las políticas tarifarias a partir de 1978. Este hecho benefició a las líneas aéreas regulares al fortalecer su posición en el mercado. En efecto, la canti­dad de pasajeros que utilizaban paquetes de viajes se modificó de una manera significativa entre 1968 y 1977 (Jiménez, 1992).

Como consecuencia de esto, en 1978 se liberan las tarifas de las aerolí­neas que cubrían las rutas del Atlántico del Norte, con base en la política de "cielos abiertos" del presidente Carter, la cual modificó el patrón que hasta esos momentos había prevalecido. Así, la demanda de viajes es reorientada hacia nuevos rumbos.

A partir de ese momento las líneas aéreas comenzaron a aumentar sus destinos transformando al planeta, tal como lo describieran Mcintosh y Gupta (1983), en un gigantesco movimiento browniano en el que millones de partículas humanas se mueven como torbellinos en todas direcciones, impactando al mundo, cambiando en los lugares de vacaciones los sistemas tradicionales de vida, corrompiendo y acabando con el pasado, deformando culturas, todo esto en favor del sector turístico, el cual se orienta ahora ha­cia los grandes espacios naturales, y hacia las civilizaciones y culturas más antiguas del planeta.

De esta manera, el turismo internacional pasó a dominar también los espacios naturales más atractivos y apartados; en muchos de ellos desplazó a las poblaciones locales, modificó sus estructuras sociales originales, cam­bió sus patrones de producción y las convirtió, en el mejor de los casos, en un ejército de guías y meseros.

Ahora los turistas, cual modernos visigodos, se trasmutan en hordas que toman por asalto un lugar y disparan sus cámaras fotográficas hacia aquellos monumentos que los guías señalan como los de máximo interés, para luego ponerse en marcha hacia otros lugares en los que de nuevo puedan disparar sus cámaras, comprar recuerdos o comer de manera apresurada (Font, 1992).

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20 CAP. 1. EL TURISMO Y EL AMBIENTE

Otros turistas simplemente llegan a divertirse sin importarles las consecuen­cias de sus acciones. Como resultado, muchos de los pescadores y agricultores de países como Grecia, Turquía, Italia o España, abandonaron sus profesio­nes originales para vender comidas en kioscos improvisados en las playas (Ramis y Font, 1992). Lo mismo ocurre en poblaciones de Venezuela, como Tucacas, Chichiriviche y Los Roques, en donde los pescadores comienzan a dedicarse a transportar turistas hacia los cayos, abandonando sus activida­des tradicionales. Los jóvenes y niños de lugares, como Marruecos e India, se convierten en guías o en pordioseros profesionales (Ramis y Font, 1992), y en ciertos países asiáticos se llega incluso a situaciones más dramáticas como la prostitución infantil.

Durante los años 70, los turistas alemanes, tal como ocurrió entre 1950 y 1960 con los viajeros estadounidenses, comienzan a ser considerados, tan­to en Europa como en África del Este, como el turista feo. Posteriormente, en la última década del siglo xx, el turno es cedido a los turistas japoneses.

El fenómeno del turista feo, de la manera en que lo plantea Butler (1992), no se basa solamente en los rasgos de personalidad de los individuos que constituyen la masa de viajeros: también es el resultado del sentimiento de in­vasión que se gesta en la comunidad anfítriona como consecuencia del modo en que se produce la interacción entre ambos. A esto se agrega el hecho de que a esta clase de visitante sólo lo motivan la diversión y el descanso; por tanto, no tiene ningún deseo en dilatar sus horizontes mentales, razón por la cual no les preocupa la gente local y mucho menos sus problemas, así como tampoco sus relaciones con el ambiente. Esto los induce a asumir un comportamien­to de indiferencia y aislamiento, característico del turismo de grandes masas.

En fin: el turismo masivo tradicional es simplemente otro producto más de la sociedad de consumo o, como diría Claus Müller, "una pesadilla que socava el futuro".

LAS NUEVAS TENDENCIAS DEL TURISMO MODERNO Y EL ORIGEN DE NUEVOS PARADIGMAS TURÍSTICOS

Aunque los dos últimos decenios del siglo xx estuvieron caracterizados por el ritmo de expansión del turismo de masas, también marcaron el fin de la supremacía del turismo fordista, al gestarse dentro del sistema turístico una serie de cambios que entienden al fordismo,1 desde una perspectiva ecologis­ta, como una de las formas que asume a escala mundial la economía turísti­ca tradicional, basada en la transformación (léase destrucción) indiscrimi­nada de los atractivos naturales y culturales como práctica para la obtención de ingresos y ganancias.

'El término fordista hace referencia a aquellas formas de turismo caracterizadas por una masiva producción de paquetes estandarizados que eran vendidos a muy bajo precio y que conformaban una oferta notablemente rígida.

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LAS NUEVAS TENDENCIAS DEL TURISMO MODERNO

Hasta la primera mitad de la década de los 70, el análisis de los acon­tecimientos turísticos se limitó principalmente a los aspectos económicos, dejando de lado, tal como lo señala Getino (1987), asuntos tan importantes como los impactos sociales y ambientales, que fueron considerados con ma­yor preocupación a partir de los años 80.

A pesar de que la toma de conciencia con respecto a que la naturaleza es un recurso que se agota a pasos agigantados, ha sido un proceso extrema­damente largo y de escasos resultados, y originado, sin embargo, un variado número de conceptos y acciones concretas que buscan a toda costa proteger y detener la degradación del ambiente. Hoy existe una evidente "conciencia universal" sobre los problemas ambientales que aquejan al planeta, la cual también se ha hecho evidente en el turismo mundial a través de nuevas con­cepciones e ideas, así como por la aparición de un nuevo prototipo de viaje­ro, diferente del que hemos descrito.

Jiménez (1992) sugiere que uno de los aspectos más trascendentales que se ha presentado en las últimas dos décadas del siglo xx ha sido la re­flexión, cada vez más aguda, acerca de los procesos que depredan el ambien­te y la necesidad de conservarlo. Esto ha sido particularmente clave en los procesos de tipo turístico, que requieren áreas naturales y su conservación como materia prima, como es el caso del turismo orientado hacia la natura­leza. De acuerdo con Jiménez (1992), actualmente se asiste a una necesidad de personalización, que se traduce en la búsqueda de espacios exclusivos que permitan vivencias diferentes, desarrolladas en un contexto que le permita al individuo regresar a su escala humana. Jiménez se refiere a experiencias que deben ser compatibles con la naturaleza, a la vez que opuestas a la cre­ciente masifícacion de los destinos. Por esta razón, las modalidades de turis­mo en las que ellas se enmarcan fueron concebidas originalmente como una alternativa a la amenaza creciente que, para la cultura y el ambiente de los destinos turísticos, suponía el turismo de masas.

Lógicamente la utilización de la palabra "alternativa" implicó que de­bía existir un concepto opuesto, por lo que estas modalidades de turismo se oponían en un principio a aquellos aspectos del turismo fordista considera­dos como perjudiciales, pues se caracterizaban por su esfuerzo por minimi­zar los impactos negativos ocasionados en el ambiente por las personas du­rante el disfrute de su tiempo de ocio. Dicho esfuerzo se tradujo en promover enfoques radicalmente diferentes de los propios del turismo convencional (Wearing y Neil, 1999), es decir, la realización de un esfuerzo para redes­cubrir la tierra como fuente de nutrientes espirituales del ser humano.

Sin embargo, la posibilidad de poder satisfacer estas necesidades pare­ce reducirse cada día. Esto se debe a que, durante mucho tiempo, el discurso del sector turístico supuso el empleo y el aprovechamiento de los recursos naturales de una manera ilimitada. De esta manera, el desarrollo del sector y el aumento incontrolado del número de turistas, se han convertido en los prin­cipales depredadores de los recursos turísticos, al exceder los límites de un crecimiento armónico y sostenible. Tal crecimiento, además, ha convertido a estas nuevas modalidades de turismo en un simple ejercicio mercadotécnico

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que prepara atractivas ofertas "de naturaleza", para que los pudientes habitan­tes de la ciudad disfruten de una experiencia en un mundo romántico, hoy per­dido para los que viven en esta sociedad moderna (Wearing y Neil, 1999).

Aunque, si bien es cierto que el turismo fordista ha constituido en muchas partes del mundo un importante factor en la devastación de sus áreas na­turales, la verdad es que, en los países en vías de desarrollo, las comunida­des locales rurales -ubicadas en su mayoría en áreas naturales de gran valor ecológico y escénico, protegidas o no- también representan una importante (si no la principal) causa de esa destrucción, ya que ellas ven en dichas áreas naturales sus únicas fuentes posibles de recursos económicos para subsistir.

Con base en estas consideraciones, los movimientos ambientalistas de mediados de los años 80 comenzaron a trabajar en la idea de generar alter­nativas que permitieran la creación de incentivos económicos dirigidos hacia las poblaciones locales rurales, de manera que, mediante dichas alternati­vas, estimularan la conservación de los ambientes naturales, especialmente los que se encontraban protegidos bajo el concepto de parques nacionales y que eran objeto de grandes presiones ambientales.

LOS ALBORES DEL ECOTURISMO

Los inicios del ecoturismo se centran en la necesidad de los movimien­tos ambientales de obtener fondos económicos para la conservación, prove­nientes de diferentes fuentes de los presupuestos gubernamentales, situación que ha sido una preocupación permanente en muchos países. No debemos olvidar que uno de los mayores problemas que ha enfrentado el movimien­to conservacionista en las últimas décadas ha sido su fracaso en lograr priori­dad política, económica y social, en un mundo que se ha enfocado casi exclu­sivamente en el uso y la explotación indiscriminada de sus recursos naturales (Anzola-Betancourt, 1997).

Aun hoy, en pleno siglo xxi, a pesar de haber sido declarados como prioridad en la Cumbre Mundial de Río de Janeiro (1992) y ratificados en la Cumbre Mundial de Johannesburgo (2002), la conservación y la protección ambientales no han recibido el apoyo gubernamental esperado. Los fondos para la conservación de la naturaleza continúan siendo escasos y se hace in­dispensable buscar nuevas fuentes de financiamiento.

Aunque existía entre los conservacionistas una amplia coincidencia acerca de que el concepto de "desarrollo sostenible" era la respuesta, no re­sultaba una tarea sencilla encontrar industrias que realmente no fueran per­judiciales para el ambiente o que tuvieran resultados positivos a largo plazo. Esta situación es especialmente evidente en nuestros países; todavía quedan grandes extensiones de áreas naturales sin desarrollar, pero las iniciativas económicas con objetivos a corto plazo a menudo han provocado la rápida desaparición de zonas naturales de gran valor ecológico, para satisfacer no sólo las necesidades de supervivencia de las comunidades locales allí asen­tadas, sino también las de las industrias que explotan estos recursos.

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LOS ALBORES DEL ECOTURISMO

Los conservacionistas se dieron cuenta entonces de que la única oportu­nidad que existía para estos remanentes de paraíso, era que ellos generaran ingresos que satisficieran las necesidades de las personas que allí vivían. En­tre las diversas posibilidades, el turismo emerge como una de las opciones más viables, a pesar de que en el pasado se le consideró uno de los princi­pales enemigos de la conservación.

Esta realidad fue el resultado de las nuevas tendencias, que demostra­ban que ahora los turistas tenían interés por otros lugares, además de los tradicionales, que ofrecen arena, mar y sol. Surge así la idea de realizar ac­tividades de turismo que permitiesen no sólo satisfacer las necesidades de personalización de este nuevo tipo de turista, sino que a la vez se convirtie­ran en una fuente de ingresos económicos alternativos para aquellas comu­nidades que viven en esos ambientes de alta fragilidad y de los cuales se aprovechaban de una manera no sostenible.

Estos cambios en el turismo mundial se han centrado en el viajero y en la manera en que éste percibe sus relaciones con el entorno natural y cultural, los otros turistas y las comunidades locales anfitrionas. En este nuevo mode­lo (denominado por la bibliografía especializada como "turismo alternativo"), el viajero busca vivencias y experiencias únicas no repetibles y personales en un entorno de calidad. Es por ello que, si nos situamos en el marco de las motivaciones, de la actitud y del grado de participación del turista, encontra­mos cada vez más esquemas que distinguen entre el turismo pasivo y el tu­rismo activo o alternativo. Habitualmente al turismo pasivo se le identifica con el turismo fordista masivo y convencional, y al turismo activo, con aquellas modalidades posfordistas en las que se requiere una implicación participa-tiva del turista.

Este carácter activo constituye uno de los rasgos que perfilan al turismo alternativo, que engloba todas aquellas formas de turismo no asimilables al turismo de masas. Al cumplir dicho requisito incluiría, entre otros turismos, al cultural, rural, naturalista, de aventura y al científico estudiantil. Pero el carácter activo no puede ser la única condición que distinga al turismo alter­nativo, sino que éste debe estar asociado, fundamentalmente, con el princi­pio de sostenibilidad (Vera, López Palomeque, MarchenayAnton, 1997). Por tal razón el turismo activo debe ser conducido de manera tal, que dichas ac­tividades tengan, a diferencia del turismo tradicional, un bajo impacto en el ambiente.

Esta nueva forma de viajar debe considerar las repercusiones sobre el ambiente, a la vez que se delinea como una opción viable para conservarlo, fomentando con ello un tipo de desarrollo sostenible entre las comunidades locales. En viajes de este tipo, el turismo debe ser concebido y manejado de manera que todas las actividades implicadas puedan continuar realizándose indefinidamente, sin suponer cambios biológicos, paisajísticos, arquitectóni­cos, ni de comportamiento para la población local. Es evidente que se nece­sita una aproximación al turismo, mucho más responsable desde el punto de vista ambiental, y que se manifieste a través de este nuevo tipo de viajero.

Bajo este contexto mundial, Latinoamérica emprendió, durante la dé-

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cada de los 80, la búsqueda de soluciones a la problemática ambiental, des­pués de una serie de fracasos generados por los "proyectos de desarrollo". Durante este proceso, y encabezado por el Instituto Interamericano de Turis­mo, se desarrolló un nuevo concepto: la posibilidad de usar al turismo como mecanismo generador de fondos provenientes de estas nuevas corrientes de visitantes interesados en experimentar, de una manera más activa, a la natu­raleza y entrar en contacto con ecosistemas únicos.

Lugares como las islas Galápagos, península Valdez y los sistemas de parques nacionales de Argentina, Colombia y Costa Rica, son ejemplos para estudiar y evaluar este nuevo concepto. También se consideraron otras ex­periencias y se examinaron proyectos similares en África, el Caribe, Europa y Norteamérica. En estudios adicionales se incluyeron consideraciones de la demanda y análisis de tendencias del mercado, interés en la naturaleza como atractivo, posibilidades de comercialización y características de pro­ducto (The Nature Conservancy, 1997).

Aunque todavía sin nombre, el concepto había sido validado, ahora sólo faltaba un proyecto de ensayo. Costa Rica, país que a falta de centros turísticos de playa, necesitaba con urgencia un nuevo enfoque para fortale­cer su debilitado sector turístico fue elegido como destino de prueba. Para este país el éxito era muy importante, ya que su crítica situación turística coincidía con el momento en que sus principales productos de exportación estaban en su punto más bajo, y toda la región centroamericana estaba atrapada en un caos político, económico y social (The Nature Conservancy, 1997).

A principios de los 80, el sector privado de Costa Rica dio inicio a un esfuerzo para captar un nuevo mercado turístico, constituido fundamental­mente por visitantes interesados en observar y experimentar la naturaleza de una manera activa y responsable. Con la cooperación del Instituto Interame­ricano de Turismo y la Asociación Costarricense de Profesionales de Turismo (ACOPRAT), se dio inicio a un proceso sorprendente: el lanzamiento turísti­co de un país, promoviendo rarezas tales como bosques tropicales lluviosos, mariposas, tortugas y volcanes, como sus principales atractivos. Por primera vez, los operadores turísticos costarricenses ofrecieron productos turísticos basados en la diversidad biológica de diferentes sitios naturales protegidos de su país. Este nuevo concepto fue presentado inicialmente como "turismo ecológico", término que rápidamente evolucionó hacia el vocablo: ecoturis­mo. Los resultados tomaron desprevenidos a todos. El ecoturismo se convir­tió en un éxito inmediato (quizá demasiado bueno en tiempo tan breve).

Aunque el éxito de Costa Rica, como destino de naturaleza, destruyó muchos mitos respecto al comportamiento de los consumidores, cambió la cara del turismo mundial y, lo que es más importante, le dio a la conserva­ción un aliado real (The Nature Conservancy, 1997). Lamentablemente, el vocablo ecoturismo se volvió una especie de frase de stock que hizo muy difí­cil resistir la tentación de usarlo (a menudo de manera inapropiada) en una diversidad de productos y servicios turísticos. En la actualidad, la abundan­cia de definiciones y explicaciones acerca del término ecoturismo ha creado

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LOS ALBORES DEL ECOTURISMO

una gran confusión así como una mezcla de criterios e interpretaciones que se alejan mucho del concepto original: contar con un instrumento de apoyo a la conservación.

Acuñado en 1983 por Héctor Cevallos-Lascuráin, y adoptado posterior­mente por el sector turístico, el término ecoturismo entró como neologismo en el vocabulario turístico mundial, proveniente del movimiento ambiental global. Por tanto, las raíces del ecoturismo pueden ser encontradas en una serie de fuentes, asociadas unas al movimiento ambiental y las otras a la in­dustria turística global:

• En las organizaciones científicas, conservacionistas y otras orga­nizaciones no gubernamentales (ONG), las cuales cada día se alar­maban más con la pérdida de habitats y de especies (particularmen­te con la destrucción de los bosques lluviosos y de la vida silvestre), y que comenzaron a argumentar que las áreas protegidas podrían sobrevivir solamente si las personas ubicadas alrededor de estos frá­giles ecosistemas veían algunos beneficios tangibles, y que estos be­neficios sólo podían provenir del turismo.

• En los países menos desarrollados de África, Asia y Latinoaméri­ca, que estaban desilusionados por la fuga de los dólares turísticos, y por los impactos ambientales y sociales negativos del tradicional turismo de masas.

• En las instituciones de cooperación multilateral, las cuales comen­zaron a ver al tradicional turismo de masas como una mala estrate­gia de desarrollo. A finales de la década de los setentas, por ejemplo, el Banco Mundial y el Banco Interamericano de Desarrollo cerraron sus departamentos de turismo y detuvieron los préstamos para pro­yectos de ese sector.

• En el público viajero, que se cansó de los paquetes de cruceros, de vacaciones de sol y playa, y campamentos sobresaturados, y comen­zó a buscar otras opciones, como áreas naturales menos concurridas y menos perturbadas.

• En el sector del turismo y de los viajes, que comenzó a ver la pro­tección ambiental como la base de sus ingresos y de sus propios in­tereses, y se dio cuenta de que existía un mercado creciente para el turismo "verde o ecológico" (The Nature Conservancy, 1997).

A mediados de la década de 1980 el ecoturismo comienza gradual­mente a tomar forma. Sin embargo, el vocablo aún elude una definición firme, debido a que constituía una compleja noción que, desde sus orígenes, había intentado describir una actividad, establecer una filosofía y exponer un modelo de desarrollo (Ziffer, 1989).

En líneas generales, el ecoturismo es frecuentemente referido como un turismo "responsable", "sostenible", "de bajo impacto" o "verde", y el sector turístico lo asocia con turismo de "naturaleza", "aventura" y "vida silvestre". Las confusiones que existen acerca de su definición se deben, en parte, a

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sus variables raíces históricas y a las dos trayectorias admitidas dentro de su desarrollo: una hacia un ecoturismo genuino o verdadero y la otra hacia un ecoturismo comercial (fig. 1.1). Esto es así, ya que (aunque el concepto origi­nal fue introducido como una creativa estrategia para la conservación), en la medida en que el uso del vocablo se popularizó entre los operadores turísticos tradicionales ya consolidados en el escenario del sistema turístico de natura­leza, el término evolucionó hacia una masiva empresa comercial global; como consecuencia, excluyó del negocio a los verdaderos dueños del recurso: las comunidades.

Figura 1.1. Las actuales vertientes del ecoturismo.

Esta última trayectoria es practicada y mercadeada por algunos secto­res de la empresa turística, y lo que muchas veces hace es simplemente co­locar una fina capa de pintura verde sobre el turismo convencional al pro-mocionar y mercadear con dinamismo sus modestas -y usualmente de bajo costo- reformas ambientales, que poco contribuyen a mejorar el turismo ma­sivo y tradicional que todos conocen, y aunque las comunidades rurales loca­les han sido incorporadas por los operadores en el turismo de naturaleza, en el mejor de los casos, esto sólo ha sido como una barata fuente de mano de obra, o simplemente como objetos de interés en los itinerarios operados por ellos. A menudo, tales comunidades han recibido beneficios económicos insig­nificantes, y no han desempeñado prácticamente ningún papel en la planifi­cación o el manejo de las operaciones de las cuales forman parte. Bajo estas condiciones, el turismo le ha proporcionado a las comunidades pocos incen­tivos para conservar los recursos naturales y no ha reforzado sus valores cul­turales. Por lo general, el turismo de naturaleza -como la mayor parte de las diferentes formas de turismo y otras actividades de explotación de recursos, como la minería, la agricultura o la ganadería- ha tendido a perpetuar las relaciones de explotación entre las compañías privadas y las comunidades locales, y ha generado impactos ambientales negativos.

El verdadero ecoturismo es un concepto multifacético, que hace uso del turismo para asegurar la sostenibilidad ambiental y sociocultural, así como el desarrollo económico. Por tanto, se ha hecho necesario fortalecer el víncu-

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LOS ALBORES DEL ECOTURISMO

lo más débil en el proceso de evolución del turismo de naturaleza hacia el ecoturismo: la participación de las comunidades locales en los procesos de planificación y en el manejo de las actividades turísticas desarrolladas en las áreas naturales en donde tienen asiento.

Es claro que el objetivo del verdadero ecoturismo consiste en capturar una porción del enorme mercado global del turismo; para ello, atrae a los vi­sitantes hacia las áreas naturales, y utiliza los ingresos como fondos para la conservación local y como incentivo de desarrollo económico. Algunos inves­tigadores han descrito al ecoturismo como un pragmático nuevo concepto que mezcla las modernas teorías de conservación con las viejas formas de hacer dinero. Según ellos, es el punto en el cual el capitalismo y la conservación se unen para luchar por una misma causa: la preservación de la vida silvestre como un beneficio. Desafortunadamente esta alianza entre negocios y conser­vación no siempre resulta armoniosa o fácil de alcanzar, ya que frecuentemen­te, mientras existen incentivos para alentar a la gente de negocios a invertir en turismo, no siempre hay estímulos para hacer que inviertan en proyectos ecológicamente sensibles que beneficien a las comunidades locales.

Por tanto, el ecoturismo es considerado como un tópico álgido. Esto es comprensible, ya que representa un movimiento que potencialmente invo­lucra miles de millones de dólares, políticas de alto nivel, la sobrevivencia de culturas amenazadas y la preservación de tierras silvestres que desapare­cen con rapidez. Los opositores del ecoturismo advierten que los conserva­cionistas, deslumhrados por las promesas del ecoturismo, pueden abrir las puertas hacia la destrucción de aquellas tierras que ellos están tratando de proteger. El gran problema con los turistas -argumentan muchos de estos opositores- es que a menudo corrompen las cosas reales que han venido a reverenciar; incluso los más respetuosos terminan destruyendo la autentici­dad y el ambiente de los lugares que visitan. Es por ello que el debate debe gravitar en el reconocimiento tanto de las potencialidades del ecoturismo como de sus fallas. Para ello, es importante recurrir a la definición más uti­lizada, propuesta en 1991 por la Sociedad Internacional de Ecoturismo y re­conocida globalmente durante el Año Mundial del Ecoturismo, en la cumbre de Quebec: "Un viaje responsable hacia áreas naturales, que conserva el am­biente y mejora el bienestar de la gente local."

Así el ecoturismo, propiamente entendido, ha de contener las siguien­tes características:

• Involucra viajar hacia sitios naturales ya que el interés primario del viaje se centra en una experiencia basada en el entorno natural de la zona que se visita.

• Debe minimizar los posibles impactos causados por las visitas, ya que, en tanto segmento del sector turismo, el ecoturismo ha surgido como consecuencia de la creciente preocupación mundial por la des­aparición de culturas y ecosistemas, y como expresión del rechazo al desarrollo inadecuado del turismo, que puede deteriorar zonas natu­rales de gran valor ecológico, escénico y cultural.

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• Debe contribuir a garantizar un futuro sostenible para el destino en el que tiene lugar, ya sea en forma de beneficios económicos o de ayuda voluntaria.

• Debe proporcionar beneficios económicos y fortalecer a las comuni­dades locales, a la vez que hace consecuente a la gente respecto de la importancia de los recursos naturales.

• Debe respetar las culturas locales. • Debe ser sensible con las políticas ambientales del lugar de destino y

del clima social. • Debe apoyar los derechos humanos y los acuerdos laborales interna­

cionales. • Debe construir un conocimiento ambiental. Por tanto, es de esperar

que los operadores que se dedican al ecoturismo proporcionen un ni­vel apropiado de interpretación ambiental y cultural, y suministren para ello la información pertinente antes del viaje y durante el mismo.

Así, tal como lo afirman Wearing y Neil (1999), el ecoturismo es un ve­hículo para entender mejor los valores del ambiente, a la vez que una acti­vidad que ha surgido como resultado de un cambio fundamental en la ma­nera de ver la naturaleza por parte de la sociedad. En pocas palabras es el esfuerzo que el mundo hace para saber cómo funcionan los entornos natu­rales del planeta, movilizándose hacia el conocimiento de la naturaleza, mo­tivado por el descubrimiento del daño que se ha infligido al equilibrio na­tural a partir de la etapa de industrialización, iniciada durante el siglo XK e intensificada en el siglo xx (Carlos Velaochaga, 1999).

Desafortunadamente, el auge del denominado "ecoturismo comercial", como era de esperar, se ha manifestado en el surgimiento de empresas co­merciales seudoecológicas y oportunistas, cuya actividad ha causado preo­cupación por el creciente tráfico de visitantes insensibles y mal dirigidos. Como respuesta a esta situación, se han presentado dos posiciones contro-versiales y opuestas entre sí. De un lado, algunos grupos ambientalistas han propuesto la implantación de restricciones y regulaciones; por el otro, existe la convicción de que, en lugar de crear más leyes y restricciones (las cuales serían difíciles de cumplir en lugares remotos) sería mejor entrenar a los empleados de las empresas de ecoturismo en la puesta en marcha de técni­cas operativas responsables que les permitan entender tanto la biología del lugar específico donde trabajan, como el papel crítico que desempeña ese ecosistema, y trasmitir este conocimiento a sus clientes. De esta manera, los turistas regresarían a sus respectivos países más complacidos e interesados, y no desencantados, quejándose de las restricciones (Kristus, 1993).

Debido a esto (y aunado al creciente interés de los turistas por hacer algo más que simplemente observar las áreas naturales, con el deseo de en­tender y conocer más acerca de ellas, a la vez que participan activamente en los procesos de conformación del producto ecoturístico), algunos operadores responsables comenzaron a darle mayor importancia a este enfoque que a la construcción de experiencias y emociones, conscientes de lo que un conocí-

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LAS NUEVAS CONDICIONES

miento ambiental a través de técnicas especiales, podía representar dentro de sus programas de viajes.

Estas ideas fueron impulsadas por los vigorosos procesos de cambio que se habían producido en la sociedad y que se verificaron en la última par­te del siglo xx. Tales transformaciones han sido de gran importancia para la sociedad actual debido a su profunda influencia en el cambio de mentalidad y de estilos de vida de los ciudadanos contemporáneos. Esta situación, a su vez, influyó en la gestación de nuevas filosofías y originales concepciones dentro del turismo contemporáneo.

LAS NUEVAS CONDICIONES DEL CONTEXTO INTERNACIONAL

El final del siglo xx se caracterizó por una serie de transformaciones ocurridas en todos los ámbitos de la sociedad. Estas transformaciones to­maron, en los dos últimos decenios de ese siglo, un ritmo tan vertiginoso, que generaron una serie de profundos cambios en todos los aspectos de la vida, tanto sociales y culturales, como políticos, económicos, tecnológicos y ambientales.

En la primera mitad de la última década del siglo pasado terminó la guerra fría, se derrumbaron las murallas que dividían al continente europeo, se aceleró la globalización de la economía, surgió la interdependencia como una realidad inobjetable y se abrieron nuevos espacios a la acción colectiva. Las hegemonías políticas emprendieron procedimientos de redefinición, a la vez que los procesos de integración entre países comenzaban a señalar la pauta del escenario mundial que enmarcaría al mundo de cara al presente siglo xxi.

Precisamente en ese nuevo escenario mundial, de creciente interde­pendencia y acuciado por la más grave crisis ambiental que la humanidad haya conocido en toda su historia, hizo su aparición este nuevo concepto del mundo turístico, conocido actualmente como ecoturismo.

Ziffer (1989), así como Eagles y Higgins (1992) entre otros investiga­dores, han identificado una serie de factores primarios que, en su opinión, propiciaron la aparición y la demanda de viajeros hacia esta nueva moda­lidad turística: el crecimiento de los viajes especializados y el interés por el ambiente. A su vez, cada uno de estos factores estuvo condicionado por otra serie de elementos, lo que ha permitido el fortalecimiento y el desarrollo de esta nueva modalidad del turismo contemporáneo.

Durante los últimos años, el crecimiento de los viajes especializados ha sido estimulado, entre otros factores, por la expansión de la recreación al aire libre y la aparición de un comportamiento saludable (especialmente entre los ciudadanos de los países más desarrollados), así como por la ampliación, por parte de los turistas, del espectro de su búsqueda hacia un tipo de vacaciones que les proporcione algo más que un simple entretenimiento, algo que les permita obtener al mismo tiempo tanto enriquecimiento como crecimiento

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personales (Ziffer, 1989). Como consecuencia, esta situación ha hecho que muchas personas comiencen a revisar sus actitudes acerca de lo que debe­rían hacer durante su tiempo de vacaciones.

Por otro lado, la saturación de los destinos tradicionales ha inducido a los operadores turísticos a empaquetar destinos exóticos que puedan ser vendidos a aquellos viajeros que están buscando evadirse de las multitudes (Travel and Leisure, 1989).

El otro elemento por considerar (y que, de hecho resulta ser el más importante de ambos, ya que es el que constituye la verdadera fuerza final que alimenta las motivaciones de la demanda para los viajes ecoturísticos) es la expansión y profundización del interés por el ambiente.

En estos últimos años, la expansión de la "ética conservacionista", so­portada por los esfuerzos de los grupos ecologistas, por las iniciativas políti­cas y por los medios de comunicación, ha ejercido su influencia en algunos grupos de consumidores en cuanto a la elección de sus destinos de viajes (Miller, 1992). Por esta razón, de lo más profundo del turismo de masas ha emergido un nuevo y diferente arquetipo de turista: el ecoviajero.

La motivación de este nuevo tipo de turista se basa en sus deseos de aprender y experimentar la naturaleza, y toda la diversidad y riqueza que ella proporciona. A su vez, dichos deseos han sido estimulados por un cambio en la actitud ambiental (especialmente entre los ciudadanos de países occidenta­les) , al reconocer las diferentes interrelaciones entre las especies y su ambiente, el carácter finito de la Tierra y el valor intrínseco de la vida. Esto ha sido posi­ble gracias al desarrollo de la educación ambiental en las escuelas primarias, secundarias, y al desarrollo de los medios de comunicación masiva ambientales como una respuesta a la emergente actitud ecológica de la sociedad.

De esta manera, se ha ido forjando, entre amplias capas de la pobla­ción, una especie de cansancio hacia aquellas formas de vida urbana carac­terizadas por la agitación, el desasosiego y el estrés como elementos incon­fundiblemente inseparables de las jornadas de trabajo, lo que ha dado paso a la necesidad de buscar fórmulas de ocio y recreación que, con base en el concepto de calidad de vida, ofrezcan una alternativa más natural a la arti-ficiosidad de la sociedad contemporánea (Vera Fernando, López Palomeque, Manuel Merchán y Salvador Antón, 1997). Es por ello que a pesar de que el ecoturismo surgió del movimiento ambiental global, se podría decir que los verdaderos inventores del ecoturismo fueron los ecoturistas.

Muy a pesar de todo esto, el ecoturismo comercial, desde una óptica eco-nomicista, no es más que una parte de un negocio de miles de millones de dólares que busca aumentar su volumen durante las próximas décadas. Con esta finalidad, los sistemas turísticos van a asaltar literalmente, los ecosiste­mas de la biosfera en busca de los recursos que les permitirán alcanzar ese crecimiento (Wearing y Neil, 1999). En este sentido, una buena parte de la clave del éxito de un destino, en función no sólo de la sostenibilidad sino también de la calidad, es disponer de "operadores receptivos de servicios plenos" responsables (destination management companies, DMC), que con­tribuyan al desarrollo sostenible del destino, y que puedan llevar a cabo ope-

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LAS NUEVAS CONDICIONES

raciones que permitan incorporar de manera efectiva, si no a todos, al me­nos a la mayor parte de los elementos fundamentales incluidos en la defini­ción de ecoturismo ya analizada.

Esto es básico, ya que los operadores receptivos de servicios plenos ac­túan como enlaces principales en la cadena de comercialización entre los ope­radores turísticos, los proveedores y los atractivos naturales del área geográ­fica del destino, para conformar, comercializar y operar un producto turístico cuyo componente principal, su materia prima, es la naturaleza.

La naturaleza es el motivador principal, el atractivo más importante y lo que, en esencia, genera la imagen del producto o del destino; pero a la vez es también lo que se pretende conservar. Para lograrlo, es necesario que los procesos de diseño, estructuración y entrega del producto hayan sido cuidadosa y responsablemente desarrollados. Esto es particularmente cierto en el caso de las actividades especializadas, como los programas de viajes de aventura, las excursiones culturales y los viajes naturales. El operador recep­tivo de servicios plenos es quien ofrece los atractivos o actividades que atraen a los visitantes; por tanto, en buena medida es el responsable de que los principios filosóficos del ecoturismo se hagan realidad. Este es el tema fun­damental de la presente obra: las técnicas para la producción de programas de viajes ecoturísticos comerciales bajo criterios de sostenibilidad, y la en­trega responsable de productos ecoturísticos.

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La pretensión de obtener beneficios del turismo para la causa ambiental de una determinada región, presupo- JOHN MUIR ne aplicar mecanismos de libre mercado con propósitos ecológicos y sociales. Esto implica aceptar la lógica de un sistema conducido, ante todo, por empresas privadas. Por tanto, es necesario entender cómo se estructura el sistema turístico de los viajes que se orientan hacia la naturaleza, la organización de dicho sistema y las particularidades de la demanda presente en el destino, definen las caracterís­ticas de las diferentes empresas de servicios turísticos que participan en el proceso.

El primer paso para entender la estructura del negocio global de la industria del turismo de naturaleza, consiste en identificar a los actores clave dentro de este dominio de la industria turística mundial. Entre los primeros estudios que examinaron de manera explícita la estructura de este segmento de la industria de los viajes, se encuentra el que realizó Ziffer (1989). Este trabajo identificó a los consu­midores, agentes de viajes, tour operadores de salida, ope­radores terrestres de entrada y empresas locales, como los cinco actores clave de la industria del mercado de los via­jes de naturaleza y aventura. Una estructura conceptual abreviada que distingue entre tres diferentes componentes -visitantes, el recurso tour y la industria del servicio- fue propuesta por Fennel y Eagles (1990). Finalmente, una de las estructuras más detalladas para este sector privado fue la que presentaron Ashton y Ashton (1993), quienes,

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34 CAP. 2. LA ESTRUCTURA DE LA INDUSTRIA

al examinar los viajes de naturaleza en Centroamérica, también distinguie­ron entre consumidores, tour operadores de salida, operadores terrestres de entrada y empresas turísticas locales.

Un aspecto importante que debemos hacer notar, tal como lo refiere Bryan Higgins, es que los distintos componentes y empresas de negocios que integran la estructura global del ecoturismo son nociones geográficamente simultáneas. Es decir, los ecoturistas y los tours operadores de salida están localizados dentro de países industrializados que se corresponden con el con­cepto geográfico de origen; por su parte, los operadores de entrada, los ope­radores receptivos de servicios plenos (DMC) y los negocios turísticos loca­les, generalmente se localizan en áreas no industrializadas asociadas con el concepto de destino.

El objetivo de estudiar esta estructura global, es examinar las interre-laciones entre los diferentes elementos que la componen y la manera en que dicha estructura ejerce su influencia en el desarrollo dentro de cada área, lo cual define no sólo las características de las diferentes empresas de servicios turísticos que participan en el proceso, sino que incluso determina las diver­sas vías alternativas por las cuales un consumidor puede realizar sus arreglos de viaje. La selección de estas vías alternativas para realizar un tour orien­tado hacia la naturaleza, definirá, en primer lugar, la tipología ecoturística que se está produciendo y, en segundo, a los responsables (planificador-ope-rador) de ejecutar la gestión ambiental del tour.

La primera vía alternativa se presenta cuando los turistas realizan sus preparativos de viaje de manera directa con los proveedores locales y sin recurrir a intermediarios. En este caso, lo que ocurre básicamente es que los viajeros se saltan los canales de comercialización.

Como se sabe, los canales de comercialización cumplen una importan­te labor en el proceso de organización del buen funcionamiento del sistema turístico. Por tanto, cuando los visitantes llegan solos al destino, además de liquidar dichos canales, al autoadministrar sus propias excursiones, se constituyen en un elemento que puede transformarse en un factor de riesgo para el atractivo. Por esta razón, cuando los turistas visitan áreas naturales por su propia cuenta, se hace necesaria la existencia de instrumentos orde­nadores y educativos, como centros de interpretación y museos de historia natural, entre otros, que le permitan al visitante generar una experiencia preparatoria previa al inicio de los recorridos reales. También es necesario que las comunidades locales estén preparadas e integradas al proceso turís­tico operativo, y que existan guías locales autorizados que, en un momento determinado puedan conducir a los turistas dentro de las áreas naturales que están visitando.

En síntesis: al arribar por su propia cuenta a un destino de naturaleza, los visitantes hacen que se complique la relación entre el custodio y su traba­jo como administrador del recurso, ya que, de alguna manera el custodio se transforma en operador turístico, con todas las dificultades que esto acarrea: conflictos de idioma, de promoción y de comercialización, entre otros. Por tanto, es el custodio quien tiene prácticamente toda la responsabilidad de

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LA ESTRUCTURA GLOBAL

hacer que los principios filosóficos que encierra el concepto ecoturismo se conviertan en una realidad, para poder alcanzar la misión ecoturística. Esta situación implica un proceso de planificación que nos acerca a lo que podría­mos definir como la primera categoría de ecoturismo, o lo que se ha dado en llamar ecoturismo verdadero, en el que la actividad turística se entiende básicamente como un instrumento de apoyo a la conservación.

La segunda vía alternativa por la que los visitantes pueden optar (en lugar de realizar sus propios arreglos de viaje directamente con los provee­dores) consiste en contactar a un agente de viajes. De esta manera tendrán un apoyo no sólo durante el proceso de planificación del viaje, sino durante el viaje mismo. Cuando los viajeros optan por esta alternativa, automática­mente se definen las otras dos categorías de ecoturismo: el ecoturismo comer­cial y el ecoturismo no comercial.

El ecoturismo no comercial está representado principalmente por las ope­raciones que realizan aquellas organizaciones sin fines de lucro (conocidas como organizaciones no gubernamentales, ONG), que ofrecen tours de natu­raleza por una amplia variedad de razones, tales como: prestar un servicio a sus miembros; para obtener recursos que les permitan sostener sus proyectos ambientalistas; como apoyo a procesos de investigación, o simplemente por educación. Aun cuando en principio estas organizaciones no forman parte del sistema turístico tradicional, actúan como verdaderos intermediarios entre los productores de los servicios y los ecoviajeros. Así, tarde o temprano terminan por establecer sus propias empresas operadoras o, en su defecto, recurren a la contratación de operadores turísticos receptivos de entrada y operadores receptivos de servicios plenos (DMC), quienes en definitiva se ubican dentro del sistema turístico general y representan al ecoturismo comercial.

Esta situación ha creado estrechas relaciones de trabajo entre el per­sonal de los departamentos de viaje de las ONG ambientalistas y los tours operadores. Los profesionales del turismo contratados por las ONG trabajan para desarrollar viajes comercializables para sus miembros, en una cercana relación con los operadores turísticos de naturaleza del sector comercial. Esta relación ha construido un fuerte y productivo lazo entre las empresas del ecoturismo y el sector de la conservación, al convertirse estos últimos en proveedores de estándares ambientales dentro del campo del ecoturismo comercial. De la misma manera, el sector privado ha desempeñado un im­portante papel de soporte para las ONG, al establecer relaciones de colabo­ración para producir resultados en el campo de la conservación.

Ahora bien, como la actividad del ecoturismo se inserta en el sistema turístico general, resulta de suma importancia entender la relación existen­te entre el proceso turístico de productos orientados hacia la naturaleza y la estructura de su actividad; cualquier discusión sobre la dirección del ecotu­rismo no resultaría instructiva sin describir tal relación. Uno de los aspectos más significativos que deben resaltarse, es el hecho de que el sector del eco-turismo comercial ha acuñado su propio juego de nombres para los diferen­tes actores del sistema que participan en el proceso de entrega del producto ecoturístico, a saber:

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36 CAP. 2. LA ESTRUCTURA DE LA INDUSTRIA

• Agentes de viajes/detallistas. • Operadores turísticos emisivos. • Operadores terrestres nacionales receptivos. • Operadores receptivos de servicios plenos. • Operadores de atracciones y actividades locales. • Negocios locales de naturaleza.

Aunque dichos nombres no son en verdad distintos de aquéllos de la industria turística global, cada segmento ha sido definido de una manera diferente respecto de las principales corrientes del sector de los viajes y del turismo.

En efecto, el funcionamiento de la estructura turística depende, en pri­mer lugar, de que su elemento dinámico (el turista) adopte una decisión de viaje. Esta decisión origina toda una serie de requerimientos, que podrán ser satisfechos por los diferentes grupos empresariales que integran el sistema turístico y que se ubican en uno u otro de los dos grandes espacios que lo es­tructuran y en donde se desarrolla el proceso de comercialización: a) el ori­gen, o lugar de compra y punto de partida del viajero y, b) el destino, o lugar de llegada y de uso final del producto turístico. Un tercer espacio lo consti­tuye el punto de contacto (que permite el desplazamiento del usuario), co­nocido como.ruta de tránsito o lugar de contacto.

LAS AGENCIAS DE VIAJES

El agente de viajes (retail agent o detallista), como bien se sabe, represen­ta el canal primordial de ventas al detalle, de la estructura convencional del sistema turístico que se ubica en el origen; constituye la forma inicial de orga­nización de la venta de servicios aislados y de paquetes de viajes. Las agencias suministran al público información sobre los viajes posibles, sobre el aloja­miento y el transporte, y sobre los horarios, tarifas y condiciones del servi­cio; están autorizadas por los proveedores (operadores y mayoristas) a vender sus servicios a los precios indicados por ellos, como intermediarios entre el productor y el consumidor. Sin embargo, en los albores del turismo alterna­tivo especializado, las agencias de viajes no resultaron ser canales populares para la distribución de estos nuevos tipos de viajes entre los operadores tu­rísticos (operadores emisivos), quienes planificaban y organizaban sólo pro­ductos orientados hacia la naturaleza. Esto se debió, más que nada, a que los operadores no creían que los agentes de viajes estaban lo suficientemente informados acerca de las características de sus productos para venderlos en forma apropiada.

La razón de esto descansó en el hecho de que la mayor parte de los agentes de viajes no podían vender ecotours, porque no disponían de tiem­po para educarse a sí mismos acerca de las características de estos productos altamente especializados. Además, carecían de motivaciones para ello, de­bido a que los operadores ecoturísticos habían trabajado muy poco con las

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LOS TOUR OPERADORES ECOTURÍSTICOS 37

agencias de viajes detallistas para mercadear sus productos, y se comporta­ban como detallistas al venderlos directamente en el mercado consumidor.

Hoy esta situación ya ha sido superada, y las agencias de viajes que in­tervienen entre los prestadores de servicios para el viajero, que se orienta ha­cia el consumo de productos especializados de naturaleza, tienen ahora una función bien definida dentro del sistema. Esta función consiste en ofertar di­rectamente en el mercado los productos comercializados por las empresas operadoras que organizan viajes.

LAS EMPRESAS MAYORISTAS

Aunque las empresas mayoristas no representan un papel significativo dentro de los procesos de comercialización de los productos ecoturísticos, su descripción resulta importante, ya que a menudo se les confunde con las empresas tour operadoras. La confusión que suele presentarse cuando se toman los dos términos como sinónimos, se debe a que, en la práctica, una empresa mayorista puede ser, al mismo tiempo, operadora. Pero si se realiza un análisis más profundo acerca de su función productiva, se observa, tal como lo describe Chan (1994), que:

• Un operador suele ser a la vez detallista, lo cual es prácticamente imposible para el mayorista puro, dada su permanente relación con los detallistas o minoristas.

• El mayorista puede ser productor de paquetes turísticos o no, mien­tras que el operador siempre lo es.

• Un operador turístico es generalmente quien encara las tareas de la operación (bien sea ésta emisiva o receptiva).

En conclusión, podemos afirmar que es mayorista la empresa que se encarga de distribuir, entre las agencias minoristas, los programas de los operadores turísticos receptivos, con lo cual facilitan el contacto entre los productores y los consumidores.

LOS TOUR OPERADORES ECOTURÍSTICOS

Se trata de aquellas empresas que crean y comercializan sus propios programas o paquetes turísticos. Son productoras de tours y excursiones, distribuidos a través de mayoristas y minoristas, sean o no sus sucursales o filiales. Este tipo de empresa tiene dos funciones básicas:

• Elaboración de programas de viajes (tours, excursiones o cruceros). • Operación de los programas que elabora.

Las operadoras turísticas dan inicio y fin al ciclo productivo, a la vez que son responsables de la fase operativa frente al cliente. Si bien es cierto

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3 8 CAP. 2. LA ESTRUCTURA DE LA INDUSTRIA

que cada prestador de servicios es responsable de su porción del programa, ante el consumidor es el tour operador quien aparece como organizador y responsable directo de la operación.

Aunque en la práctica todas las empresas que organizan viajes se cono­cen bajo el nombre genérico de operadoras, de acuerdo con la función pro­ductiva y con la ubicación que ellas tienen dentro del sistema turístico, pue­den clasificarse en: operadoras emisivas (outbound operator) y operadoras receptivas (inbound operator).

LOS OPERADORES EMISIVOS ECOTURÍSTICOS (OUTBOUND OPERATOR)

Se dice que una línea de producción es emisora, cuando los programas de viajes que la integran están diseñados con base en destinos turísticos ex­ternos a su plaza, y cuando su mercado objetivo comprende a los residentes que desean viajar como visitantes a una zona diferente de la de ubicación de la empresa (Chan, 1994).

Por tanto, los tour operadores que se ubican en el origen o lugar de compra son conocidos como operadores emisivos, y constituyen un elemen­to clave de la industria de los viajes ecoturísticos. Estas empresas funcionan como unidades de venta directa al arreglar itinerarios explícitamente para sus clientes; sin embargo, algunas de ellas también actúan como mayoristas para el mercado industrial, constituido por las agencias de turismo comisio­nista y otros operadores emisivos. Es oportuno señalar que sólo las operado­ras de gran envergadura económico-financiera o las empresas multinaciona­les, se comportan como empresas mayoristas.

Los operadores emisivos ecoturísticos se localizan dentro de las fuen­tes de mercado (específicamente, en las ciudades clave dentro de países industrializados), y constituyen un vínculo crucial entre los ecoviajeros, los negocios de turismo de naturaleza y los destinos en áreas no industriali­zadas. Estos negocios turísticos arreglan programas de viajes, realizan con­tratos con aerolíneas, coordinan el mercadeo y las ventas, organizan gru­pos y trabajan con clientes individuales, entre otras actividades (Ashton y Ashton, 1993).

Las organizaciones sin fines de lucro (ONG) que integran la categoría que aquí hemos definido como ecoturismo no comercial, constituyen el ma­yor subcomponente del segmento del ecoturismo comercial de los operadores emisivos. Higgins y otros investigadores (1996) encontraron que aproximada­mente 17% de todos los ecoviajeros utilizan agencias sin fines de lucro para sus arreglos de viajes. Por tanto, estas agencias proporcionan un número signi­ficativo de viajes cada año.

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LOS OPERADORES ECOTURÍSTICOS RECEPTIVOS

Una línea de producción es receptiva cuando está integrada por paque­tes basados en el producto turístico del destino en el cual está situada la em­presa. Esto significa que los operadores turísticos receptivos están localiza­dos dentro de los países destino. Al hablar de operación receptiva, deben distinguirse dos tipos de organizaciones, de acuerdo con su línea de produc­ción y con su ubicación dentro del país: el operador receptivo (inbound ope­rator) y el operador local u operador receptivo de servicios plenos (destination management company).

E L O P E R A D O R R E C E P T I V O (INBOUND OPERATOR)

Las empresas operadoras receptivas tienen como función organizar programas dentro de los límites geográficos de un destino determinado, que puede abarcar desde un cluster turístico hasta un país. Aunque estas empre­sas se especializan principalmente en proporcionar servicios dentro de un país, pueden operar perfectamente en varias naciones. A menudo estas em­presas están localizadas en las principales ciudades (la capital u otras gran­des ciudades). Las empresas pueden ser propietarias de los servicios que incluyen, o pueden comportarse como intermediarias entre los prestadores de servicios locales y los mayoristas u operadores internacionales (outbound operator).

Por lo general, los operadores receptivos preparan itinerarios bajo el concepto de multidestino. Los operadores receptivos mercadean sus servi­cios a una combinación de agencias de viajes, operadores emisivos de natu­raleza y a turistas de naturaleza, pero en todos los casos van en busca del cliente al mercado de demanda.

Uno de los atributos clave de las operadoras receptivas es su forma de propiedad, a saber: oficinas sucursales trasnacionales; franquicias trasnacio-nales; subsidiarias de operadoras turísticas emisivas de naturaleza; corpora­ciones extranjeras operadas por extranjeros expatriados residentes en el país destino; operaciones conjuntas entre extranjeros y locales; subsidiarias de grandes corporaciones nacionales, nacional e independientemente maneja­das, y cooperativas (Eagles, 1992 y Higgins, 1996). Cada una de estas dis­tintas formas de propiedad establece un particular juego de relaciones con otros actores de la industria ecoturística, por ejemplo, las conexiones espe­ciales de mercadeo con países desarrollados para aumentar el flujo de los clientes para el turismo de naturaleza, y concentrarlos en las propiedades que se tienen en los países destino.

Como puede verse, los operadores emisivos, en conjunto con los recep­tivos, son los responsables de la colocación de los paquetes de vacaciones en los mercados emisores.

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Los OPERADORES DE ATRACCIONES Y ACTIVIDADES LOCALES

Los operadores de atracciones y de actividades locales son empresas muy diferentes de los operadores convencionales. Han surgido al margen de la industria turística y, como puede verse, este tipo de operador se encuen­tra en el límite entre el sector turístico tradicional y el informal. Tiene la par­ticularidad de especializarse en ofrecer a sus clientes, tanto finales como in­dustriales, servicios turísticos específicos en forma aislada, tales como rafting, excursiones en bicicletas, vuelos en alas delta, etcétera.

Los operadores de atracciones intentan crear unidades microempresa-riales dentro del mismo sector informal, y constituyen un subsector hetero­géneo ubicado entre el productor de programas y el operador de éstos.

Los NEGOCIOS LOCALES DE NATURALEZA

Los negocios locales de naturaleza representan en esencia a los verdade­ros productores del sistema turístico, y pueden incluir alojamientos, reservas privadas de naturaleza, hoteles, bares, servicios de transportación, vendedores de artesanías y recuerdos, guías e intérpretes naturalistas, proveedores de en­tretenimiento, etc. De todos estos negocios, son quizá los ecoalojamientos los más significativos. Hasta hace poco tiempo, los alojamientos ecológicos eran escasos; sin embargo, la gran demanda de instalaciones de bajo impacto am­biental ha puesto a los inversionistas a trabajar afanosamente para crear una nueva y completa generación de alojamientos para los nuevos ecoviajeros.

Entre las cadenas de ecoalojamientos y ecoalojamientos familiares en general, este último es el más popular. Sin embargo, una nueva generación de alojamientos de pequeña escala, ubicados en zonas remotas de los países en vías de desarrollo, ha aparecido en los últimos años. Estos alojamientos han sido construidos tratando de no alterar los paisajes naturales, y buscan­do reunir altos estándares ambientales a través de una verdadera interacción con la naturaleza y las comunidades locales.

Ahora bien, entre los operadores emisivos, los operadores receptivos y los prestatarios de los elementos turísticos (alojamiento, alimentación, trans­portación en tierra, etc.), cuando los canales de comercialización funcionan de manera integral, se encuentra entonces el último eslabón de la cadena de co­mercialización: el operador terrestre local, también conocido como operador re­ceptivo de servicios plenos (en inglés, destination management company, DMC).

Los OPERADORES RECEPTIVOS DE SERVICIOS PLENOS (DESTINATION MANAGEMENT COMPANY)

Las empresas operadoras locales, conocidas como terrestres, land ope­rador o destination management company, coordinan alojamiento, transpor­te, operadores de atracciones y actividades, itinerarios y otros servicios nece­sarios para llevar a cabo la práctica de una actividad turística. En resumen:

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LOS OPERADORES ECOTURÍSTICOS RECEPTIVOS

son aquellas empresas que crean excursiones o programas locales; es decir, trabajan a nivel de los clusters turísticos.

Los operadores receptivos de servicios plenos son fundamentales den­tro de la estructura del sistema turístico, ya que constituyen un importante enlace en la cadena de valor de los productos turísticos especializados de un destino, al actuar como un broker de la industria turística del área geográ­fica del destino en la que se encuentran ubicados; de esta manera se erigen en el primer eslabón de la cadena de comercialización. La existencia de ope­radores receptivos de servicios plenos en el destino, facilita la labor de los tour operadores especializados en los mercados de origen; estos operado­res, al dejar en sus manos la organización en destino del tour, pueden con­centrarse en la comercialización del producto. Esto se debe a que, desde una perspectiva estratégica de marketing, los tour operadores (outbound opera­tor e inbound operator) no están interesados en negociar con docenas de pro­veedores turísticos en un destino para poder operar sus tours, y prefieren, por tanto, tratar con un único operador local.

Entre las funciones de un operador receptivo de servicios plenos se en­cuentra la de seleccionar, contratar y coordinar de una manera técnica algunos o varios de los servicios que ofrece el destino turístico donde opera y, combinar­lo con los atractivos, con base en las instrucciones de una reservación previa­mente solicitada por el cliente (de manera directa o por medio de una operado­ra emisora o una operadora receptiva), para finalmente ejecutar la operación en tierra. Con este fin, los operadores receptivos de servicios plenos deben:

• Identificar segmentos de demanda y concebir experiencias de viaje a través de la selección de los servicios, equipamientos y actividades más adecuados para satisfacer a cada segmento de mercado.

• Negociar con los proveedores locales, así como coordinar todos los servicios y equipamientos.

• Comercializar el destino y gestionar las reservas de los diferentes servicios integrados en el programa de viajes.

Así, este tipo de operador se especializa en atender a la clientela que llega a un destino turístico. Es la agencia de viajes receptora en el destino que ofrece a sus clientes servicios turísticos en forma aislada o en forma de paquete, ya sea que dichos servicios sean solicitados de manera directa por aquellos turistas que saltan los canales convencionales de comercialización, o por las agencias operadoras receptivas o las agencias operadoras emisivas.

De esta manera, las operadoras receptivas de servicios plenos añaden va­lor a los servicios individuales de las empresas turísticas, haciendo que el todo (sus programas de viajes) sea más atractivo que las partes. El valor se añade en la forma de concebir los tours como experiencias con actividades especial­mente diseñadas, por medio de una progresión del valor económico inicial de los commodities, para lo cual se ofrecen, fundamentalmente, los servicios de guías muy especiales, capaces de crear verdaderas experiencias de viaje, con base en las historias emocionales escondidas detrás de estos commodities.

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4 2 CAP. 2. LA ESTRUCTURA DE LA INDUSTRIA

A grandes rasgos, el operador receptivo de servicios plenos tiene la res­ponsabilidad primaria para con el cliente durante su contacto con las áreas naturales por él visitadas. Por esta razón, debe asegurarse de que los ecovia­jeros reciban una experiencia educacional de alta calidad, que reúna todos los estándares ecoturísticos (los cuales analizaremos más adelante). Los ope­radores receptivos de servicios plenos deben contratar los servicios de guías intérpretes. Éstos también necesitan una red de trabajos de alojamientos rústicos, pero cómodos, para poder ofrecer una buena experiencia de campo con excelentes observaciones e interpretaciones de la vida silvestre, mien­tras se reúnen los estándares necesarios de sostenibilidad ambiental.

En definitiva, puede afirmarse que tanto los operadores de turismo emisi­vos como los receptivos, son comerciantes que representan a prestatarios de ele­mentos turísticos, así como a operadores terrestres de servicios plenos en la venta de sus productos a las agencias detallistas. En la práctica, los operadores emisi­vos y los receptivos casi siempre representan a los operadores turísticos de servi­cios plenos (DMC); ofrecen tanto los programas de viajes prefabricados por ellos, y sirven de intermediarios entre los operadores turísticos y las agencias de viajes detallistas, para proporcionar viajes especiales, individuales o en grupo.

Como se puede concluir, la estructura del sistema turístico es grande y compleja. Numerosas personas dentro de dicho sistema desempeñan funcio­nes muy importantes en la actividad ecoturística, debido a que pueden ejercer una gran influencia en los turistas para elegir destinos y actividades. Estas per­sonas, a su vez, constituyen una fuente vital de información acerca de las ten­dencias actuales de consumo. En definitiva, los operadores receptivos de servi­cios plenos son quienes realmente conectan a los visitantes con los atractivos del destino (que en este tipo de productos están constituidos principalmente por áreas naturales, protegidas o no). Por tanto, de alguna manera, la opera­dora terrestre de servicios plenos es la responsable, por una parte, de velar por la integridad de estos atractivos, y por la otra, de asumir acciones con­cretas que coadyuven a preservar, mantener o mejorar su calidad.

Para alcanzar este propósito, los operadores receptivos de servicios ple­nos deben asumir el compromiso al poner en marcha procesos técnicos ope­rativos y de gestión ambiental, que permitan que los principios filosóficos del ecoturismo (que se encuentran implícitos en su definición, a manera de requerimientos operacionales) se conviertan en una realidad. De ser así, en­tonces podrá cumplirse la verdadera misión del ecoturismo.

Esta tarea, como es lógico suponer, debe realizarse con el apoyo de to­das las otras empresas y operadoras que conforman la estructura del siste­ma ecoturístico, cuya estructura se presenta como un sector, con una oferta fragmentada, constituida por una variedad de empresas y establecimientos sumamente heterogéneos entre sí que producen uno o más servicios, pero di­fícilmente pueden ofrecer todos. Cada una se especializa en uno o varios servi­cios: algunas prestan servicios de alojamiento, otras de alimentación, y así sucesivamente, mientras que otras empresas comercializan todos estos servi­cios. Estas últimas son, por tanto, empresas comercializadoras, no producto­ras de servicios (fig. 2.1).

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l l l l i l l l l l M ^ i i l l i l l i i l l EV" | ECjl Consumidores/Ecoviajeros

A V j j | Detallistas/Agencias de viajes

1. Se desconoce el porcentaje de turistas (casuales o verdaderos) que viajan de manera independiente. 2. Los ecoturistas verdaderos que utilizan O N G para realizar sus viajes representan 1 7% del mercado. (Esta

cifra no representa a los miembros de estas organizaciones.) 3. Los ecoturistas verdaderos que utilizan operadores emisivos para organizar sus viajes constituyen 73%. 4. Los ecoturistas casuales que utilizan agencias de viajes representan escasamente 19% del mercado.

a) El turista puede viajar utilizando los canales regulares de comercialización, es decir, recurriendo a los servi­cios de los diferentes intermediarios, desde el agente de viajes en el origen, hasta el operador terrestre en el destino.

b) El turista puede recurrirá la agencia de viajes sólo para adquirir el boleto aéreo, y luego seleccionar un operador terrestre en el destino, sin tener que pasar por los diferentes intermediarios que conforman la cadena de comercialización.

c) El turista puede saltarse completamente la cadena de comercialización: llega solo al destino y seleccio­na por su cuenta los diferentes prestadores de servicios y atractivos.

EV: Ecoturistas verdaderos. AV: Agencia de viajes. TT: Transporte turístico aéreo.

SC: Servicios complementarios. AL: Alojamientos. Gl : Guía intérprete.

H/P: Hoteles, posadas. GN: Guías naturalistas. EC: Ecoturistas casuales.

O N G : Organizaciones no gubernamentales.

OE: Operador terrestre nacional. SU: Recuerdos y artesanías.

SER: Servicios especializados en recreación.

RP: Reserva privada. MSIE: Monumentos/Sitios de interés

ecoturístico.

FIT: Free independent tourist. PN: Parque nacional. OS: Operador emisivo.

DMC: Operador receptivo. GS: Gastronomía. TL: Transporte local. EA: Ecoalojamientos. CP: Campamentos. EE: Excursiones ecoturísticos.

Figura 2.1. Componentes de la estructura del sistema: el negocio del ecoturismo.

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CATEGORÍAS DE OPERADORES TURÍSTICOS DE NATURALEZA

De la misma manera en que autores como Farrel y Runyan (1992) hacen una distinción entre el turismo de naturaleza y el ecoturismo (al describir que este último es "más exclusivo" y tiene un propósito más determinado al en­focarse hacia el mejoramiento de los sistemas naturales), puede distinguirse también entre operadores receptivos de servicios plenos tradicionales (ope­radores de ecoturismo comercial ligero) y operadores receptivos de servicios plenos con principios ecoturísticos (operadores de ecoturismo comercial res­ponsables), aun cuando ambos tengan como objetivo el lucro. Por lo general, los primeros no muestran un compromiso serio con la conservación o el ma­nejo de áreas naturales; tan sólo ofrecen a sus clientes una oportunidad para experimentar lugares y personas exóticas antes de que éstos cambien o desa­parezcan. Por su parte, los operadores receptivos de servicios plenos con prin­cipios ecoturísticos han comenzado a formar sociedades conjuntamente con los custodios de las áreas protegidas y con las comunidades locales, con la intención de contribuir tanto en la protección a largo plazo de las áreas na­turales silvestres, como en el desarrollo local, con la esperanza de mejorar el entendimiento mutuo entre los residentes y los visitantes (Wallace, 1995).

Con base en lo anterior, y teniendo como referencia la clasificación de Ziffer (1989) -revisada y actualizada posteriormente por Cevallos-Lascuráin (1996)-, los operadores receptivos de servicios plenos pueden, además, ser divididos de acuerdo con sus niveles de compromiso para con los problemas y tópicos ambientales en:

• Oportunistas. Son simples vendedores de naturaleza, quienes han identificado un nuevo y lucrativo mercado. Por regla general, este tipo de operador desconoce los posibles impactos ambientales, y se preocupa poco por ellos.

• Sensitivos. Este grupo de operadores está al tanto de los problemas ambientales de sus áreas de operación; como consecuencia de ello, diseña viajes de bajo impacto ambiental. Sin embargo, al igual que en el anterior grupo, los beneficios económicos constituyen su prin­cipal motivación.

• Constructivos. Comparten con los ambientalistas sus preocupacio­nes; realizan acciones concretas en pro del ambiente, como donar una parte de sus ganancias a las causas locales ambientales o comuni­tarias, por ejemplo.

• Proactivos. Este grupo incluye a todos aquellos operadores que de­sempeñan un papel decisivo en la conservación y el mejoramiento de las áreas naturales.

Sin embargo, independientemente de la ubicación que los operadores receptivos de servicios plenos tengan dentro de este espectro de compro­miso ambiental, la mayoría de ellos parecen desconocer los requerimientos

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EL MERCADO ECOTURÍSTICO 4 5

operacionales que implica un procedimiento ecoturístico técnicamente ideal (desde el punto de vista filosófico y conceptual) y que, como es lógico supo­ner, haría de sus operaciones turísticas una actividad mucho más responsa­ble, más sostenible y menos impactante, aspecto que, como ya se ha dicho, constituye el objetivo fundamental de este trabajo.

EL MERCADO ECOTURÍSTICO: LOS ECOVIAJEROS

La aparición de una nueva generación de turistas exige de los operado­res receptivos de servicios plenos un enfoque del turismo distinto del tradi­cional; un enfoque que requiere la introducción de actividades y experien­cias diferentes. Este nuevo turista, concebido por muchos autores como el "aventurero cultural" o el "deportista creativo", viaja con la idea de experi­mentar la naturaleza de una manera mucho más profunda y auténtica, al recuperar de las viejas tradiciones el estilo de los antiguos viajeros, y acer­carse a la naturaleza de una manera mucho más respetuosa.

Estos nuevos viajeros necesitan explorar inéditas posibilidades de ocio que sean compatibles con el medio, actividades en donde prevalezca la na­turaleza por encima de los intereses del hombre. Los ecoviajeros buscan nue­vos conocimientos y experiencias. Sus intereses de viaje no se centran en el descanso y la diversión, ni en consumir abrumadores programas de visitas turísticas. Por el contrario: están interesados en visitar ambientes naturales en estado prístino (como selvas tropicales y áreas protegidas), así como en observar especies de la fauna y la flora (aves, mamíferos, orquídeas, árboles, etc.). Asimismo desean experimentar nuevos estilos de vida y compartir con otros viajeros que tienen inquietudes similares; quieren ver cómo el dinero que invierten en sus viajes se traduce en beneficios para las economías del destino visitado, o se transforma en aportes que permiten apoyar los esfuer­zos de conservación local.

TIPOLOGÍAS DE VIAJEROS

En términos operativos, la primera disociación que debe realizarse en este análisis es el hecho de que existe una importante distinción conceptual entre los viajeros que realizan sus propios arreglos de viaje (ecoturistas inde­pendientes), conocidos en la bibliografía inglesa como free independent tra­vel, y aquellos viajeros que cuentan con sus operadores turísticos para reali­zar sus arreglos de viaje (Patterson, 1997): los ecoturistas dependientes.

Aunque se han realizado pocos estudios para determinar el carácter de estos dos segmentos de mercado, Ashton y Ashton (1993), entre otros investi­gadores, identificaron entre estos dos grupos a los siguientes tipos de clientes:

• Viajeros individuales. • Individuos en tours organizados.

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46 CAP. 2. LA ESTRUCTURA DE LA INDUSTRIA

• Tours organizados para grupos sin fines de lucro. • Clientes de agentes de viaje.

Aun cuando estos tipos de ecoturistas son significativos, muy poco se ha publicado acerca de sus características. En América Latina, uno de los prime­ros intentos por mensurar globalmente el interés por el turismo de naturale­za, fue desarrollado como parte de una investigación en ecoturismo realiza­da por Boo (1990), la cual es una de las más citadas como referencia sobre el ecoturismo. Este reporte indicaba que 48% de los visitantes encuestados declararon que los parques y las áreas protegidas eran su principal razón (o una parte muy importante de su razón) para la selección del país como des­tino. Aunque este estudio reconoce que la muestra de entrevistados fue de­masiado pequeña para proporcionar resultados estadísticos significativos, la investigación resultó ser una de las mayores fuentes de evidencia utilizada para demostrar la importancia del ecoturismo; asimismo, ha puesto de relie­ve la necesidad de planificar para los impactos proyectados.

En lo que se refiere al grupo de ecoturistas independientes, éste está conformado principalmente por jóvenes universitarios que disponen de mu­cho tiempo, y que tienen una gran inquietud cultural (que algunos inves­tigadores han definido como "cultura proétnica"), lo que les confiere una gran capacidad para adaptarse a las costumbres del país de destino. No son muy exigentes en materia de servicios turísticos y no están dispuestos a gastar mucho dinero en ellos. Tienen mucha experiencia como viajeros; por esta razón realizan sus propios itinerarios sin recurrir a los agentes de via­jes y, como consecuencia de ello, se saltan los canales de comercialización, anulándolos. Este tipo de viajeros requiere información muy detallada para poder armar su propio paquete de viajes.

Por su parte, el grupo de viajeros dependientes está conformado princi­palmente por personas de edad madura. Este tipo de ecoturista es altamen­te dependiente de los canales regulares de comercialización para la realiza­ción de sus viajes. Buscan comodidad y seguridad, y conocen del negocio del turismo, por lo que son muy exigentes en cuanto a los servicios y en la formalidad de las explicaciones.

En términos psicográficos, los ecoturistas presentan una serie de ca­racterísticas que los definen; de entre ellas podemos mencionar (Wearing y Neil, 1999):

• Se rigen por una ética ambiental. • Muestran disposición a no dañar los recursos. • Prestan mayor atención a la motivación intrínseca que a la extrínseca. • Muestran una orientación biocéntrica, y no antropocéntrica. • Tienen como objetivo lograr beneficios para el ambiente en general. • Se esfuerzan por tener una experiencia auténtica con el entorno na­

tural. • Poseen expectativas en cuanto a adquisición de conocimientos. • En ellos están muy presentes los aspectos cognoscitivos y afectivos.

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TIPOLOGÍA DE ECOVIAJEROS

Los ecoturistas muestran evidencias claras de una preferencia por los grupos reducidos y el servicio personalizado. Por lo general, son entusiastas de las actividades al aire libre y, por ser viajeros habituales, poseen también una gran experiencia de viaje. Por su clara orientación hacia las ciencias, es­tán deseosos de obtener información acerca de los lugares visitados.

En síntesis: para los ecoturistas, este tipo de viaje es algo más que una simple actividad de ocio; es una forma de viajar que refleja y estimula una orientación precisa hacia unas formas de vida, unas conductas y unos plan­teamientos filosóficos muy significativos.

TIPOLOGÍA DE ECOVIAJEROS SEGÚN SUS MOTIVACIONES

En líneas generales, son muy complejas las motivaciones que inspiran a los llamados ecoviajeros a visitar ciertos destinos en particular. Para algunos, son los rasgos naturales únicos los que constituyen el atractivo; para otros, es una oportunidad para sumergirse en una cultura diferente; otros se desafían a sí mismos, mental y físicamente, en una búsqueda por encontrar significa­do a su existencia; para otros más, este tipo de viaje representa también la oportunidad de darle algo a cambio al destino que visitan. Aunque algunos puedan percibir estas motivaciones como egoísmo, o incluso como elitismo, está claro que los ecoturistas constituyen un tipo diferente de viajero.

En función de estas motivaciones y del nivel de interés mostrado por ellos en cuanto a la naturaleza, los ecoturistas pueden ser clasificados en verdaderos o serios (hard) y casuales o accidentales (soft).

Los ecoturistas verdaderos no tienen un rango de edad determinado; aceptan servicios rústicos, pero exigen las mejores experiencias de vida sil­vestre y la máxima interpretación de los lugares por ellos visitados. Este gru­po normalmente está constituido por investigadores, científicos o estudiosos de la naturaleza, así como por personas con vocación ambiental, que quie­ren aprender o contribuir a la conservación del ambiente. Son individuos que generalmente creen en el ecoturismo como instrumento de conserva­ción de la naturaleza; por tanto, desean realizar un aporte a la preservación del ambiente durante sus vacaciones (Pérez de las Heras, 1999).

Sus expectativas se refieren a necesidades individuales, con énfasis en la autorrealización. Este grupo tiende a tener más experiencias de viaje y, dependiendo de su presupuesto y del tiempo disponible, es atraído por via­jes de larga distancia. En consecuencia, la información específica de viaje es importantísima; a menudo es buscada en guías, artículos, amigos y familia­res. Los ecoturistas verdaderos consideran los alojamientos como un campo base para explorar desde allí los alrededores y el ambiente entero; por lo que este servicio es un evento de menor importancia, aun cuando deben propor­cionarse aspectos sobre niveles de experiencia personal.

Los aspectos básicos que influyen en la selección de un destino de va­caciones para este tipo de ecoturista son:

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48 CAP. 2. LA ESTRUCTURA DE LA INDUSTRIA

a) Posibilidades para experimentar nuevas cosas en un ambiente dife­rente del de casa.

b) Experiencias personales útiles. c) Existencia de información y facilidades de reservación en el origen.

Esta tipología de ecoturistas constituye el grupo más pequeño de las dos. Los ecoturistas verdaderos frecuentemente viajan para observar, interpretar, fotografiar y, en algunos casos, catalogar la naturaleza en una especie de "lis­ta de vida". Los miembros de este grupo normalmente pertenecen a clubes o grupos ambientalistas y, por lo general, no escatiman gastos en equipos y preparativos de viaje.

Por su parte, el grupo de los ecoturistas casuales está conformado por visitantes que eligen un programa de viajes de naturaleza de forma acciden­tal, como parte de un viaje más grande. Estos viajeros están poco interesados en las vivencias y explicaciones interpretativas detalladas y demasiado pro­fundas. Ante todo, buscan entretenerse, y su concepto de servicios es muy variable. Estos entusiastas accidentales abarcan millones de personas que participan en la observación de la naturaleza alrededor del mundo. Cuando salen, los miembros de este grupo pueden incluir actividades que van desde la simple observación de la fauna y la flora silvestres, hasta otras más exi­gentes, como caminatas cortas, canoísmo, etc. Para ellos, la observación de la naturaleza es una actividad implícita dentro de la práctica de otras activi­dades recreativas desarrolladas al aire libre (fig. 2.2).

Además de ecoturistas casuales y ecoturistas serios, Lindberg (1991) identifica otros dos tipos de ecoviajeros:

a) Ecoturista de hitos naturales. Aquel que visita ciertos puntos funda­mentales del ecoturismo (por ejemplo, las islas Galápagos), con la sola idea de salir de la rutina de los viajes habituales, pero que en el fondo no es otra cosa que un ecoturista casual.

b) Ecoturista interesado. Aquel que específicamente busca este tipo de viajes porque le gusta disfrutar la naturaleza y no quiere pasar sus vacaciones en ciudades ni en playas; podría decirse que este viajero se aproxima a la idea de un ecoturismo serio.

Vera, Palomeque, Marchena y Anton (1997), nos presentan una tipolo­gía diferente de los visitantes de espacios naturales, de acuerdo con sus mo­tivaciones específicas y el comportamiento demostrado durante sus viajes:

a) Naturalista-aventurero. Aquel individuo que busca retos o desafíos en ambientes naturales, por medio de la práctica de actividades físi­cas intensas ubicadas dentro de lo que se conoce como deportes no convencionales al aire libre o deportes de aventura. Desde el punto de vista de su interés por la naturaleza, se le puede identificar como un ecoturista suave o casual, pero dedicado desde el punto de vista de su interés físico deportivo.

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49

S e r i o / H a r d (con esfuerzo físico)

Caminata. Excursionismo. Escalada. Ciclismo de montaña. Descenso en ríos. Kayakismo. Cañonismo.

S e r i o / H a r d (experimentado)

Estudios botánicos. Estudios zoológicos. Estudios arqueológicos. Viajes estudiantiles. Aulas verdes. Trabajo de voluntariado.

Vuelo autónomo. Excursiones a caballo. Excursiones en botes a motor. Excursiones en vehículos rústicos.

Figura 2.2. Tipología de ecoturistas.

• Observación de flora y fauna. • Observación de aves. • Safaris fotográficos. • Visitas a comunidades rurales. • Visitas a comunidades indígenas.

b) Turista naturalista. Aquel que busca el contacto íntimo con la natu­raleza y suelen desarrollar un comportamiento cuidadoso con el am­biente. De acuerdo con Fernando Vera (1997) esta tipología englo­ba a investigadores científicos o profesionales y a estudiantes vincu­lados con el ámbito educativo y el ámbito conservacionista. Autores como Günter Reck (1992), han definido a este segmento como tu­rismo científico. Sin embargo, este grupo se corresponde con lo que aquí se ha precisado como ecoturistas verdaderos o serios.

c) Campista. Aquel que posee un amplio espectro de motivaciones y conductas, y que puede simplemente estar buscando en la natura­leza un lugar para descansar y un escenario agradable para pasar el rato. Este grupo también corresponde al denominado ecoturistas ca­suales. Este tipo de visitante normalmente busca un mayor número de comodidades.

d) Turista de naturaleza informado. Aquel que realiza viajes específi­camente para visitar áreas naturales deseando entender su historia natural y cultural, por lo que está muy interesado en el conocimien­to de la flora, la fauna y del paisaje, razón por la que normalmen­te se documenta muy bien acerca de los lugares que piensa visitar. Este viajero, al igual que el turista naturalista, también corresponde al grupo que previamente se ha definido como ecoturista verdadero o serio.

e) Turista de naturaleza ocasional. Aquel que participa accidentalmen-

Page 52: Ecoturismo

50 CAP. 2. LA ESTRUCTURA DE LA INDUSTRIA

te de la naturaleza, al visitar estos lugares como parte de un viaje más amplio (es el caso de turistas que visitan Kavanayen, en el Par­que Nacional Canaima, en un full day desde la Isla de Margarita, como programa opcional a su viaje de sol y playa). En este grupo también se puede incluir a los que buscan paisajes espectaculares y muy conocidos (como el Salto Ángel), denominados por Lindberg (1991) como ecoturistas de hitos naturales o ecoturistas casuales.

En definitiva, existe una gama apreciablemente variada de experien­cias que se desarrollan en áreas naturales con diferentes niveles de dedica­ción física y de interés ambiental, que tradicionalmente han sido asociadas con el concepto de ecoturismo: hay turistas que desean adquirir conocimien­tos acerca de ciertos ecosistemas o de determinadas especies de la flora y la fauna silvestres (turismo naturalista); otros están más interesados por inter-actuar con culturas locales, campesinas o indígenas (turismo cultural); al­gunos prefieren lo desconocido y buscan experiencias de acción, caracteri­zadas por la emoción como factor que le aporta una dimensión diferente al turismo (turismo de aventura); incluso hay quienes deciden formar parte de grupos de trabajadores voluntarios para realizar tareas que ayuden de ma­nera altruista a terceros (turismo de voluntariado).

En este sentido, en lo que se refiere a las combinaciones entre el esfuer­zo físico y las comodidades disponibles, puede presentarse una serie de mez­clas entre los tipos de actividades del turismo ecológico y los niveles de esfuer­zo físico y de comodidad, que se traducen en cuatro tipologías de ecoturistas:

• Ecoturistas duros, con nivel de esfuerzo físico y comodidades hard. • Ecoturistas duros, con nivel de esfuerzo físico y comodidades soft. • Ecoturistas casuales, con nivel de esfuerzo físico y comodidades hard. • Ecoturistas casuales, con nivel de esfuerzo físico y comodidades soft.

En definitiva, se puede afirmar que los estudios más recientes sobre el mercado consumidor del ecoturismo muestran un progresivo distanciamien-to del tradicional consumidor de aquellas vacaciones que le convertían en un ser pasivo y cautivo de programas de viajes restrictivos, desarrollados en des­tinos ambientalmente deteriorados. El turista de la nueva era ya no se con­forma con tirarse en la arena bajo el sol, como en la pasada era del turismo fordista, en la que la demanda se caracterizaba por su pasividad y despreocu­pación ambiental. Los actuales consumidores son más activos y tienen más inquietudes y necesidades, por tanto, la demanda turística se encuentra ac­tualmente caracterizada por una serie de cambios, no sólo en la estructura motivacional, sino también en la exigencia de mayores niveles de calidad, de estética ambiental en los destinos, y de mayor calidad y personalización en las prestaciones turísticas, lo que se traduce en una búsqueda activa y res­ponsable por lo auténtico.

Page 53: Ecoturismo

LOS PROCESOS DE PRODUCCIÓN Y GESTIÓN AMBIENTAL DE PROGRAMAS ECOTURÍSTICOS

El ecoturismo debe ser entendido por los operadores receptivos como un proceso turístico planificado integral­mente en su desarrollo e interrelación con el ambiente. Es decir, que no se trata simplemente de pasear a los turistas por la naturaleza utilizando los recursos que en ella exis­ten, ya que esto no garantiza la conservación de los mismos ni el beneficio esperado para las comunidades anfítrionas; el propósito es implantar una secuencia lógica de pasos que permitan realizar una entrega eficiente y responsable del producto, estableciendo a la par oportunidades para evaluar las alternativas reales de gestión ambiental que puedan existir, involucrando para ello a los consumidores turísticos.

Es por ello que la segunda parte de esta obra se cen­tra en la descripción de aquellos procedimientos técnicos de producción y gestión ambiental que es necesario poner en marcha, para calificar como ecoturística a una opera­ción turística que basa sus productos en recursos natura­les. Estos procesos se fundamentan en el cumplimiento de un conjunto de condiciones o requerimientos que asegu­ren la operatividad de la empresa en los términos que es­tablece el concepto ecoturismo.

Estas condiciones operativas o requerimientos opera-cionales -como recordará el lector- han sido definidos al final del primer capítulo, a partir del análisis reflexivo de

Nosotros los caminantes estamos acostumbrados a albergar deseos

amorosos precisamente a causa de su carácter irrealizable, y aquel

amor que debería pertenecer a la mujer ¡o repartimos, jugando, entre pueblo y montaña, lago y

garganta, los niños del camino, ¡os mendigos del puente, el buey de

la pradera, el pájaro, la mariposa. Separamos al amor del objeto,

el amor en sí es suficiente para nosotros, del mismo modo que

no buscamos el destino en el peregrinaje, sino únicamente en

dis/rutarlo, estar de camino.

HERMANN HESSE

51

Page 54: Ecoturismo

5 2 CAP. 3. EL PROCESO DE PRODUCCIÓN ECOTURÍSTICA

los contenidos filosóficos que resaltan el fuerte compromiso ambiental que encierra el concepto ecoturismo. El objetivo fundamental es que dichos pro­cesos se transformen en un instrumento formal de trabajo, definido como un modelo de operación técnica y de gestión ambiental que pueda ser implan­tado por las operadoras turísticas de servicios plenos, que basan sus opera­ciones en recursos naturales y socioculturales de gran valor y fragilidad.

Por tanto, en esta parte del libro las expresiones procesos técnicos de producción y operación y técnicas productivas y operativas, se refieren a todos los diversos instrumentos de las líneas de producción que pueden utilizar los operadores turísticos de servicios plenos para transformar tanto sus proce­sos operativos como a su personal y, por otra parte, que aporten un marco que le permita a la empresa operadora abordar las cuestiones ambientales de un modo coherente y activo.

En cuanto a los procesos de gestión ambiental, deben ser entendidos como una respuesta implantada, integral y activamente, por las empresas de turismo que basan sus productos en la naturaleza, a los problemas ambien­tales, bien sea que éstos puedan ser causados por la empresa o por factores ajenos a ella. En conclusión, el propósito de este capítulo es dotar a los ope­radores receptivos, en primer lugar, de una visión general del desarrollo y de las prácticas asociadas con el concepto de operación, que pueden ser pro­gramadas y puestas en marcha a través del proceso de producción ecoturís­tico; en segundo lugar, de una guía para establecer un sistema de gestión ambiental en sus propias organizaciones, que les permita guiar a los visitan­tes por el frágil camino que conduce al paraíso.

LOS PRINCIPIOS DEL PROCESO DE PRODUCCIÓN EN EL ECOTURISMO

Conforme se popularizan los productos turísticos basados en la natura­leza, en el ámbito ambiental surgen interrogantes como el siguiente: ¿las em­presas turísticas que operan productos de naturaleza serán capaces de con­ducir procedimientos operativos verdaderamente responsables y ambiental-mente sostenibles, de manera tal que sus actividades no se transformen en un ingrediente nefasto para con el patrimonio natural o cultural?

La consideración de este aspecto resulta vital ya que, en general, mu­chos de los empresarios del turismo comparten un horizonte de tiempo de corto plazo que en muchos casos les imposibilita la apreciación de sus intere­ses en el largo término; esto se debe a que han implantado prácticas opera­tivas que se contraponen al cuidado del ambiente en el cual desarrollan sus actividades. Esta reflexión es clave, ya que si el espíritu que anima al desarro­llo actual es la sostenibilidad y, éste, a su vez, plantea una serie de principios éticos y de equidad, lo primero sobre lo que un operador turístico debe refle­xionar como parte del proceso es: ¿qué es realmente lo ético y lo equitativo?

A pesar de lo dicho, también es necesario reconocer que los operadores receptivos de servicios plenos que basan sus productos turísticos en atracti-

Page 55: Ecoturismo

LOS PRINCIPIOS DEL PROCESO DE PRODUCCIÓN

vos naturales, socioculturales o de ambos tipos, y que operan en diferentes regiones naturales, aun cuando están adquiriendo una mayor conciencia am­biental, todavía carecen de valiosa información y de técnicas apropiadas para modificar aquellos patrones operativos actuales que no se corresponden con los preceptos y filosofías que plantea el ecoturismo; es decir, la manera más ética y equitativa de participar en el beneficio. Creemos que sería bastan­te ético y equitativo que tanto las áreas naturales protegidas como los po­bladores locales -que, en su mayoría, se encuentran en niveles de pobreza extrema-, reciban el mayor beneficio, y que los operadores y demás partici­pantes obtengan una parte proporcional.

A partir de este planteamiento y antes de pretender modificar estos pa­trones operativos, la gran pregunta que surge, desde el punto de vista em­presarial, es la siguiente: ¿son compatibles una operación ambientalmente conducida y la rentabilidad económica de la empresa que la desarrolla? La respuesta es sí. Esto puede lograrse básicamente mediante lo que se podría denominar como un proceso ecoeficiente; esto es, un proceso no sólo ecológi­co sino también económico. Para poder comprender este concepto se hace ne­cesario, antes que nada, considerar los tres elementos básicos que se requie­ren para que el ciclo operativo turístico completo de una operadora sea eco-eficiente:

1. Planteamiento de un reto mental. Se debe pensar en la ecoefíciencia como un medio para mejorar la competitividad de la empresa turís­tica, a la vez que se protege el patrimonio natural para su uso inme­diato y el de las futuras generaciones.

2. Desafío práctico. Hay que ser sumamente creativo en la búsqueda de soluciones operativas para poder poner en marcha un procedimien­to turístico basado en la naturaleza, que sea rentable y que a la vez no resulte agresivo con ella.

3. Inversión en capital humano. Este aspecto resulta fundamental; es la única manera de garantizar que las soluciones operativas que se im­planten realmente funcionen, ya que, si no existe una participación humana calificada, todos los demás esfuerzos resultarán inútiles.

A partir de estas ideas, las primeras consideraciones que deben realizar­se son:

a) Entender la manera en que se desarrolla el denominado proceso de producción de programas ecoturísticos.

b) Qué tipos de bienes participan en él y cómo se involucran en el pro­ceso.

c) Qué papel desempeña en el proceso quien lo va a consumir (es de­cir, el ecoviajero).

d) Con qué medios e instrumentos se lleva a cabo.

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54

INSTRUMENTOS Y MEDIOS DE PRODUCCIÓN DEL ECOTURISMO: LAS CLAVES DEL ÉXITO

El ecoturismo revela su naturaleza económica bajo las características de un mercado altamente especializado, con una muy particular estructura de su sistema turístico, al cual se le ha denominado mercado ecoturístico. En éste se presentan los dos elementos constitutivos de cualquier mercado: la oferta y la demanda ecoturísticas como es lógico suponer.

La razón de ser de este mercado radica en la creación, para la venta y el consumo, de un producto final: el paquete ecoturístico o programa ecoturís­tico -que es el resultado último del proceso productivo-, en el cual se vincu­lan los elementos de la producción económica del turismo que han sido con­cebidos especialmente para el ecoturismo o que pueden ser incorporados a él. (Analizaremos esto más adelante, cuando hablemos de las técnicas ope­rativas del ecoturismo referidas a la selección de empresas prestadoras de servicios con fines ecoturísticos.)

El programa ecoturístico aparece entonces, como un complejo conjunto de prestaciones de servicios y de experiencias, cuya producción y operación requieren, entre muchas otras actividades, el empleo de técnicas de crea­ción de nuevas y buenas ideas, así como el análisis de potencialidad de nue­vos atractivos.

En resumen: los elementos de la producción económica u operación téc­nica del ecoturismo están constituidos, al igual que en el resto del turismo, por la materia prima, los instrumentos y medios operativos y el recurso huma­no. Ahora estos elementos adquieren una nueva dimensión, especialmente en lo que se refiere a la participación de los miembros de la comunidad local. Éstos no deben ser incorporados sólo como parte del producto -en calidad de empleados operativos de la pirámide ocupacional, como se acostumbra en el turismo tradicional-, sino en todo el proceso, tanto de producción del programa como en su operación y gestión. Por tanto, la visión del ecoturismo debe ser holística. Veamos esto con un poco más de detalle.

En el proceso de producción ecoturística se compromete una materia prima -compuesta primeramente de atractivos y recursos naturales, y en segundo lugar, por recursos culturales (tangibles e intangibles)-1 con unos instrumentos y medios de producción ubicados dentro de la estructura del sistema turístico (que la teoría turística moderna ha designado como infraes­tructura, estructura o planta ecoturística) y la superestructura ecoturística, por medio del trabajo de los sujetos ejecutores de la operación turística (el per-

:De acuerdo con Fonseca (1990), los recursos culturales constituyen aspectos tangibles e intan­gibles de un sistema cultural, valorados por una cultura, representativos de la misma o que contienen información acerca de ella. Estos recursos culturales tangibles incluyen aspectos como sitios, estructuras, paisajes culturales, objetos y documentos históricos, así como animales, plantas y otros recursos natu­rales utilizados o asociados con estas culturas. Por su parte, los recursos culturales intangibles incluyen estilos de vida, mitos, folklore e ideologías, canciones y danzas folklóricas, los cuales son trasmitidos de una generación a otra.

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INSTRUMENTOS Y MEDIOS DE PRODUCCIÓN 55

sonal de contacto), encargados de realizar la entrega del producto ecoturís­tico mediante un programa de viajes o itinerario específico.

Planteado de esta manera, puede decirse que el programa turístico, en su sentido más amplio, es un producto ofrecido a un turista. En efecto, el programa turístico es un producto que forma parte de un producto turístico mayor, que es el destino. Pero a escala empresarial, es el producto elaborado por las operadoras receptivas de servicios plenos, compuesto por subproduc­tos o servicios-insumos (como el alojamiento, el transporte, la guiatura, etc.) (fig. 3.1).

Figura 3.1. Estructuración del producto ecoturístico.

Como se puede observar, de todo este procedimiento, y con la partici­pación activa del turista a través de todo el proceso operativo, se genera el producto ecoturístico. Con los elementos que lo integran, el producto ecotu­rístico debe ofrecerle a los consumidores una serie de beneficios, tanto fun­cionales como vivenciales y simbólicos.

El establecimiento de beneficios vivenciales y simbólicos es de suma importancia, ya que las actuales políticas de diferenciación se basan en dar respuestas adecuadas a las necesidades que estos beneficios son capaces de satisfacer. Dicho en otras palabras: los beneficios se centran en sus atribu­tos vivenciales y simbólicos, más que en sus aspectos funcionales, debido a que las nuevas tendencias provocan que la diferenciación tecnológica sea re­lativa y, en general, difícil de alcanzar (Chan, 1994). Esto, sin embargo, no implica que lo simbólico y vivencial elimine las deficiencias operativas cuan­do se presenten.

Cuando un operador receptivo de servicios plenos elabora el programa de un paquete ecoturístico, debe asegurar su capacidad de funcionamiento correcto, a la par que lo dota de atributos vivenciales y simbólicos diferen-ciadores.

Los beneficios funcionales del producto ecoturístico están representados básicamente por la variedad de actividades disponibles, los grados de dificul­tad adaptables de estas actividades y los servicios complementarios ofreci­dos, como el alojamiento y el transporte, entre otros. Por su parte, los benefi­cios vivenciales se refieren a las emociones y experiencias desarrolladas en esos entornos únicos que constituyen las áreas operativas ecoturísticas. Los bene-

Page 58: Ecoturismo

56 CAP. 3. EL PROCESO DE PRODUCCIÓN ECOTURÍSTICA

ficios simbólicos están personificados por la idea de atreverse a experimentar algo diferente de lo habitual; esto le permitirá a los visitantes regresar a sus entornos de residencia cotidianos con una imagen renovada que despierte ad­miración y deseo de imitación.

Ahora bien, como el producto ecoturístico es el resultado de la vincu­lación (en un proceso técnico operativo) de unos bienes o atractivos y de unos medios e instrumentos que permiten aprovecharlos, es importante defi­nir cuáles son las características de los medios de producción ecoturística que permiten dar cumplimiento a las expectativas y motivaciones de los ecoviaje­ros; tales medios se constituyen en lo que puede definirse como los factores clave para el éxito de la operación de un programa de viajes de naturaleza.

La experiencia turística de muchos destinos de naturaleza demuestra que las claves para que un programa ecoturístico tenga éxito, son las si­guientes:

a) El destino debe poseer características geográficas, ecológicas y clima­tológicas adecuadas, para realizar una selección apropiada de las áreas ope­rativas ecoturísticas.

b) Contar con buenos guías. En los viajes temáticos de naturaleza, el pa­pel de los guías es definitivo, ya que su misión consiste en fabricar experien­cias y emociones que les permitan a los turistas descubrir de manera respon­sable lo mejor de un destino de naturaleza. El guía aporta el conocimiento para convertir una visita a un lugar natural en algo único, al ayudar al tu­rista a comprender y descubrir un entorno que, al ser nuevo, la mayoría de las veces resulta poco comprensible a primera vista. Además, cuando la acti­vidad se desarrolla en áreas de alta fragilidad, el guía debe contribuir en la gestión de ese patrimonio natural y cultural, educando a los visitantes y ejer­ciendo un control sobre los posibles impactos negativos que pueden ser pro­ducidos en el medio.

c) Disponer de alojamientos ecológicos con carácter. El término "alojamien­to ecológico" es utilizado por los operadores para identificar un alojamiento turístico que depende de la naturaleza, y que reúne la filosofía y los princi­pios del ecoturismo. A un nivel purista, un alojamiento ecológico deberá ofre­cer a un turista una experiencia participativa y educacional, y debe ser des­arrollado y administrado de manera ambientalmente sensible para proteger sus áreas operativas (Russell, Bottrill y Meredith, 1995). Las investigaciones de mercado han demostrado que los viajeros con interés en la naturaleza no buscan las marcas de las grandes cadenas hoteleras; por el contrario, mani­fiestan una preferencia por hospedarse en pequeños alojamientos con am­biente local, arquitectura tradicional y servicios personalizados.

d) Reglamentación de las actividades turísticas y desarrollo de directrices ambientales. Con el crecimiento y diversificación del turismo en áreas natura­les, es necesario implantar reglas y directrices de comportamiento ambiental, para garantizar la seguridad de los visitantes y el respeto hacia el ambiente.

e) Existencia de operadoras receptivas de servicios plenos (DMC). Estas empresas, cuyos procesos de producción constituyen el centro de este traba-

Page 59: Ecoturismo

EL PAPEL DEL ECOTURISTA

jo, integran un factor clave en el destino, pues desarrollan los productos y programas ecoturísticos y comercializan de manera activa el destino; así, se constituyen en un enlace fundamental en la cadena de valor de los progra­mas de ecoturismo del destino.

EL PAPEL DEL ECOTURISTA EN EL PROCESO PRODUCIWO

En el ecoturismo, el visitante desempeña un papel trascendental en la aplicación de los procedimientos técnicos y en las posibles implantaciones de procesos de gestión ambiental, ya que él, si se incorpora de una manera ver­daderamente activa al proceso productivo turístico, prácticamente se convier­te en productor de lo que desea consumir. Por tanto, una vez que el operador da inicio al proceso productivo turístico, al precisar los elementos que inter­vendrán en dicho procedimiento y ofertárselos al turista, es este último, du­rante la etapa operativa, quien realmente definirá con su participación, si la experiencia ecoturística y la estrategia de gestión ambiental que la empresa pretende poner en marcha, podrán, efectivamente, ser ejecutadas o no.

La incorporación de técnicas de gestión ambiental dentro de los proce­sos operativos turísticos, por parte de las operadoras receptivas de servicios plenos, hoy es posible gracias a los cambios ocurridos en la demanda duran­te los últimos años. Estos cambios plantean que los viajeros de hoy, al haber adquirido una mayor conciencia ambiental y un interés verdadero por la pro­blemática del ambiente, están más dispuestos a participar en la implantación y ejecución de estos procesos. Ahora bien, los elementos que intervienen en todo proceso productivo turístico (incluido el ecoturismo), y a los cuales hace­mos referencia aquí, se clasifican inicialmente en elementos objetivos y ele­mentos subjetivos. Los elementos objetivos están constituidos por la materia prima y los instrumentos y medios de producción. Por su parte, los elementos subjetivos están representados por el trabajo humano.

A partir de esto puede concluirse, entonces, que la producción turísti­ca sólo puede acaecer en el momento en que se presenta el consumo turís­tico por parte del viajero. Aquí el turista es, con su participación, productor y consumidor de su propio producto, así como gestor y copartícipe de los pro­cesos ambientales. Esta última reflexión permite delinear los principios bási­cos que definen los contenidos determinantes del concepto producto ecotu­rístico, y que lo diferencian de los productos turísticos tradicionales. Veamos algunos de ellos:

• El producto ecoturístico es una mercancía compuesta por una serie de elementos y acciones tangibles e intangibles que deben generar en el viajero, tanto satisfacción (producto de la experiencia turística) como niveles de gratificación (producto de su involucramiento activo a través de técnicas especiales) en los procesos de gestión ambiental implementados en el destino.

Page 60: Ecoturismo

58 CAP. 3. EL PROCESO DE PRODUCCIÓN ECOTURÍSTICA

• El producto ecoturístico es el resultado de un consumo turístico que ocurre en etapas sucesivas y temporalmente variadas, que involucran al viajero en la participación de actividades que van desde aquellas emi­nentemente turísticas, hasta posibles acciones de gestión ambiental.

• El producto ecoturístico es obra del verdadero productor turístico (el turista), con la colaboración y conducción del líder de la operación, que en este caso está representado por el guía especializado en eco-turismo (denominado por algunos como el guía intérprete) y la par­ticipación de aquellos miembros de la comunidad local que han sido integrados al proceso.

• El producto ecoturístico es un producto personal y diferente, ya que es el turista mismo quien, con su activa participación en las activi­dades de interpretación de la naturaleza y de gestión ambiental, le confiere al producto una dimensión propia y única.

LA ESTRUCTURA DEL PROCESO PRODUCTIVO Y DE GESTIÓN AMBIENTAL DE LOS PROGRAMAS ECOTURÍSTICOS

Una vez realizadas las anteriores consideraciones teóricas, pasaremos a describir los procesos de producción de programas ecoturísticos. Éstos, pa­ralelamente a los procesos de gestión ambiental pueden ponerse en marcha para transformar el proceso productivo turístico, de manera que sea posible integrar aquellos servicios requeridos para el turismo, para que los procesos de producción adquieran su verdadera dimensión ecoturística al posibilitar la prestación de unos servicios que aseguren, en consecuencia, una gestión ambientalmente eficiente.

En resumen, el proceso de producción de una empresa operadora de servicios plenos se compone básicamente de tres etapas sucesivas y comple­mentarias: la programación, la operación y la evaluación de los resultados (fig. 3.2).

Figura 3.2. Etapas del proceso de producción de programas ecoturísticos.

Los insumos de una operadora receptiva de servicios plenos pueden ser servicios independientes u otros paquetes menores en extensión, y su produc­to es un servicio integrado (llamado tour o excursión), basado en un itinera­rio predeterminado, que se comercializa en bloque, a un precio global, y cuyo

Page 61: Ecoturismo

DESCRIPCIÓN DEL PROCESO DE PRODUCCIÓN

objetivo es crear una experiencia de viaje que satisfaga las expectativas y las necesidades de un ecoviajero.

DESCRIPCIÓN DEL PROCESO DE PRODUCCIÓN ECOTURÍSTICA

El creciente interés en las operaciones de productos ecoturísticos ha conducido a un significativo número de empresas a operar productos de na­turaleza, bajo la aceptación de los modelos productivos tradicionales. Estos esfuerzos requieren el desarrollo de metodologías que incorporen los concep­tos y principios del ecoturismo con una orientación estratégica hacia la bús­queda de la sostenibilidad, y que salven, además, algunas de las limitaciones de la teoría del ecoturismo, como la falta de una estructura estratégica de pro­ducción ecoturística integrada.

Con base en lo antes dicho, desarrollaremos una estructura de este tipo que pueda ser utilizada por los operadores receptivos de servicios plenos como el núcleo central de sus procesos productivos (fig. 3.3).

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Figura 3.3. El proceso de producción ecoturístico.

Page 62: Ecoturismo

60 CAP. 3. EL PROCESO DE PRODUCCIÓN ECOTURÍSTICA

El modelo de proceso productivo propuesto incorpora, como puede apre­ciarse, ocho etapas básicas e interrelacionadas, contenidas en cuatro progra­mas principales: 1. El programa estratégico, 2. El programa ambiental, 3. El programa preoperativo, y 4. El programa operativo.

El programa estratégico contiene dos fases: el cuadro situational, y la definición de estrategias y políticas de producto. El cuadro situational de la cartera de productos se refiere a la tradicional cartera del análisis de merca­do. La cartera se considera como el eje del proceso; permite la evaluación de la cartera actual de la empresa operadora, y la creación y evaluación de nue­vas carteras para la elección de la cartera objetivo. Se trata de conformar un cuadro de situación de todos y cada uno de los productos en venta o en pro­yecto, para observar su comportamiento frente a tres aspectos básicos (co­nocidos en mercadeo como el triángulo de la competitividad): el cliente, la competencia y la situación financiera de la organización, todo ello en el mar­co de un contexto más global (conocido como entorno) y que escapa al con­trol de la empresa.

(A pesar de que el proceso productivo al que está sujeto un programa ecoturístico debe iniciarse con el análisis de la cartera de productos de la empresa y con el estudio del perfil del cliente o consumidor, estos son temas que escapan al alcance del presente trabajo y, por tanto, no serán tratados con profundidad.)

La segunda etapa, definición de estrategias y políticas de producto trata de establecer con claridad cuáles serán las estrategias que adoptará la empresa, tanto en materia de producción de servicios como de gestión ambiental. De acuerdo con esto se fijarán las políticas productivas (considerando aspectos como calidad y precio del producto, adquisición de equipos y tecnologías por utilizar entre otros). Asimismo, se determinarán los factores ambientales y los programas de gestión necesarios para su implantación. Esto último signi­fica que hemos dado inicio a las etapas incluidas en el programa ambiental.

Dentro del programa preoperativo, la fase de programación del producto ecoturístico es una de las más complejas de todas, debido a la cantidad de acti­vidades involucradas en ella, y que serán abordadas con más detalle en capí­tulos posteriores. Por su parte, la fase de estructuración y cotización consiste básicamente en determinar quiénes serán los encargados de realizar la opera­ción técnica del producto turístico, así como cuáles serán los recursos necesa­rios para cumplir con los objetivos, tanto turísticos como ambientales.

Una vez delineado el producto ecoturístico, y concluidas las fases de programación y estructuración, se pone en marcha el programa operativo, que contiene tres fases. En la fase de organización de la prestación y cotiza­ción se seleccionan los prestadores de servicios (bajo una serie de criterios ambientales), se cotiza y se establece un cronograma de actividades para fa­cilitar la tarea del guía al coordinar los horarios de servicios y actividades tu­rísticas, y finalmente se redacta el programa resultado, materia prima del ma­terial promocional y de mercadeo. La fase de entrega del producto no es más que la ejecución u operación del programa ecoturístico. Por último, el con­trol de gestión, tiene como objetivo supervisar el producto y mejorarlo con

Page 63: Ecoturismo

DESCRIPCIÓN DEL PROCESO DE PRODUCCIÓN

información que permita configurar un nuevo cuadro situacional o ajustar el ya existente.

Al estructurar por vez primera un programa turístico que se basa en un recurso natural, se hace necesario establecer una secuencia en las etapas men­cionadas. Cada etapa emite información a las fases siguientes y recibe de las anteriores datos que le sirven de control. Éstos se trasmiten a lo largo de la estructura formal de la organización y paralelamente mediante la comuni­cación directa entre las etapas. Si es necesario, estas etapas pueden desarro­llarse de manera aislada, dependiendo, por supuesto, de las situaciones que se presenten, de las necesidades de la operadora turística, así como de los cambios que puedan estar ocurriendo en las estructuras del mercado y de la demanda.

Desde un punto de vista práctico, el proceso de producción de un pro­grama ecoturístico se realiza sobre la base de un grupo de productos y servi­cios, que son presentados como una unidad y vendidos a un precio fijo. Por tanto, los productos y servicios ecoturísticos pueden incluir o no, alojamien­to, transporte, excursiones y alimentos, dependiendo del caso.

En cuanto a su operación, los programas ecoturísticos deben ser des­arrollados con una duración específica, que puede variar: a) De unos pocos días a varias semanas, y tener todos los servicios incluidos; b) de un solo día, generalmente cuando son comprados en el destino, o c) vender un solo com­ponente del paquete, el cual podrá ser consumido por sólo unas horas, todo ello para una o más personas que viajan individualmente o para grupos que viajan juntos. (Este último tipo de oferta es comercializado principalmente por las operadoras de atracciones y actividades que prestan servicios espe­cializados, como viajes por botes en aguas bravas o excursiones a caballo, por ejemplo.)

Por su parte, los paquetes "todo incluido" tienen una serie de ventajas para el consumidor: facilitan el viaje a una región desconocida por el turis­ta, pues de antemano se arreglan y se pagan todos los preparativos del tour.

En la figura 3.4 de la página siguiente se muestra de manera esquemá­tica el proceso de producción de programas de viajes ecoturísticos.

Page 64: Ecoturismo

i!'Programa estratégico

yg^cfyctof, i Í | | | | | j | | | | j | | l | | ÍHl

wmm • Definición de estrategias

empresariales

• Definición de estrategias ambientales

• Definición de principios clave para el diseño del producto ecoturístico

¡ilBIBBBIIli^iliililHIBl • Vincular al ecoturismo comercial con

programas locales de conservación

• Apoyar los negocios locales • Proporcionar recursos tangibles para la

conservación • Promover programas de investigación científica • Reparar los daños causados por otros • Incrementar el conocimiento sobre el ambiente • Promover contactos significativos entre viajeros

y comunidades

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nación

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• Determinación de las áreas operativas 1 _ 4-

Determinación de los ecofactores "I Diagramación del recorrido

• Exploración de las áreas operativas

i^ ' Confección del itinerario

• Elaboración del programa ambiental

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• Selección de prestadores de servicios

Precisar los temas Precisar actividades Precisar servicios Precisar problemas ambientales

• Determinación de la capacidad de carga • Determinación de grados de dificultad • Elaboración de directrices ambientales • Elaboración del programa interpretativo

• Selección del personal en contacto 1 — • Coordinación con los custodios

Elaboración de presupuesto del programa 1—» • Redacción del programa de viajes |

Figura 3.4. Proceso de producción de programas de viajes ecoturísticos.

Page 65: Ecoturismo

Toda empresa operadora de turismo, del tipo y di­mensión que sea, necesita abordar su proceso productivo con un enfoque estratégico. Éste debe reunir una serie de re­quisitos para ser eficaz, y exige de sus responsables, una aproximación realista con la situación de la empresa; que su elaboración sea detallada y completa; que incluya y des­arrolle objetivos y políticas empresariales, de producto y ambientales, y que sea práctico y asequible para todo el personal.

EL CUADRO SITUACIONAL

El objetivo de esta primera etapa consiste en exami­nar las diferentes estrategias de mercado que se le ofrecen a la empresa para permitirle alcanzar sus objetivos de cre­cimiento y de rentabilidad. Por tanto, la empresa debe con­formar un cuadro de situación para observar el comporta­miento de los diferentes productos-mercados cubiertos por ella, en función tanto de los atractivos del mercado de re­ferencia, así como de las posiciones mantenidas en cada producto-mercado. En definitiva, el objetivo es definir estra­tegias específicas para cada unidad de actividad estratégica, teniendo en cuenta su posicionamiento diferenciado sobre estos dos aspectos de su escenario comercial. A ese efecto, se tiene que recurrir a la noción de cartera de productos-mercados, la cual favorece un análisis de las actividades de la empresa, y sugiere una gestión selectiva y la mejor asignación posible de los recursos.

Cuando regresé al mundo después de diez años de guerra, diez años de muertes y matanzas, no podía

enfrentarme con la sociedad. Sentí un extraño instinto que me impulsaba a retirarme al África salvaje. Me fui a vivir solo a la sabana. Recuerdo el

primer atardecer en la naturaleza salvaje, viendo el primer Kudu mientras levantaba mi tienda junto al río Pa/uri. El antílope

salía del río, donde había estado bebiendo, oliendo el aire entre él y yo. Echó hacia atrás su bella

cabeza y ¡o miré con un tremendo sentimiento de aliuio. Y pensé:

(Dios mío, he vuelto a casa! (He uuelto al momento en que surgió

la humanidad, cuando todo era mágico y vivo, todo se estremecía

con un magnetismo procedente de la plenitud de quienquiera

que fuese quien ¡o había creado! Pasé allí cuatro semanas enteras

y, gradualmente, gracias a ¡os animales, recuperé mi propio ser

humano.

LAURENS VAN DER POST

63

Page 66: Ecoturismo

6 4 CAP. 4. EL PROGRAMA ESTRATÉGICO

El propósito de identificar las unidades estratégicas de negocios de la empresa es el de asignarles metas de planificación estratégica y los fondos apropiados. En el caso general, el procedimiento por seguir consiste en carac­terizar la posición estratégica de cada actividad respecto a dos dimensiones independientes: el atractivo intrínseco de los segmentos del mercado de re­ferencia donde se ejercen las actividades ecoturísticas, y la fuerza competiti­va de la empresa operadora en cada producto-mercado considerado.

Se han desarrollado diferentes métodos de análisis, tomando formas ma-triciales, en los que se utilizan diversos indicadores para medir las dimensiones de atractivo y de competitividad. Sin embargo, debido a que estos aspectos escapan al alcance del presente trabajo, nos conformaremos con mencionar los métodos de análisis de cartera más utilizados: la matriz crecimiento-cuota de mercado relativa (método desarrollado por la Boston Consulting Group) y la matriz atractivo-competitividad (método atribuido a la General Electric y McKinsey).

DEFINICIÓN DE ESTRATEGIAS Y POLÍTICAS DE PRODUCTO

Esta segunda etapa del programa estratégico trata de establecer, antes que nada, cuál es la estrategia ambiental que la empresa operadora tomará en materia de producción de servicios ecoturísticos, para luego fijar las polí­ticas productivas en función de ella.

Generalmente, las estrategias ambientales consideran dos aspectos:

• El grado de autenticidad del producto. • El nivel de sostenibilidad del producto.

Las políticas productivas, por su parte, consideran los siguientes cinco aspectos:

• La calidad del producto. • El precio del producto. • La compra de insumos para el desarrollo del producto. • La selección de destinos. • La tecnología que se utilizará y el presupuesto. Una vez aclarado esto, el operador receptivo debe realizar las siguien­

tes tareas:

• Precisar los objetivos empresariales, y la misión ambiental del produc­to ecoturístico: especificación de los factores ambientales (de aquí en adelante los ecojactores).

• Analizar el mercado potencial y la competencia para poder definir elementos diferenciadores únicos, así como posibilidades de comple-mentariedad.

Page 67: Ecoturismo

DEFINICIÓN DE ESTRATEGIAS Y POLÍTICAS

• Determinar los requerimientos operativos del producto, de acuerdo con el segmento de viajes que corresponda mediante: a) un registro de los recursos naturales y culturales del destino, y b) un inventa­rio de los servicios y de la infraestructura disponible.

En resumen: esta etapa del programa estratégico implica la realización de un análisis profundo, el cual se inicia con la definición de los objetivos ambientales (ecofactores) que serán implantados para alcanzar la misión am­biental del ecoturismo; continúa con el conocimiento del mercado (compe­tencia y necesidades del cliente), y finaliza con la identificación de las con­diciones y recursos relativos al producto que serán requeridos (atractivos, servicios turísticos e infraestructura).

DEFINICIÓN DE ESTRATEGIAS AMBIENTALES

Una vez definidas las estrategias empresariales, la empresa operadora debe considerar la implantación de estrategias ambientales, las cuales han de basarse en las características del producto turístico que ha sido propuesto para el destino. Estas estrategias ambientales deben permitir, de una mane­ra real y objetiva, alcanzar la verdadera misión que plantea el ecoturismo: la conservación de las áreas naturales visitadas. Para lograr esto, los objetivos ambientales de la empresa pueden alcanzarse poniendo en marcha un no­vedoso concepto, definido como el ecofactor.

Los ecofactores

El aspecto sobre el cual se fundamenta la estructura del proceso produc­tivo del ecoturismo, es el hecho de que la gestión ambiental debe soportarse básicamente en la idea de aplicar una sucesión de preceptos generales co­nocidos como requerimientos para el ecoturismo. En principio, estos requeri­mientos deben implantarse mediante una serie de estrategias que constitui­rán en esencia la operación técnica del ecoturismo (también denominadas procedimientos técnicos operativos). La necesidad de crear un artificio de este tipo debe surgir en las empresas de turismo que trabajan con recursos natu­rales, de la responsabilidad de preguntarse ¿hacia dónde deberían encami­narse? Esto obligará a meditar acerca de la dirección que puede tomar la organización -desde el punto de vista ambiental- en el futuro, y de la posi­ción que desea ocupar en el mercado en relación con aquellos competidores que también dirigen sus esfuerzos hacia los mismos segmentos y nichos de mercado.

Como se sabe, toda organización persigue un objetivo, y para una em­presa turística, éste consiste básicamente en proporcionar ganancias a sus accionistas. Sin embargo, para una empresa que basa sus operaciones en la naturaleza y que pretende autodenominarse como ecoturística, sus propó­sitos no sólo deben resultar más diversos, sino que además deben implicar

Page 68: Ecoturismo

6 6 CAP. 4. EL PROGRAMA ESTRATÉGICO

un mayor grado de compromiso ambiental (por ejemplo: generar una con­tribución económica positiva para con el ambiente). Estos últimos objetivos no se alcanzarán si no se establecen compromisos. Muchos de ellos pueden ser imposiciones externas (como el pago de un impuesto turístico al sistema de parques nacionales para poder operar en ellos), pero las organizaciones pueden optar por poner en marcha algunos otros, como establecer normas de conducta o directrices ambientales para su personal, para sus clientes e incluso para con los grupos sociales, individuos y el ambiente con los que se interactúa. Este marco de compromisos o disposiciones autoimpuestas reci­be el nombre de ecofactores.

El objetivo de la formulación de los ecofactores consiste en establecer principios éticos lo suficientemente amplios como para proporcionar las ba­ses sobre las que puedan formularse, evaluarse e interpretarse reglas más específicas para la implantación de una verdadera estrategia de gestión am­biental, mediante una participación activa del viajero en el proceso produc­tivo ecoturístico. Esto implica que el marco de compromisos o disposiciones operativas vendrá determinado por los valores ambientales de los turistas, los gerentes, los empleados, o cualquiera que ejerza algún grado de influen­cia ambiental dentro de la empresa.

La puesta en práctica de estos principios es esencial, ya que el verdade­ro ecoturismo es aquel que emprende acciones reales y concretas para prote­ger y mantener aquellas áreas naturales que aún no han sido desarrolladas. Es importante reflexionar sobre esto, ya que si no se establecen controles y si no se cuenta con una administración responsable por parte de los empre­sarios del sector turístico y del gobierno, los placeres de los que hoy disfru­tan los turistas desaparecerán antes de que las próximas generaciones estén listas para viajar.

Por otra parte, la manera en que las operadoras de turismo de naturale­za desarrollan sus programas se somete cada día más al escrutinio de la po­blación de turistas. Por esta razón, no siempre será fácil disociar, por un lado, el deseo de comportarse en concordancia con determinados valores y, por el otro, la necesidad de que ese comportamiento ejemplar sea percibido por las otras partes interesadas (los ecoviajeros en este caso). En el momento en que esto ocurra, los principios guía (o ecofactores) y los propósitos empresariales comenzarán a solaparse.

Aunque la aplicación de estos principios no es nada sencilla, todas aque­llas organizaciones turísticas que quieran ser reconocidas como ecoturísticas deberán esforzarse por materializar el gran compromiso que los mismos plan­tean. Para ello es necesario implantar una estrategia que describa los términos en que se alcanzarán los objetivos empresariales, en el marco de las limitacio­nes y restricciones que plantean los ecofactores. Es importante estar conscien­tes de que, aunque esto es, ante todo, una estrategia empresarial, en ella las consideraciones ambientales deberán desempeñar cada día un papel más cru­cial, por tanto, una vez que la empresa operadora haya definido su producto, deberá determinar cuáles objetivos ambientales o ecofactores podrían estar en concordancia con el mismo.

Page 69: Ecoturismo

DEFINICIÓN DE ESTRATEGIAS Y POLÍTICAS

Analicemos ahora los diferentes requerimientos de la fase de definición de principios clave para el diseño del producto ecoturístico.

DEFINICIÓN DE PRINCIPIOS CLAVE PARA EL DISEÑO DEL PRODUCTO ECOTURÍSTICO

1. Requerimientos relativos al mercado turístico: el elemento subjetivo del sistema

La determinación de los perfiles de los futuros usuarios es clave para poder establecer las acciones que se tomarán en el desarrollo de un producto ecoturístico. Cada cliente es diferente de los demás, cada uno tiene valores e intereses diversos, y cada uno posee características físicas y mentales distin­tas. La mayor parte de los criterios para identificar las características clave de los clientes para una operación turística, son los aspectos demográficos (en particular, la edad, el nivel educativo y el origen). Aunque esta informa­ción es útil para poder determinar algunos aspectos (como la participación en ciertas actividades recreativas), son las características psicográficas las que revelan detalles mucho más significativos acerca de las personas, tales como sus motivaciones y expectativas al seleccionar una actividad, o su acti­tud, niveles de interés y entendimiento acerca de algún tópico en particular, entre otros. Desafortunadamente los estudios sobre características psicográ­ficas son raros y de difícil acceso para los operadores receptivos.

Por esta razón, los operadores receptivos de servicios plenos pueden simplemente adoptar los estudios de mercado elaborados por los organismos rectores de la actividad en la zona en donde se opera, o bien elaborar su pro­pio perfil del mercado. Esto último es factible para los operadores mediante el desarrollo y puesta en marcha de un sistema de supervisión e investigación propio, que integre los aspectos psicográficos y vivenciales de los turistas que están siendo recibidos.

Aun cuando la realización de los estudios de mercado es un aspecto que escapa a los alcances de este trabajo, a continuación enlistamos algunos elementos que pueden servir como referencia a los operadores que deseen implantar sus propios sistemas de supervisión, para determinar perfiles psi­cográficos:

• Lo que se oferta en general. • Características de estos productos. • Edades de los participantes. • Nivel socioeconómico. • Nivel de educación. • Identificación de las aficiones de los clientes. • Organizaciones no gubernamentales a las que pertenecen. • Condiciones físicas presentadas para el tipo de actividad. • Tamaño preferido del grupo con el que desean viajar.

Page 70: Ecoturismo

68 CAP. 4. EL PROGRAMA ESTRATÉGICO

• Experiencias que desean obtener: interpretación, discusiones, char­las, observación, etcétera.

• Qué les desagrada. • Capacidades mentales (como nivel de atención, necesidades de apo­

yos visuales -mapas, etc.). • Personal que prefieren: anfitriones locales que presenten una pers­

pectiva local o guías extranjeros.

Como puede inferirse de todo esto, los requerimientos del producto eco-turístico deben estar determinados, entre otros factores, por las motivaciones y necesidades de los futuros visitantes, por su perfil, por el tiempo que per­manecerán en el destino y por la relación producto-precio del gasto turístico que se realizará.

Este aspecto es vital en la elaboración de cualquier producto turístico, ya que el hecho de no conocer al usuario final del producto puede dar por resultado un desperdicio de tiempo y de dinero para el operador turístico. Por tanto, es mucho más sencillo determinar primero cuáles son los requeri­mientos de los posibles consumidores del producto, y luego desarrollar éste en función de las motivaciones y necesidades de dichos consumidores.

2. Requerimientos relativos al producto: los elementos objetivos del sistema

Una vez identificado el perfil del usuario, se conocerá el área en donde se desarrollará el producto (características geográficas y ecológicas, servicios disponibles e infraestructura). La evaluación de las actividades/atractivos, servicios e infraestructura se basará en una serie de requerimientos como los que se señalan a continuación:

a) Requerimientos relativos al atractivo turístico. El desarrollo de los productos ecoturísticos depende, inicialmente, de una estrecha e íntima relación del turismo con los ecosistemas en los que éste se desarrolla. Enten­der este planteamiento es básico, ya que, con el ecoturismo, en lugar de mi­rar los atractivos desde fuera (como se hace en un museo), se busca integrar al visitante con el recurso mediante una participación activa. La interacción turista-recurso proporciona una mayor y mejor apreciación, así como un en­tendimiento y conocimiento recreativo de los sistemas ecológicos que se es­tán desarrollando y que son visitados por los turistas.

Por tal motivo, el inventario ecoturístico debe entenderse y realizarse con base en una descripción ordenada y calificada de los elementos que constituyen las principales atracciones y objetos de interés para los turistas. Los atractivos ecoturísticos de un área en particular pueden ser clasificados, de acuerdo con su propia capacidad para generar atracción, en tres catego­rías básicas:

Page 71: Ecoturismo

DEFINICIÓN DE ESTRATEGIAS Y POLÍTICAS

• Atractivos ecoturísticos focales. Se refieren a elementos que se en­cuentran en el área y que son distintivos del patrimonio natural y cul­tural del destino. Constituyen los rasgos intrínsecos de singularidad que caracterizan a un lugar o región, razón por la que los turistas quie­ren visitarlo. Es el caso del Salto Ángel, en el Parque Nacional Canai-ma, en Venezuela, por ejemplo. Cuando se trata de especies animales o alguna planta en particular, estos atractivos reciben el calificativo de "especies estrella".

• Atractivos ecoturísticos complementarios. Se refieren también a elementos del patrimonio natural y sociocultural que se localizan en un área determinada, pero que carecen del grado de importancia o de singularidad en cuanto a la atracción turística que poseen los atrac­tivos focales. Dicho en otras palabras: por sí solos, estos atractivos no serían capaces de motivar a un turista para desplazarse a dicho lu­gar. Los atractivos complementarios, sin embargo, constituyen moti­vos de interés adicional y de valor agregado para el viajero, por tanto, contribuyen a proporcionar una experiencia turística más integral, de mayor riqueza y diversidad. De alguna manera esto podría inducir al visitante, no sólo a permanecer un mayor tiempo en el destino, sino que también evitaría concentraciones excesivas de los turistas en un mismo lugar y a un mismo tiempo, lo cual alivia las presiones que se pudiesen generar sobre estos lugares.

• Atractivos ecoturísticos de apoyo. Están constituidos por aquellos elementos artificiales (instalaciones y servicios) que, al estar presen­tes en la zona, son capaces de proporcionar diferentes satisfactores al visitante. Entre los atractivos de apoyo pueden incluirse los alojamien­tos ecológicos, los centros de interpretación, los senderos y los mira­dores. La importancia de estos servicios/atractivos radica en que dan sustento y -lógicamente- prestan un servicio, pero nunca deben ser desarrollados para competir con los atractivos focales.

A continuación exponemos algunos de los aspectos relativos al atracti­vo turístico, en sus dimensiones natural y sociocultural, que los operadores ecoturísticos deben tomar en cuenta al momento de realizar inventarios de los atractivos del área operativa.

REQUERIMIENTOS NATURALES:

• Definir el nombre de la excursión. Puede estar inspirado en un atractivo en particular (como una especie "estrella", por ejemplo) o en algún rasgo úni­co o sobresaliente del área de operación.

• Definir los objetivos de la excursión en función del perfil del usuario; esto es, actividades turísticas (observación de aves, por ejemplo) y ambienta­les (implementación de ecofactores) que se desarrollarán.

• Ubicación geográfica y puntos de referencia.

Page 72: Ecoturismo

70 CAP. 4. EL PROGRAMA ESTRATÉGICO

• Determinación de las zonas geográficas y ecológicas con interés turístico; es decir, presencia del atractivo (aves, en este caso).

• Condiciones climáticas y altitudinales de las zonas en las que se desarrolla­rán las actividades.

• Inventario del recurso/atractivo en función de la actividad y de sus carac­terísticas ecológicas (listas de aves, para nuestro ejemplo).

• Estatus legal del área (parque nacional o reserva privada, por ejemplo). • Políticas ambientales en relación con el área (política de recreación y turis­

mo dentro de parques nacionales, por ejemplo).

En Latinoamérica este último aspecto es crucial, ya que, a lo largo de los años, en el continente se ha podido establecer y consolidar un Sistema de Parques Nacionales y Monumentos Naturales, muchos de los cuales son actualmente destinos turísticos principales. Tal es el caso del Parque Nacio­nal Monteverde, en Costa Rica y el Parque Nacional Canaima, en Venezue­la; así como también de la Reserva de Maroa, en Bolivia y de los Parques Nacionales Huascaran, en Perú y Torres de Paine, en Argentina.

REQUERIMIENTOS SOCIOCULTURALES:

• Aspectos de la economía de la población local: fuentes de ingreso, nego­cios, utilización económica de los recursos naturales sobre los que se basa el producto turístico.

• Aspectos socioculturales de la población local: organización social, folklor, etcétera.

• Posibilidades de integración de la comunidad local al desarrollo del pro­ducto.

Este último aspecto es de suma importancia, ya que dentro de los com­ponentes generales del producto ecoturístico debe considerarse a la comu­nidad receptora local como elemento principal que se integrará en la pres­tación del servicio y en la distribución de los beneficios derivados de dicha actividad (Bacci, 1997). Si la comunidad local no participa de los beneficios económicos (derivados de la conservación de las áreas naturales y generados por actividades tales como el ecoturismo), difícilmente podrá convertirse en protectora de dichas áreas.

b) Requerimientos relativos a los servicios turísticos. Los servicios turísticos, como se sabe, cumplen un papel muy importante en la producción de un programa turístico al satisfacer necesidades y permitir la permanencia del viajero en el lugar de destino. Los más importantes son:

• Transportación (medios de locomoción). • Alimentación y lugares de descanso (localización de paradores turís­

ticos, lugares para comer y abastecerse). • Alojamiento (localización, tipos y categorías).

Page 73: Ecoturismo

DEFINICIÓN DE ESTRATEGIAS Y POLÍTICAS

Para el desarrollo del ecoturismo, estos servicios requieren ciertos atribu­tos especiales que le permitan al operador de productos basados en la natu­raleza alcanzar los objetivos, tanto turísticos como ambientales, propuestos.

TRANSPORTACIÓN. En ecoturismo, los medios de transporte suponen no so­lamente una manera de desplazarse, sino que también constituyen parte del atractivo. Promover sistemas de transporte no contaminantes y poco agre­sivos con el entorno, debe ser una de las premisas ambientales básicas del ecoturismo. Quizá la manera más sencilla de desplazarse es descubrir luga­res a pie, practicando para ello una modalidad de turismo denominada sen-derismo (trekking en inglés). Excursiones en bicicletas de montaña, a caballo o en botes de remos o en vela, suponen también formas ideales de transpor­te ecoturístico.

No obstante, cuando los segmentos de mercado lo exigen, debe recurrir-se a los sistemas de transporte tradicionales. Sin embargo, éstos deben cum­plir una serie de requisitos importantes para poder ser operados de una ma­nera eficiente. Veamos algunos de ellos:

• Cada turista debe tener un asiento individual en el vehículo. Cuando se trabaja con observadores de vida silvestre (observadores de aves, por ejemplo), es conveniente disponer de dos asientos para cada pa­sajero, ya que usualmente este tipo de pasajero lleva consigo una gran cantidad de equipos para la observación, como binoculares, cámaras fotográficas, telescopios, guías de campo, así como cuadernos de no­tas, en donde registran por escrito las observaciones practicadas en cada jornada.

• Cada pasajero debe tener acceso a una ventana que pueda abrirse para tomar fotografías. En algunos lugares (como en los llanos) se acos­tumbra utilizar vehículos abiertos, los cuales permiten una mayor li­bertad de movimiento y una mejor vista de los lugares y de la vida sil­vestre. (Estos vehículos deben poder cerrarse en caso de mal tiempo.)

Cuando las excursiones se desarrollan en medios acuáticos, como ríos, lagos o lagunas, los botes que se utilicen para transportar a los turistas deben reunir una serie de características como las que a continuación se enuncian:

• Condiciones mínimas de seguridad, así como el equipo necesario (cha­lecos salvavidas, compartimiento de carga, etc.).

• Para observaciones de fauna se recomiendan botes de fondo plano que, además de ser más estables, son útiles para navegar en aguas so­meras.

• Los motores deben ser utilizados lo menos posible para evitar que la fauna silvestre del lugar se ahuyente con el ruido, y para minimizar los impactos negativos en los cuerpos de agua en donde se desarro­llan las actividades turísticas. Un motor eléctrico auxiliar resulta ex­celente para estos propósitos.

Page 74: Ecoturismo

72 CAP. 4. EL PROGRAMA ESTRATÉGICO

AUMENTACIÓN. La comida es también un elemento clave dentro de cual­quier experiencia ecoturística. Se debe elegir establecimientos que tengan una selección muy variada de la comida local, combinada con algunos po­cos elementos de la cocina internacional para aquellos clientes difíciles. Los desayunos deben servirse muy temprano en la mañana, de manera que los turistas puedan partir con rapidez a realizar sus actividades turísticas, como observación de flora o fauna silvestre, caminatas por senderos interpretati­vos, etcétera.

Un aspecto que deben tener presente los operadores del turismo basa­do en la naturaleza es que, tanto las primeras horas del día como las últimas de la tarde, son las de mayor actividad para la vida silvestre; por tanto, son también las mejores para los turistas, ya sea para realizar observaciones o para tomar fotografías. Por este motivo, si se sale tarde lo más probable es que se pierda parte de lo mejor del espectáculo de la naturaleza.

Cuando las actividades turísticas implican acampar, es mejor comprar la mayor cantidad posible de alimento fresco en la localidad. Esto trae con­sigo un doble beneficio; por un lado, al adquirir mercancía se beneficia a la economía de la comunidad local y, por el otro, cuando se parte de los luga­res de campamento, los desechos pueden disponerse mejor para dejar el lu­gar tan limpio como estaba.

ALOJAMIENTO. El alojamiento es un tema de estudio que, por su comple­jidad, requeriría un tratamiento especial, no obstante, aquí solamente esbo­zaremos algunas ideas al respecto.

Muchas investigaciones apuntan hacia la idea de que los ecoturistas son menos exigentes, en términos de alojamiento, que los viajeros que consumen productos turísticos masivos convencionales, por tanto, no requieren estable­cimientos muy lujosos. Esto, sin embargo, no significa que deban sacrificar­se aquellos aspectos relacionados con la comodidad, necesarios para poder alcanzar la satisfacción turística.

Algunos de los aspectos que debe considerar un operador al momento de seleccionar un alojamiento para el desarrollo y estructuración de un pro­ducto ecoturístico, son los siguientes:

• En cuanto a las características arquitectónicas y estéticas de los esta­blecimientos, la mayor parte de los viajeros de naturaleza prefieren alojamientos pequeños, como campamentos o posadas, que puedan acomodar quizá a un par de grupos de ecoturistas.

• Respecto a la localización y ubicación de los establecimientos, los ecoturistas normalmente prefieren alojamientos dentro o cerca de las áreas naturales que se utilizan con fines ecoturísticos, y que éstas, ade­más, tengan a su alrededor áreas que atraigan la vida silvestre.

• Las habitaciones pueden ser sencillas pero limpias. Su capacidad debe estar concebida con base en las estrategias de mercado propuestas; es decir, el manejo de grupos pequeños, que no deben rebasar los 15 individuos, incluidos los guías y los conductores.

• La atmósfera de las habitaciones es un aspecto que también debe to-

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DEFINICIÓN DE ESTRATEGIAS Y POLÍTICAS

marse en cuenta; si no es la adecuada puede estropear el ambiente de los viajeros cuando regresen de sus excursiones en la naturaleza. Las habitaciones deben ser tranquilas y silenciosas durante las noches, ya que la mayoría de los turistas regresan cansados después de una jornada completa en el campo; por esta razón, muchos de ellos pre­fieren irse a descansar temprano.

El alojamiento dentro de áreas naturales normalmente contribuye a for­mar parte de la experiencia ecoturística; por tanto, las condiciones de rusti­cidad que en muchos casos están presentes, no constituyen un obstáculo, sino que, por el contrario, integran un elemento más que forma parte del atractivo.

Por ello, al operar excursiones ecoturísticas, y siempre que sea posible, debe tratarse de seleccionar alojamientos con características como las descri­tas anteriormente, alojamientos que tengan carácter y que de preferencia sean operados localmente, no sólo porque hacen más interesante el tour, sino por­que también es más beneficioso para la economía de la comunidad local.

c) Requerimientos relativos a la infraestructura turística. Por sus características intrínsecas, el desarrollo de un producto turístico basado en la naturaleza requiere dirigir una cuidadosa atención en aquellos bienes y servicios de soporte que es necesario considerar durante la fase de planea-ción, para garantizar el éxito de la operación. Algunos de los elementos que deben ser conocidos son los siguientes:

• Ubicación específica del área operativa dentro del marco nacional y regional.

• Localización y estado de las vías de acceso al área de operación: es­tado de las carreteras, red vial interior transitable o no, auxilio vial y zonas de estacionamientos, entre otros.

• Localización de núcleos urbanos dentro del área natural, así como de los principales focos de atracción en los centros urbanos.

• Localización de los servicios médicos existentes: centros de salud cer­canos al lugar de la excursión (es necesario conocer sus distancias relativas).

• Localización de estaciones de servicio: disponibilidad de combusti­ble en la zona.

• Localización y disponibilidad de servicios de comunicaciones: correo, teléfonos, radio, etcétera.

• Localización y disponibilidad de sistemas de energía eléctrica. • Localización y disponibilidad de servicio de transporte local: autobu­

ses, líneas de aviones, etcétera. • Servicios de seguridad del área: puestos de vigilancia policial, pues­

tos de guardaparques, etcétera. • Localización y estado de los servicios sanitarios del lugar: sanitarios

públicos. • Condiciones sanitarias del área de operación: existencia o no de epi­

demias, plagas, etcétera.

Page 76: Ecoturismo

7 4 CAP. 4. EL PROGRAMA ESTRATÉGICO

• Localización de zonas para acampar y áreas recreativas: campos de­portivos, áreas de picnic, etcétera.

• Información sobre las actividades interpretativas existentes: centros de visitantes, museos de historia natural, colecciones científicas, et­cétera.

• Información sobre los lugares de venta: artesanías populares, publica­ciones y prensa, artículos fotográficos, artículos deportivos, etcétera.

• Información sobre la normativa y regulaciones: de los atractivos turís­ticos y recreativos del espacio natural, y de preservación de las áreas naturales o culturales.

Cuando se carece de algunos de estos servicios, o se encuentran muy alejados de los lugares de operación, debe contarse con los equipos necesa­rios para afrontar cualquier dificultad. Asimismo, es importante desarrollar planes de contingencia que le permitan al operador poder solventar cualquier situación imprevista que pueda presentarse durante el desarrollo del tour.

PRINCIPIOS CLAVE EN EL DISEÑO DE UN PROGRAMA ECOTURÍSTICO

Antes de pasar a la etapa de programación del producto ecoturístico, se hace necesario revisar, aunque sea brevemente, algunos de los principios clave del mercadeo para la producción de programas ecoturísticos:

• En primer lugar, debe realizarse una planificación cuidadosa y con suficiente tiempo de anticipación (un producto ecoturístico debería prepararse por lo menos un año antes de su fecha de operación), de tal manera que se asegure que no se dejan aspectos sin solucionar. Cuando se trabaja con una materia prima sumamente frágil, como ocurre en ecoturismo, es necesario hacerlo bien desde el principio, de lo contrario se corre el riesgo de destruir tanto el atractivo en un lapso relativamente corto, como el producto y toda la operación turística.

• Deben incluirse generadores de demanda o razones para comprar el producto, como la presencia de especies de fauna interesantes (tam­bién denominadas especies "estrella"), medios originales de observa­ción de la fauna, observaciones garantizadas, características natura­les únicas, gran belleza paisajística, un gran interés cultural, etcétera.

• Asegurar que el paquete está completo: alojamiento, transfers en el aeropuerto y material de información, entre otros.

• Asegurar que cada uno de los componentes del producto es consisten­te en calidad y sostenibilidad, y que, a su vez, es compatible con el mercado objetivo.

• Los precios deben ser competitivos en el ámbito internacional, ofre­ciendo calidad por valor.

• Poner particular atención a los detalles, especialmente en la coordina-

Page 77: Ecoturismo

DEFINICIÓN DE ESTRATEGIAS Y POLÍTICAS 75

ción de los servicios/productos, tales como tiempos, necesidades es­peciales, confirmación de reservaciones, etcétera.

• Debe mantenerse informados a los clientes sobre aspectos como el clima, requerimientos de visas y costos adicionales no incluidos en el precio del paquete (como las propinas, por ejemplo).

• Debe estarse seguro de que el producto es competitivo, sin dejar de ser rentable.

Con estos principios clave en mente, el operador receptivo de servicios plenos puede ahora dar inicio a la fase de programación para la producción definitiva de un programa ecoturístico.

Page 78: Ecoturismo
Page 79: Ecoturismo

ETAPAS DEL PROGRAMA PREOPERATIVO

En esta fase del proceso metodológico de producción de programas ecoturísticos, básicamente encontramos dos etapas:

a) La programación del producto ecoturístico. b) La estructuración del producto ecoturístico.

La programación recibe datos recabados en las etapas o fases de evaluación del programa operativo y envía da­tos a las etapas de definición de estrategias y políticas de producción, así como de elaboración del análisis situacio-nal de la cartera de productos de la empresa.

Los insumos básicos para las etapas del programa preoperativo provienen de la información sobre los pro­ductos, la competencia, los clientes, las líneas de acción, la calidad y sostenibilidad de los productos ofertados, los re­sultados de los procesos de entrega de los programas ope­rativos como cumplimiento real de las expectativas de los consumidores y los conflictos del itinerario.

Como producto se genera información acerca de las áreas operativas, de los itinerarios propuestos, de las te­máticas seleccionadas durante el proceso productivo para ser desarrolladas durante las excursiones, el presupuesto y el personal involucrado.

En resumen, el objetivo del esquema metodológico que aquí se propone es avanzar de manera secuencial al orde­nar las actividades necesarias e imprescindibles para reali­zar la programación.

...la selva parecía el lecho de un extraño océano, un enorme cuerpo de agua atrapado en la forma de

las plantas. Era una mujer que inspiraba temor con un millón

de caras, no todas cordiales, no todas hostiles, no todas amables,

sino que cada una de las caras era una especie distinta, una

forma viviente, y la jungla salvaje brillaba en cada una de ellas...

MARTÍN PRECHTEL

Los secretos del jaguar

77

Page 80: Ecoturismo

78 CAP. 5. EL PROGRAMA PREOPERATIVO

La etapa de programación se inicia con la determinación del objetivo del programa, el cual depende a su vez de la temática del tour (naturaleza, cultura, aventura, etc.). La fase siguiente consiste en determinar las áreas operativas en donde se desarrollarán las actividades ecoturísticas de acuer­do con la temática del programa de viajes.

La etapa siguiente comienza con la unión, sobre el mapa, de las áreas operativas que forman el esqueleto sobre el cual puede diagramarse el re­corrido (eje del programa que posteriormente permitirá confeccionar el iti­nerario). Ahora bien, cuando se elabora un programa de viajes por primera vez, o cuando se comercializa un programa ya elaborado pero que no se ha operado en mucho tiempo, es necesario verificar in situ la calidad de las áreas de operación. Para ello se realiza una exploración de dichas áreas, que tiene como objetivos, entre otros, precisar los temas ambientales y la posibilidad de realizar actividades acordes con el ambiente, precisar la existencia de servi­cios, e identificar posibles problemas ambientales.

Una vez realizada la exploración y confirmada la calidad de las áreas operativas, se puede comenzar a confeccionar el itinerario. Éste consiste en organizar cronológicamente todas las actividades que incluirán en el progra­ma de viajes, en un plan que especifica con detalle todas las acciones y los tiempos para la ejecución del programa.

En la siguiente fase se realiza una serie de actividades orientadas a garan­tizar, unas, la sostenibilidad del recurso, y otras, la satisfacción del turista. Es­tas actividades conforman lo que se conoce como programa ambiental, y son:

• Determinación de la capacidad de carga operativa. • Determinación de la dificultad del tour. • Elaboración del programa de interpretación. • Redacción de las directrices ambientales.

A la etapa de programación le sigue la etapa de estructuración del pro­ducto ecoturístico, la cual consiste en organizar la prestación, a partir del iti­nerario, de los servicios incluidos; aquí se seleccionan los prestadores o pro­veedores de servicios.

En esta última etapa se definen el tipo y la cantidad de las prestaciones y servicios que el pasajero consumirá durante su viaje.

Por último, la redacción del programa de viajes se convierte en el pro­ducto final, listo para su operación a través de la fase de entrega del progra­ma operativo.

PASOS DE LA PROGRAMACIÓN Y ESTRUCTURACIÓN DEL PRODUCTO ECOTURÍSTICO

Cada etapa implica una determinada cantidad y tipo de actividades. En la etapa de programación, el primer paso es la determinación del objetivo del programa, que incluye:

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PASOS DE LA PROGRAMACIÓN Y ESTRUCTURACIÓN

1. Determinación de la temática.

2. Determinación de las áreas operativas.

El segundo paso es la diagramación del recorrido, e involucra:

3. Definición de las características formales o estructura del programa. 4. Exploración de las áreas operativas. 5. Confección del itinerario. 6. Elaboración del programa ambiental. El tercer paso es el diseño del programa ambiental del producto; con­

siste en:

7. Determinación de la capacidad de carga operativa. 8. Determinación del grado de dificultad del tour. 9. Elaboración del programa de interpretación.

10. Redacción de directrices ambientales.

En la etapa de estructuración y cotización, el cuarto paso engloba:

1. Selección de los prestadores de servicios. 2. Selección del personal de contacto. 3. Elaboración del presupuesto del programa.

El resultado de la estructuración de estas dos etapas del programa pre­operativo es la confección del servicio-producto, cuya expresión física no es más que el material publicitario elaborado por las operadoras turísticas.

El quinto y último paso del proceso consiste, entonces, en:

4. Redacción del programa resultado o material publicitario.

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Page 83: Ecoturismo

LA PROGRAMACIÓN DEL PRODUCTO ECOTURÍSTICO

Si se define al programa turístico como el conjunto de elementos ordenados coherentemente que determinan las condiciones a las que está sujeto un viaje, la programa­ción será entonces el proceso mediante el cual se estable­cen los criterios que se van a seguir en su ordenamiento, para articular de manera armónica los recursos inherentes al desarrollo del producto turístico que se encuentran dis­ponibles en el área de operación, para dar respuesta tanto a las necesidades como a las expectativas y motivaciones del visitante de acuerdo con las estrategias empresariales, ambientales y turísticas, previamente establecidas por la empresa (Chan, 1994).

La programación crea entonces la estructura del viaje y posibilita el seguimiento de las tareas que componen cada etapa, convirtiéndose de esta manera en una herramienta de control para el logro de los objetivos planteados en el pro­grama estratégico.

Así, la programación tiene como objetivos:

• Coordinar las prestaciones de los servicios inclui­dos en el programa de viajes.

• Controlar la eficiencia de dichas prestaciones. • Proyectar tanto las actividades turísticas como las

ambientales incorporadas en el programa de viajes. • Controlar la eficiencia y efectividad de dichas ac­

tividades.

Cuando tengas que elegir entre dos caminos, pregúntate cuál de ellos tiene corazón. Quien elige el

camino del corazón no se equivoca nunca.

POPOLVUH

81

Page 84: Ecoturismo

8 2 CAP. 6. PROGRAMACIÓN DEL PRODUCTO ECOTURÍSTICO

• Ordenar los elementos que componen el viaje; es decir, las prestacio­nes de servicios y las actividades que puede realizar el visitante du­rante el desarrollo del programa.

• Organizar las actividades del visitante durante el desarrollo del pro­grama.

• Asignar recursos y establecer el precio del programa.

Es muy importante considerar el carácter integral que debe tener todo manejo de experiencias en ecoturismo; constituir una parte fundamental de las acciones que los operadores receptivos tienen que enfatizar cuando tra­bajan con este segmento del mercado.

La producción de programas turísticos que serán desarrollados en áreas de gran valor escénico y de alta fragilidad ecológica requiere que se tomen en cuenta, tanto la naturaleza del área que se va a operar como las activida­des que se desean desarrollar en ella, para hacerlas compatibles. Es decir, se trata de considerar la dualidad actividades turísticas-medio natural, de tal forma que se utilice este último de la manera más provechosa (para el opera­dor, para el visitante y para el ambiente mismo), sin producir su deterioro.

La práctica de este principio requiere fundamentalmente de una serie de acciones por parte del operador turístico; en primer lugar, el estudio deta­llado del medio físico de las áreas operativas potenciales, de manera que se conozcan con la mayor precisión posible todos los rasgos que la constituyen (geológicos, climáticos, biológicos, humanos, etc.), y la dinámica a que está sometida, así como también el conjunto de procesos que actúan sobre ella. Ese conocimiento de la realidad objetiva de lo que se va a utilizar es una pre­misa imprescindible para que la utilización ecoturística sea la más adecuada.

En segundo lugar, es necesario precisar con detalle la naturaleza de las actividades ecoturísticas que se pretendan desarrollar, las condiciones que se consideran idóneas para su desenvolvimiento y los efectos o impactos que pueden producirse en el medio como resultado de la operación de tales actividades.

En síntesis, tiene que considerarse, por un lado la "oferta" ambiental con que se cuenta, representada por el territorio que ha de utilizarse, con sus re­cursos y limitaciones y, por el otro, la "demanda" que sobre ese lugar se plan­tea en forma de actividades que han de desarrollarse en él. La consideración de la dualidad actividades turísticas-medio natural no es otra cosa más que la adecuación entre demanda y oferta.

Una vez que la demanda y sus requerimientos operativos se han deter­minado, deben establecerse los criterios y sistemas de valoración que permi­tan compatibilizar la demanda con la oferta ambiental que se tiene, de tal ma­nera que el resultado final será la definición de una serie de áreas operativas ideales, de acuerdo con tales criterios. Una consecuencia de esta definición de usos óptima para cada área operativa será el establecimiento de una se­rie de limitaciones y medidas de protección para el área operativa total o par­te de ella y para algunas de las actividades. De acuerdo con esto se determi­nará, entre otros, la capacidad de carga operativa, y se redactarán las direc-

Page 85: Ecoturismo

PROGRAMACIÓN DEL PRODUCTO ECOTURÍSTICO

trices ecoturísticas que serán puestas en práctica a lo largo del proceso de en­trega del producto.

En este marco de ideas, es necesario aclarar que existe una gran varie­dad de "tipos de servicio" que pueden prestar los operadores receptivos de servicios plenos. Por tanto, un programa ecoturístico puede estar organizado en una diversidad de paquetes diseñados tanto para individuos como para grupos específicos, o corresponder a áreas que operan de forma conjunta a manera de multidestinos, como es el caso de los Andes, Llanos y Amazonas, el cual se basa en la imagen de actividades del turismo especializado como experiencias naturalistas, culturales y temáticas, entre otras.

Paquete turístico es el conjunto de servicios prestados con base en un itinerario organizado previamente, el cual es adquirido en forma de bloque a precio único global (Chan, 1994).

En el momento de la operación, cada programa ecoturístico involucra diferentes servicios intermedios o de base, tales como:

• Alojamientos ecológicos con carácter. • Transportes adecuados al tipo de actividad naturalista operada. • Gastronomía, de preferencia local. • Actividades ecoturísticas, tales como observación de flora y fauna,

entre otras. • Servicios especializados de guías que incorporen técnicas de interpre­

tación ambiental.

Estos servicios pueden o no pertenecer al operador receptivo de servi­cios plenos y se distribuyen de manera que el usuario disfrute su consumo y sus experiencias de viaje. En el turismo, en general, no sólo debe garantizar­se el consumo en tiempo y forma de todos y cada uno de los servicios inclui­dos en el programa de viajes, sino que, además debe lograrse que el cliente disfrute cada una de esas prestaciones.

Si se trata de un programa de estructura simple o compleja, los servi­cios serán prestados en forma simultánea o cronológica, y la combinación de prestaciones variará en número y tipo. Por tanto, antes de seguir avanzando es conveniente definir cada una de las diferentes modalidades de programas turísticos que pueden comercializarse en forma de paquetes por un operador receptivo de servicios plenos en ecoturismo.

Los paquetes están constituidos por un conjunto de servicios que inclu­yen alojamiento y una combinación de elementos como traslados, comidas, excursiones locales, etc. Pueden o no incluir el transporte de aproximación al destino, el cual se vende a precio global.

CLASIFICACIÓN DE LOS PAQUETES ECOTURÍSTICOS

De acuerdo con Chan (1994), toda clasificación de paquetes ecoturís­ticos debe, en principio, atender a una serie de variables significativas en el

Page 86: Ecoturismo

84 CAP. 6. PROGRAMACIÓN DEL PRODUCTO ECOTURÍSTICO

momento de su elaboración que, tal como se ilustra en la figura 6.1, son las siguientes:

• La organización de la prestación. • La modalidad del viaje. • La duración del programa de viajes. • Las áreas operativas recorridas. • La temática introducida. • La forma de operación. • Los usuarios del producto.

En principio pueden distinguirse dos grandes tipos de programas eco-turísticos: los programas regionales o tours (circuitos) y los programas loca­les o excursiones ecoturísticas.

Los programas regionales o tours son los viajes diseñados para uno o más atractivos turísticos de uno o más clusters o destinos turísticos combina­dos, en él se integran varios servicios: transporte, alojamiento, guías, etc., y se realiza de acuerdo con un itinerario planificado y un diseño circular siem­pre que sea posible; es decir, viaja por una ruta hacia el destino y regresa al punto de partida por otra distinta. La duración de estos viajes normalmente supera los cinco días y su característica fundamental es el uso de vehículos (autobús, camionetas tipo van, etc.) como medio de transporte. Sin embargo, el uso del vehículo puede combinarse con otros transportes como el avión. Cuando esto ocurre, se habla de circuitos aeroterrestres.

Por su

m m Programas

estándar para grupos o individuos

Programas especiales

para grupos o individuos

Programa local

Programa regional

Programa local

Programa regional

Local I

Regional I

General 1

Itinerante

Específica 1

General 1

Estancia

Específica 1

Regular |

Grupo 1

Figura 6.1. Variables de clasificación de paquetes ecoturísticos.

Page 87: Ecoturismo

PROGRAMACIÓN DEL PRODUCTO ECOTURÍSTICO

En general, en un circuito pueden combinarse los itinerarios de dos o más excursiones. En cuanto a su extensión territorial, no existen límites y su duración se mide por la cantidad de noches que efectivamente se pasan en establecimientos de alojamiento, con una pernoctación rriínima de una noche.

Los programas locales conocidos popularmente como excursiones inclu­yen servicios como transporte, guías, comidas, etc. Se diseñan para realizar actividades que permitan interactuar con los atractivos puntuales del cluster turístico que se encuentran situados en las cercanías del centro receptor. En el ambiente del turismo convencional, intemacionalmente se denomina ex­cursión a cualquier viaje o programa cuya duración no exceda las 24 horas, contando tanto la ida como el regreso al punto de partida y en cuyo trayecto se visiten los atractivos del lugar, sin que existan limitaciones en la cantidad y tipos de servicios prestados (OMT).

En la práctica, el elemento que define esta modalidad es la pernocta­ción. El visitante parte de un centro en el cual se aloja para realizar alguna actividad de naturaleza o visitar algún atractivo cercano al primero, por un lapso que no superará las 24 horas. Por tanto, la duración de estos progra­mas oscila normalmente entre medio día y un día entero, de acuerdo con las características del cluster turístico y la variedad de sus atractivos, lo cual en­trañará la realización de diversas excursiones en caso de que se incluyan va­rias áreas o localidades naturales que se van a visitar, lo que implicaría, lógi­camente, una duración en el cluster visitado de uno, dos o más días.

El área de acción para el diseño de programas locales se determina tra­zando un radio de influencia a partir del centro de operaciones urbano, con una longitud equivalente a la distancia que se puede recorrer por las carre­teras existentes en un lapso no mayor de dos horas en un viaje de ida.

Estos programas son generalmente elaborados por los operadores re­ceptivos de servicios plenos del cluster turístico en cuestión y están dirigidos a operadoras ubicadas en el mercado emisor.

De acuerdo con el territorio recorrido dentro del cluster turístico, los programas ecoturísticos pueden ser locales o regionales. Los programas lo­cales son aquellos que se realizan dentro o en el área de influencia del cen­tro receptor del cluster turístico, mientras que los regionales son programas cuyos circuitos abarcan el área geográfica inmediata al centro turístico del cluster en cuestión (Chan, 1994).

COMPONENTES DE LA ETAPA DE PROGRAMACIÓN DEL PRODUCTO ECOTURÍSTICO

Dentro de esta etapa del proceso de estructuración de un producto eco-turístico integrado, el diseño de los programas de viaje está determinado por las siguientes fases:

1. Determinación de objetivos. 2. Determinación de las áreas operativas que serán utilizadas duran­

te el desarrollo del producto.

Page 88: Ecoturismo

8 6 CAP. 6. PROGRAMACIÓN DEL PRODUCTO ECOTURÍSTICO

3. Diagramación del recorrido que se va a seguir. 4. Exploración o scouting de las áreas operativas. 5. Confección del itinerario. 6. Elaboración del programa ambiental. 7. Determinación de la capacidad de carga operativa. 8. Determinación de los grados de dificultad del tour, así como de las

diferentes excursiones que lo integran. 9. Elaboración de las directrices ambientales.

10. Elaboración del programa interpretativo.

MÉTODO PARA LA ELABORACIÓN DE PROGRAMAS ECOTURÍSTICOS

La primera etapa del programa preoperativo consiste en articular aque­llos recursos inherentes al desarrollo del producto ecoturístico (atractivos-servicios) que se encuentran disponibles en las áreas de operación, y busca responder de manera coherente a las necesidades y motivaciones del turista en concordancia con los objetivos ambientales, turísticos y empresariales, previamente establecidos por la empresa.

Tal como se vio en el capítulo 5, el procedimiento para su elaboración consta de seis etapas clave: en la primera se fija el objetivo del programa, posteriormente, siguen las etapas de diagramación del recorrido, de determi­nación y exploración de las áreas operativas. Se continúa con la confección del itinerario y se finaliza con la elaboración del plan operativo. En este capí­tulo se analizarán las tareas inherentes a cada una de las etapas descritas.

DETERMINACIÓN DEL OBJETIVO

El objetivo de un programa indica su orientación y lo condiciona en su temática y estructura o características formales. Para la determinación del ob­jetivo de programas receptivos de viajes, se recurre a la información de la eta­pa anterior del proceso de producción de programas de viajes. Sin embargo, cuando el programa que se va a confeccionar es solicitado por un cliente en forma individual, el objetivo se determina teniendo en cuenta la siguiente información:

• Motivación del viaje. • Zona que se va a visitar, atractivos y actividades solicitados. • Tipo, nivel y calidad de los servicios. • Duración máxima y mínima del viaje. • Fecha propuesta por el pasajero. • Nivel de precio.

Al conocer las motivaciones y expectativas de viaje de los clientes puede determinarse la temática del programa de viajes, la cual puede ser general

Page 89: Ecoturismo

MÉTODO PARA LA ELABORACIÓN DE PROGRAMAS 8 7

(por ejemplo, el trekking) o específica (por ejemplo, la observación de aves). Una vez identificado el tema se determinarán las características forma­

les del programa al responder las preguntas clave que cualquier operador receptivo se formula al comenzar todo proceso de producción. Las respues­tas a estos interrogantes, conforman la estructura o eje del programa turís­tico, y son:

1. Duración estimada. Pocas veces se trabaja con una duración fija, sino que por el contrario delimitan los mínimos y los máximos posibles para cada tipo de programa de viajes.

2. Zona o región que se va a recorrer. 3. Actividades que han de desarrollarse y que constituyen el eje central

del programa. 4. Modalidad y categoría de alojamiento aspirado por los clientes. 5. Régimen de pensión: completa, media, sin pensión, con o sin desayu­

no, etcétera. 6. Tipo de transporte requerido para el desarrollo del programa. 7. Cantidad de excursiones que componen el programa. Tiempo pro­

medio de cada una de las excursiones. 8. Grupo base de pasajeros, establecido como mínimo, con el que se

puede operar el programa.

DEFINICIÓN DE LAS ÁREAS OPERATIVAS

Una vez identificados los requerimientos relativos al desarrollo del pro­grama receptivo, basados (como ya se sabe) en las motivaciones de los usua­rios y en la solicitud de un programa de viajes realizado por los operadores turísticos ubicados en el origen y con quienes se tiene una relación comer­cial, debe definirse el área en donde se desarrollará el producto, así como su geografía y ecología, servicios disponibles e infraestructura.

Una primera aproximación al área, sobre la que se pretende trabajar, la constituye el material cartográfico disponible u otra publicación existente sobre la región que pueda ser adquirida. Sobre el mapa se puede predetermi­nar las áreas de operación y considerar algunos aspectos como:

• Regiones de interés geográfico. • Regiones de interés ecológico. • Rutas de acceso a dichas regiones. • Principales poblaciones ubicadas en el área. • Servicios existentes a lo largo de la ruta. • Infraestructura.

En lo que se refiere a las regiones, se trata de la identificación de unida­des ambientales homogéneas. Estas unidades son porciones del territorio por donde discurrirán los recorridos turísticos cuyos caracteres en conjunto son

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8 8 CAP. 6. PROGRAMACIÓN DEL PRODUCTO ECOTURÍSTICO

uniformes en todos sus puntos y en lo que se refiere a todos los elementos componentes del medio.

Estas unidades ambientales homogéneas están ocupadas a su vez por una diversidad de organismos vivos (aves, por ejemplo), muchas veces úni­cos del lugar. Esto se debe a la necesidad que tienen los seres vivos, que se es­tablecen en un determinado lugar, de adaptarse a las condiciones físicas y químicas allí reinantes. Esta realidad ecológica no sólo proporciona al opera­dor turístico oportunidades de realizar una mayor cantidad de observaciones de la vida silvestre, sino que también enriquece las experiencias de los viaje­ros, al ponerlos en contacto con diversos paisajes y con interpretaciones eco­lógicas distintas entre sí.

Ahora bien, la planificación y el diseño de cualquier itinerario ecoturís­tico examinado desde una perspectiva ecológica debe tomar como prime­ra consideración el paisaje con vegetación, esto a su vez le permitirá al ope­rador comparar estos paisajes, distantes entre sí, entre las diferentes áreas operativas.

La identificación y caracterización de los rasgos del medio físico se reali­za en este caso al consultar mapas ecológicos y de vegetación. Con esta infor­mación en mano, el operador turístico trazará sobre un mapa de carreteras un posible recorrido que habrá de seguirse que incorpore la mayor diversi­dad posible de unidades ambientales homogéneas. Una vez identificadas las potenciales áreas operativas, se realizará una selección preliminar mediante el uso de indicadores de potencialidad, tales como: cercanía de las áreas a los centros de recepción, posibilidades de combinar diferentes tipos de trans­porte, condiciones de accesibilidad existentes y presencia de atractivos, en­tre otros. Estos indicadores pueden formularse a través de un modelo de ma­triz como el que se presenta en el cuadro 6.1.

Cuadro 6 .1 . Matriz de potencialidad para la selección de destinos ecoturísticos.

^BHH^»M 1. Cercanía del área con aeropuertos o centros urbanos importantes. 2. Características del trayecto hacia el área. 3. Posibilidades de desarrollo de actividades del turismo de naturaleza. 4. Presencia de atractivos desde el punto de vista faunístico. 5. Características de la observación de la fauna. 6. Características de interés ofrecidas por la zona. 7. Interés de la zona desde el punto de vista cultural. 8. Características intrínsecas de la zona. 9. Potencialidad escénica de los alrededores de la zona.

10. Potencial para integrar la zona a otros sitios de interés turístico.

Resultados de la evaluación de potencialidad:

Page 91: Ecoturismo

Clave de indicadores: Mayor potencialidad Menor potencialidad

aeropuertos o centros urbanos importantes.

• Características del trayecto hacia el área.

• La zona ofrece posibilidades de desarrollar atractivos desde el punto de vista ffjiíríí^tim

• La observación de la fauna es...

• La zona ofrece...

• Ofrece la zona...

• Las características de la zona son...

• Los alrededores de la zona son...

• La cercanía de la zona con otros sitios de interés turístico le confiere...

Cerca.

Cómodo.

Varias actividades.

Especies estrella.

Garantizada.

Varias características de interés.

Gran interés cultural.

Únicas.

De una gran belleza paisajística.

Gran potencial para integrarla a un circuito turístico.

Relativamente cerca.

Fácil.

Algunas actividades.

Otro tipo de fauna.

Frecuente.

Más de una característica de interés.

Algunos lugares de interés cultural.

Algo diferente.

Un verdadero atractivo.

Potencial moderado.

Lejos.

Peligroso.

Pocas actividades.

Fauna representativa.

Depende de la época.

Una sola característica de interés.

Pocos lugares de interés cultural.

Similares a otras zonas.

De poco interés.

Poco potencial.

Estos indicadores constituyen una guía para que el operador receptivo, al evaluar sus áreas operativas, pueda determinar con cierto grado de exac­titud las probabilidades de éxito de un determinado programa de viajes.

El operador receptivo debe establecer una escala de evaluación referen­tial que le permita determinar el potencial que presentan las zonas analiza­das, para seleccionarlas como áreas operativas para la realización de activi­dades ecoturísticas. A continuación se presenta la escala de evaluación numé­rica propuesta en este trabajo:

a) De 30 a 25: alto potencial. b) De 24 a 15: mediano potencial. c) De 14 a 10: bajo potencial turístico.

DIAGRAMACIÓN DEL RECORRIDO

El recorrido puede trazarse una vez que las áreas operativas han sido predeterminadas. El recorrido otorga la orientación necesaria para delimitar el área geográfica en que el programa de viajes será desarrollado. Las etapas

Page 92: Ecoturismo

9 0 CAP. 6. PROGRAMACIÓN DEL PRODUCTO ECOTURÍSTICO

anteriores suministran los datos necesarios para diagramar el circuito, tales como la temática o las características formales a las que habrá de ajustarse el programa.

El diseño del recorrido comienza con una investigación de las posibles áreas operativas y un análisis de la accesibilidad a las mismas, y finaliza con la selección de los centros base y los atractivos más destacados de la zona, los cuales deben responder a las motivaciones que la temática del programa de viajes plantea.

Por tanto, como una primera actividad dentro del proceso que condu­ce a la determinación definitiva de las áreas operativas, y como un requisi­to indispensable para el diseño de un programa de viajes, debe trazarse el recorrido. Esta tarea se realiza en la oficina, principalmente porque se re­quiere soporte físico, como material cartográfico y bibliográfico acerca del des­tino, el cual pueda suministrar toda la información de tipo operativo inhe­rente al viaje.

La investigación de las áreas operativas se refiere al reconocimiento del área por recorrer, sin embargo, es necesario tomar en cuenta diversos aspec­tos, tales como geográficos, históricos, culturales y ecológicos, entre otros. Se deben identificar los atractivos existentes y anotarlos en una lista. Posterior­mente, debe clasificarse a estos atractivos en centrales, complementarios, peri­féricos o de entorno a la temática propuesta con el fin de establecer si se inclu­yen o no en el programa de viajes. Una vez seleccionadas las áreas operativas y, con base en los atractivos contenidos en ellas, se ubican en el mapa para es­tablecer con la mayor precisión posible las distancias a los centros base.

Definitivamente el recorrido indica las rutas o caminos, las áreas natu­rales, las ciudades de visita y pernocte, los medios de transporte necesarios para trasladarse desde un área operativa a otra, los kilómetros y tiempos que se emplean en dicho traslado.

Cuando el recorrido ha sido predeterminado sobre el mapa debe pa­sarse a una fase de trabajo de campo, la cual constituye la base fundamen­tal para el desarrollo de cualquier producto turístico basado en un recurso natural.

La técnica empleada para dar respuesta a este aspecto se conoce como exploración o scouting, y constituye un aspecto clave del proceso de produc­ción de un programa ecoturístico que se desarrolla por primera vez.

EXPLORACIÓN DEL ÁREA OPERATIVA

La determinación previa de un área operativa y de un recorrido turís­tico sobre el mapa no es garantía suficiente para lograr una operación exi­tosa, por tanto, antes de comercializar el producto es necesario conocer con detalle una serie de aspectos importantes como las diferentes maneras de acceder a los atractivos, la calidad escénica y ecológica de los mismos y los tiempos requeridos, tanto para llegar a las áreas seleccionadas como para des­arrollar las actividades propuestas.

Page 93: Ecoturismo

MÉTODO PARA LA ELABORACIÓN DE PROGRAMAS 9 1

De acuerdo con García (1994), el proceso de producción de un progra­ma ecoturístico, así como de cualquier otro tipo, está condicionado por el fac­tor tiempo que rige sobre las actividades y las maneras de acceder a los lu­gares en donde las mismas se desarrollan. Este factor, en el turismo basado en la naturaleza, está determinado tanto por los medios de transporte que se utilicen como por las condiciones de aquellos elementos específicos de la infraestructura que se utilizarán, por ejemplo las carreteras.

Para el visitante, uno de los elementos de mayor importancia es la mane­ra eficaz con que se haga uso del tiempo. Siempre debe tenerse en cuenta el hecho de que, para la elaboración de cualquier itinerario, el recorrido hacia cualquier atractivo no debe superar la hora. Esta consideración parte del he­cho de que las horas empleadas por el viajero en desplazarse podrían dedi­carse a la realización de actividades turísticas, ya que las mismas son, en de­finitiva, la razón del viaje. García (1994) argumenta que sólo si el traslado entre los puntos de interés es un "atractivo" en sí, puede extenderse el tiem­po sin que se ocasione entonces una disminución en la capacidad de disfru­te del viajero.

Por esta razón, al explorar un área en particular, se hace necesario rea­lizar las siguientes actividades:

1. Visitar las áreas naturales preseleccionadas sobre el mapa. 2. Evaluar las rutas de acceso a las áreas operativas, su estado de con­

servación, tipo, etcétera. 3. Determinar las distancias parciales entre puntos de origen y de des­

tino, medidas en kilómetros y en tiempos, cronometrar y evaluar los tiempos de recorrido entre los puntos de origen y de destino con el fin de obtener un cuadro de situación completo.

4. Seleccionar los centros base. 5. Determinar la existencia o no de problemas ambientales en las áreas

operativas seleccionadas. 6. Determinar las posibilidades reales que existen para desarrollar ac­

tividades turísticas a partir de la definición de los lugares permitidos y dentro de los límites aceptables (capacidad de carga operativa).

7. Evaluar las actividades-atractivos, los servicios turísticos y la infra­estructura del lugar.

8. Predeterminar los posibles ecofactores que podrían ser implantados en el lugar.

La información obtenida durante la exploración sobre los centros selec­cionados (las áreas operativas, los atractivos más relevantes, las rutas y dis­tancias dadas en kilómetros y horas) debe reflejarse en una planilla similar a la que se muestra en el cuadro 6.2 de la página siguiente, a la cual se le anexará la información pertinente para elaborar el programa solicitado.

Al explorar una posible área operativa, lo primero que el operador tu­rístico debe preguntarse a sí mismo es: ¿qué existe en esa región que pueda ser de interés para los turistas?

Page 94: Ecoturismo

92

Cuadro 6.2. Modelo de planilla de exploración de las áreas operativas.

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Día

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Centro base Atractivo Ruta Kilómetros

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Tiempo en horas

En primer lugar, lo que el operador ecoturístico debe entender es que cada potencial área operativa de la región que se encuentre explorando tie­ne una estructura general muy sencilla, desde el punto de vista conceptual, pero muy compleja en lo que concierne a los distintos elementos que la for­man y a las interrelaciones entre los mismos. La naturaleza de dicha región es el resultado de la superposición de tres grupos de factores que pueden representarse esquemáticamente como indica la figura 6.2.

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Figura 6.2. Estructura general del ambiente de las áreas operativas.

Las flechas indican la relación de prelación cronológica y de dependen­cia funcional que, a grandes rasgos, existe entre los tres conjuntos de facto­res citados.

Esta superposición de factores de diversa naturaleza, entre los que po­drían citarse, por ejemplo, clima, tipo de suelo, procesos naturales activos (abióticos), comunidades vegetales o animales (bióticos), infraestructura vial, edificios históricos y tipo de actividad económica (humanos), entre otros, es la que conforma y caracteriza el entorno de una potencial área operativa.

Así, durante la exploración del área operativa, el operador debe centrar su atención en el levantamiento de una serie de datos sobre sus caracterís­ticas y tener como referencia los tres grupos de factores antes mencionados. Los resultados de esta actividad serán en definitiva los que determinarán o no la viabilidad operativa del área en cuestión.

Como se puede ver, este trabajo constituye el aspecto clave de la fase de planeación de un producto de naturaleza, especialmente cuando éste va a ser desarrollado por primera vez.

Page 95: Ecoturismo

Selección de los centros base

El centro base es la localidad o ciudad que posee el nivel adecuado de servicios para realizar las pernoctaciones indicadas en el programa. Además de establecer el nivel de los servicios en cuanto a calidad, capacidad y pre­cios, deben también tomarse en cuenta las siguientes condiciones:

• Que sean lugares adecuados para la temática del programa. • Que tengan posibilidades de continuar realizando las actividades de­

finidas por la temática del programa. • Que se encuentren equidistantes de los otros centros considerados.

Evaluación de atractivos y actividades

Una vez estudiados los requerimientos naturales (bióticos y abióticos) y socioculturales que constituyen la materia prima del producto ecoturísti­co, es necesario evaluar tanto los atractivos de los que se dispone como aque­llas actividades que pueden desarrollarse en ellos. Este último aspecto es in­dispensable, porque estas actividades constituyen por sí mismas el aspecto más importante para lograr la satisfacción del turista.

La evaluación de las actividades turísticas es un aspecto estrechamente vinculado con el análisis de los componentes ambientales de un producto turístico basado en la naturaleza. Por esta razón y para poder definir estas actividades, es necesario conocer las metas y objetivos de los futuros visitan­tes, así como también será necesario tomar en consideración las razones por las cuales ellos han seleccionado el destino.

Al saber lo que se necesita implementar para que los turistas alcancen sus metas, se podrá entonces realizar una evaluación más exhaustiva de los componentes naturales y socioculturales del producto.

Para lograr esto, es necesario definir una serie de indicadores de calidad así como también de estándares asociados con cada área natural selecciona­da. Debe realizarse un levantamiento de los tipos de paisajes así como de las formaciones geológicas más importantes; del tipo de vegetación existente en el lugar, su estado, su extensión, la flora, etc. Para finalizar, se realiza un inventario de la fauna más relevante del lugar, todo ello sin dejar de conside­rar en ningún momento los tiempos de recorrido y las facilidades de acceso.

La relación entre el calendario natural de los sitios determinados para el desarrollo de los itinerarios y las fechas del año en que los mismos van a ser visitados, es un aspecto de gran importancia. De acuerdo con lo plantea­do por García (1994), esto resulta imprescindible, ya que los cambios que ocurren en la actividad biológica de los seres que habitan en los lugares de­signados para realizar actividades del turismo de naturaleza pueden estar profundamente relacionadas con los cambios de estaciones. Por tanto, las observaciones que desean realizar los visitantes y la disponibilidad de ciertos organismos están condicionadas por estos periodos climáticos de tiempo. Al

Page 96: Ecoturismo

94 CAP. 6. PROGRAMACIÓN DEL PRODUCTO ECOTURÍSTICO

realizar la exploración de un lugar que está sometido a cambios dramáticos en sus condiciones ambientales (los llanos, por ejemplo), debe realizarse en cada estación (sequía y lluvia en este caso), y si esto no es posible, debe respaldarse con la información de las personas que conozcan bien el área en cuestión, de tal manera que sea posible planear de manera exitosa las ac­tividades turísticas en dichas áreas.

Inventario de los atractivos ecoturísticos

Un inventario detallado de los atractivos ecoturísticos de las áreas opera­tivas es crucial para el buen desarrollo de los productos que se pretende comer­cializar. Este inventario debe ser tan completo y detallado como sea posible, pero no debe limitarse a la simple elaboración de listas científicas de anima­les y plantas que el área contiene, o a un catálogo de los edificios históricos en el caso de un sitio arqueológico. Además de dichas listas, el inventario debe también contener descripciones de aquellos rasgos del área operativa que puedan constituir las principales atracciones para los turistas. Por ejem­plo, después de haber determinado el nombre de una planta debería darse respuesta a una serie de interrogantes que trasciendan al simple reconoci­miento de la especie, tales como sus adaptaciones al ambiente y su distribu­ción geográfica, para inferir si se trata de un endemismo o de una especie cosmopolita, si se ha desarrollado en el lugar o ha inmigrado, la altura a la que crece, si puede ser utilizada como planta medicinal, etc. Debemos ser capaces de determinar sus relaciones con el ambiente: con el clima, el suelo, con los insectos, las aves, con el hombre.

Cuando se trata de paisaje con vegetación de una posible área operati­va, éste debe ser investigado desde dos perspectivas diferentes. Si inventa­riamos e identificamos todas y cada una de las especies presentes, estamos haciendo referencia a la flora. Si atendemos, en cambio, a la fisonomía de las plantas, si son árboles, hierbas o arbustos, o si componen un bosque o una sabana, en ese caso estudiamos la vegetación, ya que ambos conceptos son reflejo de procesos esencialmente distintos.

Por último, cabe señalar que el lenguaje utilizado en la preparación de un inventario no debe ser muy técnico o científico.

La siguiente lista de chequeo puede servir de referencia para la elabo­ración de un inventario de los atractivos ecoturísticos para una posible área operativa:

1. Nombre y estatus (protegida o no) del área operativa. 2. Localización geográfica (incluyendo un esquema de localización,

latitud, longitud y altitud sobre el nivel del mar). 3. Extensión del área operativa (superficie en hectáreas). 4. Principales puntos de acceso. 5. Circulación interna:

Page 97: Ecoturismo

MÉTODO PARA LA ELABORACIÓN DE PROGRAMAS

a) Carreteras para vehículos y zonas de estacionamiento. b) Senderos y caminos para ir de excursión. c) Senderos para caballos. d) Rutas para bicicletas o vehículos de doble tracción. e) Rutas acuáticas.

6. Breve descripción de todos los recursos visuales:

a) Tipos de terreno: topografía abrupta, pendientes moderadas, pla­no, etcétera.

b) Variedad de rasgos geomorfológicos: picos, colinas, acantilados, cañones, glaciares, cuevas, etcétera.

c) Variedad de rasgos hídricos: mares, ríos, playas, lagos, lagunas, reservorios, caídas de agua, etcétera.

d) Variedad de rasgos de vegetación: alta o moderada variedad, uniformidad, etcétera.

e) Efectos del uso de la tierra (carencia o presencia de elementos visuales discordantes: edificios, tendidos eléctricos, áreas defo-restadas, autopistas, etc.).

7. Rasgos climáticos:

a) Temperatura. b) Precipitación (lluvia, nieve, etc.). c) Vientos (velocidad, dirección). d) Humedad. e) Presión del aire. / ) Nubosidad.

8. índices de confort: caliente, cálido, tibio, fresco, frío, extremadamen­te frío, húmedo, seco (para los diferentes periodos: de lluvias y de sequía).

9. Atracciones naturales:

a) Rasgos geológicos y geomorfológicos:

• Montañas. • Cuencas, praderas o valles intramóntanos. • Cañones. • Acantilados. • Bloques de rocas, etcétera. • Cuevas, grutas, etcétera. • Dunas y bancos de arena. • Fósiles. • Islas. • Arrecifes de coral, cayos e islotes.

Page 98: Ecoturismo

CAP. 6. PROGRAMACIÓN DEL PRODUCTO ECOTURÍSTICO

• Cabos, penínsulas, etcétera.

• Bahías, playas, etcétera.

b) Recursos hidrológicos:

• Aguas oceánicas. • Ríos, quebradas, corrientes subterráneas, glaciares, etcétera. • Lagos, pozas, reservorios, esteros, etcétera. • Estuarios (de agua dulce, lagunas marinas, humedales coste­

ros, etc.). • Aguas termales. • Caídas de agua.

c) Recursos biológicos:

• Flora.

- Tipos de vegetación principal: bosque lluvioso, bosque de­ciduo tropical, manglares, bosque xerófilo, bosque nublado, etcétera.

- Especies principales (las más interesantes, raras, las más hermosas, las más características del área, etc.).

- Árboles individuales específicos (con la localización exacta).

• Fauna (listas de chequeo de especies, especies estrellas):

- Insectos. - Peces. - Reptiles y anfibios. - Aves. - Mamíferos.

10. Atractivos del patrimonio cultural:

a) Rasgos arqueológicos. b) Folklore local: grupos étnicos, aldeas, arquitectura, vestidos,

comida, bailes, música y artesanías. c) Sitios históricos y arquitectura.

11. Atractivos de soporte y facilidades turísticas:

a) Facilidades y servicios de interpretación: centros de visitantes, caminos de interpretación, caminatas guiadas.

b) Problemática ambiental existente en el área. c) Bibliografía existente sobre el área.

Page 99: Ecoturismo

MÉTODO PARA LA ELABORACIÓN DE PROGRAMAS

Una vez que los inventarios de los recursos naturales (bióticos, abióti-cos y humanos) existentes han sido levantados y evaluados, y las actividades ecoturísticas definidas, se pasa entonces a la confección del itinerario.

CONFECCIÓN DEL ITINERARIO

El circuito es la base o estructura para la elaboración de un itinerario. Éste se refiere al recorrido, al detalle de actividades y prestaciones incluidas en el programa. El itinerario debe precisar los centros base, todos los atrac­tivos que se visitan en el programa con base en la realización de referencias acerca de las especies y ecosistemas más importantes que serán visitados, los servicios incluidos, los días y los horarios en que se desarrollarán las activi­dades previstas, así como cualquier otra información sobre lo ofrecido en el programa de viajes. En resumen, puede decirse que el itinerario (IT) es el de­talle del programa efectuado a partir de un circuito.

La estructuración del itinerario es la fase donde se le confiere un orde­namiento secuencial y lógico a la prestación de los servicios, actividades y visitas a los ecosistemas y zonas de interés ecoturístico. Es en la estructura­ción en donde se determinan los tiempos necesarios para cada tramo de la ruta, para la realización de actividades y excursiones, paradas técnicas y tiempo libre diario.

Para facilitar esta tarea es conveniente emplear un formato como el modelo que se muestra en el cuadro 6.3, con el fin de ordenar la informa­ción que contiene el itinerario.

Cuadro 6.3. Modelo de formato para la elaboración del itinerario.

WKlwMfKIMKKBSllKM

Día Centro base

PHHHBI

Atractivo

iñéació

Ruta

ídel i t iner

km parciales

^^^^^^B

Tiempo en horas Servicios

• • • ¡ • É l

Varios

Los aspectos que debe considerar todo programa de viajes, y que se reflejan en el itinerario, son los siguientes:

1. Tiempos en ruta. Para determinar los tiempos de marcha en un tra­mo (entendido como el recorrido entre dos puntos clave del itinerario) del recorrido se toma la velocidad media constante del vehículo y se le relaciona con la distancia en kilómetros entre los dos puntos considerados.

Page 100: Ecoturismo

98 CAP. 6. PROGRAMACIÓN DEL PRODUCTO ECOTURÍSTICO

Aunque cada operador debe sacar sus propios cálculos, a continuación se presentan como referencia las velocidades promedio de acuerdo con el tipo de carretera:

• Carreteras pavimentadas en zonas de llanura: entre 80 y 100 km/h. • Carreteras sin pavimentar o accidentadas, en zonas de llanura: entre

60 y 70 km/h. • Carreteras en zonas montañosas: entre 40 y 60 km/h.

2. Tiempos de visita. En ecoturismo los tiempos de visita dependen de una serie de factores como: el tipo de actividad, el nivel de motivación de los turistas, las condiciones climáticas, época del año en que se realiza la vi­sita, el nivel de actividad de la fauna, etc. Así, los tiempos de visita deben ser determinados previamente por los guías, tomando en consideración los aspectos anteriores, pero siempre con un criterio de flexibilidad que permita el máximo disfrute de la experiencia turística.

Si se trata de un programa de viajes en donde se realizarán observacio­nes de la fauna local (aves, por ejemplo), y a pesar de la hora del día la ac­tividad en la zona es aún intensa, el guía deberá extender la duración de la visita para permitir un mayor número de observaciones. Si por el contrario la actividad es nula y la motivación del grupo decae, el guía puede sugerir que el recorrido continúe hacia un nuevo punto del circuito.

3. Tiempo libre. Todo programa de viajes debe considerar ciertos perio­dos que no estén comprometidos con el desarrollo de actividades preesta­blecidas en el plan y que le permitan al visitante realizar algún tipo de activi­dad por su propia cuenta. Aunque no existen criterios únicos, la experiencia sugiere que se calcule un medio día libre por cada dos o tres días de viaje.

4. Paradas técnicas. Son aquellas que se efectúan para realizar alguna actividad de apoyo operativo, como comer o surtir de gasolina al vehículo, por ejemplo. Estas paradas se utilizan para permitir descansos a los pasaje­ros. Cuando se trata de visitantes naturalistas, es una buena idea seleccio­nar estos lugares de modo que los mismos se conviertan en una extensión del programa ecoturístico al permitir desarrollar actividades como la obser­vación de aves, por ejemplo. De acuerdo con el tipo de servicios que van a ser consumidos en ese lapso, las mismas pueden variar en periodos de 30 a 90 minutos.

5. Fijación de horarios. Una vez que la duración de la prestación de cada servicio y cada actividad incluidas en el programa de viajes ha sido estima­da, se puede pasar a determinar los horarios tentativos para su operación. De acuerdo con Chan (1994), siempre es recomendable usar parámetros amplios tomando como referencia la mañana, la tarde o la noche. Estos parámetros se ajustarán a lo largo del proceso de entrega del plan operativo programado.

6. Redacción del itinerario. En esta fase se detalla el programa de viajes día por día, y se sintetiza toda la información necesaria para armar el pa­quete. Su redacción debe ser concreta y precisa, y debe utilizar una forma sencilla de interpretación, que indique:

Page 101: Ecoturismo

MÉTODO PARA LA ELABORACIÓN DE PROGRAMAS 9 9

a) Día en que se presta cada servicio. b) Localidad o área operativa en la que se desarrolla la actividad. c) Detalle de los servicios incluidos.

Definitivamente, esta información es la que manejarán los consumido­res y la misma puede confeccionarse en una planilla como la que se muestra en el cuadro 6.4.

Cuadro 6.4. Modelo para la redacción del itinerario.

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Page 103: Ecoturismo

TÉCNICAS OPERATIVAS DE GESTIÓN AMBIENTAL (EL PROGRAMA AMBIENTAL)

Mientras que el turismo tradicional modifica el entor­no operativo para adecuarse a las necesidades de los visi­tantes, los ecoturistas no esperan y ni siquiera desean que se produzcan modificaciones sustanciales del entorno na­tural (Wearing y Neil, 1999). Sin embargo, es posible que con el tiempo, los efectos acumulados de esta actividad puedan percibirse de manera más evidente en el entorno y en las comunidades locales que habitan en sus alrededores, lo que con el paso del tiempo, despejaría el camino para la implantación y el desarrollo del turismo de masas.

Esta cuestión es fundamental para la sobrevivencia de las áreas naturales y, en consecuencia, para la del eco-turismo comercial, ya que aunque los ecoturistas prefieren vivir la experiencia de encontrarse en zonas naturales en condiciones prístinas (lo que coincide con los objetivos de conservación), es importante que los operadores recepti­vos sean conscientes de los potenciales efectos adversos (pi­soteo, cambios en las conductas de los animales y pérdida de cobertura vegetal, entre otros) para poder combatirlos mediante la implantación cuidadosa de técnicas operativas especiales de gestión ambiental efectiva. Entre las técnicas que hasta ahora se han implantado, las más efectivas son las siguientes:

1. La determinación de la capacidad de carga de ope­ración (capacidad de carga operativa) de la em­presa receptiva.

No cesaremos de explorar, y alaria! de nuestra exploración

llegaremos a donde comenzamos. Y conoceremos el lugar por

primera vez.

T. S. ELLIOT

101

Page 104: Ecoturismo

102 CAP. 7. CAPACIDAD DE CARGA OPERATIVA

2. La determinación de los niveles de exigencia (grados de dificultad) de los programas de viaje.

3. La elaboración de códigos de conducta ambiental (directrices am­bientales).

4. El diseño de programas de educación ambiental a través de la inter­pretación del ambiente.

A continuación se explica detalladamente la manera de desarrollar cada una de las tres primeras estrategias de gestión ambiental, dejando la última de ellas, debido a su importancia y nivel de complejidad, para ser tratada en un capítulo aparte.

LA CAPACIDAD DE CARGA OPERATIVA

Los perfiles, motivaciones y características de la "demanda" obligan a los operadores receptivos de servicios plenos a definir, para cada caso en par­ticular, las actividades cuya puesta en práctica debe ser viable para el área operativa seleccionada y, de esta manera, sean incorporadas al proceso de producción de programas ecoturísticos. Al definir las actividades, deben espe­cificarse por un lado aquellos rasgos del área operativa que se consideran en cada caso deseables, por constituir factores de atractivo que determinan la ca­pacidad de la misma, entendiendo por capacidad el grado o nivel idóneo del área operativa para acoger a una actividad, desde el punto de vista de su des­arrollo e independiente de los efectos que pueda producir sobre el medio.

Sin embargo, el operador turístico debe tener en cuenta los cambios o impactos ambientales que pueden derivarse del desarrollo de cada activi­dad. En este caso habrá que definir los rasgos del medio, que es preciso evi­tar para que dichos impactos se mantengan dentro de niveles tolerables.

Por tanto, el siguiente aspecto que debe considerarse es que el principio fundamental, para la ejecución de los programas de viajes basados en la natu­raleza que pretenden ser responsables, consiste en lograr un equilibrio entre la operación turística y el ambiente a través de un tipo, modalidad y escala de di­cho programa que se fundamente en la capacidad de sustentación de los recur­sos sobre los que el mismo se soportará. Porque resulta innegable que el exce­so de viajeros que visitan un lugar, así como las actividades que ellos realicen para satisfacer sus motivaciones, puede ocasionar serios daños al ambiente.

Por esta razón, la autoevaluación de las capacidades operativas de las operadoras receptivas, así como el equilibrio entre los niveles de las opera­ciones turísticas y esa capacidad, son factores críticos para minimizar los im­pactos negativos al medio, proteger los recursos y contribuir a la continuidad misma de la actividad turística sobre una base de rendimiento sostenido.

Lo anterior obliga a introducir un concepto que de alguna manera ga­rantice, no sólo un sistema de gestión de la calidad de las operaciones turísti­cas, sino también, el que los impactos ambientales puedan ser controlados. Ese concepto corresponde al de capacidad de carga operativa, y su determi-

Page 105: Ecoturismo

LA CAPACIDAD DE CARGA OPERATIVA 1 0 3

nación constituye el siguiente paso que será dado durante la etapa de pro­gramación del proceso de producción comercial de un producto ecoturísti­co integrado.

DEFINICIÓN DE LA CAPACIDAD DE CARGA OPERATIVA

En condiciones ideales, los grupos de ecoturismo deberían ser peque­ños en volumen, con el fin de proporcionar a cada cliente una experiencia de mayor calidad y reducir al mínimo las presiones y los impactos ecológicos, al tiempo que se permite que se hagan realidad las metas intrínsecas del turista (Wearing y Neil, 1999). Por esta razón, el objetivo de introducir un concepto como el de capacidad de carga operativa consiste en salvaguardar la calidad, no solamente de los recursos del área que está siendo visitada, sino también las experiencias de los visitantes que participan en las actividades ecoturísticas.

La capacidad de carga operativa es un concepto inspirado en el concep­to de capacidad de carga ambiental. Este último es un concepto que preten­de expresar el umbral que separa la utilización humana no destructiva de un recurso, de la utilización abusiva y en ocasiones irrecuperable de dicho recurso. Estos niveles de tolerancia pueden variar según las características ambientales de cada área de operación en particular. De igual manera, estas características también podrán variar de acuerdo con la época del año en que se realicen las visitas. Por su parte, los cambios en la demanda de utilización del área operativa pueden incrementar la conflictividad si la concurrencia aumenta en la época de mayor fragilidad del ecosistema.

Para algunos investigadores, la capacidad de carga marca el límite de aguante del turista ante la degradación del medio. De todos modos la capa­cidad de carga ambiental debe servir para establecer los máximos ocupacio-nales que acepta una determinada área de operación turística, sin que se produzcan cambios significativos en su dinámica original.

Por tanto, y como consecuencia de esto, la capacidad de carga opera­tiva de una empresa receptiva de servicios plenos que opera productos basa­dos en la naturaleza puede ser entendida como el máximo número de turis­tas que, de acuerdo con la actividad practicada, pueden ser conducidos por el personal (guías, baquianos, etc.) de la empresa operadora dentro de un área natural, de manera tal que dichos empleados puedan conducir la activi­dad sin que se produzcan alteraciones que resulten intolerables para con el ambiente físico natural, y sin que se produzca tampoco una declinación ina­ceptable en la calidad de la experiencia obtenida por los visitantes.

DETERMINACIÓN DE LA CAPACIDAD DE CARGA OPERATIVA

De acuerdo con este concepto, para que una operadora receptiva pueda de­terminar su capacidad de carga operativa, debe considerar la modalidad de tu­rismo (naturalista, de aventura, científico, estudiantil o cultural) que se desarro-

Page 106: Ecoturismo

104 CAP. 7. CAPACIDAD DE CARGA OPERATIVA

lia dentro de un contexto físico natural y sociocultural, así como también las ca­racterísticas ecológicas de dicho ambiente y los niveles de uso del mismo, la preparación del personal, los tipos y dificultades de las excursiones, así como también las motivaciones y expectativas de los turistas que se desea satisfacer.

Debido a esto, la capacidad de carga operativa varía de una empresa a otra, de un ecosistema a otro y de una actividad a otra. Sin embargo, en cada caso en particular, la capacidad de carga operativa tendrá siempre unos atri­butos económicos, físicos y sociales que generarán impactos y que pueden, por tanto, ser medidos.

Sobre la poca bibliografía que existe acerca de este aspecto, la mayoría está dedicada a la realización de análisis teóricos o a la aplicación de méto­dos sumamente complicados, los cuales casi siempre requieren investigacio­nes detalladas a largo plazo.

A pesar de lo anterior, se hace necesario contar con una aproximación numérica de las diferentes capacidades de carga operativa, que de acuerdo con las diversas actividades que plantea el turismo de naturaleza, pudieran ser utilizadas por los operadores receptivos como un elemento de referencia.

El cuadro 7.1 presenta, en función de algunas de las modalidades más populares del turismo orientado hacia la naturaleza, ciertas aproximaciones a la capacidad de carga operativa.

Cuadro 7.1. Capacidades de carga operativa en función de diversas actividades.

• í ( i « 4 » ^ i a - i ^ ^ ^ ^ ^ S ^ f f l L i i ^ ¡ Í I i ^ ^

1. Visitas a lugares de interés 2. Excursiones escénicas. 3. Pesca deportiva. 4. Descenso de ríos en balsas inflables. 5. Escalada de baja complejidad. 6. Escalada de a l ta complejidad. 7. Parapente. 8. Alas delta. 9. Paseos en bote.

10. Ciclismo de montaña. 11. Giras a caballo/mula. 12. Safaris fotográficos. 13. Visitas a pueblos. 14. Senderismo/campamentos. 15. Caminatas. 16. Excursiones fluviales. 17. Caminatas cortas. 18. Senderismo (grado 1). 19. Observación de la naturaleza. 20. Observación de aves. 21. Observación de flora/fauna. 22. Excursiones de historia natural . 23. Fotografía cultural. 24. Excursiones de historia cultural. 25. Expediciones científicas.

1 1 1 2 2 3

2 2 2 1 1 1 1

Número de f

02 02 02 04 10 03 02 02 02 04 02 02 02 02 02 02 02 02 10 10 10 04 02 02 06

•I»» 06 08 03 08 15 06 08 06 08 08 08 03 04 04 06 05 06 04 15 15 15 08 04 10 10

Page 107: Ecoturismo

LOS GRADOS DE EXIGENCIA DE UN TOUR 105

La determinación de la capacidad de carga operativa es vital, ya que el estrés ambiental aparece cuando los niveles de tolerancia del medio (capaci­dad de carga ambiental) y las demandas turísticas (capacidad de carga ope­rativa) dejan de estar en armonía. En función de la intensidad y de la mane­ra en que las empresas operadoras del destino hagan uso de los atractivos, se asumirá el hecho de que se produzcan o no impactos negativos, los cuales pueden crecer de manera lineal si se incrementan las operaciones turísticas, reduciendo de esta manera la diversidad ecológica y biológica del área al pun­to en que una recuperación a condiciones aceptables sería difícil.

Para concluir, puede afirmarse que toda vez que una empresa receptiva de servicios plenos ha decidido operar dentro de un área natural, uno de los primeros pasos consistirá en identificar su capacidad de carga operativa. Di­cho en otros términos, las empresas deberían ser capaces de reconocer la can­tidad de turistas que al día, al mes y al año pueden, de acuerdo con las acti­vidades que éstos practiquen, ser conducidos dentro de las áreas naturales sin producir impactos ambientales significativos en ellas. Lamentablemente esto no resulta tan sencillo, pues muchas de las empresas que se precian de ser res­ponsables con el medio, sucumben ante la tentación de superar sus propias limitaciones en términos de sus capacidades de operación, sólo por el simple hecho de obtener mayores beneficios económicos.

El estrés ambiental hace su aparición cuando los niveles de tolerancia del medio (capacidad de carga ambiental) y las demandas turísticas (capaci­dad de carga operativa) no están armonizados. Por tal razón, en función de la intensidad y de la manera en que de los atractivos hagan uso las empre­sas operadoras del destino, se asumirá el hecho de que se produzcan o no im­pactos negativos, los cuales pueden crecer de una manera lineal si se incre­mentan las operaciones turísticas, reduciendo de esta manera la diversidad ecológica y biológica del área a un punto en donde una recuperación a con­diciones aceptables sería difícil.

LOS GRADOS DE EXIGENCIA DE UN TOUR

Este es un componente sumamente importante para el diseño del pro­ducto, ya que los programas de viajes basados en la naturaleza, por sus ca­racterísticas intrínsecas, y además por los tipos de actividades que los mis­mos involucran de acuerdo con los diferentes segmentos motivacionales y nichos de mercado que pueden ser abordados, presentan diferentes niveles de exigencia o, mejor dicho, grados de dificultad. Este aspecto también debe ser considerado por el operador receptivo de servicios plenos, ya que una cosa es visitar la selva amazónica desde la comodidad de una embarcación de motor, y otra desde una canoa impulsada por remos.

Por ello, tanto para prevenir situaciones de insatisfacción entre los via­jeros, así como también, para proteger al recurso visitado, es necesario in­cluir en la descripción de cada programa de viaje el nivel de exigencia o di­ficultad que el programa en sí presenta.

Page 108: Ecoturismo

106 CAP. 7. CAPACIDAD DE CARGA OPERATIVA

Para definir los grados de dificultad que un programa de viajes basado en la naturaleza presenta, es necesario definir una serie de criterios o linca­mientos que se anexan a la descripción del mismo. Estos lineamientos per­miten a los potenciales viajeros seleccionar sus futuras experiencias, no sólo con base en sus motivaciones y estilos de vida, sino también con base en sus condiciones físicas, destrezas y habilidades.

Lo anterior es muy importante, ya que si un viajero selecciona un pro­grama de viajes con un nivel de exigencia que supere sus condiciones físi­cas o sus destrezas, es muy probable, no sólo que su capacidad de disfru­te se vea ampliamente disminuida, sino que a la vez el individuo se con­vierta en una amenaza para con el atractivo que está visitando, ya que si él se encuentra más preocupado por su bienestar personal, es poco probable que ponga atención a los cuidados y recomendaciones que debe tener para con el recurso natural (esto es especialmente válido cuando se trata de pro­gramas de turismo con un alto nivel de exigencia física y de interés por el ambiente).

DETERMINACIÓN DE LOS GRADOS DE DIFICULTAD D E U N T O U R

La descripción de cada programa de viajes incluirá un grado acorde con su nivel de exigencia, esto se acentúa cuando se trata de turismo de aven­tura, aunque no es excluyente para los programas de turismo naturalista o científico.

En este trabajo se propone la utilización de rangos o clases que van des­de el grado I hasta el grado V, es decir, de lo más fácil a lo más difícil. De esta manera la escala se convierte básicamente en una serie de reseñas que son anexadas a la descripción del programa de viajes para ayudar al visitan­te a seleccionar su excursión.

Muchas personas tienen diferentes niveles de tolerancia hacia ciertos ele­mentos que caracterizan a un programa de viajes de naturaleza, como lo es la altitud, el aislamiento y la duración, entre otros. Por ello, es importante estar consciente de este hecho y de que las escalas de dificultad no resultan exac­tas, razón por la cual se usan simplemente de manera referential para inten­tar hacer distinciones generales sobre lo ofrecido en los programas de viajes.

Para determinar el grado de dificultad presente en una actividad del turismo de naturaleza es necesaria la elaboración de una matriz realizada con base en una serie de indicadores de dificultad, tales como los tipos de alojamiento utilizados, las modalidades de transporte, la cantidad de días y de horas diarias caminando, remando o pedaleando, la altura a la que se realizan los recorridos, las exigencias físicas y destrezas técnicas requeridas, entre otras.

El cuadro 7.2 presenta un modelo de matriz que puede ser utilizado por los operadores receptivos de servicios plenos para establecer los grados de dificultad de sus diferentes programas de viajes.

Page 109: Ecoturismo

Cuadro 7.2. Modelo de matriz con indicadores de dificultades.

Tipos de alojamiento utilizados durante la excursión. Tipos de transporte utilizados durante la excursión. Duración total de horas diarias. Duración total de la excursión en días. Altura sobre el nivel del mar en que se desarrolla la excursión. Niveles de exigencia ñsica demandados por las actividades de la

excursión. Niveles de exigencia técnica demandados durante la excursión.

Resultados

Clave de indicadores: Menor dificultad < >• Mayor dificultad

^s^B^^a^R Alojamiento Transporte

Duración diaria

Duración total

Altura s.n.m.

Exigencia física Exigencia técnica

|M^NHI Hotel Vehículo de

motor Menos de cuatro

horas Menor de un día

Menor de 2000 m

Ninguna Ninguna

^^^^5 Posada Botes de

remos De cuatro a

seis horas De dos a tres

días Entre 2000 y

3500 m Poca Baja

^̂ ^̂ s Campamento Bicicletas

De seis a ocho horas

De cuatro a siete días

Entre 3500 y 4500 m

Moderada Media

•MpHl Carpa Caminando

Más de ocho horas

Más de siete días

Más de 4500 m

Alta Alta

Mientras mayor es la cantidad de indicadores tipo "a", es menor la di­ficultad; por el contrario, mientras es mayor la cantidad de indicadores tipo "d", es mayor la dificultad del programa de viajes. Así, la escala de evalua­ción numérica propuesta para este trabajo es la siguiente:

a) De 7 a 11: Grado I. b) De 12 a 15: Grado II. c) De 16 a 19: Grado III. d) De 20 a 24: Grado IV. e) De 25 a 28: Grado V.

Una vez determinado el grado de exigencia del programa de viajes, éste debe ser acompañado con una breve descripción de lo que el mismo impli­ca. A continuación se presenta una propuesta de los cinco grados que pue­den ser utilizados para graduar las excursiones, así como una breve descrip­ción de lo que cada una de ellas implica:

a) Grado I: Fácil. Esta categoría hace énfasis en los valores escénicos y/o culturales de una región en particular, en este grado se utilizan aloja­mientos en hoteles o cualquier otro tipo de establecimientos con cierto nivel

Page 110: Ecoturismo

108 CAP. 7. CAPACIDAD DE CARGA OPERATIVA

de comodidad. En este tipo de excursiones se viaja en autobús o en camio­netas tipo Van. Las caminatas cortas y los recorridos por ríos de aguas tran­quilas generalmente forman parte de esta clase. Este tipo de excursión es re­comendable para casi cualquier tipo de edad e inclinación.

b) Grado II: Moderado. Esta categoría hace referencia a programas de viajes que involucran actividades al aire libre que se pueden definir como ligeras y que llevan al participante un poco más por el mundo de la naturale­za. Este tipo de programa combina alojamientos tradicionales con pernoctas en tiendas de campaña, así como caminatas cortas y/o viajes por ríos con rápidos de moderada dificultad. El grado de esfuerzo requerido por los parti­cipantes es mínimo, razón por la cual este tipo de excursiones también resul­tan adecuadas para casi todas las edades.

c) Grado III: Promedio. En esta categoría los campamentos con tiendas de campaña constituyen el medio normal para pernoctar; a diferencia del grado anterior, las caminatas y/o los viajes por ríos resultan más largos y más difíciles. Las caminatas pueden tener una duración que va de tres a sie­te días, y realizadas a baja altitud (por debajo de los 3000 metros sobre el ni­vel del mar). Para participar en este tipo de programas de viajes es necesario que los participantes tengan condiciones físicas aceptables. También existen ciertas limitaciones en cuanto a la edad, ya que a este nivel no se recomien­da la participación de niños menores de 12 años.

d) Grado IV: Difícil. Esta categoría incluye viajes de larga duración y muy alejados de los centros poblados, aquí se involucran actividades bastan­te exigentes, desde el punto de vista físico, como caminatas con duración de más de seis horas diarias, y/o a alturas por encima de los 3500 metros sobre el nivel del mar, así como descensos en botes inflables por ríos de gran difi­cultad. Para inscribirse en estos programas de viajes es recomendable que los participantes tengan experiencia previa en la práctica de actividades al aire libre (camping, trekking, rafting, etc.). Los límites de edad para participar en estas actividades varían con cada viaje en particular, de acuerdo con los crite­rios del operador receptivo de servicios plenos y de los participantes, sin em­bargo, los 18 años se considera la edad mínima recomendable.

e) Grado V: Exigente. Esta categoría demanda, del participante, experien­cia, habilidades y destrezas técnicas previamente adquiridas por el partici­pante, así como también una excelente condición física. Generalmente los via­jes grado V engloban exploraciones en áreas prácticamente despobladas que implican experiencia en aguas bravas (rafting), escalada en roca y/o sobre zo­nas glaciares, así como también caminatas exigentes y de gran duración reali­zadas en alturas considerables.

ELABORACIÓN DE DIRECTRICES ECOTURÍSTICAS

La elaboración de directrices ecoturísticas, tanto para turistas como para operadores receptivos, es una de las iniciativas más comunes del sector turís­tico en la búsqueda de sostenibilidad.

Page 111: Ecoturismo

ELABORACIÓN DE DIRECTRICES ECOTURÍSTICAS 109

Las directrices ecoturísticas son códigos de conducta ambiental des­arrollados para el turismo, y se definen como una herramienta de comunica­ción orientada a prevenir o reducir los impactos que los visitantes pueden causar en un destino turístico. La experiencia ha demostrado que implantar directrices resulta mucho más exitoso que instituir normas obligatorias que regulen el comportamiento de los visitantes (especialmente en aquellas áreas que se encuentran protegidas). Con estos códigos de conducta se pretende es­tablecer normas de comportamiento con respecto al ambiente de las áreas en las que las empresas se encuentran operando, para reducir el impacto sobre su ecología.

Existe una relación natural entre las empresas del sector privado que comercializan productos turísticos basados en la naturaleza y la naturaleza misma, razón por la cual, y de una manera ideal, todos los operadores recep­tivos deberían desarrollar directrices ambientales, no sólo dirigidas a sus turistas, sino también hacia la empresa misma, es decir, hacia los profesio­nales involucrados en los procesos productivos del ecoturismo, tales como guías, personal de oficina, gerentes, etcétera.

A grandes rasgos, las directrices ecoturísticas, además de promover el concepto de consumo sostenible, también pueden ser utilizadas como:

• Un medio de comunicación entre los operadores turísticos receptivos y los emisivos (operadores de salida y agencias de viajes) en relación con aquellos temas y tópicos del ambiente y la cultura que deben ser trasmitidos a los turistas.

• Un medio de destacar entre los operadores emisivos y los agentes de viajes, los tópicos que necesitan ser orientados cuando ellos comercia­lizan programas de viajes que pretenden ser llamados ecoturísticos.

En general, existen cuatro aspectos fundamentales en lo referente a di­rectrices ambientales (UNEPIE, 1995). Dichos aspectos son los siguientes:

• La necesidad de realizar un monitoreo de las directrices, asegurán­dose de que el mismo sea efectivo.

• La utilización de directrices de conducta ambiental como instrumen­to de mercadeo.

• La necesidad de coordinación entre operadores y custodios. • Plantearse si debería utilizarse un sistema de autorregulación o si ésta

debe venir impuesta desde fuera.

TÉCNICAS PARA GENERAR DIRECTRICES ECOTURÍSTICAS

La UNEPIE (1995) desarrolló una metodología para la elaboración de directrices ecoturísticas que consiste en realizar, de manera secuencial, los pasos que a continuación se presentan:

Page 112: Ecoturismo

1 1 0 CAP. 7. CAPACIDAD DE CARGA OPERATIVA

1. Definir quién es la audiencia primaria a la que se dirigirán las direc­trices (turistas en general, grupos de turistas específicos, personal de la misma operadora turística: guías, por ejemplo).

2. Identificar los temas o aspectos clave de las directrices, sin dejar de considerar los siguientes temas: ecológico, social y económico.

a) Las directrices ecológicas constituyen el tema central para el des­arrollo de un programa de directrices, y las mismas deben cubrir aspectos como los que a continuación se reseñan:

• Disposición de desechos sólidos (basura). • Tratamiento de heces fecales. • Recolección de leña para encender fogatas. • Localización de fogatas. • Ubicación de campamentos. • Comportamientos al caminar. • Comportamientos al conducir automóviles o botes. • Comportamientos frente a especies amenazadas. • Distancias aceptables para observar y fotografiar la fauna. • Alimentar o tocar a los animales silvestres. • Protección y limpieza de las fuentes de agua. • Niveles de ruido de los excursionistas, vehículos, aparatos mu­

sicales, etcétera. • Impactos visuales de los visitantes sobre otros visitantes. • Recolección de objetos provenientes de la naturaleza como plu­

mas, conchas, piedras, entre otros. • Compra de recuerdos confeccionados con materiales naturales.

b) Las directrices sociales, por su parte, se plantean con base en un trabajo en conjunto con la comunidad local, buscando para ello el apoyo de aquellos individuos que la representan (líderes comu­nitarios, maestros, etc.). Algunos de los aspectos que pueden ser cubiertos al desarrollar directrices sociales son los siguientes:

• Costumbres locales y tradiciones. • Creencias religiosas. • Permisos para tomar fotografías. • Vestimentas recomendadas. • Lenguaje. • Invasión de la privacidad. • Respuesta ante mendigos y pordioseros. • Mantenimiento de promesas hechas a miembros de la comu­

nidad local. • Uso y abuso de artefactos tecnológicos (cámaras fotográficas,

grabadoras, videocámaras, aparatos de sonido, entre otros). • Trueques y negociaciones.

Page 113: Ecoturismo

ELABORACIÓN DE DIRECTRICES ECOTURÍSTICAS 1 1 1

• Derechos de las comunidades indígenas. • Autoridades locales. • Bebidas alcohólicas y cigarrillos. • Propinas.

c) Por último deben considerarse las directrices económicas como un componente sumamente importante de los problemas sociales. Un aspecto sustancial en el ecoturismo es el hecho de que los turis­tas deben reconocer no solamente sus impactos sobre el ambien­te y la cultura, sino también sobre las estructuras económicas de las comunidades locales del destino. Por esta razón es primordial que los operadores turísticos consideren la posibilidad de incor­porar sugerencias sobre la elección de ciertos bienes y servicios que pueden ser adquiridos por los turistas. Cuando se desarro­llan directrices económicas resulta útil explicar, a través de ellas, cómo los ingresos del turismo pueden proporcionar a las comuni­dades locales una alternativa económica sostenible, que evitaría que sus individuos comprometan de una manera no sostenible los recursos utilizados para sobrevivir. El operador turístico debe te­ner siempre presente que el objetivo de las directrices económicas consiste en reducir las fugas de divisas provenientes del turismo que se producen en la región, para proporcionarle el máximo de beneficio a las comunidades locales sin comprometer la salud de la estructura económica del lugar. Algunos aspectos relacionados con las directrices económicas pueden incluir:

• La compra de productos locales. • El pago de entradas a las áreas naturales. • La realización de donaciones a instituciones locales sin fines

de lucro. • La utilización de servicios turísticos manejados por locales. • La realización de propinas apropiadas.

3. Reunir a todas aquellas personas interesadas en el tema que puedan suministrar información relevante acerca de éste (residentes de la co­munidad local, personal de las áreas protegidas, posaderos, conduc­tores y guías).

4. Agrupar los objetivos para el desarrollo de las directrices y formular la manera de evaluarlos (directrices dirigidas a reducir el nivel de acoso hacia la fauna silvestre del lugar, por ejemplo).

5. Redacción y revisión del documento con todo el personal de la em­presa. Un aspecto que no debe perderse de vista a la hora de redactar las directrices ecoturísticas, es el hecho de que las mismas se desarro­llan para solicitar cooperación, por tanto, deben ser escritas con cierta sutileza para que el lector las pueda interpretar al usarlas. Así, las directrices ecoturísticas deben ser redactadas con un estilo fácil de

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1 1 2 CAP. 7. CAPACIDAD DE CARGA OPERATIVA

leer y en un tono amistoso que predisponga a los lectores a colabo­rar. Por esta razón se recomienda:

• Utilizar textos que sean autoexplicativos: debe explicarse el por­qué y utilizar ejemplos que ilustren las consecuencias.

• Utilizar figuras y dibujos que ayuden a explicar las consecuencias. • Escribir las directrices en el idioma de la audiencia. • Utilizar papel o material reciclado siempre que sea posible. • Complementar las normas de conducta con comentarios que inclu­

yan dónde y la manera en que se pueden realizar las mejores ob­servaciones de la vida silvestre, así como recomendaciones de se­guridad, entre otras.

• Es importante colocar el nombre, dirección y teléfono de la organi­zación que redactó las directrices. Esto resulta útil al momento de recibir recomendaciones para la elaboración de futuras directrices.

6. Desarrollo del plan de distribución para el documento; por ejemplo, aquí se incluirán las directrices en los catálogos y programas de ex­cursiones que serán enviados a las agencias de viajes, o en los folle­tos que serán repartidos por los guías a su audiencia durante las reu­niones de orientación.

Con todos estos aspectos técnicos en mente, se considerarán algunos aspectos referidos al desarrollo de directrices específicas, tanto para turistas como para operadores.

DIRECTRICES DIRIGIDAS A TURISTAS

La principal razón para elaborar códigos de conducta ambiental dirigi­dos a los turistas, consiste en tratar de persuadirlos a desempeñar un papel verdaderamente activo en los procesos de protección del ambiente (implanta­ción de los ecofactores) y a relacionarse de una manera mucho más cordial con sus anfitriones: la comunidad local.

Los códigos de conducta ambiental dirigidos a turistas deben diseñarse, básicamente, pensando en aquellos lugares específicos en los que la empresa receptiva se encuentra operando. Estos códigos, dependiendo del objetivo que se persiga, pueden tener, de acuerdo con lo expuesto por la UNEPIE (1995), alguno de los siguientes enfoques:

• Directrices que orientan el comportamiento de los visitantes de una manera general.

• Directrices que orientan de una manera específica la realización de actividades especiales, tales como el excursionismo, la observación de fauna silvestre, etcétera.

• Directrices que orientan el comportamiento en lugares específicos.

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113

DIRECTRICES DE COMPORTAMIENTO GENERAL

Las directrices de comportamiento general son aquellas que los turistas recibirán en el lugar de origen y de manos del operador emisivo o del agente de viajes. Este tipo de directriz se enfoca principalmente en dos aspectos bá­sicos, que son: la planificación del viaje y los problemas que pueden surgir durante el mismo.

a) Recomendaciones en la planificación del viaje:

• Aprender tanto como sea posible acerca del destino que se va a visitar.

• Seleccionar proveedores de servicios turísticos (aerolíneas, hote­les y restaurantes, entre otros) que demuestren un verdadero com­promiso con las prácticas ambientales.

• Tratar de viajar durante las temporadas bajas de turismo.

fe) Recomendaciones para el destino:

• Respetar las culturas y tradiciones locales presentes en el destino. • Considerar los hábitos y tradiciones de las comunidades locales

anfitrionas. • Apoyar la economía local del destino, comprando bienes y servi­

cios locales. • Contribuir con los esfuerzos locales de conservación. • Conservar el ambiente natural: sus ecosistemas y vida silvestre. • No deteriorar los lugares y monumentos de valor histórico y cul­

tural. • Hacer uso racional y eficiente de los recursos energéticos así como

del agua del lugar. • Disponer de manera conveniente los desechos sólidos. • No producir ruidos innecesarios. • Utilizar solamente las carreteras y los caminos ya existentes.

DIRECTRICES DE COMPORTAMIENTO ESPECÍFICO

Los códigos ambientales desarrollados para actividades específicas per­siguen la sensibilización del viajero sobre una premisa básica: disfrutar sin destruir.

El momento ideal para hacer entrega de las directrices de comportamien­to específico a los turistas, es precisamente antes de dar inicio a la primera salida de campo, durante las reuniones de orientación. El guía debe conocer perfectamente los impactos que se producen con más frecuencia en el desti­no, explicar a su audiencia el significado de las directrices, dar ejemplos de los impactos observados y responder posibles preguntas.

Page 116: Ecoturismo

1 1 4 CAP. 7. CAPACIDAD DE CARGA OPERATIVA

Los aspectos más comunes hacia los cuales están enfocados estos códi­gos de conducta en particular, son los siguientes:

• Evitar molestias a la vida silvestre. • Evitar dañar los ecosistemas. • Respetar las prácticas sociales y culturales de las comunidades locales. • Respetar las leyes y regulaciones locales.

DIRECTRICES DE COMPORTAMIENTO PARA LUGARES ESPECÍFICOS

Los códigos que se implantan para ciertos lugares tienen como objetivo orientar el comportamiento de los visitantes en lugares que poseen caracte­rísticas únicas, tanto desde el punto de vista ecológico como cultural.

Generalmente, estos códigos combinan aspectos, tanto de las directrices orientadas localmente como también de aquéllas de carácter más general. Por ejemplo:

• Correcta disposición de los desechos. • Protección del ambiente natural y cultural. • Uso eficiente de la energía y del agua. • Pago justo por los bienes y servicios sin regatear precios, ya que esto

último puede generar resentimientos de parte de la comunidad local hacia los visitantes.

• No regalar dinero, dulces, ni otros objetos a niños pordioseros, ya que existen otras maneras de ayudarlos.

• Siempre que se pueda, hacer uso de transportes ambientalmente sen­sitivos.

• Comprar productos naturales. • Siempre que se pueda, evitar la compra de productos elaborados y/o

empaquetados, embotellados, etcétera.

Para concluir cabe destacar que las directrices ecoturísticas siempre de­ben llevar un mensaje positivo, deben ser precisas, afables y funcionales, ya que regular excesivamente el comportamiento de los visitantes puede resul­tar contraproducente. Por tanto, para evitar reacciones negativas por parte de los viajeros, recomiendan dos cosas: en primer lugar fomentar promesas de cooperación, utilizando las directrices como una especie de contrato moral y, en segundo, utilizar las directrices como componente de una campaña de co­nocimiento ambiental, que permita construir una comprensión mucho más amplia de lo que debería ser la ética conservacionista a través de un viaje am­bientalmente responsable.

Page 117: Ecoturismo

DIRECTRICES AUTODIRIGIDAS AL OPERADOR RECEPTIVO DE SERVICIOS PLENOS

Así como los operadores tienen la responsabilidad de sugerir entre sus clientes que adopten ciertas normas de conducta (las cuales deben ser segui­das en los lugares que ellos se encuentran visitando para evitar o, al menos, minimizar sus impactos), ellos también tienen el deber de adquirir compromi­sos ambientales totales, de reconocer todas sus responsabilidades, de tomar en cuenta al ambiente dentro del desarrollo y planeación de sus productos, al mismo tiempo que realizan prácticas operativas ambientalmente sanas y responsables.

De acuerdo con la UNEPIE (1995), estos códigos de conducta deben de­linear principios que les permitan a las operadoras receptivas de servicios ple­nos alcanzar un desarrollo sostenible aplicable a todos los departamentos de la organización. Por esta razón, los códigos deben ser empleados como herra­mienta para guiar las actividades, tanto de la organización misma como de sus miembros. De esta forma, puede afirmarse que las directrices ecoturísticas asis­ten a los operadores turísticos en:

• La preparación de los productos ecoturísticos. • La preparación de programas de capacitación del personal de oficina. • La preparación de programas de entrenamiento para los guías y de­

más personal de campo. • Para ayudar a los turistas a evaluar la propia actuación del operador

receptivo.

La implantación de este tipo de directrices se basa en el compromiso ambiental adquirido por el operador turístico como parte de la estrategia empresarial que soporta las acciones de gestión ambiental. A continuación se señalan algunos de los aspectos que, de acuerdo con la UNEPIE (1995), pue­den ser impulsados a través de estos códigos:

1. Compromisos ambientales integrales:

a) La empresa debe considerar todos los aspectos del ambiente na­tural y humano.

b) Las actividades turísticas que se realizan deben ser sostenibles. c) La empresa debe actuar como un elemento de soporte para con

las instituciones locales responsables de la administración, plani­ficación y manejo del ambiente.

d) La empresa debe entender al ambiente no sólo como ecosistema, sino también como personas y sus comunidades.

2. Compromisos operativos:

a) Reconocer que el ambiente tiene límites más allá de los cuales las operaciones turísticas no deberían tener lugar.

Page 118: Ecoturismo

116 CAP. 7. CAPACIDAD DE CARGA OPERATIVA

fe) Observar y respetar las limitaciones ambientales del destino. c) Integrar la operación turística a los valores humanos de la comu­

nidad anfítriona del destino, alentando para ello su participación. d) Incorporar en la operación ecoturística conceptos de sostenibi­

lidad. e) Integrar a la operación evaluaciones de impactos ambientales,

implantando para ello acciones de monitoreo.

3. Compromisos para un manejo ambientalmente sano:

a) Garantizar experiencias positivas para los visitantes por medio de un manejo efectivo (implementación real de la capacidad de carga operativa), control y educación.

fe) Proporcionar entrenamiento ambiental para el personal, motivar­lo y sensibilizarlo.

c) Monitorear y reportar a los administradores de las áreas natura­les la situación ambiental que está ocurriendo en los lugares vi­sitados.

d) Manejar la empresa de tal manera que contribuya a la economía del lugar visitado.

La figura 7.1 resume la secuencia metodológica que los operadores turís­ticos de servicios plenos deben seguir cuando enfrenten el reto de elaborar directrices ecoturísticas, para ser implementadas en sus áreas de operación.

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Figura 7.1. El proceso de elaboración de directrices ecoturísticas.

Para concluir, es necesario recordar que el verdadero punto crítico de cualquier directriz de conducta ambiental, reside en la necesidad de evaluar su efectividad mediante la valoración de sus efectos, y dejando, además, cons­tancia de sus resultados (UNEPIE, 1995); por esta razón, los operadores de servicios plenos deben desarrollar algún sistema para medir resultados, que les permita valorar, entre sus clientes, la efectividad de las directrices ambien­tales utilizadas.

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Page 121: Ecoturismo

LA INTERPRETACIÓN EN LOS PROGRAMAS DE ECOTURISMO

Quizá el aspecto más relevante que contribuye a dife­renciar las actividades del llamado ecoturismo comercial, de otras modalidades turísticas centradas en la naturaleza, es el reconocimiento del papel esencial que desempeña la interpretación como herramienta educativa en el ámbito de la conservación ambiental. Esto se debe al hecho de que los consumidores de estos productos ecoturísticos no están exclusivamente interesados en ver un escenario o un obje­to, sino que también quieren sentir y asimilar algo de su va­lor (Wearing y Neil, 1999).

Es por ello que, durante el proceso de entrega, el guía de ecoturismo se constituye en un factor humano básico del proceso productivo turístico, al proporcionar a su audien­cia una orientación cualitativa de acuerdo con sus motiva­ciones y en armonía con la sensibilidad y fragilidad del am­biente visitado. En este sentido, la interpretación se orienta hacia la creación de un estado cognitivo y emocional que hace posible un mayor entendimiento y comprensión acerca de los ambientes visitados, con objeto de clarificar y ampliar la perspectiva acerca de la problemática ambiental global.

Lo anterior es muy importante, ya que el valor de la ciencia en estos procesos es prácticamente nulo si no existe una comunicación que permita comprender y com­partir sus ideas. Y a pesar de que la ciencia ecológica se ha convertido en un sólido apoyo para la conservación, es evidente que los científicos han demostrado una falta de destreza para trasmitir información que resulte compren-

Cada uiajero es un Colón reuiuido que viene a descubrimos algún

matiz que millones de retinas que se posaron anteriormente en estos

lugares dejaron inédito...

MIGUEL DELIBES

Confesiones de un viajero

119

Page 122: Ecoturismo

120 CAP. 8. ELABORACIÓN DEL PROGRAMA

sible para el común de las personas, razón por la cual el mensaje, la mayoría de las veces, acaba perdiéndose sin llegar a una masa de población signi­ficativa. En este contexto, un concepto como el de interpretación adquiere un gran valor como instrumento fundamental para la consecución de los ob­jetivos de la conservación. A continuación describiremos el concepto de in­terpretación.

CONCEPTO DE INTERPRETACIÓN

No existe una definición única de interpretación que haya sido adopta­da por sus practicantes. No obstante, la interpretación, tal como la define Tilden (1977), es "una actividad educacional que aspira a revelar signifi­cados y relaciones a través de experiencias y vivencias propias". En pocas palabras, puede decirse que la interpretación es básicamente un proceso de transferencia de información, en donde el guía traduce el lenguaje técnico de las ciencias naturales y campos afines a términos que el común de los vi­sitantes pueda entender o, como dirían Aranguren et al. (1997), la interpre­tación ambiental "es la traducción del idioma del ambiente al idioma de la gente".

A grandes rasgos, se podría afirmar que interpretar es básicamente ex­plicar el sentido o significado de una cosa. La interpretación es, por tanto, una forma de comunicación que trata de explicar procesos y fenómenos. Ahora bien, en ecoturismo se trata generalmente de presentar temas de naturaleza que en esencia son completamente científicos y técnicos, de forma tal que el visitante pueda llegar a comprender y a apreciar el funcionamiento y diná­mica de los ecosistemas visitados, así como también a conocer el tipo de so­ciedad y cultura que se dio en determinada época histórica, y que se refleja a través de las construcciones, hábitos y formas de vida que aún permanez­can como testigos.

Sin embargo, cuando se interpreta un ambiente no se trata únicamente de llenar al turista con simple información fatua acerca del espacio natural o cultural visitado, sino también de despertar el interés y la curiosidad por aprender y promover a su vez una relación armónica entre el hombre y su ambiente. Este proceso debe ser capaz de sensibilizar al turista, de tal mane­ra que lo conduzca a adquirir una conciencia ambiental que le permita com­prender que esa armonía es la que debe prevalecer en los distintos tiempos por venir.

Autores como Tilden (1977) enfatizaron en la idea de que la interpre­tación no solamente era una forma de hacer más asequible la información, sino que ésta perseguía un objetivo más ambicioso: el de la revelación. Es decir, que aunque el guía de ecoturismo haga uso de información técnica para ilustrar ciertos puntos y aclarar algunos significados, su interés prima­rio se centra en la trasmisión de conceptos e ideales. Por tanto, un guía de ecoturismo al actuar, debe explicar, definir, exponer o demostrar; debe hacer entender a su audiencia aquello que está viendo, esforzarse en enseñar el

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CONCEPTO DE INTERPRETACIÓN 1 2 1

significado de ciertos hechos y procesos, explicando para ello aquellas rela­ciones que los unen.

Lo anterior es sumamente importante, ya que en la naturaleza muchas veces resulta difícil ver algo, pero con la ayuda de la interpretación se des­cubrirán cada vez más detalles. Dicho en otras palabras, la interpretación debe ser capaz de mostrarle a los turistas aquellos rasgos del lugar que ellos se encuentran visitando, y que de otra manera no podrían ver o que simple­mente no notarían debido a que sus sentidos no se encuentran adaptados para ello.

Aunque la definición más utilizada ha sido la desarrollada por Tilden (1977), las diferentes organizaciones que hacen uso del término utilizan con­ceptos diferentes para reflejar sus valores culturales y organizacionales de base (Simon McArthur, 1998).

Sin embargo, algunas de las definiciones de interpretación reportadas en la literatura, y que se presentan a continuación, reflejan de manera colec­tiva la mayor parte de los elementos que los guías han considerado a lo lar­go del desarrollo de sus actividades de interpretación:

Para Abridge (1993), la interpretación es el arte de explicar el lugar del hombre en su medio, con el fin de incrementar la conciencia del visitante acerca de la importancia de esa interacción, y despertar en él un deseo de contribuir a la conservación del medio.

En el Queenisland National Park and Wildlife Service (Davie, 1993), es estimular y alentar una apreciación de la herencia natural y cultural, y para comunicar ideales y prácticas de conservación de la naturaleza.

En el caso de Colonial Williamsburg, EUA (McFairlane, 1994), es el pro­ceso de comunicación que pretende ayudar a los hombres a descubrir el sig­nificado de las cosas, lugares, individuos y eventos, ayudando a las personas a cambiar la manera de percibirse a sí mismos y a su mundo a través de un gran entendimiento de su mundo y de ellos mismos.

Para la Interpretation Australian Association (1995), es la comunicación de ideas y sentimientos para ayudar a las personas a enriquecer su entendi­miento y valoración del mundo, así como de su papel dentro del mismo.

Como puede verse, la mayoría de estas definiciones tienen entre sí mu­cho en común. Todas coinciden en que la interpretación constituye una suer­te de proceso de comunicación, que tiene como objetivo hacerle entender a los visitantes de las áreas naturales, el papel que ellos desempeñan en el am­biente para estimular su apreciación del medio y, si es posible, inducir cam­bios en sus conductas en relación con el mismo. Sin embargo, existen algu­nos principios básicos de la interpretación que no aparecen de manera clara y directa en estas definiciones. Se trata explícitamente del elemento recreati­vo, aspecto fundamental y primero de toda aproximación interpretativa, ya que, en la opinión de autores como McArthur (1998), toda actividad de inter­pretación, para que sea verdaderamente efectiva, debe ofrecer a los visitan­tes de áreas naturales una experiencia inspiradora, al combinar tanto los ele-

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122 CAP. 8. ELABORACIÓN DEL PROGRAMA

mentos cognoscitivos como los afectivos, siendo estos últimos los más signi­ficativos dentro del proceso.

No debemos olvidar que los visitantes están de vacaciones y, por tanto, son renuentes a que se les proporcione demasiada información, y mucho más a que se les obligue a procesarla, y lo que es más grave, si el guía les pre­senta una perspectiva única y permanente esto terminará por afectar su sen­sibilidad alejándolos del objetivo perseguido.

Lo anterior indica que un guía que pretende interpretar un ambiente real, requiere de métodos diferentes de los que han sido tradicionalmente uti­lizados en los procesos de educación formal, siendo precisamente la presenta­ción de este método el objetivo de este capítulo.

El método, inicialmente desarrollado entre los administradores de áreas naturales protegidas, e incorporado posteriormente por los operadores turís­ticos a sus procesos de entrega, recibe el nombre de enfoque multicentrico, y el mismo le devuelve a los visitantes la responsabilidad de alcanzar su propia comprensión basada en las experiencias colectivas (Wearing y Neil, 1999). El método básicamente pretende cumplir una finalidad educativa esencial: avivar la curiosidad por conocer y ayudar a comprender. Asimismo, la satis­facción de los instintos más significativos que se conjugan en el hombre de nuestro tiempo (andar, ver y comprender), puede alcanzarse de una manera inmediata, directa y activa, por medio de la interpretación.

Para ello se trabaja con base en una visión multicéntrica y en la idea de revelación originalmente propuesta por Tilden (1977), para luego añadir la idea de la concepción de poderes, de manera tal que el beneficio final se que­de entre los destinatarios de la interpretación: los visitantes o ecoturistas.

Prácticamente, la interpretación se fundamenta en el cumplimiento de una serie de condiciones de planeación y diseño necesarias para poder efec­tuar, como parte del programa de entrega del producto ecoturístico, las acti­vidades interpretativas de acuerdo con lo que el concepto propone. Por tan­to, el objetivo consiste en dotar a los operadores receptivos de una visión glo­bal de los métodos de planificación y ejecución de las actividades de inter­pretación, que les permita lograr los puntos educacionales y recreativos plan­teados de la misma.

LAS MODALIDADES DE INTERPRETACIÓN

No importa si se trata de una experiencia de turismo de aventura, de tu­rismo rural o de ecoturismo, siempre existen oportunidades interpretativas en ellas. Estas oportunidades no son otra cosa más que los elementos cognos­citivos, emocionales, de enriquecimiento sociocultural, humanístico o las oca­siones para interactuar con las comunidades locales o el entorno natural del recorrido, que contribuyen al crecimiento y desarrollo personal del visitante (Zamora Casal, 2002).

En el ecoturismo, la modalidad interpretativa que utilizan los operado­res receptivos es la que se define como interpretación conducida o persona-

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LAS MODALIDADES DE INTERPRETACIÓN 123

lizada. La interpretación conducida es aquella en la que un guía calificado acompaña a un grupo de visitantes y les habla de los rasgos o características que se encuentran a lo largo de una ruta predeterminada, el guía añade de­talles o perspectivas según los intereses y las reacciones del grupo a la vez que actúa como líder al organizar y orientar sus acciones. Una de las venta­jas de este tipo de interpretación es que el guía puede adaptar lo que se dice a los intereses específicos de cada grupo de visitantes.

Existen dos tipos de oportunidades interpretativas, las formales y las informales. Las primeras constituyen el tema principal motivo del recorrido. Puede tratarse de un paisaje, de algún elemento cultural del patrimonio, de una comunidad biótica, de alguna especie de la flora o de la fauna, o cual­quier otro aspecto del área visitada. La identificación de estas oportunidades interpretativas formales debe realizarse durante las exploraciones de las áreas operativas (scouting) y a partir del análisis del inventario de los recursos rea­lizados por los operadores receptivos en ellas.

Por su parte, las oportunidades interpretativas informales, si bien es cierto que no constituyen el motivo principal de la visita, sí complementan, sin embargo, los recorridos ecoturísticos. Al igual que con las oportunidades interpretativas formales, las oportunidades interpretativas informales tratan acerca de fenómenos socioculturales o naturales los cuales pueden obser­varse durante el desarrollo de la experiencia recreativa del turismo.

Estas oportunidades interpretativas, tanto formales como informales, dan origen a las dos modalidades más comunes de interpretación: la inter­pretación planificada y la interpretación espontánea.

1. La interpretación planificada. El gran número de temas ambienta­les y de motivaciones turísticas que existen obliga a los guías de ecoturismo a racionalizar el desarrollo de sus actividades de interpretación por medio de la planificación, ya que tanto el ecoturismo como la actual problemática am­biental responden a diversas condicionantes y producen una extensa varie­dad de efectos tanto directos como indirectos en las áreas protegidas y en el ambiente en general, los cuales serían imposibles de abarcar en su totalidad.

Tal complejidad de motivaciones y motivos requiere diferentes produc­tos (modelos de interpretación) y destinos de planificación (tipos de visitan­tes) para lograr una interpretación capaz de alcanzar los objetivos propuestos por el concepto ecoturismo: promover la conservación de las áreas naturales.

En este sentido, se puede hablar de diferentes formas de interpreta­ción planificada de acuerdo con el objetivo de la misma, ya sea que se tra­te de dar respuesta a un problema ambiental o simplemente satisfacer las motivaciones de los viajeros.

Las formas más frecuentes de interpretación planificada que se utilizan en el ecoturismo, son las siguientes:

a) Interpretación formativa. fe) Motivacional. c) Mixta.

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124 CAP. 8. ELABORACIÓN DEL PROGRAMA

La interpretación formativa se presenta en aquellas áreas de operación ecoturística sometidas a graves conflictos ambientales y está básicamente di­rigida a grupos de ecoturistas casuales con la idea (en primer lugar) de tratar de inducir en ellos cambios en sus conductas en relación con los problemas del área visitada y, en última instancia, con el ambiente global.

Por su parte, la interpretación motivational se da cuando se conocen con precisión las motivaciones de viaje de los grupos de visitantes con quienes se trabaja (turistas verdaderos), y está dirigida a inspirar al viajero a través del descubrimiento de grandes temas acerca del ambiente visitado, con el fin de que sean capaces de satisfacer sus motivaciones y expectativas de viaje.

Interpretación mixta. Es, de hecho, una de las más comunes, ya que se presenta cuando los grupos de visitantes con quienes se trabaja poseen mo­tivaciones más holísticas, lo que de alguna manera obliga al guía a incorpo­rar tópicos que por un lado satisfagan las motivaciones de los viajeros y, por el otro, inculquen en ellos ideas y sentimientos acerca de la problemática ambiental local y/o global.

2. La interpretación espontánea. Su descripción corresponde a aque­lla que aprovecha cualquier oportunidad (la presencia de un animal silvestre difícil de observar o un fenómeno natural como un relámpago, por ejemplo) que se le presenta al guía durante un recorrido, para realizar de una manera sencilla y casual, pero no por ello menos técnica y profesional, interpretacio­nes ambientales dirigidas a estimular tanto el conocimiento como la sensibi­lidad hacia el ambiente.

En turismo, este tipo de interpretación, al ser insospechada resulta na­tural y muy agradable. Sin embargo, este tipo de interpretación requiere del manejo de un amplio espectro del conocimiento por parte de los guías.

LOS OBJETIVOS Y METAS DE LA INTERPRETACIÓN

Los objetivos y metas de la interpretación ambiental (entendida ésta como una forma de transferencia de información con un propósito pedagógi-co-recreativo), deben estar basados en la implantación de una serie de ideas y principios que exploren los significados y las relaciones de los elementos del ecosistema visitado para que los visitantes puedan llegar a entenderlo. Así el propósito de la interpretación, tal como lo definió Tilden, no es el sim­ple descubrimiento de un lugar ante una audiencia, sino ofrecer una expe­riencia rica y satisfactoria.

Para poder comprender mejor estas ideas es necesario examinar los prin­cipios que acerca de la interpretación han sido desarrollados por autores como Freeman Tilden (1977), Stephen Wearing y John Neil (1999), entre otros.

Los principios en que ha de sustentarse el éxito de la interpretación son:

• Toda interpretación que no relacione lo que se está mostrando con algo de la personalidad o experiencia del visitante resultará ineficaz.

Page 127: Ecoturismo

LOS OBJETIVOS Y METAS DE LA INTERPRETACIÓN 125

• Las personas aprenden mejor si se involucran activamente en el pro­ceso de aprendizaje.

• Información no es interpretación; no obstante, toda interpretación incluye información. La interpretación es en esencia revelación sobre la base de información literal.

• La principal meta de la interpretación no es la instrucción sino el es­tímulo.

• Lo que la gente llega a comprender por sí misma es lo más memora­ble, ya que estimula la sensación de entusiasmo y desarrollo personal.

• La interpretación, más que mostrar una parte, debe tratar de mostrar un todo, así como las diferentes relaciones entre sus partes.

• Cuando las personas viven experiencias auténticas es cuando más aprenden.

Desde un punto de vista didáctico, se sabe que la condición ideal de aprendizaje para alcanzar el conocimiento es aquella en la que se cuenta con el objeto acerca del cual se quiere enseñar algo, por eso, nada es mejor que encontrarse en un área natural para enriquecer el conocimiento de un visitante acerca del mundo que lo rodea. Sin embargo, es preciso recordar que el uso de las técnicas de interpretación como herramienta o instru­mento para lograr los objetivos de conservación no deben encapricharse en la enseñanza, sino que deben orientarse a motivar y sensibilizar. Teniendo en mente estos factores, es posible crear una red de comunicación efectiva entre visitantes y operadores turísticos que promueva una ética de la con­servación.

Por tal razón, un guía, para lograr estimular, debe ser capaz de hacerle entender a su audiencia una serie de preceptos que lo conduzcan al final de su experiencia a una toma de conciencia. Algunos de esos preceptos son los siguientes:

• El hombre no está aislado del medio, por el contrario, es una parte integrante del mismo.

• La calidad del ambiente es sinónimo de la calidad de vida. • El entorno determina la forma de vida de las civilizaciones. • Mientras el hombre posee poderes casi ilimitados para transformar

la superficie de la Tierra, el medio natural se encuentra prácticamen­te impotente ante tal capacidad.

• La naturaleza no debe ser valorada solamente por sus atributos esté­ticos sino también por aquellos valores económicos presentes en ella y que el hombre necesita. Por tanto, vivir en armonía con la natura­leza es una imperiosa necesidad económica y social.

• El manejo de los desechos procedentes de la sociedad es absolutamen­te imperioso.

• El uso inteligente de los recursos naturales por parte de la sociedad humana es absolutamente imprescindible para su propia supervi­vencia.

Page 128: Ecoturismo

126 CAP. 8. ELABORACIÓN DEL PROGRAMA

Al interpretar para su audiencia un ambiente durante una actividad ecoturística, el guía deberá tratar de despertar en ella una sensibilidad hacia aquellas necesidades ambientales que la sociedad actual posee, para tratar de propiciar de esta manera la supervivencia del hombre y de su entorno natural.

De acuerdo con Beckner (1994) y Tilden (1977), los objetivos de la in­terpretación ambiental son los siguientes:

• Incrementar el disfrute de los turistas cuando visiten áreas naturales, ya que la comprensión del lugar aumenta el placer derivado de la vi­sita misma.

• Identificar y preservar valores culturales prístinos, paisajes y recur­sos naturales, y bienes históricos por medio de una interpretación adecuada.

• Respaldar el desarrollo de alguna acción de carácter ambiental y ob­tener el apoyo de los visitantes para una actividad o gestión particu­lar (ecofactores).

• Eliminar usos o instrucciones no compatibles con la gestión del área protegida que afecten negativamente los valores estéticos o reduz­can el disfrute e inspiración de los visitantes.

Portanto, las metas interpretativas y los objetivos generales, que (median­te la interpretación) un programa ecoturístico debe incluir, tiene que descri­bir las oportunidades que los visitantes poseen para conocer, pensar, sentir y hacer durante y después de realizar una actividad ecoturística, dejando al ecoturista con una sensación de disfrute y satisfacción, y con una percep­ción de que la conservación del medio es necesaria y vale la pena. Estos obje­tivos pueden dividirse en las siguientes tres categorías:

• De conocimiento. • De actitudes. • De acción.

El concepto de objetivo se refiere a crear oportunidades para incremen­tar el conocimiento, la apreciación y entendimiento de la herencia natural y cultural de un destino.

Para alcanzar un objetivo, la interpretación debe crear un clima que le permita a los visitantes explorar tanto el pasado como el presente y el futuro de las relaciones de la persona con el recurso natural que está siendo visitado.

Los visitantes deben tener la oportunidad de incrementar sus conoci­mientos acerca de los sistemas naturales y de los procesos ecológicos, ya que esto promoverá una ética de respeto ambiental hacia los recursos del área vi­sitada, permitiéndoles a un mismo tiempo reconocer y valorar el papel que de­sempeñan estas áreas naturales en su vida diaria.

Cada objetivo propuesto puede ser desagregado, en función de los intere­ses y habilidades de los guías, en objetivos, los cuales pueden ser de tres tipos:

Page 129: Ecoturismo

LA INTERPRETACIÓN COMO PROCESO DE COMUNICACIÓN 127

• De aprendizaje. • Motivacionales. • De comportamiento.

Objetivos de aprendizaje. Los turistas, a través de la interpretación, pueden adquirir conciencia de:

• Que la vida alcanza su mayor expresión en diversidad de especies y complejidad de relaciones en los trópicos, pero que estos ecosistemas están altamente amenazados.

• Que toda la vida es interdependiente entre sí. • Que muchas especies están desapareciendo de los ecosistemas tropi­

cales y otras más se encuentran amenazadas. • Que a pesar de que los ecosistemas en general le proporcionan bene­

ficios a muchas personas en el mundo, sus estilos de vida tienen efec­tos negativos sobre ellos.

Objetivos motivacionales. Los visitantes, a través de la interpretación, tienen la oportunidad de sentirse:

• Estimulados para conocer más acerca de la vida en la naturaleza. • Comprometidos a proteger las especies en peligro de extinción. • Participativos en programas que contribuyan a ayudar y asegurar el

futuro de las áreas naturales en general.

Objetivos de comportamiento. Los visitantes, a través de la interpreta­ción, tienen la oportunidad de:

• Compartir con sus compañeros de viaje las experiencias que ellos han aprendido acerca de los ambientes naturales visitados, su flora, su fauna y la gente que en ellos habita.

• Participar en los programas locales de gestión ambiental. • Respetar las restricciones y cualquier otra actividad de manejo rela­

cionadas con la protección de especies amenazadas y la disminución de impactos acerca de los recursos naturales.

LA INTERPRETACIÓN COMO PROCESO DE COMUNICACIÓN

La interpretación es un enfoque de la comunicación, y como tal debe basarse en sus principios. Por tanto, todo aquel que ejerza la profesión de guía turístico y pretenda realizar actividades de interpretación debe ser tam­bién un excelente comunicador.

La comunicación puede definirse como la trasmisión de información y entendimiento mediante el uso de símbolos comunes, en consecuencia, la

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128 CAP. 8. ELABORACIÓN DEL PROGRAMA

comunicación puede ser entendida como una actividad compartida que ne­cesariamente pone en contacto a las personas, en este caso a un guía de eco-turismo con su audiencia (los ecoturistas).

De esta manera puede concluirse que la comunicación es un aspecto muy importante dentro de las técnicas de guiatura de grupos de ecoturistas, ya que después de haber estudiado qué es lo que se va interpretar, hay que saber cómo hacerlo, y para ello es necesario entrar de lleno en las técnicas de comunicación. Dicho de otra manera, los guías de ecoturismo no pueden permitirse expresar sus ideas por medio de señales incompletas, mezcladas o poco claras, ya sea en el comportamiento o en el habla. Para ellos es im­posible no comunicar. Actividad o inactividad, palabras o silencio, siempre tienen valor de mensaje e influyen sobre los demás.

Aunque los guías soportan su conducta por medio de expresiones ver­bales, su papel como intérpretes ambientales debe estar basado en el mane­jo de técnicas de comunicación (verbales y no verbales). Así pues, para que ellos puedan hacer llegar sus mensajes de una manera realmente efectiva, es necesario e indispensable que conozcan, antes que nada, el funcionamiento del proceso de comunicación y, luego, cómo puede adecuarse a las activida­des de la interpretación ambiental.

LAS NOCIONES BÁSICAS DEL MODELO DE COMUNICACIÓN

En toda comunicación se observa que cada persona que participa en ella recibe, interpreta y codifica información a través de un proceso cíclico cons­tante. Si la fuente humana que el guía ecoturístico representa no tiene infor­mación clara y adecuada, si el mensaje no es debidamente codificado y lle­vado a señales trasmisibles, si estas señales no son transportadas en forma rápida y suficientemente precisa, si el mensaje no es descifrado en el patrón que corresponde a la codificación previa y, finalmente, si el visitante destina­tario es incapaz de utilizar el mensaje ya descifrado de manera que produzca la respuesta deseada, es obvio que el sistema de comunicación empleado no está trabajando con eficiencia.

El guía debe entender la importancia de su postura como comunicador de un saber, por lo que es su obligación definir el propósito y el proceso que empleará para lograr revelar sus mensajes, enfatizando en la trasmisión de ideas y relaciones en lugar de transferir simples hechos. Para lograr esto, es necesario que se conozca la manera en que los procesos de comunicación fun­cionan y la forma en que los mismos pueden ser adaptados a los procesos in­terpretativos que serán empleados durante la guiatura ecoturística.

La figura 8.1 contiene todos los elementos indispensables de un proceso de comunicación que puede ser fácilmente adecuado al concepto de interpre­tación. En el mismo se han desagregado las diferentes fases del proceso con objeto de hacerlo más comprensible en términos del proceso interpretativo al que posteriormente será adaptado.

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¿Dónde, cuándo y cómo?

Figura 8.1. El modelo de comunicación. (Adaptado del modelo Emerec, 1990.)

Este modelo permite además detectar posibles fallas en la tarea del guía como comunicador. Para ello hace uso de una fase de retroalimentación que teóricamente le permite al guía, al interactuar con su audiencia, conocer si los mensajes enviados han sido claramente comprendidos o no.

En este modelo el emisor está representado por el "guía intérprete", quien personaliza al sujeto que tiene la responsabilidad de trasmitir infor­mación y que elabora un mensaje a partir de unas fuentes de documenta­ción, conocimientos y experiencias para enviar el mensaje a su audiencia: compuesta en este caso por los visitantes, quienes por su parte representan al receptor, quien recibe la información emitida, escucha el mensaje y le da sig­nificado. Ahora bien, para que el guía pueda hacer entrega del mensaje, debe recurrir al uso de un canal de aproximación, el cual será seleccionado en fun­ción de la naturaleza del mensaje así como también del tipo de receptor o de audiencia, que en nuestro caso está representado por lo que se define como el "escenario interpretativo". De acuerdo con Blanchette y Génois (1999), para definir el canal de aproximación, debe:

1. Determinarse los momentos requeridos (¿el cómo?). Para orientar y formar de manera comprensiva el mensaje (lo que se dice).

2. Determinarse el escenario interpretativo o sitio de parada en el que se producirá la comunicación del mensaje así como su duración (¿dónde y cuándo?).

La comunicación es un sistema de dos direcciones y por tanto necesi­ta de retroalimentación. La retroalimentatión le permite al guía intérprete (a través de gestos y preguntas) verificar la comprensión de su mensaje, esto con objeto de saber si ha tenido éxito en relación con sus objetivos co-municacionales. No debe olvidarse que la retroalimentación es tanto verbal como visual.

• Verbal. Hay que prestar atención tanto a las preguntas que se formu­lan como a los comentarios que se hacen.

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130 CAP. 8. ELABORACIÓN DEL PROGRAMA

• Visual. Se debe prestar atención a los gestos y expresiones de la audien­cia (si bosteza, si se alejan del grupo, etc.).

Cuando se realizan actividades de interpretación, el guía debe evaluar constantemente la reacción de la audiencia ante los procesos de comunica­ción. Siempre deben adecuarse las palabras conforme reaccionen los visitan­tes. Luego entonces se introducirán las enmiendas necesarias para corregir la situación de incomprensión o indiferencia, con lo que se logrará ejercer el control sobre futuros mensajes.

El propósito de conocer este proceso es hacer entender a los guías que los procesos de comunicación deben ser compatibles con las formas en que se comunica la gente común. Siempre debemos recordar que en la interpreta­ción, nuestra meta es comunicar un mensaje que dé respuesta a un objetivo ambiental.

CÓMO TRASMITIR EL MENSAJE

Un buen guía debe tener siempre presente que en el proceso de comuni­car cualquier mensaje, es fundamental no sólo el contenido del mensaje sino también la forma en que éste es trasmitido. La persona que habla resulta tan importante como el propio mensaje que está trasmitiendo, por ello, los guías siempre deben cuidar su imagen personal (apariencia y forma de vestir).

Cuando un guía emite un mensaje, confía en que su audiencia le dé un significado que se adecué a lo que él está diciendo. Para lograr esto, el guía debe tomar en consideración una serie de aspectos que le permitan lograr este objetivo.

A continuación se observan algunos consejos para comunicarse de ma­nera más efectiva:

• Hacer uso de un lenguaje sencillo a través de una comunicación oral o visual. Usar oraciones cortas y enfatizar las observaciones, usar ver­bos activos y en tiempo presente.

• Creer en lo que uno mismo dice. Debe haber algo afectivo en el estilo si se quiere retener la atención e interesar a la audiencia.

• Hacer el discurso fácil para uno mismo. Para lograr esto, el guía debe construir su discurso alrededor de una idea principal. Concretar su in­troducción y conclusión con algunos ejemplos ajustados a la audiencia.

• Utilizar su entorno. Si se encuentran en un ambiente natural, no debe desperdiciarse este recurso, ya que las explicaciones sobre el objeto de la misma ayudarán a la audiencia a comprender más fácilmente sus objetivos y a fortalecer su mensaje.

• Incluir el lenguaje corporal. Al establecer una clara relación entre la postura del cuerpo, el timbre de voz y los gestos adecuados con el mensaje, para que la audiencia pueda asimilar completamente el con­tenido del mismo. Debe recordarse que los gestos de la cara y el len-

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LA INTERPRETACIÓN COMO PROCESO DE COMUNICACIÓN 1 3 1

guaje del cuerpo están interrelacionados con el mensaje en sí y comu­nican tanto o más que las mismas palabras.

• Establecer periodos de preguntas y respuestas. Este es un aspecto impor­tante, ya que en la medida en la que el guía maneje estos tiempos, definirá el interés de su audiencia. Durante estos periodos de pre­guntas y respuestas el guía debe evitar caer en provocaciones o en discusiones personales.

LA COMUNICACIÓN NO VERBAL

La comunicación no solamente se produce a través de palabras, sino también con la imagen y los gestos, así, si un guía desea comunicar y lograr que se interprete efectivamente su mensaje, debe también dominar los as­pectos del lenguaje no verbal.

Gesto. Las palabras siempre deben ir acompañadas por el gesto, ya que cuando se habla se hace con todo el cuerpo. Por esta razón, es importante dominar el lenguaje gestual del cuerpo, ya que cualquier movimiento cons­ciente o inconsciente puede indicar algo y, en ciertas ocasiones, incluso pue­de llegar a contradecir el lenguaje oral. Para poder conseguir un buen uso del lenguaje no verbal es necesario controlar las emociones e impulsos, procu­rar gesticular de manera natural, espontánea, y nunca de manera forzada. Si existen problemas personales, éstos deben dejarse de lado. Un buen guía debe saber hacer buen uso de la sonrisa, ya que esta es un arma contra la agresividad y favorece la comunicación.

Imagen. Este es un elemento vital de la comunicación, ya que es la pri­mera impresión que los visitantes reciben de su guía. Aspectos tales como la manera de vestirse o de arreglarse el cabello tienen una influencia deci­siva en la opinión que se forma la audiencia, razón por la cual debe cuidar­se el aspecto personal para que la imagen concuerde con lo que se espera del guía.

ESTRATEGIAS DE COMUNICACIÓN APLICADAS A LA INTERPRETACIÓN AMBIENTAL

De acuerdo con autores como Aranguren et al. (1997), en el contexto de la interpretación, se entiende por estrategia a la aplicación de una técni­ca que puede ser utilizada para incrementar la comprensión de la audiencia. Estas técnicas, por lo general, se utilizan asociadas con diferentes métodos de comunicación e, incluso, a combinaciones de dichos métodos. Sin embar­go, para autores como Tilden (1977), lo que es de gran importancia es el es­tilo utilizado en la presentación de los contenidos interpretativos, y para ello lo que principalmente cuenta es la imaginación y el conocimiento que posea el guía.

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132 CAP. 8. ELABORACIÓN DEL PROGRAMA

Como puede verse, el guía es la piedra angular de todo proceso de inter­pretación. Sin embargo, y de una manera muy frecuente, se cree que las técni­cas de interpretación están solamente dentro del dominio de los especialistas (biólogos, ecólogos, botánicos, etc.), y que el trabajo de guiar es menos im­portante en las operaciones de ecoturismo. Esta situación proviene, de acuer­do con Muñoz (1995), de la falsa convicción de que el ecoturismo es un sinó­nimo de turismo científico, y de que esta unión entre el ecoturista y el destino se encuentra necesariamente mejor en manos de un catedrático naturalista que en las de un guía de turismo. Sin embargo, como las operaciones ecotu­rísticas se desarrollan entre el mundo del turismo y el de las ciencias natura­les, tanto los aspectos que se refieren a la guiatura como los que se refieren a los tópicos científicos en particular, son importantes. Es por ello que la guiatura debe conjugar no solamente la habilidad para explicar a los viajeros acerca del área que está siendo visitada, o para coordinar con el operador turístico, sino también la capacidad para llevar el mensaje completo que el ecoturis­mo encierra, es decir, la importancia de los estilos de vida sostenibles, tanto en el hogar como en el exterior.

Para lograr lo anterior, es necesario contar con un recurso humano muy bien entrenado en las técnicas de interpretación ambiental. Pero, en comple­mento, la interpretación debe ser reforzada en todas las experiencias de los visitantes, considerando para ello un sistema de valores que debe estar pre­sente a lo largo de todo el ciclo del proceso de producción y entrega de los programas de viajes ecoturísticos.

Lo anterior refuerza la idea de que las experiencias de los visitantes de­ben ser planificadas, para proporcionar un conocimiento renovado acerca de los recursos y de las influencias de los valores humanos en el mundo actual.

LOS ELEMENTOS DE LA COMUNICACIÓN

Existen dos elementos dentro de la comunicación para que ésta se lleve a cabo, y son, por un lado, el sujeto emisor, el guía, y por el otro, el sujeto re­ceptor, representado por un individuo, una audiencia o grupo de visitantes.

En lo que respecta al sujeto emisor, esto es, al guía, y para dirigir una buena excursión ecoturística y lograr una mejor comunicación con la audien­cia debe actuar como un verdadero anfitrión, haciendo todo lo posible para que los visitantes se sientan complacidos de estar allí, debe mostrar respeto por su audiencia al utilizar mensajes claros, voz audible, mirar a la cara, uti­lizar un lenguaje educado, saludar y despedirse de ellos, ser cortés y ético en todos los aspectos, no olvidar sonreír y siempre llamarlos por su nombre. Esto es elemental, sin embargo, existen guías que le dan poca importancia; lo anterior es un error, ya que aun cuando la excursión esté bien planificada, puede fallar en sus aspectos interpretativos al no atraer a su audiencia, todo ello por la falta de personalidad que el guía proyecta hacia su audiencia.

Autores como Ham (1992), afirman que la imagen y comportamiento del guía influyen directamente en la respuesta de la audiencia durante las ac-

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UNA APROXIMACIÓN INTERPRETATIVA DE LA COMUNICACIÓN 133

tividades interpretativas, razón por la cual no deben actuar como guardianes, incluso cuando estén preocupados por la integridad de las áreas operativas, no deben verse como máquinas, aun en caso de que hayan planificado y ensaya­do sus excursiones, tampoco deben actuar como sabelotodos, aunque tengan un gran conocimiento sobre los tópicos tratados en sus excursiones.

Ahora hablaremos del sujeto receptor (la audiencia o grupo de visi­tantes).

El guía debe preocuparse de aquello que más le interesa a su audiencia (disfrutar la visita al destino), y para ello debe ser capaz de crear entre los visitantes verdaderas experiencias emocionales.

El guía debe entender que en esta modalidad de la nueva era del turis­mo el valor se encuentra en las experiencias y en las historias, el deseo no es descansar, sino ascender por la pirámide emocional. El guía debe saber que, aunque la razón primaria de su audiencia para participar en un viaje ecoturístico no es descansar, tampoco lo es la educación y que por tanto su trabajo no consiste en enseñar, de igual manera en que se realiza en un aula escolar. De acuerdo con Wearing y Neil (1999), la educación es una versión más formalizada de la interpretación. Mientras que la interpretación intenta capturar la atención de los visitantes, la educación se centra específicamen­te en fines instructivos. La educación tiene tradicionalmente una audiencia cautiva, mientras que los turistas que realizan una excursión ecoturística cons­tituyen una audiencia no cautiva.

Es importante que los guías se den cuenta de las diferencias fundamen­tales que existen entre estos dos tipos de audiencias y cómo adecuar los mé­todos de comunicación para que se adapten a ellos.

Sam Ham (1992) afirma que entre las diferencias más significativas que pueden establecerse entre una audiencia cautiva y una no cautiva está el he­cho de que la primera resulta ser una audiencia involuntaria, en tanto que la segunda es voluntaria. De la misma manera, para las audiencias cautivas las recompensas externas son importantes, por tanto, deben prestar atención, en tanto que para las otras no lo son, lo que significa que si a una audiencia no le cautiva o no le motiva lo que está escuchando, simplemente perderá el inte­rés o cambiará su atención hacia algo más ameno y entretenido.

UNA APROXIMACIÓN INTERPRETATIVA DE LA COMUNICACIÓN EN LA GUIATURA TURÍSTICA

Las diferencias descritas por Ham (1992) entre audiencias cautivas y no cautivas obligan a los guías a realizar una adecuación especial de los métodos de comunicación a las actividades de interpretación en ecoturismo, este ajus­te ha sido definido como el abordaje interpretativo en la comunicación. Esta aproximación básicamente confiere a la interpretación una serie de cualidades fundamentales que permiten diferenciarla de otras formas de transferencia de información, y que definen de esta manera el abordaje interpretativo en el eco-

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134 CAP. 8. ELABORACIÓN DEL PROGRAMA

turismo. Estas cualidades han sido determinadas a partir de las diferentes defi­niciones que autores como Ham, Tilden y Steve van Matre, entre otros, han emitido. Las cualidades de la interpretación básicamente son las siguientes:

1. Es amena, es decir, entretiene. A pesar de que proporcionar diversión no es el principal objetivo de la interpretación, ésta debe ser una de sus cuali­dades esenciales, ya que si no mantiene la atención de la audiencia fracasará.

2. Es holística, debido a que la misma es una ciencia que combina de una manera integral muchas disciplinas, ya sea que el tema presentado corres­ponda al ámbito científico, ecológico, histórico o arquitectónico.

3. Es pertinente cuando posee dos cualidades importantes: tiene signifi­cado y es personal. La información tiene significado para una persona cuan­do ésta es capaz de relacionarla con algo que conoce. Por su parte, la otra cualidad hace referencia al hecho de relacionar de alguna forma lo que se está describiendo con algo de la personalidad o experiencia del visitante.

4. Es emotiva, cuando la experiencia que produce la actividad entre la audiencia es capaz de despertar fascinación y sentimientos entre ellos; emo­ciones que deben convertirse en el detonador para un cambio de actitud de los visitantes ante la problemática ambiental que hoy aqueja al mundo, tan­to en los lugares visitados como en sus lugares de residencia.

5. Debe ser flexible, porque una guiatura demasiado sistematizada po­dría perder su interés entre las mallas de un plan preconcebido. Las normas, los horarios fijos, suponen una rutina tediosa y aburrida para un visitante, y constituyen un atentado contra su libertad. Debe permitirse que la sorpresa aparezca en cualquier lugar y en un momento inesperado, y que el visitante determine el tiempo de su duración. Nadie puede predecir el tiempo que ne­cesitará un visitante para disfrutar de la vista de un paisaje maravilloso. La sensibilidad no puede regirse por los relojes, por tanto, debemos tener pre­sente que cada par de ojos recrean al mundo de maneras diferentes. En este sentido, cada viajero descubrirá un nuevo matiz que los cientos de visitantes anteriores de estos lugares no notaron.

6. Es organizada, y cuando se presenta de esta manera es fácil de se­guir, así se requiere de muy poco esfuerzo por parte de la audiencia.

7. Es temática, cuando posee un punto central o imagen propulsora alrededor de la cual se organizan todas las ideas del relato. Es decir, debe tener un principio, un final y, principalmente, un mensaje o enseñanza.

Las dos últimas cualidades descritas (organizada y temática) correspon­den a una primera fase del proceso de comunicación, adaptado a las activi­dades de interpretación a través del abordaje interpretativo, y que ha sido de­nominada planificación pedagógica o dramatúrgica, mientras que las cinco primeras cualidades referidas corresponden a la segunda fase de este mismo proceso. Esta segunda fase a la que se hace referencia ha sido identificada como la parte operativa del proceso interpretativo, y sólo corresponde a la rea­lización de la actividad de interpretación ambiental a través de la entrega del producto turístico, como se muestra en la figura 8.2.

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Figura 8.2. La interpretación ambiental como proceso para abordar la experiencia educativa de los viajeros de naturaleza.

La planificación pedagógica o dramatúrgica permite estructurar las acti­vidades de interpretación de una manera organizada con base en una temáti­ca particular. Esta temática funciona como un hilo conductor que conecta en­tre sí a cada uno de los escenarios o paradas que el guía previamente haya establecido para la realización del recorrido interpretativo, mientras que la ejecución hace entrega de una actividad que, si quiere ser exitosa, debe ser realizada de manera amena, pertinente, holística y exquisitamente emotiva. Esto último significa percibir la naturaleza de todas las cosas que nos rodean en el momento de la interpretación, y ser conscientes de que todo es como un organismo del cual formamos parte. Esto es vital para un guía ecoturísti­co, ya que si él no es capaz de leer las historias dramáticas que se suscitan en la naturaleza, tampoco será capaz de leer ésta en la vida humana.

En resumen, para que un guía logre alcanzar los objetivos de sensibili­zar y educar a su audiencia, debe realizarlo de la siguiente manera:

• Temática. • Organizada. • Amena. • Holística. • Personal. • Reflexiva. • Emotiva.

1. Interpretar de manera temática. Se deben realizar aproximaciones temáticas para que todo gire en relación con una idea central (la imagen dra­mática o tema que propulsará la interpretación) que le dé cohesión a las par­tes y refuerce el mensaje. La idea de utilizar un tema1 como centro del trabajo

1 Un tema es la idea central o clave de cualquier información.

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136 CAP. 8. ELABORACIÓN DEL PROGRAMA

interpretativo le permite al visitante relacionarlo fácilmente con su experien­cia y a no olvidarlo con rapidez.

Cuando la interpretación tiene un tema o imagen propulsora, consecuen­temente debe tener también un mensaje o imagen dramática. A esto se le ha denominado interpretación temática o dramatúrgica. Sin embargo, uno debe responderse: ¿cómo seleccionar un tema interpretativo o imagen propulso­ra para una excursión en particular? Cuando una persona observa una com­pleja escena visual como la que se nos presenta ante el escenario biológico, físico o geográfico de nuestras áreas de operación, es poco probable que vea en ella la misma configuración que otras personas podrían advertir. En un eco­sistema en particular es posible discernir una amplia variedad de aspectos o rasgos, según variables tan diferentes como la edad, el sexo, la educación, la cultura, el vigor físico, el bienestar mental, la ideología política, etc. Ciertas cosas o rasgos importantes para algunos visitantes u operadores turísticos no existen virtualmente para otros.

Por tanto, a la hora de definir un tema interpretativo o imagen propul­sora, el problema no consiste solamente en identificar las unidades o elemen­tos ecológicos, físicos o geográficos más relevantes del área en donde se de­sarrollarán las actividades (ya sean en su mayor parte tangibles o esencial­mente construcciones mentales), sino también en visualizar las relaciones e interacciones que, se supone, tienen lugar entre dichos elementos.

Es por ello que el operador turístico debe entender que cada potencial área operativa de la región en la que se encuentre trabajando, tiene una es­tructura general muy sencilla desde el punto de vista conceptual, pero muy compleja en lo que concierne a los distintos elementos que la forman y a las interrelaciones entre los mismos. Puede afirmarse que la naturaleza de dicha región es el resultado de la superposición de una serie de factores.

Esta superposición de factores de diversa naturaleza, entre los que se po­drían citar, por ejemplo, clima, tipo de suelo, procesos naturales activos (abió-ticos), comunidades vegetales o animales (bióticos), infraestructura vial, edificios históricos, tipo de actividad económica (humanos), etc., es la que conforma y caracteriza el ambiente de las áreas de operación ecoturística.

Toda esta serie de elementos forman un conjunto dinámico en el cual los distintos factores que en él se interrelacionan pueden constituir, depen­diendo de sus cualidades, los tópicos que darán origen a los temas o imáge­nes propulsoras de la excursión ecoturística.

Al definir el tema interpretativo, la estrategia debe consistir en selec­cionar ciertos fenómenos o hechos muy importantes cuyo desarrollo ha de­terminado la aparición, y tal vez la futura desaparición, del "ecosistema global" (este fenómeno se podrá transformar en el tópico interpretativo); luego se desarrollan apreciaciones más refinadas, mediante las cuales se pue­de describir ampliamente el estado del ecosistema según las propiedades ecológicas que sean más relevantes, de acuerdo con los objetivos interpreta­tivos que han sido definidos.

Esta estrategia se fundamenta en la idea de que, mientras los diferentes componentes o subsistemas del ecosistema global, que constituyen el área

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UNA APROXIMACIÓN INTERPRETATIVA DE LA COMUNICACIÓN 137

operativa, pueden funcionar e interactuar, así como tener relaciones ecoló­gicas y manifestar propiedades comparables, el ecosistema global, visto como una unidad biológica funcional, está restringido solamente a su dimensión fi­nal. Si el ecosistema global sirve sólo como un contexto dentro del cual nues­tros subsistemas pueden existir, experimentar cambios, desarrollar relaciones y comportarse o interactuar, entonces puede manifestar un particular estado de ser, y mediante cambios en sus atributos, experimentar una dimensión de devenir. Dentro de este orden de ideas se puede concebir cada uno de los com­ponentes delineados anteriormente como una entidad dentro de un contexto mayor (espacial o conceptualmente) y, por tanto, todos pueden concebirse como componentes o subsistemas ecológicos y/o sociales; así, un marco taxo­nómico se torna muy apropiado para alcanzar nuestro propósito. Los subsis­temas o componentes son de tres tipos: abióticos, bióticos y humanos, y los examinaremos en ese orden.

• Los elementos abióticos constituyen el medio donde los organismos vivos desarrollan sus actividades, es decir, la porción inanimada, y pertenecen a dos categorías: químicos (el agua, el aire, los componen­tes del sustrato, etc.) y físicos (la luz, el calor, la presión, etc.).

• Los elementos bióticos están constituidos por el conjunto de los orga­nismos vivos, la porción viva del ecosistema que será interpretado.

• Los elementos humanos se refieren a la relación hombre-ambiente. Si analizamos este planteamiento de una manera retrospectiva, veremos que la cultura humana se desenvolvió a partir de un momento tan le­jano como el neolítico, con la domesticación de plantas (agricultura) y animales, con las industrias del hilado, el tejido y la alfarería, y con la fundición y elaboración de los metales. Sobre estas bases na­ció la revolución científico-técnica que elevó al hombre a destrezas crea­doras, las cuales, en gran parte, una vez que comenzó a imperar la masifícacion tecnicoindustrial, se perdieron. Las obras de este periodo no se crearon con fines utilitarios o especulativos, tal como sucede hoy día, sino que el hombre añadió significado y belleza al ritmo del diario vivir, enriqueciendo de esta manera la naturaleza al agregar valores significativos a su cultura material y espiritual. Desafortunadamente, las doctrinas de la era industrial, que sustitu­yeron la visión orgánica del mundo que hasta entonces había existi­do, concibieron un concepto deformado de la relación del hombre con la naturaleza al considerar de un modo unilateral un solo aspec­to de ella: la materia y las fuerzas motrices mecánicas. Esto inevita­blemente condujo a la mutilación de los ambientes naturales y a la desnaturalización humana que hoy constituye el drama que caracte­riza nuestra vida presente, y amenaza nuestro futuro, y que necesa­riamente debe ser mostrada a través de la interpretación ambiental.

Cómo pensar temáticamente. El uso de un tema o imagen propulsora asegura que la interpretación será relevante para el lugar y que reflejará las

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138 CAP. 8. ELABORACIÓN DEL PROGRAMA

características del área operativa que está siendo interpretada, así como tam­bién su problemática ambiental en caso de que exista.

De acuerdo con Ham (1992), pensar de manera temática es relativa­mente sencillo. Para él, la manera más fácil de pensar temáticamente es la siguiente:

a) Primero debe seleccionarse un tópico2 interpretativo general de acuer­do con la estrategia anteriormente propuesta, por ejemplo:

Las aves de las selvas nubladas. Una vez hecho esto, se usa el tópico para completar la siguiente oración:

"La interpretación será acerca de Zas aves de las selvas nubladas." (tópico interpretativo)

fe) A continuación debe formularse el tópico interpretativo, elegido en unos términos mucho más específicos, completando para ello la si­guiente oración:

"Pero específicamente se pretende hablar acerca de la importancia de conservar las aves frugívoras de las selvas nubladas de los Andes."

(concepto interpretativo)

c) Ahora estamos listos para expresar el tema interpretativo o imagen propulsora, completando para ello la siguiente oración:

"Después de realizar la interpretación se busca que los visitantes comprendan que es necesario conservar a las aves frugívoras porque ellas son las principales dispersoras de semillas de las selvas nubladas de los Andes."

(mensaje interpretativo)

Como puede observarse, la estructura de un tema interpretativo está compuesta por un tópico, un concepto y un mensaje interpretativo, mismos que se pueden expresar en una estructura sinóptica como la que se presenta en el cuadro 8.1.

2. Interpretar de manera organizada. Fundamentalmente, deben plan­tearse ideas principales que sean claras y fáciles de seguir por la audiencia.

El uso de secuencias contribuye también a obtener mejores respuestas por parte de la audiencia ante el mensaje interpretativo. Las secuencias pue­den ser de utilidad al interpretar acontecimientos históricos, ya que permi­ten ilustrar un orden cronológico. Por otra parte, un mensaje trasmitido en

2 El tópico de una actividad interpretativa no es lo mismo que el tema. El tópico es simplemente el objeto de la materia de la actividad de interpretación, mientras que el tema es el mensaje principal de la materia que el guía quiere que su audiencia comprenda.

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Cuadro 8.1. Estructura sinóptica de un tema interpretativo.

forma secuencial permite mantener a la audiencia en expectativa y añade un poco de encanto al proceso interpretativo.

De un programa de viajes de naturaleza bien estructurado se crea una historia fluida y secuencial. Por ejemplo, una estructura interpretativa que tie­ne como basamento del tema central el avance de la frontera agrícola, puede comenzar per lqs componentes biológicos básicos para luego ir más profunda­mente alanálisis de los sistemas ecológicos, seguido por los problemas am­bientales, hasta plantear finalmente las posibles soluciones.

El guía debe entender que un programa de viajes correctamente estruc­turado debe vincular los lugares con los mensajes de la manera más lógica, entretenida y original como sea posible. Esto ayuda a construir ideas dentro de un armazón que les da cuerpo y edifica las emociones de los visitantes, conduciéndolas desde un interés rápido y superficial hasta un enfoque cada vez más profundo. En resumen, para estructurar de una manera lógica la ex­periencia interpretativa, que será realidad al realizarse la excursión guiada, deben tenerse en cuenta los siguientes componentes clave:

a) El periodo de preparación. fe) La introducción. c) El cuerpo. d) La conclusión.

El periodo de preparación. En los programas de ecoturismo, tanto el ta­maño del grupo como los procedimientos de operación son de suma impor­tancia. La protección del área operativa debe ser la preocupación principal del operador y de su personal de contacto: principalmente los guías. Para disminuir el impacto y facilitar la protección del lugar, es necesario adop­tar una serie de pautas operativas claras y bien definidas que deben ser cumplidas por todos los participantes: los visitantes y los guías. Sin embar­go, al formular estas pautas hay que considerar los intereses de cada parti­cipante de un tour; a la vez que se vela por la integridad de los atractivos naturales, debe también proporcionarse al visitante una experiencia única e inolvidable.

En la guiatura ecoturística, el periodo de preparación se corresponde con lo que se ha denominado Reuniones de información o Programa de orien­tación, los cuales tienen como objetivo adelantar información acerca de los atractivos y de los recorridos por iniciarse, así como también distribuir los

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140 CAP. 8. ELABORACIÓN DEL PROGRAMA

materiales educativos (Directrices ecoturísticas) e instrucciones que se con­sideren necesarios para acrecentar su conocimiento acerca de los ambientes que se van a visitar (Sandoval, 1999).

La introducción. Una vez finalizada la fase de preparación y dado el ini­cio de la excursión, debe introducirse a los visitantes en la actividad de in­terpretación. Según McArthur (1998), una buena introducción incluye dos propósitos.

En primer lugar, debe crear interés en el tópico seleccionado para reali­zar las actividades de interpretación. En segundo, debe orientar a los viajeros hacia el tema interpretativo y explicarles cómo estará organizada la excur­sión. Para lograr esto, se sugiere hablar del tema y hacer referencia a algunas de las paradas programadas.

Esto da una perspectiva completa de la excursión desde el inicio, como si fuera una historia con varias escenas, en lugar de varias historias diferen­tes (Ham, 1992).

El cuerpo. El cuerpo de la excursión integra el componente principal y más importante de la entrega del producto, y no constituye otra cosa más que la ejecución, durante todo el recorrido y en cada uno de los escenarios o paradas previamente seleccionadas, del relato interpretativo acerca del tema o imagen propulsora elegida.

La conclusión. La conclusión de una excursión ecoturística, que se des­arrolla con base en un eje interpretativo, se realiza siempre en el último esce­nario o parada del recorrido y después de finalizada la narración del tema o imagen propulsora objeto de la interpretación. La conclusión muestra por última vez la relación entre las diferentes paradas realizadas y el mensaje interpretativo de la excursión. En la figura 8.3 se muestra la estructura or­ganizativa de una actividad de interpretación, a la vez que se menciona de manera resumida el propósito de cada una de sus cuatro partes.

3. Interpretar de manera amena. Tal como lo plantea Ham (1992), la interpretación debe ser entretenida (esta debe ser su cualidad esencial), al hacer uso de una comunicación interactiva y humorística.

Se deben relacionar cadenas para demostrar las causas-efectos y, siem­pre que sea posible, debe tratarse de relacionar la ciencia con la historia humana.

El uso de metáforas es siempre una buena estrategia. En este sentido, las metáforas visuales son útiles, por ejemplo, comparar el tamaño de países en relación con su biodiversidad.

Siempre es necesario alentar la participación de los visitantes, estimu­lándolos a realizar acciones, como tocar, oler o ver; con ello se logrará que los individuos que conforman la audiencia se sientan partícipes de lo que se interpreta, por lo que es seguro que ellos tendrán una mejor disposición para captar los contenidos y los mensajes del lugar.

4. Interpretar de manera holística. Resulta mucho más interesante, tanto para el guía como para los visitantes, cuando se tiene un gran domi­nio de los tópicos que pueden ser tratados en un lugar. Esto significa que el hecho de ser un guía naturalista no necesariamente implica que no se puede

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141

Figura 8.3. Estructura de una excursión ecoturística.

saber de otros aspectos relacionados con el área, tales como su geología e historia cultural, por ejemplo.

5. Interpretar de manera personal. Siempre que sea posible, debe re­lacionarse el mensaje con algo conocido, es decir, establecer analogías y com­paraciones; también se puede relacionar el hecho que se interpreta con algo de interés para la audiencia.

Debe centrarse la interpretación alrededor de un objeto real sobre el cual los visitantes puedan enfocarse y con el cual, idealmente, puedan inte­ractuar.

6. Interpretar de manera reflexiva. Se debe incitar a la reflexión de la audiencia persuadiéndola a que responda a sus propias inquietudes y que, al mismo tiempo, proponga soluciones ante problemas ambientales. Para al­canzar este objetivo es necesario realizar preguntas que de alguna manera, al perturbar a la audiencia, la obligue a meditar sobre la misma. Como es lógico pensar, este sistema no debe dejar al visitante en el aire, debe ser se­guido de una información, aunque sea mínima, que permita orientar a la per­sona aludida.

7. Interpretar de manera emotiva. Para lograr interpretar de manera emotiva, se debe estar consciente de servicios, como el de la guiatura (que la empresa le proporciona a los visitantes) que son importantes, lo verdadera­mente significativo es la experiencia que le produce ese servicio, que cuanto

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142 CAP. 8. ELABORACIÓN DEL PROGRAMA

menos estandarizado esté el servicio, es mejor (aunque en realidad se trate de un compendio de estandarizaciones juntas que, al combinarse de una mane­ra especial, produzcan como resultado una experiencia completamente perso­nal), por tanto, un buen intérprete debe ser capaz de hacer sonar el corazón de su audiencia al halar sus propias emociones hasta hacerles sentir diferentes.

Para maximizar la efectividad de la interpretación, además de elemen­tos como los anteriores, también es necesario tomar en consideración otros aspectos más pragmáticos, como los que McArthur (1998) sugiere:

a) Se debe incrementar el tiempo en función del tamaño del grupo. Si el grupo es amplio, más complejos serán sus movimientos y respues­tas, por tanto, debe permitirse un mayor tiempo para la prepara­ción y presentación.

fe) Se debe evitar jergas y términos muy técnicos. La mayor parte del len­guaje interpretativo deberá ser entendido por un nivel de lectura de sexto grado (11 a 12 años de edad).

c) Se debe leer constantemente el lenguaje corporaly las respuestas de con­formidad. Algunas señales de desinterés incluyen actos como apar­tarse del grupo, establecer conversaciones individuales y jugar con objetos.

d) Se debe ser neutral y cubrir todos los puntos de vista. Durante las ac­tividades interpretativas, es frecuente que los visitantes se expongan al manejo de problemáticas, por tanto, debe evitarse la realización de juicios de valores individuales. Si los visitantes requieren de la opinión de su guía, éste debe estar seguro de reconocerla como tal.

e) Se debe ser preciso en el conocimiento. Es posible que un visitante rea­lice preguntas sobre el tema que está siendo interpretado, las cuales demanden explicaciones mucho más complejas. El guía debe ser ca­paz de reconocer sus límites y, si es necesario, debe consultar otras fuentes. Sólo cuando tenga las respuestas pertinentes debe regresar a su cliente.

Se debe tener presente que un guía es una persona cuyo trabajo consis­te en involucrar a los visitantes con el verdadero significado del ecoturismo, el cual va mucho más allá del simple paso inadvertido por la naturaleza.

LA PLANIFICACIÓN PEDAGÓGICA DE LA INTERPRETACIÓN

Sin una adecuada planificación del componente educativo, eventualmen-te la mayor parte de los programas de interpretación ecoturísticaTesultarán ineficaces y redundantes. Las evidencias de una pobre planificación son fáciles de identificar por una audiencia con cierto conocimiento del tema interpre­tativo. Por ejemplo, aquellos programas turísticos en los cuales los escenarios interpretativos no han sido temáticamente vinculados, éstos se presentarán

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LA PLANIFICACIÓN PEDAGÓGICA 143

desconectados entre sí, mientras que los comentarios interpretativos expues­tos en los mismos no producirán un efecto concreto en la audiencia.

Por tanto, la planificación pedagógica que integre los diferentes elemen­tos de la interpretación es la clave para una convincente y seductora entrega interpretativa del producto ecoturístico.

Identificación de posibles temas interpretativos. La gran variedad de for­mas de vida, sitios naturales y elementos culturales existentes en áreas pro­tegidas y en reservas privadas, les proporcionan a los guías de ecoturismo una gran diversidad de rasgos interpretativos. Estos rasgos pueden incluir ti­pos de vegetación, comunidades animales, cursos de agua, pantanos, rocas, ruinas arqueológicas y todas las características o problemáticas inherentes a ellos. Por ello, a la hora de planificar una actividad de interpretación, sea en un ambiente natural o sociocultural, el guía deberá contestar las siguientes preguntas:

1. ¿Qué valores o recursos se pretenden resaltar y, como consecuencia, interpretar?

2. ¿En qué condiciones se realizará la interpretación?

Para poder dar respuesta a estos interrogantes es necesario que el guía comience su trabajo de planificación con el reconocimiento o exploración del área operativa en donde se desarrollará la excursión. Ya sea que la excursión se desarrolle a pie, a través de un sendero por el bosque o en la montaña, o que se realice en autobús o en automóviles a lo largo de una carretera, o en botes por un río, lago o cualquier otro cuerpo de agua, siempre será necesario que el guía se identifique de tal manera con el área operativa para que pueda:

• Establecer los posibles temas interpretativos de su excursión. • Prepararse para poder contestar cualquier tipo de pregunta, bien sea

que se relacione con el tema elegido para realizar la interpretación o no.

• Estar capacitado para sacar provecho de situaciones inesperadas que puedan ocurrir durante el desarrollo de la excursión y que deben per­mitir la realización de una interpretación espontánea.

Una buena interpretación está basada en el conocimiento de diferentes campos del saber, como pueden ser la ecología, la botánica, la zoología y la arqueología, entre otros temas. Por tanto, es necesario que los guías tengan un conocimiento profundo de los valores naturales y/o socioculturales que están contenidos en el espacio en donde se realiza la actividad para poder conducir a sus visitantes a través de una experiencia integral y apasionante, al interrelacionar diferentes elementos interpretativos contenidos en el área operativa.

Además de estas destrezas, también es necesario e imprescindible el conocimiento de la infraestructura vial, edificaciones y servicios existentes,

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1 4 4 CAP. 8. ELABORACIÓN DEL PROGRAMA

así como cualquier otro elemento que pueda, en un momento dado, condi­cionar la interpretación ambiental. De la misma manera, es importante que el guía conozca por anticipado (siempre que sea posible) las características y/o perfiles de su futura audiencia.

Para mantener operativa la interpretación. Como enfoque comunicacio-nal, la interpretación debe desarrollarse con base en el modelo de comuni­cación previamente estudiado en la figura 8.1. Este modelo se repetirá tantas veces como mensajes tenga el proceso interpretativo, o lo que en su defecto podría definirse como las paradas o escenarios interpretativos. Sin embargo, será necesario que dichos escenarios, esto es, la serie de ideas que en cada parada se desea trasmitir, se mantengan en una cantidad que sea manejable para que las mismas puedan ser procesadas y retenidas por la audiencia.

La cantidad de información y la manera en que la misma se organice, influirá en la capacidad de un individuo para seguir las ideas introducidas durante el discurso interpretativo y, por consiguiente, de mantenerse prestan­do atención al mismo. Los estudios realizados por Georges Miller en 1956, y utilizados por Sam Ham en su trabajo, demostraron que las personas tienen límites en su habilidad para entender aquella información que resulta nueva para ellos.

De acuerdo con dichas investigaciones, la mayoría de las personas sola­mente son capaces de manejar aproximadamente entre cinco y nueve frac­ciones de información en un momento determinado. En otras palabras, esto significa que el número de ideas principales en una presentación, que con­tenga información novedosa para una audiencia, debería limitarse a un máxi­mo de nueve y un mínimo de cinco (7 ± 2).

Las actividades de interpretación incorporadas a la guiatura ecoturísti­ca, que se desarrollen con un máximo de nueve y un mínimo de cinco para­das interpretativas, serán más efectivas para hacer llegar mensajes relacio­nados con el ambiente visitado, en comparación con aquellas excursiones en las que se trata de comunicar mucho más. Por tal razón, una excursión es­tructurada de esta manera resultará mucho más interesante y motivadora para los visitantes.

Desagregando el modelo de comunicación. Lo anterior nos lleva a un pri­mer grado de desagregación del modelo, que básicamente consiste en esta­blecer dos fases (Blanchette y Génois, 1999):

1. La planificación pedagógica o estructuración de las charlas interpre­tativas.

2. La realización de la interpretación.

A lo largo de estas dos fases se repite el proceso de comunicación en un número que ha sido previamente determinado, de acuerdo con los enun­ciados anteriores, sobre las maneras de mantener operativa la interpretación ambiental.

Para visualizar detalladamente lo dicho, es necesario recurrir a la división del modelo de comunicación en las fases antes mencionadas: la planificación

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LA PLANIFICACIÓN PEDAGÓGICA 145

pedagógica o dramatúrgica y la ejecución de la interpretación, como se muestra en la figura 8.2, y luego comprender cómo se integran los diferentes compo­nentes de la estructura de las excursiones ecoturísticas sobre el modelo de comunicación, para poder así adecuarlo al concepto de interpretación, como se muestra en la figura 8.4.

Figura 8.4. El modelo de comunicación desagregado en sus fases más importantes.

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LOS ESCENARIOS DE LA PLANIFICACIÓN PEDAGÓGICA PARA LA INTERPRETACIÓN ECOTURÍSTICA

De acuerdo con Blanchette y Génois (1999), el proceso requerido para la elaboración de un programa de interpretación ambiental, adecuado al mo­delo de comunicación, comprende una serie de fases que, en términos gene­rales, constituyen los diferentes escenarios de la planificación pedagógica de la interpretación descritos en la figura 8.4.

Estas fases dependen a su vez de una serie de componentes que resul­tan esenciales para el desarrollo de los programas de viajes ecoturísticos, los cuales incorporan actividades de interpretación. Dichos componentes defi­nen los elementos clave de la planificación requeridos para la realización de una interpretación exitosa.

Estos componentes son los siguientes:

• La audiencia. • El mensaje. • La técnica interpretativa. • La estructuración del tour. • La interpretación en sí misma. • La evaluación final.

Dichos componentes, de acuerdo con McArthur (1999), precisan los di­ferentes escenarios clave, tanto de la planificación pedagógica como de la eje­cución de la interpretación. Estos escenarios son los que le permitirán a los guías de ecoturismo lograr una entrega exitosa del producto-servicio-expe­riencia ecoturística.

En la figura 8.5 se ilustra la secuencia metodológica que debe seguir­se para la elaboración de un programa de interpretación ambiental dentro del proceso de producción de un programa de viajes de ecoturismo, y ha sido concebida en dos columnas separadas y paralelas. En la columna izquierda se muestran los pasos del proceso de planificación pedagógica, que son:

• Paso 1. Definición del perfil de la audiencia objetivo. • Paso 2. Determinación del contenido y estructura operativa. • Paso 3. Estructuración de la actividad de interpretación. • Paso 4. Definición de la técnica interpretativa. • Paso 5. Ejecución de la actividad de interpretación. • Paso 6. Evaluación final.

En la columna derecha pueden verse las actividades que se desarrollan dentro del proceso de entrega. En la figura 8.5 se muestran también las in­teracciones entre las diferentes etapas del proceso y las actividades desarro­lladas dentro de cada una de ellas.

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Figura 8.5. Los escenarios de la planiflcacion pedagógica en la interpretación.

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148 CAP. 8. ELABORACIÓN DEL PROGRAMA

Los diferentes escenarios en los que ha sido desagregada la planificación pedagógica de la interpretación, constituyen lo que se podría denominar una estructura básica de procedimiento, la cual debe ser ahora adaptada al mo­delo de comunicación para, de esta manera, visualizar su adecuación. Este nuevo ajuste se observa en la figura 8.6.

Como puede inferirse de este gráfico, la fase de planificación pedagó­gica o planificación dramatúrgica permite, ante todo, realizar las siguientes actividades:

• Definir el tema interpretativo o imagen propulsora de la excursión. • Adquirir los conocimientos necesarios sobre el tema interpretativo o

imagen propulsora previamente seleccionado. • Analizar esa información y hacer agrupaciones de los mensajes o ac­

tos de la obra interpretativa. • Establecer vínculos entre cada una de las agrupaciones de los men­

sajes. • Elaborar una estructura definitiva: la secuencia de los mensajes. • Preparar los contenidos cognoscitivos según esa estructura.

En síntesis, la planificación pedagógica o planificación dramatúrgica de­termina, de una manera precisa y detallada, aquellos aspectos de la aproxi­mación interpretativa que deben ser tomados en cuenta a la hora de operar las excursiones ecoturísticas, no sólo de una manera académica y cognosciti­va, sino también de una manera amena, entretenida y emotiva.

Por otro lado, la planificación pedagógica o dramatúrgica permite estruc­turar las actividades interpretativas de una manera ordenada y secuencial, siempre y cuando se mantenga como eje central el tema o imagen propulsora previamente seleccionado. De esta forma pueden ambientarse las excursio­nes ecoturísticas. Normalmente los guías estructuran sus excursiones con base en la misma dirección en la cual el vehículo o el sendero conducen al grupo. Esto puede funcionar en algunos casos, pero lo más seguro es que en la mayo­ría no, ya que este orden casual crea también una historia casual (McArthur, 1998). Para evitar esto, una excursión debe ser correctamente estructurada antes de proceder a su entrega. Para lograr dicho propósito puede recurrirse al uso de un mapa del área de operaciones en donde se ubican las diferentes paradas interpretativas; luego se les confiere el orden de acuerdo con la es­tructura perseguida en la fase de planificación pedagógica y, finalmente, se establece la secuencia del recorrido que será realizado.

A continuación se detallan cada uno de los pasos que conforman los diferentes entornos propuestos para lograr la planificación pedagógica o dra­matúrgica de la interpretación.

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Figura 8.6. Modelo de comunicación adecuado a las actividades de interpretación.

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PASO 1: CONOCIENDO LA AUDIENCIA TURÍSTICA OBJETIVO

El primer paso es conocer quiénes serán los futuros visitantes. Un ope­rador receptivo debe recordar que cada cliente o grupo de clientes es diferen­te, que cada uno tiene diferentes valores, intereses y motivaciones, así como destrezas y habilidades físicas y mentales muy diferentes unos de otros. Por estas y muchas otras razones es necesario que los operadores reconozcan las diferencias de sus clientes finales y traten de personalizar sus operaciones, haciéndolas relevantes para cada una de las diferentes necesidades de su público. Este trabajo funciona bajo los mismos principios de un estudio de mercado, razón por la cual no nos extenderemos en muchas consideraciones en este aspecto.

Los criterios más importantes para identificar las características de los clientes deben moverse, tanto en el ámbito demográfico como psicográfico. El primer aspecto es útil a la hora de definir actividades, escenarios operativos y niveles de comprensión; mientras que el segundo resulta mucho más rele­vante, porque a través del mismo pueden determinarse las conductas de las personas, como sus motivaciones y expectativas para responder a una cierta actividad, su actitud, nivel de interés o entendimiento acerca de un tópico (McArthur, 1998).

Así como los operadores ecoturísticos pueden definir su propio perfil de un mercado objetivo, también pueden adoptar un perfil proveniente de las diferentes segmentaciones que, por medio de los estudios de mercado del destino, se realizan. Sin embargo, en ambos casos, de acuerdo con McArthur (1998), las características más importantes que deben ser consideradas, den­tro del perfil de un mercado objetivo, son las siguientes:

• Segmento al que pertenecen: ecoturistas casuales o ecoturistas ver­daderos.

• Tamaño del grupo del que los visitantes prefieren formar parte. • Aspectos demográficos, como educación y empleo. • Intereses y experiencias en cuanto a actividades turísticas, tiempo de

duración e intensidad de las mismas. • Intereses de contenido (tópicos más relevantes entre los visitantes). • Capacidades mentales, como el nivel de atención puesto durante la

interpretación (tanto en condiciones confortables como incómodas), necesidad de apoyos visuales, etcétera.

• Experiencias que pueden causarles desagrado. • La necesidad o no de ser conducidos por los guías a través de una

experiencia altamente especializada o hacia una perspectiva local.

Aunque la mayor parte de los especialistas en ecoturismo, así como muchos de los operadores ecoturísticos más exitosos, coinciden en la idea de que la interpretación es la clave para el éxito de un ecotour y que, por tanto, el papel del guía naturalista resulta muy importante en este proceso,

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LOS ESCENARIOS DE LA PLANIFICACIÓN PEDAGÓGICA 1 5 1

las actividades de interpretación no deben ser designadas solamente a ellos y a las interacciones entre los participantes de una excursión. Pese a que la mayoría de los ecoturistas están bien informados, otros se unen a un tour de naturaleza con poca experiencia de la historia natural o cultural del lugar (ecoturistas casuales). Si bien los visitantes esperan ser guiados por un pro­fesional, ellos también confían en poder tener oportunidades para explorar y descubrir aspectos interesantes del lugar haciendo uso de sus capacidades de percepción, su propio conocimiento y de su intuición (Muñoz, 1995).

Es por ello que un buen guía no sólo debe estar enterado de este he­cho, sino que, además, debe apoyar y estimular estas actividades individua­les, facilitando por tanto información y materiales que les permitan a los vi­sitantes desarrollar su sentido de descubrimiento.

PASO 2 : DETERMINANDO EL CONTENIDO Y LA ESTRUCTURA INTERPRETATIVA

El segundo paso dentro del proceso consiste en determinar el conteni­do y la estructura de la interpretación. De acuerdo con McArthur (1998), el contenido de una actividad de interpretación que forma parte del proceso de entrega de una excursión conducida debe necesariamente reflejar los si­guientes cuatro componentes:

1. Los valores del área natural visitada o área operativa. 2. Las características e intereses de la audiencia o grupo de visitantes

que van a ser guiados. 3. Las expectativas ambientales de los custodios del área natural. 4. Los intereses y conocimientos del guía.

Si bien es cierto que el área natural proporciona la fuente base para la definición del contenido interpretativo, existen limitaciones en cuanto a lo que se le puede presentar a los visitantes. Estas limitaciones están impues­tas por el tiempo del que se dispone para permanecer en el área de opera­ción, así como por los intereses y capacidades de los visitantes. Si éstos no muestran interés, la interpretación fracasará al tratar de captar su atención (Ham, 1992).

El primer aspecto que a este nivel el guía debe considerar como básico para poder realizar la interpretación es conocer a profundidad el producto turístico que será entregado. De la misma manera en que un vendedor está familiarizado con el producto que pretende vender, el guía debe conocer el área operativa y sus diferentes elementos, de forma tal que pueda realizar un trabajo diestro y profesional. Para ejemplificar este concepto podemos re­currir a la analogía utilizada por Muñoz (1995) en la figura 8.7 de la página siguiente, entre vender un aparato electrodoméstico y un árbol.

Sobre la base del conocimiento de las características, tanto del área de operación como de la audiencia, pueden definirse los temas básicos o imáge-

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i

• ¿Cómo funciona el aparato? • Descripción técnica • Materiales utilizados para su

producción • Procesos de manufactura • Control de calidad • Características • Garantía

Figura 8.7. Conociendo el producto ecoturístico.

nes propulsoras de la interpretación ambiental. Los recursos interpretativos de un lugar (temas y subtemas) deben ser identificados tempranamente du­rante la fase de planificación (exploración del área operativa), planteándose para ello una serie de interrogantes como los siguientes:

• ¿Qué hay de especial (en términos naturales o culturales) en este lugar? • ¿Qué cosas o lugares en el área operativa son particularmente intere­

santes, escénicos o fotogénicos? • ¿Cuáles son las motivaciones y expectativas de viaje de los visitantes? • ¿Qué polémicas ambientalmente significativas pueden ser generadas

a partir del uso de los recursos del área operativa? • ¿Qué tipo de mensajes pueden ser ofrecidos a los visitantes acerca de

la adopción de nuevos conceptos de sostenibilidad que ellos puedan incorporar a su vida diaria?

• ¿Qué conexiones tendrá la operación turística con los valores que pre­sentan los sistemas naturales y/o culturales del área de operación?

La exploración del área operativa. Para contestar a las anteriores pregun­tas es necesario familiarizarse con el área operativa. Aunque este proceso nun­ca termina, debe comenzarse de manera intensiva con la lectura de cualquier tipo de material bibliográfico que exista sobre el área, para continuar luego con la exploración y conocimiento en sitio de la misma. El área operativa debe ser visitada tantas veces como sea posible, en condiciones diferentes (en la ma­ñana, al mediodía, al atardecer, en la noche, en días soleados, en días nubla­dos, durante la estación de sequía, durante la estación de lluvias). Se debe conocer todo lo que se puede esperar bajo una variedad de condiciones. De esta manera, en la medida en que se aprenda más del área de operación los temas interpretativos vendrán más fácilmente a la mente de los guías.

Definición del contenido o tema central de la interpretación. Con los ob­jetivos interpretativos en mente, una clara idea del perfil de la audiencia y un conocimiento profundo del área operativa, el guía puede ahora definir

>

¿Cómo crece la planta? Rasgos biológicos Relaciones ecológicas Fisiología de la planta Conservación ambiental Usos prácticos de la planta Uso racional del recurso natural

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LOS ESCENARIOS DE LA PLANIFICACIÓN PEDAGÓGICA 153

el tema central de su actividad interpretativa. Esto resulta un aspecto clave, ya que de acuerdo con Ham (1992), cuando la interpretación tiene un tema significa que la misma contiene un mensaje.

Cuando la información que el guía trata de comunicar no es temática, la misma resulta incoherente y, por tanto, difícil de seguir, situación que puede hacerle perder el interés a los visitantes debido a que no pueden se­guir la secuencia de lo que se les está tratando de comunicar. Sin embargo, cuando la información que se le presenta a los visitantes se relaciona con una idea clave o mensaje central, la misma llega a ser fácilmente más compren­sible por ellos y, por tanto, mucho más significativa.

La manera más clara para desarrollar y refinar el contenido temático o imagen propulsora de la interpretación es a través de una estructura en la cual, en sus niveles más básicos, se definan los mensajes clave que serán co­municados. Esta estructura debe, primero que nada, definir un tópico inter­pretativo, luego un concepto global y por último un grupo de mensajes, tal como ha sido planteado en el apartado correspondiente a la aproximación in­terpretativa de la comunicación, en la guiatura ecoturística. Veamos esto con detalle y de manera secuencial haciendo para ello uso de un ejemplo que nos permita visualizar dicho proceso con más claridad:

1. Seleccionando un tópico general. El tópico de una actividad inter­pretativa en ecoturismo es simplemente el objeto de la materia que será tra­tada durante el desarrollo de una excursión turística. Un tópico puede ser un bosque nublado, las culturas indígenas, las aves, la competencia entre plan­tas, un río, la erosión, etcétera.

A continuación se presentan de manera referencial algunos tópicos eco­lógicos, que pueden ser considerados como materias básicas, para dar inicio a un proceso de interpretación temática en un espacio natural:

• Las pirámides ecológicas existentes, tales como cadenas alimentarias y pérdidas energéticas. La importancia de todos los diferentes esla­bones de la cadena, y muy especialmente la del hombre como último consumidor.

• Las necesidades territoriales de todas las especies vivientes. La impor­tancia de un espacio adecuado para que las especies puedan sobre­vivir y perdurar, incluso el hombre.

• Los cambios sucesivos que se producen en una comunidad viviente y que lo conducen hacia el estado conocido como climax, permiten aclarar que la naturaleza no es estática, sino un proceso continuamen­te dinámico.

• El concepto de comunidad en la naturaleza. La composición de las fa­milias y sociedades, y sus relaciones con el hombre.

• Los relojes biológicos, los ciclos y ritmos de los animales. • La capacidad de adaptación de los animales a los cambios del medio.

El proceso de selección natural y la extinción en contra de la mejor capacidad adaptativa del hombre.

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154 CAP. 8. ELABORACIÓN DEL PROGRAMA

• Las limitaciones ambientales de los seres vivos. Los métodos y estra­tegias empleados por las diferentes especies para vencer las limitacio­nes ambientales y sobrevivir. Las dinámicas poblacionales. El hom­bre y sus limitaciones.

• El concepto de ecosistema universal. El universo visto como un todo relacionado entre sí e interdependiente, por lo que cualquier acción que se lleve a cabo en una parte del ambiente acabará afectando a la totalidad incluyendo al hombre, bien sea de manera directa o in­directa.

Los tópicos, como se puede ver, no especifican el contenido que será presentado a lo largo de la actividad interpretativa, ya que esto es realizado por un grupo de mensajes que le dan explicación y claridad, y que en defi­nitiva constituyen una declaración de significados que no son otra cosa más que el tema interpretativo o imagen propulsora.

Haciendo uso de la metodología propuesta por Ham (1992) acerca de cómo pensar de manera temática, iniciamos nuestra demostración no sin an­tes ubicarnos hipotéticamente en un área específica de operación ecoturística. Imaginemos que la misma se refiere a los páramos andinos, uno de los ecosis­temas más valiosos de la cordillera de los Andes debido a su fascinante belle­za, impresionante colorido y su insospechada variedad de plantas y animales perfectamente adaptados a las especiales condiciones de las altas montañas tropicales.

Primero debe seleccionarse un "tópico interpretativo general" que, como es lógico suponer, debe estar relacionado con el área de operación, por ejem­plo: el páramo desértico (recordemos que ecológicamente hablando, el páramo desértico sólo constituye uno de los ecosistemas del piso altiandino, el cual a su vez integra una de las zonas en las que ha sido estructurado el paisaje de los Andes tropicales). Una vez realizado esto se usa el tópico para completar la siguiente oración:

"La interpretación será acerca de: El páramo desértico."

2. Precisando el concepto interpretativo del tópico general. Una vez definido el tópico general, se seleccionará un aspecto más específico del mismo, que pueda ser de interés tanto para el guía como para los visitantes, pero que además pueda ser tratado a profundidad durante el tiempo que se dispone para realizar la excursión. Este aspecto más concreto del tópico constituye lo que ha sido definido como el "concepto interpretativo" de las excursiones ecoturísticas.

Ahora se formula el tópico interpretativo elegido en términos mucho más específicos, para poder revelar la idea de lo que se quiere trasmitir, com­pletando para esto la siguiente oración:

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LOS ESCENARIOS DE LA PLANIFICACIÓN PEDAGÓGICA 155

"Pero específicamente se hablará acerca de: El páramo desértico como una asociación vegetal ubicada dentro del clima periglacial del piso altiandino."

3. Desarrollando el tema o imagen propulsora con base en el tópico de la actividad interpretativa. El tema interpretativo o imagen propulsora constituye en esencia el mensaje o idea principal que el guía quiere que los visitantes entiendan o aprecien después de realizar su excursión turística. El uso de un tema asegura que la interpretación será relevante para el lugar y que reflejará las características del área operativa que se está interpretando, ya que toda la disertación del guía estará relacionada con el tema o imagen propulsora y dará respuesta a aquellos aspectos que son importantes con res­pecto a la actividad de interpretación.

Llegados a este punto estamos listos para expresar el tema interpretativo o imagen propulsora, completando para ello la siguiente oración:

"Después de realizar la interpretación se quiere que los visitantes com­prendan que: la función del páramo desértico como una masa de vegetación co­lonizadora es la de moderar y contener las tierras movibles del altiandino, prote­giendo así las cuencas hidrológicas."

Como puede concluirse de la explicación de estos tres primeros pasos, la estructura de un tema interpretativo está compuesta por tres elementos básicos:

a) Un tópico. b) Un concepto interpretativo. c) El mensaje interpretativo o imagen propulsora de la actividad de in­

terpretación.

El cuadro 8.2 muestra, de una manera integral, la estructura del tema interpretativo de nuestro ejemplo.

Cuadro 8.2. Sinopsis estructural del tema interpretativo.

El páramo desértico

^^^^^^^^^^^E El páramo desértico como

asociación vegetal, desarrollada en un conjunto de asociaciones que se encuentran dentro del clima periglacial del piso altiandino, y sus adaptaciones

^^^^E^^^B^^m La función del páramo

desértico, como masa vegetal colonizadora y moderadora, que contiene las tierras movibles del altiandino, por efecto de los procesos de congelación y descongelación de los suelos (solifluxión)

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156 CAP. 8. ELABORACIÓN DEL PROGRAMA

También resulta importante acotar que, cuando la interpretación se rea­liza en espacios que contienen valores culturales, se ha de atender de una manera integral a los sistemas componentes del área operativa, incluyendo en ello no sólo los valores naturales, sino también a los procesos históricos y sociales de cada periodo o época para tratar así de visualizar las diferentes etapas de desarrollo de las sociedades presentes y/o pasadas, especialmente si la sostenibilidad ha sido una parte integral de la composición de estos va­lores culturales, bien sea que se trate de recursos tangibles como intangibles. Esto último es fundamental, ya que la sostenibilidad ecológica y la preserva­ción de los recursos culturales son complementarios.

Vale la pena aclarar que los valores y/o recursos culturales son aquellos aspectos tangibles e intangibles de un sistema cultural, tanto del pasado como del presente, que son representativos o valorados por una cultura determinada, o que contienen información acerca de la misma. Los recursos culturales in­cluyen, pero no están limitados a sitios, estructuras, paisajes, regiones, objetos y documentos históricos asociados con o representativos de personas, culturas y actividades humanas y eventos, tanto del presente como del pasado. Los re­cursos tangibles también incluyen plantas, animales y otros recursos cultura­les definidos, como alimentos, manufacturas y objetos ceremoniales; así como también accidentes geográficos tales como cavernas, montañas, claros en los bosques, campos de danzas, sitios poblados y caminos, identificados como el hogar de ciertas deidades, espíritus y ancestros, y/o lugares de trabajo y de ceremonias (United States Department of the Interior, National Park Servi­ces, 1993). Tales aspectos culturales han sido etnográficamente documenta­dos por las diferentes etnias indígenas que habitan en nuestro territorio, en relación con lugares como el río Orinoco, las selvas amazónicas y las monta­ñas tubulares de origen residual conocidas como Tepuys. Los recursos cultura­les intangibles incluyen las escrituras primarias y los datos verbales que permi­ten entender y, por consiguiente, interpretar aquellos recursos tangibles.

Los recursos culturales intangibles incluyendo aspectos como la vida fa­miliar, mitos, folklore, ideologías, canciones populares y danzas folklóricas, son renovables y trasmitidos de una generación a otra. Aunque la evidencia material del pasado es finita, los recursos culturales en general no lo son, de­bido a que al ser producidos por cada generación sucesiva se mantienen en el tiempo (Ibid., 1993).

La mayoría de estos recursos son únicos y no renovables. Estos recursos culturales fueron creados, u ocurrieron en lugares geográficos específicos y en ciertos y determinados momentos de tiempo, por diferentes individuos. Aunque los recursos culturales forman parte de una amplia muestra de civilización, las circunstancias que produjeron a cada recurso son únicas y no pueden ser duplicadas. Debido a que el camino de la historia humana continúa, nuevos ras­gos culturales son creados diariamente, y solamente el tiempo proporcionará el contexto para evaluar la verdadera significación de estos nuevos aspectos.

En gran parte, los eventos históricos y los valores culturales que son con­memorados por nosotros fueron modelados por la humanidad como una res­puesta al ambiente, por tanto, no sólo es nostalgia lo que atrae a las personas

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LOS ESCENARIOS DE LA PLANIFICACIÓN PEDAGÓGICA 157

hacia los desarrollos históricos. Mucho de lo que es valorado en estos desarro­llos son respuestas a las condiciones climáticas, a los asentamientos natu­rales, y a los materiales de construcción adquiribles localmente. Su utilidad como modelos para nuevas construcciones es sólo un complemento a su valor. Muchas edificaciones históricas preservadas y paisajes gravitan en diseños ver­náculos, arquitectura sin arquitectos, construidos con materiales del lugar o materiales disponibles localmente (Ibid., 1993).

Una relación simbiótica de las actividades humanas dentro de su propio ambiente es evidente en nuestras culturas indígenas. Las palmas y la tierra del lugar han sido utilizadas para construir sus viviendas en las selvas y sa­banas tropicales. Estas estructuras son una respuesta directa a las condicio­nes del ambiente. Los indígenas construyen con lo que tienen a su alcance, y lo hacen de tal manera que sus viviendas resulten estructuras que respondan a las condiciones climáticas del lugar.

Así, las respuestas vernáculas al clima, lugar y a los materiales accesi­bles proporcionan oportunidades para presentar lecciones positivas en re­lación con diseños ecológicamente sensitivos. Paradójicamente, muchas de nuestras edificaciones históricas de carácter militar, industrial y sitios de in­geniería de periodos históricos como el de la Colonia, ofrecen oportunidades para discutir los excesos ecológicos del pasado.

Definición de la estructura de la interpretación. Una vez que el tema de la interpretación ha sido definido, se está listo para pensar en los escenarios in­terpretativos o paradas y las narraciones en términos de su estructura formal, constituida por:

• La introducción. • El cuerpo. • La conclusión de la excursión interpretativa.

El siguiente paso consiste entonces en darle forma a la actividad inter­pretativa que se está planificando. Para lograr esto, debe tratarse de resumir el contenido de la interpretación en un enunciado que contenga como pri­mera oración el tema interpretativo.

4. Formulando la actividad interpretativa. En opinión de Ham (1992), debe formularse la interpretación con un párrafo temático o resumen interpretativo, con el propósito de determinar tanto el comienzo como el fi­nal de la actividad. Este párrafo también será útil para desarrollar el tema o imagen propulsora, con el fin de que la audiencia reciba el mensaje que se de­sea comunicar.

El párrafo temático: "Los páramos, gracias a su baja densidad y elevada po­rosidad total, lo cual favorece una elevada retención de agua, actúan como un depósito permanente de agua, que es liberada lentamente escurriendo todo el año para calmar la sed de los bosques, los campos de cultivo y las ciudades que habitan más abajo. Por tanto, la función del páramo desértico como una masa de vegetación colonizadora consiste en moderar y contener las tierras movibles

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158 CAP. 8. ELABORACIÓN DEL PROGRAMA

de las partes más altas de la cordillera andina, dando protección a las cuencas hidrológicas. La flora del páramo es una de las más interesantes del trópico debido a las estrategias evolutivas desarrolladas, que le ha permitido adaptar­se a las condiciones climáticas extremas imperantes en el piso inmediatamen­te inferior a los glaciares de las montañas de los Andes. Muchas de ellas, como los frailejones arbóreos que viven en las zonas más altas, tienen adaptaciones extraordinarias para sobrevivir en un medio tan hostil. Estas adaptaciones les permiten colonizar las tierras móviles de las partes más altas de la cordillera andina por efecto de las heladas que causan un aumento de volumen en el sue­lo, lo que produce un desplazamiento del piso en estas alturas. Esto convierte a la vegetación del páramo desértico en un agente protector de las cuencas de nuestros ríos andinos (Monasterio, 1980). Desafortunadamente, debido a la fal­ta de conocimiento del hombre de estos procesos, la compleja biogeoquímica que mantiene elevadas reservas del líquido vital en los páramos podría estar en peligro. Sin embargo, el futuro de las cabeceras de los ríos andinos muy bien puede depender de nosotros."

5. Estructurando el cuerpo de la actividad interpretativa. El cuerpo de una excursión es básicamente la narración interpretativa en cada una de las paradas o escenarios (seleccionados de antemano), las cuales, en conjun­to, intentarán alcanzar el propósito de la interpretación en el ecoturismo: des­arrollar un tema o imagen que contribuya, de alguna manera, tanto a salva­guardar el área natural protegida que está siendo visitada, como promover cambios en las conductas de los visitantes para favorecer la conservación del ambiente en general. Desarrollar significa presentar de una manera exitosa la información que se requiere para que el tema llegue a los turistas. Esto impli­ca la selección de una serie de sitios o paradas que, además de tener valores escénicos importantes para los visitantes, le den apoyo a la idea principal o mensaje interpretativo de la excursión turística.

Una de las técnicas más eficaces para estructurar el cuerpo de una ac­tividad interpretativa, es aquella que Ham (1992) nos presenta y que se co­noce como "la regla del 2-3-1" ("el cuerpo, la conclusión y la introducción"), y que consiste básicamente en preparar, primero que nada, una lista de las ideas principales (no deberían ser más de nueve, ni menos de cinco). Cada una de estas ideas principales debe corresponderse con cada una de las di­ferentes paradas interpretativas que serán realizadas durante el desarrollo de la excursión. Una vez definidas las ideas principales, se determinarán los conceptos e información necesaria para desarrollar el tema o imagen propul­sora. El bosquejo realizado para estructurar el cuerpo de la actividad de in­terpretación debe realizarse siguiendo la secuencia correcta en la cual se ha planificado presentar las ideas. Por ejemplo:

La estructura del cuerpo interpretativo:

1. Características ambientales del piso altiandino. 2. Las asociaciones ambientales del páramo desértico. 3. Estrategias adaptativas en especies del páramo desértico. 4. Poblamiento humano y usos de la tierra en el páramo.

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LOS ESCENARIOS DE LA PLANIFICACIÓN PEDAGÓGICA 159

La técnica para desarrollar el contenido de cada parada interpretativa, de acuerdo con el bosquejo realizado para estructurar el cuerpo de la activi­dad de interpretación, consiste tal como propone Ham (1992), en delimitar un relato conformado esencialmente por los siguientes pasos:

1. La puesta en escena. 2. El acontecimiento interpretativo. 3. El enlace temático. 4. La transición.

La puesta en escena de una actividad de interpretación se realiza con el uso de una oración que tiene como objetivo atraer la atención del grupo de visitantes que está siendo conducido en el objeto, escena o idea que el guía pretende enfatizar en la parada interpretativa seleccionada.

El acontecimiento interpretativo es el momento principal de la activi­dad, en donde el guía describe o explica los detalles o aspectos de la escena o idea que él quiere que su grupo de visitantes observe y comprenda (Ham, 1992). Cabe recordar que si se trata de dar muchas explicaciones al grupo, esto los puede abrumar y, como consecuencia, puede perderse el interés en la actividad. Para evitar este tipo de situaciones, el guía tendrá que ser selec­tivo en el uso de la información, aunque involucrar al grupo también puede resultar útil.

El enlace temático une la descripción o explicación del acontecimiento interpretativo con el tema o imagen propulsora de la excursión (Ham, 1992). Básicamente el objetivo del enlace temático consiste en revelar la razón para detenerse en un determinado lugar (parada o escenario interpretativo).

La transición constituye un componente importante dentro de la parada interpretativa, ya que tiene como meta conducir la actividad a su término, e indica al grupo que debe seguir a su guía hacia el próximo escenario inter­pretativo. Para lograr esto puede recurrirse como estrategia a la prefigura­ción de lo que el grupo verá en la próxima parada, dándole a los visitantes algunos indicios que les permitan suponer lo que vendrá. Lo fundamental de una transición es que mantiene el interés y la curiosidad de los visitantes, mientras se encuentran viajando hacia el próximo escenario interpretativo al darles algo en qué pensar. De acuerdo con Ham (1992), algunos guías uti­lizan una técnica similar que ha sido definida como el "uso del misterio", la cual es similar a la prefiguración, pero que en lugar de darles a los visitantes sólo pistas de lo que vendrá, se realiza una pregunta o se les plantea algún problema para que lo resuelvan.

Como puede deducirse, el relato interpretativo debe desarrollarse de una manera secuencial, que tenga como inicio y objetivo principal captar la aten­ción de los visitantes para introducirlos de lleno, posteriormente, al drama o narración principal, como se muestra en la figura 8.8 de la página siguiente.

El ajuste de los componentes de la estructura interpretativa de una ex­cursión ecoturística, integrados sobre la base del modelo de comunicación, previamente desagregado y adecuado a las actividades de interpretación am-

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Figura 8.8. Estructura del cuerpo de la interpretación.

biental, nos permite visualizar el modelo de una manera más integral, tal como se presenta en la figura 8.9.

En el primer escenario o parada el guía debe realizar una presentación, que permita crear interés en el tema interpretativo o imagen propulsora que ha sido seleccionada, al introducir a los visitantes en la temática interpretativa.

Una vez realizada la introducción, el guía debe moverse con su grupo hacia el siguiente escenario interpretativo en donde se dará inicio al primer suceso dramático del cuerpo de la excursión. Para lograr esto, el guía debe realizar la puesta en escena de la parada, para luego pasar a la narración a través de un enlace temático hasta alcanzar el final con la fase de transición, que le permitirá conectar con la siguiente parada.

La operación anteriormente descrita se realizará tantas veces como pa­radas interpretativas se hayan desarrollado, hasta llegar a la última de ellas. En la última parada el guía debe concluir con una serie de ideas que refuer­cen el tema o imagen propulsora, que se ha estado dramatizando a través de la interpretación, mostrando para ello la relación entre todos los escenarios o actos dramáticos (paradas interpretativas) realizados, y el mensaje interpre­tativo de la excursión contenido en la imagen propulsora.

6. Preparando el final o conclusión del programa interpretativo. Una vez que el bosquejo del cuerpo de la actividad de interpretación ha sido rea­lizado, debe desarrollarse el procedimiento con el que se llegará a la conclu­sión final de la misma. No debemos olvidar que el propósito de la conclusión es consolidar el mensaje interpretativo contenido en la imagen propulsora.

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Enlace entre una parada y la siguiente

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Figura 8.9. Componentes de la estructura de un tour, integrados sobre el modelo de comumcación previamente desagregado y adecuado a las actividades de interpretación.

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1 6 2 CAP. 8. ELABORACIÓN DEL PROGRAMA

No importa la técnica utilizada para concluir la excursión, el objetivo debe ser, siempre, reforzar el mensaje o tema interpretativo contenido en la imagen propulsora.

La conclusión: "Como hemos visto, las plantas que conforman el am­biente que llamamos páramo desértico han tenido que desarrollar una serie de estrategias, únicas y sumamente ingeniosas para poder sobrevivir en los ambientes tan inhóspitos de la Cordillera de los Andes. El resultado de todo esto es una gran masa de vegetación que, al colonizar las tierras móviles del páramo altiandino, funciona no solamente como un gran filtro purifkador que protege las cuencas de los ríos, sino también como una gran esponja que es­curre agua durante todo el año, incluso en las épocas de sequía, manteniendo el caudal de los torrentes, que al desplazarse montaña abajo alimentan los sis­temas de riego de los cuales se surten las zonas de cultivo, y calman la sed de las poblaciones que se encuentran ubicadas en los valles de abajo.

Y aunque los antiguos indígenas no vivieron en el páramo, sino que po­blaron la tierra del frailejón con dioses y espíritus, la llegada de hombres de otra raza y otro idioma introdujo el uso activo de los páramos al iniciar el pas­toreo en los valles glaciares, lo que llevó a la instalación de las primeras vivien­das de ocupación semipermanente o permanente, dando inicio así a un proceso de colonización de este frágil ambiente que aún hoy no parece querer detener­se, incluso cuando nuestros gobiernos, al reconocer la gran cantidad de recur­sos y bellezas naturales que poseen las altas tierras andinas, decretaron una serie de parques nacionales para garantizar su protección.

Sin embargo, estos lugares enfrentan hoy nuevos problemas debido a la afluencia de decenas de visitantes, quienes de manera voluntaria o invo­luntaria deterioran la vegetación al pisotearla y retirarla de su habitat, ani­quilándola."

7. Preparando la introducción al programa de interpretación. A di­ferencia de lo que se podría pensar, la introducción es la última parte de una actividad interpretativa que se desarrolla, incluso cuando a la hora de reali­zar la actividad sea lo primero que se presenta.

Al realizar la introducción debe recordarse que su propósito consiste en captar el interés de los turistas y revelar el tema central de la interpretación, es decir, la imagen que propulsará la actividad interpretativa a todo lo largo de la excursión. Existen muchas técnicas que pueden ser utilizadas para lograr este propósito, tales como realizar una pregunta impactante, contar una historia breve e interesante, utilizar una frase sugestiva y atrayente, etcétera.

La introducción: "Esta región que ahora disfrutan, y que los venezolanos llaman Páramo, es una tierra que se localiza exclusivamente en el norte de la cordillera de los Andes, ocupando toda la extensión de las altas cordilleras andinas por arriba de los 3000 a 3500 metros, a manera de un conglomerado de 'islas' caracterizadas todas por tener un clima extremadamente frío, como ustedes pueden sentir, diferente del cálido que han venido experimentando durante el tiempo que han permanecido en otras regiones del país." (En esta primera parada puede resultar útil, como apoyo interpretativo, hacer uso de un mapa que muestre la distribución de los páramos.)

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LOS ESCENARIOS DE LA PLANIFICACIÓN PEDAGÓGICA 163

"Como pueden observar, los páramos comienzan justamente donde ter­mina el dominio de las selvas nubladas y terminan donde comienza la nieve perpetua, sin embargo... ¿sabían ustedes que la palabra páramo, del latín, signi­fica precisamente lo contrario, es decir llanos? Es cierto, la palabra paramus fue adoptada por el latín como un celticismo y, para la época del descubrimiento de América, en España se denominaba como páramo a la meseta desierta de la árida Castilla, en contraposición con las tierras fértiles más bajas. Es muy proba­ble que este mismo contraste entre las verdes selvas de los valles y las altas regio­nes heladas, y sin árboles, pudiese haber llevado a los conquistadores españoles a hacer uso de la palabra páramo en América del Sur, quienes al llegar a las al­tas tierras andinas después de atravesar selvas y sabanas en las tierras bajas, se vieron impresionados por el gran parecido de la vegetación, los paisajes y el cli­ma altiandino con los páramos y las parameras existentes en las altillanuras de la península Ibérica. Es casi seguro que esto motivó la denominación de pára­mo, la cual se arraigó en el acervo popular y ha persistido hasta nuestros días."

(Una vez que se ha captado la atención de la audiencia, se debe conti­nuar presentando de inmediato el tema central de nuestra interpretación):

"Ahora bien, en la región de los páramos venezolanos el Páramo desértico es uno de los ecosistemas más representativos de la adaptación, colonización, estructuración de la vegetación y evolución de la flora en un ambiente tropical frío de origen relativamente reciente."

PASO 3 : ESTRUCTURANDO LA ACTIVIDAD: LA EXPERIENCIA INTERPRETATIVA A TRAVÉS DE LAS EXCURSIONES GUIADAS (REORGANIZANDO Y UNIENDO LAS PARTES

D E L T O U R I N T E R P R E T A T I V O )

En ecoturismo, los tours y las excursiones constituyen formas especiali­zadas de diálogo entre el guía y los visitantes. La característica principal de una excursión es su movilidad, de esta manera es posible vincular varios atrac­tivos de una manera conjunta, manteniendo así un ambiente más estimulante para el proceso cognoscitivo implícito en la actividad interpretativa. Las for­mas más comunes de tours están basadas en el uso de vehículos (coches, bo­tes, etc.) y en las caminatas.

Cuando se viaja en un vehículo (autobús o automóvil de doble tracción) se tiene una mayor presentación del patrimonio turístico de una región, ya que así se agiliza al grupo visitar diversos atractivos dentro de la misma. Estos atractivos turísticos, que normalmente son distintos entre sí y relativa­mente accesibles por tierra, son interpretados por el guía a través de una serie de comentarios generales sobre su significación, para que los visitantes puedan comprender las diferentes interacciones que dentro de los mismos se desarrollan. Por otro lado, las caminatas guiadas permiten una interacción mucho más cercana con los atractivos, razón por la cual exigen una mayor participación por parte del guía, ya que tiene que hacer de la interpretación

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164 CAP. 8. ELABORACIÓN DEL PROGRAMA

una actividad más adaptable y comprensiva, interrelacionando para ello el aprendizaje (experiencia pedagógica) con la experiencia del descubrimien­to (experiencia dramática).

La fase de estructuración consiste básicamente en ordenar de manera ló­gica y secuencial las diferentes partes de la actividad interpretativa, que son:

• El bosquejo del cuerpo de la actividad de interpretación. • La conclusión. • La introducción, para que las mismas puedan desarrollarse de acuer­

do con las diferentes paradas interpretativas que hayan sido seleccio­nadas, y presentar la información necesaria con el fin de que el men­saje interpretativo contenido en el tema o imagen propulsora de la actividad llegue hasta los visitantes.

En la opinión de McArthur (1999), para estructurar un tour es necesa­rio observar las diferentes posibilidades de visitar y experimentar un lugar o una combinación de lugares, ya que algunas veces varios lugares pueden ofrecer la misma historia, mientras que en otros casos un lugar puede ofre­cer sólo una historia. Una sugerencia es la de comenzar por aquellos sitios que ofrecen sólo un mensaje interpretativo, y luego identificar aquellos con mensajes más genéricos.

Una buena manera para realizar la estructura de un tour es la de elabo­rar una tabla con cinco columnas (cuadro 8.3). En la primera columna se co­locará el lugar de operación, escenario o parada interpretativa; en la segun­da se expone (de manera novedosa e inspiradora) la manera en que se dará inicio a la actividad interpretativa, esto es, la puesta en escena; en la tercera columna se anotarán los mensajes (temas interpretativos) que dichos lugares pueden ofrecer; en la cuarta, los enlaces temáticos necesarios para vincular cada escenario entre sí, y en la quinta columna se escribirán las transiciones, con el fin de lograr los enlaces entre una parada interpretativa y la siguiente.

Cuadro 8.3. Estructuración de un tour.

El desarrollo de la segunda columna corresponde a la elaboración de una frase u oración que llame la atención del grupo acerca de un objeto o escena, por ejemplo: "En este lugar podremos ver al único unicornio volador de los llanos", para referirnos al ave conocida como aruco por los llaneros (Anhima cornutá). Después de esta breve pero inspiradora entrada, puede seguirse con la parte principal de la interpretación sobre la cual se había deliberado ini-cialmente, esto revela el significado de la oración introductoria delineado a través del mensaje interpretativo.

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LOS ESCENARIOS DE LA PLANIFICACIÓN PEDAGÓGICA 165

Una vez que se ha dado inicio a la actividad de interpretación, los nom­bres de cada acto dramático que será realizado en cada una de las paradas pueden funcionar como elementos de enlace, que permitan la transición en­tre una parada y la otra. El próximo paso, la transición, lleva la escena in­terpretativa a su final, indicándole a los visitantes que hay que continuar al anunciar la próxima parada.

PASO 4 : DEFINIENDO LA TÉCNICA PARA INTERPRETAR: LA CHARLA INTERPRETATIVA Y SU ESTRUCTURA FUNCIONAL

Una vez realizada la estructuración del cuerpo de la excursión, el siguien­te paso es la selección de una técnica interpretativa acorde con las caracterís­ticas del grupo de visitantes y con el desarrollo del contenido interpretativo. Existen diversas técnicas para comunicar información sobre áreas naturales, algunas de ellas son muy sencillas.

Las diferentes técnicas de interpretación hasta ahora desarrolladas tie­nen sus limitaciones, por lo que algunas veces resulta necesario emplear va­rios métodos o combinaciones de éstos para alcanzar los objetivos deseados y la máxima eficacia. En efecto, las necesidades y las expectativas varían mucho de unas personas a otras, y es importante atender a todos los gustos y necesi­dades. Por ejemplo, algunas personas prefieren viajar en grupos organizados y recibir las explicaciones de un guía, mientras que otras preferirán hacer su propio itinerario siguiendo un sistema de pistas, con la ayuda de folletos in­formativos; también existen personas que rechazan cualquier asomo de orga­nización y prefieren ver las cosas por su cuenta. En cambio, a unos les gusta hablar, escuchar, leer información, y a otros observar.

Entre las técnicas de interpretación más usuales se encuentran las si­guientes:

• La utilización de prospectos y folletos. • Guías especializadas, manuales y prontuarios. • Pistas señalizadas. • Pistas de exploración. • Centros de información. • Centros educativos. • Jardines botánicos y asilos de animales. • Visitas con guías, entre otras.

Como se puede ver, existen diferentes maneras para interpretar, todas ellas en esencia se basan en la idea de utilizar técnicas verbales o no verba­les, o en su defecto una combinación de ambas.

Ahora bien, en el desarrollo de una excursión guiada de ecoturismo co­mercial, indudablemente que la técnica más efectiva gira alrededor de la comunicación verbal. Esta técnica incluye comentarios, charlas, discusiones, entretenimiento basado en actuaciones o dramatizaciones, etcétera.

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166 CAP. 8. ELABORACIÓN DEL PROGRAMA

En turismo, las técnicas de comunicación verbal son consideradas como herramientas mucho más efectivas que las no verbales, en razón de que el guía puede, al encontrarse cara a cara con los visitantes, responder a los cambios en las condiciones y, muy especialmente, a las diversas necesidades individuales de los clientes. Además, la interpretación verbal es también más efectiva a la hora de entregar ideas más complejas y abstractas.

Por estas razones la charla interpretativa es la técnica más utilizada y recomendada para el ecoturismo comercial. Los guías deben diseñar sus char­las interpretativas de manera conversacional para que las mismas resulten es­pontáneas. Por medio de la charla el guía tiene la posibilidad de introducir a los visitantes en el tema interpretativo seleccionado, presentar la orienta­ción básica y la información introductoria acerca del lugar.

En esta fase de la operación turística, las funciones del informador y del intérprete ambiental se superponen, por tanto, el guía al conducirse como agente de información debe consecuentemente utilizar y manejar apropia­damente las técnicas de comunicación anteriormente descritas, para que sus mensajes no resulten contradictorios ni inconsistentes y el objetivo de la in­terpretación pueda ser alcanzado.

PASO 5 : EJECUTANDO LA INTERPRETACIÓN

El siguiente paso del proceso de planificación de actividades interpre­tativas, consiste en la realización de las mismas mediante el proceso de en­trega. En esencia, la realización se refiere básicamente al conjunto de aproxi­maciones y de retroacciones que le permiten al guía:

• Crear un escenario operativo en donde sea posible comunicar, de una manera eficaz y agradable, los mensajes de la actividad ecoturística.

• Ejecutar la actividad turística. • Establecer los ajustes necesarios para realizar una evaluación forma-

tiva.

En resumen, puede decirse que la realización determina de una mane­ra detallada los momentos en que sucederá la interpretación (el cómo de­cir), las estaciones o escenarios interpretativos y la duración de las mismas (dónde y cuándo decirlo). De esta sencilla secuencia surgirá posteriormente la actividad de interpretación.

Una vez que el tour ha sido estructurado, el guía, aprovechando el uso de las charlas interpretativas, debe capturar la atención de los visitantes para in­troducirlos en la temática objeto de sus intereses motivacionales, de manera que logre alcanzar los objetivos del viaje y a la vez fomentar entre ellos algu­nos intereses en pro de la conservación ambiental. Estos intereses deberán ser reforzados en el campo operativo para tratar de estimular las motivaciones del visitante para emprender verdaderas acciones de conservación ambiental.

Este proceso se ilustra en la figura 8.10.

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Figura 8.10. La secuencia en el proceso de interpretación.

PASO 6: LA EVALUACIÓN FINAL

Ahora bien, para que la gestión del proceso de interpretación ecoturís­tica sea completa, la ejecución de una última fase es importante: la evalua­ción final, y tiene como objetivo valorar la actividad e introducir los correc­tivos necesarios.

De hecho, podría decirse que la evaluación final tiene como objetivo ve­rificar la eficacia de las respuestas dadas a cada uno de los interrogantes plan­teados en el modelo (¿dónde, cuándo, cómo, por qué y quién?), y aportar las mejoras necesarias a las fases del proceso que así lo requieran (fig. 8.11).

Figura 8.11. La secuencia de la interpretación.

Para concluir, no debe olvidarse que una vez que la interpretación ha despertado el interés y la convicción de los visitantes en el mensaje total que respalda el desempeño del guía, y con él la imagen de la empresa y del país o región que representa, esta misma convicción deberá entonces motivar e inducir al visitante a realizar acciones reales y concretas con diferentes alter­nativas o vías.

Algunas pueden estar presentes en los programas de gestión ambiental que el operador receptivo pueda proponer en sus objetivos ambientales o ecofactores.

Entre las posibles alternativas pueden considerarse las siguientes:

• Transformar al visitante en un individuo más consciente en relación con el uso racional de los recursos naturales y humanos, tanto en su casa como fuera de ella.

• Integrarlo a una organización ambiental. • Obtener donaciones para proyectos de conservación en el destino o

para contribuir a la conservación del área visitada.

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168 CAP. 8. ELABORACIÓN DEL PROGRAMA

La interpretación es una parte esencial de cualquier experiencia ecotu­rística, y como tal le añade valor real al proceso de entrega de los operadores receptivos de servicios plenos del ecoturismo comercial, al diferenciar sus productos de aquellos del turismo centrado en la naturaleza en general. Sin embargo, existen algunos operadores receptivos del ecoturismo que todavía no han comprendido su enorme potencial. Cuando lo hagan, tal como afir­man en su obra Stephen Wearing y John Neil, esta herramienta de trabajo se convertirá en un elemento que pondrá de manifiesto su impresionante fuer­za, por medio del ecoturismo comercial, en el ámbito de la conservación y en el compromiso personal de cada viajero con la consecución de un futuro sostenible.

Para concluir, se debe insistir nuevamente en la idea de que la interpre­tación no consiste únicamente en trasmitir información. Lo más significativo de la interpretación es que ella busca dar a conocer un significado, así como favorecer una respuesta cognitiva y emocional, que busca hacer que las per­sonas reconsideren tanto las bases que sustentan sus escalas de valores como sus conductas hacia el ambiente. Existen tantas formas de interpretar como las que pueda concebir la imaginación de cada guía ecoturístico y, en térmi­nos generales, cuanto más creativo el planteamiento, más éxito tendrá la in­terpretación, no obstante, puede afirmarse que la interpretación más efectiva es la que pasa inadvertida y se centra simplemente en crear un marco que es­timule la inspiración y la imaginación individuales (McArthur, 1998).

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LA ETAPA DE ESTRUCTURACIÓN DEL PROGRAMA ECOTURÍSTICO

Esta etapa consiste, principalmente, en determinar la cantidad de personal que será requerido para ejecutar la operación de entrega del producto, así como los recursos y soportes físicos necesarios para cumplir con los objetivos propuestos, tanto ambientales como turísticos, establecien­do para ello las condiciones de compra y pagos.

En ella no sólo se armonizará el conjunto de recursos existentes, tanto humanos como materiales, sino que tam­bién se establecerán las relaciones y se definirá las funcio­nes de esos recursos dentro del programa preoperativo. Una vez realizado esto, se procederá a la elaboración del pre­supuesto del programa ecoturístico y a la redacción del programa resultante o material publicitario.

Así como la abeja recoge la esencia de la flor y se aleja sin

destruir su aroma ni su perfume, así el sabio peregrina en esta vida.

DHAMMAPADA

LA SELECCIÓN DE LOS PRESTADORES DE SERVICIOS

Difícilmente un operador receptivo puede ser respon­sable directo de la administración de todos los servicios básicos que serán integrados en un programa de viajes. Por tal razón, el primer aspecto de la etapa de estructuración del producto ecoturístico, consiste en la preselección de los diferentes prestadores de servicios turísticos que inter­vendrán en la producción del programa ecoturístico.

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Page 172: Ecoturismo

170 CAP. 9. FASE DE ESTRUCTURACIÓN

En este sentido, el operador responsable del producto cumplirá con las funciones de coordinador y administrador, al contratar de forma separada los servicios básicos incluidos en el programa; la misión de la función ope­rativa consiste en el control de calidad en la prestación de los servicios bá­sicos incluidos y contratados. Según Chan (1994), esta función, altamente compleja, precisa de un sistema organizativo que tenga en cuenta que todo programa de viajes tiene los siguientes aspectos:

• Un periodo de desarrollo predeterminado. • Una cantidad establecida de salidas. • Un nivel fijo de servicios.

EL TRABAJO HUMANO: EL ELEMENTO SUBJETIVO DEL SISTEMA

Ahora bien, como uno de los objetivos del ecoturismo es el de propor­cionar oportunidades de trabajo entre las comunidades locales, aun si el ope­rador cuenta con su propio personal, siempre tratará de contratar la mayor cantidad posible de empleados entre la población local, de modo tal que és­tos se beneficien de los trabajos que puedan realizar.

De acuerdo con Jiménez (1990), el trabajo humano es la fuerza laboral que coordina, piensa, planea, ejecuta y hace funcionar aquellos elementos objetivos de la producción turística, que han sido previamente selecciona­dos e integrados por el operador receptivo de servicios plenos, en un progra­ma de viajes que será concluido al hacer la entrega de los servicios turísticos por parte del personal en contacto.

Este trabajo humano está representado en la figura del guía, ya que es él quien en definitiva le imprime al proceso productivo ecoturístico el doble carácter que le distingue: lograr, por un lado, la prestación de los servicios turísticos integrados en un itinerario específico y, por el otro, fortalecer el proceso ecoturístico con la incorporación e implementacion de un sistema de gestión e interpretación ambiental que vincule al viajero con la problemá­tica ambiental del destino.

EL GUÍA DE ECOTURISMO

De lo anterior se desprende la premisa de que el guía constituye el re­curso humano más importante para una operadora receptiva de servicios ple­nos que orienta sus productos hacia la naturaleza, ya que él es quien ejecuta la parte más trascendental del proceso productivo turístico: la entrega del pro­ducto ecoturístico.

La entrega es la principal y más significativa actividad, no sólo para el visitante, sino también para el destino, ya que con ella, además de dar res­puesta a las expectativas, motivaciones y deseos del viajero, también se pone en marcha el proceso de gestión ambiental.

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EL GUÍA DE ECOTURISMO 1 7 1

Como se sabe, al hacer la entrega se busca alcanzar el objetivo final del programa ecoturístico, el cual consiste en lograr, a través de la experiencia ecoturística, la satisfacción del visitante. Esto se logra al hacer uso de los ins­trumentos y medios de producción descritos anteriormente, soportados por las habilidades y actitudes de los recursos humanos que conforman el perso­nal en contacto con los que cuenta la empresa, pero muy especialmente en el guía de ecoturismo, quien se apoya, para lograr esto, en una serie de téc­nicas y estrategias especiales.

Por esta razón, las empresas que comercializan programas de viajes eco-turísticos ponen mucha atención en la selección de su personal de contacto, pero especialmente en la selección de sus guías intérpretes.

LAS DIMENSIONES DE LA GUIATURA EN EL ECOTURISMO

De lo anterior se desprende la idea de que el guía de ecoturismo debe reunir una serie de requisitos, y poseer un conjunto de destrezas que lo cali­fiquen para asumir tan importante papel. Ahora bien, como es lógico suponer, estas cualidades y destrezas, al no poder ser siempre homogéneas, le confie­ren a la guiatura diferentes dimensiones, razón por la cual los guías pueden ser clasificados, de acuerdo con ellas, tal como lo propone Ascanio (1997), en:

• Guía baquiano. Se denomina a aquel individuo que forma parte de la comunidad local aledaña al atractivo, y que gracias a su experiencia vivencial puede ser incorporado al proceso productivo ecoturístico, constituyendo esta experiencia, dicho sea de paso, como un elemento más del atractivo turístico. Ahora bien, esta experiencia a la que As­canio hace referencia, normalmente es trasmitida de una generación a otra de manera oral, y la misma es recreada por el baquiano de acuerdo con su mentalidad individual y en el contexto de la dinámi­ca social de su propia comunidad. De hecho, podría decirse que esta experiencia está representada por aquellas creencias que produce el pueblo, y que se van enraizando en la tradición con el transcurso de los siglos, por lo que la misma le confiere un significado muy distin­tivo del hecho que se observa. Una de las características más sobresalientes del guía baquiano es que, a pesar de que normalmente realiza actividades diferentes de las del turismo, su contacto diario con el atractivo le permite realizar un seguimiento constante de lo que sucede en el lugar: con los árboles, con los animales, con el clima, etc. Otro aspecto importante es que, a pesar de que en la mayoría de los casos este tipo de guía no tiene un dominio del idioma de su audiencia, sus conocimientos del atractivo y el hecho de poseer una personalidad cultural y ambiental caracteri­zada e identificada con la región geográfica en la que vive, lo hacen prácticamente imprescindible en el mundo del ecoturismo.

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1 7 2 CAP. 9. FASE DE ESTRUCTURACIÓN

• Guía local o regional. Se define como aquella persona que adquiere y desarrolla los conocimientos y técnicas necesarias para la implanta­ción de un proceso de guiatura. Este tipo de guía puede especializar­se en un tópico o actividad específica, o manejar un conocimiento más general del destino. Este tipo de guía, al trabajar en unión de un guía baquiano, debe po­tenciarlas cualidades interpretativas de este último, requiriéndose para ello un dominio del idioma de los visitantes.

• Guía nacional o global. Por su parte, el guía nacional o global (tour lí­der), es aquella persona que adquiere y desarrolla los conocimientos y técnicas del proceso de guiatura. Al igual que el guía local o regional, puede manejar tópicos de interés general o especializarse en algún tó­pico específico. Su ámbito de trabajo y la formación profesional que debe poseer le confieren un rango de acción sumamente amplio, que puede ir desde el contexto nacional hasta el internacional. El dominio de va­rios idiomas es imprescindible en un guía de esta naturaleza.

LAS FUNCIONES DEL GUÍA

El guía, como elemento clave del proceso productivo turístico, debe con­sumar y desarrollar una serie de funciones para poder cumplir de manera efi­ciente con el proceso de entrega del producto ecoturístico, por tal razón el guía debe actuar como:

• Líder del grupo turístico (a través de un liderazgo situacional). • Ejecutor de la operación turística durante el desarrollo de los progra­

mas, cumpliendo con las condiciones operativas del tour (como el itinerario, por ejemplo).

• Animador y recreador durante los momentos de inactividad del tour, (manejando para ello técnicas de animación y de recreación turísti­cas).

• Agente de información general (manejando para ello técnicas de co­municación) y específica (entendida esta información como la base teórica del proceso interpretativo).

• Educador ambiental, utilizando para ello técnicas especiales de inter­pretación ambiental que le permitan de alguna manera sensibilizar y educar a los visitantes acerca de las características del atractivo, a la vez que los entretiene.

En resumen, un buen guía ecoturístico debe parecerse mucho más a un anfitrión, es decir, debe ver a su audiencia más como invitados que como agentes pasivos, oyentes insaciables o amenazas ambientales. En la opinión de Ham (1996), un guía no debe actuar como si fuese un agente policial, aun cuando se encuentre muy dispuesto a proteger los ambientes en los que se desenvuelve; tampoco debe lucir como si fuese una máquina, a pesar de

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OTROS PERSONAJES DEL SISTEMA 173

que sus excursiones estén muy bien planeadas. Para poder conseguir todo esto, un guía de ecoturismo debe propiciar y alentar, entre su audiencia y él, un ambiente de amistad que le permita llegar a establecer una comunicación de doble vía, y lograr con ello que sus clientes se sientan a gusto en ese lugar y con su anfitrión.

Así, el guía de ecoturismo puede ser definido, tal como lo sugieren Aran-guren, López, Silva y De Juan (1997), como:

un líder que conduce de una forma amena, dinámica e interesante a grupos de visitantes que tienen una motivación común, para realizar con ellos de una manera planificada y coordinada, una actividad que al despertar su curiosidad permite revelar los significados del patrimonio natural, cultural e histórico del lugar que está siendo visitado, logrando de esta manera sensibilizarlo y com­prometerlo a proteger el recurso que está interpretando, así como también per­suadirlo a cambiar de actitud ante la problemática ambiental global.

OTROS PERSONAJES DEL SISTEMA

Los conductores de vehículos que transportan visitantes de naturaleza, también desempeñan un papel importante en el proceso productivo ecotu­rístico y, de la misma manera que los guías y baquianos, participan en el pro­ceso de la entrega del producto ecoturístico, contribuyendo con su experiencia y capacidad. Por ello, los conductores deben poseer amplios conocimientos de las zonas donde se desplazan, y saber cuáles son los mejores lugares para apreciar la vida silvestre.

Otro aspecto esencial en el trabajo del conductor debe ser su disposi­ción para laborar en horas no convencionales. Esto es así porque generalmen­te las horas de mayor actividad de la fauna corresponden con las horas no habituales de trabajo, o porque los visitantes quieren comenzar a andar des­de temprano.

Los conductores también se encargan del mantenimiento y del abaste­cimiento de los vehículos en horas diferentes de las programadas para rea­lizar las excursiones, con el fin de que los vehículos se encuentren listos al momento de dar inicio a los programas turísticos, evitando de esta manera retrasos y molestias a los pasajeros, quienes como se sabe, quieren invertir la mayor parte de su tiempo en actividades relacionadas con los motivos de su viaje.

Por otro lado, cuando las excursiones se realizan por ríos o lagunas, los pilotos deben tener conocimientos de navegación y conocer muy bien la zona por la cual se desplazan. Los pilotos deben tratar de utilizar los motores de sus embarcaciones lo menos posible, con el fin de no ahuyentar con el ruido a los animales de la zona silvestre visitada, pero también para minimizar los impactos negativos que los mismos pueden provocar en los cuerpos de agua en donde se desarrollan las actividades turísticas.

Page 176: Ecoturismo

174

LA COORDINACIÓN CON LOS ORGANISMOS ENCARGADOS DE LA PROTECCIÓN DEL ATRACTIVO

Este es un aspecto muy importante que debe ser considerado por todo operador receptivo de servicios plenos que desarrolla productos basados en recursos naturales, especialmente si éstos se encuentran protegidos bajo al­guna de las figuras de áreas bajo régimen especial (ABRAE), debido a que esto representa para los administradores de estas áreas una gran oportunidad de vincular al turismo con sus actividades de protección de los ecosistemas, y de todas las formas de diversidad biológica existentes en el lugar.

Al coordinar actividades con los custodios del área, no sólo se actúa de una manera responsable, sino que se garantiza también la posibilidad de rea­lizar actividades ambientales de manera conjunta. Algunas de estas activida­des pueden estar enfocadas por medio de la implantación de cualesquiera de los ecofactores propuestos por el operador.

Simultáneamente con las actividades realizadas por los visitantes, pue­den llevarse a cabo acciones de monitoreo de impactos biológicos, físicos y sociales, así como también muchas otras prácticas ambientales, las cuales serán descritas más adelante en el apartado sobre el programa de gestión ambiental.

En conclusión, el resultado de la estructuración de estas dos etapas del programa preoperativo es la confección del servicio-producto, cuya expre­sión física no es otra que el material publicitario elaborado por las operadoras turísticas. Por tanto, puede afirmarse que este proceso abarca todas las pres­taciones y actividades que el visitante puede usufructuar y realizar desde el momento en que se da inicio al viaje hasta que el mismo finaliza.

Una vez que los requerimientos inherentes a cada uno de los diferentes aspectos de las etapas de organización y estructuración han sido considera­dos, se estudiará entonces la siguiente parte del proceso de producción de pro­gramas de ecoturismo, o lo que ha sido definido como el programa operativo.

Page 177: Ecoturismo

DEFINICIÓN DE OPERACIÓN ECOTURÍSTICA

Por operación se entiende aquel proceso que hace posible la puesta en marcha del servicio, es decir, la etapa que asegura la prestación efectiva del proceso de entrega del producto en tiempo y forma.

El programa operativo, en un sentido muy amplio, abarca todas aquellas actividades destinadas a lograr la correcta prestación de los servicios incluidos en un progra­ma turístico, pero en ecoturismo, específicamente, la ope­ración hace especial énfasis en el servicio de entrega del programa de viaje.

En términos secuenciales, el programa operativo se ocupa de realizar, en primer lugar, las tareas internas de la empresa para que el servicio esté en condiciones de ser entregado, y en segundo, debe verificar las prestaciones de servicios elaborados por otras empresas y que están sien­do integrados como insumos en el programa de viajes.

En resumen, el programa operativo implica la organiza­ción, coordinación y administración de la prestación de los di­ferentes servicios que en general integran el producto ecotu­rístico, pero muy especialmente el servicio referido a la guia­tura e interpretación de los ambientes o áreas operativas.

No pido riquezas, ni esperanzas, ni amor, ni un amigo que me

comprenda: todo cuanto deseo es el cielo sobre mí y el camino a

mis pies.

ROBERT LOUIS STEVENSON

CARACTERÍSTICAS DE LA FUNCIÓN DEL PROGRAMA OPERATIVO

La función del programa operativo consiste básicamen­te en la puesta en marcha del programa ecoturístico, y com-

175

Page 178: Ecoturismo

1 7 6 CAP. 10. FASE DE ENTREGA DEL PRODUCTO

prende todas aquellas acciones destinadas a realizar una correcta y óptima prestación de los servicios incluidos en el programa ecoturístico.

Para lograr esto, el operador receptivo de servicios plenos debe adminis­trar y coordinar, tanto los servicios prestados por terceros, como los que son proporcionados directamente por la empresa.

Es muy importante tener presente la complejidad de los programas de viajes ecoturísticos, dada la cantidad y diversidad de los servicios incluidos. Cada uno de los diferentes componentes o servicios básicos del programa de viajes (alojamiento, transportación, etc.) requiere un tratamiento diferencia­do, el cual dependerá tanto de la ubicación de cada uno de estos servicios como de las relaciones comerciales establecidas entre el operador receptivo y los prestadores de servicios, bien sea que las mismas sean realizadas de una manera regular o de forma eventual (Chan, 1994). Esto último está relacio­nado con los tipos de programas de viajes que son manejados por el opera­dor, y los cuales se clasifican de la siguiente manera:

a) Programas operados de manera regular. Son todos aquellos cuya en­trega está prevista mediante un cronograma de salidas establecido por temporada, y promocionados en catálogos de viajes anuales que describen muy brevemente el programa de viajes y establecen las con­diciones de operación del mismo, como tamaño del grupo, precios, servicios incluidos, etcétera.

b) Programas operados de manera eventual. Son aquellos cuya entrega no está prevista con antelación a la acción de compra, sino que son so­licitados en forma individual o en grupos, de manera directa por el consumidor o a través de algún intermediario de la cadena de comer­cialización, para que sean diseñados a la medida de sus necesidades.

OBJETIVOS DEL PROGRAMA OPERATIVO

El desafío para todo operador turístico consiste en establecer un con­trol en la calidad del producto entregado que, a un precio justo, garantice la satisfacción del consumidor. El precio en cuestión, debe ser el precio que el visitante esté dispuesto a pagar por una determinada calidad de servicio y que a su vez represente el mayor beneficio posible para la empresa. Es por ello que el objetivo general del programa operativo debe ser el de asegurar la satisfacción del consumidor, logrando a su vez el máximo beneficio para la empresa sin desmejorar la calidad del producto.

Para lograr esto es necesario que el operador:

• Asegure la disponibilidad de plazas a través de la reservación de los servicios.

• Administre el programa de viajes con la colaboración del líder de la operación (tour líder).

Page 179: Ecoturismo

ETAPAS DEL PROGRAMA OPERATIVO 177

• Coordine las diferentes prestaciones de servicios que han sido integra­dos en el programa de viajes.

• Controle las prestaciones, tanto propias como de terceros.

ETAPAS DEL PROGRAMA OPERATIVO

Como puede deducirse de todo lo anterior, la función operativa se divi­de en tres etapas: la organización de la prestación, la prestación propiamen­te dicha o lo que se conoce como entrega del producto, y el control ejercido sobre las prestaciones propias y de terceros (evaluación de resultados).

La organización de la prestación de los servicios incluye la negociación final con los prestadores de servicios ecoturísticos, la cual conduce al opera­dor receptivo de servicios plenos a la contratación de los mismos y a la deter­minación del precio de venta definitivo del programa de viajes. Por su parte, la entrega del producto incluye la coordinación de las distintas prestaciones involucradas y la administración, por parte del guía ecoturístico, del progra­ma de viajes. Finalmente se hace la evaluación del programa de viajes.

Cada una de estas diferentes etapas implica a su vez un sinnúmero de tareas que permiten asegurar el cumplimiento de los objetivos planteados anteriormente.

PRIMERA ETAPA: LA ORGANIZACIÓN DE LA PRESTACIÓN

Esta etapa incluye la negociación final con los prestadores de servicios ecoturísticos, aquí el operador receptivo contrata todos los servicios plenos y determina el precio de venta definitivo del programa de viajes (aspecto que no será tratado en este trabajo).

1. Selección definitiva de los prestadores de servicios que se van a integrar

Este paso tiene por objeto decidir quienes serán los proveedores de servi­cios del programa ecoturístico.

Es necesario que el operador receptivo de servicios plenos considere como criterio de selección (además de información como calidad del servi­cio, cantidad y tipo de plazas factibles de ser utilizadas en las horas y fechas establecidas en el programa, las tarifas, las condiciones de reserva y pagos), ciertos aspectos operativos desde el punto de vista ambiental, los cuales a continuación estudiaremos.

Antes de asegurar la disponibilidad de plazas para pasar a la confección definitiva del esquema operativo, deben seleccionarse los diferentes proveedo­res de servicios turísticos que intervendrán en la estructuración del programa ecoturístico, haciendo para ello uso de una serie de criterios ambientales.

Page 180: Ecoturismo

178 CAP. 10. FASE DE ENTREGA DEL PRODUCTO

Este es un aspecto que permite no sólo mejorar sustancialmente los ni­veles de servicio y la calidad de prestación de los mismos, sino que a la vez se fomenta el ejercicio de nuevas modalidades de turismo bajo un enfoque más responsable y sostenible, tanto para con el visitante como para con las comu­nidades locales y los ambientes visitados. El objetivo de todo esto es que los operadores puedan integrar los servicios turísticos ofrecidos de una manera mucho más sensitiva al seleccionar empresas que no desperdicien los recur­sos locales o impacten al ambiente, a la vez que proporcionan mayores opor­tunidades de aprendizaje acerca del ambiente al propiciar un intercambio sensitivo con las comunidades locales.

Con esto en mente, la Sociedad Mundial de Ecoturismo (1995) ha des­arrollado una lista de criterios ambientales o aspectos ecológicos que pueden servir como una referencia al momento de seleccionar a las empresas de servi­cios que integrarán el producto ecoturístico. Este listado funciona como un instrumento de chequeo que le permite al operador seleccionar a las entida­des proveedoras de servicios, con base en una serie de criterios ambientales que a continuación se presentan:

• Seleccionar empresas (transportistas, de alojamiento, de alimenta­ción) que no infrinjan las regulaciones ambientales del destino.

• Seleccionar empresas que cooperen de manera voluntaria con entida­des públicas y/o privadas, nacionales o internacionales de reconoci­do prestigio ambiental. Los programas turísticos pueden desarrollar­se conjuntamente con dichas organizaciones.

• Seleccionar empresas que no hayan causado impactos en las áreas na­turales adyacentes a sus facilidades.

• Seleccionar a aquellas empresas que hagan esfuerzos por mantener una escala en concordancia con el ambiente natural, así como por re­flejar las tipologías arquitectónicas de las culturas locales.

• Seleccionar a aquellas empresas en las que, en sus instalaciones y/o equipos, se haga uso de sistemas de energía no contaminantes al uti­lizar tecnologías alternativas.

• Seleccionar empresas que traten los desechos orgánicos y dispongan los desechos sólidos de manera segura para el ambiente.

• Seleccionar empresas que dispongan de programas de reciclaje. • Seleccionar a aquellas empresas que ofrezcan oportunidades de em­

pleo a los habitantes locales. • Seleccionar a aquellas empresas que favorezcan la capacitación y for­

mación ambiental de su personal, tanto de campo como de oficina. • Seleccionar aquellas empresas que divulguen entre sus empleados,

guías, publicistas y clientes, principios éticos ambientales, y los res­peten.

• Seleccionar empresas que en su material publicitario, escrito, gráfico o audiovisual incluyan mensajes de carácter ambiental, tales como riesgos de visitar ciertos lugares, normativas legales, particularidades naturales y socioculturales, así como también sugerencias y consejos

Page 181: Ecoturismo

ETAPAS DEL PROGRAMA OPERATIVO 179

acerca de cómo comportarse en los destinos para no agredir ni al am­biente visitado ni a las comunidades que en él viven.

• Evitar trabajar con empresas que utilicen a los animales de la fauna sil­vestre del área como un gancho para atraer visitantes, especialmente si estos animales se encuentran amenazados o en peligro de extinción.

• Considerar a aquellas empresas que promuevan entre sus empleados, visitantes, guías y publicistas la utilización de directrices ambienta­les, para estimular con ello el incremento de la conciencia ambiental y cultural acerca de las áreas visitadas.

• Considerar a aquellos individuos o empresarios que proporcionen ade­cuadamente información ambiental y cultural, de las áreas que serán visitadas.

• Considerar a aquellas empresas que promuevan el uso de transporte de bajo impacto ambiental, y que sólo recurren a los sistemas tradicio­nales cuando es estrictamente necesario.

• Considerar aquellas empresas de transporte que ajusten sus motores para minimizar la contaminación ambiental y que favorezcan las ca­minatas, andar en bicicleta, los paseos en botes de remos y las cabal­gatas.

• Seleccionar a aquellas compañías que incluyan dentro de sus presta­dores de servicios y suministros (comida, bebidas, transporte, ameni­dades, alojamientos, etc.) a empresas o individuos de la comunidad local, respetando sus precios y demás modalidades de pago, promo­viendo a su vez su papel como anfitriones.

• Debe preferirse el uso de alojamientos y hospedajes de pequeño tama­ño y escala semejantes a las viviendas locales, con acceso público y no restrictivo, con una buena integración a los ambientes urbanos o rurales.

• Preferir instalaciones turísticas con arquitectura bioclimática, es de­cir, con ahorro de energía, climáticamente cómoda en forma natural y consustanciada con los estilos y materiales de construcción de la localidad, y que no se diferencien mucho de las demás construccio­nes del lugar en cuanto a lujo y comodidad se refiere, con el fin de no crear tensiones innecesarias en la población local.

• Favorecer la contratación y el pago justo de la mano de obra local se­gún sus niveles de capacitación, dedicación, importancia, entre otros.

• Favorecer a aquellas organizaciones que compartan parte de sus ga­nancias con la comunidad local, para realizar con ello una gestión compartida del turismo.

• Seleccionar a aquellas empresas que utilicen sistemas de reducción de desechos sólidos, el reciclaje y la disposición adecuada de los mis­mos, así como también el tratamiento de aguas servidas, ahorros en el consumo energético y de agua, reutilización, etcétera.

• Seleccionar empresas que participen en campañas de educación am­biental, y que destaquen los problemas locales y sus soluciones en conjunto con los turistas y las comunidades locales.

Page 182: Ecoturismo

180 CAP. 10. FASE DE ENTREGA DEL PRODUCTO

• Seleccionar a aquellas empresas de alojamiento y alimentación que promueven acciones de paisajismo y de reforestación, en concordan­cia con el ecosistema local, en sus áreas exteriores e interiores, y con la participación de visitantes, comunidades locales y anfitriones.

• Seleccionar empresas restauranteras que promuevan la alimentación natural y sana, basadas en los productos locales.

• Seleccionar tiendas de artesanías locales y genuinas, en lugar de aquellas tiendas que venden objetos industrializados que alteren la cultura local.

La homogeneidad de servicios en los programas de viajes ecoturísticos es un aspecto de vital importancia, y el cual siempre debe ser evaluado du­rante el proceso de producción de programas de viajes ecoturísticos. Esto es clave, ya que cuando los servicios a lo largo de la ruta no son homogéneos, como ocurre frecuentemente en las zonas rurales y menos desarrolladas de Latinoamérica, el efecto psicológico de estas desigualdades puede resultar contraproducente, desde todo punto de vista, sobre los viajeros.

Debido a que la homogeneidad de servicios entre alojamientos, aero­puertos, restaurantes y servicios sanitarios es muy difícil de garantizar en las zonas rurales, algunos autores como García (1994) sugieren que lo más re­comendable es realizar un inventario de estos servicios para tratar en lo posi­ble de alcanzar este objetivo, pero que cuando esto no es materialmente po­sible, lo mejor es informar a los visitantes de lo que ellos van a encontrar a lo largo de la ruta. García concluye que mantener a los visitantes bien informa­dos debe ser una regla básica durante el desarrollo de una operación turística, ya que esta es la única manera de garantizar la satisfacción de los clientes.

2. Garantizar la disponibilidad de las plazas

Este paso se hace efectivo mediante el contrato de partes, que no es otra cosa más que la determinación de los términos del acuerdo al que se llegó en la negociación efectuada previamente.

Cuando las operadoras receptivas de servicios plenos son de pequeña escala, como ocurre en la mayoría de los destinos, a lo que generalmente se recurre es a la elaboración de una carta de solicitud de reserva de servicios, la cual al ser respondida afirmativamente se convierte automáticamente en un hecho contractual (Chan, 1994). En este documento debe constar, como mínimo, la siguiente información:

a) Denominación comercial del establecimiento o empresa y responsa­ble del mismo.

b) Fecha y duración de la prestación solicitada. c) Características del servicio que se va a prestar. En el caso de transpor­

tistas turísticos, debe especificarse el recorrido que ha de realizarse.

Page 183: Ecoturismo

ETAPAS DEL PROGRAMA OPERATIVO 1 8 1

d) Características de la unidad que se solicita. e) Tarifa por unidad de servicio y precio total del mismo. / ) Formas de pago y condiciones para la cancelación de reservas.

3 . Elaboración del plan operativo

Con la selección definitiva de los prestadores, la disponibilidad de pla­zas asegurada y el itinerario previamente elaborado, es posible ahora con­feccionar el plan operativo.

De acuerdo con Picazo (1996), la realización del plan operativo es fun­damental para lograr la coordinación de las diferentes actividades y servi­cios que serán integrados en un programa de viajes. En este esquema deben aparecer claramente los días y horas de cada prestación y actividad propues­ta y el responsable de ejecutarla, entre otras.

El esquema o plan operativo debe, por tanto, considerar los siguientes aspectos:

• Itinerario. Debe ser descrito en forma concreta, señalando las activi­dades que van a ser realizadas durante el viaje.

• Información relativa al viaje, tales como clima, altura promedio, esta-cionalidad, disponibilidad de agua, presencia o no de insectos o pla­gas en el lugar.

• Tipo de ropas recomendadas. • Tipo de equipos requeridos para el viaje, así como la disponibilidad

de adquisición de material fotográfico, etcétera. • Grados de dificultad de las excursiones. • Personal en contacto responsable por cada servicio integrado.

La información que resulta imprescindible tanto para el guía como para el resto del personal en contacto es la siguiente:

• Las carreteras por las que se piensa transitar. • Los kilómetros de recorrido en la ruta (esto puede resultar útil para

calcular el tiempo de desplazamiento y el consumo de combustible, por ejemplo).

• Los horarios que deben cumplirse durante la excursión. • El itinerario que se va a seguir. • Las paradas que han de realizarse (para reponer combustible, utilizar

sanitarios, comer, etc.). • Los límites estatales que deben cruzarse (peajes y puntos de control). • Puntos de interés turístico que deben comentarse durante el recorrido. • El día de la semana en que se viaja (para determinar si algunos esta­

blecimientos, como tiendas o restaurantes, están o no cerrados). • La fecha (fiestas nacionales o celebraciones que puedan bloquear el

recorrido).

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182 CAP. 10. FASE DE ENTREGA DEL PRODUCTO

• Salidas o entradas a autopistas, así como también puntos de refe­rencia.

• Lugares para realizar las comidas. • Sitios que serán visitados. • Establecimientos de alojamiento y los accesos a los mismos. • Cualquier información que tanto el guía como cualquier otro miem­

bro del personal en contacto, consideren importante para el buen lo­gro de los objetivos del viaje.

• Las responsabilidades que a cada uno de los miembros del personal en contacto le corresponden.

Picazo (1995) advierte que si esta información no es ordenada de mane­ra coherente, para que pueda ser fácilmente consultada, en lugar de ser útil, puede convertirse en un problema. Por tal razón, es necesario establecer una estructura que le permita al operador ordenar toda esta información y que pueda, a su vez, ser utilizada por su personal en contacto para lograr la bue­na coordinación de las diferentes actividades que el viaje implique.

La estructura del plan operativo propuesta por Picazo (1996) para orde­nar toda la información, se dispone en dos partes:

a) El encabezamiento. Es una síntesis del esquema operativo que con­tiene la información esencial para cada día de viaje del circuito (día de viaje, día de la semana, fecha, etapa del viaje, distancia en kiló­metros entre cada uno de los puntos importantes del recorrido, tiem­pos estimados entre dichos puntos, total de kilómetros de la etapa del viaje, lugares para realizar las comidas y las pernoctas).

b) El cuerpo. En esta parte del plan operativo, la información se ordena en columnas para facilitar su uso. Cada columna contiene uno de los aspectos que a continuación se señalan:

• Mapas. En esta columna pueden trazarse mapas esquemáticos de la zona, que permitan visualizar los recorridos diarios que serán realizados.

• Carreteras. En esta columna se anotarán los nombres de las carrete­ras o autopistas por las que se desarrollará el viaje para asegurar que los conductores entiendan las indicaciones de recorrido y se facilite su orientación.

• Itinerario. Se anotarán las localidades de origen y destino, así como las poblaciones más importantes que señalen el recorrido que debe seguirse cada día durante el desarrollo del viaje.

• Kilometraje. Conocer el kilometraje que separa a un lugar de otro es muy importante para la estimación de los tiempos de recorrido, por tanto, en esta columna deben anotarse los kilómetros que sepa­ran a las diferentes poblaciones citadas en la columna Itinerario.

• Horarios. La razón fundamental para elaborar un esquema opera­tivo es la determinación de los horarios más coherentes para la

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ETAPAS DEL PROGRAMA OPERATIVO 183

realización de un determinado recorrido. Para esto es necesario tomar en cuenta el kilometraje y las actividades incluidas en el pro­grama de viaje, tales como los sitios que se van a visitar, el tiempo así como los horarios que se disponen para permanecer en ellos, de acuerdo con la actividad ecoturística que será realizada, como la observación de fauna por ejemplo, las comidas, los días de la semana y la fecha, entré otros.

• Tiempos netos. Esta columna servirá para conocer el tiempo nece­sario que debe invertirse de un lugar a otro, independientemente del horario realizado.

• Referencias. Esta columna se utiliza para anotar, a modo de recor­datorios, aquellos elementos de interés ecoturístico que están pre­sentes a lo largo de la ruta y que son importantes de reseñar o in­terpretar por el guía.

• Observaciones. En esta columna el guía puede realizar anotaciones que le sirvan de recordatorio en relación con ciertas acciones que él debe realizar, así como también información práctica que debe comunicar a su audiencia.

• Equipos requeridos. En esta columna se detallan los diferentes equi­pos que serán requeridos por el personal en contacto, para poner en escena las diferentes actividades programadas durante el des­arrollo del viaje, tales como telescopios, trípodes y guías de campo, etcétera.

• Personal responsable. En esta columna se especifica quién es el res­ponsable por cada actividad planificada con el fin de lograr una per­fecta coordinación entre los diferentes miembros del equipo, evi­tar confusiones y evasión de obligaciones.

El cuadro 10.1 de la página siguiente presenta un formato de esquema operativo, que puede ser utilizado por los operadores receptivos de servicios plenos como referencia para la elaboración de sus planes operativos.

La utilidad de realizar un plan operativo se pone de manifiesto en la siguiente oportunidad en que se desarrolle el mismo programa de viajes, ya que una vez realizado el primer recorrido y hechas las correcciones adecua­das, se tendrán correctamente ordenados todos los datos necesarios para el éxito de la coordinación. Este soporte físico le ofrece al personal en contacto que se encarga de realizar la entrega del producto, la posibilidad de anotar todas las correcciones a los posibles errores cometidos durante el diseño ini­cial del programa, razón por la cual, en la medida en que se realicen más ope­raciones, este instrumento se enriquecerá con información más actualizada y pertinente.

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184

Cuadro 10.1. Modelo operativo para cada día de viaje. (Adaptado de Picazo, 1996.)

Segundo día: Viernes 23 de diciembre de 2005

Etapa: Los Frailes 57 km

1.15 h San Isidro

38 km

0:45 h

Kilometraje total: 96 km Incluye pensión alimentaría completa

164 km Barinas

2:15 h C Nutrias

¡^^^^^^^^^^^^^^^^^S

Los Frailes ° '

Transandina j 57 km

troncal San Isidro

Soledad

Transandina 35 km

Barinas

;

(2)

Boconoito

Mijagual

Libertad

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C. Ni

o)

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¡trías

s5:00

116:15

s 1:00

11 1:40

S2:45

113:15

s3:15

11 4:00

s4:30

11 5:10

s5:40

11 5:55

s5:55

11 6:40

• 1:15 h

0:40 h

0:30 h

0:45 h

0:40 h

0:10 h

^^^^^^^^^^^s, ^B^Myil^lffíyfffifi^

Preparar desayuno picnic

Sto. Domingo (Pato de Torrentes)

Observación de aves (P. N. Sierra Nevada)

Cambio de paisaje (ecosistemas de Piedemonte)

Estado Barinas

Parada almuerzo

Punto de control (listado de viaje)

Parada refrigerio

Paisaje agrícola (cultivos de algodón, otros)

Visita panorámica Aprovechar la parada para

abastecerse de combustible

en gasolinera de Libertad

Hacer uso de sanitarios

Voucher (Hotel El Gaván)

'"Cuando se trata de la población de origen de un viaje, se subraya su nombre para identificarla. m Cuando se piensa detenerse en una población para comer o para dormir, se coloca en un recuadro de línea continua. <3' Cuando la razón para detenerse en una población es una simple visita, se coloca en un recuadro de línea dis­continua.

Page 187: Ecoturismo

SEGUNDA ETAPA: LA ENTREGA DEL PRODUCTO

La fase de entrega del producto turístico es la actividad principal y más representativa dentro del programa operativo del ecoturismo. Con la entrega se trata de alcanzar el objetivo final del proceso de producción de un pro­grama ecoturístico, el cual consiste en conseguir, a través de una experiencia de viaje, la satisfacción de los visitantes al dar respuesta a sus expectativas y motivaciones.

Por otra parte, al tiempo que se realiza la entrega del producto ecoturísti­co, se practica un proceso de gestión ambiental para contribuir al bienestar de las áreas operativas en las cuales se desarrollan las actividades ecoturísticas.

Ahora bien, toda operación técnica o entrega de un producto ecoturís­tico diseñado y concebido para cumplir con una misión ambiental, debe rea­lizarse en tres momentos o etapas consecutivas e interrelacionadas entre sí, siendo ellas las siguientes:

a) Una etapa preliminar a la ejecución del itinerario. b) Una etapa de ejecución del itinerario y de implantación de los pro­

gramas de gestión ambiental. c) Una etapa de evaluación de los resultados. En el cuadro 6.3 de la pá­

gina 97 se ilustra este proceso.

Ahora bien, desde el punto de vista del proceso productivo del ecoturis­mo, estas etapas han sido concebidas y desarrolladas bajo la noción de los siguientes programas operativos:

1. Programa de prepartida. 2. Programa de entrega del producto o guiatura. 3. Programa de evaluación de resultados (tercera etapa).

Cada una de estas partes del proceso de producción del programa ope­rativo constituye en sí mismo una guía de acción ecoturística, con objetivos específicos y técnicas precisas para implantarlos. Veamos cada uno de ellos con detalle (véase fig. 10.1 de la página siguiente).

El programa de prepartida

Para que los operadores que comercializan programas de viajes basa­dos en la naturaleza proporcionen una verdadera experiencia ecoturística, se hace necesario incrementar los conocimientos de los visitantes acerca de aspectos como la protección ambiental y la necesidad de proporcionar recur­sos económicos a los administradores de los parques nacionales y otras áreas protegidas.

De igual forma, debe también sensibilizarse al visitante en relación con la importancia de adoptar actitudes que le permitan entender la convenien-

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186

Figura 10.1. Las etapas del proceso de entrega del producto ecoturístico.

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ETAPAS DEL PROGRAMA OPERATIVO 187

cia de maximizar los beneficios económicos para las comunidades locales, así como de minimizar los efectos adversos que ellos mismos pueden produ­cir sobre el ambiente cultural y natural que será visitado.

Por ello, en el momento previo a la partida del visitante, cuando éste aún se encuentra en su país de origen, el viajero y el operador receptivo de servi­cios plenos interactuarán entre sí, teniendo como intermediarios (en el caso de que formen parte de una misma cadena de comercialización) a los operadores de salida u operadores emisivos que se encuentran localizados en el origen. En esta etapa la misión de un operador receptivo responsable consiste en prepa­rar, de manera anticipada, a su futura audiencia para informarle del compor­tamiento más adecuado que ella debe asumir antes de arribar a su destino.

El objetivo de esta etapa, consecuentemente, consiste en proporcionar­le a los visitantes material informativo-educativo que les permita aprender más acerca de los lugares y de las personas que serán visitados; a la vez que se les comunicará de la importancia que tiene contribuir en la conservación de esos lugares, preparándolos para participar en los programas de gestión ambiental incorporados al proceso productivo por el operador receptivo de servicios plenos.

Ahora bien, para proveer a su futura audiencia de toda la información posible, el operador debe aprovechar el hecho de que, en esta primera fase, el comportamiento del visitante generalmente se centra en su propia motivación de viaje, y requiere sólo de información sobre su destino turístico. En conse­cuencia, uno de los aspectos más relevantes que hay que considerar durante el desarrollo del programa de prepartida es la distribución de material educati­vo, concebido bajo la idea de un código de conducta ambiental conocido como directrices ecoturísticas, el cual ya fue estudiado en capítulos anteriores.

El operador receptivo de servicios plenos debe hacerle llegar, tanto a los operadores emisivos como a las agencias de viajes que constituyen sus pun­tos de venta en el origen, las directrices ecoturísticas previamente elaboradas por él, para que estas organizaciones puedan distribuirlas entre los viajeros antes de su partida.

El programa de entrega del producto

El programa de entrega del producto consiste en el desarrollo de todas las actividades que se han venido preparando en las anteriores fases del pro­grama preoperativo.

Por tanto, para que los servicios que han sido integrados en el producto (excursión o circuito estructurados en un itinerario) alcancen los objetivos planteados al inicio del proceso de producción de programas de viajes, es ne­cesario cumplir entonces con una serie de reglas operativas o eventos que de­ben ser desarrollados en las siguientes actividades:

a) Las reuniones de información o programa de orientación (reunión in­formativa).

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1 8 8 CAP. 10. FASE DE ENTREGA DEL PRODUCTO

b) El cuerpo de la excursión o programa de guiatura (interpretación am­biental).

c) El programa de gestión ambiental (implantación de ecofactores).

Estas tareas las desarrolla el guía en la medida en que el itinerario avan­za. Esto le permite cumplir con la labor de realizar la entrega del producto y de verificar en el campo la calidad del mismo, a la vez que desarrolla e im-plementa los programas de gestión ambiental. Veamos cada una de estas operaciones con detalle.

Programa de orientación

Reuniones de información (cada mañana antes de las salidas de campo). El objetivo de estas reuniones informativas y orientadoras consiste en minimi­zar los impactos de los visitantes sobre el ambiente, así como también sobre las culturas locales. Para lograr esto es necesario proporcionarles, cada maña­na antes de partir (sólo si los lugares de excursión difieren entre sí), los mate­riales educativos (directrices ambientales) e instrucciones que se consideren necesarias para acrecentar sus conocimientos acerca de la fragilidad del am­biente y mejorar su entendimiento respecto a las culturas locales.

Esta información deberá estar orientada a la prevención de acciones ac­cidentales o intencionadas (como el amontonamiento de personas, el hosti­gamiento y acoso de especies de la fauna del lugar, caminar fuera de los sen­deros establecidos, violar la privacidad de los miembros de las comunidades locales visitadas, etc.) que, de ser cometidas por los visitantes, pueden cau­sar daños al ambiente natural y cultural.

Para lograr esto los guías deben seguir el siguiente procedimiento:

• Distribuir las directrices ambientales y culturales que el operador re­ceptivo ha elaborado expresamente para el área o para la comunidad que se va a visitar.

• Instruir a su audiencia acerca de las regulaciones más relevantes del área.

• Instruir a su audiencia acerca del comportamiento correcto sobre cam­pamentos, caminos, senderos interpretativos, cerca de los lugares de vida silvestre y de plantas frágiles, con la basura, con las heces feca­les, con las fogatas, con los jabones, etcétera.

• Recordarle a su audiencia del nivel de dificultad de cada excursión, con el fin de prevenir impactos sobre el ambiente causados por falta de expe­riencia o de habilidad para desenvolverse en terrenos desconocidos.

• Advertir de los problemas que son ocasionados por la recolección de recuerdos de la naturaleza, tales como plumas, huesos, conchas de ca­racoles, etcétera.

• Interpretar los valores de la cultura y de la historia de las culturas vi­sitadas.

Page 191: Ecoturismo

ETAPAS DEL PROGRAMA OPERATIVO 189

• Enseñar a su audiencia a aceptar las diferencias culturales, adoptan­do para ello las costumbres locales.

• Enseñar los procedimientos apropiados para tomar fotografías, com­prar artesanías, dar propinas y responder ante los pordioseros y men­digos.

Por medio de estas instrucciones y directrices de actuación, el visitante podrá viajar de una manera más responsable, sin dejar huella en el ambien­te, al mismo tiempo que se protege la integridad de las culturas que están siendo visitadas.

Reuniones de asignación de tareas o programa de trabajo diario (cada no­che antes de cada salida de campo). El guía debe preparar diariamente su plan de trabajo, para ello debe reunir a su audiencia cada noche antes de la siguien­te salida de campo prevista en el itinerario. Estas reuniones tienen como ob­jetivo informar claramente a los visitantes aquellos aspectos que son impor­tantes para lograr su satisfacción.

Algunos de los aspectos acerca de los cuales los visitantes deben ser in­formados por sus guías son los siguientes:

• Vestuarios apropiados: camisas de manga larga o de franela, pantalo­nes cortos o largos, sombreros, chaquetas y abrigos, color de ropa (oscuro o claro), tipo de calzado, etcétera.

• Equipos requeridos: cámaras fotográficas, telescopios, binoculares, gra­badoras, entre otros.

• Información del clima: temperatura y humedad esperada, condiciones atmosféricas.

• Información del recorrido: inclinación del terreno, zonas resbalosas, etcétera.

• Información acerca del horario del próximo día: hora de salida, hora aproximada de llegada, tiempos esperados de recorrido, tipos de transporte que serán utilizados.

• Información acerca de las plagas más comunes del área: mosquitos, zan­cudos, garrapatas, etcétera.

El cuerpo de la excursión o programa de guiatura

El cuerpo de la excursión integra el componente principal y más im­portante de la entrega del producto ecoturístico. Durante esta fase los guías (en sus diferentes dimensiones) constituyen el factor humano primordial del proceso productivo turístico, al proporcionar a su audiencia una orienta­ción cualitativa a través de un liderazgo efectivo que les permita manejar al grupo de acuerdo con sus motivaciones y en armonía con la sensibilidad y fragilidad del ambiente visitado. De la misma manera, el guía suministrará suficiente información acerca del lugar apoyándose para ello en el uso de las técnicas de interpretación.

Page 192: Ecoturismo

190 CAP. 10. FASE DE ENTREGA DEL PRODUCTO

La interpretación, como ya se dijo en capítulos anteriores, es una activi­dad educacional que aspira revelar ante los visitantes los significados y las re­laciones existentes en las áreas naturales por ellos visitadas. Puede decirse que la interpretación es esencialmente un proceso de transferencia de información, en donde el guía traduce el lenguaje técnico de las ciencias naturales y cam­pos afines a unos términos que el común de los visitantes pueda entender.

En resumen, puede decirse que interpretar es explicar el sentido o signi­ficado de una cosa, pero en ecoturismo se trata específicamente de describir temas de naturaleza que en esencia son completamente científicos y técnicos, de forma tal que el visitante pueda llegar a comprender y a apreciar el fun­cionamiento y dinámica de los ecosistemas, así como también a conocer el tipo de sociedad y cultura que se dio en determinada época histórica y que se refleja en las construcciones, hábitos y formas de vida que aún permanecen como testigos. La interpretación es, por tanto, una forma de comunicación que trata de aclarar los procesos y los fenómenos presentes en las áreas que están siendo visitadas.

La interpretación como herramienta recreativa y educativa al mismo tiempo, está basada en el manejo de técnicas de comunicación. Por tanto, para que los guías de ecoturismo puedan hacer llegar su mensaje ambiental de una manera realmente efectiva, es necesario e indispensable que manejen estrategias de comunicación que puedan ser aplicadas en los procesos inter­pretativos.

Programa de gestión ambiental (implantación de ecofactores)

De acuerdo con Aranguren, López, Silva y De Juan (1997), en el con­texto de la interpretación se entiende por estrategia a la aplicación de una técnica que puede ser utilizada para incrementar la comprensión de los visi­tantes de un lugar en particular. Estas técnicas están asociadas a diferentes métodos de comunicación e incluso en combinaciones con éstos.

Es por ello que la guiatura debe conjugar habilidades, tanto para expli­car a los visitantes acerca del área que está siendo visitada, como para coor­dinar con el operador turístico y los demás prestadores de servicios, que han sido integrados en el programa de viajes ecoturísticos.

Para lograr esto es necesario contar con un recurso humano perfectamen­te entrenado tanto en técnicas de guiatura como en técnicas de interpreta­ción ambiental; técnicas que también deben ser del dominio de los operado­res receptivos, para que ellos puedan comprender el tipo de cosas que los vi­sitantes esperan de sus representantes de campo a lo largo de todo el proceso de entrega del producto turístico, y poder brindarles el soporte y la coordina­ción que ellos requieren de la empresa y que debe ser proporcionada por los departamentos de operaciones.

Para desarrollar perfectamente las técnicas de interpretación, es necesa­rio, como primer aspecto, conocer con profundidad el producto (sea un rasgo

Page 193: Ecoturismo

ETAPAS DEL PROGRAMA OPERATIVO 1 9 1

natural y/o cultural de un destino). De igual forma en que un vendedor está familiarizado con el producto que pretende vender, así el guía debe conocer el lugar de operación, con el fin de poder realizar un trabajo profesional.

Una vez que se conozca el producto, el guía, al utilizar diferentes técni­cas de interpretación, tal como se explicó en el capítulo anterior, deberá cap­turar la atención de su audiencia, de manera tal que pueda fomentar sus inte­reses en pro de la conservación ambiental, los cuales deberán reforzarse en el campo para tratar de estimular las motivaciones del visitante para emprender verdaderas acciones de cuidado ambiental.

Este proceso se ilustra en la figura 10.2.

Figura 10.2. La secuencia motivational en el proceso de interpretación.

Las técnicas básicas de asistencia y guiatura a visitantes consisten en una serie de actividades que tienen como objetivo ayudarlos en todas aquellas ac­tividades relativas al viaje, tales como el registro en los hoteles y el manejo del equipaje, entre otras.

La asistencia a los grupos de visitantes inicia en el momento de su arri­bo. Cuando se recibe en el aeropuerto a un grupo de viajeros, debe esperarse a que ellos recojan su equipaje y caminen hacia la salida. Una vez que se en­cuentren fuera, el guía deberá presentarse ante ellos e inmediatamente con­ducir al grupo lejos de la multitud.

Una vez realizada esta operación, el siguiente paso del guía será reunir todo el equipaje en un solo lugar, con objeto de realizar un conteo exacto de la cantidad de maletas de los visitantes. Inmediatamente después, el equipa­je deberá ser trasladado hacia los vehículos, asegurándose de contar las ma­letas una vez más antes de colocarlas en el portaequipajes.

Primera reunión breve de llegada

La primera premisa que el guía debe tener presente es que un viaje bien reseñado usualmente es un viaje satisfactorio, por tanto, el hecho de mante­ner a los visitantes bien informados les permitirá no tener que preocuparse por su itinerario y dedicarse solamente a seguir a su guía.

Los momentos en los que se va dentro del vehículo son perfectos para que el guía haga anuncios coitos, ya que tienen una audiencia cautiva que por el momento no se dirigirá a ninguna parte, situación que no sería igual en el salón de un hotel o en un restaurante.

Durante el recorrido inicial por la ciudad, el guía debe hacer una breve presentación de su persona, informar a la audiencia la agenda para el resto

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192 CAP. 10. FASE DE ENTREGA DEL PRODUCTO

del día y acordar la hora y el lugar del hotel en donde se encontrarán para tener la primera reunión de orientación. En este primer contacto también es conveniente hablar un poco sobre los aspectos generales del destino. Final­mente el guía debe realizar la asignación de habitaciones entre sus visitan­tes (rooming assignments).

Procedimiento de llegada y salida del hotel

Al llegar al hotel, el guía debe realizar las siguientes actividades (check-in):

a) El guía, antes que nada, debe llamar con anterioridad al hotel para comunicar con exactitud la manera en que las habitaciones serán distribuidas entre sus turistas (sencillas, dobles, etc.).

b) El guía debe marcar la lista de cuartos (rooming list) con los siguien­tes símbolos para facilitar el check-in:

• II!: Camas separadas absolutamente ya que se trata de personas del mismo sexo.

• II: Camas separadas para niños pequeños o hermanos. • X!: Cama matrimonial absolutamente, ya que se trata de recién ca­

sados. • X: Cama matrimonial para parejas. • XI: Habitación triple (una cama matrimonial más una cama indi­

vidual). • III: Habitación triple (tres camas separadas).

c) Detener el transporte en el lugar más cercano al acceso del hotel para bajar a sus pasajeros.

d) Mientras se realiza el check-in, el guía debe mantener a su grupo ale­jado del mostrador de la recepción, con la intención de poder hablar libremente con los recepcionistas y tomar decisiones en caso de que se presente algún contratiempo.

e) Asignar las habitaciones conforme la lista (rooming list) que el guía traerá consigo debidamente preparada. Esta planilla es utilizada para información del prestador de servicios de alojamiento, y debe incluir:

• Nombre y apellido del pasajero. • Documento de identidad. • Nacionalidad. • Domicilio. • Ubicación en el alojamiento, tipo y número de habitación. • Número de voucher u orden de servicio.

Page 195: Ecoturismo

ETAPAS DEL PROGRAMA OPERATIVO 193

/ ) Repartir las habitaciones procurando siempre entregar a cada clien­te una tarjeta del hotel, que contenga el número telefónico y direc­ción del mismo.

g) Al momento de repartir las llaves de las habitaciones, de acuerdo con el orden del rooming list, se colocarán en las maletas de cada uno de los clientes etiquetas con números vistosos de gran formato y se anotarán éstos en la planilla de rooming list (cuadro 10.2) al lado del nombre del dueño de cada maleta.

Cuadro 10.2. Modelo de planilla de rooming list. (Adaptado de Picazo, 1996.)

Rooming list

Hotel: Posada Agüita Azul. Recorrido: Mérida-El Páramo-Barinas Fecha de llegada: 23/12/2005 Fecha de salida: 24/12/2005 Servicios: Habitación, cena y desayunos Núm. de pax: 6 + 2

Srs. Gutiérrez

Srs. Maldonado

Sra. García

Srita. Ferré

Conductor

Guía

Habitaciones t o ta les

Personas t o ta les

1

1

1

1

Individual

4

4

1

1

Doble

2

4

Triple

0

0

Pax

6 + 2

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1 9 4 CAP. 10. FASE DE ENTREGA DEL PRODUCTO

Una vez realizadas las operaciones anteriores, los visitantes deben ser conducidos, tan rápido como sea posible, a sus habitaciones. El guía debe dar­les tiempo suficiente para refrescarse y descansar del viaje antes de encon­trarse con ellos para su primera reunión de orientación (usualmente una hora es tiempo suficiente).

Primera reunión de orientación

El objetivo de esta primera reunión consiste en adelantar información acerca del atractivo turístico, así como también conocer e identificar el perfil de la audiencia. Para lograr esto, el guía debe:

• Romper el hielo. La mejor manera es invitando a cada turista a presen­tarse y a explicar en forma breve sus motivos, expectativas y deseos para realizar esta actividad. El guía preguntará sus nombres, ciuda­des o estados de origen, por ejemplo (evitará preguntar a sus clien­tes cuáles son sus profesiones, ya que es posible que algunos de ellos no deseen divulgar esta información).

• Discutir cualquier cambio realizado en el itinerario. • Advertir acerca de cualquier lugar problemático o difícil que pueda

existir en el recorrido. • Señalar que es más conveniente dejar sus pasaportes en el hotel y lle­

var consigo fotocopias del mismo. • Si el guía debe permanecer también en el hotel, debe asegurarse de

que todos sus clientes sepan el número de su habitación, para que ellos puedan localizarlo rápidamente en caso de que lo necesiten.

• Responder a cualquier pregunta que le sea formulada.

Una vez que este primer contacto ha sido realizado, se está listo para dar inicio a la ejecución del itinerario.

Al salir del hotel, el guía debe realizar las siguientes actividades:

• Verificar que todos sus clientes han devuelto las llaves antes de partir. • Cargar y controlar el equipaje de acuerdo con el método propuesto

de colocar en las maletas de cada uno de los clientes etiquetas con números vistosos de gran formato, y anotarlos al lado del nombre del dueño de cada maleta en la rooming list.

Finalmente, la eficacia de esta operación se pone de manifiesto al mo­mento del check-out, que es cuando el grupo de visitantes deja el hotel; al ir colocando las maletas en el portaequipajes del vehículo, el chofer va contan­do los números que carga y el guía los va verificando en su lista, cuando se han marcado todos los números se tiene la garantía de que se han cargado todas las maletas y de que todas ellas pertenecen al grupo, en caso de faltar una maleta se sabrá inmediatamente de quién es y en qué habitación debe encontrarse (Picazo, 1996).

Page 197: Ecoturismo

Técnicas de guiatura

La guiatura de visitantes con grandes expectativas y altos niveles de co­nocimiento exige, tanto del guía como del operador receptivo, de la utiliza­ción de una estrategia que les permita conducir a dichos individuos de una manera eficiente, profesional y responsable. Este último aspecto debe consi­derarse tanto desde el punto de vista empresarial como ambiental.

La estrategia a la que se hace referencia se estructura a partir de las si­guientes técnicas:

1. Los preparativos antes del viaje. Entre las actividades que deben rea­lizarse, tanto por el guía como por el operador antes de que sus vi­sitantes arriben al destino, se encuentran las siguientes:

a) Lectura de los materiales bibliográficos de referencia. El guía debe revisar y tener fresco en su mente el material de lectura que los operadores emisivos han sugerido a sus clientes. Siempre debe te­nerse presente que los ecoturistas son individuos, en su mayoría, con niveles educativos muy altos y que traen consigo grandes ex­pectativas que deben ser satisfechas en el destino.

b) Preparación del material de apoyo. El guía debe tener listo mate­rial de apoyo que será requerido durante el desarrollo del pro­ducto (mapas de carreteras, guías y listados de fauna), así como folletería y material escrito para ser distribuido durante la pri­mera reunión de orientación.

c) Visitas a los prestadores de servicios que integran el producto. Siem­pre que sea posible, es importante que el guía se reúna con todos los prestadores de servicios antes de la llegada de su grupo. Estas reuniones deben permitir al guía conocer a todos los responsables de los servicios que han sido integrados en el producto turístico (transporte, alojamiento, excursiones, comidas, etc.), y asegurar­se de que todos entiendan las mismas cosas para poder generar así una verdadera cadena de valor. Al mismo tiempo, el guía debe revisar los vouchers, determinar las horas de recogida, ver si es ne­cesario reconfirmar boletos aéreos, revisar los menus del recorri­do, etcétera.

d ) Revisión del manifiesto de viaje. El manifiesto de viaje es un docu­mento que puede contener los siguientes aspectos:

• Copia del itinerario del viaje. • Copia de la lista de las operaciones con todos los servicios que

han sido previamente arreglados para el grupo. • Lista de los cuartos y de las formas en que los visitantes se

distribuirán en ellos. • El listado de viajes (esta es una lista de todos los visitantes,

con los números de sus documentos de identificación), para

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196 CAP. 10. FASE DE ENTREGA DEL PRODUCTO

utilizarse en la recepción y despacho de pasajeros, en puntos de control de carretera, en hoteles, en los aeropuertos, etc., en cuyo caso debe contener la siguiente información:

- Nombre y apellido del pasajero. - Número de documento con el que viaja el pasajero. - Nacionalidad. - Hotel y número de habitación al que está destinado. - Hora y medio de arribo.

• Copia de las formas de aplicación o contratos de cada cliente. Esto le dará al guía una idea de quién es su audiencia: nom­bres, direcciones, etcétera.

• Notas especiales: Con los nombres de los visitantes que tienen problemas de salud, hábitos alimentarios especiales, por ejem­plo, vegetarianos, clientes que son parejas pero no tienen el mismo apellido, clientes que solicitan un cuarto privado, etcé­tera.

• Planillas de evaluación postour para ser entregadas la noche antes de la partida.

2. Durante el viaje. En la medida en que se desarrollan las excursiones, el guía debe manejar los siguientes aspectos:

a) Las expectativas de los visitantes. El guía deberá alentar entre su audiencia la aceptación del destino por lo que es y no por lo que se esperaba que fuese. Esto es importante, ya que puede solven­tar futuras situaciones tales como demandas irrazonables acerca de los destinos o de los arreglos del viaje.

b) La adaptación de los visitantes. El guía debe estimular a su audien­cia para que ésta entienda que adaptarse a ecosistemas y ambien­tes (clima, comida, alojamientos) diferentes, es un acontecimien­to más de su experiencia de viajes.

c) La adaptación al sistema del país. Nuevamente, el guía deberá es­timular y advertir a su audiencia acerca de la manera de compor­tarse en los destinos visitados (utilizar para ello las directrices ecoturísticas), considerando su experiencia cultural como otra ex­periencia única del viaje.

d) El proceso diario. El guía deberá sugerir a su audiencia que tome cada uno de sus días a la vez, para evitar preocupaciones inne­cesarias sobre futuros eventos del programa de viaje, comuni­cando esto en las reuniones de orientación y/o de asignación de tareas. Esto debe contribuir a la tranquilidad y disfrute del viajero.

e) Alentar la participación activa. El guía deberá incitar a su audien­cia a la participación activa (en las actividades turísticas y en

Page 199: Ecoturismo

ETAPAS DEL PROGRAMA OPERATIVO 197

los programas de gestión ambiental) al promover su integración como un equipo de trabajo, de manera tal que el éxito resultante pueda ser el producto de la energía de cada uno de ellos. Este hecho le dará a su audiencia un sentido de logro.

/ ) Promover la interacción con la comunidad local. Ayudar a los visi­tantes a comunicarse con las personas del lugar, será una manera de enriquecer la experiencia del visitante, a la vez que se super­visarán sus contactos para evitar cometer errores culturales.

g) Advertencias. El guía deberá informar a su audiencia acerca de la importancia de las reacciones culturales de la comunidad local ante ciertos estímulos objetivos (tomar fotografías, por ejemplo), para que éstos sean remplazados por un interés humanístico que promueva el intercambio cultural.

h) Promover la comunicación. El guía deberá solicitarle a su audien­cia que le comuniquen cualquier problema o queja que ellos pue­dan tener, en el preciso momento en que ésta se presente.

i) Reglas y regulaciones. El guía debe informar (de manera verbal o con directrices) a su audiencia de la existencia de reglas o regu­laciones, que promuevan tanto su seguridad y bienestar perso­nal como el de los lugares visitados y de la operación turística en general.

j) Promover el entusiasmo. El guía debe hacerle entender a su audien­cia que el entusiasmo es recíproco. Esta técnica sirve también como un instrumento generador de información al inicio de la guiatura, ya que mientras más preguntas realicen los turistas, más aprenderán y, por tanto, más disfrutarán.

3. Al finalizar el viaje. Cuando el final del viaje se acerca, el guía de­berá prepararse para obtener la información pertinente que le pro­porcionará la base, para monitorear y evaluar los resultados de la operación turística.

TERCERA ETAPA: LA EVALUACIÓN DE RESULTADOS

Al finalizar la entrega de un producto es recomendable evaluar los re­sultados, es decir, que debe haber un control de la gestión realizada que se encargue de medir los alcances de la operación llevada a cabo por el perso­nal de contacto, para conocer los logros que se han obtenido en cuanto a la prestación de los servicios turísticos.

No olvidemos que al principio el servicio fue entendido simplemente como un valor agregado a un producto, para destacarlo frente al cliente y permitir su uso inmediato. Más tarde, el servicio se convirtió en una utilidad por sí mismo, algunas veces requirió ofrecerse para bienes tangibles, como el transporte y el alojamiento, o para comunicación entre proveedores y clientes (información turística).

Page 200: Ecoturismo

1 9 8 CAP. 10. FASE DE ENTREGA DEL PRODUCTO

En el presente, el servicio es considerado como algo inherente a todos los procesos de intercambio y, por tanto, se constituye, después de la crea­ción de experiencias, en el siguiente elemento central de la transferencia del proceso de entrega del producto ecoturístico durante el desarrollo del pro­grama operativo. En este sentido puede afirmarse que el servicio brindado para lograr la creación de experiencias es un acto o una secuencia de actos, obtenidos gracias a medios humanos y materiales que han sido integrados, y que se encuentran a disposición de un individuo o grupo de individuos o clientes, siguiendo para ello procesos codificados, procedimientos y conduc­tas. Por tal razón, todos los elementos integrados durante la fase de diseño del programa preoperativo para la producción de un servicio deben ser me­didos. Estos elementos a los que se hace referencia son:

• Soporte físico. • Personal de contacto. • Cliente.

La interacción entre estos tres elementos constituye el servicio, y cuan­do los resultados colman las necesidades del cliente, esto es, la búsqueda de satisfacción, uno puede hablar entonces de calidad.

Calidad en servicios

La calidad en los servicios se define como la diferencia percibida entre las expectativas de los visitantes y la realidad por ellos enfrentada durante el proceso de entrega.

Cuando se determina la calidad de los servicios, esto debe estar basado en el proceso de suministrar los servicios como un todo.

Ahora bien, para determinar la calidad de los servicios en esta fase fi­nal del proceso se debe, por un lado, recurrir a una evaluación realizada por los visitantes y, por el otro, a una evaluación que debe ser ejecutada por el propio guía.

Para ello, la noche anterior a la partida del grupo de visitantes, el guía entregará a todos los participantes de sus excursiones un documento conoci­do como evaluación postour, de manera que en la comodidad de sus habita­ciones ellos puedan llenar estos formularios.

En la evaluación los participantes deberán plasmar sus impresiones acer­ca de la operación turística, del trabajo de los guías, de las comidas, de los alo­jamientos seleccionados, de los atractivos visitados, de los medios de trans­porte utilizados, de las actividades realizadas, de los procesos ambientales, de sus experiencias y de cualquier otro aspecto que se considere necesario incor­porar en dicho documento de la evaluación.

El cuadro 10.3 nos muestra un modelo de encuesta de evaluación pos­tour, que puede utilizarse por los operadores receptivos de servicios plenos para medir la calidad de sus programas.

Page 201: Ecoturismo

199

Cuadro 10 .3 . Planilla de evaluación postour.

Nombre y logotipo de la empresa

EVALUACIÓN POSTOUR

. Nombre: Fecha:

Lugar(es) visitado^): —

Fecha del viaje: Descripción del viaje:

Por favor, evalúe su viaje completo: Excelente Bueno

Regular Frustrante

¿Se sintió usted lo suficientemente informado antes del inicio de su(s) excursiones)?

Sí No

¿Qué consejos le agregaría a nuestro material informativo (Brifing materials) para

ayudar a otros viajeros que deseen seguir sus pasos?

Calidad de las comidas: Excelente Bueno Regular

Frustrante Comentarios: —

Alojamientos/campamentos: Excelente Bueno Regular

Frustrante Comentarios: _....

Guías: Excelente Bueno Regular Frustrante

Transporte: Excelente Bueno Regular Frustrante

Comentarios:

Programa de actividades: Excelente Bueno

Regular Frustrante

Comentarios: , ——

¿Cuáles fueron los aspectos más importantes de su viaje?

¿Qué aspectos cree usted que deben mejorarse? —

¿Recomendaría este viaje a otros? Sí No —

¿Tomaría otro viaje con nuestra empresa? Sí No

Comentarios:

Page 202: Ecoturismo

2 0 0 CAP. 10. FASE DE ENTREGA DEL PRODUCTO

El guía también deberá entregar un reporte escrito, considerando aspec­tos como:

• Nivel de participación e integración al programa (turístico y ambien­tal) de los visitantes.

• Participación y nivel de responsabilidad mostrado por el resto del per­sonal.

• Logística de campo y sus aspectos más importantes: el transporte, la alimentación, los alojamientos, las tarifas, las rutas, etcétera.

• Calidad de las áreas operativas para la realización de las actividades planificadas.

• Calidad de los servicios integrados en el programa de viajes. • Condiciones ambientales, como el clima, la temperatura, la cantidad

de especies observadas, la existencia de amenazas ambientales, los problemas de contaminación, etcétera.

• Información que contenga datos importantes para futuras operacio­nes, tales como: nuevos contactos, nuevos sitios para comer, nuevas atracciones en el lugar, entre otras.

Realzando la calidad de los servicios ecoturísticos

En el contexto de la nueva era del turismo, la característica más impor­tante, después de la sostenibilidad y autenticidad de los productos de ecoturis­mo, es la calidad. La calidad representa un componente clave para cualquier operador receptivo de servicios plenos. En efecto, por un lado, los nuevos tu­ristas son más exigentes, más sofisticados y más conscientes del entorno que los rodea; mientras que del otro, la escasa diferenciación real o percibida de los productos, obliga a los operadores a emplear estrategias que les permitan iden­tificar e implantar la clase de servicio requerida por este nuevo consumidor, con el fin de lograr su satisfacción, como única opción viable para crear una imagen diferenciada.

En este sentido, el realce de la calidad es una estrategia fundamental para el alcance de la satisfacción por parte de los ecoturistas y, por tanto, para el éxito empresarial de las operadoras receptivas, no sólo desde una perspec­tiva técnica, sino también desde una perspectiva de gestión.

De acuerdo con autores como Courtis (1989), la calidad de un servicio se determina midiendo el grado de satisfacción de las necesidades y expecta­tivas que traen consigo los viajeros a la hora del consumo turístico. Lo que ver­daderamente importa aquí es la calidad percibida por el consumidor: la ca­lidad se define, entonces, por la comparación entre las expectativas que los consumidores tienen del servicio, y las percepciones acerca de la calidad de dicho servicio una vez que el mismo ya ha sido prestado.

Como se puede ver, la calidad no es más que la adecuación de las per­cepciones del consumidor a sus expectativas previas de consumo, razón por la cual la calidad se mide por el grado de satisfacción del consumidor.

Page 203: Ecoturismo

ETAPAS DEL PROGRAMA OPERATIVO 201

Cuando las expectativas y las percepciones de un ecoturista coinciden, puede decirse que se ha logrado la calidad. Cuando difieren se producen una serie de brechas o vacíos de calidad, que pueden llegar a ser significativos en el proceso, al disminuir el grado de satisfacción del consumidor. La tarea de evaluar un programa de viajes, en función de lo que perciben los consumi­dores como calidad en la prestación del servicio, es sumamente difícil.

Para lograr esto, una vez realizadas las evaluaciones posteriores a la entrega del producto, debe pasarse a una fase de retroalimentación del proce­so de producción de programas de viajes ecoturísticos, para poder realzar la calidad de los servicios anteriormente prestados. Para lograr esto, se ha des­arrollado un modelo que conceptualiza los procesos de prestación de servicios, y las áreas que deben ser tomadas en cuenta cuando se establecen criterios de calidad (fig. 10.3).

Cliente

Operadora receptiva

Brecha 1

Proceso de entrega del servicio a través de la interacción entre el soporte físico, el personal de

contacto y el cliente

Brecha 4

Traspaso de la percepción a normas de calidad

Brecha 2

Manejo de la percepción de las expectativas del cliente

Figura 10.3. Modelo básico para realzar la calidad de los servicios ecoturísticos.

Page 204: Ecoturismo

202 CAP. 10. FASE DE ENTREGA DEL PRODUCTO

Para optimizar tanto los procesos de entrega de sus productos como la calidad de los mismos, el servicio prestado por las operadoras ecoturísticas deberá concentrar sus esfuerzos para reducir las brechas o "gaps" existen­tes. A continuación se explican cada una de ellas:

Brecha 1, entre la percepción de la gerencia de lo que los ecoviajeros esperan y las expectativas de los mismos: esta brecha se presenta cuando los operadores receptivos no están conscientes de los deseos de los consumido­res, bien sea porque la empresa no tiene una cultura de marketing, por una mala utilización de los estudios de mercado existentes, o por la existencia de barreras de comunicación entre el personal de contacto y los consumidores.

Deben conocerse con exactitud las expectativas de un ecoviajero, para poder realizar las investigaciones de mercado pertinentes sobre los segmen­tos de mercado existentes y potenciales.

Brecha 2, entre la percepción de la gerencia de las necesidades del eco-viajero y las especificaciones de la calidad del servicio (normas de calidad): esta brecha tiene lugar cuando las expectativas de los consumidores se tra­ducen en especificaciones inadecuadas, debido a una falta de compromiso real por parte de los operadores ecoturísticos con respecto a la consecución de la calidad.

Deben establecerse normas de calidad que se refieran a las necesidades del ecoviajero, mediante la definición y el establecimiento de guías de efica­cia de lo que es ofrecido y cómo es entregado.

Brecha 3, entre las normas de calidad establecidas y los servicios entre­gados: brecha que ocurre por falta de voluntad o por simple inexperiencia por parte del personal de contacto.

Deben aplicarse de manera efectiva y continua las normas de calidad es­tablecidas por el operador: control de calidad de lo que es entregado; entre­namiento del personal de cómo debe ser prestado el servicio; marketing inter­no de las normas de calidad sobre lo que es entregado y cómo se hace esto.

Brecha 4, entre el servicio prestado y la comunicación para el ecovia­jero: ocurre cuando el servicio prometido por el operador no responde a las expectativas creadas en el consumidor, debido principalmente a una promo­ción engañosa que no se ajusta a la realidad.

Debe existir una comunicación realista de lo que es entregado y cómo es entregado. Para ello deben implantarse las siguientes acciones:

• Identidad empresarial. • Publicidad. • Publicaciones. • Promoción de ventas. • Mercadeo. • Sistemas de categorización.

Brecha 5, entre el servicio esperado y el servicio recibido: la acumula­ción de todas las brechas anteriores contribuye a una entrega de baja cali-

Page 205: Ecoturismo

ETAPAS DEL PROGRAMA OPERATIVO 2 0 3

dad en el servicio, dando lugar, en definitiva, a la definición de la calidad (ex­pectativas versus percepciones).

La entrega del servicio se realiza de tal manera que el mismo correspon­da siempre a las expectativas y a lo que se ofrece (valor por dinero). Para lograr esto, pueden emprenderse las siguientes acciones:

• Hacer que los ecoviajeros conozcan y entiendan los servicios a los que tienen derecho recibir.

• Hacer que el ecoviajero indique su satisfacción con el servicio (pro­grama de evaluaciones postour).

Brecha 6, entre el servicio esperado y las necesidades personales, reco­mendaciones y experiencias previas.

Para lograr esto debe crearse una expectativa realista del servicio por medio de:

• Hacer que los actuales ecoviajeros recomienden los beneficios del servicio.

• Adaptar las necesidades de los ecoviajeros a los beneficios específicos que van a ser ofrecidos.

El realce de la calidad de los servicios, tal como se muestra, debería cu­brir varios niveles a lo largo del proceso de entrega. Por tanto, puede hacer­se uso de diferentes medios para realzar la calidad, tanto desde el punto de vista de la empresa como del cliente.

Desde el punto de vista de la empresa, el realce de la calidad deberá co­menzar por conocer mejor las expectativas del cliente, y ajustar su organi­zación y los procesos de entrega de los servicios a dichas expectativas. Des­de el punto de vista del cliente, el realce de la calidad debería comenzar al proporcionarle la información correcta sobre lo que el ecoturista puede es­perar de un servicio ecoturístico.

La incorporación de conceptos de calidad total puede responder a este conjunto de expectativas, al perseguir la eliminación completa de las dife­rentes brechas existentes entre las expectativas y las percepciones del con­sumidor, en todos los elementos del proceso de producción ecoturística.

El concepto esencial sobre el que se basa la calidad total, es el de que es posible evitar las brechas antes de que se produzcan, al poner el acento en la prevención y establecimiento de sistemas de gestión que eliminen la posibilidad de cometer errores: es el concepto de Right First Time, para lo cual es fundamental realizar investigaciones de mercado que le permitan a los operadores conocer las necesidades, expectativas y factores críticos que influyen en la percepción de la calidad por parte de los consumidores, tanto internos como externos.

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LOS PRINCIPIOS FILOSÓFICOS DEL PROGRAMA DE GESTIÓN AMBIENTAL: LOS ECOFACTORES

La entrega de un programa de viajes ecoturístico no sólo constituye un conjunto de técnicas que se aplican para facilitar la operación, también es una filosofía de la activi­dad de la empresa, que debe impregnar tanto a sus gesto­res como a sus operaciones. De esta manera, promover un estilo de viajes único, deberá ser la línea frontal de las ope­raciones de las empresas del sector ecoturístico comercial. De acuerdo con los estudios realizados en este campo, una buena parte de las expectativas de los visitantes se encuen­tran asociadas con una definición, de la misma manera en que las actividades ecoturísticas están indisolublemente li­gadas a la existencia de recursos naturales y socioculturales, ya que son precisamente ellos quienes las soportan. Como consecuencia de esto, la supervivencia a largo plazo de este particular tipo de viaje depende de la conservación de di­chos recursos, así como de la implantación de ideales conte­nidos en una definición, la de ecoturismo en este caso. Por esta razón, todos los operadores receptivos de servicios ple­nos, que dependen tanto de la naturaleza como de la cultu­ra auténtica, tienen por obligación compartir necesariamen­te una ética conservacionista.

Esta ética compartida por los operadores debe propor­cionar la estructura filosófica básica, que distinga la entrega de productos ecoturísticos de otros productos de naturaleza, y debe incluir una serie de principios fundamentales, como son: el desarrollo de una comprensión y respeto, por parte

Todo ¡o que existe está en continuo movimiento, por eso no puedes

bañarte dos ueces en el mismo río.

PROVERBIO CHINO

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206 CAP. 11. EL PROGRAMA DE GESTIÓN AMBIENTAL

de los visitantes, de las complejas interacciones ecológicas de plantas y anima­les en su medio natural; la maximización de los beneficios económicos para las comunidades locales y los residentes del país anfitrión; la adopción y es­tímulo de una sensibilidad cultural que proporcione oportunidades para gene­rar intercambios culturales auténticos y significativos, y la ausencia o mini-mización de los impactos negativos en el ambiente.

Como se sabe, lo primero que todo empresario turístico fija son sus obje­tivos empresariales; sin embargo, en ecoturismo, la estructura del proceso pro­ductivo está condicionada por una serie de disposiciones éticas y filosóficas que hacen necesario definir objetivos ambientales. En ecoturismo, estos objetivos ambientales se fundamentan en una serie de preceptos generales, que fueran definidos en capítulos anteriores y que reciben el nombre de ecofactores.

Los ecofactores constituyen un marco de compromisos o disposiciones, que los operadores receptivos de servicios plenos deben establecer de manera volun­taria para poder alcanzar la verdadera dimensión ambiental del ecoturismo.

Autores como Richard Ryel (1990), Tom Grase (1990) y Thomas Wa­llace (1994), entre otros, identificaron una serie de principios guías, que pue­den hoy día ser considerados por los operadores receptivos de servicios ple­nos como un marco ético de referencia de la estrategia ecoturística:

1. El desarrollo de una comprensióny respeto hacia las interacciones ecológi­cas deplantasy animales en su medio natural. A sabiendas de que los ecoturis­tas ya se encuentran motivados para aprender acerca de la naturaleza y sus inte­racciones, el viaje ecoturístico debe estimular una apreciación y entendimiento acerca de la manera en que los ecosistemas visitados funcionan, su importan­cia y la urgente necesidad de preservarlos. Para lograr esto, en la fase de entre­ga se diseñarán programas de viajes que inspiren a los visitantes, haciendo uso de técnicas de interpretación de la naturaleza que promuevan un entendimien­to y apreciación de la vida silvestre, a la par que despiertan su sensibilidad.

2. Vincular el ecoturismo comercial a los programas locales de conserva­ción, cuando estos existan. Relacionar los programas de conservación con los viajes comerciales es una manera no sólo de generar ingresos para dichos pro­yectos, sino también de conseguir el apoyo y la divulgación de los mismos a través de un papel más activo en el proceso del visitante.

3. Apoyar los negocios de las comunidades locales. La compra considera­ble de los insumos requeridos para una operación ecoturística en las comuni­dades locales, es una manera de estimular el desarrollo económico de las mis­mas. La contratación de los servicios (que dentro de las comunidades existen) que son requeridos dentro de tales operaciones, también es una forma de apo­yar el desarrollo económico de la región destino.

4. Proporcionar recursos tangibles para la conservación. Cualquier tipo de apoyo tangible proporcionado por los operadores o por sus clientes (sea en dinero o en elementos materiales), para apoyar el desarrollo y el manejo de los recursos naturales en donde se realizan las operaciones ecoturísticas, es también una forma de contribuir con la conservación y de involucrar de ma­nera activa a los visitantes.

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LOS PROGRAMAS DE GESTIÓN AMBIENTAL 2 0 7

5. Promover programas de investigación científica. La promoción de acti­vidades de investigación dentro de los programas comerciales de ecoturismo no sólo abre al operador un nuevo nicho de mercado, sino que el apoyo a las mismas contribuye con la producción científica, aspecto que permite enten­der el funcionamiento de los ecosistemas para lograr con ello un mejor ma­nejo y conservación de los mismos, además de que también es una fuente de información valiosa que contribuye a fortalecer los procesos de interpreta­ción de la historia natural de los lugares visitados.

6. Deben desarrollarse y utilizarse facilidades y equipos turísticos que mi­nimicen los impactos ambientales. El uso de instalaciones y equipos turísticos diseñados para reducir los impactos ambientales resulta importante, ya que contribuye con la sostenibilidad de los recursos utilizados por el visitante, y porque éstos se convierten en modelos de desarrollo susceptibles de ser co­piados e incorporados en los procesos productivos cotidianos de las comuni­dades locales.

7. Debe contribuirse a la reparación de los daños causados por otros. Cuan­do los operadores y sus clientes ayudan a reparar los daños que han sido cau­sados por otras personas o actividades en los lugares de operación, de esta manera, se contribuye a mejorar el ambiente tanto ecológico como turístico.

8. Deben promoverse contactos verdaderamente significativos entre los vi­sitantes y las comunidades locales. Los operadores turísticos deben dejar de ver a las comunidades locales como un elemento pasivo del atractivo y, por el contrario, le deben conceder una participación mucho más activa en el pro­ceso, promoviendo un contacto a un mismo nivel entre los visitantes y ellas. Este último aspecto es crítico, especialmente en aquellas áreas donde tienen asiento valiosas culturas indígenas y en donde el desarrollo del turismo se ha caracterizado por su falta de respeto hacia las mismas, al utilizarlas como mano de obra de bajo costo, y donde el proceso de comercialización las pro-mociona como un atractivo más sin ponderar en ningún momento sus valo­res socioculturales intrínsecos.

La implantación y puesta en práctica de estos principios, así como de cualquier otro que las operadoras receptivas de servicios plenos puedan con­siderar pertinentes, es primordial, ya que el verdadero ecoturismo es aquel tipo de turismo que emprende acciones reales y concretas para proteger y mantener aquellas áreas naturales que aún no han sido desarrolladas, aun cuando esto se fundamente en razones de tipo económico.

LOS PROGRAMAS DE GESTIÓN AMBIENTAL

Durante la fase de entrega del programa operativo, el uso de las técni­cas de interpretación constituye uno de los componentes más importantes de la gestión ambiental que se va a desarrollar en el ecoturismo comercial, ya que la información que llega a los visitantes es retenida por mucho más tiem­po, lo que a su vez genera un mayor número de percepciones positivas.

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2 0 8 CAP. 11. ELPROGRAMADE GESTIÓN AMBIENTAL

No obstante, la interpretación actúa como una importante herramien­ta del proceso de gestión ambiental, sin embargo, no constituye su aspecto más relevante. Las actividades que cobran mayor importancia en este proce­so, tanto para los guías como para cualquier otro miembro del personal en contacto por medio del proceso de entrega del producto turístico, son las siguientes:

• La creación de una política ambiental entre el guía y todo su personal de apoyo a través de la implantación de códigos ambientales o direc­trices ecoturísticas (descritas en el capítulo 7).

• La implantación de programas de gestión ambiental propiamente di­chos.

• La medición y monitoreo de los programas de viajes: excursiones y/o circuitos.

• La realización de evaluaciones ecológicas rápidas en el área operati­va a lo largo de las excursiones ecoturísticas.

OBJETIVOS Y PROCESO DE PLANEACIÓN DE LOS PROGRAMAS DE GESTIÓN AMBIENTAL

Los programas de gestión ambiental tienen como objetivo hacer de la entrega de los productos una actividad ambientalmente responsable, al ha­cer uso de los principios filosóficos y éticos del ecoturismo.

La puesta en marcha de los programas de gestión ambiental depende en gran medida del tamaño y el carácter de las operadoras receptivas de servi­cios plenos, así como de las actividades o atractivos que conforman los pro­ductos turísticos que ellos comercializan. Sin embargo, planificar el proceso de producción de los programas de viajes ya constituye en sí una primera acción. A lo largo de este proceso deben incluirse prácticas tales como:

1. La definición de metas generales, por ejemplo:

a) La reducción del impacto de los visitantes sobre las áreas de ope­ración turística.

b) Prevención de los impactos acumulados por las operaciones tu­rísticas.

c) Contribución con la conservación de las áreas operativas de la empresa.

2. La identificación de los elementos de trabajo: desarrollo de directri­ces ecoturísticas o normas de conducta ambientales, por ejemplo.

3. La identificación de los recursos internos: personal con el que se tra­baja y equipos, entre otros, y externos: fundaciones u organizaciones ambientales no gubernamentales (ONGs), por ejemplo.

4. La elección de los programas en los cuales se implantarán las accio­nes de gestión:

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LOS PROGRAMAS DE GESTIÓN AMBIENTAL 209

a) Programas de guiatura. b) De incorporación de la comunidad local. c) De contribución a la conservación.

5. El establecimiento de un sistema de control y monitoreo.

De todas estas acciones, probablemente la más relevante es la elección de aquellos programas en los cuales se implantarán las acciones de gestión ambiental. Algunas de las acciones recomendadas dentro de estos programas son las siguientes:

1. Por medio de la guiatura. El objetivo de estas prácticas, tal como lo plantea la Sociedad Mundial de Ecoturismo (1995), consiste en reducir aque­llos impactos, tanto intencionales como accidentales, que los visitantes puedan ocasionar sobre el área, tales como acoso de especies silvestres, amontona­miento en ciertos lugares, pisoteo de la vegetación o la colocación inadecuada de desechos sólidos; también recomienda que para prevenir estas acciones los guías deben observar ciertos procedimientos, como:

• Elaborar y distribuir directrices ambientales para cada área especí­fica en la que se realicen las operaciones.

• Explicar y aclarar entre su audiencia cómo funcionan las regulacio­nes locales (en el caso de que estas existan).

• De no existir regulaciones locales, los guías informarán a los visitan­tes del comportamiento correcto que de ellos se espera: en los sende­ros, en los campamentos, con los animales y las plantas, en relación con el manejo y disposición de los desechos sólidos, por ejemplo.

• Informar a los visitantes acerca de las diferentes características del terreno en el que se van a mover y de las dificultades implícitas en ello. Esto permite prevenir acciones que puedan ocasionar daños en el am­biente, debido a la falta de experiencia o al desconocimiento de las exi­gencias requeridas para desplazarse en zonas de cierta dificultad.

• Demostrar a los visitantes, con el uso de técnicas interpretativas, las im­plicaciones negativas que sobre los ecosistemas visitados pueden tener acciones como la recolección de objetos naturales (conchas de caracoles, plumas, rocas, trozos de coral, etc.) para ser llevados como recuerdos.

• Aconsejar a los visitantes que no adquieran aquellas artesanías que han sido elaboradas con materiales provenientes de ciertos recursos naturales que se encuentran amenazados.

2. Mediante la incorporación de las comunidades locales. La idea de incor­porar a los miembros de las comunidades locales al trabajo ecoturístico, es una manera de proporcionarles una alternativa de trabajo que observe me­nor impacto hacia el medio que algunas de sus actividades tradicionales.

3. Por medio de programas de contribución a la conservación. Los progra­mas de contribución a la conservación tienen como objetivo coadyuvar en la preservación de las áreas naturales que constituyen el entorno operativo

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210 CAP. 11. EL PROGRAMA DE GESTIÓN AMBIENTAL

de la empresa. La Sociedad Mundial de Ecoturismo (1995) propone, para lograr este objetivo, acciones como:

a) Estimular a los visitantes a donar una cierta cantidad de dinero a or­ganizaciones ambientales locales o a los organismos que administran las áreas naturales protegidas, o en el caso de que exista la posibili­dad, adquirir aquellos productos que estas organizaciones venden para reunir recursos financieros que les permitan seguir adelante con sus programas de conservación del ambiente.

b) Desarrollar e implantar actividades de educación ambiental dirigi­das a las comunidades locales ubicadas dentro o en las cercam'as de las áreas operativas.

c) Estimular a los visitantes a contribuir con los planes locales de con­servación (sea con dinero o bien con trabajo voluntario).

d) Ayudar al sistema de parques nacionales a generar divisas que sirvan a las iniciativas de conservación, promoviendo para ello las áreas protegidas entre sus clientes.

LOS PROGRAMAS DE MONITOREO Y LAS EVALUACIONES ECOLÓGICAS RÁPIDAS

Estos programas constituyen el seguimiento, por parte del personal de campo (especialmente los guías), tanto de sus propias actividades como de las de otras organizaciones afines. El objetivo consiste en tratar de prevenir los impactos acumulados por el turismo en aquellas áreas que están siendo utili­zadas con mayor frecuencia, así como también en contribuir en los esfuerzos por desconcentrar las actividades turísticas de las áreas de mayor presión, ali­viando de esta manera el peso sobre algunos de los lugares más populares.

Para lograr esto, los miembros del personal en contacto pueden recurrir a un proceso de monitoreo de lo que ha sido definido como entorno operati­vo. El entorno operativo de una operadora receptiva de servicios plenos está constituido por las áreas en las que ella desarrolla su actividad turística, bien sea un parque nacional, una reserva privada, o cualquier otra área natural o cultural. Por su parte, el momtoreo del entorno operativo consiste en buscar y procesar información sobre los cambios ocurridos en tales áreas.

Antes de dar inicio a la realización de un programa de monitoreo am­biental, los operadores pueden desarrollar algunas actividades que moderen los problemas de sus áreas operativas, tales como:

• Respetar la capacidad de carga operativa propia. • Evitar operar en áreas con demasiados visitantes.

Estas acciones buscan reducir las presiones sobre los atractivos. Sin em­bargo, cuando estas prácticas no son posibles de implantar, el operador pue­de tener una participación activa y directa en los procesos de momtoreo con la realización de otras actividades como las siguientes:

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LOS PROGRAMAS DE MONITOREO 2 1 1

• Conteos informales de los grupos encontrados en senderos, sitios de campamento o cualquier otro lugar específico dentro del área natural.

• Registro de los impactos ambientales negativos que, se observa, están ocurriendo en los lugares visitados: como erosión de senderos, coloca­ción inadecuada de los desechos sólidos y de las heces fecales, conta­minación de las aguas, recolección de plantas, acoso y alimentación de especies silvestres, pérdida de la capa vegetal, etcétera.

• Registros de aquellas especies de la vida silvestre, que son indicado­res de la calidad ambiental del área.

• Registros de la fauna y la flora del lugar, que ayuden a los investiga­dores que trabajan en proyectos de estudios de impactos ambienta­les, entre otros.

Toda esta información deberá ser trasmitida al custodio o administra­dor del área de operación turística.

Si bien es cierto que la puesta en práctica de estas actividades puede proporcionar información valiosa a los custodios de las áreas protegidas, la ausencia de un proceso metódico y sistemático les resta validez científica a la hora de tomar decisiones de manejo.

Por tanto, los procesos de monitoreo deben ser realizados coordinada­mente con los custodios a través de una serie de pasos que guiarán al opera­dor para que pueda contribuir de manera científica con los métodos de sal­vaguarda de los ambientes protegidos.

A continuación se describe el proceso coordinado entre operadores re­ceptivos y custodios. El mismo está inspirado en los Programas de Realización de Inventarios y Monitoreo de los Impactos de los Visitantes sobre los Recur­sos Naturales de los Lugares de Recreación, desarrollado por Jeffrey L. Ma­rion para el Servicio de Parques Nacionales de Estados Unidos (1991), y pue­de seguirse para realizar el monitoreo de áreas operativas con la ejecución de evaluaciones ecológicas rápidas, que permitan a los administradores del área tomar decisiones para su manejo.

El primer paso de este proceso consiste en determinar cuáles son los ob­jetivos de protección de los recursos que el operador está utilizando, posterior­mente se seleccionarán los indicadores de cambio biológicos y sociales que se utilizarán en la estructura de monitoreo. Esto permite formular los paráme­tros de monitoreo o estándares ambientales que servirán de referencia para preparar los formatos que se utilizarán en la realización de las evaluaciones ecológicas rápidas, base del monitoreo.

El segundo paso consiste en el desarrollo de una base de datos, en donde se vacíe toda la información de campo levantada por los operadores recep­tivos de servicios plenos y un programa de entrenamiento para el personal de contacto (especialmente los guías) que participará en la realización de los pro­cesos de monitoreo. Una vez realizada esta operación, se pasa del trabajo de campo o monitoreo ambiental, al desarrollo de un procedimiento de repor­te y análisis de datos con la comparación de los estándares inicialmente es­tablecidos y las condiciones encontradas a lo largo del proceso de monitoreo.

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2 1 2 CAP. 11. EL PROGRAMA DE GESTIÓN AMBIENTAL

Luego se evalúan e identifican los factores causantes de los cambios encontra­dos y, por último, el custodio selecciona e implanta las acciones de manejo.

Esta serie de pasos conducen a los custodios y administradores de áreas protegidas, con la ayuda de los operadores receptivos del destino, a través de un proceso que permite desarrollar un programa de monitoreo y de inventa­rio de recursos naturales científicamente válido, para manejar los impactos de los visitantes.

La metodología se enfoca en un proceso para el desarrollo de progra­mas de monitoreo a través de la aplicación de evaluaciones ecológicas rápi­das, que le permitan a los operadores receptivos colaborar con los custodios de las áreas en las que ellos operan, al determinar los impactos ocasionados, tanto por sus propias visitas como por las de otras organizaciones turísticas, así como por cualquier otro tipo de usuario del área en cuestión.

La información que con estos programas los custodios obtengan, es esencial para el manejo profesional de los recursos naturales y su uso turís­tico recreativo. En esta metodología los términos que serán utilizados se de­finen de la siguiente manera:

• Inventario de recursos naturales. Es el proceso de adquirir, manejar y ana­lizar información sobre los recursos de un área operativa, por ejemplo, distribución y condiciones de plantas y animales, tipo de suelos, agua, aire, rasgos naturales, comunidades bióticas y procesos naturales.

• Monitoreo de los recursos naturales. Es la recolección sistemática y aná­lisis de los datos obtenidos sobre los recursos a intervalos regulares, para predecir o detectar cambios inducidos por los humanos, y para proporcionar las bases para una respuesta de manejo apropiada por parte del custodio del área protegida (Benton y Werner, 1983).

• Evaluaciones ecológicas rápidas de los recursos naturales. Es la herra­mienta de trabajo utilizada por los guías ecoturísticos, para obtener in­formación ecológica, en forma abreviada, útil y de manera científica, con el fin de que los custodios de las áreas naturales en donde se des­arrollan las actividades ecoturísticas puedan confeccionar bases de da­tos para el manejo apropiado de las mismas. La importancia de las evaluaciones ecológicas rápidas es que constituyen un proceso flexi­ble, que permite obtener y aplicar, en forma acelerada, información ecológica para la toma de decisiones de manejo (Miller, 1992).

La estructura propone un proceso sucesivo de ocho etapas para la eva­luación y manejo de manera coordinada, entre operadores turísticos y custo­dios, de los impactos ocasionados por los visitantes. Algunas de estas etapas involucran ciertas tareas extra. Los primeros pasos están orientados hacia la identificación de las condiciones problemáticas existentes en las áreas opera­tivas de los operadores receptivos, y la manera en que éstos pueden contri­buir a los procesos de manejo de las mismas.

La figura 11.1 muestra cada una de las etapas del proceso coordinado entre los operadores receptivos de servicios plenos y los custodios del área

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Figura 11.1. Proceso coordinado de monitoreo entre operadores turísticos y custodios.

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214 CAP. 11. EL PROGRAMA DE GESTIÓN AMBIENTAL

operativa, para el monitoreo de los impactos provocados por las actividades turístico-recreativas.

A continuación se describe cada una de ellas:

Paso 1. Revisión de la situación existente en el área operativa. El primer paso en el proceso involucra la recopilación y revisión, por parte del custo­dio del área protegida, de toda la información pertinente.

Durante esta fase es necesario que los custodios delimiten las áreas opera­tivas que van a ser incluidas en el proceso de manejo de impacto de visitantes.

Paso 2. Identificación de los objetivos de protección de los recursos del área operativa y de los problemas y preocupaciones de manejo. Consiste en la revi­sión de los objetivos pertinentes a la situación existente. Los aspectos legales y las políticas de gestión claramente establecen que los administradores de las áreas protegidas están obligados a manejar el uso turístico y recreativo, para que los impactos (que estas actividades son capaces de generar) sean minimi­zados. Efectivamente, el manejo de los impactos de los visitantes requiere una información actualizada y objetiva proveniente de esfuerzos de monitoreo, realización de inventarios e investigaciones científicas. Por ejemplo, los cus­todios requieren información acerca de los lugares en donde ocurren los im­pactos, los tipos, severidad de los mismos, y su relación con la cantidad y el tipo de actividad realizada por los visitantes, entre otros.

Por otro lado, es necesario definir también el tipo de experiencia que los visitantes desean obtener en términos de condiciones ecológicas y sociales.

El tipo de condiciones que los operadores de servicios plenos desean ob­tener para sus clientes en las áreas operativas, requiere que los custodios to­men decisiones adecuadas al seleccionar un tipo de experiencia (por encima de experiencias competitivas de diferentes tipos de condiciones). La decisión para esto puede ser guiada por medio de una variedad de criterios compila­dos por los custodios durante el paso uno, tomando en consideración aspec­tos tales como las oportunidades alternativas disponibles en la zona y las pre­ferencias de los visitantes que la utilizan.

Para la obtención de toda esta información, los investigadores y custo­dios de áreas naturales han desarrollado numerosos sistemas de monitoreo para documentar y evaluar los efectos resultantes del uso turístico sobre los recursos del área. Cuando estos programas de monitoreo son implantados de manera sistemática, pueden producir una base de datos que indiscutiblemen­te ayudará a los custodios a tomar mejores y más acertadas decisiones de ma­nejo (Marion, 1991). Desafortunadamente, los escasos presupuestos y el poco personal con que cuentan las áreas protegidas, no permiten la implantación sistemática y consecuente de programas de monitoreo. Sin embargo, los em­presarios turísticos que operan en estas áreas, debido a que su personal visita de manera regular los parques como parte de sus procesos de entrega, po­drían contribuir perfectamente en la implantación de estos programas.

Sin embargo, para que la información suministrada por los empleados de las operadoras turísticas pueda ser verdaderamente útil para los adminis­tradores de las áreas protegidas, es necesario que este personal conozca los

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LOS PROGRAMAS DE MONITOREO 2 1 5

objetivos de manejo de la misma; ya que sin el conocimiento preciso de los ob­jetivos, la información que se obtenga puede no ser la necesaria.

Una vez que el personal en contacto conoce los objetivos de manejo de su área operativa, el próximo paso es la recolección de datos en el campo. El tipo de información más común que debe recolectarse para poder dar inicio y sostenimiento a un programa de monitoreo integrado, y en la cual los guías deben poner más atención, es la siguiente:

• La identificación y cuantificación de los impactos sobre los recursos del área en lugares específicos.

• La evaluación del deterioro de las condiciones del recurso utilizado turísticamente para determinar las posibles causas de su deterioro.

• La evaluación de la efectividad de las medidas de protección de los recursos.

• La determinación de estándares de monitoreo, de acuerdo con las con­diciones del recurso.

Paso 3. Selección de indicadores de cambio biológicos y sociales. Una vez conocidos los tipos de impacto (problemas y preocupaciones de manejo) que deberían monitorearse y los objetivos específicos de monitoreo, se selecciona­rán los diferentes indicadores de cambio tanto biológicos como sociales que serán utilizados durante el estudio. Para lograr esto, deben identificarse las mejores variables sociales y ecológicas mensurables, con el fin de seleccionar aquellas que puedan aplicarse a los objetivos de manejo del área operativa.

A continuación se listan algunos ejemplos representativos, que pueden servir como parámetros para el monitoreo de impactos causados por las acti­vidades turísticas-recreativas (Reck, 1992):

a) Impactos físicos:

• Basura orgánica (restos de comida, por ejemplo). • Basura inorgánica (papeles, latas, por ejemplo). • Exposición del suelo. • Compactación del suelo. • Erosión visible del suelo. • Desarrollo de atajos. • Basura dispersa. • Heces fecales. • Por cabalgaduras. • Sitios de fogatas. • Drenajes en el suelo. • Cantidad de accesos peatonales a los sitios de campamento-obser­

vación de fauna, etcétera.

b) Impactos biológicos:

• Perturbación de la vida silvestre. • Presencia de especies exóticas.

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216 CAP. 11. EL PROGRAMA DE GESTIÓN AMBIENTAL

• Presencia de microflora. • Árboles cortados y mutilados. • Arbustos dañados y mutilados. • Exposición de las raíces de los árboles. • Retoños de árboles. • Pérdida de matorrales. • Pérdida de cobertura vegetal. • Cambios en la composición de la vegetación. • Presencia de especies silvestres seleccionadas. • Ausencia de especies seleccionadas. • Diversidad de especies silvestres. • Diversidad de especies de plantas.

c) Impactos sociales:

• Número de encuentros con otros grupos de visitantes. • Individuos por día. • Número de encuentros por modo de transporte utilizado. • Número de encuentros por tamaño de grupos. • Número de encuentros por tipo de actividad. • Percepción del visitante sobre impacto del ambiente. • Satisfacción del visitante. • Informe sobre conductas indeseables por parte de los visitantes. • Percepción de multitud por parte de los visitantes. • Número de reclamos realizados por los visitantes.

Lo que básicamente se necesita en esta parte del proceso es la selección de una serie de variables o atributos, que puedan ser utilizados como indica­dores de las condiciones ambientales del área operativa. De acuerdo con lo expuesto por Reck (1992), estos indicadores deben ser fácilmente mensura­bles por los custodios del área.

Es importante reconocer que no existe un sólo indicador o un conjunto de indicadores que sean apropiados para todas las situaciones, por tanto, la selección de indicadores depende del tipo particular de impacto bajo con­sideración de los administradores del área protegida (el cual, a su vez, de­penderá del tipo de actividad turístico-recreativa que se esté realizando en el lugar) y de las características específicas de la misma.

Los indicadores útiles en este caso serán aquellos que son directos y fá­cilmente observables por un guía o cualquier otro miembro del personal en contacto que se encuentre operando en el área.

Paso 4. Formulación de los parámetros de monitoreo o estándares ambien­tales que servirán como marco de comparación. El cuarto paso consiste en la definición de estándares deseables o necesarios para comparar con los indi­cadores de impacto ambiental previamente seleccionados, para el desarrollo de las actividades de monitoreo. Los modelos que serán escogidos por los cus­todios o administradores de las áreas de operación ecoturística son el motivo

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LOS PROGRAMAS DE MONITOREO 2 1 7

por el cual la situación existente es evaluada. De esta manera, la formulación de parámetros de momtoreo contribuye a la importante función de describir las condiciones ambientales y los tipos de experiencias turísticas que debe­rían ser proporcionadas en unidades de medición, las cuales son compatibles con las medidas disponibles de la situación existente (Reck, 1992). Por ejem­plo, el número de encuentros deseables con grupos de un tamaño o tipo en particular, los porcentajes de noches de campamento lejos de otros, o el nú­mero de personas encontradas en los lugares más escénicos o en los sitios de observación de vida silvestre.

Este cuarto paso añade también nuevos niveles de especificidad al pro­ceso de monitoreo de impactos ocasionados por el turismo en áreas natura­les, al hacer uso de una serie de herramientas de trabajo de fácil manejo:

a) Las evaluaciones ecológicas rápidas. b) El desarrollo de una base de datos computarizada. c) El desarrollo de un programa de entrenamiento para el personal en

contacto, que participará en el proceso de recolección de la informa­ción de campo.

a) Una evaluación ecológica constituye un instrumento que puede ser utilizado por los operadores receptivos de servicios plenos del ecoturismo co­mercial para obtener, en forma breve, información social, biológica y ecoló­gica útil, que les permita contribuir con los procesos de manejo de las áreas naturales en las que ellos se encuentran operando.

Las evaluaciones ecológicas rápidas que normalmente realizan los guías de ecoturismo (evaluaciones de campo muy enfocadas), pueden alimentar mapas que describen las condiciones de la vegetación, flora, fauna, así como también las actividades humanas. La síntesis y análisis de esta información le puede permitir a los administradores o custodios de las áreas naturales, hacer recomendaciones apropiadas sobre actividades de conservación y ma­nejo en las áreas naturales en donde se desarrollan estas actividades turís­tico-recreativas.

La estructura de la planilla de evaluación ecológica rápida se compone de tres partes:

• Cabecera. En ella se hace constar un resumen de cierta información esencial, como:

- Nombre del lugar de operación. - Condiciones climáticas del lugar. - Momento del día en que se realizó la evaluación. - Fecha de la evaluación. - Nombre del personal que levantó la información.

• Mapa del área de evaluación. El mapa del área de evaluación ha sido demarcado en coordenadas previamente geoposicionadas, que per-

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218 CAP. 11. ELPROGRAMADE GESTIÓN AMBIENTAL

mitirán a los guías ubicar con exactitud el impacto que está recibien­do. A su vez, los posibles impactos se han predeterminado en función de las actividades turístico-recreativas que se desarrollan en el área de operación, para facilitar a los guías la identificación.

• Cuerpo. En este caso se ordena la información en columnas, tal como se describe a continuación:

- En el margen izquierdo de la planilla se encuentran tres recuadros que definen el tipo de impacto: social, biológico o físico. Junto a es­tos recuadros se enumeran los indicadores que pueden servir como parámetros para el monitoreo de impactos causados por las activi­dades turístico-recreativas.

- Al margen derecho de cada uno de estos indicadores existe una co­lumna que ha sido georeferenciada con el mapa del área de evalua­ción, de tal manera que lo único que el guía debe hacer es marcar el recuadro del indicador en correspondencia con la posición rela­tiva del mismo en el mapa.

En el cuadro 11.1 se muestra una planilla de evaluación ecológica rápi­da para el monitoreo de impactos, causados por actividades de senderismo, en áreas naturales.

b) Toda la información levantada, por los guías ecoturísticos o por cual­quier otro miembro del personal en contacto, a través de los formatos para la realización de evaluaciones ecológicas rápidas, será entregada al final de sus jornadas de trabajo a los custodios de las áreas protegidas.

Esta información deberá vaciarse en una base de datos computarizada que les permita a los custodios o administradores de las áreas protegidas ma­nejarla de manera rápida y efectiva.

c) Desarrollar un programa de entrenamiento para el personal en contacto (especialmente para los guías) que participará en la realización de los procesos de monitoreo. Antes de dar inicio a las acciones de monitoreo, debe impulsar­se un programa de entrenamiento para todos aquellos miembros del personal en contacto con las diferentes operadoras receptivas de servicios plenos del destino dispuestas a participar. El objetivo de entrenar a este personal es ilus­trar y comunicar la manera correcta de realizar los procedimientos de campo, desarrollando y refinando la experiencia en una variedad de situaciones.

Paso 5. Monitoreo ambiental. El monitoreo consiste en obtener infor­mación para la toma eficaz de decisiones de manejo; integra múltiples nive­les de información (física, biológica, ecológica y social) y resulta en mapas ecológicos actualizados e informes que describen el estado de la vegetación, flora, fauna, así como las actividades turístico-recreativas y uso del área na­tural en cuestión.

El monitoreo de los impactos ambientales causados por los visitantes requiere de criterios consistentes y prácticos para poder obtener resultados precisos, por lo que debe realizarse de la manera más exacta posible.

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219 Cuadro 11.1. Planilla de evaluaciones ecológicas rápidas para el monitoreo de impactos

turísticos en áreas naturales.

Nombré áeffügáf: ££ndjdones^limáticasdellugar: a) soleado: Tiempo de evaluación: a) mañana: Nombre del guía:

Mapa del área de evaluación

Basura orgánica Basura inorgánica Exposición del suelo Compactación del suelo Erosión visible del suelo Desarrollo de atajos Basura dispersa Heces fecales Impactos por cabalgaduras Sitios de fogatas Drenajes en el suelo Accesos a los campamentos Perturbación de vida silvestre Presencia de especies exóticas Presencia de microflora Árboles mutilados/dañados Arbustos mutilados/dañados Raices de árboles expuestas Reproducción de árboles Pérdida de matorrales Pérdida de cobertura vegetal Cambios en la vegetación Presencia de especies1

Ausencia de especies1

Diversidad de especies1

Diversidad de plantas2

b) tarde: c) noche: Profesión:

Número de encuentros con otros grupos de turistas: Individuos por día Por modo de transporte Por tamaño del grupo

• Por tipo de actividad Percepción de impacto3

Satisfacción del visitante Conductas indeseables3

Percepción de multitud3

1 Esta fila se refiere a especies de animales silvestres que puedan estarse investigando por alguna razón en especial. 2 Esta fila se refiere a especies de plantas que puedan estarse estudiando por alguna razón en particular. 3 Esta fila se refiere a conductas indeseables observadas entre los visitantes del área y a sus percepciones de los lugares más impactados o congestionados.

Page 222: Ecoturismo

220 CAP. 11. EL PROGRAMA DE GESTIÓN AMBIENTAL

El trabajo de monitoreo debe ejecutarse hacia mediados o final de las tem­poradas altas de turismo, cuando los sitios de recreación son utilizados más in­tensamente. También es importante que las evaluaciones sean realizadas cada año en las mismas fechas, a manera de evitar la influencia de factores que pue­dan crear confusiones, tales como los cambios naturales en el crecimiento de la vegetación. Como resultado del trabajo de monitoreo ambiental, los custodios del área podrán elaborar una base de datos que les permitirá realizar compa­raciones de las diferentes condiciones existentes entre una temporada y otra.

Paso 6. Comparación de modelos y condiciones existentes. Una vez que los anteriores cinco pasos del proceso se han realizado y las condiciones del área operativa se han clarificado, la situación existente puede ser compa­rada con el estado deseado. Esta tarea representa el último paso en la fase de identificación del problema y control del impacto del turismo en el área operativa.

Si no existen diferencias entre las medidas determinadas por los indi­cadores clave del impacto y el modelo deseado, lo único que el custodio ne­cesita realizar es un control de la situación para prevenir futuros cambios. Esta situación indica que el área operativa se encuentra proporcionando las condiciones ambientales y el tipo de experiencia que ha sido definida como la más apropiada para la misma.

Si, por el contrario, las medidas para ciertos indicadores plantean dis­crepancias, debe documentarse la situación del área operativa e inmediata­mente pasar al siguiente nivel del proceso.

Paso 7. Identificación de causas probables de impactos. El objetivo de este paso dentro del proceso consiste en determinar las causas más significa­tivas que originan las discrepancias entre los niveles deseados y la situación problema existente. Esta tarea puede estar dirigida al examen de las relacio­nes entre los patrones de uso de los visitantes y los indicadores de impacto que han sobrepasado sus respectivos estándares.

Cuando se examinan los posibles factores causales, es importante consi­derar todos los aspectos específicos del uso turístico del área que pueden es­tar influyendo en la situación, desde la modalidad turística (segmento-nicho de mercado), duración de la actividad, tamaños de los grupos, tiempo de per­manencia, concentración, frecuencia de uso, comportamientos y conductas de los visitantes. También debe tomarse en consideración que la relación entre el uso y el impacto que el mismo puede ocasionar está en correspondencia con las características del lugar y consecuentemente puede variar de acuer­do con el momento y el sitio en que las actividades turísticas se realicen.

Paso 8. Identificación y selección de las estrategias de control. Aun­que la identificación, selección y puesta en acción de las posibles estrategias de control es una responsabilidad del custodio del área, los operadores terres­tres, sin embargo, pueden también contribuir en esta fase del proceso con alguna comprensión de cómo la cantidad, tipo y distribución de los visitan­tes que usan determinada área operativa afecta, por un lado los atributos de esta y, por el otro, la experiencia misma de los visitantes. Con esto en mente puede identificarse una línea de estrategias de control.

Page 223: Ecoturismo

LOS PROGRAMAS DE MONITOREO 221

Ahora bien, como muchos aspectos de la actividad turística pueden con­tribuir al problema, muchas alternativas de manejo pueden también implan­tarse para lidiar con el conflicto.

El cuadro 11.2 proporciona una clasificación de posibles estrategias de manejo y control de los impactos causados por los visitantes. Las estrategias incluyen una serie de propuestas directas que regulan, controlan o restrin­gen las actividades turísticas de los clientes de los operadores terrestres, así como también proposiciones indirectas que tratan de conseguir los resulta­dos deseados influyendo, para ello, las conductas de los visitantes.

La participación de los operadores turísticos en esta fase del proceso de gestión se limita a acatar las diferentes decisiones de manejo que puedan ser implantadas por los custodios del área operativa.

Cuadro 11.2. Clasificación de estrategias de control de visitantes.

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Page 230: Ecoturismo
Page 231: Ecoturismo

Aldridge, 121 Antón, S., 23, 30, 48 Anzola-Betancourt, R., 22 Aranguren, J., 120, 131,173,191 Aristóteles, 16 Ascanio, D., 172 Ashton, R. E., 33, 38, 45

Beckner, W. C, 126 Benton, A. H., 212 Blanchette, N., 129,144, 146 Botrill, C , 56 Butler, J., 18, 20

Cevallos-Lascuráin, H., 25, 44 Chan, N., 37, 55, 81, 83, 85, 98, 170, 176,

180 Chateaubriand, 16 Courtis, J., 200

De Juan, J. M., 173, 191 Delibes, M., 119 Devie, E, 121 Dhammapada, 169

Eagles, P., 29, 33, 39 Elliot, T. S., 101 England, R., 16

Fennell, D. A., 33 Fonseca, 54

Font, M., 17-20

García B., L., 91, 93, 180 Garcia Vega, J. L., 16 Génois, L., 129,144,146 Getino, O., 21 Grase, T., 206

Ham, S., 132-134,138,140,151,153-154, 157-159, 172

Hesse, H., 51 Higgins, B., 29, 39 House, 16

Jiménez, A., 17-19, 21 Jiménez, G., L. E, 170

Kristus, M., 28

Lesenfants, Y., 5 Lindberg, K., 48, 50 López, J. C , 173, 191

Marchena G., M., 23, 48 Marion, J. L., 211, 214 Matre, S. van, 134 McArthur, S., 121, 140, 142, 146, 148,

150-151, 164,168 McFarlane, J., 121 Mcintosh, R., 16, 19 McKinsey, 64

229

Page 232: Ecoturismo

230 ÍNDICE ONOMÁSTICO

Merchán, M., 30 Meredith, 56 Miller, G., 30, 144, 212 Moreno T., O., 18 Muir, J., 33 Müller, C , 20 Muñoz, O., 132, 151

Neil, J., 22, 28, 30, 46,101,103,119, 124,133,168

Palomeque, E, 23, 48 Pérez de las Heras, M., 47 Picazo, C, 181-182,184,193-194 Post, L. van der, 63 Prechtel, M., 15, 77

Ramis, S., 17-18, 20 Reck, G., 215-216 Russell, D., 56

Ryel, R., 206

Sandoval, E., 140 Silva, M., 173, 191 Stevenson, R. L., 175

Tilden, E, 120-122, 124, 126, 131, 134

:, Velaochaga, C, 28 Ventocillas, J., 17,19 Vera, R, 23, 48

Wallace, T., 44, 206 Wearing, S., 22, 28, 30, 46, 101, 102, 119,

122, 124, 133, 168 Werner, 212 Wood, K., 16

Zamora Casal, F. M., 122 Ziffer, K. A., 25, 29-30, 33, 44

Page 233: Ecoturismo

I^Si^ííS;]^

Actividad-descanso, ecuación, 16 Agencias de viajes, 36-37 Ambientalistas, 25 Ambiente

interacción del humano con el, 15 y turismo, 15-32

American way of Ufe, 18 Año Mundial del Ecoturismo, 27 Áreas operativas

definición de las, 87-89 estructura del ambiente de las, 92 exploración de, 90-92 modelo de planilla de exploración de,

92 Asociación Costarricense de Profesionales

de Turismo, 24 Atractivos ecoturísticos

complementarios, 69 de apoyo, 69 focales, 69 inventario de, 94-97 requerimientos relativos a los, 68-70 y actividades de un producto ecoturístico,

evaluación de, 93-94 Audiencia turística objetivo, 150-151

Beneficios funcionales, vivenciales y sim­bólicos del producto ecoturístico, 55-56

Boston Consulting Group, 64

Calidad en servicios ecoturísticos, 198-203 Camping, 108 Campista, 49 Canales de comercialización, 34 Capacidad de carga

definición, 102-103 determinación de la, 78,101,103-105 en función de diversas actividades, 104 grado de dificultad y directrices ambien­

tales, 101-118 Centros

base, selección de, 93 vacacionales, construcción de, 17

Charla interpretativa, 165-166 Check-in, 192 Clasificación de estrategias de control de vi­

sitantes, 221 Clusters turísticos, 41, 84 Compromisos ambientales, 66

integrales, 115 operativos, 115-116 para un manejo ambientalmente sano,

116 Comunicación

elementos de la, 132-133 en la guiatura turística, 133-142 estrategias de, aplicadas a la interpreta­

ción ambiental, 131-132 modelo de, 128-130 no verbal, 131

231

Page 234: Ecoturismo

232 ÍNDICE ANALÍTICO

Concepto interpretativo del tópico general, 154-155

Conservación de la naturaleza, 25 fondos para la, 22

Conservacionistas, 23 Contenido y estructura interpretativa, 151-

154 Control de gestión del producto ecoturístico,

60 Cotización y estructuración del producto

ecoturístico, 60, 79 Cuadro situacional, 60, 63-64 Cultura proétnica, 46 Cumbre Mundial

de Johannesburgo, 22 de Río de Janeiro, 22

Demanda perfiles, motivaciones y características de

la, 102 y oferta

ambientales, 82 ecoturísticas, 54

Desarrollo sostenible, 22 Descanso-actividad, ecuación, 16 Destination management companies (DMC),

30, 34-35, 39-45, 52, 56, 67 clasificación, 44 proceso de producción de una, 58-59

Detallistas, 36 Directrices

ambientales, 101-118 ecoturísticas

autodirigidas al operador receptivo de servicios plenos, 115-117

de comportamiento específico, 113-114 general, 113 para lugares específicos, 114

dirigidas a turistas, 112 elaboración de, 108-118 proceso de elaboración de, 116-117 técnicas para generar, 109-112

Divisas económicas y turismo, 11,19

Ecofactores, 64-66, 205-207 formulación de, 66 implantación de, 112,190-191

Ecoturismo albores del, 22-29 alimentación en el, 72 alojamiento en el, 72 Año Mundial del, 27 canales de comercialización del, 34 características del, 27-28 comercial, 28, 30, 35, 38,101,166,168,

206 descripción del, proceso de producción

en, 59-62 dimensiones de la guiatura en el, 171-172 el negocio del, 43 elementos del, 57 estructura del, proceso de producción en,

58-59 estructura global del, 34 importancia del, 46 instrumentos y medios de producción

del, 54-57 mercado consumidor de, 50 no comercial, 35 nuevas condiciones del contexto inter­

nacional, 29-32 objetivos del, 27,170 principios

del proceso de producción en, 52-54 filosóficos del, 42

proceso de producción en, 51-62 programa(s)

estratégico del, 63-76 interpretación en los, 119-120

raíces del, 25 requerimientos para el, 65 Sociedad

Internacional de, 27 Mundial de, 178, 209-210

tour operadores de, 37-38 transportación en el, 71 uso del término, 11 verdadero, 35 vertientes del, 26

Ecoturistas, 34 su papel en el proceso productivo, 57-58 tipología de, 45-47

Ecoviajeros, 30, 38, 45-47, 53, 59 tipología de, 45-47

según sus motivaciones, 47-50

Page 235: Ecoturismo

ÍNDICE ANALÍTICO 233

Emerec, modelo, 129 Enfoque multicentrico, 122 Entrega del producto ecoturístico, 60-61,

170-171, 175-203, 185, 207 programa de, 185, 187-189

Escenario interpretativo, 129 Estrategia(s)

ambiental, 64 definición de, 65-66

de comunicación aplicadas a la interpre­tación ambiental, 131-132

de mercado, 63 y políticas de producto, 64-76

definición de, 60 Estructura

del sistema turístico, 54 ecoturística, 54 y contenido interpretativo, 151-154

Estructuración del producto ecoturístico, 55, 77,169-174

y cotización del, 60, 79 Ética conservacionista, 30, 46, 114, 205 Evaluaciones ecológicas rápidas de los re­

cursos naturales, 212 planilla de, 217-219 y programa de monitoreo, 210-222

Excursión ecoturística cuerpo de la, 189-190 estructura de una, 141

Figuras de áreas bajo régimen especial, 174 Fordismo, 20-22, 50

General Electric, 64 Gestión ambiental

acciones de, 115 de programas ecoturísticos, 51-52 estructura de la, 58-59 objetivos y proceso de planeación de los

programas de, 208-210 programa de, 190-191, 205-222

principios filosóficos del, 205-207 técnicas de, 57

operativas de, 101-102 Guía(s)

baquiano, 171 funciones del, 172-173 local o regional, 172

nacional o global, 172 Guiatura

dimensiones de la, en el ecoturismo, 171-172

interpretación en la, 133-142 programa de, 189-190 técnicas de, 195-197

Impactos causados por las actividades tu­rísticas, 215-216

biológicos, 215-216 físicos, 215 sociales, 216

Impuesto turístico, 66 Inclusive tours (ITT), 19 Infraestructura

ecoturística, 54 turística, requerimientos relativos a la,

73-74 Instituto Interamericano de Turismo, 24 International Air Transport Association

(LATA), 19 Interpretación, 190, 208

como proceso de comunicación, 127-133 concepto de, 120-122 cualidades de la, 134 definición, 120-121 ejecutando la, 166 emotiva, 135, 141-142 en la guiatura turística, 133-142 en programas de ecoturismo, 119-120 escenarios de la planificación pedagógica

para la, 146-168 espontánea, 124 estrategias de comunicación aplicadas a

la, 131-132 estructura del cuerpo de la, 157-160 formativa, 123-124 holística, 135, 140-141 mixta, 123-124 modalidades de, 122-124 modelo(s) de, 123

comunicación adecuado a las activi­dades de, 149

motivational, 123-124 objetivos de la, 126

de aprendizaje, 127 de comportamiento, 127

Page 236: Ecoturismo

234 ÍNDICE ANALÍTICO

motivacionales, 127 y metas de la, 124-127

organizada, 135,138-140 personal, 135,141 planificación pedagógica de la, 142-148 planificada, 123 programa de, elaboración del, 119-169 reflexiva, 135, 141 secuencia en el proceso de, 167

motivacional en la, 191 técnicas de, 165-166 temática, 135-138

Interpretation Australian Association, 121 Inventario

de atractivos ecoturísticos, 68, 94-97 de recursos naturales, 212

Itinerario ecoturístico confección de, 97-99 planificación y diseño de, 88

Matriz atractivo-competitividad, 64 con indicadores de dificultades de un

tour, 107 crecimiento-cuota de mercado relativa,

64 de potencialidad para la selección de

destinos ecoturísticos, 88-89 Mensaje, cómo trasmitir el, 130-131 Mercado

consumidor de ecoturismo, 50 de los viajes de naturaleza y aventura, 33 ecoturístico, 33-50, 54

ecoviajeros, 45-47 requerimientos relativos al, 67-68

estrategias de, 63 potencial, análisis del, 64

Métodos de análisis de cartera, 64 Modelo

básico para realzar la calidad de los ser­vicios ecoturísticos, 201

de comunicación adecuado a las actividades de inter­

pretación, 149 desagregado, 145 nociones básicas de un, 128-130

de encuesta de evaluación postour, 198-199

de formato para la elaboración del iti­nerario, 97

de matriz con indicadores de dificultades, 107

de planilla de exploración de áreas operativas, 92 de rooming list, 193

Emerec, 129 operativo para cada día de viaje, 184 para la redacción del itinerario, 99

Monitoreo ambiental, 218 de impactos causados por las actividades

turísticas, 215 de los recursos naturales, 212

Movimiento ambiental, 25

Naturalista-aventurero, 48 Negocios locales de naturaleza, 40

Oferta y demanda ambientales, 82 ecoturísticas, 54

Operación ecoturística, definición, 175 y técnicas productivas y operativas, 52

Operador(es) de atracciones y actividades locales, 36,

40 emisivos ecoturísticos (outbound opera­

tor), 36, 38-40, 42 receptivo de servicios plenos (inbound

operator), 30, 34-36, 38-45, 52, 55-56, 67, 108, 117, 167, 169, 176-177, 183, 187, 198, 205-206

autoevaluación de las capacidades ope­rativas de los, 102

clasificación, 44 directrices ecoturísticas autodirigidas

al, 115-117 proceso de producción de un, 58-59

turísticos, categorías de, 44-45

Paquete (s) de viajes, 19 ecoturístico (s), 54, 83

clasificación de los, 83-85

Page 237: Ecoturismo

ÍNDICE ANALÍTICO 235

programa de un, 55 todo incluido, 61

Paradigmas turísticos, origen de nuevos, 19-20

Parques nacionales, 22, 24 Perfiles psicográficos, determinación de, 67-

68 Plan operativo

elaboración del, 181-184 estructura del, 182

Planificación pedagógica en la interpreta­ción, 146-148

Planilla de evaluación ecológica rápida, 217-219

Planta ecoturística, 54 Políticas productivas, 64 Prepartida, programa de, 185-187 Prestadores de servicios, selección de los,

169-170,177-180 Prestatarios de los elementos turísticos, 40 Principio de sostenibilidad, 23 Procedimientos técnicos operativos, 65 Proceso (s) de producción

de una empresa operadora de servicios plenos, 58-59

ecoturística, 51-62 descripción del, 59-62 estructura del, 58-59 principios del, 52-54

productivo del ecoturismo, 63, 65 técnicos, 52

Producción de programas ecoturísticos, 82 proceso de, 58-59

Producto ecoturístico, 56-57,152 basado en la naturaleza, 52 beneficios funcionales del, 55 control de gestión del, 60 definición de principios clave para el

diseño de, 67-69 diseño del programa ambiental del, 79 entrega del, 60-61, 170-171,175-203

etapas del proceso de, 186 estrategias y política de, 64-76 estructuración del, 55, 77, 169-174

y cotización del, 60, 79 misión ambiental del, 64 organización de la prestación del, 60 participantes del, 35-36

programación del, 60, 77, 81-100 componentes de, 85-86 confección del itinerario, 97-99 definición de las áreas operativas, 87-

89 determinación del objetivo, 86-87 diagramación del recorrido, 89-90 exploración de áreas operativas, 90-

92 objetivos, 81-82 proceso de, 91 y estructuración del, 77-81

requerimientos relativos al, 68-70 Programa(s)

ambiental, 60, 62, 78, 101-102 diseño del, 79

de entrega del producto o guiatura, 185, 187-189

de evaluación de resultados, 185, 197-203

de gestión ambiental, 190-191, 205-222 objetivos y proceso de planeación de,

208-210 principios filosóficos del, 205-207

de guiatura, 189-190 de interpretación, elaboración del, 119-

169 de monitoreo y evaluaciones ecológicas

rápidas, 210-222 de orientación, 188-189 de prepartida, 185-187 de Realización de Inventarios y Monito­

reo de los Impactos de los Visitan­tes sobre los Recursos Naturales de los Lugares de Recreación, 211

de turismo basado en la naturaleza, 12 de viajes, 176

ecoturísticos, proceso de producción de, 61-62

ecoturístico, 54 claves para que tenga éxito, 56 definición, 81 estructuración del, 169 mercadeo de un, 74 método para la elaboración de, 86-

100 principios clave en el diseño de un,

74-75

Page 238: Ecoturismo

2 3 6 ÍNDICE ANALÍTICO

proceso de producción de, 53 programación y estructuración del,

77-80 servicios intermedios o de base del,

83 tipos de, 84

estratégico, 60, 62-76 etapas del, 64

operativo, 60, 62 características de la función del, 175-

176 etapas del, 177-203

preoperativo, 60, 62 etapas, 77-78 programación y estructuración del

programa ecoturístico, 77-80 Programación del producto ecoturístico,

60, 77, 81-100 componentes de, 85-86 confección del itinerario, 97-99 definición de las áreas operativas, 87-89 determinación del objetivo, 86-87 diagramación del recorrido, 89-90 exploración de áreas operativas, 90-92 objetivos, 81-82 proceso de, 91 y estructuración, 77-80

pasos de, 78-81 Prostitución infantil, 20 Proyectos de desarrollo, 24

Rafting, 40, 108 Recorrido ecoturístico, diagramación del,

89-90 Recursos

culturales, 54,156 naturales, 54

Regla del 2-3-1,158 Retail agent, 36 Revolución Industrial, 15 Rooming list, 192-193

Segunda Guerra Mundial, 17-18 Senderismo, 71 Servicios turísticos, requerimientos relativos

a los, 70-73 Sociedad

Internacional de Ecoturismo, 27

Mundial de Ecoturismo, 178, 209-210 Sostenibilidad, 108

criterios de, 31 principio de, 23

Superestructura ecoturística, 54

Técnicas de gestión ambiental, 57 de guiatura, 195-197 de interpretación, 165-166 operativas de gestión ambiental, 101-

102 The Nature Conservancy, 24-25 Tour

componentes de la estructura de un, 161 de naturaleza, 35 determinación de la dificultad del, 78 estructuración de un, 164 grados de exigencia de un, 105-108

determinación de los, 106-108 interpretativo, 163-165 operadores

de salida, 34 ecoturísticos, 37-38, 41

Travel and Leisure, 30 Trekking, 71, 87,108 Triángulo de la competitividad, 60 Turismo

activo o alternativo, 23, 36 Asociación Costarricense de Profesiona­

les de, 24 basado en la naturaleza, 21, 26, 38, 52 científico, 23,103 como fenómeno de masas, 16 contemporáneo, bases del, 16 cultural, 23,103 de aventura, 23, 103,122 de masas

expansión del, 20 nuevas fronteras del, 19-20

de voluntariado, 50 ecológico, 24. Véase también Ecoturismo evolución del, 15 fordista, 20-22, 50 impactos sociales y ambientales del, 21 Instituto Interamericano de, 24 moderno

desarrollo del, 17

Page 239: Ecoturismo

ÍNDICE ANALÍTICO 2 3 7

tendencias del, 19-20 naturalista, 23,103 nuevas condiciones del contexto inter­

nacional, 29-32 pasivo, 23 rural, 23,122 técnicas de comunicación verbal en,

166 y ambiente, 15-32 y divisas económicas, 11

Turista campista, 49 de naturaleza, 39

informado, 49 directrices ecoturísticas dirigidas al, 112 "feo", 18, 20 naturalista, 49

-aventurero, 49

Valores culturales, 156 Viaje (s)

agencias de, 36-37 mayoristas, 37

agentes de, 36 basados en la naturaleza, 11, 33-34

estructura de los, 33-50 culturales, 31 de aventura, 31, 33 de placer, 17 de recreo y cultura, 16 definición, 16 ecoturísticos, proceso de producción de

programas de, 61-62 especializados, 29 naturales, 31 paquetes de, 19 planificación del, 113 programas de, 176 turístico

como industria, 16 como instrumento de cambio, 16-19

Vida silvestre, preservación de la, 27

Page 240: Ecoturismo
Page 241: Ecoturismo

La publicación de esta obra la realizó Editorial Trillas, S. A. de C. V.

División Administrativa, Av. Río Churubusco 385, Col. Pedro María Anaya, C.P. 03340, México, D. F.

Tel. 56 88 42 33, FAX 560413 64

División Comercial, Calz. de la Viga 1132, C.P. 09439 México, D. F., Tel. 56 33 09 95, FAX 56 33 08 70

Se terminó de imprimir el 31 de enero del 2006, en los talleres de Rodefi Impresores, S. A. de C. V.

Se encuadernó en Rústica y Acabados Gráficos, S. A. de C. V.

BM2 80 RW

Page 242: Ecoturismo

SERIE TRILLAS TURISMO

Comprende las siguientes áreas:

1.TEORÍA GENERAL DEL TURISMO

2. ADMINISTRACIÓN DE EMPRESAS TURÍSTICAS

3. PLANIFICACIÓN TURÍSTICA Económica, geográfica, ecológica

4. PROMOCIÓN Y COMERCIALIZACIÓN DEL TURISMO

5. HOTELERÍA 6. RESTAURANTERÍA

7. AGENCIAS DE VIAJES Y TRANSPORTACIÓN 8. INGLÉS 9.TURISMO CULTURAL

3. PLANIFICACIÓN TURÍSTICA Económica, geográfica, ecológica

Planificación económica del tur ismo De una estrategia masiva a una artesanal Venancio Bote Gómez

Los municipios turísticos Roberto C. Boullón

Planificación del espacio turístico Roberto C. Boullón

Proyectos turísticos Localización e inversión Fabio Cárdenas Tabares

Turismo y ambiente Luis Casasola García

Ecoturismo TAP Jorge Chávez de la Peña

Ecoturismo. Operación técnica y gestión ambiental Ewaldo R. Sandoval S.

Planificación turística Un enfoque metodológico Edgar Alfonso Hernández Díaz

Proyectos turísticos Formulación y evaluación Edgar Alfonso Hernández Díaz

J Turismo Metodología para su planificación Sergio Molina E.

Turismo y ecología Sergio Molina E.

Planificación integral del tur ismo Un enfoque para Latinoamérica Sergio Molina E. - Sergio Rodríguez A.

Financiamiento turístico Fuentes internas y externas David Morales Mejía y otros

Desarrollo turístico Su planificación y ubicación geográficas Douglas Pearce

Turismo popular Inversiones rentables Graciela Ripoll

Geografía recreativa Investigación de potenciales turísticos Sthephen L.J.Smith

Turismo alternativo Servicios turísticos diferenciados. Animación, turismo de aventura, turismo cultural, ecoturismo Francisco Manuel Zamorano Casal

J

Page 243: Ecoturismo

ECOTURISMO Operación técnica y gestión ambiental

Ewaldo R. Sandoval S.

En este libro se analiza el concepto de ecoturismo a partir de la preocupación por el cuidado del medio ambiente, con el fin de llegar a

una definición actual considerando los retos ambientales que enfrenta la humanidad y que afectan directamente a esta rama del turismo.

El autor realiza una propuesta para la producción de programas de viajes ecoturísticos, así como los procedimientos técnicos operativos y de

gestión ambiental que permitirán a las empresas operadoras de servicios realizar acciones más responsables, mantener e, incluso, mejorar la

calidad de los ambientes visitados y, por tanto, lograr que éstos tengan un desarrollo más sostenible y duradero a largo plazo.

El libro puede resultar de gran ayuda tanto para los operadores turísticos que deseen incursionar en este segmento del turismo, como para quienes

ya están inmersos en él.

Contenido

El turismo y el ambiente La estructura de la industria de los viajes

basados en la naturaleza y el mercado turístico El proceso de producción ecoturística

El programa estratégico El programa preoperativo: programación y estructuración del programa

ecoturístico Programación del producto ecoturístico

Capacidad de carga operativa, grados de dificultad y directrices ambientales

Elaboración del programa de interpretación Fase de estructuración del producto ecoturístico

Fase de entrega del producto ecoturístico El programa de gestión ambiental: la contribución de los operadores al

desarrollo sustentáble de las áreas naturales

ISBN-968-24-4045-9

| 9 i l 7 8 9 6 8 2 l l 4 4 0 4 5 8 l

www.trillas.com.mx


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