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8/9/2019 El Materialismo de Marx Echeverra
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B o l v a r E c h e v e r r a
l m ate ria lism o d e M arx
dis urso riti o y revolu in
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EL MA TER IAL I SMO DE M A R X
Discurso crtico y revolucin
E N T O R N O A LAS TESIS S O B R E F E UE RB A C H ,
D E K A R L M A R X
Bolvar Echeverra
IT C
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E l m a t e r i a l i sm o d e M a r x
D i s c u r s o c r i co y r ev o l u c i n
Bolvar Echeverra
Cuidado editorial: David Moreno Soto
en colaboracin con Isabel Fernndez Espr esate
Diseo de la cubierta: Efran Herrera
Primera edicin: 2011
D.R. 2011 Raquel Serur Smeke
D.R. 2011 David Moreno Soto
Edtorial Itaca
Piraa 16, Colonia del Mar, 13270, Mxico, D. F.
tel. 58 40 54 52
www.editorialitaca.com.mx
ISBN: 978-607-7957-04-1
Prohibida la reproduccin tota l o parcial por cualquier m edio sin la
autorizacin escrita del titular de los derechos patrim oniales.
Impreso y hecho en Mxico
mailto:[email protected]://www.editorialitaca.com.mx/http://www.editorialitaca.com.mx/mailto:[email protected]8/9/2019 El Materialismo de Marx Echeverra
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IND ICE
Nota del editor 9
El materialismo de M arx 11
Sobre el materialismo (modelo para armar) 45
Enajenacin, materialismo y praxis 61
Filoso fa y discurso crtico 87
Tesis sobre Feuerbach 109
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NOTA DEL EDITOR
Se renen en este libro tres comentarios a las Tesis sobre
Feierac/i, de Karl Marx, y una conferencia de abril de 2010
en la que se hace reerencia a ellas en referencia a la h istoria
y la situacin actua l de la filosofa.
El primer comentario constituy el contenido de la tesis
con la que el autor obtuvo, en 1974, la licenciatura en Filo-
sofa por la Facultad de Filosofa y Letras de la Universidad
Nacional Autnoma de Mxico, bajo el ttulo de "Apuntes para
un comentario de las 'Tesis sobre Feuerbach'". Posteriormen-
te se publicaron otras tres versiones tituladas, respectiva-
mente, "La revolucin terica comunista en las Tesis sobre
Feuerbach" (Historia y Sociedad nm. 6, 1975), "Nota para
un comentario de las Tesis sobre Feuerbach (Cuadernos del
Seminario deEl capitalde la Escuela Nacional de Economa,
UNAM,Mxico, enero de 1975)y "El materialismo de M arx"(El
discurso crtico de Marx, Era, Mxico, 1986).
En la presente edicin utilizamos como texto base la lti-
ma versin mencionada y registramos en notas a pie de pgi-
na las varian tes que encontramos en las versiones anteriores.
El segundo comentario constituye otra versin del anterior,
sensiblemente resumida y con una elaboracin de la que re-
sulta una mayor precisin y variantes notables en diversos
pasajes, que se public originariamente como folleto bajo el
ttulo de Sobre el materialismo (modelo para armar) por la
Facultad de Filosofa y Letras,
UNAM
, Mxico, 1990.
El tercer com entario proviene de la exposicin del autor en
la Facultad de Filosofa y Letras de la
UNAM
,el 4 de diciembre
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de 1995 como conferencia magistral en el ciclo de mesas redon-
das conmemorativo de los 150 aos de la redaccin de las "T esis
sobre Feuerbach", organ izado por el Sem inario de
El capital
de
la Facultad de Economa de la
UNAM.
El cuarto texto corresponde a la conferencia dictada el 13
de abril de 2010 dentro del ciclo Cara a cara. Charlas con los
emritos,en la Facultad de Filosofa y Letras de la UNAM.
Huelga aclarar que los dqs ltimos trabajos son inditos.
Aadimos al final del presente volumen la traduccin que
hizo Bolvar Echeverra de las Tesis sobre Feuerbach junto
con el texto original en alemn.
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EL MA TER IAL ISMO DE M A R X
D A T O S
Adem s del manuscrito que ocup a M arx durante los prime-
ros meses de su estada en Bruselas, el de su primera "Cr-
tica de la econom a poltica", elaborado en 1844, en Pars; ade-
ms de los cuadernos con los apuntes de lectura que acom-
paaban a sus estudios de economa, teora social e historia;
adems del manuscrito de
La ideologa alemana,
redactado
junto con Engels en 1845 y 1846, se conserva tambin, entre
otros documentos de esta poca de su vida, la agenda o memo-
rndum que le sirvi entre 1844 y 1847. En esta libreta que
contiene casi exclusivamente ttulos de libros y recados do-
msticos, se encuentran tambin algunas anotaciones suma-
rias o esquemticas de Marx que tienen una relacin directa
con sus manuscritos propiamente tericos.
La principal de estas anotaciones tericas es la que se com-
pone de las fam osas once tesis
ad
Feuerbach".^
Se supone generalmente que las
Tesis
fueron anotadas por
Marx en marzo de 1845; otras consideraciones permitiran
pensar, sin embargo, que fueron escritas a principios de 1846.
Lo que s puede afirmarse con seguridad es que su redaccin
tuvo que ver directament con la intervencin de M arx y En-
gels, durante 1845 y 1846, en la discusin propiamente ale-
mana de los problemas del socialismo; es decir, que sus ase-
veraciones forman parte del tratamiento crtico al que fueron
sometidas por M arx y E ngels en esos aos tanto las versiones
de la doctrina socialista que prevalecan en Alemania como
^ Publicado por Friedrich Engels en 1888, con ligeras variaciones, su
texto original fue presentado por David Riaznov en M a r x -E n g el s A r c h i v ,
Frncfort / M., 1928, pp. 222-230.
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las construcciones filosficas en que ellas pretendan encon-
trar su justificacin terica.
Es en enero de 1846 cuando Marx y Engels deciden am-
pliar y transformar sustancialmente el escrito que prepara-
ban contra Bauer y Stirner. La redaccin de esta nueva obra,
La ideologa alemana,
que debe incluir un captulo inicial
sobre Feuerbach, es, despus de la redaccin de La
sagrada
familia,
la oportunidad m s prxima que tiene M arx de abor-
dar una consideracin global del materialismo y de la filoso-
fa de Feuerbach. (C/ Marx-Engels-Lenin Institut, K. Marx,
Chronik seines
Lehens,M.0Qc, 1934, p. 30).
C O N S I D E R A C I N G E N E R A L
Una comparacin analtica del texto de las Tesis con los dos
escritos principales de Marx en estos aos ^los "Manuscri-
tos de Pars" yLa ideologa alemana revela fcilmente que
todas las aseveraciones singulares discernibles en el primero
pueden tambin ser reconocidas sea en uno de los otros dos o
en ambos. Basta eliminar del texto de las Tfesis el plano apa-
rentemente accidental en que tiene lugar su unidad, el plano
de suiformulacin ocasional como sucesin de once enunciados
aforsticos (donde s es innegable la presencia de expresiones
nuevas y exclusivas), para que el residuo, la lista de asevera-
ciones aisladas que se encuentran en l, resulte carente de
todo aporte original o indispensable en el nivel propiamente
conceptual, y para que, en consecuencia, todo el texto pierda
lo propio o distintivo y se vuelva reductible a los dos textos
mayores.
Pero el mensaje comunicado en el texto de las Tesis no
consiste nicamente en la lista de aseveraciones que contie-
ne, ni es tampoco independiente del contexto configurado por
los otros trabajos marxistas de la poca. Por el contrario, la
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intencin significativa m anifiesta en la unidad* oca sional del
texto sobredetermina su mensaje al realizar de manera pecu-
liar su integracin en el proceso discursivo que se lleva aca bo
en la obra de M arx en estos aos, y que podemos definir como
el momento terico de la revolucin comunista.^
Basta tomar en consideracin esta densidad del texto de
las Tesis: reconocerlo como una totalidad significativa perte-
neciente a un proceso discursivo que aprovecha precisamen-
te la peculiaridad de su expresin, al adjudicarle su sentido
definitivo, para que se revelen las posibilidades que tiene su
mensaje de ser original o irreductible, es decir, no redundante
sino complementario con respecto al mensaje aportado por los
"Ma nuscritos de Pars" yLa ideologa alemana.
El examen de las Tesis que intentaremos hacer en las p-
ginas siguientes se gu a por una idea general acerca de cmo
se da y en qu consiste este carcter original o irreductible del
mensaje transmitido en su texto.
Pensamos que la manera en que el texto rene a las once
tesis o enunciados aforsticos en el plano de la formulacin
ocasion al la figura de un programa manifiesto que postula
un conjunto de principios sobre un tema determinado posee
una funcin significativa propia en la medida en la que deli-
mita una direccin e indica una tendencia a las aseveraciones
organizadas segn ella. Que esta funcin consiste en conver-
tir a las once tesis, motivadas por la presencia terico-poltica
de Feuerbach, en una serie de pasos de argumentacin cuya
sucesin elabora una regin problemtica ms general, cum-
pliendo un requerimiento indispensable del proceso discursi-
vo en el que se efecta la revolucin terica comunista.
^ El presente trabajo forma parte de otro ms amplio en l que intenta-
mos estudiar de manera especial la relacin entre la revolucin terica de
Marx y el proceso de constitucin del movimiento proletario en movimiento
comunista.
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m
Afirmamos adems que la regin problemtica circunscri-
ta de modo especial o predominante, mediante esta secuencia
argumenta por el conjunto de las Tesis constituye un sector
decisivo, central o fundamental del campo problemtico gene-
ral abierto en el proceso de fundacin de la teora marxista;
un sector que en otros textos slo es tratado de manera ge-
neral, tangencial o supeditada. Que esta zona decisiva de la
problemtica terica marxista^ es precisam ente aquella en que
aparecen las cuestiones tendientes a la definicin del carc-
ter y el tipo esenciales del discurso terico comunista, y que
contiene por tanto el problema de la especificidad de la teora
marxista.
Creemos, en efecto, que la cuestin central en torno a
la cual se organiza la problemtica interna del texto de las
Tesisy que hace de su mensaje un aporte original, es de-
cir, esencialmente complementario dentro del sistema terico
marxista puede ser explicada en estos trminos: cmo es
posible un discurso terico propiamente comunista? Es decir:
cmo afecta la peculiaridad del mensaje comunista a la con-
figuracin fundamental del discurso terico? De qu afirma-
cin bsica sobre la objetividad y sobre el tipo de actividad
terica adecuada a ella parte el discurso terico comunista?
As, pues, la idea general que orienta nuestro examen de
lasTesis y que trata de ratificarse y porm enorizarse en l
considera a su escritura o redaccin como un paso necesario
dentro de esta intervencin propiamente terica de Marx en
el proceso de constitucin del movimiento comunista a la que
hemos calificado de revolucin terica. Necesario por cuanto
precisamente a travs de l esa intervencin adviene a su au-
torreconocimiento y, por tanto, a su autoafirmacin como re-
volucin terica, es decir, como reconfiguracin fundamental
del campo de posibilidades de composicin del discurso teri-
co.La redaccin d las Tesis se nos presenta, entonces, como
un intento constitutivo de la intervencin terica de Marx en
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el cual sta define sobre la marcha el carcter y el alcance de
su propia realizacin; como un acto de reconocimiento provi-
sional del trayecto recorrido y del que queda por recorrer en
el proceso de la revolucin terica; como un acto de afirma-
cin, por una parte, de la diferencia entre el discurso terico
comunista y el discurso terico tradicional, y, por otra, de la
problemtica fundamental que promueve esta especificidad
del nuevo discurso y adquiere con l la posibilidad de su for-
mulacin adecuada.
EL ORDEN DE LAS TESIS
Un reconocimiento inicial del texto de lasTesisen su conjunto
revela que su unidad en el plano de la formulacin inmediata
resulta de la presencia de un cierto orden de argumentacin
esbozado en la secuencia de los once enunciados aforsticos
que lo componen; que su constitucin como totalidad de signi-
ficacin se debe a que cada una de sus aseveraciones se halla
contribuyendo al cumplimiento aproximado de una intencin
argumental determinada.^
^ Ernst Bloch ha sido el primero en reconocer la ganancia terica que
implica el tratar a todas las Tesis como un texto unitario y proponer un re-
ordenamiento de las mismas capaz de mejorar la eficacia de su exposicin.
Reproducimos a continuacin un pasaje (pp. 293-294) de la parte de su libro
D a s P r i n z i p H o f f n u n g (Frncfort/Main/ 1959) en el que introduce al lector
en su comentario de las
T es i s :
Pero numeracin no es sistematicidad, es
un recurso para suplirla del cual Marx es quien menos necesidad tiene. Por
ello el ordenamiento debe serfilosfi oy no aritmtico: la sucesin de las
T e s i s slo puede ser la de sus temas y contenidos. No existe, de lo que se
puede ver, ningn comentario sobre las once
T es i s :
sin embargo, solamente
con l como algo que tiene lugar a partir de un compromiso comn se
manifiesta la interdependencia dinmica de su brevedad y su profundidad.
Aparece entonces, en primer lugar, el grupo de teora del conocimiento, re-
ferido a intuicin y actividad (Tesis v, i, iii); en segundo lugar, el grupo
histrico-antropolgico, referido a la autoenajenacin, sus causas reales, y
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Este orden y esta intencin lgicos constatables en el texto
ci las
Tesis poseen
o siguen un sentido deductivo: la Tesis i
cumple la funcin de premisa, mientras las otras diez ilus-
tran, explican o particularizan lo postulado por ella. Si en
la Tesis i encontramos una definicin del carcter especfico
del nuevo materialismo, en las dems reconocemos las con-
clusiones o resultados de la aplicacin de esa definicin al
tratamiento de varias cu^iones especiales tales como la ex-
plicacin de los lmites tericos e histricos de la filosofa tra-
dicional; la delimitacin d la necesidad, el objeto y la funcin
de la nueva teora comunista; la ubicacin de la base real de
la enajenacin; la caracterizacin del proceso de transforma-
cin social, etctera.
Pero debemos observar tambin que la manera como se
muestran este orden y esta intencin refleja el carcter pro-
visional e inconcluso del texto de las Tesis, el hecho de que se
trata de un escrito no acabado, resultado de una redaccin
interrumpida. No aparecen, en efecto, ni como un orden lgico
construido y equilibrado en toda su coherencia ni como una
intencin argumenta depurada y desarrollada en todas sus
implicaciones esenciales. La exposicin de las Tesis presenta
ciertas caractersticas interrupciones, saltos, repeticiones,
etctera que si bien no afectan a la composicin de su senti-
do general s lo vuelven menos evidente.
Resulta entonces conveniente comenzar el examen de las
Tesis con una primera intervencin destinada a fortalecer la
consistencia de la distribucin propia del texto y a permitir
el verdadero materialismo (Tesis iv, vi, vii, ix, x); en tercer lugar, el grupo
sintetizador o grupo terico-prctico, referido a la prueba y a la demostra-
cin (Tesis II, vill). Resulta, en ltimo lugar, la tesis ms importante, a ma-
nera de consigna ante la cual los espritus toman partido definitivamente
y, una vez que se sirven de ella, dejan de ser espritus puros (Tesis xi) .
Prescindimos, por razones de espacio, de la necesaria discusin que debera
comparar este reordenamiento de lasT es i s con el nuestro.
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as que el orden y la intencin argumntales de su exposicin
resalten con mayor nitidez. En nuestra opinin, esta inter-
vencin debe consistir en el trazo de una divisin en la serie
de las
Tesis
que acente la pertenencia de cada una de ellas
^reubicndolas incluso, en ciertos casos a uno de los pasos
de la argum entacin reconocida en el texto.
La divisin que proponemos distingue cuatro temas predo-
minantes en el contenido del texto y delimita en referencia a
ellos cuatro gru pos en la serie de las once Tesis; destaca, ade-
ms, al primero de stos en calidad de premisa de los dems.
Nuestro examen distribuye, pues, el texto de las
Tesis
en los
siguientes grupos:
1. El grupoA, cuyo tema predominante es la determinacin
del carcter dialctico materialista (o prctico) como ca-
rcter especfico del discurso terico comunista, que est
compuesto centralmente por casi toda la Tesis i y por la
Tesis v, y que incluye tambin a las Tesis ii y viii, en las
que, a manera de corolario, se determina a la actividad
terica como m omento constitutivo de la praxis social ma-
terial;
2.
el grupo
B,
cuyo tema predominante es la determinacin
de la historia de las configuraciones de la sociedad como
problemtica especfica del discurso dialctico materialis-
ta, que est com puesto por las Tesis iv, vi y vii;
3. el grupo c , cuyo tema predominante es la determinacin de
la necesidad histrica del discurso dialctico materialista,
que est com puesto por las Tesis ix y x y por la ltima par-
te de la Tesis i, y
4.el grupo D, cuyo tema predominante es la determinacin
del concepto dialctico materialista de transformacinso-
cial, que est com puesto por las Tesis iii y xi.
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Toda vida social es esencialmente prcica. Todos los misterios
que inducen [ueran-Zossere] a la teora l misticismo encuentran
su solucin racional en la praxis humana y en la comprensin
[Begreifen] de
esta
praxis.
Yla Tesis ii:
La cuestin de si al pensamiento humano le corresponde
[zukom-
me]
una verdad
ohjeya. [gegenstndliche]
no es una cuestin de
la teora sino una cuestin
prctica.En
la praxis debe el hombre
demostrar la
verdad,
esto es, la realidad y el poder
[ikac/ifl,
la te-
rrenalidad
[ D i e ssei t i g k e i t ]
de
su pensamiento.
La disputa
sobre
la
realidad o irrealidad
[Nichtwirklichkeit]
del pensamiento que
est aisladodela praxis es unacuestin puramente
escolstica.
Pero conviene observar que la funcin determinante o de
premisa que pretendemos reconocer en este grupo no se ex-
tiende por igual a todos los pasajes que lo integran. Se con-
centra en el pasaje inicial del texto, es decir, en el primero de
los tres que hemos transcrito en primer lugar. Los otros dos
incluidos a continuacin y las Tesis viii y ii, transcritas en se-
gundo lugar, slo participan de manera secundaria o derivada
en esa funcin de premisa; aqullos aportan una ilustracin
de lo
a f i r m a d o e n
el pasaje inicial, mientras stas lo confir-
man sobre una cuestin particular a manera de corolario.
En consecuencia, nuestro examen debe tambin concentrar
su atencin en el pasaje inicial y determ inante del texto de las
Tesis.
Cul es y cmo se halla realizado el propsito terico del pa-
saje inicial de lasTesislsta es la pregunta que debe respon-
der una primera aproximacin a su texto.
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Su preocupacin m s evidente est dirigida a las virtudes y
los defectos del "materialismo" (tradicional) y del "idealismo".
Esta preocupacin que de por s no parece distinguirse de
una curiosidad filosfica puramente profesional- define su
sentido cuando la relacionamos con la ltima frase de la misma
TesisI y la consideramos dentro de las vicisitudes del proceso
global de trabajo terico que ocupa a Marx en esos aos.
De acuerdo a esa frasfjtlo que es necesario comprender es
"la significacin de la actividad revolucionaria"; y si interesa
un juicio sobre el "materi^mo" (tradicional)yel "idealismo"
es precisamente en la medida en que stos son los dos
modos
bsicos en que se suele de hecho satisfacer esa necesidad. Aho-
ra bien, como hemos indicado anteriormente, la necesidad de
esta comprensin es experimentada por el nuevo movimiento
comunista, en el que interviene tericamente M arx, como una
necesidad que pone en crisis al campo vigente de posibilidades
de comprensin de todo objeto del tipo de la "actividad revolu-
cionaria, crtico-prctica". Las aporas en que van a encerrarse
las elaboraciones doctrinales socialistas de la dcada de 1840
demuestran la imposibilidad de que el discurso terico revolu-
cionario alcance autosuficiencia, coherencia
y
efectividad bajo
la sujecin ideolgica a la estructura del discurso capitalista
y
a su dinmica de autoafirmacinyautorreproduccin. La nece-
sidad de pensar el proceso revolucionario resulta ser, simult-
neamente, necesidad de revolucionar el proceso de pensar.
Podemos decir, entonces, que lo que busca centralmente el
pasaje inicial de las
Tesis
es el
carcter que conviene al dis-
curso terico com unista como discurso revolucionario: revolu-
cionario por trataradecuadamente de la revolucinyporser,
l mismo, momento constitutivo (terico)
de
la revolucin. Es
esta bsqueda la que se abre paso mediante el juicio crtico
sobre el "materialismo" (tradicional) y el "idealismo" en tanto
que caracteres contrapuestos pero complementarios del dis-
curso terico que es necesario revolucionar.
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Efectivamente, la delimitacin del carcter especfico del
discurso terico comunista sigue un procedimiento negativo o
crtico: m arca con precisin^en referencia a la "actividad re-
volucionaria'' como objeto por pensar los defectos esenciales
de que adolece el discurso terico tradicional e indica, en cali-
dad de area por cwmpZir, la posibilidad de un nuevo discurso
terico que no est afectado por ellos.
Pero qu es propiamente lo que entra en la m ira de la crtica
de Marx cuando se refiere al "materialismo" (tradicional) y
al "idealismo"? No es, sin duda, el contenido de los filosofe-
mas definitorios de dos doctrinas presentes en el panorama
de la historia del pensamiento: no se trata de elegir entre dos
posiciones u opiniones filosficas ni de sintetizarlas o supe-
rarlas en otra concepcin del mundo. Marx habla claramente
del "materialismo" (tradicional) y el "idealismo" como horizon-
tes o mbitos de la aprehensin cognoscitiva, como campos de
posibilidad del comportamiento terico en los que un objeto
puede ser "captado"
i^'gefaszt )
o no. Su crtica apunta no tanto
hacia el saber producido explcitamente en el discurso cientfi-
co-filosfico moderno, sino precisamente hacia el horizonte de
posibilidades cognoscitivas planteado como condicin de ese
discurso, hacia su carcter o hacia la configuracin especfica
de su estructura fundamental. Es esta estructura bsica del
discurso terico generalm ente implcita o latente pero siem-
pre determinante en todas las formulaciones cientfico-filos-
ficas desarrolladas de hecho la que es tenida en cuenta por
M arx en su juicio crtico sobre el "materialismo" (tradicional)
y el "idealismo"; stos son tratados como las dos modalidades
particulares complementarias de la configuracin moderna o
capitalista de la estructura fundamental del discurso terico.
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to, la modalidad idealista-racionalista se comporta de manera
inconsecuente con el principio de problematizacin adecuada del
que ella parte en su "captacin" terica de la objetividad.
La modalidad materialista-empirista de la estructura del
discurso terico moderno o capitalista se levanta en torno a
una nocin bsica de objetividad ("objeto i") en la que sta
queda reducida o asimilada a la constitucin propia del objeto
de la intuicin o contemplacin ("objeto ii"), es decir, a la cons-
titucin de un objeto que se impone, en plena exterioridad,
como pura presencia casual a un sujeto preexistente que lo
constata. En esta delimitacin bsica, la objetividad es apre-
hendida tericamente como una sustancia inherente al objeto,
independiente de todo tipo de relacin sujeto-objeto; la presen-
cia de sentido en lo real es tratada como un estado expresivo
espontneo o inerte de las cosas, como una significatividad
constituida naturalmente, previa a toda actividad de comuni-
cacin y significacin.
La crtica de Marx pone en evidencia el defecto o la limi-
tacin principal de esta problematizacin de la objetividad en
el discurso materialista-empirista. Este trata de fijarla como
substrato m etafisico, como cosa exterior siempre ya dada fren-
te al sujeto, pero lo especfico de la objetividad desborda el
alcance de este intento terico. Para problematizar adecua-
damente lo que distingue a la objetividad en cuanto tal es
necesario considerarla subjetivamente , esto es, como proceso
en curso, y como proceso que afecta esencialmente y por igual
tanto al objeto como al sujeto que aparecen en l; considerarla
como actividad , como praxis que funda toda relacin cog-
noscitiva sujeto-objeto y que constituye, por tanto, el sentido
de lo real y la posibilidad de comunicar y significar.
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Esta evidente insuficiencia del discurso materialista empi-
rista no impide, sin embargo, que M arx se reconozca a s mis-
mo como un continuador revolucionario de su desarrollo. En
la metafsica "objetivista" de este discurso Marx distingue la
exageracin de un elemento terico que el discurso comunista
debe rescatar: la insistencia en el carcter irreductible de la
esencia del objeto a la actividad unilateral del sujeto.
A su vez, la modalidad idealista-racionalista de la estructu-
ra del discurso terico moderno, segn la crtica que de ella es-
boza este pasaje de las
TesiS^se
revela inconsecuente: duea de
un principio vlido al que ella sin embargo deforma y mistifica.
La nocin bsica propia de este discurso implica una pro-
blematizacin de la objetividad que s alcanza a plantearla en
su especificidad; la considera "subjetivamente", como proceso
fundante, como actividad de constitucin. Para el "idealis-
mo" moderno, la objetividad es siempre un acto de conversin
fundamental de un en-s, de un algo unitario simple e indife-
renciado, en una unidad o totalidad compleja y diferenciada
de sujeto y objeto, totalidad dentro de la cual nicamente se
constituye un sentido, esto es, una conexin correlativa entre
una realidad significativa y una conciencia significadora.
Pero es precisamente esta problematizacin adecuada de la
objetividad, planteada por la modalidad idealista del discurso
terico moderno, la que, contradictoriamente, slo se encuen-
tra en ella de manera deformada y mistificada: empobrecida
de un elemento central o de una componente esencial de ella
misma. El "idealismo" descuida y deja de lado el carcter prio-
ritario de la relacin sujeto-objeto con respecto a cada uno de
sus dos trm inos, y erige al primero de ellos, al sujeto, en ca-
lidad de fuente y fundam ento de ella; abandona as, al m ismo
tiempo que la presupone, la nocin de objetividad como proce-
so de constitucin tanto del sujeto como del objeto, e introduce
en su lugar una nocin diferente en la cua l el proceso de cons-
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titucin aparece como un acto unilateral de construccin del
objeto por parte del sujeto.
ha inconsecuencia del discurso idealista-racionalista con-
siste, pues, en que se desdice del principio en que se sustenta
al presentarlo de manera menguada y unilateral,enque re-
duce la nocin de objetividad a la de un proceso em anado del
acto en el que el sujeto "pone" al objeto.
El pasaje inicial de las
Tesis
califica de "abstracta" a esta
manera inconsecuente en que el discurso terico idealista-
racionalista "desarrolla l aspecto activo" o "subjetivo" de la
ol:^etividad. Y explica: este desarrollo es abstracto es de-
cir, deja de lado la totalidad del proceso de constitucin y slo
tiene en cuenta, exagerndola, la actividad pura del sujeto
porque la estructura terica bsica en la que tiene lugar se ha
formado tambin en referencia (abstracta) a un solo nivel de
la praxis social: al nivel de la actividad espiritual o terico-
especulativa. La "definicin" idealista-racionalista de objeti-
vidad se da dentro; de una problemtica fundamental que "no
conoce la actividad real, m aterial, en cuanto tal" (en la que su-
jeto y objeto prcticos se constituyen recprocamente), o que
"conoce" nicamente la actividad en la que la razn o la fan-
tasa parecen expresarse soberanamente en un medio pasivo
a su entera disposicin.
La crtica del discurso terico moderno o capitalista cumple
su funcin cuando confronta entre s a las dos modalidades
estructurales de este discurso con el fin de delinear por con-
traste, a partir de los resultados de esa confrontacin y des-
de la perspectiva de las necesidades tericas de la revolucin
comunista, la posibilidad de un nuevo discurso, del discurso
terico propiamente comunista.
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En efecto, esta posibilidad es reconocible a partir de la
constatacin de que la estructura del discurso terico moder-
no tiene necesariamente que elegir entre dos versiones igual-
mente contradictorias de una "captacin" terica inadecuada
de la objetividad: o bien, en la versin de su m odalidad mate-
rialista-empirista, olvida el "aspecto activo" de la objetividad,
preocupada hasta la exageracin metafsica por rescatar la
irreductibilidad de sta determinaciones del sujeto; o
bien, en la versin de su modalidad idealista-racionalista, eli-
mina esta irred u ct ib ilid ad^ favor de una acentuacin m isti-
ficada y abstracta de ese "aspecto activo".
La posibilidad de un discurso terico a salvo de este dilema
que afecta estructuralm ente al discurso terico capitalista es
reconocida por la teora com unista, que se autodefine y se de-
sarrolla, en este escrito de M arx , como una tarea por cum plir.
Esto lo advertimos cuando, para completar la realizacin del
principal propsito del pasaje inicial de las
Tesis,
volvemos
explcitas las determinaciones centrales que esa posibilidad
indica como especficas para el carcter del discurso terico
comunista y definimos a ste como un discurso terico cuya
estructura bsica debe ser
dialctica
y
materialista.
En efecto, el nuevo discurso terico debe, en primer lugar,
vencer la limitacin o insuficiencia de la problematizacin ma-
terialista-empirista de la objetividad y asumir al mismo tiem-
po la radicalidad, traicionada por el idealismo-racionalismo,
de su problematizacin "subjetiva" o (segn la terminologa
definitiva y ms adecuada de Marx) dialctica: debe susten-
tarse en una aprehensin terica de la objetividad como pro-
ceso o praxis fundante de toda relacin sujeto-objeto y, por
tanto, de toda presencia de sentido en lo real.
Debe, en segundo lugar, "poner de pie" y recobrar la to-
talidad de la problematizacin dialctica de la objetividad, mis-
tificada y parcializada en su desarrollo idealista-racionalista,
plantendola mediante una adopcin crtica de la insistencia
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materialista-empiristacomo una problematizacin dialctico-
prctica o dialctico-materialista: debe sustentarse en una apre-
hensin terica de ese proceso fundante como un proceso bsica-
mente material, como un proceso de "metabolismo" prctico
entre el hombre y la naturaleza.
El complejo proceso histrico-terico que lleva a Marx a
delimitar la estructura bsica o el carcter especfico que con-
viene al discurso terico comunista culmina, en la segunda
mitad de la dcada de 1840, con la crtica de los intentos so-
cialistas alemanes destinados a construir una base terica
para su doctrina y su lucha mediante la adopcin y politiza-
cin de la filosofa materialista de Feuerbach. Es precisamen-
te el examen crtico del discurso feuerbachiano, como matriz
propuesta para el discurso revolucionario, el que realizado
a la luz de las necesidades tericas del movimiento proletario
en su proceso de constitucin en movimiento comunista con-
duce a Marx a las conclusiones anotadas en el pasaje inicial
de este G rupoAde lasTesis.
Decisiva en una perpectiva histrico-terica, esta presen-
cia de la filosofa de Feuerbach en la elaboracin de la teo-
ra marxista slo puede reproducirse en calidad de ejemplo o
ilustracin en la perspectiva de la construccin lgica de las
Tesis.
El discurso materialista de Feuerbach aparece, en los
dos pasajes que hemos transcrito a continuacin del primero,
como ejemplo de lo que no debe ser el discurso materialista del
movimiento comunista; como ilustracin de un intento bien
intencionado pero fallido de trazar los lineamientos funda-
mentales de la teora revolucionaria del proletariado.
En el examen de este pasaje inicial de lasT es i s hemos recogido algu-
nas ideas del ensayo La cosificacin y la conciencia del proletariado , en
G. Lukcs,G e sc h i c h t e u n d K l a ssen b ew u sz t se i n , Der Malik Verlag, Berln,
1923, pp. 94-228.
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Un intento doblemente fallido, pues oscila entre la insu-
ficiencia del materialismo-empirismo y la inconsecuencia
del idealismo-racionalismo. Las pretensiones del discurso de
Feuerbach se desvanecen por una doble razn: porque se-
gn el primero de estos dos pasajes cuando quiere ser ma-
terialista descuida el "aspecto activo" de la objetividad ("la
materialidad como actividad"), no llega a ser "subjetivo", dia-
lctico, y porque de acuer.do al otro pasaje cuando quiere
considerar ese "aspecto activo" ("la propia actividad humana")
deja de ser materialista.
Circunscrito a la consideracin de aquella actividad particu-
lar que sirve de paradigma al discurso idealista-racionalista en
su aprehensin del "aspecto activo" o "subjetivo" de la objetivi-
dad, la actividad especficamente terica, el discurso dialctico-
materialista debe arribar a un corolario, anotado por Marx en
sus Tesis
VIII y i i :
el campo
y
el material significativos, cuya
elaboracin especficamente conceptual da base a la necesidad
de la actividad terica en cuanto tal, deben ser concebidos como
condicin de sta y no como su producto o resultado. La praxis
social, que funda toda relacin sujeto-objeto, es ella misma pro-
ceso de constitucin de sentido en lo real, de relacin especfi-
camente semitica; las significaciones que se componen en este
nivel fundam ental delimitan y estructuran el campo de posibi-
lidades de significar de la actividad terica especfica.
La "verdad" del discurso terico y por tanto tambin su
"falsedad", su evasin "al misticismo" slo puede ser expli-
cada si ese discurso es concebido como momento componente
del proceso prctico-histrico en su totalidad (y no como acto
independiente de figuracin adecuada o inadecuada, "realista"
o "irrealista" de una cosa). Es este proceso el que, segn la ten-
dencia inmanente de su desarrollo general, organiza en cada
una de sus pocas el campo de posibilidades de la produccin de
significaciones, es decir: jerarquiza los niveles y las regiones de
problematicidad en lo real y ubica la perspectiva desde la cual
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esta problematicidad puede ser abordada eficazmente. Por esta
razn , lo que constituye la "verdad" del discurso terico es pre-
cisamente su compenetracin con este proceso como elabora-
cin conceptual de las significaciones que en l se producen y
que, trabajadas, deben revertirse sobre l para su autotransfor-
macin ; en otras palabras, su "verdad" es su "poder", su con-
tribucin o participacin especfica en la realizacin concreta
de la tendencia fundamental de este proceso prctico-histrico.
LAS TES IS DEL GRUPO B
La Tesis iv:
Feuerbach parte del
factum
de la autoenajenacin religiosa, de
la duplicacin del mundo en uno religioso y otro mundano. Su
trabajo consiste en disolver
[auflsen]
el mundo rehgioso en su
base[Grundlage] mundana. Pero el [hecho de] que la base mun-
dana se desprende
[ a b h e b t ]
de s m ism a y se fija [como] un reino
independiente en las nubes slo es explicable a partir del auto-
de sme mb r a mie nto [Selbstzerrissenheit] y [del] autocontradecir-
se de esta base mundana. Es sta entonces, en s misma, la que
debe ser tanto comprendida
[verstanden]
en su contradiccin
como revolucionada prcticamente. Es decir, por ejemplo, una
vez que la familia terrenal
[irdische]
ha sido descubierta como
el misterio de la Sagrada Familia, debe ahora ser aniquilada
[vernichtet] terica y prcticamente.
La Tesis vi:
Feuerbach disuelve la esencia religiosa
[das religise Wesen]
en
la esencia
humana [das menschliche Wesen].
Pero la esencia hu-
mana no es un
abstractum
inherente
[inwohnend]
al individuo
singu lar. E n su realida d, es el conjunto de las relaciones sociales
[cas ensemble der gesellschaftlichen Verhltnisse].
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Feu erbac h, que no entr a en la crtica de esta esencia real [die-
ses
wirklichen Wesens],
est obligado, por tanto:
1) a hacer abstraccin del acontecer \yerlauf\ histrico y a
fi jar como independiente
[fr sich]
a l n imo
[Gemt]
religioso, y
a p r e su p o n e r u n i n d iv id u o h u m a n o a b s t r a c t o a i s l a d o ;
2) por lo tanto, la esencia [das Wesen] slo puede ser capta-
da como gn ero [Gattung], como universalidad interior , inex-
presiva
[stumme],
que cqnecta
[verhindende] naturalmente
a los
muchos individuos .
La Tesis vii:
Feu erba ch no ve, por lo tanto, que el propio n im o rel igioso es
un producto social , y que el individuo abstracto que l analiza
pertenece a una forma determinada de sociedad[einer bestimm-
ten Gesellschaftsform].
El tema predominante en el conjunto de estas tres Tesisse
halla supeditado directamente al que es tratado en calidad de
premisa por el grupo A .Mientras en ste tienel u g a rla definicin
del
carcter
especfico del discurso terico comunista en tanto
que momento del proceso prctico, en el grupo
B se
lleva a cabo
la
determinacin de lo que debe ser la
problemtica
especfica del
mismo en tanto que discurso
sobre
ese proceso prctico.
Basta considerar al discurso terico dialctico-materialis-
ta como un discurso que por necesidad est situado
histrica-
mente
dentro del proceso prctico para que se vuelva evidente
que su propio carcter dialctico-materialista implica ya una
jerarquizacin del campo problemtico que se abre ante l. Si
lo real, concebido como proceso prctico, se encuentra en una
era en que su acontecer lo determina esencialmente como pro-
ceso de transformacin fundamental de la socialidad, resulta
necesario que su problematicidad se concentre precisamente
en el lado de su estructura que entra en crisis en una poca
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tal: en lo que es propiamente su composicin
histrico-social.
El discurso dialctico-materialista se define as concretamen-
te en referencia a la problemtica especfica de la historia de
las formas sociales dentro de las cuales se realiza el proce-
so productivo, la praxis o actividad prctica constituyente; se
configura comomaterialismo histrico, como
teoTa.
materia-
lista y dialctica de la sociedad y de su historia.
Los lineam ientos centrales de esta concretizacin de la de-
finicin del discurso terico comunista son los que encontra-
mos trazados en el grupo
B
de las
Tesis.
El procedimiento mediante el cual se llega a este esbozo
consiste en una crtica del concepto con el que el discurso m a-
terialista de Feuerbach intenta pensar la situacin revolucio-
naria de su tiempo: el concepto de "autoenajenacin religiosa
de la esencia humana". Se demuestra primero la insuficien-
cia de la problematizacin feuerbachiana para aprehender
tericamente el lugar (el mundo de la "esencia humana") en
que se da esa situacin revolucionaria, ese fenmeno de "ena-
jenacin", y despus se convierte a esta demostracin en una
indicacin de lo que debe ser la problematizacin suficiente
para tal efecto: la problematizacin histrico-materialista.
Cmo explicar el hecho de la enajenacin religiosa: "la du-
plicacin del mundo en uno religioso y otro mundano" y la suje-
cin de ste bajo el primero? Esta es la cuestin que se plantea
el discurso de Feuerbach y que intenta resolver, en direccin
materialista, mediante la determinacin de la vigencia de la
entidad divina a partir de una necesidad constituida en la exis-
tencia profana, m ediante una argumentacin que "disuelve el
mundo religioso en su base mundana". W hecho de la enajena-
cin se comprender as como el resultado de un
acto
de ena-
jenacin, un acto en el que la "base mundana" o mundo del
sujeto, de la esencia humana, cede o transfiere la funcin "sub-
jetiva", activa o determ inante, que le pertenece esencialmente,
al "mundo religioso", mundo creado o mundo-objeto.
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En este intento feuerbachiano de problematizar el fen-
meno de la enajenacin, las
Tesis
encuentran una debilidad
constitutiva: la ausencia de los elementos conceptuales ne-
cesarios para dar cuenta, en general, de
ese proceso
de ena-
jenacin, cesin o transferencia de la funcin de sujeto y, en
particular, de esa forma religiosa que l puede adoptar. En
efecto, en una concepcin como la de Feuerbach para la
cual el "nmndo mundanoJkgs el medio de la realizacin, au-
toafirm acin u objetivacin de la "esencia hum ana", y sta es
un conjunto unitario y fijare necesidades, potencialidades o
nim os comn a todos los individuos de la especie o "gnero"
humanoel origen de ese "mundo enajenado" que "se des-
prende" del mundo real queda com o un hecho casual o inne-
cesario, es decir, inexplicable. Igu alm ente, el concepto feuer-
bachiano de la composicin de esa "esencia humana" que
exalta al "nimo religioso" como su elemento predominante
no tiene otra necesidad terica que la de ser la descripcin
fctica o casual del tipo de individuos h um anos (el "individuo
abstracto" de la religiosidad moderna) que es observable en
una sociedad peculiar, la sociedad que transita de la forma
feudal a la form a burgu esa.
Para concebir a la enajenacin como determinacin de la
situacin revolucionaria, indica este grupo de lasTesis,se re -
quiere una problematizacin que en lugar de "diluir" el "mun-
do enajenado" en su "base m undana" muestre la
necesidad
de
que el primero "se desprenda" de sta y cumpla con respecto
a ella una funcin determinante. Una problematizacin que
nicamente puede darse a partir de la estructura del discurso
dialctico-materialista por cuanto slo ella permite concebir
a esa "base mundana" no como una sustancia ya constituida
y permanente, sino como el proceso en que se constituye la
totalidad de un sujeto soc ial y un objeto prctico, y en el que,
por tanto, esas "autocontradicciones", "duplicaciones" o "enaje-
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naciones" y "revolucionamientos" se producen como momentos
necesarios.
Esta indicacin queda precisada (en la Tesis vi) cuando
Marx enfrenta a la definicin que da Feuerbach del sujeto
de la enajenacin de la "esencia humana" la suya propia: la
"esencia hum ana real", anota, "es el conjunto de las relaciones
sociales". Son stas, entonces, las que en el fenmeno de ena-
jenacin neutralizan su contradiccin con las necesidades del
proceso prctico; instituyndose en un mundo autnomo que
acta determinantemente sobre l, y las que, al obstaculizar
as su desarrollo, lo conducen a una situacin revolucionaria.
Precisada en estos trminos, la indicacin del grupo
B
de
las
Tesis
es al mismo tiempo un a delimitacin del campo pro-
blemtico especfico donde el carcter dialctico-materialista
del discurso comunista se realiza concretamente: el campo
problemtico de la historia de las "formas determinadas de
sociedad". La posibilidad histrica real del materialismo dia-
lctico est en el trabajo terico del
materialismo histrico.
LAS TESIS DEL GRUPO C
En este grupo hemos reunido, en primer lugar y de manera
central, a la Tesis x y,en segundo lugar y en papel complemen-
tario, a la Tesis ix y la parte final de la Tesis i. Transcribimos:
No nos parecen convincentes las razones aducidas por A. Schaff ( Au
sujet de la traduction des Thses de Marx sur Feuerbach , en
L ' h o m m e
e t l a so c i
nm. 22, pp. 30-31) para traducir
d a s mensch l i c h e W e se n ,
al comienzo de la Tesis vi, por u n r e h u m a i n . El injustificado cambio
de la determinacin del artculo exagera la terrenalizacin del concepto de
esencia en el paso de la Esencia [metafsica, intemporal] del Hom bre
a la esencia Piistrica] hu m an a al identificarlo con estructura singular
de la persona y no, como seria lo indicado por el contexto, con estructura
general del sujeto histrico .
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La Tesis x:
La posicin [Standpunkt] del viejo materialismo es la sociedad
civil [o burguesa]
[die
brgerliche Gesellschaft]-,
la posicin del
nuevo es la sociedad humana o la humanidad social.
La Tesis ix:
Lo m xim o a lo que llega el m aterialism o de la intuicin sensible
{der
anschauende Materialismus], es decir, el materialismo que
no concibe[begreift] a la materialidad[Sinnlichkeit] como activi-
dad prctica, es a la observacin
[Anschauung]
de los individuos
singulares y de la sociedad civil[der brgerlichen Gesellschaft].
La parte final de la Tesis i:
De ah [de la insuficiencia de su materialismo] que [Feuer-
bach], en
Laesencia del cristianismo,
slo considere al compor-
tamiento terico como el autnticamente humano mientras la
praxis slo es captada y fijada en su forma suciamente juda de
manifestacin
[in ihrer
schmutzig
jdischen Erscheinungsform],
De ah que no comprende [begreift] la significacin[Bedeutung]
de la actividad revolu ciona ria , crtico-prctica .
El tema predom inante que unifica a estos pasajes del texto
de las Tesis no es ya una derivacin inmediata del primero
y principal, elaborado en el grupo
A
; resulta ms bien de la
realizacin o el ejercicio efectivo del discurso dialctico-mate-
rialista, como teora histrico-materialista, en el tratamien-
to de una cuestin particular de importancia excepcional: la
cuestin de la actualidad o de la necesidad h istrico-social de
su propia existencia.
Cul es y en qu circunstancias hist-
ricas se configura como determinante la problematicidad pe-
culiar cuyo tratamiento exige la accin de un discurso terico
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de carcter dialctico-materialista? sta es la doble pregunta
central que creemos reconocer como m otivo de las anotaciones
reunidas en este grupo c.
El procedimiento que lleva a su respuesta es decir, tanto
a la identificacin de tal problematicidad como a su ubicacin
histrica consiste, tambin en este caso, en una contrapo-
sicin crtica de la fuente de determinacin que da origen al
discurso materialista-dialctico con aquella de la que provie-
ne el discurso materialista tradicional. A su vez, esta fuente
de determinacin es considerada, en ambos casos, tanto en su
sentido sincrnico esto es, como nivel de la problematicidad
social- como en su sentido diacrnico esto es, como proyec-
to histrico efectivo.
La identificacin de la fuente social de determinacin del
materialismo dialctico se realiza m ediante la siguiente con-
traposicin: mientras el discurso materialista tradicional tra-
baja sobre la base de la problematicidad que se constituye en
el nivel propiamente "civil" del comportamiento social, el dis-
curso dialctico-materialista trabaja sobre la base de la pro-
blematicidad que se constituye en el nivel propiamente "hu-
mano" del comportamiento social (o en el nivel propiamente
"social" del comportamiento humano).
El nivel "civil" de la socialidad es, de acuerdo a la tradi-
cin hegeliana de su definicin,"^ aquel nivel del comporta-
miento y de la estructura social compuesto por el conjunto
de las relaciones que mantienen entre s los hombres en ca-
lidad de personas libres o aisladas, propietarias privadas de
'' "B.
S o c i ed a d c i v i l ,
unin de los m iembros co mo
i n d i v i d u os
i n d e p en -
d i e n t e s
en unau n i v er sa l i d a d que es por ellof or m a l , en virtud de susn ece-
s i d a d e sy gracias a laca r ta u r d i ca como medio para la seguridad de las
personas y de la propiedad y a travs de uno r d en
x t er i o r ,
para sus inte-
reses particulares
y comimes." (Hegel ,
Grundlinien der Philosophie des
Rechts ,Wer k e, t. vii, 157, p.306, Suhrkamp, Frncfort / Main, 1970.
C f r .
all mismo, 182 - 188, pp. 339-346)..
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mercaricas, s decir, en calidad de agentes del proceso de
intercambio de mercancas o de distribucin de la riqueza
abstracta. Por el contrario, el nivel propiamente "humano"
de la socialidad es, de acuerdo al contexto de la obra de M arx
en estos aos, aquel nivel bsico del comportamiento y la
estructura sociales Compust por el conjunto de las relacio-
nes que mantienen entr s los hom bres en tanto que agentes
d la produccin d la nq^za social cualitativa, es decir, en
tanto que elementos singularment diferenciados dentro del
siijeto colectivo o comunitario de la praxis o actividad prc-
tica fundam ental.
Pero esta identificacin del nivel de la socialidad cuya
problematicidad requiere o exige una elaboracin dialctico-
niaterialist no es suficiente para indicar la necesidad real
del discurso terico dialctico-materialista. Para serlo debe
avanzar hasta volverse un reconocimiento de la oportuni-
La creacin prctica deu m .
m u n d o
ob jet i vo , lael abo r ac i n de la natu-
raleza no orgnica es la efectuacin del hombre como un ser genrico cons-
ciente, es decir, como un ser que se comporta en referencia al gnero como a
su propia esencia o que se comporta como un ser genrico. [...] .
Precisam ente en la elaboracin del mundo objetivo el hombre se efecta
realmente c om o ser geni co. Esta produccin es su vida social en el trabajo.
A travs de ella aparece la naturaleza como su obra y su realidad. (Marx,
Manu s c r i t o s
ec o n m i c o -f i l o s o
i eos, M E G A , Berln, 1932, i, 3, pp. 88-89).
La produccin d la vida, tanto de la propia en el trabajo como de la
ajena en la procreacin, se manifiesta inmediatamente como una doble re-
lacin de una parte, como una relacin natural, y, de otra, como una re-
lacin social [...].
Esta concepcin de la historia [la del nuevo materialismo] se basa, pues,
en la comprensin del proceso real de produccin, partiendo para ello de la
produccin material de la vida inm ediata, y en la concepcin de la forma de
convivencia correspondiente a ste modo de produccin y engendrada por
l, es decir, de la sociedad civil en sus diferentes fases, como el terreno de
toda la historia . (Marx,L a
d eo loga a l em a n a ,
MEGA, Berln, 1932, i, 5, pp.
19 y 27.C f .
N euver f f en t l i c hun g
d es K a p i t e l s , enD eu t sc h e
Zei t sch r i f t
f u r
Ph i l osoph i e , nm. 10, Berln, 1966, pp. 1212 y 1221).
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dad, adecuacin o actualidad histrica de ese requerimie^^^
o exigencia. Por ello, las Tesis del grupo c consideran a ja
fuente de determinacin de la necesidad de los dos "materia-
lismos" tambin en su sentido diacrnico: son dos movimien-
tos o proyectos histricos reales
represhtativos de sos dos
niveles o modos diferentes de la socialidad los que constitu-
yn verdaderamente a los dos tipos de problematicidad abor-
dados, respectivamente, por el "viejo" discurso materialista
y por el "nuevo".
La problemtica del materialismo empirista o tradicional
se levanta en realidad a partir de un movimiento histrico:
del movimiento histrico "burgus" (r^erZic/i), que tiende
a afirmar y ratificar, a reproducir y perpetuar el nivel civil
(brgerlich)
del comportamiento social en su funcin de nivel
predominante o principal de toda la estructura social. Por
el contrario, la problemtica propia del materialismo dialcti-
co se constituye a partir del movimiento histrico tendiente a
la instauracin del nivel prctico-comunitario del comporta-
miento social como nivel predominante o estructurante de la
socialidad
en su conjunto;
se constituye, por lo tanto, a partir
de un movimiento histrico tendencialmente comunista, radi-
calmente revolucionario con relacin a la organizacin vigente
de la sociedad en trm inos burgueses.
Podem os decir, en resumen, que en el grupo c de las
Tesis,
el discurso terico m aterialista dialctico es presentado como
un discurso que tiene una necesidad histrica en la medida
en que es discurso terico comunista: un discurso terico que
^ Los dos usos estructural e histrico del trmino b r g e r l i c h e G e-
s e l l s c h a f f : sociedad civil , sociedad burguesa , son distinguidos con clari-
dad por Marx enL a
d eo l oga a l em a n a ,
pp. 25 -26 : La sociedad civil abarca
todo el intercambio material de los individuos en una fase determinada de
desarrollo de las fuerzas productivas. La sociedad civil en cuanto tal slo
se desarrolla con la burguesa.
C f .
tambin el apndice de la carta de En-
gels a Marx del 23 de septiembre de 1852, en MEW t. 28, p. 139.
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elabora una problemtica nueva la problemtica del proceso
histrico de la praxis social, abierta para l por el movi-
miento histrico de la revolucin comunista.
Complementarias del tratamiento directo dado al tema de
este grupo c por la Tesis x son las observaciones, anotadas en
la Tesis ix y en la parte final de la Tesis i, sobre el intento hecho
por Feuerbach de aprehender tericamente la actividad social.
Dentro de la problem|ica de un materialismo como el de
Feuerbach materialismo empirista, que gira en torno al
comportamiento social "civrf o "burgus", todo intento por
concebir conceptualmente la praxis o la actividad cualitati-
vamente productiva tiende necesariamente a reducir esta ac-
tividad fundamental al modelo de la actividad propia de los
burgueses, de los individuos civiles aislados e interconectados
slo por el movimiento del dinero, al modelo de la actividad
"suciam ente juda".^
Por ello, cuando Feuerbach impugna el orden social impe-
rante tiene obligadamente que desconocer la posibilidad de la
actividad como actividad revolucionaria, como actividad ma-
terialmente o "prcticamente crtica". Tiende, ms bien, con
igual necesidad, a exaltar la actividad terica como la nica
que escapa a la sordidez burguesa que l quisiera combatir.
Tiende a ver la transformacin del mundo burgus ms como
un proceso pedaggico que como un proceso revolucionario.
Sobra decir que por actividad suciamente juda Marx no entiende la
actividad propia de una comunidad religiosa o de un grupo tnico determi-
nado, sino la actividad propia de aquella funcin tesaurisadora o acumula-
dora de capital-dinero que las sociedades europeas adjudicaron a determi-
nados miembros de la comunidad juda durante la poca mercantilista de
la acumulacin originaria
del
capital.{ C f . Marx, La cuestin juda ,
MEGA,
Frncfort Main, 1927, pp. 605-606).
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TLAS TESIS DEL GRUPO D
La Tesis iii:
La doctrina materialista acerca de la transformacin de las
circunstancias [C/m.st72de] y de la educacin olvida que las cir-
cunstancias deben ser transformadas por los hombres y que el
propio educador debe ser educado. Tiene por tanto que dividir
[sondieren]
a la sociedad en dos partes, una de las cuales est
por encima de ella
[ber ihr erhaben
isl.
La coincidencia
[Zusammenfallen]
del cambio de las circuns-
tancias y de la actividad humana o [la] autotransformacin slo
puede ser captada y comprendida racionalmente
[gefaszt
und
rationell verstanden werden] comopraxisrevolucionaria.
La Tesis xi:
Los filsofos slo
h a n interpretado [interpretiert]
el mundo de
distintas maneras; de lo que se trata es de
transformarlo.
El tema predominante en estas dos Tesis" resulta de
una exploracin ms detenida del tema tratado en el grupo
B. La determinacin de la problemtica especfica que con-
cretiza al discurso dialctico materialista como teora his-
trico-materialista la problemtica de la historia de las
"formas de sociedad" en que tiene lugar el proceso prcti-
co circunscribe necesariamente al concepto de "transfor-
macin" social, de modificacin histrica del sujeto prctico,
En el examen de lasT esi s de este grupo hemos tenido en cuenta sobre
todo el estudio que de ellas hace Adolfo Snchez Vzquez en las pp. 130-135
de su libroF i l o so f a d e l a
p r a x i s,
Grijalbo, Mxico, 1967. En la edicin de
Siglo XXI, Mxico, 2003, pp. 167-181.
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en calidad de concepto clave dentro de esa problemtica. Y
las Tesis del grupo D insisten precisamente en l; parecen
responder a esta pregunta: cul debe ser el concepto pro-
piamente dialctico e histrico-materialista de "transfor-
macin social"?^^
El concepto materialista humanista de transformacin
social se construye dentro de una problemtica -derivada
de la experiencia bsica .dj la relacin sujeto-objeto como
una relacin innecesaria o de exterioridad- que parte
de la aprehensin terica d la vida social como un proceso de
adecuacin o de conflicto entre dos entidades heterogneas,
preexistentes a su enfrentamiento: el "hombre" y las "cir-
cunstancias" (materiales o econmico-polticas y espirituales
o cultural-educativas). Sometido a este dualismo, el ncleo de
la teora social del materialismo tradicional oscila entre dos
explicaciones antinmicas, ambas unilaterales e insuficien-
tes la una fatalista, la otra voluntarista de la relacin de
determinacin entre el sujeto social y el medio social: o bien
define al sujeto social como resultado del medio (material y
espiritual), y entonces "olvida" la actividad humana (olvida
que las circunstancias son transformables por l); o bien de-
fine al medio social como pura construccin o creacin (ma-
terial y espiritual) del sujeto, y entonces "olvida" la vigencia
autnoma de las instituciones (olvida que las circunstancias
"educan" al hombre). Para este ncleo terico del materialis-
mo social tradicional pensar la unidad de am bas determina-
ciones es tarea imposible.
De ah que cuando la concepcin materialista humanista
a diferencia de la concepcin materialista mecanicista de
la transformacin social intenta salvar eclcticamente este di-
^ En las versiones anteriores aparece a continuacin el siguiente prra-
fo: U na vez ms, ser la crtica que de este concepto da el materialismo em-
pirista, en este caso humanista, la que abra el espacio para su formulacin
en trminos dialctico-materialistas.
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lema adoptando la posicin voluntarista x>eroHSn rechazar la
fetalista lo nico que hace es compendiar sus dos deficienciasi
La transformacin social aparece entonces como la actividad
Nereida por un sector del sujeto social por una lite reforma-
dora y educadora para la cu al el mundo institucional sera
materia dctil, absolutamente determinable, mero resultado
o creacin sobre el resto del sujeto social para el cual el
mundo institucional ser imposicin frrea, absolutamente
determinante.
Una verdadera superacin del dilema inherente a la pro-
blematizacin materialista tradicional de la vida social slo
puede darse dentro de una problemtica estructurada en tor-
no a una aprehensin (dialctica) de la realidad social como
proceso totalizador, constitutivo por igual del sujeto y del ob-
jeto sociales, de los agentes y de las iristituciones sociales: en
una problematizacin que reconozca una relacin necesaria o
de interioridad entre ellos. Esta problematizacin, como he-
mos visto, es precisamente la que lleva a cabo el discurso te-
rico histrico-materialista.
Cuando el materialismo histrico desarrolla su concepto
de transformacin social no est obligado a elegir ni entre
fatalismo y voluntarismo ni entre humanismo elitista y me-
canicismo espontanesta; rebasa el planteamiento terico que
desemboca en estas encrucijadas y parte de la aprehensin
bsica del proceso histrico como proceso de "autotransforma-
cin" de la sociedad, de interpenetracin de la dinm ica "obje-
tiva" o de las instituciones sociales, por un lado, y la dinmica
"subjetiva" o de los agentes sociales, por otro. En su concepto,
la transformacin social decisiva es el momento del proceso o
la praxis social en que sus dos dinm icas interrelacionadas (el
"cambio de las circunstancias" y la "actividad hum ana") "coin-
ciden" en el plano de lo concreto: es un proceso revolucionario
o una praxis revolucionaria ''.
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Esta definicin permite precisar el corolario que destac-
bamos en el grupo
A
de las Tesis, sobre la actividad terica
como elemento constitutivo del proceso prctico. El pasaje fi-
nal del texto, la Tesis xi, aporta esta precisin,^
Si es la praxis social la que funda la relacin semitica
bsica y la que entrega as a la actividad terica el cam po y el
material significativos sobre los cuales sta realiza su labor
especficamente conceptuall y si la praxis social es un proce-
so histrico que decide sus configuraciones concretas y por
tanto las estructuraciones efectivas del campo semitico en
los movimientos revolucionarios o de transformacin social,
resulta necesario concluir que tambin las posibilidades con-
cretas que tiene la actividad terica de alcanzar la "verdad",
la calidad propia de su produccin, dependen esencialmente
de esas "transformaciones del mundo". La "verdad" de la pro-
duccin terica slo puede consistir en su "poder" revoluciona-
rio especfico, es decir, en la realizacin concreta, en su plano
^ En Apuntes para un comentario de las 'Tesis sobre Feuerbach' , de
1974 , los siguientes dos prrafos fina les son como sigue:
Si es la praxis social la que funda la relacin semitica bsica y la que
entrega as a la actividad terica el campo y el material significativos sobre
los cuales sta realiza su labor especficamente conceptual, y si la praxis so-
cial es un proceso histrico que decide sus configuraciones concretas y por
tanto las estructuraciones efectivas del campo semitico en los movimien-
tos revolucionarios o de transformacin social, resulta necesario concluir
que tambin las posibilidades concretas de la actividad terica de alcanzar
la verdad , la calidad propia de su produccin, dependen esencialmente de
esos fenmenos revolucionarios. La 'verdad' de la teora, la calidad que ella
persigue en su produccin, slo puede consistir en su 'poder', en la fuerza
de su contribucin especfica y la realizacin concreta de esas 'transforma-
ciones del mundo'.
De lo que se trata para la teora, si pretende ser verdadera, es de ser
revolucionaria: de intervenir, en su nivel conceptual, en la reestructuracin
del campo semitico necesaria para el cumplimiento cabal de la empresa
revolucionaria. De no hacerlo as, la teora carece de verdad, no tiene 'poder'
para acceder a lo real que est en proceso; su produccin es redundante,
compone y descompone mensajes previsibles dentro de una problemtica
ya solidificada y sin vida; el mundo se vuelve un panorama cifrado en el
pasado, objeto de hermenuticas e 'interpretaciones'.
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conceptual, de esa reestructuracin o transformacin radical
del campo semitico que es esbozada por el proceso revolu-
cionario y que debe desarrollarse como componente esencial
del mismo. Al asumir y efectuar la necesidad de revolucin
inscrita espontneamente en el campo de trabajo terico, la
actividad terica deviene, al mismo tiempo que revolucionaria
(dotada de "poder"), "verdadera": supera las limitaciones ideo-
lgicas en lugar de someterse a ellas.
As, de lo que se trata para la teora, ,si pretende ser "ver-
dadera", es de ser revolucionaria: de intervenir en el sentido
del proceso que decide las posibilidades de su trabajo espec-
fico. No hacerlo sera com portarse como "los filsofos": los que
ratifican con su actividad una problemtica que invierte este
orden real de determinacin y parten, por tanto, de la presu-
posicin de que la configuracin h istrica del sistema semiti-
co en la que teorizan o bien es inmutable o bien se transforma
en virtud de una dinmica autosuficiente del propio sistema.
Sera, en consecuencia, operar repetitivamente pero bajo la
ilusin de una creatividad terica independiente: pretender
que se es el origen de un nuevo saber al tiempo que lo ni-
co que se hace en realidad es componer mensajes redundan-
tes dentro de un campo discursivo solidificado y pasivamen-
te enigmtico, superado ya por el proceso histrico prctico.
Sera, en fin, enfrentarse al mundo ofrecindole productos
tericos pretendidamente nuevos, que deberan iluminarlo y
guiarlo, y no entregarle ms que imgenes remozadas de lo
que l fue en el pasado: hermenuticas, "interpretaciones" de
lo que l ya no es.
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SOBRE EL MATER IAL ISMO
[ M O D E L O P A R A A R M A R )
EL G R U P O A
La atencin ms evidente del pasaje inicial de lasTesisque
concentra en s la funcin argumental d premisa est di-
rigida hacia las virtudes y los defectos del "materialismo
tradiciona l" y el "idealismo". Esta atencin-que
de por s no parece distinguirse de una curiosidad filosfica
puramente
profesional
aclara su sentido cuando la leemos
en relacin con la ltima fra se de la misma Tesis i en la que
Marx afirma que lo que propiamente requiere ser compren-
dido es "la significacin de la actividad revolucionria"; si
interesa un juicio sobre el "materialismo tradicional" y el
"idealismo", es justamente en la medida en que son los dos
modos bsicos en que se suele de hecho satisfacer ese reque-
rimiento.
Las aporas en que iban a encerrarse las elaboraciones doc-
trinales socialistas de los aos 1840 cuando intentaban definir
un objeto del tipo "actividad revolucionaria, crtico-prctica"
demostraban, segn M arx , la imposibilidad de que el discurso
terico revolucionario a lcanzara autosuficiencia, coherencia y
efectividad bajo la sujecin ideolgica a la estructura moder-
na-capitalista del discurso dominante constituida en torno
a la antinomia "materialismo tradicionaF / 'Mealismo" y
a su dinmica autorreproductiva. La necesidad de pensar el
proceso revolucionario resultaba ser, simultneamente, nece-
sidad de revolucionar el proceso mismo de pensar.
Al referirse al "materialismo tradicional" y al "idealismo",
lo que entra en la m ira crtica de Marx no es el contenido de
los filosofemas definitorios de dos doctrinas presentes en el
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panorama de la historia del pensam iento; no se trata, para l,
de elegir entre dos posiciones u op iniones filosficas n i de sin-
tetizarlas o superarlas en otra concepcin del mundo. Marx
se
refiere a uno y otro como definiciones
(Bestimmungen)
del
mbito
(Bereich)
de la aprehensin cognoscitiva, del campo
de posibilidades del comportamiento terico en el que un ob-
jeto puede ser captado (gefaszt) o no. Su crtica apunta no
tanto hacia el saber producii^o explcitamente en el discurso
cientfico filosfico moderno, sino ms bien hacia el horizonte
epistmico implcito o supuSto como condicin de ese discur-
so; ms precisamente, hacia las dos configuraciones especfi-
cas, contrapuestas pero complementarias, que adquiere su es-
tructura. "Materialismo tradicional" e "idealismo" dan su
nombre a estas dos configuraciones epistmicas modernas
porque, segn Marx, el ncleo de su constitucin parece es-
tar en la eleccin ontolgica m s elemental y m s radical que
ellas contienen: la definicin de lo que es el objeto i(Gegens-
tand)
como "realidad, materialidad" del objeto ii
(Objekt).
Lo
ms simple y fundamental, lo determinante "en" el mbito
de una teora es la manera en que all se da forma a la ex-
periencia irreductible de la presencia de sentido en lo real o
de la existencia de lo real como dotado de sentido, o, lo que es
lo mismo, la manera en que all se da forma, en general, a la
propia capacidad de aseverar algo, de producir significaciones
lingsticas.
El pasaje inicial de las
Tesis
esboza un juicio crtico so-
bre las virtudes y los defectos (Vorzuege und Nachteile) de
las dos versiones en conflicto en las que se configura el hori-
zonte epistmico de la poca moderna o burguesa: mientras
la configuracin materialista-empirista ("materialismo tra-
dicional") del discurso terico moderno se basa en una pro-
blematizacin insuficiente o superficial de la objetividad del
objeto
(des Objektes als Gegenstand),
la modalidad idealista-
racionalista ("idealismo") se comporta, en cambio, de manera
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inconsecuente con el principio de problematizacin adecuada
del que ella parte en su "captacin" terica de la objetividad
(Gegenstaendlichkeit).
El "materialismo tradicional" se levanta a partir de una
nocin bsica del objeto i
{Gegenstand)
en la que ste queda
reducido o asimilado a la constitucin propia del objeto ii
{Ob-
jekt}
en la intuicin o contemplacin, es decir, a la constitucin
de un hecho que se impone, en plena exterioridad, como pura
presencia casual, carente de necesidad, a un sujeto preexis-
tente que simplemente lo constata. La objetividad
{Gegens-
taendlichkeit)
es concebida aqu como una substancia inhe-
rente al
Objekt
con independencia respecto de cualquier tipo
de relacin sujeto/objeto. Se dira que la presencia de sentido
en lo real es presupuesta como un estado expresivo espont-
neo o inerte de las cosas, previo a toda actividad de comunica-
cin y significacin.
La crtica de M arx a este m aterialismo consiste en afirmar
su ingenuidad o falta de radicalidad terica. No llega a plan-
tearse el problema de la objetividad
{Gegenstaendlichkeit)
del
objeto 11
{Objekt)]
supone para ella un fundamento que slo
puede ser metafsico.
Para Marx, la objetividad debe ser captada sobre la base de
la relacin en que se encuentra con la actividad de un sujeto:
"subjetivamente". Y el sujeto no puede ser otro que la "praxis",
la "actividad humana material {sinnlich) . El entendimiento
{Verstand)
y el objeto ii{Objekt)no seran as otra cosa que la
modalidad epistmica de la relacin fundante entre la praxis y
su objetoI
{Gegenstand).
En la metafsica objetivista de este m aterialismo M arx
que se considera su continuador revolucionario reconoce la
exageracin de un m omento terico que el discurso comunista
debe rescatar: la insistencia en el carcter irreductible de la
objetividad
{Gegenstaendlichkeit)
del objeto ii
{Objekt)
a la ac-
tividad del entendimiento
{Verstand).
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Por sparte; el idealismo moderno implica una problema-
tizacin d la objetividad que s alcanza a concebirla "subjeti-
vamente" a partir de un proceso fundante en el que un
en-s
simple e indiferenciado s convierte en una totalidad compleja
y d iferenciada de sujeto y objeto, de conciencia y sentido. Pero
es precismente esta problematizacin adecuada de la objeti-
vidad la que, segn Marx, se encuentra en el "idealismo" de
manera deformada y mis1^ada: empobrecida en su sentido
radical. E l "idealismo" descuida y deja de lado la funcin cons-
titutora que tiene la relacitf^sujeto/objeto con respecto a cada
uno de sus dos trminos: erige al primero de ellos, al sujeto,
en calidad de origen y fundam ento de la misma. Inconsecuen-
te con el planteamiento crtico del problema de la objetividad,
lo resuelve de manera tal, que el proceso de constitucin apa-
rece como un acto unilateral en el cual el sujeto "pone" o al
menos construye al objeto.
El pasaje inicial de las
Tesis
califica de "abstracta" que
deja de lado el todo y slo considera la par te a esta m anera
en que el discurso terico-idealista-racionalista "desarrolla
el aspecto activo" o "subjetivo" de la objetividad. Y explica:
lo es porque la experiencia terica que posibilita ese desa-
rrollo es tambin "abstracta", es decir, "ignora la actividad
real", tiene lugar en un solo nivel de la praxis socia l, el de la
actividad espiritual o terico-especulativa, donde la razn o
la fantasa parecen expresarse soberanamente en un medio
pasivo a su entera disposicin.
La posibilidad de un discurso terico capaz de tematizar
asuntos como la "actividad revolucionaria" implica, por lo tan-
to, para Marx, la superacin ella misma revolucionaria
del dilema epistemolgico moderno que, por un lado, conduce
al materialismo hacia la metafsica y, por el otro, lleva a la
dialctica hacia el idealismo. En efecto, el discurso terico del
comunismo debe, en primer lugar, vencer la insuficiencia de
la problematizacin materialista-empirista de la objetividad
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mediante la adopcin del carcter "subjetivo" odialcticode
acuerdo con una terminologa ms adecuada del propio M arx
de la problematizacin idealista-racionalista: debe sustentarse
en una nocin de la objetividad como proceso fundante de toda
relacin sujeto-objeto y por tanto de toda presencia de sentido
en lo real. Debe, en segundo lugar, recobrar y "poner de pie"
la radicalidad de esa problematizacin dialctica mistifi-
cada en su desarrollo "idealista", plantendola como una
problematizacin dialctico-materialista o, mejor, dialctico-
prctica:
debe sustentarse en la identificacin de ese pro-
ceso fundante como un proceso de "metabolismo" material-
prctico en el que se constituyen a un tiempo el hombre y la
naturaleza.
Cabe indicar que, si bien la filosofa de Feuerbach es la
causa precipitante de la redaccin de las Tesis,su funcin en
ellas se reduce a la de ser el ejemplo de un intento bien inten-
cionado pero fallido de trazar los lineamientos fundamenta-
les de una teora de la emancipacin humana: cuando quiere
ser materialista, descuida el "aspecto activo" de la objetividad
("la materialidad como actividad"), no llega a ser "subjetivo",
dialctico; cuando quiere tener en cuenta ese "aspecto activo"
("la propia actividad humana"), deja de ser materialista.
El Grupo
A
incluye, a manera de corolario, una precisin
acerca de la relacin teora/praxis: el campo en el que tiene
lugar la actividad terica y el material que ella introduce
en la dimensin especfica de su trabajo deben ser concebi-
dos como su
condicin,
y no como su producto o resultado. La
praxis social es ella, por s misma, proceso de constitucin de
sentido en lo real: las significaciones que se componen en su
nivel fundam ental delimitan y estructuran el campo de posi-
bilidades de la produccin de significaciones especficamente
tericas. Por ello, la "verdad" del discurso terico y tambin
su "falsedad", su evasin al "misticismo" slo puede ser ex-
plicada si se concibe a ese discurso como momento componen-
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te del proceso histrico-prctico en su totalidad, y no como
acto independiente de figuracin adecuada o inadecuada, de
representacin "realista" o "irrealista" de una cosa. Lo que
constituye la "verdad" del discurso terico es su capacidad de
compenetrarse con ese proceso: de elaborar conceptualmente
las significaciones que se generan en l y que, una vez traba-
jadas, deben revertirse sobre l como aportes a su autotrans-
formacin. En otras palabras, su "verdad" reside en su po-
der :en su participacin especfica y efectiva en la realizacin
de la tendencia fundamental que por definicin es afirma-
dora de la vida del proceso histrico-prctico.
E L G R U P O B
A partir del carcter "subjetivo", "prctico" o "dialctico" del
materialismo que corresponde al discurso comunista, las
Te-
sisaqu incluidas derivan una delimitacin general del cam po
problemtico especfico que le est marcado por su concrecin
histrica. Si lo real, concebido como la praxis en proceso, se
encuentra en una configuracin histrica que lo determina
esencialmente como el acontecer de una transformacin fun-
damental de la socialidad humana, resulta necesario que su
crisis o su problematicidad se concentren precisamente en la
dimensin poltico-social de su existencia. Por esta razn, el
discurso dialctico-materialista debe constituirse concreta-
mente en torno a la problemtica de la historia de las formas o
modos sociopolticos dentro de los cuales tiene lugar el proceso
de vida del ser humano; debe configurarse como
materialismo
histrico, como teora materialista y dialctica de la sociedad
y de su historia.
Esta delimitacin del contenido problemtico general del
discurso terico comunista se alcanza mediante una crtica
del concepto con el que el discurso materialista de Feuerbach
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intenta pensar las condiciones revolucionarias de su tiempo: el
concepto de "autoenajenacin religiosa de la esencia humana'".
Se indica primero la insuficiencia de la aproximacin
(Ansatz)
feuerbachiana para aprehender tericamente el
lugar
(el nivel
de la "esencia humana") en que se da esa situacin revolucio-
naria o de "enajenacin" y se pasa en seguida a la postulacin
de lo que debe ser la aproximacin histrico-materialista.
Cmo explicar el fenmeno de "la duplicacin del mundo
en uno religioso y otro mundano" y la sujecin de ste bajo el
primero? Feuerbach lo intenta en trminos materialistas me-
diante la reduccin de la vigencia de la entidad divina a una
modalidad
enajenada
de la propia existencia profana, me-
diante la "disolucin del mundo religioso en su base munda-
na". Para l, la enajenacin religiosa consiste en la cesin
{En-
taeusserung) o
transferencia que la "base mundana" o mundo
del sujeto, de la "esencia humana", hace de la funcin "subje-
tiva", activa o determinante, que le pertenece esencialmente,
al "mundo religioso", mundo creado o mundo-objeto. Pero su
intento es insuficiente, segn Marx, pues no permite com-
prender la razn de ese fenmeno de enajenacin.
Para concebir a la enajenacin como determinante de la si-
tuacin revolucionaria moderna, este grupo de
Tesis
propone
una problematizacin que, en lugar de "diluir" el "mundo ena-
jenado" en su "base mundana", muestre la
necesidad
de que
el primero "se desprenda" de sta y cumpla con respecto a ella
una funcin determinante; una problematizacin que permi-
ta aproximarse tericamente a esa "base mundana", no como
a una esencia ya constituida y permanente, sino como a un
proceso de constitucin en el que esas "autocontradicciones",
"duplicaciones" o "enajenaciones" tienen lugar como momentos
del mismo. Para mostrar la viabilidad de su propuesta, Marx
enfrenta a la definicin que da Feuerbach del sujeto de la ena-
jenacin, de la "esencia humana", la suya propia: la "esencia
humana real", anota, "es el conjunto de las relaciones socia-
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les". Son stas, entonces, las que, en el fenmeno de la ena-
jenacin, neutralizan la contradiccin en que se encuentran
con las necesidades del proceso prctico y se instituyen en un
mundo autnomo que acta determinantemente sobre l; son
ellas las que, al obstaculizar as su avance, lo conducen a una
situacin revolucionaria.
La crtica a Feuerbach ratifica as a Marx en su idea de
que el carcter dialctico-materialista del discurso comunista
slo puede realizarse concretamente en el tratamiento de las
"formas determinadas defi^Sociedad": la posibilidad histrica
real de un materialismo dialctico est en el trabajo terico
del materialismo histrico.
EL G R U P O C
En qu consiste la necesidad social y cul es la actualidad
histrica del discurso terico comunista como discurso mate-
rialista dialctico? El primer paso del materialismo histrico
es, en estas
Tesis,
su autocuestionam iento.
La identificacin de la fuente social de determinacin del
materialismo dialctico se cumple mediante la siguiente con-
traposicin: mientras el discurso materialista tradicional
trabaja sobre la problematicidad que resulta en el nivel pro-
piamente "civil" del comportamiento social, el discurso mate-