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EDITORIAL - lamariposacubana.files.wordpress.com · trada de voladores a las cinco de la mañana....

Date post: 22-Oct-2018
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NÚMERO • ISSN: 1999-8090 • $2.00 • LOS PARQUES DE PROVINCIA cada vez están más poblados por internau- tas con dispositivos móviles que in- tentan descubrir el mundo a través de un prisma moderno. LA CALLE DEL MEDIO no ha querido quedarse atrás, por eso • JULIO 2015 • EDITORIAL desde ahora le anunciamos que he- mos pensado en nuestros lectores nati- vos digitales y próximamente llegaran nuestras páginas a la Web. El Congre- so de la UJC tampoco quiso quedarse rezagado en cuanto a las nuevas tecno- logías, y la discusión se valió de inter- net para debatir con una visión a lo cu- bano. Pero no se deje impresionar por la tecnología,  toda época moderna tie- ne un invento que deslumbra. Al final, sea como sea, lo más importante es co- municarnos. El diálogo humano sigue superando cualquier barrera, así que no se limite, da lo mismo si es una car- ta manuscrita o un correo a través de lo etéreo si el contacto entre nosotros es fidedigno. CM 87 © ledyrene pérez © cubarte © ricardo lópez hevia © yuliat danay acosta Yo soy Espartaco ¿Qué le debe Jackson Pollock a la CIA? 10 11 nadie nace comunista especial suena en toronto la música cubana deporte wif : navegantes en la rampa crónica al son de johnny ventura se bailó en cuba música pág. pág. pág. pág. 4 - 5 14 2 12 © zardoyas
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NÚMERO

• ISSN: 1999-8090 • $2.00 •

LOS PARQUES DE PROVINCIA cada vez están más poblados por internau­tas con dispositivos móviles que in­tentan descubrir el mundo a través de un prisma moderno. LA CALLE DEL MEDIO no ha querido quedarse atrás, por eso

• JULIO 2015 •

E D I T O R I A Ldesde ahora le anunciamos que he­mos pensado en nuestros lectores nati­vos digitales y próximamente llegaran nuestras páginas a la Web. El Congre­so de la UJC tampoco quiso quedarse rezagado en cuanto a las nuevas tecno­

logías, y la discusión se valió de inter­net para debatir con una visión a lo cu­bano. Pero no se deje impresionar por la tecnología,  toda época moderna tie­ne un invento que deslumbra. Al final, sea como sea, lo más importante es co­

municarnos. El diálogo humano sigue superando cualquier barrera, así que no se limite, da lo mismo si es una car­ta manuscrita o un correo a través de lo etéreo si el contacto entre nosotros es fidedigno. CM

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¿Qué le debe Jackson Pollock a la CIA?

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Casi simultáneamente, en el Palacio de Convenciones de La Habana, diputados a la Asam­blea Nacional del Poder Popular debatían, en la Comisión de Atención a los Servicios, sobre el proceso de informatización de la sociedad y la necesidad de conti­nuar ampliando el acceso a Inter­net en el país.

Los parlamentarios abunda­ban acerca de la buena acogida que han tenido las treinta y cinco zonas de conexión WiFi creadas en todo el país, las 267 salas de navegación y el correo Nauta, con cuentas en 820 mil celulares.

Maimir Mesa, Ministro de Informática y las Comunicacio­nes, aseguró a esos diputados que el Gobierno está empeñado en in­formatizar la sociedad cubana, pero al ritmo que las condiciones de infraestructura y ciberseguri­dad lo permitan. La reciente aper­tura de Internet a través de WiFi en estas zonas públicas, dijo, consti­tuyen una muestra de esa intención. Subrayó el interés por extender el acceso en el sector profesional primero, para avanzar luego hacia los hogares.

Entre los navegantes de La Rampa está Marcelo Herrera, de cuarenta y nueve años, quien, en las escaleras a un costado del Yara, conforma un bonito nudo junto a sus dos hijas, los tres en torno a la pantallita. Quizás con la misma fe y asombro con que los antepasados se nuclea­ban en torno a la hoguera sal­vadora.

puede acceder a las últimas noti­cias e interactuar en las redes so­ciales. Rápidamente, Remedios se une al mundo a través de la in­visibilidad de la inventiva.

Dicen que las parrandas se realizarán de manera virtual, como un videojuego, también se comenta que el güije, tradicional figura mítica, será el personaje central de alguna saga donde los usua­rios asumirán nicknames rela­cionados con la historia de la Villa. Una ciencia ficción mezclada con disparates cotidianos se cierne sobre la plaza Isabel II, donde los magos del pasado son los informá­ticos del presente, y los hechizos devienen en tabletas digitales, teléfonos inteligentes y laptops.

Se corre la voz de que en el futuro las personas optarán por una ciudad virtual, que será ha­bitada por personas reales y por programas informáticos. Todas las fantasías se harán posibles en un mundo de bits.

Los viejos periodistas locales, tocados por la musa de la escri­

Marcelo confiesa que es pri­mera vez que se estrena en esas andanzas y «no sé ni cómo em­pezar. Pero ya Carolina –su hija mayor– cumplió quince y quiere tener su cuenta de Facebook».

Desde Alamar y Altahabana llegaron Abdiel Cusa y Naviel, y se aposentaron en las escaleras de lo que fueran los estudios de animación del ICAIC, en la es­quina de 23 y M. Muchos asegu­ran que la conexión «está bas­tante rápida, se puede chatear, conocer gente y hasta pueden ba­jarse juegos, música», aunque sigue siendo costosa.

Casi la totalidad de los nave­gantes con los que hablé habían concurrido para entrar a Face­book y conversar con familiares o amigos. El maestro brasileño Antonio Bezerra –aclara que su apellido se escribe con Z–, de va­caciones en Cuba, confesó que había comprado unas quince tar­jetas porque llevaba un mes en la Isla y hasta ahora no había po­dido contactar con los que dejó en tierra carioca. Como está al­quilado en una vivienda particu­lar, cercana a La Rampa, se llega hasta la popular avenida todos los días y, frente a su laptop –«porque así veo mejor, los años no pasan por gusto»– dedica un rato a sus seres queridos.

La comunicación interper­sonal parece ser el motivo prin­cipal de los que hoy se conectan a este servicio. Acceder a infor­maciones, investigaciones u otros documentos no figuró entre los

tura, optan por convertirse en blogueros con sus bitácoras hi­perlocales, verdaderos documen­tos de una época que transcurre más rápido desde que la wifi flota como una nube azulada con el logo de Facebook o como el pájaro de Twitter. Ahora hablan de «soli­citud de amistad», «mensajes pri­vados», «post compartido de forma pública». Los grupos de «Remedianos en Facebook», «100 % remedianos», «Remedianos por el mundo» y «Parranderos en la web» conversan sobre los temas más cotidianos: el hueco de la ca­lle, el nuevo vestido de la amiga, las pizzas de la esquina, una en­trada de voladores a las cinco de la mañana.

Una amiga cuenta cómo re­accionó su mamá cuando cono­ció el acceso a la web: iba llo­rando porque en su época solo se usaba la máquina de escribir y el correo postal. Nunca se imaginó que un dispositivo facilitara la comunicación entre ella y una persona al otro lado del mundo.

VLADIA RUBIOtomado de CUBASÍ

LA GENTE SE DETIENE junto a las escaleras del Polinesio, y no es para almorzar; hace estancia a la entrada del Yara, y no para ver la película; revolotea frente al Pabellón Cuba, pero no visita la expoventa. La responsable de ta­les «sinrazones» es la señorita WiFi.

Prácticamente virgen para la mayoría de los cubanos, esta tecno­logía de conexión inalámbri ca a Internet ha comenzado a abrirse

MAURICIO ESCUELA

Cuando la red wifi de internet flotó sobre la ciudad de los de­monios, un anciano recordaba cómo su abuelo lo llevó a cono­cer el hielo, las señales de humo,

intereses de los entrevistados. No obstante, WiFi_ETECSA es también una posibilidad para la preparación y actualización de es­tudiantes, profesionales e investi­gadores y, luego de la novedad, al concluir las vacaciones, seguro será empleada además con esos fines.

Con el convencimiento de la utilidad innegable que reporta el acceso a Internet, también en el con­texto de la Asamblea Nacional, el vicetitular del Ministerio de In­formática y las Comunicaciones, Wilfredo González, había subra­yado el interés por incrementar los servicios de conexión inalám­brica en otros puntos, en la me­dida en que los recursos estén disponibles, y también porque resulta más costoso al país el mantenimiento de las redes tra­dicionales.

Nos enfocamos en la crea­ción de las condiciones necesa­rias para, cuando llegue el mo­mento, facilitar el acceso desde los propios hogares, asunto que requerirá del esfuerzo de muchas instituciones en aras de ofertar el servicio de calidad que re­quiere nuestra población, refi­rió González.

Entre tanto, Héctor Carlos Perera y Roxana García, llega­dos desde el Casino Deportivo, hacen cola en el telepunto frente a Coppelia para obtener su cuenta Nauta y, WiFi mediante, sembrar, como cualquier joven del mundo, sus sonrisas en el ci­berespacio. CM

Ahora Remedios está en todas partes, sus fieras cotidianas y leyendas se esparcen a través de la gran telaraña mundial. Otros fenómenos de diversas partes del mundo virtual y real se pasearán por las calles rojizas de la villa. La ciudad fabula con sus celulares y sus pantallas táctiles, las torres de las iglesias se reflejan en los banners de los blogs y los sitios web. Los guaji­ros de la zona intercambian SMS para avisarse los cambios de tiempo, las secas, los true­nos, las malas cosechas, los movimientos de ganado.

Hoy más que nunca una le­yenda local y mundial, la Octava Villa sueña en bits, y su olor se impregna en las casas de bambú en la selva asiática, las montañas nevadas de todas las cordilleras, las calles de una ciudad europea, o donde quiera que haya una persona conectada a la web. Ese viaje virtual torna a Remedios más universal, y al mundo más remediano. CM

paso en la Isla, discreta, pudo­rosamente –como corres ponde a toda una señorita–. Desde hace unos días hay buen viento para los navegantes. Así pude constatarlo en un bojeo por la calle 23, desde el cine Yara hasta el Malecón de La Habana.

Sobre todo jóvenes, pero tam­bién de todas las edades, en grupos o en solitario, incluso fami lias, per­manecían conectados con el cibe­respacio desde sus teléfonos celu­lares, tablets y laptops, con su cuenta de acceso Nauta (tem­poral o permanente), cuyo pre­cio por hora de navegación des­cendió de 4.50 a 2 cuc la hora.

Lo mismo en escaleras, muros, quicios, e incluso parados, cuba­nos de muy distintos municipios, y también extranjeros, permanecen absortos frente a las pantallas iluminadas, y están tan concen­trados, que a veces para que franqueen el paso hay que pe­dirles permiso un par de veces. Hay algunos tan entusiasmados con una videollamada, que ni se dan cuenta de lo alto que hablan, y se les ve gesticulando, riendo, frente a un interlocutor a quien tal vez no veían hacía muchos años.

Son esas videollamadas, esos selfies, los que, a su vez, permiten que el mundo conozca también por esta vía, en tiempo real, a Cuba y sus realidades más coti­dianas, desde los autos que andan circulando hasta cómo viste la gente, cómo suda, ríe, se dis­gusta, se come un helado...

la telegrafía, las cartas de amor, el vapor que traía los barriles de vino y las noticias de Europa.

San Juan de los Remedios tiene cinco siglos de aislamiento, un sitio donde las fabulaciones se unen a la vida cotidiana sin que haya divorcio. Ahora, una nube de bits se cierne sobre los te­jados rojizos y los ventanales de madera. Los guajiros y las solte­ronas van al parque atraídos por la novedad de una lluvia electrónica donde se escuchan infinitas vidas.

Dos señoras vinieron desde el caserío vecino para ver sus nom­bres brillar en una cuenta de Face­book. Los jóvenes se quedan hasta tarde conectados y prefie­ren enviarse stickers, mensajes de amor, mentiras, juegos. Hay en ellos el ansia de lo nuevo y el con­sumo de una cultura antigua pro­veniente de los mensajes cifrados y los caminos polvorientos.

La wifi barrió los últimos ves­tigios de una ciudad aislada; ahora cualquier persona con una tarjeta de internet por una hora

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Gioconda Belli

Luciérnagas

A las cinco de la tardeCuando el resplandor se queda sin brilloY el jardín se sumerge en el único hervor dorado del díaOigo al grupo bullicioso de niñosQue salen a cazar luciérnagas.

Corriendo sobre el pastoSe dispersan entre los arbustos,Gritan su excitación, palpan su deslumbreSe arma un círculo alrededor de la pequeñaQue muestra la encendida cuenca de sus manosTitilando.

Antiguo oficio humanoEste de querer atrapar la luz

¿Te acordarás de la última vez que creímos /poder iluminar la noche?

El tiempo nos ha vencido de fulgor.Pero la oscuridadSigue poblada de luciérnagas.

ManuaL para conducir

Para surcar mi cuerposobre iluminadas autopistas,despójate de medidas de seguridady avanza cuan largo eressobre mí.

En la piel de este territoriono hay más límites de velocidadque la destreza de aferrar el volantesobre las curvas más densas del camino.

Con los faros abiertos y encendidoshabrás de recorrerme como una ciudad extendidade barrios ensimismados; descubrir /tras puertas y ventanasel perfume de jardines ocultos.

Lo mismo te asaltará el aromade las huele nocheque las plantas carnívoras te arrastraránhasta que aúlles suplicante.

A vos, amo de los carburadores relucientes,yo te enseñaré a desear el agreste terreno de los caucesy el abismo donde despeñartodos tus artificiosos instrumentos de navegación.

En el placer de infinitas revoluciones por minuto,De nada te servirán los frenos, los engranajes.Es mejor que te rindas de antemanoCuando cruces hipnótico las avenidas anchas y quietasDonde vagan sueltas las fieras salvajes /de mi ciudad encendida.

A.A.G.

LOS POEMAS DE GIOCONDA BELLI (Managua, Nicara­gua, 1948) que aquí publicamos, marcan el reencuentro de esta importante poeta hispanoamericana con los lec­tores cubanos, que la conocimos, sobre todo, por su libro Línea de fuego, premiado en el concurso literario Casa de las Américas de 1978. Poeta y narradora de fecunda tra­yectoria, Gioconda Belli se inserta con voz propia en la gran tradición poética nicaragüense, dentro de la que hace tiempo ocupa un bien ganado lugar. Desde 1970 se integró al Frente Sandinista de Liberación Nacional, ex­periencia que resultó medular en su literatura. Además del ya mencionado, entre sus libros se encuentran los poe­marios Sobre la grama (1972), Truenos y arco iris (1982), Amor

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insurrecto (Antología, 1984), De la costilla de Eva (1986), Apo-geo (1997) y En la avanzada juventud (2013); las novelas La mujer habitada (1988), Sofía de los presagios (1990), El perga-mino de la seducción (2005), El infinito en la palma de la mano (2008), El país de las mujeres (2010) y El intenso calor de la luna (2014), y la autobiografía El país bajo mi piel. Memorias de amor y de guerra (2001). Miembro de la Academia Nicara­güense de la Lengua y del PEN Club Internacional, tanto su poesía como su narrativa han sido premiadas interna­cionalmente en múltiples ocasiones. Recientemente con­cedió una entrevista exclusiva al poeta Alex Fleites para la revista cubana de poesía Amnios, que también publicó una selección de sus poemas. CM

Descalzo y desnudo ambularáslos rascacielos de papel y las sombras solitariasque se esconden bajo los puentes de mi espalda.Vagarás indefenso por las esquinas ignotasde mis rodillas.

Creo que te advertí que en mi ciudad no hay candadosy los zoológicos se abren de par en par al atardecer.Un cuerpo de mujer es también un acertijo siniestrodonde puedes estallar.Podrías sucumbir antes de ascender la última colinay caer de bruces sobre el ombligo.

Las posibilidades son innumerables.

Sin embargo enuncio mi promesa:Si te atreves autonautasobre mis iluminadas autopistas,aun cuando me lo imploresno temas, no te lo concederé.

Hombre. Hombrecito mío.Te doy mi palabra.No te mataré.

pLacer deL chocoLate

Un cuadrado oscuro de chocolatetiene para los dientesel mismo efecto sensualque el lodo en los pies traviesos de la niñez.En la lengua, la densa materia oscurasuelta saliva en rojos cauces.El chocolate se disuelve en dulce espeso fangocuando lentamente se acarician los bordeshasta que la tableta en la cavidad cálidasuelta aromas recuerdos y floresen las distintas papilas.Ríos de chocolateatraviesan encías y resquicios dentalesy el placer –que uno sabe fugaz–de sus vueltas atrapado en la boca.Devoro chocolate ahora que no te tengopara, lícitamente y sin culpas,abandonarme al erotismo.

Comiendo chocolate pienso en tu piel a mordiscospienso en tus piernastus piespienso en los manjares suculentosde la vida.

preguntas

Sufro una tristeza de hojasque el viento bate contra la puerta cerrada.

Es el otoño y se hace remolino la hojarasca.Como si todos los días vacíos de la vidase apilaran en el jardín crujiendo su desperdicio.

Recuerdo la pasión.El tiempo cuando lo prohibido o lo imposibleme tentaba.Cuando saltaba sin redo entraba a la jaula de las panteraspensando en domar la vidao darle un curso nuevo a la historia.

El tiempo del deseo no conoce el recatomucho menos la prudencia.

Ante mi ventana la brisa deja las ramasavergonzadas en su desnudez.¿Llega el momento en que uno acepta el despojo?¿Salir al patio, barrer las hojas caídasy prepararse para el invierno? ¿Cuántas estaciones alcanzan en una vida?¿Cuántas hojas muertas?

definición

Podríamos tener una discusión sobre el amor. Yo te diría que amo la curiosa manera en que tu cuerpo y mi cuerpo se conocen, exploradores que renuevan el más antiguo acto del conocimiento. Diría que amo tu piel y que mi piel te ama, que amo la escondida torre que de repente se alza desafiante y tiembla dentro de mí buscando la mujer que anida en lo más profundo de mi interior de hembra. Diría también que amo tus ojos que son limpios y que también me penetran con vaho de ternura o de preguntas. Diría que amo tu voz sobre todo cuando decís poemas, pero también cuando sonás serio, tan preocupado por entender este mundo tan ancho y tan ajeno. Diría que amo encontrarte y sentir dentro de mí una mariposa presa aleteándome en el estómago y muchas ganas de reírme de la pura alegría de que existía y estás, de saber que te gustan las nubes y el aire frío de los bosques de Matagalpa. Podríamos discutir si es serio esto que te digo. Si es una quemadura leve, de segundo, tercer o primer grado. Si hay o no que ponerle nombre a las cosas. Yo solo una simple frase afirmo Te amo. CM

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Es disentir de los más gran­des poderes económicos y polí­ticos globales, y asumir las con­secuencias de intentar cambiar las reglas de un juego injusto donde unos pocos ganan a costa de lo que muchos pierden.

Nadie nace comunista. Y no se llega ahí verdaderamente sino a través de la convicción profunda de que, como se suele decir, «un mundo mejor es posi­ble». Pero hay que construirlo, lo cual no se hará sin antes rom­per los moldes tradicionales que establecieron los dueños del mundo para mantener el status quo y, con ello, sus prebendas.

Dicen que el ser humano es egoísta por naturaleza, que el al­truismo y el desinterés solidario son virtudes que deben culti­varse, pues no son inherentes al hombre. Quizás los especialistas puedan algún día desentrañar los misterios que rodean la completa formación de la personalidad y las razones por las cuales, a pesar de desarrollarse en un mismo en­torno, resultan a veces tan distin­tos los caracteres individuales.

ROUSLYN NAVIA JORDÁNtomado de SOY CUBA

¿QUÉ SIGNIFICA ser un joven comunista en estos tiempos? ¿No es precisamente la militan­cia la principal característica del revolucionario activo y com­prometido con las transforma­ciones a que aspira en su socie­dad? ¿De qué sirven las ideas sin la acción concreta?

Una vez alguien me llamó «comunista» y, de esa manera, pretendía insultarme. Nunca me sentí más orgullosa como joven revolucionaria nacida en esta Isla, pero entiendo que el tér­mino «comunismo» ha sido, a lo largo de varias décadas, desvir­tuado por sus oponentes ideoló­gicos. Durante la Guerra Fría a los comunistas, a los «rojos», se les veía como un peligro para «la li­bertad y la democracia».

En el mundo unipolar de hoy, como consecuencia de esa tradi­ción, ser comunista es un es­fuerzo diario por nadar contra la corriente, desafiando lo que otros llaman «sentido común».

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Sin embargo, no puede ob­viarse la influencia determi­nante del contexto social en la formación política de la juven­tud. Tanto el egoísmo como la solidaridad pueden ser inculca­dos. Por ejemplo: el eje del capi­talismo es la economía que im­pulsa a estimular estilos de vida consumistas, donde la acumula­ción de bienes y riquezas consti­tuyen la evidencia del éxito del individuo dentro del sistema. En ese entramado social el pro­yecto personal es más impor­tante que el social.

El socialismo, en cambio, coloca al ser humano en el cen­tro de la atención y el proyecto colectivo de construcción de la sociedad prevalece por encima de los intereses individuales. Esto a los capitalistas les ha pa­recido «contra natura» y con di­cho argumento han satanizado por décadas la idea del socia­lismo y, de paso, a su expresión conceptual más acabada, el co­munismo.

No hace falta un carnet de mi­litante comunista para ser revolu­cionario, dicen algunos. Pero ¿no es precisamente la militancia la principal característica del revolu­cionario activo y comprometido con las transformaciones a que as­pira en su sociedad? ¿De qué sir­ven las ideas sin la acción concreta?

Siempre habrá quienes pre­fieran relegar en esa vanguardia la difícil tarea de «arreglar el planeta», mientras otros se concen­tran en sus rutinas diarias, desen­tendiéndose de las injusticias y de las construcciones colectivas por un país mejor.

Eso no los hace malas perso­nas sino, simplemente, seres hu­manos. Ser un ente político activo de izquierda jamás ha sido una cuestión de masividades. Quienes optamos por la alternativa más comprometida andamos por estos días llenos de argumentos, ideas, críticas y propuestas con vista al X Congreso de la Unión de Jóve­nes Comunistas…

Razones, sobran. CM

NADIE NACECOMUNISTA

Es disentir de los más grandes poderes económicos y políticos globales, y asumir las consecuencias de intentar cambiar las reglas de un juego injusto donde unos pocos ganan a costa de lo que muchos pierden

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cialidades para adaptarse a es­tos tiempos.

De la manera en que lo veo, la peor barrera son los criterios divi­didos. Están quienes piensan que no debería transformarse sino mantenerse como la estructura sólida e inamovible que es. Eso, al parecer, les trasmite seguridad.

Otros, los más, opinan que debe variar su forma de comuni­car, diversificar los mecanismos de participación, tener más poder en los espacios donde se deciden las políticas juveniles (entién­dase por esto los ministerios y las estructuras del Estado y del Gobierno) y sacudirse de forma­lismos y solicitudes de permiso.

Es como dicen en la calle: «Mejor pedir disculpas, que per­miso». Y si nos vamos a equivo­car, pues nos equivocamos para la izquierda y ya está.

Yo comparto el segundo punto de vista, y digo más, po­dríamos debatir sobre comu­nismo, sobre socialismo, porque hay quienes ya no saben lo que es eso, ni a qué aspiramos. Tam­bién deberíamos escuchar más a los nuestros, para defender sus derechos y solicitudes con mayor fuerza.

El Congreso fue un buen ejemplo de los resultados oír las opiniones de la juventud cubana que, militante o no, confía en que la organización cumpla la res­ponsabilidad otorgada por la Constitución de la República de representar hasta el más alto ni­vel internacional a las nuevas ge­neraciones en lo que se refiere a políticas públicas sobre este sec­tor poblacional.

YISELL RODRÍGUEZ MILÁN

SERÉ DIRECTA. Si por mí fuera, el Comité de Base donde milito funcionaría a través de un grupo de Facebook, las reuniones –des­pojadas de su esencia «aburri­doide»– serían ciberdebates pú­blicos y abiertos en cualquiera de las redes sociales; y los correos, chats grupales y SMS (o MMS, que son más baratos) se conver­tirían en los mecanismos de mo­vilización por excelencia.

Pero bueno, yo soy yo, y si todo funcionara como quiere una sola persona, mal andaría la uni dad en torno a la Unión de Jóvenes Comu­nistas (UJC). Todo eso, claro, sin contar las limitaciones de la co­nexión a Internet.

Ahora, estas son mis pregun­tas: ¿Cómo puede dinamizarse el funcionamiento de una organi­zación juvenil verticalizada sin que desaparezcan sus escalones de dirección o las reuniones men­suales que en teoría sirven para que los criterios de su membre­sía sean escuchados? ¿Es posible volver más inclusivo algo creado para aunar a los y las comunistas de Cuba, aun cuando también otra de sus misiones sea educar a toda la juventud del país en los principios socialistas?

Desde los quince años soy parte de la UJC. Ahora tengo vein­tisiete y todavía comparto intere­ses con alrededor de 300 mil mu­chachos y muchachas (quizás más, no tengo la cifra exacta) que integran sus filas, aunque nunca antes como en medio de nuestro X Congreso me he cues­tionado su futuro y sus poten­

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ayudarían finalmente a dinami­zarla y volverla más inclusiva, dos de los objetivos que absorben la atención de quienes la dirigen.

Ahora mismo recuerdo algu­nas ideas sencillas, pero contun­dentes, emanadas de los debates previos a la cita queda.

Se propuso, por ejemplo, per­feccionar el sistema de atención a los planteamientos y evaluar con el Partido la posibilidad de flexi­bilizar el requisito de antigüedad para integrar sus filas. Contra las acciones de subversión política se aventuró la idea de articular la in­serción de activistas jóvenes en los mecanismos de combate ideoló gico a través de las redes sociales.

En el plano cultural, se habló de ampliar los espacios de de­bate, evaluar con el Instituto Cu­bano de Radio y Televisión los programas que reflejen el esce­nario juvenil, y promover la iden­tidad nacional y la cubanía a partir de diferentes soportes a tono con los gustos y posibilidades econó­micas de los jóvenes.

Al Ministerio de Transporte se le sugirió la generalización al alumnado de todas las enseñan­zas del pago del cincuenta por ciento del costo de la transporta­ción pública. También, en el

plano educacional, se propuso garantizar la presencia de la UJC en las comisiones diseña­das por las estructuras locales de gobierno donde se evalúa la política sobre la fuerza califi­cada y la ubicación laboral de los graduados.

Los jóvenes trabajadores, por otra parte, pidieron generalizar la experiencia de los desmovili­zados del Servicio Militar benefi­ciados con la obtención de tierras en usufructo, el acceso a estudios de postgrado por parte de quie­nes obtengan premios en las ex­posiciones Forjadores del Futuro y en el Concurso Científico–Téc­nico, u ofrecer cursos a jóvenes de especialidades afines con el trabajo por cuenta propia.

Y se debatió de mucho más, pero lo malo de las memorias bi­lógicas es precisamente que care­cen de programas recuperadores. Además, no era delegada al con­greso sino una más entre los mi­les que estuvieron al tanto de los debates con las esperanzas pues­tas en que sucediera aquello que tanto parecía gustarle al Che Guevara, cuando dijo, dirigién­dose a un montón de jóvenes co­munistas: «Seamos realistas, ha­gamos lo imposible». CM

¿Cómo puede dinamizarse el funcionamiento de una organización juvenil verticalizada sin que desaparezcan sus escalones de dirección o las reuniones mensuales que en teoría sirven para que los criterios de su membresía sean escuchados?

Nosotros

Allí esos jóvenes denuncia­ron problemas que parecieran gritarse en todas las esquinas: bajos salarios, dificultades con las viviendas, trabas para concretar proyectos de vida que involucren a más de un hijo o el ejercicio de la profesión estudiada, dirigentes in­capaces de dialogar, insuficiente preparación de algunos profeso­res, incoherencias entre las necesi­dades de formación de fuerza cali­ficada en función de las demandas laborales, la urgencia de más op­ciones de superación para el sector por cuenta propia, o el limitado ac­ceso a determinadas opciones rec­reativas (por precios, transporte, etc…), fueron algunos de los asun­tos abordados.

Pero en la UJC no solo se de­manda, también se plantean pro­puestas que, de implementarse,

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JULIO 2015

texto y fotos: YAILÍN ALFARO

DESDE EL AÑO 2011 comencé mis visitas a la Carpa Trompoloco con la intención de documentar y apoyar con fotos las noticias sobre el Circuba. De pronto, la magia del circo y, sobre todo, lo que se escondía detrás de él, hizo que me enamorara perdidamente de las imágenes que iba captando con mi cámara.

Durante un año entero iba cada fin de semana a la Carpa para no perderme detalle alguno sobre lo que acontecería. Allí no hacían falta lujosos y cómodos ca­merinos; una caja de madera era sitio suficiente para que un payaso maquillara su rostro y una viga de acero era apoyo firme para que el contorsionista hi­ciera sus estiramientos. Artistas de todo el mundo que venían a Cuba al Festival de Circo me permitieron co­larme en sus ratos de preparación y concentración an­tes de salir a escena, regalándome, finalmente, estas imágenes que ahora dejo a su consideración. CM

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A CARGO DE ARES Y ZARDOYAS

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YO SOYESPARTACO

relato no podemos existir, ni in­dividual ni socialmente; pero a través del relato nunca podre­mos salir del drama de las oposi­ciones identitarias. Esto quiere decir dos cosas. La primera, que un relato tiene que manejar siem­pre cantidades pequeñas: un cam­pesino, tres cerditos, siete cabritillos (como mucho). Si un pronombre sustituye a un nombre, no puede sustituir a más de diez. ¿Podemos imaginar un cuento que comen­zara con un «había una vez 875.425 princesas» o «érase una vez 456.893 sastrecillos valientes»?

Pero de esta imposibilidad de escapar de los «yoes» y los «nosotros» contables se des­prende otra conclusión: la de que los seres humanos estamos obli­gados a relatar no solo los aconte­cimientos individuales sino tam­bién las ideas, y precisamente a relatarlas como si se tratara de acontecimientos individuales. Si todo relato es el relato de una en­carnación, toda instancia «incon­table» –ideas, sujetos colectivos, el Dios bíblico, la Historia misma– tiene que encarnarse necesaria­mente a la medida de esta huma­nidad pronominal. La muer te de los Grandes Relatos, según la sen­tencia de Lyotard, nos ha dejado

huérfanos de Lucha de Clases o de Lucha de Razas, pero no ha acabado –sino al contrario– con la televisión, cuyos reality shows y grandes series siguen girando en torno al eje yo/tú/él. Eso sirve también para la política, con sus calculados liderazgos de marke-ting y, por supuesto, para la mili­tancia de izquierdas o altermun­dialista y sus activos «mitos» solidarios.

Este anclaje o encarnación narrativa de la humanidad pro­nominal vale asimismo para ex­plicar nuestra relación con los «nosotros» más complejos. El ejemplo histórico más obvio y el que, al mismo tiempo, se nos an­toja más natural, es el de la Na­ción o la Patria. ¿Qué eres?, se nos pregunta, y lo primero que nos viene a la cabeza es nuestra na­cionalidad: «Soy español». Pero ser español no es una cosa ni tan evidente ni tan natural. Para que nos identifiquemos como «españoles» tienen que ocurrir dos cosas. Primero, tenemos que haber convertido una idea en un cuerpo; es decir, en un re­lato: «España es mi país». Des­pués, tenemos que meter nues­tro propio cuerpo en él: «Yo soy España». Este salto fantástico –

SANTIAGO ALBA RICO

SI LO QUE CARACTERIZA a los seres humanos es el uso del len­guaje y el rasgo común a todas las lenguas son los pronombres personales, podemos decir que a través de ellos nos distanciamos más o menos de los otros sujetos, los cuales se nos presentan siem­pre ya coloreados y en orden jerár­quico, clasificados y emocional­mente activos. Decir «yo» implica repartir los objetos del mundo en el espacio (más cerca o más le­jos, más o menos favorables) en relación con mi cuerpo. Puede parecer una constatación banal, pero incluso en un universo de máquinas parlantes –sin cuer­pos humanos– los pronombres personales pondrían el cuerpo «en el centro» y alrededor de él todas las otras instancias subje­tivas como aliadas o como ene­migas. En una sociedad capita­lista y patriarcal el gobierno, por ejemplo, es siempre un «él»; los extraterrestres, los islamistas y los comunistas son siempre «ellos»; el Mal es siempre «ella».

Hay algo siempre aleatorio en estos procesos de cristaliza­ción pronominal. El «yo» se vuelve loco y se cree Napoleón; el «nosotros», por su parte, puede llenarse de cualquier cosa; la contigüidad física es su única condición. En un juego co­lectivo el azar distribuye los grupos, pero desde el primer momento interiorizamos esa combinación como una necesi­dad o un destino. Decimos «no­sotros». Y si dos veces seguidas el azar decide los mismos grupos ya hay ahí un embrión de tribu o de familia; el grupo deviene sujeto o cuerpo colectivo; se de­sarrollan enseguida lazos de so­lidaridad orgánica, por citar una descripción clásica del so­ciólogo Emile Durkheim. Así es la familia: no la hemos elegido nosotros pero es «naturalmente» un nosotros. Lo mismo para los vecinos, que nos tocan en suerte y a veces hasta nos caen encima, pero a los que salvaríamos en caso de guerra o de catástrofe antes que a un desconocido, aunque no hayamos tenido con ellos más trato que el de inter­cambiar un saludo todas las ma­ñanas en la escalera. Tanto vale para un grupo de Facebook. Y no menos, claro, para dos desco­nocidos que en un viaje por el extranjero se reconocen como compatriotas. Entre el inevitable «yo» y el misterioso e imprevisi­ble «nosotros» hay un salto o un abismo, azaroso y/o arbitrario, que puede llenarse de toda clase de gente y de todo género de fantasías.

Lo interesante, en todo caso, es que este juego de oposiciones y distancias de los pronombres personales es el que define la identidad como un «relato». Si queremos comprender algo con el cuerpo –desde los pronom­bres personales– nos lo tienen que relatar, o, lo que es lo mismo, ofrecérnoslo en una jerarquía articulada de antagonismos y oposicio nes personales. Sin un

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del yo al nosotros– se puede lle­nar de cualquier cosa, algunas disparatadas y algunas franca­mente injustas.

Pero también de «decoro», como diría José Martí. Como sa­bemos, Espartaco fue una figura histórica que vivió a caballo en­tre los siglos II y I a. n. e. Tracio de origen, reducido a la condi­ción de esclavo y entrenado para morir en el circo como gla­diador, se rebeló en el año 73 contra la República Romana y dirigió la más multitudinaria y poderosa revuelta antiesclavista de la antigüedad. Hasta 120.000 hombres se unieron a él bus­cando la libertad, y durante dos años se desplazó por toda la pe­nínsula itálica –llegando a ame­nazar la propia Roma– hasta que Pompeyo, el futuro triun­viro, lo derrotó en una batalla en la que murieron 60 mil rebeldes y tras la cual seis mil prisione­ros fueron crucificados, uno cada diez metros, en el camino entre Capua y Roma. La rebe­lión de Espartaco no acabó con el sistema esclavista romano, pero –según los historiadores– dañó seriamente su sistema productivo y erosionó las bases antropológicas de la esclavitud.

Su figura, recordada durante si­glos y reivindicada, por ejemplo, durante las sacudidas revolucio­narias de principios del siglo XX, fue popularizada por la novela de Howard Fast de 1951 y, sobre todo, por la película que Stanley Kubrick rodó en 1960 a partir de un guión del escritor comunista Dalton Trumbo.

Una de las escenas más cono­cidas del film, y sin duda la más emocionante es esa, casi al final, en la que el general Craso se di­rige a los esclavos ya vencidos, sentados en el suelo y encadenados, y promete salvar la vida de todos a condición de que «se identifique el cadáver o la persona de Espar­taco, en caso de que siga con vida». Kirk Douglas, que interpreta al lí­der rebelde, se queda pensativo un segundo, y luego, consciente de su responsabilidad, se levanta de un salto. Antonino (Toni Cur­tis), el ex esclavo de Graco, sen­tado a su lado, comprende lo que va a hacer y reacciona como un re­sorte. Los dos proclaman casi al mismo tiempo: «¡Yo soy Espar­taco!». Y a continuación, de uno en uno, de diez en diez, como rectos retoños de la dignidad humana, los seis mil prisioneros van po­niéndose de pie y gritando «Yo soy Espartaco». Ese gesto mediante el cual los ex esclavos escogen la muerte antes que el retorno a la es­clavitud, al tiempo que le roban a Espartaco el nombre para rei­vindicarlo y convertirlo en una primera persona del plural, vol­tea moralmente la victoria del general romano.

Un Imperio no se siente victo­rioso cuando arranca las armas del enemigo sino cuando des­truye su alma; y si el cuerpo ven­cido encuentra una conexión na­rrativa –un relato– más poderoso que el del vencedor, su victoria es solo cuestión de tiempo. Espar­taco fue derrotado y no alcanzó su objetivo, pero si al terminar la película todos tenemos la sensa­ción de que la victoria fue suya, si recordamos su figura como la de un hombre que logró imponer la justicia, es gracias a ese «Yo soy Espartaco» que confirma que otros pronombres son posibles en los relatos identitarios de este mundo. Los esclavos no se creían ellos mismos sino «criaturas ge­nerales», y por eso, a través del nombre particular que todos se apropiaban (¡Espartaco!), se libe­raron mentalmente de la esclavi­tud e introdujeron en la historia un relato también general y, en algún sentido, universal, a dispo­sición de todas las generaciones sucesivas y de todos los seres hu­manos que luchan desde enton­ces por la justicia.

El «yo soy Espartaco» es un ejemplo de cómo un «él» se con­vierte en un «yo­nosotros» me­diante un relato controlado en todo momento por los protago­nistas. La identidad es un cuento que nos permite entender todos los cuentos. Necesitamos cuen­tos como condición de los cuida­dos, los compromisos y las dis­tancias. Pero otros pronombres son posibles; y otros cuerpos también. Y otras banderas. CM

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¿Qué le debe JACKSON POLLOCK a la CIA?

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JORGE WEJEBE COBO

LO MÁS CERCA que estuvo el pintor moderno norteameri­cano Jackson Pollock de la iz­quierda probablemente ocurrió en 1936, cuando fue discípulo por unos días del muralista mexicano David Alfaro Siquei­ros en un seminario impartido, en Estados Unidos, sobre el uso de la técnica de salpicadura de pintura líquida sobre el lienzo como alternativa al pincel.

Sin embargo, durante toda su vida el estadounidense fue objeto de sospechas de élites conservadores del arte y la polí­tica de su país. Hasta el presi­dente estadounidense Harry Truman, en 1948, no ocultó su desprecio por la pintura mo­derna y sus seguidores, a quie­nes consideraba «vagos y chifla­dos modernos» y «desertores de la brocha gorda», y pensaba que, al lado de clásicos como Rubens y Rembrandt, las nuevas obras, si se comparaban con estos, «el resultado era confrontar a Cristo con Lenin».

Además, en plena etapa de la cacería de brujas del macar­tismo, se eliminó este tipo de arte de las exposiciones oficia­les al exterior, y en el Congreso norteamericano se les acusó de conspirar contra el sentido de la cultura del país y hasta de servir para encubrir mensajes del es­pionaje soviético, por lo que se extendió la afirmación de que los «artistas ultramodernos son utilizados, sin saberlo, como ar­mas del Kremlin».

Pollock desarrolló, desde la década del ’40, una pintura trans­gresora del academicismo de ca­ballete denominado action pain-ting, y comenzó a pintar con los lienzos en el suelo, sobre los cua­les caminaba en todas direccio­nes mientras esparcía pintura con un recipiente, cubriendo toda la superficie del cuadro de colores primarios, en el que cada lugar ocupado por las salpicaduras, re­toques y arabescos que hacía con la mano o cualquier objeto –al pa­recer de forma anár qui ca, culmi­naba en un resultado donde resal­taba el sentido de integralidad y coherencia.

Jackson Pollock pronto se convirtió en uno de los mayores exponentes dentro de la nueva tendencia del abstraccionismo estadounidense, y su fama se consolidó cuando la revista LIFE, en la portada del 8 de agosto de 1949, anunció un re­portaje bajo el título: «¿Es Jack­son Pollock el mejor pintor vivo de los Estados Unidos?»

Pero mientras conseguía el éxito, lo acompañaba, quizás sin conocerlo él mismo, un poderoso y oculto mecenas: la Agencia Cen­tral de Inteligencia (CIA), que lo incluía en las acciones de Guerra Cultural contra la URSS y el Campo Socialista, para así poder manifestar la superioridad cultu­ral de Estados Unidos en menos­cabo de la otra superpotencia.

Esa tarea solo tuvo éxito en la URSS por su lerda política cultural, que rechazaba el arte

abstracto, tema en el que coinci­dían, paradójicamente, las opinio­nes del máximo líder soviético de la época, Nikita Jrushov, con las de su colega norteamericano cuando expresaba al referirse al arte abstracto: «Obras como estas son completamente ajenas al es­píritu de nuestro pueblo. Debe­rían reflexionar sobre ello los individuos que se dicen pintores pero hacen cuadros que no se sabe si han sido realizados por la mano del hombre o por la cola de un asno».

En su lugar, en el gran país se privilegiaba el llamado rea­lismo socialista, que en la pin­tura preconizaba la reproduc­ción casi fotográfica como soporte de la propaganda polí­tica que presentaba el socia­lismo soviético, excluyendo el resto de las corrientes estéticas de la vida cultural del país, en especial la pintura moderna, que era considerada «represen­tación de la degeneración de la sociedad capitalista».

Los analistas de la CIA fueron oportunos al explotar al máximo esa situación de la sociedad so­viética y pusieron en práctica un plan para la exaltación y promo­ción a escala global del arte abs­tracto contra el realismo socia­lista, aunque por derecho propio el arte moderno ya era tenden­cia consolidada en las artes plásticas por la gran red de ins­tituciones culturales, medios de prensa, galerías, encuentros, ex­posiciones, campañas de propa­

más que suficientes para exone­rarlo de ser una vulgar construc­ción del espionaje de su país como munición de la Guerra Fría para gastarla en temporales campañas mediáticas.

Se demostró que la Agencia facilitó e influyó en la divulga­ción y promoción de Pollock con mayor rapidez en los círcu­los de la crítica e instituciones mundiales de las artes plásticas, pero su éxito de todas formas no hubiera sido real de no ser un genuino talento que trascendió como uno de los artistas más importantes de la pintura nor­teamericana del pasado siglo. CM

peñó como agrimensor en las grandes praderas de territorios indios, de los que estudió su arte originario y luego lo plasmó en sus obras. Era un rudo cowboy que tomaba whisky por cubos y había llegado a New York y al Museo de Arte Contemporáneo (MoMA), casa matriz de la CIA en su campaña cultural, a impo­nerse por su talento genuina­mente norteamericano e indo­mable.

Lo que realmente justificó el di­seño mediático de Jackson Pollock fue su afición a la bebida, de la que nunca pudo librarse y que lo condujo a la muerte a los cua­renta y cuatro años de edad, en un momento estelar de su carrera, el 11 de agosto de 1956, al estrellar su auto contra un árbol.

En 1967 se hizo público en la prensa norteamericana, por primera vez, la denuncia de la utilización de la CIA de la cul­tura, especialmente del arte abstracto, en sus operaciones encubiertas contra la URSS, lo cual la mayoría de los artistas y escritores del orbe que apare­cieron vinculados a esas accio­nes negaron conocer.

Jackson Pollock surgía en esas revelaciones patroci­nado por el llamado Congress for Cultural Freedom, una organiza­ción apoyada por la CIA. Que daron sus obras para defen­derlo de la leyenda negra y fueron

ganda que, directamente o de forma manipulada, respondían al bando occidental en la guerra cultural, y en la cima de esa ola se encontraba Jackson Pollock.

La consagración de esta es­trategia no cursó por caminos fá­ciles, pues era muy difícil demos­trar las supuestas bondades de la libertad de creación en EE.UU. a los reprimidos pintores abstrac­tos soviéticos con un panorama de persecución y medidas res­trictivas en ese país, y que eran estimuladas por el anticomu­nismo fundamentalista que im­pulsaban las campañas del sena­dor Joseph Raymond McCarthy y el Buró Federal de Investigacio­nes (FBI), dirigido por el pode­roso John Edgar Hoover.

Este pulseo entre la CIA, con su programa de guerra cultural, y el FBI, terminó a favor de la primera, pues en 1954 el sena­dor McCarty entro en desgracia y le fue retirada la confianza cuando Allen Dulles alertó al enton­ces Presidente Dwight David Eisen­hower que era mucho lo que es­taba en juego en operaciones secretas de su organización de seguir los extremismos del em­briagado senador, quien murió en 1957, a los cuarenta y ocho años, por problemas de alcoholismo crónico y cirrosis hepática. Hoover sí continuó al frente del FBI hasta que falleció por causa na­tural en 1972.

Jackson Pollock tenía sus orí­genes en el oeste norteameri­cano, donde su padre se desem­

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IVÓN PEÑALVER

Fue muy agradable saber la noticia de que Johnny Ventura, el Rey del Merengue, llegaría a San-tiago de Cuba, y la alegría se du-plicó con la confirmación de que, concluida la Fiesta del Fuego, la capital contaría con la sabrosura de una música que ha acompañado a muchos cubanos de distintas gene-raciones. Lo cierto es que el popular intérprete, quien se dice enamorado eterno de la música cubana, además de los conciertos en Santiago de Cuba, se presentó en el Karl Marx como el Hijo Ilustre que es de la Música Popular, ya no solo domi-nicana, sino también de esa sim-biosis que representan la América y el Caribe. Fueron jornadas inol-vidables, aseguró Ventura, que ante la interrogante de cómo se ha-bía producido el milagro de estar en Cuba afirmó:

Soy de los que piensan que las cosas no ocurren ni antes ni después, solo en el momento oportuno. En medio de tantos compromisos de trabajo venir a Cuba iba siendo una deuda con mis propios orígenes, y eso no se podía posponer más. Por eso ya estoy aquí.

Nunca imaginé que la gente me fuera a recibir con tanto ca­riño aunque sé lo cálidos que son los corazones cubanos y que te­nemos muchas cosas que nos identifican y nos unen, no obs­tante, siempre resulta sorpren­dente. En Cuba me han conce­dido hasta la Orden «Miguel Matamoros», y eso, más que nada, es un compromiso con el respeto que profeso por la mú­sica cubana, porque ese nombre fue uno de los que me hizo fijar la atención en esta Isla y sus me­lodías, y ha influido en la ma­nera de hacer la nuestra.

Yo quise ser un bolerista, es más, creo que soy un romántico muy frustrado, y aunque alguna vez me tomo un alto y me pongo romántico, lo cierto es que aposté por la música popular bailable, y en ese camino difícil de hacer bailar, reír, gozar a la gente, me han acompañado siempre y me han hecho echar pa’lante representantes de la música de Cuba como Miguel Matamoros, Félix Chapotín, Mi­guelito Cuní, Compay Segundo, y Benny Moré, por supuesto .

¿Conoció a Benny Moré?Sí, y más que eso, llegué ha­

cerle coros en una de sus visitas a República Dominicana. Era un hombre increíble, con una capa­cidad tremenda para que los músicos hicieran lo que él se ima­ginaba aunque no estuviera es­crito. Además, tenía ese don de hacer bailar y llorar con un bole­rón de esos de «ay, por Dios».

Y Cuba se acerca a usted tam-bién a partir de conocer talento con-temporáneo, tal es el caso de Tony Ávila

Sí, cómo no, a Tony Ávila lo conozco hace poco tiempo, pero si me preguntas me da la impre­sión de que lo conozco de siem­pre. Ha sido muy fácil entender­nos, debe ser porque hay una química muy buena que la ha tendido la propia música cu­bana.

Nos hemos propuesto hacer un disco de guarachas y sones. Yo al llegar de Santiago a La Ha­bana lo primero que quise hacer fue llegarme hasta el estudio de grabación del Maestro Edesio Alejandro, un excelente músico que está asumiendo la produc­ción de este trabajo, estoy mara­villado. Quiero que el disco ya esté, porque será la oportunidad de reciprocar todo el cariño y el aprendizaje recibido de ustedes y de la música que los ha hecho grandes.

Cuba ha tenido la oportunidad de recibir talento dominicano en los últimos tiempos. El año pasado, du-rante el Encuentro de Voces Popula-res que preside la Maestra Argelia Fragoso, llegó a La Habana Mari-dalia Hernández, a quien usted in-vitó a presentarse en Santiago.

Sí, ella se sintió muy conmo­vida con la invitación, era una vi­sita que había quedado pendiente para ella y la pudo cumplir; y es que Cuba y Dominicana yo siento que eran una misma isla que el agua dividió, y que ahora tenemos la suerte de juntar a tra­vés de la música. Tanto ella como otros representantes de la música de allá amamos los sones, los dan­zones, los boleros, el filin, la gua­racha, y es como venir a bailar a casa del trompo, pero eso nos hace felices y por eso estamos y seguiremos estando acá, física­mente o con todo nuestro corazón abierto hacia ustedes.

Y es como si la fuerza de este hombre de altura, que se afirma como «merenguero hasta la Tam-bora», con una discografía com-puesta por 105 producciones disco-gráficas, y cuyas grabaciones han sido premiadas con 28 discos de oro, dos de platino, además de un Grammy Latino en el 2004 y un Grammy a la Excelencia por su trayectoria en el 2006, sumará ahora a su fructífera trayectoria un nuevo fonograma de sones y guarachas con las cuales, con su talento, también se adueñará del corazón cubano. CM

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AL SON DE JOHNNY VENTURA se bailó en Cuba

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BENIGNO IGLESIAS

Ni al más empecinado fanático del baseball el nombre de Mini McFarland le será familiar. Po­dría ahorrarse el trabajo de bus­car en la última edición de la re­visada y ampliada Enciclopedia del Baseball o en las Guías Cuba-nas de Baseball, pues dicho nom­bre no aparece.

Mini, descendiente de corta­dores de caña jamaicanos, cono­ció el baseball en terrenos de los centrales azucareros del Oriente cubano. Desarrolló, siendo ape­nas un adolescente, un talento excepcional para jugar pelota, pero la pobreza y el hambre le privaron de una estructura ósea y muscular capaz de acompañar las fenomenales habilidades que poseía para fildear, correr, lanzar y hasta batear. Era simplemente un fuera de serie, pero medía 5 pies y 2 pulgadas, y pesaba 97 li­bras. Mini era, sin duda, el más cariñoso de los apodos que sus amigos le podían dispensar, pues otros, siempre en tono bur­lón, le decían «siete libras» o, sim­plemente, «la pulga».

Desde muy niño practicó el baseball con cuanto artefacto se pareciera a los implementos del juego. Lo mismo bateaba con un palo de escoba que con una rama seca; la pelota podía ser un taco de madera, una fruta dura o una bola de papel envuelta en espara­drapo, y los guantes, bueno los guantes no hacían falta, para eso estaban las manos. Fildear a mano limpia era una de sus ma­yores habilidades.

Siendo adolescente, un do­mingo de 1934, Mini debutaría en los juegos que cada semana se pactaban entre las novenas de centrales vecinos. La rivalidad era enorme, por lo que el día del juego los bateyes quedaban prácticamente desiertos. El pú­blico abarrotaba los alrededo­res del terreno mientras los más jóvenes se disputaban las cómo­das ramas de aguacates, mangos y flamboyanes que daban som­bra a los congregados cerca de las líneas de foul de los jardines derecho e izquierdo.

Puestos a sobreaviso, los pí­caros cazatalentos de las ligas

semiprofesionales que apadri­naban las más poderosas em­presas y latifundios cañeros, se dieron cita para ver jugar a aquel negrito del que tanto se hablaba, pues se decía que po­dría ser un primer bate excep­cional y estar en cualquiera de los files del campo, o en el cua­dro, y por voluntarioso, hasta de catcher. Y qué decir el día que subía al box, y con una endemo­niada bola de nudillos que pare­cía imitar el lujurioso contoneo de la sublime Josephine Baker, volvía locos a bateadores, cat-chers y hasta a los árbitros. Al igual que los scouts, el sargento del puesto de la Guardia Rural, connotado sicario a sueldo de terratenientes y cabecilla de un turbio pero jugoso negocio que «arreglaba» el resultado de los juegos, ni corto ni perezoso, se dio cuenta que Mini era la pieza clave para decidir quién ganaba o perdía ese domingo, sobre todo porque Mini sería el pitcher del equipo local.

Los implementos de juego eran escasos, por lo que cada ju­gador compartía el guante con el rival de su misma posición. La pelota de juego era una sola, tan roja como la arcilla del cuadro, aunque más brillante. Custo­diada con celo por el árbitro de home, la Wilson, como todos la llamaban, solo se usaba en el juego oficial. Para batear ambos equipos lo hacían con una Maja­gua 35, pesada como un yunque, que solo los más fornidos empuña­ban con estilo. Para el calenta­miento y la práctica antes del juego se usaba cualquier cosa, generalmente pelotas hechas con tacos de madera entizadas con soga y engrudo y forradas con esparadrapo; y para hacer pep-per game, palos de güira recorta­dos más o menos al tamaño de un bate.

Mini se fue a calentar el brazo seguido de su fiel compañero, Chispa, un perro sato ya viejo pero aún ágil que lo acompa­ñaba a todas partes. Lo encontró en una guardarraya aún cacho­rro, flaco como una lombriz, un día que llevaba el almuerzo a su padre, que cortaba caña en un apartado cañaveral de Caguazo.

No había hecho su primer lanzamiento cuando el sargento se le acercó seguido de dos guar­dias que, machete en mano, ha­cían más tenebrosa la figura de su jefe. Chispa, tendido a unos pasos de su amo, miró de reojo al militar y empezó a gruñir sor­damente, pero Mini lo tranqui­lizó con un gesto que el animal interpretaba bien. Al tercer o cuarto lanzamiento el sargento comentó socarronamente: «Con ese garabato esos pencos no ba­tean ni de foul». Mini no se dio por enterado y siguió en lo suyo. Después de una pausa el sar­gento se interpuso entre Mini y el catcher y, mirándolo fijo y ame­nazante, continuó: «Pero hoy a Mini le conviene que sí le ba­teen, pues así ganará cincuenta pesos y su viejo seguirá traba­jando en el basculador del cen­tral. Mini quedó paralizado. Está claro, nada de bola de nudillos, ni lanzamientos a la rodilla y a las esquinas. Solo rectas, al me­dio, de la cintura al pecho y no muy rápidas».

Dicho esto el sargento y sus esbirros se acomodaron en sen­dos taburetes colocados detrás del banco del equipo local. A su alrededor se producía un ir y ve­nir de apostadores y corredores que ese día parecían enloqueci­dos. El sargento, muy sereno, sonreía con malicia y, de vez en cuando, dirigía una mirada ha­cia Mini, al que saludaba to­cando brevemente el borde del ala del sombrero de reglamento.

Como relámpagos, por su mente pasaban imágenes de su viejo que, abatido, casi exhausto, día tras día regresaba al bohío después de doce horas picando caña a cam­bio de un miserable salario que apenas alcanzaba para poner en los platos una vez al día un poco de harina con boniato. Y las tantas veces que la pareja de la Guardia Rural llegaba a las chozas que el viejo construía en linderos de tierras abandonadas al marabú y los pedregales y estas eran pasto de las llamas por transgredir la propiedad privada.

Los árbitros, dos solamente, salieron al terreno, y con ambos managers discutieron las reglas. Los regulares del equipo local

El primero en reaccionar fue el sargento: «Paren a ese perro». Los guardias desenfundaron los revólveres 45 y, sin pensarlo, dispararon al animal, que no se detenía. Los tiros provocaron el pánico del público y de jugado­res que, a la desbandada, huían o se protegían del peligro. Ya a punto de traspasar los límites del terreno un tiro pareció al­canzar al animal, que rodó des­pués de soltar la pelota. Un guardia gritó: «Le di coño, le di». Sin embargo el animal volvió a incorporarse, atrapó nuevamente la pelota y con torpeza empren­dió nuevamente la huída. Los guardias siguieron al animal que pareció internarse en un ex­tenso cañaveral donde se inicia­ban los interminables latifun­dios de la United Fruit Company. Después de los tiros, jugadores, árbitros y una parte del público esperaban con indecisión. Para nadie estaba claro qué espera­ban. Mini fue el único que en medio de aquella confusión no se movió del terreno, con angus­tia había presenciado la caída de su perro, y con alegría lo vio em­prender nuevamente su carrera.

Minutos después los dos guar­dias, revólveres en mano, regre­saron al banco. Chispa sencilla­mente desapareció y, con él, la Wilson.

El árbitro de home llamó a los managers y, por falta de pe­lota, dio por terminado el juego que, al no completar, el 5º inning, no era válido.

Sentado en su taburete y enca­bronado hasta más no poder, el sargento vio esfumarse las ga­nancias que tan seguras imagi­naba. Era tanta su ira que no pudo contenerse. A gritos, sin importarle que todos lo oyeran, señaló a Mini amenazadoramente: «Tú y yo nos vemos en cualquier momento».

Lo que le sucedió posterior­mente a la gente involucrada en esta historia sería muy largo de contar. Poco más de un cuarto de siglo después todo, o casi todo, había cambiado. Para los pobres de aquella época, para bien, para los poderosos, para mal. Mini llegó a ser administrador de una granja cañera. Se traba­jaba duro y sin descanso, pero se hacía con gusto. Un domingo como otro cualquiera, un con­tingente de voluntarios ayuda­ban a limpiar de malezas un campo de cañas que retoñaba vigorosamente. Para evitar que los retoños se dañaran, Mini su­pervisaba el guataqueo perso­nalmente. Iba y venía a través de los surcos e indicaba cómo ha­cerlo. De repente vio que un grupo de voluntarios se agru­paba al final de un surco. Cari­ñosamente les llamó la atención: «Caballeros, si cae un rayo nos quedamos sin voluntarios». Al oírlo el grupo lo urgió a sumárse­les: «Administrador, mire esto». En el surco, entre la paja de caña y la tierra removidas por las gua­tacas, se distinguía claramente el esqueleto de un perro que entre la osamenta de la boca sostenía firmemente una vieja pelota de baseball. CM

cubrieron sus posiciones, y a la voz de play ball, Mini hizo su primer lanzamiento. La rabia era tanta que aquel primer in-ning fue el presagio de que al­guna tragedia podía ocurrir. Los tres primeros bateadores fueron ponchados, y el que me­nos mal lució, logró dar un ma-chuconcito apenas a tres pies de home para, de inmediato, pon­charse sin tirarle. Sorprendido, el sargento parecía inquietarse, pero pronto quedó tranquilo; pensó para sí mismo: «es mejor así, luego vendrá la sorpresa».

Como del primero al 4º in-ning el equipo visitante, en cuyo orden al bate se incluían batea­dores que ya se habían desta­cado en los campeonatos inter ingenios, lucía indefenso ante los lanzamientos de Mini solo un infield hit y un «Texas» in­ofensivo a los files mientras los locales, sin nombres ni muñecas poderosas en su line up, pero con picardía y velocidad de sobras, habían anotado dos carreras. La paciencia del sargento y la de sus compinches se agotó. Al dis­ponerse a salir del banco para iniciar el 5º inning, un guardia se interpuso ante Mini y, de frente, sin rodeos, le espetó: «Dice el sar­gento que esto se acabó, si en este inning, escucha bien, este inning, la cosa no cambia, tu viejo no solo va a perder el trabajo sino algo más, yo mismo lo salgo a buscar, ¿entendido?».

Aquellos matones no juga­ban. Su padre estaba en peligro. Miró al esbirro muy serio y fijo a los ojos. No dijo nada. Dio unos pasos, llamó a su perro, que aca­rició mientras algo le susurraba. Con decisión se fue al box, ca­lentó y se dispuso a enfrentar al primer bateador del 5º inning. Dos veces dijo no a las señas de su catcher. Su lanzamiento fue completamente wild, la pelota golpeó contra unas planchas de zinc herrumbrosas que servían de backstop y se desvió cerca del banco de los visitantes. Ante una seña de Mini, Chispa salió a toda velocidad tras la pelota, la atrapó entre los dientes y, dispa­rado, emprendió carrera por el medio del terreno en dirección al jardín central.

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H. ROMO SIGLER

LOS CUBANOS TENEMOS el pri­vilegio de estar al tanto, con lujo de detalles, de los principales acontecimientos deportivos que ocurren en cualquier punto de la geografía planetaria. Es un lujo que, si bien disfrutamos desde dé­cadas atrás, hemos intensificado en los últimos años gracias a la vo­luntad de nuestro Estado, que se materializa mediante el concurso de numerosas entidades, con el Instituto Cubano de Radio y Tele­visión a la vanguardia.

Cuando las señales audiovi­suales y sonoras que recibimos toman como punto de partida los denominados eventos múlti­ples –llámense Olimpiadas, Pa­namericanos o Centroamerica­nos–, el jolgorio es aún mayor, al punto de que muchos reservan sus vacaciones en esas fechas, para no perder ni un solo detalle de lo que sucede en los bellos es­cenarios donde se dirimen en­conadas porfías.

No en balde la mayoría senti­mos en esos instantes –parafra­seando las palabras del compañero Fidel a propósito de una de esas citas– que corremos, saltamos, lanzamos o rematamos, dando rienda suelta de paso a una irre­frenable pasión por actividades que, en verdad, trascienden los marcos deportivos para entron­car con lo más profundo de la identidad sociocultural que nos define como nación.1

En el momento en que es­cribo estas líneas no se cumplen todavía las primeras siete jorna­das de la justa regional que tiene asiento en Toronto, princi­pal enclave de la provincia cana­diense de Ontario y quinta urbe más poblada de Norteamérica.

Desde la arrancada de la cita, el pasado 10 de julio, a través de una espectacular gala de aper­tura en el mítico Rogers Center –que tuvo como protagonistas al inigualable Circo del Sol; y que fue rematada con el encendido del pebetero por Steve Nash, uno de los grandes íconos del balon­cesto mundial de la etapa re­ciente–, hemos disfrutado de ex­celentes representaciones en las diversas disciplinas convocadas, lo que evidencia de manera cate­górica como cada vez más este tipo de certamen eleva cualitati­vamente su calidad, reservando ejecuciones de nivel mundial en una buena parte de las pruebas.

La comitiva antillana, refe­rente obligatorio en estas lides, no ha sido menos ahora, regalán­donos numerosas actuaciones relevantes. Desde esa óptica el sitial de honor lo encabezan Jorge García y Yusmari Men­gana, reyes del canotaje, con tres títulos cada uno.

El habanero García, de quien recordamos su vergüenza en las declaraciones luego de no poder ganar la primera medalla do­rada en los Centroamericanos de Veracruz, brilló esta vez en las aguas del lago Weeland en el K­1, K­2 (junto a Reinier Torres) y K­4 (unido a Torres, Reinier Mora y Alex Menéndez) a 1000 m, supe­rando así su cosecha en Guada­lajara cuatro años atrás (dos de oro y una de plata); mientras que Mengana, nativa de la Isla de la Juventud, lo hizo en el K­1 a 200 y 500 m y en el K­2 a 500 m, acom­pañada de Yurieni Guerra, joven que se reincorporó al elenco na­cional luego de varios años ale­jada del alto rendimiento.

De igual forma el remero Ángel Fournier, quien confirmó

superior, esa afirmación igno­raba el hecho extraordinario que todos los integrantes de las es­cuadras comandadas por los profesores Ronaldo Veitía y Justo Noda se agenciaron medallas (3­3­8), proeza que habla a las claras del trabajo realizado. En el caso de las muchachas del «General Veitía» (2­1­4) concluyeron en el sitial más alto por séptima vez consecutiva, luego del alegrón primigenio que nos proporcio­naron en casa, durante la edición de 1991. Se dice fácil, pero que nuestras féminas hayan sobresa­lido por encima de potencias en este arte como Brasil, provoca admiración incluso fuera de nuestro entorno geográfico.

Esto no significa que dejemos de exigirle, por ejemplo, a una jo­ven con condiciones excepciona­les como Onix Cortés, que experi­mente el salto que la consolide definitivamente en su carrera. Un aliciente para la habitante de la Habana del Este, campeona mun­dial juvenil hace unos años, pues si es capaz de imponerse en cuatro de los últimos cinco combates a la fenomenal colombiana Yuri Al­vear (tres veces monarca planeta­ria), tiene todo el combustible para alcanzar el estrellato.

Mención especial para Man­rique Larduet, que volvió a des­pertar el interés por la gimnasia artística, ausente del panorama nacional desde el retiro del ex­cepcional Erick López, máximo ganador de medallas doradas en estos certámenes desde la edi­ción inaugural en Buenos Aires 1951. El santiaguero Larduet, a quien sigo desde que en el 2007 me regalara una instantánea después de convertirse en el con­cursante más laureado de nues­tros Juegos Escolares, cantera in­

en la incursión en el single sculls que era una de las medallas más seguras para nuestra embajada atlética, por la maestría exhi­bida a lo largo del cuatrienio (tanta, que su más cercano per­seguidor en la regata de 2000 m, el canadiense Rob Gibson, con­cluyó la prueba casi siete segun­dos después que el gigante de Baracoa alzara sus brazos en señal de triunfo), al tiempo que se agenciaba otro oro en el par de remos corto (junto a Eduardo Rubio), y la de plata en el cuatro, en las aguas del Royal Canadian Henley de St. Catharines.

Con independencia de la ele­vada cultura de nuestro pueblo en la materia, cimentada desde el propio enero de 1959, cuando el líder de la Revolución expresó que llevaríamos el deporte tan lejos como fuera posible, por es­tos días todos emiten vaticinios y juicios sobre el desempeño en suelo canadiense con particular vehemencia.

Ese rasgo, fortaleza a todas luces por lo que implica en cuanto a la participación popu­lar en asuntos de esta naturaleza, hace que en ocasiones prevalez­can impulsos sentimentales so­bre el análisis sosegado que debe presidir cualquier evaluación ri­gurosa que efectuemos en las más disímiles temáticas.

«El judo se quedó muy por debajo de lo que esperábamos», le escuché hace unas horas a un compañero de trabajo, que solo se involucra en estos menesteres de Olimpiada en Olimpiada y Pa­namericano en Panamericano.

Más allá de que deseaba que los exponentes del deporte que practiqué desde la niñez hasta concluido los estudios universi­tarios sacaran una foja dorada

agotable de las glorias del deporte cubano, se echó al pú­blico en un bolsillo con sus de­mostraciones refinadas en casi todos los aparatos, horas más tarde de celebrar en predios ca­nadienses su diecinueve cum­pleaños. Su cosecha confirmó que los gimnastas de casa se han propuesto en serio retornar a los planos estelares, misión que con orgullo refrendó también el joven entrenador de los varones, Car­los Gil.

Nadie igualó al pequeño ha­bitante de la Ciudad Heroína, que festeja su 500 aniversario en el caballo de salto (15.125), a lo que sumó plata en el concurso de máximo acumulador (89.600) –que despertó, por cierto, el re­chazo de la mayoría del público, consciente de que su última in­cursión en la barra fija merecía un puntaje superior, con el que habría desplazado al estadouni­dense Samuel Mikulak, a la pos­tre vencedor con 89.650–, y en las paralelas (15.650) y el bronce en anillas (15.450).

De igual forma tenemos que reverenciar a la quinceañera gran­mense Marcia Videaux, que sor­prendió con su oro en el caballo de salto (14.737), imponiéndose a rivales de amplia trayectoria.

Por último, en este primer acercamiento a los panamerica­nos, todo el reconocimiento para la dupla que integran el san­tiaguero José Antonio Guerra y el camagüeyano Yenkler Agui­rre, con su histórica victoria en la plataforma sincronizada, algo nunca alcanzado por una pareja cubana. Guerra, legionario ex­perimentado con un palmarés de ensueño a lo largo de diecio­cho años en el más alto nivel competitivo, sumó así su se­gunda corona en estas justas, luego de que en Río de Janeiro eclipsara a sus contrincantes en la plataforma individual.

Algo es seguro independiente­mente del escaño que finalmente consigan nuestros representantes: cada deportista cubano está entre­gando todas sus energías para no defraudar al pueblo que les confió la bandera que ondea radiante en la villa panamericana.CM

1 El Comandante en Jefe escribió en varias ocasiones durante los Jue­gos Panamericanos de Río de Ja­neiro 2007. En una de ellas señaló: «¿Usted cree que solo disfruta de los Panamericanos? Analice bien, vea que usted a cualquier edad corre, salta, lanza balas, jabalinas, discos y martillos, vuela por enci­ma de las vallas y las pistas, cam­bia batones, remata, encesta, rema, propina ippones, da una voltereta a su rival, sigue estrategias, se de­rrama el agua por encima des­pués de correr dos horas y hasta deja de recibir el oxígeno que de­mandan sus pulmones. ¡Que bello espectáculo el que ofrecen los atle­tas! Pero usted no solo disfruta; us­ted participa, sobre todo cuando compiten atletas de su país». «A pe­sar de todo», Ver en: Fidel Castro Ruz: Reflexiones, Tomo 1, Oficina de Publicaciones del Consejo de Esta­do, La Habana, 2013, pp. 213­214.

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Suena en Torontola música cubana

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LA CALLEDEL MEDIO

15AHMED PÉREZ MOREJÓN

EL FÚTBOL, decía Galeano, tiene más poder de convocatoria que la religión, y esa sentencia, obvia­mente, adquiere ribetes especiales en el ámbito latinoamericano. Es por ello que a nadie extraña que sea la Copa América el torneo de selecciones nacionales más lon­gevo del mundo, a punto de cum­plir cien años el próximo 2016.

Aclarado este particular –que explica también por qué cada par­tido en este lado del mundo se an­toja batalla campal entre los riva­les– no es ocioso reiterar que la cita acogida por Chile, entre el 11 de junio y el 4 de julio, tenía aso­ciada antes de su arrancada algu­nas interrogantes que servían, de paso, para exacerbar las opinio­nes encontradas de los hinchas de cada escuadra.

¿Podría la garra «charrúa» uruguaya consolidarse como la ganadora suprema de estas li­des, alcanzando su decimosexto trofeo? ¿La escuadra albiceleste llevaría hacia Buenos Aires el galardón número quince, que los igualaría con los actuales dis­cípulos del maestro Oscar Washing­ton Tabares? ¿La «segunda tem­porada» de Dunga al frente de la canarinha redimiría a los penta­campeones universales del fiasco estruendoso del pasado año, cuando fueron vapuleados en casa propia por la manschaft ger­mana durante la semifinal de la Copa del Mundo? ¿Serían capa­ces los anfitriones de coronar a su generación dorada con el éxito, de la mano de un timonel vir­tuoso como Jorge Sampaoli?

Los futbolistas participantes se encargaron, quizás invocando al legendario poeta Mario Bene­detti, de que cada pregunta tu­viera su respuesta, y para ello de­jaron, literalmente, el alma sobre la grama en cada salida pactada.

A decir verdad, todo fue con­cebido para que en la final se en­contraran la «Roja de América», respaldada por su público incon­dicional, y los adiestrados por Gerardo el «Tata» Martino, inob­jetablemente el conjunto con más prestancia en la contienda, funda­mentalmente por disponer de una artillería difícilmente identi­ficable en otra alineación de cual­

quier geografía, donde hombres del calibre de Car­los el «Apache» Tévez, Gon­zalo el «Pipita» Higuaín o Ezequiel el «Pocho» Lavezzi permanecerían en la banca la mayor parte del tiempo.

Los locales causaron grata impresión doce meses atrás, cuando estuvieron a punto de eliminar a Brasil (pienso que la mayor parte de la torcida carioca habría deseado caer en penales ante Chile, y así evitar el ultraje que más tarde le provocaron los teutones) y, como todo organiza­dor de eventos de esta natura­leza que se toma las cosas en se­rio, convocaron a cada una de las piezas de renombre con que con­taban, con el propósito cimero de alzar la copa por vez primera de­lante de su fanaticada.

Fue así que Sampaoli, segui­dor confeso del sistema de juego que instaurara antes en el com­binado austral su compatriota Marcelo el «Loco» Bielsa, juntó todos los dispositivos, diseñó el mejor engranaje y tejió, choque a choque, un sistema que se pre­sentó con la precisión de los me­canismos de relojería suizos.

Con convicción profunda, Arturito «el Rey» Vidal, Alexis Sánchez, Eduardo Vargas, Clau­dio Bravo, Gary «el Pitbull» Me­del y compañía asumieron que estaba al alcance de sus manos acariciar la gloria y se entrega­ron sin miramientos a la conse­cución de su objetivo. Es por ello que muchos brillaron dentro de la maquinaria colectiva; desde el meta Bravo que, durante la cam­paña, se embolsó todos los títu­los en disputa con el Barcelona español, pasando por un Vargas que concluyó de líder goleador junto al peruano Paolo Guerrero y terminando en Vidal –con una campaña de ensueño dentro de la Juventus de Turín– y Sánchez, si bien este no estuvo a la altura de su gran desempeño precedente con el Arsenal inglés.

Argentina, como diría Pán­filo a su amigo Chequera, es otra historia, aciaga por demás para una de las barras más entusias­tas del mundo, que no se resigna a quedar en la cuneta de cuanto certamen intervienen sus expo­nentes, desde que ganaron en la

Copa América de 1993. Si el mis­mísimo Gardel viviera, segura­mente señalaría que veinte años no son nada en otros asuntos, pero no en cuestiones balompédicas, porque ese lapso de tiempo se levanta como una eternidad que le impide a sus parciales enrojecer las gargan­tas ante la celebración que emana de la victoria.

En tierras del gigante suda­mericano, en el verano anterior, no pudieron desbancar en la fi­nal a la tropa de Joaquin Low, de­jando con las ganas a los miles de aficionados que los acompaña­ron en cada estadio auriverde.

Ahora, nuevamente, les faltó empuje en el instante crucial, dando la impresión en ocasiones de ser una sumatoria de estrellas sin conducción, que deambula­ban por los pastos de juego con la imagen de un náufrago en alta mar en el rostro.

Usted puede contar con los mejores componentes construc­tivos soñados, pero si no puede echar mano al material que los aglutine, difícilmente obtendrá los dividendos esperados.

Exactamente así, sin em­paste, ha venido funcionado Ar­gentina, tanto con Sabella como con el Tata: por momentos dando destellos de lo que la brillantez de sus jugadores les permite edificar, pero luciendo de ma­nera ajada y endeble la mayoría de las veces, brindándole así mismo las claves a los rivales para que se ceben sobre sus vul­nerabilidades. Léase Paraguay, empatándole a dos en el segundo tiempo del partido inaugural, o Chile doblegándolos en todos los aspectos en el encuentro

Fue Brasil, sin embargo, la escuadra que nuevamente más «desencantó» por estar a años luz del jogo bonito que otrora los con­virtió en brújula para cuanto chico se lanzaba a la cancha con la ilusión de marcar un gol.

Aunque la caída estrepitosa de la verdeamarela (da lo mismo bajo las riendas de Dunga, Manu Meneses, Felipao Scolari o en las se­gundas nupcias de Dunga) desata análisis de las más variadas signi­ficaciones, la causa del retroceso no hay que buscarla en complejos programas computadorizados. Es algo más simple y perceptible, no lo dudo, para los adolescentes que dentro de las favelas o en las grandes porciones de su inmenso país corren detrás de una pelota. Sin el anhelo por perforar la ca­baña a la vista todo lo demás es intrascendente; de nada vale una defensa rocosa sino existe voca­ción por crear y soñar, más allá del mediocampo.

Nadie puede traicionar su es­tilo, porque al hacerlo se niega a sí mismo. Si la directiva brasi­leña entiende esto, las cosas no demorarán en cambiar, porque talento y material tienen de so­bra para ello. Si se empecinan en invertir la ecuación, las con­vocatorias competitivas futu­ras no harán más que poner el dedo sobre la llaga sangrante.

Esperemos, por el bien de es­tas disciplina, que el espíritu de Pelé, Rivelinho, Careca, Bebeto, Romario, Ronaldo, Rivaldo, Ro­nal dinho y tantos otros, adere­zado con la samba, se apodere otra vez de quienes salgan desde el túnel para repre sentar lo que realmente constituye una filosofía de vida.CM

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rnetconclusivo, previo a la lotería de

los penales.Precisamente por esa defor­

mación en el comportamiento de un conjunto destinado a reinar donde quiera que intervenga es que sobrevienen, inevitablemente, las comparaciones entre jugado­res y épocas diferentes, que el público legitima por lo hondo que siente cada cuestión vincu­lada con el «deporte más hermo­sos del mundo».

Por ello Messi, pese a refulgir este año con nuevos bríos dentro del Barça, sigue lejos, muy lejos de Maradona dentro de la «selec­ción». Y no es que la «Pulga» no corra y se entregue con la cami­seta de la AFA, pero sí que no ejerce liderazgo a la hora cero, como tantas veces hizo «el Pibe de Oro», cargando sobre sus piernas la ira desmedida de los oponentes pero, sobre todo, transformando en realidad las aspiraciones de sus compañeros.

Dicho de otra manera, Argen­tina no ha ganado nada dentro de los principales eventos de mayo­res con Messi (dejo a un lado las sonrisas olímpicas porque bien sa­bemos que futbolísticamente ha­blando, es la única excepción en el universo deportivo, pues no es un título de máximo rango), mien­tras que con el niño de Villa Fiorito ensanchó las vitrinas con sus ac­tuaciones en múltiples escenarios.

La propia prensa de ese país, afirmaba que la «Messión en Chile era imposible», aunque no dejaba de reconocer por ello que, el eje del mejor tridente ofensivo que se recuerde (junto a Neymar y Luisito Suárez) no era, ni mucho menos, el único responsable de la ausencia de pergaminos.

Usted puede contar con los mejores componentes constructivos soñados, pero si no puede echar mano al material que los aglutine, difícilmente obtendrá los dividendos esperados

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87JULIO2015

NÚMERO directorenrique ubieta gómez

jefa de redacciónyuliat danay acosta diseñojorge méndezzardoyas

correcciónamanda fleites fotografíasjoaquín menaladyrene pérezm.v.g.ricardo lópez hevia yailín alfarornps: 0583

colaboradoresa.a.g.ailer pérezamhed pérez morejónbenigno iglesiascarmen souto anido h. romo siglerijorki moralesivón peñalverjorge wejebe cobo

madelaine vázquez gálvezmauricio escuelarouslyn naviasantiago alba ricoyisell rodríguezvladia rubio

direccióncalle 21 no. 406, vedado, la habana, cuba. cp 10400.

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impresiónempresa de artes gráficas federico engels

LAS HIERBAS Y ESPECIAS EN LA COCINA (II)

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PROPUESTASMUSICALES

LA CALLEDEL MEDIO

MADELAINE VÁZQUEZ GÁLVEZ

LAS HIERBAS Y ESPECIAS en la cocina cumplen una función vital que consiste en conferir sabores muy especiales a las comidas; sin su presencia los alimentos re­sultarían desabridos y sosos. Además, se han comprobado sus notables efectos medicinales en la dieta. Por su impor­tancia cultural, botánica, terapéutica y culinaria, se relacionan algunas de las más notorias.

PEREJIL (Petroselinum crispum, Um­belíferas). Tiene su origen en la región mediterránea oriental y constituye una planta comestible de la que se cultivan más de treinta y cinco variedades. Los antiguos griegos asociaron esta hierba con la muerte; plantaban perejil en sus tumbas, aunque con el tiempo llegaron a celebrar concursos atléticos en los que coronaban a los ganadores con perejil, y después de algunos siglos, la hierba co­menzó a simbolizar la fuerza. Aparece cada vez más en las ensaladas y otras preparaciones, tanto por sus cualidades estéticas, como por ser fuente de vitami­nas A y C. Se utiliza seco o fresco como condimento en sopas, guisos, salsas, y sobre hortalizas y viandas hervidas.

ALBAHACA (Ocimun basilicum, La­biadas). Tuvo dudosa reputación, pues para los antiguos griegos y romanos era símbolo de hostilidad y demencia. Otras tradiciones populares la han asociado con el amor. En la India se ha venerado como hierba sagrada y se consideraba protec­tora en la vida y en la muerte. Los médi­cos árabes la defendieron como gran cu­randera, al igual que los chinos. Se considera un tranquilizante natural y puede ayudar a la digestión. Se utiliza mucho en la cocina, sobre todo en la preparación de salsas y aderezos, como la famosa salsa pesto.

APIO (Apium graveolens, Umbelífe­ras). Aunque en el sur de Europa se co­noce desde la antigüedad, el apio ad­quiere su configuración actual después de varios cruces en la Italia del siglo XVI. En la cocina se utilizan, preferible­mente, sus hojas y tallos tiernos; se con­sume crudo o cocido, en ensaladas, so­pas­cremas, y como hortaliza. Tiene mucha demanda entre los mexicanos, que lo emplean para darle sabor y color al pulque (bebida alcohólica, blanca y espesa). El jugo de apio se utiliza como un antiácido muy eficaz y, combinado con jugo de col, ayuda a combatir la úl­cera gástrica. En la medicina tradicio­nal asiática se recomendaba contra la presión alta y la gota.

CÚRCUMA (Curcuma longa, Zingi­beráceas). Esta hierba vivaz ocupaba un lugar especial dentro de la tradicional medicina ayurvédica de la India, y los médicos chinos la usaban para contrarres­tar múltiples dolencias. En la actualidad se ha demostrado el papel curativo de la cúrcuma por la sustancia química me­dicinal que contiene: la curcumina. Va­riados son sus usos en la cocina por sus propiedades colorantes para la confec­ción de arroces, potajes, aderezos para ensaladas y salsas para pescado. Con­

fiere a los alimentos un color muy pare­cido al de la bija e incorpora un sabor singular y agradable. Es un ingrediente imprescindible en la elaboración de la salsa curry.

HINOJO (Foeniculum vulgare, Umbe­líferas). Es una planta de discreta difu­sión en Cuba. Su parte foliácea es muy llamativa porque posee hojas muy finas, como plumas y de sabor anisado. Esta planta era conocida como marathon en la antigua Grecia. Crecía silvestre por los alrededores de un pueblo llamado Maratón, a 42 km de Atenas; en ese lu­gar, los atenienses vencieron a los per­sas en el año 490 a.n.e., un corredor de larga distancia llevó la noticia de la vic­toria de Atenas, y su proeza atlética ins­piró las carreras de maratón actuales. El hinojo se emplea en infusiones, para aromatizar dulces y jugos cítricos, así como en la decoración de ensaladas de frutas. Contiene vitaminas A, B1 y C, calcio, hierro, fósforo, potasio y azufre.

ROMERO (Rosmarinus officinalis, La­biadas). Los romanos llamaban rocío del mar al romero, en latín rosmarinus. Antiguamente se quemaba romero en los templos griegos como ofrenda a los dioses. Popularmente, el romero se con­sideraba como una planta estimulante del amor, por eso las coronas de novias se entrelazaban con sus ramas frescas. Su color verde persistente era símbolo de la eternidad de la vida y de la inmor­talidad. En la cocina tradicional se colo­can las ramitas enteras para los adobos de carnes y estofados. Es un excelente

acompañante de algunas salsas y adere­zos. También es exquisito sobre las papas asadas.

CILANTRO (Coriandrum sativum. Um­belíferas). Planta cultivada como condi­mento. Su parte foliácea es parecida al pe­rejil. También se denomina culantro de Castilla, pero no se debe confundir con el culantro del país, cimarrón, sabanero o de Cartagena.

ENELDO (Anethum graveolens, Apiá­ceas). Es una planta herbácea anual; se conoce desde la antigüedad y es oriunda de la región oriental del mar Mediterrá­neo, donde hoy abunda. Sus hojas y frutos son usados en cocina como condimento, y sus semillas se emplean en la prepara­ción de ciertas infusiones con fines tera­péuticos. El eneldo es muy parecido al hinojo, pero su sabor es mucho más fuerte; se emplea profusamente en la co­cina rusa y confiere un sabor excepcio­nal a sopas, guisos y encurtidos. Tam­bién es muy usado en la cocina escan dinava: ingrediente muy importante del salmón marinado, se usa también en las conser­vas de arenque.CM

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TEMA: CHINATOWN DOWNTOWNautor: CARLOS JOSÉ MARTÍNEZ GONZÁLEZintérpretes: YONGOLAILANCD: YONGOLAILANLNME, 2015

PROPUESTASMUSICALES

A cargo de AILER PÉREZ, IJORKI MORALES y CARMEN SOUTO

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TEMA: LA COMPARSA intérpretes: FRANK FERNÁNDEZ Y ELIADES OCHOAdirector: MANUEL ORTEGA

VIDEO CLIP

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MATINÉE CON KOLA LOKA, Todos los martes, 5 pm, en la Casa de la Música Habana (Calle Galiano entre Concordia y Neptuno, Centro Habana)

COMER EN CASA

JULIO 2015

· e l a b o r a c i ó n ·¶ Tener dispuesto el arroz, cocinado sin sal ni grasa. ¶ Deshuesar el cuarto de pollo, quitar el pellejo y picar en tiras. ¶ Cortar el jamón en tiras. ¶ Picar la cebolla en cuartos de luna, el pimiento en tiras y el cebollino fino. Cortar en segmentos los frijolitos. ¶ Elaborar tres tortillas de un huevo cada una utilizando una cucharada de aceite. Picar en tiras y reservar. ¶ En sartén apropiada sal­tear el pollo y dejar ablandar; añadir el ja­món. ¶ Adicionar el pimiento y la cebolla; dejar marchitar. ¶ Añadir el arroz y mezclar con suavidad. ¶ Agregar la salsa china y re­volver hasta que el arroz adquiera una co­loración uniforme. ¶ Incorporar las torti­llas, el cebollino y los frijolitos. ¶ Revolver y dejar suavizar durante tres minutos aproximadamente.

SALSA PESTO AL MANÍ

ARROZ FRITO CON POLLO

··········

··········

Albahaca (hojas)Maní

AceiteJugo de limón

Azúcar morenoAjo

Cebollino picadoSal

Pimienta molidaAgua para aflojar

Arroz cocinadoPolloJamón

CebollaPimiento

CebollinoFrijolitos chinos

HuevoSalsa chinaAceite para

saltear

¼ taza

¼ taza

½ taza

1 cucharada

1 cucharadita

1 diente

¼ taza

1 cucharadita

1/8 cucharadita

3 tazas 1 cuarto grande1 libra2 unidades medianas1 unidad grande1 macito ½ libra3 unidades2 cucharadas

· i n g r e d i e n t e s ·p a r a 2 t a z a s

· i n g r e d i e n t e s ·p a r a c u a t r o r a c i o n e s

· e l a b o r a c i ó n ·¶ Disponer de las hojas frescas de albahaca frescas. ¶ Tostar el maní. ¶ Poner en una ba­tidora todos los ingredientes. ¶ Batir y servir en una salsera.Nota: Esta salsa acompaña pescados, pastas, ver­

duras, galletas y viandas. A la manera tradicio­nal, se elabora sobre un mortero grande, ma­chacando los ingredientes sólidos.

TEMA: FOTOGRAFÍAautor: WALDO MENDOZAintérprete: WALDO MENDOZACD: REPARTIENDO AMORBIS MUSIC, 2014

TEMA: TÚ DICES Y NO DICES NA’autor: JORGE LUIS ROBAINAintérprete: KARAMBACD: UN PUENTE HACIA LA HABANAEGREM, 2013

TEMA: EL HORROROSOautor: PEDRO LUIS FERRERintérprete: JUEGO DE MANOSCD: SOMOS CUBAEGREM, 2014

TEMA: COMO UN NIÑOautor: LIAM EYLÁ Y GUSTAVO GONZÁLEZ (G-RHYMES)intérprete: LA CRUZADA ESTUDIOSCD: PEDAZO DE CIELOLA CRUZADA ESTUDIOS, 2014

CD: COMO EN EL AYERintérprete: GUILLERMO RUBALCABAPRODUCCIONES COLIBRÍ, 2014

ESPACIO


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