1. wilhelm-100, el tecnoalmirante
Guión de JERRY FRISSENa partir de una historia de ALEJANDRO JODOROWSKY
Dibujo y color de VALENTIN SÉCHER
Sistema de Filidor, alrededor del planeta Mármola.
Una terrible batalla ha llegado a su fin en este sector del espacio, propiedad
exclusiva del imperio TecnoTecno.
El universo entero recordará esta batalla
durante milenios…
…si el universo sobrevive.
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Una vez más, el Metabúnker ha plantado cara al Imperio, pero la
victoria le ha salido muy cara.
Está sentenciado.
Todos los datos están en la metacomputadora.
Estamos salvados, venerable amo.
¿Estamos?
Esto… estáis salvado, amo. Tan solo tenéis que encontrar una fuente de energía lo bastante potente para
que el programa de reconstrucción se inicie a partir de esta memoria.
De esta semilla minúscula nacerá un ser completo: El metabúnker renacerá entero y completo tal y como era durante el primer día.
En cuanto a mí…
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He incluido todos mis datos personales junto a los del metabúnker, con la esperanza de revivir…
…para seguir sir-viendo al guerrero
más poderoso.
Te devolveré a la vida, Tonto. Te lo prometo.
Gracias, amo.
Antes me gustaría hacer algo que nunca
antes he hecho; querría pediros un favor.
Te escucho, Ton-to, pero date prisa porque no tenemos demasiado tiempo.
Amo, os pido que deis fin a mi existencia en esta dimensión y que me concedáis el honor de perecer
bajo vuestra mano sagrada.
Eso es imposible, Tonto. Jamás podría destruirte.
Ya había previsto esta reacción amo, por lo que este holodisfraz debería ayudaros.
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¡El tecnopapa! ¡Ese ser infame!
Buen truco, Tonto. Has partido con dignidad.
En ese mismo instante yo, Tonto, el servidor más leal de los metabarones, morí.
Rumbo a Mármola, el pla-neta de mis antepasados.
Mi amo, el último metabarón, se alejaba de sus enemigos en dirección al planeta
que vio nacer a su casta, Mármola.
Pero mi propia muerte y la destrucción del metabúnker tan solo eran la parte
visible de una tragedia terrible.
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Poco antes de estos acontecimientos, antes de que nadie sospechase hacia qué funesto destino nos dirigíamos, sobre todo yo, el invulnerable Metabúnker iba a la deriva por los confines del espacio conocido, alejado de toda civilización.
Un nuevo programa de cálculo automático, la metacomputadora,
garantizaba el funcionamiento de metabúnker.
Tonto, mis sensores detectan en todas las frecuencias que hay enjambres de tecnosondas de última generación, la TT-1000, que intentan
atravesar mi casco de metatitanio. Solicito per- miso para freírlos uno a uno para distraerme.
¿Para distraerte? ¡Estúpida paleocal-culadora? ¿Quieres que programemos
también una sesión de holocine?
¡Permiso denegado! El que necesita una distracción es nuestro amo.
Cada vez que le veo con ese aspecto, mis metacircuitos se
ven anegados por una tristeza sin parangón en el mundo de los bios.
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Hace meses que no sale de sus aposentos. Hace meses que permanece sentado allí,
sin comer, sin dormir.
Tras la derrota que infligió a los tecno-tecnos, decidió vivir
como un ermitaño. nada le interesa y ni siquiera puede abandonarse a la bebida: su organismo produce un antídoto al alcohol al primer
signo de embriaguez que también elimina cualquier
efecto narcótico de las drogas.
Asqueado por el poder guerrero de su casta, en la que ya no se reconoce…
…mi amo rehúsa con todo su ser que su existencia se vea dedicada únicamente a combatir; rechaza su
invencible poder destructivo y ha he-cho juramento de no volver a matar.
Si pudiese evitar soñar, dormiría un sueño eterno. Si la muerte no le fuese
indiferente, apresuraría su llegada.
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Mientras mi amo le da vueltas a estas oscuras ideas, el imperio tecnotecno conoce una nueva edad de oro
con la extracción de epifita del planeta Mármola.
Al poseer el monopolio sobre
este precioso carbu- rante antigravitatorio
que permite el desplazamiento en el espacio a velocidades
fenomenales, los tecnotecno dominan
el universo, que depende de ese
aceite milagroso.
Una gran parte de estos inacabables convoyes están destinados a una construcción espacial gigantesca, faraónica.
Las naves avituallan de epifita la construcción del neoplaneta de oro, un planeta mil veces mayor que el que
mi amo, el metabarón, ha destruido.
¡Ya llega!
¡nos visita!
¡Qué honor!
¡Ha venido a nuestra obra!
¡Tecnopapa! ¡Tecnopapa!
¡Tecnopapa, bendecidme!
¡Vuesa tecnosantidad!
¡Es él! ¡Es su tecno- santidad, el nuevo tecnopapa!
no lleva protectores oculares porque sus ojos no temen el fulgor del oro.
¡Está bendito!
¿Por qué llevan todos esas gafas?
Son obreros de Kdk12, cuyos ojos naturales no pueden soportar
la luz del neoplaneta de oro.
¿De veras? ¡Qué interesante!
Mis súbditos… mis leales súbditos…
Tú, ven aquí.
no tengas miedo, porque verás la luz.
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Abre los ojos, pequeño, y que el poder de la tecnociencia te bendiga.
Sí… sí… vuesa tecno-santidad… bendecidme…
Yo te bendigo, pe-queño… mi pequeño.
Vamos a visitar esas obras.
Vuesa santidad, me temo que debemos dar media vuelta y
volver a palacio de inmediato.
Acaban de informarme que la tecnofragata que transporta al tecnocardenal Iddin-Dagan ha pedi-
do permiso para aterrizar.
Qué contrariedad.
Ornato-8, hazme el favor de conseguir que me lleven algunos de estos obreros tan creyentes. ¡Cegarlos es extremadamente divertido!
Se hará tal y como deseéis, vuesa santidad.
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El neoplaneta de Oro es tanto un mausoleo como la futura
sede del tecnovaticano, un lugar que devora la epifita, a imagen y semejanza del resto de la supre-
macía tecno en el universo.
Pero esta construcción no es del agrado de to- dos los tecnotecnos.
¡Debo protestar una vez más con toda vehemencia! Como tecnocardenal, tengo
inmunidad completa.
¡Haré que os torturen! ¡Haré que os extraigan el cerebro en vida!
¡su tecnodignidad no aceptará que se trate a uno de los suyos de forma semejante!
no os desgañitéis, tecnoeminencia. no vale la pena. Ya lo hemos inten-
tado todo, pero las órdenes vienen desde muy arriba.
¿Qué ha sucedido, pues? ¿Por qué nos tratan como
a vulgares criminales?Estoy seguro de que
todo esto responde a un plan de ese paleocáncer que…
¡Silencio! Ya hemos llegado al tecnovaticano, y aquí…