Enseñanzas de la Santísima Virgen María Santificadora

“...siempre el que viene a mí, yo lo llevaré a mi Hijo, y el que viene a mi

Hijo, yo lo atraeré a mí...”

Primera edición: 2007

Derechos reservados: Asociación de María Santificadora Nit. 811.034.743-2

Diseño y Diagramación: Grupo de Servicio de la Obra de Caridad = Amor, Centro de Formación de María Santificadora.

Edición: Centro Educativo María SantificadoraTeléfonos: (57) (4) 2780108 - - 3383589 - 2385156Caldas - Antioquia

Editorial:Fundación San José, Obra Apostólica SeglarCarrera 49 con Calle 128 Sur -13. Tel: 2780476Caldas - Antioquia

Página Web:www.virgensantificadora.org

E-mail: mariasantificadora1976@yahoo.es

Biblioteca María SantificadoraMS

Al creador del Universo, que es la luz. Al que es la luz, quien se hizo hombre y

habitó entre nosotros.

A la Esclava del Señor, que aceptó al Dios hecho hombre y así hizo posible el Plan de Salvación, y es entonces la Santificadora.

A Abraham, Isaac, Jacob, José, Moisés, Josué, Elías, Eliseo, Isaías, Enoc, Ezequiel, Joel, Habacuq, Jeremías y todos los profetas, que anunciaron con fe de roca al que había de venir.

Al venerable patriarca San José, prudente y casto varón esposo de la Virgen María, modelo de celo, de trabajo constante, de fidelidad silenciosa, de paternal solicitud.

A los Juanes (Bautista y Evangelista), a Pablo, Lucas, Pedro, Marcos, Mateo y todos los apóstoles y discípulos del Mesías, que nos heredaron la Palabra de Vida Eterna.

Al vidente de María Santificadora, que pudo gritar después de 2000 años: “Díganles que los ciegos ven, los sordos oyen, los cojos andan, los tullidos se levantan...”

A la Gloria de Dios, por supuesto.

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Enseñanzas de la Santísima Virgen María Santificadora

La Fe

La fe mueve a la persona a hacer las mismas cosas que Jesús realizó. La fe es la que mueve a la persona a desarrollar los carismas que el Espíritu Santo le presta para realizar el trabajo en las almas: Sanación sin importar la magnitud de la enfermedad. Discernimiento, el Apostolado, el Servicio.

Fe: Presencia de Dios en tu espíritu. Desde esta vida terrenal podemos vivenciar la presencia de Dios y desarrollar los carismas vivénciales. La fe es lanzarse sin temor y entregarse sin reservas en los brazos amorosos del Padre. La fe va madurando a medida que el hombre o mujer lucha y sufre por amor a Dios. En la medida en que siente arder en celos cuando ve amenazada la obra salvadora de Dios, en la medida en que acepta y vive las pruebas como puente para llegar a la santificación. La fe va creciendo cuando tras cada prueba se vislumbra la gloria de Dios.

Por eso la fe siempre es probada en el sacrificio y es acrisolada en el mismo fuego de la duda, del dolor, del rechazo de los otros, de las calumnias, de las contrariedades. A la fe se llega por un camino tortuoso, fangoso, doloroso y tantas veces desolado. Por

La fe es una personalidad. Cuando la persona se entrega a Dios

completamente, al mismo tiempo, se despoja de sí misma, de tal manera que las cosas que dice y hace sabe que no son suyas sino que vienen de Dios. Por eso no teme hablar ni actuar por que sabe que Dios esta con él.

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eso aunque los frutos de la fe son para la comunidad, para darles a los otros, el hombre tiene que avanzar solo, en la más perfecta soledad, con la única certeza de Dios en el corazón. Sin ataduras, sin certidumbres, sin seguridades.

Desatadas las anclas el alma tiene que sumergirse en el insondable océano de Dios. De un Dios que siempre es desconocido y misterioso. Que nos deja solos para que aprendamos a andar; a ser adultos. La fe no permite preguntas, ni razonamientos, ni cálculos. El hombre es solo instrumento, arado en manos del agricultor. Pero frente al mundo es Señor de si mismo, autónomo, libre, con la personalidad de la fe. La fe nos hace libres.

Los Mandamientos

Sólo cumpliendo los preceptos de Dios podemos vivir el reino de los cielos en la tierra, una vivencia espiritual y gozar del premio prometido.Los mandamientos han sido olvidados, violados, vividos al revés; el hombre moderno los ha acomodado a su vida licenciosa, ya nada es pecado para el hombre. Los ignora igual que el pueblo testarudo de Israel que se ha construido ídolos mientras Yavé dicta sus leyes de amor. Los mandamientos son vigentes.

Son alegría para el corazón. El que los cumple se llena de gozo en su espíritu, vive bien, como un buen hijo obedece a su padre y le ira bien en su camino.

Son el centro de los mensajes de María Santificadora por que son el centro de la

Salvación y están desde antiguo. Atraviesan el antiguo y el nuevo Testamento y ahora, María Santificadora quiere recordarlos y que les demos cumplimiento. Son la base y el requerimiento para la santificación. Solo a través de su cumplimiento podemos vivir en gracia de Dios y llegar al cielo.

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Los Mandamientos son más exigentes de lo que nosotros creemos. Las sociedades actuales los acomodamos como lo hicieron los fariseos, letra muerta aprendida de memoria y colocados como fachada para esconder la malicia de nuestra débil humanidad. Hay que vivirlos desde adentro, con autenticidad y lealtad. Son la herencia del padre a sus hijos.

La Doctrina Verdadera

El conocimiento pretende el prestigio, el poder, el saberse más que los otros, conocimiento competitivo, individualista, egoísta. Para bien de sí mismo y para explotar al otro. Soberbia y confusión, vanidad. El que pone su confianza en su propio conocimiento desorienta y desune. El hombre moderno cree solo por la razón y los sentidos.

La Sabiduría en cambio es la relación perfecta del hombre con Dios y con sus semejantes, une – guía – hila con perfección los hechos y sus resultados son amor, hay una cantidad de doctrinas que confunden al hombre moderno y muchas de ellas tienen como fachada la imagen de Dios. Son impostores, falsos profetas, mentirosos, engañadores.

La única doctrina verdadera es la antigua. La del Dios de Israel en los profetas y luego en Jesucristo: Profeta de Profetas. las primitivas enseñanzas de Jesús en la tierra. “Sólo quedará todo aquel que aspire a la verdadera sabiduria, ciñendose a las primitivas enseñanzas de Cristo Jesús en la tierra” (sexto mensaje de María Santificadora, 1976)

La verdadera doctrina es la doctrina de Cristo Jesús. Su evangelio es

la ciencia verdadera por que es la palabra de vida eterna. La ciencia y el conocimiento del hombre no son auténticos. El hombre ha confundido conocimiento con sabiduría y no es lo mismo.

La Obediencia

La Obediencia no está sólo en hacer y cumplir con lo que se le ha encomendado sino en hacer cada cosa con la mayor disposición y amor a Dios que ve el fondo del corazón. Ser diligentes, sin oponer resistencias, sin murmurar, ni contradecir.

María fue modelo de obediencia. Dios nunca encontró en ella la más mínima demora, ni objeción, así mismo actuó José su casto esposo, así mismo fue Jesús con su padres.

Los hijos de Israel que obedecieron a Moisés fueron salvados y los que no, perecieron por su desobediencia y dura cerviz. Obedecer es dejarse guiar por el Espíritu Santo.

Por la obediencia sabemos que nada de lo que hagamos es por nuestro propio mérito sino del que nos envió. Nosotros tenemos una obligación que seamos como prototipos de la obediencia de Moisés, aun de lo imposible por eso nos hizo siervos de María Santificadora, para hacernos firmes en la fe, como peñas.

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Todos debemos obediencia a Dios. Estamos para hacer su

voluntad y para dejarnos guiar sin resistencias. La obediencia es muestra de humildad y de amor a la obra de santificación.Hay más valor en obedecer que en dirigir. El que obedece nunca se equivoca, más Dios tomará cuentas a quien dirige.

Vida Espiritual

La vida Espiritual exige que cada día seamos más luz en el mundo, no recibimos para nosotros solos, ahí no puede concluir la grandeza del mensaje y de la misión que se nos ha encomendado. Eso es dejar morir lo que recibimos como una fuente que se seca. Al contrario tenemos que ser como arboles sembrados al lado de un río, permitiendo que cada día crezcan las aguas y vayan a muchos que las necesitan.

El cuerpo necesita alimento, el alma también. De lo contrario sufriremos de anemia espiritual que va menguando la vida.

La vida espiritual no se detiene, es una fuerza viva que renace y se robustece, es revolución, es acoplarse a los cambios con nuevas fuerzas. Es estar atentos para defender, es aplicar el discernimiento para no dejar crecer la cizaña.

La vida espiritual trasciende la materia, es aplicar lo que llamaba el vidente de María Santificadora Federico Blandón: “Los carismas vivénciales”, es decir; la familiaridad con lo divino, con Dios, con la purísima Virgen María y el espíritu de santas y santos en nuestra vida cotidiana.

Es lo que verdaderamente nos nutre. “No solo de pan vive el hombre

sino de toda palabra que sale de Dios.” (Lucas 4-4). La vida espir i tual t iene que estar en continuo crecimiento nutriéndose con la oración, la reflexión, las lecturas sobre la doctrina, las obras en bien de nuestros hermanos, el cambio de vida personal y familiar a través de la vivencia de los Sacramentos

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La oración individual y grupal

Antes de orar en comunidad y por nuestros hermanos es necesario orar individualmente.

La oración es lenitivo para el alma, es la comunicación de la criatura con su Creador, del hijo con su Padre, es una confesión donde el hombre o mujer reconoce su fragilidad, su miseria y su pecado y se deja envolver por la misericordia del que es todo fuerza, todo poder, de Dios Padre. En la oración encuentra alegría el que está triste, refugio el que se siente perseguido, amparo el que se siente abandonado, fortaleza el débil, salud el enfermo. La oración no se pierde jamás. Es fuente que calma la sed.

La oración debe y tiene que comenzar por la humildad de reconocer las culpas y pedir perdón por ellas con un corazón sincero. Por eso la oración del orgulloso es vana, la oración del rencoroso es infructuosa, la oración no tiene sentido si no hay contricción y humildad en el alma. El que no se siente necesitado nada recibe, por que Dios se da a los necesitados, a los humildes, a los pobres.

Una de las principales recomendaciones de nuestra Madre: la Oración. Orad, Orad, mucho más todavía de cómo lo habéis hecho. Orad por los más necesitados, por el papá, por los sacerdotes, por los áridos, por las almas del purgatorio etc. Oración, Oración.

Ambas son necesarias y se complementan una a la otra, sin excluirse. Es necesario

destinar un tiempo para estar con Dios en la Intimidad del dialogo alma a alma, cara a cara y tiempo para orar juntos en común – unión con Cristo.

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Es el alma contra el demonio. “Con el Santo Rosario vencerán y con la Santa Eucaristía lo arrojarán al lugar maldito que fue destinado para él” (mensaje de María Santificadora, 1898)

La Oración debe elevarse y trascender del simple hecho de repetir oraciones y frases de memoria, la oración tiene que romper con los formulismos, ser autentica, no rebuscada. Sentir profundamente la presencia de Dios para establecer un dialogo perfecto. “ Nunca hables en tu nombre ni rebusques palabras finas. Se humilde y de corazón bueno, pues el Espiritu Santo hablará por ti” ( Segundo mensaje, 1976)

Para Dios no hay idioma por eso no hace falta la elocuencia en la oración. No nos dejemos impresionar solo por que alguien “ora tan bonito”, pues el idioma de Dios es el Amor.

La Oración no puede ser plañidera. Sino de alguien que confía y tiene fe. La Oración es el fundamento de los ministerios. La Oración sin obras es imperfecta: “misericordia quiero y no sacrificios”. Cuando las obras no están de acuerdo con la oración, Dios las rechaza porque es hipócrita.

La Caridad = Amor

Responder bien por mal, amar a los que nos aborrecen, apreciar al otro independientemente de que sus actitudes nos molestan.

En esto esta basado el tratado de Dios. El evangelio de

Cristo. El Amor es la consigna de Cristo, su bandera, su escudo. De nada valen nuestras luchas, sacrificios, servicio, regalos, si no tenemos amor.

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Amar es corregir, sin herir. Decir la verdad y no juzgar, no calificar al otro en sí sino sus actitudes pero aceptarlo como otro igual a mí, otro hijo de Dios, otro hermano.

María, nuestra Madre nos recalca siempre: “Ámense los unos a los otros, no se guarden rencor, estén unidos. Lo que verdaderamente nos hace siervos de Dios y esclavos de la Esclava del Señor es el amor que nos une en el espíritu a pesar de las distancias y las diferencias sociales y culturales. Dios nos ha unido, no nosotros. El único hilo que nos ata es invisible pero inquebrantable: El Amor en Cristo Jesús y en María Santificadora.

El que ama recibe carismas, dones frutos del Espíritu Santo, pero el que no ama, nada recibe.

¿Dónde se guarda el amor? En el alma, en un espíritu que avanza, que crece.

¿Dónde guarda el hombre su rencor, su odio, su resentimiento?.En un espíritu estancado como aguas fangosas y malolientes. En un espíritu destructivo, pervertido y pervertidor, marrullero, infeliz.

María, nos pide caridad con nosotros mismos, autoperdón, valoración, estima, amarnos a nosotros mismos como obras perfectas de la creación de Dios. Salidos de sus Santas manos, no quiere que nos autodestruyamos, no nos quiere tristes, amargados, atados al dolor. Quiere que nos respetemos a nosotros mismos.

Y la caridad hacia uno mismo consiste en permitirse el amor. En no dañarse con sentimientos mezquinos y con el egoísmo y el orgullo o soberbia que destruyen la paz espiritual. Nadie da de lo que no tiene tenemos que amarnos para amar, llenamos para dar.

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Dios no nos pide grandes hazañas, “Dios no quiere nada más de ustedes sino que se amen y ofrezcan sus corazones al Dios de nuestros padres, al Dios de ustedes”. Ama no solo a los que te aman, eso no tiene mérito. Ama a todos sin excepción, incluso a los que te aborrecen.

Es necesario vivir y sufrir por la miseria del otro, como si fuera propia. Quien no ama a su hermano al que ve, no puede amar a Dios a quien no ve.

La Esperanza

Detrás de cada anochecer existe la esperanza del amanecer. Todos vivimos oscuridades, caminos tenebrosos, noches

y desiertos, momentos de dolor. Pero siempre salimos a flote por que nos mueve el ansía de vivir. Somos hijos de la luz y por eso la buscamos. Nos mueve la esperanza y nuestra esperanza es Cristo que reina sobre las tinieblas, que triunfa sobre la muerte, que vence el mal y nos da la victoria. El Ayuno de los instintos y las pasiones

Es el verdadero ayuno, Dios dice: “Yo soy el dueño de todo, Yo no quiero que me den nada por que todo lo que ustedes

El que se siente amado por el Padre también es movido a amar, el hijo que recibe de su padre da fácilmente, sin esfuerzo.” Y a ti, Te puse seguro en mis brazos, te puse en mi corazón.”

Dios es Amor, permítete sentir su Amor. Que Dios entre en tu corazón y te enseñe a amar.

El amor verdadero es el amor espiritual, el que se da de espíritu a espíritu con el mismo amor que Dios nos amó.

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tienen es mío. Yo soy el que tengo que darles, yo no quiero holocaustos sino corazones que me amen y que comprendan las escrituras y las disciernan y tengan amor espiritual”. Lo que Dios quiere es la ofrenda del alma” (Federcio Blandón, 1985)

María aconceja: “Teman a Yavé pero con amor” El temor de Dios nos mueve al verdadero ayuno, que es el abandono de las malas costumbres, de los vicios, de la vida desordenada, de los instintos, del egoísmo.

La Fidelidad

La fidelidad es aceptar la misión que Dios nos ha encomendado, aceptar con cariño la misión de darnos hasta lo ultimo en la misión de buscar la santificación y decir: Señor si me buscaste para siempre es para siempre. Preferir morir que abandonar la misión que ha sido encomendada. No dejarse acobardar y asumirlo todo, sufrirlo todo por amor a quien nos amó primero y por amor a nuestros hermanos, a sus almas.

Fidelidad es permanecer siempre con la entrega

del principio, no ser como autómatas, pegados por la costumbre, rutinarios. Dios quiere de nosotros la emoción primera, el sí espontáneo, enamorado del principio, que volvamos siempre a ese fervor.

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ConclusionesLas Siete Montañas

Humildad: Es aceptarse a sí mismo y a los demás como seres limitados y por tanto necesitados de Dios Nuestro Padre. Es reconocer que los dones del Espíritu Santo son prestados y la gloria es para Dios. No significa ser débil sino tener comprensión. No debemos arrogarnos nada ni vanagloriarnos de las obras de Dios. Nadie va al cielo por sus propios meritos sino por la misericordia de Dios . Esperanza: Es la espera en Dios, la disponibilidad del alma para esperarlo todo de Él, recordando las palabras de nuestro Señor: «Cuando estéis agobiados venid a Mí que Yo haré tu yugo suave y tu carga ligera». Debemos considerarnos siempre como los pobres de Dios, los necesitados de su amparo, los hambrientos de su Pan de Vida Eterna, a semejanza de la Virgen María, los

En todos los mensajes de la Virgen María Santificadora se destacan unas virtudes que permiten el progreso en el camino

hacia la santificación. El vidente Federico Blandón decía que «son como escalitas para subir al cielo». Las llamó las siete montañas. La base fundamental es la obediencia a Dios y a todos sus preceptos.

Las siete montañas son:

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profetas, los apóstoles, las santas y santos que comparten la gloria del Reino de los Cielos..

Alegría: Es la gratitud con el Padre Eterno porque somos obra de sus manos. Nos reconocemos como hijos de Dios y lo sentimos en nuestro corazón. Que nuestra conducta irradie a los demás la alegría de nuestro espíritu porque somos hijos amados del Padre. Es la gracia concedida a los que viven de acuerdo con los preceptos de Dios: «He visto que has creído en la Trinidad Santa y en Mí y te llenaré de alegría en tu espíritu», dice María Santificadora en su segundo mensaje.

Pureza: Es el autodominio de sí mismo. Es ser dueño y señor de los pensamientos y obras, actuar con transparencia y tener pureza de intención; proceder siempre con la verdad, convertirse de la vida de pecado y abstenerse del mal.

Perseverancia: Es la constancia en la búsqueda de la Santifi-cación a través de las pruebas, en una conversión constante. Nadie es o nace santo sino que se va santificando en medio de las pruebas y sufrimientos. La vida espiritual es un continuo cre-cimiento, dejándose acrisolar en la fe. La perseverancia exige desprendimiento y humildad.

Amor: Dios es el verdadero Amor, purísimo Amor. Cuando nos sentimos amados por el Padre Eterno sentimos en nuestra alma un deseo incontenible de salir de nuestra vida egoísta y darnos a los demás sin importar a quién. Sólo los amados pueden amar, sólo los libres pueden libertar y sólo pueden sembrar paz los que la tienen.

Oración: Es la comunicación íntima y cercana con Dios Supre-mo. Nuestro Padre Celestial está atento a que todos sus hijos, sin distinción, lo busquemos. «Un corazón arrepentido Tú no lo desprecias». La oración es bálsamo para el alma y alimento de la fe.

Desde ese momento hasta 1997 entregó muchos mensajes para la redención de los hijos de Dios que crean que Ella, la Virgen María, es la que lleva las almas a Cristo Jesús y al Padre Eterno.

El lugar donde fueron sus apariciones es hoy Santuario de peregrinación donde acuden devotos de muchos lugares del mundo que dan testimonio de las bendiciones y gracias recibidas de la Santísima Trinidad y de nuestra Reina y Madre Santificadora. Federico, su vidente, construyó una capilla y durante 22 años formó la comunidad peregrina de María Santificadora en la vivencia de los mandatos de Dios Padre. Partió a la Eterna Gloria el 28 de febrero de 1998.

En el Alto de la Virgen, área rural del municipio de Guarne,

al oriente de Medellín - Antioquia, se presentó la Santísima Virgen María a Federico Blandón. Esta primera aparición fue el 10 de abril de 1976. Dijo que venía con la misión de buscar la santificación de muchos y que su nombre es María Santificadora.

Asociación de María Santificadorawww.virgensantificadora.org

E-mail: mariasantificadora1976@yahoo.esTeles:(57) (4) 2780108 - 3383589 - 2385156

Caldas - Antioquia