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HERMANOS DE LAS ESCUELAS CRISTIANAS · ta tuvo mucho que ver con la tenacidad e interés de los ......

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HERMANOS DE LAS ESCUELAS CRISTIANAS Carta Pastoral a los Hermanos LA VOCACIÓN DEL HERMANO HOY Hermano Álvaro Rodríguez Echeverría, HEC Superior General 20 Abril 2003 Via Aurelia - Roma, Italia
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HERMANOS DE LAS ESCUELAS CRISTIANAS

Carta Pastoral a los Hermanos

LA VOCACIÓN DEL HERMANO HOY

Hermano Álvaro Rodríguez Echeverría, HEC

Superior General

20 Abril 2003

Via Aurelia - Roma, Italia

CARTA PASTORAL A LOS HERMANOS

LA VOCACIÓN DEL HERMANO HOY

Hermano Álvaro Rodríguez Echeverría, FSCSuperior General

20 de Abril de 2003

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CARTA PASTORAL A LOS HERMANOS

LA VOCACIÓN DEL HERMANO HOY

20 de Abril 2003

Queridos Hermanos.

Una de las propuestas de nuestro último Capítulo Generalse refiere a la Pastoral Vocacional: Que cada Región delInstituto, por su cuenta o en unión con otras, organice yrealice un Encuentro Lasaliano de Pastoral Vocacional enel año 2003, con la finalidad de dinamizar la PastoralVocacional de los Distritos, Subdistritos, y Delegacionesparticipantes. (Propuesta 26). El año 2003, por consigu-iente, tiene para nosotros en las 11 Regiones del Institutouna particular importancia en el relanzamiento de unaPastoral Vocacional testimonial y activa.Como lo he compartido en otras ocasiones, esta propues-

ta tuvo mucho que ver con la tenacidad e interés de losHermanos Jóvenes presentes en el mismo. Personalmente,y pienso que muchos Hermanos capitulares sintieron lomismo, quedé muy impresionado por el testimonio de fe yamor a nuestra vocación manifestado por nuestros Jóvenesen aquel momento. Estoy convencido que lo más impor-tante en la Pastoral Vocacional es creer en nosotros mis-mos, creer en la validez que sigue teniendo hoy nuestravocación, hacer nuestras las palabras de la Regla: Segúndecía ya San Juan Bautista de La Salle, "este Instituto esde grandísima necesidad". Los jóvenes, los pobres, elmundo, la Iglesia necesitan del ministerio de losHermanos (R. 141).

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Ciertamente vivimos situaciones diversas a lo largo yancho del Instituto. Los distritos de vieja solera ven decre-cer el número de vocaciones, mientras que en muchas igle-sias jóvenes el Instituto se incrementa. Es importante ver elconjunto del Instituto y no solamente focalizar una de suspartes. Caminamos hacia un Instituto más pluriétnico ypluricultural y esto representa a la vez un gran desafío yuna extraordinaria riqueza.

En estas líneas me referiré a la vocación del Hermano,pero soy consciente que hoy la Pastoral Vocacional nosdebe llevar a anunciar y promover un carisma que puedevivirse en diversas vocaciones. El tema vocacional nosabre al tema de la Misión compartida y a la Asociación.Sin olvidar que trabajamos para la Iglesia y que es unaexperiencia maravillosa el comprobar el número deObispos, sacerdotes, religiosos/as, laicos comprometidosque han salido de nuestras escuelas. En mi reciente visita aAsia tuve la oportunidad de encontrarme con un buennúmero de Obispos, casi todos exalumnos de nuestrasescuelas en Vietnam, Singapur, Malasia…

Las reflexiones que siguen en su mayor parte fueron com-partidas en un encuentro Vocacional organizado por laARLEP (Región Lasaliana España-Portugal), el año pasa-do.

ANTE UN MUNDO DIFERENTE, UNA NUEVA PAS-TORAL VOCACIONAL

La historia enseña que el carisma de la vida consagradaestá siempre en movimiento, mostrándose capaz de encon-

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trar, y casi se diría de "inventar", bien que siendo siemprefiel al carisma de sus fundadores, nuevas formas querespondan más directamente a las necesidades y a lasaspiraciones del tiempo (Juan Pablo II, Audiencia28/9/94).

Hoy se nos habla del fin de la historia, como una invitacióna renunciar a la utopía y al compromiso. Lo que cuenta esla intimidad y la realización personal, un misticismo sinprójimo ni historia, con el peligro del excesivo individualis-mo, el culto a lo privado, el ansia de éxito, de imagen y depoder. Esto tiene consecuencias para la pastoral voca-cional, particularmente el vivir hoy en clave de lo provi-sional ya que nada parece definitivo; el ser testigos demuchas rupturas de relaciones estables en la familia y en lamisma vida religiosa; el hecho de que hoy los procesos demaduración en busca de la propia identidad son más lentosy las decisiones vocacionales suelen tomarse más tarde.

Invitados por la Iglesia a partir del Capítulo General de1966-67 hemos emprendido un camino de renovaciónadaptada. Esta renovación ha sido necesaria y ha pro-ducido frutos excelentes pero hoy aparece como insufi-ciente. Debemos dar un paso más. Juan Pablo II nos invi-ta a "inventar". Es diferente renovar que volver a crear.La renovación se ha dado a nivel de las estructuras; larefundación va más allá, debe tocar a las personas y trans-formar la memoria del Evangelio que nos anima a unarespuesta actual a los desafíos de la realidad.

La renovación se fija más en el pasado, la refundación enel futuro. Prever el futuro consiste, a veces, en considerar

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el presente y prolongarlo. Se trataría de un movimientolineal. Pero hoy esto no es suficiente. Estamos en un perío-do de cambios radicales de paradigma y la previsión linealno funciona porque el cambio de paradigma supone la rup-tura y no la continuidad. "Nous ne pouvons d'aucune façonprédire l'avenir. Nous ne pouvons que l'inventer" (DenisGabor).Los jóvenes nos ayudan con su nuevo lenguaje a descubrirlos nuevos caminos tanto en el interior como en el exteriorde la vida religiosa. Como nos dice la CLAR, " ellos tienenuna voz nueva que quiere ser escuchada, tienen una histo-ria que quiere ser compartida, nos reclaman un espacio enesta tarea permanente de renovar y refundar la vida reli-giosa".

No podemos, por otra parte, separar el problema de laidentidad, del que hoy se habla tanto, de la misión. Laidentidad no se resuelve simplemente restableciendo sig-nos exteriores: estilo de vida, hábito, símbolos distintivos,instituciones... Se puede redescubrir mejor la identidadtanto personal como la colectiva, en nuestra razón de ser,en nuestra misión. Cuando un grupo identifica bien sumisión es capaz de "inventar", de correr el riesgo denuevas iniciativas significativas que responden a lasnecesidades actuales. "Quien tiene un porqué para vivir,puede soportar casi cualquier cómo (Nietzche). Yo veo enestas palabras un motor que es válido para cualquier psi-coterapia. Los campos de concentración fueron testigos deque los más aptos para la supervivencia eran aquellos quesabían que les esperaba una tarea por realizar" (VíctorFrankl).El Congreso europeo de las Vocaciones celebrado en 1997

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recogía la invitación del Papa a dar un salto cualitativo enla Pastoral Vocacional. Y en este sentido nos decía: "Estiempo de que se pase decididamente de la «patología delcansancio» y de la resignación, que se justifica atribuyen-do a la actual generación juvenil la causa única de la cri-sis vocacional, al valor de hacerse los interrogantes opor-tunos y ver los eventuales errores y fallos a fin de llegar aun ardiente nuevo impulso creativo de testimonio" (Nuevasvocaciones para una nueva Europa,13).

ALGUNOS PRESUPUESTOS DE LA PASTORALVOCACIONAL

La primera condición de una auténtica PastoralVocacional, es la fe en nosotros mismos. Creer en el valorque hoy sigue teniendo la Vida religiosa y la vocación deHermano Lasaliano. "¿Qué sería del mundo si no fuese porlos religiosos?". Más allá de las valoraciones superficialesde funcionalidad, la vida consagrada es importante pre-cisamente por su sobreabundancia de gratuidad y deamor, tanto más en un mundo que corre el riesgo de verseasfixiado en la confusión de lo efímero" (V.C. 105).

Esto es fundamental. Sin una fe profunda en lo que somosno seremos capaces de contagiar a otros para que nossigan, sobre todo en un mundo, en donde, como nos dice elmismo documento postsinodal hay muchos que dudan delsentido mismo de la Vida consagrada: "No son pocos losque hoy se preguntan con perplejidad: ¿Para qué sirve lavida consagrada? ¿Por qué abrazar este género de vidacuando hay tantas necesidades en el campo de la caridady de la misma evangelización a las que se puede responder

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también sin asumir los compromisos peculiares de la vidaconsagrada?" (V.C. 104).La respuesta a tales interrogantes no puede ser de ordenfuncional. Lo que da sentido a nuestras vidas es que hemossido atrapados por Dios y queremos responder a su amorcon el don total de nosotros mismos. No podemos hacer deotra manera. Por otra parte hoy, y posiblemente este sea unsigno de los tiempos que no deja de tener ambigüedades,los jóvenes se sienten más atraídos por el aspecto místicoque por el aspecto funcional de la Vida Religiosa.

Cuando era Visitador de Centroamérica una preguntaobligada en la primera entrevista con los postulantes eracuál había sido su motivación para querer ser Hermano. Enaquellos años, de la teología de la liberación, marcados porrevoluciones, guerras y una sensibilidad muy grande por lajusticia, la motivación más frecuente era de tipo social yapostólico; hoy me parece que los jóvenes tienen otrasmotivaciones más centradas en la búsqueda de sentido y deespiritualidad. Ambas posturas no dejan de ser ambiguaspero también son, seguramente, un signo de los tiempos. Sien el pasado había que integrar en los jóvenes la dimensiónespiritual, a lo mejor hoy se necesita integrar la dimensiónsocial y apostólica.

Creo que todos somos conscientes de que el tema de lasVOCACIONES es un tema vital para nosotros. Pero creoque lo principal no es la supervivencia, el no morir. Lo fun-damental es responder a las necesidades crecientes de lospobres y de los jóvenes, responder con fidelidad a sus lla-madas. Ellos son nuestra razón de ser. Es la construccióndel Reino lo que nos debe impulsar, es el amor al hombre

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y la mujer necesitados lo que nos debe animar a ser testi-gos activos.Según Amedeo Cencini en su hermoso libro Vocaciones:de la nostalgia a la profecía, la pastoral vocacional debetener en cuenta tres grandes áreas estratégicas. En primerlugar, el área del carisma, que nos debe llevar a presentaral candidato su significado original, la inspiración que nosda, las nuevas formas de expresarlo. En segundo lugar, elárea antropológica, que debe hacer ver al candidato que elcamino que le ofrecemos favorece su plena realizaciónhumana y evangélica. En tercer lugar, el área espiritual, deuna espiritualidad que da sentido a una misión y que puedellenar las aspiraciones trascendentes del candidato.

Finalmente, nos podemos preguntar por qué ciertos gruposhoy en la Iglesia están teniendo vocaciones. En 1993 elentonces Vicario General de los Padres Maristas, AlbertDilanni, publicaba un artículo en la revista americanaReview for religious, tratando de responder por qué haygrupos hoy que son capaces de despertar un interés voca-cional en el llamado primer mundo. Personalmente noestoy totalmente de acuerdo con lo que dice, porque meparece que a estos grupos les falta la prueba del tiempo yporque no creo que ciertos métodos sean los más adecua-dos. Pero no deja de ser interesante fijarnos en las causaspor las que estos grupos son atractivos a los jóvenes y pre-guntarnos hasta dónde nosotros podemos aprovecharlas.

Al parecer son tres las causas: objetivos explícitamentereligiosos; una intensa vida comunitaria; una pasión porevangelizar el mundo entero. – En relación al primero, el estudio manifiesta que los

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objetivos que hoy atraen a más jóvenes a estos grupos, noson ni de orden psicológico, ni de acción social, ni labúsqueda de la justicia y la paz, sino el mensaje de queJesús vive y está presente. Hoy los jóvenes no se sientenatraídos por una lectura política de la fe, ni por su traduc-ción intelectual. Lo que les importa sobre todo es tener unaexperiencia sensible de Dios. Sin caer en los reduccionis-mos ni en el espiritualismo que caracterizan a varios dedichos grupos, no deberíamos preguntarnos ¿hasta dóndeofrecemos a los jóvenes el testimonio del absoluto de Diosen nuestras vidas y de la centralidad de Jesús en las mis-mas; hasta dónde les ofrecemos una espiritualidad y unamística que atraiga?

– En segundo lugar los nuevos grupos atraen a los jóvenesporque les ofrecen una fuerte experiencia de comunidad yun fuerte soporte mutuo. Ante el debilitamiento de lafamilia, los jóvenes buscan un nuevo grupo de referenciaque tenga en cuenta su fragilidad y la necesidad de apoyo.Los jóvenes dan más importancia a los lazos afectivos, aun estilo más desestructurado y sencillo, al compartir másespontáneo, al compartir las diversas esferas de la vida,que a lo dogmático y autoritario. Aquí valdría la pena pre-guntarnos ¿hasta dónde nuestras comunidades ofrecen unambiente acogedor a los jóvenes, hasta dónde nuestrascomunidades son lugares de encuentro, de fiesta y deperdón? Los remito a mi Carta Pastoral de diciembre del2001: Ser Hermanos en comunidad: nuestra primera aso-ciación.

– El deseo ardiente de evangelizar el mundo es para estosgrupos otro de los motivos de atracción. Estos grupos

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hacen del Evangelio su primer criterio, un Evangelio quedesean llevar a todas partes. Es posible que a veces caiganen un cierto fundamentalismo y que no sean tan sensiblesa las realidades del mundo postmoderno ni al diálogo inter-religioso. Pero ¿no seguirá siendo válido que nuestravocación consiste en consagrar nuestras vidas a Dios parallevar el Evangelio al mundo de la educación (R. 12), y queentendemos que la labor de evangelización y catequesis,por la cual colaboramos al crecimiento de la fe de los bau-tizados y a la edificación de la comunidad eclesial, consti-tuye nuestra principal función? (R. 15).

ILUMINACIÓN EVANGÉLICA

En el Evangelio (Mc. 3,13-15) el seguimiento de Jesúsimplica dos actitudes fundamentales:

– Convivir con Jesús: "para que estuvieran con Él",– Misión por el Reino: "para enviarlos a predicar"

Seguir a Jesús significa entonces, ser llamado a la intimi-dad con Él, a una relación profunda, en fe y contem-plación, que nos lleva a dejarnos cautivar por su persona yempapar por su modo de actuar y realizar la misión delReino encomendada por el Padre. Pero el seguimiento notermina ahí. Seguir es pro-seguir, es decir llevar adelante,con Él y como Él, su propia misión: "Como el Padre meenvió, Yo los envío" (Jn. 20,21), "Yo estoy con ustedestodos los días" ( Mt. 28,20).

Necesitamos crecer para dar vida, para responder a laMisión a la que el Señor nos ha llamado. La pastoral de las

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vocaciones la debemos situar, también, en la perspectivade la Misión en nuestro seguimiento de Jesús. "Lainvitación de Jesús: "Venid y veréis"(Jn. 1,39) sigue sien-do aún hoy la regla de oro de la pastoral vocacional. Conella se pretende presentar, a ejemplo de los fundadores yfundadoras, el atractivo de la persona del Señor Jesús y labelleza de la entrega total de sí mismo a la causa delEvangelio. Por tanto, la primera tarea de todos los con-sagrados y consagradas consiste en proponer valerosa-mente, con la palabra y con el ejemplo, el ideal delseguimiento de Cristo..." (V.C. 64).

Estas dos actitudes fundamentales se traducen en unas exi-gencias radicales que iluminan el seguimiento de Jesús:

"Llamó a los que quiso..." (Mc. 3,13). GRATUIDAD,porque la iniciativa proviene de Dios y no de nuestrosméritos personales.

"Dejarlo todo" (Mt. 4,20). INCONDICIONALIDAD:se ha encontrado el tesoro, la perla preciosa que nos hacerelativizar todo lo demás.

" No mirar atrás" (Lc. 9,62). ULTIMIDAD: Jesús es elfin último, se trata de seguirlo hasta el final: no sólocronológicamente sino hasta el máximo, sin límites, total-mente.

"No se puede servir a Dios y a las riquezas" (Mt. 6,24).EXCLUSIVIDAD: se absolutiza al Señor, se relativizatodo lo demás. Es necesario aceptar a Dios y renunciar alos ídolos. Dios es un Dios celoso que nos quiere total-

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mente para Él. En mi Carta a los Hermanos jóvenes citabavarios testimonios de cómo algunos de ellos viven y sien-ten profundamente esta dimensión, no como una teoríasino como una experiencia fundante de su ser y hacer.

"El que quiera seguirme que tome su cruz" (Lc. 14,27).CONFLICTUALIDAD, porque se trata de rechazar todoaquello que se haga pasar por Dios y que no lo es: poder,dinero, prestigio, ideología... Se trata del aspecto contra-cultural de la vocación religiosa que sigue atrayendo a losjóvenes como lo podemos ver en la acogida que tiene elMensaje del Papa a los jóvenes en las Jornadas mundiales.

"Llevar la buena noticia a los pobres" (Mt. 11,5). PAR-CIALIDAD: optar por el camino de la pobreza y lopequeño. "Ciertamente, los pobres y oprimidos son en sílugar privilegiado de la presencia de Dios; lo cual sinembargo, no significa que también lo sean automática-mente para mí; el en sí se convierte en para mí precisa-mente en el ejercicio de la fe" (Ellacuría).

Hablar de la Pastoral Vocacional es en primer lugar reflexionarsobre nuestra propia vocación y la de nuestros Hermanospara ayudarnos a vivir con autenticidad, porque sabemosque la vocación no se reduce a una llamada inicial; esmás bien una serie de opciones a lo largo de la vida.Es un itinerario a través del cual la persona se haceconsciente de la llamada de Dios y de las exigencias radi-cales que comporta y trata de responder con fidelidad yamor.

Está claro, que hoy más que nunca lo que los jóvenes nece-

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sitan es la proclamación, transmisión y testimonio de val-ores objetivos y trascendentes. Necesitan modelos devida, mucho más que indicaciones teóricas de camino, pormuy bonitas y convincentes que parezcan.

LA VOCACIÓN UNA LLAMADA QUE HAY QUEDESPERTAR Y ACOMPAÑAR

La llamada ha de ser despertada. Se trata de despertar lacapacidad de escuchar la llamada de Dios y de responderpositivamente. Esto supone vivir un proceso de fe en el queel Señor se convierte en Alguien que sale a mi encuentro,se mete en mi vida, me propone una labor en su Reino...Alcanza su culmen cuando el joven es capaz de ver losacontecimientos de su vida como signos de la acción deDios; cuando es capaz de sentirse interpelado ante losproblemas humanos, las situaciones de marginación, o lafalta de valores...; cuando es capaz de hacer opciones enfavor de los valores evangélicos que impliquen renuncia oriesgo; cuando está en actitud de disponibilidad paraempeñarse en los compromisos que Dios le pida (Cf. Guíade la Formación, 78,79).

Aquí la misión compartida tiene también un compromisoconcreto. "Los Hermanos son los primeros agentes en latarea de despertar la vocación. Sin embargo, todos losmiembros de la Familia Lasaliana están llamados a par-ticipar en la pastoral vocacional" (C. 435, p. 57). Duranteel 42º Capítulo General los consultores fueron los primerosen manifestar la importancia de la pastoral vocacional.Para ellos es muy claro que sin Hermanos no puede haberni Familia Lasaliana ni Misión compartida. A la vez, los

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Hermanos debemos ser conscientes de que no se trata úni-camente de despertar la vocación de Hermano sino tam-bién otras maneras de vivir el carisma lasaliano y todasaquellas vocaciones complementarias en la Iglesia. Y quede manera particular debemos ayudar a que el seglar tengaen la Iglesia el papel que le corresponde.

También es importante la llamada que el 42º CapítuloGeneral hace a los Hermanos jóvenes: "Los Hermanosjóvenes, debido a su mayor sintonía con el mundo juvenil,están en una situación privilegiada para ser agentes deevangelización, tanto en la pastoral juvenil como en lavocacional. Por ello les urgimos a que permanezcan com-prometidos en la pastoral juvenil y vocacional tanto comoles sea posible" (Circ. 435, p. 58).

La llamada ha de ser acompañada: "Al entusiasmo delprimer encuentro con Cristo debe seguir, como es obvio, elesfuerzo paciente de saber corresponder cada día a la gra-cia recibida, haciendo de la vocación una historia de amis-tad con el Señor" (V.C. 64).

Hoy debemos tener muy en cuenta la situación en que viveel joven enfrentado a la fragmentariedad y la dispersión,con el peligro de la fascinación de lo inmediato y de lo pro-visional que conduce a una ética individualista y rela-tivista, que limita la búsqueda de los valores y orientahacia una búsqueda insatisfecha del "estar juntos" sin unadirección clara, ni un proyecto definido. El ambiente llevaa la búsqueda de valores de pequeño cabotaje y a una feli-cidad a bajo costo. O sea todo lo contrario de lo que ten-dríamos que ofrecer en la vida religiosa.

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La palabra clave del acompañamiento es la de "acoger".La pastoral de las vocaciones, en la perspectiva de laacogida, consiste menos en saber hacer un discurso, que enestar en situación de vivir con el joven que busca sucamino. Acoger es entonces comprometerse al servicio dela verdad en una búsqueda libre en la que ninguno de losdos puede prever el término.

El papel de la comunidad es determinante en el doble cometi-do de despertar y acompañar las vocaciones. La fuerza de con-vocar vocacionalmente, no es patrimonio individual de unHermano, sino de la comunidad, donde Jesús está en medio.Los jóvenes son hoy más sensibles a las experiencias de vidaque al mundo de las ideas. Por eso el rostro de una comunidadde Hermanos que se quieren, comparten sus vidas, bienes y tra-bajo, sencillos, que viven alegres, disponibles y acogedores,que oran y celebran juntos el misterio de Dios en sus vidas, quetienen especial predilección por los más necesitados, cuestiona,interpela y anima al joven a seguir a Jesús.

Es lo que afirma el 42º Capítulo General en uno de sus textosmás hermosos: "La comunidad interpela en la medida en quetestimonia con claridad: la fraternidad, una profunda vidaespiritual, una vida entregada a la evangelización y al servicioeducativo de los pobres, la gratuidad, la acogida y apertura, laencarnación en la realidad cultural, la alegría de vivir comoHermano" (Circ. 435, p.58).

NUESTROS COMPROMISOS HOY

• La oración sigue siendo la primera acción de la pas-toral vocacional. Las vocaciones por más que estén

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condicionadas por situaciones humanas, siempre son undon y una gracia que debemos pedir a Dios, como ya noslo decía el Fundador: "Pidan insistentemente a Dios quese digne acrecentar su Instituto y lo haga fructificar dedía en día" (Med. 207,3). La oración, nos dice la Guía dela Formación, produce en la Pastoral vocacional unosefectos inmediatos, los cuales son, a la vez, garantía defiabilidad de dicha oración:

– Reconocer la iniciativa y el protagonismo deDios en la dinámica vocacional.

– Sensibilizar a la comunidad respecto de su inex-cusable función mediadora entre Dios y los vocacionables.

– Servir de estímulo para la renovación y conver-sión de la comunidad.

– Promover una actitud de escucha y búsqueda de lavoluntad de Dios entre los muchachos de los grupos de feque se inician en la oración (Cf. Guía de la Formación, 58).

• El 42º Capítulo General constata que "la pastoralvocacional se halla inserta en la pastoral juvenil yestá en relación con la pastoral de la Iglesia local"(Circ. 435,p.60). De hecho, nos dice la Guía, que laPastoral juvenil para que sea auténtica, tiene que ser voca-cional desde el principio, proponiendo la opción por Cristoen la Iglesia de una manera progresiva y promoviendo losministerios, servicios y carismas para el desarrollo de lacomunidad cristiana (Guía p. 54). También el documentosobre la Vida Consagrada insiste en esta relación: "Elmodo más auténtico para secundar la acción del Espírituserá invertir las mejores energías en la actividad voca-cional, especialmente con una adecuada dedicación a lapastoral juvenil" (V.C. 64).

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• Pienso que es importante para nuestra pastoral voca-cional, tener presente dos signos de los tiempos: la incul-turación y la Nueva Evangelización. Estamos preparandola Iglesia del mañana, estamos construyendo el Institutodel futuro. Ese Instituto y esa Iglesia que a lo mejor más deuna vez hemos soñado, más encarnados en cada realidad,con los rasgos propios de cada cultura, más cercanos a lospobres, que toman cada vez más en serio un Evangelio singlosa, sin notas al pie de la página, como quería SanFrancisco de Asís.

• Vita Consecrata, ve en la catequesis, un instrumentomuy apropiado para la pastoral vocacional. "Además depromover la oración por las vocaciones, es urgenteesforzarse, mediante el anuncio explícito y una cateque-sis adecuada, por favorecer en los llamados a la vidaconsagrada la respuesta libre, pero pronta y generosa,que hace operante la gracia de la vocación" (V.C. 64). Alrespecto, me parece muy atinada la afirmación del padreCencini, al decirnos que la pastoral vocacional la debe-mos desarrollar, sobre todo, en el territorio donde traba-jamos y en donde tendríamos que hacer visible la riquezade nuestro carisma y del modelo de persona que pre-tendemos alcanzar. Al menos, esta debería ser la regla y nola excepción. Este territorio debe ser normalmente, paranosotros, la escuela, la clase, el grupo de profundización dela fe… Siempre despierta cierta sospecha, aunque loscaminos del Señor son imprevisibles, que las vocacionesvengan de jóvenes que no nos conocen suficientemente.• La sociedad, hoy, ha descubierto en el Voluntariado unaforma de solidaridad y de compromiso con la realidad másnecesitada. Y esto no sólo a un nivel religioso sino también

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secular. En la línea de la solidaridad ¿no podría la comu-nidad fomentarlo? Pero ¿no sería una contradicción ofrecera otros la posibilidad de un trabajo de frontera y de van-guardia para contentarnos nosotros y ofrecer solamente anuestros candidatos, mantener las obras que ya tenemos?¿Cómo no preguntarnos por qué nuestra vida religiosa noatrae a esos jóvenes generosos? ¿No será porque losjóvenes, aún admirándonos no nos perciben como estandoen la brecha sino más bien como personas preocupadas demantener unas obras y administrar un pasado?

• Teniendo en cuenta que hoy, en muchas partes, losjóvenes tienden a comprometerse más tarde y que antes dehacerlo viven primero un largo período de experi-mentación que toca diversos aspectos y modos de vida ycontribuye a la estabilización progresiva de los valores ¿nohabría que pensar un nuevo modelo de Pastoral Vocacionalque parte de esta nueva perspectiva, invitando a losjóvenes a vivir previamente un tiempo de experiencia en elcuadro de un proyecto misionero, antes de arriesgarse depor vida? (Cf. Gelles Routhier, Renouveau de la mission:conditions d'un réveil vocationnel, Congreso de Pastoralde las vocaciones, Montreal, www.vocations.2002.org).Tenemos experiencias en este sentido en los distritos deEcuador y México Norte.

• Personalmente pienso que el problema de la identidaddel Hermano, que a veces se ha señalado es más bien, eldel rol que el Hermano debe tener hoy en el contexto de lamisión compartida y de la asociación. Este es un tema areflexionar entre todos. Creo que esto es muy importantepara la Pastoral Vocacional porque hace referencia a lo que

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ofertamos a los jóvenes que quieren unirse con nosotros.Esta es mi visión del Hermano hoy:– Sacramento visible del amor de Dios.– Constructor y testigo de fraternidad en un mundo divi-dido (la comunidad es misión).– Hombre disponible y móvil a las necesidades de lamisión Hermano sin fronteras.– Compañero espiritual ( 1ª Carta Pastoral).– Memoria del Carisma para los otros miembros de laFamilia Lasallista.– Corazón libre y abierto al amor universal.– Hermano comprometido, creativo y cercano a losjóvenes pobres y en situación de riesgo.– Catequista y evangelizador por vocación.Termino, Hermanos, con la siguente recomendación denuestro Fundador, esperando que cada uno de nosotros lahaga suya con su oración y su vida: Pedidle al Señor quese digne acrecentar vuestro Instituto, y lo haga fructificarde día en día; a fin de que, como dice san Pablo, los cora-zones de los fieles se afiancen en la santidad y en la justi-cia (Meditación 207, 3).

Fraternalmente en de La Salle,

Hermano Álvaro Rodríguez EcheverríaSuperior General


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