Una de las responsabilidades más importantes de los padres junto a cuidar y querer a los hijos, es poder poner límites y enseñar a los niños a cooperar y respetar su entorno.

La verdadera disciplina, entendida como “enseñar y guiar”, no se puede establecer a través de forzar, golpear o humillar a los niños, ya que estas prácticas entregan men-sajes y aprendizajes confusos y peligrosos. Uno de ellos es asociar amor con la violen-cia y por tanto, llevan al niño a aceptar, repetir y validar los golpes y las descali�ca-ciones como aspectos normales en las relaciones, tornándose ellos mismos agresivos y violentos. Tampoco enseñan al niño a manejar sus emociones intensas, ni lo preparan para resolver problemas en el futuro, limitando en consecuencia, el ade -cuado desarrollo social y emocional del niño.

Especialmente en los momentos de malestar y descontrol del niño (pataletas, enojo, tristeza, temor, etc.), los padres estamos llamados a intentar calmar y reducir el estrés o irritación del niño y así, ayudarlo a manejar sus emociones más intensas. Sin embargo, algunos padres adoptan reacciones y actitudes que estresan más al niño, generan temor, indefensión y rabia hacia sus padres.

Algunos de estos errores comunes en la crianza son: • Adoptar una actitud y conducta descontrolada: gritar, zamarrear, golpear o aplicar algún castigo físico. • Descali�car “eres un manipulador”, amenazar “si te portas mal, nadie te va a querer”, generar culpa “por tus pataletas, papá se fue de la casa”, ridiculizar “los niños que lloran y hacen pataletas son unas guagüitas”, rechazar “no te acerques, no te quiero ver más”, hacer preguntas imposibles de responder “¿porqué siempre te enojas?”.

Por repetición: ellos mismos fueron criados bajo modelos de autoridad y poder, “repiten lo que vivieron”. Por estrés y sobrecarga: llevándo-los a estar menos pacientes y más impulsivos. Por enfermedad, abusan de alcohol y drogas, lo cual favorece el descontrol. Por desconocimiento, de estrate-gias que promuevan una disciplina y crianza positiva y cariñosa.

¿Porqué los padres cometen estos errores?

Psicóloga Lorena Ascanio, 2012

Errores frecuentes en la Crianza de niños pequeños: “Cuando la paciencia se agota”

CRIANZA Y DESARROLLO INFANTIL

• Obligar al niño a hacer cosas por la fuerza: empujarlo, arrastrarlos, quitarle juguetes preferidos sin explicación, castigarlo de un modo excesivo, etc. • Adoptar actitudes extremadamente indiferentes “ley del hielo”: dejar de mirarlo, de hablarle, alejarse o rechazarlo cuando el niño se acerca buscando consuelo. • Exigir cosas que están fuera del alcance o del nivel de desarrollo del niño: esperar que un niño pequeño no llore, no sienta miedo, esperar que se calme en forma inmediata, etc.

Baja autoestima e inseguridad en sí mismo: “no valgo, no me quieren ni me respetan”; “no me atrevo a intentar para no cometer errores”.

Temor y sometimiento hacia los padres: “es peligroso hablar con ellos o mostrarles mis verdaderos sentimientos y necesidades”.

Reproducen formas de agresivi-dad y poder en sus relaciones: “es permitido y esperado, pegar a los que amo”; “puedo defenderme agrediendo y controlando a los demás con mi rabia y fuerza física”.

Consecuencias en el Niño

Referencias• Programa para el Fomento del Apego y la Parentalidad Positiva: A.M.A.R-Terapéutico, UDD, 2011.

• Kaplan, F; Bavolek, S. (1998). Te pego porque te quiero. Family Development Resources, INC. USA.

Si realmente deseamos criar niños más saludables y afectuosos, necesita-mos proporcionarles un hogar estable, cálido y digno de con�anza. Los niños que se crían con cariño y respeto, aprenderán a quererse a sí mismos y tratar con cariño a otros.

Para prevenir estos errores en la crianza, ante todo, es importante que atiendas regu-larmente a tus propias necesidades para mantener la energía física y el equilibrio emocional que demanda el cuidado y crianza de niños pequeños.

Una clave para evitar descontrolarse en los momentos difíciles de la crianza, es permitirse espacios de relajación y dedicación a actividades grati�cantes. Así mismo, delegar el cuidado de los niños en un cuidador con�able por un rato. Esto te permitirá regresar refrescado y emocionado de estar con ellos nuevamente.

Sin embargo, algunas veces nos sentimos muy sobrepasados y abrumados por emo-ciones intensas que “nublan” nuestra capacidad para guiar adecuadamente el comportamiento de nuestros hijos. En esas situaciones en donde nos hemos dejado llevar por nuestras palabras y emociones, es preferible detener la interacción con el niño e intentar alguna de las siguientes estrategias para recuperar el autocontrol:

1. Respira profundo y cuenta hasta 10, 50, 100…

Pero… ¿cómo pedirdisculpas sin perderautoridad frente a mi hijo?Muchos padres temen perder autori-dad si reconocen sus fallas y equivoca-ciones, pero ¿cómo podríamos enton-ces enseñar a los niños a reparar las relaciones y a hacer aquello que tanto les exigimos como es pedir perdón? “pide perdón a tu hermana…no irás al parque hasta que te hayas discul-pado, etc.”. Pedir disculpas en forma sincera y admitir que nos hemos equivocado, transmite el mensaje “eres impor-tante para mí” y también digni�ca la relación. Los padres y los niños desean y necesitan que prevalezcan los buenos sentimientos, aunque existan peleas y momentos de gran enojo.

Psicóloga Lorena Ascanio, 2012

Errores comunes en la Crianza de niños pequeños: “¿Cómo evitarlos?”

CRIANZA Y DESARROLLO INFANTIL

2. Mide tu termómetro emocional y respira: frente a la emoción abrumadora que puedes estar sintiendo, intenta ubicar la intensidad de tu emoción en un termómetro en una escala del 1 al 10, siendo 10 la interferencia máxima que te lleva al descontrol (gritar, zamarrear, pegar, etc). Respira profundamente varias veces y con cada respiración, intenta bajar los “grados de temperatura” hasta ubicarte en un nivel que te permita sentirte más en control de tus reacciones. Cuando te sientas más calmado, reanuda la interacción con tu hijo.

3. Desfocaliza momentáneamente tu atención (Time-In parental): aléjate momentáneamente a otro lugar dentro del mismo espacio que compartes con el niño y focaliza tu atención en algún objeto, imagen o sonido “mantra” que momentánea-mente te permita distraerte de la emoción intensa.

4. Retírate del lugar mientras te tranquilizas (Time-Out parental): si las estrategias anteriores no te ayudaron a disminuir la intensidad de tu emoción, o ésta se hace aún más intensa, busca a otro adulto o cuidador que se haga cargo momen-táneamente de la situación o coloca al bebé o niño pequeño en un lugar seguro y retírate a otro lugar o da un breve paseo a solas, mientras logras calmarte. Una vez en control de ti mismo, reanuda la interacción con tu hijo.

Siempre hazle saber a tu hijo que te retiras por un rato; por ejemplo puedes decirle “Ahora estoy tan furiosa que no puedo estar contigo hasta que me haya calmado”. Los niños pequeños pueden seguirte y se sentirán mal si te ven partir; sin embargo, la alternativa de gritar, pegar o atacarlos verbalmente, es aún peor. Por tanto, aunque alejarte de tu hijo no es la situación ideal, con frecuencia es la menos mala de las dos.

5. Pide disculpas y repara la relación con tu hijo: cuando recuperes el control de ti mismo, reanuda la interacción con tu hijo, explicándole lo que pasó. Atrévete a pedir disculpas por tu reacción descontrolada, aludiendo siempre a la importancia de aprender a calmarse y expresar de un modo saludable las emociones más intensas.

“Mamá no tenía que haberte gritado. No quería herir tus sentimientos”.

“Hoy hemos pasado por un malrato, ¿qué puedo hacer para que te sientas mejor?”.

“Me gustaría poder borrar lo que acabo de decirte, lo siento, perdí la paciencia”.

“No te culpo por estar enojado conmigo. Me gustaría darte un beso y que hagamos las paces”.

“Siento mucho haber perdido la paciencia, no estuvo bien haberte empujado en esa forma, mami se equivocó”.

Hay muchas formas de decir “lo siento”:

Referencias• Programa para el Fomento del Apego y la Parentalidad Positiva: A.M.A.R-Terapéutico, UDD, 2011.

• Samalin Nancy : “Querer sin malcriar”: 100 consejos para educar a sus hijos. Ediciones Madici, España.