Date post: | 07-Apr-2016 |
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sedimentaciones
CONSEJERÍA DE CULTURA
Con la colaboración de:
sedimentaciones
Que la memoria del vencedor reconozca la memoria del derrotado
Adonis
La construcción de muros que dividen poblaciones parece pertenecer a épocas
pasadas. La historia se encarga de recordarnos en forma de libros, museos y
aún testigos, el horror de la segregación en el pasado, y no resultan escasos
los ejemplos. ¿Por qué en una sociedad globalizada en la que el mundo tiende
a interconectarse a través de las redes del ciberespacio se levanta un muro
físico que divide a la población?
La operación Muro de Defensa, línea fortificada de separación entre Cisjordania
e Israel nace a comienzos del año 2002 como resultado del “logro político” de
Ariel Sharon al conseguir que la lucha contra la Intifada sea considerada dentro
de los planes estadounidenses de lucha contra el terrorismo internacional surgidos
a partir del 11 de septiembre de 2001.
“Los actos violentos de la segunda Intifada, fruto de la violenta represión de las
manifestaciones que condenaban la visita de A. Sharon (entonces jefe de la
oposición al mando del Likud, partido de derechas) a la explanada de la Mezquita
de Al-Aqsa de Jerusalén a finales de septiembre de 2000, constituyen la réplica
inevitable de los palestinos ante la imposibilidad de toda perspectiva política.”
Jean Francois Legrain
Frente a las razones de seguridad que alega Israel para la construcción y
continuación del muro, la realidad es que lo que se está consiguiendo es la
delimitación de ciudades-guetos aisladas entre sí, cuya población carece de
los más mínimos derechos fundamentales: libertad de expresión y movimiento,
autogobierno, etc…y en los que el ejército israelí mantiene la responsabilidad
de la seguridad y un derecho permanente y unilateral de intervención.
Un pueblo de pájaros sin alas, como dirá el poeta Mahmud Darwish, cuyo
territorio se ve cada vez más reducido y en el que se va perdiendo terreno a
razón de un hogar palestino destruido al día. La insostenible situación se
mantiene y las “realidades de hecho”, como eufemísticamente se denomina a
las acciones que el Estado de Israel emprende ajeno a las recomendaciones
de Las Naciones Unidas, se imponen poco a poco, afianzándose, con la finalidad
de que llegue un momento en el que la situación no tenga vuelta atrás, y la
coexistencia de dos estados “codo con codo” como alguna vez ha citado el
Consejo de Seguridad de la ONU sea un imposible.
sedimentaciones
Como Marc Augé señala, la superabundancia de información en la actualidad,
utilizada como arma de desinformación por la prensa y demás medios de
comunicación, en este caso israelíes, nos hace sentir la necesidad de recapacitar
para darle un sentido al presente.
El vacío
Con el muro llega el silencio forzado, la extirpación del sonido del horizonte.
La serie fotográ fica se compone de imágenes que nos hablan de la presencia
del muro en lugares desabitados. Cada imagen tiene detrá s su historia. Distintas
formas de bloqueo físico, vallas, trincheras, muros. Son imá genes tomadas en
distintos lugares de Palestina. En ellas la ausencia de habitantes nos habla del
silencio y nos invita a la reflexión.
El eco del vacío que se presenta en las imágenes nos lleva a reflexionar sobre
lo que no vemos en ellas. Sinécdoque del horror. Son imágenes serenas, en las
que el dolor no se aprecia directamente.
Imá genes sin actualidad, que se corresponden con el imaginario de la ruina,
la destrucción y la falta de libertad.
En ellas se juega a plantear las preguntas que trasminen la superficie de lo que
se muestra. Cómo afecta el vacío y la destrucción que en estas imágenes se
observa a la población?
¿Porqué en el caso de Israel no hay una respuesta internacional ante la
desobediencia continua a las recomendaciones del Consejo de Seguridad de
la ONU?
Cómicamente, el vacío representado supondría la hipotética culminación del
sueño sionista. El exterminio conceptual de la población palestina cuya existencia
siempre se ha negado, y cuyo Estado, a pesar de las recomendaciones del
Consejo General de la ONU sigue sin ser reconocido por Israel.
Estas imágenes señalan la primordialidad del espacio como objetivo principal
de la ideología sionista. Ilustran el viejo dogma de “una tierra sin pueblo para
un pueblo sin tierra”. Los palestinos se convierten en una “cuestión invisible”
como diría Edward Said.
El paisaje como escenario
El paisaje ha sido, desde las culturas primigenias a las actuales, lugar de
representación y proyección del hombre en el mundo, el lugar de la memoria
de los pueblos, el lugar de su imaginación.
La Nakba, “catástrofe” en castellano, término con que los palestinos hacen
referencia a la ocupación por parte del Estado de Israel de su territorio, representa
la memoria común del pueblo palestino, su imaginario colectivo. A su vez ésta
se traduce en la amargura producida por el exilio y la nostalgia por la tierra
natal, que representan las constantes en la identidad nacional de este pueblo.
Esta memoria habla de un paisaje ahora ausente. En Palestina el paisaje está
hipotecado, se ve pero no se puede acceder a él. La periodista israelí Amira
Haas nos cuenta cómo muchos palestinos exiliados en campos de refugiados
conservan las llaves de sus antiguos hogares en su pueblo de origen y de tanto
escuchar sus nombres, los pequeños, nacidos en el campo de refugiados y sin
haber salido nunca, hablan de las calles de esos pueblos como si los conocieran.
La memoria, nos dice Susana Solano es el manantial de la intimidad.
Hacia dónde caminar cuando el horizonte es una infranqueable línea de
hormigón. Citando nuevamente a Darwish:
Algún día seré lo que yo quiero
Un pá jaro seré, y extraeré mi inexistencia
de mi propia existencia.
Antígona camina, bajo amenaza de muerte, digna hacia su incierto futuro.
Pablo Martínez Cousinou
Belén, 2005
Ramala, 2005
Belén, 2005
El proyecto fotográfico
El objeto de mi trabajo ha sido documentar el muro y las situaciones que de su
existencia se derivan. Para ello he querido registrar la sedimentación del conflicto
y la segregación. Esto es, se han
fotografiado arquitecturas, paisajes,
fachadas arruinadas, calles
abandonadas, sin tránsito,
cons t rucc iones deten idas ,
paralizadas en el tiempo.
He intentado recoger la malla de
si lencio que subyace a la
cotidianeidad del día a día. Esa
ausencia, presente en las
imágenes nos inquieta y nos
inquiere acerca de su historia.
No hay personas en las imágenes.
La memoria, la desolación, el vacío y la ausencia ocupan el espacio. Los medios
de comunicación nos han desacostumbrado a la reflexión y a la ausencia. Un
cierto horror vacui los caracteriza y cada imagen ha de ser más llamativa que
la anterior para captar y mantener la atención del espectador.
Cada día el horror de la guerra aparece en los noticiarios. Sin embargo,
comprender el dolor desde otro ámbito nos supone una nueva forma de
acercarnos a los conflictos. Las imágenes
que forman la serie son imágenes ajenas
al espectáculo y a la actualidad noticiosa.
Imágenes que podrían denominarse “sin
importancia aparente” citando una obra
de Oscar Molina. Imágenes anodinas
que nos alejan del continuo bombardeo
de noticias que por abundantes,
superficiales y fragmentadas nos
desinforman. Imágenes que demandan
una espera, un detenimiento para su
lectura. Imágenes que requieren el
reposo ritual del té.
Al leer los versos de Mahmud Darwish,
descubrimos que el dolor va más allá de sufrimiento que las cámaras de
televisión nos muestran en forma de niño víctima y ante el que de alguna forma,
y suena terriblemente cínico dicho así, estamos, a fuerza de repetición,
inmunizados. Al leer los versos de Mahmud Darwish, descubrimos que son la
civilización, la historia, la cultura y la memoria los que están siendo eliminados.
Hebrón, 2005