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FORMACIÓN FRANCISCANA DEL HERMANO MENOR EN EL
POSTULANTADO DE LA PROVINCIA DE LA SANTA FE DE COLOMBIA EN
EL AÑO 2013
FRAY EDUARDO MARTÍN MENDOZA FERNÁNDEZ, OFM.
UNIVERSIDAD DE SAN BUENAVENTURA SECCIONAL MEDELLÍN
FACULTAD DE EDUCACIÓN
MAESTRÍA EN EDUCACIÓN
MEDELLÍN
2014
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FORMACIÓN FRANCISCANA DEL HERMANO MENOR EN EL
POSTULANTADO DE LA PROVINCIA DE LA SANTA FE DE COLOMBIA EN
EL AÑO 2013
FRAY EDUARDO MARTÍN MENDOZA FERNÁNDEZ, OFM.
Trabajo presentado para optar al título de Magíster en Educación
Asesora
Julia Victoria Escobar Londoño. Doctora en Educación
UNIVERSIDAD DE SAN BUENAVENTURA SECCIONAL MEDELLÍN
FACULTAD DE EDUCACIÓN
MAESTRÍA EN EDUCACIÓN
MEDELLIN
2014
3
CONTENIDO
pág.
RESUMEN…………………………………………………………………………………7
PALABRAS CLAVE……………………………………………………………………….8
ABSTRACT………………………………………………………………………………...8
KEY WORDS………………………………………………………………………………9
INTRODUCCIÓN………………………………………………………………………….9
1. LA FORMACIÓN FRANCISCANA: ORÍGENES Y SENTIDO HOY……….……11
2. GENERALIDADES DEL PROYECTO...……………………………………………24
2.1 TEMA...............................................................................................................24
2.2 PROBLEMA…………………………………………………………………………24
2.2.1 Planteamiento…………………………………………………………………….24
2.2.2 Formulación del problema……………………………………………………….29
2.2.3 Preguntas generadoras de sentido o auxiliares………………………………29
2.3 JUSTIFICACIÓN……………………………………………………………………29
2.4 OBJETIVOS…………………………………………………………………………33
2.4.1 General…………………………………………………………………………….33
2.4.2 Específicos………………………………………………………………………..34
2.5 REFERENTES CONCEPTUALES INICIALES………………………………….34
2.5.1 Glosario de términos……………………………………………………………..37
2.5.2 Categoría desarrollo……………………………………………………………...39
4
2.5.3 Categoría vocación………………………………………………………………42
2.5.3.1 Vocación a la vida consagrada……………………………………………….44
2.5.3.2 Vocación a la vida franciscana………………………………………………..48
2.5.4 Categoría formación……………………………………………………………...52
2.5.4.1 Formación franciscana………………………………………………………...55
2.5.4.2 Modelo pedagógico franciscano……………………………………………...63
2.5.4.2.1 De la antropología filosófica………………………………………………...63
2.5.4.2.2 De la antropología teológica………………………………………………..64
2.5.4.2.3 De la psicología………………………………………………………………64
2.5.5 Categoría relaciones…………………………………………………………......71
2.5.5.1 Formadores……………………………………………………………………..72
2.5.5.2 Formandos………………………………………………………………………75
2.5.5.3 Comunidad……………………………………………………………………...76
2.6 DISEÑO METODOLÓGICO……………………………………………………….84
2.6.1 Tipo de investigación…………………………………………………………….84
2.6.2 Método……………………………………………………………………………..85
2.6.3 Diseño……………………………………………………………………………..88
2.6.3.1 Diseño general………………………………………………………………….88
2.6.3.2 Diseño específico………………………………………………………………88
2.6.3.3 Nivel de conocimiento aspirado………………………………………………89
5
2.6.4 Unidad de análisis…………………………………………..……………………89
2.6.5 Unidades de estudio……………………………………………………………..89
2.6.6 Técnicas de producción de investigación…………………………………......90
3. ANÁLISIS Y DISCUSIÓN: EL POSTULANTADO DE LA PROVINCIA DE LA
SANTA FE DE COLOMBIA EN EL AÑO 2013………………………………………91
3.1 EL POSTULANTADO FRANCISCANO DE LA PROVINCIA DE LA SANTA FE
DEL AÑO 2013…………………………………………………………………………..92
3.1.1 Desarrollo humano……………………………………………………………….92
3.1.2 Vocación…………………………………………………………………………..92
3.1.2.1 Vocación franciscana…………………………………………………………..93
3.1.3 Formación…………………………………………………………………………93
3.1.3.1 Formación franciscana………………………………………………………...94
3.1.4 Relaciones………………………………………………………………………...94
3.1.4.1 Formadores……………………………………………………………………..95
3.1.4.2 Mundo exterior………………………………………………………………….96
4. PROPUESTA ALTERNATIVA DE FORMACIÓN DEL POSTULANTE………..98
5. DISCUSIÓN…………………………………………………………………………100
6. CONCLUSIONES Y RECOMENDACIONES……………………………………105
6.1 CONCLUSIONES…………………………………………………………………105
6
6.2 RECOMENDACIONES…………………………………………………………...106
7. REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS………………………………………………107
LISTA DE ANEXOS……………………………………………………………………112
ANEXO 1. Matriz documental…………………………………………………………113
ANEXO 2. Matriz analítica y comprensiva………………………………………….440
ANEXO 3. Formatos utilizados en la recolección de información………………..454
7
RESUMEN
El principal objetivo de este trabajo de investigación es examinar la formación del
Hermano Menor en el Postulantado de la Santa Fe de Colombia, en el año 2013
con el fin de develar las relaciones del pensamiento Franciscano en nuestro
contexto colombiano.
Para tal fin, se hizo una revisión exhaustiva de los principales documentos que
rigen la Orden Franciscana, tales como: la Regla de la Orden (dada por San
Francisco de Asís), la obra de San Buenaventura, la de Agustín Gemelli, la Ratio
Formationis Franciscanae y Ratio Studiorum, enriqueciendo este marco legal con
los aportes de Ministros Generales y Secretarios de formación de la Orden para
contribuir así a dar una perspectiva actual de la formación Franciscana.
De igual manera, se desarrolla un sistema categorial inicial que se nutre de la
revisión documental posibilitando la construcción de un marco referencial en:
desarrollo, vocación, formación y relaciones en general. Así, a partir de este
marco, se define el Postulantado como etapa formativa. Para realizar un análisis
del mismo se toma la información de ingreso de 19 jóvenes postulantes del año
2013 y a través de una matriz analítica y comprensiva que delimita la información
dada en el marco categorial inicial, se confrontan los resultados personales de los
postulantes al concluir dicha etapa, con una encuesta realizada a los mismos.
De acuerdo con los resultados obtenidos se puede concluir que los principios del
Pensamiento Franciscano se encuentran vigentes en la formación de los
Hermanos Menores en el Postulantado de la Provincia de la Santa Fe de
Colombia. Entendiendo la Formación para la Comunidad Franciscana como un
proceso de crecimiento de la persona humana en las dimensiones humana,
cristiana y franciscana en contextos específicos.
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PALABRAS CLAVE
Desarrollo humano, formación, vocación, formación franciscana.
ABSTRACT
The main objective of this research is to examine the formation of the Minor
Brother in the Postulancy of the Santa Fe of Colombia, in 2013; in order to reveal
the relationships of the Franciscan Thought in the Colombian context.
For this purpose, an exhaustive review was carried out about the principal
documents which govern the Franciscan Order, such as: The Rule (given by St.
Francis of Assisi), St. Bonaventure works, Agustín Gemmellí, the Ratio Formationis
Franciscanae and the Ratio Studiorum; enriching this legal framework with the
contributions of the General Ministers, as well as the Order Formation Secretaries
to give this way a current perspective of the Franciscan training.
An initial rank system is developed which is nourished with the documentary
review making possible the construction of a referential frame about: Development,
Vocation, Education and Relationships in general. This way, from this framework it
is defined the Postulancy as a formative stage. In order to analyze it, the year 2013
entry information of 19 young candidates is taken. Through and analytical and
comprehensive array which delimits the given information in the initial categorical
framework, the personal results of the candidates are confronted when they
finished the mentioned stage above with a survey applied to the same ones.
According to the obtained results it can be concluded that the principles of the
Franciscan Thought are still in force in the Formation of the Minor Brothers, in the
9
Postulancy of the Santa Fe of Colombia Province. Understanding the Formation for
the Franciscan Community as a growth process of the human person in the
Human, Christian and Franciscan dimension, in specific contexts.
KEY WORDS
Human Development, Formation, Vocation, Franciscan Formation
INTRODUCCIÓN
La formación de todo hombre, entendida como un proceso continuo de desarrollo
humano, y el trabajo formativo en la Provincia de la Santa Fe de Colombia,
originaron el deseo de profundizar un poco más en la comprensión de la
formación en una vida consagrada. La presente investigación pretende develar
las relaciones de los principios del pensamiento franciscano con la formación de
los hermanos menores en el Postulantado de la Provincia de la Santa Fe de
Colombia en el año 2013.
Se trata entonces de adentrarnos en la labor formativa desarrollada por la
Provincia de la Santa Fe tratando de vislumbrar aquellos principios fundamentales
del carisma franciscano que orientan y direccionan todo proceso formativo en su
seno.
Para ello la presente investigación considera como referentes conceptuales, en
primer término, la formación franciscana, sus orígenes y su sentido hoy, tratando
de mostrar en este capítulo aquellas directrices del Fundador y las orientaciones y
posiciones de los principales exponentes del pensamiento franciscano en el día de
hoy. Además se consideran las categorías conceptuales: desarrollo, vocación,
formación y relaciones las cuales permiten vislumbrar las bases sobre las que se
10
cimentan los procesos formativos de la comunidad franciscana, al igual que
permiten la comprensión de los fundamentos que la delimitan y atraviesan.
A partir de este marco conceptual se establecieron, a la luz de la matriz
documental (ver anexo 1), los principios franciscanos que emergen del análisis de
los textos y que se plasman en los documentos que rigen la formación de los
Hermanos Menores. Y con base en estos se realiza un acercamiento a la etapa
formativa del Postulantado, retomando lo consignado para la misma y realizando
una matriz analítica y comprensiva que se nutre de la información inicial
suministrada por los Postulantes del año 2013 y un cuestionario final desarrollado
por los mismos y por su Formador, todo ello con la finalidad de develar las
relaciones del marco teórico con la práctica dada en este año.
Con base en lo anterior se estableció una propuesta formativa para el
Postulantado tomando en consideración el análisis dado y los lineamientos
generales promulgados por la Orden de Frailes Menores.
Finalmente, se presenta una discusión, unas conclusiones y unas
recomendaciones que implican el poder seguir profundizando en la formación en
la vida religiosa y que, además, consideran la posibilidad de que desde la
academia se puedan nutrir mejor todos los procesos formativos y de esta forma
ayudar a fortalecer esos procesos de desarrollo del ser humano, que en últimas es
la búsqueda de todo investigador.
De acuerdo con lo investigado podemos señalar que existen unos principios
vigentes que caracterizan la formación del Hermano Menor, los cuales no son
lineales sino que debe plantearse la posibilidad de mirar su actualización teniendo
en cuenta los signos de los tiempos y las circunstancias de tiempo y lugar que
permiten esa misma actualización, resalta sobre todo en el Postulantado la
vivencia de la fraternidad, como una fortaleza para la actualización del carisma en
nuestro contexto colombiano.
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1. LA FORMACIÓN FRANCISCANA: ORÍGENES Y SENTIDOS HOY
Antes de entrar a desarrollar lo que entendemos por formación franciscana,
debemos partir de lo fundamental que es el origen de aquello que denominamos
carisma franciscano o franciscanismo, para, de esa forma, poder establecer eso
que es el elemento formativo en particular.
Partimos de la figura central de Francisco de Asís, nacido en Asís (Italia) entre
1181 y 1182, fundador de ese movimiento en el seno de la Iglesia Católica,
movimiento conocido como la Orden de Hermanos Menores o comúnmente
denominada los Franciscanos, esta orden fue aprobada por el Papa Inocencio III
en 1210 y su regla de vida fue aprobada por el Papa Honorio III en 1223.
Esta regla de vida fue redactada por Francisco y dirigida a sus hermanos con la
finalidad de regirse por la autoridad del Papa y como base para conformar
debidamente ese movimiento cuyo estilo de vida fue germinando en medio de la
sociedad de su época.
En la regla se enfatiza que el hermano menor es aquel que se compromete a vivir
el Santo Evangelio en la pobreza, la obediencia y la castidad, se señala que todo
aquel que opte por esta vida debe manifestar su deseo al Ministro Provincial y este
debe, comprobada la intención, aceptar a la persona.
En la regla solo se señala el periodo de un año de probación, finalizado el cual la
persona entra a formar parte de la comunidad, asumiendo su estilo de vida el cual
radica fundamentalmente en la vivencia del Santo Evangelio en medio de la
fraternidad.
Este documento, la Regla de los Hermanos Menores, posee un carácter espiritual
con la finalidad de orientar y animar la vida de los hermanos. Parte de la
experiencia personal de Francisco, pero igualmente de las exigencias que
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planteaba la forma de vivir de los hermanos, tratando ante todo de velar por la
fidelidad al Evangelio y a la Iglesia.
La regla manifiesta que a través del seguimiento de Jesús, toma sentido el poder
abrazar los consejos evangélicos de obediencia, sí propio y la castidad, ello en el
marco eclesial y manifestado en la obediencia a la autoridad legítima, en el hecho
de tener un Cardenal protector, en el hecho de profesar la fe católica y en la
exhortación a rezar el oficio divino.
De igual forma, en la regla se manifiesta la apertura de los hermanos al mundo,
ello enmarcado dentro de la minoridad, siendo esta la condición de aquellos que
van por el mundo, y ello implica el ser capaces de anunciar y construir la paz a
partir de su corazón; de la pobreza de espíritu, del buen uso de los medios y de la
pobreza material, que cumple una función mediadora, ya que es entendida como
desapropiación interior y conlleva la libertad del corazón para poder dedicarse a la
construcción del reino de Dios.
Otra característica es la condición de hermanos de los miembros que la
conforman, ello como pertenencia a una misma familia a partir del momento de la
profesión sin tener en cuenta títulos ni precedencias. Cada uno es un don
espiritual para los demás, estableciendo algunas connotaciones importantes para
regular las relaciones fraternas caracterizadas por el espíritu de familiaridad y de
la oblación generosa al otro.
Estas notas generales nos permiten conocer un poco más lo que llamamos
comunidad franciscana u orden de Hermanos Menores, que en síntesis, de
acuerdo con su regla, tiene como guía:
- El sentido de vivir el evangelio. Este es el que define la forma de vivir su
vida. Constituyéndose así la regla, para el miembro de la orden, en su
evangelio, es decir, en síntesis del mismo.
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- El vivir obediente, consecuencia del anterior, y es a sus compañeros,
relacionado con el espacio de los hermanos, sinónimo de servir,
constituyendo por el amor una nueva forma de vivir: la fraternidad.
- La santa pobreza, siendo en la vida franciscana una prerrogativa,
resaltando la misma sobre otros valores, relacionada igualmente con la
paternidad de Dios y conlleva la itinerancia.
- El ir por el mundo, caracterizado por vivir el evangelio, la obediencia, y la
pobreza. De igual forma en señalar el trabajo manual de los hermanos, la
predicación y el ir de misiones. El ser vocero de paz y de la relación con la
naturaleza.
- El servir en el seno de la Iglesia, siendo parte de la misma, y de
encontrarse obediente a ella.
Así quedan, de esta forma planteados, los fundamentos esbozados por Francisco
para aquellos que se sientan llamados a seguir su estilo de vida.
Más adelante, y ante el crecimiento mismo de la Orden, surge la figura de San
Buenaventura (1217-1274), quien a través de la Leyenda Mayor trata de mostrar
la figura de Francisco como ese santo a seguir y de señalar cómo es posible el
vivenciar de forma práctica esa regla, esto por medio de la vida misma del santo.
Es así como nos muestra en su obra:
Capítulo 1. Vida de Francisco en el siglo.
Capítulo 2. Perfecta conversión a Dios y restauración de tres iglesias.
Capítulo 3. Fundación de la Religión y aprobación de la Regla.
Capítulo 4. Progreso de la Orden durante el gobierno del Santo y
confirmación de la Regla ya aprobada.
Capítulo 5. Austeridad de vida y consuelo que le daban las criaturas.
14
Capítulo 6. Humildad y obediencia del Santo y condescendencia divina a
sus deseos.
Capítulo 7. Amor a la pobreza y admirable solución en casos de penuria.
Capítulo 8. Sentimiento de piedad del Santo y afición que sentían hacia él
los seres irracionales.
Capítulo 9. Fervor de su caridad y ansias de martirio.
Capítulo 10. Vida de oración y poder de sus plegarias.
Capítulo 11. Inteligencia de las Escrituras y espíritu de profecía.
Capítulo 12. Eficacia de su predicación y don de curaciones.
Capítulo 13. Las sagradas llagas.
Capítulo 14. Paciencia del Santo y su muerte.
Capítulo 15. Canonización. Traslado de su cuerpo (8).
Por último, se insertan algunos milagros realizados después de su dichosa
muerte. (San Buenaventura, 2006, pág. 398)
De esta manera se resaltan esos aspectos relevantes de la Regla en los cuales se
quiere enfatizar como primordiales para todo aquel que hace parte de la
comunidad, buscando como objetivo final la unidad de criterios en la orden.
Pero igualmente San Buenaventura nos hablará, de acuerdo con Agustín Gemelli,
sobre en qué consiste el estudio para los franciscanos, señalando que:
Según San Buenaventura todo hombre inteligente tiene el deber de
ejercitarse en el estudio, y ante todas las cosas en el estudio de la
Escritura; de otra suerte nacerán en él como en el huerto del perezoso, las
ortigas de la malignidad y las espinas de la codicia. Es indigno que muchos
ejerciten el cuerpo y pocos el ingenio. (Gemelli, 1940, pág. 423)
15
Y con el fin de profundizar un poco más en este pensamiento, es importante
examinar el método de estudio:
En el estudio, según San Buenaventura, son menester: orden, asiduidad,
complacencia, o sea, asimilación y medida. Por lo que atañe al orden, el
primer estudio y el más importante es el de la Sagrada Escritura, según la
letra y según el sentido, . Después de la
Escritura deben estudiarse las obras de los Padres y Doctores de la Iglesia.
San Buenaventura se declara aquí contrario a la cultura de segunda mano;
quiere el estudio directo de los originales; mas, como los originales son
difíciles, admite con mucha reserva las Sumas de los maestros, que
debieron ser los manuales de su época. Con reserva, digo, porque los
autores de las Sumas creen comprender los originales, y muchas veces los
entienden mal y se contradice: >. (Gemelli, 1940, pág. 423)
El autor prosigue señalando que:
Tras el estudio de la Escritura y de los Padres viene al de la filosofía, pero
con suma cautela, por lo muy peligroso; y por la filosofía entiende san
Buenaventura juntamente la filosofía racional y las artes liberales. Los
escritos de los filósofos hay que estudiarlos sin detenerse en ellos, de
pasada y como a hurtadillas, , para no mezclar
el agua con el vino, a riesgo de que el vino de la Escritura se convierta en
agua, o de que nuestra agua purísima descienda al mar Muerto en vez de
subir a su primer origen. Para estudiar, amén de orden es menester
asiduidad; seguir siempre los mismos maestros, a fin de no mudar espíritu y
método; es necesaria la asimilación, que proviene de reflexionar con deleite
y con provecho, del masticar, rumiar, incorporar las cosas estudiadas, a las
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cuales da Dios para nosotros un deleite que se parece al sabor de los
alimentos, precisamente para que se hagan sangre de nuestra sangre. Es
menester, además, > : no pretender saber sobre las propias
fuerzas, aconseja el santo; no aspires a más de aquello adonde tu ingenio
puede levantarse, a fin de que no te quedes a medio camino. Y observa
que la medida y la diligencia pueden compensar la medianía de la
inteligencia y llegar a producir cuanto un ingenio desordenado: . (Gemelli, 1940, pág. 424)
Por último, desarrollando este pensamiento, establece que el unir el estudio con el
deseo de vivir unido a Dios, conlleva a llegar a ser una persona sabia
caracterizada por: conocimiento de los defectos, es decir, de sí mismo; dominio de
las pasiones; señorío de los pensamientos y deseo de las cosas eternas.
De esta manera se fue estableciendo en el mundo la presencia franciscana, en
Colombia se estableció formalmente en el año 1550, de acuerdo con lo señalado
por Fray Luis Carlos Mantilla, cuando en su libro Historia Abreviada de la Provincia
de la Santa Fe de Colombia, señala que:
La Orden Franciscana se estableció formalmente en Colombia desde el año
de 1550, cuando una docena de frailes salidos de conventos de España,
después de tocar en las costas de Santa Marta y Cartagena, subieron por el
río de la Magdalena hasta llegar a Santafé de Bogotá, capital del Nuevo
Reino de Granada, donde plantaron su incipiente organización a la que
dieron por nombre Custodia de San Juan Bautista , embrión de la que años
más tarde fuera elevada a la categoría de Provincia de la Santa Fe del
Nuevo Reino de Granada por el Capítulo General de la Orden reunido en
Valladolid en 1565. (1993, pág. 11)
Como toda entidad que tenga un componente formativo, la Orden ha ido
estableciendo el desarrollo de estos procesos en su interior y es por ello que en
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las Constituciones Generales de la Orden en su Capítulo VI se establecen los
aspectos generales de la formación en su seno, hablando en este capítulo de los
formadores, de la formación permanente y de la formación inicial.
La formación inicial comienza, según lo reseñado en las Constituciones en el
artículo 148:
& 1. El día en que el candidato es admitido al Postulantado en nuestra
Orden y dura hasta el día de su determinación definitiva, sancionada por la
profesión solemne.
& 2. La formación inicial en la Orden comprende tres etapas, a saber:
Postulantado, Noviciado y período de formación temporal. (Orden de Frailes
Menores, 2010, pág. 157)
Pero antes de mirar estas etapas, y más específicamente el Postulantado, es
importante señalar cuáles orientaciones generales tiene la Orden en estos
momentos específicos de nuestra historia. Es así que Fray Giacomo Bini nos
muestra un resumen general de la Orden Franciscana cuando dice que:
Considerando nuestra historia de estos últimos años postconciliares,
hemos de reconocer que hoy en día se ha clarificado la definición de
nuestra identidad de Hermanos Menores, fundada sobre la experiencia y
sobre el mensaje espiritual de san Francisco, una identidad delineada y
afirmada por nuestra legislación y por los últimos documentos de la Orden
(Constituciones Generales, decisiones de los Capítulos, documentos de la
Orden, cartas de los Ministros generales...). En contraste con la inquieta
historia de nuestra Familia, esta claridad y profundidad son una adquisición,
al menos teórica e ideológica, muy importante. Hemos identificado con
precisión la «ortodoxia» de nuestro carisma. Ahora debemos, quizás,
concentrar nuestros principales esfuerzos en la «ortopraxis», en un estilo de
18
vida que exprese proféticamente al mundo actual aquello en lo que creemos
y esperamos y aquello que profesamos.
No obstante la disminución numérica, la Familia religiosa
Franciscana (200.000 miembros, de ellos 20.000 monjas contemplativas de
la Segunda Orden y 35.000 frailes de la Primera Orden) sigue
constituyendo una cuarta parte del total de los religiosos y religiosas del
mundo. Se trata de una fantástica fuerza espiritual para la vida del mundo,
de una fuerza que debe encontrar sus propias expresiones en el mundo
actual y encarnarse en las aspiraciones y en el entramado cotidiano de la
vida de los hombres del tercer milenio.
Muchos Hermanos y muchas Provincias están adentrándose en este
camino de transformación profética; hay un retorno innovador a los valores
fundamentales de nuestra vida franciscana. Incluso ciertos fenómenos
preocupantes -como la dificultad de mantener grandes obras y la
disminución del número de Hermanos- pueden interpretarse como una
invitación a revisar nuestros compromisos y a reexaminar con dinamismo
nuestras estructuras para adecuarlas a las exigencias del momento
presente. (Bini, 2000, pág. 9)
Y en el mismo documento nos muestra entre otros este reto:
Si algunas Fraternidades creyeran realmente que nuestro proyecto
evangélico de vida es un mensaje de reconciliación y de liberación para el
mundo de hoy, y si su actuar se inspirara en esta certeza y estuviera
dirigido íntegramente por ella, cambiarían muchas cosas en nuestra Orden
y en nuestro mundo. Estoy convencido de que la pasión y el amor por
nuestra vocación son una realidad adquirida en casi todas partes, pero que
debe convertirse en presencia viva, activa y operante por encima de
nuestras estructuras mentales y ambientales, por encima del miedo por la
supervivencia que nos empuja a la pura conservación, por encima de los
19
fracasos y de los resentimientos vinculados con el pasado, por encima de la
edad y del número, por encima, sobre todo, de la dicotomía entre el ser y el
hacer.
Quizás el mayor reto sea el de la visibilidad, el de una presencia
inculturada. Estamos llamados a crear una visibilidad que responda a
nuestro tiempo presente, en un mundo extraviado y sediento de signos de
salvación, de signos auténticos que sepan manifestar y encarnar aquello
que nos habita, aquello en lo que creemos, aquello por lo que vivimos.
Para llevar a cabo una espiritualidad así son esenciales tres
elementos:
Claridad y autenticidad de la propia identidad espiritual, carismática.
Comprensión y discernimiento de instrumentos, medios y signos para
el diálogo que sean comprensibles para nuestro mundo, a fin de poder
transmitir el don recibido, la riqueza carismática, partiendo de las exigencias
vitales de una determinada cultura.
Decisión y valentía, personal y comunitaria, para emprender con fe
este camino de realización, de visibilización, que acepta la lógica de la
encarnación y recorre su mismo itinerario.
Para nosotros, franciscanos, el diálogo con el mundo de hoy, sobre
todo con el mundo joven, no es algo que podemos tomar o dejar, sino una
exigencia. Hemos sido llamados para ser enviados al mundo, para una
misión -como hombres de Dios, en fraternidad y minoridad- a un mundo que
cambia y que busca. Hemos sido llamados a abrir nuevos espacios, más
humanos y alternativos, a crear una cultura de diálogo, de solidaridad, de
compasión y de aceptación de nuestras distintas realidades.
20
No se trata, pues, de «demonizar» el mundo, los medios de
comunicación, la mundialización o la cultura juvenil de hoy. Tampoco se
trata de convertirlos en una «droga», de alimentarnos de todo, de imitar y
asimilar todo dejándonos invadir el alma y el cuerpo. Es importante cultivar
una actitud crítica positiva -no superficial- que nos ayude a discernir con
inteligencia y sin miedo los signos de la presencia de Dios.
Jesús buscaba a la gente y fue solidario con la historia, pero se
mantuvo distante de los equívocos que la gente y la historia proponían.
Liberemos y alentemos a los Hermanos entusiastas y dispuestos a
reemprender el camino evangélico entre los hombres de hoy, en todos los
continentes. Acompañémoslos y sostengámoslos con nuestra confianza y
nuestra corrección fraterna, donde sea necesario. Preparemos espacio al
Espíritu en el corazón de todos los Hermanos, para que nazcan entre
nosotros nuevos profetas, nuevas Fraternidades proféticas en las que exista
una relación verdadera con las personas, en las que nuestra espiritualidad
enlace con la vida cotidiana e interprete las aspiraciones más profundas de
las personas que viven a nuestro lado. (Bini, 2000, p.p. 41-43)
De igual forma y desarrollando este pensamiento en la Orden, Fray José
Rodríguez Carballo (2007) en su carta a los jóvenes Haced lo que Él os diga decía
que en estos momentos de incertidumbre lo importante es sentirse hermanos en
camino, y el presentarse a todos con la verdad y la humildad de la búsqueda, pero
con la certeza de que el Señor está caminando con nosotros y guía nuestro
caminar. Invita a reconocer la identidad dinámica y siempre incompleta de
franciscanos, que implica entender la vida como un proceso nunca acabado, como
un proyecto, un proceso no acabado lo que implica el aprender a vivir asumiendo
el riesgo de la autenticidad y la verdad, y a costa de nuestras seguridades y
necesidades.
21
En el documento del 2008 Habéis sido llamados a la libertad emanado por la
Secretaría General para la Formación y los Estudios de la Orden se establecía lo
siguiente:
Es precisamente el cambio de época, en el cual estamos inmersos, el que
vuelve más urgente la confrontación con una formación que acompañe el
proceso de transformación de la persona en todas las edades de la vida y
en el contexto vivo de las múltiples relaciones en la cual esa juega el propio
destino. En particular, somos más conscientes de no vivir nuestra vocación
al margen del camino de la humanidad y de la comunidad de los discípulos
de Jesús, sino de verdaderamente ―peregrinos y forasteros‖ con los
hombres y las mujeres de toda lengua, raza y cultura. (pág. 15)
Y se nos continúa diciendo en la misma obra que:
Resulta hoy más claro que el camino dinámico de nuestra formación no se
desarrolla al interior, para después abrirse al exterior. Sabemos que
vivimos en el mundo como el único lugar que nos ha sido dado para
responder a nuestra vocación fundamental a la vida, junto a todos nuestros
hermanos y hermanas en la fe. Reconocemos que el núcleo de la
formación es vivir hasta el fondo la existencia con todos sus dones, sus
crisis, sus conflictos: a través de todo eso Dios mismo nos viene al
encuentro y nos pone en situaciones de transformación y de crecimiento
personal, superando un modelo estático de crecimiento. Mientras
acogemos esta visión de la formación, miramos con el realismo de la fe el
cambio de paradigmas culturales en acto. Éste toca, si bien con diferencias
notables, los varios continentes y culturas, en las cuales toma rostro el
carisma de san Francisco. Nuestras fraternidades no son una fortaleza en
las cuales defendernos, sino que deberían llegar a ser cada vez más una
tienda abierta entre los hombres. Y sin embargo, percibimos entre nosotros
la presencia de una cierta tendencia a permanecer cerrados en nosotros
22
mismos y en nuestras cosas. De aquí la urgencia de asumir, en la fe, una
mirada sobre el hombre y el mundo que llegue a ser pasión compartida por
el bien de todo ser humano: que se haga, en definitiva, servicio al hombre,
siempre e incondicionalmente. (p.p. 16-17)
Por último, y en concordancia con estas directrices, está lo que señala Fray José
Rodríguez Carballo en su carta con ocasión de los 800 años de Santa Clara,
cuando dice:
En estos momentos de profunda transformación y re-fundación, no
creo exagerar si afirmo que muchas veces esa hermosa vasija que hemos
heredado (los modos concretos de vivir el carisma franciscano - clariano),
tendrá que ser rota, no porque haya salido mal, sino porque las
circunstancias han cambiado tanto que los odres actuales ya no pueden
contener el buen vino de nuestro carisma. Solo así podremos vivir una
nueva etapa en esta maravillosa aventura en la que Dios nos quiere
protagonistas. No tiene mucho que ver esta actitud con la itinerancia
franciscana, válida también para vosotras, mis queridas Hermanas Pobres
de Santa Clara. ¿No tiene esto mucho que ver con el vivir sin nada propio
que hemos prometido el día de nuestra profesión?
Estamos llamados a vivir este momento que nos ha tocado vivir
como un momento maravilloso y sorprendente, aunque no necesariamente
fácil, en el que debemos abrirnos al Espíritu que, como el viento, sopla y no
sabemos de dónde viene ni a dónde va. No podemos replegarnos en el
pasado, por bonita que sea la vasija. Tampoco podemos asumir
acríticamente todo lo que nos viene de la cultura actual, pues no todo es
compatible con nuestra forma de vida. Se trata de abrirnos al futuro con
esperanza desde una re-visitación de nuestra identidad, de tal modo que,
sin renunciar a lo que no es negociable, podamos responder con creatividad
a la realidad cambiante en que vivimos.
23
Lo no negociable son los valores evangélicos que han dado origen al
carisma franciscano- clariano y que constituyen los fundamentos de nuestra
identidad. La creatividad que se nos pide es también evangélica, pues nos
ayudará a responder a la voluntad salvífica del Dios de Jesucristo, que
quiere que todos tengan vida y vida en abundancia (Jn. 10,10). Lo que se
nos pide en estos momentos, mis queridas Hermanas y Hermanos, es
continuidad con los valores constitutivos de nuestra Forma de Vida, y
discontinuidad, teniendo presente el contexto histórico que hoy vivimos. De
este modo evitaremos caer en un esencialismo a – histórico o en un
existencialismo sin raíces. Se trata de vivir una identidad en camino. (2012,
p.p. 76-77)
24
2. GENERALIDADES DEL PROYECTO
2.1 TEMA: FORMACIÓN FRANCISCANA DEL HERMANO MENOR EN EL
POSTULANTADO DE LA PROVINCIA DE LA SANTA FE DE COLOMBIA EN EL
AÑO 2013
2.2 PROBLEMA
2.2.1 Planteamiento. A Todo ser humano, a medida que va desarrollándose, le
surge la necesidad, a veces de forma temprana o tardía, de plantearse las
preguntas ¿quién soy? y ¿qué deseo ser? Preguntas fundamentales de todo
hombre y ante las que obligatoriamente surge la necesidad de esbozar un
proyecto de vida. El mundo plantea de esta manera diversidad de posibilidades:
el matrimonio, la vida en pareja, el celibato, o la vida consagrada.
Este cuestionamiento responde a lo que se señala en El desarrollo humano y a
pedagogía: diálogo de saberes cuando dice que:
El desarrollo humano es el proceso de construcción de los sujetos
individuales y colectivos, dentro de unas condiciones históricas y culturales
específica. La construcción de sujeto es el proceso central del desarrollo
humano. Ser sujeto significa tener conciencia de sí, de sus acciones, sus
características y circunstancias. (Muñoz Gaviria, Muñoz Gaviria & García,
2010, p.p. 12-13)
En esa construcción del sujeto y al surgir el interrogante sobre la construcción de
un proyecto de vida y decidirse por la vida consagrada hay que dilucidar
claramente qué es la misma y en qué consiste.
25
Expresar en nuestra sociedad el deseo de consagrarse al Señor o de seguirlo en
cualquier forma implica examinar una serie de opciones, dentro de las cuales se
encuentra la forma de vida franciscana. El mundo de hoy ofrece una serie de
valores u opciones que se encuentran en antagonismo con los que debe tratar de
asimilar alguien que desee asumir el estilo de vida propio de la comunidad
franciscana. Ante esta realidad debemos entrar a examinar cuáles serían esos
principios que lograrían identificar al formando franciscano, pero antes de entrar a
hablar de la forma específica de ser hermano menor considero importante aclarar
qué estamos entendiendo por vida consagrada. Para ello tomaremos lo dicho en
el Código de Derecho Canónico cuando en el artículo 573 señala que:
La vida consagrada por la profesión de los consejos evangélicos es una
forma estable de vivir en la cual los fieles, siguiendo más de cerca a Cristo
bajo la acción del Espíritu Santo, se dedican totalmente a Dios como a su
amor supremo, para que entregados por un nuevo y peculiar título a su
gloria, a la edificación de la Iglesia y a la salvación del mundo, consigan la
perfección de la caridad en el servicio del reino de Dios y, convertidos en
signo preclaro en la Iglesia, preanuncien la gloria celestial. (p. 421)
Entendida de esta forma la vida consagrada, vemos que es una opción de vida a
la que son llamados algunos que quieren comprometerse más radicalmente en el
seguimiento de Cristo, esta forma de vida se encuentra en la Iglesia desde hace
muchos años y es desarrollada y valorada en muchos documentos eclesiales
como la encíclica Vita Consecrata, así como los documentos emanados del
Concilio Vaticano II, entre otros.
Una vez establecida lo que es la vida consagrada y lo que ella conlleva, debemos
señalar que en la Iglesia han surgido diversas formas de seguimiento de Cristo
que plantean para el mundo de hoy, y más específicamente para los jóvenes, el
reto de decidir con cuál de ellas se siente más identificado.
26
Pero igualmente el solo hecho de optar por este estilo de vida implica ir en contra
de lo que el mundo de hoy está ofreciendo, una serie de valores impregnados por
el capitalismo y en cuya base se encuentra la búsqueda del placer, de lo light, de
lo fácil y de lo inmediato, valores que alguien que opte por este estilo de vida debe
estar dispuesto a enfrentar continuamente y a trabajar en una forma distinta por su
realización personal.
El pensamiento franciscano viene de una tradición que ha ido consolidándose a lo
largo de los ocho siglos que lleva de existencia. Aunque en sí mismo ha ido
caracterizándose de muchas formas, este humanismo surge y parte del
pensamiento de un hombre concreto: Francisco de Asís, el cual respondió en su
momento a una situación específica de la Iglesia de su tiempo, pero que a lo largo
del desarrollo de su pensamiento por parte de sus seguidores, se ha ido
configurando una manera específica de estar en el mundo la cual es interesante
definir en la búsqueda de unos principios orientadores en la formación que
posibiliten una respuesta a nuestro mundo de hoy.
Francisco es un ser situado en un medio social específico y en un tiempo
determinado. Hoy en día, y más aún en nuestro contexto latinoamericano, siguen
muchos jóvenes impulsados a seguir a Cristo a la manera de Francisco y para ello
es importante examinar cuales serán esos ejes transversales que deben permear
la formación del hermano menor que posibiliten responder a las exigencias del
mundo de hoy pero de la forma concreta y de acuerdo con lo que el santo de Asís
quería de sus hermanos.
La orden franciscana, como una comunidad de vida organizada, posee su regla de
vida, sus constituciones y estatutos generales, los cuales son asumidos por las
diversas provincias que la conforman. En el campo formativo existe una Ratio
Formationis Franciscanae y una Ratio Studiorum, documentos que constituyen
nuestro campo normativo y que nos ayudan a establecer los lineamientos
generales de nuestro quehacer y ser actual.
27
Por otra parte no se puede desconocer el contexto latinoamericano en que
estamos y del contexto eclesial en que nos movemos, ya que el mismo marca la
forma de respuesta del Hermano menor, y es así que debemos examinar la
teología en que estamos moviéndonos y como punto de partida las preguntas de
la teología latinoamericana planteadas por Gustavo Gutiérrez cuando nos dice
que:
Parece que buena parte de la teología contemporánea haya partido del
desafío lanzado por el no creyente. El no creyente pone en cuestión
nuestro mundo religioso, exigiendo de él una purificación y una renovación
profundas. Bonhoeffer aceptaba el desafío y formulaba incisivamente la
pregunta que está a la base de muchos trabajos teológicos actuales: ¿cómo
anunciar a Dios en un mundo que se ha hecho adulto (mündig)? Pero en
un continente como América Latina, el desafío no viene principalmente del
no creyente, sino del hombre, es decir, de quien no es reconocido como
hombre por parte del orden social dominante; el pobre, el explotado. Aquel
que es sistemática y legalmente despojado de su ser hombre, aquel que a
duras penas sabe en qué consiste ser hombre. El no hombre pone en
cuestión, antes que nada, no tanto nuestro mundo religioso cuanto nuestro
mundo económico, social, político y cultural; por ello empuja a la
transformación revolucionaria de las propias bases de una sociedad
deshumanizadora. Por tanto, la pregunta no versará sobre cómo hablar de
Dios en un mundo adulto, sino sobre cómo anunciarlo como Padre en un
mundo no humano, sobre las implicaciones que comporta decir al no
hombre que es hijo de Dios. (1974, p.p. 87-88)
De esta forma es pertinente entrar en el contexto al cual estamos respondiendo y
dentro del cual estamos moviéndonos y no olvidar las conferencias episcopales
que se han realizado en Latinoamericana - desde Medellín hasta Aparecida- y
que nos dan un marco conceptual sobre el que debemos movernos en cuanto a la
formación católica en nuestro continente.
28
Actualmente, desde el trabajo formativo de la Provincia de la Santa Fe –
Colombia- estamos evaluando nuestra formación inicial con el fin de hacer frente a
las dificultades que observamos en los procesos formativos, tales como la
deserción de hermanos estudiantes y hermanos jóvenes, quienes, después de
estar en un proceso formativo, deciden abandonar este estilo de vida.
Para ello se ha iniciado la revisión curricular de la propuesta formativa, trabajo que
se viene realizando desde el Secretariado para la Formación y Estudios de la
Provincia. Pero siendo parte de este proceso observamos que si bien es bueno
mirar y evaluar nuestra forma de enseñar, es necesario establecer desde nuestro
propio carisma que entendemos como formación y de esa manera examinar
nuestros procesos formativos. Por lo anterior, debemos ir más allá y cuestionar si
realmente estamos respondiendo debidamente en la formación de una persona y
si en el proceso estamos verdaderamente respondiendo a las necesidades del
mundo de hoy.
Independiente de cuál sea el resultado considero que se ha desconocido algo
fundamental que es el tipo de educación que han venido recibiendo los jóvenes
que llegan a nuestra comunidad. En primer lugar se debe partir de las falencias
que presenta en la formación el modelo educativo colombiano y que son las
mismas que presentan los jóvenes, unos más que otros.
Otro factor que debemos analizar y que consideramos que está contribuyendo es
el tipo de familia que se presenta en nuestro contexto actual: son familias
diferentes a la tradicional, la mayoría de los jóvenes vienen de hogares
disfuncionales, separados, con dificultades y que conllevan un reto al momento de
iniciar un proceso formativo en una comunidad en donde se remarcan valores
tradicionales y en donde se hablará de fortalecimiento de algunas relaciones que
algunos formandos no han tenido o no han sanado debidamente y que por ende
van a incidir en la forma en la que van a asumir su proceso formativo.
29
Frente a estas situaciones de tensión se plantea la oportunidad de avanzar
comprensivamente en el diseño de una propuesta de formación que se oriente por
las preguntas que a continuación se plantearán.
2.2.2 Formulación del problema. ¿Cuáles serían las relaciones de los principios
del pensamiento franciscano con la formación de los Hermanos Menores en el
Postulantado de la Provincia de la Santa Fe de Colombia en el 2013?
2.2.3 Preguntas generadoras de sentido o auxiliares.
• ¿Cuáles serían los principios del pensamiento franciscano contemporáneo,
a partir del estudio de sus principales exponentes?
• ¿Cuáles son los elementos / procesos que permitirían afirmar que existe un
modelo o una propuesta formativa para la vida consagrada al estilo de San
Francisco?
• ¿Qué es formación y cómo se entiende esta en la vida consagrada?
• ¿Cuáles serían los planteamientos fundamentales del carisma que
ayudarían a caracterizar al Hermano menor hoy en América Latina, especialmente
en el Postulantado de la Provincia de la Santa Fe de Colombia en el año 2013?
2.3 JUSTIFICACIÓN
Debemos acercarnos a lo que entendemos por formación para dar razón de la
importancia de esta investigación, investigación que estamos tomando en un
30
sentido amplio, no limitada al aula educativa sino aquella que fomenta el desarrollo
armónico del individuo y que, por ende, conlleva la unidad en las diferencias. De
esta manera nos identificamos con lo señalado por Rafael Campo y Mariluz
Restrepo cuando señalan, siguiendo a Gadamer, que ―el resultado de la formación
no se produce al modo de los objetos técnicos sino que surge del proceso interior
en constante progresión entre formación, conformación y transformación‖ (1993, p.
9)
De ahí que cuando un joven se acerca a una comunidad religiosa con el deseo de
ser consagrado no está pensando en un primer lugar en formarse, este aspecto
debe contemplarse para, entonces, señalar que la comunidad religiosa que lo
acoge como ente formativo, debe velar porque el mismo logre apropiar algunas
características que lo identifiquen en medio de la sociedad como parte de la
comunidad. Es por ello la importancia de examinar la relación de esta formación
con aquellos principios del pensamiento franciscano que ayudan a posibilitar la
identificación del Hermano Menor en nuestro medio colombiano.
Pero igualmente, la orientación específica de nuestra comunidad provincial, es
decir, la Provincia de la Santa Fe de Colombia con su trayectoria de más de 450
años de presencia en el país, con un proyecto de vida provincial, al cual debe
vincularse todo aquel que desee hacer parte de la misma, nos lleva a
preguntarnos cómo es esta relación y si está reflejando la realidad en que vivimos.
Por lo anterior consideramos relevante esta investigación con la finalidad de
contextualizar los parámetros formativos existentes con la realidad del joven de
hoy en busca, igualmente, de una explicación al fenómeno presente en nuestra
comunidad y en muchas, en las cuales el joven, después de iniciar un proceso
formativo, opta por retirarse del mismo, aduciendo que este no responde
adecuadamente a las expectativas iniciales. La vigencia y actualidad del
pensamiento franciscano es incuestionable, pero sus lineamientos formativos son
desarrollados a partir de paradigmas que responden al contexto europeo y que si
31
bien tienen un carácter general, es innegable que para que puedan ser
debidamente apropiados deben también lograr armonizar el bagaje cultural y
propio de nuestro contexto colombiano.
Es así como el concepto de Paz y Bien, desarrollado ampliamente en nuestros
contextos educativos, puede tener, debido a la problemática social colombiana,
unas connotaciones no tan profundas como las posee en el contexto en que se
establecieron. Y señalo esto como ejemplo debido a que si analizamos nuestra
historia, hablar de paz en Colombia es un discurso bastante utilizado y que si no
establecemos límites caemos en ser comprendidos como políticos más de turno
sin un compromiso real en el agenciamiento del bien y de la paz. De igual forma
podemos constatar que sería bueno lograr establecer cuál modelo educativo o qué
tipo de propuesta educativa/formativa se está utilizando, como señala Amadeo
Cencini cuando dice: ―É fondamentale che un formatore s´interroghi seriamente su
questo, ma anche in un instituto si dovrebbe periódicamente interrogarse sul
modelo formativo che si sta adottando, e magari fare una propposta esplicita in tal
senso.‖ (2006, p. 112)
En la misma línea y estableciendo estas relaciones podemos señalar lo que
establece Seamus Mullholland en su ponencia titulada On the grace of being a
formator, cuando dice que:
The presumption of formation is that it forms a human person who comes for
an experience of life as a baptised Catholic who expresses that baptismal
calling to service of the kingdom in Franciscan gospel living. The
Franciscan formative dynamic has a multilevel approach since it concerns
itself with the Human, Cristian and Franciscan and since it is a dynamic
process, it requires life long attention. For this to happen, it necessitates the
non-negotiable collaboration and mutual inter/intra dependence between
formator and formee. (2006, p. 105)
32
Así, vemos la importancia de establecer las relaciones entre formadores y
formandos para apropiarnos debidamente del proceso formativo dentro de nuestra
comunidad.
Es importante, igualmente, establecer la relación de todo proceso formativo y por
ello relaciono lo mencionado por Muñoz Gaviria y otros cuando dicen que:
La pedagogía es un campo de reflexión sobre la educación y la formación.
En segundo lugar, la educación reconstruye las influencias del contexto
sociocultural sobre los sujetos, y la formación, la agencia que ellos
desarrollan sobre sí mismos. Así, el desarrollo humano y la pedagogía
podrían implicar un diálogo de campos temáticos en torno a la formación y
los mundos de vida. (2010, p. 14)
Del rastreo inicial efectuado en torno al tema propuesto, encontramos que existe
una investigación (Itinerario de la mente a Dios, de Humberto Franco) en la cual se
trabaja un autor específico: San Buenaventura y su obra y otra que plantea porqué
la paideia franciscana es una propuesta pedagógica de la Universidad San
Buenaventura de Medellín y no solamente un espacio pedagógico – de Norberto
Agudelo- propuestas interesantes en sí mismas, pero que no tienen gran
relevancia en el estudio que queremos desarrollar.
Por ello esta investigación, a partir del examen hermenéutico crítico, aspira a dar
una mirada sobre la relación de estos principios del pensamiento franciscano en el
contexto formativo de nuestra Provincia de la Santa Fe de Colombia.
Para desarrollar este trabajo investigativo debemos partir del análisis
hermenéutico y crítico de algunos autores que han desarrollado el pensamiento
franciscano a lo largo de su existencia, al igual que de los escritos del Santo
Fundador. Dentro de estos textos se revisarán sus cartas, la regla, su testamento
y avisos espirituales, que nos permitirán vislumbrar cuál era el espíritu formativo
del santo y establecer así un punto de partida a nuestro trabajo. Con la finalidad
33
de establecer, a la luz del pensamiento franciscano, los principios que orientan la
formación de los Hermanos Menores y poder darlos a conocer en medios distintos
a las etapas formativas.
De igual forma, no podemos excluir de ese análisis a algunos pensadores como
San Buenaventura, Agustín Gemelli; autores que nos vayan permitiendo
establecer unas líneas claras de categorización del pensamiento franciscano, al
igual que los documentos que la Orden ha promulgado concernientes a la
formación, buscando con ello mirar cómo ha sido la actualización y comprensión
de los principios a lo largo de la existencia de la Orden.
Por todo lo anterior consideramos que esta investigación basa su importancia en
poder brindarle a la formación de los hermanos menores otra perspectiva de
análisis de las relaciones del pensamiento franciscano con su contextualización en
nuestro entorno colombiano y constituyéndose en un aporte de la universidad a la
reflexión de la Provincia Franciscana de la Santa Fe de Colombia.
2.4 OBJETIVOS
2.4.1 General
Develar las relaciones de los principios del pensamiento franciscano con la
formación de los hermanos menores en el Postulantado de la Provincia de la
Santa Fe de Colombia en el año 2013.
34
2.4.2 Específicos
• Recontextualizar los principios del pensamiento franciscano a partir
del estudio de los principales exponentes del mismo.
• Esbozar, a partir del pensamiento franciscano, una propuesta
pedagógica o la mirada franciscana de la pedagogía.
• Fundamentar qué se entiende por formación en un proyecto de vida
consagrada y su influencia en la formación del ser religioso.
• Identificar los planteamientos fundamentales del carisma que
ayudarían a caracterizar al Hermano menor en la Colombia de inicios
del siglo XXI.
2.5 REFERENTES CONCEPTUALES INICIALES
Para el desarrollo de la investigación partimos de un marco categorial, el cual
permite la realización de un rastreo preliminar que facilita el modo de abordar la
presente investigación.
35
is part of
is property ofis part of
VOCACION {0-2}[3:1] §1 La Orden
de los Hermanos
Me..
[3:2] §1 La Orden
de los Hermanos
Me..
[3:3] §1 Los
hermanos, llevando
a un..
[3:4] §1 Por la
profesión
religiosa,..
[3:5] §1 Como
quiera que nuestra
vid..
[6:3] Han pasado
doce años de la
pub..
[6:4] Este camino y
esta reflexión h..
[6:5] La Orden de
los Hermanos
Menor..
[6:8] Seguimiento
de Cristo 5. La vi..
[13:11] La vocación
es el llamado que ..[14:5] En definitiva,
la razón del se..
vocación
franciscana {7-1}
vida consagrada
{2-2}
generalidades {3-1}
is associated with
FORMACION {8-1}
[2:1]
[3:10] Los
principios de la
formación..
[3:11] La formación
permanente de los..
[3:13] 1 La
formación inicial
comienz..
[6:2] Formación
inicial 4.1. Introdu..
[6:7] 1. La
formación
franciscana ti..
[6:11] LA
FORMACIÓN
FRANCISCANA 1. A
..
[6:12] Principios de
la formación fra..
[6:13] Formación a
la vida evangélica..
[6:14] . El
seguimiento de
Cristo, qu..
[6:15] Formación a
la minoridad, la p..[6:16] El
acompañamiento
personal es ..
[6:17] 7. La
formación
permanente es ..
[6:25] . Para ser
testigos y
anunciad..
[6:26] La formación
general apunta a ..
[8:1] En este
contexto se ha de
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[8:2] Otro principio
que aparece rei..
[8:3] En este
contexto, en el
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[8:4] La formación
franciscana, basa..
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[13:9] n este
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FORMACION
FRANCISCANA {13-1}
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36
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[14:6] La
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FORMADOR {7-1}
MUNDO DE HOY
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FORMANDO {10-1}
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[3:6] La comunión
fraterna ARTÍCULO
..
[3:7] §1 A fin de
promover más y
más..
[3:8] §1 El
candidato a la
Orden que..
[3:9] 1 El
testimonio de vida
o proc..
[3:12] 1 La
fraternidad de la
Casa de..
[6:6] Para una
mejor
comprensión de ..
[6:9] 17. Siguiendo
las huellas de C..
[6:10] La minoridad
expresa el modo c..
[6:18]
Fraternidades
formativas 124. ..
[6:19] Cada
miembro llega a la
frater..
[6:20] os hermanos
profesos solemnes
..
[6:21] . Los
hermanos
encargados de u..
[6:22] . Todo
formador
desempeña su s..
[6:23] Para llegar a
tener formadores..
[6:24] El
postulante es
acompañado po..
[8:7] Los hermanos
que ejercen el mi..
[8:8] En las casas
de formación
debe..
[12:2] a)
Transformación de
la config..
[12:3] El sistema
sexo/Género:
femini..
[12:4] as
separaciones
observables en..
[12:5] El síndrome
de Tomas y el desg..
[13:10] Se describe
las regulaciones q..
[13:12] Desde la
Presencia y el
Encuen..
[13:14] El docente
como modelo de
iden..
[13:15]
franciscanismo
como experienci..
[14:1] Y hablar de
la situación exist..
[14:2] s grandes
revoluciones de la
m..
[14:3] bandonada
la idea de que no
ha..
[14:7] San
Buenaventura se
vale de ot..
[14:8] Re-conocer…
no sólo conocer La..
[14:9] Tanto la
ecología, en
cuanto c..
FRATERNIDAD {7-1}
37
2.5.1 Glosario de términos. Para una comprensión de algunos términos
empleados a lo largo de la investigación es necesario señalar los siguientes:
Carisma: ―se entiende por carisma un don espiritual concedido por Dios a un
creyente, el cual, viviendo una experiencia religiosa de especial intensidad, es
capaz de condicionar de manera extraordinaria la vida espiritual de un grupo o de
una época histórica:‖ (Diccionario Teológico Enciclopédico, 1995)
Código de Derecho Canónico: Documento que regula a la Iglesia católica.
Concilio Vaticano II: Documentos emanados de las reuniones conciliares del
Concilio Vaticano II y que comprenden las directrices generales de la Iglesia
Católica.
Fraternidad: en el lenguaje neotestamentario es sinónimo de ágape, de amor, en
sí es el grupo de hermanos unidos por el vínculo del amor y por el ideal del
seguimiento de Cristo. Se llama local a la conformada en una ciudad y provincial a
aquella que comprende a varias comunidades en un mismo territorio.
Hermano Menor: es equivalente a fraile o hermano perteneciente a la Orden
franciscana.
Incipiamus fratres: Actas del II Congreso Internacional de Maestros de Novicios
de la Orden franciscana del año 2006, emanado por la Secretaría de Formación y
Estudios de la Orden.
38
Orden de Frailes Menores: familia religiosa que nació en el siglo XIII,
denominada orden en el sentido de grupo constituido, de hermanos menores,
según el querer de San Francisco de Asís, conocida igualmente como Orden
Franciscana.
Postulantado : dícese de la primera etapa formativa en una comunidad religiosa.
Ratio Formationis Franciscanae y Ratio Studiorum : documentos emanados de
la Secretaría General de la Formación y Estudios de la Orden Franciscana, que
sirven de marco jurídico para el desarrollo de los principios generales de la
formación y de los estudios en toda la comunidad franciscana.
Vida consagrada: se entiende por esta aquella que por la profesión de los
consejos evangélicos (pobreza, obediencia y castidad), los fieles siguiendo más de
cerca a Cristo, se dedican totalmente a Dios, a la edificación de su Iglesia y a la
salvación del mundo.
Vita Consecrata: exhortación apostólica del papa Juan Pablo II dirigida al
episcopado, al clero, a las órdenes y congregaciones religiosas y a las sociedades
de vida apostólica y a todos los fieles sobre la vida consagrada y su misión en la
Iglesia y el mundo.
Vocación: ―el término vocación ha tomado diversos significados en la cultura
contemporánea, poniendo siempre en el centro, con diversas modalidades, a la
persona. Por vocación se entiende en primer lugar el proyecto de vida que
39
elabora cada uno sobre la base de sus múltiples experiencias y en la
confrontación con un sistema coherente de valores que dan sentido y dirección a
la vida del individuo.‖ (Diccionario Teológico Enciclopédico, 1995).
2.5.2 Categoría desarrollo. Partiendo de la premisa establecida por Max- Neef
que indica que:
El Desarrollo a Escala Humana no excluye metas convencionales
como crecimiento económico para que todas las personas puedan tener un
acceso digno a bienes y servicios. Sin embargo, la diferencia respecto de
los estilos dominantes radica en concentrar las metas del desarrollo en el
proceso mismo del desarrollo. En otras palabras, que las necesidades
humanas fundamentales pueden comenzar a realizarse desde el comienzo
v durante todo el proceso de desarrollo; o sea, que la realización de las
necesidades no sea la meta, sino el motor del desarrollo mismo.
Ello se logra en la medida en que la estrategia de desarrollo sea
capaz de estimular permanentemente la generación de satisfactores
sinérgicos. Integrar la realización armónica de necesidades humanas en el
proceso de desarrollo significa la oportunidad de que las personas puedan
vivir ese desarrollo desde sus comienzos, dando origen así a un desarrollo
sano, autodependiente y participativo, capaz de crear los fundamentos para
un orden en el que se pueda conciliar el crecimiento económico, la
solidaridad social y el crecimiento de las personas y de toda la persona. Un
desarrollo capaz de conjugar la sinergia con la eficiencia quizás no baste
para dar cumplimiento cabal a lo deseado; pero sí basta, y plenamente,
para evitar que en el ánimo de las personas lo no deseado parezca
inexorable. (1993, p. 82)
Y de esta manera el mismo autor plantea lo siguiente:
40
El Desarrollo a Escala Humana, orientado hacia la satisfacción de las
necesidades humanas, alcanza en la auto dependencia su condición, su
medio y su valor irreductible. En el plano de la práctica, tal opción requiere,
como impulso inicial, una política de movilización de la sociedad civil. Para
promover cambios estructurales, la movilización debe asumir dos desafíos:
1) potenciar el uso de recursos no convencionales en la construcción
de proyectos colectivos de vida encaminados al logro de la
autodependencia y a la satisfacción de las necesidades humanas;
2) potenciar los desarrollos locales para que su influencia trascienda
las limitaciones espaciales y puedan participar en la construcción de una
nueva hegemonía en el ámbito nacional. Para que las diversas prácticas
locales o micro-espaciales se constituyan en una realidad social nueva
deben articularse en un proyecto con exigencia de globalidad. De allí la
importancia política decisiva de la articulación micro-macro. La cuestión
capital es hacer viable la constitución de sujetos que, desde los pequeños y
muy heterogéneos espacios, sean capaces de sostener y desarrollar sus
propios proyectos. (1993, p. 115)
A partir de este enunciado, Diego Muñoz nos dirá, citando a Sandoval (1994),
que:
El Desarrollo Humano, es el proceso de construcción de los sujetos
individuales y colectivos dentro de unas condiciones históricas y culturales
específicas. La construcción de sujeto es el proceso central del Desarrollo
Humano. Ser sujeto significa tener conciencia de sí, de sus acciones, de
sus características y circunstancias. Esta nueva escuela del sujeto
pretende leer las capas que le cobijan y le hacen un ser social y político,
pero de igual forma reivindica la construcción social de la realidad en la cual
el sujeto negocia culturalmente su estar en el mundo de la vida y con ello,
41
permite la configuración de reconstrucciones y deconstrucciones
socioculturales, es decir, da paso a la dinámica social. (2010, p. 12)
Y concluirá diciéndonos que:
El desarrollo humano se contextualiza en diferentes escenarios
sociohistóricos y discursivos, los cuales desde lo pedagógico buscarían la
construcción de cierto ideal tipo de hombre, que opera como currículo
oculto o paralelo, y desde el cual se agencia toda la actividad educativa.
Por ello, el desarrollo humano podría perfilarse como un campo conceptual
interesante en cuanto consiga generar una crítica antropológica sobre sus
discursos, una crítica política sobre sus preguntas por lo público, una crítica
sociológica sobre sus configuraciones sociales y una crítica pedagógica
sobre sus propuestas de formación. (2010, p. 14)
Por otra parte siguiendo a Max- Neef, en lo concerniente al proyecto de vida,
considero importante entrar a examinar qué entendemos por este, y para ello
retomaremos lo señalado por José Rodríguez Carballo, cuando dice que ‖el
proyecto es la expresión de mi/nuestra identidad, vivida en el seno de una
fraternidad local y provincial. Es una mediación abierta al servicio del crecimiento
de la/s persona/s y que indica algunas líneas fundamentales dentro de las cuales
uno ha de moverse con libertad y con fidelidad dinámica y creativa‖ (2000, p. 5).
Y continúa diciendo:
Es una fuente de inspiración para una vida de interiorización. En
este sentido, su elaboración y su puesta en práctica, son una ocasión
propicia para ponerse en camino hacia la verdadera madurez humana,
cristiana y franciscana; una ocasión propicia para que cada uno y cada
Fraternidad local y provincial, se sientan protagonistas de su propia historia;
una ocasión propicia para despertar, dentro de cada uno y de cada
Fraternidad local o provincial, dinamismos de transformación y de
42
crecimiento que desbloqueen resistencias y liberen todas las
potencialidades que cada uno lleva dentro.
Así entendido, el Proyecto está íntima y profundamente unido a la
formación permanente, concebida ésta como un crecimiento dinámico, un
camino, que abarca todas las componentes de la vida (humana, cristiana,
franciscana, profesional, ministerial) y un proceso de maduración de todas
las dimensiones de la persona (corporal, psicológica, afectiva, espiritual,
intelectual), una camino de crecimiento integral y de más alta perfección.
Es más, el Proyecto es un medio óptimo de formación permanente, tanto
personal como comunitaria, porque nace de una actitud de vida, de una
actitud frente a la vida; caminar, comenzar siempre de nuevo. (Rodríguez
Carballo, 2000, p.p. 5-6)
2.5.3 Categoría vocación. Para comprender qué queremos abarcar con esta
categoría se debe partir de lo que entendemos por vocación:
Indica la llamada por parte de Dios, como iniciativa suya amorosa, y la
respuesta de la persona en un diálogo amoroso de participación
corresponsable. El problema de la vocación se presenta, por tanto, como
una realidad compleja. Para poder ser entendido completamente, debe
considerarse por tanto desde un doble punto de vista: por parte de Dios y
por parte del hombre. Vista desde la perspectiva de Dios, la vocación se
presenta como la iniciativa de Dios que se da y que al darse llama. Por
parte del hombre, la vocación es una invitación, una interpelación a la que
hay que dar una respuesta. Por consiguiente, la vocación es un don que se
realiza en un diálogo: presupone la iniciativa de Dios y solicita una
respuesta del hombre. En esta óptica el concepto vocacional se presenta
como:
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Diálogo relacional, en cuanto que se desarrolla en la relación entre
Dios y el hombre;
Dinámico – evolutivo, vinculado al desarrollo de la persona humana,
que se ve comprometida en la vocación;
Histórico – cultural, en cuanto que el hombre, que se ve
comprometido en la vocación, está llamado a dar su respuesta en el
contexto histórico y cultural concreto en que le ha tocado vivir.
(Diccionario Teológico Enciclopédico, 1995, p. 1034)
Tratando de desarrollar esta definición podemos afirmar que el hombre, a medida
que va creciendo, va evolucionando en sus concepciones y va concretando en la
medida en que toma conciencia de sí mismo lo que quiere realizar en su vida.
Para ello logra vislumbrar y reconocer el primer llamado que hace el Señor a todo
ser humano, que es el llamado a la vida. Llamado que se inserta en la historia de
la salvación, inscribiéndose en un proyecto de salvación dado por el Padre, a
través del Hijo y del Espíritu Santo, siendo un sacramento de salvación que se da
en la Iglesia, de acuerdo con lo señalado en la Lumen Gentium cuando afirma
que:
Y porque la Iglesia es en Cristo como un sacramento, o sea signo e
instrumento de la unión íntima con Dios y de la unidad de todo el género
humano, ella se propone presentar a sus fieles y a todo el mundo con
mayor precisión su naturaleza y su misión universal, abundando en la
doctrina de los concilios precedentes. (Concilio Vaticano II, 1968, p. 34)
Dentro de la Iglesia se da la presencia del Espíritu Santo que confiere a los
hombres una diversidad de carismas para responder a las exigencias concretas
de su misión de acuerdo con la vocación que el Señor le ha dado. Para ello
debemos considerar que ―se entiende por carisma un don espiritual concedido por
Dios a un creyente, el cual, viviendo una experiencia religiosa de especial
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intensidad, es capaz de condicionar de manera extraordinaria la vida espiritual de
un grupo o de una época histórica‖ (Diccionario Teológico Enciclopédico, 1995, p.
128).
De acuerdo con estos nacen las diversas vocaciones específicas en la Iglesia, las
cuales se pueden dividir en dos grandes grupos que son: vocaciones a los
servicios eclesiales, es decir, la de aquellas personas que prestan un servicio
directamente a la comunidad (ministerios ordenados, instituidos y de hecho) y por
otra parte, las vocaciones a las formas de vida, es decir, las que se concretan en
diferentes formas de vida, matrimonio, viudez, consagración con vistas al Reino
de los Cielos.
2.5.3.1 Vocación a la vida consagrada. Con la finalidad de lograr la comprensión
sobre qué entendemos por vida consagrada es importante remitirnos a la Lumen
Gentium cuando dice que:
El cristiano, mediante los votos u otros vínculos sagrados —por su
propia naturaleza semejantes a los votos—, con los cuales se obliga a la
práctica de los tres susodichos consejos evangélicos, hace una total
consagración de sí mismo a Dios, amado sobre todas las cosas, de manera
que se ordena al servicio de Dios y a su gloria por un título nuevo y
especial. Ya por el bautismo había muerto al pecado y estaba consagrado
a Dios; sin embargo, para traer de la gracia bautismal fruto copioso,
pretende, por la profesión de los consejos evangélicos, liberarse de los
impedimentos que podrían apartarle del fervor de la caridad y de la
perfección del culto divino y se consagra más íntimamente al servicio de
Dios. La consagración será tanto más perfecta cuanto, por vínculos más
firmes y más estables, represente mejor a Cristo, unido con vínculo
indisoluble a su Iglesia.
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Pero como los consejos evangélicos, mediante la caridad hacia la
que impulsan, unen especialmente con la Iglesia y con su misterio a
quienes los practican, es necesario que la vida espiritual de éstos se
consagre también al provecho de toda la Iglesia. De aquí nace el deber de
trabajar según las fuerzas y según la forma de la propia vocación, sea con
la oración, sea también con el ministerio apostólico, para que el reino de
Cristo se asiente y consolide en las almas y para dilatarlo por todo el
mundo. Por lo cual la Iglesia protege y favorece la índole propia de los
diversos institutos religiosos.
Así, pues, la profesión de los consejos evangélicos aparece como un
símbolo que puede y debe atraer eficazmente a todos los miembros de la
Iglesia a cumplir sin desfallecimiento los deberes de la vida cristiana. Y
como el Pueblo de Dios no tiene aquí ciudad permanente, sino que busca la
futura, el estado religioso, por librar mejor a sus seguidores de las
preocupaciones terrenas, cumple también mejor, sea la función de
manifestar ante todos los fieles que los bienes celestiales se hallan ya
presentes en este mundo, sea la de testimoniar la vida nueva y eterna
conquistada por la redención de Cristo, sea la de prefigurar la futura
resurrección y la gloria del reino celestial. El mismo estado imita más de
cerca y representa perennemente en la Iglesia el género de vida que el Hijo
de Dios tomó cuando vino a este mundo para cumplir la voluntad del Padre,
y que propuso a los discípulos que le seguían. Finalmente, proclama de
modo especial la elevación del reino de Dios sobre todo lo terreno y sus
exigencias supremas; muestra también ante todos los hombres la soberana
grandeza del poder de Cristo glorioso y la potencia infinita del Espíritu
Santo, que obra maravillas en la Iglesia.
Por consiguiente, el estado constituido por la profesión de los
consejos evangélicos, aunque no pertenece a la estructura jerárquica de la
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Iglesia, pertenece, sin embargo de manera indiscutible, a su vida y
santidad. (Concilio Vaticano II, 1968, p. 88-89)
De esta forma encontramos dentro de la Iglesia diversidad de estados los cuales
tendrán cada uno una determinada función en su seno, de acuerdo con el
documento Vita Consecrata esta es:
La consagración bautismal y crismal, común a todos los miembros del
Pueblo de Dios, es fundamento adecuado de la misión de los laicos, de los
que es propio «el buscar el Reino de Dios ocupándose de las realidades
temporales y ordenándolas según Dios». Los ministros ordenados, además
de esta consagración fundamental, reciben la consagración en la
Ordenación para continuar en el tiempo el ministerio apostólico. Las
personas consagradas, que abrazan los consejos evangélicos, reciben una
nueva y especial consagración que, sin ser sacramental, las compromete a
abrazar —en el celibato, la pobreza y la obediencia— la forma de vida
practicada personalmente por Jesús y propuesta por Él a los discípulos.
Aunque estas diversas categorías son manifestaciones del único misterio
de Cristo, los laicos tienen como aspecto peculiar, si bien no exclusivo, el
carácter secular, los pastores el carácter ministerial y los consagrados la
especial conformación con Cristo virgen, pobre y obediente. (Juan Pablo II,
1996, p.p. 52-53)
Dentro de la vida consagrada existen igualmente vías distintas de consagración tal
y como lo señala Juan Pablo II:
En este horizonte común a toda la vida consagrada, se articulan vías
distintas entre sí, pero complementarias. Los religiosos y las religiosas
dedicados íntegramente a la contemplación son en modo especial imagen
de Cristo en oración en el monte. Las personas consagradas de vida activa
lo manifiestan anunciando a las gentes el Reino de Dios, curando a los
enfermos y lisiados, convirtiendo a los pecadores en fruto bueno,
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bendiciendo a los niños y haciendo el bien a todos. Las personas
consagradas en los Institutos seculares realizan un servicio particular para
la venida del Reino de Dios, uniendo en una síntesis específica el valor de
la consagración y el de la secularidad. Viviendo su consagración en el
mundo y a partir del mundo, «se esfuerzan por impregnar todas las cosas
con el espíritu evangélico, para fortaleza y crecimiento del Cuerpo de
Cristo». Participan, para ello, en la obra evangelizadora de la Iglesia
mediante el testimonio personal de vida cristiana, el empeño por ordenar
según Dios las realidades temporales, la colaboración en el servicio de la
comunidad eclesial, de acuerdo con el estilo de vida secular que les es
propio. (1996, p.p. 55-56)
En el desarrollo mismo de la Iglesia han surgido diversos carismas que responden
a las necesidades del pueblo y dentro de esta pluralidad de ofertas se encuentra la
Orden de Hermanos Menores surgida como una fraternidad de hermanos y
considerada en sus inicios que respondía a lo que son los institutos mixtos:
Institutos mixtos. Algunos Institutos religiosos, que en el proyecto original
del fundador se presentaban como fraternidades, en las que todos los
miembros —sacerdotes y no sacerdotes— eran considerados iguales entre
sí, con el pasar del tiempo han adquirido una fisonomía diversa. Es
menester que estos Institutos llamados « mixtos », evalúen, mediante una
profundización del propio carisma fundacional, si resulta oportuno y posible
volver hoy a la inspiración de origen. (Juan Pablo II, 1996, p. 107)
Actualmente somos considerados más como una orden de índole clerical:
Institutos que son llamados « clericales » porque, según el proyecto del
fundador o por tradición legítima, prevén el ejercicio del Orden sagrado, son
regidos por clérigos y, como tales, son reconocidos por la autoridad de la
Iglesia. En estos Institutos el ministerio sagrado es parte integrante del
carisma y determina su índole específica, el fin y el espíritu. La presencia
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de hermanos representa una participación diferenciada en la misión del
Instituto, con servicios que se prestan en colaboración con aquellos que
ejercen el ministerio sacerdotal, sea dentro de la comunidad o en las obras
apostólicas. (Juan Pablo II, 1996, p. 107).
2.5.3.2 Vocación a la vida franciscana. Ubicados en el seno de la Iglesia es
importante señalar lo manifestado por Lázaro Iriarte cuando dice:
El franciscanismo nació como movimiento. Francisco es el iniciador
de un impulso múltiple, pero bien definido, cuya característica es la
sinceridad cristiana: prontitud alegre y suelta, al imperio del amor, para
seguir a Cristo y, por Él, experimentar el misterio de la hermandad con los
hombres y con la creación, bajo la paternidad de Dios. Fue -dice Celano-
como el despertar de una nueva primavera:
Un entusiasmo que no sólo hizo crecer rápidamente el grupo inicial
de los hermanos menores y luego el de las damas pobres, sino que provocó
por todas partes un anhelo de experiencia evangélica que cuajaría en las
agrupaciones de los hermanos de penitencia. En realidad, repercutió en la
piedad, en el arte, en la vida litúrgica, en el dinamismo apostólico y en la
vida social de la Iglesia.
El franciscanismo no ha dejado de afirmarse nunca como
movimiento. La insatisfacción es nota permanente en la historia minorítica,
y el profetismo ha puesto en jaque las estructuras internas siempre que
éstas han caído en el inmovilismo cómodo. Por eso es una historia de
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periodos atormentados, de luchas por el ideal, de reformas y de escisiones.
Para quien mira superficialmente ese fenómeno, resulta incomprensible que
una orden, cuya característica es el amor y que se define como fraternidad,
haya roto tantas veces la unidad interna. Pero, visto en su significado real,
es signo de pujanza que impide el estancamiento, búsqueda sin reposo de
adaptación renovadora mediante la fidelidad al ideal. La reforma pertenece
en algún sentido a la esencia de las instituciones franciscanas.
El ideal franciscano es patrimonio común no sólo de las varias
familias que integran la primera y la segunda orden, sino de la infinita
floración de institutos religiosos -y ahora también seculares-, que reconocen
a san Francisco por Padre. Tienen sus propios fundadores y fundadoras,
pero con una vinculación carismática, expresamente cultivada, al espíritu
del Poverello. Su mismo número y variedad pone de manifiesto la