INCLUYE ÍNTEGRO EL
AS COLOR NÚMERO 76
DEL 31 DE OCTUBRE
DE 1972
2ª ÉPOCA • NÚMERO 76 • 5 DE NOVIEMBRE DE 2013
HARLEYEL MITO CUMPLE110 AÑOS
EL MITO CUMPLE110 AÑOS
HARLEYDAVIDSON
-
110 AÑOSDE LEYENDA
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La marca de Milwaukee ha festejado este año la efeméride que la convierte en una empresa única de la industria
de la automoción.
RAÚL ROMOJARO /
Suenan diferentes, se sien-ten diferentes. Para mu-
chos no es sólo una marca de motos, es casi una religión, una filosofía, un estilo de vida: Harley-Davidson. Una leyenda que se ha forjado a lo largo de nada menos que 110 años de historia, los que está celebrando en 2013 la em-presa de Milwaukee (Wisconsin, Estados Unidos) con una serie de eventos repartidos por todo el mundo y en los que ya han partici-pado decenas de miles de sus in-condicionales seguidores.
Fue en 1903 cuando de un pequeño barracón de madera en esa localidad de Milwaukee salie-
ron las tres primeras unidades de las máquinas fabricadas artesa-nalmente por Williams S. Harley y los hermanos Davidson, Walter y Arthur. En los albores del siglo XX, todo un país soñaba con mo-torizarse, con descubrir nuevos ho-rizontes, y estos precursores cre-yeron que una motocicleta podría ser el vehículo ideal para recorrer Estados Unidos. El sueño de unos visionarios que, con el paso del tiempo, se convirtió en la marca de motos más famosas del mun-do, capaz de sobrevivir a dos gue-rras mundiales, a difíciles avatares económicos y a la dura competen-cia llegada desde el exterior, fun-damentalmente Japón. Harley-Da-vidson apostó por construir motos
con alma y millones de clientes se han sentido identificados con esa experiencia única de ponerse al manillar de una de ellas.
Los motores bicilíndricos en V son una de las señas de identi-dad de Harley desde 1909, cuan-do se presentó la primera versión de una configuración mecánica ca-paz de sobrevivir, con las lógicas evoluciones, hasta nuestros días. Knucklehead, Panhead, Shovel-head, Evolution, Twin Cam... El latido de estos propulsores, míti-cos en la historia de la compañía, han sido el corazón de modelos que también son considerados de culto para los incondicionales de la marca, desde la Sportster lan-zada en 1957 como una máquina
COMO UNA BICI. Los orígines de la
marca se basaron claramente en la
industria de la bicicleta.
LA PRIMERA. Ésta fue la primera
moto que construyó la nueva
marca allá por el año 1903.
COMPETICIÓN. Desde sus inicios,
las carreras estuvieron en el ADN
de la marca de Milwaukee.
UN LOGO INCONFUNDIBLE. El
logotipo de la marca, famoso en el
mundo entero, se creó así.
SU REVISTA. Harley quiso
acercarse a sus clientes con esta
publicación exclusiva.
UN CILINDRO. Los motores
monocilíndricos también tuvieron
su época en Harley.
CHASIS RÍGIDOS. Durante muchos
años, las motos montaron chasis
sin apenas suspensión.
DISEÑO PROPIO. De la mesa de
dibujo de sus ingenieros han
salido motos únicas en la historia.
AQUÍ EMPEZÓ TODO. En este
pequeño cobertizo de madera se
inició la producción de la marca.
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El fenómeno de Harley se estudia en las facultades de empresariales y márketing:
es mucho más que una simple marca
ligera a la infatigable rutera Elec-tra Glide, pasando por la popular Fat Boy (la moto de ‘Terminator’), la Dyna Wide Glide, la Heritage, la Road King, la V-Rod...
Más de un siglo de vida da para mucho en la trayectoria de una gran compañía. No todo han sido aciertos en su historia, e incluso los herederos de los fundadores llegaron a perder su control en la década de los 70. Pero Harley-Da-vidson es un ejemplo de cómo la fortaleza de una empresa, su tra-dición, su compromiso con los clientes y una personalidad única se antojan argumentos suficientes para superar escollos que en otros muchos casos podrían resultar fa-tales. El fenómeno de Harley se
estudia en las facultades de em-presariales y márketing, ya que se trata de un caso único de cómo una marca puede instalarse de una forma tan sólida en los sen-timientos de sus clientes, que dejan de serlo para conver tirse en apasionados que se entregan con devoción a una experiencia de conducción que poco o nada tie-ne que ver con la de la mayoría de las motos.
Las Harley no se caracterizan por ofrecer tecnología de última generación (aunque esta circuns-tancia está experimentado un giro significativo en los últimos tiem-pos), tampoco por sus prestacio-nes o por su ligereza. Son motos simples, robustas, acero puro de
Milwaukee creado para resistir el paso del tiempo como ninguna otra. De hecho, cualquier propie-tario de uno de sus modelos clá-sicos lo exhibe con tanto orgullo, o quizá más, que el privilegiado comprador de otro de última gene-ración. Algo que influye de forma muy positiva en el valor de reventa de la marca, con una devaluación de los precios bastante inferior a lo que es habitual en el mercado. Una Harley siempre es una Harley, tenga la edad que tenga e incluso los kilómetros que haya recorrido, en realidad son muescas de una vivencia irrepetible.
Además, son las motocicletas ideales para la personalización. Se dice que no hay dos Harley idén-
CONTINUIDAD. Ciertos detalles
estéticos de las motos clásicas se
mantiene aún en la actualidad.
MOTO LIGERA. En 1957 se lanzó
uno de sus modelos más populares
y exitosos, la Sportster.
DE PELÍCULA. La moto de ‘Easy
Rider’ es otro de los iconos de la
cultura custom.
DE VUELTA A CASA. Los
empresarios que volvieron a tomar
el control total de la marca.
RUTERA. La Road King, una de las
grandes motos de viajes creada en
la factoría de Milwaukee.
VARIEDAD. La oferta de modelos
disponibles es muy amplia, uno
para cada gusto o necesidad.
AROMA CLÁSICO. Incluso los
modelos modernos se mantienen
fiel a la tradición Harley.
INCONDICIONALES. Los clientes de
Harley son seguidores fieles de la
marca que les representa.
ESTILO DE VIDA. Conducir una
Harley es mucho más que una
forma de desplazarse.
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ticas y la afirmación se aproxima bastante a la realidad. Cada pro-pietario la adapta a su gusto, a sus necesidades, a su personali-dad y la propia compañía ofrece en la actualidad un catálogo de accesorios con más de diez mil re-ferencias con las que modificar el manillar, el asiento, las estriberas, los faros, la tornillería o las tapas del motor... Todo lo imaginable, y algo más, se encuentra disponi-ble en esa fábrica de sueños que es la customización, completada además por una vasta industria auxiliar que, lógicamente, ha iden-tificado el filón que representan millones de clientes entregados a esa causa que es SU moto, así con mayúsculas.
Todo ha permitido a la empre-sa no sólo sobrevivir durante este largo siglo, también se ha fortale-cido con el paso de los años hasta convertirse en un auténtico fenó-meno dentro de la industria de la automoción. Harley-Davidson ven-dió en 2011 un total de 235.188 unidades, para facturar 3.550 mi-llones de euros en este concepto, a los que se deben sumar otros 816 en piezas y accesorios, 274 en prendas y complementos, más 268 en sus servicios financieros. Se calcula que una de cada tres motos que circulan por el mundo es una Harley, pero la grandeza de la compañía no reside en su éxito, sus cifras o sus productos, radi-ca en sus usuarios, un valor quizá
más intangible, pero que la ha per-mitido seguir adelante durante los últimos 110 años.
De hecho, Harley-Davidson presume de contar con el club de usuarios más numeroso del mundo, con un millón de perso-nas afiliadas a los Harley Owners Group (HOG). Y es que el poder aglutinador de la experiencia de conducir una de estas motos su-pera con mucho a la mejor campa-ña de márketing o comercial que una empresa pueda concebir. Sus propietarios se reúnen para viajar, disfrutar de la música, de las con-centraciones o de los más varia-dos eventos, siempre con el nexo común de esa pasión por unas mo-tos tan especiales.
INCONFUNDIBLES. El diseño de las
Harley es algo que muchos han
pretendido imitar a lo largo del tiempo.
AVANCES. Nuevos tecnologías
están llegando a sus legendarios
motores de dos cilindros.
PERSONALIZACIÓN. La mayoría de
los usuarios adaptan sus motos a
sus preferencias.
IMAGINACIÓN. Y puestos a
personalizar, la imaginación
parece no tener límites.
COLORIDO. Muchos las prefieren
en el clásico color negro, pero otros
apuestan por la variedad...
NAVEGACIÓN. En sus grandes
ruteras no faltan los dispositivos
de navegación más avanzados.
CAMBIOS. Su motos van
experimentando pequeños (o no
tanto) cambios año a año.
SEGURIDAD. La seguridad es otra
de las prioridades en los modelos
más modernos de la casa.
PORSCHE. El motor de la V-Rod se
desarrolló en colaboración con el
fabricante de coches alemán.
Harley-Davidson es un auténtico fenómeno dentro de la industria: una de cada tres motos en el mundo es de su marca
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Máquinas que despiertan ad-miración y simpatía a su paso, re-conocibles desde Ciudad del Cabo a Oslo, desde Melbourne a París, que invitan a viajar a un ritmo que se aleja de las prisas o el estrés, de las preocupaciones y las obli-gaciones. Una carretera despeja-da y una Harley es la ambición de millones de personas de todo el mundo, lo que no deja de producir cierta incomprensión en el resto de la humanidad. Y es que, como la propia marca afirma, a quien no lo entiende no se le puede expli-car. Sensaciones, emociones, experiencias, pasión… Simple-mente Harley-Davidson. Feliz cum-pleaños… y a por otros 110 años de leyenda.
UN ICONO. Para los americanos,
Harley es una de sus marcas más
admiradas y emblemáticas.
EN ROMA. El 110 aniversario de la
marca se ha celebrado en varias
ciudades, como Roma.
ÉXITO. Y en estos eventos han
participado miles de ‘harlistas’ de
todo el mundo.
SOCIAL. Es una de las marcas
de mayores connotaciones de
relación con y entre sus clientes.
ANIVERSARIO. Éste ha sido el logo
utilizado para la celebración de
los 110 años de vida de la marca.
UNIVERSAL. El fenónemo de la
pasión por Harley-Davidson no
conoce fronteras.
DESFILES. En las reuniones de
Harley-Davidson no faltan desfiles
multitudinarios de motos.
Son máquinas que invitan a un tipo de conducción bien diferente, lejos de las prisas, el estrés y las preocupaciones
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MILÁNAquel equipo marcó una época. El técnico implantó unas ideas
revolucionarias: presión, marcaje en zona y el sistema 4-4-2.
Ganó, en su primera etapa, un Scudetto, dos Copas de Europa,
dos Intercontinentales, dos Supercopas de Europa y una
Supercopa italiana.
INMORTAL DE ARRIGO SACCHI
EL
12 13
Tras la eliminación del Milán de la UEFA ante el Waregen belga, el presidente Farina dimitió y llegó Berlusconi
JORGE GARCÍA /
A finales de los años 80, el fútbol moderno sufrió una
sacudida táctica, una revolución. El Madrid de Di Stéfano, el Santos de Pelé, el Inter de Helenio Herre-ra, el Bayern de Beckenbauer… Fueron equipos que de una forma o de otra habían marcado tenden-cias entre sus coetáneos. En Ita-lia, en la Lombardia se fraguó un estilo al que le salieron multitud de imitadores. Su gestor desde el banquillo fue Arrigo Sacchi y ha pasado a la posteridad conocido como el Milán Inmortal de los ho-landeses, de Rijkaard, Gullit y Van Basten, aunque parcelar sólo en esos tres futbolistas una orques-ta tan bien dirigida y con tan ca-lidad en la interpretación sería un análisis cor to de miras. Po-cos equipos, antes y ahora, han transmitido al rival una sensación de impotencia tan grande como aquel equipo rossonero de fina-les de los 80 y principios de los 90. Después, el Milán siguió ga-nando, con Capello en el banquillo se amplió la lista de éxitos, pero nunca fue igual. Aquellos cuatro años con Sacchi a la batuta hicie-ron a Europa mirar a Milanello, la ciudad deportiva del Milán, como el centro en torno al que gravitaba el orden del fútbol mundial.
Y el inicio no pudo ser más ca-sual. Porque Sacchi ni siquiera llegó a ser futbolista profesional.
Nacido en Fusignano el 1 de abril de 1946, no pasó nunca de ser un defensa de equipos modes-tos, eso sí, con clara vocación para el banquillo. Con 31 años, Sacchi colgó las botas y comen-zó su labor de formador en divi-siones inferiores. Pasó por Rimini y Fiorentina hasta que le llegó la gran ocasión en el Parma. Fue con el equipo emiliano cuando el cami-no de Sacchi y el Milán se cruza-ron. Fue en la Copa de Italia, en octavos de final, cuando el equi-po rossonero caía ante el Parma tras perder en casa 0-1 y empa-tar en Parma a cero. Era el 8 de marzo de 1987, Berlusconi ya re-
gía los destinos del otrora gigan-te lombardo y aquella eliminación a manos de un técnico novato le dejó perplejo y lleno de curiosi-dad. “¿Cómo se llama el técnico del Parma?”, cuentan que Silvio Berlusconi preguntó a un directi-vo nada más caer contra aquel Parma. “Arrigo Sacchi”, le con-testaron. “¿Arrigo qué?”, afirmó perplejo el multimillonario. No ol-vidaría ese nombre, y es más se-ría la cabeza sobre la que confia-ría la revitalización de un histórico de Italia. Porque el Milán venía de unos años condenado a galeras, tras un escándalo de apuestas ile-gales que lo envió directamente a
la Serie B. Al acabar la tempora-da 79-80, Felice Colombo, presi-dente del Milán, y el portero En-rico Albertosi fueron condenados por participación en un sistema de apuestas ilegales que se co-noció en la época como el Toto-nero (‘Quiniela Negra’). El equipo lombardo y la Lazio de Roma da-ban con sus huesos en la Serie B. El Milán se rehizo mínimamente y consiguió ascender la temporada siguiente. Con Giuseppe Farina como presidente, el equipo lom-bardo jugó la campaña 1981-82 en la Serie A, pero descendió nue-vamente. Subió al año siguiente y el propio Farina intentó llevar a
cabo una reconstrucción. La idea era, de nuevo, acercar al Milán al título, pero no se consiguió. No obstante, el club empezó a incor-porar jugadores que después se-rían relevantes en un equipo que marcaría una época: Mauro Tasso-tti, Alberigo Evani, Virdis e incluso Paolo Maldini. Sí, el que después fue gran capitán del Milán, debu-tó el 20 de enero de 1985 ante el Udinese. El equipo crecía, pero no llegaban títulos y la eliminación en la UEFA ante el débil Waregen bel-ga provoca la dimisión de Farina. En febrero de 1986, Berlusconi adquirió la entidad y comenzó la época dorada, no sin esfuerzos, en primer lugar económicos. Lle-gaban, Donadoni, Massaro, Gio-vanni Galli, Gaderisi, Bonetti… Pero faltaba algo. Liedholm desde el banquillo no acababa de trans-mitir lo que Berlusconi reclamaba desde el palco. El dirigente deci-dió terminar la temporada con un joven Fabio Capello a los mandos y analizó su gran golpe de efecto para la temporada 1987-88. En-
Sacchi fue un defensa de equipos modestos y con 31
años colgó las botas para empezar como entrenador
REVOLUCIONÓ EL
MILÁN Y EL FÚTBOL.
Con su ideario provocó
que el Milán marcara
una época durante la
década desde finales de
los 80 y los 90.
SE PRENDÓ
DE ÉL.
Berlusconi
ya preguntó
quién era
Arrigo Sacchi
cuando el
Parma al
que dirigía
eliminó de la
Copa de Italia
al Milán en
1987.
DONADONI.
Fue uno de
los primeros
fichajes
que hizo
Berlusconi,
procedente
del Atalanta.
El interior
fue uno de
los jugadores
destacados
de aquella
época.
DESDE
GALERAS.
En 1980, el
Milán fue
descendido
a la Serie B
tras estar
implicado
su entonces
presidente,
Felice
Colombo,
y el portero
Albertosi
en apuestas
ilegales.
14 15
tonces Berlusconi se acordó del Parma que le había eliminado de la Copa meses antes…
El 27 de septiembre se inició la era Sacchi con el debut en la Copa ante el Bari y la primera vic-toria por 5-0. En las semanas pre-vias la plantilla había comenzado a descubrir lo que les esperaba. Milanello, tras la llegada de Ber-lusconi, había sufrido una reno-vación profunda, encaminándo-se ya a lo que es hoy: un centro de alto rendimiento a disposición de los jugadores del Milán. Pues ese centro deportivo en una coli-na cerca de Varese se convirtió en el cuartel general, mañana, tarde y, si por Sacchi hubiera sido, tam-bién noche. Eternas sesiones tác-ticas, correcciones milimétricas y repeticiones. Decenas de repe-ticiones que llegaban a crispar a los jugadores, pero que ellos mismos reconocerían después que era la clave de aquel equipo. Y un estilo, una impronta única con rasgos definidos: marcaje en zona, pressing en todo el campo, reducción de los espacios al lími-te, interpretando de manera per-fecta el fuera de juego, posesión de balón y el salto de calidad que le daban los tres jugadores holan-deses. La apuesta recordaba pre-cisamente al fútbol total de la Na-ranja Mecánica de Cruyff. “Nunca jugamos un fútbol defensivo, es cierto que en Italia, y no sólo en el fútbol, hay instaurada esa menta-
lidad, pero nadie puede decir que aquel Milán entrenado por mí fue-ra un equipo más preocupado por su portería que por la contraria”, explica ahora Sacchi, analizando la estela que dejó su equipo. Van Basten y Gullit llegarían en 1987 para ser la guinda del primer pro-yecto. El primero, desde Amster-dam, tras maravillar en el Ajax, y Gullit, desde Eindhoven. La tem-porada siguiente les acompañaría Rijkaard, tras cumplir su cesión en el Zaragoza. Sacchi potenció y gestionó de manera brillante para que todo el mundo disfrutara de los ‘Tulipani Rossoneri’, como se les bautizó en Italia. Gullit se con-
vertía en el fichaje más caro del Calcio, un discípulo aventajado de Cruyff llegaba a Italia. “A menudo, la gente me recordaba el dineral que yo había costado, pero fue algo que nunca influyó”, explica el Balón de Oro.
Pero la máquina tardó algo en funcionar y pocos recuerdan que el Espanyol entrenado por Javier Clemente fue el primer equipo que frenó al Milán de Sacchi. Fue en la segunda ronda de la UEFA, cu-riosamente los lombardos habían eliminado en la primera ronda al Sporting de Gijón, pero el Espan-yol se vengó en la siguiente. Los catalanes ganaron en San Siro
por 0-2 y después empataron en la Carretera de Sarrià. Aquella eli-minatoria fue un detonante. La máquina comenzó a funcionar y a amargar la vida a los rivales.
Por fin llegó el primer Scudetto para Berlusconi. El equipo guia-do por Sacchi llevó a cabo una remontada impor tante sobre el Nápoles de Maradona que se culminó con la gran primera vic-toria por 2-3 en el San Paolo. El Milan terminaba líder de la Serie A, por primera vez desde 1979, y Berlusconi celebraba su primer gran título. Sacchi cerraba el ejer-cicio doméstico con 17 triunfos, 11 empates y sólo dos derrotas
con 43 goles marcados y sólo 14 en contra. Comenzaba la leyenda amasada a base de horas y horas de trabajo, como el propio Sacchi reconoce. “Supuso un desgaste mental agotador, había que po-nerlo todo en marcha en base a una idea: los cuatro de atrás de-bían ser uno solo cuando había que tirar el fuera de juego y los centrocampistas y delanteros de-bían también coordinar sus mo-vimientos de presión, había que llegar a conseguirlo con los ojos cerrados”, relata el técnico. Y lo consiguieron. Al grito de “¡Mi-lán!”, voceado por Franco Bare-si, la defensa comenzaba un te-rrorífico achique en el que morían impotentes los mejores ataques, primero de Italia y luego de Euro-pa. El acordeón milanista era per-fecto, era casi como si el equipo interpretara una coreografía. Se asfixiaba al rival, se recuperaba el balón en campo contrario y se llegaba muy rápido a situaciones de gol. Eso sí, en Milanello se tra-bajaba hasta la extenuación. Se llegó a aborrecer el trabajo tácti-co como han reconocido sus es-trellas. “Repetíamos y repetíamos las situaciones hasta que salían como Sacchi quería, se iba al lí-mite, pero después daba sus fru-tos”, comenta Gullit. Las largas sesiones también tenían un efec-to de desgaste tanto en el ánimo como en la relación. Una de las anécdotas más recordadas tiene
Con Berlusconi, Milanello se encaminó a lo que es hoy: un
centro de alto rendimiento, perfeccionado por Sacchi
Gullit: “Repetíamos las situaciones hasta que salían como Sacchi quería; después daba sus frutos”
UN ESTILO DEFINIDO.
Sacchi implantó unos
entrenamientos en
Milanello exigentes,
milimétricos, con constantes
repeticiones, que llegaban a
crispar a los jugadores.
UN DELANTERO MÍTICO. Van
Basten ratificó en el Milán el
gran goleador que demostró
ser en el Ajax. En la imagen,
junto al sportinguista
Joaquín. El equipo rossonero
eliminó de la UEFA al gijonés..
ANTE EL
ESPANYOL. El
equipo perico
eliminó al
Milán en
la segunda
ronda de la
UEFA, tras
ganar en
San Siro y
empatar en
Sarriá. Fue
el inicio del
gran Milán.
BALONES DE
ORO. Gullit
alcanzó este
galardón
en 1987,
campaña en
la que marcó
nueve goles,
mientras que
Van Bastan le
sucedería al
año siguiente
como mejor
de Europa.
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como protagonistas a Van Basten y a Sacchi. El técnico, tras una larga sesión por la mañana, no había quedado contento. Quería repasar con Van Basten algunos movimientos, pero el holandés se encontraba en el comedor. Sacchi se acercó y le interrumpió para corregir algo y el delantero no se cortó: “¡Mientras como, no!” Sac-chi llevó al equipo al límite.
La temporada 1988-89 comen-zó ya con Rijkaard en la plantilla. En la anterior, el equipo se había coronado campeón de liga con 11 goles de Virdis y nueve de Gu-llit. Van Basten se había quedado sólo en tres debido a una lesión que le tuvo un largo tiempo apar-tado. En su ausencia, Gullit había sido reconvertido a delantero, un falso 9, una figura muy de actuali-dad. Gullit ya había jugado en esa posición en el PSV a las órdenes de Hiddink. De hecho, había ate-rrizado en Milán tras una enorme temporada en el equipo de la Phi-lips, en el que había conseguido ganar la Eredivisie marcando 22 goles. Sus dos años en Eindho-ven habían sido memorables y en 1987, recién aterrizado en Mi-lán recibía el Balón de Oro. Fue en Italia donde Gullit comenzó a encontrar sentido a los consejos que Cruyff le había dado mientras compartieron vestuario en el Feye-noord. “Me explicaba cosas, me decía que no sólo debía jugar para mí, también debía hacer mejores a los demás, en aquel momento no lo entendí, pero más adelante me di cuenta”, explica el ex juga-
dor. Si Gullit había ganado el Ba-lón de Oro en 1987, su gran ami-go y compañero Van Basten le sucedería en 1988, la del bautis-mo europeo. El Milán no consiguió revalidar el título de liga, ése que-dó para el Inter de los alemanes. Sí se había ganado la Supercopa de Italia, pero lo grande estaba por venir. El Vitosha de Sofía, el 7 de septiembre de 1988, era el primer rival en caer en la Copa de
Europa: 0-2 en la ida y 5-2 en la vuelta. En segunda ronda, los de Sacchi se deshicieron del Estrella Roja. Los serbios, con Savicevic y Stojkovic, estuvieron muy cerca de eliminar al campeón italiano, pero cayeron en la tanda de pe-naltis. En cuartos de final, el Mi-lán se deshizo del Werder Bremen antes de medirse al Real Madrid de la Quinta del Buitre en semifi-nales. En el Bernabéu, los rosso-
GALLIPortero de gran
seguridad. Fichado de la Fiorentina,
militó cuatro años en el Milán.
TASSOTTIEl lateral derecho fue un duro hueso para sus rivales.
Tácticamente perfecto.
COSTACURTAExcelente en el marcaje y en el
juego aéreo, tenía un buen trato con
el balón.
BARESIRápido, ágil, agresivo y
tácticamente extraordinario. Un modelo de ‘líbero’.
MALDINIFuerza, colocación
y difícilmente superable, tanto
en el juego por alto como por bajo.
DONADONIGran regate,
velocidad y pase certero desde su banda derecha. El
socio perfecto.
COLOMBOSiempre a la sombra de Donadoni. Luchador
incansable.
ANCELOTTIPieza clave, daba
orden y estabilidad al centro del
campo. Todo un carácter ganador.
RIJKAARDEl centrocampista
total. Grandes nociones tácticas, muy técnico y letal
ante el gol.
EVANIRápido, técnico e
incómodo en el uno contra uno. Pieza básica en la zona
izquierda.
GULLITUn portento físico.
Dominaba los balones aéreos, era rapidísimo,
técnico y con gol.
VAN BASTENAmbidextro, todo elegancia y un goleador nato.
Marcó una época en el fútbol.
neri tuvieron algo de fortuna. El equipo blanco se fue al descan-so en ventaja, gracias a un gol de Hugo Sánchez. Los italianos habían sido superiores, pero les había faltado pegada, algo que se encontraron en la segunda mi-tad. Van Basten no había tenido su día, había marrado ocasiones claras, pero poco después de la media hora de la segunda mitad remató de cabeza, en postura
nada fácil, un centro de Tassotti, el balón se estrelló en el largue-ro y rebotó en la espalda de Buyo antes de entrar. El 1-1 complica-ba mucho al Madrid para el parti-do de vuelta. Pero lo que se en-contró en San Siro, el 19 de abril del 89, superaba cualquier previ-sión. El Milán fue una apisonado-ra y aquel día comenzó el calvario madridista con el Milán, aunque también comenzó el particular de
Gullit con su rodilla. Ancelotti, Ri-jkaard, Van Basten, Gullit y Dona-doni pusieron los goles para un 5-0 histórico. Gullit acabó el par-tido, pero antes de conseguir su gol había notado unas molestias en la rodilla que le harían pasar por el quirófano. Pero volvería para la fiesta del Camp Nou. El Steaua de Hagi, Piturca y Lacatus era barrido por 4-0. Dos goles del propio Gullit y también doblete de Van Basten. “Es difícil encontrar a jugadores mejores que esos tres holandeses en su posición en aquel momento. Van Basten y Gullit eran extraordinarios y Ri-jkaard, como centrocampista por delante de la defensa, era infran-queable y después un magnífico director”, asegura sin dudarlo Ba-resi, tras el paso de los años. Van Basten y Gullit se encargaban del ataque, con Rijkaard liderando la medular, secundado por Ancelotti, Donadoni y Colombo. Mientras, el propio Baresi lideraba la defensa con Tassoti, Costacurta y un joven Maldini a sus órdenes. Giovanni Galli cuidaba de la portería. Ese equipo se coronó campeón de Eu-ropa y repetiría al año siguiente.
Es más, conseguiría el Grand Slam, levantando la Supercopa de Europa (ganándole al Barce-lona), la Copa Intercontinental y repitiendo con la Copa de Europa. En la liga, Maradona aparecería para llevar al Nápoles al título en vísperas del Mundial de Italia 90. Dos fueron los puntos que sepa-raron a los de Sacchi de conseguir también el título de liga. Pero el
EN LA 1988-
89. Después
de cumplir
su cesión en
el Zaragoza,
Frank
Rijkaard se
unió a la
disciplina
del Milán
y a sus dos
compatriotas.
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botín no había sido menor. El 17 de diciembre en Tokio, el Milán su-peraba por 1-0 al Atlético Nacional del Pacho Maturana para levantar la Intercontinental. En Europa el dominio se hacía incontestable. El HJK de Helsinki fue la primera víctima y el Madrid esperaba afi-lando el cuchillo en la segunda. Los blancos, a las órdenes de Toshack, querían venganza tras la afrenta en San Siro del mes de abril. Pero el Real Madrid fue la imagen de la impotencia en esa eliminatoria. En la ida, Rijkaard, a los ocho minutos, y Van Bas-ten, de penalti, en el 14’, ponían un 2-0 que había que levantar en el Bernabéu. En el coliseo blan-co se preparaba una atmósfera terrible contra los de Sacchi. El Madrid salió decidido a conseguir una remontada histórica, pero se estrelló en Franco Baresi. El capi-tán del Milán dirigió uno de los es-pectáculos defensivos más impre-sionantes de la historia del fútbol continental. Hasta 24 veces cayó el Madrid en la trampa del fuera de juego. Butragueño había con-seguido marcar en el minuto 47, pero desde ahí todos los intentos fueron infructuosos. El partido re-sultó muy bronco y Paco Llorente fue la imagen de la impotencia. El madridista jugó con el brazo izquierdo en cabestrillo tras le-sionarse. Todo pundonor, pero el Madrid se quedó en eso. Tos-hack no pudo con la tela de araña forjada por Sacchi e interpretada
por Baresi. El Madrid cayó presa de las prisas, los nervios y la tác-tica lombarda. Tras los blancos cayó el Malinas belga y el Milán se encontró con el Bayern en se-mifinales. Victoria italiana en San Siro por 1-0 con gol de Van Bas-ten, de penalti. En Múnich, Strunz adelanta a los bávaros, pero Bor-gonovo replicó para los transalpi-nos en la prórroga. El gol alemán de Mcinally sería ya inútil. El Milán se encontraba con el Benfica en la final. Los portugueses jugaron mejor, pero el gol de Rijkaard de-cidió y le dio a Berlusconi su se-gunda Copa de Europa.
El reto era repetir en la cam-
paña 1990-91, pero será en Mar-sella donde, de forma francamen-te extraña, termine la hegemonía milanista. La temporada había co-menzado bien, se había levanta-do la Supercopa de Europa y se le ganó al Olimpia de Paraguay la segunda Copa Intercontinental. El conjunto lombardo comenzaba su periplo en la Copa de Europa en octavos de final dando buena cuenta del Brujas. En la siguiente ronda esperaba el Marsella. Los franceses con Papin, Abedi Pele y Waddle habían arrancado un em-pate a uno de Italia. En la vuelta, todo parecía perdido para Sacchi y los suyos. Waddle había adelan-
tado a los marselleses y queda-ban menos de cinco minutos para el final cuando la luz se fue de una de las torres de iluminación. Los italianos, a petición de Adriano Galliani, abandonaban el campo y no volvieron a pesar de que pasa-dos unos minutos se pudo reparar la avería. Fue una manera triste y extraña de terminar con una he-gemonía. La UEFA dio por perdido el partido a los italianos por 3-0 y el Marsella iría avanzando hasta la final, donde caería con el Estre-lla Roja en los penaltis. En la liga, el Milán se quedó en el segundo lugar, no pudiendo alcanzar a la Sampdoria. Sacchi ponía punto y
final a su primera etapa en el Mi-lán el 26 de mayo de 1991, en partido en San Siro ante el Parma (0-0). Los roces con las estrellas de su plantilla y la sensación de desgaste hicieron que abandona-ra el banquillo lombardo rumbo a la selección italiana, a la que guiaría en el Mundial de USA 94. Dejaba detrás un Scudetto, dos Copas de Europa, dos Copas In-tercontinentales, dos Supercopas de Europa y una Supercopa italia-na. Pero sobre todo dejaba un es-tilo que después fue copiado. Ha-bía revolucionado el fútbol y había sacudido Europa después de más de 15 años sin un equipo con un perfil tan dominador. Sacchi había implantado el marcaje en zona, se olvidaba la persecución al hom-bre, instauró la presión, el 4-4-2 como sistema y sobre todo en ata-que había dado libertad para sus genios. Su legado lo recogió otro ganador: Fabio Capello. El Milán siguió siendo un equipo temible. Capello, con aún los tres holan-deses a sus órdenes, consiguió ganar el Scudetto en su primera temporada, sin perder un solo partido. Pero lo hizo con un sis-tema mucho más conservador, más italiano del que había utili-zado ‘El Milán de los Inmortales’ a las órdenes Sacchi. “El Milán nunca jugó al Catenaccio, nunca, era un fútbol internacional recono-cido por todos, por eso el equipo ganó más que nadie”, sentencia su ideólogo.
ABANDONO EN MARSELLA. Se fue
la luz y los milanistas dejaron el
campo. El partido, por perdido
LA COPA DE EUROPA DE
1990. El Milán se plantó
en la final ante el Benfica,
tras eliminar a Madrid,
malinas y Bayern, y ganó
con un solitario tanto de
Rijkaard.
LA COPA DE EUROPA
DE 1989. El Milán
demostró con el 5-0
en San Siro ante el
Madrid que era el gran
favorito: ganó en la
final al Steaua 4-0.
LA PESADILLA
BLANCA.
El Milán se
deshizo del
Real Madrid
en la Copa
de Europa
de 1989, con
aquel 5-0 en
San Siro, y al
año siguiente,
también: 2-0
en Italia y 1-0
en Madrid.
Sacchi terminó su primera etapa en el Milán en 1991 y el testigo lo cogió Capello, pero su sistema no sería el mismo
En la Copa de Europa de 1990, el Madrid quería vengarse del 5-0 de la temporada anterior,
pero se topó con Baresi
20 21
FRANCOTIRADORES
Assunçao debutó en la Liga con tres faltas al poste. El brasileño es uno de los elegidos del selecto club de jugadores para los que no existían
rincones imposibles en las porterías.
MAESTROSA BALÓN PARADO
22 23
JORGE FDEZ. MALDONADO /
De las múltiples y azarosas formas que un futbolista
tiene para presentarse en una nueva liga, pocas resultaron tan estrambóticas como la de Marcos Assunçao hace once años con la camiseta del Betis. El brasileño firmó un singular ‘hat-trick’ de fal-tas al travesaño, con Molina en la portería del Deportivo. Ese día (1 de septiembre de 2002) aterri-zó en el fútbol español uno de los futbolistas que ocupa un lugar pri-vilegiado entre los jugadores que mejor han dominado una de las suertes más complicadas: el lan-zamiento de faltas. Tal es la ad-miración que despiertan que algu-nos tienen un hueco privilegiado en la memoria del fútbol sin haber sido futbolistas de gran enjundia.
Para ejecutar con maestría un libre directo se requiere, además de una técnica depurada de gol-peo, un cerebro privilegiado que actúe a gran velocidad. Una vez que pita el árbitro, la cabeza del lanzador entra en ebullición para almacenar en unos 40 segundos toda la información posible: loca-lización del balón, distancia de la
portería, situación de la barrera, posición de los jugadores a su al-rededor, ubicación del por tero, etc. Para finalmente, tras haber procesado todas las variables, optar por una trayectoria y darle forma con un golpeo impecable. Lo dicho, una situación sólo para elegidos del balompié.
Los que se saben poseedores de esta habilidad, les gusta ro-dear sus acciones de cierta mís-tica que acompañan de un ritual previo a cada lanzamiento: “Uno, dos, tres. Doy tres pasos hacia atrás y marco la distancia para no perder potencia y garantizar la ra-pidez del tiro”, explicaba entonces Assunçao, leyenda del beticismo. A partir de ahí, empezaba el show. “Una vez que decido donde dispa-rar, nunca cambio la trayectoria”. Capaz de chutar a una potencia elevadísima con el interior, sus lanzamientos dibujaban precio-sas ‘folhas secas’ en los que el balón subía y bajaba de inmediato a una velocidad endiablada. Así lo aprendió de su admirado Marce-linho Carioca. El exjugador del Va-lencia ha sido otro privilegiado de las faltas. Le gustaba colocar ca-misetas colgadas del larguero en las escuadras para descolgarlas al tirar faltas. Le ayudaba el núme-ro 34 de pie que calzaba.
En el caso de Assunçao, la magia de su pierna derecha iba acompañada de un espectacular trabajo previo de campo. Su efi-cacia en los golpes francos se apoyaba en el estudio que hacía
de los porteros rivales. Le gusta-ba saber de antemano si se iba a enfrentar a guardametas que op-taban por anticiparse un segundo antes del disparo, si eran rápidos de pies, etc. Descartado por Ca-pello en el Roma, España pudo disfrutar en la Liga de un franco-
Maradona combinaba su depurada técnica de golpeo
con la certeza de que sus faltas acabarían en la red
tirador top. Inolvidable la presen-tación que le dedicaba el speaker del Betis al recitar las alineacio-nes: “El por tero está ‘asustao’ tira la falta Assunçao”.
Sin ningún género de duda, el tirador más extravagante de la his-toria es Rogerio Ceni, quien ade-
lantó a Chilavert (62 goles) como por tero máximo goleador de la historia. Capaz de superar la ba-rrera de los 100 goles lanzando penaltis y faltas, llegó a tan redon-da cifra con un libre directo en el clásico ante Corinthians. De sus primeros 100 tantos, 56 fueron
De los 100 primeros goles del portero brasileño Rogerio Ceni, 56 fueron de falta y nunca encajó ninguno a la contra
MIEDO.
Assunçao
desataba
verdadero
pánico en
los porteros
rivales.
24 25
de falta. Su manera de ejecutar las faltas prueba que es un con-sumado especialista: colocación perpendicular a la pelota, escasa carrerilla y cuerpo volcado hacia atrás. Por encima de la barrera, indirectas, al palo del porteros… domina varios registros.
Como curiosidad queda que nunca le hicieron un gol al contra-golpe por enviar una falta a la ba-rrera (una vez le marcaron por de-morarse en la celebración del gol y lanzar el rival desde el centro del campo). Comenzó a ensayar las faltas en los ratos muertos que disponía cuando era suplente de Zetti en sus siete primeros años de profesional. Jugaba a dar al larguero. Además, en varias oca-siones ha subido a la zona de la falta para lanzarla…¡y la acababa tirando un compañero! Es Rogerio Ceni, uno de los casos más curio-sos del fútbol, portero que juega con el número 01 (10 al revés) y que es el máximo goleador de la historia de Sao Paulo en la Copa Libertadores.
Más cercana es la figura de Alessandro Del Piero, poseedor de infinitos per files de golpeo. Es imposible resolver si le pega-ba mejor de rosca por encima de la barrera o con el empeine total estilo Tomahawk, tan de moda en estos tiempo por lanzadores como Cristiano o Bale. Pinturicchio ya
golpeaba así hace años dada su facilidad para aunar potencia y co-locación. Tal fue su progresión en la precisión, que ‘La Gazzetta de-llo Sport’ publicó un reportaje en el que desvelaba que Del Piero marcó desde 2004 hasta 2008 una de cada tres faltas que lanzó (precisión del 34%). Un porcentaje tremendo, ya que hasta entonces su eficacia era del 7,5%.
A una habilidad innata, el ge-nial mediapunta añadía horas de trabajo. Hizo que construyeran un campo-laboratorio en la Ciudad Deportiva de la Juventus. Allí, Del Piero dibujaba cuadrículas en el suelo y repartía varias porterías por la línea de fondo y las bandas. Metódico, golpeaba seis balones por cuadrícula modificando efecto, trayectoria y potencia. Así, perfec-cionó su leyenda de gran tirador. Sus ganas de buscar los rincones de la portería a balón parado las aprendió en los vídeos que veía de Platini, otro gran lanzador e ídolo juventino. Tras perforar la porte-ría de Casillas con una falta en su último partido en el Bernabéu, el público del Real Madrid le recono-ció su categoría con una sonora ovación cuando fue sustituido.
Sería difícil no encontrar en el top 5 de lanzadores de faltas de cualquier futbolero a Juninho Per-nambucano. Un auténtico franco-tirador que empezó a calibrar sus misiles en sus inicios en el fútbol sala, donde ganó precisión. Visto su potencial, resulta curioso que Romario no le dejara lanzar golpes francos en sus primeros años en el fútbol en Vasco de Gama. Años después, acabó desatando el pá-nico en jugadores, entrenadores y aficiones rivales cada vez que
su equipo disponía de una falta a favor.
Su fórmula de golpeo ha sido objeto de estudios biomecánicos. Un mismo procedimiento: carrera de tres metros, batiendo siempre primero con la pierna derecha para acelerar posteriormente con
Marcelinho Carioca, que calzaba un 34 de botas,
colgaba camisetas del larguero para entrenar las faltas
tres pasos. Su última zancada es la más larga. Con ella conseguía situar el pie de apoyo a la altura del balón y equilibrar el cuerpo ex-tendiendo el brazo izquierdo. En-tonces llegaba el momento de abrir la cadera y flexionar la pier-na derecha. Extendía la extremi-
dad del golpeo, se aprovechaba de sus poderosos cuádriceps para patear con fuerza la pelota, siempre en la zona de la válvula del balón con el que incluso, en ocasiones, conseguía un doble efecto: de arriba abajo y lateral. Nunca se podía anticipar si iba a
“Vi a Juninho Pernambucano tirar una falta y desde entonces golpeo así el balón”, dijo Pirlo sobre el brasileño
GOLEADOR.
Su facilidad
para lanzar
los libres
directos con
una gran
precisión le
ayudaron
para ser el
portero más
goleador de la
historia.
CHILAVERT.
Enfrentarse
a potencias
de primer
nivel como
España no
intimidaban
a Chilavert,
habitual
lanzador
de faltas
directas.
PLATINI. Sus
colocados
disparos
de faltas le
convirtieron
en el ídolo de
muchos niños
franceses y
juventinos,
entre ellos,
Alessandro
Del Piero.
IMPARABLE.
Los golpeos de
Juninho eran
indetectables
para los
porteros.
Capaz de
pegarle duro,
colocado y
con efecto, sus
faltas eran
pura magia.
METÓDICO.
Del Piero
pidió que
construyeran
un campo-
laboratorio
para entrenar
las faltas.
26 27
golpear de empeine para buscar una trayectoria recta o persegui-ría una de sus imprevisibles efec-tos metiendo un poco el interior. Era capaz de lanzar faltas directas desde casi cualquier zona del me-dio campo rival.
“Repetición y mucha repeti-ción. Hay que saber golpear bien la bola, pero el 80% del éxito en un lanzamiento reside en la con-centración. Si no me distraigo con nada, el gol está mucho más cer-ca”. Pueden dar fe de estas pala-bras de Juninho los mejores por-teros del mundo (Casillas, Valdés, Kahn..). Ninguno encontró el an-tídoto al veneno de un lanzador irrepetible, que bebió de los má-gicos golpeos de los también bra-sileños Zico y Gerson. Ahora él es el ejemplo a seguir: “Vi a Juninho tirar una falta y comencé a lanzar así”, dice Pirlo, otro especialista.
Parecida legión de seguidores a la de Juninho tiene Sinisa Miha-jlovic, serbio nacido en Croacia, al que era casi imposible ver que una de sus falta no acabara entre palos. Lo demostró durante toda su carrera, desde las semifinales
de Copa de Europa con el Estre-lla Roja ante la Sampdoria, hasta sus últimos años. Precisamente a la Sampdoria le hizo un hat-trick de faltas directas con la camiseta del Lazio. El balón siempre cogía una altura considerable para, de repente, caer a plomo en la es-cuadra.
Sus golpeos con la pierna iz-quierda eran casi perfectos, pues tenía perfecta potencia y coloca-ción. A la hora de golpear, su bra-zo derecho siempre estaba ele-vado. Ibrahimovic es uno de los jugadores que se rinde a él: “So-lía entrenarme con Mihajlovic. Él sí que sabía cómo tirar una falta. Cuando le veía lanzar, lo único que podía hacer era aprender”. El bombardero de Borovo, para quien no existían las distancias imposibles, marcó 27 goles de falta en Serie A, superando las barreras por arriba o sorteándo-las por el costado.
A la hora de golpear con el inte-rior por encima de la barrera, po-cos futbolistas tenían mayor pre-cisión que Beckham. Siempre con esa forma característica en la que cogía bastante carrerilla con afán de lograr pegarle fuerte y coloca-do. El periplo de Beckham en el Real Madrid coincidió con su épo-ca de menor precisión, pero siem-pre fue un lanzador de los más bellos estéticamente, genial espe-cialmente con el Manchester e In-glaterra. Inolvidable resulta como
arqueaba el cuerpo echándolo hacia atrás para golpear con una posición casi de tobillo de goma. Otro lanzador parecido fue Milinko Pantic, cuyo guante en la derecha guió al Atlético a la conquista del Doblete: “Beckham golpea al ba-lón de forma parecida a como lo
El efecto de la ‘Bomba Inteligente’ de Roberto Carlos
fue catalogado como “el gol que desafío a la física”
hacía yo. Él toma algo más de ca-rrerilla, pero el golpeo es similar. Tras pegarle, enseguida baja el balón y, si salva en la barrera, es casi gol” afirmaba Pantic.
En el caso de Maradona, ade-más de su prodigiosa zurda, in-tervenía la autoconfianza que
‘El Pelusa’ se tenía a sí mismo. Siempre le pegaba a la pelota con la certeza de que sería gol. Una fortaleza mental que convertía en letales sus lanzamientos. Sus fal-tas generaban en los rivales pesa-dillas en formas de caricias al ba-lón, golpeos suaves con el interior
Entre 2004 y 2008, Del Piero marcó uno de cada tres libres directos que ejecutó (porcentaje del 34%)
ÉXITO. Los
lanzamientos
a balón
parado de
Juninho eran
conocidos
en el mundo
entero. “Si no
me distraigo
con nada al
lanzar, el gol
está mucho
más cerca”.
TERROR.Sergi,
Helguera,
Alfonso, Paco
y Mendieta
muestran el
miedo que
Mihajlovic
infundía.
28 29
que conocieron todos los ángulos de la portería. El mejor de la histo-ria para muchos. Autor también de goles olímpicos, es inolvidable su libre indirecto a la Juventus dentro del área en el que consiguió, sin apenas espacio, que superara la barrera y bajara sin apenas dis-tancia física para ello.
El arte de lanzar faltas no ha escapado del radar científico. In-vestigadores de Estados Unidos, Gran Bretaña, Bélgica y Japón rea-lizaron un estudio en 2002 para desgranar la técnica en el lanza-miento de libres directos. Utiliza-ron los túneles del viento, análisis con videocámaras de alta veloci-dad y simulaciones de efectos y trayectorias por ordenador para recrear lo que ocurre en una fal-ta directa. “Durante el segundo o segundo y medio que el balón per-manece en vuelo, la pelota está sometida a fuerzas físicas com-plejas. Los cerebros de los lanza-dores deben analizar cálculos de trayectoria detallados en pocos
segundos a partir de su instinto y de la práctica. Nuestros ordena-dores necesitan varias horas para realizar los mismos cálculos”, dice el doctor Keith Hanna.
Y sorprende la conclusión a la que llegó el doctor Carré: “Las pruebas en el túnel del viento con-cluyeron que un balón de fútbol golpeado sin efecto de rotación se enfrenta a una resistencia si-milar a la de una pelota de golf y muy distinta de la de una esfera lisa”. Los científicos de Yagamata establecieron que el efecto pue-de llegar a disminuir un tercio en los días de lluvia respecto a los días secos.
“El gol que desafío a la física y a la ciencia” se apodó a la ‘Bom-ba Inteligente’ de Roberto Carlos a Francia, el 3 de junio de 1997. La curva que dibujó ese disparo antes de entrar en la portería es una huella imborrable de la his-toria del fútbol. El New Journal of Physics rechazó la hipótesis de que el gol fuera una casualidad. Un equipo de científicos franceses desarrolló una ecuación que des-cribía su trayectoria y por la cual si se golpeara de nuevo con esa fuerza, ese efecto y a esa distan-cia se podría repetir.
El investigador Cristophe Cla-net de la Escuela Politécnica de París (que se topó con la falta in-
vestigando sobre balas) describió esa trayectoria como “forma de concha de caracol. Si a la trayec-toria de una esfera, se le da efec-to es una espiral. Si se dispara con la fuerza de Roberto Carlos, se reduce la fuerza de la grave-dad. Después de haber girado en
La privilegiada zurda de Mihajlovic consiguió en un
Lazio-Sampdoria un particular ‘hat-trick’ de faltas directas
torno a la barrera de manera per-fecta, el esférico volvió a coger portería hacia el primer palo sin importar la influencia del viento”. El hecho de disparar a 35 metros permitió que la curva fuera más vi-sible y los aficionados disfrutasen de una falta inolvidable. Menos
tiempo de estudio tuvo Barthez, portero que lo sufrió, quien al dis-parar Roberto Carlos pensó: “Pro-blema finiquitado. Este tiro termi-na en la luna”. Así se las gastaba un pegador brutal, capaz de chu-tar a 170 km/hora, aunque lejos de los 200 que llegaba a alcanzar
“Nuestros ordenadores tardan horas en hacer los cálculos que realiza la mente de un lanzador”, dice un científico
el también brasileño Rivelino.Especialistas de todos los es-
tilos ha habido muchísimos más a lo largo de la historia. Desde aquellos que optaban por el dispa-ro colocado con el interior, como son los casos de Xavi, Schuster, Baggio (capaz de alcanzar cual-quier ángulo de la portería). Tam-bién están los que como Beñat, Ronaldinho (postal futbolística eterna su manera de marcar los pasos hacia atrás) o Pirlo eran capaces de sorprender lanzando por debajo de la barrera. Zurdos eficaces como Messi, Recoba, Ri-valdo (cuerpo hacia delante y las dos piernas en el aire al finalizar el golpeo) o el japonés Nakamu-ra. Y pegadores brutales de po-tencia como Koeman (que ge-neraba broncas entre jugadores rivales por hacer una falta cerca de la frontal) o Branco autores de los golpeos más secos jamás vis-to, hasta el nuevo estilo de pega-dores como Cristiano o Drogba. Francotiradores inolvidables.
FÍSICA.
La Física y
la Ciencia
sintieron la
tentación de
estudiar la
curva que
la famosa
‘Bomba
Inteligente’
de Roberto
Carlos dibujó
en su falta
ante Francia.
TOBILLO. Las
posiciones
en que se
giraban los
tobillos de
Beckham
cuando
lanzaba
una falta le
convierten
en uno de los
lanzadores
más estéticos
de la historia.
MARADONA.
Con sus
golpeos de
rosca era
capaz de
mandar el
balón donde
quisiera.
30 31
BRASILEÑOS BLANCOS
Brasil, la pentacampeona del mundo, ha dado muchos talentos al fútbol. Un país
con mayoría de raza negra, también ha tenido grandes
jugadores blancos.
DE ‘TIRO AL BLANCO’ AL ‘PELÉ BLANCO’, LEYENDAS BRASILEÑAS CON ROSTRO PÁLIDO
32 33
CARLOS CARIÑO /
Brasil es un vergel donde conviven muchas razas,
culturas y formas de vida que, me-tidas en una coctelera, han dado como resultado un tipo de futbo-lista irrepetible. Talento, fuerza, genialidad y una condición innata para el fútbol. Los nativos preco-lombinos dieron paso a numero-sos desplazamientos humanos. Negros procedentes de África, blancos europeos y muchos ja-poneses. Estos últimos se insta-laron, sobre todo, en Sao Paulo. Muchos alemanes se fueron al es-tado de Paraná y construyeron a su imagen y semejanza la hermo-sa ciudad de Curitiba. Portugue-ses, italianos, españoles, irlande-ses… El maravilloso resultado se llama Brasil.
En el depor te se suele decir que la raza negra es flexible, ve-loz y ágil, mientras que la blanca ofrece constancia, disciplina y re-sistencia. Brasil y fútbol son uno. Negros maravillosos como Pelé, blancos increíbles como Zico. Hoy nos detendremos en los futbolis-tas brasileños de raza blanca que nos emocionaron a lo largo de ge-neraciones. Igual somos ‘partidis-tas’ y podríamos considerar blan-cos a jugadores ‘café con leche’ o ‘café olé’ (como más les guste) como Bauer, Roberto Carlos, Ro-mario, Ronaldo, Rivaldo y ahora Neymar. Pero esta bella especie tendrá su capítulo. No se impa-cienten.
No resulta fácil ordenar por ca-tegorías a los mejores futbolistas blancos que ha dado este gran país. ¿Sócrates era mejor que Zico?; ¿Branco superaba a Leo-nardo?; Entre Bebeto y Ademir, ¿a quién escogen?; ¿Laterales como Bauer (hijo de suizo y brasi-leña, hija de africana y de rasgos europeos) y Jorginho o Carlos Al-berto?; ¿Porterazos como Leao, Tafarell, Carlos, Félix o Valdir Pé-
res?; ¿Qué me dicen de Roberto Dinamita? Tela.
Amarildo, parche de Pelé.Pelé jugó cuatro mundiales y des-lumbró por su genialidad. Pero con 21 años se lesionó en el de Chile de 1962 y fue sustituido por Amarildo, que venía de relleno, y salvó a la ‘canarinha’ en un par-tido contra España que dominaba con un gol de Adelardo y a la que un infausto colegiado chileno, Bustamante, anuló un gol, preci-samente de Adelardo. La desgra-cia para los españoles fue que el señor Amarildo marcó dos goles, el segundo tras una increíble ju-gada de Garrincha (insisto, para unos blancos, para otros ‘café olé’ y para todos un genio) que se fue de su marcador con velocidad y de manera diabólica, el lateral del Zaragoza Severino Reija. Pre-cisamente Amarildo rompió la fé-rrea disciplina de Checoslovaquia en la final, con su acier to reali-zador. Brasil obtenía su segun-do campeonato del mundo. Y de Amarildo hubo que recurrir cuatro años después cuando entre los por tugueses Coluna y Graça le-sionaron de nuevo a O’Rei.
El increíble Brasil del ‘70.Muchos especialistas conside-ran que la selección brasileña que ganó el Mundial de México en 1970 es uno de los mejores equipos de todos los tiempos. Su alineación se la saben de memo-ria hasta los más jóvenes. Y eso que han pasado 43 años: Félix; Carlos Alberto, Brito, Piazza; Eve-raldo, Clodoaldo; Gerson, Riveli-no, Jairzinho, Tostao y Pelé. ¡Una salvajada de equipo! Gerson y Tostao eran dos rostros ‘lácteos’, muy apreciados por sus compañe-ros. Trabajaban tanto para el equi-po que ellos mismos se olvidaban de su lucimiento personal. Cuan-do Gerson por fin abrió la lata con un golazo contra Perú, el prime-
ro en irse a felicitarle fue Pelé. A Gerson se llamaban ‘El Papagayo’ por su lengua viperina. Su carác-ter era difícil de llevar, Tostao era inteligente, pero tosco. El com-plemento ideal en esa maquina-ría que fusionaba la fantasía con los resultados. Se retiró del fútbol en 1972 por culpa de un despren-dimiento de retina. Carlos Alber-to siempre agradeció el gol que le regaló Pelé en la final de aquel recordado Mundial contra Italia. Con el marcador 3-1, el genio pre-paraba su obra de arte, pero, es-tando de espaldas, se percató de que el lateral derecho y capitán de Brasil venía en carrera. Sin mirar, le dio un balón que Carlos Alberto incrustó lejos del alcance de Al-bertosi, el grandioso portero del Cagliari de Cerdeña, entonces campeón de la liga italiana. Car-los Alberto podría encajar como ‘café olé’. Pero le pondremos en el equipo de los ‘merengones’.
Ademir y ‘Tiro al Blanco’. Ademir Menezes está considera-do como uno de los mejores de-lanteros de Brasil de todos los tiempos. Apodado ‘Queixada’, por su prominente mandíbula que le asemejaba con el hombre de ‘Cromagnon’, era todo un tempe-ramento. Su regate era increíble. Sufrió el trauma de haber perdi-do aquel Mundial de 1950 contra Uruguay. Lo duro de su caso es que, sin ese varapalo, estaría en todas las hemerotecas como uno de los más grandes. Para que se hagan una idea de lo que supuso semejante mazazo, la selección cambió su uniforme blanco por el actual amarillo con pantalón azul para enterrar para siempre tan dolorosa afrenta de haber perdi-do con Uruguay por 1-2.
Roberto Rivelino fue bautiza-do como ‘Tiro al Blanco’ por su portentosa facilidad en el lanza-miento de los golpes francos. Se puede decir que su precisión en el
REYES DE LA CANARINHA. Amarildo y Pelé se
abrazan sonrientes con las camisetas de Milán
y Santos. Amarildo trata de superar ahora un
cáncer de garganta.
EL GRAN BRASIL DE 1970. Muchos opinan que
la ‘canarinha’ campeona del mundo en México
es uno de los equipos más grandes de todos los
tiempos. Con Rivelino, Félix, Gerson...
HABILIDAD Y FORTALEZA. Tostao en acción; el
ingles Bobby Moore contempla hasta admirado
la elegancia con que conduce el balón.
¡ÉSTE ES GERSON!. Increíble partido contra
el mejor Atlético de Madrid. Gerson trata de
controlar ante un pletórico Luis Aragonés.
CARLOS ALBERTO. Maravilloso lateral derecho
del mejor Braisl del 70. En la imagen, con la
camiseta del Cosmos de Nueva York.
‘QUEIXADA’. Significa ‘mandíbula’. Y era
el sobrenombre por el que era conocido el
maravilloso delantero Ademir.
34 35
Mundial de México de 1970 aler-tó a los entrenadores del mundo sobre la importancia de tener a un especialista en el lanzamiento de faltas que combinase la bru-talidad en la pegada de Pancho Puskas con el toque ‘con efecto’ que puso de moda Ladislao Kub-ala para superar a las barreras. Julio Botelho, ‘Julinho’ era sen-cillamente maravilloso. El regate era su vida. Impresionó en el Mun-dial de Suiza de 1954 y fichó por la Fiorentina en 1955, tras pagar un dineral al Sao Paulo. Era un ex-tremo derecho soberbio. Perdió la II Copa de Europa en el Santiago Bernabéu contra el Real Madrid. (2-0). Todos los trucos que em-pleaba en el campo los aprendió en su humilde barrio de Sao Pau-lo donde se crió. Jugó el famoso Hungría-Brasil del Mundial suizo que está considerado como uno de los partidos más broncos de la historia.
Altafini, el italo-brasileño.El caso de José Altafini es muy interesante. Extremo brasileño de velocidad y clase, le llamaban José ‘Mazzola’ Altafini porque le comparaban con Valentino Mazzo-la, aquel maravilloso extremo del Torino que fue uno de los falleci-dos en el terrible accidente aéreo de Superga (su hijo, Sandro Ma-zzola triunfó en el Inter). Interna-cional con Brasil, se hizo italiano tras fichar por la Juventus. En Ita-lia dejó de ser ‘Mazzola’ porque los italianos no permitían que na-die llevase el nombre de tan gran jugador. Fue internacional con Ita-lia en seis ocasiones. Uno de los últimos casos antes de que la FIFA prohibiese jugar con diferen-tes selecciones.
Garrincha.Este futbolista son palabras mayo-res. Permítanme que le considere como blanco, aunque encaja per-fectamente como ‘café olé’ a este
genio irrepetible. Ver imágenes de él es una gozada y un honor para la gente que ame este deporte. ‘Garrincha’ es el nombre de un pá-jaro tropical brasileño que apodó a Manuel Francisco Dos Santos. Diabólico, enloquecedor y genial, era capaz de sentar al rival más clarividente en un palmo de terre-no. Fintas, amagues y quiebros… el espectador se levantaba de su asiento maravillado. Nunca quiso jugar en Europa. Y tuvo ofertas mi-llonarias. Bebía demasiado y mu-rió de cirrosis y en la más absolu-ta pobreza.
De Mario Zagallo podemos de-cir que ganó tres mundiales, dos como jugador y otro ya como se-leccionador. Un caso único el de este extremo, que fue 33 veces internacional con Brasil y era el verdadero escudero de Pelé cuando comenzó a despuntar en el Mundial de Suecia 1958 a la tierna edad de 17 años
‘El Pelé blanco’.Ar thur Antunes Coimbra ‘Zico’ pasó a la historia como ‘El Pelé blanco’. Heredó de Rivelino su maestría en los lanzamientos de falta, en los que práctica-mente era infalible. Es conoci-do también como ‘El Galinho de Quintino’. Fue futbolista sudame-ricano del año en 1977, 1981 y 1982. ‘Guerin Sportivo’ le desig-nó como mejor jugador del mundo de 1981. Ganó el Don Balón de Oro de 1982 por ser ‘Mejor juga-dor del Mundo’ y obtuvo el Premio ‘World Soccer’ (mejor jugador del mundo en 1983). Es considerado por FIFA como uno de los mejores futbolistas brasileños de la histo-ria. Ocupa el tercer lugar en el rán-king del mejor jugador brasileño del siglo XX y el séptimo en el rán-king del mejor jugador sudameri-cano de dicho siglo, según publicó la IFFHS en el 2004. Zico regis-tra en su trayectoria 406 goles, lo que lo convierte en el mediocam-
pista más goleador en la historia de los torneos de primera división en el mundo. Datos tremendos. Y sin embargo dio la sensación de que se quedó, que le faltó ‘algo’ para haber entrado en el póker de ases de Di Stéfano, Pelé, Mara-dona y Cruyff. También se le co-nocía como ‘el jugador biónico’ porque mejoró su físico a base de visitas continuas a endocrinos que, unidas a su talento de fave-la, dio como resultado un futbolis-ta con todo a su favor para salirse del mapa.
Leao, ‘piernas bonitas’.Brasil nunca tuvo abundancia de grandes porteros, aunque llama la atención que casi todos ellos suelen ser estupendos expertos en detener penaltis. Leao tuvo mucha popularidad en los años 70 por sus reflejos y carácter ex-travagante. Sobre él decían las mujeres que tenía “las piernas muy bonitas”. Valdir Peres y Tafa-rell combinaban la genialidad de su irregularidad con la alopecia que encima acrecentaba su po-pularidad. Diego Alves ha tenido el honor de ser el primer portero brasileño en fichar por un equipo español. Vino al Almería y ahora pertenece al Valencia. Félix, porte-ro del Brasil del 1970, era víctima de la alegría con la que sus com-pañeros se lanzaban al ataque. Decían sobre él que transmitía poca seguridad a sus defensas. Pero la verdad es que no necesi-taba intervenir. Al fin y al cabo, si Brasil siempre tenía el balón, el rival ni lo veía.
Dr. Sócrates y Bebeto.¿Quién no recuerda a Sócrates? Era tremendo. Tenía de pie sólo un 36, pero lanzaba los penaltis y las faltas sin tomar carrerilla. Y casi nunca fallaba. Un caso ex-cepcional. Conocido por su esti-lo elegante en el terreno de jue-go y su participación en la política
MAESTRO DE LAS FALTAS. Roberto Rivelino
era un maestro en el lanzamiento de los golpes
francos y uno de los pioneros en que se diera
importancia a este tipo de jugadas.
JULINHO BOTELHO. ‘Qué bien
regateaba! Maravilló en el
Mundial de Suiza de 1954. Era
puro arte.
JUGADOR BIÓNICO. Zico, ‘el Pelé
blanco’ ,también era conocido como
‘el jugador biónico’ por las veces que
pasó por el endocrino.
BRASILEÑO E ITALIANO. José
Altafini fue internacional con
Brasil e Italia. Se le conocía como
José ‘Mazzola’.
LAUREADO. Mario Zagallo puede
presumir de haber sido campeón del
mundo con Brasil como jugador y
también como seleccionador.
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brasileña, Sócrates falleció de un shock séptico debido a una infec-ción intestinal. El capitán de Bra-sil en el Mundial de España 1982 era un hombre destacado, tanto en el campo como fuera de él. Se convir tió en médico después de retirarse del fútbol y posteriormen-te fue un popular comentarista de televisión y columnista, siempre con opiniones singulares y po-lémicas. Sócrates escribió una serie de columnas para ‘The As-sociated Press’ durante la Copa América de 2011 en Argentina. Y se metía en buenos charcos. “No se trata sólo del juego en sí”, dijo antes del inicio del torneo. “Antes que nada, el fútbol es una batalla psicológica, el aspecto humano tiene un papel significativo”.
Reconoció que bebía mucho, incluso durante sus mejores años como jugador en la década de 1980, pero agregó que había dejado de hacerlo a principios de año tras una estancia en el hos-pital. Un jugador de una perso-nalidad arrolladora, que alucinó cuando el espantoso árbitro aus-traliano Bambrigde anuló a Míchel aquel golazo en México 86.
Bebeto formó el ‘Dúo Diabó-lico’ con Romario en el Mundial de Estados Unidos de 1994, ga-nado por Brasil tras una tremen-da tanda de penaltis contra Italia. Formó parte del gran SuperDepor que perdió la Liga de 1994 por un penalti fallado por Djukic en la última jugada de un partido con-tra el Valencia. Una historia con mucho por contar... Inteligente, felino y batallador, decía que en España no se entrenaba nada. “En Brasil se trabaja seis horas al día, Eso la gente no lo sabe”. Lloró varios días por la muerte de su ídolo y amigo, el grandioso pi-loto de Fórmula 1 Ayrton Senna. Su regate era inigualable. Vino al Sevilla ya en el crepúsculo de su carrera. Hoy es representante de jugadores.
Cambio de tercio. ¿Se acuer-dan de Francisco Marinho? Aquel rubio platino defensa de Brasil que jugó en Alemania 1974. No era hermano de Mario Marinho que después fichó por el Barce-lona. ¿Y Leivinha? Vino con Luiz Pereira a un extraordinario Atléti-co de Madrid con el que fue cam-peón de Liga en dos ocasiones (1973 y 1977, y una de ellas en el Bernabéu). Leivinha, rubio, es tío de Lucas Leiva, por cierto bas-tante más moreno. En el Atlético también destacaron brasileños de tez clara como Alemao, llamado así porque tenía pinta de alemán, y Dirceu, un glorioso zurdo que la pegaba que daba gusto. Años después, el Atlético fichó a Junin-ho Paulista, tras pagar al Middles-brough inglés 3.600 millones de pesetas (18,5 millones de euros). Menudo y rubito, era buenísimo. Míchel Salgado le lesionó de gra-vedad en el transcurso de un Cel-ta-Atlético. Se recuperó, pero nun-ca fue el mismo. Y jamás se habló con Salgado, que después fichó por el Real Madrid. Por cierto, Die-go Costa (le podemos considerar ‘café olé’) va a ser el cuarto bra-sileño en ser internacional con Es-paña tras Becerra, Donato y Ca-tanha. Pelotazo.
¿Y Falcao? Nada que ver con el colombiano del Atlético de Madrid. Éste era brasileño, de ensor tijado pelo rubiajo y estu-pendo chutador. Muy bueno. Sub-campeón de Europa con la Roma. Nelinho era un lateral derecho que no era titular indiscutible con Bra-sil, pero que tenía el segundo dis-paro más terrorífico de todos los tiempos. Sacaba las faltas con tanta potencia como escasez de puntería. Pero nos dejó para el re-cuerdo un golazo increíble en un Brasil-Italia valedero para el tercer y cuarto puesto de Argentina 78. Hemos dicho que tenía el segun-do disparo más terrorífico. Uste-des se preguntarán ¿quién era el
primero? No, no es Eder. La pega-ba de maravilla en verdad. Tenía la potencia de Branco, pero no su puntería ni constancia.
El cañonero de seda.¿Si tuvieran que votar a los futbo-listas con el disparo más terrorí-fico de la historia, a quien esco-gerían? No es fácil. Les pedimos disculpas si tenemos algún olvi-do, pero ésta sería nuestra lista: Ferenc Puskas ‘Cañoncito Pum’, ‘Macho’ Figueroa, aquel hondu-reño fichado por el Murcia que destrozó un larguero de un balo-nazo; Aravena, un chileno que fi-chó el Valladolid y que era cono-cido como ‘el cañón de América’, Fernando Hierro, quizá Cristiano Ronaldo o Ronald Koeman, y los mencionados Nelinho y Branco.
Branco era un lateral izquierdo portentoso. Cada vez que se pi-taba un golpe franco se hacía el silencio. Se consideraba que era medio gol. Las barreras tembla-ban, porque nada había peor que llevarse un pelotazo descomunal de este grandísimo jugador del Fluminense que fue 72 veces in-ternacional y campeón del mundo en Estados Unidos 1994, en un equipo, el de Carlos Alberto Pa-rreira (que después fracasó so-noramente en el Valencia) donde destacaban también los ‘rostros pálidos’ de Leonardo, que com-petía por el puesto con Branco y jugaba en el Valencia; Raí, herma-no de Sócrates, fue un centrocam-pista que ‘las mataba bien muer-tas’, estuvo a punto de fichar por el Deportivo y triunfó en el PSG; Otro: Ricardo Rocha, aquel central del bigote que daba palos por to-das partes y que jugó en el Real Madrid; o Dunga, un centrocam-pista todoterreno con cara de ser mucho más mayor, pero que era esencial. Era ‘muy poco brasileño’ en cuanto a juego, pero sin él, po-siblemente Brasil no habría gana-do aquel Mundial.
FUTBOLISTA, MÉDICO Y POLÍTICO. Sócrates ha
sido uno de los futbolistas más carismáticos en
toda la historia del fútbol. Su personalidad no
dejaba indiferente. Falleció recientemente.
EL GRAN BEBETO. El exjugador del Deportivo,
flanqueado por Mazinho y Romario en la famosa
celebración de ‘mecer al bebé’ por el nacimiento de
uno de sus hijos, en el Mundial de EEUU de 1994
UN ARTISTA. Leivinha dejó en el Atlético
de Madrid la impronta de un futbolista
extraordinario. Aquí, remata de rabona.
DIRCEU. Otro brasileño que dejó un exquisito
recuerdo en el Atlético de Madrid. Tenía un
estupendo disparo con la pierna izquierda.
JUNINHO. Jesús Gil pagó por él al Middlesbrough
3.600 millones de pesetas. Pequeño, pero con un
regate y una visión de juego extraordinarios.
GRATOS RECUERDOS. Alemao no paraba de
trabajar sin que por ello decayese su buena
técnica. Un gran jugador.
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De Cacá a Kaká…Aprovechando que vamos a glo-sar la figura de Kaká, otro blanco brasileño por excelencia, les con-taremos una historia muy buena. En 1995, Juan José Hidalgo con-venció a Romario para que en-trase en el accionariado del Sa-lamanca. Kaká (Ricardo Izecson Dos Santos) despuntaba en el Sao Paulo como un futbolista que podía ser, tranquilamente, el me-jor del mundo. La prensa se hizo eco de que el jugador iba a fichar por el Salamanca como puente para recalar en el Real Madrid. El ‘belén’ mediático que se organizó fue colosal. Efectivamente, el Sa-lamanca había fichado a Cacá… pero con dos ‘C’ y no con dos ‘K’. Y su nombre bautismal era Car-los Eduardo Ferrari, que, con el paso del tiempo, demostró que, en efecto, no era Kaká…
Llama la atención que no han sido muchos los jugadores brasi-leños que han jugado en el Real Madrid sean blancos, negros o ‘café olé’. Filipe Luis, que ahora triunfa en el Atlético de Madrid, creció en el Castilla. Savio Borto-lini lo tenía todo para hacer algo grande, pero las lesiones le las-traron y se marchó al Zaragoza.
Kaká, ‘el de las dos K’, fue comprado por Florentino Pérez al Milán a cambio de 65 millones de euros y con un salario de 10,6 mi-llones de euros anuales. Una sal-vajada inversamente proporcional a su rendimiento, mediocre y dis-continuo. Estuvo más tiempo le-sionado que sobre el terreno de juego. Una rémora impensable en un futbolista que vino al equipo blanco con el aval de haber gana-do un Balón de Oro gracias a sus éxitos con el Milán.
Kaká, que es miembro de la Iglesia Evangélica, siendo uno de los Atletas de Cristo se casó con Caroline Celico el día 23 de diciembre de 2005 en Sao Paulo, Brasil, en una boda donde acu-
dieron futbolistas de la selección nacional como Ronaldo, Adriano, Cafú, Dida, Julio Baptista y el en-trenador nacional Carlos Alberto Parreira, así como futbolistas in-ternacionales, siendo en total 600 invitados. Su fe religiosa le ayudó a superar un tremendo accidente donde se rompió una vértebra al saltar un trampolín. Es uno de los muchos casos de futbolistas bra-sileños comprometidos con innu-merables ramas de la religión cris-tiana, en una historia que merece un capítulo especial.
Roberto Dinamita.Seguro que recuerdan a Roberto Dinamita. Era un delantero con mucha fama en Brasil y ha pasa-do a la historia por ser uno de los fichajes más fracasados en la his-toria del Barcelona. Esto fue en la temporada 1979-80. Y eso que en Brasil era (y es) una leyenda. Es el presidente del Vasco da Gama,
el equipo de su vida, y se ha dedi-cado a la política. Es diputado. El jugador con más partidos (1.110) y más goles (702) de la historia del Vasco da Gama. Fue elegido nada menos que ¡diez veces! ju-gador del año por los hinchas del Vasco de Gama. Llegó al Barça para sustituir al austríaco Hansi Krankl. Helenio Herrera no le daba bola en una temporada complica-da para el Barcelona donde sólo marcó dos goles.
Recuerdo para Becerra.Su historia es tan apasionante que merece un capítulo espe-cial. Ahora le dedicaremos unas líneas. Era brasileño y blanco. De melena ensortijada, el Atlético de Madrid le fichó del Newell’s Old Boys adelantándose al Real Ma-drid y al Barcelona. Todos pensa-ban que iba a ser uno de los mejo-res jugadores del mundo y formó una gran delantera con Ayala y Gárate, conocida como ‘los tres puñales’. Fue el primer brasileño en debutar con la Selección espa-ñola: fue en 1973 contra Turquía en Estambul, en un amistoso que concluyó 0-0. Se dijo que su pa-sapor te estaba falsificado. Lle-gó a cantar en un especial de Fin de Año para Televisión Española, donde, por cierto, compartió pla-tó con el paraguayo Lobo Diarte. Lo tenía todo para ser una fugura mundial, pero le faltó cabeza fría. Falleció en un accidente de tráfico en Argentina.
Seguro que nos quedamos cor-tos. Seguro que cuando lean este trabajo echarán de menos a al-guien. Normal. ¡Brasil tiene tanta riqueza futbolística! Ahora se nos viene a la memoria que Alberto Benito, actual director deportivo del Almería, recomendó el fichaje de Alexandre Pato cuando estaba en el Cádiz. Se fue al Milán. Otro ejemplo más de que Brasil es el primer país del mundo productor de futbolistas.
PAULO FALCAO, EL OCTAVO REY DE
ROMA. Artista exquisito. Su estilo ha
dejado huella en la Ciudad Eterna.
CAÑONERO. Cada vez que Branco
lanzaba una falta se hacía el silencio.
Era medio gol. Fulminante y efectivo.
OTRO GRAN BRASIL. Romario levanta la Copa
del Mundo conquistada en Estados Unidos. A su
izquierda, el gran capitán Dunga.
HERALDO BECERRA. Su fichaje por el Atlético
fue un pelotazo en la época. Primer brasileño (y
blanco) en ser internacional con España.
DE MÁS A MENOS. Kaká arrancó su carrera de
manera fulgurante, pero las lesiones le lastraron.
El Real Madrid pagó por él 65 millones de euros.
RAÍ. Lo tenía todo para ser una
superestrella mundial. Pudo fichar
por el Deportivo y se fue al PSG.
NELINHO. Bella estampa de su golazo
en el Mundial de Argentina contra
Brasil. Grandioso tanto.
ROBERTO DINAMITA. Un caso
increíble. Era un dios en Brasil y
fracasó en el Barcelona.
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McCONKEY
El documental sobre el esquiador que falleció en Los Dolomitas en 2009 estrenó la sección Savage Cinema del Festival de Cine de San
Sebastián. Una película estremecedora de un deportista genial e irrepetible.
LA HISTORIA DE UN DEPORTISTA DE LEYENDA
HIPNÓTICA. El
esquiador Shane
McConkey llena
la pantalla en el
estreno mundial del
documental sobre su
vida (‘McConkey’) en
Tribeca, Nueva York.
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PATRICIA CAZÓN /
McConkey. La primera edi-ción del Savage Cine-
ma (Cine Salvaje) del Festival de Cine de San Sebastián no podía llevar otro apellido. Porque Shane McConkey (Vancouver, Canadá, 1969) cambió la historia del esquí en Estados Unidos. Pionero en el esquí libre, el salto BASE, el wing-suit y la fusión de los tres, vivía en el filo, al límite. A un lado, la adre-nalina y el riesgo. Al otro, la trage-dia. Y ahí, entre uno y otro, se mo-vía Shane con soltura, convirtiendo fácil lo difícil, hasta el 26 de marzo de 2009, cuando murió mientras grababa en Los Dolomitas (Italia) una película en la que conjugaba sus tres deportes.
Ahora McConkey es algo más que un documental de deporte ex-tremo. Es el tributo de una viuda, Sherry McConkey. Esa mujer que se quedó sola con 41 años y un dolor en carne viva; con una niña de tres años (Ayla) y un reguero de críticas en Internet. Unos llamaban
a Shane egoísta. Otros se pregun-taban por qué arriesgaba tanto ca-sado y con una hija. “¿Cómo iba a ser un buen padre?”. “¿Cómo iba a amarte si hacía eso?”. Esos co-mentarios aún laten en el reverso de la película. “Con ella quiero de-mostrar que Shane fue un padre excelente, pero le gustaba esto y no podía alejarse de ello”. Por eso McConkey (mcconkeymovie.com) es su legado. Y el homenaje de una mujer que jamás olvidará.
26 de septiembre, 17:00 horas, San Sebastián. La sala de prensa crepita nerviosa ante el estreno de la nueva sección del Festival, esa dedicada al cine de deportes de acción y aventuras. De pronto, en-tra ella, Sherry McConkey, y todas las conversaciones se apagan. La rodean los cinco directores de la película, pero sólo se la ve a ella, como si se moviera bajo un foco de luz. Ella y su vestido azul. Ella y su sonrisa dulce. Ella y ese do-lor que, cuatro años después, aún puede tocarse. Es la premiere de la película en Europa. Dentro de tres horas volverá a enfrentarse en pantalla grande al recuerdo de Shane (porque para ella McConkey es Shane... Shane esto, Shane lo otro, sólo Shane, siempre Shane). Y de nuevo volverá a formarse esa piedra en la boca del estómago. El lazo que apretó su garganta en el Festival de Tribeca, Nueva York,
cuando McConkey se estrenó a ni-vel mundial.
“Me sentí más angustiada, más nerviosa, que nunca antes en mi vida. Era como ir a una boda y a un funeral al mismo tiempo. No sabía cómo iba a responder la gente, si iba a ver a Shane tal y como que-ríamos que lo hicieran, como un padre cariñoso y un marido increí-ble”. Su ansiedad entonces la de-fine, exacta, una imagen. Es una puerta de emergencia en un cos-tado. Red Bull Media House, dis-tribuidora de McConkey, le había preparado esa salida por si no aguantaba la presión, los nervios o las lágrimas. Un resquicio para huir del cine si dolía y removía de-masiado, por si se venía abajo. “Lo había visto muchas veces, pero siempre rodeada de amigos, en casa, en la intimidad. Podía le-vantarme e irme en cuanto quisie-ra... Esta vez era diferente. Lo iba a ver con otra gente, en una pan-talla grande y no sabía si iba a aguantar…”.
Pero lo hizo. Y hubo un momen-to, además, en el que miró alre-dedor y descubrió a toda la sala llorando. “Me emocioné muchísi-mo. Fue muy duro, pero emotivo”, dice a los cuatro meses, en San Sebastián, Guipuzcoa, a 5.772 kilómetros de esa puerta, mien-tras una lágrima emborrona sus ojos. Porque McConkey es un re-
“Cuando se estrenó, estaba más nerviosa que nunca en mi vida. Era como ir a una boda y a un funeral al mismo tiempo”
EN FAMILIA.
Shane
McConkey
junto a su
hija, Ayla,
y su mujer,
Sherry en una
instantánea
durante unas
vacaciones de
la familia en
la playa.
ATREVIDO
Y GENIAL.
Shane
McConkey,
en marzo
de 2002,
mientras
realiza un
salto de
esquí libre
en Haines,
Alaska,
durante el
Red Bull Snow
Thrill.
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galo para Ayla y el mundo, una pe-lícula de esas que te ponen la piel de gallina y te sacuden. Un docu-mental que traspasa su género y se convierte en una gran película a secas, sin más adjetivo que ese apellido, McConkey, que encierra tantas cosas. “Hicimos un test con cinéfilos, con expertos de cine que nada sabían del género de acción y aventuras, en una pequeña sala de Nueva York antes de la premie-re mundial... Casi todos la votaron con un 9 o un 10... Tampoco es-perábamos un 10, porque no es una película perfecta, pero esto nos demostró que llega a un pú-blico muy general”, confiesa David Zieff, uno de sus cinco directores, el único que no conoció a Shane.
(Un 9, precisamente, también es su nota en IMBd, web de referen-cia de crítica de cine en la que Toro Salvaje tiene un 8,3 y El Padrino un 9,2).
Murray Wais, Steve Winter, Scott Gaffney y Rob Bruce, los otros cuatro, sí le conocieron. Y por eso le han puesto el alma a McConkey. “Ninguno de nosotros lo hacía por sí mismo. Lo hacíamos por Ayla y Sherry. Dejamos el ego fuera. Todos queríamos mucho a Shane y sabíamos que no lo tole-raría. Teníamos que honrar su es-tilo de vida: honestidad, respeto, profesionalismo y siempre un gran sentido del humor”, explica Bruce. “Eso sí, fue un trabajo aplastante”, añade. Shane lo grababa casi todo (“casi siempre era él saltando de algo. O en una boda. O en un cum-pleaños”, asiente Zieff).
Sus 39 años de vida estaban guardados en cintas. “Y no es fá-cil crear una historia a partir de imágenes grabadas”. Para contar la de Shane tuvieron que ver, or-denar y pulir 1.600 minutos... Tar-
daron tres años y medio, pero lo lograron.
“Shane estaría orgulloso del re-sultado”, dice Sherry. Porque todo McConkey está ahí. Resumido en cien minutos de imágenes espec-taculares y saltos imposibles, ba-rrancos, backflips y algún desnu-do, en las palabras de quienes le conocieron. “Ahí está. El hombre, el mito...”. En McConkey vemos al Shane hijo en los recuerdos de sus padres. “Shane es la persona más increíble que he conocido en la vida...”. Al Shane padre y mari-do en el relato de Sherry. “No sa-bía qué haría, pero decidí seguirle de cerca porque sabía que sería especial...”. Al esquiador genial y sin miedo en los testimonios de compañeros como Kent Kreitler o JT Holmes. “Lo hago porque así disfruto al máximo de la vida...”. A Shane contado por Shane.
En Donosti, después de la pro-yección, del estreno en Europa, un silencio tremendo se instaló en el cine. Durante una milésima de se-gundo sólo se escuchó en la sala una nada tejida de pieles como es-carpias y alguna lágrima. Después hubo tres minutos de silbidos y aplausos. Eso y una sensación co-mún que recorrió como un calambre la platea, la de haber estado ante una persona única y genial, ante un deportista excepcional. Eso es Mc-Conkey. Una película de esas que te destrozan y a la vez te dejan una sonrisa. Exactamente eso.
En Tribeca ocurrió algo similar. “Lo que hace especial a esta pelí-cula es ver el amor, el afecto y la pasión por la vida misma”, dijo la saltadora de BASE Karina Hollekim después de verla. “Necesitaríamos que hubiera más películas así. Con McConkey, todos ganamos. Nos transmite que una vida, cualquier vida, sin pasión, realmente no es vida”, apuntó Cathy Runyan-Sva-cina, vicepresidenta del Kansas City Women de cine y televisión. “McConkey se hará querer rápida-mente, incluso entre aquellos que nunca han oído su nombre”, ala-bó el ‘LA Times’. “Es una historia humana, inspiradora y hermosa”, ensalzó el ‘Hollywood Reporter’. Una película que grita en cada fo-
“McConkey es mucho más que una película de un deportista
de acción, es la vida de un ser humano extraordinario”
GENÉTICA.
Shane llevaba
la nieve en
la sangre. Su
padre, Jim
McConkey,
considerado
padre del
esquí extremo,
prácticamente
le enseñó
a esquiar
antes que a
caminar.
CARISMA.
Shane posa
con sus esquís
en Heines,
Alaska. Sus
saltos locos, su
atrevimiento
y su aire
siempre jovial
y bromista
pronto le
hicieron muy
querido entre
el público.
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tograma una consigna: “Sólo tie-nes una vida. Vívela al máximo”. Vive, eso.
La pared vertical y nevada de Los Dolomitas y una fecha, 26 de marzo de 2009. Ésa es la prime-ra imagen de McConkey. La fría inmensidad de la montaña ubica instantáneamente al espectador. Ahí murió Shane. Ese día, en ese lugar. Y sobre esa imagen, alrede-dor de esa pared vertical de hielo, se vertebra la película, que vuelve una y otra vez a ese día, a ese lu-gar, a ese momento. De ayer a hoy, el documental cuenta su historia. Ésa que comenzó en una estación de esquí, cuando Jim y Glenn se
conocieron. A su padre le conside-raban el padre del esquí extremo y, su madre, aunque no le gustara demasiado, tenía unas condicio-nes innatas para este deporte... Shane ya nació con la nieve en su genética. Y, de hecho, cuando cumplió tres años, y sus padres se divorciaron, Glenn intentó borrárse-la en vano. Era tarde. Lo llevaba dentro. Era su don, para lo que ha-bía nacido. Lo único que, de ver-dad, le importaba a Shane.
Durante la adolescencia, se pre-paró para formar parte del equipo nacional de esquiadores de Esta-dos Unidos. Pero le rechazaron. A pesar de su talento innato, a pesar de su personalidad hipnótica y sus cualidades, le rechazaron. Fue un golpe seco. Durante un tiempo, de hecho, parecía que su destino se-ría repartir pizzas a domicilio y vivir de prestado en un garaje el resto de sus días. No sabía que ese re-vés era, en realidad, una inmensa puerta a un mundo cuyas reglas él
mismo escribiría. Con un Me cago en las carreras enterró una noche su sueño de ser esquiador profe-sional. Acababa de ver la película de esquí libre La ventisca de Ahhh! Había girado el pomo de la puerta. Y ahí enfrente tenía su camino. Ser como su padre y hacer películas de esquí libre. Los saltos más atre-vidos. Los más locos. Volar. Eso quería Shane. Eso haría.
Las películas se convirtieron en su mejor escaparate. La primera fue Ski Theater, en 1992, y rodaría más de veinte con las principales productoras de cine extremo de Es-tados Unidos (Scott Gaffney Pictu-res, Matchstick Productions, Teton Gravity Research y Warren Miller Films). Shane saltaba por donde nadie se atrevía. Desafiaba a la gravedad y a su propio cuerpo. No temía nada. Creaba escuela con sus dobles backflips. Abría bocas. Llenaba portadas. “La gente abiga-rraba los cines para ver sus pelícu-las”, cuenta McConkey. “Los lími-tes de lo posible fueron aplicados en aquella época”, asiente Rob Bruce. Y, entonces, comenzaron a llegar los premios.
En 1996 y 1998 ganó el IFSA World Tour de esquí libre. En 1999 fue segundo en los X-Cross de los Winter X Games. Los lectores de ‘Powder Magazine’ le votaban una y otra vez esquiador del año. En 2005 le nominaron Deportista Mundial Alternativo en los Laureus. Su nombre ya rebasaba los bordes de la competición. Allá por donde pasara, Shane McConkey dejaba huella. Era el esquiador guapo, simpático y rockero. El deportis-ta intenso de pícara mirada azul. “Siempre decía: ‘Hoy es un nuevo día, ¿qué podemos hacer?, ¿qué vamos a explorar?, ¿hasta dónde podemos llegar?”. Porque además de piruetas imposibles, formó la Asociación Internacional de esquí libre, introdujo los esquís con roc-ker y, en fin, lo revalorizó: “Ayudó a que volviera a ser cool en una épo-ca en la que el snow dominaba”.
Pero, de pronto, un día conoció a Frank Gambalie y el salto BASE y todo comenzó de nuevo. El salto BASE era, entonces, un deporte extremo casi clandestino: saltar
COMO UN
PÁJARO. El
wingsuit fue
otro de los
deportes en
los que su
aportación
fue clave.
“No creía
que pudiera
hacerse algo
así. Salir
volando...”.
En la foto,
en México.
PEAK 2 PEAK.
Shane, antes
de realizar
un salto
BASE como
miembro
del Air Force
Team, sobre
el funicular
Peak 2 Peak
de Whistler
(Canadá), en
diciembre
de 2008.
Le nominaron al Laureus como Deportista Mundial Alternativo en 2005. Ya era el mejor para
los lectores de Powder Magazine
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en paracaídas desde un objeto fijo (Building, edificio; Antenna, antenas; Span, puentes; y Earth, montañas). Caída libre. Casi volar. Shane lo vio, lo probó y, desde en-tonces, allá donde fuera, llevaba su equipo siempre encima. El edi-ficio Chrysler. Las montañas de la Antártida. Los tendidos eléctri-cos. El puente New River Gorge, el único de todo Estados Unidos donde se permite este deporte. Allá donde mirara, Shane veía un salto BASE (hizo más de 500 en su vida). Nadie había muerto aún por practicarlo. De hecho, Frank Gambalie fue de los primeros. Se ahogó en el río, tras saltar, mien-tras huía de los guardias. Se en-redó con su paracaídas y se aho-gó. Poco después, en los actos de protesta por su muerte, una mujer falleció. Y esta vez sí fue al saltar. Su paracaídas no se abrió. Se es-trelló contra el suelo.
SIEMPRE AL
LÍMITE. Tres
imágenes, tres
momentos,
dos deportes,
el salto BASE y
el esquí libre,
especialidades
en las que
innovó para
convertirse
en leyenda
del deporte
extremo.
Fue entonces cuando Sherry comenzó a tener miedo. “Siempre estaba esperando la llamada”, dice. Pero Shane la tranquilizaba. “Nunca me voy a hacer daño. Nun-ca me voy a morir. Lo haré cuan-do tenga 80 años en la cama, de un orgasmo”, le repetía. Y Sherry le creía. No le quedaba otra que creerle. Sherry que, incluso, llegó a probar el salto BASE para enten-der qué sentía, qué le engancha-ba, por qué no podía dejarlo, en uno de los momentos más emoti-vos de la película.
Su complicidad es brutal. Su amor quema. A Shane sólo se le conoció una mujer y fue esta es-quiadora de snow sudafricana de cuerpo envarado y ojos azul cielo. “Nunca vi enamorado a Shane has-ta que conoció a Sherry. Estaban hechos el uno para el otro”. Mc-Conkey también proyecta su histo-ria. La vida en pareja. La boda en
Tailandia. Los vómitos de Sherry embarazada. Ayla... Todo está ahí. Girando alrededor de la pared ver-tical de Las Dolomitas.
Y también la cuenta de las le-siones, que fueron muchas y va-riadas. Rotura de ligamentos, vér-tebras, discos, caderas, tobillos, costillas, meniscos y tímpanos... “No es tan fácil como Shane hacía que pareciera”, explica JT Holmes. El que fuera su compañero en los últimos desafíos y estuviera con él aquel día en Italia define su ham-bre de retos, de más y más: “Llegó un momento en el que siempre te-níamos que dar un paso más”.
Y el siguiente lo dieron des-pués de que Shane viera La es-pía que me amó, la película de Ja-mes Bond protagonizada por Roger Moore en 1978. Una de sus es-cenas más famosas es la perse-cución en el monte Asgard (en la isla de Baffin, Canadá). La prota-
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goniza el escalador y saltador Rick Sylvester, que dobla a Moore. En ella huye esquiando y hace un im-presionante salto BASE al llegar a un precipicio. Durante la caída, se desprende de los esquís y abre un paracaídas con la bandera de Rei-no Unido. “La vi y pensé que era la escena más guapa que había visto hasta entonces en mi vida”, dice Shane en McConkey. El triple mor-tal, el paso adelante al que se refe-ría Holmes sería imitar a Sylvester, sentirse Moore, ser James Bond.
Esquiar, saltar y volar. “Me preguntó cómo había hecho yo en la película para desprender-me de los esquís”, cuenta Sylves-ter. Era un mecanismo rudimenta-rio. Sujetó una cuerda con velcro a los pantalones para tirar de las
fijaciones cuando saltaba al vacío y liberar así sus esquís. Shane lo imitó y mejoró. Fusionó el esquí, el salto BASE y el wingsuit (moda-lidad del paracaidismo en la que se vuela como un pájaro equipa-do con un traje especial con alas). Acarició el límite y recorrió los cie-los de medio mundo, desde Méxi-co a Noruega: “No creía que se pu-diera hacer algo así. Era como salir volando en el espacio”.
“A la gente le impresionan las grandes alturas, pero es al revés. Las montañas bajas son más peli-grosas. Tienes menos tiempo para pensar y reaccionar, menos mar-gen. Y aquí, si te equivocas, te ma-tas”. Las palabras de Murray Weis parecen congelarse en la pantalla, mientras los 2.950 metros de la pared oeste del Pass Pordoi, en Los Dolomitas, se alzan imponen-tes ante el espectador... Ese 26 de marzo se grababa en Italia una película de esquí. A Shane le tocó saltar el segundo... El primero se salvó por un pelo. El suelo estaba demasiado cerca. Habían calcula-do mal. Pero no hubo tiempo de avisar a Shane, que ya se dirigía
al borde del Pass Pordoi, que ya le decía a la cámara por última vez: “Otro salto BASE con Wingsuit y es-quís... Allá vamos... ¡See u...!”.
“Es desgarrador ver los prepa-rativos para el último salto”, con-fiesa Sherry. Ése también era el miedo de Ayla, que ya tiene seis años, que ya entiende. “¿Van a mostrar cuando se muere papá?’, me preguntaba. Le daba pavor que lo hicieran”. Obviamente, eso no se ve: “El tema fue tratado con mu-cho cuidado. Para mí hubiera sido mejor no ver nada, ni la salida, por-que esos fueron sus últimos mo-mentos y no es divertido verlo. Soy su esposa y odio ver eso”.
Uno de los esquís falló, no se soltó. Shane murió en el acto. Y no hace falta mostrar nada porque todo se ve ya en el gesto descom-puesto del cámara que filma desde el helicóptero, en su rostro lívido, en su hablar entrecortado. “Se ha matado... Sha-ne, se ha ma-ta-do”, dice y Los Dolomitas desaparecen en un doloroso fundido a negro.
La llamada que tanto temía Sherry llegó un jueves cualquie-ra a las cinco de la tarde. Vino de Italia y la hizo JT Holmes. “Ella me cogió el teléfono con una sonrisa: ‘¿Qué tal cabeza de patata?’. Y yo respondí: ‘Muy mal, Sherry. Shane ha muerto’. Fui brusco, sin tacto. Se lo dije así y me arrepiento mu-cho”. La siguiente vez que Holmes aparece en McConkey es el 3 de octubre de 2009 y lleva a Ayla a la espalda. Camina junto a Sherry, Jim, Glenn y cien personas más ha-cia la cumbre del KT-22 de Squaw Valley, en el Olympic Village de Ca-lifornia. Hacia un pico conocido como Nido de Águilas, que desde ese día se llamará McConkey, Mc-Conkey a secas.
“Una vez Shane me dijo que, cuando muriera, le gustaría reen-carnarse en un águila”, dice She-rry. Y, en parte, lo hizo ese 3 de oc-tubre cuando su viuda y su amigo Scott Gaffney arrojaron desde el lomo de un águila de cobre gigan-te alzada en su honor sus cenizas al viento. Porque desde ese día, Shane ya nunca jamás ha dejado de hacer lo que más le gustaba. Formar parte del aire, volar.
“SÓLO TIENES
UNA VIDA,
VÍVELA”.
Así vivía
Shane. Ese
es el legado
que su viuda
pretende
que deje
McConkey.
Impresiona
ver su pasión.
Contagia.
En la foto, el
cartel oficial
de la cinta.
VETERANO.
McConkey
realizó más
de 500 saltos
BASE durante
toda su
vida. En la
foto, en una
demostración
en Reno, en
2004, junto
a Othar
Lawrence.
Vio la película ‘La espía que me amó’ de James Bond y
supo qué sería lo siguiente: esquí, salto BASE y wingsuit
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STRONG
Con el cuarto presupuesto más alto de la liga y media plantilla nueva, John Farrell, como entrenador jefe, y el liderazgo de ‘Big Papi’ Ortiz en el campo, el equipo de Boston se proclamó campeón seis años después. Pero
es que no alzaba el título en Fenway Park desde 1918. El atentado en la maratón de Boston ha sido su acicate.
LA CONJURA DE LOS BARBUD0S
GANÓ LAS SERIES
MUNDIALES
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JOSE MANUEL MORENO /
En el último medio siglo del béisbol en Estados Uni-
dos, los únicos equipos que ha-bían ganado tres Series Mundia-les en una década habían sido los Dodgers de Los Angeles con San-dy Koufax, Don Drysdale y Mau-ry Wills, los Athletics de Oakland brillaron con Reggie Jackson y Ro-llie Fingers y los Yankees de Nue-va York acumularon más victorias a su histórico palmarés con De-rek Jeter, Mariano Rivera y Andy Pettitte.
El pasado 30 de octubre, los Boston Red Sox se han unido a esta lista de equipos que han do-
minado durante una década con un equipo dirigido por David Ortiz y una banda de desconocidos.
Los Red Sox del 2013 que han ganado el título contra los Cardi-nals de St. Louis son un conjunto distinto a las grandes dinastías del béisbol norteamericano y al que nadie daba posibilidad algu-na al comienzo de la temporada para lograr el título que levanta-ron el miércoles en Fenway Park, el histórico campo de Boston. Después de tres pésimas tempo-radas, incluida la del 2012 en la que terminaron en última posición en su división con un palmarés de 69 victorias y 93 derrotas, los
Red Sox comenzaron los entrena-mientos de primavera en Florida con el vestuario cambiado con 12 nuevos jugadores en la plantilla total de 25 y con un entrenador distinto. Solo Ortiz, el ‘Big Papi’ dominicano, quedaba del equipo que ganó en 2004 y luego repitió en 2007.
En 2004, Boston terminó con 86 años de sequía que tanto ha-bía afectado a los orgullosos afi-cionados de Massachusetts y de Nueva Inglaterra que vieron como los Yankees, sus más odiados enemigos, acumulaban campeo-nato tras campeonato en ese tiempo. Durante la mayoría del
siglo XX, los orgullosos aficiona-dos donde tiene su sede la Uni-versidad de Harvard terminaban la temporada frustrados, enfada-dos y seguros de que los Celtics, de la NBA, iban a jugar mejor y ga-nar más títulos que sus amados Red Sox.
Todo cambió en 2004 con el equipo que venció a St. Louis en cuatro partidos y que fue conoci-do como ‘Los Idiotas’ por lo relaja-do de su actitud y por la unión que demostraron dentro y fuera del campo. El conjunto que barrió del mapa también en cuatro partidos a Colorado en 2007 estaba forma-do por ‘Los Fríos’ por su frialdad casi de cirujano con la que juga-ban en ataque con los bates como en defensa con los guantes.
La banda de ‘Los Barbudos’ es un grupo que ha debido de-mostrar su hombría, por eso la barba durante buena parte de la temporada. Como en abril, cuan-do tuvieron que esperar varios días para jugar su primer partido en Fenway Park, mientras que la ciudad lloraba la muerte de tres personas y las horribles heridas a otras 260 en el atentado contra la maratón de Boston del pasado 15 de abril.
Cinco días después, Ortiz, el lí-der espiritual del equipo, dijo a los aficionados que “Boston es una jodida ciudad y vamos a demos-
trar a todo el mundo qué tipo de gente vive, estudia y juega aquí”.
La ciudad, el equipo y sus afi-cionados, que les siguen con de-voción en los pueblos y ciudades desde Connecticut a Maine, se sintieron más fuertes que nunca y el lema de ‘Boston Strong’ dio a los Red Sox la fortaleza que nece-sitaban para demostrar a los mi-llones de incrédulos que no creían en ellos en la ciudad, en el esta-do y en todo el mundo del béisbol, que estaban equivocados.
Detrás de las pancar tas de
UN EQUIPO
NUEVO. Los
Red Sox se
renovaron y
llegaron 12
jugadores
nuevos de
los 25 de la
plantilla.
Y otro
entrenador.
LA BARBA,
UN SÍMBOLO.
Tras unas
temporadas
nefastas, se
dejaron la
barba como
signo de
hombría de
que se podía
creer en ellos.
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‘Boston Strong’, de la canción “Sweet Caroline”, de Neil Dia-mond, que se oye en cada par-tido en el estadio, y de las bar-bas de los jugadores el equipo ha echado un pulso, que finalmente ha ganado, a los apostadores de Las Vegas que les daban una en-tre 30 posibilidades de ganar el campeonato. “Creo que en Bos-ton, y después del atentado, había una responsabilidad civil al poner-se el uniforme cada noche, espe-cialmente aquí en nuestra ciudad. Fue algo que nos unió inicialmente con los aficionados y que los juga-dores, con su ayuda a los heridos y las visitas a los hospitales para verlos, extendieron de la calle a dentro del vestuario y al terreno de juego. Y a cambio de esa soli-daridad, los aficionados nos dieron una energía a todos que nos ha lle-
vado al título”, ha reconocido John Farrell, el manager del equipo, en su primera temporada como entre-nador jefe.
La mayoría de los aficionados locales que celebraron en Fenway Park la victoria ante los Cardinals nunca habían podido celebrar un triunfo en las World Series en su estadio, porque el último equipo que levantó el trofeo delante de los bostonianos fue el que dirigió Babe Ruth en el año 1918.
Se lo deben agradecer a Farrell y jugadores como Shane
Victorino (uno de los beisbolistas más fallones con el bate de los últimos años), Mike Napoli (con una cadera renqueante y lesiona-da a perpetuidad), Jonny Gomes (un mal defensor y discreto ba-teador), Stephen Drew (buen de-fensor, pero pésimo jugador ofen-sivo), Koji Uehara (un lanzador japonés de 38 años sin mucha experiencia en las Grandes Ligas norteamericanas), Ryan Demps-ter (y sus 35 años de frustracio-nes con el bate) y David Ross (un perenne suplente en la posición de ‘catcher’) y en los que la direc-ción del club invirtió 100 millones de dólares. Jugadores en sus últi-mos años de contrato, obligados a demostrar que merecían más di-nero, más años y oportunidades para jugar en las Grandes Ligas y que en otras ocasiones habían
fracasado y no cumplido las ex-pectativas puestas en ellos.
Fue una apuesta que realizó Ben Cherington, el manager ge-neral del equipo, de elegir can-tidad en vez de calidad y que le ha salido per fecta en un depor-te nacional en el que otros mode-los para seleccionar jugadores se basan en su habilidad para lograr ‘homeruns’ o en los gráficos de porcentajes de veces que conec-tan con el bate, roban bases o realizan una jugada defensiva sal-vadora. Boston eligió piezas de recambio per fectas, intenciona-damente, a diferencia de la gran mayoría de clubes de la Liga que tiene que contratar a beisbolistas sin experiencia y en muchas oca-siones sin brillantez o pasados de años, por falta de dinero.
Los Red Sox tienen el cuarto
presupuesto más alto de la Liga con 159 millones de dólares de salarios. Casi lo mismo que Fi-ladelfia y sólo superados por los Dodgers y por los Yankees.
Los recién llegados, de los 12 nuevos, siete fueron agentes li-bres, y se unieron a Ortiz, uno de los grandes bateadores zurdos de la Liga, y al diminuto, pero in-cansable, Dustin Pedroia para ga-nar esta temporada 97 encuen-tros y perder 65 y meterse en los playoff por vez primera desde 2009. Estos Red Sox desconoci-dos han jugado a un gran nivel y no han perdido más de tres parti-dos consecutivos en todo el año.
Durante los playoff, los cam-peones se enfrentaron con sus bates a algunos de los mejores lanzadores de la Liga, como Matt Moore y David Price, de Tampa
Bay; a Justin Verlander, Aníbal Sánchez y Max Scherzer, de De-troit; y a Adam Wainwright y Mi-chael Waca, de St. Louis; y a to-dos los han vencido, a pesar de que en algunos momentos pare-cieron estar perdidos con el bate e incapaces para obtener carre-ras. Pero fue esa paciencia, esa determinación y el deseo de no fa-llar a los aficionados bostonianos lo que les llevó al éxito final seis años después. Un triunfo del que Boston y sus jugadores se olvida-ran difícilmente durante mucho tiempo y que el resto del béisbol estadounidense ya ha pasado pá-gina. Porque en 100 días comien-za la temporada 2014 cuando suenen de nuevo los gritos de ‘play ball’ y la pelota comience a rodar en los entrenamientos de primavera.
KOJI UEHARA
Y FARRELL.
El jugador
japonés, a sus
38 años, ya
es campeón
en las Series
Mundiales,
como el
manager del
equipo como
entrenador
jefe.
LAS VÍCTIMAS DEL MARATÓN, SU
MOTIVACIÓN. Sin duda, el atentado
terrorista de la carrera de Boston fue
otro de los acicates de los Red Sox
para llegar al éxito final.
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