FESTIVALES AL PARQUE: Un espacio de derechos en

una ciudad de derechos

Los Festivales al Parque son un Proyecto de la política pública de la ciudad de Bogotá, que desde 2008 coordina y convoca la Orquesta Fi-larmónica de Bogotá. Desde la política cultural, la Orquesta Filarmónica articula principalmente dos tipos de acciones. Por un lado, concreta la política de Estímulo a las prácticas musica-les de excelencia que se dan en la ciudad en los diferentes géneros musicales. Los grupos bogotanos que se programan año tras año en los festivales llegan como resultado de un proceso de selección y como un reconocimien-to a la calidad de su trabajo artístico. Esto ha permitido fortalecer un diálogo permanente con los sectores profesionales de dichas prácticas musicales, atendiendo de forma asertiva sus movimientos, transformaciones, estéticas y necesidades particulares. Por otra parte, los festivales al parque son la oferta gratuita de de mayor impacto que la administración gene-ra para la ciudadanía, a través de la cual se garantizan los derechos al acceso y al disfrute de expresiones artísticas diversas, próximas, pertinentes y de más alta calidad.

Teniendo en cuenta que estos eventos son de gran convocatoria, visibilidad e impacto, y que han generado modelos exitosos de convi-vencia y utilización de los espacios públicos de la ciudad, han logrado articular diferentes proyectos de política pública de la ciudad. Entre ellos, cabe destacar los programas dirigidos a construir y resignifi car las formas de habitar la ciudad promovidos por la Secretaría de Hábi-tat y la Defensoría del Espacio Público; los programas para la pobla-ción juvenil coordinados por las Secretarías Distritales de Gobierno, Integración Social, Salud y Educación; los programas sobre el medio ambiente y los recursos naturales promovidos por la Secretaría Distri-tal de Ambiente y las Empresas de Acueducto y Energía Eléctrica de Bogotá; y los programas para poblaciones y prevención de violencia y exclusión coordinados por agencias multilaterales como el Fondo de Poblaciones y Fondo para la Mujer de Naciones Unidas.

De esta forma, los Festivales al Parque se han consolidado como eventos culturales articuladores de diferentes énfasis de la política pública distrital y como modelos de gestión que han contribuido de forma fundamental al desarrollo de la ciudad y a su visibilidad ante el país y ante el mundo.

Para el año 2010, la Orquesta Filarmónica de Bogotá continúa consolidando esta política y propone:

1. Afi anzar el modelo de FESTIVALES AL PARQUE como factor de visibilidad de los avances y proyección de la política cultural de Bogotá, hacia mercados y escenarios internacio-nales, principalmente en América Latina y EUA.

2. Afi anzar y consolidar la política cultural de la ciudad a través de este proyecto, como modelo de gestión y articulación de la política pública en educación, movilidad, hábitat, am-biente, entre otras.

3. Dar continuidad a los procesos de concertación con los sectores profesionales de la música, a través de mecanismos de partici-pación ciudadana, como mesas de trabajo y comités asesores.

4. Fortalecer los vínculos entre estos de eventos de convocatoria y carácter metropolita-no y los procesos de las localidades de la ciudad en torno a estas prácticas culturales.

5. Ampliar la visibilidad de las agrupa-

ciones musicales de la ciudad y de los procesos previos a los festivales, mediante audiciones públicas y descentralización de la oferta.

6. Fortalecer los vínculos entre los Festivales al Parque y festivales nacionales en las diferentes prácticas musicales a través no solamente de intercambio de agrupaciones, sino de información y conocimiento frente a modelos de gestión y de política pública.

7. Ampliar el alcance de los Festivales al Parque para la proyec-ción de la ciudad y de las agrupaciones bogotanas, mediante la formali-zación de convenios y acuerdos bianuales de circulación con festivales pares en el contexto internacional.

8. Contribuir a la línea de memoria que la entidad viene constru-yendo mediante la creación de libros, catálogos, compilados musicales, entre otros.

9. Fortalecer la generación de alianzas públicas y privadas para avanzar en las estrategias de sostenibilidad social, cultural y fi nanciera de los festivales.

10. Ampliar y diversifi car los mecanismos y estrategias de comu-nicación que permitan por una parte, dar una mayor visibilidad de los festivales para los diferentes interlocutores en la ciudad: artistas, organi-zaciones, localidades, administración distrital, patrocinadores, ciudadanía en general, y, por otro, abrir canales de comunicación basados en las nuevas tecnologías y la segmentación de mecanismos y de contenidos para los diferentes actores convocados.

Rock Al Parque es un proyecto destinado al incremento y fortalecimiento de las propuestas musicales del género rock gestadas en la ciudad y al fomento de mecanismos de tolerancia y convivencia en sectores urbanos a través de la parti-cipación juvenil. Es un espacio abierto a la diversidad en los distintos estilos del rock y los grupos sociales distinti-vos que de allí se despren-den. Es un evento que pone en ejercicio los mecanismos de convivencia, sin discri-minación de sexo, género, etnia, fi liación cultural o condición socioeconómica.

El Festival Distrital Rock Al Parque se creó en 1995 con el propósito inicial de abrir un espacio para las bandas de rock bogotanas que se encontraban en medio de un movimiento de fuerte crecimiento. Hoy día, tras 15 años de realización anual ininterrumpida, es el evento de asistencia gratuita más importante en el ambiente de la música joven en Latinoamérica. En su edición número 15 en 2009 congregó cerca de 320 mil personas en tres días, presentando a 68 agrupaciones en tres escenarios simultáneos con lo mejor del talento rock bogotano y colombiano, a la par con grandes fi guras del ámbito latinoamericano y algunos exponentes de otras partes del mundo.

Luego de la explosión de los 15 años, en el 2010 se propone iniciar una etapa que continúe fomentando la vitalidad, creatividad y reno-vación de las propuestas sonoras de la escena y que potencialice el sector como economía cultural de escala, interconectada y con mayor capacidad de interacción regional y con el mundo.

Para la decimosexta edición de Rock al Parque, la Orquesta Filar-mónica de Bogotá, en sus políticas de apertura y pluralidad, propone apostarle a los nuevos sonidos y estéticas del rock que transitan en el siglo XXI. Una edición donde el rock sea visto como un catalizador de lenguajes de vanguardia del rock actual, de formatos no convenciona-les y de nuevas apuestas hacia programas y públicos de la ciudad.

En este orden de ideas, Rock al Parque 2010, propone extender sus actividades más allá de los tres días del Festival a través del Pro-grama “Ciudad Rock”, en el cual desarrollará alianzas con cuatro Festivales locales para que, por un lado, la actividad del rock sea permanente y por otro, la ciudad en sus cuatro puntos cardinales sea tenida en cuenta como escenario de las dinámicas territoriales y de las culturas urbanas que habitan la ciudad.

Así mismo, el Festival continuará con el componente académico con un especial énfasis en las nuevas tecnologías para la producción y difusión de las músicas como estrategia de actualización y conoci-miento en plataformas informáticas de las músicas y en campos de acción y ofi cios en la producción de eventos en vivo.

De igual modo, se continuará con el componente de emprendimiento puesto en marcha desde el 2009 en líneas de acción de ruedas de negocios y showcases para las bandas locales. Para esta edición se propone potenciar la Zona Distrito Rock en el Parque Simón Bolí-var, convirtiéndola en una Gran Feria de la Música donde participen diversos servicios, proveedores del sector y las artes y empresas de jóvenes emprendedores. Adicionalmente, se continuará con la es trategia de internacionalización mediante el fortalecimiento de los intercambios generados en el 2009 con Festivales de

Rock de América Latina y Europa y se formalizarán nuevos intercam-bios con el fi n de promover la visibilización de los Festivales como ventana de dialogo cultural hacia el mundo.

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Inició en 2002, lleva 7 versiones ininterrumpi-das. En 2009 se realizó la octava versión. Es un festival de formato mediano que convoca en promedio a 14.000 asistentes, más aquellos que lo aprecian a través de la transmisión en vivo por los canales de TV. institucionales. Desde la perspectiva de los derechos culturales, este festival da oportunidad a una gran cantidad de artistas bogo-tanos cuya práctica son las músicas de las regiones de Colombia, a contar con un espacio de visibilidad para la circulación de su trabajo musical. De igual manera, para la ciudadanía es una ocasión de primer nivel para asistir de forma gratuita a un espectáculo de muy alto nivel de calidad tanto desde

el punto de vista artístico como de producción. Dentro de su público encontramos jóvenes, grupos familiares, migrantes de región, fol-cloristas, académicos, viejos nostálgicos de región y tradición y toda clase de fusiones y colores.

El festival se caracteriza además por fomentar y consolidad circuitos de intercambio, como la Red nacional de Festivales de Músicas Tradi-cionales, de la cual hace parte. Es el festival con participación mayo-ritaria de grupos poblacionales, como raizales y afro descendientes y, por las prácticas artísticas que circulan en él (música y danza de las regiones de Colombia), es un evento netamente familiar al cual asis-ten ciudadanos de todas las edades y estratos sociales. Es de anotar, que en estas músicas, aparte de una presencia fuerte de músicas de tradición campesina, también ha habido una creciente vinculación de sonoridades de otras músicas y a la vez una fuerte incidencia de los procesos de formación académica, lo cual ha redundado la genera-ción de propuestas de vanguardia de músicos jóvenes que con sus búsquedas y puestas en escena de alto nivel, le han venido aportando a la ciudad propuestas diversas y de muy alta calidad.

Desde la Amazonía hasta la región Caribe, el Pacífi co y los Llanos Orientales hasta la región Andina, las músicas colombianas son un conglomerado sonoro que hasta hace no más de dos décadas el público en las ciudades empezó a descubrir en sus formas más tradi-cionales.

Una generación de músicos nacidos en los setenta, provenientes de varias capitales han tomado las riendas de un desarrollo musical que se debate entre lo estrictamente local y el sonido del mundo. Conscientes de que su trabajo es una búsqueda estética, alejada de un interés meramente económico y, teniendo bien claro que tampoco se trata de un delirio nacionalista, esta camada decidió emprender la búsqueda de nuevos horizontes.

Tan diversos como las fuentes, son los resultados. Desde formalis-mos que apelan al baile y la fi esta de las costas, la nostalgia de la música andina, la fuerza de las músicas del Pacífi co, las herencias de otras regiones del mundo en las músicas isleñas y los legados que llevan las músicas llaneras y del trapecio amazónico, así el Festival Colombia al Parque, es un retrato sonoro y simbólico de la riqueza y diversidad que teje al país.

Es por esta razón que en la novena edición de Colombia al Parque, la Orquesta Filarmónica de Bogotá ha desarrollado una línea conceptual donde se resaltan dos ejes musicales y sociales que visibilizan una parte de las identidades de la Bogotá que están mediadas entre las tradiciones y las nuevas estéticas de los jóvenes.

Es por ello que el Festival en el 2010 propone entender las músicas tradicio- nales en todos sus contextos ya sean rura- les o urbanos. Así mismo, el Festival segui-

rá una línea de homenajes donde la memoria y la trayectoria serán de nuevo visibles a través de artistas que desde sus prácticas tradiciona-les se han convertido en patrimonio nacional.

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Inició en el año 1997, con interrupción en 1998; en el 2010 se realizará la versión número 13. Es un festival de gran formato y ha congre-gado un promedio de 40 mil asistentes a quienes se suman los que lo gozan a través de la transmisión por TV. En Salsa al Par-que se ponen en escena las agrupaciones locales, nacionales e internacionales de gran calidad musical; los grupos bogotanos que han participado en el festival, se han consolidado como agrupaciones profesionales, insertándose en circuitos independientes y comercia-les nacionales e internacio-nales.

Inició en el año 1997, con interrupción en 1998; en el 2010 se realiza-rá la versión número 13. Es un festival de gran formato y ha congre-gado un promedio de 40 mil asistentes a quienes se suman los que lo gozan a través de la transmisión por TV. En Salsa al Parque se ponen en escena las agrupaciones locales, nacionales e internacionales de gran calidad musical; los grupos bogotanos que han participado en el festival, se han consolidado como agrupaciones profesionales, insertándose en circuitos independientes y comerciales nacionales e internacionales.

El festival congrega además otros actores del campo cultural como programadores de radio, coleccionistas, melómanos, bailarines, mu-sicólogos, investigadores que cada año se integran al evento en un ejercicio de organización y apropiación de los espacios culturales. En los últimos dos años 2008 y 2009, se han homenajeado a dos maes-tros consagrados de la salsa colombiana: Niche y Joe Arroyo.

La escena salsera bogotana ha vivido importantes cambios durante los últimos 10 años, siendo el más importante de ellos el haberse convertido en un punto para el surgimiento de agrupaciones, en su mayoría jóvenes, que se han dado a la tarea de hacer su propia mú-sica, buscar su propio sonido y especialmente generar una industria musical independiente. La nueva generación de orquestas nacidas a partir desde el año 2000 se ha convertido en un referente importante al hablar de Bogotá como ciudad generadora y circuladora de la salsa actual del país.

En consecuencia, la Orquesta Filarmónica de Bogotá para la edición 13 del Festival Salsa al Parque, resaltará las nuevas orquestas que se han gestado en la última década en la ciudad como apuesta política de impulso y estímulo a la labor creativa de la juventud que se apropia y participa de éste lenguaje.

Salsa al Parque 2010, implementará a partir de esta edición, el pro-grama itinerante: “Noche de la salsa”, como programa de apropiación creativa del espacio público, encuentro de convergencia entre la salsa y las comunidades a partir de la descentralización territorial y platafor-ma de circulación de los nuevos sonidos de la salsa bogotana.

De igual modo, el Festival realizará un componente académico integral de conferencias, clínicas musicales y espacios de creación colectiva, que estará dinamizado a partir del diálogo intergeneracio-nal y la refl exión sobre los conceptos tradicionales y de vanguardia. Finalmente, el componente internacional para este año busca abarcar diferentes épocas, momentos y estilos dentro de la salsa, con la par-ticipación de reconocidos Maestros y Orquestas de la Salsa cubana y neoyorquina.

En consecuencia, la Orquesta Filarmónica de Bogotá para la edición 13 del Festival Salsa al Parque, resaltará las nuevas orquestas que se han gestado en la última década en la ciudad como apuesta política de impulso y estímulo a la labor creativa de la juventud que se apropia y participa de éste lenguaje.

Salsa al Parque 2010, implementará a partir de esta edición, el pro-grama itinerante: “Noche de la salsa”, como programa de apropiación creativa del espacio público, encuentro de convergencia entre la salsa y las comunidades a partir de la descentralización territorial y platafor-ma de circulación de los nuevos sonidos de la salsa bogotana.

De igual modo, el Festival realizará un componente académico integral de conferencias, clínicas musicales y espacios de creación colectiva, que estará dinamizado a partir del diálogo intergeneracio-nal y la refl exión sobre los conceptos tradicionales y de vanguardia. Finalmente, el componente internacional para este año busca abarcar diferentes épocas, momentos y estilos dentro de la salsa, con la par-ticipación de reconocidos Maestros y Orquestas de la Salsa cubana y neoyorquina.

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Desde 1996, año de su primera edición, Jazz al Parque ha sido uno de los eventos abanderados en la democratización de la cultu-ra y los espacios públicos. Antes de que el jazz fuera llevado a los parques para el disfrute de un público masivo, en Bogotá se tenía la idea de que este tipo de música era patrimonio de salas y centros académi-cos. Hoy Jazz al Parque pertenece a la ciudad, y sus habitantes pueden acceder a él sin temor a la exclusión.

Desde las revisiones de las músicas tradicionales colombianas, el gran espectro afrocubano y las tendencias más clásicas, durante 14 años en Jazz al Parque han convivido tendencias que nos advirtieron sobre la diversidad del género. Desde los noventa, incluso ya desde los sesenta, algo mutó de manera radical en el jazz. De esa imagen de música vieja, expresión de los afro-descendientes y vista bajo un crisol en blanco y negro, descubrimos que también era una música donde muchos sonidos podían abstraerse rompiendo defi nitivamente las fronteras entre lo popular y lo erudito. Hoy, en la víspera de sus tres primeros lustros, Jazz al Parque se renueva y quiere abrir el es-pectro al siglo XXI que en su primera década ha dejado al descubier-to que el jazz es una red incontrolable de matices musicales donde los géneros ya no existen. Esta es la gran apuesta de la Orquesta Filarmónica de Bogotá, celebrar el Año del Jazz en Bogotá, siendo en sus 15 años un espacio de lenguajes universales que viabilizará la vanguardia y pluralidad del Jazz en sus diversas estéticas y sonorida-des.

Sobre estos presupuestos, el año del Jazz en Bogotá dinamizará la diversidad como eje horizontal que atravesará la curaduría del la celebración. De esta manera el jazz tradicional, el jazz vocal, el jazz experimental, el jazz electrónico, los formatos atípicos y el jazz hecho por colombianos en el exterior aglutinarán un gran porcentaje de la programación que será complementada por un ejercicio de memoria histórica donde se unirán las propuestas locales más destacadas en las anteriores ediciones del Festival. En este último punto, propuestas

discriminadas entre las generaciones más nuevas y otras anteriores, vigentes y producción discográfi ca, harán presencia en el Festival como reconocimiento a la trayectoria y el aporte a la escena del jazz en la ciudad.

Se vinculará a los espacios de espectáculo local como reconocimien-to y aliados fundamentales de las dinámicas creativas del género. Así, se realizarán jornadas intergeneracionales donde convivan las nuevas y viejas formas en que el jazz es visto por los músicos locales. Por otro lado, en concertación con las universidades y entidades de formación confi rmarán que son parte activa en el desarrollo del género en la ciudad proponiendo dentro de sus auditorios programa-ciones que incluyan ensambles jóvenes generados en su interior, en donde a través de la votación virtual de las comunidades, se elegirán los ensambles participantes en una concierto interuniversitario que permitirá el contraste y el intercambio académico entre los nuevos talentos juveniles del jazz. Así mismo, en otro ejercicio de memoria y a manera de laboratorio creativo, se conformará una Gran Orquesta de más de 60 músicos y 10 compositores-arreglistas con músicos destacados del Jazz que han habitado el Festival en sus 15 años. Con el montaje especial de un concierto de apertura, los 15 años del

festival serán celebrados con piezas musica-les de diversos estilos y músicas destacados del jazz en la ciudad.

Finalmente, con la implementación permanente durante el año de programas formativos específi cos y del estimulo a la creación colec-tivo en alianza con las universidades y las entidades de formación, los espacios de espectáculo local, la Red de Festivales de Jazz, los Festivales de Jazz en América Latina; así la propuesta de celebrar la anualidad de éste lenguaje musical, permitirá contar con un proceso sostenible que dé cuenta de los movimientos del Jazz en la ciudad desde sus inicios hasta la actualidad.

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El Festival Hip Hop al Parque es el resultado de un proceso de transforma-ciones de varios modelos que empezaron con el festival Rap a la Torta en 1996. A partir de ahí se han ido incluyendo elementos, adaptando componentes, y, sobre todo, respondiendo de forma proactiva a las nece-sidades de un sector cultural de la ciudad, que dan como resultado el Festival Hip Hop al Parque.

Es el festival de mayor crecimiento en los últimos años dentro de los eventos “Al Parque” al pasar de 25 mil asistentes en 2005 a cerca de 100 mil en 2008 y 90 mil en 2009. En este evento se congregan los cuatro frentes que caracterizan esta cultura. El musical con MC´s y DJ´s de las más diversas tendencias del género. El de la danza con la presencia de grupos de Break Dance (Bboys). Y el plástico, con los mejores exponentes y escritores urbanos del Graffi ti.

Todas las prácticas artísticas están sustentadas en prácticas socia-les que las movilizan, las justifi can y las representan. Sin embargo, trabajar con la cultura hip hop y llevar a cabo un festival de Hip Hop en la ciudad de Bogotá, ha signifi cado para la Orquesta Filarmóni-ca de Bogotá, profundizar en el reconocimiento de un movimiento social y cultural urbano muy complejo, y a la vez, lleno de posibilida-des. Particularmente en 2009, este acercamiento puso de relieve la complejidad de una realidad social que habita en la ciudad de Bogotá y que se mueve en las tensiones entre la marginalidad de grupos so-ciales de inmigrantes por el desplazamiento forzado y los procesos de inserción de estas comunidades en las realidades urbanas. A la vez, mostró la tensión de estos grupos de la ciudad de Bogotá en la lucha de la supervivencia y sus enormes logros de organización social en ONGs, redes de cooperación y modelos de gestión que pueden llegar a ser modelos para muchas otras iniciativas de emprendimiento. Rea-lidad que también hace evidente la difícil frontera entre los procesos de reivindicación social, en la que se reconocen como actores políti-cos activos, mediados por prácticas que en ocasiones se acercan a

la ilegalidad, y los procesos de creación artística que narran dichas realidades a través estéticas urbanas cargadas de expresividad y de fuerza. Fuerza que revela las necesidades de reconocimiento y afi r-mación y que puede llegar a ser excluyente de otros grupos sociales y de otras prácticas artísticas.

Es por esto que la Orquesta Filarmónica de Bogotá coordinó en 2009 una mesa de trabajo en la que participaron artistas de la escena hip hop bogotana, tanto músicos como bailarines y escritores, organi-zaciones culturales de dicha práctica, organizadores de festivales locales, al lado de entidades del Gobierno Distrital: Defensoría del Espacio Público, Programas Jóvenes Conviven, Seguridad y Con-vivencia, y Visibilización de Víctimas de la Secretaría de Gobierno, Dirección de Juventud de la Secretaría de Integración Social y el IDPAC. En dicha mesa, se discutieron asuntos de fondo y de gran impacto para estos grupos sociales, se hicieron recomendaciones para el festival hip hop al parque y, fundamentalmente, se empezó a construir un pacto entre estos actores de la sociedad civil y las enti-dades del gobierno, encaminado a desarrollar una agenda estratégica en función del fortalecimiento de dichas prácticas culturales.

En 2010, el festival Hip Hop al Parque, en su decimocuarta edición será el punto de llegada de la puesta en marcha de esta agenda de trabajo que se fundamenta en el acompañamiento y fortalecimiento

de la Red de Escuelas de Hip Hop de la ciudad; en la articulación entre los procesos de las localidades especialmente, los festivales locales de Hip Hop y el festival metropolitano; el diseño conjunto de estrategias para consolidar acciones de emprendimiento para las organizaciones que fomentan esta práctica cultural; la implementa-ción de acciones que favorezcan la profesionalización de las prácticas artísticas musicales (MC y DJ), danzarias (Break Dance) y plásticas (Graffi tti) de la cultura hip hop; el diseño de acciones que favorezcan la circulación nacional e internacional de dichas prácticas artísticas.

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