EL BOSQUE ENCANTADO

Integrantes: Gloria Varea. María del Carmen Murcia. Rossana Aldás. Edad de los niños a los cuales va destinado el cuento: 9 años Área/asignatura/temática: Música. Este cuento es dramatizado por los estudiantes y su profesor/a quien además recrea la historia a partir de la improvisaciòn en diversos instrumentos. Nota: Las imágenes que utilizamos no son de nuestra autoría.

CUENTO EL BOSQUE ENCANTADO

Es la historia de un pueblo en el que los niños podían jugar libremente, sin ningún peligro. El pueblo estaba rodeado de naturaleza, a los niños les gustaba mucho ir a un bosque cercano, lleno de grandes

árboles,vegetación,flores, riachuelos, animales y un aire mágico todo era muy especial. Un día en este bosque los niños planearon un juego: ¡Los espadachines y las princesas!, los hombrecitos tenían que rescatar a las princesas atrapadas en un castillo encantado. Se dispusieron a acicalarse para empezar su juego, ellos fueron a buscar material para hacer sus espadas, ¡qué mejor que las ramas de los árboles! pensaron puesto que

habían llevado cuerdas para atarlas. Ellas corrieron en busca de las más bellas flores, se las pusieron en sus cabellos, formando hermosas diademas

de flores de los más variados colores y formas. Se encontraron todos listos con sus herramientas y trajes y...empezó el juego: Debían encontrar una cueva que sería el lugar en el que todos vivirían y saldrían a recorrer el bosque cuando no hubiera ningún peligro. Fingían dormir tranquilos mientras la noche interpretaba para ellos hermosas melodías abrigadoras, despertaban en la mañana y sólo podían salir si el canto de los pájaros y la luz del sol les anunciaban que todo estaba en orden, que no había peligros ni riesgos. Disfrutaban mucho de este juego, hasta que un día, llegó la guardabosques y muy enojada les dijo: ­¿!Niños qué están haciendo!? ­Pues jugando a los espadachines y las princesas, ¡mira nuestras espadas! sí y ¡mira nosotras somos las princesas! ­Claro que me doy cuenta, ustedes están felices, pero se fijan

¡Cómo está el bosque, todo destruído, árboles sin ramas, tallos sin flores! En ese momento los chicos dan una mirada y...sí...muchos árboles y plantas se veían muy mal.

­Lo lamento mucho chicos, les había pedido antes que tuvieran cuidado con la naturaleza y veo que no han escuchado, de manera que les queda prohibido entrar nuevamente a este lugar. ­ Nooo, por favor, prometemos cuidar el bosque, por favor! ­He dicho que no, el día que demuestren haber aprendido a escuchar podrán volver!! Los niños regresaron tristes a sus casas. Al día siguiente fueron a jugar en otro bosque, pero...no, no era lo mismo. Así que una mañana decidieron que querían ir al bosque mágico y jugar sin dañar ni una sola planta, ni un sólo árbol, pero ¿cómo?, si tenían prohibida la entrada….en ese momento uno de ellos recordó las palabras de la guardabosques: ..el día

que demuestren haber aprendido a escuchar podrán volver…!!! ­Creo que hemos aprendido o no? Pues ...sí! dijeron todos, entonces decidieron volver… ­¿Pero...si viene la guardabosques? dijo uno de ellos ­Ella estaba muy molesta con nosotros.

­mmm !ya sé! si ella llega, todos nos quedaremos quietos, muy quietos y así ella quizás crea que somos plantas o seres del bosque. Dijo uno de los niños. ­¡Oh qué buena idea! dijeron todos. ­Pero…¿Cómo sabremos si la guardabosques está llegando? ­!Listo, lo tengo¡ pues Samuel, nos avisará, pues él es el que tiene mejor oído, el que más sabe escuchar. ­Siiii, dijeron todos Entonces Samuel dijo: ­Está bien, apenas escuche los pasos de la guardabosques yo imitaré el sonido de un lobo como señal, así todos sabrán que es el momento de quedarnos quietos! Con el plan listo se dirigieron felices a su querido bosque mágico. Jugaron durante horas sin tomar ni una sola rama, ni una sola flor... hasta que la señal llegó! El aullido del lobo fue como un sortilegio que los dejó a todos quietos como plantas, como piedras o como un bicho mimético posado sobre una hoja de un árbol. La guardabosques había llegado… ­¡¡¡Mmm me pareció escuchar voces de niños, noooo espero que esos chicos que arruinan el bosque no estén por aquí!!! Mientras caminaba buscando y buscando, pasaba muy cerca de ellos pero no los veía, ellos estaban tan quietecitos y en

silencio que ella los confundía con seres del bosque a los que estaba habituada a ver en sus largas caminatas. Los niños se sentían felices pues encontraron la forma de jugar donde querían y lo más sorprendente era que desde que aprendieron a cuidar cada planta, cada flor, cada bichito, cada árbol, parecía que la naturaleza había decidido mostrarles sus mejores secretos y misterios! Un día mientras jugaban, decidieron ir al castillo encantado, este castillo estaba oculto entre el follaje, abandonado desde hace mucho tiempo… ¡Vamos chicos, así el juego será mejor, pues las princesas estarían atrapadas en él y nosotros tendremos que rescatarlas!! ­Ohh siii, !Vamos¡ Luego de caminar unos 15 minutos entre riachuelos, pequeñas lomas y senderos, llegaron al lugar. El castillo estaba cubierto por hiedra, fue uno de ellos, el más observador, el que se dio cuenta de que lo que veían no era una pequeña loma sino !el castillo abandonado!. Así empezaron a retirar las ramas y a buscar la puerta, cuando la abrieron entraron...ooh el lugar estaba lleno de polvo, había telas de araña en su inmensa lámpara que colgaba del techo, en el centro una gran sala que tenía un techo de cúpula con vidrios de vitral por los que entraban rayos de sol que, al pasar por los colores de los vitrales, se proyectaban mágicamente dando la apariencia de

mágicas formas en el espacio, los niños estaban atónitos, mirando y descubriendo lo que el momento les permitía ver. ­Oh mira...ahí se ve como si un pajarito estuviera persiguiendo bichitos en el aire! (era el polvo que volaba y que se podía ver con la proyección de los rayos) ­Wow, mira...es un ángel volando!! ­¡Siiii decían todos, mira, mira, oooooh!! ­Oh miren estas escaleras tan grandes, !vamos a subir! Eran 30 escalones de madera muy vieja, que al pisarlos sonaban mucho. Una vez arriba se encontraron con un pasillo muy largo, extendida una alfombra roja, a cada lado 15 puertas. ­¿...y si abrimos una? dijo un niño ­Sí, pero ¿Cuál? ­Escojamos: ...De tin marín de do pingüé cúcara mácara títere fue, yo no fui, fue Teté pégalo, pégalo que ella fue! Ahí estaba la que abrirían, al entrar se encontraron con una habitación muy grande, en ella una cama hermosa, con un techo tallado de madera desde donde colgaban unas cortinas de tela de algodón muy fina.

­Oooh dijeron todos, al acercarse pudieron ver que sobre el cobertor estaba perfectamente extendido un camisón blanco y largo adornado con finos encajes.

­¿Sería de la princesa? …!esta era su habitación¡ Al entrar a la sala de baño se encontraron con una inmensa bañera blanca, en cuyo extremo estaba un mueble que contenía varios frascos

con líquidos de distintos colores. Con cierto temor abrieron el amarillo y...con gran sorpresa pudieron percibir el mismísimo olor del sol, a la vez que una agradable sensación de abrigo les envolvía. Luego fueron por el celeste, al destaparlo lo primero que ocurrió es que escucharon una música maravillosa...eran coros de ángeles...siii, esta música les llenó de paz el alma y la sensación de que todo estaba bien. ¿Cuál era el olor de ese perfume?...pues olía a cielo. Así destaparon el lila, con el que podían revivir sus sueños; el rojo, que les llenaba de fuerza para enfrentar cualquier cosa; el verde, que les traía la serenidad y la calma de los árboles y plantas. Continuaron con su aventura, salieron y escucharon unos pasos, se asustaron… y corrieron a esconderse, los pasos sonaban cada vez más cerca, el pánico se apoderaba de ellos.

De pronto se escuchó una voz que decía: ¿Dónde están? ¡Salgan ahora!, con sorpresa reconocieron la voz de la guardabosques, salieron de uno en uno. ­¿Qué hacen aquí? preguntó la mujer, una de las niñas respondió con una voz que parecía un hilo, pues tenía miedo de la reacción de la mujer. ­Hemos venido a jugar. ­Les había dicho que estaba prohibido venir a este bosque, a lo que respondió un niño: ­Sí, pero también había dicho que sólo podríamos venir cuando aprendiéramos a cuidar el bosque. ­La guardabosques escuchó con atención y dejó un momento de silencio antes de responder. ­Niños, es verdad, durante todo este tiempo les he visto venir, siempre supe que eran ustedes los que jugaban y decidí jugar también para poder observar su comportamiento, me he dado cuenta de que ahora son cuidadores de este bosque, así que podrán venir cuando quieran y serán ahora también guardabosques como yo.

Moraleja: Los niños/as deben aprender a escuchar los consejos de los adultos y seguir sus recomendaciones es así como los niños y niñas supieron escuchar a la guardabosques y pasaron de maltratar a los árboles y flores a cuidarlos y evitar arrancar las ramas de los árboles y las flores del bosque.