Enrique C. Creel y la economíachihuahuense¡ 1880-1910
•CARLOS GONZÁlEZ HERRERA
RICARDO LEÓN GARCíA
Durame los últimos años se ha demostrado el carácter pro
tagónico del norte mexicano en el desarrollo económico
del último cuarto del siglo XIX, al convertirse en pieza
clave para la integración del mercado nacional. Sin embargo,
antes como ahora, el norte no puede ser considerado comoun ente homogéneo, por lo cual es necesario el estudio de los
distintos grupos regionales que impulsaron ese crecimiento.
Enrique C. Creel estuvo al frente de un proyecto que vinculaba la economía chihuahuense con las de regiones clave por
su dinamismo tanto en México como en los Estados Unidos.
En la década de 1880 se operaron cambios significativospara la elite chihuahuense: Enrique C. Creel se incorporó ala familia del antiguo caudillo liberal, el general don Luis
Terrazas, quien por esta razón le otorgó amplio poder para el
manejo de sus negocios no agrícolas; poco tiempo después,en 1884, Porfirio Díaz retiró del poder político aTerrazas, devol
viéndoselo en 1903 en la persona de Creel, a la sazón uno delos hombres más influyentes del nuevo Porfiriato; ese mismo
año entró en operaciones el Ferrocarril Central Mexicano,que unía a Paso de Norte (Ciudad Juárez) con la Ciudad deMéxico; la fundación del Banco Minero de Chihuahua en 1882,
encabezado por Enrique C. Creel, redondeaba una transformación radical en la estructura empresarial del grupo Terrazasy una redefinición de su territorialidad.
Naturaleza del poder de Creel
Los orígenes de la presencia de Enrique Clay de Jesús CreelCuilty (nacido en la ciudad de Chihuahua en 1854 y fallecido
en la capital del país en 1931) en la esfera económica nacionalde hace un siglo deben rastrearse en sus antecedentes personalesy en el historial de su principal aliado, socio, suegro y padrinopolítico: Luis Terrazas.
Hijo de Reuben W Creel -comerciante de Kentuckyavecindado en la ciudad de Chihuahua desde 1845- y de
Paz Cuilty -maestra de escuela procedente de una familiade propietarios de tierras-, el joven Enrique tuvo que hacerse
cargo del sostenimiento de la familia cuando, en 1871, falleciósu padre, cónsul de su país en la capital de Chihuahua durante
la década de 1860. La atención del pequeño negocio familiar
lo obligó a alejarse de la escuela pero nunca de los libros. Combinando lecturas con una habilidad exrraordinaria para relacionarse con los miembros de la elite de Chihuahua, hizo de
su tienda una de las de mayor prestigio en la ciudad, y ademásse colocó como miembro del Ayuntamiento ames de los vein
ticinco años de edad.En 1880, Enrique C. Creel entró a formar parte del
grupo más poderoso del estado al casarse con Ángela Terrazas
Cuilty, hija de don Luis, cuya actividad político-empresarialdurante más de medio siglo es sólo comparable en el norte deMéxico con la de Evaristo Madero. Luis Terrazas (1829-1923)
no formaba parte de la familias chihuahuenses ricas de la primera mitad del siglo XIX; en 1849 heredó de su padre una tienda
de abarrotes, una pequeña fábrica de jabón, algunas propiedades urbanas que con el tiempo incrementarían su valor yun rastro surtido con un pequeño hato que mantenía en las
afueras de la ciudad. Teniendo como base las propiedades ylas reses heredadas, Luis Terrazas inició la formación de unafortuna difícil de imaginar con tan modesto principio. Des
de entonces, comenzó a hacerse de tierras ganaderas y fincasurbanas, sello distintivo de más de sesenta años de carrera em
presarial.En ese tiempo era impensable hacer que los negocios pros
peraran si a la vez no se contaba con un acceso seguro y cons
tante al poder político. Toda la década de 1850 la pasó Terrazasforjándose un nombre y lugar propios en la débil, confusa einestable estructura del poder local. En 1851 fue nombradoguarda fiscal de la Tesorería Estatal; en 1854 fue electo regidormunicipal, cargo que volvió a ocupar en 1859; posteriormente
fue diputado suplente al Congreso del Estado. En 1862 elgobernador liberal Ángel Trías lo nombró jefe político del
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distrito Iturbide -sede de la capital estatal- y, al iniciar el
siguiente año, lo comisionó para presidir la Junta de Guerra con
tra los apaches; de ese cargo saltó por decisión de los diputados
locales a la gubernatura. A partir de entonces y hasta 1884,salvo breves periodos de ausencia, Terrazas logró mantener
el control del Ejecutivo del estado, por lo que protagonizó
momentos clave de la historia nacional y regional que le atraeríanun amplio consenso para su liderazgo y prestigio político:
defensa de la posición liberal y juarista frente a los conser
vadores, al intervencionismo francés y al posterior imperio;su actuación como gobernador durante los últimos años de
la "guerra apache" fue fundamental para acrecentar su capi
tal político.La segunda mitad del siglo XIX iniciaba en Chihuahua
con una economía devastada y desolada: la guerra étnica habíaprovocado en' el territorio una crisis económica y un retraso
demográfico de dimensiones difíciles de imaginar. El gobierno local estaba semiparalizado por el faccionalismo y porque
sus pobres recursos estaban destinados'al sostenimiento de lallamada "guerra contra los bárbaros". La minería, otrora prin
cipal fuente de riquezas en la región, padecía el abandonogeneralizado y la inundación de sus socavones; la agricultura
se vio azotada por otra de las cíclicas sequías. El tiro de gracia aesta frágil economía fue la cancelación del antiguo comercio
con Santa Fe, debida a la traumática experiencia que significóla partición del territorio mexicano a raíz de los Tratados deGuadalupe Hidalgo en 1848.
Entre 1860 y 1880, Luis Terrazas inició una habilísima
cooptación, por la vía política y del parentesco, de las antiguascúpulas liberales y conservadoras, así como un definitivo y
acelerado proceso de acumulación de bienes, que tan sólo enfincas rurales sumó casi tres millones de hectáreas y más de
ochenta propiedades urbanas en la ciudad de Chihuahua antesde 1910. A este impresionante conjunto de propiedades rura
les poseídas por Luis Terrazas, habría que agregar las del propioCree!. De manera adicional, los bienes raíces acumulados porambos hasta el año de 1910 formaron parte de los puntalespara los proyectos de desarrollo de Cree!. Las fincas rurales y
las actividades a ellas ligadas, de manera fundamental la ganadería de exportación y, en menor medida, e! cultivo de trigo y dealgodón, dieron las bases para la diversificación definitiva de sus
capitales y en especial para la creación del Banco Minero deChihuahua.
La transformaeíón delpaisaje chihuahuense
A Enrique C. Creel se le reconoció desde entonces su decidido apoyo político y económico a la construcción de ferro
carriles. Su concepción sobre e! camino de hierro pretendíala ruptura de los antiguos espacios coloniales. Para lograrlo,promovió dos tipos de ferrocarril: 1) el que marcaría una estrecha vinculación de Chihuahua con el mercado norteameri
cano y con el del centro de México, siguiendo las antiguas
rutas de intercambio establecidas por los españoles y 2) el de
fundamento transcontinental e internacional, que olvidaba
las viejas rutas y esquemas de explotación de recursos e inter
cambio de bienes, con e! cual Cree! imaginaba a la ciudad de
Chihuahua como centro estratégico de una ruta interoceáni
ca e internacional.
El Ferrocarril Central Mexicano constituyó una especie
de espina dorsal del territorio de la República que conectaba
a la Ciudad de México con lo que hoyes Ciudad Juárez. En
el trazo del Central Mexicano se confundían los sueños y
proyectos de los viejos comerciantes que pensaban en revivir
el otrora vigoroso camino real a Santa Fe en Nuevo México
y de los "nuevos ricos" que harían surgir la fama de la gana
dería exportadora chihuahuense; de antiguos propietarios de
vetustas instalaciones textiles y de empresas novedosas a lasque el tren trajo el detonador inicial o un segundo aire. La
existencia del Central permitió reactivar y crear un buen nú
mero de actividades para los grupos económicos más importantes
de Chihuahua, y de manera destacada para el encabezadopor Enrique Creel:
La exportación de ganado en pie al medio oeste delos Estados Unidos; la entrada directa al mercado de la carne
de la Ciudad de México; la integración al mercado de cueros de
la ciudad de León; la exportación masiva de minerales preciosos e industriales; la creación de! complejo de fundidoras y
refinadoras de metales de ASARCo en Aguascalientes, Chihuahua
y El Paso; la venta de granos de las haciendas del estado alos mercados del sur de la República; la especialización de las
haciendas terracistas gracias al transporte de pastura y granosentre las mismas; el aprovechamiento intensivo del guayulepara producir hules, así como la creación y consolidación de
las industrias cervecera y textilera al encontrar a lo largo de lalínea (hacia el norte y el sur) nuevos mercados para sus produc
tos. Por otro lado, la conjunción del ferrocarril con la zonalibre en la frontera motivó el crecimiento de Ciudad Juárez y
El Paso como centros urbanos de distribución de bienes; laderrama económica en ambas poblaciones impulsó el incre
mento poblacional en la frontera y sus áreas de influencia.Tenemos por otra parte e! complejo de vías férreas del
occidente chihuahuense. La primera idea para la realización
de las líneas que atravesarían la Sierra Madre Occidental estabaorientada hacia e! aprovechamiento de los recursos minerales y
forestales. El sistema ferroviario conocido hoy como Chihuahua
al Pacífico se planteaba los siguientes objetivos:1) Integrar una amplia zona del noroeste del país, teniendo
como eje la línea entre Ojinaga y la costa del Pacífico al nortedel estado de Sinaloa; alcanzar por la ruta más corta los mer
cados del medio oeste norteamericano, como alternativa ahorradora de tiempo y costos a la ruta por Ciudad Juárez o la costacaliforniana; incrementar el tráfico de mercancías asiáticas
hacia el este de los Estados Unidos; al mismo tiempo, los productos chihuahuenses, mexicanos en general, estarían más
pronto en esa misma región. Además, la idea de Creel era queChihuahua tuviera una salida hacia el Golfo de México sin
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necesidad de cruzar terrirorio
norteamericano (la vía Topolo
bampo-Chihuahua-Saltillo-Mon
terrey-Tampico, jamás conver
tida en realidad).2) Trasladar los productos
forestales y minerales que ya se
encontraban en exploración; na
cería así la exploración intensiva
del bosque, además de que mu
chas compañías mineras se reac
tivaron gracias a las ventajas que
representaba el tren. La vecina
Sonora se incluía como parte de
ese todo regional.
3) Aprovechar una posiblegran bonanza de las actividades
agrícola y pecuaria, que sólo sería
posible con la inyección de ca
pitales y tecnología a los campos
de la sierra y noroeste del esta
do de Chihuahua, como estaba
ocurriendo¡en la zona costera
del Pacífico; impulsar económi
camente a zonas marginales no
sólo del lado mexicano. Dentro Enrique C. Creel
de los Estados Unidos se preten-
día activar los potenciales mineros y agroganaderos de Nuevo
México, del sur de Arizona y de Utah; integrarse a la zona
agrícola de Kansas, e involucrar en el desarrollo a la entonces
olvidada Oklahoma. En la costa occidental de México, el ferro
carril seguiría el curso del río Fuerte, donde se desarrollaban
plantaciones de caña de azúcar y cítricos.
Las fallas de este gran proyecro fueron la tardía (1928)
conexión entre Chihuahua y Ojinaga, el tramo inconcluso hasta
1964 a través de la Sierra Madre rumbo a la costa sinaloense
y la nunca iniciada construcción de la línea paralela a la frontera
con Estados Unidos para completar el ferrocarril transconti
nental Tampico-Chihuahua-Topolobampo, que habría dado
esa gran posibilidad estratégica de conectar el océano Pacífico
con el Golfo de México por terrirorio mexicano, sin necesi
dad de depender de las rutas por el vecino país del norre.
La banca regional
El grupo de empresas financieras chihuahuenses era el eje con
ductor del proyecro económico regional y Enrique C. Creel
el personaje central de la dirección en este tipo de actividades.
Con una fuerte tradición prestamista, a la que nunca renun
ció, la familia Terrazas se lanzó a la conquista del mercado
crediticio institucionalizado a partir de la década de 1880.
Los resultados evidentes de este proceso fueron el monopolio
bancario en el estado hasra el estallido de la Revolución de 1910,
la anulación de la competencia de los
bancos nacionales dentro de la enti
dad y la expansión del capital chihua
huense hacia otras regiones y áreas de
la economía. La actividad bancaria del
grupo encabezado por Creel se dio a
través del Banco Minero de Chihuahua,
convertido en la institución financiera
dominante en una amplia mna de! norte mexicano.
Entre 1882 y 1899, teniendo a Cree!
como gerente general y presidente de!
consejo de administración, el Banco
Minero consolidó su posición dentro
del mercado crediticio regional hasta
provocar la desaparición del resro de
sus competidores locales y opacar la
actuación de los bancos Nacional de
México y de Londres y México, que
carecían de la presencia e influencia
económica del Minero. Creel se aso
ció económica y familiarmente con
e! gerente de la sucursal Chihuahua de!
Nacional, Federico Sisniega, con quien
formó algunas de las empresas más am
biciosas y exirosas de! estado (telas,
ropa, harinas, cerveza, fundición, em
pacadora y, por supuesto, bancos). La acción del Banco Na
cional de México fue entonces complementaria a las preten
siones de Cree!.
Una vez sin competencia regional, Creel encabezó un
proceso de diversificación de sus operaciones bancarias. En
1900 fundó el Banco Comercial Refaccionario y en 1903 la
Caja de Ahorros de la República Mexicana, ambos con sede
en Chihuahua, con los cuales las actividades financieras se
especializaban localmente: el primero de ellos para el fomen
to de las inversiones en la entidad y el segundo para captar e!
ahorro de diversos sectores de la capital del estado.
Al mismo tiempo, Creel tejió una amplia red de rela
ciones financieras a lo largo y ancho del país al participar en
la creación y puesta en funcionamienro nuevamente de ban
cos locales o regionales y dos de carácter nacional que pre
sentarían una competencia seria a los intentos monopólicos
de la actividad bancaria, sobre roda del Nacional de México.
En roda la región y fuera de Chihuahua, Enrique Creel tuvo
injerencia directa por lo menos en los bancos de Durango,
Mercantil de Monterrey, de Guanajuato, Refaccionario de
La Laguna y de Michoacán, así como en el Guarantee Trust
and Banking Co. de El Paso.Es evidente que las empresas financieras del grupo Terrazas
Creel sirvieron como resorte para expandir la influencia del
poder económico capitalizado en Chihuahua hacia otras regiones
dentro y fuera del estado. A la variedad de inversiones de este
grupo se sumó la diversidad de las regiones en las que operaban
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Estación del ferrocarril Lentral, edltlcios para talleres y carga, 1881
en diferentes instancias; a través de sucursales bancarias o de
la influencia en las decisiones de empresas financieras, industriales, agroganaderas, mineras y de comunicación, se sostenía
una constante presencia en El Paso, San AntoIÚO, Chihuahua,Herrnosillo, La Laguna, Monterrey, Durango, Guanajuato, Méri
da, Campeche, Morelia, Uruapan y la Ciudad de México.
Las alianzas financieras entre el grupo chihuahuense y los delresto del país se consolidaban por medio de esta "precoz" inte
gración de sistemas bancarios regionales en los cuales se basabala política económica mexicana, si no en todo el territorio na
cional aún, sí con serios intentos por lograrlo.Sin oponer resistencia alguna a la participación del ca
pital extranjero, es notoria la independencia respecto a éste,característica de las empresas financieras e industriales de
Creel en Chihuahua: las alianzas principales se establecían
entre empresarios locales, con capitales formados dentro delámbito nacional y sólo en algunos casos se recurría a las fuen
tes de financiamiento externo. Nos falta conocer la composición exacta de los capitales de muchos de estos bancos, en
los que es evidente el mayor peso específico de la participación de nacionales (en el caso del Minero, las fuentes de
capital extranjero nunca superaron 4%); además, los miembros de las directivas de estos bancos casi siempre fueron
meXIcanos.Los bancos Central Mexicano e Hipotecario de Crédito
Territorial Mexicano son ejemplo del poder e influencia quelogró el empresario chihuahuense en todo el país. El primero de ellos, cuya paternidad se debe a Enrique C. Creel
y Joaquín Casasús, se convirtió en la respuesta de los capitales regionales mexicanos contra el pretendido monopoliofinanciero del Banco Nacional de México, dado que la le
gislación bancaria restringía la operación de las institucionesregionales mientras abría todas las puertas para el Nacional.
En el Banco Central Mexicano concurrirían como socios
todos los bancos regionales del país a fin de presentar frentecomún a las vicisitudes del sistema, a losproblemas propios de cada una de las
zonas de operación y a las malas administraciones internas de estas empresas.Por otro lado, y en vista del carácter vo
luntario de la circulación de los billetes
emitidos por estos pequeños bancos enlos estados donde no operaban, el BancoCentral se convirtió en garante de sus
socios, realizando los cambios al portador de dichos instrumentos de pago,hasta entonces de aceptación voluntaria y
restringida. Para mantener el proyecto consuficiente capacidad fmanciera y, sobre
todo, aumentar el presúgio de la institución ante el sector empresarial mexicano
y la comunidad financiera internacional, los directivos del Central negociaron
un préstamo por tres millones de pesos
proveniente del Deursche Bank, la casa Bleichroeder de
Berlín y J. P. Margan & Ca. de Nueva York, lo que repre
sentaba 50% del capital inicial de la empresa, que poco úempo
después fue aumentado por un crédito del Banque de l'UnionParisienne.
Intento de cambio estn«:tural en ChihtuÚJtuz
La puesta en marcha del primer ferrocarril que cruzó el estado de Chihuahua abrió la posibilidad de expandir las inver
siones de los grupos locales. Enrique Creel se mostró como el
principal promotor de la diversificación económica y de la
búsqueda de nuevos horizontes para los productos y capitales
de la región.
Durante veinticinco años Creellogró consolidar un amplioconjunto de empresas industriales cuya base de acción fue
sobre todo la ciudad de Chihuahua. Dirigió la refuncionali
zación de viejos proyectos textiles y harineros y la creación de
otros, como la fábrica de telas de lana y algodón La Concordia -en torno a la cual se aglutinaron capitales mercan
tiles locales y cuyo mercado cubrió el norte de México y del
sur de los Estados Unidos- y la Compañía Harinera de Chi
huahua, que casi logró monopolizar la producción de trigodel estado. Su complemento era la fábrica de galletas, pastas
y pan La Estrella, un interesante intento de encadenamientovertical de la producción industrial derivada del trigo.
La base agropecuaria tradicional de los capitales del grupo
sirvió a Creel para modernizar el proceso de la venta de lacarne y acaparar el gran mercado consumidor de la capital de
la República, utilizando para ello la recién creada tecnologíade refrigeración a fin de conservar en buenas condiciones los
canales del ganado sacrificado en la ciudad de Chihuahua porla empacadora La Internacional. No obstante que este proyecto
no se consolidó del todo, el control del mercado de la carne
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en el estado de Chihuahua y en La Laguna quedó asegurado
por medio de la Compañía de Rastros de Torreón y Parral.Como el resto de la elites urbanas en el país, Creel y sus
socios establecieron empresas que proporcionaban serviciosal resto de la planta económica regional, tales como las com
pañías telefónicas de Chihuahua y Durango, las de tranvías de
Chihuahua, Juárez y Parral, el Ferrocarril Mineral de Chihuahua,
la empresa que abastecía de electricidad a la capital del estadoy una fábrica de hielo. Al mismo tiempo, encabezó proyectos
que apuntaban a la sustitución de importaciones en el rubro de
maquinaria pesada, especialmente la dedicada a la minería, a
través de la Compañía Industrial Mexicana, y entró a la compe
tencia pot el mercado regional de la cerveza (Cervecera deChihuahua). Asociándose con los empresarios más poderosos
de Monterrey, Durango y La Laguna y haciendo uso de con
tactos políticos de primer nivel, participó en la formación de
dos compañías que monopolizaron la producción nacional
de jabón y dinamita: la Industrial Jabonera de La Laguna yla Nacional Mexicana de Dinamita y Explosivos, ambas ubi
cadas en Gómez Palacio.
Los obstáculos delproyecto
Al dirigir las inversiones industriales y financieras del grupochihuahuense, Enrique C. Creel reforzó y estableció alianzas
con muchas de las elites regionales que operaban en el país.Como parte del cerrado gremio financiero mexicano -al que
logró penetrar después de una serie de enfrentamientos conlas prácticas monopólicas que sólo favorecían a la elite establecida en la Ciudad de México entablando alianzas con dis
tintos grupos provinciales-, este empresario norteño siguiólos mismos patrones de concentración, evitando la compe
tencia y cerrando la posibilidad de erigir una libre circulaciónde capitales que hubieran podido impulsar un más amplio y sos
tenido desarrollo de las regiones y del país en su conjunto.
Los empresarios chihuahuenses lograron penetrar en diversas áreas de los tres sectores de la economía. A pesar de ello,una de sus grandes limitaciones consistió en no poder llevar
a cabo un proceso de encadenamiento de sus actividades. Porejemplo, no obstante haber invertido en áreas dedicadas a laextracción forestal o mineral, utilizando la tecnología más mo
derna, no hubo una derivación industrial capaz de procesar dentro de la región la totalidad de los frutos extraídos. Chihuahua
se convirtió en exportadora de materias primas que seríanprocesadas en el extranjero.
La generación de empresarios y promotores económicosa la que perteneció Creel no logró transformar el modelo tanarraigado durante el siglo XIX en el que el tamaño de las empresas correspondía de manera directa con la habilidad de sus
propietarios tanto para acumular como para movilizar capital dentro de la extendida red familiar. El aparente modernosistema bancario del que Creel fue pilar fundador perpetuóun acceso restringido y politizado al crédito.
A diferencia de lo sucedido con la construcción del Ferro
carril Central Mexicano, Creel constituyó un grupo de apo
yo al Chihuahua-Pacífico que impidió a diversos grupos regionales sentirse suficientemente identificados con el proyecto
como para ayudar a vencer los obstáculos que se presentaron,
trayendo como consecuencia que finalmente dominaran los
intereses del capital extranjero. De haber funcionado este sistema ferroviario, habría dado a México una ruta transcontinen
tal de alguna manera independiente de los Estados Unidos. La
realidad es que no se lograron salvar los dos principales retosque enfrentó: una geografía complicada en extremo y la inma
durez de los elementos económicos que trataba de integrar,habiéndose desarrollado como una mera ruta de extracción de
materias primas que dañó de manera severa los recursos forestales de la Sierra Madre Occidental chihuahuense.
En Chihuahua, la oligarquía regional definió muy bien desde un principio los campos de acción de las distintas fuentes de
capital: la ampliación de las inversiones del grupo se realizóen actividades que conocían por experiencias previas y cuyomercado no era ajeno a los socios, donde la red de relaciones
con otros grupos regionales ya estaba tejida.
Las actividades que requerían de los recursos más significativos y que, por otro lado, implicaban mayores riesgos,fueron cedidas a los extranjeros; tal es el caso de los ferrocarriles
y la minería. El poder económico de este grupo era tal, quebien podía determinar en qué áreas se necesitaba mayor inver
sión foránea, encargándose de promover su llegada y manteniendo una estrecha vigilancia para evitar incursiones en áreasde influencia predeterminadas. Las formas de relación se esta
blecían a través del control político y del poder de intermediación, con lo cual se obtuvieron concesiones y participaciónde beneficios incluso en áreas en las que no invertían. El poder
político de Creel era tal que su influencia "obligaba" a los empresarios extranjeros a ceder inclusive en operaciones especu
lativas claramente desventajosas para ellos.
Epílogo
Al evaluar la actuación de personajes como Enrique C. Creel ysu impacto en la vida y destino de regiones y países completos,es importante tratar de ubicarlos como integrantes de un fe
nómeno más global que rebasa los límites nacionales, sobre
todo en un estado fronterizo como Chihuahua.La importancia de conocer las dinámicas regionales es
triba en el hecho de que durante la segunda mitad del siglo XIX las economías que tanto en México como en los EstadosUnidos eran de alcances limitados y circunscritas a regiones
específicas, sufrieron distintos procesos de agregación y enalgunos casos de integración que alteraron sus fisonomías yescalas. En ello jugó un papel fundamental la transformación de las sociedades agrarias-mercantiles en sistemas máscomplejos, en los que el capital alcanzó nuevos niveles pro
tagónicos .
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Las diferencias cualirarivas y cuanrirarivas en los resulrados de los modelos de desarrollo aplicados en ambos países
fueron abismales. En México, a los rradicionales obsráculospara el desarrollo económico, la modesria de los mercados lo
cales, su deficiente inregración en uno nacional y los alros cosros
de rransporte, hay que agregar los problemas que fueron específicos a esre periodo y que frenaron un proyecro indusrrializador de mayores alcances:
1) Un marco legal e insrirucional que si bien fue rransformado, rerminó siendo más un obsráculo que un estímulo.
2) La consrrucción de ferrocarriles, aunque especracular,se realizó sin un plan direcror; aun las grandes líneas rron
cales mexicanas funcionaron como ramales del sisrema norteamencano.
3) Una propiedad industrial extremadamente concentrada, de manera especial en aquellas ramas que requeríanfuertes inversiones y tecnología moderna.
4) Escaso desarrollo del mercado de capitales y un accesoal mercado crediticio altamente politizado y elitista.
5) La creación de una industria protegida que no pudoenfrentar, por un lado, el dilema creado por el conflicto entreun mercado desigual y limitado y una base tecnológica rela
tivamente sofisticada y, por otro, la competitividad creadapor la segunda revolución industrial en los Estados Unidos yEuropa. Ante ello, los indusrriales mexicanos apelaron a unmodelo que impidiera la competencia en la producción, que
restringiera las opciones del mercado interno y que estuvieraapoyado por subsidios gubernamentales.
Como en el caso de una buena parte de esros barones del
capital que tuvieron el Porfiriaro como escenario, Enrique
Creel sobrevivió a la Revolución mexicana con una salud, di
nero y resultados finales que envidiaría cualquier noble después
de 1917. Sin duda, la Revolución fue un duro golpe para estospersonajes, pues aunque en muchos casos lograron conser
var, recuperar o rehacer partes considerables de sus antiguasfortunas, fueron alejados del pináculo del poder político.•
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