H.E.M. La transculturación del graffiti en la frontera México-EE.UU.
Jorge Francisco Sánchez (Jofras)
El Colegio de la Frontera Norte
Before being Mexican I´m from Tijuana
Fran Ilich
Resumen
La experiencia del grupo de escritores transfronterizos de graffiti denominado
H.E.M. ayuda a comprender cómo se dio el proceso de transculturación del graffiti
entre las ciudades de Tijuana, Baja California y San Diego, California. El acrónimo
H.E.M. trazado con aerosol se difundió en las intersecciones de autopistas y vías de
acceso entre ambas ciudades, con trayectorias de norte a sur y de sur a norte. Los
espacios de interacción de los jóvenes fueron los lugares de exposición cotidiana a
la cultura del graffiti. La mayoría de los entrevistados relatan haber visto graffiti por
primera vez, ya sea en el barrio o en la escuela. Estas experiencias han ido y venido
a través de la frontera internacional que cada vez es más difícil cruzar, y por ello ha
crecido la importancia de tomar el muro que divide a las comunidades binacionales
como receptáculo de tácticas como la escritura clandestina con el fin deconstruir
este poderoso símbolo de la segregación socioterritorial.
Introducción
Este trabajo explora las resistencias juveniles a las políticas de restricción al tránsito
de personas hacia Estados Unidos (EE.UU.), que hacia finales de 1980 se
extendieron con la aprobación de la Ley de Control y Reforma de la Inmigración
(IRCA) y la entrada de México al Acuerdo General sobre Aranceles Aduaneros y
Comercio (GATT). Las expresiones de graffiti que se analizan dan respuesta a los
cambios en la gestión de las fronteras internacionales detonadas por los acuerdos
de comercio internacional y la creación del Acuerdo para Libre Comercio para
América del Norte (NAFTA). Estos acuerdos solicitaron integrar el mercado de
productos y servicios transnacionales entre México, EE.UU. y Canadá, pero al
mismo tiempo enfatizaron la necesidad de bloquear el tránsito de la mano de obra
sobre todo de sur a norte. El endurecimiento de las fronteras territoriales
acompañaron a las políticas de libre comercio, al mismo tiempo que la opinión
pública norteamericana fue movilizada para protegerse de la incursión de
inmigrantes que vendrían a quitarle los trabajos y los servicios púbicos a los
ciudadanos estadounidenses. Estas políticas de discriminación tuvieron expresiones
radicalizadas de racismo y supremacismo, mismas que demandaron la construcción
de la infraestructura de control fronterizo y vigilancia entre México y EE.UU.
Para analizar la repercusión de los cambios en política internacional en la
frontera México-EE.UU. y sus expresiones en la práctica del graffiti juvenil, el
artículo se divide en dos partes; primero se recuperan las experiencias de vivir entre
fronteras nacionales, por un lado desde la perspectiva de la población chicana en
EE.UU. y por el otro desde los residentes mexicanos de las zonas urbanas
fronterizas. Posteriormente se describe el contexto de control fronterizo y racismo en
el cual aparecen los escritores de grafiti de la región transfronteriza Tijuana-San
Diego.
Chicanos grafiti y barrio
La historia de dominación étnica de las poblaciones mexicanas en los Estados
Unidos, data de las invasiones y agresiones norteamericanas del siglo XIX, que
llevaron a la guerra entre México y EE.UU. en 1847. Frecuentemente estos hechos
son tomados como el origen histórico del pueblo chicano, un proceso de
identificación por medio del cual los residentes de los territorios del norte mexicano
pasaron a ser extranjeros en lo que anteriormente fue su territorio. Además del
despojo de tierras y propiedades, las estrategias de dominación angloamericana
promovieron estrategias de ab-culturación1 a través de la inculcación el idioma
inglés y la represión de las tradiciones del pueblo mexicano.
Según Maciel (2003) las campañas para erradicar la cultura mexicana fueron
dirigidas a los espacios de educación. En la escuela se castigaba a los niños que
hablaban español y entre los educadores persistió la idea de que los estudiantes de
1 Según Aguirre Beltrán en El proceso de aculturación, ab-culturación es el proceso de separación de dos culturas. Citado en Ángel. Rama Transculturación narrativa en América Latina.
origen mexicano eran idiotas. Estas campañas de descrédito inculcaron
sentimientos de inferioridad entre los chicanos.
A consecuencia de estas políticas, en los Estados Unidos el proceso de
socialización escolarizada para los migrantes e hijos de migrantes, ha representado
retos sobre todo para quienes no han desarrollado competencias en el inglés, lo
cual compromete sus posibilidades de desarrollo en el sistema escolar. Esta
situación se refleja en el ingreso tardío a la escuela y en la deserción del sistema
escolar, sobre todo entre los inmigrantes de origen mexicano.2 A esta situación
desventajosa se suman los estigmas y descalificaciones que desde la cultura
dominante reproducen motes y descalificaciones sobre la población hispano
parlante, con una fuerte carga racista.
También en los espacios de trabajo, los chicanos han ocupado posiciones
subordinadas, a la vez que la situación laboral de los migrantes indocumentados,
reproduce e intensifica estos esquemas. Debido a estas situaciones, los chicanos y
las oleadas de migrantes han tenido que privarse al ejercer derechos políticos,
educativos, laborales y culturales. Sin embargo, esta condición opresiva no ha sido
aceptada de manera pasiva y los grupos de chicanos y posteriormente las
comunidad inmigrantes, han ido organizando espacios de resistencia cultural, como
centros comunitarios, asociaciones de paisanos, etcétera.
Los jóvenes chicanos e inmigrantes también han ido creando sus propios
espacios de socialización y resistencia cultural frente al establishment anglo. No
obstante, la segregación étnica y territorial es otro rasgo de la dominación de estas
comunidades. El barrio cerrado para los extraños, unifica a los residentes que se
reclaman de él, por principio de cercanía geográfica y origen étnico. En el barrio
también se da una urdimbre de relaciones entre paisanos, para el intercambio de
información, apoyo entre parientes, vida familiar, recomendaciones de empleo y de
organización comunitaria. Sin embargo, los jóvenes demarcan espacios dentro de
sus comunidades y reclaman reconocimiento. Las esquinas se vuelven lugares de
reunión, que se protegen por una lógica de adscripción al territorio, generalmente a
través de las reuniones lúdicas con el grupo del barrio.
Los grafitis y murales de los barrios son de cartografías del poder
interbarrial: en ellos se pueden leer los códigos que rigen a sus integrantes, sus
2 José Manuel Valenzuela Arce, El color de las sombras. Chicanos, identidad y racismo, 1998 p. 142.
lealtades y rencillas. Otros elementos legibles en las paredes de los barrios son los
placazos con los nombres de los homies que están presos, así como epitafios y
memoriales.3 Los murales son el símbolo colectivo de esta organización barrial. Un
tachón a un mural, se entiende como un ataque al barrio y puede desatar batallas
interbarriales. Los jóvenes atrincherados en el barrio se defienden en contra de las
amenazas exteriores, provenientes de otros barrios, pero también de la policía.
El tiroteo furtivo desde un automóvil ha sido una táctica homicida de uso
común entre las pandillas de Los Ángeles. Los jóvenes de barrio de la zona este,
de Pico-Union y East L.A. han estado sujetos a esta clase de violencia, sin embargo
la práctica del graffiti al estilo Nueva York les ha permitido a algunos escapar de la
violencia relacionada con las pandillas.4 La escritura conocida como placazo en las
ciudades de la frontera, sirve para marcar los límites del poder y control de una
pandilla sobre un territorio. Sin embargo, el graffiti hip hop, que aparece en
California a principios de 1980,5 rompe con la adscripción barrial y se desplaza
hacia nuevos espacios de reconocimiento y visibilidad en la búsqueda de interactuar
con jóvenes de otras latitudes y con los viajeros de la ciudad.
En los Ángeles la segregación socioterritorial está detrás los resentimientos de
clase y raza que activa las rivalidades entre los escritores de grafiti. Esta disputa
adquiere características específicas en los estilos de producir graffiti; por ejemplo, el
grupo K2S-STN (Kill To Succeed—Second to None) del este de los Ángeles,
conformado con jóvenes de ascendencia mexicoamericana, produce graffiti con
estilo en forma de bloque o burbuja con referencias a la escritura y los placazos del
barrio; mientras que sus rivales el grupo WCA (West Coast Artists), cuya membresía
es principalmente de jóvenes angloamericanos residentes del oeste de los Ángeles,
tiende a reproducir los estilos del graffiti provenientes de Nueva York.6
A diferencia de los escritores de la zona oeste, los escritores del este de los
Ángeles, desarrollan expresiones del graffiti hip hop a pesar de estar inmersos en 3 José Manuel Valenzuela Arce, El futuro ya fue. Socioantropología de l@s jóvenes en la modernidad, 1998, pp. 182-190. 4 Susan Phillips, Wallbangin´. Graffiti and Gangs in L.A. EE.UU., The University of Chicago Press, 1999, pp. 312-314. 5 Op. Cit.
6 Ruben Martinez, The Other Side. Notes from New L.A., México City, and Beyond, 1989, pp. 114-115.
una contexto de violencia interbarrial. Además éstos se sienten los herederos por
derecho del grafismo de los barrios, así como de la implosión del graffiti hacia todas
las direcciones de la ciudad, gracias a los tempranos oficios del grupo L.A. Bomb
Squad.7
Los procesos descritos hasta este momento, ayudan a comprender la
experiencia chicana que enfatiza la condición oprimida de esta población. Sin
embargo las experiencias de interculturalidad de los residentes de las fronteras
nacionales entre México y EE.UU., difieren de las poblaciones instaladas al otro lado
de la frontera. Las interacciones entre vecinos no están exentas de conflicto, sin
embargo la cotidianidad con la frontera territorial genera otro tipo de relaciones que
se deben examinar.
Crise escribe Hecho en Mexiko en evento Wall of Fame, San Diego California Fuente: fotografía propia, 2004.
Habitantes transfronterizos
7 Op. Cit.
La experiencia de los trabajadores transmigrantes8 que aprovechan el diferencial de
costos y ganancias en la frontera, para mejorar sus oportunidades económicas,
permiten comprender y valorar la movilidad geográfica entre las fronteras
nacionales. Particularmente las zonas fronterizas se beneficiaron de los altos
estándares de vida que siguieron a la segunda guerra mundial en EE.UU. El paisaje
distintivo de Tijuana, hasta la década de 1970, fue la del contraste entre la falta de
infraestructura urbana y la abundancia de bienes materiales. En este tiempo, las
actividades cotidianas de los residentes fronterizos se extendían más allá de las
fronteras nacionales, la gente sentía que el lado norte de la línea era también una
parte de la ciudad.9 Evidentemente se trataba de recorridos transnacionales, las
personas iban y venían entre fronteras, incluso algunos trabajaban en los EE.UU. y
vivían en México. Otros más trabajaban de manera ilegal en EE.UU., pero lo más
importante es que no había restricciones serias al tránsito de personas. Los
residentes fronterizos podían solicitar tarjetas de cruce, Border Crossing Card, o
micas, después de residir más de un año en una ciudad fronteriza y contar con
trabajo en México. Estas situaciones generaban un espacio real e imaginario de
continuidad y fluidez a través de las fronteras nacionales.10
Una parte de literatura acerca de los habitantes de la frontera territorial entre
México y EE.UU., se concentra en las experiencias de la población migrante y
chicana que residente en EE.UU. Sin embargo existe otra literatura acerca de los
residentes de las ciudades de la frontera norte de México quienes interactúan con la
frontera de manera cotidiana. Los estudios sobre las experiencias de los
trabajadores transmigrantes, los estudiantes transfronterizos y las familias
transfronterizas, es decir las personas que cruzan cotidianamente las fronteras
nacionales, han aportado nuevas perspectivas acerca de las prácticas
transfronterizas.11 Sin embargo, es de notar que, en los últimos años la residencia
8 Véase: Tito Alegría Olazabal, Ciudad y trasmigración en la frontera de México con Estados Unidos y Frontera Norte, 1990 y Desarrollo urbano en la frontera México-Estados Unidos, 1992. 9Néstor García Canclini, Tijuana, la casa de toda la gente, 1989. 10 Magalí Murià Tuñón, Enforcing boundaries: globalization, state power and the geography of cross- border consumption, 2010, p. 159. 11 Véase: Gerardo Mauricio Chávez Montaño, 2006, Capital transfronterizo: estudio sobre el potencial de los estudiantes commuter en el desarrollo de la región Tijuana-San Diego y Nancy Gabriela Utley García, 2010, Familias transfronterizas de la región Tijuana-San Diego. Identidades e interacciones sociales.
en ciudades fronterizas no viene acompañada de posibilidades de cruce para todos
los sujetos y el imaginario de movilidad que permea estas ciudades no se plasma en
una dimensión tangible.12
Cambio en las relaciones transfronterizas
A partir de la década de 1990, la movilidad para los residentes fronterizos se fue
acotando incrementadamente. Los discursos en contra de la población inmigrante
fueron subiendo de tono, primero se les acusó del acaparamiento de los puestos de
trabajo que tocarían a ciudadanos estadounidenses y después del atestamiento de
los servicios públicos. A estos discursos siguieron nuevas políticas de gestión de la
frontera internacional, mayor vigilancia de la frontera, reforzamiento del patrullaje y
uso de tecnología militar como la visión nocturna. Esta situación se verifica con el
número de agentes de la patrulla fronteriza contratados entre 1993 y al año 2000, el
número de agentes pasó de 3,389 a casi 10,000 agentes.13
La nueva infraestructura física de la frontera se empezó a construir a
mediados de la década de 1990. En Tijuana el cerco divisorio fue erigido con vallas
recicladas de la guerra del Golfo Pérsico. Los operativos de la patrulla
fronteriza, Hold the Line, en El Paso y Nuevo México, Gatekeeper en California,
y Safeguard en Arizona, desplegaron un mayor número de agentes para vigilar e
impedir el cruce de inmigrantes por los límites nacionales. Con estos operativos
incrementó el presupuesto de la patrulla fronteriza y se implementaron nuevas
tecnologías para la vigilancia, entre ellas las murallas en las zonas urbanas de
Tijuana-San Diego, Nogales-Nogales, Ciudad Juárez-El Paso. Por ejemplo, la
implementación de la Operación Bloqueo en El Paso reveló sentimientos
anteriormente no expresado ante la alteridad y hostilidades que los residentes
fronterizos pensaba no existían.14
12 Véase los diferentes textos de Amalia E. Campos-Delgado: Planeando el futuro: imaginarios de frontera y sus expresiones en la construcción de los proyectos de vida en l@s jóvenes de Tijuana, Vis a Vis: Tijuana, México y Tecún Umán, Guatemala. Jóvenes, movilidad e Imaginarios de Frontera en la Revista Identidades, y “La construcción del otro “del otro lado” en Imaginarios de frontera de jóvenes de Tijuana. 13Jorge Dominguez y Rafael Fernández de Castro, The United States and Mexico.Between Parntership and Conflict, 2001, p. 136. 14 Vila, Pablo. Identificaciones de Región, Etnia y Nación entre México y Estados Unidos, 2004, pp. 232.
En la frontera Tijuana-San Diego algunos grupos antiinmigrantes
presionaron por una mayor vigilancia de la inmigración indocumentada, a través de
organizar acciones espectaculares en la frontera internacional como la campaña
Light Up The Border. Esta manifestación instó a mejorar la infraestructura de control
fronterizo iluminando las zonas limítrofes entre países con los faros de automotores.
Sus organizadores promovieron con vehemencia la instalación del cerco divisorio
entre ambos México y EE.UU. Entre sus consignas destacan: Control immigration or
lose America (Controla la inmigración o pierde a América); The U.S. needs 16 miles
of high steel fence at the San Diego border (Los EE.UU. necesitan 16 millas de
vallas de acero en la frontera de San Diego).15
Crossing the Tijuana, Barletti (1992) y Too Hungry to Knock, Bartletti (1992) Fuente:http://illegalvoices.files.wordpress.com/2012/10/too-‐hungry-‐to-‐knock-‐bartletti1.jpg?w=600&h=402
(consultado 7 de noviembre de 2014)
En la década de 1990 avivaron los sentimientos xenofóbicos entre algunos
grupos conservadores y supremacistas que residían en las inmediaciones con la
frontera Tijuana–San Diego. A través de propaganda antiinmigrante y con
adjetivaciones peyorativas implicaron especialmente a la población mexicana en
varios de los males que aquejaban la región, entre asaltos y otros crímenes, pero
sobre todo, la pérdida de empleos y el supuesto atestamiento de los servicios
sociales por personas que no eran ciudadanos estadounidenses. Se mandaron a
hacer folletos con fuertes consignas xenófobas como: If ain´t white…wast eit (Si no
15Slogans de las pancartas fotografiadas por Don Bartletti e incluidas en el catálogo de la exhibición Between two Worlds.The People of the Border. The Oakland Museum, 1992.
es de color blanco... elimínalo), o Stop the mudslide…or drown (Detén el alud
lodo…o ahógate).16
Colonia Libertad (parte alta) Tijuana, California, Córdoba-‐Leyva(2004)
Fuente: https://centroculturalcabildo.files.wordpress.com/2010/03/01.jpg?w=1280
En esos años también se organizaron grupos de vigilantes y patrullas civiles,
entre los que destaca un grupo que operó en el área de Imperial
Beach denominado Metal Militia.17 Este grupo utilizó el slogan Speak English or Die
(habla en inglés o muere) para detener a los inmigrantes que cruzaban furtivamente
por el territorio que custodiaban. Esta consigna al estilo de las políticas
escolares English Only (sólo hable en inglés), replicó el espíritu de estrategias
punitivas aplicadas contra los hispano parlantes hasta la década de 1970 en el
sistema de educación pública norteamericano.
Hecho en México (H.E.M.)
16 Estas consignas se pueden leer en los panfletos fotografiados por Roberto Córdova Leyva e incluidas en el catálogo de la exhibición Al Filo de la Línea, Instituto de Investigaciones Culturales-Museo U.A.B.C., 2004. 17 Valenzuela, op. cit. p. 305.
A finales de la década de 1980, algunos jóvenes mexicanos que cruzaron a estudiar
la secundaria al condado de San Diego, California, y jóvenes residentes de EE.UU.
con ascendencia mexicoamericana, fueron objeto de descalificaciones racistas
por parte de sus compañeros del salón de clase, quiénes atribuían una supuesta
inferioridad a los estudiantes de origen mexicano. A esta situación se sumaron los
procesos de estigmatización que desde la cultura dominante reproducen
representaciones deterioradas de los sujetos sociales con base en el color de la piel
y la historia de dominación étnica. En este contexto de discriminación, algunos
jóvenes de ascendencia mexicana encontraron en el graffiti hip hop — una
expresión popularizada entre los estudiantes de secundaria de San Diego — el
vehículo para recrear sus identidades estigmatizadas.
Para combatir el estigma imputado a su origen nacional, algunos jóvenes
comenzaron a practicar el graffiti del lado norte de la línea fronteriza y se
organizaron en cuadrillas de escritores de grafiti, o graffiti crews, para figurar en la
práctica del graffiti juvenil en San Diego, California. Entre estos grupos destaca el de
unos jóvenes que retomaron el slogan de la campaña nacional Hecho en México,
diseñada para incentivar el consumo de productos elaborados por empresas
mexicanas. Históricamente en las ciudades mexicanas de la frontera norte fue más
económico adquirir los bienes de consumo diario en EE.UU. a la vez que los
regímenes de zona libre en los perímetros fronterizos permitieron la importación de
productos internacionales sin pagar aranceles. Siendo lo más usual la adquisición
de bienes importados, resultó contracultural retomar como emblema la frase e
imagen de la campaña para el consumo de bienes nacionales. Hecho en México
(H.E.M.) se convirtió en el nombre de un colectivo grafitero que operó en el área de
la frontera Tijuana-San Diego. Debido a la reivindicación del origen nacional, de los
escritores de grafiti transfronterizos, la expresión H.E.M. adquirió una connotación
política. Además, el acrónimo H.E.M. que alude a una frase escrita en español,
entró en una zona de contacto y conflicto, al contrastar su lectoescritura con los
nombres de graffiti crews sandieguinos, que en su mayoría correspondían a frases
escritas en inglés.
Sorprende saber que algunos integrantes del colectivo H.E.M. señalan que
los propios mexicoamericanos les decían: “el graffiti es para raza que habla inglés,
que ya vive del otro lado, tu no te mereces entrar en este movimiento, porque tú
eres mexicano, tú eres un paisa, tu eres de Tijuana, allá son cholos, son otra cosa”.
Ante las descalificaciones, la respuesta de Shente, uno de sus integrantes fue:
“nosotros también entramos en este rollo del graff, también bailamos break, también
sabemos qué onda con el hip hop”. Por estas razones, los jóvenes que comenzaron
a practicar el graffiti del lado norte de la línea fronteriza se organizaron
para competir vis à vis con los colectivos de escritores sandieguinos, a través de
nombres y acrónimos escritos en español: “estábamos cansados de los crews con
nombres en inglés”, recuerda Pisto, miembro fundador del grupo de escritores de
grafiti denominado H.E.M.
Águila del H.E.M. basada en la imagen de la Campaña Hecho en México
Fuente: fotografía propia, año 2012.
En la memoria de Shente están aquellos días: “me acuerdo que ahí
empezaba todo este rollo de Tijuana contra San Diego…vamos a rayarles en San
Diego para que vean que en Tijuana si hay con qué, que no somos lo que ellos
dicen, los espaldas mojadas, los pollos, los paisas”. Este tipo de descalificaciones
generó rencillas entre los escritores de grafiti radicados en uno u otro lado de la
frontera. Sin embargo, el colectivo H.E.M. de Tijuana se ganó el respeto de los
escritores de grafiti difundiendo su acrónimo en las paredes y autopistas de San
Diego California. Shente considera que en ese momento: “le empezamos a agarrar
más gusto al crew y a las tres letras. Sentíamos que alguien tenía que representar
Tijuana en el mundo del graffiti”.
Graffiti una manera de salir de la marginación barrial
Entre los migrantes e hijos de inmigrantes la práctica del graffiti hip hop, también ha
sido un vehículo para salir del atrincheramiento en el barrio; en vez de asociarse a
las pandillas que usualmente definen territorios y demarcan fronteras ante los
agentes externos al barrio, los nuevos escritores de grafiti han hecho un esfuerzo
por demarcarse de esta lógica y trasladarse a nuevos espacios de expresión, en los
centros urbanos y los espacios públicos, en gran parte para evitar la articulación de
las disputas inter barriales.18
Acerca del descubrimiento de nuevos prácticas del graffiti, el escritor W.O.W.
(acrónimo de Writing On Walls) testifica: “Por mi casa en la escuela, en Logan, en
Sherman Heights, en Encanto, más que nada, había graffiti de barrio, pero también
miraba otra clase de graffiti, de gente que ponía su nombre, yo también quería hacer
lo mismo, pero yo no quería ser cholo, ni pertenecer a ningún grupo, yo quería hacer
mi propio tripeo y por eso empecé a rayar”. Este relato ayuda a comprender las
motivaciones que impulsaron a los nuevos escritores de grafiti para buscar espacios
de expresión a lo largo y ancho de la ciudad, en medios móviles, lugares inusitados
y puntos estratégicos donde coinciden los recorridos urbanos.
Si en Nueva York los escritores de grafiti migraron de los barrios a las
estaciones del metro y luego a los vagones como lienzos urbanos, en San Diego y
Tijuana esta práctica se trasladó de los barrios a los terrenos baldíos, y
posteriormente a los canales de cemento que desembocan en el Océano Pacífico.
Estos espacios sirvieron de lienzos para ensayar estilos caligráficos. De ahí, los
nuevos escritores de grafiti se desplegaron a las autopistas, sobre todo en los
puentes y en la parte posterior de los letreros viales; también sobre las cercas y
paredes con vistas hacia las carreteras. Llevar la práctica del graffiti a los espacios
18 Jorge Francisco Sánchez López, La construcción simbólica del paisaje urbano. La disputa por la
significación del graffiti en Tijuana y “Trepes, bombas y piezas, trangresiones diferenciadas” en Welcome Amigos to Tijuana. Graffiti en la frontera, 2012.
de mayor circulación vial y peatonal, permitió a los escritores de grafiti proyectarse
afuera del barrio y adquirir mayor visibilidad.
En la entrada a Tijuana, por la aduana de San Ysidro está la zona urbana Río
Tijuana, nombre que señala el topónimo del afluente que se canalizó en 1970 para
desarrollar este complejo urbano. Para muchos turistas ésta es la fachada principal
de Tijuana, destaca su amplio bulevar con modernos edificios, bancos, oficinas,
centros comerciales y condominios. El Río es una de las zonas de la ciudad más
vigiladas, donde la gestión del paisaje adquiere mayor importancia, ya que esta
zona representa la imagen de prosperidad económica que los desarrolladores
urbanos buscan proyectar.
Remate de edificio con acrónimo H.E.M. Vista desde la aduana Tijuana-‐San Diego
Fuente: SD Graff, s.f.
Los escritores de grafiti también se trasladaron a la zona urbana del Río
Tijuana para tener presencia en un espacio que concentra varias de las miradas y
anhelos de los ciudadanos. Recuerda Shente: “un día nos juntamos para ir a rayar,
Kamel, Bner, Picho, Crise y yo, fuimos a pegarle a los puentes de la Zona Río, en
las paredes donde ahora hay murales que mandaron a hacer para tapar el graffiti,
pero en ese tiempo las paredes de los puentes eran concreto a
secas”, Complementa Bner (apocope de frijolero): “Si quitaras toda la pintura que
cubre los muros de la ciudad, encontrarías muchas de nuestras firmas”.
Sueño, Kenos, H.E.M.
El colectivo H.E.M. se terminó de consolidar con las aportaciones plásticas de los
residentes de Tijuana en su propia ciudad. Entre los escritores de grafiti más
temerarios se encontraba Sergio Ibarra (†), mejor conocido como el Sueño. Su
compañero de generación Pisto lo recuerda así: “Eso sí era valiente. Sin faltarles al
respeto, tenía huevos para hacer su desmadre. Yo le decía, ¡Hey güey ahí no te
subas ahí! Y él me contestaba, ¡No seas culo, ven! Y pues uno bien miedoso tiene
que ir, porque si no, iban a decir, ¡Hey anoche Pisto se rajó! Al hacer trepes
caminábamos por cornisas y a él nunca le dio miedo, era bien aventado el canijo”.
Adicionalmente Threat (Amenaza) comentó: “El Sueño fue el responsable de
levantar19 al H.E.M., entre el 91 y el 93, fueron sus años más agresivos en las
calles”. Sin embargo, la hazaña con la que se coronó como el monarca del graffiti,
fue el trepe en el cruce fronterizo Tijuana-San Diego. Sueño logró treparse a las
oficinas de aduanas y migración norteamericana y escribir su nombre y el de su
acompañante junto al acrónimo del grupo: Sueño, Kenos, H.E.M. El trepe de Sueño
ha sido el acto más osado en la historia del grupo y se enmarca dentro de la
confrontación entre escritores de grafiti de uno lado y otro de la frontera
internacional.
19 Levantarse en el slang grafitista significa alcanzar notoriedad por vía de raya profusa y clandestinamente la ciudad.
Sueño, Kenos, H.E.M, en la cornisa de la aduana Tijuana-‐San Diego Fuente: Semanario Zeta, 1993.
A manera de conclusión
En la frontera México-EE.UU., las expresiones de graffiti a finales de los ochenta y
mediados de los noventa, se dieron en un entorno de descalificaciones hacia la
población mexicana y transfronteriza. En este tiempo, se redujeron enormemente
las posibilidades de movilidad geográfica para los residentes fronterizos. El
endurecimiento de las fronteras, el escrutinio de las personas en las aduanas y la
vigilancia de los perímetros internacionales por parte de la patrulla fronteriza generó
condiciones muy hostiles para todos los habitantes de la frontera entre México y
Estado Unidos.
Según Delaney (2005), la territorialidad es una relación de poder que implica
la creación, la circulación y la interpretación de significados. En la frontera México
EE.UU. la erección de fronteras nacionales, sociales e interétnicas, con base en
discursos racistas, se fueron objetivado en arquitecturas de control y vigilancia para
las poblaciones inmigrantes y transfronterizas. La reacción de las cuadrilla de
escritores de grafiti frente a las restricciones de movilidad entre fronteras, impugnó
el nuevo orden social y económico que se fraguó hacia finales de 1980.
El graffiti que inscribió Sueño en la aduana de mayor circulación y vigilancia
de EE.UU. se enfrentó de manera simbólica a la gestión unilateral del control
fronterizo. El trepe de Sueño, como recurso táctico, se montó sobre el recinto
fortificado para deconstruir la fantasía de vigilancia del Estado panóptico. Desde
finales de 1980, la resistencia cultural a través de las prácticas de graffiti, en la
frontera Tijuana-San Diego retomó elementos de varios repertorios culturales, como
recurso defensivo ante las agresiones de las alteridades dominantes, con el objetivo
de disputar de los sentidos la territorialidad transfronteriza.
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Entrevistas
Shente [entrevista], 2010, entrevista realizada por Jorge Francisco Sánchez,
Tijuana, Baja California, 8 de mayo de 2010. Bner [entrevista], 2010, entrevista realizada por Jorge Francisco Sánchez, Tijuana,
Baja California, 8 de mayo de 2010. Pisto [entrevista], 2012, entrevista realizada por Jorge Francisco Sánchez, Tijuana,
Baja California, 23 de junio de 2012. W.O.W. [entrevista], 2012, entrevista realizada por Jorge Francisco Sánchez,
Tijuana, Baja California, 23 de junio de 2012.
Threat [entrevista], 2012, entrevista realizada por Jorge Francisco Sánchez, Tijuana, Baja California, 23 de junio de 2012.
Exposición fotográfica
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Chávez Montaño, Gerardo Mauricio. Capital transfronterizo: estudio sobre el potencial de los estudiantes “commuter” en el desarrollo de la región Tijuana-San Diego. Tesis de maestría. El Colegio de la Frontera Norte, 2006.
Murià Tuñón, Magalí. Enforcing boundaries: globalization, state power and the geography of cross- border consumption. Tesis doctoral, University of California San Diego.San Diego, California, 2010.
Sánchez López, Jorge Francisco. La cconstrucción simbólica del paisaje urbano. La disputa por la significación del “graffiti” en Tijuana. Tesis de maestría. El Colegio de la Frontera Norte, 2010.
Utley García, Nancy Gabriela. Familias transfronterizas de la región Tijuana-San Diego. Identidades e interacciones sociales. Tesis de maestría. El Colegio de la Frontera Norte, 2010.