Date post: | 05-Jan-2016 |
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Eslabones de
existencia
© 2013 José Ricardo Díaz Vázquez Primera edición digital 2013
ISBN: En trámite
1
Para Alex
Cuyo valor, coraje y recuerdo,
nos acompañaran por siempre.
2
Para la Libertad Miguel Hernández
Para la libertad sangro, lucho, pervivo.
Para la libertad, mis ojos y mis manos,
como un árbol carnal, generoso y cautivo,
doy a los cirujanos.
Para la libertad siento más corazones
que arenas en mi pecho: dan espuma mis venas,
y entro en los hospitales, y entro en los algodones
como en las azucenas.
Porque donde unas cuencas vacías amanezcan,
ella pondrá dos piedras de futura mirada
y hará que nuevos brazos y nuevas piernas crezcan
en la carne talada.
Retoñarán aladas de savia sin otoño
reliquias de mi cuerpo que pierdo en cada herida
porque soy como el árbol talado, que retoña:
porque aún tengo la vida.
3
Índice
Agradecimiento 4
Prologo 5
Por todos lados menos uno 7
Delfino 8
Sangre por encargo 9
Lucia 13
Razones 15
La Fila 16
RSD 18
Giro 21
Ella 22
Destinos 23
Sitios relacionados en Internet 25
4
Agradecimiento
Durante el proceso de elaboración de este material, tuve contacto con una gran cantidad de
personas involucradas en el proceso de donación de órganos: Profesionales de la medicina,
pacientes, ministros religiosos, compañeros escritores. Todos ellos aportaron conocimientos,
ideas, experiencias, críticas, ideas, aportaciones, enfoques, ánimo. Para evitar el riesgo de dejar
alguno fuera, prefiero no enumerarlos; a todos ellos mi agradecimiento y deuda de gratitud
permanente. La solidaridad fue la constante que encontré en todos ellos.
Este trabajo se desarrollo y terminó gracias al apoyo de Compañía Minera Autlan SAB
dentro del “Estimulo Fiscal a la Creación Literaria” que existe en el estado de Nuevo León.
Ricardo Díaz Vázquez
Monterrey, junio 2012
5
Prologo
Con su prosa poética, Ricardo nos pone en el lugar de diferentes personajes relacionados por un
hecho impactante y cotidiano: la necesidad de un trasplante y la posibilidad o no de recibirlo.
En su obra, con gran creatividad, aborda aspectos como: la solidaridad de quienes se
interesan por el que necesita un trasplante; la lucha del que espera y la derrota del que no
alcanza el ansiado y escaso regalo; la propia experiencia como donador de sangre, con todo lo
que física, social y emocionalmente implica; el impacto del diagnóstico de una enfermedad
terminal; las míticas razones o excusas comunes para negarse o no comprometerse; los
sentimientos del que está en lista de espera; y los de aquél que ha recibido; y del portador de una
credencial de donante; y del familiar que ha donado; y del mismo profesional coordinador del
proceso de donación en un hospital. Sus personajes nos transportan a realidades; de hecho, sus
personajes están sacados de la realidad a la que nos transportan, y de la que ninguno de nosotros
está exento.
Además de un intenso trabajo literario, su obra refleja su compromiso con el prójimo. Es su
forma de solidarizarse con los que sufren, de involucrarse, de poner su contribución al servicio
de lo que más se necesita: difundir la cultura de donación, cultura que brota al comprender y
asimilar temas como:
que la muerte es un hecho natural, y que nos llega a todos;
que nuestro cuerpo, tan precioso en vida, sigue siendo precioso durante un breve tiempo
después de la muerte, pero después, se va a descomponer, irremediablemente;
6
que nadie “se va” “enterito”, ni “como vino al mundo”;
que muchas personas necesitan un trasplante para vivir y que es muy doloroso vivir esa
experiencia;
que nadie está exento de necesitarlo un día;
que la donación es la máxima expresión de amor al prójimo...
Ojala no sólo los que conocemos el medio hospitalario (por enfermedad o por trabajo) captemos
(comprendamos) el significado de cada frase en cada relato. Espero que cada historia llegue a
toda la gente, del modo en que me llegó a mí, tocando las fibras del corazón, la sensibilidad
humana, las emociones. Así habrá cumplido su misión: despertar la sensibilidad y la
conciencia...
A todos nos cuesta pensar en la muerte: nos confronta con la propia.
Nos cuesta también pensar en donar: nos confronta con la muerte de nuestros seres queridos.
Pensemos en la vida que podemos dar y, como dice Ricardo, “de nosotros depende que, para
aquellos que hoy sólo conocen el antes, puedan también en el presente, tener la posibilidad de
experimentar el después”
Gracias, Ricardo.
Irma de Osio Rodríguez
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Por todos lados menos uno
Aquí vamos… La urna, con fotografía y leyenda al lado de la registradora en la tienda de
conveniencia… Los compañeros de la secundaria organizándose para lavar carros… Los
delegados del sindicato exponiéndole el caso a la trabajadora social… Las amigas de la prepa
armando una tocada a beneficio… La raza del equipo de soccer afuera del estadio pidiendo
cooperación… Los amigos organizando un bazar… Las otras mamás en el crucero acercándose
con botes a los autos al cambiar de luz el semáforo… Los de la oficina anotándose en la lista
para el descuento por nómina… El programa de televisión, el comentario en la radio, la nota en
la prensa, el correo electrónico, la experiencia de viva voz… La búsqueda por Internet para saber
qué han hecho otros en casos similares… Preguntar si existe una asociación que apoye, si no la
hay, fundarla… Las frases: cuenta conmigo, está difícil, uno nunca sabe, hoy por ti... Otros, a
falta de dinero, ofrecen el carro, llevar, traer, ser compañía, las vecinas, cuidar niños, hacer algo
de comer… La familia da lo que no tiene y sigue dando… Algunos buscan dar ánimos
recomendando: yerbas, chamanes, acupuntura, curanderos, naturismo, imanes, una limpia,
medicina alternativa, reliquias, estampas, imágenes, novenas, oraciones…
No importa el clima, polvo, ver caras, hacer antesalas, estar de pie, lidiar con el
burócrata, esperar al ejecutivo, buscar las autorizaciones, aprender la terminología para entender
a los médicos, desmañanarse, desvelarse, malpasarse, trabajar extra, no descansar el fin de
semana, viajar de noche, pedir permiso, aguantar lo que nunca se pensó aguantar.
Todo esfuerzo es válido, permitido para mantener la vida, nutrir la esperanza, preservar
hasta que llegue el ansiado repuesto compatible.
Una pregunta taladra los oídos: ¿Donde están los potenciales donadores?
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Delfino
La esquela en el periódico no era diferente a otras, tu nombre en ella abofeteó mi vista. Lo último
que supe de ti, era que no mejorabas. Vaya que si luchaste, eso me consta, los tiempos eran otros
hace más de una década, leyes diferentes a las actuales no ayudaban a los que pasaban por tu
situación, no fuiste el único, vaya consuelo.
En Estados Unidos te enteraste que había doscientos por delante de ti sólo en ese hospital.
Fuiste para allá porque aquí cortaron las alas de tu esperanza desde el inicio de los síntomas; la
ayuda que recibiste fue la frase: Deje sus asuntos arreglados; cuando comentaste eso, pensé que
si alguien se cae a una alberca los de la orilla no le dicen: Ponte en paz, sino que buscan lanzar
un salvavidas o gritar para que alguien más ayude.
Tuviste el apoyo de todos, menos el de las leyes. Nadie se explica por que antes no
habían impulsado la reforma legal que llegó después que partiste. A ese gobernador lo
recordaran por frivolidades, escándalos, pero no por ese cambio.
Tu presencia en mi memoria hace que me pregunte: ¿Que debemos de cambiar ahora para
evitar en el futuro los inútiles hubiera? ¿Cuantos frentes hay que abrir para luchar contra la
ignorancia, la indiferencia, la apatía? Todos debemos involucrarnos No es cuestión única de
médicos, abogados y clérigos.
Fuiste el primer rostro que conocí de algo que antes nada más escuché por boca de otros,
las películas o novelas.
Lo que no deseo es volver a ver la esquela de alguien que conozco, que haya partido por
la misma causa que tú.
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Sangre por encargo
Acude de nueva cuenta a recorrer esa senda que transita por voluntad propia desde hace más de
veinte años.
Le sale al encuentro un edificio siempre diferente, aunque es el mismo. Varían las
fachadas dependiendo de quién los administre.
Unos nombres aluden a virtudes; otros gritan con iniciales su oficialidad; los hay con
diseño de vanguardia, amplio estacionamiento, jardín; también con lámparas fundidas, banquetas
cochambrosas y decorado importado de la periferia urbana. Formas humanas diferentes, iguales,
ya que el dolor y la espera uniforman los rostros.
Siempre una figura con uniforme, con un trapeador o haciendo guardia indica cómo debe
llegar al lugar según sea el nombre que le hayan otorgado: laboratorio clínico, banco de Sangre,
servicios hematológicos. Subir, bajar escaleras, caminar sobre mosaicos, olor a desinfectante,
rodeado de tablaroca, vidrio, paredes de pintura desgastada o recién pintadas, rara vez se topa
con alguna cara conocida. Vislumbrar el letrero en una puerta confirmando que ahí es donde
manejan el rojo fluido vital. Dentro, uniformes blancos y cofias, a veces chaquetines, siempre
zapatos que no hacen ruido al caminar. Ante un mostrador, el primer filtro con una nueva voz
hace preguntas viejas: ¿Ha donado con anterioridad? ¿Cuándo fue la última vez que donó?
¿Nombre del paciente para el que dona? ¿Sabe el número de cama? ¿Es familiar? ¿Toma algún
medicamento? ¿Comió hace menos de cuatro horas? ¿Ha consumido bebidas alcohólicas en las
últimas ocho? ¿Trae credencial de elector para identificarse? En los pasados tres días, ¿ha tenido
la garganta irritada, catarro o diarrea? ¿Lo han rechazado como donador alguna vez?
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Luego el segundo filtro, el formulario idéntico en todos lados: datos generales, si ha
padecido enfermedades contagiosas o crónicas. Después, lo referente a hábitos de vida y
conductas sexuales. Al final, unas letras mayúsculas gritan: adictos a fármacos y varones con
preferencia sexual por su mismo género quedan excluidos, una declaración bajo protesta de decir
verdad. La pluma en sus dedos firma para que este banco le abra una cuenta en la que él
únicamente podrá depositar.
Ahora la prueba se realiza con una muestra extraída del dedo índice con un pinchazo. La
hipodérmica sólo traspasa su piel cuando es la extracción de lo que llaman una unidad, que es
poco menos de medio litro. Es ahí donde la piel recuerda. Reconoce un estímulo aunque haya
pasado mucho tiempo, encadena la memoria a las veces que lo ha experimentado. El minutero
camina y la bolsa se llena del fluido que sale de su cuerpo: Oye, me dijeron en Recursos
Humanos que eres O Rh Negativo; fíjate que mi cuñada se puso muy grave; disculpe la hora en
que llamamos; llegó una paciente acuchillada, su estado es delicado; es de su mismo tipo;
queremos ver si puede venir; señor, no tengo el gusto de conocerlo; mi papá esta programado
para cirugía de corazón abierto, necesitamos conseguir doce unidades, si no, sería hasta dentro de
dos meses que vuelve a haber quirófano disponible; ya hablamos con todos los familiares y
amigos pero ya sabe, se batalla; nos faltan sólo tres unidades; pedimos el libro de los donadores
en el banco de de aquí, vimos que usted donó hace un año; a mi hermano le van a hacer un
transplante de riñón, mi hermana se lo va a donar, nadie más en la familia es del tipo de de ellos,
que es el mismo de usted.
Después de un rato, la unidad ya se completó.
Hay enfermedades y sustancias que no se detectan en forma inmediata. Si es el caso de
que un donador haya acudido por presiones familiares, pero haya incurrido en alguna práctica
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que el formulario estipula de alto riesgo, deberá marcar en el volante que le entrega al final la
palabra no y ellos cubrirán las apariencias ante familiares. Él sabe que la suya es segura. Filtro
final
Le instruyen y obedece: permanecer recostado otros diez minutos, doblado el brazo con
un algodón en el lugar donde estuvo la aguja. Luego, poco a poco, incorporarse y sentarse; si se
marea, acostarse de nuevo y pedir ayuda a quien realizó la extracción. ¿Qué dice esa placa que
traes colgando al cuello como los soldados? Para poder hacerle la cirugía y corregirle la hernia,
tuvimos que pedir prestada una unidad del tipo suyo porque no tenemos. Como no se necesitó ya
la devolvimos al Banco que la prestó. Compadre, hasta para eso de la sangre saliste negativo.
Recuerde que entre una donación y otra deben pasar por lo menos de ocho a doce semanas. El
volumen donado se recupera en tres días, pero la calidad en unos quince. ¿Para qué donas?
Cuando a alguien le toca, es porque ya le tocaba; si no, es que no.
No hubo mareo, luego dependiendo del hospital; si es oficial, un emparedado de jamón
sin mayonesa, y de beber, agua de frutas; si es privado, un pase para la cafetería y el sello de la
boleta de estacionamiento. El paciente invita.
He visto por Internet unas páginas sobre la donación de sangre en España y es toda una
cultura por allá; las estadísticas, la legislación, la información. Viejo, ya no dones. Me da miedo,
no te vaya a pasar algo. La sangre dejó de comercializarse desde 1992 por lo del sida, ahora toda
donación es altruista, aunque aún hay gente que, cuando viene a donar, pide dinero a los
familiares. Aquí hemos sabido de varios. Como el paciente para el que dona es A Rh positivo, la
suya se la voy a valer doble. Se me hace que tú donas porque eres adicto al dolor que causan las
agujas.
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Ya han abrevado en sus venas más de veinticinco veces. Inicia el reingreso a la atmósfera
cotidiana: la reorganización que amenaza su puesto de trabajo, la tarjeta de crédito que espera el
pago vencido, el tráfico embotellado, la vida de siempre hasta que a alguien necesite nuevamente
una transfusión. La sangre es escasa en los bancos, su tipo particular lo es aún más.
Mientras va caminando, se pregunta si recibiera una cortada profunda con un vidrio; o si
fuera atropellado; o si una varilla se desprende de una construcción y lo atravesara; o si fuera
agredido con arma blanca o de fuego; o si su automóvil chocara; o si necesitara ser intervenido
quirúrgicamente de emergencia por una úlcera reventada; ¿habrá suficiente de su tipo en el
hospital? ¿Quiénes responderán al llamado en la radio o televisión? ¿Qué número marcarán para
que alguien acuda a donarle? ¿Quién evitará que se rompa ésta cadena? Contempla la masa de
transeúntes. ¿Cuántos sabrán el tipo sanguíneo que tienen? Antes de cruzar la calle, que es de un
solo sentido, mira en ambas direcciones.
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¿Lucía?
— ¿Ya viste qué cara traes?
— ¿Vomitaste?
— ¿No será por tanto trabajo?
— ¿Y esa raya amarilla a mitad de tu ojo?
— ¿Has tomado algo?
— ¿Cuántos días llevas así?
— ¿Será tensión?
— ¿No has ido a ver al médico?
— ¿Cuál fue el diagnóstico?
— ¿Tiroides?
— ¿Qué te recetó?
— ¿Te sigues sintiendo mal?
— ¿Cuánto tiempo hace que vas con ese doctor?
— ¿Siguen sin hacerte efecto las medicinas?
— ¿No estás muy delgada?
— ¿Ya pensaste en consultar a otro?
— ¿Qué te dijo éste?
— ¿Cómo que no era correcto el diagnóstico?
— ¿Ahora para qué tanto análisis y estudio?
— ¿Insuficiencia renal crónica?
— ¿No es contagioso?
— ¿Y eso por qué te dio?
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— ¿Diálisis?
— ¿No te duele ese catéter que te pusieron?
— ¿Cada cuándo tienes que hacértela?
— ¿Qué es esa solución Baxter?
— ¿No necesitas ir al hospital?
— ¿Vas a seguir trabajando?
— ¿Quién cuidara a tu hija?
— ¿A qué vas a ver un sicólogo?
— ¿También estás deprimida?
— ¿Cuándo te curas?
— ¿Transplante de riñón?
— ¿Tiene que ser de tu mismo tipo de sangre?
— ¿Nadie de tu familia puede donar?
— ¿Dónde lo vas a conseguir?
— ¿CENATRA?
— ¿Cuántos hay delante de ti esperando?
— ¿Tantos?
— ¿Cuántos transplantes se hacen al mes?
— ¿Tan pocos?
— ¿Qué vas ha hacer?
— ¿No se puede intentar otra solución?
— ¿Hasta cuándo vas a estar así?
—Hasta que llegue un donador, si primero no llega la muerte.
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Razones
Ya me has dicho que leíste Coma, te impactaron las películas “Negocios Entrañables” y “Deuda
de Sangre”; lo mismo dijeron en un reportaje en televisión hecho por latinos en Miami; por el
periódico te enteraste de la investigación que puso al descubierto la conexión Brasil-Israel-
Sudáfrica, también has recibido correos electrónicos contando lo del camión refrigerado que por
un accidente en Torreón se dieron cuenta de su contenido, luego del que despertó en la bañera
llena de hielo; que por eso son las muertas de Juárez; cuando ibas a la primaria en la mañana
veías borrachos haciendo fila afuera del laboratorio; que en Internet hay quien los ofrece al mejor
postor; que no es tu problema, que es muy raro que pase, que en tu familia todos han tenido
buena salud. Que esto, que lo otro, que aquello.
La vida es una lotería donde todos jugamos boleto, no sabes si llegarás a padecer una
condición donde requieras un órgano de repuesto.
Bueno te digo que también leas: Los limites de la solidaridad, que veas “Todo sobre mi
Madre”, “Jesús de Montreal”; que los mismos latinos han hecho otros programas; esos correos
electrónicos que leíste son apócrifos porque nunca ponen datos que se puedan corroborar; que la
sangre ya no se comercializa desde hace buen tiempo.
Preguntas todos los días la cotización del dólar, pero tal vez desconoces tu tipo
sanguíneo. En la sala de urgencias, nadie te preguntara el tipo de cambio.
Lo que si puedes decidir desde antes, en caso que el guión de tu vida finalice en forma
intempestiva, es en poder dar una oportunidad para alguien que no la tendría por otro medio.
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La fila
La luz de la pantalla ilumina tu rostro. Pedazos de silencio son roídos a turnos por el murmullo
de teclas que se oprimen. No sabes qué hora es; tu reloj son las veces que tomas medicamentos,
esos frascos en el tocador formados como guardias ingleses que esperan pasar revista.
La embajada cibernética de nuevo te brinda asilo de la soledad que te persigue desde hace
semanas. Esta ocasión no tuviste que esperar mucho para establecer conexión e ingresar al foro
que acostumbras. En el primer mensaje que se desliza ante tus ojos, ves a otro usuario
quejándose por el largo tiempo que pasó ese día haciendo fila para obtener la licencia de manejo.
Tus manos quedan congeladas. Piensas en cuántas filas te ha tocado hacer, pero ninguna
como en la que estás ahora. Diferente a la de los tacos, los boletos del fútbol, la disco o el último
día para pagar impuestos. Estas ahí, porque no tienes de otra,
Si el malestar físico tiene ganas de zarandearte, simplemente crees que no te llegará tu
oportunidad. Quieres que los turnos avancen más rápido, cerrar el ciclo, pero eso no depende de
ti. Los demás, igual que tú, no se ven unos a otros, pero cada quien conoce su lugar. No le dicen
cola, ni hilera, ni lista: la llaman protocolo. A fin de cuentas, una fila más. Alineados por un
documento electrónico según el puntaje obtenido
Ante tus ojos marchan uno tras otro los mensajes de los demás usuarios, pero no los ves:
tu mirada se ha perdido repasando un desfile de anhelos.
Aguardas con ansia la llamada en tu casa, o en el celular: deseas reconocer la voz del
coordinador del programa avisándote que tu espera finalizó. Hay un órgano disponible para ti.
Si avanzas en esta fila, es porque alguno de los que están la dejó en contra de su voluntad,
o porque alguien fuera de ella, a quien conocerán sólo como el donador, les dio una oportunidad.
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Un relámpago en el pensamiento te trae de regreso: un mensaje en el monitor avisa
haberte desconectado del grupo por estar inactivo.
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R.S.D.
En esto existe antes y después, fue posible trazar la línea que en vez de separar los tramos de la
existencia, ahora los une con mayor fuerza,
Gracias a alguien en especial y a otros muchos, vivo experiencias que faltaban completar.
Ya son cuatro años adicionales (más los que se acumulen); la boda de mi hija que quedaba
soltera, tres nietos que se incorporaron a la vida familiar, luz adicional para mis ojos, pienso en
lo que me falta por ver, sentir, conocer. Los recuerdos que fabricaré en otros.
Lo antes cotidiano: respirar, caminar, comer, ir, venir…Ahora son oportunidades para
catar el aire, saborear el camino, ver propagarse las ramas de mi carne, disfrutar la convivencia
con quienes quedarán después de mí.
Soy el mismo, pero también otro. Deje de ser él que era, aunque sigo siendo yo.
Amalgama de situaciones, experiencias, sentimientos. Aunque si me vieras en la calle, podrías
pensar que nunca me sucedió y que tal vez que nunca te pueda suceder.
En el inicio, síntomas, malestares que enmascaraban la magnitud, primer tratamiento,
lejos de disminuir, incrementaron la variedad y frecuencia.
La intuición femenina, encarnada como esposa fue más lejos. Recabó resultados de
análisis, consultó facultativos, en complicidad con los mismos me condujo a donde debía ir.
Escuché el veredicto: Terminante, pero no terminal, la sentencia se podía apelar.
Revisar posibilidades, escuchar opiniones, ver alternativas. Conclusión: No es necesario
que vaya a otro lugar para hacer esto.
19
Tuve la oportunidad de conocer a otros en condición similar, éramos líneas originadas en
planos diversos pero convergíamos en un mismo punto. No los he olvidado, aprendí de ellos.
Como deseo que todos tuvieran mi suerte.
Ni la hemodiálisis, los cambios en mi físico, o las limitaciones disminuyeron mi animo,
tenía la vista puesta más adelante.
Dentro de los míos se enlistaron voluntarios viables para ayudarme a pelear esta batalla;
la fecha para el desafío se programó meses antes, eran mis planes; en el ínter apoyarme en los
avances de la ciencia, veía las cosas con calma, mi esposa las contemplaba con fe, pero del tipo
que mueve montañas.
Alguien fuera de mi círculo sanguíneo, trascendió el destino, súbitamente le dio cita.
Modificó lo que programé, por una sola razón: Compatibilidad
La llamada apremiante que pide mi presencia lo antes posible en el nosocomio; nuevos
análisis, tener todo listo; una oración por parte de los míos, aproximarme al momento, ingresé
por la noche, ya vienen quienes llevan dentro de un contenedor la chispa que de nuevo me
encenderá; me intervendrían por la madrugada, esperaba que hubiera vacante un amanecer para
mi.
Los riñones que dejaron de funcionar permanecen en su lugar, el medico encontró dentro
de mi anatomía acomodo para el refuerzo.
En medio de una enredadera de sondas y tubos, volví a percibir sonidos. Supe que estaba
de regreso. Pasó lo más critico.
Salir del hospital, volver al mundo, la disciplina que me impusieron no es un sacrificio, es
la actitud necesaria para continuar. Una forma de pagar tributo para quienes permitieron esto, un
compromiso para con los que aportaron: ciencia, temple, ánimo, posibilidades, conocimiento.
20
El futuro para mi llegó, en cierta forma he traspasado mi tiempo.
Ahora las posibilidades son mayores, a diferencias de otros males que nos aquejan, éste
es posible remediarlo, si todos estuviéramos dispuestos, serían más lo que podrían acceder a la
oportunidad que merecen. De nosotros depende que para aquellos que hoy sólo conocen el
antes, puedan también en el presente, tener la posibilidad de experimentar el después.
21
Giro
El aburrimiento atrajo un folleto a mis manos, las manecillas del reloj se movían en cámara
lenta. Los ojos trotaron sobre el papel, me adentraba en un territorio inexplorado, solo conocido
de oídas.
La concentración se hizo trizas cuando alguien me dijo que ya era mi turno.
Ante la ventanilla, ninguno de mis argumentos tuvo peso, tendría que regresar con lo que
le faltaba, aunque ya no importó tanto.
Camino a la rutina, replicaban en mi mente palabras conocidas con significados recién
conocidos: Corneas, hueso, pulmones, donación, piel, corazón, riñones, consentimiento, hígado,
páncreas, sangre, altruismo.
Nunca me había puesto a pensar que si llegaba el momento, donde aunque permaneciera
en este mundo, pero ya no perteneciera a él, mi decisión, expresada con anterioridad, sí tendría
sentido para alguien. Sería el salvoconducto con que podría abandonar un destierro de pronóstico
reservado, donde había sido confinado en contra de su voluntad.
Al día siguiente, regresé a completar por partida doble: El tramite anual y solicitar la
credencial que marcaba una diferencia en mi interior, aunque todo lo exterior pareciera seguir
igual.
22
Ella
Tu cerebro porque piensas porque es tu clave y motor va generando la fuerza que me hace humano y mejor. Cuerpo, manos, ojos, pelo, carne y hueso inanimados que cobran vida y por eso quiero vivir a tu lado. Pablo Milanes
Ya se cumple otro aniversario, te fuiste pero al mismo tiempo te quedaste.
Recuerdo cuando era un comentario que hacías si el tema emergía en alguna
conversación:
“Debía uno de estar preparado, por si acaso”
Un día como cualquier otro, ese acaso se te presentó de súbito.
En el hospital me mostraron la credencial encontrada en tus pertenencias, después que los
monitores mostraron las líneas planas, me explicó su significado el coordinador del programa.
Pidieron que ratificara tu decisión, primero pensé no hacerlo, pero si tu no habías sido
egoísta, ¿Por qué iba a serlo yo?
No fue tu fin, sigues aquí, viviendo por medio de otros o tal vez los otros viven por medio
de ti. Sigues palpitando, viendo, sosteniendo, caminando, apoyando, transformado, amando…
Nadie es desconocido, siento que te encuentro a donde vaya.
Por fin seguí tu consejo, porto mi consentimiento en la cartera. Tenías razón, siempre la
tuviste.
23
Destinos
Todo comienza con una llamada.
Escucho las palabras que accionan múltiples gatillos. Aunque ya lo haya hecho, cada una
es diferente, única.
Todo donador es especial, al igual que sus familias, antes que nada, mi respeto para ellos,
no es fácil, pedirles que se preocupen por otros cuando los ha embestido la desgracia.
Entre más tiempo paso en esto, descubro siempre aspectos positivos sobre el ser humano,
su vida, obras, la forma en que dentro de su dolor se vuelcan para ayudar a otros.
Luego ver el aspecto técnico, papeleo: Médicos, administradores, abogados.
Dependiendo de las características del donador, verificar las listas, la compatibilidad,
avisar a los que esperan.
La lucha contra el reloj: Pruebas, resultados, equipos, trámites, informes, seguimiento,
autorizaciones, ser consejero, brindar apoyo, dar seguimiento, coordinar.
Cuando me preguntan por que hago esto, si con mi historial podría ganar más en otra
área, llevar un horario sin tantos sobresaltos, desvelos, apuros. No tener que irme a media cena
de navidad o de la boda de un familiar. Pero dejaría de ser yo. Si bien es cierto que nunca me
imagine en esta labor que tanto me gusta, es más que un trabajo, se ha vuelto parte de mí.
En una ocasión, escuché que uno no escogía su destino, sino que era él quien lo escoge a
uno. Tal vez sea cierto, porque pienso que nadie por su gusto tiene un accidente o un derrame,
tampoco ésta en lista de espera de un órgano por su propia voluntad.
Todos debemos de intervenir, cada quien desde su ámbito, sumar los esfuerzos.
Hay muchas murallas por derribar; Ignorancia, prejuicios, burocracia, apatía, por
mencionar algunas. Ningún esfuerzo en este campo es estéril.
24
Donadores, receptores, de todos he recibido tanto, me quedo con un fragmento de su
esencia, no los olvido, su recuerdo es impulso, ejemplo, razón de ser.
Suena el teléfono, antes de contestarlo, presiento para lo que es.
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Sitios Relacionados en Internet
En caso de requerir mayor información sobre procesos y cultura de donación de órganos se
pueden consultar los siguientes sitios.
CENTRO NACIONAL DE TRASPLANTES http://www.cenatra.gob.mx/
FUNDACION NACIONAL DE TRASPLANTES http://www.funat.org.mx
CRUZ ROJA MEXICANA http://www.cruzrojamexicana.org/donacion_organos/
FUNDACION ALE http://www.quierodonar.com.mx