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La Autonomía de Lo Político Frente a Lo Personal y Lo Social-económico en La Obra de Arendt -...

Date post: 04-Sep-2015
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La Autonomía de Lo Político Frente a Lo Personal y Lo Social-económico en La Obra de Arendt - Julia Urabayen
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Resumen Este trabajo busca analizar algunos de los problemas implicados en la teoría política de Arendt. Su deseo de establecer una autonomía de lo político le lleva a separar esta actividad de lo personal y de lo social. De este modo excluye del espa- cio público lo privado y lo económico, lo que supone no atender a aspectos que son fundamentales para entender correctamente la política y el modo en el que se orga- nizan las sociedades actuales. Palabras claves: Arendt, política, personal, social. Abstract This paper deals with some of the problems involved in the political theory of Arendt. She wants to emphasize the autonomy of politics, such that political acti- vity is different from the personal and social. In this way, the public space excludes the private and the economic. Because of this exclusion, Arendt does not pay atten- tion to certain key aspects of politics; aspects that are necessary in order to unders- tand our present-day societies. Keywords: Arendt, politics, personal, social. Revista de Filosofía Vol. 39 Núm. 1 (2014): 7-27 ISSN: 0034-8244 http://dx.doi.org/10.5209/rev_RESF.2014.v39.n1.45623 7 La autonomía de lo político frente a lo personal y lo social-económico en la obra de Arendt (The authonomy of politics and its difference with the personal and the social-economic in the work of Arendt) Julia URABAYEN Recibido: 13 de febrero de 2013 Aceptado: 14 de junio de 2013
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  • Resumen

    Este trabajo busca analizar algunos de los problemas implicados en la teorapoltica de Arendt. Su deseo de establecer una autonoma de lo poltico le lleva aseparar esta actividad de lo personal y de lo social. De este modo excluye del espa-cio pblico lo privado y lo econmico, lo que supone no atender a aspectos que sonfundamentales para entender correctamente la poltica y el modo en el que se orga-nizan las sociedades actuales.

    Palabras claves: Arendt, poltica, personal, social.

    Abstract

    This paper deals with some of the problems involved in the political theory ofArendt. She wants to emphasize the autonomy of politics, such that political acti-vity is different from the personal and social. In this way, the public space excludesthe private and the economic. Because of this exclusion, Arendt does not pay atten-tion to certain key aspects of politics; aspects that are necessary in order to unders-tand our present-day societies.

    Keywords: Arendt, politics, personal, social.

    Revista de FilosofaVol. 39 Nm. 1 (2014): 7-27

    ISSN: 0034-8244http://dx.doi.org/10.5209/rev_RESF.2014.v39.n1.45623

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    La autonoma de lo poltico frente a lo personal y lo social-econmico en la obra

    de Arendt

    (The authonomy of politics and its differencewith the personal and the social-economic

    in the work of Arendt)

    Julia URABAYEN

    Recibido: 13 de febrero de 2013Aceptado: 14 de junio de 2013

  • En este artculo pretendo sealar que la concepcin poltica de Arendt, al inten-tar evitar el totalitarismo lo que implica lograr que el racismo no vuelva a conver-tirse en criterio poltico conduce a una exclusin de todo aspecto personal y socialdel mbito poltico. Ante el totalitarismo, la alemana nacionalizada americana pro-pone una nocin de poltica como un espacio de aparicin, pluralidad y libertad quepretende liberar a la poltica de la violencia y establecerla como accin en concier-to, iniciativa o capacidad de dar lugar a algo nuevo, lo que siempre requiere la pre-sencia de otros seres humanos1. Es decir, ante una comprensin del ser humano quelo encierra en su naturaleza, ella destaca su libertad entendida como iniciativa onatalidad2, con la que identifica la poltica. Con el objetivo de evitar la presencia delo natural en lo poltico, Arendt se enfrenta no solo a la injerencia de lo personal eneste mbito, sino tambin a la posible conversin de lo social en poltico, lo queexplica su crtica a la Revolucin Francesa por conceder un lugar preminente a lacuestin social3. De igual modo establece una diferencia entre vida biolgica (zo)y vida humana (bios) con el objetivo de lograr que la naturaleza o la vida biolgicano se conviertan en un concepto relevante en la poltica.

    Esta delimitacin de lo poltico que busca salvar grandes escollos, sin embargo,plantea serios problemas. El pensamiento arendtiano tiende a establecer distincionesde carcter ms bien rgido y aunque en algunos casos busca la posterior articula-cin de las categoras que ha separado, la mayora de las veces no logra una correc-ta interrelacin ni una adecuada comprensin de la complejidad de las relacionesque hay entre esas supuestas esferas como, por ejemplo, entre labor, trabajo yaccin, entre filosofa y poltica, entre naturaleza y poltica, entre poder y violencia4.

    Dada la amplitud de estos temas, en este texto me limitar a esbozar la separa-cin arendtiana de la poltica frente a lo privado y lo social, as como algunos de losproblemas que surgen de la distincin tan marcada que establece entre la poltica yla naturaleza, entre lo construido y lo dado, lo libre y lo necesario. Comenzar porla exclusin de la naturaleza vista como biologa y la relegacin de lo privado y de

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    1 La cuestin ms delicada es que esta pluralidad por s sola no asegura el consenso. Cfr. Delruelle(1993), p. 33. Lo mismo sucede con la natalidad: el milagro del nacimiento no garantiza de ningnmodo que quien nace sea capaz de dar cumplimiento a una vida poltica como la entiende Arendt. 2 Arendt encuentra esta relevancia de la libertad en Agustn de Hipona. Cfr. Collin (1992), pp. 48-49.3 Cfr. Arendt (1988), captulo 2: La cuestin social. 4 Por ello, de nuevo con McCarthy, podemos decir metafricamente que cada distincin arendtianaes como un pequeo hogar con su arquitectura propia, pero que, al mismo tiempo, separa cada casade otras sin que se vislumbren sendas entre ellas que hagan posible la comunicacin. Cada actividadlabor, trabajo y accin emerge en claro contraste respecto a las otras dos. Pero es precisamente estantida y tajante distincin la que ha provocado duras crticas a su teora, por considerarla excesivamen-te rgida y dogmtica. [...] Sin embargo, ese mismo modelo resultar un serio lastre que le impedirestablecer posibles conexiones entre las distintas actividades, formulando una excesiva separacinentre ellas. En este sentido, tanto Parekh como Benhabib, coinciden en sealar que Arendt incurre enlo que podramos denominar un esencialismo fenomenolgico, Snchez Muoz (2003), pp. 134-135.

  • lo que est unido a ello, a un espacio no pblico ni poltico. Continuar con un breveanlisis de la crtica de Arendt al ascenso de lo social y, por tanto, de lo econmico,y a la aparicin de la sociedad de masas. Concluir con el problema de la delimita-cin de lo poltico en Arendt y con algunas cuestiones crticas implicadas en estademarcacin que muestran la debilidad de la concepcin arendtiana de la poltica ala hora de comprender nuestras sociedades.

    1. La exclusin de lo privado y de lo personal de la poltica

    El pensamiento poltico de Arendt nace de una experiencia personal dramtica:la situacin de paria y aptrida que tuvo que vivir como consecuencia de lo que paraella era simplemente algo dado: su condicin juda. El nazismo expuls del espa-cio poltico y del mundo a quienes eran judos por el mero hecho de serlo. De estemodo convirti en poltico un rasgo que para Arendt no lo es, ya que se refiere a loque uno es y no a lo que uno hace. As lo biolgico (o lo que el nazismo entendapor tal) se ve como el criterio poltico por excelencia. ste es, como seala acerta-damente Canovan, el referente ms claro de la reflexin poltica de la pensadoraalemana, lo que da lugar a una de sus tesis fundamentales: la poltica no tiene quever con lo que es dado5. Es ms, debe asumir lo dado y no tratar de modificarlo.Arendt incluye en esa dimensin prepoltica y apoltica, al menos, dos aspectos desu identidad: su ser juda y su ser mujer. Pero su atencin terica se dirige nica-mente al estudio del judasmo y no al de la feminidad6. Sus obras abordan el juda-smo y la historia juda con un objetivo poltico y buscan siempre la universaliza-cin de la experiencia del pueblo paria por excelencia7. Pero en esas investigacio-nes una de las figuras es la de una mujer: Rahel Varnhagen. A pesar de ello, y deque uno de sus primeros trabajos fue una recensin sobre un libro que trataba el pro-blema de las mujeres, esta no sinti grandes simpatas por los movimientos de

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    5 Para Arendt la diferencia entre condicin y naturaleza humana tiene un sentido humanista, as comola diferencia entre mundo y tierra. Cfr. Canovan (1992), p. 104-106. Arendt llama mundo al espaciopblico, pero tambin establece que el mundo es propiamente la condicin del trabajo, no de la accin.Es decir, usa de dos modos diferentes el mismo trmino. As se diluye algo la distincin accin/traba-jo, entre otros motivos, porque la accin se desvanecera si el trabajo no la protegiera, no la conserva-ra como parte del mundo.6 Ring mantiene que estos son los dos elementos que estructuran su pensamiento, pero que existe unagran diferencia entre ellos. Mientras su ser juda concierne al contenido, su ser mujer ha afectado msa la recepcin de su obra que a su articulacin. Cfr. Ring (1997), p. 2. Sin embargo, ms adelante sos-tiene que comparte la afirmacin feminista de que el discurso pblico est marcado por el gnero. Cfr.p. 18. De ah su intento de mostrar que el ser mujer de Hannah Arendt, y no solo su ser juda, nutrealgunas de sus reflexiones polticas ms importantes. 7 Como destaca Kristeva, su condicin juda para ella era ms que un dato biolgico. Cfr. Kristeva(2001a), p. 104.

  • emancipacin de las mujeres e intent no convertirse en una mujer excepcional8. Esdecir, por una parte, no aceptaba que lo personal fuera poltico ni deseaba apoyar unmovimiento que, segn ella, podra llevar a perder ciertos privilegios femeninos (sulema segua siendo Vive la petite diffrence!)9. Por otra, intentaba no caer en lo queella misma haba analizado en profundidad en su estudio de la asimilacin juda, eldeseo de ser aceptado como una excepcin10.

    La cuestin central en esta relacin con la feminidad se articula en torno a ladiferencia pblico/privado11 y este es uno de los aspectos que destac la recepcinfeminista de Arendt de 1975 a los ltimos aos 8012. Lo primero que hay que recor-dar es que lo privado es una esfera dotada de valor para Arendt: como mbito de laproduccin y la necesidad es inferior, pero tambin es el lugar que ofrece la cali-dez del hogar, de lo que otorga un espacio de proteccin. De ah la relevancia de talesfera y la necesidad de garantizar que no sea afectada por nada externo. Esto sehace ms agudo si se entiende que la distincin entre privado y pblico est pensa-da sobre el trasfondo de Los orgenes del totalitarismo y se ofrece como el baluar-te frente a tal fenmeno13. Sin embargo, el problema ms relevante que reside enesta separacin es que, en primer lugar, presenta la visin griega de lo privado comoprivacin, como espacio apoltico en el que se desarrollan actividades vinculadas alas necesidades biolgicas que lidian con el mantenimiento de la vida y que, comotales, estn sometidas a los ciclos naturales y a la violencia propia de la naturaleza.En segundo lugar, Arendt no atiende a la pluralidad de actividades que se realizanen este mbito y a sus diferencias cualitativas. Si bien es cierto que establece unadistincin entre privado e ntimo14, esta separacin sirve ms para criticar a la socie-dad moderna y su supuesta tendencia a primar la intimidad los sentimientos fren-

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    8 Cfr. Comesaa (2001), p. 128. Esto est unido a su desagrado a aparecer en pblico. Cfr. Blcher(1996), p. 236.9 El 25 de mayo de 1958, por ejemplo, escribe a su marido: believe me, my darling, women can onlylive in marriage, Arendt, Blcher (1996), p. 322. A pesar de eso, Arendt estuvo atenta a los temas rela-cionados con el feminismo. Cfr. Pitkin (1998), p. 153.10 Arendt rechaza tener que justificarse o legitimarse. Cfr. Arendt, H., Blcher (1996), p. 10. 11 She did not think of herself as a feminist and she was deeply skeptical of any single-issue politi-cal movement, especially one that brought into question the distinction she drew between the privateand the public, Young-Bruehl (1996), p. 307. 12 Cfr. Young-Bruehl (1996), p. 308. 13 Cfr. Young-Bruehl (1996), p. 309.14 Lo ntimo y lo privado no son lo mismo. La intimidad es el gran descubrimiento que procede dela experiencia de lo social. La intimidad es lo oculto, de lo que no nos avergonzamos, o que en pbli-co no significa vergenza, Por tanto:A. Privado: metabolismo con la naturaleza, o trabajo, o metabolismo con lo necesario; mejor dicho:sometido a lo coactivo.B. Pblico: aparecer, mostrarse en libertad, donde lo privado se convierte en vergonzoso []C. Sociedad: la unin de la referencia recproca en la necesidad.D. Intimidad: amor y amistad.

  • te a lo pblico que para revalorizar las diferentes actividades que tienen lugar eneste mbito.

    Por ello, otro aspecto que destaca son los olvidos que tal falta de cualificacinsupone. Arendt no ve la relevancia del cuerpo; como tampoco el carcter interrela-cional de los vnculos que aqu se establecen, que lejos de ser naturales, como todolo humano, estn transidos por la cultura; ni la importancia poltica de esta esfera15.Si bien es cierto que este es el mbito que menos intromisiones de lo pblico acep-ta, que ms debe ser protegido de tales interferencias, no puede bajo ningn concep-to ser definido como algo sometido a las necesidades naturales (y, por ello, violen-tas) ni dejado al margen de lo poltico y de la legislacin, excepto en caso de ser ata-cado. Por ejemplo, el maltrato o la violencia de gnero tienen lugar preferentemen-te en el espacio privado y requiere una accin poltica de proteccin a/de las vcti-mas, as como una mayor concienciacin social y personal, y tambin una accinpoltica que busque eliminar las causas de la discriminacin y la desigualdad.Arendt, por su parte, cree que la ley no se aplica ms que a lo poltico: las leyes nopueden dictarse para un mbito fuera del estrictamente poltico. Me protegen dela injusticia del otro, y protegen al otro de la injusticia que yo pueda infligirle. Peronunca han de pretender protegerme a m de mismo, como todas las leyes contra elvicio, el juego, la embriaguez, etc. Toda irrupcin de la moral o del razonamientomoralizante en la poltica que va ms all del concepto de la injusticia cometidacontra el otro, es siempre un ataque a la libertad16. Es decir, la alemana busca man-tener la esfera privada a salvo de toda posible intromisin de lo pblico por lo queno destaca que en este mbito son igualmente posibles acciones injustas contra otro.Y con ello no incide en la necesidad de aceptar una legislacin de ciertas conductaso de ciertos temas que afectan a lo que ella entiende por privado, ni comprende ade-cuadamente que tales acciones no son lesivas de la intimidad, sino garantes de dere-chos. Por ello tales acciones no pueden ser calificadas de razonamientos moralizan-tes en poltica.

    Del mismo modo, la alemana no percibe que el mbito privado supone tambinun espacio de relaciones humanas y de libertad por lo que, como tal, ha de ser con-siderado igualmente desde un punto de vista pblico o poltico. Ver lo privado ni-camente como un espacio sometido a la necesidad y a los ciclos biolgicos supone

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    En Rousseau encontramos solamente: sociedad e intimidad como contraposicin de aparecer y ser, deinautntico y autntico. Lo poltico, que ha de superar el desgarramiento, destruye tanto la sociedadcomo la intimidad, Arendt (2006), pp. 513-514.15 Arendt considera que todo lo que tiene lugar en este mbito debe resolverse al margen de la polti-ca y, por ello, no concede la suficiente importancia al hecho de que, en ciertas ocasiones, son necesa-rias medidas polticas para evitar situaciones de dominacin o desigualdad que impiden el acceso igua-litario al espacio pblico. De ah que no comparta ni desarrolle el carcter emancipador del feminis-mo. Cfr. Guerra Palmero (2011), pp. 205-206. 16 Arendt (2006), p. 144.

  • una minusvaloracin inaceptable del mismo: la satisfaccin de las necesidadesbiolgicas no puede consistir exclusivamente en el consumo de bienes perecederos,destinado a asegurar el sustento del propio cuerpo, puesto que el cuidado de la vidadel cuerpo supone tambin la reproduccin biolgica del mismo, y, por tanto, larelacin entre los sexos, la crianza de los nios y la atencin a los enfermos y a losancianos. Todas estas actividades forman parte de la labor, puesto que todas ellastienen que ver con el cuidado del cuerpo y la satisfaccin de sus necesidades biol-gicas, pero Arendt no les presta la menor atencin en su fenomenologa de la vitaactiva17. Frente a Arendt, hay que reconocer que en todas las actividades relacio-nadas con la vida, la crianza y la atencin a las personas, estn implicadas la accin,el discurso y la amistad; es decir, el amor mundi18. No son ni pueden ser reducidasa una actividad cclica que se atiene a las necesidades biolgicas y naturales.Adems, quin, cmo y a costa de qu se ocupa de ello es indudablemente una cues-tin poltica de primer orden.

    El planteamiento arendtiano que establece una diferencia radical entre pblicoy privado no solo deja sin proteccin legal al mbito domstico, sino que pierde devista la importancia pblica, as como privada, de la corporalidad. Atendiendo alobjetivo de su pensamiento (la rehabilitacin de la poltica), es normal que la ale-mana no prestara la suficiente atencin al estudio de la esfera domstica, a las dife-rentes actividades que all se realizan, a sus peculiaridades y a su profunda vincula-cin histrico-social con lo femenino y, ms concretamente, con la corporalidadfemenina. La alemana, al relegar, el mbito de lo privado a la satisfaccin de lasnecesidades biolgicas descuida el papel de la libertad en las relaciones del serhumano consigo mismo y con los seres que aparecen en su espacio privado, con losque convive en libertad y con los que tambin emprende acciones en concierto. Sinembargo, lo que es ms problemtico es la falta de consideracin de todo lo que seacorporal en el mbito pblico. Arendt busca establecer un espacio de aparicin quegarantice el igual ejercicio de la toma de palabra y la realizacin de acciones en con-cierto y, al hacerlo, entiende los sujetos polticos como sujetos sin corporalidad, sintrasfondo social, lingstico, racial A pesar de la conveniencia y necesidad degarantizar la igualdad poltica, lo cierto es que los sujetos polticos solo son igualesdesde un punto de vista formal, pero son muy diferentes desde otros que, en mi opi-nin, no pueden ser calificados nicamente como personales o sociales. La toma dedecisiones, la accin conjunta, el ejercicio de la libertad, tienen como sujetos a sereshumanos encarnados, inscritos en tradiciones y comunidades; y esos son aspectosimportantes en su vida pblica y que, a la vez, han de ser tenidos en cuenta por lapoltica, sea vista como accin conjunta o como ejercicio de la soberana en lasdemocracias representativas. No se toman decisiones sobre lo comn como si uno

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    17 Campillo (2002), p. 171.18 Cfr. Kristeva (2001a), pp. 183-184.

  • fuera un sujeto sin cualificaciones ni se legisla sobre sujetos homogneos. Por ellohay que atender a todas estas dimensiones que son polticas y afectan al ejercicio delo poltico.

    Cuando Arendt aborda mnimamente la aparicin de estos temas en la esferapblica, une el cuerpo a los ciclos naturales y se niega a reconocer su papel polti-co: el hecho de que la Edad Moderna emancipara a las mujeres y a las clases tra-bajadoras casi en un mismo momento histrico, ha de contarse entre las caracters-ticas de una poca que ya no cree que las funciones corporales y los intereses mate-riales tengan que ocultarse. Lo ms sintomtico de la naturaleza de estos fenme-nos estriba en que los pocos residuos de lo estrictamente privado se relacionan,incluso en nuestra propia civilizacin, con las necesidades, en el sentido originalde ser necesarias por el hecho de tener un cuerpo19. Esta aparicin supuso, segnla alemana, simplemente hacer pblico lo que era privado y poner ante la vista acti-vidades vinculadas con las necesidades biolgicas20. Es decir, Arendt no concedeningn papel poltico a estas dimensiones.

    Ante estas afirmaciones habra que recordar, en primer lugar, que la relacin delser humano con su cuerpo es sumamente compleja y, en gran parte, cultural o cons-truida. Ello significa, como seala Snchez Muoz, que se puede convertir lo fcti-co en objeto de dilogo y hacer de lo personal algo poltico21. Adems, el cuidadodel cuerpo tampoco es simple labor. Por eso algunos intrpretes han dicho queArendt reconoce la corporalidad, pero no sabe qu hacer con ella porque cuando elsujeto se centra en el cuerpo pierde de vista el mundo. Es decir, aunque Arendt reco-noce que lo privado es necesario porque da una calidad vital22, despus no profun-diza en este tema. La pensadora no atiende a aspectos relevantes de la corporalidad,pues solo ve su carcter funcional, con lo que pierde de vista otras dimensiones dela misma23 que, a pesar de lo que ella afirma, son aspectos que integran y definenal sujeto poltico. Arendt simplemente centra su atencin en la poltica, pero tiene

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    19 Arendt (1993), p. 78. Esta relegacin del cuerpo est vinculada con la diferencia entre quin y qu.Cfr. Kristeva (2001a), p. 174, 177, 178, 179, 182. Arendt ve con recelo la aparicin de este mbito enpblico y lo relaciona con la sociedad y el auge que la economa experimenta en la edad moderna: laemancipacin de la clase trabajadora significa esencialmente no el dominio de las masas, sino: elhecho de que el trabajo se consider como algo pblico y poltico. Trabajar dej de ser una cosa pri-vada y se convirti en una actividad pblica, Y esto signific dos cosas: I. que la necesidad se intro-dujo en la accin poltica [] 2. Que se hizo pblico lo esencialmente privado de la mera vida biol-gica, a saber, el proceso de la combustin de lo biolgico, que descansa en el consumo y no es posi-ble para el hombre sin trabajo: metabolismo con la naturaleza, Arendt, (2006), p. 413.20 Cfr. Arendt (1996), pp. 199-200.21 Cfr. Snchez Muoz (1994), p. 36. Para Arendt el cuerpo est marcado ms por su destino mortalque por su sexo. Cfr. Zerilli (1995), p. 172.22 Arendt (1996), p. 198.23 Cfr. Collin (1992), p. 25. Segn esta autora, Arendt tampoco ve el carcter simblico de lo gestualy excluye de lo cultural la ritualidad. Cfr. p. 24.

  • una nocin de poltica sumamente estrecha. En segundo lugar, como expondremosen el prximo apartado, habra que revisar su concepcin del mundo moderno comoun proceso de ascenso de lo social que supone la identificacin de la economa conla labor, con las actividades que se ocupan de la satisfaccin de las necesidades bio-lgicas, ya que es muy difcil aceptar tal concepcin de lo econmico.

    Para Arendt, por tanto, ser mujer no es una diferencia poltica, sino bsicamen-te algo natural, algo dado. De ah que, como se ve en su correspondencia con susamistades, no sintiera ninguna afinidad con los movimientos feministas ni partici-para en ninguna lucha por los derechos de las mujeres. As pues, en la diferenciapblico/privado queda atrapado el cuerpo y las actividades relacionadas con l, ytodo ello es identificado con la naturaleza, no con la cultura ni la poltica. Esto supo-ne que lo privado no es ni debe ser, para Arendt, hecho pblico, con lo que pierdede vista que qu sea lo privado es definido, en gran parte, por lo pblico: por lafrmula lo privado es poltico las feministas intentaban recordar que la estructurade lo privado no es autnoma, sino que est regida por un imperativo poltico24.Es decir, esta rgida separacin arendtiana implica no ver el carcter construido dela identidad privada y el modo cmo est constituida por lo pblico25. Igualmentetampoco permite captar la manera en la que la identidad privada afecta a lo pblicoy a lo poltico. El espacio poltico que propone Arendt requiere e impone homoge-neidad, lo que excluye los aspectos corporales y afectivos, adems de los sociales,de esta esfera. Pero en la realidad eso no se produce nunca del modo en el que ellalo expone.

    Por otra parte, este planteamiento significa asumir una definicin de la identi-dad corporal cerrada, al margen de la iniciativa y la accin26, ya que solo se reco-noce su papel poltico cuando se es atacado por algn rasgo que es y debera seguirsiendo privado y natural27. Pero no contempla la posibilidad de que la libertadhumana revierta sobre la naturaleza, aceptndola o modificndola; en el fondo, cre-ando una identidad narrativa que afectara a la totalidad del sujeto y no nicamentea su aparecer pblico. Para Arendt solo el espacio de aparicin permitir al serhumano mostrar quin es, puesto que la identidad humana (lo que tiene que ver conel bios y no con la zo) lejos de ser algo ya logrado, es una identidad construida,

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    24 Vicente Arregui (2011), p. 231. 25 Initially, feminist constructivists forged this distinction to facilitate the emancipator claim that gen-der is not a biological mandate but a socially imposed role, Disch (1995), p. 287.26 The danger is not in focusing on identity per se, but in regarding it as static, and neglecting to linkit explicitly to political action, Bickford (1995), p. 314. Arendt no ofrece una poltica basada en laidentidad, por lo que su nocin de accin sirve para atacar toda poltica de la identidad cerrada y abrirun nuevo discurso. Cfr. p. 35. Sin embargo, deja la identidad corporal como algo inmodificable y, loque es peor, reducida a puros ciclos biolgicos y necesarios. No ve, por tanto, el carcter social y pol-tico de tal reduccin.27 Cfr. Disch (1995), p. 287.

  • una identidad narrativa. De ah la necesidad del relato de la vida propia, de la bio-grafa, que es realizada por el espectador. El ser humano es agente, actor que ejecu-ta la accin y toma la palabra para definirse a s mismo y definir/crear el espaciopblico con otros. Y en este sentido, a pesar de que Arendt no lo desarrolle con laatencin que merece, la construccin de la identidad est marcada por aspectosculturales tanto por el lado del actor o actriz como por el del espectador o especta-dora, y afectara igualmente a la construccin de lo privado. La alemana, en cam-bio, incide nicamente en que el ser humano inicia la accin, pero el curso de estaest fuera de su control: es imprevisible porque interacta y se cruza con otros cur-sos de accin. Por ltimo, es claro que para Arendt no toda forma de convivenciaes poltica o artificial, sino que hay algunas que son naturales28. De ah que su modode organizacin y sus criterios para lidiar con estos problemas no sean ni deban serpolticos. Ahora bien, esta separacin tan tajante de lo poltico y lo natural es msbien artificial, no hace justicia a lo que ella denomina privado y pierde de vistaaspectos importantes que son propiamente polticos.

    2. La exclusin de lo social de la poltica

    La creacin de este espacio poltico asentado en la diferencia entre lo pblico ylo privado, entre lo biolgico y lo creado por el ser humano, se completa con la dis-tincin entre lo social y lo poltico. Son muchos los intrpretes que han sealadoque hay que considerar de nuevo la delimitacin de lo poltico frente a lo natural29,as como su tajante separacin respecto a lo social, pues si no hay hombre en gene-ral, si no existimos como alguien ms que protegidos por una ciudadana, tal comolo precisa Arendt, hace falta aadir que nadie es ciudadano en general, sino un ciu-dadano concreto inscrito en una pertenencia comunitaria, slo a partir de la cualpuede elaborarse un mundo en comn30. Y por ello algunos aspectos que Arendtestima que son sociales tendran que ser considerados desde un ngulo poltico. Eneste punto es an ms patente que una separacin rgida y a priori de mbitos es arti-ficial e impide comprender adecuadamente la complejidad de la vida poltica, donde

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    28 Cfr. Biruls (2007), p. 75. Es necesario destacar que con la figura del paria la diferencia pblico/pri-vado deja de ser tan rgida. Cfr. p. 36.29 En esta direccin se dirige la crtica de Paul Ricoeur a Arendt. Cfr. Ricoeur (1991), p. 146. El temade la natalidad es, por otra parte, uno de los que mayor recepcin ha tenido entre algunas feministas.Por otra parte, como bien seala Snchez el concepto de natalidad sera uno de esos conceptos puen-te presentes en su obra que nos muestran cmo las indicaciones que aparecen en principio de mane-ra rgida nos muestran tambin continuidades entre ellas. As, la natalidad nos revelara cmo paraArendt en ltimo trmino la distincin pblico-privado es ms permeable y porosa de lo que aparen-ta ser en principio, Snchez Muoz (2003), p. 168. 30 Collin (1992), p. 38.

  • nadie es nicamente ciudadano en abstracto. Si bien la alemana apuesta por unantida autonoma de lo poltico, buscando de este modo rehabilitar esta actividad,considero que tal delimitacin no puede ser aceptada tal cual. Tanto lo social comolo econmico forman parte de lo poltico. Solo la separacin que la alemana trazaen la Condicin humana entre tres tipos de actividades (labor, trabajo y accin) ysu posterior identificacin de la poltica con la accin exige que la labor y el traba-jo queden al margen de la poltica, cosa que, atendiendo al decurso del mundomoderno y del actual, se ve como falsa.

    Adems, me parece que es conveniente examinar crticamente lo que suponenesas distinciones por las que lo social es el mbito de las diferencias31 y lo polticoel de la igualdad; lo que implica que las diferencias sociales deben ser resueltas enun mbito distinto al poltico, como se ve en su artculo sobre Little Rock32. Arendtacepta que cuando una diferencia personal o social es atacada ha de haber tambinuna respuesta poltica: as como el gobierno no tiene ningn derecho a interferir enlos prejuicios y las prcticas discriminatorias de la sociedad, no slo tiene el dere-cho, sino la obligacin, de asegurar que dichas prcticas no se impongan legalmen-te. Exactamente igual que el gobierno ha de garantizar que la discriminacin noatente nunca contra la igualdad poltica, debe tambin salvaguardar los derechos detoda persona a hacer lo que quiera entre las cuatro paredes de su casa. [...] El gobier-no no puede, legtimamente, tomar medidas contra la discriminacin social porqueel gobierno slo puede actuar en nombre de la igualdad, principio que no rige en laesfera social33. Sin embargo, lo que demanda es que todos estos asuntos se resuel-van en un plano social y no poltico. De este modo, si bien no estara excluyendo apriori una actuacin poltica encaminada a disminuir las diferencias u obstculosque impiden el igual acceso al espacio pblico, no propondra polticas activas nipositivas para reforzar la desaparicin de prejuicios que ella juzga que son sociales.Para la alemana la poltica es la aparicin en un espacio pblico que garantiza laigualdad y el derecho a tener derechos, pero no toma en consideracin, sino que msbien critica como se ve en su exposicin sobre la Revolucin Francesa que laliberacin, y la garanta del acceso al espacio poltico tengan que ser una de las fun-ciones de la poltica.

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    31 Cfr. Kristeva (2001a), p, 114.32 Similarly, laws preventing desegregation of schools and other public facilities seemed to Arendt tobe obviously unconstitutional, contrary to the principle of equal laws for citizens. Within that frame-work of equal laws, however, it seemed to her dangerously foolhardy to try to enforce social equality.Blacks and whites should not be prevented by law from marrying one another, but they could not beforced by law to do so: and similarly, while children of different races should not be prevented by lawfrom attending mixed schools, they should not be forced to do so either, Canovan (1992), p. 243. 33 Arendt (2007), p. 199.

  • Los problemas en este punto se incrementan por la falta de precisin de Arendten el uso del trmino social: lo social es un concepto complejo y altamente confu-so, que no presenta un significado unvoco, sino que despliega distintos referentesa lo largo de su obra. [...] Segn Seyla Benhabib, el trmino social hace referen-cia a lo largo de su obra a tres procesos sociales, diferentes, pero interrelacionados:En primer lugar, a la aparicin de las relaciones propias del mercado de cambio enuna economa capitalista, significado presente en La condicin humana. En segun-do lugar, social hara alusin a la aparicin de la sociedad de masas, con unosmodelos de conducta, acciones y mentalidades propios. Este referente lo encontra-mos en Los orgenes del totalitarismo y en La condicin humana. Por ltimo, ten-dramos aquel significado presente en sus primeros escritos, sobre todo en RahelVarnhagen, que se referira a los procesos sociales y culturales de asociacin, inte-raccin y sociabilidad que aparecen en la transicin del Antiguo Rgimen a laModernidad34. En la Condicin humana, Arendt seala que lo social proviene desocietas, que es una alianza para un propsito especfico. Igualmente indica que esun fenmeno moderno, que supone el ascenso de lo econmico, el hogar, y su exhi-bicin en el mbito pblico35. Por tanto, la sociedad es la organizacin pblica delproceso vital y, como tal, est vinculada a la necesidad o mutua dependencia paragarantizar la vida. El problema es que lo social tiende a crecer y devorar los mbi-tos pblicos y privados36 porque produce la liberacin de un proceso natural que esel proceso vital de la sociedad: esto sucede en diferentes estadios culminando,segn ella, en una sociedad masificada y burocratizada.

    Esta concepcin de lo social como relaciones econmicas actividades dirigidasa cubrir las necesidades de la vida junto a la visin de la sociedad masificada quetiende a imponer un fuerte aislamiento de los seres humanos que quedan atomiza-dos y, finalmente, encerrados en su vida privada, refuerza para la alemana la nece-sidad y urgencia de separar la poltica de lo social. Por otra parte, lo social, paraArendt, supone un espacio en el que las diferencias cuentan y han de ser fomenta-das, y especialmente un espacio intermedio entre lo privado y lo pblico37. Este esun mbito en el que se muestra en pblico lo que es privado, lo que est vinculadoa lo biolgico y al mantenimiento de la vida, por tanto, a lo econmico; es un espa-cio que, como tal, tiende a crecer indefinidamente, lo que produce una degradacintanto de lo pblico como de lo privado: cules son las formas polticas en las quese manifiesta lo social? Segn Arendt, estas son la nacin-estado y la burocracia [...]

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    34 Snchez Muoz (2003), p. 275. En la separacin de lo poltico y lo social, bien sea visto como acti-tudes (Benhabib) o como contenidos (Snchez) es donde radican muchos problemas de su teora. Cfr.p. 176. 35 Cfr. Pitkin (1998), p. 11.36 Cfr. Pitkin (1998), p. 14. 37 Arendt (2007), p. 196.

  • El triunfo de la burocracia significa, en este sentido, el triunfo de la sociedad, comoun sujeto colectivo uniforme que como un ente expansivo presenta una irresisti-ble tendencia a crecer, a devorar, las ms antiguas esferas de lo pblico y lo priva-do38. Arendt ve estos aspectos del mundo moderno como elementos caractersti-cos del totalitarismo y, por ello, los teme y rechaza con tanta vehemencia. Al insis-tir en esto, la alemana pierde de vista otros aspectos relevantes del mundo moderno.

    Lo social y lo econmico estaran, segn Arendt, vinculados a la vida y no a lapluralidad. Pero esto, en el fondo, puede ser visto como una mera peticin de prin-cipio: es la definicin arendtiana de la poltica como mbito de libertad, de accinconcertada, de actividad no medial, la que impide que todo esto sea visto como pol-tico. Es ms, la comprensin arendtiana de lo econmico no se ajusta al papel quela economa juega en las sociedades actuales. Con esta tajante separacin de losocial-econmico respecto a lo poltico parece muy difcil lograr una adecuadacomprensin de nuestras sociedades. Igualmente habra que decir que su miedo alos procesos de masificacin no justifica la exclusin de lo social y las diferenciasdel espacio de aparicin pblico y de la accin de la libertad. Por ltimo, es nece-sario recordar que la delimitacin de lo social y lo poltico, as como la determina-cin de lo que es una necesidad humana es una cuestin poltica. Nuevamente laseparacin en mbitos o actividades impide ver correctamente la articulacin de losmismos tal como se da, de hecho, en la realidad.

    3. Los problemas de la delimitacin de lo poltico

    Al abordar la poltica en la obra de Arendt, lo primero que destaca es que noofrece un nico sentido para esta nocin. En un artculo excelente Antonio Campilloseala, por un lado los posibles motivos de esa polisemia y, por otro los tres signi-ficados que Arendt otorga al trmino a lo largo de su extensa obra. Entre los moti-vos est, en primer lugar, el conocido rechazo arendtiano a crear un sistema filos-fico o terico; es decir, su intento de reflexionar mediante ejercicios de pensamien-to, teniendo en cuenta el contexto o el debate histrico y buscando rescatar las per-las y el coral de las experiencias pasadas39. Ella misma deca que su lema era pen-sar como si nunca nadie hubiera pensado y luego pensar con los dems, lo que supo-ne que su reflexin aborda los problemas de un modo histrico, que no pierde devista el contexto en el que se enmarca cada experiencia estudiada, lo que, a su vez,ofrece una gran riqueza a su pensamiento, pero produce tambin una dispersin enel uso de los trminos. Este modo de reflexionar no da lugar a una teora general nia un estudio ms concreto o sistmico del modo en el que se articulan o podran arti-

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    38 Snchez Muoz (2003), p. 281. 39 Cfr. Arendt (1983), p. 196.

  • cularse los sentidos que se cruzan, superponen o incluso contraponen en sus dife-rentes ejercicios. Es decir, cuando su amiga Mary MCarthy le seal que su mane-ra de pensar era muy escolstica, por contraposicin de categoras (a veces binariaso a veces ternarias), ella simplemente contest que aceptaba tal observacin, peroque, en realidad, ese era un hbito de pensamiento aristotlico40. Lo que, sin embar-go, no hizo fue algo parecido al libro V de la Metafsica de Aristteles. No ofrecidefiniciones ni una sistematizacin.

    A esto hay que aadir que su reflexin poltica se vertebra, en gran parte, entorno a su debate crtico con la filosofa poltica41. Arendt trata de salir del marcode la filosofa que nace con Platn y conduce hasta Marx, visto como el ltimorepresentante de la tradicin. La filosofa poltica, que se ha alejado de la experien-cia y de los verdaderos hombres polticos, ha cometido graves errores: ha pensadola vida activa desde la vida contemplativa imponiendo la tirana de la verdad, y lapraxis desde la poiesis dando lugar a la produccin de la poltica42; en el fondo, haconfundido el poder con la soberana y el control de la violencia legtima, y ha olvi-dado los rasgos caractersticos de los asuntos humanos: la fragilidad, la imprevisi-bilidad y la irreductibilidad. De ah que en algunas de sus obras se mezclen los sen-tidos tradicionales de las nociones polticas con los que ella est otorgando a esosconceptos. Por ltimo, hay que destacar dos movimientos contrarios en la obra deArendt: la generalizacin de la poltica como rasgo propio de todos los seres huma-nos, ya que est vinculada con la ley de la tierra, la pluralidad y la natalidad; y a lavez, la restriccin de la poltica, pues su sentido se dara nicamente en la accin,el discurso y el poder como accin concertada.

    Teniendo en cuenta este marco terico que explica la falta de consideracin deciertos problemas, especialmente los que afectan a las transiciones y a la disconti-nuidad entre mbitos, se pueden tomar en consideracin los sentidos del trmino. Elms general es el que presenta la poltica como un espacio de aparicin, como unlugar de carcter casi ontolgico en el que aparecen los diversos seres humanos, loque les permite alcanzar su identidad narrativa. Por la accin y el discurso los sereshumanos se presentan o aparecen ante otros y en ese espacio trascendental que esuna web de relaciones basadas en la aparicin ver y ser visto se desarrollan lasvidas humanas, se entretejen las narraciones y se logra la estabilidad del mundohumano (diferente de la tierra) as como la inmortalidad terrena43. Estas considera-

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    40 Cfr. Arendt (1995), pp. 170-171.41 Arendt considera que la filosofa no sabe qu es la poltica, ya que ha olvidado la pluralidad. Cfr.Arendt (2006), p. 15. 42 Understanding politics in terms of work might be dangerously hubristic, but was at any ratehumanist, whereas thinking in terms of labour meant surrendering human values altogether. For thecrucial feature of labour is that it is the least free aspect of human activity, Canovan (1992), p. 74.43 Cfr. Arendt (1993), captulo 25: la trama de las relaciones y las historias interpretadas.

  • ciones tan presentes en La condicin humana otorgan a la poltica un sentido tras-cendental, vinculado a la condicin humana, ms concretamente, a la natalidadcomo segundo nacimiento.

    Pues bien, en este primer sentido ya aparece un serio problema en la definicinde la poltica en su relacin con lo no-poltico: por un lado, el espacio de apari-cin es esa apertura espacio-temporal que los humanos compartimos con todos losseres sensibles, e incluso con el conjunto de los seres naturales, en cuanto que todosformamos parte de un mundo plural y cambiante, diverso y contingente; por otrolado, el espacio de aparicin es ese mundo especficamente humano que una deter-minada comunidad de seres vivientes instituye al decir nosotros, y que la separano slo del resto de la naturaleza sino tambin de todas las otras comunidadeshumanas que dicen igualmente nosotros. Ante esta paradoja constitutiva de lahumana experiencia del mundo, el razonamiento de Arendt es confuso e inclusocontradictorio: la autora reconoce la continuidad ontolgica entre los humanos y elresto de los seres naturales, en el seno de un mundo plural y contingente, pero almismo tiempo recurre al viejo dualismo metafsico y postula una nueva jerarqua slo parcialmente inversa a la jerarqua metafsica tradicional entre el oscuro reinode la necesidad natural y el luminoso reino de la libertad humana, entre el cono-cimiento tcnico-cientfico que se ocupa del primero y el pensamiento tico-pol-tico que se ocupa del segundo44. Esta diferencia que busca realzar el valor de lohumano y de la libertad pierde de vista que la aparicin en pblico constituye comu-nidades y no un espacio nico y global cosa que, por otra parte, ella tema y recha-zaba y establece una dualidad excesivamente rgida entre necesidad-naturaleza ylibertad-humano.

    En el anlisis de la vida activa realizado en La condicin humana surge unsegundo sentido de la poltica, en este caso restrictivo, unido a la diferencia entrelabor, trabajo y accin que le lleva a buscar la autonoma de la poltica respecto alas otras actividades, especialmente respecto a la confusin de la labor-trabajo; esdecir, de la confusin que, segn ella, ha cometido la filosofa poltica: ver la pra-xis desde la poiesis. Aqu aparecen una amplia gama de consideraciones en torno ala poltica, desde las que inciden en la concepcin esttica de la praxis, vista comouna actividad desinteresada, realizada con otros, autofinalizada y totalmente opues-ta a toda actividad instrumental; hasta las que ponen de relieve la tajante separacinde lo social-econmico respecto a lo poltico y las que sealan el carcter no instru-mental o no medial de la poltica. Dado el objeto de este texto, me centrar nica-mente en la crtica arendtiana a la confusin de la poltica con la economa. Comose ha sealado antes y es bien sabido, la americana realiza una lectura del mundomoderno en la que pone de relieve que se ha producido un ascenso vertiginoso de

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    44 Campillo (2002), pp. 166-167.

  • lo social, visto como una ampliacin de lo privado, que se ha realizado en diferen-tes etapas y que ha producido, al menos, dos grandes problemas: la aparicin de lasociedad masificada y el triunfo del homo oeconomicus, lo que conduce a la consi-deracin de las necesidades y de la vida biolgica como uno de los aspectos clavesde la poltica. En esta crtica que rechaza tanto la biopoltica como toda doctrina queconsidere las relaciones econmicas como bsicas, Arendt excluye lo social y loeconmico del mbito de la poltica.

    Este es uno de los puntos en los que se ve ms claramente la limitacin de supensamiento: la autonoma de la poltica definida como accin reclama dejar fuerade la poltica las cuestiones sociales y las econmicas. Es decir, no tiene en cuentala justicia social45 ni la relevancia que todo lo social y lo econmico tiene para lapoltica. Arendt, como hemos sealado, cree que esos son mbitos sujetos a la nece-sidad, a las diferencias y a la promocin de las diferencias, y aade que son regula-dos por un pensamiento de tipo medios-fines o instrumental por lo que pueden serresueltos por expertos46; es decir, no son debatibles ni, como tales, polticos. Si bienes cierto que seala que casi todos los asuntos tienen diversas dimensiones (polti-cas, sociales, econmicas), su divisin y categorizacin ofrece serias dificultades ala articulacin de los planos y parece ofrecer una visin estanca de cada mbito. Porejemplo, no ve que la labor est conectada con las relaciones familiares y domsti-cas, pero tambin con las sociales o simplemente intersubjetivas47; que el trabajo esinseparable de la economa y la reproduccin cultural. Igualmente tampoco destacala necesidad del trabajo para la conservacin y trasmisin de la propia accin, bienen su institucionalizacin bien en su narracin. Es decir, no atiende de un modocorrecto a las formas de articulacin de las tres actividades: frente a esta jerarquaantropolgica, creo que es imprescindible postular tres tesis interrelacionadas.Primero: la accin y el discurso estn presentes en las tres esferas de la vita acti-va, y en cada una de ellas dan lugar a un tipo particular de relaciones sociales(parentales, econmicas y polticas). Segundo: estas tres formas de relacin socialno hacen sino modelar culturalmente otras tantas condiciones naturales de lavida humana [], as que las tres son simultneamente naturales y culturales, lastres realizan el trnsito y la simbiosis entre la animalidad y la humanidad. Tercero:estas tres relaciones son a un tiempo irreductibles e inseparables entre s, as que nocabe establecer entre ellas ninguna relacin de derivacin unilateral, ni tampoconinguna jerarqua de humanidad o de excelencia, pues las tres son igualmenteimprescindibles en la constitucin y preservacin de cualquier sociedad humana48.

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    45 Cfr. Passerin dEntrves (1994), p. 61. 46 Arendt sostiene que se resuelven por medio de la tecnologa. Cfr. Arendt (1988), p. 60. 47 S ve que se relaciona con el trabajo. Cfr. Arendt (2006), p. 303.48 Campillo (2002), pp. 172-173.

  • La falta de atencin a las articulaciones entre las tres actividades se pone derelieve al ver el escaso desarrollo terico de la necesidad de estabilizacin y de rei-ficacin de la accin, que para crear un mundo humano ha de dar lugar a un espa-cio permanente y, por ello, marcado por la presencia de instituciones y legislacio-nes, que Arendt suele mirar con cierto recelo, pues tenderan a limitar la participa-cin ciudadana y la libertad de iniciativa. De ah su apoyo a la revolucin perma-nente, y no solo espontnea, al sistema de consejos y a una poltica federal49. Noobstante, esa reificacin en la que juega un papel clave el trabajo, y no nicamentela accin, es sumamente necesaria para la poltica. Por otra parte, esta falta de aten-cin se ve en la crtica al marxismo por confundir la labor y el trabajo50. Arendt nocapta el sentido que Marx otorga al trabajo como acto de libertad51 y el papel quejuega la economa en la poltica. La alemana tiende a reducir la labor a algo quetiene lugar en el plano domstico, que nicamente cubre necesidades biolgicas yest sometido al interminable ciclo biolgico. Marx, en cambio, incide en el carc-ter social de la labor y en su productividad y valor52. Adems, Arendt no compren-de la estrecha relacin del trabajo y la labor, por ejemplo, en la conservacin de lasobras de arte53. Tampoco ve que la economa se entiende mejor en trminos de tra-bajo (produccin de toda la infraestructura material) que en trminos de labor54. Nique la economa capitalista es tambin una estructura de poder55.

    La no consideracin de las articulaciones o simplemente su incorrecta compren-sin ha llevado a la alemana a no ver que tanto lo domstico como lo econmicoson problemas polticos de primer orden y que considerarlos desde el ngulo pol-

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    49 Cfr. Arendt (1988), captulo 6: La tradicin revolucionaria y su tesoro perdido.50 All of Arendts specific charges against Marx have some foundation in the texts, yet almost all ofthem involve misreadings and distortions, sometimes blatant ones. Begin with the central idea ofMarxs alleged obsession with labor, his neglect of work. Marx of course wrote in German, and alt-hough Arbeit does translate the English labor, it is by no means, as Arendt misleadingly claims, theGerman equivalent for labor, for the two languages do not encode quite the same distinction. Therange of words in the werk-family in modern German is extremely restricted. The verb, as Arendtnotes, has become rather obsolete, leaving only arbeiten for translating both to labor and to work.And the noun, as Arendt fails to note, refers only to the product or result, so that only Arbeit is avai-lable for the process of production, be it labor or work. Marxs frequent use of the words from thearbeit-family, therefore, cannot indicate a preoccupation with labor to the detriment of work. On thecontrary, except where context indicates otherwise, when Marx says Arbeit or arbeiten he is just aslikely to mean work as labor, or both together. Arendt is thus wrong to read Marx as if he had a choi-ce between work and labor and opted for the latter; and she is doubly wrong, to conclude that he mustcaught in contradictions, or reluctantly forced to admit something, or misrepresenting labor aswork, Pitkin (1998), pp. 133-134. 51 Cfr. Pitkin (1998), p. 138. 52 Cfr. Pitkin (1998), pp. 135-136. 53 Cfr. Canovan (1992), pp. 124-125. 54 Cfr. Passerin dEntrves (1994), p. 60. 55 Cfr. Passerin dEntrves (1994), pp. 60-61.

  • tico supone una revalorizacin de los mismos: al describir este proceso de moder-nizacin como el auge de lo social, Arendt lo interpreta exclusivamente en trmi-nos negativos, como una expansin de lo privado a costa de lo pblico, esto es,como una subordinacin de lo poltico a lo econmico y a lo domstico, pero no escapaz de percibir que tambin se produce un movimiento inverso: la politizacin delas relaciones sociales hasta entonces despolitizadas, esto es, la puesta en cuestinde la explotacin econmica entre las clases y de la dominacin patriarcal entre lossexos. Arendt parece no comprender que las cuestiones econmicas y domsticasson polticamente relevantes, desde el momento en que pueden posibilitar o dificul-tar el acceso de los trabajadores y de las mujeres al espacio pblico de los iguales.[] Por tanto, el modo concreto en que se articulen lo poltico, lo econmico y lodomstico en una sociedad determinada, es en s mismo un problema poltico, msan, es el problema poltico por antonomasia, puesto que concierne a la constitucinde esa sociedad en cuanto comunidad poltica56. Es decir, el uso de categoras ymbitos estancos impide ver la riqueza de las relaciones humanas y la adecuada arti-culacin de lo natural y lo cultural, pues la capacidad de crear cultura y de modifi-car la naturaleza la externa y la propia es ms amplia que lo que la alemana atri-buye a la accin57 y no siempre que se produce un trasvase de una actividad a otrombito tiene lugar una alienacin o una prdida.

    El ltimo sentido de la poltica que opera en los textos de Arendt destaca sucarcter nico, ya que la accin y el discurso no parecen ser suficientemente distin-tivos para identificar la poltica58. Esta actividad ha sido descrita, desde la tradicinfilosfica, como la organizacin del poder legtimo de una comunidad. Arendt seopone a esto e incide en que el poder es accin concertada y solo dura lo que duraesa comunidad59, en que la poltica no puede apelar a una lgica de medios-fines60,en que el poder no solo es diferente, sino opuesto a la violencia, y en que el granriesgo de toda accin poltica es su cosificacin con la consiguiente disminucin delespacio pblico y de la participacin ciudadana, lo que llevara a la prdida delpoder que reside en el pueblo entendido como sujetos que realizan una accin demodo concertado y mientras actan de este modo. Es decir, el acto poltico por

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    56 Campillo (2002), p. 173. 57 Sin embargo, Arendt lo reconoce: deseo refutar la oposicin que planteas entre cultura y naturale-za. Cultura es siempre naturaleza cultivada: de la naturaleza se ocupa y se cuida uno de los productosde la naturaleza llamado hombre. Si la naturaleza muere, tambin morir la cultura, y con ella todoslos artefactos de nuestra civilizacin, Arendt, McCarthy (1998), p. 347. 58 Es ms, action, even as Arendt understands the term, cannot by itself guarantee a free and creati-ve life, Kristeva (2001a), p. 42.59 Cfr. Arendt, (2006), p. 25.60 En primer lugar, porque esta dinmica solo trata con los medios o lo convierte todo en medio y, ensegundo, porque tal lgica degrada la naturaleza. Cfr. Arendt (2006), p. 57. Y por ltimo, porque pro-ducir la transformacin del propio hombre en un medio. Cfr. p. 121.

  • excelencia es la revolucin, que la alemana no ve como un acto violento de libera-cin, sino como un ejercicio conjunto de creacin de un espacio pblico en el quese busca la felicidad o el bien pblico. As vista, la accin poltica es un aconteci-miento excepcional y milagroso, que, como muestra su estudio de las revolucionesfrancesa y americana, as como de la hngara, tarde o temprano acaba fracasando.

    Esta oposicin a la nocin tradicional de la poltica y del poder supone una revi-sin del concepto de soberana, del problema de la legitimacin de la constituciny de los llamados aspectos estratgicos de la poltica. No solo la oposicin entrepoder y violencia deja abiertos muchos interrogantes, pues la violencia tambin esaccin concertada y el poder concertado puede ser violento y producir una fuerterepresin de las minoras y una eliminacin de toda diferencia, ya que lo caracters-tico de la polis es la igualdad artificial61. Esta oposicin tambin muestra muy bienla necesidad de realizar una reflexin sobre las instituciones polticas, sobre los ele-mentos estratgicos de todo poder62 y sobre la forma representativa de todas lasdemocracias actuales63. Aqu se inscribe la crtica de Habermas a Arendt por enten-der la poltica como fin en s misma desligada de los elementos estratgicos por serviolentos; y por apartar esta actividad de sus relaciones con su entorno econmicoy social, as como por no dar cuenta de la violencia estructural64.

    Si bien es cierto que en perodos de crisis se ve una mayor participacin ciuda-dana, una mayor concienciacin de la necesidad de tomar parte en la poltica, lo queest unido a un fuerte descrdito de la actividad poltica y ms concretamente de lospolticos, tambin es patente que todos los pases democrticos tienen un poderrepresentativo que se desarrolla y canaliza de modo institucional. No atender a estadimensin de la poltica es una gran limitacin o incluso un grave error de una teo-ra poltica que busca comprender lo que sucede y no perder experiencias polticasvaliosas. De ah las dificultades que surgen al aplicar su teora a las sociedadesmodernas: como seala certeramente Jnger Habermas, las propuestas arendtianaspresentan una tremenda paradoja, y es que por un lado nos permiten percibir fen-menos o experiencias del mundo moderno para los que la ciencia poltica se ha

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    61 La poltica organiza de antemano a los absolutamente diferentes de cara a una igualdad relativa ya diferencia de los relativamente diferentes, Arendt (2006), p. 18. La concepcin de Arendt sobre eluso de la violencia implica que ha de ser medial y limitada. Cfr. Bar On, Bat-Ami (2002), pp. 157-158. 62 La alemana no atiende a la dimensin estratgica de la poltica que es diferente de la instrumental.Cfr. AA. VV. (1987), pp. 90-91. 63 Arendt would strongly agree that a republic does need a constitutional structure of laws and insti-tutions, but these are not the focus of her attention. She wishes above all to correct the misleadingemphasis of traditional thinking, and to stress that free politics is not only something that is artificialrather than natural, but also something that is not made by an artificer but that appears among pluralmen, Canovan (1992), p. 208.64 Habermas (1975), pp. 214-215.

  • hecho insensible. Pero por otro lado, sientan las bases de una concepcin de lo pol-tico que puede llevarnos a ciertas incongruencias al intentar aplicarlas a las socie-dades modernas65.

    Como se ve, la teora poltica de Arendt, tal y como ella misma pretenda, dejaabiertos muchos temas y sin resolver algunos problemas inherentes a su modo decategorizar y separar actividades y mbitos humanos. Por ello es necesario ir msall de su planteamiento e integrar correctamente las relaciones entre naturaleza ylibertad; entre personal, social y poltico; entre pblico y privado; entre economa ypoltica; entre accin e institucionalizacin de la misma; y entre actividad de lossujetos polticos y poder soberano de un Estado.

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