Date post: | 14-Mar-2016 |
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El Kirchnerismo como Hipotesis politica (2003-2012)
Ensayos sobre lo Político Diego Burd
Palabras Preliminares
La posibilidad de generar mecanismos de participación en la discusión pública, los espacios de
expresión aumentó, redes sociales, blogs, revistas virtuales, permiten dar cuenta de la
democratización de la palabra, y por supuesto, quienes asumen la posibilidad de poner en las grietas
del “consenso neoliberal” a través del disenso.
Ampliaciones de los espacios del ágora ciudadano, retorno de la voz de los excluidos, disputas en
torno a lo político, al presente, con sus proyecciones hacia el pasado y el futuro, y las preguntas
constituyentes de nuevas respuestas, todo contribuyendo a la construcción de una nueva
arquitectura discursiva para definir los tiempos que vivimos, tomando la idea de Nicolás Casullo, un
proceso de re-interpretación sobre este nuevo “estar en el mundo” de carácter colectivo, a nivel
nacional como regional.
Este conjunto de pequeños ensayos, son eso, pequeñas prácticas de generar preguntas para buscar
posibles soluciones, no construcciones definitivas, intervenciones en el presente, desde un conjunto
de tradiciones, que interpelan el presente desde ópticas que aproximen de manera titubeante sobre
lo que nos propone estos tiempos kirchneristas.
Sobre mi corren las tradiciones que vienen desde John William Cooke, Gramsci, la pregunta sobre
la posibilidad del transito a sociedades post-capitalistas dentro de los marcos institucionales que
cristalizan la dominación burguesa y oligárquica en nuestro continente planteada por el presidente
Allende, así como lecturas de las nuevas tradiciones nacientes entre fines del siglo XX y principios
del actual: el chavismo, y para el caso Argentino, el kirchnerismo, hecho maldito del país
neoliberal, parafraseando a J.W. Cooke, quien asomo para generar rupturas en el status quo nacido
bajo la sangrienta dictadura cívico militar de 1976, y profundizado con el proceso menemista.
Son escritos de circunstancias, otros como dije anteriormente, ensayos sobre preguntas que
rondan en mi cabeza, pero son parte de discusión y debate.
En ellos están las marcas de las personas con quienes intento debatir, quienes también generan
nuevas preguntas en las discusiones, y que obligan al intento de respuesta a las preguntas… pero
principalmente están los compañeros que conforman ese colectivo interesante que conocí en la
esfera del ciberespacio, con quienes debatimos, discutimos, pero sobre todo construimos un espacio
de igualdad increíble: Los miembros de la revista Aktívate, a las personas que hacen las voces del
muro, gente que son parte de esta gran militancia, luchando por un país mejor, a ellos gracias por
estar construyendo estos momentos dignos de ser vividos.
Las opiniones como siempre, corren por mi parte… y también mis errores, confortantes de este
hermoso proyecto colectivo llamado kirchnerismo.
Les dejo el mail por si quieren contactarse, [email protected], y un saludo militante…
lucha para que el Nunca Menos siga siendo nuestra gran base para seguir armando esta hermosa
patria.
Aproximaciones al Kirchnerismo (2003-2008). Hipótesis políticas y cambios de
paradigmasDiego Burd*
El kirchnerismo puede ser interpretado como una “anomalía” que irrumpió por las grietas del
sistema político argentino el 25 de mayo 2003, que genero una puesta en tensión de los esquemas
interpretativos para analizar y repensar el rol de lo político, los sujetos intervinientes, configurando
una serie nuevas aproximaciones sobre el campo de los significantes de la teoría política, es decir se
produjo una ruptura del paradigma de interpretación por parte de los sujetos políticos que prevalecio
durante los años de aplicación de las medidas neoliberales.
Rinesi afirma que la noción de anomalía es el nombre: “... de aquellos que no tenemos instrumentos para conceptualizar, de aquello que se hurta a nuestras
categorías y a nuestros esquemas de pensamiento y de comprensión del mundo, y que nos resulta, por lo tanto,
impensable. La anomalía como lo que no podemos pensar. Las anomalías no se piensan, en efecto: son por definición,
lo que no se piensa, lo que no se deja pensar, lo que no tenemos elementos teóricos para conceptualizar y por eso,
porque estamos convencidos de que nuestros instrumentos teóricos no pueden estar mal y de que lo tanto el problema
sólo puede ser del mundo, nombrados como “anomalía”. Quiero decir: que no hay anomalías “en-si”. Que lo que
llamamos anomalías son siempre desafíos intelectuales excesivos.” 1
Este desafió intelectual implica búsquedas, sumergirnos en el mar conceptual, anomalía que nos
pone en tensión con los paradigmas previos, los cuales nos permiten abrir el camino hacia nuevos
momentos de pensamiento político.
Pensamos, a través de la categoría de Racine2, que el kirchnerismo puede ser entendido como un
momento políticos, un espacios de rupturas donde los consensos previos son puestos en tensión por
la construcción de nuevos, es decir, se produce una impugnación del orden.
En el presente trabajo pretendemos realizar una serie de aproximaciones a hipótesis sobre la
naturaleza del kirchnerismo, como movimiento político, pensando el concepto populismo como un
proceso de transicional dentro del marco republicano, a partir de la aproximación de un nuevo
paradigma político.
Dentro de este contexto teórico, la crisis del neoliberalismo en el sub-continente a fines del siglo
XX y principios del actual, permitió una lenta aparición de un nuevo paradigma ideológico,
emergiendo primero desde el Estado hacia la sociedad civil, este nuevo conjunto de ideas pueden
caracterizarse por los siguientes tópicos: recuperación del rol del Estado, como diseñador, arbitro e
interventor en lo político, económico y social, una mayor presencia de políticas sociales de carácter
reparador con una fuerte recuperación de derechos sociales recortados, dejados de lado durante las * Profesor en Historia. Especialista en Historia Regional. Docente Universal I y II. Facultad de Humanidades.
Universidad Nacional del Comahue. CEHEPyC. diegoburd @yahoo.com.ar 1 RINESI, Eduardo, “Notas para una caracterización del kirchnerismo” en Debates y Combates, Noviembre 2011, pp.
145-146. Los resaltados son del autor.2 RANCIERE, Jaques, Momentos Políticos, Capital Intelectual, Buenos Aires, 2010
décadas neoliberales, autonomía de lo político, y su recuperación en el espacio publico, una re-
definición de la idea de democracias liberales y parlamentarias, ampliación de derechos civiles,
subordinación de la esfera económica, autonomía de los países del sub-continente frente a los
organismos internacionales, una mirada hacia lo latinoamericano y hacia las relaciones sur-sur.
Este contexto de modificación del conjunto de ideas que piensan lo político, se producen un
conjunto de incorporaciones de sujetos sociales como posibilidad de configurarse como
subjetividades emancipadoras, una subjetividad ampliada que incluye a los movimientos sociales,
trabajadores formales e informales, excluidos urbanos, campesinos, y actualmente, una emergencia
de un sujeto generacional juvenil.
La idea de la democracia, como ampliadora de derechos y espacio de construcción de nuevos
espacios de horizontes de expectativas, permite pensar una nueva relación entre lo institucional, el
poder y la posibilidad de cambio dentro de las estructuras estatales3.
Lo político en el kirchnerismo: Estado y Sociedad
Cuando el 25 de mayo del 2003 ex-primer presidente Nestor Kirchner en su discurso frente al
parlamento nacional realizo un conjunto de afirmaciones que se convirtieron en su programa de
gobierno, el mismo puede considerarse como un punto de grietas discursivas que englobaban la
discursividad neoliberal, donde los lenguajes utilizados por los sectores dominantes hacían aparecer
sin dueño, como afirma Casulllo: “La hegemonía indisputable de lenguajes y tonos codificadores y audibles por las masas pasaron a un plano
transmisor virtual “sin dueño” sin cursos visibles. A un gigantismo informativo-informático que regresa lo real
empaquetado siempre igual y diariamente, suceda lo que suceda. Información que provee la “totalidad” en tanto ésta se
entienda y se viva como lo posible de ser ofertado como género ficcional, sin conflicto ni lucha social que interfiera en
la relación entre el que emite y el que recibe. Esta última se transformó en la relación clave para “estar en el mundo”.
Las contradicciones, negatividades y miserias de lo real siempre quedan afuera de esta relación -impoluta- que vincula
al comunicador con el comunicado. Para la lógica del neoliberalismo globalizado de la sociedad mass mediática,
esa información pasó a ser la política, por fin sin políticos. Es la relación mediática la que propone la agenda, los
seriales, las secuencias, los lugares de mirar y oír: la que debe hacer visible el rumbo y los calificativos de los eventos”.4
Esta construcción discursiva predominante durante los años neoliberales, hizo desaparecer la
posibilidad de la autonomía de lo político, sumado a una avance de la hegemonía del mercado
cuyos criterios desacreditaban el actuar en lo político, como espacio que constitutivo de un conflicto
con los poderes económicos, financieros y culturales. Se construyo una cosmovisión anti-política,
que fue compartida tanto por el neo-conservador neoliberal como los sectores denominados
progresistas.5
De esta manera:
3 Ver NATANSON, IDEM, p.p. 262-2694 CASULLO, Nicolás, Las Cuestiones, FCE, Buenos Aires, 2008, pp. 91-925 Ver CASULLO, idem, pp. 92-93
“La política del mercado preside como fetiche el perpetuo proyecto de una armonización de clases. También un
búsqueda de “consensos” con actores desiguales en poderes, y bajo un régimen capitalista incuestionado. Política que
concibe a los regímenes institucionales democráticos como meras técnicas catalogadoras de huecas “ciudadanías” y
componedoras de decisiones económicas establecidas de antemano por los poderes que finalmente triunfaron. Política
del mercado que se postula casi cínicamente como la que abandonó la finalidad de un auténtico y concreto bien material
comunitario para todos. Esta idea de una supuesta política democrática, republicana, en realidad inerte o muerta”.6
De esta manera, podemos entender que al afirmar que no pensaba dejar las convicciones en las
puertas de la casa de gobierno, y se pronunciaba como heredero de la generación diezmada,
insertaba una brecha en el discurso hegemónico, ubicando coordenadas temporales, que enlazaban
el pasado político argentino con un presente que se proyectaba sobre el futuro, al pronunciar esa
ubicación discursiva, retomaba el papel de lo político, como espacio de reconstrucción de una
autonomía, incorporaba la posibilidad de pensar lo político como espacio donde se inserta el
disenso, como fundante de la acción política, es decir producía una tensión sobre la realidad de
como se conforma ese “consenso”, frente al mismo, se intentara re-construir un paradigma donde el
Estado, como ente regulador, recuperador y reparador de los desastres des-igualitarios sociales del
mercado des-regulado.
Aquí se produce la recuperación del reclamo silencioso, pero a su vez, acto-presente, del conjunto
de reclamos de las clases subalternas y medias urbanas que se pusieron en el centro de escena con
los saqueos los días, las jornadas de diciembre del 2001, y los intentos constituyentes de pensar las
posibilidades de la democracia.
En ese discurso, recupera la ética política, insubordinada a los poderes del poder reales del país,
retoma los valores éticos representados por los organizaciones de derechos humanos, solidaridad,
como subordinador de la acción individual a la responsabilidad social frente al “otro” excluido por
las fracciones hegemonícas de las clases dominantes nacionales, y justicia, como reparador de
injusticias previas, presentes y orientadas hacia el futuro.
La incorporación de nuevos significantes interpelaban a las palabras que configuraban nuestra
cosmovisión del mundo, ofreciendo nuevos campos de reconstrucción de consensos sociales, que
devienen, se producen conflictos de interpretaciones, es decir, al realizar ese acto de interpelación
vuelve a colocar la dimensión del conflicto en la acción de lo político, de apertura de la historia a
un nuevo campo de posibilidades, clausurados por la acción política institucionalizada,
principalmente durante la década del '90.
Podemos decir pensar que de esta manera se plantea la posibilidad de la constitución de un
Estado interventor, que distribuye la riqueza, regulador de las relaciones capital-trabajo, de matriz
inclusora, que permite a su vez, la posibilidad de radicalizar los postulados sobre los que se asienta
el mismo, es decir, establece la posibilidad de poner en tensión continua los limites de la ideal
6 CASULLO, idem, p.94
democrático.
El populismo como forma transicional republicana
Esta recuperación de la dimensión conflictiva de la acción política, nos da la posibilidad de
intentar unas hipótesis sobre la caracterización del kirchnerismo, como un régimen político
populista transicional republicano, aunque la mayoría de las voces que utilizan este concepto no lo
refieren a la categoría política sino a un imaginario construido como demagogia, autoritarismo,
personalismo presidencial, por lo cual, en ciertas maneras, en cierta manera podríamos
caracterizarlo, contrapuesto a la institucionalidad republicana, basada en un marco conceptual
liberal clásico de desarrollo de una separación de poderes, sin conflictos internos entre ellos,
fuertemente sustentada en la base de una democracia, centralizada en el ejercicio de derechos
políticos y civiles, donde la esfera republicana y democrática como regímenes políticos se
entremezclan frente a una “impostura” de democracia social de un régimen político, multi-
interpelador, creador de múltiple cadenas de equivalencias, destinado a intentar un vacío imposible
de llenar, aunque quienes atacan el populismo no realizan el mismo acto sobre los significantes y
redes de equivalencias que constituyen la experiencia republicana neoliberal, que configuraron un
sentido común en amplios espacios académicos.
Rinesi, plantea la existencia de dos momentos constitutivos de la filosofía política moderna, el
“momento maquiaveliano”, el cual se asocia a la celebración del conflicto y a la apertura de la
historia, y el “momento hobbesiano”, el cual se asocia a la preferencia a la estabilidad y los modos
de encuadrar el desorden en las cosas, que la modernidad se desnuda en esa lucha por las
interpretaciones, es decir en la lucha política, lo cual le permite, pensar un tercer momento,
“momento shakespeareano”, donde se instala es un tipo de pensamiento en el seno de la
contradicción entre la relación del orden y su disolución, entre sistema y su elemento de disolución.7
Ese ultimo momento es esencial para pensar la política, ya que como afirma el autor: “.... por la simple razón de que la política no encuentra su lugar sino en el interino, lleno de tensiones, que se
entiende entre estas dos figuras (Nota: el autor habla de las metáforas sobre política de Emilio de Ipola, la del sistema y
la de revolución). En efecto: no se consigue pensar la política... un pensamiento sobre el orden social que no preste
atención al conjunto de prácticas que todo el tiempo lo inquietan o lo desestabilizan, pero tampoco consigue pensar la
política un pensamiento sobre la revolución que no considere la forma en la que funciona ese orden que se trata de
revolucionar”.8
La tensión trágica del hacer político se encuentra el constante conflicto entre orden y proceso de
impugnación, el kirchnerismo, como forma de constitución de un nuevo proyecto político, se
construye en el proceso de tensión movilizante, cada hecho constitutivo del kirchnerismo, donde el
orden de los conceptos, valga la redundancia, entre orden y proceso de impugnación, se modifican y
7 Ver RINESI, Eduardo, Política y tragedia. Hamlet, entre Maquiavelo y Hobbes, Buenos Aires, Colihue, 2011.8 RINESI, Eduardo, Política y tragedia..., p. 253
dan sentido al kirchnerismo, como practica de lo político, el resultado es generar un proceso de
consolidación, que como resultante de las tensiones propias de la razón política como interina, de
un instauración de un nuevo régimen político.
De esta manera, el populismo, por lo menos para los casos latinoamericanos, puede ser
considerado como espacio transicional entre regímenes políticos, nace de la impugnación del orden
previo, la posición de no neutralidad del Estado se va re-configurando hacia su interior, a diferencia
de pensarlo como un bonapartismo, que emerge en una situación de equilibrio catastrófico entre
clases, el populismo, tanto en su variante clásica, como en las variantes neo-populistas, impugna
desde el espacio publico la razón de ser del régimen político previo, si bien enmarcados en espacios
institucionales, pretende la modificación y la construcción una nueva institucionalidad, un régimen
político, republicano de ampliación de derechos sociales y económicos que favorecen a las clases
subalternas de la sociedad.
Si bien, la impugnación se da desde el adentro, por los mecanismos institucionales, en su devenir
va re-configurando la totalidad del régimen previo, modificando las estructuras distributivas, los
perfiles macro-económicos, la hegemonía de clases, reconstruyendo un nuevo marco simbólico de
la sociedad, el populismo como forma transicional propone desde la relación dual entre Estado y
clases subalternas, llena de idas y vueltas, un cambio de época.
Realizar una aproximación al populismo como periodo transicional dentro del espacio republicano,
implica repensar las posibilidades de una relación, entre la democracia en su marco formal y la
democracia en cuanto realización de ampliación de derechos económicos, sociales, políticos y
civiles, es pensar la institucionalidad como espacio de posibilidad de realización de probabilidades
dentro de un proyecto de Estado interventor.
Casullo, plantea que el populismo en los contextos latinoamericanos, refleja la intervención de
poderes sociales que deciden una política, donde el Estado democrático toma posición contra los
status quos vigentes, canalizando formas de participación política que enriquecen las luchas
democratizadoras en términos de representación popular, el populismo, dentro del contexto
expuesto con anterioridad, es la representación de correlaciones de fuerzas y formas estatales que
reforman el molde una democracia esclerotizada.9
El populismo, según el autor: “A cuestionar la impotencia política de los Estados. A remocionar la profunda dificultad de re-invención de la
política desde un poder contrahegemónico actuante realmente existente. A cuestionar el pasaje tanto desde el mundo de
las ideas como desde el mundo hechizado por “la fragmentación social”, hacia formas de disputar efectivamente, desde
el poder democrático reunificado, repontenciado, el conflicto contra intereses establecidos con sus políticas aliadas.”10
O sea el Estado populista, plantea la idea de un poder político actuante y real, legitimado como re-
9 Ver CASULLO, Nicolás, Las Cuestiones, FCE, Buenos Aires, 2008 pp. 182-18310 CASULLLO, Nicolas, idem, p.184, Las itálicas se encuentran en el original.
fundante de las instituciones republicanas que lo estructuran, una re-apertura politizadora de la
sociedad frente a la exclusión de una institucionalidad que durante momentos, aparece como
limitada y limitante, es decir, no pone la legitimidad de la noción de República, sino la tensiona, le
mueve los limites sobre los que actuá como base, es una apertura del horizonte de la experiencia
democrática.
El populismo, actuá como: “...expositor de la tensión entre la política como modelo de cierre institucional, o de permanente reapertura
democrática”. 11
En esta fase transicional, lo que realiza el populismo, es poner sobre la mesa las tensiones
ocultadas en el régimen anterior, por lo cual, asume el momento trágico de lo político, para
configurarse como opción de la instalación de un nuevo régimen político, donde las tensiones
previas son canalizadas a través de nuevas o definiciones de las formas institucionales, sabiendo
que durante el devenir, los conflictos con los antiguos sectores hegemonicos se presentaran como
forma destituyente, en un intento de impedir el momento constituyente del nuevo orden, tomemos
como ejemplo, el lock out patronal del campo, que ante una medida impositiva, logro conformar un
núcleo socio-político conservador anti-gubernamental en el 2008, pero lo interesante de este
momento político, es que a la par de constitución de este frente, el kirchnerismo, se transforma, se
constituye como movimiento político, el movimiento del otro destituyente conforma un nosotros
constituyente, configura un nosotros inclusivo, que supera la matriz central del peronismo, como
corpus ideológico, para incorporar nuevos sujetos sociales y generacionales, es el momento
transversal por excelencia del kirchnerismo. Es el 18 de junio del 2008, el momento del nacimiento
del kirchnerismo, como movimiento político.
Veamos algunos ejemplos de ese discurso para marcar los núcleos del populismo, como régimen
de transición: “Cuando vine aquí el 1º de abril, a hablar con todos ustedes, yo creía que realmente estaba ante la batalla por la
redistribución del ingreso porque, tal vez, quienes tenían que resignar una pequeña parte de su renta extraordinaria
disputaban y discutían; creía - les juro sinceramente - que estaba ante esa batalla, la de la redistribución del ingreso, la
de la lucha de los intereses naturales en toda democracia donde hay conflicto social . Pero luego, cuando
comenzaron a pasar los días y yo veía que desde un sector de la sociedad, desde una corporación, cuatro personas
a las que nadie votó, a las que nadie eligió, se reunían, deliberaban, decidían y comunicaban al resto de los
argentinos quién podía andar por las rutas del país y quién no, me di cuenta que estaba ante otra situación muy
diferente “12
Vemos que la actual mandataria reconoce el conflicto social como constitutivo del proceso
democrático, ahora lo interesante de señalar, es que centra el cambio de legitimidades del
11 CASULLO; Nicolas, idem, p.20512 FERNANDEZ de KIRCHNER, Cristina, discurso pronunciado el día 18-06-2008,
http://es.wikisource.org/wiki/Discurso_de_Cristina_Fern%C3%A1ndez_en_el_Acto_por_la_Democracia_en_Plaza_de_Mayo el resaltado es nuestro.
pronunciamiento de la palabra, como señalamos anteriormente, la puesta sobre la mesa del conflicto
pone también en juego los procesos de legitimación de donde se interpela a la democracia, frente a
la interpelación neoliberal de los sectores agropecuarios, la mandataria coloca la legitimación del
voto, que se plantea con esto,algo central: la subordinación de los actores sociales extra-
institucionales a las decisiones de lo político, como ordenador y regulador de la sociedad , en
este discurso rompe parte del marco de legitimaciones neoliberales, donde los actores extra-
institucionales que se desenvolvían en el mercado, es poner en tensión la lógica del mercado, y por
lo tanto, de sus agentes, como reguladores de la sociedad civil, en este movimiento, ademas coloca
que el mercado no aparece como sujeto des-politizado y des-politizador, sino los actores que se
desenvuelven en el, articulan intereses políticos y politizador sobre la sociedad.
Mas adelante en ese mismo discurso dice: “Me di cuenta, entonces, que estaba ante otro escenario, ante otro cuestionamiento, ya no era retenciones sí o
retenciones no, ya no eran intereses, se estaba socavando, se estaba interfiriendo en la misma construcción democrática,
esa que nos dice que son los representantes del pueblo, elegidos en elecciones libres, democráticas y sin proscripciones,
los que deciden, deliberan y ejecutan. Esa es la Argentina democrática, la de la Constitución, la de las instituciones, la
de los poderes del Estado, legal y constitucionalmente establecidos.”13
Vemos que la centralidad de la oposición es colocar la tensión entre democracia, ya superando el
solo momento político y civil, sino recuperando lo social y lo económico, ya que recordemos que la
125 es planteada como medida de distribución del ingreso, frente a las corporaciones no elegidas
por los ciudadanos, esta oposición es el conflicto de la relación entre democracia, no ya como solo
régimen político, sino también como horizonte de expectativa, y los sectores, no elegidos
democraticamente pero con poder de fuego e influencia sobre los poderes elegidos por los
ciudadanos, es el nacimiento de la pregunta de cuales son los limites que impone el sistema
capitalista en cualquiera de sus fases para el desarrollo de sociedades democráticas.
Así al realizar un recorrido histórico de las relaciones entre corporaciones y política, la mandataria
reconstruye por vía negativa, es decir sobre quienes son negados por la aplicación de determinadas
medidas políticas, quien se constituye como el sujeto político kirchnerista: “Yo empecé muy chica con esas mismas banderas que muchos de ustedes portan con orgullo. Pasaron muchas cosas
argentinos, nos dividieron, nos enfrentaron los unos con los otros, civiles y militares, el campo y la industria, y
solamente se beneficiaron de esos enfrentamientos muy poquitos.
Los que primero cayeron como siempre fueron los pobres, después fueron los trabajadores, después vinieron por la
clase media, por esa clase media que muchas veces a partir de prejuicios culturales termina actuando contra sus propios
intereses. Los intereses de la clase media son los de los trabajadores, son los de los empresarios comerciantes, son los de
los argentinos que tienen sus intereses atados aquí a la tierra, que no pueden girar dólares al exterior, que tienen su casa
aquí, sus hijos.”14
13 FERNANDEZ de KIRCHNER, Cristina, IDEM14 FERNANDEZ de KIRCHNER, Cristina, IDEM
El sujeto político kirchnerista, múltiple, y cuya hegemonía debe ser constituida por los sectores
subalternos, veamos el orden de enunciación: pobres, trabajadores, clase media, empresarios y
comerciantes, tomando a la clase media, como sujeto ambivalente, con posibilidad de pasaje entre
los campos enfrentados.
El pueblo, como sujeto de constitución del discurso en el populismo, no es una categoría vacía,
tiene un núcleo central; pobres y trabajadores, son ellos quienes impondrán cadenas de significantes
y de equivalencias, sin clases subalternas no hay posibilidad del pueblo, ahora este pueblo se
constituye como ciudadano, es sostén de la República, como forma de gobierno, pero cuyos
contenidos de significación no son eternos, sino son marcos de luchas de interpretación sobre las
palabras, como vimos, con Rinesi, es un espacio de lucha política.
A modo de cierre... mas preguntas que respuestas
A lo largo del presente trabajo, hemos intentado realizar un conjunto de hipótesis en torno a la
naturaleza del kirchnerismo como movimiento político, pensando un conjunto de ideas en torno a lo
político, a la concepción del Estado y su rol, una aproximación a una definición del populismo
como forma transicional dentro del modelo republicano, ya como plantea Rinesi, el kirchnerismo
también tiene de sus tradiciones fundantes una vertiente liberal político y republicana15,lo cual nos
abre un campo de preguntas sobre un movimiento político en devenir, por lo cual el cierre en el
periodo 2008, posibilidades que permiten pensar la relación de la historia con el tiempo presente.
15 Ver RINESI, Eduardo, “Notas para una caracterización del kirchnerismo” en Debates y Combates, No 1, noviembre 2011
Soy K ¿Nueva identidad político social?16
El kirchnerismo produce una toma de posición frente a los significados de la palabra política,
realizando de esta manera un proceso de generación de institución de espacios por el cual se
produce una re-significación de los términos, por lo cual, uno de los posibles marcos para
interpretar al kirchnerismo, como nuevo espacio ideológico nacional, como un planteo de un
entramado de recuperación y re-conceptualizaciones sobre lo propio de lo político, que termina
estableciendo una tensión con el paradigma político ordenador de la realidad neoliberal.
La noción de Estado, dentro del paradigma neoliberal, se centra sobre la idea de “ausencias”, las
mismas marcan un debilitamiento en las mediaciones entre las instituciones estatales y partidarias
en su relación con la sociedad civil, de esta manera, lo institucional estatal se transforma en garante
de un conjunto de derechos civiles y políticos del ejercicio ciudadano.
Este espacio de mediaciones, fue configurado y remplazado por la idea del desarrollo de
mediaciones no conflictivas, sino consensuales, lo expresado en esta última idea, se relaciona con
la ausencia del Estado en el espacio de regulación en lo económico, y por la colonización de los
mecanismos que establecen lecturas sobre la realidad provenientes de la esfera económica, de esta
manera el mercado, se transforma en una presencia totalizadora, “todo es mercado”, que traslado a
la esferas ciudadanas los mecanismos de “regulación mercantil”, la misma se basa, en la idea de una
igualdad formal entre las subjetividades participantes, en la cual un ideal de sujetos de contrato, en
el sentido comercial, lleva la primacía, de esta manera los conjuntos de comportamientos propios de
la esfera del mercado se configuran como reguladores de la sociedad civil, en síntesis, se puede
decir se configura un proceso por el cual se mercantiliza las relaciones políticas de la sociedad civil.
Como consecuencia de lo anterior, perdida de la autonomía de lo estatal frente a lo mercantil,
produce la aproximación de las concepciones de ciudadano y de consumidor, y esto adquiere un
rasgo central, dentro de esta lógica algunos podrán tener los mecanismos necesarios para participar
en el consumo, mientras los otros serán dejados en el camino, aunque todos, ganadores y
perdedores, son sujetos con posibilidad de participar de la utopía neoliberal.
Esto forma parte de la concepción de sociedad por parte del paradigma del Estado neoliberal, una
naturalización de la desigualdad de la sociedad, presentado bajo la forma de desigualdad de
consumidores.
Sin una presencia del Estado como regulador del mercado, la sociedad se escinde en proceso
creciente de desigualdades: sociales, económicas, culturales... los derechos sociales se convierten en
bienes.
16 Parte de este apartado aparece en el No 2 de la Revista Aktivate y en el articulo “El kirchnerismo como identidad social” en http://diegoburd.blogspot.com/2011/06/el-kirchnerismo-como-identidad-social.html
Partiendo de los párrafos anteriores, consideramos como el núcleo central del kirchnerismo, como
pensamiento político, es la recuperación del rol del Estado, dentro de las dos esferas mencionadas,
por un lado, como garante de los derechos de ciudadanía, a través de recuperar la constitución de la
ciudadanía como espacio de ejercicio y ampliación de derechos, para lo cual era necesario, re-
politizar a la sociedad, pensando lo político desde la dimensión de la existencia de conflicto y
disenso, frente a la idea del neoliberalismo de “consenso”
Por otro lado, se retoma el paradigma del Estado interventor, como regulador de la voracidad de
los sujetos creadores del mercado, de esta manera se produce una posición de las instituciones
estatales, como mediadoras necesarias entre sociedad civil y mercado, a través de ubicar a las
primeras como distribuidora, es decir, se produce una re-definición entre las relaciones entre el
mercado, la sociedad y el estado.
Kirchner en su discurso de asunción plantea: “(...) Sabemos que el mercado organiza económicamente, pero no articula socialmente, debemos hacer que el
Estado ponga igualdad allí donde el mercado excluye y abandona.
Es el Estado el que debe actuar como el gran reparador de las desigualdades sociales (…) Es el Estado el que
debe viabilizar los derechos constitucionales protegiendo a los sectores mas vulnerables de la sociedad, es decir, los
trabajadores, los jubilados, los pensionarios, los usuarios y los consumidores.”17
En este párrafo, nos encontramos con otra idea central de la concepción kirchnerista del Estado,
la no neutralidad del mismo frente a los conflictos de intereses dentro de la sociedad.
El conflicto con los sectores patronales agrarios, y las fuerzas políticas opositoras en el año 2008,
pone en tensión la disputas entre dos mecanismos de legitimación, el del mercado y el del Estado,
esta lógica es reconocida por la actual mandataria, que trata de pensar la arena democrática, como
espacio de conflicto, en lógica agonistica, ya que en ella se encuentran los mecanismos de
resolución y de canalización apropiados en la lógica del funcionamiento del marco institucional
republicanos, como termino ocurriendo con la conclusión de dicho conflicto, como también el
conflicto político que mantiene con el grupo económico Clarín, para dar ejemplo de esto, tomo
como ejemplos dos medidas, una que significo una derrota de la gestión (Conflicto del 2008) y otra
(Conflicto con el grupo Clarín), que logro una movilización muy importante de amplios sectores de
la sociedad, el tratamiento y sanción de la ley de medios audiovisuales en el año 2009, donde los
sectores impugnados recurrieron al espacio judicial, para detener vía cautelares, la aplicación de la
misma a través de la impugnación del articulo 161.
Este rol del Estado como espacio institucional de resolución del conflicto, ha sido uno de los
principales mecanismos para desarticular esa oposición corporativa no-institucional, pero altamente
condicionante del desempeño de la democracia post-dictadura.
17 KIRCHNER, Néstor, Discursos del Presidente Néstor Kirchner (primer parte), Ediciones Punto Crítico, Buenos Aires, 2011, p. 18. El resaltado es propio.
La toma de la palabra política, ha generado una nueva praxis de la acción política, y una lucha
por el proceso de construcción e institución de una lucha interpretativa sobre los mecanismos de
lectura sobre la realidad, lo cual incluye el inicio si existe o no una novedad kirchnerista.
Desde nuestra posición nos acercamos a la posición de que el kirchnerismo, como corpus político
nacional es una nueva síntesis, de un conjunto de tradiciones, identidades e imaginarios sociales,
que tiene en su seno como parte constitutiva predominante la tradición del peronismo, pero no se
constituye como la única desde la cual se establece los mecanismo para interpelar a la sociedad,
incorporando las tradiciones emancipadoras desarrolladas en el periodo 1970-2001, socialismo
democrático, la defensa de los derechos humanos, las tradiciones de lucha de los movimientos
sociales anti-neoliberales.
Creo que al kirchnerismo puede ser leído y analizado desde dos puntos centrales: por un lado, la
constitución de una nueva identidad social en las clases subalternas argentinas, y, desde la idea de
la construcción política de un movimiento político en devenir.
El kirchnerismo en este contexto, se transforma en una nueva identidad social que unifica ideales,
imágenes, representaciones, proyectos de futuro de construcción de nuevo horizonte de futuro
igualitario. Proceso que implica un conjunto de re-lecturas del pasado, interpelaciones al presente y
una proyección hacia el futuro en clave de lectura nacional y latinoamericano.
Como todo proceso de identificación político, puede ser pensado como un proyecto construido de
desde arriba, pero que es apropiado e instituido por las clases subalternas como propio, y sobre esta
apropiación, en sus movilizaciones puede correr los limites del nunca menos a ciertos sectores de
los sectores dominantes nacionales, aun a las fracciones de la misma incorporadas dentro del
horizonte original son parte constituyentes del mismo, ya que aunque la definición de policlasismo
no implica que todas las clases y/o fracciones de clases intervinientes entran en igual de
condiciones, sino que existen dentro del mismo luchas hegemonícas entre las mismas, y las
definiciones internas de las mismas, definirán la dirección de los proyectos políticos
Para pensar al kirchnerismo como identidad social, creo conviene ejercer una lectura sobre ciertos
conceptos expresados por Raymond Williams en Marxismo y Literatura18, a partir de la misma,
consideramos que el kirchnerismo esta en un proceso de construcción de una nueva hegemonía
alternativa, como un cuerpo de prácticas y expectativas en relación con la totalidad de la vida,
instituyente de un nuevo significados y valores que son experimentados como prácticas. “Una hegemonía dada es siempre un proceso. Y excepto desde una perspectiva analítica, no es un sistema o una
estructura. Es un complejo efectivo de experiencias, relaciones y actividades que tiene límites y presiones especificas y
cambiantes. En la práctica, la hegemonía jamás puede ser individual. Sus estructuras internas son sumamente
complejas, como puede observarse fácilmente en cualquier análisis concreto. Por otra parte (y esto es fundamental, ya
18 Utilizaremos los conceptos expresados en WILLIAMS, Raymond, Marxismo y Literatura, Biblos, Barcelona, 1997, pp. 129-158
que nos recuerda la necesaria confiabilidad del concepto) no se da de modo pasivo como una forma de dominación.
Debe ser continuamente renovada, recreada, defendida y modificada. Asimismo, es continuamente resistida, limitada,
alterada, desconfiada por presiones que de ningún modo le son propias. Por lo tanto debemos agregar al concepto de
hegemonía los conceptos de contrahegemonía y de hegemonía alternativa, que son elementos reales y persistentes en la
practica”. 19
Frente a la anterior hegemonía del neoliberalismo, el kirchnerismo, se convierte en espacio de
hegemonía alternativa, al acentuar políticas que interpelan los núcleos ideológicos, económicos y
sociales del pensamiento del neoliberalismo como cosmovisión de la sociedad.
¿Sobre que se construye esta hegemonía alternativa kirchnerista? Por un lado realizando, como
mencionamos con anterioridad, recuperaciones de tradiciones, re-significaciones selectivas del
pasado constitutivo.
Como sabemos toda acción de interpretación del pasado es un proceso selectivo, cuyo núcleo de
interrogación va estar establecido desde un presente pre-configurado, a través de este núcleo
interrogativo se va constituyendo un proceso de definición e identificación cultural y social, a su
vez, espacio que implica conflictos de interpretación sobre las luchas simbólicas que son deben ser
leídas en clave de luchas entre tradiciones circulantes en el entramado ideológico y de imaginarios
sociales que circulan en una sociedad, las mismas siempre adquieren carácter político, ya que son
luchas que ponen en tensión las conexiones con el pasado desde el presente, como afirma el teórico
británico: “Es que en los puntos vitales de conexión en que se utiliza una versión del pasado con el objeto de ratificar el
presente y de indicar las direcciones del futuro.” 20
Estas nuevas conexiones construyen nuevas sociabilidades en la sociedad argentina, estamos ante
la presencia de la emergencia de nuevos elementos culturales que van re-significando las practicas
políticas, estamos asistiendo a la conformación de una estructura de sentir nueva, asumidas, como
cambios de presencias, sin esperar mecanismos de definición y racionalización previa, es una
estructura de una experiencia que modifico las cadenas de significantes respecto a practicas previas,
es un proceso en definición y re-definición, acompaña a formaciones emergentes donde las
estructuras de sentir se relacionan como una solución.
Por lo tanto una estructura de sentimiento: “... es una estructura especifica de eslabonamientos particulares, acentuamientos y supresiones particulares y, en lo
que son a menudo sus formas más reconocibles, profundos puntos de partida y conclusiones particulares.” 21
Como identidad socio-político el kirchnerismo ha logrado la construcción de una hegemonía
alternativa, que dio vida a una serie de tradiciones estancas, al poner en tensión los eslabonamientos
que constituían las conexiones previas entre pasado selectivo y un presente que pre-configura un
19 WILLIAMS, Raymond, op, cit, p. 13420 WILLIAMS, Raymond, op, cit, p. 139. Las itálicas son del autor. Las negritas son propias.21 WILLIAMS, Raymond, op, cit, p, 157
horizonte de futuro nuevo, esta tensión es la que genera una estructura de sentir, en proceso de
consolidación política en las nuevas generaciones, que se apropian de la tradición, resignificando lo
que se entiende por peronismo, nacionalismo, popular, pero centralmente tomando como emergente
central del pensamiento político la idea de democracia.
Kirchnerismo, Intelectuales e Izquierda. Caminos de confluencias extraños22
Hoederer: ¿Lo ves? ¡Bien lo ves! Tú no quieres a los
hombres, Hugo. Tú sólo amas a los principios
Hugo: ¿A los hombres? ¿Y por qué había de
quererlos? ¿Acaso me quieren
Hoederer: Entonces, ¿por qué viniste con nosotros? El
que no quiere a los hombres, no puede luchar por ellos.
Hugo: Entré en el Partido porque su causa es justa y saldré cuando cese de
serlo. En cuanto a los hombres, lo que me interesa no es lo que son, sino lo que podrán llegar a ser.
Hoederer: Y yo los quiero por lo que son. Con todas sus porquerías y sus
vicios. Quiero sus voces y sus manos calientes que se agarran, y su piel, la más desnuda de todas las pieles, y a su
mirada inquieta y la lucha desesperada que cada uno libra contra la muerte y la angustia. Para mí, lo que importa es
que un hombre más o un hombre menos en el mundo. Es precioso. A ti te conozco bien, chico, eres un destructor.
Detestas a los hombres porque te detestas a ti mismo; tu pureza se parece a la muerte, y la Revolución con la que
sueñas no es la nuestra; no quieres cambiar al mundo, quieres hacerlo saltar.
Sartre, Las manos sucias
22 La base del presente capitulo es el ensayo “Kirchnerismo y Culturas de Izquierdas” en Los sueños retornan desde el sur. Ensayos sobre el kirchnerismo, en http://diegoburd.blogspot.com/2011/12/los-suenos-retornan-desde-el-sur.html y el articulo “Sobre el kirchnerismo. Una lectura desde Bobbio” en http://diegoburd.blogspot.com/2011/11/sobre-el-kirchnerismo-una-lectura-desde.html
Intelectuales y Kirchnerismo. El retorno a la pregunta sobre el compromiso intelectual
un espacio entre Hugo y Hoederer
Desde la llegada de Nestor Kirchner al poder en mayo de 2003, se planteo la necesidad de articular
una relación de dialogo con el campo intelectual, proceso caracterizado por un conjunto de idas y
vueltas, diálogos, rupturas, hasta la aparición de Carta Abierta, que consolido un espacio intelectual
propio frente al momento de ruptura histórica que significo la movilización de los sectores
patronales del campo en el 2008.
Dialogo de tensiones entre la búsqueda de la pregunta de la tarea del intelectual, y la pregunta del
político en el devenir de la acción propia, interrogantes sobre las formulaciones entre la formulación
de una nueva arquitectura del lenguaje que expresara los conceptos: movimiento, lo político y su
nueva relación con lo social, la re-lectura de lo nacional y popular, la conformación de vasos
comunicantes con las culturas de izquierda23, cuestionando nuevamente la posición del intelectual
en la sociedad, su participación en las mediaciones entre la sociedad política y la sociedad civil,
lugares de enunciación discursiva.
Dialogo complejo entre los espacios de “autonomía” discursiva consolidados en el entramado de
las modificaciones en nuestra sociedad a partir del conjunto de reformas neoliberales, mecanismos
de legitimación y de circulación de la palabra, niveles discursivos que conforman nuevos
entramados de pasajes.
Re-configuración de una política cultural, que pretende poner en tensión la democratización de la
palabra, subjetividades con capacidad de dar un sentido y significado a lo real, a la participación y
lecturas sobre lo constitutivo de la acción política, ubicando el disenso y la lucha agonistica en la
arena política argentina.
Espacio heterogéneo, circulando entre un discurso de binaridad constitutiva, en la toma de
posición respecto a la aparición del momento kirchnerista en la grietas del acontecimiento político
nacional.
Frente a ciertos discursos, la toma de posición no implica la perdida de la capacidad de la critica
constitutiva, sino que en el momento de la palabra enunciada, la misma se ubica en el espacio de la
lucha de interpretaciones, de esa construcción de una nueva arquitectura del lenguaje político,
recuperación de tradiciones e imaginarios sociales.
Estas luchas interpretativas adquirieron una mayor claridad, en el momento de la ruptura simbólica
del rol de neutralidad discursiva de los medios de comunicación, que dejaron de ser presentados
como una extensión de la “neutralidad”, y se configuraron como expresión también de los poderes
23 Para este ensayo vamos a pensar a las culturas de izquierdas integradas tanto las orgánicas como las otras tradiciones emancipadoras, que pueden rondar el arco que va del marxismo clásico a las diferentes versiones de izquierdas liberales. De esta manera el dialogo interpela a un conjunto amplio de arquitecturas del lenguaje características de cada tradición.
económicos, ubicando su discurso como un espacio de emisión de sentidos sobre la totalidad de lo
real, que configuraban lecturas rectoras de la realidad, lecturas no inocentes, la “neutralidad”
emitida como posición discursiva implicaba pretender universalizar los significados de lectura sobre
la totalidad de la sociedad, a partir de los intereses particulares ocultos en la puesta en escena de una
estética de lo político, legitimador de formas de recepción y comprensión de la realidad, hegemonía
de un lenguaje que codificaba un extensión de lo real sin vínculos entre el vocero y el dueño de la
palabra, lecturas organizadas en torno a la idea de una sociedad sin conflictos, formas de estar y ser
en el mundo, donde la contradicción aparecía como elemento de anomía en el cuerpo de la
sociedad, contradicción excluida a los margenes de lo real, no constitutivo de una sociedad.24
Donde la idea de una “civilización”, leída en clave de la expansión del mercado como regulador de
las relaciones entre los ciudadanos, ahora leídos e entendidos, como “ciudadanos-consumidores”,
ubicaba como parte constituyente de su identidad, a un otro, en el margen, excluido del festín
neoliberal, esperando el “derrame mágico” de las migajas sobrantes, un otro estigmatizado, ubicado
en las lineas de la “Barbarie”, incompresible presencia que emergía en los piquetes, los
movimientos de desocupados, en los comedores, voces de los vencidos por el neoliberalismo, que
susurraban a los oídos del poder su presencia fantasmal, como diría Benjamín, una “civilización”
construida sobre la “barbarie” propia de su devenir, no como un afuera, sino, parte integrante de su
devenir, parida desde sus mismas entrañas.
Un campo intelectual y político que establecen lecturas, diálogos, idas y vueltas, sobre el transito
de lo democrático, su desenvolvimiento en una sociedad que paria exclusión, sobre si solamente las
formalidades son suficiente para lograr una definición aproximativa a pensar la democracia como
vida de una sociedad, recuperación del dialogo abierto en la primera etapa del alfonsinismo, una
expresión que dejaba de ser partidaria para ser instituyente del ser democrático, la relación de la
primacía del “mercado” como sujeto regulador del conjunto de la sociedad.
El neoliberalismo puso en tensión parte de los supuestos de los campos regulados por el “gran
campo” el Estado, ubicando al mercado como un río que inundaba con sus relaciones al conjunto de
los campos autónomos.
En cierta manera, la construcción del imaginario de una autonomía discursiva, por parte de
determinados sujetos sociales, tanto en el campo intelectual como en el ciertas culturas de
izquierdas, se desarrollaba frente a las formalidades del andar del neoliberalismo, reflejo, en parte
del proceso de des-politización impuesto por las fracciones de las clases dominantes, resultado de la
crisis del Alfonsinismo en 1987, y la política de des-politización de la sociedad, y de los ámbitos
académicos, durante el menemato, el kirchnerismo, en este sentido, representa un conjunto de
realidades que re-politiza los espacios de producción discursiva, tanto académicos cono extra-
24 El presente párrafo es una lectura de CASULLO, Nicolás, Las cuestiones, Buenos Aires, FCE, 2008
académicos, al interpelar con un conjunto de practicas las posiciones de los sujetos sobre la esfera
de lo político.
La intervención del campo intelectual en la sociedad civil, principalmente con mayor visibilidad
a partir del conflicto del 2008 con las entidades agropecuarias, han puesto en tela de debate el
conjunto de estéticas de lo político25 implementadas durante las décadas neoliberales, en las cuales
una conjunción de concentración de medios periodísticos, la consagración de la idea de la
imposibilidad de encontrar una alternativa a la serie de políticas implementadas, es decir el recorte
de las configuraciones de lo posible y la constitución de un cuerpos de experiencias homogéneas,
definieron un conjunto de actos sobre lo visible, lo que se puede decir sobre ello y que sujetos
podían emitir un juicio sobre lo mismo, los entramados discursivos del espacio económico,
despojados de las mediaciones entre espacio de habla y emisor, establecieron una distancia
discursiva entre un poseedor de un saber, autónomo de lo político, y conjunto de sujetos sociales,
despojados de la posibilidad de acceder al acto de conformación de una subjetividad colectiva,
pasividad de la aceptación del hecho neoliberal como única posibilidad de devenir de la re-
estructuración de la sociedad.
La intervención de un conjunto de intelectuales en el momento destituyente del 2008, abrió una
fuerte brecha de disenso discursivo sobre la arquitectura del lenguaje neoliberal, que implicó una
nueva forma de pensar las posiciones que los cuerpos, los sujetos hablantes colectivos, se re-
apropian de la capacidad de designar objetos, de organizar la realidad, una organización nueva de lo
sensible, siguiendo al filosofo francés Ranciere, que ponen en tensión los regímenes de presentación
y de interpretación de lo real, una re-configuración de los regímenes de percepción y significación,
es decir: “Reconfigurar el paisaje de lo perceptible y de lo pensable es modificar el territorio de lo
posible y la distribución de las capacidades y las incapacidades”. 26
Este proceso de pensar las brechas de disenso en torno a los entramados discursivos, se configura
como un proceso de subjetivación política, proceso que avanza sobre la capacidad de los sujetos
políticos sobre la pregunta del saber que objetos y sujetos están incorporados, y cómo, en el
conjunto institucional que conforma un Estado, abrir la brecha sobre como las leyes producen una
definición de relaciones que instituyen una comunidad política.
Interpelación que rompe con la evidencia sensible de un orden dado por “natural”, que destina a
los sujetos a ocupar posiciones de comando o de obediencia, a la participación publica o privada,
una asignación de una temporalidad que estructure los mecanismos de la vida, formas de ser, ver y
decir, una lógica que ubica cuerpos en lugares previamente distribuidos, que legitima voces que
25 Tomamos el concepto de Estética de lo político que se encuentra desarrollado en RANCIERE, Jacques, El espectador emancipado, Buenos Aires, Manantial, 2010, p. 65
26 RANCIERE, Jacques, El espectador emancipado, Buenos Aires, Manantial, 2010, p. 52
enuncian determinadas practicas discursivas, interpelación que se hace a través de una invención de
una instancia colectiva de enunciación, re-diseñando los espacios comunes27, actividad que implica
recomponer una arquitectura del lenguaje propia de la presencia de lo colectivo, a través de dotar un
nuevo conjunto de significados a tradiciones políticas, re-significación conceptual, de pensar la
temporalidad y los relatos que se disuelven en la sociedad, de significar una relación pasado-
presente que permita una nueva configuración de lo posible.
Como mencionamos, al comienzo del presente ensayo, el kirchnerismo, desde su llegada al
gobierno, intento establecer puentes con el campo intelectual, una dialogo con un conjunto de
intelectuales enrolados en un concepto demasiado poroso y fluctuante, “progresistas”, en el se
podían encontrar tradiciones que iban desde diferentes culturas de izquierdas hasta liberales
republicanos, con participación en la constitución de grupos que actuaban con diferente niveles de
proximidad en experiencias que iban desde el espacio sindical hasta espacios de asesoramiento de
partidos políticos, este acto de dialogo intentaba recuperar la pregunta sobre el papel del intelectual
en una instancia de la construcción de un modelo político alternativo al neoliberalismo.
De esta manera, el kirchnerismo naciente interpelaba a varios de los supuestos “naturalizados”
durante el periodo anterior, poniendo en tensión un conjunto de preguntas en torno a la relación
intelectual y política, supuestos en torno al rol de la critica, sobre que espacios se ejerce la misma,
es decir, sobre que poderes que articulan una sociedad capitalista, pregunta implícita sobre que se
entiende por autonomía discursiva del intelectual, sobre la idea de neutralidad del sujeto
participante, o sea un conjunto interrogativo sobre los imaginarios sociales sobre quienes
conforman el campo, sobre los mecanismos de definición sobre quien esta incorporado, sobre sus
limites, parámetros que preguntan sobre lo intelectual.28
Un ejemplo de lo expuesto en los párrafos anteriores, es la situación descripta por el filosofo Jose
Pablo Feinmann en su libro El Flaco29 donde ronda en torno a lo largo del mismo una especie de
una recreación, principalmente a partir de la decisión del ex-presidente de dejar de lado la idea de
de la construcción de un nuevo movimiento transversal para dirimir poder dentro de la estructura
partidaria del Partido Justicialista, del dialogo que se realiza en el acto III de Las Manos Sucias30,
entre Hugo y Hoederer.
En ese acto de la obra teatral se articula en torno a la pregunta sobre la relación entre política e
intelectualidad, pensar los grados de la autonomía intelectual y la practica de lo político, entre las 27 Ver RANCIERE, Jacques, El espectador emancipado, Buenos Aires, Manantial, 2010, pp. 61-6228 Dentro de la bibliografía sobre el debate actual sobre el rol del intelectual se recomienda la lectura de SARLO,
Beatriz, La audacia y el calculo. Kirchner 2003-2010, Buenos Aires, Sudamericana, 2011, principalmente el capitulo V “Discurso e Ideologia”, GONZALEZ, Horacio, Kirchnerismo: una controversia cultural, Buenos Aires, Colihue, 2011. Para un paranorama de la relación entre los intelectuales y la política desde la llegada de la democracia PAVÓN, Héctor, Los intelectuales y la política en la Argentina. El combate por las ideas 1983-2012, Buenos Aires, Debate, 2012
29 FEINMANN, José Pablo, El flaco. Diálogos irreverentes con Néstor Kirchner, Buenos Aires, Planeta, 201130 SARTRE, Jean-Paul, Las manos sucias/Kean, Buenos Aires, Losada, 1997
éticas de la convicción y la ética de la responsabilidad planteada por Weber, un dialogo que marca
las tensiones entre el campo político y el campo intelectual, una marca que estará presente en el
campo intelectual argentino como tensión interrogativa a partir del periodo post-dictatorial, y que la
llegada del kirchnerismo al poder, volvió a colocar en el debate.
El dialogo sartreano, puede ser leído sobre como los mecanismos interrogativos de quienes, desde
del campo intelectual, se realizan la interrogación sobre lo político, y dentro de esto la pregunta
sobre el compromiso político, un espacio que encuentra la tensión constitutiva entre lo teórico y la
praxis política, entre el espacio de lo ideal y lo real, tensión que retoma Hoederer, al explicar a
Hugo, sobre la imposibilidad de realizar y poseer un compromiso político sin previamente aceptar,
y tomar como punto de partida, lo que los hombres son, es decir, actuar, en algunos casos, sobre las
circunstancias pre-establecidas que configuran el accionar de los sujetos sociales31, que configuran
el campo de lo posible mediato, sin dejar de ejercer una proyección sobre lo posible en el futuro32.
En este sentido, la intervención del sujeto no implica necesariamente dejar de lados los principios
rectores, sino reconocer que el campo de lo político, es necesariamente un espacio de conflicto,
donde las fuerzas y/o subjetividades intervinientes no participan en igualdad de condiciones, y, su
vez plantea como eje para la reflexión la naturaleza de no-autonomía argumentativa del intelectual,
sino que la misma es una construcción que proviene de la ruptura significante, para el caso
argentino, de la dictadura cívico-militar como acontecimiento, condicionante a su vez de la naciente
democracia argentina, que luego de la experiencia del gobierno de Alfonsín, se construyo como un
el discurso exiliado y circulante en el espacios académicos, o tal vez, en espacios ubicados en la
zonas limites de participación en la sociedad civil, este ultimo actuando como discurso
interviniente, pero con escaso grado de recepción en la arena publica.
El campo intelectual argentino, empezó a designarse en función del grado de participación en la
esfera de la academia como rectora de la pertenencia o no del mismo, modificación que fue
acompañado por la serie de reformas neoliberales del gobierno de Carlos Menem, que instituyo un
entramado de una nueva legitimación, articulada sobre la conformación de los mecanismos de
financiamiento de la investigación, generadora de nuevas practicas y experiencias académicas.
En cierta manera, la consolidación de estos mecanismos instituyo un posición de presentación de
lo académico como de “neutralidad científica”, respecto a lo conflictivo de la arena política, es decir
estableció una fisura entre lo académico y lo político33.
31 Marx afirmaba: “Los hombres moldean su propia historia, pero no lo hacen libremente, influidos por las condiciones que ellos han elegido, sino bajo las circunstancias con que se tropiezan inexorablemente, que están ahí, trasmitidas por el pasado.” MARX, Karl, 18 brumario, Buenos Aires, Ediciones Libertador, 2007, p. 17
32 Aunque se puede realizar la pregunta sobre los limites de las alianzas políticas en un contexto de correlación de fuerzas no favorables.
33 Acompañado esta fisura, en el espacio de la construcción relatos sobre lo real, que se basaba en una especie de neutralidad discursiva sobre un conocimiento, era llenado por los “técnicos” que argumentaban sobre lo económico como esfera autónoma.
El hablar, la emisión discursiva, que legitimaba dicha fisura en los últimos tiempos ha sido puesta
en tensión.
El dialogo sartreano que se establece con mayor fuerza en el acto III de las Manos Sucias, tienen
como marco de referencia a las subjetividades pensando e interrogándose sobre político, no es solo
un debate entre dos sujetos que separan lo político del rol de intelectual, en ambos casos, tanto
Hugo y Hoederer son lo político y lo intelectual, no hay división social del trabajo, en toda la obra
no esta establecida dicha separación, sino que esta atravesado por el lugar hegemónico del lugar del
habla, es decir, intelectual-político o político-intelectual.
De esta manera, la obra teatral presenta el conflicto entre lo político como un conjunto de
principios rectores que regulan nuestra presencia en el ámbito de la praxis, y, por otro lado, la
política, que incorpora el contexto sobre el cual se ejerce la misma.
En este sentido, Hoederer no es representante de lo pragmático hegemonizando lo político, y
Hugo, el autónomo intelectual, cuyo objetivo si bien es el de ubicarse como el vigilante de la acción
de Hoederer, y que tiene la orden partidaria de asesinarlo si es el caso, interesante metáfora a la que
volveremos, sino que es participante de un debate interno sobre el régimen de legitimidades que se
dan en el entramado de las relaciones de la acción política sobre lo real, se puede resumir en el
siguiente conjunto interrogativo ¿cual principio actuá como central? ¿cual corre el riesgo de
inmovilidad?.
Es sobre este conjunto interrogativo sobre el que se sustenta lo que podríamos decir la base
argumentativa de Hoederer cuando le dice a Hugo, si el principio rector de la acción política se
instituye como dogma, y no se toma la humanidad, como algo lo que es, y la convierte en sujeto
rector y habitante de un mundo ideal, puede producir un doble movimiento: la inacción, o el riesgo
de la destrucción de la sociedad.
En este dialogo que se establece, adquiere una centralidad para comprender una parte de la primer
relación entre intelectuales y el gobierno de Nestor Kirchner, y sobre el que se sustenta gran parte
del libro de Feinmann, Hugo le reprocha a Hoederer, que las relaciones que establece con los otros
partidos enfrentados a la ocupación corre el riesgo de generar transformismo que cristalice el pasaje
del partido para la revolución a un partido de gobierno, dejando de lado el principio rector del
partido revolucionario que es es la toma del poder, y no un conjunto de posibles alianzas que
pueden ser cooptadas por el sistema político post-ocupación.
En este contexto se produce la pregunta, realizada por Hoederer, que tiene una centralidad para
comprender político, en situaciones de desigualdad en la correlación de fuerzas adversa ¿cómo se
conserva el mismo?, y ¿desde qué realidad se interpela al mismo?.
Hugo al presentar como única variable de intervención el espacio del principio, recorta el espacio
sobre la intervención y de la construcción de lo político, no deja la posibilidad de constituir lo
político en una extensión de los riesgos de la praxis como elección sobre las configuración de lo
posible implícito en el presente, elección y responsabilidad en una elección entre caminos posibles,
pero contenidos como punto de partida en el acontecimiento del presente, acción de elección que
adquiere niveles de responsabilidad, porque como plantea Hoederer en el dialogo, la política se hace
para los vivos, es decir sobre los sujetos reales, que respiran, aman, es decir, sin amor hacia el
hombre real no hay posibilidad del ejercicio de la política como acto de constitución de una
alternativa al acontecimiento fundador.
En esta lógica del devenir de lo político en el dialogo de Sartre, se produce la intervención de
Hoederer sobre la relación entre los medios y los fines, sobre la inocencia del poder: “Exactamente. Hoy es el mejor medio. ¡Cómo te importa tu pureza, chico! ¡Qué miedo tienes de
ensuciarse las manos! ¡Bueno, sigue siendo puro! ¿A quién servirá y para qué vienes con nosotros?
La pureza es una idea de fakir y de monje. A vosotros los intelectuales, los anarquistas burgueses,
os sirve de pretexto para no hacer nada. No hacer nada, permanecer inmóviles, apretar los codos
contra el cuerpo, usar guantes. Yo tengo las manos sucias. Hasta los codos. La he metido en
excremento y sangre. ¿Y qué? ¿Te imaginas que se puede gobernar inocentemente?”34
La acción política contiene en si, la negación del acto de inocencia, mas cuando se gobierna sobre
sociedades de clase.
Son las circunstancias las que determinan el accionar, las medidas a tomar, la correlación de
fuerzas en un momento determinado, pero volvemos a la idea, negar que la política no es inocente,
no es ubicarse y actuar sobre un paradigma pragmático es pragmatismo actuante, sino pensar que la
acción esta condicionada por el contexto de participación, es decir, los hombres actúan no en las
situaciones ideales sino sobre el entramado que la historia les construyo como presente.
En este sentido, Hoederer se mueve con principios humanistas, el amor al hombre, situado en el
contexto es el que lo lleva a la acción, no una subjetividad ideal sino de carne y hueso, principios
del humanismo que contiene la posibilidad del acto de violencia, pero que se reconstruye sobre el
principio de temor de la muerte del otro: “Prefiero la gente que teme la muerte de los demás: es
prueba de que sabe vivir”.
Retornando a la idea previa de Hugo enviado a vigilar a Hoederer, se constituye en una interesante
metáfora sobre el papel de lo intelectual en lo político, en este sentido lo intelectual, se construye un
guía, un emisor de la palabra sobre lo político, lo cual nos lleva a la pregunta sobre la ubicación del
mismo ¿por afuera? ¿adentro?, la posición como punto de referencia, en determinados contextos es
desnudarse ante el otro, decirle yo hablo, pronuncio la palabra desde un determinado lugar, es decir
anulo la idea de espacio indeterminado, la palabra ubicada, expone al sujeto emisor en una situación
de vulnerabilidad, ¿hay posibilidad de escapar de la situación de vulnerabilidad?.
Solo ocultándose en un espacio de apariencias, donde el discurso tiene múltiples extensiones de
34 SARTRE, Jean-Paul, Las manos sucias/Kean, Buenos Aires, Losada, 1997, p. 84
emisión, aun sabiendo que existe la posibilidad del desnudarse en los mecanismos de la
argumentación, los académicos que escriben sus lineas en diarios que son opositores al gobierno,
juegan con la idea de autonomía, se presentan, casi con la antigua idea del técnico, es decir, son
sociólogos, historiadores, críticos literarios, politólogos, de esta manera se produce un proceso por
el cual se oculta, y se presenta ante el lector, la idea de voz autorizada y legitimada por su
participación en determinados ámbitos, construyendo un imaginario frente a los lectores, de una
separación entre el discurso emitido y lo político.
Para terminar, podemos decir, que lo abierto por el momento político del kirchnerismo se
caracteriza por la antigua dicótoma que se enfrento el mundo intelectual, en décadas pasadas sobre
la posibilidad del compromiso de los mismos en la participación de la construcción de una arena
política de debate entre proyectos de nación.
Kirchnerismo e Izquierdas
El momento kirchnerista, en la esfera de la discusión política, llevo a cabo un intento de
recuperación y resignificación de ciertos los marcos conceptuales que nos llevaron a pensar las
formas y los mecanismos discursivos sobre los que se realizan los entramados que nos permiten
tener un acceso a las lecturas sobre en la realidad, en este contexto, una serie de conceptos han sido
puesto nuevamente en el espacio del debate publico: lo político, el significado de la izquierda, rol
del Estado, situación de clases, emancipación social, de esta manera el kirchnerismo, como campo
político, se transformo en un fenómeno que interpela a las tradiciones solidas y vuelve nuevamente
a configurar un conjunto de tradiciones vivas, deviniendo en proceso de continua transformación y
conformación.
La crisis del 2001, produjo un doble cuestionamiento al entramado capitalista en su fase
neoliberal, por un lado, el conjunto de políticas y lenguajes explicativos nacidos de la esfera
económicas, como también, el entramado institucional y juridico sobre el cual se sustentaban las
mismas, todo fue atravesado por el concepto vertebrador de “crisis del sistema”: los partidos, la
política, las instituciones, la democracia, la república, con ello nació un nuevo espacio interrogativo
en busca de instituir una nueva estructura de lectura sobre los significados de cada uno de los
marcos conceptuales.
Dentro de este periodo de transición, espacios de la izquierda, argumentaban que nos encontramos
frente a un acontecimiento de carácter constituyente de formas de alternativas institucionales y
sociales, en sus lecturas sobre determinados espacios de practica democrática, aunque con poca
capacidad de superación de limites geográficos, es decir sin capacidad de instituirse como
fenómeno nacional, eran esferas de la construcción de un nuevo espacio que se presentaba como
alternativo al régimen republicano, lugar donde habitaba la democracia radical, como fue el caso de
las lecturas sobre el fenómeno asambleísta.
El kirchnerismo en su etapa constitutiva, 2003-2008, genera un proceso interpelador hacia las
tradiciones emancipadoras, por un lado, incorpora las tradiciones de los movimientos sociales
nacidos en la democracia, y como también, aquellos que emergieron en el proceso de luchas
sociales contra las políticas del neoliberalismo, volviendo a instituir nuevos canales de diálogos,
tomando como eje central de interlocutor al Estado, de esta manera, re-ubicando al mismo, como
dador de significantes sociales a un conjunto de conceptos: política, igualdad, justicia, etc.
Podemos ubicar como momento fundacional del kirchnerismo, como movimiento político, en el
contexto del conflicto con las corporaciones agrarias y mediáticas en el 2008, ya que es
acontecimiento que produce el clivaje de la construcción de un nuevo “nosotros” frente a un “otro”,
este proceso de constitución se constituirá en marca del futuro desarrollo político nacional, que
muchas veces se presenta, en la lógica de kirchnerismo/anti-kirchnerismo.
Es este doble momento fundador, es decir construcción del kirchnerismo, pero también
constitución del arco opositor, donde se produce el retorno del uso de mecanismos de interpretación
simbólica en el proceso de construcción de una nueva arena de la discusión sobre lo político, marca
de nacimiento de Carta Abierta, que genero una incorporación de sectores de las culturas de
izquierda, como acompañantes del nuevo movimiento político. De alguna manera, se produce el
retorno de la pregunta sobre el compromiso intelectual en los procesos políticos nacionales.
De esta manera la nueva dicótoma entre kirchnerismo/anti-kirchnerismo, viene a re-significar el
clivaje anterior peronismo/anti-peronismo, y se constituye como una de las posibles dimensiones
para intentar dar un marco interpretativo al naciente movimiento político35, el mismo proceso de
interpelación política, complejiza las marcas de lecturas sobre los procesos que ocurren en nuestro
sub-continente, ya sea el marco interpretativo clasista por las izquierdas partidarias, y las izquierdas
liberales.
El presente clivaje no solo atraviesa la interpelación hacia las el espacio de los marcos teóricos de
lecturas de lo real, al producir un proceso de ampliación de los marcos referenciales de construcción
de un nuevo proyecto ciudadano: la lucha por el matrimonio igualitario, los derechos humanos y
juicios contra los militares, la promulgación de la nueva ley de medios de comunicación, ponen en
tensión no solo los limites incorporación de derechos civiles, sino que cuestionan a las
corporaciones que están instaladas en la sociedad civil, la Iglesia, el ejercito, ciertas empresas
monopólicas, es decir, pone en tensión la lógica del poder, no solo en la esfera de lo político sino
también en la esfera económica.
Un proceso que lentamente va convirtiendo al kirchnerismo en una nueva marca para interpretar
las clases y organizaciones sociales en nuestro país, una nueva marca identitaria en construcción,
por lo tanto en debate y tensión.
Por lo cual, tomando en cuenta lo anterior, en este ensayo intentaremos realizar un rastreo de
ciertos núcleos de una estructura de pensamiento de izquierda dentro del kirchnerismo, como así su
relación con las demás tradiciones emancipadoras.
La caída de los socialismos “realmente existentes” provoco un gran crisis en el espacio de las
izquierdas, frente a ese derrumbe teórico-político, se impuso la visión triunfante del neoliberalismo,
tanto en el plano político, económico e ideológico, los supuestos teóricos sobre lo que se desarrollo
esta cosmovisión del mundo, se articulo sobre dos elementos centrales: por un lado, la idea de final
de la historia, y por el otro, la imposibilidad del nacimiento de un modelo alternativo al capitalismo
en su fase financiera, esto ultimo implica una doble imposibilidad, el nacimiento de una alternativa
post-capitalista, y la segunda, la posibilidad de construcción de una alternativa interna dentro del
capitalismo, esta ultima era un avance sobre la idea de la existencia de un Estado de Bienestar.35 Estas ideas sobre los clivajes de interpelación identitaria la tomo de ALTAMIRANO, Carlos, Peronismo y cultura de
izquierda, Siglo XXI, Buenos Aires.
Implícito en la construcción del neoliberalismo, como paradigma triunfante, estaba la idea de la
caducidad de la pregunta sobre la existencia de la dualidad en las esferas de la interpretación de lo
político de los marcos de existencia de una izquierda y una derecha, presentada como una
interrogación no deseable ante la evidente caída a nivel mundial de la arquitectura de lenguaje que
podía dar cuenta del conjunto de las relaciones internacionales, implicaba abandonar los marcos de
referencia de la constitución de lo político nacidas al calor del conjunto de las revoluciones
burguesas, principalmente la francesa, como los procesos revolucionarios del siglo XX, muertas las
experiencias del socialismo realmente existente, como la agonizante vida del capitalismo de estado
realmente existentes, los sectores conservadores del capitalismo avanzaban sobre la des-
construcción del andamiaje teórico que configuraba sustentando la dicótomica relación de pensar el
mundo con las coordenadas de una izquierda y una derecha.
En la periferia, como así mismo en centro, el triunfo ideológico de este paradigma posibilito el
del desembarco del neoliberalismo puro, a su vez apareció un discurso basado en un conjunto de
ideas laxas, el progresismo, que cuestionaban determinadas practicas de la implementación del
capitalismo financiero, principalmente en el espacio de las formalidades, en una lectura de orden
mas moral que política, en nuestro país es representativo de este proceso la Alianza que se
interrogaba sobre lo visible de las practicas neoliberales, pero no avanzaba en su interrogación
sobre las reglas de funcionamiento, existencia y reproducción del neoliberalismo.
En 1995, el politólogo italiano, Norberto Bobbio, escribe un ensayo sobre la necesidad de
recuperar las nociones de izquierda y derechas, y propone para esto, repensar las mismas, y
recuperar las tradiciones, poniendo como eje central la idea de igualdad.
Para el pensador italiano, para identificar los criterios que conforman los espacios de existencia de
una izquierda y una derecha son las respuesta a la pregunta sobre el problema y naturaleza de la
desigualdad social: “ (…) una distinta valoración entre la relación entre igualdad-desigualdad natural e igualdad-desigualdad social.
Lo igualitario parte de la convicción de que la mayor parte de las desigualdades que lo indignan, y querría hacer
desaparecer, son sociales y, como tales, eliminables; lo no igualitario, en cambio, parte de la convicción opuesta, que
son naturales y, como tales, ineliminables”. 36
Es importante pensar en esta distinción para pensar los cambios ocurridos con la irrupción del
acontecimiento kirchnerista en la sociedad argentina, para tratar de armar un mapa del sistema
político nacional, y la ubicación de las fuerzas partidarias pre-existentes y las nacientes post-2001.
En el conjunto de los discursos y medidas tomadas por el ex-presidente Nestor Kirchner y la
actual mandataria, la logia de reconstrucción de lo estatal se mantiene en la construcción y
consolidación de un modelo de capitalismo nacional, el devenir del mismo, implicó lecturas por
parte de las izquierdas de una continuidad del modelo neoliberal, y la estrategia de incorporación de
36 BOBBIO, Norberto, Derecha e Izquierda, Taurus, Madrid, 1995, p.146
los sectores subalternos fue interpretada como parte de un proceso de cooptación, sin incorporar en
su marco interrogativo los resultados de la aplicación de las mismas antes la pregunta presente
sobre el origen de las desigualdades sociales.
La óptica anterior omite que el conjunto de la gestión de lo publico son una respuesta a pensar a
las desigualdades sociales, no como naturales, ni forjadas por el desenvolvimiento de los individuos
en una supuesta libertad de mercado, sino como resultado de practicas sociales, que beneficiaron a
fracciones de la clase dominante nacional, como afirmaría el ex-presidente Kirchner en su discurso
de asunción: “En nuestro proyecto ubicamos en un lugar central la idea de reconstruir un capitalismo nacional que genere las
alternativas que permitan reinstalar la movilidad social ascendente.
(…) Para eso es preciso promover políticas activas que permitan el desarrollo y el crecimiento económico del país,
la generación de nuevos puestos de trabajo y la mejor y más justa distribución del ingreso. Como se comprenderá el
Estado cobra en eso un papel principal, en que la presencia o la ausencia del Estado constituye toda una actitud
política”. 37
Frente a las criticas de que el kirchnerismo clausura la posibilidad de pensar las posibilidades de la
real emancipación de las clases subalternas, argumentamos que el la presencia de un Estado que
reconstruya el tejido social destruido por la aplicación de medidas neoliberales, la recuperación de
los valores de solidaridad y justicia social, abre un conjunto de posibilidades desde el presente sobre
la pregunta de la igualdad-desigualdad, apertura de un horizonte de nuevas respuestas, que giran en
las posibilidades implicitas del Estado Benefactor o sobre la un proyecto post-capitalista, dentro de
este contexto, el acontecimiento kirchnerista no solo implica una reparación histórica, sino también
la apertura nuevamente de debates políticos sociales sobre el horizonte de expectativas de las clases
subalternas.
El Estado, no solo actuá generando políticas desde un arriba, sino, a través del retorno de lo
político como paradigma de construcción de los entramados de la sociedad, permite una
recuperación de la capacidad de los sujetos subalternos de designar los objetos sobre los que se
emite un discurso, es decir, recuperación de la capacidad de designación sobre lo real y sobre el
futuro como proyección colectiva, es decir, se produce a través de la incorporación del disenso
como estructurante de lo político, una nueva democratización de la sociedad, dentro de esta lógica
interpretativa tomamos como ejemplo, la participación de los ciudadanos, en los debates a nivel
nacional sobre el debate de la ley de medios de comunicación, como la movilización de amplios
sectores sociales apoyando el matrimonio igualitario.
Las medidas que se tomaron en su conjunto por las dos gestiones kirchneristas, tienden a pensar a
la sociedad como un espacio horizontal, tendiente a reducir las desigualdades sociales, la
37 KIRCHNER, Néstor, Discursos del Presidente Néstor Kirchner 2003-2007, Ediciones Punto Crítico, Buenos Aires, 2011, p. 18
recuperación del rol de los trabajadores, las clases subalternas y los jóvenes como agentes políticos.
El kirchnerismo, ha movido el eje de la discusión política del centro al espacio de centro-
izquierda, y es dentro de este contexto que el famoso Nunca Menos, como lo dice Miriam Garcia
Merlo, habla e incorpora como parte de lo político el deseo de futuro38, es decir una apertura de un
horizonte de expectativas que la temporalidad neoliberal había cerrado.
38 Ver, GARCIA MERLO, Miriam, http://sumateacristina.net/group/bibliotek-virtual-nacional-y-popular
La política también tiene quien le escriba. Sobre Intelectuales, Compromiso y Cartas Abiertas
2008 será pensado como un acontecimiento medular en la gestión kirchnerista, el conflicto por las
retenciones agropecuarias entre las centrales agrarias y el gobierno nacional, superó la lógica de un
reclamo sectorial económico para producir una estructuración del campo político argentino, sera en
este momento histórico donde el kirchnerismo, comienza el proceso de definición como un nuevo
movimiento político.
Sera también el momento de una nueva forma de intervención de los Intelectuales39 en la
conformación de un nuevo campo de debate publico sobre lo político, el año donde nace “Carta
Abierta”,integrado por un conjunto de mas de 750 intelectuales, que en mayo del 2008 presentan un
documento en la librería Gandhi, este documento sera el primero de una serie de intervenciones
sobre el devenir de la política nacional.
A partir de este momento inicial, se produce un retorno del uso publico de la palabra, que abre
nuevos contextos, condiciones y modalidades de intervención de los intelectuales en la sociedad,
que como afirma Horacio Gonzalez, se constituyen en la esfera comunicativa, la industria cultural y
las empresas de información40.
Dentro del contexto del conflicto con las entidades agrarias, como aglutinantes de fuerzas
políticas anti-gubernamentales41, el conjunto de intelectuales articula la necesidad de la
reconstrucción de la palabra critica, que vuelva articular la relación entre los mundos intelectuales y
sociales con la realidad política, es decir: “Es necesario crear nuevos lenguajes, abrir los espacios de actuación y de interpelación indispensables, discutir y
participar en la lenta constitución de un nuevo y complejo sujeto político popular, a partir de concretas rupturas con el
modelo neoliberal del país.”42
La intervención pretende recuperar la pregunta sobre el rol de compromiso intelectual y la
construcción de una arquitectura del lenguaje que acompañe el proceso político que esta
deviniendo.
Una arquitectura del lenguaje implica recuperar, re-significar, una trama de conceptos que
construyen mecanismos de interpretación e interpelación sobre lo real, es decir, establecer
mecanismos y mediaciones para lograr la constitución de nuevas lecturas rectoras de las
subjetividades en el proceso social, lecturas de “conflicto” y “disenso”, que den significados y
39 Para este trabajo utilizaremos el concepto de intelectual como un campo autoreferencial, es decir delimitado por quiene se consideran partes del mismo, a través del reconocimiento de un conjunto de reglas, mecanismos legitimadores del uso discursivo vinculado principalmente a las ciencias humanistas.
40 Ver GONZALEZ, Horacio, “Sobre los usos sociales del lenguaje, de la ética y de las discusiones intelectuales” en Tiempo Argentino, 15-01-2012. Si bien la escritura del texto hace referencia a los debates y sus modalidades entre “Carta Abierta”, “Plataforma 2012” y “Argumento”, creemos que las lineas centrales del mismo sirven para pensar los mecanismos de intervención abiertos desde el 2008 al presente.
41 Los intelectuales de Carta Abierta definen como “Clima destituyente” a los intentos generalizados contra formas legítimas de política gubernamental y contra las envestiduras representativas. Ver La nueva derecha en la Argentina, 12-6-2009 en www.cartaabierta.org.ar
42 “Carta Abierta/1” en Pagina 12, 26-5-2008. Publicada originalmente el 15 de mayo del 2008
construyan nuevas formas de legitimaciones discursiva y de praxis sobre la designación de los
objetos, es decir mecanismos de interpelación ideológica de democratización político social de los
sujetos subalternos, que a partir de la re-incorporación de experiencias de vida, tradiciones,
imaginarios sociales, intervengan en el uso de la palabra pública, confieran una nueva relación entre
la teoría y la praxis colectiva.
Como afirma Gonzalez: “La democracia no está “antes” del conflicto y le asegura una cobertura expresiva, sino que la democracia es una
forma interna de ese conflicto, así como éste es la verificación efectiva de aquella como condición reproductiva de la
vida justa en general.”43
El debate intelectual, siguiendo la linea expresada por Horacio Gonzalez, es simultáneamente un
debate sobre el conjunto de conceptos, lecturas y significaciones sobre lo que se construye la idea
de democracia.
El conflicto sobre las retenciones y el entramado de relaciones políticas que se instituyen en el
mismo, abre la puerta a la apertura de la “cuestión intelectual”, es decir: “Una cuestión intelectual aparece cuando hay una comprensión de lo colectiva de un problema que afecta los
cimientos de la realización social común, o sea de la comunidad entendida no un llenado asociativo completo sino como
un registro de las vacilaciones, carencias y ausencias que caracterizan toda situación política y deben ser meditadas y
tratadas con la acción pública”.44
En la primer carta, se manifiesta la participación del conjunto de intelectuales como parte de un
conjunto de circunstancias, y ausencias, que obligan a la intervención, es una palabra de meditación
y de acción sobre los canales abiertos sobre lo político, por lo cual, se alienta a la construcción de
un escenario de debates de ideas y confrontación sobre proyectos de país.
Esto lleva a explicitar, a los actores intervinientes, las posiciones de enunciación discursiva, de
pensar el espacio sobre el cual se construye, se narra un discurso, no es un lugar de neutralidad, es
un espacio atravesado por las biografías personales de quienes intervienen, de intereses en conflicto,
por lo cual, el acto de explicitar, es el acto de enunciación de un conjunto de significados sobre las
palabras usadas, de las relaciones de mediación que es establecen para realizar un acto
interpretativo, que genera “consensos” pero también “disensos” sobre el objeto destinatario de la
palabra.
En este contexto, se pone en tensión los mecanismos de legitimación de la palabra que se
convirtieron en central durante el periodo neoliberal, los medios hegemonicos de comunicación,
quienes como mediadores sobre lo real: “...estructuran diariamente “la realidad” de los hechos, que generan “el sentido” y las interpretaciones y definen
“la verdad” sobre actores sociales y políticos desde variables interesadas que exceden la pura búsqueda del impacto y
43 GONZALEZ, Horacio, “Sobre los usos sociales del lenguaje, de la ética y de las discusiones intelectuales” en Tiempo Argentino, 15-01-2012
44 GONZALEZ, Horacio, Idem.
del rating. Medios que gestan la distorsión de lo que ocurre, difunden el prejuicio y el racismo más silvestre y
espontáneo, sin la responsabilidad por explicar, por informar adecuadamente ni por reflexionar con ponderación las
mismas circunstancias conflictivas y críticas sobre las que operan.”45
Esta intervención constructora de un sentido común, de lecturas rectoras sobre lo real, donde los
medios, dejan de ser lo que la palabra designa, ocultando una relación entre un conjunto de intereses
que superaran el solo hecho informativo, ocultando que la intervención es constructora de
ideologías de intereses hegemonicos, la prensa, y grandes medios concentrados, actuando como
“intelectuales orgánicos” del poder económico concentrado, que durante los 90 construyen un
“consenso” de dominación, integrando como parte de su lectura, de su discurso, los intereses de
amplios sectores de las clases medias altas urbanas, constitución del concepto de “gente”, expresión
de la configuración del ciudadano-consumidor, integrado en el proceso de redistribución negativa
de la riqueza, que comparte un conjunto de valores culturales y sociales, enmarcados en la fantasía
de pertenecer a un “primer mundo”, frente a un otro, emergencia de la barbarie, cosificado en un
sujeto sin proyecto autónomos, excluido, dirigido como “instrumento” electoral, en medio de un
entramado de favores y prebendas, subjetividad dispuesta al asalto, estigmatizado, excluidos del
espacio social construido para señalar marcas de pertenencia colectiva.
Un espacio “público” que se expresaba desde lo privado, legitimante de la acción política, de la
política sin sujetos participantes, política de los sets televisivos, donde las reglas son exteriores a la
confrontación democrática.
Democratizar la palabra interviniente implica democratización de los espacios de enunciación, dar
cuenta de la relación entre poder, medios y palabra, poner en tensión la lógica de que los medios de
comunicación son los “auténticos representantes del pueblo”, representantes tanto del ciudadano
individualizado como remplazo de las estructuras partidarias, suplentes del poder político46, del
hacer política sin políticos.
45 “Carta Abierta/1” en Pagina 12, 26-5-200846 Ver “Carta Abierta 2. Por una nueva redistribución del espacio de las comunicaciones”. 7-9-2009 en
www.cartaabierta.org.ar
En busca de definir a la derecha
En los últimos tiempos estamos asistiendo a la construcción de un nuevo entramado de derechas en
la Argentina, entramado complejo, con variantes que van desde la derecha neoliberal hasta
posiciones netamente reaccionarias y neo-conservadoras, aglutinadas en torno a una serie de
paradigmas: un concepto de Republicanismo laxo, un mecanismo de poner en presencia un conjunto
de libertades individuales, pero con diferentes matices sobre la posición del Estado en la relación
entre las diferentes esferas constitutivas de lo social, por consiguiente respeto a los rumbos
económicos, movilizando imaginarios sociales que van desde el integrismo católico hasta
posiciones neoliberales, según el tema que sea agenda en el debate publico.
Si los '90 estuvo enmarcado por la presencia del paradigma neoliberal, cubriendo un conjunto de
nociones como Estado mínimo, autonomía de la esfera económica de las regulaciones estatales,
cuya base de sustentación es la idea del mercado auto-regulador, no solo de la esfera económico,
sino también de las esferas social y política, que produjo una colonización del lenguaje político a
través de una estructura discursiva de gestión empresarial, técnico, donde el supuesto de partida era
la neutralidad enunciativa, que intentaba dar cuenta que la formación de un arco de posiciones
ideológicas entre izquierdas y derechas, formaban parte de un conjunto de ideas y lenguajes
perimidos, correspondientes al pasado.
La presente colonización del lenguaje neoliberal abarco la totalidad de las estructuras con las
cuales se intentaba pensar la sociedad, lo político recubierto en un simple pasaje mass-mediatico,
regulado por el tiempo televisivo, colonización de la palabra y el tiempo de enunciación.
El lenguaje del saber técnico, sumado a la temporalidad del espectáculo como dictante de una
noción de temporalidad, sin conexiones ideológicas, abordado desde la idea de neutralidad
explicativa, configuro un marco de visiones y afirmaciones basadas en la posibilidad de la
independencia del enunciante discursivo, lo mismo abrió la posibilidad de evitar, en la gran mayoría
de la sociedad, la pregunta sobre la relación, entre periodismo y grupos mediáticos concentrados.
En esa lógica, planteada por los espacios formadores de opinión, se consolido la idea de la anti-
política, que oscilaba entre el que se “vayan todos” hasta la entrada de un gobierno de tecnocratas,
cuando el modelo de acumulación financiera neoliberal estallo a fines del 2001, reflejo de una
continuidad instrumental de lo económico sobre lo político.
Cambios de Paradigmas en América Latina
La caída del muro, siguiendo a Natanson, creo la oportunidad para el acceso al poder de gobiernos
que fueron configurando el marco de una “nueva izquierda”, en parte por el vacío de influencia
ejercida por los Estados Unidos durante la guerra fría47, a lo que nosotros agregaríamos, también las
presiones ejercidas por el conjunto de movimientos sociales latinoamericanos que ponían en tensión
47 Ver NATANSON, Jose; La nueva Izquierda, Sudamericana, Buenos Aires, 2009, p. 13-14
el paradigma neoliberal, visibilizando los resultados humanos de la aplicación de los modelos
neoliberales en el sub-continente.
La crisis del neoliberalismo en el sub-continente a fines del siglo XX y principios del actual,
permitió una lenta aparición de un nuevo paradigma ideológico, emergiendo primero desde el
Estado hacia la sociedad civil, este nuevo conjunto de ideas pueden caracterizarse por los siguientes
tópicos: recuperación del rol del Estado, como diseñador, arbitro e interventor en lo político,
económico y social, una mayor presencia de políticas sociales de carácter reparador con una fuerte
recuperación de derechos sociales recortados, dejados de lado durante las décadas neoliberales,
autonomía de lo político, y su recuperación en el espacio publico, una re-definición de la idea de
democracias liberales y parlamentarias, ampliación de derechos civiles, subordinación de la esfera
económica, autonomía de los países del sub-continente frente a los organismos internacionales, una
mirada hacia lo latinoamericano y hacia las relaciones sur-sur.
Dentro de este contexto de modificación del conjunto de ideas que piensan lo político, se produce
la modificación del tradicional sujeto social emancipador, que incluye ahora a los movimientos
sociales, trabajadores formales e informales, excluidos urbanos, campesinos, y actualmente, vemos
la re-aparición de un sujeto generacional juvenil.
La idea de la democracia, como ampliadora de derechos y espacio de construcción de nuevos
espacios de horizontes de expectativas, permite pensar una nueva relación entre lo institucional, el
poder y la posibilidad de cambio dentro de las estructuras estatales48.
Este cambio de paradigma se conforma paralelamente al ejercicio practico y real del poder, por lo
cual se produce una re-valorización de la relación entre la palabra y la acción, cambio de época,
cambio de paradigmas, que forma parte, de la “batalla cultural” iniciada por este conjunto de
gobiernos de nueva matriz política.
La derecha ante el cambio de paradigma
En el 2008, en nuestro país, se produce el intento “destituyente”, por parte de los sectores agro-
patronales, aliados con los medios concentrados de comunicación y partidos políticos opositores al
kirchnerismo, la aplicación de una política de retenciones móviles a los productos de origen rural, la
conocida 125, generó la primer reacción coordinada, por parte de las derechas contra la nueva
matriz política argentina, durante cuatro meses la derecha pudo poner en tela de juicio la posibilidad
de continuidad del kirchnerismo en el poder, sumada a la derrota electoral en las legislativas del
2009, y su consolidación en el famoso grupo A, permitió a amplios sectores de las derechas intentar
el ejercicio de pensar un escenario post-kirchnerista, sin darse cuenta, que en el accionar del 2008,
lo que marca es la construcción del kirchnerismo, como movimiento político, quien propuso una
instrumentación de una serie de políticas, principalmente, sobre procesos de democratización de la
48 Ver NATANSON, IDEM, p.p. 262-269
palabra, ley de medios audiovisuales, ampliación de derechos sociales y civiles, Asignación
Universal y Matrimonio Igualitario, de esta manera se establece que la “batalla cultural”
acompañaba a la “batalla política”.
Son en estos “momentos políticos”, pensados como rupturas de los consensos establecidos,
momentos de irrupción del disenso, permiten espacios de aperturas de los posibles presentes en el
presente proyectarse hacia la institución de un nuevo horizonte de expectativas, esto es señalado por
los intelectuales de Carta Abierta: “Las situaciones criticas obligan a preguntarse qué palabras le corresponden a los nuevos hechos. Entre las batallas
pendientes en la cultura y la política argentina, esta la de nombrar lo que ocurre con actos fundados en una lengua
critica y sustentable.”49
En esta nueva búsqueda de definir situaciones y actores, de constitución de una nueva arquitectura
del lenguaje, desde Carta Abierta se significa como la “nueva derecha”: “(...) a una serie de posiciones que se caracterizan por pensarse contra la política y contra sus derechos de ser otra
cosa que gestión y administración de los poderes existentes. Una derecha que reclama eficiencia y no ideología, que
alega más gestión que valores- y puede coquetear con todo valor-, que invoca la defensa de las jerarquías existentes
aunque se inviste miméticamente de formas y procedimientos asamblearios y voces sacadas de las napas prestigiosas de
la militancia de ciclos anteriores.”50
En el lenguaje del presente entramado de derechas, encontramos procesos por los cuales se intenta
re-significar actos de protestas de las clases subalternas, y de organismos de derechos humanos,
para reconfigurar ciclos de interpelación al gobierno nacional: cortes de ruta, cacerolazos y
escraches, podrían ser tomados como ejemplos.
Respecto a esto, desde Carta Abierta se afirma “Se considera una redención el uso del lenguaje más incivil del que se tenga memoria en las luchas sociales
argentinas. Con impunidad lo han tomado, con rápido gesto de arrebatadores, del desván de los recuerdos y de las
historias de gestas desplegadas en nombre de un ideal más igualitario. En un sorprendente movimiento de apropiación
para travestirla en su beneficio, han movilizado la memoria de los oprimidos en función de sostener el privilegio de
unos pocos, vaciando, hacia atrás, todo sentido genuino, buscando inutilizar una tradición indispensable a la hora de
reestablecer el vínculo entre las generaciones pasadas y los nuevos ideales emancipatorios.”51
Como podemos observar, en todo proceso de reconstrucciones hegemonícas, la lucha simbólica,
forma parte de explicitar nuevos consensos entre las subjetividades intervinientes, en este contexto,
la discusión planteada por las derechas argentinas tienen como centralidad el poder de intervención
de lo político en la trama social, frente a una concepción de lo político, entendida como un proyecto
de modificación de las distribución y las disposiciones habituales de la palabra, con el fin de
configurar un conjunto nuevo de significaciones a los objetos constitutivos de lo real, rompiendo los
horizontes hacia el futuro tomados como predeterminados, la reconstitución de una nueva 49 La nueva derecha en la Argentina, 12-6-2009 en www.cartaabierta.org.ar50 Idem.51 Idem. Las cursivas son propias.
subjetividad política emancipatoria52, la derecha, plantea, siguiendo a Ranciere, el mantenimiento de
una división policial de lo sensible, es decir, la existencia de una relación “armoniosa” entre una
ocupación y una capacidad, donde los sujetos están determinados a la ocupación de un espacio y
tiempo especifico, donde las maneras de ejercer lecturas sobre la realidad estén pre-configuradas y
aceptadas, eliminando la capacidad del disenso como constitutivo de lo político.53
Este proceso se produce donde la acción política de un colectivo avanza sobre el monopolio de la
palabra legitima, mientras intenta, por su parte, el entramado de derechas intenta, re-construir un
nuevo monopolio que las beneficie.
La acción colectiva de retomar y cuestionar la palabra legitimada, es un proceso de apertura de un
espacio de investigación donde cualquier ciudadano puede intervenir, con la condición de que esa
palabra pueda ser verificada y que ponga a prueba su capacidad de hacer resonar el poder de una
acción, ampliando el espacio de resonancia.
Opinión transformada en un espacio donde se determinan nuevas posibilidades de pensamiento y
de proyección de una comunidad. Espacio de una lucha contra el poder de constituirse como la
singular maquinaria interpretativa.54
En este conjunto de operaciones, las derechas comienzan a apelar a imaginario social instalados
en un amplio sector de las clases medias, como también, como afirmamos anteriormente, buscan un
camino de re-significación de acciones colectivas, articulando, una acción con un imaginario social,
por ejemplo, las cacerolas, símbolo de la caída de un gobierno en el 2001, es presentado como una
acción condicionante hacia los poderes establecidos y elegidos de manera democrática, movilizados
en torno a consignas y valores, vacíos, sujetos a ser llenados por un conjunto amplio de
individualidades, que pueden ser expresados por como un supuesto colectivo, aunque presentados
como a-politicos, que, a su vez, buscan una representación política que permita canalizar por
medios institucionales, en las fracciones mayoritarias, de esa expresión. “(...) Lo hace, (la derecha) incluso, cuando trae símbolos de ese pasado sujetándolos a relaciones que lo niegan o
vacían. Cita al pasado como una efemérides al paso. (…) Procede por expurgación y despojo: restándole a la realidad
algunas de las capas que la constituyen y presentando en una supuesta lisura de la vida en común.”55
Pero así mismo, en los últimos tiempos estamos presenciando la visibilización de un conjunto de
derechas, por el momento minoritarias, anti-republicanas, anti-democráticas, xenofobicas, con una
raigambre de un pensamiento anti-igualitario, conservador y reaccionario, un espacio político que
no intenta que el conjunto de sus reclamos pueda ser canalizado por alguna representación política
democrática.
Son los medios monopólicos los encargados de revindicar la honestidad de los ciudadanos-
52 Ver RUBY, Christian, Ranciere y lo político, Buenos Aires, Prometeo, 2011 53 Ver RANCIERE; Jacques, El espectador emancipado, Buenos Aires, Manantial, 2010, p. 2354 Ver RANCIERE, Jacques, Momentos políticos,Buenos Aires, Capital Intelectual, 2010, pp. 12-1355 La nueva derecha en la Argentina, 12-6-2009 en www.cartaabierta.org.ar
consumidores, su espontaneidad expresiva. Un lenguaje vaciado de contenido histórico. Mientras
que a nosotros, el “ruido de las cacerolas” nos llevan a la recuperación de un anclaje de un
contenido en esas voces que nos hablan del pasado reciente, de ese pasado que se recupera en la
acción política.
Como se afirma en la Carta Abierta citada: “La nueva derecha se inviste con el ropaje de la racionalidad ciudadana, adopta los giros de lenguaje y los deseos
más significativos de una opinión colectiva sin la libertad última para ver que encarna los miedos de una época
despótica y violenta. Un intenso intercambio simbólico viene a sellar así la alianza entre la nueva derecha, los medios
de comunicación hegemónicos y el “sentido común” más ramplón que atraviesa a vas estratos de las capas medias
urbanas y rurales del que tampoco es ajeno un mundo popular permanentemente hostigado por esas discursividades
dominantes”.56
Ya que son los medios concentrados los que a través de generar mecanismos de presencias y
ausencias, intentan configurar un espacio político donde se produzca una especie de recuperación de
la fisura abierta entre las esferas políticas y económicas, se autopostulan como los encargados de
tratar de re-configurar un espacio político de derechas opositor, cuyo eje gira en torno, al
duhaldismo al jefe de gobierno de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, con la aparición de nuevos
espacios de gobernadores en provincias centrales, una construcción que recupere una capacidad
aglutinante a nivel nacional, que pueda canalizar la representación política de las fracciones de
ciudadanos que se encuentran en oposición al gobierno nacional, canalizar la pluralidad de
demandas emergentes en una posible alternancia política.
Dentro del contexto anteriormente descripto, se puede decir, que los medios hegemonicos de
comunicación tienen como propósito configurar una arquitectura discursiva que permita establecer
canales de comunicación entre fuerzas políticas y estas fracciones de la ciudadanía argentina, cuyo
epicentro son los espacios urbanos, esta arquitectura discursiva se caracteriza por instalar un fuerte
discursivo republicano, apoyando la idea de una concentración de poder, que desarticula las
libertades políticas y civiles, mientras apoyan la idea de una fuerte devaluación, una apertura de la
economía nacional y una modificación de las relaciones internacionales, que modifique la
centralidad Sur-Sur, por otra, Norte-Sur.
La derrota electoral del 2011, impacto en gran parte del arco opositor, visibilizando las fracciones
internas dentro de los principales partidos políticos argentinos, el radicalismo, fue uno de los
principales afectados, por un lado comenzamos a observar una separación entre una fracción
representada por un grupo de senadores, Sanz y Aguad, de una fuerte raigambre conservadora,
frente a fracciones mas dispuestas a articularse como oposición menos atadas a los intereses
económicos en pugna, principalmente representada en Leopoldo Moreau y la juventud partidaria, el
Frente Amplio Progresista (FAP), segunda fuerza electoral se encuentra en el dilema de ampliar el
56 La nueva derecha en la Argentina, 12-6-2009 en www.cartaabierta.org.ar
marco de alianzas partidarias, mientras que otras fuerzas tienden a la desaparición o a ser absorbidas
o por el FAP o por el PRO, entre ellas podemos mencionar a la Coalición Cívica y al Peronismo
Federal.
Pero el resultado electoral también trajo las primeras desavenencias dentro del arco del Frente para
la Victoria, ante la imposibilidad de una nueva posibilidad de presentación en una nueva elección de
la actual mandataria, sectores conservadores, encabezados principalmente por el actual jefe de
Gobierno de la Provincia de Buenos Aires, Daniel Scioli, han generado un fuerte debate hacia
dentro del kirchnerismo.
Esta nueva coyuntura política post-electoral, permitió al entramado de derechas (políticas y
económicas) rearticularse poniendo como primer punto de prueba las elecciones de medio termino
del 2013, y la aspiracion de constitución de un frente político al 2015, en las futuras elecciones
presidenciales.
En este contexto, la construcción de un Macrismo como punta de iceberg de derechas hacia el
2015 ha encontrado limites propios de la ideología macrista, que puede seducir a una franja de las
clases medias altas urbanas, pero no pueden superar ciertas lógicas de la nueva matriz del
paradigma, que muchos sectores sociales han comenzado a considerar como propio de lo político,
principalmente el rol del estado respecto a lo publico, es decir, el mantenimiento de la matriz
neoliberal, que esta haciendo agua en la Europa periférica, pero con capacidad de trasladarse hacia
la Europa central, es un limite propio de expansión del macrismo a nivel nacional.
Por eso, los grupos concentrados del poder, intentan reconfigurar un candidato de derecha que
contenga cierto elementos de la nueva matriz, y si es posible, que este dentro del kirchnerismo, es
aquí donde las mirada se dirigen sobre gobernador de la provincia de Buenos Aires, aunque también
tendría que saldar algunas deudas que le permitan componer un arco político autónomo, y pueda
reconfigurar acercamientos a sectores sociales anti-kirchneristas.
Por el momento, las derechas argentinas se encuentran enredadas entre mantener una visión del
mundo con una visión neoliberal, y/o reconfigurar desde un espacio de derechas una construcción
que tome parte del nuevo paradigma, como ocurre en el caso Colombiano, para generar una opción
para el 2015, pero igualmente algo esta claro, hoy las preguntas no tienen respuestas.
Palabras disputadas. Apuntes sobre la batalla cultural y la recuperación simbólica
Desde los medios hegemónicos se han comenzado a instalar una serie de conceptos tales como
“nueva épica”, “nacionalismo berreta”, “patrioterismo” que sirven de articuladores de un entramado
unificado en torno a la idea de una construcción y circulación en la sociedad de un “relato
kirchnerista”.
Los actos en torno al bicentenario, significo un punto de ruptura significativo, en torno a la lucha
simbólica, vinculada esencialmente a la idea de la capacidad del gobierno de re-pensar las lecturas
sobre el pasado nacional, poner en tension y disputa un conjunto de conceptos claves, que articulan
gran parte de una narración de lo nacional, y colocar nuevas coordenadas de lectura, nuevas
dimensiones de pensar y ejercer lecturas, retomando tradiciones e imaginarios sociales de los
movimientos nacionales y populares, de esta manera la lectura desde el presente que se realiza hacia
el pasado, es una articulación con una de las ideas centrales del kirchnerismo en lo político, el
funcionamiento del Estado como mediador entre sociedad civil y sociedad política, y la posición de
no neutralidad en la logica constitutiva de una sociedad capitalista entre capital y trabajo, es decir,
al proceso de recuperaciones materiales es necesario un proceso de reconfiguraciones del mundo
simbolico.
De esta manera, la idea de batalla cultural, es parte de pensar como una compleja trama de relatos
circulan en una sociedad, y como los mismos, se constituyen en mecanismos interpretativos y de
interpelaciones, cuya función no solo es crear marcos de solidaridades, sino también instancias de
observación de lo real.
Es decir, no hay un relato único que circula por la sociedad, sino uno ocupa un lugar hegemónico,
mientras observamos como circulan un conjunto de narrativas en busca de reconocimiento, que
cuestionan la capacidad del relato hegemónico de convertirse en “verdad”, disputa sobre el sentido
común, como mecanismo de interpretación de la realidad, de generar nuevos sentidos sobre la
misma, la circulación de narratividades alternativas nos muestran como todo intento de
consolidación de una hegemonía es un proceso en continua disputa.
La lucha por las palabras, adquiere por lo lo tanto, un carácter de ampliación democratizante, al
construir nuevas subjetividades con capacidad de enunciarla, poniendo en tensión, el nivel de los
significantes como la disputa interpretativa, es decir, produce rupturas consensuales, al constituir un
espacio para la circulación del disenso, como elemento fundamental de lo político, sinteticamente
nos encontramos con las posibilidades de la emergencia de discursos contra-hegemónicos, que
disputan valores de “verdad sobre la realidad”.
En todo proceso de cambio económico, político y social siempre es acompañado por cambios en
el nivel ideológico y simbólico, lo cual implica disputas entre clases y sectores que intentan
mantener el status quo y quienes pretenden modificar la sociedad, la disputa no solo transcurre en la
esfera de lo político, y económico sino sobre imaginarios, tradiciones, experiencias de las
subjetividades sociales.
Ya que toda interpretación de la realidad, no se produce nunca desde un espacio vacio de
neutralidad discursiva, sino es interpretación situada, es un discurso que se emite desde un lugar
determinado, por lo cual, afectado por un conjunto de sentidos, disputa que enmarca espacios de
ejercicio de lecturas y pronunciamientos sobre lo real, y como lo denominamos, es una disputa,
utilizando una metafora, sobre el diccionario que nos sirve para leer lo real.
El ladrillo de la Palabra. Arquitecturas Emancipatorias renaciendo.
En su ensayo sobre La Revolución como Pasado57, Casullo recordaba que uno de los logros de la
política del neoliberalismo fue la capacidad de vaciar de significados a un conjunto de palabras que
circulaban en los lenguajes de izquierda: tales como emancipación social, gobierno de los pueblos,
lucha de clases… toda la arquitectura del lenguaje revolucionario parecía que caía con el muro de
Berlín.
El ensayista argentino describía de manera hermosa como el lenguaje neoliberal nos colonizaba a
través de los medios masivos de comunicación, como estos configuraron un lenguaje que nos
permitía, según Casullo, “estar en el mundo”, mientras las contradicciones propias de una sociedad
de clases eran ocultadas, y se instalaba la idea de la posibilidad del hacer política sin políticos.
Casullo dirá, que en este contexto: “La política del mercado preside como fetiche del perpetuo proyecto de una armonización de clases. También una
búsqueda de “consensos” con actores desiguales en poderes, y bajo un régimen capitalista incuestionado”.
El conjunto de resistencias políticas y sociales al modelo neoliberal eran tildadas bajo el estigma
de un juego de variables de enunciados que transitaban desde lo anti-democrático hasta la idea de
movimientos de carácter totalitarios.
El vaciamiento de las arquitecturas de lenguajes libertarios, implicó la construcción de un un
nuevo sentido común que atravesó a las totalidades de las clases sociales, marcó nuevas formas de
mirar la realidad de una manera prefabricada, construyo un lenguaje que dió sentidos al conjunto de
relaciones que conformaban la realidad, de esta manera el lenguajaje encontraba nuevas maneras de
mirar el mundo.
El lenguaje neoliberal fue acompañado por una estética de lo político, lugares de pronunciación de
la palabra, neutralización de espacios corporativos, no eran silencios y ruidos, eran virtualidades
que se configuraron como “la realidad”, lenguajes y estéticas que recorrieron desde el espectro de la
derecha a los espacios de centro-izquierda, el espacio publico, el ágora donde lo político tenia su
razón de ser, fue trasladado a un set televisivo, la política sin políticos se revistió con las ropas de la
estética de un producto a ser vendido, la totalidad de las mediaciones eran puesta en bajo la óptica
de una mercancía a ser ofrecida como sacrificio al dios mercado.
Mientras se construía un imaginario sobre la felicidad neoliberal, se producía un ocultamiento de
las consecuencias de las practicas del neoliberalismo, invisibilizados por la lógica de exclusión del
sistema, el lenguaje construía una mirada sobre un sistema donde se presentaba lo visible y
reconfiguraba sentidos de espacios de transito de lo político, la ruta, sobre donde circulaban las
mercancías, se convirtieron en el espacio donde se dirimía lo político.
Pero las arquitecturas del lenguaje y las estéticas neoliberales, a través de un proceso de
57 CASULLO, Nicolás, Las cuestiones, FCE, Buenos Aires, 2008
descontextualización podían mostrar los efectos del conjunto de políticas económicas, sin mostrar el
conjunto de causalidades que derivaban y concluían en ese entramado de protesta social. Había
desnutridos, pero no creadores de hambre, había desocupados, no creadores de desocupación…
había consecuencias no creadores de efectos.
Los derroteros de la historia, o las consecuencias de la aplicación de las medidas neoliberales
sobre un tiempo, hicieron que la arquitectura de los lenguajes que sustentaban ese modelo de “estar
en el mundo” entraran en crisis, lógicas de un lenguaje que nos cruzaba nuestros días, comenzaron a
entrar en un estado de sospecha continuo, “mercado”, “libertades económicas”, “neutralidades”,
jergas que eran utilizadas por el gobierno de los técnicos, ocultos detrás de la legitimidad de un
titulo de economista de universidad extranjera, lengua que se nos presentaba neutra ante los
discursos cruzados por las ideologías de lo político, rápidamente se configuraron como el rey
desnudo ante sus súbditos, antiguo ejercicio de la falacia de autoridad quedo en evidencia cuando se
produjeron cambios en nuestras regiones.
Los nuevos gobiernos nacionales populares se han ido construyendo sobre un marco de
legitimidades que rompen parte de las arquitecturas de los lenguajes de las izquierdas que pensaban
la institucionalidad republicana democrática como una trampa de las burguesías, pero sin
comprender, que esas legitimidades permiten convertirse en espacios de prácticas sobre las
posibilidades de modificaciones a futuro que configuren una nueva practica emancipatoria, el
camino elegido es poner en tensión los limites del modelo republicano liberal, no solo en sus
marcos institucionales, sino el de las practicas de las clases sociales, que desde siempre reclaman
“calidad democrática”.
Las modificaciones en el proceso de redistribución de la riqueza, de movilidad social ascendente,
la vuelta del Estado como soporte de los intereses de los sectores subalternos de la sociedad, la
democratización del vivir se para muchos de nuestros hermanos mas necesitados, el visibilizarlos
después de décadas de ocultación neoliberal, configuran un nuevo “estar en el mundo”, marcado por
mas dignidad, donde pueden romper el esquema de la temporalidad de una condena al presente
continuo mortífero a la construcción de un horizonte de expectativas donde proyectar esperanzas,
posibilidades de una democracia social.
En los sectores subalternos, los procesos latinoamericanos de cambio social, representan una
modificación de las subjetividad, se apropian de los proyectos porque en ellos se ven representados,
se sienten participes de la construcción de un proyecto abierto.
Podemos decir, que los gobiernos nacionales y populares del sub-continente están construyendo
una nueva arquitectura de lenguaje político emancipatorio, las palabras vaciadas en las décadas
neoliberales, que se vaciaron de contenido, son configuradas con nuevos sentidos, entramados de
voces buscando constituir un espacio de disidencia sobre los consensos entre desiguales,
nuevamente la palabra emancipación social vuelve a dar vuelta en el aire, el concepto de
democracia vuelve a ser pensado mas allá de las lógicas de las formalidades, conceptos en busca de
sustantivos que le den una cadena de significados para conformar una nueva manera de ver el
mundo.
Reconstrucción del ágora publica, donde las palabras se ponen en tensión, en debate, una
arquitectura del lenguaje que acompaña las bases del edificio económico-social sobre lo que se
asientan las palabras y sus significados, esas trincheras de ideas que renacen y dan sentido a
“nuestro estar en el mundo”.
Escritura, Palabras, Subalternidades, el campo de la Batalla Cultural
El escribir como acto, significa una manera pública de intervenir en los espacios de circulación de
la palabra, es un acto de elección sobre los lugares desde donde enunciamos un conjunto palabras,
intentando construir una arquitectura del lenguaje alternativa a la circulante en los grandes medios
de comunicación.
Es un acto donde el sujeto de desnudar las posibilidades argumentativas para lograr una
intervención en el ágora político, escribir rompiendo un circulo de certezas que son afectadas por
las temporalidades de lo político instituyente, es decir, es escapar a las temporalidades de otras
practicas de escrituras donde los tiempos permiten realizar un tempo de pulir las ideas a ser
expresadas, intervenir en el debate publico es poner lo crudo sobre la mesa, la hoja que se llena con
palabras, enuncian un conjunto de posibilidades que esquivan la neutralidad discursiva, escritura
que se decide política, agonística, palabra que busca romper los limites del conjunto de reglas que
entrenaron el acto.
La palabra enunciada, es una escritura que traza biografías, viajes temporales de sobre espacios
que articulan la capacidad de otorgar al emisor capacidades legitimantes, una palabra que se
referencia en un conjunto de instituciones y espacios de lecturas que otorgan el derecho de la
posibilidad de emitir a la misma.
Pero hay momentos históricos de las sociedades, donde la palabra sale de esos espacios, donde se
plantea la necesidad de intervenir para poner en sospecha los conjuntos argumentativos de los
“consensos” que configuran un sentido común sobre las políticas culturales, la cultura política
circulante sobre las venas de una sociedad, son momentos de disputas sobre los significados, sobre
el destino de los diccionarios que nos permiten pensar nuestro “ser y estar en el mundo”, sobre el
conjunto de miradas que interpelan la realidad, una realidad que descubrimos mediada, construida
desde espacios de poder, entramados de visiones del mundo constituyentes, los momentos políticos
que abren la capacidad de insertar la línea del disenso sobre las tramas argumentativas del discurso
dominante, de poner en juego posibilidades y probabilidades de explicación contra-hegemónicas, es
el momento donde la palabra adquiere un poder de ser democrática, de circulaciones por nuevos
espacios, es el nacimiento, según Nicolás Casullo, de un nuevos periodos interpretativos.
Estos momentos ponen bajo la lupa no solo los principios sobre los cuales se construyen parte de
nuestras biografías, individuales y colectivas, sino también nos ponen en la obligación de pensar el
hombre real, el ser humano y realidad que se convierten en espacio de reflexión y acción sobre la
posibilidad de construir un proceso de emancipación social, son momentos donde se ponen los
oídos a escuchar sus voces, donde rozamos esas pieles reales, donde la fragilidad de la vida no es
una opción dentro de un esquema interpretativo sino realidad que es parte nuestras circunstancias,
ese hombre real, que actúa como mediador entre el acto de la escritura interviniente y la realidad a
ser intervenida, son momentos donde el principio de intervención debe constituirse como un espacio
que permita entrar al hombre real para reemplazar al hombre ideal, porque el cambio emancipatorio
se realiza sobre ese hombre real, desnudo ante nosotros, como nosotros nos encontramos ante el,
acto emancipatorio donde el, no solo es sujeto sobre el cual se enuncia la palabra sino también
sujeto enunciante.
Palabra que reconoce el conflicto, ya que el mismo es constituyente de las sociedades capitalistas,
pero que al intervenir se proyecta como posibilidad de construir un espacio de expectativas, palabra
y acción, palabra que construye, crea desde el presente, una visión del pasado, no usurpado por las
clases dominantes, para constituir una sociedad igualitaria, es adueñarse del pasado, en clave de
lectura de Benjamín, como cuestionadota de la tradición sobre los que se construye esa arquitectura
de la memoria, es leer la historia, pensando y reflexionando, que los respectivos vencedores en la
historia, son quienes son los que se estructuraron como dominantes en el presente, un relato que se
posiciona sobre la barbarie de los actos fundadores de quien ejerce el poder real, pensar sobre que
bases se construyeron los marcos republicanos liberales que son presentados como “eternos”, como
un conjunto de leyes instituidas, pero que no pueden ser puestas en cuestión, re-pensar que en los
diferentes momentos de intervención del pueblo, su presencia disruptiva sobre el orden de las
sociedades latinoamericanas, pensar que ante el momento popular de la historia como actuaron las
clases dominantes, los mecanismos sobre los cuales se pensó volver a espacios históricos previos, es
decir, el momento de contra-revolución de las oligarquías nativas son el documento de la barbarie.
Esta idea de presentar los subalterno como un corte en la temporalidad de un progreso, que se
configura como única temporalidad sobre la que los pueblos deben transitar, como diría Benjamín,
esta representación y la temporalidad homogénea, ha de ser puesta bajo la tela de la crítica.
Son momentos de recuperación las escrituras de un pasado, de un conjunto simbólico y de
imaginarios sociales, mitologías populares como espacio de estructuración de una nueva
subjetividad nacional y popular, espacios que movilizan, que interpretan e interpelan el conjunto de
relatos de las oligarquías, revisionismo del pasado, en clave de disputas sobre las políticas que
estructuran la narración de la historia, narrativa que supera el marco de lo académico, que pone a la
sociedad en su conjunto en tensión sobre las narrativas fundacionales que son parte de la
identificación, de una construcción de arco de solidaridades subalternas, narrativa del conflicto, del
disenso interpretativo, son las clases subalternas reapropiándose de las posibilidades del pasado
derrotado, miradas desde este presente instituyente de nuevas aperturas hacia el futuro.
Escribir, recuperar la capacidad conflictiva de la palabra enunciada, las voces enunciado
significados rompiendo los “consensos societales”, palabra batalla… palabra, que las oligarquías
quieren llamar a silencio, palabras militantes en la construcción de un futuro emancipatorio.
Creando la Arquitectura Destituyente. Lecturas sobre algunos hechos latinoamericanos
El imperialismo y las oligarquías locales no tienen mucho agrado por el rumbo tomado por los
gobiernos en el sub-continente, no es una gran afirmación que destruiría los análisis políticos sobre
la región en la ultima década, si hay que intentar buscar comprender los nuevos mecanismos que
configuran las nuevas formas de legitimidades sobre los que se recubren los golpes de estados.
Uno de los logros de las recuperaciones del retorno de los regimenes democráticos post-
neoliberales, es la posibilidad de realizar procesos de cambios a nivel socio-económico dentro de
las institucionalidades republicanas, ha generado que las oligarquías nacionales deban construir
nuevas arquitecturas para dotar de lenguajes legitimantes para respaldar acciones contra los
gobiernos populares, practicas golpistas que van desde el mecanismo clásico hasta las formas del
uso de las constituciones, los casos de Honduras, Paraguay, y los actuales intentos en El Salvador,
configuran un lenguaje golpista vestido detrás de las ropas de la constitucionalidad.
Como afirma Benjamín, “en toda forma lingüística reina el conflicto entre lo pronunciado y
pronunciable con lo no pronunciado e impronunciable”, los sectores dominantes buscan nuevas
estrategias de crear nombres, de repente intentar crear una comunicabilidad sobre hechos que no
pueden ser pronunciados, cuando esos hechos comienzan a carecer de contenidos, en tanto de su
capacidad de comunicar una realidad, abriendo una brecha entre las palabras, los significados y la
realidad. Hoy un golpe de estado se denomina cumplimiento de las legalidades de las
constituciones, creando mecanismo de estados de excepción en el desarrollo de los regimenes
democráticos.
Lo interesante son las nuevas claves de lecturas sobre el hecho del estado de excepción en los
regimenes actuales, Schmitt planteaba que el soberano era quien tenia la capacidad de decidir sobre
el estado de excepción, en el marco teórico del jurista alemán, nace como una critica abierta la
estructura parlamentaria, ahora quien se reclama como soberano, capaz de configurar la instalación
del mismo, son los parlamentos, ya que presentan a los representantes del poder ejecutivo como
peligros para la existencia y preservación del Estado, estamos frente a un nuevo marco de
decisionismo que se dispersa en el los poderes legislativos, en los cuales, los representantes de las
oligarquías pueden construir espacios de poder instituyentes sin la legitimidad de sufragio popular.
Aunque los legisladores de derecha, como afirma Mouffle: “… el fundamento de la legitimidad de las instituciones democráticas deriva del hecho de quienes alegan poder
obligatorio lo hacen bajo la suposición de que sus decisiones representan un punto de vista imparcial que es por igual
del interés de todos.” 58
De esta manera se oculta que dentro de las sociedades democráticas capitalistas los consensos
58 MOUFFE, Chantal, “Carl Schmitt y la paradoja liberal” en MOUFFE, Chantal (comp.) El desafio de Carl Schimitt, Prometeo, Buenos Aires, 2011, pp. 70-71
políticos es una expresión una hegemonía y una cristalización de relaciones de poder, que los
límites que se establecen entre lo que es y no es legítimo es un límite político, por lo cual debería
ser seguir siendo puesto en cuestión.59
La violencia del acto destituyente de instaurar un marco de excepcionalidad dentro de las
legalidades constitucionales, es el intento de construir una legitimidad excluyente de lo popular
como subjetividad que irrumpe como constituyente de una posibilidad de significar las arquitecturas
del lenguaje republicano y democrático, desde una perspectiva que desnude las hegemonías
construidas desde la década del 70-80 del siglo XX en nuestro sub-continente.
Una subjetividad popular que se apropia de los mecanismos de representación tradicionales, pero a
su vez, construyen nuevas formas, que tensionan los limites del republicanismo neoliberal,
descolonizando las estructuras, lenguajes, simbologías e imaginarios sociales, nuevas formas de
comunicar lo pronunciable y lo no pronunciable, batallas culturales sobre las formas y lo
institucional, sobre los mecanismos legitimantes de la soberanía popular, a través de una re-lectura
de la historia, donde los fantasmas de quienes vencieron son presencias esquivas, pero reales, que
intentan mantener un orden de significantes sobre la realidad.
Detrás del establecimiento de un estado de excepción, las clases dominantes, intentan mantenerse
en el imaginario social que ellos proyectaron durante la hegemonía neoliberal de una democracia,
como régimen de gobierno formal, pero excluyente de los sectores subalternos, pero la acción de
estos últimos, han re-configurado los significados de las palabras, subalternidades que disputan
políticamente, porque se han configurado como portadores de capacidad de nombrar las cosas, de
tensionar e insertar la posibilidad del disenso en las grietas del consenso formativo de la hegemonía
de las clases dominantes, palabra que adquiere un grado emancipador social, que reconfigura un
espacio de creación de posibilidades y probabilidades que superan la noción de presente continuo, y
se proyecta al futuro abierto por las nuevas experiencias nacionales y populares.
Lo que esta en juego, en definitiva, en Latinoamérica es si ese futuro se mantiene abierto como
proyección de lo subalterno hacia una sociedad igualitaria o las clases dominantes lo cierran, y
proyectan un espacio de dominación desigual.
59 Ver MOUFFE; Chantal, idem, p. 72
Hacia un nuevo horizonte de expectativas. Estado de Bienestar y Sociedad post-Capitalista.
Un debate de lo político.
Dentro de las grandes recuperaciones del kirchnerismo fue la reubicación de lo político como
esfera autónoma respecto a lo económico, así también poniendo en evidencia que la esfera
económica no es solo un conjunto de relaciones entre sujetos dedicados al intercambio de
productos, sino un espacio de construcción de política, desnudo el rey podemos plantear un
conjunto de nuevas preguntas.
A partir de la recuperación de la democracia, se planteo hacia los sectores del arco que van desde
la centro-izquierda a la izquierda, la pregunta en torno a la relación entre democracia formal y
democracia substancial, el régimen neoliberal durante el periodo 1989-2002, colocó un fuerte
construcción de un lenguaje de la imposibilidad de pensar un modelo de superación del régimen
institucional que permitía el libre desenvolvimiento de los sujetos del mercado, sumado a la
destrucción de la arquitectura de sentidos en torno a la posibilidad de constituir una sociedad
igualitaria, ese conjunto de conceptos que permitían construir un horizonte de expectativas en las
subjetividades anti-capitalistas: igualdad social, revolución, emancipación social, imperialismo,
dependencia, colonialismo económico y cultural, obreros, pueblo y un largo etcétera.
El neoliberalismo configuro la posibilidad del desenvolvimiento de la institucionalidad
republicana, mientras re-constituía un discurso de la construcción de una política sin políticos, un
republicanismo donde las instancias mediadoras entre sociedad civil e instituciones eran
desacreditadas, o reposicionadas como un espacio de construcción consensual entre sujetos
desiguales, detrás de la idea de republicanismo y democracia formal neoliberal se instalaba la idea
de una sociedad sin conflictos, de armonía entre las clases sociales, de esta manera la posibilidad de
la emergencia de un cuestionamiento era catalogado rememoración de un pasado olvidado, o a
través de un proceso de descontextualización era solo una postal de una totalidad excluyente, los
marcos de interpretación sobre lo real, signado por el triunfo del mercado sobre opciones de
posibilidad.
Luego de implosión del modelo neoliberal en la Argentina, y la llegada del kirchnerismo al poder,
se produjo una re-aparición de la pregunta sobre lo político, sobre las posibilidades y limites de la
construcción del Estado Interventor, así mismo, nuevamente la emergencia de un conjunto de
mitologías, símbolos, espacios representancionales de raigambre popular, leídos en clave nacional-
popular.
Las mayorías subalternas encontraron en la re-construcción de lo estatal, claves para realizar
nuevas lecturas rectoras sobre la realidad, retomando algunos puntos de la perspectiva de Casullo,
con las nuevas gramáticas que nacían en ellas, se llenaban con nuevos sentidos, que permitían
realizar y sentir, por los sectores subalternos, que el sistema democrático era una empresa popular.
Una nueva intervención, que en un primer momento dirá Godio configuraba una revolución desde
arriba, que realizara, a partir del 2008, de carácter político instituyente que a través del Estado
enfrenta el status quo social construido a partir de la dictadura cívico-militar de 1976, permitiendo,
y visibilizando, el avance de nuevas formas de participación de lo popular en la esfera publica,
nuevos espacios de mediación política, de generación de representaciones sociales, acompañantes
del sistema de partidos, retornos del obrero, retornos de juventudes, entre otros.
El estado, dentro del kirchnerismo, se concibe como espacio político de reparación y recuperación
social, económica y civil, construyendo una nueva temporalidad que se proyecta hacia el futuro,
incorporando en su agenda, y en los usos del lenguaje político, el concepto de igualdad,
recuperando significados e incorporando nuevas semánticas, derechos sociales articulados como
base necesaria para el ejercicio de los derechos políticos y civiles, subjetividades interviniendo en lo
publico, como resonancia de luchas pasadas, presentes y proyectadas al futuro.
La irrupción de lo subalterno en la esfera de decisiones, vuelve a poner en el centro de la visión de
lo político, su esencia conflictiva, donde los intereses de ese “nosotros”, que configuran una
constitución de demandas, se ve enfrentada a un “otro” que intenta reducir el rango de posibilidades
de concreción de las mismas.
Lo político al reconocer lo conflictivo como constituyente, puede generar dos espacios de
resolución e interpretación del mismo, siguiendo a Mouffe, el reconocimiento y la construcción de
un “nosotros” y un “otro”, puede ser leído en clave de una lucha entre adversarios, es decir, los
sujetos que intervienen en el marco de sus subjetividades contienen visiones diferentes sobre el
objeto, y reconstruyen un espacio de disputa agonística dentro del espacio democrático, también,
genera una lectura de contendientes, sin espacios posibles de mediaciones, se construye en una
relación de antagonismo. Según esta pensadora, lo político, y su desenvolvimiento, ha de entenderse
como consenso conflictivo, ya que en las democracias liberales sus límites normativos, expresión de
una hegemonía y cristalización de una relación de poder, deben ser puestos, y seguir siendo
cuestionables.
Los limites propios, pero a su vez la capacidad de posibilidades que posee un Estado en el marco
de la nueva etapa, permite generar y pensar preguntas sobre los horizontes de expectativas sobre los
proyectos que intervienen, es decir la pregunta sobre la finalidad del mismo, y pensar como resolver
lo político.
Si pensamos que la finalidad del proyecto político es la construcción de una sociedad más
igualitaria, la pregunta que se debe realizar, si la misma se desarrolla como expansión del estado de
bienestar o se plantea como horizonte posible la construcción de una posibilidad post-capitalista,
una respuesta a cualquiera de las posibilidades implica necesariamente pensar por un lado, la
ampliación de los espacios agonísticos, o re-pensar los núcleos de antagonismos sobre los que ha de
constituirse la salida emancipatoria.
La pregunta sobre la finalidad del horizonte de expectativas de un proyecto político, implicaría
resoluciones y estrategias de relación entre los bloques sociales de diferente grado, ya que si bien,
ambos modelos, un Estado de Bienestar fuerte o un modelo Estatal post-capitalista, remiten a un
conjunto de encadenados de reflexiones sobre la sociedad, su composición de clases, de las
relaciones de poder actuales y a ser constituidas.
Una respuesta de lo político hacia un modelo de profundización de un modelo estatal de bienestar,
implica reconfigurar un espacio agonístico, donde el espacio de intervención política este regulada
por un conjunto de premisas en común, que atraviesen partidos políticos, sectores sociales,
vinculantes a dar marcos de previsibilidad, es aceptar el cambio de premisas del paradigma que
implica la construcción de profundización teórica sobre el estado de bienestar, una visión agonística
de la sociedad no implica el no reconocimiento del conflicto de clase dentro de la misma, sino ubica
marcos de resolución conflictivos en espacios de mayor institucionalidad, donde el estado se ubica
como mediador no-neutral dentro del mismo.
En cambio, pensar la posibilidad de pensar la realización de una sociedad post-capitalista
igualitaria, implica el reconocimiento que dentro de la sociedad capitalista hay un conjunto de
conflictos irresueltos, y que no pueden ser resueltos, por la lógica propia del desarrollo del
capitalismo como formación económica social, espacios que actuaran como espacios bloqueadores
de las ampliaciones de un nuevo marco de ampliación democrático, lo cual establece que dentro de
una sociedad capitalista existirá un grado de explotación por parte de grupos económicos sobre
gran parte de la sociedad. En este marco, tomando como propuesta Cooke, dentro de este contexto
de horizonte abierto, se debe determinar el enemigo real, es decir, las oligarquías nativas y los
engranajes culturales, económicos y sociales que sirven a la difusión del imperialismo, ya que
ninguna clase dominante no abandona sus ventajas, y como lo vemos en la actualidad del
subcontinente, aunque tenga que ir sobre el conjunto representacional ideológico sobre lo político
que los representa.
Como se puede ver ambos modelos de horizontes de expectativas son netamente grados de mayor
igualitarismo respecto a la democracia neoliberal, igualmente implica pensarlo dentro de las
posibilidades de darle un contenido a un proyecto republicano, nacional, popular y democrático, que
signifique ampliaciones del conjunto de derechos sociales, políticos y civiles, que tomen parte de
una ampliación de la batalla cultural, para que los dueños de las cosas dejen también de ser los
dueños de las palabras, que la lucha por los significados de las palabras: “Igualdad”, “Libertad”,
“Democracia” sean pensadas desde un mundo interpretativo nacional y popular, ya que cualquier
intento de modificar el sistema económico y político, implica la lucha por las arquitecturas
conceptuales que nos definen, nos convierten en una subjetividad nueva.
Soñar con la realidad. Lecturas sobre los procesos actuales “Cuando sueñas solo, sólo es un sueño; cuando sueñas con otros, es el comienzo de la realidad.”
Helder Cámara
Con anterioridad, habíamos planteado que los procesos latinoamericanos han generado la
posibilidad de la pregunta sobre el horizonte de expectativas, configurado en torno a la construcción
de modelos socio-económicos mas igualitarios, tanto en la esfera de profundización de las
potencialidades del modelo de Estado de Bienestar, dentro del capitalismo, como el también la
emergencia de la capacidad de preguntarse sobre la facultad de superación, y configuración de una
sociedad post-capitalista.
La pregunta que realizamos hacia el futuro, no implica necesariamente solo una proyección de
deseos personales o colectivos, implica también la pregunta sobre las tramas sobre lo que se edifica
lo político, una visión sobre relaciones sociales que fundan una formación económica-social, la
distribución de la riqueza, y por lo tanto, la idea del conflicto social, y sus posibles resoluciones.
Resumiendo la pregunta sobre el futuro es una pregunta sobre lo político y es política.
El retorno de lo político como espacio de constituyente de lo común, e instituyente de nuevos
mecanismos de participación que recuperan la capacidad de generar diversas lecturas sobre lo real,
sobre la temporalidad que confluye sobre el presente y se dispara hacia el futuro, remite des-
naturalizar un complejo entramado de nociones construidas desde los espacios hegemónicos como
una noción de sentido común para interpretar la realidad, lo político subalterno en los espacios de
común instituye una franca re-configuración contra-hegemónicas, tanto en su destino dentro de la
esfera del debate del capitalismo deseado como de la probabilidad de lo post-capitalista, ya que
retoma la pregunta que se ejerce sobre como se conforma un modelo capitalista, pregunta que puede
resumirse en esta otra frase del ex-obispo Cámara: “Cuando alimenté a los pobres me llamaron santo; pero cuando pregunté por qué hay gente pobre me llamaron
comunista.”
La pregunta orientadora esta marcada por las dos visiones posibles en una sociedad capitalista, la
de naturalización de las relaciones sociales dentro del capitalismo, y la pregunta, que emerge sobre
las causas sobre las consecuencias del mismo, pregunta que no nace de lecturas, sino del
enfrentamiento de nuestra subjetividad frente al “otro” explotado, marginado, excluido, ese “otro”
se nos presenta como realidad del desarrollo del capitalismo, es una pregunta que nace, y deviene en
busca de la respuesta, en su doble efecto: la de desnudar la expansión del capitalismo, y a su vez, la
acción para enfrentar la situación.
Porque como afirma Cooke: “La opresión no es una fatalidad que nos llega del cielo: la opresión es algo que unos hombres le hacen a otros
hombres.”60
60 COOKE, John William; “El retorno de Perón” en COOKE, J.W.; La lucha por la liberación nacional, Editorial Quadrata, Buenos Aires, 2007, p. 66
La opresión como situación tiene responsables, girando en torno entre quienes aplican, consienten
y se benefician con ella, en nuestros países el principal responsable de la misma, y de sus
consecuencias, son el imperialismo y las clases dominantes locales.
Los nuevos regimenes latinoamericanos han venido a tensionar el status quo neoliberal, son
expresiones de la crisis del mismo como forma de organizar lo económico-político-social y cultural,
y a través de los mismos, las clases subalternas encuentran formas de expresión de sus intereses en
el régimen institucional, ya que en estos encuentran interlocutores que median a favor de sus
intereses.
Frente al modelo de participación en lo social configurado por el neoliberalismo, es decir,
participación autónoma e individual, la recuperación de lo político como acción de reparación por
parte del Estado, de las desigualdades construidas a partir de la dictadura cívico-militar, ha
generado nuevamente la posibilidad de soñar con y junto a los otros, de esta manera lo individual se
funde, en un espacio colectivo subalterno, para elaborar un proyecto en común.
La proyección en común, genera la disputa sobre los intereses rectores de una sociedad, ya que en
el conflicto político, tanto en su lógica agonística como en su instancia de adversarios, es poner en
tensión como se construyen las instancias de dominación, de distribución de la riqueza, ya que las
mismas no son instancias “naturales” de la sociedad humana, sino un pasaje histórico, donde se
producen cambios en las fracciones de las clases dominantes, contra-revoluciones, empates
hegemónicos, soñar en común es aproximarse a lo real desde el lado izquierdo de lo político,
reconociendo la pluralidad de lecturas posibles desde ese intento de acercamiento, lecturas que
deben confluir en diálogos, pero tomando punto de partida el momento histórico desde el cual se
realiza la lectura-acción.
En nuestro país, gran parte del dialogo esta atravesado en la actualidad, por la presencia del
fenómeno del Kirchnerismo, como proyecto político, parafraseando a Cooke, como proyecto vivo,
por mas que les disguste a quienes sueñan con la revolución perfecta, cualquier proyecto de
construcción igualitario, encuentra al kirchnerismo como parte real e indispensable para su
establecimiento, ya que continuando con una lectura desde Cooke, el kirchnerismo, expresa las
limitaciones de nuestra propia sociedad nacional, pero a su vez, encierra las posibilidades en este
periodo de superarlas colectivamente.
Proyecto político que contiene lo viejo y lo nuevo, reinterpretando las capacidades de nuestras
tradiciones políticas, intelectuales, nutrido por las experiencias del conjunto de resistencias al
modelo neoliberal, generando un nuevo entramado subjetivo con sus imaginarios sociales que
construyen una nueva idea de colectividad enfrentada a los poderes reales de poder internos y
externos.
La disputa en torno a la búsqueda de definir que se entiende por proyecto nacional y popular, ha
comenzado a girar nuevamente, dilemas, preguntas, intentos de responderlos, tradiciones para
realizar esos giros interpretativos, re-pensar desde puntos de vista disímiles, pensemos en la disputa
sindical abierta por el Moyanismo, abertura política, no solo de intentos interpretativos sobre los
contenidos que giran en torno a las palabras.
Si bien el Moyanismo, en su lógica de plantear un retorno a una especie de “Peronismo Puro”, no
representante de los sujetos sociales tradicionales, ya que la clase obrera del peronismo clásico, es
la rama industrial, implica pensar un proyecto “conservador”, con capacidad de establecer canales
de diálogos con los espacios de la derecha neoliberal y conservadora, un proyecto que articula un
conflictivo puente en la palabra “popular”.
La construcción burocrática en el espacio sindical y político, siempre dentro de la línea del
pensamiento de J.W.Cooke, implica la necesidad de pensar los mecanismos no de cambio de
nombres dentro de ese espacio, si implica continuidad de las practicas, reflejadas en estilos de
conducción, los sistemas internos de promoción y una visión política sobre los proyectos políticos a
ser disputados, sino de pensar nuevos métodos, aparición de nuevas generaciones de “dirigentes”.
Pero esta búsqueda de incorporar, y establecer, un sujeto social dentro del kirchnerismo, también
se encuentra en proceso de construcción, no una articulación vertical, sino horizontal, con canales
de mediación representacional que son disruptivos en lo institucional partidario, una subjetividad
kirchnerista que rápidamente establece conexiones entre las subalternidades clásicas (trabajadores,
clases medias bajas) con las nacientes durante la hegemonía neoliberal (desocupados, movimientos
sociales), donde el papel de la juventud como motora de un proceso de transgeneracional, implica
una apertura de nuevos paradigmas de interpelación política.
Este nuevo paradigma político, reconfiguro el hacer político, en la relación central de la lógica de
una negación estratégica de hacer concesiones a los grupos de poder nacionales e internacionales, al
ganar en autonomía la esfera política, las reglas de juego, de relaciones con la esfera económica,
implica nuevos mecanismos de dialogo, pero partiendo de la base de una relación estrecha previa de
lo político con las convicciones, al conjunto de principios rectores sobre lo cual se interviene en la
esfera publica.
El proceso abierto, implica una acción enriquecida con el conocimiento, que nace de la
compenetración con la realidad, un nuevo espacio ideológico naciente de la relación de dialogo
entre los miembros que intervienen del proyecto nacional, popular y democrático, donde las clases
subalternas, portadoras de una voz democratizante, puedan dar un nuevo contenido de clase a las
instituciones, que antaño eran la cristalización del contenido de la dominación de clase.
Como diría Cooke, respecto a la relación intelectuales-peronismo, hoy aplicable también a ciertos
sectores del espacio intelectual en relación con el kirchnerismo: “De la misma manera que los intelectuales no tienen derecho de exigirle al peronismo que responda a esa imagen
ideal que ellos crean en el mundo de las abstracciones perfectas. Deben considerar que las limitaciones del peronismo
son las limitaciones de una realidad social determinada, que condiciona a quienes la integran. Los deficits del
peronismo son deficits de las clases argentinas que han de construir nuestra sociedad del futuro” 61
Lo que implica, es avanzar en la disputa teórico-política sobre los obstáculos del desarrollo, tarea
que implica la configuración sobre el horizonte político sobre el futuro del devenir del proyecto,
donde están en juego los sentidos sobre la Patria, la posibilidad de construirnos como Nación
integrante de esa Patria Grande que es Latinoamérica y el Sur geopolítico, siempre sujeto a las
presiones del imperialismo del norte.
61 COOKE, John William; “El retorno de Perón” en COOKE, J.W.; La lucha por la liberación nacional, Editorial Quadrata, Buenos Aires, 2007, p. 42
Del Saqueo a la Plaza. Notas sobre los acontecimientos de diciembre del 2001.
En otro trabajo tratamos de aproximarnos al kirchnerismo como emergente de un “momento
político”, siguiendo la aproximación propuesta por el filosofo Ranciere, es decir, como interrupción
del consenso neoliberal, del cual, el kirchnerismo representaba una fuerza, que se convirtió en capaz
de realizar una actualización en el imaginario de la sociedad, oponiendo una nueva configuración de
lo posible a la misma.62
Igualmente, consideramos que el kirchnerismo es un resultado del proceso de movilizaciones
sociales ocurridas en el periodo que transcurre entre fines del 2001 a mediados del 2002, este
periodo de análisis podemos considerarlo como una época de “revuelta histórica”, cuya transición
devino en la construcción del kirchnerismo como movimiento político en el 2008, cuya
consolidación, para tomar un punto de referencia, las elecciones de octubre del 2011.
En este trabajo, pretendemos acercarnos a través de la conceptualización propuesta por Badiou,
en su trabajo El despertar de la historia, para analizar el acontecimiento del 2001 y principios del
2002, para ello trabajaremos con las categorías de “revuelta inmediata” y “revuelta histórica”63.
Para este autor, se entiende por “revuelta inmediata”, como la agitación de una parte de la
población, casi siempre después de un episodio violento de la coerción del Estado”64, una de las
constantes de estos procesos se caracterizan por la capacidad para aglutinarse, movilizarse, inventar
lenguajes y tácticas, si bien, para este autor tiene como actor principal a la juventud, nosotros
pensamos que pueden pensarse para nuestro caso la ampliación a grupos subalternos de la sociedad,
la “revuelta inmediata” tiene una localización territorial vinculada a las personas que intervienen en
ella, al estar ubicada de esta manera, según el autor, no produce un recorrido de subjetividad fuerte,
parte del proceso de localización débil, lo cual, cuando esta se propaga lo hace por imitación, es
decir, la instalación se produce en lugares semejantes y hasta explícitamente idénticos al espacio
inicial, es decir, tiene una extensión restringida.65
La “revuelta histórica” es el resultado de un desplazamiento, llegada a un lugar nuevo, que
generalmente se ubica en el centro de la ciudad, espacio de permanencia y de extensión, se esta ante
una revuelta histórica cuando ya no alcanza el proceso de imitación, es un pasaje de ampliación de
la revuelta inmediata al ampliar a sectores sociales alejados del núcleo constitutivo, aunque
mantiene un carácter pre-político, es decir se produce un pasaje a una extensión cualitativa, es en
62 Ver BURD, Diego, “El Kirchnerismo como “momento político”. Apuntes para una aproximación a la construcción de una teoría política e ideológica del mismo”, nimio, para el concepto de “momento político” ver RANCIERE, Jacques, Momentos políticos, Buenos Aires, Capital Intelectual, 2010, p.11
63 BADIOU; Alain, El despertar de la historia, Buenos Aires, Nueva Visión, 201264 BADIOU, Alain, Op. Citado, p. 2865 Ver BADIOU, Alain, Op. Citado, Capitulo II “La revuelta inmediata”, pp. 23-33.
esa nueva localización donde se produciendo la unificación progresiva de los componentes del
pueblo.
La ampliación espacial de la localización implica la construcción de una nueva temporalidad, es
decir, incorpora a la misma, el tiempo largo, así mismo, una unificación de los reclamos dispares en
la construcción de una consigna única.
“(...) La revuelta se vuelve histórica cuando su localización deja de ser restringida y, en cambio,
en el espacio ocupado funda la promesa de una temporalidad nueva y de largo alcance; cuando su
composición deja de ser uniforme, y en cambio, esboza poco a poco una representación del mosaico
unificado de todo el pueblo, cuando finalmente, las quejas negativas de la revuelta inmediata pura
se ven reemplazadas por la afirmación de una demanda común, cuya satisfacción da un primer
sentido a la palabra “victoria”.” 66
Las revueltas históricas dan nacimiento a periodos de intermedio en la historia, momentos donde
las soluciones a los problemas de la sociedad son puestos al día, actualización de los problemas que
quedaron en suspenso en el periodo anterior, proceso donde se construyen las posibilidad de la
necesidad de la política, re-fundación de una Idea, que emerge en el periodo abierto por el
acontecimiento, en el periodo de intervalo “la revuelta es la guardiana de la historia de la
emancipación”67
El acontecimiento de la revuelta al actualizar los problemas irresolutos del periodo anterior, pone
en tensión y cuestiona los mecanismos de legitimidad estatal, aunque en ella no necesariamente esta
presente la alternativa de poder al mismo, como veremos mas adelante en el caso de las cacerolas
del 2001-2002, lo que si logra es volver existente a la subjetividad construida como inexistente, es
la aparición en la escena de una “verdad política”.
En el proceso de la revuelta, a través de localización el ser inexistente aparece como existente, es
decir, vuelve posible que se establezca un nuevo juicio sobre la intensidad de la existencia del ser-
igual, una visibilidad que puede ser representada de manera universal, es en este caso como
podemos pensar la lógica de la consigna “piquetes y cacerolas, la lucha es una sola”, la invencion
de una temporalidad nueva que permite la posibilidad de “nombrar el fuera del tiempo del Sujeto en
tanto que Sujeto de la excepción”.68
Los acontecimientos políticos-sociales inaugurados en diciembre del 2001, se constituyeron como
una fuerte actualización de una serie de problemas nacidos en el periodo del “consenso neoliberal”,
66 BADIOU, Alain, Op. Citado, p. 4367 BADIOU, Alain, Op. Citado, p. 48, las características de la “Revuelta histórica” se analizan en el capitulo IV.68 BADIOU, Alain, Op. Citado, p. 76
los saqueos de las noches previas a los “cacerolazos”, se constituyeron en una “revuelta inmediata”,
que se venia pre-anunciado en el contexto de movilizaciones previas de los sectores subalternos,
localizada en los espacios periféricos de las grandes urbes, que se fue desplazando por un efecto de
imitación, constituyeron la presencia de la subjetividad inexistente otorgándole con el acto de entrar
a saquear las mercancías de los supermercados, una existencia, visibilizo de esta manera el rostro
de los resultados humanos de las practicas económicas que generaron altos grados de exclusión
social, desocupación, los saqueos de esta manera producen la impugnación central de la arquitectura
ideológica del neoliberalismo, la cual planteaba que se produciría un efecto distributivo en la forma
de cascada desde los sectores beneficiados sobre el resto de la sociedad, este conjuntos de ideas
vertebradas en torno a la idea del Estado, como actor ausente en la pugna de intereses en el proceso
de redistribución de la riqueza, incorporando al mercado como esfera autónoma y regulador de las
relaciones sociales.
Como medida para frenar los saqueos el gobierno de la Alianza, decreta el estado de sitio, esto
produjo la movilización de los sectores medios urbanos, que con su presencia en la Plaza de Mayo,
interpelaron las relaciones de los mecanismos institucionales y de mediación política de la
democracia formal, deviniendo y construyendo un imaginario de la posibilidad del ejercicio de
practicas de democracia directa, frente la crisis de los mecanismos de representación partidaria, de
esta manera, la sospecha se instalaba sobre la relación entre la política y la economía, el lugar de
subordinación de la primera respecto a la segunda, la colonización de los lenguajes y las formas de
ejercer lecturas sobre lo real en clave mercantil, pero también al conjunto discursivo neoliberal del
ejercicio de determinados derechos políticos y civiles como garantía de la existencia las estructuras
republicanas y democráticas, del ejercicio de lo político sin estructuras políticas, en este contexto
interrogativo sobre las estructuras de funcionamiento formales las practicas extra-institucionales
como las asambleas, podían ser leídas en clave de un intento de re-definición institucional de los
significantes aplicados al republicanismo y la cuestión de las relaciones expresadas en república-
democracia-política-mercado.
La Plaza de Mayo se convirtió en una nueva territorialidad, donde un conjunto de reclamos fueron
unificándose en la consigna “Que se vayan todos”, de esta manera, la revuelta inmediata planteada
por los saqueos, al superar los marcos imitativos y lograr una unificación, en una consigna, de un
conjunto de subjetividades que interpelaban al neoliberalismo, produce la puesta en escena de un
conjunto de reclamos actualizados que estaban latentes durante el periodo neoliberal.
La consigna “Que se vayan todos” abría y era receptora de una multiplicidad de significantes,
desde la desconfianza al sistema institucional y sus mediadores políticos, como también significaba
el cuestionamiento de carácter social a las políticas económicas implementadas por los diferentes
gobiernos en el periodo 1990-2001, expresión que también podemos encontrar en la otra consigna
“Piquetes y Cacerolas, la lucha es una sola”, que intentaba aglutinar el conjunto de tradiciones,
experiencias, imaginarios sociales y luchas de los diferentes sectores de la sociedad argentina en el
periodo.
Se ponía en nuevos marcos de visibilidad a los actores in-visibilizados e inexistentes, se les dio
una lectura en clave positiva de los mismos, recordemos que para amplios sectores de la sociedad
argentina, los cortes de ruta y calles, eran leídos en clave negativa, desde el nos causan problemas al
de definir a los sectores excluidos como “vagos que quieren vivir de la ayuda estatal”, la nueva
lectura en clave positiva de ese periodo de los actores intervinientes, permitió la apertura del
establecimiento de nuevas formas de anudamientos entre practicas de política económica y sus
resultados sociales.
De esta manera, los hechos de fines del 2001 y los primeros meses del 2002, pueden ser
interpretados como un acontecimiento, que contenía en si las probabilidades presentes para
constitución de una nueva etapa política en nuestra sociedad.
Si bien es cierto, que hay hay acontecimientos, que son asumidos como rupturas en las
temporalidades y el devenir de las sociedades, que producen la emergencia de puntos de fugas, hay
interpretarlos en el conjunto de procesos latentes existentes que van confluyendo hacia el mismo,
esto no implica una visión teológica del devenir de la historia, el ejercicio de la comprensión e
interpretación del pasado, contiene la pregunta del presente sobre el hecho acaecido, es decir, la
lectura sobre el pasado permite incorporar las tramas pre-anunciadas, es decir, en la misma,
podemos asistir a la capacidad de presenciarlos y constituirse como hecho, la probabilidad presente
en cada situación y las posibilidades de su devenir, ese resultado que proviene de elecciones de las
subjetividades sociales que en el pasado contribuyeron a la producción del acontecimiento.
Lo que nos interesa destacar, y poner en tensión, es sobre el hecho que se convirtió en el acto
central, el cacerolazo, y sus devenires en la sociedad, sus formas asambleístas, que es una lectura
que permite ocultar ciertas tramas para ejercer un acto de lectura sobre los hechos, diciembre del
2001 es presentado como un acontecimiento de la “gente”, que espontáneamente sale a la calle, y
logra la renuncia de un ministro de economía, y luego de la salvaje represión, logra la renuncia del
presidente, es decir, una lectura donde los saqueos, o son ignorados o son presentados casi en clave
de una irrupción movilizada por sectores partidarios, que en ciertos espacios pueden comprobarse, y
no como la construcción de un proceso por el cual las clases subalternas, se convierten en
existentes, en esa acción colectiva, en esa “revuelta inmediata”, en la territorialidad del saqueo,
pensemos que se saquearon supermercados, ponían ante los ojos del resto de la sociedad, la
presencia de la mediación negada, interpelaban el conjunto de naturalizaciones incorporadas
durante décadas de neoliberalismo, nos colocaban ante la pregunta inmediata sobre la justicia, lo
ético del desarrollo del conjunto de valores encarnados en la filosofía y en los modos de estar en el
mundo, promulgados por los poderes concentrados, una presencia no mediada por los recortes de
quienes ejercen el poder de narración de lo real, era un cara-cara con el otro, que en ese acto,
mostraba su hambre, el estar en la extrema pobreza, que nos interpelaba sobre la responsabilidad de
nuestros actos.
Es en el acto por el cual el otro me muestra su hambre donde debemos enfocar el conjunto de
procesos que desataron el resto de los acontecimientos, el hambre como detonador, la desesperanza
encarnada en la rabia colectiva, sin los saqueos, sin la participación de los sectores populares,
como actor social, la plaza no hubiera sido acontecimiento.
Con esto quiero expresar, que en el momento de la conmemoración, se presenta el acto final, la
plaza, como el acto de inicio de un proceso, como creador del momento asambleísta de un sector de
las clases medias argentinas, in-visibilizando el movimiento catalizador de los olvidados, de quienes
les arrebataron las voces, de los hambrientos, quienes convirtieron en acto y potencia las
posibilidades que estaban latentes en la sociedad argentina.
El saqueo, como acto de una nueva emergencia de lo subalterno en el proceso histórico, no fueron
solo los ruidos de las cacerolas, ni los cánticos anti-institucionales, quienes realmente pusieron el
verdadero fin del modelo neoliberal, fueron los derrotados, que se visibilizan, se convierten en
existentes, quienes interpelan la matriz de exclusión generada por las políticas aplicadas durante la
década neoliberal, la plaza no fue el momento político que impugno el relato dominante, sino la
presencia del verdadero subalterno, los que nada tenían que perder, quienes frente a los
supermercados, destruyeron, con ese solo acto, al neoliberalismo, sin voz, con dolor en el estomago,
sujetos en condiciones que la historia los había colocado, rompiendo las propuestas por los dueños
del poder, sin esa impugnación del silenciado, no se produciría la real interpelación los significantes
de una democracia vaciada en su devenir formal.
Se intenta construir un relato sobre esas jornadas, cuyo eje central es la plaza, que repetimos lo
anterior, permitió la constitución de la revuelta histórica, pero también tenemos que interrogarnos
sobre los sentidos que generan la circulación de determinados discursos en la sociedad, si aun
seguimos sospechando del saqueo como espacio organizado por la acción de lo viejo, vuelvo a
mencionar que determinados aspectos de esa clave de lectura pueden ser tomados en cuenta, frente
a la plaza, como el retorno de lo político constitutivo de las clases medias urbanas, germen de
nuevas posibilidades de practicas políticas.
La plaza como eje central del relato, señala un después de la aparición subalterna en el escenario
urbano, pero es en ese antes de la plaza, hubo una subalternidad que se presenta como el limite del
neoliberalismo.
El kirchnerismo, es el resultado del periodo de intervalo nacido en ese momento histórico,
momento del después donde la acción política se ha clarificado como para presentarse de manera
explicita como una alternativa del mundo dominante, aunque, a diferencia de la propuesta de
Badiou, el kirchnerismo tuvo que instituir mecanismos a través de la acción política para lograr los
apoyos por amplios sectores de la sociedad69, es también respuesta a los interrogantes nacidos en la
plaza, pero principalmente es respuesta, en la acción política de gobierno a las preguntas que
emergían de la subjetividad subalterna.
Como lo expresó el ex-presidente Nestor Kirchner en su discurso de asunción: “Se trata de tener lo necesario para nuestro desarrollo, en reingeniería que nos permita constar con un Estado
inteligente. Queremos recuperar los valores de solidaridad y la justicia social que nos permitan cambiar
nuestra realidad actual para avanzar hacia la construcción de una sociedad más equilibrada, más madura y
más justa. Sabemos que el mercado organiza económicamente, pero no articula socialmente, debemos hacer
que el Estado ponga igualdad allí donde el mercado excluye y abandona.
Es el Estado el que debe actuar como el gran reparador de las desigualdades sociales en un trabajo
permanente de inclusión y creando oportunidades a partir del fortalecimiento de la posibilidad de acceso a la
educación, la salud y la vivienda, promoviendo el progreso social basado en el esfuerzo y el trabajo de cada uno.”70
El kirchnerismo, es consecuencia y acto de quienes con su sola presencia, interpelaban el proceso
de desigualdad del mercado tomado como centro de la acción política, apertura al nuevo paradigma
que nace en el sub-continente.
Porque hubo plaza, si, pero también antes, hubo estuvo la presencia del saqueo.
69 Para la definición de Periodo de Intervalo ver BADIOU, Alain, Op. Citado, p. 46 70 KIRCHNER, Néstor, Discursos del Presidente Néstor Kirchner (primer parte), Ediciones Punto Crítico, Buenos
Aires, 2011, p. 18. El resaltado es propio.
El rompecabezas del Kirchnerismo. Apuntes para la construcción de una teoría política e
ideológica de liberación
El kirchnerismo emerge en la sociedad nacional como una ruptura histórica, son momentos políticos
que rompen con los paradigmas anteriores, e intentan reconstruir, dar sentido, a nuevos marcos de
interpretación e interpelación societal. Los sucesos de fines del 2001 y principios del 2002, plantean
una serie de cuestionamientos al orden neoliberal, el primero, el marco de inevitabilidad de
exclusión social, desocupación, los saqueos en ciertas provincias, impugnan la matriz central del
marco ideológico, que planteaba la distribución vía cascada de los sectores mas beneficiados sobre
el resto de la sociedad, ese planteo vertebrador, contiene en si mismo una serie de actitudes a ser
cuestionadas, por un lado, la no necesidad del Estado, como institución mediadora entre los
intereses en pugna, distribuidor de riquezas, suplantado por la lógica falaz del mercado
autorregulador de las relaciones sociales, los piquetes, como acción de visualización del proceso de
desigualitario instalado, ponían en tela de juicio, la idea del mercado como respuesta a las ideas del
contrato social, de conflicto por pujas distributivas, al quitarle la no neutralidad de una especie de
sujeto autónomo de los sujetos sociales que intervienen en el, el mercado era la emergencia de la
lógica descarnada del Amo y del esclavo.
En segundo lugar, las movilizaciones de los sectores medios urbanos, interpelaban la relación
institucional de la democracia formal, la política subordinada a la lógica de la economía, el planteo
neoliberal del ejercicio de determinados derechos políticos y civiles, frente al retroceso de los
derechos sociales, es decir, no importaba el grado de exclusión que genera la aplicación de políticas
neoliberales la institucionalidad republicana podía continuar en funcionamiento, la consigna que se
vayan todos interpela en cierto sentido la lógica institucional del neoliberalismo, aunque, si bien se
observaban practicas extra-institucionales como las asambleas, lo que se planteaba era una
redefinición de republicanismo como forma, una modificación de contenido, se ponía en tela de
cuestión la relación republicanismo-democracia-política-mercado.
Como podrán notar, en el texto coloque cuestionan, ya que la salida del proyecto neoliberal puede
darse por una doble vía: por derecha, la salida duhaldista, o por izquierda, la salida kirchnerista, esta
doble lógica de proyectos de país fueron las que emergieron en las elecciones del 2003. El
kirchnerismo viene a resignificar las relaciones presentadas arriba, la ubicación central del rol del
Estado como mediador no neutral entre clases dominantes, tanto de las fracciones nacionales
vinculadas a sectores agrarios, industriales como el poder de las fracciones transnacionales, y las
clases subalternas, integradas por un complejo y heterodoxo conjunto de sectores sociales: desde
clases medias empobrecidas, desocupados, trabajadores. La ubicación del Estado en su grado de
centralidad no neutral es el principal postulado sobre el que descansa la ideología kirchnerista, a
partir de esta posición se reubica ideológicamente como recuperador, restaurador y amplificador de
derechos políticos, económicos, sociales y civiles.
La política, reconocida ya no como un espacio de consensos entre iguales, sino como espacio de
conflicto antagónico, donde las luchas entre las clases se dirimen en la persecución de intereses
contrarios, retomando la idea de la política como transformadora de la realidad, es un aporte
significativo y central dentro del articulado mencionado en el rol del Estado, no hay solución a los
conflictos sin política, por lo cual, el mercado, de la ideología neoliberal, aparece ya no solo como
un regulador entre sujetos que emiten un contrato entre iguales, sino un espacio donde las clases
dominantes ejercen dominación sobre el resto de las clases subalternas, el mercado, en cualquier
lógica de interpretación ideológica es por si mismo un espacio de conflicto político, por lo cual, el
rol del Estado es establecer marcos regulatorios sobre los efectos de desigualdad que el mismo
ejerce sobre las otras esferas de la sociedad, si el Estado, durante el neoliberalismo, aparecía frente
a la opinión publica como autónomo, en realidad era un actor no neutral, cuyo aparato institucional
beneficiaba a las clases dominantes, el kirchnerismo, vino a dar vuelta la ecuación, ahora la
intervención estatal esta vinculada a la defensa de las clases subalternas, frente a la voracidad
animal del capital nacional y transnacional.
Para ejercer esta política de no neutralidad estatal, el Estado debe lograr espacios de autonomía
frente a los intereses foráneos, de esta manera el proceso de desendeudamiento, logro que el FMI y
el BM dejaran de ser participes necesarios de cualquier decisión política interna, y de esta manera
se logra la autonomía para imponer las reglas sobre las actividades de las clases dominantes, es
decir, al ganar autonomía en respecto a los organismos internacionales, se logra subordinar a la
economía a la esfera de lo político. Desde el Estado se ejerce una recuperación de los derechos
humanos, no solo en la esfera de la reparación hacia el pasado, sino también reparación en el
presente y orientada hacia el futuro. La política de derechos humanos hacia el pasado tiene como
eje central la recuperación del papel del Estado como espacio donde se resuelven las penalidades
basadas en la violaciones sistemáticas de los derechos humanos durante la dictadura cívico-militar,
vía el enjuiciamiento de la totalidad de quienes fueron participes necesarios y quienes emergieron
como espacios de complicidad civil, ya que esos actos del pasado se proyectan sobre el presente, el
caso de apropiación de la empresa Papel Prensa, se convierte en paradigmático, ya que la misma
construye un condicionamiento al desarrollo de la construcción democrática, tanto a nivel de
régimen político como en practica de derechos políticos y civiles, concentración que impide la
diversidad del pensamiento, construye agenda política.
La reparación hacia el pasado, es esencial para la construcción del futuro, recuperando las
dimensiones temporales del pasado y futuro, el kirchnerismo rompe el esquema de temporalidad
neoliberal, donde el presente, como un continum ad-eternus, se configura como el eje temporal
central, sin relacionarse con el pasado, ni proyectarse hacia el futuro, el presente se convierte en
legitimador del orden establecido, ya que niega posibilidades de proyectos de superación de la
realidad, además actúa como una sutura impuesta sobre un pasado, desconectado del presente. El
re-inicio de los juicios, las condenas, son recuperaciones de un pasado, de proyectos políticos,
reparación del pasado en el presente, también reparación del pasado reciente, la recuperación de los
derechos sociales, recuperación del trabajo, son reparaciones que ejerce el Estado sobre quienes
fueron excluidos del sistema por el neoliberalismo. El matrimonio igualitario, como el debate
presente sobre el proyecto de ley de identidad de genero, son reparaciones hacia sectores
marginados por el proyecto burgués de construcción de la ciudadanía. Así también, la ley de
migración nacional, reparadora contra las desigualdades generadas, principalmente, hacia los
hermanos latinoamericanos, igualdad entre participantes de la comunidad latinoamericana.
Así mismo, se produjo una democratización del uso de la palabra, frente a la palabra concentrada,
construida sobre la condiciones del proceso militar, y los negociados del neoliberalismo, de esta
manera los sujetos recuperan derechos establecidos en la constitución nacional. De la escritura al
hecho. La política de derechos humanos tienen como eje la proyección de igualdad política, civil y
social, configurándose como piso sobre el cual se movilizaran las futuras ampliaciones de derechos,
es una política de reconstrucción de una idea de ciudadanía ampliada, donde sujeto de derechos es
ejercicio de lo mismos por los ciudadanos, bajo las condiciones generadas por la participación del
ciudadano. Visión ampliada de los derechos humanos significa recuperar la matriz democrática de
las corrientes emancipatorias nacionales y latinoamericanas, ya que pone en tensión la pregunta si la
democracia solo es un régimen político, basado en un conjunto de reglas institucionales, o la
democracia es un ejercicio superador del mero espacio institucional, volviendo a colocar en simetría
derechos humanos, entendidos en su complejidad, y democracia.
La institucionalización del proyecto político kirchnerista es una redefinición del régimen político
nacional, a través de los canales de la democracia burguesa se reconfigura un nuevo parámetro de
democracia popular, basada en que democracia se construye con las posibilidades de sujetos
sociales incluidos, autonomía del Estado frente a los poderes facticos, unidad latinoamericana,
construcción de una nueva hegemonía, donde se construye una serie nueva de consensos, que
encarnar los valores de solidaridad, igualdad, fraternidad con los pueblos oprimidos.
El kirchnerismo como proyecto político en continuo devenir, se construye sobre un conjunto
heterodoxo de clases sociales, el debate central es plantear si deviene como proyecto hegemonizado
por las clases subalternas, o por los aliados circunstanciales de ciertas fracciones de la burguesía
nacional, entre quienes la profundización política del kirchnerismo significa la construcción de un
proyecto alternativo, o quienes, buscan mantener las conquistas, ya no como piso sino como techo.
La recuperación del debate político propiciado, y las series de tradiciones emancipatorias
incorporadas al proyecto político, teniendo como eje central, la tradición plebeya del peronismo,
que avanza desde los canales institucionales hacia el cambio de la lógica donde las clases
subalternas sean la columna vertebral, no ya solo como sujeto de movilización sino como sujetos de
ejercicio de poder, la incorporación de diputados nacionales provenientes de las corrientes internas
del kirchnerismo (La Campora, Movimiento Evita, Juventud Sindical) muestran que el debate sobre
el proyecto a futuro se encuentra hacia dentro, y se trasladan hacia el afuera. Los ataques constantes
de los sectores concentrados nacionales, los sectores patronales del campo, ciertos espacios
monopólicos, fracción financiera de la burguesía, dan cuenta de lo que se juega en este espacio
conflictivo que es la sociedad política nacional, el kirchnerismo como el hecho maldito del país
neoliberal, que al entrar por las grietas abiertas en la historia, vino a poner en cuestión las
correlaciones de fuerza entre las clases, poniendo en juego las formas de acumulación capitalista, un
proyecto que deviene como interpelador del proyecto de dominación nacido bajo las zonas obscuras
de la dictadura cívico-militar, y establecido como estructura bajo los gobiernos de Menem y de la
Alianza.
El kirchnerismo es un proyecto de liberación nacional democrático, participe de un cambio de
época continental, que plantea la Unidad Latinoamericana como eje para liberarse de la hegemonía
de los países centrales y sus instituciones de subordinación de los pueblos del mundo. Como dijo la
actual mandataria, en el discurso de apertura de hangares de la aerolínea de bandera, si el proyecto
político del kirchnerismo no se mantiene en el tiempo, si es derrotado por la derecha cipaya,
neoliberal, por quienes vendrán, como siempre lo han hecho, por los trabajadores y las clases
subalternas. Profundizar el modelo significa generar los cimientos para que un proyecto político de
las clases subalternas nacionales, no devenga en otra derrota frente a los proyectos entreguistas de
las clases dominantes.
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