Date post: | 31-Jul-2015 |
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Partidos políticos, representación y democracia de calidad.
México y los países andinos.
Dr. Adrián S. Gimate-WelshUAM-Iztapalapa
0. Consideraciones generales sobre los partidos políticos.
Partamos de la correspondencia entre lo que dice Octavio Paz en “Hacia el
poema”: el “poema no es otra cosa que un objeto discursivo (…) no acaba de
escribirse nunca”. Esto mismo podemos decir de la palabra “democracia” o su
calificativo, “calidad de la democracia”. Una cosa son las designaciones, otra
muy distinta es la interpretación, podemos sostener en consonancia con
Hobbes para quien el poder de nombrar es el poder primario del gobernante,
como lo es de la iglesia.
Así pues, si recurrimos a la frase latina, a la que acude Giovanni Sartori
en su discusión sobre el concepto “pluralismo” político.
“Nomina numina”,
(Los nombres son dioses)
Digamos, en consonancia con el teórico italiano, que los partidos políticos
constituyen los pilares idóneos para el desempeño democrático de un sistema
político de un estado soberano, integran y canalizan los intereses ciudadanos;
diremos, desde una acepción canónica del término, si bien esta función la
cumplieron los clubes en el siglo XIX en la conformación del Estado-Nación.
Siguiendo el paralelismo con Octavio Paz, si la poesía es la idea
inmaterial, el poema es el objeto discursivo: un juego rítmico, que se ajusta a
un arreglo o diseño en el tiempo y en el espacio.
1
Asimismo la noción de “democracia” es la creación cultural que nos viene
desde Pericles en el siglo V (a.C.) y continúa en el tiempo, no acaba nunca de
escribirse; es la ciudad libre, el ideal democrático de los griegos a la que apela
Moisei Ostrogorski en 19051; su concreción se expresa en los arreglos
institucionales en el tiempo y en el espacio de la sociedad, de las élites
políticas. Cada nueva escritura — arreglo institucional — tiene trazos de otras
escrituras, como la de 1857 los trazos de 1824y la de 1917 las huellas del
arreglo de 1857.
Este es, me parece, el sentido de Ostrogroski al decir que el carácter
contractual de la asociación del gobernante y del representante no debe
agotarse en el acto constitutivo del contrato, sino que debemos pensar en
contratos sociales que se suceden unos a otros en el tiempo, relación
contractual que se negocia según lo requiera la vida social y lo demande la
aparición de una problemática de interés nacional, como sucede actualmente
en México y en el resto de los países de América Latina, sobre todo en el
contexto de las crisis por la que atraviesan las instituciones de los sistemas
políticos.
Esto han hecho los partidos políticos liberales o de izquierda,
conservadores o de derecha desde sus inicios hasta el siglo XXI: han
constituido instituciones fundantes, instituciones constituyentes. Los
representantes de la LXI Legislatura tienen ante sí la gran ocasión de pasar a
la historia logrando los consensos necesarios en la reforma constitucional en
material electoral, pero privan los intereses de partido por encima del interés
nacional y no logran construir los acuerdos necesarios.
1 Reeditada en 1912, tras abandonar el Duma rusa
2
¿Qué tanto hemos avanzado desde el decreto de Francisco y Madero del 19 de
diciembre de 1911?. Veamos el capítulo VIII, artículo 117 del decreto respecto
de los partidos políticos.
El artículo 117 hace hincapié en el rol que juegan los partidos políticos en los
procesos electorales de acuerdo con la ley vigente, que es la que antecede al
artículo 117. El decreto en sí comprende el nuevo sistema electoral que habrá
de regir en las elecciones para la Presidencia, la Vicepresidencia, el Senado y
la Cámara de Diputados.
Sin duda el pluripartidismo de fines del siglo XX y de principios del siglo
XXI es, sin duda, mejor que bipartidismo del siglo XIX, pero la representación
política no ha mejorado sustancialmente.
3
El decreto de Madero responde a un momento escritural, inmediato a la
caída del sistema autoritario de Porfirio Díaz. Vendrá después el largo periodo
de otro sistema autoritario como desenlace de la Revolución Mexicana en la
que el partido del Estado, el Partido Nacional Revolucionario (1929),
organización partidista reguladora de los conflictos políticos, tuvo una doble
estructura: directa o territorial, formada por los comités municipales, estatales,
territoriales, un Comité Directivo Nacional, y una estructura indirecta compuesta
por los partidos municipales, estatales y nacionales que aceptaron los estatutos
del PNR. Albergó 148 partidos de las 28 entidades federativas.
El Partido de la Revolución mexicana (1938), surge igualmente con una
estructura territorial, pero también sectorial, expresión de los sectores
revolucionarios del país: campesinas, obreras, populares y militares: un partido
de corporaciones. Y el Partido Revolucionario Institucional (1946), cuya
posición ideológica pragmática esta definida en las dos piezas sustantivas de
su denominación: revolucionario, su capacidad para convertirse en instrumento
político para llevar a cabo el programa de la Revolución Mexicana, su vocación
por el cambio y la transformación del país en lo económico, en la igualdad de
oportunidades y la justicia social (bienestar); y su naturaleza institucional,
según su declaración de principios, radica en que para llevar a cabo sus
acciones transformadoras, éstas habrán de hacerse en el marco institucional,
esto es, según las disposiciones constitucionales y legales que rigen al país.
Dentro de su Programa de Acción, el PRI se propone una Reforma del
Estado, una reforma electoral, un mejor equilibrio de poderes, un nuevo
federalismo y una nueva relación entre la sociedad y el gobierno.
4
Ideológicamente, en su interior han convivido tendencias ideológicas de ambos
extremos: la derecha y la izquierda.
En este contexto surge el Partido Acción Nacional, considerado la
principal fuerza política de oposición al Partido Revolucionario Institucional a
partir de 1939. Definido como un partido de los ciudadanos, su estrategia
electoral ha sido la de conquistar progresivamente los gobiernos locales y
estatales hasta que en el año 2000 obtiene la Presidencia de la República. Con
ello se logra la alternancia en el poder. Como partido de derecha, representa
los los intereses de los sectores conservadores, eclesiásticos, empresariales,
las clases medias y las profesionales. Desde su fundación con Manuel Gómez
Morín, se caracteriza por su rechazo a las acciones estatistas. Su reclutamiento
inicial es elitista, por invitación de su fundador. En sus puntos programáticos, el
individuo es el centro, después la familia y en tercer lugar la sociedad.
Ideológicamente, sus miembros lo ubican en el centro-derecha, con un 6.4 en
1995 y un 6.2 en 1999. Los demás partidos, sin embargo, lo consideran de
extrema derecha (8.9)
El Partido de la Revolución Democrática, cuyo registro lo obtiene en
1989, es producto de la integración de varios partidos: El Partido Socialista
Unificado de México, el Partido Socialista de los Trabajadores, y de otras
organizaciones partidistas y de Movimientos sociales como La Asamblea de
Barrios, la Asociación Cívica Nacional Revolucionaria, la Coalición Obrera
Campesina. Su éxito, a partir de 1988, a través del Frente Democrático
Nacional reside en que amplía las fronteras del sistema político mexicano al
incorporar sectores marginados de los beneficios de la participación política,
como lo señala Panebianco. Su penetración territorial fue del centro (DF) hacia
5
estados como Michoacán y Guerrero, Zacatecas. Su ubicación ideológica es
definida de izquierda, por debajo del punto de quiebre de 5.0 (3.2 en 1995, 3.0
en 1998 y 2.3 3n 1999), que coinciden en esencia con la calificación que le dan
otros partidos.
Así, el sistema político mexicano adquiere trazos aparentemente más
definidos ideológicamente, el sistema de partidos, configurado por dos
extremos ideológicos: el Partido Acción Nacional y el Partido de la Revolución
Democrática, derecha-izquierda; y un partido que transita entre ambos polos
ideológicos: el Partido Revolucionario Institucional, en el discurso y en las
acciones, si estamos de acuerdo con Arnaldo Córdova (La Jornada, 6,
noviembre, 2011), espectro ideológico que concuerda con la afirmación de Paz
“la existencia del partido como órgano constitutivo y esencial el estado
mexicano posrevolucionario (Octavio Paz)2. Éste ha sido calificado de “partido
de los trabajadores”, “partido de la burguesía” o de la “oligarquía” o
“instrumento del Ejecutivo” (Luis Javier Garrido, 1986)3. La historia
contemporánea mexicana ha sido caracterizada, desde esta óptica de
unipartidista como de pluripartidista, de modelo democrático como de
autoritario; su modelo ha sido repudiado por unos, admirado por otros4.
Sin embargo, su historia no ha sido realmente estudiada a fondo porque
no sido visto como un partido autoritario en el poder, por ejemplo, así clasifican
Scott Mainwaring y Frances Hagopian su régimen de gobierno hasta fines del
siglo XX: 1945-1987 (2005)5.
2 El ogro filantrópico. Historia y política, 1971-1978, Joaquín Mortiz, p. 109-1243 El Partido de la Revolución Institucionalizada, SEP, México, 1986. 4 El interés del general de Gaulle por el PRI hizo que enviará expertos de los partidos a estudiarlo5 The Third Wave of Democratization in Latin America,. Advances y Setbacks, Cambridge, Cambridge University Press.
6
Su tránsito de un partido en el gobierno, autoritario, a uno en una fase
semi-autoritaria, como lo definen Mainwaring y Hagopian, coloca al sistema
político mexicano, como bien sabemos, en la fase de transición a la
democracia, pero al mismo tiempo instala al PRI en los inicios de la crisis del
partido, como lo advierte Francisco Reveles en Partido Revolucionario
Institucional: crisis y refundación (2003),6 la caracterización de Reveles es
coincidente con la de Mainwaring y Hagopian: “fue pilar del régimen político
autoritario y eje del sistema electoral no competitivo. Nació como partido
gobernante y, por ende, su principal objetivo fue conservar el poder” (Reveles,
2003:11). Si bien los estudios sobre el PRI arrojan caracterizaciones del tipo:
partido de estado, maquinaria electoral, partido hegemónico, partido del
régimen político, se requieren aún estudios más profundos que examinen no
sólo su historia hegemónica, su vinculación con los sectores sociales o con los
empresarios en un mundo globalizado, se hacen necesarios, además, estudios
detenidos sobre la naturaleza misma de los partidos: su carácter
representativo, aspecto fundamental de la democracia contemporánea, como
señala Maurice Duverger (2004),7 esto es, su origen vinculado al sufragio
popular — la representación— y al trabajo parlamentario, una vez investidos
como legisladores representantes de los intereses ciudadanos. Hay pues un
origen electoral, y una muy necesaria relación entre estas dos dimensiones,
ancladas en cuestiones locales o regionales (las facciones en el sentido de
John Madison, Cf. El Federalista, número 10), 8 en identidades políticas o en
intereses compartidos.
6 Francisco Reveles, Coordinador, México: UNAM/Editorial Gernika.7 Los partidos políticos, México: fondo de Cultura Económica. Primera edición en francés, Les parties politiques, Librairie Armand Colin, Paris.8 Al partido lo define como bando, facción, abogados que delibera sobre los intereses de las facciones
7
Ahora bien, ante la crisis de confianza en las instituciones del sistema
político mexicano como de los sistemas políticos en América latina,
exhortamos a los actores políticos, si ustedes están de acuerdo con la analogía
poesía/poema que establece Octavio Paz, a que visualicen nuevos objetos
discursivos ante el agotamiento del contrato originario. Debemos evitar la
“esclerotización” en los partidos políticos y en las instituciones políticas en
general. Ejemplos de ello hay muchas: el surgimiento de la Corriente
Democrática en 1986 o la crisis entre los tradicionalistas y los pragmatistas al
interior del Partido Acción Nacional en la década de los noventas.
El país requiere un sistema de partidos en vías de cambio; requerimos
de nuevas formas de cooperación y participación ciudadana, y formación
constante de nuevos consensos. Pero lamentablemente, como hemos visto en
las modificaciones constitucionales recientes, los legisladores no terminan de
entender la importancia del efecto psicológico del arreglo institucional en los
procesos electorales; sólo se ven a sí mismos, no miran hacia la ciudadanía
que se supone representan. La reforma política del 2011 aprobada en la
Cámara de Diputados no será sometida a consulta popular, la democracia
participativa ha sido una vez más pospuesta, no así en Ecuador y Perú.
Este es el reto de los partidos políticos, en la actualidad se encuentran
con un gran deficit de legitimidad y de representación ( Scott Mainwaring, 2004;
Manuel Alcántara, 2010); este es el gran reto de los partidos políticos: entablar
un nuevo diálogo con la ciudadanía en la construcción de un modelo alternativo
de democracia que fomente un verdadero empoderamiento ciudadano en la
toma de decisiones. Si se quiere, un mayor grado de interacción vertical, si
queremos colocarnos en la perspectiva de Guillermo O´Donnell (1997).
8
Me parece que sería importante reflexionar más a fondo sobre el rol de
los partidos políticos en el contexto de los cien años de vida como instituciones
encargadas de representar los intereses de los ciudadanos. No es casual que
exista una crisis de legitimidad de los partidos políticos en México, en muchos
países de América Latina y del resto del mundo, como han señalado
estudiosos como Scott Mainwaring, Manuel Alcántara, Pippa Norris.
En muchos de nuestros países, incluido Estados Unidos, las elecciones
se han conducido con precariedad, no sólo por el comportamiento de los
partidos políticos, sino por la falta de certidumbre y credibilidad de las
decisiones de los responsables de las instituciones electorales (Cf. El Estudio
de José Antonio Crespo; Helena Varela, 2010) y por el rol que juegan medios
masivos de comunicación.
Aparentemente tenemos en México un sistema de partidos más
competitivo, que se ha traducido en una representación más plural en los
congresos federales y estatales, como también sucede en países como Perú y
Ecuador; pero apreciamos una sub-institucionalización como señala Javier
Duque Daza (2008) para el caso colombiano. Surge la pregunta, que relación
podemos apreciar entre los partidos políticos y la democracia en América
latina.
De entrada, sostenemos, que esta relación no ha fomentado la
durabilidad y la vitalidad de la democracia. A saber, no hay coherencia entre los
programas de los partidos y las leyes y políticas que promueven una vez en el
poder. Ahí están los casos de Argentina, Venezuela y Chile, como ha
demostrado el estudio de Susan Stokes; no hay coherencia organizacional y
disciplina de partido; no muestran capacidad para el cambio; no muestran
9
autonomía frente a los poderes económicos y frente al poder de los medios de
comunicación. Dicho de otra manera, exhiben una escasa funcionalidad
democrática; y esto sucede porque exhiben escasa institucionalización. Así, a
mayor institucionalización partidista, mayor consolidación de los partidos,
mayores posibilidades de consolidación democrática que tendrá como efecto
un mayor enraizamiento en la sociedad.
Ante estos vacíos, los movimientos sociales y los movimientos
ciudadanos han llenado estos huecos en algunos países latinoamericanos que,
en algunos casos terminan partidizándose (Cf. Donna Lee van Cott, 2005). No
obstante, contribuyen al mejoramiento de la democracia.
En México, los ciudadanos no disponen de la función legislativa en el
ámbito nacional, como existe en Colombia y Ecuador, por ejemplo, después de
los nuevos arreglos institucionales en la década de los noventa.
Sirvan estos comentarios introductorios para mostrar a ustedes, ahora,
los resultados de un estudio comparado entre México y los países andinos
sobre la representación de los pueblos originarios. Les presento una parte de
los resultados de las entrevistas aplicadas a las legisladoras y los legisladores
de Ecuador y Perú, concierne, justamente, al tema de los partidos políticos y la
representación. Sirvan estos comentarios introductorios para mostrar a
ustedes, ahora, los resultados de un estudio comparado entre México y los
países andinos sobre la representación de los pueblos originarios. Les
presento una parte de los resultados de las entrevistas aplicadas a las
legisladoras y los legisladores de Ecuador y Perú, concierne, justamente, al
tema de los partidos políticos y la representación.
1. 1. Representación política.
10
Centrar la mirada en la representación (Pippa Norris, 2004) es colocarse en los
indicadores de la calidad de la democracia: la creación institucional, la
instauración de nuevos arreglos electorales y el fortalecimiento de una
ciudadanía activa, esto es, el establecimientos de las estructuras democráticas
básicas; más aún, si se fija la vista en el rol que juega la oposición en un
sistema presidencial (Scott Morgenstern, Juan Javier Negri, Aníbal Pérez-
Liñán, 2009); pero también significa colocarse en la pregunta planteada por
Rorty (1996): qué tan coherente es la teoría democrática con la práctica,
cuestión planteada asimismo por Norberto Bobbio (2004:28).
La interrogante de Rorty implica, como lo advierte Robert Dahl (1996),
cuestionarnos si los sistemas políticos latinoamericanos pueden catalogarse
como democráticos si aplicamos los criterios mínimos de la democracia. La
respuesta es afirmativa, sí se satisfacen los criterios mínimos, si estamos de
acuerdo en sus atributos fundamentales: elecciones regulares y libres, sufragio
universal, rendición de cuentas de las instituciones del estado y libertad de
expresión y de asociación, dimensiones de la democracia que suelen
calificarse como formales. Pero, como bien sabemos, la dimensión electoral no
es suficiente para tener una democracia representativa sólida. Más allá de la
condición mínima electoral — elecciones libres de violencia, de la compra de
votos, del fraude sistemático y de la manipulación mediática —, los
representantes parlamentarios deben reflejar la sociedad que representan,
deben estar representados los grupos minoritarios, entre muchos otros grupos.
Ante los atributos aludidos, los críticos se preguntan, ¿se asegura la
distribución del poder? ¿qué tanto se fomenta la participación ciudadana?
(Norris, 2008). Esto es, no basta una concepción de la democracia en términos
11
mecánicos, es necesario, asimismo, el efecto psicológico que fortalezca la
democracia. De ahí la importancia de la representación, de la democracia
participativa y de la democracia social, atributos que fortalecen su calidad.
Cabe advertir de entrada que si bien no hacemos un vacío a la acepción
de Guillermo O´Donnell (2005), que subraya los derechos económicos y
sociales, sí fijamos nuestra vista en los derechos políticos, en los principios de
equidad, en la participación ciudadana y en la rendición de cuentas (Schmitter,
2005), esto es, calidad de la democracia en términos procedimentales9 y del
estado de derecho — equidad en los derechos a la información y en los
procesos de competencia electoral (Snyder y Samuels, 2001), así como en los
derechos de representación de todos los sectores de que se compone una
sociedad. De ahí la importancia del estudio de las instituciones electorales,
esto es, las reglas establecidas para el acceso al poder. En otras palabras, nos
instalamos en la perspectiva poliárquica de Robert Dahl y de Morlino. Mejor
todavía, nos interesa la relación entre las normas institucionales del proceso
electoral y la competencia entre los partidos políticos y los resultados que de
éste emanan (Dieter Nohlen, 1994).
En el sentido de Nohlen, partimos de la premisa de que las elecciones
se conciben como el método democrático para designar a los representantes;
las elecciones significan, a la vez, el control del gobierno y de los
representantes por el pueblo (Nohlen, 1994).
Entendidas las normas institucionales de los procesos electorales como
las estructuras democráticas básicas, los esfuerzos por ahondar en la
gobernabilidad y la gobernanza han puesto la mirada en el diseño de los
9 Monitoreo de la responsabilidad de los gobernantes y de los representantes elegidos y de las demandas ciudadanas.
12
sistemas electorales. En este contexto, los países en su búsqueda del modelo
ideal, han transitado de un sistema electoral por mayoría10 a un sistema de
representación proporcional11 o a sistemas mixtos.
Sin embargo, las definiciones del tipo de sistema electoral nos remiten,
por un lado, a un principio decisorio12 y, por otro lado, al resultado electoral,
pero hay otros aspectos por considerar, entre otros, la circunscripción electoral,
que si no está adecuadamente delimitada puede conducir a problemáticas de
sobrerrepresentación o subrepresentación, como se desprende de las
entrevistas aplicadas a las(os) legisladoras(es) de Ecuador o Perú.
En el primero (sistema mayoritario), se elige un representante por
circunscripción y en el segundo (sistema proporcional) se elige más de un
representante, pero esta caracterización tampoco es un criterio difinitorio ya
que los sistemas uninominales de una circunscripción también aparecen en los
sistemas de representación proporcional.
Adicionalmente, y como advierte Nohlen, “la elección en
circunscripciones bi-nominales o tri-nominales invariables corresponde” a un
sistema mayoritario (1994:88). Lo que aparece en los sistemas políticos son
sistemas electorales contradictorios: conviven elementos de un sistema
mayoritario con aspectos de un sistema de representación proporcional,
sistemas de representación proporcional personalizada; o bien los casos en
que las curules son asignadas en varias circunscripciones pequeñas de
acuerdo con el principio proporcional, pero la barrera es tan alta para la
asignación de los escaños que ocasiona una desproporción entre votos y
10 Utilizo el término en el sentido en que es empleado por Dieter Nohlen (1994:88), a saber, el candidato es elegido por haber logrado la mayoría relativa de votos o la mayoría absoluta. 11 La representación expresa la distribución de los votos entre los partidos.12 La fórmula que se utiliza para convertir los votos en escaños.
13
escaños. En consecuencia, los resultados ya no corresponden a una
representación proporcional
Este tipo de cuestionamientos nos llevaría a poner en tela de juicio la
representación proporcional en los casos en que en este sistema no se asignen
las curules bajo dicho principio. Más todavía, ¿cómo puede mantenerse la
barrera del 5 % para la representación política, que tiene características de
representación no proporcional, dentro de un sistema de representación
proporcional? (Sartori, 1985).
Planteadas las consideraciones anteriores, nos preguntamos: ¿Qué
percepción tienen las(os) representantes de las minorías étnicas de los diseños
electorales en sus acciones de acceso al poder? ¿Cuáles son las dificultades a
las que se enfrentan en la competencia interna y frente a los candidatos de los
demás partidos en la obtención de una curul? Y, una vez en congreso, ¿Son
responsivos en su trabajo legislativo? ¿Rinden cuentas a sus representados?
Para comprobar las interrogantes antes planteadas, analizo la
información obtenida en la aplicación de cuestionarios a legisladoras(es)
representantes de los pueblos originarios de Ecuador y Perú y la comparo
entre sí a fin de averiguar si el arreglo electoral responde a las expectativas de
los actores políticos y de los analistas de la ingeniería institucional.
1. La representación política de los pueblos originarios en
regímenes presidenciales. Un acercamiento desde los sistemas
electorales
La representación de los pueblos indígenas desempeña un papel fundamental
en el fortalecimiento de la democracia en América latina. Pero su llegada al
14
Poder Legislativo no ha sido una concesión otorgada por las elites políticas, es
resultado de años de lucha político social, como se ha señalado en
investigaciones diferentes (Lee Van Cott, 2005; Rivero Pinto, 2005; Gimate-
Welsh, 2010b). Para ver de cómo se ha logrado esa representación en los
países del Ecuador y Perú, examinaremos en primer lugar la percepción que
tienen de los sistemas electorales en cada uno de estos países, y enseguida
indagar sobre su percepción en torno de la responsividad y la rendición de
cuentas, aspectos fundamentales de una democracia de calidad. Antes, sin
embargo, es necesario hacer un repaso de los cambios en los arreglos
electorales a partir de los procesos de transición democrática.
1.1 Los sistemas electorales vigentes en Ecuador y Perú.
El sistema electoral es considerado una de las instituciones fundamentales en
la construcción de una democracia de calidad. El supuesto subyacente es la
idea de que la ingeniería electoral tiene consecuencias en las opciones de los
votantes y en la representación política en virtud de que las reglas electorales
tienen consecuencias en el comportamiento de los partidos y sus actores
políticos. Dicho en otros términos, el rediseño electoral tiene efectos mecánicos
importantes pues determina qué candidatos son elegidos al Poder legislativo y
qué partidos devienen gobierno. Ambos supuestos son fundamentales en la
democracia representativa, deliberativa. Pero también busca tener efectos
psicológicos en el ámbito individual. Es decir, la ingeniería electoral incide en el
comportamiento de los actores políticos y en los electores.
Las interrogantes principales han sido, ¿cómo generar mayor
certidumbre a los procesos electorales de modo que se profundice la
democracia y se fortalezca la gobernabilidad? La vía adoptada en algunos
15
países ha sido colocar la atención en el diseño electoral, aún en los países de
las democracias consolidadas.13
Los sistemas electorales basados en el principio mayoritario han sido
valorados positivamente por razones de rendición de cuentas del partido en el
gobierno y por los incentivos que conlleva la representación en la composición
del Poder legislativo. La modalidad proporcional, a su vez, ha sido defendida
por su carácter incluyente, por sus posibilidades de compartir el poder y de
expresar la pluralidad social e ideológica de un país. El debate a favor o en
contra de los sistemas combinados ha sido una de las características de los
estudios recientes sobre sistemas electorales (Mathhew Soberg Shugart y
Martin P. Wattenberg, 2001). Por otro lado, los sistemas proporcionales
presentan menos obstáculos para llegar al poder en la medida que se requiere
de un menor porcentaje electoral. Los partidos, consecuentemente, adoptan
estrategias electorales que focalizan el voto de sectores homogéneos de la
sociedad. Los vínculos de este tipo de electores pueden ser de clase, religión
de afinidades identitarias o ideológicas. Los partidos promueven, en
consecuencia, los intereses de sus electores de manera más definida dados los
vínculos de afinidad, reforzando la representación mandato (Cf. Adam
Przeworski, 1999 et all). Esta modalidad posibilita una mayor movilización del
sector social en general en lugar de un alto consenso en asuntos en los que la
mayoría de los partidos están colocados. La competencia partidista se
encontrará en un espectro espacial más amplio en términos ideológicos. Tales
13 Tomemos por caso el de Inglaterra que ha llevado a cabo transformaciones en su sistema electoral para incorporar una modalidad mixta entre el sistema mayoritario y el representacional.
16
circunstancias generan mayores incentivos en el electorado en los procesos
electorales. Se maximizan los incentivos en las votaciones, se combate la
apatía electoral y el malestar hacia los partidos. Los grupos minoritarios, los
pueblos originarios en particular, igualmente tendrán mayores incentivos para
participar activamente en los procesos electorales. Este ha sido, al menos, un
rasgo caracterizador reciente de los pueblos indígenas en países como Perú,
Ecuador y aun en países como Colombia y Venezuela donde la población
indígena no excede el 3 % (Cf. Donna Lee van Cott, 2005).
Pero este despertar por la competencia política de los pueblos indígenas
se ha inscrito en el contexto de la desconfianza hacia los partidos políticos y de
los rompimientos de clase, pero también a partir de la creación de nuevas
organizaciones que giran alrededor de la etnicidad; otro tipo de rompimiento,
como en el caso de Ecuador.
Dado este contexto latinoamericano, el planteamiento general es el
siguiente. ¿Cómo se ha dado la representación de los pueblos originarios en
los países andinos y México, y cuál ha sido su labor legislativa en estos
países?
Para responder a esta pregunta, y otras que se desprenden de ella, en
una primera etapa, he llevado a cabo un estudio de las reformas
constitucionales en materia electoral (Gimate-Welsh, 2010b) que sirve de base
para el análisis de la representación de las minorías étnicas en los países
andinos y México; y en la segunda fase, dada la representación indígena en
estos países me propongo averiguar qué percepción tienen del sistema
electoral vigente, cómo accedieron a la representación, cuál es su relación con
las demás bancadas partidistas en el trabajo legislativo y su relación con el
17
ejecutivo. Sin embargo, para este ensay me ocupo solamente del Ecuador y
Perú14,como adelanto de una obra de conjunto. Para dar respuesta a estas
interrogantes presento a continuación los resultados de las entrevistas15 que
llevé a cabo en el mes de septiembre, 2010, con legisladoras y legisladores del
Ecuador y de Perú.
1.1.1 Cronología de los cambios en los sistemas electorales del
Ecuador y Perú.
Ecuador ha experimentado cambios profundos en su sistema político a partir de
1978-79 y 1983 (Simon Pachano, 2004; Michael Rowland, 1998),
transformaciones que están enmarcadas en la tercera ola de la
democratización. Los cambios, que tenían por meta una mayor representación
de los sectores sociales y de una mayor gobernabilidad, afectaron a la
estructura del congreso, al calendario electoral y la duración de los poderes
Legislativo y Ejecutivo; afectó, asimismo, las relaciones entre el Ejecutivo y el
Legislativo. La reforma constitucional de 1978 incorpora por vez primera la
segunda vuelta en la elección presidencial; en 1983 reduce se el periodo de los
legisladores a cuatro años; en 1994, mediante plebiscito, se aprueba la reforma
constitucional que permite los candidatos independientes con lo que se pone fin
al monopolio de los partidos; y en 1997 se transita a la votación personalizada
o listas abiertas. Veamos la cronología de los cambios en el sistema electoral
ecuatoriano y después los del Perú.
1.1.2 Cronología de los cambios en los sistemas electorales peruanos
14 En un trabajo posterior me ocupo del resto de los países andinos, incluyendo a México15 Los datos que presento en forma de gráficos provienen de los cuestionarios aplicados a los (las) legisladores(as) y de las grabaciones. En la presentación de las citas textuales mantengo el anonimato de los autores(as).
18
El Congreso peruano del periodo 2001-2016, está integrado por 130
congresistas16, también unicameral como el ecuatoriano, es resultado de un
conjunto de transformaciones iniciadas también en 1978. Su elección se rige
por el principio proporcional de acuerdo con el artículo 187 constitucional.
Veamos algunas de sus transformaciones.
El sistema electoral vigente después de las transformaciones
constitucionales del 2000 tiene tres grandes retos (Daniel Zovato, 2001): 1) el
fortalecimiento del sistema de partidos, sin que éstos devengan una
partidocracia, 2) la conciliación de la gobernabilidad con la representación y 3)
la obtención de un determinado nivel de concertación que permita el acuerdo
nacional después del régimen autoritario fujimorista.
Sin embargo, para la elección presidencial del 2011 participaron 31
partidos y para la elección del 2006 veinte partidos presentaron candidato
presidencial. Diez años después, el diagnóstico y pronóstico de Dieter Nohlen,
“en el Perú hay un sistema de partidos atomizado, poco institucionalizados”
(2001), se constata respecto del sistema de partidos y respecto de la dificultad
de predecir el efecto causal del sistema electoral en el sistema de partidos o
que éstos tengan sobre el arreglo electoral; ambos pueden verse como
variables dependiente o independiente en una relación de interdependencia,
posición discordante con la asumida por Giovanni Sartori.
Percepción de las(os) legisladoras(es) sobre los sistemas electorales de
Ecuador y Perú17.
2. Listas cerradas y bloqueadas.
16 La legislatura 2006-2011 tuvo 124 congresistas.17 La transcripción de la entrevista a las(os) legisladoras(es) es textual; en el anexo 1 aparecen los nombres de las(os) parlamentarias(os) pero se mantiene su anonimato, ya que no aparece la numeración de la (del) entrevistada(o) que aparece en el cuerpo del trabajo, sólo aparecen sus nombres.
19
Las(os) congresistas ecuatorianas(os) entrevistadas(os) se inclinan en señalar
que el sistema electoral de listas cerradas en la representación de minorías
étnicas es cuasi deplorable. La legisladora entrevistada (E1)18 considera que
una de las desventajas radica en que las listas cerradas de representación no
brindan la posibilidad real de elegir a los candidatos más idóneos, sino al
partido político. Si bien en algunas zonas o sectores esto ha favorecido al
movimiento Pachakutik, considera que eso no es tan democrático ya que
muchos asambleístas llegan a la Asamblea Nacional gracias a la fórmula, no
necesariamente porque la ciudadanía lo eligiera como su representante, llegan
al congreso como efecto del arrastre del candidato presidencial.
La lista cerrada lo que ha dado es de que muchos asambleístas sean de la bancada oficialista; si ahora fuéramos como candidatos individuales seguro no sacarían menos del diez por ciento del electorado, sino ganaron con una figura, de la lista que es el presidente Correa.
Por su parte E2 señala que en ciertos territorios con población mayormente
indígena es posible que favorezca la lista cerrada, sin embargo, dado el arreglo
del sistema electoral, el arrastre de una figura local tiene más bien efectos
negativos para los candidatos de los pueblos originarios.
Ahora yo saqué los primeros tres puestos en la lista cerrada pero por el pluripersonal y por el sistema de minorías yo pierdo dos asambleístas en Cotopaxi porque yo tuve un excelente arrastre, entonces tienen que entrar distintos partidos, hay que triplicar las votaciones para que pueda entrar, entonces en población con mayor incidencia indígena sí tiene sentido la lista cerrada.
Por otro lado, hay quienes como E3 que no se inclina por las listas abiertas ni
las cerradas ya que ambas vienen con “vicio”; se pronuncia por un sistema
mixto de designación directa que pueda dar la posibilidad de que esa persona
tenga el respaldo mayoritario en su circunscripción. Con las listas cerradas y
las abiertas siguen predominando los partidos que tienen más estructura, más
recursos económicos, esto no sólo en Ecuador sino en América latina.
18 Legisladora número uno de la lista. Las siglas E1, E2, E3, E4, se refieren a las (los) parlamentarias(os) de Ecuador; las siglas P1, P2, P3, P4, P5, P6, P7, P8, P9 se refieren a las(os) parlamentarias(os) del Perú.
20
Yo parto desde el principio de la equidad, donde la gente pueda identificar a la persona por sus cualidades, por su servicio y la designación que pueda dar para cualquier cargo sea por su capacidad directa, es decir, su trayectoria de dirigente, de servidor público, cualquier área que haya tomado su experiencia, su hoja de vida limpia cuenta y como él podría o ella, cómo podría ir asumiendo una nueva responsabilidad.
En lo que respecta a las (los) congresistas peruanas(os), al preguntar por el
sistema electoral de listas cerradas bloqueadas en la representación de las
minorías étnicas se perciben claramente dos posturas. En la primera posición,
varias(os) legisladoras(es) entrevistadas(os) (P1, P3)19 señalan que la
representación proporcional apoya la representación de los pueblos originarios.
En contraparte, se encuentran aquellos (P4, P7, P8)20 que expresan que es
deficiente dado que “en voto cerrado no tienen oportunidad los pueblos, el que
tiene es el voto preferencial”.
Las listas cerradas siempre han sido un gran problema porque vulneran la forma de entender la democracia en nuestros propios pueblos, nuestros pueblos están acostumbrados a una democracia mucho más directa donde se resuelven directamente las cosas, y directamente la representación y las listas cerradas hacen que sean los partidos o los grupos los que determinen tal representación y eso no es bueno (P8).
El entrevistado P6 considera que el problema radica en que el sistema electoral
no contiene compromiso de representación de los pueblos indígenas en el
Congreso peruano, en otras palabras, no refleja la realidad sociocultural del
Estado peruano.
En el caso del Perú, no existe obligatoriedad de representación de minorías al Congreso (…) la población quechua en el Perú es un tercio de la población, entonces debe tener una representación equivalente, más de un tercio de miembros en el Congreso de la República.
3. Listas cerradas desbloqueadas.
En cuanto al sistema electoral de listas cerradas desbloqueadas, los datos
arrojan dos posturas: entre aquellos, como E1, que consideran que es cuasi
19 Congresistas peruanas(os) 1 y 3. Cabe mencionar que del total de legisladoras(es) de la legislatura 2006-2011 que representan a los pueblos originarios, fue posible entrevistar al 78.5 %20 Representantes 4, 7 y 8
21
óptimo, aunque también tiene desventajas ya que existe la posibilidad de que
se pierda el espacio o la posibilidad de representación de las minorías étnicas;
y los que afirman, como E2 y E4, que se trata de un sistema pésimo, que es
un sistema tramposo, ya que permite votar por personas pero al mismo tiempo
para asignar un escaño te suman la plancha.
No tiene sentido si votan buscando entre lista, sino vota plancha, finalmente nosotros trabajamos por la plancha, ¿por qué? Porque si no sumamos la votación de todos no entramos ni siquiera uno. Por eso es muy tramposo, porque nos permite votar unipersonal pero para asignar un cupo a nosotros nos suman el mayor número de votos como lista, no como persona.
Al interrogar a las(os) legisladoras(es) sobre la transición de listas cerradas a
listas abiertas y de listas abiertas a un sistema mixto, encontramos los
resultados siguientes.
Para los entrevistados los principales fenómenos político- sociales que
influyeron en la reforma electoral de listas cerradas a listas abiertas tienen que
ver con que los ciudadanos no se han sentido representados por quienes
ganaron los escaños por lista (E1), por lo que ha surgido la necesidad de
nuevos liderazgos, la necesidad de dar paso a la participación ciudadana (E2).
Ahora bien, por una parte se ha brindado una mayor importancia al perfil de la
persona, sin embargo también está condicionada al arrastre, es decir,
finalmente termina siendo arrastrada por la candidatura nacional, por lo que E4
considera que no hay mucha variación, a excepción de la elección en los
gobiernos locales.
En cambio, para E3 tanto las listas cerradas como las listas abiertas han
ocultado algunos elementos que no permiten realizar apropiadamente el
ejercicio democrático.
22
Hoy el diseño para las listas cerradas o las abiertas está hecho con metodologías inadecuadas para los pueblos indígenas, ya que se trata de otra cultura, otra norma de pensamiento, otra experiencia, otra propuesta. En el caso de Ecuador “la cancha” no está diseñado para la mayoría, ni a los afro-ecuatorianos, ni para los indígenas y otros sectores sociales , si se hace una real comparación qué partidos han predominado, qué personajes han pasado, casi como un juego de ruleta verás los mismos nombres y verás los mismos partidos, entonces como que no hay una innovación institucional democrática, entonces veo un tema ya de fondo no solamente de forma en los dos propios sistemas que han llevado al deterioro.
Sobre el tránsito a un sistema electoral mixto en la representación de las
minorías, apreciamos la inexistencia de un consenso. Algunos consideran
regular al sistema mixto, otros como cuasi óptimo u óptimo. En la segunda
postura se encuentra el E3, quién señala que le daría esa evaluación numérica
por ser optimista:
Porque sería una nueva experiencia, una nueva forma (…) aquí da la posibilidad de preparar, da la posibilidad de tener elementos básicos, reglamentaría mucho mejor, habría innovación de herramientas adecuadas para el sistema de elección, así que yo arrancaría optimistamente con eso, podríamos tener éxito o fracaso, pero desde la experiencia.
Los entrevistados (E1, E4) coinciden en que una de las razones principales
para una reforma de un sistema de listas abiertas a un sistema mixto radica en
que es una oportunidad, una mayor posibilidad para que haya representantes
de las minorías. E2 considera que el principal objetivo sería la inducción a
nuevos liderazgos, donde haya la posibilidad de que líderes o figuras ganen
pese al partido político.
En contraste con las posturas anteriores, E3 argumenta que “el resultado
no es halagador ya que sólo se piensa en el trabajo de un partido, de un
movimiento, tal diseño no fortalece la democracia del Estado, sino sólo en su
propio beneficio, entonces eso sí es preocupante,” postura que coincide con la
23
posición general del apartado anterior: se favorece al partido, no la
participación ciudadana.
Las entrevistas realizadas a las(os) congresistas peruanas(os), arrojan
los datos siguientes. Para algunos entrevistados, cómo P1, las listas cerradas
desbloqueadas fomentan “la participación ciudadana más que un sistema de
listas donde no se puede escoger de entre candidatos.” No obstante, el
entrevistado P4 señala que si bien para el público esto le parece muy bien,
“dentro del partido, el problema es que hay lucha entre candidatos y eso es aún
peor que la elección, pero yo creo que a final de cuentas el que tiene la razón
es el elector, o sea me parece bien.” Para otros, en cambio, el problema central
radica en, si se quiere ser coherente, primero:
Debe buscarse el equilibrio ya que el país es pluricultural y muchas culturas son totalmente excluidas. Si bien es cierto que hay un equilibrio en cuanto a la representación de la mujer o la representación de los jóvenes en el caso de los municipios, pero aún falta avanzar más para poder entender otro tipo de equilibrios y el equilibrio de buscar la participación de todas las áreas del país, creo que eso es importante si los políticos quieren construir una democracia y representación real, esa variable debe ingresar también en la composición política y en relación fundamentalmente en las listas que se proponen (P7).
4. Conclusiones.
Los cambios iniciados en la década de los setenta en Ecuador y Perú, que
culminan al finalizar el siglo XX, colocan a ambos países en la llamada tercera
ola de la transición democrática. Cada uno de estos países busca la fórmula
electoral más idónea en la composición de su Poder Legislativo. Ecuador
transita de listas cerradas a listas abiertas; Perú pasa de la circunscripción
nacional a circunscripciones provinciales, adopta la representación proporcional
e incorpora las candidaturas independientes de los partidos.
Sin embargo, las transformaciones, que han sido constantes, no han
permitido a los partidos políticos ni a sus actores tener los referentes
institucionales necesarios para elaborar sus estrategias políticas, ni mucho
24
menos el tiempo suficiente para ver la eficacia de los arreglos electorales
(Pippa Norris, 2004).
Más todavía, si se hace una comparación entre el sistema electoral
surgido en los setentas y las reformas posteriores, apreciamos una
contradicción en los objetivos buscados inicialmente, pues hay elementos
contradictorios en el diseño institucional: hay menos posibilidades para el
establecimiento de coaliciones y para una mayor representación, hay un
debilitamiento de los partidos, el efecto psicológico en el votante disminuye con
el establecimiento de las fórmula combinada puesta en marcha en las
elecciones del 2006 en ambos países. El tamaño de la circunscripción o distrito
electoral sigue siendo un punto crítico en Ecuador y Perú, no hay una
correspondencia entre la población y las curules asignadas. Veamos una
síntesis de los apartados del cuestionario.
En el tema de listas cerradas en la elección de los representantes al
congreso apreciamos las siguientes críticas al sistema electoral
No son una opción de elección para los ciudadanos. El elector elige la
fórmula, no la capacidad o trayectoria y responsabilidad del candidato.
Los pueblos originarios están acostumbrados a una democracia más
directa.
Favorecen al partido
No es un arreglo electoral democrático
Los representantes elegidos llegan al congreso gracias a la fórmula,
como efecto de arrastre del candidato presidencial
No obstante, en territorios con población mayormente indígena
probablemente favorezca, pero el arrastre de una figura local no redunda
en beneficio de los candidatos de los pueblos originarios
Las(os) congresistas entrevistadas(os) que sostienen una posición favorable a
la representación proporcional aducen los argumentos siguientes:
Hay mayor participación de jóvenes y más jóvenes son elegidos
Hay opciones, ya que no es el dinero el que define quién gana la
elección
El partido no define quién llega finalmente al congreso
Favorece al pueblo
25
En contraste, las(os) entrevistadas(os) que consideran adverso el sistema de
representación proporcional, aluden los argumentos siguientes:
No favorece la representación de las minorías étnicas
No hay equidad de género
El mismo Jurado Nacional de Elecciones contraviene la normatividad ya que soslaya la noción de comunidad indígena, aún en casos como la región de Cuzco donde las comunidades campesinas son hablantes de la lengua Quechua
5. Conclusiones.
Los cambios iniciados en la década de los setenta en Ecuador y Perú, que
culminan al finalizar el siglo XX, colocan a ambos países en la llamada tercera
ola de la transición democrática. Cada uno de estos países busca la fórmula
electoral más idónea en la composición de su Poder Legislativo. Ecuador
transita de listas cerradas a listas abiertas; Perú pasa de la circunscripción
nacional a circunscripciones provinciales, adopta la representación proporcional
e incorpora las candidaturas independientes de los partidos.
Sin embargo, las transformaciones, que han sido constantes, no han
permitido a los partidos políticos ni a sus actores tener los referentes
institucionales necesarios para elaborar sus estrategias políticas, ni mucho
menos el tiempo suficiente para ver la eficacia de los arreglos electorales
(Pippa Norris, 2004).
Más todavía, si se hace una comparación entre el sistema electoral
surgido en los setentas y las reformas posteriores, apreciamos una
contradicción en los objetivos buscados inicialmente, pues hay elementos
contradictorios en el diseño institucional: hay menos posibilidades para el
establecimiento de coaliciones y para una mayor representación, hay un
debilitamiento de los partidos, el efecto psicológico en el votante disminuye con
el establecimiento de las fórmula combinada puesta en marcha en las
elecciones del 2006 en ambos países. El tamaño de la circunscripción o distrito
electoral sigue siendo un punto crítico en Ecuador y Perú, no hay una
correspondencia entre la población y las curules asignadas. Veamos una
síntesis de los apartados del cuestionario.
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En el tema de listas cerradas en la elección de los representantes al
congreso apreciamos las siguientes críticas al sistema electoral
No son una opción de elección para los ciudadanos. El elector elige la
fórmula, no la capacidad o trayectoria y responsabilidad del candidato.
Los pueblos originarios están acostumbrados a una democracia más
directa.
Favorecen al partido
No es un arreglo electoral democrático
Los representantes elegidos llegan al congreso gracias a la fórmula,
como efecto de arrastre del candidato presidencial
No obstante, en territorios con población mayormente indígena
probablemente favorezca, pero el arrastre de una figura local no redunda
en beneficio de los candidatos de los pueblos originarios
Las(os) congresistas entrevistadas(os) que sostienen una posición favorable a
la representación proporcional aducen los argumentos siguientes:
Hay mayor participación de jóvenes y más jóvenes son elegidos
Hay opciones, ya que no es el dinero el que define quién gana la
elección
El partido no define quién llega finalmente al congreso
Favorece al pueblo
En contraste, las(os) entrevistadas(os) que consideran adverso el sistema de
representación proporcional, aluden los argumentos siguientes:
No favorece la representación de las minorías étnicas
No hay equidad de género
El mismo Jurado Nacional de Elecciones contraviene la normatividad ya que
soslaya la noción de comunidad indígena, aún en casos como la región de
Cuzco donde las comunidades campesinas son hablantes de la lengua
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ANEXO: Parlamentarias(os) entrevistadas(os).
Ecuador. Legislatura 2006-2011
Lourdes Tibán
Diana Atamaint
Jorge Guaman
Jerónimo Yantalema
Perú. Legislatura 2006-2011
Juana Aidé Huancahuari
Gloria Deniz Ramos Prudencio
María Cleofé Sumire de Conde
Miró Ruíz Delgado
Helvezia Balta Salazar
Carlos Cánepa
Juan Pari Choquecota
Hilaria Supa Huamán
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