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El conocimiento de Dios en el Evangelio de San Juan

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Rivas, Luis Heriberto El conocimiento de Dios en el Evan- gelio de San Juan The knowledge of God in the Gospel of John Revista Teología • Tomo LI • Nº 114 • Agosto 2014 Este documento está disponible en la Biblioteca Digital de la Universidad Católica Argentina, repositorio institucional desarrollado por la Biblioteca Central “San Benito Abad”. Su objetivo es difundir y preservar la producción intelectual de la Institución. La Biblioteca posee la autorización del autor para su divulgación en línea. Cómo citar el documento: RIVAS, Luis H., El conocimiento de Dios en el Evangelio de San Juan [en línea]. Teología, 114 (2014). Disponible en: <http://bibliotecadigital.uca.edu.ar/repositorio/revistas/conocimiento-dios- evangelio-san-juan.pdf> [Fecha de consulta: …]
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  • Rivas, Luis Heriberto

    El conocimiento de Dios en el Evan-gelio de San Juan

    The knowledge of God in the Gospel of John

    Revista Teologa Tomo LI N 114 Agosto 2014

    Este documento est disponible en la Biblioteca Digital de la Universidad Catlica Argentina, repositorio institucional desarrollado por la Biblioteca Central San Benito Abad. Su objetivo es difundir y preservar la produccin intelectual de la Institucin.La Biblioteca posee la autorizacin del autor para su divulgacin en lnea.

    Cmo citar el documento:

    RIVAS, Luis H., El conocimiento de Dios en el Evangelio de San Juan [en lnea]. Teologa, 114 (2014). Disponible en: [Fecha de consulta: ]

  • El evangelio de Juan ofrece la respuesta a la inquietud humana porconocer a Dios y propone a los lectores la contemplacin de Jesucristocomo nico camino vlido para llegar a este conocimiento. Nadie puedellegar al Padre si no es a travs de Jesucristo (cf. Jn 14,6). Pero no poruna simple visin de su carne, sino por una profunda mirada, una con-templacin, desde la fe, que permitir vislumbrar su gloria.

    En el Antiguo Testamento se afirma con frecuencia que ningnser humano puede ver la presencia misma de Dios: Ningn hombrepuede verme y seguir viviendo (Ex 33,20; ver: Ex 19,21; Dt 4,12.15;18,16; Jue 13,22; Is 6,5; Sir 43,31). Si en Ex 24,10-11 se dice que Moissy los ancianos de Israel vieron a Dios, utilizando los verbos y e indicando una percepcin visual, una teofana, slo se trata de expre-siones heredadas de antiguas tradiciones que los textos posteriores y lamisma tradicin rabnica se ocuparon de explicar y modificar.1 En algu-nos casos se utilizan las expresiones ver el rostro de Dios o ver a

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    LUIS HERIBERTO RIVAS

    EL CONOCIMIENTO DE DIOS EN EL EVANGELIODE SAN JUAN*

    THE KNOWLEDGE OF GOD IN THE GOSPEL OF JOHN

    * Ponencia en la Facultad de Teologa con ocasin de la recepcin del Doctorado Honoris Causa.1. Tanto el judasmo palestinense como el helenista suavizaron las afirmaciones de que Moiss

    y los ancianos de Israel haba visto a Dios (Ex 24,10-11). El Targum, en los dos versculos, traduce: Y vie-ron la Gloria de la Shekinah del Seor... (Neophyti I. Targum Palestinense MS de la Biblioteca Vaticana,tomo II: Exodo [Alejandro Dez Macho, edit.], Madrid/Barcelona, CSDIC, 1968; 158). Y vieron al Dios deIsrael: Miraron y se fijaron, y hubieran merecido la muerte, pero Dios no quiso perturbar la alegra de laentrega de la Tor, y pospuso el castigo hasta lo ocurrido con Nadav y Avihu (RAB SHLOMO YITZAKI[RASHI], Comentario al Libro del xodo, Buenos Aires, Yehuda, 1976; 129). La Versin LXX traduce vie-ron el lugar donde estaba Dios... y fueron vistos en el lugar...; Filn de Alejandra dice: (No es correcto decir que es visible Aquel que es); De post., XLVIII, 168).

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  • Dios, pero es slo un lenguaje figurado para indicar la participacin enla liturgia del templo (p.e. Ex 23,15; Sal 42,3; 84,8; etc.).

    Muchos textos del Antiguo Testamento, para salvaguardar la tras-cendencia divina, evitan las expresiones que pueden llevar a entenderque Dios es visible para los ojos humanos. En esos casos, los trminos y (ver) no se utilizan para indicar una visin de la presenciamisma de Dios. A los que pretenden ver la divinidad, Dios slo les per-mite ver su gloria. Por esa razn se prefiere utilizar la expresin Diosmanifest su gloria (Nm 16,19; Dt 5,24; Sal 102,17; Ez 10,4; etc.). Enesos casos se entiende que la gloria de Dios2 es la manifestacin exte-rior del poder y de la santidad de Dios, y se representa por la nube, laluz, el fuego, el ruido, elementos que producen temor (Ex 19,16) yrevelan que Dios est presente, al mismo tiempo que actan como unapantalla que impide que Dios sea percibido por los ojos humanos.

    Pero principalmente se dice que los seres humanos ven la glo-ria de Dios cuando experimentan sus actos salvficos, cuando perci-ben los actos salvadores en los que Dios pone de manifiesto el ejerci-cio de su poder (p.e. Ex 16,6-7; Nm 14,22; Is 66,18...). En estos casos,cuando se menciona la gloria, no se habla de la nube, el fuego, elruido..., sino de los mismos hechos de la salvacin como la salida deEgipto, el retorno de la cautividad en Babilonia, etc.3 Cuando Moisspidi al Seor: Por favor, djame ver tu gloria, el Seor le respondimostrndole su amor, su misericordia (Ex 33,19), pero de inmediato sepuntualiz que la misma presencia del Seor no poda ser vista porningn mortal (v. 20).

    En conexin con los verbos que indican el acto de ver, apare-ce en algunos lugares el verbo (conocer), que expresa, en princi-pio, un conocimiento experimental. Aplicado al conocimiento entrepersonas indica una relacin ntima. No se conoce a aquellos con losque no se tiene ningn trato. En algunos textos es difcil distinguircundo este acto de conocimiento se refiere a una percepcin de carc-ter sensorial o de carcter intelectual. Pero aplicado al conocimiento

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    2. Cf. M. WEINFELD, (kbd) en: Theological Dictionary of the Old Testament VII (G.J.Botterweck; H. Ringreen; H.-J. Fabry, edits.), Grand Rapids, Mi., Eerdmans, 1995; 22-38

    3. Cf. H. F. FUHS, -rh), en: Theological Dictionary of the Old Testament XIII (G.J. Botter) weck; H. Ringreen; H.-J. Fabry, edits.), Grand Rapids, Mi., Eerdmans, 2004; 208-242

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  • de Dios, los que conocen a Dios son los que han experimentado losactos salvficos llevados a cabo por Dios.

    A Israel se le dice que el Seor le ha hecho ver las grandesobras de la salvacin para que conozca que l es Dios y que no hayotro fuera de l ( ,Dt 4,35), para que conozca que l es Dios el Dios fiel que guarda su alianza y su favor... (Dt 7,9). Y con frecuen-cia se reprende a Israel porque es ciego, no ve o no quiere ver lasobras de Dios (Is 43,8; 44,18; Jer 5,21; Ez 12,2; etc.).

    El trato ntimo con Dios, expresado como conocimiento deDios, se alcanza cuando se lleva una vida en total acuerdo con la Ley.De ah que para el pensamiento veterotestamentario, y sobre todo parael pensamiento del judasmo, conocer a Dios es actuar de acuerdo conlas exigencias de la Ley, los que conocen a Dios son los que se esfuer-zan por poner su propia voluntad en sintona con la voluntad de Dios ytratan de cumplir la Ley. Los que han experimentado la cercana de laaccin salvfica de Dios, se esfuerzan por vivir en esa cercana actuandode una manera acorde con la voluntad divina expresada en los manda-mientos de la Torah. Por eso el Seor dice por medio del profeta que pre-fiere el conocimiento de Dios ms que los holocaustos (Os 6,6).

    Es necesario tener presente este trasfondo veterotestamentariopara comprender el sentido de las controversias que se suceden a lolargo del evangelio de Juan. La afirmacin de que la presencia mismade Dios no puede ser captada por los ojos humanos, expresada dediversas formas en el Antiguo Testamento, sostenida por el judasmoy repetida en otros lugares de los escritos jonicos (5,37; 6,46; 1Jn4,12.20), es retomada por el prlogo del evangelio de Juan en la afir-macin lapidaria de su ltimo versculo: A Dios nadie lo vio jams( ) (Jn 1,18a). Esta expresin tiene unmarcado tono polmico. Si se afirma de modo tan enftico que nadieha visto a Dios, es porque el autor del evangelio est cuestionando atodos los que pretenden ser mediadores del conocimiento divino.

    En este texto, y en el conjunto del evangelio de Juan, se trasluceuna situacin de conflicto, en manera inmediata, con los grupos deopositores a Jess que hacan alarde de conocer a Dios porque eranconocedores y celosos practicantes de la Ley (7,28; 8,19.54-55). Si biensaban que Dios era conocido por sus actos salvficos, en la prctica se

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  • le daba ms peso al conocimiento de su voluntad expresada en la Ley(5,10; 9.16; 19,7).

    Muchos textos del Antiguo Testamento, y toda la tradicin judaposterior hacan nfasis en que la Ley era el camino para llegar aDios. La Ley era la expresin de la voluntad divina, y la persona quela practicaba ntegramente, rigurosamente, entraba en una especie decomunin con Dios. De all que el trmino camino pas a ser unametfora privilegiada para designar los mandamientos de Dios (Dt5,33; 9,12.16; 11,28; 13,6; etc.).4 En un tono claramente polmico, elEvangelio de Juan muestra a Jess proclamando que l es el nicocamino para ir al Padre: Yo soy el Camino... nadie va al Padre sinopor m (Jn 14,6).

    En consecuencia, Jess y sus adversarios hablan del conocimien-to de Dios ubicados en distintos puntos: los adversarios se oponan aJess teniendo como nico punto de referencia el cumplimiento de laLey: Jess no poda venir de Dios porque segn sus criterios, l no eraun fiel cumplidor de la Ley as como esta era rigurosamente interpre-tada por ellos mismos (Jn 9,16). El Dios que ellos conocan, vistodesde la perspectiva de la Ley, era el Dios que meda y pesaba a losseres humanos segn fueran o no cumplidores de la Ley; era el Diosante cuyos ojos los seres humanos eran slo justos o pecadores. Jesu-cristo, en cambio, muestra a un Dios que se vuelve hacia los sereshumanos porque ve a todos necesitados de misericordia.

    El autor del evangelio de Juan descalifica el conocimiento deDios que pretendan tener los adversarios de Jess, y pone esta desca-lificacin en boca del mismo Jess que les dice: Mi Padre es aquel dequien ustedes dicen es nuestro Dios, pero en realidad no lo conocen(8,54-55; ver 7,28; 8,19; 15,21; 16,3). Grave acusacin contra pertene-cientes a un grupo que se senta poseedor del privilegio de conocer alnico Dios verdadero.

    Pero el autor del evangelio de Juan no escribi slo para recor-dar cosas del pasado, sino para proclamar el misterio de Cristo ante loshombres de su tiempo. Si se tiene en vista el contexto cultural y reli-

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    4. WILHELM MICHAELIS, , en: Theological Dictionary of the New Testament V (G. Kittel -G. Friedrich, edits.), Eerdmans, Grand Rapids, Mi., 1979; 51.

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  • gioso en el que tuvo su origen el evangelio de Juan, los que decanconocer a Dios podan ser tambin los adherentes a las religionesmistricas,5 o los que simpatizaban con las primeras expresiones de laGnosis.6 Es posible que tambin hubiera una velada alusin a la litera-tura apocalptica, segn la cual ciertos hombres privilegiados habanascendido al cielo y haban contemplado la gloria de Dios.7

    En los escritos jonicos la visin de Dios cara a cara est anun-ciada slo para la escatologa, y para que esto suceda, los fieles debe-rn pasar por una transformacin: la condicin humana ser transfor-mada de modo que seremos semejantes a l porque lo veremos talcual es (1Jn 3,2).8 Mientras llega esa hora, Dios revela su gloria demanera velada, como lo haca en el Antiguo Testamento, pero esta veza travs de los signos que realiza aquel que es su enviado: su Hijo Jesu-cristo (Jn 14,6).

    El evangelio de Juan relata estos signos y de esta forma instruyea sus lectores para que ellos tambin, a travs de esos signos (2,11),puedan llegar a contemplar la gloria de Dios. Los creyentes pueden verla gloria de Dios que la Palabra hecha carne recibe del Padre, gloriaque tena antes de que el mundo existiera (17,5), y que solamente pue-den contemplar los que tienen fe (11,40).

    Los redactores del evangelio dejan or su voz en el prlogocuando, despus de describir la trayectoria de la Palabra de Dios desdeantes de la creacin hasta la encarnacin, prorrumpen cantando gozo-samente: hemos contemplado () su gloria! (1,14).

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    6. Los gnsticos afirmaban que el alma humana era una partcula de la divinidad; en con-secuencia, el hombre conoca a Dios cuando llegaba a conocerse a s mismo: Cuando lleguen aconocerse a ustedes mismos, entonces sern conocidos y se darn cuenta de que son los hijos delPadre viviente (Evangelio de Toms, 3). La 1Jn polemiza contra estos cuando se refiere a los quedicen que conocen a Dios, y sin embargo no cumplen los mandamientos (1Jn 2,3-4).

    7. Por ejemplo: Henoc: 1Henoc 46,1; 71,10; Libro de los secretos de Henoc 9,9-10; etc.8. ... seremos semejantes a l porque lo veremos tal cual es (1Jn 3,2). El autor de 1Jn

    menciona dos hechos futuros sin indicar la relacin entre ellos (R. BROWN, The epistles of John, AB30, Garden City, NY, Doubleday, 1982; 396). Los traductores y comentaristas intentan establecer unorden en la sucesin de estos dos hechos: la semejanza con Dios permitir verlo tal cual es? (R.SCHNACKENBURG, Cartas de san Juan, Versin, introduccin y comentario, Barcelona, Herder, 1980;200), o la visin de Dios producir la semejanza con Dios? (J. CHAINE, Les Eptres Catholiques,Paris, Gabalda, 1939. R. BULTMANN, Johannesbriefe, RGG, Tbingen, 1959. W. THSING, Las cartas desan Juan, Barcelona, Herder, 1978; 109.), 4

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    En la ltima etapa de la historia del Antiguo Testamento se tenala conviccin de que la gloria se haba retirado de Israel, y que en losltimos tiempos se volvera a manifestar (Entonces se manifestar lagloria de YHWH y todos los hombres la vern Is 40,5; cf. 4,5; 24,23).Los fieles proclaman que esos tiempos han llegado porque ellos hanvisto la gloria de Dios resplandeciente en Jesucristo.

    Ante las pretensiones de los que se presentaban como interme-diarios que podan llevar a sus oyentes al conocimiento de Dios, elevangelio de Juan proclama que la obra de revelacin de Dios slopuede ser realizada por alguien que haya penetrado en la intimidad deDios. Para poder hablar del Padre es necesario haber subido al cielo,pero nadie subi al cielo, sino el que baj del cielo (3,13); slo quienha contemplado a Dios puede dar testimonio de l. El revelador delPadre debe ser superior a Moiss y a los Profetas, y poseer ttulosespeciales. Por eso afirma que quien da a conocer a Dios es su mismaPalabra hecha carne, superior a Moiss y que est por encima de losProfetas y los Sabios porque es el nico que ha visto al Padre (6,46) ypuede hablar de l (8,38).

    El Padre, que nunca fue visto por los hombres y que tampocopuede ser visto por el ojo humano,9 se hace conocer por medio de Jesu-cristo, que es presentado como su Hijo nico (monogenh,j), el Hijonico que est desde la eternidad en la intimidad del Padre (1,1), es elnico que ha visto al Padre (6,46) y viene desde el Padre (7,29; 16,28).l habla de lo que ha visto (8,38) y dice lo que el Padre le ha ordena-do (3,34; 12,49-50; 14,24; 17,8.14). Por esta razn, slo l est capaci-tado para revelar quin es Dios y cmo es Dios. A Dios nadie lo vio...el Hijo nico, que es Dios, lo ha revelado (1,18).

    Pero en este punto se tropieza con un problema textual. Algunosmanuscritos griegos tienen la lectura .10 Varios Padres yescritores de lengua griega,11 as como las antiguas versiones latinas y lallamada Vulgata dependen de originales griegos que tenan esta misma

    9. Filn de Alejandra dice que Dios es invisible al ojo humano, pero que el destino de todohombre es llegar a conocer y contemplar a Dios, y que en este itinerario es guiado por la Sabidu-ra (Quod Deus, XXX, 143). En otra de sus obras, Filn identifica a la Sabidura con el Logos (Leg.Alleg. I, 64).

    10. A, 038 (Thibilisi), la familia koin, los minsculos de las familias 1 y 13.11. Eusebio de Cesarea, san Atanasio, san Juan Crisstomo...

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    lectura. La Vulgata traduce Deum nemo vidit unquam; unigenitusfilius qui est in sinu Patris, ipse enarravit.

    La lectura Unigenitus Filius se propag en occidente porinfluencia de las versiones latinas, y aparece en todos los autores que uti-lizaban estas versiones (Padres,12 Escritores eclesisticos y telogos,13

    como tambin en documentos de la Iglesia redactados en latn).14 Final-mente, a partir del Concilio de Trento, cuando la Biblia Vulgata fue uti-lizada con exclusividad, e incluso se la prefiri a los textos originales,15

    esta lectura se generaliz entre los catlicos de occidente. El prlogo deJuan, en esta versin, era conocido de memoria por los clrigos, porquese proclamaba diariamente en la Misa de la liturgia latina. Las antiguasediciones crticas del Nuevo Testamento griego aceptaban la lectura ,16 y de all se derivaba a las versiones a otras lenguas.17 Enla actualidad, la lectura el Hijo Unignito es retenida todava por algu-nas versiones,18 y tambin por algunos comentaristas.19 Se argumentaque la lectura no es la original, sino que se debe a un

    12. SAN AGUSTN, Comentarios al Evangelio de Juan, III, 17; CCL XXXVI, 27; SAN AMBROSIO, Defide III, 24 (PL XVI, 594); ID., De Spiritu Sancto, I, I, 26 (PL XVI, 710); ID., Ep. XXII, 5 (PL XVI, 1021);SAN JERNIMO, Dialogus contra Pelagianos, III, 12 (CCL LXXX, 115), ID., Comm. in Ezech., XLIV, 3(CCL LXXV, 646); ID., Comm. in Zach., XIV, 3-4 (CCL LXXVIA, 878); VIGILIO DE TAPSO, Contra Mariva-dum arianum, 18. 64. 66; (PL LXII, 366. 393. 394); etc.

    13. ...nobis proponitur ab evangelista, cum subdit unigenitus filius qui est in sinu patris...(SANTO TOMS DE AQUINO, Super Evangelium Iohannis, Cap. I, lect. XI).

    14. Por ejemplo: GESTA CONCILII AQUILEIENSIS, 66 (entre las obras de san Ambrosio, PL. XVI,976; entre las obras de Vigilio de Tapso: PL LXII, 260. 263).

    15. Cap. 13: En que se demuestra la autoridad de la antigua traduccin Vulgata, y que nohay que recurrir ahora a los textos hebreos o griegos (Melchor Cano, De Locis Theologicis, libersecundus, cap. XIII). Los textos hebreo y griego no se deben utilizar porque Los doctores hebre-os, nuestros enemigos, procuraron con ahnco corromper el texto hebreo, para hacerlo contrario anuestros ejemplares, como dice Eusebio. Y los griegos, con el mismo empeo, violaron el NuevoTestamento en muchos pasajes para acomodarlos a sus teoras (Ibid. cap. XIV ). En: MELCHORIS CANIOpera, Typographia Regia, Madrid, 1774; 113; 139-140. Las ediciones catlicas de la Biblia, quehasta 1943 se hacan a partir de la Vulgata, lean: el Hijo Unignito.

    16 Por ejemplo Robert Etienne (1550), Scrivener (1894), von Tischendorf (1869-72), y tambinen algunas ediciones modernas: Robinson-Pierpont (1995).

    17. Por ejemplo: Lutero, King James (1611-1769), Cipriano de Valera.18. Por ejemplo Bover-Cantera, La Biblia de Jerusaln, El Libro del Pueblo de Dios...19. Por ejemplo: R. BULTMANN, Das Evangelium des Johannes, Gttingen, Vandenhoeck,

    1959; R. SCHNACKENBURG, El Evangelio segn san Juan. Versin y comentario, Tomo I, Barcelona,Herder, 1980; 282; D. MUOZ LEN, Evangelio segn san Juan, en: Comentario Bblico Latinoameri-cano, Nuevo Testamento (A.J. Levoratti, dir.), Estella (Navarra), Verbo Divino, 2003; 605; F.J. MOLO-NEY, Belief in the Word. Reading John 1-4, Minneapolis, Fortresss, 1993; 48; ID., The Gospel of John,Collegeville, Minn., Glazier, 1998; U.C. VON WAHLDE, The Gospel and Letters of John, Eerdmans,Grand Rapids, Mi., 2010; II, 16.

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  • error de los copistas20 o a una corrupcin del texto originada en mediode las polmicas cristolgicas de los primeros siglos.21

    Pero por otra parte, existe una gran cantidad de testigos de lalectura: (Unignito Dios): Papiros, cdices, versiones,Santos Padres y comentaristas antiguos.22 En los ltimos tiempos sehan sumado los papiros P66 y P75,23 tambin provenientes de Egipto,que han dado mayor fuerza a esta opcin. La coincidencia de la pro-cedencia de todos estos testimonios indicara que habra sido un antiguo texto alejandrino. El hallazgo de los papirosP66 y P75, muy anteriores a las luchas anti-arrianas, ha dado mayorfuerza a la opinin de que la lectura es original y no sedebe considerar como un error o una correccin del texto. Por esarazn, las ediciones crticas ms recientes24 y gran nmero de versionesa las lenguas modernas25 optan por esta lectura. Son muchos loscomentaristas que la admiten.26

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    20. La lectura se debe a un error de dictado. Se dict , y el copista escribi ,o se dict , y se escribi (R. BULTMANN, oc.), o hubo un error detranscripcin de las formas abreviadas de Hijo y Dios (Ver: F.J. MOLONEY, The Gospel of John,Collegeville, Minn., Glazier, 1998).

    21. HARTD. EHRMAN, The Orthodox Corruption of Scripture: The Effect of Early ChristologicalControversies on the Text of the New Testament, New York and Oxford, Oxford University Press,1993; 78-82. As tambin M.-E. BOISMARD, oc., 108.

    22. Los ms importantes son los cdices Sinatico, Vaticano, C, L, y las versiones sahdica, boha-rica y etipica, que constituyen la familia egipcia; a estos se agregan la versin peshitta y san Ireneo.

    23. Estos papiros estn catalogados como Bodmer II (P66) y Bodmer XV (P75). El primerocontiene el evangelio deJuan casi completo, y el segundo los captulos 1-15 (con lagunas). Estosmanuscritos son originarios de Egipto y se encuentran en la Biblioteca Bodmeriana, en Cologny(Suiza). Pertenecen a una fecha en torno al ao 200.

    24. Por ejemplo Nestle, Nestle-Aland, Friberg, Vogels, Westcott and Hort.25. Nacar-Colunga, The New American Bible, The African Bible, La Biblia (Casa de la Biblia),

    Biblia de Amrica, etc.26. Ya la admita M.-J. LAGRANGE, vangile selon saint Jean, Pars, Gabalda, 1927; 16; entre

    los ms modernos: R.E. Brown, The Gospel According to John I, AB 29a, Garden City, NY, Double-day, 1966; 17; H. VAN DEN BUSSCHE, Jean. Commentaire de lvangile spirituel, Bruges, DDB, 1967;104-106; A. FEUILLET, El Prlogo del Cuarto Evangelio. Comentario exegtico-pastoral, Madrid, Pau-linas, 1971; 113; C.K. BARRETT, The Gospel according to St. John, Philadelphia, Westminster, 1978;169; J. MATEOS J. BARRETO, El Evangelio de Juan, Madrid, Cristiandad, 1979; F.F. BRUCE, The Gospelof John, Eerdmans, Grand Rapids, Mi., 1983; 44-46; G.R. Beasley-Murray, John, Word Biblical Com-mentary (36), Dallas, Tx., 1987; X. LEN-DUFOUR, Lectura del Evangelio de Juan, Vol. 1; Salamanca,Sgueme, 1989; 105; P. PERKINS, The Gospel according to John (con dudas), en: The New JeromeBiblical Commentary, (R.E. Brown J.A. Fitzmyer R.E. Murphy, edits.), Prentice-Hall, EnglewoodCliffs, NJ, 1990; G. ZEVINI, Evangelio segn san Juan, Salamanca, Sgueme, 1995; 951; S. VAN TIL-BORG, Comentario al evangelio de Juan, Estella (Navarra), Verbo Divino, 2005; J. RAMSEY MICHAELS,The Gospel of John, NICNT, Grand Rapids, Mi., Eerdmans, 2010.

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  • Si se dice que los ojos de los mortales no pueden contemplar aDios (ningn hombre puede verme y seguir viviendo: Ex 33,20), seentiende entonces que slo los ojos divinos pueden contemplar la divi-nidad. Esto es lo que el prlogo de Juan dice con estas palabras: ADios nadie lo vio... el Hijo nico, que es Dios, lo ha revelado (1,18).La Palabra que explica al Padre recibe en este lugar los ttulos deDios e Hijo nico. Slo Dios puede revelar a Dios.27

    Para evitar que la revelacin del Padre hecha por Jesucristo seconfunda con las de carcter exclusivamente intelectual que pretend-an tener los gnsticos y otras corrientes, el autor del himno utiliza elverbo que tiene gran amplitud de sentidos: liderar,guiar, mostrar, narrar, relatar, describir, etc.,28 y es el mismoverbo que utiliza la versin LXX en textos afines al de Juan en obrasde la literatura sapiencial: Quin lo ha visto (a Dios) para poder des-cribirlo? () (Sir 43,31); ... la Sabidura, est escondida alos ojos de todos los vivientes... pero Dios la vio y la revel (-) (Jb 28,27; ver 33,26). El Hijo realiza esta obra de revelacin. lmuestra a los hombres quin es y cmo es el Padre, y los conducehacia l para que puedan entrar en su intimidad. Como Palabra (), el Hijo cumple una funcin reveladora con respecto a Dios. ElPadre se revela a travs de su Palabra hecha carne. Pero esto es lo nove-doso del evangelio de Juan: el Padre se revela a travs de la humanidaddel Hijo; obras y palabras del Hijo son realmente obras y palabras delPadre. Las palabras que digo no son mas: el Padre que habita en mes el que hace las obras (14, 10; ver 5, 19. 30; 7, 17. 28; 8, 28; 12, 49-50). Su misma presencia y su vida son la revelacin de Dios. San Agus-tn lo resume diciendo: Como el mismo Cristo es Palabra de Dios,tambin la obra de la Palabra es palabra para nosotros.29

    En los escritos de los gnsticos, el revelador tiene extensos dis-cursos en los que propone doctrinas esotricas referentes a la divini-dad. En el evangelio de Juan, en cambio, el Revelador no pronuncia

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    [EL CONOCIMIENTO DE DIOS EN EL EVANGELIO DE SAN JUAN]

    27. A. FEUILLET, El Prlogo del Cuarto Evangelio. Comentario exegtico-pastoral, Madrid, Pau-linas, 1971; 113.

    28. Ver, p.e., H.G. LIDDELL R. SCOTT, A Greek-English Lexicon, s.v. , Oxford, Claren-don Press, 1976; 593.

    29. Quia ipse Christus Verbum Dei est, etiam factum Verbi verbum nobis est (SAN AGUSTN,Comentarios al Evangelio de Juan, XXIV, 2; CCL XXXVI, 244).

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  • ningn discurso acerca de Dios.30 Para llevar a cabo la obra de hacervisible a Dios, el Hijo no dice discursos sobre el Padre ni lleva a susdiscpulos a una contemplacin como la que se relataba que habantenido los videntes apocalpticos, sino que se muestra a s mismo.Cuando Felipe pidi que le concediera ver al Padre, Jess le respondique quien lo ve a l est viendo al Padre (14,9; ver 12,45). De unamanera que supera todas las revelaciones del Antiguo Testamento,Jess revela que l y el Padre son una sola cosa (10,30). Y aceptarloa l como revelador del Padre es entrar en la vida eterna.

    En el evangelio de Juan, para hablar de la relacin entre Jess yel Padre, aparecen utilizados en paralelo los verbos conocer yamar: Como el Padre me conoce, yo conozco al Padre (10,15; ver7,29; 8,55; 17,25); el Padre me ama... (3,35; 5,20; 10,17; 15,9), yoamo al Padre... (14,31). Esa misma relacin de conocimiento y amorse da ahora entre Jess y sus discpulos: yo los conozco (10,14.27),ellos me conocen (10,4.14; 6,69; 17,8.25); el que me ama, seramado por mi padre, y lo amar... (14,21.23); yo los he amado(13,34; 15,12); el Padre los ama, porque ustedes me han amado(16,26). El Hijo nico lleva a los discpulos al verdadero conocimien-to del Padre (14,7; 17,3).

    Al lector deseoso de conocer a Dios, el cuarto evangelio le pro-pone los signos que Jess realiza durante su vida: as, el creyente quecontempla las bodas de Can (2,1-11) descubre en Jess la revelacinde Dios que en el banquete escatolgico ofrece el vino de la mejorclase, el vino que se servir al final del que habla Isaas (Is 25,6). En lamultiplicacin de los panes encontrar la revelacin de Dios que da ala humanidad el alimento de la vida eterna (6,1-15). En la resurreccinde Lzaro ver a Dios que se compadece de la humanidad condenadaeternamente al sepulcro y la llama para que salga del sepulcro y parti-

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    30. R. Bultmann enfatiza este aspecto de la teologa jonica, aunque exagera cuando diceque la funcin de Jesucristo se reduce a revelar su propia persona como Revelador y no admiteque tambin est revelando la accin salvfica del Padre: Las palabras de Jess no comunicanalgo especial o concreto que l haya visto u odo junto al Padre. En ninguna parte comunica cosaso sucesos de los que sus ojos u odos hayan sido testigos. En ningn lugar habla de temas celes-tes; tampoco comunica misterios cosmolgicos o soteriolgicos como lo hace el liberador gnsti-co [...] Todo ello pone, finalmente, de manifiesto que Jess en cuanto revelador no revela ningunaotra cosa, sino que l es el Revelador... (R. BULTMANN, Teologa del Nuevo Testamento, Salaman-ca, Sgueme, 1981; 480 y 484.

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  • cipe de la vida eterna (5,25-26; 11,43-44). La revelacin y sus mediado-res en el Antiguo Testamento quedan superados por Jesucristo, por-que l no slo revela quin es el Padre, sino que se revela a s mismocomo la accin salvadora del Padre. l es la Palabra, pero como seentiende el trmino en la Sagrada Escritura, es la Palabra que noslo enuncia sino tambin la que hace presente al mismo Dios reali-zando su accin salvadora.

    Con sus palabras y sus actos, con su vida y con su muerte, Jesu-cristo revela la gloria del Padre. La gloria es la manifestacin exterior,sensible, de la presencia divina. Y no de una presencia exttica, sino deuna presencia dinmica, actuante, operadora de la obra de salvacin. Lapresencia invisible se hace visible mediante la actividad de Jess, en cum-plimiento de su misin de dar la vida a la humanidad (3,16; 10,10b).

    Se entiende entonces que el evangelio de Juan ofrece este princi-pio hermenutico: slo la encarnacin de la Palabra de Dios puede dara los seres humanos el correcto conocimiento de Dios. Los cristianoscreen en este Dios que se ha revelado en Jesucristo, y as como se harevelado en Jesucristo. Si los gnsticos erraron en su interpretacin delevangelio de Juan, es porque prescindieron de la encarnacin. Todalectura exclusivamente espiritualista del evangelio de Juan encierra elpeligro de caer en el mismo error. El evangelio de Juan no pone enoposicin dialctica al Jess de la historia y al Cristo de la fe, sino quemuestra al Jess de la historia como nico medio de conocer al Cristode la fe que es el revelador del Padre. Slo contemplando a Jesucristo,como verdadero hombre que vive en el mundo de los hombres y en lahistoria humana, slo teniendo como punto de referencia a la Palabrahecha carne, se puede llegar a conocer a Dios.

    LUIS HERIBERTO RIVAS11.06.14/21.06.14

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