Date post: | 24-Jul-2015 |
Category: |
Documents |
Upload: | alejandrino-halire-ccahuana |
View: | 388 times |
Download: | 2 times |
Dios estableció un paradigma relacional para el orden creado. Desde la perspectiva
del Antiguo Testamento,
advertimos que las dimensiones relacionales, sapienciales y
misionales caracterizan a los
grupos humanos llamados por
Dios a través de la historia de la salvación.
En el relato general de la creación(Gén. 1:1-
2:3), se percibe que el Creador asume una
postura profundamente
relacionalen la producción y la formación del mundo
creado.
Fuimos creados como parte de un sistema relacional
por decisión del Creador y, como criaturas
relacionales, solo conseguiremos una plena realización de nuestras
potencialidades y satisfacción de nuestros
anhelos más profundos en un ambiente en el que podamos desarrollar
relaciones, y disfrutarlas de manera saludable, con Dios
y con otras personas.
La dimensión relacional de la
creación se revela de forma emblemática en Génesis 1:26-28, Dios creó la dualidad hombre/mujer a su
imagen y semejanza para representar al Creador frente al orden creado y
ejercer “dominio” sobre las demás
criaturas.
La imagen de la Deidad en el ser
humano provee la base para desarrollar relaciones saludables, y caracterizadas por
la solidaridad, la confianza y el amor.
A partir del relato de Génesis 2, podemos inferir que nosotros,
como humanos, tenemos afinidad los unos con los otros y podemos desarrollar
relaciones significativas con otros seres
humanos, no solamente porque fuimos creados por Dios, sino también porque Dios eligió a una pareja para que
fuese el origen de toda la humanidad.
Otro aspecto de la dimensión relacional
de la Teología del Antiguo Testamento puede ser observado a partir del concepto
de la alianza, la dimensión
relacional de la creación se entrelaza
con la naturaleza relacional del
Creador.
Con Noé, Dios firmó un concierto, un acuerdo, universal en su alcance e incondicional en sus
exigencias. Con Abraham, el Señor
estableció una relación especial. Dios realizó
promesas con el propósito de bendecir a todas las familias de la
Tierra por intermedio de la simiente abrahámica.
En el Sinaí, el Dios redentor entró en
relación especial con Israel, al afirmar la
alianza con la nación elegida. A través del
profeta Jeremías, Dios proclamó la buena
noticia de una “nueva alianza”. La ley sería
inscripta en el corazón, y la relación entre Dios
y su pueblo sería marcada por el perdón
del pecado y por el conocimiento de Dios
(Jer.31:31-34).
Notamos, entonces, en el transcurso de
la historia del Antiguo Testamento, a un Dios relacional
en búsqueda de comunión con seres relacionales creados
por él.