1
Diócesis de Texcoco
Encuentro Diocesano de Pastoral Social-Cáritas
2
Responsable de la publicación:
Comisión Diocesana de Pastoral Social-Cáritas Texcoco
© Diócesis de Texcoco
Domicilio:
Oficina en Fray Pedro de Gante No. 2, Centro, Texcoco, Méx. C.P. 56100
Teléfono: (01 595) 954-2089 Ext. 116
Celular oficina: 5523610033
Correo: [email protected]
Sitio web: www.pastoralsocialtexcoco.mx
Redes sociales:
Twitter: Cáritas Texcoco
Facebook: Pastoral Social Texcoco - Cáritas Texcoco
3
Comisión Diocesana de Pastoral Social-Cáritas Texcoco
Diócesis de Texcoco
“En la Diócesis de Texcoco nos reconocemos, valoramos y aceptamos como personas
para ser Casa y Escuela de Comunión”
Temática Encuentro Diocesano de Pastoral Social-Cáritas
Catedral de Texcoco - 20 de enero de 2018
Lectio Divina III DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO
(21 de enero de 2018)
ORACIÓN AL ESPÍRITU SANTO
Padre de misericordia, que con tu presencia y predicación nos vas manifestando el Reino de Dios
en la tierra y con ello nos invitas a la conversión con un corazón sincero y abierto a tu Palabra, te
pedimos que nos envíes tu Espíritu Santo para que nos ayude a ser sensibles a tu amor y hacia
los hermanos de nuestras comunidades. Todo esto te lo pedimos por Jesucristo nuestro Señor.
Amén.
1. LECTURA DEL TEXTO BÍBLICO (Mc 1, 14-20)
¿Qué dice el texto?
Después de que arrestaron a Juan el Bautista, Jesús se fue a Galilea para predicar el Evangelio de
Dios y decía: “Se ha cumplido el tiempo y el Reino de Dios ya está cerca. Conviértanse y crean en
el Evangelio”.
Caminaba Jesús por la orilla del lago de Galilea, cuando vio a Simón y a su hermano, Andrés,
echando las redes en el lago, pues eran pescadores. Jesús les dijo: “Síganme y haré de ustedes
pescadores de hombres”. Inmediatamente dejaron las redes y lo siguieron.
Un poco más adelante, vio a Santiago y a Juan, hijos de Zebedeo, que estaban en una barca,
remendando sus redes. Los llamó, y ellos, dejando en la barca a su padre con los trabajadores, se
fueron con Jesús. Palabra del Señor.
4
Pistas de reflexión
Contexto bíblico
La lectura del Evangelio de hoy es la historia de la llamada de los primeros discípulos, que
inaugura el ministerio de Jesús. San Marcos comienza su evangelio con las siguientes palabras
“Principio del evangelio de Jesucristo, Hijo de Dios” (v. 1), y relata las historias del ministerio de
Juan el Bautista (vv. 2-8), la del bautismo de Jesús (vv. 9-11), y de la tentación de Jesús en el
desierto (vv. 12-13). En la historia del ministerio de Juan el Bautista, Juan cuidadosamente se
pone a sí mismo en la relación correspondiente con aquel que viene después de Él. Ese será más
poderoso y bautizará con el Espíritu Santo. Juan no es digno de desatar las correas de sus
sandalias (vv. 7-8). Siguiendo la lectura para hoy, Jesús lanza su ministerio público sanando a un
hombre que tenía un espíritu inmundo (vv. 21-28), sanando a la suegra de Simón y a otros en la
casa de Simón (vv. 29-34), predicando en Galilea (vv. 35-39), y sanando al leproso (vv. 40-45).
Texto bíblico
A) Jesús vino predicando en Evangelio
San Marcos dice que Jesús comenzó su ministerio después de que Juan fue arrestado (gr.
παραδίδωμι, paradidomi, entregado, traicionado). Marcos relata la historia de manera diferente
sacando de la escena a Juan antes del comienzo del ministerio de Jesús. Marcos quiere enfatizar
que el papel de precursor de Juan una vez que Jesús está en la escena ya no se necesita. También
que Juan como precursor de Jesús no solamente lo es en el sentido de que prepara el camino para
Jesús, sino también en el sentido de que su paradidomi anuncia la próxima paradidomi de Jesús.
La palabra “encarcelado” falla en capturar la riqueza de paradidomi, que será usada varias veces
para hablar de la traición a Jesús (3, 19; 9, 31; 14, 21, 41), o cuando es entregado a los gentiles
(10, 33). Jesús también la usará para advertir a sus discípulos que serán entregados a los
tribunales para ser azotados y enjuiciados (13, 9-13). Paradidomi “es un término muy significativo
con raíces en el cuarto canto del Canto del Siervo (Is 52, 13–53, 12, especialmente los versículos
6, 12… San Marcos usa el verbo para crear un paralelo entre Juan el Bautista (1, 4, 14), Jesús (1,
14; 8, 31; 9, 31; 10, 33-34), y los cristianos (13, 10-12). El paradidomi de Juan abre la puerta
para el ministerio de Jesús, y el paradidomi abrirá la puerta para el ministerio de los discípulos. El
paradidomi de los discípulos (la sangre de los mártires) será la semilla plantada que hará brotar a
la Iglesia. Aunque hay maldad en cada paradidomi, Dios también está actuando detrás de la
escena, transformando los Viernes Santos en Domingos de Resurrección. La muerte de un fiel
mensajero de Dios nunca es una derrota, siempre es una entrada a través de la cual el Reino de
Dios avanza y crece. Jesús comenzó y terminará su ministerio en Galilea (16, 7).
La mayoría de su ministerio, aparte de su muerte y resurrección, se llevará a cabo en Galilea.
Nosotros esperaríamos que concentrara su ministerio en Jerusalén, el lugar del templo y la
práctica religiosa judía. Sin embargo, Jerusalén también será asociada con la oposición a Jesús, y ahí lo ejecutarán. “El tiempo (gr. καιρὸς, kairos) es cumplido” (v. 15). Kairos es el tiempo
importante, el momento de la verdad, el momento decisivo. Jesús dice que el kairos “es
cumplido”. El momento decisivo ha llegado. Marcos abre este Evangelio con las siguientes palabras: “Principio del Evangelio de Jesucristo (gr. εὐαγγελίου Ἰησοῦ χριστοῦ, υἱοῦ τοῦ θεοῦ.
Euangeliou Iesou Christou), el Hijo de Dios” (v. 1). En nuestro pasaje bíblico de hoy, se dice que
Jesús vino proclamando “el Evangelio (gr. εὐαγγέλιον τοῦ θεοῦ, euangelion tou theou) del reino de
Dios” (v. 14). “Con estas palabras, Jesús apunta lejos de Él y hacia Dios. Es el reino de Dios, el
reinado de Dios, que Jesús anunció. Al final, las buenas nuevas tienen que ver con la obra
salvadora de Jesucristo, pero Jesús primero proclama el reino de Dios (v. 15). Ese tema principal
de Jesús debe ser el tema principal de sus discípulos y mensajeros, si realmente van a ser
verdaderos mensajeros. El reino de Dios es una idea que tiene sus raíces en el Antiguo
Testamento, aunque esa frase no se encuentre allí (Sal 45, 6; 103, 19; 145, 10-13; Is 52, 7).
5
Los israelitas, en su rebelión, rechazaron el reinado de Dios en favor de un rey como lo que veían
en las naciones que los rodeaban (1 Sam 8, 5-22), pero la promesa del reino de Dios y de la
salvación que traería siempre estuvo presente. Reinado puede ser una mejor traducción de basileia, βασιλεία porque el énfasis está en el gobierno de Dios, más que en el territorio donde se
ejerce ese gobierno. Jesús les dice a sus oyentes que el reino de Dios “está cerca” (v. 15). La
cuestión es si el reino está por venir o ya ha llegado, y ambas cosas parecen ser verdad. Jesús ha
comenzado a introducir el reino, pero todavía tiene mucho trabajo que hacer. Su muerte,
resurrección, y ascensión completarán su ministerio terreno, pero ya ha comenzado su obra. 3 La respuesta apropiada para el reino que viene es doble: ¡Arrepentirse (gr. μετανοεῖτε metanoeo,
cambiar de mente o dirección) y creer en evangelio! Tendemos a pensar en el arrepentimiento
como un sentimiento de culpa, pero en realidad es un cambio de mente o dirección, es ver las
cosas desde una perspectiva diferente. Una vez que comenzamos a ver las cosas bien, puede ser
que nos sintamos mal por haberlas visto tan mal por tanto tiempo; y así, el arrepentimiento
comienza con una nueva visión más que con sentimientos de culpa. Creer el evangelio es un acto
de fe, que “es pues la fe la sustancia de las cosas que se esperan, la demostración de las cosas
que no se ven” (Heb 11, 1). Para los oyentes en aquel entonces, como para los oyentes hoy, esta
verdad no es tan evidente. Creemos en promesas que todavía no se han cumplido. Los primeros
discípulos creyeron estando en medio de situaciones difíciles, y su fe hizo brotar cosas poderosas.
B) Vengan y los hare pescadores de hombres
El mar de Galilea es un gran lago cerca de la fuente del río Jordán. En tiempos de Jesús era fuente
de una buena industria de pesca que exportaba pescado a Egipto y otros lugares distantes. Habría
pesca local (pescar para alimentar a la propia familia y algo para vender) a lo largo de sus costas,
pero también habría un gran negocio familiar de pesca involucrado en el comercio de exportación.
En otras palabras, algunos pescadores serían pobres; otros bastante prósperos; y la mayoría
estaría en medio. Simón y Andrés eran de Betsaida (Jn 1, 44), probablemente localizada en la
costa norte del mar de Galilea y al este de Capernaúm. Jesús ve a Simón y, a su hermano Andrés
echando su red. Esta sería una red circular grande con pesos amarrados a las orillas y una cuerda
para cerrarla y atrapar a los peces. Redes de este tipo se siguen usando en algunas partes del
mundo, y es algo hermoso ver a un hábil pescador echar su red. Las operaciones de pesca más
grandes usarían una red arrastradora, así que echar la red sugiere que Simón y Andrés son
pescadores típicos; es decir, no ricos, pero tampoco pobres. Jesús dijo “Sígame y los hare
pescadores de hombres”. Esto tuvo un tono más apelante en aquellos días cuando se podía hablar
a pescadores siendo llamados a ser pescadores de hombres. “Personas” es más actual y reúne
todas las exigencias de género de hoy. El llamado es personal, una invitación de Jesús para “ir en
pos de él”. No es una invitación para unirse a una causa o para aceptar una filosofía. Es diferente
de la relación entre un rabino y su discípulo, donde el estudiante aspirante busca a un rabino. La
iniciativa aquí está en Jesús, que escoge a sus discípulos más que ser buscado por ellos. La
llamada de Jesús también es diferente ya que “la lealtad principal de los estudiantes del rabino
era a la Torá, y no a un rabino particular”. También los profetas llamarían a la gente a “caminar
en sus estatutos (Dt 5, 29). Pero Jesús llama a los cuatro para sí mismo”. El contexto en san
Marcos, sin embargo, deja claro que Jesús está llamando a estos hombres para una tarea
evangelizadora. Jesús está llamando a seguidores y a crear un pueblo del reino. Los discípulos
serán entrenados para hacer precisamente lo que Jesús está haciendo en ese momento:
proclamando el reino, reclutando a gente para ello, y llevándolos a una comunidad que
experimenta el reinado de Dios (3, 13-15). “Y luego (gr. εὐθὺς, euthus, una de las palabras
favoritas de Marcos), dejadas sus redes, le siguieron” (v. 18).
San Marcos, sin embargo, no nos da nada de este trasfondo. Tal vez simplemente está reduciendo
la historia a lo más esencial, pero es más seguro que está tratando de enfatizar la atrayente
naturaleza del llamado de Jesús. 4 En su evangelio, Andrés aparece solamente una vez más (13,
3), aunque su nombre se menciona dos veces más, incluyendo una en la lista de los apóstoles
(ver 1, 29; 3, 18). Jesús le dará a Simón el nombre de Pedro en 3, 16, y Pedro se convertirá en el
más prominente de los apóstoles. Antes de la resurrección, su conducta será muy voluble, y
6
negará a Jesús. Después de la resurrección, se convertirá en la roca que Jesús había predicho.
Simón y Andrés siguen a Jesús, pero Jesús los deja cerca de su casa por algún tiempo. El sábados
asistirán a la sinagoga de Capernaúm, que estaba cerca de su pueblo (vv. 21-28), y regresarán a
su hogar, ahí Jesús sanará a la suegra de Simón (vv. 29-34). Se quedarán en Galilea durante los
nueve primeros capítulos de este evangelio, y después irán a Judea (10, 1). Regresarán a Galilea
después de la resurrección (16, 7).
C) Dejando a su padre lo siguieron
Esta historia tiene como modelo el llamado que Elías le hizo a Eliseo (1 Re 19, 19-21), con la
notable diferencia de que Eliseo pidió permiso y lo recibió para despedirse de su padre y madre
antes de seguir a Elías. Marcos solamente nos dice que Santiago y Juan dejaron a su padre,
Zebedeo. No sabemos si pudieron despedirse o no. Una vez más, Marcos simplemente está
reduciendo esta historia a lo más esencial, pero una vez más parece que está enfatizando la
apelante naturaleza del llamado de Jesús. Como Pedro y Andrés, Santiago y Juan escuchan el
llamado de Jesús, dejan aquello que es importante para sus vidas, su padre, y siguen a Jesús. La
mención de jornaleros sugiere que Zebedeo está conduciendo una empresa más grande que la de
Pedro y Andrés, aunque no sabemos qué tan grande. Esta mención de los jornaleros también
suaviza la partida de Santiago y Juan; es decir, no dejan a su padre sin ninguna ayuda. Una vez
más, el punto principal de su repentina partida es la naturaleza tan apelante del llamado de Jesús.
Santiago y Juan serán conocidos como los Hijos del Trueno (3, 17), y se unirán a Pedro como
miembros de un pequeño círculo que está presente en la Transfiguración (9, 2-9), en el
Getsemaní (14, 33 ss.), y en otros momentos significativos. Le pedirán a Jesús que les conceda
lugares de honor (10, 35ss.). Juan se convertirá en un miembro clave de la iglesia de Jerusalén
(Gal 2, 9). Santiago será asesinado por Herodes Agripa (He 12, 1-3), y Marcos 10, 39 sugiere que
Juan, también, será martirizado.
Preguntas para la lectura:
¿Qué hicieron con Juan el Bautista?
¿A dónde fue Jesús y qué predicaba?
¿Por dónde caminaba Jesús?
¿Qué le dijo a Simón y Andrés? ¿Qué hicieron los discípulos?
¿Qué le dijo a Santiago y Juan?
2. MEDITACIÓN (Qué me/nos dice la Palabra de Dios)
1) ¿Las palabras de este Evangelio las recibo como dichas a mí directamente? Pues el Señor sigue
actuando y proclamando la Buena Noticia y la conversión (entrega) al Evangelio.
2) ¿Cómo acepto esta invitación permanente del Señor? ¿Doy importancia a mi conversión o sigo
siendo un cristiano de más o menos?
3) ¿Me siento constantemente interpelado por la Buena Noticia de Jesús? ¿Experimento en mí esa
fuerte llamada del Señor?
4) ¿Trato de revisar mi vida para seguir impulsándome a fondo en el seguimiento radical de
Jesús?
5) ¿Le agradezco al Señor la vocación a la fe, que Él me ha regalado por amor desde antes de la
creación?
7
3. ORACIÓN: (Qué le respondo al Señor, que le respondemos al Señor)
Gracias Señor Jesús por llamarnos a tu servicio. Aun inmerecidamente con nuestros conflictos y
dificultades nos llamas a estar contigo. Gracias por todas las bendiciones que nos regalas,
enseñándonos a conocer la voluntad del Padre y por llevándonos por el camino de vida que
construye el Reino de Dios. Por eso te damos gracias. Gracias Señor, gracias Señor.
Perdón Señor por las ocasiones que no hemos sabido responder a tu llamado y por las
incoherencias de nuestra vida. Cuando no hemos sabido valorar el amor que Tú nos regalas y el
amor de nuestros hermanos. También cuando en nuestros actos dejamos de amar. Por eso te
pedimos perdón. Perdón Señor, perdón Señor.
4. CONTEMPLACIÓN: ¿Cómo interiorizo el mensaje? ¿Cómo interiorizamos el mensaje?
A Jesús caminando a la orilla del lago de Galilea.
A los discípulos que son llamados por Jesús.
A ti mismo que Jesús te llama para una misión.
Al padre de los hijos de Zebedeo viendo como sus hijos siguen a Jesús.
5. ACCIÓN: ¿A qué me comprometo? ¿A qué nos comprometemos?
La intención universal del apostolado de la oración del Santo Padre para el mes de enero:
Por la evangelización: “Para que, en los países asiáticos, los cristianos, como también las otras
minorías religiosas, puedan vivir su fe con toda libertad”.
Intención personal: Que reavive la vocación del llamado que el Señor me ha hecho primero en mi
familia, en mi trabajo, en mi comunidad, dando señales de vida y esperanza entre mis hermanos.
Intención comunitaria: Que en mis pequeñas comunidades sea miembro y testigo de la fe de mis
hermanos, dando un claro testimonio de amor y vida en ellos, enseñándoles a valorar el llamado
que el Señor les ha hecho y el por qué los ha elegido para su servicio.
Tema 1: “Espiritualidad para la Caridad” *
Video: “Ser rico no se trata de cuanto tienes sino que de cuanto das”
Enlace: https://www.youtube.com/watch?v=bZXutDagDXM
Objetivo: Descubrir que la caridad cristiana se sustenta en una mística y se expresa con gestos
muy concretos.
Estructura del mensaje:
Partir de cuál es la imagen que tenemos de Dios.
La imagen de Dios que es Abba, Padre tierno y compasivo.
La espiritualidad como la relación del hombre con Dios.
La espiritualidad de la caridad consiste simplemente en actuar como un discípulo de Jesús.
La importancia de los sentimientos, emociones y gestos en la espiritualidad para la caridad.
https://www.youtube.com/watch?v=bZXutDagDXM
8
Desarrollo del tema:
En el Evangelio de san Marcos 8, 27-33 nos relata: “Jesús y sus discípulos se dirigieron a los
poblados de Cesarea de Filipo. Por el camino les hizo esta pregunta: “¿Quién dice la gente que soy
yo?” Ellos le contestaron: “Algunos dicen que eres Juan el Bautista; otros, que Elías; y otros, que
alguno de los profetas”. Entonces él les preguntó: “Y ustedes, ¿quién dicen que soy yo?” Pedro le
respondió: “Tú eres el Mesías”. Y él les ordenó que no se lo dijeran a nadie. Luego se puso a
explicarles que era necesario que el Hijo del hombre padeciera mucho, que fuera rechazado por
los ancianos, los sumos sacerdotes y los escribas, que fuera entregado a la muerte y resucitara al
tercer día.
Todo esto lo dijo con entera claridad. Entonces Pedro se lo llevó aparte y trataba de disuadirle.
Jesús se volvió, y mirando a sus discípulos, reprendió a Pedro con estas palabras: “¡Apártate de
mí, Satanás! Porque tú no juzgas según Dios, sino según los hombres”.
Esta escena nos puede ayudar para entender mejor la Imagen que tenemos de Dios. Jesús le
quiere dejar muy claro a sus discípulos su identidad y la imagen de ser el mesías.
En cierta ocasión se les preguntó a unos niños con qué tipo de imagen podemos comparar a Dios
y la pregunta concreta fue: Dios se parece a…
Algunas respuestas: por cierto fueron muy buenas y con mucha reflexión teológica. Un niño
respondió que Dios se parece a un balón, porque al jugar con mis amigos con el balón soy feliz y
cuando no tengo el balón no soy feliz. Si estoy con Dios soy feliz y cuando no estoy con él no soy
feliz. Otro niño respondió, que Dios se parece a una banca, porque en una banca me siento para
descansar y estar tranquilo. Por eso cuando estoy con Dios estoy tranquilo. La respuesta de un
tercer niño es más sorprendente, dijo, Dios se parece a un monstruo poderoso porque lucha
contra todos los monstruos que me asustan y los vence. Con Dios ya nada me da miedo.
En cambio nosotros los adultos podemos tener una imagen errónea de Dios. Hay personas que
crecieron con la idea de que Dios castiga si nos portamos mal. Hay otros que piensan que con
Dios hay que negociar, tú me cumples y yo te ofrezco. Y otros tienen la imagen de un Dios
bombero, que cuando el fuego de los problemas nos quema le llamamos para que resuelva y
apague el incendio. Para otros la imagen que tienen de Dios es que es un policía que nos vigila
constantemente.
De este concepto que yo tengo de Dios me hace vivir una relación muy particular con Él, y de esta
experiencia religiosa que yo tengo con Dios surge una espiritualidad que podemos decir que son
las motivaciones, actitudes o estilos, que le da sentido a todo lo que hacemos y pensamos.
Fíjense en todas las expresiones de religiosidad popular hay mucho de esto. Detrás de las
motivaciones que tenemos para vivir nuestra fe hay siempre una espiritualidad que las anima.
(De acuerdo a la imagen que tengamos de Dios, dependerá la espiritualidad que expresemos en
nuestra relación con Él y con la sociedad)
En el ejercicio de la caridad hay también una espiritualidad que me mueve a servir a los
necesitados.
Sí Jesús es el mesías de Dios, es el anunciador de su Reino, y todo el tiempo está realizando la
voluntad de su Padre, que es amor. Entonces Dios es un Dios…
La caridad no se sostiene en sí misma y por sí misma. Su fuerza, fundamento y originalidad están
en la espiritualidad que la anima.
9
¿Qué queremos decir cuando hablamos de espiritualidad?
Espiritualidad viene de espíritu: ánimo, aliento, valor, energía, fuerza. Espiritualidad cristiana
viene del Espíritu Santo, no puede haber más espiritualidad que la que viene del Espíritu Santo.
Es nuestra misma vida, vivida desde el Espíritu Santo, aprovechando la oportunidad constante de
encontramos y relacionarnos con Dios. ¿Qué es lo que anima, alienta o da fuerza a quien practica
la caridad?
El mismo Espíritu que animó a Jesús para enviarlo a anunciar el Evangelio a los pobres, a los
enfermos, y a los pecadores. Animó a sus discípulos hacia la misión entre los más abandonados y
lo hace hoy.
Veamos ahora qué imagen de Dios nos presentó Jesús.
El Dios de Jesús
1. UNA NUEVA EXPERIENCIA DE DIOS
Para el judaísmo antiguo, Dios es ante todo el Señor, el que siempre está por encima de nosotros,
el Todopoderoso. Para Israel, Yavé es el único y verdadero Dios. Jesús tiene fe en todo ello. Él es
un verdadero israelita. Pero su fe se adentra de tal modo en el ser de Dios que toma
características totalmente nuevas.
Aceptando la fe israelita, Jesús muestra una imagen de Dios mucho más clara y concisa. El
respeto a Dios como Señor absoluto es un elemento esencial en la predicación de Jesús, pero no
es su centro. Para Él Dios es ante todo Padre. Ya en el Antiguo Testamento se habla de Dios como
Padre, pero con Jesús esta paternidad recibe acentos nuevos. La experiencia de Jesús ante Dios
es totalmente original.
Cuando Jesús habla de Dios quedan superadas todas las creencias del Antiguo Testamento.
La vida de Jesús, sus actitudes, sus amistades, sus compromisos, todo en Él se halla animado de
tal manera por la realidad “Dios”, que adquieren un estilo y originalidad que resultan
sorprendentes para los que tratan con Él.
No enseñó ninguna doctrina nueva sobre la paternidad de Dios. Lo original en Él es que invoca a
Dios como Padre en circunstancias nuevas. Jesús no ve a Dios encerrado dentro del templo o
sometido al cumplimiento exacto y estricto de los ritos del culto, o midiendo el cumplimiento
detallado de todas las normas de las complicadas leyes judías. El abre nuevas ventanas, nuevos
horizontes por los cuales descubrir la presencia de Dios.
Siente profundamente a Dios como Padre de infinita bondad y amor para con todos los hombres,
especialmente para con los pecadores, alejados, tristes, desanimados y perdidos. Ya no se trata
del Dios de la ley que hace distinción entre buenos y malos: es el Dios siempre bueno que sabe
amar y perdonar, que corre detrás de la oveja descarriada, que espera ansioso la venida del hijo
difícil y lo acoge en el calor del hogar familiar. El Dios que se alegra más con la conversión de un
pecador que con noventa y nueve justos que no tienen necesidad de convertirse.
10
Toda la vida de Jesús se apoya en esta nueva experiencia de Dios. Él se siente tan amado de
Dios, que ama como Dios ama, indistintamente a todos, hasta a los enemigos. Él se siente de tal
manera aceptado por Dios, que acepta, comprende y perdona a todos.
Jesús encarna el amor y el perdón del Padre, siendo Él mismo bueno y misericordioso para con
todos, particularmente para con los desechados religiosamente y desacreditados socialmente. Así
concreta Jesús el amor del Padre dentro de su vida.
2. PARA JESÚS DIOS ES ABBA
En tiempo de Jesús se había oscurecido bastante la imagen de Dios. La gente no se atrevía a
pronunciar su nombre. Dios era “el Innombrable”. Los contemporáneos de Jesús se dirigían
normalmente a Dios en tono solemne, acentuando siempre la distancia entre Él y los hombres.
Como acabamos de ver, Jesús supera y clarifica definitivamente la imagen de Dios. Esta
superación alcanza su máximo punto en el hecho de que Jesús se dirige a Dios llamándole “Abbá”.
Abbá era la palabra familiar que los niños judíos empleaban para dirigirse a sus padres. Más o
menos corresponde al “papito” en castellano. Invocar a Dios como Abbá constituye una de las
características más seguras del Jesús histórico. Abbá pertenece al lenguaje infantil y doméstico,
un diminutivo de cariño, utilizado también por los adultos con sus padres o con los ancianos
respetables. A nadie se le podía ocurrir usar con Dios esta expresión familiar; sería como una falta
de respeto a Yavé. Y sin embargo, Jesús, en las oraciones llegadas hasta nosotros, se dirige
siempre a Dios con esta invocación: Papito querido (Abbá). Nada menos que 170 veces ponen los
Evangelios esta expresión en labios de Jesús.
Abbá encierra el secreto de la relación íntima de Jesús con su Dios y de su misión en nombre de
Dios. Jesús se dirigía a Dios como una criaturita a su padre, con la misma sencillez íntima, con el
mismo abandono confiado.
La invocación “Abbá” tiene, pues, un valor primordial, que ilumina toda la vida de Jesús. Todo en
Él es consecuencia de esta actitud de fe. Esta palabra resume también todo lo que Jesús quería
decir y hacer. La conciencia filial de Jesús, lo llevó siempre a actuar con la compasión y la ternura
del Padre que ama a todos sin distinción.
Después de haber visto la realidad de Dios…
• Consideras que ves a Dios con la mirada de Jesús, que en Dios al Padre. ¿Dios es tu papito
querido? ¿Te diriges a Él con la misma confianza con la que se dirigió Jesús?
• ¿Cómo puedes convertir lo que observaste en espiritualidad?
• Des tu experiencia personal, ¿dónde encontraste a Dios?
• Apoyándote en la oración del Padre Nuestro, ¿cómo la puedes hacer oración y vida en las
calles? ¿Será posible? ¿Puedes aportar algunas ideas?
Video: Nada cuesta ayudar a los demás
Enlace: https://www.youtube.com/watch?v=TE8OK4Z5oUU
https://www.youtube.com/watch?v=TE8OK4Z5oUU
11
Tema 2: “Espiritualidad para la Pastoral Social” *
La espiritualidad es la savia que nutre la vida. Su fuente vital es la experiencia de Dios. Sin una
espiritualidad sólida, la pastoral social queda como un anexo de la fe y se reduce fácilmente a una
mera acción social. A decir del Papa Francisco, los organismos de pastoral social y de Cáritas se
reducirían en una ONG (Organización No Gubernamental), y no en un organismo de Iglesia.
El agente de Pastoral Social no es un activista social, es un miembro de la Iglesia que hace
realidad en el servicio a los demás y concreto el mandamiento del amor. Por eso el agente de
Pastoral Social tiene una espiritualidad propia:
Testigo en el mundo: La Pastoral Social exige un compromiso a la manera del Dios que
nos presentó Jesús “que tanto amó al mundo, que entregó a su propio Hijo para salvarlo”
Jn 3, 16.
Testigo de la Esperanza: Ante los problemas de la pobreza, se pueden crear en los
agentes de Pastoral Social actitudes fatalistas o resignadas, desesperanzas ante la
magnitud de los problemas sociales. La identificación progresiva con la Voluntad del Padre,
mediante la oración personal, comunitaria y la Vida Eucarística, se ha de ir forjando en el
agente de Pastoral Social el deseo ardiente de que esa Voluntad se cumpla y que el Reino
de Dios se construya y se haga presente en medio de nuestra realidad social.
Testigo del Perdón y de la misericordia: El agente de Pastoral Social vive la celebración
de los sacramentos, especialmente de la Reconciliación y de la Eucaristía.
En el perdón incondicional recibido y aceptado encontrará la fuerza para comenzar siempre
de nuevo; la experiencia del perdón gratuito del Padre le irá enseñando que sólo
perdonando podrá alcanzar la misericordia. En la Eucaristía el agente de Pastoral Social
tiene otra fuente inagotable de espiritualidad. Es allí donde Jesús expresa la máxima
solidaridad con los hombres y nos enseña a nosotros a ser comunidad que crece en el
amor, la humildad, la disponibilidad y la entrega sincera y generosa a los demás.
El Papa Francisco insiste en el vínculo íntimo que existe entre evangelización, compromiso social y
espiritualidad:
“Evangelizadores con Espíritu quiere decir evangelizadores que oran y trabajan. Desde el punto de
vista de la evangelización, no sirven ni las propuestas místicas sin un fuerte compromiso social y
misionero, ni los discursos y praxis sociales o pastorales sin una espiritualidad que transforme el
corazón. Siempre hace falta cultivar un espacio interior que otorgue sentido cristiano al
compromiso y a la actividad. Al mismo tiempo, se debe rechazar la tentación de una espiritualidad
oculta e individualista, que poco tiene que ver con las exigencias de la caridad y con la lógica de la
Encarnación”. (Exhortación Apostólica Evangelii Gaudium -Motivaciones para un renovado impulso
misionero- numeral 262).
Nota: Hablamos de espiritualidad propia, en cuanto a las expresiones particulares que se
requieren cultivar y experimentar desde la Dimensión Social de la Iglesia (Pastoral Social y las
obras de Caridad y Misericordia). Sin embargo, no es ajena y ni es aparte de las motivaciones
que nos llaman a realizar la Nueva Evangelización: Nueva en su ardor, en sus métodos y
expresiones; al llamado de Aparecida para ser discípulos misioneros de Jesús para que
nuestros Pueblos en Él tengan vida, y a la espiritualidad de comunión que es común a todos
los agentes de pastoral: ordenados, consagrados y laicos, inmersos en el proceso de
conversión y renovación en la Diócesis de Texcoco.
12
Por eso, una auténtica pastoral social debe contar con una sólida espiritualidad evangélica que se
alimenta en el encuentro con el Dios de la Vida y de la Historia, tal como se ha manifestado en
Jesús.
FUNDAMENTOS PARA UNA ESPIRITUALIDAD EVANGÉLICA
1. Dios se revela como el Señor de la historia
La fuente de la espiritualidad bíblica es la experiencia de un Dios que se hace presente en la
historia para formarse un pueblo y darle vida en abundancia. (Deuteronomio 26, 1-10)
Es a través de la historia humana que Dios va manifestando su proyecto definitivo. Así lo expresó
el Concilio Vaticano II en la constitución pastoral Gaudium et Spes sobre la Iglesia y el mundo de
hoy: “La espera de una tierra nueva no debe amortiguar, sino más bien avivar, la preocupación de
perfeccionar esta tierra. Aunque hay que distinguir cuidadosamente progreso temporal y
crecimiento del Reino de Cristo; sin embargo, el primero, en cuanto puede contribuir a ordenar
mejor la sociedad humana, interesa en gran medida al Reino de Dios.” (GS 39).
2. No hay culto a Dios sin práctica de la justicia
Según los santos profetas, la justicia es un tema indisolublemente religioso y social. Para ellos la
oración y los actos religiosos no valen nada si no se respeta el derecho del pobre: Amos 5, 21-24;
Isaías 1, 11-17; Miqueas 6, 6-8; Isaías 58, 3-10. Según la Ley, el santo ha de ser justo, porque la
injusticia es una ofensa a Dios. (Deuteronomio 24, 14-15).
Para la Ley y los Profetas, la Alianza sólo es válida si se respeta el derecho de los pobres,
hambrientos y oprimidos, hasta tal punto que Yavé parece poner en tela de juicio sus promesas
más solemnes cuando reinan la injusticia y la iniquidad (Jeremías 7, 4-7). Dios vuelve su rostro
ante su pueblo cuando el hermano vuelve el rostro ante el hermano.
3. Dios manifiesta un amor preferencial por los pobres y excluidos
En la Biblia no se habla de los derechos humanos en general, sin embargo, se insiste
constantemente en el derecho del pobre. Los profetas proclaman el derecho del pobre, de la
viuda, del huérfano, del extranjero, del asalariado… es decir, de los más débiles en la sociedad y
de quienes están marginados. Para los profetas la justicia es en primera instancia el derecho de
los que no tienen nada.
En esta misma línea escribe el Papa Francisco en su exhortación apostólica Evangelii Gaudium (La
Alegría del Evangelio):
“Para la Iglesia la opción por los pobres es una categoría teológica antes que cultural, sociológica,
política o filosófica. Dios les otorga «su primera misericordia». Esta preferencia divina tiene
consecuencias en la vida de fe de todos los cristianos, llamados a tener «los mismos sentimientos
de Jesucristo» (Filipenses 2, 5). Inspirada en ella, la Iglesia hizo una opción por los pobres
entendida como una forma especial de primacía en el ejercicio de la caridad cristiana, de la cual
da testimonio toda la tradición de la Iglesia”. (Exhortación Apostólica Evangelii Gaudium -La
inclusión social de los pobres- numeral 198).
La pobreza tiene varios rostros:
• Étnica o racial. La sufren los indígenas en nuestro país.
• Género. La sobrellevan muchas mujeres en el mundo.
• Cultural. La padecen quienes no tienen acceso a la educación.
• Religiosa. Es la que deja el pecado.
13
4. La pobreza como estilo de vida de Jesús
Desde Belén al Gólgota, la pobreza es un componente inherente en la vida de Jesús y marca su
estilo mesiánico. El Hijo de Dios no sólo se hace hombre, sino que se hace pobre. Jesús no vive la
pobreza por accidente, sino como opción, como manera de ser, como expresión de su relación con
el Padre y con los hermanos.
Las bienaventuranzas según san Mateo expresan este nuevo estilo de vida que marca la
pertenencia al Reino: “Felices los que tienen corazón de pobre, porque de ellos es el Reino de los
cielos”. Mateo 5, 3.
Nos lo confirma el Papa Francisco, cuando escribe: “Por eso quiero una Iglesia pobre para los
pobres. Ellos tienen mucho que enseñarnos. Además de participar del sensus fidei (el sentido de
la fe), en sus propios dolores conocen al Cristo sufriente. Es necesario que todos nos dejemos
evangelizar por ellos. La nueva evangelización es una invitación a reconocer la fuerza salvífica de
sus vidas y a ponerlos en el centro del camino de la Iglesia. Estamos llamados a descubrir a Cristo
en ellos, a prestarles nuestra voz en sus causas, pero también a ser sus amigos, a escucharlos, a
interpretarlos y a recoger la misteriosa sabiduría que Dios quiere comunicarnos a través de ellos”.
(Exhortación Apostólica Evangelii Gaudium -La inclusión social de los pobres- numeral 198).
5. Jesús nos revela a Dios como Padre
Jesús tiene una relación filial con su Padre y nos enseña también a nosotros a llamar a Dios
“Padre nuestro”. Es incalculable la fuerza espiritual de esta verdad. Ella implica que Dios nos ha
amado primero y desde ese amor brota una corriente de gracia para crear un hombre y una
humanidad nueva. Vivir en fraternidad y trabajar para un mundo más justo y humano, es
expresión concreta de la experiencia de Dios como Padre Nuestro.
El amor paternal no se confunde con paternalismo. La vivencia práctica del amor nos lleva a una
necesaria correlación entre la asistencia en casos de emergencia y la lucha por estructuras justas
que garantizan la dignidad de cada persona como hermano nuestro y como hijo de Dios.
6. Jesús es el cordero de Dios que quita el pecado del mundo
La misión de Jesús es “quitar el pecado del mundo” (Juan 1, 29). Si en algo ha de distinguirse la
acción social del cristiano es en su “radicalidad”, es decir, llegar a la raíz del mal para testimoniar
desde allí el amor del Padre con la libertad de quien busca re-crear el mundo según la voluntad de
Dios, sin ningún otro tipo de intereses personales.
Es un llamado a la conversión que es capaz de generar nuevas actitudes y nuevas estructuras
sociales. Para esto hay que ir a la raíz de los problemas, que es la ambición del poder y del tener
que luego se cristaliza en estructuras de dominación y marginación. Decía san Juan Pablo II en la
encíclica Solicitudo Rei Socialis1: “Entre las posturas y actitudes opuestas a la voluntad divina y al
bien del prójimo y las “estructuras” que conllevan, dos parecen ser las más características: por
una parte, el afán de ganancia exclusiva; y por otra, la sed de poder.” (SRS, 37).
En esta misma línea insiste el Papa Francisco: “La necesidad de resolver las causas estructurales
de la pobreza no puede esperar, no sólo por una exigencia pragmática de obtener resultados y de
ordenar la sociedad, sino para sanarla de una enfermedad que la vuelve frágil e indigna y que sólo
podrá llevarla a nuevas crisis. Los planes asistenciales, que atienden ciertas urgencias, sólo
deberían pensarse como respuestas pasajeras. Mientras no se resuelvan radicalmente los
problemas de los pobres, renunciando a la autonomía absoluta de los mercados y de la
1 Carta encíclica por el 20 aniversario de la carta encíclica del Papa Pablo VI Populorum Progressio
14
especulación financiera y atacando las causas estructurales de la inequidad, no se resolverán los
problemas del mundo y en definitiva ningún problema. La inequidad es raíz de los males sociales”.
(Exhortación Apostólica Evangelii Gaudium -La inclusión social de los pobres- numeral 202).
7. El Espíritu no destruye la vida, sino que la hace plena
El Espíritu es fuente de vida, es la vida misma de Dios en nosotros. Es el Espíritu quien impulsa a
Jesús a cumplir su misión: “El Espíritu del Señor está sobre mí. Él me ha ungido para traer Buenas
Nuevas a los pobres, para anunciar a los cautivos su libertad y a los ciegos que pronto van a ver.
A despedir libres a los oprimidos y a proclamar el año de gracia del Señor.” (Lucas 4, 18-19). El
Espíritu que impulsa a Jesús libera, comunica vida, lleva a la plenitud, hace cumplir la voluntad
del Padre. Es este mismo Espíritu que Jesús nos ha dejado: “Ustedes no recibieron un espíritu de
esclavos para volver al temor, sino el Espíritu que nos hace hijos adoptivos, y en todo tiempo
llamamos: Abba, o sea Papá. El mismo Espíritu le asegura a nuestro espíritu de que somos hijos
de Dios”. (Romanos 8, 15-16).
El Espíritu de Dios no nos aparta de nuestro compromiso con la sociedad, no nos quita nuestra
dignidad humana, ni disminuye nuestra capacidad de reflexión crítica. Todo lo contrario, el
Espíritu es fuente de vida y de inspiración en todo el quehacer humano para llevarlo a su plenitud
en Dios. Nos ayuda a asumir nuestra responsabilidad histórica como respuesta al proyecto de
Dios. Su Espíritu en nosotros nos hace capaces de interpretar los signos de los tiempos. El Espíritu
no está para ser “manipulado” ni para “manipular”, sino para “guiar” e “iluminar”.
El Papa Francisco describe esta actitud espiritual de la siguiente manera: “Jesús mismo es el
modelo de esta opción evangelizadora que nos introduce en el corazón del pueblo. Cautivados por
ese modelo, deseamos integrarnos a fondo en la sociedad, compartimos la vida con todos,
escuchamos sus inquietudes, colaboramos material y espiritualmente con ellos en sus
necesidades, nos alegramos con los que están alegres, lloramos con los que lloran y nos
comprometemos en la construcción de un mundo nuevo, codo a codo con los demás. Pero no por
obligación, no como un peso que nos desgasta, sino como una opción personal que nos llena de
alegría y nos otorga identidad”. (Exhortación Apostólica Evangelii Gaudium - Motivaciones para un
renovado impulso misionero- numeral 269).
8. El mandamiento más importante
Cuando un maestro de la Ley le preguntó a Jesús cuál de los mandamientos encabezaba a los
demás, Jesús le contestó: “El primer mandamiento es: Escucha Israel: El Señor, nuestro Dios es
el único Señor. Al Señor tu Dios amarás con todo tu corazón, con toda tu alma, con todo tu
espíritu y con todas tus fuerzas. Y después viene éste: Amarás a tu prójimo como a ti mismo. No
hay ningún mandamiento más importante que estos.” (Marcos 12, 29-31).
En el evangelio según san Lucas, el escriba, para justificar su pregunta, insiste: “¿Y quién es mi
prójimo?”. Jesús responde entonces con la parábola del buen samaritano. Por lo cual la pregunta
por el prójimo nunca puede ser una pregunta teórica, sino eminentemente práctica: el prójimo es
aquel que necesita de mi ayuda y a quien tengo que acercarme. No soy yo el centro, sino el
prójimo es el punto de referencia. Sus necesidades definen lo que tengo que hacer. Ante él no me
puedo quedar indiferente, no puedo dar un rodeo, sino que tengo que acercarme para atender sus
necesidades. (Lucas 10, 25-37).
Sin embargo existe también una relación con las terceras personas que no encuentro
directamente: son la multitud de marginados y desamparados que necesitan que se les respeten
sus derechos. También para con ellos tengo una responsabilidad, que es mediatizada a través de
las instituciones. Promoviendo estructuras justas, se hace justicia a estas terceras personas que
no conozco personalmente, pero para con quienes también tengo una responsabilidad.
15
9. El criterio definitivo de la pertenencia al Reino
El amor a Dios pasa por el amor al prójimo. No se puede separar el uno del otro. En el evangelio
según san Mateo, tanto en el Sermón de la Montaña como en el Sermón de la venida plena del
Reino, Jesús hace énfasis en la práctica de la justicia. Dice Jesús al final del Sermón de la
montaña: “No es el que me dice: Señor, Señor, el que entrará en el Reino de los cielos, sino el
que hace la voluntad de mi Padre del cielo.” (Mateo 7, 21).
Por el otro lado, en el juicio final, Jesús se identifica con el hambriento, el forastero, el excluido:
“Tuve hambre y me dieron de comer, tuve sed y me dieron de beber... ¿Cuándo te vimos
hambriento y te dimos de comer? Lo que hicieron con el más pequeño de mis hermanos, conmigo
lo hicieron.” (Mateo 25, 31-45). Al final de nuestra vida seremos juzgados por nuestra atención al
pobre, por nuestra práctica de la justicia.
La misma advertencia la encontramos en la parábola del rico Epulón de san Lucas 16, 19-31. Es
en la actitud para con el necesitado que se juega nuestra salvación.
10. Ser sal y luz para el mundo
La Iglesia, como comunidad de Cristo, no existe para sí misma; toda su existencia es servicio al
mundo con miras al Reino de Dios. La Iglesia no puede quedarse al margen de la historia humana.
Ella es parte integrante de esta historia y es en esta misma historia que ella ha de ser sal y
fermento de una nueva humanidad. Ella está llamada a ser sal y luz en el mundo, anticipo del
Reino, comunión de los hombres con Dios y entre sí.
Su carácter sacramental significa exactamente que la salvación anunciada se hace visible en la
Iglesia en signos concretos a través de los cuales los hombres puedan percibir el proyecto de Dios
con la humanidad. Proyecto de amor, de liberación, de salvación y de comunión.
Fuerza Espiritual de los Equipos Parroquiales de
Pastoral Social
Se sugieren los siguientes medios espirituales, ya sea individual o comunitario, para obtener la
salvación de Dios por medio de la fe y las obras que son don suyo:
Visita al Santísimo.
Hora Santa.
Eucaristía.
Comunión.
Viacrucis.
Peregrinaciones.
Confesión.
Ayuno.
Horas de trabajo.
Horas de estudio.
Video: Compasión, la verdadera comunicación
Enlace: https://www.youtube.com/watch?v=9xZUn9G4YOs
____________________
(*) Los temas fueron elaborados por el Secretariado de Pastoral Social de la Arquidiócesis de
Monterrey y adaptados para los fines formativos por la Comisión Diocesana de Pastoral Social-
Cáritas de la Diócesis de Texcoco.
https://www.youtube.com/watch?v=9xZUn9G4YOs