Por: Francisco Javier Díaz Escobedo
Diplomado de Historia y Antropología de las religiones. ENAH.
Etnografía del día 28 de Octubre o la fiesta de San Judas Tadeo
Antes de asistir a la fiesta llamada "Grande" tuve la oportunidad de conocer al padre
Ernesto Mejía, el cual fue director de la Iglesia de San Hipólito la cual representa a
mayoría de los fieles a este santo. El señor Ernesto me habló un poco acerca de lo
que representaba la fiesta para la población, de la misma forma me comentó acerca
del padre Jerome, el cual por el momento es quien se encarga de la organización y
la administración de esta celebración.
Volviendo a mi experiencia llegué aproximadamente a las 7 de la mañana a la
iglesia de San Hipólito ubicada a un costado de la salida de la estación del metro
Hidalgo. En el transcurso del viaje pude percatarme de las personas que hacían su
recorrido, ellas llevaban sus figuras (sobre todo) de variados tamaños y también
vestidos de variadas formas. Una curiosidad importante es que las figuras son
diferentes a la imagen que tienen en San Hipólito y a la iglesia de San Judas Tadeo
en Norteamérica. A pesar de que las imágenes son diferentes el color verde y el
color morado prevalecen; la figura de la misma forma no corresponde mucho pero
aun así se toma la figura blanquiverde (La imagen común).
Las personas que hacían su viaje hacía la fiesta eran por lo regular jóvenes, de 16 a
23 años, me di cuenta de esto debido a que los personajes que iban tenían uniforme
de preparatoria. Una cuestión más es que los asistentes mayores de edad
acompañados de su familia van a hacer peregrinación debido a "mandas", de esto
me di cuenta después de transportarme al recinto, un joven al cual cuestioné me
comentó que eran mandas así mismo me entregó una pulsera con una nota la cual
decía: "Hoy es el día de San Judas. La fe mueve montañas" y también me regaló un
pequeño botecito el cual estaba adornado con una imagen de San Judas la cual
tenía dentro tenía arroz, lentejas y frijoles; de los cuales desconozco sus
propiedades.
Habían misas constantes cada hora y media había misa; las misas que me tocaron
fueron 4, ingresé a la iglesia hasta la tercer misa. Como parte de lo que estuve
escuchando fuera de San Hipólito estaban varias personas como con una banda de
pueblo llevando a cabo porras para San Judas, esto aparte de que me gustó se me
hizo altamente interesante puesto que hay una necesidad de ambientar la
procesión. No es una procesión luctuosa o solemne, es una procesión la cual
necesita vivirse con alegría, mis motivos para decir esto es debido a que se vive
nuevamente y hay una reciprocidad increíble; el hombre necesita esta clase de
eficacia simbólica para poder sentir que sus suplicas son atendidas por el santo en
cuestión y la constancia que el hombre consiga llevar a cabo estas mandas, el santo
en cuestión hará los milagros pedidos realidad.
En la comunidad creyente de San Judas, al entrar la iglesia pude ver a estos
personajes con familias llevando incluso a sus hijos vestidos del santo, considero
que para el culto a esta figura es sumamente importante el hecho de inculcar a los
menores la fe en el santo puesto que lleva a una multiplicación de la creencia
aumentando en si el capital simbólico de esa creencia.
Un problema del culto es el hecho de que las personas son muchísimas y el culto
sólo tiene esta iglesia como foco mayor de atención a los creyentes. Me di cuenta
dentro de la procesión que las personas podrían dañarse al querer ingresar al
recinto, puesto que al ser tan sólo esa iglesia, el hecho de tener una entrada tan
reducida y la poca conciencia del mexicano en cuanto a la vialidad provoca
accidentes y puede causar estragos en las demás personas y sus hijos.
Para mi resulta importante como el culto se lleva a cabo fuera de la iglesia, al
concluir la misa a la cual pude ingresar aproximadamente a las 2:30, salí del lugar
para dirigirme a mi hogar y pude percatarme de como tanto los ambulantes como
las familias con mandas tenían una especie de acuerdo de facto en el cual los
hombres de mandas alimentaban a los creyentes que iban saliendo de la iglesia
(Los alimentaban con tacos, tamales o bien comida mexicana) mientras que los
ambulantes seguían haciendo venta.
Para mi esto fue muy agradable puesto que todos terminaban por cumplir de alguna
forma, yo tuve la disposición de comer algo y las personas que te dan de comer son
muy amables y bastante creyentes a San Judas Tadeo puesto que aseguran haber
recibido la ayuda de este santo.
Para concluir esta etnografía cabe destacar que los participantes en este culto
tienen esta especie de contrato con el santo contrato reciproco lo cual me lleva a
relacionarlo con las creencias mesoamericanistas de la reciprocidad a la tierra y al
altepetl. Otra de las cosas que quiero recalcar es que no puedes juzgar a todos los
creyentes de San Judas Tadeo de criminales o bien drogadictos como muchas
personas suelen hacerlo, forman parte del culto también personas con causas
perdidas o causas de difícil solución y puede ser comprensible que se relacionen al
santo en cuestión pero no podemos generalizar.
Finalmente me sorprende mucho como el culto a San Judas Tadeo ha pasado a ser
una de las más importantes creencias junto con la Santa Muerte y La virgen de
Guadalupe, en México. Esta creencia forma parte de la identidad del mexicano y
debe ser respetada, las críticas a la creencia usualmente radican en quien forma
parte del culto pero nadie se da cuenta de lo que realmente significa o la historia del
culto en si.