Guía sobre políticas culturales e institucionalidad
M.A. Melania Portilla Rodríguez, ConsultoraJulio 2012
Guía sobre POLITICAS CULTURALES E INSTITUCIONALIDAD
M.A. Melania Portilla Rodríguez, ConsultoraJulio 2012
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para la Educación,la Ciencia y la Cultura
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Colección Cultura y Desarrollo en Centroamérica Guía para el desarrollo de sistemas de información cultural en Centroamérica
GUÍA SOBRE POLÍTICAS CULTURALES E INSTITUCIONALIDAD
M.A. Melania Portilla Rodríguez
© UNESCO SAN JOSÉ, 2012
Parte del contenido de esta publicación se nutre de experiencias desarrollados en el marco
de los Programas Conjuntos del F-ODM “Revitalización Cultural y Desarrollo Productivo
Creativo de la Costa Caribe de Nicaragua” en Nicaragua; “Políticas Interculturales para la
Inclusión y Generación de Oportunidades” llevado a cabo en Costa Rica y “Creatividad e
Identidad Cultural para el Desarrollo Local” en Honduras durante el periodo 2009-2012.
Las ideas y las opiniones expresadas en esta obra son las del autor y no reflejan necesa-
riamente el punto de vista de la UNESCO. Los términos empleados en esta publicación y
la presentación de los datos que en ella aparecen no implican, de la parte de la UNESCO,
toma alguna de posición en cuanto al estatuto jurídico de los países, territorios, ciudades
o regiones, ni respecto de sus autoridades, sus fronteras o límites.
Ejemplar de distribución gratuita. Prohibida su venta.
Disponible en el sitio web…
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Guía Sobre Políticas Culturales e Institucionalidad
ÍNDICE DE CONTENIDOSPRESENTACIÓN ..................................................................................................................................................................... 5
1 LAS POLÍTICAS CULTURALES Y SU RELACIÓN CON EL DESARROLLO EN EL CONTEXTO
CENTROAMERICANO ....................................................................................................................................................... 8
1.1 El mundo gira, las políticas culturales también. .............................................................................................................. 8
1.2. El contexto Centroamericano como escenario de políticas culturales y su integración al desarrollo .............................. 11
1.2.1. Desarrollo institucional del sector cultura en los países: ............................................................................................ 13
1.2.2. La Región en los mercados globalizados de bienes y servicios culturales ................................................................. 17
2 CONSTRUYENDO NUEVAS GENERACIONES DE POLÍTICAS PARA INTEGRAR CULTURA Y DESARROLLO ....... 20
2.1. Las políticas públicas y las políticas culturales: ¿Qué entender por nuevas generaciones de políticas culturales?......... 21
2.2. El posicionamiento de la cultura como dimensión estratégica de las políticas de desarrollo ........................................ 29
2.3. Las políticas culturales en el marco de territorios y procesos de descentralización ....................................................... 35
2.4. La puesta en práctica y el mejoramiento continuo del principio de subsidiariedad ........................................................ 41
2.5. La interculturalidad y sus nexos con la multisectorialidad e intersectorialidad .............................................................. 42
3 EL DISEÑO Y LA GESTIÓN DE POLÍTICAS CULTURALES INTEGRADAS AL DESARROLLO SOSTENIBLE DE
PAISES Y TERRITORIOS ................................................................................................................................................ 47
El ciclo de gestión de políticas culturales y la integración al desarrollo sostenible ................................................................ 46
La Legislación como elemento de impulso y sostenibilidad de Estrategias de cultura y desarrollo ....................................... 73
El diseño y la gestión de instrumentos de política cultural ................................................................................................... 85
La institucionalidad y las políticas culturales ........................................................................................................................ 97
Estudio de caso: Las regiones autónomas de la costa Caribe Nicaragua como escenario de creación y gestión
de políticas e institucionalidad cultural integrada al desarrollo ............................................................................................. 97
CONSIDERACIONES FINALES DE LA GUIA .................................................................................................................... 130
GLOSARIO ........................................................................................................................................................................... 133
BIBLIOGRAFÍA GENERAL DE LA GUIA ............................................................................................................................ 136
ANEXOS ............................................................................................................................................................................... 144
ÍNDICE DE RECUADROS DE TEXTORE.1. Horizonte 2031 (Visión de la Política Cultural de Integración Centroamericana) ............................................................ 12
RE.2. Creación de demanda local ......................................................................................................................................... 33
RE.3. Ejercicio de evaluación para gestores culturales ........................................................................................................... 34
RE.4 La Noción de territorio ................................................................................................................................................. 36
RE.5. Objetivos de la Capacitación MEIC .............................................................................................................................. 45
RE.6. Metodología de diagnóstico y línea base Regiones Autónomas de Nicaragua .............................................................. 57
RE.7. Plan Nacional de desarrollo Cultura a Largo Plazo Guatemala ...................................................................................... 63
RE.8. Sistema Nacional de cultura en el Ecuador .................................................................................................................. 70
RE.9. Logros del Proceso Autonómico ................................................................................................................................ 104
RE.10 Los Procesos de Revitalización cultural en la Costa Caribe de Nicaragua................................................................... 117
RE.11. Funciones de la Secretaría de Cultura de la RAAN. .................................................................................................... 124
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ÍNDICE DE TABLAS Y CUADROSTabla 1 Situación de la Institucionalidad Rectora y las Políticas Públicas del Sector Cultura en los países
Centroamericanos en el 2012 ................................................................................................................... 16
Cuad.1 Productos e indicadores del resultado 2 Programa Conjunto en Nicaragua. ............................................ 101
ÍNDICE DE FIGURASFig. 1. Mapa conceptual de contenidos Guía Políticas Culturales e Institucionalidad ................................................7
Fig. 2. Fuerzas que influencian en la toma de decisiones en las políticas públicas ..................................................21
Fig. 3. La Ruta de la Incidencia de los Lineamientos de Política y el Plan Nacional de desarrollo en Guatemala ....31
Fig. 4. Principio de Subsidiariedad .........................................................................................................................41
Fig. 5. Encadenamiento de aspectos de las políticas culturales .............................................................................47
Fig. 6. Visión Compartida sobre el futuro de la cultura en Santa Rosa de Copán, Honduras. .................................68
Fig. 7. Pasos metodológicos para la Construcción de una Agenda Cultural en el Municipio del valle de Sula,
Cortés, Honduras. ......................................................................................................................................94
ÍNDICE DE MAPAS E IMÁGENES (fotografías)MA.1. Mapa Sitios con Esferas de Piedra en el Pacífico Sur de Costa Rica ...........................................................75
MA.2. Mapa del Parque Arqueológico Copán Ruinas ............................................................................................79
MA.3. Mapa de las Regiones Autónomas de la Costa Caribe de Nicaragua .......................................................104
IMA.1. Esfera de Piedra en el Colegio Técnico Profesional de Osa, Costa Rica ......................................................76
IMA.2. Proceso recuperación de una esfera con la participación de vecinos de la localidad ...................................78
IMA.3. Edificio en Proceso de Restauración Casco Antiguo de Panamá ................................................................83
IMA.4. Consejo Regional Centro A. Taller de Evaluación Intermedia, Honduras ......................................................86
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Guía Sobre Políticas Culturales e Institucionalidad
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Esta guía sobre políticas culturales e institucionalidad brinda claves para abordar la gestión de políticas culturales que
enfocan en la cultura como dimensión estratégica del desarrollo. La guía está pensada desde Centroamérica y
recupera experiencias de países y territorios de la región, complementadas con ejemplos de otros países de Améri-
ca Latina,11 tratando de evidenciar caminos para abordar los distintos ámbitos y problemas asociados al campo de
las políticas culturales, con el involucramiento de las comunidades y actores sociales de los territorios.
Por tanto, la guía busca dar un paso más allá de la tradicional visión sobre las políticas públicas como un campo
exclusivo del Estado y las administraciones gubernamentales, para explorar y aprender formas en que la ciudadanía
de los territorios Centroamericanos – incluidos los grupos y personas creadoras y portadores de diversas expresio-
nes culturales - también pueden involucrarse en los procesos de gestión de políticas, contribuir al enriquecimiento
de la diversidad cultural y a la cohesión social y por ende, a la sustentabilidad del desarrollo.
De hecho, entender las políticas culturales como algo vivo, algo que tiene significado para las personas y las
comunidades y que se puede crear, innovar, corregir y defender como un proyecto propio, significa ir más allá de
la burocratización bajo la cual se ha restringido el sentido de lo público en el campo de las políticas. Puesto que
en su significado más básico, la política pública es acción colectiva para el bien común, desde donde son
necesarios los acuerdos colaborativos y proyectos de futuro consensuados, pero en donde la participación abierta
de múltiples actores recobra el significado pluralista de lo público y reúne la política cultural con la cultura política
propia de un territorio, un país, una región o una comunidad.
A partir de esto surge también una nueva comprensión del conocimiento y el quehacer técnico, de su roles actuales
y funciones. Por esto en la guía también se re-considera el papel de las instituciones públicas del sector cultura2 y
de otros actores público/privados que impulsan el desarrollo nacional, bajo el principio de que para gestionar políti-
cas culturales, existe una relación entre el nivel nacional, los niveles intermedios de institucionalidad y el nivel de las
1 Sobre todo en la segunda y tercera parte de esta Guía, donde se retoman ejemplos de países como Colombia y Ecuador.2 En este guía entendemos por sector cultura a las instituciones de carácter público encargadas de gestionar políticas cul-
turales a nivel nacional. Esto incluiría a las instancias respectivas en los gobiernos locales. Pero no se incluyen los gremios artísticos u organizaciones encargadas de difundir y velar por las expresiones culturales locales, como si ocurre en otras con-cepciones sectoriales, que incluyen a los grupos productores. Esto, por cuanto se considera que no existe históricamente en Centroamérica, una relación orgánica y de capacidad de negociación entre los distintos grupos que puedan amalgamar un sector ampliado, que si pude pensarse en otros ámbitos como Agricultura o Salud, por ejemplo.
PRESENTACIÓN
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comunidades y territorios que conforman los sistemas nacionales. A cada uno de estos
niveles compete cumplir funciones específicas para que el sistema como totalidad “trabaje
eficazmente”. A esto llamamos en esta guía el principio de subsidiariedad. En la vida real,
la práctica del principio de subsidiariedad tiene debilidades y vacíos que pueden ser supe-
rados, a partir del reconocimiento respetuoso y la voluntad de los distintos actores, en un
proceso de construcción social y cogestión de soluciones adecuadas.
Un planteamiento central de la Guía es que hay signos importantes que indican que los
países Centroamericanos están propiciando transformaciones en sus modos de hacer po-
líticas culturales y en la institucionalidad cultural misma en los últimos 10 años. Lo anterior
puede ser relacionado con el posicionamiento que está logrando el enfoque de democracia
cultural y derechos culturales. El cual a su vez tiene efectos sobre la concepción de cultura
prevaleciente y el modelo de institucionalidad y políticas culturales. La tendencia parece
ser al ensamblaje propio de modelos de políticas culturales de nueva generación,
cuyas principales características se abordan en las partes dos y tres de esta guía.
Por tanto, el enfoque de esta guía entiende a las políticas culturales en sentido amplio,
partiendo de que un proyecto de desarrollo cultural de un país o de un territorio, no puede
lograrse sin el concurso de legislación, institucionalidad e instrumentos y mecanismos de
gestión de política, que viabilicen el proyecto de la política misma. Hablar de políticas cul-
turales implica entonces, abordar un conjunto de temas encadenados. De ahí la relación
medular que plantea el título de esta guía: políticas culturales e institucionalidad.
La guía forma parte integral de la Caja de Herramientas UNESCO en Cultura y Desarrollo y
busca ser de utilidad a una variedad de potenciales usuarios. Entre éstos:
Tomadores de decisiones y a cuadros técnicos encargados de diseñar y ejecutar políti-
cas públicas en el ámbito de la cultura y del desarrollo en sentido amplio3
Formadores en el diseño y gestión de políticas culturales y desarrollo
Autoridades y cuadros técnicos y profesionales de los gobiernos locales, encargados
de diseñar y gestionar políticas para el desarrollo local y agendas para el desarrollo cul-
tural de los municipios
Autoridades e instituciones de los territorios urbanos y rurales de Centroamérica, así
como cuadros técnicos de ONG’s que los apoyan
Profesionales y académicos de Universidades enfocados en el ámbito de cultura y de-
sarrollo
Cuadros técnicos y profesionales de la cooperación internacional para el desarrollo y la
promoción de la cultura
3 Incluyendo una gran variedad de sectores tales como los entes rectores de la economía, la sa-lud, la educación, la planificación, la cultura, entre otros, instando a la concurrencia de esfuerzos multisectoriales para integrar la cultura al desarrollo.
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Guía Sobre Políticas Culturales e Institucionalidad
De forma tal que esta guía podría ser de utilidad para aquellos usuarios y usuarias que tienen el desafío de:
• Facilitar el diseño y gestión de políticas culturales.
• Apoyar la integración de la dimensión cultural en políticas públicas y estrategias multisectoriales de
desarrollo.
• Facilitar la formulación y gestión estrategias y planes nacionales de desarrollo que enfocan en los
recursos culturales de los territorios
• Promover la formulación y gestión de estrategias para el desarrollo de regiones, sub-regiones y territo-
rios.
• Diseñar y gestionar estrategias y agendas para el desarrollo cultural en los Municipios Centroame-
ricanos.
• Diseñar y ejecutar planes de cultura y desarrollo a nivel de comunidades y territorios.
En síntesis, en esta guía los usuarios podrán encontrar:
FIGURA 1: Mapa de contenidos Guía Políticas Culturales e Institucionalidad
PARTE I
argumenta
aprovecha
reconoce
sobre
sobre
instrumentaposicionamiento
describe y analiza
desarrolla encadenamiento
PARTE II PARTE III
Normativa internacional sobre cultura
Cultura como dimensión estratégica
del desarrollo
Ciclo de gestión de políticas culturalesSituación
Políticas Culturales en Centroamérica
Políticas Culturales de nueva generación (con-
ceptos claves)
Demandas locales
Sectores públicos y otros
actores
Institucionalidad
Instrumentos de política
Legislación
Propuesta conceptual
Pertinencia de la Guía
Metodologías e instrumentos
Caso Regiones Autónomas Costa Caribe Nicaragua
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1.1 El mundo gira, las políticas culturales también
Pensar y hacer políticas culturales el día de hoy y desde un país Centroamericano conlleva
retos distintos al de crear una identidad nacional única y distintiva, funcional a la capacidad
de gobierno de los Estados, tal cual se concibió en los siglos XIX y XX en Centroamérica.
A inicios del siglo XXI las fronteras de la cultura se han abierto al mismo tiempo que han
debilitado las medidas proteccionistas de los Estados Nacionales. La diversidad cultural
está siendo cada vez más reconocida como una riqueza y no como una amenaza para la
integración nacional. Se multiplican los espacios donde se plantean concepciones menos
reduccionistas y verticales de cultura como aquellas enfocadas en las Bellas Artes y la vi-
sión elitista de lo patrimonial, para abrirse a nociones integrales desde las cuales el disfrute,
creación, la interpretación y el acceso a la diversas expresiones culturales, constituye un
derecho por ejercer por parte de todas las personas, grupos humanos, pueblos y comuni-
dades étnicas, sin que cultura sea sinónimo de expresiones artísticas o del sentido estricto
del derecho como algo individual4.
Esto indica que en el escenario regional, han adquirido resonancia las propuestas sobre
políticas culturales planteadas por los instrumentos internacionales en los últimos 15 años,
teniendo como referente el Informe de la Comisión Mundial de Cultura y Desarrollo de
1996, Nuestra Diversidad Creativa, el cual propone un nuevo acercamiento a la relación
Cultura y Desarrollo de la mano con el enfoque del Desarrollo Humano difundido por el
Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD). Asimismo, el Informe sobre
Desarrollo Humano del PNUD del 2004 La libertad cultural en el mundo diverso de hoy,
posicionó la importancia del ejercicio derechos culturales para la democracia y el desarrollo
4 Lo cual resulta de vital importancia puesto que la propiedad comunitaria y los derechos comu-nes son propios de muchos pueblos originarios de Centroamérica. Y aunque a esta población la cubren convenciones internacionales y regímenes de legislación específica en los países, la concepción de democracia cultural no debería circunscribirse a una concepción liberal de los derechos, es decir, individualista.
PARTE 1
LAS POLÍTICAS CULTURALES Y SU RELACIÓN CON EL DESARROLLO EN EL CONTEXTO CENTROAMERICANO
9
Guía Sobre Políticas Culturales e Institucionalidad
de las sociedades, enfoque que retomará la Convención sobre la Protección y Promoción de la Diversidad de las
Expresiones Culturales de la UNESCO en el 2005. En esta Convención, el derecho al acceso, disfrute e interpreta-
ción de la cultura es complementado con una ampliación de la noción de diversidad cultural, a todas las formas de
expresión más allá de lo declarado como patrimonio cultural.
Estos planteamientos tienen al menos tres implicaciones decisivas para una comprensión actualizada de las políti-
cas culturales:
a) El enfoque de cultura como derecho y democracia cultural, necesariamente conduce a que las políticas cultu-
rales deban expandir y profundizar su cobertura ( y por tanto su “arquitectura” institucional”), y establecer un
interacción decisiva con la organización y la institucionalidad de los actores sociales de los territorios.
b) La posibilidad de que las expresiones de la diversidad cultural que emergen de los distintos modos de vida y
territorios de los países, puedan potencialmente establecer una relación de doble vía con las políticas, planes y
estrategias de desarrollo nacional y local. Por una parte, se reconoce a la cultura misma como una dimensión
estratégica del desarrollo y se hacen esfuerzos para encontrar las claves de la gestión sostenible de los recur-
sos culturales. Esto a la vez enriquece la diversidad cultural, multiplicando y diversificando las oportunidades
de desarrollo.
c) A partir de lo anterior, se genera la necesidad de que los países valoricen a la cultura en sus múltiples funcio-
nes (productiva, social y político-institucional). El reconocimiento de cada una de estas funciones requiere que
se invierta en los recursos culturales en su calidad de activos, pero también que se invierta en la protección y
salvaguardia de las expresiones culturales mismas. Así, el reconocimiento de la cultura como fuente que puede
brindar oportunidades productivas y económicas, así como opciones para generar empleo e ingresos debe ir
de la mano de un uso sostenible de los recursos culturales.
El impacto de este nuevo marco en la gestión de políticas culturales ya se ha hecho sentir. En países como Costa
Rica y Honduras, hay en marcha procesos de creación de Leyes Generales de Cultura y Sistemas Nacionales de
Cultura, que pretenden fomentar y articular la institucionalidad cultural desde la esfera nacional hasta la local/ terri-
torial. Este tipo de propuestas corresponden con lo que se ha denominado, políticas culturales de nueva gene-
ración, es decir el surgimiento de un conjunto articulado de políticas, legislación, institucionalidad e instrumentos
de política cultural que confluyen en la creación de Sistemas de Cultura, los cuales reconocen a los territorios como
base de recursos culturales. Retomaremos este tema con mayor profundidad conceptual, así como ejemplos y
enfoques prácticos en las partes dos y tres de esta guía.
Sin embargo, la posibilidad de asumir una noción de cultura como derechos culturales y democracia cultural, así
como de impulsar políticas culturales de nueva generación, adquiere un sentido y una complejidad especial en una
región como América Central, cuya historia y posición geopolítica la hacen especialmente vulnerable a ejercer su
derecho a la autodeterminación. Donde el potencial de cambio que puede alcanzar un discurso amplio sobre cultura
y desarrollo por parte de actores público/privados, encuentra limitaciones y carencias de peso en la consolidación
o el funcionamiento institucional alcanzado para promover las competencias y los arreglos necesarios a nivel local
y nacional.
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Aun así, Centroamérica decanta su propia diversidad cultural,
cambiante y rica en relaciones que fluyen y se integran más
allá de las fronteras políticas y administrativas de los países.
Se puede encontrar en el Istmo cierta autoctonía 5 de sus
expresiones culturales y sus ecosistemas. Países cuya riqueza
ambiental y biodiversidad sustentaron un mosaico de modos de
vida entretejidos. Región nutrida desde tiempos inmemoriales
en su papel de puente y diálogo entre culturas del norte y del
sur de la Américas. Tierras cercanas a los mares, por donde se
adentraron otras latitudes del mundo.
Región sufrida también, por saqueos y ambiciones internas y
externas, y por viejas deudas estructurales de un desa-
rrollo desigual que hoy afectan de manera determinante a las
generaciones más jóvenes. De hecho, el Programa Mundial de
Alimentos de las Naciones Unidas afirma que los únicos países
de la región latinoamericana que no lograrían alcanzar la meta de los Objetivos del Milenio
(ODM) relativa a subnutrición y desnutrición infantil son Centroamericanos6. El cese de las
guerras civiles tampoco ha hecho que Centroamérica alcance la paz ni la reconciliación
necesaria para enfrentar sus desafíos de desarrollo. En el 2011 la región cuenta con la
tasa de homicidios más alta del mundo7 y las múltiples causas de este problema (pobre-
za, narcotráfico, crimen organizado, migración forzada, desintegración de comunidades y
juventud desarraigada) fueron analizadas en la reciente Cumbre sobre Seguridad Regional
y La Conferencia Internacional de Apoyo a la Estrategia de Seguridad de Centroamérica,
realizada en junio del 2011 en Guatemala. Donde quedó más que claro que las acciones
unilaterales de los países son incapaces de enfrentar la magnitud de la violencia y la inse-
guridad que mina a la región.
¿Puede jugar la cultura algún papel significativo para contribuir a revertir en alguna medida
esta situación? Si en su sentido más amplio y humanista, una función universal de cultura
es dotar de sentido a las personas y las poblaciones, cabe señalar que existen tareas
pendientes y urgentes para potenciar la relación entre cultura y desarrollo, que van mucho
más allá de exhibir expresiones materiales del patrimonio cultural en vitrinas intocables. El
5 Este signo indica que este término puede encontrarse en el glosario al final de esta guía.6 PMA, CEPAL. (2011). Pobreza, hambre y seguridad Alimentaria en Centroamérica y panamá,
Programa Mundial de la Alimentación de las Naciones Unidas, Comisión económica para Améri-ca Latina, Serie Políticas Sociales, Santiago de Chile, pp:11. Específicamente, en este texto se citan a El salvador, Nicaragua, Honduras y Guatemala. Si bien es claro que la situación de pobre-za varía mucho entre los países, y que no se puede entender en profundidad esta problemática basándose en las implicaciones distorsionantes de cifras que derivan de las metodologías de línea de pobreza.
7 “Enfrentar la Inseguridad en la región. Con la cooperación entre los países, reducir la inseguri-dad ciudadana es posible. La Nación. Consultada en línea el 14.12.2011. http://www.nacion.com/2011-08-11/Opinion/enfrentar-la-inseguridad-en-centroamerica.aspx
Las políticas culturales de nueva gene-ración hacen referencia al surgimiento en un país o un territorio de un conjunto articulado de políticas, legislación, ins-titucionalidad e instrumentos de políti-ca cultural que confluyen en la creación de Sistemas de Cultura, el cual recono-ce a los territorios urbanos y rurales y a los grupos y comunidades creadoras y multiplicadoras de las expresiones cultu-rales, como la base de los recursos cul-turales, que pueden servir a objetivos múltiples de desarrollo.
11
Guía Sobre Políticas Culturales e Institucionalidad
reencuentro íntimo con el patrimonio cultural está más bien en su fuente viva, en las diversas expresiones
culturales y patrimoniales de los territorios que a la vez, distinguen y cohesionan a las comunidades. Ahí don-
de precisamente, suelen haber menos políticas culturales y menos regulación y donde se requerían políticas más
efectivas y democráticas.
El mundo gira: las políticas culturales también. Esta guía propone llevar a las políticas culturales a la arena de la
relación entre cultura y desarrollo y volcar los ojos al territorio como unidad de planificación y gestión. Al territorio en
su calidad de fuente de patrimonio cultural material e inmaterial en permanente cambio y creación, y en donde las
personas hacedoras y portadoras de ese patrimonio y sus descendientes, puedan ejercer su derecho al disfrute a
la cultura, tanto en sus formas económicas como en las no económicas8.
1.2 El contexto Centroamericano como escenario de políticas culturales y su integración al desarrollo
La Coordinación Educativa y Cultural Centroamericana del Sistema de Integración Centroamericana (CECC/SICA)
organizó en noviembre del 2011, la XVI Reunión del Consejo de Ministros y Altas Autoridades de Cultura. Entre otros
contenidos, en la reunión se discutieron posibles iniciativas conjuntas y proyectos regionales en los temas de cul-
tura de paz, la formación en gestión cultural, el tema del patrimonio cultural, la producción cultural y la
microempresa cultural. La escogencia de estos temas revela la consonancia entre los contenidos impulsados por
los instrumentos internacionales en el ámbito de la cultura y los derechos culturales – tales como los de la UNESCO
- y la construcción conjunta de una agenda regional para el sector cultura. Fue en esta reunión donde se aprobaron
los lineamientos generales de la Política Cultural de Integración Centroamericana 2012-2015 (PCIC), la cual
forma parte de una demanda hecha en la Cumbre Extraordinaria de Presidentes en julio de 2010 y contó para su
elaboración con los insumos provenientes de la Consulta Estratégica de Cultura en Centroamérica realizada en el
2011. Asimismo, se encomendó a la Secretaría General /CECC/SICA la tarea de diseñar y poner en marcha una
estrategia regional para la construcción concertada del Plan de Acción de la PCIC. El documento ya fue publicado
oficialmente (CECC-SICA 2012).
Además de resultar un instrumento singular por los esfuerzos conjuntos y consensos que busca armonizar (incluidos
los países Centroamericanos y Republica Dominicana), resulta importante destacar al menos dos aspectos en torno
a lo que la Política Cultural de Integración Centroamericana representa.
El primer aspecto es que el documento de política refleja el clima regional del posicionamiento del enfoque
de derechos culturales y democracia cultural. Enfoque que tiene un conjunto implicaciones entre las cuales
destaca el reconocimiento de que la ciudadanía debe ser incluida como un actor principal de la gestión cul-
tural. De hecho, desde el mismo tratamiento que la PCIC hace de la diversidad cultural, el documento es claro en
plantear que no se trata de impulsar “la identidad Centroamericana” sino la “diversidad cultural centroamericana”,
incluyendo aquellas expresiones de la diversidad que han sido por distintos motivos relegadas o no reconocidas en
su justa medida. La diversidad a cultural se expresa entonces en distintas territorialidades, por lo cual también se
plantea que no hay un sólo sentido de pertenencia a la región sino que hay “sentidos de pertenencia”.
8 Georgina De Carli hace una defensa esclarecedora sobre la importancia de que las comunidades locales que han generado patrimonio cultural tengan el derecho al usufructo del mismo, lo cual está unido de manera determinante a la gestión soste-nible del recurso cultural mismo.
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El segundo aspecto a destacar es la reforma
o innovación institucional que un enfoque de
democracia cultural supone y ante lo cual
Centroamérica tendría que hacer esfuerzos
sustantivos en los próximos años, si ha de ha-
cerse realidad con la profundidad y la signifi-
cancia del cambio que se desprende la visión
Horizonte 2031 que guía el Sistema de Obje-
tivos Estratégicos de la PCIC (como se ilustra
en el recuadro 1).
No obstante, una mirada a la realidad actual
indica que la ratificación de la política regional
no estará enraizada en estructuras nacio-
nales sectoriales de cultura actualizadas, for-
talecidas y apropiadamente instrumentadas,
sino que por el contrario, en muchos países
dicha institucionalidad se encuentra aún en
una etapa de ingeniería en algunos países
o bien de reingeniería en otros. Asimismo, la
coordinación y concurrencia multisecto-
rial para llevar adelante proyectos, planes
y estrategias de cultura y desarrollo, no
llega aun a tener consistencia programática ni
está considerada una prioridad en los países
de la región, si bien hay iniciativas que pudie-
ran rescatarse y potenciarse9.
9 Por ejemplo, la iniciativa para desarrollar una marca país más integral que la marca destino verde y ecológico que ha posicionado Costa Rica, con el fin de agregar valor a las exporta-ciones, atraer la inversión extranjera y apoyar el crecimiento del turismo. Esta iniciativa se im-pulsa desde el 2011 y es promovida por una Comisión Interinstitucional que reúne al Mi-nisterio de Comercio Exterior de Costa Rica, a la Promotora de Comercio Exterior (PROCO-MER), a la Coalición Costarricense de Iniciati-vas de Desarrollo, al Ministerio de Relaciones Exteriores, al Instituto Costarricense de Turis-mo, al Ministerio de Agricultura y Ganadería y al Ministerio de Cultura y Juventud (PROCOMER 2011:26). No obstante, la coordinación entre sectores está aquí muy orientada a fines es-pecíficos y puntuales y no a la concertación de una agenda intersectorial amplia. Otro ejemplo de carácter más amplio y complejo es el es-
RECUADRO 1
Horizonte 2031 (Visión de la Política Cultural de
Integración Centroamericana)
Centroamérica se ha consolidado como un espacio
cultural regional donde:
• Son respetados los derechos humanos en todas
sus dimensiones.
• Los Estados de la región dedican al menos el 3%
de su presupuesto al desarrollo del sector cultura.
• Es valorizada la diversidad de sus expresiones
culturales, a partir de los aportes de las naciones
y grupos sociales que la integran.
• Se garantizan plenamente los derechos humanos
de sus ciudadanos y ciudadanas al no existir
procesos institucionales y sociales de exclusión
social con respecto a sus expresiones culturales
por razones de raza, étnica, género, preferencia
sexual, origen geográfico, edad u otros factores.
• Los ciudadanos y ciudadanas participan
activamente en el ámbito de las decisiones
públicas.
• Se ha logrado la disminución de la violencia social
y el espacio público es utilizado y creativamente
apropiado de forma segura y cotidiana.
• Existe un mercado común centroamericano
de bienes y servicios culturales y se ha logrado la
inserción de las industrias culturales y creativas a
escala internacional.
• El sector cultura cuenta con sólidas estructuras
de gestión económica, política, institucional y de
recursos humanos y técnicos.
• Existen relaciones de cooperación en la sociedad
que garantizan las acciones de transformación
social para el mejoramiento de la calidad de
vida de las personas que habitan en la región
centroamericana
Fuente: (CECC-SICA 201247-48).
13
Guía Sobre Políticas Culturales e Institucionalidad
Lo que si resulta importante de rescatar es que en la última década, las políticas y estrategias generadas por el
Sistema de Integración Centroamericana en distintos ámbitos tales como La Política Agrícola Centroamericana
2008-2017 (PACA), la Estrategia Regional Agroambiental y de Salud 2009-2024(ERAS), la Estrategia Centroameri-
cana de Desarrollo Rural 2010-2030 (ECADERT) entre otras, han tendido a incidir positivamente en el desarrollo de
acuerdos, nuevos arreglos y transformaciones institucionales en ámbitos sectoriales de cada país que presentaban
vulnerabilidades significativas. Por otra parte y desde una visión amplia, todos estos instrumentos antes mencio-
nados podrían favorecer el posicionamiento de la cultura para el desarrollo y no únicamente la PCIC.
Así, es posible que el compartir un enfoque de derechos culturales y democracia cultural e impulsar procesos de
reforma institucional y nuevos modelos de gestión cultural pueda crear efectos de reforzamiento mutuo entre, por
ejemplo, el proceso que impulsa actualmente el Ministerio de Cultura de Costa Rica con la Creación de la Política
Nacional de Cultura y la Ley General de Cultura, y las acciones y logros que pueda generar la puesta en marcha de
la PCIC. Pero más allá de esto, será determinante la voluntad de los países de posicionar a la cultura en los Planes
y Agendas de Desarrollo Nacional, desde la perspectiva de los derechos culturales de la ciudadanía y de la cultura
como motor de desarrollo.
Para entender la situación del sector cultura en la región es preciso revisar algunos rasgos que comparten los
países, en términos del desarrollo institucional del sector cultura y de la posición actual de los países en
el entramado de los mercados globalizados de bienes y servicios culturales, que configuran un escenario
regional básico, lo cual se presenta a continuación de manera sintética.
1.2.1 Desarrollo institucional del sector cultura en los países:
• La creación de la institucionalidad y las políticas y/o normativas sectoriales de cultura en su
estructuración actual Centroamérica son relativamente recientes. Aunque desde la segunda mitad
del siglo XX existía legislación para la protección del patrimonio cultural y estructuras o instituciones “tran-
sitorias” de cultura que fueron apéndices de otros Ministerios10, puede decirse que durante muchos años
el sector cultura ha estado bajo tutela, con poca capacidad propia de generar propuestas programáticas.
En este marco, las políticas culturales se han emitido de manera dispersa para fines muy distintos, que
van desde la creación y regulación de espacios culturales (sitios arqueológicos, sitios históricos, teatros,
museos y casas de la cultura) hasta las políticas que regulan los sistemas de bibliotecas nacionales. Cada
fuerzo hecho por la Secretaría de Planificación y Cooperación Internacional de Honduras (SEPLAN) para la construcción del Plan de Nación y la Imagen País, entre ellos el I Simposio de Identidad Regional e Imagen País: http://www.seplan.gob.hn/ http://www.plandenacion.hn/ http://plandenacion.hn/simposio/ Y en donde si bien la Imagen País si tiene fines de promo-ción y posicionamiento del País hacia el exterior, su vinculación con el Plan Nación también incluye la fijación de metas para afrontar problemas del desarrollo que afectan el país.
10 Tales como el Vice-Ministerio de Cultura adscrito al Ministerio de Educación en el caso de Guatemala, el cual fue creado a fines de la década de los 1970 (Núñez de Rodas 1980). Antes de esto la cuestión cultural se consideraba un ámbito del sec-tor educativo y estaba regulado por la Ley de educación. En Costa Rica, el primer ente rector de la política cultural nacional la Dirección General de Artes y Letras, fue creada en 1963 como dependencia adscrita al Ministerio de Educación Pública. Y aún hoy las responsabilidades del Gobierno en materia cultural son facultadas en los Artículos 76 y 89 de la Constitución Política, aunque en una vía que supedita los asuntos culturales al tema educativo (Montero pp:2-3). Asimismo, la legisla-ción sobre el Patrimonio Cultural y específicamente, la ley que Regula la propiedad, explotación y comercio de Reliquias Arqueológicas, Ley 7, data de 1938, aunque es hasta 1981 que se promulga Ley sobre Patrimonio Nacional Arqueológico de Costa Rica, Ley 6703. A diferencia de esos casos, en Honduras el sector cultura apareció vinculado al sector Turismo en su institucionalidad original, en mucho a causa de las vinculaciones con el sitio Copán y todo el discurso de Mayanización de la Cultura Nacional Hondureña.
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uno de estos esfuerzos ha creado instituciones atomizadas, a las que les cuesta
crear la cohesión interna y orgánica necesaria para crear propuestas integrales.
Desde finales de los 90 se evidencian esfuerzos hacia la construcción de una ins-
titucionalidad sectorial más articulada y la creación de nuevas políticas públicas,
proceso que se encuentra en marcha en la región.
• El avance en la formulación y ejecución de políticas culturales rectoras
a nivel nacional y de Leyes Generales de Cultura es aún germinal. De los
países centroamericanos, únicamente Nicaragua cuenta con Política Nacional de
Cultura formalmente establecida mientras que Guatemala cuenta con lineamientos
Rectores de Políticas Culturales y un Plan Nacional de Desarrollo Cultural de Largo
Plazo. En Honduras y Costa Rica existen en marcha procesos para la creación de
Leyes Generales de Cultura. En el caso de Costa Rica, paralelamente se impulsa
la formulación de la Política Nacional de Cultura y en Honduras también se impulsa
el Plan Nacional de Cultura. De hecho, de aprobarse dichos proyectos de Ley, en
los próximos años estos países deberán hacer esfuerzos significativos de reforma
institucional interna del sector para viabilizar la ejecución de las políticas y los
planes, siendo que en ambos Proyectos de Ley se establece la creación de Sis-
temas Nacionales de Cultura. Finalmente en El Salvador y Panamá se encuentran
vacíos importantes tanto en políticas culturales de nivel nacional como en instru-
mentos de política. Es preciso señalar que la normativa actual que regula la cultura
en la mayoría de los países Centroamericanos no tiene enfoque de derechos. Por
otra parte en la actualidad, las entidades rectoras de cultura tienen figuras ins-
titucionales y rangos diferentes (Básicamente Ministerios, Secretarías, Institutos
Nacionales de Cultura). La situación institucional se describe de manera sintética
y con información específica en la tabla 1. Asimismo, en la parte 3 de esta guía se
hacer referencia a los distintos casos con mayor detalle.
• Gran parte de los contenidos de las políticas y normativas del sector cul-
tura continúan sesgados hacia las Bellas Artes. Y esto se evidencia ya sea
de manera formal en los documentos oficiales, en los informes de rendición de
cuentas de uso de los recursos e inversión según actividades o subsectores,
como también en la práctica institucional cotidiana. No obstante, cabe señalar
que el enfoque de derechos culturales y el vínculo entre cultura y desarrollo ha ido
ganándose un lugar. Las nuevas políticas y planes nacionales de cultura que se
han formulado o están en proceso, si hacen patente que se pretende dar un giro
hacia una visión incluyente de las distintas expresiones de la diversidad cultural de
los países. Esta transformación implica invertir en la creación de nuevas ofertas
culturales así como la creación de nuevos públicos.
• En términos de las capacidades internas del sector, generalmente se hace
referencia a desbordes operativos de las entidades rectoras. En algunos
casos se utiliza mucho la tercerización de servicios ya sea por la sobrecarga admi-
15
Guía Sobre Políticas Culturales e Institucionalidad
nistrativa de las entidades o por las limitaciones sectoriales para hacer contrataciones más permanentes, lo
cual implica importantes drenajes de capacidades, pérdida de capital humano, conocimiento e información.
En sus capacidades de gestión financiera, por lo general todas las entidades rectoras que conforman
el sector cultura aducen que sus responsabilidades sobrepasan los exiguos presupuestos que les asigna el
Estado, si bien el presupuesto asignado a las artes muestra un sesgo. No obstante, las limitaciones de los
recursos financieros son una realidad que implica la definición y valoración de las necesidades estra-
tégicas como sector, para impulsar estrategias de gestión de recursos financieros que amplíen su efectivi-
dad e impacto. En este sentido, el giro hacia la conformación de sistemas nacionales de cultura y un mayor
impulso a estrategias de cogestión con la ciudadanía y el sector privado son posibilidades que se abren con
el impulso de políticas culturales de nueva generación, que incluso puedan desligar a las políticas culturales
como estructuras mentales de cuadros técnicos y profesionales que impulsan proyectos específicos, hacia
una instrumentación más de la mano con la planificación programática.
• En su capacidad de incidencia para proponer objetivos de desarrollo nacional la institucionalidad
del sector cultura ha sido poco protagónica. Esto también puede relacionarse con la falta de voluntad
política de los Estados Centroamericanos para integrar a la cultura como una dimensión estratégica del
desarrollo, a partir de lo cual concurran los esfuerzos de los distintos sectores en planes novedosos de
desarrollo nacional. Pero también, debe acotarse la poca interlocución que el sector cultura suele tener con
los otros sectores, y la poca convicción interna del papel que la cultura puede jugar en el desarrollo, que se
demuestra en su reclusión interna y su poco dinamismo en la creación de alianzas.
• El nivel de descentralización en la gestión de los recursos culturales es incipiente en casi todos
los países y carente de una planificación efectiva enraizada en los diferentes niveles (local, subre-
gional, nacional). Lo anterior tiene que ver con que aún no se logra consolidar una institucionalidad que
permita hacer efectiva la descentralización misma. Mientras que fórmulas recurrentes que se han promovido
como las Casas de la Cultura muestran altos niveles de insostenibilidad, fórmulas más novedosas como los
Consejos Territoriales de Cultura regionales y locales establecidos recientemente en Honduras y Nicaragua,
han sido experiencias con un grado importante de espontaneidad y en mucho basados en la voluntad de
participación ciudadana11. En el caso de Honduras los Consejos de Cultura se están transformando en
Consejos de Desarrollo de la Secretaría de Planificación Nacional (SEPLAN), a partir de un enfoque de
nueva territorialidad con Visión de País e Imagen País12. Ha habido también fórmulas intermedias, como
las institucionalidades descentralizadas surgidas posteriormente a los Acuerdos de Paz en Guatemala, y el
Régimen de las Comarcas Indígenas en Panamá, cuyo desarrollo e implementación es importante explorar.
En Guatemala reviste particular importancia ver los avances en la denominada “ciudadanización de las po-
líticas de desarrollo cultural” que implica la vinculación con los consejos de desarrollo formados a partir de
los procesos de descentralización13.
11 Si bien el Programa Conjunto de Naciones Unidas “Revitalización cultural y desarrollo productivo creativo de la Costa Ca-ribe de Nicaragua” se intencionó desde su inicio el surgimiento de un nuevo tipo de institucionalidad más adecuado a las características de las regiones autónomas. Comunicación personal con Marianela Muñoz de la Oficina UNESCO para Cen-troamérica, octubre del 2011.
12 Información suministrada el 18.04.2012 por Celia Barrantes Jiménez, Monitora Técnica del Programa Conjunto en Hondu-ras, destacada en la oficina UNESCO en San José, Costa Rica.
13 Ministerio de Cultura y Deportes de Guatemala (2007). La Cultura, Motor del Desarrollo. Plan Nacional de Desarrollo Cultural a largo plazo, segunda edición, Ministerio de Cultura y Deportes, ciudad de Guatemala, pág.:3.
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TABLA 1:
Situación de la Institucionalidad Rectora y las Políticas Públicas del Sector Cultura en los
países Centroamericanos en el 201214
PAÍSES INSTITUCIONES
RECTORAS
AÑO DE
CREACIÓN
ESTADO DE DESARROLLO DE LAS
POLÍTICAS PÚBLICAS DEL SECTOR
CULTURA
Guatemala Ministerio de Cultura y Deportes
1986 Las políticas culturales del país siguen el linea-miento rector “Cultura de Paz y Desarrollo Huma-no Sostenible” (Ministerio de Cultura y Deportes de Guatemala 2000). Existe un Plan Nacional de Desarrollo Cultural “La Cultura, Motor del Desa-rrollo” emitido en el 200515.
Honduras16 Secretaria de Cultura, Artes y
Deportes (SCAD).
Instituto Hondureño de Antropología
(IHAH)
197517 En la administración de gobierno del 2006-2009 se impulsa un proyecto de Creación de una Po-lítica Nacional de Cultura con la orientación de ser descentralizada y creando con este fin los Consejos Regionales y Locales de Cultura. Este proceso sufrió una reorientación sustantiva con el Golpe de Estado del 2009. El actual gobierno impulsa la creación de una Ley General de Cultu-ra y Plan Nacional de Cultura, bajo el enfoque de construcción de la imagen y Visión País.
El Salvador Secretaría de Cultura de la Presidencia
2009 La actual administración de gobierno de Mauricio Funes se ha propuesto desarrollar una Política de Desarrollo Cultural Nacional18.
Nicaragua Instituto Nicaragüense de
Cultura
1989 Existe una Política Nacional de Cultura deno-minada “Políticas Culturales del Gobierno de Reconciliación Nacional (GRUN). (Instituto Nica-ragüense de Cultura 2007). También existen los Consejos de Cultura del Poder Ciudadano en los Municipios.
Costa Rica Ministerio de Cultura y Juventud
1972 2010-2012: En marcha un proceso de Creación de la Política Nacional de Cultura y la Ley General de Cultura. Información sobre el estado del pro-ceso puede ubicarse en el blog: http://politica.cultura.cr/
Panamá Instituto Nacional de Cultura
1974 Existe un conjunto de políticas culturales específi-cas y de protección y salvaguarda del patrimonio cultural. No cuenta con una Política Nacional de Cultural rectora y/o articuladora.
14 En esta guía en general lamentablemente no se integra la situación de Belice en materia de políticas culturales, por limitaciones mismas de la investigación exploratoria que ha sustentado el desarrollo de la Guía.
17
Guía Sobre Políticas Culturales e Institucionalidad
15161718
1.2.2. La Región en los mercados globalizados de bienes y servicios culturales
Como se mencionó con anterioridad, la posición y características de los países Centroamericanos en el entramado
de los mercados de bienes y servicios culturales a nivel internacional también configura las alternativas para la región
en torno a la creación de políticas culturales y por tanto forma parte del escenario a analizar. En este sentido es
importante rescatar que:
• Centroamérica en general muestra un bajo desarrollo de las industrias culturales tales y como son estas concebidas por los mercados transnacionales de bienes y servicios culturales. Las características culturales y económicas de los países Centroamericanos hacen que su perfil se acerque más al fomento de los emprendimientos de base cultural como alternativa de desarrollo, y a los múltiples relacionamientos que estos puedan tener con la rica y biodiversa base de los recursos naturales. Las políticas que fomenten emprendimientos de base cultural que valoricen y resguarden las diversas expresiones culturales pueden ayudar a transformar el perfil de la región desde las mismas comunidades y territorios.
• La apertura comercial de Centroamérica y el auge de la sociedad mediática han sido factores determinantes para que la población Centroamericana asuma un rol de consumo pasivo de los productos de las indus-trias culturales más posicionadas en el mercado mundial, facilitadas por sus relaciones con los capitales y corporaciones mediáticas nacionales.
• La mayoría de la población Centroamericana no cuenta con un nivel de educación que le permita discriminar permanentemente los contenidos que fluyen por las vía de los mercados culturales glo-balizados, acentuándose los impactos enajenantes de los mismos. Mientras que la exposición hacia los mensajes de medios de comunicación como la televisión es cada vez más intensa y ocupa más tiempo en la vida cotidiana de las familias, sólo un porcentaje limitado de la población tiene un nivel de escolaridad que teóricamente le permitiría filtrar con criterios la calidad los mensajes y la información que llega masivamente a la población así como los impactos de estas.
• A lo anterior hay que sumar que muchas comunidades urbanas y rurales que cuentan con expre-siones culturales vivas no valoran el potencial que estas tienen en términos de cohesión social y fortalecimiento de la identidad, pero también como fuente de alternativas de generación de ingresos. Por consiguiente, la base de los recursos culturales a nivel local continúa deteriorándose.
Finalmente, la gestión de políticas culturales requiere también del análisis de los aspectos estructurales y coyunturales de la matriz de desarrollo regional, y de las diferencias nacionales que se presentan. Puesto que estas consideraciones son por lo general elementos de peso en la toma de decisiones sobre los objetivos de desarrollo. En este sentido, existen elementos estratégicos que es importante identificar para entender las potencia-lidades de vinculación entre cultura y desarrollo. Por ejemplo:
15 IBIDEM16 Es importante notar que con la Creación de la Secretaria Nacional de Planificación (SEPLAN) posterior al golpe de estado del
2009, esta entidad está a cargo de la planificación general del país, que incluye a cultura como un elemento de construcción de la imagen país. Por lo cual tiene incidencia en la reestructuración y reorientación del sector.
17 La Secretaría de Cultura, Artes y Deportes, originalmente se denominó: Secretaría de Estado en los Despachos de Cultura, Turismo e Información, mediante Decreto N° 234, del 23 de junio de 1975. En 1993 se separó del despacho de turismo y en 1994 Se incorpora, el Instituto de Antropología e Historia, más cuatro direcciones: Dirección General de Educación Artística; Dirección General de las Artes; Dirección General del Libro y el Documento; Dirección General de Culturas Autóctonas y Populares
Recuperado en: http://www.scad.gob.hn/index.php?option=com_content&task=blogcategory&id=16&Itemid=73 el 04.06.2012.
18 http://culturaporelcambio.blogspot.com/2009/02/politica-de-desarrollo-cultural.html Recuperado el 22 de febrero del 2012.
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El desarrollo turístico de la región continuará siendo muy activo al menos en la
próxima década por lo que el fomento del turismo cultural podría adquirir ma-
yor interés como estrategia de diversificación de “nichos” de mercado.
Algunos países han tenido una importante diversificación del sector servicios
que posiblemente se mantendrá. Esta diversificación es amplia y varía de acuerdo
a las ventajas comparativas de los países, pero se puede resaltar el crecimiento
de actividades vinculadas al sector turismo (entretenimiento, comidas y bebidas,
servicios médicos, etc.), servicios financieros, empresariales y profesionales. Hay
otros servicios que aún no logran reflejarse con fuerza en términos de rendimien-
tos económicos, como los servicios ambientales, que sin embargo tienen también
un potencial. El crecimiento del sector servicios tiene un ligamen importante con la
cultura no sólo por el potencial de las expresiones culturales particulares sino en
el sentido amplio, porque los servicios requieren para su diversificación y calidad,
de invertir en el desarrollo humano de las personas.
La consciencia sobre la riqueza ambiental de la región ha logrado un ma-
yor posicionamiento en la ciudadanía, el sector público y el sector priva-
do. Hay mayor interés y mejores instrumentos y capacidades que hace dos o
tres décadas. No obstante, el istmo sigue teniendo una alta vulnerabilidad
ante los fenómenos y desastres ambientales que se traducen en pobreza
y desequilibrios en muchos territorios, que sin embargo resultan claves por su
patrimonio cultural material e inmaterial.
Los sectores agropecuario y manufacturero presentan dinamismo y creciente
transformación en sus polos de exportación. Pero en sus expresiones de pe-
queña producción continúan subsistiendo precariamente, sobre todo en
términos de la actividad agropecuaria. Esto pone en riesgo grave a aquellas ex-
presiones culturales que están más vinculadas a la pequeña agricultura y la gana-
dería, así como a la pesca artesanal.
La inseguridad ciudadana y los déficit democráticos continuarán siendo
una limitante para el desarrollo de región, tanto por el problema de pobreza
estructural como por la naturaleza internacional del narcotráfico y el crimen orga-
nizado.
En síntesis, la institucionalidad pública sectorial sobre cultura en Centroamérica no ha
logrado desarrollar aun las capacidades necesarias para generar propuestas propias de
políticas culturales, basadas en las necesidades y desafíos de los países, en las particu-
laridades de su diversidad cultural y en el establecimiento de relaciones con otros sec-
tores públicos y privados relacionados con el desarrollo nacional tales como economía,
educación, salud y ambiente. Hay que agregar a esto que, tal y como se “consumen” los
contenidos foráneos en los países, también se han consumido los modelos y enfoques
de políticas culturales. En este sentido, los esfuerzos por generar políticas culturales de
19
Guía Sobre Políticas Culturales e Institucionalidad
nueva generación acordes con el enfoque de derechos culturales, requerirá de esfuerzos e inversiones decididas
que fortalezcan el posicionamiento de la cultura en sentido amplio a nivel nacional y hagan responder o coincidir
ese enfoque de derechos con el enfrentamiento de las profundas crisis sociales, económicas, políticas e
institucionales que todos los países centroamericanos enfrentan en ese momento, y que configura también
la crisis de la cultura.
La institucionalidad de la cultura a nivel nacional deberá desarrollar capacidad de incidencia y brindar recursos téc-
nicos para orientar a otros sectores públicos, para que estos integren la cultura en sus objetivos y metas. Por otra
parte, la gestión descentralizada de los recursos culturales, requerirá fortalecer e innovar la institucionalidad cultural
a nivel local, bajo fórmulas de cogestión. Es claro que sin una institucionalidad apropiada a nivel nacional y local, el
impacto de los mercados globalizados de bienes y servicios culturales caerá con mayor peso sobre comunidades
y territorios que no cuentan con una organización sólida y mecanismos de revitalización cultural, protección y sal-
vaguardia apropiados.
Lo cual hace pensar de nuevo en la importancia de reconocer que la cultura es un asunto de todos. Y que este
convencimiento abre otras rutas y horizontes a las políticas culturales en el presente y en el futuro Centroamericano.
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Las políticas públicas, como todo ámbito de acción humana, son una arena de lucha y transformación constante. Se trata de un campo complejo porque se compone de fa-cetas explícitas y de otras menos evidentes pero de suma importancia. Y porque las políticas (las fuerzas sociales y proyectos de cambio detrás de éstas) tienen en su natura-leza el potencial de orientar procesos. Es decir, tienen el potencial de impulsar transforma-ciones de largo plazo en las relaciones y el funcionamiento de aspectos de la vida pública tales como la economía, las interacciones con el medio natural, la cultura o la interrelación entre éstos.
No obstante, esta orientación al cambio mediante objetivos trazados no siempre se logra en la gestión de políticas. Generalmente emerge cuando se encadenan efectivamente una serie de condiciones, tales como las relaciones afines entre las políticas formuladas y el tipo de institucionalidad que les dará soporte, el respaldo de legislación nacional vigente y actualizada y el diseño de instrumentos de política apropiados para su gestión. Todo esto entendiendo que estos múltiples aspectos no se logran en la realidad de una sola vez, y que no hay una sucesión lineal entre éstos sino muchas combinaciones. Se trata más bien de una realidad compleja que los países y sus actores públicos y privados tienen enfrente.
De esta forma las políticas públicas constituyen en realidad bloques históricos o genera-ciones de políticas, donde el desafío es lograr el encadenamiento efectivo entre los as-pectos mencionados para impulsar los cambios con objetivos claros, y en algunos casos, crear políticas de Estado más que políticas de gobierno. Las generaciones de políticas suelen corresponder con varias administraciones de gobierno, con múltiples negociacio-nes, consultas y revisiones por parte de actores público/privados, y con el manejo de ambigüedades y dosis de incertidumbre.
En este apartado explicamos claves para la comprensión del desafío metodológico que implica construir políticas culturales de nueva generación, las cuales tienen como una de sus características, la intencionalidad de integrar la cultura y el desarrollo y de enfocar en los territorios como objetos/sujetos de políticas.
A manera de síntesis, se abordan cinco aspectos que se consideran claves de tomar en cuenta para impulsar dicha integración y enfoque según las características de la Región Centroamericana:
PARTE 2
CONSTRUYENDO NUEVAS GENERACIONES DE POLÍTICAS PARA INTEGRAR CULTURA Y DESARROLLO
21
Guía Sobre Políticas Culturales e Institucionalidad
i. Las políticas públicas y las políticas culturales: Qué se entiende por políticas culturales de nueva generación.
ii. La integración de la cultura como dimensión estratégica de las políticas de desarrollo a nivel nacional.
iii. Las políticas culturales en el marco de territorios y de procesos de descentralización.
iv. La puesta en práctica y el mejoramiento continuo del principio de subsidiariedad.
v. La interculturalidad y la multi e inter sectorialidad.
El primero de estos aspectos es más de naturaleza conceptual, y brinda las nociones básicas que son necesarias para comprender las implicaciones de construir políticas culturales de nueva generación. Mientras que los otros aspectos pueden considerarse más de carácter metodológico.
2.1. Las políticas públicas y las políticas culturales: ¿Qué entender por nuevas generaciones de políticas
culturales?
Políticas y política públicas:
Primero es necesario establecer nociones generales sobre política y políticas públicas, evidenciando la relación cercana entre éstas.
Siguiendo a Lahera19, la política es el ámbito donde cobran vida las decisiones para la consecución de unos ob-
jetivos, las cuales se toman dentro de un marco legal, cultural, económico, social y cultural de un país. A su vez, los
países se encuentran en una posición geopolítica determinada en relación con el sistema de poder mundial, lugar
que incide directa o indirectamente en los procesos de toma de decisiones. Las relaciones entre el marco nacional
y el internacional constriñen el espacio de la decisión política nacional, pero a la vez transforman las decisiones
mismas.
FIGURA 2: Fuerzas que influencian en la toma de decisiones en las políticas públicas
En sentido amplio, las políticas públicas explícitas20 son un indicador de procesos de toma de decisiones y de
consensos alcanzados bajo distintas formas o estilos; ya sea mediante acuerdos elitistas, con procedimientos más
19 Lahera, Eugenio (2004). Política y Políticas Públicas, Comisión Económica para América latina (CEPAL), Santiago de Chile.20 Es decir que han sido formalizadas mediante los procedimientos institucionales y legales vigentes en un país dado.
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democráticos o con combinaciones de ambos. Pero existen también las políticas implíci-
tas, en las que se asienta la práctica e intereses de la política dominante, de manera que
un sector o ámbito de la vida pública aparentemente ayuno de políticas públicas formales,
puede ser en realidad una arena política en la que hay intereses trabajando activamente:
“La política puede ser analizada como la búsqueda de establecer o de blo-
quear políticas públicas sobre determinados temas, o de influir en ellas. A su
vez, parte fundamental del quehacer del gobierno se refiere al diseño, gestión
y evaluación de las políticas públicas” 21.
Por esto es necesario diferenciar entre la acción de hacer política y la acción de formular y
ejecutar políticas públicas, aunque hay una relación estrecha entre ambas. Mientras que el
ejercicio de la política puede hacer que una norma pública sea promovida o bloqueada, re-
tardada o no formulada, la política que salta a la arena pública expresa una voluntad y un
proyecto particular de actores públicos y privados que entra en el ámbito de acción
del gobierno nacional o local. De hecho, la formulación de una política pública implica la
creación de una norma – a partir de su ratificación por la autoridad o poder competente
(Ministerios, Secretarías, Gobiernos Locales, etc.) – así como de planes e instrumentos
que la viabilicen. En ese sentido, una política pública de excelencia debe tener una fun-
damentación amplia y no específica22, objetivos claros y consciencia sobre las fortalezas
y vacíos del marco jurídico en que se inserta. Debe señalar la ruta de gestión de largo
plazo (cálculos financieros, análisis de costos beneficios, rentabilidades sociales, análisis
de coyuntura del ambiente político: aliados y adversarios, entre otros). A esta capacidad
de planificación debe aunarse una visión de lo nuevo que la política aportará y aquello que
ya existe pero a lo que agrega valor.
Por todo lo antes señalado, la política pública es una tarea que ocupa a los gobiernos. Sin
embargo, no por esto su devenir se convierte en un mero acto tecnocrático o de cálculo
técnico. Por una parte, el proyecto que les da vida y que impulsa a la política misma puede
provenir de una demanda histórica de poblaciones que reclaman un tipo particular de de-
sarrollo, por ejemplo, un proyecto autonómico que sin embargo forma parte de un sistema
nacional, como es el caso del proceso dado en las Regiones Autónomas de la Costa Ca-
ribe de Nicaragua y que se retoma más adelante. En este sentido, Matus23 plantea que las
políticas públicas también son apuestas con fundamento estratégico, que requieren de di-
ferentes balances entre logros de negociación, manejo de información y análisis, así como
la inclusión de mecanismos de monitoreo y rendición de cuentas que permitan actuar
sobre su evolución. En todo lo cual se abren espacios para el concurso de la ciudadanía,
cuando se establece la participación y la transparencia como principios desde el proceso
de formulación de la política pública.
21 IBIDEM, pág.: 7.22 CIPE (1996): Directory of Public Policy Institutes in Emerging Markets”, Washington.23 Matus Carlos (2007). Los tres cinturones del gobierno; Universidad Nacional de la Matanza;
Fundación CIGV, Fundación Altadir, Argentina; Venezuela, pág.: 18.
23
Guía Sobre Políticas Culturales e Institucionalidad
“Tanto la política como las políticas públicas tienen que ver con el poder social. Pero mientras la
política es un concepto amplio, relativo al poder en general, las políticas públicas corresponden a so-
luciones específicas de cómo manejar los asuntos públicos” (Lahera E, 2004).
Así, la “política” detrás de las políticas públicas (proyecto de cambio), las negociaciones, la participación de los ac-
tores publico/privados, las voluntades que se expresan cuando la ciudadanía hace parte de la gestión de políticas y
siente amparada en sus derechos, constituyen la práctica de la gobernabilidad social y de la seguridad humana.
Y en este sentido, más allá de la continuidad que puedan darle los distintos gobiernos a la ejecución de una política
pública, es el poder social el que le da vigencia.
Esto resulta especialmente importante cuando la gestión de políticas públicas se aplica a un ámbito como la cultura
vista en sentido amplio, donde el manejo de los asuntos públicos exige una sensibilidad especial sobre problemas
claves como el respeto y fortalecimiento de las identidades, la cohesión social de los territorios, la revitalización de
la democracia y la pluralidad cultural del país. Problemas tales como el ejercicio del respeto por la diversidad de las
identidades grupales y locales de los territorios a la par del sentido de pertenencia (local y nacional) están cruza-
dos por contradicciones y conflictos; o bien, la capacidad de crear condiciones favorables para el ejercicio de los
derechos culturales de los ciudadanos (acceso y disfrute a la cultura, bienestar social), son asuntos complejos que
tienen un impacto muy fuerte en la vida de las comunidades y de las personas. Esto por cuanto la relación entre la
cultura y cualquier ámbito (económico, político, ambiental, etc.) implica la producción de sentido, de contenidos
culturales específicos. Las políticas culturales por tanto, no pueden restringirse a sus implicaciones y efectos eco-
nómicos y comerciales, aunque paradójicamente, valorizar esto pueda resultar en un mejor posicionamiento de la
cultura misma en los instrumentos de desarrollo nacional, debido a la presión de las tendencias de la mundialización.
Por esto, reconocer la importancia y legitimidad del poder social como un principio que rige lo público, adquiere
relevancia en todo el proceso de formulación y gestión de políticas culturales y esclarece porqué se requiere vincular
a la ciudadanía, mediante la gestión que articula cultura y desarrollo. De hecho, el nivel de desarrollo de un país hoy
día es medido no sólo por los indicadores de desarrollo estrictamente económicos, sino por el conjunto de condi-
ciones que un país brinda a sus ciudadanos para desplegar sus capacidades, potencialidades y libertades24, lo que
incluye oportunidades de participación ciudadana, organización social y comunitaria, educación, seguridad, respeto
a la espiritualidad, interacción con ambientes saludables, entre muchos otros.
Es precisamente ese poder social el que hace que se requieran de estrategias de concertación y procesos de diá-
logo intercultural entre los diversos actores de la sociedad y los gubernamentales. Estrategias que son sensibles a
las condiciones de participación democráticas reales de los países, al manejo de los diferentes “pesos políticos” que
tienen los distintos actores y a las convocatorias realmente inclusivas y oportunamente informadas. Pero si se logra
efectivamente una consulta y concertación de intereses, responsabilidades y beneficios entre los distintos actores
público/privados cuya legitimidad es comprobada, estas políticas suelen ser más efectivas en términos de la gestión
de políticas de cultura y desarrollo. ¿Por qué?
• La participación de los actores sociales de distintos niveles y sectores en la formulación de políticas hace
que se reconozca y refuerce la lógica de subsidiariedad que será determinante en su ejecución. Clarifica la
24 Sen, Amartya (1999). Development as Freedom, Alfred Knopf INC, New York.
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importancia de una distribución adecuada de funciones y responsabilidades, de
establecer competencias y procedimientos.
• La formulación de políticas conlleva el dialogo intercultural, cuando el proceso
incluye espacios de discusión, propuesta y apropiación de tareas por parte de los
distintos actores y sectores públicos y privados.
• Los espacios de participación proveen una estructura procesal de toma de deci-
siones que permite la especificación de las intenciones de los distintos actores que
tienen diversos “pesos” políticos.
• Los objetivos de la política que pueda proponer inicialmente la agenda pública,
pueden ser validados y transformados a partir del diálogo con sociedad civil.
Como bien lo ha expresado Germán Rey (2009:32):
“El cambio que ha sufrido la comprensión de lo público, al dejar atrás su asi-
milación a lo estatal, influye en el sentido de las políticas culturales. Y no se
trata de una realidad abstracta de lo público, sino de una imaginación de lo
público que cobra significados especiales y diferenciados en cada uno de los
momentos de conformación de las políticas”.
En síntesis, las políticas públicas pueden concebirse como las estrategias que se dise-
ñan y ejecutan para resolver problemas públicos o bien para impulsar proyectos
de desarrollo o transformación de ámbitos específicos en la esfera de lo público.
Pero las alternativas para resolver dichos problemas requieren o para desarrollar dichos
proyectos, requieren por principio consultarse y óptimamente producirse de manera am-
pliada, con las poblaciones que involucra y que en algunos casos las demanda.
Una generación de políticas
Una generación de políticas constituye el conjunto articulado de políticas públicas, ins-
titucionalidad, legislación e instrumentos de política que configuran distintos modelos de
gestión de políticas a partir de las necesidades y decisiones de un proyecto de desarrollo
particular y en un momento histórico dado.
Una nueva generación de políticas implica la superación de una generación anterior
mediante una propuesta que óptimamente retoma lo aprendido, pero que plantea un salto
cualitativo por causa de una necesidad histórica. Dicha superación puede derivar de cau-
sas múltiples y combinadas. Por ejemplo, de un agotamiento de las políticas en curso en
relación con las necesidades económicas, políticas y culturales de una sociedad que se
encuentra en crisis; de vacíos que se generan por la falta de integralidad en los enfoques
de gestión cultural; de su falta de efectividad y pertinencia en términos de los desafíos que
se plantea un país o un territorio en un momento histórico dado, o bien pueden ser produc-
to de la innovación parcial o total de un conjunto de políticas y del proyecto o propuesta
25
Guía Sobre Políticas Culturales e Institucionalidad
que les ha dado sustento. En Centroamérica se pueden encontrar signos que señalan que este tipo de procesos
se están generando en términos de las políticas culturales, específicamente en Costa Rica y Honduras. Pero que se
han presentado antes en otros países Latinoamericanos.
“Aparecen entonces las políticas culturales de “segunda generación”, que hoy plantean en América
Latina un conjunto de retos a la arquitectura institucional, a las características de la gestión cultural,
a la formación de los actores socioculturales, a las disposiciones regulativas y a su inserción en el
panorama general de las sociedades. Estas políticas de “segunda generación” replantean sus lugares
de origen, las relaciones con otras clases de políticas públicas, la propia noción de campo, sus capa-
cidades de orientación y el centro de sus definiciones”.(Rey 2009:36)
En la realidad de los países, los cambios que se dan en un momento histórico dado en términos de Políticas Cultu-
rales e institucionalidad no suelen integrales ni simultáneos, sino que se generan por transformaciones sucesivas.
De ahí que en muchos casos coexisten en un país políticas culturales de vanguardia en términos del contenido
formulado, pero con institucionalidades de viejo cuño que difícilmente están preparadas para gestionar la nueva
política de manera oportuna y eficaz. Estos desfases también suelen darse en la relación entre nuevas políticas y
legislación nacional vigente.
Las políticas culturales
Desde una concepción general planteada por la UNESCO (2005) las “políticas y medidas culturales” se refieren a las
políticas y medidas relativas a la cultura, ya sean éstas locales, nacionales, regionales o internacionales, que están
centradas en la cultura como tal, o cuya finalidad es ejercer un efecto directo en las expresiones culturales de las
personas, grupos o sociedades, en particular la creación, producción, difusión y distribución de las actividades y los
bienes y servicios culturales y el acceso a ellos (DeCarli 2008).
A nivel nacional, las políticas culturales hacen referencia a
“…iniciativas de los diferentes agentes que intervienen en el campo cultural y en su ciclo básico de
producción, distribución (o reproducción) y uso de la cultura…” “…la política cultural constituye una
ciencia de la organización”… “….El carácter científico hace alusión a la implementación metódica de
iniciativas estatales, privadas o comunitarias y como hacerlas posibles en el contexto social en el que
interactúan. (Texeira Coelho 2000)
La existencia de diferentes niveles y actores en la gestión de políticas culturales que hacen visibles las definiciones
anteriores, ya habla de la superación de la imagen mental de la existencia de una sola cultura legítima (por tanto
hegemónica) que las políticas culturales deban difundir, sino que, en palabras de Néstor García Canclini (1987:50),
dichas políticas deben:
“…promover el desarrollo de todas las (las culturas) que sean representativas de los grupos que com-
ponen una sociedad… no se limita a acciones puntuales sino que se ocupa de la acción cultural con
un sentido continuo (a través de toda la vida y en todos los espacios sociales), y no reduce la
cultura a lo discursivo o estético, pues busca estimular la acción colectiva a través de una participa-
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ción organizada, autogestionaria, reuniendo las iniciativas más diversas (de
todos los grupos, en lo político, lo social, lo recreativo, etc.)”. (García Canclini
1987:50)
Por tanto, las políticas culturales están vinculadas a las distintas culturas políticas, identi-
dades, actores e institucionalidades que se expresan en territorios dados y a sus conflic-
tividades sociales propias que emergen de prácticas y significados diversos de dichos
actores, y que implican a grupos “minoritarios”, “marginales” y/o “alternativos”, en relación
con culturas y grupos dominantes (Arturo Escobar, Sonia E. Álvarez y Evelina Gagnino
2001:25-26).
El territorio se convierte entonces en una arena de debate y producción de políticas cultu-
rales que es consustancial a su carácter de unidad de planificación y gestión del desarrollo
lo cual es de suma importancia considerando el potencial de las iniciativas ciudadanas que
dan cuenta del carácter diverso de la población Centroamericana. De forma tal que las
políticas culturales también pueden entenderse como
“…la movilización de la cultura llevada a cabo por diferentes tipos de
agentes - el Estado, los movimientos sociales, las industrias culturales, insti-
tuciones tales como museos u organizaciones turísticas, asociaciones de ar-
tistas y otros— con fines de transformación estética, organizacional, política,
económica y/o social” (Ochoa 2003:20).
Dicha movilización suele tener impactos en el fortalecimiento de las identidades de dis-
tintos actores (organizaciones locales, alcaldes, autoridades territoriales, etc.) según sea
el caso, lo que aunque buscaría en principio fines de cohesión social estos no se logran
siempre, por las conflictividades presentes pero también por los tipos de intervención,
como ilustra Jordi Sánchez25 (2004),
“Las políticas culturales, tradicionalmente, han actuado en la línea de reforzar
las identidades culturales de las comunidades a las que se dirigen para con-
solidar, a través de ellas, la cohesión social (…) la cuestión es saber cuáles
son los mecanismos de intervención pública más adecuados para reforzar la
cohesión social de la comunidad a la que se dirigen”.
La pregunta sobre los mecanismos de intervención más adecuados que plantea Jordi Sán-
chez tiene que ver tanto con el reto de que las políticas culturales respondan a las as-
piraciones de los territorios como de adaptar a los diferentes contextos culturales y terri-
torios los instrumentos de política (en forma de programas, proyectos, planes, fondos
etc.), mediante los cuales se gestiona su ejecución. Una política cultural formulada centrali-
zadamente sin participación activa de actores territoriales representativos en su formulación,
25 Sánchez, Jordi. (2004) Seminario: Los malestares de las identidades culturales en un mundo diverso, mayo, Fórum Universal de las culturas, Barcelona.
27
Guía Sobre Políticas Culturales e Institucionalidad
tendrá probablemente un impacto limitado y fuerzas de oposición. Asimismo, es probable que ciertos instrumentos
de política tales como los fondos de crédito tradicionales no sean instrumentos apropiados ahí donde no exista una
cultura crediticia o donde la noción de crédito no esté integrada al acervo cultural o la cosmogonía de los pueblos26
. Muchos proyectos de desarrollo fallidos en al ámbito rural de Centroamérica han multiplicado el error de no saber
trabajar el componente financiero de los procesos de desarrollo, teniendo como resultado no sólo el fracaso del pro-
yecto sino la generación de conflictos y desintegración social de comunidades y territorios. En este sentido, reluce
la importancia del papel que pueden jugar los gestores culturales, en la contextualización y adaptación local
de los instrumentos mediante los cuales se ejecutan las políticas culturales
En términos normativos, es decir, del “deber ser” de políticas culturales novedosas y adecuadas al nuevo esce-
nario mundial, los Informes de la Comisión Mundial de Cultura y Desarrollo de la UNESCO “Nuestra Diversidad
Creativa” de 1996, como el Informe del 2009 “Invertir en la Diversidad Cultural y el Diálogo Intercultural”, proponen
una serie de características que tendrían dichas políticas en sus propósitos y sus contenidos:
• Un compromiso explícito con el pluralismo: Dado que la tendencia a la internacionalización de los
procesos culturales y la aplicación de una ética de tipo global podría generar un deterioro de las identida-
des y prácticas locales. La propuesta es que el desarrollo pueda darse en una convivencia en diversidad
y respeto por lo local.
• Creatividad y empoderamiento: Lo que se busca es incentivar la naturaleza misma de la cultura de
adaptarse constantemente. Esta creatividad le permite buscar nuevas formas de afrontar los cambios y
el empoderamiento permite establecer cuáles serán las formas específicas de estos cambios según las
necesidades locales.
• Promoción del diálogo Intercultural: En su doble carácter de medio y fin. Puesto que es este dialogo
el que permite el fortalecimiento de la diversidad cultural y la superación del conflicto cultural.
• Diversidad cultural ante sociedades mediáticas: En un mundo donde los medios de comunicación
son mayoritariamente hegemónicos y transnacionales, hay una tendencia a homogeneizar a la sociedad
con la que actúa e interactúa. Las diversas culturas deben crear estrategias para establecer límites a los
impactos mediáticos.
• Compromiso con la equidad: Esta se refiere a la capacidad de las nuevas políticas culturales de aplicar
acciones de discriminación positiva para grupos vulnerables, sin recurrir a la negociación de privilegios
basada en las identidades que resulta en una politización de la cultura.
• Cultura al servicio del desarrollo: Se reconoce el potencial para el desarrollo que descansa en las
expresiones culturales, recursos y espacios patrimoniales, y la necesidad de establecer medidas para su
uso y gestión, que incluya tanto iniciativas de información y educación como la generación de ingresos
mediante una industria turística regulada.
• Relación cultura y medio ambiente: Se propone un planteamiento de desarrollo sostenible más allá de
la conservación de los recursos naturales y el mantenimiento del capital medioambiental. Reconociendo
26 Lo cual no implica que en forma definitiva no se puedan “trabajar” los problemas concernientes al financiamiento de empren-dimientos culturales, o de programas de crédito orientados a elevar la calidad de vida de los pobladores (vivienda, educa-ción, etc.). Lo que si señala este ejemplo es que las alternativas se construyen a partir del contexto.
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que existe un aspecto cultural en la sustentabilidad, ya que son las sociedades
las que crean procedimientos complejos y arraigos en su cultura para la protec-
ción y administración de estos recursos. Debe tomarse en cuenta el saber eco-
lógico local y costumbres tradicionales en la gestión de los recursos naturales.
Por todo lo anterior, el desafío actual de las políticas culturales en los países Centroame-
ricanos será enfrentarse a las distintas conflictividades propias de las diversas culturas
territoriales, y a la crisis económica, política e institucional que atraviesan sus sociedades y
establecen demandas claves a las políticas culturales.
Por esto, el fortalecimiento del ámbito de las políticas culturales de un país también requiere
de la innovación de perspectivas y modos de operación y quehacer institucional. Requiere
de actitudes de apertura incluso para entender la eficacia y los peligros del “proceder por
decreto”. Puesto que no se trata de simplificar – por razones operativas- la realidad compleja
de los problemas, recursos o realidades sobre las que políticas buscan incidir distorsionan-
do u opacando las medidas necesarias. Se trata más bien de entender el carácter particular
de aquello que es el “blanco” de la política y establecer entonces medidas congruentes27
. La cultura como objeto de política es ya un problema complejo por su misma naturaleza
y en la región Centroamericana está pendiente descubrir su verdadero potencial para el
desarrollo.
Políticas Culturales de Nueva Generación
Después del recorrido hecho an-
teriormente, resulta útil recordar la
definición que brindáramos en la
primera parte de esta guía, sobre
las políticas culturales de nueva
generación, como un proceso que
se está abriendo paso en Centro-
américa.
Continuaremos ahora abordando
algunos aspectos de carácter más
metodológico, entendiendo que la
comprensión sobre el tema que
nos ocupa es un proceso acumu-
lativo donde se une el nuevo cono-
cimiento con el antiguo.
27 Matus Carlos (2007). Los tres cinturones del gobierno; Universidad Nacional de la Matanza; Fundación CIGV, Fundación Altadir, Argentina; Venezuela, pág.: 18.
Las políticas culturales de nueva ge-neración hacen referencia al surgi-miento en un país o un territorio de un conjunto articulado de políticas, legis-lación, institucionalidad e instrumen-tos de política cultural que confluyen en la creación de Sistemas de Cultura, el cual reconoce a los territorios urba-nos y rurales y a los grupos y comu-nidades creadoras y multiplicadoras de las expresiones culturales, como la base de los recursos culturales, que pueden servir a objetivos múltiples de desarrollo.
29
Guía Sobre Políticas Culturales e Institucionalidad
2.2. El posicionamiento de la cultura como dimensión estratégica de las políticas de desarrollo
Para integrar cultura y desarrollo es imperativo lograr que la cultura se posicione de manera estratégica en las agen-
das de aquellas instituciones que en los distintos niveles, deciden e invierten en el desarrollo. En Centroamérica, al
igual que en Latinoamérica, la relación entre cultura y desarrollo ha sido abordada de varias formas en el pasado e
integrada a los modelos de desarrollo predominantes. Mientras que imperaron las políticas de desarrollo basadas en
la teoría de la modernización productivista, el desarrollismo y el crecimiento económico (1950-1980), la cultura fue
generalmente vista de manera reducida (sesgo hacia las Bellas Artes y dispersión de eventos e inversiones en espa-
cios culturales) y en muchos casos instrumental a los cambios definidos como los deseables por los interventores
dominantes. Lejos de comprender la integralidad de la dimensión cultural que se evidencia en los distintos de vida
de las poblaciones y adoptarlos como base de un desarrollo más endógeno desde los territorios, las diversas inter-
venciones sobre las economías, la salud o las obras de infraestructura incluyeron la desestructuración parcial o total
del tejido social, los contenidos y las prácticas culturales consideradas “tradicionales” (UNESCO 2009, Viola 2000,
Escobar 1997). Ya en 1970 era públicamente aceptada la Crisis del Desarrollo en toda Latinoamérica, entendién-
dose que las disparidades estructurales a nivel internacional y los problemas de equidad a nivel interno harían que
muchos países no llegaran a las metas deseadas. Esta crisis profunda coincide con el surgimiento de la instituciona-
lidad cultural en Centroamérica y de las políticas culturales del mismo nivel que otras políticas públicas (Rey 1990).
Alternativamente, las propuestas de desarrollo participativo, el etnodesarrollo y el “empoderamiento” de las comuni-
dades, así como el papel de los movimientos sociales y de los sectores populares en las políticas culturales, (1970-
1990), fueron impulsadas principalmente por organismos no gubernamentales y círculos restringidos de pensadores
críticos sobre el ámbito cultural. Pero por mucho tiempo éstas fueron corrientes marginales con poco impacto en
la definición de las políticas públicas culturales de primera generación o en los planes nacionales de desarrollo.
Además, fueron corrientes consideradas peligrosas y subversivas durante las décadas de conflictos armados en los
países Centroamericanos por los sectores neoconservadores.
A partir de la década de los 1990 los enfoques de desarrollo sostenible y de desarrollo humano abrieron otras
posibilidades a la vinculación entre cultura y desarrollo, distintas a las primeras vinculaciones hechas entre 1950 y
1970. De hecho, a esta segunda oleada de cultura y desarrollo se le llamó “el giro cultural del desarrollo” (Nederveen
Pieterse 1995) el cual se enmarcó en el fin de la guerra fría el salto hacia la globalización. Se desplazó al enfoque
de crecimiento económico como el predominante para dar paso a enfoques multidimensionales del desarrollo y al
reconocimiento de la importancia de las capacidades humanas al mismo nivel que el desarrollo económico. Asi-
mismo, los enfoques participativos fueron ampliamente integrados a los programas y proyectos de desarrollo de
organismos internacionales, gobiernos nacionales y locales.
Pese a esto en la actualidad, la mayoría de los países Centroamericanos aún no han hecho una apuesta clara y de-
cidida para integrar a la cultura como fuerza motriz del desarrollo, si bien en la última década se dan esfuerzos en la
formulación de políticas culturales de carácter nacional. De hecho, para su real ejecución, dichas políticas requerirán
de reformas institucionales y de la creación de mecanismos de coordinación intersectorial innovadores, todo lo cual
requerirá de capacidades para “hacer salir a la cultura” a la arena de lucha políticas públicas de la dinámica nacional.
A nivel sectorial, las entidades rectoras de cultura no han desplegado estrategias “agresivas” para orientar la inte-
gración de la dimensión cultural al quehacer de otros sectores políticamente “mejor posicionados” en las matrices
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de desarrollo nacional (economía y turismo, comercio, educación, etc.). Y si bien se han
hecho esfuerzos en la región como es el caso de Guatemala, que lanza en el año 2000 Li-
neamientos Rectores de Políticas Culturales y Deportivas y un Plan Nacional de Desarrollo
Cultural de largo plazo (hasta el 2020) que explícitamente plantea un enfoque de cultura
como motor de desarrollo que busca ser transversal a las políticas públicas del país y por
tanto impulsar políticas interculturales28. El Plan justifica ese enfoque afirmando entre otras
cosas, que:
“Existe una relación de interdependencia recíproca entre las políticas de de-
sarrollo cultural y las políticas económicas y sociales del Estado. Las políticas
de desarrollo cultural deben ser transversales a todas las políticas del Estado
porque los activos culturales propician novedosos modelos de desarrollo,
representando un medio efectivo para involucrar a los grupos vulnerables
y marginados al proceso de desarrollo (Ministerio de Cultura y Deportes de
Guatemala 2007:27).
El Plan Nacional de Desarrollo Cultural le da al Ministerio de Cultura y Deportes
de Guatemala un rol articulador
28 Entendiendo que una de las dimensiones de la interculturalidad es la concurrencia de varios sectores en la gestión de políticas culturales, como se explica más adelante en esta guía. La transversalización de la cultura conduciría a prácticas multisectoriales e intersectoriales.
El reconocimiento de la multiculturalidad y la interculturalidad como base de una
convivencia pacífica y culturalmente estimulante.
La valoración de la diversidad como riqueza social.
La cultura como eje transversal de las políticas públicas.
La participación ciudadana desde el nivel local como garantía de la inclusión de
la dimensión cultural al desarrollo humano integral y la consolidación de la insti-
tucionalidad democrática del Estado.
El Ministerio de Cultura y Deportes, en cuanto instancia proponente y facilitado-
ra, debe además aportar mecanismos de seguimiento y evaluación, contando
con recursos humanos capacitados para la investigación, formación y monitoreo
de las iniciativas propuestas por los actores clave para la implementación del
Plan.
Fuente: Ministerio de Cultura y Deportes de Guatemala (2007:30)
31
Guía Sobre Políticas Culturales e Institucionalidad
No obstante, la viabilidad de la propuesta y su evolución depende en mucho de factores políticos complejos que
suponen una voluntad nacional para cumplir verdaderamente con los Acuerdos de Paz alcanzados en 1996, los
avances de la democracia en una realidad multicultural aún sumida en la desigualdad y los logros en la integración
operativa del Plan Nacional de Desarrollo Cultural con la institucionalidad local abierta por los procesos de descen-
tralización en ese país.
De manera que un desafío pendiente en los países Centroamericanos es como ir más allá de la sectorialidad, para
integrar a la cultura en las agendas de los sectores que convergen en alimentar el proyecto real de desarrollo na-
cional.
En este contexto cabe preguntarse: ¿Cómo estructurar y llevar a la práctica estrategias de incidencia para lograr
que la cultura sea realmente reconocida como dimensión fundamental del desarrollo en las políticas públicas de
los países? Sin pretender dar una respuesta definitiva, a continuación se citan algunos aspectos y recursos que se
consideran claves de tomar en cuenta para abordar el problema planteado.
El aprovechamiento de los recursos que ofrece el marco internacional:
Los recursos que brindan los organismos internacionales en forma de convenciones internacionales, declaraciones,
informes mundiales e informes de comisiones mundiales pueden ser muy importantes para incidir ante los vacíos de
políticas y legislación nacional que resultan claves para la el fortalecimiento y protección de la diversidad cultural y
del mismo dialogo intercultural como principio de convivencia. Una vez que un país es signatario de una Convención
Internacional como por ejemplo, la Convención Sobre la Protección y Promoción de la Diversidad de las Expresiones
Culturales (UNESCO 2005), puede recurrir a éstas para frenar proyectos o procesos que se consideran lesivos o
para señalar la necesidad de cambio y actualización de la legislación nacional entre otras posibilidades.
FIGURA 3: La Ruta de la Incidencia de los Lineamientos de Política y el Plan Nacional de desarrollo en Guatemala
Polìticas Pùblicas interculturales
cultura y desarrollo
Politicas culturales complementarias
Lineamiento Rector
Cultura de Paz y Desarrollo Humano Sostenible
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En Centroamérica, la puesta en valor de gran parte de las expresiones culturales patrimo-
niales de carácter material, como los sitios arqueológicos, los sitios históricos y otros espa-
cios culturales, fue lograda a partir de declaratorias internacionales sobre el valor patrimo-
nial de los mismos (Tamez 2012)29. Los países han logrado menos avances en términos de
la valorización de su patrimonio inmaterial, y en la relación entre lo material y lo inmaterial.
Cuestión necesaria dada la complejidad de las expresiones culturales y su relación con
los distintos modos de vida de los pueblos y territorios. Instrumentos como la Convención
del 2005 de la UNESCO antes mencionada, pueden ayudar a valorizar la diversidad de un
país y a defender lo que un pueblo o una comunidad considera como una expresión cul-
tural propia de su identidad que requiere protegerse y revitalizarse, armonizando esto con
modelos locales de desarrollo apropiados. Asimismo todo el proceso de reconsideración
sobre el concepto de cultura que es base de políticas culturales, hacia una concepción
más integral de cultura como diversidad de expresiones, que se ha insertado en las en-
tidades rectoras de cultura en la región, puede considerarse un impacto de los mismos
instrumentos internacionales, aunque ciertamente ante vacíos de propuestas nacionales.
Si bien estos instrumentos han comprobado en una variedad de formas su utilidad en
los países, es importante señalar la inconveniencia de que un instrumento internacional
suplante una capacidad nacional que debe ser desarrollada. En este sentido, los
instrumentos internacionales deberían potenciar a la creación de políticas, normativas e
instrumentos específicos en cada país y que son necesarios para posicionar la cultura en
el sistema nacional. Asimismo, los países y los distintos actores sociales de los territorios
también tienen el derecho a ser críticos en torno a los planteamientos, instrumentos y
formas de intervención de la comunidad internacional, en virtud de su soberanía pero tam-
bién por el “simple” hecho de que son los directamente afectados y responsables de los
problemas que buscan resolver.
La creación de demandas desde el ámbito local-territorial:
Una política cultural, al igual que las otras políticas públicas puede dinamizarse no sólo
a partir de la oferta pública sino también de la demanda ciudadana. La demanda por
políticas culturales tiene en los territorios urbanos y rurales contextos privilegiados, pues
son fuente primaria de las expresiones culturales mismas. No obstante, la creación de
una demanda desde los territorios tiene como condición el fortalecimiento organizativo, la
consciencia sobre los derechos culturales y el fortalecimiento de las identidades cultura-
les particulares. En ese sentido, los procesos de revitalización cultural localizados en
territorios, pueden jugar un papel fundamental en la creación de condiciones básicas para
29 La guía para la creación y fortalecimiento de los espacios culturales de la Caja de herramientas UNESCO en Cultura y Desarrollo, elaborada por Gundel Támez (2012), es un excelente referente con muchos ejemplos Centroamericanos sobre como los países han dado tratamiento a los espacios culturales, en algunos casos a partir de la declaratoria de valor patrimonial material. Asimismo, contiene ejemplos sobre la relación entre lo material e inmaterial que se conjuga en los espacios como expresiones culturales.
33
Guía Sobre Políticas Culturales e Institucionalidad
generar demandas sobre políticas culturales. Un ejemplo
de lo anterior se encuentra en la relación que puede es-
tablecerse entre el proceso de revitalización cultural reali-
zado en las regiones autónomas de la Costa Atlántica de
Nicaragua y el proceso de creación de la política cultural
de las regiones autónomas (2011-2012), que se sintetiza
en el recuadro30.
Los procesos de revitalización cultural tienen general-
mente efectos positivos en términos del fortalecimiento
organizativo de los territorios. Posicionar una deman-
da territorial de políticas culturales en las agendas
públicas de gobiernos locales y nacionales requerirá
de las organizaciones “reenfocar los objetivos de la orga-
nización y vincularlos a una estrategia de comunicación
política” (DEMUCA 2010:35). Si la negociación con los
autores y autoridades a las que corresponde impulsar y
aprobar la política pública, está basada en una estrate-
gia de comunicación política31 con objetivos, principios y
responsabilidades, probablemente tendrá mayores posi-
bilidades de éxito.
El cabildeo político.
El cabildeo político es la acción intencionada de acercar-
se a la autoridad, el legislador, la dirigencia o liderazgo
de nivel nacional, local o territorial, “que haya sido ele-
gido o que detente la representación por nombramiento
a terceros”, con el objetivo de influir o incidir en la toma
de decisiones. El acercamiento también puede llevarse a
cabo con personas cercanas o circundantes a las perso-
nas que toman las decisiones, para que estas influyan en
el logro de los objetivos que se persiguen (DEMUCA 2010:47). El Cabildeo esta cercanamente relacionado con la
negociación pero se trata de acciones distintas. El cabildeo prepara caminos para la negociación que adquiere un
carácter más público y simbólico, pues se negocia entre quienes tienen poder de representación.
30 La experiencia expuesta en el recuadro es desarrollada con mayor profundidad en el caso que se presenta en la tercera parte de este documento.
31 La comunicación política - en conjunto con las acciones de incidencia y acciones directas - puede entenderse como el me-dio por el cual una organización o actor dado alcanza el poder o los objetivos políticos buscados. En este caso la creación y ejecución de una política cultural de carácter público. La estrategia de comunicación política es la forma mediante la cual dicha comunicación se hace evidente. (DEMUCA 2010:11-12)
RECUADRO 2
Creación de demanda local
En el Marco del Programa Conjunto de Naciones
Unidas “Revitalización cultural y Desarrollo Pro-
ductivo creativo de la Costa Caribe de Nicaragua”
se impulsó entre los años 2009-2011 un proceso
de revitalización de las expresiones culturales que
tenia por objetivo “fortalecer la identidad cultural
y los patrimonios de los pueblos originarios y afro
descendientes, a la vez que promover la creación
de empresas en sus territorios”. Una de las ac-
ciones concretas emprendidas fue la elaboración
de una Mapeo de los Recursos Culturales de la
región con el concurso de las organizaciones lo-
cales y regionales, las comunidades y personas
portadoras. La activación del proceso condujo a
su vez a la creación de planes de desarrollo cul-
tural de los distintos territorios, a establecer co-
misiones de salvaguardia o unidades de cultura
en municipios, además de la coordinación con los
gobiernos regionales. El reconocimiento concre-
to de la riqueza de los recursos culturales de las
comunidades y las regiones sirvió de base para el
proceso de formulación de la Propuesta de Políti-
ca Cultural de una de las Regiones Autónomas (la
RAAN) que fue aprobada en el 2011.
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La conformación de redes de cabildeo locales
y nacionales para incidir en la toma de decisio-
nes sobre las agendas para el desarrollo cul-
tural, proyectos revitalización de expresiones
culturales y estrategias de cultura y desarrollo
de los gobiernos locales e instituciones públi-
cas, puede ser un mecanismo efectivo de po-
sicionamiento de la cultura (Programa Conjunto
Revitalización y Desarrollo Productivo Creativo
de la Costa Caribe de Nicaragua; FODM 2012).
Pero estas requieren como condición la forma-
ción de capacidades y destrezas “para incidir
en el fortalecimiento y el desarrollo cultural, fa-
cilitar procesos que conectan personas, organi-
zaciones y oportunidades para el mejoramiento
de la comunidad” (IBIDEM). Existen módulos de
capacitación y guía que pueden apoyar el desa-
rrollo de capacidades para la negociación y el
cabildeo, que incluyen ejercicios simples pero
útiles tales como el que se muestra en el re-
cuadro 3.
La instrumentación del sector público
en temas y herramientas de cultura y
desarrollo.
La integración de la cultura como un aspecto
central en el quehacer de sectores públicos
tales como la economía, el turismo, la salud,
requiere que estos sectores cuenten con una
sensibilización e instrumentación básica para
entender cómo trabajar la cultura desde sus
objetivos particulares. En los países, los sec-
tores públicos distintos al sector cultura por lo
general reconocen que los lineamientos orienta-
dores sobre cómo trabajar la dimensión cultural
deben provenir del organismo rector en materia
de cultura32. Y esto se convierte en una opor-
32 Lo cual se hizo explícito en los resultados de al menos dos talleres de trabajo durante el proceso de formulación de la Política Nacional de Cultura de Costa Rica en marcha desde el 2010. El taller
RECUADRO 3
Ejercicio de evaluación para gestores
culturales
Resuelva el siguiente caso: El equipo de ges-
tores culturales preparó un plan de comunicación
de su proyecto cultural y tuvo la oportunidad de
presentar su mensaje clave en una sesión del
Consejo Regional. Sin embargo, al finalizar su ex-
posición, las autoridades regionales no apoyan la
iniciativa y señalan que para contar con su apro-
bación deberán:
• Involucrar a una lista de personas designada por
ellos como beneficiarios del proyecto cultural.
• Otorgar al menos el 50% de los fondos del pro-
yecto para que sean administrados por ellos
como autoridades regionales.
• Modificar algunas actividades para que estén
acorde a sus necesidades como Gobierno.
Para responder a esta situación, proponga las
posibles maneras de cabildear y/o negociar de
tal forma que su proyecto no resulte afectado a
nivel técnico. En dependencia de la lógica de su
planteamiento cuál sería su postura. Represente
el escenario de la negociación.
Fuente: (Programa Conjunto Revitalización y Desarrollo
Productivo Creativo de la Costa Caribe de Nicaragua;
FODM 2012).
Otros instrumentos de autoformación o para facilita-
dores de actividades y procesos de formación en los
temas de comunicación política, incidencia, cabildeo y
negociación pueden encontrarse en: DEMUCA (2010).
Guía de Herramientas Prácticas de Comunicación Polí-
tica. San José, Costa Rica, Fundación para el Desarro-
llo Local y el Fortalecimiento Municipal e Institucional
de Centroamérica y el Caribe (Fundación DEMUCA)
35
Guía Sobre Políticas Culturales e Institucionalidad
tunidad de incidencia para el ente rector, pero que a la vez le exige capacidades técnicas y operativas para el trabajo
conjunto de carácter multisectorial e intersectorial.
2.3. Las políticas culturales en el marco del territorio y los procesos de descentralización
Otro de los desafíos actuales para la integración cultura y desarrollo y el impulso a políticas culturales de nueva ge-
neración, es el enfoque al territorio como objeto/sujeto de políticas culturales. La visión del territorio ha sido
clave para que algunos países como Brasil, impulsaran desde el año 2000 aproximadamente, políticas de desarrollo
de nueva generación, entre cuyas experiencias más importantes pueden considerarse la renovación de las políticas
de Desarrollo Rural Sostenible y los Territorios de Ciudadanía (IICA 2012).
En los países Centroamericanos, la operativización centralizada de las políticas culturales ha limitado la población
meta. A menudo, esta forma de actuar ha favorecido el clientelismo y excluido de manera sistemática a territorios
y comunidades culturalmente ricas en su herencia y vivencia de las expresiones culturales, pero con poco peso
político para atraer recursos que pudieran potenciar dicha riqueza y poco acceso a la información.
La nueva generación de políticas culturales que se está gestando en Centroamérica se orienta al reconocimiento del
nivel local-territorial, como el espacio estratégico de donde emana la riqueza cultural de los pueblos e identidades y
la energía social para la organización. Riqueza que – además de requerir de estrategias de protección y salvaguardia
– requiere de la construcción de propuestas de desarrollo territorial sostenible desde la base organizativa
de las comunidades y territorios, que serán en algunos casos, multiculturales y multiétnicas.
En este contexto, resulta clave distinguir entre el territorio como unidad de planificación y gestión, que es un con-
cepto de carácter metodológico33, del concepto de territorio como una realidad histórica, que se refiere a la forma
única y distinguible como las diversas sociedades y culturas construyen su modo de vida, identidad y sentido de
pertenencia en un espacio geográfico dado, en interacción con los recursos que hay en éste. En este último senti-
do, todos los países y regiones del mundo están constituidos por múltiples territorios que tienen distintas escalas o
extensiones y han alcanzado distintos niveles de desarrollo.
Por tanto, en su sentido cultural y social, un territorio no puede “decretarse desde arriba”, desde criterios tecno-
cráticos e intereses estatales para su definición y delimitación.
No obstante, al pertenecer o estar dentro de la jurisdicción un país, los territorios forman parte del sistema nacional.
Y desde la lógica de la gestión pública de los gobiernos nacionales, se establecen fronteras y regionalizaciones
político administrativas (entre los más comunes están los municipios, las provincias o departamentos dependien-
do el país) para hacer que concurran inversiones o gestionar leyes y políticas variadas, sin que estas coincidan
necesariamente con un territorio en su sentido cultural. De hecho, las fronteras de los territorios en sentido
cultural son fluidas, porque las relaciones sociales también fluyen aunque la identidad y sentido de pertenencia de
una cultura particular puedan tener significados que vinculan su identidad con un espacio geográfico dado. Solo
“Fortalecimiento de capacidades para el desarrollo de estrategias culturales”, organizado por la UNESCO, en La Tirimbina, Costa Rica, el 19, 20 y 21 de enero 2011, y en el Encuentro Interinstitucional. “Alianzas estratégicas entre el sector cultura y el sector público”, realizado como parte de la consulta para la construcción de una política nacional de cultura, San José, Costa Rica, realizado 5 del marzo del 2012.
33 Si bien tiene una dimensión de participación política y autodeterminación.
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mediante el diálogo con los actores sociales y
comunidades de un territorio dado es posible
entender hasta donde llega un territorio (como
se delimita en un momento dado) y cuáles son
sus relaciones con otros territorios.
Por este motivo, definir a un territorio como
objeto de inversiones y políticas públicas, ya
sea por parte del gobierno, por esfuerzo de
sus actores endógenos, o por una combina-
ción de ambos (cogestión), implica convertir al
territorio en unidad de planificación y gestión
del desarrollo, construir un proyecto de futuro
mediante organización, consensos, supera-
ción de conflictos y fortalecimiento de capaci-
dades e institucionalidad local.
La inversión pública que los Estados Nacio-
nales hacen en territorios en términos de do-
tación de bienes y servicios básicos como
educación, salud, caminos, agua, electricidad
y otros, condicionan en gran parte el nivel de
desarrollo que los distintos territorios alcanzan.
Un territorio “olvidado por el Estado·” y sin re-
cursos propios de las familias, comunidades y
organizaciones para llegar a una dinamización
económica, tendrá mayores dificultades para
llegar a suplir de manera sostenible las nece-
sidades de bienes y servicios básicos. Pero,
por otra parte, los territorios endógenamente
generan recursos, organización, tradiciones
y formas de regulación propias – algunos en
mayor medida que otros- que le dan carácter
propio al territorio.
Inscritas en los territorios, las políticas cultura-
les adquieren un sentido de gestión parti-
cular como señala Mejía refiriéndose al caso
de los territorios Hondureños:
RECUADRO 4
La noción de territorio
Desde una perspectiva de cultura y desarrollo, el
territorio puede ser concebido como la unidad bá-
sica de planificación y gestión de un proyecto de
desarrollo integral y multidimensional que integra
a la cultura como dimensión estratégica. El territo-
rio está localizado y delimitado geográficamente
por referentes de identidad cultural y por límites
político administrativos, donde la dimensión am-
biental y la económica se articulan en modos de
vida diversos que están en permanente cambio.
El territorio está conformado por una red de insti-
tuciones y distintas formas de organización local
que tienen funciones múltiples y que se encargan
de darle cohesión social al resto de los elementos.
Más que una delimitación geográfica, el territorio
encuentra sus límites en las relaciones sociales y
culturales establecidas inter-culturalmente,
Fuente: Elaboración propia que retoma la definición
operativa de Sergio Sepúlveda (2008) y de Rafael Eche-
verri (2002).
37
Guía Sobre Políticas Culturales e Institucionalidad
“…las políticas culturales tienen como unidad mínima el territorio, el carácter local o regional del
cual deben surgir como un factor de sostenibilidad de suma importancia considerando las iniciati-
vas ciudadanas que dan cuenta del carácter diverso de nuestra población”34.
El territorio se convierte entonces en el objeto/sujeto de política que tiene como núcleo la diversidad cultural, las
variadas expresiones culturales, los recursos patrimoniales materiales e inmateriales así como sus encadenamientos
y la energía social de sus actores para definir y ejecutar estrategias de desarrollo afines con el proyecto-territorio.
El proceso de las regiones autónomas de la Costa Atlántica de Nicaragua actualmente en marcha35, resulta muy
valioso para entender el desafío que implica plantearse al territorio como objeto-sujeto de políticas culturales.
Las regiones autónomas de la Costa pueden considerarse una forma territorial que geográficamente conforma una
macro región, unida por proyecto histórico y régimen de autonomía, que ha ido elaborando una identidad cultural
común que se define como el ser de la Costa, “la identidad costeña”. Pero al interior de esta macro región, hay una
diversidad de culturas con identidades propias que a través del tiempo, han creado culturalmente sus propias terri-
torialidades y coexistencia con otras culturas, es decir, su propia interculturalidad. Esta dinámica es un constructo
social y se transforma tanto socialmente como geográficamente por múltiples factores, sin que pueda considerarse
un territorio decretado por el Estado. Aun así, el régimen de autonomía vincula a estas regiones de manera particular
con el sistema nacional.
La diversidad cultural Costeña sirvió de base para impulsar una Propuesta de Política Cultural de la Región Autó-
noma del Atlántico Norte (RAAN) aprobada en el año 2011. El proceso de creación de esta política muestra la
conciencia sobre la multidimensionalidad de las políticas culturales. En los lineamientos de la Política se combinan
el fortalecimiento de derechos de los distintos pueblos indígenas y comunidades étnicas que ahí habitan con li-
neamientos para la dinamización económica, relación que resulta indispensable para el futuro del mismo proyecto
autonómico de la región, que constituye una lucha histórica.
Contenidos de la “Línea C” de la Política Cultural
de las Regiones Autónomas del Atlántico de Nicaragua
Mayo 2011
LINEA C: “Impulso y fortalecimiento del rol de la Cultura y su contribución en la ejecución de planes
y programas que favorezcan el desarrollo de las Regiones Autónomas y el “buen vivir” de los pueblos
indígenas y comunidades étnicas.
1. Asociar las estrategias y programas culturales, de las regiones autónomas, con sus políticas,
estrategias, planes, programas y proyectos de desarrollo económico y con aquéllos dirigidos al for-
talecimiento y consolidación del proceso autonómico.
2. Preservar, impulsar y fortalecer, de forma adecuada la relación existente entre el patrimonio
cultural de los pueblos indígenas y comunidades étnicas, y el potencial de desarrollo socioeco-
34 Mejía, Hernán M. (2004). Las Políticas Culturales en Honduras: Análisis y perspectiva para su desarrollo. Honduras: UNESCO, pp: 7,8. En este texto, Mejía retoma el concepto de políticas culturales elaborado por el profesor Texeira Coelho en el 2000.
35 El caso de las políticas culturales en las regiones Autónomas de La Costa Atlántica de Nicaragua es desarrollado en profun-didad al final de la parte tercera de esta Guía.
RECUADRO 5. OBJETIVOS DE LA CA-
PACITACIÒN
OBJETIVO GENERAL:
La capacitación en interculturalidad para el
ciclo de gestación de las MIPYMES tiene
por objeto dar algunas bases y recomen-
daciones para entender el significado de la
interculturalidad desde la perspectiva tanto
del trabajo del MEIC, como de las organi-
zaciones integrantes de la Red de Apoyo
PYME, tanto en sus ámbitos internos como
en el desarrollo de proyectos; así como
sensibilizar sobre el significado de introducir
el tema en las agendas de trabajo de todas
estas organizaciones.
OBJETIVOS ESPECIFICOS
1. Consensuar conceptos en relación a la
cultura, diversidad cultural como elementos
comunes
como la base de políticas incluyentes,
2. Analizar las políticas públicas y acciones
de fomento en el ámbito de las competen-
cias del
MEIC,
3. aprovechar esas distintas manifesta-
ciones como insumo para el desarrollo de
políticas y
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nómico de las regiones autónomas, privilegiando el respeto a los derechos
culturales de esos pueblos y comunidades.
3. Fomentar el desarrollo de las empresas culturales de las regiones autóno-
mas, que favorezcan la producción de bienes y servicios culturales que reflejen los
contenidos propios de la cultura de los pueblos indígenas y comunidades étnicas
de ambas regiones.
Fuente: CADPI (2011). Política Cultural de las Regiones autónoma, sus principales Lineamientos
y componentes del Plan de desarrollo Cultural, Centro para la Autonomía y Desarrollo de los
Pueblos Indígenas (CADPI), Bilwi, Región Autónoma del Atlántico Norte, Nicaragua, pág.: 9.
De hecho, el proyecto autonómico está respaldado por un conjunto de leyes que le otor-
gan legitimidad de nivel constitucional, de manera que más que proceso de descentraliza-
ción común, el desarrollo autonómico del Atlántico constituye también una responsabilidad
nacional que está sustentada en una voluntad regional. Y este doble carácter sienta una
responsabilidad para que políticas e inversiones de las distintas entidades nacionales y
regionales concurran para fines de desarrollo económico, social, político y cultural.
Por otra parte los desafíos que surgen de los problemas estructurales de desarrollo
que arrastran las regiones autónomas del Atlántico, sus órganos de gobierno y sus actores
público/privados, tales como los altos índices de pobreza, la recomposición demográfica
provocada por la ocupación de tierras de población mestiza migrante, o la regulación so-
bre el uso y la tenencia de tierras y los derechos colectivos sobre la tierra de los distintos
pueblos indígenas y grupos étnicos, son precisamente contenidos de política pública
de carácter estratégico36 que surgen del territorio mismo, de su historia, su poten-
cial, sus desequilibrios, sus identidades y sus relaciones con el sistema nacional.
Así a los contenidos y objetivos subjetivos o particulares que emergen de todo territorio,
precisamente por su carácter cultural único, se aúnan otros contenidos y objetivos que
derivan de la integración previa del territorio al desarrollo nacional y territorial. Por esto, en
Centroamérica, los proyectos de desarrollo territorial sostenible suelen ser dife-
rentes en sus contenidos culturales, pero pueden ser similares en sus problemas
estructurales.
Por todo lo anterior el enfoque al territorio de las políticas de desarrollo cultural
requerirá tratarse de manera relacionada con el tema de descentralización, pues
ambos son modelos en marcha en los países Centroamericanos, aunque con distintos
avances.
36 Contenidos que pueden reflejarse o no de manera explícita en la sustentación del documento de política cultural, pero que independientemente son factores que serán claves para su ejecu-ción.
39
Guía Sobre Políticas Culturales e Institucionalidad
En términos de descentralización, es importante retomar lo establecido en la Conferencia Intergubernamental de
Estocolmo sobre Políticas Culturales para el Desarrollo en 1998, dado el énfasis que la Conferencia otorgó a hacer
de las políticas culturales un factor central en las políticas generales de desarrollo de los países, así como
su defensa de las culturales locales y regionales, amenazadas por la globalización. La vinculación de las políticas
culturales con las políticas generales de desarrollo a nivel nacional tiene un punto de articulación central en el Plan
Nacional de Desarrollo de un país. Es en dicho plan donde la cultura puede llegar a posicionarse de distintas
formas y a la vez puede dársele la importancia justa a la interculturalidad que es propia de las políticas de desarro-
llo, mediante arreglos y compromisos inter-sectoriales y multisectoriales. Asimismo, la revisión de políticas
sectoriales debiera arrojar luces sobre si se está integrando la dimensión cultural incorporada al Plan Nacional de
Desarrollo y como se cruza esto con las políticas de descentralización.
La descentralización se entiende aquí como el desplazamiento de funciones antes consideradas como propias del
Estado Nacional, hacia los gobiernos locales y los actores sociales de los territorios, que resulta en el fortalecimiento
de ambos y en el ejercicio del poder de decisión sobre aspectos e inversiones que afectan de manera directa e
indirecta, el desarrollo de un territorio o de un municipio. No se trata entonces de desconcentrar funciones, sino de
una apropiación paulatina de funciones y una redistribución del poder en el conjunto de los actores sociales de un
territorio (Portilla 2004:2), que implica el desarrollo de nuevas capacidades, institucionalidad y la dotación de presu-
puesto público por distintas vías y mecanismos – es decir no sólo transferencias directas del Estado o mayor y más
efectiva recaudación de tributos municipales- para el cumplimiento de los deberes.
El enfoque al territorio de las políticas culturales puede darse en países que han logrado diferentes niveles de avance
en términos de descentralización. En este sentido, en Centroamérica pueden encontrarse diferencias sustantivas
entre las condiciones para impulsar estrategias de desarrollo cultural descentralizadas basadas en unidades territo-
riales (municipios, mancomunidades, subregiones, etc.) en los diferentes países.
Por ejemplo, los esfuerzos de descentralización impulsados por el Estado y los organismos internacionales en
Guatemala desde hace varias décadas, así como la experiencia en la creación de mancomunidades ya sea de mu-
nicipios o de otro tipo de institucionalidad, crean antecedentes distintos a los que tiene Costa Rica, un país con una
tradición centralista en el accionar del Estado que hace dudar de la descentralización (aunque se puedan encontrar
esfuerzos interesantes), y que apenas da sus primeros pasos en la comprensión e incorporación del enfoque terri-
torial del desarrollo37.
Por todo lo anterior, las políticas culturales que buscan tener su base en los territorios, deberán invertir en la creación
de condiciones e institucionalidades de cultura de nivel territorial, que pueden enlazarse de diferentes formas con
las institucionalidades existentes, buscando complementariedad y cogestión. La creación de consejos regionales y
locales de cultura dados en Honduras y Nicaragua son esfuerzos que apuntan en esta dirección.
Otro tipo de institucionalidad que puede resultar relevante por su potencial de cogestión son las redes y corpora-
ciones de municipios que tienen como uno de sus objetivos el apoyo y fomento de la cultura. Un ejemplo es la Red
37 De hecho, el Proyecto de Ley que convierte la Instituto de Desarrollo Agrario en el Instituto de Desarrollo Rural (INDER) es quizá el paso más decidido que ha dado el país en la apropiación del enfoque al territorio. Otro paso importante fue la sus-cripción del país a la Estrategia Centroamericana de Desarrollo rural Territorial, la cual fue aprobada y suscrita por todos los países de Centroamérica, y que se originó en el sector Agropecuario.
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Intermunicipal de Cultura (RECIM) que se creó en Costa Rica. A esta red se le atribuyen
logros particulares en el tema de la gobernanza cultural, el cual suele ser una debilidad en
los países Centroamericanos:
“… la Red Intermunicipal de Cultura (RECIM) es una instancia en la que se
ha avanzado mucho camino en lo concerniente a la gobernanza cultural en el
nivel local, de manera que en su fortalecimiento se visualizan amplias oportu-
nidades para la optimización de la gestión cultural por parte de los gobiernos
locales y su articulación con el gobierno central (Ministerio de Cultura y Ju-
ventud de Costa Rica 2011:69)”.
Pero quizá, un reto de mayor complejidad e importancia es la creación de Sistemas Na-
cionales de Cultura como una estructura organizativa y operativa que permite la ejecu-
ción de políticas culturales interconectando para esto todos los niveles desde lo local a lo
nacional y viceversa. Este sistema vincula nodos institucionales tales como las Secretarias
de Cultura a nivel departamental o provincial, las casas de la cultura, los consejos territoria-
les, locales, subregionales y nacionales de cultura y otras formas de institucionalidad cultu-
ral pre-existentes o emergentes con la instauración del Sistema. Mientras que países como
Colombia y Ecuador ya cuentan desde hace algunos años con este tipo de sistemas,
Honduras y Costa Rica han incluido este mecanismo en los proyectos de Ley mediante los
cuales se propone la creación de Leyes Generales de Cultura. Precisamente, esta misma
ruta normativa-institucional fue la que siguieron Colombia y Ecuador.
Los Sistemas de Cultura tendrían el potencial de incidir en el posicionamiento de la cultura
en los planes de desarrollo locales, regionales y nacionales, y por tanto, en mayores pre-
supuestos para el desarrollo cultural. Como órgano asesor del Sistema y en general de las
políticas culturales, los países contemplan la creación de Consejos Nacionales de Cul-
tura (con representación de las diversas instituciones nacionales, gremios, organizaciones
representativas de la diversidad cultural de nivel nacional, regional o local y otros actores).
En términos generales, las funciones de un Sistema Nacional de Cultura se describen en la
Ley General de Cultura de Colombia de la siguiente forma:
“Conjunto de instancias y procesos de desarrollo institucional, planificación e
información articulados entre sí, que posibilitan el desarrollo cultural y el acce-
so de la comunidad a los bienes y servicios culturales según los principios de
descentralización, participación y autonomía. El Sistema Nacional de Cultura
estará conformado por el Ministerio de Cultura, los consejos municipales,
distritales y departamentales de cultura, los fondos mixtos de promoción de
la cultura y las artes, y, en general con las entidades públicas y privadas que
desarrollen, financien, fomenten y ejecuten actividades Culturales” (Ministerio
de Cultura de Colombia 2009:51)
41
Guía Sobre Políticas Culturales e Institucionalidad
Como se puede deducir de la anterior cita, los consejos Regionales y locales de cultura serían piezas de suma
importancia para el funcionamiento de este sistema.
2.4. La puesta en práctica y el mejoramiento continuo del principio de subsidiariedad
Como se ha señalado antes el significado de lo público no se agota en la función pública, sino que puede desdo-
blarse en una gran cantidad y diversidad de movilizaciones de actores y recursos, de los que pueden surgir distintas
institucionalidades, con funciones que pueden ser complementarias y eficaces, con responsabilidades y competen-
cias definidas por un principio de subsidiariedad que permita la cogestión público/privada de planes y proyectos
de desarrollo de territorios.
Entendemos por subsidiariedad el principio de relacionamiento funcional entre el nivel nacional (Estado e institu-
ciones públicas rectoras), el nivel institucional intermedio (redes, gremios, consorcios, etc.) y el nivel local (gobiernos
locales, autoridades territoriales, actores y organizaciones de bien público) como una lógica necesaria para la efecti-
vidad del funcionamiento sistémico de una sociedad, de un territorio o un proyecto de desarrollo cultural. En algunos
escenarios, las instituciones supranacionales también entran a jugar un rol en la trama de las relaciones subsidiarias.
La subsidiariedad no es, necesariamente, una lógica jerárquica. Bajo dicho principio, las instituciones de un nivel
dado (Ej. El Estado) no deberían interferir ni sustituir las funciones y acciones que le competen a los orga-
nismos de otros niveles, tales como los gobiernos locales, las autoridades territoriales y las asociaciones y orga-
nizaciones de bien público que asumen responsabilidades a nivel comunal y territorial. El principio de subsidiariedad
supone que en cada nivel, las instituciones u organismos directamente involucrados están en mejor posición y
condiciones de cumplir las funciones que les han sido asignadas. Pero puede darse ayuda mutua entre los niveles
y organismos para desarrollar capacidades y a contar con los recursos necesarios. En esta guía, más que enfatizar
en la subsidiariedad como un orden jerárquico de instituciones, se trata de aprovechar la utilidad de ésta lógica para
aclarar cuáles son las competencias que son propias de cada nivel. El cumplimiento de estas competencias
también está relacionado con la solución o capacidad de respuesta ante problemas prácticos que, sin embargo,
son de suma importancia para la sostenibilidad de los procesos.
El principio de subsidiariedad tiene relación
con los procesos de descentralización y así
como estos requieren de procesos de largo
plazo para constituirse en términos de capa-
cidades e institucionalidad, el funcionamiento
del principio de subsidiariedad también re-
quiere de un mejoramiento continuo. El mis-
mo dinamismo de los procesos de desarrollo
provoca cambios relacionados con dicho me-
joramiento. Asimismo, el principio de subsi-
diariedad puede relacionarse con el funciona-
miento de los Sistemas Nacionales de Cultura
(antes tratados), especialmente cuando estos
lo adoptan explícitamente como principio.
ACTORES INTERNACIONALES
INSTITUCIONES publico-privadas
GOBIERNO LOCALAUTORIDADES
TERRITORIALES
ESTADO
FIGURA 4: Principio de Subsidiariedad
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Para que esto sea una realidad, en los países Centroamericanos hay una necesidad es-
tratégica de instrumentar y reforzar las capacidades de lo local-territorial, como el espacio
desde donde otro tipo de políticas e instrumentos de políticas pueden surgir y estructu-
rarse a partir de las expresiones culturales. Sobre todo si se acepta el desafío de entender
que la diversidad cultural en sentido amplio, no sólo debe reconocerse o protegerse sino
acrecentarse38 para que se convierta en fuente de desarrollo.
2.5. La interculturalidad y sus nexos con la multisectorialidad e intersectorialidad
El hecho de que las diferentes culturas y pueblos establecen relaciones y diálogos diver-
sos en lugar de la antigua idea de que buscan aislarse para mantener su identidad, es un
fenómeno que es hoy más aceptado y conocido. De hecho, diferentes culturas establecen
contactos con distintos objetivos y algunas coexisten compartiendo territorios comunes.
Esta relación dinámica evidencia la interculturalidad como una característica de la Hu-
manidad. Pero el fenómeno de experimentar y percibir una mayor proximidad, acelera-
miento e intensidad de las interconexiones entre diversas culturas39 y la aceptación de
que la interculturalidad va mucho más allá de la relación y diferenciación de comunidades
étnicas es un signo del siglo XXI.
UNESCO señala la interculturalidad como la presencia e interacción equitativa de diversas
culturas y la posibilidad de generar expresiones compartidas, a través del diálogo y el
respeto mutuo. El paradigma se enmarca en un “deber ser”, en un punto al que se desea
llegar como sociedad a fin de promover la mejora de la calidad de vida de todos los seres
humanos con equidad. Precisamente por esto, la interculturalidad puede entenderse como
un “modelo de gestión de la diversidad cultural” que promueve el dialogo intercultural
sustentado en prácticas de reconocimiento y respeto recíproco (UNESCO 2009). En tanto
la diversidad cultural es el corazón de las políticas culturales, estas tienden a ser intercultu-
rales. Sin embargo, la interculturalidad como el enfoque que aborda las relaciones entre las
diferencias de las expresiones culturales, implica acciones intencionadas para fomentar
estrategias y decisiones surgidas de la discusión entre los actores sociales y los guberna-
mentales, orientadas a promover la inclusión, el acceso y la participación equitativa de las
diversas culturas, especialmente de las más vulnerables, a fin de posibilitar la generación
de expresiones compartidas.
En el ámbito de la gestión de las políticas públicas las relaciones entre sectores institucio-
nales están mediadas por subculturas institucionales propias forjadas por historias particu-
lares y posiciones de poder en el sistema nacional. Por tanto la convergencia de múltiples
sectores en la gestión de una política de desarrollo cultural puede concebirse como una
38 Tal y como lo plantea La Declaración Universal sobre la Diversidad Cultural del 2002.: “Maximizar la diversidad cultural es la clave para hacer de la cultura un recurso renovable en el empeño por dar perennidad al desarrollo (UNESCO 2002:12)”. Remitirse al Glosario de la Caja de herramien-tas UNESCO en Cultura y Desarrollo.
39 Que descansa tanto en el pivote tecnológico de las sociedades de la información, como en los fenómenos de migración, globalización, e interconexión rural-urbana.
43
Guía Sobre Políticas Culturales e Institucionalidad
situación o experiencia de interculturalidad que requiere de diálogo intercultural. Cuestión que en la actualidad tiene
un grado de dificultad importante puesto que en muchos casos las instituciones tienen a crear puntos de vista o
enfoques institucionales poco flexibles; los actores son muy diversos y con intereses muy variados, lo cual hace
imprescindible la creación de estrategias de concertación.
Asimismo, en sociedades con un alto grado de multiculturalidad y multietnicidad, como es el caso de Ecuador,
Bolivia o Guatemala, esta concertación deberá también fluir por los filtros de las distintas cosmovisiones culturales
que brindan otros sentidos y significados al mismo concepto de interculturalidad. Por esto, como apunta Fernando
García (2009) la interculturalidad y su relación con las políticas públicas tienen que pensarse desde la matriz de
cada país, puesto que no es lo mismo el concepto de interculturalidad que fomentan los organismos internaciona-
les, al concepto de interculturalidad acuñado - por ejemplo - por las organizaciones representativas de los distintos
pueblos indígenas y originarios de un país, haciendo referencia al caso de la propuesta de la Confederación de las
Nacionalidades Indígenas del Ecuador (CONAIE) y su incidencia sobre los lineamientos de políticas interculturales
en el Ecuador.
Más allá de las especificidades que presenta cada país, para Germán Rey (2009:31) los intercambios y concerta-
ciones intersectoriales:
“…se convierten en uno de los desafíos más importantes de las políticas culturales de nue-
va generación. El diálogo, los consensos y las acciones comunes con las políticas económicas,
medioambientales, de protección o de convivencia social, enriquecen las políticas culturales porque
las sitúan en contextos más amplios y a la vez mucho más consistentes con las realidades de nuestros
países. Ya son bastantes los ejemplos que existen en el panorama cultural latinoamericano que deben
profundizarse y de los que debería ganarse conocimiento y experiencia. La integralidad no significa
pérdida de autonomía o de especificidad, sino por el contrario afirmación en la diferencia y posibilidad
de diálogo social”.
En este sentido, una experiencia pertinente de rescatar en el tema interculturalidad e inter-sectorialidad en la región,
se generó con las acciones emprendidas por el Programa Conjunto “Políticas Interculturales para la Inclusión
y la Generación de Oportunidades” ejecutado en Costa Rica con la participación de Instituciones del Sistema
de Naciones Unidas y financiamiento del Fondo España/Naciones Unidas para el logro de los Objetivos de Desa-
rrollo del Milenio (FODM). El Programa Conjunto en Costa Rica se inicia en el 2008 con el propósito de integrar la
interculturalidad a nivel nacional por diversos medios; por un lado a través de la revisión y actualización de políticas
públicas en todos los sectores; no sólo el cultural, sino principalmente en aquellos en que la diversidad cultural no se
manifiesta en forma tan evidente (pero no por ello menos determinante) como en los sectores de educación, salud,
agricultura y economía. De hecho, como parte de las actividades del Programa, se realizaron estudios exploratorios
para revisar el estado de situación de la interculturalidad en dichos sectores.
Se rescata aquí como ejemplo específico de integración de la interculturalidad, el estudio exploratorio sobre las
políticas el Ministerio de Economía, Industria y Comercio de Costa Rica (MEIC). Este fue un estudio de carácter
aplicado, que se enfocó en la Política Nacional de fomento a Micro, Pequeñas y Medianas Empresas (MIPYMES)
impulsada por la administración de gobierno Chinchilla Miranda (2010-2014) y el cual tuvo como producto principal
una Guía de Capacitación en Interculturalidad para el Ciclo de Gestación de Micro, Pequeñas y Medianas
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Empresas (MIPYMES)40, que incluyó módulos de capacitación y una guía de facilitación
(Zevallos 2011). Este ejemplo reviste importancia particular puesto que todos los países
Centroamericanos han diseñado e impulsado políticas de fomento a PYMES o MIPYMES
como estrategia de generación de empleo e ingresos. Por tanto, la experiencia de revisar
y determinar los avances y limitaciones en la integración de la dimensión cultural, el con-
cepto de diversidad cultural e interculturalidad, pueden arrojar pautas valiosas para otros
países.
En la Guía antes mencionada, Zevallos (2011:3) cita elementos identificados durante en
desarrollo del Proyecto que sustentan el diseño modular la capacitación de las institucio-
nes involucradas en la ejecución de la Política de impulso a MIPYMES. Dichos elementos
son:
• Que la interculturalidad es un tema nuevo y desconocido para la mayoría en el sector
público;
• Algunos funcionarios que ya conocían el tema lo manejan de forma limitada (sesgado a
lo regional o lo étnico);
• Que aunque aparece como un principio o elemento transversal en documento oficial
“Política Pública de fomento a las PYME y al emprendedurismo, Administración Chin-
chilla Miranda. 2010‐2014”) no se ha convertido aun en un punto de agenda pública ni
está asociado a acciones.
• Que en la práctica la Interculturalidad tiene mucho potencial de aplicación en el ámbito
público
Tratando de dar respuesta a estos elementos, la capacitación se organizó en tres módu-
los o talleres, teniendo como población meta los funcionarios del MEIC – responsables
de la Rectoría de la Política - y representantes de las instituciones que conforma la
Red de Apoyo a PYME la cual está conformada 52 instituciones públicas y privadas,
representantes del sector institucional, financiero, académico, de investigación, provee-
dores de servicios no financieros y gremiales. Los objetivos de la capacitación se mues-
tran en el Recuadro No 5.
Una síntesis de los objetivos y contenidos claves o estructuradores de los módulos se
muestra a continuación:
MODULO I: Objetivo: Introducir a los participantes al concepto de interculturalidad.
Conceptos clave: La interculturalidad y sus conceptos básicos. Analizar los cambios
culturales del país y sus impactos. Conceptos clave: Pluriculturalidad, Multiculturalidad,
Interculturalidad.
40 Esta guía puede obtenerse en el siguiente vínculo: insertar link espacio de Web de la caja para almacenar documentos vinculados a cada Guía.
45
Guía Sobre Políticas Culturales e Institucionalidad
MÓDULO II: Objetivo Analizar la Política de Fomento a PYMES
a la par de la dinámica y realidad de las MIPYMES en el país y en
otros países del mundo. Conceptos Clave: Política PYMES, Dife-
renciación de las MYPIMES, Red de Apoyo a PYMES, Beneficios
directos e indirectos que reciben los socios de la Red de Apoyo por
su participación, elementos necesarios para mejorar la cooperación
intersectorial (Intercultural), ámbitos de apoyo a las MYPIMES como
objetivos de la Red de Apoyo (capacitación, financiamiento, merca-
dos, tecnología), regionalización, CREAPYMES y Redes Regionales,
marcas región.
MÓDULO III: Objetivo: Integrar el conocimiento sobre intercultu-
ralidad y política PYME. Promover el tema como parte de la Agen-
da Pública y la Red de Apoyo. Conceptos Clave: Elementos para
mejorar la comunicación intercultural, la participación y sus desafíos,
propuestas para mejorar el dialogo intercultural desde la institucio-
nes de la Red de apoyo, propuestas trabajar mejor el dialogo con los
beneficiarios de los proyectos (MIPYMES), tomando en cuenta que
las empresas están en distintos niveles de avance, estudios de caso
sobre MYPIMES en Artesanía.
Así, es posible entender que aunque una intervención para integrar y
visibilizar la interculturalidad puede partir de un sector público dado,
como responsable de la rectoría de una Política Pública, con objeti-
vos de política muy específicos como el desarrollo de empresas de
carácter cultural o no, el mandato nacional para la ejecución de una
política nacional requerirá por lo general de la concurrencia multi-
sectorial o intersectorial a través ya sea de Comisiones o Redes
de Apoyo, en la cual se puede trabajar el tema de interculturalidad
con efectos multiplicadores.
Finalmente, resulta importante señalar que también se pueden mo-
nitorear, evaluar o revisar los avances en la integración de los linea-
mientos de interculturalidad y diversidad cultural que se plantean
como transversales a la gestión de políticas de distintos sectores
tales como salud, educación o economía. Se puede por ejemplo
monitorear la integración de dichos lineamientos en una política dada o en una agenda institucional que pretende
ejecutarla. Una de las herramientas que permite este monitoreo o evaluación es la Lente de la Diversidad Cultu-
ral, la cual ha sido desarrollada y validada por la UNESCO desde hace varios años. Se trata de una matriz especial-
mente diseñada para evaluar, si las políticas que se están formulando o revisando ya sea a nivel nacional o por parte
de los gobiernos locales, integran contenidos básicos y orientaciones fundamentales sobre la diversidad cultural,
contenidos en la Declaración Universal sobre la Diversidad Cultural de la UNESCO.
RECUADRO 5
Objetivos de la capacitación
OBJETIVO GENERAL:
La capacitación en interculturalidad para el ciclo
de gestación de las MIPYMES tiene por objeto
dar algunas bases y recomendaciones para en-
tender el significado de la interculturalidad desde
la perspectiva tanto del trabajo del MEIC, como de
las organizaciones integrantes de la Red de Apo-
yo PYME, tanto en sus ámbitos internos como en
el desarrollo de proyectos; así como sensibilizar
sobre el significado de introducir el tema en las
agendas de trabajo de todas estas organizacio-
nes.
OBJETIVOS ESPECIFICOS:
1. Consensuar conceptos en relación a la cultura,
diversidad cultural como elementos comunes
como la base de políticas incluyentes,
2. Analizar las políticas públicas y acciones de fo-
mento en el ámbito de las competencias del
MEIC,
3. aprovechar esas distintas manifestaciones
como insumo para el desarrollo de políticas y
acciones de carácter intercultural,
4. fortalecer la relación entre el MEIC y sus clien-
tes (tanto micro, pequeños y medianos empre-
sarios, como con la red de apoyo, consumido-
res y público en general).
Fuente: Zevallos 2011: 4
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La lente de la diversidad cultural es una herramienta que facilita:
• Una visión integral de las políticas objeto de análisis desde distintas perspectivas.
• Un listado de comprobación o una relación de criterios y cuestiones que incluye indica-
dores para evaluar de forma sistemática si las políticas o proyectos fomentan y salva-
guardan la diversidad cultural.
• Puede usarse en todas las fases de una política o programa: planificación, implementa-
ción, seguimiento y evaluación.
• Permite que los oficiales de programa y los responsables políticos tomen decisiones con
fundamento.
• La lente es fruto de un proceso participativo liderado por los propios usuarios y por lo
tanto representa una herramienta flexible, adaptable y en constante evolución.
La matriz de la herramienta en una versión recientemente validada por UNESCO (Jiménez
y Twomey 2011), así como los pasos metodológicos para su aplicación se incluyen en el
Anexo 2, al final de esta guía.
47
Guía Sobre Políticas Culturales e Institucionalidad
La tarea de crear y gestionar políticas culturales por parte de instituciones públicas, gobiernos regionales y locales,
autoridades territoriales y actores sociales público/privados, implica el trabajo sobre un encadenamiento de aspec-
tos claves para su sostenibilidad en el largo plazo.
a. El Ciclo de Gestión de Políticas, que comprende el proceso articulado de diseño/formulación, la ejecu-
ción, el monitoreo, la evaluación y la rendición de cuentas.
b. La existencia de legislación nacional e internacional sobre cultura y sobre la protección de expresiones
culturales y el patrimonio cultural, lo cual incluye la reglamentación de las leyes.
c. La existencia de instrumentos de política que viabilicen la ejecución justa y efectiva de las políticas (pro-
gramas y proyectos).
d. Una institucionalidad con capacidades e instrumentos que pueda asumir el reto de gestionar las políticas
e inversiones pertinentes para la ejecución efectiva de las mismas.
Al decir esto, estamos reiterando que el campo de la gestión de políticas culturales es un ámbito amplio, compuesto
por muchos elementos. No se reduce por tanto a la ingeniería de enunciados y de documentos formales.
PARTE 3
EL DISEÑO Y LA GESTIÓN DE POLÍTICAS DE CULTURALES INTEGRADAS AL DESARROLLO SOSTENIBLE DE PAÍSES Y TERRITORIOS
FIGURA 5: Encadenamiento entre aspectos de las políticas culturales
Políticas
Institucionalidad
LegislaciónInstrumentos
depolítica
Si como hemos planteado antes, el objetivo
de esta guía es identificar y proponer vincu-
laciones entre políticas culturales y el desa-
rrollo sostenible, es preciso considerar las
particularidades y concurrencia de todos es-
tos aspectos, que podrían permitir el surgi-
miento de lo que hemos llamado una nueva
generación de políticas culturales.
Para este fin retomaremos algunas implica-
ciones prácticas y metodológicas del enca-
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denamiento presentado, que pretenden aportar elementos útiles de considerar para quie-
nes tienen frente a sí la tarea de impulsar y gestionar políticas culturales desde instituciones
públicas, los gobiernos locales o desde los territorios mismos. Es importante observar que
la importancia y función de cada elemento variará dependiendo del modelo de
políticas culturales e institucionalidad que el país o territorio este impulsando. A
manera de ejemplo, hay países Latinoamericanos como Colombia y Ecuador que en la
década de los 2000, apostaron por modelos de políticas culturales e institucionalidad de
nueva generación, que tienen como pilar o base la creación de un Sistema Nacional de
Cultura, legitimado y garantizado por una Ley Nacional de Cultura. Alrededor de este pilar
se entreteje una red de políticas culturales de carácter específico, a su vez atravesada por
políticas y programas transversales (Ministerio de Cultura de Colombia 2009; Ministerio de
Cultura del Ecuador, AECID 2010). Los modelos de ambos países guardan diferencias sus-
tantivas más allá de estas similitudes, pero se diferencian de otros modelos de carácter más
sectorial, que se estructuran a partir de la relación entre una Política Nacional Rectora de
Cultura y Políticas Culturales más específicas. El proceso que actualmente sigue Costa Rica
en la construcción de la Política Nacional de Cultura41, la elaboración paralela del proyecto
de Ley Nacional de Cultura (con la prevista que esta incluya la creación de un Sistema Na-
cional de Cultura) podría considerarse como un híbrido particular, lo cual ilustra además la
posibilidad de que los países propongan las adaptaciones necesarias a su propio contexto.
Por su parte, los modelos que emergen desde los territorios son por lo general innova-
dores, sobre todo en lo que respecta a las instituciones y mecanismos emanados de la
diversidad cultural propia, de los modos de vida y sistemas de autoridad singulares, que
además son dinámicos. El caso de las regiones Autónomas de la Costa Caribe de Nicara-
gua es un ejemplo de esto, caso que se presenta al final de esta tercera parte de la guía.
Lo que resaltamos aquí es que cada elemento debe entenderse en el contexto del modelo
de políticas e institucionalidad específico que se impulsa.
El ciclo de gestión de políticas culturales y la integración del desarrollo sostenible
La gestión de políticas culturales puede entenderse como la capacidad de poner en
práctica una propuesta de desarrollo cultural integral. Esta propuesta puede tener
alcance nacional, o puede tratarse de una propuesta de ámbito municipal o territorial. El
ciclo de gestión de políticas responde a la racionalidad de planificar la ruta flexible que
ha de seguirse para la puesta en marcha de la política cultural, que incluye no sólo as-
pectos operativos sino también una ruta de consensos, abordaje de conflictos y arreglos
necesarios con todos los actores involucrados. En este sentido, y sobre todo en el ámbito
local y territorial, la gestión de políticas se convierte a menudo en una cogestión entre los
actores responsables e involucrados.
41 Información abundante y detallada sobre el proceso de formulación de la Política Nacional y La Ley de Cultura de Costa Rica puede encontrarse en el blog: http://politica.cultura.cr/politica-nacional-de-cultura/
Recuadro 6: La metodología de diagnóstico y línea base realizado en las Regiones Autónomas de la Costa
Atlántica de Nicaragua, implicó la creación de 6 equipos locales de investigadores culturales, avalados por
las respectivas autoridades de pueblos y territorios.
Equipo Mískitu.
Equipo Sumu-Mayangna.
Equipo Ulwa.
Equipo Rama.
Equipo Creole.
Equipo Garífuna.
Asimismo, se definieron categorías para identificar los recursos y expresiones culturales, que después en el
procesamiento de la información se desagregaron en subcategorías y estas, en tipos, subtipos y especiali-
dades.
Actores culturales individuales.
Actores culturales colectivos.
Recursos culturales tangibles.
Recursos culturales intangibles.
Infraestructura cultural.
Empresas culturales.
Para levantar la información se visitaron comunidades y territorios, se completaron fichas de información,
entrevistas, grupos focales, talleres, historias de vida y se hizo la georeferenciación de recursos culturales.
La información se sistematizó utilizando el Programa SPSS.
La información de este diagnóstico y línea base permitió no solo tener una información necesaria para hacer
el Mapeo e Inventario de Expresiones culturales, sino que permitió la conformación e equipos locales, dejan-
do capacidades instaladas y legitimando todo el proceso de investigación como un proceso de participación
local. En los aprendizajes de la experiencia se citó que las capacidades técnicas no siempre fueron óptimas
pese a que lso investigadores locales lograron ventaja en la interlocución. De esto se desprende la necesidad
de dar mayor importancia a la selección de los investigadores, a su capacitación, al acompañamiento y filtro
de la información recopilada. Más información sobre el proceso metodología y aprendizajes se encuentra en
(Romero 2011; UNESCO, FODM 2011)
49
Guía Sobre Políticas Culturales e Institucionalidad
El ciclo de gestión de políticas culturales muestra el encadenamiento de las fases del proceso de gestión que no se
da de manera lineal, es decir, una secuencia fija o rígida entre cada paso, sino más bien de manera fluida y puede
tener variaciones dependiendo las condiciones del proceso y la escala de la política entre otros factores (política
cultural nacional, política de cultura regional, políticas culturales territoriales, etc.). Es por esto que frecuentemente,
el ciclo de gestión de políticas se ejemplifica como un círculo y no como una línea.
Asimismo, y a diferencia de la legislación, las políticas culturales tienden a ser instrumentos más dinámicos, sobre
todo cuando se incorporan en el proceso fases como la evaluación y la rendición de cuentas, donde potencialmente
todos los actores de todos los niveles tienen espacios de participación (instituciones públicas, gobiernos locales,
organizaciones de la sociedad civil, sector privado, entre otras). La integración de políticas culturales al desarrollo
sostenible hace que los actores y sectores involucrados con el proyecto de la política cultural se multipliquen, sobre
todo cuando los actores son sensibilizados y han experimentado que la Gestión Cultural tiene un enorme potencial
para encontrar soluciones colectivas a problemas básicos del desarrollo, como por ejemplo, el manejo de los servi-
cios de saneamiento (acueductos, manejo de desechos, etc.), el tratamiento de la salud comunitaria o la seguridad
y confianza entre los ciudadanos, entre otros.
La Formulación de Políticas Culturales
La formulación de políticas públicas es una tarea a la que suelen darle mucha importancia las instituciones públicas
de los países. Sin embargo, la formulación es sólo un paso en un largo proceso que puede ser complejo, pero pro-
bablemente necesario para llegar a transformaciones deseadas.
De hecho, muchas políticas culturales se han formulado pero no se han ejecutado por múltiples razones, incluyendo
los cambios de timón gubernamentales o los déficits de desarrollo democrático e institucionalidad para enfrentar el
desafío de hacer políticas orientadas a la diversidad cultural. Por tanto el logro de un documento de política pública
puede considerarse un resultado intermedio y no es garantía de su puesta en marcha.
Diseño Ejecución
Monitoreo
Evaluación
Rendicióncuentas
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En términos del diseño de políticas culturales, Patricio Jeretic y David Rosello Cerezuela42
han elaborado una propuesta general que se retoma aquí como base, pero que se ade-
cúa para abarcar todo el proceso de formulación y se enriquece con la integración de la
relación entre cultura y desarrollo sostenible, así como con la referencia experiencias y
variaciones provenientes de varios países. Si bien los pasos propuestos pueden cambiar
dependiendo de las características y decisiones de proceso que se tomen en cada país o
territorio (dependiendo de la escala de la política), hay una lógica común de momentos que
se repite en los países de manera no lineal, como arrojan los casos estudiados en países
Centroamericanos, Colombia y Ecuador y que oportunamente se retoman.
¿Cuáles son los pasos generales para formular y diseñar una política cultural que
construya un puente con el desarrollo sostenible?
PASO 1. El punto de partida, identificar cómo ha surgido la idea de crear y diseñar
una política cultural que integre al desarrollo sostenible y a los actores estraté-
gicos
Algunas preguntas que pueden ayudar a entender cómo es que ha surgido el proyecto de
política son las siguientes:
• ¿Quién o Quiénes proponen ponerla en marcha? ¿Qué sectores están estratégicamente
involucrados?
• ¿Por qué motivos de fondo lo hacen?
• ¿Qué argumentos utilizan?
• ¿Existe una demanda explícita de esta política? ¿De dónde proviene?: sectores públi-
cos, sectores privados, organizaciones de la sociedad civil, etc.
• ¿Qué apoyos o resquemores encuentra
• ¿Cuáles son las escalas que abarca la política cultural (nacional, regional, territorial, local,
comunitario)
Este paso es una indagación sobre los actores estratégicos en los que descansa en
proceso de gestión de la política y sobre la demanda existente. Esta última también está
vinculada a las escalas que cubre la gestión de la política cultural.
Los actores estratégicos son aquellas instituciones u organizaciones que asumen el pro-
yecto de política así como la coordinación de su posible gestión. Por ejemplo, si se trata de
una iniciativa que surge fundamentalmente del sector público, una política cultural que
busque integrar al desarrollo sostenible será siempre una política multisectorial.
42 Consultores de UNESCO, Sede Central en París. La propuesta de los autores fue presentada en el taller: Fortalecimiento de capacidades para la cultura en el desarrollo: uso de nuevos instru-mentos de la UNESCO en materia de políticas y programación, 21-24 de septiembre de 2010, UNESCO, Paris
51
Guía Sobre Políticas Culturales e Institucionalidad
Tal podría ser el caso de una política nacional de un país Centroamericano que busque promover el turismo cultural
sostenible, basado en las expresiones culturales patrimoniales o no patrimoniales de los territorios y municipios con
visitación turística significativa43. Si bien quienes proponen el proyecto podrían ser sectores con intereses o res-
ponsabilidades directas en el tema del ejemplo, como podrían ser los Ministerios de Turismo, Economía y Cultura,
sería indispensable integrar a los actores estratégicos del nivel local y territorial en el proceso (gobiernos locales,
autoridades de territorios y comunidades portadoras de conocimiento de expresiones culturales). Asimismo, si hay
una comprensión de que la gestión de capacidades y el desarrollo humano es vital para este tipo de motores de de-
sarrollo, los sectores públicos acabarán invitando al Ministerio de Educación o a los entes o programas educativos
regionales y territoriales correspondientes el sistema educativo (Universidades, instituciones públicas /privadas de
capacitación, etc.), pues es este sistema el que invertirá de manera más sostenida en el proceso de formación de
las capacidades humanas que respondan a un modelo como el señalado.
Por otra parte, hay políticas culturales para las cuales hay una demanda creada, ya sea que esta se manifieste
públicamente (los actores sociales y estratégicos la pidan) o que sea una necesidad sentida que un proceso de
consulta o investigación pueda sacar a la luz. Las demandas por políticas culturales que emergen desde territorios
o municipios que tienen gran riqueza en su diversidad cultural, y que han sido sensibilizados en el valor de esta
riqueza mediante procesos de revitalización cultural de sus expresiones culturales, son experiencias valiosas y
muy rescatables en Centroamérica. Un ejemplo fue el proceso impulsado en las Regiones Autónomas de la Costa
Atlántica de Nicaragua en el Marco del Programa Conjunto de Naciones Unidas y la Ventana Cultura y Desarrollo,
caso que se detalla en la parte final de esta guía.
Otro tipo de demanda de políticas culturales es la que proviene de los procesos globales de mercantilización de
bienes y servicios culturales. En este sentido las políticas para la protección de expresiones culturales propias de la
diversidad cultural de los países son a menudo inducidas por la apropiación indebida de recursos culturales que
son patrimonio de un país o territorio, por dinámicas de mercado que no regulan este ámbito. El caso de la copia
ilegal de las Molas Kuna en Panamá es un buen ejemplo, donde las autoridades y organizaciones del Pueblo
Indígena Kuna elevaron al ente encargado de la protección de los derechos de las expresiones patrimoniales del
país – el Ministerio de Comercio e Industria de Panamá - la necesidad de crear una normativa de protección de la
propiedad de esta expresión, y en general del acervo de las culturas del país. Los kuna también presentaron ante
la Asamblea General de Panamá, una propuesta que sirvió de base para la promulgación de la Ley del Régimen
Especial de Propiedad Intelectual sobre los Derechos Colectivos de los Pueblos Indígenas, para la Pro-
tección y Defensa de su Identidad Cultural y de sus conocimientos Tradicionales y otras Disposiciones44
(Asamblea Legislativa de Panamá 2000), que fue un paso adelante en esta problemática, sin bien no ha represen-
tado una solución completa.
Por último, la escala que pretende abarcar la política también enmarcará a los actores estratégicos y a las distintas
demandas. Mientras que una Política Nacional de Cultura como la que se está formulando actualmente en
Costa Rica (2012), responde a un vacío de instrumentación a nivel nacional en materia de cultura, y tanto la Política
43 La Guía de turismo cultural integrada a la Caja de Herramientas UNESCO en Cultura y Desarrollo es una buena fuente de referencia para entender que el turismo cultural, además de riqueza de expresiones culturales, requiere de condiciones de acceso de los turistas (bienes y servicios básicos) y de procesos de revitalización cultural conjugados para que la sostenibi-lidad sea un principio preponderante. Insumo recomendado.
44 Recuperada en: ww.asamblea.gob.pa/APPS/LEGISPAN/PDF_NORMAS/2000/2000/2000_517_0603.PDF
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Nacional como la Ley General de Cultura que se está intentando proponer, pretenden sub-
sanar este vacío, la complejidad de convocar a los distintos sectores públicos y privados
para la puesta en práctica de la misma será un desafío sin precedentes en el país, que re-
querirá de alianzas novedosas y del desarrollo de capacidades de los actores estratégicos
y de los actores de nivel local. Por su parte, la formulación de una política o una estrategia
de desarrollo cultural en un territorio o municipio marcan el inicio de un proceso participa-
tivo y como tal, su futuro será muy sensible a la inclusión representativa de las autoridades
y los actores sociales y las fuerzas del territorio.
PASO 2. Análisis de la situación actual en materia de políticas y dinámica cultural
del país o territorio.
Este paso abarca varias acciones, algunas más dirigidas a la deliberación para la toma de
decisiones al interior de los sectores y actores estratégicos que impulsan la política, y otras
que podrían ser de carácter un poco más consultivo con la ciudadanía, dependiendo de la
orientación vertical u horizontal y participativa que adopte el proceso.
Exploración inicial:
La exploración inicial se hace generalmente, para reconocer la base de la cual se parte
para proponer el proceso de formulación de la política del país o del territorio. Algunas
acciones importantes a tomar en cuenta en esta exploración son:
• Identificar y analizar lo que ya existe en términos de acción pública, programas y proyec-
tos en el ámbito cultural.
• Un examen general sobre la institucionalidad y legislación sobre cultura existente.
• Un análisis del material disponible a nivel internacional (convenciones y herramientas,
experiencias de otros países, información sobre políticas culturales).
• La reflexión y el análisis sobre la experiencia acumulada y las capacidades técnicas y de
gestión financiera del sector o sectores que proponen la política. Identificar vacíos de
capacidades.
• Las características generales de la diversidad cultural del país, distribución geográfica y
el acervo cultural a nivel nacional.
La experiencia acumulada en la gestión de políticas culturales en un país o en un
territorio es un factor clave de éxito, pues en la práctica es mediante esta experiencia que
se logra dimensionar cual es la función de las políticas en el proceso de puesta en valor de
la diversidad cultural.
No obstante, en términos de la experiencia nacional, la gestión de políticas e inversiones
culturales en los países Centroamericanos es dispersa y discontinua, con vacíos de capa-
cidades para la gestión de políticas culturales que son significativos. Los sectores cultura
por lo general requieren generar una masa crítica orgánica, que les permita trabajar
53
Guía Sobre Políticas Culturales e Institucionalidad
en la integración de otros sectores en un proyecto nacional común de cultura y desarrollo (educación, economía,
turismo, salud, etc.), e incluso en la articulación interna del sector mismo. Por otra parte, un rasgo recurrente en los
países Centroamericanos es que los avances en el ámbito de políticas e institucionalidad cultural han sido altamente
dependientes de la Cooperación Multilateral, lo cual no necesariamente ha dejado suficientes capacidades instala-
das y no ha resuelto el problema de enfrentar a los países con el desafío de plantear proyectos de desarrollo cultural
a la medida de sus problemas y potenciales.
La problemática de las capacidades necesarias para impulsar una Política Nacional de Cultu-
ra, y en general, de tranversalizar la cultura en la políticas públicas, fue objeto de una interesan-
te discusión por parte de varios sectores y actores publico/privados en Costa Rica en enero del 2011 45, cuando el proceso de planificación de la formulación de la política nacional de cultura se encontraba en sus ini-
cios. En esta discusión fue por primera vez realimentado “Plan de Trabajo para la Construcción de una Política
Pública y una Ley de Cultura en Costa Rica” (MCJ 2010), por representantes de varios sectores tales como
salud, educación, justicia, turismo, género, vivienda, cultura, planificación, y organizaciones de la sociedad civil vin-
culadas al turismo rural y comunitario, a la diversidad cultural y al fortalecimiento de los gobiernos locales. Más allá
de los aportes específicos que se le hicieron al Plan, los sectores propusieron aprovechar para la elaboración
de la Política Nacional de Cultura y su posterior Plan de Acción, las capacidades de aquellos sectores
con mayor experiencia en la formulación y gestión de políticas públicas en el país, de tal forma que la Co-
misión formada en el sector cultura se viera reforzada por otros sectores, y estos a su vez se sintieran directamente
involucrados con la naciente política.
Además de ser una solución práctica, esta propuesta refleja una realidad institucional Centroamericana: los países
requieren de estrategias para hacer un aprovechamiento óptimo de sus capacidades y experiencias institucionales,
que trascienda los intereses del sector que es responsable directo por liderar el proceso de creación política cultural,
pero en donde este asuma claramente su papel rector y orientador. De hecho, esta nueva articulación de roles
corresponde precisamente, al desafío de plantearse una política cultural integral – incluyente de la diversi-
dad de las expresiones culturales - y vinculada al desarrollo de un país o de un territorio.
El problema de cómo afrontar los déficits de capacidad institucional para diseñar políticas culturales tiene un pano-
rama diferente desde los territorios, donde puede haber una consciencia diferente sobre la diversidad cultural como
riqueza y patrimonio (pues es parte de la identidad de los actores), pero hay poca capacidad técnica para traducir
esto en una ventaja. Por esto es frecuente que la formulación de políticas desde los territorios requiera del apoyo
profesional y técnico de Universidades Publicas, centros de Investigación u Organismos No Gubernamentales con
raigambre local, aunque su norte y sus objetivos sigan siendo definidos por los actores de los territorios.
Otra exploración clave es la de los recursos legislativos o normativos existentes, a nivel nacional e internacional, para
respaldar el proceso de creación de la política cultural. En términos internacionales, las convenciones e instrumentos
de la UNESCO han sido útiles a los países para plantear necesidades de reforma o creación de leyes y políticas. Por
ejemplo, la Convención Sobre la Protección y Promoción de la Diversidad de las Expresiones Culturales del 2005,
45 Durante el taller “Fortalecimiento de capacidades para el desarrollo de estrategias culturales”, organizado por la Oficina UNESCO, en La Tirimbina, Costa Rica, el 19, 20 y 21 de enero 2011. Para información sobre resultados del taller puede revisarte: UNESCO, AECID (2011) MEMORIA METODOLÓGICA Y DE RESULTADOS DEL TALLER “Fortalecimiento de capa-cidades para el desarrollo de estrategias culturales, San José, Costa Rica, UNESCO, AECID.
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ha sido particularmente útil para orientar a los países a ampliar su visión sobre su propia
diversidad cultural. Y con esto reformular el concepto de cultura que da base a las políti-
cas. Pero se hace necesaria la revisión de la normativa existente en el país para precisar la
utilidad relativa de los instrumentos internacionales.
La revisión de la legislación existente frente a la posibilidad de impulsar una nueva genera-
ción de políticas e institucionalidad cultural, requiere ir más allá del procedimiento técnico
que implica el listado de lo que hay y al dictamen de la situación. Determinar los vacíos
es tan importante como imaginar las necesidades normativas frente a un proce-
so que en sus inicios, tendrá aun muchos elementos y aspectos por definir. Asimismo,
cuando en un territorio multicultural los actores plantean que la autonomía de los pueblos
y la interculturalidad son contenidos fundamentales de la política cultural, la revisión de la
legislación debe contemplar esos contenidos claves que surgen del territorio, identificando
qué antecedentes hay y que desafíos implican esos contenidos en términos de creación
de legislación y directrices.
De lo anterior se desprende que además de una revisión interpretativa de la legislación
existente que permita una visión innovadora, será necesario hacer en la exploración inicial
un análisis general de las características de la diversidad cultural del país y de la
distribución geográfica de esta diversidad. En los países centroamericanos puede
hacerse una regionalización distinta a la regionalización político administrativa ya existente,
a partir de la localización de la diversidad de las expresiones culturales, los modos de vida
y ecosistemas relacionados.
La definición y gestión de las políticas de los gobiernos locales en muchos casos incluye
la consideración de las características culturales, sociales, económicas de las distintas
microrregiones según sus contextos, pero también aspectos comunes, en términos del
acceso a bienes y servicios básicos y el patrimonio cultural y natural, lo cual se cruza con
lógica de ordenamiento territorial como un instrumento que ya está instalado en el muni-
cipio.
Finalmente, el análisis de la situación actual del país o territorio frente a la expectativa de la
formulación de una política cultural incluye también un análisis de coyuntura, que arroje
señales sobre su viabilidad social y política. Dicha viabilidad también puede fortalecerse
relacionando las ventajas y limitaciones del proyecto de política frente a las prioridades de
desarrollo del país o del territorio. En ese sentido, algunas preguntas plantearse serían:
Análisis de fuerzas y análisis de coyuntura
• ¿En qué aspectos de la gestión cultural tiene fortalezas el país o el territorio? ¿En cuáles
hay mayores debilidades pero existe potencial?
• ¿Cuáles son los sectores de actividad cultural? (identificación, situación, potencial).
55
Guía Sobre Políticas Culturales e Institucionalidad
• ¿Qué sectores de actividad cultural o procesos de gestión cultural encuentran una vinculación directa y facilida-
des para encadenarse con inversiones para el desarrollo? (turismo rural y comunitario, emprendimiento, conser-
vación del ambiente, forestaría y silvicultura sostenible, etc.)
• ¿Qué problemas existen? ¿Cuáles son las acciones prioritarias?
• ¿Cuáles son los temas de fondo que deben tratarse?
• ¿Cuáles son las reivindicaciones de los diferentes sectores?
• ¿Qué respuestas se pueden aportar?
• ¿Cuáles son los públicos existentes? ¿Cuáles son los públicos por crear? (Por edad, por grupos sociales, entre
otros).
• Identificación de los aspectos favorables del entorno político (Ej.: sensibilidad de decisores hacia el tema cultural,
posicionamiento de la cultura y disponibilidad de recursos, existencia de organizaciones e instituciones que rei-
vindican la identidad y la diversidad cultural, etc.)
PASO 3. El proceso operativo
La exploración inicial permitirá ir definiendo cómo trabajar en la construcción de aspectos y condiciones operativas
básicas para la formulación de la política tales como:
• La generación de voluntad política para potenciar la política cultural: es clave hacer y ejecutar un plan de
incidencia y comunicación orientado a decisores de política, con argumentos que demuestren la importancia de
la dimensión cultural para el desarrollo. Dichos argumentos pueden adecuarse también para lanzar estrategias de
comunicación a actores públicos y privados cuyo involucramiento será determinante en el proceso.
• La planificación del proceso de formulación: para este momento ya se debe contar con un equipo técnico
básico que dará soporte al proceso y que por tanto se involucrará también en la planificación del mismo. Esta
Incluye fijar los objetivos de mediano y largo plazo del proceso de construcción de la política y determinar las
estrategias principales y áreas de actuación prioritaria para su ejecución. Definir cronograma y los recursos nece-
sarios. Asignar responsabilidades y definir los mecanismos y momentos de evaluación concurrente.
• El involucramiento de los distintos actores y sectores estratégicos directamente involucrados con la
gestión de la política: Lo que implica crear los espacios e instancias de concertación y decisión adecuadas.
• La creación de mecanismos abiertos e incluyentes de consulta y participación: este mecanismo es fun-
damental puesto que además de crear una canal por donde puedan fluir las demandas existentes, se convierte
en la posibilidad de tener una interlocución permanente con el “poder social46” que dará vida a la política.
PASO 4. El diagnóstico que sustenta la política cultural
El diagnóstico es un instrumento que provee información básica necesaria para la formulación de la política pública.
Es a la vez, el respaldo de su argumentación y generalmente brinda insumos para elaborar una propuesta preliminar
de objetivos, lineamientos y principios de la política. Al constituir el diagnostico el análisis de situación del que parte
46 Para refrescar el concepto de “poder social” remitirse a la pág. 22, en la segunda parte de esta guía.
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una política, es también un referente que ayudará a identificar cambios y logros a partir de
la gestión de la política misma, es decir, que también brinda insumos para su monitoreo y
evaluación.
Parte de la legitimidad de las políticas públicas se asienta en el hecho de tener disponibi-
lidad de información sólida, consistente, sistemática y confiable, que permita por ejemplo
realizar diagnósticos para tomar decisiones asertivas y pertinentes. Información no sólo
relacionada con la evolución de arquitectura institucional para la gestión cultural y sus dis-
tintos quehaceres, sino información y conocimiento actualizada, que permita una lectura
actualizada y comprensiva para el fortalecimiento de la diversidad cultural de un país o un
territorio.
En este sentido, los países que cuentan con Sistemas y/o Herramientas de Información
Cultural (SIC) y Conocimiento en marcha tales como Honduras y Costa Rica, cuentan con
un recurso valioso para elaborar diagnósticos y encuestas que profundicen en la situación
de los ámbitos que son objeto de la política y su evolución reciente. Más allá de esto, los
SIC y los sistemas de indicadores asociados, permiten también visibilizar el aporte de la
cultura al producto interno bruto (PIB) mediante estrategias diversas como por ejemplo, el
establecimiento de cuentas satélites cultura47, tal y como se ha impulsado en Costa Rica.
Leyva (2012)48 hace un análisis valioso sobre las potencialidades y limitaciones de los SIC e
instrumentos asociados como mapeos e indicadores, para la gestión de políticas públicas
en el ámbito de la cultura en Centroamérica.
No obstante, una realidad ineludible es la mayoría de los territorios y municipios de Centro-
américa no cuenta con información estadística o cualitativa suficiente sobre la dimensión
cultural en sentido amplio. La mayoría de las veces hay que levantar la información, y para
hacerlo hay instrumentos más simples que un SIC, como por ejemplo, el mapeo de ex-
presiones culturales y de portadores de conocimiento de un municipio o un territorio. Un
mapeo puede constituirse en un excelente primer paso en el proceso de elaborar
un diagnóstico para la formulación de una política cultural y si es participativo con-
tribuirá no sólo a una mayor legitimidad sino probablemente, al desarrollo de competencias
locales y al fortalecimiento organizativo.
Un ejemplo que ilustra lo anterior es la vinculación dada entre el mapeo de expresiones
culturales y la formulación de la propuesta de Política para el Desarrollo Cultural de las
Regiones Autónomas de la Costa Atlántica de Nicaragua. El Gobierno de la Región Au-
tónoma del Atlántico Norte (RAAN) lideró el proceso de formulación de una Propuesta de
Política, en alianza con la ONG local Centro para la Autonomía y Desarrollo de los Pueblos
Indígenas (CADPI) y el apoyo del Programa Conjunto de Naciones Unidas “Revitalización
Cultural y Desarrollo Productivo y Creativo en la Costa Caribe de Nicaragua”. Para la for-
47 Sistemas contables especiales para medir el impacto de la cultura en el PIB.48 Se trata de la Guía sobre el tema de Sistemas de Información Cultural incluida en la Caja de
herramientas UNESCO sobre cultura y desarrollo.
57
Guía Sobre Políticas Culturales e Institucionalidad
mulación de la política fueron fundamenta-
les dos procesos: el inventario y mapeo de
las expresiones y recursos culturales y la
formulación de Planes Estratégicos de de-
sarrollo cultural de los territorios, pueblos y
comunidades étnicas.
En términos del primero, previo a la realiza-
ción del inventario y mapeo de expresiones
culturales, se elaboró un diagnóstico y una
línea base para medir impactos a partir de
algunos indicadores claves que el Progra-
ma Conjunto formuló (Romero 2011). La
metodología de corte cualitativo, se carac-
terizó por ser abierta y flexible, de forma tal
que permitió interacción entre los equipos
de investigación y los informantes cultura-
les. Los equipos de investigación fueron
conformados por investigadores culturales
locales de los distintos pueblos y territorios,
los cuales fueron capacitados en la meto-
dología básica de diagnóstico. Asimismo,
se definieron una serie de categorías para
identificar los recursos culturales tal y como
se señala en el recuadro de al lado. Una
vez realizado el diagnóstico, se con-
sensuó junto con los investigadores
culturales la metodología del mapeo.
Ya identificada y visibilizada la riqueza de la
diversidad cultural de las regiones median-
te el mapeo, la elaboración posterior de los
Planes Estratégicos de Desarrollo Cultural
por pueblo o por territorio se facilitó por-
que tuvo como base referentes concretos
y contenidos culturales locales. A su vez,
la formulación de la política ya contaba con
consensos previos y con un proceso de ac-
tivación de la energía local.
A diferencia de la experiencia anterior, el
diagnóstico de nivel nacional tiene otras im-
RECUADRO 6
La metodología de diagnóstico y línea base realizado en las Regiones Autónomas de la Costa Atlántica de Nicaragua, impli-có la creación de 6 equipos locales de investigadores culturales, avalados por las respectivas autoridades de pueblos y territorios.
Equipo Mískitu.
Equipo Sumu-Mayangna.
Equipo Ulwa.
Equipo Rama.
Equipo Creole.
Equipo Garífuna.
Asimismo, se definieron categorías para identificar los recursos y expresiones culturales, que después en el procesamiento de la información se desagregaron en subcategorías y estas, en tipos, subtipos y especialidades.
Actores culturales individuales.
Actores culturales colectivos.
Recursos culturales tangibles.
Recursos culturales intangibles.
Infraestructura cultural.
Empresas culturales.
Para levantar la información se visitaron comunidades y territo-rios, se completaron fichas de información, entrevistas, grupos focales, talleres, historias de vida y se hizo la georeferenciación de recursos culturales. La información se sistematizó utilizando el Programa SPSS.
La información de este diagnóstico y línea base permitió no solo tener una información necesaria para hacer el Mapeo e Inventario de Expresiones culturales, sino que permitió la conformación e equipos locales, dejando capacidades instaladas y legitimando todo el proceso de investigación como un proceso de partici-pación local. En los aprendizajes de la experiencia se citó que las capacidades técnicas no siempre fueron óptimas pese a que lso investigadores locales lograron ventaja en la interlocución. De esto se desprende la necesidad de dar mayor importancia a la selección de los investigadores, a su capacitación, al acompa-ñamiento y filtro de la información recopilada. Más información sobre el proceso metodología y aprendizajes se encuentra en (Romero 2011; UNESCO, FODM 2011)
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plicaciones y complejidad. Por ejemplo, el Ministerio de Cultura y Juventud de Costa Rica
realizó un diagnóstico que ha dado insumos al proceso de formulación de la Política Na-
cional de Cultura y a un Proyecto de Ley de Cultura que se está elaborando paralelamente
(MCJ 2011). Una parte significativa del diagnóstico se centra en la descripción y análisis de
la capacidad de gestión cultural de las instituciones del sector cultura – y de otros
sectores de la institucionalidad pública - sus necesidades de cambio y de actuación pro-
gramática, las limitaciones que enfrenta ante un marco de legislación sobre cultura que
aunque es abundante, es también disperso y por momentos desactualizado y contradic-
torio, frente a los actuales retos del país y a la evolución del concepto de diversidad cultu-
ral a nivel internacional. De tal forma que la adopción del enfoque de democracia cultural y
derechos culturales encuentra limitaciones, si bien el diagnóstico también señala la emer-
gencia de nuevos potenciales, tales como el crecimiento de sectores “independientes”49;
el paulatino desarrollo y diversificación incipiente de bienes y servicios culturales; la cons-
ciencia y voluntad explicitas de hacer una reforma institucional (incluyendo un marco nor-
mativo que pueda articular de manera más clara a los gobiernos locales en la gestión de la
cultura); la existencia de demandas y perspectivas de múltiples sectores.
Así, los principales mensajes del diagnóstico giran en torno al tema institucional, mientras
que la lectura sobre las características actuales de la diversidad cultural en el país, se circuns-
cribe a señalar que dicha lectura requeriría de condiciones aún inexistentes en el país. Explí-
citamente se señala que no hay una intervención o abordaje territorial de la gestión
cultural ni del patrimonio que permita esto, siendo que la oferta sigue siendo centraliza-
da. Se afirma que por una parte hay una “ausencia de una visión de desarrollo cultural a
escala local y regional” lo cual es un “es un aspecto indisociable de una gestión que reco-
nozca y afirme la diversidad cultural”. Y por otra parte “la plataforma operativa del Sector
Cultura sufre hondas limitaciones para conocer a las poblaciones que le confieren
estatuto de realidad a la diversidad cultural existente en el territorio nacional” (MCJ 2011:88).
Esta última afirmación resulta de gran importancia puesto que estaría justificando la
necesidad de una nueva generación de políticas culturales (capaz de sopor-
tar la implementación de un enfoque de derechos culturales) que parece ir perfilando50
un modelo particular con una serie de pilares o elementos claves: la creación de una Política
Nacional de Cultura que reordene, integre y reforme las políticas más específicas, la apro-
bación de una Ley Nacional de Cultura, la institución de un Sistema Nacional de Cultura, e
inclusive la creación de un Plan Sectorial de Gestión de la Diversidad Cultural que integre la
participación activa de las comunidades y agendas multisectoriales de gestión cultural.
49 Gremios y núcleos artísticos, oferentes de bienes y servicios culturales particulares, etc.50 Este encadenamiento o modelo de nueva generación de políticas aquí descrito se desprende de
la revisión del Plan de Trabajo para la Construcción de una Política Pública y una Ley de Cultura en Costa Rica (MCJ 2010), del Diagnóstico de la situación de la Cultura en Costa Rica (MCJ 2011) y de presentaciones y observaciones hechas durante los talleres de consulta con distin-tos sectores del país para la formulación de la Política Nacional de Cultura y del Proyecto de Ley de cultura, cuyas minutas pueden encontrarse en el Blog http://politica.cultura.cr/politica-nacional-de-cultura/
RECUADRO 7: PLAN NACIONAL DE DESARROLLO CULTURAL A LARGO PLAZO DE GUATE-
MALA
PROPOSITOS
-Lograr una participación ciudadana amplia, pertinente, eficaz, responsable y creativa.
-Reconocer la riqueza de la diversidad cultural como recurso para el desarrollo humano
sostenible.
-Incidir en las Políticas Públicas desde la dimensión cultural local.
OBJETIVO GENERAL
Contar con directrices nacionales para el diseño y puesta en marcha de acciones que
incorporen y que subrayen la importancia de la dimensión cultural al desarrollo.
OBJETIVOS ESPECÍFICOS
-Proponer un escenario ideal en base a esferas de acción definidas como ámbitos, indi-
viduando actores clave por cada ámbito.
-Establecer objetivos ideales de cada ámbito.
-Establecer metas a corto, mediano y largo plazo para el Ministerio de Cultura y Depor-
tes, en el marco de las líneas de acción propuestas.
-Proponer un procedimiento de socialización del Plan.
(Ministerio de Cultura y Deportes de Guatemala 2007: 29)
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Guía Sobre Políticas Culturales e Institucionalidad
plicaciones y complejidad. Por ejemplo, el Ministerio de Cultura y Juventud de Costa Rica
realizó un diagnóstico que ha dado insumos al proceso de formulación de la Política Na-
cional de Cultura y a un Proyecto de Ley de Cultura que se está elaborando paralelamente
(MCJ 2011). Una parte significativa del diagnóstico se centra en la descripción y análisis de
la capacidad de gestión cultural de las instituciones del sector cultura – y de otros
sectores de la institucionalidad pública - sus necesidades de cambio y de actuación pro-
gramática, las limitaciones que enfrenta ante un marco de legislación sobre cultura que
aunque es abundante, es también disperso y por momentos desactualizado y contradic-
torio, frente a los actuales retos del país y a la evolución del concepto de diversidad cultu-
ral a nivel internacional. De tal forma que la adopción del enfoque de democracia cultural y
derechos culturales encuentra limitaciones, si bien el diagnóstico también señala la emer-
gencia de nuevos potenciales, tales como el crecimiento de sectores “independientes”49;
el paulatino desarrollo y diversificación incipiente de bienes y servicios culturales; la cons-
ciencia y voluntad explicitas de hacer una reforma institucional (incluyendo un marco nor-
mativo que pueda articular de manera más clara a los gobiernos locales en la gestión de la
cultura); la existencia de demandas y perspectivas de múltiples sectores.
Así, los principales mensajes del diagnóstico giran en torno al tema institucional, mientras
que la lectura sobre las características actuales de la diversidad cultural en el país, se circuns-
cribe a señalar que dicha lectura requeriría de condiciones aún inexistentes en el país. Explí-
citamente se señala que no hay una intervención o abordaje territorial de la gestión
cultural ni del patrimonio que permita esto, siendo que la oferta sigue siendo centraliza-
da. Se afirma que por una parte hay una “ausencia de una visión de desarrollo cultural a
escala local y regional” lo cual es un “es un aspecto indisociable de una gestión que reco-
nozca y afirme la diversidad cultural”. Y por otra parte “la plataforma operativa del Sector
Cultura sufre hondas limitaciones para conocer a las poblaciones que le confieren
estatuto de realidad a la diversidad cultural existente en el territorio nacional” (MCJ 2011:88).
Esta última afirmación resulta de gran importancia puesto que estaría justificando la
necesidad de una nueva generación de políticas culturales (capaz de sopor-
tar la implementación de un enfoque de derechos culturales) que parece ir perfilando50
un modelo particular con una serie de pilares o elementos claves: la creación de una Política
Nacional de Cultura que reordene, integre y reforme las políticas más específicas, la apro-
bación de una Ley Nacional de Cultura, la institución de un Sistema Nacional de Cultura, e
inclusive la creación de un Plan Sectorial de Gestión de la Diversidad Cultural que integre la
participación activa de las comunidades y agendas multisectoriales de gestión cultural.
49 Gremios y núcleos artísticos, oferentes de bienes y servicios culturales particulares, etc.50 Este encadenamiento o modelo de nueva generación de políticas aquí descrito se desprende de
la revisión del Plan de Trabajo para la Construcción de una Política Pública y una Ley de Cultura en Costa Rica (MCJ 2010), del Diagnóstico de la situación de la Cultura en Costa Rica (MCJ 2011) y de presentaciones y observaciones hechas durante los talleres de consulta con distin-tos sectores del país para la formulación de la Política Nacional de Cultura y del Proyecto de Ley de cultura, cuyas minutas pueden encontrarse en el Blog http://politica.cultura.cr/politica-nacional-de-cultura/
RECUADRO 7: PLAN NACIONAL DE DESARROLLO CULTURAL A LARGO PLAZO DE GUATE-
MALA
PROPOSITOS
-Lograr una participación ciudadana amplia, pertinente, eficaz, responsable y creativa.
-Reconocer la riqueza de la diversidad cultural como recurso para el desarrollo humano
sostenible.
-Incidir en las Políticas Públicas desde la dimensión cultural local.
OBJETIVO GENERAL
Contar con directrices nacionales para el diseño y puesta en marcha de acciones que
incorporen y que subrayen la importancia de la dimensión cultural al desarrollo.
OBJETIVOS ESPECÍFICOS
-Proponer un escenario ideal en base a esferas de acción definidas como ámbitos, indi-
viduando actores clave por cada ámbito.
-Establecer objetivos ideales de cada ámbito.
-Establecer metas a corto, mediano y largo plazo para el Ministerio de Cultura y Depor-
tes, en el marco de las líneas de acción propuestas.
-Proponer un procedimiento de socialización del Plan.
(Ministerio de Cultura y Deportes de Guatemala 2007: 29)
El diagnóstico por tanto arroja que se requiere un cambio en el imaginario, un cambio profundo en las instituciones
y en la gestión cultural para adoptar un enfoque de democracia y derechos culturales. Pero carece de la lectura
fina y a la vez profunda de los contenidos culturales propios que componen la diversidad cultural del país,
que podrían emerger del acercamiento a las fuentes de las expresiones culturales y patrimoniales. Y que pueden
en muchos casos requerir de procesos de revitalización cultural para expresarse más definidamente, porque están
latentes en el ámbito de lo inmaterial. Y entendiendo también que para trabajar políticas sobre la diversidad cultural,
hay que trabajar la cultura política en la que esta diversidad cultural está inmersa.
Así, hay diferencias importantes que derivan tanto de la escala del diagnóstico como de las características más o
menos participativas de su metodología. Mientras que un diagnóstico a nivel nacional debe resolver metodológi-
camente como captar las particularidades del país como sistema, cruzando por ejemplo, una lectura actualizada y
amplia de la diversidad cultural, las regionalizaciones político administrativas del país y la institucionalidad existente,
el diagnóstico para una formular la política de desarrollo cultural de un territorio podrá profundizar en la diversidad de
las expresiones culturales del territorio, los modos de vida, las territorialidades y la institucionalidad existente. Esto
quiere decir que la escala territorial también tiene su propia complejidad, que deriva de la naturaleza cultural misma
del territorio y sus expresiones culturales, su institucionalidad, modos de vida y relaciones interculturales.
Algunos de los aspectos sugeridos para la tarea de estructurar el diagnóstico podrían ser:
• Evolución y estado de la institucionalidad y de las políticas culturales (capacidad de gestión del sector cultura; ám-
bitos y servicios; capacidad de gestión cultural de otros sectores, nivel de conformación de un sistema cultural).
• Nivel de articulación de la gestión de la institucionalidad cultural con el modelo de desarrollo (nacional, local).
• Marco normativo y legislativo existente para la gestión cultural. Principales limitaciones y/vacíos.
• Situación y características de la diversidad cultural. Protección y Promoción de las expresiones culturales patri-
moniales y no patrimoniales.
• Áreas de dominantes de inversión cultural, áreas con potencial de inversión y áreas deficitarias.
• Impacto de la gestión cultural en la sociedad, los diversos públicos y territorios.
• Oferta y demanda de bienes y servicios culturales.
• Contribución actual y potencial al desarrollo, la convivencia, cohesión social, cultura de Paz, entre otros.
PASO 5. CONSTRUCCION, VALIDACION Y APROBACIÓN DEL DOCUMENTO DE POLÍTICA
El documento de política reúne sus enunciados básicos. La forma como un documento de política está estructura-
do variará de acuerdo a su alcance, objeto, tipo de metodología (participativa o directiva), y las particularidades del
contexto. Pero generalmente contiene:51
51 Estos contenidos o aspectos fueron extraídos de la revisión de varios documentos de política en la Región centroamericana: de nivel regional centroamericano, se revisó el documento de Política Cultural de Integración Centroamericana (SICA; CECC-SICA 2011) Y del Documento de la Estrategia Centroamericana de Desarrollo Rural territorial 2010-2030 (CAC, ECADERT, SICA 2012); en el nivel nacional, el documento Lineamientos de Políticas Culturales y Deportivas Nacionales (Ministerio de
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MARCO DE REFERENCIA
Una sustentación introductoria con información consistente y estratégica sobre la im-
portancia actual y futura de la Política.
Una argumentación conceptual sólida del enfoque o enfoques que la respaldan;
Antecedentes: esfuerzos institucionales que logran la creación de la política, momentos
históricos clave de la sociedad que se relacionan, hitos.
Marco Normativo nacional e internacional que da sustento a la política
PROPUESTA DE LA POLITICA
Objetivos de la Política,
Principios y lineamientos estratégicos,
Ejes transversales
Componentes principales
MODELO DE GESTIÓN Y ORGANIZACIÓN PARA LA IMPLEMENTACIÓN
Estrategias de Implementación: responde a cómo se plantea abordar la dimensión cul-
tural.
Organización para la implementación de la política: resume los aspectos operativos
principales.
Pasos para la implementación
Recursos técnicos y financieros necesarios
Resulta del todo necesario y conveniente que el documento sea validado por los actores
estratégicos publico/privados y representantes de los distintos sectores y ciudadanía que
la política involucra. Sobre todo si estos participaron en consultas para el proceso de for-
mulación.
Una vez validado, el documento de política deberá ser sometido a aprobación por la au-
toridad o autoridades correspondientes, dependiendo de si corresponde al nivel nacional,
regional o local, ya sea mediante decreto u otro mecanismo. El documento de política
también puede ser sometido a enmiendas, cuando se considera que algún aspecto de
importancia clave no ha sido tomado en cuenta o desarrollado de manera suficiente.
PASO 6. SOBRE EL PLAN DE ACCIÓN DE LA POLÍTICAS CULTURALES Y SU DI-
FERENCIA CON LOS PLANES NACIONALES DE CULTURA
La ejecución de las políticas públicas requiere de la elaboración de planes de acción que
son vitales, porque es en estos planes donde se “amarran” las responsabilidades y roles
Cultura y Deportes de Guatemala 2000) y el documento La Cultura Motor del Desarrollo: Plan Nacional de Desarrollo Cultural a Largo Plazo (Ministerio de Cultura y Deportes de Guatemala 2007). Finalmente en el nivel territorial: Documento Propuesta de Política de Desarrollo Cultural de la RAAN, Costa Atlántica de Nicaragua (CRAAN; CADPI 2011).
61
Guía Sobre Políticas Culturales e Institucionalidad
de los distintos actores que van a participar en su implementación. Esto incluye recursos técnicos y financieros, ya
que el Plan supone las instituciones públicas de distintos sectores, gobiernos locales y otras instituciones y organi-
zaciones privadas y públicas involucradas en la Política, incluyan y presupuesten en sus propios planes y agendas
de trabajo anuales (por el periodo que el Plan lo estipule), las tareas a realizar por dichos actores para el buen curso
de su implementación.
En el caso de Costa Rica, fue el mismo el Plan Nacional de Desarrollo 2011-2014 “María Teresa Obregón Zamora” el
que estableció que además de formular la Política Nacional de Cultura, se debía elaborar un Plan de Acción Decenal
para su ejecución (MIDEPLAN 2010; MCJ 2011:14).
No obstante, como se señaló anteriormente en el apartado sobre el diagnóstico, un Plan de Acción para la imple-
mentación de una Política Nacional de Cultura no siempre se asienta en la plataforma descentralizada de participa-
ción y gestión de los diversos actores públicos y privados que sus mismos principios y objetivos sugieren, porque,
como señala el caso de Costa Rica, la tradición centralista y sectorial no ha favorecido las condiciones para que
esto se dé. Partiendo de esta ausencia, en el mejor de los casos, el Plan de Acción a elaborar debería contemplar
acciones para promover e invertir en el ámbito local y territorial, de forma tal que pueda desencadenarse un proceso
de desarrollo de capacidades que cambie esta situación, y que integre a la dimensión cultural con las necesidades
y objetivos de desarrollo sostenible de los distintos niveles.
En otros países de Centroamérica que no han tenido un énfasis tan centralista en el desarrollo de la institucionalidad
pública tales como Honduras y Guatemala, también se encuentran vacíos en términos de la existencia de platafor-
mas de gestión cultural desde lo local/territorial para la efectiva ejecución de políticas culturales. Y a lo anterior se
une la realidad histórica y el proyecto político que hace a un país o a una sociedad, optar por distintos modelos
de políticas culturales.
Por ejemplo, hay países donde en lugar de optar por crear una Política Nacional de Cultura de carácter inte-
gral y un plan de acción para ejecutarla, optan por crear un Plan Nacional de Cultura (con visión de al menos
10 años plazo), tratando de vincular dicho Plan a un proceso de construcción de mecanismos de participación,
formación de capacidades y consulta ciudadana desde lo local, e impulsando la creación de una Ley Nacional
de Cultura que le de respaldo normativo. Esta relación de aspectos parece estarse promoviendo en Honduras,
país donde se articulan complejamente aspectos políticos e institucionales atravesados por un conflicto que sa-
cudió profundamente a esta sociedad: el Golpe de Estado ocurrido en junio del 2009. De hecho, el truncado pro-
yecto de creación de la política Nacional de Cultura durante la administración José Manuel Zelaya (2006-2009)52
y el actual proceso de impulso a la creación de la Ley de Cultura con la Administración de Porfirio Lobo, sólo puede
comprenderse con la lectura simultánea y entretejida de los acontecimientos ocurridos antes y después del Golpe
de Estado (Barrantes 2010)53.
Durante el gobierno de Zelaya, el proyecto de Política Nacional de Cultura fue pensado desde la rectoría misma de
la Secretaria de Cultura, Artes y Deportes (SCAD) y su vínculo orgánico con el Instituto Hondureño de Antropología e
52 Entrevista a Celia Barrantes, diciembre del 2011, Monitora Técnica de la oficina UNESCO para el Programa Conjunto, Hon-duras.
53 La posición particular de actores que impulsaron el proyecto de política Nacional de Cultura durante el gobierno de Zelaya puede revisarse en: No nos olvidamos de Honduras, Blog, http://nonosolvidamosdehonduras.blogspot.com/2011/01/el-golpe-de-estado-del-2862009-el.html Recuperado el 13.02.2012.
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Historia (IHAH), aspirando a un carácter programático, integral y en el marco de un proceso
de descentralización que el mismo Estado - a partir de lineamientos internacionales – había
iniciado en otros sectores desde finales de los 1980. En este marco, el Programa Conjunto
del Sistema de Naciones Unidas Creatividad e Identidad Cultural para el Desarrollo Local
(2009-2012) ejecutado en Honduras, apoyó a la SCAD en un proceso de delimitación de
ocho regiones de interés, y se crean los Consejos Regionales y Locales de Cultura como
la institucionalidad de carácter territorial que habría de ser la principal interlocutora y cata-
lizadora de la Política Nacional de Cultura. Con el Golpe de Estado, tanto la SCAD como
el IHAH son intervenidos y se inicia un proceso de reorientación de las políticas con el
concurso de la Secretaria de Planificación SEPLAN. La función histórica principal de dicha
Secretaria es alinear a todas las dependencias del Estado en el nuevo Plan-País. El nuevo
gobierno impulsa la creación de una Ley Nacional de Cultura. En mayo del 2012, lo que se
reporta es la existencia de una Propuesta Ley54, donde se puede observar el papel que ten-
drían tanto los consejos regionales como los consejos locales de cultura en este contexto.
Lo que propone la propuesta de Ley es que desde esta base territorial de los consejos, se
constituya un Consejo Nacional de Cultura, el cual interactúa en varios momentos con
los consejos sectoriales de cultura (cinematografía, libro, patrimonio, entre otros).
Lo anterior podría hacer que eventualmente, exista mayor viabilidad social y política en
el país para la ejecución de un Plan Nacional de Fomento Cultura del cual ya se ha
formulado y publicado una propuesta en el Marco del Programa Conjunto antes señala-
do (Programa Conjunto Creatividad e Identidad Cultural para el Desarrollo Local; FODM
2012). La lógica que emana detrás de un Plan de esta naturaleza, es que parta primero
de la consulta a los municipios para de ahí generar propuestas regionales que lleguen
posteriormente al nivel nacional55. No obstante, el Plan Publicado tiene 4 fuentes: La Ley
Plan de Nación y Visión de País 2010-2038, Horizonte de Planificación para 7 Períodos de
Gobierno”; la Propuesta de ley General y Fomento a la Cultura; Las Estrategias Regionales
y las Agendas Culturales de los Municipios. De manera que uno de los desafíos que seguro
ha de enfrentar el país es la coincidencia y congruencia entre las líneas estratégicas del
plan nacional con las áreas de políticas que evidencian en las agendas municipales y las
estrategias regionales.
Tomando en cuenta como antecedente, que desde el 2008 se realizaron múltiples es-
fuerzos e inversiones para crear primero los consejos regionales de cultura y después los
consejos locales, así como agendas municipales de cultura, y que se han formulado en
seguimiento estrategias regionales y agendas de cultura municipales, habría ya ciertas
54 Gobierno de la República de Honduras. Proyecto “Ley General y de Fomento a la Cultura y del Sistema Nacional de Cultura”, borrador 3. Diciembre del 2011 recuperado en: http://www.scad.gob.hn/index.php?option=com_content&task=view&id=311&Itemid=106 el 25.05.2012
55 Una propuesta como esta fue sugerida en el 2010 en una misión técnica de cooperación entre el Ministerio de Cultura de Colombia y La contraparte correspondiente en Honduras, Ministerio de Cultura de Colombia (2010) Informe de Misión de Asistencia Técnica sobre Políticas Cultura-les, Bogotá Colombia y Tegucigalpa, Honduras, Documento de trabajo no publicado elaborado por el Consultor John Vergel.
63
Guía Sobre Políticas Culturales e Institucionalidad
condiciones para impulsar y fortalecer un proceso de “abajo a arriba”. Sin embargo, los problemas de estabilidad
política y de vulnerabilidad institucional del país, además de las recientes crisis de violencia e inestabilidad, hacen
pensar que cualquier modelo de políticas culturales y desarrollo que se plantee requiera como condición básica, el
logro de la estabilidad política y democrática del país.
Otro ejemplo de Plan Nacional de Desarrollo Cultural fue el
elaborado en el 2005 en Guatemala, el cual esta condensa-
do en el documento “La Cultura Motor del Desarrollo: Plan
Nacional de Desarrollo Cultural a Largo Plazo (Ministerio de
Cultura y Deportes de Guatemala 2007). El Plan obedece a
los lineamientos Políticas Culturales y Deportivas (Ministerio
de Cultura y Deportes de Guatemala 2000) y particularmente
al lineamiento rector: Cultura de Paz y Desarrollo Humano
Sostenible, el cual evidentemente responde al nuevo hori-
zonte abierto en el país con la firma de los Acuerdos de Paz,
y a su impacto en la agenda del sector cultura.
La consulta realizada a los actores para elaborar los linea-
mientos de políticas culturales durante el Congreso Nacional
sobre Lineamientos de Políticas Culturales en abril de 2000,
fue un antecedente importante como ejercicio de convoca-
toria de una parte de la enorme diversidad cultural de Gua-
temala que contó con 600 representantes56. No obstante,
el marco de políticas culturales en Guatemala no adquiere
sectorialmente la consistencia de un modelo, y más allá de
los consensos logrados entre los actores y las demandas
que incorpora, no parece haber una articulación orgánica
entre las partes, ni una base de legislación de nivel nacional
adecuada y actualizada en términos los planteamientos he-
chos en el Plan. En este sentido, más allá de las limitaciones
señaladas, el Plan busca colocar el tema cultural en los
distintos sectores. Es rescatable también la importancia
que los documentos señalados otorgan a la participación de
la sociedad civil, al carácter estratégico del ámbito local/terri-
torial en la definición de los lineamientos de políticas cultura-
les y al papel de la Cultura como motor de desarrollo lo cual
56 En este sentido, señala el Documento de lineamientos de Políticas Culturales y Deportivas: “Asistieron más de 600 personas provenientes de todas las regiones del país y de los pueblos y comunidades que conforman la nación. Mayas, ladinos, garí-funas y xinkas; mujeres y hombres que trabajan en el sector cultural y deportivo, artistas, artesanos, promotores culturales, maestros, investigadores, empresarios y comerciantes; todos expresaron sus inquietudes, analizaron problemas y propusie-ron soluciones y lineamientos de políticas culturales y deportivas. Este Congreso también propició un espacio intercultural compartido por los diferentes grupos que conforman la nación una y diversa. Luego de un intercambio intenso y enriquece-dor, se sentaron las bases de la nueva nación a la que aspiramos” (Ministerio de Cultura y Deportes de Guatemala 2000:2).
RECUADRO 7
Plan Nacional de Desarrollo Cultural a largo
plazo de Guatemala
PROPOSITOS
- Lograr una participación ciudadana amplia, per-tinente, eficaz, responsable y creativa.
- Reconocer la riqueza de la diversidad cultural como recurso para el desarrollo humano soste-nible.
- Incidir en las Políticas Públicas desde la dimen-sión cultural local.
OBJETIVO GENERAL
Contar con directrices nacionales para el diseño y puesta en marcha de acciones que incorporen y que subrayen la importancia de la dimensión cul-tural al desarrollo.
OBJETIVOS ESPECÍFICOS
- Proponer un escenario ideal en base a esferas de acción definidas como ámbitos, individuan-do actores clave por cada ámbito.
- Establecer objetivos ideales de cada ámbito.
- Establecer metas a corto, mediano y largo pla-zo para el Ministerio de Cultura y Deportes, en el marco de las líneas de acción propuestas.
- Proponer un procedimiento de socialización del Plan.
(Ministerio de Cultura y Deportes de Guatemala
2007: 29)
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está respaldado por una normativa importante como lo es la legislación que fortalece los
mecanismos de participación local, entre estas: la Ley de Consejos de Desarrollo Urbano
y Rural, el Código Municipal y la Ley General de Descentralización asumida como política
nacional en el 2005.
Finalmente, una experiencia fuera del ámbito Centroamericano que sin embargo puede
resultar útil revisar, es la metodología y pilotaje del proceso de formulación del Plan de
Nación para la Cultura de Colombia (Consulta Ciudadana, Consejo Nacional de Cultura,
Ministerio de Cultura de Colombia, 2001) como un proceso que se inscribe también en
un modelo y en un proyecto de cambio y fortalecimiento cultural propio, que tiene mucho
que ver con la integración social, la inversión en condiciones para la cultura de paz y la
democracia.
Habiendo ya recorrido temas que resultan claves para la formulación y el diseño de políti-
cas, es preciso entrar ahora en temas y relaciones fundamentales que hacen a la ejecución
de políticas, donde tendrán continuidad algunos aspectos ya tratados.
La Ejecución de las Políticas Culturales
Ya en el apartado anterior hemos incursionado en el importante vínculo entre la gestión de
políticas culturales y las capacidades institucionales. En este apartado ponemos de mani-
fiesto la importancia de explorar y definir las competencias de cada nivel de la instituciona-
lidad de los países en la gestión de políticas culturales, sus potencialidades de innovación
y las interrelaciones entre los niveles, lo cual evoca el funcionamiento del principio de sub-
sidiariedad. Dicho principio puede adquirir características propias o distintas según el con-
texto. Pero quizá lo más importante de enfatizar aquí es que la ejecución de las políticas
culturales de nueva generación que se integran al desarrollo sostenible no puede
quedarse solamente en un nivel, como por ejemplo, en los lineamientos y quehacer de
la institución sectorial nacional rectora de cultura. Sino que requiere del conjunto de ac-
ciones articuladas entre el nivel nacional (sectorial y multisectorial), de niveles intermedios
de institucionalidad publico/privada (cámaras, gremios, programas públicos relacionados
con la cultura y el desarrollo, etc.), y del nivel local y territorial. En algunas experiencias,
el nivel supranacional de sistemas de integración regional o de organismos multilaterales
de cooperación también tiene un impacto importante. Asimismo, hay distintos niveles de
desarrollo, peso y composición del nivel intermedio según sea el país.
El trabajo en el ámbito cultural en cada nivel y la perspectiva o principio de subsidiariedad
pueden relacionarse hoy en día con lo que varios países latinoamericanos como Colombia
y Ecuador han definido como Sistemas Nacionales de Cultura. Estos se amparan por
lo general en el mandato de las Leyes Nacionales de Cultura. Este mecanismo se está
impulsando actualmente mediante procesos influenciados o con inclinación a promover
nueva generación de políticas culturales en Honduras y Costa Rica. Veamos entonces
algunos aspectos de importancia relacionados con los temas mencionados.
65
Guía Sobre Políticas Culturales e Institucionalidad
¿QUÉ ASPECTOS SON CLAVES DE CONSIDERAR PARA LA EJECUCION DE LAS POLÍTICAS CULTURALES TENGA
ASIDERO EN LOS DISTINTOS NIVELES?
Una primera observación es que una política cultural que busque integrarse al desarrollo sostenible tiene como una
de sus prioridades en su ejecución, vincularse con la fuente de generación de las expresiones culturales y patrimo-
niales que moldean la diversidad cultural de un país: el nivel de los territorios y el contexto de la territorialidad,
ya se trate de contextos rurales o urbanos.
Es precisamente en el contexto de la territorialidad, es decir, en la expresión particular del modo de vida y una
identidad cultural de los pueblos y comunidades en interacción con el medio natural de un territorio geográfico,
donde tiene lugar el surgimiento, la innovación, la revitalización y la transformación patrimonial de las expresiones
culturales. Y son estas expresiones y sus contenidos culturales las que - mediante un proceso de transformación
que tiene éticamente como protagonistas a sus portadores culturales – se pueden convertir en bienes y servicios
culturales de muy distinta índole. Claramente este vínculo con el desarrollo no es el único, puesto que la cultura cum-
ple funciones de integración y cohesión social indispensables también para el desarrollo mismo. Y en este sentido,
es en el nivel territorial donde se evidencian más nítidamente las múltiples vinculaciones entre cultura y desarrollo,
siendo la cultura la vía privilegiada para resolver problemas básicos de acceso y aprovechamiento de bienes y ser-
vicios básicos (salud, educación, infraestructura, etc.).
En este sentido, un factor clave para que las políticas culturales encuentren su vínculo con el territorio, es la valori-
zación de la diversidad cultural propia, como parte de una identidad que se puede revitalizar con múlti-
ples beneficios económicos, sociales y organizativos, pero también con responsabilidades. Al ser la dimensión cul-
tural una dimensión que no siempre está presente en la consciencia inmediata de las personas y las comunidades
y al mismo tiempo, y tomando en cuenta que una parte importante de la diversidad cultural de los territorios es de
carácter inmaterial, los procesos de revitalización cultural
se convierten en la oportunidad de trabajar el ámbito de
la cultura desde sus fuentes comunitarias y mediante el
diálogo intercultural. Resulta entonces a todas luces in-
dispensable entender la importancia de la gestión cultu-
ral desde los territorios con la participación democrática
sus actores, organizaciones, instituciones y autoridades,
como el nivel estratégico donde se asienta la base de re-
cursos culturales que configuran la oferta y la demanda
endógena de las políticas culturales y su integración al
desarrollo.
El Municipio y los Gobiernos Locales constituyen otro nivel de suma importancia para la ejecución de políticas culturales in-
tegradas al desarrollo sostenible. Porque más allá del nivel efectivo de descentralización lograda en un país y de las disparidades
en capacidad de gestión en distintos ámbitos alcanzada por los municipios de los países Centroamericanos, los ciudadanos y
las comunidades por lo general ven a los gobiernos locales como la instancia donde se deben resolver problemas y nece-
sidades básicas57. Esto es así porque priva el carácter práctico del sentido común, aun y cuando la mayoría de las
57 Cuando las comunidades experimentan conflictos con los gobiernos locales, la percepción de cercanía puede afectarse. Pero la sensación de afectación por conflicto también demuestra de otro modo, la percepción de cercanía.
Un factor clave para que las políticas culturales encuentren su vínculo con el territorio, es la valorización de la diver-sidad cultural propia, como parte de una identidad que se puede revitalizar con múltiples beneficios.
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personas desconozca cómo funciona el gobierno local, cuáles son sus órganos y cuál
es el régimen legal que los cobija58. Los gobiernos locales prevalecen por tanto como la
autoridad más cercana, si bien existen territorios que por su naturaleza cultural tienen auto-
ridades vinculadas a su propio pueblo o comunidad étnica y gozan de régimen especial59.
Esta percepción de cercanía entre gobiernos locales y ciudadanía también puede exten-
derse a la oferta de servicios culturales, ya sea de manera limitada mediante una agenda
de actividades artísticas de entretenimiento y apoyos dispersos, o bien de manera más
amplia y programática. Siendo que el gobierno local potencialmente puede manejar infor-
mación más detallada sobre la diversidad de las expresiones culturales y de las personas
portadoras de conocimiento, sobre todo si ha apoyado procesos de revitalización cultural
en comunidades de los municipios. No obstante, esto dependerá del posicionamiento
mismo de la cultura en la agenda del gobierno local, y de la visión alcanzada sobre
el potencial de la relación entre cultura y desarrollo local. Sobre todo, dadas las caracterís-
ticas de autonomía que los Regímenes Municipales otorgan a los gobiernos locales, y en
virtud del cual con frecuencia el tema cultura es dejado a la merced de la voluntad política
de los alcaldes. En este sentido, la capacitación y sensibilización de Alcaldes y otras auto-
ridades de los gobiernos locales en torno a la importancia de la cultura para el desarrollo
local y de cultura como derecho humano, se convierte en un blanco de incidencia para el
posicionamiento de la cultura en las agendas de dichos gobiernos.
En Centroamérica hay un porcentaje de gobiernos locales que cuentan con comisiones de
cultura o con direcciones de cultura. La mayoría de éstas opera ahí donde hay recursos,
pero generalmente con un concepto limitado de cultura como efemérides y fiestas patro-
nales. Asimismo, las actividades culturales y deportivas son frecuentemente planteadas
con fines de entretenimiento como objetivo único, sin entender sus vinculaciones con cali-
dad de vida, identidad o cohesión social, y como todo esto podría conformar una oferta de
servicios de carácter programático con un enfoque de cultura y desarrollo amplio.
De esta forma, potencialmente los gobiernos locales podrían gestionar políticas culturales
en un doble sentido60: creando una agenda propia de cultura y desarrollo que en un
inicio puede ser limitada pero con metas de diversificación y organicidad y por otra par-
te, estableciendo y fortaleciendo los enlaces necesarios con la entidad rectora a
58 Lo cual es una situación común en los municipios Centroamericanos según lo confirma Luis Bruzon. En entrevista realizada el 16 de abril del 2012, coordinador de comunicación de la Fun-dación para el Desarrollo Local y el Fortalecimiento Municipal e Institucional en Centroamérica y el Caribe (DEMUCA).
59 El caso de los pueblos indígenas, y de algunos pueblos afrodescendientes en Centroamérica. En el caso que se presenta al finalizar esta guía, que aborda la experiencia de las Regiones Au-tónomas del Caribe Nicaragüense, se muestra como en el caso de la existencia de regímenes especiales, la gestión de los gobiernos locales puede entrar en contradicciones y traslapes con las autoridades de los territorios.
60 Entrevista a Luis Bruzón, el 16 de abril del 2012, coordinador de comunicación de la Fundación para el Desarrollo Local y el Fortalecimiento Municipal e Institucional en Centroamérica y el Cari-be (DEMUCA).
67
Guía Sobre Políticas Culturales e Institucionalidad
nivel nacional, para articularse a las políticas culturales nacionales. Ambas posibilidades pueden combinarse pues
no son excluyentes.
En el primer caso, es necesario:
• Crear o fortalecer la instancia responsable por cultura a lo interno del gobierno local. Si se trata de crearla, es
necesario explorar cuál figura es la más conveniente de acuerdo al impulso que el gobierno local asume dar a la
cultura. Las Unidades, las Direcciones y las Comisiones o Comités de Cultura, así como las Casas de la Cultura,
son hasta ahora las instancias recurrentes en los países. No obstante, es importante entender la diferencia entre
estas figuras en términos de sus funciones para la gestión de políticas culturales, y en el caso de que se presenten
varias en un modelo particular de gestión local, es preciso darle claridad, coherencia y complementariedad a las
funciones de cada cual.
• Integrar o fortalecer a la cultura en los instrumentos existentes para la planificación y la gestión de las políticas
municipales. Lo cual incluiría como mínimo, su inserción en el Plan de Desarrollo Municipal, su traducción en una
agenda o plan para el desarrollo cultural municipal que incorpore la cogestión con distintos actores. Asimismo,
si el municipio cuenta con instrumentos como Planes de Ordenamiento Territorial y Presupuestos Participativos
ya en marcha, es preciso incorporar o fortalecer de manera decisiva a la cultura por la vía de los mecanismos de
evaluación y monitoreo.
• Entender la agenda cultural del municipio como un instrumento de exploración del potencial de la cultura local.
Una agenda de cultura municipal puede ser en un inicio simple, pero con metas de crecimiento y diversificación
planificadas, y basadas en procesos técnicamente asesorados de revitalización cultural y fomento de expresiones
culturales estratégicas para fines de desarrollo local e integración social. En este sentido, los mapas e inventarios
de expresiones culturales del municipio pueden ser instrumentos sumamente útiles para la planificación y gestión
de políticas culturales, y posteriormente para el monitoreo y la evaluación de resultados
• Ampliar y diversificar las fuentes de financiamiento, puesto que la asignación presupuestaria ordinaria de las mu-
nicipalidades a la cuestión cultural puede no cubrir los mínimos para crear y gestionar una agenda programática
en cultura. Es importante señalar que un agenda local que articule de manera efectiva cultura y desarrollo, puede
encontrar el apoyo del sector privado, más allá de las típicas donaciones puntuales. Sino más bien, en acuerdos
o convenios de cogestión.
• Incrementar y diversificar las alianzas locales en un proyecto común de cultura y desarrollo, que sea consensuado
y soportado por el gobierno local y otras autoridades locales. Así por ejemplo, la incorporación de las empresas
privadas en la gestión cultural y no sólo como donantes se hace más concreta desde las municipalidades. El si-
guiente diagrama con la visión compartida del futuro de la cultura y los objetivos comunes de los distintos actores
en el municipio de Santa Rosa de Copán resulta ilustrativo:
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FIGURA 6 Asociación Cultural Santa Rosa Vive el Arte61
Visión Compartida sobre el futuro de la Cultura en el Municipio de Santa Rosa de Copán, Honduras (red de objetivos) ERC occidente
Fuente: Consejo Regional de Cultura de Occidente; Asociación Cultural Santa Rosa Vive el Arte (2011). Agenda estratégica para el Desarrollo de la Cultura del Municipio de Santa Rosa de Copán, Santa Rosa de Copán, Honduras, Consejo Regional de Cultura de Occidente; Asociación Cultural Santa Rosa Vive el Arte.
La otra posibilidad de gestión cultural del municipio surge del establecimiento y fortale-
cimiento los enlaces con la entidad rectora de cultura a nivel nacional. Dichos enlaces
pueden ser voluntarios, cuando el gobierno local se propone el impulso a la cultura y llega
a acuerdos de interés mutuo con la entidad rectora. O bien cuando hay una relación “de
orden” por la administración de las casa de cultura local. En otras ocasiones, las Leyes
Nacionales de Cultura establecen obligaciones de los municipios para ejecutar las Políticas
61 Santa Rosa Vive el Arte es una organización privada, sin fines de lucro, fue creada en Noviembre del 2010, sin embargo su desarrollo institucional parte de la ejecución de un programa conjunto entre la Casa de la Cultura, La Comisión Ciudadana del Casco Histórico y la Municipalidad de Santa Rosa (desde el 2005), proceso durante el cual se promovió y organizó esta instancia ciu-dadana que culmina su constitución en la fecha ya señalada (Consejo Regional de Cultura de Occidente; Asociación Cultural Santa Rosa Vive el Arte 2011)
Ser un municipio comprometido con su identidad y creatividad, con altos principios ciudadanos, que
conoce y valora su patrimonio cultural
MunicipioCon altos principios
ciudadanos
Identificar y concertar los principios
que regirán las actuaciones del Santarosense
Empoderar al ciudadano sobre
los principios concertados
Conociendo y valorando su
patrimonio cultural
Identificar y definir al patrimonio cultural
Masificar el conocimiento y sensibilizar a la
población sobre el patrimonio cultural
Poner en valor el patrimonio cultural
Municipio Comprometido con su identidad y creatividad
Identificar y concertar los elementos que
caracterizan al Santarosense
Empoderar al ciudadano sobre el valor de las características que
identifican como Santarosense
Incentivar y promover las manifestaciones y expresiones creativas
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Guía Sobre Políticas Culturales e Institucionalidad
Nacionales de Cultura mediante su enlace con la entidad rectora. Pero de todas formas, y debido a que histórica-
mente no se ha dado una relación dinámica y orgánica entre los dos entes, es necesario un diálogo intenso entre el
gobierno local y la entidad rectora, para que el gobierno local pueda conocer y apropiarse de la propuesta de esta
última, negociando oportunidades de capacitación así como formas novedosas de oferta de servicios culturales,
todo lo cual puede ser objeto de convenios. Por otra parte, la entidad rectora podría encontrar en su relación con el
gobierno local, una posible puerta al conocimiento de las expresiones culturales del territorio-municipio, y potenciar
este como un nodo de conocimiento de un sistema de Información Cultural Nacional o una red de conocimiento. El
diálogo también es necesario para aclarar las competencias de los distintos actores, incluyendo el rol de la Coope-
ración Multilateral en el caso de que se haga presente.
Obviamente para una entidad rectora de nivel nacional resulta complicado y puede llegar a ser inviable, establecer
relaciones bilaterales con municipios por separado. Por lo cual, los consorcios municipales, las redes de mu-
nicipios y las asociaciones de Gobiernos Locales pueden resultar más convenientes para impulsar modelos
de cogestión de políticas culturales. Este nivel de agregación asociativa u organizativa es una de las formas que
adquieren los niveles intermedios de institucionalidad publico/privada que se mencionaron anteriormente, y
que pueden resultar estratégicos para amalgamar el sistema de relaciones y a la vez innovar la gestión. El nivel inter-
medio de institucionalidad en la esfera privada está compuesto por intereses muy particulares como podrían ser los
diversos gremios de artistas, organizaciones de portadores de conocimiento o bien las cámaras empresariales. En
tanto que en el nivel público, se da el caso de programas o proyectos descentralizados orientados a objetivos muy
específicos pero que pueden resultar buenos aliados.
El nivel de la institucionalidad pública también incluye las funciones propias de la rectoría sectorial de cultura y sus
instancias asociadas en la gestión de políticas culturales, así como las iniciativas conjuntas con otros sectores públi-
cos acordadas como parte de dichas gestión. Si uno de los grandes retos a nivel sectorial, es posicionar de mejor
manera a la cultura como dimensión estratégica para el desarrollo, la democracia, la integración social en el concier-
to de la institucionalidad pública, esto también trae consigo tareas como la orientación de otros sectores públicos
para que sus proyectos en el ámbito cultural puedan llevarse a cabo de la mejor manera, e idealmente encadenarse
en relacionamientos con políticas culturales que generen mayores beneficios.
Otro de los grandes desafíos para la institucionalidad pública del sector cultura en Centroamérica, es lograr una
mayor y mejor articulación con la institucionalidad local, cuestión que se ha mencionado antes y que implica mayor
proactividad en el establecimiento y diversificación de alianzas público-privadas. De manera que el sector
cultura salga de su confinamiento sectorial a proponer a los distintos actores, pero con el respaldo de una propuesta
programática, instrumentos legales y políticas culturales de nueva generación.
En este sentido, la apuesta de varios países es impulsar la creación de Sistemas Nacionales de Cultura, que le
den mayor asidero y sostenibilidad a las alianzas y esfuerzos que se hagan en cada nivel, y condiciones más favo-
rables para sustentar la formación de capacidades necesaria en el nivel local.
La definición, objetivos y principios de dichos sistemas encuentra variaciones según el país pero en general se re-
fieren al conjunto articulado de instituciones involucradas en la gestión de la cultura de manera pública,
que van desde el nivel nacional hasta el nivel local, y a las que corresponde la función de ejecutar las
políticas públicas culturales.
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RECUADRO 8
Sistema nacional de cultura en el Ecuador
Artículo 51.- DEFINICIÓN.- El Sistema Nacional de Cultura es el conjunto institucio-nes y sujetos públicos, sociales y privados, instancias de deliberación, representación y participación ciudadana, normas jurídicas, técnicas y de organización, y medios ma-teriales y económicos dirigidos a la preservación y actualización de la memoria social y el patrimonio cultural, así como a la dinamización de la producción, circulación y puesta en valor de bienes artísticos y culturales.
Artículo 52.- PRINCIPIOS.- El Sistema se regirá por los principios de participación, descentralización, desconcentración, programación, coordinación, eficacia, control y responsabilidad social. Funcionalmente, corresponde al Sistema Nacional de Cultura el desarrollo y ejecución de las políticas públicas relativas a la cultura y su gestión me-diante la fijación de objetivos y prioridades, la adopción de procesos institucionales, la creación de servicios públicos, la asignación de medios materiales y la acción de fomento, promoción e impulso de la actividad cultural en los campos de la memoria social y el patrimonio cultural, y de la producción, circulación y puesta en valor de bie-
nes artísticos y culturales.
Artículo 53.- FINES Y OBJETIVOS.- El Sistema Nacional de Cultura tiene como finalidades:
1. Fortalecer la identidad nacional y las diversas identidades socioculturales;
2. Promover y proteger la diversidad de las expresiones culturales que conforman la nación, fomentando el conocimiento, la inclusión, la valoración, la afirmación y el diálogo entre todas ellas;
3. Incentivar la libre creación artística y la producción, distribución y disfrute de bienes y servicios culturales;
4. Salvaguardar la memoria social y el patrimonio cultural;
5. Democratizar el acceso a los bienes y servicios culturales;
6. Ampliar el espacio público y promover su uso con fines artísticos y culturales;
7. Fomentar la investigación, reflexión y generación de conocimientos sobre la cultu-ra;
8. Fomentar la construcción de ciudadanía;
9. Dinamizar la producción cultural y artística y el desarrollo de las industrias culturales nacionales;
10. Organizar y reorganizar la institucionalidad del sector y optimizar la gestión pública;
11. Fortalecer las relaciones intersectoriales e internacionales.
Fuente: Presidencia de la República del Ecuador (2009). Proyecto de Ley de Cultura del
Ecuador. Quito, Presidencia de la República del Ecuador.
71
Guía Sobre Políticas Culturales e Institucionalidad
Los Sistemas Nacionales de Cultura procuran consonancia con un “proyecto país” en términos de desarrollo cultural
y en países como Ecuador y Colombia están normados y garantizados por la Leyes Nacionales o Generales de Cul-
tura. Esta relación entre ley y sistema está siendo impulsada actualmente en Costa Rica por la rectoría de Cultura.
Por esto mismo, no pueden concebirse sólo como una ampliación de la infraestructura institucional. Sino como
una plataforma con “Capacidad de articular con forma y voz concretas a las personas y a las comunidades que
conforman la diversidad cultural. Es decir, debe tener la capacidad de ofrecer condiciones para que exista una par-
ticipación real de la diversidad cultural, por sobre una nominal” (Monge, 2009, p. 181).
El Monitoreo, la Evaluación y la Rendición de Cuentas
La evaluación, el monitoreo y la rendición de cuentas, son mecanismos e instrumentos que deben aplicarse al
inicio, durante y al finalizar el proceso de gestión de políticas culturales. La evaluación de un proceso de formulación
variará en sus objetivos de la que se realiza en la ejecución de la misma. Pero ambas tienen como finalidad práctica,
evidenciar los ajustes necesarios y corregir los sesgos que pueden ir surgiendo en el proceso.
Asimismo, los mecanismos de evaluación participativa y rendición de cuentas, tienen también la función de involucrar
a los distintos actores publico/privados, para que sus percepciones, perspectivas y contenidos puedan ir también
moldeando el proceso. De manera que se faciliten espacios para la creación de consensos y corresponsabilidades,
así como para la democratización de la información, beneficios y oportunidades.
¿CÓMO INTEGRAR EL MONITOREO, LA EVALUACIÓN Y LA RENDICIÓN DE CUENTAS COMO MECA-
NISMOS PARA EL MEJORAMIENTO CONTINUO, LA TRASPARENCIA Y LA PARTICIPACIÓN?
Siendo el monitoreo y evaluación de políticas tareas permanentes, y la rendición de cuentas, un medio para garanti-
zar la transparencia que se brinda periódicamente, todas estas tareas bien pueden articularse en forma de sistemas
que las autonomicen, y así no dependan de los estilos de liderazgo y gerencia de políticas culturales que son pro-
clives a darles relevancia. En cierta forma, la evaluación de políticas siempre será simultáneamente, una evaluación
de desempeño de la institucionalidad encargada de ejecutarlas.
Colombia ha acumulado una experiencia valiosa con la implementación del Sistema Integrado de Gestión de la
Secretaria de Cultura, Artes y Deportes. Dicho sistema articula tres modelos
a) El Sistema de Gestión de Calidad.
b) El modelo Estándar de Control Interno
c) El Plan Institucional de Gestión ambiental.
Mayor información sobre el funcionamiento de este sistema y sus modelos e instrumentos asociados se puede
encontrar en: http://www.culturarecreacionydeporte.gov.co/portal/node/62
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Por otra parte, Leyva (2012:139) describe a los sistemas de indicadores culturales
como instrumentos que pueden permitir el monitoreo y evaluación de las políticas cul-
turales. Dichos indicadores ofrecen “mediciones sobre los recursos bienes y actividades
culturales con la finalidad de derivar de ellos análisis y evaluaciones” que sirvan al diseño y
mejoramiento continuo de la gestión de proyectos, programas y políticas.
En el modelo propuesto se busca establecer mediciones para las dimensio-
nes de relación de la cultura y el desarrollo. Para ello se definen los conceptos
de cultura, de desarrollo y las respectivas dimensiones: herencia, creatividad,
participación y productividad. De esto se deriva una matriz de 399 indicado-
res organizados por dominios y subdominios culturales que sirven de base
para la elaboración de boletas de levantamiento de información. Esta pro-
puesta recoge una versión revisada del Sistema de indicadores culturales
de Honduras que antes se presentó y que fuera desarrollado dentro de las
iniciativas del Programa Conjunto (Leyva 2011 a y 2011 b).
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GESTIÓN PARTICIPACIÓN
GESTIÓN DIRECCIONAMIENTO
ESTRATÉGICO
GESTIÓN SEGUIMIENTO Y EVALUACIÓN DE LA ENTIDAD
GESTIÓN JURÍDICA Y LEGAL
GESTIÓN RECURSOS
FISICOS
GESTIÓN TALENTO HUMANO
GESTIÓN FINANCIERA CONTABLE
GESTIÓN TECNO-LÓGICA
GESTIÓN MEJORA CONTINUA
SISTEMA INTEGRADO
GESTIÓN COMUNICACIONES
GESTIÓN FOMENTO
GESTIÓN ORGANIZACIÓN
GESTIÓN REGULACIÓN
GESTIÓN INFORMACIÓN
MAPA DE PROCESOS
73
Guía Sobre Políticas Culturales e Institucionalidad
En dicha experiencia, el levantamiento de información fue realizado tomando como unidad de análisis a municipios
de Honduras. La información investigadores culturales capacitados para este fin, lo cual otorga un papel activo a la
ciudadanía en el proceso.
La legislación como elemento de impulso y sostenibilidad de estrategias de cultura y desarrollo
En esta guía hemos insistido en que la existencia de legislación pertinente y actualizada a nivel nacional y así como
soporte que brinda el marco normativo internacional, son condiciones que favorecen la creación y ejecución de
políticas públicas de cultura. De hecho, la legislación es indispensable cuando se trata de promover políticas de
Estado de largo plazo, en lugar de políticas o lineamientos de una administración de gobierno dada, que pueden ser
cambiantes o acabar en un período específico.
La legislación también brinda una base de sostenibilidad de procesos que vinculan cultura y desarrollo, impulsados
mediante distintos tipos de políticas, en lugar de la elaboración de agendas de actividades culturales de corto alcan-
ce. Aún procesos de cultura y desarrollo de una alta complejidad como lo son los que se impulsan en las sociedades
multiculturales y multiétnicas de las Regiones Autónomas del Atlántico Norte y el Atlántico Sur de la Costa Caribe
de Nicaragua, tienen ya una garantía en la existencia de una base legal sólida que respalda el proyecto autonómico
regional. Así, todos los esfuerzos de creación de políticas e institucionalidad se apoyan en esta base.
Como parte de los aspectos que caracterizan a las políticas culturales de nueva generación, desde la segunda mitad
de la década de los 1990 se ha impulsado en países Latinoamericanos la creación de Leyes Generales de Cultu-
ra, evidenciando una transformación institucional profunda y una evolución sustantiva en el modelo de gestión de
cultura que supera el modelo sectorial fuertemente sesgado a las Bellas Artes y hacia la Protección del Patrimonio
Cultural, para avanzar hacia una concepción de cultura como derecho de todos los ciudadanos. Tal es el caso de
Colombia en donde “La ley General de Cultura cimenta las bases para el proceso de transformación de la cultura en
el país, fundado en los principios de descentralización, participación, planeación, autonomía territorial y competen-
cias territoriales” (Ministerio de Cultura de Colombia 2010:6).
En el caso de Ecuador, el involucramiento de la ciudadanía en la gestión de la aprobación de la Ley General de
Cultura, sea quizá uno de los rasgos más innovadores que pueden rescatarse porque rompe con la concepción tra-
dicional que prescribe que las leyes son hechas y gestionadas únicamente por elites expertas y bien posicionadas.
Pero más allá de esto, las nuevas posibilidades de gestión cultural que abren las leyes generales de cultura para la
ciudadanía, tienen implicaciones de suma importancia en el surgimiento de nuevos modelos de gestión y cogestión
de los recursos culturales localizados en territorios.
En muchos territorios Centroamericanos existe el potencial para diseñar y poner en marcha estrategias de desarrollo
local y regional con base en expresiones culturales (ya sea patrimoniales o no), o con estas como una posibilidad
de diversificación de las economías locales y regionales. Pero este potencial con frecuencia se ha deprimido por la
existencia de una legislación y políticas sobre el patrimonio cultural que no favorecen el desarrollo de este tipo de
estrategias, sino que parten de una visión de protección del patrimonio que prácticamente excluye una gestión local
y participativa del patrimonio. Este tipo de legislación y políticas entra en contradicción con el principio de partici-
pación y democracia, que implica el enfoque de derechos culturales y las políticas culturales de nueva generación.
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Pero por otra parte, la participación de las comunidades y de los sectores privados en la
gestión del patrimonio cultural, sin una adecuada comprensión sobre las especificidades
para su manejo y protección, y sin el acompañamiento técnico, monitoreo o seguimiento
por parte de las instancias responsables del cumplimento de las normas nacionales de
protección al patrimonio cultural, puede resultar también en usos indebidos que afectan al
patrimonio mismo.
Seguidamente se presentan tres ejemplos tienen como objetivo mostrar escenarios reales
donde la aplicación de la legislación para la protección de espacios culturales o bienes
considerados patrimonio cultural material en distintos países Centroamericanos, con-
ducen a distintas alternativas relacionadas con las posibilidades de diseñar estrategias
locales o regionales para el desarrollo de territorios. Cabe destacar que los ejemplos aquí
incluidos no agotan de ninguna forma las manifestaciones de las contradicciones entre la
legislación y la gestión local de las diversas formas patrimoniales materiales o inmateriales.
Pero en este apartado únicamente se aborda la problemática del patrimonio cultural
material relacionado con sitios arqueológicos e históricos.
Ejemplo 1: Las esferas de piedra en el Delta del Diquís, Pacífico Sur Costarri-
cense y las posibilidades de una estrategia de cultura y desarrollo
regional
En el Pacífico Sur costarricense se encuentra uno de los yacimientos arqueológicos más
importantes de Costa Rica (mapa 1). Las esferas de piedra originarias del cantón de Osa,
fueron descubiertas en el Delta del Diquís en el año 1939, por los trabajadores de la com-
pañía bananera “United Fruit Company”, quienes preparaban los terrenos para el cultivo
del banano, quedando a la vista de los trabajadores las esferas de piedra y otros objetos
restos y artefactos arqueológicos que fueron removidos.
Desde su descubrimiento, las esferas de piedra han atraído la llegada de arqueólogos, turistas nacionales y extranjeros y de pobladores locales para investigar y tratar de dar respuesta a las interrogantes que surgen alrededor de éstas; ¿quiénes y cómo las ela-boraron?, ¿para qué las hicieron?, ¿cuál es o era su función? Sin duda el conocimiento científico y el acervo local forman parte de la riqueza inmaterial que está estrechamente relacionado la materialidad las esferas. No obstante, aquí nos ocuparemos del tratamiento que se les ha dado en este último sentido.
En el año 1940 llegó a la zona la arqueóloga y etnóloga Doris Stone62, quien realizó trabajo de campo extrayendo esferas para llevarlas a la ciudad capital. A partir de entonces, una cantidad significativa de las esferas extraídas pasa a manos privadas. Esta práctica emi-nentemente extractiva y en muchos casos desprovista de medidas de protección sobre el patrimonio arqueológico de un país, también privó a la población local y nacional de conocer e interactuar con los recursos arqueológicos de la zona. La ruptura del vínculo entre el patrimonio arqueológico y la población local se repetirá años después de diferentes
62 Quien era además hija de uno de los propietarios de la Compañía Bananera.
75
Guía Sobre Políticas Culturales e Institucionalidad
maneras, lo cual confirmará un patrón que distancia y aísla estos recursos, haciendo difícil no sólo su adecuada protección sino su vinculación con el desarrollo local y regional.
Mapa 1: Sitios con Esferas de Piedra en el Pacífico Sur de Costa Rica
Fuente: Quintanilla, I (2007). Esferas Precolombinas de Costa Rica San José, Costa Rica: Fundación Museos del Banco Central, pp. 62.
Actualmente, las dos entidades rectoras en términos de bienes arqueológicos en Costa Rica son el Museo Nacional
y la Comisión Arqueológica Nacional. Sin embargo, no parecen haberse encontrado aún formulas idóneas o sufi-
cientes para el ejercicio de derechos culturales fundamentales de los costarricenses: el derecho al acceso y disfrute
al patrimonio cultural y la labor de fomentar dicho patrimonio. Lo cual incluiría no solo el cuidado físico de los sitios
arqueológicos, sino la promoción de conocimiento sobre estos, y de sus relaciones vivas con el patrimonio inmate-
rial que se encuentra en las localidades de la Región Brunca.
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A finales de la década de los 1990 el Museo Nacional de Costa Rica intentó sacar esferas
para exhibirlas en las salas del Museo en San José. Sin embargo, un grupo de colegiales
y vecinos de la localidad cerraron las calles, impidiendo la salida de las esferas y logrando
que se quedaran en la zona. Este incidente, que fue significativo en términos de la defensa
el carácter local del patrimonio arqueológico, provocó que el Museo Nacional entrara en
diálogo con la población local y decidieran no llevárselas. Posteriormente regresaron al
Cantón de Osa algunas esferas que habían sido trasladadas a San José, las cuales ha-
bían sido expuestas en salas del Museo, jardines u otros espacios josefinos. Asimismo,
las autoridades del Museo instaron a otras instituciones y personas que tuvieran esferas a
devolverlas a la zona de origen.
Imagen 1: Esfera en el Colegio de Técnico Profesional de Osa, Palmar Norte
Fuente: Quintanilla, I (2007). Esferas Precolombinas de Costa Rica. San José, Costa Rica: Funda-
ción Museos del Banco Central, pp. 101.
Las esferas que se han devuelto se exhiben en los parques públicos, instituciones locales
y otros sitios, permitiendo a la población y visitantes conocerlas. Algunas comunidades del
Valle del Diquís vigilan y cuidan las esferas con el apoyo del Museo Nacional. El acerca-
miento paulatino entre la población local y el Museo Nacional ha permitido mayor interac-
ción a partir de la creación del Sitio Arqueológico Finca 6, un proyecto impulsado por el
Museo en conjunto con las comunidades y diversas organizaciones locales y nacionales,
ubicado la localidad de Palmar, Finca 6, antiguo predio bananero perteneciente a la econo-
mía de enclave. El objetivo es convertir al sitio en un espacio de investigación y aprendizaje
sobre los antiguos habitantes del Delta del Diquís (Museo Nacional de Costa Rica 2012).
77
Guía Sobre Políticas Culturales e Institucionalidad
Mediante este proyecto, personas de la localidad se encargan de hacer recorridos guiados y explicar a los públicos
visitantes la historia y valor de las esferas63. Asimismo, anualmente se realiza el Festival de las Esferas en un es-
fuerzo tripartito que vincula al Gobierno Local del Municipio de Osa, al Ministerio de Cultura y Juventud y al Museo
Nacional de Costa Rica. Estos son ejemplos de colaboración que sin duda arroja luces sobre algunas formas de
cogestión del recurso cultural que podrían fomentarse.
No obstante, el desarrollo actual de estas actividades refleja aún serios vacíos de mane-
jo y apropiación de información relevante y oportuna para una puesta en valor sólida del re-
curso cultural, y para que la población local pueda contribuir sustantivamente a una educación so-
bre su cuido y valor. No hay alrededor de las esferas un repertorio complementario e informado64
sobre otros recursos culturales materiales e inmateriales de la región asociados a éstas, que en forma
programática, diversifique las oportunidades que pueden surgir de estos recursos y doten de contenidos cultura-
les locales a por ejemplo, el Programa del Festival de las Esferas. La Región Brunca sigue sin planes de manejo
integral del recurso cultural que permitan tanto su protección como su vinculación a proyectos y programas de
desarrollo sostenible con beneficio directo para la población local.
Una solución de este tipo requiere entender las limitaciones y oportunidades brinda la legislación nacional para es-
tablecer proyectos de cogestión de carácter más integral y de mayor escala con los territorios y comunidades. Una
de estas limitaciones es la legislación vigente que regula el patrimonio arqueológico, y que, como ha propuesto la
arqueóloga Ifigenia Quintanilla (2011) requiere de una actualización para posibilitar una estrategia de cultura y desa-
rrollo en la región Brunca, con participación de las comunidades y gobiernos locales en la gestión del patrimonio65.
Esta posibilidad adquiere resonancia con la declaración de interés público en la candidatura de los sitios arqueológi-
cos con esferas de piedra en el sureste de Costa Rica como sitio de patrimonio de la humanidad, ante la UNESCO,
mediante decreto ejecutivo en octubre del 201166.
Un análisis recientemente elaborado de la legislación sobre Patrimonio Cultural vigente en Costa Rica en el 201267,
que incluye el análisis específico de la ley de 1938: Ley que regula la Propiedad, la Explotación y el Comercio de Re-
liquias Arqueológicas (o Ley 7); Ley de 1981 sobre Patrimonio Nacional Arqueológico (o ley 6703), y la Ley de 1995
de Patrimonio Histórico- Arquitectónico de Costa Rica (o Ley 7555), llegó a los siguientes hallazgos y conclusiones:
• Las normas nacionales no le dan un concepto genérico ni englobante al tema de patrimonio cultural, sino que “pre-
sentan definiciones segmentadas y, si se quiere, especializadas”68. Por lo cual para ciertos efectos parece menos
problemático o más claro, recurrir a las normas supranacionales, que han sido aceptadas por el país. En el fututo, lo
recomendable sería crear una norma legal nacional englobante, general y unificadora sobre el patrimonio cultural.
63 La idea es desarrollar el “Parque Temático de las Esferas” Este proyecto involucra a la población, gobierno e instituciones del cantón de Osa, entes nacionales como el Museo Nacional de Costa Rica, Ministerio de Cultura y Juventud, e internacionales como la Sociedad Landsmarks, Universidad de Yale, Universidad de Pennsylvania, entre otros.
64 Que articulen por ejemplo, una red de investigaciones y procesos de revalorización cultural desde la modalidad de la inves-tigación – acción participativa y la arqueología social.
65 Quintanilla, Ifigenia. (2011). Consultoría: Plan de desarrollo local en torno al conjunto de sitios arqueológicos de la Región Brunca, Informe de consultoría no publicado, Oficina UNESCO para América central, San José.
66 Decreto Ejecutivo 36825 del 18 de octubre de 2011, publicado en La Gaceta 208 del 31 de octubre de 2011.67 Rodríguez, Luis (2012). Estrategia de análisis de la legislación costarricense en materia de Patrimonio Cultural, Informe de
consultoría no publicado, Oficina UNESCO para América central, San José.68 IBIDEM: 11.
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• No obstante, la legislación nacional vigente si garantiza al menos en términos normativos
la protección del patrimonio cultural en general y del patrimonio arqueológico en particular.
• El problema de la protección en términos prácticos, pasa más por una cuestión de
voluntad política para cumplir los cometidos de protección y fomento del patrimonio cul-
tural. La ausencia de esta voluntad también afecta al tema presupuestario indispensable
para la protección. Dicho tema se atiende en horarios restringidos, y en “oficinas aisla-
das con visión poco integradora”69. Dado que el disfrute del patrimonio es un derecho
humano, no se puede considerar que su entera protección y fomento sea tarea única de
un feudo institucional.
Asimismo, es posible que normativas complementarias a la lo establecido en la Consti-
tución de la República y en la legislación específica sobre patrimonio cultural, abra otras
posibilidades de manejo local de los recursos patrimoniales. En el caso de las esferas de
piedra, como lo señala Rodríguez, existe una Opinión Jurídica de la Procuraduría General
de la República70 que trata el tema de si es posible que el Museo Nacional ceda la custo-
dia de tales bienes a entes públicos y privados. La procuraduría considero que el museo
puede realizar préstamos temporales a las siguientes entidades: “Estados, organismos
internacionales, entes y órganos públicos, entidades privadas creadas o autorizada por ley
cuyos fines son coincidentes con los del Museo Nacional de Costa Rica, a las Asociacio-
nes de Desarrollo Integral de las Reservas Indígenas, a las entidades privadas cuyos fines
coinciden con los del Museo Nacional de Costa Rica, y éste requiere de su colaboración
para alcanzar el fin público, y a las personas físicas y jurídicas que forman parte de la co-
munidad científica”.
Imagen 2: Proceso recuperación de una esfera con la participación de vecinos
de la localidad
Fuente: Quintanilla, I. (2007). Esferas Precolombinas de Costa Rica, San José, Costa Rica: Funda-
ción Museos del Banco Central, pp.137.
69 IBIDEM 9470 Opinión Jurídica 033-J del 24 de febrero de 2003, redactada por el Procurador Constitucional
Fernando Castillo Víquez.
79
Guía Sobre Políticas Culturales e Institucionalidad
Ejemplo 2: El manejo de los recursos provenientes del Sitio Arqueológico COPAN: Encuentros y des-
encuentros entre Manejo Local y el Manejo Nacional
El parque Copán es un sitio arqueológico ubicado en el occidente de Honduras, cerca de la frontera con Guatemala.
Su mención más antigua es atribuida a Diego García Palacios en 1576, en sus cartas al Rey Felipe II de España.
Desde sus inicios Copán se ha considerado como un lugar que posee grandes riquezas culturales y artísticas here-
dadas del pueblo Maya, y constituye un referente principal en la Historia Maya de Centroamérica. Durante muchos
años ha sido un símbolo de identidad nacional hondureña, lo cual a su vez se ha convertido en un debate nacional
por el excesivo peso ideológico que adquirió en algunos momentos este discurso, para propulsar el proyecto de
una identidad nacional monolítica.
En 1980 la UNESCO declara al sitio Copán como Patrimonio Cultural de la Humanidad, abriéndose las puertas al
turismo, la investigación, la inversión nacional y extranjera, para proteger y conservar el recurso arqueológico.
Mapa 2: Parque arqueológico Copán Ruinas – Honduras
Fuente: Google Earth 2012.
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No obstante, de manera similar al ejemplo anterior, han existido a lo largo de los años en
los países Centroamericanos, tensiones entre las posibilidades de desarrollo local que
pueden generar los espacios culturales patrimoniales y sus necesidades de protección
y salvaguardia. En términos del Parque Copán, por sus características monumentales, el
sitio se convirtió en un atractivo turístico a nivel nacional, por lo cual esta cruzado también
por el manejo que hace el sector turismo y su entidad rectora.
Desde su fundación en 1952, las políticas impulsadas por el Instituto Hondureño de An-
tropología e Historia (IHAH), valorizaron al Sitio Arqueológico de Copán como un símbolo
de la identidad nacional hondureña, lo cual opacó por muchos años los legados culturales
que existen en el país, en su condición de sociedad multicultural y multiétnica. Durante el
gobierno de Manuel Zelaya Rosales (2006-2009), tanto la Secretaria de Cultura y Deportes
(SCAD), como el IHAH se propusieron ampliar sus acciones, y diseñar políticas incluyentes
y descentralizadas que llegaran a los diferentes pueblos indígenas y grupos étnicos asen-
tados en diversos territorios del país, proyecto que fue interrumpido71 y reorientado con el
Golpe de Estado en el 2009.
En términos de la gestión nacional del patrimonio, el IHAH continúa siendo formalmente
la institución rectora encargada de velar por la conservación, salvaguardia y difusión del
patrimonio cultural del país, por mandato legal otorgado por la Constitución de la Repúbli-
ca, artículos 172 y 173; la Ley para la Protección del Patrimonio Cultural de la Nación, el
Decreto Legislativo 220-97; la Ley Orgánica del IHAH, y los Convenios Internacionales en
materia de Patrimonio Cultural ratificados por el Estado Hondureño. Además, se encarga
de realizar investigaciones científicas en áreas como la arqueología, antropología social,
lingüística, arte, historia, entre otras.
No obstante, al igual que sucede con la institucionalidad encargada de esta función en
otros países Centroamericanos, el Instituto no cuenta con el suficiente apoyo financiero
por parte del Estado para cumplir con las funciones establecidas. En términos presupues-
tarios, el IHAH se financia “principalmente por recursos propios y por el tesoro nacional
que para el 2010 aportaron el 55.2% y el 43.3% respectivamente”72, a lo que se suma un
porcentaje menor de ayudas de la cooperación internacional (1.3%) y del sector privado
(0.3%). No obstante, la generación de los denominados “recursos propios” proviene fun-
damentalmente de la administración y manejo del Parque Copán. Al ser declarado Copán
un sitio de interés nacional con alta visitación turística, formalmente se establece que
los recursos generados en este sitio deben apoyar solidariamente el resguardo y
protección del patrimonio en otros sitios arqueológicos e históricos a nivel nacio-
nal, que es una responsabilidad del IHAH establecida en su ley orgánica.
71 Se destituyen los cuadros gerenciales del Instituto de la anterior administración.72 Leyva, Héctor. (2011). Informe de Consultoría, Oficina UNESCO para Centroamérica, San José,
Documento no publicado.
81
Guía Sobre Políticas Culturales e Institucionalidad
De tal forma que no sólo el funcionamiento del IHAH sino la gestión del patrimonio a nivel nacional es altamente
dependiente de la visitación turística al Parque Copán, realidad que liga estrechamente las gestiones del IHAH
con las de la rectoría de turismo en el pasado, en el presente y seguramente en el futuro, si se pretende plantear
estrategias de cultura y desarrollo se carácter integral. No obstante, hay que tomar en cuenta las necesidades de
manejo y protección del patrimonio cultural de Honduras son muy superiores a la capacidad de gestión técnica y
financiera del Instituto, el cual ha logrado habilitar al público “únicamente 3 de más de 3,000 sitios arqueológicos
identificados73” en el país.
A pesar del rol fundamental que cumple en IHAH de velar por el patrimonio cultural de Honduras, el que se invier-
tan los recursos económicos que genera el parque en el mantenimiento y gestiones del Instituto no es claramente
comprendido ni aceptado por la población del Municipio de Copán. De hecho, a partir del 2011 y en la actualidad,
autoridades Municipales y parte de la población local han manifestado su disconformidad. Según un estudio realiza-
do en el Departamento de Copán por un equipo de consultores74, es el uso de recursos para cubrir los gastos de la
institución, incluyendo salarios de los funcionarios, investigaciones y otros los que causan malestar, pues se arguye
que estos deberían ser asumidos por el gobierno. A causa de ello, los pobladores han manifestado su desacuerdo
en el actuar del IHAH, denunciando que dicho ente se queda con el 100% de los ingresos, sin destinar un porcentaje
para el desarrollo de proyectos en el Municipio de Copán. Aunque el municipio reconoce la capacidad del IHAH en la
administración del parque, solicita que se invierta en proyectos de desarrollo local y comunitario. Como parte de las
protestas, los indígenas Maya-Chortiz han tomado en varias ocasiones las instalaciones del Parque Arqueológico,
exigiendo su derecho sobre el sitio, como parte del legado cultural que les dejaron sus antepasados. Estos también
reclaman un porcentaje de los ingresos.
Por su parte, el gobierno local reclama que el parque se encuentra en su territorio político-administrativo y por ello
deben velar por la seguridad ciudadana de los turistas, por mantener las vías en un estado aceptable, recolectar la
basura, brindar a los turistas los servicios básicos como agua potable, electricidad, transporte, telefonía, entre otros,
y no ven reflejados los ingresos del sitio en el desarrollo comunitario de Copán. Asimismo, la actividad económica
de la microrregión gira alrededor de la conservación y el manejo del parque, de la visitación turística y los comercios
que se crean para brindarle servicios al turista e investigador.
Tanto el municipio como los pobladores locales se benefician de ingresos provenientes de los distintos servicios turís-
ticos generados a partir de la visitación al Parque. No obstante, la posibilidad de una gestión participativa del recurso
cultural es una alternativa que antes de eliminarse podría explorarse mediante proyectos experimentales de cogestión
y acompañamiento técnico entre el IHAH y las comunidades del municipio. Una condición indispensable para esto es
la estabilización de la situación particular del IHAH dentro del panorama político de Honduras post-golpe.
Sin duda se requiere del diálogo intercultural, de mayor flujo de información y de acuerdos colaborativos entre el
IHAH, el gobierno local y los pobladores de los territorios aledaños, para llegar a una solución que concilie la con-
servación y el manejo del recurso cultural con la dinamización de la economía territorial. Pero también se requiere
fortalecer la sostenibilidad técnica y financiera de las instituciones nacionales encargadas del patrimonio cultural a
73 IBIDEM.74 Secretaría de Agricultura y Ganadería. Estrategia Participativa para el Desarrollo Integral del Municipio Copán Ruinas. Depar-
tamento de Copán, Honduras, C. A. Pp. 84-85 Observado el 03 de febrero del 2012. Disponible en: http://www.sag.gob.hn/links/0404%20Copan,%20CopanRuinas%20PEDM.pdf
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nivel nacional. Una de las claves parece estar en la diversificación tanto de la economía
territorial, como de la gestión de los recursos financieros que soportan a la institucionalidad
que protege al patrimonio.
Además, en términos de las posibilidades de involucramiento de las comunidades en ini-
ciativas de arqueología social, precisamente la Guía de Espacios Culturales de la Caja
de herramientas UNESCO en Cultura y Desarrollo (Tamez 2012) reporta la existencia de
experiencias participativas e incluyentes de las comunidades en el manejo de espacios
arqueológicos en Guatemala, concretamente en el sitio Cancuén y en el triángulo cultural
Yaxha-Nakum-Naranjo en la región del Petén.
Ejemplo 3: El Manejo del Centro Histórico Casco Antiguo de Panamá con parti-
cipación de actores públicos/privados: el difícil balance entre desa-
rrollo económico y la salvaguardia del patrimonio.
A lo largo de su historia la ciudad de Panamá se ha ubicado en diferentes lugares. Origi-
nalmente se estableció en el sitio que hoy se conoce Panamá La Vieja. Durante la colonia
sufrió ataques de piratas por lo que se decidió trasladarla a lo que hoy es el Casco Antiguo
de Panamá, un sitio histórico que refleja varias influencias coloniales de origen francés,
caribeño, estadounidense, entre otros. Se fundó en 1673, y alrededor de la ciudad se
construyó un muro para detener los ataques de los piratas. Este cercado también excluía
a la población de sus alrededores de la interacción con la ciudad, estableciéndose esta
como el lugar de habitación de la élite en la época. Sin embargo la ciudad capital no se
conservó a salvo de ataques e incidentes y con el desarrollo del comercio transatlántico y
la economía canalera, sus funciones se trasladaron a lo que hoy se conoce como Ciudad
de Panamá. Siendo ésta en la actualidad una ciudad cosmopolita con gran flujo comercial
y de capital financiero.
El Casco Antiguo es un espacio que encierra historia y contribuye con el futuro panameño.
Por ello en 1997 fue declarado por la UNESCO como Patrimonio Mundial de la Humani-
dad, convirtiéndose en un lugar idóneo para el turismo tanto nacional como extranjero,
favoreciendo el desarrollo local y la conciencia del valor patrimonial.
Varias administraciones de gobierno han implementado diversas acciones para la conser-
vación y restauración del patrimonio, con el apoyo financiero del sector privado y ONG.
En 1998, tras haberse declarado patrimonio de la humanidad, se crea la Comisión de Alto
Nivel para la Restauración y Puesta en Valor del Conjunto Monumental Histórico del Cas-
co Antiguo de la Ciudad de Panamá, que se encargó de elaborar un Plan Maestro para
ajustarse a los requerimientos de la UNESCO, el cual ya incluida el concurso del sector pri-
vado, si bien también incluía medidas de protección y salvaguardia correspondientes. En
el 2000 se fundó la Oficina del Casco Antiguo, que tendría como labor primordial ejecutar
los lineamientos establecidos en el Plan Maestro, instrumento principal de la nueva política
de manejo y protección del sitio.
83
Guía Sobre Políticas Culturales e Institucionalidad
Después de ser declarado Patrimonio de la Humanidad, el Casco se valorizó como atractivo y amenidad turística
para el sector privado. En especial para las corporaciones y compañías inmobiliarias, quienes son las que más in-
vierten en el Casco; dándose así dos situaciones que inciden en el desarrollo y el patrimonio.
La primera es la mejora de los edificios. Algunos fueron recuperados del abandono, re-adjudicándoles un funciona-
miento, algunas veces para servir de habitación y otras creando restaurantes, hoteles, que generan empleo dentro
del Casco. Sin embargo, algunas restauraciones no respetaron la arquitectura originaria y realizaron cambios en la
estética particular de los edificios.
Imagen 3: Edificio en Proceso de Restauración en el Casco Antiguo de Panamá
Fuente: Imagen extraída de la página Web de SkyscraperCity. Disponible en: http:/www.SkyscraperCity.com
La otra situación ha sido la venta de las propiedades a extranjeros o empresas, pasando a manos privadas, exa-
cerbándose el mercadeo y la especulación, que ofertan propiedades que se están restaurando, y dándose la opor-
tunidad de que personas extranjeras puedan concursar en la compra de ellas. Con esto, el manejo real del Casco
no sólo reproduce el carácter elitista que tuvo en el pasado desplazando a la población local, sino que contravenía
normas de protección.
A partir de éste hecho, el gobierno panameño busca la recuperación integral de las infraestructuras a través del
proyecto “Revive el Casco Antiguo”75 que se implementa a partir del 2004. El proyecto trata de concebir el Casco
75 Es la mejora del Plan Maestro para la Rehabilitación y Restauración del Casco Antiguo de Panamá.
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como un sitio multi-funcional o espacio vivo y no como un museo “muerto”. Es decir, un
espacio donde las personas puedan vivir, trabajar y realizar distintas actividades, salva-
guardando la integridad de los edificios, permitiendo la inclusión social. Espino et. al (2007)
resumen los planteamientos del proyecto en las siguientes consignas:
• Revive la calidad: intervención en infraestructura y servicios que optimicen la calidad
de vida a través de las mejoras en la calidad ambiental.
• Revive la arquitectura: recuperación de inmuebles.
• Revive el turismo: crear nuevos destinos atractivos para el turismo.
• Revive la comunidad: desarrollo e integración social.
• Revive el orgullo: promoción, divulgación de las obras y los planes.
Con el proyecto, se crean mejoras en los servicios y sectores públicos, se invierte en la
infraestructura de los edificios, y se promociona al Casco como un destino turístico. Uno
de los retos que se plantea el gobierno panameño es vincular significativamente el Casco
Antiguo con otros monumentos históricos y sectores de la ciudad; además de asociar el
patrimonio con tradiciones, creencias, obras artísticas, entre otros proyectos dentro del
Casco.
Sin embargo, existen proyectos como la construcción de la autopista alrededor del Casco
Antiguo (la “cinta costera”) que traen consigo impactos al patrimonio, y que amenazan con
incorporar al sitio dentro de la lista de Patrimonio de la Humanidad en peligro, afectando
la preservación del sitio histórico y al desarrollo local. La UNESCO se pronunció en contra
de las medidas que se han tomado para la construcción de la autopista, por ello indicó que
se debía detener el proyecto, ya que se ponía en peligro un Patrimonio Mundial.
Una de las causas que provocan acciones como las anteriores, es la normativa y los ins-
trumentos vigentes para la rehabilitación y restauración del Casco Antiguo; el marco legal
resulta muy general y los instrumentos para ejecutar las nuevas políticas sobre el
sitio han resultado insuficientes para regular adecuadamente su uso. No se adap-
tan a la problemática específica inherente al patrimonio cultural ni a las funciones sociales,
económicas y culturales que puede jugar dentro del complejo más amplio que es la Ciudad
de Panamá. Además, se carece de un inventario completo sobre el estado de los bienes
inmuebles; dándose una debilidad a la hora de actuar en pro del patrimonio.
Este ejemplo, a diferencia de los anteriores, señala que si bien la intervención directa de
los sectores privados en el uso del patrimonio puede traer consigo una dinamización de
la economía local, dicho uso puede también llegar a ser excluyente y poco democrático,
si las normas e instrumentos que protegen a los espacios patrimoniales como espacios
vivos, no contemplan toda la complejidad de medidas que combinan la salvaguardia del
patrimonio con el desarrollo.
85
Guía Sobre Políticas Culturales e Institucionalidad
En síntesis, los ejemplos planteados anteriormente permiten señalar que si los países Centroamericanos se deciden
a impulsar estrategias de cultura y desarrollo, uno de los primeros pasos es la revisión y actualización del marco
normativo sobre el patrimonio cultural vigente en cada país que implican las expresiones materiales e
inmateriales. Esta revisión debería incluirse precisamente, en los Proyectos de Ley que actualmente se impulsan
para la creación de Leyes Generales de Cultura, que forman parte del surgimiento de políticas culturales de nueva
generación.
El diseño y la gestión de instrumentos de política cultural
Los instrumentos de políticas son aquellos instrumentos y mecanismos que posibilitan la puesta en práctica las
políticas públicas. La característica que los distingue es que son medios para lograr objetivos mayores y no
fines en sí mismos. Son distinguibles porque no cumplen la función legislativa, normativa y estructuradora de insti-
tucionalidad a nivel macro que si tienen las políticas, las leyes o los sistemas de cultura. También se distinguen por
su naturaleza práctica orientada a lograr objetivos y a solucionar problemas.
Hay una gran cantidad y variedad de instrumentos de política que han generado los países. Se trata de un campo
vasto y diversificado que incluye desde instrumentos de carácter tecnológico como podrían ser los Sistemas de
Información Cultural (SIC), hasta instrumentos socio institucionales como la reglamentación de consejos regionales
o locales para el desarrollo cultural o la protección y salvaguardia de expresiones culturales.
Sin embargo, al igual que los otros elementos constituyentes del ámbito de las políticas culturales en sentido amplio,
los instrumentos de política pueden emerger en cualquier momento del proceso. Incluyendo ahí donde aún
no se ha formulado el documento oficial de la política, pero en donde ya se ha intencionado todo un proceso para
que la política cultural tenga las condiciones adecuadas para su emergencia, y pueda entrar en ejecución impulsan-
do un proyecto dado de desarrollo cultural o una transformación estratégica.
En este apartado nos limitaremos a señalar algunos instrumentos que han demostrado su efectividad en distintos
países, aunque tengan aun relativamente pocas aplicaciones en la región Centroamericana. En algunos apartados
anteriores de esta guía se ha hecho mención a instrumentos de política varios, tales como los Planes de Acción para
la Ejecución de Políticas Nacionales de cultura.
Para tal fin enfocaremos en instrumentos de política orientados a:
Fortalecimientosocio-institucional
• Consejosregionales y locales
• Programadeconcertación
Informacion y conocimiento
SIC
Planificación
• Planesterritorialesde desarrollo cultural
• Agendasdedesarrollo cultural de municipios
Financiamiento
• Fondosparaprocesos de revitalización cultural
• Programasdeincentivos
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INSTRUMENTOS PARA EL FORTALECIMIENTO SOCIO-INSTITUCIONAL
Instrumentos para el Fortalecimiento de los Consejos de Cultura
La creación de consejos de cultura de distinto alcance (nacional, regional, local) se ha im-
pulsado en varios países para establecer órganos de participación y deliberación para la
toma de decisiones de carácter descentralizado, que actúen como enlaces para la imple-
mentación de políticas culturales, con responsabilidades particulares según el nivel.
En los modelos de Políticas Culturales de nueva generación, también ha surgido la figura
de los Consejos Nacionales de Cultura, los cuales están conformados por una amplia
gama de actores y que, al adquirir responsabilidades como Consejo, representan un vía
mediante la cual la cuestión cultural deja de ser únicamente un asunto sectorial para invo-
lucrar a los distintos actores de un país. Este tipo de Consejo se está impulsando actual-
mente como parte del proceso de creación de una Política Nacional y una Ley General de
Cultura en Costa Rica.
Por otra parte, existen países donde se ha impulsado la conformación de Consejos de Cul-
tura Regionales y Consejos de Cultura Locales, los cuales se agrupan en torno a regiones
y municipios / territorios respectivamente-. Este es el caso de la experiencia Hondureña
en donde desde el año 2008 se impulsó la creación de este tipo de Consejos, como una
estrategia para descentralizar el proyecto de Política Nacional de Cultura que en ese en-
tonces se estaba impulsando.
Aquí nos concentraremos en la importancia de contar con instrumentos de reglamentación
de los Consejos regionales y locales, que puedan guiarlos a la apropiación efectiva de sus
funciones. Al tratarse de nuevas formas de institucionalidad cultural y la participación de
ciudadanos y actores locales, en funciones que no han ejercido antes, la reglamentación
de los consejos les permite entender mejor a los actores respectivos cuáles son sus funcio-
nes y responsabilidades respectivas y darse una idea de las capacidades, competencias
y recursos que se requieren para el cumplimiento efectivo de dichas funciones y deberes.
Imagen 4: Consejo Regional
Centro A,
Honduras. Taller
de Evaluación
Intermedia.
Fuente: © Oficina
UNESCO San José
87
Guía Sobre Políticas Culturales e Institucionalidad
Tanto los consejos de regiones específicas como los consejos locales que interactúan con estos, forman parte de
una nueva institucionalidad bajo una lógica de descentralización de la gestión cultural. Pero las funciones y
competencias de cada consejo son de naturaleza distinta.
En la experiencia de Honduras, los Consejos Regionales de Cultura tienen la función de fortalecer las redes y
circuitos patrimoniales, materiales e inmateriales, entre localidades y municipios de los departamentos, mediante el
diseño de estrategias regionales de cultura. Deberán velar también por la implementación de políticas culturales
relacionadas con fomento de la cultura y las artes, la preservación del patrimonio, la ampliación de la infraestructura
cultural y la promoción de la diversidad cultural de la región. Otra de las funciones clave de dichos consejos, es
propiciar la consolidación de los consejos locales y municipales de cultura como base de la implementación
de sus estrategias y políticas regionales. Asimismo, a nivel país, los consejos deberán acompañar la construcción
de políticas nacionales. Para lograr lo anterior, los Consejos Regionales deberán planificar, presupuestar y gestionar
la inversión cultural en su región en función de los circuitos culturales y las cadenas de valor priorizadas por los con-
sejos locales de cultura. Se convierten en una plataforma de participación de distintos actores, con representantes
de los consejos locales (Programa Conjunto Honduras 2012b).
Mientras, los Consejos Locales de Cultura propician la participación organizada de la ciudadanía de territorios y
municipios en la gestión de políticas culturales e inciden en el fortalecimiento de las municipalidades En este sentido
los consejos locales se convertirían en organismos de concertación entre las autoridades locales y la sociedad civil
y están conformados por representantes de organizaciones ciudadanas. Asimismo, deben orientar la definición de
políticas culturales y propuestas para su implementación a nivel local, defendiendo los intereses de los habitantes
locales. (Programa Conjunto Honduras 2012c).
La especificidad de las funciones y competencias de cada órgano y su complementariedad está orientada a permitir
que los intereses y expresiones culturales materiales e inmateriales del nivel local y territorial puedan emerger, y a la
vez escalar o tener voz en el nivel regional, como antesala de su resonancia en el nivel nacional76. De hecho, lo que
propone el Proyecto de la Ley General de Cultura de Honduras es que desde esta base territorial de los Consejos
Regionales y Locales, se constituya un Consejo Nacional de Cultura, el cual interactuaría en varios momentos con
los consejos sectoriales de cultura (cinematografía, libro, patrimonio, etc.), los cuales tendrían que crearse. Pero más
allá de esto, tanto la conformación de los Consejos como su interacción constituyen prácticas democráticas emer-
gentes de participación ciudadana, en donde a la par de la puesta en valor de las expresiones culturales, se dirimen
intereses de desarrollo local que resultan básicos para sus habitantes. De esta manera se propicia y evidencia el
vínculo entre cultura y desarrollo.
En este sentido, el porvenir de esta arquitectura institucional cultural dependerá en mucho de la estabilidad política
que en los próximos años logre Honduras como país y sistema nacional. Puesto aunque nuevas formas instituciona-
lidad e iniciativas surjan en el nivel territorial, y se conviertan en el germen de políticas culturales venideras o políticas
de hecho en el escenario local, su escalamiento y contribución a la gestión de la diversidad cultural de país se hace
difícil sin una articulación que pueda fortalecerlas.
76 Esto sobre todo, para las expresiones y recursos culturales que permanecen aun circunscritos en el nivel local. Puesto que hay otras expresiones que surgen en el nivel local pero que por su importancia estratégica son asumidos de manera más expedita por el nivel nacional. Un ejemplo de estos son espacios culturales como sitios arqueológicos y sitios históricos.
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En los anexos 3 y 4 insertos al final de esta Guía, se encontrarán los formatos de la regla-
mentación para los Consejos Regionales y Locales de Honduras, que fueron trabajados en
el Marco del Programa Conjunto de Naciones Unidas en ese país.
Un Programa para la Concertación:
La concertación ha sido y será un logro decisivo para la ejecución de políticas culturales
bajo cualquier modelo. Cuando se impulsa un modelo de políticas culturales de nueva
generación, la tarea de articular dinámicamente todas las partes puede resultar muy com-
pleja. Y más lo es la distribución equitativa de las oportunidades creadas con la instalación
de un modelo de políticas culturales que tiene como misión aplicar un enfoque de dere-
chos y democracia cultural. Es por esto que resulta interesante explorar la experiencia del
Programa de Concertación establecido en Colombia.
Este se creó para ejecutar la Política de Concertación, la cual se orientó a apoyar
instituciones y organizaciones culturales de diverso nivel de desarrollo, cobertura y ubica-
ción geográfica, para que sean capaces de satisfacer en forma flexible a las demandas de
las comunidades e impulsar procesos de participación, dando a este servicio estabilidad
frente a acontecimientos coyunturales y aportando al fortalecimiento de la institucionalidad
cultural. Con esto también se busca mejorar la interacción entre niveles institucionales
retomando el principio de subsidiariedad (Ministerio de Cultura de Colombia 2009:590)
OBJETIVO GENERAL DE LA POLÍTICA DE CONCERTACIÓN EN COLOMBIA
“La política de concertación, acorde con la Constitución Política, la Ley General de Cultura
y con el plan nacional y los planes municipales de desarrollo, busca impulsar, estimular y
hacer visibles procesos, proyectos y actividades culturales de interés común, en el marco
del reconocimiento y el respeto por la diversidad cultural de la nación colombiana, que
contribuyan a democratizar el acceso de las personas y las instituciones a los diferen-
tes bienes, servicios y manifestaciones culturales. Apoyar iniciativas culturales le permite
vincularlas al desarrollo local, regional ó nacional, articular diferentes sectores, generar
capacidades, fortalecer el Sistema Nacional de Cultura y aportar a la convivencia y al cre-
cimiento con equilibrio, equidad y sostenibilidad. Para lograr lo anterior las organizaciones
culturales del país de diverso nivel de desarrollo, cobertura y ubicación geográfica, presen-
tan proyectos culturales, respondiendo a una convocatoria anual que precisa procesos de
selección sistemáticos, de seguimiento al uso de los recursos públicos y de evaluación de
sus efectos culturales, tanto en las instituciones favorecidas, como en las propias comu-
nidades en las que se actúa, a través del apoyo financiero a los proyectos” (Ministerio de
Cultura de Colombia 2009: 594)
89
Guía Sobre Políticas Culturales e Institucionalidad
El Programa Nacional de Concertación también fue creado para cumplir la función de democratizar y descentralizar
el acceso a bienes, servicios y manifestaciones culturales, mediante la difusión amplia de procesos, proyectos y
actividades culturales (Ministerio de Cultura de Colombia 2010a). Además de apoyar los talentos, el Programa vela
porque el acceso cumpla el principio de equidad ahí donde la situación de pobreza, discapacidad, riesgo
o vulnerabilidad de grupos étnicos, etarios, o por condición de género, establecen brechas que deben aten-
derse con estrategias diferenciadas. Asimismo, el programa también redistribuye recursos para actividades
que, como la investigación cultural, tiene pocas posibilidades de llevarse a cabo con recursos propios en zonas de
riesgo.
INSTRUMENTOS PARA LA PLANIFICACIÓN DE POLÍTICAS QUE INTEGRAN CULTURA
Y DESARROLLO
Planes Estratégicos de Desarrollo Cultural y Agendas Municipales
Las políticas se implementan a través de planes, que se constituyen en los medios o instrumentos para lograr el
cambio deseado. Esto ocurre también en el nivel local y territorial donde la participación de la ciudadanía, las au-
toridades y los actores público/privados en la construcción de un futuro deseado y el bien común, encuentra
en los planes de desarrollo un punto de partida para organizar su energía social y compartir y distribuir responsa-
bilidades con miras a conseguir objetivos estratégicos.
Antón, señala que (2006: 29-30) que un Plan Estratégico de Desarrollo es un instrumento de gestión del desarro-
llo local, un proceso creativo orientado hacia la acción, que identifica los medios reales y las acciones prioritarias
y estratégicas para lograr objetivos. Para el autor, un elemento clave para el éxito de las políticas y objetivos de
desarrollo es saber diferenciar entre iniciativas locales y estrategias de desarrollo. En estas últimas hay una visión
compartida, se movilizan los actores locales y se suman esfuerzos, recursos financieros, recursos técnicos y de otra
índole y se quiere llegar a otro escenario que pueda implicar un proceso de 5 a l0 años plazo, que traiga consigo
una transformación sustantiva orientada por un proyecto común.
Dada la integralidad de la cultura misma, un Plan Estratégico de Desarrollo Cultural no puede ser nunca una agen-
da de actividades aisladas, sino una estrategia viable y bien informada sobre el potencial cultural, los riesgos y
amenazas que se ciernen sobre los recursos patrimoniales, expresiones culturales e identidades de comunidades
y pueblos. Asimismo, la cultura tiene relaciones fluidas con otras dimensiones como la economía, el ambiente y los
distintos ámbitos de lo social (salud, educación, etc.) por lo que un Plan Estratégico incluye estas dimensiones
y ámbitos pero partiendo de la cultura misma para abordarlos y dándole a esta un lugar preponderante. Otra
característica particular de los Planes de Desarrollo Cultural es que ninguna comunidad y pueblo está aislada y se
encuentran por el contrario en contacto permanente con otras culturas y territorios. Por tanto, un Plan de Desarrollo
Cultural debe también contemplar el peso de estas relaciones y la necesidad de instalar mecanismos de diálogo
intercultural, arreglos y concertaciones, lo cual adquiere peculiaridades cuando se trata de territorios multiétnicos y
pluriculturales.
Cuando los planes de desarrollo cultural de territorios específicos cuentan con una estructura sólida y consensua-
da con los distintos actores y organizaciones ciudadanas – producto de la participación civil- y con estrategias de
ejecución que parten de las características del tejido social de las comunidades, generalmente pueden responder a
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las demandas de bienes y servicios culturales de nivel local. Asimismo, un Plan de Desa-
rrollo Cultural Territorial debe partir necesariamente de los contenidos y recursos culturales
endógenos. Pero esto no quiere decir que en algunos aspectos y momentos, se pueda
recurrir a otro tipo de recursos técnicos o financieros, que puedan mejorar e innovar lo que
los territorios mismos ofrecen, sobre todo en términos de planificación y gestión.
Dos ejemplos de instrumentos participativos de planificación y gestión del desarrollo cul-
tural pueden encontrarse en Nicaragua y Honduras, desarrollados en el Marco de los
Programas Conjuntos de Naciones Unidas en los respectivos países. Se trata de los
de Planes Estratégicos de Desarrollo Cultural en la Costa Atlántica de Nicaragua y las
agendas Municipales de Cultura en Municipios de Honduras.
En el caso de la Costa Atlántica de Nicaragua, los Planes Estratégicos de Desarrollo Cul-
tural se elaboraron participativamente en cada pueblo o comunidad étnica presentes en
las dos Regiones Autónomas: La Región Autónoma del Atlántico Norte (RAAN) y la Región
Autónoma del Atlántico Sur. En estos planes se definieron actividades en el ámbito cultural
para un plazo de 5 años, dirigidas a promover, recuperar, revitalizar, proteger, salvaguar-
dar y preservar los conocimientos y saberes, manifestaciones y expresiones culturales,
recursos y riquezas culturales, e infraestructura cultural de los pueblos indígenas y afrodes-
cendientes de ambas regiones.
Dichos pueblos y comunidades ya contaban con la experiencia de haber desarrollado pro-
cesos de revitalización cultural de algunas de sus expresiones culturales, y con el antece-
dente inmediato de haber participado en el mapeo e inventario de sus recursos culturales.
Todo lo cual contó con el concurso y apoyo de las autoridades regionales y territoriales.
Asimismo, todas estas acciones estuvieron enmarcadas en la visión del Proyecto Autonó-
mico de la Costa Caribe y de la cultura (traducida en diversidad cultural) como el ámbito a
fortalecer para sustentar la autonomía.
Para la elaboración de los planes, se firmaron Partnership Agreements entre cada uno de
los gobiernos regionales y la UNESCO. Los planes se impulsaron con el objetivo de que se
convirtieran en el marco normativo para el desarrollo de la gestión cultural en am-
bas regiones. En el caso de la RAAN, la demanda del gobierno regional aceleró el proce-
so de la creación de una Política de Desarrollo Cultural Regional a la par de la elaboración
de los planes. Para esto se creó una Comisión de Trabajo integrada por los siguientes
actores (GRUN, FODM 2011)
• El Consejo Regional de la RAAN: Como el órgano máximo responsable que lidera la
Comisión de Trabajo en mención. Incluye la Comisión de Cultura del Consejo de la
RAAN como responsable de velar por el desarrollo, la gestión y la promoción cultural y
la Comisión de Turismo que trabaja estrechamente con la Comisión de cultura.
• El Gobierno Regional RAAN: Como el órgano ejecutivo que tiene en la Secretaría de
Cultura como entidad responsable de organizar y conducir las actividades de gestión
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Guía Sobre Políticas Culturales e Institucionalidad
promoción cultural en la región, ejecutando los distintos programas y planes en dialogo con el liderazgo de los
pueblos indígenas y afrodescendientes.
• El Instituto Nicaragüense de Cultura (INEC): Como institución rectora de las políticas culturales y planes de
desarrollo cultural a nivel nacional, que cuenta con un enlace institucional en la región y participación directa y
permanente.
Asimismo, en el marco del desarrollo del Programa Conjunto en la región, se invitó a participar en la Comisión de
Trabajo a la UNESCO al Centro para la Autonomía y el Desarrollo de los Pueblos Indígenas (CADPI) la cual es una
ONG de raigambre local, con experiencia en conducir el diagnóstico y mapeo cultural que realizó el Programa Con-
junto como la principal base de información actualizada sobre la situación y los recursos culturales de los diferentes
pueblos indígenas y afrodescendientes de la Región.
La elaboración de los planes estratégicos de desarrollo tuvo variaciones en la RAAN y La RAAS por las caracterís-
ticas particulares de cada una de estas regiones y las decisiones adoptadas por sus órganos de gobierno y autori-
dades. Pero puede decirse que hay tres antecedentes inmediatos que influyeron de manera decisiva en el proceso
de elaboración de los Planes:
El Diagnóstico y Mapeo Cultural de los Pueblos Indígenas y Afrodescendientes de la RAAN y la RAAS.
Puede decirse que los planes empezaron a construirse desde el mapeo de los recursos culturales de los pue-
blos, comunidades y territorios (Mískitu, Sumu-Mayangna, Ulwa, Rama, Creole y Garífuna), pues se trató de un
proceso altamente participativo, de investigación y construcción colectiva, donde surgieron los distintos ámbitos
que sustentan la diversidad cultural de las regiones, sus principales expresiones culturales e indicadores clave
que distinguen a estas culturas. El diagnóstico y el mapeo proveyeron de un acervo de información clave a los
planes, dentro de un proceso legítimo, que sentó un punto de partida o línea base para proponer que debería
hacerse en el futuro.
La Devolución de Resultados del Diagnóstico y Mapeo Culturales: La devolución tuvo objetivos múlti-
ples incluyendo el compartir hallazgos que propiciaron el dialogo intercultural. Se identificaron acciones para la
promoción y protección de las expresiones culturales y modos de vida mediante la aplicación de análisis
FODA y la sistematización de recomendaciones. De aquí surgieron propuestas para impulsar acciones de fo-
mento, protección, revitalización, capacitación y gestión del desarrollo cultural. Todo esto brindó ya una serie de
contenidos y lineamientos tanto para la elaboración de los Planes como para la construcción de una propuesta
de política cultural que lideró la RAAN.
La Formulación y Aprobación de una propuesta de Política para el desarrollo Cultural de las regiones.
El diseño de esta política constituye una demanda surgida en este proceso, se elaboró un documento con una
propuesta de política para el desarrollo cultural de las regiones autónomas. Dicha política se definió como el ”
….conjunto de lineamientos, estrategias, programas, proyectos, medidas y acciones, e institucionalidad, que en
los ámbitos público y privado, y enmarcados en el derecho internacional, la constitución política y marco jurídico
particular que sustenta el Régimen de Autonomía, rescaten, protejan, revitalicen, reafirmen, fortalezcan, conso-
liden y aseguren esos modos de vida, sistemas de valores, tradiciones, creencias, conocimientos tradicionales,
modelos de desarrollo, visiones y espiritualidad de los pueblos indígenas y afrodescendientes en ambas regiones,
así como el reconocimiento, respeto y ejercicio pleno de sus derechos culturales (IBIDEM:4)”. El documento de
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política fue aprobado por el Consejo Regional Autónomo de la RAAN, y su contenido
fue publicado en La Gaceta, Diario Oficial, No. 174 del 16 de septiembre de 2011, pero
ha sido sometido a revisión posteriormente y existente propuestas e enmiendas. Mien-
tras tanto en la RAAS se realizó un proceso de Planificación estratégica. Es importante
señalar que la política fue elaborada mientras aún se desarrollaban los procesos de
elaboración de los planes.
Con todos antecedentes, los principales pasos metodológicos para desarrollar los planes
estratégicos de desarrollo cultural por pueblo o territorio fueron los siguientes (FODM,
Programa Conjunto “Revitalización Cultural y Desarrollo Productivo Creativo en la Costa
Caribe de Nicaragua” (2012b: 3)
a) Revisión de Documentación Pertinente para la Formulación de los Planes:
Incluyendo todos los informes generados en el Diagnostico y Mapeo de Recursos
Culturales, memorias de talleres, documentos que arrojan luz sobre la situación
de la tenencia de la tierra, entre otros. En este sentido, el proceso contó con un
acervo de información relevante que permitió la elaboración de Planes informados,
y no basados mayoritariamente en percepciones.
b) Proceso de Consulta para la Formulación de los Planes: La consulta fue
estructurada a partir de una serie de talleres participativos que reunieron actores
culturales, autoridades comunales, territoriales, representantes institucionales del
gobierno regional y central y representantes de la sociedad civil, en los cuales se
hicieron análisis de la situación particular que afecta a los pueblos indígenas y
afrodescendientes en ambas regiones, se elaboraron matrices FODA y definieron
de acciones a incorporar en los planes.
c) Elaboración de las Propuestas de Planes de Desarrollo Cultural: A Partir de
los insumos recogidas en los pasos anteriores, se procedió a hacer documentos
con propuestas de planes de desarrollo cultural según los distintos pueblos que
habitan las dos regiones. Dando como resultado propuestas de Planes Estratégi-
cos de Desarrollo Cultural por pueblo y una serie de Planes de Desarrollo Cultu-
ral de carácter operativo –territorial.Cabe señalar que si bien todo el proceso de
elaboración de los planes fue participativo, en ambas regiones hubo la necesidad
de contratar diferentes consultorías para apoyar técnicamente el proceso. En el
caso de la RAAS se contrató a un consultor y en la RAAN la ONG local CADPI
jugó un papel clave en términos técnicos. Si bien la coordinación de éstos con las
Secretarias de Cultura, la UNESCO, con la coordinación del Instituto Nicaragüen-
se de Cultura y las Comisiones de cultura, educación, deporte y planificación de
los respectivos Consejos Regionales fue permanente, se evidencia una vez más
que muchas regiones, territorios y localidades de Centroamérica no son autosu-
ficientes en términos de cuadros técnicos de nivel endógeno que probablemente
permitirían abordajes más especializados y diferenciados en las distintas culturas.
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Guía Sobre Políticas Culturales e Institucionalidad
d) Validación de las Propuestas de los Planes de Desarrollo Cultural: La validación no se desarrolló en
forma completa y óptima por limitaciones de tiempo y recurso en la práctica. En el caso de los Planes Estra-
tégicos de Desarrollo cultural se desarrollaron algunos talleres in situ. Y en el caso de los Planes Operativos,
se hicieron consultas directas e indirectas a autoridades locales. Finalmente se entregaron los planes a los
respectivos.
La sistematización completa de la metodología seguida (incluyendo los pasos en la ejecución de los talleres para la
elaboración de los planes), así como los planes de desarrollo cultural elaborados por pueblo o territorio de ambas
Regiones Autónomas, puede encontrarse en los Anexos 5 y 6 de esta guía. Una lección aprendida que se des-
prende de dicha sistematización es la necesidad de fortalecer la institucionalidad local para viabilizar la ejecución de
los planes.
Otro ejemplo de instrumento de planificación y gestión para el desarrollo cultural que puede resultar muy útil para
los países, es la construcción de Agendas Municipales de Cultura. Idealmente estas agendas deben ser comple-
mentarias y afines con un proceso de construcción institucional de planes regionales y locales de desarrollo cultural
de pueblos y territorios similares a los antes descritos. Un ejemplo que ilustra lo anterior es el proceso de construc-
ción de la Agenda Cultural del Municipio de San Pedro Sula, Departamento de Cortés en Honduras.
Dichas agendas no constituyen una herramienta aislada sino que son un eslabón en un encadenamiento de
acciones que pretende darle porosidad a la planificación y la gestión de las políticas territoriales en el ámbito local:
“La agenda Cultural de San Pedro Sula es la culminación de una proceso de formación y fortaleci-
miento de Consejo Regional de Cultura, y el inicio de un proceso coordinado de la gestión cultural en-
caminado a la construcción de Estrategias Municipales, Regionales lo mismo que políticas Culturales
Regionales y la Ley Nacional de Cultura” (Programa Conjunto Creatividad e Identidad Cultural para el
Desarrollo Local; FODM, 2011: 1)
De hecho, si bien hubo participación directa de los actores públicos y privados del Municipio, actores culturales,
ciudadanos en la elaboración de la agenda también participaron directivos del Consejo Regional de Cultura
de la Región Norte A; y técnicos de las agencias líder de Naciones Unidas en el Marco del Programa Conjunto.
Lo cual expresa un interés de encadenamiento de una institucionalidad que aborda en nivel local, pero que va más
allá de este.
La agenda fue formulada mediante la organización de un taller que abordó la realidad cultural del municipio, y con
el objetivo expreso de propiciar alianzas para la construcción de estrategias culturales municipales y la gestión del
desarrollo a través de la cultura (IBIDEM). Para la construcción de la Agenda de Cultura del Municipio se siguió la
siguiente metodología:
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FIGURA 7: Pasos metodológicos para la Construcción
de la Agenda Cultural Municipal
Municipio del Valle del Sula, Departamento de Cortés, Honduras
Fuente: Elaboración propia con información de (Programa Conjunto Creatividad e Identidad Cultural
para el Desarrollo Local; FODM, 2011)
En el anexo 7 de esta guía puede encontrarse la Propuesta de Agenda Municipal de Cul-
tura San Pedro Sula, Cortés, Honduras.
INSTRUMENTOS DE INFORMACIÓN Y CONOCIMIENTO
La definición y el diseño de políticas públicas requieren de procesos de toma de decisiones
y por tanto, de información veraz y confiable que las sustente. Una política debe compro-
bar que la propuesta que le sirve de base es, además de apropiada y legitima, necesaria
para lograr un mayor y mejor nivel de desarrollo para todas las personas.
Una de las finalidades de los sistemas de información cultural (SIC) y sus instrumentos
conexos tales como los inventarios y mapeos de recursos culturales y los sistemas de indi-
cadores es, precisamente, apoyar la toma de decisiones de actores sociales e instituciona-
les, ya sea de nivel local o nacional. Por sus características, estos instrumentos son útiles
para la planificación y la gestión de procesos de mediano y largo plazo, es decir la parte
prospectiva del diseño y ejecución de políticas. En este sentido la Guía para el Desarrollo
de Sistemas de Información Cultural en Centroamérica (Leyva 2012), integrada a la Caja
de Herramientas UNESCO en Cultura y Desarrollo, resulta una valiosa herramienta para
• Valle del Sula • Desarrollo, recursos
culturales.
• Causas• Efectos
• Mapeo Actores• Análisis potenciales
y limitaciones
• Visión• Misión• Principios y
valores
• De acciones estratégicas
• De Acción Cultural
ContextoÁrbol
Problemas
Instituciones Marco Estratégico
Planes
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Guía Sobre Políticas Culturales e Institucionalidad
comprender las múltiples utilidades que estos instrumentos brindan a la gestión de políticas culturales. Una de las
propuestas valiosas de la guía mencionada, es entender que el elemento tecnológico es un aspecto importante y un signo clave de nuestro tiempo en la era del conocimiento y la información, pero que sin el desarrollo de capacidades humanas adecuadas que puedan soportar verdaderas redes sociales de conocimiento, las posibilidades reales de lo tecnológico pueden sobrevalorarse.
El conocimiento y la información son fundamentalmente expresiones culturales de las sociedades, que han pasado y pasarán por largos procesos inter-generacionales de perfeccionamiento. Si esto se toma como punto de partida, los instrumentos de información y conocimiento para valorizar y proteger las expresiones culturales pueden ser muchos y no únicamente aquellos que suelen multiplicarse más, tales como la geo-referenciación de expresiones culturales o los Directorios de Portadores de conocimiento y Expresiones culturales. La proliferación de los avances tecnológicos y el abaratamiento de ciertas tecnologías también podría hacer más viable el registro fotográfico y de video de las produc-ciones culturales, desde la perspectiva propia e interna de las comunidades étnicas y culturalmente diversas, siempre tomando en cuenta aspectos limitantes y potenciadores tales como la brecha tecnológica que afecta a las localidades rurales Centroamericanas o la proclividad de las generaciones jóvenes de manejar más fluidamente estas tecnologías o las necesidades de capacitación inherentes. Todas estas herramientas pueden actuar como respaldo de políticas culturales de promoción, salvaguardia y protección de expresiones patrimoniales o no.
Por otra parte, mantener viva la red social de conocimiento y la transferencia inter-generacional del patri-monio que es básica para soportar los beneficios de las plataformas tecnológicas, requerirá que las políticas cultura-les promuevan con sus acciones, una frecuencia considerable en el encuentro entre generaciones portadoras de conocimiento y otras generaciones locales que por distintas razones, de han alejado o desligado de los proceso de transferencia cultural del conocimiento o endoculturación . Para lograr esto, pueden realizarse ac-ciones muy directas y simples tales como talleres o encuentros entre jóvenes y portadores (as) de conocimiento, tal y cual ha fomentado el Ministerio de Cultura de Costa Rica (OEA 2011:31-32), o bien impulsar redes de investigado-res culturales endógenas en territorios étnicamente diferenciados, como se ha hecho en esfuerzos de revitalización cultural en la Costa Atlántica de Nicaragua, y en el rescate de las expresiones culturales de las Comarcas Indígenas Panameñas en el marco de las acciones e protección del Patrimonio Nacional impulsadas el Ministerio de Industria y Comercio de Panana (MICI).
Finalmente, la OEA reporta una experiencia interesante en términos de la identificación de medios para promocio-nar la diversidad cultural, el dialogo intercultural y reducir costos de contactos y realimentaciones regionales con la iniciativa Atlas del Caribe. (OEA 2011:48). Debido a las características de locación insular de la gran región Caribe, su nivel de desarrollo dispar y su identidad multiétnica, los costos de promocionar dicha diversidad cultural se incrementan. Similarmente, los costos de investigación para proceso de revitalización cultural y diseño de es-trategias de salvaguardia y protección de expresiones culturales son altos. El Atlas del Caribe es una respuesta ente estas limitantes. Constituye una red viva de conocimiento e información entre los distintos países, fomentando iniciativas de investigación acción participativa e intercambio. Un atractor o instrumento para permitir la reunión de esa diversidad cultural es el documento electrónico Atlas Caribe, el cual se describe como:
“…Una metodología dialógica”, que busca un enfoque holístico sobre la región, integra la perspectiva de la cultura como agente cardinal para el desarrollo de los pueblos, emplea las ventajas de las actua-les tecnologías de la información y se basa en el criterio de la unidad construida desde la diversidad” (IBIDEM 96).
Esta iniciativa podría ser útil de revisar para organismos de nivel regional centroamericano, que buscan traban sobre la promoción y el fortalecimiento de la diversidad cultural de Centroamérica.
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INSTRUMENTOS PARA EL FINANCIAMIENTO DE PROCESOS-POLITICA
Fondos para Procesos de Producción y revitalización Cultural
Los procesos de producción y revitalización cultural por lo general requieren fondos para la investigación y otras actividades, que en general no son vistas como prioridades de inversión pública en los países Centroamericanos. No obstante, lograr un mejor y mayor posicionamiento de la cultura en las agendas de las instituciones locales y territoriales ad-quiere mayores condiciones de posibilidad cuando se realizan estos procesos.
El Programa Conjunto “Revitalización Cultural y Desarrollo Productivo Creativo de la Cos-ta Caribe de Nicaragua” impulsado por el Sistema de Naciones Unidas en las Regiones Autónomas, incluyó en su formulación el establecimiento del fondo PROCULTURA, como “una de sus principales estrategias de incentivo a la creación y revitalización culturales y la conservación, promoción y divulgación del patrimonio cultural (PRODOC; FODM 2008: 19)
Se planteó desde un inicio que las comunidades y grupos culturales tendrían el apoyo de la Red de Promotores para la formulación de sus propuestas y el seguimiento al proceso de acceso a fondos, con el fin de aumentar la oferta artística y cultural local para la pobla-ción local y la visitación Turística. Con este fin el fondo facilitó financiamiento para fortale-cer expresiones culturales de las localidades de ambas regiones tales como tales como artesanía local, pintura, música, danza o gastronomía, que en algunos casos permitieron el rescate de prácticas que se encuentran en riesgo de desaparición, Las actividades del fondo involucraron a los gestores culturales de la Región. El impacto del fondo sin em-bargo muestra limitaciones en términos de la sostenibilidad de estas actividades. En los siguientes vínculos se localizan videos sobre los resultados de ejecución del fondo.
http://www.youtube.com/watch?v=fFGTJqgME3E
http://www.youtube.com/watch?v=DzMxLYqR-p4
Programas de Incentivos y transferencias
Los instrumentos de incentivos pueden ser medios poderosos para unir los apoyos na-cionales o internacionales a los esfuerzos locales, sobre todo en poblaciones y co-munidades que no cuentan con medios privados para poder llevar adelante sus proyectos culturales. En algunos países Centroamericanos, los incentivos se han confundido con do-naciones o ayudas, que finalmente tienden a fomentar relaciones clientelistas. A diferencia de lo anterior, los incentivos pueden entenderse como un PLUS que estimula de forma estratégica, un esfuerzo ya existente en las localidades y territorios, pero que requiere para su crecimiento y consolidación, de recursos que no están al alcance de los grupos y comunidades.
La experiencia del Programa de Estímulos en Colombia representa un ejemplo interesante de tomar en consideración. El Programa de Estímulos en Colombia es complementario con el Programa de Concertación antes descrito. Ambos nacen de Políticas ad hoc que se convierten después en programas (Ministerio de Cultura del Colombia 2009).
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Guía Sobre Políticas Culturales e Institucionalidad
Otro ejemplo Latinoamericano es el Programa Cultura Viva en Brasil, el cual tiene como objetivo Ampliar y mejorar el acceso de las comunidades excluidas al usufructo de los bienes culturales y los medios del disfrute, la producción y la difusión de las artes y el patrimonio cultural. El Programa se implementa a partir de la creación de puntos de cultura, que finalmente crean una Red de creación y gestión cultural. El programa es impulsado del Ministerio de cultura de Brasil, a través de la Secretaria de ciudadanía cultural desde el 2004 y se desarrolla en todo el territorio nacional. Es financiado mediante transferencias de Gobierno Federal (OEA 2011:16-20).
La institucionalidad vinculada a las políticas de cultura y desarrollo
La institucionalidad es uno de los temas claves en el ámbito de las políticas culturales, porque es a la vez medio y fin de las mismas. Para analizar esta relación, en esta parte final de la Guía presentamos un caso de estudio, con el objetivo de profundizar en el tema, y a la vez ilustrar conceptos anteriormente planteados.
Las regiones autónomas de la costa caribe Nicaragua como escenario de creación y gestión de
políticas e institucionalidad cultural integrada al desarrollo
Presentación
El caso que a continuación se presenta tiene como objetivo didáctico ilustrar relaciones y nociones claves anterior-mente descritas en esta guía a partir de una experiencia real. Asimismo, de la experiencia surgen ejemplos y herra-mientas que ayudan a dimensionar y afrontar la singular tarea de construir nuevas generaciones de instituciones y políticas culturales integradas al desarrollo, enfocadas en una unidad de planificación y gestión de nivel territorial-regional.
En dicha experiencia se conjuga la riqueza histórica y dinámica particular de la Costa Caribe Nicaragüense y la ex-periencia del Programa Conjunto de Naciones Unidas “Revitalización Cultural y Desarrollo Productivo-Creativo de la Costa Caribe de Nicaragua” 77 en el período 2009-2012. La ejecución reciente de dicho Programa representa un punto en un largo proceso histórico en que los actores de la Costa Caribe han imaginado y afirmado colectivamente la posibilidad de articular un Proyecto Autonómico basado en derechos históricos, la diversidad cultural y las identi-dades de la Costa. Esta posibilidad tomó mayor fuerza con la promulgación de la Ley de Autonomía de las Regiones Autónomas Atlántico Norte (RAAS) y Atlántico Sur (RASS) de la Costa Caribe de Nicaragua en 1987, en el marco de una nueva Constitución Nacional aprobada ese mismo año, que declara el carácter multiétnico de la Sociedad y el Estado Nicaragüense, y que por tanto abre, legitima y reglamenta el espacio del Proyecto Autonómico Regional dentro del Sistema Nacional y del imaginario país.
Los actores, instituciones, pueblos y territorios de la Costa Caribe se enfrentan en la actualidad al desafío de llevar ese proyecto autonómico a la práctica, con el necesario apoyo del Estado Nacional y probablemente de otros orga-nismos e instituciones, pero con un espíritu de autodeterminación. Reto que está dando lugar al surgimiento de un modelo de cultura y desarrollo particular en un contexto regional multicultural y multiétnico, en el cual las políticas y la institucionalidad cultural tienen un papel clave en el presente y en el futuro.
En este contexto, la ejecución del Programa Conjunto se integró al proceso de las Regiones Autónomas como una intervención de mediano plazo, que mediante un abordaje multinivel de la institucionalidad regional y sus vínculos
77 En adelante “Programa Conjunto”.
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con nivel nacional, la puesta en práctica del dialogo intercultural y el reconocimiento hacia los actores, instituciones e identidad propia de la Costa, apostó a que las inversiones y recursos técnicos del Programa potenciaran la ruta propia que el proyecto autonómico está trazando.
La clave para esto ha descansado en unir esfuerzos para la puesta en valor de la Cul-tura de la Costa y su diversidad. Entendiendo la cultura como ese sustrato común donde otras capacidades y competencias para el desarrollo económico, social, político y el manejo sostenible del ambiente emergen y se fortalecen. A partir de las dinámicas endógenas de las regiones autónomas, se combinaron procesos de revitalización de ex-presiones culturales, se activaron capacidades organizativas para múltiples propósitos, se acompañó el diálogo y la comprensión sobre el ejercicio de los derechos culturales y los rasgos particulares de éstos en sociedades multiculturales y multiétnicas; se formularon agendas de cultura y desarrollo y planes de desarrollo cultural de pueblos y territorios. Simultáneamente se apoyó la creación instancias regionales para la gestión de la cultura y se fortalecieron los vínculos entre ésta y la institucionalidad de nivel nacional.
El nuevo posicionamiento de la cultura y el fortalecimiento de las identidades resultante de esto, generó a su vez efectos multiplicadores en los gobiernos locales y en los órganos de gobierno regional, fortaleciendo agendas culturales en los municipios y generando condi-ciones básicas para la creación de la Política Cultural de una de las regiones: la Región Autónoma del Atlántico Norte (RAAN), la cual fue aprobada por el órgano de gobierno regional y publicada en la gaceta en agosto del 2011. Recientemente se ha propuesto que ambas regiones adopten esta política con enmiendas a discutirse en un foro sobre políticas culturales, para valorar los cambios por hacer y las implicaciones de adoptar la Política en la RAAS78.
Para entender cómo se ha dado esta transformación y la complejidad que le es propia, se presentan a continuación las claves de la experiencia y del contexto regional, brindando a su vez referencias a material complementario que puede ser consultado para profundizar en ésta.
Antecedentes: La cultura como eje central del programa conjunto
Cuando en el 2008 se consulta al Gobierno de Nicaragua dónde enfocar los objetivos del Programa Conjunto de Naciones Unidas en ese país, éste define claramente que la Costa Caribe es prioridad en el Plan Nacional de Desarrollo, el cual incluye la Estrategia Reforza-da de Crecimiento Económico y Reducción de la Pobreza (ERCERP). La Costa Caribe de Nicaragua concentra una problemática de pobreza “dura” y exclusión social que se reflejan en bajos índices de desarrollo humano a nivel nacional79 (PNUD 2005:67). Aunado a lo anterior, las demandas históricas de la región por un desarrollo adecuado a sus caracte-rísticas y su lucha por afirmar su condición autónoma, multicultural y multiétnica única en el país, se reflejaron en el reconocimiento nacional de que la Costa Caribe requería de una gestión del desarrollo muy particular, dado que su formación económico-social es especí-fica y diferenciable del resto del país (PNUD 2004). Detrás de este reconocimiento se abría
78 Comunicación con Margarita Antonio, mayo 2012. 79 “…el índice de Desarrollo Humano IDH, para la RAAN es de 0,466, y para la RASS 0,454. Am-
bas regiones presentan condiciones de desarrollo humano bajo”.
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Guía Sobre Políticas Culturales e Institucionalidad
paso una vez más la puesta en marcha del proyecto autonómico regional, que impulsara la superación de la pobreza estructural y un desarrollo regional y territorial ajustado a la realidad e identidad singular de la Costa.
Esto a su vez requeriría de una nueva generación de políticas e institucionalidad que construyera los ligámenes oportunos con lo ya existente, pero que también diera espacios a nuevos ámbitos de acción y organización local. Así, las Regiones Autónomas de la Costa Caribe de Nicaragua fueron establecidas como el territorio de intervención del Programa Conjunto, el cual se fijaría siguientes resultados principales:
Cuadro XX: Resultados planteados para el Programa Conjunto “Revitalización Cultural y Desarrollo productivo-creativo de la Costa Caribe de Nicaragua
Resultado 1: Fortalecidas las capacidades de revitalización, gestión, producción y adminis-tración cultural de los pueblos indígenas y afrodescendientes de la Costa Caribe Nicaragüen-se: Miskito, Garífuna, Creole, Ulwa, Mayangna y Rama.
Resultado 2: Políticas Culturales fortalecidas para la revitalización y promoción de la diversi-dad cultural de los pueblos indígenas y afrodescendientes de la Costa Caribe, y laprotección del patrimonio cultural.
Resultado 3: Estudios generados, sistematizados y divulgados sobre el patrimonio cultural material e inmaterial y las expresiones de diversidad y creatividad culturales de los pueblos indígenas y afrodescendientes de la Costa Caribe
Resultado 4: Fortalecidas las identidades culturales de los pueblos indígenas y afrodescen-dientes de la Costa Caribe a través de emprendimientos culturales y creativos.
Resultado 5: Potenciada la herencia cultural y natural de los pueblos indígenas y afrodes-cendientes de la Costa Caribe a través de un turismo cultural responsable y sostenible que contribuya al desarrollo social y a la preservación del patrimonio tangible e intangible.
Fuente: PRODOC, Ventana Cultura y Desarrollo, FODM (2008). Documento del Programa Conjunto Revitalización Cultural y Desarrollo Productivo y Creativo en la Costa Caribe de Nicaragua. Managua, Nicaragua, PRODOC, Ventana Cultura y Desarrollo, FODM, p:6
En la consecución de estos resultados habrían de trabajar juntas del 2009 al 2012 las agencias de Naciones Uni-das80 y las contrapartes nacionales y regionales: El Instituto Nacional de Turismo (INTUR), el Instituto Nacional de Cultura (INEC), los Consejos Regionales Autónomos de la Región Autónoma Atlántico Norte (RAAN) y de la Región Autónoma Atlántico Sur (RAAS) y la Secretaria de Desarrollo de la Costa Caribe81, teniendo un presupuesto total para su ejecución de US 8.464.166,80. Este caso enfoca en la evolución del resultado 2 antes señalado82, que en el desglose de presupuesto se le asignó un monto de US 795.250.
80 UNESCO, PNUD, OMT, ONUDI, OIT, y UNICEF. 81 Otros socios del Programa contemplados desde su formulación son el Sistema Educativo Autonómico Regional (SEAR) y las
autoridades municipales, territoriales y comunales y las organizaciones sociales de los territorios (Gobierno de la República de Nicaragua y Sistema de Naciones Unidas 2008: 7)
82 No obstante, debe entenderse que en un proceso de tales características, las acciones y resultados se vinculan estrecha-mente. No hay secuencias lineales entre las relaciones y efectos que se establecen entre estos. Asimismo, desde una visión de proceso deben tomarse en cuenta los encadenamientos con esfuerzos e inversiones anteriores y sucesivas al Programa Conjunto que inciden en la dinámica de las regiones.
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Tres años después de su inicio, la cadena de impacto del Programa Conjunto83 (UNESCO 2012) y sus resultados muestran que las acciones emprendidas para alcanzar todos los resultados propuestos se auto-reforzaron, de forma tal que dicha cadena muestra apro-vechamientos principales agregados. Este encadenamiento de efectos se ilustra más ade-lante cuando se aborda la elaboración de los planes estratégicos de desarrollo cultural por pueblo o territorio.
En el caso específico del resultado 2 del Programa, los productos e indicadores fueron definidos de la siguiente forma:
83 UNESCO (2012). Cadena de Impacto del Programa Conjunto, documento de trabajo sin publi-car, Oficina de UNESCO para Centroamérica, San José.
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Guía Sobre Políticas Culturales e Institucionalidad
Cuadro 1: Productos e indicadores del resultado 2 del Programa Conjunto: Políticas Culturales fortalecidas para la Revitalización y Promoción de la Diversidad Cultural de los Pueblos Indígenas y Afrodescendientes de la Costa Caribe, y la Protección del Patrimonio Cultural
PRODUCTOS INDICADORES
2.1 Autoridades nacionales, re-
gionales, municipales y comuna-
les incorporan políticas, planes y
programas favorables a la revitali-
zación y gestión de los bienes cul-
turales patrimoniales (Patrimonio
material e inmaterial) y a la crea-
ción, producción y difusión de pro-
ductos creativos
IND: Los seis (6) pueblos indígenas y afrodescendientes tienen planes estra-
tégicos que les permiten definir claramente cómo van a fomentar las expresio-
nes culturales de sus comunidades lo cual facilita el diálogo intragrupo y con
los Gobiernos Regionales y Nacional.
IND: La socialización de los contenidos de las convenciones internacionales y
leyes nacionales facilitan la comprensión de los pueblos indígenas y afrodes-
cendientes del soporte legal que ofrecen estas convenciones a las acciones y
reivindicaciones encaminadas a defender derechos culturales.
IND Se definieron Indicadores de impacto de la cultura en la economía e indi-
cadores de la situación de la oferta cultural que ofrece el país.
IND: Instituciones de Gobierno ‐ INIDE, salud, educación, cultura‐ compro-
metidas a incluir indicadores de la oferta cultural e impacto de la cultura en el
desarrollo en sus sistemas de levantamiento y análisis de información.
2.2 Fortalecidas las instancias
culturales de los Gobiernos Autó-
nomos de la Costa Caribe y sus
relaciones con el Instituto Nicara-
güense de Cultura (INC).
IND: Se han creado vínculos entre el Instituto Nicaragüense de Cultura (INC),
las Secretarías de Cultura Regionales y las casas de la cultura lo que permitió
organizar los procedimientos de fomento al desarrollo cultural y creativo.
2.3 Fortalecidos los contenidos
programáticos del Sistema Educa-
tivo Autonómico Regional (SEAR)
relacionados a la revitalización cul-
tural y la diversidad lingüística.
IND: En 3 años se alcanzó en 70% la meta de tener curricula y materiales de
educación primaria en cuatro lenguas originarias.
IND: En el 2011, las 2 escuelas de formadores de maestros de la Costa Cari-
be tienen métodos definidos y materiales específicos para vincular el tema de
la interculturalidad en la docencia y fueron capacitados al menos 40 maestros.
2.4 Fortalecida la participación es-
tudiantes y docentes de la Costa
Caribe en los procesos de revita-
lización, creación, producción y
transmisión cultural implementa-
dos en este Programa.
IND: 50% de las actividades del Programa han incluido a pasantes, ya sean
estudiantes o maestros, en su desarrollo, facilitando, de esta manera, la apro-
piación local de procesos que contribuyen a la revitalización cultural.
IND: Los 10 Centros de Cultura promovidos por el Programa y al menos 8
organizaciones de la Costa Caribe tienen copias de los materiales de capaci-
tación y difusión producida por el Programa y hacen uso de ellos.
Fuente: PRODOC, Ventana Cultura y Desarrollo, FODM (2008). Documento del Programa Conjunto Revitalización Cultural y Desarrollo Productivo y Creativo en la Costa Caribe de Nicaragua. Managua, Nicaragua, PRODOC, Ventana Cultura y Desa-
rrollo, FODM, p:6
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Como es notable para el resultado 2, no se
incluyó explícitamente en la formulación del
Programa el diseño de políticas culturales,
sino que en cierta forma se dio por sentado
que a través de la elaboración participativa de
los planes de desarrollo de los pueblos indíge-
nas y afrodescendientes se llegaría a una po-
lítica cultural como parte del proceso (Muñoz
2011). Lo anterior adquiría sentido en un es-
cenario donde se contaba ya con instrumen-
tos legales propicios, incluyendo la existencia
de una Política Nacional de Cultura, donde
había antecedentes de procesos de revitaliza-
ción cultural y el Programa mismo incluía tam-
bién un resultado en este tema así como en
el tema de fortalecimiento de las instituciones
culturales.
En síntesis: la formulación participativa del
Programa Conjunto integró la demanda de las
Regiones Autónomas por convertir a la cul-
tura en el eje central de la intervención. Esta
capacidad de incidencia de los actores y me-
canismos de consulta para la formulación del
Programa forma parte de un continuum en la
lucha de los actores e instituciones de la Cos-
ta Atlántica, por crear un modelo de cultura
y desarrollo sostenible vinculado al proyecto
autonómico. De forma tal que la misma formulación del Programa Conjunto cons-
tituye un ejemplo sobre cómo los actores locales pueden incidir en la creación
de institucionalidad y políticas culturales, orientando en direcciones especificas
recursos técnicos e inversiones. Es decir, pueden incidir en la construcción de
una demanda de políticas de abajo a arriba.
Si bien es probable que las regiones autónomas no sean totalmente autosuficientes, en
términos de los recursos técnicos necesarios para gestionar la nueva generación de ins-
titucionalidad y políticas públicas que son vitales para el Proyecto Autonómico, si fueron
capaces de orientar la ejecución del Programa en la dirección no convencional que sus
desafíos ameritaban, resultando de esto mayores capacidades locales instaladas para en-
frentar sus desafíos.
LECCIÓN 1
Los actores sociales e institucionales de un territorio pueden incidir en la construcción de la demanda de políticas culturales vinculadas al desarrollo; o bien alternativamen-te en la integración de la cultura como dimensión estratégica del proyecto de desarrollo del territo-rio. La experiencia de la Costa Caribe de Nicaragua señala que los proce-sos de revitalización cultural son claves para que esto ocurra, puesto que el fortalecimiento de las identida-des y las capacidades organizativas que surgen a partir de estos, son cla-ves para imaginar y proponer el mo-delo de desarrollo que la población requiere y aspira. Surge además la posibilidad de poner límites a las inter-venciones que no se complementan con el proyecto territorio y reorientar-las hacia sus objetivos o propósitos mayores. Otras condiciones básicas para incidir sobre la demanda de ins-tituciones y políticas culturales son el fortalecimiento político-organizativo, la consciencia sobre los derechos culturales.
103
Guía Sobre Políticas Culturales e Institucionalidad
De hecho, varios intentos de formulación inicial del Programa Conjunto fueron rechazados por considerarse muy
enfocados hacia el turismo, aunque éste ya era reconocido como una alternativa de desarrollo viable para las regio-
nes autónomas (Muñoz 2011). La formulación del Programa se aprobó sólo cuando se consideró que el abordaje
de la cultura alcanzó a ser lo suficientemente integral para convertirse en la base de su ejecución. Como apunta el
mismo texto del Programa Conjunto:
“Los pueblos perciben su problemática, así como sus
oportunidades de desarrollo, a través del prisma de
sus culturas particulares. Por consiguiente, plantean la
revitalización cultural como un elemento esencial para
su empoderamiento. Estas percepciones y reclamo de
derechos han sido consideradas como elementos fun-
damentales al momento de definir la población meta,
los lineamientos y las acciones de este Programa”…
…“antes de desarrollar opciones de turismo, se debe
fortalecer y revitalizar la cultura, de manera que sea este
empoderamiento y arraigo cultural el que permita pro-
mover el turismo cultural como opción económica para
los pueblos indígenas y afro descendientes del Caribe”
(PRODOC et al. 2008 p. 11 -15)
El proyecto autonómico de la Costa Caribe de Nicaragua como guía para la praxis
El proyecto autonómico de la Costa Caribe representa un proceso de autodeterminación de una sociedad multicul-
tural diversa, articulada por distintos modos de vida y expresiones culturales ligadas a las identidades de pueblos y
comunidades únicas. Este proceso se encuentra incorporado en un sistema-país, y desde el punto de vista territorial
se expresa en la configuración de una macro región.
Se trata de una lucha con profundas raíces históricas – coloniales y post-coloniales -que continua moldeándose hoy
en día, pero que ha entrado en una fase de praxis política de los actores de la Costa y por tanto, de la toma de res-
ponsabilidades y funciones frente a su puesta en marcha. La autonomía por tanto ha pasado de ser una aspi-
ración colectiva para convertirse en una proyecto histórico vivo, que deberá tener en su base un proyecto de
cultura y desarrollo congruente con éste. La visión y misión que el proyecto autonómico está construyendo, consti-
tuye un elemento estratégico para todo el desarrollo integral y sostenible de la Costa y para las políticas culturales,
pues este brinda orientaciones y contenidos fundamentales sobre en qué direcciones se debe y se quiere avanzar.
Algunos antecedentes principales del Proceso de Autonomía en donde se hacen explícitos una voluntad de au-
todeterminación de los actores de la Costa Caribe pueden resumirse de la siguiente forma (GRUN, PCNU, MDGIF
2012:27).84
84 GRUN, PCNU, MDGIF (2012). Módulo 2, Diplomado en Gestión Cultural: Formación para la Gestión de Recursos Culturales, en las Comunidades de la Costa Caribe Nicaragüense, Bilwi, Nicaragua, Gobierno de Reconciliación y Unidad Nacional de Nicaragua, Fondo para el Logro de los ODM, documento en proceso de elaboración, p: 27.
La Guía Práctica sobre Procesos de Re-
vitalización Cultural es útil para quienes
tienen la tarea de fortalecer la identidad y
las expresiones culturales de un territorio. La
puesta en valor de la cultura local es un requi-
sito o condición necesaria para la generación
de políticas e institucionalidad cultural desde
los territorios. La guía puede encontrarse en
el anexo.
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Con la promulgación del Régimen
de Autonomía inicia una nueva
fase del proyecto autonómico en
1990. Como concepto, la auto-
nomía puede tener variaciones
en sus acepciones, pero lo que
resulta realmente relevante es
comprender los contenidos cul-
turales y políticos fundamentales
que ésta tiene para los actores y
organizaciones de la Costa Cari-
be, entendiendo que estos con-
tenidos no son fijos, sino que
también pueden experimentar
transformaciones de acuerdo al
proceso mismo. En este sentido,
si bien gran parte de los discur-
sos de los actores de las Regio-
nes Autónomas asociados a la
autonomía, continúan reivindican-
do lo que se considera es parti-
cular o distintivo de la Costa85
frente a la realidad Nacional Ni-
caragüense, hoy día también se
valora la importancia de for-
talecer las capacidades de
gestión de sus instituciones
regionales, de cara al ejercicio
de la verdadera autonomía que
incluya la definición de sus políti-
cas públicas y la operatividad de
sus sistemas regionales, territo-
riales y locales. A la par de esto,
en la actualidad también se aso-
85 En términos geográficos, históricos, culturales.
1980Pacificación
Creación Comisión Nacional de Autonomía
1987Ley de Autonomía
(Ley 28).
Revolución Sandinista favorece
proyecto político Costeño
Autogobierno Reserva Mosquitía
RECUADRO 9
Logros del Proceso Autonómico
Ley de Autonomía 1987: Establece el Marco Nor-mativo el Régimen Autonómico.
Ley de Lenguas: Establece que las lenguas de los Puebles de las regiones autónomas son de uso ofi-cial
Desarrollo de un modelo educativo propio bajo la forma de un Sistema Educativo Autonómico Regio-nal (SEAR), vinculado al Sistema Nacional a través del Programa de Educación Multicultural Bilingüe (EIB). Se reconoce la importancia de este modelo para la revitalización de las culturas de la Costa.
Sistema Integral de Salud Intercultural: donde convergen los conocimientos ancestrales de sobre salud y el modelo medico occidental.
La Ley del Régimen de la Propiedad Comunal de los Pueblos Indígenas y Comunidades ét-nicas de las Regiones Autónomas de Nicara-gua de la Costa Atlántica de Nicaragua y de los Bocay, Coco, Indio y Maíz, (Ley 445) que cuenta con un procedimiento jurídico y administra-tivo para demarcar, legalizar y titular las tierras de los Pueblos indígenas, afro descendientes y comu-nidades étnicas
Fuente: GRUN, PCNU, MDGIF (2012). Módulo 2, Diplo-
mado en Gestión Cultural: Formación para la Gestión de
Recursos Culturales, en las Comunidades de la Costa
Caribe Nicaragüense, Gobierno de Reconciliación y Uni-
dad Nacional de Nicaragua, Fondo para el Logro de los
ODM, documento en proceso de elaboración, p: 27
105
Guía Sobre Políticas Culturales e Institucionalidad
cia la autonomía con el reto de dar respuesta a nuevas problemáticas asociadas al deterioro ambiental, la
disminución de la frontera agrícola y el influjo de las redes de narcotráfico en las regiones (Muñoz 2012)86.
Desde el punto de vista legal, el régimen autonómico también establece una serie de contenidos, algunos de los
cuales tienen pertinencia directa con la gestión de la cultura y el desarrollo de la Costa y otros, más bien, enfatizan
y aseguran su pertenecía “indisoluble del Estado unitario e indivisible de Nicaragua” y por tanto su vínculo primario
con la Constitución Política de ese país.
Estatuto de la Autonomía de las Regiones de la Costa Atlántica de Nicaragua (Ley 28)87
Considerando V: que el proceso de Autonomía enriquece la cultura nacional, reconoce y fortalece
la identidad étnica; respeta las especificadas de las culturas de las Comunidades de la Costa
Atlántica; rescata la historia de las mismas; reconoce el derecho de propiedad sobre las tierras
comunales; repudia cualquier tipo de discriminación; reconoce la libertad religiosa y, sin profundizar
diferencias reconoce las identidades diferenciadas para construir desde ellas la unidad nacional.
Considerando VII: que la Autonomía hace posible el ejercicio efectivo del derecho de las
Comunidades de la Costa Atlántica a participar en el diseño de las modalidades de aprovechamiento
de los recursos naturales de la región y de la forma en que los beneficios de la misma serán
reinvertidos en la Costa Atlántica y la nación, creándose la base material que garantice la
sobrevivencia y desarrollo de sus expresiones culturales.
Arto. 5. El español, idioma oficial del Estado, y las lenguas de las Comunidades de la Costa, serán
de uso oficial en las Regiones Autónomas.
Arto. 12. Los miembros de las Comunidades de la Costa Atlántica tienen el derecho de definir y
decidir su propia identidad étnica.
Arto. 15. En cada una de las Regiones Autónomas de la Costa Atlántica funcionarán, sujetos a
la Constitución Política de Nicaragua y a este Estatuto, los siguientes órganos de administración:
1. Consejo Regional.
2. Coordinador Regional.
3. Autoridades municipales y comunales.
4. Otros correspondientes a la subdivisión administrativa de los municipios.
Los contenidos que emanan del Régimen de Autonomía son importantes porque constituyen el marco normativo del
proceso y son referente indispensable en cualquier esfuerzo de creación de políticas culturales e institucionalidad.
De hecho, a diferencia de otros procesos en Centroamérica, el Proyecto Autonómico de la Costa Caribe cuenta
con un marco legal que en su conjunto es consistente y bien sustentado, que le da una base sólida, y al
menos, en términos institucionales, es garante de su sostenibilidad. Lo cual incluye su coherencia con la Constitu-
ción de la República de 1987 y con la Política Cultural Nacional.
86 Comunicación personal el 08.05.2012 con Marianela Muñoz, monitora técnica del Programa Conjunto en Nicaragua, Oficina UNESCO para Centroamérica.
87 Asamblea Nacional de la República de Nicaragua. (1987) Estatuto de la Autonomía de las Regiones de la Costa At-lántica de Nicaragua (Ley 28), Managua.
Recuadro 10: Los procesos de revita-
lización Cultural en la Costa Caribe de
Nicaragua.
En 1993 la Asamblea Nacional aprobó la ley
162, que establece el uso oficial de las len-
guas indígenas dentro y fuera de las regiones
autónomas. También señala el rol de los go-
biernos regionales autónomos en el resca-
te de las lenguas en riesgo de extinción, así
como en el fortalecimiento de las que aún
tienen marcos de vitalidad y estandarización.
La ley autorizó a los gobiernos regionales a
trasladar la educación bilingüe intercultural
bajo su administración directa y convertir las
escuelas normales en centros educativos bi-
lingües descentralizados. En 1985 se inició
en Rama Cay el proceso de revitalización del
idioma rama a través del Proyecto de Lengua
Rama, y el del idioma ulwa a través de Codiul-
Uyutmubal en Karawala. Estos proyectos se
desarrollaron en el marco de la solidaridad
del grupo denominado Lingüistas por Nica-
ragua, coordinado por el CIDCA. En 1996 la
Asociación Afro-Garífuna Nicaragüense (Aa-
ganic) inició con la Uraccan y la Ayuda Po-
pular Noruega (APN) un proceso de rescate y
revitalización cultural y se creó la Organización
de Asociaciones Garífunas de Nicaragua. Un
ejemplo de gestión para la promoción y revita-
lización cultural es el de la Fundación para la
Autonomía y Desarrollo de la Costa Atlántica
de Nicaragua (Fadcanic), que ha emprendi-
do acciones estratégicas en la promoción y
desarrollo de escuelas modelo para los pue-
blos indígenas y comunidades étnicas bajo la
modalidad de la Educación Intercultural Bilin-
güe (EIB). Asimismo, en el marco de la EIB, el
grupo Tuyuwayaba trabaja por la revitalización
de la lengua tuahka; el proyecto de mujeres
lingüistas mayangna ha recopilado historias
de vida de ancianas en las comunidades Sa-
kalwas, Awas Tigni, Wasakin y Fruta de Pan;
y el Grupo de Lingüistas Mayangna (Yul Ba-
rangni Yamyang) ha formado una generación
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En este sentido, es necesario destacar que como proceso, la autonomía de la Costa
Atlántica ha tenido logros importantes, sintetizados en el recuadro. Y que sin duda es un
proceso en marcha con mucho por definir y fortalecer, incluyendo la posibilidad de una
Reforma a la Ley de Autonomía, que permita hacer los ajustes necesarios ante una
realidad cambiante. Pero que aún con todos los cambios por venir, constituye el principal
referente para la construcción de una nueva generación de políticas e institucionalidad
cultural acordes con éste.
A su vez, estos son contenidos que también
sustentan las políticas culturales, pues como
se señaló antes en esta guía, las políticas tam-
bién representan proyectos de los actores
políticos de una sociedad. Por esto resulta de
importancia clave en el caso bajo análisis, el
valor que los actores de la Costa le están otor-
gando a fortalecer las capacidades de gestión
en cultura y desarrollo, de las distintas institu-
ciones, los gobiernos regionales y territoriales,
así como al florecimiento de nuevas organiza-
ciones de base.
Asimismo, para poner en práctica histórica un
proyecto de desarrollo territorial que tenga a la
cultura como dimensión estratégica, es preci-
so analizar las potencialidades y limitaciones
que la legislación nacional, internacional o más
específica del nivel territorial brinda, identifi-
cando tanto vacíos a abordar con propuestas
de reforma o creación de nuevas leyes, así
como aquellas normativas que serán especial-
mente útiles para fundamentar el proceso.
Por todo esto es importante:
• Identificar los imaginarios emergentes y uto-
pías locales que nutren el proyecto de futu-
ro de una sociedad o territorio.
• Analizar fortalezas y vacíos de la legislación
que sustente procesos de creación de po-
líticas culturales vinculadas al proyecto de
futuro e integradas al desarrollo.
LECCIÓN 2
El proyecto autonómico no está de-finido en su totalidad, pero sus prin-cipios son guía para la praxis. Como tal, es también un proceso en trans-formación. Todas las sociedades, pueblos y territorios cambian a través del tiempo y generan nuevas nece-sidades y formas de imaginar la vida y la convivencia, y dichos cambios pueden ser intencionados cuando se comparte una visión y una aspiración común más allá de las diferencias. Un proyecto integral de desarrollo soste-nible construido desde una sociedad o un territorio, implica una visión de futuro compartida. El diálogo inter-cultural tiene una función clave que cumplir para ir definiendo cada vez más de manera concreta ese futuro común, pues es en este diálogo don-de surgen los discursos y contenidos culturales y políticos que sustentan la visión.
107
Guía Sobre Políticas Culturales e Institucionalidad
Configuración territorial de la Costa Caribe como escenario de politicas
En la segunda parte de esta guía señalamos que asumir al territorio como objeto/sujeto de políticas culturales es uno
de los rasgos distintivos de una nueva generación de políticas culturales que buscan integrarse al desarrollo. Este es
un rasgo que adquiere una importancia y una complejidad especial en el caso de las regiones autónomas de Costa
Caribe-Atlántica de Nicaragua, y que requiere comprender la diferencia en los conceptos de territorio y territorialidad
definidos en el glosario de la guía.
El territorio, como unidad de planificación y gestión de políticas culturales, implica una delimitación territorial que
puede contener en su interior varias escalas, de acuerdo a factores histórico-culturales y a las compe-
tencias de gestión del entramado institucional. Esta a su vez requiere de al menos dos pasos:
• Identificar y analizar cuáles son los aspectos que de-
terminan la forma en que está culturalmente con-
figurado el territorio. Esto quiere decir, cuáles son
las características fundamentales de su historia, de la
cultura actual y su relación con la base material que
sustenta (habitad, fuentes de sustento y materia pri-
ma, etc.); sus modos de vida, expresiones culturales y
relaciones interculturales.
• Comprender la singularidad del entramado orga-
nizativo e institucional que circunscribe la acción
de los actores sociales e institucionales y la ges-
tión de políticas, estrategias e inversiones. Esta
comprensión resulta clave pues también serán estos
actores e instituciones las que con sus modos de vida,
órganos de gobierno e institucionalidad, delimitarán a
partir de criterios propios cuales son los “límites del
territorio”, como espacio relacional con otras cultu-
ras y como “espacio de gestión” de iniciativas de cul-
tura y desarrollo. Asimismo, este entramado contiene
la base de capacidades humanas que sustentará la
gestión de las políticas culturales y su integración al
desarrollo, proceso en el cual hay beneficios comunes
pero también responsabilidades conjuntas.
La delimitación del territorio no es igual al diagnóstico, que requiere de estudio y análisis más profundo y posibilita
la planificación detallada y la ejecución de estrategias. Con la delimitación se trata más bien de identificar cuáles
son las claves que le dan una singularidad al territorio, y en virtud de la cual, los posteriores procesos de pla-
nificación y gestión para el desarrollo cultural, económico, social y político institucional resultan “únicos” y requieren
de moldearse en cierta forma.
Fuente: Mapa de las regiones autónomas (2011) Manual Mayangna para la Organización de Comités de Salvaguardia de patrimonio cultural material e inmaterial del Pueblo Sumu-MayagnaTuahka, p 6.
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A continuación hacemos un ejercicio que trata de ilustrar ambos pasos en el contexto de
las Regiones Autónomas de la Costa Caribe, basado en la información recopilada sobre la
ejecución del Programa Conjunto así como otra información complementaria. Es importan-
te señalar que en el caso del Programa Conjunto, la delimitación territorial ya estaba
previamente establecida por los gobiernos regionales, los gobiernos territoriales
de los Pueblos Indígenas y Afrodescendientes, con su estructuración multicultural y
las territorialidades particulares.
El Programa no tuvo que apoyar una delimitación territorial, tarea que si procede en otros
contextos. No obstante, la migración de la población mestiza ha hecho que emerjan nue-
vos patrones de asentamiento, ocupación y presión sobre la tierra, que probablemente
requerirán acciones de ordenamiento y planificación territorial que guarden cierta armonía
con los modos de vida de los pueblos originarios. A esto nos referiremos seguidamente.
Determinantes de la configuración cultural de la Costa Caribe
En su configuración cultural territorial, la región de la costa presenta tres características
que cruzan su pasado, presente y futuro:
A) Presión sobre la ocupación, tenencia y uso de tierras y su riqueza ambiental:
Este aspecto constituye un elemento estructural de extrema importancia para el desarrollo
de las regiones Autónomas de la Costa. Actualmente y en el marco del régimen autonó-
mico, las Regiones Autónomas constituyen el 47% del territorio nacional del país y en ellas
viven alrededor del 11% de la población nacional88. Una región con tanto peso en térmi-
nos de extensión territorial pero con relativamente poca población suele representar, para
el Estado, una constante “tentación” para resolver por la vía de ocupaciones sucesivas
de tierras denominadas “baldías”89, el reasentamiento de poblaciones desarraigadas por
problemas de pobreza o conflicto armado; la ampliación de la frontera agrícola o las con-
cesiones extractivas de recursos naturales cuyos mayores beneficios salen del territorio
en el que se localizan. El Informe de Desarrollo Humano del 2005 dedicado a las regiones
autónomas de la Costa Caribe de Nicaragua90 es una rica fuente de información sobre la
histórica lucha por la tenencia de la tierra, las ocupaciones forzadas y concesiones que
las han afectado. Un problema estructural central de la región Caribe como territorio “re-
ceptor” de población mestiza, es la pobreza de la “otra parte” del sistema nacional, y los
desequilibrios que no está logrando resolver el desarrollo del país como totalidad.
88 PRODOC, Et.al (2008). Documento del Programa Revitalización Cultural y Desarrollo Productivo y Creativo en la Costa Caribe de Nicaragua, Managua, PRODOC, Ventana Cultura y Desarrollo, FODM p:5.
89 El mecanismo de declaración de tierras baldías en territorios ocupados tradicionalmente por pueblos indígenas y afrodescendientes ha sido un mecanismo recurrente de las autoridades coloniales y posteriormente de los estados Nacionales Centroamericanos.
90 PNUD (2005). Informe de Desarrollo Humano 2005. Las regiones Autónomas de la Costa Ca-ribe: ¿Nicaragua Asume su diversidad?, Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), Managua
109
Guía Sobre Políticas Culturales e Institucionalidad
Por lo anterior, la configuración de las regiones y el manejo de sus recursos han estado en constante transformación,
y los modos de vida de las poblaciones originarias sometidos a una presión permanente, y a la necesidad de lucha
por sus derechos sobre tierras, ya sean comunales o privadas. Esta ha sido una de las fuerzas que ha mol-
deado el proyecto autonómico, pues la defensa y disputas por la tierra han sido un “deber de identidad
cultural”.
• La tenencia de la tierra marca en mucho los límites y las posibilidades de desarrollo de un territorio en el presente y
en el futuro, pues la tenencia generalmente determina uso de los recursos. Por ejemplo, la acumulación de tierras
privadas con actividades extensivas como ganadería o los monocultivos tienden a crear pocas oportunidades
para la población (ingresos, empleo) y frenan los de usos alternativos y diversificados del recurso (en términos de
conservación, turismo ecológico, forestaría sostenible, etc.), algunos de los cuales se acercan más a los modos
de vida tradicionales de las poblaciones originarias de la Costa, si bien representarían una innovación.
• La tenencia de la tierra es constitutiva de la identidad cultural. Pues los modos de vida requieren de extensiones
mínimas de tierra y sus relaciones ecosistémicas para poder reproducirse. El agotamiento de los recursos natura-
les pone en riesgo la sobrevivencia de modos de vida de pueblos, y somete a fuertes presiones su territorialidad.
B) Multiculturalidad y multietnicidad:
El Caribe Centroamericano en general y el Caribe Nicaragüense en particular, fueron originalmente poblados por
una diversidad de pueblos indígenas, que establecieron una primera fase o capa de sociedades multiculturales y
multilingües con distintas jerarquías y relaciones de poder. En este sentido, desde sus orígenes la dinámica multicul-
tural de la sociedad Costeña ha estado atravesada por luchas internas y conflicto, pero también por la coexistencia
cultural en territorios geográficos comunes. Posteriormente, con la llegada de población afrodescendiente (primero
Creole y después Garífuna) y de población mestiza, la matriz multicultural y multiétnica de la Costa Caribe se amplió
y diversificó aún más, a partir del patrimonio cultural, la organización y los modos de vida de los distintos pueblos.
No obstante, los “pesos” de estos distintos actores en el devenir social, económico y político de la región han sido
distintos. A través de los años el pueblo Miskito adquirió jerarquía y dominio, lo cual se reforzó con las alianzas entre
éste y la conformación del enclave colonial británico en el siglo XVII. El establecimiento del reino Miskito entre los
siglos XVIII y XIX, la creación de la reserva de la Mosquitia en el siglo XIX y posteriormente el cambio al sistema de
jefes hereditarios Miskitos, marcó la institucionalización de dicho dominio. No obstante, la alianza de los Miskitos
con el colonialismo inglés (primero para contrarrestar los reclamos de la Corona Española y después los del naciente
Estado Nacional Nicaragüense) fueron “complejos” en sí mismos, puesto que los Miskitos no vieron en la alianza
un contrato de subordinación (Kooker 2011)91. Para establecer contrapesos y asegurar el control, el colonialismo
británico también fortaleció el poder de los Creoles, estableciéndose con esto una diferenciación básica, producto
de dos grandes fuerzas: la geopolítica colonial y post colonial, y el reclamo de autonomía y autodeterminación de
los actores de la Costa.
Este proceso de diferenciación interna se expresa hoy día, en pueblos y grupos étnicos con distinto poder pero con
91 Kooker, J(2011) “La Costa de los Mosquitos y la construcción del Estado de Nicaragua, En: Del Olvido a la Memoria: Nues-tra Herencia Afrocaribeña, UNESCO, Universidad de Costa Rica, Colegio de Licenciados y profesores en Letras, Filosofía, Ciencias y Artes, San José.
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derechos culturales ancestrales. En este sentido, los pueblos y grupos que hoy resultan
“minoritarios” en términos de población tales como los Sumu Mayangnas, Ulwas o los
Rama, pero con una gran riqueza cultural, tienen frente a si a tarea de reivindicar su voz,
derechos e identidad, en los espacios de diálogo y construcción del modelo de desarrollo
de la Costa Caribe.
MATRIZ MULTICULTURAL DE LAS REGIONES AUTÓNOMAS 201292
La consciencia de estos derechos y su ejercicio por parte de los pueblos originarios marca
diferencia frente a la población mestiza, si bien esta alcanzó en el 2005 un peso demo-
gráfico de cerca del 76% de población de ambas regiones autónomas producto de las
distintas oleadas de ocupación de tierras y las políticas de reasentamiento del Estado
Nicaragüense (PNUD 2005). La población mestiza también tiene el mayor número de orga-
nizaciones campesinas y asociaciones formales, pero no están articuladas por un proyecto
o liderazgo común y se muestran más bien instrumentales a la inscripción en programas
públicos. No obstante, esto evidencia una transformación sociodemográfica de importan-
cia estratégica que tiene implicaciones para el diseño y gestión de políticas culturales y del
modelo de desarrollo Costeño. No obstante, también es importante destacar que hay un
porcentaje significativo de la población mestiza que ya tiene una trayectoria de vida en las
regiones, se encuentra “arraigada” y se diferencia de las migraciones mestizas recientes.
Se trata del mestizo nacido en la Costa que se declara “Costeño”, comparte el proyecto
autonómico, y en ocasiones también comparten “afiliación” cultural con alguno de los
pueblos autóctonos.
92 No se cuentan con datos estadísticos exactos y consistentes para cada uno de los pueblos y comunidades. Se señala el porcentaje de población mestiza dado por el Informe del Estado de la Nación del 2005, para recalcar que el peso demográfico de esta población en la matriz cultural es importante y plantea desafíos para el proceso autonómico.
•Miskitu•Sumu,Mayangnas,Ulwa•Rama
Pueblos indígenas
Mestizos
Afrodescendientes
•76%deltotaldepoblacióndelaCosta(PNUD2005)
•Creoles•Garífunas
111
Guía Sobre Políticas Culturales e Institucionalidad
La compleja dinámica de alianzas y competencia entre grupos depende en mucho del objetivo en disputa. Hay
también luchas y causas comunes que logrado aglutinar a la diversidad de la población, tal como la creación del
Sistema de Educación Autonómico SEAR, que ha permitido introducir y ejecutar el modelo de Educación Intercul-
tural Bilingüe con bastante éxito. En contraste, quizá el punto de mayor tensión en la sociedad costeña sea la lucha
por el reconocimiento de los derechos y la tenencia de la tierra, que se acentúa con la población mestiza de reciente
migración asociada al comercio y a la agricultura con modelos de producción emulados del Pacífico Nicaragüense,
que se localiza principalmente en las zonas fronterizas y presionan territorios indígenas que el régimen autonómico
ampara.
Desde la cosmovisión Costeña, la noción de territorio está asociada a la de pueblo. Los diferentes pueblos recla-
man una territorialidad propia - de nivel microregional – la cual puede concebirse como un modo de vida y una
identidad cultural que se posibilita con la interacción con el medio natural de un territorio geográfico. Tanto la Ley
de Autonomía de 1987 (Ley 28) como La Ley del Régimen de la Propiedad Comunal de los Pueblos Indígenas y
Comunidades étnicas de las Regiones Autónomas de Nicaragua de la Costa Atlántica de Nicaragua y de los Bocay,
Coco, Indio y Maíz, (Ley 445) dio a los pueblos indígenas y afrodescencientes la posibilidad de plantear una terri-
torialidad basada en criterios propios, incluyendo la administración de sus recursos naturales, ordenamiento
territorial y planificación del desarrollo, tareas que siguen su curso no sin un alto grado de dificultad. En este sentido,
los territorios de los pueblos también demarcan la jurisdicción de sus gobiernos territoriales.
Aunque no siempre coincide, la localización geográfica de los pueblos se vincula al reclamo de sus tierras ances-
trales, estén estas tituladas o no. Pero a su vez, La coexistencia de dos o más pueblos en un territorio geográfico
común es una característica de la multiculturalidad de la Costa Caribe. La titulación de tierras en las que coexisten
varios pueblos puede adquirir formas complejas, tales como títulos conjuntos basados en alianzas estratégicas que
en algunos casos tienen raíces históricas y en otras un interés común por contar con titulación. También se han
reconocido tierras bajo el régimen de propiedad comunitaria.
Por su parte, la coexistencia de dos o más pueblos en un territorio geográfico común va más allá de regionaliza-
ción Norte/Sur. A manera de ejemplo, la población del Pueblo Creole está asentada mayormente en la RAAS, pero
también hay población creole en la RAAN. El pueblo creole comparte el territorio geográfico con otros pueblos ori-
ginarios de la Costa en ambas regiones. La regionalización norte/sur puede asociarse con la estructuración de los
centros de comercio y ciudades capitales. Bluefields fue el centro de la Región Atlántica por mucho tiempo. Puerto
Cabezas como capital o centro municipal del Norte es un proceso más reciente. Lo que se ha evidenciado es que
la supremacía de Bluefields como centro y las ventajas que este daba a los territorios articulados a éste en términos
de acceso a bienes y servicios y generación de oportunidades ha decaído. La articulación regional del Norte muestra
en este momento mejores índices de desarrollo humano, si bien los índices de ambas regiones continúan bajos para
el promedio del país.
De esta forma, la dinámica multicultural regionalizada de la Costa constituye el tejido social básico del nivel territo-
rial microregional, el cual pese a los conflictos tiende a balancearse para lograr una convivencia básica. Si bien las
tensiones y fricciones – tales como las rivalidades entre Norte y Sur - pueden verse como riesgo para el despliegue el
Proyecto Autonómico de la Costa, la forma como se ha conciliado esta convivencia parece aún más impor-
tante en términos de dicho proyecto. Tanto el conflicto como la conciliación son parte constitutiva del proyecto
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autonómico, pues conforman la relación afirmación/diferenciación/oposición entre pueblos
y grupos que caracteriza a las sociedades multiculturales.
No obstante, es vital entender que los términos socioculturales de la coexistencia multiét-
nica también han variado a través del tiempo, y la presencia de mayor población mestiza
posiblemente requerirá de otro tipo de mecanismos y pactos para lograr nuevos balances.
Lo cual dependerá también del entramado institucional de la región y específicamente, de
la relación efectiva entre el nivel territorial microregional aquí descrito, el nivel territorial in-
termedio (gobiernos locales) y el nivel territorial macroregional (gobiernos e institucionalidad
de las regiones autónomas).
C) Relaciones transfronterizas:
Desde mucho antes de la presencia colonial europea en la Costa Caribe, Centroamérica
fue conformándose como un corredor multicultural. Las relaciones entre las distintas cultu-
ras asentadas a lo largo de la Costa se establecían sin las restricciones político administra-
tivas que llegaron posteriormente con la conformación de los países y Estados Nacionales.
Los modos de vida estaban basados en la rica biodiversidad de los recursos naturales y
sus relaciones eco sistémicas que aún hoy hacen de Centroamérica un corredor de es-
pecies. Ya para entonces la economía, las relaciones interculturales y políticas tenían una
dimensión transfronteriza, de manera que muchas poblaciones se han movilizado y asen-
tado a lo largo de la Costa, en lo que podría llamarse una dinámica de fronteras fluidas.
La ubicación remota de las tierras costeñas en relación con los centros de poder a nivel na-
cional, hizo que estas regiones no estuvieran articuladas a las principales actividades que
sustentaban el desarrollo nacional de los países y cuyos centros de poder se conformaron
en las ciudades capitales. Asimismo, muchos pueblos originarios del Istmo que sufrían
la expulsión de sus tierras ancestrales se reasentaron en la Costa, que recibía también
poblaciones afrodescendientes de las islas del Caribe. No es por casualidad que la Costa
caribeña de Centroamérica sea la que alberga la mayor diversidad cultural, aunque los
procesos de asimilación cultural y migración de estas poblaciones tienen hoy día diferentes
grados de impacto en los países.
Si bien en la actualidad los flujos transfronterizos tienen una mayor regulación por parte de
los gobiernos nacionales, las redes sociales establecidas por generaciones en diferentes
países (Honduras, Estados Unidos, Costa Atlántica de Nicaragua, Costa Rica) dan cierta
continuidad a esta característica.
• La dinámica multicultural de la Costa Caribe no sólo es endógena sino que es también
transfronteriza. Esta es una variable que distingue a la Costa de otras regiones, cuya
dinámica y desarrollo está más condicionada por sus articulaciones con los centros de
desarrollo de cada país.
• La dinámica transfronteriza de la multiculturalidad es un factor que ha influido en que la
113
Guía Sobre Políticas Culturales e Institucionalidad
percepción de la población de las Regiones Autónomas sobre la pertenecía y/o adscripción a un país sea relativa
y la que identidad costeña tienda a cierta primacía sobre ésta.
Así, los conflictos por la tenencia de la tierra, la multiculturalidad y la dinámica transfronteriza son rasgos fundamen-
tales que distinguen al macro territorio de la Costa Caribe de Nicaragua y sus regiones autónomas. Y la hacen
claramente diferenciable con respecto a otros territorios de la parte central o pacifica de los países Centroame-
ricanos.
La trama institucional del territorio a partir del Régimen Autonómico
A partir de la ley de autonomía de 1987, el entramado organizativo e institucional de la Costa Caribe de Nicaragua
presenta tres niveles:
El Nivel Macro Regional: Se refiere a la Costa como totalidad o sistema regional integrado. Comprende las dos
Regiones Autónomas RAAN y RAAS y sus respectivos órganos de gobierno sustentados por el Régimen Autonó-
mico. No obstante, es preciso entender que dicho régimen se basó en una configuración sociocultural anterior que
estableció un norte y un sur. El Consejo regional es el máximo órgano de gobierno regional y representa a todos los
pueblos y grupos asentados en la región de jurisdicción. Los consejos coordinan entre regiones autónomas y con el
gobierno central. Para el ejercicio de sus funciones ejecutivas han creado distintas secretarías (planificación, salud,
educación. etc.) y comisiones permanentes con objetivos más específicos.
El Nivel Meso Regional: Corresponde al ámbito de gobiernos locales. Está regido por la Ley de Municipalidades
de la República de Nicaragua, lo cual hace que formalmente responda a una lógica de gobernanza descentralizada
del Sistema Nacional que, sin embargo no se ejerce. El régimen municipal sigue presente en la Costa aunque los
Departamentos dejaron de existir en la región93. Esto hace que en muchas ocasiones los gobiernos locales entren
en contradicción con los gobiernos territoriales (nivel microregional), en términos de competencias político admi-
nistrativas, jurisdicción, formas de organización y agendas. Si bien gobiernos municipales tienen la obligación de
coordinar con los gobiernos regionales, su papel dentro del proceso autonómico no está aun claramente definido.
El Nivel Microregional: Comprende la territorialidad de la diversidad de los pueblos y grupos étnicos y sus orga-
nizaciones de base, donde se reivindica el régimen autonómico. Los territorios de los pueblos tienen sus propios
órganos de gobierno, que a partir del régimen autonómico y la legislación sobre tierras de las regiones autónomas
se han visto fortalecidos. A manera de ejemplo, la Ley del Régimen de Propiedad Comunal de los Pueblos indí-
genas y Comunidades Étnicas de las Regiones Autónomas de la Costa Atlántica de Nicaragua y los Ríos Coco,
Bocay, Indio y Maíz (Ley No.445 del 2002) establece el carácter de autoridad que tienen las asambleas territo-
riales, como órgano administrativo y representativo de las comunidades que las eligen – al mismo tiempo que
prohíbe a las alcaldías la declaración de parques ecológicos municipales en tierras comunales. Asimismo, señala
el deber del Gobierno Nacional, de los Gobiernos de las Regiones Autónomas y las Municipalidades de respetar
los derechos reales de propiedad sobre las tierras comunales, lo que incluye la gestión de todos los recursos que
se encuentren en propiedad comunal (CRAAN 2011)94.
93 Mientras que en el resto de los países el régimen municipal sigue descansando en la organización por departamentos.94 Basado en el documento: CRAAN (2011). Disposición Administrativa No. 71-23-08-2011, “Sobre la Aprobación de Políticas
Culturales de las Regiones Autónomas, sus principales lineamientos y componentes del Plan de Desarrollo”, Considerando IV, Consejo Regional Autónomo de la Región Autónoma del Atlántico Norte Bilwi.
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Así, el nivel microregional encuentra el mayor grado de legitimidad en la toma de
decisiones dentro del entramado de las instituciones, autoridades y organizaciones
de la Costa. Siendo este el nivel donde tanto las políticas culturales como la institucio-
nalidad adquieren sus contenidos culturales y sentido fundamental. Es aquí donde las
expresiones culturales ya sean patrimoniales o no tienen su fuente, y es aquí donde los
modos de vida, cosmovisiones e imaginario de futuro señalan claves fundamentales para
el Proyecto Autonómico. Asimismo, la posibilidad de una reforma al Régimen Autonómico
podría traer consigo un mayor fortalecimiento y protagonismo de los gobiernos territo-
riales, fortalecimiento que ya se ha empezado a dar en la caso de los Gobiernos de los
Pueblos y Territorios Indígenas y Creoles con la elaboración de los Planes Estratégicos de
Desarrollo Cultural, los procesos de revitalización cultural y mapeo de recursos que los
precedieron, y que han desembocado en el surgimiento de una política cultural, como se
explica más adelante.
En síntesis: Cada territorio tiene características fundamentales o ejes particulares en su
configuración cultural e histórica que lo hacen único, aunque pueda haber similitudes entre
territorios de varios países o aun dentro de un mismo país. Identificar cuáles son estos
rasgos y cuáles son sus continuidades en el pasado, el presente y el futuro resulta clave
para el diseño y gestión de políticas y estrategias de cultura y desarrollo, pues permiten
contextualizar y explicar por qué un territorio requiere de un tipo particular de abordaje.
Asimismo, los niveles de desarrollo institucional alcanzado y el tejido organizativo propio
constituyen una especie de infraestructura social o red que condiciona en mucho las ca-
pacidades de gestión endógenas.
A partir del régimen autonómico el entramado institucional presenta al menos tres niveles
que requieren estrategias diferenciadas para su fortalecimiento y potenciación. Esta dife-
renciación resulta vital para la delimitación de la gestión de políticas culturales y de
estrategias de desarrollo y fortalecimiento institucional:
NIVEL MACROREGIONALGobiernos de RAAN y
RAAS
NIVEL MESOREGIONALGobiernos locales
NIVEL MiCROREGIONALPueblos y sus autoridades
Dinámica y representación multicultural
115
Guía Sobre Políticas Culturales e Institucionalidad
VÍNCULOS ENTRE LO NACIONAL Y LO REGIONAL:
LOS ALCANCES DE LA SUBSIDARIEDAD
En la propuesta conceptual de eta Guía se señaló la relevancia del
principio de subsidiariedad entre el nivel nacional, el nivel institucional
intermedio y el nivel local como una lógica necesaria para la efectividad
del funcionamiento sistémico de una sociedad o de un territorio. Se re-
calcó también que en esta guía, más que enfatizar en la subsidiariedad
como un orden jerárquico de instituciones, se trata de aprovechar la
utilidad de ésta lógica para aclarar cuáles son las competencias que
son propias de cada nivel. El cumplimiento de estas competencias
también está relacionado con la solución o capacidad de respuesta
ante problemas prácticos que, sin embargo, son de suma importancia
para la sostenibilidad de los procesos.
Los países Centroamericanos tienen en común una historia de relacio-
nes autoritarias entre el Estado Nacional las regionalidades y territorios
heterogéneos que lo conforman. El Informe de Desarrollo Humano del
Programa de Desarrollo de las Naciones Unidas (2005:16) señala que
muchas de las actuales limitantes de las Regiones Autónomas provie-
nen del ejercicio de:
“…una mirada que ha privilegiado la razón geopolítica, la homo-
geneización de la cultura la extracción de recursos naturales an-
tes que reconocer que la Costa Caribe es una “sociedad” étnica
y culturalmente diversa y que sus problemas y oportunidades
radican en su modo de organizarse como tal y en las formas en
que se ha relacionado con el resto de la Sociedad Nacional.”
Esta mirada recurrente se encuentra desde el pasado en la Costa Caribe, tanto en el colonialismo como en la lógica
de operación del Estado Nacional Nicaragüense y sus múltiples intentos de “incorporación” de la región Caribe a los
modelos e intereses de desarrollo nacional, mediante una variedad de mecanismos entre los cuales se encuentran:
• El discurso racista del nacionalismo que predominó en los siglos XIX y continuó con variaciones en el siglo XX, y
según el cual, los pueblos de la Costa por sus características “raciales” e incivilizadas no cuentan con la capaci-
dad de auto gobernarse. Por tanto, las élites civilizadas de gobierno del Estado de Nicaragua debían ser las que
gobiernen e integren a la región al resto del país (Kooker 2012: 69).
• La declaración de tierras habitadas ancestralmente por pueblos originarios como “baldías”, para ser adjudicadas
a empresas, ejecutar políticas de reasentamiento o para facilitar la “ampliación” de la frontera agrícola.
LECCIÓN 3
Al concebir al territorio como unidad
de planificación y gestión, emerge el
problema sobre cómo delimitar al te-
rritorio para que este se convierta en
objeto/sujeto de políticas. Desde un
enfoque de cultura y desarrollo un
territorio no puede ser decretado,
es decir, definido y circunscrito
desde las instancias Estatales.
Sino que lo que cabe es un pro-
ceso de delimitación participativa
a partir del análisis de los princi-
pales rasgos de su configuración
cultural e histórica y las relacio-
nes y decisiones que ejercen sus
actores sociales.
En términos socioculturales, el terri-
torio está delimitado no sólo por las
fronteras y relaciones fluidas que sus
mismos pobladores culturalmente
establecen, sino por los alcances y
funcionamientos de su entramado
institucional y organizativo.
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• La extrapolación en la Costa de modelos y actividades económicas intensivas y extensi-
vas que se habían comprobado “exitosas” en otras regiones del país (ganadería, etc.).
• Las concesiones para la explotación de recursos naturales por parte de empresas na-
cionales o transnacionales, como es el caso de la explotación maderera.
Además de la fragmentación y la resistencia que este tipo de incursiones generaron en la
Costa, las inversiones impulsadas por el Estado no lograron dinamizar de manera suficien-
te las economías regionales. Es decir, si la relación fue autoritaria y violenta desde el inicio,
la condición de pobreza de la Costa fue profundizada por los déficits de inversión social y
económica del Estado, lo que perpetuó dicha violencia y alimentó la desconfianza hacia
todo lo relacionado con el Sistema Nacional.
Pero a diferencia de lo sucedido en otras regiones de Centroamérica y de América Latina,
las incursiones civilizatorias y desarrollistas del Estado no “vaciaron” de conteni-
dos culturales y de sus sujetos “portadores” a la Costa. Aunque muchas manifesta-
ciones culturales y modos de vida de las poblaciones originarias se han visto deteriorados
o afectadas por la falta de puesta en valor de la cultura, la naturaleza multicultural de la
identidad costeña subsistió, se resistió y se reafirmó sustentando el proceso de autonomía
cuyo máximo logro por ahora es la promulgación del Régimen Autonómico. De ahí que
cobren tanta importancia los procesos de revitalización cultural emprendidos en diferentes
momentos, incluyendo el impulsado por el Programa Conjunto. Puesto que éstos logran
revelar colectivamente los contenidos, capacidades y recursos culturales con los cuales
se afirman y contrastan las distintas identidades costeñas, evidenciando lo que es plau-
sible hacer desde el ámbito de lo local, incluyendo lo relacionado con la gestión de
políticas culturales.
Todo lo anterior ayuda a entender en parte por qué la población de la Costa percibe su
relación con el nivel nacional como un proceso condicional:
“Un costeño no logra sentirse Nicaragüense si antes no está bien estableci-
da su identidad Costeña” (PNUD 2005, sinopsis pág.: 7)”95
De tal forma que sentirse costeño y sentirse a la vez nicaragüense, implica que el siste-
ma nacional reconozca y respete lo costeño, demostrando en sus acciones que ese
respeto está garantizado para crear una base de confianza mínima. Y por otra parte,
implica que los actores sociales de la Costa fortalezcan y comprueben su capacidad de
poner límites sobre lo que es y que no es parte de su proceso de desarrollo autonómico.
Por esto, la declaración Constitucional que establece a Nicaragua como una sociedad
multicultural y multiétnica así como toda la legislación que sustenta y fortalece el régimen
95 La frase es atribuida a Mirna Cuningham en el Informe del PNUD 20.
117
Guía Sobre Políticas Culturales e Institucionalidad
autonómico de las Regiones Autónomas del Atlánti-
co, marcaron una nueva pauta de relación con
el Estado. Estos recursos legales posibilitan virtual-
mente, un tipo particular de relaciones de subsidia-
riedad entre el Estado, los gobiernos regionales, los
gobiernos locales y las autoridades y territorialidades
de los pueblos.
Y en donde si bien el gran reto sería continuar
aclarando las competencias y alcances de
cada nivel, en función de un modelo de desarrollo
sostenible particular de la Costa de la mano con el
Proyecto Autonómico, la lógica de subsidiariedad
estaría orientada no sólo por el cumplimiento de las
competencias específicas de cada nivel normadas
por la legislación, sino también por objetivos de sos-
tenibilidad. Asimismo, la coexistencia de gobiernos
de distintos niveles (sistemas de autoridad) plantea
el desafío de crear nuevos mecanismos de reso-
lución de conflictos que aún no están claramente
establecidos. Aún más si hay conflictos por traslape
de jurisdicción que tratan de resolverse de manera
práctica pero no de manera normativa como por
ejemplo, jueces comunitarios versus disposiciones
de una alcaldía.
En este sentido resultan muy valiosos los aprendi-
zajes y lecciones de los modelos organizativos sur-
gidos en la Costa para asumir territorialmente, pro-
blemas específicos pero de gran importancia para la
cultura, como lo son los comités de salvaguardia
de las expresiones culturales de los distintos
pueblos y comunidades. La organización demo-
crática de los distintos niveles se basa en la solución
de problemas prácticos para el bienestar común y el
desarrollo de capacidades locales. Pero a su vez, el
encadenamiento de problemas y soluciones frente a
un desafío como la salvaguardia de las expresiones
culturales, da luces sobre cómo estructurar una Po-
lítica Cultural de Salvaguardia de Expresiones
Culturales propias de la Costa Atlántica.
RECUADRO 10
Los procesos de revitalización cultural en la
Costa Caribe de Nicaragua
En 1993 la Asamblea Nacional aprobó la ley 162, que establece el uso oficial de las lenguas indígenas dentro y fuera de las regiones autónomas. También señala el rol de los gobiernos regionales autónomos en el rescate de las lenguas en riesgo de extinción, así como en el fortale-cimiento de las que aún tienen marcos de vitalidad y es-tandarización. La ley autorizó a los gobiernos regionales a trasladar la educación bilingüe intercultural bajo su ad-ministración directa y convertir las escuelas normales en centros educativos bilingües descentralizados. En 1985 se inició en Rama Cay el proceso de revitalización del idioma rama a través del Proyecto de Len¬gua Rama, y el del idioma ulwa a través de Codiul-Uyutmubal en Karawala. Estos proyectos se desarrollaron en el marco de la solidaridad del grupo denominado Lingüistas por Nicaragua, coordinado por el CIDCA. En 1996 la Asocia-ción Afro-Garífuna Nicaragüense (Aaganic) inició con la Uraccan y la Ayuda Popular Noruega (APN) un proceso de rescate y revitalización cultural y se creó la Organiza-ción de Asociaciones Garífunas de Nicaragua. Un ejem-plo de gestión para la promoción y revitalización cultural es el de la Fundación para la Autonomía y Desarrollo de la Costa Atlántica de Nicaragua (Fadcanic), que ha em-prendido acciones estra¬tégicas en la promoción y de-sarrollo de escuelas modelo para los pueblos indígenas y comunidades étnicas bajo la modalidad de la Educación Intercultural Bilingüe (EIB). Asimismo, en el marco de la EIB, el grupo Tuyuwayaba trabaja por la revitalización de la lengua tuahka; el proyecto de mujeres lingüistas ma-yangna ha recopilado historias de vida de ancianas en las comunidades Sakalwas, Awas Tigni, Wasakin y Fruta de Pan; y el Grupo de Lingüistas Mayangna (Yul Barang-ni Yamyang) ha formado una generación de lingüistas in-dígenas. En todos estos casos la cosmovisión indígena es el sustrato de la revitalización cultural.
Fuente: UNESCO, FODM 2011, Introducción.
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En la experiencia de la Costa, el encadenamiento de acciones para identificar las expre-
siones culturales que podrían ser declaradas expresiones patrimoniales o podrían ser
objeto de estrategias de salvaguardia muestra el siguiente encadenamiento, el cual
puede asociarse con una lógica de subsidiariedad (Muñoz 2011 y 2012, Antonio 2012).
a) Los procesos de Revitalización Cultural pueden ser impulsados por los mismos
pueblos o comunidades étnicas interesadas en un fortalecimiento de su identidad, en
alianza con organismos tales como universidades. Tal fue el caso de las experiencias
de los Pueblos Rama, Ulwa, Tuahka de la Costa Caribe que en alianza con universi-
dad regional URACCAN y el Centro de Investigaciones BICU, trabajaron procesos de
revitalización anteriores a los impulsados por el Programa Conjunto. Esta experiencia
no contó con financiamiento Estatal pero logró posicionar la importancia de la revita-
lización cultural, en esa oportunidad asociada al tema de la lengua y la medicina tra-
dicional. La experiencia del Programa Conjunto viene a encadenarse a este esfuerzo
y encuentra este antecedente como campo fértil para los objetivos de revitalización
de las tradiciones orales lengua Ulwa, Garifuna, Mayangna-Twahka. En el marco del
Programa Conjunto, algunas de las investigaciones para la revitalización retomaron
el tema de la medicina tradicional, y otros más ligados al desarrollo, como fueron los
esfuerzos de turismo cultural que proponía el Programa.
b) Por su parte, la gestión de los procesos de revitalizacion que involucran – demas de
las comunidades y gobiernos territoriales en alianza con organizaciones locales - a
entidades de cooperaciòn que no son locales, y que pueden ser organimos nacionales
o internacionales, comprenden la activación de todo un proceso desde la selección
de los equipos de revitalización hasta la selección expresión por revitalizar. Todo esto
también supone un trabajo de incidencia con las autoridades locales, para colocar
los procesos de revitalización que se van a impulsar como prioritarios en las agendas.
En la experiencia del Programa Conjunto en la Costa, la incidencia impulsada y la pos-
terior coordinación con los Gobiernos Locales en algunos municipios, lograron como
resultado la creación de Consejos de Cultura o la designación de delegados de cultura
de los Municipios.
c) Para gestionar los procesos de revitalización ya colocados en las agendas, se requie-
re crear comités o comisiones de salvaguarda con el acuerdo de los gobiernos de
los pueblos y territorios así como Comisiones o Consejos de cultura municipal. Para
darle sostenibilidad a estos comités o comisiones, se crean manuales de funciona-
miento y directrices de estos órganos (ver recuadro más adelante). La Comisión
Municipal invita a trabajar a un representante del Comité de Patrimonio y Salvaguardia
territorial o local para dar seguimiento y cobertura al proceso.
d) Una vez que se han revitalizado expresiones, existe la posibilidad de un salto hacia
que las expresiones trabajadas sean declaradas patrimonio. O puede que se
119
Guía Sobre Políticas Culturales e Institucionalidad
llegue a la conclusión que deban diseñarse y gestionarse estrategias de salvaguardia. Ambos procesos
requieren que se encadenen los ámbitos local, municipal, regional y nacional, según el grado de involu-
cramiento y funciones.
Una observación importante es que cuando se impulsa la creación de organizaciones de base que responden a
objetivos muy específicos, como en este caso, hay una tendencia a que las mismas personas que se enlistan en
los órganos comunitarios para la promoción cultural también participan en las comisiones o consejos creados los
gobiernos locales para atender el tema. Es decir, tienen doble representación. Si esto se repite o se prolonga a
otros procesos, hay efectos multiplicadores de capacidades locales que no se logran pues participar en un proceso
de revitalización es también una oportunidad de capacitación para la población local. Asimismo, existe el riesgo
que las mismas personas asumiendo un rol agoten o recarguen la capacidad de participación de dichas personas.
Ante esto es importante que los gestores culturales o los mismos investigadores que apoyan los procesos de re-
vitalización96, y que de manera natural se aglutinan en torno a estas instancias, detecten este signo y propongan
estrategias de relevamiento o rotación en la participación, que amplíen las posibilidades de multiplicar capacidades
y refuercen la participación democrática.
En términos de la definición y cargos de los comités de salvaguardia comunitarios, un ejemplo de un instrumen-
to que ilustra como puede facilitarse la comprensión y apropiación de cargos y funciones en los Comités de
96 En el caso del Programa Conjunto en la Costa Caribe, se logró crear un fondo de investigación que permitió la participación de investigadores que apoyaron los procesos de revitalización. Dichos investigadores no fueron los tradicionales académi-cos, sino más bien, investigadores comunitarios.
Estado Nacional: procedimiento y decreto de Patrimonio o Salvaguardia
Revitalización en la agenda de los Gobiernos Locales.
Comisiones para patrimonio y salvaguardia
Decisiones sobre uso y manejo de recursos territoriales. Define las expresiones para salvaguardia.
Comision territorial.
Gobiernos Regionales: procedimiento y decreto de patrimonio o salvaguardia
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Salvaguardia comunitarios97 se encuentra en
El Manual Mayagna para la Organización de
Comités de Salvaguardia del Patrimonio Cul-
tural Material e Inmaterial del Pueblo Sumu-
MayagnaTuahka.
En síntesis: La subsidiariedad es una lógi-
ca sistémica de funcionamiento que requie-
re mecanismos para aclarar competencias y
para democratizar los procesos claves para
el fortalecimiento de la cultura, en los que
participan de distinta forma todos los nive-
les. La gestión de una política cultural que
surge de un territorio requiere para su ejecu-
ción del funcionamiento una lógica de sub-
sidiariedad básica. Esta a su vez necesita
de mecanismos y herramientas para aclarar
competencias de acuerdo a los objetivos
planteados, así como también un proceso
de acercamiento, negociación, coordinación
y dialogo, que crean la confianza básica ne-
cesaria entre niveles. Los manuales y direc-
trices de operación para la consecución
de objetivos específicos como los pasos
para la declaración de expresiones cul-
turales como patrimoniales o los pasos
para crear y gestionar estrategias de sal-
97 El Programa Conjunto impulsó un proceso de revitalización de la tradición oral y la lengua del pueblo Twahka, que busca fortalecer la identi-dad cultural de este pueblo ante su deterioro. Para esto se conformaron en las comunida-des los comités de salvaguardia del patrimonio cultural tangible e intangible, conformados por hombres y mujeres líderes en sus comunidades y amantes de la cultura ancestral. Para orientar y fortalecer la formación de dichos comités, se elaboró un manual con los cargos y las funcio-nes de los miembros del comité de salvaguardia del patrimonio material e inmaterial del pueblo Sumu Mayangna,
Pasos y ejemplos para incidir con efectividad como miembro del comité
cultural:
Tener bien claro lo que queremos conseguir, basados en las necesida-des reales que tenemos. Por ejemplo:
Queremos que nos apoyen a conservar nuestro patrimonio cultural visible e invi-sible.
Queremos que nos construyan un centro cultural comunitario para la exposición de nuestra cultura ancestral.
Queremos que la población aporte ideas para poder proteger y consolidar nuestro patrimonio cultural.
Identificar bien a la persona o perso-nas que tienen en sus manos el poder de decidir. Por ejemplo:
Puede ser el alcalde o alcaldesa.
Puede ser un ministro o su delegado en el aspecto de cultura.
Puede ser el pastor o el cura que tenga amor a la cultura.
Pueden ser los portadores de la cultura ancestral.
Hacer un plan con las acciones que realicemos para incidir en la persona que tiene en sus manos la decisión. Por ejemplo:
Visitas, entrevistas, asambleas, manifes-taciones, mantas, pláticas, cartas, en-cuestas.
Controlar y evaluar permanentemente para ver si el plan se está cumpliendo y nos está funcionando. Por ejemplo:
Reuniones, informes, asambleas.
Fuente: PRODOC, FODM, GRUN, UNESCO (2011) Manual Mayagna para la Organización de Comités de Salvaguardia del Patrimo-nio Cultural Material e Inmaterial del Pueblo Sumu-MayagnaTuahka, elaborado por Equipo Multidisciplinario Tuahka, RAAN, Nicaragua, PRODOC, FODM, GRUN, UNESCO, P:12.
El manual puede obtenerse en el siguiente anexo 9.
121
Guía Sobre Políticas Culturales e Institucionalidad
vaguardia desde una perspectiva local, pueden ayudar a los actores e instituciones de los distintos niveles
a definir como dar su contribución y cumplir sus tareas de la mejor manera. Asimismo, un plan para la ejecución
puede ser presentado en una simple matriz que ayude r a los distintos actores a definir su papel dentro del proceso,
tal y como se ilustra con el Plan de Acción Conservación del mausoleo héroes y mártires del Municipio de
Rosita, que se adjunta como Anexo 1 en esta Guía para ejemplificar
LA CREACIÓN DE UNA INSTITUCIONALIDAD REGIONAL DE CULTURA Y SU RELACIÓN CON EL
PROYECTO AUTONÓMICO
Como se mencionó antes, uno de los propósitos mayores del Programa Conjunto en las Regiones Autónomas
del Caribe Nicaragüense fue fortalecer/reafirmar el Proyecto Autonómico mediante la puesta en valor de la diver-
sidad cultural e identidades de la Costa. Para esto se entendió la importancia clave de la institucionalización de
la cultura, puesto que pese a la defensa de la diversidad cultural y la identidad multicultural propia, las regiones
autónomas carecían hasta el 2009 de Secretarías de Cultura en sus Gobiernos, y de enlaces específicos más
permanentes con la entidad rectora de cultura a nivel nacional, el Instituto Nacional de Cultura (INEC). Para dicho
Instituto también implicaba un reto crear las capacidades necesarias para ejercer sus funciones en el contexto de
las regiones autónomas.
Asimismo, en el nivel microregional, la ejecución del Programa reforzó iniciativas ya existentes en los pueblos y
comunidades étnicas, y estableció líneas de acción que tuvieron aprovechamientos y efectos múltiples, tanto en la
creación de una nueva institucionalidad para la gestión cultural que establecía relacionamientos entre niveles,
como en la creación de condiciones e instrumentos de política cultural. Entre estas acciones destacan:
LECCIÓN 4
La subsidiariedad puede entenderse como una lógica que sirve a la soste-
nibilidad, cuando se trabajan y aclaran las competencias por nivel, así como
las vinculaciones entre las competencias que pueden elevar la escala de un
resultado. Promover relaciones de subsidiariedad efectivas tiene un grado
de dificultad alto, pues implica trabajar en la cultura misma de las relaciones
al interior de cada nivel y entre los niveles (responsabilidades, beneficios,
etc.). En la experiencia de la Costa Atlántica, la organización autonómica ha
implicado la confluencia y coexistencia de autoridades o gobiernos de dis-
tinto nivel para fortalecer la diversidad cultural de la sociedad Costeña,
y la creación de instituciones Culturales Regionales y enlaces con el Siste-
ma Nacional que no existían antes de la ejecución del Programa Conjunto.
La construcción de esta institucionalidad puede ser una condición básica
para el funcionamiento de una lógica de subsidiariedad, como podrá verse
a continuación.
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• Establecimiento de una Red de Centros Comunitarios de Cultura que abarca desde
el nivel comunitario hasta el regional. En la cabecera de cada región se estableció un
Centro Integrado de Cultura (CIC) que ejerce la gestión regional pero coordinada con las
instancias comunitarias.
• La creación de comités de cultura y comités de salvaguardia a nivel de territorios y
gobiernos locales. Lo cual fortaleció el tejido organizativo demostrando que las orga-
nizaciones culturales pueden cumplir también objetivos múltiples en la solución de los
problemas del día a día de las comunidades y territorios.
• La elaboración de planes estratégicos para el desarrollo cultural de los territorios, en
el marco de la territorialidad establecida por cada pueblo pero también, en la realidad
intercultural de convivencia en el que se desarrollan las regiones. En estos planes privi-
legiaron los criterios propios de cada pueblo así como el papel central de los gobiernos
territoriales en la toma de decisiones y en las tareas de ejecución.
Asimismo, el proceso también se fortalecía con la existencia previa del Sistema Educa-
tivo Autonómico Regional (SEAR), el cual fue desde su creación intercultural y bilingüe,
si bien al momento de ejecutarse el Programa Conjunto requería ser fortalecido en el
tratamiento de los temas de revitalización cultural e interculturalidad. La vinculación del
SEAR con la Red de Centros Comunitarios de Cultura facilitó el dialogo y el flujo de re-
cursos educativos.
Toda esta institucionalidad constituye en su conjunto una nueva generación de institu-
ciones que renovaba organización tradicional y se orientaba a dar respuestas prácticas.
Pero también, en sí misma constituye un engranaje clave para lograr una mayor definición
del Proyecto Autonómico y una experiencia organizativa que mostraba las posibilidades
y necesidades de su puesta en marcha. A continuación se retoman aspectos prácticos y
metodológicos del proceso de fortalecimiento institucional.
Creación de las Secretarías de Cultura de los Gobiernos Regionales
La creación de las Secretarías de Cultura en las Regiones Norte y Sur se da en el marco de
las acciones generadas por el Programa Conjunto. Este brindó acompañamiento técnico
para la creación y fortalecimiento de las Secretarías, en términos de sus capacidades de
gestión cultural, su reglamentación y movilización de recursos.
Los Consejos Regionales Autónomos contaban ya desde antes con Comisiones de Cultu-
ra y Deportes al momento de crearse las Secretarías de Cultura en cada Gobierno Regio-
nal. Ambos órganos establecerán relaciones de coordinación. Las Secretarías de Cultura
son órganos de carácter ejecutivo de los gobiernos regionales, que en este momento
cuentan con un marco operativo, normativo y reglamentario.
123
Guía Sobre Políticas Culturales e Institucionalidad
Los lineamientos que sigue la Secretaría de Cultura emanan de los Consejos Regionales con sus diferentes comisio-
nes, Pero la Secretaría misma también tiene capacidad de incidencia para colocar temas y acciones que se consi-
deren muy necesarias. Por ejemplo, las Secretarías han colocado en las agendas de los Gobiernos Regionales que
la diversidad Cultural de la Costa es, además de aquello que la distingue, el potencial o valor que puede sustentar
un modelo de desarrollo particular de cara al Proyecto Autonómico. Anteriormente, los Gobiernos Regionales ya
reconocían que dicha diversidad constituía la base para la oferta de Turismo Cultural y con esto ya la estaban valo-
rizando. No obstante, la incidencia sobre el posicionamiento de la cultura que las nuevas Secretarías logran
“reubica” a la cultura como aquella base compartida de Identidad Costeña que hace que todos los grupos y pueblos
converjan en una agenda común de desarrollo. Lo anterior, entendiendo que el fin no es la homogeneización cultu-
ral, sino poner en valor cada uno de los acervos culturales e identidades de los pueblos y comunidades mediante
la revitalización de las diversas expresiones culturales. Asimismo, también existe la “prevención” o la consciencia
sobre las necesidades de poner límites a los contenidos y prácticas que se reconocen como externas a la Costa.
Quizá el conflicto mayor acá resulte de la relación o identificación que se establezca entre lo externo y la población
mestiza. Pero toda esta apuesta también presenta riesgos provenientes de la tensión entre el reconocimiento de
cada identidad y la afirmación propia.
Lo anterior pone en relieve que las Secretarías también tienen el reto de la representatividad en su gestión interna.
Entendiendo que la diversidad cultural en la Costa está constituida por actores y pueblos que tienen distinto peso
político y demográfico, la representatividad lograda marcará en mucho la resonancia de su gestión y muy proba-
blemente, su legitimidad y sostenibilidad en el futuro. En la actualidad puede decirse que cada uno de los consejos
de gobierno de las regiones autónomas tiene una representatividad relativa de la multiculturalidad presente en cada
región.
La representatividad puede basarse en una reglamentación que defina que la cuota de representación de los dife-
rentes grupos mantenga cierta proporcionalidad con sus niveles poblacionales. Pero más allá del mecanismo de
reglamentación, la representación legítima de un grupo social esta moldeada por su práctica política, por la orga-
nización y la democratización a lo interno y a lo externo de la sociedad multicultural. De forma tal que los grupos
que podrían considerarse “minoritarios”, tienen el desafío de reclamar su espacio y sus derechos, en el proceso de
conformación de la nueva institucionalidad.
En la reciente revisión presupuestaria del Gobierno Nacional, fue adjudicada una partida para la operativización de
las propuestas programáticas de las Secretarías Regionales de Cultura (Muñóz 2012)
Vinculación de las Secretarias de Cultura con la Entidad Rectora de Cultura a Nivel Nacional (INC)
Similar a lo sucedido con las Secretarias de Cultura, antes del Programa Conjunto las Regiones Autónomas no
contaban con una unidad de enlace directo con la institución rectora de cultura a nivel nacional, el INC. Crear este
El marco operativo, normativo y reglamentario de la Secretaria de Cultura de la RAAN puede conocerse mediante la revisión del manual de funcionamiento de la secretaría de cultura GRAAN en el anexo 10
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RECUADRO 11
Funciones de la Secretaria de Cultura de la RAAN
Arto. 11. La Secretaría de Cultura, tendrá las siguientes funciones:
Impulsar y apoyar la aplicación de la política cultural regional, así como las políticas de estrategias para la revitalización y salvaguarda de las expresiones culturales, agendas parlamentarias de la cultura, y todas aquellas leyes y normas municipales, regionales, nacionales, tratados y convenios internacionales, que garanticen la protección y la sos-tenibilidad del patrimonio cultural inmaterial y material de RAAN, para una mejor calidad de vida.
Gestionar ante instancias del Estado y donantes internacionales, en coordinación con el Gobierno y Consejo Regional Autónomo, fondos para el fortalecimiento y funciona-miento de la Secretaría de Cultura en la RAAN.
Realizar todas las acciones necesarias para asegurar el desarrollo sostenible de la Se-cretaría de Cultura y la asignación de presupuesto para su funcionamiento por parte del Gobierno y Consejo Regional Autónomo.
Coordinar con el GRAAN y el CRAAN para obtener las condiciones y recursos básicos para el funcionamiento de la Secretaría de Cultura.
Promover e impulsar la creación de comisiones de cultura en las municipalidades donde no existen.
Mantener una estrecha relación con los Concejos Comunitarios de Cultura, así como con los promotores y gestores culturales comunitarios de los municipios de la región.
Fortalecer las relaciones interinstitucionales con el ente nacional que rectora la cultura a nivel nacional,.
Gestionar presupuesto ante las ONG´s, Gobierno Regional, y entidades Estatales que trabajen la temática de la cultura, para realizar foros y talleres de capacitación con pro-motores culturales de los distintos pueblos.
Formular e implementar con autonomía dentro de las funciones de la Secretaría, todas aquellas actividades, gestiones, proyectos, programas y acciones necesarias según las necesidades de los promotores culturales de los Pueblos
Apoyar los movimientos culturales y redes de cultura, estableciendo alianzas y compar-tiendo las experiencias junto a la SC.
Mejorar las capacidades del personal de la Secretaría de Cultura con pasantías, talle-res, cursos, intercambios de experiencias, para el buen ejercicio de sus funciones.
Promover un ambiente de respeto, conservación y valoración hacia el patrimonio cultu-ral de los pueblos indígenas, afrodescendientes y mestizos costeños de la RAAN.
Fuente: PRODOC, DRUN, RAAN, FODM (2011) Manual de funcionamiento de la Secretaría de
Cultura GRAAN, Bilwi, Puerto Cabezas, RAAN
125
Guía Sobre Políticas Culturales e Institucionalidad
enlace era parte de la tarea de instalar en las regiones una institucio-
nalidad de cultura básica que cubriera todos los niveles.
La lógica prevaleciente era que el INC brindara insumos y apoyo a
los desafíos que debían enfrentar las nacientes Secretarias de
Cultura de los Gobiernos Autónomos de manera directa. Es con
este objetivo que se crea la Delegación del INC Regional. Si bien
con ésto cumplió con el objetivo de establecer una instancia o
figura institucional de enlace, en la práctica sus capacidades
técnicas, instrumentación y conocimiento sobre las funciones y
trayectoria del ente rector para dar insumos a las Secretarias es
hasta el momento limitada. La delegación comprende únicamente
una persona que es delegada del INC, y que durante la ejecución
del Programa Conjunto coordina con UNESCO para explorar
conjuntamente cómo se puede posicionar como institucionalidad
cultural de la Costa.
Resulta claro que un proceso de cultura y desarrollo como el que
está teniendo lugar en las Regiones Autónomas de la Costa, reque-
rirá que el INEC fortalezca sustantivamente las capacidades de la
Delegación que apenas ha germinado. Esto no sólo en virtud de las
necesidades reales del proceso, sino en cumplimiento de lo estable-
cido en la Constitución, la Política Nacional de Cultura y el Régimen
de Autonomía.
En este sentido, la delegación del INC ya ha empezado a trabajar
con los Gobiernos y Consejos Regionales, a través del vínculo con
las Secretarías de Cultura. Actualmente está en proceso de revi-
sión y aprobación de un Convenio de Coordinación y Cooperación
Interinstitucional entre el INC y las Regiones Autónomas que tiene
como finalidad establecer un marco claro de relacionamiento entre
el Instituto, los Consejos Regionales y los Coordinadores Regionales
de las Regiones Autónomas del Atlántico Norte (RAAN) y del Atlántico Sur (RAAS), para la realización, entre otros
cosas, de programas, proyectos, medidas y acciones de índole cultural de interés mutuo, que incluyen la investi-
gación, conocimiento, rescate, revitalización y difusión de las distintas manifestaciones y expresiones culturales, así
como al conocimiento, protección, salvaguarda y conservación de los recursos culturales tangibles e intangibles; y
el reconocimiento, respeto y ejercicio pleno de los derechos culturales98.
En cumplimiento de lo establecido en la Constitución Política de Nicaragua, en la Política Nacional de Cultura del
GRUN y en el Estatuto de Autonomía de las Regiones Autónomas, la propuesta de Convenio también define la
transferencia de funciones a las regiones Autónomas en materia cultural, establece la transferencia de recur-
98 Documento Borrador de Convenio Marco en proceso de trabajo, de circulación interna restringida.
El Programa Conjunto definía en su producto
2.2 “Fortalecidas las instancias culturales de los
gobiernos autónomos de la Costa Caribe y sus
relaciones con el Instituto Nicaragüense de Cul-
tura (INC)
Si bien no habían pasos previamente definidos para
lograr estos resultados, una retrospectiva de lo suce-
dido arroja los siguientes pasos que se siguieron en la
experiencia:
1. Siguiendo el modelo de secretarías (de
educación, de producción, de turismo)
constituidas regionalmente, se establece
la secretaría de cultura como figura y
siguiendo el modelo de delegación na-
cional (educación, salud) se crea la dele-
gación del Instituto Nacional de Cultura
en calidad de enlace.
2. Se contratan consultores para las labores
Enlace de Secretaría de Cultura y Dele-
gación del INC (fondos del programa).
3. El gobierno de Nicaragua contrata Se-
cretarios de Cultura y Delegación del
INC, junto con asistentes técnicos y ad-
ministrativos.
4. Se impulsa un proceso de Transición
para que las institucionalidad cultural
creada sea asumida por Gobiernos y
Consejos Regionales
(Muñoz 1012)
El Programa Conjunto definía en su pro-ducto 2.2 “Fortalecidas las instancias cul-turales de los gobiernos autónomos de la Costa Caribe y sus relaciones con el Insti-tuto Nicaragüense de Cultura (INC)
Si bien no habían pasos previamente de-finidos para lograr estos resultados, una retrospectiva de lo sucedido arroja los siguientes pasos que se siguieron en la experiencia:
1. Siguiendo el modelo de secretarías (de educación, de producción, de turismo) constituidas regionalmente, se esta-blece la secretaría de cultura como figura y siguiendo el modelo de dele-gación nacional (educación, salud) se crea la delegación del Instituto Nacio-nal de Cultura en calidad de enlace.
2. Se contratan consultores para las la-bores Enlace de Secretaría de Cultura y Delegación del INC (fondos del pro-grama).
3. El gobierno de Nicaragua contrata Se-cretarios de Cultura y Delegación del INC, junto con asistentes técnicos y administrativos.
4. Se impulsa un proceso de Transición para que las institucionalidad cultural creada sea asumida por Gobiernos y Consejos Regionales
(Muñoz 1012)
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sos necesaria las Regiones, redefine y esclarece las responsabilidades y funciones
del INC así como las de los gobiernos regionales.
La emergente Institucionalidad Cultural Microregional de los Pueblos y las Co-
munidades
Además de la existencia de una diversidad y riqueza de organizaciones de gobierno de
pueblos y territorios, así como de otras organizaciones endógenas que estos han creado y
que amalgaman modos de vida, en los últimos años se está experimentando a nivel comu-
nitario el surgimiento de una nueva “capa” organizativa alrededor de la cultura.
Actualmente existe un Centro Integrado de Cultura en las cabeceras de casa una de las
regiones, si bien la meta originalmente planteada era la de crear una Red de Centros Co-
munitarios de Cultura.
Pero hay también el surgimiento de nuevas organizaciones o colectivos de la sociedad
civil. En algunas ocasiones están validadas por las instancias oficiales tales como los go-
biernos locales, que van favoreciendo a la creación de estos núcleos. Por ejemplo, una
comisión de cultura a nivel local, elegida desde la Municipalidad u organizaciones como
comités comunitarios variados que están trabajando en procurar recursos varios y presu-
puesto para la ejecución de las agendas culturales.
El surgimiento de estos grupos no es planificado sino que se ha dado de manera relativa-
mente espontánea según las necesidades. Si se crea un Centro Cultural por ejemplo, hay
que ver cómo se crea un Comité que de Sostenibilidad al Centro Cultural y se empieza a
posicionar el tema de cultura para asegurar que la municipalidad brinde presupuesto.
Otro ejemplo es la organización de actos públicos de reconocimiento a los portadores
culturales. También de las mismas Municipalidades surgen iniciativas como por ejemplo,
espacios culturales que se están rehabilitando, para lo cual se crean Patronatos y los
Comité de Cultura Municipal entran a promocionar ese espacio público (Muñoz 2011). En
el anexo 1 de esta Guía se adjunta el Plan para la Conservación del Mausoleo del Munici-
pio de Rosita que ilustra lo anterior. De esta forma, la lógica de subsidiariedad se vincula
a la lógica de la sostenibilidad y el tejido social que ya ha sido activado tiende a multiplicar
resultados.
Por otra parte, los procesos de revitalización cultural que se han llevado a cabo también
han activado la organización de la ciudadanía con la creación de pequeños comités, ya
no sólo para la organización de una fiesta tradicional que es lo propio, sino para fines u
objetivos más continuos o más sostenibles.
Todo lo anterior indica que hay desde las comunidades una nueva lectura de las repercu-
siones o consecuencias de la celebración de la diversidad cultural. Donde aflora el ejercicio
de lo político-cultural en la organización ciudadana.
127
Guía Sobre Políticas Culturales e Institucionalidad
Los Planes de Desarrollo Cultural de los Territorios.
Al igual que otras acciones y resultados en el marco de la experiencia del Programa Conjunto, los planes de desa-
rrollo cultural de los pueblos y territorios están encadenados a acciones precedentes y a su vez impulsan otros resul-
tados o efectos (Muñoz 2012)99. La elaboración de Planes Estratégicos de Desarrollo Cultural para los seis Pueblos
y Territorios de las Regiones Autónomas se consideró desde la formulación del Programa, como un instrumento
fundamental para impulsar Políticas Culturales.
Pero a su vez, los planes se alimentaron del Mapeo de Expresiones Culturales llevado a cabo en las comunidades
y también de los procesos de revitalización. Posteriormente, los tres planes elaborados en el 2011 ayudaron a la
formulación de la Política Cultural propuesta por la RAAN.
La lógica surgida del proceso llevo a que, siendo el mapeo participativo y una vez identificados los recursos cultu-
rales, se dé un regreso a las comunidades para que desde sus recursos culturales hagan una lectura sobre cómo
quieren gestionar su cultura y hacer un Plan de desarrollo Cultural. En este sentido las demandas de las regiones
fueron diferenciadas siguiendo las demandas de cada gobierno regional. Mientras que en el Sur se mantuvo la visión
de hacer un Plan por Pueblo, en el Norte hubo un interés en hacer planes por territorio, con excepción del Plan del
Pueblo Creole localizado en la RAAN.
Hasta mayo del 2012 se han elaborado seis Planes de Desarrollo de Pueblos y Territorios de la Costa los cuales son:
• Plan Cultural del Territorio Indígena Li Lamni Tasbaika Kum (RAAN).
• Plan Cultural del Pueblo Creole, (RAAN).
• Plan Cultural del Territorio Mayagna, Sauni, Arungka (RAAN)
• Plan Estratégico de Desarrollo Cultural del Pueblo Garífuna en Laguna de Perlas, Región Autónoma del Atlántico
Sur 2012 – 2016, (RAAS)
• Plan Cultural del territorio Ulwa (RAAS)
• Plan Cultural del territorio Rama (RAAS)
En términos generales, la metodología seguida para la formulación de los planes ya sea por pueblo o por territorio
fue descrita en el apartado anterior sobre instrumentos de política.
Siguiendo con la lógica de proceso participativo, en el marco del Programa Conjunto se pretendió que los planes
alimentaran la Política Cultural de las dos regiones. No obstante en la práctica, el resultado fue que se formuló la
política desde la RAAN mientras todavía se están formulando los planes de otros pueblos territorios. Esta fue una
adecuación que surgió principalmente, de la demanda del Gobierno Regional de la Región Autónoma del Atlántico
Norte por formular una propuesta de Política, como se explica en el siguiente apartado. Pero también es preciso
aclarar que las regiones solo comprendieron parcialmente la importancia de comprender la gradualidad del proceso
o encadenamiento gradual entre Mapeo-Planes-Política.
99 Comunicación personal con Marianela Muñoz, monitora técnica de la Oficina UNESCO para Centroamérica 13/04/2012, vía Skype.
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LA POLITICA CULTURAL REGIONAL Y SUS VINCULACIONES CON EL DESARRO-
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En el mes de agosto del 2011 es publicada en La Gaceta el documento Disposición Admi-
nistrativa No. 71-23-08-2011, “Sobre la Aprobación de Políticas Culturales de las Regio-
nes Autónomas, sus principales lineamientos y componentes del Plan de Desarrollo”, por
parte del Consejo Regional de la Región Autónoma del Atlántico Norte. Con este docu-
mento se daba por aprobado un texto sustantivo sobre la Política Cultural de las regiones
autónomas propuesto por el gobierno de la RAAN.
La iniciativa y el proceso de formulación de la Política Cultural fue liderada por los gobier-
nos Regionales, técnicamente asesorados por la Organización No Gubernamental Centro
para la Autonomía y Desarrollo de los Pueblos Indígenas CADPI100.
No obstante, la formulación del documento de política se da en un momento en que se
han fortalecido prácticamente todos los niveles de la institucionalidad, con el objetivo de
consolidar una institucionalidad cultural y una agenda de cultura para las regiones. De esta
forma, puede decirse que detrás del documento ya hay una política implícita que se ha
puesto en práctica. Esto importante de recalcar, pues en muchas otras experiencias, se
han formulado las políticas con el fin de crear, fortalecer o reformar una institucionalidad
existente sobre cultura. Pero los documentos por si solos poco pueden hacer sin la vo-
luntad política y las acciones de incidencia necesarias para llevar el proyecto de política
adelante.
El proceso de formulación de la política aprovecho los diagnósticos y mapeos previamente
hechos, e incluyó talleres participativos de consulta. No obstante, la dinámica seguida en
la formulación no siguió los mismos parámetros metodológicos del enfoque participativo
que caracterizó tanto al mapeo como a la formulación de los planes.
En el texto publicado en la gaceta, la Política muestra un sesgo marcado hacia los pue-
blos originarios de la Costa, pese a que la población mestiza ha crecido en importancia,
y ya conforma un segmento muy importante de la sociedad multicultural de la Costa. La
revisión de este aspecto provocó la sujeción del documento a enmiendas. Más allá de las
diferencias y de las rivalidades que genera la autoafirmación, se encuentra la posibilidad de
que todas las poblaciones compartan en acceso y disfrute compartir de bienes y servicios
comunes para el desarrollo básicos (Caminos, electricidad, telecomunicaciones, etc.) así
como aquellos relacionados directamente con el desarrollo cultural.
Lo anterior forma parte de la puesta en marcha de un modelo propio de cultura y desarrollo
para las regiones que sea incluyente, y que para este fin la política cultura es un instru-
mento importante siempre y cuando esa se incluyente. Esto ilustra que la política cultural
100 La cual previamente también había ejecutado el proceso de Mapeo de Expresiones Culturales en las comunidades.
129
Guía Sobre Políticas Culturales e Institucionalidad
como propuesta, es un instrumento perfectible, y su ejecución puede ser sometida a monitoreo, a correcciones y a
rendición de cuentas por parte de la sociedad civil
La publicación en la Gaceta de la Política Cultural Regional, compromete al CRAAN con la generación, cumplimiento
e implementación de decretos y reglamentos, y la generación de borradores de normativa cultural, pero además
resuelve atender: la actualización del mapeo, la definición de un plan de salvaguarda regional del patrimonio cultural,
las declaratorias regionales de patrimonio así como algunas declaraciones nacionales y la creación de la Orden de
la Autonomía cultural (para el reconocimiento de portadores-actores culturales), entre otras acciones.
En términos de los vínculos entre la política Cultural Nacional y La Política Cultural de las regiones autónomas, uno
de los puntos de partida de la formulación de la política regional era hacer ese cruce, y realizar la lectura de la Política
Nacional desde la realidad de la Costa y las prioridades del proceso Autonómico. . Pero habría que hacer un análisis
más detallado para ver la correspondencia real. La política Regional sí reconoce la Política Nacional, así como los
instrumentos internacionales.
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Hemos planteado en esta guía que Centroamérica, de manera similar pero al mismo tiem-
po diferente a otros países y regiones Latinoamericanas, se enfrenta al desafío de construir
una nueva generación de políticas culturales (o bien, políticas culturales de nueva gene-
ración). Desafío que muestra apenas algunos signos germinales en la región, pero que
tampoco se presenta enteramente como una moda o como un discurso injertado de los
organismos multilaterales.
Las sociedades moldean sus instituciones culturales a partir de las grandes transforma-
ciones que atraviesan. Algunas veces estas transformaciones adquieren la forma de crisis
social, económica o política. La investigación exploratoria que ha sustentado esta guía
puede concluir que en algunos países de la región, se manifiestan necesidades y volun-
tades institucionales a nivel nacional y local para dar saltos cualitativos en lo que a políti-
cas culturales se refiere. Asimismo, es evidente que la comprensión sobre la cultura está
cambiando hacia una visión más integral, y que el posicionamiento que ha logrado en los
países el enfoque de derechos culturales, está reforzando ese cambio. No obstante, no
puede olvidarse que los nuevos aires, bien pueden ser el eco del cansancio que generan
las tantas violaciones de derechos humanos básicos que han influido en la desintegración
social, la inseguridad y la violencia en la región Centroamericana.
Colombia ha tenido que hacer un esfuerzo casi “sobre humano” para no caer al acantilado
y entender que el trabajo sobre la cultura era la posibilidad difícil, millonésima, de recupe-
rar al país de las garras del conflicto armado y todas sus secuelas y ramificaciones. Esta
crisis abrió una nueva compresión sobre la importancia de la cultura, sobre su carácter
multi-objetivo y su función fundamental para la integración social; sus potencialidades eco-
nómicas y también sobre su vocación territorial. Frente a la difícil situación que enfrenta la
sociedad Colombiana, esta nueva comprensión de la cultura en Colombia acicateó toda
una evolución de la institucionalidad cultural y del modelo de gestión cultural.
Así, - como lucidamente señala Germán Rey - las políticas culturales traducen institucio-
nalmente las comprensiones de cultura predominantes en la sociedad y: “Esta traducción
CONSIDERACIONES FINALES DE ESTA GUÍA
131
Guía Sobre Políticas Culturales e Institucionalidad
no es estable: va rehaciéndose de acuerdo a los cambios culturales y sociales, de tal manera que las propias ar-
quitecturas son readaptaciones que lentamente se producen en la estructura original de las instituciones culturales
(Rey 2009:30).
Se pueden encontrar en Centroamérica signos de búsqueda de modelos de políticas e institucionalidad cultural que
traduzcan las propias crisis y potencialidades Centroamericanas. Hay también evidencia de adaptaciones propias
de modelos institucionales e instrumentos necesarios para generar cambios. Parece que se busca con más esfuer-
zo en aquellos territorios y países donde hay mayor convencimiento sobre la centralidad del proyecto cultural para
el desarrollo y futuro.
¿Puede o no puede Centroamérica construir una nueva generación de las políticas culturales?, ¿Qué implicaciones
tiene esto para el desarrollo sostenible de la región, a sabiendas que la sostenibilidad misma, esta cruzada por la
forma en que vivimos?
Para contestar estas preguntas tenemos que volver al tema institucional, cuestión en la que hemos insistido mucho
en esta guía. Una cuestión institucional entendida en el sentido amplio. Y en este sentido, no sólo no podemos
ocultar la vulnerabilidad institucional que drena los esfuerzos de desarrollo económico, social, cultural y político de la
región, sino que es indispensable ponerla a plena luz. Actualmente, un proyecto nacional cultural puede caerse de
una semana a otra. Al mismo tiempo, los proyectos de desarrollo cultural integral en los países no son decididos.
Pero ¿se trata de construir otra institucionalidad cultural (a nivel nacional, territorial, comunitario)lo bien, de aprove-
char la que ya hay y no sólo en cultura sino en diferentes ámbitos del desarrollo? Es posible que se trate de ambas
cosas. Detrás del reto hay cuestiones o tareas históricas difíciles. Las identidades centroamericanas ganan su
sobrevivencia cada día con grandes esfuerzos y algunas de hecho subsisten porque viven al margen. No es raro
encontrarse a Tolupanes con hambre. Muchas identidades han desaparecido y desaparecen dejando un rastro de
desarraigo difícil de ocultar porque se convierte en violencia.
Debemos entonces preguntarnos, ¿qué es lo que tenemos que revitalizar de la diversidad cultural de nuestros paí-
ses que aporte significativamente a la construcción de una mayor cohesión social?
En el proceso de elaboración de esta guía, surgió la compresión de que quizá lo medular por revitalizar este preci-
samente en la dimensión inmaterial de las culturas centroamericanas en los territorios rurales y urbanos. Se trata
en mucho, de redescubrirnos. Por otra parte, revitalizar algunas cosas que están muriendo nos va a recordar la
importancia de la memoria histórica para las sociedades.
Pues más allá de las tareas tecnocráticas y operativas que puede implicar una nueva generación de políticas cul-
turales, un proyecto de desarrollo cultural es una acto de confrontación interna, una introspección des-
garrada sobre lo que se quiere o no se quiere. Y a partir de esta, una imaginación esperanzada, creativa, que
entiende bien el papel de la heurística en la conformación de nuevos mundos. Ese es precisamente el vínculo íntimo
entre revitalización cultural y la creación de políticas culturales.
Acoger un planteamiento integral de cultura como es el enfoque de democracia cultural y derechos culturales, no
resuelve automáticamente las luchas reivindicativas ni otras muchas que hay que dar, ni abre la fuente de los con-
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tenidos culturales que indican la luz propia de cada sociedad o territorio. Centroamérica
esta sedienta de un debate abierto y profundo, multicultural, pluri-lingüístico e intercultural
sobre cuál es el papel de la cultura en nuestras sociedades. Un debate con resonancia
que recuerde que los derechos culturales son inalienables, y que no son sólo derechos de
cuño liberal, individual.
Este debate no es un acto sino un proceso que algunos, como los actores sociales de
las Regiones Autónomas del Caribe Nicaragüense o el Pueblo Kuna en Panamá ya han
empezado. Y al que los países o territorios Centroamericanos deben dar lugar para revita-
lizar su diversidad, sus identidades, para la cohesión social y la democracia real.
Finalmente y habiendo ya insistido en que la cultura no puede verse únicamente como
instrumental al desarrollo económico, la falta de reconocimiento de la cultura como fuente
que puede brindar oportunidades productivas y económicas, así como opciones para
generar empleo e ingresos, continua siendo una limitación para su posicionamiento en las
agendas de desarrollo nacional. Por sus funciones sociales y políticas, la cultura nunca po-
drá ser solamente una mercancía, aunque existan discursos que la presenten como tal. El
vínculo cultura y desarrollo nos acaba enseñando otra noción de lo económico, así como
otras posibilidades de convivencia social.
133
Guía Sobre Políticas Culturales e Institucionalidad
Acrecentar la Diversidad Cultural como fuente de desarrollo:
La Declaración Universal sobre la Diversidad Cultural del 2002 de la UNESCO plantea que el desarrollo sostenible
requiere de manera indispensable de una diversidad cultural sostenible. De forma tal que la diversidad cultural
pueda fomentarse, acrecentarse y actúe como motor de desarrollo integral, frente a los efectos positivos y nega-
tivos de los “mercados sin fronteras” de la globalización.
Autoctonía:
Es lo que distingue a una expresión cultural dada y la refiere a geografías, territorios, grupos sociales y culturas
específicas.
Endoculturación:
Se refiere a la capacidad interna o endógena de una cultura particular, de socializar o educar a las personas nacidas
en esa cultura, en términos de su cosmovisión, cosmogonía, valores, modo de vida, significados y patrimonio cultu-
ral que sustenta a dicha cultura. La endoculturación está cercanamente asociada a la vitalidad de la lengua, aunque
hay niveles de endoculturación que se logran aun con la perdida de la lengua propia.
Política:
Se refiere a las decisiones para la consecución de unos objetivos, las cuales se toman dentro de un marco legal,
cultural, económico, social y cultural determinado. El marco restringe el espacio de la decisión política, pero a la vez
el marco se transforma por decisiones políticas.
“La política puede ser analizada como la búsqueda de establecer o de bloquear políticas públicas sobre determina-
dos temas, o de influir en ellas. A su vez, parte fundamental del quehacer del gobierno se refiere al diseño, gestión
y evaluación de las políticas públicas” (Lahera E, 2004).
Políticas Públicas:
“Tanto la política como las políticas públicas tienen que ver con el poder social. Pero mientras la política es un
concepto amplio, relativo al poder en general, las políticas públicas corresponden a soluciones específicas de cómo
manejar los asuntos públicos”. (Lahera E, 2004). Por tanto, las políticas públicas pueden concebirse como las es-
trategias que se diseñan y ejecutan para resolver problemas públicos, estas estrategias se definen dentro de un
proceso de discusión entre los actores de la sociedad y los gubernamentales.
Políticas Culturales:
Las “políticas y medidas culturales” se refieren a las políticas y medidas relativas a la cultura, ya sean éstas locales,
nacionales, regionales o internacionales, que están centradas en la cultura como tal, o cuya finalidad es ejercer un
GLOSARIO
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efecto directo en las expresiones culturales de las personas, grupos o sociedades, en
particular la creación, producción, difusión y distribución de las actividades y los bienes y
servicios culturales y el acceso a ellos. (UNESCO).
A nivel nacional, las políticas culturales hacen referencia a iniciativas de los diferentes agen-
tes que intervienen en el campo cultural y en su ciclo básico de producción, distribución
(o reproducción) y uso de la cultura…” “…la política cultural constituye una ciencia de la
organización”… “….El carácter científico hace alusión a la implementación metódica de ini-
ciativas estatales, privadas o comunitarias y como hacerlas posibles en el contexto social
en el que interactúan. En ese sentido, las políticas culturales tienen como unidad mínima el
territorio, el carácter local o regional del cual deben surgir como un factor de sostenibilidad
de suma importancia considerando las iniciativas ciudadanas que dan cuenta del carácter
diverso de nuestra población. Teixeira Coelho (2000) retomado por Hernán Mejía (2004)
Las políticas culturales, tradicionalmente, han actuado en la línea de reforzar las identida-
des culturales de las comunidades a las que se dirigen para consolidar, a través de ellas,
la cohesión social (…) la cuestión es saber cuáles son los mecanismos de intervención pú-
blica más adecuados para reforzar la cohesión social de la comunidad a la que se dirigen.
(Jordi Sánchez: 2004)
Generación de Políticas:
Conjunto articulado de políticas públicas, institucionalidad, legislación e instrumentos de
política que configuran distintos modelos de gestión de políticas a partir de las necesida-
des y decisiones de un proyecto de desarrollo particular y en un momento histórico dado.
Subsidiariedad:
Principio según el cual las instituciones de orden superior (Ej. El Estado) no deben interferir
ni sustituir las funciones y acciones que le competen a los organismos de nivel inferior,
tales como los gobiernos locales y las asociaciones y organizaciones de bien público que
asumen responsabilidades a nivel comunal y territorial. El principio de subsidiariedad tam-
bién supone que en cada nivel, las instituciones u organismos directamente involucrados
están en mejor posición y condiciones de cumplir las funciones asignadas que los organis-
mos de orden superior. Pero estos últimos deberán ayudar a los organismos de nivel inferir
a desarrollar capacidades y a contar con los recursos necesarios
Territorio:
Desde una perspectiva de cultura y desarrollo, el territorio puede ser concebido como la
unidad básica de planificación y gestión de un proyecto de desarrollo integral y multidi-
mensional que integra a la cultura como dimensión estratégica. El territorio está localizado
y delimitado geográficamente por referentes de identidad cultural y por límites político ad-
ministrativos, donde la dimensión ambiental y la económica se articulan en modos de vida
diversos que están en permanente cambio. El territorio está conformado por una red de
instituciones y distintas formas de organización local que tienen funciones múltiples y que
135
Guía Sobre Políticas Culturales e Institucionalidad
se encargan de darle cohesión social al resto de los elementos. Más que una delimitación geográfica, el territorio
encuentra sus límites en las relaciones sociales y culturales establecidas inter-culturalmente,
Territorialidad:
Se refiere a la demanda y asunción de derechos sobre un espacio geográficamente delimitado, debido a derechos
ancestrales que un pueblo o comunidad ética reclama. Hay nivele de territorialidad que generan conflictos, dado
que esta puede generarse por ocupaciones que no son tan tradicionales o por la pugna de usos alternativos de la
tierra (inversiones con poder económico que impugnan el derecho cultural a la tierra).
Descentralización:
La descentralización se entiende como el desplazamiento y re-apropiación de funciones antes consideradas como
propias del Estado Nacional, hacia los gobiernos locales y los actores sociales de los territorios, que resulta en el
fortalecimiento de ambos y en el ejercicio del poder de decisión sobre aspectos e inversiones que afectan de ma-
nera directa e indirecta, el desarrollo de un territorio o de un municipio.
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Revitalización Cultural y Desarrollo Productivo y Creativo en la Costa Caribe de Nicaragua. Oficina UNESCO para
Centroamérica.
Comunicación personal con Marianela Muñoz 07.05.2012. San José, Costa Rica Monitora Técnica, Programa
Conjunto Revitalización Cultural y Desarrollo Productivo y Creativo en la Costa Caribe de Nicaragua, Oficina
UNESCO para Centroamérica.
Comunicación personal con Margarita Antonio, 07.05.2012. “Oficial Nacional de Programas” UNESCO, Nicaragua
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ANEXO 1: Plan de Acción del Cementerio de Rosita, Costa Caribe de Nicaragua.
ANEXO 2: La Lente de la Diversidad Cultural. UNESCO.
ANEXO 3: Formato de Reglamento Consejos Regionales de Cultura (Honduras)
ANEXO 4: Formato de Reglamento Consejos Locales de Cultura (Honduras)
ANEXO 5: Metodología del Proceso de Elaboración de Planes de Desarrollo Cultural
(Regiones Autónomas de la Costa Caribe de Nicaragua).
ANEXO 6: Planes Estratégicos de Desarrollo Cultural por pueblo o territorio de las
Regiones Autónomas de la Costa Caribe de Nicaragua
ANEXO 7: Propuesta de Agenda Municipal de Cultura San Pedro Sula, Cortés,
Honduras.
ANEXO 8: Manual de revitalización Cultural, PC Costa Atlántica de Nicaragua.
ANEXO 9: El Manual Mayagna para la Organización de Comités de Salvaguardia del Patrimonio
Cultural Material e Inmaterial del Pueblo Sumu-MayagnaTuahka.
ANEXO 10: Manual de funcionamiento de la secretaría de cultura GRAAN.
ANEXO 11: Propuesta Política Cultural Regiones Autónomas Costa Caribe de Nicaragua
ANEXOS
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