NÚMERO
• ISSN: 1999-8090 • $2.00 •
LOS PARQUES DE PROVINCIA cada vez están más poblados por internautas con dispositivos móviles que intentan descubrir el mundo a través de un prisma moderno. LA CALLE DEL MEDIO no ha querido quedarse atrás, por eso
• JULIO 2015 •
E D I T O R I A Ldesde ahora le anunciamos que hemos pensado en nuestros lectores nativos digitales y próximamente llegaran nuestras páginas a la Web. El Congreso de la UJC tampoco quiso quedarse rezagado en cuanto a las nuevas tecno
logías, y la discusión se valió de internet para debatir con una visión a lo cubano. Pero no se deje impresionar por la tecnología, toda época moderna tiene un invento que deslumbra. Al final, sea como sea, lo más importante es co
municarnos. El diálogo humano sigue superando cualquier barrera, así que no se limite, da lo mismo si es una carta manuscrita o un correo a través de lo etéreo si el contacto entre nosotros es fidedigno. CM
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Yo soyEspartaco
¿Qué le debe Jackson Pollock a la CIA?
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suena en torontola música cubana deporte
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al son de johnny ventura se bailó en cuba música
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Casi simultáneamente, en el Palacio de Convenciones de La Habana, diputados a la Asamblea Nacional del Poder Popular debatían, en la Comisión de Atención a los Servicios, sobre el proceso de informatización de la sociedad y la necesidad de continuar ampliando el acceso a Internet en el país.
Los parlamentarios abundaban acerca de la buena acogida que han tenido las treinta y cinco zonas de conexión WiFi creadas en todo el país, las 267 salas de navegación y el correo Nauta, con cuentas en 820 mil celulares.
Maimir Mesa, Ministro de Informática y las Comunicaciones, aseguró a esos diputados que el Gobierno está empeñado en informatizar la sociedad cubana, pero al ritmo que las condiciones de infraestructura y ciberseguridad lo permitan. La reciente apertura de Internet a través de WiFi en estas zonas públicas, dijo, constituyen una muestra de esa intención. Subrayó el interés por extender el acceso en el sector profesional primero, para avanzar luego hacia los hogares.
Entre los navegantes de La Rampa está Marcelo Herrera, de cuarenta y nueve años, quien, en las escaleras a un costado del Yara, conforma un bonito nudo junto a sus dos hijas, los tres en torno a la pantallita. Quizás con la misma fe y asombro con que los antepasados se nucleaban en torno a la hoguera salvadora.
puede acceder a las últimas noticias e interactuar en las redes sociales. Rápidamente, Remedios se une al mundo a través de la invisibilidad de la inventiva.
Dicen que las parrandas se realizarán de manera virtual, como un videojuego, también se comenta que el güije, tradicional figura mítica, será el personaje central de alguna saga donde los usuarios asumirán nicknames relacionados con la historia de la Villa. Una ciencia ficción mezclada con disparates cotidianos se cierne sobre la plaza Isabel II, donde los magos del pasado son los informáticos del presente, y los hechizos devienen en tabletas digitales, teléfonos inteligentes y laptops.
Se corre la voz de que en el futuro las personas optarán por una ciudad virtual, que será habitada por personas reales y por programas informáticos. Todas las fantasías se harán posibles en un mundo de bits.
Los viejos periodistas locales, tocados por la musa de la escri
Marcelo confiesa que es primera vez que se estrena en esas andanzas y «no sé ni cómo empezar. Pero ya Carolina –su hija mayor– cumplió quince y quiere tener su cuenta de Facebook».
Desde Alamar y Altahabana llegaron Abdiel Cusa y Naviel, y se aposentaron en las escaleras de lo que fueran los estudios de animación del ICAIC, en la esquina de 23 y M. Muchos aseguran que la conexión «está bastante rápida, se puede chatear, conocer gente y hasta pueden bajarse juegos, música», aunque sigue siendo costosa.
Casi la totalidad de los navegantes con los que hablé habían concurrido para entrar a Facebook y conversar con familiares o amigos. El maestro brasileño Antonio Bezerra –aclara que su apellido se escribe con Z–, de vacaciones en Cuba, confesó que había comprado unas quince tarjetas porque llevaba un mes en la Isla y hasta ahora no había podido contactar con los que dejó en tierra carioca. Como está alquilado en una vivienda particular, cercana a La Rampa, se llega hasta la popular avenida todos los días y, frente a su laptop –«porque así veo mejor, los años no pasan por gusto»– dedica un rato a sus seres queridos.
La comunicación interpersonal parece ser el motivo principal de los que hoy se conectan a este servicio. Acceder a informaciones, investigaciones u otros documentos no figuró entre los
tura, optan por convertirse en blogueros con sus bitácoras hiperlocales, verdaderos documentos de una época que transcurre más rápido desde que la wifi flota como una nube azulada con el logo de Facebook o como el pájaro de Twitter. Ahora hablan de «solicitud de amistad», «mensajes privados», «post compartido de forma pública». Los grupos de «Remedianos en Facebook», «100 % remedianos», «Remedianos por el mundo» y «Parranderos en la web» conversan sobre los temas más cotidianos: el hueco de la calle, el nuevo vestido de la amiga, las pizzas de la esquina, una entrada de voladores a las cinco de la mañana.
Una amiga cuenta cómo reaccionó su mamá cuando conoció el acceso a la web: iba llorando porque en su época solo se usaba la máquina de escribir y el correo postal. Nunca se imaginó que un dispositivo facilitara la comunicación entre ella y una persona al otro lado del mundo.
VLADIA RUBIOtomado de CUBASÍ
LA GENTE SE DETIENE junto a las escaleras del Polinesio, y no es para almorzar; hace estancia a la entrada del Yara, y no para ver la película; revolotea frente al Pabellón Cuba, pero no visita la expoventa. La responsable de tales «sinrazones» es la señorita WiFi.
Prácticamente virgen para la mayoría de los cubanos, esta tecnología de conexión inalámbri ca a Internet ha comenzado a abrirse
MAURICIO ESCUELA
Cuando la red wifi de internet flotó sobre la ciudad de los demonios, un anciano recordaba cómo su abuelo lo llevó a conocer el hielo, las señales de humo,
intereses de los entrevistados. No obstante, WiFi_ETECSA es también una posibilidad para la preparación y actualización de estudiantes, profesionales e investigadores y, luego de la novedad, al concluir las vacaciones, seguro será empleada además con esos fines.
Con el convencimiento de la utilidad innegable que reporta el acceso a Internet, también en el contexto de la Asamblea Nacional, el vicetitular del Ministerio de Informática y las Comunicaciones, Wilfredo González, había subrayado el interés por incrementar los servicios de conexión inalámbrica en otros puntos, en la medida en que los recursos estén disponibles, y también porque resulta más costoso al país el mantenimiento de las redes tradicionales.
Nos enfocamos en la creación de las condiciones necesarias para, cuando llegue el momento, facilitar el acceso desde los propios hogares, asunto que requerirá del esfuerzo de muchas instituciones en aras de ofertar el servicio de calidad que requiere nuestra población, refirió González.
Entre tanto, Héctor Carlos Perera y Roxana García, llegados desde el Casino Deportivo, hacen cola en el telepunto frente a Coppelia para obtener su cuenta Nauta y, WiFi mediante, sembrar, como cualquier joven del mundo, sus sonrisas en el ciberespacio. CM
Ahora Remedios está en todas partes, sus fieras cotidianas y leyendas se esparcen a través de la gran telaraña mundial. Otros fenómenos de diversas partes del mundo virtual y real se pasearán por las calles rojizas de la villa. La ciudad fabula con sus celulares y sus pantallas táctiles, las torres de las iglesias se reflejan en los banners de los blogs y los sitios web. Los guajiros de la zona intercambian SMS para avisarse los cambios de tiempo, las secas, los truenos, las malas cosechas, los movimientos de ganado.
Hoy más que nunca una leyenda local y mundial, la Octava Villa sueña en bits, y su olor se impregna en las casas de bambú en la selva asiática, las montañas nevadas de todas las cordilleras, las calles de una ciudad europea, o donde quiera que haya una persona conectada a la web. Ese viaje virtual torna a Remedios más universal, y al mundo más remediano. CM
paso en la Isla, discreta, pudorosamente –como corres ponde a toda una señorita–. Desde hace unos días hay buen viento para los navegantes. Así pude constatarlo en un bojeo por la calle 23, desde el cine Yara hasta el Malecón de La Habana.
Sobre todo jóvenes, pero también de todas las edades, en grupos o en solitario, incluso fami lias, permanecían conectados con el ciberespacio desde sus teléfonos celulares, tablets y laptops, con su cuenta de acceso Nauta (temporal o permanente), cuyo precio por hora de navegación descendió de 4.50 a 2 cuc la hora.
Lo mismo en escaleras, muros, quicios, e incluso parados, cubanos de muy distintos municipios, y también extranjeros, permanecen absortos frente a las pantallas iluminadas, y están tan concentrados, que a veces para que franqueen el paso hay que pedirles permiso un par de veces. Hay algunos tan entusiasmados con una videollamada, que ni se dan cuenta de lo alto que hablan, y se les ve gesticulando, riendo, frente a un interlocutor a quien tal vez no veían hacía muchos años.
Son esas videollamadas, esos selfies, los que, a su vez, permiten que el mundo conozca también por esta vía, en tiempo real, a Cuba y sus realidades más cotidianas, desde los autos que andan circulando hasta cómo viste la gente, cómo suda, ríe, se disgusta, se come un helado...
la telegrafía, las cartas de amor, el vapor que traía los barriles de vino y las noticias de Europa.
San Juan de los Remedios tiene cinco siglos de aislamiento, un sitio donde las fabulaciones se unen a la vida cotidiana sin que haya divorcio. Ahora, una nube de bits se cierne sobre los tejados rojizos y los ventanales de madera. Los guajiros y las solteronas van al parque atraídos por la novedad de una lluvia electrónica donde se escuchan infinitas vidas.
Dos señoras vinieron desde el caserío vecino para ver sus nombres brillar en una cuenta de Facebook. Los jóvenes se quedan hasta tarde conectados y prefieren enviarse stickers, mensajes de amor, mentiras, juegos. Hay en ellos el ansia de lo nuevo y el consumo de una cultura antigua proveniente de los mensajes cifrados y los caminos polvorientos.
La wifi barrió los últimos vestigios de una ciudad aislada; ahora cualquier persona con una tarjeta de internet por una hora
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Gioconda Belli
Luciérnagas
A las cinco de la tardeCuando el resplandor se queda sin brilloY el jardín se sumerge en el único hervor dorado del díaOigo al grupo bullicioso de niñosQue salen a cazar luciérnagas.
Corriendo sobre el pastoSe dispersan entre los arbustos,Gritan su excitación, palpan su deslumbreSe arma un círculo alrededor de la pequeñaQue muestra la encendida cuenca de sus manosTitilando.
Antiguo oficio humanoEste de querer atrapar la luz
¿Te acordarás de la última vez que creímos /poder iluminar la noche?
El tiempo nos ha vencido de fulgor.Pero la oscuridadSigue poblada de luciérnagas.
ManuaL para conducir
Para surcar mi cuerposobre iluminadas autopistas,despójate de medidas de seguridady avanza cuan largo eressobre mí.
En la piel de este territoriono hay más límites de velocidadque la destreza de aferrar el volantesobre las curvas más densas del camino.
Con los faros abiertos y encendidoshabrás de recorrerme como una ciudad extendidade barrios ensimismados; descubrir /tras puertas y ventanasel perfume de jardines ocultos.
Lo mismo te asaltará el aromade las huele nocheque las plantas carnívoras te arrastraránhasta que aúlles suplicante.
A vos, amo de los carburadores relucientes,yo te enseñaré a desear el agreste terreno de los caucesy el abismo donde despeñartodos tus artificiosos instrumentos de navegación.
En el placer de infinitas revoluciones por minuto,De nada te servirán los frenos, los engranajes.Es mejor que te rindas de antemanoCuando cruces hipnótico las avenidas anchas y quietasDonde vagan sueltas las fieras salvajes /de mi ciudad encendida.
A.A.G.
LOS POEMAS DE GIOCONDA BELLI (Managua, Nicaragua, 1948) que aquí publicamos, marcan el reencuentro de esta importante poeta hispanoamericana con los lectores cubanos, que la conocimos, sobre todo, por su libro Línea de fuego, premiado en el concurso literario Casa de las Américas de 1978. Poeta y narradora de fecunda trayectoria, Gioconda Belli se inserta con voz propia en la gran tradición poética nicaragüense, dentro de la que hace tiempo ocupa un bien ganado lugar. Desde 1970 se integró al Frente Sandinista de Liberación Nacional, experiencia que resultó medular en su literatura. Además del ya mencionado, entre sus libros se encuentran los poemarios Sobre la grama (1972), Truenos y arco iris (1982), Amor
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insurrecto (Antología, 1984), De la costilla de Eva (1986), Apo-geo (1997) y En la avanzada juventud (2013); las novelas La mujer habitada (1988), Sofía de los presagios (1990), El perga-mino de la seducción (2005), El infinito en la palma de la mano (2008), El país de las mujeres (2010) y El intenso calor de la luna (2014), y la autobiografía El país bajo mi piel. Memorias de amor y de guerra (2001). Miembro de la Academia Nicaragüense de la Lengua y del PEN Club Internacional, tanto su poesía como su narrativa han sido premiadas internacionalmente en múltiples ocasiones. Recientemente concedió una entrevista exclusiva al poeta Alex Fleites para la revista cubana de poesía Amnios, que también publicó una selección de sus poemas. CM
Descalzo y desnudo ambularáslos rascacielos de papel y las sombras solitariasque se esconden bajo los puentes de mi espalda.Vagarás indefenso por las esquinas ignotasde mis rodillas.
Creo que te advertí que en mi ciudad no hay candadosy los zoológicos se abren de par en par al atardecer.Un cuerpo de mujer es también un acertijo siniestrodonde puedes estallar.Podrías sucumbir antes de ascender la última colinay caer de bruces sobre el ombligo.
Las posibilidades son innumerables.
Sin embargo enuncio mi promesa:Si te atreves autonautasobre mis iluminadas autopistas,aun cuando me lo imploresno temas, no te lo concederé.
Hombre. Hombrecito mío.Te doy mi palabra.No te mataré.
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Un cuadrado oscuro de chocolatetiene para los dientesel mismo efecto sensualque el lodo en los pies traviesos de la niñez.En la lengua, la densa materia oscurasuelta saliva en rojos cauces.El chocolate se disuelve en dulce espeso fangocuando lentamente se acarician los bordeshasta que la tableta en la cavidad cálidasuelta aromas recuerdos y floresen las distintas papilas.Ríos de chocolateatraviesan encías y resquicios dentalesy el placer –que uno sabe fugaz–de sus vueltas atrapado en la boca.Devoro chocolate ahora que no te tengopara, lícitamente y sin culpas,abandonarme al erotismo.
Comiendo chocolate pienso en tu piel a mordiscospienso en tus piernastus piespienso en los manjares suculentosde la vida.
preguntas
Sufro una tristeza de hojasque el viento bate contra la puerta cerrada.
Es el otoño y se hace remolino la hojarasca.Como si todos los días vacíos de la vidase apilaran en el jardín crujiendo su desperdicio.
Recuerdo la pasión.El tiempo cuando lo prohibido o lo imposibleme tentaba.Cuando saltaba sin redo entraba a la jaula de las panteraspensando en domar la vidao darle un curso nuevo a la historia.
El tiempo del deseo no conoce el recatomucho menos la prudencia.
Ante mi ventana la brisa deja las ramasavergonzadas en su desnudez.¿Llega el momento en que uno acepta el despojo?¿Salir al patio, barrer las hojas caídasy prepararse para el invierno? ¿Cuántas estaciones alcanzan en una vida?¿Cuántas hojas muertas?
definición
Podríamos tener una discusión sobre el amor. Yo te diría que amo la curiosa manera en que tu cuerpo y mi cuerpo se conocen, exploradores que renuevan el más antiguo acto del conocimiento. Diría que amo tu piel y que mi piel te ama, que amo la escondida torre que de repente se alza desafiante y tiembla dentro de mí buscando la mujer que anida en lo más profundo de mi interior de hembra. Diría también que amo tus ojos que son limpios y que también me penetran con vaho de ternura o de preguntas. Diría que amo tu voz sobre todo cuando decís poemas, pero también cuando sonás serio, tan preocupado por entender este mundo tan ancho y tan ajeno. Diría que amo encontrarte y sentir dentro de mí una mariposa presa aleteándome en el estómago y muchas ganas de reírme de la pura alegría de que existía y estás, de saber que te gustan las nubes y el aire frío de los bosques de Matagalpa. Podríamos discutir si es serio esto que te digo. Si es una quemadura leve, de segundo, tercer o primer grado. Si hay o no que ponerle nombre a las cosas. Yo solo una simple frase afirmo Te amo. CM
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Es disentir de los más grandes poderes económicos y políticos globales, y asumir las consecuencias de intentar cambiar las reglas de un juego injusto donde unos pocos ganan a costa de lo que muchos pierden.
Nadie nace comunista. Y no se llega ahí verdaderamente sino a través de la convicción profunda de que, como se suele decir, «un mundo mejor es posible». Pero hay que construirlo, lo cual no se hará sin antes romper los moldes tradicionales que establecieron los dueños del mundo para mantener el status quo y, con ello, sus prebendas.
Dicen que el ser humano es egoísta por naturaleza, que el altruismo y el desinterés solidario son virtudes que deben cultivarse, pues no son inherentes al hombre. Quizás los especialistas puedan algún día desentrañar los misterios que rodean la completa formación de la personalidad y las razones por las cuales, a pesar de desarrollarse en un mismo entorno, resultan a veces tan distintos los caracteres individuales.
ROUSLYN NAVIA JORDÁNtomado de SOY CUBA
¿QUÉ SIGNIFICA ser un joven comunista en estos tiempos? ¿No es precisamente la militancia la principal característica del revolucionario activo y comprometido con las transformaciones a que aspira en su sociedad? ¿De qué sirven las ideas sin la acción concreta?
Una vez alguien me llamó «comunista» y, de esa manera, pretendía insultarme. Nunca me sentí más orgullosa como joven revolucionaria nacida en esta Isla, pero entiendo que el término «comunismo» ha sido, a lo largo de varias décadas, desvirtuado por sus oponentes ideológicos. Durante la Guerra Fría a los comunistas, a los «rojos», se les veía como un peligro para «la libertad y la democracia».
En el mundo unipolar de hoy, como consecuencia de esa tradición, ser comunista es un esfuerzo diario por nadar contra la corriente, desafiando lo que otros llaman «sentido común».
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Sin embargo, no puede obviarse la influencia determinante del contexto social en la formación política de la juventud. Tanto el egoísmo como la solidaridad pueden ser inculcados. Por ejemplo: el eje del capitalismo es la economía que impulsa a estimular estilos de vida consumistas, donde la acumulación de bienes y riquezas constituyen la evidencia del éxito del individuo dentro del sistema. En ese entramado social el proyecto personal es más importante que el social.
El socialismo, en cambio, coloca al ser humano en el centro de la atención y el proyecto colectivo de construcción de la sociedad prevalece por encima de los intereses individuales. Esto a los capitalistas les ha parecido «contra natura» y con dicho argumento han satanizado por décadas la idea del socialismo y, de paso, a su expresión conceptual más acabada, el comunismo.
No hace falta un carnet de militante comunista para ser revolucionario, dicen algunos. Pero ¿no es precisamente la militancia la principal característica del revolucionario activo y comprometido con las transformaciones a que aspira en su sociedad? ¿De qué sirven las ideas sin la acción concreta?
Siempre habrá quienes prefieran relegar en esa vanguardia la difícil tarea de «arreglar el planeta», mientras otros se concentran en sus rutinas diarias, desentendiéndose de las injusticias y de las construcciones colectivas por un país mejor.
Eso no los hace malas personas sino, simplemente, seres humanos. Ser un ente político activo de izquierda jamás ha sido una cuestión de masividades. Quienes optamos por la alternativa más comprometida andamos por estos días llenos de argumentos, ideas, críticas y propuestas con vista al X Congreso de la Unión de Jóvenes Comunistas…
Razones, sobran. CM
NADIE NACECOMUNISTA
Es disentir de los más grandes poderes económicos y políticos globales, y asumir las consecuencias de intentar cambiar las reglas de un juego injusto donde unos pocos ganan a costa de lo que muchos pierden
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cialidades para adaptarse a estos tiempos.
De la manera en que lo veo, la peor barrera son los criterios divididos. Están quienes piensan que no debería transformarse sino mantenerse como la estructura sólida e inamovible que es. Eso, al parecer, les trasmite seguridad.
Otros, los más, opinan que debe variar su forma de comunicar, diversificar los mecanismos de participación, tener más poder en los espacios donde se deciden las políticas juveniles (entiéndase por esto los ministerios y las estructuras del Estado y del Gobierno) y sacudirse de formalismos y solicitudes de permiso.
Es como dicen en la calle: «Mejor pedir disculpas, que permiso». Y si nos vamos a equivocar, pues nos equivocamos para la izquierda y ya está.
Yo comparto el segundo punto de vista, y digo más, podríamos debatir sobre comunismo, sobre socialismo, porque hay quienes ya no saben lo que es eso, ni a qué aspiramos. También deberíamos escuchar más a los nuestros, para defender sus derechos y solicitudes con mayor fuerza.
El Congreso fue un buen ejemplo de los resultados oír las opiniones de la juventud cubana que, militante o no, confía en que la organización cumpla la responsabilidad otorgada por la Constitución de la República de representar hasta el más alto nivel internacional a las nuevas generaciones en lo que se refiere a políticas públicas sobre este sector poblacional.
YISELL RODRÍGUEZ MILÁN
SERÉ DIRECTA. Si por mí fuera, el Comité de Base donde milito funcionaría a través de un grupo de Facebook, las reuniones –despojadas de su esencia «aburridoide»– serían ciberdebates públicos y abiertos en cualquiera de las redes sociales; y los correos, chats grupales y SMS (o MMS, que son más baratos) se convertirían en los mecanismos de movilización por excelencia.
Pero bueno, yo soy yo, y si todo funcionara como quiere una sola persona, mal andaría la uni dad en torno a la Unión de Jóvenes Comunistas (UJC). Todo eso, claro, sin contar las limitaciones de la conexión a Internet.
Ahora, estas son mis preguntas: ¿Cómo puede dinamizarse el funcionamiento de una organización juvenil verticalizada sin que desaparezcan sus escalones de dirección o las reuniones mensuales que en teoría sirven para que los criterios de su membresía sean escuchados? ¿Es posible volver más inclusivo algo creado para aunar a los y las comunistas de Cuba, aun cuando también otra de sus misiones sea educar a toda la juventud del país en los principios socialistas?
Desde los quince años soy parte de la UJC. Ahora tengo veintisiete y todavía comparto intereses con alrededor de 300 mil muchachos y muchachas (quizás más, no tengo la cifra exacta) que integran sus filas, aunque nunca antes como en medio de nuestro X Congreso me he cuestionado su futuro y sus poten
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ayudarían finalmente a dinamizarla y volverla más inclusiva, dos de los objetivos que absorben la atención de quienes la dirigen.
Ahora mismo recuerdo algunas ideas sencillas, pero contundentes, emanadas de los debates previos a la cita queda.
Se propuso, por ejemplo, perfeccionar el sistema de atención a los planteamientos y evaluar con el Partido la posibilidad de flexibilizar el requisito de antigüedad para integrar sus filas. Contra las acciones de subversión política se aventuró la idea de articular la inserción de activistas jóvenes en los mecanismos de combate ideoló gico a través de las redes sociales.
En el plano cultural, se habló de ampliar los espacios de debate, evaluar con el Instituto Cubano de Radio y Televisión los programas que reflejen el escenario juvenil, y promover la identidad nacional y la cubanía a partir de diferentes soportes a tono con los gustos y posibilidades económicas de los jóvenes.
Al Ministerio de Transporte se le sugirió la generalización al alumnado de todas las enseñanzas del pago del cincuenta por ciento del costo de la transportación pública. También, en el
plano educacional, se propuso garantizar la presencia de la UJC en las comisiones diseñadas por las estructuras locales de gobierno donde se evalúa la política sobre la fuerza calificada y la ubicación laboral de los graduados.
Los jóvenes trabajadores, por otra parte, pidieron generalizar la experiencia de los desmovilizados del Servicio Militar beneficiados con la obtención de tierras en usufructo, el acceso a estudios de postgrado por parte de quienes obtengan premios en las exposiciones Forjadores del Futuro y en el Concurso Científico–Técnico, u ofrecer cursos a jóvenes de especialidades afines con el trabajo por cuenta propia.
Y se debatió de mucho más, pero lo malo de las memorias bilógicas es precisamente que carecen de programas recuperadores. Además, no era delegada al congreso sino una más entre los miles que estuvieron al tanto de los debates con las esperanzas puestas en que sucediera aquello que tanto parecía gustarle al Che Guevara, cuando dijo, dirigiéndose a un montón de jóvenes comunistas: «Seamos realistas, hagamos lo imposible». CM
¿Cómo puede dinamizarse el funcionamiento de una organización juvenil verticalizada sin que desaparezcan sus escalones de dirección o las reuniones mensuales que en teoría sirven para que los criterios de su membresía sean escuchados?
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Allí esos jóvenes denunciaron problemas que parecieran gritarse en todas las esquinas: bajos salarios, dificultades con las viviendas, trabas para concretar proyectos de vida que involucren a más de un hijo o el ejercicio de la profesión estudiada, dirigentes incapaces de dialogar, insuficiente preparación de algunos profesores, incoherencias entre las necesidades de formación de fuerza calificada en función de las demandas laborales, la urgencia de más opciones de superación para el sector por cuenta propia, o el limitado acceso a determinadas opciones recreativas (por precios, transporte, etc…), fueron algunos de los asuntos abordados.
Pero en la UJC no solo se demanda, también se plantean propuestas que, de implementarse,
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texto y fotos: YAILÍN ALFARO
DESDE EL AÑO 2011 comencé mis visitas a la Carpa Trompoloco con la intención de documentar y apoyar con fotos las noticias sobre el Circuba. De pronto, la magia del circo y, sobre todo, lo que se escondía detrás de él, hizo que me enamorara perdidamente de las imágenes que iba captando con mi cámara.
Durante un año entero iba cada fin de semana a la Carpa para no perderme detalle alguno sobre lo que acontecería. Allí no hacían falta lujosos y cómodos camerinos; una caja de madera era sitio suficiente para que un payaso maquillara su rostro y una viga de acero era apoyo firme para que el contorsionista hiciera sus estiramientos. Artistas de todo el mundo que venían a Cuba al Festival de Circo me permitieron colarme en sus ratos de preparación y concentración antes de salir a escena, regalándome, finalmente, estas imágenes que ahora dejo a su consideración. CM
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relato no podemos existir, ni individual ni socialmente; pero a través del relato nunca podremos salir del drama de las oposiciones identitarias. Esto quiere decir dos cosas. La primera, que un relato tiene que manejar siempre cantidades pequeñas: un campesino, tres cerditos, siete cabritillos (como mucho). Si un pronombre sustituye a un nombre, no puede sustituir a más de diez. ¿Podemos imaginar un cuento que comenzara con un «había una vez 875.425 princesas» o «érase una vez 456.893 sastrecillos valientes»?
Pero de esta imposibilidad de escapar de los «yoes» y los «nosotros» contables se desprende otra conclusión: la de que los seres humanos estamos obligados a relatar no solo los acontecimientos individuales sino también las ideas, y precisamente a relatarlas como si se tratara de acontecimientos individuales. Si todo relato es el relato de una encarnación, toda instancia «incontable» –ideas, sujetos colectivos, el Dios bíblico, la Historia misma– tiene que encarnarse necesariamente a la medida de esta humanidad pronominal. La muer te de los Grandes Relatos, según la sentencia de Lyotard, nos ha dejado
huérfanos de Lucha de Clases o de Lucha de Razas, pero no ha acabado –sino al contrario– con la televisión, cuyos reality shows y grandes series siguen girando en torno al eje yo/tú/él. Eso sirve también para la política, con sus calculados liderazgos de marke-ting y, por supuesto, para la militancia de izquierdas o altermundialista y sus activos «mitos» solidarios.
Este anclaje o encarnación narrativa de la humanidad pronominal vale asimismo para explicar nuestra relación con los «nosotros» más complejos. El ejemplo histórico más obvio y el que, al mismo tiempo, se nos antoja más natural, es el de la Nación o la Patria. ¿Qué eres?, se nos pregunta, y lo primero que nos viene a la cabeza es nuestra nacionalidad: «Soy español». Pero ser español no es una cosa ni tan evidente ni tan natural. Para que nos identifiquemos como «españoles» tienen que ocurrir dos cosas. Primero, tenemos que haber convertido una idea en un cuerpo; es decir, en un relato: «España es mi país». Después, tenemos que meter nuestro propio cuerpo en él: «Yo soy España». Este salto fantástico –
SANTIAGO ALBA RICO
SI LO QUE CARACTERIZA a los seres humanos es el uso del lenguaje y el rasgo común a todas las lenguas son los pronombres personales, podemos decir que a través de ellos nos distanciamos más o menos de los otros sujetos, los cuales se nos presentan siempre ya coloreados y en orden jerárquico, clasificados y emocionalmente activos. Decir «yo» implica repartir los objetos del mundo en el espacio (más cerca o más lejos, más o menos favorables) en relación con mi cuerpo. Puede parecer una constatación banal, pero incluso en un universo de máquinas parlantes –sin cuerpos humanos– los pronombres personales pondrían el cuerpo «en el centro» y alrededor de él todas las otras instancias subjetivas como aliadas o como enemigas. En una sociedad capitalista y patriarcal el gobierno, por ejemplo, es siempre un «él»; los extraterrestres, los islamistas y los comunistas son siempre «ellos»; el Mal es siempre «ella».
Hay algo siempre aleatorio en estos procesos de cristalización pronominal. El «yo» se vuelve loco y se cree Napoleón; el «nosotros», por su parte, puede llenarse de cualquier cosa; la contigüidad física es su única condición. En un juego colectivo el azar distribuye los grupos, pero desde el primer momento interiorizamos esa combinación como una necesidad o un destino. Decimos «nosotros». Y si dos veces seguidas el azar decide los mismos grupos ya hay ahí un embrión de tribu o de familia; el grupo deviene sujeto o cuerpo colectivo; se desarrollan enseguida lazos de solidaridad orgánica, por citar una descripción clásica del sociólogo Emile Durkheim. Así es la familia: no la hemos elegido nosotros pero es «naturalmente» un nosotros. Lo mismo para los vecinos, que nos tocan en suerte y a veces hasta nos caen encima, pero a los que salvaríamos en caso de guerra o de catástrofe antes que a un desconocido, aunque no hayamos tenido con ellos más trato que el de intercambiar un saludo todas las mañanas en la escalera. Tanto vale para un grupo de Facebook. Y no menos, claro, para dos desconocidos que en un viaje por el extranjero se reconocen como compatriotas. Entre el inevitable «yo» y el misterioso e imprevisible «nosotros» hay un salto o un abismo, azaroso y/o arbitrario, que puede llenarse de toda clase de gente y de todo género de fantasías.
Lo interesante, en todo caso, es que este juego de oposiciones y distancias de los pronombres personales es el que define la identidad como un «relato». Si queremos comprender algo con el cuerpo –desde los pronombres personales– nos lo tienen que relatar, o, lo que es lo mismo, ofrecérnoslo en una jerarquía articulada de antagonismos y oposicio nes personales. Sin un
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del yo al nosotros– se puede llenar de cualquier cosa, algunas disparatadas y algunas francamente injustas.
Pero también de «decoro», como diría José Martí. Como sabemos, Espartaco fue una figura histórica que vivió a caballo entre los siglos II y I a. n. e. Tracio de origen, reducido a la condición de esclavo y entrenado para morir en el circo como gladiador, se rebeló en el año 73 contra la República Romana y dirigió la más multitudinaria y poderosa revuelta antiesclavista de la antigüedad. Hasta 120.000 hombres se unieron a él buscando la libertad, y durante dos años se desplazó por toda la península itálica –llegando a amenazar la propia Roma– hasta que Pompeyo, el futuro triunviro, lo derrotó en una batalla en la que murieron 60 mil rebeldes y tras la cual seis mil prisioneros fueron crucificados, uno cada diez metros, en el camino entre Capua y Roma. La rebelión de Espartaco no acabó con el sistema esclavista romano, pero –según los historiadores– dañó seriamente su sistema productivo y erosionó las bases antropológicas de la esclavitud.
Su figura, recordada durante siglos y reivindicada, por ejemplo, durante las sacudidas revolucionarias de principios del siglo XX, fue popularizada por la novela de Howard Fast de 1951 y, sobre todo, por la película que Stanley Kubrick rodó en 1960 a partir de un guión del escritor comunista Dalton Trumbo.
Una de las escenas más conocidas del film, y sin duda la más emocionante es esa, casi al final, en la que el general Craso se dirige a los esclavos ya vencidos, sentados en el suelo y encadenados, y promete salvar la vida de todos a condición de que «se identifique el cadáver o la persona de Espartaco, en caso de que siga con vida». Kirk Douglas, que interpreta al líder rebelde, se queda pensativo un segundo, y luego, consciente de su responsabilidad, se levanta de un salto. Antonino (Toni Curtis), el ex esclavo de Graco, sentado a su lado, comprende lo que va a hacer y reacciona como un resorte. Los dos proclaman casi al mismo tiempo: «¡Yo soy Espartaco!». Y a continuación, de uno en uno, de diez en diez, como rectos retoños de la dignidad humana, los seis mil prisioneros van poniéndose de pie y gritando «Yo soy Espartaco». Ese gesto mediante el cual los ex esclavos escogen la muerte antes que el retorno a la esclavitud, al tiempo que le roban a Espartaco el nombre para reivindicarlo y convertirlo en una primera persona del plural, voltea moralmente la victoria del general romano.
Un Imperio no se siente victorioso cuando arranca las armas del enemigo sino cuando destruye su alma; y si el cuerpo vencido encuentra una conexión narrativa –un relato– más poderoso que el del vencedor, su victoria es solo cuestión de tiempo. Espartaco fue derrotado y no alcanzó su objetivo, pero si al terminar la película todos tenemos la sensación de que la victoria fue suya, si recordamos su figura como la de un hombre que logró imponer la justicia, es gracias a ese «Yo soy Espartaco» que confirma que otros pronombres son posibles en los relatos identitarios de este mundo. Los esclavos no se creían ellos mismos sino «criaturas generales», y por eso, a través del nombre particular que todos se apropiaban (¡Espartaco!), se liberaron mentalmente de la esclavitud e introdujeron en la historia un relato también general y, en algún sentido, universal, a disposición de todas las generaciones sucesivas y de todos los seres humanos que luchan desde entonces por la justicia.
El «yo soy Espartaco» es un ejemplo de cómo un «él» se convierte en un «yonosotros» mediante un relato controlado en todo momento por los protagonistas. La identidad es un cuento que nos permite entender todos los cuentos. Necesitamos cuentos como condición de los cuidados, los compromisos y las distancias. Pero otros pronombres son posibles; y otros cuerpos también. Y otras banderas. CM
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¿Qué le debe JACKSON POLLOCK a la CIA?
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JORGE WEJEBE COBO
LO MÁS CERCA que estuvo el pintor moderno norteamericano Jackson Pollock de la izquierda probablemente ocurrió en 1936, cuando fue discípulo por unos días del muralista mexicano David Alfaro Siqueiros en un seminario impartido, en Estados Unidos, sobre el uso de la técnica de salpicadura de pintura líquida sobre el lienzo como alternativa al pincel.
Sin embargo, durante toda su vida el estadounidense fue objeto de sospechas de élites conservadores del arte y la política de su país. Hasta el presidente estadounidense Harry Truman, en 1948, no ocultó su desprecio por la pintura moderna y sus seguidores, a quienes consideraba «vagos y chiflados modernos» y «desertores de la brocha gorda», y pensaba que, al lado de clásicos como Rubens y Rembrandt, las nuevas obras, si se comparaban con estos, «el resultado era confrontar a Cristo con Lenin».
Además, en plena etapa de la cacería de brujas del macartismo, se eliminó este tipo de arte de las exposiciones oficiales al exterior, y en el Congreso norteamericano se les acusó de conspirar contra el sentido de la cultura del país y hasta de servir para encubrir mensajes del espionaje soviético, por lo que se extendió la afirmación de que los «artistas ultramodernos son utilizados, sin saberlo, como armas del Kremlin».
Pollock desarrolló, desde la década del ’40, una pintura transgresora del academicismo de caballete denominado action pain-ting, y comenzó a pintar con los lienzos en el suelo, sobre los cuales caminaba en todas direcciones mientras esparcía pintura con un recipiente, cubriendo toda la superficie del cuadro de colores primarios, en el que cada lugar ocupado por las salpicaduras, retoques y arabescos que hacía con la mano o cualquier objeto –al parecer de forma anár qui ca, culminaba en un resultado donde resaltaba el sentido de integralidad y coherencia.
Jackson Pollock pronto se convirtió en uno de los mayores exponentes dentro de la nueva tendencia del abstraccionismo estadounidense, y su fama se consolidó cuando la revista LIFE, en la portada del 8 de agosto de 1949, anunció un reportaje bajo el título: «¿Es Jackson Pollock el mejor pintor vivo de los Estados Unidos?»
Pero mientras conseguía el éxito, lo acompañaba, quizás sin conocerlo él mismo, un poderoso y oculto mecenas: la Agencia Central de Inteligencia (CIA), que lo incluía en las acciones de Guerra Cultural contra la URSS y el Campo Socialista, para así poder manifestar la superioridad cultural de Estados Unidos en menoscabo de la otra superpotencia.
Esa tarea solo tuvo éxito en la URSS por su lerda política cultural, que rechazaba el arte
abstracto, tema en el que coincidían, paradójicamente, las opiniones del máximo líder soviético de la época, Nikita Jrushov, con las de su colega norteamericano cuando expresaba al referirse al arte abstracto: «Obras como estas son completamente ajenas al espíritu de nuestro pueblo. Deberían reflexionar sobre ello los individuos que se dicen pintores pero hacen cuadros que no se sabe si han sido realizados por la mano del hombre o por la cola de un asno».
En su lugar, en el gran país se privilegiaba el llamado realismo socialista, que en la pintura preconizaba la reproducción casi fotográfica como soporte de la propaganda política que presentaba el socialismo soviético, excluyendo el resto de las corrientes estéticas de la vida cultural del país, en especial la pintura moderna, que era considerada «representación de la degeneración de la sociedad capitalista».
Los analistas de la CIA fueron oportunos al explotar al máximo esa situación de la sociedad soviética y pusieron en práctica un plan para la exaltación y promoción a escala global del arte abstracto contra el realismo socialista, aunque por derecho propio el arte moderno ya era tendencia consolidada en las artes plásticas por la gran red de instituciones culturales, medios de prensa, galerías, encuentros, exposiciones, campañas de propa
más que suficientes para exonerarlo de ser una vulgar construcción del espionaje de su país como munición de la Guerra Fría para gastarla en temporales campañas mediáticas.
Se demostró que la Agencia facilitó e influyó en la divulgación y promoción de Pollock con mayor rapidez en los círculos de la crítica e instituciones mundiales de las artes plásticas, pero su éxito de todas formas no hubiera sido real de no ser un genuino talento que trascendió como uno de los artistas más importantes de la pintura norteamericana del pasado siglo. CM
peñó como agrimensor en las grandes praderas de territorios indios, de los que estudió su arte originario y luego lo plasmó en sus obras. Era un rudo cowboy que tomaba whisky por cubos y había llegado a New York y al Museo de Arte Contemporáneo (MoMA), casa matriz de la CIA en su campaña cultural, a imponerse por su talento genuinamente norteamericano e indomable.
Lo que realmente justificó el diseño mediático de Jackson Pollock fue su afición a la bebida, de la que nunca pudo librarse y que lo condujo a la muerte a los cuarenta y cuatro años de edad, en un momento estelar de su carrera, el 11 de agosto de 1956, al estrellar su auto contra un árbol.
En 1967 se hizo público en la prensa norteamericana, por primera vez, la denuncia de la utilización de la CIA de la cultura, especialmente del arte abstracto, en sus operaciones encubiertas contra la URSS, lo cual la mayoría de los artistas y escritores del orbe que aparecieron vinculados a esas acciones negaron conocer.
Jackson Pollock surgía en esas revelaciones patrocinado por el llamado Congress for Cultural Freedom, una organización apoyada por la CIA. Que daron sus obras para defenderlo de la leyenda negra y fueron
ganda que, directamente o de forma manipulada, respondían al bando occidental en la guerra cultural, y en la cima de esa ola se encontraba Jackson Pollock.
La consagración de esta estrategia no cursó por caminos fáciles, pues era muy difícil demostrar las supuestas bondades de la libertad de creación en EE.UU. a los reprimidos pintores abstractos soviéticos con un panorama de persecución y medidas restrictivas en ese país, y que eran estimuladas por el anticomunismo fundamentalista que impulsaban las campañas del senador Joseph Raymond McCarthy y el Buró Federal de Investigaciones (FBI), dirigido por el poderoso John Edgar Hoover.
Este pulseo entre la CIA, con su programa de guerra cultural, y el FBI, terminó a favor de la primera, pues en 1954 el senador McCarty entro en desgracia y le fue retirada la confianza cuando Allen Dulles alertó al entonces Presidente Dwight David Eisenhower que era mucho lo que estaba en juego en operaciones secretas de su organización de seguir los extremismos del embriagado senador, quien murió en 1957, a los cuarenta y ocho años, por problemas de alcoholismo crónico y cirrosis hepática. Hoover sí continuó al frente del FBI hasta que falleció por causa natural en 1972.
Jackson Pollock tenía sus orígenes en el oeste norteamericano, donde su padre se desem
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IVÓN PEÑALVER
Fue muy agradable saber la noticia de que Johnny Ventura, el Rey del Merengue, llegaría a San-tiago de Cuba, y la alegría se du-plicó con la confirmación de que, concluida la Fiesta del Fuego, la capital contaría con la sabrosura de una música que ha acompañado a muchos cubanos de distintas gene-raciones. Lo cierto es que el popular intérprete, quien se dice enamorado eterno de la música cubana, además de los conciertos en Santiago de Cuba, se presentó en el Karl Marx como el Hijo Ilustre que es de la Música Popular, ya no solo domi-nicana, sino también de esa sim-biosis que representan la América y el Caribe. Fueron jornadas inol-vidables, aseguró Ventura, que ante la interrogante de cómo se ha-bía producido el milagro de estar en Cuba afirmó:
Soy de los que piensan que las cosas no ocurren ni antes ni después, solo en el momento oportuno. En medio de tantos compromisos de trabajo venir a Cuba iba siendo una deuda con mis propios orígenes, y eso no se podía posponer más. Por eso ya estoy aquí.
Nunca imaginé que la gente me fuera a recibir con tanto cariño aunque sé lo cálidos que son los corazones cubanos y que tenemos muchas cosas que nos identifican y nos unen, no obstante, siempre resulta sorprendente. En Cuba me han concedido hasta la Orden «Miguel Matamoros», y eso, más que nada, es un compromiso con el respeto que profeso por la música cubana, porque ese nombre fue uno de los que me hizo fijar la atención en esta Isla y sus melodías, y ha influido en la manera de hacer la nuestra.
Yo quise ser un bolerista, es más, creo que soy un romántico muy frustrado, y aunque alguna vez me tomo un alto y me pongo romántico, lo cierto es que aposté por la música popular bailable, y en ese camino difícil de hacer bailar, reír, gozar a la gente, me han acompañado siempre y me han hecho echar pa’lante representantes de la música de Cuba como Miguel Matamoros, Félix Chapotín, Miguelito Cuní, Compay Segundo, y Benny Moré, por supuesto .
¿Conoció a Benny Moré?Sí, y más que eso, llegué ha
cerle coros en una de sus visitas a República Dominicana. Era un hombre increíble, con una capacidad tremenda para que los músicos hicieran lo que él se imaginaba aunque no estuviera escrito. Además, tenía ese don de hacer bailar y llorar con un bolerón de esos de «ay, por Dios».
Y Cuba se acerca a usted tam-bién a partir de conocer talento con-temporáneo, tal es el caso de Tony Ávila
Sí, cómo no, a Tony Ávila lo conozco hace poco tiempo, pero si me preguntas me da la impresión de que lo conozco de siempre. Ha sido muy fácil entendernos, debe ser porque hay una química muy buena que la ha tendido la propia música cubana.
Nos hemos propuesto hacer un disco de guarachas y sones. Yo al llegar de Santiago a La Habana lo primero que quise hacer fue llegarme hasta el estudio de grabación del Maestro Edesio Alejandro, un excelente músico que está asumiendo la producción de este trabajo, estoy maravillado. Quiero que el disco ya esté, porque será la oportunidad de reciprocar todo el cariño y el aprendizaje recibido de ustedes y de la música que los ha hecho grandes.
Cuba ha tenido la oportunidad de recibir talento dominicano en los últimos tiempos. El año pasado, du-rante el Encuentro de Voces Popula-res que preside la Maestra Argelia Fragoso, llegó a La Habana Mari-dalia Hernández, a quien usted in-vitó a presentarse en Santiago.
Sí, ella se sintió muy conmovida con la invitación, era una visita que había quedado pendiente para ella y la pudo cumplir; y es que Cuba y Dominicana yo siento que eran una misma isla que el agua dividió, y que ahora tenemos la suerte de juntar a través de la música. Tanto ella como otros representantes de la música de allá amamos los sones, los danzones, los boleros, el filin, la guaracha, y es como venir a bailar a casa del trompo, pero eso nos hace felices y por eso estamos y seguiremos estando acá, físicamente o con todo nuestro corazón abierto hacia ustedes.
Y es como si la fuerza de este hombre de altura, que se afirma como «merenguero hasta la Tam-bora», con una discografía com-puesta por 105 producciones disco-gráficas, y cuyas grabaciones han sido premiadas con 28 discos de oro, dos de platino, además de un Grammy Latino en el 2004 y un Grammy a la Excelencia por su trayectoria en el 2006, sumará ahora a su fructífera trayectoria un nuevo fonograma de sones y guarachas con las cuales, con su talento, también se adueñará del corazón cubano. CM
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AL SON DE JOHNNY VENTURA se bailó en Cuba
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BENIGNO IGLESIAS
Ni al más empecinado fanático del baseball el nombre de Mini McFarland le será familiar. Podría ahorrarse el trabajo de buscar en la última edición de la revisada y ampliada Enciclopedia del Baseball o en las Guías Cuba-nas de Baseball, pues dicho nombre no aparece.
Mini, descendiente de cortadores de caña jamaicanos, conoció el baseball en terrenos de los centrales azucareros del Oriente cubano. Desarrolló, siendo apenas un adolescente, un talento excepcional para jugar pelota, pero la pobreza y el hambre le privaron de una estructura ósea y muscular capaz de acompañar las fenomenales habilidades que poseía para fildear, correr, lanzar y hasta batear. Era simplemente un fuera de serie, pero medía 5 pies y 2 pulgadas, y pesaba 97 libras. Mini era, sin duda, el más cariñoso de los apodos que sus amigos le podían dispensar, pues otros, siempre en tono burlón, le decían «siete libras» o, simplemente, «la pulga».
Desde muy niño practicó el baseball con cuanto artefacto se pareciera a los implementos del juego. Lo mismo bateaba con un palo de escoba que con una rama seca; la pelota podía ser un taco de madera, una fruta dura o una bola de papel envuelta en esparadrapo, y los guantes, bueno los guantes no hacían falta, para eso estaban las manos. Fildear a mano limpia era una de sus mayores habilidades.
Siendo adolescente, un domingo de 1934, Mini debutaría en los juegos que cada semana se pactaban entre las novenas de centrales vecinos. La rivalidad era enorme, por lo que el día del juego los bateyes quedaban prácticamente desiertos. El público abarrotaba los alrededores del terreno mientras los más jóvenes se disputaban las cómodas ramas de aguacates, mangos y flamboyanes que daban sombra a los congregados cerca de las líneas de foul de los jardines derecho e izquierdo.
Puestos a sobreaviso, los pícaros cazatalentos de las ligas
semiprofesionales que apadrinaban las más poderosas empresas y latifundios cañeros, se dieron cita para ver jugar a aquel negrito del que tanto se hablaba, pues se decía que podría ser un primer bate excepcional y estar en cualquiera de los files del campo, o en el cuadro, y por voluntarioso, hasta de catcher. Y qué decir el día que subía al box, y con una endemoniada bola de nudillos que parecía imitar el lujurioso contoneo de la sublime Josephine Baker, volvía locos a bateadores, cat-chers y hasta a los árbitros. Al igual que los scouts, el sargento del puesto de la Guardia Rural, connotado sicario a sueldo de terratenientes y cabecilla de un turbio pero jugoso negocio que «arreglaba» el resultado de los juegos, ni corto ni perezoso, se dio cuenta que Mini era la pieza clave para decidir quién ganaba o perdía ese domingo, sobre todo porque Mini sería el pitcher del equipo local.
Los implementos de juego eran escasos, por lo que cada jugador compartía el guante con el rival de su misma posición. La pelota de juego era una sola, tan roja como la arcilla del cuadro, aunque más brillante. Custodiada con celo por el árbitro de home, la Wilson, como todos la llamaban, solo se usaba en el juego oficial. Para batear ambos equipos lo hacían con una Majagua 35, pesada como un yunque, que solo los más fornidos empuñaban con estilo. Para el calentamiento y la práctica antes del juego se usaba cualquier cosa, generalmente pelotas hechas con tacos de madera entizadas con soga y engrudo y forradas con esparadrapo; y para hacer pep-per game, palos de güira recortados más o menos al tamaño de un bate.
Mini se fue a calentar el brazo seguido de su fiel compañero, Chispa, un perro sato ya viejo pero aún ágil que lo acompañaba a todas partes. Lo encontró en una guardarraya aún cachorro, flaco como una lombriz, un día que llevaba el almuerzo a su padre, que cortaba caña en un apartado cañaveral de Caguazo.
No había hecho su primer lanzamiento cuando el sargento se le acercó seguido de dos guardias que, machete en mano, hacían más tenebrosa la figura de su jefe. Chispa, tendido a unos pasos de su amo, miró de reojo al militar y empezó a gruñir sordamente, pero Mini lo tranquilizó con un gesto que el animal interpretaba bien. Al tercer o cuarto lanzamiento el sargento comentó socarronamente: «Con ese garabato esos pencos no batean ni de foul». Mini no se dio por enterado y siguió en lo suyo. Después de una pausa el sargento se interpuso entre Mini y el catcher y, mirándolo fijo y amenazante, continuó: «Pero hoy a Mini le conviene que sí le bateen, pues así ganará cincuenta pesos y su viejo seguirá trabajando en el basculador del central. Mini quedó paralizado. Está claro, nada de bola de nudillos, ni lanzamientos a la rodilla y a las esquinas. Solo rectas, al medio, de la cintura al pecho y no muy rápidas».
Dicho esto el sargento y sus esbirros se acomodaron en sendos taburetes colocados detrás del banco del equipo local. A su alrededor se producía un ir y venir de apostadores y corredores que ese día parecían enloquecidos. El sargento, muy sereno, sonreía con malicia y, de vez en cuando, dirigía una mirada hacia Mini, al que saludaba tocando brevemente el borde del ala del sombrero de reglamento.
Como relámpagos, por su mente pasaban imágenes de su viejo que, abatido, casi exhausto, día tras día regresaba al bohío después de doce horas picando caña a cambio de un miserable salario que apenas alcanzaba para poner en los platos una vez al día un poco de harina con boniato. Y las tantas veces que la pareja de la Guardia Rural llegaba a las chozas que el viejo construía en linderos de tierras abandonadas al marabú y los pedregales y estas eran pasto de las llamas por transgredir la propiedad privada.
Los árbitros, dos solamente, salieron al terreno, y con ambos managers discutieron las reglas. Los regulares del equipo local
El primero en reaccionar fue el sargento: «Paren a ese perro». Los guardias desenfundaron los revólveres 45 y, sin pensarlo, dispararon al animal, que no se detenía. Los tiros provocaron el pánico del público y de jugadores que, a la desbandada, huían o se protegían del peligro. Ya a punto de traspasar los límites del terreno un tiro pareció alcanzar al animal, que rodó después de soltar la pelota. Un guardia gritó: «Le di coño, le di». Sin embargo el animal volvió a incorporarse, atrapó nuevamente la pelota y con torpeza emprendió nuevamente la huída. Los guardias siguieron al animal que pareció internarse en un extenso cañaveral donde se iniciaban los interminables latifundios de la United Fruit Company. Después de los tiros, jugadores, árbitros y una parte del público esperaban con indecisión. Para nadie estaba claro qué esperaban. Mini fue el único que en medio de aquella confusión no se movió del terreno, con angustia había presenciado la caída de su perro, y con alegría lo vio emprender nuevamente su carrera.
Minutos después los dos guardias, revólveres en mano, regresaron al banco. Chispa sencillamente desapareció y, con él, la Wilson.
El árbitro de home llamó a los managers y, por falta de pelota, dio por terminado el juego que, al no completar, el 5º inning, no era válido.
Sentado en su taburete y encabronado hasta más no poder, el sargento vio esfumarse las ganancias que tan seguras imaginaba. Era tanta su ira que no pudo contenerse. A gritos, sin importarle que todos lo oyeran, señaló a Mini amenazadoramente: «Tú y yo nos vemos en cualquier momento».
Lo que le sucedió posteriormente a la gente involucrada en esta historia sería muy largo de contar. Poco más de un cuarto de siglo después todo, o casi todo, había cambiado. Para los pobres de aquella época, para bien, para los poderosos, para mal. Mini llegó a ser administrador de una granja cañera. Se trabajaba duro y sin descanso, pero se hacía con gusto. Un domingo como otro cualquiera, un contingente de voluntarios ayudaban a limpiar de malezas un campo de cañas que retoñaba vigorosamente. Para evitar que los retoños se dañaran, Mini supervisaba el guataqueo personalmente. Iba y venía a través de los surcos e indicaba cómo hacerlo. De repente vio que un grupo de voluntarios se agrupaba al final de un surco. Cariñosamente les llamó la atención: «Caballeros, si cae un rayo nos quedamos sin voluntarios». Al oírlo el grupo lo urgió a sumárseles: «Administrador, mire esto». En el surco, entre la paja de caña y la tierra removidas por las guatacas, se distinguía claramente el esqueleto de un perro que entre la osamenta de la boca sostenía firmemente una vieja pelota de baseball. CM
cubrieron sus posiciones, y a la voz de play ball, Mini hizo su primer lanzamiento. La rabia era tanta que aquel primer in-ning fue el presagio de que alguna tragedia podía ocurrir. Los tres primeros bateadores fueron ponchados, y el que menos mal lució, logró dar un ma-chuconcito apenas a tres pies de home para, de inmediato, poncharse sin tirarle. Sorprendido, el sargento parecía inquietarse, pero pronto quedó tranquilo; pensó para sí mismo: «es mejor así, luego vendrá la sorpresa».
Como del primero al 4º in-ning el equipo visitante, en cuyo orden al bate se incluían bateadores que ya se habían destacado en los campeonatos inter ingenios, lucía indefenso ante los lanzamientos de Mini solo un infield hit y un «Texas» inofensivo a los files mientras los locales, sin nombres ni muñecas poderosas en su line up, pero con picardía y velocidad de sobras, habían anotado dos carreras. La paciencia del sargento y la de sus compinches se agotó. Al disponerse a salir del banco para iniciar el 5º inning, un guardia se interpuso ante Mini y, de frente, sin rodeos, le espetó: «Dice el sargento que esto se acabó, si en este inning, escucha bien, este inning, la cosa no cambia, tu viejo no solo va a perder el trabajo sino algo más, yo mismo lo salgo a buscar, ¿entendido?».
Aquellos matones no jugaban. Su padre estaba en peligro. Miró al esbirro muy serio y fijo a los ojos. No dijo nada. Dio unos pasos, llamó a su perro, que acarició mientras algo le susurraba. Con decisión se fue al box, calentó y se dispuso a enfrentar al primer bateador del 5º inning. Dos veces dijo no a las señas de su catcher. Su lanzamiento fue completamente wild, la pelota golpeó contra unas planchas de zinc herrumbrosas que servían de backstop y se desvió cerca del banco de los visitantes. Ante una seña de Mini, Chispa salió a toda velocidad tras la pelota, la atrapó entre los dientes y, disparado, emprendió carrera por el medio del terreno en dirección al jardín central.
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H. ROMO SIGLER
LOS CUBANOS TENEMOS el privilegio de estar al tanto, con lujo de detalles, de los principales acontecimientos deportivos que ocurren en cualquier punto de la geografía planetaria. Es un lujo que, si bien disfrutamos desde décadas atrás, hemos intensificado en los últimos años gracias a la voluntad de nuestro Estado, que se materializa mediante el concurso de numerosas entidades, con el Instituto Cubano de Radio y Televisión a la vanguardia.
Cuando las señales audiovisuales y sonoras que recibimos toman como punto de partida los denominados eventos múltiples –llámense Olimpiadas, Panamericanos o Centroamericanos–, el jolgorio es aún mayor, al punto de que muchos reservan sus vacaciones en esas fechas, para no perder ni un solo detalle de lo que sucede en los bellos escenarios donde se dirimen enconadas porfías.
No en balde la mayoría sentimos en esos instantes –parafraseando las palabras del compañero Fidel a propósito de una de esas citas– que corremos, saltamos, lanzamos o rematamos, dando rienda suelta de paso a una irrefrenable pasión por actividades que, en verdad, trascienden los marcos deportivos para entroncar con lo más profundo de la identidad sociocultural que nos define como nación.1
En el momento en que escribo estas líneas no se cumplen todavía las primeras siete jornadas de la justa regional que tiene asiento en Toronto, principal enclave de la provincia canadiense de Ontario y quinta urbe más poblada de Norteamérica.
Desde la arrancada de la cita, el pasado 10 de julio, a través de una espectacular gala de apertura en el mítico Rogers Center –que tuvo como protagonistas al inigualable Circo del Sol; y que fue rematada con el encendido del pebetero por Steve Nash, uno de los grandes íconos del baloncesto mundial de la etapa reciente–, hemos disfrutado de excelentes representaciones en las diversas disciplinas convocadas, lo que evidencia de manera categórica como cada vez más este tipo de certamen eleva cualitativamente su calidad, reservando ejecuciones de nivel mundial en una buena parte de las pruebas.
La comitiva antillana, referente obligatorio en estas lides, no ha sido menos ahora, regalándonos numerosas actuaciones relevantes. Desde esa óptica el sitial de honor lo encabezan Jorge García y Yusmari Mengana, reyes del canotaje, con tres títulos cada uno.
El habanero García, de quien recordamos su vergüenza en las declaraciones luego de no poder ganar la primera medalla dorada en los Centroamericanos de Veracruz, brilló esta vez en las aguas del lago Weeland en el K1, K2 (junto a Reinier Torres) y K4 (unido a Torres, Reinier Mora y Alex Menéndez) a 1000 m, superando así su cosecha en Guadalajara cuatro años atrás (dos de oro y una de plata); mientras que Mengana, nativa de la Isla de la Juventud, lo hizo en el K1 a 200 y 500 m y en el K2 a 500 m, acompañada de Yurieni Guerra, joven que se reincorporó al elenco nacional luego de varios años alejada del alto rendimiento.
De igual forma el remero Ángel Fournier, quien confirmó
superior, esa afirmación ignoraba el hecho extraordinario que todos los integrantes de las escuadras comandadas por los profesores Ronaldo Veitía y Justo Noda se agenciaron medallas (338), proeza que habla a las claras del trabajo realizado. En el caso de las muchachas del «General Veitía» (214) concluyeron en el sitial más alto por séptima vez consecutiva, luego del alegrón primigenio que nos proporcionaron en casa, durante la edición de 1991. Se dice fácil, pero que nuestras féminas hayan sobresalido por encima de potencias en este arte como Brasil, provoca admiración incluso fuera de nuestro entorno geográfico.
Esto no significa que dejemos de exigirle, por ejemplo, a una joven con condiciones excepcionales como Onix Cortés, que experimente el salto que la consolide definitivamente en su carrera. Un aliciente para la habitante de la Habana del Este, campeona mundial juvenil hace unos años, pues si es capaz de imponerse en cuatro de los últimos cinco combates a la fenomenal colombiana Yuri Alvear (tres veces monarca planetaria), tiene todo el combustible para alcanzar el estrellato.
Mención especial para Manrique Larduet, que volvió a despertar el interés por la gimnasia artística, ausente del panorama nacional desde el retiro del excepcional Erick López, máximo ganador de medallas doradas en estos certámenes desde la edición inaugural en Buenos Aires 1951. El santiaguero Larduet, a quien sigo desde que en el 2007 me regalara una instantánea después de convertirse en el concursante más laureado de nuestros Juegos Escolares, cantera in
en la incursión en el single sculls que era una de las medallas más seguras para nuestra embajada atlética, por la maestría exhibida a lo largo del cuatrienio (tanta, que su más cercano perseguidor en la regata de 2000 m, el canadiense Rob Gibson, concluyó la prueba casi siete segundos después que el gigante de Baracoa alzara sus brazos en señal de triunfo), al tiempo que se agenciaba otro oro en el par de remos corto (junto a Eduardo Rubio), y la de plata en el cuatro, en las aguas del Royal Canadian Henley de St. Catharines.
Con independencia de la elevada cultura de nuestro pueblo en la materia, cimentada desde el propio enero de 1959, cuando el líder de la Revolución expresó que llevaríamos el deporte tan lejos como fuera posible, por estos días todos emiten vaticinios y juicios sobre el desempeño en suelo canadiense con particular vehemencia.
Ese rasgo, fortaleza a todas luces por lo que implica en cuanto a la participación popular en asuntos de esta naturaleza, hace que en ocasiones prevalezcan impulsos sentimentales sobre el análisis sosegado que debe presidir cualquier evaluación rigurosa que efectuemos en las más disímiles temáticas.
«El judo se quedó muy por debajo de lo que esperábamos», le escuché hace unas horas a un compañero de trabajo, que solo se involucra en estos menesteres de Olimpiada en Olimpiada y Panamericano en Panamericano.
Más allá de que deseaba que los exponentes del deporte que practiqué desde la niñez hasta concluido los estudios universitarios sacaran una foja dorada
agotable de las glorias del deporte cubano, se echó al público en un bolsillo con sus demostraciones refinadas en casi todos los aparatos, horas más tarde de celebrar en predios canadienses su diecinueve cumpleaños. Su cosecha confirmó que los gimnastas de casa se han propuesto en serio retornar a los planos estelares, misión que con orgullo refrendó también el joven entrenador de los varones, Carlos Gil.
Nadie igualó al pequeño habitante de la Ciudad Heroína, que festeja su 500 aniversario en el caballo de salto (15.125), a lo que sumó plata en el concurso de máximo acumulador (89.600) –que despertó, por cierto, el rechazo de la mayoría del público, consciente de que su última incursión en la barra fija merecía un puntaje superior, con el que habría desplazado al estadounidense Samuel Mikulak, a la postre vencedor con 89.650–, y en las paralelas (15.650) y el bronce en anillas (15.450).
De igual forma tenemos que reverenciar a la quinceañera granmense Marcia Videaux, que sorprendió con su oro en el caballo de salto (14.737), imponiéndose a rivales de amplia trayectoria.
Por último, en este primer acercamiento a los panamericanos, todo el reconocimiento para la dupla que integran el santiaguero José Antonio Guerra y el camagüeyano Yenkler Aguirre, con su histórica victoria en la plataforma sincronizada, algo nunca alcanzado por una pareja cubana. Guerra, legionario experimentado con un palmarés de ensueño a lo largo de dieciocho años en el más alto nivel competitivo, sumó así su segunda corona en estas justas, luego de que en Río de Janeiro eclipsara a sus contrincantes en la plataforma individual.
Algo es seguro independientemente del escaño que finalmente consigan nuestros representantes: cada deportista cubano está entregando todas sus energías para no defraudar al pueblo que les confió la bandera que ondea radiante en la villa panamericana.CM
1 El Comandante en Jefe escribió en varias ocasiones durante los Juegos Panamericanos de Río de Janeiro 2007. En una de ellas señaló: «¿Usted cree que solo disfruta de los Panamericanos? Analice bien, vea que usted a cualquier edad corre, salta, lanza balas, jabalinas, discos y martillos, vuela por encima de las vallas y las pistas, cambia batones, remata, encesta, rema, propina ippones, da una voltereta a su rival, sigue estrategias, se derrama el agua por encima después de correr dos horas y hasta deja de recibir el oxígeno que demandan sus pulmones. ¡Que bello espectáculo el que ofrecen los atletas! Pero usted no solo disfruta; usted participa, sobre todo cuando compiten atletas de su país». «A pesar de todo», Ver en: Fidel Castro Ruz: Reflexiones, Tomo 1, Oficina de Publicaciones del Consejo de Estado, La Habana, 2013, pp. 213214.
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Suena en Torontola música cubana
LA CALLEDEL MEDIO
15AHMED PÉREZ MOREJÓN
EL FÚTBOL, decía Galeano, tiene más poder de convocatoria que la religión, y esa sentencia, obviamente, adquiere ribetes especiales en el ámbito latinoamericano. Es por ello que a nadie extraña que sea la Copa América el torneo de selecciones nacionales más longevo del mundo, a punto de cumplir cien años el próximo 2016.
Aclarado este particular –que explica también por qué cada partido en este lado del mundo se antoja batalla campal entre los rivales– no es ocioso reiterar que la cita acogida por Chile, entre el 11 de junio y el 4 de julio, tenía asociada antes de su arrancada algunas interrogantes que servían, de paso, para exacerbar las opiniones encontradas de los hinchas de cada escuadra.
¿Podría la garra «charrúa» uruguaya consolidarse como la ganadora suprema de estas lides, alcanzando su decimosexto trofeo? ¿La escuadra albiceleste llevaría hacia Buenos Aires el galardón número quince, que los igualaría con los actuales discípulos del maestro Oscar Washington Tabares? ¿La «segunda temporada» de Dunga al frente de la canarinha redimiría a los pentacampeones universales del fiasco estruendoso del pasado año, cuando fueron vapuleados en casa propia por la manschaft germana durante la semifinal de la Copa del Mundo? ¿Serían capaces los anfitriones de coronar a su generación dorada con el éxito, de la mano de un timonel virtuoso como Jorge Sampaoli?
Los futbolistas participantes se encargaron, quizás invocando al legendario poeta Mario Benedetti, de que cada pregunta tuviera su respuesta, y para ello dejaron, literalmente, el alma sobre la grama en cada salida pactada.
A decir verdad, todo fue concebido para que en la final se encontraran la «Roja de América», respaldada por su público incondicional, y los adiestrados por Gerardo el «Tata» Martino, inobjetablemente el conjunto con más prestancia en la contienda, fundamentalmente por disponer de una artillería difícilmente identificable en otra alineación de cual
quier geografía, donde hombres del calibre de Carlos el «Apache» Tévez, Gonzalo el «Pipita» Higuaín o Ezequiel el «Pocho» Lavezzi permanecerían en la banca la mayor parte del tiempo.
Los locales causaron grata impresión doce meses atrás, cuando estuvieron a punto de eliminar a Brasil (pienso que la mayor parte de la torcida carioca habría deseado caer en penales ante Chile, y así evitar el ultraje que más tarde le provocaron los teutones) y, como todo organizador de eventos de esta naturaleza que se toma las cosas en serio, convocaron a cada una de las piezas de renombre con que contaban, con el propósito cimero de alzar la copa por vez primera delante de su fanaticada.
Fue así que Sampaoli, seguidor confeso del sistema de juego que instaurara antes en el combinado austral su compatriota Marcelo el «Loco» Bielsa, juntó todos los dispositivos, diseñó el mejor engranaje y tejió, choque a choque, un sistema que se presentó con la precisión de los mecanismos de relojería suizos.
Con convicción profunda, Arturito «el Rey» Vidal, Alexis Sánchez, Eduardo Vargas, Claudio Bravo, Gary «el Pitbull» Medel y compañía asumieron que estaba al alcance de sus manos acariciar la gloria y se entregaron sin miramientos a la consecución de su objetivo. Es por ello que muchos brillaron dentro de la maquinaria colectiva; desde el meta Bravo que, durante la campaña, se embolsó todos los títulos en disputa con el Barcelona español, pasando por un Vargas que concluyó de líder goleador junto al peruano Paolo Guerrero y terminando en Vidal –con una campaña de ensueño dentro de la Juventus de Turín– y Sánchez, si bien este no estuvo a la altura de su gran desempeño precedente con el Arsenal inglés.
Argentina, como diría Pánfilo a su amigo Chequera, es otra historia, aciaga por demás para una de las barras más entusiastas del mundo, que no se resigna a quedar en la cuneta de cuanto certamen intervienen sus exponentes, desde que ganaron en la
Copa América de 1993. Si el mismísimo Gardel viviera, seguramente señalaría que veinte años no son nada en otros asuntos, pero no en cuestiones balompédicas, porque ese lapso de tiempo se levanta como una eternidad que le impide a sus parciales enrojecer las gargantas ante la celebración que emana de la victoria.
En tierras del gigante sudamericano, en el verano anterior, no pudieron desbancar en la final a la tropa de Joaquin Low, dejando con las ganas a los miles de aficionados que los acompañaron en cada estadio auriverde.
Ahora, nuevamente, les faltó empuje en el instante crucial, dando la impresión en ocasiones de ser una sumatoria de estrellas sin conducción, que deambulaban por los pastos de juego con la imagen de un náufrago en alta mar en el rostro.
Usted puede contar con los mejores componentes constructivos soñados, pero si no puede echar mano al material que los aglutine, difícilmente obtendrá los dividendos esperados.
Exactamente así, sin empaste, ha venido funcionado Argentina, tanto con Sabella como con el Tata: por momentos dando destellos de lo que la brillantez de sus jugadores les permite edificar, pero luciendo de manera ajada y endeble la mayoría de las veces, brindándole así mismo las claves a los rivales para que se ceben sobre sus vulnerabilidades. Léase Paraguay, empatándole a dos en el segundo tiempo del partido inaugural, o Chile doblegándolos en todos los aspectos en el encuentro
Fue Brasil, sin embargo, la escuadra que nuevamente más «desencantó» por estar a años luz del jogo bonito que otrora los convirtió en brújula para cuanto chico se lanzaba a la cancha con la ilusión de marcar un gol.
Aunque la caída estrepitosa de la verdeamarela (da lo mismo bajo las riendas de Dunga, Manu Meneses, Felipao Scolari o en las segundas nupcias de Dunga) desata análisis de las más variadas significaciones, la causa del retroceso no hay que buscarla en complejos programas computadorizados. Es algo más simple y perceptible, no lo dudo, para los adolescentes que dentro de las favelas o en las grandes porciones de su inmenso país corren detrás de una pelota. Sin el anhelo por perforar la cabaña a la vista todo lo demás es intrascendente; de nada vale una defensa rocosa sino existe vocación por crear y soñar, más allá del mediocampo.
Nadie puede traicionar su estilo, porque al hacerlo se niega a sí mismo. Si la directiva brasileña entiende esto, las cosas no demorarán en cambiar, porque talento y material tienen de sobra para ello. Si se empecinan en invertir la ecuación, las convocatorias competitivas futuras no harán más que poner el dedo sobre la llaga sangrante.
Esperemos, por el bien de estas disciplina, que el espíritu de Pelé, Rivelinho, Careca, Bebeto, Romario, Ronaldo, Rivaldo, Ronal dinho y tantos otros, aderezado con la samba, se apodere otra vez de quienes salgan desde el túnel para repre sentar lo que realmente constituye una filosofía de vida.CM
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rnetconclusivo, previo a la lotería de
los penales.Precisamente por esa defor
mación en el comportamiento de un conjunto destinado a reinar donde quiera que intervenga es que sobrevienen, inevitablemente, las comparaciones entre jugadores y épocas diferentes, que el público legitima por lo hondo que siente cada cuestión vinculada con el «deporte más hermosos del mundo».
Por ello Messi, pese a refulgir este año con nuevos bríos dentro del Barça, sigue lejos, muy lejos de Maradona dentro de la «selección». Y no es que la «Pulga» no corra y se entregue con la camiseta de la AFA, pero sí que no ejerce liderazgo a la hora cero, como tantas veces hizo «el Pibe de Oro», cargando sobre sus piernas la ira desmedida de los oponentes pero, sobre todo, transformando en realidad las aspiraciones de sus compañeros.
Dicho de otra manera, Argentina no ha ganado nada dentro de los principales eventos de mayores con Messi (dejo a un lado las sonrisas olímpicas porque bien sabemos que futbolísticamente hablando, es la única excepción en el universo deportivo, pues no es un título de máximo rango), mientras que con el niño de Villa Fiorito ensanchó las vitrinas con sus actuaciones en múltiples escenarios.
La propia prensa de ese país, afirmaba que la «Messión en Chile era imposible», aunque no dejaba de reconocer por ello que, el eje del mejor tridente ofensivo que se recuerde (junto a Neymar y Luisito Suárez) no era, ni mucho menos, el único responsable de la ausencia de pergaminos.
Usted puede contar con los mejores componentes constructivos soñados, pero si no puede echar mano al material que los aglutine, difícilmente obtendrá los dividendos esperados
87JULIO2015
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LAS HIERBAS Y ESPECIAS EN LA COCINA (II)
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PROPUESTASMUSICALES
LA CALLEDEL MEDIO
MADELAINE VÁZQUEZ GÁLVEZ
LAS HIERBAS Y ESPECIAS en la cocina cumplen una función vital que consiste en conferir sabores muy especiales a las comidas; sin su presencia los alimentos resultarían desabridos y sosos. Además, se han comprobado sus notables efectos medicinales en la dieta. Por su importancia cultural, botánica, terapéutica y culinaria, se relacionan algunas de las más notorias.
PEREJIL (Petroselinum crispum, Umbelíferas). Tiene su origen en la región mediterránea oriental y constituye una planta comestible de la que se cultivan más de treinta y cinco variedades. Los antiguos griegos asociaron esta hierba con la muerte; plantaban perejil en sus tumbas, aunque con el tiempo llegaron a celebrar concursos atléticos en los que coronaban a los ganadores con perejil, y después de algunos siglos, la hierba comenzó a simbolizar la fuerza. Aparece cada vez más en las ensaladas y otras preparaciones, tanto por sus cualidades estéticas, como por ser fuente de vitaminas A y C. Se utiliza seco o fresco como condimento en sopas, guisos, salsas, y sobre hortalizas y viandas hervidas.
ALBAHACA (Ocimun basilicum, Labiadas). Tuvo dudosa reputación, pues para los antiguos griegos y romanos era símbolo de hostilidad y demencia. Otras tradiciones populares la han asociado con el amor. En la India se ha venerado como hierba sagrada y se consideraba protectora en la vida y en la muerte. Los médicos árabes la defendieron como gran curandera, al igual que los chinos. Se considera un tranquilizante natural y puede ayudar a la digestión. Se utiliza mucho en la cocina, sobre todo en la preparación de salsas y aderezos, como la famosa salsa pesto.
APIO (Apium graveolens, Umbelíferas). Aunque en el sur de Europa se conoce desde la antigüedad, el apio adquiere su configuración actual después de varios cruces en la Italia del siglo XVI. En la cocina se utilizan, preferiblemente, sus hojas y tallos tiernos; se consume crudo o cocido, en ensaladas, sopascremas, y como hortaliza. Tiene mucha demanda entre los mexicanos, que lo emplean para darle sabor y color al pulque (bebida alcohólica, blanca y espesa). El jugo de apio se utiliza como un antiácido muy eficaz y, combinado con jugo de col, ayuda a combatir la úlcera gástrica. En la medicina tradicional asiática se recomendaba contra la presión alta y la gota.
CÚRCUMA (Curcuma longa, Zingiberáceas). Esta hierba vivaz ocupaba un lugar especial dentro de la tradicional medicina ayurvédica de la India, y los médicos chinos la usaban para contrarrestar múltiples dolencias. En la actualidad se ha demostrado el papel curativo de la cúrcuma por la sustancia química medicinal que contiene: la curcumina. Variados son sus usos en la cocina por sus propiedades colorantes para la confección de arroces, potajes, aderezos para ensaladas y salsas para pescado. Con
fiere a los alimentos un color muy parecido al de la bija e incorpora un sabor singular y agradable. Es un ingrediente imprescindible en la elaboración de la salsa curry.
HINOJO (Foeniculum vulgare, Umbelíferas). Es una planta de discreta difusión en Cuba. Su parte foliácea es muy llamativa porque posee hojas muy finas, como plumas y de sabor anisado. Esta planta era conocida como marathon en la antigua Grecia. Crecía silvestre por los alrededores de un pueblo llamado Maratón, a 42 km de Atenas; en ese lugar, los atenienses vencieron a los persas en el año 490 a.n.e., un corredor de larga distancia llevó la noticia de la victoria de Atenas, y su proeza atlética inspiró las carreras de maratón actuales. El hinojo se emplea en infusiones, para aromatizar dulces y jugos cítricos, así como en la decoración de ensaladas de frutas. Contiene vitaminas A, B1 y C, calcio, hierro, fósforo, potasio y azufre.
ROMERO (Rosmarinus officinalis, Labiadas). Los romanos llamaban rocío del mar al romero, en latín rosmarinus. Antiguamente se quemaba romero en los templos griegos como ofrenda a los dioses. Popularmente, el romero se consideraba como una planta estimulante del amor, por eso las coronas de novias se entrelazaban con sus ramas frescas. Su color verde persistente era símbolo de la eternidad de la vida y de la inmortalidad. En la cocina tradicional se colocan las ramitas enteras para los adobos de carnes y estofados. Es un excelente
acompañante de algunas salsas y aderezos. También es exquisito sobre las papas asadas.
CILANTRO (Coriandrum sativum. Umbelíferas). Planta cultivada como condimento. Su parte foliácea es parecida al perejil. También se denomina culantro de Castilla, pero no se debe confundir con el culantro del país, cimarrón, sabanero o de Cartagena.
ENELDO (Anethum graveolens, Apiáceas). Es una planta herbácea anual; se conoce desde la antigüedad y es oriunda de la región oriental del mar Mediterráneo, donde hoy abunda. Sus hojas y frutos son usados en cocina como condimento, y sus semillas se emplean en la preparación de ciertas infusiones con fines terapéuticos. El eneldo es muy parecido al hinojo, pero su sabor es mucho más fuerte; se emplea profusamente en la cocina rusa y confiere un sabor excepcional a sopas, guisos y encurtidos. También es muy usado en la cocina escan dinava: ingrediente muy importante del salmón marinado, se usa también en las conservas de arenque.CM
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TEMA: CHINATOWN DOWNTOWNautor: CARLOS JOSÉ MARTÍNEZ GONZÁLEZintérpretes: YONGOLAILANCD: YONGOLAILANLNME, 2015
PROPUESTASMUSICALES
A cargo de AILER PÉREZ, IJORKI MORALES y CARMEN SOUTO
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TEMA: LA COMPARSA intérpretes: FRANK FERNÁNDEZ Y ELIADES OCHOAdirector: MANUEL ORTEGA
VIDEO CLIP
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MATINÉE CON KOLA LOKA, Todos los martes, 5 pm, en la Casa de la Música Habana (Calle Galiano entre Concordia y Neptuno, Centro Habana)
COMER EN CASA
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· e l a b o r a c i ó n ·¶ Tener dispuesto el arroz, cocinado sin sal ni grasa. ¶ Deshuesar el cuarto de pollo, quitar el pellejo y picar en tiras. ¶ Cortar el jamón en tiras. ¶ Picar la cebolla en cuartos de luna, el pimiento en tiras y el cebollino fino. Cortar en segmentos los frijolitos. ¶ Elaborar tres tortillas de un huevo cada una utilizando una cucharada de aceite. Picar en tiras y reservar. ¶ En sartén apropiada saltear el pollo y dejar ablandar; añadir el jamón. ¶ Adicionar el pimiento y la cebolla; dejar marchitar. ¶ Añadir el arroz y mezclar con suavidad. ¶ Agregar la salsa china y revolver hasta que el arroz adquiera una coloración uniforme. ¶ Incorporar las tortillas, el cebollino y los frijolitos. ¶ Revolver y dejar suavizar durante tres minutos aproximadamente.
SALSA PESTO AL MANÍ
ARROZ FRITO CON POLLO
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··········
Albahaca (hojas)Maní
AceiteJugo de limón
Azúcar morenoAjo
Cebollino picadoSal
Pimienta molidaAgua para aflojar
Arroz cocinadoPolloJamón
CebollaPimiento
CebollinoFrijolitos chinos
HuevoSalsa chinaAceite para
saltear
¼ taza
¼ taza
½ taza
1 cucharada
1 cucharadita
1 diente
¼ taza
1 cucharadita
1/8 cucharadita
3 tazas 1 cuarto grande1 libra2 unidades medianas1 unidad grande1 macito ½ libra3 unidades2 cucharadas
· i n g r e d i e n t e s ·p a r a 2 t a z a s
· i n g r e d i e n t e s ·p a r a c u a t r o r a c i o n e s
· e l a b o r a c i ó n ·¶ Disponer de las hojas frescas de albahaca frescas. ¶ Tostar el maní. ¶ Poner en una batidora todos los ingredientes. ¶ Batir y servir en una salsera.Nota: Esta salsa acompaña pescados, pastas, ver
duras, galletas y viandas. A la manera tradicional, se elabora sobre un mortero grande, machacando los ingredientes sólidos.
TEMA: FOTOGRAFÍAautor: WALDO MENDOZAintérprete: WALDO MENDOZACD: REPARTIENDO AMORBIS MUSIC, 2014
TEMA: TÚ DICES Y NO DICES NA’autor: JORGE LUIS ROBAINAintérprete: KARAMBACD: UN PUENTE HACIA LA HABANAEGREM, 2013
TEMA: EL HORROROSOautor: PEDRO LUIS FERRERintérprete: JUEGO DE MANOSCD: SOMOS CUBAEGREM, 2014
TEMA: COMO UN NIÑOautor: LIAM EYLÁ Y GUSTAVO GONZÁLEZ (G-RHYMES)intérprete: LA CRUZADA ESTUDIOSCD: PEDAZO DE CIELOLA CRUZADA ESTUDIOS, 2014
CD: COMO EN EL AYERintérprete: GUILLERMO RUBALCABAPRODUCCIONES COLIBRÍ, 2014
ESPACIO