ElnombredeEdrielle
MitaMarco
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CAPÍTULO1Unosgolpesenlapuertadesuoficinalohicieronerguirse.Llevabamásde
unahorasinapartarlosojosdelordenador,ynecesitabaunrespiro.—Adelante—dijodesdelasilla,mientrasbebíauntragodeagua.EneldespachoaparecióTory,lachicaderecepción,algomuyraroenella,
porquejamáslepermitíanmoversedesupuesto.Porsucara,algomalohabíaocurrido.—Ben,tienesqueirte—leanuncióasustada—.Hanllamadodelhospital,es
Andy.Alescucharesenombre,casivolcó lasilla.Saliódeldespachocorriendo,
sin coger ni siquiera la chaqueta, a pesar de que, fuera de la oficina, eltermómetroapenasrozabaungradosobrecero.
Montóalcoche,conelcorazónenlabocaylosojosllenosdelágrimas.Teníaquellegaratiempo,nopodíaperderniunsegundo.Labarreradelaparcamientonosubía.—¡Vamos,vamos,joder!Elguardiadeseguridad,alverlotanalteradoseacercó.—SeñorSmith,¿ocurrealgo?—¡Labarrera,nosube!Elhombreasintió.—Lo sé, se rompió esta mañana, los operarios de la compañía están
arreglandoelmecanismo,hantenidoque…—¡Perotengoqueirme!¡Nopuedoesperaraquelaarreglen!Elhombrefruncióelceñoylomiró,preocupado.Alverlacaradesencajada
deBen,elguardiasealteró.—Jesúsbendito,¿noseráAndyotravez?—Sí.Al escuchar aquel asentimiento, la levantó en peso para que Ben pudiese
pasar.Traspasólabarrerayaceleróelcochetodoloqueaquelpermitía.
Pocoleimportabanlasmultas,queleretirasenelcarnetoseracusadodeserun peligro público. La persona más importante de su vida lo esperaba en elhospital.Ynopensabafallarle.
Dejóelcochemalaparcado.¡Queselollevaselagrúasimolestaba!Corrióhastalarecepción,sintiendoquelefaltabalarespiración.Allínohabíanadie.—¡Por favor! ¡Necesito ayuda! —gritó, sin importar las miradas
reprobadorasdelrestodelagente—.¡Porfavor!Unaenfermeraquepasabaporallíseacercóasulado.Eraunamujerjoven,
rondaríalatreintena.Conelcabellorubioyunasonrisaamable.—¿Ocurrealgo,señor?Bensuspiróalseratendido.—NecesitosaberdóndeseencuentraAndySmith.Acabandeavisarmeala
oficinadequelohabíantrasladadoalhospital.Lachicaasintióycorrióabuscarelnombreenelordenadorquehabíaenla
recepción.Alospocossegundosasintió.—AndySmith,aquíestá.Acabandesubirloaplanta.Alahabitaciónciento
ocho.Ben salió corriendo sin agradecer a la chica que lo hubiese ayudado.No
pensabaennadamásquenofueseveraAndy.Si algo malo le hubiese sucedido por no estar a su lado, jamás se lo
perdonaría.Alllegaralapuertadelahabitación,seencontróconelmédicoquesalíade
ella.—Doctor,soyBenjaminSmith,¿cómoestá?El hombre lo miró, reconociendo su cara de otras ocasiones anteriores y
abrióelinforme.—Señor Smith, Andy ha sufrido otra insuficiencia cardíaca mientras
desayunaba.Hatenidosuertedequesuabuelaestuvieseconél.Silleganatraerloquinceminutosmástarde,lasnoticiasnoseríantanbuenas.
Bensellevóunamanoalafrente,sinpoderquedarsetranquilo.—¿Cómoestá?—Ahoraestáestable,peroyasabequeconlosproblemasdelcorazónnunca
sepuedeestarseguro.Andynecesitauntrasplanteconurgencia.Élmiróalmédico,agobiado,yasintió,conlacaradesencajada.—¿Todavíanohayningúnposibledonante?—Haydonantes,dehecho,ayermurióunseñorquedonótodossusórganos.
ElproblemaesquenoescompatibleconeldeAndy.
—Dios.—Benseapoyócontralaparedycerrólosojosconfuerza.Estabaagotado. Esa situación podía con él, aunque se empeñase en aparentar ser elhombremásfuertedelmundo.
—Tenga fe, Benjamin —lo animó el médico poniendo una mano en suhombro—.Notodoestáperdido,todavíalesquedaalgodetiempo.
Él asintió e intentó sonreírle, aunque loúnicoque consiguió fuehacerunamueca.
—¿Puedoentraraverlo?—Claro.Hacecincominutospreguntóporusted.Observóaldoctorcaminarporelpasillo.Cuandoloperdiódevista,agarró
elpomodelapuertayseadentróenlahabitación.Nadamásponerunpieenella,vioasumadremirandopor laventana.La
mujersonrióalverloylobesóenlamejilla.—Teestábamosesperando.—He venido todo lo rápido que he podido —comentó, con el rostro
cansado.—¡Papá!Aquellavocecitaprovenientedelacama,lohizosonreír.Ben miró a su hijo, que lo esperaba con los brazos abiertos, y corrió a
abrazarlo.—¿Cómo estás, campeón? —Besó su cabello rubio, bastante corto, y lo
revolvió.—Estoybien. ¡Ya lehedichoa la abuelaquenosvayamosa casa! ¡Enel
colegiovanaverunapelículaymelavoyaperder!—exclamóconenfado.Benrioalescucharasuhijo.Lomiróconamorylovolvióaabrazar.Aquelniño,demasiadodelgadoyblanquecino,eralaalegríadesuvida.Desde que nació, siete años atrás, Ben comprendió lo que era el amor
verdadero. Su hijo era la razón para seguir luchando, el motivo para quererconvertirseenmejorpersona.Yahoralavidaqueríaarrebatárselo.
—Hoycreoquetendremosquequedarnosaquí.Eldoctorquiereasegurarsedequeestásbienantesdedejarquevuelvasacasa.
Andyhizounamuecaconloslabios.—¡Peroyoquieroiralcolegio,papá!—Losojosselehumedecieron.Verlollorarlepartíaelcorazón.Acercólabocaasuoídoylesusurró,para
quesuabuelanolosescuchase.—Teprometoque,cuandosalgasdeaquí,tevoyallevaralcine.—¿Qué?¿Enserio?—Sucaritaseiluminó.—Enserio.Comeremoscomidabasura,tomaremosbebidascongas…
—Y, después, ¿podremos jugar a futbol los dos? —La cara del niño seiluminó.
Benapretóloslabiosysuspiró.—Todavía no. Hasta que no tengas un corazón nuevo, y te pongas
completamentebien,paratiseacabóelcorrer.Latristezaregresóalrostrodelniño.Supadreloabrazó,dándolecalorylo
besóenlafrente.—Pero pronto podremos, Andy —le aseguró—. Estoy seguro de que tu
corazónnuevoestáencamino.Elniñosequedómirandohacialaventanadelahabitación,lugardondesu
abuelasehallabasentadaenunincómodosofá.—Papá,¿porquéestoyenfermo?Bencerrólosojosconfuerza,antelapreguntadesuhijo.Esaeralamisma
pregunta que se hacía él unay otra vez. ¿Por qué tenía quepadecer aquello suniño cuando había tanta gente mala en el mundo? La respuesta siempre era lamisma.
—Nolosé,Andy.Lavida,aveces,noesjusta.Dejaronquesemarchasendelhospitaldosdíasdespués.El doctor había aumentado la medicación del niño, para intentar evitar
aquellosataques,perobiensabíanquenoseríasuficientemuchotiempo.Ben,sumadreyAndy,entraronasudomicilio.Nadamásllegar,elniñoechóunacarrerahaciasuhabitación.—¡Andy,nocorras!—leregañósuabuela.La mujer ya contaba con una avanzada edad, y su nieto, a pesar de su
enfermedad,ladejabasinfuerzas.Seacercóasuhijo,quemetíalaropadelniñoenlalavadora,yseapoyóen
ella,contemplándolo.—¿Quévasahacer?Benseincorporóymiróasumadre,cansado.—Todavíanolosé.Habíapensadoenbuscaraalgúnauxiliarmédicopara
quesequedea sucargomientrasyo trabajo.Peronocreoquepudiesepagarloconmisueldo.
Ellaasintióysellevóunamanoalafrente.—Sabes que si pudiera seguiría quedándome con él. Pero yo no estoy
capacitadaparaesto.LaenfermedaddeAndyhaidoapeor.Noséloquehacerfrenteasusataques.
—Lo sé—asintió—. No te preocupes, mamá, me apañaré. Solo necesitounosdíasparaencontraraunapersonaqueseocupedeélmientrasestoyeneltrabajo.
Comenzaronacaminarhacialahabitacióndelniño.Abrieronlapuertayloencontraronconlanarizpegadaalcristaldelaventana.Mirabaatravésdeellaconojossoñadores,mientrasqueempañabaelcristalconsualientoydibujabaenél.
Suabuelanegóconlacabezaysonrió.—Andy,nomancheselcristal.—Noloestoymanchando,abuela—rioconpicardía—,esarte.Bensecarcajeóantesuocurrenciaycruzólosbrazossobreelpecho.—Ponteelpijama,artista,quevoyapreparartelacena.Doshorasdespués,Andyyadormíaensucama.Bensediounaducha,intentandoquitarsealgodeestrésdeencima,perole
fueimposible.Ya no recordaba cómo era levantarse un día de la cama sin tener que
preocuparsepordarlelamedicación,otrabajarcontodoslossentidospuestosenelordenador,ynosufrirporsisucorazónfallabaestandoenclase.Norecordabacómoera reír con suhijo, sin que le rondasepor la cabezaque, quizás, era laúltimavezquelohacíanjuntos.
Salió de la ducha, envuelto en un albornoz y se sentó en un taburete quehabíafrentealespejoqueocupabatodalaparedfrontaldelaestancia.
Semiróenél.Detrásdeesasojerasyesasarrugasdepreocupación,seescondíaunhombre
detreintaycincoaños.Guapoyagradable,segúndecíalagente.Pero,Ben,soloveíaaunsacodehuesos,tristeysinganasdesocializarcon
nadie.Sellevólasmanosalacabezaylaslágrimasresbalaronporsusmejillas.EchabademenosaKate.Sumujer.Conellatodohubiesesidodiferente.Kate era una persona alegre, optimista, cariñosa…Estaba seguro que ella
hubiesellevadomejortodoaquellodelaenfermedaddeAndy.Perolavidaseempeñóenquitárselatambiénenunaccidentedecoche.Lo
había dejado solo, con un niño enfermoy con el dinero justo en el banco parapoderpagarlosmedicamentos.
CAPÍTULO2Lajornadadetrabajofueeterna.Tuvoqueadelantar todo loquenohabíahecho losdíasqueestuvoconel
niñoenelhospital.Enhorarionormal,llegabaacasaalascincodelatarde.Pero,contodoel
líodelpapeleopendiente,selehicieronlasdiezdelanoche.Ibaallegaracasaconeltiempojustoparadarlelasbuenasnochesyarroparlo.
Entróalavivienda,agotado.Lasojerascubríanpartedesurostroyyanosequitabannidurmiendoochohoras.
Colgó el abrigo en el armario que había en la entrada y se dirigió a lacocina,dondeseencontrabasumadrefregandoloscuatrocacharrosquehabíaenelfregadero.
—Hola,mamá.—Hola,Ben,¿quétaleldía?—Laseñoraacabódefregarytomóasientoa
sulado,haciendounamuecadedoloryagarrandosuespalda.Benlamiróconpreocupación.—¿Teduelemucho?—Bastante.Pero,notepreocupes,soncosasdelaedad—sonrió.—Mañanamismo empezaré a hacer entrevistas para buscar a una persona
quecuideaAndy.Tútemerecesdescansar.Lamujerasintió,aunquenomuyconvencidaalrespecto.—Tómatelascosasconcalmayeligebien.Asintióantelaspalabrasdesumadreysemiróelrelojdemuñeca.—¿Dóndeestá?—preguntó,refiriéndosealniño.—En su habitación. Esta tarde vino un amiguito a jugar, y se encontraba
cansado.—Voyaverlo.Sumadreselevantódelasillayasintió.
—Yyomevoyacasa,Paulmeesperaparacenar—comentósonriente.—¿Tellevoyoenelcoche?Ellanegóconlacabeza.—Déjalo, Ben, necesito estirar un poco las piernas.Además, vivo a solo
tresmanzanasdeaquí.Encincominutosestoyencasa.—Comoquieras.Almarcharsesumadre,Bencaminóhastalahabitacióndesuhijo.Abrióla
puertayloencontrójugandoconunoscoches,tiradoenelsuelo.—Hacefríoparaqueestésenelsuelo.—¡Papá!—gritóalverlo—.Teestabaesperando.Laabuelamedijoqueme
fueraadormir,peroyonolehicecasoporquequeríadartelasbuenasnoches.Benrioylollevóalacama,enbrazos.—Pues,ahora,adormir.Yamepuedesdarlasbuenasnoches—Sonrió.Arropóalniñoylediounbesoenlafrente.—Buenasnoches,Andy.Suhijolomiróunossegundos,yfinalmentehabló.—Papá,¿mecuentasuncuento?—¿Ahora?¿Noesunpocotarde?—¡No!¡Unocortito!Benrecorriólapequeñacaritaconlamiradayasintió.Habíaestadotodoel
día sin verlo, lo había echado de menos. También le apetecía pasar algo detiempoconsuhijo.
—Bueno,¿quécuentoquieresoír?—¡Unonuevo!—¿Nuevo?—Ben se llevó la mano al mentón y se quedó pensando unos
segundos—.Estábien.Estecuentomelocontabalaabuelacuandoerapequeño,ymegustabamucho.
—¿Sí?—Elniñoabriómucholosojosyrio—.¿Cómosetitula?—Pues… no lo sé —rio—. Es un cuento muy antiguo. De esos que han
pasadodepadresahijos.Elniñoasintió,interesado.—¡Cuéntamelo!Bencarraspeóparaaclararlavozyseconcentróensuhijo.—Éraseunavez,en laépocadónde laspersonas temíana lascriaturasde
los bosques y al poder de lamagia, vivía un caballero que combatía bajo lasórdenesdelviejoreydeIrlanda.
—¡Irlanda! —exclamó el niño, interrumpiendo a su padre—. ¡Es dondevivimos!
Benrioycontinuó.
—Diarmuid de Clare, que así se llamaba, era el guerreromás temido detodas las tierras irlandesas. El rey confiaba plenamente en él. Dejaba en susmanoslaplanificacióndelasestrategiasparavenceralenemigo,yasíconseguirtierras y riquezaspara la corona.El rey, tan contento estaba con sus logros, lonombró conde y lo premió con un enorme castillo al norte del reino. Pero, lanaturalezadeloshombresescodiciosa,yDiarmuidsintióqueélmerecíamuchomásqueunpequeñotítulodeagradecimiento.
Enunacenaenelpalacioreal,elguerrerolereprochóalmonarcalapocagenerosidadylepidióunarecompensamáscuantiosaporsusañosdededicación.Elrey,enfadado,loexpulsódelpalacioyleretiróel títulocondal, juntoconelcastilloylariquezaqueposeía.Diarmuid,despuésdeaquello,seconvirtióenunpariaparalasociedadirlandesa,unindeseadoyrechazadoporlaspersonasque,díasatrás,besabanelsueloporelquepisaba.
Acabóviviendoenlosbosques,peleandoconlascriaturasnocturnasporlacomida y escondiéndose de aquellos seres que solo salían en la oscuridad.Aquellos de los que las personas solo habían oído hablar, y unos pocosdesgraciadoshabíantenidolamalasuertedeencontrarse.
Una noche, mientras comía la carroña que quedaba en el esqueleto, casiputrefacto,dealgúnanimal,escuchóunosgemidoslastimeros.Dejódecomerysepusoenpie,concentrandotodossussentidosenaquellossonidos.
A través del agujero que había en un viejo árbol, descubrió a un hombretiradoenelsuelo.Seacercóaél,todavíaconcautela,yloobservó.
Elguerreroincorporóalhombreyobservóquesusojossecerraban.–¿Quétepasa?¿Porquéestásasí?—La vida tiene diferentes fases, y todas son bellas—contestó el extraño,
conserenidad.—¿Esoquétienequeverconloquetehepreguntado?—Diarmuidfruncióel
entrecejo—.¿Quéteocurre?¿Tehanherido?El hombre clavó sus inquietantes ojos en él. Consiguió que su piel se
erizase.—Mirespuestaeralacorrecta.Sontusoídoslosquenosabeninterpretarla.—¿Esoquéquieredecir?—Diarmuidseseparóunpocodeél.Habíaalgo
enaquelhombrequelohacíatemer.—Loquequierodeciresquemividaseacaba.—¿Yquétieneesodebello?El guerrero no podía dejar de observar a ese hombre.Aparentemente, era
bastantejovenyatractivo.Supieleranívea,teníauncuerpodelgado,desgarbado,pelolargoynegro,conunasmanosgrandesyuñasenformadegarras.
—Elfinaldelavidaposeeunabellezaocultaquepocoshumanospodéisver
—continuóeldesconocido,clavandolamiradaenDiarmuid.—¿Podéis?¿Porquéhablascomosinofuerasuno?—Porquenolosoy.Diarmuid sintió su corazón acelerarse. ¿Qué estaba diciendo aquel loco?
¿Quenoerahumano?¿Queeraunadelascriaturasdelbosque?Sinpoderremediarlo,lorecorrióconlamiradaporsegundavez.Necesitaba
versihabíaalgoensucuerpoqueleindicasesiloquedecíaeracierto.El desconocido rio al ver lo quehacía.Negó con la cabezay sus ojos se
oscurecieronderepente,tornándosenegrosporcompleto.—Soyunálfar—leindicóconorgullo—.Aunqueloshumanosnosconocéis
porelnombredeelfos.Elguerrerotragósalivaaloírlo.Habíaescuchadohablarsobreesascriaturas,sinembargojamás,enninguno
desuscombatesniviajes,sehabíacruzadoconninguna.—No puedes ser un elfo. ¡Los elfos son mágicos e inmortales! Todo el
mundolosabe—loatacóDiarmuid,negándoseacreerlaspalabrasdeaquel.—Leyendas, humano, simples leyendas —respondió, divertido por la
ignorancia del guerrero—.Diezmil centurias dura la vida de un elfo, pero nosomos inmortales.—Se removió un poco, con incomodidad—. Y, en cuanto amagia…Sí, los álfar somos seres de luz.Nuestropoder es para hacer el bien.Jamásencontrarásaunodelosmíosdañandoanadie.
Diarmuidfruncióelentrecejo.Habíatantascosasquenoencajaban…—Siesverdadtodoloquemehasdicho,¿quéestáshaciendoaquí,muriendo
enmediodelbosque?—Esteesmihogar.Lanaturalezaesmicasaynoquierofallecerenningún
otrositio.—¿Solo?—lointerrogó—.Quierodecir…¿Vasamorirsolo,sinnadieque
tevele?—Ya no estoy solo, humano. Ahora estoy contigo. Y todavía no sabes la
suertequetienesdeestarenesteprecisolugar—sonrió.No le gustaba aquello que le acababa de decir. ¿Suerte? ¿Por qué? Por
instinto,llevóunamanoasuespada,paradesenfundarsieranecesario.Lacriaturario.—¿Vasamatarme?—Susojosseclavaronenelguerrero—.Silohaces,no
podrásquedartemisdones.Tepertenecen.—¿Amí?—Sí.—¿Porqué?—Escomodebedeser.Cuandounálfarmuere,dejasuluzalapersonamás
cercana.Enmanosdedichapersonaestáenusarlamagiaparaelbienoparaelmal.—El elfo hizo unamueca de dolor ymiró de nuevo al hombre—. ¿Cómocreesquehanconseguidosusdonesloscuranderosylosbrujosalosqueacudísenbuscadeayuda?
—¿Suspoderessonvuestros?—Exacto.—Unestremecimientorecorrióelcuerpodelacriatura.Alzóuna
mano e intentó coger la deDiarmuid—.Nome quedamucho tiempo.Dame tumano.Sitardamosunpocomás,notendréfuerzasparahacerlo.
Élsequedóinmóvil,sinsaberloquehacer.No confiaba en aquel ser, de hecho, ya no confiaba en nadie. Pero, si lo
pensababien,¿quépodíaperderporintentarlo?Aquelmoribundonosuponíalamínimaamenazaparaél.Teníasuespaday
unosconocimientosdeluchamayoresqueningúnhombreenelreino.Decidido,cogiósumano.Deinmediato,unagranluzseapoderódelcuerpodelelfo.Eracegadoray
cálida.Diarmuidsintióunadescargadeenergíarecorrerleelbrazo,ydespués…oscuridad.
Cuandodespertó,sesintióraro.Miróasualrededorynoencontróalelfo.Habíadesaparecido.
Observó sus manos, en busca de algún signo que indicase que la magiaestabaconél,perotodoseveíanormal.Sinpensarlodosveces,cerrólosojosyseconcentróenunpensamiento.Cuandolosabrió,sucuerpoflotabaaunmetrodelatierra.
Bajó al suelo, con tranquilidad, y sonrió entrecerrando un poco los ojos.Teníamagia.Aquelserlehabíadadosusdones.
Alzólacabezaymiróhacialaciudad.Elreyysussúbditoslehabíandadolaespalda,sinagradecerletodoloque
habíahechoporellos.Lodesterraronyolvidaroncomoaunsimplevagabundo.Peroaquellonoseibaaquedarasí.
Diarmuidqueríavenganzay,consusdones,laconseguiría.Tresdíasydosnochestardóenconseguirsuobjetivo.ElviejoreyfueenviadoaexilioyDiarmuidocupósutrono.Tenía cuanto quería.Riqueza, una vida cómoda, el temor de sus enemigos
por los rumoresdebrujeríaquecorríansobresupersona, laabnegacióndesussúbditos…Eratodoloqueundíapudosoñar.
Pasaron losañosyel reyenvejeció.Suscabellosse tornaronblancosysucuerpodejódeteneragilidad.
Diarmuidsabíaque,alosumo,lequedabanunadecenadeañosenelmundo,y necesitaba un heredero. Había pasado toda su vida guerreando, intentando
conseguirqueelreinodeIrlandacrecierayseenriqueciese,yhabíaolvidadoquecuando él faltase no habría nadie que ocupase su lugar. A veces, pensaba endejarle la corona a alguno de los caballeros que luchaban a su favor. Perodesechabarápidamentelaidea.Noqueríaquesusangreysulinajeseperdiesen.
Decididoadesposarse,ordenóatodaslasjóvenessolterasapresentarseenpalacio,parapoderelegiralaqueseríasufuturareina.
Másdeochomilmujerespasaronporelsalónreal,peroDiarmuidsolosefijóenuna.
Eradeorigenhumilde,hijadeunherreroyunapanadera.Ensumiradasepodíaadivinaruncarácterfuerte,perodulce.
Sucabelloerarojocomoelfuego,largoylacio.Poseíaunosojosenormesdecolorazulceleste,queparecíantraspasaralmirar,yuncuerpodelgadoperofuerte,decaderasanchas,capazdeparirasusvástagos.
SunombreeraEdrielle.Diarmuidcelebróelenlaceochodíasdespuésdeelegirasuesposa.Fueunacelebraciónportodoloaltoquedurócasiunasemana.Todoelreinoestabacontentodequelamujerdesumonarcafuesedeorigen
humilde como ellos. La reina Edrielle era una persona amable y bondadosa,preocupadaporelbienestardelossúbditos.
Pero,pasaronlosañosylareinanoconseguíadarleunherederoaDiarmuid.Elmonarca,cadavezmásdesesperado,comenzóavigilarasumujer.Ella
erajoven,nohabíaningúnmotivoparaquenosequedaseencinta.Unamañana,vioqueEdrielleensillabasucaballoyabandonabaelpalacio
sinescolta.Diarmuidcogiósucorcely lasiguió,agazapándoseentre lamalezaparanoserdescubierto.
Su mujer llegó a una cueva, escondida en la espesura del bosque, y seadentróenella.
Cuandoelreyseintrodujoenlacueva,siguióelsonidodelaspisadasdesuesposa.
Alfinaldelacuevahabíaunacestayunapalanganaconagua.Edrielle sacó unas hierbas de la cesta y las mezcló. Cogió un poco del
brebajeenuncuencoyselollevóalaboca.Peronopudobebermucho,puesunasombralasobresaltó.
—Esposa,¿quéestásbebiendo?—Nada.—Lareinatiróelcontenidodelcuencoalsuelo.Miróasumaridoy
lesonrió—.Miseñor,nosabíaquemeseguía.Diarmuidseacercóaellaycogióunpuñadodelashierbasquehabíaenla
cesta.Selasllevóalanarizylasolió.—Fárfara —dijo al reconocerlas. Su mirada cambió y se tornó feroz—.
¿Hasestadobebiendoestoparanotenerniños?Lajovennegóconvehemencia.—¡No,nomiseñor!Soloqueríamejorarmiscólicos.—¡Mentira! Sé para qué sirve esa hierba —la acusó. La respiración de
Diarmuidsevolviópesadaylosdienteslerechinaron—.¡Estásnegandoatureyelderechoaunheredero!
—¡No,no,deverdad!—¡Dejadeintentarengañarme,mujer!¡Nosoyuntonto!Edrielletragósalivaynegóconlacabeza.—Noteengaño,esposo.Diarmuidlacogióporelbrazoylazarandeó.—¡Eresunaembustera!¡Habla!—¡Está bien! —Se soltó de un tirón, consiguiendo que el hombre se
tambalease—.¡Noquieroteneravuestroshijos!¡Jamásconunreydéspota,queconsiguetodoloquedeseaguerreandoymatandoaquienpiensadiferente!
—¡Medebeslealtad!—¡Nunca! —gritó Edrielle—. ¡Me obligasteis a casarme con vos, me
sacasteisdemiciudadymerecluisteisenesecastillo!¡Antesquepariravuestroshijos,prefierovivirencerradaenestacuevaloquemequedadevida!
Diarmuid la fulminó con la mirada y expulsó el aire que llevabaconteniendo.Diounpasohaciaellayasintió.
—Pues,asívaaser.Edrielleabriólosojosporelasombro.—¿Qué?—Apartirdehoy,esposa,yanoveráslaluzdeldía!—¡No!—Esmás—Diarmuidseremangóydirigiólosbrazoshaciaella,sintocarla.
Desusmanosaparecióunintensoresplandor,haciendoquelajovenretrocediese—.EdrielleO´Rourke,yotemaldigo.Hastaeldíadetumuerte,nopodrásvolverasalirdeestacueva,vivirásrecluidaysinpoderveraningunapersonaquenoseayo.Peronieldíadetumuerteencontraráslapaz.Pasaráslaeternidadcomoalma en pena, cuidando a todos los niños bastardos delmundo, ya que no hasqueridotenerunopropioydarletuamoraél.
Esemismo día, el rey anunció la repentinamuerte de su esposa. Todo elreinoquedóapenadoporelfallecimientodelareinaEdrielle.
Diarmuid, por su parte, volvió a casarse con otra joven. Nacieron tresvástagos de dichomatrimonio, y todos varones. El rey consiguió su sucesor altrono.
Edriellevivióencerradaenlacueva.Habíadíasquepreferíalamuerteaesa
horribleexistencia.Perosuestanciaenelmundodurópoco.Traslamuertedelrey,ellacorriólamismasuerte,porserDiarmuidelque
leproporcionabacomidayagua.Comoestabaescritoenlamaldición,sualmanodescansóenelcielo.Cada vez que un niño huérfano, o sin hogar, la nombraba cuatro veces
seguidas, Edrielle aparecía y se llevaba al infante con ella, para cuidarlo yprotegerlocomounamadreharíaconsushijos.
Yasísiguedesdeentonceshastanuestrostiempos.Cuidandodelosniñosyproporcionándolesunhogarasulado.
Trasacabarconelcuento,Andymiróasupadreconlosojosabiertoscomo
platos.—Pero,papá,siEdrielleerabuena,¿porquétuvoesefinal?—PorponerseencontradeDiarmuid.—¡Noesjusto!Siyohubieseestadoallí…Benrioypalmeóelhombrodelniño.—Soloesuncuento,Andy.—Ya lo sé —le sonrió—. Pero, ¿a que sería guay que Edrielle hubiese
existido?—Puessí.Podríaayudaramuchosniñoshuérfanos—asintió,divertidopor
lasocurrenciasdesuhijo.—¡Ytambiénexistiríanloselfos!¡Ynospodríandarsumagia!BenarropóaAndyyselevantódelacama.—Bueno,jovencito,yaeshoradedormir.Mañananovaahabernadiequete
saquedelacamaparairalcolegio.—Vale—comentóconun suspiró—.Oye,papá, ¿mecontarásmañanaotra
vezelcuentodeDiarmuidyEdrielle?Benrioyasintió.—Tratohecho.—Diolavueltaycogióelpomodelapuerta.—¡Papá!—Benvolvió amirar a su hijo—. ¡Tengouna idea! ¿Por quéno
llamamosaEdrielle?—Andy,esuncuento.Edriellenoexiste.
—Peronopierdonadaporprobar,¿no?—Seincorporódelacamaunpoco—.Meencantaríaverlayquemecontasesuhistoria.
—Edriellesoloapareceríasifuesesunhuérfanosinhogar,cosaquenoeres—Benrio.
—Daigual,¡yoquieroprobar!Su padre resopló y se mordió el labio inferior. Cansado de intentar
convencerloysabiendoquehastaquenolohicieranoibaaparar,asintió.—Venga,¡llámalaycorreadormirdeunavez!Andy sonrió, contento. Cerró los ojos, apretó los puños con fuerza y se
concentró.—¡Edrielle,Edrielle,Edrielle,Edrielle!Alterminar,abriólosojosysequedóensilencio,esperandoporsiocurría
algo.Miróasupadreyfruncióelceño.Ben,cansado,fuehastalacama.—Yaestábien.Lohasintentadoynofunciona.—Lovolvióaarropar—.Es
uncuento,nadamás.Ahoraadormir.Andyasintióyapoyólacabezacontralaalmohada.Diounbesoasupadrey
lesonrió.—Buenasnoches,papá.
CAPÍTULO3Bendespertócondolordecabeza.Sentadoenlamesadelacocina,conun
caféenlamano,mirabaalvacío.No dormía bien. Las preocupaciones eran demasiado para él, y no podía
deshacersedeellasniensueños.Para colmo, amitad de la noche lo despertó un temblor.Al incorporarse,
creyóverunaespeciedenieblaporelpasillo.Pero,tanadormecidocomoestaba,no ledio importancia.Loúnicoquehizo fue iraveraAndy.Siempre lohacíaparaasegurarsedequeestuviesebien.
Al acabar de beberse el café, fue hasta el cuarto de baño y se tomó unanalgésico.Necesitabaestaralcienporcien.Teníaundíaestresantepordelanteynopodíapermitirsepedirmásayuda.Yabastantehacíaporélsumadre.
—Andy,¿hasterminadodevestirte?—¡Mefaltanloszapatos!—gritóelniñodesdesuhabitación.Bensemiróelrelojdemuñecaehizounamuecaconlaboca.—Laabuelallegaráencincominutos,notardes.Deinmediato,elniñoaparecióporlapuerta.Alverlo,supadrerio.Llevaba
lacamisamalmetidaenlospantalonesyloscordonessinatar.Seagachóasuladoycomenzóaponerlobien.—¿Tehascomidotodoeldesayuno?—Menoselzumo.—¿Lamedicación?—Sí.—¿Ylamochilaestápreparada?—Quesí,papá.—Pusolosojosenblanco—.Nosoyunbebé.Nohacefalta
quemelopreguntestodoslosdías.Benrio.—Tienesrazón,eresmihombrecito.Sonóeltimbredelapuerta.Andyfueaabriryporellaapareciósuabuela.—Buenosdías—BesóaAndyen la frenteyaBenen lamejilla—.¿Todo
listoparairalaescuela?
—Sí,abuela,voyaporlamochila.Elniñodesapareció,corriendo,ysuabuelasuspiró.—¡Andy,nocorras!—Alnorecibirrespuesta,seconcentróensuhijo,que
sefrotabalosojosconlasmanos—.Benjamin,parecescansado.—Loestoy.Últimamentenoduermocasinada.—Puestienesquehacerlo.Noquieroqueenfermestútambién.—Novoyaenfermar,mamá.Pero losnerviosy laspreocupacionesnome
dejan.Lamujerasintió,puescomprendíaalaperfecciónelpadecerdesuhijo.—¿Llamastealhospitalparasolicitarenfermero?—Llamé nada más levantarme —asintió—, si no surge ninguna
complicación,estatardevendrálapersonaasignadaparahablarsobreelniño.Sumadrelomiró,preocupada.—¿Estás seguro de que no esmejor buscar uno túmismo?Nome fio del
personalsanitariopúblico.Asaberaquiénmandanparaocuparsedelniño.Bensuspiró.—Mamá,notengootraopción.Noganotantodinerocomoparapoderpagar
elsueldodeotrapersona.—Sabesquesiyopudieraayudarte…—dijoconpesar.—Notepreocupes,bastantehacesyaconocupartedelniño.Enesemomento,Andyaparecióenelsalón,corriendo.—¡SoyelreyDiarmuid!¡Ostenéisquerendir!Supadrerioynegóconlacabeza.—Andy,nocorras.—Con que el reyDiarmuid, ¿eh?—preguntó su abuela, divertida—.A tu
padretambiénleencantabaesahistoriadeniño.InclusollamóaEdrielle—rio.—¡Comoyo!—gritóAndy.—Yonohiceeso—sequejóBen.—Sí que lo hiciste, y te llevaste una gran decepción cuando no apareció,
inclusotepusisteallorar.Andyrioantelaspalabrasdesuabuela.—¿En serio, papá?—Dio una vuelta sobre símismo y lo apuntó con una
espadaimaginaria—.Loshombresnolloran.Ellarioylocogiódelamano.—Vamos,Diarmuid,quellegamostardealcolegio.Alquedarsesoloencasa,Bensuspiró.Cogióelmaletínconsuspapeles,la
cartera,lasllavesdelcoche,ysefuealaoficina.
Eldíaenlaoficinafueeterno.Dehecho,desdequeAndyenfermóerantodos
así.Apenaspodíaconcentrarselosuficientecomoparahacerbiensutrabajo.Loúnicoquequeríaeraregresaracasayestarconelniño.
Allí,eneltrabajo,todoseranmuycondescendientesconél,inclusosujefe.Enotrascircunstanciasyahubiesesidodespedido,puesfaltabaasupuestoconbastanteasiduidad.Pero,enlaoficina,todossabíanloqueleocurríaasuhijoyleechabanunamanocadavezquepodían.
Ben lo agradecía de corazón. Esas personas a las que solo conocía porcompartir unas horas en su compañía, habían demostrado que lo apreciaban deverdad.Muchas veces, y aunque no le gustaba hacerlo, se emocionaba cuandorecibíatantocariñoporsuparte.
Tenía que reconocer que, en lo que le quedaba de vida, jamás podríaagradecerloqueestabanhaciendoporAndyyporél.Sentíaquenoloagradecíalosuficiente,quedebíadehaceralgoporellos,perosucabezanodabaparamás.Lo único en lo que podía pensar era en recibir una llamada del hospitalanunciandoqueelnuevocorazóndesuhijoloesperabaparaeltrasplante.
Amediodíarecogiósuscosasyregresóacasa.Normalmente,comíaenlaoficina,paranotenerquehacerunviajeenbalde,
perocomoesperabalavisitadelenfermeroqueleasignaronenelhospitalparacuidarasuhijo,tuvoqueirse.
Alastresycuartodelatarde,eltimbredecasasonó.Alabrirlapuerta,seencontróconunajovencitamirándolo.Laobservóde
arribaabajoyfruncióelceño.—¿Puedoayudarteenalgo?Bennopodíadejardemirarsupelo.Eraliso,cortadodeformairregulary
decolorverde.—¿EsustedBenjaminSmith?—preguntóellaconunasonrisaenloslabios.—Sí,soyyo.¿Ytú…?—DeniseMurphy.Soylaenfermeraqueustedesperaba.—Letendiólamano
paraestrechárselaydarlesuidentificación.PeroBennolohizo.Ensulugar,laobservódenuevo.Vestíaconunablusadescolorida,demasiadograndeparaella,aunqueestaba
segurodeque todo loque sepusiese esaniña lequedaría enorme,pues estabaprácticamente en los huesos. Encima de la blusa llevaba un chaleco lleno deflecos. Los pantalones tampoco eran demasiado favorecedores. Se notaba queeranviejosypasadosdemoda,pueserandepernerasacampanadas.
—¿Tehanmandadoatidesdeelhospital?—preguntósinllegaracreérselo.Lachicalomiróalosojos,fijamente,yasintió.—Sí,señor.—¿Asívestida?Deniseapretóloslabiosalescucharaquello.—¿Quétienequevermiropaconesto?Bennegóconlacabeza,volvióamirarlaycruzólosbrazossobreelpecho.—Soloeresunacría.¿Cómovasasercapazdecuidaramihijo?—¿Perdone?—AquellasituaciónempezabaacansaraDenise.—Pues que… mírate. —La señaló—. ¿Qué tienes… diecinueve, veinte
años?—Veintiséis—respondió,muydigna.—Andynecesita a alguien conmás experiencia que una niña de veintiséis
años,conelpelodeunalocayvestidacomounahippie.Deniseseirguióyapretólospuños.—Estacríatienelacarreradeenfermeríayestáensegundodecardiología
—Miró a Ben a los ojos, con hostilidad—. ¿Qué conocimientosmédicos tieneusted, señorSmith?Porque si sonmayores que losmíos, noveo el por quéhasolicitado la ayuda de un profesional. Tampoco veo el problema conmi ropa.Ustedvistecomounviejoyyonomehequejado.
Ben se quedó boquiabierto por las palabras de aquella joven. No podíacreerquesehubieseatrevidoadecirleaquello.
—Mire,señorita…—No,mireusted, señorSmith—lo interrumpióDenise—.Yohevenidoa
hacermitrabajo,sinoleinteresa,estaréencantadadecomunicarloenelhospitalyserálibreparapodercontrataraunenfermeroporsucuenta.
AquellodescolocóaBen.Segúnlaspalabrasdeesaniña,olaaceptabaaellaotendríaquepagarpor
otroenfermero.Empezóaagobiarse.Élnoteníatantodinerocomoparapoderhacerfrentea
ungastocomoaquel.Pero,porotrolado,sidecidíaquedarseconesajovencita,lapreocupaciónporlaseguridaddeAndyseríainsoportable.
Seenfadó.¿Cómoeraposiblequedesdeelhospitalleenviasenaunacría?Suhijonecesitabaaunprofesional,noaunahippieconelpeloverde.
Pero,¿quésalidalequedaba?Volvió amirar a Denise, por quinta vez consecutiva, consiguiendo que la
jovensesintieseincómoda.—Estábien.Tevasaquedar,peromásvalequesepasloquehaces,niña.—No.
—¿Perdón?—Ahorasoyyo laque leadvierte, señorSmith.—Susemblante sevolvió
duro—.Solomequedaréconlacondicióndequedejedellamarmeniñaydequemedejehacermitrabajocomoyoconsiderequeescorrecto.
Benrechinólosdientes,perofinalmenteasintió.—Deacuerdo.—Nadademeterseconmiropa,niconmipelo.—Yatehedichoqueestoydeacuerdo—gruñó.—Perfecto.—El rostrodeDenisevolvióa serelmismoquealprincipio,
amableysonriente—.Vendrémañanaaprimerahora.
CAPÍTULO4Comocadanoche,BenfuealcuartodeAndyaarroparloantesdedormir.Lo
encontró mirando por la ventana, echando el aliento sobre ella y dibujandogarabatossobreelcristalmanchado.
—Yaeshoradeiralacama,campeón.El niño lomiró, sonriendo y caminó hacia el lecho.Cuando se acostó, su
padreacomodólamantaasucuerpecitoylediounbesoenlafrente.—Oye,papá.—CuandoBenleprestóatención,continuó—.¿Túcreesquela
princesaEdriellesufriómuchoenesacueva?—Essolouncuento,Andy.Nadiesufrióenningunacueva.
—Pero,sihubieseexistido,¿túcreesquehabríasufridoallísola?Bensequedóobservandoasuhijoyseencogiódehombros.—Anadielegustaestarsolo.—¿Niatitampoco?—Yonoestoysolo.—Revolvióelcabellodelniño—.Tetengoatiya la
abuela.Andysequedópensandounossegundosysonrió.—Amítampocomegustaestarsolo,esmuyaburrido.—Ynoloestarás.Todoelmundotequiere.—¿Esverdadquemañanavendráunaenfermeraacuidarme?Benasintió,perotorcióelgestoalacordarsedelachiquilla.—Sí.SellamaDeniseyseguroqueoslleváisbien.—¿Entoncesyanovendrámáslaabuelaallevarmealcolegio?—preguntó
interesado.—La abuela está mayor y no puede llevar ese ritmomucho tiempo. Pero
seguiráviniendoavertecasitodoslosdías.Andyasintió,conformeconlaspalabrasdesupadre.Dioungolpeasulado,enlacamaylesonrió.—¿Tequedasadormirunratoconmigo?—Tengofacturasquehacer,campeón—dijo,negandoconlacabeza.—Solounrato,hastaquemeduerma.—Lomiróconojossuplicantes—.Por
favor.Benrio.—Estábien,hazmeunlado.Seabrazóalniñoyaspirósuaroma.Estarconél,así,erapurafelicidad.Alospocosminutos,Andysequedódormido,peroBennoqueríadejarlotan
pronto. Pasaba muy poco tiempo con él y le apetecía tenerlo abrazado mástiempo.
Alcabodediezminutos,Bensequedótambiéndormido,juntoasuhijo.Despertó desorientado.No sabía si habían sido imaginaciones suyas, pero
habíanotadountemblor,comolanochepasada.Semiróel relojdemuñecay resopló.Eran las tresde lamadrugaday las
facturassinhacer.Alquererincorporarse,otrotemblorlosobresaltó.—Pero,¿qué…?Alospocossegundos, lahabitacióndesuhijosecomenzóa llenardeuna
especiedeneblina.Miró hacia la ventana, asegurándose que no se colaba de la calle. Pero
estabacerrada.Noentendíanada.¿Dedóndesalíaesaniebla?Miróhaciatodoslados,peronopudodescifrarelmisterio.Aldirigirsusojoshacialapuertadela
habitación,vioderefilónunateladecolorazulcruzarporelpasilloy,trasella,cabello. Pero no un cabello normal, sino rojo, un rojo tan intenso que parecíafuego.
Benseincorporódelacamaysepusoenguardia.Alguiensehabíacoladoencasa.Nosabíasieraunladrónounloco,peroAndyyélnoestabansolos.
—¿Quiénandaahí?—preguntóenvozalta,másasustadode loquequeríaaparentar—.Acabodellamaralapolicía,asíquemásvalequesevaya—mintió—.Tengounapistola.
Armándosedevalor,caminóhacialapuerta.Sihabíaalguienensucasa,loecharíaélmismo.
CogiódelescritoriodeAndysubatedebeisboly, armadoconél, caminóporlasdistintasestancias.Pero,allínohabíanadie.
Asegurótodaslasventanas.Nohabíaningunaforzada.Ylapuertadeentradaseguía con el cerrojo. Confundido, regresó al cuarto del niño, donde la nieblatambiénhabíadesaparecido.¿Quéhabíasidotodoaquello?
Se llevó lasmanos a la cabeza y resopló, expulsando el aire que llevabaaguantando en los pulmones. ¿Habría sido su imaginación? ¿Un sueño?¿Realmentesehabíametidoalguienensucasa?
Estuvodespierto, sentado junto aAndyquedormía conplacidez, casi doshoras.Cansado,yconvencidodequetodohabíasidofrutodesuimaginación,sefueadormir.
El sonido del timbre de casa lo sobresaltó. Semiró el reloj demuñeca y
comprobóquesudespertadornohabíasonado,ysilohabíahechoélniseenteró.Conlosojosentrecerradosporelsueño,fueaabrirlapuerta.Alhacerlo,se
encontróconDenise.Ellalomiróconburlaysellevóunamanoalabocaparanoreír.—Vaya,¿estaeslaclasederecibimientoquevoyatenertodoslosdías?—
dijoella.Benresoplóylaobservóconfastidio.—¿Atinosetehahechotardenunca?—Uy,sí,millonesdeveces—asintió,yactoseguidoseñalóelpantalónde
Ben—.Peroustedtieneasuamiguitocontento.Élsetapóconrapidezlaerecciónmatutinaylafulminóconlamirada.
—¿Hoyhavenidolaniñaconganasdebromas?—¡Yaledijequenomellamaseasí!—leexigió.—Hasempezadotú.—Selodebíaporlaformaenquesecomportóayer.Sequedaronlosdosensilencio,lanzándoserayoslaserporlosojos.—Papá.—Aquellavozloshizoladearlacabeza—.¿Esella?—Sí,campeón,estaesDenise—asintió.Ellaseacercóalniñoyseagachóhastaquedarasualtura.Sonrióalversu
caritapecosa.—Hola,Andy,¿cómoestás?—Bien,perovoyallegartardealcolegio.Lachicario.—Deesonada,yotellevaréatiempo.—Selevantóyacariciólacabezadel
niño—.¿Medicesdóndeestátuhabitaciónyelegimoslaropaquevasallevar?Alverlosdesaparecerporelpasillo,Benresopló.Caminóhastasucuartoy
comenzóavestirse.Mientras lohacía,nodejabade recordar el episodiode lapasadanoche.
Esetemblor,laniebla,elpelorojo…Cadavez estabamás segurodequehabía sidoun sueño.Aquellono tenía
ninguna explicación, y jamás se le hubiese ocurrido contárselo nadie, pues lopodríantachardeloco.
Alvolverarepasarloshechos,comenzóareírsedesímismo.¡Quétontería!Habíasidounsueño,unomuyreal,perounsueño.
LlegóalacocinaypreparósudesayunoyeldeAndy,quetodavíaestabaenelcuartodebañopeinándoseconDenise.Cuandoterminaron,sereunieronconél.
—Cómetelotodo—ledijoasuhijo.Sesentaronlosdosadesayunar,mientrasellamirabaporlaventana.Bennopudodejardefijarseen la ropaque llevabaesedía.Unacamiseta
con lasmangasacampanadasyuna faldaancha,hasta los tobillos.Negócon lacabeza,conreprobación,yseconcentróensudesayuno.Derepente,recordósufaltadeeducación.
—Denise,noteheofrecidouncafé.Elladiolavueltaylomiróalosojos.—Nosemoleste,señorSmith—declaróconrapidez.No se sentía cómodaen esa casa.Esehombre la trataba como si fueseun
bichoraro.LoúnicoquequeríaeraqueAndyterminasededesayunarparasalirdeallí.
Mientrasdurósujornadalaboral,BentelefoneóaDenisecasiunadocenade
veces.Noconfiabaenellayqueríaasegurarsedequesuhijoestuviesebien.Alfinal,dejódehacerloalnotarelhastíoenlavozdelajoven.Aunasí,ganasdetelefoneardenuevonolefaltaron.
Alahoradecomersedejóconvencerporunacompañeradetrabajoparairaunrestaurante.
Emma,queasísellamaba,llevabacasitresmesesinsistiendoenquedarconél,peroBenteníasuficienteconlaspreocupacionescomoparatenercitas.
Eraunamujerpreciosa,teníaquereconocerlo.Sucabelloerarubio,largoylacio,sucuerpoeravoluptuosoybonito,deesospor losquelamayoríade loshombres giraban la cabeza al ver pasar por la calle, y su forma de ser eradesenfadada,dicharacherayconunpuntopícaro.
Laverdaderaque,cuandoempezótrabajarenaquellasoficinas,lellamólaatención.Era la chicamás guapa del edificio, y parecía estar interesada en él.Pero,pocodespués,Andysufriósuprimerparocardíacoytodosecomplicó.
—Y,dime,Ben—hablóella,mientrasledabauntragoasucopadevino—,¿cómoesposiblequeunhombretanguaposigaviudo?
Élsonrióyselimpióunpocolabocaconsuservilleta.—Con la enfermedad demi hijo no tengo tiempo paramucho, la verdad.
Pero,graciasdetodosmodosporllamarmeguapo—rio.—Loeres.—Sellevóunamanoalabocayacariciósuslabios,sugerente—.
Yyo,¿teparezcoatractiva?Benselaquedómirando,sindecirniunapalabra.Finalmenteasintió.—Meparecesunamujerpreciosa,Emma.—Mealegrooírtedecireso.—Sonrióconcoquetería—.Si tesoysincera,
desdequeteconozco,memuerodeganasdeteneralgocontigo.Élsellevóunamanoalafrenteynegóconlacabeza.—Losiento,peroyonoestoypreparadoparacomenzarunarelación.Mihijo
esmiprioridad.—Loentiendo—comentóEmma—,aunqueyonomereferíaasertupareja.
Primeromegustaríaconocerteenotrosaspectos.Bennocontestó,peroselaquedómirandoconfijeza.Diountragoasucopa,
pensandoensuspalabrasyasintió.—Conozcámonos.Terminaron la comida y salieron del restaurante.Todavía les quedaba una
mediahoraparaquecomenzasesujornadalaboral,peroaunasísedirigieronalaoficinaenelcochedeEmma.
Loaparcaronenelgarajedelaempresaysalierondelvehículo.Benesperóaquesucompañeracerrasesupuertaysecolocaseallado.Pero,cuandolohizo,enlugardeempezaraandar,Emmaselanzóhaciasubocaysefundieronenunardientebeso.
Alacabar,ellamiróhacialoslados,paraasegurarsedequenadielosveía.Alnohaberniunalmaenelaparcamiento,cogiódelamanoaBenyloempujóalapartetraseradelcoche.
Lodesnudóehizolopropioconsuropa.Secolocóahorcajadassobreély,cogiendosupene,selointrodujo.
Acabarondiezminutos después, sudorosos y complacidos.Se vistieron ensilencioysemarcharondeallícomosinadahubiesepasado.
Ya en su oficina, Ben suspiró. No recordaba cuánto tiempo llevaba sinhacerlo con una mujer. Pero tenía que reconocer que le había gustado. Habíadescargadoestrés,nerviosismo…ynoveíaelporquénovolvera repetirlodevezencuando.Esosí,siemprequeEmmanolepidiesenadamásquesexo.
CAPÍTULO5Cuando regresóacasa, encontróa suhijoyaDenise jugandoenel salón.
Andyreíacontodassusfuerzas,mientraslajovenhacíaunaespeciedeteatroconsusActionMan.Al verlo, ella paró y se levantó del suelo, dejando aAndy amitaddelafunción.
—¡Hola,papá!—ElniñoechóacorrerhaciaBenyselanzóasusbrazos.—Nocorras,Andy—loregañóBen.—Deniseyyohemosjugadoamillonesdecosas.Haestadoguay,¿verdad?
—Segiróparapreguntarleaella.—Sí,lohemospasadomuybien.—Lesonrióalniño.—¡Y mañana iremos al parque a jugar! Denise me lo ha prometido —
exclamó,ilusionado.Bensequedómirandoalajoven,conseriedad,ybajóasuhijoalsuelo.—Andy,¿porquénovasaponerteelpijama?Elniñoasintióylesonrióaella.—Hastamañana,Denise.—Hastaluego,guapo,descansa.—Leguiñóunojo.Cuandosequedaronsolos,Bencruzólosbrazossobreelpecho.Miróala
chicaconfijezayfruncióelceño.—¿Quéesesodequevaisairalparque?—Sí,meparecióbuena idea.—Denisesonrió—.Esbuenoque jueguecon
másniños.—¡Mihijonopuedecorrer!¡Nopuedehacerlasmismascosasquehacenlos
demásniños!—explotó.Ellaabriólosojos,asombradaporesedesplieguedemalgenio,ypusolos
brazosenjarras.—¿QuiénlehadichoaustedqueAndynopuedehacerdeporte?—¡Es de lógica! ¡Cada vez que se pone a jugar conmás intensidad de la
cuenta,acabamedioahogado!—El ejercicio aeróbico, y con moderación, es sano para Andy —lo
contradijo—.He estado estudiando el caso del niñoy noveo elmotivo por elcualsuhijonopuedapracticarunpoco,conlasupervisióndeunprofesional.
Benestabaenfadado.Aquella jovencitaacabaríaporconseguirquesuhijosufrieseotroparocardíaco.
Lafulminóconlamiradayapretólospuños.—Yonoveoaningúnprofesionalaquí.¡Alaúnicaquetengodelanteesauna
mocosadescaradaquenosabeloquesehace!¡Yloestádemostrandoconcreces!Deniseabriólaboca,sinpodercreerloqueescuchaba.Lomiróconfijezayasintió.—Seacabó,señorSmith—hablócontranquilidad,unatranquilidadqueno
sentía—.Novoyapermitirquesemeinsulte,ymuchomenosustedquesecreeuniluminadoyquetienelaverdaduniversal.
—¡Cuidadoconloquedices,niña!—Mitrabajoaquíhaterminado,noesperequevuelvamañana—leinformó.—¡Perfecto!—Y,comoyanotrabajoparati,notedeboningúnrespeto,asíquetevoya
decirtodoloquellevoguardándome—dijoDenise,tuteándoloyaguantándoseaduras penas—. ¡Eres un gilipollas, un estúpido y un patán! ¡Desde el primermomentoquelleguéaestacasamehesentidorebajada,ninguneadaeinsultada!Yesonohaypersonaqueloaguante.
—Mealegrodeperdertedevista.—¡Yyomealegromás!—asintióconénfasis—.Nomeapetecevertucara
deidiotatodoslosdías.Porelúnicoquelosiento,esportuhijo.Esunbuenniñoynosabelamierdadepadrequetiene.
—¡Seacabó,fuerademicasa!—Nohacefaltaquemeeches,queyamevoyyo.—Sonriódeformaforzada
—.¡Quetejodan,amargado!Denisediomediavueltayselargó,pegandounportazoalsalir.Alquedarsesolo,Bendiounpuñetazoen lamesa. ¡Nopodíacreerque le
hubiese tocado semejante loca! Iría al hospital y pondría una reclamación. Lohabía insultadoensupropiacasaypor si fuerapoco,queríaponer la saluddeAndyenpeligro.
Sesentóenunasillayesperóacalmarseunpocoantesdeiraverasuhijoparaarroparloenlacama.
CuandoAndy se quedó dormido, Ben pensó en ir a su habitación. Estaba
cansadoylapeleaconDeniselohabíaterminadodeagotar.Losojoslepesaban,necesitabadescansaroaldíasiguientenorendiríaenel
trabajo.Selevantódelacamadelniñoysecolocóloszapatos.Reprimióunbostezo
y recordó que debía telefonear a su madre para contarle lo ocurrido y parapedirle que cuidase a Andy mientras en el hospital no le daban una solución.Porquepensabaponerunaqueja,¡desdeluegoqueloharía!
Dio un paso hacia la salida, pero frenó al sentir un intenso temblor en lahabitación.Miróhacia los lados,asustado,conelcorazón latiéndoleamarchasforzadas.Derepente,laniebla.
—Otravezno—susurróparasí—.Estonotienesentido.Cuandolanieblasehizomuyintensa,unhazdeluzlocegó.Setapólosojos
con lasmanos,muyasustado,ycuando todopasómiróhaciael lugardedondevenía.
Elcorazóncasiselesaliódelpechoalveraunamujerfrenteaél.Era bastante alta, rondaría el metro ochenta, con la piel blanca como la
porcelana,unosojosgrandesde color azul cielo, penetrantes.El cabello largo,por lacintura, lacioydeunintensocolorrojo;unvestidolargo,azulzafiro,deterciopeloyconmangasabullonadas.
Lamujerlomiró,conseriedad,sindecirniunapalabra.Bentuvoquetragarsalivaalatarcabos.Esevestidoeralatelaazulqueviolapasadanocheyelpeloeradelmismocolor.
—¿Quién eres? ¿Qué haces enmi casa?—Lamujer no contestó, sino quecontinuó observándolo en silencio. A Ben se le puso el bello de punta—. ¡Teestoy preguntando que quién eres! ¡No tienes permiso para estar aquí, voy allamaralapolicía!
Ellanolehizocaso,porelcontrariosumiradarecorriólahabitaciónyseposóenAndy.
—¿Esél?—dijoporfin,rompiendosusilencio.Suvozeragrave,peroagradable,ydesprendíaautoridad.—¡Fueradeaquí!¡Tengounarmaylausarésinomehacescaso!Lamujerfijosusojosdenuevoenél,sincambiarelsemblante.Parecíano
asustarlesusamenazas.—Elniñomehallamadoyhevenidoaporél.—¿Qué? —exclamó Ben, tomándola por una demente—. ¡Mi hijo no ha
llamadoanadie!¡Nisiquierateconoce!—Lamujerdiounpasoensudirección,consiguiendoqueBenretrocediese—.¡Noteacerquesanosotros!
—Eseniñopronuncióminombrecuatroveceslaotranoche,yhevenidoacumplirconmipartedeltrato.
BenrecordóelcuentodeDiarmuidyEdrielle,yasuhijollamándola.Negóconlacabeza.Aquelloteníaqueserunabroma,nopodíaserverdad.
Derepente,tuvounaidea.—Estoy soñando, ¿no es eso?—rio un poco aliviado—. Todo esto es un
sueño.Ella sonrió por primera vez, pero de forma fugaz. Se acercó a él y le
acariciólamejilla.CuandonotóqueBenserelajabaunpoco,loabofeteó.—Enlossueñosnohaydolor—continuóella,concalma—.Tuhijollamóa
lareinaEdrielleparaqueacudieseensuayuda.—VolvióamiraraAndy—.Yaestoyaquí.Ahoratengoquecumplirconlaotrapartedelpacto.
—Esto es una broma, ¿verdad?—rioBen,más nervioso que nunca—.Hasidomimadrequetehacontratadoparagastarmeunabroma.Bueno,pueshasidodivertida.Yapuedesirte.
Lamujersequedómirándoloconfijeza,consiguiendoquetuviesequetragarsaliva. De repente alzó una mano y la dejó caer de golpe. De inmediato, lalámparadelcuartocomenzóabalancearseconmucharapidez.Porsiesonofuesepoco,cerrólosojoshehizolevitaraBen,quelanzóungritodeterror.
Cuandolodejóenelsuelo,susojosseabrieronysonrióporsegundavez.Aquellasonrisaaterrorizóalhombre.
—Noestoyaquíparagastarbromas,BenjaminSmith.—¿Cómosabesminombre?—Seesoy muchasmáscosas sobre ti.—Se llevóunamanoalcabelloy
apartóunmechónhaciaatrás—.Tumadretecontabamihistoriacuandoerasniño,inclusome llamaste,al igualque tuhijo—rioella—.Teencantabamihistoria,¿verdad?
—¿Yporquénoviniste?¿Quédiferenciahayentreyoymihijo?—¿Acasonoconoceselcuento?Benasintióconvehemencia.—Loséperfectamenteyesporesoquenoloentiendo.¡Túsoloteníasque
llevarteaniñoshuérfanosysinhogar!—contestódesesperación—.¡Mihijonoesniunacosanilaotra!
LareinaEdriellenegóconlacabeza.—Vuelvesaequivocarte,BenjaminSmith.LamaldicióndeDiarmuidnoera
esa.—¡Síqueesasí!¡Llevotodamividaescuchandoesahistoria!Ellapaseóporlahabitación,acariciandolosmueblesasupaso.—Coneltiempo,yalirdebocaenboca,lashistoriassonmodificadaspor
laspersonasquelascuentan.—Lomiróalosojos—.Algunoshumanosnoposeensuficiente memoria y cambian las leyendas a su conveniencia. Mi esposo memaldijoacuidara todoslosniñosnecesitados,yafuesenhuérfanos,sinhogaroenfermos,comoeselcasodeAndrew,tuhijo.
—Andysevaacurarencuantotengauncorazón,nonecesitatuayuda.Edriellenegó,sinperderniunmomentolacalmaquelacaracterizaba.—Menecesita.—¡Notelovasallevar!¡Antestendrásquepasarporencimademicadáver!
—laamenazó.—¿Yquévasahacer,matarme?—rioella—.Yoyaestoymuerta.—¡Novoyapermitirquetelolleves!Edriellesellevóunamanoalmentón,pensativa.Finalmenteasintió.—Voyaserunpocomáscondescendientecontigo,BenjaminSmith.Puedes
permanecer con el niño de momento. Os visitaré cinco noches más, noconsecutivas.Esaquintanoche,vendréparallevármelo.
—¡No,no!Novoyapermitir…—Más te vale estar preparado—lo interrumpió y miró por última vez a
Andy,quedormíaplácidamenteensucama—.Dulcessueños.Ytrasdecireso,suimagenfuedesapareciendo.—¡No,no!¡Notelovasallevar!—gritóBen,desesperado.Peroenlahabitaciónyanohabíanadieapartedeélysuhijo.Denisemirabalatelevisióntumbadaenelsofá.Desdequellegóacasa,no
habíacruzadoniunapalabraconKim,sucompañeradepiso.Esta,mientrasterminabaderecogerlosplatosdelamesaylosmetíaenel
fregadero,lamirabaextrañada.NoeranormalqueDeniseestuviesetancallada.Ellaeraunapersonabastantehabladora.Sorprendidaporsucomportamiento,sesentóasulado.
Se quedó observándola unosminutos, intentando averiguar qué era lo quepreocupabaaDenise,pero,queKimrecordase,nohabíapasadonadafueradelocomún esos últimos días en la vida de su amiga. Si hubiese pasado algo
importante,selohabríadicho.—¿HavueltoamolestarteJohn?—preguntó,probandosuerte.Deniseapartólamiradadeltelevisorylafijóenlacaradesuamiga.Kimeramorena,conelpelocortoyrizado.Teníalosojosgrandes,decolor
avellana,igualquelossuyos,yuncuerpoesbeltoperofibroso,porlashorasquepasabaenelgimnasio,puestrabajabademonitoraenuno.
—¿PorquéibaamolestarmeJohn?Kimseencogiódehombros.—Nosé.Laverdadesqueeraunaexcusaparaaveriguarquées loque te
pasa.Estásrara.—Hoynohetenidounbuendía—suspiróella.—¿Hasidoporelestúpidoesequetieneunniñoenfermo?¿Elquesemetió
contuformadevestir?LacaradeDenisecambióalescucharhablardeBen.Apretólamandíbulay
entornólosojos.¡Esehombreeralopeor!—Hoymehaechadodesucasa.—¿Qué?—Kimabriómucholosojosporelasombro.—Sí.Yporsiesofuerapoco,mehavueltoallamarcría,mehadichoqueno
séloquehago.¡Amí!—exclamó,furiosa—.¡Yoheestudiado,yestoyestudiandomuchísimo, para ser una buena profesional! ¡He cuidado a cuatro personasenfermasdelcorazón,antesqueasuhijo,yningunahatenidounaqueja!
—Losé.Deniseselevantódelsofá,nerviosayenfadada.—¡Pero,lopeordetodo,hasidosumaneradetratarme!Mehahechosentir
comounamierda,comosiyoasuladonotuviesevaloralguno.—Dioungolpecon el pie en el suelo y continuó—. ¡Se burló de mi forma de vestir, de micabello, de mi edad! Me ha llamado incompetente. ¡Me ha dicho que iba aconseguirmatarasuhijo,Kim!
—¿Yporquétehadichoeso?—¡Porqueledijealniñoqueloibaallevaralparqueajugar!—gritó,fuera
desí.—Nomelopuedocreer—comentósuamiga,alucinando.—Medijoquesuhijonopodíacorrer,porsuproblemadecorazón.¡Yeso
también loséyo! ¡Peronohaynadademaloenunpocodeejercicioaeróbico!¡Esunniño,tienequejugar,quemoverse!¡Nopuedetenerlotodoeldíaencerradoencasa,metidoenunaburbuja!
Kimselevantóylepusounamanoenelhombro,tranquilizándola.Laagarródelbrazoylahizosentarseenelsofá.
—Mira,Denise,tienesquemirarloporelladobueno.
—¿Esquehayalguno?—Porsupuesto—asintió,divertida—.Piensaenlasuertequevasatenerde
novolveraencontrarteaeseimpresentableenloquetequedadevida.Ellasonrióunpoco.—Puestambiénesverdad.—¡Quesebusqueaotraalaqueinsultar!Túyanovasatenerqueaguantarlo
más.—Tienesrazón—comentó,másconforme.—Ysinoencuentraanadiequeentredentrodesusexigencias,quecuideél
solodelniño,sitanexpertoesencardiología.Denisevolvióaasentir.Kimteníatodalarazón.Notendríaqueverlelacara
aBen,nipasarsenerviosatodoeltiempoqueelhombrepermanecíaencasa.Miróasuamigaalosojosysonrióconmelancolía.—Porloúnicoquelosiento,esporelniño.Esunsolynosemereceaese
padre.
CAPÍTULO6LasemanadeBenfue,cuandomenos,rara.Nopodíadejardedarlevueltasa
la visión de Edrielle que había tenido noches atrás. Porque se había autoconvencidodequehabíasidoeso,unavisión,undelirioportodalapreocupaciónalaqueestabasometido.
PorDios,¡eradelocospensarquelareinamalditadeuncuentoinfantilsehubiese presentado en su casa para llevarse a su hijo! Cualquier persona queescuchasesuhistoria,pensaríaquenecesitabaveraunpsiquiatra.Además,desdeesanoche,yanovolvióasoñarconella.Nohubotemblores,niniebla,nimuchomenoslaaparicióndeunamujerdecabellorojo.Silopensabacondetenimiento,se ponía a reír. Era impresionante lo que lograba el cerebro humano ensituacionesdeestrés.
Aparte de aquello, las cosas por casa no habían variado demasiado. SumadreacudíacadadíaacuidardeAndy,hastaqueBensolucionaseelasuntoconelhospital.Aunque,demomento,enelcentrose limitaronadefenderaDenise.¡Noentendíacómopodíanhacerlo!Aquellacríaeraunpeligroparalasaluddesuhijo!Pero,envezdecomprendersurazonamiento,elmédicoqueatendíaaAndy,leasegurabaqueelejerciciomoderadoerabeneficiosoparaelniño.
Abriólapuertadecasayguardósuabrigoenelarmariodelaentrada,comohacíasiempre.
Seescuchabaruidoenlacocina,asíquesedirigióhaciaallí.Alllegar,vioasumadre guardar la vajilla limpia en el armario. Cuando lo hizo, se cogió laespaldaehizounamuecadedolor.AquellonolegustónadaaBen.
—¿Teduelemucholaespalda?Sumadresesobresaltóysellevóunamanoalpecho.—Benjamin, hijo, comome des otro susto de estos, vamos a ser dos con
problemasdecorazón.Bensedisculpóyentróenlaestancia.Hizoquesumadresesentaseenuna
sillaytomóasientojuntoaella.—Nomehascontestado,¿teduelemucholaespalda?
—Aratos.Encasallevoelcorséquememandóelmédico,peroaquí,conAndy,nopuedoporquemeesincómodoparamoverme.
Élsellevóunamanoalafrenteyresopló.Estabaagobiado,mucho,yverasumadrehacerunesfuerzocomoaquel,porellos,loponíapeor.
—Voy a solucionar el asunto del enfermero de una vez por todas —leaseguró.
—AAndy legustaba la chicaqueenviarondelhospital laprimeravez—dijolamujer.
—Puesamíno.Eramuyrara.—ConozcoaDenise—apuntóella—.Cuidódemivecinoantesdequese
mudaseaNewbridge.Eraunabuenachica,yjamástuvieronunaquejasobreella.—¡Esunachiquilla!—Notendrámuchosmenosañosquetú—lequitóimportancia.—Lossuficientescomoparaquenoleconfíelavidademihijo—respondió
convencido—.Además,¿lahasvisto?Pareceunalocaconesaspintas.—Lagentedeahora lo llama“bohemio”.Tienes lamentalidaddeunviejo
denoventaaños.—No,mamá,peronoquieroquemihijotomeelejemplodeesachica.—¿Qué ejemplo va a tomar, Benjamin? ¿El de estudiar mucho y ser
responsableensutrabajo?Bensequedósinnadaqueresponder.¡HastasumadreledecíaqueDenise
erabuenaenlosuyo!—¡Pero,esquetieneelpeloverde!—apuntó,sintenerotraexcusamásque
esaparadesecharalajoven.Lamujerlomiróconseriedadynegóconlacabeza.—Benjamin, ahora mismo no sé quién de los dos aparenta menos edad
mental,siesajoven,quesolovinoahacersutrabajo,otú,unhombredetreintaycinco años que le ha cogido manía a una niña hippie. Yo no te crié para quetuviesesprejuiciossobrelaspersonas.
—Lo sé —asintió, algo avergonzado—. Pero, cuando se trata de Andy,quierolomejor.Ynoestoysegurodequeellalosea.
Sumadresemarchómediahoradespués.Cuandosequedaronasolas,Benacostóasuhijo,loarropóylediounbeso
debuenasnoches.
Sentadoenelsofádelsalón,repasabaunasfacturasquelehabíanquedadopendientesalahoraderegresaracasadeltrabajo.
Alterminar,leechóunvistazoalacartilladelbanco.Aunqueseempeñasehastalosojos,nopodríapermitirsepagaraunenfermeroporsucuenta.Laúnicaopciónposibleeraladesolicitarunoenelhospital,peroallísenegabanporloocurridoconDenise.
Cerrólosojosconfuerza.Suvidasedesmoronabayélsolopodíamirarsinhacernadaalrespecto.
Al volver a abrirlos, sintió que todo temblaba a su alrededor. Estabadesorientadoynopodíapensarconclaridad.¿Untemblor?
Deinmediato,seescuchóasuhijogritar.Eraungritodemiedo,desgarrado.Lollamabasinparar.
Benechóacorrerhaciasuhabitaciónyalllegar,vioporelpasillolaniebla.Alentrarenelcuartodelniño,loencontrótapadohastalosojos,temblando,
yasuladoella.ElcorazóndeBenseparóalverla.Elmismovestidoazul,elmismocabello
rojo,losmismosojospenetrantesysumismacaradeporcelana.—No—susurrósuplicante—.¡Túerasunsueño!Edriellesonrióynegóconlacabeza.Diounpardepasosensudireccióny
colocólosbrazosenjarras.—Pensabaquelaotranochetehabíaquedadoclaroqueerareal,Benjamin
Smith.Pero,siquieres,puedovolveraabofetearteparaqueestésdeltodoseguro—rio.
—Papá—llorósuhijo—.¿Quiénesestamujer?Bennegóconlacabeza.¿Quélocuraeraaquellaquehastasuhijolaveía?
Eso era imposible. Los delirios no eran algo colectivo. Así que, solo podíasignificarquetodoerareal.
Benfuejuntoalniño,loabrazóylobesóenlafrente.—Notengasmiedo,campeón.Novoyadejarquetepasenada.Edriellesonriódenuevoalverlosycruzólosbrazossobreelpecho.—Vaya,asíquenosabesquiénsoy.—No,señora—contestóAndy.—Pues,esosolopuedesignificarque tupadrecuenta loscuentosmuymal
—rioella.Andyalzólascejasalescucharaquelloysedestapóunpoco.—¿Cuentos?—Unapequeñasonrisaaparecióensuslabios—.¡Ereslareina
Edrielle!¡Yotellamé!—Losé,Andrew,poresoestoyaquí.Andy saltó de la cama y se acercó a ella, antes de que su padre pudiese
agarrarlo.—¡No,Andy,venaquí!—Nopasanada,papá,¡esEdrielle!Ella miró a Ben con las cejas enarcadas, a modo de burla y acarició la
cabezadelniño.—¡Nolotoques!—leadvirtióBen,poniéndoseenguardia.—Pero, papá. ¡Es lo que quería! ¡Ahora puede contarnos la verdadera
historiadeDiarmuid!Edrielleasintió,consiguiendoqueelniñoaplaudieseporlailusión.—Telacontaré,Andrew,perotodoasudebidotiempo.Primerodebesvenir
conmigo.—¿Contigo?¿Adónde?—Andyfrunciólascejasyregresójuntoasupadre,
sinmovimientosbruscos.Benabrazóasuhijoconfuerza,protegiéndolodeaquellacriatura.—Mellamaste.Ycuandounniñohaceeso,suvidapasaamidisposición.Tu
destinoesestarjuntoamí—leinformó.—Pero,¿ymipadre?—Élnoentrabadentroeltrato.AndymiróaBen,asustado,ynegóconlacabeza.—Noquieroirconella,papá.—Novasair—leaseguró—.¡Novoyapermitirquenossepare!Edriellesonrióydiounpasoensudirección.—Noprometascosasquenovasapodercumplir,BenjaminSmith.Tuhijo
ahoraesmiresponsabilidad.—¡No loes!—gritóBen—. ¡Vetedeaquí,brujamaldita! ¡Novoyadejar
quenadienossepare!Medaniguallasleyendas,medanigualloscuentos…LoúnicoquehacequemividatengasentidoesAndy,¡ynotelovasallevar!
Ella rio, cerró los ojos unos segundos y cuando los abrió en ellos habíallamas.Andyseescondióenelpechodesupadre,mientrasBen tragabasalivacondificultad.
—Novuelvasallamarmebruja,BenjaminSmith—leadvirtióconseriedad—.Porque si lohaces,verás con tuspropiosojos la clasedebrujaquepuedollegaraser.
—No te vas a llevar ami hijo—susurró este, con un nudo enorme en lagaganta.
—Yo nome lo voy a llevar—apuntó—.Cuando llegue elmomento, seráAndrewelquevendráamí,sinquejas,sinmiedo,sinlloros…
—¡Esonovaaocurrirnunca!—gritóBen.Edrielleasintió,convencida.
—Demomento, no pasará.—Dio la vuelta y comenzó a caminar hacia lapuerta de la habitación. Antes de llegar volvió la cabeza para mirarlos—.Todavíatengoqueregresarcuatronochesmás.
Ytrasesasúltimaspalabras,sufiguradesapareció.Pasaronlanocheabrazados.Ningunodelosdosquisodormirsolo.Andyestuvocasiunahorallorando,muertodemiedo,ysupadrepermaneció
envela,vigilando.Benmaldecía una y otra vez elmomento en el que se le ocurrió contarle
aquelestúpidocuento.¡Erasuculpa!O,almenos,esosentía.Perosudeterminaciónerafuerteynopensabadejarquenadielosseparase.
¡Antestendríanquematarlo!Cayórendidoalalbayapenasdurmióunpardehorascuandosudespertador
sonó.Selevantó,sindejardedarlevueltasalasuntoylepreparóeldesayunoasu
hijo.Andy apareció en la cocina poco después, con la cara contraída por el
miedo.Benloabrazóysesentóasulado.—Yasabesquepapánovaadejarquetelleveaningúnlugar.Elniñoasintió.—Noquieroquevuelva.Noquieroverlaotravez—lepidió.Benbesósucabecitaylerevolvióelcabello.—Piensaunacosa,campeón.Edrielledijoque ibasaser túelque te irías
conellaportuvoluntad.Dijoqueellanopensabaobligarte.—¡Yonuncamevoyairconella!—gritóAndy.—¿Ves?Pues,entonces,quédatetranquilo.Nopodrásepararnos.—Vale—asintió,perosinestardeltodoconvencido.Bentomóunsorbodecafé,lonecesitaba.—Andy.—Elniño levantó lacabecitaparamirarlo—.Solo tevoyapedir
unacosa.—¿Cuál?—Nohablesdeestoconnadie.—¿Niconlaabuela?—No.Andyentrecerrólosojos.
—¿Porqué,papá?—Mira, creo que somos los primeros, en mucho tiempo, que vemos a
Edrielle.Lagentenostomaríaporlocos.Ynoqueremoseso.EsanoeralaprincipalpreocupacióndeBen.Lagentepodíaopinarloque
les pareciese, pero si los médicos de Andy se enteraban… quizás lo tratasencomoaunperturbado.Leharíanmáspruebas,exámenesmédicos,ynoqueríaqueel niño pasase por todo aquello, pues con todas las pruebas del corazón teníasuficiente.
Estuvieron desayunando en silencio. Cada uno concentrado en susrespectivosplatos,hastaqueelniñorompióelsilencio.
—Papá,¿porquéyanovieneDenise?Bentragócondificultadymiróasuhijo.—Estoybuscandoaalguienmejorparati.—¡Pero a mí me gustaba ella! Era muy buena y jugaba mucho conmigo,
inclusomásquelaabuela.—Hayvecesqueconesonobasta,campeón.Andymiróhaciasuplato,contristeza.—Pensaba que había hecho una amiga. Como estoy malito, los niños del
colegionojueganconmigo,dicenquesoyunestorbo.—Fijólosojosenlosdesupadre—.Ellametratabacomosiyofuesenormal.
Benaguantólasganasdellorar.Abrazóasuhijoylebesólacabeza.—Túeresnormal,Andy.Nodejesquenadieteconvenzadelocontrario.Elniñoasintióybebiódesuvaso.—Ellaerabuenaconmigo.
CAPÍTULO7
Deniseterminósuturnoenelhospitalalasoncedelamañana.Habíaestado
deguardiacasitodalanocheyseencontrabamuycansada.TeníaganasdellegaracasaydormirtodoloqueKim,ysumaníaporlalimpieza,ladejase.
A diferencia de la mayoría de sus compañeros, no le gustaba el trabajodentro del hospital. Lo encontrabamonótono y asfixiante. Ella no estaba hechaparaestarencerradadurantetantashoras.
Enunprincipio,cuando llegóa trabajardespuésde terminar lacarrera,seagobió.Se levantabapor lasmañanassinganasde iral trabajo, incluso llegóapensar que se había equivocado al estudiar enfermería, porque no conseguíallenarla.Pensóendejarelhospitalyponersea trabajarencualquierotracosa,pero, cuando le comentaron la posibilidaddeofrecer cuidadospaliativos fueradelrecinto,lacosacambió.Legustóeltratomáscercanoconlosenfermos,que,alestarfueradelhospital,sunerviosismodisminuíayhacíamásfácileltrabajo.
Legustabatratarconlagente,conversarconella,quelecontasensusmiedosy preocupaciones. A veces, cuando veía que la enfermedad estaba demasiadoavanzada y los ánimos de su paciente decaían, podía contar con la ayuda depsicólogos.
Quizás,alamayoríadeenfermerosnolegustaseesetrabajo,puesteníaquereconocer que era duro cuando alguno de sus pacientes moría. Denise seencariñabaconmucharapidezdelaspersonasalasquecuidaba,yesolehabíadado más de un disgusto. Pero, a pesar de todo, le parecía gratificante yenriquecedor. La gente que se encontrabamás próxima a lamuerte, era lamássabia. Veían el mundo con otros ojos, tomaban cada instante como si fuese elúltimoydisfrutabandecadapequeñacosa.
Terminódecambiarsederopaycogiósubolso.Al salir se despidió de sus compañeros hasta el día siguiente, pero, por
dentro,rezóparaquelavolviesenallamarparaacudiracuidaraalgúnenfermoasucasa.
Sacó las llaves del coche y caminópor el aparcamiento.Cuando estaba amenosdetresmetrosdeél,sintióquealguienseposicionabaasulado.Algirarlavista,descubrióaBen.
Abriólosojosporelasombro,apretóloslabiosycontinuócaminandocomosinada.
—Espera,Denise—dijo él, intentando seguir su ritmo—.He venido paradisculparme.
—Guárdatetusdisculpas—respondiósinquerersabernadadeél.Metiólasllavesenlacerraduradesuvehículoyloabrió.—Mecomportémuymalcontigo,losé.Ellaloencaró,conmuchaseriedadypusolosbrazosenjarras.—No,notecomportastemuymal.¡Fuisteuncabrón!—loinsultó—.Desde
el primermomento en que llegué no dejaste de atacarme, me llamaste cría, teburlaste demi forma de vestir y, como si todo eso fuese poco, dudaste demicapacidadparacuidaratuhijo.
—Hevenidoapedirtequevuelvas.Denise sequedóen silencio,mirándolocomosi estuviese locode remate.
Pero,¿quésehabíapensadoesetío?—Pues,puedesesperarsentadoaquepisetucasaotravez.—¡Losiento!—exclamóBen,poniendolosojosenblanco.—¡Quemedaigualquelosientas!—apuntóella—.Mira,nosédequévas,
pero loque tengomuyclaroesquenoquiero trabajaren lacasadeunhombrecomotú.Parati,yosoyalguieninferior.Notegustanadademíynoloocultasteni el primer día. Parece ser que por no llevar traje, por no estar peinada a lamodayporsermásjovenquetú,soypeor.
—¡Yonohedichoesoenningúnmomento!—sedefendió,algocansadodeaquellaescena.Benodiabahaceraquello.Noestabaallíporvoluntadpropia.Sipor él hubiese sido, nohabríavuelto aver a aquella chiquilla.Pero aAndy legustaba, a sumadre también le gustaba y, por si fuera poco, en el hospital noqueríanadjudicarleotroenfermero.Estabaprácticamenteatadodemanosynosepodíapermitirellujodepagaraunoélsolo.Teníaqueconvencerlacomofuese—.Mira,Andyquierequevuelvas.Nodejadepreguntarporti.
Denisesonrióunpocoalrecordaralniño.—Nosabeslasuertequetienesdetenerunhijocomoél—expuso—.Note
lomereces.—Por favor, si novuelves pormí, almenoshazlopor él—le rogó—.Te
consideraunaamiga.Ellasequedóensilenciounossegundos,valorandosuspalabras.Noestaba
convencida,paranada.Ese tío lahabíahechopasarunosdíashorribles.Había
estadovariasnochessindormir,tomandovaleriana.¿Valíalapenaregresar?—Mira, no sé si lo que estoy haciendo es un error garrafal—admitió—,
perovoyavolver.Bensonrió,aliviado.—Gracias.—Pero,¡quetequedeclaroquelohagoporAndy!Ynovoyaadmitirniuna
malamirada.Siquieresquevuelva,seacabóelcuestionarmitrabajo.Yoséloquehago,yloquenoséloestudioylohabloconlosdoctoresdelhospital.Nonecesitoteneranadieopinandosobrecómotengoquehacermitrabajo.
—Yosolomepreocupoporlaseguridaddemihijo.—Yme parece estupendo, algo normal como padre—asintió—. Pero, en
temasmédicos,soyyolaquemanda.Sinoestásdispuestoadejarmealmando,nohaymásquehablar.
Benapretólosdientes.Leibaacostarmuchísimohacereso.Noconfiabaenella.Tendríaquehacerunesfuerzosobrehumanoparamorderselalengua.Pero,¿quéopcióntenía?
—Estábien.Aceptotuscondiciones.Denisesonrió,satisfecha.Asintióconlacabezaylomiróalosojos.—Empezarémañana por lamañana si nome ponen problemas.Tengo que
avisarenelhospitalyquemedenelvistobueno.Bengimiócuandoelorgasmolorecorrió.ApoyólafrentesobreladeEmmaylabesóenloslabiosconardor.Se encontraban en el despacho de ella, pues habían quedado allí para
almorzar,ynadamásverse,sehabíanarrojadounoenbrazosdelotro.Teníaqueadmitirquelegustabaaquellaaventura.Emmaeraunamujermuy
sensual,picanteydirecta,quenodudabaenseguirsusinstintosencadamomento.Selevantarondelsueloyserecolocaronlaropa.Alacabar,sesentaronenel
escritoriodeEmmaysemiraronsonrientes.—¿Teapetecequevayamosacomeralrestaurante?—sugirióella.—Nopuedo,hequedadoconO´Brianparahablarsobreunospresupuestos
—respondióBenrechazandosupropuesta.EnelrostrodeEmmasepudoapreciarladesilusión.
—Otravezserá.—Sí,quizáscuandosenormaliceelasuntoconAndy.—¿Cómoestáelcrío?—seinteresóella.—Débil.Estamosesperandocomolocosuncorazóncompatible.—Ytodavíanada,¿verdad?Bennegó.—Nada.Losdoctoresdicenquenoperdamoslaesperanza,peroyoaveces
yanoséquépensar.Emmasellevóunamanoalafrenteylafrotó.—Peroahoraelniñoestámáscontrolado,¿no?Segúnmedijiste,tienesuna
enfermeraencasa.—Pff…noséloqueespeor—sequejó—,sifiarmedeesaniñaodejarami
hijosolo.Emmario.—Noseasexagerado,Ben.Esunaprofesional,sabeloquehace,paraesoha
estudiado.Enelhospitalnovanaarriesgarse.Tienesquetenerunpocomásdeconfianzaenella.
Benasintióa regañadientes.Todoelmundo ledecía lomismo,peroélnopodíarelajarse.
—Esperoquetengasrazón.Lomásimportantedemividaestáenmanosdeesachica.
CAPÍTULO8CuandoBenllegóacasa,encontróasuhijoyaDenisesentadosenelsofá
del salón. Ella, nadamás verlo llegar, recogió sus cosas y se fue, después dedespedirsedeAndyydeinformarledequeeldíasehabíadesarrolladosinningúnincidente. No le apetecía permanecer en presencia de Ben más tiempo de lonecesario.Apesardesusdisculpas,Denisenosesentíaagusto.
Alquedarseasolas,Beninterrogóalniño.—Campeón,¿quéhabéishechohoy?—Denisemehallevadoalparquedespuésdesalirdelcolegio.Élsequedópensativo.—¿Hascorrido?—No,papá.—¿Tehascaídootropezado?—Levantósusmangasparacomprobarqueno
llevaseningunaherida.—No,solohejugadounpococonlatierra.—¿Tehadadotusmedicamentos?Andyresoplóantetantapreguntayfruncióloslabios.—Papá,eresmuypesado.Benrioalverlacaradesuhijo.Teníaque reconocerque,quizás, seestabapasandounpococonese tema.
Quizás,Denisenoeratanmalaenfermeracomohabíaimaginadoenunprincipio.Peronopodíabajarlaguardia.
—Estábien, losiento.—Revolvióelcabellodelniño.Semiróelrelojdemuñecaysuspiró—.Eshoradedormir.
—¿Ya?—Enlosojosdelniñosepercibíaunatisbodemiedo.—Mañanahayquemadrugar.Andyseabrazóalapiernadesupadreyescondiósucaraenella.—¿Vasadormirconmigo?—Sí.DesdelanocheenlaqueAndyvioaEdrielle,nohabíapodidodormirsolo.
Elmiedoerademasiadofuerteysoloconciliabaelsueñoteniendoasupadreallado.Porsuparte,Ben intentabacalmarlo, leasegurabaqueno le ibaaocurrirnada,queEdriellenopodríasepararlos.Pero,esaseguridadnoeratal.Élpasabacasilamitaddelanocherezando,apesardenoserunapersonamuycreyente.Lepedía a Dios para que los protegiese de aquella bruja, rogaba para que todohubiesesidounsueño.Llevabancasidossemanassintenernoticiasdelamujer,yBensentíaquesusnerviossenormalizaban.
QuizásDios lo había escuchado.QuizásEdrielle se había dado cuenta dequesuhijojamásquerríairseconella…
CaminaronhastalahabitacióndeBen.Eramuchomáscómododormirenlasuya,pues ladeAndyerademasiadopequeñapara losdos,yelniñosemovíamuchísimoensueños.
Alabrirlapuerta,padreehijoseencontraronconlaniebla.—¡No,no,túotravezno!Andygritóyseabrazóasupadre.—¡Dilequesevaya,papá!¡Dileaesamujerquesevaya!LasiluetadeEdriellesevislumbróporcompletocuandolanieblasedisipó.
Seencontrabasentadaenlacama,observándoloscontranquilidad.Lessonrió,sinquelasonrisallegaseasusojosyseincorporódellecho.Apasolento,comenzóacaminarensudirección.
—Hace,exactamente,ochodíasysietenochesquenovengoavisitaros.—Nohacefaltaquelohagasmás—contestóBen,retador.—Claroquehacefalta.Dehecho,todavíatengoqueregresarmásnoches.Élapretóloslabiosydiounpasoensudirección,cansadodeaquellabruja.—¿Porquénonosdejasenpaz?¡Novasaconseguirnada!—¿Esoesunreto?—preguntóEdriellealzandounaceja.—¡No,esunaadvertencia!Larisadelamujerresonóportodalahabitación.—¿Túmeestasadvirtiendoamí,BenjaminSmith?—Señora. —La vocecita de Andy los hizo olvidar aquella disputa. Se
concentraronenelniño,quelosobservaballoroso—.Yoquieroamipapá,ynomevoyairnunca.
ElrostrodeEdriellecambió,sesuavizóalcontemplaralniño.Sellevóunamanoalamejilla,lagolpeóconsuavidadmientraspensaba,y
trashacerlosusojosregresaronaAndy.—Creoquehallegadolahoradequeosenseñealgo.Venid.Tendió los brazos, para queBen yAndy se agarrasen de susmanos, pero
ellosnolohicieron.Ensulugar,sequedaronmirándolacomosiestuvieseloca.Edriellefruncióelceñoyalzóelmentón,conorgullo.
—No soy una persona paciente. Cuando pido algo, me gusta que se meobedezca.
—Puedesesperarsentadasicreesquevamosaircontigo.—Novaisasalirdeestahabitación—informóella—.Esvuestraalmaala
quemellevo.Benlamirócondesconfianza.—Estásloca.—BenjaminSmith,tenéisdosopciones—comenzóadecirmientrasquesus
ojosseoscurecíanporelenfado—,ovenísconmigouoshagocompañíaelrestodelanoche.
—¡Nolodirásenserio!Edriellevolvióareír.—¿Quieres que te lo demuestre? Aunque no creo que te gustase tenerme
otrasochohorasentucasa.Bensepasóunamanoporlanuca,agobiado.—¡Noconfíoen ti!—gritóyapretóaAndycontrasucuerpo—.Amenazas
conllevarteamihijo,aparecesydesaparecesatuantojocomounfantasma…—¡Nosoyunfantasma!—gritóella,lograndoquelaslucesdelahabitación
deAndyparpadeasen.—¿Yquéeres?—Lavíctimadeunamaldición.—¡Esoyalosé!—Y,¿entoncesparaquépreguntas?—sonrió.Bennegóconlacabeza.—Medaigualloquedigas,novamosadartelamano,novamosamovernos
deaquí.Edrielleresopló,mostrandoporprimeravezlaexasperaciónensuhermosa
cara.—Prometotraerossanosysalvos.—No.—Seráporunratonadamás.—¡Hedichoqueno!Ella se quedó en silencio unos segundos. Los miró a los dos, que
continuabanabrazados,yasintióconlacabeza.—He intentado hacerlo por las buenas, Benjamin Smith. Os lo he pedido
varias veces, cosa que jamás hago. Os he prometido traeros de vuelta, y yocumplomispromesas.Perooshabéisnegado.
Edrielle dio unos pasos por la habitación, pasó unamano por una de laslejasdondeAndyteníalibrosdeaventuras.Lostocó,sacóunoyloojeó,bajola
atentamiradadelpadreyelhijo.Variosminutosdespués, susojosvolvieronaellos.Sonrió.
—Nomegustahacerestascosas,perocreoqueconvosotrosesnecesario—dijoella.
—¿Quécosas?—lainterrogóBen.—No necesito que me deis la mano para nada. Puedo transportaros sin
rozarosniunpelo.—¡No,nolohagas!Edriellecerrólosojosyseconcentró.—Alprincipio,puedequeossintáisdesorientados,peroesnormal.—¡No,Edrielle,porfavor!Peronopudodecirnadamás,puesasualrededorsevolviótodonegro.Denise salió de la ducha y se colocó el pijama. Caminó hacia la cocina,
dondeseencontrabaKimpreparandolacena.Laayudóacolocarloscubiertosenlamesaycomieronjuntas.Alterminar,sedirigieronalsalón.
Alacomodarse,sonrió.Leencantabaeseratitodeldía.Elestarencasa,enzapatillas,despeinadaytiradaenelsofáviendoseriesenlatelevisión.
Teníaquereconocerquenoeraunapersonamuymarchosa,nideesasqueseapuntaban a todas las fiestas o reuniones con los amigos. De hecho, no seencontrabaagustoenlospubs.Sesentíafueradelugar.Quizásporeso,suvidasocial se reducíaal tratocon lospacientesenelhospital, a lasconversacionesconKimya los saludoscon lasdependientasde loscomercios, a lasqueveíacadadossemanas.
Llevabacasicincoañossinpareja,yhabíadecididopasardelamor,nolonecesitaba,pueselúltimochicoconelqueestuvolaengañóconotra.
Eltratoconelsexoopuestoeracordial,perosinpasardeahí.Nolegustabatenerquedarexplicacionesanadie,nisufrirporamor.EsoselodejabaaKim,queeraunaexpertaenencontrarelhombreequivocadoypasarse lassiguientestressemanas,traslaruptura,compadeciéndosedesímismaycomiendotoneladasdeheladodechocolateymenta.
Sinembargo,siteníaquesersinceradeltodo,debíadeadmitirqueningúnhombresehabíainteresadoporella.Ynoesquefuesefeaodesagradable,perosu forma de vestir, tan diferente al resto, su forma de actuar con ellos y supasotismo,losespantabacomoamoscas.
Aparte de eso, tenía una vida relativamente tranquila, sin demasiadosaltibajos.Y lo agradecía.No le gustaban los cambios, ni la improvisación. Seponíamuynerviosacuandoalgonosalíasegúnloprevisto.
—¿Quéteapeteceverestanoche?—lepreguntóKim,quellevabaelmandodelatele.
Deniselamirósoñolienta,yseencogiódehombros.—Pon loquequieras,de todas formas,nocreoqueaguantemucho tiempo
viendolatele.Estoymolida.—¿Elniñotedamuchotrabajo?—Nodemasiado.—SonrióalpensarenAndy—.Esmuydulceydivertido.—Y,¿entonces?—Supadre—resopló.—¿Quélepasa?¿Tesiguetratandoigual?—No,laverdadesqueahorasemuerdelalenguabastante—reconoció—.
Pero,esverloaparecerenlacasaymepongoentensión.Noaguantoaesetío.Kim se acomodó la manta y miró a su compañera de piso con el ceño
fruncido.—Sinotegusta,¿porquéaceptastevolver?—Porelniño.Medalástima.Élnosemerecenadamalo.—Perosupadre…—Supadre…—repitióconunbufido—.Eselhombremásinsoportabledel
mundo.Se lasdade sabelotodo,dehombreelegante.Piensaque,por llevaruntrajeycorbata,lagentetienequebesarelsuelopordondepisa.
—Yo,entulugar,nohubiesevuelto.Denisesuspiródenuevo.—Miorgullotambiénmelodicepero…Elsonidodelteléfonoleshizogirarlacabeza.Kim se levantó y fue hacia el aparato, que no dejaba de sonar. Contestó
enseguida,asintióunpardevecesymiróasuamiga,concaradepreocupación.—Esparati.Esportumadre.Denisesaltódelsofáycorrióhaciaella.Cogióelauriculardeuntirón,con
elcorazónenunpuñoyhablóatravésdeél.—¿Ocurrealgo?—Hola,Denise,soyErika.Sientollamaraestashoras,peroinsistíamucho
enhablarcontigo.—Notepreocupes—seapresuróenrestarleimportancia—.¿Estábien?¿Ha
pasadoalgo?—No,no, tranquila.Tumadreestáami lado,peroyasabescómosepone
cuandoselemetealgoenlacabeza.
—Sí, lo sé—asintió con seriedad—. ¿Ha vuelto a poner algún problemaparatomarselamedicación?
—No, lleva tres días calmada—la informó—.Aunque esta noche insistíademasiado en querer hablarte, y como nos dijiste que podíamos llamarte sinproblemas…
—Porsupuesto.Pásamela.Seescuchóelsonidodel teléfonoalcambiardemanos.De inmediato,una
respiraciónagitadaseescuchóatravésdelalínea.—¿Mamá?—Hola,pajarita—lasaludóconamor.—¿Cómoestás?—Bien —contestó su madre—. Pero, hace un rato que las he vuelto a
escuchar.—¿Alasvoces?—¡Sí!Eran tres,Denise, tresmujeres. Insistíanparaquebailaseconellas.
Peronolohiceporqueibadescalzaylasenfermerassiemprequedicenquesilohagopuedoresfriarme.
—Claro,mamá.Debesobedecersiemprealasenfermeras,yaErika.—Preguntaronporti.—¿Lasmujeresqueescuchaste?—Sí,quierenquevengasavernos.Ellasquierenquebailesconnosotras.Le
hedichoaErikaquenopensabadormirhastaquetelodijera.Ellasnoparandehablar, y no me van a dejar descansar hasta que me prometas que vendrás averme.
—Notepreocupes,mamá,mañanasinfaltaestoyallí.—¡Bien,pajarita!—riosumadre—.Ellassevanaponermuycontentas.—Seguro que sí—asintió Denise, con tristeza—. Ahora, ¿por qué no les
dicesquevoyairyteacuestasadormir?—Esovoyahacer—respondiósumadreconalegría—.Llevodosdíascasi
sindescansar.Tocanlaguitarraycantanenmihabitación.UnnudoseformóenlagargantadeDenise.—Yaveráscomoestanocheduermesbien.—Esoespero.—Buenasnoches,mamá.—Hastamañana,pajarita.Teestaremosesperando.Tequiero.—Ytrasdecir
aquello,lemandóunbeso.—Yotambiéntequiero,mamá.Alcolgar,DenisemiróaKimconlacaradesencajada.Sucompañeradepisofueasuladoylaabrazó,paraintentarconsolarla.
—¿Estábien?Denisenegóconlacabeza.—Cadavezestápeor.Creoque,sisigueasí,vana tenerquecambiarle la
medicaciónotravez.—¿Todavíasigueconlodelasmujeresesasquelehablan?—Ahoralehanpedidoquevayaaverlaparabailar.—Unalágrimaescapó
delosojosdeDenise.Kimlaabrazóconmuchafuerzaylabesóenlamejilla.—Notepongastriste.Yasabesquelaesquizofreniaesasí.—Losé,peroduelede todasformas—se lamentó—.Echodemenosami
madre,lamujerfuertequemecrió.—Teentiendo.—Yodiohaberla tenidoquemeter enun centro. ¡No semerece estar allí,
sola!Soysuhija,deberíacuidarla.—Ellaestábien,Denise.Es lomejorquehaspodidohacer.Túnopuedes
ocupartedetumadrelasveinticuatrohorasdeldía.Ysiladejassola,cuandotevayasatrabajar,puedelastimarse.
Ellaasintiócon lacabezayse limpió las lágrimasde lasmejillas.MiróaKimconfijezaysevolvióaabrazaraella.
—Séqueeslomejor,pero…meparteelcorazón.
CAPÍTULO9Alparpadearvariasveces,unadébilluzseabriópasofrenteaBen.Sintió
losbrazosdesuhijo,agarradoasupierna,yloapretócontrasucuerpo.Surespiracióneraacelerada.Teníaquereconocerquesentíamiedo.Pocoapoco,laluzvolvióabañarlaestancia.Pero, ya no se encontraban en la habitación deAndy.Ante ellos había un
jardín.Y no uno cualquiera, era el jardínmás bonito que hubiesen visto en suvida.
Estabanrodeadospormilesdeplantas,todasenflor,yárbolesgigantescos.Ben intentó reconocer alguna de las plantas, pero no pudo. Jamás había vistovegetacióncomoaquella.Erallamativayexótica.
Pero aquel lugar también tenía su ladomisterioso. La niebla, que siempreacompañaba a Edrielle, se extendía a ras de suelo, y si fijabas tu vista en elhorizontenoerascapazdedistinguirnada, soloniebla.Además,aquelloestabadesierto.Nohabíarastroalgunodevida,apartedelavegetación.
Ben bajó la vista y observó aAndy, quemirada a su alrededor sin podercreérselo.
—¿Estásbien?—lepreguntóapretandounpocosubrazo.—¿Dóndeestamos,papá?—dijosinpodercerrarlabocaporelasombroy
elmiedo.Asulado,Edriellecomenzóacaminar.Allíselaveíamuchomáshermosa.
Era como si desprendiese luz. Su pelo brillaba como el fuego y enmarcaba sucaradepielnívearesaltandoelcontraste.
—Estamos en el bosque de Amanyastia—dijo ella, con orgullo—. Aquívivenlasdríadasyotrascriaturas.
Benmiró de nuevo a su alrededor, sin poder creer lo que veían sus ojos.DesdequeeraniñoescuchabahistoriassobreAmanyastia.Eraunlugarmágico,muynombradoenloscuentoscélticos.
—Papá,¿quésonlasdríadas?—preguntóAndy.
—Sonlashadasdelosbosques—respondióEdrielle,adelantándoseaBen.Andylamiróconlosojosmuyabiertos.—¿Puedoveruna?Edriellerioantelapreguntadelniñoynegóconlacabeza.—Solopodrásverlassiellasquierenquelohagas.Sonseressolitarios,que
vivenenlosárbolesynuncasuelensepararsemuchodeellos,puessuvidagiraentornoalárbolenelquehabitan.
El niño alzó la cabeza y miró hacia las ramas de los árboles, intentandodescubriraalguna.Alnolograrlo,sumiradaregresóaEdrielle.
—¿Quéotrascriaturashayaquí?—Enloslagosvivenlosafang,sonunamezclaentredragonesyserpientes.—Nuncahabíaoídohablarsobreellos—reconocióelniño.—Yo creo que sí—lo contradijo Edrielle—. ¿Has escuchado la historia
sobreelmonstruodel lagoNess?—AndyyBenasintieron—.Puesesunafangqueconsiguióquedarseenla tierra,cuandosusactualeshabitantesexpulsaronalascriaturaquehabitanenestebosque.
—¿Todosloquevivenaquíanteslohacíanenlatierra?—lainterrogóAndy,alucinado.
—Vivíanyviven.—¿Cómoesposible?—continuóBen—.Nadiehavistoaninguno.Edrielleasintió,dándolelarazón.—En esta era no.Desde que los echaron, las criaturas que quedan, viven
escondidasdelaspersonas.Benmiródenuevoasualrededorytragósaliva.Aquellugareraintimidante.
Habíaalgoenélquenolodejabaserenarse.—¿Túvivesaquí?—lepreguntóaEdrielle.—No—respondió ella—. Ya os he dicho que aquí solo viven criaturas.
Hadas,merrows,leprechauns…AndyobservóaEdrielle,queacariciabalacortezadeunárbol,comosieste
pudiesesentirlacaricia.—¿Quésonlosmerrowsylosleprechauns?—Merrow es el nombre que reciben aquí lo que vosotros conocéis como
sirenas.Vivenen los lagosysoncriaturaspacíficas,peroa lasquenohayquemolestar—les advirtió—.Y los leprechauns son duendes viejos y bondadosos.Perojamástefíesdeunodeellos,puessediviertenhaciendotravesuras.
—¿Aquínohayelfos?—continuóAndy,conmuchacuriosidad.—Loshay,peronoenelbosque.VivenenAlfheim,unpobladoalotrolado
deAmanyastia—Acariciólamejilladelniño—.Algúndíatellevaréparaquelosconozcas.
Ben se sentía más nervioso a cada momento. No le gustaba ese lugar ytampocolegustabaquesuhijoseinteresasetantoenél.Locogiódelamanoyloacercóasucuerpo.Deformainvoluntaria,yporoctavavezconsecutiva,miróasu alrededor. En aquel bosque no había nada. No había insectos, pequeñosroedores…No se escuchaba elmínimo sonido, algomuy extrañopara estar enmediodelanaturaleza.Eraunsilencioabsoluto,ynolegustaba.
—¿Porquénohaysonidoalguno?¿Porquénovemosaningúnanimal?—Sabenqueestáisaquí—dijoella,susurrando—.Oshuelen,osvendesde
losárboles.Noosconocen,tienenmiedo.—Llévanos de vuelta, Edrielle—le exigióBen—.Ya hemos visto lo que
querías,ahoradevuélvenosacasa.Ellasequedómirándoloa losojos,conseriedad.Sumiradapasóalniño,
queagarrabalamanodesupadreconfuerza.—¿Tútambiénquieresmarcharte,Andrew?—Sí.—¿Tehagustadoelbosque?—Mehubiesegustadoveraunhada—reconoció.Edriellesonrió,complacida.—Lapróximavezprobaremossuerte.—Novaahaberpróximavez—replicóBen—.Yanoshas traído,asíque
puedesdejarnosenpaz.LosojosdeEdrielleseclavaronenlossuyos.Sentíaelpesodesumirada,
unamiradafría,vacía…—Esonoesdecisióntuya.Tengoquecumplirconeltrato.Denisellegóaprimerahoraalaresidenciadondevivíasumadre.Nadamáscruzarelumbraldelapuerta,percibióelsuaveperfumeacanela
que caracterizaba aquel lugar. El recibidor eramuy amplio, con techos altos yacristalados.Laestanciaestabapintadadecolorblanco,loquehacíaquesintiesetranquilidad.
Seacercóa la recepción,dondeseencontrabauna jovensonriente.Diosunombreyladejópasarhastalahabitacióndesumadre.
Alllegar,laencontróvacía.Segúnlehabíainformadolachicaderecepción,su madre estaba hablando con uno de los psiquiatras del centro. Un proceso
rutinariodelquenodebíadepreocuparse.Sesentósobrelacamayesperoallíaqueacabase.Veinte minutos más tarde, la puerta se abrió. Por ella entraron Erika, la
enfermeraquelallamólapasadanoche,ysumadre,quealverlasearrojóasusbrazos.
—Nicole,noaprietetantoasuhijaolavaadesarmar—rioErika.—¡Pajarita,hasvenido!—Claroquesí,mamá.Siemprecumploloqueteprometo.—Labesóenla
mejilla.—Os dejo a solas—comentó la enfermera—. Si necesitáis algo, estoy al
finaldelpasillo.Cuandolapuertasecerró,Denisevolvióasonreírleasumadre.Lacogióde
lamanoylacondujoalacama,dondetomaronasiento.Observólavestimentadesumadrey sonrió.Llevabaunospantalones acampanados, llenosdemargaritasblancas,unablusablanca,muyanchayconcuellodebarcayunacintasobrelafrentequeseenlazabaconsupelolargo.UnaropamuysimilaraladeDenise.
—¿Cómoestás?—Bien—contestó lamujeracariciando lamejilladesuhija—.Ayerpude
dormirdeuntirón.Nomemolestarondemasiadoconsuscanciones.Denisesemordióellabioinferioryasintió.—¿Volvisteaescucharlas?—Siempre están conmigo —asintió—, incluso cuando hablo con los
doctores.—Fruncióelceñoycruzólosbrazossobreelpecho—.Ellosdicenquenolasven,quesonfrutodemicabeza,yquemetengoquetomarlaspastillasparacontrolar…noséqué.
—Tienesquehacerlescasoaloquetedigan.Sumadreselevantódelacamaynegóconlacabeza.—¡Noquierohacerloquedicen,Denise!Ellosmemirancomosiestuviese
loca.—Riotraspensarunossegundos—.Ysonellosloslocos.¿Hasvistocómovisten?¿Dóndesepiensanqueestamos?
—Nolosé,mamá—dijosiguiéndolelacorriente.—¡Por Dios! ¡Estamos en mil novecientos sesenta y cuatro! La ropa que
llevaneshorrible.—Cogióasuhijadelamano,lalevantódelacamaylediounavuelta sobre símisma—.Míranos,Denise,nosotras síqueestamosguapas.¡Somosdoshippiesalamoda!
—Claro,mamá—lesonrióconcariño—.Pero,¿teacuerdasdemifechadenacimiento?Yonacíenmilnovecientosnoventayuno,noenlossesenta.¡Túerasunaniñaenesaépoca!
Lamujersequedópensativaunossegundos,confusaporlaspalabrasdesu
hija.Lamiróconfijezay,finalmente,sonrió.—No seas tonta, pajarita. Soy tumadre y sé de sobra cuándo naciste.—
Soltó una carcajada y negó con la cabeza—.Mil novecientos noventa y uno…tienescadacosa…
Denise sonrió, pero sin que la sonrisa llegase a sus ojos. Cada vez queocurríaalgoasí,seponíatriste.Nodebíadehacerlo,pueserancasicincoañoslosquesumadrellevabaenferma,peroverladeesaforma…lepartíaelcorazón.
Cuando enfermó, no quería que nadie se le acercase. Sumadre decía quetodaesagenteeramuyrara,quenovestíancomodebían,queestabanmaldelacabeza. Ni la propia Denise podía aproximarse demasiado. En los ojos de sumadresepodíaverladesconfianza.
Cuandocomprendióloqueocurría,abrióelarmariodesuprogenitoraysecolocó un vestido hippie demangas acampanadas, que guardaba de cuando suabuelaerajoven.Asíconsiguióquesumadrevolvieseaconfiarenella.Coneltiempo, su armario se fue llenando de esa clase de ropa, pues sumadre vivíatodavíaencasaynoqueríaquesuhijatuviesenadaquenofuesedelossesenta.
Deniseseacostumbróavestirasí,ycuandotuvoqueingresarasumadreenelcentro,lediopenavaciarsuarmario.Aquelloeraunrecuerdo,eraloúnicoquele quedaba de ella en casa. Además, con el dinero que costaba mantener lahabitación en aquella residencia, no podía hacer milagros. Le quedaba dineroparapagarfacturasyparacomer.Laropapasóasegundoplano.
CAPÍTULO10Ben llegó a casa después de un día entero en la oficina. Se encontraba
cansado y lo único que le apetecía era pasar un rato con su hijo y acostarse adormir.
Sinembargo,porotro lado, temíaesemomento.Llevabancasi cuatrodíassinsabernadadeEdrielle,perovolvería,noteníaningunadudasobreello.Yanosabíaloquehacerparaqueaquellabrujasemarchase.
Esamismamañana,habíaidoavisitaralpastordesuiglesia,parapedirleconsejo,puesestabadesesperado.Perolejosdecalmarlo,elpastorlotomóporlocoyloechódelaiglesia.Habíapensadoenhablarconalgunamédiumsobreeltema,pero…¿locreería?¿PodríahaceralgocontraEdrielle?Estabacasisegurodequeno.
Caminó por su casa hasta la habitación deAndy, pues se escuchaba ruidoprovenientedeallí.Cuandoentró,descubrióasuhijotiradoenelsuelo,juntoaDenise,jugandoconunoscochesteledirigidos.
TantoAndy,comoDenise,reían.Senotabaquelopasabanbien.Bensefijóunpocoenlajoven.Esedíavestíaunpetovaqueroenorme,unas
sandalias de cuero marrón y una camiseta de mangas acampanadas. Todo esosumadoasupeloverde…¡Menudocuadro!
Carraspeóparallamarsuatencióny,alverlo,Denisesetensó.Deunsaltoseincorporóylosaludóconlacabeza.
—Buenasnoches,señorSmith.—Hola,Denise—dijosinprestarledemasiadaatención.Sumiradasecentró
ensuhijo,quelesonreíadesdeelsuelo—.Hola,campeón,¿quétaleldía?—¡Muybien,papá!Hoyenelcolegiohemoshechounteatrodemarionetas.—Genial,mealegrodequetelohayaspasadobien.—Sonrió.Seaflojóla
corbataymiródenuevoalachica—.¿Hacomidobien?—Sí,todalacomida.Solosehadejadodoscucharadasdesopa.Ben asintió y volvió sus ojos hasta su hijo, que se encontraba junto a la
ventana,mirandoporella,echandoelalientoalcristalydibujandosobreél.
—Andy,nomancheselcristal.—Elniño resoplóyvolvióa jugarconsuscoches.BennegóconlacabezaymiróaDenise—.¿Sehatomadolamedicación?
—Toda.—¿Seguro?Ella contuvo un bufido. No entendía por qué tenía que aguantar aquella
desconfianzaporpartedeBen.¡Eraunaprofesional!—SeñorSmith,sécómohacermitrabajo—respondióconcortesíaperode
formarecta.—¿Sí? ¿Y por qué no me has llamado hoy a la hora del almuerzo para
informarmedelestadodemihijo?—Nomeparecióquehiciesefalta,Andyestabaperfectamente.Bencruzólosbrazossobreelpechoylamiróconfijeza.—¡Peroyotedijequelohicieras!¡Medaigualloqueatiteparezcaquees
locorrecto,niña!—¡Nomellameniña!—leadvirtióconenfado,alzandoundedo.—¡Cuando actúes con formalidad y responsabilidad, te trataré como a un
adulto!—¡Yosoyresponsable!¡Notienesdequéquejarte!—¿Ah,no?—rioconsorna.Enesemomento,escucharonunruidosordoenlahabitación.Almirarhacia
dondeseencontrabaelniño,lodescubrieronenelsuelo,desvanecido.—¡Andy!—gritóBen.—¡Diosmío!—exclamóDenisecorriendohaciaelniñojuntoasupadre.Se arrodillaron a su lado y Ben lo intentó despertar dándole suaves
golpecitosenlamejilla.Deniseloempujó,apartándolodeél.—¡Llameaunaambulancia!¡Tengoquereanimarlo!Ben sentía que sus piernas no respondían. El miedo de ver a su niño
inconscientelobloqueaba.Sinpoderhacernada,viocomoDenisemasajeabasupechoybombeabacon
lasdosmanos sobreél.Repetía la acciónunayotravez, insuflandoaire en suboca.
—¡Llamaaunaambulancia,Ben!¡Notequedesahíparado!—legritóella,tuteándoloporprimeravez,sindejardereanimaraAndy.
Élasintióy,conlaslágrimascorriendoporlasmejillas,hizoloquelepedía.Nosupocómologróacertarconlosnúmeros,nicómofuecapazderecordar
sudirección,perolaambulanciaestabadecamino.Dejandoelteléfonomalcolgado,corrióhastalahabitacióndeAndy.Rogaba
alcieloqueaquellofueseunapesadilla.LepedíaaDiosporsuhijo.¡Yasehabía
llevadoasumujer,alniñotambiénno!Alentrarenelcuarto,vioaAndyconlosojosabiertos.Deniseloteníaun
pocoincorporadoyledecíapalabrastranquilizadoras.Alverloconsciente,Bencayóalsueloderodillasyrompióallorar.LaambulanciatrasladóaAndyalhospital.Nadamásllegar,losdoctoresselollevaronparareconocerloyhacerlelas
pruebaspertinentes.Benesperó sentadoenuna silladeplástico en la salade espera,mientras
DenisehablabaconuncompañerodecardiologíaparaaveriguaralgosobreAndy.Cuandoacabó,sedespidióyregresójuntoaBen.Sesentóasuladoylomiró.ElpadredeAndyteníaelrostrocansado.Su
miradaestabafijaenunpuntodelasalaylaslágrimasseguíancorriendoporsusmejillas.
Denise,comprendiendosudolor,colocóunamanoensuhombroyloapretó,dándoleconsuelo.
—MicompañerodicequeAndyestáconscientedesdequellegamos.Benasintió, sindecir ni unapalabraybajó lamiradahacia el suelo.Ella
suspiróysequedócalladaunosminutos.Entendíaelmalratoquedebíadeestarpasando.Eseniñoerasuvida.
—Enunpardedíaspodréisregresaracasa.—Y,¿paraquéquieroregresaracasasimihijonoestábien?—respondió
consequedad.—Hayqueteneresperanza,Ben.Élgirólacabezaalescucharaquelloylafulminóconlamirada.—¿Esperanza?—gritó—. ¡Yo ya no tengo nada de eso! ¡Me he recorrido
todas las clínicasprivadasde Irlandaparabuscaruna solución, lehepedidoaDios pormi hijo, he intentadode todo!Y lo único que recibimosAndyy yo acambio,sonmásgolpes!—Resoplóysellevóunamanoalamejilla—.Asíquehazel favordenohablarmedeesperanza,porqueno tienesni ideadel infiernoqueestamospasando.
Denise se quedó blanca por aquella contestación. Ella solo queríaconsolarlo.Conunnudoenlagarganta,selevantódesuasiento.
—Mejordevoy.Esperoquetuhijosepongabien.Ben,alverlamarcharseselevantóasuvezylacogióporelbrazo.
—¡No! ¡No, Denise, por favor no te vayas!—Ella lomiró con asombro,perosindecirniunapalabra—.Losiento,noséporquétehablodeesamanera,soyuntonto!Teloruego,quédate.Noquieroestarsolo.
Denisesevolvióasentarenlasilla,asulado,conunasensaciónextrañaenelcuerpo.
Continuaronotroratoensilencio,hastaqueBencomenzóahablar.—Tengoquedisculparmecontigo.—Ella lomiró, todavíamás asombrada
—.Eresunabuenaenfermera.SinohubiesesestadoencasacuandoaAndyledioelataque,yo…noséloquehubiesehecho.
—Estoycansadadeesto,Ben.Notengoporquéaguantarlo.—Lo sé—asintió—. Quiero pedirte perdón por todo. Te he tratado fatal
desdeelprimerdía.Mehasdemostradoquesabes loquehacesyqueelúnicocríoeinmadurodelosdos,soyyo.
—Está bien, en ciertomodo puedo entender tu forma de actuar. Esmuchapresiónlaquetienesquesoportar—lotranquilizó.
Benlamiróalosojosylesonrió.—¿Te parece bien que empecemos desde el principio? ¿Qué olvidemos
todasestaspeleas?Deniseabriólaboca,asombrada.Esoeraloúltimoquesehubieseesperado
delpadredeAndy.Sinpensarlodemasiado,asintió.ÉlsegirócompletamentehaciaDenisehastaquedarfrenteafrente.—Hola,mellamoBen—dijoamododepresentación,tendiéndolelamano
paraestrechársela.Ellasonrió.—YosoyDeniseyvoyacuidardetuhijo.BensonrióaliviadodequeDeniseseloestuviesetomandodeesaforma.—Hola,Denise.—Lamiró—.Megustatupeloverde.Lajovensoltóunacarcajadaelescucharsuspalabras.—Puesmealegrodequeteguste.—¿PuedodarleunabrazoalamujerquelehasalvadolavidaaAndy?—Porsupuesto—asintiómientrasensuslabiossedibujabaunasonrisa.Benseacercóaellaylarodeóconsusbrazosacercándolaasucuerpo.La
apretócontrasíysintiólosbrazosdeellaensuespalda.Denise se sentía rara. Era una situación, comomínimo, extraña.Nunca se
hubiese imaginado que Ben se disculparía de aquellamanera. Y, la verdad, lehabíagustado.Senotabaquesusdisculpashabíansidodecorazón.
Pero,aunasí,nopodíadejardesentiralgoextraño.TeneraBentancercadesucuerpo,mientrasquesuperfumepenetrabaensusfosasnasales,notarladurezadesuespaldaylafuerzadesusbrazossobresucintura…laestabadescolocando.
—Graciasportodo,Denise—lesusurróaloído.Al sentir sualiento, supiel se erizóyunaextrañaelectricidad recorrió su
estómago.¿Quéleestabapasando?Jamássehubieraesperadoaquello.Beneraunhombreguapo,loreconocía,
pero no era su tipo.A ella le gustaban los tíos bohemios,más de su estilo.Almenoslehabíangustadosiempre.
Entonces, ¿por qué notaba aquella debilidad en las piernas? ¿Por qué suestómagotemblabasinparar?Y, lopeordetodo,¿porquésesentía tanbienensusbrazos?
Sinpodercontenerse,Deniseloempujóunpocoparasepararse.Estabamuynerviosaynoqueríaqueéllonotase.Tragósalivacondificultadysecolocóbiensobresuasiento.
Giró un poco la cabeza paramirarlo, aunque sin saber lo que decir. Peroantesdequeningunodelosdospudiesehablar,elmédicoquehabíareconocidoaAndyaparecióenlasaladeespera.
—¿SeñorSmith?—Sí,soyyo—dijoBensaltandodesuasiento.Denise se levantó a su vez, interesada por el estado del niño. Cruzó los
brazossobreelpechoyfijósumiradaeneldoctor.—Andy está estable, hicieron un buen trabajo con la reanimación y la
rapidezconquellamaronalaambulancia.—Losdosasintieron,sindecirpalabra—.Pero,apartedeeso,notraigomuybuenasnoticias.
Bensintióquealgosedesmoronabaensuinterioralescuchar laspalabrasdelmédico.
—¿Quéocurre?—El corazón de su hijo está muy débil. Con cada nuevo ataque su salud
empeora,yhastaquenoconsigamosundonantecompatible,estovaairapeor.—Eldoctormirósulibretaduranteunossegundos,paradespuésvolverafijarseenBen—.Nuestrarecomendación,desdeelhospital,esquesuhijopermanezcaenestadodereposopermanente.Nadadecorrer,nadadealterarse…
—Es un niño—comentó Ben, con la voz rota. Sintió la mano de Deniseapretandosubrazo,dándolefuerzas—.¿Cómovoyadecirleamihijoquevaatenerqueestarpostradoaunacama?
—Esporsubien,señorSmith.—¿Yelcolegio?¿Ysusamigos?—Vanatenerquehacerlotododesdecasa.—Esonoesvida,doctor.—EstoesloúnicoquepodemoshacerporAndyhastaquetengasucorazón
nuevo.Seráduro,señorSmith,pero,pordesgracia,nohayotraopción.
CAPÍTULO11
Denisellegóacasapasadaslasdosdelamadrugada.Estabaagotadapero
tranquila,pueslehabíanaseguradoqueAndyseencontrabaestableybien.Sentíamuchísimoquelavidadelniñofueseacambiardeformatandrástica.
Iba a ser muy duro para él no poder moverse todo lo que le apeteciese. Sucorazónestabadandoavisosdequenoestabanadabien,ycuantomenostuviesequeesforzarse,mejor.
Cerrólapuertadelaviviendaycaminóporelpasilloensilencio,paranodespertaraKim,quedebíadeestardurmiendoyadesdehacíavariashoras.
Pero, al llegar al salón, vio la luz de la lamparilla, que había en lamesaauxiliar,encendida.Suamigaseencontrabaacostadaenelsofá, tapadaconunamantaquehabíatraídodesuhabitación.Alnotarsupresencia,abriólosojosylesonrió.
—Teheestadoesperando.—SeincorporóylehizounaseñalaDeniseparaquesesentaseasulado.
—Nohacíafalta,yateavisédequenomeesperaseslevantada.
—Medejastepreocupadaconloquelehapasadoalniño—reconocióKim—.¿Cómoestá?
—Estable,perodébil.Ojaláqueencuentreprontoaundonante,esunniñogenialynosemerecetodoesto—comentócontristeza.
—Ysupadre,¿cómololleva?—Pff…Imagínate.Estádestrozado,Kim.Sabequesuhijoseestámuriendo
ynopuedehacernadaparasalvarlo.Esoeshorrible.—Puessí.Sientolástimaporél,aunqueseauncapulloynotetratebien.Denisesonrióantelaspalabrasdesuamigaynegóconlacabeza.—Esta noche me ha pedido perdón por todo. —Miró hacia la pared y
recordótodolosucedido—.MehaagradecidoelhaberreanimadoaAndy.—Eslomínimoquedebíahacer.—Parecíasincero,ensucaraseveíaelarrepentimiento.Inclusomepidióun
abrazo.—Claro, necesitaría algo de apoyo y calor humano. Tuvo que ser una
pesadillaparaél.Deniserecordóelmomentodelabrazoyvolvióanotaraquellacosaextraña
enelestómago.Fijósusojosensuamigaysemordióellabio.—Elcasoes…quecuandomeabrazóyo…—Negóconlacabeza,intentado
ponerordenasusideas.Finalmenteresopló—.No,nada,déjalo.Estoycansada,seguramenteseráporeso.
Kimfruncióelceño.—Noentiendoaquéterefieres.—Da igual —rio—. Me voy a la cama, mañana quiero ir temprano al
hospitalparaveraAndy.Se levantaron las dos del sofá y caminaron por el pasillo hasta sendas
habitaciones.Andysaliódelhospitaltresdíasdespués.Supadreestuvoasuladoentodo
momento,puespidióvariosdíaslibreseneltrabajo.Al llegaracasa,ya regañadientes,Ben tuvoquevolvera laoficina,pero
comoestabaDeniseconél,sequedabarelativamentetranquilo.La chica le había demostrado que sabía manejarse en situaciones
complicadas.Apesardesujuventud,sabíaloquehacía.
Alregresaresatardedeltrabajo,encontróasumadreconellos.EstabanlostresenlahabitacióndeAndy.Perosuhijoparecíaenfadado.
—Esportubien,notepongasasí—ledecíaDenise,mientrasleacariciabalamejilla.
Ben,desdelapuerta,observabalaescena.—¡Noesjusto!—sequejóelniño—.¡Todosmisamigospuedenir!—Podrásiralapróxima,cariño—contestósuabuela—.¡Cuandotepongas
bien,seréyolaquetelleveatodas!Elniñofruncióelceñoyunalágrimaresbalóporsumejilla.—Peroyoquieroir.Deniseloabrazóylobesóenlafrente.—Nollores.Estoyseguradequeprontopodrás.Benenarcó las cejas ante las lágrimasde suhijoy entró en lahabitación,
sobresaltandoaDeniseyasumadre,quenosehabíanpercatadodesupresencia.—¿Quéocurre?—Quehayunaexcursiónenelcolegioynopuedeir—dijosumadre.Benmiróasuhijoylerevolvióelcabello.—¿Cómotehasenteradodelodelaexcursión?—HavenidoJamesestatarde,parajugarunrato—respondióAndy—.¡Va
todalaclase,papá!Bengiró lavistahaciaDenise,quemirabaalniñocon tristeza.Sucabello
verde,sueltoymediodespeinado,letapabapartedelacara.Sintióunasextrañasganasdeapartárseloparaverlamejor.
Aldarsecuentadeloqueestabapensando,volvióamirarasuhijo.—PodemosdecirleaJamesquehagamuchasfotosparaquepuedasverlas.—¡No,noquierofotos!¡Yoquieroir!¿Porquétodospuedenyyono?¿Por
qué estoy enfermo, papá?—preguntó llorando—. ¡No quiero estar en la camatodoeldía!Quierosaliralacalleyjugarconmisamigos.
Bensintióunapresiónenormeenlagarganta.Sicontinuabaescuchandoasuhijollorar,éltambiénloharía.
Denise,alverloalbordedelllanto,locogiódelamanoylolevantódelacamaparasacarlodelahabitación.LoúnicoquenonecesitabanenesemomentoeraqueAndyvieseasupadreroto.
—Ahoravenimos—anuncióellaconfingidaalegría—.Andy,quédateconlaabuela.
CerrólapuertatrasellosyllevóaBenalacocina.Allí,fueradelasmiradasdeAndyydesumadre,rompióallorar.Deniselo
abrazóconfuerza,dándoleánimos.—Tienesqueserfuerte,Ben.
Élseabrazóalachicayapoyósufrenteenelhombrodeella.Necesitabaaquelabrazo.
—Lo sé. Pero no sabes lo duro que es ver a un hijo pasar por esto—selamentó.
—Meloimagino.DeniseacariciólacabezadeBen,dándoleánimos.Sequedaronensilenciovariosminutos,abrazados.Ben se comenzó a serenar. Aquella jovencita lo calmaba con un simple
abrazo.Teníaque reconocerque lasdosvecesque lohabíaabrazado, sehabíasentidobien.
Deniseeramásbajitaqueél,peroabrazabaconfuerza,dandoaentenderqueellaestabaallíparaloquenecesitase.
Sinpodercontenerse,labesóenlafrente,algoqueladescolocó.—Graciasporsacarmedelahabitacióndemihijo.Nopodíaaguantarmás
latristeza.—Senotaba.Parecíaquetefaltabaelaire.Ben sonrió con angustia y apoyó la frente en la de Denise con los ojos
cerrados.Aquellacercaníaturbóalachica.—¿Porquéerestanbuenaconmigodespuésdecómotehetratado?—Enelfondoséquenoeresunamalapersona,Ben.Quieresatuhijocon
locurayharíascualquiercosaporél.—Tragósalivaeintentóquenoletemblaselavozaltenersucaratancerca—.Andyesunniñoincreíble,lehecogidomuchocariñoelpocotiempoquellevoconél,yvoyahacer lo imposibleparaqueseencuentrebienynotengaquesoportarmáscargadelaquetieneencima.
—Gracias—dijoBenmirándolaalosojosconintensidad.Denise tragó saliva con dificultad al notar cómo la miraba. No estaba
acostumbradaaque lamirasendeesamanera,ymenosunhombre.Además,nosabíaquécojoneslepasabaconBenúltimamente.Cadavezqueloveíaaparecer,sucorazónseacelerabaunpoco.
Másnerviosade loquequería admitir, deshizo el abrazoypusodistanciaentreellos.
—Mevoyacasa.Seestáhaciendotarde.Benasintióconrapidez.—Sí, ve.Te estoy entreteniendo conmis tonterías sentimentales—rio con
tristeza.—No.Noson tonterías,y simenecesitasencualquiermomento, llámame.
—Semetiólamanoalbolsillodelpantalónvaqueroysacóunpapel—.Esteesminúmero.
Cuando sequedarona solas,Ben le llevó la cenaaAndy.Se la comióen
silencio,sinmirarasupadreniunavez.Al verlo así, Ben volvió a notar el nudo en la garganta. Ya no sabía qué
decirleasuhijoparaquesonriese.Llevabacasicuatrodíassinapenaslevantarseysuánimoestabaporlossuelos.Erahorribleveraunniñotanpequeñoconesapena.
Andypinchóunpardeveceslacomidadelplato,jugueteandoconella,perosinllevarsenadaalaboca.
—Hey,campeón,tienesquecomer.—Notengohambre.—Sinocomesnotevasaponerfuerte.—Me da igual.—Dejó el tenedor caer en el plato provocando un fuerte
sonido.—Andy…Peronopudoacabar la frase.El temblorquesintió loparalizó.Miróa su
alrededor y comenzó a ver la niebla. Cerró los ojos con fuerza y maldijo ensilencio.
—Estoesyaloquenosfaltaba—resoplóconrabia.Edrielleapareciódeentrelanieblaylesonriósinmuchoentusiasmo.—Vaya,¿esquenotealegrasdeverme,BenjaminSmith?—Sitedijesequesítementiría.—Estoysietedíassinverte.Yosíque teechabademenos—comentócon
sorna.BenlavioreírseypasearporlahabitacióndeAndy.—¿Quéquieres ahora,Edrielle?¿No tedascuentadequeestenoesbuen
momentoparaimportunar?Mihijonoseencuentrabien.Ellalomiróconfijezaalosojosyasintió.—Precisamente, este es el mejor momento. —Se acercó a Andy, que la
mirabaconseriedad,yseapoyóenlacabeceradelacama—.Hesabidoquetusaludheempeorado,Andrew.
Elniñoseencogiódehombros.—¿Mepuedescurar?—No—dijoellaconrapidez—.Yonotengoesedon.Perotepuedoayudar
deotraforma.—Noquieroirmecontigo—repitióelniño.Ellaasintió,sindarlelamenorimportanciaasunegativa.—Meparecebienquetequierasquedar.Todavíanoeselmomento.Ben frunció el ceño y cogió a su hijo de lamano.Cada vez que Edrielle
estabaallísesentíaamenazado.—Noentiendoquépretendes.Yatehadichoquenosevaair—gritóBen,
cansado—.¡Vetedeunavezynovuelvas!¡Déjanosvivirenpaz!Lamujersellevóunamanoalabarbillayselosquedómirando,pensativa.
Alfinalnegóconlacabezamientraschasqueabalalengua.—Muymal,BenjaminSmith.Yohevenidoaayudarytúmeechas.—¿Enquénosvasaayudar?Cadavezqueaparecesesparaamenazarmecon
llevarteaAndy.—Hoysoloqueríaquesedespejaseunpoco,nadamás.—Teniéndoteatienfrente,esimposiblerelajarse—laatacó.—Loquetúsientascuandoestoya tu lado,metraesincuidado—contestó
conchulería—.SoloestoyaquíporAndrew,ypuedohacerqueseolvidedetododuranteunashoras.
Benresoplóynegóconlacabeza.—Esomegustaríaverlo—susurrócondesprecio.Edriellesonrióconsuficienciayasintió.—Loverás.Cerrólosojosyseconcentróunossegundos.Ben,alpercatarsedeloquería
haceraquellamujer,intentódetenerla.—¡No,Edrielle,otravezno!Perofuedemasiadotarde,pueslahabitaciónsevolvióoscuracomolanoche
ysusojosdejarondever.Talycomosucediólavezpasada,laluzregresópaulatinamente.Al observar a su alrededor, descubrieron el bosque de Amanyastia. Se
quedaron mirando a su alrededor. Aquella explosión de colores siempre losasombraba.Eratallabellezadellugarqueapenashablarondurantelossiguientesminutos.Esamezcladevegetaciónsalvaje,densayoscura,enlaquelosrayosdelsolerancapacesdetraspasaraduraspenas,yclarosllenosdehierbaenlosque
nohabíaniunapizcadeoscuridad.Peroloquemásimpresionabaeralaniebla.Dabaigualhaciadóndemirase,pueselsueloseencontrabacubiertodeella.
Ademásdelsilencio.Esesilenciosepulcralqueinspirabatemor.Bennollegabaaacostumbrarsenuncaaél.Eraextraño.—Seguidme—lesordenóEdrielle.Sinmirarlos,comenzóacaminarentrelavegetación.Sucaminareraágily
rápido,tantoqueaBenlecostabaseguirleelritmo.Escuchólarespiracióndesuhijo,fuerte.Senotabaquelecostabatrabajo
seguirlos.FrenóensecoymiróaAndyconpreocupación.—Novamosadarniunpasomás—laavisó,consiguiendoqueellafrenase
ylomiraseconlosojosentornados.—¿Yesoporqué?—¡Andy está enfermodel corazón!Los doctores le han prohibido realizar
esfuerzos.Tienequeguardarreposo.Edriellecolocólosbrazosenjarrasyalzólacabeza,conorgullo.—Parecequesetehaolvidadodóndeestás,BenjaminSmith.EnAmanyastia
nohay enfermedades.Aquí,Andrewestá perfectamente. Puede caminar, saltar,correryhacerloqueledélagana.
Elniñolamiróconlosojosmuyabiertos.—¿Enserio?—Sí.Aquínohaypeligro.Adelante.—Pero…—dijoBen,sinquerercreérselo.—No.No hay peros.—Edrielle se dio la vuelta y comenzó a caminar de
nuevo—.Siosquedáisatráspodéisperderos.Padreehijocaminaron trasella,perosinestarconvencidosdel todo.Ben
cogióaAndyenbrazos,ysiguióaEdriellesindejarqueelniñocaminase.—¿Adóndenosllevas?—Averalbugulnoz.—¿Quiénesese?—preguntóBen,condesconfianza.—La criatura más sabia de Amayantia. Su nombre significa “pastor de
noche”.Esuntipodehada,elúltimodesuespecie.—¿Yparaquétenemosqueiraverlo?—Tuhijodebetenersuaceptaciónparapoderviviraquí.Benapretólosdientesalescucharla.—¡Andynovaaviviraquí!¡Jamás!—Esolodecidiráél—respondióEdrielle,contranquilidad.—Élnoquiere,yatelohadichovariasveces.—Porahora.—¡Llévanosdevueltaacasa!—leexigió,frenandoenseco.
—Todavíano.Elbugulnoznosespera.Bensequedóquietoenaquellugar.Nopensabadarunpasomásdetrásde
Edrielle,ymenostodavíasabiendoqueunacriaturaconnombreraroqueríaveraAndy.
Observó cómo la mujer se alejaba sin mirar atrás, y su determinacióncontinuófirme,hastaqueescuchóelsonidodelviento.Eraunsilbidofuerteyconélsepercibíaelsonidodelashojasdelosárboles.Pero,almirarasualrededor,descubrió que todo estaba en calma. No se movía la mínima planta. Aun así,seguíanescuchandoelvientorugir.
Andyseabrazóaél,asustadoporaquello,yBennotuvomásremedioquecorrerhastaquealcanzóaEdrielle.
—¿Quéestápasando?Ellasediolavueltaylomirócomosinocomprendiese.—¿Aquéterefieres?—Elviento.Estásoplandoconfuerza,peronosemueveniunahoja.—Esonoeselviento—dijoEdrielle,sonriente—.Esunadríadacantando.—¿Unhadadelbosque?—preguntóAndy,asombrado.—Exacto.—¿Puedoverla?—Solosiellaquierequelaveas.El niño empujó a su padre para que lo dejase en el suelo. Este lo hizo a
regañadientes.Andy miró a su alrededor, intentando descubrir de dónde provenía aquel
cantotanextraño.—Andrew—lollamóEdrielle,sonriente—.Fíjateenaquelárbol.Élmiróhaciadondeleseñalaba.Alhacerloviounaluzverdesobreunade
lasramas.Sinesperarasupadre,elniñocorrióhaciaella.Bensiguióasuhijo,asustadoporloqueaquellacriaturapudiesehacerle.—Noteacerquesmás,Andy—leadvirtió.Pero no le hizo caso.Dejó de andar a escasos cincuenta centímetros y la
observódesdelacercanía.EdrielleyBensecolocaronasuladoycontemplaronasuvezalhada,que
cantabaparaellosmientraslosobservabaconsusojosvioleta.Era muy pequeña. Ben calculó que no mediría más de unos treinta
centímetros de alto. Poseía una gran belleza. Tenía unas facciones finas y unanarizrespingona,ademásdeestarcompletamentedesnuda.
—Fijaosensucabello—comentóEdrielleparaqueprestasenatención.—¿Quélepasa?Yoloveonegro—dijoAndy,frunciendoelceño.—Cambiasegúnlasestaciones.Enunosmesessevolverárojizo.
—¿Puedotocarla?—preguntóelniño.—No creo que te deje. Las dríadas son hadasmuy solitarias y es incluso
extrañoquenosestépermitiendoverla.Andydiootropasohacialacriaturayestiróunbrazoparaalcanzarla.—¡No,Andy,estatequieto!—leavisóBen.Peroélnohizocaso.Continuóacercandolamanoparatocarla.Al verlo tan cerca, la dríada dejó de cantar y se quedó quieta.Acercó su
caraalamanodeAndyylaolfateó.Cuandoterminódehacerlo,batiósusalasyechóavolar.
—¡Notevayas!—gritóelniño—.Notequierohacerdaño.Peroelhadayanoestaba.Habíadesaparecidoentrelavegetación.Edriellecontinuóconsucaminoylosapremióparaquesiguiesenandando.—Vamos,enpocotiempolaoscuridadseabrirápasoyelbosquesecubrirá
deniebla.Tenemosqueiraveralbugulnoz.Dejaron aquel bosque soleadoy se adentraron entre la profundidadde los
árboles, donde apenas se veía a más de dos metros de distancia, pues laoscuridaderacasiabsoluta.Bensentíaelbellodepunta.Noseescuchabaniunruido, solamente el crujir de las ramas cuando las pisaban y las respiracionesagitadas de él y del niño intentando seguirle el ritmo aEdrielle.No le gustabaaquello. Sabía que no estaban solos en aquel lugar. Miles de criaturas losobservaban desde los árboles, y eso a Ben lo hacía estar en guardiacontinuamente.
Trasvariosminutoscaminando,llegaronaunclaroenelqueeraimposibleseguirandando,pueselcaminosecortabaporunasuperficierocosacubiertaporlavegetación.
Edrielleparódeandar,segiróylessonrió.—Hemosllegado.—Aquínohaynada—observóAndy,mirandohaciatodoslados.Ellaasintióconlacabeza.—Quetúnopuedasverlo,nosignificaquenoesté.—¿Esoquéquieredecir?—lainterrogóBen,conelceñofruncido.—Esperayverás,BenjaminSmith,noseasimpaciente.Nadamás decir aquello, la vegetación que cubría las rocas se comenzó a
agitar.Benagarróasuhijodelamano,confuerza,yfijósumiradaenaquelloquesemovía.
Deentrelamaleza,aparecióunsermuyextraño.Erabajito,mediaalrededordeunmetroveinte,conuncuerpo redondoyunaspiernas finasyalargadas.Sucabeza era grande, casi del mismo tamaño que su cuerpo, con ojos enormes,saltones,narizalargadayaguileñayantenassobrelafrente.
LosmiróatodosconseriedadyfijósusojosenAndy.Elniñoseescondiótraslaspiernasdesupadreycerrólosojosconfuerza.—Papá,dilequenomemireasí.Esmuyfeo.—Notevaahacernada—lerepitióEdrielle—.Noesunsermaligno.Es
amableygentil.Elniñoseasomóunpocoymiródenuevoalbugulnoz.Lacriaturaseacercóyloobservódecerca,conojossabios.Alzóunadesus
manosylaapoyóenlafrentedeAndy,quetemblabademiedo.Segundosdespués,elhadadiomediavueltayseaproximóaEdrielle.Desu
boca,comenzaronasalirunaseriedechasquidos,silbidosymuecas.Alacabar,ellaasintió,comosihubieseentendidotodoaquello,yelbugulnozregresóentrelamalezaenlasrocas,sindespedirse,talycomohabíaaparecido.
—¿Quéeraesoquehahechoconlaboca?—preguntóBen,extrañado.—Meestabahablando.—¿Yquéidiomaesese?—Feérico,elidiomadelashadas.—¿Quétehadicho?—continuóélconsuinterrogatorio.—QueAndrewtieneunalmalimpiayesbienvenido.
CAPÍTULO12
Denisetocólapuertadelahabitacióndondesealojabasumadre.Segúnlas
enfermerasquelahabíanatendidoalllegararecepción,habíapasadounanocheuntantomovidita,asíquenosabíaloqueibaaencontrarsecuandolaviese.
AbriólapuertayencontróaErikaacompañándola,comoeracostumbre.Alverla,lasdosmujeressonrieronysumadresearrojóasusbrazos.—¡Pajarita,hasvuelto!—Hola,mamá.—Labesóen lamejillay ledevolvióelabrazo—.¿Cómo
estás?—Ahoraqueestásaquí,perfectamente.Erika se disculpó con ellas y salió de la habitación para que tuviesen un
pocodeprivacidad.Cuandoestuvieronasolas,sumadrelavolvióabesarenlamejillaydiouna
vueltasobresímisma,contentadeteneraDeniseallí.Suhijasesentósobrelacamaylesonrió.—Mehandicholasenfermerasqueestanochecasinohasdormido.Lamujerasintióysesentóenelsueloconlaspiernascruzadas.—Esas mujeres no me dejan en paz. Cuando cierro los ojos empiezan a
hablaryacantar.—¿Nopuedeshacerquesecallen?—preguntóDenise,sintiendolástimapor
sumadre.—Una vez les grité muy fuerte —comentó como si nada—. Pero a las
enfermerasnolesgustó.Quisierondameunapastilla.Peronomela tomé—rio—.Laaguantéenlabocaylaescupíenellavabocuandomedejaronasolas.
—Ellaslohacenparaqueestésbien,mamá.Tienesquetomarloqueteden.—¡Quierendrogarme!—No,soloquieren…—¡Oh,pajarita!—lainterrumpióamitaddelafrase.Sepusodepiedeun
saltoycogióaDenisedelasmanos—.¡Escucha!—¿Quépasa?—¡Música!¡Haymúsica!¡Ellasestáncantandoparati!—Yonooigonada,mamá.Lamujertiródesusmanosylalevantódelacama.—¡Vamosabailar,pajarita!Girósinsoltarsusmanos.Denisenegabaconlacabeza.Noqueríahacerlo.
Paraellaeramuytristequesucedieseaquello.—Para,mamá,enestahabitaciónnohaynadie,solonosotras.—¡Escuchabien!¡Pronunciantunombre!Sumadresesoltódesusmanosycomenzóabailarsola.Dabasaltos,giraba
sobresímismaymovíalasmanoscongracia.Un nudo en la garganta se instaló enDenise. No quería verla así. Era su
madre, le dolía ver que su cabeza ya no funcionaba, que estaba ida. ¿Dóndeestabalamujerquelacrió?¿Dóndeestabaesapersonacuerdayserenaalaquehabíaqueridomásqueasuvida?
Sin poder remediarlo, se sentó de nuevo en la cama y comenzó a llorar.Escondiólacaraentrelasmanosysucuerposeestremecióporelllanto.
Sumadredejódebailarysequedómirándolasinsaberloquehacer.—Nopuedomásconesto.Necesitoamimadre—selamentó—.Necesitoa
lamujerqueerasantes.Ellasesentóasuladoyleacaricióelpelomientrasqueconlaotramanole
secabalaslágrimas.Larodeóconsusbrazosylaabrazóconamor.—Estoyaquí,Denise.Nollores.Levantóacabeza,paramirarasuprogenitora,yvioquesumiradaeraclara.
Nohabíanirastrodelabrumaqueseinstalabaensuspupilascuandolaposeíalalocura.Ocurríaenpocasocasiones,perolacorduraseabríapasoensumenteyregresabalamujerquesiemprefue.
—Tequiero,mamá.Benpasólossiguientesdíasenunestadodeabsolutatristeza.Nopodíasoportarverasuhijopostradoenlacama.Andyapenasandaba,
por prescripciónmédica, y sus ánimos eranpésimos.Casi no comía, noqueríahablar,nopermitíaqueningúnamiguitolovisitase…
MientrasqueBen trabajaba,Deniseysumadre intentabananimarlo.No lodejabanniunsegundosolo.Leponíanpelículas,lollevabanhacialaventanaparaquemiraseporella,lopaseabanporlacalleensilladeruedasparaquetomaseelaire…
PeronohabíaformadequeAndysonriese.EltrabajoenlaoficinadeBenseleantojabaeterno.Nodejabademirarel
relojdeseandoquellegaselahoradevolveracasa.Enesosmomentos,másquenunca,queríaestarjuntoasuhijo.
Llevabacasiunasemanacompletatelefoneandoalhospital.Pedía,porfavor,queencontrasenuncorazónparaelniño,inclusollegóaamenazaralosdoctores.PeroeldonantecompatibledeAndynoaparecía.
Esa misma mañana, Emma tocó la puerta de su despacho a la hora delalmuerzo.Benlahizopasarysonriósinganas.
—Hola,guapo,vengoadartemimos.—Leguiñóelojoysesentósobrelamesa,asulado.
Éllamiródearribaabajo,contemplandolohermosaqueestabaconsutrajede americana y falda lápiz. Emma era una mujer preciosa. Pocas podíancomparársele, pero Ben no estaba de humor para caricias con nadie. LaenfermedaddeAndynosalíadesucabezayloatormentaba.
—Creoqueesmejorquetevayas,Emma.—¿Porqué?¿Pasaalgo?—Hoynoesunbuendía.Ellasellevóunamanoalabarbillaylomiróconinterés.—Llevastodalasemanadándomelargas.—Mihijohaempeoradoynotengoánimo.—¿Noencontráisdonante?—preguntóella.Bennegóconlacabeza,triste.—Demomentono.Emmaselevantódelamesayapoyólamanoensuhombro.—Losientomucho.—Lobesóenlamejilla—.EsperoqueAndysemejore.Benlesonrióconamabilidad.—Gracias.Emma comenzó a caminar hacia la puerta, agarró el pomo, pero antes de
abrirlasegiródenuevohaciaél.—Oye,Ben,¿teimportasibuscoaalguienpara…divertirme?—Leguiñóun
ojo—.Comotúnoestásconánimos…Elrioantesupreguntayasintió.—Adelante.Detodasformas,lonuestronoibaaningúnsitio.Nomegusta
mezclareltrabajoconmividaprivada.DeniseylamadredeBensemiraronconseriedadcuandoélllegóacasa.Ni
siquiera las saludóal entrar.Sedirigióhacia lahabitacióndeAndy, lediounbesoenlamejillaysesentóenelsofádelsalón,conlamiradafijahacialapareddeenfrente.
Negaronconlacabeza,preocupadas.NoreconocíanaBen.Siemprefueunapersonapocohabladora,peroestonoeranadanormal.
—Tengoquehablarconél—comentólaanciana,conelceñofruncidoporlapreocupación—.LaenfermedaddeAndylovaamatar.
DeniseasintióysefijóenBen.Se notaba que había perdido peso, todavía más. Su delgadez se estaba
convirtiendo en extrema. Había visto fotos de él, acompañado por Andy y sudifuntamujer, en lasque sumusculatura eranotable.Además, siempre lohabíaconsideradounhombreatractivo,peroesaescualidezloafeaba.
Miróasumadre,coninterés,ycruzólosbrazossobreelpecho.—¿Quélevaadecir?—preguntóDenise,interesada.—Nolosé—admitió—.Peronovoyapermitirquemihijoseconsumaante
misojos.Lamujer se acercó aBeny se sentó a su lado.Apoyóunamano sobre su
muslo,parallamarsuatencióny,cuandolatuvo,lesonrióconcariño.—Ben,hijo.Nopuedesseguirasí.—¿Seguircómo?—preguntóélentornandolosojos.—De esta forma. ¡Mírate!Ya no pareces tú. Tienes que cuidarte un poco,
aunquesoloseaporAndy.—Mira,mamá,noestoydehumorparaesto.Ellaseirguió,orgullosa.—Mepreocupoporti,aligualquelohagoporminieto.Ben resopló y se llevó una mano a la cara. La frotó con aburrimiento y
suspiró.—Y,segúntú,¿quésesuponequedebodehacer?—Despejarteunpoco,salirporahí…—Nodigastonterías.—No son tonterías. Una persona no puede llevar el ritmo que llevas tú
durante mucho tiempo—le regañó—. Tienes que desconectar un poco de losproblemas.
—Nopuedohacereso.—¡Síquepuedes!—¿YquéhagoconAndymientrasyo“desconecto”?—preguntóconsorna.—Yomehagocargodeél.Unanochenohacedañoanadie.Benresopló,cansado.—Perfecto,mamá.Entonces,túsugieresquetedejeamihijoyyomevayaa
“nosédónde”con“noséquién”parapasármelobien.—Puedessaliracenaraalgúnsitio.—Claro,mevoyyoymiamigoimaginario—resopló.—Tienesmuchosamigos.—Nomeapetece.
—PuedesirteconDenise.Alescucharalamujer,Deniselevantólacabezadegolpe,almismotiempo
queBen.—¿Qué?—exclamaronlosdosalmismotiempo.—¡Nomedigáisquenoseríaunaideaespléndida!Denisenegóconlacabezayagitólosbrazossinparar.—Señora,nosési...—No me creo que hayas sugerido eso, mamá —rio Ben—. Menuda
estupidez.Lamujerasintió,convencidaynoleshizonicasoaninguno.—¡Seríaunaideafantástica!—Ellanosaldríanuncaconmigo—comentóBenseñalandoalajoven.—Espera,espera…—Deniseestabaalucinando.Lomiróconlosojosmuy
abiertos—.¿Túsaldríasconmigo?—Nolosé.Ereslaenfermerademihijo.—¡Meconsiderasunacría!—Yamedisculpéporeso.LaabueladeAndyaplaudió,contenta.—¿Veis?Todoarreglado,mañanaporlanochetenéisunacita.—Unmomento—lainterrumpióDenise,conlacabezahechaunlío—.Yono
heaceptadoirtodavía.—Irás—asegurólamujer—.Mihijoesuncaballerocuandolepideunacita
aunamujer.Notevasaarrepentir,hazmecaso.—¡Perosuhijonomehapedidonada!—¿No?—cuestionólaanciana,conunasonrisa.DenisemiróaBenfijamente,conlascejasenarcadas.—¿Melohaspedido?—¡No!Creo…—Sequedópensativo.Cuandoreaccionó,fijólavistaensu
madre y apretó la mandíbula—. Mamá, ya está bien. Denise jamás saldríaconmigo.¡Esunalocura!
—Síqueloharía—comentóDenise.Losojosdeélseabrieronporelasombro.—¿Cómo?—Síquesaldríacontigo.Meparecesunabuenapersona.—¿Enserio?—Bennopudocontenerelasombro.Sonrió—.Perosisoymuy
viejoparati.Sumadreresoplóanteaquelloynegóconlacabeza.—¡Tonterías!Nueveañostampocoestanto.MiprimaIvannasellevaconsu
maridocasiquinceyellostanfelices.
—Pero…—dijeronlosdosalavez.—Noseáismalosydadmeesegusto—lespidióconlástima—.Hacedcaso
aestaviejaporunavez.BenyDenisesemiraronsinsaberquécontestar.Élnegóconlacabezayse
mesóelcabello.—¿Túquédices,Denise?—Nosé—admitió,confusa.—¿Cenaríasconmigomañana?—preguntóconalgodetimidez.Ellabajólavistaalsueloyseencogiódehombros.—Supongoquesí.Enelrostrodelaanciana,seformóunaenormesonrisa.—Yoreservaréelrestaurante.—Ytrasdeciresosaliódelsalónysedirigió
alcuartodeAndy.KimobservabaaDenisearreglarseparasucita.Nopodíaremediarsonreír
alverla.Senotabaqueestabamuynerviosa,pueshacíabastante tiempoquenoquedabaconningúnhombre.Ibadeunladoaotro,seprobabaunayotravezlaropa sin decidirse, la veía resoplar y maldecir en silencio, se quejaba de supelo…
Laverdaderaque legustabaveraDeniseeneseestado.Sabía laopiniónqueteníasuamigafrentealasrelacionesconelsexoopuesto,yquereaccionasede esa manera por una simple cita, le recordaba que, después de todo, erahumana.Nadieeradueñodesusemociones,aunqueseempeñaseenasegurar locontrario.
Cuando se cansó de verlamaldecir, la cogió de lamano y la sentó en lacama.
—Tranquilízate.—Noestoynerviosa.—Seguroqueno—rioKim—,perosicontinuasandandoencírculos,vasa
hacerunsocavónenelsuelo.Denisepusolosojosenblancoycruzólosbrazossobreelpecho.—Muygraciosa.Suamigasesentóasuladoylaabrazó.—Notepongasasí.—¡Esqueyonovalgoparaesto!
—¿Paralascitas?—preguntóKim.—Exacto.No sé cómo acepté.—Se llevó lasmanos a la cara y la frotó,
desesperada.—Pues aceptaste porque eres joven, porque tienes que salir, y porqueuna
simplecitanotevaamatar.Denise se volvió a levantar de la cama y dio varios pasos hacia un lado,
paraluegoregresarsobresuspisadas.—¡Esqueestanoesunasimplecita,Kim!¡Voyasalirconelpadredelniño
alquecuido!—exclamó,sintiendoquelefaltabaelaire—.Elmismohombrealquenoaguantabahaceapenasunasemana,elqueseburlódemiformadevestirydemicabello.¡Voyaestartodalanochepreocupadapornoparecerunaniñaanteél!
—Notienesquepreocuparteporeso—latranquilizó—.Noconozcoaunamujermásmadura,yconlacabezamejoramueblada,quetú.
—Nosé.Creoqueesmejorquenovaya.Novoyadisfrutarnada.—Entonces,sitanclarolotienesysinotegustaesetío,¿porquéaceptaste
ir?Deniselamiró,sinsaberquédecir.—Creoqueaceptéparaintentaranimarlo.Estámuymalporeltemadelniño.—¡Puesyaestá!Salestanoche,hazquesería,ríetetútambién,idabailar
unrato.—No sé si voy a ser capaz de reírme hoy —admitió—. Es verlo y…
tensarme.—Noentiendoporqué.Si realmenteno tegusta…—Denisebajó lavista
haciaelsuelocuandoescuchóaquello—.Porquenotegusta,¿verdad?—insistiósu amiga. Pero Denise continuó sin contestar. Solo podía morderse el labio yretorcerselasmanos.Kimabriólabocaporelasombroysellevólasmanosalacabeza.—¡DeniseMurphy,dimequenotegustaesehombre!
—¡Nolosé!—explotóella.Sesentóenlacamayescondiólacaraentrelasmanos—. No sé lo que siento cuando veo a Ben. Y la verdad es que deberíaodiarloportodoloquemehadicho,peronopuedo.Hayalgoenélquemellama.
—Joder—dijosuamiga,sinpoderllegaracreérselo.—Sí,joder.—Vaaserunanocheinteresante—rioKim.—¡Noteburles!Nolovoyapasarbien.—Mira, tú ve a la cena y haz lo que tienes que hacer: intentar animarlo.
Pásalobien,sétúmisma…—No voy a poder, no cuando me mira con esos ojos que parecen
traspasarme.
—Inténtaloalmenos—laanimó—.Sinolointentasnolosabrásnunca.Ysivesque,aunquepongasdetuparte,lacosanofunciona,tevuelvesacasa.
CAPÍTULO13Benaparcófrentealrestauranteenelquehabíaquedadoparacenar.Cerróel
cocheycaminóhastalapuertasintenerclaroquéestabahaciendo.TeníaunacitaconDenise.
Rioalrecordarlo.Aquello era de lo más surrealista, aunque tenía que reconocer que había
estadotodoeldíasinpoderdejardepensareneltema.ÉlyDenisecenandojuntos.Volvióareír.Admitíaquedetantopensarenello,lapenayladesesperacióneneltrabajo
fuemenor.Yesquecadavezquerecordabaqueibaasalirconunajovencitadeveintiséisaños,conelpeloverdeyvestidaalamodadelossesenta…nopodíareprimirunasonrisa.
Seapoyóenunapareddelrestaurante,mientrasesperabaaqueellallegaseypensó en Andy. Incluso su hijo aprobaba aquella cita. Esa tarde había reídocuando ledijoadónde ibayconquién.Solamentepor la risadeAndy, aquellomerecíalapena.
Elsonidodeunostacones,lohizogirarlacabeza.Alhacerloladescubrió.Llevabaunvestidoblanco, cortoy convolantes en el bajo, entalladoa su
cuerpo,conlasmangasacampanadasyescoteenuve.LerecordabaalostípicosvestidosdelaislapitiusadeIbiza.Elcabellosemirecogido,dejandounpardemechasacariciándoleelrostro,yenlacaranadademaquillaje,apartedeunpocodelabialrosa.
Cuandollegóasulado,lesonrióconalgodenerviosismo.—Estásmuyguapa,Denise.—Gracias—dijoella,sinapenasmirarloalacara.—¿Entramos?Deniseasintióconlacabezaylosiguióhaciaelinteriordelrestaurante.Al
caminar detrás de Ben, pudo apreciar su cuerpo sin que él se diese cuenta.
Llevabaunospantalonesvaqueros,queseajustabanasuspiernas,camisacolorburdeosy,sobreella,unaamericananegra.
Allevantarlavista,sefijóenellugar.Eragrande, aunque la iluminación lo convertía enun sitiobastante íntimo,
cosa que incomodaba todavía más a Denise. Con decoración elegante y unaenorme lámpara de araña en el techo. Se escuchaba música. Era una baladapreciosadeEltonJohn,quesiemprelehabíaencantado.
Tomaronasientoalladodeunaventanayelcamareronotardóentomarlesnota.
Cuando se quedaron a solas, Denise dio un trago a su copa y miró a sualrededor.Nohabíamuchagente,ylaquehabíaseencontrabaavariasmesasdedistancia.
BenaprovechóqueDeniseestabadistraídaysefijóunpocoenella.Teníaquereconocerqueesanocheestabamuyatractiva.Elcabellorecogidofacilitabaque se pudiesen apreciar sus rasgos a la perfección. Nunca se había parado amirarlacondetenimiento,peroeramuybonita.Surostroeradeformaoval,conunascejas finasybiendibujadas,ojoscastañosygrandes,bastanteexpresivos,narizfina,algorespingona,yunoslabiosbonitosyapetecibles.
Bensesorprendiómirándolaembobadoyserecompusodeinmediato.Denisegirólacabezayloobservóunossegundos.Seremovióensuasiento,
ydiootrotragoasucopa.—Estoesunpocoincómodo,¿no?—comentóella.—Unpoco—asintió—.Cuandoveaamimadrevoyatenerquehablarmuy
seriamenteconella.Tútendráscosasmejoresquehacerqueestaraquí.Ellaseencogiódehombros.—Mejoresnosé,peromenosturbadorasseguro.Bensellevóunamanoalmentón,pensativo.—¿Tanmaltesientesconmigo?—No es que me sienta mal, es… no sé, quizás sea por todo lo que ha
ocurridoentrenosotrosdesdequenosconocimos.—No empezamos con buen pie, ¿verdad? —sonrió—. Fui un tonto. Te
agradezcolapacienciaquetuvisteconmigo.Ellanegóconlacabeza,restándoleimportancia.—Alprincipiopenséqueeraselmayorestúpidodelmundo—sesinceró—.
Nopodíacreertodoloquesalíadetuboca.—Lo siento—sedisculpó—.Séque sonará extraño, peropensabaquede
esaformaprotegíaaAndy.Teveíatan…—¿Niña?—preguntóDenise,terminandolafraseporél.—Joven—puntualizó—. Pensaba que no tendrías suficiente formación, o
quedescuidaríasamihijo.Tuaspectomegenerabadesconfianza.Nosé,detodosmodos,meequivoquécontigo.
—Puedoentenderesapreocupación,Ben.Yatedijequeestabaolvidado.Élsonrióalescucharla.Alzósucopaamododebrindisylachocóconlade
ella.—Mealegraqueseastúlaquecuideamihijo.—¿En serio? ¿Aunque fumeporros, queme sujetadores y nome depile las
piernas?—¿Qué?—exclamóatragantándoseconelcontenidodelacopa.Denise comenzó a reír al ver su reacción. Lomiró ladeando la cabeza y
apoyólabarbillaenlasmanos.—Respira—indicósindejardesonreír—.Yotambiénsébromear.Bencontuvoelalientoalverlareír,cuandolohacíasucaraseiluminabay
sus ojos brillaban. Era preciosa. ¡Dios! ¿Cómo había estado tan ciego de nohabersedadocuentaantes?
Aunquenoleextrañaba.Apartedesusprejuicioshaciaella,Deniseeradelaclasedepersonaquenoparabaquietani unmomento.Dehecho, casi nunca lehabíaaguantadolamiradaeltiemposuficientecomoparafijarseentodoaquello.
Apartó los ojos de su rostro cuando se percató de que ella lo mirabaextrañada.Carraspeóunpoco,para asegurarsedeque lavozno le fallabay lesonrió.
—Bueno, pues ya que estamos aquí, ¿por qué no aprovechamos y nosconocemosunpocomás?
Ella frunció un poco el ceño, sorprendida por sus palabras. ¿Queríaconocerlamejor?¿Porqué?
—Y,¿quéquieressaber?—Cuéntameunpocodeti.Denisetragósalivayasintió,notandoquelasmanoscomenzabanasudarle.—Bueno,laverdadesquemividatienepocodeinteresante.Nacíaquí,en
Dublín,soyhijaúnica,mispadressesepararoncuandoyoeraunaniña,tengolacarreradeenfermeríayestoyestudiandocardiología.—Sequedópensandoquémás contarle. Aunque tampoco quería ahondar demasiado en su vida. ApenasconocíaaBenynosesentíacómodaparahablarledesumadre,odesufamilia.
—¿Tienes novio?—soltó él de repente, sorprendiéndose a sí mismo poraquellapregunta.Agitóunamano, contrariado—.Nomecontestes.Esoes algoqueamínomeinteresa.
Ellaseencogiódehombrosyagitólacabeza.—No tengo pareja. De hecho, llevo muchos años sin conocer a nadie
interesante,ytampocolobusco,sitesoysincera.
—¿Por qué? Quiero decir… ¿Es porque te han hecho mucho daño en elpasado?
—No,noesporeso—contestó—.Jamáshetenidounarelacióntanseria,niduradera, como para queme hayan roto el corazón—rio y dio otro trago a sucopa—.Simplementemisprioridadessonotras.
—¿Cuálesson?—Micarrera,porsupuesto.—¿Yconunaparejanopodríasseguirestudiando?Deniseasintió.—Podría,claroquesí.Benlaestudióconatención,intentandocomprenderla.—Nuncahabíaconocidoanadiecomotú.—¿Aquéterefieres?¿Lodicespormiformadevestir?—Enparte.Notevoyanegarquelaprimeravezquetevimeparecisteun
bichoraro.Ella miró hacia otro lado sin comprender por qué le molestaba que Ben
hubiesedichoaquello.—Vaya,gracias.—Nopretendíaofenderte—sedisculpó.—Notepreocupes,Ben.Notieneslaculpadepensardeesaforma.Noeres
elúnico.Nosabesladevecesquemehannegadountrabajopormiaspecto.—Lomiróalosojos—.Pero,esoscomentarios,envezdechafarme,mehacenmásfuerte. Me hacen intentar ser la mejor en mi trabajo para demostrar que seequivocan.
Benlaobservóconadmiración.Esa chica tenía una personalidad increíble. Era capaz de luchar ella sola
contraelmundoparademostrarloquevalía.Yteníarazón.Laspersonasteníanlamala costumbre de prejuzgar solo por las apariencias. Él el que más, loreconocía. Y lo que no sabían, era que por hacer eso, se perdían a personasmaravillosas escondidas entre la multitud. Personas que habían decidido nocontinuarconlasnormasestablecidas,queseguíansusinstintosyquenoactuabancomoovejas,aligualqueelresto.
—Noentiendocómonotienesaunejércitodehombresatuspies—susurrósindejardemirarlafijamente,sindarsecuentadequeloestabadiciendoenvozalta.
Alescucharlo,Deniseseremovióensuasiento,nerviosa.Benlamirabaconintensidadyconseguíaquesucorazónsealterasesinrazónalguna.
ÉlnotólaincomodidaddeDeniseycerrólosojosconfuerzaalpercatarse.—Losiento—sevolvióadisculpar—.Nomehagascaso.Creoque llevo
demasiadotiemposintenerunacitayestoydesentrenado—rio.—¿Teimportasidejamosdehablardemí?—Sí,claro,disculpa.Ellasonrióylerestóimportancia.—Dejadedisculparte,Ben.Llevastodalanochehaciéndolo.—No sé lo queme pasa, perome da la sensación de que contigo solo sé
equivocarme—sonrióasuvez.—Sí,enesotedoylarazón—comentódivertida.Elcamarerotrajolacenaycomieronensilencioduranteunbuenrato.Ningunodelosdosrompiósumutismo,puesnosabíanquédecir.Aunquese
veían a diario, no tenían confianza suficiente como para que su conversaciónfuesefluida.Losdos teníanganasdesaberdelotro,perocallabanpormiedoameterlapatayacabardiscutiendocomodecostumbre.
Semirabandereojo,incapacesdeapartarlavistadelotromuchotiempo.Eraalgoextraño,puesningunode losdosentendíaelporqué,perosusojossebuscaban.
Deniseodiabaestarensilencio.Ellaeradenaturalezahabladorayaquellole parecía antinatural. Aunque conBen, la naturaleza le jugabamalas pasadas.Esehombreteníaalgoquelaconseguíadescolocarporcompleto,algoraroparaella, que pensaba que conocía al sexo opuesto a la perfección. Era bastanteatractivo,aunestandotandelgado.Estabaseguradequeenelpasadotuvoqueserunhombredelosquequitabanelaliento.
SentíalástimaporélyporAndy.Aquellasituacióneramuyduraysenotabalatristezaenambos.
VolvióaobservaraBendereojoylodescubriómirándola.Levantólavistayfijólosojosensuplato.
—¿Quées?—preguntóDenise,rompiendoelsilencio.—Rosbifde ternera—contestóde inmediato.Señaló lacarney lamiró—.
¿Quieresprobar?Ellanegóconlacabezaehizounamuecadedesagrado.—Quéaburrido.—¿Cómo?—dijoBen,divertido—.Nosabíaque lacomida tambiénfuese
aburrida.—¿Nohabíasprobadonuncaelrosbif?—Claroquesí,locomoamenudo—declaróél.Denisesuspiróyapoyolabarbillasobrelasmanos.—Puesloqueyodigo,¡aburrido!—Noentiendoporqué.—Muysencillo.Amímeencantaprobarcosasnuevas.Dehecho,cadavez
quevoyaunrestaurantenopidojamáslomismo.—Entonces,seguroquemásdeunaveztehabrásllevadounadecepciónsila
comidanotegusta.—Peroesoeslodivertido,elarriesgarse,descubrirnuevossabores.Bensequedómirandoelplatodeella,intentandoadivinarquéeraaquello.
Pero,alcabodevariossegundos,serindió.—Ytú,¿quéestáscomiendo?—Frijolesconchile.—Sonrióseñalandosuplato—.¿Quieresunpoco?—No,gracias,nomegustan.—¿Loshasprobado?—No.—¿Cómosabesentoncesquenotegustan?—lointerrogó,conunasonrisilla
enloslabios.Benrioynegóconlacabeza.—Nolosé.—Adelante,prueba—loanimó,divertida—.Pero, llevacuidadoporque…
—Benmetió lacucharaalplato, la llenóyse la llevóa labocasinescucharaDenise.Masticó los frijoles, saboreando lo sabrosos que eran, hasta que algocomenzóaquemarle lagarganta.MiróaDenisecon losojosmuyabiertosy sellevó lacopaa laboca, intentadorefrescarse,pues leardía.Ellario,sinpodercontenerseysellevóunamanoaloslabios,paracontenerlascarcajadas—.Sonmuypicantes.Teheintentadoavisar.
LasmejillasdeBensetiñerondeuncolorcarmesí.Senotabaqueloestabapasandomal.Deniserellenósucopaparaquesiguiesebebiendo.
—¿Estásbien?Benasintióamalaspenas,desesperadoporqueelpicantedesapareciese.Unminutodespués,yconlabocaardiendo,sesintióconfuerzasparahablar.—Joder,¿quémierdaesesa?—Bebióotrotragodevino—.¿Cómopuedes
comerteeso?—Nopuedo.Laverdadesquenosabíaquepicabantanto—admitióellacon
unasonrisillatraviesa.—¿No te escuecen los labios? Yo tengo la sensación de que me los he
abrasado. Si lo hubiese sabido no hubiera probado tanto —dijo Ben condesagrado.
Denisesonrióyseencogiódehombros.—Ahí está lo divertido —añadió—, el sorprenderte por algo que no
esperabas.Ben lamiró con fijeza, sin poder cerrar la boca por el asombro.Casi sin
podercontenerse,sushombrossecomenzaronaestremecerydesubocasalióuna
carcajada.Observóalachica,conunaenormesonrisaenelrostroynegóconlacabeza.
—Denise,estásloca.Salierondelrestauranteunahoraymediamástarde.Despuésdetodo,había
sidounaveladabastanteentretenida,aunquealgoextraña.Deniseadmitíaqueselohabíapasadobien.Bennoeraeseogroqueimaginóalprincipio,dehecho,eraunapersonabastantecercanayamable.
—¿Has venido andando?—le preguntó Ben con una sonrisa tímida—. Siquierestellevoacasaencoche.
—No,notemolestes—dijoellanegandoconlacabeza—.Vivoaunpardemanzanasdeaquí,voyandando.
Élasintióysemetiólasmanosalosbolsillos.—¿Puedoacompañartehastalapuerta?—Pues…—Deniselomiróconfijeza.¿Benqueríaacompañarla?—.Vale.Comenzaron a caminar, uno junto al otro, hacia el domicilio que Denise
compartíaconKim.Duranteeltrayecto,losdospermanecieronensilencio,peroaunasí,eranmuyconscientesdelapresenciadelotro.
Sentía la respiración de Ben muy cerca de ella, y eso la agitaba. En elsilencio de la ciudad, a esas horas de la noche, aquel paseo le parecía algobastanteíntimo.Caminabanmuyjuntos,tantoque,devezencuando,susbrazosserozaban.Cuandoesoocurría,Deniseapretabaloslabios.
Alolejos,vislumbrósuedificio,ysuspiróagradecidaporhaberllegado.LapresenciadeBen,juntoalaromadesuperfume,latensaban.
—Yahemosllegado—anunció,rompiendoaquelsilencio.Señalóeledificioenelquevivía—.Esaquel.
Benalzólacabezayobservóelbloquedondevivíaella.—Esunbuenedificio,yunbuensitio.—Parecesasombrado—rio—.¿Pensabasquevivíaenunacuevaoalgoasí?—¿Qué?¡No!Yonohedichoesoenningúnmomento—sedefendióBen.Ellario,divertidaporlareaccióndelhombre.—Estábien.Respira,hombre.—Apoyóunamanoensuhombroysonrió.Alsentirsumano,losojosdeBenseposaronenlossuyos.Pocoapoco,la
sonrisasefueesfumandodesuslabios.LamiradasetornóintensayDenisetuvoquehumedecerseloslabios.Sucorazónlatíaamilporhora.
Másalteradadelonormal,rompióelcontactovisual.Riounpoco,nerviosa,ylomiródeformaescueta.
—Bueno,yo…voyasubir.—Vale—asintióBen,sinpoderdejardemirarla.—Graciasporlacena.Laverdadesquemelohepasadobien—admitió.—Yyo.—Élsonrióysemesóelcabello—.Eresunacompañíagenial.—Ytútambién,Ben—indicó,algomástímidadelonormal.Se observaron en silencio durante unos segundos más, notando la
electricidad que corría entre ellos. Denise suspiró sin poder evitarlo. ¡No loentendía!¿Quéleocurríaesanoche?Ellajamáshabíasentidoesoenningunaotracita.Dehecho,noqueríasentirlo,ymenostodavíaconelpadredeAndy.
Decidida a romper aquel extraño embrujo, sacó las llaves del bolso y lasintrodujoenlacerradura.Laabriódiounpasohaciaelinteriordeledificioysegiródenuevohaciaél.
—Hastamañana,Ben—se despidió—.Nos vemos en tu casa a lamismahoradesiempre.
Alcerrar,Bensequedómirandoalapuertapordondehabíadesaparecido.Fruncióelceñoyseapoyóenlapared.Resoplóalpercatarsedelrevoltijoqueteníaenelestómago,ynoporculpadelpicantedelosfrijoles.
Noentendíaporqué,peroesachiquilladespertabaenélalgoquenollegabaaentender.¿QuélepasabaconDenise?¡Perosihorasatrásleparecía,incluso,delocoscenarconella!
Nopodíadejarderecordarsubocacadavezquereía.Osusojos,cuandolomirabasinavergonzarse.
Era una mujer rara, extravagante, ilógica, excéntrica, sorprendente yespecial.
Muyespecial.Lanochesiguiente,EdrielleregresóalahabitacióndeAndyyselosllevó
devueltaaAmanyastia.Al aparecer en el bosque, Ben agarró la mano de su hijo con fuerza. No
podía remediardesconfiarde todo loqueveían susojos.Despuésde todo,esamujerqueríallevarseaAndyparasiempre.
—¡Vamos!—lesapremióparaquelasiguiesenentrelamaleza.Su cabello rojo revoloteaba con el viento y su vestido ondeaba a su vez,
dándoleunaspectoetéreo.Nomiróniunavezhaciaatrás,paraasegurarsedequelaseguían.Peroestabaseguradeello,puessabíaqueBennoqueríaquedarseasolasconelniñoenaquelbosque.
—¿Adóndenosllevasestavez?—preguntóél,mientrastomabaasuhijoenbrazosparaquenocaminase.
—Vaisaconoceramipueblo.—¿Tupueblo?—repitióBensincomprender.EdriellesediolavueltayencaróaBen.—Sí, a los shide. —Miró a Andy, que estaba en brazos de su padre y
chasqueó la lengua, disgustada—. Déjalo en el suelo, Benjamin Smith, tu hijopuedecaminarperfectamente.Yatedijequeaquísuenfermedadnoexiste.
—Pero,yono…—Papi, quiero andar. Me encuentro bien —comentó Andy, con ojos
suplicantes.Benlodejóenelsuelo,aregañadientes,perosinsoltarsumano.Edriellelosmiró,complacida,ylessonrió.—Perfecto.—¡Pormuy perfecto que lo veas, mi hijo nunca va a vivir aquí! Así que
mejorquetevayashaciendoalaidea.Estásperdiendoeltiempo,yhaciendoquenosotroslosperdamostambién.AndyjamásvaaquererquedarseenAmanyastia.
Edrielle lomiró algomolesta y se dio la vuelta, sin decir ni una palabra.Continuó caminando hacia el poblado de los shide, cruzando el bosque, que aratoseradespejadoysoleado,yotrososcuroytenebroso.
Ben tenía que agarrar con fuerza la mano de su hijo, pues el niño seentreteníaconcadacosaqueveía.Desdelashojasconformasinsólitas,hastaelsonido del canto de las dríadas. No dejaba de mirar hacia todos lados paraintentarveraotrahada.
Despuésdecaminarduranteunamediahora,unenormemontículoarenosoaparecióanteellos.
Edriellefrenóylosmiróalosojos.—Hemosllegado.—¿Losshidevivenahíarriba?—preguntóBen,señalandohacialomásalto
delmontículo.Lamujerrioynegóconlacabeza,porlafaltadeinformacióndeBen.—Mipueblovivebajotierra.—¿Enserio?—preguntóAndy,conlabocaabiertaporelasombro—.¡Igual
quelastortugasninja!
—¿Quién?—lointerrogóEdrielle,confusa—.¿Quépobladoesese?BenyAndyrieronporlapreguntadelamujer,algoquelamolestó.—Lastortugasninjasondibujosanimadosparaniños.Esficción.Edrielle los miró como si no entendiese lo que le decían. Sin darle más
importancia,diomediavueltaysefijóenelmontículo.Colocósumanosobreunasuperficierocosaasuderechayunagujeroenelsueloapareciódelanada.
Ellalosmiróconunasonrisaextrañaenelrostro,seintrodujoenelagujeroyleshizounaseñalparaquelasiguiesen.
PeroBennosemoviódelsitio.—Deesonada.Niyo,nimihijo,vamosaentrar.—¿Porqué?—preguntóAndy,convozsuplicante—.Yoquieroverquéhay.Bensearrodillóyacercólacaraaladelniño.—Puedeserpeligroso.—Papá,porfavor—gimoteó.—Yatehedicho,envariasocasiones,queaquínohaypeligroparaAndrew
—puntualizó Edrielle, cansada de las reticencias de Ben—. Mi pueblo nosespera.
Empujadoporsuhijo,avanzóhaciaaquelagujero.Seintrodujeronenély,alhacerlo,descubrieronunaescaleraquedescendíahastalasentrañasdelatierra.Laluz,pocoapoco,sefueconvirtiendoenpenumbray,cuandopensabanquenopodríandarunpasomás,porlaoscuridad,unasantorchasseencendierondesdelasparedes.
Cuandolaescaleraacabó,aparecieronenotroenormejardín.Benabriólaboca, asombrado. Parecía de lo más surrealista que las plantas y los árbolesviviesensinlaluzdelsol.Perolohacían.Ylasdiferentesespeciesdesprendíanunaromaembriagadorqueinvitabaapasearporél.
—¿Cómoesposible?—preguntóBen,alucinado.—En Amanyastia todo es posible, Benjamin Smith —dijo Edrielle,
orgullosa.Cuandosusojosseacostumbraronporcompletoalasemipenumbra,Beny
Andydivisaronpequeñaschozasjuntoalosárboles.Deellassalieronpersonas.Eranigualesaellos.Enapariencianohabíanadaquelosdiferenciase,salvo
su belleza.Tenían rostros armoniosos, losmás bellos que hubiesen visto en suvida,aligualqueeldeEdrielle.
Ella saludó a su gente con la cabeza y miró a Ben, que no dejaba deobservar,embobado.
—Los shide, somos descendientes de los dioses celtas. Somos un puebloamable y sabio —le informó, pues sabía que en la mente del hombre había
millonesdepreguntas.—Pero,pensabaquetúerashumana.Almenosenlaleyendasiempreseha
contadoasí.—Soymediohumana,BenjaminSmith.Mimadreloera.Bensequedómirándoladuranteunossegundos,pueshabíademasiadascosa
quenocomprendía.Pero,deinmediato,sumiradavolvióalosshide.Andy se escondió detrás de sus piernas y apenas alzaba la vista para
mirarlos.Ensusojoshabíaalgoextraño.Nosabíaloqueera,pero,aligualquepasaba con los de Edrielle, eran desconcertantes. Tenían algo que lo hacíadesconfiar.
—Bienvenida,Edrielle,hijadeShull—dijounodeellos,adelantándoseytomandolainiciativa—.Nosalegravolveraverte.
—Loagradezco,Heimdall,hijodeLunthan.—¿Qué te trae por aquí?—preguntó el shide, haciendo una señal con la
manoparaquecaminasenjuntoaél—.¿Yquiénessontusacompañantes?—ElniñoesAndrew.Lohetraídodelatierraparacumplirconelpacto.—
MiróaAndyylesonrió—.YelotrohumanoesBenjaminSmith,supadre.Quieroqueconozcanelpoblado.
ElshidesefijóenBenyfruncióelceño.—¿Porquévieneéltambién?SoloelniñosevaaquedarenAmanyastia.—Andrewtodavíanoestápreparadoparaquedarse,ynecesitoquesesienta
a gusto en nuestro mundo. Para eso, lo acompaña la persona con la que másseguro se encuentra. De esa forma, el trauma por todos los acontecimientosnuevos,esmenor.
—Comprendo—asintió—.Esmuysabioportuparteactuardeesemodo.Benescuchabalaconversaciónyapretabalospuños.¡Nodejabandehablar
deAndy!¡Estabanconvencidosdeque,alfinal,elniñosequedaríaconellos!Yesohacíaquesusangreardiese.¡Suniñonoibaairaningúnlado!
Pero, en vez de interrumpirlos para aclarar ese punto, calló. No sabía siaquelshideeraigualdepacíficoqueEdrielle.Silosretabaconsuspalabras,seexponíaaque leshicierandaño.Asíque,continuócaminandoasu lado,consuhijoagarradodelamano.
El shide dejó de caminar cuando llegaron a una de las cabañas. Los hizopasaralinteriorysesentaronenelsuelo,sobreunoscojines.
Benmiró a su alrededor, fijándose en la decoración de aquel lugar. Peroapenas había nada. Era una cabaña hecha de barro, sinmuebles. Lo único quehabíaeraloscojinesenlosqueestaban.
AndygirólacabezaymiróaEdrielle,quehablabaenvozbajaconelshide.Intentó comprender lo que decían, pero lo único que lograba captar eran
chasquidos,aligualquecuandofueronaveralbugulnoz.Seagarróconmásfuerzaalamanodesupadre,quecontemplabalacabaña.
Acercó su carita al oído de Ben, para decirle que tenía miedo, pero antes deconseguirloelshidesepusodepieysemarchóhaciaotraestanciadelacabaña.
Edrielle,alquedarseasolasconellos,lessonrió.—¿Quéteparecemipoblado,Andrew?Elniñoseencogiódehombrosynocontestó.ElquelohizofueBen.—¿Novivesaquí,contugente?—No.¿Cómolohassabido?—preguntóEdrielle,alzandounaceja.—Porquetehadadolabienvenidacuandohemosllegado.Siviviesesaquí,
estaríanacostumbradosatupresencia.—Eresobservador,BenjaminSmith.Bensellevóunamanoalmentónylamiróconatención.—¿Ydóndevives?Nolohacesenelbosque,tampocojuntoalbugulnozy
ahoradescubrimosquenisiquieravivescontugente.Edrielle se levantó del cojín en el que estaba y dio unos pasos por la
estancia,ensilencio.—Estoy maldita, Benjamin Smith. Tengo niños a mi cargo, y no quiero
romperlapazdelosshide.—¿Dóndevives,Edrielle?—lainterrogó,recorriéndolaconlamirada.—Enunclaroenelbosque.Unlugartranquilo,grande, juntoaunlago.La
próximavezqueregreséisaAmanyastia,osllevaré—aseguró.Ben abrió la boca para preguntar algomás, pues la curiosidad por saber
sobreellaeraenorme,perocallóalverregresaralshide.LacriaturafijósusojosenAndy,queseencogióalsentirqueeraelcentro
deatención,ydiounpasohaciaél.—Andrew —lo llamó—. Edrielle me ha dicho que, en la tierra, tu
enfermedad te impide levantarte del lecho. —El niño asintió y prestó muchaatenciónasuspalabras—.Ningunacriaturadelmundodeberíasufrir.Yyoquierohaceralgoporti.
Benentornólosojosalescucharaquello.¿QueríaayudaraAndy?¿Dequémanera?Apretóconmásfuerzalamanodesuhijo,desconfiandodelshide.
Élalzólamanoylemostróunaespeciedecolgantehechoconmadera.—Ennombremío,ydemipueblo,teentregóestecollardeprotección.—Se
locolocóenelcuello—.Esunamuletodotadodeunpocodenuestrospoderes.Conél,podrásvolveratenertuvida.
Benabriólosojos,asombrado.Negóconlacabeza,sinpodercreeraquelloquedecíaelshide.
—¿Lodiceenserio?
—No es costumbre de nuestro pueblomentir—asintió. Tocó de nuevo elcolganteconsumanoyprosiguió—.Pero,todamagiatieneunfin,yladelcollarnoduraráparasiempre.Lamagia,enlatierra,vaperdiendointensidadhastaquese esfuma. —Miró a Andy a los ojos y le sonrió de forma escueta—. Sécuidadosoconélyaprovechaestaoportunidadquesetebrinda.
CAPÍTULO14
Elfindesemanapasóconrapidez.Demasiada,quizás.Denise deseó que se alargase, ¡que se alargasen mucho esos dos días de
descanso!EstabamuertademiedodevolveraveraBen.Nosabíadequémaneraactuar la próxima vez que se encontrasen. Supuestamente, entre ellos no habíamotivos por los cuales el trato tuviese que ser diferente, porque, aparte demantener una conversación, no ocurrió nada. Aunque tenía que reconocer quehabíasentidocosas…extrañashaciaél,ynoqueríavolveratenerqueenfrentarseaello.
Porotrolado,lacuriosidadpodíaconella.¿Dequéformalatrataría?Enlacitafuemuyamable,tiernoincluso.Pero,¿ysicuandoregresaseasucasavolvíaelantiguoBen?Eltaciturno,elimpertinente…
Seacomofuese,nolequedabamásopciónqueaveriguarlo.Semiróalespejoantesdesalirdesucasaysepusounpocodelabial.Al
percatarse de lo que estaba haciendo, se rio de sí misma. ¿Desde cuándo semaquillabaellaparairatrabajar?
Selimpióloslabiosysaliódesuedificio.LlegóalacasadeBenyresoplóantesdellamaralapuerta.—¡Cálmate,Denise, joder!—sedijopor lobajo—.Es el padredeAndy,
nadamás.Tocóaltimbreyesperóaquealguienleabriese.Cuandolohicieron,seencontróconlamadredeBen.Lamujerlesonrióyla
hizopasar.—Buenosdías,Denise—lasaludó.—Hola,Teressa.Denisemiróhaciatodoslados,buscándolo,peronohabíarastrodeBenpor
lacasa.—No está—la informó sumadre, con una sonrisilla en los labios—.Ha
tenidoqueirantesaltrabajo.—¡No,no!EstababuscandoaAndy—mintió.Peroteníaquereconocerque
se había sentido desilusionada por no haberlo podido ver, aunque fuesen unossegundos.
Enfadadaconsigomisma,apretóloslabios.¡Yaestababien,eraelpadredeAndy!¡Ellaestabacuidandoalniño,nadamás!
—¿Cómovasaestarbuscandoaminietosisabesqueestáguardandoreposoenlacama?—lainterrogó,sabiendoquelachicanoleerasincera.Volvióareírynegóconlacabeza—.¿Quétallacitaconmihijo?
El corazón deDenise se aceleró al escuchar a lamadre deBen hablandosobreeltema.
—Ah, pues fue bien—comentó como si nada. Cruzó los brazos sobre elpechoylesonrióconrapidez—.Elrestauranteeramuybonito.
Laancianachasqueólalengua,algodesilusionadadequeningunodelosdoslehubiesecontadonadasobresucita.Seacercóalsofáycogiósuchaqueta.
—Bueno,puesyaqueestásaquí,yomevoy.Tengoque irahaceralgodeejercicioparalaespalda.
Alquedarseasolas,Deniseexpulsóelairequehabíaestadoconteniendoenlospulmones.SedirigióhacialahabitacióndeAndy,paravercómoestaba.
Mientras caminaba por el pasillo, el silencio era absoluto. No sabía sitodavíadormía.Abriólapuertayloencontróenlacama,mirandohacialapared.
CuandoAndydescubrióaDenise,lesonrió.—Buenosdías,guapo,¿cómoestás?—Bien—dijodeformaescueta.Estiróelcuellohaciaelpasilloyvolvióa
mirarla—.¿Sehaidoyamiabuela?—Sí,acabademarcharse.—¡Guay!—Nadamásdeciraquello,saltódelacamaysedirigióhaciasu
baúldejuguetes.Cogióunaviónycorrióporlahabitación,jugandoconél.Deniseabriólosojoscomoplatosynegóconlacabeza.—Andy,¿quéhaces?¡Vuelvealacama!¡Tienesqueestartranquilo!—Meencuentrobien,Denise—rioelniñoycontinuójugando—.Miabuela
nomedejahacernada.—¡Esquenodebeshacernada!—¡Ahora sí! —Se acercó a su lado y se señaló el cuello—. ¡Con este
colgantepuedohacerdetodo!Denise cogió aquel collar entre susmanos y lo examinó, buscando alguna
clase de medicamento que estuviese conectado a Andy, y que le diese esavitalidad.Peronoencontrónada,eraunsimplecollar.
—¿Yquétienedeespecial?—¡Esmágico!—gritóél,muyalegre.Diounpardevueltassobresímismoy
lavolvióamirar—.¡Melodiounshide!—Conqueunshide…—dijoDenise,riendoporlaimaginacióndelniño.—¡Sí!UnamigodeEdrielle,queviveenunpobladodeAmanyastia.
—¿Edrielle? —preguntó Denise. Se quedó pensando unos segundos dedónde le sonaba ese nombre. Finalmente cayó en la cuenta. A ella le habíancontado esa historia millones de veces, desde que era una niña—. ¿La reinaEdrielle?¿LamujerdeDiarmuid?
—¡Sí,ella!Deniserioylerevolvióelcabello.—¡Corre a la cama, Diarmuid! Como tu padre te vea pegando saltos nos
despellejaalosdos.—¡Pero estoybien!—insistióAndy, juntando lasmanos, como si fuese a
orar—.Conelcollarpuedohacerdetodo.—Andy, ya está bien—lo reprendió—.No quiero líos con tu padre. Los
médicosdijeronquedebesquedarteenlacama.—¡Mipadresabequemelevanto!Élmehavistotodoelfindesemana.Denisesuspiróylomiróconlacabezaladeada.—Losiento,Andy.Yosolosigoórdenes.Benaparcóelcochefrenteasucasa.Despuésdepasartodoeldíametidoen
laoficina,loúnicoquequeríaerallegar,darseunaduchayveraAndyantesdeacostarse.Esedía lehabía tocadomadrugarmásde lacuenta.Su jefe lo llamóporlanocheparapreguntarlesipodíaayudarloconunasfacturaspendientes.Yclaro,Bennotuvoelvalordedecirlequeno.Enlaempresa, todoelmundosehabíaportadogenialconélyconeltemadeAndy,asíquelomínimoquepodíahacereraayudartodoloqueestuvieseensumano.
Dejó el maletín en el suelo y fue a la cocina a tomar un poco de agua.Cuandodejóelvasoenelfregadero,sintióunapresenciaasuespalda.
—Ben,¿podemoshablar?LavozdeDeniselohizosonreír.Diolavueltaylaencontróapoyadaenelmarcodelapuerta,conlosbrazos
cruzadossobreelpecho.Sefijóenella.Esedíallevabalospantalonesdecampanayunablusablanca
holgada.El cabello suelo, como era costumbre en ella, y lasmechas verdes leacariciabanlacara.
Apesardellevarlamismaropadesiempre,laveíabonita.Nosabíaporquéenelpasadonuncasehabíafijadoenlafuerzadesumirada,enlotersaqueerasu
piel, en lo carnoso de sus labios, o en lo delicado que era su cuello. ¿En quéhabíaestadopensandotodoesetiempoparanoverlabellezadeDenise?
Quizás, todas las responsabilidadesquecargabandesushombrosnose lohabíanpermitido.
Ben la miró a los ojos. Parecía algo incómoda. Nerviosa más bien. Laconocíacadadíaunpoquitomásysabíaque,cuandocruzabalosbrazossobreelpechosignificabaquealgolainquietaba.Eracomounescudodeprotección.
—Sí,claro,hablemos.—Lehizounaseñalconlamanoparaqueentraseenlacocinaytomaseasientoasulado.
DenisehizoloqueselemandóyseacomodójuntoaBen.Resoplóunpocoeintentó serenarse.No entendía qué pasaba cuando lo tenía delante. Era verlo yponersenerviosa.Lehabíaocurridodesdeeldíaenqueloconoció,perodespuésdelacita,todosehabíamultiplicado.
Ben le ofreció agua, pero ella lo rechazó con un ligero movimiento decabeza.
—Bueno,¿quéqueríasdecirme?¿Pasaalgo?—Pueslaverdadesquesí.—¿LeocurrealgoaAndy?—preguntóasustado,preparadoparalevantarsey
echaracorrerhaciasuhabitación.—No,no,tranquilo,élestábien—dijodeinmediato—.Pero,esesoloque
meextraña.—¿Elqué?—Queestámuybien,Ben.Estamañanasehapuestoasaltar,ajugar…Era
comosisucorazónestuvieseperfecto.—Sellevóunamanoalafrenteylafrotó—.Nohabíavistoalgoasíentodoeltiempoquellevoejerciendodeenfermera.
Ben reprimióuna sonrisa.Él tambiénhabíanotado ese cambio.Dehecho,desde que regresaron de Amanyastia, Andy había vuelto a ser el de siempre.Estabafeliz,activo…comocualquierniñodesuedad.
Sabía a qué se debía ese cambio. El collar que le dio el shide era elresponsable de la buena salud de su hijo. A pesar de ello, Ben estaba muycontento. No podía dejar de pensar en que aquellos seres podrían ayudarlos,podrían conseguir que su hijo permaneciese sano para siempre. Su pequeñovolveríaatenerunavidanormal.
Miró aDenise, que esperaba su contestación. ¿Cómo le podía explicar losucedido?¡Siinclusoparaéleraalgoinexplicable!
NoqueríacontarlenadasobreAmanyastia.Lomásseguroeslotomaseporunloco,porque,¿quiénensusanojuiciosecreeríaqueunareinadelaantigüedadvenía a visitarlos por las noches, y se los llevaba a unmundo paralelo dóndevivíarodeadadeseresmitológicos?
Si lo pensaba con detenimiento, ni él terminaba de creérselo. Pero habíapruebastangiblesdequetodoaquelloeracierto.Ysuhijoteníaunacolgadadelcuello.
—Llevatodoelfindesemanaasí—contestóBen,sinquererentrarmuchoeneltema.
—Pero,esrarísimo—comentóDenise,sinpoderllegaracomprenderlo—.¡Nohaparadoentodoeldía!Ycuandoloreprendíapornoquedarseenlacama,esperabaaperdermedevistaparavolverajugaryacorrer.
Bensonrió,muyfeliz,perointentandodisimularunpocodelantedeella.—Quizásseestécurando.—Ben,loquetieneAndynoesunvirus.Nosecuradelanochealamañana.—Losé—asintió,dándolelarazón—.Pero,aveceslosmilagrosocurren.Denise frunció el ceño al escuchar aquello en boca de Ben. ¿Cómo era
posible que un hombre que tenía a su hijo tan vigilado y tan controlado porprofesionales,ahoraseacogieseamilagros?
Aquellonoteníanipiesnicabeza.—Deberíasllevarloaqueloexaminasen.Soloporestartranquilos.Cuando Ben fue a contestar, escucharon una vocecita proveniente de la
puertadelacocina.Algirarlacabeza,descubrieronaAndy.Elniñosonrióasupadreysearrojóasusbrazos.—¡Hola,papá!—¿Cómoestás,campeón?—Muybien.Hoyhejugadoconelavión.—Miróalachicaconunasonrisa
tímida—.AunqueDeniseseenfadaconmigocadavezquemelevantodelacama.—Ellasepreocupaporti—dijoBen,sonriéndoleaella,yprovocandoque
suestómagoseencogiese.—Losé,poresomegusta.Esmiamiga.Denise ladeó la cabezay sonrió al escuchar aAndydecir aquello.Eraun
niñogenial,ylehabíacogidomuchocariño.—Tútambiéneresmiamigo.Delosmejoresquetengo.Ben lamiró, con intensidad, encantado de que su hijo y ella tuviesen esa
complicidad.SelevantódelasillaycogióaAndyenbrazos.Deniseloimitóyselevantó.
—Vamosalacama,campeón.Yaestarde.Elniñoserevolvióentresusbrazos,queriendobajaralsuelo.Supadre lo
dejósobreelpisoy,actoseguido,comenzóacorrerporelpasillo,jugandoconuncocheimaginario,hastasuhabitación.
Denise y Ben lo siguieron. Al llegar a la estancia, encontraron a Andyjugando juntoa laventana.Comodecostumbre,empañabaelcristalydibujaba
sobreél.Supadrenegóconlacabezaycruzólosbrazossobreelpecho.—Andy,nomancheselcristalycorrealacama.
Cuandosequedaronasolas,DenisecogiósuchaquetaysedespidiódeBen.
Todavíateníaqueestudiarcuandollegaseacasayseleibanahacerlastantas.—Mañanaporlamañanavuelvo.Quedescanses.Diomediavueltayseencaminóhacialapuerta.—Oye,Denise—lallamóBen.Cuandosegiró,continuó—:¿Quierestomar
unrefrescoantesdemarcharte?Ellaabriólosojos,asombradaporaquellainvitación.Nodebíaquedarse,teníamilesdecosasquehacerencasa.Pero…—Estábien.Mequedounrato.Bensonrióylainvitóasentarsedenuevo.Sedirigióhacialacocinay,antesdeabrirelfrigorífico,lamiró.—¿Prefieresalgofrescooteapeteceuncafé?—Sinoesmuchamolestia,uncaféseríagenial.Élasintióyllenólacafetera.Unosminutosdespués,yconloscafésenlamano,sedirigióhacialamesa.
ColocóunofrenteaDeniseysesentóasulado.—No suelo tomar café de noche, luego no puedo dormir—comentó Ben,
dándoleelprimersorbo.—Yoúltimamentetomomásdelquedebería—suspiróella.—¿Yeso?—Cuandollegoacasametocaestudiar,y,sinotomoalgoquemeactive,no
aguanto.Benasintió.—Yotambiénrecuerdomiépocaenlauniversidad.Fuegenial.Trabajémuy
duroparasacarlacarrera,perotambiénmedivertí.—Observóelcontenidodesutazaysonrióconnostalgia—.FueallídondeconocíalamadredeAndy.
DenisenotóqueelsemblantedeBenseentristecía.—¿Hacemuchoquemuriótumujer?—Cuatroaños.Cuandonuestrohijoteníasolodos.—¿Quélepasó?—Regresabaacasadeltrabajocuandouncamiónvolcóyaplastósucoche.
—Senotabaeldolorensuvoz.—Losiento,Ben.Tuvoqueserhorrible.Élasintióylamiróalosojos.—YtodavíalosientomásporAndy.Vaatenerquecrecersinsumadre.—
Diountragoasucaféysemesóelcabello—.Suabuelaintentarepresentaresepapel,peronoeslomismo.
DenisealargólamanoycogióladeBen,dándolefuerzas.—¿Sabes una cosa?Yo creo que estáis haciendo un trabajo genial con el
niño.Andyesuncielo.Cariñoso,bueno,gracioso…Benapretósumanoy lesonrió,consiguiendoqueelcorazóndeDenisese
acelerase.Retirólamanoconunpocodenerviosismoysehumedecióloslabios,repentinamentesecos.
Dioelúltimotragodesucaféyselevantódelasilla.—Graciasporelcafé.Yomevoyairya.Benselevantóasuvezyasintióconlacabeza,sinarticularpalabra.Laacompañóhastalapuertaytragósaliva.—Nosésiestoserácorrecto,osimeestoypasandodelarayaalpedírtelo,
peromegustaríaquevolviesesacenarconmigo.Labocadeellaseabrióporlaincredulidad.Suestómagodioungranvuelco
ysucorazóncasiselesaliódelpecho.—¿En serio?—No podía creérselo. Era de lo más irreal que, el mismo
hombreconelquesemanasatrásnodejabadediscutir,leestuvieseproponiendoaquello.
—Solositúquieres.—Lesonrió.Deniseagitólacabeza,asintiendosinpararymirándoloconasombro.Enel
interiordesucuerponotabalasangrebullir.Sentíaalgoraro,nosabíaloqueera,peroBenlograbahacérselosentircadavezquelesonreíaodecíaalgoagradable.
Ellalomiróalosojosyrio.Sinpensarsiquieraenloquehacía,lorodeóconlosbrazosylobesóenloslabios.
Fueunbesosuave,muyinocente,yelcualduróunossegundos.Cuando cayó en la cuenta de lo que estaba haciendo, se separó de él con
brusquedadysellevóunamanoaloslabios,avergonzada.—¡Diosmío,Ben!¡Losiento!—sedisculpódeinmediato.Setapólosojos
con las manos, muerta de vergüenza—. No sé por qué lo he hecho. Yo… teprometoquejamássevaarepetir.
Porsuparte,Benestabaalucinando.Tocósuslabiosconunamano.Todavíanotabaelcalorde labocadeDenisesobre la suya.Habíasidoagradable,muyagradable.Elbeso fuesuave,dulce…Habíadespertadoenélalgoque llevabademasiadotiempodormido.
Lamiró.Deniseestabasonrojada.Sefijódenuevoensusrasgos.Erapreciosa.Sin decir ni una palabra, recorrió la distancia que los separaba, la agarró
porlabarbillaparaquelevantaselacabezaylomirasealosojos.
—No lo sientas, Denise. Ha sido… —Negó con la cabeza, incapaz deexpresarconpalabrasloquehabíasentidoconaqueltímidobeso.
—Pero,ereselpadredeAndy.Nodebo…—SoyBen—lacorrigió—.SoloBen.Ytrasdeciraquello,volvióajuntarsusbocas.Deniseseagarróconfuerzaalacamisadeél,puessentíaquelacocinadaba
vueltasalrededordeellos.LasmanosdeBenapretabansucintura,laabrazabancontrasucuerpo.Aquelbesonofueigualqueelprimero.Fueardiente,provocadorysensual.
Sus lenguas danzaban juntas, acariciándose. El deseo crecía por momentos yningunoeracapazdesepararsusbocas.
Denise lo rodeó por el cuello y lo apretó todavía más. Se sentía muyexcitada.Muchísimo.
Las manos de Ben fueron bajando desde su espalda hasta su trasero. Loamasaronyloapretaroncontrasuerección,consiguiendoqueDenisegimiesealnotarelmiembrodeBencontrasuestómago.Ellaacariciósupechoypaseólasmanosporsutorso.
—Denise—susurróél—.Tenemosqueparar.Sicontinuamosasí,novoyapodercontenerme.
Ellaasintió,resopló,presadeldeseo,yseseparódesucuerpo.—Joder—dijo por lo bajo.Miró a Ben, que se pasaba unamano por la
frenteparacalmarseycerrólosojosconfuerza—.Mejormevoy.Élasintió,sinpoderpronunciarniunapalabra.Laacompañóalapuerta.Denise lomiró a los ojos, unos segundos, antes demarcharse. Cuando lo
hizo,Bencerróconpestilloyseapoyóenlamadera,todavíabajolosefectosdeldeseo.
Por más que hubiese imaginado, jamás habría pensado que un beso deDenisefueseadejarloeneseestado.Habíasidounaexplosión,algograndioso.Era dulce, tierna… pero muy apasionada. Le encantaba esa chica. No podíacomprendercómohabíaestadotanciego.Deniseerapreciosa,conunestilomuymarcadoyunapersonalidadarrolladora.
Esamujereraunacajadesorpresas.Aquella noche,Andy soñó conAmanyastia.Despertó amitad de la noche
conunasonrisaenloslabios.
Legustabaaquel lugar.Eramuybonito,suscriaturaseranamables,aunquealgo extrañas a sus ojos. Le había encantado ver a la dríada cantando en elbosque.Legustóver al bugulnoz.Alprincipio aquelhada lehabíaprovocadomuchomiedo,porsufealdad,peroeraunserbueno.
Los shide, el pueblo de Edrielle, eran amables. Se había sentido queridodesdequellegójuntoasupadre.Conelcolgantequeledieron,habíanotadouncambiobrutalensusalud.Yanosesentíafatigadosicorría,podíapermanecerdepietodoeltiempoquequisiese.Sesentíallenodeenergía.
Todavía había cosas que le dabanmiedo.Era normal. Pese a ser un niño,sabíaqueaquellascriaturasteníanunanaturalezadiferentealasuya.Habíaalgooscuroenellas,aunquetambiénsabíaqueoscuronosignificabaquefuesemalo.Simplemente,noeraaloqueestabaacostumbrado,yesolecreabadesconfianza.
RecordabalaprimeranochequevioaEdrielle.Sesintióaterrado.Agarróasupadreynolosoltó,puesllegóapensarquesetratabadeunabruja.
Ellanoeradesumundo.Ysi,enunprincipio,sepusocontentodeque lareinadeuncuentohubieseidoavisitarlos,alsabersusintencionesdeseóquesefueseynovolviesejamás.
Pero,apesardetodo,sabíaqueellatampocoqueríahacerledaño.LehabíaaseguradoqueviviríaenAmanyastiacuandoélsesintiesepreparado.
Silopensabacondetenimiento,reconocíaquelellamabamucholaatenciónellugar.Legustabapodercorrerentresuvegetaciónysaberquesuenfermedadallínoexistía.AllínoeraAndy,elpobreenfermo.Erasoloél,unniñonormal.
Reconocíaqueeraunbuenlugar.Habíaalgoquelollamabaaregresar.Suvida allí seríamuy divertida. Sobre todo al lado de Edrielle. La reina podríaenseñarletantascosasnuevas…
Peroirseallíimplicabadejarasupadre.Andy se levantó de la cama y caminó hasta la ventana. Le encantaba
asomarse por allí. Echó aliento sobre el cristal y dibujó sobre él mientraspensabaentodo.
Jamáspodríadejarasupadre.Noverlonuncamásloaterraba.Noqueríaniimaginarcómoseríavivirsinél.Supadreerasuamigo,elmejorquetenía.
SeimaginósoloenAmanyastiaylediomiedo.Cruzósuhabitación,corriendo,yllegóaladesuBen.Alentrar,loencontródurmiendo.Sinhacerruido,Andysesubióalacamay
seacostóa su lado.Cuandoestuvobien tapado, loabrazócon fuerza.Sentir elcalordeBenlocalmaba.
Eseerasuhogar.
CAPÍTULO15Denise abrió la puerta de la habitación donde dormía sumadre. Paseó la
mirada por el lugar y lo encontró vacío. Frunció el ceño al no verla, pues laenfermeraqueseencontrabaenrecepciónledijoqueestaríaallí.
Diomediavuelta,paravolverarecepción,yseencontróalajoven,quelamirabaconarrepentimiento.
—Losiento,mehedadocuentadequenohabíaabiertoelexpedientedetumadre.Eraeldeotrapaciente.
—Y,¿dóndeestá?—Lahansacadoaljardín.Aalgunospacienteslesgustasaliratomarelaire
oapintar.Deniseasintió,sedespidiódelachicaycaminóhastaelpatiotrasero.Cuandosalióalexterior,sintióelsuaveolorde lasfressias,plantadaspor
todoeljardín.Secolocóunamanoamododeviserayobservóellugar.Eraunespacio cuadrado, bastante grande. Había mucha sombra, sobre todo si teposicionabasdebajodealgúnarce.
Sumirabafuehastaelgrupodepersonasqueseencontrabaalfondo.Entre todosellos reconocióa sumadre.Seencontrabadibujandosobreun
lienzo,concentrada.Sonrióyseacercóasulado.Alverla,lamujerdejóloqueestabahaciendoysearrojóasusbrazos.—¡Pajarita!—Hola,mamá,quéganas teníadeverte—dijoDenise,mientras labesaba
enlamejilla.—¡Ven,ven!—Sumadre lacogióde lamanoy laarrastróhastadondese
encontrabasulienzo—.Miraloquehedibujado.
Alposarsumiradaenella,Denisereconocióatresmujeresenél.Lastreseran rubias, con el pelo y las cejas tan claros que parecían albinas. Apenasllevabanropa,puessecubríanconelcabello.
Denisesonrióalverlas.Eraundibujomuybonito.—Esprecioso,mamá—lafelicitó.Lamujerasintió,sabiendoquelohabíahechobien.—Aellastambiénlesgusta.Dicenquesalenfavorecidas.—¿Aellas?¿Estassonlasmujeresquetehablan?Al notar que su madre asentía, Denise se acercó más al cuadro. Quería
fijarsemejorenellas,despuésdetodo,sumadrelasveíaconstantemente.Quizás,deesaforma,pudieseacercarsemásasuprogenitoraycomprendersuformadeactuar.
Lashabíadibujadoconunosojosenormes,decolorrosa.Apartedeeso,eldibujo no tenía demasiados detalles.Eran tresmujeres, y punto. Pero, antes deapartarse,susojoscaptaronalgoqueantesno.
Las orejas de lasmujeres eran puntiagudas.Arqueó las cejas ymiró a sumadre.
—¿Porquéleshasdibujadoesasorejas?—Porquesonasí.—¿Comolasdelashadas?—preguntóDenise,extrañada.Sumadrerioyasintió.—Sonhadas,pajarita.—Seacercóasuoídoylesusurró—.Pero,nodigas
nada.Ellasnoquierenquenadielosepa.Esnuestrosecreto.Deniseescuchóelsonidodelapuertaalcerrarse.Bendebíadehabervuelto
acasa.Algoensuestómagosealteróalpensarenello.Desde que se dieron el beso, la noche pasada, había estado bastante
nerviosa.Nisiquieraencasapudoconcentrarseparaestudiar.Ensucabezasolohabía espacio para él, para el beso que compartieron y para las miles desensacionesquehabíadespertadoensucuerpo.
Habíapasadobastantesañossinpareja.Dehecho,noleinteresabaempezarunarelaciónconnadie.Ellavivíamástranquilasola.Bueno,solano,juntoaKim.Y,porelmomento,esaeralaúnicacompañíaquenecesitaba.O,almenos,esoera
loquepensabahastaesamalditanoche.InclusoKimlaencontróraraalllegaracasa.CuandoDeniseleconfesólo
quehabíaocurridoconBen,suamigaseextrañó.Desobrasabíaqueaquellosdossiempre se habían llevado como el perro y el gato. Pero, no tardó mucho encomenzarapegarsaltitosyaabrazarla.Kimeraunapersonamuyromántica,ydetodohacíaunahistoriadeamor.
Deniseseapresuróaaclararlequeentreellosnohabíanada.Quehabíasidounsimplebeso,nadamás.
Pero, ¿un simple beso podía provocar todo ese caos en su interior? ¿Deverdadnohabíasidoalgomás?
ReconocíaquesentíaatracciónhaciaBen.Noentendíaelporqué,pero laconexiónestabaahí.Denisenopodíahacerotracosamásquereírsedesímisma.Nopegabannada.Éleraunhombremuyserio,recto, inclusoaburrido.Ellaerauna persona caótica, bohemia en su forma de vestir y a la que no le agradabademasiadolamonotonía.¿Quéclasederelaciónpodríasalirdeahí?Ellaloteníaclaro:¡Ninguna!
Pero,muyasupesar…eraverloysucorazónseaceleraba.—Buenasnoches,Denise—lasaludóBen,caminandohacialahabitaciónde
Andy,dondeseencontraba.—Hola—dijoenvozbaja,puesseleacababadesecarlagarganta.Estaba
muy guapo con el traje que llevaba para la oficina. Se enfadó con ellamisma.Aquellonopodíaseguir.
Benlesonrióyleguiñóunojo.PasóporsuladoysedirigióhaciaAndy,queseencontrabaenelsuelo,jugandoconunasfichas.Besóasuhijoenlafrenteyloabrazó.
—¿Cómohapasadoeldía?—lepreguntóaella.—Bien—contestó,despuésdecarraspearparaaclararse lavoz—.Hoyha
sidoigualqueayer.Nodejadecorrerhaciatodoslados.Parecenocansarse,nofatigarseenabsoluto.
—Puesesoesgenial, ¿no?—rioBen,cadavezmásconvencidodequeelshide había curado a su hijo al darle el colgante. Desde que regresaron deAmanyastia,yalveraAndytanrecuperado,Benestabaexultante.Sesentíafeliz,pleno.Inclusoteníaganasdesalir,depasarlobien.Peronoconcualquiermujer.Miró a Denise y sonrió para sí. Desde hacía unos días, sentía una atracciónextrañapor aquella chica.Ni siquieraEmma, con sumadurezy su experiencia,habíaconseguidosacárseladelacabeza.Laenfermeradesuhijodesprendíaunafrescurayunaenergíaqueloatraíamuchísimo.
—Yonoestoy tanseguradequeseagenial,Ben.¿Has llamadoalhospitalparapedircitaparaqueloexaminen?
—No.Tienerevisiónendossemanas—comentóéltantranquilo—.Mihijoseencuentrabien.Sitodosigueigual,Andyvisitaráalmédicocuandoletoque.
Denisenolediscutióaquello.Nopodíahacerloporquenosabíaelporquéelniñoestabatanrecuperado.Jamáshabíavistoalgoparecidoentodossusañosdeuniversidad,nitrabajandoenelhospital.
—Bueno,supongoquemientrasestébien…Salió del cuarto, dejándolos a solas, y se puso el abrigo. A pesar de ser
primavera,porlasnochestodavíarefrescaba.Ben,despuésdeacostaryarroparalniño, laencontrócolgándoseelbolso
delhombro.—¿Adóndevas?—Acasa—dijoconobviedad—.Quepaséisbuenanoche.—Prometistecenarconmigo.—Benlesonrió.Deniseabriólaboca,sorprendida,ynegóconlacabeza.—Peronodijimoseldíaenconcreto.—Pueshoymismo.—Esque…—Nosabíaloquecontestarparaescabullirse.Sabíaquesise
quedabaconBen,acabaríamirándolocomounaboba,soltandocosassinsentidoo, todavía peor, podría abalanzarse sobre él, y besarlo, al igual que la pasadanoche.¡No,no,no!Nopodíaarriesgarse—.Tengoqueestudiarmucho.Lasemanaquevienetengolosexámenesfinalesy…
—Denise—lacortó—.Detodasformas,tienesquecenar.—Bueno,ya…—asintió,quedándosesinideas—.Noquieroquetengasque
ponerteahacercenaaestashoras.Estaráscansadodetrabajar.—Estoyperfecto—lesonrió—.Vamos,damelachaqueta.Ellahizoloquelepidió.Loacompañóalacocinayloobservómoverseporella,consoltura.—¿Tegustalapasta?—Sí.—Genial,porqueesmiespecialidad—presumió.—¿Quémássabescocinar?—seinteresóella.—Pues,apartedepasta…Alnorecibircontestación,Denisesoltóunacarcajada.—Pastaeslaúnicacomidaquesabeshacer.Selevantódelasillayseacercóasulado,mirandoquéingredientesechaba
alasartén.Bensequedóobservándolaunossegundos,pensativo.—Nosésitegustaráotepareceráaburrida,comomirosbifdelrestaurante.Denise se carcajeó al escuchar aquello. Negó con la cabeza y cruzó los
brazossobreelpecho.
—Soyunapersonabastanteexigente.—Pues,entonces,estoyjodido.—Notepreocupes,Ben.Comeré—lotranquilizó.Alescucharaquello,élsonrióyacercósucabezaparabesarla.Fue un beso rápido, pero apasionado. A Denise le pilló totalmente por
sorpresayabriólosojosporelasombro.NadamássentirelrocedeloslabiosdeBen, su estómago dio un vuelco. Se agarró a sus brazos, para no perder elequilibrio.
Cuandose separaron,Ben rioy sevolvióaconcentraren lacomidade lasartén.Ellaseacaricióloslabios,confusaportodoaquelloynegóconlacabeza.
—Creoquenodeberíamosseguirconesto.Vaasermejorpara losdos,yparaAndy.
—¿Qué tiene que ver mi hijo con que a mí me guste una mujer? —lainterrogóconunamediasonrisa.
Denisesequedóboquiabierta.—¿Yo…tegusto?—¿Todavíanotehasdadocuenta?—Esque…meparecedelomássurrealista.—Cosasmás raras se han visto, ¿no?—comentó él, con la sonrisa en los
labios.—Ya,sí,esoesverdad,pero…—Yyoatitambiéntegusto,losé.—Eresunpocochulo—dijoriendo—.¿Quétehacepensareso?—Ayermebesaste.—¿Yqué?Yobesoamuchagente—mintióparahacerselainteresante.—Veocómomemiras.—susurró.Comenzóaacortardistanciaconlentitud,
mirándolaalosojos—.Tesientotemblarcuandotetoco,teagarrasamicuerpoparanoperderelnorte.
Denise se humedeció los labios.No podía dejar de observarlo, se estabaexcitandoconaquellassimplespalabras.
—Yo…noquieropareja—seexcusócontorpeza.—Tampocolavoybuscando,Denise—dijoatrescentímetrosdesuboca—.
Loúnicoquetengoclaroesquemegustasyquetedeseo.CreoqueereslachicamásbonitaysexydeIrlanda.
Subocafrenócuandoestuvoapuntoderozarsuslabios.AquelloenardecíaaDenise.Nosabíacómoeracapazdeseguiraguantandoynoacabarjuntandosuslabios.NotabalarespiracióndeBensobresuboca.Nolatocaba,dehecho,teníalasmanospegadasalaencimeradelacocina,peronohacíafaltaniunroce.Bendesprendíatalerotismoqueestabaseguradequepodríaconseguirquetuvieseun
orgasmocontansolounpardepalabrasmás.Con los ojos cerrados y la respiración alterada, Denise lo agarró por el
cuello.—Bésame,Ben.No hizo falta nada más para que él obedeciese. Capturó su boca en un
sensualbeso,quelosdejóaambosmuyexcitados.Suslenguasnopodíanparardejugarcon ladelotro.Eracomounaespeciededanza,en laqueningunoqueríaquelamúsicaacabase.
LasmanosdeBenbajaronporlaespaldadeellayacariciaronsutrasero.Loamasaron y apretaron contra su erección. Denise jadeó al sentirlo. Apretó lotodavíamásfuertecontrasíyrecorriósucuellodejandounreguerodebesosenél.
—Denise,meencantas—gimióalnotar labocade lachicabajarhasta suclavícula—.Noteimaginastodoloquemeestáshaciendosentir.
Ellasonrióydesabrochólosprimerosbotonesdesucamisa.Yanopodíanipensar.LoúnicoqueteníaenmenteeraBen.Necesitabasentirlocontrasucuerpo,queríanotarelcalordesupiel.
AlverqueDeniselesoltabalacamisa,Bentragósaliva.Abriólosojosyselaquedómirando,extasiado.
—¿Estásseguradequequiereshaceresto?Ellalomiróalosojos,sonrió,lobesóconardoryasintió.—Esloquequiero.Escuchar sus palabras fue como una inyección de adrenalina. Sin poder
aguantar,BensoltólacoletadeDeniseydejósupelosuelto.Así,elcolorverdeeramuchomásvisible.Loexaminócondetenimientoylobesó.
Seapoderódesubocaporsegundavez,dejandoclaroquenopodíaaguantareldeseoquesentíahaciaella.Lesacólacamisaporlacabezaylebajólafalda.Suropacorriólamismasuerte,puesDenisenoseestuvoquieta.
Benlacogióenpesoylaapoyócontralapared.Mientraslabesaba,trazabacírculos con sus caderas, excitándola hasta lo imposible. Pero no la tuvodemasiado tiempo en brazos. Su delgadez no le permitía realizar demasiadosesfuerzos.Teníaquevolverarecuperarsuantiguopeso,noseveíabiendeesemodo.PeroconlaenfermedaddeAndytodoselefuedelasmanos.Apesardetodo,sonrió.Suhijoseencontrabamejoryteníaaunamujerpreciosaentresusbrazos,dispuestaaacostarseconél.
Cayeronalsueloabrazados,sinsepararsusbocas.Benlamiósussenos,consiguiendoqueellagimieseporelplacer.Leabrió
laspiernasy, conmuchadelicadeza, lapenetró.Cuandosuscuerposestuvieronunidosíntimamente,sebesaronconardor.
Élempezóamecersecontraella.Noeraunritmoconstante.Aveceslento,aveces más rápido. Denise no podía dejar de gemir. Nunca había sentido algoparecidoconnadie.Concadaembestida,notabacomoseelevaba.Eramágico.
—Denise—susurró contra su boca—, me vuelves loco. No voy a poderparardehacerestonunca.
Benfueacelerandoelritmo.Notabaqueestabacercadeterminarycadavezel placer era mayor. Agarrados de las manos y sin dejar de besarse, lossorprendióungrandiosoorgasmo.
Sequedaronquietosduranteunossegundos,agotados.Benlabesódenuevoenloslabiosylesonrióconternura.
—Hasido…—Nopudoacabarlafrase,puestoquelefaltabaelaire.—Sí,hasidounapasada—dijoella,terminandoporBen.Sebesaronconpasiónyseabrazaron. Intentandorecuperarse,sequedaron
acostadosenelsueloduranteunrato.Éllamiróalosojosypasóunbrazopordebajodesucuello.
—Noséenquéestabapensandoeldíaqueteviporprimeravez—reconocióBen.
—¿Aquéterefieres?—Tuvequeestartontoparanoverloespecialqueeres.Deniserioylobesóenlamejilla.—Túamítampocomedistemuybuenaimpresión,¿sabes?—¿No?—Selenotabacontrariado.—Sitesoysincera,noeresmitipo—rio.Benseincorporóunpocoylamiródesdearriba.—¿Cuálestutipodehombre?—Pues…megustanmáscomoyo.Demirollo.—¿Conelpeloverde?Ellasoltóunacarcajadaporsupregunta.—Bueno,esotambiénseríaunplus—bromeó.—Lediréamipeluqueroquevoyacambiardeestilo—comentóélcomosi
nada,peroconladiversióndibujadaenlacara.—¿Quédices,loco?—preguntóella,muertaderisa—.Amímegustastaly
comoeres.Inclusocuandoteponesgruñón.—¿Ah,sí?—rio—.Telorecordarélapróximavezquemellamesestúpido
cuandomeenfade.Denisesecarcajeóporsuspalabrasylobesó.Alsentirlalenguadeellaen
suboca,Benlaabrazóconfuerzaylaapretócontrasucuerpo.Peronodurómuchoelbeso.Deniseseseparódeélconlosojosentornados.—¿Quétepasa?
—¿Aquéhuele?—lointerrogóella,mirandohacialoslados.Alcaerenlacuenta,Benselevantódeunsalto.—¡Lacena!¡Joder!—¿Sepuedesalvaralgo?Benleenseñólasartén.—Calcinada.—Vaya.—Aunque, pensándolo bien, puede que sea de tu agrado —dijo con una
sonrisilla traviesaalver laextrañezaenel rostrodeella—.Esteplatono tienenadadeaburrido,nipredecible.Justocomoatitegusta.
Deniseloempujó,muertaderisaporsuocurrenciaycomenzóanegarconlacabeza.Cuandodejódereírysecalmóunpoco,seabrazóaél.
—Ben.—Acercólabocaasuoído—.Eresgenial.
CAPÍTULO16El bosque de Amanyastia parecía cambiar cada vez que lo visitaban.
MientrasseguíanaEdrielle,BenyAndynopodíandejardemirarasualrededor.
Esanoche,cuandoaparecióenlahabitacióndesuhijo,nohuboreproches,ni malas miradas. Estaba tan agradecido por la mejoría de Andy, que laacompañaron sin oponer resistencia. Era lo mínimo que podían hacer paraagradecérselo.
Ellagirólacabeza,paraasegurarsedequelaseguían.Alverquelohacían,lessonrióycontinuósucamino.
—¿Adónde nos llevas, Edrielle? —preguntó Andy, que saltaba entre lahierba y jugueteabacon lasplantasquehabíaasupaso—.¿Vamosavera losshide?
—Estanocheno.Quieromostrarosellugarenelquevivo.Padreehijoasintieron.Laverdadesqueteníancuriosidadporverlo.Cada
lugarnuevoalquelosllevaba,eramásimpresionantequeelanterior.Tras caminar varios minutos, se comenzaron a escuchar la risa de varios
niños.Benprestóatenciónymiróhacialosladosparaintentarencontrarlos.Peronofuehastaquellegaronaunenormeclaro,quenolosdescubrió.
Erancuatro.Tresniñasyunniño.Porsuapariencia,Bensupusoquenosobrepasaríanlosdiezaños.—¡Mira,papá!Alescucharlavozdesuhijo,Benobservóhaciadondeseñalaba.Sobrelos
niños había cuatro dríadas. Revoloteaban a su alrededor y jugaban con ellos,intentandoquenolascogieran.
Andylosmiróalucinado.Losinfantescorríanportodoslados,reíansinpararyrodeabanunhermoso
lago de aguas cristalinas. Era una estampa preciosa. Ben reconocía que aquellugar de Amanyastia era el más hermoso de todos. Había flores por doquier,enormesárbolesquedabansombray,alfondo,unacasitademadera.
Edriellecontinuócaminandohaciaellos.Cuandolosniñoslavieronllegar,echaron a correr en su dirección. Se lanzaron a sus brazos y la besaron concariño.Benobservóqueenlosojosdelamujerhabíaamor.Cuandolosniñosseapartarondeella,miraronalosreciénllegados,concuriosidad.
—ÉlesAndrew—dijoEdrielleseñalandoalniño.Benfruncióelceñoalcomprobarquenolopresentabatambiénaél.Soloa
suhijo.LosniñosobservaronaAndyconunasonrisa.Elúnicovarón,seacercóasuhijoylomiródearribaabajo.Cuandoacabó,
lasonrisaregresóasubonitorostro.—Hola,Andrew,¿quieresjugarconnosotros?—¿Yo?—preguntó,sinllegaracreérselo.—Sí.Nosgustajugaracazardríadas.
AndygirólacabezaymiróaBen,pidiéndolepermiso.Supadreasintióyelniñosealejójuntoalosotros,corriendo.
Alquedarsea solas,BenmiróaEdrielle,que losobservabaconunagransonrisaenelrostro.
—¿Esossonlosniñosalosquecuidas?—Sí.Ellosmellamaron,aligualquetuhijo.—SecolocójuntoaBenyle
sonrió—. Viven felices aquí, en el bosque. En Amanyastia no tienen quepreocuparse porque los abandonen, por pasar hambre o por padecerenfermedades.Aquínohaypeligros.Puedenserniñosycomportarsecomotal.
—¿Esallídondevives?—preguntóseñalandolacasitademadera.—Eseesnuestrohogar.Ben volvió a mirar a los niños, que perseguían a las hadas, sin dejar de
gritaryreír,yfruncióelceño.—¿Cómo puede ser que, después de tantos años, solo tengas a tu cargo a
cuatroniños?Ellalomiróconfijeza,consuspenetrantesojos,yladeólacabeza.—Apesardequemihistoriaesmuyconocidadesdesiempre,muypocosse
hanatrevidoa llamarme.Ylosque lohanhecho,nocumplían losrequisitos,aligualquepasócontigo,BenjaminSmith.
—Pero, hay cosasqueno llego a comprender—comentó él, frunciendo elceño—.Si eres hija de un descendiente de los dioses, ¿por qué tu padre no teprotegiódeDiarmuid?¿Porquétúnotedefendiste?Tienesmagia,aligualqueél.
—Lamagiaesmáscomplicadadeloquepiensas.Haymuchascosasdeellaquedesconoces,yquenosabrásjamás.
—Pero,podríashabertedefendidode tumarido.Yo tehevistoutilizar tuspoderes.
Edrielle se quedó callada unos segundos, mirando hacia la nada. Cuandoreaccionó,suspiróyvolvióaconcentrarseenBen.
—Creoqueha llegadoelmomentodequeconozcasmiverdaderahistoria,BenjaminSmith.—Diounoscuantospasosasualrededorylomiróalosojos—.Comohabrásescuchadoporloscuentospopularesdetumundo,enlaantigüedad,en la tierra convivían las personas con toda clasede criaturas.Desde seresdeluz,comolashadas,loselfosylosshide,hastalascriaturasmásdespiadadasquepudieses imaginarte, como las korrigans. A pesar de ello, había un equilibrioentre los dosmundos. La tierra era un lugar en el que todos se encontraban agusto.
Los shide, vivían entre los humanos, pero escondiendo su verdaderaidentidadpormiedoalrechazoyaposiblesenfrentamientos.Yadebessaberquela raza humana es hostil, nada dada a convivir en paz entre ellos. Así que
imagínate qué hubiese pasado si llegan a enterarse de la presencia de otrascriaturas a su alrededor.Actuando como humanos, su estancia en tumundo eraposible.Ydeesaforma,mipadreconocióamimadre.
—¿Tumadrellegóaenterarsedelaverdaderanaturalezadetupadre?—No.Mimadremurióaldaraluz.Mecriómipadre,juntoasupueblo.Por
ellos,aprendíavivirensintoníaconlanaturaleza,avalermedeellaparahacerpócimasyungüentos.Ayudabaatodalagentequelonecesitaba.Pero,noposeíamagiapropia.Losgenesdemimadrenomelopermitían.Apesardeello,yconla ayuda de un libro milenario que me fue regalado por mi padre, aprendí arealizar encantamientos sencillos. Nada comparables con los poderes de mipueblo,peroqueamímeparecíanfantásticos.
A losquinceañosconocíaun joven.Eraapuesto, conunabuenaposiciónsocial y que estaba interesado en mí. Nos enamoramos. Tenía la intención depedirlelamanoamipadreydesposarme.Yoestabafeliz.Estabaseguradequeeraelamordemivida,dequequeríapasarelrestodemisdíasasulado.Pero,el destino me tenía preparado el mayor martirio que puede ocurrirle a unapersona.
El rey Diarmuid, buscaba esposa, y todas las mujeres en edad casaderatuvimosqueacudirapalacio.Yotenía laesperanzadequeesedíaregresaríaacasaycontinuaríaconlapreparacióndemiboda.Pero,lasangredeshidelogróqueelreysefijaseenmibelleza.
Pasédeprepararlabodademissueños,allorarpornoquerercelebrarlasnupciasconelmonarcamásdespiadadoquehabíanacidoenIrlanda,delqueserumoreabaqueutilizabalamagianegraparaconseguirsusfines.Pedíayudaamipadre, le roguéquenodejasequemivida fuese aquella.Pero,meexplicóquenadapodíahacer.Laspersonasylascriaturasdebíanafrontarsudestino,quelamagianodebíainterponerse.
Eldíaquemedesposeconelrey,fueelmástristedemivida.Apenasteníadieciséis años y sentía quemi vida había acabado. Nada volví a saber demiamado.
Apesardetodo,decidíquelapenanodirigiesemiexistencia.Sialgohabíaaprendidodelasenseñanzasdemipadre,eraquetodoenlavidateníaunmotivo.
Intentéserunabuenareina,serigualitariaconmissúbditos,ayudarlostodoloqueestuvieseenmimano.Aunque,esabondadnoselabrindéamimarido.Enlomásprofundodelbosque,dentrodeunacueva,teníaguardadomilibro,elquemeregalómipadre.CadavezqueDiarmuidintentabadejarmeencinta,acudíaaél,preparabaunapócimayrecitabaunaspalabrasparaimpedirqueningúnniñocobrasevidaenmivientre.Jamáshubiesesidofelizdándolehijosalhombrequeconseguíasusobjetivosconmalasartes.
Pero, como sabrás por los cuentos populares, el rey me descubrió. Memaldijo yme encerró en aquella cueva hasta el final demis días en la tierra.Diarmuidpidiólanulidadeclesiástica,alegandoquelareinapracticabalamagianegra. Incluso llevómi libro como prueba de ello.Me acusaron de brujería yexpulsaronamifamiliadeIrlanda.
Mividaenlatierraacabóunosañosdespués,traslamuertedelrey,queeralapersonaquemealimentabaadiario.
—Fueentonces cuando tu alma regresóaAmanyastia, para cumplir con lamaldiciónqueteechóDiarmuid,¿verdad?—preguntóBen,muyinteresadoensuhistoria.
—Asíes.—¿Ycómoesposiblequeahorasíposeasmagia?—EnAmanyastia,lamagiafluyeportodoslados.Aquí,misangreshidees
másfuerteynofuedifícilconseguirdominarla.Bensequedóensilencio,pensativo.MiróaEdrielle,queobservabaa los
niñosjugar,conelsemblantesereno.—Edrielle,¿eresfeliz?Ellasonrióyseencogiódehombros.—Enunprincipio,penséquejamáslosería.Peroelteneraesosniñosami
cargo,elsaberqueestánsegurosamilado,elencontrarmecercademipueblo…—Sonrióconplenitud—.Sí,BenjamínSmith,soyfeliz.
Pasaron un par de semanas y, a pesar de ello, Denise y Ben no podían
quitarselasmanosdeencima.Cadanoche,cuandoélregresabaacasa,hacíanelamorypermanecían acostados en la cama, sin dejar de abrazarse, durante casiunahora.
Seencontrabanbienelunojuntoalotro.Losnerviosdelprincipiodejaronpasoaunacómodaintimidad.
DenisereconocíaquenuncahubieseesperadosentiresoconBen.Leestabademostrando que era un hombre muy cariñoso, nada recto, ni estúpido, comopensó al principio. Y tener sexo con él era una experiencia increíble. Lassensacionesquenotabacadavezquelatocabaeranfantásticas.Beneraunbuenamante. Tierno, educado, pero muy fogoso. No dudaba en arrinconarla encualquierlugardelacasa,aunquenofueseelmejorsitioparadarriendasueltaasuspasiones.
Sesentíaguapaydeseada. Inclusodejódepensarqueaquelloestabamal.Cada día que pasaba a su lado, se convencía más de que estaba siendo laexperienciamásexcitantedesuvida,ynoqueríaqueacabase.
SintiólasmanosdeBenrecorrerlelaespalda,mientrasquesubocaledabasuavesbesosporlaclavícula.Denisesonrióycerrólosojosalsentirplacer.Éllevantólacabezaylabesóenloslabios.Laternuradeesebesolaemocionó.
—Me encantaría que hiciésemos algo juntos—sugirió él, con una mediasonrisaenelrostro.
—¿Teparecepocoloquehacemostodoslosdías?—rio.Benlediounpequeñobocadoenelcuelloy,cuandoDeniserio, lamiróa
losojos.—Merefieroadarunavueltaporelparque,cenarfueradecasa,iralcine…
Nosé,cosasdeesas.—¿Esoquehacenlasparejas?—preguntóellaconlascejasenarcadas.—Porejemplo.—Nosé,nomevatodoeserollo.—¿Noteva?—No.Yatedijequenoestababuscandounarelación—aclaróDenise.—Tampocoteestoypidiendoeso.Solomeapetecesalircontigoporahí.Ella se quedó pensando unos segundos. No le hacía demasiada gracia la
idea.SalirconBeneragenial,peroestabaseguradequecuando lohiciesen lagentecomenzaríaapreguntaryahablarmásdeloquedebía.Noleapetecíatenerqueestardandoexplicaciones,niserelchismedelque todoelmundohablaba.Laspersonasnoeranbuenas,yseguroqueseextrañaríanalveraDenise,consuestilotanpropio,juntoaBen,tanguapoyelegante.Nohacíanbuenapareja.
Habíavistofotografíasdesudifuntamujer,ynoteníanadaqueverconella.LamadredeAndyerapreciosa,rubia,conunacarafina,defaccionesmuy
bellasysuvestimentasiempreeralaadecuada.Noteníanadaquehacerencomparación,ytampocoleapetecíaserladiana
paraquetodoelmundolacriticase.—Creo que, de momento, me apetece seguir como hasta ahora —dijo
Denise,mirándoloalosojos.Ben seencogiódehombrosyapoyó lacabezaen la almohada.No ledijo
nadamásaella,peroenelfondolemolestabasunegativa.Eraunalocuraporsuparte,peroestabaempezandoasentiralgofuerteporDenise.Esachica,consulenguaviperina,suvestimentaimposibleysupeloverde,loestabanenganchandode una manera que jamás pensó que ocurriría. Era una mujer increíble.Desprendíapasiónportodoloquehacía,eraunabuenacompañerademesa,conlaquepodíahablardetodo,yunaamantefogosaconlaquedisfrutabamásdelo
quenuncapensó.Nolegustabala ideadequeDenisenoloviesedelamismaformaquelo
hacía él. Ben, aunque sabía que no era el mejor momento para empezar unarelación,nopodíalucharcontraloquelepedíaelcuerpo.Cadavez,lasganasdeestarconellaeranmásfuertesyodiabacuandolaveíamarcharsedecasaporlasnoches.
Girólacabezaylamirócondetenimiento.¡Quéciegohabíaestadoparanover lo bonita que era!Estaba decidido a conseguir que esa chica lo quisiese yaceptasesersupareja.Pero,lehabíaquedadoclaroqueellanoseloibaaponerfácil.SiqueríaunarelaciónconDenise,debíairpocoapoco.Yesoharía.
Laabrazóconmuchafuerza,lograndoqueellariese.—Mevasaromperenpedacitos.Benlebesóellóbulodelaorejaylomordió.Atrapósuslabiosenunbeso
sensual,queladejójadeanteyconganasdemás.Pero,envezdeseguir,sequedóobservándolaconintensidad.
—Cuéntamealgosobreti.—¿Sobre mí? —repitió Denise, asombrada—. Mi vida no tiene nada de
interesante.—Túsabescasitododelamía,creoquemelodebes.Ellario.—Y,¿quéquieressaber?—Cuéntamesobretuinfancia,sobretuspadres…—Nohaymuchoquecontar.Mipadreselargócuandoyoeraunaniña,yme
criéconmimadre—dijoella,sinahondarenlahistoria.Benlamiróconelceñofruncido.—¿Yyaestá?—Yatehedichoquemividanoesinteresante.Nomegustahablarsobremí.—Bueno,peroyosíquequierosaber.—Seincorporóunpoco,apoyándose
sobresubrazoylamiróconfijeza—.¿Siguesviviendocontumadre?—No,vivoconunaamigadesdequetengoveintidósaños.—¿Ytumadrenoseopusoaquetemarchasesdecasatanjoven?Denisenegóconlacabezayfijósusojosenunpuntosobrelapared.—Mimadre apenas sabeque existo.Creoque recuerdaque tieneunahija
solocuandovoyaverla.—¿Cómo?¿Quéclasedemadrehaceeso?¿Yporquénosevaaacordarde
ti?Niqueviviesesacuarentamilkilómetrosysolopudiesesverlaunavezcadacincoaños.
—MimadreestáenMountCarmel.—¿Laresidenciadondevivenloslocos?Esosoloestáaquinceminutosen
coche.Podríaisveroscuandoterminéisdetrabajar.Deniselomiróalosojos,puestodavíanohabíacomprendidonada.—Ben,mimadrenotrabajaallí.Estáinterna.Labocadeélseabrióporelasombro.Esaeralaúltimacosaquehubiese
esperadosobrelavidadeDenise.Sepasóunamanoporelcabello,mesándoselo,yresopló.
—Losiento.Noteníaniidea—sedisculpó—.Nodeberíadehabermetidomisnaricesdondenomeimporta.
—Notepreocupes.Esalgoconloquetengoqueaprenderavivir.—¿Estámuymal?—seinteresó.—Bastante. Se pasa casi todo el día ida. Al principio los episodios solo
eran puntuales, pero su cabeza ha ido a peor. Tomamedicación todos los díasparalaagresividad,peronohaynadaquemedevuelvaamimadre.
—Pero,atitesiguereconociendo,¿verdad?—Sí, nunca ha dejado de hacerlo. Por esa parte, estoy feliz.—Denise se
retorciólasmanosysemordióellabioinferior—.Peroverlahablandocontresmujeresimaginarias…puedeconmigo.
—¿Haceeso?—Benalzólascejas.—Sí.Estáconvencidadequevivimosenlossesenta.Comencéavestirasí
porella.Sinolohacía,nodejabaquemeacercase.—¡Joder! —exclamó, culpable por haberse metido tanto con ella por su
formadevestir—.Soygilipollas.Ellanegóconlacabezaycontinuó.—Aparte de eso, está convencida de que con ella viven tresmujeres. Le
hablan,lecantan…—Suspiró—.Elotrodíalasdibujó.Eranhadas.Peromedijoquenodijesenadaporqueellasnoqueríanquelohiciese.
—¿Hadas?—Benfruncióelceño.Quizássumadrenoestabatanmalcomoaparentaba.Éltambiénhabíavistoynoestabaloco.
Deniserio,perofueunarisatriste.—¿Te importa si dejamos este tema para otra ocasión? No me encuentro
bien.—Losiento.Espormiculpa.—Laabrazóconfuerzaylabesóenlasien,
arrepentidoporhaberinsistidoenello—.Tengolasensacióndeque,desdequeteconocí,solohesabidoequivocarmecontigo.
CAPÍTULO17Andy jugaba en su habitación mientras su padre terminaba de darse una
ducha.Erasábado,yhabíanaprovechadoeldíaparasalirapasearporelpuenteHa
´penny,elcualbordeabalaorilladelríoLiffey.Desdesiempreleshabíagustadoir.Andydisfrutabamirandohaciaelaguae
intentandoencontrar los tesorosque, segúnunavieja leyenda,escondieronunosduendesdebajo.
ComieroncercadelparqueStStephen´sGreen,situadojustoenplenocentrodeDublín,ysesentaronenlahierba,mientrasAndyledabadecomeralospatosquenadabanenellago.Llegaronacasacasialanochecer.Benduchóalniñoy,alacabar,élhizolomismo.
Andyselevantódelsuelodesuhabitación,consuaviónfavoritoenlamanoycorrióportodalaestanciasinparardejugar.Setiródeunsaltosobresucama,diounpardevueltas,cualcroqueta,yselevantódenuevoconotrosaltó.
Alponer lospiesenelsuelo, lahabitacióncomenzóadarlevueltas.Tuvoqueagarrarsealcabezaldelacamaparaconservarelequilibrio.Larespiraciónse leaceleróysesintióalgofatigado.Tragósaliva,asustado,ydirigió lavistahacialapuerta.
—Papá—dijo,perosingritar,pueslavozapenaslesalía—.Papá.AlcomprenderqueBentodavíaseguíaconenladucha,yaltenerlapuerta
cerrada,eraimposiblequeloescucharse.Andydiounpasohacialapuerta,necesitabaavisarasupadredeloquele
estaba ocurriendo.Al soltarse de la cama, sus piernas no pudieron aguantar supesoycayóalsuelo.Sediotalgolpeenlaboca,queempezóasangrar.
—Papá—susurró,conlaslágrimasrecorriendosusmejillas—.Ayuda.Justo en ese momento, la puerta del cuarto de baño se abrió y por ella
aparecióBen,conelpijamapuestoysonriente.—Andy,¿quéteapetecedecen…?—Perolaspalabrasmurieronensuboca
cuandovioasuhijotiradoenelsuelo,conlacarallenadesangreysindejarde
llorar—.¡Andy!Corrióasulado,loincorporóyloacostóenlacama.Sucorazónnopodía
latirmásrápido.Elverasuhijodeesaforma,ledabanganasdeecharseallorarélmismo.
—¿Qué tehapasado,campeón?—preguntómientras le limpiaba la sangreconunatoallitahúmeda.
—Nolosé—dijoconmuypocavoz—.Mehecaído,papá.Nomeencuentrobien.
Benlomiró,preocupado.¿Quéhabíapasadoparaqueseobraseesecambioensuhijo?Mediahoraatrásestabaperfectamente.
Demanera inmediata, sumano fue hasta el colgante que llevabaAndy, elmismoqueleentregóelshide.Lotocó,loagitó,logolpeó…
Negócon lacabezaal recordar laspalabrasdeaquellacriatura.Lamagiadel collar era limitada. Al llegar a la tierra se iba perdiendo, hasta que seesfumaba.
Seculpóporhabercreídoqueaquelloduraríaparasiempre.Verasuhijotanbien,tanrecuperado,lehabíadadofalsasesperanzas.Pero,elcorazóndeAndyvolvíaaestardébil.
—Campeón,teprometoqueestonovaadurarmucho.Voyaconseguirqueestésbiendenuevo.
Elniñoasintió,sinfuerzasparahablar,yviocomosupadreselevantabadelacama.
—¡Edrielle!—lallamó,gritando—.¡Edrielle,tenecesitamos!¡Edrielle!Esperóunossegundos.¡Teníaqueaparecer!Precisabandequelosayudase.Jamásseimaginópidiéndoleayudaaaquellamujer,perolavidadesuhijo
estabaenjuego.PorAndyhabríaintentadocualquiercosa.Alverquenoaparecía,sellevólasmanosalacabezaycontuvolasganas
dellorar.—¡Edrielle!—lavolvióallamar,conunnudoenormeenlagarganta.Diezminutosdespués,yviendoquenoaparecía.Unsollozoescapódesus
labios.Setapólabocaconlasmanos,paraquesuhijonoloescuchasellorar,ytraslimpiarselaslágrimas,seacostójuntoaAndy.
—Campeón,novoyapermitirquenadamalotesuceda.Abrazóasuhijo,ysequedódormidoensucama.
DeniseylamadredeBenobservabanaAndysentadasensendassillas,junto
asucama.Desdequellegóporlamañana,elniñoapenassehabíamovidodesusitio.
Habíapermanecidoenlamismaposturagranpartedeldía,ysolohabíaabiertolosojosparacomer.
Cuando le hablaban, de su boca solo salían susurros, como si no tuviesefuerzasparahacernadamás.
Denisenohabíapodidoaguantarelllantoenmásdeunaocasión.ConsolabaalamadredeBenysepreguntaba,unayotravez,quéhabíapasadoparaqueseobrasetalcambioenél.Noentendíaquépasabaenelcuerpodelniñoparaquetuviese esos cambios tan bruscos. Pasó de estar débil a ser un niño como losotros,ypocodespuésvolvíaaestarcomoalprincipio.Bueno,comoalprincipio,no.Enesemomento,estabainclusopeor.
Lapuertadelaviviendaseabrióy,segundosdespués,aparecióBenporlahabitación.Nisiquieralassaludó,sinoquefuedirectamentealacamadesuhijo.
Leacariciólamejillaylebesóenlafrente.—Hola,campeón,yaestoyencasa.EnlacaradeAndy,apesardetenerlosojoscerrados,sedibujóunasonrisa.—Hola,papi—susurró.—¿Cómoteencuentras?—Estoymuycansado.—Pues descansa—lo animó, sintiendo que empezaba a llorar otra vez—.
Mañanavamosairaveraldoctor.Éltevaaponermejor.Elniñoasintióconlacabeza,perosinmediarpalabra.Bensegiróhaciaellasysuspiró.Sumadreselevantóyloabrazó.—Me tengo que ir a casa. Mañana esperadme temprano, os acompaño al
hospital.—Gracias, mamá. —La besó en la mejilla y la acompañó a la puerta.
Cuandoamujersefue,BenregresójuntoaDeniseysuhijo.SedejócaerenlasillaquehabíadejadolibresumadreyobservóaAndyensilencio.
Denise giró la cabeza al verlo llorar. Tenía la cara escondida entre lasmanosysucuerposeconvulsionabaporelllanto.Ella,sinpoderevitarquelaslágrimas corriesen por sus mejillas, se levantó y colocándose a su lado, loabrazó.
—Nollores,Ben.Tuhijoteestáescuchando—lesusurróaloído.—Nopuedoevitarlo—lelamentó.Ellalocogiódelasmanosylohizosalirdelahabitación.Selollevóala
cocinayallíloabrazóconfuerza.Lobesóenloslabios,intentandodarlecaloryapoyo.
—¿Hascomidoalgo?—No,hoytengoelestómagocerrado.—Voyahacertealgodecenar.—Notemolestes.Notengohambre.Ellalomiró,conseriedad,ynegóconlacabeza.—Ben,tienesquecomerovasaenfermartútambién.Andynecesitaquesu
padreestéfuerteysano.Denise también tenía ojeras por la preocupación.Aquellamujer se estaba
implicandomuchocon laenfermedaddesuhijo.LossentimientosdeBenhaciaellaeranmásfuertescadadía,ynolegustabaverlasufrirporellos.Ellanoteníaquecomplicarse lavidadeesa forma.Pensaraquello lohizosentirseculpable.Quería proteger a Denise de ese dolor, no merecía pasar por eso. Decidido,comenzóamirarlaconseriedad.Porella,haríaquesealejase.
—¿Ytúquésabesloquenecesitamifamilia?—laatacó—.Parati,todoesmuyfácil,¿verdad?Llegasaquí,hacestutrabajoytevasatucasaconunpolvoderegalo.
—Noentiendoporquédiceseso.YotambiénquieroaAndy—sedefendió.—¿Tú? ¿Querer?—rio condesprecio—.Lodudo,Denise.He estado casi
dossemanasintentandoqueaceptasescenarconmigoenalgúnlugarquenofuesemicasa,perosolomedasexcusas.Paratinohaynadamásqueelsexo.Nodejasquenadieentredentrodeesebunkerquehasconstruidoalrededordetucorazón.
—Nomesientocómoda,Ben.Essoloeso—seexplicó.—Ah,vale.Notesientescómoda—repitiósurespuesta—.Y,¿dequénote
sientescómoda?¿Dequelagenteteveaconmigo?¿Eseso?¿Teavergüenzasdequenosveanjuntos?
LacaradeDeniseeraunpoema.Negóconlacabezaconmucharapidezyfruncióelceño.
—¡No,Ben!Nodigascosasquenosonverdad.—Se llevóunamanoa lafrente y entrecerró los ojos, confuse—. ¿Qué te pasa? ¿A qué viene todo estoahora?Noloentiendo,pensabaqueestábamosbien.
—¿Soy demasiado viejo para ti?—escupió él con desprecio, continuandoconsuplandealejarla.
—¡Yabasta!Sientomuchascosasporti.Peromedamiedoequivocarme.Élrioycruzólosbrazossobreelpecho,aunquepordentrosesentíaelser
másmiserabledelmundo.—¿Miedo?No,niña,túnosabesloqueeselmiedo.¡Miedoesnosabersi
mihijoviviráundíamás!¡Miedoespensarquenovoyavolveraverlo!¡Esoes
elmiedo!Lotuyosoncosasdeadolescentes.—Bueno, ya está bien—dijo ella, cansada de que la atacase sin ningún
motivo—.Novoyapermitirquemetratesdeestaforma.—Claro, desde luego que ya está bien—rio él, aunque tenía el corazón
doloridoportodaslascosasqueestabadiciendo.—Creoquelomejorseráquemevaya.—Eso,vetedeaquí—comentóconsorna.—Mañananosvemosenelhospitalparalaspruebasdelniño.—No.Seacabó.Novoyanecesitartemás.LosojosdeDenisecasiselesalierondelasórbitas.—¿Cómo?¿Cómomepidesestoahora?Tuhijomenecesitamásquenunca.
—Se llevó una mano a la boca y negó, como si no entendiese nada—. Todoesto…Nocomprendoquétepasaestanoche,Ben.
—Vetedemicasa,porfavor—lepidió,conelrostrocontraídoporeldolor.—Pero…túyyo…—Nosotrosyanada.Vetedemicasa,Denise.—Ben…—¡Quetevayasdemiputacasa!¿Esquenoentiendesloquedigo?—chilló
fueradesí,intentandoasustarla.Ellasequedóunmomentoensilencio,mirándoloalosojos.Desuslabios
nosalióniunapalabra.Noloentendía.Benyellahabíanestadogenialhastaelpasadodía.Inclusohicieronelamor.Porqueaquellofuehacerelamor,ynosexo.ADeniseleparecióprecioso.Llegóasentirtantascosas…
Y, ahora, la estaba sacando de su vida como si fuese la basura. Sindemasiadasexplicaciones,sinremordimientosyconmalasmaneras.
Elnudoenlagargantaqueseleformó,lahizoenfadarseconsigomismaporhaberseilusionadoconél.
Sinmediarpalabra,girósobresíyabandonólaviviendadandounportazo.Esa noche, Ben se acostó de nuevo en la cama de su hijo. No pensaba
dejarlo a sol ni a sombra. Quería estar a su lado para cualquier cosa quenecesitase.
Estaba nervioso. Sabía que al día siguiente tenían cita con el doctor quellevabalaenfermedaddeAndy,ytemíaloquelaspruebaslesrevelasen.
Intentaba animarse, decirse que todo iba a salir bien, que encontrarían uncorazóna tiempoyAndyvolvería avivir comounniñonormal,pero,después,miraba a su hijo acostado en la cama, sin moverse apenas… y su mundo sedesmoronaba.
Suvidaerauncaos.Nohabíanadaqueestuviesebien,yloquesíloestabaélmismoseencargabadedestrozarlo.ComohabíasucedidoconDenise.
Ellaeraunsoplodeairefresco,eraunodesusmayoresapoyosylapersonaque lohacía sonreír por cualquier tontería.Se sentía comounadolescente a sulado.Conella,todoerafácil,divertidoyexcitante.Perosehabíadadocuentadequeesarelaciónnopodríafuncionarporelmomento.
YabastantemalloestabapasandoélconeltemadeAndy,comoparametertambiénaDeniseyhacerlasufrirviendoalniño.Desdequellegóasucasa,habíatenidomuchacomplicidadconsuhijo.DeniseyAndysellevabandemaravillayeso le encantaba aBen.Pero, esosúltimosdías, ella también estabapasándolomal.Ynoqueríaque tuviesequevivir elmismomartirioque él.El trabajodeenfermera ya no era tal, pues ella trataba al niño con amor, como si fuese supropio hijo.CuandoBen comprendió queDenise quería aAndy, la echó de suvidadelaformamásruinyvilqueseleocurrió.Pero,eraélelquemáslosentía.Sabíaquehabíaperdidoalamujermásespecialdelmundo,yque,porlaformaen la que la había tratado, no iba a volver jamás.Perovalía la pena si de esemodolaalejabadeldolordeverasuhijoenfermo.
Ben cerró los ojos con fuerza. Necesitaba dormir un poco, pues si no lohacía,aldíasiguientesoloconseguiríaunbuendolordecabeza.Seabrazóasuhijoylobesóenlamejillaconamor.
Pero,antesdequeconsiguiesedormirse,eltemblorlosobresaltó.Alverlanieblaenelcuarto,unasonrisaaparecióensuslabios.Saltódelacamayesperóaquelamujerquelosvisitabaapareciese.
Lohizoatravésdeunhazdeluz.Losaludóconunmovimientodecabezaysuatención se centró enAndy,queno sehabíamovidoaunhabiendonotadoeltemblor.
—¡Edrielle, gracias a Dios!—exclamó Ben, juntando las manos como sifueseaorar.
—Hola,BenjaminSmith.Veoquetealegrasdeverme,peronoséquétendráqueverDiosentodoesto—comentóconsorna.
Benobviósuspalabrasysecolocófrenteaella,conlamiradaesperanzada.—Tienesqueayudarnos.Mihijovuelveaestarmal.—¿Yquéquieresquehaga?Yonotengopoderparacuraranadie.—¡Peromihijolonecesita!Elcolgantequelediotupueblosehaquedado
sinmagia.
Ellaasintió,conociendoesedetalle.—Yateavisamosdequeaquí,enlatierra,lamagiasevaconrapidez.—Tienesquellevarnosdevueltaalpobladodelosshide—lepidióconojos
suplicantes—.Ellospodránvolverallenarelcolganteconsumagia.Edriellelomiróalosojos.Senotaba,enlacaradeBen,quehabíaestado
llorando.Lamujerbajólacabezahaciaelsueloynegóconlacabeza.—Nopuedohacereso,Benjamin—contestó.Porprimeravezpronunciósu
nombresolo,sinelapellido.—Pero,¿porqué?—gritóBen,desesperado.Semesóelcabelloydiovarias
vueltasalaestancia.—Lo que hicimos con tu hijo, no nos está permitido. Aun así, mi pueblo
quiso darle un regalo a Andrew. La magia debe quedarse en Amanyastia, nodebemossacarladeallí,puesenelpasadosecometieronmuchoscrímenesporella.
—Peromihijonovaahacerdañoanadie.¡Estámuyenfermo,Edrielle!—Benrompióallorarysearrodillóenelsuelo—.Sitengoquesuplicarte,loharé.—Laagarróporelvestido—.Porfavor,ayudaaAndy.
Lacaradelamujersevolviótriste.SeagachójuntoaBenylocogiódelamano,dándolefuerzas.
—Losiento,deverdad,yonopuedohacernadamás.—AbrazóaBenylesusurró al oído—. Eres un buen padre, Benjamín Smith, y una buena persona.Tienessabiduríayentereza.Llegadoelmomento,sabrásloquehacer.
—¿Esoquéquieredecir?—dijoBen,sindejardellorar.—Prontolosabrás,yactuarássabiamente,aunquetussentimientosesténen
contra.
CAPÍTULO18Denisemiraba la televisión conmala cara.Apesar de que habían pasado
unas horas desde que Ben la echase de su casa, igual que si fuese un perro,todavíapodíaescucharcontotalclaridadsuspalabras.
¿Qué se había pensado ese imbécil? ¿Que era un puñeteromuñeco al quepodíahablarlecomoleapeteciese?¿Quepodíairjugandoconlaspersonasasuantojoysacarlasdesuvida,deunsimpleplumazo,cuandoseaburriesedeellas?
Estabadolida.Loreconocía.Lehabíadolidotodoloquehabíasalidodesuboca.EllapensabaqueBenestabaagustoensucompañía.Hubiese juradoqueasí era. Pero no. Le había faltado tiempo para echarle cosas en cara que ni lapropiaDenisesabíaquelemolestaban.
Para colmo de males, todavía pensaba en él y sentía ese temblor en elestómago.Apesardesuspalabras,Bencontinuabaclavadoensuinterior.
Nunca había sentido algo parecido por nadie. Jamás había notado esasensacióndevacíoalpensarqueyanovolveríaaverlo.
SoloconBen.¡EljodidoBen!Había sidomuy tierno con ella. Era el amante perfecto, el compañero de
cena ideal… Esas semanas habían sido inolvidables. Reconocía que le iba acostar poder sacárselo de la cabeza. Ese tío, que al principio le pareció tanserio,hurañoydesagradable,lahabíadejadoechaunaporqueríayconelcorazóntocado.Apesardelpocotiempoqueestuvieronjuntos,Bensehabíametidomuy
hondoensupecho.Diounpuñetazoenelsofáymaldijoensilencio,conelnudoencajadoenla
garganta.Desdequesaliódesucasa,nohabíapodidodeshacersedeél.Poresascosasnoqueríameterseenrelacionesamorosas.Soloeran líosy
malos ratos.Y lo peor de todo eraAndy.Quería a ese niño.No se imaginabapasar losdíasynosabercómoseencontraba,notener lacertezadequeseguíabien.
Escondiólacabezaentresuspiernasyresopló.Notabaquelefaltabaelaire.A su lado, sintió el peso de alguien sentándose en el sofá.Al levantar la
cabezadescubrióaKim.Sucompañeradepisolesonrióyapoyóunamanoensurodilla.
—¿Quétepasa?—Nada,notepreocupes.—¿Nada?Sinotepasasenadapodríaverlatelesintenerqueescuchartus
suspirosyresoplidos.—Losiento—sedisculpócontristeza—.Yanovasatenerqueescucharme
más.Mevoyalacama.Kimlacogiódelbrazoylaobligóapermanecersentada.—No.Túnotemuevesdeaquíhastaquenomecuentesquétepasa.Denise la miró con ojos suplicantes. Pero, al ver que su amiga no se
apiadaba de ella, decidió hablar. Cuanto antes lo soltase, antes podría irse adormir.
—Benmehaechadodesucasa.—¿Cómo?—LabocadeKimseabrióporelasombro—.¿Habéisdiscutido?—¿Yo?¡No!Yonohehechonada,Kim.Eraél.Élbuscabalapelea.Meha
soltadocosassinsentido,estupideces.Queríaterminarconlonuestro,sacarmedesuvida,ynosehacortadoenhacerlo.
—¿Nohasnotadonadararoenélestosúltimosdías?¿Nadaquetealertasedequealgoestabapasando?
—No,nada.SalvoelempeoramientodeAndy,nuestrarelacióneralamisma.—Se quedó callada unos segundos, pensando. Miró a Kim, con el rostroconfundidoysemordióellabio—.Eraperfecto.Nadiemehabíahechosentirdeesaforma.Yyopensabaqueélsentíalomismo.
Kimrio.—Pero,¿túnodecíasquenoqueríaspareja?¿Queesoeraunengorro?—Lo decía y lo sigo pensando. Pero…¿quién le puede poner barreras al
mar?Aquí,elquemandaeselpuñeteroórganoesequebombeasangre.—¿Enseriosienteseso?—lainterrogóKim,conunadébilsonrisa.—Sí.
Sucompañeradepisolacogiódelasmanos,confuerza,ylamiróalosojos.—Puespelea,Denise.—¿Quepelee?—ellarioalescucharla—.¿Yquévoyalograrconeso?Ya
medejómuyclaroloquepensabadelonuestro.—Mira,nodebes tomarmuyencuenta loquediceBen.Sobre todoahora.
Laspersonasnosescondemoscuandohaydoloranuestroalrededor.Éltienequeestarpasándolofatal,ensucabezanodebedehabernadaclaro.¡Seguroquetedijomuchascosas!¡Yseguroquefuerontodashorribles!Pero,noloabandonesahora.Pormuchoqueéltejureyteperjure,laspersonasnecesitamosunamanoamigacuandoestamosenproblemas.Y,siesapersona,además,eslaquequieres,entoncesdebesdarlotododeti.
Ellasequedóensilencio,reflexionandosobrelaspalabrasdesuamiga.¿Ysi tenía razón?¿YsiBen loquequeríaeraquedarse todosudolorél?¿Ysiseestabacerrandoalmundo?
¿Seríacapazdeabandonarloenesemomento,solopororgullo?Denisenegóconlacabezayunasonrisaaparecióensurostro.Jamásloabandonaría.ABenno.Ben empujaba la silla de ruedas que portaba aAndy por los pasillos del
hospital.Esamañana,elcentromédicoestabamásbienvacío.Aquelloparecíaestar
en sintonía con su estado de ánimo. Se sentía vacío por dentro, como si nadiepudieseentenderloquepasabaensuinterior.
Sumadrecaminabaasulado,ensilencio.Senotabaquelosnerviostambiénlaafectaban,puesnohabíahabladodesdequellegóytampocohabíasoltadolamanodelniñoenningúnmomento.
LaconsultadeldoctorquellevabaelexpedientedeAndy,seencontrabaalfinal del pasillo.Ben aminoró lamarcha.Ledabamiedo llegar, que el hombreexaminaseasuhijoyquelasnoticiasfuesenmalas.Rezabaporquelesanunciaseque había un corazón esperándolo, que curasen a su hijo y que pasase aquellapesadilla.
Tomaron asiento en las butacas que había frente a la puerta del doctor yesperaronaquelaenfermeralosllamase.Alentrar,elcorazóndeBenseaceleró.Habíallegadoelmomento.
—Buenos, días, señor Smith—lo saludó el doctor, estrechándole lamano
con cortesía. Saludó a su madre de la misma forma y miró a Andy, que loobservabadesdelasilladeruedas.Seacuclillóasuladoylerevolvióelpelo—.Hola,Andrew,¿cómoteencuentras?
—Regular—susurróelniño.Elmédicocogióunapequeña linternay leexaminólosojos.Andytenía la
piel pálida, el rostro cansado y las ojeras eran visibles. Pero sus ojos todavíaenfocabanalaperfección.
—¿Estáspreparadoparaquetehagamosunascuantaspruebas?Elniñomiróasupadre,conmiedo.—¿Puedequedarsemipapáconmigo?—No, hijo—contestó el doctor—. Para esas pruebas tienes que estar tú
solo.Peronotepreocupes,yovoyaestarcerca.Sinecesitascualquiercosa,solotienesquepedírmelo.
AndymiróaBenynegóconlacabeza.—Papá,noquiero.Yosolono.Élsearrodillójuntoasuhijoeintentócalmarlo.—Notepreocupes,campeón.Yaverásqueessolounmomento.Peroelniño, envezde tranquilizarse, seechóa llorar.Eldoctor cogióel
manillardelasilladeruedasysellevóalniñoaunasalacontigua,mientrasqueBenconteníalaslágrimasporverlomuertodemiedo.Sumadreloabrazóylloróconél.
Pasócasiunahoraymediahastaqueelmédicovolvióareunirseconellos.Sesentóensusilla,ojeólosresultadosenelordenadoryseaclarólagarganta.
—Señor Smith, el problema de su hijo se ha agravado de formaconsiderable.Sucorazónestámuydébilyvaanecesitarcuidadosespecializados.
Bensintiócómoserompíapordentro.Aguantandolasganasdegritar,llorarymaldeciratodoslosmédicosdelhospital,asintió.
—Y,¿quésugiere,doctor?—Mi recomendación es ingresar al niño. Aquí estará bajo vigilancia las
veinticuatrohorasdeldía.Recibiráuntratamientoalgomásagresivopero,quesifuncionacomodebe,puedemejorarunpocosucalidaddevida.
Ben agachó la cabeza, comprendiendoqueno teníanotra opción.Se llevóunamanoalosojosylosfrotó.Estabaexhausto.
—¿Sabenalgosobresihayalgúnposibledonantecompatibleparamihijo?Elmédiconegóconlacabeza.—Demomentonotenemosanadie.Benrompióalloraryseabrazóasumadre.Aquelloestabaacabandoconél,
laenfermedaddesuhijoibaasertambiénsufin.El doctor contuvo la emoción. A pesar de llevar casi quince años dando
noticiassimilares,jamásseacostumbrabaaesassituaciones.—Losiento,señorSmith.Leaseguroqueharemostodoloqueestéennuestra
manoparaquesuhijoseencuentremejor.Tengafe.Benmiróalmédico,conelrostrodesencajadoynegóconlacabeza.—Pídame cualquier otra cosa, pero la fe…—rio con amargura—, la he
perdidotoda.
CAPÍTULO19Deniseseacercóalarecepcióndelhospital.Lehabíacostadocasitodala
nochedecidirse,peroteníaquehacerlo.Cuandoseapoyóenella,unadelasenfermeras,queseencontrabaojeando
unordenador,lesonrió.—Buenosdías,¿lapuedoayudarenalgo?—Sí,gracias,megustaríasaberelnúmerodehabitacióndeAndrewSmith.Lajovenbuscósunombreenelordenadoryasintió.—Habitacióncientotreintayseis,segundaplanta.Seencaminóhaciaelascensor,conunaboladenerviosenelestómago.Ben
estaríaallí,yseguramentenoquerríaverla.Peroledabaigual.LepreocupabalasaluddeAndy,ynopensabadejardeverloporquesupadresehubiesepropuestoexpulsaratodoelmundodesulado.
Noibaapermitirquelaechasencomoaunadesconocida.Deniselosquería,ysepreocupabaporellos.
Saliódelascensorycaminóporelpasillohastaquediocon lahabitaciónindicada.Resopló,paraquitarselosnerviosdeencima,ytraqueólapuertaantesdeentrar.
AlaprimerapersonaqueviofuealamadredeBen.SeencontrabasentadaenlacamadeAndy,intentandoquesecomiesetodoloquehabíaensuplato.Alverla,lamujerlesonrióylaanimóaacercarse.
—Hola —dijo Denise, mirando a Andy, que le sonrió de inmediato—.¿Cómoteencuentras?
Elniñoseencogiódehombros.—Nomegustaestacomida.—Puedopedirquetetraiganotra,siquieres.—Notemolestes,Denise—comentósuabuela—.Este jovencito tieneque
aprenderacomerdetodo.Andyfruncióelceñoycruzólosbrazossobreelpecho.—¿Cuándonosvamosacasa?—dijo,yactoseguidocomenzóatoser.—Primerotienesqueponertebien—hablóBen,queseencontrabaapoyado
enlaventana.Denise contuvoel aliento al escucharlo.Estaba tan concentradaenelniño
quenosehabíafijadoennadiemás.Élse irguióycomenzóacaminarhacia lacama,dondeestabanlosdemás.
MiróaDenise,conseriedad,ylasaludóconunmovimientodecabeza.Teníaqueadmitirquenoesperabavolveraverlaysucorazónlatíadesbocado.Laconocíaysabíaqueteníamuchoorgullo.Aunqueteníaqueadmitirqueestabaeufóricodetenerlaotravezasulado.
—Denise,¿podemoshablarfueradelahabitación?—Claro—respondióella,sintiendocómoelestómagoledabaunvuelco.
SedisculparonconlamadredeBenycerraronlapuertaalsalir.Enelpasillo,élseapoyóenlapared,miróaDeniseconfijezaycruzólos
brazossobreelpecho.—¿Quéestáshaciendoaquí?—VeraAndy—comentóella,conserenidad.—Pensabaque,despuésdelodeayer,novolveríaasaberdeti.—Yotambiénlopensaba—admitió—.Peroelniñonotieneculpadequesu
padreseauntozudocabezota.Bensellevóunamanoalacabeza,cerrólosojosysuspiró.—Lomejorparatiesquetevayas.Notienesporquéaguantaresto.—Eso es decisión mía, Ben —contestó molesta—. Entiendo que eres su
padreyquequiereslomejorparaelniño,perosobremínotienesningúnpoder.Yodecidocuándomevoyycuándomequedo.Ynomeparecebienque,despuésde haberle cogido cariño a tu hijo, me eches de esa forma. ¡Yo también mepreocupoporsusalud!
—¡Noquieroquenosveasenesteestado!¿Puedesentendereso?—Soyenfermera,hevistocosaspeores.Nomevoyaasustar.—¡Merefieroanosotros,amifamilia!—¿Quépasacontufamilia,Ben?Ellosestáncontentosdequeyoestéaquí.—¡Noquierohacertepasarporesto!¿Meoyes?—gritó—.¡Fueradeaquí!Denise dio un paso en su dirección, se colocó frente a él y negó con la
cabeza.—Notevoyaabandonar,Ben.—Seacercóaély loabrazóconfuerza—.
Novoyadejarquepasesporesto tú solo.Meda igual simeechasmilveces,peroyomequedo.
NotócomoBenseveníaabajo.Sucuerpoempezóatemblarylaslágrimashumedecieronsusojos.Laabrazóconfuerza.
—No sabes lo que dices. Quiero evitar que sufras, como lo estamoshaciendonosotros.
Deniselomiróalosojos,leacariciólamejillaysonriócontristeza.—Puesllegastarde.EmpecéasufrireldíaquemeenamorédeAndy,ydesu
padre.—Diosmío—dijomirándolaconlabocaabierta.Sonrió,conalegría,yla
besóenloslabios—.Denise,tequiero.Sebesaronconganas,sintiendoque juntosseríanmásfuertes.Ben todavía
estabaalucinandocon laspalabrasdeDenise.Ellasiemprehabíasido reaciaamostrarsusemocionesysentimientos.
Lacogióporlabarbillaylavolvióabesarconfuerza.—Quierodisculparmeporlaformaenlaquetratéayer—hablóBen,conel
rostroarrepentido—.Meagobié,estabamuertodemiedoy loúnicoquequeríaeraestarsoloynosalpicaranadieconmidesgracia.
—Locomprendíunashorasmástarde,hablandoconunaamiga.—Cuando te fuiste, pensé queno te volvería a ver. Pensé quenoquerrías
sabernadamásdemí.—Laverdadesquemedejastepasmada—admitió—.Decíascosas…que
nosabíadedóndelassacabas.—Losé.Eranexcusas.Soltabaloprimeroquesemepasabaporlacabeza
paraque te fueses.—Seabrazóaellacon fuerza, comosiDenise fuese loquenecesitabaparamantenerseenpie—.Losiento,perdóname.
—Notepreocupes—lerestóimportancia.Benjuntósusfrentesycerrólosojos.—Nosabesloquemehacessentir.Creoquesintitodoesmásoscuro.—Puesaquíestoy,Ben.Notevoyadejar.Lamañanapasólentaenelhospital.LamadredeBensedespidiódeellos
amediodía,puesestabamayoryledolíalaespaldadeestarsentadaenaquellossillones.Besóasunietoysemarchóacasa.
BenyDenisepermanecieroncasitodoeltiempoensilencio,peroagarradosdelamano.Andydormíaynoqueríandespertarlo.
El doctor pasó por la habitación un par de veces. Controlaba al niño yapuntabalosresultadosensucuaderno.CuandoBenloveíaentrar,loacribillabaa preguntas, pero siempre terminaba más confuso y con menos esperanza queantesdehacerlo.
AgradecíatenerallíaDenise.Leestabademostrandoquesuspalabraseranciertas,quedeverdadlesimportabayquequeríaaAndy.Cadavezquepensabaenloafortunadoqueeraportenerlaasulado…lasganasdellorarregresaban.Tenía los sentimientos a flor de piel y cualquier cosa lo hacía estallar enlágrimas.
Amediatarde,Benselevantódesusillaypaseóporlahabitación.Miróalachicaunossegundosysepasóunamanoporelcuello.
—Denise,¿teimportaríaquedarteunratoconAndy?—Porsupuestoqueno—contestóelladeinmediato.—Necesitoiralaoficina.
—¿Setehaolvidadoalgoallí?—Nada. Pero quiero hablar con el encargado de recursos humanos.Voy a
pedir una excedencia laboral para poder ocuparme de Andy el tiempo quenecesite.
Deniseasintió,comprendiendolanecesidaddeBenporestarjuntoasuhijo.Selevantódelasilla,seacercóaélylobesóenloslabios.
—Quédatetranquilo.Nomevoyamoverdeaquí.Bencerrólosojosydisfrutósesubesoysucercanía.Apoyólafrentejunto
aladeellaylesusurró.—Quésuertetengodetenerte.Eresunángel.Ellario,sorprendidaporsucomparación,ynegóconlacabeza.—Unángelcaído—bromeó.Lediounapalmadaeneltraseroyloempujó
unpoco—.Vete.Pidelaexcedenciayvuelvepronto.Si alguna vez dudóde la bondad de sus compañeros de trabajo, esa tarde
comprobóqueeranunaspersonasgeniales.Alverlollegarseagolparonentornoa él preguntando por la salud de Andy. Incluso Emma, que últimamente habíaestadomolestaalenterarsedesuhistoriaconDenise,lepreguntóporsuhijo.
Al llegar al despacho donde se encontraba el encargado de los recursoshumanosdelaempresa,lohicieronpasaralinstante.Nolotuvieronesperandoenlas sillas comoera costumbre.Charles, que así se llamaba, no le pusoningunapega, incluso le comentó que había tardado demasiado en solicitarla. A Bentambiénleparecíatarde,peroelúnicosueldoqueentrabaencasaeraelsuyo,ysidejaba de acudir a su puesto de trabajo, se vería en dificultades económicas.Aunque, en esos momentos, eso le pareció una nimiedad. Lo que primaba eraAndy,ypasartodoeltiempoquepudieseconél.Suhijolonecesitaba.
—Aquí tiene, Benjamin, firme este impreso y su solicitud de excedenciatemporalestarátramitada.
Al firmar, se sintió bien.Era lo que debía de hacer.Miró al hombre, queesperabaaquesemarchaseparacerrarlapuerta,ysellevóunamanoalmentón.
—Antesdeirme,¿podríapasarpormidespachoarecogeralgunascosasquemedejé?—preguntóBen,acordándosedesuportátilyunachaquetaquellevabaallícasicuatromeses,colgadaenelperchero.
—Adelante,tómeseeltiempoquenecesite—asintióelhombre.
Ben llegóasudespachoycerró lapuertaalentrar.Miróasualrededoryreconocióqueibaaechardemenoslarutina.Elmadrugar,eltomarseelcaféconprisa,elmaldecireltráficomientrasllegabaaltrabajo…
Abrióloscajonesdesuescritorioysacóvariascosas,quemetióenunacajadecartónqueguardabaenunodelosarmariosempotrados.Seagachó,paracogeralgoqueselehabíaresbaladodelasmanos,cuandosintióuntemblor.
Nadamásalzarlacabeza,seencontrófrenteaEdrielle.Lamujerlomirabaconserenidad.Esaserenidadquelacaracterizabayque
al principio le conseguía poner los pelos de punta. Desprendía tal sabiduría yenterezaqueconseguíadejarteboquiabiertocontansoloverla.Ydespuésestabaesa belleza propia de los shide. Una belleza inigualable, pero con algo deoscuridadporsunaturalezamágica.
Benfruncióelceñoalverlaaesashorasyfueradesucasa.—Edrielle,¿quéestáshaciendoaquí?ElladiounpasoensudirecciónyalzólamanoparaqueBenlacogiese.—Hallegadolahora—comentóconcalmaenlavoz.—¿Lahoradequé?—lainterrogó,sinentendernada.—Venconmigo.Telomostraré.Fuetanrápidoque,consoloparpadear,habíancambiadolaubicación.Seencontrabanenelhospital,concretamenteenlahabitacióndesuhijo.Ben
pudoveraDenisesentadajuntoaAndy,observándolo.ÉlmiróaEdrielle,confundido.—¿Qué hacemos aquí?—dijo sin entender nada. Señaló a Denise con la
mano—.¿Ellanonospuedever?—Nadienosve.Ben observó un poco la habitación y, pasados unos segundos, su vista
regresóaEdrielle.—¿Quésesuponequemetienesqueenseñar?Aquíloúnicointeresanteesel
sonidodelelectrocardiógrafoconloslatidosdemihijo.—Poseeslaimpacienciapropiadeloshombres—comentóellasinmirarlo,
puessuvistaestabapuestaenAndy—.Esperaunpocomás.Bencentrósumiradadenuevo.Esperó,esperóyesperó…ynoocurriónada.Alzó la vista de nuevo hacia Edrielle, para decirle que aquello era una
tontería,cuandounsonidocontinuorompiólatranquilidaddelahabitación.LoslatidosdeAndyhabíandejadodesonarenelaparatoyésteestabaavisandodeloqueocurría.
Ben sintió que le fallaban las piernas al escuchar aquel sonido.Desde ladistancia,vioaDeniselevantarseconrapidezyhacerlelareanimación.
—¡Andy!—gritabaella.Laslágrimasleimpedíanverloquehacía,peroaun
asínoparódeintentarquesucorazónvolviesealatir—.¡Ayuda!¡Socorro!¡Quealguienmeayude!
Momentos después, a la habitación llegaron varios médicos. Apartaron aDenise, que se quedó llorando detrás de ellos, y procedieron a usar eldesfibriladorenelpechodesuhijo.
ABen le temblaban laspiernas,nopodíadejarde lloraralver laescena.MiróaEdrielle,suplicante.
—¿Qué mierda es esta? ¿Qué clase de broma macabra has planeado?—gritó,aunquelaspalabrasseleresistíanenloslabiosporencontrarseenshock.
—Noestoybromeando,BenjaminSmith.Estoestáocurriendodeverdad.—¿Yporquémelomuestras?—chilló,conelpechoardiéndoleporeldolor
—.¡Noquieroverlo!¡Basta!Mientrastanto,enlahabitaciónlosmédicosseguíanintentandoreanimaral
niño. Denise se dejó caer al suelo y lloró sentada en un rincón. Presa delnerviosismo, sacó su teléfonomóvil y se lo colocó en la oreja. Parecía que lapersonaalaqueintentabalocalizarnoseencontrabadisponible.
—¡Contesta, Ben! —suplicó entre lágrimas—. ¡Contesta, maldita sea!¡Contesta,joder!
Despuésdeveinteagónicosminutos, losmédicossedieronporvencidosydiagnosticaronlamuertedelniño.
Ben no podía ver por las lágrimas.Negaba con la cabeza, sin parar, y sebalanceabahaciadelanteyhaciaatrás.
—¿Porquémehashechoveresto,Edrielle?—sollozósinpoderterminardecreérselo.
—Lamuertedeunhijoesalgoduro,Benjamin.Comprendoelamorqueleprofesasalniño,ytambiénséqueeresunabuenapersona.Nadiedeberíatenerlamalasuertedenopoderdespedirsedeunserquerido.—Alzóelbrazoytocósuhombro—.Tú,alestarenlaoficina,tehubiesesperdidolapartidadeAndrew.Yyoqueríatener,almenos,undetallecontigo.
Benlamiróconfuria.—¿Detalle?—gritó—.¿Túllamasdetalleaesto?¿Averamihijomorir?—No,Ben.Yo te estoydando la oportunidaddeque te despidas de él—
aclaróEdrielleconserenidad.Edrielle señaló la cama donde yacía el cuerpo de Andy. Él miró en su
dirección,muertodedolor,peroalgolellamólaatención.Podíaverunaluztenuesobreelcuerpodesuhijo.
Cada segundo que pasaba la luz iba alejándosemás deAndy y bajaba alsuelo.Comosideunaestrellasetratase,elresplandorsehizomáspotente,tantoquetuvoquetaparselosojos.
Cuandoelhazdeluzlopermitióvolveramirar,seencontrócaraacaraconsuhijo.
Benrompióalloraryfueaabrazarlo.Lobesó,loagarróconfuerza,comosideesamanerapudieseretenerloconél.
Se fijóen suaspecto.Yano teníael rostroblanquecino,ni lasojeras.Eracomo si nunca hubiese estado enfermo. El niño le sonrió, pero lo hizo de unaformadiferente.Conserenidad.Comosiélmismosupieseloquehabíapasadoyloaceptase.
—Andy,campeón,¿cómoteencuentras?—Muybien,papi.—Lesonrió—.Yanoestoycansado.—Mealegro,mivida—comentósindejardellorar.Todavíaseencontraba
agarradoalniño.Noqueríasoltarlo.Edrielleseacercóaellosyleacaricióelcabelloalpequeño.—Andrew,eslahora.—¡No!¿Lahoradequé?—exclamóBen,desesperado.—EshoraderegresaraAmanyastia.—No,Edrielle,porfavor—lerogó—.Dejaquesequede.Mividanoserá
lamismasinél.¿CómovoyasercapazdevivirsinAndy?—Nodebes temerlea lapartidade tuhijo,Ben.Desdequenacemoses lo
únicoquesabemosquesucederáconseguridad.Lamuertenoesmala,esuntramomás del camino, la conversión del cuerpo débil del hombre en luz. Tu hijo hatenidounavidafelizenlatierra.Hatenidounafamiliaqueloadora,unosamigosconlosquejugar,hatenidountechoenelquecobijarsecuandohacíafríoy, lomás importante, te ha tenido a ti.—Edrielle se acercó a Ben y le acarició lamejilla—.Noolvidesquetútambiénpartirásalgúndía,Benjamin.Lavidaenlatierraescorta.Volverásaveratuhijocuandoteconviertasenluz,aligualqueél.
—Pero no puedo dejar que se vaya—sollozó, tapándose la cara con lasmanos.
—Disfruta tu vida en la tierra, Benjamin. Tu hijo te estará esperando. Teprometoquelovoyacuidarylovoyaquerercontodomicorazón.
Benlamiró,conlacaradestrozadaporlapena.—¿Podrévolveraverlo?¿Vendréisporlasnoches,comohastaahora?—No—aclaróella—.Cuandounapersonadejasucuerpo,sualmadejade
servisibleparalosdemás.—¡Perotúpuedeshacerlo,conlamagiapodéis!—Nonosestápermitido,Benjamin.Bennegóconlacabeza.Noaceptabaquesuhijotuviesequemarcharse.¡No
podíapermitirlo!—¡Nopuedesllevártelo,Edrielle!¡TúnosprometistequeAndysoloseiría
cuando lo decidiese él mismo!—la retó, enfadado, y abrazando con fuerza alniño.
Ellaasintióymiróasuhijo.—Andrew,¿quéquiereshacer?Andymiróa supadrey aEdriele, se loveía confundido.Aquella erauna
decisión difícil. Amaba a su padre sobre todas las cosas, pero su almacomprendíaquesuvidaenlatierrasehabíaacabado.
Derepente,elniñomiróhaciaunladoysusojosseiluminaron.Bengirólacabezaparaverquéeraloqueestabamirandosuhijo,peronovionada.
Andysonrióyasintió.—¡Mellaman!—¿Qué?¿Quédices,campeón?—¡Meestánllamando,papá!¡Quierenquemereúnaconellos!—¿Conquién?—ElcorazóndeBenseaceleró.Sentíamiedo,puesAndyno
dejabadesonreír.—¡Losniños!¡Quierenquevayaajugar!—¡No,campeón,quédateconmigo!—lesuplicó,desesperado—.Vuelveatu
cuerpo, te prometo que encontraremos una solución y podrás estar bien. —Despuésdedeciresasúltimaspalabras,Benrompióallorar.
—Tengo que irme, papá —contestó el niño con entereza, acariciando lamejilladesupadre.
Benselimpiólosojos,pueslaslágrimasnolodejabanver,peroenseguidanuevas lágrimas los bañaron. Apretó con fuerza a su hijo y lo beso con amor.Estuvocasi dosminutos en silencio, abrazadoa él ybesando su tiernamejilla.Pero,contodoeldolordelmundolosoltó.ComprendiólaspalabrasdeEdrielle,comprendióeldeseodeAndydepartir.Supequeñoyanopertenecíaalmundo.
Elniño,alverselibre,besóasupadreylesonrió.Diounpardepasoshaciaaquella luminosidadque lo llamaba.Giróunpoco lacabezayvolvióamiraraBen.
—Tequiero,papá.—Yyoati,campeón—contestóél,sinaguantarelllanto—.¿Meesperarás?Andy le sonriódenuevoyasintió con la cabeza.Sedespidióde supadre
agitandolamanoysusiluetafuedesapareciendopaulatinamente.ElquedarseasolasconEdrielle,Bensetapólacaraconlasmanos.Lamujer fue a su lado y lo abrazó. Él le devolvió el abrazo.Necesitaba
consueloysabíaqueEdrielleconocíasudolor.—Estoyorgullosadeti,Benjamin.Talycomotedije,eresunhombresabio.
Hassabidocomprenderquelapartidadetuhijoeraalgonecesario.Hassabidocomportartedeformajusta,sinpensarsoloenti,sinoenlosdeseosdeAndrew.
—Perominiñoyanoestá—respondióconunhilodevoz.—Seguiráestando,puedesestarseguro.Andrewviviráenloscorazonesde
lagentequeloquiereyserárecordadoconcariño.—¿Ycómovoyasaberqueestábien?¿Cómovoyaestartranquilosabiendo
que está en un lugar tan diferente al nuestro? —preguntó Ben, refiriéndose aAmanyastia.
—Porquetedoymipalabradequelovoyacuidarcomosifuesemipropiohijo.—EdriellebesóaBenenlamejilla.Eralaprimeravezquelohacía,puesnoeramuydadaamostrarafecto—.Teloprometo.
—¿Yahoraqué?—Eshoraderegresar,Benjamin.Hepasadodemasiadotiemposeparadade
misniños,yellosmenecesitan.Ben se alejó de Edrielle y asintió. Lamiró por última vez, memorizando
todas y cada una de sus facciones, pero con la seguridad de que jamás iba aborrárseledelamentesucara.
Ellalesonrió,condulzurayposóunamanoensuhombro.—BenjaminSmith, tedeseounavida llenade felicidad, juntoa tu familia.
Unavidaplena,enlaquejamástefalteunasonrisa.Tedeseoquedisfrutesconplenitudeseviajetancortoqueeslavidaenvuestromundo.Ytedeseoamor,unamor tan puro que traspase cualquier límite.—Edrielle comenzó a brillar y laniebla llenó la estancia, conforme desaparecía, la sonrisa no se le borró de subonitorostro—.Quetevayabien,Benjamin.Volveremosavernoscuandoliberestualma.
CuandoBenabriólosojos,aparecióensuoficina.Estabaenelmismolugar
enelquelohabíasorprendidoEdrielle.Su teléfonomóvilnodejabade sonar.Lo sacódelbolsilloydescubrió el
nombredeDeniseenlapantalla.Contestóalinstante.—¡Ben, gracias a Dios! —La voz de ella estaba rota, se notaba que le
costabahablarsinqueelnudodesugargantaseloimpidiera—.¡Tienesqueveniralhospital!¡Rápido!—Rompióallorarsinpodercontenerse—.Andy…
Ben dejó caer el teléfono al suelo. Ya sabía lo que había ocurrido, peroescucharloenbocadeDenise,conesedolor…fuedemasiado.
Salió de las oficinas corriendo. Montó en el coche y condujo a todavelocidad,sinimportarlelossemáforos,nidemásseñales.
Elcuerpodesuhijoloesperabaenelhospital.Al llegar, tomó las escaleras. No quería tener que esperar el ascensor.
Cuandotraspasólapuertadelahabitaciónenlaqueseencontraban,vioaDenisellorando.
Cuandoellalodescubrió,corrióasulado.—¡Ben,oh,Diosmío!—Seabalanzósobreélyloabrazóconfuerza—.No
pude hacer nada, yo… ¡Ay, Ben, tu pobre niño! ¡No pude salvarlo, Ben!—selamentó.
Laslágrimascorríanporlacaradeél,peronodijoniunapalabra.CuandoDenise lo soltó, caminó a paso lento, casi arrastrando los pies, hasta la camadondeyacíaAndy.
Quédiferenteestaba.NadateníaqueverelAndyllenodevida,conelquesedespidió,deesecuerpovacío.Peroeraelcuerpodesuhijo.Elniñoquehabíacriadodesdequenació,lamayoralegríadesuvida.
Llorandosinconsuelo,yconelcuerpoconvulsionandoporel llanto,callóderodillasyllorólamuertedeAndy.
EPÍLOGO
Qué relativo es el tiempo cuando se trata de dolor. Y es que, dos años
despuésdelosucedido,lopercibíacomosihubieseocurridoeldíaanterior.Eracomosiacabasedesalirdeesahabitacióndelhospital.Perono,habíanpasadodosaños.Doslargosaños.
Desdeentonces, lavidadeBenhabíacambiadomucho.Yanopercibía lascosas de lamismamanera que al principio.Y, parte de eso, se lo debía a laspalabras de Edrielle. Había dejado de sentir que la muerte era el final delcamino,despuésdetodo,habíavistoasupropiohijopartirhaciaotrolugarenelquenohabíadolor, ni desgracias.Pensar en ello, lo aliviaba.Aunque tampocohabíaquequitarleelméritoalapsicólogaquevisitabaunavezporsemana.
Levinobienlaterapia.Expulsómucharabiayresentimiento.Alprincipio,cuandoDenise lepropusoacudira suconsulta,Bensenegó.
Peroconlainsistenciadelajoven,descubrióqueaquellaspersonasestabanparaayudarenmomentosdifíciles.
Regresó a su puesto de trabajo un año después de lamuerte deAndy.Alllegar,todofuecomosiempre.Suscompañerosseportarondemaravillaconélylohacíansentirseintegradoenelgrupo,comosinuncasehubiesemarchado.
Teníaunavidatranquila.Seguíaesarutinaqueaéltantolegustabayteníaalamujermásfantásticadelmundo.
Denise.Aellaledebíalasmayoresalegrías.Desdequesalierondelhospital,nose
habíanseparadoniunmomento.Erancomouñaycarne.Esachicaleenseñóquenotodoacababadespuésdeunapérdidadeesamagnitud.Denisefuesuapoyo,suamiga, supañode lágrimasysupareja.Alprincipio, tenía la sensacióndequeseguíavivoporella.Loanimabayloempujabaaseguirconsusproyectos.ABenlecostóvolarporsucuenta,perocuandolohizo,elamorquesentíaporellasevolviótodavíamásfuerte.
Apesardelasreticenciasdeellaencuantoarelaciones,conéltodovinopor sí solo.Cuando se fueadar cuenta, estabanviviendo juntos.Ocurrióde laformamásnatural,sinforzarsituaciones,nimomentos.Benlahacíafeliz,mucho.Susmiedosdesaparecíanalestarjuntoaél.Cuandoestabanjuntos,podíaserella.
Secasaronbastantepronto.Sequeríanyestabansegurosdequesudestinoerapermanecerjuntos.Formabanunbuenequipo,seequilibrabanelunoalotro.Cadavezquesemiraban,sabíanqueeseerasulugar.
Esatarde,despuésdeterminarconsusrespectivostrabajos,fueronavisitara lamadre deDenise.Ben ya había ido en varias ocasiones, pero lamujer nodejabaqueseleacercase.Decíaquevestíararoyquenoleinspirabaconfianza.Exactamentelomismoqueocurríaconlasdemáspersonasqueintentabanentablar
unaconversaciónconella.Seencontrabanenlahabitacióndelamujer.DeniseyBenestabansentados
enunasilla,frentealaventana,ysumadredepie,mirandoporella.—Mamá,nohassaludadoaBenhoy—lareprendióDeniseconsuavidad.Lamujerloobservóconelceñofruncidoynegóconlacabeza.—Nomegusta,pajarita.DenisemiróaBenconcaradearrepentimiento.Siempreleocurríacuando
lo llevaba de visita con ella. Lo pasaba mal, pues su madre despreciaba alhombrealquequería.Peroél siempre le restaba importancia.Siempreconunasonrisaenloslabios.Deniselobesóconfuerzayselevantódelasilla.
—Voyairaporagua.Ahoravuelvo.—Posólosojosensumadreysepusoseria—.Mamá,hazelfavordetratarbienaBenmientrasyonoestoyaquí.
Pero la atención de su madre estaba puesta en una de las paredes de lahabitación. Denise se encogió de hombros, mandó un beso con la mano a sumaridoysaliódelcuarto,cerrandotrasella.
Al quedarse a solas, la mujer miró de reojo a Ben, pero enseguida suatenciónregresóalapared.
Bensequedópensativounossegundos,recordandoalgoqueDeniseledijohacíaalgunosaños.
—Mehadichosuhijaquehablanconustedtresmujeres.Ellalomiróperonocontestó.—¿Esverdadeso?—insistióBen.—Esverdad—asintió.SeacercóaBenysesentóenlasilladeallado,en
laquemomentosantesestabaDenise—.Mipajaritadicequeesmicabezalaquelasimagina,peroyolasveoylasoigo.
Benasintió,dándolelarazón.—Denisemecomentóqueesasmujereseranhadas.—Sí, lo son.—Elsemblantede lamujer sevolvióamargo—.Peronome
gustadecirlo.Lagenteseríedemí.—Yolacreo—dijoBenconunadébilsonrisa—.Haceunosaños,también
vihadas.—¿Enserio?—lointerrogólamadredeDeniseconlosojosmuyabiertos.—Enrealidad,vimáscosas.—¿Qué?—exclamóella.Bencontabacontodasuatención.—Lashadasqueyovierandríadas.Tambiénmeencontréconunbugulnozy
estuvesentadoenunacabañashide.—¿De verdad? —preguntó alucinando. Su cara parecía la de una niña
cuandolecontabanuncuento—.¿Ymipajaritanotedicequeestásloco?—Denisenosabenada.
—¿Esunsecreto?—riolamujer.—Ahora también lo sabes tú. Pero, tienes que asegurarme que no vas a
contarlo.Seráunsecretonuestro,tuyoymío.—¡Tratohecho!—LeestrechólamanoconfuerzayBenrio.Silopensabacondetenimiento,noestabasegurodequeesamujernoviesea
lascriaturas.Éljamáscreyóenesoscuentosytuvoqueadmitirqueeranreales.¿YsilamadredeDenisenomentíaeneso?¿Ysideverdadlasveía?—¿Ellastehandichoelporquévienenaverte?—lepreguntó.—Sí.Mehacencompañía.Dicenqueelcerebrohumanoesimperfectoylas
personassufrimosporello.Dicenquemialmaestáperdidaenalgúnrincóndemicabeza.Peroaveceslogranencontrarla.
CuandoBen fue a contestar,Denise entrópor lapuerta conunabotelladeagua.Alverlossusurraryconlascabezastanjuntas,sesorprendió.
—¡Vaya!—TuvoquerecomponersucaraalverquesumadreporfinhabíadejadoqueBenseacercase.Nopudoevitarquelaalegríasenotaseensucara—.¿Quéestáistramandovosotrosdos?
Sumadrepegóunsaltodelasillayloseñaló.—¡Éltambiénhavistohadas!—Nomedigas,Ben,¿deverdad?—preguntóellatomándoseloabroma.Benasintióy rioconsumujer.NuncahabíahabladoconDenisesobreese
tema, y no quería hacerlo. La gente no creía en magia. ¿Qué hubiese pensadoDenisesi,despuésdelamuertedesuhijo,lehubieracontadoquehabíavistoaEdrielle?¿Cómohubiesereaccionadoalsaberquesuhijosehabíaidoconella?¡Lohabríatomadoporloco!
Laspersonasnoestabanpreparadasparaesasrevelaciones,ynopensabaserélquienlocontase.
Muchasveces,cuandoseponíaapensar,llegabaalaconclusióndequeesascriaturasentrabanenlavidadelaspersonasmásdébilesyreceptivas.Aparecíany les daban esperanza. Pero, claro, eran suposiciones. Nadie sabría jamás laverdad.
Semarcharondelaresidenciaytomaroncaminohaciacasa.Denisedejósuantiguopiso,elquecompartíaconKim,ysemudóaldomiciliodeBen.
Comoestabaanocheciendo,decidieronirdirectamenteasuhabitaciónparaponerseelpijama.Mientrascaminabanporelpasillo,Benlacogióporlacinturaylabesó.Leencantabanlosbesosdesumujer,eranfrescosyadictivos.
—Cadadíaagradezcomáselhaberteconocido—lesusurróaloído—.Tequiero.
Ellasintióquesucorazónseacelerabaconsuspalabras.Lorodeóconlosbrazosporelcuelloyatrapósubocaconardor.
—Tequiero,Ben.Mehasenseñadoqueelamorlopuedetodo.—Ereslomejorquetengoenlavida.Megustatododeti.Ellalomirósonrienteyladeóunpocolacabeza.—¿Tegustatododeestacría?—Sí,quieroaestacríacontodamialma.—Lediounbesitoenlanariz—.
Nuncapodrépedirteperdóntodoloquemereces,porloestúpidoquefuicontigocuandoteconocí.
—Bueno,mecasécontigosabiendoesodeestúpido,asíque…—Deniserioalverlacaradesumarido,peroactoseguidopegóunbotealsentirunpellizco—.Ay,Ben.
Rieronlosdosyjuntaronsusbocasdenuevo.Élleapartóelcabellodelacaraylesonrió.
—¿Cuándotevasavolverateñirelpelodeverde?—¿Quieresquelovuelvatenerverde?—rio—.Bueno,habráqueesperarun
poco.Noquieroquecuandonazcanuestrobebéloprimeroqueveademiseamipelo—secarcajeó.
Benbajólavistahaciasubarriguita.Labesóconamoryvolvióaabrazarasumujer.
Caminaronen silenciopor elpasillohastaque llegarona lahabitacióndeAndy.Sinpodercontenerse,entraronenella.Miraronasualrededorysonrieron.
—¿Tú crees que a Andy le hubiese gustado que su hermanito ocupe suhabitación?—comentó ella acariciando la cuna que había colocada junto a laventana.
Bensonrióconmelancolíayasintió.—Estoy segurodequequerría a suhermanocon todo su corazón.Yestoy
segurodequelovaacuidar,desdedondeseencuentre.Deniseasintióyselimpióunalágrima.—Sí,amor,lohará.Benlelimpiólaslágrimasyparpadeóparaaguantarlassuyas.Dieronmedia
vuelta,cerraronlapuertayseencaminaronasudormitorio.LahabitacióndeAndyquedóensilencio.AlmarcharseDeniseyBendeallí,
todo volvió a la calma. Todo… salvo por un pequeño temblor que se produjodentrodeesta,salvoporunextrañovahoquecomenzóaaparecerenlaventanadondesiempreseponíaAndy,ysalvoporunaspequeñasletras,dibujadasenél,enlasqueponía“Tequiero,papá”.
FIN