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EL CARACTER DESTRUCTIVO DLL DESARROLLO DE LAS … · tarea y del atraso en que se halla empantanado...

Date post: 18-Jan-2019
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EL CARACTER DESTRUCTIVO DLL DESARROLLO DE LAS FUERZAS PRODUCTIVAS * Francisco Cepeda Flores Jesús Cervantes Servín Ignacio Cepeda Flores La ideología a la que en general estamos acostumbrados, cuando se habla del avance de las fuerzas productivas, es la de que éste es si no ¡ineal, sí por lo menos siempre en un sólo sentido, es decir progresivo. Kn las últimas décadas en que se presenta la R. C. TV*, este concepto se ha fortalecido y no ha habido oposición a esta concepción ideológica, sólo se han presentado cuestionamientos teóricos aislados, o planteamientos fallos de una concepción integrada en un esquema teórico coherente. Por un lado, es necesario desmistificar el carácter ideológico de opti- mismo en la R. C. T., pero ésto no es suficiente sino se precisa también un plantcaminnto teórico más amplio que comprenda los aspectos filo- sóficos, económicos y sociales que expliquen el carácter negativo del mencionado avance de las fuerzas productivas. Se trata de superar el aislamiento, la falta de planteamientos teóricos y la superficialidad, para integrar toda una serie de manifestaciones en una visión global del ca- rácter destructivo actual de las fuerzas productivas. Más que un planteamiento acabado, más que los resultados de un estudio que ha llegado a su etapa final, esta ponencia es una invitación para construir un sistema teórico completo sobre el carácter destructivo que implica el avance de las fuerzas productivas. En la medida en que exista claridad sobre este tema, dispondremos de una concepción básica para buscar alternativas que pongan la ciencia y la técnica al servicio del hombre y dejaremos de avanzar a ciegas o instintivamente en la obscuridad del sistema al que estamos encadenados. 1. Introducción Cada vez es más clara la necesidad de este tipo de análisis de la re- volución científico-técnica en el capitalismo, y en particular, de la críti- ca a la ideología optimista que concibe el desarrollo de la ciencia y la * Profesores de carrera de la Facultad de Ciencias los primeros e investigídor del Ins- tituto de Investigaciones Económicas el último. ** Revolución (aontittw-Tccnica.
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E L CARACTER DESTRUCTIVO DLL DESARROLLO DE LAS FUERZAS PRODUCTIVAS

* Francisco Cepeda Flores Jesús Cervantes Servín Ignacio Cepeda Flores

L a ideología a la que en general estamos acostumbrados, cuando se habla del avance de las fuerzas productivas, es la de que é s t e es si no ¡ ineal , sí por lo menos s iempre en un sólo sentido, es dec i r progresivo. Kn las ú l t i m a s d é c a d a s en que se presenta la R . C. T V * , este concepto se ha fortalecido y no ha habido oposic ión a esta concepc ión ideo lóg ica , sólo se han presentado cuestionamientos t e ó r i c o s aislados, o planteamientos fallos de una concepc ión integrada en un esquema t e ó r i c o coherente.

P o r un lado, es necesario desmis t i f icar el c a r á c t e r ideológico de opti­mismo en la R . C. T. , pero és to no es suficiente sino se prec isa t ambién un plantcaminnto t eó r i co m á s ampl io que comprenda los aspectos filo­sóficos, e c o n ó m i c o s y sociales que expliquen el c a r á c t e r negativo del mencionado avance de las fuerzas product ivas. Se trata de superar el aislamiento, la falta de planteamientos t eó r i cos y la superf ic ia l idad, para integrar toda una serie de manifestaciones en una vis ión global del ca­r á c t e r destructivo actual de las fuerzas productivas.

Más que un planteamiento acabado, m á s que los resultados de un estudio que ha llegado a su etapa f inal , esta ponencia es una invitación para construir un sis tema teór ico completo sobre el c a r á c t e r destructivo que imp l i ca el avance de las fuerzas product ivas. E n la medida en que exista c la r idad sobre este tema, dispondremos de una c o n c e p c i ó n básica para buscar al ternativas que pongan la c iencia y l a t é c n i c a a l servicio del hombre y dejaremos de avanzar a ciegas o inst int ivamente en la obscuridad del sistema al que estamos encadenados.

1. Introducción

Cada vez es m á s c la ra la necesidad de este tipo de aná l i s i s de la re­vo luc ión c ien t í f ico- técn ica en el capi ta l i smo, y en par t icu lar , de l a cr í t i ­ca a la ideología optimista que concibe el desarrol lo de la c iencia y la

* Profesores de carrera de la Facultad de Ciencias los primeros e investigídor del Ins­tituto de Investigaciones Económicas el último.

** Revolución (aontittw-Tccnica.

t écn ica actual como i l imi tado , capaz do resolver todos los problemas de la humanidad mediante un ascenso l ineal y siempre positivo do la capacidad product iva del hombre. A d e m á s , es c l a ra la necesidad do analizar t a m b i é n las posiciones que bajo rasgos optimistas y determinis­tas tiene el m a r x i s m o fosilizado, que consideran m e c á n i c a m e n t e la con­gruencia entre niveles de fuerzas product ivas y relaciones de p r o d u c c i ó n para concluir con af irmaciones d o g m á t i c a s o a p o l o g é t i c a s que obscure­cen la real idad como a q u é l l a do que el desarrollo do las fuerzas produc­tivas por si solo d e r r u m b a r í a las relaciones de p roducc ión capital is tas, por las trabas que é s t a s le imponen, para a l f in florecer en el soc ia l i smo: 0 como aquel pronunciamiento de R ich t a , en el que s e ñ a l a que los con tros de gravedad de la his tor ia se han desplazado, que son las fuerzas productivas basadas en la c iencia y la t ecno log ía los nuevos motores do la historia, dejando a un lado la lucha do clases.

E l aná l i s i s de estos planteamientos, necesariamente nos condujo a los intentos de profundizar y s is tematizar los l imites do la R. C T . So nos presentaban, por un lado, l í m i t e s t écn icos propiamente dichos, por el c a r á c t e r capi tal is ta que el avance de la c iencia y l a t é c n i c a l leva im­preso en cuanto a o r i e n t a c i ó n , forma y contenido do su p roducc ión , ade­más de que en algunas á r e a s y para algunos problemas dentro del actual desarrollo 1:0 se avizoran soluciones: por otro lado es t án lo que podemos caracter izar como l í m i t e s soc io -económicos , integrados por un s i n n ú m e r o de elementos que condicionan ol desarrollo do las fuerzas productivas. To­dos ellos e s t án inmersos en las modalidades de a c u m u l a c i ó n y reproduc­ción del capi ta l , as í como en las cr is is que é s to s conl levan. E s deci r : ios l ími t e s de la R . C. T. , a nuestra manera de ver pueden sor encontra­dos en los l í m i t e s del propio capi ta l .

De aquí que en este trabajo invi tamos a ac l a ra r y s is temat izar m á s 01 concepto de fuerza product iva , pa ra rescatar y precisar , al m i s i n o tiempo, el c a r á c t e r destructivo que é s t a s l levan consigo. E n un periodo en que el capi ta l ismo ha entrado en una de sus c r i s i s m á s importantes, c lar i f icar estos aspectos y buscar al ternat ivas bajo otro proyecto social se han convertido en tarcas no sólo insoslayables para act ivistas del cambio social , sino para' todos aquellos que, convencidos de l a fuerza destructora del capi ta l ismo, no quieren desembocar en la barbarie .

Remarquemos a q u í que s e r í a necesario desmist i f icar el "avance l i ­neal, per se" de las fuerzas productivas aún en p a í s e s que han cambiado sus relaciones de propiedad de los medios de p r o d u c c i ó n , ya que a pesar de las diferencias con el capi ta l i smo, los conceptos posit ivistas sobre el progreso los es tán conduciendo a re tomar aspectos heredados del capi ­talismo, en la p r o d u c c i ó n de la c iencia y la t é cn i ca , que no son sujetas a ninguna rev is ión c r í t i c a e incluso, equivocadamente como s e ñ a l a m o s , se "atan las esperanzas p o l í t i c a s " a esta concepc ión opt imista . E n oca­siones, en l a base de algunas de estas posiciones se l lega a asomar la concepción de neutral idad de l a c iencia y l a t é cn i ca .

Por otro lado, no podemos, achacar al capi ta l ismo lodos los males y quedamos sólo con esa a f i r m a c i ó n E s necesario un aná l i s i s preciso de las causas, de l a s i t uac ión concreta, l igándola a al ternativas de orga­nización, de lucha, de la p r á c t i c a po l í t i ca general y cotidiana. E l mar-

1 F.s obvio que- en una situación de atraso político aún una afirmación así es necesaria y conveniente.

xismo es un proyecto c ient í f ico y revolucionar io que permite y hace ne­cesario este aná l i s i s .

P o r una carenc ia de profundidad y s i s t e m a t i z a c i ó n , se expl ican las afirmaciones generales o aisladas sobre la d e s t r u c c i ó n en el sistema capi tal is ta , las innumerables muestras de d e s t r u c c i ó n eco lóg ica , las tan generalizadas c a r a c t e r í s t i c a s destructivas del trabajo subdividido que parce l iza a l hombre y lo t rata de conver t i r en " g o r i l a amaes t rado" e¡ prolongado y gigantesco esfuerzo m i l i t a r en el que se gastan 500 mil millones de d ó l a r e s anuales •'; y d e s p u é s de innumerables guerras de al ta d e s t r u c c i ó n , l a general izada costumbre social del desperdicio, la muerte de n iños y adultos por condiciones generales de v ida insuficien­tes, etc., c i c .

Todos estos hechos que han ido ocurriendo en la h is tor ia del capita­l i smo, cuya g e n e r a l i z a c i ó n y p ro fund izac ión en la ac tual idad hacen que aparezcan con otras consecuencias, han sido ignorados o satanizados por un cierto tipo de marx i smo con generalizaciones que culpan al capita­l i smo.

¿ C ó m o es posible que no se hayan producido grandes debates sobre el concepto de his tor ia , sobre el de fuerzas productivas y sobre la "lev-de correspondencia" entre é s t a s y las relaciones de producción:-- ¿Por­q u é s i el m a r x i s m o c lás ico s e ñ a l ó caminos claros sobre el c a r á c t e r des­truct ivo del avance de laa fuerzas productivas, en el presente siglo se ha apol lado poco en este sentido?. E s claro que las sociedades capita­listas han impreso objetivamente algunas deformaciones a ios marxis-tas de este siglo. Ocupados en las luchas por l a d e s t r u c c i ó n de las rela­ciones capital is tas, abrumados por la r e p r e s i ó n , golpeados por los fra­casos, rebasados por los conflictos bé l icos mundiales , y cegados por la ideología del concepto de progreso ma te r i a l , por el desarrollo de la pro­ducc ión mate r ia l y el avance c ient í f ico mismo, han sido pobres las al­ternativas concretas que el m a r x i s m o ha enfrentado a las formas de p r o d u c c i ó n capi ta l is ta .

E l capi ta l ismo ha impuesto el a u t o m ó v i l , la m a s i f i c a c i ó n de la pro­ducc ión superfina, la m i l i t a r i z a c i ó n y la guerra , los an t ib ió t i cos , las ideas "racional i / .adoras" , los e n e r g é t i c o s , las computadoras, etc.. es decir, lodo lo que ha impl icado en los ú l t i m o s cien a ñ o s la forma industr ia l de desarrollo. Los p a í s e s socialistas (independientemente del innegable avance que significan) y los marx is tas mis inos , han sido incapaces de anteponer una al ternat iva para el desarrollo mater ia l m á s acorde con los principios del social ismo. E n ocasiones incluso han sido copiadas formas y conceptos del desarrollo capi ta l is ta , no sólo por los oslados socialistas, sino en general por los marx is tas mismos.

R e c u é r d e s e aqu í el opt imismo que generaron las experiencias chi­nas de la revo luc ión cul tura l . Ese opt imismo no es casua l : de alguna forma, so ve ían 011 ol la , al fin elementos de una concepc ión alternativos sobro las relaciones del hombre y la naturaleza m á s de acuerdo con el -socialismo. E l reflujo posterior puede dar idea de la dif icultad de b

Expresión litei.il Je Taylor

' Para el mes J.- febrero de 1980 el presidente Cárter anunció que et presupuesto rriü-tar de Estados Unidos (12"! mi! millones de dólares) se multiplicaría 4."5 veces en !"» pr Wimos cuatro años.

tarea y del atraso en que se ha l l a empantanado en este campo un ampl io espectro del m a r x i s m o .

2. Nociones teóricas sobre la destrucción como elemento del cambio en los modos de producción.

Cuando se habla de d e s t r u c c i ó n como un elemento social o humano, nos situamos por lo general , junto a un prejuicio del concepto, que refleja una concepc ión posit ivista del desarrollo de la sociedad. Incluso se aso­cia el concepto a un ju ic io de va lor entre el bien y el m a l , que en muchas ocasiones se parece a una d e t e r m i n a c i ó n b íb l i ca . E n c o n t r a p o s i c i ó n pre­tendemos, a l menos, mos t ra r que la d e s t r u c c i ó n es un elemento impor­tante que el ma te r i a l i smo h i s tó r i co , y m á s concretamente M a r x , incluye en sus concepciones sobre el crecimiento y desarrollo de las formaciones económicas A l plantear a la d i scus ión este concepto no lo hacemos con una f inal idad l ib resca sino porque pensamos que en l a obra de M a r x se incluye claramente como un elemento central , pero que a par t i r de entonces, se sigue desarrol lando; de otra forma, nos s e r í a úti l para ex­plicarnos la d e s t r u c c i ó n asociada a l desarrollo de las fuerzas producti­vas, con lo cual e s t a r í a m o s en posibi l idad de plantear y construir alter­nativas para las mismas , de acuerdo a una sociedad no basada en la ganancia.

Trataremos de que en este trabajo se vaya comprendiendo que la des t rucc ión la entendemos como un concepto m á s r ico que el antes se­ñalado porque hacemos a un lado las determinaciones m e c á n i c a s sobre el mismo, para si tuarlo en l a d i n á m i c a del desarrol lo de las formacio­nes soc io - económicas , incluyendo sus transiciones. T a m b i ó n considera­mos la re la t iv idad, y por lo mi smo la r iqueza del concepto, en tanto que la des t rucc ión se presenta como t r a n s f o r m a c i ó n "p roduc t iva" , como de­g radac ión o como d e s a p a r i c i ó n absoluta (incluso esta ú l t i m a se puede presentar con mediaciones representadas por destrucciones parc ia les ) .

A t r a v é s de la his tor ia podemos observar l a d e s t r u c c i ó n que al mis­mo tiempo es p r o d u c c i ó n , en el sentido de que potencia a ésta' . O sea que la d e s t r u c c i ó n puede, a l mismo tiempo, unida en una c o n t r a d i c c i ó n d ia léc t ica , s ignif icar el arr ibo a niveles mayores de p r o d u c c i ó n , de avan­ce. Esto es lo que sucede cuando se presenta' l a d e s t r u c c i ó n , interna o externa, de una c a r a c t e r í s t i c a propia de una sociedad determinada, des­t rucción que permite a su vez el desarrollo de otra c a r a c t e r í s t i c a ' do mayor potencial idad que l a anterior.

E l cazador blanco que prac t icaba el comercio en los albores del ca­pitalismo estadounidense, no sólo estaba destruyendo el bisonte en las oraderas, sino que d e s t r u í a a d e m á s las relaciones comuni tar ias o t r iba-les de los indios americanos con lo que estaba potenciando ol desarrol lo del capi tal ismo (a t r a v é s de l a agr icu l tura por ejemplo). E s t a destruc­ción impl icó por supuesto l a c a c e r í a del búfa lo (o sea la p r o d u c c i ó n ) bajo t é r m i n o s capitalistas, que iban m á s allá del va lo r de uso y el true­que para introducir el va lo r del cambio y l a p r o d u c c i ó n por l a p r o d u c c i ó n misma. Con esto desaparecieron p r á c t i c a m e n t e el bisonte como especio y las relaciones t r ibales imperantes , pa ra dar paso a una fase de pro-

'También Hegel hablaba del elemento destructivo socin! pero abordaremos sus plantea­mientos de manera directa.

greso contradictorio y uni la tera l representada por el desarrol lo del ca­pi ta l ismo.

Las experiencias h i s t ó r i c a s pueden proporcionarnos r icas pistas en busca de un nuevo concepto de progreso que supere l a v is ión positivista y se apoye en los elementos originales del m a r x i s m o . E s decir , nos pa­rece importante cuestionar el concepto t radic ional de progreso que se ha generalizado desde la a p a r i c i ó n del capi ta l i smo y que inunda incluso las concepciones marx i s tas de este siglo.

Despojar a l a r iqueza, como concepto y p r o d u c c i ó n social , de la l i ­mi tada forma burguesa para profundizar y poner en p r á c t i c a aquella concepc ión que M a r x adelantaba, definiendo la un iversa l idad de las ne­cesidades, capacidades, goces, fuerzas product ivas, etc., de los indivi­duos, creada en e l in tercambio universa l , como " e l desarrol lo pleno del dominio humano sobre las fuerzas naturales, tanto sobre de la a s í l la­mada naturaleza como sobre su propia na tura leza" , y como " l a elabo­r a c i ó n absoluta de sus disposiciones creadoras sin otro presupuesto que el desarrol lo h i s tó r i co previo, que convierte en objetivo a' esta plenitud total del desarrol lo, es decir , a l desarrollo de todas las fuerzas humanas, en cuanto tales, no medidas con un p a t r ó n prees tab lec ido" ' . P o r su­puesto m á s allá de una sociedad fundada en l a ganancia . fj»

E s necesario apuntar elementos de aná l i s i s sobre el concepto mar­xis ta de progreso mater ia l y m á s concretamente sobre el concepto de fuerza product iva .

Por una d e f o r m a c i ó n ideo lóg ica y por el marco social del desarrollo del ma rx i smo , se ha asociado al concepto de fuerza product iva una linea-l idad que no está presei ' lc en M a i x y que cada vez m á s se cuestiona, afortunadamente. E s t a l 'moaüdad ha estado l igada casi exclusivamente a l desarrollo industr ia l sin tomar en cuenta tedos los elementos que la r iqueza del concepto de fuerza product iva tenia un \os c l á s i cos .

Adoptamos aqu í el concepto de fuerza product iva que, considera co­mo tales a todos los recursos naturales, a las capacidades y al conoci­miento humano, a l trabajo del hombre mismo, a las m á q u i n a s , los edificios, la o r g a n i z a c i ó n social y las luchas que en el la se dan, la con­c e n t r a c i ó n do recursos, la forma que adopta ol trabajo, el momento h is tór ico , o t e , o soa todos los elementos que influyen en la posibil idad y la r ea l i zac ión de las potencialidades product ivas del hombre en la socie­dad. A d e m á s de todo esto, consideramos que a l concoplo do fuerza pro­duct iva no se le puede abstraer de sus elemento.1; contradictorios, es decir , entre otras cosas, se debe considerar que las fuerzas productivas oslan asociadas o inmersas en unas relaciones sociales determinadas, por lo que entonces pueden l legar a sor productivas en un sentido pero destructivas en otro, o m á s concretamente, productivas para una clase social y destructivos para otra. Con esto estamos considerando la d ia léc­t ica dol concepto que debe inc lu i r l a d e s t r u c c i ó n en s í .

L o dicho ha . 4a aqu í representa una idea genera! de nuestra propues­ta para ol cuostioiunmento do los conceptos de progreso, fuerza produc­t iva , r iqueza, en re l ac ión a l c a r á c t e r destructivo que traen aparejadas. Internemos ahora desglosar algunos elementos en este sentido.

l ' n punto fundamental dol aná l i s i s mater ia l i s ta es que el hombre

* M¡ir\ C. Formaciones Económicas prcoapitalistas. Cuadernos de Pasado v Presente N" :e. Fd. Siglo XXI. México.

para satisfacer sus necesidades, se re lac iona con la naturaleza mediante el trabajo, como medio de a p r o p i a c i ó n de e l la . P a r a reproducir su v ida , el hombre debe mantenerse en un in interrumpido intercambio con l a naturaleza, y mediante el trabajo v incu la , como comportamiento p r á c ­tico, el conocimiento con las leyes de é s t a . Pe ro la p r á c t i c a humana evoluciona a par t i r de su p r i m e r a fo rma inst int iva de sus ó r g a n o s cor­porales, y se enfrenta a l a p r o d u c c i ó n encaminada hac ia l a p r o d u c c i ó n y r ep roducc ión de su v i d a mediante el uso de la herramienta , aumentando ia intensidad y e x t e n s i ó n de su acc ión . E n este proceso, las necesidades humanas, que es de donde par t imos ; son t a m b i é n necesidades con un c a r á c t e r social y por lo tanto conl levan una p r o d u c c i ó n que se sustenta en las r a í c e s h i s t ó r i c a s y sociales de l a evo luc ión humana .

A l abrirse dominios sociales m á s amplios , las leyes de la naturaleza, a la que se exponen los hombres, se encuentran condicionadas al modo de acc ión de és tos , a su rango de val idez y t a m b i é n a l a medida en que se les puede descr ib i r y u t i l izar . " L a lucha por el reino de la l iber tad hace que el hombre, dominado por el mundo de la necesidad, vaya des­arrollando su potencial idad para l iberarse de é s t a , mediante el conoci­miento y a p r o p i a c i ó n de la naturaleza, mediante el desarrollo de sus po­tencialidades productivas, y es precisamente las relaciones sociales (en los o r í g e n e s ) , l a colect iv idad t r iba l , e l p r i m e r supuesto de la a p r o p i a c i ó n de las condiciones objetivas de su v i d a y de l a ac t iv idad de autorrepro-ducción y de ob je t iv i zac ión de é s t a " 5 .

O sea que en la r e p r o d u c c i ó n del individuo "exis te un supuesto, un modo objetivo de existencia que en esa r e p r o d u c c i ó n t a m b i é n se repro­duce, se desa r ro l l a" . Su r e l a c i ó n con las condiciones objetivas del t ra ­bajo es mediada por su exis tencia como " m i e m b r o de la comun idad" y entonces, para que siga existiendo esa comunidad, se hace necesario que el individuo se reproduzca bajo los presupuestos objetivos de dicho mar ­co social. Pe ro a l mi smo tiempo " l a p r o d u c c i ó n m i s m a , el progreso de la poblac ión, supr imen gradual y necesariamente estas condiciones" ". Estamos aqu í ante el elemento corrosivo que se presenta en el proceso mismo de la r e p r o d u c c i ó n y v a destruyendo y cambiando hasta desinte­grar las relaciones sociales presupuestas.

E l desarrollo l imi tado que i m p l i c a l a r e p r o d u c c i ó n de las relaciones entre el individuo, su comunidad y una existencia objetiva pa ra él prede­terminada, conduce, d e s p u é s de lograr con éxi to el desarrollo buscado, a superar los l í m i t e s de p r e d e t e r m i n a c i ó n con lo cual se acar rea l a deca­dencia. A l mismo t iempo que se pueden lograr desarrollos importantes dentro de un marco determinado, este desarrollo no es " l i b r e y pleno ni del individuo, ni de la sociedad, pues ta l desarrollo es tá en c o n t r a d i c c i ó n con la r e l ac ión o r i g i n a r i a " 7 .

Vemos entonces c ó m o , partiendo del objetivo de conservarse y re­producir la' comunidad m i s m a con todas las c a r a c t e r í s t i c a s , comporta­mientos y relaciones que i m p l i c a , l legamos a su d e s t r u c c i ó n y cambio , en tanto que l a r e p r o d u c c i ó n es necesariamente nueva p r o d u c c i ó n . De tal

1K Marx. Formas que preceden a la producción capitalista Karl Marx, Pasado y Pre-'cr.le, Ed Siglo XXI p. 52.

«Idem : Karl Marx, obra citada.

suerte que la c o n s e r v a c i ó n de la comunidad i m p l i c a que é s t a 3 e vaya convirtiendo en su opuesto por la d e s t r u c c i ó n de las condiciones en que se sustenta.

Estos conceptos planteados por M a r x son base para intentar especi­f icar dos niveles de d e s t r u c c i ó n en el proceso productivo, no separables pero s i dist inguibles.

E n e l pr imero , e l hombre a l t ransformar la naturaleza para aprove­char la \ destruye elementos de esa m i s m a naturaleza. Cuando come­mos un venado o cuando quemamos un e n e r g é t i c o moderno, estamos destruyendo és tos en aras de la subsistencia del hombre; y en general, el hombre ha encontrado la forma de subsist ir de ta l manera que su d e s t r u c c i ó n sea menor que las posibil idades construct ivas de su subsis­tencia, o que potencie é s t a s de manera que se logre no solo la subsisten­c ia sino incluso e l paso a un estadio superior de desarrol lo Aquí , el ca­r á c t e r destructivo se expl ica por l a subsistencia m i s m a del hombre, sub­sistencia que incluso le permite desarro l lar las potencialidades misma.; de l a naturaleza.

E l otro n ive l es e l que se asocia con formas de sociedad y sus grados de desarrol lo, o sea que, s e g ú n los intereses dominantes, bajo determina­ciones concretas y e s p e c í f i c a s , se o r i e n t a r á n tanto las capacidades des­truct ivas como las productivas. E l c a r á c t e r destructor se pretende jus­t i f icar entonces por la subsistencia del hombre que s e ñ a l a m o s antes, pre­tendiendo ocultar que las razones es tán m á s allá de este n ive l , y que en verdad la d e s t r u c c i ó n se genera como una necesidad y a no de la subsis­tencia del hombre sino como un i n t e r é s de desarrollo o subsistencia l so­brepasados los l í m i t e s que esas relaciones imponen por los efectos corro­sivos de su propia r e p r o d u c c i ó n ) de unas relaciones sociales determina­das, donde los intereses dominantes en ellas i m p o d r á n a toda l a sociedad una p r á c t i c a destruct iva pa rc i a l o general izada, pero leg i t imada por su dominio, en el terreno de las ideas y p r á c t i c a s morales, po l í t i c a s , filosó­ficas, c ien t í f i cas , t é c n i c a s , productivas, etc. Llegando, desde el punto de vista mater ia l , hasta la d e s t r u c c i ó n m a s i v a del hombre en beneficio de los intereses dominantes que detentan otros hombres.

Si bien esta d e s t r u c c i ó n de las relaciones originales, durante el pro­ceso de su r e p r o d u c c i ó n , se presenta pa ra todos los modos de producción h i s t ó r i c a m e n t e dados, es c laro que por sus diferentes determinaciones espec í f i cas no o c u r r i r á en la m i s m a magni tud, con la m i s m a rapidez, ni con las mismas consecuencias en todos ellos. Aunque este análisis para ol caso de las sociedades precapi ta l is ta , sea parte del estudio y la

, Aún en nuestros días se considern .1 l.t ii.i.urale.'a como fuente de numerosos recur­sos, peto en sociedades pasados que eran incluso p.u.isitos de ella, se le consideró a Ja nnttmtliv.il como "fondo originario de producción'* v po- tanto de consumo. En la sección cuatro, inciso C, de este documento, c retoma esta distMsión para intentar definir lo que entendemos por "destrucción de la naturaleza"; sin embargo, podemos señalar que cuando hablamos de ello, no lo entendemos como desaparición de materia, sino asociamos el con­cento de naiurale/a al valor de uso que ella tiene. Y en este momento de crisis del capi­talismo, la forma del valor de uso de la mercancía se opone a la misma mercancía en su forma de valor de cambio, con lo que aparece con mayor intensidad el carácter destructivo del capital

'' Recuérdese que existen ejemplos históricos desde la comunidad primitiva en que est.' no ha sido asi, en regiones o grupos sociales concretos que desaparecieron por su incapaci­dad de equilibrar la producción y la destrucción.

s i s t ema t i zac ión t e ó r i c a que invi tamos a desarrol lar , s e ñ a l a m o s que ende és t a s y el capi ta l i smo existen diferencias fundamentales y abismales, porque pensamos que esas diferencias hacen cambia r cual i ta t ivamente las relaciones y la magni tud de la p roducc ión y la d e s t r u c c i ó n . P o r lo mismo, nos concretamos a s e ñ a l a r sobre todo algunos elementos t eó r i ­cos para t ratar de entender la d e s t r u c c i ó n en el capi ta l ismo.

E n la evoluc ión del hombre social vemos c ó m o las condiciones or igi ­narias de la p r o d u c c i ó n no pueden ser ellas mismas el resultado de la p roducc ión , o sea que é s t a s aparecen como presupuestos naturales, co­mo '•condiciones naturales de existencia del productor" '". cosa que en el capi tal ismo cambia radicalmente , y a que mientras que en todas las formas en que domina la propiedad inmueble la r e l ac ión con la natura­leza es aun predominante, •'en a q u é l l a s donde en cambio domina el ca­pital, prevalece el elemento s o c i a l " E n par t icular , con respecto a la des t rucc ión , en las formas donde predomina la naturaleza como elemen­to de la p roducc ión , é s t a a p a r e c e r á t a m b i é n como una d e s t r u c c i ó n natu­ra!, pero esto irá cambiando para diferenciarse en la sociedad capital is ta en donde la d e s t r u c c i ó n s e r á un f e n ó m e n o de l a p r o d u c c i ó n social e inclu­so en contra de la naturaleza.

E n la sociedad burguesa aparece la s e p a r a c i ó n t íp i ca de las condi­ciones i no rgán i ca s de la existencia humana y el trabajo vivo, represen tada en la r e l ac ión entre trabajo asalar iado y cap i ta l ; el pr imero creador de valor en la sociedad, el otro apropiador de ese valor , sostenido por la ventaja social e h i s t ó r i c a de un excedente y do la propiedad pr ivada . Existen en la real idad cotidiana de osla sociedad un s i n n ú m e r o de carac­te r í s t i cas destructivas que exigen un aná l i s i s que aporto explicaciones más allá do las generalizaciones o de las visiones parciales y aisladas. Por todo esto, no solo requiere de exp l i cac ión la unidad existente entre el hombre y la naturaleza como condiciones or ig inar ias de p r o d u c c i ó n on modos precapital istas, sino lo que requiere exp l i cac ión , hoy m á s que nunca, es l a s e p a r a c i ó n que se da en el capi ta l i smo entre las condiciones inorgánicas de la existencia del hombre y su existencia ac t iva .

L a fuerza destruct iva de que hablamos y que imponen las relaciones de p roducc ión y los intereses dominantes necesariamente llegado un cierto punto, r o m p e r á esas mismas relaciones que permiten su imposi­ción, y en la ac tual idad se corre el peligro de que antes de que oslo suceda, se presente pr imero un retroceso h i s tó r i co ocasionando por la des t rucc ión mas iva que es tá exigiendo el capi ta l ismo, incluso mediante un holocausto de la humanidad .

E s la forma capi ta l is ta de p roducc ión la que l lega a oponerse a las necesidades humanas y a la naturaleza. Par t i cu la rmente por la apropia­ción pr ivada de l a p l u s v a l í a y los medios para produci r la , as í como el alto nivel de desarrollo de las fuerzas productivas que i m p l i c a n t a m b i é n un alto grado de desarrollo de su c a r á c t e r destructivo.

Se trata entonces de que intentemos conceptualizar !a fuerza social destructiva del capi ta l ismo en t é r m i n o s de cantidad, ca l idad y pers­pectiva.

'"Marx C. Formaciones Económicas Precapitalistas, Cuadernos de Pasado y Presente N" 20 Ed. Siplo XXI. Mc'::ico 1974. p 68.

" Idem.

Fuerzas productivas, dinámica de acumulación capitalista y juerzas destructivas.

L a ley general de a c u m u l a c i ó n capi ta l is ta exp l i ca c ó m o parte de la p l u s v a l í a que se apropia l a b u r g u e s í a es re inver t ida con mi ras a que se valorice en un proceso de r e p r o d u c c i ó n del capi ta l , en escala ampliada. Este proceso de r e p r o d u c c i ó n conduce a que la masa de capi ta l en la sociedad v a y a creciendo. Dicho proceso, pa ra un n ive l determinado de las fuerzas productivas, se cumple por ciclos temporales, lo que reper­cute t a m b i é n en ciclos en el funcionamiento del s is tema. P a r a determi­nado nivel de las fuerzas productivas, este aumento de la masa de capital i m p l i c a r á una lendencia social a la d i s m i n u c i ó n de l a tasa de ganancia, ya que l a masa de p l u s v a l í a aumenta a un r i tmo menor que la masa de cap i ta l . Esto hace necesario que la b u r g u e s í a tome medidas que con­duzcan a una mayor tasa de p l u s v a l í a que contrarreste l a c a í d a de la tasa de ganancia .

Así , h i s t ó r i c a m e n t e nos encontramos con medidas como la expan­s ión del mercado, l a baja de los precios de mater ias p r imas , l a baja de los salar ios , i n t e r n a c i o n a l i z a c i ó n del capi ta l o exportaciones de capital, in tens i f i cac ión de la r a c i o n a l i z a c i ó n en l a o r g a n i z a c i ó n de la producción , b ú s q u e d a de cambios c ient í f icos y t écn icos que ayuden a e levar el nivel de las fuerzas product ivas, d e s t r u c c i ó n de capitales, etc.. todo ello er. busca de las ganancias ext raordinar ias que aumenten l a tasa de ganan­cia para mot iva r un proceso de i nve r s ión mas iva , a b r i é n d o s e así un nuevo periodo de auge capi ta l i s ta .

E n el centro de estos movimientos se encuentra la necesidad de valo­r i zac ión del capi ta l que v a en aumento, lo que para una masa de plus­va l ía dada p rovoca la tendencia a la d i s m i n u c i ó n de la tasa de ganancia. Ante esta' perspect iva una c ier ta parte de capitales, en un ambiente de competencia y c o n c e n t r a c i ó n , no entra a l a r e p r o d u c c i ó n : Se queda ocio­so, busca sal idas promisor ias (ganancias ext raordinar ias) , en la guerra, l a c iencia y la t é c n i c a , nuevos mercados, etc. Cuando en un ambiente de competencia por obtener la mayor cant idad de la masa de p lusval ía existente en la sociedad, los capitales, personificados en l a b u r g u e s í a no encuentran un e s t í m u l o como los apuntados, para l a e l e v a c i ó n de tasa de ganancia que genere un repunte en la e c o n o m í a , es decir una reacti­v a c i ó n del capi ta l excedente, entonces la b u r g u e s í a no titubea en hacer relevante la tendencia a la d e s t r u c c i ó n . E n esta fase donde existe una s o b r e a c u m u l a c i ó n para una tasa de ganancia dada, encontramos el ori­gen de la v o c a c i ó n estructural del cap i ta l i smo para la d e s t r u c c i ó n .

E s t a d e s t r u c c i ó n de capitales se consigue, entre otras cosas, con el despilfarro, con la obsolecencia y abandono de maquinar ia (en t é rminos t ecno lóg icos y de va lor ) , con la d e s t r u c c i ó n f ís ica por l a guerra de hom­bres, ciudades y m á q u i n a s . Se consigue t a m b i é n con la' d e s t r u c c i ó n de mater ias pr imas y productos, d e s t r u c c i ó n de capacidades de los obreros, c o n t a m i n a c i ó n de todo tipo que destruye recursos, etc.

E s t a c o n t r a d i c c i ó n entre la r e p r o d u c c i ó n de capi ta l y las dificultades para que se valor ice constituye el concepto nodal que expl ica e l c a r á c t e r destruct ivo del avance de las fuerzas productivas en el capi ta l i smo. Es decir , las relaciones sociales de p r o d u c c i ó n , en l a medida en que van dejando de ser un campo propicio pa ra el avance de las fuerzas produc-

l ivas, van d e s d o b l á n d o l a s en fuerzas destructivas, produciendo y repro­duciendo medios de d e s t r u c c i ó n .

Pero vayamos m á s despacio y tratemos de expl icar este esquema. Por ser esta ponencia una inv i t ac ión a profundizar sobre ol c a r á c t e r

destructivo del desarrollo de las fuerzas productivas, os necesario que retomemos los conceptos c lás icos del m a r x i s m o y tratemos de profundi­zar o uti l izarlos para expl icar l a rea l idad actual del capi ta l i smo.

\.—Acumulación y reproducción en escala ampliada.

L a p l u s v a l í a sólo es suceptible de transformarse en capi ta l porque ol producto excedente cuyo va lor representa, encierra ya los elementos ma­teriales de un nuevo capi ta l ' - .

P a r a el capi tal is ta indiv idual , la a c u m u l a c i ó n aparece cuando al vender las m e r c a n c í a s productivas obtiene dinero en el que se ha trans­formado el "producto sobrante" en que se mater ia l iza la p l u s v a l í a . P o r tanto, la cantidad de dinero que ahora el capi tal is ta obtiene os mayor que la que inic ia lmente p r o p o r c i o n ó , ya que ha realizado las m e r c a n c í a s que contienen el trabajo no remunerado de l trabajador. Esto incremen­to permite al capi tal is ta poder inver t i r cantidades adicionales en ol pro­ceso productivo, lo cual re in ic ia el c ic lo de a c u m u l a c i ó n pero a una escala mayor, y a q u e . . " e l capi ta l incrementado arroja un producto incrementado" 1"'. M a r x t a m b i é n demuestra que si esto sucede para cada capitalista, lo mismo s u c e d e r á para el conjunto.

Pero t a m b i é n expl ica que este proceso tomado para todos los capita­listas se rá resultante de un s i n n ú m e r o de interacciones, desigualdades y pequeños ciclos que se l levan a cabo en un marco de competencia. Esto, al contrario de restarle val idez a la ley general , la expl ica en su comple­jidad. Así . para este proceso de a c u m u l a c i ó n , M a r x sintetiza ias pre­misas de la siguiente mane ra :

"1). L a de que esLa suma, bajo las condiciones t é c n i c a s existentes, sea suficiente bien para ampl i a r el capi ta l constante en funciones, bien para emprender una industr ia nueva. Pero puede t a m b i é n ocur r i r que ia convers ión de la p l u s v a l í a en dinero y el atesoramiento de este dinero hayan de continuarse durante mucho m á s tiempo para que pueda operar­se este proceso y efectuarse, por tanto, una verdadera a c u m u l a c i ó n , a m ­pliarse la p r o d u c c i ó n " .

"2). Se presupone, a d e m á s , que y a antes se haya desarrol lado real­mente una p r o d u c c i ó n en escala ampl iada , pues para poder convert i r el dinero en elementos del capi ta l productivo, es necesario que estos ele­mentos existan y puedan adquir irse en el mercado como m e r c a n c í a s " .

A fin de profundizar en este proceso M a r x expl ica c ó m o se presenta la a c u m u l a c i ó n en el sector de bienes de p roducc ión y el sector de bienes de consumo (con lo cua l e l imina la concepc ión l ineal de un atesoramiento general y s i m u l t á n e o ) explicando c ó m o , para un momento dado y dife­rentes niveles de la a c u m u l a c i ó n , unos atesoran por lo que venden sin comprar, mientras que otros en complementado)! , compra r sin vender

" E l capital. Oírlos Marx, tomo III

'" Idem.

Al

u otros conjugan ambas cosas, con lo cua l se va haciendo posible la acu­m u l a c i ó n y la r e p r o d u c c i ó n en una escala cada vez mayor ; con lo que, a fin de cuentas, se expl ica c ó m o nace el capi ta l de la p l u s v a l í a que brotó de un capi ta l anterior.

De este esquema pa rc i a l p u d i é r a m o s pensar que entonces el modo de p r o d u c c i ó n capi ta l is ta es imperecedero. Debemos intentar s e ñ a l a r algunas de las contradicciones de este s is tema (de acuerdo a los obje-livos de este trabajo) que lo hacen ser h i s t ó r i c o , acorde con un nivel dado de las fuerzas product ivas y que por tanto es tá condenado, por su propia d i n á m i c a , a su s u p e r a c i ó n por otro modo de p r o d u c c i ó n en que se resuelvan dichas contradicciones.

B.—Tendencia decreciente de la tasa de ganancia.

Dado que en la cuota de ganancia , como sabemos, interviene tanto (P)

el capiLal var iab le como el constante , las diferentes composiciones c + v

o r g á n i c a s del capi ta l son elementos importantes a considerar, cuando dentro de la d i n á m i c a de a c u m u l a c i ó n del capi ta l , se anal iza el desarro­llo de las fuerzas productivas y en par t icu la r de los medios de producción .

Sabido es que h i s t ó r i c a m e n t e es tá comprobada la ley que s e ñ a l a el aumento del capi ta l constante a costa o por lo menos m á s r á p i d a m e n t e que el aumento del capi ta l dedicado a cubr i r el salario de los trabajado­res. Tendencia que tiene su base precisamente en el aumento de pro­duct iv idad que el capi ta l is ta ansia y el desarrol lo de las fuerzas produc­tivas posibi l i ta . O sea, la product iv idad creciente del trabajo se mani­fiesta en el aumento del volumen de medios de p r o d u c c i ó n en relación con la fuerza de trabajo necesaria pa ra su puesta en movimiento . Y este cambio se e s t a r á traduciendo necesariamente en un aumento de la com­posición o r g á n i c a , es decir , se r e f l e j a rá en un "aumento del capi ta l cons-iante a costa del capi ta l v a r i a b l e " Es to no excluye el aumento abso­luto del capi ta l var iable en la sociedad, porque l a a c u m u l a c i ó n de capital hace necesario t a m b i é n un aumento de l a clase trabajadora.

Pero como sabemos, M a r x no presenta esta ley tendencial en forma absoluta, y expone ampl iamente las causas que en un complejo juego d ia léc t i co , de acuerdo a situaciones concretas contrarrestan y hasta neu­tra l izan por periodos la tendencia decreciente de la tasa de ganancia

Sólo mencionaremos sin abordarlos y como elementos per i fé r icos de este trabajo, que M a r x s e ñ a l a c ó m o el aumento del grado de explotación del trabajo, la r e d u c c i ó n del salar io por debajo def va lor de Ta fuerza de trabajo, el abaratamiento de los elementos del capi ta l constante, el exceso de pob lac ión , el comercio exterior, el aumento del capi ta l por acciones, son hechos que combinados o no, dentro de un complejo juego de influencias, s e g ú n una s i t uac ión espec í f i ca , van a contrarrestar o neu­t ra l i za r la baja de la cuota de ganancia temporalmente; pero a fin de cuentas, a l agotamiento do las posibilidades contrarrestantes se retorna­rá n l a m i s m a s<< unción que se deseaba contrarrestar , sólo que ahora a un n ive l superior, por lo que las susodichas medidas h a b r á n servido para ace le rar la c a í d a de la cuota de ganancia . Es te hecho es un elemento

" Marx. C , el capital, I. cap. XXITT.

medular que genera un s i n n ú m e r o de consecuencias graves pa ra el cap i ­talismo. R e c u é r d e s e que el motivo fundamental del cap i ta l es su v a l o r i ­zación, y que entonces, una c a í d a tendencial cada vez mayor de l a cuota de ganancia, corroe l a m é d u l a p r inc ipa l del s istema, c r e á n d o s e una s i ­tuación de desequil ibrio general cada vez mayor , con lo cua l se eviden­cian los l í m i t e s del capi ta l i smo y se r ea f i rma su c a r á c t e r t ransi torio como r é g i m e n de p r o d u c c i ó n .

Con l a p r o d u c c i ó n de p l u s v a l í a , y a pesar de la c a í d a de l a tasa de "anancia, observamos el aumento colosal de la p r o d u c c i ó n y de la masa de p lusva l í a . Pe ro como s e ñ a l a M a r x é s t e es sólo el p r imer acto, y a que si esta p l u s v a l í a no se rea l iza , el capi ta l ismo v e r á frustrado su anhelo de aumentar su capi ta l ; incluso lo puede ver disminuido si no vende l a masa de m e r c a n c í a s en las que esta mater ia l izado, tanto su capi ta l i n i c i a l , como la p l u s v a l í a proveniente del trabajo no remunerado. Aquí es donde puede observarse otro elemento de c o n t r a d i c c i ó n del sistema, que le i m ­prime una v o c a c i ó n destruct iva. Veamos .

L a capacidad de e x t r a c c i ó n de p l u s v a l í a se ha l l a l im i t ada por l a capacidad product iva que como m i s i ó n h i s t ó r i c a el capi ta l ismo ha des­arrollado a niveles j a m á s vistos, pero l a capac idad de r e a l i z a c i ó n se encuentra l imi t ada por l a proporcional idad entre las ramas de la pro­ducción y por l a capac idad de consumo de l a sociedad, no de una manera absoluta sino en un marco de competencia , c o n c e n t r a c i ó n , lucha de c l a ­ses y exp lo tac ión , en que la m a y o r í a de la p o b l a c i ó n es tá condenada a la miser ia absoluta o a l a estrechez mate r i a l , es decir , en el marco de las relaciones capital is tas de p r o d u c c i ó n con todas las inherentes contra­dicciones que lo carac ter izan . Sin o lv idar en n i n g ú n momento que a ú n cuando estas contradicciones se manif iestan en l a c i r c u l a c i ó n , se or iginan estrictamente en la p r o d u c c i ó n capi ta l is ta , y sin o lv idar tampoco que producción y consumo en M a r x , consti tuyen una unidad d i a l é c t i c a .

Por ello no es un contrasentido decir con M a r x que "cuanto m á s se desarrolla l a capacidad product iva , m á s choca con l a angosta sobre que descansan las condiciones del consumo" o sea las condiciones de re­producción del capi ta l .

Este proceso, aunado a l resto de contradicciones del r é g i m e n produc­tivo, lo l l e v a r í a r á p i d a m e n t e a una gran cr is is , por lo que el capi ta l is ta busca, est imula y crea tendencias que eviten el desequil ibrio y l a desin­tegrac ión total. Cosa que logra sólo parcia lmente porque estas medidas conducen a cr is is p e r i ó d i c a s cada vez m á s graves que expresan el des­equilibrio existente, entre diversos elementos en pugna: " L a s cr is is son siempre soluciones violentas puramente m o m e n t á n e a s de las contradic­ciones existentes, erupciones violentas que restablecen pasajeramente el equilibrio roto" "".

M a r x sintetiza estos diversos elementos en pugna cuando s e ñ a l a que " L a con t r ad i cc ión , expresada en t é r m i n o s muy generales, consiste en que, de una parte, el r é g i m e n capi ta l is ta de p r o d u c c i ó n tiende a l desarro­llo absoluto de las fuerzas product ivas, prescindiendo del va lo r y de la p lusval ía i m p l í c i t a en él y prescindiendo t a m b i é n de las condiciones so­ciales dentro de las que se desenvuelve la p r o d u c c i ó n capi ta l is ta , mien-

1 1 Marx C. el capital, tomo III, p 243

"Marx C. el capital, tomo III, p 247.

tras que, por otra parte, tiene como objetivo la c o n s e r v a c i ó n del valor capital existente y su v a l o r i z a c i ó n hasta el m á x i m o , es decir , la incre­m e n t a c i ó n constantemente acelerada de este v a l o r " . , " los m é t o d o s por rnedio de los cuales logra esto, inc luyen la d i s m i n u c i ó n de la cuota de ganancia, la dcpreciaci&ix del capital existente y e l desarrol lo de las fuer­zas productivas del trabajo a costa de las fuerzas productivas ya produ­cidas" , 7 .

E s necesario r e m a r c a r esta c i ta para hacer notar nuevamente cómo de l a naturaleza i n t r í n s e c a del cap i ta l brota su v o c a c i ó n , su necesidad destructiva'. D e estos l í m i t e s del propio capi ta l , se pretende escapar para sólo reaf i rmar los con mayor fuerza, y a que . " e l medio empleado desarrollo incondic ional de las fuerzas sociales product ivas choca cons­tantemente con el fin perseguido, que es un fin l imi tado : l a valor ización del cap i ta l existente" ' \

E n los periodos de cr is is , que h i s t ó r i c a m e n t e han comprobado estos planteamientos a l presentarse c í c l i c a m e n t e con mayor profundidad y e x t e n s i ó n , podemos encontrar el momento en que se intensifica m á s cla­ramente la vocac ión del s is tema a la d e s t r u c c i ó n . Veárr .oslo m á s dete­nidamente.

Entonces, englobados por una m a y o r p r o d u c c i ó n ampl iada , la "masa de trabajo vivo empleada d isminuye constantemente en p r o p o r c i ó n a la masa del trabajo mater ia l izado, de medios de p r o d u c c i ó n consumidos productivamente que pone en movimiento , es lógico que la parte de esto trabajo vivo que no so retr ibuye y se mate r ia l i za en la p l u s v a l í a guarde una p r o p o r c i ó n constantemente decreciente con el volumen del valor ca­pi ta l del inver t ido" O sea aunque aumente la masa de plusval ía (tasa de p l u s v a l í a por masa de trabajo) en t é r m i n o s absolutos, por la p a r t i c i p a c i ó n proporcional menor del t rabajo vivo, este aumento será menor que ol incremento de capi ta l , por lo que entonces necesariamente

(P) la tasa' de ganancia debe d i sminu i r . Es preciso r e m a r c a r que de

c+v cualquier forma, las m i s m a s causas que or iginan esta ley tendencia! hacen 0.110 en conjunto se presente un aumento de la fuerza de trabajo total empleada, uii aumento absoluto de la masa de p l u s v a l í a y en con-seouenc'a un aumento absoluto del volumen de ganancia de la sociedad.

Nó tese que hablamos de que la p l u s v a l í a , en p ropo rc ión , es tá dismi­nuyendo con respecto al capi ta l total inver t ido; lo cua l no quiere decir que no aumenta en t é r m i n o s absolutos la tasa de p l u s v a l í a , sino que este aumento os menor que ol aumento de capi tal total invert ido en el proceso. Esto no es otra cosa que la consecuencia lógica de la diferente r e l ac ión que se va presentando entre capi ta l var iable y constante a favor do és to , como resultado de l a mayor product iv idad del trabajo a l desarro­l larse las fuerzas productivas sociales que en resumen se es tá traducien­do en un doble efecto en el que "en conjunto, al descenso relat ivo del

• M.IIA C el oipit.il, tomo 111. p 247.

'"Mai\ C Obra citada, tomo 111. p. 24S.

•Mar\ l'. Obra citada, tomo TTT. p. 249.

capital var iable y de la ganancia corresponde un aumento absoluto en ambos" -°.

Aunque esta tendencia progres iva a l a baja de la cuota general de ganancia es una c a r a c t e r í s t i c a i n t r í n s e c a del modo de p r o d u c c i ó n capi-Talista, M a r x c laramente la concibe no en una forma l ineal , absoluta, explicando por qué puede haber ramas , p a í s e s o periodos determinados, en que debe presentarse un incremenio en dicha tasa de ganancia , incre­mento que se rá temporal , pasado el cual i m p e r a r á l a tendencia a la baja progresiva como una e x p r e s i ó n de la naturaleza m i s m a del r é g i m e n ca­pitalista de p r o d u c c i ó n .

A l acumularse y profundizarse un var iado juego de conlradicciones que se h a b í a n atenuado o retardado, o que a l menos no h a b í a n tenido la fuerza suficiente como para desequi l ibrar l a "sana m a r c h a del modo de p roducc ión" , se abre un periodo de cr is is c í c l i ca , cuando no se logra el objetivo cent ra l de l cap i ta l que es su propia v a l o r i z a c i ó n . E x i s t i r á en­tonces una super p r o d u c c i ó n re la t iva de capi ta l , una s o b r e a c u m u l a c i ó n , desde el momento en que " . . el capi ta l acrecentado sólo produjese la misma masa de p l u s v a l í a o incluso menos que antes de su aumento" por el hecho de que el capi ta l es incapaz de aumentar l a fuerza de tra­bajo y su cuota de exp lo t ac ión (asociada a las fuerzas product ivas) , mien­tras que sí ha aumentado l a masa de capi ta l .

Esto trae consigo el hecho de que parte del capi ta l , en esas condicio­nes, tiene que permanecer p a r c i a l o totalmente ocioso, no valor izarse o hacerlo a una tasa menor que la de la media social . S i t uac ión é s t a a la que n ingún capi ta l se q u e r r á ver condenado por lo que l a lucha entre olios se in tens i f i ca rá , se h a r á cruenta, decidiendo l a fuerza, l a astucia y la co r rupc ión y teniendo como resultado la d e s t r u c c i ó n y d e s v a l o r i z a c i ó n de capi ta l : M a r x desde los Grundisse y a s e ñ a l a b a : " P e r o en todo caso, el equilibrio se r e s t a b l e c e r á mediante l a i nmov i l i zac ión e incluso la des­trucción de capi ta l en m a y o r o menor p r o p o r c i ó n - - . Aqu í precisamente, encontramos la ya general izada v o c a c i ó n de d e s t r u c c i ó n , porque' antes que compart i r l a masa' de ganancias (que en ese momento se es incapaz de aumentar) , y por tanto de d i sminu i r las ganancias propias, se pre­fiere el camino de la d e s t r u c c i ó n del capi ta l ajeno. Esta ' d e s t r u c c i ó n puede presentarse de muchas y var iadas formas como las de desperdi­cio, la d e s t r u c c i ó n de productos, l a p r o d u c c i ó n lujosa, l a p r o d u c c i ó n do medios destructivos y obviamente la guerra , en donde f í s i c a m e n t e se destruyen casas, ciudades, aparatos productivos, a rmas , hombres, etc. Aunque la d e s t r u c c i ó n no es el ún i co camino que el cap i ta l tiene para salir de las cr is is o evi tar las por los niveles cada vez mayores de las contradicciones, por el proceso r e s e ñ a d o en que el desarrollo de l a acu­mulac ión capital is ta v a fortaleciendo cada vez m á s sus l í m i t e s , todas las otras medidas van perdiendo capacidad de remedio y l a d e s t r u c c i ó n y el desperdicio, que es una' de sus formas, van g e n e r a l i z á n d o s e hasta ía

"' Harx C. Obra citada, tomo III. p. 249.

" C . Man. Obra citada, tomo III, p 249.

= C. Marx, Grundrisse, p 367.

" En el siguiente inciso se aclara y amplía este punto

hecatombe, si las contradicciones no son superadas con la ún i ca forma de lograrlo que es la s u p e r a c i ó n de las propias relaciones capital istas de p roducc ión .

E n los momentos en que la d e s t r u c c i ó n va i m p o n i é n d o s e como nece­sidad, las fuerzas product ivas deformadas se desdoblan en fuerzas des­truct ivas y se a lcanzan niveles extraordinar ios en l a p r o d u c c i ó n de me­dios de d e s t r u c c i ó n , pa ra lo cua l es importante l a p r o d u c c i ó n de una c iencia y t e cno log í a deformadas al servicio del capi ta l , a l servicio de la d e s t r u c c i ó n .

P a r a concluir esta parte debemos puntual izar que los mismos ele­mentos que permiten l a a c u m u l a c i ó n se convierten en los elementos de la d e s a c u m u l a c i ó n , l a c a r a c t e r í s t i c a del proceso de v a l o r i z a c i ó n hacen posible el proceso de d e s v a l o r i z a c i ó n . Todo esto representa los l ímites inmanentes de l a naturaleza del capi ta l que M a r x sintetiza como:

"1) El trabajo necesario como l í m i t e del va lo r de cambio de la ca­pacidad v i v a del trabajo, o del salar io de la pob lac ión indus t r ia l .

2) el p lusvalor como l í m i t e de plustiempo de trabajo y , con respecto al plust iempo relat ivo del trabajo, como bar re ra al desarrol lo de las fuerzas product ivas.

3) lo que es l a m i s m a cosa, la transformación en dinero; e l valor de cambio en general como l í m i t e de l a p r o d u c c i ó n ; el in tercambio fundado sobre el valor , o el va lor basado en el intercambio, como l í m i t e de la p r o d u c c i ó n . Es to es:

4) De nuevo lo mismo, como l imi t ac ión a la p r o d u c c i ó n de valoreo de uso por el V A L O R de cambio , o que l a r iqueza rea l tiene que adoptar una forma determinada, diferente de sí m i s m a y por tanto no absoluta­mente i dén t i c a a ella m i s m a , para t ransformarse, en general , en objeto de la p r o d u c c i ó n " - ' .

4.—Fuerzas productivas, relaciones de producción y fuerzas destructivas.

Habiendo explicado c ó m o de la d i n á m i c a de a c u m u l a c i ó n capitalista surge como algo inherente a su naturaleza la necesidad de des t rucc ión , entonces cabe ahora profundizar sobre este hecho, que no sólo es inevita­ble en el capi ta l i smo sino necesario para esa d i n á m i c a de a c u m u l a c i ó n

P o r lo pronto, podemos dejar sentada la necesidad de mostrar esta c a r a c t e r í s t i c a del capi ta l a todos aquellos movimientos que luchan en contra de aspectos destructivos del capi ta l , de tal manera que maduran­do sus buenas intenciones, profundizando sus actitudes morales y dese­chando su inocencia, enfoquen su lucha en contra de las r a í c e s mismas que dan origen a l a d e s t r u c c i ó n para unirse y formar parte de la lucha ant icapi ta l is ta . Creemos que se debe repetir y anal izar una y cuantas veces sea necesario el c a r á c t e r opresivo, de exp lo t ac ión , de injusticia y destructor, de las relaciones capital is tas de p r o d u c c i ó n . Sobre todo aun­que para algunos p a í s e s , como los europeos, estas af irmaciones se en-

•' Marx C. Grundrisse, pp. >67 y 368.

*• Ya se aclaró que la destrucción no se présenla exclusivamente en el capitalismo, por lo que algunos conceptos sobre esie aspecto pueden ser útiles para el análisis en otros minios de producción.

cuentren gastadas y hasta se pretenda que sean. . . " l a cascara ideo lóg ica de l a pa s iv idad" -° pa ra otros p a í s e s o regiones o grupos sociales é s t a s deben ser af irmaciones que, demostradas, t ransmi tan impulsos in ic ia les para l a lucha . Pero t a m b i é n creemos que de acuerdo a l a s i t uac ión con­creta debemos a ñ a d i r a las verdades abstractas la posibi l idad po l í t i ca concreta, para no caer en la pont i f icac ión de verdades eternas pero i m ­potentes.

a) El elemento destructivo en el concepto de historia en Marx.

L a riqueza del concepto de fuerza product iva que s e ñ a l a m o s en la se­gunda secc ión de este trabajo, nos permite ahora apuntar algunos ele­mentos c lás icos (adicionales a los marcados en dicha secc ión) que ayuden a explicar las relaciones entre fuerzas productivas, relaciones de produc­ción y fuerzas destructivas. Interesa por ahora, contr ibuir a d e s e n t r a ñ a r la d i n á m i c a de estos conceptos en la rea l idad del capi ta l i smo.

Por m á s que se piense que esta d i n á m i c a es algo conocida, r e c u é r ­dese que M a r x en los Grundisse nos s e ñ a l a su impor tanc ia y a d e m á s plantea que la " D i a l é c t i c a de los conceptos fuerza product iva (medios de p roducc ión y relaciones de p r o d u c c i ó n ) una dialéctica cuyos límites liabré que definir-1 y que no suprime la diferencia real"- '* . Los G r u n ­disse, precisamente por ser borradores, tienen la ventaja de que dejan abiertos una gran cant idad de problemas t e ó r i c o s , como el que tratamos de abordar.

Así pues, pa ra presentar l a c o n c e p c i ó n de M a r x sobre el elemento destructivo en el concepto de his tor ia , podemos par t i r del famoso pasaje del prólogo, sobre la r e v o l u c i ó n :

" A l l legar a una de terminada fase de desarrol lo, las fuerzas produc­tivas materiales de la sociedad chocan con las relaciones de p roducc ión existentes, o lo que no es m á s que la e x p r e s i ó n j u r í d i c a de esto, con las relaciones de propiedad dentro de las cuales se han desenvuelto hasta allí. De formas de desarrollo de las fuerzas productivas, estas relaciones se convierten en trabas suyas. Se abre a s í una é p o c a de r evo luc ión so­c i a l " - n .

Aunque esto sea c laramente parte concluyente de los estudios y plan­teamientos que M a r x hace sobre las formaciones precapital is tas, y que sea a d e m á s una clave fundamental para d e s e n t r a ñ a r l a d i n á m i c a del desarrollo de la sociedad, t a m b i é n es cierto que estos planteamientos son generales y para muchos aspectos p r ác t i cos resultan insuficientes. Esto lo af i rmamos a pesar de que M a r x vuelve sobre este aspecto, pero ya enfocado a l capi ta l ismo, cuando habla de los l ím i t e s del capi tal s e g ú n se ha r e s e ñ a d o en l a parte tres de este documento.

""Crítica de la ecología política en economía política de la ciencia II. Ko?c y S Rose. F.d. Nueva Imagen, Méx.

^ Subrayado nuestro.

"Marx K. Crundrissc.

~*C Marx, prólogo a contribución a la crítica de la economía política, Cuadernos de Pasado y Presente N 1, Siglo XXI, Argentina.'

D e s p u é s de m á s de cien a ñ o s de la obra d M a r x , los marxis tas no han e sc r i t o 3 " los análisis suficientes de las impl icac iones de esta tesis. Hoy m á s que nunca resul ta importante d e s e n t r a ñ a r , e sc r ib i r los anál is is pendientes que s e ñ a l e n las impl icac iones que pa ra las fuerzas producti­vas representan las " t r abas" que las relaciones de p r o d u c c i ó n les impo­nen; pr incipios que el mismo M a r x presenta, in ic iando su d i scus ión sin i e r m i n a r de sis tematizarlos, d i scus ión cuyo desarrol lo ha sido obstaculi­zado por los hechos h i s t ó r i c o s posteriores, por lo que se i n t e r r u m p i ó de hecho.

M u y estérilmente se habla de un freno de las fuerzas product ivas y no se s is tematizan las impl icac iones de esta c o n c e p c i ó n . Consideramos que se debe re tomar el sentido destructivo que i m p l i c a el freno de las fuerzas product ivas en un momento en que existen innumerables mues­tras de dichas contradicciones en el capi ta l i smo, por lo que invitamos a integrar un instrumento teór ico que busque l a c o m p r e n s i ó n de la reali­dad actual . E n una b ú s q u e d a que en esta d i r e c c i ó n p u d i é r a m o s aproxi­mamos a una exp l i cac ión m á s prec isa de las ca lamidades del capital ismo, habremos de encontrar determinaciones que s i rvan pa ra construir una lucha ant icapi ta l is ta desde la c iencia m i s m a , a d e m á s de proporcionarnos elementos para la c o n s t r u c c i ó n de una c iencia y t ecno log ía alternativas.

E n esta parte, es necesario entonces regresar a las ideas de Marx sobre el concepto de his toria , en donde s e ñ a l a que este freno significa la t r a n s f o r m a c i ó n de las fuerzas product ivas en fuente de males para muchos por su desarrollo uni la tera l y no sólo por sus apl icaciones.

Dejemos que el propio M a r x resuma los resultados de su concepto de his tor ia •'".

"I . - -E11 el desarrollo de las fuerzas productivas, se l lega a una fase en la que surgen fuerzas productivas y medios de in tercambio, que bajo las relaciones existentes sólo pueden ser fuente de males, que no son ya tales fuerzas de producción sino más bien fuerzas de destrucción (ma­quinaria y dinero); y lo que se ha l la í n t i m a m e n t e relacionado con ello, surge una clase condenada' a soportar todos los inconvenientes de la so­ciedad sin gozar de sus ventajas, que se ve expulsada de l a sociedad y obligada a colocarse en la m á s resuelta c o n t r a p o s i c i ó n a todas las demás clases; una clase que forma la m a y o r í a de todos los miembros de la sociedad y de la que nace la conciencia de que es necesaria una revolu­ción rad ica l , l a conciencia comunista , conciencia que naturalmente, pue­de l legar a formarse t a m b i é n entre otras clases a l contemplar l a posición on que se ha l la colocada é s t a :

2. —Que las condiciones en que pueden emplearse determinadas fuer­zas de p roducc ión son las condiciones de la' d o m i n a c i ó n de una determi­nada clase de la sociedad, cuyo poder social , emanado de su riqueza, encuentra su e x p r e s i ó n ideal is ta p r á c t i c a en l a forma' de Es tado impe­rante en cada caso, r a z ó n por l a cua l toda lucha revolucionar ia es tá ne­cesar iamente d i r ig ida contra una clase, l a que hasta ahora domina .

3. - -Que todas las anteriores revoluciones dejaron intacto el modo de ac t iv idad y sólo trataban de lograr otra d i s t r ibuc ión de esta act ividad.

*' Aun lomando en cuenta las discusiones de las primeras décadas de este siglo sobre las crisis y ol derrumbo capitalista entre figuras centrales del marxismo y diversos estu­

dios actuales de crítica a las fuerras productivas.

" \A\ ideología alemana, pp 21 v 82. subrayado nuestro.

ana nueva d i s t r i buc ión del trabajo entre otras personas, a l paso que la revolución comunista es tá d i r ig ida contra el modo anterior de adicidad. elimina el trabajo y supr ime la d o m i n a c i ó n de las clases al acabar con las ciases mismas , y a que esta r evo luc ión es l levada a cabo por l a clase a la que la sociedad no considera como tal , no reconoce como clase y que expresa y a de por si la d i so luc ión de todas las clases, nacional idades, etc., dentro de la ac tual sociedad.

4.—Que tanto pa ra engendrar en m a s a esta conciencia comunis ta , como para l l evar adelante la cosa m i s m a , es necesario una t ransforma­ción en masa de los hombres, que sóio podra conseguirse mediante un movimiento p r á c t i c o , mediante una revo luc ión , y que por consiguiente, la revoluc ión no sólo es necesaria porque la clase dominante no puede ser derrocada de otro modo, sino t a m b i é n porque ú n i c a m e n t e por medio de una revo luc ión logra la clase que der r iba sa l i r del cieno en que está hundida y volverse capaz de fundar la sociedad sobre nuevas bases".

Consideramos que la d e s t r u c c i ó n es un elemento centra l de l a histo­ria y en par t icular representa un elemento clave de las concepciones que sobre el capi ta l ismo y la sociedad t e n í a M a r x . Pensamos que él in ic ia , presenta, este concepto en var ias par les de su obra desde el inicio hasta los ú l t imos aportes de su v ida , pero este concepto ha sido poco entendido o incluso abandonado sin ninguna jus t i f i cac ión , lo que hace presagiar la incomprens ión de ta l f e n ó m e n o y su papel en la sociedad.

Aunque una mis ión h i s t ó r i c a i n t r í n s e c a del modo de p roducc ión capi­talista es l a de desarro l lar las fuerzas productivas, en tanto que este desarrollo se e fec túa asociado al capi ta l , vamos a encontrar en algunos aspectos, que sólo se ha potenciado la fuerza del capi ta l . R e c u é r d e s e que el capital productivo, y podemos incluso decir las fuerzas productivas, lo son para el capi ta l solo en tanto generen p l u s v a l í a y ganancia indepen­dientemente de l a d e s t r u c c i ó n que originen. E n semejante medio es un hecho " n o r m a l " que se vaya generalizando la d e s t r u c c i ó n .

b) Hechos destructivos concretos.

Creemos, y por eso invi tamos a reflexionar sobre este tema, que en la o r ien tac ión , la forma y el contenido de la c iencia y la t ecno log ía ac­tuales se ha presentado un desarrollo uni la tera l , deformado, al servicio de la va lo r i zac ión del capi ta l .

Integremos los hechos concretos donde se presenta' la d e s t r u c c i ó n en el capital ismo. Podemos aqu í intentar resumir no tanto los efectos cuan­titativos de la d e s t r u c c i ó n en la sociedad actual , sino desde un punto de vista cuali tativo, conjuntar los diferentes aspectos que sobresalen en l a prob lemá t i ca de la d e s t r u c c i ó n social --.

Un p r imer elemento cual i ta t ivo de d e s t r u c c i ó n es aqué l que se pre­senta cuando se abandonan y destruyen conocimientos, p r á c t i c a s y rela­ciones sociales de otras sociedades anteriores al capi ta l i smo. E s t a ca­rac ter í s t ica ' puede ser un rasgo c o m ú n a los diferentes modos de produc­ción y estar asociada a l concepto t radicional de progreso, por lo que fáci lmente se tiende a jus t i f icar la . Pensamos t a m b i é n que aún en oí capitalismo mismo se van abandonando costumbres, relaciones o conoci­mientos sólo por el "avance c i v i l i z a d o r " , sin tomar en cuenta que por su

"""Pin uní documentación cu.intitntiva véase mínimamente las referencia' señalados al í:nal del documento.

moral , s a b i d u r í a o ut i l idad siguen siendo valiosas para una sociedad no capi ta l is ta .

Una forma de d e s t r u c c i ó n , de alguna manera asociada a l a anterior es tá representada por l a o r i e n t a c i ó n o el rechazo a ciertos elementos de las fuerzas product ivas, en par t i cu la r a ciertas á r e a s de la c iencia y la t e cno log í a . ¿Qué acaso no es una manera de destruir cuando se impulsa un d e s a r r o l l ó un i la te ra l que abandona campos enteros del conocimiento por el s imple hecho de que no v a n de acuerdo a los intereses capitalis­tas;-'. . . Se puede mencionar como ejemplo que,, aunque v a r í a por pa íses y por a ñ o s , entre el 60% y el 80% de l a i n v e s t i g a c i ó n cient í f ica ' que rea­l iza actualmente, tiene fines o es tá re lac ionada con fines mi l i ta res .

U n hecho concreto de d e s t r u c c i ó n que y a apuntamos en la desvalori­zac ión de cap i ta l por l a forma capi ta l i s ta de cambio t ecno lóg ico que se intensifica en los periodos de cr i s i s , con todo lo que ello i m p l i c a de inuti­l izac ión de m á q u i n a s y equipo, mater ias p r imas , m e r c a n c í a s , trabajo echado por la borda, fuerza de trabajo en paro forzoso, etc.

Cotidianamente nos enfrentamos con l a d e s t r u c c i ó n cuando vivimos en el desperdicio como forma de v ida y el lujo como forma de desper­dic io . Se incluyen en esto cuatro manifestaciones destruct ivas. Una es cuando las m e r c a n c í a s se queman, entierras o t i ran a l m a r en época de s o b r e p r o d u c c i ó n .

Otra es cuando usamos a r t í c u l o s cotidianos que objetivamente re­presentan desperdicio a pesar de que pa ra producir los se ha l la necesi­tado de trabajo social o de valiosos recursos naturales. C a b r í a s eña l a r , como otra m a n i f e s t a c i ó n des t ruct iva de este aspecto, l a conocida y ge­neral izada p r á c t i c a de e laborar m e r c a n c í a s de "baja c a l i d a d " de una manera conciente y p rogramada , para que duren sólo determinado tiem­po a l cabo del cua l formen parte del basurero y su r epos i c ión sea un e s t í m u l o a l a p r o d u c c i ó n capi ta l i s ta .

L a cuar ta m a n i f e s t a c i ó n es l a p r o d u c c i ó n de lujo. E s necesario pre­c i sa r que la p r o d u c c i ó n lujosa y de desperdicio, independientemente de ser productivas para el capi ta l , y a que se extrae p l u s v a l í a , representan d e s t r u c c i ó n desde la óp t i ca social de la s a t i s f acc ión de necesidades pri­mar ias .

Muy l igada a las anteriores manifestaciones, l a sociedad capitalista es tá destruyendo cuando obliga socialmente a consumir productos dañi­nos de muy diversa índole , desde alimentos y medicinas que por diversas razones van en contra de la salud, l legando incluso a causar l a muerte, hasta a r t í cu lo s que destruyen las relaciones sociales y l a naturaleza misma'.

U n a de las formas m á s c la ras de d e s t r u c c i ó n que todos conocemos es l a del desgaste, derroche y c o n t a m i n a c i ó n de los recursos naturales y el medio ambiente, debido tanto a un "uso rac ional cap i t a l i s t a " de di­chos elementos como a un uso ineficiente pero t a m b i é n supeditado a la ganancia . Muchos documentos c importantes esfuerzos se han dedicado a combat i r el ecocidio representado por el agotamiento de l a flora, la fauna y en general de todos los recursos naturales, a s í como l a contami­n a c i ó n de la se lva, el mar , el aire, l a t i e r ra y hasta l a estratosfera misma.

P e r o como sabemos, el capi ta l i smo no para aqu í , sino que t a m b i é n d i r ige l a d e s t r u c c i ó n hac ia el hombre mismo. L a sociedad d iv id ida en clases, s e p a r a c i ó n que el capi ta l i smo se ha encargado de profundizar

es t a m b i é n un elemento destructivo bás ico que enfrenta a los hombres y permite l a exp lo tac ión de unos por otros.

Nos encontramos a s í , de m ú l t i p l e s maneras, l a d e s t r u c c i ó n de lo que p u d i é r a m o s l l a m a r la r e a l i z a c i ó n in tegra l del ser s icológico, cu l tu ra l y ¿ocial. E s t a d e s t r u c c i ó n , pensamos, l a encontramos en la m i s m a con­cepción del mundo que se impone como dominante, en los valores, en los elementos del consenso ideológico , en el eficientismo cuantificador, en la racional idad t e c n o c r á t i c a , en l a cos i f icación del hombre, en su enaje­nación, en su i m p r e p a r a c i ó n general , en la quiebra mora l , en la nega­ción a los goces e s t é t i cos , etc., todo ello proyectado en l a angustia y la esquizofrenia que se presenta en el hombre, por ejemplo, de las ciudades más desarrolladas s e g ú n el concepto capi tal is ta . M u y asociada a esta forma de d e s t r u c c i ó n o que incluso forma par le de el la es l a m a r g i n a c i ó n racista o de las m i n o r í a s disidentes, o t a m b i é n la d e s t r u c c i ó n de la mujer por la sociedad mascu l ina que las somete, las veja y las ubica en el traspatio de la h is tor ia .

T a m b i é n es d e s t r u c c i ó n la p a r c e l a c i ó n y cos i f icac ión del t rabajador mediante la d ivis ión t é c n i c a del trabajo, que condena a l hacedor de r i ­queza a la dura contidianeidad del esfuerzo rut inar io y enajenante en el proceso del trabajo. E n esta ac t iv idad , mediante l a exp lo tac ión se des­truye el físico, l a m o r a l y la intel igencia del obrero como humano. L a cita que incluye M a r x en E l Cap i t a l X ! y que data desde 1855 es muy elocuente a l respecto: " P a r c e l a r a un hombre equivale a ejecutarlo, si merece la pena de muerte o asesinarlo si no la merece. L a p a r c e l a c i ó n del trabajo es el asesinato de un pueblo".

Por otro laclo, ¿qué acaso no son altamente destructivos para el hombre, la insalubr idad, y el desempleo a que son condenados miles de millones de personas en el cap i ta l i smo?. Mucho mate r i a l se p o d r í a apun­tar, pero que baste el proporcionado por l a U N I C E F cuando da a conocer que 30 millones de n iños en el mundo se han muerto de hambre en 1978, no de causas accidentales o naturales, sino de hambre .

Observemos hasta d ó n d e se ha llegado. P a r a un l e e n ó c r a t a esta cifra r e p r e s e n t a r í a " tan s ó l o " el 0.75 r ; de l a pob lac ión mundia l , lo cual seguramente e s t a r í a dentro de su rango de a c e p t a c i ó n . De los seres que sobreviven, son abrumadoras las cantidades de los que por sus niveles de vida, salud y cul tura so les niega hasta l a intel igencia m i s m a . ¿Qué acaso no es é s t a t a m b i é n una forma de extinguir o atenuar el potencial de los pueblos cuando se les condena al hambre?

Pero dejemos las "sut i lezas" , porque el capi ta l ismo dispone de me­dios m á s directos para matar . Si analizamos la' his toria de este siglo la encontraremos con gran cantidad de elementos de d e s t r u c c i ó n física del hombre, como por ejemplo l a abultada cantidad de guerras parcia les o totales que han enfrentado a los hombres, conflictos que p o d r í a n hacer­nos af i rmar que nunca la sociedad ha vivido en paz total en este siglo: las variadas formas de r e p r e s i ó n y la m i s m a impos ic ión del fascismo como r é g i m e n social , son en conjunto el fruto destructivo del capital is­mo, que ha formado m o n t a ñ a s de c a d á v e r e s en aras de sus intereses. Nadie niega que la guerra ha existido en otras é p o c a s incluso como ele­mento económico , pero es hasta ahora cuando se ha unlversal izado y ha adquirido niveles destructivos j a m á s vistos.

"Marx K f.t capital, p 296. Ed. FC.E México

L a ac t iv idad bé l i ca e s t á tan estrechamente l igada a l capi ta l ismo que los economistas han tenido que proponer un tercer sector de l a economía : E l de medios de d e s t r u c c i ó n o improduct ivos ( a d e m á s de los tradiciona­les, el de bienes de consumo y el de los medios de p r o d u c c i ó n ) Se pro­ducen bienes destructivos en cantidades muchas veces superiores a otras m e r c a n c í a s cuya f inal idad es la s a t i s f acc ión de las necesidades huma­nas. Se fabr ican m e r c a n c í a s cuya f inal idad es destruir y destruirse.

Nos podernos dar cuenta de la magni tud del problem.v tan sólo men­cionando que en la ac tual idad se tiene capac idad bé l i ca para destruir más de 1,250 veces las 100 ciudades m á s importantes de E . U . y las 130 m á s importantes de l a U . R . S . S . No es suficiente tener capacidad para destruir las una vez sino 1,250 veces con a rmas 100 m i l veces m á s explo­sivas que la bomba a t ó m i c a de H i r o s h i m a . T a m b i é n se puede señalar que el gasto mi l i t a r mundia l para este a ñ o fue de aproximadamente 500 m i l mil lones de d ó l a r e s ; para tener un punto de comparador . , podemos deci r que el gigantesco esfuerzo que se rea l iza en el desa i ro l lo de la cien­c ia y l a t ecno log ía mundialmente para este mismo a ñ o fue de aproxima­damente 150 m i l millones de d ó l a r e s : ! \

Desde un punto de vis ta pol í t ico, observemos c ó m o l a guerra de an iqu i l ac ión se ut i l iza como instrumento de i n t i m i d a c i ó n contra los pue­blos que luchan por su l i be rac ión , por el social ismo. V i e t n a m . Angola. N ica ragua , pueden ser ejemplos del chantaje del capi ta l que trata pri­mero de mostrar que es m á s costosa la r evo luc ión que el capi ta l i smo; y d e s p u é s , si a pesar de todo triunfan los pueblos, se les cobran altas cuo­tas de r e c o n s t r u c c i ó n y . objetivamente, se obstaculiza y re tarda la cons­t rucc ión del socia l ismo.

Todos estos hechos concretos que ocurren actualmente, pueden inte­grarse en un ú l t i m o elemento que hace cual i ta t ivamente diferente la é p o c a del capi ta l i smo, en este sentido: la capacidad que es t á mostrando para destruir el futuro.

Aún suponiendo que no l leguemos a un holocausto, ¿con qué recur­sos, con qué hombros se va a construir ol futuro de la humanidad si buena parte do ellos han sido degradados o agotados?

Más en concreto, esta d e s t r u c c i ó n dif icul ta y hace m á s penosa y larga la c o n s t r u c c i ó n dol socia l ismo, a ú n en p a í s e s en que se logre el triunfo do las revoluciones, ya que é s to s tienen que reconstruir las con­diciones materiales m í n i m a s , proyectar las a un n ive l superior v cons­truir incluso el hombro nuevo dol que habla el Che Gueva ra .

L a importancia de todos estos hechos que se han presentado, y lo complejo de sus relaciones, requiere dol aná l i s i s s i s t e m á t i c o que estamos proponiendo. Es tamos ciertos do que todos estos elementos tienen dife­rentes rangos y especificidades que, proponemos, debieran de sistemati­zarse. Sin embargo, podemos s e ñ a l a r que s e r í a un error considerar sólo la d e s t r u c c i ó n de capi ta l , ya que el aná l i s i s sobre la d e s t r u c c i ó n del hombre debe ser parto fundamental de dicho estudio: es por eso que

' Y.'-.i.v Mandel 1". Tratado de economía M.'.IMM.I V F.l capitalismo tardío, ambo:, en l\ l . 1 X \ . México.

" A las fuentes que se incluyen en la bibliognilia. debe agregarse la declaración al respecto do Paul W'atnkc. c\ director do la Agencia de Control do Armamento y Desarme (F..U.) o investigadores do la FPA do Nueva York, aparecidos en un artículo de Jcancttc Becerra Acos:a ol do octubre de 1979 en ol periódico mexicano Uno Más Uno.

aquí, junto a los hechos destructivos de capi ta l , hemos integrado ele­mentos enfocados a l a d e s t r u c c i ó n del hombre: forman en conjunto una unidad que representa l a concepc ión capi tal is ta de l a sociedad.

Viv imos la é p o c a en que l a mi s ión h i s t ó r i c a del capi ta l ha sido supe­rada en tanto que las fuerzas destructivas tienden a dominar y a el des­arrollo de las fuerzas product ivas. Nos referimos b á s i c a m e n t e a que la reproducción del capi ta l en esta é p o c a , tiene su mecanismo fundamental en el desarrollo de fuerzas destructivas, sin lo cual no es posible expl icar ia expans ión habida en la posguerra. E s t a a f i r m a c i ó n ahora cobra toda su importancia y ex t ens ión ahora que la e x p a n s i ó n se ha convertido en su contrario: en una fase recesiva y / o depresiva, de largo alcance, en l a economía in ternacional . S i antes el c a r á c t e r destructivo de estas fuerzas preparaba un salto cual i ta t ivo de la humanidad, hoy las fuerzas produc­tivas del capi ta l no preparan un mayor crecimiento social sino una des­trucción cotidiana y un posible aniqui lamiento de las bases futuras.

T a m b i é n podemos s e ñ a l a r que antes de una d e s t r u c c i ó n total , existen mediaciones que permiten cana l iza r la necesidad de destruir , que se convierte en dominante, pa ra que permanezcan las relaciones capitalis­tas; por eso antes de un holocausto se destruyen capi ta l , recursos, medio ambiente, los hombres, etc.

D e c í a m o s en la i n t r o d u c c i ó n de este trabajo que es insuficiente que­jarse de las ca lamidades del capi ta l i smo y que se precisa expl icar d i ­chas calamidades, pa ra incluso ganarse los movimientos que, debido a que sus posiciones son moral is tas o u t ó p i c a s , son frecuentemente reab­sorbidas por el s is tema.

¿No requieren todos estos hechos de un esfuerzo t eó r i co que explique sistematizada e integralmente esta d e s t r u c c i ó n ? , ¿ p u e d e n seguirse elu­diendo estos hechos?, ¿ p u e d e continuarse gozando de los "benef ic ios" del sistema?, ¿nos podemos conformar con las condenas generales, o debe­mos intensificar l a b ú s q u e d a de una c iencia y t ecno log ía a l servicio del hombre?. ¿Será m á s correcto tomar la " p o l í t i c a del aves t ruz" enterran­do nuestra cabeza en l a arena d e s p u é s de s e ñ a l a r que es un m a l uso de la ciencia y la t é c n i c a el que provoca los mencionados efectos?

Con todos estos elementos que hemos apuntado, no se t rata de adop­tar el catastrofismo como concepc ión del mundo n i l a esquizofrenia' para­noica como parte de nuestra v ida ; no se t rata de tener una v is ión t r á g i c a del mundo. Se t ra ta m á s bien de no eludir l a rea l idad, de expl icar la des t rucc ión cotidiana, se t ra ta en suma, de tener una vis ión del mundo trágico ™.

c) Elementos para el análisis teórico de la destrucción.

De nuestras discusiones podemos proponer que cualquier exp l i cac ión sobre los f e n ó m e n o s de d e s t r u c c i ó n t e n d r á a l menos que valerse de la economía pol í t ica , pasar por el aná l i s i s de las c a t e g o r í a s del mater ia l i s ­mo h is tór ico y l l eva r e l aná l i s i s hasta una d i scus ión fi losófica sobre la presencia del elemento destructivo en el hombre y la sociedad. Se pre­tende a con t inuac ión aportar algunos elementos quizá aislados, no ex­haustivos, pero que aunados a lo mencionado hasta a q u í sí pueden dar

"Lulvcas, El alma y las formas, citado por M. Lowy en El Marxismo olvidado Ed.

pie a l inicio de una d i scus ión seria del tema, encaminada a integrar y global izar una c o n c e p c i ó n sis tematizada o m á s acabada sobre la des­t r u c c i ó n como f e n ó m e n o socia l y sus impl icac iones para el futuro.

Inic ia lmente podernos s e ñ a l a r que cualquier objeto, considerando sus c a r a c t e r í s t i c a s i n t r í n s e c a s , contiene una potencial idad product iva y una potencial idad destruct iva al mismo t iempo. Es to hace que un objeto de­terminado, pueda ser productivo para algunos y destructivo para otros a l m i smo t iempo, y no sólo por una m a l a o buena ap l i cac ión , sino por la fo rma y el contenido inherentes a l objeto mismo . Entendemos que el ob­jeto no se puede separar de sus relaciones con otros objetos y con los sujetos.

Es to hace que no todos los objetos tengan la m i s m a potencialidad destruct iva o construct iva, dependiendo de sus c a r a c t e r í s t i c a s : de su for­ma , de su color, de sus ideas i m p l í c i t a s , de sus aplicaciones, en fin, de su contenido. De esta manera tendremos objetos que a pesar de su po­tencial idad product iva son destructivos en alto grado, y a que este carác­ter es inherente a su naturaleza. P a r a quienes pregonan que es sólo el uso de un objeto lo que lo convirte en productivo o destructivo, es im­portante s e ñ a l a r que desde la concepc ión , el d i s eño y la e l a b o r a c i ó n de un objeto existe una continuidad con el uso mismo.

T a m b i é n debemos s e ñ a l a r (pie en el proceso de d e s t r u c c i ó n se englo­ban tanto el instrumento como la forma de d e s t r u c c i ó n y el objeto que se destruye. Es t a r e l ac ión interviene para definir l a potencial idad des­t ruct iva tanto del instrumento como del acto mismo.

Entonces, si enmarcados en estas consideraciones generales, particu­larizarnos y nos referimos a las fuerzas productivas, en toda la riqueza del concepto, encontramos que no podemos hablar de que son "positivas o negat ivas" en abstracto, sino que é s t a s , por i m p l i c a r d i a l é c t i c a m e n t e una fuerza destruct iva al mismo tiempo e incluso para el mismo uso, pueden ser productivas para algo o alguien y destructivas t a m b i é n para algo o alguien. Tendremos as í actuando el doble c a r á c t e r de los objetos.

Con respecto a las fuerzas productivas, que no podemos separar de su c a r á c t e r destructivo, M a r x dice que " lodo aumento de. las fuerzas pro­ductivas sociales, if you want de ías- fuerzas productivas del trabajo mismo tal como se derivan de la ciencia, los inventos, l a d iv i s ión y com­binac ión del trabajo, los medios de c o m u n i c a c i ó n mejorados, creación del mercado mundia l , maquinar ia , etc., no enriquecen al obrero sino al capi ta l , una ve/, m á s sólo acrecientan el poder que domina al trabajo, aumenta sólo la fuerza product iva del c a p i t a l " : 1 T .

U n a fábr ica , con todo lo que el la i m p l i c a bajo las relaciones capita­listas, s e rá una fuerza product iva para el capi ta l , pero s e r á t a m b i é n fuer­za destruel iva para el obrero y la sociedad, fuente de males para la m a y o r í a . E n par t icular , la maqu ina r i a en la f áb r i ca capi ta l is ta implica una opres ión destructora para el obrero, tanto en el pasado como en el presente.

Cuando M a r x habla de los destructores de m á q u i n a s de principios del ochocientos, s e ñ a l a que ex i s t í a en ellos confusión del uso capitalista de la m á q u i n a " \ Aparentemente M a r x just i f ica los efectos destructores

•" M;ir\ C Ciruniirissc. p. 249.

' ] • ' ! oipital. p -¡02. YA Y CE. Mévco.

de las m á q u i n a s como un m a l uso de ellas y p u d i é r a m o s pensar que con­sideraba a é s t a s como neutras. Pe ro si inscr ib imos estas af irmaciones en todo el contexto de su obra, veremos c ó m o M a r x consideraba que aunque la maquina que se usaba era una fuerza product iva para el cap i ­tal, era una fuerza destruct iva para el obrero; que las m á q u i n a s d e b í a n ser usadas en su potencial idad product iva, a l servicio de las m a y o r í a s y no al r e v é s como lo hace e l capi ta l . P o r eso m á s adelante, cuando se refiere cr i t icamente a l a duda de John Stuart M i l i sobre si los inventos mecán icos fac i l i tan en algo los esfuerzos de los hombres, M a r x c a t e g ó r i ­co af i rma que " l a m á q u i n a empleada por el capi ta l ismo no persigue ni mucho menos, semejante objetivo y sólo es un medio para la p r o d u c c i ó n de p lusva l í a y su d i seño no puede escapar a esta f ina l idad" .

R e c u é r d e s e que, aunque a niveles intuit ivos, los luddistas no des­u n í a n todas las m á q u i n a s , sino solo a q u é l l a s que po; su t a m a ñ o , estruc­tura y funcionamiento impl icaban d e s t r u c c i ó n v fuente de males para ellos

Estas afirmaciones hacen c la r idad de c ó m o M a r x , sin haber elabora­do una t e o r í a exp l íc i t a a l respecto, consideraba a la m á q u i n a como ca­pitalista no sólo por el uso, sino por su d i s e ñ o .

Otro elemento importante para anal izar t e ó r i c a m e n t e el f enómeno de la de s t rucc ión , tiene que ver con la r e l ac ión entre el valor do uso y el valor de cambio de las m e r c a n c í a s . Complementando lo eme se dice en la secc ión 3 (fuerzas product ivas, d i n á m i c a de a c u m u l a c i ó n capi la l i s ­ta y fuerzas destructivas) sobro la d i n á m i c a interna dol modo do produc­ción capital ista, debemos introducir la c o n t r a d i c c i ó n entro valor do uso y el valor de cambio en las m e r c a n c í a s y sus consecuencias, para com­pletar la exp l i cac ión de por qué el avance c iv i l i zador , al mismo tiempo que representa progreso entendido t rad ic iona lmcnle , r e p r é s e n l a destruc­ción, que hoy en d ía es predominante.

E s algo aceptado que el capi ta l ismo es un gran arsenal de mercan­cías . Sólo le interesa producir valores de cambio que le dan la posibi l i ­dad, de acuerdo a las condiciones del morcado, de rea l izar o no la plus­val ía apropiada. Pe ro el doble c a r á c t e r de la m e r c a n c í a hace que poda­mos separar el va lor de cambio y el valor de uso asociados a e l l a ; es decir, el capi tal is ta p r o d u c i r á valores de cambio, lo. interesa el valor de uso sólo como soporte de valor de cambio . O sea que, el valor de uso en cierta manera es tá supeditado al valor de cambio.

Es t a c o n t r a d i c c i ó n se agudiza a niveles de alto desarrollo del. capi ta l , s e p a r á n d o s e cada vez m á s el valor de cambio y el de uso, de ta l manera que con el desarrollo de las F . P . , mi s ión h i s t ó r i ca inherente al capi ta­lismo, se p r o d u c i r á n cantidades cada vez mayores de m e r c a n c í a s que se d isoc iarán de un uso rac ional , humano, como por ejemplo satisfacer el hambre, l a salud, l a h a b i t a c i ó n y la cul tura, cosa que al capi ta l i smo no le interesa (y que desde un punto de vis ta global no puede satisfacer) , ya que és te existe para producir valores de cambio que posibili ten la va lor i ­zación del capi ta l . Tenemos a q u í l a presencia de la fuerza distorsiona-dora del valor de cambio sobre las necesidades sociales, que irá defor­mando los valores de uso de manera que s i rvan por fuerza, de soporte al valor de cambio . A tal grado s u c e d e r á esto que se p r o d u c i r á n valores

"Consúltese a Thompson, N" 22 de la bibliografía, en donde denv.icst'a que existen muchos prejuicios y mentiras con respecto a estos movimientos obreros.

de cambio destinados a que no se usen, es decir que su va lo r de uso sea el no uso; l a d i n á m i c a de l capi ta l ismo no sólo acepta é s t a la a b e r r a c i ó n , sino que l a l l eva a expresiones extremas. E l surgimiento de un tercer sector de l a e c o n o m í a el de medios improduct ivos de d e s t r u c c i ó n , de­muestra esta tendencia del capi tal que en nuestro t iempo se hace rea­l idad.

Como se puede observar , existe una d e r i v a c i ó n de esta con t rad icc ión entro va lo r de uso y va lo r de cambio que se agudiza cada vez m á s , re­presentada por l a c o n t r a d i c c i ó n entre la p r o d u c c i ó n para l a sa t i s tacc ión de las necesidades y l a p r o d u c c i ó n para l a v a l o r i z a c i ó n de capi ta l . La a g u d i z a c i ó n de la c o n t r a d i c c i ó n entre va lo r de uso y va lor de cambio se m a n i f e s t a r á en la s e p a r a c i ó n ext rema entre la p r o d u c c i ó n p a i a l a valo­r i zac ión de capi ta l y la p r o d u c c i ó n de satisfactores de las necesidades b á s i c a s del hombre, amenazando incluso su propia existencia.

E s t a m o s ante el b á r b a r o poder c iv i l i zador del capi ta l i smo, que me­diante el desarrollo de las fuerzas productivas desar ro l la y apl ica la potencial idad de las fuerzas destructivas. R e c u é r d e s e a q u í que entre estos efectos c ivi l izadores , el capi ta l is ta conduce su e c o n o m í a tratando de m i n i m i z a r costos mediante la c iencia , l a t é cn i ca , l a d iv i s ión técnica del trabajo, etc., pero t a m b i é n trasladando los costos privados de su em­presa a los costos sociales que el resto de la pob lac ión tiene que cubrir. Así se expl ica c ó m o los costos impl icados por la c o n t a m i n a c i ó n , por ejemplo, son pagados con salud, o con dinero por l a sociedad m i s m a , lo que el empresar io capi ta l is ta considera como el pago que la sociedad debe hacer por los beneficios que acar rean los productos debidos a él. Los "costos del progreso" se dice. Pe ro no sólo los costos se transfieren, sino como ya sabemos, t a m b i é n los beneficios, pero en sentido inverso, es decir , los "beneficios del progreso" se los apropia el capi ta l is ta . Es­tamos anto un caso de un proceso compl icado y general que M a n d c l 1 1

lo sintetiza como: " L a soc ia l i zac ión de las p é r d i d a s y l a pr iva t izac ión de las ganancias" .

5.—En búsqueda de alternativas.

E l camino de c o n s t r u c c i ó n de al ternat ivas debe in ic iarse partiendo de las c a r a c t e r í s t i c a s propias del s is tema para expl icarse los hechos des­tructivos que se han presentado.

E n el capi ta l i smo todos los esfuerzos de la sociedad e s t án dirigidos y orientados hac ia la v a l o r i z a c i ó n del capi ta l . E s t a naturaleza de las relaciones capital istas de p r o d u c c i ó n y su d i n á m i c a , hace que el capita­l ismo tenga la mis ión h i s t ó r i c a de desar ro l la r las fuerzas productivas, lográndolo de manera uni la tera l , deformada y con impl icaciones destruc­tivas inseparables.

E l capi ta l ismo, desde su i m p o s i c i ó n como sis tema dominante, derra­ma "sangre y lodo de los pies a l a cabeza" , nos dice M a r x E l aspecto destructivo, tanto de las anteriores relaciones como de las nuevas que implan ta , es or iginar io de l a cons t i tuc ión del capi ta l como r e l a c i ó n social.

'"Véac E. Mandcl, Tratado de economía Marxista, Ed. ERA. México, y El capitalismo tardío, misma editorial. Véase también David Jat'fe en el N" 7 de la revista Críticas de la Economía Política, edición latinoamericana, ed. El caballito, México.

" Mandel 1". Ensayos sobre el ncocapitalismo "K. Marx, El manifiesto comunista.

Llegados a un cierto punto, las relaciones sociales implantadas por el eapTtal empiezan a chocar con el desarrollo de las fuerzas productivas. Se abre pues un proceso permanente y discontinuo de d e s t r u c c i ó n de fuerzas productivas, mientras las relaciones sociales no sean supera­das. Este proceso es par t icularmente agudo en las cr is is capital istas, en donde se destruye capi ta l en su fo rma fija como capi ta l , en su forma tra­bajo, capi tal dinero y capi ta l m e r c a n c í a .

L a d e s t r u c c i ó n de fuerzas productivas se resume, en lerminos de valor, en an iqu i l ac ión de é s t e , es decir del trabajo acumulado por las cineraciones precedentes en sus diferentes formas, a s í como en destruc­ción del espacio social y geográf ico del capi ta l y l a m e r c a n c í a . E l capi ta l entra en una cr is is de r e p r o d u c c i ó n no sólo del propio capi ta l , sino de las relaciones que el mismo establece. Se produce así una cr is is que a fin de cuentas pone en cues t ión l a propia r e p r o d u c c i ó n de la fo rmac ión so­cial capital is ta .

E l capi tal , para conservarse, necesita convert i r el desai rollo de la fuerza social product iva del mismo y t a m b i é n la m e r c a n c í a , en su con­trario. Necesi ta convertirse como capi ta l y m e r c a n c í a en tuerza social destructiva.

E n la é p o c a actual d e s p u é s del auge de la post-guerra que \ ivio la economía capital is ta internacional y del agotamiento de los recursos que sirvieron a esto auge, se ha inic iado una cr is is e c o n ó m i c a , pol í t ica y social de largo alcance, que desarrol la como nunca antes las fuerzas des­tructivas del capi ta l , medidas por el aniqui lamiento de valor acumulado y por las necesidades destructivas del capi ta l y la m e r c a n c í a (pío la crisis abre. Es tamos as í ante la cr is is m á s importante del capi ta l desde el comienzo de la h is tor ia . E n este sentido la fuerza destruct iva del ca­pital se impone sobre su fuerza product iva , amenazando la propia sobre-YÍVSllGia dQl liGÍTiterS §9B!T 1S t l § n ' 3 y l99:9§ l9§ product os del trabajo acumulado en toda la his tor ia de l a humanidad .

L a ley de la tendencia a l a baja de la tasa de ganancia enunciada por M a r x , con sus c a r a c t e r í s t i c a s y los l í m i t e s inmanentes al propio capital, es tá operando y sirve como hilo conductor para el aná l i s i s de la convers ión de las fuerzas productivas en destructivas. E n la actual c r i ­sis, esta c a í d a de la tasa de ganancia como freno para la r e p r o d u c c i ó n del capital imp l i ca , pa ra ser superada, una d e s t r u c c i ó n sin precedentes a nivel de la e c o n o m í a internacional y de l a fuerza de trabajo. E n esto trance, como nunca antes, los l í m i t e s impuestos a las relaciones sociales por el capital , y l a s u p e r a c i ó n de esos l ími t e s , se convierten en un asunto de vida o muerte para l a humanidad.

L a esc is ión existente entre va lor de uso y va lor de cambio tampoco tiene precedente y se manif iestan en la an t í t e s i s completa que se da entro la sa t i s facc ión de necesidades humanas y r e p r o d u c c i ó n del capi tal y su re lac ión social , que ha adquirido en la actualidad un profundo desarrollo destructivo, y ha l imi tado toda la potencialidad product iva del trabajo acumulado. A s i m i s m o amenaza y hace m á s costosas las nuevas alter­nativas que la humanidad va planteando en sus intentos do superar al capitalismo como sistema dominante, a s í como sus l í m i t e s .

Cuando hablamos de d e s t r u c c i ó n y l a resaltamos, puede mal inter­pretarse nuestra concepc ión como una posición catastrofista, por lo que es necesario precisar que la d e s t r u c c i ó n no tiene un c a r á c t e r absoluto

sino d ia léc t i co , en donde a l mismo tiempo que crece la p r o d u c c i ó n crece la d e s t r u c c i ó n y é s t a puede l legar a dominar a aqué l l a por las relaciones de p r o d u c c i ó n capi ta l i s ta que deforman las fuerzas productivas al fre­narlas.

E l desarrol lo de las fuerzas destructivas ha distorsionado la ciencia y la t e cno log í a a l someterlas a las necesidades de v a l o r i z a c i ó n del capi­ta l ; l i m i t á n d o l a s en sí mismas y c o n v i r t i é n d o l a s en la punta m á s peligro­sa del propio desarrol lo destructivo; muti lando completamente las po­tencialidades y nuevas al ternativas que el propio desarrollo de la ciencia y la t e cno log í a posibi l i ta . L a m i l i t a r i z a c i ó n de la c iencia es uno de los rasgos m á s sobresalientes en este proceso.

Se hace absolutamente necesario l l a m a r a l a c o n s t r u c c i ó n de un sis­t ema t eó r i co , desde las m á s diversas discipl inas para anal izar este desa­rrol lo uni la te ra l que se convierte en fuente de males pa ra la m a y o r í a , a s í como de las al ternativas que pueden surgi r de la c r í t i c a del diseño ríe objetivos, contenido y usos de la actual t ecno log ía y de l a c iencia en sus m á s distintos campos. Sobre esta base imprescindible p o d r á n cons­truirse sistemas alternativos para el papel de la c iencia y de la tecnolo­g ía a l servicio del hombre y no de su d e s t r u c c i ó n .

Pe ro no basta quedarse en este punto de las conclusiones, sino que es necesario buscar al ternat ivas que, enmarcadas en una t r a n s f o r m a c i ó n social is ta, modifiquen el c a r á c t e r destructivo actual en el desarrollo de las fuerzas productivas.

Consideramos que es fundamental contemplar , en las alternativas, un desarrollo tecnológico y c ient í f ico sustentado por la clase obrera, lo que necesariamente cuestiona las ideas positivas del progreso capitalis-la . Con la experiencia , capacidad, necesidad y control de la clase obrera podrán generarse un gran n ú m e r o de consecuencias mult i la terales ori­ginadas por la p a r t i c i p a c i ó n colect iva y h e t e r o g é n e a de la m a y o r í a de la pob lac ión .

E s importante dejar asentado que no es suficiente saber que las fuerzas productivas desarrol ladas en el capi ta l i smo son una herencia para l a c o n s t r u c c i ó n del socia l ismo, sino es necesario plantearse c ó m o y para qué , en tanto que actualmente, como hemos visto, é s t a s se trans­forman en trabas (Fuente de males) para el desarrollo de la sociedad: a s í . las v í a s para una a l ternat iva dependen de una d e t e r m i n a c i ó n propia de la clase obrera , insusti tuible por los mecanismos de control científico y tecnológico capital is tas . E l obrero no puedo ser sujeto pasivo que recibe los beneficios de una c iencia y una t é c n i c a capital istas y a desarro­l ladas; no puedo condicionarse por la " a c e p t a c i ó n " capi ta l is ta de la product ividad y el sabor, sino que puede ser como obrero mismo y por su c a r á c t e r colectivo, el que transforme do manera p r á c t i c a las condi­ciones intelectuales do la p r o d u c c i ó n c ien t í f ica y t é c n i c a . E s t a tarea puede i r a la par del desarrollo product ivo s i se concibe la herencia de las fuerzas productivas como un problema de i n t e g r a c i ó n entre el tra­bajo acumulado por la sociedad y los propios trabajadores y no como una exc lus iva a s imi l ac ión a c r í t i c a de e l la . L a clase obrera de" p a í s e s ca­pitalistas y socialistas han comenzado a desarro l lar experiencias con esta concepc ión , que aún resultan incipientes, aisladas c incompletas por las dificultades y tropiezos que representa el i n i c i a r un objetivo poco comprendido y que ol capi ta l ismo se encarga de desacredi tar .

Sin embargo, h a comenzado a surgi r una vis ión de i n t e g r a c i ó n de l a clase obrera con el desarrollo de las fuerzas productivas en diferentes aspectos de la sociedad rea l , como son la o r g a n i z a c i ó n de l a p r o d u c c i ó n v el trabajo, l a salud y l a c o n s e r v a c i ó n de l medio ambiente, l a comuni ­cación, etc., v i s ión que a p o r t a r á a ú n a las ciencias como la m a t e m á t i c a , la f ís ica y l a b io log ía , l a necesidad de una' t r a n s f o r m a c i ó n cual i ta t iva de sus conceptos c ien t í f icos .

Otro aspecto de c a r á c t e r general que debe tomarse en cuenta en el planteamiento y c o n s t r u c c i ó n ele una a l ternat iva es el hecho de que todos los modos de p r o d u c c i ó n tienen rasgos y determinaciones comunes, cosa que es m á s acentuada entre el capi ta l i smo y el soc ia l i smo; pero por otro lado, cada uno de los modos de p r o d u c c i ó n es diferente, precisamente por sus especificidades que los hacen incluso a n t a g ó n i c o s . E s t a regula­ridad de los modos de p r o d u c c i ó n nos hace ver que en el terreno de la ciencia y l a t é c n i c a se pueden construir al ternat ivas a l desarrol lo cap i ­talista actual , sin que esto quiera decir que se tire a l a basura el cono­cimiento desarrol lado en el capi ta l i smo u otros modos de p r o d u c c i ó n ; por el contrario, se t ra ta de aprovechar l a a c u m u l a c i ó n de conocimientos que representan un patr imonio de l a humanidad , p r o y e c t á n d o l o s a l futuro de acuerdo a otra concepc ión del mundo que en el social ismo se debe construir. Recordemos a q u í que la c iencia es ideología no sólo por los planteamientos subjetivos que puede l legar a elaborar sino t a m b i é n por su a m b i g ü e d a d , su acti tud ante los problemas, l a o r i e n t a c i ó n de sus en­foques, sus m é t o d o s , l a d i r e c c i ó n de sus trabajos, su o r g a n i z a c i ó n , su complicidad i m p l í c i t a o e x p l í c i t a con el estado actual de la sociedad y por el uso concreto de que es objeto por quienes la detentan.

Entonces, los l incamientos para una al ternat iva deben regirse por estas consideraciones, desechando conocimientos, p r á c t i c a s , m é t o d o s , objetivos, orientaciones y usos que vayan de acuerdo con el mundo ca­pitalista, pero a l m i s m o t iempo rescatando aquellos elementos que vayan de acuerdo a la' nueva sociedad.

Un elemento cent ra l de esa a l ternat iva lo constituye el control de la población o de los obreros en concreto de l a c iencia y l a t é c n i c a . S i pre­tendemos construir una alternativa' que ponga el conocimiento al servi­cio de los obreros es impresc indible que convir tamos a é s tos en cient í f i ­cos y a los c ient í f icos en obreros. Cuando existen separaciones d r á s t i c a s entre estos sectores, se desarrol la l a s e p a r a c i ó n entre trabajo manual e intelectual, el mito del especial ista, y sobre todo se van desarrol lando e introduciendo a l proceso de trabajo, c iencia y tecnolog ía ' que l levan impl íc i tas ciertas relaciones de p r o d u c c i ó n , c ie r ta d iv i s ión t é c n i c a del trabajo y c ier ta ideo log ía que le son impuestas a l obrero.

R e c u é r d e s e c ó m o los enfoques positivistas invaden l a c iencia actual incluso en p a í s e s en donde no existen las relaciones capi tal is tas de pro­ducción, por lo que s iempre se corre el riesgo de in t roduci r elementos opresivos a l aparato productivo cuando és t e se " m o d e r n i z a " , a menos que los propios obreros ejerzan un control estricto sobre el proceso de producción de conocimientos, en donde el c ient í f ico t rad ic iona l d e j a r á de serlo para convert irse en un obrero cient í f ico de l a p r o d u c c i ó n .

P a r a evi tar caer en el utopismo, debemos s e ñ a l a r que esta al terna­tiva debe tomar en cuenta las c i rcunstancias concretas de la lucha de clases que l a condicionan. A d e m á s de que, por lo general , los p a í s e s que

es t án en posibil idades de l l evar adelante una in i c i a t iva de este tipo son legiones con muchas carencias y en muchos sentidos atrasados por lo que para los momentos inicia les de r e c o n s t r u c c i ó n s e r á difícil que se presenten las condiciones para hacer una r evo luc ión cu l tu ra l , ya que h a b r á tareas de p r o d u c c i ó n urgentes que obstacul icen los planteamientos innovadores, y t e n d r á que trabajarse con un s i n n ú m e r o de p r á c t i c a s ne­gativas pa ra el hombre, pero que e s t án probadas como '"eficientes" s e g ú n una c o n c e p c i ó n posit ivista, autor i tar ia , e l i t is ta o incluso capitalis­ta. Pe ro s i bien esto es c ier io , precisamente por l a necesidad de resolver grandes problemas do p r o d u c c i ó n de r iqueza, es necesario emplear nue­vos m é t o d o s , nuevos enfoques y nuevos pr incipios , que estando de acuer­do con una nueva concepc ión del mundo social is ta , posibi l i ten l a part ici­p a c i ó n de todos los individuos en l a r e s o l u c i ó n de dichos problemas. No nos parece correcto el re t rasar l a r evo luc ión cu l tu ra l de l a sociedad has­ta' en tanto no se tenga un n ive l de r iqueza "aceptable" , sino que según las situaciones cocretas se deben i r resolviendo los problemas de la pro­ducc ión con las medidas m á s adecuadas, sean de l a v ie ja sociedad o no. pero s iempre dejando sentadas las bases mater ia les y conceptuales para la r e a l i z a c i ó n de la r evo luc ión cu l tura l que pe rmi ta que el hombre se apropie l a c iencia y la t ecno log ía para su beneficio.

F ina lmente , es necesario precisar que nos c i rcunscr ib imos al plan­teamiento marx i s t a de que existe una regu la r idad en el desarrol lo de la sociedad de la cual no se deduce la idea de un progreso l inea l indefinido, eterno, sino que precisamente la c o n c e p c i ó n mater ia l i s ta de l a historia nos permite rev isar el concepto de progreso actual , y s e ñ a l a r los aspectos destructivos del avance c iv i l i zador capi ta l i s ta . Prec i sando que la des­t rucc ión no tiene un c a r á c t e r absoluto sino d ia l éc t i co , en donde a l mismo tiempo que crece y se profundiza la p r o d u c c i ó n , crece y se profundiza la d e s t r u c c i ó n , pudiendo incluso l legar a dominar a l a p r o d u c c i ó n , debido a que las relaciones de p r o d u c c i ó n capital is tas frenan y deforman a las tuerzas product ivas. Con respecto a l conocimiento, l a r evo luc ión cientí­fico t é c n i c a demuestra que en c i capi ta l i smo no podemos pensar en un freno absoluto, sino d i a l éc t i co .

De a q u í entonces, como lo concibiera Rosa Luxemburgo , la gran marcha c iv i l i zadora del cap i ta l ha representado a l mismo tiempo una gran d e s t r u c c i ó n , que a ú n puede ser m a y o r si no se lucha por l a supera­ción de las contradicciones del capi ta l i smo con la ú n i c a fo rma de hacer­lo para no caer en la barbar ie : l a c o n s t r u c c i ó n del socia l ismo.

Nuest ra tarea debe ser entonces rechazar este un i la te ra l desarrollo de las fuerzas productivas que contiene un alto n ive l destructivo y bus­car las otras "un i la te ra l idades" que sean fuente de bienestar y ya no de males para la m a y o r í a . Creemos que de lo discutido a q u í podemos en­contrar algunos elementos t eó r i cos que sustenten las concepciones alter­nativas para el desarrollo de l a c ienc ia y l a t é c n i c a como potencializa­ción de las fuerzas productivas.

Corremos varios riesgos en esta p ropos ic ión . E l p r imero es que no logremos realmente s is tematizar l a propuesta y no logremos, por lo tan­to, t r a smi t i r la necesidad de profundizar el estudio m a r x i s t a desde las ciencias naturales sobre el concepto fuerza product iva y fuerza destruc­t iva , en busca de alternativas de lucha , m á s allá de generalizaciones

correctas pero insuficientes. E l otro riesgo es que nos enfrentamos a verdades cas i sagradas, lo que pudiera acar rear una s a t a n i z a c i ó n o una d e f o r m a c i ó n del planteamiento que pretendemos hacer desde el m a r x i s ­mo mismo, todo ello en aras de l a p r e s e r v a c i ó n m o n á s t i c a de pr incipios c lás icos . T a m b i é n corremos el riesgo de que l a propuesta y nuestros planteamientos sean vistos como superados por lo que se nos s e ñ a l e que es absurdo que se replanteen, que estamos descubriendo el "agua t i b i a " , que ya son claros para todos, que hay consenso y que no pueden ser de otra manera .

A pesar de ello, sostenemos l a propuesta porque consideramos que innumerables supuestos acuerdos han l levado a' grandes discusiones, que sólo manifestaron en su t iempo que la costumbre de guardar concep­tos en el b a ú l del conformismo o el dogmat ismo, o en el de las verdades acabadas, resul ta m e t o d o l ó g i c a m e n t e incorrec ta y p r á c t i c a m e n t e nefas­ta. A d e m á s , e l p rob lema resul ta tan importante que aun resuelto par­cialmente (cosa que no es a s í ) , no es tá de m á s repetir lo hasta que se realice una a l ternat iva que cambie esta potencial idad destruel iva del ca­pitalismo, obviamente en otra sociedad que se debe construir desde ahora. No se rá vano repetir lo y menos en un simposio * en donde impe­ran los c ient í f icos que laboran en el campo de las ciencias naturales, cuyo desarrollo es base pa ra potenciar las fuerzas destructivas aun en la actualidad y t o d a v í a desarmados de la c o n c e p c i ó n a l ternat iva que elimine los rasgos negativos del desarrollo de l a c iencia y permi ta que la ciencia s i rva pa ra l a l i b e r a c i ó n del hombre.

Hoy en d í a que se presenta un gigantesco desarrollo de la c iencia y tecnología y un uso ideológico de é s t e , es m á s necesario elaborar los anális is que nos permi tan desmis t i f icar esta imagen c inc id i r en nuestro futuro con planteamientos al ternativos.

Cambios en las relaciones de propiedad no son suficientes pa ra cons­truir el social ismo. Debe quedar claro que se t ra ta de construir un hom­bre nuevo, concepciones del mundo al ternat ivas, una' sociedad nueva que impl ica no sólo cambios en las relaciones de propiedad.

S i no tenemos presentes estos aspectos y nos dejamos l l eva r por l a ideología apo logé t i ca del social ismo, no se p o d r á l legar a l concepto de riqueza plena en donde se le despoja de su l im i t ada forma burguesa. Aquél la que es " l a universa l idad de las necesidades, capacidades, goces, fuerzas productivas, etc., de los individuos, creada en el in tercambio uni ­versa l " ; aqué l l a que representa el "desarrol lo pleno del dominio humano sobre las fuerzas naturales, tanto sobre las de la a s í l l a m a d a naturaleza como sobre su propia na tu ra l eza" . . . " l a e l a b o r a c i ó n absoluta de sus dis­posiciones creadoras sin otro presupuesto que el desarrol lo h i s tó r i co pre­vio, que convierte en objetivo a esta plenitud total del desarrol lo, es decir al desarrollo de todas las fuerzas humanas en cuanto tales, no medidas con un p a t r ó n prees tab lec ido . . , una e l a b o r a c i ó n como resultado de la cual e l hombre no se reproduce en su c a r á c t e r determinado sino que produce su plenitud t o t a l " . . como resultado de l a cua l no busca perma­necer como algo devenido sino que es tá en el movimiento absoluto del devenir , r i .

* Méx ico , D . F . , D ic i embre de 1979.

"Marx C. Formaciones Económicas Precapitalistas. Cuadernos de Pasado v Presente N' 20. Ed. Siglo XXI, México.


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