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El valle del terror (Ed. ilustrada)

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ElvalledelterroresunanovelaprotagonizadaporSherlockHolmesyescritaporSirArthurConanDoyle.EstanovelafuepublicadaporprimeravezenelStrand Magazine entre septiembre de 1914 y mayo de 1915. La primeraedición en formato libro fue publicado en Nueva York el 27 de febrero de1915.

Lahistoriatienelugaren1888,conunflashbackbasadoenellibrodeAllanPinkertonsobre losMollyMaguiresen lasminasdecarbóndePensilvania,en 1875. La novela está dividida en dos partes bien diferenciadas. En laprimeraparte,SherlockHolmes,utilizandosustécnicashabituales,descubrela identidaddeunhomicida.Unavezdetenidoelasesino, lahistoriavuelvehacia atrás en el tiempo, y narra en tercera persona los antecedentes delasesinoylavíctima.EstanarraciónestábasadaenlosMollyMaguires,unaorganización que existió realmente en Estados Unidos. Al final se cuentabrevementecomose llegóa lasituación inicialy losmotivosdelasesinato,enlazando ambas historias. En este sentido, El valle del terror, la últimanoveladeSherlockHolmes,imitalaestructuraentoncesConanDoyleseaelprimero de varios escritores que ignora el hecho, narrado en El problemafinal, de que el doctor Watson oyó hablar de Moriarty poco antes de sumuerte,sinexistirningunaaventuraencomún.

ElnombredeElvalledelterroresunatraduccióndelnombredeunvalleenel sur de Francia. Durante la época de las cruzadas este valle fuepopularizadoporloscátaros,yalgunoscreenqueelSantoGrialllegóhastaallídesdeTierraSanta.Esclara la influenciadeestaobraenunaposteriordelescritonorteamericanoDashiellHammet, tituladaCosecharoja.MuchosconsideranqueElvalledelterroranticipaalanovelanegracomogénero.

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ArthurConanDoyle

Elvalledelterror(Ed.ilustrada)CanonSherlockHolmesilustrado-7

ePubr1.0Titivillus29.06.2017

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Títulooriginal:TheValleyofFearArthurConanDoyle,1915Traducción:AmandoLázaroRos

PublicadaoriginalmenteenEE.UU.enelNewYorkTribuneyotrosperiódicosentreel20deseptiembreyel22denoviembrede1914

PublicadaoriginalmenteenInglaterraenTheStrandMagazineentreseptiembrede1914ymayode1915

PrimeraediciónenvolumenenInglaterra:Smith,Elder&Co.,Londres,3dejuniode1915PrimeraediciónenvolumenenEE.UU.:GeorgeH.DoranCo.,NuevaYork,27defebrerode1915

Editordigital:TitivillusePubbaser1.2

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Notapreliminar

En2014secumplieron loscienañosde lapublicaciónporentregasdeElValledelTerror.Seeditóenformatodelibroalañosiguiente,en1915,yfuelacuartayúltimadelasnovelasdeSherlockHolmes,unaobraqueensusdospartesencubreloqueenrealidadsondosnovelascortasconectadasporunepílogo,dosrelatosunidosenesaestructurabipartita,comoenEstudioenEscarlata.

OcupaaquíunlugarcentrallamaléficafiguradelmaquinadorMoriarty,profesordematemáticasycienciasdeljovenHolmesyahoraencarnacióndelmal,urdidordecrímenesyenemigodeldetective.

Laarticulacióndelasdospartesdelanovela,comoenotrasdelaserie,respondeadosesquemasnarrativosytemporalesmuydiferentes.Sielprimero—LatragediadeBirlstone—esunrelatodetectivescoclásiconarradoporWatsonyconelenigmade un misterioso crimen cuyas claves desvela Holmes con su penetrante métododeductivo, el segundo —Los camorreros— es un flashback narrado en tercerapersona y centrado en la figura del muerto y en los antecedentes que explican elrelatodelaprimeraparte.

Yesprecisamentelasegundapartelaqueesunapequeñaobramaestrasobreunabanda de gánsteres, un relato que ejerció una notable influencia sobre DashielHammetenCosecharojaysetienecomounaobraprecursoradelanovelanegra.

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ELVALLEDELTERROR

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PRIMERAPARTE

LATRAGEDIADEBIRLSTONE

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—E

CapítuloI

Elaviso

stoytentadodepensar…—dije.—Yo debería hacer lo mismo. —Sherlock Holmes observó

impacientemente.Piensoquesoyunodelosmáspacientesdeentrelosmortales;peroadmitoque

memolestóesaburlonainterrupción.—Deverdad,Holmes—dije con severidad—resultaustedunpoco irritante en

ciertasocasiones.Holmesestabaensimismadoensuspropiospensamientosparadarunarespuesta

inmediataamiréplica.Serecostósobresumano,consudesayunointactoanteél,yclavósumiradaeneltrozodepapelqueacababadesacardesusobre.Luegotomoelmismo sobre, tendiéndolo contra la luz y estudiándolo cuidadosamente, tanto elexteriorcomolacubierta.

—EslaletradePorlock—dijopensativo—.Mequedanpocasdudasdequeseasu letra, aunque la haya visto sólo dos veces anteriormente. La e griega con elpeculiaradornoarribaesmuydistintiva.PerosiesPorlock,entoncesdebeseralgodeprimerísimaimportancia.

Hablaba más consigo mismo que conmigo; pero mi incomodidad desaparecióparadarlugaralinterésquedespertaronaquellaspalabras.

—¿QuiénesesePorlock?—pregunté.—Porlock,Watson,esunnom-de-plume,unasimpleseñaldeidentificación;pero

detrásdeellaseescondeunapersonalidaddeshonestayevasiva.Enunacartaformalmeinformófrancamentequeaquelnombrenoerasuyo,ymedesafióinclusoaseguirsurastroentre losmillonesdepersonasdeestagranciudad.Porlockes importante,no por sí mismo, sino por el gran hombre con quien se mantiene en contacto.Imagíneseustedalpezpilotoconeltiburón,alchacalconelleón,cualquiercosaqueseainsignificanteencompañíadeloqueesformidable:nosóloformidable,Watson,perosiniestro,enelmásaltoniveldelosiniestro.Allíescuandoentraenloqueleestoydiciendo.¿MehaoídoustedhablardelprofesorMoriarty?

—Elfamosocientíficocriminal,tanfamosoentrelosdelincuentescomo…—¡Pormivida,Watson!—murmuróHolmesentonodesaprobatorio.—Estabaapuntodedecir,«comodesconocidoparaelpúblico».—¡Buen golpe, muy buen golpe!—exclamó Holmes—. Está desarrollando un

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inesperadoperociertosentidoagudodelhumor,Watson,contraelquedeboaprenderacuidarme.PeroalllamarcriminalaMoriartyestáexpresandounadifamaciónantelosojosdelaley.¡Yesprecisamenteallídondeyacelagloriaymaravilladeesto!Elmás grande maquinador de todos los tiempos, el organizador de cada maldad, elcerebroquecontrolaelsubmundo,uncerebroquepuedehaberconstruidoodestruidoeldestinode lasnaciones,éseesnuestrohombre.Pero tan lejosestádesospechas,tan inmunea lacrítica, tanadmirableensusmanejosysus«actuaciones»,queporesaspalabrasque acabadepronunciar, lo podría llevar a la corte yhacerse con supensiónanualcomounareparaciónasupersonalidadofendida.¿NoesélelaclamadoautordeLasDinámicasdeunAsteroide,unlibroqueasciendeatanrarascuestionesdematemáticapura,quesedicequenohayindividuoenlaprensacientíficacapazdecriticarlo? ¿Es éste un hombre que delinque? ¡Doctor mal hablado y profesorcalumniado,ésosseríansus respectivos roles!Esoesserungenio,Watson.Perosisoyeximidoporgentedemenorinteligencia,nuestrodíaseguramentevendrá.

—¡Espero estar ahí para verlo! —exclamé con devoción—. Pero estábamoshablandodeestehombre,Porlock.

—Ah,sí,elasíllamadoPorlockesuneslabónenlacadenaapococaminodesugranobsesión.Entrenosotros,Porlocknoesuneslabónreal.Eselúnicodefectoenesacadenahastadondehepodidoobservarla.

—Peroningunacadenaesmásfuertequesuenlacemásdébil.—¡Exacto, mi querido Watson! Aquí está la extrema importancia de Porlock.

Guiado por aspiraciones rudimentarias hacia el derecho, y estimulado por unocasionalchequepordiezlibrasenviadoparaélatravésdemétodosindirectos,mehadadounaodosvecesinformaciónavanzadaquehasidodevalor,delmásgrandevalor,puestoqueanticipayprevienemásquevengarelcrimen.Nopuedodudardeello,situviéramoslaclave,encontraríamosqueestacomunicaciónesdelanaturalezaquedigo.

Otra vez Holmes aplastó el papel contra su plato intacto. Yo me levanté e,inclinándome hacia él, observé detenidamente la curiosa inscripción, que decía losiguiente:

534C21312736314172141DOUGLAS109293537BIRLSTONE

26BIRLSTONE947171

—¿QuésacadeestoHolmes?—Esobviamenteunintentodetransmitirinformaciónsecreta.—¿Peroparaquésirveunmensajecifradocuyaclavenosetiene?—Enestecaso,paranada.—¿Quéquieredecircon«enestecaso»?—Porque sonmuchos los escritores en clave que yo soy capaz de leer con la

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misma facilidad con que leo lo apócrifo en la columna de anuncios. Recursos tanelementalessirvendedistracciónalainteligencia,sincansarla.Peroestoesdistinto.Seveclaramentequehacereferenciasal textodeunapáginadeterminadadealgúnlibro.Mientrasnosemecomuniquecuálesesapáginaestoydesarmado.

—¿PeroporquéDouglasyBirlstone?—Obviamenteporquedichaspalabrasnoestánenlapáginaencuestión.—¿Entoncesporquénohaindicadoellibro?—Su agudeza innata, mi queridoWatson, esa astucia que es el deleite de sus

amigos, loprevendríadecolocar laclaveyelmensajeenelmismosobre.Encasoque se extravíe, estaría incompleto. Por ello, ambos deben ir por distintos rumbosantesque algúnpeligro los amenace.Nuestra segundapista está atrasada, y estaríasorprendidosinonos traeounaexplicaciónmásdetalladade lacarta,o, loqueesmásprobable,elmismovolumenaloqueestosnúmerosserefieren.

LoscálculosdeHolmesserealizaronenpocosminutosconlaaparicióndeBilly,elbotones,conlacartaqueestábamosesperando.

—La misma letra, —me indicó Holmes, alabrirelsobre—yestavezestáfirmada—añadiócon interés mientras abría la epístola—. Vamos,vamos progresando, Watson. —Sin embargo,fruncióelceñoalfijarseenelcontenido.

—¡PorDios!,estoesmuydecepcionante.Metemo, Watson, que todas nuestras expectativasqueden reducidas a la nada. Confío en que estehombre,Porlock,saldrásinproblemasdeesto.

«EstimadoMr.Holmes[decía]:

No iré más lejos en el asunto. Esdemasiado peligroso, el sospecha de mí.

Puedo ver que él sospecha de mí. Vino inesperadamente luego de queescribiese ladirecciónenel sobrecon la intencióndeenviarle la clavedelcifrado. Fui capaz de esconderla. Si la hubiera visto, me hubiera idorealmentemal.Peropuedoleerladesconfianzaensusojos.Porfavorquemeelmensajeencifras,queahorayanopuedeserútilparausted».

«FREDPORLOCK»

Holmes permaneció algunos momentos retorciendo la carta entre sus dedos yfrunciendo el ceño, al mismo tiempo que tenía la vista clavada en el fuego. Porúltimo,dijo:

—Después de todo, quizá no tengan realidad sus temores y se trate sólo de su

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concienciaculpable.Talvez,reconociendosupropiatraición,hayaleídolaacusaciónenlosojosdelotro.

—SupongoqueelotroseráelprofesorMoriarty.—Nimás nimenos.Cuando alguno de los de esta cuartilla habla de él, puede

ustedsobrentenderdequiénhablan.Paratodosellosexisteunélpreponderante.—Pero¿quéesloqueélpuedehacer?—¡Hum!Ésaesunapreguntademuchoalcance.Lasposibilidadessoninfinitas

cuandosetienedeadversarioaunodelosprimeroscerebrosdeEuropa,respaldadopor todos los poderes de las tinieblas. En todo caso, es evidente que el pánico hahechoperderlacabezaalamigoPorlock.Tengaustedlabondaddecompararlaletradelacartaconladelsobreque,segúnnosdice,fueescritoantesdeaquellavisitademalagüero.Ladeésteesclarayfirme;ladeaquéllaesapenaslegible.

—¿Yporquélaescribió?¿Porquénoselimitóadejaraunladoelasunto?—Porque temió que, de haber optado por esto último, hiciese yo algunas

averiguacionesasurespecto,ocasionándoleposiblesdificultades.—Sindudaqueeseso—dijeyoconelmensajeoriginal cifradoenmimanoe

inclinandosobreelmismomifrenteceñuda—.Laverdadesqueresultaexasperantehastalalocurapensarquepuedahaberunsecretoimportanteenestahojadepapelyquenohayfacultadhumanacapazdedescifrarlo.

Sherlock Holmes había apartado de sí el desayuno intacto y encendido sumaloliente pipa, compañera de sus meditaciones más profundas. Se recostó en elrespaldoyclavósuvistaenelcieloraso,diciendo:

—Bueno,laverdadesquequizásexistanalgunosdetallesquehanescapadoasumaquiavélica inteligencia. Estudiemos el problema a la luz de la pura razón. Estehombrehacereferenciaaunlibro.Ésedebesernuestropuntodepartida.

—Algovagoresulta.—Veamos si conseguimos reducir el campo de posibilidades. Conforme

concentroenelmismomiatención,loveomenosimpenetrable.¿Quéindicacionessenosdanacercadeeselibro?

—Ninguna.—Bueno, bueno, seguramente que el asunto no se presenta tan desastroso. El

mensajecifradoempiezaconunacantidadennúmerosvoluminosos,¿noescierto?Tomemoscomohipótesisdetrabajoqueesequinientostreintaycuatroeslapáginaconcretaaqueserefiereelmensajecifrado.Tendremosentoncesquesetratadeunlibrovoluminoso,yya conesto llevamosalgoadelantado. ¿Quéotras indicacionestenemosacercadelaíndoledeestelibro?ElsignosiguienteesC2.¿Quélesugiereausted,Watson?

—Capítulosegundo,desdeluego.—Esdifícil,Watson.Convendráustedconmigoenque,unavezdadoelnúmero

delapágina,huelgadareldelcapítulo.Ytambiénenque,sielcapítulosegundollegaa la página quinientas treinta y cuatro, la extensión del primero habrá resultado

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intolerable.—¡Columna!—exclamé.—Magnífico,Watson.Estamañanaestáustedrelampagueante.Debedesignificar

columna, o yo estoy muy equivocado. Fíjese, pues, en que empezamos arepresentamosunlibromuyvoluminoso,impresoadoblecolumna,degranaltura,yaque una de las palabras del documento está iniciada con el número doscientosnoventa y tres. ¿Hemos llegado con esto a los límites de lo que puedeproporcionarnoselrazonamiento?

—Metemoquesí.—Nosehaceusted justiciaasímismo.Ea,Watson,undetallemás.Wngaotra

ondacerebral.Sisehubiesetratadodeunlibroextraordinario,melohubieraenviadoseguramente.Enlugardeeso,yantesquesusplanessemalograsen,tuvoelpropósitodeenviarmelaclavebajosobre.Lodiceensucarta.Estoparecedaraentenderquesetraíadeunlibroqueélcreyóquenomeresultaríadifícilencontrar.Enunapalabra,Watson:quesetratadeunaobramuycorriente.

—Esoqueusteddicesuenaacosaverosímil.—Hemosreducido,pues,elcampodenuestrasinvestigacionesaunlibrogrande

yvoluminoso,impresoadoscolumnasydeusocorriente.—¡LaBiblia!—exclaméyocontonodetriunfo.—¡Bien,Watson,bien!Peroquizánolosuficientementebien.Aunenelcasode

queyodieseporbuenoelcumplidoqueesosupondríaparamí,esdifícilcitarotrolibro que seamenos probable que lo tenga al alcance de la mano un asociado deMoriarty que la Biblia. Además las ediciones de la Sagrada Escritura son tannumerosas,quedifícilmentepodíaélsuponerlaexistenciadedosejemplaresconlamismacompaginación.Ellibrodequeaquísetratatienequeserdeunsolotipo.Esehombre sabe de cierto que su página quinientas treinta y cuatro coincidiráexactamenteconmipáginaquinientastreintaycuatro.

—Sonmuypocosloslibrosenqueesoocurre.—Exactamente, y en eso estriba nuestra salvación. Nuestra búsqueda se ha

estrechadohastaquedarreducidaaciertoslibrosdeidénticotipoyquesesuponequeestánenlasmanosdecualquiera.

—¡ElBradshaw!—Existenvariasdificultades,Watson.ElvocabulariodelBradshawesconcisoy

nervioso,pero limitado.Difícilmenteseprestaríaaqueseseleccionenenelmismopalabrascomoparaenviarmensajedetipogeneral.EliminaremoselBradshaw.Poridénticarazóncreoqueestambiéninadmisibleeldiccionario.¿Quénosqueda,pues?

—Unalmanaque.—¡Muybiendicho,Watson!Omuchomeequivoco,ohadadoustedenelclavo.

¡Un almanaque! Veamos qué razones pueden militar en favor del AlmanaqueWhitaker.Esdeusogeneral.Tieneelnúmerodepáginasrequerido.Está impresoadoscolumnas.Sibienesciertoqueenloscomienzosdeeselibrosuvocabularioes

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limitado,adopta,simalnorecuerdo,haciaelfinalun estilo verboso. —Holmes echó mano alvolumen que estaba encima de sumesa—.Aquíestálapáginaquinientastreintaycuatro,columnados, que forma un macizo bloque de letras deimprenta,quetrata,segúnveo,delasindustriasyde los recursos de la India Británica. Copie laspalabrasenunpapel,Watson.LanúmerotreceesMahratta.Noesmuyprometedoraparaempezar,creoyo.LanúmerocientoveintisieteesGobierno,que tiene por lo menos sentido junto con laanterior, aunque ninguna relación tenga con elprofesorMoriartyyconnosotros.Vamosconotra.¿QuéhaceesteGobiernodeMahratta?¡Malo!Lapalabra siguiente es cerdas. ¡Aquí morimos, mi

queridoWatson!Seacabó.Holmesseexpresabaentonodebroma,perolacontraccióndesuscejastupidas

delataba desengaño e irritación. Yo permanecía sentado, mirando al fuego con unsentimientodedesamparoydesolación.Ellargocompásdesilenciofuerotoporunarepentina exclamacióndeHolmes, que seprecipitóhaciaun armario, del que salióconotrovolumendecubiertasamarillasenlamano.

—Sufrimos, Watson, el castigo de vivir demasiado al día —exclamó—. Nosadelantamosanuestrotiempoylopagamosconelcastigocorriente.Comoestamoseneldíasietedeenero,hemosbuscado,comoeralógico,enelnuevoalmanaque.Esmás que probable que Porlock tomó sumensaje del viejo. Nos lo habría dicho sihubiesellegadoaescribirlacartaexplicativa.Veamosahoraquéesloquenosreservalapáginaquinientastreintaycuatro.LapalabranúmerotreceesUn,queresultamásprometedora.Elnúmerocientoveintisieteespeligro…Unpeligro…—LosojosdeHolmes centelleaban de excitación, y sus dedos delgados y nerviosos temblabanmientrasibacontandolaspalabras—puede. ¡Ajajá!¡Magnífico!Escríbalo,Watson.«Unpeligropuede…sobrevenir…muy…pronto…cierto…».Ahoravienelapalabra«Douglas»…,«rico…provincias…vive…ahora…Birlstone…House…Birlstone…confidencia…es…apremiante».¡YalotenemosWatson!¿Quémediceustedahoradelpurorazonarydesusfrutos?Sielverdulerovendiesecoronasdelaurel,mandaríaaBillyacompraruna.

Yonoquitaba lavistadel sorprendentemensajequehabíagarrapateadoenunahojadefoliosobremirodillaamedidaqueHolmesloibadescifrando.

—¡Quémaneramáscuriosaeimperfectadedaraentenderloquequiere!—dijeyo.

—Alcontrario,lohahechoextraordinariamentebien—dijoHolmes—.Siustedsólodisponedeunacolumnaparasacardeellapalabrasconqueexpresarloquese

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propone,esdifícilqueencuentretodaslasquenecesita.Tieneforzosamentequedejaralgo a la inteligencia del corresponsal suyo. La finalidad está perfectamente clara.AlgunamaldadsetramacontraciertomísterDouglas,seaéstequiensea,queresideentalsitioyqueesuncaballeroricodeprovincias.Ahítenemosnuestroresultado,quepodemoscalificardepequeñoanálisismuyhábil.

Holmessentíaseposeídodelgozosinegoísmodelverdaderoartistaenlasobrasque le salían perfectas, delmismomodo que se entristecía profundamente cuandoquedaba por debajo del alto nivel al que aspiraba. Aún seguía gorgoriteandosuavementeporsuéxito,cuandoBillyabriódeparenparlapuerta,haciendopasaralinspectorMcDonald,deScotlandYard.

Estoocurríaafinalesdeldecenioochentaytantos,cuandoAleeMcDonaldteníaqueandaraúnmuchoparaalcanzarlacelebridadnacionaldequeactualmentegoza.Eraunmiembrojoven,peromerecedordeconfianzadeldetectivismooficial,quesehabíadistinguidoenvarioscasosquelehabíansidoencomendados.Sufiguraaltayhuesudadelatabafuerzafísicaexcepcional,mientrasquesucráneovoluminosoysusojoshundidosybrillantesproclamaban,connomenorclaridad, laviva inteligenciaqueseproyectabadesdedetrásdesuspobladascejas.Erahombrecalladoyexacto,obstinadoyconfuerteacentodelnortedeEscocia.PordosveceslehabíaayudadoyaHolmesensucarreraparaconseguireléxito,considerándoseélmismopremiadoconel gozo intelectual del problema. Por esta razón sentía el escocés un afecto y unrespetoprofundoshaciasucolegaaficionado,yselosdemostrabaconsufranquezaenacudiraHolmesenlasdificultades.Loshombresmediocresnoreconocenanadiepor encima dé ellos, pero los de talento reconocen en seguida al hombre genial.McDonaldteníatalentosuficientecomoprofesionalparacomprenderquenoexistíahumillación alguna en buscar la ayuda de quien era ya una personalidad única enEuropa, tanto por su talento como por su experiencia. Holmes no era hombreinclinadoalaamistad,peroeratoleranteconelgrandullónescocés,ysonrióalverlo.

—Es usted pájaro madrugador, míster Mac—le dijo—. Le deseo suerte paraatraparsugusano.Supongoqueestoquieredecirquealgomalohaocurrido.

—Sienvezdedecirsupongo,hubierausteddichoespero,creo,místerHolmes,que habría andado usted más cerca de la verdad—contestó el inspector con unasonrisacomprensiva—.Bien,quizásuntragoserviríaparaecharfueraelcrudofríode la mañana. No; fumar, no, gracias. Tendré que seguir rápidamente mi camino,porquelasprimerashorasdeuncasoresultanpreciosas,comonadiemejorqueustedsabe.Pero…,pero…

Elinspectorsecallódeprontoyclavósuvista,atónito,enunahojadepapelquehabíaencimadelamesa.Eralamismaenqueyohabíagarrapateadoelenigmáticomensaje.

—¡Douglas! —tartamudeó—. ¡Birlstone! ¿Qué significa esto, míster Holmes?¡Porvidamía,queestoescosadebrujería!Portodolomássagrado,¿dedóndesacóustedesosnombres?

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—Es unmensaje cifrado que el doctorWatson y yo hemos tenido ocasión desolucionar.Pero¿quédemalolesocurreaesosnombres?

Elinspectornosmiróprimeroalunoyluegoalotroconasombrodesconcertado,ydijo:

—Nadamásqueesto:místerDouglas,delacasasolariegadeBirlstone,hasidohorriblementeasesinadoestamañana.

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F

CapítuloII

SherlockHolmesrazona

ue aquél uno de los momentos dramáticos para los que vivía mi amigo.Sería exagerar decir que aquella asombrosa noticia le produjo sorpresadolorosanisiquieraagitación.Sinqueensusingulartemperamentoentrase

nisiquieraunmatizdecrueldad,sulargovivirenunconstantesobreestímulohabíaendurecidosindudasusensibilidad.Perosisusemocionesestabanamortiguadas,suspercepciones intelectualeseranextraordinariamenteactivas.NoaparecíaenHolmesniunvestigiodelhorrorqueamímehabíaproducidoaquellaconcisamanifestaciónde McDonald, pero su rostro mostraba la tranquila e interesada compostura delquímico que contempla cómo los cristales de una solución sobresaturada caen alfondo.

—¡Esnotable!¡Esnotable!—dijo.—Noparecequelecausesorpresa.—Me interesa, Mac, pero no llega a sorprenderme. ¿Por qué habría de

sorprenderme?Recibounacomunicaciónanónimadeunaprocedenciaquemeconstaque es importante previniéndome del peligro que amenaza a determinada persona.Unahoradespuésmeenterodequeesepeligrosehaconvertidoenrealidadyqueesapersonahamuerto.Meinteresa,pero,comoustedve,nomesorprende.

Holmes explicó en breves frases al inspector todo lo referente a la carta y almensajecifrado.McDonaldleescuchabaconlabarbillaapoyadaenlasmanosyconsusgrandescejasrubiasapretadasenamarillamaraña.

—Yo me marchaba esta mañana a Birlstone —dijo—, y había venido parapreguntarlesi teníaninconvenienteenacompañarmeustedysuamigo.Pero,por loqueustedmedice,quizátrabajaríamosconmayorutilidadenLondres.

—Nolocreo—dijoHolmes.—¡Aldiablotodo,Holmes!—exclamóelinspector—.Dentrodeunpardedías

losperiódicosvendránllenosderelatosdelmisteriodeBirlstone;pero¿dóndeestáelmisteriosihayenLondresunapersonaqueanuncióelcrimenantesqueocurriese?Notenemosquehacersinoecharleelguanteaesehombre,ylodemásvendráporsímismo.

—Sin duda,Mac; pero ¿de qué manera se propone usted echarle el guante alllamadoPorlock?

McDonaldexaminólacartaqueHolmeslehabíaentregado.

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—EchadaalcorreoenCamberwell;conesonoadelantamosmucho.Diceustedquesetratadeunnombresupuesto.Tampocoesgrancosacomopuntodearranque.¿Nodijoustedquelehabíaenviadodinero?

—Endosocasiones.—¿Dequémanera?—EncartasdirigidasalaoficinadeCorreosdeCamberwell.—¿Setomóustedalgunavezlamolestiadeverquiénlasretiraba?—No.Elinspectorpareciósorprendidoyalgomolesto.—¿Porquéno?—Porqueyo siempre soy leal ami palabra.Lavezprimeraqueme escribió le

prometíquenointentaríaseguirlelapista.—¿Creeustedquehayalguiendetrásdeél?—Séquehayalguien.—¿Quizáeseprofesordelqueleheoídohablar?—Exactamente.ElinspectorMcDonaldsonrióyparpadeóalvolverseamirardelladomío.—No le ocultaré, Holmes, que en el D. I. C.[1] opinamos que tiene usted un

poquitíndechifladuraconelprofesor.Yomismohicealgunaspesquisassobreesteasunto.Parecequesetratadeunhombrepordemásrespetable,doctoydetalento.

—MefelicitodequehayallegadoustedhastaelpuntodereconocereltalentodelprofesorMoriarty.

—Notuvemásremedio.Despuésdeoírleexpresarseaustedmecreíeneldeberde ir a visitarlo. Charlamos un rato de eclipses (sin que yo me explique cómo laconversaciónsedesvióporesecamino),yélsacóunalinternadefocoyunaesferaymeloaclarótodoenunminuto.Meprestóunlibro,peronotengoinconvenienteendeclararqueloencontréalgoporencimademicerebro,apesardequetengorecibidauna buena educación en Aberdeen. Ese hombre habría podido ser un estupendoministro, con su rostro enjuto, sus cabellos grises y su solemnidad al hablar. Aldespedimosmepusolamanosobreelhombro,igualqueunpadrequebendiceasuhijoantesqueéstesalgaavivirentreelmundofríoycruel.

Holmesgorgoriteóderisaysefrotólasmanos,diciendo:—Estupendo. Estupendo.Dígame, amigoMcDonald: esa entrevista tan grata y

conmmovedora,¿tuvolugarenelestudiodelprofesor?—Asíes.—Hermosahabitación,¿verdad?—Hermosísima,hermosísimadeveras,Holmes.—¿Estuvoustedsentadodelantedesumesa-escritorio?—Precisamente.—¿Dándoleaustedelsolenlosojosyélconlacaraalasombra?—Bueno, la entrevista se celebróyaoscurecido,pero recuerdoque la luzde la

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lámparaseproyectabasobremicara.—Naturalmente. ¿Y no se fijó usted en un cuadro colocado por encima de la

cabezadelprofesor?—Nosonmuchaslascosasquesemeescapan,Holmes.Quizálohayaaprendido

deusted.Sí,vielcuadro,querepresentabaaunamujerjovenconlacabezaapoyadaenlasmanos,mirandodesoslayo.

—EsuncuadropintadoporJeanBaptisteGreuze.Elinspectorseesforzóporparecerinteresado.—JeanBaptisteGreuze—prosiguióHolmes,juntandolasyemasdelosdedosy

apoyándoseenelrespaldodesuasiento—esunartistafrancésqueflorecióentrelosañosmilsetecientoscincuentaamilochocientos.Merefiero,comoesnatural,alosaños en que desarrolló sus actividades de artista La crítica moderna ha ratificadohastaconexcesolaelevadaopiniónquedeéltuvieronsuscontemporáneos.

Lamiradadelinspectorparecióensimismarse,ydijo:—¿Noharíamosmejoren…?—Lo estamos haciendo—le interrumpióHolmes—.Todo esto que hablo tiene

unarelacióndirectayvitalcon loqueustedha llamadoelmisteriodeBirlstone.Adecir verdad, y en cierto sentido, podría decirse que es el centro mismo de esemisterio.

McDonaldsonriódébilmenteymedirigióunamiradasuplicante.—Holmes,supensamientosemueveconrapidezunpocoexcesivaparamí.Deja

usted fuera uno o dos eslabones, y yo no puedo saltar ese boquete. ¿Qué relaciónpuedeexistirentodoelanchomundoentreaquelpintoryafallecidoyesteasuntodeBirlstone?

—Todoslosconocimientoslesonútilesaldetective—contestóHolmes—.Hastaeldetalle insignificantedequeel añomilochocientos sesentaycinco sepagóunasumanoinferioracuatromillibrasporuncuadrodeGreuzetituladoLajeunefilieál’agneauen lasubastadePortalis;hastaesedetalle,digo,puedeservirdepuntodearranqueensuimaginaciónatodouncortejodereflexiones.

Fueevidentequesirvió,porqueelinspectorparecióhonradamenteinteresado.—Pudierarecordarlequeelsueldodelprofesorpuedecomprobarserecurriendoa

varioslibrossegurosdeconsulta.Esdesetecientaslibrasalaño.—¿Cómo,entonces,pudocomprar…?—Efectivamente,¿cómo?—¡Síquees cosanotable!—exclamóel inspector,pensativo—.Sigahablando,

Holmes.Leestoytomandogusto.Estámuybien.Holmes sonrió. Cualquier expresión admirativa sincera era recibida por él con

profundoagrado,rasgocaracterísticodelartistagenuino.—¿QuémedicedeBirlstone?—preguntó.—Aúnnos queda tiempo—dijo el inspector, consultando su reloj—.Tengoun

cocheesperandoalapuertaynoinvertiremosmásdeveinteminutoshastalaestación

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Victoria,pero,apropósitodeesecuadro,yocreohaberleoídodecir,Holmes,quenohabíahabladoustednuncaconelprofesorMoriarty.

—Yescierto.—¿Cómo,pues,conoceustedsushabitaciones?—Éseesasuntodistinto.Tresvecesheestadoenellas;endosocasionesestuve

esperándole con distintos pretextos y me marché antes que él llegase. Una de lasveces…; pero esto no debería yo contarlo a un detective oficial. Fue durante miúltima visita cuando me tomé la libertad de registrar sus papeles, con los mássorprendentesresultados.

—¿Descubrióustedalgunacosacomprometedora?—Nada en absoluto. Eso fue lo que me dejó atónito. Sin embargo, ahora ya

conoce usted ese detalle del cuadro. Demuestra que es hombre muy rico. ¿Cómoadquiriósuriqueza?Essoltero.Tieneunhermanomásjoven,queesjefedeestacióneneloestedeInglaterra.Sucátedraleproducesetecientaslibrasalaño.YposeeunGreuze.

—¿Quéhayconeso?—Saltaalavista.—¿Ustedquieredecir,verdad,quetienegrandesingresosyqueéstosnopueden

serdeprocedencialegal?—Exactamente. Eso sin contar con que tengo otras razones para pensarlo;

docenasdetenueshilosqueconducendeunamaneravagahaciaelcentrodelateladearañaenqueacechaelvenenosoanimal.Sihe traídoacuento lodelGreuzehasidoparasituareltemadentrodelalcancedelapropiavisióndeusted.

—Pues bien,Holmes: reconozco que eso que dice resulta interesante.Más queinteresante:asombroso.Peroveamossipuedeustedconcretarunpocomáselasunto.¿Falsificador,monederofalso,ladróndecasas?¿Dedóndeprocedeeldinero?

—¿NohaleídoustednadareferenteaJonathamWild?—Elnombremesuena.Algúnpersonajedenovela,¿verdad?Amímeinteresan

pocolosdetectivesdelasnovelas.Sonhombresquehacenlascosassinpermitirveraunocómoselasarreglanparahacerlas.Esoesinspiración,nocosaprofesional.

—JonathamWild no era detective y tampoco es personaje de novela. Era unconsumado criminal que vivió en el siglo pasado, allá por el año mil setecientoscincuenta.

—Nomesirveentonces.Yosoyhombredesentidopráctico.—Mac, la cosamás práctica que usted podría hacer durante toda su vida sería

encerrarseporespaciodetresmesesparaleerdurantedocehorasaldíalosanalesdelcrimen.Todaslascosasseproducenenciclos,hastaelprofesorMoriarty.JonathamWilderalafuerzaocultadeloscriminalesdeLondres,alosquevendíasutalentoysuorganización,cobrándoseunacomisióndelquinceporciento.Laviejaruedagirayvuelveaaparecerenaltoelmismoradio.Todohasidohechoantesytodoserepetirádespués.VoyadecirleunaodoscosasacercadeMoriartyquequizáleinteresen.

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—Conseguridadquesí.—Dalacasualidaddequeyoconozcoelprimereslabóndelacadena,unacadena

enunodecuyosextremosseencuentraesteNapoleónmaleado,mientrasqueenelotro nos encontramos con un centenar de luchadores desconectados, carteristas,chantajistas,fullerosydemás,abarcandotodalagamadelcrimen.EljefedeestadomayoreselcoronelSebastiánMorán; tanaislado,biendefendidoe inaccesiblea lajusticiacomoelpropioprofesor.¿Cuántocreeustedqueéstelepaga?

—Megustaríasaberlo.—Seis mil al año. Con ello le paga por su cerebro, ¿me comprende? Es el

principio de negocios de los norteamericanos. Me enteré de ese detalle porcasualidad.Cobramás que el primerministro. Eso le dará a usted una idea de lasganancias que tiene Moriarty y de la escala en que opera. Otro detalle. No hacemuchomepropuseseguirlapistaaalgunosdeloschequesdeMoriarty;todoselloscheques inocentes, con los que paga las facturas de su casa. Habían sido giradoscontraseisBancosdiferentes.¿Noleproduceestoningunaimpresión?

—Escurioso,desdeluego.Pero¿quéconsecuenciasacausted?—Queélnoquierequesehabledesuriqueza.Nodebeexistirnadiequesepael

total de lo que posee. No me cabe duda de que tiene abiertas por lo menos unaveintenadecuentasbancarias,conelgruesodesufortunacolocadoenelextranjero,muyposiblementeenelDeutscheBankoenelCréditLyonnais.Porsidisponeustedalgunavezde unoo dos años libres, le recomiendoque los dedique al estudio delprofesorMoriarty.

A medida que avanzaba la conversación, el inspector McDonald se ibainteresandocadavezmáseneltema,hastaelpuntodeabsorberseenelmismo.Perosuinteligenciaprácticadeescocés,lehizoretrocederdegolpealproblemaqueteníaentremanos.

—Entodocaso,puedeesperar—dijo—.Noshasacadousteddenuestrocaminoconsusinteresantesanécdotas,Holmes.Loquetieneverdaderaimportanciaenestemomentoesqueelprofesortienealgunarelaciónconelcrimendeahora, loquesededuce del aviso que usted recibió del tal Porlock. ¿Podemos pasar de ahí paranuestrasnecesidadesprácticasactuales?

—Podemosformarnosalgunaideaacercadelosmóvilesdelcrimen.Juzgadoporsusprimerasobservaciones,deduzcoquesetratadeuncrimeninexplicableo,porlomenos, inexplicado.Puesbien:dandoporsupuestoque lafuentedequeprocedeelcrimeneslaquesospechamos,losmóvilespuedenserdos.LediréparaempezarqueMoriarty gobierna a su gente con vara de hierro. La disciplina que impone estremenda.Sucódigosóloadmiteuncastigo:lamuerte.Puesbien:podemossuponerque este hombre asesinado (esteDouglas, cuyamuerte inminente era conocida poruno de los subordinados del archicriminal) haya traicionado al jefe de unmodo uotro.Sesiguióelcastigoenformaquellegaseaconocimientodetodos,aunquesólofueseparainspirarleselmiedoamorir.

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—Bien:yatenemosahíunadelasdossugerencias,Holmes.—La otra es que se trata de un crimen organizado porMoriarty como uno de

tantosaqueleobligasunegocio.¿Huborobo?—Queyosepa,no.—Silohahabido,ellohablaríaencontradelaprimerahipótesisyenfavordela

segunda. Pudo Moriarty prepararlo con la promesa de un tanto por ciento en elproducto del negocio, o quizá le abonaron una suma concreta por llevarlo a cabo.Ambascosassonposibles.Perosealaquesea,oaunquesetratedeotracombinacióndistinta,esenBirlstonedondedebemosbuscarlasolución.Conozcodemasiadobienamihombreparasuponerquehadejadoaquípistaalgunaquepuedallevarnoshastaél.

—Entonces,aBirlstonedebemosir—exclamóMcDonald,saltandodesusilla—.¡Porvidamía,queesmástardedeloqueyocreí!Caballeros,sólopuedodarlescincominutosparaprepararse.

—Paranosotrosresultasuficiente—dijoHolmes,poniéndoseenpierápidamentey cambiando el batín por la chaqueta—.Mac, ya le pediré durante el trayecto quetengalaamabilidaddecontármelotodo.

Aquel todo resultó un casi nadadesilusionador, aunque fue suficiente paradarnos la seguridad de que el caso queteníamos ante nosotros era digno de la másatenta investigación del especialista. Amedida que escuchaba los escasos, peroextraordinariosdetalles,Holmessefrotabalasmanos y la expresión de su rostro se ibailuminando. Dejábamos a nuestras espaldasuna larga serie de semanas estériles, y sepresentabaaquí,porfin,unobjetivoadecuadoparaaquellasdotesextraordinarias,que,comotodafacultadespecial, resultanmolestasparasu poseedor cuando no las ejercita. Lainacción embotaba y ponía herrumbroso aaquel cerebro, fino como navaja de afeitar.Cuando escuchaba el toque llamándole al trabajo, los ojos de Sherlock Holmesbrillaban,susmejillasadquiríanuncolormásvivoysusfaccionesseencendíanconuna luz interior. Con el busto echado hacia adelante dentro del coche, Holmesescuchaba congran atención el esbozoquehacíaMcDonalddel problemaquenosesperabaenSussex.Elinspectorhabíaadquiridosusinformes,segúnnosdijo,deunrelato escrito que le llegópor el tren de la leche, que entra enLondres a primerashoras de la mañana. White Mason, el funcionario local, era amigo personal deMcDonald, y por eso éste fue informado con mucha mayor rapidez de lo que es

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corriente enScotlandYard cuando se solicita su ayuda desde provincias. Por reglageneral, el husmillo de la pista está yamuy frío para cuando se lanza por ella alespecialistalondinense.

«QueridoinspectorMcDonald—decíalacartaqueélnosleyó—,ensobreaparteva la petición oficial de sus servicios. Esta carta es para que la lea usted solo.TelegrafíemeenquétrendelamañanapuedeveniraBirlstone,yyosaldréarecibirleoenviaréaotrapersonasimisocupacionesmeloimpiden.Estecasoserásonado.Nopierdaunmomentoenentrarenacción.SileesposibleconseguirqueleacompañemísterHolmes,hágalo,porqueseencontraráconalgoqueparecehechoalamedidadesusgustos.Sienmediodetodononosencontrásemosconunhombremuerto,sediríaquetodosedispusocalculandoconproducirunefectoteatral.¡Palabraqueseráuncasosonado!».

—Porloqueveo,suamigonoesningúntonto—dijoHolmes.—No,señor,siyosirvoparajuzgaraloshombres,WhiteMasoneshombremuy

despierto.—¿Tieneustedalgomásquecontamos?—Únicamentequeélnosdarátodoslosdetallescuandosalgaarecibimos.—Perobueno;ahínohablademísterDouglasnidequehabíasidohorriblemente

asesinado.—Todoesoveníaenel informeoficialqueacompañabaa lacarta.Tampoco lo

calificaba de «horrible». En el léxico oficial no está aceptada semejante palabra.MencionabaelnombredeJohnDouglasydecíaquehabíasidoheridoenlacabezaporeldisparodeunaescopeta.Mencionabatambiénlahoraenquesediolaalarma,que fuemuy cerca de lamedianoche pasada.Agregaba que se había cometido sindudaunasesinato,peroqueno sehabía realizadoningunadetenciónyqueel casoofrecíacircunstanciasextraordinariasyqueacusabangranperplejidad.Esoestodoloqueahorasabemos,Holmes.

—Pues, entonces, Mac, dejaremos ahí las cosas, si usted me lo permite. Latentación de formar hipótesis prematuras, partiendo de datos insuficientes, es elvenenodenuestraprofesión.Hastaahorasólodoscosastengoporciertas:quehayenLondres un gran cerebro y que hay en Sussex un hombre muerto. Lo que ahoravamosatratardeestablecereslacadenaqueuneestasdosrealidades.

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V

CapítuloIII

LatragediadeBirlstone

oyapedirahorapermisoparadejaraunladoporunmomentomipropiaeinsignificantepersona,afindedescubrirlosacontecimientosqueocurrieronantesquenosotrosllegásemosalescenariodelosmismos.Loharéalaluz

dedatosquenosllegaronconposterioridad.Únicamentedeestamaneraconseguiréque el lector se forme idea cabal de las personas que en ellos intervinieron y delextrañomarcodentrodelcualseencuadrósudestino.

LaaldeadeBirlstoneestáformadaporunaagrupaciónpequeñaymuyantiguadecasitasconstruidas,enparte,demaderayqueestánsituadasjuntoalafronteranortedelcondadodeSussex.Laaldeapermaneciódurantesiglossinmodificaciónalguna;pero su aspecto pintoresco y su situación han atraído en los últimos años a ciertonúmero de residentes ricos, cuyos chalés asoman por entre los bosques de losalrededores.Suelecalificarseaestosbosquesdebordeextremode lagranselvadeWeald,quesevarelajandopocoapocohastaquellegaalastierrasbajasycalizasdelNorte.Paraatendera lasnecesidadesdelacrecientepoblaciónhansurgidoalgunaspequeñas tiendas, todo lo cual parece dar a entender que Birlstone puede llegarprontoa transformarsedealdeaantiguaenpoblaciónmoderna.Constituyeelpuntocentral de una extensa región campesina, ya que TunbridgeWells, lamás cercanapoblación de importancia, se halla a veinte o veintidós kilómetros hacia el Este,pasadosyaloslímitesdelcondadodeKent.

A costa de un kilómetro de la población y en el centro de un antiguo parque,célebreporsushayascorpulentas,sealzalaantiguacasaseñorialdeBirlstone.Unapartedeestevenerableedificiodatadelostiemposdelaprimeracruzada,épocaenlaqueHugodeCapuslevantóunafortalezaenelcentrodelasposesionesquelehabíansidootorgadasporelReyRojo.Esafortalezafuedestruidaporelfuegoelaño1543;algunasdesuspiedrasangularesennegrecidasporelhumofueronempleadascuando,en la época jacobea, se levantóuna casade campo construidade ladrillo sobre lasruinasdelcastillofeudal.Lacasasolariega,consusmúltiplestejadillostriangularesysus ventanas pequeñas y de paneles en forma de diamante, seguía estando,más omenos, talcual ladejóelconstructorenlasprimerasdécadasdelsigloXVII.De losdoblesfososquehabíanservidodedefensaasupredecesormásguerrero,elexteriorllegóacegarse,desempeñandolahumildefuncióndehuerto.Aúnsubsistíaelinteriorrodeandotodalacasaconunaanchuradedocemetros,aunquesóloteníaahorauna

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profundidad de muy pocos. Un arroyo pequeño alimentaba el foso y despuésproseguíasucurso;poresoaquellacapadeagua,aunqueturbia,noofrecíanuncaelaspectodeunaciénaganiresultabadañosaparalasalud.Lasventanasciélaplantabajadistabanmenosdetreintacentímetrosdelasuperficiedelagua.Laúnicavíadeacceso a la casa era un puente levadizo, cuyas cadenas y cabrestantes llevabanmuchísimo tiempo rotos y tomados de la herrumbre. Sin embargo, los últimoshabitantesde la casa solariega,dandopruebasdeunaenergía elocuente, arreglaronesto último; en su consecuencia, no sólo era posible en la actualidad levantar elpuentelevadizo,sinoque,enrealidad,eralevantadotodaslastardesybajadotodaslas mañanas. De esa manera, resucitando las costumbres de los viejos tiemposfeudales, la casa señorial quedaba por la noche convertida en una isla. Este hechoejerció influencia muy directa en el misterio que muy pronto habría de atraer laatencióndetodaInglaterra.

Llevabalacasavariosañosdeshabitada,amenazandoconvertirsepocoapocoenunaruinapintoresca,cuandolosDouglastomaronposesióndelamisma.LafamiliaDouglas se componía únicamente de dos individuos, a saber: John Douglas y suesposa.Eraelmaridohombreextraordinario,tantoporsuaspectofísicacomoporsucarácter: andaría por los cincuenta años de edad; su cara era arrugaday de fuertesmandíbulas,conbigotecanoso,ojosgrises,sumamentepenetrantes,yelcuerposecoy vigoroso, que no había perdido nada de su energía y actividad juveniles. Semostraba con todos acogedor y simpático, aunque era algo extravagante en susmaneras.Producíalaimpresióndequesuvidahubiesetranscurridoencapassocialesde horizontes muchomás bajos que el de la sociedad provinciana de Sussex. Sinembargo,aunquesusconvecinos,gentemásculta,lomirabanconciertacuriosidadyreserva,no tardóenadquirirgranpopularidadentre lagentede laaldea,porquesesuscribía con generosas cantidades a todos los proyectos locales y porque nuncafaltabaalosconciertosparafumadoresyaotrasfiestassociales,enlasquesiempresemostrabadispuestoacomplacera laconcurrenciaconalgunacanciónexcelente,pues poseía una bien timbrada voz de tenor. Parecía disponer de dinero enabundancia, y se decía que lo había ganado en los campos de oro de California,siendo evidente, a juzgar por lo que él decía y por las palabras de su esposa, quehabíanpasadounapartedesuvidaenNorteamérica.Labuenaimpresiónquehabíaproducidoconsugenerosidadyconsusmanerasdemocráticas,aumentóconlafama,quenotardóenadquirir,dequeerahombrequedespreciabaelpeligro.Apesardesermaljinete,acudíaatodoslosconcursos,dándoselosmásasombrososporrazosparanocederen su resolucióndemantenersea laalturadelmejor.Tambiénduranteunincendioeneledificiodelavicaríasedistinguióporlatemeridadconqueentróunayotra vez en el edificio en llamas con objeto de poner a salvo las cosas de valor,cuandoya labrigada localdebomberoshabía renunciadoaellopor imposible.AsífuecomoJohnDouglas,habitantedeunacasasolariega,sehizoenmenosdecincoañoscélebreenBirlstone.

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Tambiénsuesposasehizopopularentrequieneslatrataban,aunque,deacuerdocon lascostumbresde Inglaterra,eranpocos,y susvisitasmuyespaciadas, losquetrataban a una familia forastera, que se había establecido en el condado sinpretensiones de ninguna clase. Esto le importaba poco a ella, porque eramujer detemperamentoretiradoy,segúntodaslasapariencias,vivíacompletamenteentregadaalcuidadodesuesposoyalcumplimientodesusobligacionesdomésticas.Sabíasequeeraunadama inglesaquehabíaconocidoenLondresamísterDouglascuandoésteeraviudo.Erahermosa,alta,morena,esbelta,unosveinteañosmásjovenquesuesposo, aunqueestadiferencianoparecíaobstáculopara la felicidadde suvidadefamilia.Sinembargo,laspersonasquemáslostratabanfijábanseavecesenquenoparecíaexistirentreellosunaconfianzaplena,yaque,obienlaesposasemostrabamuy reservada acerca de la vida anterior de su esposo, o, lo que parecía másprobable,laconocíademaneraimperfecta.Tambiénhabíanobservadoycomentado,algunaspersonasatentasatodo,quehabíaocasionesenquemistressDouglasparecíaalgo nerviosa y que mostraba gran desasosiego siempre que su marido ausenteretrasaba por la noche el regreso a casa. Esta debilidad de la señora de la casasolarieganopasóinadvertidaenunatranquilaregióncampesina,dondetodachácharaesbienacogida;ycuandotuvieronlugarsucesosenlosqueesedesasosiegoadquiriósentido muy elocuente, el hecho tomó caracteres de mayor relieve todavía en lamemoriadelasgentes.

Existía también otro individuo cuya residencia bajo aquel techo era tan sólointermitente, es cierto, pero cuya presencia en el momento en que ocurrieron losextraños sucesos que ahora voy a narrar atrajo con gran relieve la atención delpúblico sobre su nombre. Ese individuo era Cecil James Barker, de Hales Lodge,Hampstead. La figura alta y desgarbada de Cecil Barker era familiar en la calleprincipaldelaaldeadeBirlstone,porquesetratabadeunavisitafrecuenteycordialde la casa solariega. Su presencia adquiría mayor relieve por tratarse de la únicapersona cuya amistad databa de la época anterior de la vida de míster Douglas,siendo,además, laúnicadecuantashabíanaparecidoenéstesunuevoambientedeInglaterra.Barker era, sin duda alguna, inglés, pero deducíase de sus palabras quedondeconocióaDouglasfueenNorteamérica,yqueallívivieronentérminosdelamayor intimidad. Parecía un hombre de considerables riquezas, y llevaba fama desoltero.ErabastantemásjovenqueDouglas;tendríaquizáloscuarentaycincoaños,yeraalto,tieso,degrananchuradepecho,caracompletamenteafeitada,deluchadorprofesional, cejas pobladas, fuertes y negras y un par de ojos negros dominadores,capacesdeabrirlecaminoporentreunamultitudhostil,aunsinrecurriralempleodesusmuyeficacesmanos.Nomontabaacaballonieratirador,perosepasabalosdíasvagabundeandoporlaviejaaldeaconlapipaenlabocaopaseándoseencocheconsu anfitrión (y cuando éste se hallaba ausente, con su señora) por los campos deaquellahermosa región.«Esuncaballeroespléndidoymuy llano»,decíaAmes, eldespensero.«Pero¡porvidamía!,quenomeagradaríaseryoquienseleatravesase

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ensucamino».SutratoconDouglaseracordialeíntimo,ynoeramenosamistosoelquemantenía con la señora. Esta amistad pareció irritar enmás de una ocasión almarido,demaneraqueinclusolaservidumbresediocuentadeaquellamolestiadesuamo.Taleralatercerapersonaquecompartíalavidadelafamiliacuandoocurriólacatástrofe. Por lo que respecta a los demás habitantes del viejo edificio, bastaráentresacar de la numerosa servidumbre al relamido, respetable y capaz Ames y amistressAllen,mujerfrescachonaysimpática,quedescargabaalaseñoradealgunasdesuspreocupacionescaseras.Losotrosseiscriadosdelacasanoguardanrelaciónalgunaconlosacontecimientosocurridosenlanochedeldía6delmesdeenero.

Laprimeraalarmallegóalasonceycuarentay cincominutos a la pequeña comisaría local dePolicía, que estaba a cargo del sargentoWilson,del cuerpo de guardias del condado se Sussex.Míster Cecil Barker, presa de gran excitación,había llegado corriendo a la puerta, haciendosonar furiosamente la campanilla de llamada.Enla casa solariega había ocurrido una terribletragedia, y míster John Douglas había sidoasesinado. Eso fue lo sustancial de su mensajejadeante. Regresó dicho señor a toda prisa a lacasa, y el sargento de Policía llegó tras él a lospocosminutosalescenariodelcrimen,despuésdehaberadoptadorápidasmedidasparaavisara lasautoridades del condado de que algo graveocurría.Llegóunpocodespuésde lasdocede la

noche.Elsargentoencontróelpuentelevadizobajado,lasventanasiluminadasyatodos

loshabitantesdelacasaenunestadodeconfusiónyalarmadesatinados.Loscriados,con los rostros lívidos, se apretujaban en el vestíbulo, mientras que el aterradodespenseroseretorcíalasmanosenelumbraldelapuerta.ÚnicamenteCecilBarkerparecía ejercer el control de sí mismo y de sus emociones. Abrió la puerta máspróxima a la entrada e indicó al sargento que le siguiese. En ese instante llegó eldoctorWood,médicogeneraldelpuebloyhombreactivoycapaz.Lostreshombrespenetraronjuntosenlahabitaciónsiniestra,yelhorrorizadodespenserofuetrasellos,cerrando lapuerta,a findeque lasmujeresde la servidumbrenoviesen la terribleescena.

El cadáver se hallaba tendido de espalda en el centro de la habitación, con losmiembrosextendidos.Nollevabaotraropa,sobreladenoche,queunbatíndecolorrosa.Teníapuestaszapatillasdefieltrosobrelospiesdesnudos.Eldoctorsearrodillóasulado,yagarrandolalámparaportátilqueestabaencimadelamesa,labajóparaproyectarlaluzsobreelcadáver.Bastóunaojeadaparahacercomprenderalmédico

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queestabaallídemás.Lasheridaseranespantosas.Atravesadaencimadesupechohabía un arma extraña, a saber: una escopeta con el cañón aserrado a distancia detreintacentímetrosdelosgatillos.Eraevidentequehabíasidodisparadaabocajarrosobre la cara del muerto, haciéndole casi pedazos la cabeza. Los gatillos estabanunidosporunalambreparaqueladescargadelosdoscañonesfuesesimultáneaydeefectosmásdevastadores.

El policía del condado sentíase abatido y desconcertado por la responsabilidadtremendaquedeprontohabíacaídosobreél.

—Nosetocaránadahastaquelleguenmissuperiores—dijo,cuchicheando,conlavistahorrorizadafijaenlaespantablecabeza.

—Nadasehatocadohastaahora—ledijoCecilBarker—.Respondodeello.Lascosasestánexactamentetalycomoyolasencontré.

—¿Cuándoocurrió?Elsargentohabíasacadosucuadernodenotas.—Eran exactamente las once y media. Yo no había empezado todavía a

desvestirme,yestaba juntoal fuegoenmidormitoriocuandooíeldisparo.Nofuemuyestrepitoso,sinomásbienahogado.Bajécorriendo.Creoquenotardénitreintasegundosenentrarenelcuarto.

—¿Sehallabalapuertaabierta?—Sí; abierta estaba. El pobre Douglas yacía tal y como lo está usted viendo.

Encima de la mesa ardía la vela de su palmatoria Fui yo quien minutos despuésencendiólalámpara.

—¿Novioustedanadie?—No.OíquemistressDouglasveníaescaleraabajodetrásdemí,ysalícorriendo

para impedir que viese el tremendo espectáculo. Acudió mistress Allen, ama dellaves, y se la llevó. También llegó Ames, y los dos corrimos de nuevo a lahabitación.

—Heoídodecirqueelpuentelevadizopermanecelevantadodurantelanoche.—Yloestabahastaqueyolobajé.—¿Cómo pudo entonces huir el asesino? Eso es totalmente imposible. Por

consiguiente,místerDouglassehirióasímismo.—Ése fue nuestro primer pensamiento. Pero vea esto. —Barker descorrió la

cortina,yentoncessevioquelaventanadepanelesenformadediamantehallábaseabierta de par en par—. ¡Y vea esto!—Acercó la lámpara portátil y alumbró unamanchadesangre,queparecíatenerlaformadelasueladeunabota,sobreelmarcodemaderadelaventana—.Alguienpusoaquíelpieparasalirfuera.

—¿Quiereusteddecirmequealguienvadeóelfoso?—Esomismo.—Puesentonces,siustedseencontrabaaquíalostreintasegundosdecometidoel

crimen,elcriminalteníaqueencontrarseenelagua.—Nomecabelamenorduda.¡PluguieraaDiosquemehubieseprecipitadohacia

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la ventana! Pero la cortina la ocultaba, como puede usted ver, y no seme ocurriósemejante idea.Oídespués lospasosdeMistressDouglas,yyonopodíadejarqueentraseaquí.Habríasidodemasiadohorrible.

—¡Ya lo creo que es horrible! —dijo el doctor, contemplando la cabezadestrozadaylas terriblesseñalesquétenía impresas—.DesdeelchoqueferroviariodeBirlstonenohevistoheridastanatroces.

—Pero, dígame—hizonotar el sargentodePolicía, cuyobuen sentido, lentoysencillo, seguía meditando en la ventana abierta—. Está muy bien decir que unhombre escapó vadeando el foso, pero lo que yo le pregunto es esto: ¿cómo pudometerseenlacasasielpuenteestabalevantado?

—¡Ahíestáelproblema!—dijoBarker.—¿Aquéhorafuelevantado?—Seríancercadelasseis—contestóAmes,eldespensero.—Yoteníaoídoquedeordinarioloalzabanalapuestadelsol,yenestaépocadel

añoesoocurremáscercadelascuatroymediaquedelasseis.—Mistress Douglas tuvo visitas que tomaron el té—dijoAmes—.Nome era

posiblelevantarelpuentehastaquelasvisitasseretirasen.Cuandosemarcharon,yomismohicegirarelcabrestante.

—Puesentonces,lacosasereduceaesto—dijoelsargento—.Sialguiendefueraentró (digo, si entró) tuvo que cruzar el puente antes de las seis, permaneciendoescondidodesdeentonceshastaquemísterDouglasentróaquí,despuésdelasonce.

—Así es. Todas las nochesmísterDouglas recorría la casa antes de retirarse adescansar.Lohacíacomoúltimatarea,paraversilaslucesestabancomodebían.Esofueloquelotrajoaquí.Elasesinoestabaalacechoydisparócontraél.Despuéshuyóporlaventanaysedejóaquílaescopeta.Asíescomoyoveolacosa,porquesóloasíseexplicantodosloshechos.

Elsargentoechómanoaunatarjetaquehabíajuntoalmuertoenelsuelo.—¿Quéesesto?—dijo,examinándola.Barkerlacontemplóconcuriosidad,ydijo:—Nolahevistohastaahora.Conseguridadqueseladejóelasesino.—V.V.trescientoscuarentayuno.Nosemeocurrequépuedequererdecir.Elsargentosiguiódándolevueltasentresusdedazos.—¿Qué son estasV. V.? Quizá las iniciales de alguien. ¿Qué es eso que tiene

ustedenlamano,doctorWood?Eraunmartilloderegularesdimensionesqueestabasobrelaalfombra,delantede

lachimenea;unmartillosólido,comodeobrero.CecilBarkerapuntóentonceshaciaunacajadeclavosdecabezadebroncequehabíaencimadelarepisadelachimenea,ydijo:

—MísterDouglasestuvoocupadoayerencambiarloscuadrosdesitio.Yomismoleviencaramadoenesasilla,clavandoesegrancuadroquehayencima.Esoexplicalaexistenciadelmartillo.

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—Lomejorquepodemoshaceresvolverloacolocartalcomoestabaencimadela alfombra—dijo el sargento, rascándose la cabeza lleno de perplejidad—.Haránfalta losmejorescerebrosdelCuerpodePolicíapara llegarhastael fondodeesto.Pasará amanos de los de Londres antes que lleguemos al final—alzó la lámparaportátilysepaseólentamenteporlahabitación—.¡Hola!—exclamó,muyexcitado,descorriendo a un lado la cortina de la ventana—. ¿A qué hora se corrieron estascortinas?

—En elmomento en que se encendieron las lámparas—dijo el despensero—.Seríanmuypocomásdelascuatro.

—Alguienestuvoocultoaquí,nocabeduda—bajó la lámparayenunode losrinconesaparecieronmuyvisibles lasseñalesdeunasbotasmanchadasdebarro—.No tengomás remedioquedecir,Barker, que estoparece sostener su teoría.Da laimpresióndequeunhombrepenetróenlacasadespuésdelascuatro,cuandoyalascortinas estaban corridas, pero antes de las seis horas, en que el puente había sidoalzado.Semetiófurtivamenteenestahabitaciónporquefuelaprimeraquedescubrió.Noencontrandootro lugardondeesconderse,semetiódetrásdeestacortina.Hastaaquítodoparecebastanteclaro.Esverosímilquesuideaprincipalfueseladelrobo,peromísterDouglassepresentócasualmenteyélloasesinóyseescapó.

—Asíescomoyolocomprendo—dijoBarker—.Peroescúcheme:¿noestamosperdiendoun tiempoprecioso?¿Nopodríamos lanzarnosaexplorar losalrededoresantesqueeseindividuoconsigaalejarse?

Elsargentomeditóuninstante.—Nohayningúntrenantesdelasseisdelamañana,demodoquenosepodrá

escaparporferrocarril.Sicaminaporlacarreteraconlaspiernaschorreandoagua,esmás probable que alguien repare en su persona. De todos modos, yo no puedoausentarme de aquí mientras no sea relevado. Pero opino que ninguno de ustedesdebería ausentarse hasta que veamos conmás claridad la posición de cada uno denosotros.

Eldoctorhabíacogidolalámparayexaminabaminuciosamenteelcadáver.—¿Quéseñalesésta?—preguntó—.¿Puedequizátenerestoalgunarelacióncon

elcrimen?El brazo derecho del difunto salía fuera de lamanga de su batín,mostrándose

desnudohastaelcodo.Amitaddelantebrazo,ydestacándoseconvivorelievedelapielmorena,seveíaunextrañodibujodecolormarrón,consistenteenuntriángulodentrodeuncírculo.

—No se trata de un tatuaje —dijo el doctor, examinándolo con sus gafas—.Nuncavicosaqueselepareciese.Estehombrefuemarcadoalgunavezdelamismamaneraquesemarcaalganadovacuno.¿Quépuedesignificaresto?

—Yonopuedojactarmedeconocerelsentidoque tiene,aunqueen losúltimosdiezañoslevientodomomentoaDouglasesamarca—dijoCecilBarker.

—Yyo también—dijoeldespensero—.Muchísimasvecesmehefijadoenesa

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mismaseñalcuandomiseñorseremangabalacamisa.Ytambiénmuchasvecesmepreguntéquépodríasignificar.

—Puesentonces—dijoelsargento—notienenadaqueverconelcrimen.Pero,contodoello,nodejadeserunacosarara.Todoenestecasoresultararo.¿Algomástodavía?

El despensero dejó escapar una exclamación de asombro, apuntó con el dedohacialamanoextendidadelmuertoyjadeó:

—¡Lehanquitadosuanillodeboda!—¿Qué?—Sí,suanillodeboda.Elamollevabasiempresuanillodebodadeorolisoenel

dedomeñiquedesumanoizquierda.Eseotroanillodelapepitadeoroenbrutolollevabaencimadeldelaboda,yelanillodelaserpienteenroscadalollevabaeneldedotercero.Veanustedeselanillodelapepitayelanillodelaserpiente,peroeldebodahadesaparecido.

—Tienerazón—dijoBarker.—¿Demodoqueeseanillodebodalollevabadebajodelotro?—Siempre.—Puesentonceselasesino,oquienfuese,empezóporsacardeldedoeseanillo

queustedesllamandelapepitaenbruto,luegolequitóeldebodaydespuésvolvióacolocarensusitioeldelapepitaenbruto.

—Asíes.Eldignoguardiadelcondadomoviórepetidasveceslacabeza,ydijo:—Estoy pensando que cuanto antes pase yo este caso a Londres, mejor será.

White Mason es hombre inteligente. Nunca hubo para White Mason asunto dealcance local demasiado difícil. No tardará yamucho en venir en auxilio nuestro.PerocreoquetendremosqueesperarlaaccióndeLondresparacuandoconsigamosllegar al final. De todos modos, yo no me avergüenzo de decir que es muchacomplicaciónparapersonascomoyo.

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E

CapítuloIV

Oscuridad

ldetectiveenjefedelcondadodeSussex,obedeciendoalallamadaurgentedelsargentoWilson,deBirlstone,llegóalastresdelamadrugadadesdelasoficinasgeneralesenuncochecitotiradoporuntrotónjadeante.Poreltrende

lascincocuarentade lamañanahabíaenviadosumensajeaScotlandYard,ya lasdoce se hallaba en la estación de Birlstone para damos la bienvenida. Era místerWhite Mason persona tranquila, de apariencia desahogada, con traje amplio demezclilla, cara rubicunda completamente afeitada, cuerpo tirando a voluminoso ypiernasmuyarqueadasen lasque lucíapolainas.Daba la impresióndeunpequeñogranjero,deunguardacazaretiradoodecualquiercosaenelmundo,menosladeunejemplarmuyfavorabledelagentedePolicíacriminaldeprovincias.

—MísterMcDonald,ésteesuncasodelosquesonaránperoquemuchísimo—repetíaunayotravez—.Encuantoseenterenlosdelosperiódicos,caeránporaquícomounanubedemoscas.Confíoenquehabremosterminadonosotrosconnuestratareaantesqueellosmetanportodaspartessusnaricesyformenunlíocontodaslaspistas. Yo no recuerdo otro caso parecido a éste. Míster Holmes, o yo estoyequivocado, o hay detalles que le van a impresionar a usted. Y también a usted,doctorWatson,porquelosmédicostendránquehablarantesquelleguemosalfinaldeesteasunto.TienenustedesreservadahabitaciónenElEscudodeWestville.Nohayotrositioenquehospedarse,peromehandichoqueeslugarlimpioybienatendido.Estehombrellevarásusmaletas.Poraquí,caballeros,porfavor.

ErapersonamuyactivaysimpáticaaqueldetectivedeSussex.Endiezminutosestábamos ya cada cual en nuestra habitación. En otros diez nos encontrábamossentados en el salón de la posada, y se nos servía un boceto rápido de todos loshechosquehemosdescritorápidamenteenelcapítuloanterior.McDonaldtomaba,decuandoencuando,algunanota,mientrasqueHolmesescuchabasentadoyabsorto,conlaexpresiónadmirativadesorpresayreverenciaconqueunbotánicocontemplaunaflorraraypreciosa.

—¡Extraordinario! —exclamó, una vez terminado el relato—. ¡De lo másextraordinario!¡Delomásextraordinario!Norecuerdocasiningúnsucesoquehayapresentadorasgosmásespeciales.

—Esomepareció,místerHolmes—contestóWhiteMason,muysatisfecho—.EnSussexvivimosbastantealapardelostiempos.Leacabodeexplicarcómoestaban

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losasuntosenelmomentoenqueyomehicecargodeellostomándolosdelasmanosdelsargentoWilson,entrelastresylascuatrodeestamañana.¡Porvidamía,quelehicetrotaralaviejayegua!Peronoteníanecesidad,segúnluegoresultó,dehabermedadotantaprisa,porquenadapudehacerdeinmediato.ElsargentoWilsonestabaenposesión de todos los hechos. Yo los comprobé y medité sobre ellos, y quizá loscompletéconalgunosdemipropiacosecha.

—¿Cuálesfueronestosúltimos?—preguntóHolmes,anhelante.—Puesverá: enprimer lugar, examiné elmartillo, tarea en laque conté con la

ayuda del doctor Wood. No descubrimos en el mismo señales de violencia. Yoesperaba que, simíster Douglas se había defendido con elmartillo, quizá hubiesedejadoalgunaseñalenelcuerpodelasesinoantesquelosoltaseenlaesterilla.Peronoteníaningunamancha.

—Bueno, ya comprenderá que eso no prueba nada —comentó el inspectorMcDonald—.Sehancometidomuchoscrímenesconmartillosinqueenéstequedaserastroalguno.

—Asíes.Esonodemuestraquenosehubieseempleadoelmartillo.Peropodíanhaberquedadomanchas,ytaldetallenoshabríaservidodeayuda.Perolaverdadesquenoteníaninguna.Examinéluegolaescopeta.Loscartuchoserandepostagruesa,y, según ya el sargentoWilson ha hecho notar, los gatillos estaban conectados pormedio de un alambre, de manera que al tirar del de atrás se descargaban los doscañones.Elquehizoaquelloibamuyresueltoanocorrerelriesgodefallareltiro.Laescopeta aserrada nomedíamás de sesenta centímetros de largura. Se podía llevarfácilmentedebajode lachaqueta.Elnombredel fabricanteestaba incompletoenelacanaladoqueseparalosdoscañones,porqueseleíanlasletrasPen,habiendosidocortadoelrestodelnombrealserrarloscañones.

—UnaPconunadornitoencima…,yluegounaEyunaNmáspequeñas—dijoHolmes.

—Exactamente.—PensilvaniaSmallArmsCompany…,unafirmanorteamericanamuyconocida

—afirmómiamigo.WhiteMasonmiró a Holmes lomismo que el pobremédico de aldeamira al

especialistadeHarleyStreetqueresuelveconunasolafraselasdificultadesqueaéllodesconciertan.

—Míster Holmes, eso resulta utilísimo. Sin duda que está usted en lo cierto.¡Admirable!¿Llevaustedacasoensumemorialosnombresdetodoslosfabricantesdearmasdelmundo?

Holmeshizoaunladolapreguntaconunvaivéndemano,yWhiteMasonsiguiódiciendo:

—Sin duda que se trata de una escopeta de fabricación norteamericana. Creorecordarhaber leídoqueenalgunaspartesdeNorteaméricaestáenuso laescopetaconloscañonesrecortados.Esaideayasemehabíaocurridoconindependenciade

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queestuvieseonoenloscañoneselnombredelfabricante.Existen,porconsiguiente,pruebasdequeélindividuoquepenetróenlacasaymatóaldueñodelamismaeranorteamericano.

McDonaldmoviónegativamentelacabeza,diciendo:—Amigo,ustedviajasindudaaexcesivavelocidad;hastaahoranoheescuchado

nadaquedemuestrequeestuvoenesacasaningúnhombreajenoaella.—Laventanaabierta,lasangreenelmarco,laextrañatarjeta,huellasdebotasen

elrincón,elarma.—Nada,enabsoluto,quenohayapodidoserdispuestodeliberadamente.Míster

DouglaseranorteamericanoohabíavividomuchotiempoenNorteamérica;lomismoocurre con míster Barker. No se necesita traer de fuera de la casa ningúnnorteamericanoparaexplicardetallesalestilonorteamericano.

—Ames,eldespensero…—¿Quéhaydeesehombre?¿Esdignodeconfianza?—EstuvosirviendodiezañosasirCharlesChandos;esunhombresólidocomo

unaroca.HapermanecidoconDouglasdesdequesehizocargodelacasasolariegahacecincoaños.Novionuncadentrodelacasaunarmacomoaquélla.

—Setratadeunaescopetapreparadaparatenerlaoculta.Poresarazónlefueronaserrados los cañones. Cabe dentro de cualquier maleta. ¿Cómo es posible que élafirmebajojuramentoqueesaarmanoestabaencasa?

—Bueno,entodocaso,élnolahabíavistonunca.McDonaldsiguiónegandoconmovimientosdesuobstinadacabezadeescocés,y

dijo:—Todavíanoestoyconvencidodequehayaentradonadieenlacasa.Yolespido

querecapaciten…Amedidaqueselanzabaaexplicarsurazonamiento,McDonaldhablabaconun

acentomásmarcadamentedeAberdeen.—…lespidoaustedesquerecapacitentodaslasconsecuenciasquesederivande

darpor supuestoqueesta escopeta fue traídade fuerade la casayque todas estascosasrarashansidoobradeunapersonavenidadesdeelexterior.¡Lesdigoqueesoes inconcebible! Eso va contra el sentido común, y si no, conteste usted,Holmes,juzgandoporloquehastaahorahemosoído.

—Bien,Mac:expongaustedelcasotalcomolove—contestóHolmesconfrasedeestilojudicial.

—Elhombreencuestión,siesqueexiste,noesunladrón.Losdetallesdelanilloydelatarjetaparecenindicarquesetratadeunasesinatopremeditadopormóvilesdeíndoleparticular.Muybien.Nosencontramosconunhombrequesedeslizadentrodelacasaconelpropósitodeliberadodecometerunasesinato.Sabe,siesquesabealgo,queleserádifícillahuida,porquelacasasehallarodeadadeagua,¿ycuáleselarmaqueelige?Cualquieradiríaqueelarmamássilenciosadelmundo.Enesecasopodíaabrigar la esperanza de que, una vez realizado el crimen, le sería posible huir

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rápidamenteporlaventana,vadearelfosoylargarsecontodacomodidad.Heahíunacosacomprensible.Loqueyanoresultacomprensibleesqueseapartasedesulíneanaturaldeacciónysetrajeseelarmamásruidosadecuantasteníaamano,sabiendoperfectamentequedeestamaneraatraeríaallugardelsucesoatodosloshabitantesde lacasa,queacudiríana todo loquediesensuspiernas,existiendo todaclasedeprobabilidadesdequelodescubriríanantesquehubierapodidocruzaralotroladodelfoso.¿Esestocreíble,Holmes?

—Bien;laverdadesquehaexpuestoustedsucasoconmuchafuerza—contestómi amigo, pensativo—.Sin duda algunaquehabría de apoyarlo enmuchosde suspuntos flacos. ¿Puedo preguntarle, míster White Mason, si examinó ustedinmediatamente lapareddel ladoexteriordel fosoconobjetodever si existenallíseñalesdequeelhombreencuestiónhayatrepadoporellasaliendodelagua?

—Nohabíaningunaseñal,místerHolmes.Perosetratadeunrebordedepiedra,yenesascondicionesnosepodíaesperarquelashubiese.

—¿Nihuellasniseñales?—Ninguna.—Bien.¿Habríaalgúninconveniente,místerWhiteMason,enquemarchásemos

inmediatamenteaesacasa?Quizáencontráramosalgúndetallepequeñoqueresultaseexpresivo.

—Seloibaaproponer,místerHolmes,peromeparecióconvenienteque,antesdemarchar,estuviesenustedesaltantodeloshechos.Meimaginoque,sialgodescubreustedquelellamelaatención…

WhiteMasonmiróconexpresióndedudaaldetectiveaficionado.—Yo he trabajado antes de ahora con míster Holmes —dijo el inspector

McDonald—.Élsigueeljuego.—O, por lo menos, sigo el juego tal como yo lo entiendo —dijo Holmes,

sonriente—.AcometolaresolucióndeuncasoconelpropósitodecolaborarconlaJusticiaydeayudaralaPolicíaensutarea.SienalgunaocasiónmeheapartadodelaPolicía oficial, se debe a que ella empezó por apartarse de mí. Jamás he queridoanotarmetantosacostasuya.Almismotiempo,místerWhiteMason,yoreclamoelderechoatrabajaramimaneraydeaportarmisresultadosenelmomentoelegidopormí,yacompletos,másbienqueporetapas.

—Esté seguro de que nos sentimos honrados con su presencia y de que leharemos partícipe de todo cuanto sepamos —dijo cordialmente White Mason—.Vamos,doctorWatson,yconfiemosenque,cuandolleguelahora,nosharáustedatodosunsitioensulibro.

Fuimos caminando por la curiosa calle de la aldea, que tenía a cada lado unahilera de olmos podados. Un poco más allá de la calle se alzaban dos antiguascolumnasdepiedramanchadasporlosañosyconretazosdelíquenes;encimadelascolumnas distinguíanse unos objetos informes que fueron en tiempos el leónrampante de Capus de Birlstone. Un corto paseo por la serpenteante avenida de

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carruajes, bordeada de robles y de césped, tal como suele verse únicamente en laInglaterrarural;ydepronto,despuésdeunrecodosúbito,eledificiolargo,bajo,deestilo jacobeo, construido de sucios ladrillos encarnados, con un jardín al estiloantiguo, encuadradoenunahilerade tejospodados.Al acercarnos a la casa surgióantenosotroselpuentelevadizodemaderayelanchoymagníficofoso,tanluminosoeinmóvilcomobalsadeazoguebajoelfríosoldeinvierno.Lossigloshabíanpasadodejandoatráslaviejacasaseñorial,siglosdeNacimientosyderegresoalhogar,dedanzas campestres y de reuniones de cazadores de zorros. Resultaba extraño queahora,ensuvejez,hubieseproyectadoesteoscurosucesosusombrasobreaquellosmurosvenerables.Sinembargo,aquelloscuriosostejadosenpináculoylosextrañostejadillos triangulares y salientes resultaban cobijo adecuado para cualquier intrigaadustayterrible.Contemplandoyoaquellasventanasprofundamenteencastadasylalargafachadadecolormortecino lamidapor lasaguas, tuve lasensacióndequenoeraposiblemontarescenariomásadecuadoparatragediacomoaquélla.

—Ésaeslaventana—dijoWhiteMason—.Laprimera,inmediatamentedespuésdelpuentelevadizo.Sehallaabiertatalycomoloestabalanochepasada.

—Parecealgoestrechaparaqueunhombrehayasalidoporella.—Sí,desdeluego,noseríaunhombregrueso,místerHolmes;nonecesitamosde

susrazonamientosparaverlo.Sinembargo,ustedoyopodríamospasarporesehuecoperfectamente.

Holmesseacercóalbordedelfosoymiróatravésdeéste.Despuésexaminóelrebordedepiedrayelcéspedquelocontorneaba.

—MísterHolmes,yo loexaminécondetenimiento—dijoWhiteMason—.Ahínohaynada;noexisteseñalalgunadequealguienhayatomadotierraenestesitio.Aunque,¿porquérazóntendríaquehaberla?

—Exactamente.¿Porquérazón?¿Estásiempreelaguaturbia?—Tienesiempre,másomenos,esecolor.Elarroyoarrastraarcillas.—¿Quéprofundidadtiene?—Unossesentacentímetroscercadelosbordesynoventaenelcentro.—Podemos, pues, hacer a un lado la idea de que el individuo en cuestión se

ahogóalcruzarlo,¿verdad?—Evidente;nisiquieraunniñopodríaahogarseahí.Cruzamoselpuentelevadizoyfuimosrecibidosporunindividuodeaspectoraro,

enjuto,nudoso.Eraeldespensero:Ames.Elpobreviejoestabalívidoytemblorosopor efecto de aquel golpe. El sargento de la aldea, individuo alto, melancólico yformulista,seguíamontandolaguardiaenelcuartodelcrimen.Elmédicosehabíamarchadoya.

—¿Hayalgunanovedad,sargentoWilson?—preguntóWhiteMason.—No,señor.—Pues entoncespuedeusted retirarse a casa.Ya esbastante el servicioqueha

tenido. Enviaremos a buscarlo si acaso lo necesitamos. Sería preferible que el

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despensero estuviese a nuestra disposición enel exterior. Dígale que avise a míster CecilBarker, a Douglas y al ama de llaves, que esposible que necesitemos hablar dentro de unrato con ellos. Y ahora, caballeros, quizá mepermitan que yo empiece por exponerles mispuntosdevista,yluegopodránustedesformarlossuyospropios.

Aquel especialista provinciano me habíaproducido mucha impresión. Sabía aferrarsólidamenteloshechos,yteníauncerebrofrío,claro,desentidocomún,quehabríadellevarlebastante adelante dentro de su profesión.Holmes leescuchóconatención, sindar señalalgunade la impacienciaque tanamenudo leproducían con sus exposiciones los detectivesoficiales.

—Nuestra primera pregunta debe ser ésta: ¿estamos ante un suicidio o unasesinato?¿Noescierto,caballeros?Sisetratasedeunsuicidio,tendríamosquecreerque este hombre había empezado por despojarse del anillo de compromiso,escondiéndolo; que bajó a este cuarto vestido con su batín, que pateó barro en unrincóndetrásdelacortinaparahacemoscreerquealguienhabíaestadoesperándole,queabriólaventana,quemanchódesangreel…

—Podemos rechazar con toda seguridad esa suposición —le interrumpióMcDonald.

—Esocreoyo.Nopuedetratarsedeunsuicidio.Porconsiguiente,sehacometidounasesinato,yloquetenemosqueconcretaressifuecometidoporalguiendefueraodedentrodelacasa.

—¡Ea!,vengansusrazonamientos.—Enambassuposicionessenospresentangrandesdificultades,y,sinembargo;

tienequeserlounoolootro.Empezaremosporsuponerquelosautoresdelcrimensonunaovariaspersonasdelinteriordelacasa.Setrajeronaestehombrehastaestecuartocuando todoestabacalladoenel interiorde lacasa,sinquenadieenellasehubiese dormido todavía. Luego realizaron el crimen con el armamás rara ymásestrepitosa delmundo, como para anunciar a todos lo que había ocurrido; con unarma que nadie hasta entonces había visto dentro de la casa. ¿Verdad que esto nosuenacomopuntodearranqueacosamuyverosímil?

—No,ciertamentequeno.—Tenemos luego que todos están contestes en afirmar que, una vez dada la

alarma,nopasaríamásdeunminutocuandotodalacasasehallócongregadaenellugardelsuceso;nosolamentemísterCecilBarker,apesardequeélsostienequefue

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elprimero,sinotambiénAmesytodoslosdemás.¿Puedenustedesasegurarmequebastó ese tiempo para que el culpable pudiese dejar en el rincón la señal de suspisadas,paraqueabriese laventana,dejaseenelmarcode lamisma lamanchadesangre, quitase del dedo delmuerto el anillo de compromiso y todo lo demás?Esimposible.

—Lo ha expuesto usted con muchísima claridad—dijo Holmes—. Me sientoinclinadoapensarcomousted.

—Puesentonces,henosaquíotravezvueltosalateoríadequeelautordelcrimenes alguien que vino de fuera de la casa. Seguimos enfrentándonos con algunasdificultadesdebulto,pero,entodocaso,yanotropezamosconhechosimposibles.Elindividuoseintrodujoenlacasaentrelascuatrotreintaylasseis;esdecir,entrelahora del oscurecido y el momento en que fue alzado el puente levadizo. Habíanllegado a la casa algunas visitas; la puerta se encontraba abierta, y nada podíaimpedírselo. Pudo tratarse de un ladrón de tipo comente, o pudo ser alguien quetuvieraalgúnagraviocontramísterDouglas.HabiendovividomísterDouglasdurantemuchosañosenNorteamérica,ycomolaescopetaesdeprocedencianorteamericana,yoestaríapordecirque la teoríade lamalquerenciasecretaes lamásprobable.Seescabullódentrodeestahabitación,porquefuelaprimeraqueseleofrecióalentrar,y seocultódetrásde la cortina.Allí permanecióhasta lasoncede lanoche.AesahorapenetróenlahabitaciónmísterDouglas.Laentrevistadebiódesermuybreve,sies que existió entrevista, porque mistress Douglas declara que hacía muy pocosminutosquesuespososehabíaseparadodeellacuandooyóladetonación.

—Lavelalodemuestra—dijoHolmes.—Exactamente.Lavela,queesnueva,sóloestágastadacosadeuncentímetro.

Douglasdebiódeponerlaencimadelamesaantesdeseracometido,porqueencasocontrario, y como es natural, habría caído al suelo al mismo tiempo que él. Estodemuestraquenofueatacadoenelinstantemismodeentrarenlahabitación.CuandollegómísterBarker,lalámparaestabaencendidaylavelaapagada.

—Esoestálosuficientementeclaro.—Procedamos, pues, a reconstruir los hechos, siguiendo esas líneas generales.

Douglasentraenlahabitación.Dejalavelaencimadelamesa.Surgeunhombrededetrásdelacortina.Estáarmadodeunaescopeta.Lereclamaelanillodeboda.Diossabeporqué,peroasíhatenidoqueser.Douglasseloentrega.Luego,asangrafríaodespuésdeunalucha(quizáDouglasempuñóelmartilloquefueencontradosobrelaesterilla),elhombreaquélhiriódeuntiroaDouglasdeesamanerahorrible.Hechoesto, dejó caer la escopeta y también, según parece, esta tarjeta extraña de«V.V.341»,cualquieraqueseael sentidoque tenga,huyendoactocontinuopor laventana y cruzando el foso en el momento mismo que Cecil Barker descubría elcrimencometido.¿Cómolesuenatodoeso,místerHolmes?

—Loencuentromuyinteresante,aunquepococonvincente.—Bueno, bueno, eso sería un absoluto disparate, de no ser porque resulta lo

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menosdisparatado—exclamóMcDonald—.Alguienmató a esehombre, pero, seaquienseaeseasesino,yopodríademostrarlesquedebióderealizarsuaccióndeotramanera distinta. ¿Qué significa eso de cortarse de ese modo la retirada? ¿Quésignificaesodeemplearunaescopeta,siendoasíquesuúnicaposibilidaddeescaparestabaenactuardemanerasilenciosa?¡Ea!,Holmes,austedletocaseñalamosunadirección,puestoqueafirmaquelateoríadeWhiteMasonespococonvincente.

Holmes había permanecido durante ese largo discurso observándolo todo congranatención,sinperderunapalabradecuantosedecía,dirigiendoagudasmiradasaderechaeizquierdayconlafrentearrugadaporprofundasmeditaciones.

—Mac—dijo,arrodillándosejuntoalcadáver—,necesitaríaalgunoshechosmásantes de lanzarme a hacer una hipótesis. ¡Válgame Dios, y qué heridas másespantosas!¿Podríavenirunmomentoeldespensero?…Ames,tengoentendidoqueustedhabíaobservadocon frecuenciaestamarcaextraordinaria, el triángulodentrodelcírculomarcadoafuego,enelantebrazodemísterDouglas.

—Sí,señor;confrecuencia.—¿Ynooyónuncahablardeloque

esamarcapudierasignificar?—Noseñor.—Debieron de producirle un gran

dolor cuando lo marcaron con ella. Es,sin duda alguna, una quemadura.Escuche,Ames:aquí,enelángulodelamandíbula de Douglas, observo unpequeño trozode tafetán.¿Se fijóustedsiloteníaantesdemorir?

—Sí,señor,lotenía,porqueayerporlamañanaseprodujouncortealafeitarse.—¿Recuerdausteddealgunaotravezquesehayacortadoalafeitarse?—Desdehacíamuchísimotiemponoleocurríacosasemejante,señor.—¡Detalle elocuente! —dijo Holmes—. Puede tratarse de una simple

coincidencia o puede indicar cierto estado de nerviosismo, nacido quizá de quepreveíapeligro.¿Observóustedayer,Ames,algoextraordinarioensuconducta?

—Sí,mediolasensacióndequeseencontrabaunpocodesasosegadoyposeídodeinquietud.

—¡Hum! Quizá no le tomó por completo de sorpresa la agresión. Parece queavanzamos un poquitín, ¿verdad que sí? ¿Por qué no hace usted mismo elinterrogatorio,Mac?

—No,Holmes;estáenmanosmejoresquelasmías.—Bien,pues;pasemosahoraaesta tarjeta.«V.V.341».Esdecartónordinario.

¿Tienenustedescartóndeestaclaseenlacasa?—Nolocreo,señor.Holmescruzóhastalamesa-escritorioyechóunpoquitodetintadecadatintero

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enelpapelsecante.—Noha sidoescrita enestahabitación—dijo—.Ésta es tintanegra,y laotra,

rojiza.Hasidoescritaconunaplumagruesa,yestasdeaquísondepuntafina.Sí,yodiríaquelaescribieronfueradeaquí.¿Lediceaustedalgolainscripción,Ames?

—No,señor;¡nada!—¿Yustedquépiensa,Mac?—Meproducelaimpresióndequesetratadealgunaclasedesociedadsecreta.Y

lomismodigodelamarcadelantebrazo.—Tambiényoopinolomismo—dijoWhiteMason.—Bien,podríamosaceptarloamaneradehipótesisdetrabajoyverhastadónde

nosllevaenlasolucióndenuestrasdificultades.Unagentedeesasociedadpenetraenlacasa,esperaaDouglas,levuelacasilacabezapormediodeestaarmayhuyevadeando el foso, después de dejar junto al cadáver una tarjeta que, cuando estedetalleaparezcaenlosperiódicos,anunciaráalosrestantesmiembrosdelasociedadqueseha llevadoacabo lavenganza.Todoesoconcuerdabien,pero¿porquéconestaarmaprecisamente?

—Exacto.—¿Yporquéhadesaparecidoelanillo?—Precisamente.—¿Yporquénohasidodetenido?Sonyamásdelasdos.Yodoyporsupuesto

que desde el amanecer del día de hoy todos los guardias de Policía de ochentakilómetrosalaredondaandanalacazadeunforasteroconlasropashúmedas.

—Asíes,místerHolmes.—Puesbien:comonotengaporaquícercaunamadrigueraounamudaderopaa

mano, sería difícil que no hubiesen dado con él.Y, sin embargo, nadie lo ha vistohastaahora.—Holmes sehabíaacercadoa laventanayestabaexaminandoconsulentedeaumentolahuelladesangredelmarco—.Setrata,contodaevidencia,delahuelladeunpie.Deunpieanchísimo,deunpieplano,estaríapordecir.Escurioso,porqueporloqueunopuededistinguirdehuelladepiesenesterincónmanchadodebarro, sediríaquese tratadeunasuelamejorconformada;aunque,adecirverdad,éstassonhuellasbastanteborrosas.¿Quéhaydebajodeesamesa?

—LaspesasdegimnasiademísterDouglas—dijoAmes.—Querrá usted decir la pesa, porque no haymás que una sola. ¿Dónde está la

otra?—No lo sé,místerHolmes.Quizá sólo hubiese una.Hacemeses que no había

reparadoenellas.—Unapesadegimnasia…—dijoHolmescongranseriedad.Perosusmeditacionesfueroninterrumpidasporunabruscallamadalapuerta.Un

hombre alto, quemado del sol, de aspecto inteligente, completamente afeitado, nosmirabadesdeelumbral.AdivinésindificultadquesetratabadeCecilBarker,delquemehabíanhablado.Sumiradadominadorasaltórápidamentedeunacaraaotracomo

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unainterrogación.Luegodijo:—Lamento interrumpir su consulta, pero es

precisoquesepanlaúltimanoticia.—¿Unadetención?—Nohemos tenido tanta suerte.Loque han

encontradoessubicicleta.Venganyvéanla.Estáamenosdecienmetrosdelapuertadelvestíbulo.

Nosencontramoscon tresocuatro lacayosydesocupados que examinaban en la avenida decarruajes una bicicleta que había sido sacada deentre un matorral de siemprevivas donde estabaoculta. Era una Rudge-Witworth muy usada yllena de barro, como si hubiese hecho un viajemuy largo. En el maletín del asiento había unallavede tuercayuna latadeaceite,peroningún

indicioacercadesupropietario.—ServiríadegranayudaalaPolicíaqueestosartefactosestuviesennumeradosy

registrados—dijoelinspector—.Peroconformémonosconloquehemosencontrado.Yaquenonosseaposibledescubriradóndemarchó,averiguaremosporlomenosdedóndevino.Pero,portodolomásasombroso,¿cómoesqueeseindividuoseladejóaquí? ¿Y cómo diablos se las compuso para huir sin la bicicleta? Holmes, estoyviendoquenoconseguimosproyectarunrayodeluzsobreestecaso.

—No,¿verdad?—contestómiamigo,meditabundo—.¡Conqueno!

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—¿H

CapítuloV

Lospersonajesdeldrama

anvistoyaustedestodocuantoteníanquevereneldespacho?—preguntóWhiteMasoncuandovolvimosaentrarenlacasa.

—Porahora,sí—dijoelinspector,yHolmesasintióconlacabeza.—Siendoasí,¿noquerránustedesescucharloquepuedandecirnosalgunasdelas

personasdelacasa?Podríamoshacerloenelcomedor.Ames,porfavor,vengaustedelprimeroydíganosloquesabe.

Ladeclaracióndeldespenserofuesencillayclara,produciendounaconvincenteimpresióndesinceridad.Locontrataroncincoañosantes,cuandomísterDouglasseinstaló en Birlstone. Tenía entendido queDouglas era un caballero rico que habíahechosufortunaenNorteamérica.Comopatronohabíasidoatentoycariñoso,quizánotantocomoaloqueAmesestabaacostumbrado,peronoeraposibleconseguirlotodo.NuncaadvirtióenmísterDouglasseñalalgunaderecelo;todolocontrario,eraelhombremástemerarioqueélhabíaconocidoensuvida.Sidioordendequetodaslasnochesselevantaseelpuentelevadizo,lohabíahechoportratarsedeunaantiguacostumbredelacasa,ylegustabaconservarlosusosdeantaño.RaravezibamísterDouglasaLondresoseausentabadelaaldea,peroeldíaanterioraldelcrimenhabíaestado de compras en TunbridgeWells. Él, Ames, había observado ese día ciertainquietudyexcitaciónenmísterDouglas,habiéndosemostradoimpacienteeirritable,cosaquenoeranormalenelmismo.Amesnosehabíaacostadoesanoche;sehallabaenladespensa,guardandoloscubiertosdeplata,cuandooyósonarconviolencialacampana.No había oído el disparo, lo cual hubiera sido casi imposible, porque ladespensa y las cocinas están situadas en la parte posterior de la casa, hallándoseseparadasdellugardelsucesoporvariaspuertascerradasyunlargopasillo.Elamadellaveshabíasalidodesuhabitaciónaloírelviolentorepiquedelacampana.ÉlyellafueronjuntosalapartedelanteradelacasaCuandollegabanalpiedelaescaleravioquebajabaporella7mistressDouglas.No,nobajabacorriendo;noleparecióqueestuvieseexcitadadeunamaneraespecial.Enelmomentoenquelaseñorallegabaalpiedelaescalera,saliócorriendodeldespachomísterBarker.Detuvoalaseñoraylesuplicóquevolvieseatrás.

—¡PorelamordeDios,vuélvaseasuhabitación!—exclamó—.¡ElpobreJackestámuerto!Nadapuedeustedhacerporél.¡PoramordeDios,vuélvase!

Después de varios razonamientos para

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convencerla, y ya en la escalera, mistressDouglasretrocedió.Nogritó.Nolloróenvozalta. El ama de llaves, mistress Allen, lacondujoescaleraarribaypermanecióconellaen su dormitorio. Ames y Barker volvieronentonces al despacho, y lo encontraron todotalycuallohabíavistolaPolicía.Lavelanoestaba encendida, pero sí ardía la lámpara.Miraronpor laventanaafuera,pero lanocheera cerrada y nada pudieron ver ni oír.Entonces salieron corriendo al vestíbulo.Ameshizo funcionar el cabrestanteybajó elpuente. Entonces Barker salió corriendo aavisaralaPolicía.

Tal fue, en esencia, la declaración deldespensero.

Elrelatoquehizoelamadellaves,mistressAllen,vino,porsuparte,acorroborarlo dicho por el despensero. La habitación del ama de llaves estaba mucho máspróximaalapartedelanteradelacasaqueladespensaenqueseencontrabaAmestrabajando.Sedisponíaaacostarsecuandolellamólaatenciónelviolentorepiquedelacampana.Ellaeraunpocoduradeoído.Quizáporesonohabíaoídoladetonacióndel disparo, pero, en todo caso, el despacho estaba bastante lejos. Recordaba, sí,haber escuchado un ruido que ella se imaginó producido por un portazo. Pero esohabíaocurridobastanteantes,mediahoraporlomenosantesquesonaselacampana.CuandoAmescorrióhacialashabitacionesdelanteras,ellaleacompañó.VioamísterBarker,muypálidoyexcitado,quesalíadeldespacho.BarkercortóelpasoamistressDouglas, que bajaba por la escalera.Le suplicó que volviese a su cuarto, y ella lecontestó,aunquenopudooírloqueledecía.

—Acompáñelaarriba.¡Noseapartedeella!—dijoBarkeramistressAllen.Envistadeeso,elamadellavescondujoasuseñoraaldormitoriodeéstayse

esforzópor tranquilizarla.La señora sehallabamuyconmoviday toda temblorosa,pero no hizo ninguna otra tentativa para descender a la planta baja. Se limitó apermanecer sentada, vestida con su bata, junto al fuego de la chimenea deldormitorio,ocultando lacaraentre lasmanos.MistressAllenpermanecióasu ladocasi toda la noche.Por loque respecta al restode la servidumbre, todos sehabíanacostadoya,ynose lesdio laalarmahastamuypocoantesque llegase laPolicía.Teníansusdormitoriosenlapartetraseraymáslejanadelacasa,nosiendoposiblequehubiesenoídonada.

Tales fueron las declaraciones del ama de llaves. Sometida a nuestrocontrainterrogatorio,nadapudoagregarfueradesuslamentacionesydesusfrasesdeasombro.

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CecilBarker sucedió como testigo amistress Allen. Poco era lo que tenía queagregarconrespectoalossucesosdelanocheanteriorquenohubiesedichoyaalaPolicía. Personalmente, él estaba convencido de que el asesino había huido por laventana. La huella de sangre constituía una prueba terminante de ello, según suopinión.Además,eraésa laúnicavíadeescapeposible,porqueelpuente levadizoestabalevantado.Nosupoencontrarunaexplicaciónreferentealoquepudierahabersidodelasesina,oporquérazónéstenosehabíallevadosubicicleta,sienverdaderasuya.Noeraposiblequesehubieseahogadoenelfoso,porqueéstenoteníaenpartealgunamásdenoventacentímetrosdeprofundidad.

Allá,parasusadentros,élteníaformadouncriteriomuyconcretodelasesinato.Douglaserahombrereservado,yjamáshablóunapalabraacercadealgunoscapítulosde su vida. Siendo muy joven, emigró desde Irlanda a Norteamérica. Se habíaenriquecido,yBarker loconocióenCalifornia,donde fueron sociosen laprósperaexplotacióndeunaminadesupropiedadenunlugarllamadoBenitoCanyon.Lesfuemuy bien, pero súbitamente vendió Douglas su parte y se puso en camino paraInglaterra.Enaquelentonceseraviudo.Másadelante,BarkerconvirtióendinerosuspropiedadesyvinoaviviraLondres.Asífuecomoreanudaronsuamistad.Douglasle había producido la impresión de que estaba amenazado por algún peligro, ysiempreconsideróqueaquéllasumarchasúbitadeCalifornia,lomismoqueelhechode haber alquilado una casa en lugar tan tranquilo como aquél, en Inglaterra, eranactosquesehallabanrelacionadosconaquellaamenazaquesobreélpendía.BarkerpensóqueaDouglasleseguíalapistaalgunasociedadsecreta,algunaorganizaciónimplacable que no descansaría hasta matarlo. Le habían dado base para esa ideaalgunoscomentarioshechosporDouglas, aunquenunca ledijodequé sociedad setratabanicuáleralafaltaqueélhabíacometidoencontradeella.Loúnicoquepodíasuponereraqueladivisainscritaenlatarjetadecartónconstituíaunareferenciaaesasociedadsecreta.

—¿Cuánto tiempo vivió usted con Douglas en California? —preguntó elinspectorMcDonald.

—Cincoañosentotal.—¿Ydiceustedqueerasoltero?—Viudo.—¿Oyóusteddecircuáleralaprocedenciadesuprimeraesposa?—No; recuerdo haberle oído que había nacido en Suecia, y también he tenido

ocasióndeversuretrato.Eraunamujerhermosísima,yfalleciódetifoideasunañoantesqueyoconocieseaDouglas.

—¿NoligaustedaésteconalgunaregiónespecialdeNorteamérica?—Leheoídohablar deChicago, ciudadque él conocía bieny en la quehabía

trabajado.Tambiénleheoídohablardelaszonasminerasdelcarbónydelhierro.Ensusbuenostiemposhabíaviajadomucho.

—¿Sededicabaa lapolítica?¿Pertenecíaaalgunasociedadsecretaqueactuaba

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enpolítica?No;aDouglasnoleinteresabanenmodoalgunolascuestionespolíticas.—¿Ynotieneustedrazonesparacreerqueesasociedadestuviese lo imadapor

criminales?Todolocontrario;enmividaheconocidoaunhombredeconductamásrecta.—¿ObservóustedalgúndetallecuriosoenlavidaquellevabaenCalifornia?—Donde él se encontraba más a gusto era trabajando en nuestra mina de las

montañas.Nuncasemezclabaconotroshombres,sipodíaevitarlo.Ésafuelarazónquemehizopensarquealguienleperseguía.Másadelante,almarcharsedemaneratanrepentinaaEuropa,adquiríalcertezadequemisuposicióneracierta.Creoquedebió de recibir alguna advertencia. Aún no había transcurrido una semana de supartida,cuandosepresentaronpreguntandoporélunadocenadeindividuos.

—¿Quéclasedeindividuoseran?—Laverdad es que parecían gentemuy del bronce. Se presentaron en lamina

misma y quisieron saber dónde se encontraba Douglas. Les contesté que se habíamarchadoaEuropayqueyonosabíasuparadero.Notraían,desdeluego,ningunabuenaintenciónparaDouglas,esosaltabaalavista.

—Yesosindividuos,¿erannorteamericanos…,californianos…?—Mireusted:sieranonocalifornianos,yoloignoro.Norteamericanossíquelo

eran,aunquenomineros.Yonosupesusnombres,ymealegrémuchocuandolesvivolverlasespaldas.

—¿Yesoocurrióharáseisaños?—Másbiencercadesiete.—¿YdiceustedquepermanecieronjuntosenCaliforniacincoaños,deloquese

deducequeestapersecucióndatayaporlomenosdeonceaños?—Asíes.—Pues tiene por fuerza que ser un agravio de mucha trascendencia para que

mantengandurantetanlargotiempoydeunamaneratanvivaelansiadevenganza.Nofuecosadepocomásomenoslaquedioorigenasemejanteenemistad.

—YocreoquehaensombrecidolavidatodadeDouglas.Niporunmomentodejónuncadepensarenello.

—Pero¿nocreeustedqueunhombrealqueamenazaconstantementeunpeligro,sabiéndoloél,pediríaprotecciónalaPolicía?

—Quizásetratabadealgúnpeligrocontraelquenopodíaexistirprotección.Esprecisoqueustedessepanunacosa.Douglasandabasiemprearmado.Jamásfaltabaensubolsilloelrevólver.Pero,porunamalasuerte,saliólanochepasadaenbatínydejó el arma en su dormitorio. Me parece que él se consideraba a salvo una vezalzadoelpuentelevadizo.

—Megustaríaconcretarunpocomáslacuestióndefechas—dijoMcDonald—.Hace más de seis años que Douglas abandonó California. Usted le siguió al añosiguiente,¿noesasí?

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—Asíes.—Yél secasóhacecinco.Porconsiguiente,usted regresó,másomenos,en la

épocadesuboda.—Cosadeunmesantes.Fuisupadrino.—¿ConocíaustedamistressDouglasantesdesumatrimonio?—No,nolaconocía.HabíaestadoausentedeInglaterradiezaños.—Pero,conposterioridadasuboda,lahatratadoustedmucho,¿verdad?Barkermiróconseveridadaldetectiveoficial.—Conposterioridad a suboda lohe tratadomuchoa él—contestó—.Si la he

tratado a ella, es porque no hay posibilidad de visitar a un hombre en su casa sinrelacionarsetambiénconlamujer.Siustedseimaginaqueexistealgunarelación…

—Yonomeimaginonada,místerBarker.Estoyenlaobligacióndehacertodaslasaveriguacionesquepuedentenerrelaciónconelcaso.Perosin intenciónalgunadeofender.

—Haypreguntasquesonofensivas—contestóBarker,irritado.—Loúnicoqueanosotrosnosinteresansonloshechos.Eninterésdeustedyen

interés de todos los demás conviene ponerlos en claro. ¿VeíaDouglas con buenosojoslaamistaddeustedconsuseñora?

Barker empalideció aún más, y sus fuertes manazas se cerraron juntasconvulsivamentealexclamar.

—Notieneustedderechoparahacertalesprecintas.¿Quétieneesoqueverconelasuntoqueustedesestáninvestigando?

—Esprecisoqueyorepitalapregunta.—Puesbien:meniegoacontestar.—Usted puede negarse a contestar, pero tenga en cuenta que su negativa

constituyepor símismaunacontestación,porqueustedno senegaría sino tuviesealgoqueocultar.

Barker permaneció un momento callado, con el rostro huraño contraído y sustupidas cejas negras arqueadas hacia abajo por efecto de la intensidad de susemociones.Deprontoalzólavista,sonriendo.

—Bueno, caballeros, me parece que ustedes se limitan, después de todo, acumplir con lo que es una evidente obligación suya y que yo no tengo derecho aobstaculizar.LoúnicoquequerríapedirlesesquenomolestenamistressDouglaseneste asunto, porque es ya bastante la carga que pesa sobre ella en este momento.PuedodecirlesqueelpobreDouglassóloteníaunafalta,yqueésaeransuscelos.Amíme queríamucho; no ha habido ningún amigo que quisiesemás a otro amigo.Tambiénapreciabaabnegadamenteasuesposa.Legustabaqueyovinieseaestacasa,ynodejabadepedírmelo.Sinembargo,cuandonosveíaasuesposayamíhablandojuntos o descubría entre nosotros alguna simpatía, acometíale algo así como unaoleada de celos, perdía el control y largaba instantáneamente las frases másdesaforadas.Enmásdeunaocasiónjuréporesemotivonovolverporaquí,peroél

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entoncesme escribíamuy arrepentido cartas en las queme suplicaba que viniese.Pero pueden creerme, caballeros, y se lo digo como si se tratase de mis últimaspalabras, quenohubo jamáshombrequehaya tenidounamujermás enamoradayfiel,ytambiénqueningúnamigohapodidosermáslealqueyo.

Dijo todoaquelloconverdaderofervoryemoción,peroel inspectorMcDonaldnoseresignóadejareltema,ydijo:

—¿Sabeustedquealcadáverlehasidoquitadodeldedosuanillodecompromisomatrimonial?

—Asíparece—dijoBarker.—¿Quéquierendeciresaspalabrasde«asíparece»?Austedleconstaqueesasí.—Aldecir«asíparece»,entendíquecabíatambiéndentrodeloposiblequeselo

hubiesequitadoélmismo.—Elsimplehechodequefaltaseelanillo, fuesequienfueseelquese lo llevó,

¿nosugeriríaacualquieralaideadequeexistíaciertarelaciónentreelcasamientoylatragedia?

Barkerencogiósusanchoshombrosycontestó:—Yo no estoy en condiciones de decir qué es lo que sugiere. Pero si usted se

proponedejarentreverqueesehechopudieraafectardeunmodouotroalhonordeestaseñora…

Los ojos deBarker relampaguearon un instante, y luego, haciendo un esfuerzoevidenteparadominarsusemociones,prosiguió:

—Ledigo,siesasí,queustedsigueuncaminoequivocado.Nadamás.—Nosemeocurrepreguntarleotracosaporelmomento—ledijoconfrialdad

McDonald.—Unpequeñodetallenadamás—dijoSherlockHolmes—.Cuandoustedentró

eneldespachosólohabíaencendidaencimadelamesaunavela,¿verdad?—Asíes.—Yalaluzdeesavelavioustedelterriblesuceso,¿verdad?—Exactamente.—¿Ytocóustedlacampanainmediatamente,pidiendosocorro?—Sí.—¿Ylellegórápidamente?—Encosadeunminuto.—Y cuando llegaron los demás se encontraron la vela apagada y la lámpara

encendida.Esalgoextraordinario.Nuevamente se observaron en Barker algunos indicios de perplejidad,

contestandodespuésdeunapausa:—Yonoveoenellonadadeextraordinario,místerHolmes.Lavelaproyectaba

una luzmuy débil, ymi primer pensamiento fue conseguir unamejor. La lámparaestabaencimadelamesaylaencendí.

—Apagandolavela.

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—Exactamente.Holmesnohizomáspreguntas,yBarker,despuésdemiramos fijamente,auno

después de otro, como con expresión de desafío (tal me pareció amí), diomediavueltaysaliódelahabitación.

El inspector McDonald había enviado al piso superior una nota escritaanunciandoquevisitaríaamistressDouglas en su cuarto, pero ella le contestóquehablaría con nosotros en el comedor. Entró. Era unamujer alta y bella, de treintaaños,reservadayseguradesímismaymuydiferentedelafiguratrágicayafligidaqueyomehabíaimaginado.Esciertoquesurostroestabapálidoycansado,comoelde una persona que ha sido víctima de una gran desgracia, pero susmaneras eranserenas, y la mano, finamente modelada, que descansaba en el borde de la mesa,estabatantranquilacomolamía.Susojos,tristesysuplicantes,ibandeunoaotrodenosotros con expresión curiosamente inquisitiva. Esa mirada interrogadora setransformódeprontoenpalabrastajantes.

—¿Handescubiertoyaustedesalgo?¿Fue mi imaginación la que creyó

descubrir en la pregunta un subtono detemormásbienquedeesperanza?

—Hemosdadotodoslospasosposibles,mistress Douglas —dijo el inspector—.Puede tenerusted laseguridaddequenadasedescuidará.

—Gastentodoloquehayaquegastar—dijo ella con voz apagada y monótona—.Deseo que se lleven a cabo todos los

esfuerzosimaginables.—Quizápuedausteddecimosalgoquesirvaparaarrojarluzsobreelproblema.—Metemoqueno;peroloqueyoséasudisposiciónestá.—MísterCecilBarkernoshadichoqueustednotuvoocasióndever…,enotros

términos:queustednoentróenelcuartodondeocurriólatragedia.—No; me hizo retroceder escalera arriba, suplicándome que regresase a mi

habitación.—Esomismo.Ustedhabíaoídoladetonaciónyhabíabajadoenseguida.—Meechéencimalabataybajé.—¿Cuántotiempohabríatranscurridodesdequesonóeldisparohastaquemíster

Barkerlecortóelpasoenlaescalera?—Quizáunpardeminutos.Resultadifícilenmomentosasícalculareltiempo.Él

me suplicó que no siguiese adelante, asegurándome que de nada serviría yo allí.LuegomistressAllen, el amade llaves,mecondujoalpiso superior.Todoello fuecomounapesadillaespantosa.

—¿Puedeusteddamosunaideaaproximadadeltiempoquellevabasumaridoen

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elpisobajocuandosonóeldisparo?—No,nopodríadecirlo.Élsaliódesdesucuartodevestirynolesentímarcharse.

Todaslasnochesgirabaunarondaalacasa,porqueteníamiedoalosincendios.Esloúnico,queyosepa,queleproducíanerviosismo.

—Éseesprecisamenteelpuntoalquequieroiraparar,mistressDouglas.UstedconocióasuesposoenInglaterra,ynofueradeInglaterra,¿verdad?

—Asíes.Llevamoscincoañoscasados.—¿LeoyóustedhablaralgunavezdealgoqueleocurrióenNorteaméricayque

suponíaparaélunaamenaza?MistressDouglasmeditóprofundamenteantesdecontestar,ydijoporúltimo:—Sí,yoheestadosiemprebajolasensacióndequeleamenazabaunpeligro.Él

se negó siempre a hablar de ese asunto conmigo. No lo hacía porque le faltaraconfianzaenmí(existíaentrenosotrosunamoryconfianzacompletos),sinoporquedeseaba librarme de toda inquietud. Pensaba que, al saberlo todo, estaría siemprepensandoenlomismo,yporesarazónpermaneciócallado.

—¿Ycómolosupoustedentonces?ElrostrodemistressDouglasseiluminóconrápidasonrisa.—¿Puedeunhombreircargadotodasuvidaconunsecretosinquelamujerque

le ama no tenga sospecha alguna? Lo supe de muchas maneras. Lo supe por sunegativaahablardeciertosepisodiosde suvidaenNorteamérica.Lo supepor lasprecaucionesquetomaba.Losupeporciertasfrasesqueseleescaparon.Losupeporla manera como él examinaba a la gente desconocida que se presentabainesperadamente. Yo tenía la certeza de que mi esposo contaba con poderososenemigosyqueélcreíaquehabíandescubiertosupista.Tangrandeeramicertezaque,desdehaceaños,meaterrorizabael simplehechodequeél regresaseacasaaunahoramástardíadelaqueyoleesperaba.

—¿Querríausteddecirmecuálesfueronesasfrasesquedespertaronlaatencióndeusted?—preguntóHolmes.

—«El valle del Terror» —contestó la señora—. Ésa solía ser la frase queempleabaalhacerleyoalgunapreguntaaeserespecto.«YohevividoenelvalledelTerror… y todavía no he salido de él». «¿No vamos a salir nunca del valle delTerror?», le preguntaba yo cuando lo veía más serio que de costumbre. «A vecespiensoquenosaldremosnunca»,mecontestaba.

—¿YnolepreguntóustedquéqueríadecirconlodelvalledelTerror?—Se lo pregunté; pero entonces se poníamuy serio ymovía negativamente la

cabeza, contestando: «Ya es bastante que uno de nosotros dos haya vivido a susombra.QuieraDiosqueéstanocaiganuncasobreti».Conseguridadquesetratabadeunvallerealyverdaderoenelqueélhabíavividoyenelquelehabíaocurridoalgoespantoso(deesoestoysegura),perodenadamásestoyenterada.

—¿Ynuncaleoyóustedpronunciaralgunosnombres?—Sí;hará tresañossufrióunaccidentedecazayestuvodelirandodefiebre.Y

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recuerdoqueenesaocasiónnoselecaíadelabocaunnombre.Lopronunciabaconira y con una especie de terror: McGinty; ése era el nombre. McGinty, el granmaestro.Cuandosanó,yolepreguntéquiéneraMcGinty,elgranmaestro,yaquiénenseñaba. Se echó a reír y nadame dijo. Pero existe, sin duda, una relación entreMcGinty,elgranmaestro,yelvalledelTerror.

—Otro puntomás—dijo el inspectorMcDonald—.Usted ymísterDouglas seconocieronenunacasadepensióndeLondres,yallísecomprometieronacasarse.¿Huboensunoviazgoalgúndetallenovelesco,algoquesellevaseconsecretoyconmisterio?

—Algodenovelescosíquetuvonuestronoviazgo.Entodoslosnoviazgoslohay.Peronadasellevóconmisterio.

—¿Notuvoalgúnrival?—No;yoeracompletamentelibre.—Sabráustedya,sindudaalguna,quelehanquitadoelanillodeboda.¿Nole

hace pensar esto en nada? Demos por supuesto que algún enemigo que tuvo entiemposanterioreslesiguiólapistahastaaquíycometióelcrimen.¿Quérazónpudotenerparaquitarleelanillodeboda?

Yohabríajuradoqueenloslabiosdeaquellamujeryduranteuninstantealeteólasombradeunasonrisa.

—Nosemeocurre—contestó—.Desdeluego,eslacosamásextraordinaria.—Bien; noqueremosdetenerlamás tiempoy lamentamoshaberle causado esta

molestiaentalesmomentos—dijoelinspector—.Todavíaquedanotrospuntos,peropodremosírselosconsultandoamedidaquesepresenten.

Laseñorasepusoenpie,ydenuevoexperimentélasensacióndequenosmiraba,comoacababadehacerloantes,conmiradavivazeinterrogadora,queparecíaquererdecir:«¿Quéimpresiónleshanproducidoaustedesmisdeclaraciones?».Nolodijocon palabras, pero era igual. Acto continuo y después de saludamos con unainclinación,saliódelcuarto.

—Hermosamujer,hermosísimamujer—dijoMcDonald,pensativo,despuésquesehubocerrado lapuertaaespaldadeella—.Nocabedudadequeeste individuo,Barker,hafrecuentadomuchoestacasa.Esunhombrequepudieraejerceratracciónparaconunamujer.Reconocequeelmuertoerahombreceloso,yquizáconocíaélmejorenquémotivossefundabansuscelos.Tenemosluegoeldetalleésedelanillodeboda.Noesposiblepasarloporalto.Elhombrequearrancaunanillodebodaaunmuerto…¿Quémediceusteddeeso,Holmes?

Mi amigo había permanecido sentado con la cabeza apoyada en las manos,sumidoenlasmásprofundasmeditaciones.Alllegaraestepuntoselevantóytocólacampanilla.

—Ames—dijocuandoentróeldespensero—,¿dóndeseencuentramísterCecilBarkerenestemomento?

—Voyaverlo,señor.

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RegresópocosmomentosdespuésparadecimosqueBarkerseencontrabaeneljardín.

—Dígame, Arnés: ¿recuerda usted cómo iba calzado míster Barker anoche,cuandoustedentróconéleneldespacho?

—Sí,místerHolmes.Ibacalzadoconzapatillasdedormitorio.CuandosalióparadaravisoalaPolicía,yoletrajesusbotas.

—¿Dóndeestánahoraesaszapatillas?—Estánaúnenelvestíbulo,debajodelasilla.—Muy bien, Ames. Ya comprenderá usted que tiene mucha importancia para

nosotrospoderdistinguircuálessonlashuellasquedejómísterBarkerycuálessonlasdelhombrequevinodefuera.

—Locomprendoseñor.Puedodecirlequeyomehefijadoenque laszapatillasestabanmanchadasdesangre,comotambiénloestabanlasmías.

—Es bastante natural, si se tiene en cuenta el estado en que se encontraba lahabitación.Muybien,Ames.Lellamaremossilonecesitamos.

Pocosminutosdespuésnosencontrábamosdentrodeldespacho.Holmessehabíatraído del vestíbulo las zapatillas de paño. Las suelas de ambas estaban negras desangre,segúnhabíahechonotarAmes.

—¡Esextraño!—murmuróHolmes,depie,ala luz de la ventana y examinando con granminuciosidadlaszapatillas—.¡Esmuyextraño!

Depronto, inclinándoseconunodeaquellossus movimientos rápidos y felinos, colocó lazapatillaencimadelahuelladesangrequehabíaen el marco de la ventana. Una y otra secorrespondíancontodaexactitud.Holmessonrióensilencioasuscolegas.

El inspector se sintió transfigurado por laexcitación. Su pronunciación escocesa sonabaigualqueunbastónenunareja.

—¡Vaya! —exclamó—. ¡No cabe la menorduda! Es Barker quien marcó la huella en laventana.Aquéllaesmuchomásanchaquelade

cualquierzapato.Recuerdoqueusteddijoqueparecíalahuelladeunpieplano.Aquítenemoslaexplicación.Pero,místerHolmes,¿quéjuegosetrae?¿Quéjuegosetrae?

—Justamente,¿quéjuegosetrae?—repitiómiamigomeditando.WhiteMasongorgoriteóde risa, se frotóuna conotra susmanosgordinflonas,

presadesatisfacción,yexclamó:—¡Lesdijequeseríasonado!¡Lesdijequeestecasoseríasonadodeveras!

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L

CapítuloVI

Comienzaahacerselaluz

ostresdetectivesteníanqueentrarenaveriguacionessobremúltiplesdetalles,yyoregreséporesarazónsoloalasmodestashabitacionesqueocupábamosen el mesón de la aldea; pero antes salí a dar un paseo por el curioso y

anticuado jardín que flanqueaba la casa. Hileras de antiquísimos tejos, podadosformandorarosdibujos,loceñíantodoalrededor.Enelinteriorhabíaunamagnificapraderaencuyocentrosealzabaunantiguorelojdesol,produciendoelconjuntounasensación de calma y sosiego que fue bien recibida por mis nervios algodesquiciados.Envueltoenaquellaatmósferahondamenteapacible,podíaunoolvidarorecordarsolamentecomounafantásticapesadillaaqueldespachotristeylafiguramanchada de sangre, con los miembros extendidos, que había en el suelo. Sinembargo,mientrasyopaseabatratandodeimpregnarmialmaconsudelicadoaroma,ocurrió un extraño incidente que hizo retroceder mi pensamiento a la tragedia,dejandoenmialmaunaimpresiónsiniestra.

Hedichoyaqueeljardínsehallabatodoélrodeadodeunadornodetejos.Éstosseespesabanhastaconvertirseenunsetocontinuoenlaextremidadmásalejadadelacasa.Alotro ladodeesteseto,ocultoa losojosdequienesviniesendesde lacasa,habíaunbancodepiedra.Alacercarmeyoaaquellugaroívoces,lavozprofundadeunhombrequepronunciabaalgunas frases,yunpequeño tintineode risa femeninaque le contestaba. Un instante después, al doblar el extremo del seto,mis ojos seposaronenmistressDouglasyenBarkerantesqueellosadvirtiesenmipresencia.Elcuadro que ofrecían me produjo una sorpresa desagradable. Aquella mujer habíaestadoenel comedordiscretay recatada.Peroenestemomentohabíadejadoaunladotodasimulacióndedolor.Susojosbrillabanconlaalegríadevivir,ysucaraseestremecía aún, divertida por algún comentario hecho por su compañero. Éste sehallabaconelbustoechadohaciaadelante, lasmanosentrelazadasylosantebrazosdescansandoenlasrodillas;yensurostro,hermosoyaudaz,unasonrisaatonoconla de mistress Douglas. Repentinamente (pero un instante, tan sólo un instante,demasiadotarde),alponermeyoasuvista,volvieronarevestirsedesusmáscarasdesolemnidad.Cruzaronentreellosunpardefrasesapresuradas,sepusoBarkerenpieyvinohacíamí.

—Perdone, señor—medijo—.Es el doctorWatson con quien estoy hablando,¿verdad?

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Contestéconunafríainclinación,queyocreodabaaentendermuyclaramentelaimpresiónquemehabíaproducido.

—Nosparecióqueseríaasí,porlomuyconocidaqueeslaamistadqueleuneamísterSherlockHolmes.¿TendríaustedinconvenienteenacercarseaconversarunosmomentosconmistressDouglas?

Seguí tras él con cara avinagrada. Estaba viendo con toda claridad de miimaginación aquella figura destrozada y caída en el suelo. Y aquí, pocas horasdespués de la tragedia, estaban su esposa y su amigo más íntimo riéndose juntosdetrásdeunarbustodeljardínquehabíasidoelsuyo.Saludéalaseñoraconreserva.Yomehabíadejado impresionarenelcomedorporsudolor,yahorarespondíasumiradasuplicanteconunamiradafría.

—¿Verdad que ustedme juzga unamujer dura de corazón e insensible?—mepreguntó.

Yomeencogídehombros,ylecontesté:—Esonoesasuntomío.—Quizállegueundíaenquemehagajusticia.Siustedpudieradarsecuenta…—No hace ninguna falta que el doctor Watson se dé cuenta —intervino

rápidamenteBarker—.Talcomoélmismohadicho,esteasuntonopuedeserdesuincumbencia.

—Exactamente,yporesolespidoaustedespermisoparacontinuarmipaseo—lesdije.

—Unmomento, doctorWatson—exclamó lamujer con voz suplicante—.Hayunapreguntaalaqueustedpodríacontestarconmayorautoridadquenadieenestemundo, y su contestación supondría muchísimo para mí. Usted conoce a místerHolmes y sabe también mejor que nadie la clase de relaciones que tiene con laPolicía.Suponiendoqueseleconfiaseunsecretoprivadamente,¿tendríaélprecisiónabsolutadecomunicárseloalosdetectivesoficiales?

—Sí,deesoprecisamentesetrata—dijoBarkercongranansiedad—.¿Trabajaélporcuentapropiaolohaceencompletacolaboraciónconellos?

—Nomecreoautorizadoadiscutirunasuntodetalíndole.—Yolesuplico.DoctorWatson,yoleimploroquelohaga,porquenosayudaría

usted,nosayudaríamuchísimo,sirviéndonosdeguíaeneseasunto.Había talacentodesinceridaden lavozdeaquellamujerquemeolvidéporel

momentodesuliviandadymesentíinclinadoafavorecerla.—Míster Holmes es un detective independiente —le contesté—. Obra por su

propiacuentaysólosedeja llevardesupropiocriterio.Pero,almismo tiempo,esnaturalquesesientaligadoporlazosdelealtadalosfuncionariosquetrabajanenelmismocasoyquenolesocultenadaquepuedaayudarlosallevarauncriminalantela Justicia.Nadamáspuedodecir, y si ustedes desean informesmás completos, loconsultaréconmísterHolmes.

Diciendoesto,alcémisombreroyseguímicamino,dejándolossentadostodavía

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detrás de aquel seto encubridor. Al doblar elextremomásalejadodelmismomiréatrás,yvique seguíandiscutiendoanimadamente.Comolohacíansiguiéndomeamíconlamirada,eraevidente que hablaban del diálogo queacabábamos de mantener. Cuando relaté aHolmesloqueacabadeocurrir,mecontestó:

—No deseo que me hagan ningunaconfidencia. Nada de confidencias, Watson,porque resultan sumamente embarazosas,cuando hay que proceder a llevar a cabo unadetenciónporconfabulaciónyasesinato.

Holmes había pasado toda la tarde en lacasasolariegaconsusdoscolegas,yregresóaesodelascincoalmesón,conunapetitovoraz,para tomar un té muy fuerte que yo le había

encargado.—¿Creeustedqueelasuntoacabarádeesemodo?—lepregunté.Holmessehallabadelmásalegreydébonnairebuenhumor.—Querido Watson, cuando haya acabado con este cuarto huevo, estaré en

condiciones de ponerle al corriente de toda la situación. No afirmo que hayamosllegado en ella hasta el fondo (ni mucho menos); pero desde el momento en quedescubramoselparaderodelapesadegimnasiaquefalta…

—¡Lapesadegimnasia!—¡Porvidamía,Watson!¿Esposiblequeustednohayacaladoenelhechode

que todo el caso depende de la pesa de gimnasia desaparecida?Bueno, bueno, noexisterazónparaqueustedsientaabatimiento,porque,entrenosotros,lediréqueniel inspector Mac ni el excelente policía local se han percatado de la abrumadoraimportanciadeesedetalle.¡Unasolapesadegimnasia,Watson!¿Seimaginaustedaun atleta ejercitándose con una sola pesa? Seria desarrollar los músculosunilateralmente; se correría el riesgodeun encorvamientode la espinadorsal. ¡Unespanto,Watson,unespanto!

Holmes,conlabocallenadepantostadoyuncentelleodemaliciaenlamirada,contemplaba la maraña intelectual en que yo me debatía. La exhibición de sumagníficoapetitoveníaasercomounaseguridaddeéxito,porqueyorecordabalosdíasy lasnochespasadas sin acordarse siquierade comer,mientras su inteligenciadesorientadaseencarnizabaenelproblemaqueteníadelante,ylosrasgosdesucaraenjutayávidaseadelgazabanaúnmásporefectodelascetismodeunacontemplaciónmental absoluta. Encendió, por último, su pipa y, sentado junto al fuego de lachimeneadelviejomesóndelaaldea,hablóconlentitudyespontaneidadacercadesucaso,expresándosemásbiencomopersonaqueestápensandoenvozalta,como

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quienhaceunaexposiciónmeditada.—Watson,enelumbralmismotropezamosconunamentira,conunamentirade

muchísimo bulto, rotunda, impertinente y terminante. Y esa mentira constituyenuestro punto de arranque. Todo el relato que nos ha hecho Barker esmentira. YmistressDouglasllegaycorroboraeserelato.Portanto,tambiénellamiente.Ambosmienten y están confabulados. Con ella se nos presenta el problema con absolutaclaridad:¿porquémienten,ycuáleslaverdadqueellostratandeocultar?Veamos,Watson, si entre usted y yo logramos pasar al otro lado de esa mentira,reconstruyendo la verdad… ¿Cómo sé que mienten? Porque han fabricado unahistoriatorpequeconstituyeunaimposibilidadpuraysimple.Fíjese.Deacuerdoconloqueellosnoscuentan,elasesino,despuésdecometidoelcrimen,sólodispusodeunminutodetiempoparaquitarelanilloalmuerto(unanilloqueestabadebajodeotro), para volver a colocar éste en su sitio y para dejar junto al muerto aquellacuriosa tarjeta. Le digo yo que esto es evidentemente imposible. Quizá usted mereplique (aunque yo siento demasiado respeto hacia su buen criterio para creersemejantecosa)queesposiblequelequitaseelanilloantesdematarlo.Elhechodeque la vela había ardido únicamente durante muy poco tiempo demuestra que nohubo una entrevista larga. ¿Era Douglas, de cuya intrepidez hemos oído hablar,hombre como para entregar ante conminación tan rápida su anillo de boda, opodemosnisiquieraconcebirqueloentregase?Nopuedeser,Watson,nopuedeser;el asesino permaneció a solas con el muerto un rato, y en ese tiempo estuvoencendidalalámpara.Nomecabelamenordudadeello.Ahorabien:eldisparodeescopeta ocasionó, según toda apariencia, la muerte. Consecuencia: el disparo fuehecho algún tiempo antes de lo que se nos dice, y sobre este punto no cabenequivocaciones.Noshallamos,pues,enpresenciadeunaconfabulacióndeliberadadelasdospersonasqueoyeroneldisparo,asabenBarkerymistressDouglas.Siencimadeesopuedoyodemostrarquelahuelladesangrequehabíaencimadelmarcodelaventana fuemarcadaallíporBarkerdeunamaneradeliberada,conelpropósitodedar a la Policía una clave falsa, tendrá usted que confesar que las cosas se vanpresentandocadavezmásamenazadorascontraél…Loquedespuésdeesotenemosque preguntarnos es a qué hora ocurrió verdaderamente el hecho.Hasta las diez ymedia,laservidumbreibayveníaporlacasa:podemospuesdarporseguroquenofue antes de esa hora. A las once menos cuarto se encontraban ya todos en sushabitaciones,conexcepcióndeAmes,queestabadentrodeladespensa.Despuésqueusted se apartó esta tarde de nosotros, he realizado varias experiencias y hecomprobado que ninguno de los ruidos queMcDonald hizo pudo llegar hastamisoídoshallándoselaspuertascerradas.Noocurreeso,sinembargo,hallándomeenelinteriordeldormitoriodelamadellaves.Noseencuentraéstetanalfondodelpasilloy desde él podían distinguirse confusamente los gritos. Cuando una escopeta sedisparaabocajarro,ladetonaciónseamortiguahastaciertopunto,yesoocurrió,sinduda,enestecaso.Apesardequenofuesemuyruidosa,debiódellegarfácilmente,

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enmediódelsilenciodelanoche,hastalahabitacióndemistressAllen.Estamujer,segúnnoshamanifestadoellamisma, es algo sorda, sinembargo,declaraqueoyóalgoparecidoaunportazomediahoraantesquesedieselaalarma.Mediahoraantesquesedieselaalarmacoincidiríaconlasoncemenoscuarto.Amínomecabedudadequeloqueellaoyófueeldisparodelaescopeta,yqueaesahorafuecuandosecometió el asesinato. Siendo esto así, y partiendo del supuesto de que Barker ymistress Douglas no son los verdaderos asesinos, tendríamos Le averiguar lo queestuvieron haciendo desde las once menos cuarto, hora en que la detonación deldisparoloshizoacudiralaplantabajahastalasonceycuarto,horaenquetocaronlacampana llamandoa la servidumbre.¿Quéestuvieronhaciendoyporqué razónnodieron la alarma instantáneamente?Ésa es la cuestión con que nos enfrentamos, ycuando hayamos conseguido contestarla, habremos adelantado con seguridad algúntrechoenelcaminoconducentealasolucióndenuestroproblema.

—También yo estoy convencido de que existe entre esas dos personas unaconfabulación.Esamujeressinduda,unapersonasincorazónporquedeotramaneranoestaríaahí,riéndosedealgúnchiste,alaspocashorasdehabersidoasesinadosumarido.

—Exactamente. Ni aun siquiera en el relato que nos hizo de los hechos brillacomoesposa.Yono soyun admirador incondicional de lasmujeres comousted losabebien,Watson;peromi experienciade lavidamehademostradoqueentre lasmujeres que sienten alguna consideración por susmaridos sonmuy pocas las queadmitiríanqueentreellasyelcadáverdesuespososeinterpusieseaconversacióndeningúnhombre.Sialgúndíacontraigomatrimonio,Watson,confíodespertarenmimujersentimientosqueleimpidanque,teniendomicadávercaídoenelsueloapocosmetrosdedistanciadeella,sedejellevardeaquelsitioporunamadellaves.Lohanpuestomuymalenescena.Hastaelmástorpedelosinvestigadoressesorprenderíaantelaausenciadeloshabitualesgritosdedolor,propiosdelasmujeres.Aunquenohubiesehabidonadamás,mehabríasidosuficienteestedetalleparahacermepensarenunaconfabulaciónpreviamenteamañada.

—Demodo que usted cree definitivamente queBarker ymistressDouglas sonculpablesdelasesinato.

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—Watson, usted sienta afirmaciones asombrosamente tajantes —contestóHolmes,amenazándomeconsupipa—.Melasdisparaustedlomismoquebalas.Siustedsehubiese limitadoadecirquemistressDouglasyBarkerconocen laverdadacercadel asesinatoyque seconfabularonparaocultarla, entoncesyopodríadarleuna contestación terminante. Estoy seguro de que es así. Pero esa otra mortalsugerenciadeusted,yanolaveotanclara.Sopesemosporuninstantelasdificultadesqueseoponenaella…Partiremosdelsupuestodequeestaparejasehallaunidaporloslazosdeunamorpecaminosoyquedecidierondesembarazarsedelhombrequeseinterponíaentreellos.Setratadeunasuposicióndemuchobulto,yque,noobstanteuna discreta investigación realizada entre la servidumbre, no se ha logradocomprobar.Todo lo contrario, existenmuchas pruebas de que los espososDouglassentíangranafectoelunoporelotro.

—Estoy seguro de que eso no puede ser verdad—exclamé yo, recordando elrostrobelloysonrientequehabíavistoeneljardín.

—Bien pero por lo menos producían esa impresión. Sin embargo, demos porsupuestoquesetratadeunaparejaextraordinariamenteastutaqueconsigueengañaratodossobreesepuntoyqueseconfabulaparaasesinaralmarido.Dalacasualidaddequeésteesunhombrequeseencuentraamenazadoporalgúnpeligro…

—Sobreeseextremosólosabemosloqueelloshancontado.Holmesparecíameditar.—Veoadóndeva,Watson.Ustedquiereesbozarunateoríasegúnlacualesfalso

todocuantoestaparejanoshadichodesdeelprimermomentoSegúnlaopinióndeusted,noexistiójamásningunaamenazaocultaniningunasociedadsecreta;tampocoexistieronelvalledelTerror,nielmandamásMac-yo-no-sé-cuántos,ninadaporelestilo Pues bien: eso es generalizar de unamanera absoluta y terminante. Veamos

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adóndenosconduce.Lapareja inventaesa teoríaparaexplicarel crimen.Y luego,siguiendoeseplan,escondenlabicicletaenelparqueparademostrarasílaexistenciade una persona venida del exterior.La huella de sangre en elmarco de la ventanaapuntahaciaesamismaidea.Tambiénconcurreaella la tarjetaencontrada juntoalcadáver que muy bien pudo ser preparada dentro de la casa. Todos estos detallesencajanbiendentrodesuhipótesis,Watson.Peroluegollegamosadetallesfeamentefundamentalesytajantesquenoesposiblecolocarensusitiocorrespondiente.¿Paraqué, entonces, esa escopeta de cañones aserrados (esa arma precisamente), que esademás de procedencia norteamericana? ¿Cómo podían ellos tener la seguridad deque la detonación no iba a atraer a alguien al lugar del suceso? El hecho de quemistressAllennohaya salidode su cuartopara averiguar la causadel portazoqueoyó, es una pura casualidad. Dígame,Watson: ¿Por qué razón hizo esas cosas laparejaqueustedconsideraculpable?…

—Confiesoquenopuedodarunaexplicación.—Además,siunamujerysuamanteseconfabulanparaasesinaralmarido,¿es

posible que proclamen ostentosamente su culpabilidad, despojándole del anillo deboda,despuésdesumuerte?¿Lesuenaaustedtodoestocomoprobable,Watson?

—No,nomesuena.—Itemmás:enelcasodeocurrírseleaustedocultarenlaparteexteriordelacasa

unabicicleta,¿habríaustedcreídoqueconelloadelantabaalgo?Elmásnegadodelosdetectivessediría,comoesnatural,queesonoerasinounaañagaza,yaque labicicletaesloprimeroquehabríanecesitadoelfugitivoparaescaparse.

—Nosemeocurreotraexplicación.—Sinembargo, el ingeniohumanodebería ser capazdeconcebir explicaciones

paracualquiercombinacióndeacontecimientos.Permítameque leapunteuna líneaposiblederazonamiento,aunquesóloseacomoejerciciomental,sinafirmarenmodoalguno que corresponda a la verdad. Lo reconozco, es pura imaginación; pero¿cuántasvecesla imaginaciónes lamadredelaverdad?…Partiremosdelsupuestode que en la vida de ese Douglas existía, efectivamente, un secreto delictivo, unsecretoverdaderamentedeshonroso.Estonosllevaasuponerquefueasesinadoporalguienqueactuaba (siempredentrode lasuposición)comounvengador.Esdecir,que fueasesinadoporalguiendel exteriorde la casa.Esevengador seapoderódelanillodebodadelmuertoporalgunarazónqueyonoaciertotodavíaaexplicarme,loreconozco. La venganza pudiera lógicamente arrancar de la época del primermatrimoniodeDouglas,yquitarleelanilloquizáobedecieseaalgunarazónsimilar.Barkery la esposadeDouglas llegaron al despacho antesque el vengadorpudieraescaparse.Entonces el asesino les convenció de que cualquier intento quehiciesenpara hacerlo prender traería como consecuencia que se hiciese público algúnescándalo vergonzoso. Ellos quedaron convencidos y optaron por dejarle escapar.Quizáconeseobjetobajaronelpuentelevadizo,cosaquepuederealizarsesinruidoalguno,ydespuésvolvierona levantarlo.Elasesinoescapódeesemodo,pero,por

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unauotrarazón,pensóquepodíaponerseasalvoconmayorseguridadcaminandoapiequehaciéndoloenbicicleta,yporesoabandonósumáquinaenunlugardondenopodríaserdescubiertahastaqueélestuvieseyalejosyasalvo.Todoestocabedentrodeloslímitesdeloposible,¿noescierto?

—Sindudaalgunaqueesoesposible—contestéyo,nosinciertareserva.—Debemos tener presente,Watson, que todo lo ocurrido tiene sin duda alguna

caracteres muy extraordinarios. Pues bien, y continuando nuestra suposición: lapareja (que no es forzosamente una pareja culpable) se da cuenta, cuando ya elasesino se ha marchado, de que están metidos en una situación en que quizá lesresulte difícil demostrar que no fueron ellos mismos los autores del crimen o suscómplices. Entonces hacen frente a la misma rápidamente y con bastante torpeza.Barkermarcalahuelladesuzapatillaenlaventana,afindesugerirelcaminoquetomóelfugitivo.Esevidentequeambosoyeronladetonacióndelaescopeta,yporeso dieron la señal de alarma exactamente como habrían tenido que darla, pero lohicieronmediahoradespuésdelsuceso.

—¿Ydequémanerapiensausteddemostraresoquedice?—Puesverá: sihubiesehabidounapersonaajenaa lacasa,habría sidoposible

seguirlelapistayapresarla.Ésaseríalamáseficazdetodaslaspruebas.Peroaunencasocontrario,losrecursosdelacienciaestánmuylejosdehaberseagotado.Opinoqueunanochedevelasolitariadentrodeldespachopodríaservirmedegranayuda.

—¡Unanochedevelarasolas!—Tengopropósitodemarcharallímástarde.Lotengoyadispuestotodoconel

buenodeAmes,quenolas tienetodasconsigoapropósitodeBarker.Permanecerédentrodeesahabitación,paraversisuambientemetraealgunainspiración.Yosoyunode losque creen en elgenius loci ¿Se sonríe usted, amigoWatson?Bien, alláveremos.Apropósito:¿sehatraídoustedesevoluminosoparaguassuyo?¿Selohatraído?

—Lotengoaquí.—Bueno,megustaríaquemeloprestase.—Desde luego; pero es muy poca cosa como arma, en caso de peligro…—

QueridoWatson,nohabráningúnpeligrograve,porquedehaberlo,habríasolicitadosin duda su ayuda. Pero me llevaré el paraguas. Ahora sólo espero que regresennuestros colegas de TunbridgeWells, donde se hallan actualmente buscando a unpresuntodueñodelabicicleta.

YaeraoscurecidocuandoelinspectorMcDonaldyWhiteMasonregresarondesuexpedición.Venían jubilosos, comunicándonos que se había dado un gran paso ennuestraspesquisas.

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—Puesverá:yoconfiesoqueteníamisdudassobrelaactuacióndealguienajenoa la casa—dijoMcDonald—.Peroesopasóya.Hemos identificado labicicleta,yposeemos los detalles característicos de nuestro hombre, de modo que hemosavanzadomuchoennuestrocamino.

—Mesuenacomosiestuviésemosenelprincipiodelfin—dijoHolmes—.Losfelicitoaambosdetodocorazón.

—Mire.YopartídelhechodequemísterDouglasparecíaintranquilizadodesdeel día anterior, que fue cuando estuvo en Tunbridge Wells. Era, pues, en estapoblacióndondetuvoconcienciadealgúnpeligro.Portanto,resultabaevidenteque,si alguien había llegado a la casa en bicicleta, era de presumir que procedía deTunbridge Wells. Nos llevamos la bicicleta y la exhibimos en los hoteles. LaidentificóinmediatamenteelgerentedelEagleCommercialcomopertenecienteaunhombre llamado Hargrave que había tomado allí habitación dos días antes. Labicicleta y una maleta pequeña constituían todo su equipaje. Se inscribió comoprocedente de Londres, pero sin dar una dirección concreta. La maleta era defabricación londinensey su contenidoprocedíade Inglaterra, aunqueel propietarioera,sinduda,norteamericano.

—Bueno, bueno—dijoHolmes jubilosamente—, no cabe duda de que ustedeshanllevadoacabounatareasólida,mientrasqueyomepasabaeltiempoteorizandoaquíconmiamigo.Estoconstituyeunaleccióndesentidopráctico,Mac.

—Sí,esomismo,Holmes—dijoconsatisfacciónelinspector.—Perotodoestoencajabiendentrodesusteorías—ledije.—Quizá sí oquizáno; perooigamos el final,Mac. ¿Noencontraronnadapara

identificaraesehombre?—Fue tanpocoque seadvertíaa lasclarasqueél sehabíaprevenidocontra la

posibilidaddequeloidentificasen.Noencontramosdocumentosocartas,ynohabíamarca alguna en sus ropas. Sobre lamesa de su dormitorio estaba unmapa de la

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regiónpararecorridosenbicicleta.Abandonóelhotelayerporlamañanadespuésdedesayunarse,montadoensubicicleta,yyanovolvieronaoírhablardeélhastaquellegamosnosotrosainvestigar.

—Ahí tiene usted, míster Holmes, lo que a mí me desconcierta—dijoWhiteMason—.Sieltalindividuonoqueríaquesearmaseunalborotosobresupersona,parecelógicoquehubieseregresadoypermanecidoenelhotelcomocualquierturistainofensivo.Procediendocomohaprocedido,tienequesaberqueelgerentedelhoteldarápartealaPolicíayqueserelacionarásudesapariciónconelasesinato.

—Eso es lo que uno se imaginaría. Sin embargo, y hasta este momento, larealidadhajustificadosusprevisiones,puestoquenohasidoapresado.Bien,¿yesadescripciónsuya?Veamos.

McDonaldconsultósulibrodenotas.—Aquítengolaquedeélpudieronhacerme,aunquenoparecequesehubiesen

fijadocongrandetenciónensupersona;sinembargo,elportero,elescribienteylacamareradepisoconcuerdanenqueestosdatosloretratanbastantebien.Tieneunaestaturadeunmetrosetentayocho;suedadandaalrededordeloscincuentaaños;loscabellos son ligeramente entrecanos; el bigote, grisáceo; la nariz, encorvada, y elrostro,deunaexpresiónqueaesaspersonaslesparecióferozyrepulsiva.

—Vaya—exclamóHolmes—;suprimiendoeldetalledelaexpresióndesucara,todos esos detalles pudieran aplicarse al mismo Douglas. Douglas ha cumplidoapenasloscincuenta,tieneloscabellosgrises,lomismoqueelbigote,ysuestaturaesmásomenosidéntica.¿Esoestodoloqueaveriguaron?

—Vestíatrajegrisdegruesopaño,conzamarrademarinero,yllevabaencimaungabáncortodecoloramarilloyunagorrablanca.

—¿Yquéhaydelaescopeta?—Éstatienemenosdesesentacentímetrosdelargo,ycabíaperfectamentedentro

delamaleta.Pudotambiénllevarlasindificultadenelinteriordelgabán.—¿Y cómo creen ustedes que todos estos datos se reflejan sobre el caso en

general?—Bueno,Holmes—dijoMcDonald—; cuando le hayamos echado el guante a

nuestrohombre(ypuedetenerlaseguridaddeque,cincominutosdespuésdeoírladescripción suya, la había telegrafiado a todas partes) estaremos en mejorescondicionesparajuzgar.Aunycontodo,hemosadelantadomucho,sindudaalguna.SabemosqueunnorteamericanoquesehacíallamarHargravellegóhacedosdías,enbicicletay conunamaleta, aTunbridgeWells.En lamaletahabíaunaescopetadecañonesaserrados,locualquieredecirqueéltraíaelpropósitodeliberadodecometerel crimen. Ayer por la mañana vino a este lugar en bicicleta y trayendo su armaescondidadentrodelgabán.Porloqueyoheaveriguado,nadieloviollegar,peronoera preciso que cruzase la aldea para ir a dar en la puerta exterior del parque, y,además, sonmuchos los ciclistas que circulanpor la carretera.Esdepresumir queocultase su bicicleta entre los arbusto de laurel inmediatamente de llegar, y quizá

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estuvoacechandodesdeaquelescondite,con lamirada fijaen lacasa,yesperandoquesaliesemísterDouglas.Laescopetaesarmaextrañaparaemplearenel interiorde una casa, pero su propósito había sido el emplearla en el exterior, donde tienemuchas indudables ventajas: es posible errar el tiro con ella, y los disparos deescopetasoncosa tancorrienteencualquierzonadeportivade Inglaterraquenadiereparaenellosdeunamaneraparticular.

—Todoesoestáclarísimo—comentóHolmes.—PeroDouglasnosedejóver.¿Quélequedabaporhaceraaquelhombre?Dejó

subicicletayseacercóalacasa,enlamedialuzdelcrepúsculo.Seencontróconelpuente bajo y sin nadie por aquellos alrededores. En vista de ello se arriesgó,llevandosindudaelpropósitodeexcusarsedecualquiermanera,siseencontrabaconalguien.Noocurrióesto.Semetiófurtivamenteenlaprimerahabitaciónquetuvoalavista, se escondió detrás de una cortina. Desde su escondite pudo ver alzarse elpuentelevadizo,conlocualnolequedabaotravíadeescapequeelfoso.Aguardóallíhastalasonceycuarto,momentoenqueapareciómísterDouglasrealizandosuacostumbradarondadetodaslasnoches.Hizoeldisparocontraélyhuyó,segúnteníaprevisto.Sediocuentadequelaservidumbredelhoteldaríalascaracterísticasdelabicicleta,loqueconstituiríaunapistaencontrasuya;poresoladejóenaquellugarysevaliódealgúnotromedioparamarcharaLondresopermanecerocultoenalgúnlugarpreviamentecalculado.¿Quélepareceesto,místerHolmes?

—Estámuy bien, místerMac, y por lo que se puede ver hasta ahora, esmuyclaro.Ustedterminaahílahistoria.Yolaterminodiciendoqueelcrimensecometiómediahoraantesdeloquesenoshadicho;quemistressDouglasyelseñorBarkerestán confabulados para ocultar algo; que ambos ayudaron a escapar al asesino (o,que,porlomenos,llegaronaldespachoantesqueelasesinoescapase),yquefueronellosquieneselaboraronlaspruebasdequesehabíaescapadoporlaventana,siendoasí que muy probablemente ellos mismos le dejaron escapar bajando el puentelevadizo.Asíescomoyoveolaprimeramitad.

Losdosdetectivesmovieronpensativamentelacabeza,yelinspectordeLondresdijo:

—Holmes, laverdadesquesóloconseguimossalirdeunmisterioparacaerenotro.

—Enotroqueesenciertosentidopeorqueelanterior—agregóWhiteMason—.EsadamanoestuvojamásenNorteamérica.¿Cómoesposiblequeestérelacionadaconunasesinonorteamericanohastaelpuntodeverseobligadaaprotegerlo?

—Admito libremente las dificultades —dijo Holmes—. Me propongo realizaresta noche una pequeña investigación por mi cuenta, y es muy posible que ellacontribuyahastaciertopuntoalacausacomún.

—¿Podemosayudarle,Holmes?—¡De ninguna manera! Oscuridad y el paraguas del doctor Watson. Mis

necesidadessonsencillas.TambiénAmes(el lealAmes)seharáeldesentendidoen

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obsequiomío.Todaslaslíneasdemisrazonamientosmehacenretrocederdemanerainvariableauna solapregunta fundamental, a saber:¿porquéunatleta sededicaadesarrollar su cuerpo valiéndose de un instrumento tan absurdo como es el de unasolapesadegimnasia?

***Holmes regresó aquella noche yamuy tarde desuexcursiónsolitaria.Dormíamosélyyoenunahabitacióndedoscamas,queconstituíaelmejoracomodoquepudoofrecernoselpequeñomesóncampesino. Yo estaba dormido y la entrada deHolmesmedespertóamedias.

—¿Descubrió usted algo, Holmes? —murmuré.

Miamigoestaba juntoamíensilencio,consu palmatoria en la mano. De pronto su figuraaltayenjutaseinclinó,ymecuchicheo:

—Escuche,Watson.¿Noleasustadormirenuna misma habitación con un lunático, con unhombrecuyocerebroblandea,conunidiotacuyainteligenciahaperdidoyasufuerza?

—Nomeasusta,nimuchomenos—lecontestéconasombro.—¡Quésuerte!—dijo,ynovolvióapronunciarunapalabraaquellanoche.

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A

CapítuloVII

Lasolución

lamañanasiguiente,despuésdealmorzados,nosencontramosal inspectorMcDonald y amísterWhiteMason sentados en un pequeño recibidor delsargentodelaPolicíalocal,absortosenprofundaconsulta.Grancantidadde

cartasydetelegramasestabanamontonadosencimadelamesaqueteníandelante,yellos los seleccionaban y clasificaban cuidadosamente. Tres de esos documentoshabíansidoapartadosaunlado.Holmeslespreguntóentonoalegre:

—Qué,¿seguimosenlapistadelescurridizohombredelabicicleta?¿Cuáleslaúltimanoticiaquetienendeesebandido?

McDonald señaló con expresión lastimera el montón de correspondencia,diciendo:

—Nos informan que se encuentra actualmente en Liecester, Nottingham,Southampton,Derby,EastHam,Richmondy otras catorce poblaciones.En tres deellas(EastHam,LeicesteryLiverpool)existenacusacionesterminantescontraél,yhaprocedidoyaa sudetención.Todoelpaíspareceplagadode fugitivosdegabánamarillo.

—¡Porvidamía!—exclamóHolmesconexpresióndesimpatía—.Vamosaver,Mac, y usted, místerWhite Mason: yo quiero darles muyen serio un consejo. Alentraryoenelcasoquetraemosentremanospuse,comoustedesrecordaránsinduda,unacondición,asaber:quenolespresentaríaaustedesteoríasamediodemostraryqueme guardaríamis propias ideas, trabajando sobre ellas hasta que adquiriese laseguridad de que estaba en lo cierto. Por esta razón no puedo en este instanteexplicarlestodoloquepienso.Porotraparte,lesdijequeyojugaríamiscartasasulado con lealtad, y no creo que sea hacer juego limpio consentir que ustedesmalgastenni un solomomento sus energías enuna tarea sin provecho.Hevenido,pues,estamañanaparaaconsejarles,yelconsejoquelesdoypuederesumirseentrespalabras:renuncienalcaso.

McDonaldyWhiteMasonsequedaronmirandoatónitosasucélebrecolega.Elinspectorexclamó:

—¿Esqueustedloconsideraimposibledesolucionar?—Yo considero que el caso que ustedes persiguen no tiene solución. Pero no

consideroimposiblellegaraconocerlaverdad.—Pero¿yelciclista?Estehombrenolohemosinventadonosotros.Poseemosla

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descripción de su persona, de su maleta, de su bicicleta. Ese individuo tiene queencontrarseenalgúnsitio.¿Porquénohemosdeatraparlo?

—Sí,sí;esehombresehalla,sinduda,enalgúnsitio,yloatraparemos,contodaseguridad;peroyonodeseoqueustedesmalgasten susenergíasenEastHamoenLiverpool.Tengolaseguridaddequepodemosllegaralfinalporcaminomáscorto.

—Ustedsecallaalgoquesabe,Holmes.Esonoesportarsebien.Elinspectorestabamolesto.—Mac,ustedconoceyamismétodosdetrabajo.Sinembargo,mecallaréloque

sé durante el más breve plazo posible. Deseo únicamente comprobar lasparticularidades que conozco, y puedo hacerlo en cierto modo con gran facilidad.DespuésdeesoharémisaludofinalyregresaréaLondres,dejándolesaustedesenposesión de todo lo que he conseguido. Les soy a ustedes deudor de demasiadascosas para no actuar así, porque en todo el ejercicio demi profesión no alcanzo arecordarningúnotroestudiomásextraordinarioeinteresante.

—Holmes, esto que dice va mucho más allá de lo que yo alcanzo. La nochepasadahablamosconustedanuestroregresodeTunbridgeWells,ysemostróustedentérminosgeneralesdeacuerdoconlodescubiertopornosotros.¿Quéhaocurridodeentoncesacáparaquetengaunaideacompletamentenuevadelcaso?

—Bueno,puestoquemelopregunta,lediréque,segúnlesanunciéaustedes,hepasadoestanochealgunashorasenlacasasolariega.

—¿Yquéhaocurrido?—Demomento,sólopuedodarlesunarespuestamuypococoncreta.Apropósito,

hetenidoocasióndeleerunahistoriabreve,peroclaraeinteresante,deeseantiguoedificio.Lapuedenadquirirporlamodestasumadeunpeniqueenlatabaqueríadelpueblo —al decir esto, Holmes sacó del bolsillo del chaleco un pequeño folleto,adornadoconuntoscograbadorepresentandolaantiguacasasolariega—.Elafánconque uno acomete una investigación se agranda inmensamente, mi querido Mac,cuandounoaciertaacolocarseensimpatíaconscienteconelambientehistóricodequeseestárodeado.Noseimpacientetanto,porqueyoleaseguroqueinclusorelatostansecoscomoéstehacensurgirenlaimaginacióndelquelosleealgunaespeciedeevocacióndelpasado.Permítamequeleofrezcaunamuestra.«ConstruidoelquintoañodelreinadodeJamesPrimero,sealzaenelmismolugarqueocupóotroedificiomuchomásantiguo.LacasasolariegadeBirlstoneofreceunodelosejemplaresmásperfectos con que actualmente contamos de residencia jacobea, rodeado por unfoso…».

—Holmes,ustedseestáburlandodenosotros.—¡Vamos, Mac! Éste es el primer golpe de mal genio que he descubierto en

usted.Bien,pues;nolesleeréelfolletotextualmente,yaquetanmalleparece.Perosiyo ledigoqueenélse relatadequémaneraseapoderódeese lugar,elañomilseiscientoscuarentaycuatro,uncoroneldelosParlamentarios;decómoelreyCarlospermaneció oculto durante varios días en el transcurso de la guerra civil, y, por

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último,delavisitaquehizoalacasaelsegundodelosJorges,reconoceránustedesqueesteedificiodespiertavariosrecuerdosinteresantes.

—Nolodudo,Holmes;peroésenoesasuntonuestro.—¿Cómoqueno?¿Cómoqueno?QueridoMac,unadelascualidadesesenciales

de nuestra profesión es la amplitud de ideas. El juego mutuo de las ideas y elrazonamiento que une distintos puntos por líneas oblicuas son, con frecuencia, deextraordinariautilidad.Ustedsabráperdonarestasobservacionesaunapersonaque,no obstante ser un simple aficionado en las cuestiones del crimen, es también lobastanteviejoyquizámásexperimentadoqueusted.

—Soy el primero en reconocerlo—dijo el detective cordialmente—. Confiesoque usted llega a donde se propone, pero lo hace de unamanera endiabladamenteesquinada.

—Bueno,bueno,dejaréaunladolahistoriaymeceñiréaloshechosactuales.Lanochepasada,y segúnacabodedecir, fuidevisitaa lacasa solariega,peronomeentrevisté con Barker ni con mistress Douglas. No vi necesidad de molestarlos,aunquesímeenteréconagradodequeesadamanoparecíamuydolidayquehabíadespachadounacenaexcelente.MivisitaeradeunmodoespecialparaelbuenodeAmes,conquienintercambiéalgunasfrasesamablesqueculminaronendarmeélsupermiso para que, sin decírselo a nadiemás, pudiera yo permanecer sentado en eldespachodurantealgúntiempo.

—¿Cómo?¡Conaquello!—exclaméyo.—No, no; está ya todo arreglado. Tengo entendido, Mac, que usted les dio

permisoparaquelohicieran.Eldespachohavueltoasudisposiciónnormal,ydentrodeélpaséyounaleccionadorcuartodehora.

—¿Quéestuvoustedhaciendo?—Paranorodeardemisteriounasuntosencillísimo,lediréquebuscandolapesa

degimnasiadesaparecida.Eseartefactoocupósiempreunespaciomuyimportanteenelcriterioqueyomeformédelcaso.Yterminéporencontrarla.

—¿Dónde?—¡Ah!Conesollegamosalbordedelodesconocido.Permítamequeavanceun

pocomás,unpoquitínmás,ylesprometoquesabrántodoloqueyosé.—Notenemosmásremedioqueaceptarloaustedconlascondicionesqueimpuso

—dijoel inspector—;peroenloquerespectaaesodequeabandonemoselcaso…¿Porqué,¡viveDios!,hemosdeabandonarelcaso?

—Porlasencillarazón,queridoMac,quenotienenustedesniasomodeideadelobjetoquepersiguenconsuinvestigación.

—InvestigamoselasesinatodemísterJohnDouglas,deBirlstone.—Sí,sí;esoandanustedesinvestigando.Peronosemolestenenseguirlelapista

almisteriosocaballerodelabicicleta.Lesaseguroquenolesservirádenada.—¿Quénossugiereentoncesustedquehagamos?—Yolesdiréexactamenteloquedebenhacer,porsiustedesquierenhacerlo.

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—Bien;notengomásremedioquedecirquesiempremeheencontradoconqueteníaustedrazónalfinaldesusrarasmaniobras.Haréloqueustedaconseje.

—¿Yusted,místerWhiteMason?El detective provinciano miraba tan pronto al uno como al otro sin saber qué

decir.Holmesysusmétodoseranunanovedadparaél.Porúltimo,dijo:—Bueno, loqueconvieneal inspector resultaasímismosuficientementebueno

paramí.—¡Estupendo!—dijoHolmes—.Puesentoncesyo les recomiendoa losdosun

paseo agradable y alegre por el campo. Tengo entendido que el panorama que sedistingue desde Birlstone Ridge sobre el Weald es maravilloso. No dudo queencontrarán algúnmesón conveniente donde almorzar, aunquemi ignorancia de laregiónmeimpiderecomendarlesninguno.Alatardecer,cansados,perofelices…

—¡Holmes, esto pasa ya de una broma! —exclamó McDonald, levantándoseirritadodesuasiento.

—Bueno, bueno, pasen ustedes el día comomejor les parezca—dijo Holmes,dándoles palmaditas cariñosas en el hombro—. Hagan lo que quieran y vayan adondeselesantoje,peronodejendeveniravermesinfaltaantesdelanochecido;sinfalta,Mac.

—Esoyasuenaacosamásrazonable.—Todo cuanto les dije era un consejo excelente, pero no insisto, con tal que

ustedes se encuentren aquí cuando losnecesite.Yahora, antesquenos separemos,quieroqueustedescribaunacartaaBarker.

—Bien.—Siaustedleparece,seladictaréyo.¿Listo?«Queridoseñor:Mehaparecido

que estamos en la obligación de desecar el foso, con la esperanza de que quizáencontremos…».

—Imposible—dijoelinspector—.Herealizadoesainvestigación.—Bueno,bueno,querido.Tengalaamabilidaddehacerloquepido.—Sigadictandoentonces.—«…dequequizáencontrerrjosalgoquetengarelaciónconnuestraspesquisas.

Hetomadoyalasmedidasconducentesalcaso,ylostrabajadoresdaráncomienzoaSutareamañanaporlamañana,cambiandoelcursodelarroyo…».

—¡Imposible!—«… cambiando el curso del arroyo, y por ello me pareció conveniente

advertírselo a usted por adelantado». Y ahora fírmelo y envíe la carta a mano,alrededor de las cuatro. A esa hora volveremos a encontrarnos en esta habitación.Hasta ese momento puede cada cual hacer lo que le agrade, porque yo estoy encondicionesdedarlelaseguridaddequeestainvestigaciónhallegadoauncompásdeesperadefinitivo.

Caía la tardecuandovolvimosareunirnos.Holmessemostrabamuygrave,yo,llenodecuriosidadylosdetectives,evidentementemolestosyconganasdecrítica.

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—Bien,caballeros—dijomiamigocongranseriedad—.Ahorayolespidoquepongamos todos nuestras ideas a prueba, y ustedes juzgarán por sí mismos si lasobservacioneshechaspormíjustificanlasconclusionesaquehellegado.Latardeesfríaynosécuántotiempoduraránuestraexpedición;poresolespidoquesevistansusropasdemásabrigo.Esdemáximaimportanciaqueestemosennuestrospuestosantesqueoscurezcadeltodo.Poreso,yconsupermiso,nospondremosahoramismoencamino.

Caminamospor los límites exteriores del parquede la casa solariegahasta quellegamos a un lugar donde había una abertura en la reja que lo cercaba. Por aquelhueco penetramos furtivamente, y luego, en medio de la oscuridad cada vez máscerrada,seguimosaHolmeshastallegaraunarbustalsituadocasifrenteporfrentedelapuertaprincipalydelpuente levadizo.Esteúltimonohabíasidoalzado todavía.Holmesseagazapodetrásdeunacortinade laureles,y todosnosotros imitamossuejemplo.

—¿Yquéhemosdehacerahora?—preguntóMcDonald,algogruñón.—Revestir de paciencia nuestras almas y hacer el menor ruido posible —le

contestoHolmes.—¿Quévenimosabuscaraquíenresumidascuentas?Creoverdaderamenteque

ustedpodríatratarnosconmayorfranqueza.Holmessehechoareír,ydijo:—Watsonafirmasiemprequeyosoyeldramaturgodelavidareal.Bulledentro

demíalgodelacondicióndelartistaquereclamaconinsistencialaejecucióndeunaescena bien montada. Nuestra profesión, Mac, resultaría gris y sórdida si nomontáramos en ocasiones el escenario como para rodear de magnificencia losresultadosqueobtenemos.Laacusaciónbrusca,elbrutalgolpeencimadelhombro;¿verdadquenosatisfacesemejantedénouement?Encambio,larápidainferencia,latrampa sutil, el prever con habilidad los hechos que van a ocurrir, la justificacióntriunfal de audaces teorías, ¿no constituyen todas esas cosas el orgullo y lajustificación de la tarea de nuestras vidas? En este momento sienten ustedes elestremecimientoqueproducenlabrujeríadelasituaciónylosbarruntosanticipadosdelcazador.¿Quéhabríasidodeesaemociónsiyohubiesesidotanexactocomounhorario?Sólopidounpocodepaciencia,Mac,ytodoresultaráclaroparausted.

—Bueno,esperoqueelorgullo,lajustificaciónylodemásdequenoshahabladollegarán antes que nos hayamosmuerto de frío—dijo el detective londinense conresignacióncómica.

Todos teníamosbuenas razonespara sumamos a esa aspiración, porquenuestravigiliaresultabalargaycruda.Lassombrasfueronespesándosepocoapocosobrelosmuroslargosysombríosdelafachadadelaantiguacasona.Elvahofríoyhúmedoquesurgíadelfosonoshizocastañetearlosdientes.Encimadelportalóndeentradaardíaunasolalámpara,yenelfataldespachoveíaseunfirmeglobodeluz.Todolodemásestabaoscuroyensilencio.

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—¿Cuántovaaduraresto?—preguntódeprontoelinspector—.¿Yquéesloqueperseguimosconesteacecho?

—Sénimásnimenosloqueustedsobreeltiempoqueestovaadurar—contestóHolmesconundejedeaspereza—. Todos nosotros saldríamos ganando conque los criminales adaptasen sus andanzas a unhorario,alestilodelosferrocarriles.Encuantoalodeque… ¡Ahí tiene precisamente lo que perseguíamosconesteacecho!

MientrasHolmeshablaba,labrillanteluzamarilladeldespachoquedóoscurecidaporlainterposicióndealguien que iba y venía. Los laureles a cuyo cobijoestábamoscaíanfrenteporfrentedelaventanaaunadistancia no mayor de treinta metros. De pronto seabriólaventanaconunchirridodegoznes,ypudimosdistinguirconfusamentelaoscurasiluetadelacabeza

ydeloshombrosdeunhombrequemirabahacialaoscuridadexterior.Permanecióde ese modo algunos minutos, acechando de manera furtiva y subrepticia, comoquien quiere asegurarse de que nadie le está viendo. Acto continuo se echó haciaadelante;llegóhastanuestrosoídos,enmediodelintensosilencio,unsuavegolpearcomo de aguas agitadas formando oleaje. Parecía que el hombre aquel estabaremoviendolasaguasdelfosoconalgoqueteníaenlasmanos.Deprontolevantóunobjeto de la misma manera que un pescador saca a tierra el pez. Era un objetovoluminoso, redondeado, que mató la luz cuando tiró de él hacia adentro por elrecuadrodelaventana.

—¡Ahora!—exclamóHolmes—.¡Ahora!Todos nos pusimos en pie, y avanzamos, tambaleándonos, detrás de Holmes,

porque teníamos los miembros entumecidos, mientras que él corría rápidamente,empujado por una de esas llamaradas de energía nerviosa capaces de convertirlo,cuandollegabaelcaso,enelhombremásactivoydemayorfortalezafísica.Cruzóligeroelpuenteytiróconviolenciadelacampanilladellamada.Oyóseporlapartede dentro el ruido de cerrojos al descorrerse, y apareció en la puerta de entrada elatónito Ames. Holmes lo apartó a un lado sin decir palabra y, seguido de todosnosotros,seprecipitódentrodelahabitaciónquehabíaestadoocupadaporelhombrealquenosotrosacechábamos.

La lámparadeaceitecolocadaencimade lamesahabíasido laquedespedía laluminosidadvistapornosotrosdesdeelexterior.La lámparasosteníalaahoraensumano Cecil Barker, que la adelantó hacia nosotros cuando entrábamos. Su luz seproyectaba sobre la cara de rasgos firmes, resueltos y completamente afeitada deBarkerysobresusojosamenazadores.

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—¿Quédiablossignificatodoesto?—gritó—.¿Quéesloqueustedesbuscan?Holmesechóunamiradarápidaporlahabitaciónyseabalanzódeprontosobre

unbultoimpregnadodeaguayatadoconunacuerda,queestabaenellugardondelohabíaarrojado,debajodelamesadeescribir.

—Estoes loquebuscamos,místerBarker.Estepaquete,dentrodelcual,yparadarlepeso,hayunapesadegimnasia.Ustedloacabadeextraerdelfondodelfoso.

Barker se quedó mirando a Holmes con el asombro pintado en su rostro, ypreguntó:

—¡Porvidade…!¿Cómoseenteróusteddesuexistencia?—Porlasencillarazóndequeyolopusedondeestaba.—¡Queustedlopusodondeestaba!¡Usted!—Quizá habría debido decir que lo volví a colocar donde estaba —contestó

Holmes—.Ustedrecordará,inspectorMacDonald,queamímesorprendióbastantequefaltaseunadelaspesasdegimnasia.Lellamélaatenciónhaciaesedetalle,pero,apremiadoporotrosacontecimientos,apenassiustedtuvotiempodemeditareneso,quelehabríapermitidosacaralgunasconsecuencias.Cuandotenemoscercaelaguayechamosdemenosunobjetopesado,noescosadegrantrascendenciasuponerquealgúnobjetohasidohundidoenelagua.Eraunasuposiciónquemerecíalapenadeser puesta a prueba; por ello, y con la ayuda de Ames, queme dejó pasar a estahabitación, y contando, además, con el puño en forma de gancho del paraguas deldoctorWatson,pudelanochepasadapescaryexaminarestepaquete.Sinembargo,era asunto de primerísima importancia que pudiéramos demostrar quién lo habíacolocado allí. Lo conseguimos por el sencillo recurso de anunciar que mañanaprocederíamosadesecarelfoso;comoesnatural,estohizoquelapersonaquehabíaocultadoelpaqueteselanzasecontodaseguridadaextraerloenelmomentomismoen que se lo permitiese la oscuridad. Tenemos no menos de cuatro testigos paratestimoniarquiénfuelapersonaqueseaprovechódelaoportunidad.Poreso,Barker,yocreoqueesustedquienahoratienelapalabra.

SherlockHolmescolocóelpaquete,quechorreabaagua,encimadelamesa,juntoa la lámpara, y desató la cuerda que lo sujetaba. Extrajo del interior una pesa degimnasiaylalanzóhastaellugarenqueestabasucompañeroenelrincón.Despuésextrajounpardebotas.

—Comovenustedes,sonnorteamericanas—comentó,señalándonosconeldedolaspunteras.

Actoseguido,colocóencimadelamesauncuchillolargo,mortífero,dentrodesuvaina.Porúltimo,desenvolvióunatadoderopas,quecomprendíaunjuegocompletodeinteriores,calcetines,untemodepañogrisyunaespeciedegabánamarillocorto.

—Las ropas son de tipo corriente —comentó Holmes—, salvo únicamente elgabán,queestállenodedetallessugeridores—losostuvoconternuracercadelaluz,mientrassusdedoslargosydelgadoslopalpabanrápidamente—.Veanustedesaquíelbolsillointerior,queseprolongapordetrásdelforro,demaneraquedejaamplio

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espacio para la escopeta aserrada. La etiqueta del sastre está en el cuello:Neale,sastre,Vermissa,EE.UU.HepasadounatardeinstructivaenlabibliotecadelpárrocoyheampliadomisconocimientosagregándoleseldequeVermissaesunapequeñaciudadflorecienteycabezadeunodelosvallesdecarbónydehierromásnombradosde los Estados Unidos. Creo recordar, Barker, que usted asoció los distritoscarboníferos con la primera mujer de míster Douglas, y seguramente que no nosexcederíamosal inferirquelas letrasV.V.escritasenla tarjetaquehabíacercadelcadáverpodríanequivaleraVermissaValley,yqueestemismísimovalle,queenvíasusemisariosparacometerasesinatos,seaaquelvalledelTerrordelquehemosoídohablar.Todoesoresultasuficientementeclaro.Yahora,Barker,meestápareciendoqueestoyestorbandolaexplicaciónquequieredamos.

Eraunverdaderoespectáculoelqueofrecíael rostroexpresivodeCecilBarkerdurante esta explicación del gran detective. Por ese rostro iban pasandosucesivamentelaira,elasombro,laconsternaciónylavacilación.Porúltimo,Barkerbuscórefugioenunaironíaalgoagria.

—MísterHolmes,es tanto loqueustedsabe,quequizáseríapreferiblequenoscontasealgunascosasmás—dijoentonodemofa.

—Sin duda alguna, Barker, que yo podría decirle muchas cosas más, perotendríanmásagradoviniendodeusted.

—Esocreeusted,¿verdad?Puesbien:todoloqueyopuedodeciresque,siexisteaquíunsecreto,esesecretonomeperteneceamí,yqueyonosoyhombrecapazdetraicionarlo.

—Bien,Barker; puesto que usted adopta esa línea de conducta, tendremos quemantenerlovigiladohastaconseguir laordendedetención—dijo tranquilamenteelinspector.

—Puedeustedobrarcomosucondenadocapricholedicte—contestóBarkerentonodedesafío.

Porloqueaélserefería,cualquieractuaciónencontrabacerradoelpasodeunamaneradefinitiva,bastandoecharunaojeadaasucaradegranitoparadarsecuentadequeningunapeine,forteetdure,lograríajamásobligarleasuplicar,contrariandosuvoluntad.Sinembargo,elpuntomuertoalquesehabíallegadofuerotoporunavozdemujer.MistressDouglas,quehabíapermanecidoescuchandojuntoalapuertaamedioabrir,entróenlahabitación.

—Cecil,yahashechobastantepornosotros—dijo—.Ocurraloqueocurraenloporvenir,túhashechoyabastante.

—Bastanteymásquebastante—dijoSherlockHolmescongravedad—.Sientoporusted,señora,lasmayoressimpatías,yyolainstaríafuertementeaquetengaunpoco de fe en el buen sentido de la gente de nuestro fuero y a que ponga de unamanera voluntaria a la Policía al comente de todos sus secretos. Quizá sea yomerecedordecensurapornohaberatendidolasugerenciaqueustedmehizollegarporintermediodemiamigoeldoctorWatson,peroenaquelentoncesteníayotoda

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clase de motivos para creer que usted se hallaba directamente complicada en elcrimen.Ahoraestoysegurodequenoesasí.Almismotiempo,quedantodavíasinexplicarmuchascosas,yyo le recomendaríaconelmayorahíncoquepidaustedamistarDouglasquenoshagaélmismosupropiorelato.

AlescucharlasfrasesdeHolmes,mistressDouglasdejóescaparunaexclamacióndeasombro.Seguramenteque losdetectivesyyo lehicimoseco,yenese instanteadvertimoslapresenciadeunhombrequeparecíahabersurgidodelaparedyqueseadelantaba hacia nosotros desde el oscuro rincón donde había aparecido.MistressDouglassevolvió,yuninstantedespuéslorodeabaconsusbrazos.Barkerestrechólamanoqueélletendía.

—Esmejorasí, Jack—repetíaunayotravezsuesposa—.Estoyconvencidadequeesmejorasí.

—De verdad, míster Douglas —decíaSherlockHolmes—.Ya verá cómo le resultamejor.

Elhombrenosmirabaparpadeando,conlaexpresión deslumbrada de quien sale de laoscuridad a la luz.Era el suyo un rostro pordemásnotable:ojosgrises,demirar resuelto,bigote fuerte, entrecano, recortado, barbillacuadrada y saliente y boca de expresiónvoluntariosa.Noscontemplóduranteunbuenrato, y de pronto, con gran asombro mío,avanzó hacia mí y me entregó un fajo depapeles.

—Heoído hablar de usted—medijo con acento que no era ni completamenteinglésnicompletamentenorteamericano,peroqueresultabaenconjuntoagradableymelodioso—. Usted es el historiador de este grupo. Bueno, doctorWatson, jamáspasóhastaahoraporsusmanosunahistoriacomoésta,yestoydispuestoaapostarhastamiúltimodólaraqueesasí.Cuéntelaasumanera,peroahíestánloshechos,ymientras siga loshechos, llegaráusted al lector.Llevo encerrado ahídosdíasyheaprovechadolashorasde luz(de toda la luzquemellegabahastaestaratonera)enredactarla. Háganse cargo de esa historia usted y los lectores. Es la del valle delTerror.

—Eso pertenece al pasado, míster Douglas —dijo Sherlock Holmestranquilamente—.Loqueahoradeseamosoíreselrelatoquetienequehacemosdelpresente.

—Se lo haré, señor—dijo Douglas—. ¿Podría fumarmientras hago el relato?Gracias, míster Holmes: si mal no recuerdo, también usted es fumador, y por esoadivinaráloquesignificapermanecerdosdíassentado,contabacoenelbolsillo,pero

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con miedo de que el olor del tabaco nos traicione—se apoyó en la repisa de lachimeneaychupóconfruiciónelcigarroqueHolmeslehabíaentregado—.Heoídohablardeusted,místerHolmes;nuncabarruntéquehabríamosdeencontrarnos.Perocuandoustedhayaacabadodeleereso—yaldecirlohizoconlacabezaunademánrefiriéndoseamispapeles—diráquelehetraídounasuntocompletamentenuevo.

ElinspectorMcDonaldnohabíaapartadosuatónitamiradadelreciénllegado.—¡Esosíqueesmásfuertequeyo!—exclamóalfin—.SiustedesmísterJohn

Douglas,delacasasolariegadeBirlstone,¿quiéneselindividuosobrecuyamuertevenimos haciendo investigaciones desde hace dos días, y de dónde diablos brotausted ahora?Me hizo el efecto de salir del suelo comouna especie demuñeco deresortedesucaja.

—¡Ah,Mac,senegóustedaleeresaexcelentecrónicalocalenquesedescubreelocultamientodelreyCarlos!—ledijoHolmes,apuntándoleconelíndiceenademánde censura—. En aquel entonces la gente no se escondía sino en escondites bienseguros, y el escondite que sirvió una vez, puede volver a utilizarse. Yo estabaconvencidodequeencontraríamosamísterDouglasbajoestemismotecho.

—¿Y desde cuándo nos viene haciendo esta jugarreta, Holmes? —exclamóirritadoelinspector—.¿Cuántotiempohaestadoconsintiendoquenosmalgastemosenunabúsquedaqueaustedleconstabaqueeraabsurda?

—Niunsoloinstante,queridoMac.Hastalanocheúltimanoformécriteriosobrelo ocurrido.Y como no era posible poner a pruebamis puntos de vista hasta estanoche,invitéaustedyasucolegaatomarseunasvacacionesporaqueldía.Dígame:¿podíayohaceralgomás?Cuandosaquédelfosoelhatoderopas,videprontoconclaridad que el cadáver que habíamos encontrado no podía ser el de míster JohnDouglas, sinoeldelciclistadeTunbridgeWells.Nocabía llegaraotraconclusión.Mequedaba,pues,pordescubrirdóndepodríaencontrarsemísterJohnDouglas.Elsaldodeprobabilidadesindicabaque,conlacomplicidaddesuesposaydesuamigo,se hallaba oculto en el edificio que tales comodidades ofrecía a un fugitivo, y queesperabamomentosmástranquilosparallevaracabosufugadefinitiva.

—Pues calculó usted bien—dijo Douglas en tono de aprobación—. Como nosabía apunto fijo cómome trataría la Justicia inglesa, pensé en esquivarla, yvi almismo tiempo la probabilidad que seme ofrecía de hacer perder de una vez parasiempremihuellaaestossabuesos.Perotengaencuentaquedesdeelprincipiohastael fin no he hecho nada de que tenga que avergonzarme, nada que no volvería arepetirotravez;peroesolovanajuzgarustedesmismoscuandolescuenteloquemeocurrió.Nosepreocupedeponermeenguardia, inspector;estoydispuestoacargarconlasconsecuenciasdelaverdad.

»Novoyaempezardesdeelprincipio.Todoesoestáahí—aldecirloapuntóhaciamispapeles—,ynoespococuriosalahistoriaqueahíencontrarán.Todosereduceaesto:queexistenalgunoshombresquetienensusbuenasrazonesparaodiarmeyquedaríanhastasuúltimodólarporsaberquehabíanacabadoconmigo.Mientrasyoviva

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yellosvivannoestoyseguroenestemundo.MefueronsiguiendodesdeChicagoaCalifornia;mepersiguieronhastaobligarmeasalirdeNorteamérica;perocuandomecasé, y una vez establecido en este rincón tranquilo, creí que iba a pasarpacíficamentemisúltimosaños.Nuncaexpliquéamimujer lasituación.¿Paraquéiba yo a meterla en el asunto? Ella no volvería a disfrutar de un momento detranquilidadyveríasiemprepeligrosentodo.Creoquealgobarruntó;quizáenunauotraocasiónsemeescapóamíalgunaqueotrafrase;peronuncasupolaverdaddelasituación hasta ayer, después que ustedes hablaron con ella. Les dijo todo lo quesabía,lomismoqueBarker,aquípresente,porquelanochedelsucesoapenassihubotiempoparaandarseenexplicaciones.Ahoralosabetodo,yyomehabríaconducidocomohombremásprudentecontándoseloantes.Peroeraunproblemadifícil,querida—y,aldeciresto,agarróuninstanteenlasuyalamanodesuesposa—,yactuécomomejormepareció.

»Puesbien,caballeros:eldíaanterioraldelossucesosmehabíatrasladadoyoaTunbridgeWellsytuvelavisiónrápidadeunhombreenlacalle.Fuesólounaojeadarápida, pero tengo vista segura para estas cosas, y no dudé ni por unmomento dequiénsetrataba.Eraelpeordetodosmisenemigos:unhombrequedurantetodosloaños transcurridos me venía persiguiendo como lobo hambriento a un caribú.Comprendí que seme venían encimamomentos de peligro, y regresé a casa ymedispuse a afrontarlos. Yo calculaba que, peleando en mi propio terreno, saldríavictorioso.TiemposhuboenquesehacíanlenguasdemibuenasuerteentodoslosEstados Unidos. Ni por un momento dudé de que esa buena suerte seguiríaacompañándome.

»Durante todo el día siguiente permanecíen guardia y no salí al parque. Obrécuerdamente,porque,dehaberlohecho,élmehabríaquitadodeenmedioconsuescopetadepostasantesqueyopudieraalcanzarleconmiarma. Una vez alzado el puente (cuando lolevantaban al atardecer, yo me quedaba mástranquilo), no volví a pensar en el asunto.Nuncasupusequeélsemetiesedentrodemicasaysepusiesealacecho.Perocuandosalíahacer mi ronda, vestido con el batín, segúntenía por costumbre, husmeé peligro así quepuselospiesdentrodeldespacho.Yocreoquecuandounapersonahapasadoporpeligrosensu vida (y yo los pasé más grandes que lamayor parte de las personas de mi tiempo),adquiereunaespeciede sexto sentidoqueagita labanderaencarnada.Yodistinguíesaseñalconbastanteclaridad,sinquepudieradecirelporqué.Uninstantedespués

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descubrípordebajode lacortinade laventanaunpie,yentoncessíque lovi todocon bastante claridad.Yo tenía enmimano la única vela, pero por la puerta de lahabitaciónentrababuenaluz.Coloquélavelaencimade lamesaydiunsaltoparaagarrarunmartilloqueyohabíadejadosobrelarepisadelachimenea.Enesemismoinstanteseabalanzóélcontramí.Distinguíelbrillodesucuchillo,yyodescarguéelpesodemimartillocontraél.Esquivó,girandoentornoalamesaconlarapidezdeunaanguila,yuninstantedespuéssacósuescopetadedebajodelachaqueta.Leoímontarlosgatillos,peroantesquepudiesehacerfuegomeaferréalarma.Yosujetabaésta por los cañones, y por espacio de unminuto omás forcejeamos, buscando eldesenlace.Quiensoltaselagarraerahombremuerto.Miantagonistanolasoltó,peromantuvolaculatahaciaabajouninstantemásdeloquedebía.Quizáfuiyoquientiródelgatillo;quizálodisparamosentrelosdos.Fuesecomofuese,élfuequienrecibióenplenacaraelplomodelosdoscañones,yyoquedédepie,conlavistaclavadaenlos restosdelque sehabía llamadoTedBaldwin.Lohabía reconocidoal cruzarmeconélenlapoblaciónyenelmomentoenqueseabalanzócontramí;perotalcualahora había quedado, ni sumismamadre lo habría reconocido. Estoy habituado avivirrudamente,perocasimemareéviendoaquello…CuandoBarkerbajócorriendo,yoestabaagarradoaunladodelamesa.Oíquebajabamimujer,corríalapuertayleimpedíavanzar.Noeraespectáculoparavistoporunamujer.Leprometíqueiríaenseguida a reunirme con ella.Cambiéunas frases conBarker (que se dio cuenta detodoalaprimeraojeada),ynosquedamosesperandoalosdemásdelacasa.Peronoapareciónadie.Comprendimosentoncesquenohabíanpodidooírnadayqueéramosnosotroslosúnicossabedoresdeloqueacababadeocurrir…Entoncessemeocurriólaidea.Casimedeslumbróporsubrillantez.VicómoalmuertolesalíadelamangaelantebrazodesnudoconlamarcaafuegodelaLogia.Veanaquí».

Yentoncesaquelhombre,alqueconocíamosporDouglas,sesubiólamangadela chaqueta y dobló el puño, enseñándonos un triángulo pardusco dentro de uncírculo,comoelquehabíamosvistoeneldelhombremuerto.

—Loquemelanzóalatareafuedescubriresto.Creíverlotodoclarodeunasolaojeada.Suestatura,cabellosyaspectogeneraleran,másomenos,comolosmíos.¡Ynadie podría jurar a quién pertenecía aquella cara! Bajé al despacho este traje, yBarkeryyo,enuncuartodehora,lepusimosmibatínylodejamostalcualustedesse lo encontraron. Hicimos un paquete con todas sus cosas, y metiendo dentro elúnicoobjetopesadoquepudeencontrar,loarrojamosporlaventana.Juntoalmuertohabíaquedadolatarjetaqueéltraíapreparadaparacolocarlaencimademicadáver.Lepusimoseneldedomisanillos,perocuandolellegóelturnoamianillodeboda—Douglasnosmostrósumanomusculosa—,ustedesmismospuedenverquenofueposiblesacarlo.Nomelohequitadodesdeeldíademiboda,ysólovaliéndomedeunalimahabríapodidoquitármelodeldedo.Nosésiverdaderamentehabríapodidosepararme de ese anillo, pero lo cierto es que no habría podido hacerlo ni aunqueriéndolo.No tuvimos,pues,otroremedioqueprescindirdeesedetalleyestara

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susconsecuencias.Apartedeeso,yotrajeunapequeñatiradetafetányselocoloquéenellugarmismoenqueyollevabaentoncesotra.Usted,místerHolmes,contodasuhabilidad,dioahíunresbalón,porque,sise lehubieseocurrido la ideadequitareltafetán,habríavistoquenoexistíacortaduraalgunadebajo…Puesbien:ésaera lasituación. Si yo lograba permanecer oculto algún tiempo y fugarme luego a algúnlugar donde mi mujer viniera a reunirse conmigo, tendríamos por fin unaprobabilidaddevivirenpazelrestodenuestrasvidas.Mientrasyoestuviesesobrelasuperficie de la tierra, aquellos demonios no me darían un respiro, pero si seenteraban por los periódicos de que Baldwin había acabado con su hombre,terminaríantodasmispreocupaciones.NodispusedemuchotiempoparaexplicárselotodoaBarkeryamiesposa,peroelloscomprendieronlosuficienteparaayudarme.Yoconocíaesteescondite,ytambiénloconocíaAmes,peroaéstenoselepasóporla imaginación asociar el escondite con lo ocurrido.Yome acogí a este refugio, ytodo lo demás quedó a cargo deBarker…Creo que ustedesmismos podrán ahorasituardentódelconjuntotodocuantohizoBarker.Abriólaventanaydejólahuellaen el marco para hacer pensar en que el asesino se había escapado por allí. Esoresultabadifícildecreer,pero,estandoelpuentelevantado,noexistíaotrocaminodeescape. Por último, una vez convenido todo, hizo sonar la campana con todas susfuerzas.Ustedessabenyaloocurridodespués,demodoque,caballeros,puedenobrarcomogusten,peroyoleshecontadolaverdadytodalaverdad,¡asímeayudeDios!¿Cuál esmi situación ante la Justicia inglesa?Esto es lo que yo ahora pregunto austedes.

Se produjo por unos momentos el silencio, que Sherlock Holmes rompió paradecir.

—La ley de Inglaterra es, en términos generales, una ley justa. Según ella, norecibiráustedun tratopeordelque semerece.Loqueyoquerríapreguntarlees losiguiente: ¿Cómo se enteró ese hombre de que usted vivía aquí, de la manera depenetrarenlacasaydelsitioenqueteníaqueesconderseparapoderatacarle?

—Yonoséabsolutamentenadaaesterespecto.LacaradeHolmesestabapálidayseria.—Estoy temiendoque la cosanoha llegado todavía a su final—dijo—.Usted

puedemuybientenerqueenfrentarseconenemigospeoresquelasleyesinglesas,einclusopeoresquelosenemigossuyosdeNorteamérica.MísterDouglas,preveoquetendráusteddificultades.Sigamiconsejo,ypermanezcatodavíaenguardia.

***Yahora,lectoresmíos,quetantapacienciademostráis,yoquieropedirosquevengáisporalgúntiempoenmicompañíaalugaresdistintosdelacasasolariegadeBirlstone,en Sussex, y distantes también del año de gracia en que hemos hecho nuestratrascendentalexcursión,cuyofinalhasidoelextrañorelatodelhombrealquetodosconocían como a JohnDouglas. Deseo que retrocedáis conmigo veinte años en el

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tiempoyquehagáisunaexcursiónenelespaciodevariosmilesdekilómetroshaciaelOeste,paraqueyopuedadesenvolverantevosotrosunahistoriaextraordinariayterrible;tanextraordinariaytanterrible,quequizálesresultedifícilcreerqueocurriótal y comoyo la relato.No se imaginen los lectores queyoquiero entremeter unahistoriasinhaberdadofinaotra.Yaseconvencerándeelloamedidaqueavancenenlalectura.Cuandoyohayadetalladoaquelloslejanosacontecimientosyloslectoreshayansolucionadoestemisteriodelpasado,volveremosaencontramosunavezmásen estas habitaciones de Baker Street en las que, al final de tantos otros sucesosmaravillosos,terminótambiénéste.

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SEGUNDAPARTE

LOSCAMORREROS(THESCOWRERS)[2]

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E

CAPÍTULOI

Elhombre

raeldía4defebrerodelaño1875.Elinviernohabíasidoriguroso,ylanievealcanzaba gran espesor en las gargantas de los montes de Gilmerton. Sinembargo,labarrederaavaporhabíamantenidoabiertalalíneaferroviaria,y

eltrendelatardecer,queunelalargalíneadecoloniasdelasminasdecarbónydelasminas de hierro, avanzaba lentamente entre gruñidos por las empinadas pendientesquevandesdeStagvillehastalamesetadeVermissa,poblacióncentralqueconstituyela cabeza del valle de Vermissa. La vía férrea desciende desde ese punto hasta elempalmedeBarton,enHelmdale,yhastalastierraspuramenteagrícolasdelcondadodeMerton.Elferrocarrileradevíaúnica,peroentodoslosapartados,queeranmuynumerosos, largas hileras de vagones cargados de carbón y de mineral de hierropregonabanlariquezaoculta,quehabíatraídounapoblaciónrudayunavidaactivaaaquelrincóndesoladísimodelosEstadosUnidosdeNorteamérica.

Porque desolada lo era aquella región. Muy lejos estaba de pensar el primerexploradorquelacruzóquelasmáshermosaspraderasylosmáslozanospastizales,dotadosdeaguaabundante,carecíandevalorcomparadosconaquellatétricaregiónde negros riscos y de bosques enmarañados. Las altas y desnudas cimas de lasmontañas, blancas de nieve y cortadas de rocas, se alzaban a uno y otro lado porencima de los bosques negros y con frecuencia casi impenetrables de sus laderas,dejando en el centro un valle alargado, ondulante y tortuoso. Por ese valle subíareptandolentamenteelpequeñotren.

Acababandeencenderlaslámparasdeaceiteenelvagóndelanterodepasajeros,largoydesnudo,dentrodelcualibansentadasveinteotreintapersonas.Lamayoríaerantrabajadoresqueregresabandesudiariatareaenlapartemásbajadelvalle.Unadocenaporlomenossedelatabanasímismoscomomineros,porlasuciedaddesuscaras y las lámparas de seguridad que llevaban. Permanecían sentados y grupo,fumandoyconversandoenvozbaja,ymirabandecuandoencuandoadoshombresquehabíaenelotroladodelvagónyqueeranpolicías,ajuzgarporeluniformeyporlasinsignias.Variasmujeresdelaclasetrabajadorayunoodosviajerosquepodíanpasarpormodestoscomercianteslocalescompletabanelnúmerodelosallíreunidos,a excepción de un hombre joven, aislado en un rincón. Ese hombre es el que anosotrosnosinteresa.Fíjesebienellectorenél,porqueselomerece.

Esjoven,decutisfresco,estaturamedianayquenohadeandarse,porloquese

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ve, lejos de sus treinta años. Sus ojos son grandes, astutos, alegres y grises, yparpadeaninterrogadoresdecuandoencuandoatravésdeloscristalesdesusgafascuandomiranalagentequetienenasualrededor.Saltaalavistaqueeshombrequegustadel trato social, quequizá tiene el ánimo sencilloyque anhela ser amigodetodos loshombres.Cualquiera loclasificaríadegolpecomohombredecostumbresgregarias,detemperamentocomunicativo,deingeniorápidoydefácilsonrisa.Pero,estudiándolo más atentamente, quizá pudiéramos descubrir cierta firmeza demandíbulayunoslabiosresueltamenteapretadosquenosadvertiríanque,másalládeesasapariencias,existenprofundidades,yqueestejovenirlandés,simpáticoydepelooscuro,esmuycapazdemarcarsupropiahuella,lomismoparaelbienqueparaelmal,encualquiersociedadquefrecuente.

Elviajero,despuésdedirigiralmineroqueteníamáscercaalgunasobservacionesdetanteo,recibiendosólobrevesygruñonascontestaciones,seresignóaguardarunsilencioquelemolestaba,mirandoinexpresivamenteporlaventanahaciaelpaisajequeseibaborrandopocoapoco.Noeraaquélunpanoramaalegre.Enlasladerasdelas colinas surgía a vaharadas el rojo brillo de los hornos por entre la crecienteoscuridad. A uno y otro lado se distinguían montones enormes de escorias yvertederosdecenizas,sobrelosquesealzabanlasaltasgrúasdelasminasdecarbón.Aquí y allá, esparcidos a lo largo de la línea férrea, veíanse grupos apretados demezquinascasuchasdemadera,cuyasventanasempezabanasiluetarsedeluz,yenlosfrecuentesapeaderosdeltrenseamontonabansusmorenoshabitantes.LosvallesdelhierroydelcarbóndeldepartamentodeVermissanoeransitiosparagentecultaniholgazana.Portodaspartesseadvertíanseverasseñalesdelamásrudabatallaporlavida,delmásduro trabajoqueallíeraprecisohacer,yseveíaa los trabajadorestoscosyfuertesquelorealizaban.

Eljovenviajerocontemplabadesdelaventanillaaquellatristeregión,ylohacíaconcaraenlaquesemezclabanlarepugnanciayelinterés,demostrandoqueaquelescenario era nuevo para él. De tiempo en tiempo sacaba del bolsillo un mapavoluminosoqueél consultabayencuyosmárgenesgarrapateabaalgunasnotas.Enuna ocasión sacó de la parte posterior de su cintura un objeto, que nadie habíacalculadoencontrarenposesióndeunhombredemanerastansuaves.Eseobjetoeraun revólver de lamarina, del calibremayor.Cuando lo puso inclinado y la luz sereflejóenlosredondelesdeloscartuchosdecobrequeteníametidoseneltambor,sevioqueestabacargadoporcompleto.Volvióametérselorápidamenteensubolsillooculto,peronosinqueuntrabajadorquesehallabasentadoenelbancocontiguoloadvirtiese,diciéndole:

—¡Hola,compañero!Pareceustedgalloarmadodeespolonesypreparado.Eljovensesonrióconexpresiónembarazosa,ycontestó:—Sí;aveceslosnecesitamosenlapoblacióndedondevengo.—¿Ydedóndeviene,sisepuedesaber?—MiúltimolugarderesidenciafueChicago.

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—¿Demodoqueesforasteroporaquí?—Sí.—Pudieraserquetambiénaquílonecesitase—dijoeltrabajador.—¡Ah!,¿sí?—Aquelloparecióinteresaraljoven.—¿Nohaoídoustedcontarnadadeloqueporaquíocurre?—Nadaquesesalgadelocorriente.—Pues yo creí que no se hablaba de otra cosa en todo el país. No tardará en

enterarse.¿Yquéesloqueletraeporaquí?—Medijeronquehaysiempretrabajoparaelhombrequequieretrabajar.—¿PerteneceustedalaUnióndeTrabajadores?—¡Naturalmente!—Puesentoncesconseguirátrabajo.¿Tieneamigos?—Todavíano,perotengounmediodehacérmelos.—¿Cómoasí?—PertenezcoalaAntiguaOrdendelosHombresLibres.Nohaypoblaciónenla

quenoexistaunalogia,ydondehayunalogiaencontraréamigosmíos.Estacontestaciónejercióuncuriosoefectoensucompañero.Mirórecelosoalos

demásviajeros.Losminerosseguíancuchicheandoentreellos.Losdosfuncionariosdepolicía,dormitaban.Cruzódesdesubancohastaeldeljovenviajero,sentándosealladosuyo,ylealargólamano,diciendo:

—Chóquela.Losdoshombresseestrecharonlasmanos.—Yaveoquediceverdad,peroesbuenoasegurarse.Levantósumanoderechahastalacejadelojoderecho.Elviajeroalzóenelacto

sumanoizquierdahastalacejadelladoizquierdo.—Lasnochesoscurassondesagradables—dijoeltrabajador.—Sí,paraqueviajenlosforasteros—contestóelotro.—Bastaconeso.SoyelhermanoScanlan, logia trescientoscuarentayuno,del

valledeVermissa.Encantadodeverleporaquí.—Gracias. Soy el hermano Jack McMurdo, logia veintinueve. Chicago. Gran

maestro,J.H.Scott.¡Quésuertelamíaentropezartanprontoconunhermano!—Somosmuchos.Verá usted cómo en ninguna parte de losEstadosUnidos se

hallalaOrdentanflorecientecomoaquí,enelvalledeVermissa.Perononosvendrámalalgunosmozoscomousted.LoquenoalcanzoacomprenderescómounhombredespiertodelaUnióndelTrabajonoencuentraocupaciónenChicago.

—Laencontrémuyabundante—dijoMcMurdo.—¿Yporquésemarchóentonces?—McMurdo señaló con un movimiento de cabeza a los policías, y se sonrió,

diciendo:—Creoqueesosindividuossealegraríandesaberlo.Scanlandejóescaparunsuspirodesimpatía.

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—¿Enapuros?—preguntócuchicheando.—Grandes.—¿Trabajodepresidio?—Ylodemás.—¿Algunamuerte?—Es demasiado pronto para hablar de esas cosas —dijo McMurdo con la

expresión de un hombre al que se ha sorprendido hablando más de lo que él seproponía—. Tengo mis buenas razones para ausentarme de Chicago, y esto debebastarle.¿Quiénesustedparacreerseeneldeberdepreguntarmesemejantescosas?

Susojosgrisesrelampaguearonconsúbitaypeligrosairritacióndesdedetrásdeloscristalesdesusgafas.

—Perfectamente,compañero.Noquiseofender.Hayahecholoquehayahecho,noporesodesmereceráenelconceptodelosmuchachosnuestros.¿Adóndesedirigeahora?

—AVermissa.—Eslaterceraestación.¿Dóndevaahospedarse?—McMurdosacóunsobreyloacercóalaluzdelamortecinalámparadeaceite.—Aquí está la dirección: Jacob Shafter, Sheridan Street. Es una casa de

huéspedesquemehasidorecomendadaporunindividuoalqueconocíenChicago.—No laconozco,porqueVermissaestá fuerademi ronda.ResidoenHobson’s

Patch,queeselapeaderoalqueestamosllegando.Pero,escuche,tengoquedarleunconsejoantesquenosdespidamos.SileocurrealgunadificultadenVermissa,acudainmediatamente a la Casa de la Unión y vea al mandamás McGinty. Es el granmaestrode la logiadeVermissa,ynadapuedeocurrirenestaregiónsino loqueelnegro Jack McGinty quiere. Adiós, compañero. Quizá nos veamos una de estasnoches en la logia. Pero tenga presente lo que le digo: si se ve en apuros, vaya avisitaralmandamásMcGinty.

Scanlan se apeó, y McMurdo quedó de nuevo entregado a sus propiospensamientos. Había vuelto a caer la noche, y las llamaradas de los hornos defundición,quesesucedíanacortosintervalos,crepitabanysaltabanenmediodelaoscuridad. Sobre aquel fondo de intenso resplandor, negras figuras se doblaban, seestiraban,seretorcíanogirabansiguiendoelmovimientodeloscabrestantesydelosmontacargasyalritmodeunestrépitoydeunbramareternos.

—Asídebeserelaspectodelinfierno—dijounavoz.McMurdo se volvió, encontrándose con que uno de los policías se había

trasladadoasuasientoycontemplabadesdeallílaígneadesolación.—Encuantoaeso—dijoelotropolicía—,reconozcoqueelinfiernodebedeser

algo por ese estilo, aunque no creo que haya por allá abajo demonios peores quealgunosqueconocemosporaquí.Ustedesnuevoporestoslugares,¿verdad,joven?

—¿Yquéhaysilosoy?—contestóMcMurdoconacentohuraño.—Estonadamás,señor:queyoleaconsejaríaquetuviesecuidadoconlosamigos

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que elige. Yo, si estuviera en su caso, no empezaría por relacionarme con MikeScanlanoconsucuadrilla.

—¿Y qué demonios les importa a ustedes quiénes son mis amigos? —bramóMcMurdoconvozquehizoquevolvieranlacabeza,parasertestigosdeladisputa,todoslosqueibanenelcoche—.¿Lespedíyoacasoconsejo,oesquemecreentanmequetrefequenopuedomovermesinél?Hablenustedescuandoseleshable,y,porvidamía,quesiesperanqueyolohaga,tendránqueesperarmuchotiempo.

Adelantólacarayenseñólosdientesalapareja,igualqueperroamenazador.Losdosguardias,hombresbondadososyreposados,quedaroncohibidosante la

vehemenciaconquehabíansidorechazadassusamistosaspalabras.—No hemos querido ofenderlo, forastero —dijo uno de ellos—. Fue una

advertencia que le hicimos en bien suyo, en vista de que, por su manera deconducirse,demostrabaustedsernuevoenlaregión.

—Soynuevoenlaregión,peroustedesysuscongéneresnosonnuevosparamí—gritóMcMurdoconfríairritación—.Estoyviendoquesonigualesentodaspartes,entremetiéndoseconsusconsejoscuandonadieselospide.

—Quizávolvamosaencontrarnosconustedsinquetranscurramuchotiempo—dijo uno de los dos guardias de Policía con cara sonriente—. Si nome equivoco,ustedesdelosseleccionadosamano.

—Eso mismo estaba yo pensando —dijo el otro—. Sí, volveremos aencontramos.

—Nomeasustanustedes;novayanacreertalcosa—exclamóMcMurdo—.MellamoJackMacMurdo…,¿looyen?Simenecesitan,meencontraránenlapensióndeJacobShafter,SheridanStreet,Vermissa.Yavenquenomeocultodeustedes.Yosoydelosqueseatrevenamirarfrenteafrentealosdesucalaña,lomismodedíaquedenoche.Nosehaganilusionesaesterespecto.

Laconductaimpertérritadelreciénllegadodespertóunmurmullodesimpatíayde admiración entre los mineros, en tanto que los dos guardias se encogían dehombros y reanudaban entre ellos su conversación. Algunos minutos despuéspenetraba el tren en la mal alumbrada estación, y la mayoría de los viajeros seapearon, porque Vermissa era la población más importante de la línea. McMurdocogiósumaletadecuero,yyaibaalanzarsealaoscuridad,cuandoseleacercóunodelosmineros,yledijoconmuchorespeto:

—Por vida mía, compañero, que usted sabe cómo se habla a los polis. ¡Dabagloria escucharle!Permítameque le lleve lamaletayque le enseñe el camino.DepasoparamichozatengoquecruzarpordelantedelacasadeShafter.

Cuandosalierondelandén,fueronsaludadosconuncorodevocesamistosasquelesdabanlasbuenasnoches.Aunantesdeponerporvezprimeraelpieenlaciudad,elturbulentoMcMurdosehabíaconvertidoenunpersonajepopulardeVermissa.

La región resultaba un lugar de terror, pero la ciudad era, dentro de su estilo,todavíamás deprimente.A lo largo de aquel valle se advertía por lomenos cierta

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tétricagrandezaenlasingenteshoguerasyenlasnubesflotantesdehumo,entantoquelasmontañasqueelhombrehabíavaciadojuntoasusmonstruosasexcavacionesconstituíandignosmonumentosdesuenergíaydesuactividad.Peroenlapoblaciónse advertía un monótono nivel de mezquina fealdad y suciedad. El tráfico habíaconvertido la ancha calle en unamasa de nieve fangosa cortada horriblemente dehuellasderuedas.Loscaminoslateraleseranestrechosyescabrosos.Losnumerososfarolesdegas servíanúnicamenteparaque sedistinguiese conmayor claridadunalargahileradecasasdemadera,todasconsuterrazaquedabaalacalle,desaseadasysucias.Alacercarsealcentrode laciudad,sealegrabaelescenarioconuna filadetiendasbieniluminadasytodavíamásporunapretadogrupodesalonesdebeberydecasasde juego,en lasque losminerosgastabansus jornalesespléndidos,perobienganados.

—ÉsaeslaCasadelaUnión—dijoelguía,señalándoleconeldedounsalónquealcanzabacasilacategoríadehotel—.ElmandamásdeaquíesJackMcGinty.

—¿Quéclasedepersonaes?—preguntóMcMurdo.—¿Cómo? ¿No oyó usted hablar nunca del mandamás? Pues yo estaba en la

creencia de que su nombre era conocido por todos los Estados Unidos. Ha salidomuchasvecesenlosperiódicos.

—¿Yporquésalió?—Salió—dijoelminerobajandolavoz—poraquellosasuntos…—¿Quéasuntos?—Porvidamía,señor,queustedlocomprometeauno,sisemepermitelafrase

sinmolestar.Porestaregiónsólooiráustedhablardeunaclasedeasuntos:losdelosCamorreros.

—Sí,creohaberleídoenChicagoalgunacosaacercadelosCamorreros.Sonunacuadrilladeasesinos,¿verdad?

—¡Chitón,porvidasuya!—exclamóelminero,manteniéndosealertaymirandoatónito a su compañero—. Amigo, si usted habla de ese modo en plena calle, novivirámucho tiempoporaquí.Pormuchomenosqueeso leshanquitado lavidaamásdeunoymásdedos.

—Bueno, yo nada sé de esa gente.Hedichosimplementeloqueheleído.

—Y yo no le aseguro que no hayadichoustedlaverdad—elhombreaquelmiraba nerviosamente a su alrededormientrashablaba,queriendopenetrarenla oscuridad, como temiendo que leestuvieseacechandoalgúnpeligro—.Simatar constituyese asesinato, bien sabeDiosentoncesqueloshahabidoparadarysobrar.PeronoseatrevaustedamencionarenrelaciónconelloselnombredeJack

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McGinty,forastero,porquetodocuantosecuchicheallegahastaél,ynoeshombrededejarlopasarporalto.Yaquítienelacasaqueustedvienebuscando,esaqueselevantaalgoretiradadelalíneadelacalle.ElviejoJacobShafterlagobiernacomoelmáshonradodeloshombresquevivenenestapoblación.

—Gracias—dijoMcMurdo.Ydespuésdedarunapretóndemanosasunuevoconocido,avanzóconlamaleta

enlamanoporelsenderoqueconducíaalacasa,yllamóconungolpesonoroalapuerta de ésta. La abrió en el acto alguien muy diferente de la persona que élcalculaba.

Eraunamujerjovenydesingularbelleza.Teníatipodesueca,rubiaydeblancocutis, loqueformaballamativocontrasteconsusojazosnegros.Conellosexaminósorprendida al desconocido, y la sorpresa y agradable embarazo que su vista leprodujohicieronqueunaoleadadesonrojocubriesesupálidorostro.Viéndoladentrodel cuadro de brillante luminosidad que se proyectaba por la puerta abierta, pensóMcMurdoquejamáshabíavistonadamásmaravilloso,yleresultóaúnmásatractivopor el contraste con aquellos alrededores lúgubres y sórdidos. No se habríasorprendidomás si hubiese encontradouna encantadoramatadevioletas creciendolozanaenaquellosmontonesdenegrasescoriasdelasminas.Tanencantadoestaba,quesequedócontemplándolasindecirpalabra,yfueellalaquerompióelsilencio:

—Creíqueeramipadre—dijoconunleveyagradabledejo,propiodelsueco—.¿Vieneustedensubusca?Estáenelbarriocomercial.Loesperodeunmomentoaotro.

McMurdosiguiómirándolafijamenteyconnodisimuladaadmiración,hastaqueellabajólosojos,llenadeconfusión,anteaqueldominadorvisitante.

—Señorita, no tengo ninguna prisa por verlo. Es el caso que alguien merecomendóestacasaparaquetomasepensiónenella.Creíquequizámeconviniese,peroahoraestoysegurodequemeconvendrá.

—Esustedrápidoenformarsusjuicios—lecontestóella,sonriente.—Cualquieraharíalomismoqueyosinoeraciego—replicóél.Lajovenseechóareíranteaquelpiropo,ydijo:—Entre,señor.YosoymissEttieShafter,hijadeldueño.Mimadremurió,yyo

gobierno la casa. Puede usted esperar en la habitación delantera sentado junto a laestufahastaque lleguemipadre. ¡Ahí llegaya!Puede,pues,arreglarlo todoconélahoramismo.

Porel senderoavanzabaunhombreancianoy robusto.McMurdo leexplicóenpocaspalabrasloquedeseaba.UnindividuoqueseapellidabaMurphylehabíadadoen Chicago su dirección, y al talMurphy se la había dado otra persona. El viejoShafter no tenía inconveniente. El forastero no hizo ascos a las condiciones, lasaceptótodasyparecíaandarbastantebiendedinero.Ledaríanhabitaciónycomidapor doce dólares semanales, pagaderos por adelantado.Y así fue cómoMcMurdo,quesehabíaconfesadofugitivodelajusticia,secobijóbajoeltechodelosShafters,

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siendo ese primer paso el que había de conducirlo a un largo y oscuro cortejo deacontecimientos,queterminaríanenunpaísmuylejano.

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M

CapítuloII

ElgranMaestre

cMurdo era hombre que destacaba en seguida. Quienes estaban a sualrededoradvertíanmuyprontosupresencia.Antesquetranscurrieseunasemanasehabíaconvertidoconmuchísimoenlapersonamásimportante

delapensióndeShafter.Loshuéspedeserandiezodoce,perosetratabadehonradoscontramaestresodevulgaresempleadosde las casasdenegocio, todosellosdeuncalibremuydistintoaldeljovenirlandés.Cuandoporlasnochessereuníantodos,eraélquienmásapuntoteníasiempreunabroma,eldemásbrillanteconversaciónyelque mejores canciones cantaba. Festivo por naturaleza, estaba dotado de unmagnetismoquedespertabaelbuenhumoren todoscuantos lerodeaban.Pero,contodoello,mostrabaunayotravez,aligualquehabíamostradoenelvagóndeltren,queeracapazdedejarsellevardeunosarrebatostanbruscosyviolentos,queimponíarespetoytemoraquienesconéltrataban.Dabapruebas,además,detaldesprecioporla ley y por todos cuantos con ella estaban relacionados, que conseguía deleitar aunosyalarmaraotrosdesuscompañerosdepensión.

Dejóver con toda claridaddesde el primermomento, en su franca admiración,quelahijadelacasahabíaconquistadosucorazónenelinstantemismoenquepusosus ojos en la belleza y en la gracia de la joven. No era un cortejante tímido. Alsegundodíaledijoquelaamaba,ydesdeesemomentonohizosinorepetirlamismaafirmación,sinpreocuparseparanadadetodoloqueellaledecíaparadesanimarlo.

—Qué,¿hay«algúnotro»?—exclamabaél—.¡Tantopeorparaese«algúnotro»!¡Déjeloquemireporsímismo!¿Voyyoaperder lagranoportunidaddemividaytodoelafándemicorazónpor«algúnotro»?Puedeustedseguirrepitiendo:«¡No!».Algúndíadiráusted,Ettie,quesí.Comosoyjoven,puedoesperar.

Con su facundia irlandesa y sus maneras adulonas y simpáticas era unpretendientepeligroso.Rodeábalotambiénelbrillodesuexperienciadelavidayelmisterioquedespiertael interésde lasmujeresyacabadespertandosuamor.SabíahablardelosencantadoresvallesdelCondadodeMonagham,dedondehabíanacido;de la dulce isla lejana, de las colinas poco elevadas y de los verdes prados, queparecían todavíamás hermosos vistos con la imaginación desde aquella región demugreydenieve.ConocíaademáslavidadelasciudadesdelNorte,deDetroitydelos campamentos madereros de Michigan, de Buffalo y, por último, de Chicago,ciudad donde había trabajado en un aserradero. Vino después el apunte de lo

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novelesco, la sensación de que le habían ocurrido cosas extraordinarias en aquellagran ciudad, cosas tan extraordinarias y tan íntimas, que no era posible hablar deellas.Charlóanimadamentedeunamarchasúbita,deviejoslazosrotos,delafugaaunmundodesconocidoqueacabóenaquelvallededesolación.Ettieleescuchabaysus negros ojos se encendían de compasión y de simpatía; cualidades que puedenrápidamenteycontodanaturalidadtrocarseenamor.

McMurdoencontrótrabajotemporerocomotenedordelibrosporqueerahombreinstruido. Esto lo retenía la mayor parte de la jornada fuera de casa, y no habíaencontradoaúnlaoportunidaddepresentarsealjefedelalogiadelaAntiguaOrdende losHombresLibres.A recordarle estaomisiónvino, sin embargo, unanoche lavisitadeMikeScanlan,eltambiénmiembrodelaOrden,alquehabíaconocidoeneltren.Scanlan,hombrepequeño,carilargo,nervioso,deojosnegros,parecióalegrarsedehablarnuevamenteconél.Despuésdeunpardevasosdewhisky,declaróelobjetodesuvisita:

—Escuche,McMurdo;meacordabadesudirecciónyporesomeaniméaveniravisitarle.Me sorprende que no se haya presentado usted al granmaestre. ¿Qué leocurrequenosedejóvertodavíadelmandamásMcGinty?

—Teníaqueencontrarempleo.Heandadoatareado.—Es preciso que haga por encontrar tiempo para esa visita, aunque no lo

encuentreparaningunaotracosa.Pero¡hombredeDios!,hasidounalocuraquenohaya ido hasta la Casa de la Unión, inscribiéndose allí la mañana misma del díasiguientealdesu llegada.Siél le tomaentreojos…¡No,esprecisoquenoocurraeso…,selodigoyo!

McMurdosemostróligeramentesorprendido.—Desdehacemásdedosaños soymiembrodeuna logia,Scanlan,ynuncaoí

queesaobligaciónfuesetanapremiantecomodice.—QuizánoloseaenChicago.—LalogiadeaquíesdelamismaOrdenqueladeallí.—Ah, ¿sí? —Scanlan clavó en él una larga mirada. Sus ojos tenían algo de

siniestro.—¿Oesquenoloes?—Yamelodirádentrodeunmes.Mecontaronquetuvoustedunaltercadocon

laparejadeguardiasdespuésdeapearmeyodeltren.—¿Quiénselocontó?—Corrió lavoz.Enesta regióncorre lavozde todo loqueocurre,parabieno

paramal.—Sí.Lesdijeaesosperrosloquepensabadeellos.—¡Porvidamía,queustedlevaaresultaraMcGintyunhombrealamedidade

susdeseos!—¿Qué?¿ÉltambiénaborrecealaPolicía?Scanlanestallóenunacarcajada.Luego,aldespedirse,dijo:

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—Vayaavisitarlo,muchacho.Sino lohaceusted, aquienél aborrecerá seráaustedynoalaPolicía.Sigaelconsejodeunamigo,yacudaaélinmediatamente.

Y dio la casualidad de que McMurdo tuvo aquella noche otra entrevista másapremiantequeloempujóhacialamismadirección.YafueseporquesusgalanteríasparaconEttiehubiesensidocadavezmásevidentes,oporquelalentacomprensióndesubuenposaderosuecoreparógradualmenteenella(oporloquefuese),eldueñode lacasadepensión invitóal jovenapasara suhabitaciónparticularyabordóelasuntosinrodeos,diciéndole:

—Me parece, señor, que usted hace la corte a mi Ettie. ¿Es así, o estoyequivocado?

—No,noestáustedequivocado—contestóeljoven.—Puesentonces,yoquierodecirle,desdeahoramismo,quees tiempoperdido.

Alguienseleadelantó.—Yamelodijoella.—Puestengalaseguridaddequeledijolaverdad.¿Yledijotambiénquiénesél?—No;selopregunté,perosenegóarevelármelo.—Claroquesenegaría,lamuypelleja.Quizánoquisoasustarlo.—¡Asustarme!—LebastóunmomentoaMcMurdoparaenfurecerse.—Sí,amigomío,ynotieneporquéavergonzarsedetenerlemiedoaél.EsTeddy

Baldwin.—¿YquiéneseltalTeddyBaldwin?—ElmandamásdelosCamorreros.—¡Los Camorreros! Ya he oído hablar de ellos. ¡Camorreros por aquí,

Camorrerosporallá,ysiempredichoentrecuchicheos!¿Quéesesodeloquetodosustedesseasustan?¿QuiénessonlosCamorreros?

Eldueñodelacasadepensiónbajóinstintivamentelavoz,comolohacíantodoscuandohablabandelatemiblesociedad.

—Los Camorreros —dijo— pertenecen a la Antigua Orden de los HombresLibres.

Eljovenpegóunrespingo.—Pero¡siyomismopertenezcoaesaOrden!—¡Usted!Dehaberlosabido,jamáslehabríadadoentradaenmicasa,niaunque

mepagaseciendólaresporsemana.—Pero¿quétienedemalolaOrden?Susfinessonelejerciciodelacaridadyde

labuenacamaradería.Asílodicenlasreglas.—Quizáocurraesoenalgunoslugares.¡Aquí,no!—¿Yquéesaquí?—Unasociedaddeasesinos;esoes.McMurdoseechóareírconincredulidad,ypreguntó:—¿Esustedcapazdeprobarlo?—¡Probarlo!¿Nolopruebancincuentaasesinatoscometidos?¿Quémediceusted

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de Milman y Van Shorst, y de la familia Nicholson, del viejo míster Hyan, delpequeñoBillyJamesydeotros?¡Probarlo!¿Hayenestevalleunsolohombreounasolamujerquenolosepan?

—¡Oiga!—dijoMcMurdoconmuchaseriedad—.Oretiraustedloquehadicho,omelohacebueno.Nosalgodeestecuartosinqueustedhayahechounacosauotra.Póngaseenmilugar.Soyforasteroenestapoblación.Pertenezcoaunasociedadquea mí me consta que es inofensiva. La encontrará usted establecida por toda lasuperficie de los EstadosUnidos, y en todas partes, como una sociedad limpia.Yahora,cuandoyomeproponíaingresarenlaquehayaquí,mevieneconquesetratade lamisma sociedad de asesinos a la que llaman losCamorreros.Míster Shafter,creoquemedebeounadisculpaounaexplicación.

—Señor,yosólopuedodecirleloquesabetodoelmundo.Losmandamasesdelauna son los mandamases de la otra. Si usted ofende a la una, son los de la otraquieneslocastigan.Lohemoscomprobadocondemasiadafrecuencia.

—¡Ésassonpurashabladurías!¡Pruebassonlasqueyoquiero!—dijoMcMurdo.—Lastendrásiviveustedaquímuchotiempo.Peromeolvidabadequeesusted

unodeellos.Prontosehabrávuelto tanmalvadocomo losdemás.Pero tendráqueencontrarotracasadepensión,porqueyonopuedotenerloenlamía.ComosiyanofuerabastantemaloqueunodeelloscortejeamiEttie,sinqueyomeatrevaacortaresasrelaciones,¿voyacargarconotromáscomopensionista?¡Ledigoaustedque,pasadaestanoche,yanovolveráadormirenmicasa!

McMurdoseencontró,pues,bajolasentenciadedestierrodelacasaenquevivíacómodamenteydelajovenaquienamaba.Aquellamismanochelaencontrósolaenelcuartodeestaryleconfesósuscuitas.

—Lo que le digo. Su padre está empeñado en que abandone la casa. Pocomeimportaría si sólose tratasede lahabitación;pero,Ettie,esque,apesardequenollevomás de una semana tratándola, es ya usted paramí como elmismo soplo devida,ysinustednopuedovivir.

—¡OhMcMurdo,cállese!¡Nohabledeesemodo!—ledijolajoven—.¿Nolehedichoyaquehasidodemasiadotarde?¿Verdadqueselohedicho?Hayotrohombre,ysiesciertoquenoleheprometidocasarmeconél,tampocopuedoprometérseloanadiemás.

—Dígame, Ettie: y si yo hubiese sido el primero, ¿habría sido posible quemeaceptase?

Lajovenhundióelrostroentrelasmanos,ysollozó:—¡PluguieraaDiosquehubieseustedsidoelprimero!McMurdocayóenelactoderodillasanteella,yexclamó:—¡Nosigaustedadelante,Ettie,poramordeDios!¿Seráustedcapazdedestruir

su vida y la mía por atenerse a semejante promesa? ¡Déjese guiar de su corazón,acushla!Esunguíamuchomásseguroquecualquierpromesadadasinsaberloqueestabadiciendo.

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AgarróentresusfuertesmanosmorenaslasmanosblancasdeEttie.—Digaqueserámíayqueambosharemosfrentejuntosatodo.—Pero¡noaquí!—Sí,aquí.—¡No,no,Jack!—McMurdolaceñíaconsusbrazos—.Aquíesimposible.¿No

podríallevarmeaotrolado?En las facciones de McMurdo se reflejó una lucha interior, pero acabaron

endureciéndosecomoelgranito.—No, aquí—dijo—. Aquí serás mía, Ettie, aunque tenga que hacer frente al

mundoentero.—¿Porquénomarchamosjuntos?—No,Ettie,nopuedoabandonaresto.—¿Porqué?—Meseríaimposiblevivirconlacabezaerguida,teniendoconcienciadequeme

habíanobligadoahuir.Además,¿dequéhemosdetenermiedo?¿Nosomospersonaslibresdeunpaíslibre?Sitúmeamasyyoteamo,¿quiénseatreveráainterponerseentrelosdos?

—Nosabesloqueocurre,Jack.Llevasaquímuypocotiempo.NoconocesaeseBaldwin.NoconocesaMcGintyyasusCamorreros.

—No,nolosconozco,nolostemonicreoenellos—dijoMcMurdo—.Hevividoentregentedelbronce,corazón,yen lugarde tenerlosyomiedo,acabaronsiempreteniéndomeloellosamí,¡siempre,Ettie!Mirándolosuperficialmente,parececosadelocura.Siestoshombres,comodicetupadre,hancometidouncrimentrasotroenelvalle,ysitodoslosconocenporsusnombres,¿cómoesqueningunodeelloshasidollevadoantelosjueces?

—Porquenohaynadiequeseatrevaacomparecerdetestigoencontradeellos.Quien lo hiciese no viviría un mes. Además, porque ellos tienen siempre a suspropioshombresdispuestosaafirmarbajo juramentoqueel acusadoseencontrabalejos del escenario del crimen. Pero, Jack, ¡es imposible que no hayas leído todasestas cosas! Yo estaba en la creencia de que todos los periódicos de los EstadosUnidosveníanpublicandonoticiasacercadeeseasunto.

—Sí, algo tengo leído, es cierto; pero siempre creí que era una pura fantasía.Quizás estos hombres tengan alguna razón para actuar como lo hacen. Quizá sesientenperjudicadosynotienenotrorecursoparadefenderse.

—¡OhJack,noquierooírtehablarasí!¡Asíescómohabla…elotro!—¿Baldwin?¿QueBaldwinhablaasí?—Y por eso siento por él tal repugnancia. ¡Oh Jack! Ahora puedo decirte la

verdad: ¡cómo le odio! Pero también le temo.Le temo pormí, pero sobre todo letemo pormi padre. Estoy segura de que, si yome atreviera a decir que lo siento,caeríasobrenosotrosalgunagrandesgracia.Poresa razón levoydando largasconmedias promesas. Para decir verdad, ésa era nuestra única esperanza. Pero si tú

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quisierashuirconmigo,Jack,podríamosllevarconnosotrosamipadreyvivirparasiemprelejosdelpoderdeestosmalvados.

NuevamentereflejaronlasfaccionesdeMcMurdolaluchainterior,ynuevamenteseendurecieroncomoelgranito.

—Ettie, ningún daño te ocurrirá a ti ni a tu padre tampoco. En cuanto a esosmalvados,esperoque,antesquehayamosllegadoalfinaldelasunto,descubrirásqueyosoytanmalocomoelpeordeellos.

—¡No,Jack,no!¡Dondequieraqueviviésemos,tendríayofeenti!McMurdoserióamargamente.—¡SantoDios,yquépocomeconoces!Tualmainocente,encantomío,nopuede

nisiquieraimaginarseloqueestápasandodentrodelamía.Pero,hola¿quiéneselvisitante?Lapuertasehabíaabiertosúbitamente,yunhombrejovenentródándosetonoyconairesdeserallíelamo.Erahermosoydecidido,ytenía,másomenos,laedad y la corpulencia delmismoMcMurdo. Bajo el negro sombrero de fieltro deanchasalas,quenosehabíamolestadoenquitarse,unrostrodebellasfacciones,deojos dominadores y agresivos y de nariz encorvada como pico de halcón, mirabasalvajementealaparejasentadajuntoalaestufa.

Ettiesehabíapuestovivamenteenpie,llenadeconfusiónydealarma.—Mealegrodeverle,místerBaldwin—dijolajoven—.Llegaustedmáspronto

deloqueesperaba.Vengaysiéntese.Baldwin,conlasmanosenjarras,mirabaaMcMurdo,ypreguntóconsequedad:—¿Quiéneséste?—Esunamigomío,místerBaldwin,unnuevohuésped.MísterMcMurdo,¿me

permitequelepresenteamísterBaldwin?Losjóvenessesaludaron,huraños,conunainclinacióndecabeza.—QuizámissEttielehayadichoyaloquehayentrenosotros—dijoBaldwin.—Nocreíentenderquehubieseningunarelaciónentreustedes.—¿No?Puesyapuededarseahoraporenterado.Créamesiledigoqueestajoven

esmíayquelanocheestádeliciosaparaquesedéustedunpaseo.—Gracias,peronomeapetece.—No, ¿eh?—Losojos feroces deBaldwin echaban chispas de ira—. ¿Yno le

apeteceunapelea,señorhuésped?—¡Muchísimo! —exclamó

McMurdo,poniéndosedeunsaltoenpie—. Jamás pronunció usted palabra quemesonasemejor.

—¡PoramordeDios,Jack!¡Oh,poramor de Dios! —gritó, fuera de sí, lapobreEttie—.¡OhJack,Jack,cometerácontratialgunabarbaridad!

—Conque Jack, ¿eh? ¿Hasta ese

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puntohemosllegado?—dijoBaldwin,lanzandounjuramento.—¡OhTed, sea razonable, sea bueno! ¡Hágalo pormí,Ted! ¡Si alguna vezme

amó,tengabuencorazónyseageneroso!—Meestápareciendo,Ettie,que,sinosdejasesasolas,podríamosnosotrosdejar

zanjada esta cuestión —dijo tranquilamente McMurdo—. O si le parece, místerBaldwin,podríaveniradarseunpaseoconmigoporlacalle.Lanocheeshermosa,ymásalládelapróximamanzanadisponemosdecampoabierto.

—Le arreglaré las cuentas a usted sin ensuciarme las manos —contestó suenemigo—.Antesquehayaacabadoconustedsearrepentirádehaberpuestolospiesenestacasa.

—Nohaymomentocomoelpresente—gritóMcMurdo.—Mi momento lo elegiré yo, señor. Puede usted dejarme a mí la cuestión de

elegirelmomento.¡Mire!Seremangósúbitamenteunamangadelachaquetaymostróensuantebrazouna

marca especial que parecía haber sido grabada allí a fuego. Era un círculo con untriánguloensuinterior.

—¿Sabeloqueestosignifica?—Nilosénimeimporta.—Bien, ya lo sabrá. Se lo prometo. Sin darle tiempo a que envejezcamucho.

Quizás Ettie pueda contarle algo. En cuanto a ti, Ettie, vendrás a buscarme derodillas.¿Meoyes,muchacha?¡Derodillas!Yentoncestedirécuálserátucastigo.¡Hassembrado,y,viveDios,quecuidarédequerecojaslacosecha!

Miró a los dos con ojos que se le saltaban de furor. De pronto giró sobre sustalones, y un instante después la puerta exterior se cerraba con un portazo a suespalda.

McMurdoylamuchachapermanecieronunosmomentosensilencio.Ydepronto,ellaleechólosbrazosalcuello.

—¡Quévaliente eres, Jack!Perodenada servirá…Esprecisoquehuyas. ¡Estanoche, Jack…, esta noche! Es tu única esperanza. Te matará. Lo leí en sus ojoshorribles.¿Quépuedestúcontraellos,quesonunadocenayquetienenasuespaldaalmandamásMcGintycontodoelpoderdelalogia?

McMurdo desenlazó las manos de la joven, la besó y volvió a sentarlagentilmenteenunasilla.

—¡Ahí,acushla, ahí!No te preocupes ni pasesmiedo pormí.También yo soyHombreLibre.Antesselohedichoatupadre.Nomeconsiderescomoaunsanto,porquequizánosoymejorque losdemás.Yquizámeodiesamí tambiéndespuésquetehedichotodoesto.

—¡Odiarte a ti, Jack! ¡Mientras viva,me será imposible!Heoídodecir que enotraspartesnohayningúnmalenserHombreLibre.¿Porqué,pues,hedejuzgartepeorahoraquelosé?PerosieresHombreLibre,¿porquénovasytehacesamigodeMcGinty?¡Dateprisa,Jack,dateprisa!¡Adelántateahablarantesquelossabuesosse

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lancensobretupista!—Eso mismo estaba yo pensando—dijoMcMurdo—. Voy ahora mismo y lo

dejaréarreglado.Puedesdecira tupadrequedormiréaquíestanocheyquepor lamañanaencontraréotroalojamiento.

ElmostradordelsalóndeMcGintyhallábasetanconcurridocomodecostumbre,porqueeraellugarfavoritoenquepasabaneltiempoloselementosmásbroncosdela población. El tal McGinty era muy popular, porque era hombre de carácterrudamentejovial,máscaraqueleservíaparaocultartrasellamuchascosas.Pero,conindependenciadeesapopularidad,bastabaparallenarelbarelmiedoqueinspirabaen toda lapoblaciónen loscincuentakilómetrosqueabarcabaelvalleyhastamásalládelasmontañasquesealzabanaunoyotroladodelmismo,porquenadiepodíadejardecultivarsubuenavoluntad.

Aparte de los poderes secretos que, según todos creían, ejercía de manera tanimplacable, aquel hombre era un alto funcionario público, consejero municipal ycomisario de carreteras, habiendo sido elegido para ese cargo con los votos de losbergantesqueesperabanasuvezrecibiralgúnfavordesusmanos.Losimpuestosytasas eran enormes, las obras públicas se hallaban descaradamente abandonadas,interventores cohechados servían de tapadera a las cuentas, y los ciudadanoshonrados, víctimas del terror, pagaban aquel público chantaje, y se guardaban dehablarparaevitarque lesocurriesealgunadesgraciamayor.Yasíescomo,unañotrasotro, los alfileresdebrillantesdeMcGinty se fueronhaciendomás llamativos,másmacizaslascadenasdeoroquecruzabansuschalecossuntuosos,ysusalónseensanchó,hastaamenazarconacaparartodounladodelaplazadelMercado.

McMurdodiounempujónalapuertaderesortedelsalónyseabriópasoentrelamultituddehombresquehabíadentro,enunaatmósferaqueelhumodeltabacohacíaborrosa y que estaba cargada de olor a las bebidas espirituosas. El local estababrillantementeiluminado,ylosgrandesespejosdepesadosmarcosdoradosquehabíaen todas las paredes multiplicaban la rabiosa iluminación. Varios camareros, enmangas de camisa, estaban atareadísimos en prepararmezclas de bebidas para losociososquerodeabanelanchomostradorrecargadodemetal.Ensuextremomismo,con el cuerpo apoyado en la barra del mostrador y el cigarro incrustado en lacomisura de la boca formando ángulo agudo, veíase a un hombre alto, fornido yrecio,quenopodíaserotrosinoelcélebreMcGintyenpersona.Eraungigantóndenegracabellera,barbadohasta lospómulosyconunamarañadepelocolorcuervoquelellegabahastaelcuellodelaropa.Sucutiseramorenocomoeldeunitaliano,ysus ojos, de un color negro apagado; esto, unido a una leve bizquera, le daban unaspecto singularmente siniestro. Todo lo demás de aquel hombre: sus bellasproporciones,losfinosrasgosdesucarayJasolturadesusmaneras,encajabanbieneneltratojovialyllanoqueélafectaba.«Aquítenemos—sedecíacualquiera—aunindividuohonrado,aunqueáspero,decorazónnoble,pormuytoscoydescaradoqueparezca al hablar». Únicamente cuando fijaba en alguien aquellos sus ojos de un

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color negro apagado, profundos y sin remordimientos, se encogían todos, con lasensacióndeencontrarsecaraacaraconunaenergía,unvaloryunaastuciadetrásdeaquellamiradaqueloshacíanmilvecesmásdestructores.

McMurdo,despuésdefijarsebienenaquelhombre,avanzó,abriéndosecaminoconel codo, tanaudazmentedespreocupadocomosiempre,y semetiópor entreelpequeñogrupodeadulonesquehacían lacortealpoderosomandamás,yquereíanconestrepitosascarcajadassuschistesmásinsignificantes.Losatrevidosojosgrisesdeljovenforasterosostuvieron,impertérritos,atravésdeloscristalesdesusgafas,lamiradaqueclavaronenellosaquellosotrosojosnegrosterribles.

—Joven,noconsigorecordarsucara.—Soynuevoaquí,místerMcGinty.—Notannuevocomoparanosaberdaraun

caballeroeltratamientoquelecorresponde.—Se dice consejero McGinty, joven—dijo

unavozsalidadelgrupo.—Lo siento, consejero. Desconozco las

costumbresdeesta región.Peromeaconsejaronquevinieraapresentarmeausted.

—Pues ya me tiene delante. De cuerpoentero.¿Quéopinademí?

—Todavía es pronto. Si tiene usted elcorazóntangrandecomosucuerpoyelalmatanbella como la cara, yo no pediría más —dijoMcMurdo.

—¡Por vida de…, que tiene usted por lomenos una lengua de irlandés en esacabeza suya!—exclamó el dueño del salón, nomuy seguro de si debía animar alaudazvisitanteopermanecerencastilladoensudignidad—.¿Demodoquesedignadarsuvistobuenoamiaspectoexterior?

—Desdeluego—dijoMcMurdo.—¿Demodoqueledijeronquevinieseavisitarme?—Asíes.—¿Quiénselodijo?—El hermano Scanlan, de la logia trescientos cuarenta y uno,Vermissa. ¡A su

salud,consejero,yporquenosvayamosconociendomejor!Alzóhastaloslabiosunvasoquelehabíanservido,yalirabeberlolevantósu

dedomeñique.McGinty,quenoleperdíamovimiento,arqueósustupidascejasnegras.—¡Ah, vamos! ¿Era eso?—dijo—.Tendré que estudiar el asunto con un poco

másdedetenimiento,míster…—McMurdo.—Conunpocomásdedetenimiento,místerMcMurdo.Poraquínotomamosala

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genteacréditoninoscreemostodoloquesenosdice.Vengaunmomentoconmigoalatrastienda.

Habíauncuartitojuntoacuyasparedessealineabanlosbarriles.McGintycerróconcuidadolapuerta,yluegosesentóencimadeunodeellos,mordiendopensativosu cigarro mientras examinaba a su acompañante con aquellos ojos suyosinquietantes. Permaneció durante sus buenos dosminutos sentado y en un silencioabsoluto.

McMurdoaguantóaquelexamendemuybuentalante,conunamanodentrodelbolsillo de la chaqueta y retorciéndose el moreno bigote con la otra. McGinty seinclinódeprontoysacóunrevólverdeaspectosiniestro,diciendo:

—Escuche,bromista.Siyollegoacreerqueustednoslaquierepegardealgunamanera,lequedaríapocotiempoparaarrepentirse.

—¡SíqueeséstaunaacogidaextrañaparaserdadaporelgranmaestredeunalogiadeHombresLibresaunhermanoforastero!—lecontestóMcMurdoconciertadignidad.

—Esoesprecisamenteloqueustedtienequedemostrarquees—ledijoMcGinty—.¡YqueDiosleayudesinoloconsigue!¿Dóndeloiniciaron?

—Enlalogiaveintinueve,deChicago.—¿Cuándo?—Elveinticuatrodejuniodemilochocientossetentaydos.—¿Granmaestre?—JamesH.Scott.—¿Quiéngobiernasudistrito?—BartholomewWilson.—¡Hum! Contesta usted con facilidad a las preguntas de prueba. ¿Y qué hace

ustedaquí?—Trabajar.Comousted,peroganandomenos.—Tieneustedamanosiemprelarespuesta.—Siemprefuiágildepalabra.—¿Loestambiéndeacción?—Esafamallevoentrequienesmeconocenmejor.—Quizálopongamosapruebaantesdeloqueseimagina.¿Haoídohablardela

logiadesdequeestáaquí?—Mehandichoquehacefaltasertodounhombreparaserhermano.—Noleengañaron,místerMcMurdo.¿PorquéabandonóChicago?—¡Quemeahorquensiselodigo!McGinty abrió los ojos. No estaba acostumbrado a que le contestasen de ese

modo,yaquellolehizogracia.—¿Porquénohadedecírmelo?—Porqueunhermanonodebementiraotrohermano.—¿Tanmalaeslaverdadcomoparaquenopuedadecirse?

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—Hágaseesaidea,siasíleparece.—Veamos, señor mío: usted no puede esperar que yo, en mi calidad de gran

maestre,déentradaenlalogiaaunhombredecuyopasadonopuedoresponder.McMurdopareciódesconcertarse.Depronto,sacódelbolsillointeriorunrecorte

deperiódicomuymanoseado.—Supongoqueustednoseiráachivardeuncompañero—dijo.—Si me repite esas palabras, le cruzaré la cara de una bofetada —le gritó

McGinty,irritado.—Tienerazón,consejero—contestóMcMurdoconmansedumbre—.Tengoque

disculparme.Hablésinpararmeapensarloquedecía.Bien:ahoraséquemepuedoconsiderarbastanteseguroensusmanos.Echeunaojeadaaesterecorte.

McGinty leyó el relato de la muerte a tiros de cierto individuo llamado JonasPinto,enelLakeSaloon,MarketStreet,Chicago,durantelaprimerasemanadelaño1874.

—¿Obrasuya?—preguntó,devolviendoelrecorte.McMurdoasintióconlacabeza.—¿Yporquélomató?—YoestabaayudandoalTíoSamafabricardólares.Quizálosmíosnoerande

unoro tan finocomo los suyos,peroparecían tanbonitos comoéstosy resultabanmásbaratos.EstePintomeayudabaaempujarlapacotilla…

—¿Aqué?—Aponerlosdólaresencirculación.Deprontomedijoqueélserajaba.Yalo

mejorlohizo.Peroyonoesperéacomprobarlo.Lomatéysalídenajaparalaregióncarbonera.

—¿Porquéparalaregióncarbonera?—Porque tenía leído en los periódicos que en dicha región no se andaban con

remilgos.McGintyseechóareír.—Demodoquehasidoenprimerlugarfalsificadordemonedayluegoasesino,y

vinoporaquícreyendoquelorecibiríanconpalmas,¿verdad?—Unacosaporelestilo—contestóMcMurdo.—Bien; me está pareciendo que llegará lejos. Oiga: ¿es capaz de seguir

fabricandoesosdólares?McMurdosacómediadocenadesubolsillo,ydijo:—ÉstosnopasaronporlaCasadelaMonedadeWashington.—¡Nomediga!—McGintylosexpusoalaluzensuenormemanaza,tanhirsuta

comoladeungorila—.Nodescubroningunadiferencia.¡Porvidade…!,queestoypensando en que será usted un hermano de gran utilidad. AmigoMcMurdo, entrenosotroshaysitioparaunpardehombresmalos,porquehaymomentosenquenotenemos más remedio que atacar. Si no devolviéramos el empujón a quienes nosempujan,prontonosveríamospegadosalapared.

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—Me creo capaz de hacer mi parte junio a los demás muchachos en eso deempujar.

—Parece usted hombre bien templado.Cuando le apunté con el revólver no seamilanó.

—Noerayoquienestabaenpeligro.—¿Quiénloestaba,entonces?—Usted, consejero. —McMurdo sacó del bolsillo lateral de su zamarra de

marinerounrevólverconelgatillolevantado—.Loestuveaustedapuntandotodoeltiempo,ycreoquemidedohabríasidotanrápidocomoelsuyoendisparar.

McGintysesonrojódeirayestallódeprontoenunaestrepitosacarcajada.—¡Por vida de…!—exclamó—. Hace muchos años que no se nos viene a la

manounencogecorazonescomoestehombre.Esperoquelalogiatengamotivosdeestarorgullosadeusted.Bien:¿quédiablosqueréisvosotrosahora?¿Esquenopuedoyohablarcincominutosconuncaballerosinquevengáisainterrumpimos?

Elcamarerodelmostradorsequedóacobardado.—Lo siento, consejero; pero se trata demísterTedBaldwin.Dicequenecesita

hablarleahoramismo.El mensaje sobraba, porque por encima del hombro del camarero asomaba la

cara,resueltaycruel,delmismoBaldwin.Sacófueradeunempujónalcamarerodelmostradorycerrótraséllapuerta.

—Demodo que seme ha adelantado, ¿verdad?—dijo, dirigiendo aMcMurdounamiradaferoz—.Consejero,tengoquedecirleaustedunaspalabrasacercadeesteindividuo.

—Puesentoncesdígalasaquíyahoramismo,enmipropiacara.—Lasdirécuandomeparezcayamimanera.—¡Vaya, vaya! —dijo McGinty, bajando de su barril—. Esto no puede ser.

Tenemosaquíaunnuevohermano,Baldwin,ynoestábienquelorecibamosdeestamanera.¡Alárguelelamano,hombre,yhaganlaspaces!

—¡Nunca!—gritóBaldwin,furioso.—Yomeheofrecidoaélparaquenospeleemossicreequeleheperjudicado—

dijoMcMurdo—.Sinoleagradaquenospeleemosconlospuños,pelearécomoélprefiera. Y ahora, consejero, pongo el asunto en sus manos para que juzgue ysentenciecomogranmaestrequees.

—¿Dequésetrata,entonces?—Deunajoven.Ellaeslibredeelegirentrenosotrosdos.—¡Ah!,¿sí?—gritóBaldwin.—Yodiríaqueloes,tratándosededoshermanosdelogia—afirmóelmandamás.—¡Oh!¿Porqueustedlomanda?—Porqueyolomando,TedBaldwin—dijoMcGinty,clavandoenBaldwinuna

miradadañina—.¿Oesquetúterebelas?—¿Demodo que desaira usted a un hombre que le ha sido leal durante cinco

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años,ylohaceenfavordeunhombrealquehastaahoranohavistoensuvida?JackMcGinty,noesustedgranmaestreparatodalavida,y,¡viveDios!,quelapróximavezquehayaquevotar…

Elconsejerosaltóhaciaélcomountigre,susmanossecerraronalrededordelcuellodeBaldwin y lo tiró con violencia hacia atrás,encima de uno de los barriles. Era tal sufuror,quelohabríaahogadosiMcMurdonohubieseintervenido.

—¡Cálmese, consejero! ¡Por amor deDios, cálmese! —exclamó, tirando de élhaciaatrás.

McGinty soltó su presa, y Baldwin,acobardado y quebrantado, respirandofatigosamente y con un temblor de todo sucuerpo, como quien acaba de asomarse amirar por encima del borde mismo de lamuerte, se sentó en el barril sobre el quehabíasidolanzado.

—Selohaestadobuscandodesdehaceyatiempo,TedBaldwin.Yyalohavisto—exclamóMcGinty, dilatando y encogiendo su voluminoso tórax—.Quizá piensequesiunavotaciónmeechaabajo,vaustedaocuparmipuesto.Lalogiaesquienhadedecidirlo.Pero,mientrasyoseaeljefe,notoleraréquenadiealcesuvozcontramíocontramisdecisiones.

—Yonotengonadacontrausted—dijoBaldwin,palpándoseelcuello.—Pues entonces, todos otra vez tan amigos, y asunto liquidado —contestó

McGinty,recuperandosuásperajovialidad.Alargólamanohaciaelestante,agarróunabotelladechampañayladescorchó.—¡Ea! —prosiguió al mismo tiempo que llenaba tres vasos—. Hagamos el

brindisdepazdelalogia.Yalosabéis;despuésdeestebrindisnopuedeexistirentrevosotrosmalasangre.Yahora,conmimanoizquierdaenelarranquedelcuello,yolepregunto,TedBaldwin:¿estáustedofendido?

—Losnubarronessonoscuros—contestóBaldwin.—Peroseiluminaránparasiempre.—Lojuro.Ambos hombres bebieron, e idéntica ceremonia tuvo lugar entre Baldwin y

McMurdo.—Bien—dijoMcGinty,frotándoselasmanos—;seacabaronlosmalosquereres.

Si las cosas siguen adelante, usted estará sometido a la disciplina de la logia, que,comoelhermanoBaldwin losabe, tieneporesta región lamanopesada.Pronto loverá,hermanoMcMurdo,siesquebuscalíos.

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—Leaseguroquememirarébienantesdehacerlo—dijoMcMurdo,yalargósumano a Baldwin—.Yome disparo pronto, pero perdono pronto.Me dicen que escosa demi arrebatada sangre irlandesa. Pero pormí esto es cosa acabada, y no leguardorencor.

Baldwinnotuvomásremedioqueestrecharlamanoqueseletendía,porqueelterriblemandamásteníaclavadosenélsusojossiniestros.Peroloadustodesucaradabaaentendercuánpocolohabíanconmovidolaspalabrasdelotro.

McGintylesdioalosdosunaspalmadasenelhombro,exclamando:—¡Esasfaldas,esas faldas! ¡Ypensarqueunamismamozasehaya interpuesto

entre dos de mis muchachos! El diablo es quien lo ha hecho. Bueno, es la mozamismaquientienequeresolverelasunto,porqueestecaefueradelajurisdiccióndelgranmaestre; gracias sean dadas al Señor por ello.Ya es bastante lo que tenemosencimasinnecesidaddemujeres.HermanoMcMurdo,tendráqueafiliarsealalogiatrescientoscuarentayuno.Nosotrostenemosnuestrosmétodosycostumbrespropias,distintasdelasdeChicago.Nosreunimoselsábadoporlanoche,ysiustedacude,ledaremosparasiemprelainvestiduradeHombreLibredelvalledeVermissa.

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A

CapítuloIII

Logia341,Vermissa

l día siguiente de aquella noche preñada de tantos y tan sensacionalessucesos,McMurdosemudódelapensióndelviejoJacobShafteraladelaviudaMcNamara,situadaenelextremolímitedelapoblación.Scanlan,el

primer hombre con quien McMurdo había trabado relación en el tren, tuvo pocodespuésocasiónde trasladarseavivirenVermissa,yambossealojaron juntos.Nohabíaningúnotrohuéspedenlacasa,yladueñaeraunaviejairlandesabonachonaquenosemetíaconellos,demaneraquedisponíandeunalibertaddepalabraydeacciónmuy grata a unos hombres que tenían secretos en común. Shafter se habíaablandadohastaelpuntodepermitiraMcMurdoiracomerasucasacuandobienlepareciera,demodoquesusrelacionesconEttienosehabíaninterrumpidoenmodoalguno.Todo lo contrario; amedidaque transcurrían las semanas se ibanhaciendomáscontinuadasymásíntimas.UnavezinstaladoMcMurdoensunuevacasa,creyóquepodíasacaralaluzconseguridadlosmoldesdeacuñarmoneda.Llegóincluso,bajojuramentodeguardarsecreto,apermitirqueciertonúmerodehermanosdelogiafuesenaverlos,saliendodeallícadacualconalgunasmuestrasdemonedafalsaenelbolsillo,tanhábilmenteacuñadasquejamástuvierondificultadalgunanipeligroenhacerlas circular. El hecho de que McMurdo, disponiendo de habilidad tanmaravillosa, se aviniese a trabajar, era un perpetuomisterio para sus compañeros,aunqueélsecuidabamuchodehacercomprenderacuantosselopreguntabanque,siélviviesesintenerunmediovisibledesustento,prontolaPolicíaselanzaríasobresupista.

Desdeluego,yaunfuncionariodePolicíaandabatrasél,aunquequisolasuerteque el incidente que tuvieron ambos redundómuchomás en bien que en daño delaventurero. Hecha ya la primera presentación, fueron pocas las noches en queMcMurdodejódepresentarseenelsalóndeMcGinty,afindeestrecharrelacionesconlosmuchachos,calificativojovialconqueseconocíanentresíloscomponentesdelapeligrosacuadrillaqueinfestabaellugar.Susmanerasresueltasysutemerariolenguajeleganaronlassimpatíasdetodosellos,mientrasquelarapidezycienciaconquesedesembarazódesucontrincante,enunatrifulcageneralquesearmóenelbar,leconquistóelrespetodeaquellarudacomunidad.Perootroincidentelehizosubirtodavíamásaltoensuaprecio.

Cierta noche, en la hora demayor concurrencia, se abrió la puerta y entró un

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hombre que vestía el modesto uniforme azul y gorra puntiaguda de la Policía delCarbónydelHierro.EraésteuncuerpoespecialquehabíanformadolosferrocarrilesypropietariosdeminasparacomplementarlosesfuerzosdelaPolicíacivilcorriente,que se encontraba desamparada frente a la criminalidad organizada que traíaaterrorizadoaldistrito.Seprodujoelsilencioalentraraquelhombre,yseclavaronenélmuchasmiradas llenasdecuriosidad.Peroen losestadosexistenrelacionesmuycaracterísticas entre policías y criminales, y el mismoMcGinty, de pie detrás delmostrador,nomostrósorpresacuandoelinspectorseagregóasuclientela.

—Unwhiskypuro,quelanocheescruda—dijoeloficialdePolicía—.Creoquenonosconocemostodavía,¿verdad,consejero?

—Elcapitánnuevo,¿verdad?—Elmismo.Esperamos,consejero,queustedylosdemásciudadanosdestacados

nos ayuden a mantener la ley y el orden en esta ciudad. Mi nombre es Marvin,capitándelaPolicíadelCarbónydelHierro.

—Estaríamosmejorsinusted,capitánManan—lecontestóMcGintyconfrialdad—. Disponemos de nuestra propia Policía local y no nos hacen falta artículosimportados. ¿Qué otra cosa son ustedes, sino instrumentos a sueldo de loscapitalistas, alquilados por ellos para aporrear o tirotear a sus conciudadanos máspobres?

—Bien,bien;novamosadiscutirsobreeso—contestó,bonachón,elfuncionariode Policía—.Creo que todos cumplimos con nuestro deber, tal y como lo vemos,aunquenotodospodemosverlodelamismamanera—sehabíaechadoalcuerpoelcontenido de un vaso y se daba media vuelta para marcharse, cuando sus ojostropezaronconlacaradeJackMcMurdo,queestabajuntoasubrazo,mirándoloconceñoenfurruñado—.¡Hola!¡Hola!—exclamómidiéndoledepiesacabeza—.Aquítengounviejoconocido.

McMurdoseechóhaciaatrás,ycontestó:—Yonohesidoenmividaamigosuyonide

ningúncondenadopolicía.—Que dos se conozcan no quiere decir que

sean amigos—dijo con risamaliciosa el capitán—.TúeresJackMcMurdo,deChicago,sindudaalguna,ynomeloniegues.

McMurdoseencogiódehombros,ydijo:—No lo niego. ¿Cree usted que me

avergüenzodeminombreyapellido?—Puesrazonesparaellonotefaltan.—¿Qué diablos quiere decir con eso? —

bramó,apretandolospuños.—No, no, Jack; conmigo no valen

fanfarronadas.YofuioficialdePolicíaenChicago

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antesdeveniraestacondenadacarbonera,ycuandoveoaunpícarodeChicagoloreconozco.

McMurdopusocaradedesaliento,yexclamó:—NoqueríausteddecirmequeesMarvin,eldelaCentraldePolicíadeChicago.—ElmismoviejoTeddyMarvin,paraservirte.Porallínonoshemosolvidadode

lamuerteatirosdeJonasPinto.—Yonolomaté.—No,¿eh?Esaspalabras sonunaprueba imparcialydevalor,¿verdadquesí?

Puessumuertetevinoquenideencargoparaquenoteechasenelguanteporhacercircularlapacotilla.Bueno,despuésdetodo,lopasado,pasadoestá.Además,yentrenosotros (aunquequizámeexcedaenmisobligacionesaldecirlo),noconsiguieronpruebasconqueacusarte,ypuedesvolvermañanamismoaChicagositeplace.

—Estoybiendondeestoy.—Bueno,tehedicholoquehay,yeresunperroariscosinomedaslasgracias.—Bueno, creo que lo dice con buena intención, y se lo agradezco—contestó

McMurdo,aunquearegañadientes.—Yomecosoloslabiosmientrastúvayasporlasendaderecha—dijoelcapitán

—. Pero ¡por vida de…!, que si después de esto te desvías en el cruce, será otrocantar.Demodoquebuenasnoches.Buenasnoches,consejero.

Abandonó el salón del bar, no sin antes crear un héroe local. Las hazañas deMcMurdoenChicagoseveníansusurrandoantesdeesanoche.McMurdoesquivabalaspreguntasqueselehacíanconunasonrisa,comosirehusaselagrandezaconquequerían adornarlo. Pero ahora estaba confirmado el asunto de fuente oficial. Losociososdelbarseagruparonentomosuyo,dándoleapretonesdemanos.Desdeeseinstante, la comunidad le otorgaba todos sus derechos.McMurdo era hombre queaguantaba una buena cantidad de alcohol sin mayores consecuencias, pero, de nohaberseencontradoaquellanocheamanosucamaradaScanlanparaconducirloasudomicilio, el festejadohéroe local lahabríapasadoseguramentedebajode labarradelmostrador.

McMurdofuepresentadoalalogiaunsábadoporlanoche.Habíacreídoqueledarían la entrada sin ninguna ceremonia, puesto que había sido ya iniciado enChicago;peroen la logiadeVermissa teníandeterminadosritosde losqueestabanorgullosos y a los que tenían que someterse todos los solicitantes. Para estasceremoniaslaasambleasereuníaenunaampliahabitacióndeledificiodelaUnión.Unos sesenta miembros se reunieron en Vermissa, aunque no representaban ellossolos la fuerza de la organización, porque había en el valle otras varias logias, sincontar las que funcionaban en las vertientes de las montañas de uno y otro lado.Todas ellas hacían un intercambio de miembros cuando había que realizar algúnasuntodeimportancia,afindequeelcrimenfuesecometidoporpersonasajenasalalocalidad. En conjunto no eranmenos de quinientos, desparramados por el distritocarbonífero.

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Enladesnudasaladelaasamblealosconcurrentesseagrupabanentornodeunamesa larga.Aunode los lados veíase otramesa cargada de botellas y de vasos, yhacia la cual volvían ya sus ojos algunos de los allí presentes. McGinty estabasentadoalacabeceradelamesa.Llevabasobresusenmarañadasguedejasnegrasungorrochatode terciopelonegro,yalrededordelcuellounaestolacolorpúrpura, loqueledabaelaspectodeunsacerdotepresidiendounritualdiabólico.Asuderechayasu izquierdasentábanse losaltoscargosde la logia,viéndoseentreellosel rostrohermosoycrueldeTedBaldwin.Todosostentabanalgunabandaounamedallacomoemblemadesucargo.Lamayorparteeranhombresdeedadmadura,peroelrestodela concurrencia estaba compuesto en su mayor parte de jóvenes de dieciocho aveinticinco años, agentes capaces y siempre dispuestos a poner en ejecución losmandatosdesusmayores.Entreloshombresdeedadhabíaalgunoscuyasfaccionespregonabanquedentrodeellahabíaalmascruelesycriminales;pero,mirandohaciala gente de filas, era difícil creer que aquellos jóvenes de expresión abierta yentusiastaconstituíanrealmenteunapeligrosacuadrilladeasesinos,yquesusentidomoralhabíasufridounaperversión tancompletaquemostrabanunhorribleorgulloporsueficaciaenelnegocio,mirandoconelmayorrespetoaquienesllevanfamadesaberrealizarlimpiamentelatarea.Habíallegadoaserparasusnaturalezastorcidasunactocaballerescoyvalerosoofrecersevoluntariamenteparaactuarcontrahombresque jamás leshabíanhechoa ellosningunaofensa, a losque, enmuchoscasos,nisiquiera conocían de vista. Una vez cometido el crimen, se peleaban sobre quiénhabíadadoefectivamenteelgolpemortal,ysedivertíanentreellosydivertíana laconcurrencia imitando los gritos y contorsiones del hombre asesinado. En losprimerostiemposllevabansusmanejosconciertosecreto,peroyaenlaépocaaquese refiere esta narración obraban con absoluta ausencia de disimulo, porque losrepetidosfracasosdelaJusticialeshabíanconvencido,porunlado,dequenadieseatrevería a testificar encontradeellosy,porotro,dequedisponíandeunnúmeroilimitadodetestigosdecompletaconfianza,aquienespodíanrecurrirenfavorsuyo,y de una caja bien provista de dinero de la que procedían los fondos con los quecontratabanalosabogadosdemástalentoquehablaenaquelEstado.Durantelargosaños de atropellos, no hubo ni siquiera una sola condena, y el único peligro quealguna vez amenazaba a los Camorreros procedía de las víctimas mismas, que, apesardeverseatacadasporsorpresayabrumadasporelnúmerodeatacantes,podíanenocasionesdejarsuseñalsobreéstos.

McMurdohabíasidoadvertidodequesenasometidoaalgunaduraprueba,peronadie le dijo en qué consistiría ésta. Dos hermanos con aspecto solemne locondujeron a una habitación exterior. Oía, a través del tabique de madera, elmurmullo de muchas voces de gente reunida en asamblea. Una o dos veces oyópronunciarsupropionombre,loqueledioaentenderquesehabíapuestoadiscusiónsucandidatura.Actocontinuoentródondeélestabaunodelosvigilantesinteriores,queteníacruzadoelpechoporunabandaverdeyoro.

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—Elgranmaestreordenaqueseaatado,vendadoslosojosyqueselehagapasar—dijo.

Tres hombres de la guardia le quitaron la chaqueta, le subieron la manga delbrazo derecho y, finalmente, le pasaron una cuerda por encima de los codos y lasujetaron. Acto continuo le cubrieron la cabeza con una caperuza de gruesa telanegra, de manera que no podía ver nada. Después le condujeron a la sala dondeestabareunidalaasamblea.

Laoscuridadenqueseencontrabaeracompleta,yrespirabacondificultaddebajodeaquellacapucha.Oyómurmullosyruidosdepersonasasualrededor,ydeprontoresonó,apagadaylejana,porentrelatelaquelecubríalosoídos,lavozdeMcGinty.

—JackMcMurdo—dijolavoz—,¿eresyamiembrodelaAntiguaOrdendelosHombresLibres?

Asintióconunainclinacióndecabeza.—¿Pertenecesalalogiaveintinueve,deChicago?NuevamenteMcMurdoseinclinó.—Lasnochesoscurassondesagradables—dijolavoz.—Sí,paraqueviajenlosforasteros—contestó.—Losnubarronessonoscuros.—Sí;seaproximaunatormenta.—¿Estánsatisfechosloshermanos?—preguntóelgranmaestre.Seoyóunmurmullogeneraldeconformidad,yMcGintydijo:—Yasabemos,hermano,portuseñayportucontraseña,queeresenverdadde

losnuestros.Peroqueremosquesepasqueenésteyenotroscondadosdeestaregióntenemos ciertos ritos y también ciertas obligaciones especiales nuestras, que sólopuedensercumplidasporhombresdeverdad.¿Estásdispuestoaquesetesometaaprueba?

—Loestoy.—¿Ereshombredefirmecorazón?—Losoy.—Demuéstralodandounpasohaciaadelante.Al ser pronunciadas aquellas palabras sintió McMurdo que dos duros objetos

puntiagudos presionaban sus ojos, produciéndole la impresión de que no le seríaposibleavanzarsinqueseleclavasenenellos.Sinembargo,reunióánimosyavanzóresueltamente.Alhacerlo,desapareciólapresión.Seoyóunmurmullodeaplausos,ydijolavoz:

—Eshombredefirmecorazón…¿Erescapazdesoportareldolor?—Losoportotanbiencomopuedasoportarlocualquiera—contestó.—¡Ponedloaprueba!Tuvoque recurrir a toda su energíaparanogritar, porque le corriópor todoel

brazo un dolor angustioso. Fue tan repentino e inesperado, que estuvo a punto dedesmayarse,perosemordióellabioyapretólospuñosparaocultarsuangustia.

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—Soy capaz de aguantar todavíamás—dijo.

Esta vez los aplausos fueronabiertos. Hasta entonces no se habíavisto en aquella logia tan magníficacomparecencia. Unas manos le dieronpalmadas en la espalda, y alguien lequitódeprontolacapuchadelacabeza.McMurdo, parpadeante y sonriente, seencontrórodeadodehermanosquelefelicitaban.

—Unaúltimapalabra,hermanoMcMurdo—dijoMcGinty—.Habéis juradoyasecreto y lealtad. ¿Sabéis que romper cualquiera de las cosas se castiga con unamuerteinmediataeinevitable?

—Losé.—¿Y aceptáis, de hoy en adelante y en cualquier circunstancia que sea, los

mandatosdelgranmaestre?—Losacepto.—Pues, entonces, yo, en nombre de la logia trescientos cuarenta y una, de

Vermissa, te concedo sus privilegios y te acepto a sus debates. Hermano Scanlan,ponedlabebidaencimadelamesaybebamospornuestrodignohermano.

Trajeron a McMurdo su chaqueta, pero antes de ponérsela se miró el brazoderecho,queaúnledolíamuchísimo.Sobrelacarnedelantebrazodistinguiólaclaramarcadeuncírculoconuntriánguloensuinterior;lamarcaeraprofundayroja,talcomolohabíadejadoelhierrodemarcar.Algunosde losqueestaban juntoaélselevantaron lasmangasyenseñaronaMcMurdolasmarcasafuegoque llevabanensusbrazos.

—Todoshemospasadoporello,peronadieloaguantódemaneratanespléndidacomousted—ledijouno.

—¡Ha sido cosa de nada! —contestó McMurdo—; pero lo cierto era que lequemabayledolía.

Unavezquesediofinalasbebidasquesiguieronalaceremonia,lalogiapasóaocuparse de sus asuntos corrientes. McMurdo, acostumbrado únicamente a lasprosaicassesionesdeChicago,escuchabaconlosoídosmuyabiertosyconsorpresamayordeloqueseatrevióademostrar.

—Elprimerasuntodelordendeldía—dijoMcGinty—esleerlasiguientecartarecibida del jefe del distrito Windle, del condado de Merton, logia doscientoscuarentaynueve.Diceasí:

«Queridoseñor:HayunatareaquetienequehacerseconAndrewRae,dela firma Rae y Sturmash, propietarios de minas de estos alrededores.Recordaréisquevuestralogiaestáendeudaconlanuestra,porquenossois

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deudores de los servicios prestados por dos hermanos en el negocio delguardia realizado el pasado otoño. Si nos enviáis dos hombres buenos, seencargará de ellos el tesorero Higgins, de esta logia, cuya dirección yaconocéis.Éllesexplicarácuándoydóndetienenqueactuar.

Vuestrosenlibertad.

J.W.Windle.D.M.AO.F.»

—Windlenoshaservidosiemprequelepedimosquenosprestaseaalgunodesushombres,ynodebemosnegárselosahora.

McGintysecallóyrecorriólahabitaciónconsusojosapagadosymalignos.—¿Quiénseofrecevoluntarioparaesatarea?Varios jóvenes alzaron sus manos. El gran maestre los miró con sonrisa de

aprobación.—Tú servirás, Tigre Cormac. Si lo realizas con la limpieza que realizaste el

últimotrabajo,nadaperderás.Ytú,Wilson.—Notengopistola—dijoelvoluntario,queeranadamásqueunmuchachoque

nohabíallegadoalosveinteaños.—Es tu primer trabajo, ¿verdad?Bien, alguna vez tienes que probar la sangre.

Seráunmagnífico comienzoel tuyo.Encuanto a lapistola, si nomeequivoco, teestaráesperando.Conqueospresentéiselmartes,habrátiemposuficiente,ycuandoestéisdevueltaseosdaráunarecepcióngrandiosa.

—¿Hay en este caso algún premio? —preguntó Cormac, que era un jovenfornido,decaramorenaydeexpresiónbrutal,habiéndoseganadoporsuferocidadelapododeTigre.

—Notepreocupesdelarecompensa.Actúaporelhonorquehayenello,yquizácuandohayasrealizadoeltrabajoquedenalgunosdólaresenelfondodelacaja.

—¿Quéesloquehahechoeltalindividuo?—preguntóeljovenWilson.—Ésenoesasuntoqueincumbealosdetuclase.Hasidojuzgadoporlosdeallí.

No es asunto nuestro. Lo que nosotros tenemos que hacer es poner por obra lasentencia, de la misma manera que ellos lo harían por nosotros. A propósito: lasemana próxima vendrán dos hermanos de la logia deMerton para realizar ciertotrabajoenestazona.

—¿Quiénessonellos?—preguntóalguien.—Créeme,esmásprudentenopreguntarlo.Cuandounoloignoratodo,nopuede

servirdetestigocontranadie,yningunadificultadpuedeacarrearsuignorancia.Loqueimportaesquesetratadehombrescapacesderealizaruntrabajolimpio,unavezquelohantomadoasucargo.

—¡Yquelacosavieneatiempo!—exclamóTedBaldwin—.Poraquísenosestádesmandandolagente.Lapasadasemana,sinirmáslejos,tresdenuestroshombresfueron despedidos por el capataz Blaker. Se lo viene ganando desde hace mucho

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tiempo,yrecibirásumerecidosinregateos.—¿Qué es lo que recibirá?—cuchicheóMcMurdo al hermano que tenía a su

lado.—Recibiráloquetieneenlapuntauncartuchocargadodepostas—exclamóel

aludidoconrisaestrepitosa—.¿Quéleparecenuestrosistema,hermano?ElalmacriminaldeMcMurdoparecíahaberse impregnadoyadelespíritude la

miserablesociedadalaqueyapertenecía,ycontestó:—Me gusta mucho. Éste es un lugar a propósito para un hombre de pelo en

pecho.Variosdelosqueestabansentadoscercaoyeronsuspalabrasylasaplaudieron.—¿Quéocurreahí?—gritóelgranmaestredenegrasguedejasdesdeelextremo

delamesa.—Esnuestronuevohermano,señor,quedicequenuestrosprocedimientossonde

sugusto.McMurdosepusoenpie.—Diré, si se me permite, venerable maestre, que, si se necesita un hombre,

consideraríacomounhonorquelalogiameeligiese.Esaspalabrasdespertarongrandesaplausos.Todos tuvieron lasensacióndeque

unnuevosolasomabasucerquilloporelhorizonte.Algunosde losdemayoredadopinaronquelohacíaconexcesivarapidez,yelsecretario,Harraway,viejodebarbagrisycaradebuitre,quesehallabasentadojuntoalapresidencia,dijo:

—PropongoqueelhermanoMcMurdoespere aque la logia tengaabiendarletrabajo.

—Sí,esoesloqueyoqueríadecir.Estoyenvuestrasmanos—dijoMcMurdo.—Ya vendrá su hora, hermano—dijo el presidente—. Os hemos señalado ya

comohombredispuestoatodo,ycreemosqueharéisbuenalaborenestaregión.Siosagrada,podéisparticiparenuntrabajilloqueserealizaráestanoche.

—Esperaréuntrabajoquevalgalapena.—Podéis, de todosmodos,venir estanoche,y elloos ayudará aque conozcáis

qué causa defendemos en esta comunidad.Más tarde os explicaré de qué se trata.Entretanto—prosiguió,mirandoelordendeldía—,tengoquesometeraestareuniónotros dos puntos. Antes que nada, pido al tesorero que nos diga cuál es vuestrobalancebancario.Hayquepagar lapensióna laviudade JimCarnaway. Jimcayórealizandountrabajoencomendadoporlalogia,yesundebernuestroquenoseaellalaquesalgaperdiendo.

—JimcayómuertoabalazoselmespasadoenunatentativanuestraparaliquidaraChesterVilcox,deMarleyCreek—informóaMcMurdoelhermanoqueteníaasulado.

—Hay en la actualidad fondos suficientes—dijo el tesorero con la cuenta delBancodelante—.Últimamentelasempresassehanmostradogenerosas.MaxLindery Compañía entregaron quinientos para que no se los molestase.Walker Brothers

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enviaronciento,peroyomeencargué,sinmás,dedevolvérselosypedirquinientos.Sideaquíalmiércolesnorecibonoticiassuyas,quizásedescompongasucaballetedecabria.Elañopasadotuvimosquepegarfuegoasumáquinaquebrantadoraantesque entrasen en razón. También laWets Section Coaling Company ha pagado sucontribución anual. Tenemos en caja suficiente dinero para atender a cualquierobligación.

—¿YquéhaydelodeArcheSwindon?—preguntóunhermano.—Vendiósunegocioyabandonóeldistrito.Elpobrediablonosdejóunacartaen

la que dice que prefiere ser en Nueva York barrendero voluntario en un cruce decalles, que gran propietario de minas sometido a la voluntad de una cuadrilla dechantajistas.¡ViveDios,quehizobienenlargarseantesquelacartallegaseanuestrasmanos!Supongoquenoseatreveráaasomardenuevolacaraporestevalle.

Un hombre anciano, completamente afeitado, de facciones bondadosas y ceñosencillo, se levantó al extremo de la mesa en el lado opuesto al del presidente, ypreguntó:

—Señor tesorero: ¿podría decirme quién ha comprado las propiedades de esehombrealquehemosahuyentadodeldistrito?

—Sí, hermanoMorris.Han sido compradas por la compañía del ferrocarril delEstadoydelcondadodeMerton.

—¿YquiéncomprólasminasdeTodmanydeLee,quesalieronalmercadodelamismamaneraelúltimoaño?

—Lamismacompañía,hermanoMorris.—¿YquiéncomprólasfundicionesdeMansonydeShuman,ylasdeVanDeher

ydeAtwood,quefueronvendidasrecientemente?—TodasellasfueroncompradasporlaWetGilmertonGeneralMinnigCompany.—HermanoMorris—dijoelpresidente—,creoquenosimportaunamonedade

níquelquiéncompratodoeso,desdeelmomentoenquenopuedenllevárselofueradeestaregión.

—Con todo respeto, venerable maestre creo que nos importa muchísimo. Lascosasllevanesecursodesdehaceyadiezañoslargos.Paulatinamentevamosechandodelaindustriaatodoslosindustrialespequeños.¿Cuáleselresultado?Enlugardeellos nos encontramos congrandes compañías como laRailroado laGeneral Iron,quetienensusdirectoresenNuevaYorkoFiladelfiayalosquenoselesdanadadenuestras amenazas. Podemos cobramos de sus capataces locales, pero eso significaúnicamente que los reemplazarán con otros. Y estamos así creando una situaciónpeligrosa para nosotros. Los industriales pequeños no podían causarnos daño. Nodisponían ni de dinero ni de poder. Mientras nosotros no los estrujábamos hastadejarlossecos,seguíantirando,sometidosanuestrosmandatos.Perosiestasgrandescompañíassedancuentadequenosotrossomosunobstáculoqueseinterponeentreellasysusbeneficios,noahorraránnitrabajonidineroparacazamosyllevamosantelostribunales.

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Estas palabras ominosas produjeron un silencio, y todos los rostros seensombrecieronalintercambiarunosconotroshurañasmiradas.Habíanllegadoasertanomnipotentes,sinquenadieseatrevieseahacerlesfrente,quellegaronadesecharde su imaginación hasta la posibilidad de que algún día tuvieran que pagarlo. Sinembargo, esa idea produjo ahora un escalofrío hasta a losmás temerarios de entreellos.Elquehablabaprosiguió:

—Opinoquedeberíamos sermenosexigentescon lospequeños industriales.Eldíaenqueellosdesaparezcandeaquíhabráterminadolapotenciadeestasociedad.

Lasverdadesqueamargannosonrecibidasconfavor.Cuandoeloradorvolvióasentarse,seoyeronvocesirritadas;McGintysepusoenpie,ceñudo.

—Hermano Morris —dijo—, usted ha sido siempre un gruñón. Mientras losmiembrosdelalogiapermanezcanunidos,noexisteenNorteaméricapodercapazdequebrantarlos. ¿O es que no han hecho suficientes tentativas llevándonos a lostribunales?Yocreoquealasgrandescompañíaslesresultarámáscómodopagarqueentablar la lucha, lo mismo que ocurre con las compañías pequeñas. Y ahora,hermanos —McGinty se despojó de su negro gorro de terciopelo y de su estolamientras hablaba—, esta logia ha dado fin por esta noche a sus tareas, salvo unasuntillo del que podremos hablar cuando vayamos a separarnos. Ha llegado elmomentodetomarunrefrigeriofraternalentrecantosfraternales.

La naturaleza humana es realmente extraordinaria. Aquellos hombres, paraquieneselasesinatoeraunacosafamiliar,queunayotravezhabíanmatadoapadresdefamiliacontraquienesningúnrencorpersonalabrigaban;aquelloshombres,digo,sentíanquelaslágrimasselesveníanalosojoscuandoescuchabanmúsicatiernaopatética.McMurdo tenía una hermosa voz de tenor, y si no se hubiese ya ganadoantes el favor de la logia, ésta se lo habría otorgado sin remedio después que losconmoviócantandoMari,estoysentadoenlaescalera,yAorillasdeAllanWater.Enlaprimeranocheelnuevoiniciadosehabíaconvertidoenunodeloshermanosmáspopulares,alquetodospredecíanprogresosyaltoscargos.Sinembargo,serequeríanotras cualidades, además de las de buena camaradería, para ser un digno HombreLibre,ydeellasse lediounamuestraantesque terminase lavelada.Labotelladewhiskyhabíacirculadoyamuchasveces,ycuandoelgranmaestrevolvióalevantarseparadirigirlapalabraasushombres,éstosestabanyaexcitadosymadurosparahacerelmal.

—Muchachos —dijo McGinty—, hay en esta ciudad un hombre que necesitaaprenderunalección,ysoisvosotrosquienestenéisquedársela.MerefieroaJamesStanger,delHerald.¿Habéisvistodequémaneravuelveautilizarsuplumacontranosotros?

Hubounmurmullodeconformidadymásdeunjuramentomascullado.McGintysacódelbolsillodelchalecounahojadepapel.

—Justiciayorden.Asíescómolotitula.«Elterrorreinaeneldistritodelcarbóny del hierro. Han transcurrido doce años desde que los primeros asesinatos

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demostraron la existencia entre nosotros de una organización criminal. Desdeentonceshastahoynohancesadoesoscrímenes,habiendollegadoyaaunpuntotal,quenosconvierteneneloprobiodelmundocivilizado.¿Parallegaraestoesparaloque nuestro gran país acoge en su seno a los extranjeros que huyen de losdespotismosdeEuropa?¿Esparaqueellosmismos seconviertanen tiranosde loshombresqueleshandadocobijoyparaqueunestadodeterrorismoycriminalidadseestablezcaalasombradelosplieguessagradosdelabanderaestrelladadelalibertad,un estado de terrorismo que produciría horror en nuestras almas si leyésemos queexistíabajolamáspodridamonarquíadelOriente?Loshombressonconocidos.Laorganización está a la vista del público. ¿Hasta cuándo habremos de soportarla?¿Podemosvivireternamente…?».Bien,creoqueyaheleídobastantedeestabasura—exclamóelpresidente,tirandoelperiódicoencimadelamesa—.Esoesloquedicedenosotros;yahoraospreguntoyo:¿quéesloquetenemosqueresponder?

—¡Matarlo!—gritaronunadocenadevocesenfurecidas.ElhermanoMorris,elhombredelafrenteserenaylabarbaafeitada,dijo:—Protestocontraeso.Osaseguro,hermanos,quenuestramanoresultayaeneste

valle pesada con exceso y que llegará un momento en que todos, movidos de unsentimiento de propia defensa, se unirán para aplastarnos para siempre. JamesStranger es un hombre viejo, al que respetan en la ciudad y en el distrito. Superiódicodefiende todo loquehayde sólidoenelvalle.Si semataa esehombre,habráentodoesteEstadounaindignacióntalqueacabarándestruyéndonos.

—¿Y cómo se las arreglarán para destruirnos, señor Cobardón? —exclamóMcGinty—.¿Sevaldránde laPolicía? ¡Si lamitadde susmiembros está a sueldonuestroylaotramitadestánacobardados!¿Sevaldrándelostribunalesdelajusticiaydelosjueces?¿Esquenolohanintentadoantesdeahora,conlosresultadosqueestánalavistadetodos?

—Existe un juez, Lynch, que quizá se encargaría del caso—dijo el hermanoMorris.

Ungritodeiraacogióaquellasugerencia,yMcGintygritó:—Notengosinoquelevantarundedo,ylanzaríacontraestaciudadadoscientos

hombresquelabarreríandeunextremoaotro—deprontoalzólavozycontrajosustupidascejasnegrasconunceñoterrible—:cuidado,hermanoMorris,porquenolepierdodevistay lovigilodesdehacealgún tiempo.Ustedno tienevalor,e intentaquitárseloalosdemás.Seráunmaldíaparausted,hermanoMorris,aquélenquesunombrefigureennuestraordendeldía,ymeestápareciendoqueesenéldondeyodeboponerlo.

Morrishabíaempalidecidomortalmenteysedejócaerensusillacomosise leaflojasen las rodillas.Alzó conmano temblorosa suvasoybebió antesde sentirseconánimosparacontestar.

—Venerablemaestre,yopidoperdónaustedyatodosloshermanosdeestalogiasihehabladomásdeloquedebiera.Soyunmiembroleal(todosvosotroslosabéis),

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y lo que temo es que a la logia le ocurra algún daño, lo queme hace pronunciarpalabrasdeinquietud.Peroyotengounaconfianzamayorenvuestrojuicioqueenelmío,venerablemaestre,yprometoquenovolveréacaermásenfalta.

Elceñodelgranmaestresesuavizóalescucharlashumildesfrases,ydijo:—Muy bien, hermano Morris. Yo sería quien lo lamentase si fuese necesario

daros una lección. Pero mientras yo permanezca en esta presidencia seremos unalogiaunidaenpalabrasyenhechos.Yahora,muchachos—prosiguió,mirandoalaconcurrenciaquelerodeaba—,quierodeciresto:quesiaStangerselediesetodoloqueélsemerece,searmaríaunrevuelomayordelquenosconviene.Estosdirectoresdeperiódicosseapoyanunosaotros,ynoquedaríaenelEstadounperiódicoquenopidiese a gritos policía y tropas. Pero creo que podéis darle una advertencia algofuerte.¿Seencargaráusted,hermanoBaldwin?

—¡Desdeluego!—contestóconmuchoentusiasmoeljoven.—¿Cuántoshombresleharánfalta?—Mediadocena,ydosparaguardarlapuerta.Vendrástú,Gower,ytú,Mansel,y

tú,Scanlan,ylosdosWillaby.—Heprometidoalnuevohermanoqueiríaél—dijoelpresidente.TedBaldwinmiróaMcMurdoconojosquedemostrabanquenohabíaolvidado

niperdonado.—Bien, que venga si lo desea —contestó con voz huraña—, con eso basta.

Cuantoantespongamosmanosalatarea,mejor.La reunión se dispersó entre gritos, alaridos y cantos de borrachos. El bar se

hallabatodavíaconcurridoporgentejuerguista,ymuchoshermanossequedaronallí.La pequeña cuadrilla señalada para llevar a cabo la tarea salió a la calle, y fuecaminandoengruposdedosydetresporlaaceraafindenollamarlaatención.Lanoche era de un frío crudo, con la luna en cuarto creciente brillando en unfirmamentoheladoysalpicadodeestrellas.Lacuadrillasedetuvoysereunióenunpatiofronteroaunaltoedificio.LaspalabrasVermissaHeraldlucíanenletrasdeoroentrelasventanasiluminadas.Llegabadesdeelinterioreltraqueteodelamáquinadeimprimir.

—Tú—dijo Baldwin a McMurdo— te quedarás aquí abajo junto a la puertacuidandodequetengamoslibreelcamino.ArthurWillabypuedequedarsecontigo.Vosotros,losdemás,seguidme.Notengáismiedo,muchachos,porquedisponemosdeunadocenadetestigosparatestimoniarqueenestemismoinstantenosencontramosenelbardelaUnión.

Era ya casi medianoche, y la calle estaba desierta, aparte de uno o dosnoctámbulosquemarchabancaminodesucasa.Elgrupocruzólacalle.Abriendodeun empujón la puerta de las oficinas del periódico, Baldwin y sus hombres seabalanzarondentroysubieronlaescaleraqueteníandelante.McMurdoyelotrosequedaronabajo.Seoyóenlahabitacióndearribaungritoquepedíasocorro,yluegoruidodepiesquepateabanydesillasquecaían.Uninstantedespuéssaliócorriendo

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aldescansillodelaescaleraunhombredecabellosgrises.Antesquepudieraescaparseapoderarondeél,ysusgafascayeronconsonidometálicoalospiesdeMcMurdo.Seoyóungolpeyluegoungemido.Elhombrehabíacaídobocaabajo,yunamediadocenadebastoneschocaronentresíalserdescargadossobresucuerpo.Seretorció,ysusmiembros, largosydelgados, temblaronbajolosgolpes.Porfinsuspendieronlos demás la paliza, pero Baldwin, con una infernal sonrisa en su cara cruel,descargaba golpes sobre la cabeza del anciano, que procuraba inútilmenteresguardárselacon losbrazos.Suscabellosgrisesestabanmoteadosdemanchasdesangre. Baldwin seguía inclinado sobre su víctima, descargando golpes cortos ymalintencionadosencuantoalgunapartede la cabezaquedabaaldescubierto,peroMcMurdocorrióescaleraarribayloapartódeunempujón.

—Loestásmatando.¡Déjaloya!—ledijo.Baldwinlemiróatónito,ygritó:—¡Maldición!, ¿quién eres para

entremeterte, tú, que acabas de entrar en lalogia? ¡Atrás! —Levantó su garrota, peroMcMurdo había sacado su revólver delbolsillodelacadera,ygritó:

—¡Atrás, tú! Si me tocas, te vuelo lacabeza. En cuanto a la logia, ¿no nos dio elgran maestre la orden de que no había quematarlo?¿Quéestáshaciendotúsinomatarlo?

—Eso es verdad —exclamó otro de losatacantes.

—¡Eh,losdearriba,daosprisa!—gritóelhombrequeestabaenlaplantabaja—.Todaslasventanas se están iluminandoydentrodecincominutosseosvendráencimalapoblaciónentera.

Oíanse,desdeluego,gritosenlacalle,yenelvestíbulodelaplantabajaseestabaformando un pequeño grupo de tipógrafos, animándose para entrar en acción.Dejando el cuerpo inmóvil y fláccido del director en lo alto de la escalera, loscriminalesbajaroncorriendoysealejaronrápidamenteporlacalle.AlllegaralacasadeLaUnión,algunossemezclaronconlagentequehabíaenelsalóndeMcGinty,anunciando entre cuchicheos almandamás, que se hallaba del lado de dentro delmostrador,queeltrabajohabíaquedadocumplidosatisfactoriamente.Otros,entreloscualessecontabaMcMurdo,sealejaronporlascalleslaterales,yllegaronhastasuscasasdandorodeos.

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M

CapítuloIV

Elvalledelterror

cMurdo,aldespertarsealamañanasiguiente, tuvobuenasrazonespararecordar su iniciación en la logia. Le dolía la cabeza por efecto de labebida, y tenía el brazo ardiendo y con hinchazón donde había sido

marcado a fuego. Como disponía de una fuente propia de ingresos, atendía a sutrabajoconirregularidad,yporesosedesayunótardeypermanecióencasatodalamañana, escribiendouna larga carta a un amigo.Después leyó elDailyHerald Enunacolumnaespecial, insertada aúltimahora, leyó:«Agresión en la redaccióndelHerald. El director, gravemente herido». Era un relato breve de los hechos queMcMurdoconocíamejorqueloquepodíaconocerloselredactor.Terminabaconestepárrafo:

«ElasuntohapasadoamanosdelaPolicía,peroesdifícilesperarquesustrabajos alcancen un éxito superior a los que ha venido alcanzando en elpasado.Algunosdelosindividuosfueronreconocidos,yesdedesearqueseconsigasentenciacontraellos.Niquedecirtienequelaagresiónpartiódeesavergonzosa sociedad que durante tan largo tiempo tiene esclavizada a estacomunidad,ycontralaqueelHeraldhaadoptadounaposicióntanresuelta.LosmuchosamigosdemísterStangersealegrarándesaberque,apesardehaber sido golpeado cruel y brutalmente y de haber recibido importantesheridasenlacabeza,suvidanosehallaenpeligroinmediato».

A continuación anunciaba que había sido pedida una guardia de la Policía delCarbónydelHierro,armadaderiflesWinchester,paradefenderlaRedacción.

McMurdohabíapuestoaunladoelperiódicoyestabaencendiendosupipaconmanotemblorosa,porefectodelosexcesosdelanocheanterior,cuandollamaronalapuerta exterior, y su patrona le trajo una carta que un mozalbete acababa deentregarle.Notraíafirma,ysutextoeraelsiguiente:

«Deseo hablar con usted, pero preferiría no hacerlo en su casa. MeencontraráenelMillerHill,juntoalastadelabandera.Sivieneahoramismo,tengoalgoqueesimportanteparaqueustedlosepayqueyoselodiga».

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McMurdoleyólacartadosveces,poseídodemáximasorpresa,porquenopodíaimaginarsequé significabaaquelloniquiéneraelautor.Si la letrahubiese sidodemujerquizáhubiesesupuestoqueeraelcomienzodeunadeaquellasaventurasquetan frecuentes habían sido en su vida anterior. Pero la letra era de hombre, y dehombreinstruido.Porúltimo,ydespuésdealgunasvacilaciones,decidióllegarhastaelfinenaquelasunto.

Miller Hill es un parque público, poco cuidado, que se encuentra en el centromismode laciudad.Constituyeenveranoel lugarfavoritodelpúblico,peroquedabastante desolado durante el invierno. Desde lo alto del mismo se domina unpanoramaquenosóloabarcatodalapoblaciónfeaydispersa,sinotambiénelvalleserpenteante que hay debajo, con susminas y fábricas aquí y allá, comomanchasnegrasenlanievequehayaunoyotrolado,ytambiénenlasmontañasboscosasycubiertasdenievequeloflanquean.McMurdoavanzópaseandoporelserpenteantecaminoencuestaarriba,bordeadodeundoblesetodearbustosperennes,hastallegaraldesiertorestaurantequeconstituyeelpuntocentraldelasdiversionesveraniegas.Juntoalmismosealzabaunhastadesnudadebandera,ybajoelastahabíaunhombrecon el sombrero echado hacia adelante y el cuello de su gabán levantado.Cuandovolvió la cabeza, vio McMurdo que era el hermano Morris, el mismo que habíaincurrido la noche anterior en las iras del granmaestre. Al encontrarse, ambos sedieroneintercambiaronlaseñaldelalogia.

«El asunto ha pasado a manos de la Policía, pero es difícil esperar que sustrabajos alcancen un éxito superior a los que ha venido alcanzando en el pasado.Algunos de los individuos fueron reconocidos, y es de desear que se consigasentencia contra ellos.Ni que decir tiene que la agresión partió de esa vergonzosasociedadquedurantetanlargotiempotieneesclavizadaaestacomunidad,ycontralaqueelHeraldhaadoptadounaposición tanresuelta.LosmuchosamigosdemísterStangersealegrarándesaberque,apesardehabersidogolpeadocruelybrutalmenteydehaberrecibidoimportantesheridasenlacabeza,suvidanosehallaenpeligroinmediato».

A continuación anunciaba que había sido pedida una guardia de la Policía delCarbónydelHierro,armadaderiflesWinchester,paradefenderlaRedacción.

McMurdohabíapuestoaunladoelperiódicoyestabaencendiendosupipaconmanotemblorosa,porefectodelosexcesosdelanocheanterior,cuandollamaronalapuerta exterior, y su patrona le trajo una carta que un mozalbete acababa deentregarle.Notraíafirma,ysutextoeraelsiguiente:

«Deseohablarconusted,peropreferiríanohacerloensucasa.MeencontraráenelMillerHill, juntoalastade labandera.Sivieneahoramismo, tengoalgoqueesimportanteparaqueustedlosepayqueyoselodiga».

McMurdoleyólacartadosveces,poseídodemáximasorpresa,porquenopodíaimaginarsequé significabaaquelloniquiéneraelautor.Si la letrahubiese sidodemujerquizáhubiesesupuestoqueeraelcomienzodeunadeaquellasaventurasque

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tan frecuentes habían sido en su vida anterior. Pero la letra era de hombre, y dehombreinstruido.Porúltimo,ydespuésdealgunasvacilaciones,decidióllegarhastaelfinenaquelasunto.

Miller Hill es un parque público, poco cuidado, que se encuentra en el centromismode laciudad.Constituyeenveranoel lugarfavoritodelpúblico,peroquedabastante desolado durante el invierno. Desde lo alto del mismo se domina unpanoramaquenosóloabarcatodalapoblaciónfeaydispersa,sinotambiénelvalleserpenteante que hay debajo, con susminas y fábricas aquí y allá, comomanchasnegrasenlanievequehayaunoyotrolado,ytambiénenlasmontañasboscosasycubiertasdenievequeloflanquean.McMurdoavanzópaseandoporelserpenteantecaminoencuestaarriba,bordeadodeundoblesetodearbustosperennes,hastallegaraldesiertorestaurantequeconstituyeelpuntocentraldelasdiversionesveraniegas.Juntoalmismosealzabaunhastadesnudadebandera,ybajoelastahabíaunhombrecon el sombrero echado hacia adelante y el cuello de su gabán levantado.Cuandovolvió la cabeza, vio McMurdo que era el hermano Morris, el mismo que habíaincurrido la noche anterior en las iras del granmaestre. Al encontrarse, ambos sedieroneintercambiaronlaseñaldelalogia.

—MísterMcMurdo,quisehablarconustedunaspalabras—dijoelmásancianode losdos,hablandoconun titubeoquedemostrabaquepisaba terrenodelicado—.Hasidoustedmuyamableviniendo.

—¿Porquénofirmóustedlacarta?—Señor, es preciso obrar con cautela. No se sabe nunca en estos tiempos la

reacciónquesobreunopuedentenerlascosas.Tampocosesabeenquiénconfiaryenquiénno.

—Desdeluegoqueunopuedeconfiarenloshermanosdelalogia,creoyo.—No, no; no siempre —exclamó Morris con vehemencia—. Todo cuanto

decimos,e inclusocuantopensamos,parecequealguien lo llevahastaesehombre,hastaMcGinty.

—Mireusted—dijoMcMurdoconseveridad—:ustedsabebienqueyohejuradocompletafidelidadanuestrogranmaestrenomástardedelanochepasada.¿Vaustedaatreverseapedirmequefalteamijuramento?

—Silotomausteddesdeesepuntodevista—dijoMorriscontristeza—,nomequedaotracosaquedecirlesinoquelamentohaberleocasionadolamolestiadevenira mi encuentro. Mal andan las cosas cuando dos ciudadanos libres no puedenconfiarsemutuamentesuspensamientos.

McMurdo,queveníaestudiandocongranfijezaasuacompañante,suavizóalgosuactitud,ydijo:

—Claroestaqueyohabléúnicamentepormímismo.Soyreciénllegado,comoustedsabe,ylodesconozcotodo.Noesamí,místerMorris,aquientocahablar,ysiusted,pensándolobien,deseadeciralgo,aquíestoyyoparaescucharle.

—YparallevarmispalabrasalmandamásMcGinty—dijoMorrisconamargura.

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—Ahísíquecometeusteduna injusticiaconmigo—exclamóMcMurdo—.Yo,personalmente, soy leal a la logia, y se lo digo a usted sin rodeos; pero sería unhombre ruin si fuese a repetir a nadie lo que usted pueda decirme en confianza.Dentrodemíquedarálacosa,aunqueleadviertoquequizánoconsigaustedayudanisimpatíademí.

—Herenunciadoabuscarlaunaylaotra—dijoMorris—.Quizáconloquevoya decirle esté poniendo en susmanosmi vida; pero, pormalo que usted sea (y lanochepasadameparecióqueseestámoldeandoparaserlotantocomoelquemás),esusted, sin embargo, nuevo en el asunto, y no es posible que su conciencia seencuentretanencallecidacomoladeellos.Poresosemeocurrióhablarconusted.

—¿Yquéesloquetienequedecirme?—¡Quecaigasobreustedunamaldiciónsimedelata!—Yalehedichoqueyonoharíaeso.—Puesentonces lepregunto;Cuandousted ingresóen la sociedaddeHombres

Libres,enChicago,ehizolosjuramentosdecaridadydelealtad,¿cruzóacasoporsuimaginaciónlaideadequeentrabaenunasociedadqueloconduciríaalcrimen?

—Siustedllamacrimenaeso…—contestóMcMurdo.—¡Sí,lollamocrimen!—exclamóMorrisconvozvibrantedeemoción—.Poco

havistoustedsiesquelollamadeotromodo.¿Nofuecrimenlodelanochepasada,cuandounhombre,quepodríaserelpadredeustedporsusaños,fueapaleadohastaquelasangregoteódesusblancoscabellos?¿Fueestocrimen,oquénombreledausted?

—Quizásalgunosdiríanquesetraíadeunactodeguerra—dijoMcMurdo—.Deunaguerraentredosclasesycontodoslosrecursos,demaneraquecadacualatacalomejorquepuede.

—¿Pensaba usted en una cosa así cuando ingresó en la sociedad de HombresLibres,enChicago?

—No;notengomásremedioquedecirqueno.—NiyotampococuandoingreséenladeFiladelfia.Aquellonoerasinounclub

deayudamutuayun lugarde reunióncon loscompañerosdeuno.Unbuendíaoíhablardeestaregión(malditalahoraenquesunombresonóporvezprimeraenmisoídos), y vine paramejorar de posición. ¡Paramejorar de posición, viveDios!Miesposaymistreshijosvinieronconmigo.AbríunaferreteríaenlaplazadelMercadoyprosperébastante.Había corrido lavozdequeyoeraunHombreLibreymeviobligadoaafiliarmealalogialocal,talcomolohizoustedanoche.Llevoladivisadelavergüenzaenmiantebrazo,yalgomuchopeormarcadoafuegoenmicorazón.Meencontré a las órdenes de un malvado criminal y me vi enzarzado en una red decrímenes. ¿Quépodíahaceryo?Las frasesqueyopronunciabaparamejorar aquelestadodecosassetomabancomotraición,igualquelohicieronconlasdelanochepasada.Nopuedomarcharmedeaquí,porqueenmialmacénestátodocuantoposeoenelmundo.Siabandono la sociedad, sémuybienqueeseactoesmi sentenciaa

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muerte, y quién sabe lo que sería de mi mujer y de mis hijos. ¡Es espantoso,espantoso!

Sellevólasmanosalacara,ysucuerposeestremecióconsollozosconvulsivos.McMurdoseencogiódehombros,ydijo:—Erausteddemasiadoblando.Hombrescomoustednosirvenparaesetrabajo.—Yo era un hombre de conciencia y de religión, pero me convirtieron en un

criminalcomoellos.Fuielegidoparaunatarea.Siyomeechabaatrás,sabíaloqueaquellosignificabaparamí.Quizásoycobarde.Quizáloquemeacobardaespensarenmipobremujercitayenmishijos.Detodosmodos,fui.Creoqueeserecuerdomeperseguiráeternamente.Eraunacasasolitaria,acuarentakilómetrosdeaquí,alotroladodeaquellahilerademontañas.Mecolocarondecentinelaenlapuerta,talcomolohicieronanocheconusted.Nopodíanconfiarenmíparauntrabajosemejante.Losdemás entraron. Cuando salieron, sus manos estaban rojas de sangre hasta lasmuñecas.Cuandonosalejábamos,saliódelacasallorando,enpersecuciónnuestra,unmuchacho.Eraunodeloscincomuchachosquehabíanvistoasesinarasupadre.Casimedesmayédeespanto,peronotuvemásremedioquemantenercaraaudazysonriente,porquesabíabienque,siobrabadeotromodo,seríademicasadedondeellossaldríanlapróximavezconsusmanosensangrentadasyquemipequeñoFredlloraríaagritosllamandoasupadre.Peroconaquelactomeconvertíenuncriminal;participéenunasesinato,meperdíparasiempreenestemundoymeperdítambiénparasiempreenelotro.Yosoyunbuencatólico,peroelsacerdotenoquisoseguirhablandoconmigoalenterarsedequepertenecíaa losCamorreros,ymeencuentroexcomulgadodemi Iglesia.Tal esmi situación.Por eso, al verle a usted seguir elmismo camino, le pregunto adónde va a parar. ¿Está usted dispuesto a convertirsetambién en un asesino a sangre fría, o podemos hacer algo para impedir que sigaustedadelanteporesecamino?

—¿Y qué es lo que piensa usted hacer? ¡No será denunciarme! —preguntóMcMurdoconaspereza.

—¡Diosnoloquiera!—exclamóMorris—.Además,sólopensarlomecostaríalavida.

—Biendicho—contestóMcMurdo—.Estoy creyendoqueusted es unhombredébilyquedademasiadaimportanciaalascosas.

—¡Demasiadaimportancia!Espereallevarviviendoaquímástiempo.Fíjeseenel panorama de este valle. Contemple la nube del centenar de chimeneas que loensombrece.Ledigoaustedque lanubede los asesinatos flotamás espesaymásbaja sobre las cabezasde la gente que esaotra nubeque está usted contemplando.Éste es el valle del Terror. El valle de la Muerte. Desde que oscurece hasta queamanece,elterrorestáenloscorazonesdelagente.Espere,joven,ylocomprobaráporsímismo.

—Bien; cuando haya vistomás, le diré lo que pienso del asunto—contestó aldesgaireMcMurdo—.Loquesaltaa lavistaesqueustednoeshombreparaestar

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dondeestá,yquecuantoantesvendasunegocio (aunquesólo saquediezcentavosporcadadólardelosquevale)saldráustedganando.Loquehacontadoquedarábienseguroaquídentro;pero¡viveDios!,quesiyocreyesequeesustedunconfidente…

—¡Noyno!—exclamó,compungido,Morris.—Bueno,dejémosloestarahí.Pensaréenloqueustedmehadicho,yquizáalgún

día levuelvaahablardeello.Yocreoquealhablarmedeesamanera lohahechomovidodeunabuenaintención.Yahoramevuelvoamicasa.

—Unaspalabrasmásantesquesemarche—dijoMorris—.Quizánoshayanvistojuntosyquieransaberdequéhemosestadohablando.

—Esoestábienpensado.—Leheofrecidoaustedunempleodeescribienteenmialmacén.—Yyolorechazo.Ésehasidonuestrotrato.Bien,hermanoMorris,adiós,yque

enloporvenirlevayanmejorlascosas.Aquella misma tarde, cuandoMcMurdo, absorto en sus pensamientos, fumaba

juntoalaestufadesucuartodeestar,seabriódeprontolapuerta,ylavoluminosafiguradelmandamásMcGintyllenóelhuecodelamisma.Saludóconelsignoy,actoseguido, tomó asiento frente por frente del joven, y le estuvomirandoun rato confijeza.McMurdosostuvoconlamismafijezaaquellamirada.

—HermanoMcMurdo, yo no soymuy dado a visitas—dijo por último—.Mellevandemasiadotiempoquienesmevisitanamí.Peropenséhacerunaexcepciónydejarmecaerporaquíparahacerleunavisitaensupropiacasa.

—Meenorgulleceverloporaquí,consejero—contestóMcMurdocordialmente,sacandosubotelladewhiskydelarmario—.Esunhonorqueyonoesperaba.

—¿Cómovaesebrazo?—preguntóelmandamás.McMurdohizounamueca,ydijo:—Pues,laverdad,nomeheolvidadotodavía.Perolacosavalelapena.—Sí,valelapena—contestóelotro—paratodosaquellosquesonlealesysaben

llegar hasta el fin, ayudando a la logia. ¿Qué hablaba usted esta mañana con elhermanoMorrisenelMillerHill?

Tandeimprovisocayólapregunta,quefueunasuertequeMcMurdosetuviesepreparadalarespuesta.Rompióareírcordialmente,ydijo:

—Morris ignoraba que yo puedo ganarme aquí la vida sin salir de casa. Y noquiero que lo sepa, porque para los que son como yo, resulta él un individuo deexcesivaconciencia.Peroesunviejodebuencorazón.Seimaginóqueyoestabaenmalasituaciónyquemeharíaungranfavorofreciéndomeunempleodeescribienteensuferretería.

—¡Ah!,¿eraeso?—Sí,esofue.—¿Yustedrehusó?—Naturalmente. ¿No puedo yo ganar diez veces más sin salir de mi cuarto y

trabajandocuatrohorasaldía?

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—Claroquesí.Sinembargo,yonofrecuentaríaeltratodeMorris.—¿Porquérazón?—Bueno,creoquecomorazónbastaqueyoselodiga.Sonmuchosporaquílos

queconellotienenbastante.—Quizásesobasteparamuchagente,consejero,peronoessuficienteparamí—

dijo valientementeMcMurdo—. Se dará usted cuenta de ello si sabe juzgar a loshombres.

El gigantónmoreno lemiró fijamente, y sumanovelluda apretó un instante elvaso,comosifueseatirárseloalacabezaasucompañero.Perodeprontosoltóunacarcajadaestrepitosayquesonabaafalsocomotodaslassuyas.

—Estoy viendo que es usted un individuo raro—dijo—. Pues bien: si quiererazones,selasdaré.¿NolehablóMorrisnadacontralalogia?

—No.—¿Nicontramí?—No.—Bueno,esoesporquenoseatrevióaconfiarseconusted.Peroesehombreno

esunhermanolealenelfondodesucorazón.Esolosabemosmuybien,yporesolevigilamosyaguardamoselmomentodedarleunaadvertencia.Estoycreyendoqueese tiempo está a punto de llegar. En nuestro redil no hay sitio para las ovejassarnosas.Perosiustedmantienetratoconunindividuodesleal,podríamospensarquetambiénustedloes.¿Mecomprende?

—Nohayprobabilidaddequeyomantengatrato con ese hombre, porqueme desagrada—contestóMcMurdo—.Encuantoaqueyopuedaserdesleal,simelohubiesedichootrapersonaynousted,nohabríatenidotiempopararepetirmeelcalificativo.

—Bien, basta de esto —dijo McGinty,echándoseal cuerpoel contenidode suvaso—.Vineahacerleunaadvertenciaatiempo,yyaselahehecho.

—Me agradaría saber —dijo McMurdo—cómodiablos llegó usted a enterarse de que yohabíahabladoconMorris.

McGintyrompióareír,ydijo:—Es obligación mía enterarme de lo que

ocurreenestaciudad.Serámejorqueustedsepaqueyo loescucho todo.Bien;notengomástiempo,ysólolediré…

Pero su despedida fue bruscamente cortada de un modo completamenteinesperado.Lapuertaseabriósúbitamenteconestrépitoytrescarasceñudasclavaronenellossusmiradasamenazadoraspordebajode laspuntiagudasgorrasdepolicía.

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McMurdo se puso en pie de un salto, ymedio sacó su revólver, pero su brazo sedetuvoamitaddecaminoaldarsecuentadequedosriflesWinchesterleapuntabanalacabeza.Unhombredeuniformeavanzódentrodelcuarto,empuñandounrevólver.EraelcapitánMarvin,elquehabíapertenecidoalaPolicíadeChicagoyqueahorapertenecíaaladelCarbónydeHierro.MoviólacabezaymiróaMcMurdoconunasomodesonrisa,diciéndole:

—Yameparecíaqueseibaustedameterenlíos,señormaleanteMcMurdo,deChicago.Demodoquenosepuedesalirdeesavida,¿verdad?Tomesusombreroyacompáñenos.

—CapitánMarvin,estolopagaráusted—dijoMcGinty—.¿Quiénesusted,megustaríasaberlo,paraentrarporlaviolenciaenunacasa,molestandoaunoshombreshonradosyrespetuososdelaley?

—ConsejeroMcGinty,ustedsequedafueradeestenegocio—dijoelcapitándePolicía—.Noesporustedporquienvenimos,sinoporesteindividuo,McMurdo.Laobligacióndeustedesayudarynoentorpecernuestramisión.

—Esunamigomío,yyorespondodesuconducta—dijoelmandamás.—En todocaso,místerMcGinty,quizá tengaustedque respondercualquierdía

deestosdelasuyapropia—lecontestóelcapitándePolicía—.EsteMcMurdoeraunmaleante antes de venir a esta población, y un maleante sigue siendo. Guardias,apuntadlemientrasyolodesarmo.

—Ahítienemirevólver—dijoconfrialdadMcMurdo—.Quizá,siestuviésemoslosdossolosycaraacara,nomeprenderíatanfácilmente,capitánMarvin.

—¿Dóndeestálaordendedetención?…—preguntóMcGinty—.¡Porvidade…,queda igualvivirenRusiaoenVermissaestandolaPolicíamandadaporhombrescomousted!Estoesunaagresióncapitalista,ycreoquenovaacabarahílacosaparausted.

—Consejero, cuídese de cumplir usted con su obligación lo mejor que pueda.Nosotrosnoscuidaremosdelcumplirconlanuestra.

—¿Dequésemeacusa?—preguntóMcMurdo.—De estar complicado en la paliza que dieron al viejo director Stanger en la

RedaccióndelHerald.Noesculpadeustedquelaacusaciónnoseadeasesinato.—Si es eso lo que tiene usted contra él—gritóMcGinty, rompiendo a reír—

puedeahorraremuchotrabajodejandoaunladolacosaahoramismo.Estehombreestuvo enmi salón jugando al póquer hasta lamedianoche, y puedo presentar unadocenadetestigosparademostrarlo.

—Eso es asunto suyo, y creo que puede usted arreglarlo mañana con el juez.Mientras tanto,vamos,McMurdo,ycamine tranquilo, sinoquiereencontrarseconunculatazoenlacabeza.Usted,místerMcGinty,hágaseaunlado,porqueleadviertoquenotoleroresistenciacuandoestoycumpliendoconundeber.

La expresión del capitán era tan resuelta, que lo mismo McMurdo que elmandamássevieronobligadosaaceptarlasituación.Esteúltimoselasarreglópara

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cuchichearunaspalabras,alpresoantesquesemarchase.—¿Yquéhayde…?—dijo,dandoun respingoconelpulgarhaciaarriba,para

darleaentenderquehablabadelherramentalparafalsificardinero.—Nohay cuidado—le contestópor lobajoMcMurdo,quehabíadispuestoun

esconditesegurodebajodelentarimado.—Adiós,entonces—dijoMcGinty,estrechándolelamano—.Meentrevistarécon

Reilly, el abogado, y correré con los gastos de la defensa. Esté seguro de que nopodránmantenerlopreso.

—Yo no apostaría nada. Vosotros dos estad al cuidado del preso, y si intentacualquierjugarreta,disparáis.Registrarélacasaantesdemarcharme.

AsílohizoMarvin;pero,porlovisto,nodescubriórastroalgunodelherramentaloculto. Luego bajó a la calle, y él y sus hombres escoltaron aMcMurdo hasta laJefaturadePolicía.Lanochehabíacerrado,ysoplabaunvientocortante: lascallesestabancasidesiertas,peronofaltaronalgunosdesocupadosquesiguieronalgrupoyque,animadosporlainvisibilidad,gritaronimprecacionesalpreso:

—¡LinchadalcondenadoCamorrero!¡Linchadlo!Y cuando los guardiasmetieron a éste en laComisaría, se rieron con burlonas

carcajadas.Despuésdeunbreveinterrogatoriodepurafórmula,hechoporeloficialdeguardia, fue trasladadoa laceldacomún.AllíencontróaBaldwinyaotros trescriminalesdelanocheanterior.Todoshabíansidodetenidosporlatarde,yesperabancompareceralamañanasiguienteanteeljuez.

Pero el largo brazo de los Hombres Libres llegaba incluso hasta el interior deaquellafortalezadela ley.Yaavanzadalanoche,entróuncarceleroconunfajodepajaconquehacerleslacama,ydelinteriordelmismosacódosbotellasdewhisky,algunosvasosyunpaquetedenaipes.Aquelloshombrespasaronunanochealegre,sinlamenorpreocupaciónsobreeljuicioqueibaatenerlugarlamañanasiguiente.

Nitampocoteníanmotivoparapreocuparse,segúnibaademostrarloelresultadodelmismo.Ante laspruebasydeclaraciones,nohabíamediodequeelmagistradopronunciase la sentencia que habría prometido para que aquel asunto pasase a untribunalsuperior.Porotrolado,loscajistaseimpresorestuvieronqueconfesarquelaluzerainsegura,queellosseencontrabanenaquelmomentomuydesconcertadosyquelesresultabadifícilafirmarbajojuramentoterminantequiéneseranlosasaltantes,aunquecreíanqueelacusadoseencontrabaentreellos.Repreguntadosporelhábilabogado que McGinty contrató, mostráronse todavía más nebulosos en susdeclaraciones.Elheridohabíadeclaradoyaquelosúbitodelataquelotomótandesorpresa,quenopodíaafirmarotracosafueradequeelprimeroquelegolpeóeraunhombrequellevababigote.AgregóqueleconstabaqueeranCamorreros,puestoqueno era posible que nadie en aquella comunidad sintiese animadversión contra él, yporque desde tiempo atrás venía siendo amenazado con motivo de sus valienteseditoriales. Por otra parte, las declaraciones concordes y terminantes de seisciudadanos, incluidoel alto funcionariomunicipal consejeroMcGinty,demostraron

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claramenteque aquellos hombreshabíanparticipado enunapartidade cartas en laCasadelaUniónhastaunahoramuchomástardíaqueaquéllaenlaquetuvolugarelasalto. No hará falta decir que los acusados fueron absueltos con palabras queandaban muy cerca de ser una disculpa que el Tribunal les presentaba por lasmolestias que habían sufrido, y que constituían al propio tiempo una censuraimplícitaparaelcapitánMarvinylaPolicíaporsucelooficioso.

El veredicto fue acogido con gran aplauso por una concurrencia en la queMcMurdo vio muchas caras familiares. Los hermanos de la logia sonreían ysaludabanconlamano.Perohubootrosquepermanecieronsentados,apretandoloslabios y con ojos preocupados cuando aquellos hombres desfilaron fuera delbanquillo de los acusados.Unode ésos, hombrepequeño, de barba negra y ánimoresuelto,expresóconpalabrasloqueélysuscamaradaspensabanenelmomentoenquelosexpresoscruzabanpordelantedeél.

—¡Malvadosasesinos!—dijo—.Aúnhemosdepoderarreglaroslascuentas.

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S

CapítuloV

Lahoramásoscura

i algo faltaba para dar empuje a la popularidad de McMurdo entre suscompañeros,eransudetenciónysuabsolución.Elhechodequeunhombre,la noche misma de su afiliación a la logia, hubiese hecho algo capaz de

conducirloanteeljuez,constituíaunnuevorécordenlosanalesdelasociedad.Habíaganado ya fama de excelente compañero de juerga, de alegre parrandero y, sobretodo,dehombredemuchogenio,quenotolerabauninsultonisiguieraviniendodeltodopoderoso mandamás en persona. Pero, además de todo eso, produjo en suscamaradaslaimpresióndequenohabíaentretodosellosningunoconelcerebrotandispuesto para concebir un plan sanguinario ni cuyamano fuesemás capaz que lasuyaparaponerloporobra.«Esunmuchachodelosqueharáneltrabajolimpio»,sedijeronunosaotroslosancianos,yesperaronelmomentodepoderponerloalaobra.McGintydisponíadesuficientenúmerodeinstrumentos,perotuvoquereconocerqueésteeraeldesupremadestreza.Sesintiócomoquienretieneenlatraíllaaunfierosabueso.Disponíadegozquejosparaeltrabajomenudo,peroalgúndíasoltaríaaesteanimal contra su presa.Algunosmiembros de la logia, y entre ellos TedBaldwin,experimentaronresentimientoporelaugerápidodelforastero,yaborrecíanaésteporesacausa,peroseapartabandeél,porqueMcMurdoteníatanbuenadisposiciónparapelearcomoparareír.

Perosisehabíaganadoelfavordesuscompañeros,lohabíaperdidoentreotraspersonas,quesuponíanalgomásvitalparaél.ElpadredeEttieShafternoquisoyamástratosconMcMurdoylenególaentradaalacasa.Ettie,porsuparte,sehallabaposeída de un amor demasiado profundo haciaMcMurdo para romper con él porcompleto; pero su buen sentido le advertía cuáles serían las consecuencias de unabodaconunhombre consideradocomocriminal.Ciertamañana, ydespuésdeunanoche de insomnio, la joven tomó la resolución de entrevistarse con él, quizá porúltima vez, para realizar una fuerte tentativa que lo arrancase de las malvadasinfluenciasqueloarrastrabanhaciaabajo.Sepresentóensucasa, talcomoélselohabíasuplicadomuchasveces,yentróenlahabitaciónqueélempleabacomocuartodeestar.EstabaMcMurdosentadodelantedeunamesa,vueltodeespaldaalapuertayconunacartadelante.Ettiesóloteníadiecinueveaños,ylaacometiósúbitamentelacomezón de hacer una diablura propia de muchacha. McMurdo no la había oídocuandoellaabriólapuerta.Avanzó,pues,depuntillas,ypusosuavementesumano

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sobresushombros,inclinadoshaciaadelante.Si la joven esperaba sorprenderlo, en verdad que lo consiguió, pero fue para

sobresaltarseellaasuvez.McMurdosevolvióyselanzócomountigresobreella,buscandosucuelloconlamano.Almismotiempo,hizounapelotaconelpapelqueteníadelante.Sequedóuninstantemirandofurioso.Pero,depronto,elasombroylaalegría,reemplazarona laferocidadquehabíaconvulsionadolosrasgosdesucara;unaferocidadquehizoretrocederaEttiehorrorizada,comoenpresenciadealgoconquejamáshabíatropezadosuamablevida.

—¡Eres tú!—exclamóél,disipandosuceño—.¡Ypensarquehasvenidoamí,corazón de mi corazón, y que no se me ha ocurrido nada mejor sino lanzarme aestrangularte!—McMurdotendióhaciaellasusbrazos—.Déjamecompensarte.

Pero la joven no se había recobrado todavía de aquella súbita visión demiedoculpable que había leído en la cara de aquel hombre.Todo su instinto demujer ledecíaqueaquelsobresaltonoeraelsimpleaccesodetemordeunhombre.Aquelloeraculpabilidad—sí,esoera—,culpabilidadymiedo.

—¿Quéesloquetehaocurrido,Jack?—exclamó—.¿Porquétuvistetalmiedodemí?¡OhJack,situconcienciaestuviesetranquila,nomehabríasmiradocomomemiraste!

—Sí,yoestabapensandoenotrascosas,ycuandoavanzastepisandolevementeconestostuspiececitosdehada…

—No,no,Jack;fuemásqueeso.Unasúbitasospechaseapoderódeella.—Déjameleerlacartaqueestabasescribiendo.—Nopuedohacerlo,Ettie.Lassospechasdelajovenseconvirtieronencertidumbre,yexclamó:—¡Esparaotramujer!Losé.¿Porqué,sinoesporeso,noibasadejarqueyola

leyera?¿Esqueestabasescribiendoatuesposa?¿Cómovoyasaberyoquetúnoerescasado;tú,unforasteroalquenadieconoce?

—Noestoycasado,Ettie,Mira,lojuro.Túeresparamílaúnicamujerquehaysobrelatierra.¡LojurosobrelacruzdeCristo!

Sehabíapuestopálidoy seexpresabacon tanapasionada seriedad,queellanopudomenosdecreerle.

—Puesentonces—exclamóEttie—,¿porquénomeenseñaslacarta?—Te lo diré, acushla—le contestó—.He jurado nomostrarla, y de lamisma

maneraqueyono romperíaunapalabradada a ti, también cumplomipalabra conaquellas otras personas a quienes se la doy. Es un asunto de la logia, que debepermanecersecretoinclusoparati.Si,alsentir tumanosobremí,fuetalmitemor,¿nocomprendesquefueporque,enlugardelatuya,podríahabersidolamanodeundetective?

Lajoventuvolasensacióndequeledecíalaverdad.Éllarecogióensusbrazosydisipóafuerzadebesossustemoresysusdudas.

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—Vamos,siéntateaquí,ami lado.Esun tronoextrañoparaunareinacomotú,peroeselmejorquetupobreenamoradohapodidoencontrar.Creoquecualquierdíade éstos conseguirá algomejor para ti.Y ahorame imagino que tu alma se habrátranquilizadootravez,¿verdad?

—¿Cómopuede tranquilizarse, Jack, sabiendo como séque tú eresun criminalqueviveentreotroscriminales?¿Cuandocualquierdíamepuedenanunciarqueestásen el banquillo por asesinato? «McMurdo elCamorrero», así te llamó hoy uno denuestroshuéspedes,yesometraspasóelcorazóncomouncuchillo.

—Claroquelaspalabrasdurasnoquebrantanhuesos.—Peroeranverdaderas.—Mira,querida, lacosanoes tanmalacomotú te la figuras.Somosnadamás

queunoshombrespobresqueseesfuerzanasumaneraporconseguirsusderechos.Ettieechósusbrazosalcuellodesuenamorado.

—¡Renuncia a eso, Jack! ¡Por amor mío,por amor de Dios, renuncia! Hoy he venidoaquíparapedírtelo. ¡OhJack, te lo suplicoderodillas! Me arrodillo delante de ti paraimplorartequerenunciesaello.

McMurdo la levantó y la acarició,arrimandolacabezadelajovenasupecho.

—Mira, corazón, que no sabes lo quemeestáspidiendo.¿Cómopuedorenunciar,siesoequivaldría a romper mi juramento y aabandonaramiscamaradas?Si túsupierasmisituación, no me lo pedirías nunca. Además,aunque yo lo quisiera, ¿cómo podría hacerlo?No supondrás que la logia consentiría que un

hombreselargasedeellallevándosetodossussecretos,¿verdad?—Hepensadoenello,Jack.Lohedispuesto todo.Mipadre tieneeconomizado

algún dinero. Está cansado de este lugar, en el que nuestras vidas estánensombrecidas por el terror que nos inspira esa gente.Está dispuesto amarcharse.Huiríamos juntosaFiladelfiaoaNuevaYork,poblacionesen lasqueestaríamosasalvodeellos.

McMurdoseechóareír.—Lalogiatieneelbrazolargo.¿Piensasquenopodríaalargarlodesdeaquíhasta

FiladelfiaoNuevaYork?—PuesentoncesnosiremosalOeste,aInglaterraoaSuecia,paísdeorigendemi

padre.Acualquierlugar,contaldealejarnosdeestevalledelTerror.McMurdopensóenelviejohermanoMorris,ydijo:—Yaes la segundavezqueoigo llamar así al valle.Por lovisto, la sombra se

proyectaverdaderamenteangustiosasobrealgunosdevosotros.

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—Ensombrece todos los momentos de nuestras vidas. ¿Te imaginas que TedBaldwinnoshaperdonado?Sinofueraporquetetemeati,¿quéprobabilidadescreesque serían las nuestras? ¡Si tú vieras la expresión de aquellos ojos negros yhambrientoscuandoseclavanenmí!

—¡Por Dios vivo, que le voy a enseñar mejores modales si alguna vez losorprendo! Pero mira, pequeña. Yo no puedo marcharme de aquí. No puedo.Créemelo de una vez y para siempre. Pero si tú dejas que yo encuentremi propiocamino,procuraréelmododesalirhonrosamentedeestasituación.

—Enesteasuntonocabenconsideracionesdehonor.—Bueno,esoesdesdeelpuntodevistaquetúlomiras.Perosimedasunplazo

deseismeses,melascompondrédemaneraquepuedaabandonartodosinquetengaquesentirmeavergonzadodemiraralacaradenadie.

Lajovenrompióareírdegozo,yexclamó:—¡Seismeses!¿Meloprometes?—Bueno, pudieran ser siete u ocho, pero lo más tarde en el plazo de un año

dejaremoselvalleanuestraespalda.Eso fue todo lo más que Ettie pudo conseguir de él, pero ya era algo. Tenía

aquella luz lejanaparaalumbrar lasoscuridadesdel futuro inmediato.Regresóa lacasadesupadreconelcorazónmásligeroqueenningúnmomentodesdequeJackMcMurdohabíaentradoensuvida.

Cualquiera habría pensado que, en su calidad demiembro, sería informado detodas lasactividadesdelasociedad,peronotardóendescubrirquelaorganizacióneramás extensa ymás complicada que la simple logia. InclusoMcGinty ignorabamuchascosas,porqueexistíauncargoconeltítulodedelegadodedistrito,quevivíaenHobson’s Patch, estaciónmás abajo de lamisma línea, quemandaba en variaslogias,a lasque regíademanera imperiosayarbitraria.Sólounavez tuvoocasiónMcMurdodetratarconél:eraunhombrecitoastutoqueparecíaunaratadecabellosblancos;caminabacomoescurriéndoseymirabadesoslayoconunosojosllenosdemalignidad. Llamábase Evans Pott, y hasta el gran mandamás de Vermissaexperimentaba hacia él algo así como la repulsión y el temor que el voluminosoDantondebiódesentirporelminúsculo,peropeligroso,Robespierre.

Scanlan, el compañerodepensióndeMcMurdo, recibióciertodíaunacartadeMcGinty,acompañandoaotradeEvansPott,enlaqueleinformabaqueleenviabados buenos hombres, Lawler y Andrews, con instrucciones para actuar en aquellazona,aunqueeramejorpara lacausaquenosediesendetallessobresusobjetivos.¿Queríaelgranmaestrecuidarsedeque se tomasen lasmedidasconvenientesparaalojarlosyparaqueviviesenconcomodidadhastaquellegaselahoradelaacción?McGintyagregabaqueresultabaimposiblequenadiepermanecieseocultoenlacasadelaUnión,y,porconsiguiente,lesquedaríamuyagradecidoaMcMurdoyScanlansi alojaban a los forasteros por algunos días en la misma casa en que estaban depensión.

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Losdoshombresllegaronaquellamismanoche,cadacualconsumaleta.Lawlereraunhombremásbienanciano,astuto,calladoyreservado;vestíaunaviejalevitanegra, que combinaba con su sombrero blando de fieltro, y su barba entrecana yenmarañada le daba un aspecto general de predicador ambulante. Su acompañante,Andrews, era poco más que un muchacho de expresión franca y alegre, con lasmaneras garbosas de quien ha tomado una excursión de vacaciones y dispone deelementos para disfrutarlas en todo momento. Los dos hombres eran totalmenteabstemiosyseconducíancorrientementecomomiembrosejemplaresdelasociedad,conlaúnicaexcepcióndequeeranunosasesinosquehabíandemostradoenrepetidasocasiones ser los instrumentos más capaces de aquella asociación de criminales.Lawlerhabíacumplidoyacatorceencargosdeesaclase,yAndrews,tres.

McMurdoseencontróconqueambosestabanmuydispuestosaconversarsobresus hazañas pasadas; las relataban con el orgullo algo vergonzoso de hombres quehanrealizadobuenosygenerososserviciosenfavordelacomunidad.Sinembargo,semostrabanreticentesacercadeltrabajoinmediatoquesetraíanentremanos.

—Noseligieronporqueniyonielmuchachoestebebemos—explicóLawler—.Saben que nosotros no diremos más de lo que necesitamos hablar. No lo tomenustedesamal,peronosotrosobedecemoslasórdenesdeldelegadodeldistrito.

—Claro; todos somos solidarios en todo —dijo Scanlan, el compañero deMcMurdo,cuandoloscuatroibanasentarseacenar.

—Así es, y podemos hablar, hasta que las vacas se recojan, de la muerte deCharlieWilliams,odeladeSimónBrid,odecualquierotrotrabajodelpasado.Perohastaqueuntrabajoserealiza,nosotrosnopodemosdecirpalabraacercadelmismo.

—Hayporaquímediadocenadeindividuosalosquemegustaríadecirlescuatroverdades—dijoMcMurdo, lanzando un juramento—. ¿No será ese JackKnox, deIronhill,alqueustedesbuscan?Haríaunabuenacaminataporvercómoledabansumerecido.

—No;aésenolehatocadotodavía.—¿SeráHermánStrauss?—No;tampocoesése.—Bien; siustedesnoquierendecírnoslo,nosotrosnopodemosobligarlos,pero

megustaríasaberlo.Lawlersesonrióymoviónegativamentelacabeza.Noerahombrequesedejase

sonsacar.A pesar de las reticencias de sus huéspedes, Scanlan y McMurdo estaban

completamenteresueltosahaceractodepresenciaenloqueellosllamabanlajuerga.Poreso,ciertamañanaenqueMcMurdolesoyóbajarfurtivamentelaescaleraaunahora muy temprana, despertó a Scanlan, y ambos corrieron a vestirse. Una vezvestidos,descubrieronquelosotrosdossehabíanlargado,dejandoabiertalapuertade la calle.No había alboreado todavía y pudieron distinguir a los dos hombres aciertadistancia calle adelante, gracias a la luzde las lámparas.Siguieron tras ellos

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conmuchacautela,pisandosinruidoenlaespesacapadenieve.La casadepensión estaba situada casi al bordede la ciudad, yno tardaron los

forasteros en llegar al cruce de carreteras existente más allá de los límites de lamisma.Esperabanallítreshombres,conlosqueLawleryAndrewssostuvieronunaconversaciónbreveyanimada.Luegoavanzarontodosjuntos.Porlovisto,setratabadealgunatareaextraordinaria,querequeríaciertonúmerodeejecutantes.Arrancabande aquel lugar varios caminos que conducían a distintas minas. Los forasterostomaronelqueibaapararaCrowHill,importanteempresaquesehallabaenmanosfuertes y que había conseguido, gracias a su enérgico y valeroso gerente, JosiahH.Dunn, deNueva Inglaterra,mantener cierto orden y disciplina durante el largoreinadodelterror.

Empezaba a romper el día, yunahilerade trabajadoresmarchaban lentamente,aisladosyengrupos,porelennegrecidosendero.

McMurdoyScanlancaminaronconlosdemás,sinperderdevistaaloshombresaquienes ibansiguiendo.Unaespesabrumacerníasesobreellos,ydelcorazónde lamismabrotódeprontoelsúbitochillidodeunasirenadevapor.Eralaseñalquesedabadiezminutosantesquedescendiesenlasjaulasyempezaselalabordeldía.

Cuando llegaron al espacio abierto en tomo de la torre de la boca-mina, seencontraronconuncentenardeminerosqueaguardaban,dandopatadasenelsueloysoplándose en las puntas de los dedos, porque hacía un frío crudelísimo. Losforasterosformabanunpequeñogrupoalsocairedelacasademáquinas.ScanlanyMcMurdotreparonaunaescombrera,desdelaquedominabantodoelescenarioqueteníandelante.

Vieron al ingeniero de la mina, que era un escocés barbudo y grandullón que sellamabaMenzies,salirdelacasademáquinasydarlaseñalconsusilbatoparaquesebajasenlasjaulas.Enesemismoinstanteavanzóvivamentehacialabocadelpozo

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unjovenalto,desgarbado,decaraafeitadayseria.Alavanzar,susojosseposaronenelgrupo,calladoeinmóvil,queestababajolacasademáquinas.Aquelloshombressehabíanechadohacialacarasussombrerosysehabíanlevantadoloscuellosparaque sirviesen de pantalla a sus caras. El presentimiento de la muerte apretó uninstantesumanoheladasobreelcorazóndelgerente.Peroloarrojódesíenelacto,ysóloviolaobligaciónqueteníaquecumplirconaquellosintrusosdesconocidos.

—¿Quiénessoisvosotros?—preguntó,avanzandohaciaellos—.¿Quéhacéisahíperdiendoeltiempo?

Noobtuvocontestación,peroelmozalbeteAndrewsavanzóylehirióatirosenelestómago.Loscienminerosqueesperabansiguierontaninmóvilesydesamparadoscomo si se hubiesen quedado paralíticos. El gerente se sujetó la herida con ambasmanosysedesplomó.Luegosealejótambaleándose,perootrodelosasesinoshizofuego,yelhombrecayódecostado,pateandoyclavandolasuñasentreunmontóndeescoria. Menzies, el escocés, lanzó un bramido de rabia y se abalanzó hacia losasesinosblandiendouna llavedehierro, pero recibiódosbalazos en la caraque lehicieron caer muerto a los pies mismos de los agresores. Se produjo un arranquehaciaadelantedealgunosdelosminerosyunaexclamacióngeneraldecompasiónydeira,perodosdelosdesconocidosvaciaronsusrevólveresdeseistirosdisparandopor encima de las cabezas de lamultitud, y ésta se deshizo y desbandó, habiendoalgunosqueen sualocada fuga retrocedieronhasta sus casas enVermissa.Cuandoalgunosdelosmásanimosossereagruparonylagenteregresóalamina,lacuadrillade asesinos había desaparecido entre las brumas de lamañana, sin que ni un solotestigofuesecapazdeafirmarbajojuramentoquereconocíaaaquelloshombresquehabíancometidoeldoblecrimenenpresenciadeuncentenardeespectadores.

ScanlanyMcMurdoemprendieronelcaminodevuelta.Scanlansemostrabaalgoalicaído,porqueeraaquélelprimerasesinatoquehabíapresenciadoconsuspropiosojos,ylacosaleresultómenosdivertidadeloqueélcreía.Losespantososalaridosde la esposa del gerente asesinado los persiguieron mientras regresabanprecipitadamentealaciudad.McMurdoibapensativoycallado,peronodiomuestrasdesimpatíaanteaquelablandamientodesucompañero.

—Escomoenlaguerra—repetía—.¿Quéenestosinounaguerraentreellosynosotros?Devolvemoslosgolpesdondemejorpodemos.

AquellanochehubograncuchipandaenlasaladelalogiadelaCasadelaUnión.NosólosecelebrólamuertedelgerenteydelingenierodelaminadeCrowHill,loqueobligaríaaestasociedadaseguirlanormadelasdemáscompañíasdeldistrito,amenazadas y aterrorizadas, sino también por otro triunfo lejano conseguido pormanosdelalogiamisma.Entoncessesupoque,cuandoeldelegadodeldistritoenviócincohombressegurosparadarelgolpedeVermissa,habíapedidoacambioqueseeligiese en Vermissa secretamente a tres hombres y se los enviase para matar aWilliamHales, deStakeRoyal, uno de los propietarios deminasmás conocidos ymáspopularesdeldistritodeGilmerton,hombrequenosecreíaquetuvieseunsolo

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enemigoenelmundo,porquedesdecualquierpuntodevistaeraunpatronomodelo.Apesardeello,habíainsistidoenquelosobrerosdebíanproduciryhabíadespedidoaalgunosborrachosyharaganesqueeranmiembrosdelatodopoderosasociedad.Nomodificósuresolución,apesardequeaparecieronenlaparteexteriordesupuertaesquelasdedefunción.Seencontraba,pues,enunpaíslibreycivilizado,condenadoamuerte.

Laejecuciónacababadeserrealizadadebidamente.EljefedelgrupohabíasidoTedBaldwin,queseesponjabaenelsitiodehonoralladodelgranmaestre.Surostroencendido y sus ojos vidriosos y sanguinolentos delataban la falta de descanso yabusode labebida.Ély susdoscamaradashabíanpasado lanocheanterior en lasmontañas.Estabandesaseadosysuciosporefectode la intemperie.Peroniaunquehubiesensidohéroesqueregresabandespuésqueyaselesdabaporperdidos,habríanencontradounaacogidamáscalurosaporpartede suscompañeros.Unayotravezhicieron el relato de su expedición entre gritos de alegría y risas estruendosas. Sehabíanpuestoalacechodesuhombreparacuandoésteregresasealcaerlanocheasudomicilio; se situaronen loaltodeunacolinadepronunciadapendiente,porqueelcaballoquetirabadelcochedeaquélteníaquesubirlaapasolento.Ibaelhombretanenvuelto enpieles para defenderse del frío, que no le fue posible echarmano a surevólver.Lotirarondelcocheyledispararonunayotravez.

Ninguno de ellos conocía a la víctima, pero en esto del matar hay un dramaeterno,yaquelloshombreshabíandemostradoalosCamorrerosdeGilmertonqueloshombresdeVermissaerangenteenlaquesepodíafiar.Lesocurrióuncontratiempo,porque, cuando estaban descargando sus revólveres contra la víctima silenciosa,llegaronensucocheunhombreyunamujer.Alguienapuntólaideadematarlosalosdos,perosetratabadegenteinofensivaysinrelaciónalgunaconlasminas;porelloselimitaronaordenarlesconseveridadquesiguiesenviajeyguardasensilencio,noseaquelesfueraaocurriraellosalgopeor.Dejaron,pues,allíelcuerpomanchadodesangrecomounaadvertenciaparalospatronostandurosdecorazóncomoél,yactocontinuo los tresmagníficos vengadores semetieron a toda prisa en lasmontañas,dondelaNaturalezatodavíavirgenllegahastaelbordemismodeloshornosydelasescombreras.

Había sido aquélungrandíapara losCamorreros.La sombra sehabía cernidomás negra todavía por encima del valle. Pero de lamismamanera que un generalinteligenteaprovechaelmomentodelavictoriapararedoblarensusesfuerzos,afindenodartiempoasusenemigospararehacersedespuésdeldesastre,asítambiénelmandamás McGinty, contemplando el escenario de sus actividades con ojospensativos y malignos, había planeado un nuevo ataque contra sus adversarios.Aquellamismanoche,cuandolaconcurrenciamedioebriasedisolvió,McGintytocóaMcMurdoenelbrazoy lo condujoa lamismahabitación interior enquehabíancelebradosuprimeraentrevista.

—Vamosaver,muchacho—ledijo—.Porfintengountrabajoqueesdignodeti:

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encomendarésuejecuciónatusmanos.—Meenorgulleceoírselodecir—contestóMcMurdo.—Puedes tomar contigo dos hombres:Manders y Reilly. Se les ha dado ya el

avisodeservicio.Enestedistritono lograremosnuncaquemarchen lascosasbienhasta que se le hayan arreglado las cuentas a Chester Wilcox, y te ganarás elagradecimientodetodaslaslogiasdelaregióncarboníferasiconsiguestumbarlo.

—Porlomenos,harécuantodemídependa.¿Quiénesélydóndeloencontraré?McGintysequitódelacomisuradesuslabioseleternocigarromediomasticado,

mediofumado,yprocedióadibujarunligerobocetoenunapáginaarrancadadesulibrodenotas.

—SetratadelprimercapatazdelaIronDykeCompany.Esunfulanoduro,fueenlaguerrasargentoabanderado,esunapuracicatrizytieneelcabelloblanco.Hemosintentado tumbarlo en dos ocasiones, pero tuvimos mala suerte, y Jim Carnawayperdióenellolavida.Ahorateencargarástúdelasunto.Lacasaseencuentrasituadaaquí,completamenteaisladaenelcrucedelacarreteradeIronDyke,talcomolovesenestemapa,sinquehayaningunaotraalalcancedelavoz.Dedíanosepresta.Estehombre va armado, y dispara rápido y bien, sin andarse en preguntas. Pero por lanoche,porlanoche,élestáensucasaconsumujer,treshijosyunacriada.Nohayelección.Otodosoninguno.Sipudierascolocarunsacodepólvoraexplosivaenlapuertadelantera,aplicándoleunamecha…

—¿Quéesloquehahechoesehombre?—¿NotehedichoquematóaJimCarnaway?—¿Porquélomató?—¿Yquédiablosteimportaesoati?Carnawayandabaaquellanochealrededor

delacasadeeseindividuo,yéldisparó.Atiyamínosbastaconesto.Esprecisoqueelasuntoquedecomoesdebido.

—Enlacasahabrádosmujeresylosniños.¿Handevolartambién?—Nohaymásremedio,porque,deotromodo,nadasepuedehacercontraél.—Parecelacosaduraporloquerespectaaellas,quenohanhechoningúnmal.—¿Quémaneradehablaresésta?¿Esqueteechasatrás?—Poco a poco, consejero, poco a poco. ¿Meha oído decir alguna vez o hacer

cosaquelepermitapensarqueyomeechoatráscuandorecibounmandatodelgranmaestredemipropia logia?Sies justoo si es injusto, escosaqueusted tienequedecidirla.

—¿Loharásentonces?—Naturalmentequesí.—¿Cuándo?—Bueno, creoque seríapreferiblequemedieseunaodosnochesparaqueyo

puedaverlacasaytrazarmisplanes.Después…—Perfectametne—dijoMcGinty, estrechándole lamano—.A tu cargo lodejo;

seráungrandíaaquélenquenostraigaslanoticia.Esprecisamenteelgolpefinalque

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losharácaeratodosderodillasdelantedenosotros.McMurdomeditó larga y profundamente en el encargo que tan repentinamente

habíanpuestoensusmanos.LacasaaisladadondevivíaChesterWilcoxhallábaseaunos diez kilómetros de distancia, en un valle contiguo. Aquella misma nocheemprendióelviajecompletamentesoloparaprepararseacumplirsumisión.Yahabíaamanecidocuandoregresódesureconocimiento.Alsiguientedíaseentrevistóconsus dos subordinados.Manders y Reilly, que eran dosmozalbetes temerarios y semostraban tan alegres como si se tratase de una cacería de ciervos. Dos nochesdespuéssereunieronfueradelaciudad;ibanlostresarmados,yunodeellosllevabaun saco lleno de pólvora de la que se emplea en las canteras. Eran las dos de lamadrugadaparacuandollegaronalacasasolitaria.Hacíaunanochedeviento,ylasnubes en jirones cruzaban rápidas por delante de una luna casi llena. Les habíanadvertido que tuviesen cuidado con los sabuesos, y por eso avanzaroncautelosamente,conlosrevólveresenlamanoyconlosgatilloslevantados.Peronoseoyóotroruidoqueelgemirdelviento,niseadvirtiómásmovimientoqueeldelasramas que se balanceaban por encima de ellos.McMurdo se puso a escuchar a lapuerta de la casa solitaria, pero en su interior reinaba un silencio absoluto. Actocontinuoarrimóelsacodepólvoraalapuerta,abrióenelmismounagujeroconsucuchilloyaplicólamecha.Cuandoestuvobienencendida,élysusdosacompañantessedierona la fuga,y tuvieron tiempodeponerse a salvodentrodel cobijodeunazanja antes que se oyese el atronador estrépito de la explosión, seguido del rumorprofundodeledificioqueseveníaabajo,anunciándolesasíquehabíanrealizadosuobra.En losanales sangrientosde la sociedadnosehabía realizadoningún trabajomás limpiamente que aquél. Pero ¡ay!, aquel trabajo tan bien organizado y tanatrevidamenteconcebidohabíasidodeltodoinútil.ChesterWilcox,advertidoporlasuerte que habían corrido las otras víctimas, y sabiendo que estaba condenado amorir,sehabíatrasladadoconsufamiliaelmismodíaanterioravivirenlugarmásseguroymenosconocido,dondeunguardiadePolicíacuidabadeellos.Laexplosióndelapólvorahabíaderribadounacasadesierta,yeladultosargentoabanderadodelaguerraseguíaenseñandodisciplinaalosminerosdeIronDyke.

—Dejadlodemicuenta—dijoMcMurdo—.Esehombreescosamía,ylomataréaunquetengaqueesperarlaocasiónunaño.

En la logia se aprobó un voto de gracias y de confianza, demodo que por elmomentoacabóallíelasunto.Cuando,semanasmástarde,publicaronlosperiódicosla noticia de que habían hecho varios disparos contra Wilcox al abrigo de unaemboscada,fueunsecretoavoceseldequeMcMurdoseguíaempeñadoendarfinasutrabajo.

TaleseranlosmétodosdelaSociedaddeHombresLibres,ytaleslashazañasdelosCamorreros;graciasaellosextendíansurégimendeterrorporaquelgrandeyricodistrito,que seviocastigadodurante tanto tiempopor lapesadillade supresencia.¿Paraquévoyaseguirmanchandoestaspáginasconnuevoscrímenes?¿Nohedicho

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ya lobastantepara retratar a aquelloshombresy susmétodos?Todosestoshechosforman parte de la historia escrita, y existen relatos en los que se pueden leer losdetallesdelosmismos.AllínospodemosenterardelamuerteatirosdelosguardiasdePolicíaHuntyEvans,que sehabíanarriesgadoadetener adosmiembrosde lasociedad,dobleagresiónplaneadaenlalogiadeVermissayllevadaaefectoasangrefríacontradoshombresdesarmadose indefensos.Tambiénsepuede leerallícómofuemuertaatirosmistressLarbeymientrascuidabaasuesposo,alqueporordendeMcGinty habían apaleado hasta dejarlo moribundo. El asesinato del mayor de losJenkins,seguidomuyprontoporladesuhermano,lamutilacióndeJamesMurdoch,la voladura de la familia Staphouse y el asesinato de los Stendals, se siguieron enrápidasucesiónduranteaquelmismoyterribleinvierno.LasombrasecerníaoscurasobreelvalledelTerror.Había llegado laprimavera, con susarroyos juguetonesysusárbolesenflor.TodalaNaturaleza,oprimidadurantetantotiempoporunagarrade hierro, se animaba de esperanzas; pero no las había por parte alguna para loshombresy lasmujeresquevivíansometidosalyugodel terror.Aquellanubenosehabíamostrado nunca tan negra y tan implacable como a principios del verano de1875.

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S

CapítuloVI

Peligro

e estaba en la cúspide del reinado del terror.McMurdo, que había sido yanombradodiáconointerior,contodaslasperspectivasdesucederalgúndíaaMcGinty como gran maestro, se había hecho ya tan indispensable en los

consejos de sus camaradas, que nada se realizaba sin su ayuda y su consejo. Sinembargo,cuantomáspopularseibahaciendoentrelosHombresLibres,conmayoresmofas era acogido al pasar por las calles de Vermissa. A pesar de su terror, losciudadanos iban cobrando ánimos para ligarse contra sus opresores. Llegaron a lalogia rumoresde reuniones secretas celebradas en laRedaccióndelHerald yde ladistribución de armas de fuego entre las gentes de orden. Pero aMcGinty y a sushombresno lespreocupaban talesnoticias.Eranmuchos, resueltosybienarmados,mientrasquesusadversariosestabandispersoseimpotentes.Todoacabaría,aligualque en el pasado: charlas sin finalidad y posiblemente en detenciones importantes.EsoasegurabanMcGinty,McMurdoytodosloshombresmásatrevidos.

Eralanochedeunsábadodelmesdemayo.Lossábadoseransiemprenochesdelogia,yMcMurdosedisponíaasalirdesucasaparaacudiraella,cuandosepresentódevisitaMorris,elhombremásdébildelaorden.Lapreocupaciónlehacíafruncirelceño,ysurostrobondadosoaparecíaalargadoyasustado.

—¿Puedohablarleconlibertad,McMurdo?—Claroquesí.—No puedo olvidar que en una ocasión le descubrí mi corazón, y que usted

guardóelsecreto,apesardequeelmismomandamásvinoapreguntárselo.—¿Quéotracosapodíahaceryo,habiéndoseustedconfiadoamí?Peroesono

significabaqueyoestuviesedeacuerdoconloqueustedmedijo.—Loséperfectamente.Peroustedeslaúnicapersonaalaqueyopuedohablar

conseguridad.Tengounsecretoaquídentro—sepusolamanosobreelpecho—yesesecretomeestáconsumiendolavida.¡Ojaláquehubiesellegadoacualquieradeustedes, antes que a mí! Si lo revelo, con seguridad que ello equivaldrá a unasesinato.Sinolorevelo,quizátraigaconellolaruinadetodosnosotros.¡QueDiosmeayude,porquemetraecasifuerademí!

McMurdomiró con seriedad a aquel hombre, que temblaba en todo su cuerpo.Escancióalgodewhiskyenunvasoyseloofreció,diciendo:

—Ésta es la medicina para algunos de

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ustedes.Yahora,vengaesesecreto.Morris bebió y su pálida cara se tiñó de

color.—Se lo puedo manifestar todo con una

sola frase —dijo—. Hay un detectivededicadoaseguimoslapista.

McMurdo le miró con asombro, yexclamó:

—¡Está usted loco, hombre! ¿No está laregión llena de policías y de detectives? ¿Yquédañonoshanhechojamás?

—No,no;nosetratadeunindividuodeldistrito. Como usted, dice, nosotros losconocemosaéstos,ypocoes loquepuedenhacer. Pero ¿ha oído usted hablar dePinkerton?

—Sí,heoídohablardealgúnindividuodeesenombre.—Puesbien;créamesiledigoquecuandosugentelesigueaunolapista,caesin

remedio.NoesunaorganizacióncomoesasdelGobiernoqueosesalenconlasuyaenelacto,oseolvidaninmediatamentedelasunto.Songente,que,sisemetenenunnegocio,lohacenresueltamenteyhastaconseguirelresultadoseacomofuere,porlasbuenasoporlasmalas.SiunagentedelosPinkertonandaenestenegocio,podemosdarnosporperdidos.

—Tenemosquematarlo.—¡Yaveustedcómoesésalaprimeraideaqueselehaocurrido!Enestamisma

formaseplantearáenlalogia.¿Noledijeyoqueestoterminaríaenasesinato?—¿Yquésignificaunasesinato?¿Noesunacosacorrienteporaquí?—Síqueloes,peronoseréyoquienseñalealhombrequehadeserasesinado.

Yanovolveríaatenersosiegoentodamivida.Sinembargo,sonnuestrascabezaslasque están en juego. Por amor deDios, ¿qué debo hacer?—En las angustias de suindecisión,aquelhombremovíaelbustoaderechaeizquierda.

PerosuspalabrashabíanconmovidoprofundamenteaMcMurdo.Erafácildeverque compartía la opinión de su visitante acerca del peligro y de la necesidad dehacerlefrente.AgarróaMorrisporelhombroylesacudióllenodeinterés.

—Vengaacá,hombre;nadaganaráconestarseahílloriqueandocomounaviudaenunvelorio—gritó,chillandocasi,deexcitadoqueestaba—.Vengan loshechos.¿Quiénesel individuo?¿Dóndeseencuentra?¿Cómooyóustedhablardeél?¿Porquévinoabuscarmeamí?

—Vineabuscarleaustedporqueeselúnicohombrecapazdeaconsejarme.LedijeaustedqueyohabíatenidounalmacénenlaregióndelEste,antesdeveniraquí.Dejéporaquellastierrasbuenosamigos,yunodeellosestácolocadoenTelégrafos.

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Heaquí la cartaque recibí ayerde él.Fíjese aquí, en laparte superiorde la carta.Puedeleerustedmismo.

LoqueMcMurdoleyófueesto:

«¿CómosiguenporahílosCamorreros?Losperiódicoshablanmuchodeellos. De usted paramí, le diré que aguardo noticias suyas antes que pasemucho tiempo.Cincograndes corporacionesydos compañíasde ferrocarrilhan tomado el asunto en sus manos con el más vivo interés. Se proponenarreglarlo,ypuedeustedapostaraqueloconseguirán.Sehanmetidoenellohastaloscodos.Pinkertonseencargódelasunto.Porórdenessuyasyelmejorde sus hombres, Edwards el Pajarraco, han entrado en acción. Es precisocortarinmediatamentelacosa».

—Yahoraleaustedlaposdata.

«Naturalmentequeestanoticiayo laheaveriguadoenmis funcionesdeoperador,demodoquenopasadeahí.Laclaveenqueenvíatodoslosdíassusmensajesesrarísimaynoconsigodescifrarla».

McMurdo permaneció algún tiempo sentado y en silencio con la carta en susmanos inquietas. La niebla se había alzado por un instante y descubría ante él unabismo.

—¿Hahabladoustedaalguienmásdeesto?—preguntó.—Anadiemás.—Pero esta persona, su amigo, ¿conoce a alguien a quien es probable que

escriba?—Sí,yocreoqueconoceaunaodospersonasmás.—¿Delalogia?—Esbastanteprobable.—Selopreguntabaporqueesverosímilquehayadadoalgunadescripcióndeeste

talEdwardselPajarraco.Enesecasopodríamosdescubrirsupista.—Sí, esposible, aunqueyonocreoqueél loconozca.Se limitaadarmeen la

carta noticia de que se enteró en el curso de su trabajo. ¿Cómo es posible que élconozcaaestehombrePinkerton?

McMurdopegóunviolentorespingo,yexclamó:—¡Porvidade…,queyalotengo!¡Quéestúpidohesidoennodarmecuenta!¡Y

vayasuertelanuestra!Learreglaremoslascuentasantesquepuedacausamosdañoalguno.Bueno,Morris,¿quiereusteddejarestoenmismanos?

—¡Claroquesí,contalqueustedquieraquitarlodelasmías!—Loharé.Usted se hace por completo a un lado yme deja amí que lo lleve

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adelante.Noesprecisosiquieraquesuenesunombre.Yocargarécontodo,comosiestacartamehubiesesidoenviadaamí.¿Lesatisfaceeso?

—Esprecisamenteloqueyoqueríapedirle.—Quedamos,pues, así, yustedno sedejeverparanada.Yahoramevoya la

logia,yyaverácómohacemosprontoqueeseindividuo,Pinkerton,estépesarosodehabersemetidoenesto.

—Peronolomataréis,¿verdad?—AmigoMorris,cuantomenossepausted,mástranquilaestarásuconcienciay

mejordormirá.Nohagapreguntasydejeque las cosas se arreglenpor sí solas.Elasuntoestáyaenmismanos.

Morrismoviótristementelacabezaaldespedirse,ygimió:—Mesientocomosisusangrecayerasobremismanos.—Obrar en propia defensa no es asesinato —dijo McMurdo, sonriéndose

ceñudamente—.Lacuestiónesésta:oélonosotros.Creoquesipermitiésemosqueeste hombre permaneciesemucho tiempo en el valle, acabaría con todos nosotros.HermanoMorris, vamos a tener que elegirlo granmaestro de la logia, porque conseguridadqueustedlahasalvado.

Sin embargo, lamanera de conducirseMcMurdo demostraba quemiraba aquelentremetimientoconmayorseriedaddelaquemostrabansuspalabras.Quizáfuesesuconcienciaculpable;quizá,lafamadequegozabalaorganizaciónPinkerton;quizá,lanoticiadequeunascorporacionesgrandesyricassehabíanentregadoalatareadeacabarcon losCamorreros; fuesencuales fuerensus razones,obrabacomohombreque seprepara a enfrentarse con lopeor.Antesde salir de casadestruyó todos losdocumentosquepudieranservirparaacusarle.Hechoeso,dejóescaparunsuspirodesatisfacción, pareciéndole que estaba ya a salvo; sin embargo, aún debía sentir lapresióndelpeligro,porque,caminode la logia,sedetuvofrentea lacasadelviejoShafter. Entrar en ella le estaba prohibido, pero cuando dio unos golpecitos en laventana,Ettie salióa reunirseconél.La jovenobservóquehabíadesaparecidodelrostrodesuenamoradolapicardíairlandesa.Leyóensuseriedadlaseñaldepeligro.

—¡Algohaocurrido!—exclamó—.¡OhJack,túestásenpeligro!—Sí, pero no es nada grave, corazón. Sin embargo, quizá conviniese que

tomásemosalgunamedidaantesquelascosasempeoren.—¡Tomaralgunamedida!—Enunaocasiónteprometíquememarcharíadeaquíalgúndía.Estanochehe

recibidonoticias,malasnoticias.Preveodificultades.—¿LaPolicíaacaso?—Algoporelestilo,unodelosPinkerton.Perotú,acushla,ignorasseguramente

loqueesestoyloquesuponeparaloshombrescomoyo.Estoydemasiadometidoenesteasuntoytengoquesalirdelmismoaescape.Túmedijisteque,simemarchabadeaquí,vendríasconmigo.

—¡Ésaseríatusalvación,Jack!

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—Ettie,yosoyenciertosaspectosunhombrehonrado.Noseríacapazdedañarauncabellode tubondadosacabezapor todo loqueelmundopuedadarnihacersedescender jamás ni siquiera un centímetro del trono de oro sobre el que yo te veosiempreencimadelasnubes.¿Tendrásfeenmí?

LajovenpusosumanoenladeMcMurdosindecirunapalabra.—Pues,entonces,escuchaloquevoyadecirteyobracomoyotemando,porque

nohayotro caminoparanosotros.Enestevallevanaocurrir cosas.Me lodice elcorazón.Muchosdenosotrostendránquemirarporsímismos.Yo,porlomenos.¡Siyomemarcho,lomismosiesdedíaquesiesnoche,tendrásquevenirconmigo!

—Irédetrásdeti,Jack.—No,no;tendrásquevenirconmigo.Siestevallesemecierrayyanuncapuedo

regresar al mismo, ¿cómo voy a dejarte aquí, mientras estoy, quizá, en un lugaroculto,sinmediossiquieraparahacerllegarhastatiunmensaje?Tienesquevenirenmicompañía.Enlapoblacióndedondeprocedoconozcoyounabuenamujer,yconellatedejaréhastaquenoscasemos.¿Vendrás?

—Sí,Jack,iré.—¡QueDiostebendigaporlaconfianzaqueenmítienes!Siyoabusasedeella,

seríaundemoniosalidodelinfierno.Puesbien:Ettie,tenencuentaquemimensajeseránadamásquedeunapalabra,ycuandollegueatilodejarástodoymarcharásenlínearectaalasaladeesperadelaestación,dondepermaneceráshastaqueyovayaenbuscatuya.

—Lomismosiesdedíaquesiesdenoche,yoacudiréatullamada,Jack.Conelalmayamástranquila,unavezquehabíainiciadosuspreparativosparala

fuga,McMurdo marchó a la logia. Ésta se hallaba ya reunida, y sólo después decomplicadossignosycontrasignospudocruzaratravésdelaguardiaexteriorydelaguardia interior, que la tenían cerrada a cal y canto. Fue acogido al entrar con unrumordesatisfacciónydebienvenida.Laalargadahabitaciónestabamuyconcurrida,yporentreelhumodel tabacodistinguió lasenmarañadasmelenasnegrasdelgranmaestro,lasfaccionescruelesymalévolasdeBaldwin,lacaradebuitredeHarraway,elsecretario,yunadocenamásdelosdirigentesdelalogia.Sealegródequetodosestuviesenallíparaquedeliberasenacercadelanoticiaquelestraía.

—La verdad, hermano, que nos alegramos de verle —dijo el presidente—.TenemosentremanosunnegocioquerequieretodalasabiduríadeunSalomónpararesolverlo.

—EselpleitodeLanderydeEvan—leexplicóelqueteníaasulado,unavezquetomóasiento—.AmbosreclamanélpremioqueofreciólalogiapormataratirosalviejoCrabbeenStylestown,¿yquiénescapazdeseñalaralquedisparólabala?

McMurdosepusoenpieylevantólamano.Laexpresióndesurostrofijóenelmismolaatencióndelauditorio.Reinóunsilenciomortaldeexpectación.

—Venerablemaestre—dijoconvozsolemne—,pidohablarparaunacuestióndeurgencia.

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—El hermanoMcMurdo pide la palabra para una cuestión de urgencia—dijoMcGinty—. Según los reglamentos de la logia, esta petición tiene precedencia. Teescuchamos,hermano.

McMurdosacólacartadelbolsillo,ydijo:—Venerablemaestreyhermanos,hoysoyportadordeunamalanoticia,peroes

preferible que la conozcáis y la discutáis antes que descarguen sobre nosotros deimproviso un golpe que sería nuestra destrucción. He sido informado de que lasorganizacionesmáspoderosasyricasdeesteEstadosehancoligadoparadestruirnosyqueenestemismoinstanteseencuentraenestevalleundetectivedePinkerton,untalEdwardselPajarraco,dedicadoarecogerpruebascomoparaecharnosamuchosdenosotroseldogalalcuelloyparaenviaracuantosseencuentranaquíreunidosaunpresidio.Taleslanoticiaparacuyadiscusiónhesolicitadolaurgencia.

Reinó en la sala un silencio de muerte, que fue roto por la presidencia,preguntando:

—¿Cuálessonlaspruebasquetienedeloqueafirma,hermanoMcMurdo?—Estacartaquehacaídoenmismanos—contestóMcMurdo.Leyóenvozalta

elpárrafo—.Esparamíunacuestióndehonornodarmásdetallesacercadelacartanientregárosla,peroosaseguroquenohayenellanadamásquepuedaafectaralosintereses de la logia. He expuesto ante vosotros el caso tal y como hasta mí hallegado.

Unodeloshermanoshablóasí:—Permítamedecir,señorpresidente,queheoídohablardeEdwardselPajarraco

yqueéstetienefamadeserelhombrequemásvaledetodoelpersonaldePinkerton.—¿Hayalguienqueloconozcadevista?—preguntóMcGinty.—Sí—dijoMcMurdo—,yoloconozco.Corrióporlasalaunmurmullodeasombro.McMurdoprosiguió,consonrisade

triunfo:—Creo que lo tenemos en el hueco de nuestras manos. Podemos cortar este

asuntoen flor si actuamoscon rapidezyhabilidad.Poco tenemosque temer simeotorgáisvuestraconfianzayvuestracolaboración.

—Pero ¿qué es lo que tenemos que temer? ¿Qué puede saber él de nuestrosasuntos?

—Esa pregunta estaría bien si todos fuesen tan firmes como usted, consejero.Pero este individuo tiene a su espalda todos losmillones de los capitalistas. ¿Creeustedqueentre todasnuestras logiasnohayalgúnhermanomásdébilyquepodríasercomprado?Esehombreconseguirátodosnuestrossecretos;quizálostieneyaensupoder.Sólohayunremedio.

—Quenosalgadelvalle—dijoBaldwin.McMurdoasintióconlacabeza.—Biendicho,hermanoBaldwin.Ustedyyohemos tenidonuestrasdiferencias,

peroesustedquienhapronunciadoestanochelafraseeficaz.

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—¿Dónde,pues,estáél?¿Cómopodemosconocerlo?—Venerablemaestre—dijoMcMurdoconsolemnidad—,yomepermitosugerir

austedqueésteesunasuntodemasiadovitalparaser tratadoenlogiaabierta.QueDiosmelibredearrojarunadudasobreningunodelosaquípresentes;perosíllegasea oídos de ese individuo el más ligero rumor, allí acabarían todas nuestrasposibilidades de hacernos con él. Yo pido a la logia que nombre un comité deconfianza,señorpresidente,compuesto,sisemepermiteconcretar,porustedmismo,porelhermanoBaldwinycincomás.Entoncespodréyohablarlibrementedeloqueséydeloqueaconsejoquesehaga.

La proposición fue adoptada en el acto y nombrado el comité. Lo formaban,ademásdelpresidenteydeBaldwin,elcaradebuitreHarraway;Cormac,elTigre,eljoven bestial y asesino; Cárter, el tesorero, y los hermanos Willaby, hombrestemerariosydesesperadosquenoreparabanennada.

Lacuchipandahabitualdelalogiafuebreveypocoruidosa.Secerníasobretodaslas imaginacionesunanube,yeranmuchos losqueporvezprimeradescubríanesavengadora nube de la justicia avanzando por el cielo sereno bajo el que llevabanviviendotantotiempo.Loshorroresdequehabíanhechovíctimasalosdemáshabíanllegado a ser parte integrante de sus vidas, y el pensamiento de que tuvieran quepagarpor ello sehabíahecho remotísimo.Por eso se sobresaltaronaúnmásahora,que lo veían tan cerca. Se disolvieron a una hora temprana y dejaron a sus jefesreunidosenconsejo.

—Vengaya,McMurdo—dijoMcGintycuandoestuvieronasolas.Lossietehombrespermanecieronrígidosensusasientos.—Dije hace un momento que conocía a Edwards el Pajarraco —explicó

McMurdo—.Noharáfaltaquelesdigaqueélnoviveaquíbajoesenombre.Esunindividuovaleroso,osloaseguro,peronoesunloco.PasaporserSteveWilson,ysehospedaenHobson’sPatch.

—¿Cómolosabes?—Porque trabé conversación con él. En aquel instante estuve muy lejos de

pensarlo, y nohabría vuelto a acordarmede esehombredenohaber sidopor estacarta,peroahoraestoysegurodequeeselhombreencuestión.Tropecéconélenunodelosvagonesdel tren.Fueelmiércoles,y…yyoibaparaunasuntodifícilsi loshay. Me dijo que era periodista. Se lo creí entonces. Quería enterarse de todo loreferentealosCamorrerosyaloqueélcalificabadesustropelías,paraelperiódicoNewYorkPress.Mehizo toda clasedepreguntaspara sacar algo condestino a superiódico.Yapuedenapostaraquenosoltéprenda.«Yopagaría,ylopagaríabien,aquienmeproporcionasealgúnmaterialqueleconvinieseamidirector»,medijo.Yoentonceslecontestéloquemeparecióqueaéllegustaríamás,yélmepagóconunbillete deveintedólarespormis informes, y agregó: «Si ustedmeproporciona losdatosquebusco,lepagaréesasumamultiplicadapordiez».

—¿Yquéfue,pues,loqueledijiste?

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—Todaslasmentirasquesemeocurrierondemomento.—¿Ycómosabesquenoeraunperiodista?—Veréis.SeapeóenHobson’sPatch,ylomismohiceyo.Tuvecasualmenteque

entrarenlaoficinadeTelégrafos,yélsalíaenesemomento.—«Fíjese—medijoeltelegrafistadespuésqueélsemarchó—.Yocreoqueesto

se les debería cobrar a doble tarifa». «En efecto»—le contesté—. Aquel hombrehabíallenadolahojadelformularioconuntextoquedebíadeserchino,porquenoseentendíaunasolapalabra.«Ynoslargatodoslosdíasunahojacomoésta»,medijoelempleado. Yo le contesté: «Sí, son noticias especiales para su periódico, y tienemiedodequealguiense laspise».Esoes loqueenaquelmomentopensábamoseltelegrafistayyo,peroahorapiensodemuydistintamanera.

—¡Porvidade…,quecreoqueestáenlocierto!—exclamóMcGinty—.¿Yquécreequedeberíamoshacer?

—¿Porquénoirahoramismoyliquidarlo?—apuntóalguien.—Sí,cuantoantes,mejor.—Sisupiesedóndepodíamosencontrarlo,yosaldríasinperderunminuto—dijo

McMurdo—.ViveenHobson’sPatch,peroignoroenquécasa.Sinembargo,tengounplan,porsiqueréisseguirmiconsejo.

—¿Cuáles?—Irémañanapor lamañana aPatchydaré con él valiéndomedel telegrafista.

Creo que a éste no le será difícil dar con su dirección. Averiguada ésta, meentrevistaréconélylediréqueyosoyunodeesosHombresLibres.Meofreceréaentregarletodoslossecretosdelalogiaporunacantidad.Podéisestarsegurosdequeahíresbalará.Lediréquetengolosdocumentosenmicasa,peroquevenirélaellacuandoandalagenteporlacalleequivaleajugarmelavida.Élcomprenderáqueesoesde sentidocomún.Quevengaa lasochode lanoche,yentonces se lomostrarétodo.Estoysegurodequeesobastaráparahacerlevenir.

—¿Yluego?—Lodemáspuedenplanearlo ustedesmismos.La casa de la viudaMcNamara

estámuyretirada.Ellaestanlealcomoelaceroytansordacomounposte.EnlacasasólovivimosScanlanyyo.Silearrancolapromesa,yencasoafirmativoosloharésaber mañana, no tenéis sino ir los siete a mi casa a eso de las nueve. Loacorralaremos.Ysisaledeallíconvida,tendrárazónparaponderarduranteelrestodesusdíasqueEdwardselPajarracoesunhombredesuerte.

—Omuchomeequivoco,oestáapuntodeproducirseunavacanteenelpersonaldePinkerton—dijoMcGinty—.Aceptadotodo,McMurdo.Mañanaalasnuevenostendráallí.Ustedciérrelodentro,ydejelodemásdecuentanuestra.

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T

CapítuloVII

Edwards«elpajarraco»caeenlatrampa

alycomohabíadichoMcMurdo, lacasaenquevivíaestabaenun lugarsolitarioyeramuyapropósitoparaelcrimenqueplaneaban.Alzábaseenelextremolímitedelapoblaciónybastanteretiradadelacarretera.Deno

habersidoasí,losconspiradoressehabríanlimitadoahacerquesuvíctimasaliesedelacasa,yentonceshabríanvaciadosusrevólveresensucuerpo;peroenestaocasiónera preciso averiguar qué era lo que sabía y de qué medios se había valido parasaberlo, además de lo que había comunicado ya a sus jefes. Quizá llegabandemasiadotarde,yeldetectivehabíadadofinasulabor.Enestecaso,podrían,porlomenos,tomarvenganzaenelautordeaquello.Sinembargo,confiabanenquenadadeverdadera importanciahubiese llegado todavíaa conocimientodeldetective.Deno ser así, se decían, no se habría tomado el trabajo de copiar y telegrafiar unainformación tan fútil como la que McMurdo aseguraba haberle dado. Todo esopodrían saberlo de sus propios labios. Una vez que se apoderasen de él, yaencontrarían lamaneradehacerlehablar.Noeraaquélla laprimeravezquehabíantenidoquehabérselasconuntestigoreacioadeclarar.

Según habían convenido, McMurdo marchó a Hobson’s Patch. Esa mañanapareció que la Policía se interesaba por él de una manera especial, y el capitánMarvin(elmismoqueafirmabaserunviejoconocidosuyoenChicago)llegóinclusoa hablarle cuando estaba esperando en la estación. Pero McMurdo le volvió laespalda,negándoseacontestar.Porlatarderegresódesumisión,yseentrevistóconMcGintyenlaCasadelaUnión.

—Vendrá—dijoaéste.—¡Magnífico!—dijoMcGinty.Elgigantón estaba enmangasde camisa, con el amplio chaleco atravesadopor

pulidascadenasysellos,yunbrillante titilandoporentreelflecodesuencrespadabarba.Elalcoholylapolíticalehabíanconvertidoenunhombreriquísimo,ytanricocomo poderoso. Por ello tenía que antojársele todavía más terrible aquella rápidavisióndelacárcelodelahorcaquesehabíaalzadoanteéllanocheprecedente.

—¿Creesqueesmucholoquesabe?—preguntóconansiedad.McMurdomoviósombríamentelacabeza.—Llevayaaquíalgúntiempo,seissemanasporlomenos.Yocreoqueélnovino

a esta región para contemplar el panorama. Si ha estado entre nosotros todo ese

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tiempotrabajandorespaldadoporeldinerodelosferrocarriles,creoquehadebidodeconseguirresultadosyqueseloshacomunicadoaellos.

—Enlalogianohayunsolohombredébil—exclamóMcGinty—.Firmescomoel acero todos ellos. Y, sin embargo, ¡vive Dios!, que tenemos a ese cobardón deMorris.¿Quéopinasdeél?Sialguiensevadelalengua,seráél.Estoyporenviaraun par demuchachos antes de la noche para que le den una paliza y vean lo quepuedensacardeél.

—Sí,nohabríaningúnmalenello—contestóMcMurdo—.NoniegoquesientociertasimpatíaporMorrisyquelamentaríaqueselecausaseperjuicio.Enunaodosocasionesconversóconmigosobreasuntosdelalogia,y,aunquequizásélnotengasobre ellos elmismo criterio que usted o que yo, nome produjo, sin embargo, laimpresión de ser un chivato. Pero, en fin, yo no tengo por qué interponerme entreustedyél.

—Levoyaarreglarlascuentasaesemamarracho—dijoMcGinty,lanzandounjuramento—.Lotengoentrecejaycejadesdehaceunaño.

—Sobreesosabeustedmásquenadie—contestóMcMurdo—.Peroloquehaga,tienequehacerlomañana,porquetenemosquepermaneceragazapadoshastaqueseacalle el asunto ese de Pinkerton. Si en alguna ocasión no debemos hacer que laPolicíasemetaahuroneareshoy.

—Eso es cierto —dijo McGinty—. Además, sabremos de la boca misma deEdwardselPajarraco enqué fuentebebió susnoticias, aunqueparaello tengamosantesquearrancarleelcorazón.¿Dioseñalesdehusmearunatrampa?

McMurdoseechóareír,ydijo:—Creoquelotoméporsuladoflaco.Eshombreque,silograrastrearunabuena

pistadelosCamorreros,llegaráporellahastaelfin.Recibísudinero,ymeentregaráotro tantomás cuandohaya examinado los documentos—McMurdo se sonrió conmalicia,sacandounpaquetedebilletesdedólares.

—¿Quédocumentos?—Nohaytalesdocumentos.Peroyoleatiborréconconstituciones,reglamentosy

formulariosdesolicituddeingreso.Elcalculapoderllegarhastaelfondodelasuntoantesdemarcharsedeaquí.

—Ahí sí que tiene razón —dijo McGinty con expresión torva—. ¿Y no lepreguntóporquérazónnohabíallevadoustedmismoesosdocumentos?

—¡Como si yo pudiese llevar encima semejantes cosas, siendo como soy unsospechoso, y habiéndome dirigido la palabra hoy mismo en la estación delferrocarrilelcapitánMarvin!

—Sí,yame lohabíandicho—dijoMcGinty—.Meparecequevaacaersobreusted lapartepesadadeeste asunto.Nosotrospodríamos tirarlopor algúnpozodeminaabandonado,unavezquelohayamosliquidado;pero,hagamosloquehagamos,siempreiráapararlacosaaqueesehombrevivíaenHobson’sPatchyenqueustedestuvohoyallí.

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McMurdoseencogiódehombros.—Sihacemoslascosasbien,nopodrándemostrarjamásqueesehombrehasido

muerto—dijo—.Nadie loverávenir a casadespuésdeoscurecido, yyo apostaríacualquiercosaaquenadieloverásalir.Mire,consejero.Voyaexponerlemiplan,yustedseencargarádequelosdemásseadaptenalmismo.Ustedestodosvendránasudebidotiempo.Muybien.Élllegaalasdiez.Llamarácontresgolpes,yyoabrirélapuerta. Entonces le dejaré pasar, me quedaré detrás y la cerraré. Y ya es hombrenuestro.

—Todoesoesfácilysencillo.—Sí, pero la etapa siguiente necesita sermeditada. El hombre no es una cosa

fácil.Vabienarmado.Yolehehechomorderbienelcebo,peroesprobablequesemantenga en guardia. Supongamos que yo le hago pasar a una habitación y seencuentra en ella con siete hombres, cuando esperaba encontrarse solo conmigo.Habrátiros,yalguienresultaráherido.

—Exacto.—Aloír losdisparossenosvendránencimatodosloscondenadosguardiasque

hayenlapoblación.—Tambiéncreoqueestáenlocierto.—Yo haría las cosas de esta manera. Ustedes estarán todos en la habitación

grande,lamismaqueustedviocuandoestuvoallícharlandoconmigo.Yoleabrolapuerta,lopasoalasalitaquehayjuntoaaquéllaylodejoallímientrasvoyporlosdocumentos.Asítendréoportunidaddeinformarlesaustedesdelasituación.Luegovuelvoyoalasalitaconalgunosdocumentosfingidos.Mientrasélestáleyéndolos,meabalanzoylesujetoelbrazodelrevólver.Ustedesmeoiránllamarlos,yacudiráncorriendo. Cuantomás rápido,mejor, porque es un hombre tan fuerte como yo, yquizámeencuentreconalgosuperioramí.Peroyocreoqueserécapazdesujetarlohastaqueustedeslleguen.

—Esunbuenplan—dijoMcGinty—.Lalogiaquedaráendeudaconustedporesto. Creo que cuando yo deje mi sitial podré decir quién es el hombre que mesucederá.

—Consejero,yosoypocomásqueunsimplerecluta—contestóMcMurdo,peroensucaraseretratabalaopiniónquelemerecíaaquelcumplidodelgranhombre.

Devueltaensucasa,hizosuspropiospreparativosparalapeligrosanochequesele presentaba.Enprimer lugar, limpió, engrasóy cargó su revólverSmith-Wesson.Luegoexaminólahabitaciónenlaqueibaaquedarencerradoeldetective.Eraestamuyamplia,conunalargamesademaderaenelcentroyunagruesaestufaalfinal.Enlosotrosdosladoshabíaventanas.Éstasnoteníanpersianas,sinocortinasligerasque se corrían lateralmente. McMurdo las examinó con gran cuidado. Debió, sinduda,deparecerlequelahabitaciónestabademasiadoalavistaparatratarunasuntotan reservado. Sin embargo, la distancia a que estaba de la carretera quitabaimportancia a este detalle. Por último, discutió el asunto con su compañero de

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hospedaje. Scanlan, aunque pertenecía a los Camorreros, era un hombrecitoinofensivoydemasiadodébilparairencontradelaopinióndesuscamaradas;peroallá,ensuinterior,estabahorrorizadodeloscrímenesdesangreaqueenocasionestuvo que asistir por la fuerza. McMurdo le dijo en breves palabras lo que sepreparaba,agregando:

—Yo, en su caso, Mike Scanlan, permanecería ausente esta noche y memantendríaalejadodetodo.Antesqueamanezcacorreráaquílasangre.

—La verdad, Mac —contestó Scanlan—, que no me falta voluntad, pero meflaqueaelvalor.LaocasiónaquéllaenquevicaeralgerenteDunnalláenlamina,pudomásqueyo.Yonohenacidoparaeso,comohannacidoustedyMcGinty.Siconellonovanaformarmalaopinióndemíenlalogia,haréloquemeaconseja,ylosdejarésolosporestanoche.

Los hombres llegaron a su tiempo, según se había convenido. Exteriormenteparecíanciudadanos respetables,bienvestidosy limpios,peroquien fueseunbuenfisonomista habría descubiertomuy poca esperanza para Edwards el Pajarraco enaquellasbocasdurasyenaquellosojos implacables.Nohabíaenelcuartounsolohombrecuyasmanosnosehubieranteñidodesangreunadocenadeveces.Erantaninsensibles al asesinatodeunhombre comoel carnicero a lamuertedeunaoveja.Destacábase entre todos, como es natural, tanto por su aspecto como por suscrímenes, el formidable mandamás. Harraway, el secretario, era hombre enjuto yagrio, de cuello largo y asarmentado y demiembros nerviosos y respingantes. Unhombredeincorruptiblefidelidad,siemprequesetratasedelasfinezasdelaOrden,ysin lamenor idea de justicia o de honradez para ninguna otra persona fuera de laOrden.El tesorero,Carter,erademedianaedad,defaccionesimpasiblesybastanteceñudas, y de piel amarilla apergaminada. Era un organizadormuy capaz, y de sucerebro calculador habían brotado los detalles concretos de casi todas las tropelíascometidas.LosdosWillabyeranhombresdeacción,altos,jóvenesyágiles,decararesuelta,mientrasquesucompañero,Cormac,elTigre,jovenmorenoyvoluminoso,eratemidohastaporsuspropioscamaradasacausadesutemperamentoferoz.Éstosfueronloshombresquesereunieronaquellanochebajoel techodeMcMurdoparamataraldetectivedePinkerton.

Suhuéspedhabíacolocadowhiskyenlamesa,yellosseapresuraronaponerseapunto para el trabajo que los esperaba. Baldwin y Cormac estaban ya medioborrachos,yelalcoholhabíasacadoalasuperficietodasuferocidad.Cormacacercósusmanos durante unmomento a la estufa (que había sido encendida), porque lasnochesprimaveraleserantodavíafrías.

—Éstanosservirá—dijo,yacompañósuspalabrasconunjuramento.—Sí—dijo Baldwin, comprendiendo el alcance de aquellas palabras—. Si lo

atamosalaestufa,vomitarálaverdad.—Sobreesonotengáiscuidado;learrancaremoslaverdad—dijoMcMurdo.Estehombreteníanerviosdeacero:todoelpesodelasuntorecaíasobreél,pero

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susmaneraseranahora tan serenasydespreocupadascomosiempre.Losdemás loadvirtieronyleaplaudieron.

—Eres el hombre indicado para llevar este asunto—dijoMcGinty en tono deaprobación—.Nosedarácuentadenadahastaquelepongaslamanoenlagarganta.Esunalástimaquelasventanasnotenganpersianas.

McMurdofuedeunaaotraventanaycorriómáslascortinas.—Nadiepuedeahoraespiarnos.Lahoraseacerca.—Quizánovenga.Quizábarrunteelpeligro—dijoelsecretario.—Vendrá,noteman—contestóMcMurdo—.Estácontantasganasdevenircomo

ustedesdequevenga.¡Atención!Todos permanecieron sentados lomismo que figuras de cera; algunos, incluso,

con los vasos levantados y a mitad de camino de los labios. Tres fuertes golpessonaronalapuerta.

—¡Silencio!McMurdo levantó la mano en un gesto de precaución. Una expresión jubilosa

recorrióelcírculodehombresylasmanospalparonarmasocultas.—¡Nohaganelmenorruido,porvidasuya!—cuchicheóMcMurdoalsalirdela

habitación,cerrandocuidadosamentetraséllapuerta.Los asesinos esperaron con los oídos en tensión. Contaron los pasos de su

camaradaalavanzarporelpasillo.Luegoleoyeronabrirlapuertaexterior.Seoyeronalgunaspalabrasdesaludo.Después llegóhastaellos ruidodepasosextrañosenelinterioryunavozquenoconocían.Uninstantedespuésdieronunportazoyseoyógirarunallaveenlacerradura.Supresaestabaseguradentrodelatrampa.Cormac,elTigre, dejó escapar una risa espantosa, y McGinty le tapó la boca con la mano,cuchicheando:

—¡Silencio,estúpido!Aúnvasaecharlotodoaperder.Desde lahabitacióncontigua llegabaelmurmullodeunaconversación.Parecía

quenoibaaacabarnunca.LuegoseabriólapuertayaparecióMcMurdoconeldedoíndiceen los labios.Seacercóhastael extremode lamesay losmiróa todos.Uncambiosutilsehabíarealizadoenél.Susmanerasveníanaserlasdeunhombrequetieneantesíunagrantareaquerealizar.Surostrohabíaadquiridodurezadegranito.Le brillaban los ojos con intensa excitación detrás de los cristales de las gafas. Sehabíaconvertidoenundestacadoconductordehombres.Ellossequedaronmirándolecon intenso interés, pero nada dijeron. Él los fue mirando uno a uno con aquellamiradafijayextraña.

—Bueno —exclamó por fin McGinty—. ¿Está aquí? ¿Está aquí Edwards elPajarraco?

—Sí —contestó lentamente McMurdo—. Está aquí. ¡Yo soy Edwards elPajarraco!

Después de estas breves palabras hubo diez segundos durante los cuales sehubieradichoquelahabitaciónestabacompletamentedesierta,detanprofundocomo

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eraelsilencio.Elsiseodeunaollaencimadelaestufagolpeabalosoídos,ásperoyestridente. Siete rostros pálidos, alzados todos ellos hacia este hombre que losdominaba,permanecíaninmóvilesporefectodeunterrorabsoluto.Depronto,yconunsúbitoquebrarsedecristales,asomóporcadaunadelasventanasunerizamientode brillantes cañones de rifle, mientras que las cortinas eran arrancadas de susvarillas.McGinty,alveraquello,lanzóunrugidocomodefieraheridayseabalanzóhacia lapuertaentreabierta.Allí tropezóconunrevólverque leapuntabaycon losfríos ojos azules del capitán Marvin, de la Policía del Carbón y del Hierro, quebrillabandetrásdelpuntodemira.Elmandamásretrocedióycayódeespaldasensusilla.

—Consejero, ahí estáustedmás seguro—dijoelhombrealqueellos conocíanporelapellidodeMcMurdo—.Yusted,Baldwin,sinoretiralamanodesurevólver,quizá defraude todavía al verdugoque le ha de ahorcar. Fuera esamano, o, por elDiosquemecrió…Bien,asíestábien.Lacasaestárodeadaporcuarentahombresarmados,demodoqueustedesmismospuedencalcularlasprobabilidadesquetienen.¡Marvin,quíteleslasarmas!

No cabía resistencia alguna bajo la amenaza de aquellos rifles. Los hombresestaban desarmados.Huraños, avergonzados y atónitos, seguían sentados alrededordelamesa.Elhombrequeleshabíahechocaerenlatrampalesdijo:

—Antes de separarnos querría decirles unas palabras. Creo que quizá novolvamosaencontrarnoshastaquemeveanenestrados.Deaquíparaentonces lesquierodarmateriademeditación.Sabenyaaquéatenersesobremipersona.Porfinpuedo poner las cartas boca arriba. Yo soy Edwards el Pajarraco, de la agenciaPinkerton,Fuielegidoparadestruirvuestracuadrilla.Eraunjuegodifícilypeligrosoelqueteníaquehacer.Nadie,niunasolapersona,nisiquieralasqueestánmáscerca

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de mí y las que me son más queridas, sabían la partida que yo me jugaba, conexcepcióndelcapitánMarvin,aquípresente,ydemisjefes.Peroestanochetermina,graciasaDios,yyosoyelganadordelapartida.

Lossieterostrospálidosyrígidossealzaban,conlavistafijaenél.Habíaensusojosunodioinsaciable.Élleyóaquellaamenaza,quenadaseríacapazdeaplacar.

—Quizás ustedes piensen que aún no ha terminado el juego.Bueno sobre estepuntoyocorromisriesgos.Detodosmodos,algunosdevosotrosnoactuarányamás,y otros sesenta hombres, además de los que estáis aquí, dormirán esta noche en lacárcel.Quierodecirosquecuandomeencargarondeestatareayonocreíjamásqueexistiese una sociedad como la vuestra. Pensaba que eran habladurías de losperiódicosyqueyopodríademostrarlo.Medijeronquevuestrasociedadpertenecíaalade losHombresLibres,yporesomedirigíaChicagoyme iniciéallí.Entoncesadquiríunaseguridadtodavíamayordequesetratabanadamásquedehabladuríasde los periódicos, porque en esa sociedad no descubrí nada malo y sí mucho debueno.Sinembargo,teníaquerealizareltrabajoquemehabíanencomendado,yvinealosvallesdelcarbón.Cuandolleguéaestaciudadviqueestabaequivocadoyquenohabíaenestonadadenovedad.Mequedé,pues,paraver loqueocurría.YonomatéjamásanadieenChicago.Niacuñéenmividaundólar.Losqueosentreguéeran tan buenos como los demás, pero nunca hubo dinero mejor gastado. Me dicuentadelcaminoque teníaque seguirparaganarmevuestras simpatías,yporesofingíserunperseguidodelaJusticia.Todosaliócomoyohabíacalculado…Ingresé,pues, en vuestra logia infernal y tomé parte de vuestros consejos. Quizá diganalgunosqueyoeratanmalocomovosotros.Puedendecirloquegusten,contalqueyo os tenga entre mis manos. Pero ¿cuál es la verdad? La noche que yo ingreséapaleasteisalancianoStanger.Yonopudeavisarle,porquenohabíatiempoparaello,perodetuvetumano,Baldwin,cuandoestabasapuntodematarlo.Sialgunavezhesugerido ideas, como para conservar mi situación entre vosotros, siempre fueroncosasqueyosabíaquemeseríaposibleevitar.NopudesalvaraDunnyaMenziesporquenoestabalosuficientementeenterado,peroyamecuidarédequesusasesinosseanahorcados.DiavisoaChesterWilcox,demaneraque,cuandoyovolélacasa,ély su gente estaban ocultos en otro lugar. Hubomuchos crímenes que yo no pudeevitar,perosivolvéislavistahaciaatrásyosfijáisenlasmuchasvecesquevuestraspresuntasvíctimasregresaronacasaporotrocamino,oseencontrabanenelbarriocomercialde laciudadcuandovosotrosfuisteisasucasa,oquenosalierondeellacuandocalculabaisquesaldrían,descubriréisentodoellomimano.

—¡Condenadotraidor!—siseóMcGinty,porentresusdientesapretados.—Sí,JohnMcGinty,puedesllamarmeasí,siconellosesuavizatudolor.Túylos

semejantestuyoshabéissidoenestaregiónlosenemigosdeDiosydeloshombres.Hacíafaltaunoparainterponerseentrevosotrosylospobreshombresymujeresqueteníais sujetosconvuestragarra.Sólohabíaunamanerade llevarloacaboyyo lohice.Mellamastraidor,peroyocreoqueseránmuchosmillareslosquemellamarán

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libertador,quebajéhastaelinfiernoparasalvarlos.Tresmesesheestadometidoenesto,peronovolveríaapasarotrostresmesesasí,niaunquemepagasencontodoeldineroquehayenelDepartamentodelTesoro,deWashington.Notuvemásremedioque permanecer enmi puesto hasta ser dueño de todo; de todos los hombres y detodos los secretos; hasta tenerlo todo en estamano.Habría esperado algún tiempomás, si no hubiese llegado ami conocimiento la noticia de quemi secreto estabadejandodeserlo.Habíallegadoalaciudadunacartaqueoshabríaabiertolosojos.No tuve,pues,más remedioqueactuar,yactuar rápidamente.Nadamás tengoquedeciros sino que, cuando me llegue la hora, moriré más tranquilo pensando en eltrabajoqueherealizadoenestevalle.Yahora,Marvin,noquierohacerleperdermástiempo.Queentrensushombres,ydenfinalasunto.

Pocomásesloquehayquedecir.McMurdohabíaentregadoaScanlanunacartalacrada para que la entregase en casa de mis Ettie Shafter; misión que él aceptóguiñandounojoysonriéndoseconmalicia.Enlasprimerashorasdelamañana,unahermosamujer y un hombremuy embozado subieron a un tren especial que habíasido enviado por la compañía del ferrocarril, y realizaron un viaje rápido sindetenerseenningunapartehastasalirdelazonadepeligro.NiEttienisuenamoradovolvieronaponerjamáslospiesenelvalledelTerror.DiezdíasdespuéscontrajeronmatrimonioenChicago,siendoelancianoJacobShaftertestigodelaboda.

Los Camorreros fueron juzgados lejos del lugar donde sus partidarios habríanpodidoaterrorizara losguardianesdela ley.Fueinútilqueeldinerodela logia—dineroarrancadopormediodelchantajeatodalaregión—segastasecomoelaguaenelintentodesalvarlos.Ladeclaraciónfría,claraydesapasionadadequienconocíasusvidascontododetalle,lomismoquesuorganizaciónysuscrímenes,nopudoserdestruida a pesar de todas las astucias de sus defensores. Finalmente, y al cabodemuchos años, se había conseguido deshacerlos y desbandados. La nube se esfumópara siempre en aquel valle. McGinty acabó su vida en el cadalso, mostrándosebajuno y lloriqueante cuando le llegó la última hora. Ocho de sus principalescolaboradores sufrieron su misma suerte. Cincuenta y tantos fueron condenados adiversaspenasdeencarcelamiento,EdwardselPajarracohabíarealizadosutrabajoalaperfección.

Sin embargo, y como él lo había previsto, la partida no había terminado.Aúnquedaban por jugar otros muchos juegos. Por de pronto, Ted Baldwin se habíasalvadodelcadalso,ytambiénlosWillaby,ademásdealgunosdeloselementosmásferocesdelacuadrilla.Permanecieronapartadosdelmundodurantediezaños,perollegó por fin el día en que recobraron la libertad. Edwards, que conocía a sushombres, sabía perfectamente que ese día iba a marcar el fin de su propia vidapacífica.Aquelloshombreshabíanhechounjuramento,portodoloqueparaelloseramássagrado,dequederramaríansusangrecomoactodevenganzadesuscamaradas.Yseesforzaronencumplirsujuramento.LoahuyentarondeChicago,despuésdedostentativasqueestuvierontancercadeléxito,queaugurabanquealaterceranoseles

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escaparía. Desde Chicago, y con nombre diferente, se dirigió a California, y allídesaparecióporalgúntiempolaalegríadesuvida,almorirEttieEdwards.Unavezmás estuvo a punto de ser asesinado, y, una vezmás bajo el nombre deDouglas,trabajóenuncañónsolitariodonde,conunsocioinglésapellidadoBarker,reunióunafortuna.Peroundíalellegóelavisodequeaquellossabuesosvolvíanaestarsobresupista,ydesapareciódeallí—muyatiempo—paraveniraInglaterra.YaInglaterravino el JohnDouglas, que contrajo segundas nupcias con una digna compañera, yviviópor espaciodecincoañoscomouncaballerocampesinodeSussex.Esavidasuyaterminóconlosextrañossucesosqueyaconocemos.

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TEpílogo

erminaron los trámitesdelTribunaldePolicía,queenvióelcasodeJohnDouglasaotroTribunalsuperior.TambiénterminódeverselacausaanteelJurado,yenellafueabsueltoporhaberactuadoendefensapropia.Holmes

escribióasuesposa:

«SáquelodeInglaterraa todacosta.Existenaquí fuerzasquequizáseanmáspeligrosasqueesasotrasdelasquesehasalvado.EnInglaterranohabrásalvaciónparasumarido».

Habíantranscurridodosmesesyelcasoquedabayahastaciertopuntoolvidadopara nosotros. Pero una buena mañana fue echada en nuestro buzón una cartaenigmática: «¡Pobre demí,místerHolmes! ¡Pobre demí!».Decía aquella singularepístola. No llevaba ni fecha ni firma. Aquel extraño mensaje me hizo reír, peroHolmesmostróunasorprendenteseriedad.

—¡Maldad tenemos, Watson! —comentó, y permaneció largo rato sentado yceñudo.

Aquellamismanoche,yyamuytarde,mistressHudson,patronanuestra,entróadecirnos queun caballero deseabaver aHolmes, y que se tratabade un asuntodemáximaimportancia.CasiinmediatamenteentrómísterCecilBarker,nuestroamigodelacasasolariegadelfoso.Veníaserioyojeroso.

—MísterHolmes,hetenidomalasnoticias;noticiashorribles—dijo.—Melotemía—dijoHolmes.—¿Noharecibidousteduncable?—Herecibidounacartadealguienquerecibióuncable.—EselpobreDouglas.MedicenquesuapellidoesEdwards,peroparamíserá

siempreJackDouglas,deBenitoCanyon.YaledijequehabíansalidojuntosparaelÁfricadelSurhacetressemanas,enelPalmyra.

—Exactamente.—ElbarcollegóanocheaCiudaddeElCabo.Estamañanarecibíestecablede

mistressDouglas:

«Jack fuearrastradopor labordaduranteunatempestada laalturadeSantaElena.Nadiesabecómoocurrióelaccidente,

IvyDouglas».

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—¡Ah!¿Demodoquefueasí?—dijoHolmes,pensativo—.Nomecabedudadequehasidobienmontadalaescena.

—¿Demodoqueustedcreequenofueaccidente?—Nimuchísimomenos.—¿Fueasesinado?—Contodaseguridad.—También yo lo creo. Estos Camorreros infernales, esta maldita camada de

criminalesvengativos…—No, no,mi buen señor—dijoHolmes—.Aquí actúa unamanomaestra.No

intervienen escopetas serradas ni torpes revólveres de seis cápsulas. Se puedereconocer a los maestros antiguos de la pintura por la mancha de su pincel. Yoreconozco una obra de Moriarty con sólo ver su realización. Este crimen se hapreparadoenLondres,noenNorteamérica.

—Pero¿porquérazón?—Porquehasidoejecutadoporunhombrequenopuedefallarnunca;poralguien

cuyaposiciónúnicadependedelhechodequetieneéxitoentodo.Ungrancerebroyunaenormeorganizaciónsehanaplicadoaacabarconlavidadeunhombre.Hasidocomopartir la nuez con elmartillo.Una extravagancia absurda en el empleode laenergía,perolanuezhaquedado,efectivamente,deshecha.

—¿Ycómoesqueeseindividuohallegadoatenerintervenciónenesteacto?

—Yo sólo puedo decir que la primeraadvertenciaquerecibimosdeesteasuntoprocedíade uno de sus subtenientes. Estosnorteamericanos han sabido lo que se hacían.Comoteníanquerealizaruntrabajoinglés,dieronentrada a un socio: a esta gran autoridad en laejecución de crímenes. Eso puede hacerlocualquier criminal extranjero. Desde el mismoinstante el hombre al que perseguían estabaperdido. Al principio el socio inglés se limitó aemplear su organización para averiguar elparaderode suvíctima.Luego les indicódequémanerapodíanrealizarsuobra.Porúltimo,alleer

enlosperiódicoselfracasodeesteagente,entróenacciónélmismoconsuhabilidaddemaestro.UstedmeoyóenlacasasolariegadeBirlstoneadvertirasuamigoqueelpeligrofuturoeramayorqueelpasado.¿Estabaenlocierto?

Barker,presaderabiaimpotente,segolpeólacabezaconelpuñocerrado.—¿Me quiere usted decir con eso que tenemos que tolerar semejante cosa

resignadamente? ¿Me quiere usted decir que nadie conseguirá nunca devolverle elgolpeaesedemonio?

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—No,yonodigoeso—contestóHolmes,yparecióquesusojosescrutabanenlas lejanías del futura—.Yono digo que no pueda ser vencido. Pero deben darmetiempo,debenustedesdarmetiempo.

Todos permanecimos algunos minutos en silencio, mientras aquellos ojosproféticosseguíanesforzándoseporrasgarelvelo.

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APÉNDICESHistoriayprimerasilustraciones

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Apéndice1

PortadadeThe StrandMagazine de septiembre de1914. En este número comenzó a serializarse enInglaterraTheValleyofFear.

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Apéndice2

Cubierta de la primera publicación en volumen deThe Valley of Fear en Inglaterra. Smith,Elder&Co., Londres, 3 de junio de 1915. Laedición contó con las ilustraciones de FrankWilesaparecidasenTheStrandMagazine.

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Apéndice3

Portada del dominical del Boston Post del 20 deseptiembre de 1914, uno de los periódicosnorteamericanosqueserializaronTheValleyofFear.La ilustracióndeportadavinoa cargodeArthur I.Keller.

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Apéndice4

Cubierta de la primera publicación en volumen deThe Valley of Fear en Estados Unidos. GeorgeH.DoranCo.,NuevaYork,27defebrerode1915.La edición contó con ilustraciones de Arthur I.Keller.

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ARTHUR CONAN DOYLE. Médico, novelista y escritor de novelas policiacas,creadordel inolvidablemaestrodedetectivesSherlockHolmes.ConanDoylenacióel22demayode1859enEdimburgoyestudióenlasuniversidadesdeStonyhurstydeEdimburgo.De1882a1890ejerciólamedicinaenSouthsea(Inglaterra).EstudioenEscarlata, el primero de los 68 relatos en los que apareceSherlockHolmes, sepublicóen1887.Elautorsebasóenunprofesorqueconocióenlauniversidadparacrear al personaje de Holmes con su ingeniosa habilidad para el razonamientodeductivo. Igualmente brillantes son las creaciones de los personajes que leacompañan:suamigobondadosoytorpe,eldoctorWatson,queeselnarradordeloscuentos, y el archicriminal profesor Moriarty. Conan Doyle tuvo tanto éxito alprincipiodesucarreraliterariaqueencincoañosabandonólaprácticadelamedicinaysededicóporenteroaescribir.LosmejoresrelatosdeHolmessonElsignodeloscuatro(1890),LasaventurasdeSherlockHolmes(1892),ElsabuesodeBaskerville(1902) y Su último saludo en el escenario (1917), gracias a los cuales se hizomundialmente famoso y popularizó el género de la novela policiaca. Surgió, ytodavía pervive, el culto al detective Holmes. Gracias a su versatilidad literaria,ConanDoyle tuvo elmismo éxito con sus novelas históricas, comoMicahClarke(1888),La compañía blanca (1890),Rodney Stone (1896) y Sir Nigel (1906), asícomo con su obra de teatroHistoriadeWaterloo (1894).Durante la guerra de losbóersfuemédicomilitaryasuregresoaInglaterraescribióLaguerradelosBóers(1900)yLaguerraenSuráfrica(1902),justificandolaparticipacióndesupaís.Porestas obras se le concedió el título de sir en 1902. Durante la I Guerra Mundial

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escribió La campaña británica en Francia y Flandes (6 volúmenes, 1916-1920) enhomenajealavalentíabritánica.Lamuerteenlaguerradesuhijomayorleconvirtióendefensordelespiritismo,dedicándoseadarconferenciasyaescribirampliamentesobreeltema.Suautobiografía,Memoriasyaventuras,sepublicóen1924.Murióel7dejuliode1930enCrowborough(Sussex).

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Notas

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[1]DepartamentodeInvestigaciónCriminal.<<

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[2]Latraduccióndelapalabra«scowrers»empleadaeneloriginaleningléshadadolugar a una amplia e imaginativa gama de apodos de los malvados entre lostraductoresdeConanDoyle:seleshallamadoBatidores,Chirrioneros,etc.Eleditordigital se ha tomado la licencia de cambiar el nombre de la banda usado en latraducción empleada (Chirrioneros) por uno más ajustado a nuestro tiempo(Camorreros,palabrausadaporel traductorMiguelÁngelPérezpara laedicióndeAlianza Editorial), pues la traducción más aproximada del concepto es maleante,vándalo,hooligan,gamberro.<<

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