+ All Categories

Índice

Date post: 23-Feb-2016
Category:
Upload: muniya
View: 32 times
Download: 0 times
Share this document with a friend
Description:
Índice. Requisitos para ser generación Autores. Lorca, Salinas y Alberti. Requisitos de generación. Amistad Actividades culturales comunes Fechas de nacimiento cercanas Heterogeneidad estilística Evolución similar Influjo de las vanguardias Guía espiritual: JRJ . 1. Amistad. - PowerPoint PPT Presentation
48
Índice 1. Requisitos para ser generación 2. Autores Lorca, Salinas y Alberti
Transcript

LA GENERACIN DEL 27

ndiceRequisitos para ser generacinAutores

Lorca, Salinas y AlbertiDe este, pues, formidable de la tierra Bostezo, el melanclico vaco A Polifemo, horror de aquella sierra, Brbara choza es, albergue umbro Y redil espacioso donde encierra Cuanto las cumbres speras cabro, De los montes esconde: copia bella Que un silbo junta y un peasco sella. Un monte era de miembros eminente Este que de Neptuno hijo fiero De un ojo ilustra el orbe de su frente, mulo casi del mayor lucero; Cclope a quien el pino ms valiente Bastn le obedeca tan ligero, Y al grave peso junco tan delgado, Que un da era bastn y otro cayado.

Luis de Gngora y Argote (1561-1627)Fbula de Polifemo y Galatea, ejemplo de culteranismo, estilo basado en el uso de metforas difciles, muchas alusiones mitolgicas, cultismos e hiprbatos, lo cual admiraban y emularon los poetas del 27. 1. AmistadResidencia de estudiantes

Salvador Dal, Jos Moreno Villa, Luis Buuel, Federico Garca Lorca y Jos Antonio Rubio Sacristn Reunin de la Orden de Toledo en la Venta del Aire. De izquierda a derecha, Jos Bello, Jos Moreno Villa , Luis Buuel, Jos Mara Hinojosa (sentado), Mara Luisa Gonzlez y Salvador Dal. 2. Actividades culturales juntosRevista LitoralRevista CarmenRevista LolaAteneo de Sevilla: Homenaje a GngoraIgnacio Snchez Mejas1627-1927Blasco Garzn y Romero Martnez, del Ateneo.

Alberti, Lorca, Juan Chabs, Becarisse, Jorge Guilln, Bergamn, Dmaso Alonso y Gerardo Diego en la Real Sociedad Econmica de amigos del Pas, cedido al Ateneo de Sevilla como homenaje a Gngora, organizado por Ignacio Snchez Mejas, torero y escritor.Toda la primavera dorma entre tus manos!Iniciaste en un gesto la fiesta de las rosasy erguiste, enajenada,esa flecha de luz que impregna los caminos.Toda la primavera!Fervores del instante transido de capullos,gracia tmida y leve del perfume sin rastro,caricias que despiertan el sexo de las horas.Brotaron de tus palmas en xtasis gozosolos trinos y las brisas. Y tu ademn secretodespert en rubores la pubertad del mundo.Todo vino por ti! Porque tus manos lentascieron brevemente mi carne estremecida,porque al rozar mi cuerpodespertaste una flor que trae la primavera

Todo tipo de actividades

CinePinturaPoesaEnsayoTeatroEl perro andaluz, de Luis BuuelLa Barraca, compaa de teatro universitario dirigida por Lorca3. Fechas de nacimiento cercanas(1905-1999)

4. Heterogeneidad estilstica, pero con ciertos elementos comunes.Metfora de la vida

5. Evolucin similarc) Guerra: dispersin

6. Influjo de las vanguardiasUltrasmo (ms all): suma de todas las vanguardias europeasGuillermo de la Torre, Gerardo DiegoCreacionismo: Vicente HuidobroPoetas, no reflejis una rosa, hacedla florecer en el poema- los ismos se infiltraban por todas partes, se sucedan en oleadas sbitas, como temblores ssmicos, siendo ms que difcil el resultar del todo ileso en su incesante flujo y reflujo

(Rafael Alberti en su obra en prosa: La arboleda perdida, autobiografa)

Que el verso sea como una llaveque abra mil puertas.Una hoja cae; algo pasa volando;cuanto miren los ojos creado sea,y el alma del oyente quede temblando.

Inventa mundos nuevos y cuida tu palabra;el adjetivo, cuando no da vida, mata.

Estamos en el ciclo de los nervios.El msculo cuelga,como recuerdo, en los museos;mas no por eso tenemos menos fuerza:el vigor verdaderoreside en la cabeza.

Por qu cantis la rosa, oh poetas!hacedla florecer en el poema.

Slo para nosotrosviven todas las cosas bajo el sol.

El poeta es un pequeo Dios.

7. Gua espiritual JRJ.

Pedro Salinas, JRJ y Jorge GuillnPedro Salinas (1892-1951)

35 BUJAS S, cuando quiera yo la soltar. Est presa aqu arriba, invisible. Yo la veo en su claro castillo de cristal, y la vigilan -cien mil lanzas- los rayos -cien mil rayos- del sol. Pero de noche, cerradas las ventanas para que no la vean -guiadoras espas- las estrellas, la soltar (Apretar un botn.). Caer toda de arriba a besarme, a envolverme de bendicin, de claro, de amor, pura. En el cuarto ella y yo no ms, amantes eternos, ella mi iluminadora musa dcil en contra de secretos en masa de la noche -afuera- descifraremos formas leves, signos, perseguidos en mares de blancura por m, por ella, artificial princesa, amada elctrica. Seguro azar, 1929Si me llamaras, s,si me llamaras!Lo dejara todo, todo lo tirara:los precios, los catlogos,el azul del ocano en los mapas,los das y sus noches,los telegramas viejosy un amor.T, que no eres mi amor,si me llamaras!

Y an espero tu voz:telescopios abajo,desde la estrella,por espejos, por tneles,por los aos bisiestospor venir. No s por dnde.Desde el prodigio, siempre.Porque si t me llamas-si me llamaras, s, si me llamaras!-ser desde un milagro, incgnito, sin verlo.nunca desde los labios que te beso,nunca desde la voz que dice: "No te vayas."

La voz a ti debida, 1933

-mrgenes de nubes blancas-de las tierras de la Tierra,vuelta cuaderno de mapas.

Invitacin al llanto. Esto es un llanto,ojos, sin fin, llorando,escombrera adelante, por las ruinasde innumerables das.Ruinas que esparce un cero-autor de nadas,obra del hombre-, un cero, cuando estalla.

Cay ciega. La solt,la soltaron, a seis milmetros de altura, a las cuatro.Hay ojos que le distingana la Tierra sus primoresdesde tan alto?Mundo feliz? Tramas, vidas,que se tejen, se destejen,mariposas, hombres, tigres,amndose y desamndose?No. Geometra. Abstractoscolores sin habitantes,embuste liso de atlas.

Cientos de dedos del vientouna tras otra pasabanlas hojas

Fragmento de Cero, en Todo ms claro, 1949)Jorge Guilln (1893-1984)

BEATO SILLN

Beato silln! La casa Corrobora su presencia Con la vaga intermitencia De su invocacin en masa A la memoria. No pasa Nada. Los ojos no ven, Saben. El mundo est bien Hecho. El instante lo exalta A marea, de tan alta, De tan alta, sin vaivn.

Cntico, 1928-50

LA SANGRE AL ROLleg la sangre al ro. Todos los ros eran una sangre, Y por las carreteras De soleado polvo O de luna olivcea Corra en ro sangre ya fangosa Y en las alcantarillas invisibles El sangriento caudal era humillado Por las heces de todos. Entre las sangres todos siempre juntos, Juntos formaban una red de miedo. Tambin demacra el miedo al que asesina, Y el aterrado rostro palidece, Frente a la cal de la pared postrera, Como el semblante de quien es tan puro Que mata. Encrespndose en viento el crimen sopla. Lo sienten las espigas de los trigos, Lo barruntan los pjaros, No deja respirar al transente Ni al todava oculto, No hay pecho que no ahogue: Blanco posible de posible bala.Clamor, 1950-1963

Siempre he querido concluir mi obra,Y sucediendo est que la concluyo.Lo mejor de la vida ma es suyo.Hay tiempo an de ms? Papel no sobra.Al lograr mi propsito me sientoTriste, muy triste. Soy superviviente,Aunque sin pausa mane an la fuente,Y yo responda al sol con nuevo aliento.Dure yo ms! La obra s se acaba.Ay, con ms versos se alzara obesa.Mi corazn murmura: cesa, cesa.La pluma ser as ms firme y brava.Como a todos a m tambin me digo:Lmite necesario nos defina.Es atroz que el minero muera en mina.Acompame la luz que abarque trigo.Este sol inflexible de mesetaNos sume en la verdad del aire puro.Hemos llegado al fin y yo inauguro,Triste, mi paz: la obra est completa.Homenaje, 1967Gerardo Diego (1896 - 1987)'Yo no soy responsable de que me atraigan simultneamente el campo y la ciudad, la tradicin y el futuro; de que me encante el arte nuevo y me extase el antiguo; de que me vuelva loco la retrica hecha y me torne ms loco el capricho de volver a hacrmela -nueva-, para mi uso particular e intransferible'. (del libro 'generacin del 27. poemas'. Autor: Jos Antonio Garca

Gerardo Diego: obra

Federico Garca Lorca (1898-1936)Romancero GitanoPoema del Cante Jondo: Andaluca mtica y trgicaPueblo gitano marginalEstrofas tradicionalesFatalismo y muerteLenguaje deslumbrantePoeta en Nueva York:rico en visiones casi intraducibles: surrealismocrudas impresiones de la vida norteamericana: lo urbanoLlanto por Ignacio Snchez Mejas: elega inmensa y muerte.

Las piquetas de los gallos cavan buscando la aurora, cuando por el monte oscuro baja Soledad Montoya. Cobre amarillo, su carne, huele a caballo y a sombra. Yunques ahumados sus pechos, gimen canciones redondas. Soledad, por quin preguntas sin compaa y a estas horas? Pregunte por quien pregunte, dime: a ti qu se te importa? Vengo a buscar lo que busco, mi alegra y mi persona. Soledad de mis pesares, caballo que se desboca, al fin encuentra la mar y se lo tragan las olas. No me recuerdes el mar, que la pena negra, brota en las tierras de aceituna bajo el rumor de las hojas. Soledad, qu pena tienes! Qu pena tan lastimosa!

Lloras zumo de limn agrio de espera y de boca. Qu pena tan grande! Corro mi casa como una loca, mis dos trenzas por el suelo, de la cocina a la alcoba. Qu pena! Me estoy poniendo de azabache carne y ropa. Ay, mis camisas de hilo! Ay, mis muslos de amapola! Soledad: lava tu cuerpo con agua de las alondras, y deja tu corazn en paz, Soledad Montoya. Por abajo canta el ro: volante de cielo y hojas. Con flores de calabaza, la nueva luz se corona. Oh pena de los gitanos! Pena limpia y siempre sola. Oh pena de cauce oculto y madrugada remota!Romance de la pena negra, Romancero gitano, 1928

Rafael Alberti (1902-1999)

Si mi voz muriera en tierra, llevadla al nivel del mary dejadla en la ribera. Llevadla al nivel del mar y nombradla capitanade un blanco bajel de guerra. Oh mi voz condecorada con la insignia marinera: sobre el corazn un anclay sobre el ancla una estrella y sobre la estrella el viento y sobre el viento la vela!Marinero en tierra, 1925

Dawson Montagne (1895-1973)DESAHUCIO ngeles malos o buenos, que no s, te arrojaron en mi alma. Sola, sin muebles y sin alcobas, deshabitada. De rondn, el viento hiere las paredes, las ms finas, vtreas lminas. Humedad. Cadenas. Gritos. Rfagas. Te pregunto: cundo abandonas la casa, dime, qu ngeles malos, crueles, quieren de nuevo alquilarla? Dmelo.

Sobre los ngeles, 1929

Los nios de Extremadura van descalzos. Quin les rob los zapatos?Les hiere el calor y el fro. Quin les rompi los vestidos? La lluvia les moja el sueo y la cama. Quin les derrib la casa? No saben los nombres de las estrellas. Quin les cerr las escuelas? Los nios de Extremadura son serios. Quin fue el ladrn de sus juegos?

(El poeta en la calle, 1935)Hoy las nubes me trajeron,volando, el mapa de Espaa.Qu pequeo sobre el ro,y qu grande sobre el pastola sombra que proyectaba!Se le llen de caballosla sombra que proyectaba.Yo, a caballo, por su sombrabusqu mi pueblo y mi casa.Entr en el patio que un dafuera una fuente con agua.Aunque no estaba la fuente,la fuente siempre sonaba.Y el agua que no corravolvi para darme agua.Baladas y canciones del Paran 1953

Vicente Aleixandre (1898-1984) Premio Nobel de Literatura, en 1977.

ADOLESCENCIAVinieras y te fueras dulcemente, de otro camino a otro camino. Verte, y ya otra vez no verte. Pasar por un puente a otro puente. El pie breve, la luz vencida alegre. Muchacho que sera yo mirando aguas abajo la corriente, y en el espejo tu pasaje fluir, desvanecerse. mbito, 1924-27

No te olvides, temprana, de los besos un da. De los besos alados que a tu boca llegaron. Un instante pusieron su plumaje encendido sobre el puro dibujo que se rinde entreabierto.

Te rozaron los dientes. T sentiste su bulto, En tu boca latiendo su celeste plumaje. Ah, redondo tu labio palpitaba de dicha. Quin no besa esos pjaros cuando llegan, escapan?

Entreabierta tu boca vi tus dientes blanqusimos. Ah, los picos delgados entre labios se hunden. Ah, picaron celestes, mientras dulce sentiste que tu cuerpo ligero, muy ligero, se ergua.

Cun graciosa, cun fina, cun esbelta reinabas! Luz o pjaros llegan, besos puros, plumajes. Y oscurecen tu rostro con sus alas calientes, que te rozan, revuelan, mientras ciega t brillas.

No lo olvides. Felices, mira, van, ahora escapan. Mira: vuelan, ascienden, el azul los adopta. Suben altos, dorados. Van calientes, ardiendo. Gimen, cantan, esplenden. En el cielo deliran.Sombra del paraso, 1944

EL OLVIDO

No es tu final como una copa vana que hay que apurar. Arroja el casco, y muere. Por eso lentamente levantas en tu mano un brillo o su mencin, y arden tus dedos, como una nieve sbita. Est y no estuvo, pero estuvo y calla. El fro quema y en tus ojos nace su memoria. Recordar es obsceno, peor: es triste. Olvidar es morir. Con dignidad muri. Su sombra cruza.Poemas de la consumacin, 1968El lamo de MirafloresEn el centro del puebloquedaba el rbol grandeEra una plaza mnima,pero el rbol viejsimola desbordaba enteraLas casa bajas como animales tristesa su sombra dorman. Creeraseque a veces levantaban una cabeza, alzasenuna noble mirada y viesen aquel cielo de verdorque haca msica o sueo.Todo dorma y vigilante alzabasu grandeza el gran lamo.Diez hombres no rodearan su tronco.Con canto amor lo abrazaran midindolo!Pero el rbol, si fue en su origen (quin lo sabra ya?)una enorme ola de tierra que desde un fondo revent,y quedse hoy es rbol vivo. Abuelo siempre vivo del pueblo, augusto por edad y presencia.

Plaza del lamo de MirafloresLuis Cernuda (1902-1963)

En soledad. No se siente el mundo, que un muro sella; la lmpara abre su huella sobre el divn indolente. Acogida est la frente al regazo del hasto. Qu ausencia, qu desvaro a la belleza hizo ajena? Tu juventud nula, en pena el blanco papel vaco.

Primeras poesas, 1924-27

Rima LXVI de Bcquer De dnde vengo?... El ms horrible y spero de los senderos busca; las huellas de unos pies ensangrentados sobre la roca dura; los despojos de un alma hecha jirones en las zarzas agudas, te dirn el camino que conduce a mi cuna. Adnde voy? El ms sombro y triste de los pramos cruza, valle de eternas nieves y de eternas melanclicas brumas; en donde est una piedra solitaria sin inscripcin alguna, donde habite el olvido, all estar mi tumba.Dmaso Alonso (1898-1990)

MADRIGAL DE LAS ONCEDesnudas han cado las once campanadas.

Picotean la sombra de los rboles las gallinas pintadas y un enjambre de abejas va rezumbando encima.

La maana ha roto su collar desde la torre.

En los troncos, se rascan las cigarras.

Por detrs de la verja del jardn, resbala, quieta, tu sombrilla blanca.

Poemas puros. Poemillas de la ciudad (1921) INSOMNIO Madrid es una ciudad de ms de un milln de cadveres (segn las ltimas estadsticas). A veces en la noche yo me revuelvo y me incorporo en este nicho en el que hace 45 aos que me pudro, y paso largas horas oyendo gemir al huracn, o ladrar los perros, o fluir blandamente la luz de la luna. Y paso largas horas gimiendo como el huracn, ladrando como un perro enfurecido, fluyendo como la leche de la ubre caliente de una gran vaca amarilla. Y paso largas horas preguntndole a Dios, preguntndole por qu se pudre lentamente mi alma, por qu se pudren ms de un milln de cadveres en esta ciudad de Madrid, por qu mil millones de cadveres se pudren lentamente en el mundo. Dime, qu huerto quieres abonar con nuestra podredumbre? Temes que se te sequen los grandes rosales del da, las tristes azucenas letales de tus noches?

Hijos de la ira (1944)

No cesar este rayo que me habita el corazn de exasperadas fieras y de fraguas colricas y herreras donde el metal ms fresco se marchita?No cesar esta terca estalactita de cultivar sus duras cabelleras como espadas y rgidas hogueras hacia mi corazn que muge y grita?Este rayo ni cesa ni se agota: de m mismo tom su procedencia y ejercita en m mismo sus furores.Esta obstinada piedra de m brota y sobre m dirige la insistencia de sus lluviosos rayos destructores.

El rayo que no cesa (1934-1935 )

Asturianos de braveza, vascos de piedra blindada, valencianos de alegra y castellanos de alma, labrados como la tierra y airosos como las alas; andaluces de relmpagos, nacidos entre guitarras y forjados en los yunques torrenciales de las lgrimas; extremeos de centeno, gallegos de lluvia y calma, catalanes de firmeza, aragoneses de casta, murcianos de dinamita frutalmente propagada, leoneses, navarros, dueos del hambre, el sudor y el hacha,

Vientos del pueblo me llevan, vientos del pueblo me arrastran, me esparcen el corazn y me aventan la garganta. Los bueyes doblan la frente, impotentemente mansa, delante de los castigos: los leones la levantan y al mismo tiempo castigan con su clamorosa zarpa. No soy de un pueblo de bueyes, que soy de un pueblo que embargan yacimientos de leones, desfiladeros de guilas y cordilleras de toros con el orgullo en el asta. Nunca medraron los bueyes en los pramos de Espaa. Quin habl de echar un yugo sobre el cuello de esta raza? Quin ha puesto al huracn jams ni yugos ni trabas, ni quin al rayo detuvo prisionero en una jaula?

reyes de la minera, seores de la labranza, hombres que entre las races, como races gallardas, vais de la vida a la muerte, vais de la nada a la nada:yugos os quieren poner gentes de la hierba mala, yugos que habis de dejar rotos sobre sus espaldas.Crepsculo de los bueyes est despuntando el alba. Los bueyes mueren vestidos de humildad y olor de cuadra; las guilas, los leones y los toros de arrogancia, y detrs de ellos, el cielo ni se enturbia ni se acaba.La agona de los bueyes tiene pequea la cara, la del animal varn toda la creacin agranda. Si me muero, que me muera con la cabeza muy alta.

Viento del pueblo (1936-7)

Muerto y veinte veces muerto, la boca contra la grama, tendr apretados los dientes y decidida la barba. Cantando espero a la muerte, que hay ruiseores que cantan encima de los fusiles y en medio de las batallas.http://www.youtube.com/watch?v=G6Yxu2wmIVYLa carne aleteante, sbito el prpado, el vivir como nunca coloreado. Cunto jilguero se remonta, aletea, desde tu cuerpo! Despert de ser nio. Nunca despiertes. Triste llevo la boca. Rete siempre. Siempre en la cuna, defendiendo la risa pluma por pluma. () Vuela nio en la doble luna del pecho. l, triste de cebolla. T, satisfecho. No te derrumbes. No sepas lo que pasa ni lo que ocurre.

La cebolla es escarcha cerrada y pobre: escarcha de tus das y de mis noches. Hambre y cebolla: hielo negro y escarcha grande y redonda. En la cuna del hambre mi nio estaba. Con sangre de cebolla se amamantaba. Pero tu sangre, escarchada de azcar, cebolla y hambre. ()Tu risa me hace libre, me pone alas. Soledades me quita, crcel me arranca. Boca que vuela, corazn que en tus labios relampaguea. Es tu risa la espada ms victoriosa. Vencedor de las flores y las alondras. Rival del sol. Porvenir de mis huesos y de mi amor.

Poemas ltimos (1939-1941)


Recommended