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Director: Mastrángelo, Andrea Verónica
Tagliabue, Paula
Tesis presentada para la obtención del grado de Licenciada en Sociología
Cita sugeridaTagliabue, P. (2011) Entre los montes, la isla y el continente: Continuidades y cambios de la agricultura familiar en Berisso [1955- 2010] [en línea]. Trabajo final de grado. Universidad Nacional de La Plata. Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación. Disponible en: http://www.memoria.fahce.unlp.edu.ar/tesis/te.722/te.722.pdf
Entre los montes, la isla y el continente: Continuidades y cambios de la agricultura familiar en Berisso [1955- 2010]
1
UNIVERSIDAD NACIONAL DE LA PLATA
FACULTAD DE HUMANIDADES Y CIENCIAS DE LA EDUCACIÓN
DEPARTAMENTO DE SOCIOLOGÍA
LICENCIATURA EN SOCIOLOGÍA
TRABAJO FINAL
Entre los montes, la isla y el continente. Continuidades y
cambios de la agricultura familiar en Berisso (1955-2010)
Alumna: Tagliabue, Paula
Legajo: 67169/3
Correo electrónico:[email protected]
Directora: Mastrángelo, Andrea Verónica
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Fecha 31 de mayo de 2011
Abstract
En esta investigación analizamos los cambios y las continuidades de la agricultura familiar dedicada a la
producción fruti hortícola, forestal, vitivinícola y de conservas en Berisso durante los últimos 55 años.
Para ello recurrimos a una estructuración histórica que toma forma a partir de la dinámica del territorio y
los ciclos de vida de las Unidades de Producción Domésticas. El estudio de las UPD supone la distinción
de los rasgos que asumen la residencialidad, el parentesco y las tareas de producción y reproducción social
a lo largo de sus ciclos de vida (Quirós, 1998). Entendemos el territorio de Berisso a partir de tres
perspectivas: la jurídico- política (Berisso como municipio), la económica y la simbólica (Haesbaert;
2004a, 2004b). Desde la definición económica y simbólica abordamos las disputas entre los actores
sociales que intervienen en el territorio portuario industrial y el territorio de las “quintas” a lo largo del
periodo estudiado. La relación entre estos dos territorios está marcada por momentos de complementación,
de desarticulación y de competencia por el trabajo y el uso del suelo, que se articulan con los ciclos de
vida de las UPD asociadas a la producción agrícola y agroindustrial.
Palabras Claves: AGRICULTURA FAMILIAR- UNIDADES DE PRODUCCIÓN DOMÉSTICA-
TERRITORIO –BERISSO –
3
Regreso a la viña, de Osvaldo Tanzola
4
Los lugares son como las personas.
Comparecen un buen día en la vida de uno y a partir de ahí fantasmean,
es decir, se mezclan a la historia de uno que se convierte en la
quejumbrosa historia de lugares y personas. Esto es, los lugares y las
personas se incorporan en los adentros y se establecen como sujetos
persistentes.
Haroldo Conti
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Entre los montes, la isla y el continente. Continuidades y cambios de la agricultura familiar
en Berisso (1955-2010).
INDICE
1. Introducción ...................................................................................................................... 7
2. Antecedentes y algunas consideraciones teóricas. ......................................................... 9
2.1 Agricultura familiar. Permanencias, transformaciones y perspectivas. ..............................................9
2.2. Agricultura familiar periurbana .......................................................................................................14
2.3. Unidad de Producción Doméstica. Una revisión de los aportes académicos ...................................18
2.4. El territorio de las quintas, el puerto y la industria. La caja de herramientas para el análisis .........24
3. La generación de los abuelos: de las quintas a las fábricas y de las fábricas a las quintas
(1955-1975) .......................................................................................................................... 31
3.1. El monte, la isla, la ribera, el continente. Entre quintas y fábricas. ¿un espacio social encantado?
...............................................................................................................................................................31
3.2. Viñas, frutales, verduras, montes y bodegas. Diversificar para subsistir .........................................36
3.3. Unidades de producción domésticas. La generación de los abuelos de hoy o los hijos de ayer: de
las quintas a las fábricas y de las fábricas a las quintas ..........................................................................45
4. La persistencia de los abuelos, la “generación de hijos tapón” y los nuevos migrantes
(1976- 1998) ......................................................................................................................... 51
4.1. La zona costera. ¿Un espacio abandonado y marginal? .................................................................51
4.2. Decadencia, resistencia y subsistencia. La partida de los frigoríficos y del “vino de la costa” .........54
4.3. Nuevas y viejas unidades de producción doméstica. Los herederos, la generación tapón y los
nuevos migrantes ...................................................................................................................................59
5. Los hijos, los nietos, los nuevos y los viejos. Hacia un nuevo mosaico de Unidades de
Producción Doméstica (1999-2010) ................................................................................... 63
5.1. Tensiones y disputas sobre el espacio productivo: entre la recuperación productiva y la expansión
urbana ....................................................................................................................................................63
5.2. Entre las quintas, las bodegas y las ferias: el retorno de las viñas ...................................................68
5.3. Los hijos, los nietos, los nuevos y los viejos productores: las Unidades de Producción Doméstica
por dentro y por fuera de la Cooperativa ...............................................................................................76
6. Reflexiones finales .......................................................................................................... 83
7. Bibliografía. .................................................................................................................... 88
6
Anexo I: Apartado metodológico………………………………………………………..95
Anexo II: Mapas y fotografías………………………………………………………...102
7
1. INTRODUCCIÓN
Esta investigación analiza los cambios y continuidades de la agricultura familiar en Berisso
durante los últimos 55 años. Para realizar este análisis, se conceptualiza a Berisso como un
territorio1 definido desde tres perspectivas (Haesbaert, 2004a): la jurídico administrativa (Berisso
como municipio), la económica y la simbólica. Las definiciones económicas y simbólicas se
desarrollaron en el periodo estudiado (1955 - 2010) como una disputa entre diferentes actores
sociales: los ligados al puerto y la industria en oposición con los quinteros del bajo de
inundación. La relación entre estos dos territorios está marcada por momentos de
complementación, desarticulación y competencia. La complementación acontece al principio del
ciclo estudiado, cuando en las quintas se produce el vino que consumen los obreros industriales.
El antagonismo tendría lugar cuando los territorios compiten por el trabajo y el uso del suelo.
El municipio de Berisso se ubica a 65 Km. de la Capital Federal y 8 Km. de la capital de la
Provincia de Buenos Aires, en la tercera corona de la RMBA (Ver mapa 1, Anexo II). El
crecimiento poblacional de Berisso se asocia a la instalación de industrias, por lo que ha sido
definido como una comunidad obrera donde las migraciones y el trabajo delinearon la sociedad,
la cultura, la política y la geografía (Lobato 2001). El área urbana de Berisso se compone del
puerto, las fábricas, viviendas de trabajadores y un pequeño centro comercial. Este territorio
industrial y portuario ha sido estudiado en sus aspectos culturales y simbólicos por Lobato (2001)
y James (2004).
Contiguo a él, ocupando la franja costera del Río de la Plata hasta el límite con el Pdo. de
Magdalena, existe una zona de “quintas2”. Allí tiene lugar una forma de agricultura familiar
dedicada a la producción fruti hortícola, forestal, vitivinícola y de conservas. En sus inicios, está
producción abasteció el consumo obrero local y el de la ciudad de La Plata. Entre lo que allí se
produce se destaca el “vino de la costa” como bebida local de consumo popular.
1 Entendemos al territorio como una realidad efectivamente existente y no como un simple instrumento de análisis.
La conciencia y el valor simbólico del territorio derivan de esta materialidad (Haesbaert 2004b:41) 2 Quinta es denominación nativa de la unidad de producción de agricultura familiar local, de entre 5 y 25 Ha.
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El territorio de los “quinteros” del bajo de inundación fue estudiado por la cátedra de Extensión
Rural de la Facultad de Cs. Agrarias y Forestales, UNLP (Posada y Velarde, 2000; Velarde, Garat
y Marasas, 2001; Velarde, Garat, Marasas et al.,2003). Sin embargo, no cuenta con una
descripción sociológica aunque a grandes rasgos podría inscribirse en la caracterización de la
producción hortícola periurbana hecha por otros investigadores de la UNLP (Archentti 1974,
2000; Archentti, Ringuelet y Salva 1993; Attademo y Ringuelet 2008; Attademo 2008; Ringuelet,
Archentti, Salva 2001; Ringuelet, Archentti, Salva et al. 1991; Ringuelet, Attademo, Archentti et
al. 1991; Ringuelet 1991; Ringuelet 2000; Ringuelet 2008).
Sin embargo, esta conceptualización de área frutihortícola de Berisso como una “periferia”
describe su situación como territorio jurídico político, pero no permite dar cuenta de la
centralidad cultural y simbólica que el “vino de la costa” tiene en la perspectiva de los actores
sociales locales. Si bien es cierto que Berisso es un arrabal, un suburbio, un área de servicios para
el consumo de centros urbanos como La Plata y Buenos Aires, el “vino de la costa”, el gusto por
producirlo y por tomarlo sólo puede ser entendido analizando la cultura local, es decir,
considerando lo que esta bebida económica y simbólicamente expresa para los pobladores
actuales.
Esta tesis analiza el presente de la agricultura familiar de Berisso como un proceso de
estructuración histórica dividido en 3 etapas:
Etapa 1 (1955-1975) La generación de los abuelos.
Etapa 2 (1976-1998) La generación de los “hijos tapón” y los nuevos migrantes.
Etapa 3 (1999-2010) Los hijos, los nietos, los nuevos y los viejos.
A lo largo de la tesis se argumenta que la transición entre una y otra etapa está marcada por un
lado por las crisis económicas en el territorio portuario/industrial (quiebra hilandería, cierre
frigoríficos, privatización empresa petrolera). Y por otro lado, en el territorio de las “quintas”,
por el ciclo de vida doméstico de las unidades de producción.
La tesis se organiza en capítulos que reflejan esta secuencia histórica, describiendo en cada etapa
las características de los territorios que entran en disputa.
De acuerdo a los requisitos académicos, presentamos la metodología (estrategia cualitativa de
investigación-Valles, 2002-) en el Anexo I.
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2. ANTECEDENTES Y ALGUNAS CONSIDERACIONES TEÓRICAS.
2.1 Agricultura familiar. Permanencias, transformaciones y perspectivas.
A partir de nuestra revisión bibliográfica, encontramos diversos aportes que intentan delimitar los
rasgos propios de la organización de las Unidades de Producción Doméstica (UPD)3 (Archetti,
1974; Bartolomé, 1975; Schneider, 2003; Stølen 2004). Los grupos domésticos en los que nos
centramos en este estudio, representan una dinámica organizativa particular que no es asimilable
a otras formas de organización doméstica del trabajo agrícola por sus características territoriales,
productivas y de inserción en el mercado (entre otras). Sin embargo resulta de interés abordar
algunas revisiones académicas de nuestro país sobre agricultura familiar, dada la presencia de
trabajo familiar en las quintas de Berisso.
Los estudios sobre agricultura familiar comprenden una heterogeneidad de situaciones, volviendo
complejo su análisis. Las UPD administran una pluralidad de formas de organización del trabajo
que incluye formas remuneradas y no remuneradas, para asegurar su reproducción social y evitar
la descapitalización de las unidades productivas.
La agricultura familiar ha sido conceptualizada de acuerdo a la pequeña escala de las
explotaciones, a la organización del proceso productivo de acuerdo al ciclo doméstico-familiar y
a las pautas culturales transmitidas intergeneracionalmente basadas en un estilo de vida. (Tort,
Bearzotti y Neiman, 1991). Partiendo de una evaluación crítica de esas características generales,
se ha observado la existencia de una variedad de situaciones que pueden incluir en un polo
formas campesinas autosuficientes y en el otro unidades integradas a los mercados nacionales e
internacionales para comercializar sus excedentes. La presencia de un excedente económico para
reinvertir en el ciclo productivo en algunas explotaciones basadas en el trabajo aportado por la
familia se diferencia de aquellas orientadas a asegurar la reproducción de los integrantes del
grupo doméstico. Bartolomé (1975) en su estudio sobre las explotaciones agrícolas familiares en
Misiones, revisa los tipos sociales agrarios a partir de dos variables: la generación de capital y el
uso de mano de obra. Las formas de organización campesinas han sido definidas a partir del
3 De aquí en adelante usaremos la sigla UPD para referirnos a las Unidades de Producción Domésticas
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origen familiar-doméstico de la mano de obra. Sin embargo, el elemento central para su
definición es que no generan un excedente económico al final del ciclo de producción
“Se trata básicamente de un régimen de producción mercantil simple, en el que el
productor se reproduce a sí mismo y a su familia en ausencia de mecanismos que posibiliten la
acumulación…” (Bartolomé, 1975:243)
Asimismo el uso de fuerza de trabajo familiar supone un límite al aumento de la producción,
obstruyendo las posibilidades de formación de capital y el pasaje a formas de organización de
tipo empresarial (Bartolomé, 1975)
En su estudio sobre agricultores familiares Stølen (2004) indaga sobre la racionalidad económica
en la organización del trabajo basada en el parentesco y la residencia. En esta dirección la
racionalidad de ciertas UPD antes que orientarse a la acumulación progresiva de capital se
dirigen a lograr un excedente que “…permita la reproducción de sus chacras y hogares, y un
estilo de vida en un ambiente crecientemente capitalista” (Stølen, 2004: 21). En dichas unidades
los excedentes no son consumidos como en el caso de los campesinos, sino utilizados como
inversiones productivas “Este excedente sin embargo no es idéntico a una ganancia en el sentido
capitalista, en tanto es, en parte, un producto de la ‘auto explotación’ del trabajo familiar”
(Stølen,2004: 2). De allí que el valor del trabajo de los miembros de las UPD no es percibido
como un costo de producción y lo que se define como excedente no llega siquiera a cubrir los
costos del trabajo de los integrantes del grupo. Uno de los límites en la expansión de estas UPD
agrícolas estaría determinado por la inelasticidad de la fuerza de trabajo familiar de acuerdo al
tamaño del grupo doméstico y el acceso a la tierra, situación que determinaría el grado de
satisfacción de necesidades. Los mecanismos utilizados para compensar dicha inelasticidad serían
la contratación de mano de obra temporal en los momentos de mayor intensidad de trabajo y la
venta de la fuerza de trabajo familiar en épocas de disminución del trabajo agrícola. Archetti
(1974) desde una perspectiva de análisis integradora, considera que las UPD agrícolas pueden
estar orientadas por una racionalidad económica propia relacionada a satisfacer las necesidades
del grupo doméstico a la vez que hacer uso de las lógicas propias del mercado capitalista, por
ejemplo con la comercialización del excedente productivo, su reinversión en recursos técnicos -
tecnológicos, así como con la contratación de mano de obra asalariada estacional.
Algunos estudios indagan la permanencia de la agricultura familiar en pequeñas y medianas
explotaciones donde el trabajo de la familia constituye un aporte fundamental mas allá de la
11
contratación de trabajo asalariado (Nogueira, 2007, 2009; López Castro, 2009). Nogueira (2007,
2009) aborda la permanencia del trabajo familiar en la agricultura a partir de tres variables: la
conformación de lo familiar -doméstico como entidad socio- productiva, el rol de la familia en la
organización interna de la explotación y la herencia como un elemento determinante de la
reproducción de la explotación. La organización familiar-doméstica como entidad productiva y
simbólica, ha facilitado la permanencia de la actividad y la reproducción en la explotación en
contextos económicos adversos. El parentesco conforma una red de sustento social para la
perdurabilidad de pequeñas y medianas explotaciones en el contexto de regímenes de
acumulación donde la ganancia capitalista es el centro de la cuestión. La agricultura familiar ha
sufrido transformaciones en el contexto de reestructuración productiva en los últimos 50 años en
Argentina, dados los requerimientos de mayor adaptabilidad y flexibilidad de la fuerza de trabajo
en el contexto de una nueva ruralidad marcada por la competitividad, la desregulación, la
globalización, la reconversión y la calidad. A su vez, la herencia resulta un elemento fundamental
en la permanencia de las pequeñas y medianas explotaciones familiares, marcada por el traspaso
y la reproducción de las tareas según el ciclo de vida doméstico. La tierra no solo tiene un
contenido productivo sino ideológico, posee además de su valor productivo un valor moral como
patrimonio en el marco del cual se desarrolla un sistema de transacciones entre padres e hijos
representando una estrategia para la reproducción de un conjunto de normas (Nogueira, 2009).
De allí que la permanencia del trabajo familiar se explique a partir de factores económicos como
extra económicos.
En las pequeñas y medianas explotaciones basadas en la agricultura familiar que estudia
Nogueira (2009) se conjugan lógicas de subsistencia y reproducción familiar con otras de
capitalización y reproducción de las unidades productivas orientadas a la reinversión del
excedente final del ciclo productivo. En consonancia con los aportes de Archetti (1974) Nogueira
(2009) sostiene que la explotación del trabajo familiar puede estar orientado, paralelamente, por
lógicas de racionalidad económica vinculadas a la generación de un excedente con otras
orientadas a la subsistencia y el autoconsumo posibilitando la reproducción social dentro de un
modo capitalista de producción, incluso en contextos adversos.
López Castro (2009) analiza la división del trabajo de acuerdo al género y las tensiones inter
generacionales en la agricultura familiar. En cuanto al lugar de las mujeres, tradicionalmente
dedicadas a las tareas de reproducción, la diversificación de estrategias familiares para asegurar
12
la reproducción de las explotaciones han modificado su rol. A las funciones domésticas (tareas de
mantención del hogar y crianza) se suman otras de gerenciamiento y administración de las
unidades productivas, que son cubiertas por las mujeres (López Castro, 2009). Los principales
factores que permitirían la continuidad de las familias en la actividad agropecuaria, son la
presencia de hombres en las generaciones sucesoras, la idea de trabajo autónomo sin patrón que
se construye en torno a la agricultura, el compromiso con el proyecto familiar, el grado de
capitalización de las unidades productivas y la posibilidad de obtener ingresos por la actividad.
Estos factores aparecen potenciados cuando el mercado de trabajo urbano no ofrece alternativas
de inserción laboral seguras y estables (López Castro, 2009). A su vez, la continuidad puede
verse afectada por las relaciones intergeneracionales conflictivas respecto al manejo de la
producción y de las explotaciones, poniéndose en juego los saberes y haceres de las distintas
generaciones respecto a la actividad. Sin embargo, como señala Harris (1986), desde una
perspectiva crítica de los estudios sobre trabajo y grupo doméstico, es preciso abordar estas
nociones desde una perspectiva más amplia, que permita desnaturalizar las complejas conexiones
que se establecen en las relaciones sociales de producción y reproducción al interior (y hacia el
exterior) de las UPD a partir del análisis de las diversas formas que asumen las relaciones de
poder, de cooperación y la división del trabajo bajo formas capitalistas de producción y
reproducción. Nogueira (2007, 2009) y López Castro (2009) dejan sin saldar una pregunta
¿Cuáles son las estrategias que posibilitan u obstaculizan la permanencia del trabajo familiar en
la agricultura? ¿Cómo logran los grupos domésticos mantener las actividades agrícolas en
contextos adversos? En este punto resulta relevante, rescatar los aportes de Schneider sobre los
rasgos de la agricultura familiar (Schneider, 2003). El autor señala que una de sus características
es la pluriactividad, es decir la combinación de actividades agrícolas con actividades no agrícolas.
La pluriactividad se conforma como una estrategia de reproducción social y económica: la
diversificación de ingresos y ocupaciones se asocia a transformaciones estructurales,
condicionando el desarrollo del ciclo de vida doméstico. La pluriactividad, entendida como una
forma de organización del trabajo de las UPD, no es una situación enteramente nueva. La
articulación entre mercado de trabajo, UPD y unidad productiva (“quintas”) es un elemento
central para pensar las causas y las consecuencias de la pluriactividad como una estrategia propia
de la agricultura familiar. En situaciones en que las UPD disponen de una cantidad insuficiente
de tierra o cuando hay un excedente de mano de obra (fenómenos que son a su vez consecuencia
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de procesos socios económicos más amplios) tiende a ocupar su fuerza de trabajo en otras
actividades no agrícolas, para garantizar el equilibrio entre trabajo y consumo. Por otra parte, el
desarrollo del capitalismo en la agricultura lejos de eliminar las pequeñas explotaciones, las ha re
significado a partir del desarrollo de otras formas de trabajo, como el trabajo accesorio (agrícola
o no agrícola). De acuerdo a las situaciones que afronte la producción agrícola, será accesorio el
trabajo dentro de la unidad productiva o el que se desarrolle por fuera de ella. Schneider (2003)
señala que para comprender las estrategias de reproducción social es preciso indagar la naturaleza
de las UPD, que expresan las principales razones que explican la persistencia o supervivencia de
ciertas unidades y la degradación o desaparición de otras. Sin embargo también existen
condiciones macro estructurales que explican las condiciones en las que las familias logran
reproducir o resistir, incluso en condiciones adversas. Por lo tanto la reproducción económica,
social y cultural de las formas familiares depende de un complejo juego por el que las unidades se
relacionan con el ambiente en el que están insertas y con prácticas y representaciones culturales
particulares.
A diferencia del concepto de trabajo a tiempo parcial (productor part time), la noción de
pluriactividad pone el foco de análisis en las UPD y su relación con el mercado de trabajo. Si al
hablar de productor part time se hace referencia al tiempo dedicado por parte del jefe de la
explotación al trabajo agrícola, como una actividad complementaria, la idea de pluriactividad
parte de la comprensión del grupo doméstico como una unidad, atravesada por relaciones de
poder, de género y generacionales que interpelan la inserción de los miembros familiares en
diversas actividades económicas. Pensar la agricultura familiar desde la pluriactividad permite
reflexionar acerca del grado de intensificación de la fuerza de trabajo y las formas de explotación
del trabajo. A su vez, la diversificación de la inserción ocupacional representa una estrategia
frente a los procesos de descapitalización de las unidades productivas, es decir, la multiplicidad
de ingresos no solo se orienta a la reproducción social del grupo doméstico sino a la posibilidad
de sostener la reproducción económica de las unidades productivas en contextos adversos
(Craviotti, 2001; Neiman y Bardomás, 2001). Otros autores señalan que la diversificación
ocupacional en la agricultura se relaciona con el carácter estacional de las tareas (Fabio, 2007)
Resulta interesante subrayar que la estacionalidad en el empleo agrícola es el resultado de dos
factores interconectados “El que tiene que ver con la naturaleza de la actividad económica -en
este caso la no coincidencia entre el tiempo de producción y el tiempo de trabajo-, y el que tiene
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que ver con modalidades de demanda de trabajo que privilegian la discontinuidad o la
continuidad en las prestaciones” (Fabio,2007:3). En esta dirección, la estacionalidad natural de la
actividad se articula con una estacionalidad socialmente conformada, promoviendo trabajadores
agrícolas en condiciones de vulnerabilidad. Sin embargo, la estacionalidad que estudia Fabio
(2007) en los trabajadores estacionales en la producción de vid en Mendoza, se distancia de la
situación de los productores de las quintas de Berisso. Estos últimos, si bien se encuentran en una
situación de vulnerabilidad, resuelven la estacionalidad a partir de la pluriactividad y la
diversificación productiva.
Retomando a Schneider (2003), el estudio de los factores que influyen en las decisiones
ocupacionales y productivas de las UPD (dinámica de los mercados de trabajo rurales y urbanos,
factores ambientales, disponibilidad de tierra, excedente de mano de obra, etc.) deben ser
interpretados en articulación con su composición (género, generación, etc) y las etapas por las
que atraviesa en su ciclo de vida. En sí las formas de organización del trabajo agrícola y no
agrícola en las UPD comprende una diversidad de situaciones sociales, productivas y culturales a
partir de las cuales se asegura la reproducción social y de las unidades productivas. No obstante,
los mecanismos que aseguran esos procesos de reproducción, no se restringen al espacio rural ni
al uso de mano de obra familiar en las explotaciones. Asimismo, la pluriactividad de las UPD se
articula con formas de contratación de fuerza de trabajo en las explotaciones, ya sea trabajo
estacional en los períodos de intensificación de las tareas o bajo formas de asociaciones
productivas (por ejemplo la mediería). Este fenómeno supone la existencia de UPD con múltiples
inserciones ocupacionales que actúan en red alrededor de las actividades agrícolas con el
propósito de mantener su reproducción social y la reproducción económica de las explotaciones.
2.2. Agricultura familiar periurbana
En el marco de las tendencias globales de reestructuración del mercado laboral de los últimos 50
años, las modificaciones en la división social del trabajo se relacionan al surgimiento de nuevas
formas de trabajar. Estas tendencias también se expresan en las producciones agroalimentarias en
general y en el mundo agrario en particular. En los contextos actuales de reestructuración de las
producciones agropecuarias, las unidades productivas recurren, en diferente medida y según el
caso, a flexibilidades del mercado de trabajo así como también a otras referidas al proceso
laboral, que pueden incluir la organización de tareas, los requerimientos de competencias
15
respecto de la incorporación de tecnología, la demanda de conocimientos para la ejecución de las
tareas, la segmentación y minorización de la mano de obra y la modificación de los sistemas de
remuneración.
A partir de la revisión bibliográfica realizada encontramos estudios que hacen referencia a los
rasgos que asumen la organización laboral, la regulación del mercado de trabajo y las redes de
trabajo en la producción hortícola periurbana. (Archenti, 2000; Attademo, 2008; Benencia, 1996,
2000; Benencia y Quaranta, 2006; Pizarro y Trpin, 2010; Ringuelet, 2008; Ringuelet, Archenti,
Salva et al.1991; Ringuelet, Attademo, Archenti et al.1991; Ringuelet, Salva, Attademo et al.
1991).
Históricamente, el periurbano agrícola de Buenos Aires y La Plata ha representado un nicho
laboral para algunas de las primeras generaciones de inmigrantes de origen europeo, como una
puerta de entrada a los mercados laborales locales y regionales que tiende a ser abandonada por
las generaciones sucesoras ante las posibilidades que ofrece el mercado de trabajo urbano, la
búsqueda de movilidad social y la percepción negativa sobre la actividad agropecuaria (Pizarro y
Trpin, 2010). El periurbano productivo se conforma como una frontera móvil, como lugar de la
marginación, de encuentro y organización de los migrantes, como un ámbito de recepción –ayuda
para la incorporación de códigos y formas de sociabilidad. Tradicionalmente ha sido la expansión
urbana la que fue condicionando los límites del espacio productivo ocupado por las quintas dada
la expansión de la ciudad, el aumento del precio de la tierra y la competencia del mercado de
trabajo urbano. Este fenómeno de avance de la ciudad sobre los espacios rurales de borde dio por
resultado la diversificación de los usos del suelo (producción agropecuaria, recreativo,
residencial, industrial) con una distribución desigual y fragmentada de bienes y de servicios en
el espacio. A partir de la diversidad de usos, funciones e intereses sobre el espacio, el periurbano
se conforma como un entramado de relaciones sociales que se centran en un juego de
agrupamientos, negociaciones alianzas y luchas entre sectores sociales que se disputan la
construcción y el uso de ese espacio (Ringuelet, Attademo, Archenti et al. 1991)
El entorno agrícola que se gestó en el Gran La Plata a lo largo del siglo XX, proveyó de
alimentos básicos (principalmente verduras y frutas) al sector urbano y ha sido caracterizado por
la presencia de producciones familiares, diversas formas de contrato de aparcería, baja inversión
de capital y formas de dependencia parcialmente asalariadas, constituyendo diversas formas de
trabajo subordinadas al capital de manera formal o indirecta. (Ringuelet, 2008). La fisonomía
16
social que adquiere el espacio periurbano agrícola se caracteriza por la sucesión y mezcla de
contingentes poblacionales provenientes de ultramar, provincias argentinas norteñas y países
fronterizos conformando un mosaico de diferencias étnicas (Archenti, 2000). Actualmente
conviven hijos y nietos de los primeros contingentes de migrantes originarios de zonas pobres de
Europa, hijos y migrantes de la segunda oleada migratoria europea de mediados del siglo XX y
migrantes del norte de Argentina y países limítrofes. Es a partir de la década del 60’, cuando
arriban a la región trabajadores provenientes del norte del país. Posteriormente, entre 1980 y
1990 serán los bolivianos los que conformen la mano de obra estacional o el lugar de medieros.
Muchos de los bolivianos que llegaron a la zona, han logrado capitalizarse combinando la compra
de tierras con inversión y producción familiar (Archenti, 2000). En esta dirección las zonas
agrícolas periurbanas son un espacio de llegada de los primeros migrantes, pero también de
movilidad social ascendente y capitalización de los productores. La cercanía a la ciudad permite
además recurrir a ocupaciones temporarias urbanas en períodos de escasez de trabajo rural, para
compensar los ingresos. La producción se organiza con niveles bajos de inversión y
tecnificación. La comercialización de los productos se ha orientado históricamente a los
mercados concentradores que administra el Estado y a los mercados informales (Ringuelet,
Attademo, Archenti, et al. 1991). La comercialización a través de la venta “al oído” se maneja
pactando precios y modos de pago establecidos por acuerdos personales. Hacia fines de la década
del 80’ principios de la década del 90’ la producción agrícola periurbana se vio afectada por la
competencia de las producciones del interior del país, la modificación en los medios de
comercialización con la concentración de la oferta, el déficit en la infraestructura y el deterioro
las condiciones generales de vida. Estas transformaciones dieron lugar a nuevas y re significadas
formas de gestión de la mano de obra, como la acentuación de las relaciones de mediería ya
presente en décadas anteriores. En la agricultura periurbana son justamente las formas de trabajo
no asalariadas las que representan arreglos contractuales de mayor flexibilidad y han permitido
sostener procesos de acumulación y generación de excedentes durante las últimas décadas.
(Benencia, 2000). A su vez, los procesos de reestructuración productiva que se intensificaron
durante los 90’ dieron lugar a una diferenciación de las unidades productivas entre aquellas que
lograron incorporar innovaciones tecnológicas e invertir en mecanización y otras que quedaron
excluidas de esas posibilidades. Según Selis (2000) no es posible definir de manera homogénea
las unidades productivas de los bordes de las ciudades. A grandes rasgos pueden identificarse dos
17
tipos de lógicas productivas: una lógica de expansión capitalista flexible, empresarial, con el
objetivo de obtener la máxima rentabilidad y otras marcadas por la implementación de
mecanismos de resistencia individual por parte de los productores familiares medios, con el
propósito de contrarrestar la descapitalización de sus explotaciones y mantenerse en el mercado
(Selis, 2000).
Algunos autores centrados en la organización del trabajo en la producción hortícola periurbana,
han caracterizado su mercado laboral como parte el sector informal de la economía (Ringuelet,
Salva, Attademo et al. 1991). Las condiciones que llevan a estos autores a realizar esa afirmación
es la ausencia o poca presencia de una reglamentación jurídico política y las formas sociales no
típicas que asume la organización del trabajo. El trabajo en las unidades productivas se agrupa en
tres tipos básicamente. Trabajo autónomo (familiar), en relación de mediería (se expande en la
década del 60 y se intensifica hacia los 90’) y trabajo asalariado y transitorio de los peones (este
último con una tendencia decreciente en las últimas décadas). La difusión de las relaciones de
mediería aparecen asociadas a las dificultades en la contratación de mano de obra asalariada, la
mayor flexibilización en la explotación del trabajo, la reducción de los riesgos económicos para
los propietarios y la falta de disponibilidad de dinero en efectivo. Otros contextos de parentesco,
además de la mediería son el trabajo orientado al autoconsumo y las relaciones de trabajo
basadas en vínculos personales, tales como ayudas, vecinales y/o parentales. El carácter informal
en la regulación del mercado de trabajo, se ha sustentado en relaciones de amistad, parentesco y
padrinazgo, representando una estrategia para amortizar las inconstancias de los ingresos dado el
carácter estacional de la producción. Estos mecanismos informales de contratación de mano de
obra, propician formas de inserción laboral precarizadas, que se sustentan en la tergiversación de
la relación capital- trabajo (Pizarro y Trpin, 2010). Precarización, vulnerabilidad, pluriactividad e
informalidad son temas recurrentes en los estudios que abordan las relaciones de trabajo y las
formas de empleo en las producciones hortícolas periurbanas (Benencia y Quaranta, 2006;
Benencia, 1996; Ringuelet, Salva, Attademo et al. 1991). Las redes sociales (amistad, parentesco,
vecindad) operan como mecanismos de regulación informales de la relaciones de trabajo
(Benencia y Quaranta, 2006). Sin embargo las áreas productivas de los bordes de la ciudad
presentan una heterogeneidad de situaciones sociales, ambientales y productivas, razón por la
cual son variables las condiciones de organización y regulación del mercado laboral de acuerdo a
cada zona en particular. Attademo (2008) aborda los lazos sociales y las formas de sociabilidad
18
en el periurbano hortícola como estrategias de reproducción de las familias hortícolas
empobrecidas. La autora señala que los lazos afectivos, de parentesco, vecindad y amistad
constituyen un mecanismo para gestionar fuerza de trabajo para las “quintas”, principalmente en
momentos de crisis. Así, los lazos sociales familiares y no familiares representarían una estrategia
de las familias empobrecidas del periurbano hortícola para asegurar la subsistencia y la
reproducción familiar en un contexto de transformaciones sociales y económicas que afectan a la
actividad. La organización del trabajo en torno a las UPD se basa en la utilización de las redes o
lazos, que representan mecanismos de reducción de costos laborales, estabilización de la mano
de obra e incluso de capitalización de las explotaciones. En esta dirección sería preciso considerar
si las lógicas de cooperación y solidaridad que suponen la utilización de los lazos sociales
también se asocian a una lógica de racionalidad orientada a la obtención de beneficios
económicos a costas de formas precarizadas o invisibilizadas de inserción laboral.
2.3. Unidad de Producción Doméstica. Una revisión de los aportes académicos
La separación de las tareas productivas y reproductivas, como dos esferas independientes ha sido
objeto de crítica en los estudios sobre trabajo familiar y grupo doméstico. Desde esa perspectiva,
las unidades domésticas han sido definidas como un ámbito distintivo y universalmente
reconocible a partir de la coincidencia entre grupo doméstico, familia y corresidencialidad.
Una de las principales problemáticas al abordar estudios sobre unidades domésticas y trabajo ha
sido su delimitación. En esta dirección son numerosos los debates y perspectivas sobre una
definición conceptual del término. Harris (1986) parte de una crítica a la definición de lo
doméstico como unidad natural. La definición de la unidad doméstica como natural se basa en la
separación de las funciones reproductivas (consideradas “internas” a los grupos domésticos), de
las funciones productivas (“externas” a las unidades domésticas) vinculadas a las relaciones
sociales de intercambio en el mercado. En el capitalismo la separación del trabajo doméstico de
la producción socializada coincide con la distinción entre la producción de valores de uso
(consumo) y la producción de valores de cambio en forma de mercancía (orientadas al
intercambio en el mercado). La definición de funciones y roles limitada a la esfera de la
reproducción biológica, constituye en sí un medio ideológico para la justificación de la jerarquía
y la subordinación. La esfera de lo doméstico se reproduce como ámbito separado y privatizado,
19
natural, en el marco del capitalismo. La calidad de natural que se le asigna, constituye una forma
de subordinación de las mujeres, asegurando su domesticación. Para Harris (1986) la definición
de lo doméstico en términos de una finalidad natural es ideológica, de allí su contradicción y de
allí mismo que se ha mantenido tan poderosa y persuasiva a lo largo de la historia. Lo doméstico
no debe ser pensado como separado o en contraposición con el espacio de poder y de la
producción social (Jelin, 1982) sino que conforma en sí mismo un lugar donde se construyen
relaciones de poder y se llevan adelante tareas de producción y reproducción social (más allá de
la reproducción biológica).
Salles y Olivo (2006) señalan que la relación entre trabajo y familia nuclear ha sido interpretada
históricamente a partir de la división del trabajo por sexo, donde los hombres han ocupado el
lugar de proveedores y las mujeres de encargadas de las tareas domésticas. El modelo de familia
nuclear conyugal occidental se ha construido a partir de la división sexual del trabajo, donde el
ámbito de lo público queda en manos de los hombres y lo de lo privado en la de las mujeres.
Según estos autores los cambios en el mercado de trabajo afectan al rol de la figura del proveedor
hombre, introduciendo transformaciones en las relaciones de poder. Los desplazamientos del
hombre como figura del proveedor han provocado transformaciones en las relaciones de poder
entre sexos, familia y en la sociedad. La inestabilidad y precarización laboral, tanto urbana como
rural, ha propiciado la integración al mercado de trabajo de la prole como un mecanismo de
supervivencia del grupo. En la misma dirección, Tuirán (1993) señala que las situaciones de
crisis provocan escasez de oportunidades de trabajo y un deterioro del poder adquisitivo,
condiciones que trastocan los espacios de la vida cotidiana de los hogares. Con la disminución de
los ingresos, las unidades domésticas más vulnerables a esta situación tienden a colocar un mayor
número de sus integrantes en actividades remuneradas. En este contexto los hogares se ven
obligados a reestructurar sus arreglos laborales y redefinir roles y responsabilidades, provocando
un distanciamiento del arquetipo nuclear conyugal.
Stølen (2004) desde una postura crítica de la teoría de los roles, señala que no se puede hablar de
una correspondencia predecible entre cierto grado de integración al mercado y la división sexual
del trabajo, sino que esta última responde a una multiplicidad de factores como las características
sociales del grupo doméstico, clase social, el ciclo de vida familiar, el parentesco, la edad y la
ideología entre otras. La teoría de los roles sexuales basada en una caracterización biológica del
sexo, resulta estática, ahistórica y apolítica. Dicha perspectiva no echa luz sobre los distintos
20
modos de estructuración del género como resultados de procesos socio históricos atravesados por
relaciones de poder y autoridad (Stølen, 2004; Factor y Mastrángelo, 2005) En cierto modo, la
reproducción de las divisiones sexuales contribuye a asegurar la posición dominante de los
hombres incluso por parte de las mismas mujeres. Las estructuras y relaciones de género no
están predeterminadas sino que son productos históricos por lo que coexisten distintos modos de
estructuración de género. Los cambios de índole económico o tecnológico por ejemplo, no
siempre derivan en una reestructuración de los roles sexuales a la vez que la estructura deja
alternativas de variación individual. Considerar la relación entre género y organización
económica en torno a las unidades domésticas permite poner el foco sobre los motivos de ingreso
y egreso al mercado de trabajo de mujeres y hombres en distintos momentos históricos, la
valoración, asignación y desigualdades en relación a los distintos trabajos (doméstico,
remunerado, no remunerado) entre hombres y mujeres, el acceso a la educación y la distribución
de herencias. Por lo tanto la reproducción de “roles” no resulta un proceso inmutable sino que
puede ser afectado por cambios a lo largo de los procesos históricos. A su vez, la inserción de las
mujeres al mercado de trabajo no necesariamente produce una reestructuración del rol del hombre
provedor como señalan Salles y Olivo (2006). La subordinación femenina puede persistir, por
ejemplo con la invisibilización de la presencia de mujeres en espacio de trabajo visibilizados
histórica y culturalmente como espacios masculinos (Factor y Mastrángelo, 2005; Bocco, 2000).
La delimitación de la UPD es decir, definir qué entendemos por este concepto, es una tarea
necesaria para trabajar con un concepto operativo que tenga una utilidad descriptiva y
comparativa. La imprecisión en la delimitación, se asocia a grandes rasgos con dos corrientes
interpretativas, una universalizadora y otra particularista. Las primeras se orientan a
universalizar a partir de elementos comunes lo que entendemos por unidad doméstica, dando
lugar a una conceptualización flexible, no restrictiva. En la medida que apareciese alguno de los
elementos comunes (corresidencialidad, familia o actividades domésticas compartidas) entonces
podríamos hablar de UPD. En su expresión más extrema, todas aquellas agrupaciones que
presenten algunos de esos elementos podrían ser considerados UPD, de manera tal que es posible
la comparación pero se hace dificultosa una caracterización descriptiva de las unidades. Las
corrientes particularistas en su expresión más extrema, consideran que en cada sociedad, los
grupos domésticos adquieren una fisonomía particular, razón por la cual la comparación se
vuelve impracticable (Quirós, 1998).
21
La noción de UD tiene sus raíces en el concepto universal de familia como un grupo
caracterizado por la residencia común, la cooperación económica y la reproducción. Tuirán
(1993) señala que la estructura familiar presenta continuidades y cambios que son complejos,
relacionados a nuevas y viejas formas de organización familiar, a arreglos residenciales y de
parentesco. Las UPD atraviesan etapas que van desde su conformación hasta la disolución,
dando lugar a la formación de nuevas unidades. El tránsito por cada una de las etapas del ciclo
puede ejercer una influencia determinante en el bienestar de la familia al condicionar las
necesidades y recursos del grupo. Goody (citado en Quirós, 1998) señala que los grupos
domésticos son grupos multifuncionales que comprenden actividades de reproducción,
producción, consumo, y distribución. La UD se va delineando como un ámbito en el cual
residencia y actividades domésticas se entrelazan y según sea el caso, es una u otra definitoria.
Quirós (1998) desde una aproximación crítica señala que puede haber casos de familia y
actividad doméstica, de residencia más actividades domésticas pero no de familia y residencia sin
actividades domésticas. Es a partir de las posibilidades combinatorias que el concepto de UD se
vuelve flexible en un sentido positivo.
Algunos autores toman la actividad domestica mas allá de la residencia y la familia como el
aspecto principal (Wilk en Quirós, 1998), definiendo las UD sobre la base de actividades de
producción, cooperación y distribución. La fundamentación de este posicionamiento es que
pueden existir grupos que compartan actividades domésticas pero sin corresidencialidad. En esta
dirección denomina household independientes a aquellas donde el grupo habita en una sola casa y
household cluster a aquellas compuestas de más de una UD independiente. Frente a esta
definición la pregunta es ¿cuál es el límite de la flexibilización conceptual? La presencia de
actividades de producción compartidas (trabajar juntos) no puede ser el requisito central de
definición. La definición de UPD en base a la actividad doméstica tal como la define Wilk (en
Quirós, 1998) es inoperante en términos comparativos porque no es universal “El requisito de la
comparabilidad es la universalidad de la definición y el de la capacidad comprensiva, el de
mantener una diferenciación de otros conceptos” (Quirós ,1999: 298) La clave no es eliminar la
categoría de corresidencialidad sino preguntarnos ¿Qué sucede a lo largo de de los ciclos de vida
de las UPD con los sistemas de parentesco, las tareas productivas y reproductivas y la
corresidencialidad? ¿Qué rasgos asume en las nuevas UD la morada (quienes viven juntos) las
actividades domésticas, las relaciones de parentesco, las relaciones de producción? Los cambios
22
en el aspecto residencial (quienes viven juntos, quienes se dispersan, contraen matrimonio y
constituyen otra morada, etc), en las tareas productivas y reproductivas y en la parentalidad son
dinámicas propias de estos grupos sociales que deben ser estudiadas en el contexto de procesos
socio históricos y culturales más amplios para poder ser comprendidas en su totalidad ¿Cuáles
son los desprendimientos que se dan en las UD?¿En qué momento y con qué razones se migra de
la morada originaria para inaugurar una nueva morada? En cuanto a lo económico, cuando las
UPD no son autosuficientes como para abastecerse de los bienes necesarios para su sustento,
precisan establecer contacto con el exterior ya sea con otras UD (filiales –padres e hijos- u
horizontales –de parentesco horizontal o sin parentesco-) o con la comunidad. De allí que quedan
tres tipos de contacto que se establecen con el exterior: UD filiales, sin parentesco o con la
comunidad. La colaboración estrecha se logra sobre todo cuando existe el refuerzo de la relación
filial, y por el contrario, se vuelve más volitiva cuando no se presenta dicha relación. El ciclo de
vida de las UPD obliga a que cada generación a partir de aproximadamente 15 años inicie una
nueva unidad. La estrategia de cada unidad sería buscar la mayor independencia política con el
logro de sustento económico. La escasez de tierra restringe la capacidad de sustento económico y
obliga a ceder independencia política. La forma más fuerte de reacción ante la escasez de tierra es
la cooperación filial. De no existir tal alternativa, la cooperación se torna contractual . La
residencia es una condición de la existencia de UPD , que se ve afectada por las etapas de su ciclo
de vida. Parentalidad, residencia y actividad doméstica son factores asociados a la definición de
las unidades, pero no pueden ser descriptos de manera unilineal, dependiendo de la etapa por la
que atraviesa cada grupo doméstico en particular.
“Las relaciones de colaboración estrecha resultan ventajosas cuando la escasez de tierra
aumenta. Sin embargo logra mantenerse en una proporción razonablemente alta cuando los lazos
de filiación siguen presentes y se debilita a medida que estos lazos desaparecen” (Quirós, 1998:
310)
De esta manera la colaboración estrecha queda condicionada a los lazos de filiación, siendo las
moradas las que generan segmentaciones y las que tienen que ver con la conformación de nuevas
UPD. Asimismo, las UPD no pueden ser explicadas ni descritas como modelos estáticos sino
que para un estudio adecuado de ellas es preciso intentar captar su dinámica y capacidades
adaptativas, considerando que son cuerpos que toman decisiones (unidades decisionales) y
medios de supervivencia adaptables
23
“… una vez que se constituye una nueva morada la propensión decisional va por la vía de
la independización y son factores económicos restrictivos los que obligan a quedar atados hasta
tanto el poder de decisión de la morada decida lo contrario.”(Quirós;1998:308)
Schneider (2003) define la UPD agrícola como un grupo social que comparte un mismo espacio
(no necesariamente una habitación común, sino un espacio de sociabilidad común) y posee en
común la propiedad de un pedazo de tierra para el cultivo agrícola. Está ligada por lazos de
parentesco y consanguineidad, pudiendo pertenecer a ella miembros no consanguíneos. En el
ámbito de la unidad domestica se discute la organización productiva, laboral, social y moral de
sus miembros y es en función de ese referencial que se establecen estrategias individuales o
colectivas tendientes a garantizar la reproducción del grupo. En la definición de las UD es central
indagar las pautas de parentalidad, las formas de residencialidad y las actividades domésticas y
productivas orientadas a la reproducción social. Estos elementos deben ser abordados a partir del
ciclo de vida de los grupos domésticos considerados como unidades decisionales. Desde esta
posición la noción de UD resulta más comprensiva que en las perspectiva universalistas o
particularistas anteriormente señaladas.
Landaburru y Presta (2007, 2009) sostienen que las situaciones de descapitalización o
subcapitalización de las unidades productivas, dan lugar a a un proceso de multiplicación de las
bases económicas en las cuales una misma persona o UPD contraen distintas actividades
fundadas en relaciones de producción con naturaleza distinta. En esta dirección, las UPD recurren
a inserciones múltiples en el mercado de trabajo no solo rural sino urbano, re significando sus
prácticas productivas y reproductivas (Schneider, 2003).
La pluralidad de bases económicas, en consonancia con el concepto de pluriactividad planteado
por Schneider (2003) se fundamenta en la búsqueda de estrategias con el objetivo de lograr la
permanencia en el sistema. Las UPD promueven estrategias para salir de las posiciones de
liminalidad (en el margen del sistema resistiendo la expulsión) a partir de una pluralidad de bases
económicas, a partir de las cuales podemos encontrar distintas formas de producción en una
misma unidad y procesos de disolución-recomposición de unidades como respuesta a
transformaciones de carácter estructural. Es la pluralidad de bases económicas la que permite el
sostenimiento de la unidad a la vez que un mismo agente (miembro familiar) puede participar de
distintas bases económicas (trabajo formal, informal etc.). No acordamos con Presta y
Landaburru (2009) en la disolución del elemento de la corresidencialidad como resultado
24
inevitable de procesos de reestructuración, tampoco en que sean las actividades económicas las
que determinan unilateralmente la composición y estructura de las UPD. Antes de hablar de
desaparición del elemento de residencialidad consideramos más adecuado indagar las
transformaciones y nuevas formas que asumen las moradas y cómo esas nuevas formas se
relacionan a la inserción de los miembros en el mercado de trabajo. Sin embargo rescatamos la
importancia de reflexionar acerca de la pluralidad de bases económicas (pluriactividad) que
intervienen para la reproducción social. Asimismo en el caso en que la producción se basa en el
parentesco y la residencialidad, como es el caso de la agricultura familiar (Stølen, 2004) esta
situación puede verse modificada por procesos económicos y sociales estructurales, que lleven a
la proletarización de la mano de obra familiar excedente en las explotaciones, modificando la
relación entre los grupo domésticos y el mercado laboral. En esta dirección, la capacidad de
decisión de las UD, no puede ser abordada de manera aislada. Debe ser comprendida a partir del
contexto estructural, en el cual los grupos toman decisiones referidas a la reproducción social y la
reproducción económica de las unidades productivas. Son esas mismas condiciones estructurales
(políticas, económicas, sociales, ideológicas) las que se vinculan con la orientación ocupacional
de los miembros, con las desigualdades de género y las diferencias generacionales que se
expresan en las UPD y en su articulación con el mercado de trabajo.
2.4. El territorio de las quintas, el puerto y la industria. La caja de herramientas para el análisis
En este apartado presentamos los aportes académicos que resultan relevantes para comprender los
aspectos sociales, económicos, políticos y culturales sobre los territorios de las “quintas” de
Berisso y del puerto y las industrias. A su vez, planteamos cual será nuestra caja de herramientas
conceptuales para el análisis, luego de la revisión de antecedentes realizada en los apartados 2.1,
2.2 y 2.3.
El municipio de Berisso es parte de la tercera corona de la RMBA y periferia del Partido de La
Plata (Ver mapa 2, Anexo II). Actualmente, los partidos que conforman dicha corona4 han
atravesado diversos procesos de peri urbanización: fraccionamiento del suelo, subdivisión y venta
de campos, innovación tecnológica en la producción agrícola, establecimientos de parques
industriales, emprendimientos turísticos recreacionales, urbanizaciones, conformándose como un
4 Escobar, Pilar, General Rodríguez, Marcos Paz, Cañuelas I, San Vicente, Presidente Perón, la Plata, Berisso y
Ensenada (En Barsky, 2010)
25
espacio altamente heterogéneo desde el punto de vista productivo, social y de usos del suelo
(Barsky, 2010). Hasta mediados del siglo XX, Berisso formó parte del Partido de La Plata5, cuya
región agraria evolucionó desde dos zonas. Una puntual sobre la ribera, en donde se cultivaron
hortalizas, frutas y se implantaron árboles. La otra zona más amplia, de espaldas al río, se fue
ampliando y corriendo con el crecimiento de la ciudad y constituye actualmente el principal
proveedor de verduras para el consumo local. La incidencia de las “quintas” de Berisso fue
decayendo a partir de las década del 70’ hasta casi desaparecer hacia mediados de la década del
90’. Actualmente experimenta cierto renacimiento con el apoyo de instituciones locales
(Ringuelet, 2008)
El territorio de las “quintas” de Berisso limita al NE con el Rio de La Plata, al SO con la Avenida
Montevideo (avenida principal del partido de Berisso) exceptuando la parte correspondiente al
casco urbano, al SE con el partido de Magdalena y al NO con el canal Gran Dock del Puerto La
Plata, incluyendo la Isla Paulino, separada de tierra firme por un brazo del Río Santiago y los
canales del Puerto La Plata (Ver mapa 3, Anexo II ). El paisaje, presenta características
particulares. Se trata de una zona de transición entre la selva marginal de Punta Lara y la
comunidad de talar de Magdalena, surcado por arroyos y cursos de aguas, algunos de origen
natural y otros producto de la intervención humana (Velarde, Marasas, Davie et al. 2003). El
área productiva corresponde a un humedal caracterizado por un monte ribereño que en la
actualidad responde a condiciones ecológicas (naturaleza de los suelos, cercanía al río,
características climáticas, vegetación, etc.) y socio- culturales ( a partir de la llegada de los
inmigrantes principalmente italianos, españoles y portugueses al lugar) que permitieron lograr
“dominar el monte”, establecer las “quintas”, diseñar adecuados sistemas de drenaje para manejar
las inundaciones periódicas, y en consecuencia, implementar prácticas agrícolas destinadas a la
venta en fresco y a la elaboración de los tradicionales productos locales, como el “vino de la
costa” y conservas.
En esa zona, es donde se establecieron pequeñas explotaciones familiares, que oscilaban entre 5
a 25 hectáreas, dedicadas inicialmente la producción hortícola, frutícola y forestal. En la zona se
conformó una de las primeras agroindustrias locales: la producción del vino de la costa,
elaborado a partir de la variedad Isabella (Vitis Labrusca). Esta actividad dio lugar a la
5 El 3 de abril de 1957 Berisso obtiene la autonomía municipal (decreto de ley número 4656)
26
instalación de bodegas familiares y viñedos que alcanzaron su último punto de auge hacia la
década del 60’ (Velarde , 2010). La elección de la variedad Isabella y su conducción
preferentemente en parral, se basan en su capacidad de adaptación a las peculiaridades de los
humedales de la zona, acompañada por prácticas productivas (zanjeo, construcción de canales
para el desagote del agua) que permitieron la permanencia de este cultivo (Velarde, Marasas,
Davie et al. 2003) El territorio de las quintas fue el espacio receptor de las primeras
generaciones de inmigrantes, de países europeos (españoles, portugueses e italianos) primero y en
las últimas décadas de inmigrantes de países limítrofes y migrantes de las provincias del norte
del país. Actualmente las principales actividades productivas que se realizan en las “quintas” son
la fruticultura (ciruelos y viñas), la silvicultura, la horticultura y el cultivo de cañas y mimbre
(Velarde, Marasas, Davie et al. 2003, Velarde, 2010, CFI, 2007). La horticultura se realiza
principalmente a campo abierto. La ausencia de invernáculos expresa la baja inversión
tecnológica y la baja rentabilidad que presenta esta actividad. La fruticultura, característica de la
zona se basa en el cultivo de ciruela y vid principalmente. La producción hortícola y frutícola se
comercializa mayoritariamente de manera directa o en verdulerías, solo en algunos casos en el
mercado regional de La Plata (CFI, 2007). La uva, a diferencia de las otras producciones, se
utiliza mayormente para la producción de “vino de la costa” (Velarde, 2010), dando origen a un
producto agroindustrial con posibilidades de ser colocado en el mercado a partir de otros canales
de comercialización distintos a los de la venta en fresco. Una característica común a la mayoría
de las “quintas” es la diversificación productiva por combinaciones de cultivos (CFI, 2007).
Como señalan un serie de estudios provenientes de la Cátedra de Extensión Rural de la FCAyF
de la UNLP, la diversificación productiva tiene por objetivo aumentar los ingresos por la
actividad (Posada y Velarde, 2000; Velarde, Marasas, Otero et al. 2006).
La producción agrícola y agroindustrial de las “quintas” se ha enfocado en las últimas dos
décadas en la recuperación de un producto típico local (Posada y Velarde, 2000) el “vino de la
costa”, elaborado a partir de la variedad de uva Isabella desde principios del siglo XX, por
inmigrantes de origen español italiano y portugués, pobres rurales que traían de su lugar de
procedencia conocimientos y practicas sobre el cultivo de la vid.
El Informe del Consejo Federal de inversiones (2007)6 brinda un panorama general sobre el
estado de la producción rural en Berisso. Este Informe señala que las explotaciones son en su
6 El relevamiento de datos que se presenta en este Informe se realizó en el año 2001
27
mayoría familiares y no superan en su superficie las 6 hectáreas. En ellas el productor es el que
mayor tiempo de trabajo dispone dentro de la explotación junto a los miembros de las UPD
siendo la incidencia de mano de obra asalariada baja. Desde otras perspectivas que brindan
elementos para analizar el carácter de la mano de obra en las producciones agrícolas cercana a las
ciudades, el uso de mano de obra externa, proveniente de las provincias del país y tras la segunda
mitad del siglo XX de países limítrofes, ha constituido una práctica habitual dado el carácter
estacional de las tareas, especialmente para las épocas de cultivo y de cosecha. La gestión de
mano de obra, se fundamenta en redes sociales que establecen los mismos productores. Esta
situación, puede llevar a invisibilizar las relaciones de trabajo que se establecen en la agricultura
familiar, al concebir el trabajo como una “ayuda” o un “deber moral” a través de lazos de
parentesco y afinidad (Pizarro y Trpin, 2010). En esta dirección, algunos autores señalan que los
constructos socio reguladores basados en la reciprocidad, dan por resultados la conformación de
trabajadores agrícolas vulnerables, marcados por la precariedad de su condición laboral
(Benencia y Quaranta, 2006)
En cuanto a la inserción ocupacional en actividades agrícolas y no agrícolas de los miembros de
las UPD, algunos estudios la caracterizan como una forma de ocupación de medio tiempo, donde
son los hombres los que dedican la mayor parte del tiempo a la actividad (CFI, 2007). Como
comentamos en el apartado 2.1, la noción de productor part time, deja de lado cuestiones
referidas a la intensificación y vulnerabilidad del trabajo agrícola, asociando el carácter de medio
tiempo de la jornada de trabajo en las explotaciones familiares, a la condición secundaria de la
actividad en la explotación y al trabajo del jefe de la UPD. Algunos autores señalan que la
combinación de ocupaciones en los productores de Berisso es un factor que amenaza la
continuidad de la actividad para las generaciones sucesoras (Posada y Velarde ,2000). Otras
posiciones sostienen que la diversificación de la inserción ocupacional representa una estrategia
destinada a mantener la reproducción social de las UPD y la reproducción económica de las
unidades productivas (“quintas”) a través de la complementariedad de distintas fuentes de
ingresos, asegurar la subsistencia y acceder a una serie de bienes y servicios que cotidianamente
forman parte de sus condiciones de vida (Neiman y Bardomás, 2001; Schneider, 2003). De
acuerdo a lo expuesto, decidimos reflexionar sobre las estrategias ocupacionales a partir de la
noción de pluriactividad, considerando que da cuenta, no solo del carácter complementario de
actividades agrícolas y no agrícolas, sino que permite establecer como unidad de análisis al
28
grupo doméstico (Schneider, 2003). La pluriactividad no constituye un fenómeno novedoso de
las últimas décadas. Se remonta a las transformaciones en la organización del trabajo en las
explotaciones frutícolas y hortícolas que tuvieron lugar a partir de la década del 60’ vinculadas a
los cambios en el uso del suelo, la restricción de los canales de comercialización y la presión del
mercado de trabajo urbano sobre el rural (Benencia, 2000) que propiciaron un reacomodamiento
en la organización del trabajo. De esta manera el carácter pluriactivo de los trabajadores rurales
no necesariamente constituye un fenómeno novedoso sino que es una característica propia de la
organización del trabajo agrícola en las zonas periurbanas, dada la proximidad a los centros
urbanos de industrias y servicios y la inestabilidad de la producción agrícola de los cinturones de
las ciudades.
El territorio de las “quintas” y el portuario- industrial de Berisso se caracterizan por la presencia
de elementos rurales y urbanos que se expresan en los usos alternativos del suelo (recreativos,
turísticos, productivos y residenciales). La diversidad de usos del suelo, refleja la presencia de
diversas modalidades de valorización y la pluralidad de actores sociales presentes en el espacio
(UPD, el estado, empresas privadas vinculadas al Puerto de La Plata) entre los cuales se
establecen disputas por la apropiación y uso del espacio. A partir del año 2007, se realizaron
obras para mejorar los canales de acceso al Puerto de la Plata, la instalación de una playa de
contenedores sobre el canal oeste de Rio Santiago y la construcción del Muelle Isla Paulino. A su
vez, el comienzo de las obras del Terraplén costero para la Defensa del Casco Urbano de Berisso
a principios de 2010, que tiene por objetivo explícito resguardar el casco urbano de las
inundaciones, ha generado una serie de conflictos entre los productores, el estado municipal y la
empresa privada encargada de la obra, dadas las irregularidades en el trazado original. En este
sentido, alrededor las quintas el puerto y las industrias, se vienen generando una serie de disputas
en torno a los usos y las representaciones sobre el territorio en las que intervienen actores sociales
locales (productores, estado municipal, empresas y habitantes de la zona). En esta dirección, se
superponen intereses contrapuestos sobre un mismo espacio (Carman, 2007), en donde conviven
de manera contradictoria y conflictiva el proyecto de expansión portuaria con formas de
agricultura familiar, representando dos formas de uso del suelo. La legitimidad del uso
productivo que esgrimen los productores se apoya en un discurso de defensa del ambiente como
recurso (Balbi, 2007). Es decir, la defensa del territorio de las “quintas” frente a la expansión
portuaria expresa en primer lugar la protección de medios de producción indispensables para la
29
actividad agrícola y agroindustrial en Berisso: la tierra y el río. En segundo lugar, expresa la
defensa del derecho a un estilo de vida y al uso del espacio. En esta dirección, los aportes de
Berman (2008) sobre los efectos de la modernización capitalista y sus representaciones pueden
ser útiles para comprender los conflictos que tienen lugar en torno a esos dos territorios. La
expansión del puerto se legitima a partir del ideal hegemónico de un modo de desarrollo basado
en el progreso, la modernización, la eficiencia y el crecimiento económico desde las actividades
industriales, y principalmente de servicios y logística. Esa legitimación opera contraponiéndose al
territorio de las “quintas”, como no eficientes y atrasados, es decir sin capacidad de contribuir a
ese modelo de desarrollo ni generar beneficios económicos, en los términos imperantes del
capitalismo. Este fenómeno da lugar a procesos de exclusión invisibilizados bajo las figuras de
“atraso” e “ineficiencia” económica.
Para poder abordar la complejidad territorial que toma forma en torno a las “quintas”, el puerto y
las industrias, partimos de una definición de territorio como realidad efectivamente existente,
cuyo valor simbólico deriva de esa materialidad. Abordamos el territorio desde tres perspectivas
básicas: la jurídico política, la económica y la simbólica. (Haesbaert, 2004a, 2004, b). Desde la
perspectiva jurídico política el territorio es un espacio delimitado y controlado a través del cual se
ejerce poder. En estos términos nos referimos a Berisso como municipio. Desde la perspectiva
económica el territorio representa una fuente de recursos y relaciones, que incorpora las disputas
entre actores sociales, producto de la división territorial del trabajo. Simbólicamente, el territorio
es producto de la valorización que realizan los actores sociales acerca del espacio vivido. La
definición económica y simbólica son las que permiten comprender las disputas entre los actores
sociales que entran en juego en torno al puerto y la industria y a las quintas del bajo de
inundación, entendidos como dos territorios en relación. El análisis de la dinámica de los
territorios, resulta vital para comprender los cambios y continuidades en la agricultura familiar y
las trayectorias de las UPD, considerando el ciclo de vida doméstico. Cuando nos referimos al
carácter familiar de la agricultura, no lo hacemos en el sentido que proponen los análisis de la
familia como grupo nuclear, sino en el sentido de las relaciones de parentesco y afinidad que se
construyen en torno a las UPD y al trabajo. Es por ello que en esta investigación definimos las
UPD como grupos conformados a partir de relaciones de parentesco y afinidad y orientados a la
producción y reproducción social a partir de diversas formas de trabajo (doméstico, remunerado y
no remunerado). El estudio de las UPD supone la distinción de los rasgos que asumen la
30
residencialidad, el parentesco y las tareas de producción y reproducción social a lo largo de los
ciclos de vida domésticos. Desde esta perspectiva, es posible analizar comparativa y
descriptivamente la dinámica que asumen las UPD a partir de sus ciclos de vida (Quirós, 1998),
considerando sus continuidades y transformaciones a lo largo del periodo que comprende la
presente investigación. Por último, el estudio de las UPD, hace inevitable sentar una posición
respecto a la perspectiva de análisis sobre el género. Distanciándonos de las teorías de la
asignación de roles sexuales, en este estudio partimos de la interpretación del lugar de los
hombres y de las mujeres en las UPD considerando las estructuras y relaciones de género como
productos históricos- políticos, atravesados por relaciones de poder y autoridad (Bocco, 2000;
Factor y Mastrángelo, 2005; Mastrángelo, 2005; Stølen, 2004)
31
3. LA GENERACIÓN DE LOS ABUELOS: DE LAS QUINTAS A LAS FÁBRICAS Y DE LAS FÁBRICAS A
LAS QUINTAS (1955-1975)
3.1. El monte, la isla, la ribera, el continente. Entre quintas y fábricas. ¿un espacio social
encantado?
El crecimiento poblacional de Berisso se sucedió al ritmo del proceso de desarrollo del puerto y
las industrias en el marco de un proceso de acumulación basado en la industrialización. Dicho
territorio fue configurándose como un enclave en forma de cuña entre Berisso y Ensenada, cuya
característica principal era la ausencia de una interfase entre la zona portuario industrial y el área
urbana, es decir, fábricas, puerto y ciudad se desarrollaron de manera contigua. Como señala el
Plan Regulador de Tierras de Berisso de 1957
“La zona portuaria industrial es fuente de trabajo para toda la Comarca, pero muy en
especial para Berisso, que aloja a más obreros de esas industrias que Ensenada y La Plata, pues
del total de 20940 obreros y empleados de las 7 industrias mayores, 8557 viven en Berisso”
(Plan regulador de Tierras, 1957: 163).
La actividad industrial local giraba en torno a un conjunto de fábricas entre las que se destacaban
los frigoríficos, el Astillero Río Santiago, las petroquímicas, la Base Naval y Propulsora
Siderúrgica. Originariamente el espacio de residencia obrera- urbana se había consolidado en
torno a la actividad fabril de los frigoríficos, alrededor de la calle Nueva York. A partir de 1957,
con la autonomía de Berisso, será la calle Montevideo el nuevo centro de urbanización de la
ciudad, acompañado por la construcción de viviendas y barrios a lo largo de dicha avenida. La
calle Nueva York, mantenía hacía la década del 60’ su fisonomía particular: comercios, fondas,
almacenes, conventillos eran ámbitos de sociabilidad y consumo obrero. El embarcadero,
ubicado al fondo de la calle Nueva York, era la conexión entre el monte, las islas y el
“continente”7, como punto de unión entre el puerto, la industria y las “quintas”. Buques, canoas,
pontones y lanchas de pasajeros circulaban por el canal oeste transportando mercadería y
pasajeros.
7 Continente es una categoría nativa que denomina al casco urbano de Berisso, utilizada por los pobladores y
productores del territorio de las quintas
32
Sobre el margen del Río de La Plata tomaban forma las “quintas orientadas a la producción para
la comercialización de frutas, hortalizas, madera y el autoconsumo. Los canales y arroyos que
rodeaban las quintas desde el camino 3 de abril (conocido localmente como “Camino de los
borrachos”) hasta la desembocadura del Río Santiago en el canal oeste, eran las vías de
comunicación hacia el embarcadero, donde se descargaba la mercadería proveniente de las islas y
del monte para abastecer de alimentos frescos y de “vino de la costa” a la ciudad. Por vía
terrestre, se comunicaba a través de los caminos de ingreso a las playas (Palo Blanco, La
Bagliardi, Municipal y La Baladra) con la calle Montevideo.
En el espacio periurbano convivían diversos usos del suelo: productivos, residenciales y
recreativos (Ver mapa 4, Anexo II). Junto a las quintas se encontraban ubicados una serie de
establecimientos: aserraderos, fábricas orientadas a la exportación de harinas y aceites de
pescado8 y un establecimiento para la explotación minera (extracción de conchilla).
“Montaraces”, “Viñateros”, “horticultores”, “sabaleros”, “cosecheros”, “podadores”,
“zanjeadores”, “lancheros”9, eran categorías que hacían referencia a la diversidad de actividades
productivas que tenían lugar en torno al territorio de las quintas.
A su vez, la Isla Paulino y los balnearios de Palo Blanco, Bagliardi, Playa Municipal y La
Balandra, contaban con recreos, hoteles, clubes de pesca y restaurantes que conformaban un
ámbito recreativo para los trabajadores de las fábricas y de las quintas. En este sentido, la costa
era un lugar de encuentro de las familias locales, en el cual las largas jornadas de trabajo en las
fábricas y en las quintas se compensaban con el esparcimiento y los momentos de sociabilidad en
el tiempo libre.
los domingos estaban los pic nic pero pasaban con acordeones, con... el río era una fiesta, y
la gente iba a las quintas, en aquella época un cordero no valía nada. En vísperas de fiesta,
nosotros que vivíamos rio de por medio con el frigorífico, salías que ibas a hacer los mandados y
venía la gente caminando del frigorífico pasaban por una pasarela agarraban como para la villa
todo el mundo con un cordero al hombro, parecía un camino de hormigas … (Pedro, ex
productor de la costa de Berisso)
8 En Berisso existían dos fábricas de harinas y aceite de pescado, conocidas como “La Alemana” y “La Argentina” 9 Dichas nominaciones son todas categorías nativas que hacen referencia a las distintas actividades que se desarrollaban en torno a las quintas. “Montaraces” es el nombre que se le da a aquellos que trabajan en la tala de arboles, “viñateros” a los productores de “vino de la costa”, “sabaleros” a los pescadores que trabajaban en las fábricas de harinas y aceites de pescado, “zanjeadores” a los que hacían los canales para el drenaje del agua en las “quintas” y “lancheros” a los que transportaban carga o pasajeros en lanchas.
33
Las “quintas” se articulaban con el puerto y las fábricas a través del consumo y del trabajo. Las
quintas abastecían de alimentos frescos y de “vino de la viña”10
a los obreros y las fábricas
representaban un espacio de inserción laboral para los miembros más jóvenes de las quintas, que
combinaban el trabajo agrícola con el trabajo en las fábricas. La dinámica actividad industrial
daba lugar a un colectivo de consumidores, los trabajadores de las fábricas y del puerto, que
concurrían a las fondas luego de las jornadas laborales. Fondas, restaurantes, bares y almacenes
eran los espacios de consumo del “vino de la costa” y de socialibilidad obrera.
…se comercializaba mucho acá en Berisso , había dos frigoríficos grandes, el Armour y Swift
. Estaban en la calle Nueva York, ahí había muchas fondas que se le decían, ahora le dicen
restó¿no?, bueno, ¡eran fondas!Ahí trabajaba mucha gente en el frigorífico , de noche y de día
se trabajaba siempre, porque uno iba, vivía continuamente la calle Nueva York , y las fondas
trabajaban mucho y se llevaba el vino, en bordalesas, en bordalesas eran 200 litros…y ahí la
gente de las fábricas se tomaba su vinito (Roberto, productor de la costa de Berisso)
La diversificación en los usos del suelo a partir de la articulación de elementos urbanos y rurales,
remite al fenómeno de urbanización creciente en la ciudad de Berisso hacia mediados del siglo
XX en sintonía con el proceso de sustitución de importaciones. Sin embargo, las actividades
realizadas por las fábricas se desarrollaban en un estado de tensión frente a las actividades
agrícolas del espacio periurbano, por la contaminación de las aguas y la erosión del albardón
costero- por el ingreso de los buques-, que implicaba un elemento de deterioro de las condiciones
productivas agrícolas.
A su vez, “quintas” y fábricas constituían dos ámbitos de construcción de imágenes sobre el
trabajo y se articulaban como circuitos de trabajo a partir de la inserción en actividades agrícolas
en las “quintas” y actividades no agrícolas en las fábricas de los hijos de los quinteros.
En la perspectiva del actor, las fábricas representaba un espacio de progreso, de movilidad
social y mejores condiciones de vida para los hijos de los quinteros.
Paralelamente, desde una perspectiva crítica de ese ideal de desarrollo, basado en el trabajo
industrial, las fábricas eran un ámbito de explotación y de alienación de hombres y mujeres, de la
dominación del capital sobre el trabajo, de vigilancia (Lobato, 2004) frente al carácter autónomo
del trabajo en las quintas donde existe un margen para el manejo de los tiempos de trabajo.
10 Utilizaremos los téminos vino de la viña o vino de la costa para referirnos indistintamente al vino que se produce
en la costa de Berisso a partir de la variedad Isabella.
34
Lejos de la línea de producción de las fábricas, el trabajo en las “quintas”, se re significaba a
partir de una imagen del espacio ese territorio como espacio encantado, marcado por el tiempo de
la naturaleza: el río, la maduración de los cultivos y el clima. El tiempo de trabajo y de
producción como tiempo marcado por la naturaleza aparece enfrentado al tiempo de trabajo y de
vida en las fábricas. La figuración del tiempo de las fábricas es el del tiempo intervenido por el
hombre, el tiempo de la vigilancia y el control de los procesos de producción fordistas-tayloristas.
Así lo expresa el siguiente testimonio de uno de los hijos de los quinteros de esa época.
Mi viejo casi me mata cuando le dije que iba a la fábrica! ¿sabe lo que es el pito? Me decía. Y
ojo, yo siempre digo que los viejos … yo ahora soy viejo, tenía razón mi viejo. El pito mata más
que el cáncer… La sirena cuando toca, mata, mata más que el cáncer ….el bajo patrón decía que
no le gustaba, por eso decía que el pito mataba más que el cáncer.... (Lalo, productor de la costa
de Berisso)
Sin embargo, la valorización del espacio de las quintas como ámbito de trabajo autónomo y
familiar, se enfrentaba a una valorización desencantada del trabajo rural, marcada por la auto
explotación del trabajo familiar en las quintas, el carácter forzoso de la actividad, las condiciones
de trabajo desprotegido, la inestabilidad de los ingresos, las inclemencias del clima y de los
arreglos que se establecían con los mercados locales.
me acuerdo que un domingo juntamos un montón entre sábado y domingo, y lo trajimos y
lo descargamos y la pusimos ahí y después no la vino a buscar el señor, se pudrió toda ahí
después nos dio unos pesos más o menos (…)es medio ingrata la vida del montaraz. (Lalo,
productor de la costa de Berisso)
… las familias de antes de las quintas era diferente en cuanto a fuerza porque vivía haciendo
fuerza esa gente, entonces tenían una fuerza que no lo podías creer… imaginate a uno le decían
toro, no… haciendo fuerza eran bestias … era comparable únicamente al trabajo de un animal lo
que hacían… (Pedro, ex productor de la costa de Berisso)
El territorio de las “quintas” conservaba en su fisonomía el esfuerzo y el trabajo de las
generaciones de trabajadores inmigrantes que surcaron canales de acceso a las quintas y de
drenaje del agua del río, abrieron caminos que conectaban por vía terrestre las quintas a la calle
Montevideo e implantaron cultivos para la subsistencia de las familias que allí habitaban. La
implantación de cultivos de vid, frutales, montes y hortalizas modificó el paisaje originario del
área que formaba parte de la selva marginal y dio origen a un pueblo conformado por Unidades
de Producción Doméstica dedicadas a la producción rural, que conjugaban el trabajo en las
quintas con el trabajo en las fábricas. Si las fábricas, en especial los frigoríficos, eran un símbolo
del trabajo inmigrante vinculado a la actividad industrial (Lobato, 2004), las “quintas” que se
35
ubicaban entre los montes, la costa y la isla remitían a una comunidad de trabajadores
inmigrantes que habían logrado articular el trabajo familiar y el esfuerzo con la “naturaleza”. La
re significación del espacio de las “quintas” como paradigma de lo natural (Carman, 2007) se
articulaba armónicamente con la presencia de prácticas culturales productivas que se orientaban a
preservar el carácter natural de los montes y la costa. Naturaleza, trabajo y familia se conjugaban
armónicamente en la costa, los montes y la isla como expresión de un espacio de “sanidad
ambiental” sostenido principalmente por el trabajo familiar.
había un pueblo, era un pueblo… ah no… todos se llevaban bien… era como una
familia… y como se trabajaba, que lindo que era… que sanidad de ambiente que me daban
permiso para tomar el 202 sentarme en la entrada del camino y esperar que pase algún vecino
para ir a la quinta con 8,9,10 años siendo una nena. Era una belleza. (Lía, hija de productores de
la costa de Berisso)
Sin embargo las prácticas productivas que se desarrollaban en torno al puerto y las industrias no
se vinculaban armónicamente con la idea de naturaleza sobre la que tomaba significado el
espacio de las “quintas”. El foco de contaminación que enfrentaban los pobladores de la costa era
producto del desarrollo de las actividades industriales y portuarias. Las industrias como agente de
contaminación , en especial la actividad de las petroquímicas, que derramaban sus desechos en
las afluentes de agua, representaban una amenaza para la preservación del ecosistema costero, de
la tierra como recurso y para la permanencia de las practicas productivas rurales:
nosotros culpamos un poco que cuando en YPF venían los barcos petroleros,
descargaban el petróleo, por aquí, tanto en el río como en los arroyos había mucho petróleo,
muchos viñedos se perdieron… eso afectaba a las quintas, a todo, el trabajo y el propio
ambiente… al trabajo y la vida (Roberto, ex productor de la costa de Berisso)
Las UPD vinculadas a la actividad agrícola en las quintas, se articulaban a partir de una imagen
de comunidad basadas en la figura del trabajo, la familia, la inmigración y la naturaleza, como
elementos que se relacionan armónicamente en dicho espacio. No obstante, la naturaleza también
implicaba riesgos para la producción. Una de las dificultades que enfrentaba la producción
agrícola eran las crecidas del Río de La Plata. Si bien las quintas contaban con sistemas de
drenaje del agua a partir de canales construidos a pala que requerían tareas de mantención
periódicas, las inundaciones podían perjudicar la producción al punto de la perdida de las
cosechas.
Asimismo, la idea de armonía, o de “sanidad del ambiente” basada en dichas representaciones,
tenía su contracara en las aristas conflictivas que presentaba la articulación de usos urbano-
36
rurales, como los efectos de la contaminación industrial que sumado a la creciente migración
hacia el mercado de trabajo urbano de los hijos ponían en riesgo la continuidad de la actividad
agrícola en los montes, la costa y la isla.
En este sentido, el devenir de la “quintas” quedaba sujeto al proceso de expansión urbano,
portuario e industrial vinculado al proceso de sustitución de importaciones. Este fenómeno se
reflejaba en la presencia de diversas modalidades de valorización del espacio expresada en la
existencia de una pluralidad de actores sociales (UPD agrícolas, el puerto, las industrias, playas y
campings) que representaban diversas formas de apropiación y uso del espacio.
3.2. Viñas, frutales, verduras, montes y bodegas. Diversificar para subsistir
Entre 1955 y 1975, la producción agrícola y agroindustrial alcanzó su “última época de
florecimiento” y dio los primeros pasos de su “decadencia” hacia los años 70’. El crecimiento
poblacional que tomó impulso al calor de la actividad portuaria industrial, dio lugar a un mercado
de consumo popular hacia el cual se dirigía la producción agrícola y agroindustrial de pequeña
escala de los bordes de la ciudad de Berisso. Lo que se había iniciado como una actividad para el
autoconsumo, luego adquirió un tinte comercial, llegando a constituirse en el núcleo de un
dinámico mercado local, en especial en la época de mayor actividad industrial en Berisso y los
distritos vecinos hacia mediados del siglo XX. Hacia mediados de la década 70, la obturación de
los canales de comercialización, la ausencia de políticas estatales que promoviesen y protegieran
la agricultura familiar de los bordes de las ciudades orientadas al mercado interno y la migración
definitiva de los hijos de las Unidades de Producción Doméstica agrícola hacia el mercado de
trabajo urbano provocarían el declive de la actividad.
Según el CNA de 1960, en Berisso se encontraban ubicadas 242 explotaciones agropecuarias
cubriendo una superficie total de 4069 hectáreas, de las cuales el 32 por ciento aproximadamente
se destinaba a la explotación de cultivos anuales, perennes y montes alcanzando una superficie de
1315 hectáreas. La superficie apta para cultivo no utilizada representaba una superficie poco
significativa, con sólo 111 hectáreas. En cuanto al tamaño, predominaban las pequeñas unidades
productivas. Del total del número de explotaciones el 59 por ciento tenían una superficie menor a
5 hectáreas y el 31 por ciento entre 5 y 25 hectáreas. Según el Plan Regulador de Tierras de
Berisso de 1957, en la zona costera no se desarrollaban actividades ganaderas por la cercanía al
37
río y las características del suelo. A partir del análisis documental y de los testimonios, se pudo
identificar que en la zona periurbana de Berisso las quintas presentaban una escala de producción
pequeña que oscilaba entre menos de 5 y 25 hectáreas implantadas con diversos cultivos
(montes, frutales, viñas y verduras) basadas primordialmente en la explotación del trabajo
familiar. En cuanto a la información estadística, el CNA de 1969 releva datos sobre ocupación11
.
Según los datos arrojados, por el CNA de 1969, el personal ocupado en las unidades productivas
era de 563 personas, de las cuales el 88 por ciento representaban mano de obra familiar no
asalariada. Sin embargo las unidades productivas presentaban algunas diferencias. Existían lo
que los productores llamaban quintas grandes y quintas chicas, diferenciadas por el acceso a
mecanización, la superficie destinada al cultivo, las posibilidades de acceso a la a mano de obra
externa a la familia de acuerdo al volumen de los excedentes económicos en momentos de
intensificación del trabajo y la modernización selectiva en ciertas fases de la producción
agroindustrial.
Las quintas chicas no superaban las 10 hectáreas. Se caracterizaban por la ausencia de
mecanización y la escasa contratación de mano de obra en períodos de intensificación del trabajo
de acuerdo a la imposibilidad de generar un excedente económico para costear fuerza de trabajo
extra- familiar, suplantando este déficit con un aumento en la auto- explotación del trabajo
familiar.
Las quintas grandes tenían una extensión que oscilaba entre las 10 y 25 hectáreas. Tenían acceso
a la mecanización en especial en la producción agroindustrial de “vino de la viña”, que
representaba la producción de mayor relevancia en la zona. Para la elaboración del vino de la
viña utilizaban moledoras y prensas mecánicas y para la medición de la gradación alcohólica del
vino se usaba en vinómetro, a diferencia de las quintas chicas que utilizaban maquinas manuales
y medían la gradación alcohólica a partir de prácticas culturales no ajustadas a las técnicas de
producción estandarizadas promovidas desde el Instituto Nacional de Vitivinicultura. Las
diferencias en el acceso a la mecanización y el uso de técnicas de producción estandarizadas se
expresaban en distintas prácticas de manejo de producción, especialmente de las viñas.
No, ya las quintas y las bodegas grandes… tenían para medir la gradación y todo, pero
nosotros lo hacíamos más o menos veíamos la uva madura juntábamos, ya te digo, juntábamos
11 Sólo en el CNA de 1969 aparecen datos sobre ocupación agropecuaria para Berisso. Dado que consideramos
relevante el dato lo citamos, aunque no contamos con el mismo dato para las etapas posteriores.
38
cuando se te quedaban pegados los dedos así, ¡se te quedaban pegados los dedos! No sabes lo
que era eso! (Lalo, productor de la costa de Berisso)
La contratación de mano de obra externa a la UPD se realizaba en periodos de intensificación del
trabajo en determinadas fases del ciclo de producción (como la cosecha), para ciertas
producciones que requerían un bajo nivel de calificación (como la tala de montes) o para tareas
de mantenimiento (zanjeo, desmalezamiento, cura y atado de los brotes de la vid). La mano de
obra contratada era mayoritariamente temporal, de acuerdo al carácter estacional de los cultivos y
las fluctuaciones de los ingresos de las UPD. Uno de los mecanismos informales de gestión de
fuerza de trabajo en periodos donde las tareas se volvían más intensivas era a partir de redes
sociales de vecindad, amistad o cercanía. Ese trabajo era percibido como una ayuda o
colaboración, a partir de las cuales las UPD establecían lazos de cooperación y solidaridad entre
quintas chicas y grandes
se ayudaban mucho. Y si, era a lo mejor nosotros terminábamos antes, nosotros teníamos
menos, entonces íbamos todos allá, mi mamá, mi papá, nosotros los pibes, se iba a ayudar, pero
la ayuda no era nada ¿sabes cuál era la paga? Cuando terminaba la cosecha un asado, un asado
con un buen vino y esa era la paga. (Lalo, productor de la costa de Berisso)
Las quintas, grandes y chicas, contenían en su interior tierras dedicadas al cultivo de viñas,
montes, frutales y verduras. De allí que una de las principales características de la producción, era
su carácter diversificado, a partir de la combinación de diversos cultivos estacionales: vid,
ciruelos, hortalizas, sauce y álamo entre los principales.
La diversificación de producciones se apoyaba en la estacionalidad natural de los cultivos, que
marcaban los tiempos de las tareas en las quintas de acuerdo a cada una de las producciones
(cultivo, cosecha, poda, mantenimiento, cura)
Ciruelas tenían… después monte también, o sea que siempre la actividad era más o
menos continua porque cuando no hacían una cosa hacían otra. La ciruela viene antes de la uva,
más o menos en diciembre enero se cosecha la ciruela y también antes, depende de la variedad .
Y la uva se cosecha en marzo, en los primeros días de marzo. Así que primero hacían la ciruela y
después hacían la uva . Y después cuando hacían el vino que había un impasss entre que se
fabricaba el vino, la fermentación y se hacían los trasiegos, los trasiegos son cuando se traspasa
de una cuba a otra el vino ¿no? Y después se esperaba cierto tiempo para que se asiente se
cristalice el vino Normalmente se empiezan a vender en junio las cosechas…, entonces hay tres
cuatro meses que uno está ahí medio parado y bueno también se trabajaba la madera.
(Lorenzo, productor de la costa de Berisso)
A su vez, la estacionalidad natural de la producción se asociaba a una estacionalidad socialmente
conformada (Fabio, 2007) relacionada al carácter temporario y discontinuo de la demanda de
39
mano de obra para el trabajo en las “quintas”, de manera que el uso de la fuerza de trabajo se
debatía entre momentos de intensificación de las tareas y momentos de descenso de la actividad
ajustados al clima y a las estaciones. Como señala Benencia (2000) el carácter diversificado de la
producción de los cinturones agrícolas de las ciudades se consolida hacia la década del 60, junto a
la expansión de la producción agrícola sobre la tercera corona de la región metropolitana de
Buenos Aires. La diversificación productiva constituía una estrategia para mantener la
continuidad de la explotación de las quintas y resolver la problemática de la cercanía al río. En
esta dirección la complementación de las producciones permitía mantener el ingreso por la
actividad intrapredial.
el pequeño productor tiene que diversificar para poder subsistir. Antes, ahora también
eh… Vos no podías decir me juego todo a la viña, porque si venia el agua no te quedaba nada.
Ahora lo mismo… te va mal un año en algo, no te puede ir mal en todo, y si es un poquito de
madera, un poquito de mimbre, un poquito de caña, un poquito de viña…es otra la historia
(Ricardo, productor de la costa de Berisso)
De acuerdo al carácter diversificado de la producción consideramos oportuno hacer un breve
recorrido por los rasgos que asumía cada una de las producciones de acuerdo a las tareas
involucradas, los canales de comercialización y la orientación de la producción.
Para 1960 había 13265012
plantas en producción de vid, superando ampliamente la producción de
ciruelos. Según datos del Banco la Provincia de Buenos Aires, entre las campañas de 1969 y
1975 se cosechó un promedio de 1.875 toneladas de uva. La producción de uva de variedad
Isabella se orientaba principalmente a la elaboración de un producto agroindustrial, el vino de la
costa o vino de la viña. La elaboración de vino de la viña representaba una de las agroindustrias
locales más antiguas, que tuvieron su origen hacia fines del siglo XIX y principios del siglo XX
cuando inmigrantes europeos (españoles, portugueses e italianos) expulsados por las guerras en
sus países de origen y atraídos por la creciente actividad industrial y portuaria de los frigoríficos
se asentaron en las tierras aluvionales y costeras para combinar el trabajo en las quintas con
trabajos temporarios en el puerto y en las fábricas. Hacia la década del 60’ eran los descendientes
de estos primeros inmigrantes los que trabajan las tierras a la par del trabajo en las fábricas.
La importancia de la elaboración del “vino de la viña”, no se sustentaba únicamente en su valor
como una actividad económica, sino que representaba un producto típico local, ligado espacial y
12
Datos relevados por el Censo Nacional Agropecuario 1960
40
culturalmente a las “quintas” y a los trabajadores de las fábricas, a partir de prácticas y
costumbres inmigrantes que permanecieron en el tiempo a través de las generaciones.
Berisso tiene eso ¿no? Mucha gente urbana pero con unas raíces inmigrantes que a su
vez esas raíces tienen un anclaje rural en sus países de origen, entonces han traído unas
tradiciones como el vino, el fermentado… (Alicia, técnica agrónoma UNLP)
La valorización del vino de la costa como un producto típico local tenía una relación histórica y
cultural con Berisso porque “… constituía un verdadero símbolo del lugar. El ‘vino de la costa’,
los inmigrantes europeos, el frigorífico y el peronismo son parte de la identidad de la ciudad…”
(Kriskautsky, 2003:12) En esta dirección el “vino de la costa” representa un producto cultural que
refleja formas estructurales de organización social, política y económica de una comunidad
(Fihman, 2010) que se conformó a partir del trabajo, de la inmigración y de su identidad política
vinculada al peronismo.
La actividad vitivinícola suponía una serie de prácticas culturales de producción que permitían el
cultivo de vid en la zona. Las viñas tenían un sistema de conducción en parral, que cumplía el
propósito de proteger a los frutos de las inundaciones del Rio de La Plata. El sistema de drenaje
de las quintas por medio de zanjillos y canales internos surcados y mantenidos a pala, permitía
evacuar rápidamente el agua cuando ingresaba a las viñas. El mantenimiento de este sistema de
drenaje era vital para resguardar la producción y funcionaba como un sistema de fertilización
natural. El limo depositado en los zanjillos, era volcado sobre los cimientos de las vides,
aportando nutrientes a las plantas. El ciclo de producción de las viñas suponía una serie de tareas
vinculadas a la producción, al mantenimiento, a la elaboración y comercialización.
Las tareas de cura se realizaban luego de la cosecha y antes de que los parrales den sus nuevos
frutos. Los parrales se curaban con “caldo bordalés”13
, que se aplicaba con mochilas manuales y
protegía a las parras de las pestes. Esta tarea, al igual que las tareas de mantenimiento del
sistema de drenaje de las quintas, exigía de gran esfuerzo físico y era considerado un trabajo
eminentemente masculino
nos colgábamos la mochila y capaz que tres cuatro horas era eso, te quedaba esto
acá…Te salía la maquina por acá (…)mi papá preparaba con un balde y nos habría y nos tiraba
arriba. Y por ahí nos tocaba hacer una zanja, ¡sabés lo que era! La mochila era todo manual, de
cobre, eran pesadas. Y sí, como 15 litros llevaban, eran como 15 kilos acá, no si cuando llegaba
la noche te quedaba la marca de la tira acá… (Lalo, productor de la costa de Berisso)
13
El caldo bordalés es un funguicida natural a base de sulfato de cobre y cal.
41
Las tareas de poda se realizaban durante la estación de invierno y estaban reservadas a los
hombres, representando una práctica cultural transmitida generacionalmente de padres a hijos
varones, considerada como una tarea calificada y masculina.
Las tareas de cosecha de la vid se realizaban entre los meses de enero y febrero de acuerdo a la
maduración de la uva y las condiciones climáticas. De esta tarea participaban todos los miembros
de las UPD, hombres y mujeres y representaba una tarea intensiva que requería mayor mano de
obra, debido al tiempo de maduración de la uva, de allí que fuese frecuente la contratación de
mano de obra temporal para esta tarea. A su vez, las UPD que tenía una menor extensión de
superficie cultivada, concurrían una vez que habían finalizado con su vendimia a trabajar en las
quintas con mayor superficie implantada de vid. De manera que el excedente de mano de obra de
las UPD que poseían quintas chicas una vez finalizadas las tareas de cosechas, era utilizada bajo
formas de trabajo no remuneradas en las quintas grandes que necesitaban cosechar un volumen
mayor de uva. De esta forma las redes de amistad y vecindad operaban como un mecanismo de
gestión de fuerza de trabajo no remunerado en esta fase del trabajo en las viñas. En esta dirección
se entremezclaban lógicas de solidaridad y cooperación con otras orientadas a transferir los
costos de mano de obra a las redes sociales, como ámbitos de gestión de fuerza de trabajo no
remunerada. En esta dirección, en las producciones a pequeñas escala de los bordes de la ciudad,
se entremezclaban formas de trabajo asalariadas y no asalariadas, dando lugar a formas precarias
de gestión de mano de obra y a relaciones de trabajo informales (Ringuelet, Salva, Attademo et
al., 1991). Asimismo el recurso a estas formas de trabajo complementarias no remuneradas en
determinados ciclos de la producción y el uso de mano de obra familiar, posibilitaba la
generación de un excedente para ser reinvertido en las quintas y como ingreso para mantener la
reproducción social.
Las UPD tenían bodegas propias, donde se desarrollaban las tareas de elaboración del vino. Estas
bodegas eran galpones ubicados generalmente en el interior de las quintas, donde se encontraba la
maquinaria que utilizaban en el proceso de elaboración y las cubas, pipones y bordalesas14
en las
cuales se conservaba el vino. La elaboración del vino suponía un conjunto de tareas como la
selección de los racimos, la molienda (realizada de manera manual o a motor), descube y
14 Las cubas tenían una capacidad aproximada entre 1000 y 10000 litros, los pipones entre 600 y 700 y las bordalesas aproximadamente 200 litros. Eran de roble.
42
trasiegos15
. La selección de racimos para la elaboración del vino al igual que empaque de la fruta
era una tarea femenina, relacionada a la concentración y el cuidado de la actividad (Bocco, 2000).
El grado de mecanización en la molienda, se diferenciaba entre bodegas grandes que hacían uso
de moledoras eléctricas o a motor y bodegas chicas, que utilizaban moledoras manuales. El
acceso a maquinaria mecanizada, permitía disminuir los tiempos de trabajo y de elaboración del
vino y marcaba una diferencia en el grado de capitalización de las quintas.
El “vino de la viña” se vendía suelto, sin envasar “…al pie de la vaca” (José, productor de la
costa de Berisso). Los principales espacios de venta eran los restaurantes y fondas de la calle
Nueva York, en almacenes de ramos generales que vendían productos sueltos y restaurantes de
Ensenada, Berisso, La Plata, Magdalena, Berazategui y alrededores. Otra forma de
comercialización era en las quintas. Las bodegas tenían sus clientes particulares que compraban
el “vino de la viña” en damajuanas, que se recargaban en las mismas bodegas. Esta última forma
de venta tenía mayor presencia en los quintas y bodegas chicas con baja productividad. En
cuanto a la comercialización a mayor escala, uno de los principales obstáculos afrontados por la
producción del vino de viña fueron los requerimientos impuestos por la Ley Nacional de Vinos
sancionada y promulgada hacia fines del año 1959 cuando el Instituto Nacional de Vitivinicultura
asume funciones de fiscalización y control de la producción, industrialización y comercio de los
productos derivados de la vid. Estas medidas se orientaban a generar prácticas productivas
estandarizadas, de acuerdo a parámetros de modernización, eficiencia y calidad. Una de las
principales limitaciones era que la ley prohibía el agregado de sacarosa para elevar la graduación
alcohólica, práctica que era corriente en la producción local (Velarde, 2010). En sí, la
promulgación de esta ley se orientaba a incentivar el desarrollo de los vinos de calidad,
orientados al mercado externo, debilitando a los pequeños productores de vinos comunes.16
La
denominación de los vinos con sello familiar tuvo vigencia hasta fines de la década del 60. La
presencia de sellos familiares era propia de las grandes bodegas. La comercialización legal de la
producción con sello propio suponía la realización de una serie de tareas administrativas y acceso
a información sobre los pasos que requería la inscripción de las bodegas para la adquisición de
15
El trasiego es una tarea que supone el pasaje del vino de un recipiente a otro. El descube, es el primer trasiego del vino. 16 Finalmente hacia 1965, por medio de la resolución 414 del INV, se fija una graduación mínima de 10,3 grados
para vinos comunes del Rio de La Plata, dando por efectivizada la aplicación de la ley a nivel local.
43
estampillas de circulación del vino. Las grandes bodegas con sello familiar y bodegas chicas se
diferenciaban en el capital económico, social y cultural acumulado por las UPD
…los impuestos se pagaban todos, el Banco
Nación. Y hacía esos tres pasos, impositiva, instituto vitivinicultura, Banco Nación. (…)Muchos
no querían ir… gente de trabajo que de números no, no…no sabían nada ¡pobres! la gente no
está acostumbrada a ir a la ciudad, querían trabajar en el monte nada más. (Tonio, productor de
la costa de Berisso)
Tener un sello familiar, implicaba no solo realizar las tareas administrativas sino contar con los
recursos económicos para costearlas. De allí que fuesen las UPD más capitalizadas, con grandes
quintas y bodegas las que tenían acceso a canales formales para la comercialización de la
producción, quedando las UPD con menor capital relegadas a canales de comercialización
informales marcando una situación de mayor vulnerabilidad.
Finalmente, en 1967 a partir de una nueva disposición del INV la variedad Isabella quedó
excluida del listado de uvas vinificables, quedando la producción de vino de la costa sin una
reglamentación que permitiese su comercialización legal. Junto a esta disposición desaparecieron
los vinos con sellos familiares de la variedad Isabella. De allí en adelante el vino de la costa se
vendió al menudeo en pipones y bordalesas, sin respaldo legal del INV. Las sellos familiares,
como Don Pancho, El Zorzal, De Simone, que marcaban la procedencia familiar de la producción
como productos diferenciados desaparecieron.
La producción de hortalizas se orientaba a la comercialización en fresco en los mercados de
frutas y verduras y al autoconsumo pero era una actividad que implicaba muchos riesgos para la
producción, de acuerdo a una serie de condiciones: la ausencia de inversión tecnológica, las
condiciones climáticas y la producción a campo abierto.
La producción forestal era una actividad anual complementaria de las viñas y los frutales. La tala
de árboles se realizaba preferentemente en los meses de invierno. Implicaba pocas tareas de
mantenimiento, bajo requerimiento de mano de obra y baja inversión productiva, dejando margen
a la generación de un excedente para compensar los ingresos de las UPD durante el invierno
cuando la cosecha de la producción en fresco ya había sido comercializada. Los principales
canales de comercialización de la madera eran los aserradores de la zona17
. La comercialización
17 No se cuenta con información precisa de la ubicación de los aserraderos, excepto de la zona en la cual se encontraban ubicados la mayoría (Palo Blanco y Los Talas). El único dato relevado, por el Plan Regulador de tierras, señala que para 1957 las fábricas de cajones y aserraderos en Berisso sumaban un total de 15 establecimientos.
44
de la madera en los aserraderos se realizaba por medio de intermediarios, los fleteros, que eran
los que pagaban por cuota la madera a los productores, para luego entregarla al aserradero y en
fábricas de cajones de verduras. La astilla corta, se vendía a las panaderías y restaurantes para
las cocinas a leñas.
…uno compensaba un poco, teníamos monte, madera para aserraderos…
entonces se talaban los montes, se cortaban viste como para aserradero para cajones…pero el
fuerte nuestro fue siempre este… el viñedo. (Roberto, productor de la costa de Berisso)
Del monte se aprovechaba mucho más que ahora…Todo. Mira, antiguamente se hacía todo
leña. (…) se hacía todo, astilla corta… porque la fonda todo eso tenía cocina a leña. Se hacia
una astilla cortita así que se decía por carrada. Y se contaba 100 manos de cuatro, era una
carrada (Lalo, productor de la costa de Berisso)
Según los datos relevados del CNA de 1960, había 15738 plantas de frutales en producción. La
principal producción de frutales era la ciruela, con 12330 plantas en producción seguida por los
perales, con sólo 1598 plantas en pie. La fruta se comercializaba en fresco en el mercado
municipal de Ensenada que se mantuvo en funcionamiento hasta los últimos años de la década
del 60, Mercado Regional de La Plata y verdulerías de la zona. La comercialización en fresco se
manejaba por medio de consignatarios que entregaban la producción a los mercados o de manera
directa a partir de acuerdos informales con los puesteros de los mercados. Los acuerdos
informales con los puesteros permitían obtener un mayor margen de ganancia, dado el vínculo
directo entre el productor y el comprador de la mercadería. La preferencia por la ubicación de la
producción en fresco en los mercados, se relacionaba a la mejor relación entre costo- beneficio
que se obtenía por medio de este canal de comercialización, a diferencia de la venta en
verdulerías de la zona
Toda al mercado iba. A los verduleros no se les podía vender porque si en el mercado te
daban 10 pesos el verdulero te daba , entonces que lo vayan a comprar al mercado (Nilda,
productora de la costa de Berisso)
La venta en los mercados de frutas y verduras suponía un manejo específico de la mercadería que
incluía tareas de selección, presentación y empaque antes de ser entregado. Estos requisitos en el
manejo de la producción se relacionaban a las exigencias de calidad impuestas por los mercados.
Eran tareas principalmente femeninas, de acuerdo a ciertas representaciones ideológicas
relacionadas al género que posicionaban a las mujeres en la realización de tareas que requerían de
una manipulación cuidadosa de la producción (Bocco, 2000)
45
…se volcaba arriba de la mesa, arriba de una mesa que tenía todo un borde para que no se
caigan y después las grandes, grandes que se destacaban se ponían aparte y se hacían de tapa
¿entendés? más o menos todas iguales las de tapa, porque la mejor la de abajo, abajo eran un
poquito menos, pero no te vas a creer que menos porque no te la compraban si no, lo hacíamos
mi cuñada y yo… (Nilda, ex productora de la costa de Berisso)
La selección de los canales de comercialización respondía a la mayor captación de ingresos
orientada a la reproducción social de las UPD y de las quintas. De allí que se optase
alternativamente por la ubicación de la producción en los mercados municipales o se recurriese a
otros mecanismos informales como los acuerdos directos con los puesteros o la venta casa por
casa. Los mecanismos informales de comercialización crecían cuando ya se había comercializado
la cosecha grande, es decir, cuando quedaban volúmenes reducidos de producción para la venta.
Otra forma de venta era en puestos ambulantes, que se instalaban en las playas en época de
verano o los fines de semana.
Y se juntaban las familias ponele dos familias, compraban un cajón de peras y mi papa lo
llevaba… Y, sabíamos ir en casa de familia, después… llevábamos al mercado de Ensenada
también(…) los sábados y los domingos más vendíamos ciruela así, por docena se decía, por
paquete, y después a la tardecita... Y en el tiempo ese que estaba la fruta y todo, generalmente
con eso se comía y entonces lo que se vendía después de la venta grande era para el inverno,
porque había que saber vivir (Lalo, productor de la costa de Berisso)
En síntesis, la producción agrícola y agroindustrial del las “quintas” se basaba en la
diversificación de cultivos, orientada a minimizar riesgos y aumentar los ingresos de las UPD.
Las quintas y bodegas, presentaban diferencias de acuerdo al nivel de capitalización alcanzado, al
acceso de mano de obra extra familiar y al nivel de mecanización en ciertas fases de ciclos
productivos. De allí que quintas y bodegas grandes y quintas y bodegas chicas, presentasen
algunas diferencias en las formas de organización del trabajo como señalamos anteriormente y
tuviesen capacidades diferenciadas para la generación de un excedente para reinvertir en las
“quintas” o evitar la descapitalización.
3.3. Unidades de producción domésticas. La generación de los abuelos de hoy o los hijos de ayer:
de las quintas a las fábricas y de las fábricas a las quintas
Las unidades de producción doméstica vinculadas a la actividad agrícola presentaban, hacia
1960, una fisonomía particular, marcada por un momento de fisión y reemplazo de las UPD
agrícolas tradicionales. Ese proceso de fisión y reemplazo, se relacionaba al ciclo de vida
46
doméstico y a la estabilidad del ingreso que ofrecía la ciudad en el marco del proceso de
sustitución de importaciones frente a las condiciones laborales del monte, desalentando la
inserción de los hijos en ocupaciones agrícolas. Los hijos de las UPD agrícolas, hoy abuelos,
alcanzaban la edad adulta y se insertaban en ocupaciones industriales en las fábricas locales, a la
vez que conformaban nuevas Unidades de Producción Domésticas al casarse con mujeres, en su
mayoría urbanas. De allí que se presentase un cambio en la residencia de estas nuevas unidades
domésticas, que se ubicaban en las cercanías del centro de la ciudad. El cambio residencial de los
hijos de productores se asociaba a las posibilidades de movilidad social asociada al trabajo en las
fábricas, al aprendizaje de un oficio urbano- fabril y a las mejores condiciones de vida y
estabilidad de ingresos que presentaba la ciudad.
… porque en aquel momento vos tenias un oficio y estabas salvado, listo chau no tenías
más problemas en tu vida, trabajo no te iba a faltar, más o menos bien pago, era como un
estudio viste, porque vos decías trabajé en la base y bueno pasá [se refiere a la Base Naval], ya
tenés trabajo. y bueno, los del monte se fueron todos porque se querían ir del monte viste, esto es
una cosa, luz agua, todo, y allá no tenían nada, ni farolito (Pedro, ex productor de la zona
costera de Berisso)
Sin embargo, el trabajo en las “quintas” seguía basándose primordialmente en la mano de obra
familiar tanto de la pareja conyugal nuclear de la UPD de los padres, que se mantenían ocupados
principalmente en el trabajo rural y en el de los hijos con residencia urbana, que trabajan en
actividades agrícolas en las “quintas” y en actividades industriales en las fábricas. Por lo tanto,
las UPD agrícolas junto a las nuevas UPD que conformaban los hijos en la ciudad, funcionaban
en red compartiendo funciones de producción orientadas a la reproducción social y a la
mantención las unidades productivas, a partir de los lazos de parentesco que las unían. Cuando
las UPD no son autosuficientes, es decir, no logran abastecerse de los bienes necesarios para su
sustento, recurren a contactos con otras UPD, en este caso, principalmente con UPD con las
cuales comparten lazos de parentesco, como un mecanismo de supervivencia (Quirós, 1998)
La permanencia de los hijos en la actividad agrícola se sucedía cuando existían hijos varones. En
este sentido uno de los principales condicionantes para la continuidad de la actividad agrícola era
la presencia de hombres en las generaciones más jóvenes.
las familias que no tenían varones, porque el problema de la mano de obra existió
siempre , que es el actual y que fue… a veces dicen, que hacen estudios que son valederos en un
montón de cosas pero la realidad fue que el que no tenía hijos varones se le terminaba la
historia… (Lía, hija de productores de la zona costera de Berisso)
47
En los casos en que no había descendencia masculina, las opciones eran el abandono definitivo o
la contratación de mano de obra extra- familiar. A esta última opción sólo accedían aquellas UPD
que lograban generar un excedente económico más allá de los ingresos necesarios para la
reproducción social. La permanencia de los hijos varones en las actividades agrícolas
representaba una estrategia para garantizar la reproducción social de sus padres y evitar la
descapitalización de las “quintas”.
En esta etapa de fisión y reemplazo de las UPD, es preciso hacer algunas consideraciones acerca
de las características de la organización y los rasgos de trabajo en las UPD que se articulaban
para garantizar la reproducción social a partir de los lazos de parentesco y afinidad, de acuerdo al
género, las generaciones y la inserción ocupacional de sus miembros.
Las UPD de los padres estaban conformadas por el núcleo conyugal con dedicación a la actividad
rural. Como señalamos anteriormente, estas UPD se encontraban atravesando un momento de
fisión, dado que los hijos conformaban nuevas UPD con residencia urbana. Tanto hombres como
mujeres de las UPD con residencia rural, realizaban tareas vinculadas a la producción en las
quintas. No obstante, existía una división de tareas de acuerdo al género que tenía de trasfondo el
imaginario del trabajo de campo como eminentemente masculino, relacionado a la fuerza física y
las exigencias de tareas culturales no mecanizadas (Bocco, 2000). Los hombres tenían
exclusividad en las tareas que exigían un mayor esfuerzo físico, como la cura de las plantas, el
zanjeo de los canales internos de las quintas pero también las tareas de producción primaria
calificadas como la poda. Las prácticas culturales relacionadas a la poda eran fundamentales para
obtener una buena cosecha y se transmitían generacionalmente de padres a hijos varones,
quedando excluidas las mujeres de este conocimiento.
acá el que podaba era mi viejo, era el que sabía, quería podar él (..).Era que se yo, una
cosa de hombre, medio machista dirían… las mujeres no, de eso nada, los hombres eran los
podadores… (Vicente, productor de la costa de Berisso)
A su vez era habitual que los hombres que conformaban el núcleo conyugal de las UPD con
residencia rural, realizasen changas en el frigorífico, en el puerto o en otras industrias locales
(como las fábricas de harina y aceite de pescado) para compensar ingresos en momentos en que
decaía los ingresos por la actividad agrícola, ya sea por su carácter estacional o por las
condiciones desfavorables del mercado para el intercambio de la producción.
Las mujeres realizaban tareas domésticas y producía alimentos para el autoconsumo (pan casero,
dulces, conservas, etc). Una de las tareas típicamente femeninas era cocinar luego de la cosecha.
48
También realizaban tareas vinculadas a la producción como la cosecha, tareas de mantenimiento
vinculadas a la limpieza de las quintas (cortar el pasto, retirar la basura post cosecha). También
se encargaban de las tareas de selección y empaque de la producción en fresco de frutas y
verduras. La participación de la mujer en labores culturales como la cosecha y la post cosecha de
fruta se relacionaba a los requerimientos de calidad del mercado (como señalamos
anteriormente). Esta asignación de tareas a las mujeres se asociaba a una figura del trabajo
femenino como más cuidadoso de las plantas y de los frutos desde la recolección hasta el envase.
Este fenómeno
“… permite considerar a la mujer con mayores capacidades para las tareas que requieren
una manipulación cuidadosa y suave de la fruta para consumo en fresco. Estas capacidades están
también relacionadas con otros rasgos asignados al género femenino, como mayor paciencia y
capacidad de concentración en tareas culturales de cuidado o docilidad para aceptar instrucciones
y desempeñar tareas delicadas que requieren mucha atención. La finalidad es lograr la
homogenización de los frutos cosechados de acuerdo a tamaño, sanidad y color.” (Bocco, 2000:
122).
la época de mi primer matrimonio se vendía en fresco, yo cosechaba, si cosechaba… después
elegíamos las que estaban mejorcitas, con la palma de la mano el tamaño, así [cierra el puño]
te traían la jaulita, le pegábamos un nylon quedaba bárbaro, muy prolijito, el cajoncito con la
fruta se vendía así (Noemí, productora de la zona costera de Berisso)
Sin embargo las tareas que las mujeres realizaban en torno a la producción son invisibilizadas
bajo la figura de “ayuda” o “colaboración” al trabajo masculino. Este fenómeno se vinculaba a
las representaciones del trabajo a partir de parámetros de desigualdad y exclusión, a una
modalidad de estructuración de género basada en la omisión del trabajo femenino a partir de
figuras retóricas que invisibilizan la presencia real de las mujeres en la actividad (Factor y
Mastrángelo, 2005)
a mí no me dejaban trabajar, yo le juntaba toda la basura de la poda y pelaba el mimbre
y en la cosecha de la uva y hacia la comida para todos, para los peones, (…) tenía que venir al
centro a comprar carne…( Nilda, productora de la zona costera de Berisso)
A su vez, las mujeres realizaban tareas vinculadas a la reproducción social de la UPD, como la
preparación de la comida y el cuidado del hogar y crianza, que se sumaban a las tareas
productivas antes señaladas.
la mujer trabajaba mucho más que el hombre, porque trabajaba a la par del hombre en
la quinta y después tenía todos los quehaceres domésticos… más, se hacia el pan, el pan no se
compraba se hacía en hornos de ladrillo viste, se hacia el pan, todo en la isla … (Pedro,
productor de la zona costera de Berisso)
49
La representación del trabajo femenino como ayuda o colaboración y no como trabajo, es
coherente con la imagen del varón productor, único proveedor del hogar y de la mujer agente
exclusiva de reproducción. Esto da lugar a la desvalorización del trabajo femenino (Bocco,
2000), a la invisibilización de una forma de explotación del trabajo y de estructuras de
subordinación social, frente al aporte concreto de las mujeres con su trabajo al sostenimiento de
las UPD. La desvalorización del trabajo femenino (realizada incluso por las mismas mujeres
como lo demuestra el testimonio de Nilda citado más arriba) hace referencia a una división
naturalizada, retórica, de las funciones reproductivas y de las productivas de acuerdo al género,
que opera como medio ideológico para la justificación de la jerarquía y de la subordinación al
interior de las UPD (Harris, 1986)
Las UPD con residencia urbana estaban conformadas por los hijos de las UPD con residencia
rural, casados con mujeres urbanas, dedicadas a las tareas domésticas y con inserción ocupacional
en el sector urbano. Los que mantenían un vínculo directo con la actividad agrícola eran los
hombres del núcleo conyugal, dedicados a la actividad agrícola en las quintas y a la actividad no
agrícola en las fábricas del eje industrial portuario. La dedicación a las actividades agrícolas
resultaba una estrategia para garantizar la reproducción social de las UPD de los padres y evitar
la descapitalización de las quintas como puede apreciarse en el siguiente testimonio.
La quinta nunca la abandonamos, siempre hicimos, más, menos. Cuando salíamos de la fábrica
íbamos al monte, entonces mi papá se quedaba un poquito más conforme también, con lo que
nosotros le ayudábamos mi papá vivía bien también, porque mi mamá ella decía siempre, tenía
más cosas en la heladera mi mamá que nosotros ¿te acordás? A mis viejos no les faltó nunca
nada porque yo y mi hermano lo que hacíamos era para ellos. (Lalo, productor de la costa de
Berisso)
La pluriactividad representaba entonces, una estrategia que combinaba formas de trabajo
asalariado en las fábricas con formas de trabajo familiar en las quintas, que tenían como
propósito garantizar los niveles de consumo y reproducción de las UPD que actuaban en red en
base a la cooperación económica para la reproducción social, a partir de lazos filiales (Quirós,
1998; Schneider, 2003). Este fenómeno expresaba una forma de sobre explotación de la fuerza de
trabajo familiar que se expresaba en las múltiples inserciones ocupacionales de los hijos, la
invisibilización del trabajo femenino agrícola y la intensidad física del trabajo masculino. Las
dificultades para contratar mano de obra extra familiar era uno de los principales factores que
determinaba la continuidad de la contribución los hijos a las UPD de los padres, situación que
50
expresaba el carácter vulnerable de las UPD dedicadas a la actividad agrícola. La contratación de
peones temporales de la zona, tenía lugar en las tareas intensivas (principalmente la cosecha y
las tareas de zanjeo para la mantención del espacio productivo). Finalmente, cuando el núcleo
conyugal de las UPD con residencia rural alcanzaba la edad de la jubilación o fallecían, esta
situación derivó en el abandono de la actividad por parte de los hijos o la mantención de la quinta
como casa de fin de semana manteniendo una pequeña superficie implantada.
51
4. LA PERSISTENCIA DE LOS ABUELOS, LA “GENERACIÓN DE HIJOS TAPÓN” Y LOS NUEVOS
MIGRANTES (1976- 1998)
4.1. La zona costera. ¿Un espacio abandonado y marginal?
Hasta la década del 70’, Berisso se había conformado como una comunidad basada en el trabajo
en el territorio portuario industrial que se articulaba con las “quintas” a partir del trabajo y del
consumo.
Hacia mediados de la década del 70’, la ciudad de Berisso comenzaba a tomar otra fisonomía que
alcanzaría su punto más álgido hacia la década de los 90’ con la sustitución definitiva de un
modelo de acumulación basado en la industrialización por otro orientado a la apertura de los
mercados y la desindustrialización, en el marco de la implementación de un conjunto de políticas
de corte neoliberal que dieron sus primeros pasos a partir del golpe cívico militar de 1976. El
autoritarismo de la dictadura cívico militar se expresó en el territorio de las “quintas” con la
intervención de las fuerzas militares en la isla. Los actos de resistencia de los productores se
expresan en a circulación de relatos sobre anécdotas y hechos en el territorio de las quintas que
dan cuenta de una posición crítica y de defensa ante el Terrorismo de Estado
¿Sabés cuando se empezó a despelotar la isla? En la época de los militares, año 70 y pico que
trajeron, estos delincuentes de los prácticos que estaban en el pontón de recalada, despues lo
trajeron aca, y como los milicos mandaban ellos salían con la lancha a fondo y volvían y
rompieron toda la isla, rompieron toda la isla porque la isla era un encanto. Y ahora salen pero
a paso de hombre… dicen que tuvieron unos problemas bárbaros, le tiraron con carabina, de
todo… pero en la época de los militares (Pedro, ex productor de la costa de Berisso)
Estas anécdotas, expresan las relaciones de poder que tenían lugar en esa época, a pesar de que no
contamos con un acceso total al discurso y las prácticas de los grupos subordinados. Como
sugiere Scott (2004) el acceso a las prácticas y discursos clandestinos de los grupos subordinados
no es total. En esta dirección los rumores, las anécdotas, representan vehículos que sirven para
“… que los desvalidos insinúen sus críticas al poder al tiempo que se protegen en el
anonimato…” (Scott, 2004:21). “Tirar tiros al aire” , “esconderse en el monte”, representan un
modo de resistir al autoritarismo y a la destrucción del territorio de las “quintas” que pueden ser
interpretadas como formas de insubordinación: “la infrapolítica de los desvalidos” (Scott, 2004:
22)
52
Con el cierre de los frigoríficos entre 1969 y 1980, se cerró el embarcadero de la calle Nueva
York, que comunicaba los montes y la isla con aquella calle que se había conformado como un
ámbito de trabajo, de consumo y de sociabilidad obrera. El centro comercial y administrativo de
la ciudad se conformó en torno a la calle Montevideo, marcada por la actividad comercial y de
servicios, donde en la década de los 90’, comenzó a funcionar el nuevo embarcadero en el puente
3 de abril ubicado en la calle Génova y Montevideo.
Esta nueva fisonomía del territorio produjo la desarticulación de los centros de consumo y de
trabajo urbanos, deteriorados por el impacto de la desindustrialización que daban lugar en épocas
anteriores a un colectivo de consumidores para la producción agrícola y agroindustrial de la
costa. Este fenómeno se expresó en la reducción del uso agrícola del territorio de las “quintas”
(Ver mapa 5, Anexo II). Esta situación sumada a la ausencia de políticas estatales que
resguardaran la agricultura familiar, derivó en la descapitalización e incluso abandono de las
“quintas”.
A su vez el territorio de las “quintas” vio transformados sus rasgos productivos agrícolas por la
expansión urbana con la instalación de residencias de fin de semana para la recreación de las
clases medias del centro de la ciudad y el aumento de las actividades deportivas y turísticas
vinculadas a la instalación de guarderías de embarcaciones privadas (yates, lanchas, etc) y de
clubes Náuticos. Este fenómeno se asocia a un proceso de gentrificación rural (Delgadillo-
Polanco, 2010) que se basa en la descapitalización de las “quintas” como espacio productivo y la
búsqueda de las clases medias de ámbitos para residencia permanente o temporal alejados del
centro de la ciudad, en búsqueda de un estilo de vida saludable y en contacto con la naturaleza.
porque lo que pasa que todos los que vivían
vendieron también porque Claudina trabajaba la quinta y se dedicaba a la casa, han vendido las
quintas. Ponéle ahí había una quinta que también trabajaban, le vendieron, la compró una
médica creo para casa de fin de semana (Noemí, productora de la costa de Berisso)
A la par del abandono de las “quintas” por parte de los descendientes de las familias de
inmigrantes europeos, en la zona se empiecen a establecer, de manera permanente o temporal,
nuevos migrantes provenientes de países limítrofes y de las provincias del norte del país, que
trabajan la tierra de las “quintas” que quedaban en pie bajo formas de sociedad informal
(mediería) o por medio de contratos temporales con las familias que habían decidido conservar
las tierras. Este fenómeno, vinculado al ingreso de nuevos migrantes, marca el carácter de
frontera móvil que asumen el territorio para las primeras generaciones de inmigrantes, como una
53
puerta de entrada a los mercados laborales locales y regionales (Pizarro y Trpin, 2010) A su vez,
el el territorio de las “quintas” se conformó como un lugar de asentamiento, de tránsito y de
supervivencia para pobres urbanos expulsados de las ciudades. En los testimonios recopilados de
los viejos productores, el territorio de las “quintas” como espacio abandonado y marginal, se
representa en la imagen de vaciamiento de la costa como espacio de naturaleza, familia y trabajo
esas quintas después cayeron en el
abandono total, hasta te digo, en transformar d todo ese ambiente hermoso, yo deje de ir porque
me causaba una tristeza terrible, porque se transformó en un asentamiento, o sea, porque al
dejar de producir , las quintas perdieron tanto valor económico que a los herederos ni siquiera
les convenía declararlas, porque era mejor abandonarlas, o dárselas a alguien que viva , y
bueno, ya esa persona se quedaba entonces el ambiente se había puesto muy feo (Lidia, hija de
productor de la costa)
Los pobres que se instalan hacia la década del 90’ en las cercanías del espacio costero con
casillas precarias, eran vistos como una amenaza para la preservación del ambiente, del trabajo y
de la producción en la zona
Por ejemplo acá en frente era todo viñedo,
lo sacamos porque cambian los tiempos, antes acá donde pasaban miles y miles de personas no
te tocaban un racimo de uva, la gente era otra clase de gente , después con el tiempo, ni con
zanjón adelante ni con alambre de púa … te robaban la uva que… el daño que hacían, gente ya
distinta (Roberto, productor de la costa de Berisso)
La visión sobre el territorio de las “quintas” como un espacio marginal, abandonado e inseguro,
aparece justificada a partir del colapso de las representaciones que en la etapa anterior operaban
como configuradoras de dicho espacio: naturaleza, familia y trabajo.
En esta dirección, la cercanía espacial de distintos actores (los pobres marginales, los productores
que permanecieron o mantuvieron las quintas como casa de fin de semana) tiene como contracara
una distancia social y moral: los pobres urbanos son clasificados como los degradados moral y
culturalmente antes que como los desheredados de la sociedad (Carman, 2007)
A su vez, las “quintas” representaba ahora un lugar de reproducción social para migrantes de los
países limítrofes, provincias del norte del país y zona del Río Paraná18
, para trabajar como
18 La llegada de inmigrantes de la zona del delta del Paraná tiene lugar hacia la década del 80 cuando en dicha zona
se suceden inundaciones que dejaron bajo el agua zonas productivas, provocando la migración de los trabajadores
rurales que se asentaban en el lugar. Uno de los factores que puede haber contribuido a la migración hacia la zona
periurbana de Berisso son las similitudes en los tipos de cultivos y el paisaje. Sin embargo, no profundizamos en
este trabajo sobre los factores de expulsión y de atracción de la mano de obra contratada en la zona periurbana de
Berisso.
54
medieros o como peones temporales en las quintas que mantenían actividades productivas.
También representaba un espacio de subsistencia para los pobres urbanos (que se expresaba en el
robo de las producción) . En este sentido, la imagen de espacio vacío, del no trabajo,
contaminado, representaba una construcción retórica que invisibilizaba la presencia de nuevos
habitantes en el lugar.
Esta representación del espacio como marginal y abandonado, entra en conflicto con la
reminiscencia de un pasado armónico de la comunidad costera, donde la convivencia se hacía
posible a partir de la amalgama de la vida familiar, del trabajo y la naturaleza. Veremos, en la
etapa siguiente, como se remarca este fenómeno a la vez que adquiere nuevas connotaciones por
la expansión de sectores con poder, especialmente por el crecimiento de los clubes náuticos
(como espacios de recreación) y el proyecto de ampliación del Puerto de La Plata.
4.2. Decadencia, resistencia y subsistencia. La partida de los frigoríficos y del “vino de la costa”
Entre mediados de la década del 70 y la década de los 90, la producción agrícola y agroindustrial
se debatía entre la decadencia definitiva y la resistencia al abandono de la actividad, de acuerdo a
un grupo de fenómenos vinculados entre sí: la inserción en ocupaciones urbanas de las
generaciones jóvenes, la escasa mano de obra extra- familiar local disponible para trabajar en las
“quintas”, el descenso de la productividad de las tierras vinculada a la falta de inversión
tecnológica, la falta de mantenimiento y a las modificaciones ambientales como el deterioro de
los suelos, las crecientes inundaciones y la contaminación del Río de La Plata.
Según el CNA de 1988 la superficie implantada con producciones agrícolas y forestales alcanza
apenas 270 hectáreas (representando un descenso significativo respecto al relevamiento de 1960).
La disminución de la superficie dedicada al cultivo de la tierra se articuló con una disminución en
la escala del tamaño de las explotaciones, tomando mayor relevancia las unidades productivas
con menor extensión. Del total de 77 explotaciones el 49 por ciento tenía una extensión de menos
de 5 hectáreas y el 34 por ciento entre 5 y 25 hectáreas. En parte, la reducción del tamaño de las
“quintas” refiere a la retracción de la actividad: la subdivisión de tierras entre herederos, la baja
rentabilidad de la tierra y la ausencia de renovación de mano de obra familiar.
Ellos eran dos hermanos, si te dividís la tierra cuánto te toca, ¿que hacés con un pedacito
así? La ponemos en venta dijeron, cuanto le toca a cada uno ¿dos mangos? bueno la vendemos.
(José, productor de la costa de Berisso)
55
De allí que uno de los limitantes de la expansión de la agricultura familiar local estuvo
determinada por el tamaño de las UPD, el acceso a la tierra y la migración definitiva de las
generaciones jóvenes al mercado de trabajo urbano. Asimismo, la competencia con otros
mercados de frutas y verduras de mayor calidad (en el caso de la producción frutícola la ciruela
proveniente de la provincia de Mendoza) representaba otro factor que socavó la producción
agrícola en fresco en el espacio periurbano de Berisso.
No después la quinta también las ciruelas las fueron sacando porque no había quien la
trabajara ¿y quién las renovaba? La fruta empezó a venir mala por falta de trabajo, no te la
compraban, o te daban tan poco que era mejor regalarla… (Nilda, ex productora de la costa de
Berisso)
Uno de los principales transformaciones se vinculó al abandono de la producción de vides y en
especial el cese de la elaboración del “vino de la costa”. Los nuevos parámetros de producción en
la vitivinicultura, marcados por normas estandarizadas de producción y la expansión de los vinos
cuyanos fueron factores que determinaron la crisis de la actividad
También vino un poco la presión de
Mendoza con vinos comunes ¿viste? la cantidad que se hacía en Mendoza se hacía mucha
cantidad y había que ubicarla entonces empezaron a entrar con precios muy bajos, con precios
muy competitivos y bueno, todo eso fue generando que se perdiera la actividad (…) después ya
se prohibió vender suelto, con eso se dejó de producir (Pedro, ex productor de la costa de
Berisso)
Algunas UPD conservaron pequeñas porciones dedicadas a la producción de vid que se vendía
en fresco en verdulerías o en el mercado y para la elaboración del vino, que perdió su tinte
comercial no sólo por los factores nombrados en el capítulo anterior sino también por una nueva
disposición del Instituto Nacional de Vitivinicultura: cuando se sancionó la Ley 23142 de
envasado y fraccionamiento en origen (1985), que sumado a las disposiciones anteriores del INV
(no reconocimiento de la variedad Isabella como variedad vinificable, las exigencias de normas
estandarizadas de producción para productos de calidad) marcó otro punto a la producción de
vino de la costa para la comercialización legal. A su vez, la decadencia del sector fabril a partir
del proceso de desindustrialización, marcó la debacle del colectivo consumidor del “vino de la
viña”, los obreros de las fábricas.
Cerraron las fábricas y Berisso quedó
abandonado, se abandonó la Nueva york, las fondas ¡qué fondas que había! Se acabó el trabajo
56
en los frigoríficos, y el vino se fue con los frigoríficos… (Vicente, productor de la costa de
Berisso)
En este sentido la decadencia de la producción de “vino de la costa” se vinculó a la crisis de la
sociedad de trabajo de Berisso, marcada especialmente por el cierre de la industria frigorífica, la
reducción de los puestos de trabajo estables y el deterioro general de las condiciones de vida. Así
lo expresa la siguiente estrofa
alguien me dijo
entonces,
cuando muchas palomas se desnudaron cuervos,
y los días estaban reglamentados
y la única música era la del miedo,
ese vino ya no tiene futuro,
murió cuando el último cuchillero del Swift
colgó su delantal para siempre
y el frío se adueñó de los colchones de la Nueva York,
esta ciudad se oxidará lentamente en la bruma de la costa,
hundida en el petróleo y el olvido,
ese será el responso de la viña
y el fin del vino (Carlos Aprea, El vino de la Costa, 2006)
El fin del vino, estaba asociado a la crisis de una comunidad construida sobre la imagen del
trabajo en las “quintas” y en las fábricas. Como señalan Posada y Velarde (2000) la caída en el
consumo, el deterioro del capital disponible (plantaciones e instalaciones) y los bajos niveles
productivos sumieron a la vitivinicultura costera en una situación de profunda crisis. Sin
embargo, el abandono no fue absoluto ya que se continuaron elaborando pequeñas cantidades de
vino que se consumía localmente, a partir de un circuito reducido de comercialización local
(Velarde, 2010) de vino suelto en las “quintas”.
primero viste como habían recortado tanto
la uva ya no era tanto, se vendía en damajuana sólo, ya no había tanta producción por eso se
iban cortando los viñedos e iban plantando caña. (Noemí, productora de la costa de Berisso)
Los que compraban la escasa cantidad de vino producida eran los que Aguirre (2008) llama
“consumidores militantes”: clientes que buscan el vino en las quintas por su valor vinculado a la
cultura local. Se comercializaba eventualmente a clientes fijos que mantenían con el consumo del
vino de la costa una relación marcada por la búsqueda de referencias identitarias (Velarde, 2010)
relacionadas a la añoranza nostálgica de aquella comunidad basada en las figuras del trabajo y del
57
esfuerzo en torno al trabajo de las fábricas, las “quintas” y la calle Nueva York como espacios de
sociabilidad obrera. El siguiente fragmento de un poema de Carlos Aprea, marca esa añoranza
por aquel pasado
cada fin del verano volvía por el vino,
a negar que un mundo desaparezca
a brindar, en medio de la caída libre del paracaidista,
por la vuelta (Carlos Aprea, El vino de la Costa, 2006)
La permanencia de la producción del “vino de la costa”, así fuese en escasas cantidades y sin
respaldo de políticas públicas que reconozcan la producción puede ser entendida como una forma
de resistencia silenciosa frente a las formas hegemónicas de poder y de producción (Scott, 2004).
Este fénomeno también se expresó en otras prácticas productivas clandestinas, como el destilado
de “grapa”19
que se elaboraba en los montes “a escondidas”. (Scott, 2004).
Las “quintas” que resistieron el abandono de la actividad agrícola se encontraban a cargo de
productores familiares descendientes de inmigrantes europeos que habían heredado las tierras de
sus padres. Una de las principales dificultades para la permanencia de la actividad era la falta de
mano de obra local para trabajar las quintas y la falta de renovación generacional para el trabajo
rural, es decir los hijos elegían ocupaciones en la ciudad, en el sector de servicios y comercios o
adquirían una profesión u oficio urbano. La resistencia al abandono de la actividad agrícola en
una situación de crisis, se relacionaba en parte al valor extraeconómico de las “quintas”. Además
de un contenido productivo, las “quintas” poseen un valor moral como patrimonio familiar
(Nogueira, 2007,2009). En este sentido, se expresan los siguientes testimonios
Yo esto lo mamo, vos me decís, no no, ¿la vas a vender? No! ¡Que la voy a vender…!
(José, productor de la costa de Berisso)
Yo me quedé con la quinta, no la vendí, es una cosa más sentimental que ya viene una
tradición, no era por algo material, la quinta no daba… (Lorenzo, productor de la costa de
Berisso)
Frente a la escasez de mano de obra local, el deterioro de las condiciones de intercambio y la falta
de inversión tecnológica, se redujo la superficie implantada con frutales, vid y hortalizas y se
plantaron montes y caña, producciones que requerían menos tareas de mantenimiento y baja
inversión. El proceso de abandono, venta de las tierras y de reducción y sustitución de
19 El destilado de “grapa” se realizaba a partir del orujo de la uva y estaba prohibida legalmente su elaboración y comercialización
58
producciones en los casos en que se conservó pequeñas superficies de la tierra de las quintas con
uso productivo se expresó con claridad hacia la década del 80’.
Cuando se murieron los viejos fueron dejando fueron cortando el viñedo y fueron
plantando caña y monte [que requería] menos mano de obra y no era tanto trabajo porque el
viñedo tenías que curar ponéle hasta cuatro veces, después juntar la uva, desbrotar, atar, todo
el año tenés que estar encima del viñedo y sin embargo en las otras actividades no (Noemí,
productora de la costa de Berisso)
Además de la falta de mano de obra, otro de los factores que influyó en la decadencia de la
producción fueron las condiciones climáticas y ambientales relacionadas a las actividades
portuarias y la expansión urbana.
empezó a cambiar el
sistema del clima y empezó a pasar que las sudestadas eran todos los años cada vez más grandes
…eso hizo que la parte de hortícola desapareciera, mucha viña también, se empezaron a
producir otras cosas y los que no se fueron. Nosotros quedamos haciendo caña, madera, que es
lo que no le afecta mucho la sudestada (Ricardo, productor de la costa de Berisso)
En el caso de las quintas que mantuvieron superficie implantada a pesar de la reducción y
sustitución parcial de los cultivos, la gestión de fuerza de trabajo dejó de centralizarse en el
núcleo familiar de los quinteros descendientes de europeos. Hacia las décadas del 70’-80’
arribaron a la zona de las “quintas” de Berisso trabajadores rurales del norte del país, de países
limítrofes (bolivianos) y de la zona del Rio Paraná. El trabajo se organizó en torno a formas de
sociedad (mediería) o contratos temporales para las tareas de mantención y producción, en
especial la producción primaria
Vino gente de otras provincias, que trabajaba acá en las quintas, y por ahí hacia changas
¿viste? En la ciudad, o de construcción, iban y venían…algunos se quedaban, otros iban y
venían y vivian acá (Vicente, productor de lacosta de Berisso)
Era un hombre que apareció acá en el año 80 (…) junto con este muchacho vinieron una
pila de muchachos de Entre Ríos, todos los que estaban en la parte del río que se dedicaban a la
pesca, a la caza, les gustaba todo esto viste, dormían en cualquier lado, sufridos vistes, sufridos
totalmente, y trabajaba acá, y hicimos sociedad (José, productor de la costa de Berisso)
La producción forestal, se comercializaba en los aserraderos de la zona para la fabricación de
cajones de frutas y verduras. Una de las principales problemáticas que afrontaba la tala era la
falta de renovación de árboles. Esta situación afectaba a la conservación del territorio dado que
los álamos y sauces que se encontraban sobre los bordes de las “quintas”, funcionaban como
barreras de contención ante la crecida del río. A esto se sumaba la falta de conocimiento de los
medieros acerca del modo en que tenía que realizarse el corte de los montes
59
…el tronco, la madre de la
planta te dura 5 años, cinco cortes. Después cuando uno ve que se está quedando tenés que
volver a poner estacas y… pero depende también del trabajo que vos le hagas en el momento de
cortar la madera, juntar las ramas , quemarlas, apilarla en un lugar, en unos callejones y esta
gente que te la trabaja (…) no sabían bien (Tano, productor de la costa de Berisso)
Si bien la producción forestal presentaba la ventaja de requerir menos tareas de mantenimiento,
se presentaban desventajas en esta actividad de acuerdo a la baja rentabilidad de la madera, dado
que el precio se pactaba con el intermediario.
La caña, se comercializaba principalmente a los quinteros del Gran La Plata y el mimbre en
comercios de la región dedicados a la fabricación de muebles de mimbre o a artesanos locales.
La ventaja de esta producción se relacionaba a los bajos costos de producción y a las facilidades
que presenta su cultivo en la zona costera
Acá la caña crece sola, no
te lleva laburo, es muy invasiva… (José, productor de la costa de Berisso)
Los herederos de la tierra que resistieron esta crisis de la producción, mantuvieron la actividad
agrícola con la explotación forestal con el fin de evitar la descapitalización de las quintas. Frente
a la ausencia de mano de obra local disponible para trabajar la tierra, tuvo lugar el desarrollo de
un nuevo patrón de organización del trabajo, basado en los lazos que establecieron con migrantes
del interior del país y de Bolivia que llegaban a la zona y trabajaban como medieros en las
“quintas”.
Los trabajadores medieros lograrian en algunos casos en la próxima etapa, alcanzar una
movilidad socioeconómica a partir de la compra de tierras abandonadas, de acuerdo a la
posibilidades de generar un excedente destinado al ahorro y a la inversión (Pizarro y Trpin, 2010)
en el marco de la reactivación de la actividad y en base a la autoexplotacion del trabajo familiar.
4.3. Nuevas y viejas unidades de producción doméstica. Los herederos, la generación tapón y los
nuevos migrantes
Hacia mediados de la década del 70 tiene lugar el reemplazo definitivo de las UPD con residencia
rural descendiente de inmigrantes europeos, quedando a cargo de las quintas los hijos de esos
antiguos productores. Los hijos de antiguos productores habían alcanzado la independencia
política y el sustento económico (Quirós, 1998) a partir de su inserción ocupacional en las
60
fábricas locales a la par que mantuvieron tareas de cooperación económica para la subsistencia de
sus padres en las “quintas”, situación que marcó su doble inserción ocupacional en actividades
agrícolas y no agrícolas a lo largo del periodo anterior.
El deterioro de las “quintas”, los bajos niveles de productividad y de rentabilidad obtenidos por la
actividad implicaron que las generaciones jóvenes migrasen de manera definitiva a ocupaciones
en el mercado de trabajo urbano, provocando la falta de renovación generacional. Al mismo
tiempo, en especial entre la década del 70 y 80 se irán instalando en las “quintas” de Berisso
nuevas UPD: se trata de migrantes de provincias del norte del país y bolivianos que llegan de
aéreas rurales buscando trabajo en las quintas, a partir de lazos de parentesco y de afinidad
(alianza, compadrazgo).
Los herederos de las tierras conformaban UPD donde las mujeres eran plenamente urbanas y los
hombres eran los que quedaban a cargo de las quintas por medio de un sistema de transferencia
generacional (herencia) a partir del cese en la actividad de sus padres o por el fallecimiento de los
mismos. Estos hombres, de edad avanzada, con tradición de trabajo agrícola, se jubilaban de sus
trabajos de las fábricas y quedaban a cargo de las unidades productivas que heredaban de sus
padres. Las principales tareas que realizaban eran de control y administración y en los casos en
que conservaban viñas elaboraban vino para la venta al menudeo y el consumo del grupo
doméstico. Los hijos de este núcleo conyugal, hombres y mujeres , al contraer matrimonio
formaban nuevas UPD con residencia urbana y sin vinculación con la actividad agrícola, es decir,
conformaron una generación sin inserción ocupacional en las quintas, interrumpiendo la
transferencia generacional de conocimientos, tareas y saberes en torno a la actividad.
El fenómeno de la discontinuidad, era más fuerte en el caso en que había hijas mujeres, de
acuerdo a una desvalorización de la actividad agrícola fundamentada en la imagen del trabajo
rural como un trabajo eminentemente masculino
yo no sé hacer un dulce no cosecho una uva, o sea creo que mi mamá se hubiese muerto
si yo tenía que hacer ese trabajo … (Lidia, miembro de UPD)
En parte las dificultades para el traspaso generacional, se vinculó a la presencia de horizontes
laborales mejor considerados que el trabajo rural, el mayor acceso a la educación y la
socialización urbana y las crisis que afrontaba la producción (López Castro, 2009). Este
fenómeno se asocia a una característica propia de las formas de agricultura basadas en la
explotación de la mano de obra familiar. La posibilidad de absorción de mano de obra se asocia a
61
la cantidad de tierra y el trabajo disponible. De allí que se sucedan procesos de absorción de
mano de obra excedente en el mercado de trabajo urbano, acentuado en este caso, por su
proximidad. Paralelamente a la producción de un excedente de mano de obra familiar se puede
presentar la escasez de la misma “… resultando fundamental la existencia de un mercado de
trabajo capaz de absorber el excedente y al mismo tiempo, proveer de trabajadores temporarios”
(Stølen, 2004:23). En esta dirección, el bache de la “generación tapón”20
de las familias
descendientes de inmigrantes europeos, propició nuevas estrategias para gestionar mano de obra
por parte de quienes habían heredado la tierra, con el propósito de evitar la descapitalización de
las mismas o la venta. Por lo tanto, el reemplazo de las UPD no se baso en la sustitución
generacional al interior de las familias con tradición productiva local, sino en el reemplazo de
UPD con tradición productiva local, por otras UPD agrícolas sin tradición productiva local. Estas
nuevas UPD agrícolas, se irían conformando en torno a migrantes internos de otras provincias y
de países limítrofes provenientes de zonas rurales, que encontraban allí un lugar de residencia y
de ocupación como medieros o trabajadores temporales en la caña, el monte y las cosechas, para
mantener la subsistencia del grupo doméstico.
La familia mediera trabajaba la tierra a porcentaje: recibía la parte de su producción hacia el fin
del ciclo productivo (entre un 30 y 40 por ciento) y compartía los gastos de producción (insumos,
etc) con el patrón. Los hombres de estas nuevas UPD con residencia rural, combinaban changas
en la ciudad con el trabajo agrícola. Esta estrategia se asociaba a la baja rentabilidad de la
actividad. Las mujeres eran las encargadas de las tareas domésticas y también realizaban las
tareas en las “quintas” (cosecha, mantenimiento, acomodaban la madera que talaban los
hombres). En este punto resulta interesante rescatar dos cuestiones. En primer lugar, nuevamente
aparece la invisbilización del trabajo femenino bajo la figura del hombre proveedor, es decir
existe una figuración de la división de tareas en femeninas (aquellas que tienen que ver con el
cuidado del hogar y lo doméstico) y masculinas (aquellas que tienen que ver con la provisión de
dinero) que no es representativa de la realidad.
yo hacía de todo, yo trabajaba, yo era hombre y mujer a la vez. No, todas las mujeres
trabajaban eh,…las mujeres iban a acompañar a su marido (Beba, productora de la costa de
Berisso)
20 Generación tapón es como se autodenominan los hijos que no continuaron con la actividad agrícola.
62
Ser hombre y mujer a la vez, por un lado demuestra que las mujeres miembros de estas nuevas
UPD realizaban tanto actividades vinculadas a la producción agrícola como a la reproducción en
la esfera doméstica, pero ese trabajo se representa como una “ayuda” para el hombre:
“acompañar a su marido”. Al mismo tiempo, marca la división entre lo que se considera un
trabajo masculino y otro femenino: si las tareas domésticas tienen “… marca de género femenino,
el dinero y el trabajo por dinero fuera de la casa están asociados al arquetipo de la ‘masculinidad
hegemónica’ (Mastrángelo, 2005: 144)
En segundo lugar, resulta interesante marcar la diferencia entre el trabajo agrícola de estas
mujeres de las nuevas UPD sin tradición productiva local del que hacían las mujeres vinculadas a
la actividad en la etapa anterior. Para ello recuperamos el siguiente testimonio de un descendiente
de las familias con tradición productiva local que caracteriza el trabajo de estas mujeres
migrantes del interior del país en contrataste con el que hacía su madre descendiente de
inmigrantes europeos:
esos palos que estaban volteando, cortados de dos metros, se los ponía arriba del hombro
y se los llevaba, cuarenta metros, 50. Y eso hacía en Entre Ríos, mi vieja también se cargaba un
palo de esos, pero no era normal porque en vez de hacer ese trabajo mi vieja había otros
trabajos que estaban relacionados con ese trabajo que era sacar las ramas, acomodar los palos,
llevar los más finos que es un trabajo menos que le quita al hombre. Es decir, las mujeres hacían
muchos de los trabajaos pero no todos los trabajos que hacia el hombre, en lo posible mi viejo
no le hacía poner un palo a mi vieja arriba del hombro. En cambio esta gente si estaba
acostumbrado, lo hacía. (…) ¿sabes lo que era la flaca esa laburando en el monte? Y aparte
laburan mal, en patas (Pedro, productor de la costa de Berisso)
En este sentido, las transformaciones en la división del trabajo por género, marca, por un lado el
incremento de la explotación del trabajo familiar en estas nuevas UPD, el deterioro de las
condiciones de trabajo para estos nuevos migrantes internos, que se hacen visibles a partir de la
comparación del trabajo femenino en esta etapa con el trabajo femenino en la etapa anterior.
La posibilidad de conservar la tierra por parte de los descendientes de migrantes europeos, en los
casos en los que no fue abandonada, fue posible a partir de las relaciones de mediería que se
establecieron con los nuevos migrantes. Estas nuevas UPD con residencia rural, lograron su
permanencia en la actividad agrícola a partir de la autoexplotacion del trabajo, trabajando como
medieros, condición que marcaba su precaria inserción ocupacional. Es sin embargo, a partir de
la pluriactividad y de la sobre explotación del trabajo, que algunas de estas UPD lograrán
capitalizarse e incluso llegarán a comprar tierras abandonadas por antiguos productores.
63
5. LOS HIJOS, LOS NIETOS, LOS NUEVOS Y LOS VIEJOS. HACIA UN NUEVO MOSAICO DE UNIDADES
DE PRODUCCIÓN DOMÉSTICA (1999-2010)
5.1. Tensiones y disputas sobre el espacio productivo: entre la recuperación productiva y la
expansión urbana
Durante la última década, en los territorios de las “quintas” el puerto y las industrias, tiene lugar
un proceso que combina la expansión de actividades y funciones urbanas, portuarias con la
recuperación del espacio productivo agrícola: a la par de la concreción de proyectos y
emprendimientos urbanos-recreativos tiene lugar la recuperación de las tierras destinadas a la
producción agrícola y la reactivación portuaria (servicios y logística). En esta dirección, veremos
que en el territorio compiten diversos usos del suelo y se superponen diversas formas de
valorización espacial (Ver mapa 6, Anexo II) que entran en conflicto y se expresan en el lugar a
partir de usos industriales, agrícolas, residenciales y de servicios (Barsky, 2010).
A partir del año 2001 el área comprendida que incluye Isla Paulino, la barranquilla costera y un
sector correspondiente a Los Talas (Ver mapa 3, Anexo II) hasta el camino de acceso a Playa
Bagliardi se encuentra declarada como Paisaje Protegido de Interés Provincial por la ley 12.756.
Sobre el canal Saladero, en la salida del embarcadero 3 de abril se encuentran ubicados clubes
náuticos y amarraderos privados -Club Náutico Berisso , Marina del Sur y Yacht Club - (Ver
mapa 6 e Imagen 5, Anexo II) que funcionan como guardería de embarcaciones y espacio para la
realización de deportes náuticos en los canales y arroyos que tienen curso en torno a la isla
Paulino y el Río de La Plata . El crecimiento de estos clubes en los últimos años se asocia a la
saturación del Club Náutico Ensenada y Club Regatas La Plata ubicados en las ciudades vecinas
para alojar embarcaciones privadas (lanchas, yates, etc). Una de las problemáticas vinculadas a
la instalación y crecimiento de los clubes náuticos se relaciona a la imposibilidad por parte de los
quinteros de sacar la producción por intermedio de los canales y arroyos que desembocan en Río
Santiago hacia el embarcadero 3 de abril, dado que allí se ubican los amarraderos de los clubes,
dificultando la descarga de la mercadería. Así se expresaba uno de los productores sobre esta
situación
A veces podes sacar por el canal, otras veces no… porque están estos de los clubes, con
los barquitos. Antes podías bajar ahí, ahora no, porque está lleno, lleno y no te dejan pasar.
64
Entonces tenes que sacar por tierra, pedir un camión, te morfa la guita del laburo que hiciste…
(Vicente, productor de la costa de Berisso)
A su vez, la cercanía con los clubes, está marcada por una distancia social entre el modo de vida
que toma forma en torno a las “quintas” marcada por el trabajo, el esfuerzo y la precariedad de
las embarcaciones de aquella que se desenvuelve en torno a los clubes náuticos, marcados como
un ámbito de recreación y ocio para sectores con alto poder adquisitivo. Para los productores, la
gente de los clubes es gente extraña, ajena al lugar
Es gente extraña… aparte si lo ves pasan en yate, mirando como conquistadores vistes…
(Avelino, productor de la costa de Berisso)
En torno de los clubes y la gente que congrega, se construye una imagen de amenaza acerca de la
expansión de usos residenciales y recreativos para gente de altos ingresos. El desarrollo de la
actividad náutica irrumpe la armonía en que se desarrolla la actividad de las quintas y representa
la amenaza del desplazamiento y la pérdida del espacio productivo agrícola para la “…formación
de guetos de ricos” (Delgadillo-Polarco, 2010). El crecimiento de este proceso de gentrificación,
no supone una complementariedad de actividades sino el reemplazo de una forma de uso del
suelo por otro:
el problema es ese, que estás con la espada de Dámocles siempre con la viña, de que
vienen por las tierras…No para producir, para turismo, countries, embarcadero, para gente de
buena conducta… (Manuel, productor de la costa de Berisso)
Al mismo tiempo, la gentrificación supone la transformación de un espacio que se conformó
históricamente como un lugar para la recreación de trabajadores de las quintas y las fábricas, de
los lugareños, en un lugar de esparcimiento para sectores sociales de buena conducta.
Antes que la complementariedad en los usos del suelo, el modo de crecimiento de estas
actividades orientadas a la gente de buena conducta supone desplazamiento y exclusión de los
más vulnerables
“…el discurso de la mezcla social no ocurre en los territorios regenerados ni en sus áreas
adyacentes (…) la gentrificación con o sin función residencial, desaloja y excluye a la población
vulnerable y pobre…” (Delgadillo- Polarco,2010: 844)
Uno de los conflictos recientes, que alcanzó su punto más álgido hacia mediados del año 2010,
se relaciona a la construcción del Terraplén de Defensa del Casco Urbano (Ver Imagen 6, Anexo
II). El proyecto de la construcción de un terraplén, a cargo del municipio local, tiene por objetivo
resguardar el casco urbano de las inundaciones por las crecidas del Río de La Plata y data de
65
mediados de la década del 90. Entre 2006 y 2007 se encargó la realización de un estudio de
impacto ambiental a una consultora privada, que determinó una traza sobre el casco urbano,
representando el menor impacto ambiental. Sin embargo, al comenzar las obras de construcción,
hacia mediados del año 201021
, no se respetó la traza licitada y se comenzó con la edificación
sobre el margen del Río Santiago (Ver Anexo II, mapa número) de una nueva traza sobre un
sector protegido por la ley Provincial 12.756, con el agravante de la ubicación en dicho lugar de
“quintas” dedicadas a la producción agrícola, cuyas plantaciones fueron destruidas. En este
sentido, la disputa sobre el uso del suelo se dirime entre la producción agrícola que se desarrolla
en armonía con la conservación de un área protegida y la existencia de un proyecto vinculado al
mejoramiento de las condiciones de vida en el espacio urbano que lleva en su ejecución –ilegal-22
el deterioro de las condiciones de vida y sociales de las quintas, del paisaje y ecosistema. El
deterioro del espacio productivo, implica no sólo una amenaza para la protección del medio
ambiente sino de las “quintas” como recurso que representan un medio de producción para los
productores.
Lo que están haciendo con el terraplén afecta todo el trabajo y el propio ambiente
(Manuel, productor de la costa de Berisso)
Si el resguardo del casco urbano sólo es posible a partir de la intervención humana por medio de
la construcción de un terraplén, el monte y las islas aparecen como “autoprotegidas” por el
mismo ciclo de la naturaleza que se desarrolla en armonía con las prácticas productivas en las
“quintas”. La ejecución de la traza no licitada implica la transformación de ese espacio
“autoegulado”, obstaculizando ese ciclo natural. Sin embargo, la representación del territorio de
las “quintas” como natural y no intervenido, invisibiliza la costa como foco de contaminación por
los desechos de las industrias locales
...el monte se defiende solo déjenlo que se defienda solo. Tiene más años que todos
nosotros juntos y esta conservado solo, se auto conserva. El río se lo lleva todo no sé a dónde,
21 El estudio de impacto ambiental que se realizó entre 2006 y 2007 estuvo a cargo de la Consultora CONSULTORES Y ORGANIZADORES DEL SUR S.A. El proyecto fue aprobado por la Dirección Provincial de Saneamiento y Obra Hidráulica de la provincia de Buenos Aires financiada por la Subsecretaría de Recursos Hídricos de la Nación del Ministerio de Planificación Federal, Inversión pública y Servicios. La ejecución de la obra se encuentra a cargo de la Municipalidad de Berisso (específicamente de la Secretaría de Obras y Servicios Públicos). Las empresas que por licitación llevan adelante la construcción del Terraplen son Ecodyma y Proyectos y Decisiones, por un monto de alrededor de $ 149.900.000. 22
Consideramos preciso aclarar que los productores no se opusieron a la construcción del terraplén licitado sino a las obras que se llevaron adelante por fuera de la traza aprobada y que implicaron el deterioro de un sector lindero al Río Santiago, ocupado por quintas dedicadas a la producción agrícola.
66
limpia y todo, saca la mugre.… el rio ahora naturalmente , viene, crece, barre, deja los
nutrientes, se va y se lleva toda la porquería que tiramos, se auto limpia el río… (Manuel,
productor de la costa de Berisso)
A su vez hacia fines de la década de los 90 y acentuándose en los últimos años, el puerto de La
Plata dio inicio a una etapa de revalorización de su infraestructura a partir de su reactivación
como área estratégica para la producción y el crecimiento regional industrial regional, de
servicios y logística (Gliemmo, 2009). El Plan de Desarrollo portuario, prevee la expansión de
actividades del puerto sobre la zonas pertenecientes al área protegida (Diagnóstico de la interfase
ciudad-puerto-industria Berisso, 2002). Para ello realiza construcciones de una Playa de
Contenedores sobre el Río Santiago y la calle Nueva York y en el Muelle Isla Paulino (Ver
Imagen 12 y 13, Anexo II). Apoyado en el discurso de la generación de empleo y crecimiento
económico, la expansión portuaria se construye en torno a la figuras retóricas del desarrollo, de la
modernización y del beneficio económico de la expansión de actividades económicas
industriales, bajo la promesa de crecimiento económico y generación de puestos de trabajo. Sin
embargo, es preciso preguntarse hasta qué punto el modelo de desarrollo impulsado desde el
puerto, antes que generar inclusión resulta en un generador de desigualdades, exclusiones y
segregación espacial. Si en la primer etapa de nuestro trabajo las “quintas” y las fábricas
lograban articularse –a pesar de los efectos negativos como la contaminación sobre el espacio
productivo agrícola- a partir del trabajo y el consumo, actualmente el puerto y las “quintas”
representan dos formas de trabajo contrapuestas, no complementarias, que excluye otras formas
de intervención en el territorio
Ellos dicen , pero ustedes, están en contra del progreso, con esto va a haber más trabajo
¿más trabajo digo yo? Y lo que nosotros hacemos que és? No es trabajo? nosotros trabajamos y
cuidamos esto (Avelino, productor de la costa de Berisso)
La visión de desarrollo económico y progreso basada en la expansión de las actividades
económicas concentradas entra en tensión con la preservación de la naturaleza y el trabajo. En
este sentido, la modernización, como clave del progreso y desarrollo económico vinculado a lo
urbano, a lo industrial representa un riesgo para el modo de vida y trabajo de las “quintas”. Si
para el Puerto de La Plata, la tierra es un soporte sobre el cual levantar muelles, construir playas
de contenedores, terraplenes y los cursos de agua vías de comunicación para la circulación de
grandes buques –todas actividades vinculadas a la inversión de grandes capitales de empresas de
logística y servicios-, para los productores la tierra y el agua son medios de producción: de la
67
tierra nacen los frutos y el agua es la fuente de riego. En este punto resulta interesante señalar
como el discurso ambientalista construido por los productores a partir de la defensa del monte,
frente al avance del puerto y a las obras del terraplén, se vincula a la defensa de la tierra como
recurso. Como señala Balbi (2007) las apelaciones morales en los discursos ambientalistas son
“formas de exposición simbólica” que expresan en términos de actitudes ante el recurso
oposiciones que se fundan “…en otro ámbito de la realidad: el de la estructura del proceso
productivo” (Balbi,2007:94) que en este caso se relacionan a los usos del suelo.
Lo humano como amenaza a lo natural (Carman, 2010) no aparece únicamente relacionado a los
procesos de gentrificación y del avance de las actividades económicas del puerto sobre el
entorno de las “quintas” sino también a partir de la presencia de pobres de las ciudades que se
acercan al monte y a la costa para pescar, cazar y cortar monte para vender. Para estos pobres, el
monte es un espacio desde el cual resistir el hambre, un lugar donde se consigue alimento. Al
mismo tiempo, representa una amenaza para la vida armónica que combina trabajo y naturaleza
hay gente que se dedica al raterismo, que mucha gente viene de Ensenada también, con la
excusa de que vienen a cazar, vienen de noche o por ahí vienen de día ven que no hay moros en
la costa, van bajan pispean llega la noche y se llevan lo que pueden, pero caminan el monte
como se dice y lo que pueden llevar se lo llevan (Manuel, productor de la costa de Berisso)
¿Sabes que pasa? Ahora hay mucho asentamiento allá al fondo, es una lacra…. que me
busqués uno bueno, no hay… te afanan, te destruyen el monte (Tonio, productor de la costa de
Berisso)
Los pobres, representan un elemento de deterioro del espacio, de destrucción y amenaza al
supuesto del equilibro armónico entre trabajo y naturaleza: “malandras”, “lacras”, “rateros”
aparecen como un foco de contaminación (Carman, 2010) para la vida armónica de las quintas,
construida simbólica y materialmente a partir de la articulación entre trabajo y naturaleza. El uso
productivo agrícola del suelo supone ese equilibrio armónico como legitimo frente a las prácticas
de los pobres en el monte (consideradas ilegítimas, clandestinas) que promueven el deterioro
social y ambiental del espacio:
Los verdaderos productores estamos peleando contra esa gente, que se meten a los
montes tengan o no dueño, sacan madera, no solamente te la roban sino que la trabajan mal, no
vuelven a plantar (Marcos, productor de la costa de Berisso)
Los “verdaderos productores” son aquellos que poseen, más allá de la forma de ocupación de la
tierra, el “legítimo” derecho al uso del espacio en cuestión: la legitimación está dada por el uso
68
productivo y por el trabajo como fuente de derecho a la intervención humana “Es posible argüir,
pues, que estamos frente a una gradación de humanidades: por el mero hecho de ser humano no
se es portador de una idéntica condición de humanidad” (Carman, 2010:21). Es decir, la
condición de humanidad en el territorio toma forma a partir del trabajo. Resulta paradójico sin
embargo, como al mismo tiempo, los hombres y mujeres pobres tanto como los de trabajo en las
quintas, son igualmente segregados y excluidos tanto social como espacialmente por la expansión
de actividades económicas industriales, los procesos de gentrificación y el aumento de la
desigualdad y la vulnerabidad.
A partir de los expuesto, intentamos reflejar las diversas lógicas apropiación y uso del espacio
por parte de distintos actores sociales con intereses contrapuestos: los productores de las quintas,
el puerto y el estado municipal y los pobres urbanos. La presencia de conflictos en torno al
espacio de la costa, los montes y la isla, son una expresión de los efectos de la expansión urbana
y la concentración económica. Así se da una convivencia conflictiva de situaciones de
marginalidad, segregación, pobreza y exclusión con situaciones de inversión de capital y usos
productivos muy concentrados en el marco de la etapa actual de modernización capitalista
(Braudón, 2010)
5.2. Entre las quintas, las bodegas y las ferias: el retorno de las viñas
Hacia fines de la década del 90, la producción agrícola y agroindustrial entra en un proceso de
recuperación de la superficie implantada, de actividades agrícolas y agroindustriales que habían
sido abandonadas por generaciones anteriores. Tras la crisis social económica y política del
2001, la reducción de los puestos de trabajo en el sector formal, el aumento del desempleo y del
sector informal se expresaron con mayor crudeza. Este fenómeno dio lugar a la generación de un
excedente de mano en el sector urbano, que impulso la incorporación de familias urbanas que
habían heredado tierras hacia la actividad agrícola y agroindustrial como una oportunidad de
multiplicar los ingresos. En este sentido, la crisis opero como un catalizador de la recuperación y
reactivación de la producción frente a la vulnerabilidad que atravesaba la inserción ocupacional
en el sector urbano y se articuló con la existencia de una tradición productiva patrimonial de
Berisso: la elaboración del “vino de la costa”. El papel que jugó la UNLP a través de la
69
implementación de Proyectos de Extensión Rural23
, no fue menor, ya que operó como promotor
de relaciones de trabajo, de recursos humanos y económicos y mejoramiento de las prácticas
productivas de acuerdo a los estándares de producción que exige el mercado. Hacia el año 2003,
se conforma la Cooperativa de provisión y comercialización de la costa de Berisso, donde se
estableció una bodega y agroindustria comunitarias. La Cooperativa facilitó la gestión de
subsidios, el acceso a asistencia técnica, maquinaria, equipamiento y la ampliación de los canales
de comercialización. Para asociarse a la Cooperativa se requiere tener tierra y abonar una cuota
societaria. Sin embargo, el rasgo principal que nos interesa rescatar en este estudio es que
conforma un lugar desde el cual se articulan lógicas de solidaridad y cooperación con otras
marcadas por la sobre explotación del trabajo y la reproducción de desigualdades, partir de la
utilización de redes sociales que se fundamentan en lazos parentesco y afinidad (alianza,
padrinazgo)
Según el CNA de 2002 la superficie implantada con producciones agrícolas y forestales alcanza
816 hectáreas, representando un aumento respecto al relevamiento censal de 1988. Las quintas
son pequeñas explotaciones, alcanzando un promedio de 5 hectáreas. A su vez, existe una
reducción en la superficie apta para cultivo no utilizada, que pasa de 1152 hectareas en 1988 a
544 en 200224
. Estos datos demuestran la recuperacion de superficie implantada con cultivos, que
se vincula particularmente a la reincorporacion de hijos y nietos de antiguos productores que
habían conservado las tierras en el perído anterior, migrantes del interior del pais y de paises
limítrofes.
La produccion presenta un carácter diversificado por combinaciones, vinculado a minimizar los
riesgos de la producción y multiplicar los ingresos intraprediales (CFI, 2007). En las “quintas” se
combinan nuevamente las producción de vid, de montes, de mimbre, de hortalizas y de ciruelos.
Las producciones principales son las viñas, las ciruelas y el monte seguidas por la caña el mimbre
y las hortalizas (CFI, 2007). Al igual que en la primer etapa, la diversficación de la producción,
se asocia al carácter estacional de los cultivos (que determina la necesidad de diversificar para la
generacion de ingresos a lo largo del año) y particularmente en esta etapa a los cambios en las
condiciones climáticas y ambientales.
23 La Facultad de Ciencias Agrarias y Forestales de la UNLP intervino en la recuperación y reactivación de la
producción a partir de un conjunto de Proyectos de Extension Rural entre los años 2002 y 2009
24 Datos relevados por el Censo Nacional Agropecuario 2002
70
Antes el clima no estaba tan malo como ahora…la fruta es jodida, porque te cae un
granizo y te la destruye, entonces tenes que tener otras cosas…una sola no te sirve,porque te
viene un temporal,¡o el río! …. (Vicente, productor de la costa de Berisso)
Si diversificás, entonces vos tenes algo para ir vendiendo todo el año, lo principal para
nosotros es el viñedo, pero vas vendiendo fruta, entregas monte para cortar, y así vas
sumando…. (Tano, productor de la costa de Berisso)
La producción es por ciclos estacionales: en la estación de verano se cosecha la ciruela y la vid,
entre los meses de diciembre y febrero. En invierno, se trabaja el mimbre. La ciruela se vende
preferentemente en fresco, principalmente al mercado regional de La Plata, a traves de
intermediarios. Una de las principales desventajas de la venta en fresco es la intermediación, ya
que es el intermediario el que establece el precio de la fruta y revende en el mercado especulando
con la suba y baja de los precios en el monto que le paga al productor
El año pasado que había empezado vendí la fruta en fresco y el que hace la diferencia es el intermediario.
Nosotros hacíamos todo el sacrificio de cosechar, y nos pagaban muy poco, dos pesos el kilo con suerte y
cuando ellos estaban vendiendo a cuatro, cuatro con cincuenta en el mercado eh… (Marcos, productor de
la costa de Berisso)
A su vez, la competencia con las ciruelas provenientes de otras regiones, dada la baja calidad de
la fruta local (por las pestes) representa otro elemento que pone en desventaja la venta en fresco
en el mercado. La producción de hortalizas, se restringe a algunas quintas, que tienen mejores
condiciones de suelo y que se ven menos afectadas por las crecidas del río. En este caso, la
producción se comercializa principalmente al igual que las ciruelas a través de intermediarios
hacia el Mercado Regional de La Plata. La ausencia de inversión tecnológica que se hace visible
en la producción a campo abierto, representa una desventaja para la producción hortícola en la
zona, frente a otras zonas hortícolas (Gran La Plata) que han logrado implementar técnicas
innovadoras, como el cultivo en invernáculos.
En cuanto a la producción forestal, los productores señalan que la caída del precio de la madera,
fue un factor que redujo la actividad, a pesar de la extensa superficie implantada. A esta situación
se suma la falta de caminos por tierra para poder sacar la producción de las “quintas” y los
conflictos que tienen lugar con los clubes náuticos para descargar cerca de los amarraderos,
situación que dificulta el transporte fluvial. La explotación de madera ha perdido relevancia,
debido a la falta de infraestructura, y la cantidad de tareas que implica: talar, preparar la madera,
contratar el flete, carga y descarga
71
No es como antes que los viejos sacaban
con las embarcaciones y no tenían problema, ahora tiene que venir el camión…Entonces vos no
podes sacar la madera tan fácil, es mucho trabajo y deja poco dinero (Lalo, productor de la costa
de Berisso)
Una de las modalidades más frecuentes es la explotación de los montes es por medio de acuerdos
informales con trabajadores de los aserraderos que “compran el corte de monte” para la
fabricación de cajones de fruta y verdura
por ahí como se maneja acá el tema de la madera que te vienen y te piden, te compran el
corte del monte, arreglas un precio y bueno, lo cortan ellos y se llevan lo que necesitan. Vos le
marcás el territorio, bueno, esta parte y en base a eso arreglás.(Avelino, productor de la costa de
Berisso)
El mimbre, se trabaja durante el invierno y requiere mano de obra extra- familiar, debido a la
intensidad del trabajo, en especial en el pelado y selección de varas, que se venden por peso,
principalmente a comercios locales que lo trabajan para cestería y muebles para el hogar. Las
varas más pequeñas se utilizan para el atado de los cultivos.
El mimbre genera mucha mano de obra, mucha. Es trabajo todo manual, pelar, que es un
trabajo de chino, seleccionar las varitas por tamaño, y después eso lo pesas, se vende por
atado…. (Ricardo, productor de la costa de Berisso)
Durante esta etapa, toma un tinte comercial una actividad que antiguamente era realizada por las
mujeres de las UPD agrícolas para el autoconsumo familiar: la elaboración de dulces y conservas.
Los dulces y las conservas se producen a partir de las frutas y verduras que se cultivan en las
quintas locales y es una producción a cargo de las mujeres, que representa una manera de agregar
valor a la producción primaria, recuperando viejos recetarios familiares. En esta dirección, las
mujeres “recrean” su posición de género en relación a su vínculo con la actividad agroindustrial y
las “quintas”, generando un ingreso para las UPD que es reconocido como trabajo.
La reactivación productiva supuso la inversión de capital en las “quintas”, principalmente durante
los primeros años de recuperación de la producción: se implantaron nuevamente cultivos en
especial vid y ciruelos, se realizaron tareas de zanjeo de los canales de las “quintas” para el
desagote del agua y se implementó el uso de maquinaria en determinados momentos del ciclo
productivo . Una de las principales estrategias para la inversión fue la utilización de ingresos
extra prediales de las unidades domésticas en la recuperación de los viñedos y el espacio
productivo. Esta estrategia se vincula a una lógica de capitalización de las UPD a partir del uso
productivo de las “quintas”, ya sea a corto o largo plazo
72
… me tengo que comprar zapatillas y
bueno, estoy pensando en comprarme mil metros de alambre y la vivís peleando día a día, hasta
que en algún momento se empieza a rendir un poquito más, entonces es sacrificio (Marcos,
productor de la costa de Berisso)
lo que menos me deja a mi es esto, porque si
te muestro estadísticas capaz que cambie la guita, pero ojo, mi quinta no vale lo mismo que la de
al lado ni la de enfrente, o no? Yo sólo con lo que vale cada parrita y todo armado como esta
¿cuánto vale? No vale lo mismo, no vale lo mimo una casita que está bien pintadita y que se yo
que otra que está destruida, es como un auto un auto último modelo vale el otro no vale nada.
(José, productor de la costa de Berisso)
En cuanto a la gestión de fuerza de trabajo, se combinan formas de trabajo remuneradas y no
remuneradas. El uso de estas distintas modalidades de gestion de mano de obra se vincula a las
estacionalidad de las producciones, a los lazos que de solidaridad y cooperacion que logran
establecer las distintas UPD hacia su interior y su exterior para cubrir las tareas que requiere la
producción, fundamentalmente cuando no todos los miembros de las UPD se dedican a la
actividad.
A continuación nos interesa abordar las características que asume la elaboracion del “vino de la
costa” a partir de las forma en que se organiza la actividad partiendo de la diferencia que se
presenta entre los “cooperativistas” y los “no cooperativistas”25
.
La Cooperativa es el espacio donde los “cooperativistas” centralizan la cosecha de la uva para la
elaboracion del vino de la costa en la “bodega comunitaria”. Tambien cuenta con una sala de
agroindustria en la cual se elaboran dulces y conservas.
La elaboración del vino en el marco de la Cooperativa supone una serie de actividades: moler la
uva, prensado, fermentación en tanques de acero inoxidable, envasado y etiquetado. Una vez que
se realizan todas esas tareas, entonces el vino está listo para la comercialización. Los productores,
de acuerdo al volumen de uva aportada, reciben botellas, que venden a clientes personales, en
puestos en las casas o en ferias, fiestas o eventos locales. Es decir, en el marco de la Cooperativa
se realiza un vino único, que lleva el nombre Vino de la Costa de Berisso y que se produce a
partir de técnicas y prácticas de manejo que tienden a la producción de un producto adecuado a
los estandares productivos que impone el INV para los vinos caseros, categoría en la cual ingresa
el vino de la costa a partir del año 2002. Si bien no existe un reconocimiento de la variedad
25 Cooperativistas y no cooperativistas son categorías nativas que hacen referencia a la existencia o no de un vinculo
formal o informal con la Cooperativa de la Costa de Berisso.
73
Isabella, como uva vinificable, el vino de la costa entra nuevamente como un producto aprobado
por el INV como vino casero,26
que supone un límite de producción de 4000 litros por productor.
La organización de la producción y de la actividad en torno a las cooperativas rurales ha sido
conceptualizada como una forma de crear espacios de poder alternativos al tradicional, en
especial para sectores vulnerables. Desde esta visión, representaría una forma de asociación
promotora de valores asociados a la solidaridad, democracia, transparencia, y progreso
económico y social (Lattuada y Renold, 2006). Sin embargo, desde posturas que intentan
desnaturalizar esta visión sobre el cooperativismo, se ha señalado que estas formas de asociación
suele operar como reproductora de desigualdades que se basan en un sistema de patronazgo
social, económico y político (Hermitte y Herran, 1970 citado en Mastrángelo, 2004).
Los productores asociados entregan la uva y el procesamiento se lleva a cargo en la bodega de la
cooperativa. Sin embargo, lejos de una lógica de cooperación que se fundamente en la igualdad
de la distribución de tareas y de los excedentes, en el trabajo de campo identificamos que era uno
de los productores, de origen boliviano, quien se encargaba de la mayor parte del proceso de la
elaboración. Es decir, son los miembros de una de las UPD las que se encargan de la mayor parte
de las tareas relacionadas a la elaboración de vino. Este productor, cambia trabajo por botellas, es
decir que recibe de acuerdo a su trabajo un mayor numero de botellas de vino para luego
comercializar. Es decir, a partir de la explotacion del trabajo logra aumentar los ingresos. Esta
lógica tambien implica una reducción de costos para el resto de los productores, que simplemente
venden la uva a la cooperativa, como venta en fresco, o la entregan para vinificar y luego de
acuerdo al volumen de uva entregada, reciben botellas para comercializar.
Otro de los productores, chaqueño , era el enganchador de los trabajadores temporales que
concurrían a la cosecha, e iban rotando por las distintas “quintas” de los cooperativistas
realizando las tareas . A su vez, este productor, era el que lograba un mayor excedente por la
actividad, dada la mayor extensión de superficie cultivada, utilizaba ese excedente para costear
gastos de la cooperativa, como la compra de insumos y etiquetas para las botellas. Ninguno de
estos dos productores eran descendientes de productores históricos de Berisso, habían llegado a la
zona de las “quintas” en la etapa anterior trabajando como medieros. Asimismo, cuando en las 26 No es objeto de este estudio señalar las contradicciones que existen en la reglamentación de vinos caseros.
Simplemente diremos que el INV, a la vez que permite la producción de vino con variedad Isabella, no la reconoce
como una variedad vinificable. De allí que en las etiquetas del Vino de la Costa no figure la denominación
geográfica.
74
entrevistas se hacia referencia a los “nuevos” o “socios mayoritarios”, se hacia referencia a estos
dos productores y sus respectivas familias. Ser “socio mayoritario” significaba aportar mayor
volumen de uva a la Cooperativa. Ser “nuevo”, hacía referencia a la ausencia de lazos directos de
estos productores con la tradición agrícola y agroindustrial de Berisso. Era en torno a estos socios
que se generaban tensiones en cuanto a la toma de decisiones, así lo expresa el siguiente
testimonio
Las etiquetas esas se votaron el 85 por ciento de los socios aprueba las etiquetas nuevas
¿que paso? uno de los socios grnades no le gusto y la respuesta es bueno las etiquetas las pago
yo y entonces voy a pagar las etiquetas que a mi me gustan … eso va en contra del espíritu
cooperativista (Leandro, productor de la costa de Berisso)
A la vez que se hacen presentes estas diferencias que manifiestan la presencia de jerarquías y
desigualdades en cuanto a la toma de decisiones y a la distribución del trabajo entre los
asociados, resulta interesante señalar que la cooperativa se resignifica como un ámbito familiar –
a partir de lazos de parentesco y afinidad-, de contención para la permanencia en la actividad y de
vivencias compartidas. En cierto modo la recuperación de la idea de familia opera como un
elemento de cohesión social que cimenta la organización de la actividad
encontrar gente que tenia la misma visión , de una zona rural acá en Berisso, y que sufría
lo mismo que uno sufría cuando crecía el rio, y que luchaba cuando se iban los precios de los
insumos y demás, eso yo creo que nos acerco bastante, es como que encontramos dentro de la
cooperativa una familia productiva que nos entendía nuestras problemáticas, eso creo que fue
invaluable (Leandro, productor de la costa de Berisso)
A su vez, formar parte de la Cooperativa se asocia a la necesidad de estar unidos para la
producción. La unión expresa la posibilidad de generar una red de trabajo a partir de lazos de
solidaridad y cooperación que permita gestionar fuerza de trabajo para las quintas,
principalmente en momentos de crisis o de vulnerabilidad, donde la producción puede verse
amenazada
yo estoy esperando a esta lluvia para salir a curar, salgo mañana si para o pasado o el
domingo. ¿Qué pasa si vos te enfermás y estás solo? ¿quién te va a ir a curar? una semana que
te atrasaste vos no tenés uva, por eso nosotros sabemos que tenemos que estar unidos. Mi
hermano el año pasado se quebró una muñeca, cosa que le puede pasar a cualquiera, fue a
desarmar de una casa un andamio se cayó, gracias a dios que está vivo. Y tuvimos que ir
nosotros a levantar todo lo que era la quinta. (Ricardo, productor de la costa de Berisso)
De esta forma, la figura de la familia como elemento de cohesión social y la existencia de lazos
de cooperación entre los productores, son elementos que hacen a la organización del trabajo por
75
dentro de la Cooperativa, pero que fundamentalmente habilitan la permanencia de las UPD en la
actividad.
En cuanto a los “no cooperativistas”, las principales causa de no ingreso a la cooperativa se son la
falta de recursos económicos para abonar el monto de dinero que se requiere al asociarse, la
visión sobre la cooperativa como un espacio de reproducción de desigualdades y la resitencia a
producir un vino único a partir de nuevas prácticas de elaboración
Es como lo que están haciendo en el norte, ponele que te digan... vaya la facultad y le
digan “No, usted el poncho este que hacían hace 2000 años, no lo hagan más así, háganlo con
lana de esta, artificial ” ¿Cómo le vas a decir a esa gente que teja el poncho de otra manera?Es
lo mismo venir acá y decir “No, el vino este de la costa vamos a dejarlo y vamos a hacer otra
cosa, vamos a industrializarlo... le cambiamos el gusto, le cambiamos todo. (Tano, productor de
la costa de Berisso)
Estos productores tienen bodegas familiares, es decir producen vino de la viña conservando el
sello familiar. En líneas generales, los “no cooperativistas” presentan ciertas características: se
trata de pequeñas producciones con baja inversión en las quintas, maquinaria manual, baja escala
de producción, fuerza de trabajo del productor y eventualmente de mano de obra temporal
contratada. Principalmente en las tareas vinculadas a la comercialización, como la venta en ferias
y puestos, interviene el grupo familiar. En esta dirección, la incidencia del ingreso por la
actividad es baja, orientada principalmente a la reinversión en el mantenimiento de las quintas: se
trabaja para no abandonar la tierra, para no abandonar el oficio pero los ingresos que aseguran la
reproducción de las UPD proviene esencialmente de la inserción ocupacional en actividades no
agrícolas (comercios propios en la ciudad, trabajos en el sector público, etc.)
En cuanto a los canales de comercialización, tanto “cooperativistas” como “no cooperativistas”,
utilizan múltiples espacios de venta: ferias locales de productores, pequeños supermercados,
comercios barriales y sus propias casas, donde concurren los clientes en busca del vino. Otro de
los principales espacios de venta son las fiestas locales que se realizan en Berisso: la fiesta del
inmigrante y en especial la fiesta del Vino de la Costa que se realiza desde el año 2002. En
cuanto a las posibilidades de comercializar el vino de la costa resulta interesante los aportes de
Aguirre (2008) acerca de la existencia de un colectivo de consumidores donde lo que se valoriza
no son las propiedades organolépticas del vino ni su valor en cuanto a los parámetros de calidad
impuestos por el mercado. Se trata de “consumidores militantes” o “consumidores evocativos”
(Aguirre, 2008), que construyen el gusto por el vino desde la señal de la familiaridad y
pertenencia, el vino evoca la historia local, marcada por el trabajo, el esfuerzo, la viña y el río.
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Hasta aquí intentamos marcar la diferencia entre dos lógicas de organización de la actividad: los
“cooperativistas” y los “no cooperativistas”. Sin embargo, veremos que también se presentan
diferencias en cuanto a los rasgos que asumen las UPD vinculadas a la actividad por dentro y por
fuera de la Cooperativa, de acuerdo a la pertenencia generacional, el género y los motivos que
impulsan la inserción o permanencia en la actividad.
5.3. Los hijos, los nietos, los nuevos y los viejos productores: las Unidades de Producción
Doméstica por dentro y por fuera de la Cooperativa
Durante esta etapa retorna la pluralidad a las UPD. Este fenómeno se asocia con el retorno de los
hijos y nietos de productores, la presencia de migrantes del interior del país y de países limítrofes
y viejos productores de avanzada edad. Sin embargo veremos como en esta etapa, uno de los
elementos novedosos es que las UPD presentan diferencias en los lazos y relaciones de trabajo
que establecen si consideramos si forman parte o no de la Cooperativa de la Costa de Berisso. Por
lo tanto, partiremos de un análisis de los rasgos que asume el trabajo en las UPD que forman
parte de la Cooperativa y en aquellas que no forman parte. Veremos que la principal diferencia en
uno y otro caso, se basa en la relevancia que tiene la actividad agrícola y agroindustrial para la
reproducción social de las UPD, la incidencia del trabajo familiar, la existencia de lazos de
solidaridad y cooperación entre las unidades y la orientación de la producción (consumo,
rentabilidad, inversión).
Al interior de la Cooperativa de la costa, se articulan un grupo de UPD con diversas trayectorias a
partir de lazos de solidaridad, de cooperación y contractuales. Un elemento a considerar, es que
son los hombres los que se asocian a la Cooperativa y no sus mujeres (sólo una mujer está
asociada). Veremos a continuación las distintas UPD que conforman la Cooperativa y los rasgos
principales de las tareas que realizan los hombres y las mujeres en la esfera de producción y
reproducción doméstica.
La generación de los nietos e hijos de productores vinculados históricamente a la producción que
recuperan las quintas, poseen un trabajo en el sector informal urbano (cuentapropistas,
comerciantes, etc) y residencia urbana. Se vuelcan a la actividad a partir del proceso de
recuperación en el que entra el “vino de la costa” y dada la disponibilidad de tierra heredada apta
para uso productivo, con el propósito de multiplicar los ingresos. Los abuelos de estos nietos, que
han sido productores de la costa, operan como transmisores de prácticas y saberes acerca de la
77
producción. La vuelta a la quinta, se presenta como una oportunidad para mantener un equilibrio
entre trabajo y consumo multiplicando la procedencia de ingresos frente a situaciones laborales
en el mercado de trabajo urbano marcadas por la inestabilidad o la incertidumbre.
La mano estaba jodida, bueno, yo decidí en un momento que vi que se podía hacer algo
ahí, productivo, plantar una viña ahí. Porque me iba interesando todo ¿viste? Y como una salida
laboral más viste. Y bueno, vi que era algo viable y empecé a trabajar ahí en el terreno y planté
una viña (Avelino, productor de la cooperativa de Berisso)
Los hombres, son los encargados de las tareas en las quintas, tanto las tareas vinculadas a la
producción como a la elaboración del “vino de la costa”, y a la comercialización de la producción
en fresco (ciruelas, uva, hortalizas). Son ellos los encargados de administrar las “quintas”.
Las mujeres de estas UPD, se encargan de las actividades domésticas y realizan tareas vinculadas
a la actividad agroindustrial produciendo dulces y conservas. Poseen una ocupación urbana,
también en el sector informal del mercado de trabajo y muchas de ellas fueron expulsadas del
sector formal de la economía tras el cierre de empresas y el proceso de privatizaciones de
empresas públicas en la década de los 90’. En este sentido, la elaboración de dulces y conservas
para la comercialización también representa una opción de inserción laboral, frente a la
desocupación y una estrategia para multiplicar ingresos familiares a partir del trabajo femenino
por fuera del ámbito doméstico
Yo desde el 97 me quedé sin trabajo. Trabaja en Entel, telefónica….no nos quedó otra
también mas que esto, uno vio la posibilidad y bueno, porque a esta altura no creo que
consigamos, trabajo bajo patrón… (Marta, productora de la costa de Berisso)
La elaboración de dulces, era una práctica habitual entre sus abuelas, destinada al consumo
familiar. En este caso las mujeres revalorizan ese conocimiento transmitido generacionalmente
entre las mujeres, para la elaboración de un producto que se pueda comercializar en el mercado.
Dentro de la Cooperativa, acceden al asesoramiento técnico brindado por los técnicos y
capacitaciones y producen fuera del ámbito del hogar, en la sala de agroindustria de la
Cooperativa a la vez que han logrado tramitar las habilitaciones para los productos por medio de
dicho establecimiento
Mi nona sí, mi nona hacia un montón de cosas que por ahí con azúcar he hecho yo, las
uvas en grapa , en almíbar y grapa, los higos en almíbar y grapa, todas esas cosas la aprendí de
ella, el dulce de naranja amarga lo aprendí de ella, ahora le vas incorporando un montón de
técnicas que en ese momento no sabías porque antes era fatto en casa, ahora ya tenemos tantos
78
grados brix, tantos grados de esto tantos de aquello que antes no, ni ahí viste… las berenjenas en
escabeche, los el coliflor en vinagre, todo eso lo aprendí de mi nona…(Marta, productora de la
costa de Berisso)
Los hijos de estas UPD con residencia urbana, estudian y/o “ayudan” en las tareas vinculadas a la
actividad en las quintas.
yo los llevo conmigo y hago todas las cuentas yo, preparo las cosas yo y ellos me ayudan a
revolver a lavar los frascos a envasar toda esos tipos de cosas. En las ferias cuando vamos a
vender el mayor va (Marta, productora de la costa)
En este caso resulta interesante señalar que aquellos que estudian, no trabajan en las quintas o en
la elaboración de dulces, sólo lo hacen eventualmente, quedando subordinado el tiempo de
trabajo al tiempo de estudio. Esta situación se refiere a que el acceso a la educación representa
para estas UPD un mecanismo de movilidad social para los hijos. En cierto modo, esta situación
podría ser un indicador de que la movilidad social sigue estando asegurada por la
profesionalización o las posibilidades de migración hacia el mercado de trabajo urbano. Las hijas
mujeres no realizan trabajo en las “quintas”, sólo “ayudan” en los puestos de ventas.
En estas UPD, la incorporación a la actividad agrícola y agroindustrial, representa una estrategia
para multiplicar los ingresos familiares. A su vez, el ingreso obtenido representa una fuente para
reinvertir en la producción y de ahorro familiar
Lo que sale de los dulces va de nuevo a los dulces…. pero en situaciones de crisis que este
año hemos tenido unas cuantas se manotean los dulces viste. Falleció mi cuñado había que
pagar el velorio y yo tenía mil y pico de pesos juntados de los dulces y fueron para eso (Marta
productora de la costa de Berisso).
Es decir, la reproducción se sustenta a partir de una pluralidad de bases económicas, relacionada
a la inserción en actividades agrícolas y no agrícolas, que permiten mantener los niveles de
consumo de la UPD. Podemos señalar entonces, que se trata de una estrategia asumida por
familias que han sido expulsados del sector formal del mercado de trabajo urbano y al tener
tierras con usos productivos, se vuelcan a la actividad agrícola y agroindustrial, como una
oportunidad para asegurar el consumo y el ahorro.
Los “nuevos”, son descendientes de migrantes o migrantes de países limítrofes (bolivianos) y de
provincias del norte del país, cuyas familias en el período anterior trabajaron como medieros de
los viejos productores. Durante esta etapa logran capitalizarse a base de la explotación del trabajo
familiar y compran tierras abandonadas por generaciones anteriores que se encuentran aptas para
uso productivo y residen actualmente en las quintas. En este caso los hombres son pluriactivos,
79
las mujeres, madres e hijas, se dedican principalmente a las tareas domésticas y a la elaboración
de dulces y conservas, participan en tareas en las “quintas” - la cosecha principalmente- y
eventualmente realizan changas (niñeras, servicio de limpieza, amas de casa). El trabajo en las
“quintas” de estas mujeres aparece invisibilizado bajo la imagen de la “ayuda” al trabajo
masculino. Los hombres, son los que se encargan del trabajo en las “quintas”, de la elaboración
del vino y funcionan como enganchadores de mano de obra temporal: a partir de lazos de
amistad, parentesco o padrinazgo traen migrantes a trabajar en la cosecha. A su vez, estos
hombres, son medieros en otras “quintas” de productores asociados a la cooperativa. La actividad
agrícola y agroindustrial es la que aporta el principal ingreso para estas UPD.
Las mujeres de los productores cooperativizados, conforman un grupo de “elaboradoras”:
“Sabores de Berisso”. Es decir, la elaboración de dulces y conservas se realiza de manera
conjunta en la sala de agroindustria de la Cooperativa. Por el uso de la sala abonan un canon. Allí
pelan fruta, elaboran los dulces y envasan a partir de la realización de jornadas de trabajo. Una
vez preparados los frascos, se redistribuyen de acuerdo a los insumos y fuerza de trabajo aportado
por cada una de ellas. De las “quintas” es de donde obtienen la materia prima, que la canjean por
sus productos.
con la uva los productores de la cooperativa nos dan la uva, le damos parte en dulces o
otra cosa que hagamos que les guste, por ejemplo hay uno que nos da la uva pero le gusta las
benrenjenas en escabeche, bueno, le das berenjenas en escabeche. (Marta, productora de la costa
de Berisso)
El trabajo en grupo, representa una estrategia de las mujeres para aumentar la productividad,
conseguir insumos a menor precio (los maridos que tienen fruta le entregan a cambio de dulces) y
dividir tareas
En el grupo nos distribuimos el trabajo y podemos producir más, si uno está sólo no te
da, no te rinde tanto, porque es mucho trabajo… (Gaby, productora de la costa de Berisso)
Los hombres, se encargan de las tareas vinculadas a la producción primaria (cosecha, poda,
cultivo, mantenimiento de las unidades productivas) y en particular a la elaboración del “vino de
la costa”.
En este punto, resulta interesante señalar que históricamente, las prácticas productivas para la
elaboración del vino fueron transmitidas generacionalmente entre los varones de las familias.
En los momentos en que se intensifica el trabajo, por ejemplo en la cosecha o en la cura, se
realizan jornadas de trabajo: los hombres de la cooperativa van rotando por las “quintas”
80
realizando dichas tareas. A su vez, los enganchadores proveen de mano de obra cuando las tareas
requieren mayor intensidad. Las formas en que se “paga” ese trabajo pueden ser múltiples:
trueque de un trabajo por otro, por producción o por dinero.
A su vez, existen asociaciones por mediería, que tiene una base étnica: son los miembros de las
UPD conformadas por migrantes, las que trabajan bajo asociación de mediería para las quintas de
otros productores.
Todos estos acuerdos y vínculos de trabajo que se generan entre las UPD que forman parte de la
cooperativa, no son formales, es decir, no están regulados por un estatuto o reglamento de
trabajo, sino que se basan en acuerdos y vínculos informales que se establecen entre los
miembros de las familias, hombres y mujeres, migrantes y no migrantes. Esta forma de
organización del trabajo, es la que posibilita la mantención y reproducción social de las UPD y de
las quintas que entran en juego en torno a la Cooperativa. Si bien se presentan como lógicas de
cooperación y solidaridad, se basan también en un interés económico, vinculado a aumentar la
rentabilidad de la actividad. A su vez, será preciso indagar, hasta qué punto esta forma de
vinculación entre las UPD, opera como un mecanismo de reproducción de desigualdades
sociales, económicas y étnicas entre las familias de la Cooperativa.
Por fuera27
de la Cooperativa, encontramos un conjunto de UPD vinculadas a la actividad
agrícola y agroindustrial. Estas UPD no generan redes sociales de trabajo entre sí y tampoco se
articulan con la Cooperativa de la Costa28
con ese propósito. De manera que la organización de
trabajo queda restringida al grupo doméstico y a la contratación de mano de obra para tareas
específicas. En ellas el núcleo conyugal, está conformado por mujeres con inserción laboral en el
sector urbano o jubiladas que a su vez realizan las tareas domésticas. Los hombres, son
descendientes de antiguos productores, que han mantenido a través de la herencia las “quintas” y
han heredado las prácticas productivas. Son hombres jubilados o que tienen un trabajo estable por
fuera de la actividad agrícola, ya sea como empleados públicos o en emprendimientos personales
(negocios, comercios, etc). A diferencia de las UPD que giran en torno a la cooperativa, las
mujeres no realizan actividades vinculadas a las “quintas” y tampoco elaboran productos, como
en el caso de las elaboradoras de dulces. Los hijos, tanto hombres como mujeres, poseen trabajos
27 Cuando decimos por fuera nos referimos a que no mantienen vínculos formales ni informales con la Cooperativa, es decir, no están asociados y tampoco hacen uso de las redes sociales de trabajo que se construyen en torno a ella. 28Los motivos por los cuales no ingresan a la Cooperativa ya se señalaron en el apartado anterior
81
en el sector urbano, están profesionalizados o se encuentran en el sistema educativo, de manera
que del grupo doméstico, son los hombres del núcleo conyugal quienes se encargan de la
producción agrícola y agroindustrial en primer lugar. Sin embargo, los hijos varones,
eventualmente, colaboran en algunas tareas, generalmente las menos calificadas. Esta situación
acontece cuando no se consigue mano de obra para el trabajo en las “quintas”, que como
señalamos anteriormente representa una característica local.
Cuando he necesitado porque no conseguía gente…
de estar y de… de ayudar a hacer la zanja y esas cosas si, por ejemplo en la cosecha, a
cosechar, a molerla viste, pero no se interesó en la parte de la poda, como se poda, como se ata,
como se sulfata , eso no se preocupó, a él le gusta más esto, el negocio… (Lorenzo, productor de
la costa de Berisso)
Algunos de los factores que inciden en que los hijos no participen de las actividades de las
quintas se vinculan a una percepción negativa sobre la actividad, por ser un trabajo “forzoso”,
“bruto”, la baja rentabilidad y por su inserción ocupacional en el mercado de trabajo urbano.
Sí, o sea, no lo ve rentable, por que el viste…¿Por
qué vas allá? ¿Y cuánto ganás con esto? Que se yo le digo, quinientos pesos por mes, ¡y por eso
vas a allá! Me dice, a él le importa más lo material… (Lorenzo, productor de la costa de Berisso)
yo soy el más viejo, son 5 hijos y mi señora. Pero todos ahora trabajan en distintas cosas. La
mayoría están en educación. Son todos profesores... así que tengo que buscar gente para
trabajar. Es difícil, es difícil... hay poca gente para trabajar en la Isla. (Tano, productor de la
costa de Berisso)
De esta forma, los productores se ven en la situación de contratar mano de obra. Son en su
mayoría hombres que hacen changas, y que trabajan por jornal. Dado que la superficie
implantada es pequeña, son pocos los trabajadores que se contratan.
Por lo tanto, el trabajo en las quintas, se basa en la intensificación del trabajo de los productores
encargados, la contratación (informal) de mano de obra y el trabajo eventual de los hijos varones
en determinadas tareas específicas, principalmente las no calificadas.
Si bien en los testimonios de los miembros de estas UPD era recurrente señalar que el que
trabajaba en la quinta era el padre, pudimos identificar que existía un espacio de trabajo
vinculado a la producción donde intervenían todos los miembros: los espacios de venta (ferias,
eventos, fiesta del vino de la costa). Dado que la producción principal de estas quintas es la viña,
el trabajo en el momento de la comercialización resultaba clave para la venta del vino.
Nuevamente, el trabajo de hijos y mujeres, aparecía invisibilizado, sin embargo era clave en el
82
momento de la comercialización, en especial en la Fiesta del Vino de la Costa, cuando se
comercializa la mayor cantidad de botellas.
En cuanto a la orientación de los ingresos obtenidos por la producción, su finalidad es la
reinversión en la producción: comprar alambre, reparar herramientas o pagar mano de obra. Es
decir, no suponen un ingreso para el consumo sino que se orientan a evitar la descapitalización de
las unidades productivas. La “quintas” poseen un valor simbólico como patrimonio cultural
familiar pero también un valor económico como medio de producción que puede ser utilizado
por las generaciones próximas
Por ejemplo uno no quisiera que se pierda la tradición, pero eso es decisión de ellos, el
día de mañana si no quieren estudiar si no consiguen una inserción laboral podrían vivir
tranquilamente, también la proyección la continuidad de no perder la cultura es fundamental
hacia su parte como persona, es parte de su origen, de su cultura, de su identidad…(Manuel,
productor de la costa de Berisso)
La intención de separar el análisis de las UPD que se vinculan a la actividad agrícola y
agroindustrial por dentro y por fuera de la Cooperativa tuvo el propósito de remarcar dos lógicas
de reproducción social, considerando la orientación que asumen los ingresos que se obtienen por
la actividad, las formas de organización y gestión de fuerza de trabajo. Abordar el estudio del
cooperativismo a partir de sus rasgos institucionales y sobre su capacidad para generar formas de
desarrollo rural es una tarea que excede los propósitos de esta investigación. Simplemente, la
decisión de mirar por fuera y por dentro de la Cooperativa, fue un elemento que nos permitió
definir la relevancia de la actividad agrícola y agroindustrial en las distintas UPD y el lugar que
asumían las redes sociales informales como un mecanismo para asegurar los niveles de consumo
y trabajo de las UPD.
83
6. REFLEXIONES FINALES
A lo largo de esta investigación nos propusimos analizar las continuidades y transformaciones de
la agricultura familiar en Berisso entre 1955- 2010. Para ello recurrimos a una estructuración
histórica que se argumenta en la dinámica territorial y en los ciclos de vida de las UPD.
Para abordar el territorio definimos a Berisso desde la perspectiva jurídico- política, económica y
simbólica. La definición económica y simbólica nos permitió comprender las disputas entre los
actores sociales que entran en juego en torno al puerto, las industrias y las “quintas” del bajo de
inundación a lo largo de las etapas que presentamos. El análisis de la dinámica de los territorios,
resultó vital para comprender los cambios y continuidades en la agricultura familiar y las
trayectorias de las UPD, considerando el ciclo de vida doméstico.
Las UPD del territorio de las “quintas” presentan ciertos elementos en común a lo largo del
periodo que abordamos en esta investigación. Sus rasgos comunes son la pluriactividad, la
gestión de mano de obra a partir de redes sociales basadas en lazos de parentesco y afinidad y la
estructuración de género que asume el trabajo en las “quintas”. La pluriactividad ha representado
una estrategia para garantizar los niveles de consumo y reproducción social. Las redes sociales
han permitido a las UPD resolver situaciones de subsistencia, mantener las “quintas” y evitar su
descapitalización a partir de la combinación de diversas formas de trabajo remunerado y no
remunerado. Por su parte, en cuanto a la estructuración de género acerca del trabajo, resulta
relevante señalar la invisibilidad del trabajo femenino en torno a las “quintas” (especialmente a
las tareas de producción primaria) bajo la imagen de “ayuda” o “colaboración” al trabajo del
“hombre proveedor”. Dicha invisibilidad se ha conformado como una forma de subordinación, en
espacios de trabajo histórica y culturalmente visibilizados como masculinos.
A lo largo de las tres etapas de estructuración histórica, la agricultura familiar de Berisso ha
presentado características particulares de acuerdo a los cambios económicos, políticos, sociales,
geográficos y culturales en torno al territorio portuario- industrial , al territorio de las “quintas” y
los ciclos de vida de las UPD.
Durante la primera etapa (1955-1975), el puerto, las industrias y las “quintas” se
complementaban a partir del trabajo y el consumo. En las “quintas” se producía el “vino de la
costa”, consumido por los obreros de las fábricas en las fondas, almacenes y restaurantes de la
calle Nueva York. Asimismo ambos espacios se articulaban como lugares de sociabilidad obrera:
84
las “quintas” eran un espacio de esparcimiento para los trabajadores de las fábricas y quinteros.
Las “quintas”, también en contraposición a las fábricas y el puerto representaban dos circuitos de
trabajo diferenciados: uno marcado por el trabajo familiar y el otro por el trabajo asalariado
fabril. La cooperación económica entre UPD con residencia urbana (las de los hijos) y rural (las
de los padres) se sostuvo a partir de los lazos de parentesco que las unían. A su vez, las redes
sociales (vecindad y amistad) , basadas en una lógica de coperación y solidaridad representaban
una forma de gestión de mano de obra. Estas estrategias expresaban la combinación de distintas
fuentes de trabajo que posibilitaban la reproduccion social y económica.
Durante la segunda etapa (1976-1990), la relación entre el puerto, las industrias y las “quintas” se
caracterizó por la desarticulación de los circuitos de trabajo y consumo. El cierre de los
frigoríficos dio lugar a la desaparición del colectivo de consumidores del “vino de la costa”: los
obreros fabriles. Este proceso tuvo sus inicios a partir del golpe cívico militar de 1976. La
resistencia de los productores al terrorismo de estado – que se expresó en el territorio de las
“quintas” a partir de la intervneción autoritaria y represiva- , asumió la forma de la “infrapolítica
de los desvalidos” (Scott, 2004), marcada por la circulación de hechos y anécdotas que
construyeron un discurso de crítica hacia el poder. Esta misma forma de resistencia se expresó en
otros planos, como las prácticas productivas clandestinas (destilado de grapa, venta de “vino de la
costa” sin apoyo legal del INV) representando una forma de insubordinación frente al poder
hegemónico (Scott, 2004). En cuanto al ciclo de vida doméstico de las UPD, la ausencia de
renovación generacional para el trabajo en la “quintas”, dio lugar al abandono o venta de las
tierras en algunos casos y en otros al reemplazo del uso de las mismas, que pasaron a ser casas de
fin de semana. La existencia de una “generación tapón” (como se autodenominan los hijos que
no continuaron la actividad) dio lugar a nuevas formas de organización del trabajo. La gestión de
fuerza de trabajo para las tareas se asoció a la llegada y asentamiento de migrantes del interior
del país y de paises limítrofes. Estos establecieron nuevas UPD cuyos miembros se dedicaron a
la combinacion de changas en la ciudad y el trabajo en las “quintas” a partir de relaciones de
mediería.
Durante la tercer etapa (1991-2010), la recuperación de la producción agrícola y agroindustrial y
la reactivación portuaria (como puerto comercial de servicio y logística) dieron lugar a la
competencia entre los territorios por el uso del suelo y la forma de valorización espacial. La
revalorización de la infraestructura portuaria como área estratégica para la producción y el
85
crecimiento regional industrial, de servicios y logística es antagónica a la valorización del
territorio de las “quintas”, basada en un vínculo sustentable entre ambiente y trabajo. La
expansión portuaria se construye en torno a las figuras retóricas del desarrollo, de la
modernización y del beneficio económico de la expansión de actividades económicas
industriales, bajo la promesa de crecimiento económico y generación de puestos de trabajo. El
modelo de desarrollo impulsado desde el puerto, antes que generar inclusión resulta un generador
de desigualdades, exclusiones y segregación espacial. Si en la primera etapa de nuestro trabajo
las “quintas” y las fábricas se articulaban a partir del trabajo y el consumo, actualmente el puerto
y las “quintas” representan dos formas de trabajo contrapuestas, no complementarias, donde el
puerto opera como excluyente de otras formas de intervención territorial. En el territorio de las
“quintas” el retorno de hijos y nietos descendientes de inmigrantes europeos, de viejos
productores y la presencia de otros “nuevos” (migrantes internos y de países limítrofes)
conformaron un nuevo mosaico de UPD en torno a la actividad agrícola y agroindustrial. Para las
UPD con residencia urbana descendientes de inmigrantes, en algunos casos la reinserción en la
actividad implica una oportunidad para multiplicar ingresos y mantener niveles de consumo,
frente a la precarización de las condiciones laborales en el sector urbano y la desocupación. Para
las UPD con residencia urbana que tienen trabajos urbanos más estables o mejor remunerados el
ingreso de las “quintas” se orienta a la reinversión productiva (con el propósito de evitar la venta
de las tierras o el abandono). Las UPD de nuevos migrantes con residencia rural y las UPD con
residencia urbana más vulnerables, se articulan al interior de la Cooperativa de la Costa a partir
de lazos de parentesco y afinidad conformando redes sociales de trabajo. En esta etapa el
cooperativismo es la forma que asumen esas redes. Si en la primer etapa la vecindad –el hecho de
vivir cerca- era un factor que influía en la conformación de redes sociales, ahora la Cooperativa
se conformaba como un espacio de organización del trabajo y gestión de mano de obra más allá
de las distancias residenciales entre las UPD que voluntariamente se asocian. Analizar la
agricultura familiar en Berisso a partir de la noción de territorio como realidad efectivamente
existente y no como una mera categoría de análisis, a partir de las perspectivas jurídico- política,
económica y simbólica (Haesbaert, 2004 a, 2004b) nos permitió abordar a Berisso en su
complejidad. La caracterización de la producción hortícola periurbana hecha por otros
investigadores de la UNLP (Archentti 1974, 2000; Archentti, Ringuelet y Salva 1993; Attademo
y Ringuelet 2008; Attademo 2008; Ringuelet, Archentti, Salva 2001; Ringuelet, Archentti, Salva
86
et al. 1991; Ringuelet, Attademo, Archentti et al. 1991; Ringuelet 1991; Ringuelet 2000;
Ringuelet 2008) resultó relevante para indagar los rasgos de la producción y la organización del
trabajo. Sin embargo, optamos por una redefinición del territorio de Berisso: como periferia en
términos jurídicos – políticos, pero económica y simbólicamente como centro, para abordar las
relaciones entre las “quintas”, el puerto y las industrias. Las imágenes del trabajo y la migración
sobre la que se han construido Berisso como comunidad, no se restringen a la vida fabril (Lobato,
2001; James, 2004), sino que supone la estructuración histórica (complementaria, contradictoria,
de competencia) entre dos territorios: el de las “quintas” y el portuario- industrial. Entender
Berisso como una comunidad implica comprender las relaciones que se establecen entre esos
territorios como circuitos de trabajo y consumo. En esta dirección esta investigación aporta una
nueva arista de análisis, desde una perspectiva territorial sobre el trabajo. Asimismo, intentamos
dar cuenta de una descripción sociológica acerca del territorio de las “quintas” y la agricultura
familiar, representando una contribución a trabajos anteriores sobre la producción del “vino de la
costa” en Berisso (Posada y Velarde, 2000; Velarde, Garat y Marasas, 2001; Velarde, Garat,
Marasas et al.,2003).
Durante los últimos 10 años, la presencia del programa de investigación y extensión de la FCAy
F de la UNLP, resultó central para la visibilización del “vino de la costa” como una marca
simbólica de la identidad obrera local. Esa identidad, ha sido construida a lo largo del tiempo a
partir de las imágenes del trabajo y la migración, que refleja formas estructurales de organización
social, política y económica de una comunidad: el trabajo de los frigoríficos y las “quintas”, la
calle Nueva York, el monte, la isla y la costa como espacio de sociabilidad obrera, de trabajo y de
consumo. De allí que el gusto por producir y beber el “vino de la costa” deba ser entendido
analizando la cultura local, es decir, considerando lo que esta bebida económica y
simbólicamente expresa para los pobladores berissenses. Sin embargo, este valor económico y
cultural, ha sido negado e incluso combatido por el estado al planificar políticas de desarrollo
territoriales excluyentes de los sectores más vulnerados. Las regulaciones impuestas por el
Instituto Nacional de Vitivinicultura para el “vino de la costa” (restricción de canales de
comercialización, negación de la denominación de origen de la variedad Isabella) así como el
proyecto de reactivación del Puerto de La Plata y las obras de protección del casco urbano
(Terraplén de Defensa del Casco Urbano) son todas políticas que niegan el valor cultural y
económico del “vino de la costa” de Berisso. La recuperación productiva del “vino de la costa”
87
representa el símbolo de una producción que se ha caracterizado por una relación sustentable con
el ambiente en contraste con la expansión portuaria, y es en este sentido, una producción y un
consumo contraculturales: reivindica el uso del suelo para la producción agrícola y agroindustrial,
oponiéndose al proyecto de ampliación del Puerto de La Plata. La reactivación del puerto como
espacio de actividades económicas concentradas,representa un modelo de desarrollo que se opone
al resguardo económico y simbólico de las áreas verdes y del territorio de las “quintas”.
88
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Censo Nacional Agropecuario 1960, INDEC
Censo Nacional Agropecuario 1969, INDEC
Censo Nacional Agropecuario 1988, INDEC
Censo Nacional Agropecuario 2002, INDEC
95
ANEXO I
Apartado Metodológico
96
Considerando los objetivos de investigación propuestos en este trabajo, adoptamos una estrategia
metodológica cualitativa (Valles, 2002) en el marco de un diseño de investigación flexible- no
directivo (Mendizábal, 2007; Guber, 2004) que nos permitió conocer las trayectorias de las
Unidades de Producción Domésticas en la producción agrícola y agroindustrial periurbana de
Berisso en el periodo 1955-2010.
El diseño de investigación supone una articulación lógica y coherente de los componentes
principales de la investigación: objetivos, teoría, método. A diferencia de los diseños
estructurados, la flexibilidad alude a la posibilidad de advertir durante el proceso de investigación
situaciones nuevas e inesperadas vinculadas al tema de estudio que puedan implicar cambios en
el proyecto inicial, desde la adopción de técnicas de recolección de datos no consideradas al
inicio del estudio hasta la reelaboración de las categorías conceptuales formuladas por el
investigador (Mendizábal, 2007). Como señala Guber (2004) un proceso de investigación
flexible es creativo y heterodoxo, permite producir nuevos conceptos y conexiones explicativas
sobre la base de los presupuestos iniciales. Recurrimos a la investigación cualitativa cuando nos
interesa estudiar la forma en que el mundo es comprendido, interesado y producido por sus
participantes, cuando empleamos métodos de análisis y explicativos sensibles al contexto social
en el que los datos son producidos (Vasilachis de Gialdino, 2007). Asimismo la elección de este
enfoque se relaciona con la falta de investigación empírica en la sociología rural sobre los
quinteros de Berisso y la imprecisión de las fuentes cuantitativas (censos de población y
agropecuarios, EPH) para dar cuenta del espacio productivo y social del periurbano de Berisso.
En este sentido, la elección de la estrategia cualitativa resulta adecuada cuando “….se sabe poco
de un tema, cuando el contexto de investigación es comprendido de manera deficiente, cuando
los límites del campo de acción están mal definidos, cuando el fenómeno no es cuantificable,
cuando la naturaleza del problema no está clara o cuando el investigador supone que la situación
ha sido concebida de manera restrictiva y el tema requiere ser reexaminado” (Vasilachis de
Gialdino, 2007:31)
La metodología cualitativa aplicada en esta investigación parte de la perspectiva de los actores.
Lejos de las visiones empiristas y también de las racionalistas, la perspectiva de los actores es una
construcción orientada teóricamente por el investigador que permite dar cuenta de la realidad
empírica a partir del discurso y de las prácticas de los actores, posibilitando progresivamente una
mirada no etnocéntrica sobre la realidad social que estudiamos (Guber, 2004). La perspectiva del
97
actor está orientada a rescatar las lógicas de producción material y simbólica de los actores a
partir de sus prácticas y discursos, de sus reglas y normas, considerados como marcos de
significado constituidos en el proceso social. En este punto se vuelve esencial el posicionamiento
reflexivo, crítico y metódico del investigador, no sólo hacia su objeto de estudio, sino sobre sí
mismo, con el fin de posibilitar el relevamiento de “…aspectos informales o no documentados…
establecer contradicciones y relaciones entre verbalizaciones y prácticas, para evidenciar la
articulación entre los distintos aspectos de la vida social, para ampliar y descentrar la mirada
sobre los sujetos…” (Guber, 2004:77). Para la realización de esa tarea se torna necesaria la
presencia directa en el campo, enlazada de manera permanente y progresiva con la elaboración
teórica. Por lo tanto, en este trabajo no partimos de un marco conceptual inicial a partir del cual
“comprender” la realidad de las UPD vinculadas a la actividad agrícola en la zona periurbana de
Berisso. Antes que eso, desarrollamos inicialmente un conjunto provisorio de categorías
conceptuales e hipótesis que fueron reformuladas y contrastadas con el trabajo de campo a partir
de diversas técnicas de investigación cualitativa: observación con participación, entrevistas en
profundidad, entrevistas semi- estructuradas y análisis documental de fuentes cualitativas y
cuantitativas (Valles, 2002; Guber, 2004). Entendemos que la recopilación de testimonios orales
a partir de las entrevistas, constituye una herramienta de suma importancia que brinda acceso a
distintas zonas del conocimiento histórico. Son numerosas las discusiones sobre la validez de los
testimonios orales en la reconstrucción del pasado, sobre el carácter mítico con el que se
simboliza el paso del tiempo y la compleja relación entre narraciones personales y la historia
(Hobswawn, 2002; James, 2004). Desde nuestra postura, consideramos que la reconstrucción
histórica a partir de fuentes orales se orienta a abordar la cuestión de la agencia y la subjetividad
en la historia (James, 2004). Asimismo, es indispensable un posicionamiento critico que permita
“…leer esos relatos y los símbolos y la lógica contenidos en ellos si pretendemos identificar su
significado más profundo y hacer justicia a la complejidad de la vida y las experiencias históricas
de quienes las cuentan” (James, 2004:128). En cuanto a la observación con participación, la
presencia directa en el campo, a partir de un involucramiento progresivo y un posicionamiento
reflexivo y crítico del investigador en su rol, representa no sólo una herramienta de obtención de
datos sino el proceso mismo de conocimiento de la perspectiva del actor (Guber, 2004). La
aplicación de observación con participación “…evita algunas mediaciones de terceros y ofrece lo
real en su complejidad al observador crítico y bien advertido de su marco explicativo y su
98
reflexividad…” (Guber, 2004:176), dando cuenta de una técnica valiosa de validación,
contrastación y complementación de los datos obtenidos en el trabajo de campo. En cuanto al
análisis documental, representa una estrategia que permite reconstruir dimensiones socio-
históricas (Vales, 2002) que pueden ser validadas y contrastadas con otras técnicas de
investigación, como las entrevistas y la observación. Por lo tanto a partir de la triangulación de
estas técnicas de investigación, es que logramos construir los datos que presentamos en esta tesis.
Realizamos nuestro trabajo de campo entre abril y diciembre de 2010 a partir de dos momentos29
.
Un primer momento exploratorio de apertura al campo, a través de la realización de entrevistas
en profundidad (Valles, 2002) a informantes claves (productores reconocidos localmente por su
vinculación a la actividad desde la década del 60 a la actualidad y a personal técnico y
profesional de la Universidad de Ciencias Agrarias y Forestales de la UNLP que trabajaron en el
proyecto de extensión Rural para la reactivación de la producción vitivinícola en Berisso en el
período 1999-2010) , observación con participación (Guber, 2004) en quintas de la zona costera
y tareas de revisión de archivos (bibliográfica, hemerotecas, documentos grises, álbumes
fotográficos familiares, cartas de familiares, postales de viaje) en archivos públicos - de
organismos estatales- y privados-personales, familiares, de las organizaciones de productores
locales-. Esta instancia resultó valiosa para el reconocimiento del espacio productivo de la costa
Berisso, una primera reconstrucción del contexto socio histórico de la producción, la
identificación de nuevos informantes claves, de instancias donde llevar adelante tareas de
observación con participación y por último para la construcción de los criterios de selección
teórica de la muestra. Trabajamos con una muestra significativa de la población de estudio:
Unidades de Producción Domésticas (UPD) vinculadas a la actividad agrícola y/o agroindustrial,
con residencia urbana o residencia rural, propietarias o no de tierras aptas para cultivo en la zona
periurbana de Berisso en épocas posteriores a 1960.
En un segundo momento de focalización del trabajo de campo, se realizó una segunda revisión
bibliográfica y aplicamos una batería de técnicas de investigación de acuerdo a la selección de la
muestra:
29 Los dos momentos que planteamos no significaron una división por etapas cronológicamente delimitadas de
trabajo de campo. Antes que ello se trató de un acercamiento progresivo y reflexivo al campo, que implico una
constante reelaboración y adecuación de la perspectiva seleccionada y una relectura de las categorías conceptuales
teóricas a partir de las categorías nativas que surgieron en el trabajo de campo.
99
A) Entrevistas semi- estructuradas (Valles, 2002) a miembros, hombres y mujeres, de las
UPD, vinculados/as de manera directa o indirecta a la actividad agrícola y/o
agroindustrial, con residencia urbana o residencia rural, propietarios/as o no de tierras
aptas para cultivo en la zona periurbana de Berisso en épocas posteriores a 1960. Se
consideraron para la realización de las entrevistas, los siguientes ejes: composición
familiar, etapas del ciclo de vida de la UPD, relaciones intergeneracionales y de género,
trabajo por género y por generación, momentos históricos y causas de inserción y/o
deserción de la actividad agrícola y/o agroindustrial, características de la producción y de
la actividad, ubicación de las unidades productivas, residencia, parentesco, pertenencia –
ascendencia étnica, condición ocupacional urbana y/o rural,
B) Realizamos observación con participación (Guber,2004) en:
1) Quintas de la isla Paulino, Los Talas, Palo Blanco, Playa Municipal, la Balandra, Rio
Santiago y Camino 3 de abril (observamos tareas de mantenimiento –zanjeo de canales y
zanjillos, desbrote, atado de brotes- , poda de vid, tala forestal, cosecha de ciruela y
mimbre, distribución espacial en las quintas de las distintas producciones- mimbre,
forestal, frutícola, hortícola, vid-, espacios de almacenamiento, espacio de vivienda).30
2) Bodegas familiares y de la Cooperativa de la costa (observamos tareas de elaboración de
vino de la costa, embotellamiento, esterilización de botellas, maquinaria disponible,
etiquetado de botellas, estado de la maquinaria, lugares de almacenamiento de la
producción).
3) Sala de agroindustria de la Cooperativa de la Costa de Berisso (observamos tareas
elaboración de dulces y conservas, esterilización, envasado, etiquetado, maquinaria
disponible)
4) Viviendas familiares, urbanas y rurales (observamos pautas de parentesco y
residencialidad)
30 Por cuestiones climáticas, no se pudo observar la cosecha de uva en el trabajo de campo realizado para este
estudio. Sin embargo, contamos con observaciones de esta actividad realizada en el marco de otro trabajo de
investigación: Tagliabue, Paula (2009) Organización productiva en los productores de la Cooperativa de la Costa de
Berisso. Continuidades y transformaciones. Inédito. Las notas de campo de la observación de la cosecha de vid
realizada en esa oportunidad, fueron revisadas para el presente trabajo, dada la proximidad de las temáticas
abordadas.
100
5) Espacios de comercialización (ferias y eventos de ventas de productores locales en
Berisso, Ensenada y La Plata, puestos de venta en las viviendas familiares , fiesta del vino
de la Costa 2010, Fiesta del Inmigrante 2010, tareas que incluye la venta).
C) Análisis documental de fuentes cualitativas y cuantitativas (Valles,2002)
1) Documentos escritos. Se relevaron y analizaron memorias de reuniones y asambleas
de productores de la Cooperativa de la Costa de Berisso, relatos escritos, poesías y
cartas familiares.
2) Material audio visual. Se recolectaron fotos de álbumes familiares, se tomaron
fotografías de quintas, de la Cooperativa de la Costa de Berisso, de la zona Costera y
se recolectaron cortometrajes sobre la producción vitivinícola en Berisso. Se
analizaron fotografías del área costera de Berisso posteriores a 1960 disponibles en el
Área de Fotogrametría del Ministerio de Vivienda e Infraestructura de la Provincia de
Buenos Aires. Se analizaron imágenes satelitales recientes del área de estudio. Se
recolectaron planos y mapas de la ciudad de Berisso y de la zona de delimitación
seleccionada en este estudio.
3) Datos estadísticos.
Se confeccionaron datos generales para el Partido de Berisso a partir de los siguientes
relevamientos censales:
- Censos Nacionales de Población y Vivienda de los años 1960, 1970, 1980, 1991 y
2001. Se consideraron los siguientes datos: Población urbana, Población rural,
Población Total. De acuerdo a la categorización empleada por el INDEC, la
medición de la población rural en localidades urbanas (como Berisso) se define
como población rural dispersa.
- Censos Nacionales Agropecuarios de 1960, 1969, 1988 y 2002. Se relevaron
datos del sector agropecuario para el Partido de Berisso sobre: número de
explotaciones, superficie total de las explotaciones, superficie implantada,
promedio de tamaño de las explotaciones y superficie apta no utilizada.
- Relevamiento socio- productivo del Consejo Federal de Inversiones para e área
rural de Berisso en el año 2005. Se analizaron datos sobre superficie trabajada,
localización de establecimientos, actividades productivas, régimen de tenencia de
la tierra, mano de obra, modalidades de comercialización y condiciones de vida en
101
el medio rural. De acuerdo a las diferencias de categorización y metodología de
relevamiento estos datos no son comparables con los relevados por los Censos
Nacionales Agropecuarios. Sin embargo, dada la ausencia de información
sistematizada por el INDEC del Censo Nacional Agropecuario 2008 para el área
de Berisso que sea de interés para este trabajo, el relevamiento del CFI fue
considerado para caracterizar la producción y actividad rural en la zona de
influencia de este trabajo de investigación durante los últimos años.
El desajuste entre los años en que se llevaron a cabo los censos agropecuarios
nacionales y los censos de población y vivienda de acuerdo a nuestra delimitación
temporal, las variaciones intercensales en los criterios metodológicos y de
categorización conceptual y la imposibilidad de desagregar los datos censales para el
espacio periurbano de Berisso delimitado en este estudio, impulsaron la validación y
contrastación de estos datos a partir de fuentes y técnicas de investigación cualitativa.
102
ANEXO II
Mapas y Fotografías
103
Mapa 1. Berisso en la Provincia de Buenos Aires Mapa 2. Berisso en la RMGBA
104
Mapa 3 Ciudad de Berisso
105
Mapa 4. Espacio periurbano de Berisso. Usos y referencias. 1966.
Mapa 5. Espacio periurbano de Berisso. Usos y referencias. 1984.
107
Mapa 6. Espacio periurbano de Berisso. Usos y referencias.2009.
108
Imagen 1. Fotografía Antigua Bodega Familiar. Prensado
manual de la uva. 1966.
Imagen 2. Mochilas de Cobre que se utilizaban para
“sulfatear” los viñedos
109
Imagen 3.Familia de productores. Década del 60. Imagen 4.Transporte de mercadería desde la isla.
1965.
110
Imagen 5. Amarradero Club Náutico Berisso Imagen 6. Construcción Terraplén de Defensa del Casco
Urbano
111
Imagen 7. Atado de brotes en la viña
Imagen 8. Elaboradoras de dulces y puesto de venta
112
Imagen 9. Tala de árboles Imagen 10. Bodega de la Coop. De la Costa
Imagen 11. Sede Cooperativa de la Costa de Berisso
113
Imagen 12. Playa de Contenedores Berisso. Puerto La Plata
Imagen 13. Muelle Isla Paulino Puerto La Plata