Estructura cerebral: lateralización.
Sólo los mamíferos superiores poseen neocórtex, la capa más externa y
evolutivamente más moderna de la corteza cerebral; el más grande
proporcionalmente es el de los primates y cetáceos (Sagan, 1984). La
lateralización significa que una función dada es controlada preferencialmente
por un lado del cerebro y/o del cuerpo; algunas de las funciones que se ha dicho
son lateralizadas o asimétricas en los humanos incluyen el ser diestro o zurdo, el
lenguaje, el reconocimiento de caras, las expresiones faciales, otras habilidades
visuales, ciertas habilidades musicales, el sentido del esquema del cuerpo, la
depresión y la euforia (Falk, 1987).
Pueden existir asimetrías de naturaleza cortical en los simios (Holloway y
De la Costelareymondie, 1982). Los lóbulos temporales de los hemisferios
izquierdo y derecho del hombre y el chimpancé presentan una asimetría: una
parte del lóbulo izquierdo está notablemente más desarrollada que el resto
(Sagan, 1984) y esto es prueba de lateralización, mientras que para los monos las
evidencias de asimetría cerebral todavía no son concluyentes (Holloway y De la
Costelareymondie, 1982). Sin embargo, hacen falta muchos estudios y
experimentos sobre las formas de inferir el grado de la lateralización de
funciones en simios (Marchant y McGrew, 1991) y estudios más profundos para
determinar en que medida los chimpancés muestran lateralidad de funciones,
como la preferencia en el uso de una mano, pies, oídos u ojos (McGrew, 1992).
Son indispensable registros sobre este aspecto en poblaciones naturales, por
ejemplo poder hacer conclusiones válidas sobre ser diestro o zurdo es preciso
hacer análisis al nivel de población; es necesario analizar a Hominoidea
comparativamente y no sólo a los chimpancés (Marchant y McGrew, 1991).
Existen diferencias significativas en los patrones de asimetría cerebral
entre los simios y humanos, incluso entre homínidos tempranos y póngidos
(Holloway y De la Costelareymondie, 1982), pero el que la asimetría que
presenta los cerebros del hombre y del chimpancé sea congénita sugiere una
marcada predisposición genética al control del habla por parte del lóbulo
temporal izquierdo; además hay experimentos fisiológicos que fundamentan la
idea de que los centros de lenguaje en los simios se hallan localizados en el
neocórtex, sobre todo, como sucede con el hombre, en el hemisferio izquierdo
(Sagan, 1984). Existe una relación entre la dominancia del hemisferio izquierdo
para el lenguaje y el ser derecho en los humanos (Falk, 1987).
Una de las funciones más obviamente lateralizada en humanos es ser
derecho o zurdo, el 90% de los humanos son derechos y esa mano es controlada
principalmente por áreas motoras en el lóbulo frontal izquierdo (Falk, 1987).
Esto lo debemos ver como un complejo de otras funciones cognitivas asimétricas.
La literatura sobre ser derecho o zurdo en primates no-humanos es muy
confusa y algunos investigadores han concluido que estos no la presentan de
manera significativa, pero se ha encontrado que muestran preferencia del uso de
la mano derecha para algunas actividades (especialmente manipulatorias como
control sensoriomotor somático fino) y de la izquierda para otras (especialmente
visuales), por ejemplo Macaca muestra una dominancia del hemisferio izquierdo
para procesar las vocalizaciones específicas de cada especie y un género de
monos del Viejo Mundo muestra una dominancia de un hemisferio para la
comunicación y las habilidades motoras finas y de otro para el procesamiento
visual; los monos son derechos, zurdos o ambidiestros, pero no usan sólo una
mano como la mayoría de los humanos (Falk, 1987). Esta dicotomía en los tipos
de actividad de los monos puede indicar que el sustrato neurológico para la
dicotomía verbal/visual que caracteriza a los humanos puede tener precursores
en los primates que vivieron hace más de 50 ma. e incluso estar presente durante
la evolución hominoidea temprana (íbidem).
Los simios muestran un uso preferente de la mano derecha cuando son
forzados a asumir una postura erguida y la forma del agarre difiere también
dependiendo de si su posición es cuadrúpeda y bípeda, en la primera la comida
se alcanza con el pulgar y la palma de la mano, en la segunda con el índice y la
pahua; debido a esto se piensa que la condición para alcanzar comida en una
postura erguida pudo haber requerido una mayor especialización manual que en
una postura cuadrúpeda (Hopkins, 1993).
Comunicación.
Varios científicos están estudiando las poblaciones naturales de varias
especies de primates con el fin de analizar sus patrones de comunicación, para
descubrir si el potencial para el lenguaje existe en otras especies y no sólo en
humanos. Lo importante de estos estudios es que se basan en el descubrimiento
de que los signos naturales en algunas especies de primates y sobre todo en los
simios parecen ser más específicos y más parecidos a palabras de lo que los
científicos se hubieran imaginado hace poco. En las comunidades de chimpancés
se ha documentado la existencia de mensajes con significado determinado,
incluso de cosas no presentes en ese momento. Es claro que su comunicación
involucra más que expresiones de miedo, dolor o enojo; incluso a partir de las
comparaciones de diferentes áreas de estudio parece ser que diferentes grupos
de chimpancés en diferentes localidades geográficas muestran una variación en
los patrones de comunicación que equivalen a dialectos locales (Goodall, 1986b).
Se sabe que los conjuntos de gestos difieren entre las diferentes comunidades de
chimpancés (Fouts^y Fouts, 1993).
Seyfarth y Cheney realizaron observaciones y experimentos con monos
verdes, descubriendo que aparte dé las diferentes llamadas específicas para
protegerse de predadores, los monos tienen otras más para comunicarse entre
ellos (Seyfarth, 1982). Desgraciadamente experimentos de este tipo no se han
realizado con simios y los análisis de sus vocalizaciones naturales necesitan de
mayor profundidad.
Se han hecho muy pocos estudios de la estructura fonética de las llamadas
de contacto de los primates, con la excepción del análisis que Richman (1976,
1978 y 1987; en Dunbar, 1993) hizo en los grupos sociales extensos del babuino
gelada. Estos monos son capaces de producir sonidos similares a las vocales y
consonantes que son distintivas de los rasgos del habla humana, además de tener
mucho de su ritmo, propiedades melódicas y manera de segmentar la secuencia
de los sonidos.
La observación detallada y el análisis de los gestos de comunicación usados
por un grupo de gorilas en un zoológico indica que su sistema de comunicación es
mucho más complejo de lo que previamente se había pensado (Petterson y
Gordon, 1993).
La capacidad que los chimpancés en cautiverio presentan para intercambiar
cosas, es decir, ofrecer un objeto a cambio de otro codiciado o bien entender
que entregando un objeto les será dado otro, surge espontáneamente.
Los chimpancés que han crecido aislados durante los dos primeros años de
su vida muestran muchas de las señales de comunicación, posturas, gestos y
llamadas de la especie, pero cuando estos individuos son puestos en contacto con
otros miembros de la especie realizan las señales en secuencias incompletas y en
contextos inapropiados (Menzel, 1964; citado en Goodall, 1986b), esto significa
que los patrones de ciertos comportamientos son heredados1 pero a través de la
socialización se aprende cómo y cuándo son usados (Goodall, 1986b). La
comunicación entre los individuos es muy importante, en ambas especies de Pan
las posturas, los gestos y las vocalizaciones con los que los chimpancés se
comunican son muy complejas; los contactos se establecen por las acciones de
1 Cada individuo de una especie de animal superior, principalmente en las especies sociales, dispone de manera innata de un código de señales completo formado por voces y movimientos expresivos y de la facultad de comprender a los demás miembros de la especie; esto se sabe por que los miembros de especies sociales, cuando están aislados, emiten el mismo conjunto de voces y expresiones (Lorenz, 1993).
besarse, abrazarse, tomarse de las manos, palmearse la espalda, hacerse
cosquillas (Goodall, 1993).
La comunicación en los bonobos parece ser muy compleja, por ejemplo, se
han identificado 20 gestos y llamadas diferentes para indicar una disposición a
copular (Kano, en Linden, 1992).
Savage-Rumbaugh (1984) describe el desarrollo en los patrones de
comunicación del bonobo Kanzi. Durante su primer año y medio de vida no estuvo
sometido a un entrenamiento formal, sino que las habilidades que
desarrolló emergieron espontáneamente motivadas por sus propios deseos de
comunicarse. Debido a que los investigadores le cargaban en posición bípeda,
pudo tener las manos libres (no tenía que sostenerse al pelo de su madre) y la
posibilidad de contacto visual continuo para experimentar tipos de comunicación
diferentes a aquellos usados con la madre (quien lo cargaba en posición ventral o
dorsal): Kanzi aprendió espontáneamente a señalar, a guiar a la dirección
deseada, a pedir objetos, a manipular varias cosas propias de la casa (como abrir
una llave, prender y apagar la luz). Ya que no se realizó ningún intento
deliberado por enseñarlo, esto pareció ser una respuesta natural a la posición
bípeda y a la atención puesta en él. A los diez meses de edad Kanzi comenzó a
usar gestos e inspección visual, además de vocalizaciones ocasionales
acompañando los gestos. Se ha interpretado que Kanzi desarrolló una
intencionalidad de comunicación.
Los resultados obtenidos con Kanzi han rendido conductas que no han sido
exhibidas por Pan troglodytes (Ibidem): Kanzi acompaña muchos gestos con
vocalizaciones, vocaliza frecuente y espontáneamente como los niños humanos
antes de empezar a hablar y en respuesta a pláticas humanas; sus vocalizaciones
son voluntarias y usadas intencionalmente para atraer la atención de otros hacia
él y hacia lo que quiere; emite un sollozo parecido al de los niños humanos;
desarrolló la conducta de apuntar antes de ser sometido a un entrenamiento de
lenguaje. El tipo de vocalizaciones que Kanzi emite simplemente no se encuentra
en el repertorio de Pan troglodytes.
Al contrario que las madres de Pan troglodytes, Matata, la madre de Kanzi
le daba objetos cuando los pedía y le prestaba más atención que la que se ha
observado en las madres de chimpancés comunes; un comportamiento exclusivo
de Kanzi y Matata es guiar a otro individuo paso por paso tomados de la mano;
los chimpancés comunes guían de esta manera sólo muy ocasionalmente y nunca
paso por paso {Ibidem).
Lenguaje.
Es mucho lo que se ha descubierto, escrito, discutido y concluido acerca
de los experimentos de lenguaje con simios desde el inicio de los 70's,
mencionaremos las conclusiones más importantes.
Los chimpancés son capaces de aprender formas de lenguaje no habladas,
de manera paralela al desarrollo en niños sordomudos. El entrenamiento
lingüístico convierte a un animal que responde a la apariencias en un animal
capaz de responder basándose en abstracciones, es decir, aumenta su capacidad
de representación abstracta.
Los experimentos nos proporcionan pruebas claras de que los chimpancés
son capaces de reconocer la correspondencia que existe entre el sistema
lingüístico y los acontecimientos reales del mundo; usan las palabras en la misma
forma que los humanos, o sea como representaciones simbólicas de objetos,
gentes, situaciones, temporalidad e imágenes (Marx, 1980).
La chimpancé Lana fue entrenada con el lenguaje Yerkish" y aprendió
rápidamente un gran número de lexigramas apropiados para objetos, individuos y
eventos; fue capaz de producir secuencias de varios perfectamente coherentes y
correspondientes con la realidad, además de poder discrimimar, sustituir
lexigramas y borrar errores gramaticales (Thompson y Church, 1980).
La chimpancé Lana fue entrenada con el lenguaje Yerkish2 y aprendió
rápidamente un gran número de lexigramas apropiados para objetos, individuos y
eventos; fue capaz de producir secuencias de varios perfectamente coherentes y
correspondientes con la realidad, además de poder discrimimar, sustituir
lexigramas y borrar errores gramaticales (Thompson y Church, 1980).
Figura 6.5 Peony ejecuta la instrucción: "Peony nariz toca", que se ha escrito en
el tablero (tomada de Premack y Premack, 1988).
Experimento realizado a Sarah
A continuación Premack y Premack (1988) describen los experimentos que
realizaron con Sarah. La unidad elemental del lenguaje era la "palabra", una
pieza de plástico de color y forma específicos. En la construcción "Mary da 2 Este lenguaje consiste en lexigramas o símbolos representados en un tablero y procesados mediante una computadora
manzana a Sarah", Sarah entendía perfectamente quien efectuaba la acción y
quien la recibía, por lo que se hizo difícil que "escribiera", por ejemplo, "Sarah da
manzana a Mary", ya que nunca quería ser ella la donante de comida favorita.
Este chimpancé comprendió que el símbolo de pregunta significaba información
ausente que ella tenía que suministrar y con este símbolo se le hacían preguntas
con las palabras igual y diferente: "¿Son estos objetos iguales o diferentes?" Sarah
respondía correctamente poniendo el símbolo de igual entre dos objetos iguales y
viceversa; además completaba oraciones del tipo "pinzas igual a ¿?"
Y también respondía con un sí o no a preguntas como "¿manzana diferente
a plátano? Otro tipo de oraciones a completar eran " manzana nombre de ¿?" o "
plátano no nombre de ¿?", las que tenía que contestar poniendo el objeto real
correspondiente o con las palabras pelota, rojo y tamaño de, respectivamente,
para las preguntas "redonda forma de ¿?"> "¿? color de manzana", "pequeño ¿? uva
pasa". Este tipo de pruebas demostró que Sarah podía entender el significado de
una palabra nueva simplemente "leyéndola" en una construcción. Aprendió a
describir objetos con diferentes características y a usar palabras como si
entonces, algo, todo, sobre. A esta chimpancé le gustaba jugar con las palabras
de plástico, hacerse preguntas y responderlas.
Figura 6.6 En a) y b), la pregunta es: "¿Son estos dos objetos iguales o
diferentes?" y en c) y d) "¿Qué objeto es igual a (o diferente de) el objeto que
aparece?" (Tomado de Premack y Premack, 1988)
En el experimento para medir la memoria (capacidad considerada
indispensable en • el desarrollo del lenguaje), para los sujetos con
entrenamiento lingüístico una fruta real fue exactamente igual de informativa
que el nombre de la fruta {Ibidem).
La memoria es la base del lenguaje y la capacidad para hacer juicios de
igual y diferente es básica para adquirir el lenguaje, la capacidad de hacer
analogías no sólo de imágenes, sino de relaciones funcionales es también
sumamente importante: todas estas capacidades están presentes en Sarah, pero
ningún chimpancé realiza la representación m4s abstracta de que es capaz el ser
humano, la oración, (Ibidem) y lo que pueden hacer son construcciones
secuenciales de varias palabras.
b) IGUAL DIFERENTE a) DIFERENTE IGUAL
c) d)
La mejor evidencia a favor de la capacidad lingüística de los simios es su
aptitud para crear nuevas combinaciones de signos o inventar signos para
nombrar objetos nuevos (Wade, 1980). Lucy nombró al melón "candy-fruit", al
rábano "cry hurt food", a la cebolla "cry food" y a las frutas ácidas "smell-fruits"
(Termerlin, 1975). Washoe se refería a los gansos como "water-bird", a los
árboles de navidad como "candy-tree" y a las nueces brasileñas como "rock-berry"
(Fouts y Fouts, 1993). Un chimpancé entrenado en el ASL nombró a los pepinos
"green-bananas" y otro al Alka-Seltzer "listen-drink" (Wade, 1980).
Se han hecho estudios con varios chimpancés a quienes enseñaron el ASL.
Se comunicaban entre sí por medio de signos, incluso cuando no estaban con
humanos; la mayoría de los signos, el 88%, correspondieron a juego (como "ven y
persígueme"), interacción social ("ven" y "ve allá" a manera de regaño) y
reconciliación ("abrázame, te amo"); el 5% se refirió a comida y el resto a
señalizar para sí mismo, limpieza, disciplina y acicalamiento (Fouts y Fouts,
1993). Es importante notar que el "señalar" consigo mismo es frecuente en los
chimpancés que han aprendido el ASL: ocurre mientras juegan, mientras hojean
revistas o simplemente cuando están solos.
Kanzi, comenzó a aprender inglés hablado y ASL por sí mismo, sin ninguna
lección o entrenamiento, estando cerca de su madre mientras ésta recibía
lecciones de ASL y en su primer día de instrucción, usó el tablero para
comunicarse y sabía que significaban los símbolos: aprendió como los niños
humanos, a través de la exposición social a un ambiente rico en lenguaje hablado
(Savage-Rumbaugh, 1994 y Savage-Rumbaugh y Lewin, 1994). 17 meses después
producía ya combinaciones de varias palabras, manejaba SO símbolos y entendía
150 palabras en inglés (Savage-Rumbaugh y Lewin, 1994). Kanzi es ahora un
bonobo juvenil, entiende perfectamente el inglés hablado3, los ideogramas de su
tablero y puede formar secuencias de palabras muy complejas.
No solamente los bonobos entienden inglés, Washoe y Tatoo, chimpancés
comunes, lo hacen (Roger Fouts, comunicación personal).
Reconocimiento y concepto del yo.
No existe evidencia conclusiva de que los monos sean capaces de
reconocerse en espejos, pero los simios poseen esta habilidad, e incluso lo hacen
después de largo tiempo de no ser expuestos al espejo.
Gallup (1970) inició los estudios de reconocimiento del yo con chimpancés
en 1968 y descubrió que, después de dos o tres días (de 8 horas cada uno) de
exposición al espejo, comenzaron a mostrar conductas de autoexploración de las
partes del cuerpo que no era accesibles sin espejo, aunque desde los primeros
minutos hicieron gestos faciales exagerados. Povellini et. al. (1993), después de
haber llevado a cabo un experimento con 105 chimpancés, encontraron que
algunos sujetos mostraron evidencia de reconocerse durante los primeros 5 a 20
minutos y todos lo hicieron antes de dos horas4.
3 Como por ejemplo: "Sal y trae la pelota roja que está afuera", para esto Kanzi tiene que ignorar la pelota que está adentro; "Saca la caja de cerillos que está en el bolsillo de mi pantalón y rompe unas ramas para la fogata"; "Vacía la cebolla picada en la sartén sobre de estufa". 4 Povellini et. al. (1993) creen que lo que llevó a las conclusiones anteriores de que los chimpancés tardaban de dos a tres días es que no realizó la observación continua desde el inicio de la presentación del espejo.
Figura 6.7 Ejemplo de comportamiento autoexploratorio frente al espejo
(tomada de Povellini, 1993).
Gallup (1970) propuso tentativamente que el reconocimiento del yo en
espejos puede implicar la presencia de alguna forma del concepto del yo y que
esta capacidad está restringida a simios y humanos. Además propuso que el
reconocimiento en espejos sería imposible sin la autoconciencia, o sea la
capacidad de un organismo para convetirse en objeto de su propia atención.
Se han hecho muchos estudios de reconocimiento del ‘yo’ con niños
humanos, y se ha concluido que el reconocimiento del ‘yo’ se presenta entre los
18 y los 24 meses. Que es precedido por respuestas sociales como tratar a la
imagen como compañero de juegos (empezando a los 6 meses) comportamiento
rítmico del cuerpo, incluyendo desplantes afectivos ( 9-15 meses), y
comportamientos de conciencia del yo, como admiración (13-24 meses).
En los orangutanes el reconocimiento del ‘yo’ se da entre los 2 y 4 1/2
años, en los chimpancés se ha encontrado evidencia de reconocimiento del ‘yo’ a
los 20 meses, pero en general parece consolidarse entre los 2 y 2 1/2 años (Lin
et. al, 1992). Una mayor complejidad y profundidad en el reconocimiento del yo
se da entre los 4.5 y 8 años (Povellini, et. al, 1993) y en los gorilas el
reconocimiento del ‘yo’ se presenta después de los 3.5 años (Petterson y Gordon,
1993).
La imitación y la representación mental se han relacionado con el
reconocimiento del ‘yo’ y se ha sugerido que las especies que posean este último
pueden ser capaces de hacer atribuciones acerca de estados mentales de otros y
demostrar engaño, simpatía y empatia (Lin et. al, 1992).
Figura 6.8 El chimpancé Dedos, del Zoológico de Zacango, México, viendo su
imagen en el bebedero.
Manipulación, engaño y decepción.
La etología cognitiva concibe que los animales entienden sus conductas y
toda su estructura social, (de Waal, 1989a). Los primates tienen un perfecto
manejo de su intrincado sistema social y se ha descubierto que poseen conductas
muy complejas encaminadas a la manipulación y el engaño de los demás
miembros del grupo. Los monos, principalmente los papiones, exhiben
estrategias elaboradas gracia a las habilidades cognitivas mentales: son capaces
de atribuir estados mentales a otros individuos, cada individuo sabe lo que va a
hacer, piensa que es lo que le conviene hacer, es decir, evalúa e imagina
situaciones sociales antes de actuar (Mondragón, comunicación personal).
Experimentos recientes han demostrado que existe una "intencionalidad" en las
conductas como el "engaño táctico", este consiste en emitir información falsa
respecto a las expectativas del emisor de tal manera que los receptores puedan
ser engañados y el individuo que los ha engañado obtenga un beneficio
(Mondragón, 1994). Estas conductas las exhiben tanto los macacos y babuinos
como los chimpancés (Ibidem).
Los chimpancés alcanzan, junto con el hombre, los comportamientos más
elaborados de manipulación y engaño. En la naturaleza se han reportado varios
eventos de este tipo, por ejemplo el caso en Gombe de Figan, quien desde la
infancia se distinguió por manipular inteligentemente a otros miembros del
grupo, llevó a cabo una complicada serie de alianzas con los otros machos de la
comunidad, incluyendo su hermano, encaminadas a convertirse en el macho Alfa
(Goodall, 1990). En la colonia de chimpancés del Zoológico de Arnhem, Holanda,
Frans de Waal (1982, 1989a) ha documentado el complejo manejo social que
realizan los individuos; un caso muy ilustrativo es el de la "toma de poder" por
parte de un macho.
Los chimpancés y gorilas que han sido sometidos a entrenamiento
lingüístico desarrollan la facultad de mentir para evitar ser regañados o engañan
con el fin de alcanzar una meta (Termerlin, 1975; Petterson y Gordon, 1993).
Atribución de intenciones a los demás.
Una de las formas más comunes de demostrar la capacidad de atribuir
intenciones es la facilidad con que los chimpancés entienden una relación de
intercambio: te doy X, si me das Y, inmediatamente van por el objeto que se les
señala para intercambiarlo. Esto es muy común para los cuidadores del zoológico
que olvidan su escoba dentro de la jaula y la piden dando una fruta a cambio.
Dos décadas de experimentos sugieren que los chimpancés son capaces de
modelar perspectivas visuales para otros individuos, entienden que alguien que
ha visto ocurrir un evento posee un estado de conocimiento diferente que
alguien que no lo ha hecho; además, los experimentos realizados por Povellini
(et. al., 1990) han dado evidencia muy fuerte de que esta especie posee la
capacidad de atribuir intenciones a los demás, así como de hacer inferencias
acerca de los diferentes estado de conocimientos del que supone y el que sabe.
Premack y Premack (1988) llevaron a cabo el siguiente experimento con
Sarah: la expusieron a videos en los que un actor se enfrentaba a diferentes
clases de problemas y tenía que seleccionar la alternativa que podía solucionar el
problema de un grupo de fotos, la gran mayoría de las veces lo hizo
correctamente. La habilidad que mostró Sarah para interpretar las escenas en los
videos como problemas que tenían que ser resueltos por el actor (lo que se infirió
por la elección que la chimpancé hizo de las soluciones correctas) requieren una
capacidad de hacer inferencias acerca de las intenciones de otros (en este caso
los actores), Sarah demostró que era capaz de adivinar las intenciones y los
deseos de otros. Los Premack hipotetizaron que al igual que los humanos, los
chimpancés pueden tener una teoría de la mente, una habilidad de atribuir
estados mentales a otros individuos.
Kanzi, desde el año de edad comenzó a asignar propósitos a las conductas
de los demás y empezó a exhibir más propósito en la mayoría de sus propios
comportamientos; su conducta sugirió que frecuentemente estaba haciendo
intentos para determinar el significado del comportamiento de los otros, en lugar
de responder por lo que sentía solamente (Savage-Rumbaugh, 1984).
Matata, la madre de Kanzi, ha mostrado una gran capacidad para entender
las metas e intenciones de los humanos que conviven con ella, es capaz de
entender interacciones sociales muy complejas, ha demostrado capacidad para
entender las causas, por ejemplo de heridas inflingidas a Kanzi por accidente: en
lugar de tratar atacar (como cualquier otro animal lo haría), ha calmado al
humano responsable (reconciliación) y después consolado a Kanzi (quien gritaba y
trataba en todo momento de morder al humano responsable) y no es que Matata
tenga miedo de agredir, porque en otras ocasiones en que no ha visto el
accidente, sí lo ha hecho (Ibidem).
Lucy, la chimpancé que creció en una casa humana y aprendió ASL, era
perfectamente capaz de atribuirse posesión de objetos, con las palabras: "Mine,
Lucy's" (Termerlin, 1975). Lo mismo pasó con otros chimpancés culturizados.
Uso y fabricación herramientas.
Los chimpancés liberados en la naturaleza después de un cautiverio han
utilizado herramientas y los chimpancés en cautiverio usan una gran variedad de
herramientas espontáneamente (McGrew, 1992).
Desde los experimentos de Köhler (1926), la capacidad de los chimpancés
para usar herramientas y objetos, con el propósito de alcanzar fines concretos y
resolver problemas, fue documentado como variada y extensa.
Los chimpancés en cautiverio han aprendido a manipular y usar
adecuadamente las mismas herramientas que los humanos, improvisan objetos a
manera de herramientas y han utilizado herramientas para construir otras. Por
ejemplo, rápida y espontáneamente hacen uso de contenedores y entienden su
principio aunque no los usan en la naturaleza (Mc Grew, 1992).
Los chimpancés que permanecen en cautiverio sin acceso a objetos
muestran una necesidad profunda de manipular objetos; esta facultad es
evidente ya muy temprano en el desarrollo: los infantes que crecen en una
guardería bajo condiciones similares a los infantes humanos, desarrollan
relaciones transicionales de objetos (desde chuparse el dedo y estar junto a una
cobija o muñeco todo el tiempo hasta el paso a jugar con otros objetos y después
manipularlos) idénticas a aquellas vistas en niños humanos (Kollar, 1972).
Lucy aprendió a usar perfectamente todos los objetos y aparatos de la
casa donde fue criada y los usos más ingeniosos fueron para la autoexploración y
la masturbación (Termerlin, 1975).
Aunque en la naturaleza no se ha reportado uso de herramientas para los
bonobos, en cautiverio estos muestran el mismo patrón de uso de herramientas
que aquellos de los chimpancés (McGrew, 1992).
El arqueólogo Nick Toth de la Univesidad de Indiana y Savage-Rumbaugh
llevaron a cabo un experimento con Kanzi (Savage-Rumbaugh y Lewin, 1994) que
consistió en motivarlo a hacer lascas de piedra, sin enseñarle mediante
lecciones, ni activamente. Se le expuso a demostraciones de lasqueo, golpeando
un núcleo con un martillo mediante un movimiento de muñeca usado en el
Olduvaiense, técnica conocida como percusión con percutor duro y con la lasca
obtenida se cortaba el cordón de una caja de cristal que contenía un premio.
A Kanzi no se le requería hacer nada, sólo se le proveía con lo necesario
por si quería hacerlo, pero nunca se le vio tan empecinado con alguna otra tarea.
Aprendió que las lascas filosas eran las más apropiadas para cortar el cordón,
incluso intentó golpear dos rocas juntas (técnica que no se le había mostrado),
pero no produjo lascas. En la octava semana del proyecto, finalmente, después
de mucho intentarlo, aprendió como fracturar rocas para hacer lascas filosas,
aunque pequeñas. Durante el siguiente mes se volvió más eficiente en la
producción de lascas, pero un día, después de mirar insistentemente las piedras,
se puso de pié y arrojó deliberadamente la piedra contra el piso, produciendo
una lluvia de lascas (no se le había demostrado ninguna técnica de lanzamiento).
Después de esto se forzó a Kanzi a abandonar su nueva técnica, descubrió
por sí sólo la importancia de golpear la orilla del núcleo y con ello se volvió más
eficiente produciendo lascas con la percusión con percutor duro. Luego este
bonobo ideó otra técnica: Incluso en el suelo blando produjo lascas golpeando
una piedra en el suelo con otra en la mano, una variación de su primera técnica
de lanzamiento. De esta manera resolvió un problema tres veces consecutivas y
demostró la capacidad para producir y usar lascas de piedra en contextos
apropiados, además de llegar a dominar la técnica mediante imitación, ensayo y
error.
Dibujo y pintura.
Las pruebas de tipo gestáltico han demostrado que lo chimpancés tienen la
capacidad de completar figuras inconclusas, tienen preferencia por las formas
simétricas y rítmicas y por los colores primarios, muestran una tendencia a
centralizar grafismos y pinceladas y a buscar el equilibrio entre varias manchas
alrededor de un eje central (Morris, 1971).
Los chimpancés, gorilas, orangutanes y monos capuchinos han realizado
dibujos y pinturas, en ninguno de los casos se les proporcionó ayuda u
orientación, que no fuera el suministro del material y no recibieron recompensa
por la ejecución de las pinturas. Esto es evidencia de que los monos y simios,
como el hombre, sienten la necesidad inherente de expresarse estéticamente y si
se les proporciona el material, responden de modo semejante (Ibidem). Sin estos
materiales, los monos se expresan por otros medios que contienen ritmos y
pautas estéticas: por ejemplo, el tamborileo con los pies y manos de los gorilas
(Petterson y Gordon, 1993) y de los chimpancés en la naturaleza (Goodall,
1986b); los sonidos rítmicos producidos con objetos en cautiverio, las rayas que
hacen en la tierra (Morris, 1971) y los "grafitis" con heces en las paredes o piso de
las jaulas.
Los garabatos de los chimpancés cambian y se desarrollan siguiendo las
mismas fases que siguen en los niños humanos, aunque los simios no alcanzan la
"etapa de la formación de imagen", es decir, ningún chimpancé llega a la etapa
pictórica de representación simple, sólo a la "etapa del diagrama" representando
círculos completos; muestran una tendencia a efectuar más trazos en el centro
del papel, poseen un sentido básico de la simetría y nunca dibujan fuera del
papel; los dibujos y pinturas realizados por chimpancés son tan parecidos a los de
un niño, que un grupo de psicólogos experimentados no pudo distinguirlos
(Ibidem).
Figura 6.10 Congo pinta con la mano derecha, mostrando una forma avanzada de
asir (tomada de Morris, 1971).
Existen seis principios, según Morris (Ibidem), que se aplican a la ejecución
de pintura en su conjunto desde los chimpancés hasta el hombre:
1. Principio de la activación autoremuneradora. Son las actividades que no
tienen ningún objetivo biológico básico. Los chimpancés no obtienen
recompensas ni alimento por sus dibujos y pinturas, pero a pesar de ello,
dos chimpancés infantes, Alfa y Congo llegaron a producir 200 y 400
pinturas respectivamente. Los chimpancés prefieren pintar a comer algún
alimento favorito y realizan grandes berrinches si se les detiene al estar
en esta acción.
2. Principio del control de la composición. La composición es el carácter de
las relaciones espaciales entre las unidades de una pintura. Existe una
tendencia a pintar dentro de un espacio y mantenerse dentro de los
límites del mismo, de equilibrar una figura descentrada y de repetir
rítmicamente un cierto patrón.
3. Principio de la diferenciación caligráfica. La caligrafía es el carácter de
cada unidad individual considerada en sí misma. Existe un lento proceso
de desarrollo pictórico tanto en los niños humanos como en los chimpancés
y este desarrollo gradual es un proceso de diferenciación. Así, hay una
tendencia a una mayor energía caligráfica, con el tiempo, partiendo de
simples líneas y convirtiéndolas cada vez más en garabatos múltiples,
Congo llegó incluso a la "etapa del diagrama" con la ejecución de círculos
completos.
4. Principio de la variación temática. Los elementos que son pintados varias
veces en un periodo de tiempo pueden ser cambiados por otros, que a su
vez duran un periodo y existen variaciones de un mismo tema básico. Por
ejemplo, Congo, creó para sus pinturas una forma de abanico, que
después se convirtió en su unidad fija de producción, susceptible de
modificación y embellecimiento. Utilizaba diferentes colores, haciendo
abanicos dobles, curvos, con figuras centrales, con puntos e incluso
haciendo los abanicos en sentido inverso (del centro hacia arriba).
5. Principio de la heterogeneidad óptima. Una pintura comienza con una
homogeneidad extrema, el espacio en blanco y desde el primer trazo se
avanza hacia una heterogeneidad siempre creciente. La heterogeneidad
óptima es el punto en que se considera terminada la pintura. Congo poseía
un concepto perfectamente claro de cuando la pintura estaba terminada y
no se le podía animar a seguir trabajando en algo que el consideraba
terminado.
6. Principio de la universalidad de las imágenes. Todos los chimpancés y
todos los niños humanos pasan por etapas donde las representaciones son
las mismas.
CONCLUSIONES.
Leakey y Lewin (1992) opinan que el nivel de consciencia que exhibe el
chimpancé no debió haber incrementado significativamente antes de Homo. La
importancia de analizar las capacidades cognitivas de los chimpancés no reside
sólo en los elementos que deben tener en común con los homínidos tempranos,
como hemos visto que comparten con el hombre actual, sino porque el proceso al
que se está enfrentando el chimpancé es análogo al homínido: la adaptación a
medios ambientes más secos. La capacidad cognitiva que exhiben los chimpancés
serán útiles para generar inferencias de cómo un homínido con capacidades
semejantes podría haberse adaptado a habitáis secos.
La plasticidad del comportamiento, la inventiva, conciencia social y la
habilidad para comunicar mostrados por los simios, están asociados con la
complejidad de su cerebro y la experiencia adquirida durante su largo periodo de
maduración (Goodall, 1986b).
Muchas de las capacidades que exhiben los chimpancés se han considerado
indispensables para el desarrollo de la cultura humana: por ejemplo la enseñanza
y la imitación son procesos que pueden acelerar la adquisición de
comportamientos nuevos; otras se han estimado básicas para adquirir un
lenguaje simbólico, como la de distinguir similitudes y diferencias o categorizar.
Otras más se han definido como importantes características humanas "...
analizamos el mundo a través de acciones que tienen causas y efectos,
atribuimos estados mentales a los demás y representamos en mundo en nuestra
cabeza: una capacidad que nos permite llevar con nosotros nuestros
conocimientos aún cuando el mundo no esté visible. Estas capacidades son... tan
naturales para los seres humanos como la capacidad de hablar" (Premack y
Premack, 1988:13).
Comparando el resultado de los estudios con monos y simios en los
laboratorios y en la naturaleza, parecería que los primates son más inteligentes5
de lo que necesitan. Por ejemplo, el hecho de que los simios logren aprender y
usar un elemento tan complejo como el lenguaje simbólico a pesar de que
anatómicamente no estén equipados para tener uno hablado. Como señalan
Savage-Rumbaugh y Lewin (1994), si un simio puede entender inglés hablado sin
haber sido entrenado, entonces posee habilidades para el habla y el lenguaje
similares a las humanas. Pero "aunque en el simio pueda existir en potencia una
capacidad de representación abstracta o parecida a la lingüística, posiblemente
esta capacidad no está bien desarrollada. Su plena realización puede depender
de que el animal sea expuesto a experiencias especiales de un tipo que nunca
encontraría en estado salvaje... es posible que la sobreestimulación (que da el
entrenamiento lingüístico) sólo pueda afectar a las capacidades que se
encuentran en estado de surgimiento o transición...no sabemos nada sobre el
potencial latente de las especies..." (Premack y Premack, 1988:173-174).
Una capacidad que tienen los simios y que tiene una relación fácil con su
vida en la naturaleza es la pintura y el dibujo. Como dice Morris (1971), resulta
extraño que en la actualidad se pueda persuadir a los simios a revelar una
capacidad tan oculta y tan grande para la pintura y el dibujo y no parezcan sufrir
de ninguna dificultad manipuladora mayor que los niños de nuestra especie y, si
disponen de estas respuestas tan fácilmente provocadas, no es fácil explicar por
qué no las han utilizado como lo hizo el hombre.
La hipótesis para la inteligencia de los primates es el vínculo entre el
aprendizaje prolongado y vivir en un grupo social estable, la habilidad de
manipular las complejas interacciones sociales, es decir, la resolución de
conflictos, manipulación social, reconciliaciones, acceso al alimento y a las
hembras (Aiello y Dunbar, 1983; de Waal, 1982 y 1989a; Dunbar 1983; Leakey y
5 La inteligencia implica pensamiento racional, habilidad de enfrentarse a nuevas situaciones y resolver problemas.
Lewin, 1992). El conjunto de capacidades cognitivas les da a los primates una
gran plasticidad para poder adecuarse a los cambios, acomodar sus estructuras
sociales a éstos y ser capaces de desarrollar nuevas formas de estrategias para
obtener otro tipo de recursos y así mantener su adecuación, es decir, su
capacidad de reproducción y de influir en el éxito reproductivo de sus
descendientes (Mondragón, comunicación personal).
La inteligencia social puede haber estado presente mucho antes de que los
homínidos divergieran de los Hominoidea; en los hominoides tempranos esta era
suficiente para hacer posible la transmisión social del uso de herramientas y jugó
un papel básico en la evolución de los homínidos, permitiendo una rápida
propagación o difusión de las innovaciones tecnológicas (Russon y Galdikas,
1993).
SEGUIMOS SIENDO CITA DE CARLOS LINNEO, EL PADRE DE LA CLASIFICACIÓN
CIENTÍFICA DE LOS SERES VIVOS, QUIEN LES DIO LOS NOMBRES CIENTÍFICOS.
(familias, géneros, especies, etc.)
“Te pido a ti y a todos en general que me señalen un rasgo genérico… que
permita diferenciar al hombre del simio. Ciertamente yo no sé de ninguno y me
gustaría que alguien me indicara lo contrario. Sin embargo, si hubiese llamado
“mono’ al hombre, o a la inversa, todos los clérigos se me habrían echado
encima. Tal vez, como naturalista que soy, tendría que haberlo hecho.”
Carlos Linneo, 1778.
Hay una idea común en muchos humanos: que estamos avanzando
tecnológicamente tan rápido que siempre encontraremos soluciones para
sobrevivir a pesar de que acabemos con toda la naturaleza del planeta. Nada más
lejano de la realidad. Es un hecho que nuestro cuerpo, nuestra información
genética, no ha cambiado de manera fundamental desde hace 200,000 años,
cuando el Homo sapiens surgió. Es decir, seguimos siendo los mismos hombres
que evolucionaron en ese tiempo. Lo que ha cambiado es nuestra forma de vida,
nuestro conocimiento de los fenómenos naturales y sociales. Hemos desarrollado
la ciencia y avanzado en la tecnología increíblemente: hemos inventado formas
de almacenar el conocimiento y de esta manera acumularlo por generaciones.
Pero a pesar de haber modificado nuestro mundo durante todos esos miles de
años, seguimos siendo biológicamente los mismos. Un recién nacido no nace con
el conocimiento humano, sino que tiene que aprenderlo todo. No hemos tenido
mutaciones como para, por ejemplo, resistir los cancerígenos, los pesticidas, los
venenos, la contaminación del aire, los metales pesados en el agua, las
radiaciones resultado de los hoyos en la capa de ozono. Nuestro desarrollo
tecnológico y científico ha ido a pasos agigantados. Nuestra evolución biológica
no.
POEMA
Adriana Hernández Aguilar Kibale, Uganda, agosto 1998.
Kibale, Uganda, agosto 1998.
Sólo colores y sonidos,
adivino los árboles, las plantas.
Canto de murciélagos
¿la música de fondo?
Los monos, los insectos.
Los chimpancés, adormilados, vocalizan
mientras la luz empieza a colorear la selva
y los adornados con plumas, el concierto.
Desde sus nidos los chimpancés se citan
en el árbol de higos, a distancia.
En las ramas pintadas de rojo
las figures de manos hábiles forrajean,
se recortan en la humedad del cielo.
Lluvia de hojas, de frutas mordidas,
de pájaros, de oro líquido…