Date post: | 28-Oct-2015 |
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TRABAJO DE FIN DE MASTER EN FILOSOFÍA CONTEMPORÁNEA
El debate formalista/sustantivista dentro de la antropología económica.
Autora: Yvonne Le Meur
Director: Camilo José Cela Conde
1
Introducción.
Antropología y economía están ligadas desde principios del siglo veinte.
“Argonautas del Pacífico Occidental”, es, en opinión de Maurice Godelier , la primera
obra antropológica enteramente orientada hacia el análisis económico de las primitivas
formas de intercambio y competencia de los habitantes de las Islas Trobriand, no es la
única prueba de ello, ya que en la primera mitad del siglo XX, entre los años treinta y
cincuenta, aparecieron suficientes testimonios como para fundar de manera substancial
la antropología económica.
Antropólogos como Raymond Firth (1939), Evans Pritchard (1940), Stevenson
(1943), John Murra (1957) , Margaret Mead (1937 ; 1969), Herskovits (19 38; 1940;
1948) y Barton (1922) , entre otros, muestran de manera relevante la importancia del
argumento económico en la teoría antropológica en las culturas así llamadas
“primitivas” de Polinesia, África, China, America Latina, Papua Nueva Guinea, Samoa,
Arizona, Haití, y otros lugares. En todos los pueblos de culturas pre-capitalistas,
generalmente ágrafas, se han observado rudimentos de mercado y de división del
trabajo, la repartición de las tareas operando sobre todo entre los miembros de las
familias y entre los géneros (Firth 1943). “No cabe ninguna duda – dice Herskovits
(1954) –de que los factores económicos desempeñan un importante papel y ejercen una
gran influencia sobre los aspectos no económicos de la cultura”, y, acto seguido, añade,
“ello no hace sino corroborar el hecho de que existe una íntima interdependencia entre
todas las fases de la vida y que, a causa de ello, tienden a modificarse las unas a las
otras.
El vínculo que la economía mantiene con la antropología es un viejo matrimonio
que se inició durante la segunda mitad del siglo XVIII en el momento en que la
curiosidad por conocer las variedades y características culturales de los pueblos exóticos
que el ímpetu colonizador iba descubriendo se repartió entre varias especialidades .
Surgieron disciplinas separadas y desiguales que vinieron a reemplazar la economía
política que hasta entonces se había dedicado a estudiar y a favorecer “la riqueza de las
naciones”. A la par que la penetración europea en África, América y Asia iba creando
nexos económicos allende las fronteras, determinados grupos de intereses iban
afianzando su poder contra el de los estados. La presión creciente del capitalismo llegó
2
a desafiar los órdenes político, social y económico, desgajando los diversos saberes que,
en adelante, se constituyeron en ciencias estancas, sustituyendo un conocimiento global
de múltiples facetas. El propio Adam Smith gestó su economía política siendo profesor
de lógica y metafísica en la universidad de Glasgow, pasando a continuación a enseñar
“retórica y bellas letras”, siendo nominado al año siguiente profesor de filosofía moral
(Smith, 1927, iii). Además de interesarse por la prosperidad de las naciones, Smith
pensó y escribió en profundidad sobre teología, ética, justicia, conceptos todos ellos
contenidos en el mismo libro, como demostración fehaciente de que en Smith, ‒
considerado históricamente como el padre de la economía política y del liberalismo‒, a
pesar de que estuviera inmerso en la tumultuosa capital comercial de Escocia, aún no se
había producido la ruptura entre los saberes. Lejos de limitarse a la economía, se lanzó
en tratados de lo que hoy sería psicología social: los principios según los que el hombre
juzga el comportamiento y el carácter ajeno y propio, el sentimiento del deber, la
relación entre la presión social y el sentimiento de aprobación y desaprobación... hasta
implicarse por entero en la elaboración de un sistema de jurisprudencia natural y,
uniendo su experiencia fáctica de la vida, adquirida en la mercantil Glasgow y en el
curso de sus viajes, a su profundo sentido de la ética1, finalmente elaboró su sistema de
economía política.
Con el auge creciente de los emprendimientos capitalistas por parte de las clases
burguesas que comerciaban entre continentes y ejercían una progresiva penetración en
las organizaciones autóctonas locales de ultramar, nacieron nuevas categorías sociales,
económicas, políticas e ideológicas. El desorden social suscitado por la oposición de los
intereses de grupos particulares a los intereses defendidos por el Estado en nombre de la
mayoría de los grupos de ciudadanos, apeló a un nuevo orden. La sociología que había
nacido de una cuna eminentemente política –Saint Simon, Auguste Comte– se puso
como meta la re-estructuración de la sociedad como remedio a la disolución, 1 Smith, no compartía el utilitarismo práctico de la corriente capitalista que le rodeaba. En su Teoría de
los sentimientos morales, capítulo 3, titulado “De la corrupción de nuestros sentimientos morales, que es ocasionada por nuestra disposición a admirar los ricos y poderosos y desdeñar o descuidar a personas de condición pobre”, encontramos la aseveración siguiente: “Que la abundancia y la grandeza se miran a menudo con el respecto y la admiración que son debidos solamente a la sabiduría y a la virtud; y que el desprecio, cuyos únicos merecedores deberían ser el vicio y la locura, es a menudo injustamente sentido sobre la pobreza y la debilidad, ha sido una queja de moralistas en todas las edades” Smith [1759]Adam Smith, Teoría De Los Sentimientos Morales (Madrid: Alianza Editorial, 2004).ñ
3
empezando por las relaciones sociales. Una vez segregadas las relaciones sociales de la
economía política, pasaron a auto-justificarse causal y judicialmente al margen de su
entorno político, ideológico o económico, resultando de esta separación un enfoque del
estado-nación en tanto estructura de relaciones sociales animadas por normas morales
consensuadas, sin reparar en el contexto en el que anteriormente había estado
incrustada.
Al producirse el divorcio de las ciencias sociales del conjunto de las económicas
y las políticas, estas últimas también se desmembraron del tronco común que
conformaban con las ciencias sociales y se instituyeron en disciplinas separadas.
La economía abandonó la preocupación por la satisfacción de las necesidades
reales de los grupos humanos a la política y se transformó en una disciplina dedicada al
estudio de los mercados y la demanda (Cf. Wolf, 1997,7-10).
Desde la antropología, se han ofrecido, a grandes rasgos, tres definiciones de la
economía. Los antropólogos formalistas como LeClair, Burling, Salisbury, Schneider,
consideran que el objeto de la economía es el estudio de la conducta humana que
consiste en seleccionar y atribuir medios escasos a necesidades siempre crecientes de
los individuos y los grupos.
Los antropólogos sustantivistas como Karl Polanyi y George Dalton, en cambio,
propugnan que la economía es un conjunto de actos inter-relacionados entre sí,
vinculados con instituciones e imbricados en un sistema de relaciones sociales que atañe
a todos los aspectos de la sociedad.
Los formalistas reducen la economía a un esquema de operaciones de compra y
venta que obedece las leyes del mercado, y sostienen que también en las sociedades
precapitalistas se puede aplicar este esquema aunque de manera más sumaria. Los
sustantivistas ven en el mercado una institución que, si bien se encuentra en las
sociedades primitivas desde que el intercambio y la división del trabajo existen, siempre
ha estado imbricada (“embedded” según Polanyi) en otras instituciones en el seno de
una sociedad para servirla y no como un mercado autorregulador independiente de las
instituciones sociales, tal como surgió en el siglo XVIII. En cierta manera los
sustantivistas piensan que la humanidad ha dado un giro equivocado en los albores de la
industrialización y que este giro ha sometido las instituciones y la cultura a la rueda
dominante del mercado.
4
A diferencia de los sustantivistas, los formalistas puros ven en la economía un
sistema omnipresente en la historia del hombre, afirmando que este siempre se ha visto
obligado a atribuir recursos escasos a necesidades crecientes. Perciben en las sociedades
precapitalistas esbozos de mercado y niegan la dicotomía entre economía de mercado y
economía de subsistencia, que tachan de simplista.
Este es el núcleo, a grandes rasgos, de la polémica que se dio en los años 1940
entre sustantivistas y formalistas, discusión que Scott Cook reaviva (1966 ), seguido de
David Kaplan con su crítica analítica de las implicaciones de la controversia (Godelier
1974, pp. 208-232).
Todavía hoy, la polémica sigue viva bajo nuevas formas, como son el estudio de
la formación de agrupaciones de empresas y de estructuras comerciales en red, algunas
horizontales ( Penrose, 1995) , otras verticales (Chung, 2001, cap.5) o grupos alemanes
de management holding que quedaría por analizar para deducir si su razón de existir
responde a motivaciones puramente competitivas o también cooperativas.
Robbins Burling (1962, 802) apunta la dificultad de la interpretación de la
terminología atribuida a la economía por parte de los antropólogos y enumera al menos
cinco significados otorgados a la palabra “economía”, uno siendo el estudio de los
medios materiales de la existencia humana; un segundo, el estudio de la producción, la
distribución y el consumo de bienes y servicios; la tercera definición consiste en el
estudio de las cosas que el economista estudia; la cuarta, el estudio de los sistemas de
intercambio cualquiera que sea la manera en que están organizados, y la quinta, el
estudio de la atribución de medios escasos a fines alternativos. Cada una de estas
definiciones cubre áreas de comportamiento substancialmente diferentes aunque
emparentadas y remite a la mentalidad que la ha elaborado, ya que cualquier definición
procede de un conjunto organizado de categorías cognitivas en la mente de un
conocedor que, a su vez, está vinculado a un grupo social con características culturales
propias que a su vez generan “mundos de la vida” particulares.
El presente trabajo tratará de encontrar las premisas epistemológicas que
subyacen a la elaboración de ambas teorías- sustantivistas y formalistas- prestando
especial atención al “mundo de la vida”, estructura social y cognitiva, intereses de
grupo, situación de clase, etc., de los representantes de ambas tendencias.
5
1. Presentación de la controversia.
Un intercambio de artículos entre formalistas y sustantivistas publicados en 1966
en la revista American Anthropologist vuelve a dirigir el foco de la atención académica
sobre la controversia entre economistas y antropólogos aparecida en Estados Unidos en
los años 1940. Dentro de dicho intercambio, suscita una consideración especial la
polarización que se ha llevado a cabo en los escritos más recientes entre antropólogos
económicos formalistas y sustantivistas. “The Obsolete “Anti-Market” Mentality: A
Critique of the Substantive Approach to Economic Anthropology”, artículo publicado
por Scott Cook a modo de crítica de la antropología sustantivista y de su principal
defensor, Karl Polanyi, inicia un intercambio dialéctico de artículos – respuesta de
Frank Cancian a Scott Cook, respuesta de Cook a Cancian – que utilizaremos para
abordar la controversia desde un punto de vista de espectador, exponiendo los
postulados explícitos de los representantes de ambos enfoques en los años 1960. En el
capítulo siguiente, se ampliará el espectro de la controversia a los intercambios que
tuvieron lugar en 1941 entre Frank Knight y Melville Herskovits inmediatamente
después de la publicación de The Economic Life of Primitive Peoples.
1.1. “The Obsolete 'Anti-Market´Mentality”: contenido del artículo de Scott
Cook.
Cook redacta un artículo en seis puntos de los cuales el primero es la exposición
del problema y el sexto la recapitulación y las conclusiones. El primer punto sienta las
bases de la controversia afirmando una rotunda dicotomía (“a clear-cut dichotomy”)
entre los antropólogos económicos y da una exposición sumaria del asunto de la
polémica, a saber: los formalistas creen que la teoría económica es aplicable al análisis
de las economías primitivas y campesinas y los sustantivistas opinan que su aplicación
se limita a los sistemas económicos de mercado regulados por los precios de las
economías industriales (Cook 1966, 323) . Señala la publicación de “Trade and Market
in the Early Empires de Karl Polanyi y otros como momento de la bifurcación de las
dos tendencias y culpa a los sustantivistas de la subsecuente falta de comunicación entre
ambas. Asimismo confiere a la “literatura” de Dalton (1961) el carácter de permeable a
las críticas de los formalistas (“without manifesting any noticeable concessions to the
arguments of their critics”). Al final de este primer punto, Cook sintetiza en una frase el
6
núcleo de su crítica a los sustantivistas: estos se niegan a reconocer que la economía
formal se puede aplicar a todas las culturas, incluso las primitivas y ágrafas. Cook
afirma que este rechazo es debido a la antipatía que sienten por la economía de mercado
y a su idealización de lo “primitivo”. Todo ello no es más que una secuela de su
ideología romántica (“a by-product of a romantic ideology”) (1966, 324).
En la recapitulación, Cook reafirma que los sustantivistas niegan que la teoría
económica tal como la desarrollan los economistas sea aplicable a las economías sin
mercado o “primitivas”. Proponen un nuevo enfoque intercultural – sustantivo e
inductivo - para crear una “teoría general de la economía”. Cook fundamenta el rechazo
de estas propuestas por parte de los formalistas sobre la asunción de que surgen de una
ideología “anti-mercado” que confunde los formalistas con los economistas clásicos
decimonónicos y sobresimplifica tanto el pensamiento económico occidental como el
análisis económico contemporáneo. Concluye, finalmente, que los sustantivistas
practican una lógica falaz, una pseudo-inducción y que sus conclusiones son reducibles
a proposiciones metafísicas [“ultimately reducible to the status of metaphysical (i.e.,
untestable) propositions.”] (1966, 336).
La conclusión difiere de la introducción únicamente en el hecho de que asevera
que los sustantivistas proponen un nuevo enfoque de la economía que, por carecer de
fundamento, debe ser descartado.
El punto dos se titula “A paradox in the recent subsantivist literature”. Presenta
los sustantivistas como discípulos adoctrinados de Polanyi, que se esfuerzan
infructuosamente por adaptar las tipologías de economías formuladas por este (en base a
unas sociedades ya extinguidas) a ocho sociedades contemporáneas de África
(Bohannan and Dalton, 1965) y que no pueden por menos que confesar su fracaso ( las
actividades económicas basadas en la economía de mercado se incrementan a expensas
de la redistribución y la reciprocidad; las economías multicéntricas están en vías de
volverse unicéntricas.” (Ídem). Reprocha a los sustantivistas haber dividido la economía
en dos ramas polarizadas (“the simplistic dichotomy between `market´and `primitive
subsistence´ economies”) y creado el dogma de que la teoría económica formal, fruto
exclusivo de la economía de mercado, es inaplicable al análisis de las economías
primitivas de subsistencia. La paradoja reside en el hecho, según Cook, de que Dalton y
Bohannan admiten (1965, 122) que en las sociedades africanas contemporáneas, los
7
sectores dominados por la economía de mercado crecen y que existen pequeñas
sociedades agrarias que pueden ser analizadas con los parámetros de la economía de
mercado. Parece bastante vano persistir, arguye Cook, en elucubrar (“concocting”)
argumentos tortuosos (“tortured arguments”) en defensa de una teoría caduca [“in
defense of a theory which was designed specifically for the analysis of these moribund
types of economies (i.e., substantive economic theory).”]( 1966, 325).
El apartado III es dedicado a la discusión sobre inducción-deducción y al
intercambio Knight-Herskovits de 1941, después del cual Herskovits cambió su modo
de ver la economía y revisó su tesis2, sin por ello dejar de ser un buen boasiano
inductivista. Herskovits cambió de parecer, sostiene Cook, porque recogió nuevos datos
antropológicos de sociedades ágrafas preindustriales que le convencieron de la
universalidad de la teoría económica y por haber incrementado su conocimiento de la
teoría económica, su alcance y sus métodos, de modo que pudo integrar el concepto de
“hombre económico”. Cook reprocha a los sustantivistas su terquedad a la hora de
incorporar evidencias que contradicen su teoría. De esta actitud Polanyi es un buen
ejemplo cuando desautoriza la revisión del libro de Herskovitz (1952) tachándola de
retroceso (“relapse”) en relación a sus esfuerzos pioneros de 1940.
En el apartado IV, Cook traslada la discusión entre economía de mercado y
economía de subsistencia a una discusión entre formalismo y romanticismo,
equiparando las tesis sustantivistas con los anhelos rousseaunianos que los románticos
oponían a la vez a la caída del feudalismo y a la modernidad naciente, en un esfuerzo
por reinventar un nuevo modelo de pensamiento frente al ascenso de la burguesía
industrial. De esta manera Polanyi ha adoptado un modelo utópico de sociedad
primitiva con un modelo de hombre que enfatiza la propensión innata al altruismo y a la
cooperación mientras infravalora el interés propio, la agresividad y la competitividad.
Polanyi circunscribe la persecución del interés propio y del beneficio a las economías de
mercado “autorregulado” europeas y americanas del siglo XIX. Cree que la motivación
2 Melville Herskovits publicó en 1940 La vida económica de los pueblos primitivos, (siguiendo la metodología de Boas, con quien se había formado), obra en la cual describía la vida de pueblos primitivos ágrafos desde el aspecto de autosuficiencia e inexistencia de necesidad (“En las sociedades que viven al margen de la subsistencia no existe el hambre”). En 1952, Herskovits publica una versión remodelada de la obra, con el título Antropología económica, estudio de economía comparada en la que acuña el término “antropología económica” y manifiesta su acuerdo con las tesis formalistas de escasez y de opción.
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por el lucro no es consustancial al hombre. Su modelo de sociedad primitiva está basado
en la reciprocidad y la redistribución, principios relacionados respectivamente con la
simetría y la centralidad. Cook acusa a Polanyi de socializar el sector económico, y de
deducir de su idealización de la sociedad primitiva que el sistema económico está
“sumergido” o “incrustado” (“embedded”) en la organización social. Esto, lo hace según
Cook, para invertir el enfoque de los economistas clásicos, ya que es crítico con ellos
por haber subordinado la sociedad a la economía3.
La visión que Cook atribuye a Polanyi, similar a la visión romántica del buen
salvaje, hace malo al sistema económico clásico que busca maximizar los beneficios y
bueno al sistema de las economías sin mercado o de la reciprocidad. Cook rebate esta
visión alegando que reciprocidad, interés propio y agresividad no son excluyentes, que
el principio de generosidad puede crear conflictos tanto como contribuir a la solidaridad
y puede también ser manipulado en pos de obtener ventajas comparativas. Al final de
este punto IV, Cook alcanza el núcleo duro de la tesis de Polanyi: la transformación
eventual de la naturaleza humana (“Podría llegarse al punto de perder definitivamente la
elasticidad, la riqueza y la fuerza imaginativa de la que [el hombre] estaba dotado en el
estado salvaje.” (Polanyi 1947,115)
En el apartado V, Cook traza una comparativa entre las teorías económicas de los
formalistas y de los sustantivistas subrayando las carencias conceptuales de los
secundos en materia de economía. En relación al modelo tripartita delimitado por
Shumpeter en 1) análisis económico, 2) economía política, 3) pensamiento económico,
la percepción sustantivista parece poco científica y teñida de ideología. La ciencia
económica, afirma Cook, sobre todo el análisis económico, consta de numerosas
herramientas que son ideológicamente neutrales y, si algunos de los conceptos
adquieren una relevancia ideológica, es porque algunas personas los hacen
erróneamente relevantes para beneficio de sus ideologías (Cf. Shumpeter 1994).
Los sustantivistas, afirma Cook, vinculan un sistema particular de economía
política ( el liberalismo económico) con la economía de mercado europea del siglo XIX.
3 Esta observación aparece en la nota 11 del escrito de cook: “Polanyi inverts the approach of the classical economists since he is critical of them for subordinating “society” to “economy” y remite a Polanyi, The Great transformation (1944, 45-46) y Our obsolete market mentality (“en vez de que el sistema económico esté incorporado en las relaciones sociales, son éstas las que ahora están incorporadas en el sistema económico”(1947, 117).Karl Polanyi, "Our Obsolete Market Mentality," Commentary, no. 13 (1947).
9
Las generalizaciones que elaboran de las limitaciones de la economía formal radican en
este error, a saber, el considerarla tal como era a finales del siglo XIX y principios del
XX. Por otra parte, los sustantivistas citan economistas neoclásicos tempranos como
Jevons, Menger, Clark y Marshall y no demuestran de qué manera las contribuciones
teóricas de estos son únicamente producto del y aplicables al mercado. Tampoco han
tomado nunca en serio la demostración de su teoría de que estas teorías son inaplicables
a las sociedades sin mercado. No aportan pruebas. Aunque lo hicieran, les sería
imposible demostrar que la teoría económica entera adolece de las mismas limitaciones.
La economía es una materia dinámica que vive un proceso histórico, de modo que las
teorías económicas de diferentes épocas tratan de diferentes conjuntos de datos y
problemas. El análisis económico tiene en cuenta el cambio, crea, mejora y derriba
postulados sin cesar (Cf. Shumpeter 1994), por lo que Cook acusa a Polany y Dalton de
distorsionar la economía contemporánea confinándola en el post-clasicismo y de
negarle el estatus de ciencia (Cook 1966, 331).
El punto de inflexión de la crítica de Cook en relación a la economía es la
dicotomía semántica que ha operado Polanyi entre el concepto de economía en el
sentido sustantivo de la provisión de bienes materiales, y el concepto de economía en el
sentido de cálculo racional. Su negación “doctrinaria” de la universalidad de la elección
racional en la vida económica humana abre una dicotomía insalvable entre la teoría
económica y la realidad empírica.
Polanyi niega la universalidad de la escasez (en las sociedades primitivas, los
antropólogos no la han detectado); cree que se trata de un fenómeno ligado a sociedades
de mercado en los que la necesidad de “economizar” (priorizar recursos de manera
racional) y la escasez han sido institucionalizadas. Una vez más Cook echa en falta
ejemplos etnográficos de una economía empírica en la que la escasez haya sido sin
consecuencias para la toma de decisión. Los sustantivistas no han enunciado un
postulado que sirva mejor que el de escasez. Los economistas rechazan la teoría según
la cual la escasez es únicamente una función de organización social y mantienen que el
papel del sistema económico es atribuir recursos escasos a necesidades estableciendo
prioridades, cumpliendo una tarea de “distribución” (“sharing out”). Polanyi y Dalton
niegan que la escasez sea universal y que las necesidades tengan un carácter insaciable.
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Los economistas, arguye Cook, están dispuestos a sacrificar parcelas de realidad
en pos de las teorías para beneficiarse heurísticamente de su simplicidad. Un conjunto
de supuestos simples concerniendo el comportamiento humano en relación a la elección
de medios con arreglo a fines, como “escasez”, “economizar”, maximizar”, permiten a
los economistas predecir la acción económica de manera deductiva.
1.2. Respuesta de Frank Cancian a Cook.
Cancian articula una síntesis en tres puntos de la crítica de Cook a los
sustantivistas. Cook sostiene que: 1. Actualmente la mayor parte de las sociedades están
afiliadas a economías de mercado, lo que deja la tesis sustantivista sin objeto de
aplicación; 2. Los sustantivistas, debido a su ignorancia de la teoría económica,
rechazan su aplicabilidad a las sociedades no-occidentales; 3. Los sustantivistas, con
Polanyi a la cabeza, son románticos que ven los primitivos como altruistas y
naturalmente cooperadores. Partiendo del hecho de que ambas posiciones son legítimas,
Cancian sugiere que las cuestiones que subyacen a ambas teorías nunca son debatidas.
Los formalistas plantean la economía como la ciencia que administra la
atribución de medios escasos a fines alternativos y la consideran lo suficientemente
general para ser aplicable a las sociedades no-occidentales. Los sustantivistas, en
cambio, niegan que lo sea y afirman que se deben estudiar las configuraciones únicas de
las sociedades y sus instituciones, ya que la antropología económica trata de las
instituciones vinculadas con la provisión de los productos de necesidad del hombre.
Los argumentos esgrimidos por ambas posiciones, propone Cancian, caen todos
fuera del ámbito del fondo de la controversia real, puesto que todos pretenden discutir si
la teoría económica es aplicable o no a las sociedades no-occidentales y, en realidad,
unos están interesados en el proceso de maximización y otros, en el estudio de las
instituciones.
Cancian traslada la discusión a otro nivel cuando redefine el fondo de la
controversia como un choque entre dos creencias: la de un grupo que cree que la
maximización es una buena manera de enfocar el comportamiento humano y la de otro
grupo que tiene las instituciones humanas por variadas e irreductibles a un único patrón,
de tal manera que determinadas instituciones “económicas” difieren grandemente de las
instituciones occidentales donde la maximización del beneficio es la norma. De hecho
una característica fundamental de determinadas instituciones occidentales es
11
precisamente que incorporan la maximización como norma (por ejemplo el mercado).
La economía occidental ha transformado la maximización en norma del intercambio
mercantil.
Según los sustantivistas, existen muchas instituciones en las cuales la
maximización no es una norma. En las sociedades no-occidentales, muchas situaciones
que redundan en la provisión de necesidades vitales no implican la maximización de
bienes materiales o inmateriales. Los intercambios pueden adherirse a normas sin que
estas prescriban la maximización en términos de los propios objetos del intercambio.
Cancian ilustra este postulado comparando dos situaciones de intercambio que se dan en
nuestra sociedad: la compra de bienes en establecimientos comerciales y el intercambio
de regalos en Navidad. En el contexto comercial, la norma es dar lo menos posible y
obtener lo más posible (maximizar). En el caso del intercambio de regalos, lo que se
suele procurar es la igualdad, pero también caben – y esto contradice la asunción de que
las miras de Polanyi son románticas – otros fines, antagonistas, competitivos, no
altruistas. Únicamente en la situación de mercado la maximización es norma. El hecho
de que en sociedades de subsistencia los bienes se intercambien por yams, obligaciones
de parentesco o prestigio no implica que exista la maximización como norma.
A continuación, Cancian equipara la maximización con una estrategia científica
que plantea una ecuación formal entre los recursos y las necesidades, que implica
ordenar las motivaciones en base a un orden que hará encajar el comportamiento en un
patrón por el cual cada acto podrá ser visto como una maximización predecible de los
fines. El científico busca equilibrar la ecuación a pesar de los fallos de modo que encaje.
Rechaza la idea de que la gente no maximiza porque es la base de su teorema científico.
Esta estrategia arroja pocas predicciones sobre casos empíricos.
Cancian cita dos publicaciones de autores formalistas ( Burling y LeClair)
publicadas en American Anthropologist en 1962 para ilustrar las diferentes visiones de
la antropología económica que profesan formalistas y sustantivistas. Según LeClair
(1962), el objeto de la antropología económica es investigar los múltiples bienes que las
personas maximizan, generalizando el proceso a todas las culturas.
12
El sociólogo Homans, (1961) el estudio de las instituciones. Homans acuñó el
término “subinstitucional” (1961,6)4 para referirse a las “formas elementales” que
trataba de encontrar independientemente de las convenciones culturales y de las
diferencias individuales. Pasando por los conceptos de coste, recompensa, beneficio y
maximización, hambre, saciedad y condicionamiento, llega a la idea del “valor”
(“value”) y de como medir valores; desemboca en la idea de que los valores cambian
acorde con el pasado individual y cultural de la persona de que se trate (1961, 39-49)5.
El problema de establecer equivalencias entre valores conductuales de diversas culturas
es harto difícil de resolver, de manera que Homans no logra operativizar plenamente su
teoría de lo subinstitucional, más allá de atribuir grados de intensidad a los valores
compartidos en el seno de una comunidad que comparte cultura, y proyectar hacia el
futuro los valores del pasado a la hora de hacer previsiones.
Los formalistas pretenden que la teoría económica es subinstitucional y se
encuentra, de esta suerte, allende las limitaciones de tiempo y espacio, por lo cual
debería ser igualmente útil al estudio de las sociedades no-occidentales que de las
occidentales. Se encuentran con los mismos problemas de operatividad que Homans.
Formalistas y sustantivistas se enfrentan a las mismas dificultades a la hora de comparar
culturas desde un punto de vista trans-cultural (Cancian, 469).
1.3.Respuesta de Scott Cook a Cancian.
Scott Cook replica a Cancian desde Oaxaca, Mexico, donde, con la ayuda de una
beca predoctoral, está efectuando un trabajo de campo entre campesinos-artesanos
zapotecas. Rebate a Cancian varios conceptos de tipo epistemológico en cuya expresión
la dialéctica verbal predomina sobre el contenido sustantivo, y cuyo tono muestra el 4 En la página 6 de la introducción de “Social Behavior...” se encuentra la frase “...elementary social
behavior might be called subinstitutional (una nota remite a Talcott Parsons, The Social System) but remember always that the institutional framework of elementary social behavior is never rigid and that some elementary social behavior, pursued long enough by enough people, breaks through the existing institutions and replaces them.”
5 Homans explicita las nociones de “valor en uso” y “valor en intercambio”, concluyendo que sólo el segundo es medible en unidades discretas (“ At one time elementary economics toyed with a distinction between “value in use” and “value in exchange” and inclined to argue that only the latter could be objectively measured. Then the value of a pound of coffee would not be measured by the reward a man got from drinking it up (its “value in use”) but by the money he paid to get it (its “value in exchange” or price). The price could be readily determined, but how the reward gotten from drinking coffee was to be measured was not so clear.” (1961, 41)
13
brío juvenil del torneo oratorio, del cual años después dirá “ One of the dangers of a
protracted scope and method debate of the kind which characterized economic
anthropology in the 1960's is that it can become an end in itself rather than a means to
an end; that it can mystify rather than clarify thought and analysis”6 (Cook 1973, 25)
Apunta algunas diferencias entre la visión de LeClair y la visión de Burling, la última
excluyendo tecnología, subsistencia y ecología del dominio de lo económico mientras la
primera (LeClair) reconoce que la economía puede ocuparse de cuestiones sociales sin
explicarlas satisfactoriamente. Cook esquematiza de una manera muy radical las tesis de
Cancian para afirmar que otros antropólogos (Goodfellow, Firth, Belshaw, Salisbury,
Pospisil...) tienen muy en cuenta la cultura y el contexto en su aplicación de los modelos
y principios de la teoría económica al análisis de las economías primitivas y
campesinas.
Una cuestión interesante levantada por Cook en este artículo es la de la
interrelación entre niveles y órdenes epistemológicos. En su opinión, los conceptos de
“relaciones económicas” y “economía” caen en el orden epistemológico empírico (son
representaciones aproximadas) de las cosas y de los acontecimientos, mientras
“maximización” y “sistema económico” pertenecen al orden de la construcción de
modelos y del análisis teorético, comparables al concepto de “estructura social” para
Lévi-Strauss. El objeto, tanto de la teoría económica para los formalistas como de la
estructura social para Lévi Strauss no es otro que entender las relaciones económicas y
sociales con la ayuda de modelos. Para los economistas, dice Cook, las relaciones
económicas son la materia prima (“the raw data”) de la experiencia social a partir de la
cual se construyen los modelos, incluido el “sistema económico”. Este último pertenece
a una categoría epistemológica altamente abstracta mientras la antropología descriptiva
estaría en el polo opuesto. En opinión de Cook, la maximización es sólo un componente
del modelo economicista de hombre y hay que tener presente que los modelos
económicos tienen un carácter esencialmente deductivo y heurístico y son menos útiles
para contrastar el mundo real con la teoría que para constatar si el mundo real se adapta
a las predicciones derivadas de la teoría.
6 “Uno de los peligros de un debate metodológico de alcance prolongado como el que caracterizó la antropología económica de los años 1960 es que puede volverse un fin en sí en vez de un medio orientado a un fin ; que puede desconcertar más que clarificar el pensamiento y el análisis”.
14
2. Ampliación de la controversia formalista-sustantivista.
Si consideramos los intercambios académicos publicados en 1966 por
representantes de una nueva generación de intelectuales que discuten principalmente
aspectos metodológicos, concluiremos muy fácilmente que el “sustantivismo” fue una
de tantas utopías reactivas de las que arrastran consigo todas las épocas de cambio y que
podemos archivar en los anales de los movimientos culturales “obsoletos” según la
palabra utilizada por Cook. Sin embargo, una mirada más suspicaz indagará más allá del
“estado de la cuestión” de 1966 y tratará de remontarse al inicio, a las fuentes de la
controversia, para, como mínimo, entender la razón de su empecinada pervivencia al
filo de veinticinco años. La indagación resultante de tirar de hilos sueltos abandonados
por Cook con la poca escrupulosidad debida al acaloramiento de la lidia metodológica,
lleva sin muchos desvíos a la fuente original que ha plagiado para rebatirla y que más
que destruir, confirma, pues levantar la espada veinticinco años después para desafiar en
duelo al maestro muerto, más que desautorizarlo lo confirma y revigoriza su tesis.
Aunque plagiado, únicamente lo fue el adjetivo (“obsoleta”) breve y, en según qué
contexto, anodino, sin embargo aquí, afirmativo más bien de su contrario, pues el título
del artículo de Cook no es otro que un “remake” del título publicado por Polanyi, “Our
Obsolete Market Mentality” en 1947.
La polémica de los años 1960, pensamos que pretende revivir la polémica
Polanyi-Knight/Herskovits de los años 1940, que surgió después que Melville
Herskovits publicara “The economic Life of Primitive Peoples”. Frank Knight fundador
de la Chicago School of Economics, dedicó a Herskovits una crítica en The Journal of
Political Economy que el director de la publicación animó a Herskovits a contestar.
Ambos artículos van incluidos como apéndices en la segunda edición corregida del libro
de Herskovits titulada Economic Anthropology. A Study in Comparative Economics
(1952) Este momento es crucial en la vida académica de Herskovits y, a la vez, en la
relación entre antropología y economía. Así lo entiende Cook cuando construye sobre
ello una parte no despreciable de su argumentación (lo que antes se mencionó como la
“no-conversión” de Herskovits). La producción literaria de Herskovits había estado
dedicada hasta la fecha al estudio de la idiosincrasia de los negros americanos y su
ascendencia africana, de las relaciones interraciales en los Estados Unidos, así como del
fenómeno de la “aculturación” (término acuñado por él). Especialista reconocido en
15
antropología africana, Herskovits no había tardado en viajar a África para realizar
trabajos de campo y estudiar sobre el terreno la vida y en especial la economía de los
pueblos africanos ágrafos. De aquí había surgido su primera obra, The economic Life of
Primitive Peoples (1940). En ella, sostenía tesis similares a las de Karl Polanyi y no
había delimitado aún una esfera económica como estudio especializado. El propio
Polanyi se remitía a las etnografías de Herskovits junto con las de Malinowski,
Thurnwald, Mair y Loeb, para respaldar su tesis de que “la economía del hombre, por
regla general, está inmersa en sus relaciones sociales” mientras que “el paso a una
sociedad que estaba inmersa en el sistema económico constituyó una evolución
completamente novedosa”.
2.1. Crítica de Frank Knight a Melville Herskovits.
Herskovits, como buen boasiano7 que seguía los principios económicos de
Marshall (1920)8, profesaba en 1940 el convencimiento de que las descripciones de la
economía de mercado eran inaplicables a otras sociedades fuera de la nuestra. Knight
exime a Herskovits de responsabilidad por haber seguido a Marshall que, en su opinión,
no representa la ciencia económica y “no nos proporcionará una concepción clara acerca
de la naturaleza y los objetivos de la economía, como una ciencia analítica” (Knight en
Herskovits [1952]1974, 451). Para poder sostener una tesis de tipo inductivo como la de
Marshall, habría que tener en cuenta, objeta Knight, “toda la tecnología y todos los
detalles empíricos de la actividad `económica´, que habría de abarcar, virtualmente,
todas las actividades a lo largo del mundo y a través del tiempo...”(Ibidem, 452). La
economía, asevera Knight, no es “una ciencia descriptiva de tipo empírico” sino un
ideal conceptual que asume contrastes entre la “conducta económica” y la “conducta
real” sin por esto dejar de ser “un ideal normativo” (Ibidem, 452-453). La importancia
7 Franz Boas, a la sazón profesor de la Columbia University de Nueva York, era la figura que lideraba la naciente antropología en los años en que Herskovits se graduó y este siempre le fue fiel y le defendió, incluso frente a ataques académicos (Herskovits and Willey 1923;White1960). Boas fundó la corriente antropológica del particularismo histórico y siempre rechazó el modelo evolucionista de la cultura. Su metodología era fundamentalmente inductiva.
8 Los economistas estaban a la sazón, divididos en varias tendencias. Alfred Marshall tenía las leyes de la economía por “tendencias expresadas en modo indicativo y no preceptos éticos en modo imperativo. Las leyes y los preceptos económicos son sólo parte del material del que la Consciencia y el Sentido Común deben dar cuenta para solucionar problemas prácticos y en establecer reglas que puedan ser una guía para la vida.” (Marshall, 1920)
16
primordial del estudio, afianza Knight, “estriba en las relaciones de esta ciencia con la
política social […] que no es otro que el de incrementar la eficiencia económica y
reducir la dilapidación” (Ibidem, 453). Tras asegurar que las consideraciones
psicológicas y estéticas no pueden formar parte de la teoría económica, Knight acota la
discusión en torno al “viejo, viejísimo problema de las relaciones entre la inducción y la
deducción” y afirma que el problema surge entre la economía y las demás ciencias
sociales porque “la economía es la única ciencia social que emplea de un modo efectivo
el método de la deducción, partiendo de principios abstractos claros y estables, y el
método del conocimiento especialmente intuitivo” (Ibidem, 454). No puede haber
entendimiento, explica Knight, entre economistas y antropólogos y sociólogos, porque
estos últimos profesan aversión contra los principios económicos. Asimismo se resisten
a reconocer los estadios evolutivos de la humanidad, “desdén que se hace extensivo a la
distinción entre diferentes `tipos´ de economía” y, como prueba de ello, la utilización
por Herskovits de la palabra “ágrafas” en vez de “anteriores al uso de la escritura” para
referirse a las sociedades primitivas (decir “anteriores al uso de la escritura” sería
aceptar los estadios de la evolución, mientras “ágrafas” significa que no todas las
sociedades desarrollan la escritura). Ante la crítica por parte de Herskovits del
liberalismo económico (Laissez Faire) y su supervivencia pasiva a pesar de las
tribulaciones que han destruido su base y lo han privado “de toda razón de ser”9, Knight
traslada la crítica al campo político y reclama la presentación de una alternativa y de su
estudio de viabilidad si tanto se quiere sustituir la alternativa presente. Ataca el
concepto de “escasez planeada” propio, según Herskovits, de nuestra sociedad como
ejemplo único, tachando de “romanticismo” y de “prejuicio de conservatismo” (Ibidem,
457) tal actitud. Reprocha al autor su falta de conocimiento de la bibliografía económica
sobre todo de la más reciente así como de su omisión de los conceptos de trabajo y de
valor. Knight reivindica la separación, por parte de los antropólogos, del concepto de
economía como exposición de principios del concepto de economía como “exposición
descriptiva de hechos”, con lo cual retorna a la discusión inducción-deducción10.
Los representantes de otras disciplinas sociales (historiadores, sociólogos y
antropólogos) no deberían enseñar economía sin los necesarios conocimientos, arguye
9 Aquí se aprecia la influencia de Polanyi, quien creía que el liberalismo había fracasado (Cf. La gran transformación).
17
Knight. En cambio, lo que él puede aprender de la gran variedad de rasgos e
instituciones que se relacionan con la economía primitiva en la obra de Herskovits le
inspira reserva y la convicción de “que el economista debe cuidarse de distinguir entre
la autenticidad y el carácter hipotético de situaciones sociales primitivas […] invocadas
con fines de comparación y de contraste.” Cualquier comparación simplista en este
campo “ es probablemente indefendible […] en ausencia de una clara comprensión de la
cultura como un todo.”11
Knight critica a Herskovits la atribución que hace a la sociedad del Laissez-faire
de asimilar las innovaciones tecnológicas y no así las organizativas12, dando lugar
nuevamente, en su opinión, a un prejuicio de orden político. El autor de la crítica, en
cambio, asigna al orden político-social como institucional, la característica de
reorganizarse de manera revolucionaria. Especial crítica merece el capítulo titulado “El
excedente económico” y, asimismo, la noción de “escasez planificada”13 planteada
como rasgo único de de la civilización económica que no duda en atribuir a la política
gubernamental del New Deal (ya que supone para él la intromisión gubernamental en el
mecanismo de la economía liberal, un hecho de carácter político (Knight en Herskovits
[1952] 1974, 463).
10 “...para comprender los principios los hechos son mucho menos necesarios, aparte de que no es necesario que se trate de hechos verdaderos y actuales, referidos a un determinado punto del tiempo o el espacio.” (Knight enHerskovits [1952] 1974, 459)
11 Se trata de uno de los puntos importantes integrados por Herskovits en su revisión de 1952 (“La opción del individuo se halla siempre limitada por los recursos de su sociedad y los valores de su cultura. [...]La unidad cultural […] es el individuo que opera como miembro de sociedad, en función de la cultura de su grupo” ( Herskovits Melville J. Herskovits, Antropología Económica, Estudio De Economía Comparada, ed. Fondo de cultura económica, 1974 ed., 1 vols., Sección De Obras De Antropología (México: Cemont México, 1954; reprint, 1974).1952] 1974, 17).
12 El decenio de 1930 a 1940 presenció la profunda crisis del sistema económico conocida como la Gran Depresión y las tentativas de paliar las terribles consecuencias que acarreó para miles de personas. Los sustantivistas como Polanyi vieron en la Depresión la quiebra del liberalismo y la prueba de su carácter anti-natural y de su inviabilidad.
13 Se refieren hechos como la depauperación (posiblemente deliberada) de las masas campesinas privadas del uso de la tierra en el siglo XVIII, y sujetadas a sus parroquias de una manera degradante por los subsidios de las Leyes de Pobres, para luego ser entregadas como mano de obra a bajo precio en la naciente industria fabril.
18
El crítico reprocha a Herskovits haber dado una connotación peyorativa de
“dilapidación “ y “derroche” cuando trata la formación de excedente en las diferentes
sociedades y de tildar los grupos exentos de trabajo que se benefician de este excedente
de poco productivos y derrochadores (Cf. Capítulos “Riqueza, ostentación y status
social” y Volumen de población, excedente económico y ocio social”). Inserta en
diversas ocasiones alusiones a la ausencia en el texto de referencias a funciones más
elevadas que la consecución de la supervivencia física, tales como son la estética, el
deporte y el arte, haciendo hincapié en que, por ejemplo, “no preste consideración
alguna al lado económico de una serie de aspectos marcadamente humanos de la vida,
tales como el anhelo universal de la belleza, la necesidad humana del juego y las
actividades recreativas” (Ibidem [1952] 1974, 464).
Knight finaliza instando Herskovits a corregir sus errores y a entablar un diálogo
abierto con los economistas, sugiriendo que el autor corrija los errores mencionados en
posteriores obras o incluso “ así lo esperamos, en una posible reedición de esta misma”.
Tras desautorizar a los economistas como grupo y mencionar el “trágico fracaso de los
hombres dedicados a todas las ramas de las ciencias sociales”, ofrece a Herskovits la
oportunidad de salvarse él de la quema ofreciéndose a colaborar y a enmendar “el
consiguiente prejuicio contra el conocimiento intuitivo y contra el razonamiento
deductivo” del que las ciencias sociales se muestran desprovistas y la economía hace
muestra.
2.2. Réplica de Herskovits a Knight.
En la introducción, el autor reconoce la importancia que un estudio inter-
disciplinar (“un verdadero estudio cruzado de disciplinas”) puede tener para la
fundación de un nuevo campo de estudio: la economía comparada, al que contribuirían
tanto la antropología como la economía. Sin embargo, señala obstáculos importantes
que sería imprescindible salvar, caso de llevarse adelante tal proyecto:
En primer lugar, el método deductivo que puede ser útil en la elaboración de
hipótesis y en el adiestramiento, resulta inadecuado para construir una ciencia social, ya
que “los problemas sólo pueden comprenderse con claridad y los datos sólo pueden
encontrar una interpretación válida mediante la constante y continua referencia cruzada
entre las hipótesis y los hechos” (Herskovits [1952] 1974, 467) El que Knight
preconizara un modo de conocimiento que asocia la intuición con la deducción le
19
inspira muchas reservas: la intuición, para el científico, orienta la búsqueda de datos y el
camino a seguir, permaneciendo siempre abierta a ser contrastada y refutada por los
datos empíricos.
En segundo lugar, Herskovits reprocha a Knight la construcción de ficciones
peligrosas gracias al uso desencarnado del método deductivo. Uno de los errores graves
cometido por los economistas en este sentido es haber mantenido su concepto de
hombre económico en vigor a pesar de que carece de base empírica y de que los hechos
hayan negado su realidad: ¿Puede defenderse “la necesidad de seguir usándolo, cuando
los investigadores de la sociedad humana a lo largo del mundo se hallan unánimes en
atestiguar que no existe semejante criatura, ni ha existido nunca, si hemos de atenernos
a los datos de que disponemos” ([1952] 1974, 468)? A la descripción de Knight del
hombre como animal hobbesiano “inclinado a la competencia, al litigio y a la lucha, que
gusta de engrandecerse...”, Herskovits opone la “gran variedad de personalidades
humanas en las muchas sociedades donde se ha estudiado este problema”, que
desmienten que el “hombre económico” pueda representar algo más que “un recurso
analítico [...] para referirse al aspecto económico de la conducta” (Ídem). Frente a la
búsqueda por parte del economista de tipificaciones simplificadoras que le encamina a
aseverar que toda situación producida en sus estudios es “una situación hipotética” y
describirla claramente como tal, el antropólogo rebate que, bien al contrario, “lo que
hace que el punto de que se trata se mantenga en pie [...] es [...] el hecho de que se halle
o no en consonancia con la realidad objetiva de la documentación alegada, y no su
carácter más o menos hipotético.” Para él, la garantía de cientificidad reside en que los
descubrimientos deben basarse en hechos so pena de “viciar la sostenibilidad de las
conclusiones y, a su vez, los principios de la política que debe basarse en ellas”.
Un segundo punto importante que observa Herskovits es la utilización abusiva
que hacen los economistas y otros científicos del concepto de “estadios de
desarrollo”evolutivo para mostrar al hombre primitivo como un hombre que aún está
por madurar y no como una alternativa actual y real de sociedad. De esta manera resulta
más fácil proyectar nuestro modelo económico sobre las economías primitivas. Después
20
de todo, las observaciones de economía comparada de los antropólogos no distan tanto
de las conclusiones de buen número de economistas que no piensan como Knight14.
El autor dedica una segunda parte del artículo a su defensa frente a la crítica del
economista. En primer lugar, dedica dos párrafos a las tesis de Marshall, con quien
coincide en afirmar que “las `leyes´económicas no son definibles como tales a menos
que pueda demostrarse la posibilidad de aplicarlas a otras sociedades fuera de la
nuestra”. Se remite al Apéndice A. de Principles of Economics, que se titula The growth
of Free Industry and Enterprise para describir los escollos que Marshall encontró para
documentar la vida económica de las sociedades primitivas:
...Scanty and untrustworthy as is our information about the habits of savage
tribes, we know enough of them to be sure that they show a strange uniformity of
general character, amid great variety of detail. Whatever be their climate and whatever
their ancestry, we find savages living under the dominion of custom and impulse;
scarcely ever striking out new lines for themselves; never forecasting the distant future
and seldom making provision, even for the near future; fitful in spite of their servitude
to custom, governed by the fancy of the moment; ready at times for the most arduous
exertions, but incapable of keeping themselves long to steady work. Laborious and
tedious tasks are avoided as far as possible; those which are inevitable are done by the
compulsory labor of the women. (Marshall 1920, Ap. A.)15
La generalización de las características de nuestra economía, a la luz de los
hallazgos de los antropólogos (aceptados por algunos economistas) hace imposible
admitir la universalidad de los principios de economía como algo más que “el
equivalente de un promedio estadístico basado en un caso concreto” (Herskovits 1952,
14 Melville Herskovits se había apoyado en Marshall, que tiene una visión comprehensiva de la historia económica(Marshall 1920)Alfred Marshall, "Principles of Economics." (Library of Economics and Liberty, Retrieved May 17, 2011 from the World Wide Web: http://www.econlib.org/library/Marshall/marP0.html 1920), http://www.econlib.org/library/Marshall/marP0.html ; ibid.
15 El párrafo afirma que las costumbres de las tribus primitivas, a pesar de sus innumerables detalles, muestran rasgos uniformes en cuanto a predominio de la costumbre y del impulso, falta de iniciativa innovadora y de previsión para el futuro lejano, ausencia de almacenamiento de reservas para el futuro próximo. Ejercitando la fuera en ocasiones pero incapaces de mantener un esfuerzo sostenido, los primitivos abandonan las tareas tediosos a las mujeres.
21
472); hace reiterar al autor su posición decididamente inductiva y que los principios no
pueden “aparecer divorciados de los hechos”.
Tras reprochar a Knight que ha pasado deliberadamente por alto los rasgos auto-
críticos de la antropología expresados por él así como su reconocimiento de la
necesidad por parte de los antropólogos de integrar la metodología cuantitativa en su
trabajo, el autor pasa a liberarse de la aposición por Knight de la etiqueta de
“romanticismo político”, en especial en relación a la calificación de “escasez
planificada” referida al sistema económico occidental. El hecho, explica Herskovits, es
que
no existe ninguna sociedad, fuera de la nuestra, en la que los hombres mueran
de hambre por existir demasiados alimentos, en que no puedan construir casas por la
excesiva abundancia de madera, o en que no puedan calzar zapatos por ser
excesivamente grande la capacidad de producción de la industria del calzado
(1952,473).
La defensa de Herskovits finaliza aquí, dando paso a la manifestación, después
de todo, de su disposición a aunar esfuerzos con Knight en la tarea de unir antropología
y economía (con el fin de comprender “los métodos empleados por el hombre para
ganarse la vida y para documentar los principios generales que puedan derivarse de
estos hechos”) con vistas a crear una “ciencia de la economía comparada […] con
cimientos igualmente sólidos en el terreno de la antropología y en el de la economía”
(1952, 474).
2.3. Asociación Knight-Herskovits y fundación de la Antropología
económica como disciplina.
El autor lleva efectivamente a la práctica la sugerencia del economista de
reeditar la obra una vez corregidos los errores por él señalados. Una lectura detenida de
ambas obras para poder determinar la naturaleza y el grado de las modificaciones
aportadas por Herskovits hará el objeto de un apartado posterior. Desde ya nos
arriesgamos a afirmar que el autor ha sido influido por Knight en un modo mucho más
que superficial. El título ( Antropología económica: estudio de economía comparada)
consagra la “formalización” de la Antropología económica como ciencia. Quedará
asociada para la posteridad académica al nombre de Herskovits y compendiada en el
22
primer párrafo del capítulo I: “Los elementos de escasez y de opción, los dos factores
más señalados en la experiencia humana que da su razón de ser a la ciencia económica,
descansan sobre una base psicológica firme...” (Herskovits [1952] 1974, 13). En el
prefacio a la nueva edición, el autor anuncia una “revisión total” de la obra de 1940 que
viene a ser “una introducción a la economía comparada en el más amplio sentido de la
palabra” y confirma la reciente puesta de largo de la “Antropología económica”. El tono
y la confianza manifestados por Herskovits permiten adivinar que se han producido
conversaciones y promesas de fructífera colaboración entre él y Knight que le han dado
la esperanza de que la nueva disciplina cobre auge y crédito entre los economistas “para
definir un aspecto de su disciplina cuya importancia es reconocida cada vez más por
ellos”. El autor confiesa que ha modificado buena parte de la obra para dar satisfacción
a los economistas:
[E]l capítulo dedicado al estudio del trabajo en la obra original aparece aquí
desdoblado en dos, el que versa sobre pautas de trabajo y el que estudia los
rendimientos de este. Las normas de consumo reclaman ahora un tratamiento por
separado ([1952] 1974,8).
La sección primera de la obra, que es la que representa aspectos “teóricos e
históricos” que ofrecen el mayor interés para los economistas, ha sufrido una revisión a
fondo y una ampliación, sin por eso merecer por parte de estos la esperada contrapartida
en forma de devolución literaria: “Es cierto que una gran parte de este interés,
expresado en conversaciones, no se traduce todavía en sustanciales resultados en las
publicaciones sobre la materia, pero el interés, indudablemente, existe y la explotación
sistemática de estos datos por los economistas es sólo cuestión de tiempo” (Ídem).16
En la sección primera de la obra de 1952, encontramos grandes cambios de
perspectiva por parte del autor, como por ejemplo unas aseveraciones que contradicen
las tesis defendidas en 1941 en cuanto a los conceptos de “economizar”, “escasez” y
“opción”: “Este modo de definir el término [“economizar”]hace hincapié en la opción 16 Las demostraciones de interés tan deseadas por parte de los economistas hacia la antropología
nunca aparecerían, a pesar del interés común, la sensibilidad y la compresión que Herskovits encontrara en 1952 en “economistas de orientaciones y criterios muy distintos” ([1952] 1974, 8), pero dejamos el desarrollo de este asunto para un próximo apartado sobre las influencias sociales de la ciencia.
23
consciente, subraya el papel esencial de diferentes posibilidades entre las que el hombre
elige y lo hace girar todo en torno al problema de la mayor eficiencia por medio de la
opción.” ([1952]1974,14). Amplia y flexibiliza las nociones de valor social y cultural en
que están imbricados los valores materiales en la teoría sustantivista [Cf. Polanyi: “El
más señalado descubrimiento de las recientes investigaciones históricas y
antropológicas nos enseña que la economía del hombre, generalmente queda sumergida
bajo sus relaciones sociales” ([1952],16)], para dar cabida al concepto de Hombre
Económico (“No debemos desechar la fórmula del `Hombre Económico´, simplemente
para sustituirlo por la de la sociedad, como fórmula exclusiva para llegar a comprender
la conducta económica y como punto de partida para el análisis."" ([1952],17). En
diversas ocasiones, Herskovits cita a Knight como referente de modelo de pensamiento
( “Knight entiende que las definiciones usuales son demasiado cerradas...” ([1952],13),
“Son estos [los recursos del habitat], como lo ha expresado Knight, los recursos
esenciales de que provienen,mediante pasos intermedios que varían en número con las
economías de diferente grado de complejidad, los bienes de consumo [que] hacen
posible la satisfacción de las necesidades.” ([1952] 1, 18), “No estamos ante relaciones
de cooperación ni de mutua explotación, sino ante relaciones totalmente amorales, no
humanas.” (Knight citado [1952], 64), “la adaptación de los medios a los fines y la
`economización´ constituye un problema fundamental que debe ser discutido bajo los
epígrafes que, en un análisis del problema, han sido señalados como los `factores
elementales´ en la consecución de aquella amplia meta: 1) las necesidades que hay que
satisfacer; 2) los bienes, usos y servicios de bienes y servicios humanos con que se
satisfacen esas necesidades; 3) bienes intermedios, en una complicada serie que lleva; 4)
hasta los recursos últimos de los que depende toda producción de bienes; 5; una serie de
procesos tecnológicos de conversión, y 6) una organización humana que asegure la
realización de estos procesos´ y que abarca `la organización social de la producción y la
distribución en su conjunto.” ([1952],65).
¡Cuan lejos parecemos estar del Herskovits del más puro estilo boasiano que
defendía la definición de Tylor de “cultura”, a saber “esta unidad compleja que incluye
el conocimiento, las creencias, el arte, la moral, la ley, la costumbre y cualquier otra
capacidad o hábito adquiridos por el hombre como miembro de la sociedad”(
Herskovits y Willey 1923,191) Por más que los sociólogos se empeñen en hacer encajar
24
las particularidades culturales en sistemas universales, decía entonces, siempre
aparecerán multitud de aberraciones excepcionales que no encajarán17. El joven
antropólogo que a los veintiocho años citaba de Boas la definición historicista de cultura
“cada grupo cultural tiene su propia historia única, en parte dependiente del peculiar
desarrollo interno del grupo social y en parte de las influencias foráneas a las que se ha
visto confrontado”18(1923, 192), se ve en la tesitura, a los sesenta y cinco, de defenderse
de la posición antievolucionista que le es atribuida por Leslie White en el prefacio de un
libro de Sahlins y Service, donde, recuerda que el antievolucionismo cultural era el
punto de vista del grupo boasiano que dominó la escena de la antropología americana
durante décadas y lo vincula con el autor19. Herskovits publica una defensa ante este
comentario aparentemente sin doblez de White, calificando el lenguaje empleado en
torno a “estas cinco palabras” de inmoderado (“intemperate”). Afirma que lo dicho
tergiversa su enfoque de la controversia científica y ataca su dignidad académica. Cita el
párrafo entero, extracto de su respuesta de 1941 a la crítica de Knight, párrafo en el que
muestra una posición anti evolucionista mitigada, expresada con prudencia, pero anti-
evolucionista sin duda. En una frase un tanto ambigua, defiende su derecho a no
adherirse a las hipótesis tempranas (Herskovits 1960, 1051).
2.4. Confrontación de las tesis Knight/Herskovits con la de Karl Polanyi.
Tal confrontación no parece haber tenido lugar de cuerpo presente, en
conversaciones, en intercambios literarios en revistas o en críticas directas de libros, a
pesar de que en 1940 Polanyi ya residía en los Estados Unidos y era docente del
Bennington College, Vermont, donde permaneció tres años mientras escribía La gran
transformación para, en 1947, trasladarse a la Universidad de Columbia y ejercer allí la
docencia. A pesar de que el pensamiento de Polanyi y sus tesis sean centrales en todos
los intercambios a los que nos hemos referido hasta el momento y constituyan, por así
decir, el núcleo fuerte de la controversia entre formalistas y sustantivistas, es notable
17 “is there anything which will account for the diversified customs and manners of peoples the world over?” (1923,191).
18 N. de T.: se ha traducido deliberadamente “foreign” por foráneas en vez de extranjeras por tratarse de grupos culturales, no de naciones con fronteras.
19 “twenty years later, Melville J. Herskovits was `glad to affirm his belief´[sic] in an antievolutionist position”.
25
que sus oponentes jamás le hayan interpelado personalmente o hayan establecido
comunicación con él mas que por vía diferida, a través de sus colaboradores o de
antropólogos de ideas afines.20 Por lo tanto no disponemos de textos dirigidos por Karl
Polanyi a los formalistas y nos tendremos que centrar en su trabajo, en especial, La
gran transformación y el artículo publicado en 1947, Nuestra obsoleta mentalidad de
mercado. Este artículo, sí es coetáneo de los intercambios de Herskovits y Knight
(1941-1952) pero paradójicamente no fue rebatido por ninguno de los dos de forma
directa, sino por Cook en 1966, dos años después de la muerte de Polanyi.
El artículo se tiene que ubicar en las postrimerías de los años de la Gran
Depresión que siguió al crack bursátil de 1929. La visión de Polanyi de la situación
socio-económica es que el liberalismo (Laissez faire) ha fracasado y pertenece al
pasado, que en adelante es necesario buscar una alternativa, “desafiar el futuro, aunque
esto nos lleve a modificar la posición de la industria en la sociedad” y que la situación
requiere “una nueva respuesta al reto global de la máquina” (Polanyi 1947, 109; 1968,
60)21. Nos parece que, si bien los formalistas responden a los sustantivistas y atacan las
tesis de Polanyi en sus publicaciones, el propio Karl Polanyi no responde a las críticas
formalistas, sino que articula un pensamiento seminal destinado a la humanidad en su
conjunto, a modo de advertencia acerca del peligro que esta corre de perder su índole
propia si la economía acaba por dominar todos los aspectos de la vida. Sus tesis atacan
abiertamente el liberalismo y el determinismo económico y en esto suponen un ataque a
las tesis formalistas, pero van más allá, tanto en su análisis como en las advertencias que
profieren, de modo que separaremos lo que es la propia discusión entre formalistas y
sustantivistas en relación a las ideas de Polanyi de sus tesis propiamente dichas.
Nos parece que la controversia, así como queda reflejada en las publicaciones de
Cook, Cancian, Knight y Herskovits, se centra en los siguientes asuntos principales:
20 Aquí la palabra “partidarios” no parece oportuna, ya que la figura de Polanyi fué más bien una figura solitaria, más semejante a la de un franco tirador que a un lider, y parece poco probable que se haya dedicado deliberadamente a fundar escuela, a pesar de que algunos antropólogos se hayan decantado positivamente por sus ideas y las hayan defendido.
21 Se citan dobles referencias, la de la publicación en 1947 en la revista Commentary y la de la publicación póstuma de la recopilación de los ensayos bajo el título Primitive, Archaic and Modern Economy.
26
– El Hombre Económico o el hecho de que la teoría económica sea aplicable a
todas las sociedades sin excepción.
– El determinismo económico.
– La inducción versus la deducción en el campo de las ciencias sociales.
– La discusión en torno al anti-evolucionismo social.
– La dicotomía abierta por los sustantivistas entre la teoría económica y la realidad
empírica.
– El concepto de escasez (planificada).
– Las instituciones versus la maximización.
Son estos siete puntos los que vamos a comentar aquí y que posiblemente al
final de la discusión quedarán aglutinados en unos pocos clusters22.
La discusión en torno a la universalidad de la teoría económica formal y a su
aplicabilidad a las sociedades primitivas (Cook 1966, 323; Knight 1941, 541) forma
parte del núcleo duro de la teoría. Introducido de una manera indirecta por Knight como
si de un error causado por los propios economistas se tratase [“Marshall se circunscribe
en todo menos en su definición precisamente a los aspectos de nuestro sistema
económico que será difícil que encontremos en otras sociedades fuera de la nuestra”
(citado de 1940,29-30)], el tema es sin embargo central y merecedor de una afilada
crítica a Marshall y a Herskovits:“el estudio comparativo de las culturas era algo que ni
siquiera se le pasó por las mientes a Marshall; y, a este respecto, las propias
disquisiciones de nuestro autor son un tejido de contradicciones”, inmediatamente
seguida de la rotunda reafirmación de la necesidad de la universalidad: “El punto de
partida de todo modo racional de abordar los problemas tiene que ser el reconocimiento
de que existen principios universales de la `economía´...” ([1952] 1974, 451).
Cook recoge el testigo sin el menor disimulo y hace de él la principal motivación
de su alegato: “La presente crítica está destinada a complementar las que la preceden
ampliando la tesis de que la intransigencia que los sustantivistas demuestran negando la
aplicabilidad intercultural de la teoría económica formal es un subproducto de su
ideología romántica que arraiga en su antipatía hacia la `economía de mercado´ y en la
22 Se utiliza la palabra inglesa por ser más gráfica a la hora de simbolizar una agrupación; la traducción castellana podría ser “ramillete” que no resultaría apropiada aquí o agrupación, poco gráfica.
27
idealización de los primitivos23”. Siguen afirmando que las sociedades primitivas no se
pliegan al modelo. Son ellos (Bohannan y Dalton), afirma Cook, los que flexibilizan las
tipologías de Polanyi24 para adaptarlas a las economías estudiadas en África.
Su aplicabilidad universal es una necesidad vital para una ciencia si quiere ser
ciencia, pues de no ser válida en una parte del mundo no sería ciencia. Una ciencia
deductiva como la matemática no necesita ser confrontada con infinidad de datos
empíricos a lo largo y ancho del mundo pues goza de unos principios, establecidos de
manera estable, que son aplicables universalmente.25 Esta es la razón por la que este es
el mayor punto de fricción entre los sustantivistas y los formalistas.
La no aceptación del concepto de Hombre Económico deriva de aquí su
importancia, ya que cualquier ciencia humana ha de ser aplicable a todos los hombres y,
si se puede demostrar que en algunas culturas los hombres no muestran interés en
“economizar”, el concepto no puede tener rango de norma. Sobre este punto construye
Cancian su argumento (1966, 466) cuando afirma que existen muchas instituciones
donde la maximización no es una norma como en la sociedad occidental, a pesar de que
se operen transacciones.
El determinismo económico está íntimamente vinculado con el punto anterior
dado que si economizar es una norma y la aplicación de esta norma es universal, no
cabe la creatividad en la solución de problemas de supervivencia y la plasticidad del
espíritu humano está en juego, dicen los sustantivistas. Para los formalistas, esto forma
parte de un síndrome romanticista tardío y esta resistencia de los sustantivistas
desmiente que la teoría económica se pueda dar a sí misma el viso de ciencia, por lo
cual atañe a su identidad corporativa y académica. Herskovits desglosa, en las
conclusiones de la versión revisada de su libro ([1952] 1974, 434-435), las dos
acepciones que se pueden dar al concepto de determinismo económico en Marx, una
23 “The present critique is intended to supplement its predecessors by elaborating on the thesis that the substantivists' intransigency concerning the cross-cultural applicability of formal economic theory is a by-product of a romantic ideology rooted in an antipathy toward the `market economy´ and an idealization of the `primitive´” (1966, 324).
24 “[they] make an effort to adapt the tipology”.
25 Hasta prueba de lo contrario, pues también están sujetas a revoluciones científicas, podríamos añadir, aunque sin embargo el nuevo paradigma sería a su vez valedero universalmente.
28
como la consagración de los factores económicos como base fundante de las
instituciones, otra, que en su opinión es más aceptable para los científicos sociales, a
saber: “que para explicar las manifestaciones externas y las sanciones interiores que dan
lugar a toda cultura, esas formas organizadas y estables que le permiten funcionar
continuamente a lo largo de las generaciones no puede invocarse ninguna fuerza extraña
de modo biopsíquico con que el hombre reacciona a su situación total,” ([1952] 1974,
440).
Todo lo que precede, a pesar de expresarse en los textos de diferentes maneras y
constituir sobre el papel varios párrafos, integra conceptualmente un mismo ámbito de
debate y puede ser incluido – temporalmente - en un primer cluster.
A continuación abordaremos un punto cardinal de fricción entre las tendencias,
quizás el que más las diferencia y las distingue, situándolas en las antípodas una de otra:
los conceptos de inducción y deducción. Tanto Cook como Knight prestan una
dedicación especial al problema, sobre todo Cook porque edifica sobre las tesis de
Knight y sigue el esquema de su disertación. Empezaremos por la exposición de Knight:
La relación entre la observación, la inducción a base de observaciones y la deducción
partiendo de principios a priori constituye el verdadero pivote del problema de la
colaboración entre las ciencias sociales y, especialmente, de la colaboración entre la
teoría económica y las ciencias `cuasi empíricas´ de la historia, la sociología y la
antropología, incluyendo entre ellas la economía institucional, que casi nos
atreveríamos a llamar economía antropológica. ([1952] 1974, 454)
Aquí topamos con el viejo problema filosófico del conocimiento a priori y a
posteriori. Kant valoraba los juicios sintéticos a priori como verdaderamente científicos,
pues están avalados por normas universales y necesarias y se aplican a objetos externos,
lo cual garantiza que incrementen el conocimiento. Asimismo es necesario que haya una
realidad palpable en relación con el resto de la vida que corresponda a los juicios (cien
escudos reales no tienen nada que no tengan cien escudos posibles, pero tienen que estar
y estar vinculados con la totalidad de la experiencia). Aristóteles tenía la deducción por
el modo de atribuir significados generales a hechos particulares, pero los principios
iniciales de la ciencia se tenían que haber construido previamente gracias a la inducción.
Knight (1941, 454) afirma que los principios de la economía “se conocen
29
intuitivamente”, y que es imposible atribuir un significado económico a la conducta
humana a partir de la observación de los sentidos. Es por esta razón, argumenta, que a
los científicos sociales les resultaría imposible comprobar las leyes de la economía por
medio de la investigación inductiva. Sin embargo el mayor obstáculo no es este sino “la
hostilidad contra los principios, [sic] especialmente los principios económicos”, en
definitiva, de la mala fe (generalizada) que ponen los estudiosos de “los aspectos
empíricos de los fenómenos sociales” y en especial Herskovits que se ha permitido
“diversas apreciaciones un tanto despectivas sobre el `hombre económico´.” (1941,
454) Knight no entiende porqué los antropólogos se empeñan, si el “hombre
económico” es, en realidad, “un recurso analítico” de orden “terminológico”, en no
admitirlo. Los sustantivistas opinan que por qué confiere a la conducta una dimensión
teleológica que ellos no pueden verificar de manera empírica. La conducta, dice Knight,
está animada de una teleología inconsciente que, desde un sentido crítico-filosófico
“abarca un vasto panorama, que va desde los rasgos comunes que unen al hombre con la
más rudimentaria vida vegetal y que, pasando por la conducta instintiva, institucional y
por fin racional, debe desembocar en el “empleo deliberado, premeditado o planeado de
medios para alcanzar determinados fines” (141,455).
Sí, es cierto que la acción humana tiene una finalidad, responden los
sustantivistas. Incluso la maximización es un hecho y siempre se puede maximizar algo
en una transacción de algún tipo, acepta Cancian, lo cual confirma que los hombres
actúan conforme a unos patrones a priori. Sin embargo la maximización como
estrategia científica tiene sus peligros, continua, porque el científico, en su
planteamiento teleológico, necesita ver el acto como maximización predecible de los
fines y tenderá a manipular las coordenadas (normas, motivos, condiciones, etc.) para
hacerlas encajar en su ecuación (“balance the equation so that it will work”).
El tema de la dicotomía abierta por los sustantivistas entre la teoría económica y
la realidad empírica ha quedado suficientemente documentada en el apartado anterior.
Se puede, en todo caso, comentar sobre la peculiar forma de Cook (1966) de depositar
en los sustantivistas y en Polanyi en particular la responsabilidad `por haber escindido
el campo y marcar con la publicación de Trade and Market in the Early Empires el
punto de inflexión de esta ruptura. Antes de 1957, asegura Cook, la antropología
económica se constituía en un único campo de investigación y la mayoría de sus
30
participantes se adherían a la teoría económica formal. Después de la publicación del
Opus Magnum de los sustantivistas, el campo se dividió (“the field underwent a
bifurcation into two discrete spheres of discourse”) y desde entonces existen dos
enfoques en antropología económica que no se relacionan entre sí porque los
sustantivistas no responden a las críticas de los formalistas. Lo mismo opinaba Knight
veinticinco años antes cuando escribía “Se trata, por decirlo en términos generales, de
las relaciones que guardan entre sí las diferentes disciplinas científicas sociales y de los
objetivos, claramente perseguidos por el autor, de una más efectiva colaboración, exenta
de mutuas incomprensiones y críticas negativas entre los investigadores de las diversas
ramas de la ciencia social.”(1941, 450)
La discusión en torno al anti-evolucionismo cultural es un punto álgido de la
discusión Knight-Herskovits. Desata el sarcasmo mordaz del primero y fuerza el
segundo a mitigar en gran medida sus opiniones en su respuesta. “Nos encontramos”,
dice Knight, “con el desdén característico del moderno antropólogo `ilustrado´ por la
idea de los `estadios´ de la evolución en la vida y los sistemas económicos, desdén que
se hace extensivo a la distinción entre diferentes `tipos´ de economía […]. El autor cita
como un mal ejemplo el empleo de la expresión de `culturas anteriores´ al uso de la
escritura´ en vez de `ágrafas´...”(1941, 456) Los antropólogos en general, han
descubierto muchas sociedades cuyas economías son de tipos diferentes a la economía
de mercado que disponen de sistemas de intercambio y de mercado, pero en los cuales
los valores son distintos y no se “maximiza”. Si estas economías son economías
alternativas en un mundo de gran diversidad y son tan viables y tan respetables como la
nuestra, no ha lugar a edificar sobre la teoría económica occidental para legislar todas
las economías del mundo. Bien, dicen los formalistas, pero incluso en el caso de que
esto fuese así, estas sociedades están desapareciendo a gran velocidad en contacto con
los valores de mercado occidentales así que de aquí a poco solo habrá un tipo de
economía efectiva (Cook 1966, 325) Está suficientemente documentado que todas las
formas de organización políticas y sociales que estudian los antropólogos están, desde el
advenimiento del capitalismo industrial, “sometidas por parte de Occidente a un
continuo proceso de erosión, de disgregación, de destrucción o de mutación radicales.”
(Godelier 1974, 10) El antropólogo confrontado a esta realidad interpretará el hecho en
31
consonancia con su propia escala de valores y con “el juicio de valor que efectúa acerca
de su propia sociedad” así como “del modo en que juzga la historia.” (Ídem, 10-11)
Este punto de la discusión forma parte del encadenamiento lógico entre el
“hombre económico”, el determinismo económico, la generalización de la teoría
económica a las sociedades primitivas y la queja por la dicotomía abierta entre la
disciplina económica y la realidad social, así que en definitiva se unirán estas ideas en
última instancia en el cluster que habíamos dejado temporalmente vacío: el de los
conceptos de inducción y deducción.
La discusión en torno al concepto de “escasez planificada” y la controversia
entre instituciones y maximización vendrán a añadirse al mismo cluster una vez que las
hayamos observado con más detenimiento. La escasez es un miembro estable y
necesario de la ecuación de la teoría económica formal. Sin este exponente, la teoría no
puede funcionar, ya que la ecuación se da entre recursos escasos, fines alternativos y la
operación de selección y ordenación que se realiza para asignar los primeros a los
segundos. Si los recursos no son escasos, no hay lugar a elección entre ellos, más que
los motivos que la naturaleza aconseja. En definitiva, en presencia de abundancia, no ha
lugar a “economizar”. Ahora bien, los antropólogos sustantivistas fallan en dar fe de que
la escasez sea un denominador común de las sociedades primitivas o ágrafas (Evans
Pritchard 1940 ; Service 1966 ; Sahlins 19 3; Fith 939; Leroy Gourhan 1964
Herskovits 1940, etc.) No documentan la igualdad absoluta, sino que vinculan la forma
de articular la supervivencia a intereses sociales que prevén tipos de redistribución tales
que ningún miembros pase hambre. En las sociedades primitivas, el intercambio y la
redistribución están entretejidos con las instituciones sociales. Los mercados locales,
cuando existen, no muestran tendencias a crecer hasta transformarse en monopolios,
sino que sirven el único propósito de proporcionar un espacio para que poblaciones
diversas complementen sus recursos. Este aspecto de los mercados locales es
adecuadamente documentado en la descripción del mercado de Hila-Ba (Tubiana 1961)
en la cual poblaciones nómadas, semi-nómadas y sedentarias del Tchad próximo a la
frontera con Sudan se encuentran para intercambiar sus bienes. A pesar de formar parte
de una extensa red de mercado, se trata de una red horizontal. Cada población tiene su
lugar en la plaza, símbolo de la imbricación del intercambio con la estructura social.
Los modos de operar en el mercado son variados:
32
Quatre amenaient des moutons ou l'argent obtenu en vendant des moutons et
voulaient des tissus: contre un mouton ou une chêvre (ou 300 à 350 francs) on obtient
un pagne indigo ou 12 coudées d' Amerikani [tipo de tejido]; mais pour un pagne en
tissu imprimé, il faut compter jusqu'à mille francs ou donner trois moutons.
Deux hommes apportaient des tissus qu'ils étaient allés chercher au Soudan; en
échange, ils voulaient des moutons ou de l'argent.
Trois apportaient du mil en petites quantités: une outre faite dans une peau de
cabri, soit une dizaine de kilos. Deux voulaient des moutons: un mouton contre une
outre de dix kilos de mil valant environ 300 francs; un voulait des tissus: contre une
outre de mil, un pagne indigo ou 10 coudées d'Amerikani. Ce mil pouvait provenir soit
de leur récolte personnelle soit du surplus de leur provision.(Tubiana 1961)26
Parece evidente que el factor que empuja las personas a desplazarse para
intercambiar sus cosechas y su excedente es la carencia de determinados productos, ya
que unos son agricultores, otros, tejedores, otro ganaderos, complementariedad de las
tareas impuestas por el medio ecológico respectivo. Sin embargo los intercambios
permiten a cada uno hacerse con los productos de los que carece y no verse expuesto al
hambre. La valoración del tiempo también varia grandemente de las sociedades
primitivas a las sociedades “occidentales” ya que en las primeras no se contabiliza en
términos de rendimiento (Bohannan 1968).
Los sustantivistas llaman “escasez planificada” a la escasez producida por los
mecanismos de mercado gobernado por los precios, es decir fruto de la desigualdad
26 Esta etnografía se realizó en 1956-1957: “cuatro traían ovejas o el dinero obtenido vendiendo ovejas y querían tejidos: a cambio de una oveja o una cabra (o 300 a 350 francos) se obtiene un taparrabo indigo o 12 codos de Amerikani; pero por un taparrabo en tela impresa, hay que poner hasta mil francos o dar tres ovejas. Dos hombres traían telas que habían ido a buscar a Sudan; a cambio querían ovejas o dinero. Tres traían mijo en pequeñas cantidades: un odre hecho de una piel de cabrito equivalía a unos diez kilos. Dos querían ovejas: una oveja por un odre de diez kilos de mijo que valía unos 300 francos; uno quería tejidos: a cambio de un odre de mil, un taparrabo indigo o diez codos de Amerikani. Este mijo podía preceder tanto de su cosecha personal como del excedente de su provisión.” N. de T. Se cita este párrafo para hacer ver que el dinero se usa en este contexto únicamente como instrumento de trueque, para ilustrar la observación de Herskovits (1952, 277) “La inadecuación de los datos que se refieren a los bienes de capital en las sociedades ágrafas sigue torturando así el estudioso, para quien resulta muy difícil llegar a saber con precisión, a la vista de estos datos, cuando a un determinado objeto puede clasificársele como un bien de capital y cuando no.”
33
social en las sociedades industriales. Los formalistas aplican la misma ecuación a todas
las sociedades y utilizan los datos para demostrar que la economía de mercado siempre
ha existido, lo que en formas solapadas. Herkovits, en 1940, creía que en las sociedades
primitivas no existía “una escasez planeada en la escala en que nosotros la conocemos”
ya que este fenómeno resultaba “verdaderamente único” (Herskovits 1940, 10 y 448,
citado en 1952)27, creencia que fué objeto de las críticas de Knight y posteriormente
modificada por el autor, aunque con muchas reservas28.
En relación a la oposición instituciones-maximización, nos encontramos ante el
propio dualismo determinado por el binomio inducción- deducción: los sustantivistas
afirman que son las instituciones las que crean el valor y marcan el ritmo de los
intercambios, mientra los formalistas ponen como rector de la vida el principio de
“economización”. El materialismo dialéctico preconizado por Marx sostiene que la
infra-estructura económico-material sustenta la super-estructura ( las creencias y las
instituciones) pero difiere del principio de economía liberal en que promete un
dinamismo histórico capaz de invertir los términos, mientras para la teoría económica
formalista, sólo existe el mercado regido por los precios, en realidad una idealización
carente de base empírica.
Creemos que es precisamente esta carencia de un sustento empírico
verdaderamente fundante el talón de Aquiles de la teoría formalista y la base de los
temores que dan lugar a la polarización de las tendencias en el seno de la antropología.
Intentaremos defender esta hipótesis en el punto siguiente, pero antes, queda por
explicar la vinculación de todos los elementos conflictivos que se han subrayado y su
final confluencia en un único cluster: la inducción y la deducción29.
27 En adelante la mayoría de las citas en la lengua original de Herskovits 1940 y de cualquier otro documento en inglés o francés aparecerán a pie de página para garantizar la fidelidad de la traducción (y permitir rectificación si ha lugar).
28 Véasen Herskovits (1952, 278), la lista de los `aperos y utensilios domésticos, palos para hacer fuego y estacas para el ñame, chozas y cabañas´ de los aborigenes australianos de Queensland citados de Roth (1897, 101) de los que el autor se ve en serias dificultades para determinar cuales son bienes de capital y cuales bienes de consumo.
29 “La deducción y la inducción en economía” es en sí el título que Herskovits le ha dado al apéndice de su obra revisada de 1952, que contiene los artículos publicados por él mismo y por Knight en The journal of Politic Economy en 1941 y que han sido comentados más arriba.
34
Si la teoría económica está, como afirma Knight, fundada por la intuición y
aplicada gracias a la deducción, y si los formalistas, como sostiene Cook, “ se
concentran en abstracciones no limitadas por tiempo y espacio, son propensos a la
introspección o son sincrónicamente orientados”, tienen un enfoque científico y una
inclinación matemática, “favorecen la investigación deductiva (`the deductive mode of
enquiry´), y son básicamente analíticos en su metodología ( i.e. se inclinan hacia la
creencia de que la totalidad determina sus partes)” (Cook 1966, 327), la teoría
económica tal como la describen los formalistas no necesitaría legitimarse contrastando
sus tesis y sus resultados con la realidad empírica.
Sin embargo, los antropólogos, incesantemente, producen datos empíricos
anárquicos, resistentes a las categorizaciones formalistas y que, incluso, en ocasiones, se
oponen a algunos axiomas normativos. Los sustantivistas parecen haber adoptado el
polo opuesto de los formalistas y sus tesis chocan en todos los puntos de la lista debido
al hecho de que el hombre económico, el determinismo económico, el evolucionismo
social, el concepto unificado de escasez, la universalidad de la maximización, son todos
conceptos abstractos que configuran un modelo ideal del hombre como ser económico.
Cada uno de estos conceptos es necesario para que la teoría se tenga en pie como una
estructura sincrónica y ninguno puede faltar pues en canto faltase uno sólo de estos
conceptos (si, por ejemplo, se admitiese que la evolución no es lineal o que
determinadas sociedades no “economizan”) , la estructura se destruiría, pues se trata de
un sistema sincrónico deductivo que no arraiga en la realidad sino en principios
generales. En cambio, los datos de los antropólogos no conforman a priori un sistema,
sino que describen la realidad empírica30. Se ciñen a la observación y tienden a ser
inductivos, es decir a unirse en clados de información cada vez mayores, que finalmente
tienden a inclinarse hacia un tipo de explicación teórica u otro. Los datos de los
antropólogos muestran más bien el hombre como un ser plural y diverso ( no
económico), no confirman el determinismo económico sino la pluralidad, no corroboran
sistemáticamente la evolución cultural y no verifican el concepto universal de escasez.
Sostienen la universalidad y la diversidad de las instituciones. Sus teorías son abiertas y
flexibles y admiten cambios. No es de extrañar el enfado que los formalistas profesan a
los sustantivistas por haber, según ellos, escindido el campo.
30 Volveremos sobre este tema y criticaremos su veracidad en el próximo apartado.
35
3. Valoración de los diferentes niveles lógicos y epistemológicos de la
polémica.
Partiendo de un enfoque afín al de la moderna filosofía de la ciencia (Kuhn
2004, 52-53; Lakatos 1987, 45-46, 85; Merton 1971, 1973, 8-12), revisaremos los
elementos de la polémica entre formalistas y sustantivistas en la antropología
económica. En la metodología inductiva, sólo pueden aceptarse en el cuerpo de la
disciplina proposiciones basadas en hechos firmes o generalizaciones infalibles de estos
hechos, o bien proposiciones derivadas – deductiva o inductivamente de proposiciones
previamente demostradas. (Lakatos 1987, 13). La condición de cientificidad del
método exige que se establezcan con certeza la verdad de las proposiciones factuales
básicas y la validez de las inferencias inductivas. Sin embargo, si uno se sitúa en un
puesto de observación externo e histórico, se le plantea la pregunta por los criterios de
elección de los hechos y no puede responder desde el núcleo interno racional de la
teoría. La respuesta puede incluir factores sociales, psicológicos, motivaciones
intelectuales extra-científicas, ideológicas, etc. (Lakatos 1987, 16). En el caso de los
antropólogos decimonónicos, por ejemplo, resultó relativamente fácil detectar desde una
perspectiva histórica que mostraban una fuerte tendencia al etnocentrismo, una vez que
la antropología se dedicó esencialmente al trabajo de campo y a recoger los datos
directamente sobre el terreno. Sin embargo, los datos son sujetos, como ya se ha dicho,
al criterio de elección (¿por qué unos y no otros?), y dentro de las múltiples respuestas
posibles, trataremos de abordar las que más significativas nos parecen en el marco de
este trabajo, a saber: la lengua, intereses académicos, intereses extra académicos, estatus
social e ideología.
3.1. la lengua. De la lengua al concepto y a la elaboración de modelos.
La autonomía del orden propiamente lingüístico, puesta bajo la lupa de un
análisis crítico, se revela ilusoria una vez que se es consciente de su doble naturaleza.
Por una parte, la gramática formal tiende a considerarse a sí misma como “un objeto
autónomo y autosuficiente” (Bourdieu 2007, 53) que, en cuanto discurso académico,
tiene “como `condición de satisfacción´ a la institución académica” (Ídem, 53-54). Por
la otra, la producción de sentido y las condiciones sociales de la utilización de la lengua
escapan de la gramaticalidad en cuanto la lengua “se hace para ser hablada y hablada a
propósito de algo”(Ídem, 54). Lo que preocupa es la medida en que las frases
36
producidas se adapten a las situaciones, dada la dicotomía implícita a toda
manifestación del habla, “división originaria entre la lengua y su realización en el habla
[…] y [...] la incapacidad de pensar la relación entre las dos entidades de otra manera
que como la del modelo y la ejecución.” (Ídem, 55) En estas condiciones, el
“objetivismo” privilegia el constructo mental con respecto al hecho empírico de la
realización material, “reduce a una actualización de una suerte de esencia anahistórica
[…] la práctica individual, el hacer, la factura y todo lo que se determina en el momento
práctico, con referencia a fines prácticos, es decir el estilo, la manera y, en última
instancia, los agentes.” (Ídem, 55) La relación práctica que el etnólogo mantiene con su
objeto se asemeja a la del extranjero y asume el estatuto de observador, lo cual “implica
una ruptura epistemológica, pero también social, que jamás gobierna tan sutilmente la
actividad científica como cuando deja de presentarse como tal, conduciendo a una teoría
implícita de la práctica que es correlativa al olvido de las condiciones sociales de
posibilidad de la actividad científica.” (Ídem, 56).
3.2. La construcción de un modelo (i. e. el “Bien Limitado”)
Bajo la luz de estas reflexiones, analizaremos el concepto de escasez y las
discusiones que ha producido entre sustantivistas y formalistas. George M. Foster31, que
se inició en la investigación con descendientes académicos del linaje de Boas, Lowie y
Kroeber, a continuación pasó a adoptar criterios formalistas como los de escasez y se
especializó en el estudio de economías campesinas de poblaciones que habían entrado
en contacto con la economía neoliberal, como la de los Popoluca de México. Aplicó al
comportamiento de los campesinos un marco cognitivo basado en la escasez que
describe como “la imagen del bien limitado”. Este enfoque es oportuno, afirma Foster,
porque
los campesinos visualizan su universo social, económico y natural ‒todo su
entorno‒ como uno en el cual todas las cosas deseadas en la vida, como la tierra, la
riqueza, la salud, la amistad y el amor, la hombría y el honor, el respeto y el estatus, el
31 Los trabajos de Foster con los campesinos artesanos de Popoluca y del lago Patzcuaro en Michoacan son ampliamente citados por Scott Cook (Scott Cook, Understanding Commodity Cultures: Explorations in Economic Anthropology with Case Studies from Mexico (Lanham: Rowman and Littlefield, 2004).004).
37
poder y la influencia, la seguridad […], existen en cantidad finita y caen siempre por
debajo de las necesidades, por lo que al campesino se refiere […] (Foster 1965, 294)
y no disponen de ningún medio directo de incrementar las cantidades
disponibles. Es probable que la medición de valores como el honor, la amistad, la
hombría, el estatus y el poder planteen ciertas dificultades a la hora de su medición en
términos exactos y su consiguiente inclusión dentro de un modelo teórico. Sin embargo
son parte inseparable, como ha visto Foster, de la integralidad de la vida de una
comunidad y sus integrantes. Aún cuando el autor reconoce (Foster 1974) que en la
práctica es imposible separar la investigación pura de la aplicada y que ambas dan como
resultado un producto destinado a un fin, fin definido como “el logro de formas
específicas de cambio del comportamiento humano”, quizás sus propias categorías
cognitivas, aplicadas a las sociedades campesinas a la par que las define a ellas como
inconscientes de sus propias estructuras cognitivas implícitas, formen parte ‒como es
inevitable en cualquier acto de observación‒de la materia misma de la estructura
percibida de lo observado.
Los miembros de cada sociedad comparten, dice Foster, “una orientación
cognitiva común que es, en efecto, una expresión no verbal implícita de su comprensión
de `las reglas del juego´32 de la vida que les son impuestas por sus universos social,
natural y supernatural.” (Foster 1965, 293) La respuesta que Foster da a las numerosas
críticas suscitadas por sus afirmaciones ( Bennet 1966; Brokensha and Erasmus 1969,
95; Erasmus 1967, 378, 1968,92; Forman 1970,132; Jayawardena 1968; Kaplan and
Saler 1966; Kennedy 1966; Lopreato and Saltzman 1968; Piker 1966)33 es que tiene sus
datos de Ruber y Kupferer, que han analizado cinco sociedades campesinas mexicanas
de “tipo atomístico” (es decir sociedades en las cuales el núcleo familiar es la principal
unidad estructural) que son, asegura, una realidad plausible y no una proyección de la
percepción selectiva de los autores34. Estos núcleos familiares, asegura Foster muestran
internamente unas buenas relaciones sociales mientras externamente, las relaciones
interpersonales se caracterizan por la reserva, la desconfianza y la envidia. El autor
32 Foster sugiere un modelo de juego de “suma zero” para caracterizar las sociedades campesinas.
33 Citados como nota en Foster 1972 junto con una lista igualmente larga de autores a favor de su teoría.
38
explica este comportamiento por el modelo del “Bien Limitado” (Limited Good),
práctica que atribuye a los agentes por el hecho de constituir un sistema cerrado del cual
no pueden salir. Confrontado por sus críticos al hecho de que otras sociedades como el
campesinado Thai muestran las mismas conductas, que no se explican necesariamente
por el mismo modelo, Foster explica su modelo en cinco puntos y explica que no se
trata de un modelo exclusivamente aplicable a las sociedades campesinas sino a la
mayor parte de los niveles socio-económicos de los países de reciente desarrollo35 y que
es también característico de la doctrina tradicional socialista ( Foster 1972, 59). Para
resumir, Foster atribuye a los nativos una “inclinación cognitiva” ( visión cognitiva,
visión del mundo, premisas implícitas) no conocida por ellos, pero sí por el científico
que los observa porque, aunque sus datos de campo se ajustan a la realidad observada,
los modelos por él construidos se distancian de estos y de la inclinación cognitiva de los
interesados, para configurarse en un modelo, abstracción que en su forma ideal debería
incluir todos los datos y acoplarse a la inclinación cognitiva, pero que en la realidad es
“la representación económica de esta orientación cognitiva por medio de modelos o
principios integradores que dan cuenta de la conducta observada y permiten la
predicción de la conducta todavía desapercibida o no performada36”.
El antropólogo se enfrenta, a cada paso de su investigación, con el hecho de que
las relaciones lógicas que construye son a las relaciones “prácticas”, es decir
continuamente practicadas, mantenidas y cultivadas, lo que el espacio geométrico de un
mapa como representación de todos los caminos posibles para todos los sujetos posibles
es a la red de caminos realmente mantenidos, frecuentados, franqueados, y por ende
realmente practicables por un agente en particular (Bourdieu 2007, 58)
34 “a phenomenological reality and not a function of the selective perception of our contributors” (Foster 1972, 57
35 “most or all socio economic levels in newly developing countries”.
36 “the economical representation of this cognitive orientation by means of models or integrating principles which account for observed behavior and which permit prediction of behavior yet unnoted or unperformed” (Foster 1965, 294).
39
y puede ser llevado con suma facilidad a proyectar en la realidad factual observada lo
que no existe sino como posibilidad virtual en marcos conceptuales elaborados por la
ciencia. “La visión docta se vive a sí misma como una ruptura con la visión ordinaria”
( la creencia del científico en que él posee una visión real de la inclinación cognitiva de
los sujetos que ellos ignoran) y elabora modelos abstractos (el modelo con respecto de
la tendencia cognitiva). “Sólo una consciencia crítica de esta ruptura que preside la
elaboración de teorías científicas y de los límites inherentes a las condiciones de su
producción, permitiría introducir en la teoría completa de la práctica […] propiedades
que le son tan esenciales como el carácter parcial e interesado del conocimiento
práctico...” (Bourdieu 2007, 60)
3.3. El modelo como instrumento de control.
La brecha existente entre el punto de vista del antropólogo y el punto de vista de
los sujetos de las poblaciones observadas persiste a pesar de la teorización. Es un
espacio de inteterminación como apunta Bourdieu, una
indeterminación en la que se ha dejado la relación entre el punto de vista del
observador y el punto de vista de los agentes” y que “se refleja en la indeterminación de
la relación entre las construcciones (esquemas o discursos) que el observador produce
para explicar las prácticas y esas prácticas mismas. (2007, 62)
La construcción del modelo es de doble sentido, pues por una parte tiende a
suplantar la visión que los sujetos tienen de sí mismos sin indagar en ella y a afirmar
una realidad abstracta, un orden de cosas que sólo existe en un espacio abstracto (la
representación económica de Foster por medio de modelos o “principios integradores”)
es un “constructo inferencial” o una “abstracción analítica”. En un secundo momento,
semejante modelo o abstracción analítica empuja el investigador a buscar patrones que
encajen con el modelo: “alienta al analista a buscar patrones de comportamiento y
relaciones entre los patrones, que puede que aún no haya reconocido simplemente
porque lógicamente, si el modelo es valedero, es razonable esperar encontrarlos”37 Así
es como el discurso objetivista erige el modelo construido como verdad y este viene a
37 “it encourages an analyst to search for behavior patterns and relationships between patterns, which he may not yet have recognized simply because logically – if the model is sound – it is reasonable to expect to find them” (Foster 1965, 294).
40
adquirir un poder para dictar no solamente previsiones y estadísticas, sino para rediseñar
la realidad empírica según sus axiomas. El modelo tiende a explicar las prácticas “como
un poder realmente capaz de determinarlas: al reificar abstracciones (en frases como `la
cultura determina la edad del destete´), trata sus construcciones, “cultura”, “estructuras”,
“clases sociales” o “modos de producción” como a realidades dotadas de una eficacia
social, capaz de constreñir directamente las prácticas” (Bourdieu 2007, 63).
En el caso de la teoría económica, el modelo defendido por Knight y Cook se
afirma a sí mismo como un modelo no-empírico que quiere ser “una ciencia de
principios” que “describe la conducta económica y emplea el concepto para explicar el
funcionamiento de nuestra moderna organización económica, así como para criticar y
sugerir cambios” (Knight en Herskovits [1952] 1974, 452). También se afirma a sí
mismo como un modelo analítico ideológicamente neutral (Cook 1966, 330). Constata
“los contrastes entre la conducta económica y la conducta real que, en nuestro propio
medio cultural y en otros, no se ajusta a los principios establecidos” ([1952] 1974, 452)
pero no saca conclusiones en contra de su idoneidad, sino que que reafirma su vocación
de ideal conceptual y de ideal normativo.
3.4. Los intereses extra-académicos.
Foster (1974) elabora una clasificación de las etapas de la investigación para dar
cuenta de las complejidades de la relación entre antropología teórica y antropología
aplicada. En dicha tabla constan dos tipos de investigación: “pura” y “aplicada”. En
ambos caso el antropólogo es el agente que lleva a cabo la investigación. En el caso de
la“investigación pura” quien selecciona la investigación a llevar a cabo es el
antropólogo; en el caso de la investigación “aplicada”, es una “organización
innovadora”. El patrocinador de la investigación “pura” es una Fundación; el de la
“aplicada” es la misma “organización innovadora” que ha seleccionado la investigación.
El “producto” de la primera consta de “Teoría y datos”; el producto de la segunda,
“Teoría limitada y datos prácticos”; el intérprete de la primera clase de investigación o
no existe o es un autor de textos, investigador de otra especialidad, etc.; el intérprete de
la Teoría limitada es el antropólogo aplicado o un consultor antropológico; el
consumidor de la primera son antropólogos y maestros; el consumidor de los resultados
de la “investigación aplicada” es “personal de operaciones”para ampliar su
conocimiento; los fines de la investigación “pura” son “la continuación de la
41
investigación y la enseñanza; los de la investigación aplicada son “cambios en el
comportamiento humano”. El intérprete en todos los casos, hace observar Foster, es el
antropólogo que, a falta de la figura de un interprete especialista perteneciente a los
campos de estudio de otras especialidades que encargan la investigación, debe
interpretar el papel temporal de “antropólogo aplicado” cuya misión será relacionar los
resultados “con teorías y datos antropológicos generales pertinentes, despojados de los
elementos irrelevantes para los objetivos de la organización que patrocina la
investigación, y presentados al personal de operaciones de manera tal que permitan su
máximo aprovechamiento”(Foster 1974, 10).
La relación personal del antropólogo con el administrador, si es buena, puede,
asevera Foster, permitir al antropólogo desempeñar un papel importante en la elección
de proyectos y en la elaboración del plan de investigación, pero la última palabra
siempre la tiene el administrador. El administrador es quien conoce los problemas y “la
clase de respuestas necesarias para solucionarlos”. El antropólogo aplicado “tiene la
responsabilidad de familiarizarse con las necesidades del administrador” y de
determinar el plan de investigación con arreglo a los fines marcados por las necesidades
del administrador. Los antropólogos aplicados actúan también, en ocasiones, como
administradores, informa Foster. Como fue el caso en los campos de la War Relocation
Authority durante la segunda Guerra Mundial y en el Territorio en Fideicomiso de
Micronesia después de la guerra”.
Los fines son distintos en los dos tipos de investigación. Para el antropólogo
aplicado, “el fin de la secuencia de la investigación es lograr cambios del
comportamiento humano que promueven modernización, desarrollo tecnológico y social
y niveles de vida más elevados”. No sabemos si la aseveración de Foster de que los
aldeanos mexicanos se beneficiarán de “ser persuadidos para adoptar métodos
mejorados de cultivo” es más un desiderata que una creencia firme cuando, a renglón
seguido, lamenta la pérdida de control de los antropólogos en esta situación, la
inquietud y la perturbación que les produce la duda de si se respetará o no la
confidencialidad de sus datos y el temor a “dañar a los informantes, si [los datos]llegan
a oídos de otros” e incluso sus temores de que los resultados de su investigación se
utilicen descuidada o incluso deshonestamente”(Foster 1974, 13).
42
Foster parece descontar las agencias estatales de los patrocinadores externos y
clasificarlas entre las que permiten hacer investigación “pura”. Hace mención de
fundaciones privadas como la Ford, Wenner Gren, Carnegie o el Consejo de
Investigación de Ciencias Sociales. También el gobierno de los Estados Unidos, a través
de la Fundación Científica Nacional y de los Institutos Nacionales de Salud, cuentan
entre los patrocinadores citados por el autor38.
La transparencia del trabajo de Foster nos ha facilitado grandemente el acceso a
los mecanismos de transferencia de conocimiento entre entes académicos y extra
académicos y nos ha permitido intuir el tipo de intereses implicados en dichas
transacciones durante el período en que le tocó investigar.
3.5. Razón de Estado, estatus social e ideología.
El estado de la antropología durante el Macartismo. El doctor David Price, de
Saint Martin's College ha dedicado gran parte de su trabajo académico investigando el
impacto que tuvo la Guerra Fría en el desarrollo de la antropología norteamericana y
documenta la colaboración de antropólogos norteamericanos con entidades estatales de
defensa nacional durante este período. De hecho, afirma Price, la antropología de la post
guerra estaba subsumida en la “National Security State”39. Las banderas ideológicas del
National Security State han sido un escudo para las fuerzas dedicadas a proteger los
mercados vitales a nivel nacional e internacional. Sus estrategias incluían operaciones
de “caza de bruja[sic]” como la que hizo que el catedrático Stanley Diamond, fuese
despedido de su puesto docente en la Universidad de Los Angeles, la negación xenófoba
de las realidades históricas y sociales tal como se enseñaban en las escuelas y la
formación y propagación de la teoría de la modernización por los académicos40. La
National Security State ejercía presión sobre los académicos, sobre todo los que eran
38 Foster investigó durante una temporada para el sistema de salud norteamericano.
39 El autor se refiere a la N.S.S. como a un “subproducto estructural del papel de Estados Unidos en la economía global-militar-capitalista”, que puede ser definida como “el conjunto de estrategias y acciones económicas y políticas emprendidas por una serie de legisladores y negociantes que florecieron durante la Guerra Fría con el propósito de proteger y expandir los intereses económicos de las élites estadounidenses”.
40 Cf. Foster: “el fin de la secuencia de la investigación es lograr cambios del comportamiento humano que promueven modernización, desarrollo tecnológico y social y niveles de vida más elevados”.
43
sospechados de simpatizar con ideas comunistas. La administración premiaba y
castigaba académicos por colaborar o por oponerse al sistema. Los antropólogos eran
especialmente vulnerables a las presiones por ser un colectivo académico dedicado a la
investigación de culturas minoritarias y exóticas y se les solicitaba con frecuencia para
facilitar información previa a operaciones políticas y económicas o promover cambios
convenientes para el estado en sociedades ágrafas o primitivas.
No hay lugar a dudas, afirma Price, de que los efectos de las presiones de la
Guerra Fría sobre la formación de la antropología norteamericana son duraderas y no se
limitan a las docenas de activistas que fueron perseguidos de manera privada o pública
sino que su mensaje de miedo y censura tuvo un efecto paralizante sobre la
investigación antropológica. El fracaso de la comunidad antropológica y su
representante la American Anthropological Association (A.A.A.) en poner fin a la
persecución de los científicos no colaboradores sigue perturbando las memorias y
poniendo un freno a la emancipación académica (Price 2004).
Brain Trust y New Deal. Conocer el contexto histórico en el que tuvieron lugar
los intercambios académicos de Knight y Kerskovits puede ayudar a arrojar luz sobre
determinados significados y actitudes de lo contrario difíciles de entender. La
imbricación de la economía en la política y su estrecha relación con la universidad le
dió una primacía nunca alcanzada hasta entonces. Tenemos razones para creer que la
situación descrita de estrecha colaboración entre economía, defensa y universidad41
41 Confirma esta intensa colaboración la creación de un organismo como la RAND. Lo que la RAND dice de sí misma es que es “a non profit institution that helps improve policy and decisión-making through research and analysis” (una institución sin ánimo de lucro que ayuda a mejorar la política y la toma de decisiones a través de la investigación y el análisis), que fue creada en 1948 como una excrecencia de la segunda guerra mundial, que reunió un único cuerpo de investigadores interdisciplinares. La segunda guerra mundial había revelado la importancia de la investigación y del desarrollo de la tecnología para obtener éxito en el campo de batalla y la importancia del amplio despliegue de científicos y académicos externos al ejército que hacían posibles estos desarrollos. Cuando la guerra llegó a su fin, se hizo patente que una paz completa y permanente podría no estar garantizada. Tras debates entre personas del departamento de guerra, de la oficina para la investigación científica, el desarrollo y de la industria, se vio la necesidad de una organización privada que conectara la investigación militar a la investigación científica, ya que durante la segunda guerra mundial el ejército de tierra, el ejército del aire y la marina norteamericana habían hecho un uso sin precedentes de los recursos científicos e industriales. Se vio conveniente asegurar la continuidad del trabajo en equipo entre el ejército, otras agencias gubernamentales, la industria y las universidades. Donald Douglas de la compañía aérea Douglas fue cofundador de la RAND y Donald Rumsfeld presidente del consejo de administración. Para saber más sobre la RAND, visitar la url.http://www.rand.org/about/history.html.
44
durante el final de la segunda guerra mundial y la Guerra Fría fue capital para las
relaciones Knight-Herskovits y no careció de importancia en el cambio de dirección en
la obra académica del autor. La unidad simbiótica de economía y defensa está
ampliamente documentada (Wright Mills 1956; Chomsky 1996; Klein 2008, entre otros)
Para proteger sus intereses, las unidades de poder económico y político se resguardan
bajo el mismo paraguas del gobierno y no solamente se vuelven mayores y más
centralizadas sino que hacen coincidir sus intereses y celebran alianzas explícitas y
tácitas (Wright Mills 1956, 267) En 1932, la presidencia de los Estados Unidos
transformó tres profesores de la universidad de Columbia en sus principales asesores.
Constituían el Brain Trust un politólogo, un economista y un jurista y era la primera vez
que profesores universitarios asesorarían al gobierno para tratar de crear una
planificación para el conjunto de la producción para evitar nuevas crisis como la de
1929. Tugwell, el economista asesor, pensaba que la especulación pertenecía a un orden
que tocaba a su fin y que únicamente una gestión científica disociada de la búsqueda
subjetiva del beneficio podía garantizar una planificación coherente por parte del
gobierno, que ajustaría producción y consumo mediante el control de precios y
beneficios asegurando el poder adquisitivo de los ciudadanos. De esta manera, el equipo
que planificó el New Deal pretendía asegurar una estabilidad mínimamente equilibrada
dentro del marco de la economía capitalista.
La Escuela de Chicago. En este mismo período, Frank Knight, crítico desde el
principio con el New Deal tanto como con el positivismo, se opone a todo tipo de
intervencionismo destinado a eliminar la incertidumbre, intervencionismo que compara
irónicamente con la política hitleriana. La incertidumbre, afirma, es un factor con el que
hay que jugar, quizás controlar pero no intentar eliminar. Tampoco veía Knight factibles
unos logros objetivos entre científicos sociales, pues para él el orden social estaba
regido por valores de tipo ideológico-religioso irracionales e incuestionables.
Distanciado de todos sus colegas coetáneos, Frank Knight, al final de la segunda guerra
mundial, aunó esfuerzos con Hayek y Popper, publicó riesgo, incertidumbre y beneficio,
su tesis doctoral, fundó la Escuela de Chicago, ciudad donde enseñó economía entre
1928 y 1952 contando entre sus alumnos y discípulos a Milton Friedman y George
Stiegler.
45
Knight, férreo defensor del liberalismo, afirmaba que cada teoría, lejos de ser
una hipótesis sometida a debate, era “una característica sagrada del sistema” y así la
inculcaba a sus alumnos. El núcleo duro de la Chicago School era que las fuerzas del
mercado ‒oferta, demanda, inflación y desempleo‒ eran leyes de la naturaleza que
funcionaban con la misma regularidad que las mareas y que cuanto menos se interfería
con ellas, mejor funcionaba el sistema (Klein 2008, 48).
La transformación capitalista extrema de Chile fue conocida como “la
revolución de la Escuela de Chicago”, pues diversos integrantes del equipo económico
de Pinochet habían estudiado con Friedman en Chicago (Klein, 8). Sobre este particular
discurre Arnold S. Harberger, ex compañero de Friedman en Chicago en una ponencia42,
en la que describe como Schultz y él fueron despachados a la Universidad Católica de
Santiago de Chile para formar un grupo de economistas43.
Las teorías siendo modelos, poco tributo deben rendir a la realidad más allá de
extraer la suficiente información de ella como para poder predecir de manera acertada el
mayor número posible de hechos. La Escuela de Chicago formó en este espíritu a los
Chicago Boys, de los que no se esperaba que indagaran en las fuentes y si lo hacían, las
consecuencias se encargaban de disuadirlos44 (Gunder 1974). La Chicago School, como
deja entrever el texto de Harberger, era un instrumento de una extrema precisión y gran
eficacia persuasiva. Como vimos, el gobierno de los Estados Unidos, durante el New
42 Jornadas en memoria de Milton Friedman, Madrid 2007.
43 “El uno de julio de 1955, cuatro de nosotros, entre ellos Schultz y yo llegamos a Santiago para estudiar la viabilidad del proyecto. En ese momento en la Católica de Chile, no había ni un sólo profesor a tiempo completo en economía, ni uno. […] Al finalizar el proyecto, eran ya trece los profesores de economía a tiempo completo. Ahora tienen alrededor de treinta y además bien pagados. […] A través del proyecto, becamos para ir a Chicago a una treintena de alumnos, no sólo de la Católica sino también de su competidora, la Universidad de Chile. Varios de estos antiguos alumnos, decanos de economía en la Universidad de Chile y ex alumnos de esa universidad, que también son graduados nuestros en Chicago, han pasado después a ser consejeros del gobierno estos años” (Harberger 2007, 37-38).
44 André Gunder Frank, "Carta Abierta Sobre Chile a Arnold Harberger Y Milton Friedman," (Chicago: 1974). norteamericano doctor en economía formado en la Escuela de Chicago que disentió y no quiso aplicar el aprendizaje recibido en Chile, vio seriamente comprometida su situación laboral y familiar y tuvo prohibido el regreso a su país, transformándose en un activista de la restauración de la democracia en Chile("Carta Abierta Sobre Chile a Arnold Harberger Y Milton Friedman," (Chicago: 1974).
46
Deal, había incorporado académicos como consejeros (el Brain Trust) y con la ayuda de
estos, implementaba programas sociales destinados a evitar que los menos afortunados
cayeran en la pobreza extrema, cosa que hubiera atraído influencias comunistas. Las
multinacionales que padecían la revolución keynesiana contra el Laissez Faire estaban
incómodas por ver recortados sus beneficios en el período de recuperación que siguió la
Gran Depresión. Veían necesaria una revolución anti-keynesiana y un retorno a un
capitalismo liberado de trabas. Sin embargo sus consejos no podían tomar ellos mismos
la iniciativa, de modo que hicieron intermediar unos intelectuales que prestaran a las
ideas liberales todo el peso de la seriedad académica: los economistas de la Escuela de
Chicago.
El modo en que se articulaba la colaboración a tres bandas ‒ ejército,
corporaciones, universidad ‒ ha sido poco explicitado. La propia aparición de una
escuela de economía declaradamente antitética al keynesianismo parecía poco probable
ya que, tras la crisis generada por el crack bursatil de 1929 y la subsiguiente Gran
Depresión, la economía neoclásica había quedado desacreditada.
• Muchos estarían de acuerdo en que la economía neoclásica había pasado por un
chaparrón de desdén y menosprecio durante la Gran Depresión y hasta se podía
considerar que la escuela marginalista se había visto enfangada en una situación
desesperada alrededor del año 1939. Con más razón, el reverso de fortuna neoclásico
aparece como excepcionalmente milagroso y reclama una narrativa que explique cómo
llegaron a dominar ciertas ideas acerca de la construcción de instituciones y alianzas
que buscaban activamente promover aquellas ideas45.
Lo extraño, ciertamente, es que tras una debacle tan estrepitosa y conviviendo
con el New Deal haya podido surgir renovado el Laissez Faire para cobrar un auge sin
precedentes. Van Horn y Mirowski, de la Universidad de Notre Dame, trabajaron para
demostrar que la reorganización militar de todas las ciencias en la América de la guerra
45 Many would allow that neoclassical economics had suffered a hard rain of disdain and disparagement in the Great Depression and the marginalist school might even have been considered to have been mired in dire straits circa 1939. Thus the neoclassical reversal of fortune seems all the more miraculous, demanding a narrative that relates the rise to dominance of certain ideas to the construction of institutions and alliances which actively sought to promote those ideas (Van Horn and Mirowski 2005, 2).
47
transformó el contenido y la forma de las ciencias sociales de tal manera que esta
transformación a su vez dio lugar a tres versiones diferentes de economía neoclásica
“alimentadas” por tres grupos diferentes de “clientes”. Una fue la Comisión Cowles que
los militares financiaban a través de la RAND. La segunda, la Escuela de Chicago fue,
en sus inicios, sostenida por fondos de las grandes corporaciones norteamericanas
inicialmente canalizados a través de la Fundación Volker. La tercera, geográficamente
ubicada en Cambridge Massashussetts, fué la MIT de orígenes más oscuros.
Knight influyó en las políticas de la administración Nixon y un alumno directo
de Knight, Herbert Stein formó parte del Council of Economic Advisers de Nixon, del
que pasó a ser presidente y siguió siéndolo bajo la administración Ford.
Creemos que Knight no fue el artífice directo de la máquina arrasadora de
monopolios que se constituyó en la segunda fase de la Chicago Economic School sino
que fueron Friedrich Hayeck y Henry Simons, con fondos dispensados por Luhnow46, el
presidente de la corporación William Volker and Co. y de la fundación del mismo
nombre para financiar programas de investigación en economía liberal. Simons, en
1939, era, académicamente hablando, un cachorro de Knight, que lo defendía en todas
circunstancias, situación que variaría al cabo de unos años. En 1944 los miembros del
grupo divergían en cuanto a estrategias; los veteranos Viner y Knight se mantenían
parcialmente apartados de algunos proyectos de los que disentían y la relación de
Simons con Knight dejaba que desear (Van Horn and Mirowski 2005, 13). Para esta
fecha Simons se resentía con Knight por apartarse este de los principales intereses de la
teoría económica y sobre todo de la política. No confraternizaba con su creciente interés
por “la filosofía y los filóso[fos], sin mencionar los historiadores, los teólogos y los
antropólogos, et al.” y le recriminaba por su falta de convicción en “los problemas
concretos de la política económica” (Van Horn and Mirowski 2005, 13-14).
Parece prudente pensar que la parte política de la actividad de la Escuela de
Chicago a mediados de los años 1940 estaba principalmente en manos de Hayeck,
Simons y posiblemente Milton Friedman. Todo apunta a que Frank Knight se dedicaba
en mayor medida al desarrollo intelectual de la teoría que a su desarrollo político
cuando en 1946 formaba parte del equipo ejecutor del proyecto de investigación de
Mercado Libre que acordaron Hayek y Luhnow (V.H. And M. 2005, 25-26).
46 Ver correspondencia entre Luhnow y Hayeck en Van Horn y Mirowski 2005.
48
Por tanto cuando Frank Knight abordó a Herskovits en 1940, después de leer
The Economic Life of Primitive Peoples, y escribió su crítica, posiblemente ya estaba
distanciado del ala más dura de la Chicago School.
Una vez trazado el marco psico-político-económico que actuaba de trasfondo e
impregnaba las vidas de todos los norteamericano ‒y entre ellos los antropólogos‒ entre
los años 1930 y 1950, y para poder valorar en qué aspectos y en qué grado afectó a la
obra de Herskovits ese contacto con la Escuela de Chicago a través de Knight,
compararemos las obras de 1940 y de 1952.
3.6. Estudio comparativo de las ediciones de 1940 y de 1952 del libro de
Herskovits.
El trabajo de Herskovits de 1952 contiene, a diferencia de la edición de 1940, un
capítulo adicional en la introducción titulado “Conducta economizante y racional” que
se inicia con los dos elementos fundamentales del credo liberal, escasez y opción, que
junto con el concepto de economizar son los tres pilares de la tesis formalista así como
de la economía liberal. En la parte II sobre producción, la versión de 1952 incluye un
capítulo adicional titulado “Pautas de trabajo” en el que se refiere a estudios de Province
que han inventariado las horas que los hombres primitivos dedican a actividades
vinculadas con la supervivencia y concluye a favor de “la gran importancia relativa que
tiene la producción de medios para satisfacer las necesidades básicas, en las sociedades
que viven en un bajo nivel económico “ El capítulo titulado “Work and its Reward” ha
pasado a llamarse “ Incentives and Rewards”. En la parte III, permanecen los cinco
capítulos originales; el capítulo titulado “Business Enterprise” ha sido ampliado y se
titula “Business, Enterprise, credit and the determination of value”. La parte IV ‒La
Propiedad‒ conserva sus cuatro capítulos (el primero ha pasado de titularse The Nature
of Primitive Property a titularse The Problem of Ownership (El problema de la
propiedad). La parte V conserva sus cuatro títulos originales.
Dando por descontado que el primer capítulo ‒Economizing and Rational
Behavior‒ que ya ha sido comentado, es el más emblemático del cambio de perspectiva
de Herskovits, pasaremos a analizar las modificaciones realizadas en el texto de 1952
en Before the Machine, primer capítulo de 1940. En el primer párrafo del punto 3, el
autor alude a la relación entre la tecnología de la máquina y nuestra peculiar
organización económica en los términos
49
La relación ha hecho surgir determinadas instituciones que son únicas en
nuestra civilización, cuestiones como el desempleo tecnológico y el ciclo
comercial, resultados de una economía que crea una escasez artificial de bienes
de una manera completamente desconocida en cualquier sociedad excepto la
nuestra47.
Este fragmento ha sido reemplazado en 1952 por
la relación ha hecho surgir determinados tipos específicos de fenómenos
económicos tales como el ciclo comercial y el desempleo periódico que ha seguido los
avances tecnológicos48.
Asimismo se ha suprimido la frase “tampoco se debe interpretar esto como un
tipo de `comunismo primitivo´ porque, como luego se demostrará, una tradición de
distribución es algo completamente diferente de la ausencia de concepto de
propiedad49”. En la misma página, la palabra “starvation”(inanición) ha sido sustituida
por “malnutrition”(malnutrición).
En la página 34, en el párrafo relativo a la ausencia de división del trabajo, tal
como la conocemos, en las culturas primitivas y la familiaridad de todos los individuos
con la totalidad de los procesos productivos, encontramos la siguiente modificación: la
frase “Entre los primitivos el tipo emergente de especialización conocido entre nosotros
se encuentra en muy contadas ocasiones; [aquel en el que] el trabajador, alquilado por
un sueldo y empleando materiales y máquinas con los que no puede en ningún caso
47 “the relationship has given rise to certain institutions that are unique to our civilization, such matters as technological unemployment and the business cycle, the results of an economy which creates artificial scarcity of goods in a manner entirely unknown to any society except our own” (1940, 10).
48 “the relationship has given rise to certain special kinds of economic phenomena such as the business cycle, and the periodic unemployment that has followed on technological advances” (1950, 30).
49 “Nor is this to be referred to any sort of `primitive communism´, for, as will be demostrated later, a tradition of sharing is quite a different matter from the absence of a property concept”(1952, 31).
50
identificarse, se ve obligado a restringir sus actividades”50. ha pasado a ser “En los
pueblos ágrafos, la forma extrema de especialización que conocemos, en la cual el
trabajador debe restringir sus actividades a operaciones menores en la totalidad del
proceso operativo, se encuentra muy raras veces51”.
La frase “La disciplina de la psicología industrial se reconoce como un
complemento importante de los procesos de producción en masa que se han
desarrollado en nuestra sociedad, puesto que el grado de especialización que caracteriza
la organización de nuestras mayores industrias ha suscitado serios problemas52” ha sido
sustituida por la frase “La disciplina de la psicología industrial es importante para
fomentar la eficacia de los recursos humanos que se requieren para el tipo de
producción en masa que se ha desarrollado en nuestra sociedad, dado que el grado de
especialización que caracteriza la organización de nuestras mayores industrias ha
suscitado serios problemas de ajuste individual53”. En la página 35, se ha añadido una
cita larga de Sapir que ejemplifica el sacrificio de la realización profesional del
trabajador en pos de la eficiencia de la rutina técnica. En la página 36 se ha añadido una
descripción de Rosemary Firth de la vida de los pescadores malayos, considerados
perezosos y faltos de iniciativa en comparación con los trabajadores chinos e indios que
se doblegan con más facilidad ante el trabajo rutinario, pero que sin embargo muestran
una gran pericia, constancia y eficacia cuando pescan a lo largo de la costa malaya y
sienten interés por su trabajo. En la página 37, la frase “Pues entre muchos miembros de
50 “among primitive people the outstanding type of specialization known to us is but rarely encountered; where the worker, hired for wages and employing materials and machines with which he can in no way identify himself, must restrict his activities”.
51 “among non-literate peoples the extreme forms of specialization known to us, where the worker must restrict his activities to minor operations in the entire operation process, is but rarely encountered”(1952, 34).
52 “The subject of industrial psychology is recognised as an important adjunct to the processes of mass production that have been developed in our society, since the degree of specialization characteristic of the organization of our larger industries has given rise to serious problems”.
53 “The subject of industrial psychology is important in making effective the human resources needed for the kind of mass production that has been developed in our society, since the degree of specialization characteristic of the organization of our larger industries has given rise to serious problems of individual adjustment”(1952, 34).
51
sociedades no industriales, el comercio de ninguna manera es únicamente comercio, y
negociar por ventajas en el intercambio de bienes tiene mucho de una placentera pugna
de ingenio54” ha sido sustituida por “entre muchos miembros de sociedades no
industriales, negociar por ventajas en el intercambio de bienes tiene mucho de una
placentera pugna de ingenio55”, con la ablación de la proposición “ business is by no
means entirely business” (“el comercio de ninguna manera es sólo comercio”). Un poco
más adelante ha sido removida la locución “and transcending” (y que trasciende) de la
frase “esto [la consideración del valor en términos de dinero exclusivamente] ha traído
consigo que el dinero, por sí mismo y en si mismo, ha llegado a ocupar un lugar muy
aparte de y que trasciende su función como menor común denominador de la plaza del
mercado56”. En la página 38, se ha suprimido “lo que viene a decir que una psicología
de la valoración fundada en unas preconcepciones de lo que es deseable distintas de las
que imperan entre nosotros es operativa”57, que venía a ser la conclusión del párrafo
sobre la diversidad de valores en la cultura. De una frase que explicita que el uso del
dinero se ha desbordado de sus funciones hasta ser imprescindible para traducir la
experiencia de cualquier tipo, ha sido suprimida la locución “demuestra la consecuencia
económica del desarreglo ocasionado por la especialización58. A la aseveración (p.40) de
que la tecnología ha aportado ventajas en materia de sanidad, alimentación, facilidades
recreativas, ha ampliado la esperanza de vida y los horizontes de la misma, seguía en el
original de 1940 la advertencia de que “es ley de vida general que lo que se adquiere se
tiene que pagar”, que ha sido suprimida en el texto de 1952 así como un largo párrafo
que describe el precio a pagar por estas dichas.
54 ”For among many who live in non machine societies, business is by no means entirely business, and sparring for advantage in the exchange of goods is something of a pleasurable contest of wits”.
55 “Among many who live in non machine societies, sparring for advantage in the exchange of goods is something of a pleasurable contest of wits”.
56 “This has brought it about that money, by and of itself, has come to have a place quite aside from and transcending its function as the least common denominator of the market-place”
57 “which is to say that a psychology of evaluation founded on different preconceptions of what constitutes desirability from that which obtains among ourselves is operative”.
58 “demostrate this economic consequence of specialization run riot”.
52
El precio a pagar por la prolongación de la vida en nuestra sociedad es la
multiplicación de los males de la vejez y la carga económica impuesta por el cuidado de
los que han dejado de ser productivos; el precio que se paga por el ocio que permite a la
ciencia conducir sus investigaciones siempre más allá es el desempleo tecnológico y la
destrucción masiva de la vida y de la propiedad; mientras la abundancia de bienes de
consumo reviste tan rica variedad, se paga con la miseria que sobreviene cuando el ciclo
económico alcanza sus niveles más bajos ‒la consecuencia de una organización de la
vida económica en la cual se pone premio a la escasez (1952, 40).
En la página 41, se ha suprimido la frase “Decir que hay poca diferencia en la
satisfacción humana considerada en su totalidad de un tipo de sociedad, primitiva o
civilizada, a otra, es una aseveración que no puede estar sujeta a prueba científica; todo
lo que sabemos es que a cada pueblo, su propio estilo de vida le parece el más
deseable59”. Esto es todo por lo que hace de los cambios adoptados en el capítulo “Ante
la Máquina”. A continuación abordaremos “Business Enterprise, Credit and Value.”
Apenas hay cambio en las primeras descripciones de los mercados de los
Mamelucos, Jemez y Melanesios,de la manera de intercambiar y las equivalencias entre
taros y peces, mantas y caballos. Al final del segundo párrafo, el autor ha insertado una
citación que refuerza la catalogación del intercambio tradicional dentro de las
operaciones sujetas a “ausencia de límites en los precios”, “escalas de valores para
bienes estandard que formaban la base para poder juzgar del éxito o del fracaso de una
operación comercial”(Hill en Herskovits 1952,210). Sin embargo afirma que hay pocas
oportunidades de regateo en los intercambios de productos de primera necesidad. Las
unidades de contenido que varían según la capacidad de una cesta, de un cestito o de un
sombrero tampoco hablan a favor de un denominador de valor constante.
En la página 188 del manual de 1940, se ha insertado un apartado en relación al
uso de la sal como moneda de cambio, aproximadamente de la misma manera que el
arroz, determinados objetos de metal o los frutos del cacao. Sin embargo el autor
incluye un comentario con respecto a la sal, citado de Cureau. “El valor de los bienes en
59 “ That there may be said to be little difference in the total of human contentment from one type of society, primitive or literate, to another, is an assetion that is not susceptible of scientific proof; all we know is that to every people its own way of life seems most desirable”
53
términos de [barras de sal] respondía a la ley de la oferta y la demanda y variaba acorde
con la mayor o menor recolecta [de sal] y según la escasez o abundancia de ciertos
bienes deseados u ofrecidos60”. El autor asevera que con un símbolo de valor de este
tipo “la maximización de satisfacciones bajo situaciones de escasez severa puede
encontrar su expresión” y pasa a citar un texto de Grevisse que pone de relieve el bajo
valor de las personas [esclavos] en una economía de subsistencia.
En relación al concepto de valor, la edición de 1952 muestra nuevas entradas y la
omisión de diversos apartados o frases o su modificación que ahora pasamos a comentar
por considerarlas significativas. El primer párrafo del punto 6 del capítulo “Business
enterprise”, que constaba de nueve renglones donde el autor expresaba su escepticismo
en relación a encontrar una definición integrada de “valor” (“Hay menos acuerdo
concerniendo su naturaleza que concerniendo la de casi cualquier otro aspecto de la
economía”61), fue sustituido por un amplio apartado que, citando a Adam Smith, revisa
las nociones de “valor de uso” y “valor de intercambio”62 y alega que la primera
cualificación ha sido abandonada en favor de la segunda en la economía moderna. El
autor afirma que el problema del valor “ha sido enormemente simplificado por un
abordaje tan restrictivo[;] esto no se ha logrado sin sacrificar flexibilidad y
aplicabilidad63” y sugiere que los economistas modernos re-examinen los datos
recopilados tanto de las sociedades mecanizadas como de las primitivas para
proporcionar a su concepción del valor “una mayor flexibilidad en vista de su
aplicabilidad a las sociedades no monetarias”.64
60 “The value of goods in terms of them [salt bars] were responsive to the laws of supply and demand and varied in accordance with whether the harvest [of salt] was abundant or not, and with the scarecity or abundance of certain goods desired or offered”.
61 “there is less agreement concerning its nature than almost any other aspect of economics”.
62 Atribuidos anteriormente por Cancian a Homans en materia de micro-economía y diagnosticados como poco operativos en macro-econmía, debido a las diferentes valoraciones de los valores por cada cultura.
63 “has been greatly simplified by such a restricted approach[;] this has not been achieved without sacrificing flexibility and applicability”.
64 “a greater flexibility […] in the light of its applicability to the non-pecuniary societies”(1952, 231).
54
En la página 232, se ha añadido una cita de Firth en relación a la economía sin
mercado de Tikopia donde, en ausencia de dinero y precios, sólo se cuenta con el “valor
de uso”. El concepto de “equivalencia” puede ayudar a “construir una escala de lo que
se podría denominar “valores económicos” en el sentido sustantivo del término, precisa
Firth, ya que lo que da la medida es la posibilidad de sustituir, no de transferir bienes
unos por otros. En la página 234, la frase “el valor de la escasez no era en absoluto
desconocido para estas personas” [ los Lamut y los Tungus de Siberia] ha sido sustituida
por “la escasez puede asimismo entrar en el establecimiento del valor relativo65”.
En la página 235, se ha añadido una descripción de Sol Tax de la economía de
los Panajachel de Guatemala como ejemplo de una sociedad que “entra de manera
menor en el sistema económico del mundo capitalista”, donde la compra-venta se
efectúa por dinero y los precios los fijan la oferta y la demanda. El ejemplo pretende
mostrar que existen sociedades ágrafas con organización pecuniaria “casi clásica”
(1952, 236).
En la página 236, se ha eliminado un amplio párrafo que habría coincidido con
el párrafo añadido en 1952, que por su significado y pertinencia para el análisis se
transcribe entero traducido.
A menudo se ha aseverado justificadamente que los economistas han tendido a
desatender el factor psicológico al evaluar los [factores] determinantes del valor y por
ende, del precio, que es la forma de evaluación propia de nuestra sociedad. Esté o no
justificada esta crítica, parecería que a los economistas se les ha pasado por alto otro
factor de igual o mayor importancia, el factor de la tradición. Porque en la
determinación de todas estas valoraciones, económicas o no económicas, que
conforman una parte tan grande del contenido de cualquier vida humana, los dictados de
la costumbre en relación a lo que es deseable y a lo no deseable, lo valorable y lo no
valorable, y de manera más significativa, las racionalizaciones socialmente aceptadas
por medio de las cuales un individuo se siente seguro en su mente y convence a otros de
la validez de estas valoraciones, son de primera importancia. La absoluta falta de
consideración de la teoría económica por los patrones culturales propios de cada
65 La frase “scarcity value was by no means unknown to these people” ha sido sustituida por “scarcity can likewise enter in the establishment of relative worth”(1952, 234). N. de T.: el término “worth” que sustituye a value reduce el concepto más específicamente a valor de intercambio (económico) mientras “value” permite la inclusión de juicios morales al igual que nuestro vocablo “valor/valores”.
55
sociedad y del papel poderoso y en ocasiones insospechado que juega la tradición al
proveer los seres humanos del marco de referencia dentro del cual viven en gran medida
sus vidas, hace que sea necesario enfatizar este factor.
Lejos de basar la aserción del valor en aseveraciones, se le considera a la luz de
los datos presentados. Herskovits ya ha ejemplificado la manera contra-intuitiva que en
algunos pueblos ignoran el factor trabajo para fijar equivalencias ( Cf. los habitantes de
Bougainville). Ciertamente la escasez juega un papel, pero
por más escaso que sea un artículo, su atractivo no será mayor si no forma parte
de lo que prescribe la cultura, en el momento que es ofrecido, como una adquisición
deseable. Los precios de mercado pueden subir y bajar siguiendo la oferta y la demanda
en las sociedades primitivas, pero no es necesariamente así en ausencia de un centro
integrado al que se puedan vincular oferta y demanda66(1940, 210-211).
Asimismo se ha eliminado en la página 211, el enunciado de los factores que
determinan el valor en las diversas sociedades.
El trabajo, ciertamente ‒en ocasiones; la escasez, por supuesto‒ pero no
siempre. Es igualmente cierto que los elementos psicológicos entran invariablemente, y
de que debe existir un sopesar las necesidades en un momento dado por parte de un
individuo que contempla la adquisición de un bien o la ejecución de algún servicio.
De la página 212, ha sido removida la locución “cada cultura es históricamente
única” así como “sistema de valores” ha sido sustituido por “sistema de equivalencias
económicas” (1940, 212).
El capítulo titulado Economic Surplus and Social Leasure conserva en general
su talante empírico, añadiendo incluso materiales adicionales a la descripción de las
muchas culturas ágrafas con excedente de producción que no muestran desigualdad o
que muestran una estratificación incipiente y un principio de desigualdad de clase
dependiendo de su tamaño y de la riqueza de su habitat, para concluir que
aparentemente estos factores están interrelacionados entre sí y con las variaciones en el
66 Suprimido en la edición de 1952.
56
equipamiento tecnológico a la hora de producir miembros ociosos con atribuciones
diferentes a las del sustento. En las conclusiones, un apartado ha sido añadido
(posiblemente para subsanar la crítica de ambigüedad de Knight en relación a la
justificación de la mayor riqueza de los privilegiados). Inmediatamente después del
pasaje citado por Knight (pp. 371-372),
Cualquiera que sea el caso, llaman la atención las desigualdades casi
universales que parecen marcar la distribución del excedente de bienes económicos.
Este excedente, según parece, va a dos grupos, los que gobiernan y los que controlan
técnicas para aplacar y manipular las fuerzas sobrenaturales del universo. Los miembros
de estos grupos deben, por lo tanto, ser considerados como miembros de una clase
ociosa en el sentido de que ellos, al igual que sus familias y sus sirvientes se benefician
del ocio social que este excedente representa. Son, es evidente, miembros de una clase
ociosa –‒desde luego por lo que hace de los que se encuentran en la mayoría de las
sociedades ágrafas‒ solamente en el sentido de que los bienes de los que se ocupan
consisten en bienes intangibles de los que la producción no requiere el ejercicio del
trabajo manual que sus compañeros menos privilegiados ponen en la producción de los
bienes de vital necesidad que producen.
Aparece una cita de African Political Systems de Meyer Fortes y Evans Pritchard
([1940] 1987 ).
Como ya se ha dicho acerca de las sociedades africanas, determinados
privilegios económicos como el derecho a percibir impuestos, tributos y trabajo son a la
par la máxima recompensa del poder político y medios esenciales de conservarlo...,pero
estos derechos son contra-compensados por obligaciones económicas no menos
sancionadas institucionalmente. Asimismo no se debe olvidar que los que reciben del
oficio político un máximo beneficio económico asumen también las mayores
responsabilidades administrativas, judiciales y religiosas.
Las mayores transformaciones en el texto han sobrevenido en el capítulo X,
Consumption and capital formation que se ha desdoblado en dos en la obra de 1952,
uno para cada concepto. En el original de 1940, el autor es categórico acerca de la
imposibilidad de aplicar la teoría económica a las economías ágrafas, por ejemplo las
57
descritas por Thurnwald como economías que sugieren un interés sobre el capital o la
posesión de una mujer (“Los datos concerniendo los bienes de capital en las culturas
primitivas resultan tan llamativamente inadecuados que resulta a menudo difícil, en la
investigación de estas sociedades, saber con exactitud cuando un objeto dado puede ser
clasificado como bien de capital67”. La tierra, el trabajo y el capital son fuerzas
omnipresentes pero la propiedad privada es prácticamente desconocida por no existir
una presión ambiental que la promueva. El titular de la tierra suele ser el grupo o el jefe
como cabeza visible del grupo. Si bien las herramientas como los palos de arar
constituyen en cierta manera el “capital” de un trabajador y los servicios se suelen
retribuir con otros servicios o bienes, se trata de proyecciones elaboradas “a partir del
estudio de nuestra sociedad compleja” como hizo Thurnwald.
En la edición de 1952, Herskovits aporta datos sobre los Popoluca de México
estudiados por Foster y sobre los Kwakiutl de la costa noroeste de los Estados Unidos
recogidos por Codere en un momento en que estas poblaciones ya habían entrado en
contacto con la sociedad industrializada y practicaban varias industrias rudimentarias
como la fabricación de embarcaciones, técnicas de conservación de alimentos. Estos
datos siguen siendo poco reveladores de la existencia de una economía de mercado,
comparados con las actividades claramente económicas de, por ejemplo, los pescadores
y campesinos malayos, que disponen de una industria bien definida surtida en capital en
forma de dinero. “estamos en un punto de un continuum que se extiende desde las
economías no monetarias a las de los pueblos con escritura, pueblos industriales donde
la circunstancia del contacto cultural interviene para crear problemas de un carácter tal
que en el marco de esta obra no se plantea estudiar” (1952, 306).
En relación a la naturaleza de la propiedad primitiva, el texto original dedicaba
un párrafo a examinar la posición de los economistas institucionales y su cercanía a los
antropólogos por el hecho de que vinculan propiedad y posesión con la estructura
social, aunque estos por otra parte comparten con los economistas no institucionales el
hecho de que sólo se interesan por instituciones económicas ‒de nuestra cultura casi
exclusivamente. Este párrafo ha sido suprimido. Sin embargo las consideraciones
expresadas por el autor acerca de la propiedad no han sufrido alteración y siguen
67 “The inadequacy of the data concerning capital goods in primitive cultures is so striking that it is often difficult, when considering these societies, to know just when a given objectmay be classified as a capital good”.
58
manifestando la esencia boasiana del particularismo histórico, como por ejemplo en esta
frase que aparece en cursiva en el texto de 1952:
All this is but to stress a point always to be held in mind, that whatever absolute
criteria of property maybe set up, the ultimate determinant of what is property and what
is not is to be sought in the attitude of the group from whose culture a given instance of
ownership is taken. If this makes generalization the more difficult, the difficulty must be
accepted and taken into account. For only as an institution, in conjunction with all the
other institutions that comprise a given body of custom, plays its role of helping to give
purpose and meaning to the lives of those who live in accord with it, does it have the
cultural reality that makes it a valid object for investigation by those interested in
ascertaining the forms taken by human civilization and the mechanisms that have given
these civilizations their special form.
Este párrafo, un poco largo, condensa el credo de muchos antropólogos en la
integración de todas y cada una de las instituciones de una sociedad en el cuerpo de esta
sociedad y resalta la interdependencia mutua, puesto que “únicamente en conjunción
con todas las otras instituciones que constituyen un cuerpo de costumbre, puede una
institución jugar su papel de ayudar a dar propósito y significado a las vidas de quienes
viven acorde con ella” y de esta manera se transforma en un objeto de investigación
válido. Aquí Herskovits reafirma sus credos fundamentales y manifiesta que sigue unido
académica y espiritualmente a sus mentores, Boas y Polanyi, al afirmar la
indivisibilidad del factor humano y del factor social y su irreductibilidad a fragmentos
desconexos.
Una constatación curiosa, que abre el campo a conjeturas, es la presencia tanto
en el ejemplar de 1940 como en el de 1952 de una cita de Knight extracta de The
Limitations of Scientific Methods in Economics, obra publicada en 1924.
La perspectiva lograda en el estudio de la vida económica de las sociedades
primitivas nos revela claramente que las instituciones económicas son donde quiera el
resultado final de los procesos económicos, por lo que es necesario estudiar estos
procesos en profundidad para llegar a entender aquellas instituciones a las que dan lugar
su funcionamiento.
59
Knight refuta la posibilidad de que se pueda configurar una ciencia
mínimamente precisa del comportamiento de los individuos y de los grupos, que sea
predictiva a priori, tanto desde el campo de la psicología y del psicoanálisis como del
de la sociología y de la estadística, porque el hombre es cambiante en su esencia, física
y espiritualmente y son demasiados los factores ‒culturales, sociales, históricos,
aleatorios...‒ que entran en la elaboración del comportamiento, físico y ‒ni qué decir‒
psicológico del ser humano.
La predicción del comportamiento de los grupos ofrece las mismas dificultades
insuperables que el comportamiento individual. Simplemente no son estables ni
reducibles a categorías manejables o fácilmente caracterizables en términos objetivos
diferentes de los que describen su propia conducta. Los grupos y las sociedades, como
los individuos, llevan su pasado a cuesta hacia el futuro y se desarrollan como seres
históricos únicos (Knight 1999, 25-26).
Abordar el conocimiento del ser humano ha de llevarnos lejos de las ciencias
exactas, hacia un conocimiento emparentado con el sentido común que pertenece más
bien al campo de la estética. “La sociología y la economía reales han de ser ramas de la
literatura tanto como de la ciencia. De hecho, necesitan ser ambas cosas y habitualmente
no logran ser ninguna” (Knight 1999, 38).
Se adivina aquí el Knight de aspiraciones humanistas, filósofo, versado en
psicología y en sociología, con un amplio espectro de intereses, que describieron
muchos de sus estrechos colaboradores y que subyugaba a sus alumnos con su tremendo
magnetismo, aún cuando no acababan de atisbar el fondo de las cuestiones que les
planteaba. Esta amplia visión de las cosas que niega que se puedan conocer las
motivaciones intrínsecas del comportamiento del ser humano individual y que la ciencia
empírica pueda elaborar una predicción del cambio que se producirá en los grupos, deja
un amplio margen a la aleatoriedad y la contingencia. La incertidumbre es un factor
omnipresente en la teoría económica. Únicamente en un campo limitado de la disciplina
económica existe un tipo de datos. “[D]ebido principalmente a que el intercambio ha
reducido los factores a cantidades determinadas fácilmente medibles, podemos tener
una ciencia exacta de la forma general de las relaciones” acepta Knight.(1999, 38); de
modo que lo más aconsejable es abandonar asimismo el proyecto utópico de
60
comprender “la relación del hombre con sus congéneres” con la ayuda de la ciencia, y
limitarse a aplicarla dentro de los estrechos límites en qué sí puede resultar útil68.
Aquellas que en 1924 eran sugerencias epistemológicas parecen haberse consolidado al
filo de los años que siguieron hasta fraguar del todo en la moderna teoría económica
expresada en los escritos de 1940 y posteriores.
Herskovits en 1940 citaba a Knight y a Polanyi en el mismo párrafo sin la menor
preocupación (1940,271-272). En 1952, una frase de dicho párrafo ya había sufrido la
ablación de una de sus partes ( “En la sociedad primitiva […] aunque la matriz cultural
en la cual la vida económica se aloja es bien conocida, no podemos tener una visión
clara de la organización económica hasta que sepamos a la vez los medios que las
personas emplean para ganarse la vida […] y la manera en que su forma de disponer de
esta riqueza influencia la forma y las operaciones de las instituciones...”. La proposición
“en la cual la vida económica se aloja” ha sido, en la edición de 1952, limpiamente
extirpada como con escalpelo.
Conclusión.
Más que arrojar conclusiones definitivas que no podrían ser más que parciales,
carentes de un desarrollo suficiente que las respaldase e impropias de un trabajo de estas
características, lo que este trabajo busca es arrojar luz sobre la gestión de una polémica
académica que tuvo lugar en los años 1940-1950 poniendo bajo la lupa algunos textos
clave para la comprensión de la controversia. Asimismo aporta elementos históricos,
sociológicos, antropológicos, políticos externos a los textos para ayudar a descifrar el
significado intrínseco de las oraciones, arropándolas y ubicándolas dentro de la realidad
factual que conforma su contexto, para facilitar su más completa interpretación. Este
trabajo se quiere crítico en el sentido de alumbrar áreas de significado desatendidas,
abrir vías para la comprensión y el análisis, pero no busca imponer un único criterio de
juicio ni determinar quien tiene la razón. Trata más bien de profundizar en el por qué de
las cosas, en las condiciones de posibilidad [de una pequeña porción] del saber y
suscitar preguntas más que ofrecer respuestas. Es indudable que no se ha hecho desde
68 “...recognize that man's relation with his fellow man are on a totally different footing from his relations with the objects of phisical nature and to give up, except within recognised and rather narrow limits, the naive project of carrying over a technique which has been successful in the one set of problems and using it to solve another set of a categorically different kind” (Knight 1999, 39).
61
una mirada virgen ‒una tabula rasa hipotética‒ sino con un enfoque particular que no
busca ocultarse sino que, por lo contrario, considera necesario objetivarse en la medida
de lo posible, dándose a conocer de manera reflexiva como un enfoque humanista,
respetuoso de las culturas particulares y de la libertades de los pueblos, contrario a la
generalización de postulados parciales sacados de contexto y a la aplicación
indiscriminada de estrategias comerciales globales cuyo principal propósito sea el
beneficio económico puro y simple. Por lo que hace a las variaciones en la posiciones
académicas de Melville Herskovits, la autora de este trabajo las mira desde un profundo
respecto y ausencia de juicio porque a su entender el autor ciertamente ha desarrollado
su labor en un contexto harto complejo que le impuso limitaciones y obligaciones y
frente a las dificultades ha luchado por conservar un margen de autonomía importante
en el que poder proteger y afirmar sus convicciones y su dignidad académica. En
relación a la disciplina de la antropología económica formalista, se podrían levantar
unas cuestiones sobre su carta de naturaleza como disciplina autónoma, o
alternativamente, tal como veían los formalistas, sobre la ambigüedad del binomio
formalista/sustantivista, pero, este no es el objeto de este trabajo.
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