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En todo el mundo, no hay un Festival donde la calle y … · LUNES, 22 de febrero de 2010 9B...

Date post: 01-Oct-2018
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LUNES, 22 de febrero de 2010 9B NACIONALES Inspirados hombres y mujeres de todas las nacionalidades, valoran como algo inédito en el planeta esa cercanía con la gente. Muchos turistas, por casualidad, se dieron cuenta del magno evento, y la sorpresa de encontrarse con tantos artistas en las calles le dio un valor agregado a su estadía en la Gran Sultana. “En Europa nunca es así, abierto; la poesía se queda en una ‘torre de marfil’. Aquí, una aprende amar la poesía por la manera en que está presentada”, exclamó la alemana Doris Klinnert FRANZISKA ENGELHARDT La belleza del Convento de San Francisco en Granada atrae a mu- chos turistas, pero esta vez atrajo a personas que no sabían de la puesta en escena de un evento masivamen- te inusual: el Festival de Poesía, que también se instala en plena calle, lejos de los claustros universitarios y de las academias. La pareja de Paí- ses Bajos, Meinou y Detmer se que- darán una semana en la ciudad para aprender un poco de español. Es una coincidencia que estén aquí. “La noche anterior nos dimos cuenta y fuimos a escuchar algunos poemas, pero no entendemos lo que están diciendo en español”. No sa- ben que en esta actividad hay una traductora en una cabina, atrás, en la sala del colonial edificio francisca- no, que traduce el español al inglés simultáneamente. ¿Menos receptores, menos extranjeros? El inglés perfecto de la traducto- ra Helen Soper llega a los oídos de unos extranjeros que están sentados en la sala. “Hasta ahora solamente distribuimos cinco receptores”, dice decepcionado Rafael Uriarte, téc- nico de audio. “En años anteriores pidieron como 50”. Él supone que varios extranjeros entienden el espa- ñol o que les da pena pedir auxilio. La verdad es que la mayoría de los oyentes parecen ser latinoame- ricanos. De vez en cuando asoman cabezas rubias. Dos de esos llegan un poco tarde. Son dos alemanes que trabajan en una ONG de Este- lí: Laura, de 20 años, y Henning, de 19. Vinieron por el Festival. “A mí me encanta la poesía. Sobre todo la de Gioconda Belli, pero lamenta- blemente ahora no está aquí”, dice Laura, un poco apesarada. Al haber aprendido bastante el español en el medio año que han vivido en Nicaragua, ellos no nece- sitan receptores para la traducción. Pero no sólo la poesía española les llama la atención. “Me encanta es- cuchar a los poetas de todito el mun- do: de Irak, de Siria, de la India, de Francia..., aunque no entendemos nada, lo importante es cómo ellos presentan sus poemas, con muchas emociones. Me fascina que haya un ambiente intercultural”, explica Henning. Poetas de todas las coordenadas del mundo De 56 países de todo el mundo participan 120 poetas. “Este festi- val de poesía ya se ha convertido en uno de los festivales más impor- tantes del mundo, de las principales voces poéticas contemporáneas, y eso hace que sea el más grande del mundo”, comenta Francisco de Asís Fernández Arellano, presidente del festival. “Siempre invitamos de diferentes países, no hacemos distinciones: ni de lenguaje, ni de creencia política, ni religiosa. Creemos absolutamente en la libertad. La libertad es la base de toda poesía. Si no hay libertad, no hay poesía”, añade Francisco de Asís. Uno de los grandes poetas inter- nacionales es Fadhil Al-Azzawi, de Irak, al que vieron los alemanes la noche anterior. Ahora está sentado a la sombra en un muro en el par- que del convento, escuchando los poemas de los nicaragüenses con el receptor en su oído izquierdo. Es la primera vez que vino a Nicaragua, su segunda vez en América Central. “Conozco a varios poetas hispa- noamericanos, y era muy importante para mí venir, conocer el país y ha- blar con la gente”, dice el hombre con voz suave y un inglés con acento árabe. No quería revelar su edad, pero dice que “se acerca a los sesen- ta.” Viajó desde Berlín, donde vive desde hace muchos años. Escribe so- bre todo en árabe, y así lo presentó la noche anterior, su vida en verso. “Me dijeron que les gustó escuchar- lo. Pero ya era demasiado oscuro, yo no vi las caras del público.” Holandeses se contagian del ambiente A sólo unos metros al lado del poeta, están sentados dos holande- ses, cada uno con un receptor en sus oídos escuchando los poemas de bardos hispanoamericanos. Pero como en el festival hay muchos idio- mas más, que la mayoría de la gente no entiende, se necesita otra manera de traducir. En cada actividad, los poetas extranjeros leen su poema en su propio idioma, y luego los lee un traductor. El poeta Elhadj Seydou Nouorou, de Guadalupe, declama en criollo, y cuenta con su traductor personal, un estudiante de teatro en Managua, Uriel Molina, de 26. Transportarse a África Molina explica el poema de este hombre, cuyos antepasados vienen de Senegal, África. “Esto es sobre los esclavos en el Senegal y cómo llegaron los blancos de Francia a nuestra tierra…”. Molina toma no- tas, dice que trabaja dos horas para un poema, sobre la entonación de su voz, sobre imágenes, metáforas que el poeta luce en su poema. “Luego transmito lo que él quiso decir. Sus poemas son muy diferen- tes. Se nota sobre todo por la cultura africana, las imágenes hablan de que se trata de otro país. Y él logra trans- portarme hacia cierta parte, aunque yo no la conozca. Entonces mi res- ponsabilidad es muy grande, porque yo quiero transportar al público a ese cierto lugar”, explica Molina con en- tusiasmo. Ya es la segunda vez que el joven trabaja con el poeta africano. Aun- que la traducción es bastante idén- tica, es importante que los poetas lo lean en sus propias lenguas. “A pesar de que la gente no entiende las palabras, es la manera como uno lee, es como una música que entra en contacto con el público. Cuando escuchas una música de Ray Char- les, la bailas; la música entra en tus oídos y en tu corazón, y el mismo efecto tiene la poesía”, declara Se- ydou. Granada, altar de la poesía En las calles de Granada, el aire es vibrante. Empezó el Carna- val poético de la identidad cultural nicaragüense. De repente se ven muchos extranjeros tomando fotos de los muchachos y muchachas que bailan, que tocan música, que cele- bran la cultura nicaragüense. Cecilia Reyes, quien trabaja en una joyería, mira pasando la caravana y confirma que en esta temporada vienen más turistas. “El festival es bueno porque nos trae el turismo, lo necesitamos por el progreso.” La mayoría de los extranjeros ad- mite que están aquí por casualidad. Pero que era muy divertido pasar este momento y aprovecharon para escuchar poesía la noche anterior. El presidente del evento, Francisco de Asís, no sabe cuántos extranjeros asisten al festival, pero las cifras que se le vienen exponen su enorme en- tusiasmo. El Cosep (Consejo Superior de la Empresa Privada) dice que éste evento es la principal oferta turís- tica de la región centroamericana. Hablando con la gente, se nota que, el Festival, atrae a la mayoría, sean nicaragüenses o extranjeros. En todo el mundo, no hay un Festival donde la calle y el público sean exclusivos para estas “Torres de Dios” Granada, donde los poetas se sienten vivir a plenitud MIGUEL MOLINA / END El “poeta-móvil” a la cabeza del Carnaval Poético. L os que realmente se interesan por la poesía, marchan en la cabeza de las movilizaciones, donde los crea- dores de todo el mundo recitan sus poemas desde un llamado “Poeta- móvil” , decorado con flores. En italia- no, turco, irlandés, japonés, taiwanés, filipino… y después de todo recital, un aplauso frenético del público. La alemana Doris Klinnert, que vive en Managua y participa por cuarta vez, se entusiasma mucho con el ambiente, conque la poesía sea tan pública, y así se aproxima a la piel de la poesía, a sus inspirados artistas. “En Europa nunca es así, abierto; la poe- sía se queda en una ‘torre de marfil’. Aquí una aprende a amar la poesía por la manera como está presentada y por la música.” Superar trauma de guerra Y la verdad es que a uno se le pone la piel da gallina, cuando se escucha un poema en macedonio. Aunque, antes de escuchar la versión en español, no se sabe que el poeta Nikola Madzirov recita su pasado, su vida cuando era niño y sufrió en la guerra en ex-Yugoslavia. En la calle, por coincidencia, está un compa- triota, y le saluda después del recital. Él es guía de turismo, vive en Costa Rica, y vino atraído por el encuentro de estos “pararrayos celestes” , como definía Rubén Darío a sus colegas. Aunque no vinieron muchos de otras partes del mundo para ser testigos de la inusual cita de los orfe- bres de la palabra, quienes viven en Nicaragua o en la región, planearon darse una vuelta para no perder esta oportunidad. El “Festival Internacio- nal de Poesía” merece su nombre sobre todo por sus poetas internacio- nales. Y ellos lo valoran mucho. Madzirov está por primera vez en un país centroamericano. “He estado en muchos festivales en Asia, Europa, en Estados Unidos, pero esto realmente es muy especial. Presentar su poema en la calle a uno lo hace sentir vivo, siente el ritmo de la gente aquí. ¿Qué es lo que más puede desear un poeta?, grita, debido al ruido de la música que acompaña el desfile, antes de volver corriendo hacia la cabeza de la caravana. Los poetas visitantes En el VI Festival Internacional de Poesía participaron 120 poetas de 56 países:América del Norte: Estados Unidos, Canadá-Quebec, México/ el Caribe: Cuba, Haití, Puerto Rico, Dominicana, Isla Guadalupe–Fran- cia / Centroamérica: Guatemala, Honduras, El Salvador, Costa Rica, Pa- namá, Nicaragua / América del Sur: Argentina, Brasil, Bolivia, Chile, Co- lombia, Ecuador, Perú, Uruguay, Paraguay, Venezuela / Europa: Países Bajos, Alemania, Hungría, España, Irlanda, Islandia, Gales, Italia, Rusia, Macedonia, Francia, Rumania, Lituania, Finlandia, Noruega, Luxembur- go, Suecia, Dinamarca, Grecia, Turquía / África: Benim, Senegal, South- África / Asia: Irak, Israel, Jordania, Siria, Japón, India, Filipinas, Taiwán / Oceanía: Australia, Nueva Zelandia MIGUEL MOLINA / END El poeta Fadhil Al-Azzawi, de Irak en el festival. MIGUEL MOLINA / END Dos turistas de los Países Bajos pasando unos días en Granada. MIGUEL MOLINA / END Nikola Madyirov, poeta de Macedonia, caminando en el Carnaval. La poesía en Europa: en una “torre de marfil”
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LUNES, 22 de febrero de 2010 9BNACIONALES

Inspirados hombres y mujeres de todas las nacionalidades, valoran como algo inédito en el planeta esa cercanía con la gente. Muchos turistas, por casualidad, se dieron cuenta del magno evento, y la sorpresa de encontrarse con tantos artistas en las calles le dio un valor agregado a su estadía en la Gran Sultana. “En Europa nunca es así, abierto; la poesía se queda en una ‘torre de marfil’. Aquí, una aprende amar la poesía por la manera en que está presentada”, exclamó la alemana Doris Klinnert

Franziska EngElhardt

La belleza del Convento de San Francisco en Granada atrae a mu-chos turistas, pero esta vez atrajo a personas que no sabían de la puesta en escena de un evento masivamen-te inusual: el Festival de Poesía, que también se instala en plena calle, lejos de los claustros universitarios y de las academias. La pareja de Paí-ses Bajos, Meinou y Detmer se que-darán una semana en la ciudad para aprender un poco de español.

Es una coincidencia que estén aquí. “La noche anterior nos dimos cuenta y fuimos a escuchar algunos poemas, pero no entendemos lo que están diciendo en español”. No sa-ben que en esta actividad hay una traductora en una cabina, atrás, en la sala del colonial edificio francisca-no, que traduce el español al inglés simultáneamente.

¿Menos receptores, menos extranjeros?

El inglés perfecto de la traducto-ra Helen Soper llega a los oídos de unos extranjeros que están sentados en la sala. “Hasta ahora solamente distribuimos cinco receptores”, dice decepcionado Rafael Uriarte, téc-nico de audio. “En años anteriores pidieron como 50”. Él supone que varios extranjeros entienden el espa-ñol o que les da pena pedir auxilio.

La verdad es que la mayoría de los oyentes parecen ser latinoame-

ricanos. De vez en cuando asoman cabezas rubias. Dos de esos llegan un poco tarde. Son dos alemanes que trabajan en una ONG de Este-lí: Laura, de 20 años, y Henning, de 19. Vinieron por el Festival. “A mí me encanta la poesía. Sobre todo la de Gioconda Belli, pero lamenta-blemente ahora no está aquí”, dice Laura, un poco apesarada.

Al haber aprendido bastante el español en el medio año que han vivido en Nicaragua, ellos no nece-sitan receptores para la traducción. Pero no sólo la poesía española les llama la atención. “Me encanta es-cuchar a los poetas de todito el mun-do: de Irak, de Siria, de la India, de Francia..., aunque no entendemos nada, lo importante es cómo ellos presentan sus poemas, con muchas emociones. Me fascina que haya un ambiente intercultural”, explica Henning.

Poetas de todas las coordenadas del mundo

De 56 países de todo el mundo participan 120 poetas. “Este festi-val de poesía ya se ha convertido en uno de los festivales más impor-tantes del mundo, de las principales voces poéticas contemporáneas, y eso hace que sea el más grande del mundo”, comenta Francisco de Asís Fernández Arellano, presidente del festival.

“Siempre invitamos de diferentes países, no hacemos distinciones: ni de lenguaje, ni de creencia política, ni religiosa. Creemos absolutamente en la libertad. La libertad es la base de toda poesía. Si no hay libertad, no hay poesía”, añade Francisco de Asís.

Uno de los grandes poetas inter-nacionales es Fadhil Al-Azzawi, de

Irak, al que vieron los alemanes la noche anterior. Ahora está sentado a la sombra en un muro en el par-que del convento, escuchando los poemas de los nicaragüenses con el receptor en su oído izquierdo. Es la primera vez que vino a Nicaragua, su segunda vez en América Central.

“Conozco a varios poetas hispa-noamericanos, y era muy importante para mí venir, conocer el país y ha-blar con la gente”, dice el hombre con voz suave y un inglés con acento árabe. No quería revelar su edad, pero dice que “se acerca a los sesen-ta.” Viajó desde Berlín, donde vive desde hace muchos años. Escribe so-bre todo en árabe, y así lo presentó la noche anterior, su vida en verso. “Me dijeron que les gustó escuchar-lo. Pero ya era demasiado oscuro, yo no vi las caras del público.”

Holandeses se contagian del ambiente

A sólo unos metros al lado del poeta, están sentados dos holande-ses, cada uno con un receptor en sus oídos escuchando los poemas de bardos hispanoamericanos. Pero como en el festival hay muchos idio-mas más, que la mayoría de la gente no entiende, se necesita otra manera de traducir. En cada actividad, los poetas extranjeros leen su poema en su propio idioma, y luego los lee un traductor. El poeta Elhadj Seydou

Nouorou, de Guadalupe, declama en criollo, y cuenta con su traductor personal, un estudiante de teatro en Managua, Uriel Molina, de 26.

Transportarse a ÁfricaMolina explica el poema de este

hombre, cuyos antepasados vienen de Senegal, África. “Esto es sobre los esclavos en el Senegal y cómo llegaron los blancos de Francia a nuestra tierra…”. Molina toma no-tas, dice que trabaja dos horas para un poema, sobre la entonación de su voz, sobre imágenes, metáforas que el poeta luce en su poema.

“Luego transmito lo que él quiso decir. Sus poemas son muy diferen-tes. Se nota sobre todo por la cultura africana, las imágenes hablan de que se trata de otro país. Y él logra trans-portarme hacia cierta parte, aunque yo no la conozca. Entonces mi res-ponsabilidad es muy grande, porque yo quiero transportar al público a ese cierto lugar”, explica Molina con en-tusiasmo.

Ya es la segunda vez que el joven trabaja con el poeta africano. Aun-que la traducción es bastante idén-tica, es importante que los poetas lo lean en sus propias lenguas. “A pesar de que la gente no entiende las palabras, es la manera como uno lee, es como una música que entra en contacto con el público. Cuando escuchas una música de Ray Char-

les, la bailas; la música entra en tus oídos y en tu corazón, y el mismo efecto tiene la poesía”, declara Se-ydou.

Granada, altar de la poesíaEn las calles de Granada, el

aire es vibrante. Empezó el Carna-val poético de la identidad cultural nicaragüense. De repente se ven muchos extranjeros tomando fotos de los muchachos y muchachas que bailan, que tocan música, que cele-bran la cultura nicaragüense. Cecilia Reyes, quien trabaja en una joyería, mira pasando la caravana y confirma que en esta temporada vienen más turistas. “El festival es bueno porque nos trae el turismo, lo necesitamos por el progreso.”

La mayoría de los extranjeros ad-mite que están aquí por casualidad. Pero que era muy divertido pasar este momento y aprovecharon para escuchar poesía la noche anterior. El presidente del evento, Francisco de Asís, no sabe cuántos extranjeros asisten al festival, pero las cifras que se le vienen exponen su enorme en-tusiasmo.

El Cosep (Consejo Superior de la Empresa Privada) dice que éste evento es la principal oferta turís-tica de la región centroamericana. Hablando con la gente, se nota que, el Festival, atrae a la mayoría, sean nicaragüenses o extranjeros.

En todo el mundo, no hay un Festival donde la calle y el público sean exclusivos para estas “Torres de Dios”

Granada, donde los poetas se sienten vivir a plenitud

MiGuel Molina / enD

el “poeta-móvil” a la cabeza del Carnaval Poético.

Los que realmente se interesan por la poesía, marchan en la cabeza de

las movilizaciones, donde los crea-dores de todo el mundo recitan sus poemas desde un llamado “Poeta-móvil”, decorado con flores. En italia-no, turco, irlandés, japonés, taiwanés, filipino… y después de todo recital, un aplauso frenético del público.

La alemana Doris Klinnert, que vive en Managua y participa por cuarta vez, se entusiasma mucho con el ambiente, conque la poesía sea tan pública, y así se aproxima a la piel de la poesía, a sus inspirados artistas. “En Europa nunca es así, abierto; la poe-sía se queda en una ‘torre de marfil’. Aquí una aprende a amar la poesía por la manera como está presentada y por la música.”

Superar trauma de guerraY la verdad es que a uno se le

pone la piel da gallina, cuando se escucha un poema en macedonio. Aunque, antes de escuchar la versión en español, no se sabe que el poeta Nikola Madzirov recita su pasado, su vida cuando era niño y sufrió en la

guerra en ex-Yugoslavia. En la calle, por coincidencia, está un compa-triota, y le saluda después del recital. Él es guía de turismo, vive en Costa Rica, y vino atraído por el encuentro de estos “pararrayos celestes”, como definía Rubén Darío a sus colegas.

Aunque no vinieron muchos de otras partes del mundo para ser testigos de la inusual cita de los orfe-bres de la palabra, quienes viven en Nicaragua o en la región, planearon darse una vuelta para no perder esta oportunidad. El “Festival Internacio-nal de Poesía” merece su nombre sobre todo por sus poetas internacio-nales. Y ellos lo valoran mucho.

Madzirov está por primera vez en un país centroamericano. “He estado en muchos festivales en Asia, Europa, en Estados Unidos, pero esto realmente es muy especial. Presentar su poema en la calle a uno lo hace sentir vivo, siente el ritmo de la gente aquí. ¿Qué es lo que más puede desear un poeta?, grita, debido al ruido de la música que acompaña el desfile, antes de volver corriendo hacia la cabeza de la caravana.

Los poetas visitantesEn el VI Festival Internacional de Poesía participaron 120 poetas de

56 países:América del Norte: Estados Unidos, Canadá-Quebec, México/ el Caribe: Cuba, Haití, Puerto Rico, Dominicana, Isla Guadalupe–Fran-cia / Centroamérica: Guatemala, Honduras, El Salvador, Costa Rica, Pa-namá, Nicaragua / América del Sur: Argentina, Brasil, Bolivia, Chile, Co-lombia, Ecuador, Perú, Uruguay, Paraguay, Venezuela / Europa: Países Bajos, Alemania, Hungría, España, Irlanda, Islandia, Gales, Italia, Rusia, Macedonia, Francia, Rumania, Lituania, Finlandia, Noruega, Luxembur-go, Suecia, Dinamarca, Grecia, Turquía / África: Benim, Senegal, South-África / Asia: Irak, Israel, Jordania, Siria, Japón, India, Filipinas, Taiwán / Oceanía: Australia, Nueva Zelandia

MiGuel Molina / enD

el poeta Fadhil al-azzawi, de irak en el festival.

MiGuel Molina / enD

Dos turistas de los Países Bajos pasando unos días en Granada.

MiGuel Molina / enD

nikola Madyirov, poeta de Macedonia, caminando en el Carnaval.

La poesía en Europa: en una “torre de marfil”

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