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elcomercio_2015-04-11_#28

Date post: 19-Dec-2015
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A28. EL COMERCIO SÁBADO 11 DE ABRIL DEL 2015 OPINIóN EDITORIAL “Tenemos una izquierda –al menos a nivel de su expresión institucional– para la que la democracia y los derechos humanos siguen siendo ‘formas burguesas’ que hay que desmontar”. Editorial de El Comercio El sinceramiento del Frente Amplio /26 de febrero del 2014 HUMOR PROFANO EL TÁBANO Rancio abolengo CPUFI La nueva coalición de izquierda omite la autocrítica y repite los típicos rostros y prejuicios de ese sector político. L a política debe ser el ámbito donde la palabra ‘cambio’ con más frecuencia se usa y, paradójicamente, también aquel donde este casi nunca ocurre. Nadie se presenta a un proceso electoral di- ciendo que quiere dejar todo como está, pero si observamos los rostros y el discurso de quienes se alinean detrás de las opciones que cada cinco años se ofrecen a los votantes, la sensación de ‘déjà vu’ es abrumadora. Los candidatos a la presidencia en nuestro país suelen ser ex gobernantes o perpetuos as- pirantes al poder; y hasta la figura del ‘outsider’ se ha convertido ya en una ficha previsible en el tablero. La retórica que todos ellos despliegan en su contacto con la ciudadanía, por otra parte, es invariablemente un esfuerzo por hacer parecer lo viejo como nuevo, y lo repetido como de es- treno. Aparte de omitir minuciosamente, desde luego, todo ejercicio autocrítico. Esto ocurre, por cierto, a lo largo de todo el espectro ideológico nacional, pero si en algún extremo del mismo resulta particularmente iró- nico es en la izquierda, pues ella reclama siempre para sí el monopolio de los ímpetus renovadores y le atribuye a la derecha –es decir, a todos los de- más– ser una fuerza ‘conservadora’, cuando no abiertamente ‘reaccionaria’. Es interesante por eso medir a toda nueva es- tructura política de ese signo que irrumpe en la arena electoral con tal criterio. Y la semana que ter- mina nos ha presentado una ocasión de hacerlo. El jueves pasado, efectivamente, se anunció el lanzamiento de un esfuerzo defi- nido por algunos de sus promoto- res como la Coalición Progresista Unión de Fuerzas de Izquierda, en un acto público. Al evento acudie- ron representantes de Patria Roja, Ciudadanos por el Cambio, Fuer- za Social y el Partido Humanista, así como integrantes de distintas organizaciones sindicales o estudiantiles y co- lectivos de diverso tipo. Y entre las caras distin- guibles en primera línea asomaron, por ejemplo, las de Yehude Simon, Susana Villarán, Salomón Lerner Ghitis, Rolando Breña, Manuel Dam- mert, Nicolás Lynch y Aída García Naranjo, lo que en buena cuenta agota la respuesta a la pre- gunta de si los protagonistas que nos ofrece esta coalición son nuevos. Se podría argumentar, por supuesto, que la falta de renovación se compensa habitualmente con la experiencia que traen a un proyecto políti- co quienes ya han tenido una responsabilidad de gobierno. Pero si pensamos en las gestiones de Simon como primer ministro de la pasada admi- nistración aprista o de la señora Villarán al frente de la Alcaldía de Lima, las virtudes de esa segun- da consideración tienden a desva- necerse. Por lo que solo quedaría revisar el discurso a la búsqueda de algo realmente inédito y origi- nal; o al menos autocrítico. En ese sentido, en un pronun- ciamiento leído durante la reu- nión, se dijo que esta tenía por ob- jeto hacer un llamado a una amplia unidad para construir un estado “democrático, soberano, pluricultural, descentralizado e inte- gracionista”, aseveraciones lo bastante genera- les como para que nadie discrepe de ellas. Pero el documento continuaba. Y mencionaba el “grave peligro” de que en las próximas elecciones “triun- fe otra vez una opción conservadora y autorita- ria, que siga profundizando el modelo neoliberal, agudizando males que agobian a nuestra nación”: una fórmula que combinaba admirablemente la ceguera autocrítica con la monserga ritual. ¿No fueron varias de las fuerzas allí presentes las que empujaron a Fujimori en 1990 y a Huma- la en el 2006? ¿No estaban ahí acaso ministros y auspiciadores de los últimos cuatro gobiernos (incluyendo el actual) que ha tenido el país? Y si algunos de ellos devinieron luego en conserva- dores o autoritarios, ¿no les tocaba a los reuni- dos aclarar que parte de la responsabilidad de lo sucedido les concernía? De otro lado, la satanización del “modelo neo- liberal” –que, entendemos, es su forma de aludir al manejo relativamente ortodoxo de la econo- mía que ha permitido el importante crecimien- to del PBI y la igualmente importante reducción de la pobreza de los últimos quince años– parece, en efecto, la repetición de una milenaria impreca- ción mágica contra lo que no se comprende. Con el agravante de que nunca queda claro qué es exac- tamente lo que se ofrece para reemplazarlo, ni por qué lo que ha funcionado tan desastrosamente en otros países y otros momentos de nuestra propia historia –esto es, el intervencionismo económico–, habría de producir ahora milagros sin parangón. Un frente, en suma, que si bien aún no ha naci- do, ya exhala un humor rancio. E sta semana, haciendo gala de su cono- cida predilección por la mitosis políti- ca, la izquierda peruana presentó en sociedad un nuevo partido político: la Coalición Progresista Unión de Fuer- zas de Izquierda (CPUFI). La agrupación –cuyo marketero nombre fue elegido luego de innume- rables focus groups y tras consultar con los más talentosos estrategas políticos– tentará suerte en las elecciones del próximo año. Dado que este espacio siempre se ha caracte- rizado por la pluralidad y la promoción de la par- ticipación política, queremos colaborar con la CPUFI en su consolidación orgánica. Viendo las distinguidas personalidades que lo integran, sa- bemos que esta no debería de ser una tarea difícil. Por ejemplo, vemos que la entrañable ‘Mocha’ García Naranjo se ha unido a la coalición. Gra- cias a su trayectoria reciente, ella podría encar- garse de la secretaría de relaciones internaciona- MÁS DE LO MISMO La satanización del “modelo neoliberal” parece la repetición de una milenaria imprecación mágica contra lo que no se comprende. - MARIO MOLINA - - JOTA DANIELS - les, donde sin duda se sentiría más cómoda que en la secretaría de disciplina partidaria. En el ca- so de la ex alcaldesa Susana Villarán, sus aportes serían mejor aprovechados en la comisión polí- tica, donde podría ayudar a diseñar una estrate- gia electoral tan exitosa como la que utilizó en las últimas elecciones. Por último, Gustavo Guerra García podría ser el responsable de la secretaría de comunicaciones, aprovechando su simpatía innata y especial carisma para encandilar a los medios. Como vemos, la CPUFI puede tener un gran futuro. Vote por ellos, antes que se dividan. - PIERO GHEZZI SOLíS- Ministro de la Producción DEBATE SOBRE NUESTRO DESARROLLO ECONÓMICO E l ex ministro Luis Carranza, en su ar- tículo “Encrucijadas” (El Comercio, 31/3/2015), vaticina un estanca- miento para el Perú. Para explicarlo, arguye razones institucionales de larga data (un Estado ineficaz para garantizar la propiedad y los contratos, falta de confianza en el Estado e incapacidad para proveer buenos servicios públicos). Sin embargo, y sin mayor ex- plicación, culpa a este gobierno de ello. En el ca- mino, indica que el Plan Nacional de Diversifica- ción Productiva (PNDP) confunde la causa con el efecto del crecimiento. A menos que uno crea que nuestra debili- dad institucional comenzó con este gobier- no, sus argumentos son inconsistentes. Y solo pueden entenderse en quien ha optado –desde hace ya algún tiempo– por plasmar una visión partidaria, disfrazándolo de un análisis eco- nómico serio. Nuestra economía ha reducido su ritmo de crecimiento pero no pasa por una crisis. El pro- gresivo deterioro institucional ha sido agrava- do por la drástica caída de los precios inter- nacionales de materias primas y por factores internos como el ruido político y el aumento de regulaciones y tramitología que heredó el go- bierno, la continuó al comienzo, pero que ha empezado a revertir. El ex ministro soslaya el impacto de los precios de materias primas. Nuestro creci- miento se aceleró entre el 2002 y el 2011, cuando estos precios crecieron vertiginosa- mente. El cobre aumentó de 60 dólares la li- bra en noviembre del 2001 a casi 450 en abril del 2011. Hoy está en 275 dólares. Igualmen- te, la plata aumentó de 4 dólares la onza en Encrucijadas y paradojas ILUSTRACIÓN: VÍCTOR AGUILAR noviembre del 2001 a casi 50 dólares en abril del 2011. Y ha caído a 17,5. La mayor prueba del impacto es que toda la región vivió el ‘boom’ y ahora crece mucho menos. “¿Qué hizo Carranza para construir ese marco institucional sólido en años de precios récord de commodities? ¿Se construye ese marco de legitimidad y confianza con un discurso como el del Perro del Hortelano…?”, se pregun- ta Eduardo Dargent (“La República”, 4/4/2015). Por el contrario, se debi- litó más al Estado: el recorte populista de sueldos a funcionarios públicos fue una clara señal de ello. El ex ministro acierta cuando asume que el crecimiento conlleva a la diver- sificación productiva. Pero se equivoca cuando cree que el Estado no puede fa- cilitarla. Si la diversificación se hubiera impulsado durante el ‘boom’ de materias primas, hoy estaríamos mejor posicio- nados. Sus errores de apreciación nos llevaron a la costosa política del piloto automático. ¿Cómo puede el Estado facilitar la diversificación? Fundamental- mente mediante políticas transver- sales. El formidable fortalecimien- to de la educación en este gobierno, la mejora sustancial en infraestructura y el impulso a la innovación son ejemplos concretos. Cuatro cifras. El presupuesto en educación de 2,8% del PBI el 2011, se- rá 4% del PBI al 2016. En el 2011 Huan- cavelica tenía solo 22% de vías nacionales El Estado también está atacando trabas sectoriales para impulsar “nuevos motores”. Hemos instalado mesas técnicas ejecutivas en los sectores forestal, acuícola e industrias creativas, con el objetivo de destrabar cue- llos de botella que impiden su despegue, ca- si siempre relacionados con una regulación inadecuada y excesiva tramitología, proble- mas de derechos de propiedad, sanitarios, o ausencia de innovación. También buscamos aumentar la productividad con transferencia tecnológica a través de los centros de inno- vación CITE, que ayudarán a reducir la des- igualdad productiva. Continuar con los buenos principios eco- nómicos (macroeconomía sólida, economía liberalizada, promoción de inversiones), es necesario pero no basta para que estos secto- res despeguen. ¿Si no, cómo se explica que nuestro sector forestal exporte lo mismo que hace 10 años, siendo el Perú un país rico en ex- tensión de bosques y habiéndose deforestado más de 10 millones de hectáreas? La mesa fo- restal está recuperando el tiempo perdido. Ha logrado avances impresionantes de los que los agentes involucrados pueden atestiguar. Admitamos que el crecimiento potencial de nuestra economía es por ahora menor por la confluencia de varios factores: la caída del pre- cio de las materias primas, deterioro institucio- nal, incertidumbre y errores de política. Pero admitamos también que el gobierno está imple- mentando políticas que nos deberían encami- nar al desarrollo. Que el arquitecto del piloto automático eluda su responsabilidad por lo que dejó de hacer en tiempos mejores es, por decir lo menos, paradójico. pavimentadas. Tendrá 97% en el 2016. Igualmente, el porcentaje de hoga- res rurales con saneamiento pasó del 38,4% en el 2011 al 64% en el 2014 y el presupuesto en innovación creció 15 veces.
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A28. el comercio sábado 11 de abril del 2015

Opinión

editorial

“Tenemos una izquierda –al menos a nivel de su expresión institucional– para la que la democracia y los derechos humanos siguen siendo ‘formas burguesas’ que hay que desmontar”. Editorial de El Comercio El sinceramiento del Frente Amplio /26 de febrero del 2014

humor profano el tábano

Rancio abolengo

CPUFI

La nueva coalición de izquierda omite la autocrítica y repite los típicos rostros y prejuicios de ese sector político.

l a política debe ser el ámbito donde la palabra ‘cambio’ con más frecuencia se usa y, paradójicamente, también aquel donde este casi nunca ocurre. Nadie se presenta a un proceso electoral di-

ciendo que quiere dejar todo como está, pero si observamos los rostros y el discurso de quienes se alinean detrás de las opciones que cada cinco años se ofrecen a los votantes, la sensación de ‘déjà vu’ es abrumadora.

Los candidatos a la presidencia en nuestro país suelen ser ex gobernantes o perpetuos as-pirantes al poder; y hasta la figura del ‘outsider’ se ha convertido ya en una ficha previsible en el tablero. La retórica que todos ellos despliegan en su contacto con la ciudadanía, por otra parte, es invariablemente un esfuerzo por hacer parecer lo viejo como nuevo, y lo repetido como de es-treno. Aparte de omitir minuciosamente, desde luego, todo ejercicio autocrítico.

Esto ocurre, por cierto, a lo largo de todo el espectro ideológico nacional, pero si en algún extremo del mismo resulta particularmente iró-nico es en la izquierda, pues ella reclama siempre para sí el monopolio de los ímpetus renovadores y le atribuye a la derecha –es decir, a todos los de-

más– ser una fuerza ‘conservadora’, cuando no abiertamente ‘reaccionaria’.

Es interesante por eso medir a toda nueva es-tructura política de ese signo que irrumpe en la arena electoral con tal criterio. Y la semana que ter-mina nos ha presentado una ocasión de hacerlo.

El jueves pasado, efectivamente, se anunció el lanzamiento de un esfuerzo defi-nido por algunos de sus promoto-res como la Coalición Progresista Unión de Fuerzas de Izquierda, en un acto público. Al evento acudie-ron representantes de Patria Roja, Ciudadanos por el Cambio, Fuer-za Social y el Partido Humanista, así como integrantes de distintas organizaciones sindicales o estudiantiles y co-lectivos de diverso tipo. Y entre las caras distin-guibles en primera línea asomaron, por ejemplo, las de Yehude Simon, Susana Villarán, Salomón Lerner Ghitis, Rolando Breña, Manuel Dam-mert, Nicolás Lynch y Aída García Naranjo, lo que en buena cuenta agota la respuesta a la pre-gunta de si los protagonistas que nos ofrece esta coalición son nuevos.

Se podría argumentar, por supuesto, que la

falta de renovación se compensa habitualmente con la experiencia que traen a un proyecto políti-co quienes ya han tenido una responsabilidad de gobierno. Pero si pensamos en las gestiones de Simon como primer ministro de la pasada admi-nistración aprista o de la señora Villarán al frente de la Alcaldía de Lima, las virtudes de esa segun-

da consideración tienden a desva-necerse. Por lo que solo quedaría revisar el discurso a la búsqueda de algo realmente inédito y origi-nal; o al menos autocrítico.

En ese sentido, en un pronun-ciamiento leído durante la reu-nión, se dijo que esta tenía por ob-jeto hacer un llamado a una amplia

unidad para construir un estado “democrático, soberano, pluricultural, descentralizado e inte-gracionista”, aseveraciones lo bastante genera-les como para que nadie discrepe de ellas. Pero el documento continuaba. Y mencionaba el “grave peligro” de que en las próximas elecciones “triun-fe otra vez una opción conservadora y autorita-ria, que siga profundizando el modelo neoliberal, agudizando males que agobian a nuestra nación”: una fórmula que combinaba admirablemente la

ceguera autocrítica con la monserga ritual.¿No fueron varias de las fuerzas allí presentes

las que empujaron a Fujimori en 1990 y a Huma-la en el 2006? ¿No estaban ahí acaso ministros y auspiciadores de los últimos cuatro gobiernos (incluyendo el actual) que ha tenido el país? Y si algunos de ellos devinieron luego en conserva-dores o autoritarios, ¿no les tocaba a los reuni-dos aclarar que parte de la responsabilidad de lo sucedido les concernía?

De otro lado, la satanización del “modelo neo-liberal” –que, entendemos, es su forma de aludir al manejo relativamente ortodoxo de la econo-mía que ha permitido el importante crecimien-to del PBI y la igualmente importante reducción de la pobreza de los últimos quince años– parece, en efecto, la repetición de una milenaria impreca-ción mágica contra lo que no se comprende. Con el agravante de que nunca queda claro qué es exac-tamente lo que se ofrece para reemplazarlo, ni por qué lo que ha funcionado tan desastrosamente en otros países y otros momentos de nuestra propia historia –esto es, el intervencionismo económico–, habría de producir ahora milagros sin parangón.

Un frente, en suma, que si bien aún no ha naci-do, ya exhala un humor rancio.

e sta semana, haciendo gala de su cono-cida predilección por la mitosis políti-ca, la izquierda peruana presentó en sociedad un nuevo partido político: la Coalición Progresista Unión de Fuer-

zas de Izquierda (CPUFI). La agrupación –cuyo marketero nombre fue elegido luego de innume-rables focus groups y tras consultar con los más talentosos estrategas políticos– tentará suerte en las elecciones del próximo año.

Dado que este espacio siempre se ha caracte-rizado por la pluralidad y la promoción de la par-ticipación política, queremos colaborar con la CPUFI en su consolidación orgánica. Viendo las distinguidas personalidades que lo integran, sa-bemos que esta no debería de ser una tarea difícil.

Por ejemplo, vemos que la entrañable ‘Mocha’ García Naranjo se ha unido a la coalición. Gra-cias a su trayectoria reciente, ella podría encar-garse de la secretaría de relaciones internaciona-

Más de Lo MisMoLa satanización del

“modelo neoliberal” parece la repetición

de una milenaria imprecación mágica contra lo que no se

comprende.

- MariO MOlina - - jOta daniels -

les, donde sin duda se sentiría más cómoda que en la secretaría de disciplina partidaria. En el ca-so de la ex alcaldesa Susana Villarán, sus aportes serían mejor aprovechados en la comisión polí-tica, donde podría ayudar a diseñar una estrate-gia electoral tan exitosa como la que utilizó en las últimas elecciones. Por último, Gustavo Guerra García podría ser el responsable de la secretaría de comunicaciones, aprovechando su simpatía innata y especial carisma para encandilar a los medios.

Como vemos, la CPUFI puede tener un gran futuro. Vote por ellos, antes que se dividan.

- pierO Ghezzi sOlís-Ministro de la Producción

debate sobre nuestro desarrollo económico

e l ex ministro Luis Carranza, en su ar-tículo “Encrucijadas” (El Comercio, 31/3/2015), vaticina un estanca-miento para el Perú. Para explicarlo, arguye razones institucionales de

larga data (un Estado ineficaz para garantizar la propiedad y los contratos, falta de confianza en el Estado e incapacidad para proveer buenos servicios públicos). Sin embargo, y sin mayor ex-plicación, culpa a este gobierno de ello. En el ca-mino, indica que el Plan Nacional de Diversifica-ción Productiva (PNDP) confunde la causa con el efecto del crecimiento.

A menos que uno crea que nuestra debili-dad institucional comenzó con este gobier-no, sus argumentos son inconsistentes. Y solo pueden entenderse en quien ha optado –desde hace ya algún tiempo– por plasmar una visión partidaria, disfrazándolo de un análisis eco-nómico serio.

Nuestra economía ha reducido su ritmo de crecimiento pero no pasa por una crisis. El pro-gresivo deterioro institucional ha sido agrava-do por la drástica caída de los precios inter-nacionales de materias primas y por factores internos como el ruido político y el aumento de regulaciones y tramitología que heredó el go-bierno, la continuó al comienzo, pero que ha empezado a revertir.

El ex ministro soslaya el impacto de los precios de materias primas. Nuestro creci-miento se aceleró entre el 2002 y el 2011, cuando estos precios crecieron vertiginosa-mente. El cobre aumentó de 60 dólares la li-bra en noviembre del 2001 a casi 450 en abril del 2011. Hoy está en 275 dólares. Igualmen-te, la plata aumentó de 4 dólares la onza en

Encrucijadas y paradojas

ilustración: víctor aguilar

noviembre del 2001 a casi 50 dólares en abril del 2011. Y ha caído a 17,5. La mayor prueba del impacto es que toda la región vivió el ‘boom’ y ahora crece mucho menos.

“¿Qué hizo Carranza para construir ese marco institucional sólido en años de precios récord de commodities? ¿Se construye ese marco de legitimidad y confianza con un discurso como el del Perro del Hortelano…?”, se pregun-ta Eduardo Dargent (“La República”, 4/4/2015). Por el contrario, se debi-litó más al Estado: el recorte populista de sueldos a funcionarios públicos fue una clara señal de ello.

El ex ministro acierta cuando asume que el crecimiento conlleva a la diver-sificación productiva. Pero se equivoca cuando cree que el Estado no puede fa-cilitarla. Si la diversificación se hubiera impulsado durante el ‘boom’ de materias primas, hoy estaríamos mejor posicio-nados. Sus errores de apreciación nos llevaron a la costosa política del piloto automático.

¿Cómo puede el Estado facilitar la diversificación? Fundamental-mente mediante políticas transver-sales. El formidable fortalecimien-to de la educación en este gobierno, la mejora sustancial en infraestructura y el impulso a la innovación son ejemplos concretos. Cuatro cifras. El presupuesto en educación de 2,8% del PBI el 2011, se-rá 4% del PBI al 2016. En el 2011 Huan-cavelica tenía solo 22% de vías nacionales

El Estado también está atacando trabas sectoriales para impulsar “nuevos motores”. Hemos instalado mesas técnicas ejecutivas en los sectores forestal, acuícola e industrias creativas, con el objetivo de destrabar cue-llos de botella que impiden su despegue, ca-si siempre relacionados con una regulación inadecuada y excesiva tramitología, proble-mas de derechos de propiedad, sanitarios, o ausencia de innovación. También buscamos aumentar la productividad con transferencia tecnológica a través de los centros de inno-vación CITE, que ayudarán a reducir la des-igualdad productiva.

Continuar con los buenos principios eco-nómicos (macroeconomía sólida, economía liberalizada, promoción de inversiones), es necesario pero no basta para que estos secto-res despeguen. ¿Si no, cómo se explica que nuestro sector forestal exporte lo mismo que hace 10 años, siendo el Perú un país rico en ex-tensión de bosques y habiéndose deforestado más de 10 millones de hectáreas? La mesa fo-restal está recuperando el tiempo perdido. Ha logrado avances impresionantes de los que los agentes involucrados pueden atestiguar.

Admitamos que el crecimiento potencial de nuestra economía es por ahora menor por la confluencia de varios factores: la caída del pre-cio de las materias primas, deterioro institucio-nal, incertidumbre y errores de política. Pero admitamos también que el gobierno está imple-mentando políticas que nos deberían encami-nar al desarrollo. Que el arquitecto del piloto automático eluda su responsabilidad por lo que dejó de hacer en tiempos mejores es, por decir lo menos, paradójico.

pavimentadas. Tendrá 97% en el 2016. Igualmente, el porcentaje de hoga-res rurales con saneamiento pasó del 38,4% en el 2011 al 64% en el 2014 y el presupuesto en innovación creció 15 veces.

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