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El poder de las redes -...

Date post: 02-Feb-2021
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Manual ilustrado para personas, colectivos y empresas abocados al ciberactivismo El poder de las redes David de Ugarte
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  • Manual ilustrado para personas, colectivos y empresas abocados al ciberactivismo

    El poder de las redes

    David de Ugarte

  • David de Ugarte

    El poder de las redes

  • Índice

    Información general sobre este libroQué puedes hacer con este libro . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 7Qué no puedes hacer con este libro . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 7Créditos . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 8

    Sobre el autor David de Ugarte, pescador de nombres . . . . . . . . . . . . . . . . . . 9

    Prólogo Lógicas, ontología y disidencia de y en la blogsfera . . . . . . . 13

    El poder de las redes ¿De qué habla este libro? . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 23Observe las líneas de puntos . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 27Brevísima historia de las redes sociales . . . . . . . . . . . . . . . . . . 29De la pluriarquía a la blogsfera . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 41Mumis y efectos red . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 51La primavera de las redes . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 57Ciberactivistas . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 63Épica y lírica en el relato de los blogs . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 67Ciberturbas . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 73Una definición y dos modelos de ciberactivismo . . . . . . . . . . 85Ciberactivismo para activistas de la vida cotidiana . . . . . . . . . 87

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  • Las empresas como caso particular . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 93Contextopedias . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 103La Web 2.0: una verdad incómoda . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 109Las oligarquías participativas de la Web 2.0 . . . . . . . . . . . . . 113¿Hacia dónde apunta la Web 2.1? . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 117Pensando diferente . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 121

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  • Información generalsobre este libro

    Qué puedes hacer con este libro

    Este libro ha sido escrito por David de Ugarte, quien haceentrega de él al Dominio Público.

    Puedes, sin permiso previo del autor, copiarlo en cual-quier formato o medio, reproducir parcial o totalmente suscontenidos, vender las copias, utilizar los contenidos pararealizar una obra derivada y, en general, hacer todo aque-llo que podrías hacer con una obra de un autor que hapasado al dominio público.

    Qué no puedes hacer con este libro

    El paso de una obra al dominio público supone el fin de losderechos económicos del autor sobre ella, pero no de losderechos morales, que son inextinguibles. No puedes atri-buirte su autoría total o parcial. Si citas el libro o utilizaspartes de él para realizar una nueva obra, debes citarexpresamente tanto al autor como el título y la edición. Nopuedes utilizar este libro o partes de él para insultar, inju-

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  • riar o cometer delitos contra el honor de las personas y engeneral no puedes utilizarlo de manera que vulnere losderechos morales del autor.

    Créditos

    La presentación del autor ha sido escrita por Pedro Martín(http://diversiones-pmart.blogspot.com).

    El prólogo ha sido escrito por Juan Urrutia(http://juan.urrutiaelejalde.org).

    El poder de las redes (del que existe un apéndice titu-lado Breve historia del análisis de redes, accesible enhttp://www.deugarte.com/gomi/historia_del_analisis_de_redes_sociales.pdf) ha sido escrito por David de Ugarte(http://deugarte.com).

    Las ilustraciones de este libro están también bajodominio público. La primera fue realizada por RodrigoAraya (http://puntogov.blogia.com) a partir de un grafooriginal de Paul Baran. La segunda es creación exclusivadel mismo autor. Y la tercera es una fotografía realizadapor David de Ugarte en Madrid.

    La corrección de este libro es obra de Yolanda Gamio(http://algarabia.blogia.com).

    La maqueta ha sido realizada por Teresa Dedéu.La portada, también bajo dominio público, es obra de

    Fernando Díaz (http://blog.fmdwebdesigner.com).

    El isbn de la edición electrónica es 978-84-611-8873-4

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  • Sobre el autor

    David de Ugarte, pescador de nombrespor Pedro Martín

    Cómo hablar de David, ahora que lo he reencontrado enforma virtual después de algunos años, sin hablar derecuerdos, sin parecer lo que soy en el fondo, alguien enplena cuarentena que comienza a contar batallitas. Sinrecordar la foto, que creo que conservo, en la que sale encompañía del comandante, o la de aquella legendariacubierta «F». O aquella llamada de teléfono preguntandopor su querido perro de aguas.

    Qué decir de este personaje hecho a sí mismo, polié-drico, sorprendente y al tiempo contradictorio. Hablaré,pues, sólo de una parte, de David como «pescador denombres», algo siempre necesario en tiempos cambiantes.Y para ello comenzaré hablando de mi referente natural, laarquitectura.

    En ¿Quién teme al Bauhaus feroz? (From Bauhaus toOur House), acidísimo y muy recomendable, Wolfe serefiere a Le Corbusier como constructor de conceptos,más que de obras reales. Y es cierto que Le Corbusiertiene una obra no demasiado amplia, frente a lo prolíficode Wright, por ejemplo. Sí era capaz, sin embargo, de des-

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  • tilar sus ideas en conferencias y exposiciones de unamanera que nunca el maestro californiano logró con susescritos. De hecho, Wolfe señalaba cómo Wright les decíacon ironía sus colaboradores: «Bueno, ahora que ha termi-nado una casa, escribirá cuatro libros sobre ella».

    Por supuesto, los conceptos arquitectónicos propues-tos por Le Corbusier no eran necesariamente más profundoso válidos que los de Wright, Mies o Aalto; correspondíanúnicamente a su modo personal de entender la arquitectu-ra. Sin embargo, Le Corbusier sí era especialmente brillanteen su manera de extraer la esencia de cada concepto y darle«forma de palabra». Con ello, cada idea que flotaba porentonces en la mente colectiva de la profesión tenía de re-pente una palabra asociada, un término con el que referirsea ella: maison domino, inmeubles-villa, «trazados regulado-res», los cinco puntos (pilotis, toit-terrasse, plan libre, faça-de libre y fenêtre-bandeau), modulor, unité d’habitation. Suvalor no radica necesariamente en el concepto, sino en lapalabra, la herramienta para referirse a él. Le Corbusierera, ante todo, un «inventor de herramientas dialécticas».

    David de Ugarte, en su dinámico y enriquecedor blog,se muestra como un inquieto buscador de ideas, de nue-vas conexiones, pero por encima de todo es un «pescadorde nombres», como lo era el arquitecto suizo; nos aportaherramientas para que podamos hablar, compartir, relacio-nar, construir. Las ideas que nos trae pueden haber sidocreadas recientemente o ser conceptos de hace tiempo;no importa, la novedad es la palabra que los define, laherramienta de cambio. Desde hace decenios existe lamecanización asistida por ordenador, el CAM, capaz decrear objetos con instrucciones sencillas. Pero no conocía-mos la palabra fabbing, que nos trae David, y que andaahora en boca de todos. Spime, devolución, mumi, pala-bras que existían, pero que pasan, gracias a David, a con-cretarse y formar parte de nuestra blogsfera particular.

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  • De ahí que resulte tan interesante su Contextopedia,en la que se reúnen todos esos nombres, esas etiquetas,con definiciones eternamente cambiantes. Me costó untiempito acostumbrarme a teki, ubuntu, ciberpunk o hac-ker. Ahora, mientras sigue desarrollando ese inventillogenial cuyo nombre suena a protagonista de Friends, séque sigue pescando o moldeando para nosotros las pala-bras que nos servirán para hablar de la Web 2.1. David deUgarte, nuestro «pescador de nombres».

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  • Prólogo

    Lógicas, ontología y disidencia de y en la blogsferapor Juan Urrutia

    De la generación de los videojuegos, usa la tecnologíadigital como cualquiera de nosotros el lenguaje: piensa enél, no sobre él, sino en su seno, en él. Economista porestudios oficiales, aficionado al arte con estudios extra-oficiales sobre su historia, quizá hubiera querido ser epi-demiólogo, pero se ha convertido en un emprendedordespués de ser un devorador de ciencia-ficción y unreportero de revoluciones. Es un habitante de la blogsferaa la búsqueda de su sitio en ella que nos informa sobre sudesarrollo y que sólo de vez en cuando solidifica la fluidezde su pensamiento en un libro que acaba disolviéndoseen una nueva corriente vivificadora de exploración de estenuevo mundo.

    Tengo la sensación de que esta vez tenía necesidad dehacer un breve alto en el camino de la exploración y con-tarse a sí mismo la línea principal de su pensamiento, unalínea que resulta diáfana. La arquitectura de la informacióny la comunicación condiciona y determina la estructura delpoder político o económico, y este poder, de uno u otro

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  • tipo, deja de serlo ante el empuje imparable de la prolife-ración de redes y de su creciente densidad, que abocan aun mundo nuevo en el que la lógica implacable de la esca-sez, responsable de tanta miseria material e intelectual, setransforma de manera radical, permitiéndonos vislumbrarese lugar diferente y nada tranquilizador que, sin embar-go, nos atrae sin remisión.

    Si se me permite una extraña recomendación, yoempezaría la lectura por el apéndice disponible online1,donde aparecen las referencias genéricas que animan eldiscurso. Su contenido no es fácil de asir, pero difícilmen-te se encontrará un resumen mejor de las mismas ni unmejor estímulo para iniciar la lectura desde la página pri-mera. La distinción de Baran entre las tres formas de redes crucial. La centralizada y la descentralizada son árbolescon menor o mayor número de niveles jerárquicos, mien-tras que la distribuida es como una enredadera. En las dosprimeras formas arquitectónicas sólo hay una manera deunir dos nodos cualesquiera, mientras que en la distribui-da con forma de enredadera o rizoma hay muchas formasalternativas de hacerlo, lo que le dota de una resistenciaenorme a las tensiones de ruptura o a los ataques de cual-quier naturaleza. Esta arquitectura distribuida conformauna pluriarquía (o poliarquía), cuyo ejemplo más vívido esla blogsfera o red de bitácoras, mientras que las otras dosarquitecturas son dos ejemplos de jerarquía. En términosde economista, estas dos últimas corresponden a unaeconomía centralizada o a un conjunto de monopolistasrivales, respectivamente, y la primera, a la competenciaperfecta. En esta última habita el hacker y en aquellas eldictador benevolente o los llamados enfáticamente capita-nes de empresa.

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    1http://www.deugarte.com/gomi/historia_del_analisis_de_redes_sociales.pdf

  • Quizá los párrafos más bellos de un libro que no deja deser analítico sean los dedicados al canto a ese avatar delhacker que es el mumi. El hacker representa la superaciónde las distinciones entre el trabajo y el ocio y entre retribu-ción y reputación. En un mundo en el que la información yel poder fluyen por una red distribuida, la abundancia esmás relevante que la escasez e impone sus figuras retóri-cas. Lo importante no es ciertamente la remuneración, sinola reputación de saber conducir sobre este terreno, y el ori-gen del poder no está en el secreto, sino en su divulgación,no en atesorar, sino en el regalo gratuito, en el potlach deideas. De ahí que el poder y las rentas inmerecidas que lesuelen acompañar sean muy volátiles, de forma que unmumi puede ser sustituido mañana por otro más munifi-cente y la forma en que esa sustitución tiene lugar esmediante el incremento de enlaces entre nodos.

    Es justamente esa dinámica de sustitución de mumis laque va tejiendo la red distribuida al tiempo que se aprove-cha de ella para proporcionar gratuitamente abundanciade ideas. Es justamente esta proliferación imposible decontener la responsable de que aparezca un recelo intui-tivo hacia las redes sociales distribuidas. Se trata del refle-jo censor que todo defensor del orden, paralizado por elmiedo, tiene y cultiva como aparente garantía de seguri-dad. Y sin embargo hay una forma inteligente, aunque nosimple, de comunicar que la proliferación de conexionesentre personas hace cada vez más cierta la ventaja episté-mica de las redes distribuidas entendiéndolas como filtrosde ideas renovadoras.

    Si comparamos un árbol con una enredadera, nos per-catamos inmediatamente de que, en la primera figura, unanueva idea que pugna por su aceptación ha de pasar,antes de llegar al público en general, por varios filtros enbatería, desde la raíz hasta el nacimiento de la primerarama y así sucesivamente, mientras que en la segunda de

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  • esas figuras, las novedades pueden difundirse por cana-les alternativos como si los filtros estuvieran en paralelo. Esevidente que habrá una mayor cantidad de ideas flotandoen el aire en el segundo caso que en el primero, aunquetambién es evidente que en este último también habrá unamayor proporción de ideas malas, malas en cualquier sen-tido. Si no hubiera sesgos cognitivos con sus correspon-dientes errores de medición, y si la racionalidad no tuvieralímites, el árbol sería una óptima figura epistémica, puessólo dejaría pasar las ideas buenas. Pero como vivimos enun mundo imperfecto, con sesgos cognitivos y con racio-nalidad limitada, es perfectamente posible que la enreda-dera sea la configuración epistémica mejor para obtener elóptimo posible o de segundo orden. Tal como se muestraen «La potencia semántica de la retórica», siguiendo a Sahy Stiglitz (1984), esto ocurrirá, entre otras posibles contin-gencias, cuanto mayor sea la proporción de ideas buenasen el pool de ideas que están en el aire a la espera de sercapturadas y cuanta mayor sea la diferencia o el rangoentre las mejores y las peores ideas. Como se me antojaque en nuestro mundo ambas situaciones se van hacien-do realidad, me atrevo a decir que aquí hay un argumen-to sólido a favor de la proliferación de enlaces entrepersonas que Internet hace posible.

    Pero no sólo de la verdad vive el hombre, sino que tam-bién necesita un poco de autoestima, algo que se puedeasociar a la individuación, es decir, a esa conversión desdela identidad grupal o comunitaria a la identidad individualo colectiva. Esta última, contrariamente a lo que suele pen-sar la beatería ambiental, no es un dato, sino la conse-cuencia deseable del movimiento civilizatorio, unaconsecuencia que, sin embargo, no es fácil de alcanzar oconseguir. Argüiré ahora en dos pasos que el elementoprimitivo del análisis es el grupo y que, siendo esto así, laindividuación es costosa.

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  • Recordaré, como primer paso de mi argumentación, loque escribí en mi blog en relación con la ontología queLawson propone como metodología económica deseabley que parece que estuviera especialmente pensada paracaracterizar la blogsfera. Decía allí al tratar de explicar laidea central de Lawson que

    the social domain is an emergent realm whichdepends on us and is made up of social groups, socialrules and practices within these groups. This socialdomain constitutes a closed system, intrinsically dyna-mic and internally related in the sense that any indivi-dual within the group is necessarily situated in relationto others.

    No puedo encontrar una caracterización abstracta dela blogsfera más adecuada. Y además, ya en aquellaépoca era clara la conexión entre ontología y redes distri-buidas. En efecto, continuaba diciendo que

    it is not only a kind of sweet tolerance which allowsontology to live. And a sneaky feeling starts creepingin. What if this apparently backward move actuallywas akin to one of the trendiest movements withinmainstream Economics?

    I refer to Network Theory as a way of understan-ding many phenomena which are not related to thefunctioning of the market but rather to the emergen-ce of this particular institution and, more generally, tomany interesting social facts which are not interme-diated by markets.

    Let us recall first what David de Ugarte said2 twoor three days ago on the blogsphere. In his theses

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    2http://www.deugarte.com/7-tesis-sobre-la-blogsfera

  • 4/5/6 he argues that the real media is not one blogbut the blogsphere itself, that this blogsphere is dividedinto different groups, non of which is going to be theinfluential one forever, because these subgroups chan-ge all the time, and that the structure of this collectionof blogs is distributed and not merely decentralized.

    Una vez admitido que la blogsfera es un magníficoejemplo de red distribuida, me queda, como segundopaso de mi argumentación, mostrar cómo puede, además,ayudar a la individuación, algo que ya he intentado en otrotrabajo3 que se puede encontrar en mi página web. Lacuestión, expuesta sin ambages, es que, para dejar de seridentificado por las características del grupo al que perte-neces y pasar a ser reconocido por tus características úni-cas como individuo, hay que pasar por un rito iniciáticoque podemos llamar disidencia. Pero esta disidencia tieneun coste conformado por la mala conciencia de la traiciónal grupo y por la posible venganza de éste, incluyendo elcoste de la reinserción. Cuanto mayor sea este coste,menos individuos brotan, pero los que sí consiguen hacer-lo son más auténticos en sentido heideggeriano.

    En este sentido, y usando la terminología de Ugarte,cuanto más individuo, menos persona. Para ser tu propiodueño has tenido que renunciar a las pautas de tu grupo,las propias de la red a la que perteneces, y abandonarteen la malla de otro, puesto que no hay, dada la ontologíapresentada, un vacío de redes. Justamente de aquí surgela riqueza de la dialéctica en el seno de la blogsfera. LasTIC permiten la generación de una amplia red distribuidaque funciona autónomamente pero que, a diferencia deotras identidades colectivas, permite la disidencia a bajo

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    3http://juan.urrutiaelejalde.org/trabajos/individuacion_por_pertenen-cia.pdf

  • coste con consecuencias interesantes para entender estetrabajo del hacker Ugarte.

    La primera consecuencia es interpretativa. La distin-ción entre lo lírico y lo heroico, una de las ideas mejor ymás brillantemente comunicadas en este libro, encuentrasu encaje analítico a través de esa idea del coste de laindependencia que está implícita en el aparato técnico delartículo sobre identidad de Akerlof y Kranton.4 Para afron-tar la disidencia cuando su coste es muy alto hay que serun héroe cruel, un dios impasible ante el sufrimiento ajeno,un soldado ennoblecido, un emprendedor, diríamos hoy.Pero para ser un disidente de poca monta, un disidente derebajas, diríamos, se puede ser un lírico dulce, un peque-ño burgués simpático aunque fiero defensor de la justicia,especialmente cuando se está involucrado. Esto es lo quepreferimos los liberales frente al gusto de los carlistas porlos estandartes y la fanfarria. El autor y yo venimos de fami-lias que lucharon contra este carlismo y espero que se nosnote. Además, este lirismo encaja perfectamente con lasredes distribuidas porque, al ser muy tupidas, las distintasidentidades sociales de los subgrupos están muy cerca-nas y cuesta poco pasarse de una a otra, llegando así aentender a los demás.

    La segunda consecuencia del abaratamiento de la disi-dencia es más especulativa. Se trata de la sospecha deque ese abaratamiento puede disipar la lealtad al grupo yla confianza mutua entre los miembros del mismo.Parecería que esa disipación dificultaría la posibilidad téc-nica del compromiso (en el sentido de commitment) en unmundo interpretado como blogsfera o, más generalmente,como red distribuida. Ciertamente, el peligro existe y tieneimplicaciones curiosas.

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    4Akerlof, George A. and Rachel E. Kranton, “Economics and Identity,”Quarterly Journal of Economics 105, 3 de agosto de 2000, págs. 715-753.

  • Por un lado, la formación de coaliciones estables espoco probable, por lo que el núcleo de una economía, alpoder formarse casi cualquier coalición, será muy peque-ño, de forma que la lógica individual en la que se basa elcomportamiento de los agentes de un modelo económiconos lleva a algún lugar fácil de determinar y de defendercomo de equilibrio, ya que no hay muchas otras solucio-nes cooperativas empujadas por la lógica grupal. Por otrolado, surge una extraña paradoja, ya que justo es esta faltade lealtad del agente individual económico –y que podría-mos identificar como el hacker– la que hace difícil la con-vivencia por falta de confianza mutua. La paradoja radicaen que justo cuando parecen coincidir la lógica individualy la grupal, topamos con un individuo en el que no sepuede confiar del todo y con el que la convivencia serámenos aburrida de lo que no pocos desearían.

    Este último comentario no es una nota de pesimismo,sino todo lo contrario. Es más bien un llamamiento a con-tinuar examinando las ventajas e inconvenientes de viviren una red distribuida como la que ya nos arropa. Puesbien, el libro que el lector va a leer es rico en ese examenque reclamo y ofrece innumerables pistas para ello. Si lafacilidad de su escritura y el poder de seducción de suautor le llegaran a hacer creer que lo ha entendido todo,yo me atrevo a decirle que lo vuelva a leer con lupa ymayor sosiego. Yo lo hice y descubrí que sus páginassobre ciberactivismo o sobre estrategia empresarial omanagement no sólo son más profundas que las que cir-culan por ahí y más profundas de lo que parecen, sino quesobre todo revelan una notable percepción de «lo quepasa» y un evidente espíritu revolucionario en el mejorsentido de esta palabra.

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    El poder de las redes

  • ¿De qué habla este libro?

    Que estamos en un tiempo de cambios y que esos cam-bios tienen que ver de alguna manera con las «redessociales» es ya una idea común, extendida y repetidahasta el cansancio. Sin embargo, nadie parece tener muyclaro qué son esas famosas redes y, sobre todo, qué tie-nen de nuevo. A fin de cuentas, si de las redes de quehablamos son las que forman las personas al relacionarseunas con otras, la sociedad siempre ha sido una red. Y sihablamos de movimientos de activistas también estuvie-ron siempre ahí, relacionándose unos con otros en unaespecie de universo hiperactivo y paralelo. Hay, sin embar-go, dos elementos nuevos relacionados con esta cuestiónque todo el mundo entiende intuitivamente. Por un lado,Internet y su consecuencia más directa: la eclosión de unanueva esfera de relación social que pone en contacto amillones de personas cada día. Por otro, la aparición en losúltimos años de una amplia literatura sobre redes aplicadaa todos los campos, desde la física o la biología hasta laeconomía, con toda su inevitable secuela de libros de di-vulgación, aplicaciones al marketing y juegos publicitarios.

    Y luego hay toda una serie de movimientos que vandesde la revolución hasta la protesta cívica, pasando por

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  • una nueva suerte de sofisticadas algaradas que nadiesabe clasificar muy bien y que llenan páginas en los perió-dicos. Saltaron a la luz pública cuando en el año 2001 unamultitud tomó las calles de Manila para pedir la dimisióndel presidente Estrada. Los medios destacaron entoncesla ausencia de convocantes y cómo las organizacionespolíticas y sindicales se vieron arrastradas a seguir a lagente en vez de dirigirla. Pero aquello estaba lejos denuestra vieja Europa y tampoco le hicimos demasiadocaso, tan sólo el suficiente como para que muchos de losmiles de protagonistas de las movilizaciones del 13 demarzo de 2004 en España supieran hasta qué punto po-dían impulsar un cambio decisivo. Fue «la noche de losteléfonos móviles» y, aunque todavía se discute en quémedida pudo influir en el resultado electoral del díasiguiente, nadie puede negar que supuso un momento deradical novedad en la historia española. En un librito publi-cado en la red unos meses antes, el economista JuanUrrutia había vaticinado la inminencia de este tipo demovilizaciones y aportado las claves metodológicas paraentenderlas. Las bautizó también como «ciberturbas». Unaño y medio después, en noviembre de 2005, la policíafrancesa confesaba su impotencia para contener la revuel-ta de los arrabales aduciendo la velocidad a la que losrevoltosos adquirían técnicas y experiencias de verdadera«guerrilla urbana». Algunos apuntan a la aparición de unnuevo y misterioso sujeto colectivo. Howard Rheingold lollamó las «multitudes inteligentes». En este libro no nosacercaremos a ellas como si formaran parte de un mismomovimiento, con objetivos más o menos comunes, sinocomo síntomas de una nueva forma de organización ycomunicación social que poco a poco va tomando fuerzay con la que se pueden defender ideas muy diferentes,cuando no opuestas. Movilizaciones informativas como lasque condujeron al «macrobotellón» de la primavera de

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  • 2006 o el descrédito popular de Dan Brown en Españaentrarían también en este hit parade de ciberturbas querevelan que algo está cambiando. Definir ese algo y cómolas personas normales podemos ganar con ello indepen-dencia y poder de comunicación es el objeto de este libro.Se divide en tres partes. La primera parte contiene unabrevísima historia de cómo las redes sociales, el mapa derelaciones a través del cual se mueven las ideas y la infor-mación, han cambiado a lo largo del tiempo impulsadaspor las distintas tecnologías de comunicación. La segun-da parte se centra en los nuevos movimientos políticos,desde las Revoluciones de Colores en el Este de Europahasta las ciberturbas en distintos lugares del mundo, parafinalmente trazar los dos modelos fundamentales de cibe-ractivismo que llevan a la difusión masiva de nuevos men-sajes desde la propia red. Y en la tercera parte se extraenconclusiones útiles para personas, empresas y colectivosde todo tipo sobre cómo comunicar socialmente en unmundo en red distribuido, un mundo en el que todossomos potencialmente ciberactivistas.

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  • Observe las líneas de puntos

    El presente libro contiene tan sólo tres ilustraciones. Laprimera de ellas sostiene de alguna manera todo lo quevendrá a continuación, así que lo ideal sería que el lectorla tuviera siempre presente. Fue creada por Paul Baranpara el dossier en el que describía la estructura de un pro-yecto que más tarde se convertiría en Internet.

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    RED CENTRALIZADA RED DESCENTRALIZADA RED DISTRIBUIDA

  • Si observamos atentamente, los tres gráficos unen losmismos puntos de diferente manera. Estas tres disposicio-nes –técnicamente llamadas topologías– describen tresformas completamente distintas de organizar una red:centralizada, descentralizada y distribuida.

    Cuando Paul Baran escribió su famoso informe, incluyóesta ilustración para argumentar hasta qué punto una reddistribuida era algo completamente diferente, en su natu-raleza, de una red descentralizada. Nosotros la incluimoscon el mismo objetivo, pero si él imaginaba ordenadoresen los puntos que unen los segmentos, nosotros imagina-remos la mayor parte de las veces personas e institucio-nes. Si Baran imaginaba las conexiones como líneas ycables de teléfono, nosotros veremos en ellas relacionesentre personas.

    Rodrigo Araya, un especialista chileno en Historia delos movimientos sociales que se ha dedicado a seguir porel mundo el rastro de ciberturbas y revoluciones democrá-ticas, ha añadido además una clave de color: azul para lacentralizada, rojo para la descentralizada y amarillo para ladistribuida. Esta clave nos permitirá en la siguiente ilustra-ción que aparece en el libro, y que es obra suya, relacio-nar distintos acontecimientos históricos y los temas de losque hacían bandera con la topología de la red informativaque los sostenía.

    La idea central subyacente en el presente libro es quela clave para poder explicar la gran mayoría de los nuevosfenómenos sociales y políticos a los que nos enfrentamosconsiste en entender la diferencia entre un mundo en elque la información se distribuye en una red descentraliza-da y otro en el que lo hace en una red distribuida, por loque recomendaría que el lector marcara esta página y vol-viera a ella cada cierto tiempo.

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  • Brevísima historia de las redes sociales

    Tras toda arquitectura informacional se esconde una estructura de poder.

    ESLOGAN CIBERPUNK ESPAÑOL~1990

    La tecnología, en especial la de comunicaciones, gene-ra las condiciones de posibilidad de los cambios en laestructura de poder. Daniel R. Headrick, en The Tools ofEmpire, defiende la tesis de que el imperialismo decimo-nónico europeo, que llegó a dominar tres cuartas partesde la superficie terrestre, sólo fue posible cuando la tec-nología de transportes y telecomunicaciones permitió que

    las redes económicas se establecieran […]. A fin decuentas, antes de que una colonia pudiera conver-tirse en valiosa y en un anexo de una economíaeuropea, se tenía que haber tendido una red decomunicaciones y transporte.

    La clave que hizo posible el reparto de África en Berlínen 1885 fue la existencia previa de una primitiva red detelecomunicaciones instantáneas: el telégrafo.

    En noviembre de 1851 se abrió al público la primeralínea de telégrafo entre el Reino Unido y Francia. El primer

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  • mensaje directo entre Londres y París llegaba pocosmeses más tarde. En 1858, el primer cable trasatlánticounía Estados Unidos con la red europea. Eran los comien-zos de lo que Tom Standage bautizó, en un estupendolibro epopeya, como «Internet victoriana».

    Aunque Standage se muestra irónico en su libro sobreel efecto final del telégrafo en las relaciones diplomáticas,en la medida en que modificó los asuntos militares, nodeja de ser interesante que los tres primeros protagonis-tas de aquella red hayan formado un bloque hasta ahora.Y es que el telégrafo no sólo unió las bolsas, sino que unióy mestizó los intereses económicos de los tres países,dando impulso tanto a la primera globalización como alimperialismo. Y los impulsó con más potencia que la riva-lidad generada por las fuerzas centrífugas de la compe-tencia entre los tres países.

    El nacimiento de las agencias de noticias (AssociatedPress y Reuters), hijas directas del telégrafo, contribuyóademás a casar el «orden del día» del debate público entrelas tres potencias.

    Es difícil entender hoy el cambio que supusieron lasagencias de noticias para la democracia. Al principio lanovedad consistió en que permitieron incorporar noticiasnacionales y globales a la prensa local en un momento enque la alfabetización crecía tanto por necesidades produc-tivas (las máquinas requerían cada vez más habilidades demanejo de los obreros) como por la acción educativa delpropio movimiento sindical y asociativo.

    Pero al incorporar la prensa popular (y no sólo la «bur-guesa», inaccesible para la mayoría de las personas tantopor sus costes como por su lenguaje), asuntos nacionalese internacionales, hasta entonces reducto de las cancille-rías y la elite, la política exterior y «de Estado» pasó a for-mar parte de aquello sobre lo que cualquier ciudadanomedio, independientemente de su clase social, tenía una

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  • opinión. Los argumentos del sufragio censitario se hacíanobsoletos porque la información y la opinión abarcabanahora al conjunto de la ciudadanía.

    De hecho, el telégrafo también fue la clave del ascen-so de nuevos sujetos con nuevos valores. Fue la clave quepermitió soñar con acciones sindicales coordinadas entreFrancia e Inglaterra. La convocatoria en 1864 de la con-ferencia que daría pie a la fundación de la Primera In-ternacional fue una consecuencia directa del tendido delprimer cable telegráfico bajo el Canal de la Mancha. Setrataba de contrarrestar que los patrones enfrentaran lashuelgas a un lado y otro del canal trasladando la produc-ción. Los sindicatos y los grupos obreros habían visto enel telégrafo la posibilidad de coordinar sus reivindicacio-nes. El internacionalismo obrero, que marcaría el final delsiglo XIX y el primer tercio del XX, fue, al igual que suopuesto, el imperialismo, una posibilidad sólo abierta poraquella primera red internacional de cables de cobre.

    Pero la traducción política completa de las consecuen-cias de la nueva estructura de la información llegaría conla Segunda Internacional (1889). Su objetivo era fomentargrandes organizaciones que coordinaran los movimientossociales a nivel nacional y llevaran los intereses de los tra-bajadores a la agenda política y los Parlamentos.

    Podemos decir que la socialdemocracia original y sumodelo, el SPD, son los hijos de aquella visión «descentra-lizada» (que no distribuida) del mundo, desde su organi-zación territorial hasta su concepción del Estado. El casodel socialismo francés es anecdóticamente llamativo, yaque su historia va ligada, por encima de París, a unapequeña ciudad de provincias, Clermont Ferrand, cuyacentralidad reside en la estructura ferroviaria y telegráficafrancesa.

    Hoy nos parece natural, por establecida, la concepcióndescentralizada del poder, la articulación de las organiza-

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  • ciones humanas (Estados, empresas, asociaciones, etc.)en niveles jerárquicos correspondientes a espacios territo-riales. Nos parece natural la estructura de representaciónsocial y política que de ahí deriva y nos parece natural quese produzca mediante progresivas fases de centralización(local, regional, nacional, internacional, global, etc.) dedecisiones que en cada nivel se producen sobre un uni-verso igual de temas.

    Esto no era así antes del telégrafo, ni siquiera en lasorganizaciones políticas más «avanzadas» surgidas de laRevolución francesa. La concepción centralizada era tanpura como el universo de temas era diferente en cadanivel (cuando había varios). La tendencia era una réplicadel sistema de postas del Antiguo Régimen, el famosocentralismo jacobino.

    Originalmente, las estructuras descentralizadas sonproducto de la interconexión efectiva de redes centraliza-das, pero a largo plazo tendrán su propia lógica, generan-do nuevos nodos superiores no nacionales, como lasagencias de noticias primero o las primeras multinaciona-les después. Así, IBM demostró el vigor de la jerarquiza-ción autónoma de sus nodos hasta el extremoabasteciendo a ambos bandos durante la segunda guerramundial. Según algunos investigadores, la lógica, además,era la de una organización descentralizada «pura», dondeuna rama del árbol puede aislarse del resto. IBM, ante losrequerimientos de la cancillería nazi de obtener informa-ción tecnológica aliada y del presidente Roosevelt de blo-quear el sistema de gestión alemán, había dado unultimátum simétrico a ambos, parejo a una promesa deimpermeabilidad. Sólo el presidente fundador de IBM,cúspide del árbol jerárquico descentralizado, disponía dela información de ambos lados. Para hacerlo posible legal-mente, la rama alemana de la multinacional se había vuel-to completamente independiente desde 1941.

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  • La primera revolución de las redes, la que configurónuestro mundo, supuso el paso de la tendencia a la orga-nización centralizada y nacional propia del Estado moder-no a la descentralizada e internacional de los siglos XIX yXX. Pasamos de los estamentos locales a las clases nacio-nales, de la guerra entre Estados a las guerras entre blo-ques y alianzas, de la colonia al imperialismo, de lospartidos-club a los partidos de masas. Y todo ello fueposible gracias a la primera gran revolución de las teleco-municaciones.

    En nuestra ilustración de referencia hemos pasado dela primera topología a la segunda. Ahora demos un saltoen el tiempo.

    Al final de la segunda guerra mundial el mundo habíadesarrollado de forma completa la forma descentralizadaque subyacía como posibilidad en el telégrafo. De hecholas comunicaciones serán ya mucho más que el telégrafo.Las mismas necesidades de la guerra y de las empresaspara la gestión de un mundo globalmente descentralizadollevarán al desarrollo de nuevas herramientas para el pro-ceso de información.

    En 1944, en Bletchley Park, el centro criptográfico bri-tánico, Alan Turing anima la construcción de Colossus, elprimer ordenador. Nace la informática. Pero no nos con-fundamos, en el viejo mundo los informáticos llevabanbata blanca. Eran la más pura representación de la tecno-cracia, encarnación del mito popular del científico nacidode la gran guerra y cultivado por el pulp de los cincuenta.

    Sus arquitecturas podían entenderse como una granmetáfora del Estado socialista ideal. Un centro todopode-roso y benevolente atendido por sacerdotes/científicos ensalas acondicionadas. Para los mortales, terminales tontosen fósforo verde. No se exige etiqueta ni bata. Todos igua-les, todos acceden, de manera limitada y acotada por laautoridad central, a la información que se procesa en el

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  • sanctasanctórum. Todos son iguales, menos los que no loson, los que también emiten.

    «Creo que queríais desconectarme, pero me temo queno puedo permitir que eso suceda», dice HAL, la super-computadora inteligente de 2001: Una odisea en el espa-cio. Cuando la novela de Arthur C. Clarke fue trasladada alcine en 1968, el doctor Chandra, entrenador de HAL,resultó ser un personaje muy creíble.

    Antes de un año Estados Unidos enviaría los primeroshumanos a la Luna. Las macroinversiones necesarias paraeste subproducto de la carrera armamentística permitiríana los ordenadores ser más rápidos, más potentes, almace-nar sistemas de memoria e interconectarse. En la borra-chera del avance rápido muchos compartirían la fantasíade la inteligencia artificial, de HAL, símil y proyecto detodo un mundo de felices e incuestionables burócratas delconocimiento que trabajaban en sitios como Bell Labs oIBM. Arthur C. Clarke se permite una broma con el códi-go ASCII que asocia caracteres a números en la nacientecultura informática: H+1 = I; A+1 = B; L+1 = M; HAL+3= IBM. En tres decenios más de carrera espacial IBM lan-zaría computadores inteligentes.

    Pensaban en la inteligencia artificial como un merodesarrollo lineal, como un árbol que es más fuerte cuantomás crece… hasta que las máquinas llegaran a pensar o,cuando menos, a pasar el test de Turing, a hacerse indis-tinguibles de un humano en una conversación a ciegas.

    Pero en aquella época ya había signos de que el siste-ma descentralizado global estaba cerca de su punto deautocriticidad. El valor de la producción crece continua ydramáticamente frente a su peso en toneladas. El porcen-taje del valor debido al componente científico-técnico ycreativo en el total de la producción es cada vez másdeterminante. Pero mientras el sistema necesita cada vezmás de la ciencia y la creatividad, el sistema de incentivos

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  • del modelo de producción jerárquica descentralizadaparece ser más un freno que otra cosa.

    Pronto aparecen las primeras respuestas culturalescuajadas como fenómeno masivo en el movimiento estu-diantil de 1968 en Estados Unidos. Ascienden nuevosvalores y nuevos sujetos. En los puntos de cruce de lagran informática y la academia aparece un nuevo tipo depersonaje: el hacker. Su modelo de producción intelectualy proceso de la información, nacido en los entornos de lasprincipales universidades norteamericanas, se parecerá alde un bazar frente al de la empresa catedral, como relataen su famoso libro Eric S. Raymond.

    Las dos primeras escaramuzas de aquel entoncesmínimo círculo tendrán consecuencias globales. La prime-ra, en 1969, la protagonizaría Whitfield Diffie, un jovenmatemático que había recorrido Estados Unidos buscan-do y ensamblando pistas sueltas sobre la evolución (se-creta) de la criptografía desde el estallido de la guerramundial. Entrevistando a veteranos, peinando bibliotecas y memorias, fue creando el mapa fragmentario de unmundo oculto. Nadie le financiaba. Diffie lo hacía por puroplacer. Era un hacker de pura cepa. Seguramente el pri-mer hacker de la sociedad de la información. Pronto llega-ría más lejos de lo que ningún sistema de inteligenciahabía llegado hasta la fecha: descubrió e implementó lacriptografía asimétrica, la base actual de todas las comu-nicaciones seguras. Con él la criptografía saldría delmundo del secreto (militar) y pasaría al de la privacidad,saldría de la cerrada comunidad de inteligencia y se incor-poraría a la de los hackers y los matemáticos aplicados,para disgusto e infinitos pleitos de las agencias guberna-mentales norteamericanas.

    Cuando leemos el estupendo relato de esta epopeyaque hace Steven Levy en Crypto, no podemos dejar depreguntarnos cómo pudo llegar a suceder. ¿Cómo quince

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  • años antes de caer el muro de Berlín pudo escapársele alsistema burocrático científico más paranoide de la historiaalgo tan importante como la posibilidad del cifrado asimé-trico seguro? ¿Cómo pudieron colárseles unos cuantoshippies y desmontar el poder de las hasta entonces todo-poderosas agencias? ¿Cómo se le escapó a IBM?

    Lo que había pasado era sólo un anuncio del mundopor venir. La respuesta es sencilla: la lógica del sistema deincentivos. Como diría cualquier economista, simplementelos incentivos que el viejo sistema cerrado podía producirno se alineaban con los nuevos objetivos a conseguir. Eracuestión de tiempo que apareciera un Diffie.

    La segunda batalla aún se libra: su iniciador tal vez seael hacker más famoso de la historia, Richard Stallman,quien, incapaz de comprender cómo se le impedía legal-mente compartir o mejorar sus propios desarrollos, realizóuna crítica demoledora de la propiedad del software cuyasconsecuencias, la licencia GNU, GNU-Linux, etc., serán labase de la primera gran estructura de propiedad libre endesarrollo distribuido de la historia, el movimiento del soft-ware libre.

    Pero para la eclosión de todo este nuevo sistema alter-nativo de producción de conocimientos serían necesariastodavía dos cosas: la aparición de herramientas persona-les de computación y una red global distribuida de comu-nicaciones entre ellas. Es decir: el PC e Internet.

    Estamos en 1975, en Los Altos, California. Una imagentópica. Dos hackers comparten taller en el garaje. Fabricany venden Blue Boxes, circuitos que conectados al teléfonoengañan a las centralitas de la Bell y permiten hablar sinpagar. Se llaman Steve Jobs y Steve Wozniak. Wozniakpresenta el proyecto de construir un ordenador para usopersonal en el Homebrew Center, un club de hackers dela electrónica. Jobs le ofrece un plan: venderá su camio-neta si Wozniac vende su calculadora (entonces aún eran

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  • caras), y juntos montan un taller de ensamblado en elgaraje. Pero Wozniak trabaja en HP. Su contrato le obligaa ofrecer a la empresa cualquier desarrollo antes dehacerlo por cuenta propia. Solicitan una reunión y plante-an la idea. La respuesta es la esperada: los ordenadoressirven para gestionar grandes procesos sociales, requie-ren potencia, más de la que una pequeña máquina podríaofrecer sin servir, además, para nada que la gente quieratener en casa; un ordenador personal sería como un bon-sai con dificultades para arraigar. ¿Quién podría quereralgo así?

    Y efectivamente, el Apple I no era un derroche depotencia: 4 Kb ampliables a cuatro más y con almacena-miento en cinta de casete opcional. Pero fue el primerpaso para desconectar a HAL. En abril de 1977 se presen-ta Apple II y en 1979 Apple III, que ya tiene 48 Kb.

    Nadie tiene que explicar ya qué es o para qué sirve unordenador personal. En las universidades la nacientecomunidad hacker sigue el ejemplo y monta ordenadorespor componentes. Un modelo que seguirá IBM al añosiguiente cuando diseñe su IBM PC. Un intento por lide-rar los nuevos tiempos.

    La idea no era mala. Suponía vender, ensamblar y dise-ñar en arquitectura abierta un ordenador de componentesbaratos fabricados por otros. Utilizar todo el poder demarca de IBM bastaría para merendarse al naciente mer-cado doméstico y mantener en segmentos específicos alos posibles licenciadores y fabricantes de clónicos.

    Pero no fue así. Las cosas habían cambiado. IBM pen-saba en sus máquinas como sustitutas relativamente autó-nomas de los tradicionales terminales tontos. Pensaba enel PC como en una pieza dentro de la vieja arquitecturacentralizada, ramas más gruesas para sus árboles. Al tenerun modelo universal de arquitectura abierta, los hackersde la electrónica pudieron empezar a construir sus propias

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  • máquinas compatibles por componentes e incluso a ven-derlas luego mucho más baratas que los originales delgigante azul. El sueño del hacker, vivir de ello, se hacíarealidad. Los hackers de la electrónica de los setenta aca-baron montando PC por su cuenta en pequeños talleres,tiendas y garajes. Sin valedores tekis, Apple desaparece-ría hasta del underground, pero el PC se separaría progre-sivamente de IBM.

    Cuando tienes en casa más de un ordenador, aunquesólo sea para montarlo para otros, es inevitable la tenta-ción de comunicarlos y ponerlos en red. Cuando tus ami-gos tienen módem y puedes dedicar un ordenador sólo acompartir con ellos, es inevitable –sobre todo cuando lasllamadas locales son gratuitas– dejarlo conectado todo eldía para que entren cuando quieran. Cuanto más potentesse volvían los PC, más potentes se volvían también lasarquitecturas de red de los hackers.

    Como una enredadera que crece sobre un árbol, el usode un nuevo tipo de herramientas va extendiéndose y dife-renciándose poco a poco a lo largo de los años ochenta.Están naciendo las estructuras que darán forma al nuevomundo. Son los tiempos de las redes LAN caseras, de lasprimeras BBS, del nacimiento de Usenet. La Internet librey masiva se acerca. Eran inventos diferentes, hechos porgente diferente, con motivaciones diferentes. Era lo quepedían los tiempos. Aunque ellos, los hackers de enton-ces, ni siquiera lo sabían, expresaban no sólo su forma deorganizarse y representar la realidad, sino la arquitecturacompleta de un nuevo mundo que debía representarse yorganizarse reticularmente para poder funcionar y darcabida a un nuevo tipo de incentivos. Pronto, una enreda-dera cada vez más densa de pequeños ordenadores bon-sai cubriría a HAL hasta desconectarlo para siempre…

    En sólo unos párrafos hemos hecho un viaje fulguran-te. La descentralización nacida como posibilidad con el

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  • telégrafo había reordenado el mundo casi por completo alfinal de la segunda guerra mundial. Pero un mundo globaldescentralizado es un mundo con grandes necesidadesde gestión, un mundo que precisa de ordenadores e infor-mación instantánea.

    Información, tecnología y creatividad pesarán cada vezmás en el valor de la producción. Pero es difícil organizarbajo una estructura jerárquica descentralizada tanto lacreatividad como el desarrollo científico. Como ironizaPekka Himanen en su libro La ética del hacker y el espíritude la era de la información:

    ¿Cómo podría Einstein haber llegado a la fórmula E = mc2 si su actividad se hubiera dado en el caosde grupos de investigadores autoorganizados?¿Acaso no opera la ciencia con una jerarquía tajan-te, liderada por un empresario en Ciencia, con direc-tores de división para cada disciplina?

    La cultura hacker representará la forma de organiza-ción alternativa propia del sistema de incentivos reclama-do por esos grupos de investigadores autoorganizados.Sistema de incentivos que cuestiona la llamada «propie-dad intelectual» y la propia topología de la estructura de lainformación. Para crear, para generar valor, los hackersnecesitarán libre acceso a las fuentes de información.Cada nodo reclamará su derecho a conectarse con losdemás sin pasar por los filtros de los nodos «centrales».Así, darán una forma nueva al desarrollo de las herramien-tas tecnológicas heredadas. El PC e Internet son las for-mas que, bajo una estructura distribuida, toman lainformática y la transmisión de datos.

    Pero si hay algo poco inocente es la estructura de lainformación. La topología aporta valores. Como bien ana-liza Himanen, el movimiento hacker desarrollará una ética

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  • del trabajo basada en el reconocimiento, y no en la remu-neración, y una ética del tiempo en la que desaparece ladivisión calvinista entre el trabajo entendido como castigodivino y el tiempo «libre» asociado al gozo. Esos valores seincorporarán al diseño de las nuevas herramientas y a loscambios culturales y políticos que provocarán.

    Sí. Cambios políticos. Porque el cambio en la estructurade la información que supondrá Internet abrirá la puerta auna nueva distribución del poder. Con Internet conectan-do millones de pequeños ordenadores jerárquicamenteiguales nace la era de las redes distribuidas, que abre laposibilidad de pasar de un mundo de poder descentrali-zado a otro de poder distribuido. El mundo que estamosconstruyendo.

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  • De la pluriarquía a la blogsfera

    En toda estructura descentralizada aparece necesaria-mente la jerarquía. Cuanto más arriba estemos en la pirá-mide informacional, menos dependeremos de otros pararecibir la información y más posibilidades de transmitirlatendremos. La visión de un suceso dada por una noticiade agencia de prensa mundial llegará al último rincón delplaneta, mientras que la de la prensa local –aunque sea deese mismo lugar– apenas cruzará las fronteras más cerca-nas, así sean opuestas y la local esté mejor fundamentada.Las declaraciones del secretario general de un partido lle-garán a todos sus miembros a través de los canales inter-nos, pero las del secretario de un pueblo no saldrán de loslímites de su ayuntamiento.

    La capacidad para transmitir es la capacidad para unirvoluntades, para convocar, para actuar. La capacidad paratransmitir es una condición previa a la acción política Y entoda estructura descentralizada, dicha capacidad se con-centra, en realidad, en unos pocos nodos.

    En las redes distribuidas, por definición, nadie depen-de de nadie en exclusiva para poder llevar a cualquier otrosu mensaje. No hay filtros únicos. En ambos tipos de red«todo conecta con todo», pero en las distribuidas la dife-rencia radica en que un emisor cualquiera no tiene que

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  • pasar necesariamente y siempre por los mismos nodospara poder llegar a otros. El periódico local no tiene queconvencer de su punto de vista al periodista de la agenciaencargado de su zona y el secretario del partido de turnoen un pueblo no tiene que convencer a toda la ristra desecretarios comarcales, provinciales y regionales parapoder llegar a sus compañeros en otros lugares.

    Entonces, ¿las redes distribuidas no tienen formas polí-ticas de organización? No, lo que ocurre es que estamostan acostumbrados a vivir en redes de poder descentrali-zadas, que confundimos la organización de la representa-ción con la organización de la acción colectiva. Laperversión de la descentralización ha llegado a tal puntoque «democracia» se ha convertido en sinónimo de elec-ción de representantes, es decir de nodos filtro.

    Lo que define a una red distribuida es, como dicenAlexander Bard y Jan Söderqvist, que

    todo actor individual decide sobre sí mismo, perocarece de la capacidad y de la oportunidad paradecidir sobre cualquiera de los demás actores.

    En este sentido, toda red distribuida es una red deiguales, aunque haya nodos más conectados que otros.Pero lo importante es que, en un sistema de este tipo, latoma de decisiones no es binaria. No es «sí» o «no». Es «enmayor o menor medida».

    Alguien propone y se suma quien quiere. La dimensiónde la acción dependerá de las simpatías y grado de acuer-do que suscite la propuesta. Este sistema se llama pluriar-quía y, según los mismos autores,

    hace imposible mantener la noción fundamental dedemocracia, donde la mayoría decide sobre la mino-ría cuando se producen diferencias de opinión.

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  • Aunque la mayoría no sólo no simpatizara con unaproposición, sino que se manifestara en contra de lamisma, no podría evitar su realización. La democracia es,en este sentido, un sistema de escasez: la colectividadtiene que elegir entre una cosa y otra, entre un filtro yotro, entre un representante y otro.

    Con un sistema pluriárquico se entiende por qué enlas redes no existe «dirección» en el sentido tradicional,pero también por qué inevitablemente surgen en su inte-rior grupos cuyo principal objetivo es conferir fluidez alfuncionamiento y los flujos de la red. Son grupos espe-cializados en proponer acciones de conjunto y facilitar-las. No suelen estar orientados hacia fuera, sino hacia elinterior, aunque inevitablemente acaben siendo toma-dos, desde fuera, por la representación del conjunto dela red o, cuando menos, como la materialización de laidentidad que los define. Estos grupos son los netócra-tas de cada red, sus líderes en un cierto sentido, ya queno pueden tomar decisiones pero juegan con su trayec-toria, prestigio e identificación con los valores que aglu-tinan la red o parte de ella a la hora de proponeracciones comunes.

    ¿Qué sucede cuando una estructura distribuida seenfrenta a una descentralizada? Pues que la distribuidalleva las de ganar en capacidad de movilización y rapidezde reflejos. No faltan ejemplos en los últimos años de go-bernantes que han pensado que bastaría con controlarlos filtros tradicionales (prensa y TV) para condicionar alos ciudadanos asegurándose de que sólo les llegara lainformación conveniente. El trasfondo de las nuevas redesinformacionales distribuidas les enfrentaría, sin embargo,a miles de ciudadanos en las calles. En algunos casos(Filipinas, España, etc.) les llevó a abandonar el poder.Pero lo importante no es tanto el resultado como el fondoque sintomatizaron.

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  • Se han llenado miles de páginas sólo para tratar deentender en qué se basaban las cadenas de SMS, elpoder del «boca a boca» electrónico, pero en realidad noes más que la punta del iceberg. Lo cierto es que estasciberturbas habrían sido impensables sin el nacimiento deun nuevo medio de comunicación distribuido.

    Cuando Himanen escribió La ética del hacker, sumodelo se basaba en las comunidades de desarrollo desoftware libre. Unos años después, la misma lógica de lainformación distribuida ha llegado al terreno de la informa-ción general y construcción de opinión pública. La clave:las bitácoras (blogs).

    Los blogs son sistemas personales, automáticos y sen-cillos de publicación que, al extenderse, han permitido elnacimiento del primer gran medio de comunicación distri-buido de la historia: la blogsfera, un entorno informativo enel que se reproducen los presupuestos, las condiciones ylos resultados del mundo pluriárquico.

    Los bloggers representan lo contrario del periodista.Como los hackers de Himanen, rara vez se especializan,escriben por igual sobre los avatares de su vida personalque sobre temas de actualidad internacional o local. Elautor es a veces fuente directa, muchas veces analista deotros bloggers y fuentes y casi siempre seleccionador deterceras fuentes para sus lectores. En los blogs, la vidapersonal del autor no está separada de la informacióngeneral y la opinión. Y esa no separación entre vida, tra-bajo e ideas es una traducción directa de la ética hacker,una negación práctica de la división del trabajo propia delas redes jerárquicas descentralizadas.

    El incentivo del blogger, además, es el prestigio, elnúmero de lectores, el de enlaces y citas publicadas porotros bloggers como él. La blogsfera es un medio casitotalmente desmonetarizado. El sistema de incentivos quelo sostiene es similar al del software libre; es un entorno

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  • pluriárquico basado en el prestigio, que evidentementegenerará netocracias más o menos volátiles para cadasubred identitaria.

    En conjunto, la blogsfera tiende a eliminar la separa-ción emisor/receptor (es una red distribuida donde todospueden publicar), característica de los medios de losmodelos centralizado (ensayado en los países que sufrie-ron regímenes totalitarios como España) y descentralizado(modelo mediático anglosajón democrático).

    Su potencia reside en que desaparece, de hecho, lacapacidad de filtro: eliminar o filtrar un nodo o un conjun-to de nodos no frenará el acceso a la información. Al con-trario del sistema informativo descentralizado nacido deltelégrafo, es imposible «cortar puentes» y controlar lainformación que llega a los nodos finales mediante el con-trol de unos cuantos emisores.

    Resumiendo, la gran red global de bitácoras (la «blogs-fera») representa el primer medio global de comunicacióndistribuida y reproduce todas las categorías de la «éticahacker».

    Respecto a la figura del blogger, los viejos medios decomunicación le tildarán de «intruso» o aficionado sin cre-dibilidad, igual que las grandes firmas de software privati-vo tachaban de amateurs a los desarrolladores desoftware libre (antes de adaptar la mayoría de ellas, con lavieja IBM, Sun y Novell a la cabeza, sus modelos de nego-cio a los nuevos sistemas de propiedad copyleft).

    Y es que el blogger es la continuación, en la esferainformativa, del hacker (el bricoleur). Un «antiprofesional».Alguien irreducible a las viejas categorías gremiales naci-das de la estructura descentralizada que colgaba de losgrandes nodos del poder mediático. La idea del ejerciciodel periodismo como actividad, como una habilidad espe-cífica que precisaba de unos conocimientos propios y quenace con la industria de la información, no es ninguna

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  • novedad. Pulitzer vaticinaba en 1904 que, antes de queterminara el siglo XX, las escuelas de periodismo seríanaceptadas como instituciones de enseñanza superior, asemejanza de las facultades de Derecho o Medicina.

    Cuando Pulitzer, un tycoon de la comunicación, diceesto, está expresando las necesidades del entoncesnaciente sistema informativo descentralizado, en contra-posición a la estructura local y dispersa de los pionerosdel periodismo estadounidense.

    Pulitzer piensa desde un modelo empresarial industrialal que le hacen falta trabajadores especializados en redac-tar noticias a la manera en que hacen falta ingenieros paradiseñar sistemas de amortiguación. Por eso pide al siste-ma educativo que los forme. Se acababa el tiempo de losMark Twain, de los periodistas que eran al tiempo activis-tas, como el inolvidable director de periódico local en Elhombre que mató a Liberty Valance.

    La información del siglo XX seguía el patrón estructu-ral descentralizado de las redes de telecomunicacionessobre las que se asentaba. La información sería un pro-ducto comercializado en exclusiva por los ciudadanosKane y los Estados. Eran los tiempos del Ford T y el taylo-rismo, se desvanecía el viejo concepto de «profesional»:ahora «profesional» equivale sólo a especialización conconocimientos técnicos o humanísticos superiores. Seolvida la idea de la profesión como hecho político-moral(de profesar) para igualarse a gremio cualificado.

    Es la lógica del periódico como fábrica de noticias,como mediación informativa insustituible y necesaria.Genera sus propios mitos: el periodista ya no es un acti-vista, sino un técnico, un mediador necesario que prota-goniza la libertad de expresión y garantiza el derechocolectivo a la información («El público tiene derecho asaber»). Mitos que encubren una realidad: el sistemainformativo industrial. Un sistema descentralizado clásico

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  • en el que para poder emitir opiniones o visiones de la rea-lidad es necesario contar con un capital equivalente alrequerido para montar una fábrica, del mismo modo quepara editar un disco o publicar un libro todavía hacen fal-tan una discográfica o una editorial, respectivamente.

    En el modelo del ecosistema informativo descentraliza-do, los medios eran los cancerberos de la información,que extraían unos profesionales, llamados periodistas, dela misma realidad, dándole su primera forma textual: lanoticia. Los periódicos eran, pues, el resultado de una acti-vidad profesional especializada que se aderezaba con laopinión de una serie de firmas, valiosas por su posición enel árbol jerárquico y, se suponía, mejor informadas. La ma-terialización mítica de la figura del periodista era el corres-ponsal, un señor descontextualizado al que se enviaba–con notables costes– a lugares apartados donde ocu-rrían sucesos que se juzgaban dignos de ser relatadoscomo noticias. La mejora de los sistemas de comunicaciónno ha mejorado ni cambiado la estructura de este sistema,sólo ha aumentado su inmediatez hasta el límite: el perio-dista empotrado de la guerra de Iraq.

    En cambio, en la enredadera digital las fuentes apare-cen de forma hipertextual y prácticamente en tiempo real,siendo aportadas por los propios protagonistas. Por esoen la nueva estructura reticular de la información el centrodel periodismo ya no está en la redacción, en la conver-sión de la información de hecho a noticia, que era lo quedaba sentido a la figura del periodista, sino en la selecciónde fuentes que están, de todas formas, inmediata y direc-tamente disponibles para el lector. Esto es lo que hacen lamayor parte de las bitácoras y, por definición, los press-clippings. Lo que aportan es la selección de fuentes desdeuna mirada propia. Y al igual que ya no tiene sentidoentender un periódico como un «fabricante de noticias», lafirma, la opinión, ya no se fundamenta en la mejor informa-

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  • ción atribuida a una persona, ya que la red da acceso atodo el mundo a las fuentes. Lo importante ahora es lainterpretación y el análisis. Es decir, el componente delibe-rativo que señala la aparición de una verdadera esferapública ciudadana no mediada industrialmente.

    Se trata de una vertiente más del resultado más carac-terístico del desarrollo de la sociedad de redes distribui-das: la expansión de nuestra autonomía personal respectoa las instituciones establecidas. Ganamos autonomía, porejemplo, cuando podemos escribir en nuestra propia bitá-cora y establecer con otros la relación de medio y de fuen-te, siendo parte de ese periódico mural que hacemostodos por las mañanas con las pestañas de nuestro nave-gador. Es decir, la red nos permite actuar socialmente acierta escala sin tener que contar con la mediación de ins-tituciones externas, nos permite actuar de hecho como«instituciones individuales» y, en ese sentido, ser muchomás libres, tener más opciones.

    En la práctica, la emergencia de una esfera informativapluriárquica, que es lo que de forma primitiva representanla blogsfera, los agregadores identitarios y los nuevospress-clippings personales, supone un verdadero procesode reorganización del poder que tiende a una estructurade información distribuida.

    Vivimos los primeros días de un nuevo ecosistemamediático que, por su misma arquitectura, asegura demodo más robusto el acceso a la información. El 13-M,cuando los periódicos modificaron titulares a petición delpresidente del Gobierno, se produjo un verdadero swar-ming. Al romper por tanto la división entre emisores yreceptores, la nueva estructura de la información acabacon el periodista como técnico especializado, haciendo acada uno periodista de su propio medio o, mejor dicho,nodo del gran medio reticular y distribuido que sería lablogsfera como un todo.

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  • No hay que llorar la perspectiva de la muerte del perio-dista como figura profesional diferenciada ni que temer elfin de los media que hasta ahora monopolizaban la repre-sentación de la realidad e instrumentalizaban la democra-cia. Bajo la blogsfera actual late la potencialidad de unaredistribución del poder informativo entre la ciudadanía,donde ningún nodo sea imprescindible ni determinante,donde todos seamos igualmente relevantes en potencia.Bajo los blogs late, por primera vez, la pluriarquía comoposibilidad social real.

    Así como el software libre representa un nuevo tipo debien público no estatal, la blogsfera es un medio decomunicación distribuido, público y gratuito transnacio-nal, la primera esfera pública democrática real y práctica-mente universal. Si los media y sobre todo la televisiónhabían privatizado la vida pública y el debate político,reduciendo el imaginario a un espectáculo totalitario pro-ducido industrialmente según los mismos patrones de laproducción de las cosas, la blogsfera representa el co-mienzo de una verdadera reconquista de la información yel imaginario como creaciones colectivas y desmercantili-zadas.

    Sin embargo, como manifestación en la esfera informa-tiva del fin de la división y la especialización propias de lasredes descentralizadas, la blogsfera no sólo pondrá enjaque a los media. Toda estructura de información llevatras de sí una estructura de poder. Los cambios en laestructura de la esfera informativa son jaques al sistemade representación política. Si en la práctica la blogsferaerosiona la representación mediática, ¿cómo iba a perma-necer incólume la representación de los mediadores polí-ticos profesionales?

    Al fin, bajo la emergencia de las redes distribuidas sedibuja una perspectiva social y política: un mundo defronteras difuminadas sin mediadores profesionalizados y

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  • «necesarios», sin elites filtradoras «insustituibles». Lablogsfera adelanta características que lo serán de lasnuevas formas de organización política pluriárquica.

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  • Mumis y efectos red

    Pero entonces, dirá el lector, ¿qué pasa con Google?¿Desaparecerán los estándares? ¿Desaparecerán losgigantes de Internet y todo cuanto conocemos en la redserá sustituido por nuevas formas distribuidas?

    En realidad, no; es más, es posible que las redes distri-buidas multipliquen este generoso nuevo tipo de monopo-lista, pero vayamos por partes.

    Imaginemos al tercer usuario de la red telefónica:acceder a la red suponía para él poder hablar con dospersonas; para el cuarto, poder hacerlo con tres, y asísucesivamente. Cuantos más miembros tiene la red deusuarios, más valor tiene para un no miembro pertenecera ella. Aunque cada nuevo usuario aporta menos valorextra a la red que el anterior, la cuestión es que el hechode consumirlo aporta valor al producto. A este fenómenose le llama «efecto red».

    Los efectos red generan toda una serie de fenómenosque han centrado la atención de los especialistas en eco-nomía de la información.

    En primer lugar incentivan la estandarización. Los cre-adores de productos ligados al efecto red (desde el fax aSkype) intentarán ocupar la mayor parte del nuevo merca-do por ellos creado antes de que aparezcan competidores

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  • con productos similares. Estarán interesados en convertirsu producto cuanto antes en un estándar y para ello semostrarán dispuestos a abrir o incluso liberar los formatosque su producto utilice, renunciando a parte o a todos losderechos legales de «propiedad intelectual».

    Por otro lado, mientras la red crece se vive en lo quelos economistas llaman «subóptimo paretiano»: es posiblemejorar la situación de un individuo sin empeorar la delresto.

    A partir de cierto momento, cuando la red alcanzadeterminado tamaño, al tratrase de un tipo de servicios enlos que el coste marginal (el producido por servir a uncliente más o una unidad de producto más a un cliente) sehace cero o muy cercano a cero, es posible que cada cualtome cuanto necesite o quiera sin mermar oportunidadesde los demás. Es decir, entramos de nuevo, en una «lógi-ca de la abundancia» como la que habíamos descubiertoen las redes distribuidas. Estamos de nuevo en una situa-ción donde la plurarquía es posible, aunque ahora con unúnico gran proveedor y distribuidor de abundancia, elmumi. ¿Extraño nombre para Google? En realidad, es bas-tante más antiguo.

    Marvin Harris relata la institución de los mumis comouna de las bases de la organización social de los siuai deBougainville (islas Salomón). Aunque lo estudia comoparte de su investigación de la evolución social hacia lajerarquización, la mera supervivencia de la figura del mumihasta la actualidad revela su potencia.

    Los mumis son dinamizadores sociales, personas queintensifican la producción y, posteriormente, la redistribu-yen. El joven que aspira a ser reconocido como mumi tra-baja sin descanso en la preparación de festines con losque agasajar a la tribu. Con ello obtiene cada vez másseguidores, que le proveerán de carne y cocos para nue-vos festines, aún mayores. Si es capaz de ofrecer un ban-

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  • quete mejor que el de los mumis establecidos, su renom-bre aumentará, se ganará a los seguidores del hastaentonces mumi y se convertirá en el líder de la tribu.

    La clave de los mumis de Internet es que, al igual quelos melanesios, tienen muy difícil pasar a ser jefes y cobrarpor sus servicios volviendo a una economía de la escasez.Cualquier aspirante a mumi podrá repetir la oferta a preciocero. Si esto es así, superado cierto umbral, el efecto redoperará a su favor y el viejo mumi desaparecerá en el olvi-do o será relegado a un mercado marginal.

    Así fue como Google desbancó en el mercado de bus-cadores a Altavista y Yahoo! o hizo pasar a la historia alviejo Usenet, donde los grupos se formaban por decisióndemocrática, al lanzar Google Groups, donde la formaciónde grupos es libre y gratuita.

    Los mumis representan la forma más rápida de acce-der a la lógica de la abundancia. Los efectos de la apari-ción de los mumis son similares a los de la extensión delas redes distribuidas. De hecho, los mumis pueden apa-recer como reacción de un nodo centralizador que gestio-na una comunidad produciendo escasez ante laposibilidad de que la red se haga distribuida.

    Mi ejemplo favorito de cómo un mumi genera formasde comunicación distribuida es del.icio.us, un servicio quenos permite guardar con comentarios y etiquetar las pági-nas que llaman nuestra atención. En principio del.icio.usestaba planteado como una forma de ampliar nuestracolección de favoritos y hacerla independiente del ordena-dor desde el que navegásemos. Al incorporar etiquetas, elsistema nos permitía ver también no sólo cuántos usuariosmás habían seleccionado ese enlace, sino qué páginaseran más populares bajo cada etiqueta.

    Pero entonces aparecieron una serie de sitios (reddit,digg y sus clones en todo el mundo) en los que los usua-rios podían proponer y votar noticias y entradas de blogs.

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  • El sistema de estos servicios agrega todos los votos indi-viduales y publica en portada un único listado con losposts más votados. En su conjunto, todos estos grupos devotación forman una red descentralizada en la que cadauno de estos sitios se especializa en un idioma o un tema.

    De alguna manera, como todos los nodos en una reddescentralizada, fabrican escasez. ¿Por qué votar entretodos un único resultado? ¿No sería más lógico que cadacual pudiera decirle al sistema qué resultados quiere obte-ner, qué opiniones de otros usuarios quiere consultar?

    Cuando los usuarios empezaron a plantear estas pre-guntas e incluso a montar con software libre sistemassimilares para sus comunidades, del.icio.us vio su oportu-nidad. Su sistema también podía servir, e incluso de mejorforma, para compartir noticias y novedades entre usua-rios. De hecho, muchos usuarios ya lo hacían. Utilizandola RSS que del.icio.us genera para cada página de resul-tados, publican de manera dinámica en sus blogs losfavoritos que van marcando al leer otros blogs y noticiascada día.

    Seguramente pocos iban a poner en su blog el resul-tado mundial de agregar los favoritos de todos los usua-rios de del.icio.us, pero desde luego sí que consultarían elsistema para ver qué otras cosas marcan sus amigos,compañeros y conocidos, las personas de su red con lasque comparten intereses y afinidades o por cuyos gustossienten, cuando menos, curiosidad.

    Así que del.icio.us lanzó del.icio.us network, una posibi-lidad de señalar a otros usuarios como parte de tu red ytomar de sus cuentas en tiempo real los enlaces que mar-can como interesantes durante su navegación por la red.Por supuesto, que alguien te señale como parte de su redno implica que aparezca en la tuya hasta que tú no leagregaras. De ese modo, cada usuario puede obtener unaagregación diferente de las elecciones de los demás usua-

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  • rios. Así, del.icio.us centraliza en su sistema para distribuir,para generar tantas agregaciones distintas como produci-ría una red distribuida y generando, de hecho, una red dis-tribuida de información.

    Entre los agregadores fue reddit el primero en oler elpeligro: mejor ser mumi, y dar a cada cual lo que pida, queser desplazado por una eclosión de sistemas de intercam-bio de noticias comunitarios. Nacía reddit friends, una ver-sión del servicio en la que cada usuario puede decir quévotos son los que quiere agregar y de quién han de ser laspropuestas que se le planteen a votación. A diferencia delsistema original, ahora no existe ya un único resultadocolectivo votado entre todos. Existen tantos resultadosdistintos como usuarios, intereses y gustos, exactamenteigual que si el sistema de grandes nodos centralizadoresde votaciones se hubiera visto sustituido por una gran reddistribuida.

    Los mumis fueron una de las primeras novedades quela experiencia de Internet aportó a la economía de la infor-mación. Al estudiarlos, el economista español Juan Urrutiacreó el concepto mismo de «lógica de la abundancia».

    De forma general podríamos decir que existen dosmodelos generadores de lógica de la abundancia, el quese produce por la extensión de una red distribuida y el quese genera a partir de una red centralizada donde el centro(el mumi) es muy volátil. Si la blogsfera es un ejemplo delprimero, del.icio.us, Google y muchos de sus productos loserían del segundo.

    Al final, bajo una infraestructura de servicios u otra, loque se debilita es el viejo mundo de las redes descentra-lizadas y los poderes basados en filtrar la información y loque avanza es la promesa abierta de la pluriarquía.

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  • La primavera de las redes

    Como muy bien podemos observar en la siguiente ilustra-ción, entre las «ciberturbas» de Filipinas, España y Franciay los movimientos contestatarios descentralizados «tradi-cionales» ha habido todo un periodo de transición, marca-do por las revoluciones democráticas del Este europeo.

    Estos movimientos –que tienen sus propios antece-dentes– ya tenían elementos de un mundo y una estruc-tura de la información que son, cada vez más, distribuidos.Merece la pena, aunque sólo sea por eso, detenernos enellos.

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  • Los ochenta se abrieron con movimientos espontáne-os y masivos en Polonia frente a la dictadura comunista.Entonces, el marco de los bloques, con el consiguientepeso de la Iglesia católica como símbolo de identidadnacionalista y la tradición de movilizaciones obreras conlos debates sobre el papel de Solidarność, restaron prota-gonismo en el relato a las formas reticulares distribuidas yal carácter autoorganizado y espontáneo del movimiento.

    Pero fue el final de la década el que evidenció una con-tinuidad indudable entre la experiencia polaca y los nue-vos movimientos democráticos. Las referencias básicas lasdieron las manifestaciones de finales de 1989 en el BerlínEste aún separado, la Revolución Cantarina que llevó a laindependencia de los países bálticos y, sobre todo, laRevolución de Terciopelo checoslovaca.

    El baño de sangre en el que acabó «la Golaniada»rumana en 1990 cerró el ciclo, abriendo una etapa en laque los viejos poderes de la época dictatorial se defende-rían sanguinariamente en una brutal huida hacia delante yen la que los aparatchiks croatas y serbios llegarían a gra-dos de horror inimaginables en Europa tras la caída nazi.

    Habría de ser precisamente en Serbia donde unanueva oleada revolucionaria volvería a marcar el paso dela historia de Europa. La palabra mágica: Otpor! («resis-tencia»). Otpor! supuso una novedad y marcó una ten-dencia que seguimos viendo hoy. Pronto le seguiríanKmara en la Revolución de las Rosas en Georgia, Pora enla Revolución Naranja de Ucrania, Kelkel en la RevoluciónTulipán (o de los Limoneros) en Kirguistán. Todavía estánfuertemente activas Zubr en Bielorrusia y MJAFT! enAlbania. Se trata de redes agitativas de casi imposiblereciclaje tras la revolución, pero que se constituyen paracrear la masa crítica y acercar el tipping point que lleve ala explosión de las redes. Los albaneses lo mismo organi-zan movilizaciones frente a la telefónica local que montan

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  • media-buses. Ayudar a la formación de redes socialesmediante campañas es la estrategia de los revoluciona-rios del nuevo siglo.

    Tras el movimiento serbio, que culminó con la caída deMilosevic, el protagonista fue Filipinas, la primera gran«ciberturba» en la que las movilizaciones ciudadanas es-pontáneas autoorganizadas mediante SMS consiguieronla dimisión del presidente Estrada, un movimiento queparece estructuralmente gemelo al 13-M español y conparecidos muy llamativos con las ciberturbas francesas denoviembre de 2005, de las que hablaremos más adelante.

    Las revoluciones ciudadanas en el Este europeo nosenseñan el protagonismo político de las redes socialescon o sin nodos de «enzimas» empujándolas, pero tambiénel papel que juegan las tecnologías en ellas: no sólo sonlos SMS en Filipinas o España; Kelkel o Zubr son antesque nada blogs, bitácoras agitativas que convocan y reali-zan actos que favorecen la eclosión de las redes socialesen la escena pública.

    La importancia y amplitud de todos estos movimientos,que tienen además consecuencias no sólo locales, sinoque modifican los equilibrios internacionales entre poten-cias cambiando el mapa del mundo, no pueden ser des-deñadas. Estamos viviendo una verdadera Primavera delas Redes, desde Serbia hasta Ucrania, desde Kirguistánhasta Bielorrusia, e incluso Kuwait.

    Se trata de un movimiento global en el que países concontextos muy diferentes, con trasfondos culturales y reli-giosos de todo tipo, desarrollan movimientos ciudadanosen red que convierten directamente a la ciudadanía en fis-calizadora de los procesos democráticos, denunciandofraudes electorales, corrupciones y excesos autoritariosde los gobernantes. La Primavera de las Redes es la mate-rialización histórica concreta de la globalización de lademocracia y las libertades.

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  • Y tras toda esta experiencia, el blog debe ser visto,también, no sólo como un medio de comunicación distri-buido, sino como una nueva forma de organización políti-ca que nace espontáneamente dentro de las redes deinformación distribuida y en la que los individuos viven yrepresentan vidas no separadas, vidas donde lo político, lolaboral, lo personal no está categorizado y compartimen-tado. Vidas en pack.

    Esta forma nueva, que parte de los modelos contempo-ráneos de la resistencia civil no violenta, le debe su éxito ala difusión y demostración de un estilo de vida basado enel fortalecimiento colectivo e individual de las personasfrente al poder; un fortalecimiento que pasa por pequeñosgestos, por bromas, por carteles que, uno a uno, son insig-nificantes pero que, agregados, minan los consensos implí-citos que sostienen el poder. Risas, partidos de fútbol,murales, carteles y rock & roll son las herramientas que,transmitidas y elaboradas colectivamente en red, bloguea-das cada día, cuajan en los núcleos activistas de lasRevoluciones de Colores, desde Serbia hasta Ucrania.

    El blog resume el carácter de red de estos movimien-tos revolucionarios. Si la web del nodo activista es unauténtico repositorio de métodos de lucha individual, depropuestas de carteles, eslóganes y pegatinas para des-cargar y, cómo no, de ecos de las convocatorias que cadagrupo autónomo organizaba en las distintas ciudades, elespíritu, el motor, residía en los blogs y las páginas de lapropia gente que se unía a la red. Blogs que, por supues-to, mezclaban el análisis político con el relato personal.

    El resultado agregado genera la imagen de que losactivistas serbios, como luego en Ucrania, estaban agru-pados más por un espíritu que por otra cosa, por un fondode humor subversivo y rock & roll.

    La imagen de las nuevas formas de organización serepresenta mejor con una enredadera incrustable en el

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  • propio blog, como feevy.com, que con un portal de con-signas como los que solían mantener los partidos. Blogspersonales, nodos asociativos al estilo de blogaditas.com/planet o usfbloggers.com (también hechos con feevy),experimentos colectivos o individuales que se agrupanautomáticamente en un espacio que les permite compar-tir lectores y crecer juntos mientras aumentan los debatesy las propuestas. Una representación pluriárquica deunos activistas que se entienden a sí mismos como netó-cratas y saben que pueden proponer y federar, nocomandar ni encuadrar; unos activistas que viven suacción y la representan en los blogs como un todo, conmuchas dimensiones, no en un aburrido y limitado ejeideológico clásico.

    Sustituyendo las graves asambleas por blogs, agrega-dores y enlaces, cambiando los mítines y las banderas porconciertos rockeros y carteles autoimpresos con lemasprovocativos, la revolución se vive en primera personacomo algo gozoso, creativo, divertido y pleno, prefiguran-do el modo de vida por el que se lucha y la libertad que seanhela en el estilo de vida que se describe. La gente seadhiere a una manera de vivir, a una apuesta por la vida.Como decía al hacer balance el gran Srdja Popovic:

    Ganamos porque amábamos más la vida. Decidimosamar la vida y no puedes golpear eso. Y eso es jus-tamente lo que Otpor hizo. Éramos un grupo de fansde la vida y por eso ganamos.

    El fondo, una vez más, es el poder que nos da la redpara crear (y demoler) mitos, para ganar el futuro contan-do historias. Porque la revolución, las nuevas libertades,son un cuento, un hermoso cuento de futuro que se hacerealidad cuando nos lo creemos, lo compartimos y empe-zamos a vivir, hoy ya, en él.

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  • Tan revelador como las formas y los lenguajes de la«Primavera de las redes» fue la incapacidad del poder paraentender a qué se estaban enfrentando. Al carecer de unaestructura estrictamente jerárquica que supervise y comu-nique, las viejas organizaciones sienten que sus antago-nistas son cada vez más inaprensibles. La clave de lasredes distribuidas está en su identidad, en la existencia deun espíritu común que los netócratas modulan a través demensajes públicos.

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  • Ciberactivistas

    Como vimos en las Revoluciones de Colores, nunca la tec-nología había sido tan instrumental, tan poco protagonis-ta por sí misma, como en los nuevos conflictos. Ya en losaños noventa escribían Arquilla y Ronsfeld en Swarmingand the Future of Conflict:

    La revolución informacional está cambiando la formaen que la gente lucha a lo largo de todo el espectrodel conflicto. Lo está haciendo fundamentalmentemediante la mejora de la potencia y capacidad deacción de pequeñas unidades, y favoreciendo laemergencia de formas reticulares de organización,doctrina y estrategia que hacen la vida cada vez másdifícil a las grandes y jerárquicas formas tradiciona-les de organización. La tecnología importa, sí, perosupeditada a la forma organizativa que se adopta odesarrolla. Hoy la forma emergente de organizaciónes la red.

    En este mundo reticular, con una multiplicidad de agen-tes que actúan autónomamente, coordinándose espontá-neamente en la red, el conflicto es «multicanal», se dasimultáneamente en muchos frentes, y del aparente caos

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  • emerge un «orden espontáneo» (el swarming) que resultaletal para los viejos elefantes organizativos. Esta coordina-ción no requiere en la mayoría de los casos ni siquiera unadirección consciente o una dirección centralizada. Al con-trario, como señalaba el propio profesor Arquilla, en laidentidad de red, «la doctrina común es tan importantecomo la tecnología».

    La misma guerra en la sociedad red, la netwar, es unaguerra de corso en la que pequeñas unidades «ya saben loque tienen que hacer» y saben que «tienen que comunicar-se entre sí no para preparar la acción, sino sólo a conse-cuencia de ella y, sobre todo, a través de ella». En este tipode enfrentamiento la definición de los sujetos en conflicto,lo implícito, es más importante que lo explícito (los planeso estrategias basados en líneas causales acción-reacción).

    El swarming es la forma del conflicto en la sociedadred, la forma en que el poder es controlado en el nuevomundo y, al tiempo, la forma en que el nuevo mundo lograsu traducción de lo virtual a lo material.

    ¿Cómo organizar, pues, acciones en un mundo deredes distribuidas? ¿Cómo se llega a un swarming civil? Enprimer lugar, renunciando a organizar. Los movimientossurgen por autoagregación espontánea, así que planificarqué va a hacer quién y cuándo no tiene ningún sentido,porque no sabremos el qué hasta que el quién hayaactuado.

    El ciberactivismo hoy se basa en el desarrollo de tresvías unidas por un mantra mil veces escuchado en losmovimientos de estos años: empowering people.

    1. Discurso El ciberactivismo con éxito tiene mucho de profecíaautocumplida. Cuando se alcanza un cierto umbral degente que no sólo quiere sino que cree poder cambiarlas cosas, el cambio se hace insoslayable. Por eso los

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  • nuevos discursos parten del empowering people, derelatos de individuos o pequeños grupos con causaque transforman la realidad con voluntad, imaginacióne ingenio. Es decir, los nuevos discursos definen el acti-vismo como una forma de «hacking social».

    Son los nuevos mitos y, además, en un sentidoabsolutamente posmoderno: no imponen una jerarquíade valores estricta, un juego de valores y un credo, alestilo de los socialistas utópicos o los randianos, sinoque proponen «rangos», cauces de una cierta manerade mirar el mundo, de un cierto estilo de vida que seráel verdadero aglutinante de la red. Por eso, toda estalírica discursiva lleva implícito un fuerte componenteidentitario que facilita a su vez la comunicación entrepares desconocidos sin que sea necesaria la media-ción de un «centro», es decir asegura el carácter distri-buido de la red y, por tanto, su robustez de conjunto.

    2. Herramientas Es más importante el desarrollo de herramientas quehagan claramente visible la posibilidad del hackingsocial a los individuos que cualquier convocatoria quepodamos organizar. El ciberactivismo, como hijo de lacultura hacker, se reitera en el mito del hágalo ustedmismo, de la potencia del individuo para generar con-sensos y transmitir ideas en una red distribuida.

    La idea es: desarrolla herramientas y ponlas a dis-posición pública. Ya habrá quien sepa qué hacer conellas. Las herramientas no son neutrales. Desde archi-vos descargables para hacer plantillas, volantes y cami-setas hasta software libre para hacer y federar blogs,pasando por manuales de resistencia civil no violentacon mil y un pequeños gestos cotidianos que propa-gar; todo esto lo hemos visto en Serbia primero y enUcrania y Kirguistán después. Y funciona.

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  • 3. Visibilidad Las herramientas tienen que estar


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