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La Catedral Por Vicente Blasco Ibáñez · 2020. 1. 29. · la plaza, dejando que se precipitasen...

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La Catedral Por Vicente Blasco Ibáñez
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Page 1: La Catedral Por Vicente Blasco Ibáñez · 2020. 1. 29. · la plaza, dejando que se precipitasen por la puerta del Mollete las gentes ansiosas de penetrar en la Primada, como si

LaCatedral

Por

VicenteBlascoIbáñez

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I

ComenzabaaamanecercuandoGabrielLunallegóantelacatedral.Enlasestrechascallestoledanastodavíaeradenoche.Laazulclaridaddelalba,queapenas, lograba deslizarse entre los aleros de los tejados, se esparcía conmayor libertad en la plazuela delAyuntamiento, sacando de la penumbra lavulgar fachada del palacio del arzobispo y las dos torres encaperuzadas depizarranegradelacasamunicipal,sombríaconstruccióndelaépocadeCarlosV.

Gabrielpaseólargoratoporladesiertaplazuela,subiéndosehastalascejasel embozo de la capa, mientras tosía con estremecimientos dolorosos. Sindejardeandar,paradefendersedel frío,contemplaba lagranpuerta llamadadelPerdón,laúnicafachadadelaiglesiaqueofreceunaspectomonumental.Recordaba otras catedrales famosas, aisladas, en lugar preeminente,presentando libres todos sus costados, con el orgullo de su belleza, y lascomparabaconladeToledo,laiglesia-madreespañola,ahogadaporeloleajede apretados edificios que la rodean y parecen caer sobre sus flancos,adhiriéndose a ellos, sin dejarlamostrar sus galas exterioresmás que en elreducido espacio de las callejuelas que la oprimen.Gabriel, que conocía suhermosura interior, pensaba en las viviendas engañosas de los pueblosorientales,sórdidasymiserablesporfuera,cubiertasdealabastrosyfiligranaspor dentro. No en balde habían vivido en Toledo, durante siglos, judíos ymoros.Su aversión a las suntuosidades exteriores parecía haber inspirado laobra de la catedral, ahogada por el caserío que se empuja y arremolina entornodeellacomosibuscasesusombra.

La plazuela del Ayuntamiento era el único desgarrón que permitía alcristianomonumento respirar sugrandeza.Enestepequeñoespaciodecielolibre,mostrabaalaluzdelalbalostresarcosojivalesdesufachadaprincipalylatorredelascampanas,deenormerobustezysalientesaristas,rematadaporla montera del «alcuzón», especie de tiara negra con tres coronas, que seperdíaenelcrepúsculoinvernalnebulosoyplomizo.

Gabriel contemplaba con cariño el templo silencioso y cerrado, dondevivían lossuyosyhabía transcurrido lomejordesuvida. ¡Cuántosañossinverlo!¡Conquéansiedadaguardabaaqueabriesensuspuertas...!

Había llegadoaToledo lanocheanterior en el trendeMadrid.Antesdeencerrarseenuncuartuchodela«PosadadelaSangre»—elantiguo«MesóndelSevillano»,habitadoporCervantes—habíasentidounaansiosanecesidaddeverlacatedral;ypasómásdeunahoraentornodeella,oyendoelladridodelperroqueguardabaeltemployrugíaalarmadoalpercibirruidodepasos

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enlascallejuelasinmediatas,muertasysilenciosas.Nohabíapodidodormir.Lequitabaelsueñoverseensu tierradespuésde tantosañosdeaventurasymiserias.Denocheaún,saliódelmesónparaaguardarcercadelacatedralelmomentoenquelaabrieran.

Paraentretenerlaespera,ibarepasandoconlavistalasbellezasydefectosde laportada,comentándolosenaltavoz,comosiquisierahacer testigosdesusjuiciosalosbancosdepiedradelaplazaysustristesarbolillos.UnaverjarematadaporjarronesdelsigloXVIIIseextendíaantelaportada,cerrandounatriodeanchaslosas,enelcualverificábanseenotrostiemposlasaparatosasrecepcionesdelcabildoyadmirabalamuchedumbrelosgigantonesendíasdegranfiesta.

ElprimercuerpodelafachadaestabarasgadoenelcentroporlapuertadelPerdón,arcoojivalenormeyprofundo,queseestrechasiguiendolagradaciónde sus ojivas interiores, adornadas con imágenes de apóstoles, caladosdoseletesyescudosconleonesycastillos.Enelpilarquedividelasdoshojasde la puerta, Jesús, con corona y manto de rey, flaco, estirado, con el aireenfermizoymíseroquelosimaginerosmedioevalesdabanasusfigurasparaexpresar la divina sublimidad. En el tímpano, un relieve representaba a laVirgen rodeada de ángeles, vistiendo una casulla a San Ildefonso, piadosaleyendarepetidaenvariospuntosdelacatedral,comosifueseelmejordelosblasones. A un lado, la puerta llamada de la Torre; al otro, la de losEscribanos, por la que entraban en otros tiempos, con gran ceremonia, losdepositariosdelafepúblicaajurarelcumplimientodesucargo;lasdosconestatuasdepiedra en sus jambasy rosariosde figurillas y emblemasque sedesarrollabanentrelasaristashastallegaralomásaltodelaojiva.

Encima de estas tres puertas, de un gótico exuberante, se elevaba elsegundo cuerpo, de arquitectura grecorromana y construcción casimoderna,causandoaGabrielLunalamismamolestiaquesiuntrompetazodiscordanteinterrumpiese el curso de una sinfonía. Jesús y los doce apóstoles, todos detamañonatural,estabansentadosalamesa,cadaunoensuhornacina,encimade la portada del centro, limitados por dos contrafuertes como torres quepartían la fachada en tres partes. Más allá extendían sus arcadas de mediopunto dos galerías de palacio italiano, a las que más de una vez se habíaasomadoGabrielcuandojugaba,siendoniño,enlaviviendadelcampanero.

«Lariquezadelaiglesia—pensabaLuna—fueunmalparaelarte.Enuntemplo pobre se hubiese conservado la uniformidad de la fachada antigua.Pero cuando los arzobisposdeToledo teníanoncemillonesde renta y otrostantos el cabildo, y no se sabía qué hacer del dinero, se iniciaban obras, sehacían reconstrucciones, y el arte decadente paría mamarrachos como laCena.»

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Acontinuación se elevabael tercer cuerpo,dosgrandes arcosquedabanluzalrosetóndelanavecentral,coronadotodoporunabarandilladecaladapiedraqueseguíalassinuosidadesdelafachadaentrelasdosmasassalientesquelaresguardan:latorreylacapillaMozárabe.

Gabriel cesó en su contemplación, viendo que no estaba solo ante eltemplo. Era casi de día. Pasaban rozando la verja algunas mujeres con lacabezabajaylamantillasobrelosojos.Enlasbaldosasdelaacerasonabanlasmuletasdeuncojo,ymásalládela torre,bajoelgranarcoqueponeencomunicaciónelpalaciodelarzobispoconlacatedral,reuníanselosmendigosparatomarsitioenlapuertadelclaustro.Devotasypordioserosseconocían.Eran todas las mañanas los primeros ocupantes del templo. Este encuentrodiario establecía en ellos cierta fraternidad, y entre carraspeos y toses selamentabandelfríodelamañanaydelotardoqueeraelcampaneroenbajaralaiglesia.

SeabrióunapuertamásalládelarcodelArzobispo,ladelaescaleraqueconducía a la torre y las habitaciones del claustro alto, ocupadas por losempleadosdeltemplo.Unhombreatravesólacalleagitandoungranmanojodellaves,yrodeadodelaclientelamadrugadoracomenzóaabrirlapuertadelclaustro bajo, estrecha y ojival como una saetera. Gabriel le conocía: eraMarianoelcampanero;yparaevitarquepudieseverle,permanecióinmóvilenla plaza, dejando que se precipitasen por la puerta del Mollete las gentesansiosasdepenetrarenlaPrimada,comosipudieranrobarlaselsitio.

Porfinsedecidióaseguirlas,ybajólossieteescalonesdelclaustro,puesla catedral, edificada en un barranco, se halla más baja que las callescontiguas.

Todo estaba lo mismo. A lo largo de los muros, los grandes frescos deBayeu yMaella representando los trabajos y grandezas deSanEulogio, suspredicaciones en tierra demoros y las crueldades de la gente infiel de granturbante y enormes bigotes que golpea al santo. En la parte interior de lapuerta delMollete, el horrendomartirio del niño deLaGuardia, la leyendanacida a la vez en varios pueblos católicos al calor del odio antisemita: elsacrificiodelniñocristianopor judíosde torvacatadura,que lo robande sucasaylocrucificanparaarrancarleelcorazónybebersusangre.

La humedad iba descascarillando y borrando gran parte de esa pinturanovelescaqueorlaba laojivacomo laportadadeun libro;peroGabriel aúnviolahorriblecaradeljudíopuestoalpiedelacruzyelgestoferozdelotroque, con el cuchillo en la boca, se inclina para entregarle el corazón delpequeño mártir: figuras teatrales que más de una vez habían turbado susensueñosdeniño.

El jardín,queseextiendeentre loscuatropórticosdelclaustro,mostraba

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enplenoinviernosuvegetaciónhelénicadealtoslaurelesycipreses,pasandosusramasporentrelasverjasquecierranloscincoarcosdecadaladohastalaalturadeloscapiteles.Gabrielmirólargoratoeljardín,queestámásaltoqueelclaustro.Sucarasehallabaalniveldeaquella tierraqueenotros tiemposhabíatrabajadosupadre.Porfinvolvíaaveraquelrincóndeverdura;elpatioconvertidoenvergelpor loscanónigosdeotros siglos.Su recuerdo lehabíaacompañado cuando paseaba por el inmenso Bosque de Bolonia y por elHyde-ParkdeLondres.Paraél,eljardíndelacatedraldeToledoresultabaelmáshermosodelosjardines,porserelprimeroquehabíavistoensuvida.

Los pordioseros sentados en los escalones de la puerta le mirabancuriosamente,sinatreverseatenderlelamano.Nosabíansiaqueldesconocidomadrugador,concaparaída,sombreroajadoybotasviejas,erauncuriosoounodeloficioquebuscabasitioenlacatedralparapedirlimosna.

Molestado por este espionaje, Luna siguió adelante por el claustro,pasandoantelasdospuertasqueloponenencomunicaciónconeltemplo.LallamadadelaPresentación,todadepiedrablanquísima,esunaalegremuestradelarteplateresco,cinceladacualunajoya,conadornoscaprichososyalegresde juguete.Acontinuaciónvenía el respaldodelhuecode la escalerapor laque los arzobispos descienden desde su palacio a la iglesia, un muro dejunquillosgóticosygrandesescudos,ycasiarasdelsuelo,lafamosa«piedradeluz»,delgadaláminademármoltransparentecomounvidrio,quealumbralaescalerayeslaprincipaladmiracióndelosrústicosquevisitanelclaustro.Después, la puerta de Santa Catalina, negra y dorada, con gran riqueza defollajespolicromos,castillosyleonesenlasjambasydosestatuasdeprofetas.

Gabrielsealejóalgunospasos,viendoqueporlapartedeadentroabríanelpostigo de esta portada. Era el campanero, que acababa de dar la vuelta altemplo,abriendotodassuspuertas.Salióunperrazoestirandoelcuello,comosifuesea:ladrardehambre;después,doshombresconlagorrahastalascejas,envueltosencapasdepañolpardo.Elcampanerosostuvolacancelaparaquesaliesen.

—¡Vaya,buenosdías,Mariano!—dijounodeellosaguisadedespedida.

—BuenosnoslosdéDios...ydormirbien.

Gabrielreconocióalosguardianesnocturnosdelacatedral.Encerradosenel templodesde la tarde anterior, se retiraban a sus casas adormir.El perroemprendía el caminodelSeminarioparadevorar las sobrasde la comidadelosestudiantes,hastaquelebuscasenlosguardianesparaencerrarsedenuevo.

Lunabajólospeldañosdelaportadayentróenlacatedral.Apenashubopisadolasbaldosasdelpavimento,sintióenelrostrolacariciafríayuntantopegajosadeaquelambientedebodegasubterránea.Enel templo todavíaera

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denoche.Arriba, lasvidrierasdecoloresde loscentenaresdeventanasque,escalonándose, dan luz a las cinconaves, brillaban con la luzdel amanecer.Erancomofloresmágicasqueseabríana losprimeros resplandoresdeldía.Abajo,entrelasenormespilastrasqueformabanunbosquedepiedra,reinabala obscuridad, rasgada a trechos por las manchas rojas y vacilantes de laslámparas que ardían en las capillas haciendo temblar las sombras. Losmurciélagos revoloteaban en las encrucijadas de las columnas, queriendoprolongaralgunos instantes suposesióndel templo,hastaque se filtraseporlasvidrieraselprimerrayodesol.Pasabanvolandosobre lascabezasde lasdevotasque,arrodilladasantelosaltares,rezabanagritos,satisfechasdeestarenlacatedralaaquellahoracomoensupropiacasa.Otrashablabanconlosacólitos y demás servidores del templo que iban entrando por todas laspuertas,soñolientosydesperezándosecomoobrerosqueacudenaltaller.Enlaobscuridaddeslizábanselasmanchasnegrasdealgunosmanteoscaminodelasacristía, deteniéndose con grandes genuflexiones ante cada imagen; y a lolejos, invisibleen laobscuridad,adivinábasealcampanero,comounduendeincansable, por el ruido de sus llaves y el chirriar de las puertas que ibaabriendo.

Despertabaeltemplo.Sonabancomocañonazoslosgolpesdelaspuertas,repitiéndolos el eco de nave en nave. Una escoba comenzó a barrer por laparte de la sacristía, produciendo el ruido de una enorme sierra. La iglesiavibraba con los golpes de algunos monaguillos que sacudían el polvo a lafamosa sillería del coro. Parecía desperezarse la catedral con los nerviosexcitados:elmenorfrotelearrancabaquejidos.

Lospasosresonabanconecogigantesco,comosiseconmovierantodoslossepulcros de reyes, en la catedral. Apenas hubo pisado las baldosas delpavimento, sintió en el rostro la caricia fría y un tanto pegajosa de aquelambientedebodega subterránea.Enel templo todavíaeradenoche.Arriba,lasvidrierasdecoloresdeloscentenaresdeventanasque,escalonándose,danluz a las cinco naves, brillaban con la luz del amanecer. Eran como floresmágicas que se abrían a los primeros resplandores del día.Abajo, entre lasenormespilastras que formabanunbosquedepiedra, reinaba la obscuridad,rasgada a trechos por las manchas rojas y vacilantes de las lámparas queardían en las capillas haciendo temblar las sombras. Los murciélagosrevoloteabanenlasencrucijadasdelascolumnas,queriendoprolongaralgunosinstantes su posesión del templo, hasta que se filtrase por las vidrieras elprimer rayo de sol. Pasaban volando sobre las cabezas de las devotas que,arrodilladasantelosaltares,rezabanagritos,satisfechasdeestarenlacatedrala aquella hora como en su propia casa. Otras hablaban con los acólitos ydemás servidores del templo que iban entrando por todas las puertas,soñolientos y desperezándose como obreros que acuden al taller. En laobscuridaddeslizábanselasmanchasnegrasdealgunosmanteoscaminodela

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sacristía, deteniéndose con grandes genuflexiones ante cada imagen; y a lolejos, invisibleen laobscuridad,adivinábasealcampanero,comounduendeincansable, por el ruido de sus llaves y el chirriar de las puertas que ibaabriendo.

Despertabaeltemplo.Sonabancomocañonazoslosgolpesdelaspuertas,repitiéndolos el eco de nave en nave. Una escoba comenzó a barrer por laparte de la sacristía, produciendo el ruido de una enorme sierra. La iglesiavibraba con los golpes de algunos monaguillos que sacudían el polvo a lafamosa sillería del coro. Parecía desperezarse la catedral con los nerviosexcitados:elmenorfrotelearrancabaquejidos.

Lospasosresonabanconecogigantesco,comosiseconmovierantodoslossepulcrosdereyes,arzobisposyguerrerosocultosbajosusbaldosas.

El frío eramás intenso en la iglesia que fuera de ella. Uníase a la bajatemperatura la humedad de su suelo atravesado por las alcantarillas dedesagüe, el rezumar de ocultos y subterráneos estanques, que manchaba elpavimentoyhacíatoseraloscanónigosenelcoro,«acortandosuvida»,comodecíanellosquejumbrosamente.

La luz de la mañana comenzaba a esparcirse por las naves. Salía de lasombralainmaculadablancuradelacatedraltoledana,lanitidezdesupiedra,que hace de ella elmás alegre y hermoso de los templos. Semarcaban contodasueleganteyatrevidaesbeltezlasochentayochopilastrasrobustoshacesde columnas que suben audazmente cortando el espacio, blancos como sifuesen de nieve solidificada, y esparcen y entrecruzan sus nervios parasostener las bóvedas. En lo alto se abrían los grandes ventanales, con susvidrierasqueparecenjardinesmágicoscubiertosdefloresdeluz.

Gabrielsehabíasentadoenelzócalodeunapilastra,entredoscolumnas,peroalospocosinstantestuvoqueponersedepie.Lahumedaddelapiedra,elfríodetumbaquecirculabaportodalacatedral,lepenetrabahastaloshuesos.Anduvoporlasnaves,llamandolaatencióndelasdevotas,queinterrumpíansusrezosalverle.Unforasteroaaquellashoras,queeranlasdelosfamiliaresdelaiglesia,excitabasucuriosidad.Elcampanerosecruzóvariasvecesconél,siguiéndoleconmiradainquieta,comosileinspirasepocaconfianzaaqueldesconocidodemíseroaspectovagandoa lahoraenque las riquezasde lascapillasnopuedenservigiladas.

Otro hombre tropezó con él cerca del altarmayor. Luna lo conoció. EraEusebio,elsacristándelacapilladelSagrario,elAzuldelaVirgen,comoselellamabaentrelagentedelacatedralporeltrajecolorcelestequevestíaenlosdíasdeceremonia.Seisaños iban transcurridosdesdequeGabriel leviopor última vez, y no había olvidado su corpachón mantecoso, la caragranujienta, de frente angostay rugosa, orladadepeloshirsutos, y el cuello

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taurino,queapenassilepermitíarespirar,convirtiendosusaspiracionesenunresoplido de fuelle. Todos los empleados que vivían en el claustro altoenvidiabansucargo,porserelmásproductivoyporelfavordequegozabacercadelarzobispoyloscanónigos.

ElAzulconsiderabaeltemplocomodesupropiedad,faltándolepocoparaarrojardeélalosqueleinspirabanantipatía.Alveraunvagabundopaseandoporlaiglesia,fijóenéllosojosinsolentes,haciendounesfuerzoporlevantarsuscejasabultadas.¿Dóndehabíavistoaaquelpájaro raro?Gabrielnotósuesfuerzoporconcentrarlamemoria,yevitóelserexaminado,volviéndosedeespaldasparamirarconfalsaatenciónunretablocolocadoenunapilastra.

Huyendo de la recelosa curiosidad que despertaba su presencia en eltemplo, salió al claustro. Allí estaba mejor, completamente aislado. Lospordioseros charlaban sentados en los escalones de la puerta del Mollete.Pasaban por entre ellos los curas, embozados en el manteo, entrandoapresuradamenteenlacatedralporlapuertadelaPresentación.Losmendigoslessaludabanporsusnombres,sintenderleslamano.Losconocían,erandelacasa, y entre amigos no se mendiga. Ellos estaban allí para caer sobre losforasteros,yaguardabanpacientementelahoradelos«ingleses»,puessólodeInglaterrapodíanser todoslosextranjerosquellegabandeMadridenel trendelamañana.

Gabrielsemanteníacercadelapuerta,sabiendoqueporellaentrabanlosquevivíanenelclaustroalto.AtravesabanelarcodelArzobispo,ysiguiendolaescaleraabiertaenelpalacio,bajabanalacalle,entrandoenlacatedralporlapuertadelMollete.Luna,queconocía toda lahistoriadel famoso templo,recordaba el origen del nombre de la puerta. Primitivamente se llamó de laJusticia, porque en ella daba audiencias el vicario general del Arzobispado.Luego la llamaron del Mollete, porque todos los días, después de la misamayor,elpreste,conacólitosypertigueros, sepresentabaenellaabendecirlos panes de media libra o molletes que se repartían entre los pobres.Seiscientas fanegas de trigo—según recordaba Luna—se gastaban todos losañosenestalimosna:peroeraenlostiemposquelacatedralcobrabatodoslosañosmásdeoncemillonesderenta.

Molestaban a Gabriel las miradas curiosas de los clérigos y beatas queentraban en la iglesia. Eran gentes acostumbradas a verse todos los días,siempre lasmismas,a idénticahora,ysentíanrevueltasucuriosidadcuandounrostroextrañoalterabalamonotoníadesuexistencia.

Retirábase hacia el fondo del claustro, cuando algunas palabras de losmendigoslehicieronretroceder.

—AhívieneelVaradepaloviejo.

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—¡Buenosdías,señorEsteban!

Unhombrepequeño,vestidodenegroyrasuradocomounclérigo,bajólospeldaños.

—¡Esteban...!¡Esteban...!—dijoLunainterponiéndoseentreélylapuertadelaPresentación.

ElVaradepalo lemiróconsusojosclarosqueparecíandeámbar:unosojos pasivos, de hombre acostumbrado a permanecer largas horas en lacatedral sin que la más leve rebeldía de pensamiento llegase a turbar suinmovilidadbeatífica.Dudólargorato,comosinopudiesecreerenlaremotasemejanza de aquella cara pálida y descarnada con otra que existía en sumemoria;peroalfinseconvenciódelaidentidadcondolorosasorpresa.

—¡Gabriel...!,¡hermanomío!Pero¿erestú?

Y su rostro rígido de servidor del templo, que parecía haber tomado lainmovilidaddelaspilastrasylasestatuas,seanimóconunasonrisacariñosa.

Losdos,estrechándoselasmanos,sealejaronporelclaustro.

¿Cuándohasvenido...?Pero¿endóndehasestado...?¿Quévidaeslatuya?¿Aquévienes?

ElVara de palo expresaba su sorpresa con incesantes preguntas, sin dartiempoaquesuhermanolascontestase.

Gabriel explicó su llegada en la noche anterior; su permanencia ante laiglesiadesdeantesdeamanecer,esperandoelmomentodeverasuhermano.

—Ahora vengo de Madrid; pero antes he estado en muchos sitios: enInglaterra,enFrancia,enBélgica,¿quiénsabedónde?Herodadodeunpuebloaotro,siempreluchandoconelhambreyconlacrueldaddeloshombres.Mesiguen lospasos lamiseriay lapolicía.Cuandomedetengo,anonadadoporestaexistenciadeJudíoErrante,laJusticia,ennombredelmiedo,megritaqueande,yvuelvoaemprenderlamarcha.Soyunhombretemible,asícomomeves,Esteban:enfermo,conelcuerpoarruinadoantesdelavejezylacertezademorirmuypronto.Ayermismo,enMadrid,medijeronqueiríadenuevoalacárcelsiprolongabaallímiestancia,yporlatardetoméeltren.¿Dóndeir?El mundo es grande; mas para mí y otros rebeldes como yo se achica, secomprime, hasta no dejar un palmo de terreno en que poner los pies. En latierrasólomequedastúyesterincóntranquiloysilenciosodondevivesfeliz.Entubuscavengo;simerechazas,nomequedamássitioparamorirquelacárcelounhospital,siesquequierenrecibirmeenélalconocerminombre.

YGabriel, fatigado por sus palabras, tosía dolorosamente, resonando supecho como si el aire se deslizasepor tortuosas cavernas.Se expresaba convehemencia,moviendoinstintivamentelosbrazos,comohombrehabituadode

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largafechaahablarenpúblico,ardiendoconlallamadelproselitismo.

—¡Ah, hermano... hermano!—dijo Esteban con expresión de cariñosoreproche—.¿Dequétehaservidotantoleerperiódicosylibros?¿Paraquéesedeseodearreglarloqueestábien,osiestámalnotienearregloposible...?Deseguir tranquilamente tu camino, serías beneficiado de la catedral, y ¡quiénsabesitesentaríasenelcoro,entreloscanónigos,parahonrayamparodelafamilia...!Siempretuvistemalacabeza,porlomismoqueereselmáslistodeentrenosotros.¡Malditotalentoqueatalesmiseriasconduce...!¡Loqueyohesufrido, hermano, enterándome de tus cosas! ¡Cuántas amarguras desde laúltimavezquepasasteporaquí!Tecreíacontentoy feliz en la imprentadeBarcelona, corrigiendo libros, con aquel sueldazo que era una fortunacomparadoconloqueaquíganamos.Algomeescamabaleertunombrecontantafrecuenciaenlosperiódicos,unidoaesosmetingesenlosquesepideelreparto de todo, la muerte de la religión y la familia, y qué sé yo cuántosdisparates más. El compañero Luna ha dicho esto, el compañero Luna hahecholootro;yyoocultabaalagentedelacasaqueeltalcompañerofuesestú, adivinando que tantas locuras acabarían mal, forzosamente mal....Después...despuésvinolodelasbombas.

—Nada tuve que ver en ello—dijo Gabriel con voz triste—. Yo soy unteórico:abominodelaacción,porprematuraeineficaz.

—Losé,Gabriel.Siempretecreí inocente.¡Tútanbueno, tandulce,quede pequeño nos asombrabas a todos con tu bondad; tú que ibas para santo,comodecíanuestrapobremadre!,¡matartú!¡Ytantraidoramente,pormediodeartefactosdelinfierno...!¡Jesús!

YelVaradepalocalló,comoaterradoporélrecuerdodelosatentadosenquehabíanenvueltoasuhermano.

—Perolociertofue—continuóalpocorato—quecaísteen laredadaquedioelgobiernoalocurriraquellossucesos. ¡Loqueyosufríuna temporada!De vez en cuando fusilamientos en el foso del castillo que hay allá, y yobuscaba ansioso en los papeles los nombres de los sentenciados, siempreesperando encontrar el tuyo.Corrían rumores de tormentos horribles que sehacían sufrir a los presos para que cantasen la verdad, y pensaba en tí tandelicado, tan poquita cosa, creyendo que cualquier mañana te encontraríanmuerto en el calabozo.Y aún sufríamás pormi empeño de que aquí no seconociese tu situación. ¡Un Luna, el hijo del señor Esteban, el antiguojardinero de la Primada, con el que conversaban los canónigos y hasta losarzobispos... mezclado entre la gentuza infernal que quiere destruir elmundo...!Poresto,cuandoEusebioelAzulyotroschismosillosdelacasamepreguntabansipodríassertúelLunadequehablabanlosperiódicos,yodecíaquemihermanoestabaenAméricayquemeescribíasdetardeentarde,por

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andarocupadoengrandesnegocios.¡Yavesquédolor!Esperarquetematasendeunmomentoaotro,ynopoderhablar,nopoderquejarse,comunicandolapena ni aun a los de la familia... ¡Lo que yo he rezado ahí dentro...!AcostumbradoslosdelacasaavertodoslosdíasaDiosylossantos,somosalgodurosypecadores;peroladesgraciaablandaelalma,yyomedirigíalaquetodolopuede,anuestrapatronalaVirgendelSagrario,pidiéndolaqueseacordase de ti, ya que ibas de niño a arrodillarte ante su capilla, cuando tepreparabasparaentrarenelSeminario.

Gabrielsonriócondulzura,comoadmirandolasimplicidaddesuhermano.

—No rías, te lo ruego:me hace daño tu risa. La excelsa Señora lo hizotodoenfavortuyo.Mesesdespuéssupequeatiyaotrososhabíanmetidoenunbarco,conordendenovolvermásaEspaña,y...hastalahorapresente.Niunacarta,niunanoticiabuenaomala.Tecreíamuerto,Gabriel,enesastierraslejanas,ymásdeunavezherezadoportupobrealma,quebienlonecesita.

Elcompañeromostrabaensusojoselagradecimientoporestaspalabras.

—Gracias, Esteban. Admiro tu fe, pero cree que no he salido tan biencomoteimaginasdeaquellaaventurasombría.Mejorhubiesesidomorir.Laaureoladelmartiriovalemásqueentrarenuncalabozosiendounhombreysalirhechounpingajo.

Estoymuy enfermo,Esteban:mi sentencia demuerte es irrevocable.Notengo estómago,mis pulmones están deshechos, este cuerpo que ves es unamáquinadesvencijadaqueapenassifunciona,ycrujeportodosladoscomosilaspiezasfuesenasepararseyacaercadaunaporsulado.LaVirgenquemesalvó por tu recomendación bien podía haber intercedido algomás en favormío,ablandandoamisguardianes.Losinfelicescreíansalvaralmundodandosuelta a los instintos de bestia que duermen en nosotros como restos delpasado... Después, en plena libertad, la vida ha sido más dolorosa que lamuerte.AlvolveraEspaña,empujadoporlamiseriaylaspersecuciones,miexistenciaha sidoun infierno.Nohepodidoparar enningún sitio donde sereúnen hombres. Me acosan como perros; quieren que viva fuera de lasciudades;meacorralan,empujándomehaciaelmonte,haciaeldesierto,dondenoexistensereshumanos.Parecequesoyunhombretemible,mástemiblequelosdesesperadosquearrojanbombas,porquehablo,porque llevoenmíunafuerzairresistiblequemehacepropagarlaVerdadapenasmeveoenpresenciadedosdesgraciados....Peroestoseacabó.Puedestranquilizarte,hermano.Soyhombremuerto;mimisión tocó a su fin; pero detrás demí vendrán otros yotros.Elsurcoestáabiertoylasimienteensusentrañas.¡Germinal!AsígritóunamigomíodedestierrocuandoenEspañavioelúltimorayodesoldesdeeltablado del patíbulo....Voy amorir, yme creo con derecho al descanso porunosmeses.Quierogustarporprimeravezenmividaladulzuradelsilencio,

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de la inmovilidad, del incógnito: no ser nadie, que nadie me conozca; noinspirar simpatías ni miedo. Quisiera ser una estatua de esa portada, unapilastra de la catedral, algo inmóvil, sobre cuya superficie resbalasen eltiempo,lasalegríasylastristezas,sincausarestremecimientosniemociones.Anticipar lamuerte; ser cadáverque respiray come,peroquenopiensa, nisufre,niseentusiasma:ésaseríaparamíladicha,hermano.Noséadondeir:loshombresmeesperanmásalládeesapuertaparaacosarmeotravez...¿Mequierescontigo...?

ElVaradepalo,portodacontestación,empujócariñosamenteaGabriel.

—¡Vamos arriba, loco! No morirás; yo te sacaré adelante. Lo que túnecesitas es calma y cariño. La catedral te curará. Aquí sanarás esa cabezaenferma,quepareceladeDonQuijote.¿Teacuerdascuandodeniñonosleíassuhistoria en lasveladas...?Anda adelante, fantasioso. ¿Qué te importa a tique el mundo esté mejor o peor arreglado? Así lo encontramos, y así serásiempre.Loqueimportaesvivircristianamente,conlacertezadequelaotravidaserámejor,yaqueesobradeDiosynodeloshombres.¡Arriba,vamosarriba!

Yempujandocariñosamentealvagabundo,salierondelclaustroporentrelosmendigos,quehabíanseguidoconmiradacuriosa laentrevistasinpoderescucharunapalabra.Atravesaronlacalle,entrandoenlaescaleradelatorre.Los peldaños eran de ladrillos rojos y gastados, y las paredes, pintadas deblanco, estaban cubiertas en todas sus revueltas de grotescos dibujos yenrevesadas inscripciones de las gentes que subían a la torre atraídas por lafamadelaCampanaGorda.

Gabrielascendíalentamente,jadeandoydeteniéndoseencadatramo.

—Estoymalo,Esteban...muymalo.Estefuellehaceaireportodaspartes.

Después,comoarrepentidodesuolvido,seapresuróapreguntar:

—¿YPepa,tumujer?Supongoqueestarábuena....

Se contrajo la frente del empleado de la catedral y sus ojos pusiéronsevidriosos,comosifueseallorar.

—Murió—dijoconlaconismosombrío.

Gabriel sedetuvo,agarrándosea labarandilla, como inmovilizadopor lasorpresa.Despuésdeuncortosilencio,añadió,coneldeseodeconsolarasuhermano:

PeroSagrario,misobrina,estaráhechaunahermosura.Laúltimavezquelaviparecíaunareina,consumoñorubioyaquellacaritasonrosada,devellodorado,comounalbaricoquedeloscigarrales.¿Secasóconelcadeteoestácontigo?

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El Vara de palo puso el gesto más sombrío y miró a su hermanotorvamente.

—Muriótambién—dijoconsequedad.

—¿TambiénSagrariohamuerto?—preguntó;Gabrielconextrañeza.

—Hamuertoparamí,yeslomismo....Hermano,porloquemásquierasenelmundo,nomehablesdeella.

Gabrielcomprendióquedespertabaunapenagrandeconsuspreguntasynodijomás,emprendiendodenuevolaascensión.Enlavidadesuhermanohabía ocurrido algo grave durante su ausencia: uno de estos sucesos quedisuelvenlasfamiliasyseparanparasiemprealosquesobreviven.

Atravesaron la galería cubierta del arco del Arzobispo y entraron en elclaustroalto,llamadolasClaverías:cuatropórticosigualesenlalongitudalosdelclaustrobajo,perodesnudosdetodadecoraciónyconunaspectomísero.El pavimento era de ladrillos gastados y rotos. Los cuatro lados que dabansobreeljardínteníanunabarandillaentrelaschatascolumnasquesosteníanlatechumbredeañejasvigas.Eraunaobraprovisional,detressiglosantes,quehabía quedado para siempre en tal estado. A lo largo de las paredesenjalbegadasabríanse sin simetría laspuertasyventanasde lashabitacionesque venían ocupando los servidores de la catedral, transmitiéndose oficio yvivienda de padres a hijos. El claustro, con sus pórticos bajos, ofrecía elaspectodecuatrocalles, cadaunade lascuales sólo teníauna filadecasas.Enfrente estaba la chata columnata, sobre cuyas barandillas asomaban suscopaspuntiagudas loscipresesdel jardín.Porencimadel tejadodelclaustroveíanse las ventanas de la segunda fila de habitaciones, pues casi todas lascasasdelasClaveríasteníandospisos.

Eraunpuebloquevivíasobrelacatedralalniveldelostejados,yalllegarla noche y cerrarse la escalera de la torre quedaba aislado de la ciudad. LatribusemieclesiásticaseprocreabaymoríaenelcorazóndeToledo,sinbajarasuscalles,adheridaportradicionalinstintoaaquellamontañadepiedrablancaycalada,cuyosarcoslaservíanderefugio.Vivíasaturadadelolordelinciensoyrespirabaelperfumeespecialdemohoyhierroviejode lascatedrales,sinmáshorizontequelasojivasdeenfrenteoelcampanario,queaplastabaconsumoleunpedazodelcieloqueseveíadesdeelclaustroalto.

El compañero Luna creyó retroceder de golpe a la niñez. ChicuelossemejantesalGabrieldeotrostiemposcorríanjugandoporlascuatrogaleríasosesentabanencogidosenlapartedelclaustrobañadaporlosprimerosrayosdel sol.Mujeres que le recordaban a sumadre sacudían sobre el jardín lasmantasdelascamasobarríanlosrojosladrillosinmediatosasusviviendas.Elcompañerovioaúnborrososenlapareddosmonigotesquehabíapintadocon

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carbón cuando tenía ocho años. Sin los pequeñuelos que gritaban y reíanpersiguiéndose,sehubieracreídoquelavidaestabaensuspensoenesterincóndelacatedral,comosienaquelpueblocasiaéreononaciesenimuriesenadie.

ElVaradepalo,cejijuntoysombríodesdelasúltimaspalabras,quisodaralgunasexplicacionesasuhermano.

—Vivoennuestracasadesiempre.Melahandejadoenconsideraciónalamemoriadelpadre.Hayqueagradecerloalosseñoresdelcabildo,teniendoencuenta que no soy más que un triste Vara de palo.... Desde que ocurrió la«desgracia»tengounaviejaquearreglalacasa,yademásviveconmigodonLuis, elmaestro de capilla. Ya le conocerás: un sacerdote joven, demuchovaler,queaquíestáobscurecido;unalmadeDios,alquetienenporunlocoenlacatedralyvivecomounángel.

Entraronen lacasade losLuna,queerade lasmejoresde lasClaverías.Junto a la puerta, dos hileras de macetas en forma de relojera, clavadas almuro,dejabanpender lascabellerasverdesdesusplantas.Dentro,enlasalaqueservíaderecibimiento,Gabrielloencontrótodolomismoqueenvidadesuspadres.Lasparedesblancas,queconlosañoshabíantomadounmorenocolordehueso,estabanadornadascongrabadosantiguosdesantos.Lasilleríade caoba, brillante por el continuo frote, ofrecía cierto aspecto de juventud,quecontrastabaconsuscurvasdeprincipiosdesigloysusasientospróximosadesfondarse.Porunapuertaentreabierta seveía lacocina, en laquehabíaentradosuhermanoparadarórdenesaunamujerviejadeaspectotímido.Enunrincóndelasalaestabaenfundadaunamáquinadecoser.Lunahabíavistotrabajandoenellaasusobrina laúltimavezquepasópor lacatedral.Eraelrecuerdo permanente que había dejado la «pequeña» después de aquellacatástrofe que despertaba en el padre un dolor sombrío. Al través de unaventanade lasalaveíaGabrielelpatio interior,quehacíaapetecibleaquellahabitaciónentre todas lasde lasClaverías:unespaciodecielo libre,con loscuartossuperioressostenidosporcuatrofilasdedelgadascolumnasdepiedra,quedabanalpatioelaspectodeunpequeñoclaustro.

Estebanvolvióareunirseconsuhermano.

—Tú dirás lo que quieres almorzar. En la cocina todo está listo. Pide,hombre,pideporesaboca.Aunquepobre,hedepoderpocosino te sacoaflote,quitándoteeseaspectodemuertoresucitado.

Gabrielsonriótristemente.

—Esinútilqueteesfuerces.Miestómagoacabó.Lebastaconunpocodeleche,ygraciasqueloadmita.

Esteban dio órdenes a la vieja para que bajase a la ciudad en busca deleche,ycuando ibaasentarseal ladodesuhermano, seabrió lapuertaque

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dabaalclaustro,asomandoporellaunacabezadehombrejoven.

—¡Buenosdías,tío!—exclamó.

Tenía un perfil achatado y perruno; los ojos eran de malicia, y peinabalustrosostufospegadosarribadelasorejas.

—Pasaperdido,pasa—dijoelVaradepalo.

Yañadió,dirigiéndoseasuhermano:

—¿Sabes quién es éste...? ¿No? Pues el hijo de nuestro pobre hermano,queDiostengaensugloria.Viveenlashabitacionesaltasdelclaustroconsumadre, que lava la ropa de coro de los señores canónigos y riza unassobrepellicesquedagozoverlas....Tomás,muchacho, saludaal señor.Es tutíoGabriel,queacabadellegardeAmérica,ydeParís,¡yquéséyodedónde!Detierrasqueestánmuylejos,muylejos.

ElmuchachosaludóaGabriel,algointimidadoporlacaratristeyenfermade aquel pariente, del que había oído hablar a su madre como de un sermisteriosoynovelesco.

—Aquí donde lo ves—prosiguió Esteban dirigiéndose a su hermano ymostrándole al muchacho—, es la peor cabeza de la catedral. El señorcanónigoObreromásdeunavezlehubiesepuestodepatitasenlacallesinofueseporconsideraciónalamemoriadesupadreydesuabueloyalapellidoquelleva,puestodossabenquelosLunasonantiguosenlacatedralcomolaspiedrasdesusmuros....Noseleocurrecalaveradaquenolarealice:enplenasacristíajuracomounimpíoaespaldasdelosseñoresbeneficiados.¡Nodigasqueno,granuja!

Yleamenazabaconunamano,entreseveroyrisueño,comosienelfondodesupensamientolehiciesenciertagracialasfaltasdelsobrino.Ésteacogíalareprimendaconmuecasqueagitabansucarademovilidadsimiescaysinbajarlosojos,queteníanunafijezainsolente.

—Es una mala vergüenza—continuó el tío—que te peines así, como lachulería de la corte que viene a Toledo en las grandes fiestas. En la buenaépocadelacatedralyatehubiesenpeladoalrape.Perocomoenestostiemposdedesamortización,libertadydesgracias,nuestrasantaiglesiaespobrecomouna rata, lamiseria no deja humor a los señores del cabildo para fijarse endetalles, y todo anda abajo que da lástima. ¡Qué abandono, Gabriel! ¡Si lovieras! Esto parece una oficina como esas deMadrid adonde va la gente acobraryechaacorrerenseguida.Lacatedraleshermosacomosiempre,perono se encuentraporparte alguna lamajestaddel cultodelSeñor.Lomismodiceelmaestrodecapilla,indignándosealverqueenlasgrandesfiestassólotoman asiento enmedio del coro hastamedia docena demúsicos. La gente

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jovenqueviveenlasClaveríasnotieneamoranuestraPrimadaysequejadelocortosqueson lossueldos,sin tenerencuentael temporalqueaguanta lareligión. Si esto continúa, no me extrañará ver a este pájaro y a otros tantunantescomoéljugandoalarayuelaenelcrucero...¡Diosmeperdone!

YelsimpleVaradepalohizoungestoescandalizándosedesuspalabras.Despuéscontinuó:

—Esteseñorito,aquídonde loves,noestácontentoconsuestado,yesoque, siendo casi un mocoso, ocupa el cargo que su pobre padre no pudoconseguir hasta los treinta años. Quiere ser torero, y hasta un domingo seatrevió a salir en una novillada en la plaza de Toledo. Su madre bajódesmelenadacomounaMagdalenaacontármelotodo,yyo,pensandoquesupadre había muerto y me correspondía hacer sus veces, aguardé al señorcuandovolvíadelaplazaechándolasdeguapo,yloarreédesdelaescaleradela torre hasta su habitación con la misma vara de palo que me sirve en lacatedral. Él te dirá si tengo lamano dura cuandome enfado.... ¡Virgen delSagrario!¡UnLunadelaSantaIglesiaPrimadametidoatorero!¡Pocorieronlos canónigos y hasta el señor cardenal, segúnme han dicho, al conocer elcaso!UnbeneficiadodebuenhumorleapodódesdeentonceselTato,yasílellaman todos en la casa. ¿Has visto, hermano, qué honra proporciona a lafamiliaestetuno...?

ElsilenciariopretendíaanonadarconsumiradaalTato,peroéstesonreía,sinimpresionarsegrancosaconlaspalabrasdesutío.

—Ynocreas,Gabriel—continuó—,queaesteindividuolefaltaunpedazodepanyporesohacetalesdisparates.Apesardesumalacabeza,tienedesdelosveinteañoselcargodeperrerodelasantacatedral:hallegadoadondesólosellegabaentiemposmejoresdespuésdemuchosañosybuenasagarraderas.Cobra sus seis realitos diarios, y como anda suelto por la iglesia, puedeenseñar las curiosidades a los forasteros. Con las propinas que le caen estámejorqueyo.Los extranjerosquevisitan la catedral, gentesdescomulgadasquenosmirancomomonosrarosyencuentrantodolonuestrocuriosoydignoderisa,sefijanenél.Lasinglesaslepreguntansihasidotoreador,yél¡paraqué necesita más...! Al ver que le dan por el gusto, suelta el saco de lasmentiras (porque a embustero nadie le echa la pata encima) y cuenta lasgrandes corridas que lleva dadas en Toledo y fuera de él, los toros que hamuerto...yesosbobaliconesdeInglaterratomannotaensusálbumes,yhastaalgunarubiapatudadibujadeuntrazolacabezadeestetrapalón.Aélloquele interesa es que le crean las mentiras y al final le larguen la peseta; leimporta poco que esos herejes se vayan a su tierra propalando que en lacatedraldeToledo, en la IglesiaPrimadade lasEspañas, los empleados sontorerosyayudanalasceremoniasdelcultoentrecorridaycorrida.Total,queganamásdineroqueyo,yapesardeesto, secreepostergadoensucargo...

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¡Un empleo tan hermoso! ¡Marchar en las grandes procesiones al frente detodos, junto a la gran manga de la Primada, con una horquilla forrada deterciopelo rojo para sostenerla si es que cae, y vestido con un ropón debrocadoescarlata,comouncardenal!Hastasepareceenesetraje,segúndiceelmaestrodecapilla,quesabemuchodetalescosas,auntalDienteonosécómo,quehacesiglosvivíaenItaliaybajóalinfierno,escribiendosuviajeenverso.

Sonaron pasos en una angosta escalerilla de caracol que, perforando elmuro,comunicabaelrecibimientoconelpisosuperior.

—EsdonLuis—dijoelVaradepalo—.VaadecirsumisaenlacapilladelSagrario,ydespuésalcoro.

Gabriel se levantó del sofá para saludar al sacerdote. Era pequeño y deconstitución débil, resaltando en él desde el primer golpe de vista ladesproporción entre el cuerpo enfermizo y la cabeza enorme. La frente,abombada y saliente, parecía aplastar con su peso las facciones morenas eirregulares,alteradaspor lahuellade lasviruelas.Erafeo,ysinembargo, laexpresióndesusojosazules,elbrillodeladentadurasana,blancaeigual,queparecía iluminar la boca, y la sonrisa ingenua, casi infantil, que plegaba loslabios, daban a su rostro esa expresión simpática que revela a los seressencillosensimismadosensusaficionesartísticas.

—¿Conqueelseñoresesehermanodequientantomehahabladousted?—dijoaloírlapresentaciónquehacíaEsteban.

Tendió su mano a Gabriel amistosamente. Los dos eran de aspectoenfermizo:eldesequilibrioorgánicoparecíaatraerlesfraternalmente.

—YaqueelseñorhaestudiadoenelSeminario—dijoelmaestrodecapilla—,conoceráalgodemúsica.

—Esloúnicoquerecuerdodeaquellasenseñanzas.

—¡Yalviajartantoporelmundo,habráoídocosasbuenas...!

—Algo hay de eso. La música es para mí la más grata de las artes.Entiendopocodeella,pero«lasiento».

—Muy bien, muy bien. Seremos amigos. Ya me contará usted cosas.¡Cuántoleenvidioporhabercorridoelmundo...!

Hablaba como un niño inquieto, sin querer sentarse por más que elsilenciario,encadaunadesusevolucionesporlasala,leofrecíaunasilla.Ibade un lado a otro con el manteo terciado y la teja en la mano, un pobresombrero sin rastro de pelo, abollado, con una capa de grasa en las alas,mísero y viejo como la sotana y los zapatos. A pesar de esta pobreza, elmaestrodecapillateníaciertaelegancia.Sucabello,demasiadocrecidoparala

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costumbre eclesiástica, se ensortijaba en la cúspide del cráneo. La maneraarroganteconqueplegabaelmanteoentornodesucuerpohacíarecordarlacapa de los tenores de ópera. Había en él cierta desenvoltura profana quedelataba al artista sepultado en los hábitos sacerdotales, ansioso por volarfueradeellos,abandonándolosasuspiescomounamortaja.

Llegaron a la habitación, como truenos lejanos, algunas campanadasgravesqueconmovieronelclaustro.

—Tío, que llaman a coro—dijo el Tato—. Ya debíamos estar en la-catedral.Soncasilasocho.

—Es verdad, hombre; tiene gracia que seas tú quienme lo recuerde.Enmarcha.

Luegoañadió,dirigiéndosealsacerdotemúsico:

—DonLuis, sumisaesa lasocho.Yahablarádespuésde suscosasconGabriel.Ahora, a la obligación.Hayque sacar para los postres, comousteddice,yaqueenestostiemposdeldemonioapenassidaelcargoparacomer.

Elmaestrodecapillaasintió tristementeconunmovimientodecabezaysalió tras losdosservidoresdel templo,contrariado,comosi learrastrasenaun trabajo penoso y antipático. Tarareaba distraídamente al dar la mano aGabriel,yéstecreyóreconocerunfragmentodelSeptiminodeBeethovenenlamúsicaque,sordaycortada,salíadeentreloslabiosdeljovensacerdote.

Lunasetendióenelsofá,abandonándosealafatigaalversesolo,despuésdelalargaesperaantelacatedral.Laviejaqueservíaasuhermanopusojuntoa él un jarrito de leche, llenando después un vaso. Gabriel bebió, haciendoesfuerzos por dominar los estremecimientos de su estómago enfermo, quepugnaba por expeler el líquido. Su cuerpo, fatigado por lamala noche y elcansanciode laespera,acabóporasimilarseelalimento,sumiéndoseenunadulce languidez que no había sentido en mucho tiempo. Gabriel pudoadormecerse, y así estuvomás de una hora, inmóvil en el sofá, cortándosevariasvecessudesigualrespiraciónconelestertordelatoscavernosa,quenollegabaadesvanecersusueño.

Cuando despertó, fue de golpe, con un estremecimiento nervioso que leconmoviódelospiesalacabeza,haciéndolesaltardelsofácomoaimpulsosdeun resorte.Era la inquietuddelpeligroquehabíaquedado fijaenélparasiempre; el hábito de la intranquilidad contraído en los obscuros calabozos,cuandoesperabaatodashorasverabrirselapuertaparaserapaleadocomounperrooconducidoalcuadrodeejecuciónanteladoblefiladefusiles;yamásde esto, la costumbre de vivir vigilado en todos los países, presintiendo elespionaje de la policía en tornode él, sorprendido enmediode la noche encuartosdeposadaporlaordendesalirinmediatamente;lazozobradelantiguo

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Asheverus,queapenasgustabauninstantedeldescanso,oíaeleterno«Anda,anda».

Noquisodormirmás,comositemierasufrirdenuevolasnegraspesadillasdelensueño.Preferíalarealidad:aquelsilenciodelacatedralqueleenvolvíaenunadulcecaricia; lacalmaaugustadel templo, inmensomontedepiedralabrada que parecía pesar sobre él aplastándolo, ocultando para siempre sudebilidaddeperseguido.

Salióalclaustro,ypuestodecodosenlabarandillacontemplóeljardín.

LasClaveríasparecíandesiertas.Losniñosquelasanimabanalcomenzarel día estaban en la escuela; lasmujeres, dentro de sus casas, preparaban lacomida.Entodoelclaustronohabíaotrapersonaqueél.Laluzdelsolbañabatodo un lado; la sombra de las columnas cortaba oblicuamente los grandescuadrosdeoroquecubríanlasbaldosas.Unsilencioaugusto, lacalmasantadelacatedral,penetrabaenelagitadorcomodulcenarcótico.Lossietesiglosadheridosaaquellaspiedrasparecíanenvolverlecomootrostantosvelosqueleaislabandelrestodelmundo.EnunahabitacióndelasClaveríassonabaunmartillo con repiqueteo incesante. Era el de un zapatero que Gabriel habíavisto,altravésdelosvidriosdeunaventana,encorvadoantesumesilla.Enelpedazo de cielo encuadrado por los tejados volaban algunos palomos,moviendo sus blancas alas como si bogasen en un lago de intenso azul.Alfatigarse,descendíanalclaustro,yagarradosalasbarandillas,emprendíanunsusurroqueestremecíaelreligiososilenciocomounsuspirodeamor.Devezencuandoseabríanlascancelasdelacatedral,esparciendoeneljardínylasClaveríasunabocanadadeaire cargadade incienso,de rugidosdeórganoyvoces graves que cantaban palabras latinas prolongando solemnemente lassílabas.

Gabriel miraba el jardín, orlado por las arcadas de piedra blanca y susrudoscontrafuertesdeberroqueñaobscura,encuyacúspidedejabanlaslluviasunaflorescenciadehongoscomobotonesde terciopelonegruzco.Descendíaelsolaunángulodel jardín,yel restoquedabaenunaclaridadverdosa,depenumbraconventual.Latorredelascampanasocultabaunpedazodecielo,ostentando sobre sus flancos rojizos, ornados de junquillos góticos ycontrafuertessalientes,lasfajasdemármolnegroconcabezasdemisteriosospersonajesyescudosdearmasdelosdiversosarzobisposqueintervinieronensu construcción. En lo alto, cerca de los pináculos de piedra blanquísima,mostrábanse lascampanas trasdeenormes rejas,comopájarosdebronceenjaulasdehierro.

Tres campanadas graves, anunciando que la misa mayor estaba en sumomentomássolemne,retumbaronentodalacatedral.Temblólamontañadepiedra, transmitiéndose la vibración por naves, galerías y arcadas hasta los

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profundoscimientos.

Después,otravezel silencio,queparecíamás imponente,másprofundo,traslostruenosdelbronce.Volvíaaoírseelsusurrodelospalomos,yabajo,en el jardín, piaban unos pájaros, como enardecidos por el rayo de sol quereanimabalaverdosapenumbra.

Gabriel sentíase conmovido.Se apoderabade él ladulce embriaguezdelsilencio, de la calma absoluta: la felicidad del no ser.Más allá de aquellosmurosestabaelmundo;peronoseleveía,noselesentía;parábaserespetuosoy aburrido ante aquel monumento del pasado, hermosa sepultura en cuyointerior nada excitaba su curiosidad. ¿Quién podía suponer que él estabaallí...? Aquella verruga de siete siglos, formada por poderes políticos quemurieronyporunafeagonizante,seríasuúltimorefugio.Enplenaépocadedescreimiento, la iglesia le serviría de lugar de asilo, como a los grandescriminalesdelaEdadMedia,quedesdeloaltodelclaustroseburlabandelajusticia, detenida en la puerta como los mendigos. Allí dejaría que seconsumaraenelsilencioylacalmalalentaruinadesucuerpo.Allímoriría,con la dulce satisfacción de haber perecido para el mundo mucho tiempoantes. Por fin realizaba el deseo de acabar sus días en un rincón de lasoñolientacatedralespañola,únicaesperanzaquelesonreíacuandocaminabaa pie por las carreteras de Europa, ocultándose del guardia civil o delgendarme,ypasaba lasnoches enun foso, apelotonado, con labarba en lasrodillas,creyendomorirdefrío.

Cogerlacatedralcomoelnáufragoagarraunrestodelbuque,próximoyaaahogarse:éstaerasuesperanza,yacababaderealizarla.Laiglesialeacogíacomounamadreviejayadustaquenosonríe,peroabrelosbrazos.

—Porfin....Porfin...—murmuróLuna.

Y sonrió pensando en aquel mundo de persecuciones y dolores queabandonaba comoenun lugar remoto, situadoenotroplaneta, al que jamáshabíadevolver.Lacatedralleguardabaparasiempre.

En el silencio profundo del claustro, al que no llegaban los ruidos de lacalle,elcompañeroLunacreyóoír,lejano,muylejano,elchillónsonidodelascornetas, y después un sordo redoble de tambores. Entonces se acordó delAlcázar de Toledo, que parece dominar desde su altura a la catedral,intimándola con la pesada mole de sus torres. Eran las cornetas de laAcademiaMilitar.

AGabriellehicierondañoestossonidos.Habíaperdidodevistaelmundo,ycuandosecreíalejos,muylejosdeél,sentíasupresencia,unpocomásalládelostejadosdeltemplo.

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II

Desde los tiemposdel segundocardenaldeBorbón,erael señorEstebanLunajardinerodelacatedral,porderechoqueparecíavinculadoensufamilia.¿CuálfueelprimerLunaqueentróalserviciodelaSantaIglesiaPrimada?Eljardinero,alhacerseestapregunta,sonreíasatisfecho,ysusojosmirabanaloinfinito,comoqueriendoabarcarlainmensidaddeltiempo.LosLunaerantanantiguos como los cimientos de la iglesia.Habían ido naciendo las diversasgeneraciones en los aposentosdel claustro alto,y cuandoel ilustreCisnerosaúnnohabíaconstruidolasClaverías,losLunavivíanenlascasasinmediatas,como si no pudiesen existir fuera de la sombra de la Primada. A nadiepertenecía lacatedralconmejorderechoqueaellos.Pasaban loscanónigos,losbeneficiadosylosarzobispos;ganabanlaplaza,morían,yotroalpuesto;eraundesfiledecarasnuevas,deseñoresqueveníandetodoslosrinconesdeEspaña a sentarse en el coro paramorir años después, dejando la vacante aotrosadvenedizos;ylosLunasiempreensupuesto,comosilaantiguafamiliafueseunapilastramásdelasmuchasquesostieneneltemplo.PodríaserqueelarzobispoqueundíasellamabadonBernardo,sellamasealañosiguientedonGasparyalotrodonFernando;loimposibleeinverosímileraquelacatedralpudieseexistirsinteneralgúnLunaeneljardín,enlasacristíaoenelcrucero,acostumbradadurantetantossiglosasusservicios.

El jardinerohablabaconorgullodesuestirpe:desunobleydesgraciadoparienteelcondestabledonÁlvaroenterradocomounreyensucapilladetrásdelaltarmayor;delpapaBenedictoXIII,altivoytozudocomotodoslosdelafamilia; de don Pedro de Luna, V de su nombre en la silla arzobispal deToledo,ydeotrosparientesnomenosilustres.

—Todossomosdelmismotronco—decíaconorgullo—.Todosvinimosala conquista deToledo con el buen reyAlfonsoVI. Sólo que unosLuna letomaron gusto a matar moros, y fueron señores y conquistaron castillos, yotros, mis abuelos, quedaron al servicio de la catedral, como fervorososcristianosqueeran.

Con la satisfacción de un duque que cuenta sus ascendientes, el señorEsteban remontaba la cadenade losLunahasta titubearyperderseenplenosigloXV.SupadrehabíaconocidoadonFranciscoIIILorenzana,elpríncipede la Iglesia fastuoso y pródigo, que gastaba las cuantiosas rentas delarzobispadoconstruyendopalaciosyeditandolibros,comoungranseñordelRenacimiento. Había conocido también al primer cardenal de Borbón, donLuis II,ycontaba lavidanovelescadeeste infante.Hermanodel reyCarlosIII, lacostumbrequededicabaa la Iglesiaa los ilustressegundones lehabía

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hechocardenalalaedaddenueveaños.Peroaaquelbuenseñor,retratadoenlaSalaCapitularconpelucablanca,labiospintadosyojosazules,lellamabanmás los goces del mundo que las grandezas de la Iglesia, y abandonó elarzobispado para casarse con una dama de modesta estirpe, riñendo parasiempreconelmonarca,queloenvióaldestierro.YelviejoLuna,saltandodeabueloenabueloatravésdelossiglos,recordabaalarchiduqueAlberto,querenunciólamitratoledanaparairagobernarlosPaísesBajos,yalmagníficocardenalTavera,protectordelasartes;todospríncipesexcelentes,quehabíantratado con cariño a la familia, reconociendo su secular adhesión a laSantaIglesiaPrimada.

LostiemposdelajuventudfueronmalosparaelseñorEsteban.EranlosdelaguerradelaIndependencia.LosfrancesesocupabanToledoyentrabanenlacatedral como paganos, arrastrando el sable en plena misa mayor, paracuriosearhastapor losúltimos rincones.Las alhajas estabanescondidas; loscanónigos y los beneficiados, que entonces se llamaban racioneros, vivíandesperdigadosporlapenínsula.Unossehabíanrefugiadoenlasplazastodavíaespañolas;otrosestabanocultosenlospueblos,haciendovotosporqueprontovolvieseelDeseado.Elcorodabalástimaconlasescasasvocesdelostímidosy los comodones que, pegados al asiento y no pudiendo vivir lejos de él,habían reconocidoal rey intruso.El segundocardenaldeBorbón,eldulceeinsignificante donLuisMaría, estaba enCádiz, de regente del reino. Era elúnicodelafamiliaquequedabaenEspaña,ylasCorteshabíanechadomanodeélparadarciertotintedinásticoasuautoridadrevolucionaria.

Cuandoal terminar laguerravolvióasusedeelpobrecardenal,elseñorEstebanseenternecióviendosurostrodeniñotriste,rematadoporunacabezade redonda e insignificante pequeñez. Venía desalentado y cariacontecido,despuésderecibirenMadridasusobrinoFernandoVII.Suscompañerosderegenciaestabanenlacárceloeneldestierro;ysíélnosufrióigualsuerte,eraporsumitraysuapellido.Elinfelizpreladocreíahaberhechounagrancosasosteniendolosinteresesdesufamiliadurantelaguerra,yseveíaacusadodeliberal,deenemigodelareligiónydeltrono,sinquepudieseadivinarenquéhabía conspirado contra ellos. El pobre cardenal de Borbón languideció detristezaensupalacio,dedicandosusrentasahacerobrasenlacatedral,hastaque murió al iniciarse la reacción de 1832, dejando el sitio a Inguanzo, eltribunodelabsolutismo,unpreladoconpatillasentrecanas,quehabíahechosu carrera en las Cortes de Cádiz atacando como diputado toda reforma yabogando por el retroceso a los tiempos de losAustrias,medio seguro parasalvaralpaís.

El buen jardinero saludaba con igual entusiasmo al cárdena borbónicoodiado de los reyes, que al prelado con patillas que hacía temblar a toda ladiócesis con su genio acre y desabrido y sus arrogancias de revolucionario

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absolutista.Paraél,quienllegabaalasilladeToledoeraunhombreperfecto,cuyosactosnosepodíandiscutir,yhacíaoídossordosalasmurmuracionesdecanónigosybeneficiados, loscuales, fumandouncigarrilloenelcenadordesujardín,hablaban-delasgenialidadesdeaquelseñordeInguanzo,indignadocontraelgobiernodeFernandoVIIporquenoerabastante«neto»ypormiedoalosextranjerosnoosabarestablecerelsaludableTribunaldelaInquisición.

Lo único que entristecía al jardinero era contemplar la decadencia de suqueridacatedral.Las rentasdel arzobispadoy lasdel cabildohabían sufridogranmermaconlaguerra.Habíaocurridoloqueenlasinundaciones,que,alretirarse,arrastranárbolesycasas,dejandoelterrenoyermoydesabitado.LaPrimada perdíamuchos de sus derechos; los arrendatarios se hacían dueñosvaliéndose de los apuros del Estado; los pueblos se negaban a pagar susservidumbresfeudales,comosielhábitodedefenderseyhacer laguerra leslibrase para siempre del vasallaje. Además, las empecatadas Cortes,decretandolaabolicióndelosseñoríos,habíancercenadolascuantiosasrentasde la catedral, adquiridas en los siglos en que los arzobispos de Toledo secalabanelcascoyandabanconlosmorosagolpesdemandoble.

Aun así, le restaba una fortuna considerable a la Iglesia Primada, ymanteníasuesplendorcomosinadahubieseocurrido;peroelseñorEstebanhusmeaba el peligro desde el fondo de su jardín, enterándose por loscanónigos de las conspiraciones liberales y de los fusilamientos, horcas ydestierrosaque teníaqueapelarel señor reydonFernandoparacontener laaudaciadelos«negros»,enemigosdelamonarquíaylaIglesia.

—Hanprobadoeldulce—decía—,yvolverán,¡vayasivolverán!,asíqueles dejen. Durante la guerra nos dieron el primer mordisco, quitando a lacatedralmásde lamitadde lo suyo, y ahoranos robarán el resto, si es quelograncogerlasarténdelmango.

Eljardineroseindignabaantelaposibilidaddequeestoocurriera.¡Ay!¡YparaestohabíanpeleadoconlosmorostantosseñoresarzobisposdeToledo,conquistandovillas,asaltandocastillosyacotandodehesas,quepasabanaserpropiedaddelacatedral,contribuyendoalmayoresplendordelcultoaDios!¡Ypara caer en lasmanospuercas de los enemigosde todo lo santohabíantestado tantos fieles en la hora de la muerte, reinas, magnates y simplesparticulares,dejandolomássanodesufortunaalaSantaIglesiaPrimada,coneldeseodesalvarsualma...!¿Quéibaaserdelasseiscientaspersonas,entregrandes y chicos, clérigos y seglares, dignidades y simples empleados, quécomíandelasrentasdelacatedral...?¿Yaesollamabanlibertad?¿Arobarloque no era suyo, dejando en la miseria a un sinnúmero de familias que semanteníandela«ollagrande»delcabildo?

Cuandolostristespresentimientosdeljardinerocomenzaronacumplirsey

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Mendizábaldecretóladesamortización,elseñorEstebancreyómorirderabia.ElcardenalInguanzoprocediómejorqueél.Arrinconadoensupalacioporlosliberales,comosuantecesorlohabíasidoporlosabsolutistas,tomóelpartidodemorirse,paranopresenciartantosatentadoscontralafortunasagradadelaiglesia. El señor Luna, que por ser simple jardinero no podía imitar alcardenal,siguióviviendo;perotodoslosdíastomabaundisgustoalsaberque,porcantidadesirrisorias,algunosmoderadosdelosquenofaltabanalamisamayoribanadquiriendohoyunacasa,mañanauncigarral,alotrounadehesa,fincas todas pertenecientes a la Primada que habían pasado a figurar en losllamados bienes nacionales. ¡Ladrones! Al señor Esteban le causaba igualindignación esta subasta lenta, que desgarraba en piezas la fortuna de lacatedral,quesivieraa losalguacilesentrarensucasade lasClaveríasparallevarselosmueblesdelafamilia,cadaunodeloscualesguardabaelrecuerdodeunascendiente.

Hubo momentos en que pensó abandonar el jardín, marchando alMaestrazgooalasprovinciasdelNorteenbuscadeloslealesquedefendíanlosderechosdeCarlosVy lavuelta a los antiguos tiempos.Tenía entoncescuarentaaños;sentíaseágilyfuerte,yaunquesuhumorerapacíficoynuncahabíatocadounfusil,leanimabaelejemplodealgunosestudiantestímidosypiadososquesehabíanfugadodelSeminario,y,segúnsedecía,peleabanenCataluña tras lacapa rojadedonRamónCabrera.Peroel jardinero,paranoestar solo en su, gran habitación de lasClaverías, se había casado tres añosantesconlahijadelsacristányteníaunhijo.Además,nopodíadespegarsedelaiglesia.Eraunsillarmásdelamontañadepiedra;semovíayhablabacomounhombre,peroteníalaseguridaddeperecerapenassaliesedesujardín.Lacatedral perdería algo importante si le faltaba un Luna, después de tantossiglosdefielservicio,yaél leasustabalaposibilidaddevivirfueradeella.¿Cómohabíadeirporlosmontesdisparandotiros,siparaéltranscurríanlosañossinpisarotrosuelo«profano»queelpedazodecalleentrelaescaleradelasClaveríasylapuertadelMollete?

Siguió cultivando su jardín, con la melancólica satisfacción deconsiderarseacubiertodelosmalesrevolucionariosalabrigodeaquelcolosodepiedraqueimponíarespetoconsumajestuosavetustez.Podríancercenarlafortuna del templo, pero serían impotentes contra la fe cristiana de los quevivíanasuamparo.

El jardín, insensible y sordo a las tempestades revolucionarias quedescargabansobrelaiglesia,seguíadesarrollandoentrelasarcadassubellezasombría.Loslaurelescrecíanrectoshastallegaralasbarandillasdelclaustroalto;loscipresesagitabansuscopascomosiquisieranescalarlostejados;lasplantas trepadoras se enredaban en las verjas del claustro formando tupidascelosíasdeverdura,ylahiedratapizabaelcenadorcentral,rematadoporuna

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montera de negra pizarra con cruz de hierro enmohecido. En el interior deéste, losclérigos,al terminarelcorode la tarde, leían,a laverdosaclaridadquesefiltrabaentreelfollaje,losperiódicosdelcampocarlistaocomentabanentusiasmados las hazañas de Cabrera,mientras que en lo alto, indiferentesparalasinsignificanciashumanas,revoloteabanlasgolondrinasencaprichosacontradanza,lanzandosilbidoscomosirayasenconsupicoelcristaldelcielo.El señorEsteban asistía silenciosoydepie a este clubvespertino, que traíarecelososalosdelaMiliciaNacionaldeToledo.

Terminó la guerra y se desvanecieron las últimas ilusiones del jardinero.Cayó en un mutismo de desesperado: no quería saber nada de fuera de lacatedral.Dioshabíaabandonadoa losbuenos; los traidoresylosmaloseranlosmás. Lo único que le consolaba era la fortaleza del templo, que llevabalargos siglos de vida y aún podría desafiar a los enemigos durantemuchosmás.

Sólo quería ser jardinero,morir en el claustro alto, como sus abuelos, ydejarnuevosLunaqueperpetuasen losserviciosde la familiaen lacatedral.Suhijomayor,Tomás,teníadoceañosyleayudabaenelcuidadodeljardín.Conunintervalodealgunosañoshabíatenidootro,Esteban,queapenassabíaandaryyasearrodillabaantelasimágenesdelahabitación,llorandoparaquesumadrelebajasealaiglesiaaverlossantos.

La pobreza entraba en el templo; reducíase el número de canónigos yracioneros.Almorir losempleadosanulábanse lasplazas,yerandespedidoslos carpinteros, los albañiles, los vidrieros, que antes vivían en la Primadacomoobrerosadheridosaella,trabajandocontinuamenteensureparación.Sidetardeentardeeraindispensableverificaruntrabajo,sellamabanjornalerosdefuera.EnlasClaveríassedesocupabanmuchashabitaciones;unsilenciodecementerio reinaba allí donde antes se aglomeraba todo un pueblo falto deespacio. El gobierno de Madrid—había que ver con qué expresión dedespreciosubrayabaeljardineroestaspalabras—andabaentratosconelSantoPadreparaarreglarunacosaquellamabanConcordato.Selimitabaelnúmerodeloscanónigos,comosilaIglesiaPrimadafueseunacolegiatacualquiera.Seles pagaba por el Gobierno, lo mismo que a los empleadillos, y para elsostenimiento y culto de la más famosa de las catedrales españolas, quecuando cobraba el diezmo no sabía dónde encerrar tantas riquezas, sedestinabanmildoscientaspesetasmensuales.

—¡Mil doscientas pesetas, Tomás!—decía a su hijo, un chicarrónsilenciosoaquienno interesabagrancosa loqueno fuese su jardín—. ¡Mildoscientas pesetas, cuando yo he conocido a la catedral con más de seismillonesderenta!¿Paraquéhayconeso?Malostiemposnosesperan,ysiyofueseotro,osdedicaríaaunoficio,acualquiercosa,fueradelaPrimada.PerolosLunanopuedendesertar,comotantospillosquehantraicionadolacausa

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de Dios. Aquí hemos nacido y aquí hemos de morir hasta el último de lafamilia.

Y enfurecido contra los clérigos de la catedral, que parecían acoger conbuengustoelConcordatoysussueldos,satisfechosdesalirbienlibradosdelatormentarevolucionaria,seaislabaeneljardín,cerrandolapuertadelaverjayrehuyendolastertuliasdeotrostiempos.

Aquel pequeño mundo vegetal no cambiaba. Su sombra verdosa erasemejantealcrepúsculoqueenvolvíaelalmadeljardinero.Noeralaalegríaruidosa,desbordantedecoloresysusurros,delhuertoalairelibreinundadodesol; tenía lamelancólicabellezadel jardínmonacalentrecuatroparedes, sinmás luzque laquedesciendea lo largode los alerosy las arcadas,niotrasavesquelasquerevoloteanenloaltomirandoconasombrounparaísoenelfondodeunpozo.Lavegetacióneralamismadalospaisajesgriegos:laureles,cipresesyrosales,comoenlosidiliosdelospoetashelénicos.Perolasojivasquelocerraban,losandenespavimentadoscongrandeslosasberroqueñas,encuyos intersticioscrecía lahierbaen festones, lacruzdelcenadorcentral,elolormohosodel hierroviejode las verjasy la humedadde la piedrade loscontrafuertes cubiertos por la verde capa de las lluvias, daban al jardín unambiente de vetustez cristiana. Los árboles se agitaban al viento comoincensarios; las flores, de color pálido, lánguidas, con anémica hermosura,olían a incienso, como si las bocanadas de aire de la catedral con que lasimpregnaban las cercanas puertas transformasen sus naturales perfumes. Elagua de las lluvias, cayendo por las gárgolas y canalones de los tejados,dormíaendosprofundasalbercasdepiedra.Elcubodeljardinerorompíauninstantelacapaverdosadesusuperficie,dejandoverelazulnegruzcodelasgrandesprofundidades;peroapenasextinguidosloscírculosexcéntricosdelainmersión, volvían a aproximarse y a confundirse las verdes lentejas, y otravezdesaparecíaelaguabajo sumortajavegetal, sinunestremecimiento, sinunsusurro,muertaeinmóvilcomoeltemploenelsilenciodelatarde.

En la fiestadelCorpusyen lade laVirgendelSagrario, amediadosdeagosto,lagenteacudíaconcántarosaljardínyelseñorEstebanpermitíaquelosllenasenenlasdoscisternas.Eraunaantiguacostumbrequeapreciabanlosviejos toledanos, haciéndose lenguas de la frescura del agua de la catedral,condenados como estaban el resto del año al líquido terroso delTajo.Otrasveces entraba la gente en el jardín para proporcionar algunas ganancias alseñor Esteban. Las devotas le encargaban ramos para sus imágenes ocomprabantiestosdeflores,creyéndolospreferiblesalosdeloscigarrales,porser de la Iglesia Primada. Las viejas pedían ramas de laurel para guisos ymedicinas caseras. Estos ingresos, unidos a las dos pesetas que el cabildohabía asignado al jardinero después de la fatal desamortización, servían alseñor Esteban para sacar la familia adelante. Próximo ya a la vejez había

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tenidosutercerhijo,Gabriel,unpequeñueloquealoscuatroañosllamabalaatencióndelasmujeresdelasClaverías.Sumadreafirmabaconfeciegaqueera el «vivo retrato» del Niño Jesús que llevaba en brazos la Virgen delSagrario.SuhermanaTomasa,casadaconelAzuldelaVirgenyautoradeunanumerosafamiliaqueocupabacasilamitaddelclaustroalto,hacíaselenguasdeltalentodesusobrinillocuandoapenassabíahablarydelauncióninfantilconquecontemplabalasimágenes.

—Pareceunsanto—decíaasusamigas—.Hayqueverlaseriedadconquerepitelasoraciones....Gabrielillollegaráaseralgo.¡Quiénsabesileveremosobispo!Monaguillosheconocidoyo,cuandomipadreestabaencargadodelasacristía,queyausanmitra,ypuedequealgúndíalostengamosenToledo.

El coro de halagos y alabanzas rodeaba desde sus primeros años al niñocomounanubedeincienso.Lafamiliavivíaparaél.ElseñorEsteban,padreal uso latino, que amaba a sus hijos pero se mostraba con ellos sombrío yamenazadorparaquecreciesenrectos,sentíaanteelpequeñounretoñamientodejuventud,yjugueteabaconél,prestándosesonrienteatodossuscaprichos.LamadreabandonabalasfaenasdelacasaparanocontrariaraGabriel,yloshermanos estaban pendientes de sus balbuceos. El mayor, Tomás, mocetónsilencioso que había reemplazado a su padre en el cuidado del jardín e ibadescalzoenplenoinviernoporlosarriatesylasásperaslosasdelosandenes,subía con frecuencia manojos de hierbas olorosas para que juguetease conellas su hermanillo. Esteban, el segundo, que tenía trece años y gozaba deciertoprestigioentrelosmonaguillosdelacatedralporlaescrupulosidadconqueayudaba lasmisas, asombrabaaGabriel con su sotana rojayel roqueteencañonado,yleofrecíacabosdevelayestampitasdecoloressustraídasdelbreviariodealgúncanónigo.

Algunasvecesleentrabaenbrazoseneldepartamentodelosgigantones,unavastasalaentreloscontrafuertesylosbotarelesdelasnaves,atravesadaporarbotantesdepiedra.Allíestabanloshéroesdelasantiguasfiestas:elCidgigantesco, con su espadón, y las cuatro parejas representando otras tantaspartes del mundo, enormes figurones con los vestidos apolillados y la cararesquebrajadaquehabíanalegradolascallesdeToledo,pudriéndoseahoraenlostejadosdelacatedral.EnunrincónestabalaTarasca,espantablemonstruode cartón que abría sus fauces asustando aGabriel,mientras sobre su lomorugoso giraba locamente una muñeca desmelenada e impúdica, que lareligiosidaddeotrossigloshabíabautizadoconelnombredeAnaBolena.

CuandoGabrielfuealaescuela,todosseasombrarondesusprogresos.Lachiquillería del claustro alto, que tanto enfadaba alVara de plata, sacerdoteencargadodeladirecciónybuenordendelatribuestablecidaenlostejadosdela catedral, admiraba al pequeño Gabriel como un prodigio. Aún no sabíaandar y ya leía de corrido. A los siete años comenzó a rumiar el latín,

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dominándolerápidamente,comosiensuvidanohubiesehabladootracosa;alos diez disputaba con los clérigos que frecuentaban el jardín, los cuales segozabanenoponerleobjecionesydificultades.

ElseñorEsteban,cadavezmásencorvadoydébil,sonreíasatisfechoantesuúltimaobra.¡Ibaaserlagloriadelacasa!SellamabaLuna,ypodíaaspiraratodosinmiedo,pueshastapapashabíaenlafamilia.

Los canónigos llevábanse al pequeño a la sacristía, antes del coro, parahacerle preguntas sobre sus estudios. Un clérigo de las oficinas delarzobispadolopresentóalcardenal,quiendespuésdeoírle lediounpuñadodealmendrasylaesperanzadeocuparunabecaparaquehiciesegratuitamentesusestudiosenelSeminario.

LosLunaysusparientesmásomenoscercanos,queformabancasieltotalde lapoblacióndel claustroalto, se regocijaronconesteofrecimiento. ¿Quéotra cosa podía ser Gabriel sino sacerdote? Para aquellas gentes, pegadasdesdequenacíanaltemplo,cualexcrecenciasdelapiedra,yqueconsiderabana los arzobispos de Toledo los seresmás poderosos delmundo después delPapa,elúnicolugardignodeunhombredetalentoeralaIglesia.

Gabriel fue al Seminario, y la familia creyó que las Claverías quedabandesiertas. Con la marcha del estudiante acababan en casa de los Luna lasveladas, en las que el campanero, el pertiguero, los sacristanes y demásempleados del templo escuchaban la voz clara y bien acentuada deGabriel,que les leía como un ángel, unas veces las vidas de los santos, otras losperiódicos católicosque llegabandeMadrid,y en ciertasnochesunQuijotecontapasdepergaminoyortografíaanticuada,venerableejemplarquehabíapasadoenlafamiliadegeneraciónengeneración.

LavidadeGabrielenelSeminariofuelaexistenciamonótonayvulgardelestudiantelaborioso:triunfosenlascontroversiasteológicas,premiosagranely el honor de ser presentado a los compañeros como modelo. De vez encuando,algúncanónigode losqueexplicabanenelSeminarioentrabaeneljardín.

—El muchacho marcha muy bien, Esteban. Es el primero en todo, yademás,calladoypiadosocomounsanto.Seráelconsuelodesuancianidad.

El jardinero, cada vezmás extenuado y viejo, movía la cabeza. Él sólopodríavereltérminodelacarreradesuhijodesdelasalturas,siesqueDioslellamaba a ellas.Moriría antes de su triunfo, pero no se entristecía por esto;quedaba la familia para gozar de la victoria y dar gracias al Señor por subondad.

Humanidades, teología, cánones, todo lo vencía aquel jovenzuelo conextraordinaria ligereza que asombraba a susmaestros. Le comparaban en el

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SeminarioconlosPadresdelaIglesiaquehabíanllamadolaatenciónporsuprecocidad.Ibaaacabarsusestudiosmuypronto,ytodosleaugurabanqueSuEminencialedaríaunacátedraenelSeminarioantesdecantarmisa.Sudeseode saber era insaciable. La biblioteca del Seminario la trataba como cosapropia. Algunas tardes iba a la catedral para perfeccionar sus estudios demúsicareligiosahablandoconelmaestrodecapillayelorganista.Enelaulade oratoria sagrada dejaba estupefactos al profesor y los alumnos por lafogosidadylaconvicciónconquepronunciabasussermones.

—Lellamaelpulpito—decíaneneljardíndelacatedral—.Sienteelfuegode los apóstoles. Tal vez sea un San Bernardo o un Bossuet. ¡Quién sabeadondeiráapararesemuchacho...!

UnodelosestudiosquemásapasionabanaGabrieleraeldelahistoriadelacatedralydelospríncipeseclesiásticosquelahabíanregido.SurgíaenélelamorvehementedelosLunaporaquellagigantaqueerasueternamadre.Perono la admirabaa ciegas; como todos los suyos:quería saber elporquéyelcómodelascosas;comprobarenloslibroslasnoticiasvagasoídasasupadreconmáscarácterdeleyendaquedehechoshistóricos.

LoprimeroquellamabasuatencióneralacronologíadelosarzobisposdeToledo, una cadena de hombres famosos, santos, guerreros, escritores,príncipes, todos con su cifra detrás del nombre, como los reyes en lasdinastías.Habíansidoenciertasépocas losverdaderosmonarcasdeEspaña.Losreyesgodosensucortenoeranmásquefigurasdecorativas,alasqueseensalzabaosedeponíasegúnlasexigenciasdelmomento.LanacióneraunaRepúblicateocrática,yelverdaderojefeelarzobispodeToledo.

Gabriel dividía y agrupaba por caracteres la larga lista de preladosfamosos.Primeramente los santos, lospropagandistasde laedadheroicadelcristianismo,losobispospobrescomosusdiocesanos,descalzos,fugitivosdelapersecuciónromanayentregandoalfinsucabezaalverdugoconelafándedar nuevo prestigio a la doctrina por el sacrificio de la existencia: SanEugenio, Melando, Pelagio, Patruno y otros nombres que brillaban en elpasado, rompiendo apenas las nieblas de lo legendario. Luego venían losarzobispos de la época goda, los preladosmonarcas, que ejercían sobre losreyes conquistadores la superioridad con que el poder espiritual acaba pordominar a la barbarie conquistadora. El milagro les acompañaba paraconfundiralosarríanossusenemigos;elprodigiocelesteestabaasusórdenespara asombrar a los rudos hombres de guerra, supeditándolos. El arzobispoMontano, que vive con su mujer, indignado por la murmuración, ponecarbonesencendidosentresusvestidurassagradasmientrasdicelamisaynosequema,demostrandoconestemilagrolapurezadesuvida.SanIldefonso,no contento con escribir libros contra los herejes, hace que se le aparezcaSantaLeocadia,dejandoentresusdedosunpedazodemanto,ygozaelhonor

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dequelamismaVirgendesciendadelcieloparaponerleunacasullabordadapor sus manos. Sigiberto, años después, tiene la audacia de vestirse estacasulla,yesdepuesto,excomulgadoydesterradoporsutemeridad.LosúnicoslibrosqueseproducenentalépocalosescribenlospreladosdeToledo.Elloscompilan las leyes,ellosungenconelóleosanto lacabezade losmonarcas,ellos improvisan rey a Wamba, conspiran contra la vida de Égica, y losconciliosreunidosenlabasílicadeSantaLeocadiasonasambleaspolíticas,enlasquelamitraestásobreeltronoylacoronadelreyalospiesdelprelado.

Al sobrevenir la invasión sarracena se reanuda la serie de los arzobisposperseguidos. No temen ya por su vida, como en los tiempos de laintransigencia romana. Los musulmanes no dan martirio y respetan lascreenciasdelosvencidos.TodaslasiglesiasdeToledosiguenenpoderdeloscristianosmozárabes,aexcepcióndelacatedral,queseconvierteenmezquitamayor.Losobisposcatólicossonrespetadosporlosmoros,lomismoquelosrabinos hebreos, pero la Iglesia es pobre, y las continuas guerras entresarracenosycristianos,juntoconlasrepresaliasquesirvendecontestaciónalabarbariedelaReconquista,dificultanlavidadelculto.Gabriel,alllegaraeste punto, soñaba leyendo los nombres obscuros de Cixila, Elipando yWistremiro.AéstelellamabaSanEulogio«antorchadelEspírituSantoyluzde España», pero laHistoria no decía nada de sus actos. A San Eulogio lomartirizan y matan los moros en Córdoba por su excesivo entusiasmoreligioso.Benito,francésdenación,quelesucedeenlasilla,pornosermenosquesusantecesores,hacequelaVirgenlebajeotracasullaenunaiglesiadesupaísantesdeveniraToledo.

Tras éstos, surgían en la interesante cronología los arzobispos guerreros;los prelados de cota demalla y hacha de dos filos; los conquistadores, que,dejandoelcoroa loshumildes,montabanensutrotóndeguerraycreíannoserviraDiossienelañonoañadíanalgunasaldeasymontesalosbienesdelaIglesia.Llegabanenelsigloxi,conAlfonsoVI,alaconquistadeToledo.Losprimeros eran franceses, monjes del famosomonasterio de Cluny, enviadosporelabadHugoalconventodeSahagún,yquecomenzabanausarelDoncomo señal de señorío. A la piadosa tolerancia de los anteriores obispos,acostumbrados al trato con árabes y judíos en la amplia libertad del cultomozárabe, sucedía la feroz intransigencia del cristiano conquistador. Elarzobispo don Bernardo, apenas se ve en la silla de Toledo, aprovecha laausencia de Alfonso VI para violar sus compromisos. La mezquita mayorsigueenpoderdelosmoros,porpactosolemnedelrey,toleranteenmateriasreligiosascomotodoslosmonarcasdelaReconquista.Elarzobisposeapoderade la voluntad de la reina, la hace cómplice de sus planes, y una noche,seguidodeclérigosyobreros,derribalaspuertasdelamezquita,lalimpia,lapurifica,yporlamañana,cuandoacudenlossarracenosadirigirsusoracionesal sol naciente, la encuentran convertida en catedral católica. Los vencidos,

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segurosdelapalabradadaporelvencedor,protestanescandalizados,ysinosesublevanesporlaintervencióndelalfaquíAbu-Walid,queconfíaenqueelreycumplirá suscompromisos.AlfonsoVI,en tresdías,vienesobreToledodesdeel fondodeCastilla,dispuestoamataral arzobispoyauna supropiamujerporesteatentadoqueponeenentredichosupalabradecaballero;perotangrandeessufuria,quelosmismosárabesseconmueven;elalfaquísaleasu encuentro para rogarle que respete lo hecho, ya que los perjudicados seconforman,yennombredelosvencidoslerelevadecumplirsupalabra,pueslaposesióndeunedificionoesmotivobastanteparaquesealterelapaz.

Gabriel alababa al leer esto la prudencia y la tolerancia del buen moroAbu-Walid;peroaúnadmirabamás,conentusiasmodeseminarista,aaquellospreladosfieros,intransigentesybatalladores,queatrepellabanleyesypueblosparamayorgloriadeDios.

ElarzobispodonMartínescapitángeneralcontralosmorosdeAndalucía,conquista villas y acompaña a Alfonso VIII en la batalla de Alarcos. Elfamoso prelado don Rodrigo escribe la crónica de España, llenándola deprodigiosparamayorprosperidaddelaIglesia,yhacehistoriaprácticamente,pasandomástiemposobresucaballodeguerraqueensusilladelcoro.EnlabatalladelasNavasdaelejemplometiéndoseenlomásreciodelapelea,porloqueelrey,despuésdelavictoria,ledaelseñoríodeveintelugaresyeldeTalaverade laReina.Luego,enausenciadelmonarca,elbelicosoarzobispoechaalosmorosdeQuesadaydeCazorlayseapoderadevastosterritorios,que pasan a ser señorío suyo con el título deAdelantamiento.DonSancho,hijodedonJaimedeAragónyhermanodelareinadeCastilla,estimaenmássutítulodecaudilloquelamitradeToledo,yalverquelosmorosavanzan,sale a su encuentro en los campos deMarios, semete en lomás fuerte delcombateycaemuertoporlamorisma,quelecortalasmanosyponesucabezaenunapica.

DonGildeAlbornoz,elfamosocardenal,marchaaItalia,huyendodedonPedroelCruel,y,comoexpertocapitán, reconquista todoel territoriode lospapasrefugiadosenAviñón;donGutierreIIIvacondonJuanIIabatallarconlos moros; don Alfonso de Acuña pelea en las revueltas civiles durante elreinadodeEnriqueIV;ycomodignofinaldeestaseriedepreladospolíticosyconquistadores, ricos y poderosos como verdaderos príncipes, surgen elcardenal Mendoza, que guerrea en la batalla de Toro y en la conquista deGranada, gobernando después el reino, y Jiménez de Cisneros, que, noencontrando en, la Penínsulamoros a quienes combatir, pasa elmar y va aOrán,tremolandolacruz,convertidaenarmadeguerra.

El seminaristaadmirabaaestoshombres,agigantadospor lanebulosidaddelahistoriaantiguaylasalabanzasdelaIglesia.Paraél,eranlosseresmásgrandesdelmundodespuésdelospapas,yaunalgunavezsuperioresaéstos.

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Seasombrabadequeenlostiempospresentesfuesentanciegoslosespañolesquenoconfiaransudirecciónygobiernoa losarzobisposdeToledo,queenotrossiglostantascosasheroicashabíanrealizado.Lagloriayeldesarrollodela patria iban íntimamente unidos a su historia. Su dinastía valía casi tantocomoladelosreyes,yenmásdeunaocasiónhabíansalvadoaéstosconsusconsejosysuenergía.

Detrásdelaságuilasveníanlasavesdecorral.Despuésdelospreladosdemorrión de hierro y cota demalla desfilaban los prelados ricos y fastuosos,que no reñían otros combates que los de los pleitos, litigando con villas,gremios y particulares, para mantener la inmensa fortuna amasada por susantecesores. Los que eran generosos como Tavera levantaban palacios yprotegían al Greco, a Berruguete y otros artistas, creando en Toledo unRenacimiento, eco del de Italia; los avarientos como Quiroga reducían losgastos de la fastuosa iglesia para convertirse en prestamistas de los reyes,dandomillonesdeducadosaaquellosmonarcasaustriacosencuyosinmensosdominiosnoseponíael sol,peroqueseveíanobligadosamendigarapenasretrasabansuviajelosgaleonesdeAmérica.

Lacatedraleraobradesuspríncipeseclesiásticos.Todoshabíanpuestoenellaalgoquerevelabasucarácter.Losmásrudosyguerreadores,elarmazón,lamontañadepiedrayelbosquedemaderaque formabansuosamenta; losmáscultos,elevadosalasedeenépocaderefinamiento,lasverjasdemenudalabor, lasportadasdepétreoencaje, loscuadros, las joyasqueconvertíanentesorosusacristía.Lagestacióndelagigantahabíaduradocercadetressiglos.Era como los animales enormes de la época prehistórica, durmiendo largosañosenelvientrematernoantesdesaliraluz.

Cuandosuspilastrasymurossurgierondelsuelo,elartegóticoaúnestabaensuprimeraépoca.Enlosdossiglosymedioquedurósuconstrucción, laarquitectura hizo grandes adelantos. Esta lenta transformación la seguíaGabriel con la vista al visitar la catedral, encontrando el rastro de susevoluciones.Elgrandiosotemploeraungigantecalzadoconzapatostoscosycubiertalacabezadedeslumbrantespenachos.Lasbasesdelaspilastraserangroseras, sin adorno alguno. Subían los haces de columnas con rígidasencillez, marcando el arranque de los arcos con capiteles simples, en loscuales el cardo gótico aún no tiene la exuberante frondosidad del períodoflorido. Pero en las bóvedas, allí donde la catedral estaba al término de sugestación,oseadossiglosdespuésdecomenzadalaobra,losventanales,consus ojivasmulticolores,muestran lamagnificencia de un arte en su períodoculminante.

En los dos extremos del crucero encontraba Gabriel la prueba de losgrandes progresos realizados durante los centenares de años que necesitó lacatedralparaelevarsesobreelsuelo.LapuertadelReloj,llamadatambiénde

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laFeria,consusrudasesculturasdehieráticarigidezyeltímpanocubiertodecompactasescenasdelaCreación,contrastabaconlapuertadelotroextremodel crucero, la de losLeones, o, por otro nombre, de laAlegría, construidadoscientosañosdespués,risueñaymajestuosaalaparcomolaentradadeunpalacioy revelandoya las carnalesaudaciasdelRenacimiento,quepugnabapor aposentarse entre las rigideces de la arquitectura cristiana. Una sirenadesnuda,fijaalapuertaporsucolaenroscada,sirvedellamador.

La catedral, labrada toda en piedra blanca y lechosa de las canterasinmediatas a Toledo, se remonta de un solo esfuerzo desde las bases de laspilastrashasta lasbóvedas, sin triforiumsquecorten lasarcadasyachatenyhaganpesadassusnavesconojivassuperpuestas.Gabrielveíaenellaladulceoraciónpetrificadasubiendo rectaalcielo, sin sostenesniapoyos.Lapiedrablanda servía para las labores arquitectónicas; otra piedra más blanda aúnformabalasbóvedas.Enelexterior,loscontrafuertesybotareles,asícomolosarbotantes que como puentes se extienden entre ellos, son de piedraberroqueña durísima, formando un caparazón dorado, obscurecido por lossiglos,queprotegeysustentalasaéreasdelicadezasdelinterior.Lasdosclasesdepiedramarcanelaspectodelacatedral:obscurayrojizaporfuera,blancaylechosapordentro.

Enella encontrabael seminaristamuestrasde todas las arquitecturasquehanflorecidoenlaPenínsula.ElgóticoprimitivoyrudoloveíaGabrielenlasprimeras portadas; el florido en la del Perdón y la de los Leones; laarquitectura árabe extiende sus graciosos arcos de herradura en el triforiumquecorreportodoelábsidetraselaltarmayor,siendoobradeCisneros,quequemabaloslibrosdelosmusulmanesyrestablecíasuestiloarquitectónicoenplenotemplocristiano.Elestiloplaterescomostrabasugraciajuguetonaenlaportada del claustro, y hasta el arte churrigueresco tenía la mayor de susmuestrasenelfamosotransparentedeTomé,querompelabóvedadetrásdelaltarmayorparadarluzalábside.

Enlastardesdeasueto,GabrielabandonabaelSeminario,vagandoporlacatedralhastalahoraenquesecerrabansuspuertas.Legustabapasearporlasnaves,detrásdelaltarmayor,elsitiomásobscuroysilenciosodeltemplo.AllídormíagranpartedelahistoriadeEspaña.Traslacerradapuertadelacapillade losReyes,guardadapordosheraldosdepiedrapuestosen jarras,estabanlosmonarcasdeCastillaensustumbascoronadasporestatuasdearmaduradeoro haciendo oración con la espada al cinto. Se detenía ante la capilla deSantiago,mirandoatravésdelasverjasdesustresarcosojivales.Enelfondo,el santo de las leyendas, vestido de peregrino, con la cuchilla en alto,atrepellabaconsucaballoalamorisma.Grandesconchasyescudosrojosconunalunadeplataadornabanlosmurosblancos,subiendohastalabóveda.Estacapillalamirabasupadreeljardinerocomocosapropia.EraladelosLuna,y

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aunque alguien hiciese burla del parentesco, allí estaban sus ilustresascendientes donÁlvaro y sumujer, en tumbasmonumentales. La de doñaJuanaPimentel tenía arrodillados en sus ángulos a cuatro frailes demármolamarillento, que contemplabana lanoble señora tendida en laparte altadelmonumento.LadelinfelizcondestabledeCastillaestabaescoltadaporcuatrocaballerossantiaguistasenvueltosenelmantodelaorden,queparecíanvelarasuGranMaestre,enterradosincabezaenlacajadepiedraorladadegóticosjunquillos.GabrielrecordabaloquehabíaoídocontarasupadredelaestatuayacentededonÁlvaro.Enotrostiemposeradebronce,ycuandodecíanmisaenlacapilla,alllegarelinstantedelofertorio,laestatua,porocultosresortes,incorporábase,quedandoderodillashastaque terminaba laceremonia.UnosdecíanquelaReinaCatólicahabíahechodesapareceresteartificioteatralqueturbaba la devoción de los fieles; otros, que eran soldados enemigos delcondestable los que en un día de asonada rompieron en piezas la articuladaestatua.Enelexteriordeltemplo,lacapilladelosLunaalzabasustorreonesalmenados,formandounafortalezaaisladadentrodelacatedral.

Elseminarista,apesardequesufamiliaconsiderabalacapillacomosuya,sentíasemásatraídoporlainmediatadeSanIldefonso,queguardabalatumbadelcardenalAlbornoz.Detodoelpasadodelacatedral,loquemásexcitabasuadmiracióneralafiguranovelescadeaquelpreladoguerrero,amantedelasletras,españolpornacimientoeitalianoporsusconquistas.Dormíaenunricosepulcro demármol, brillante y pulido por los años, con un color suave decaramelo.Lamanoinvisibledelossigloshabíafrotadoelrostrodelaestatuayacente, aplastando la nariz y dando al belicoso cardenal una expresión deferocidadmongólica.Cuatroleonesvelabanlosrestosdelprelado.Todoenélera extraordinario y aventurero: hasta la muerte. Su cadáver había sidoconducidodesde Italia aEspaña, entre rezosycánticos, llevadoenhombrospor poblaciones enteras que salían al camino para ganar las indulgenciasconcedidas por el Papa. Este regreso a la patria después de muerto habíaduradomuchosmeses,yendoelbuencardenalajornadascortas,deiglesiaeniglesia, precedidoporun cuadrodeCristo, que adornaba ahora su capilla, yesparciendo sobre las multitudes arrodilladas los olores de suembalsamamiento.ParadonGildeAlbornoznohabíanadaimposible.Eralaespadadelapóstolquevolvíaalmundoparaimponerlafe.HuyendodedonPedroelCruel,sehabíarefugiadoenAviñón,dondevivíanotrosdesterradosmásilustres.AllíestabanlospapasarrojadosdeRomaporunpuebloque,ensu pesadillamediévica, soñaba con restaurar, a la voz deRienzi, la antiguaRepública de losCónsules.DonGil no era hombre para vivir en la risueñacorteprovenzal.Llevabalacotademallabajolacapa,comobuenarzobispodeToledo,yafaltademorosquisomatarherejes.PartióaItaliacomocaudillode la Iglesia; losaventurerosdeEuropay losbandidosdelpaís formaronsuejército:matóeincendióenloscampos,entróasacoenlasciudadesanombre

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de su señorelPontífice,y alpoco tiempo losdesterradosdeAviñónpodíanocupar de nuevo su trono de Roma. El cardenal español, después de estascampañas que devolvían media Italia al Papado, era rico como un rey yfundaba en Bolonia el famoso Colegio Español. El Papa, conociendo susrapiñas,quisopedirlecuentas,yelaltivodonGilpresentóuncarrocargadodellavesycerrojos.

—Son—dijo con fiereza—de las ciudades y castillos que gané para elPapado.Heahímiscuentas.

El irresistible encanto que el hombre de guerra ejerce sobre el débilsentíalo el seminarista ante el cardenal Albornoz, aumentándose aún con laconsideracióndequetantabravurayaltivezsehabíanjuntadoenunservidordelaIglesia.¿Porquénoresucitabanhombrescomoésteenlapresenteépocadeimpiedad,paraelrenacimientodelcatolicismo...?

Gabriel, en suspaseospor la catedral, admiraba laverjadel altarmayor,maravillosaobradeVillalpando,con sus follajesdeoroviejoy susbarrotesnegruzcos con manchas de estaño. Estas manchas hacían afirmar a losmendigos y guías del templo que la verja era de plata, sólo que los señorescanónigoslahabíanpintadodenegroparaevitarquelarobasenlossoldadosde Napoleón. Detrás de ella lucía el retablo del altar mayor su majestuosafábricadeundoradosuaveyviejo:todounmundodefigurasrepresentando,bajocaladosdoseletes, lasdiversasescenasdeldramade laPasión.Entreelretabloylaverja,eloroparecíachorrear,resbalandoporlasblancasparedes,marcando con líneas deslumbrantes las junturas de los sillares. Bajo ojivasdentadas,estabanlossepulcrosdelosreyesmásantiguosdeCastillayeldelgrancardenalMendoza.

En los rematesde la crestería,unaorquestamudadeángelesgóticos,derígidadalmáticayplegadasalas, tañían laúdes, tiorbasy flautas.En lapartecentraldelaspilastrasconfundíanseconlasimágenesdelossantosobisposlasestatuas de personajes históricos y legendarios. A un lado, el buen alfaquíAbu-Walid,inmortalizadoenuntemplocristianoporsuespíritutolerante.Enelladoopuesto,elmisteriosopastordelasNavasqueenseñóaloscristianoselcamino de la victoria, desapareciendo después como un enviado divino:imagen de mísero villano, con el rostro achatado cubierto por un groserocapuchón. A ambos costados de la verja, como testimonio de la pasadaopulenciadeltemplo,losdospulpitosdericosmármolesybroncecincelado.

Gabriel echaba una mirada al coro, admirando su sillería portentosaocupada por los canónigos, y pensaba con entusiasmo que tal vez lograsealgúndíasentarseenella,congranorgullodesufamilia.Ensuvagarporeltemplo, deteníase más allá, ante la enorme imagen de San Cristóbal: unapinturaalfrescotanmalacomoimponente;unmonigotequeocupabatodoun

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lienzodelmuro,desdeelzócalohastalacornisa,yqueporsutamañopareceel único habitante digno de la catedral. Los cadetes venían por la tarde acontemplarlo,siendoparaelloslomásnotabledelaPrimadaaquelcolosodecarnes sonrosadas que, con el niño al hombro, adelantaba sus piernasangulosas, apoyándose en una palmera que parecía una escoba. La alegrejuventud militar divertíase midiendo los tobillos con el sable y calculandodespués cuántos «sables» de altura alcanzaba el bendito coloso. Era laaplicaciónmás inmediataquepodíanhacerde los cálculosmatemáticos conque les aburrían en la Academia. El aprendiz de cura irritábase ante ladesenvoltura de pájaros traviesos con que pasaban por el templo losaprendicesdeguerrero.

AlgunasmañanasasomábasealacapillaMozárabe,siguiendoatentamentelaanticuada liturgiade lossacerdotesadscritosaella, fielesguardadoresdelculto católico de la EdadMedia. En las paredes estaban representadas, convivos colores, las escenas de la conquista de Orán por el gran cardenalCisneros. Gabriel, escuchando el canto monótono de los sacerdotesmozárabes, recordaba las luchas en tiempo de Alfonso VI entre la liturgiaromana y la de Toledo, el culto extraño y el nacional. Los creyentes, paraacabarlaeternadisputa,habíanapeladoal«juiciodeDios».Elreynombróelcampeón deRoma, y los toledanos confiaron la defensa del rito gótico a laespada de Juan Ruiz, un castellano de orillas del Pisuerga. Triunfó en elcombate el breviario gótico, demostrando su superioridad con magníficascuchilladas;peroaundespuésdemanifestarseporestemediocontundente lavoluntaddeDios, el rito romano fuepoco apoco enseñoreándosedel culto,hasta dejar almozárabe arrinconado en aquella capilla comouna curiosidaddelpasado.

Por las tardes, cuando terminado el coro se cerraba la catedral, Gabrielsubíaa lashabitacionesdelcampanero,asomándosea lagaleríade lapuertadelPerdón.Mariano,elhijodelcampanero,unmuchachode lamismaedaddel seminarista, unido a él por el respeto que le inspiraba su sabiduría, loguiabaensusexcursionesporlasalturasdeltemplo.Seapoderabandelallavedelasbóvedasyentrabanenestelugarmisterioso,alqueúnicamentesubíanlosobrerosdetardeentarde.

La catedral era fea y vulgar vista desde arriba.En sus primeros tiemposhabíanquedadolasbóvedasdepiedraaldescubierto,sinmásrematequeunacalada barandilla de aéreo aspecto. Pero las lluvias habían maltratado lasbóvedas,amenazandodestruirlas,yelcabildocubriólacatedralconuntechodepardastejas,quedabaalaIglesiaPrimadaelaspectodeunalmacénodeuna inmensa casa de vecindad. Las pinas de los botareles parecíanavergonzadasasomandosobrelacubiertavulgar;losarbotantessehundíanydesaparecíanentrelasáridasconstruccionesdelasdependenciasadosadasala

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catedral; las torrecillasde lasescalerasseocultaban trasaquel lomode tejasgroseras.

Los dosmuchachos, resbalando en las cornisas verdosas por las lluvias,seguíanlosbordessuperioresdeledificio.SuspiesseenredabanenlasplantassilvestresquelafecundaNaturalezahacíacrecerenlasjunturasdelossillares.Bandadasdepájarosescapabanentropel,alacercarseellos,deestosbosquesenminiatura. Los relieves escultóricos servían de refugio a los nidos. Cadaoquedaddelapiedraeraunpequeñolago,dondesedepositabaelaguadelaslluvias y venían a beber los pájaros. A veces, en el pináculo de un botarelalzábase algún avechucho negro e inmóvil como un inesperado rematearquitectónico.Erauncuervoquesealisabalasalasconelpicoypermanecíahorasenterasalsol:lagenteloveíadesdeabajodeltamañodeunamosca.

LasbóvedascausabanenGabrielunaimpresióndeextrañeza.Nadiepodíaadivinar la existencia de aquel mundo en lo alto del templo. Cuando añosdespuésvioGabriellasgaleríasaltas,los«telares»deunescenario,seacordóde las bóvedas de su catedral. Caminaban a través del bosque de postescarcomidos que sostenía la techumbre, por senderos angostos, entre lascúpulasde lasbóvedasquehinchabanel suelo comoblancosypolvorientostumores. De vez en cuando un agujero, por el que se veía el interior de lacatedral,conunaprofundidadquecausabavértigos.Eranaspillerasverticales,estrechasbocasdepozo,porcuyofondopasabanlaspersonascomohormigassobre las baldosas del templo.Por estos agujeros bajaban las cuerdas de lasgrandes lámparasy lacadenadoradaque sostieneelCristo sobre la rejadelaltarmayor.Tornosenormesmarcabanenlapenumbrasusruedasdentadasymohosas, sus manivelas y maromas, como olvidados aparatos de tormento.Eralamaquinariaocultadelasgrandesrepresentacionesreligiosas.ConestosartefactosseizabaelgrandiosodoseldelMonumentodeSemanaSanta.

Al deslizarse los rayos del sol entre los postes, danzaban los átomos deaquelpolvoqueencapassecularesseextendíasobrelasbóvedas.Movíansealviento,comoabanicosdegasa,lastelarañasdemuchosaños.Lospasosdelosvisitantesprovocabanenlosrinconesobscuros,traslosmaderosabandonados,carreras precipitadas y locas de los ratones.Aleteaban en los extremosmássombríos las aves negruzcas que descendían de noche al templo por losagujerosdelabóveda.Comopuntosfosfóricosbrillabanenlaobscuridadlosojos de los mochuelos. Los murciélagos, asustados por la luz, volabantorpemente,rozandoconsusalaslascarasdelosdosjóvenes.

Elhijodelcampanero,examinandolosexcrementosperdidosenelpolvo,enumeraba todas las aves refugiadas en la cúspidede lamontañadepiedra.Estoeradebúho,lootrodemochuelo,lodemásalládecuervo,yhablabaconrespetodeciertonidodeáguilasquesupadrehabíavistode jovenenaquelsitio: feroces animales que pretendían picarle los ojos, y obligaban al buen

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campanero a pedir la escopeta al guardia nocturno cada vez que había devisitarlasbóvedas.

AGabriellegustaba,porsusilencioysuimponentesoledad,aquelmundoextraño aposentado en la cabeza de la catedral. Era una selva de maderospoblada de bestias lúgubres que vivía olvidada en el interior de la bóvedacranealdeltemplo.ElbuenDiosteníaunacasaparalosfielesyuninmensodesvánparalasbestiasdelespacio.

LasalvajesoledaddelasalturascontrastabaconlariquezadelacapilladelOchavo,llenadereliquiasenvasosdeoroyarquillasdeesmalteymarfil;conla magnificencia del Tesoro, que amontona las perlas y las esmeraldas contanta profusión como si fuesen guijarros; con la elegante abundancia delguardarropa, lleno de telas sobre las cuales reproducía el bordado todos losmaticesdelapintura.

TeníaGabrieldieciochoañoscuandoperdióasupadre.Elviejojardineromuriótranquiloviendoatodasufamiliaalserviciodelacatedral,sinqueseinterrumpiese la sana tradición de los Luna. Tomás, el hijomayor, quedabaencargado del jardín; Esteban, después de largos años de monaguillo yayudantedelsacristán,erasilenciarioyhabíaagarradolavaradepaloconlossieterealesdiarios,objetodetodassusambiciones.Encuantoalmenor,teníaelseñorEstebanlaconviccióndehaberengendradounPadredelaIglesia,alqueleestabareservadounsitioenelcieloaladerechadeDiosomnipotente.

GabrielhabíaadquiridoenelSeminarioesadurezaeclesiásticaquehacedel sacerdote un guerrero,más atento a los intereses de la Iglesia que a losafectosdelafamilia.Porestonoseimpresionógrancosaconlamuertedesupadre.Desgraciasdemayorgravedadtraíanpreocupadoalseminarista.

III

Eran los tiempos de la revolución de septiembre. En la catedral y elSeminario había gran revuelo, comentándose de la mañana a la noche lasnoticiasdeMadrid.LaEspañatradicionalysana,ladelosgrandesrecuerdoshistóricos, se venía abajo. Las Cortes Constituyentes eran un volcán, unrespiraderodel infiernopara lasnegrassotanasqueformabancorroen tornodel periódico desplegado. Por cada satisfacción que les proporcionaba undiscursodeManterola,sufríandisgustosdemuerteleyendolaspalabrasdelosrevolucionarios, que asestaban fuertes golpes al pasado. La gente clericalvolvía susmiradasadonCarlos,quecomenzaba laguerra en lasprovinciasdelNorte.Elreydelasmontañasvascongadaspondríaremedioatodocuando

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bajasealasllanurasdeCastilla.Perotranscurríanlosaños,veníayseibadonAmadeo,¡hastaseproclamabalaRepública!ylacausadeDiosnoadelantabagran cosa. El cielo estaba sordo. Un diputado republicano proclamaba laguerra a Dios, le retaba a que le hiciese enmudecer, y la impiedad seguíainmuneytriunfante,derramandosuelocuenciacomounafuenteenvenenada.

Gabriel vivía en un estado de belicosa excitación. Olvidaba los libros,despreciandosuporvenir:yanopensabaencantarmisa.¿Quéleimportabasucarrera viendo a la Iglesia en peligro y próxima a desvanecerse la poesíasoñolientade los siglosque lehabíaenvueltodesde la cunacomounanubeperfumadadeinciensoviejoyrosasmarchitas...?

Con frecuencia desaparecían alumnos del Seminario, y los catedráticoscontestabanconunguiñomaliciosoalaspreguntasdeloscuriosos:

—Están«allá»...conlosbuenos.Nopuedenverconcalmaloqueocurre.Cosasdechicos...calaveradas.

Ylastalescalaveradasleshacíansonreírconpaternalsatisfacción.

Élpensósertambiéndelosquehuían.Creíaqueelmundoibaaacabarse.En ciertas ciudades la muchedumbre revolucionaria invadía los templos,profanándolos.Aúnnomatabanalossacerdotes,comoenotrasrevoluciones,perolosministrosdeDiosnopodíansaliralacallecontrajetalarsinriesgodesersilbadoseinsultados.ElrecuerdodelosarzobisposdeToledo,deaquellosbravos príncipes eclesiásticos guerreadores e implacables con el infiel,enardecíasubelicosidad.ÉlnuncahabíasalidodeToledo,delasombradelacatedral. España le parecía tan grande como el resto delmundo, y sentía lacomezóndeveralgonuevo,decontemplardecercalascosasextraordinariasadmiradasenloslibros.

Un día besó la mano de su madre, sin conmoverse gran cosa ante eltemblorde lapobrevieja, casi ciega.ElSeminario teníaparaélmás tiernosrecuerdosquelacasadesuspadres.Fumóelúltimocigarroconsushermanoseneljardíndelacatedral,sinrevelarlessuspropósitos,yporlanochehuyódeToledo con un escapulario del Corazón de Jesús cosido al chaleco y unahermosaboinadesedaenelbolsillo,delasconfeccionadasporblancasmanosen los conventos de la ciudad. El hijo del campanero iba con él. Seincorporaron a las partidas insignificantes que corrían laMancha, y pasarondespuésaValenciayCataluña,ganososdeempresasmás importantesparaacausadeDiosyelreyquerobarmuíaseimponercontribucionesalosricos.

Gabrielencontróunencantobrutalaaquellaexistenciaerrante,siempreencontinuaalarma,esperandolaproximidaddelatropa.Lehabíanhechooficial,en atención a sus estudios y a las cartas en que le recomendaban algunosprebendadosdelaIglesiaPrimada,lamentandoqueunmozodetantoporvenir

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teológicofueseaexponersuvidacomounsimplesacristán.

Lunagustabadelaexistencialibreysinleyesdelaguerraconlaavidezdeun colegial que sale de su encierro; pero no podía ocultar la decepcióndolorosa que le producía la vista de aquellos ejércitos de la Fe. Se habíaimaginado encontrar algo semejante a las antiguas expediciones de lasCruzadas:soldadosquepeleabanporelideal,quehincabanlarodillaantesdeentrarencombateparaqueDiosestuvieraconellos,yporlanoche,despuésdeardientesplegarias,dormíanconelpurosueñodelasceta,yseencontrabacon rebaños armados indóciles al pastor, incapaces del fanatismo que correciegoalamuerte,ganososdequelaguerraseprolongasetodoloposibleparamantenerlaexistenciadeholganzaerranteacostadelpaís,queelloscreíanlamásperfecta;gentesquealavistadelvino,delashembrasodelariquezasedesbandaban,hambrientas,atrepellandoasusjefes.

Era la antigua vida de horda que surgía en plena civilización; la atávicacostumbre de robar el pan y la mujer ajena con las armas en la mano; elceltíberoespíritudebandería,deluchaintestinaquetomabanpararesucitarunpretextopolítico.Gabriel,salvorarasexcepciones,noencontrabaenaquellasbandasmalarmadasypeorvestidasquienpeleaseporun idealdeterminado.Eran aventureros que querían la guerra por la guerra; ilusos deseosos defortuna; mozos del campo que, en su ignorancia pasiva, habían ido a laspartidas como se hubieran quedado en casa a tener otros consejeros; almassencillasquecreíanfirmementequeenlasciudadesquemabanydevorabanalosministrosdeDios,ysehabían lanzadoalmonteparaque lasociedadnocayese en la barbarie. El peligro común, la miseria de las marchasinterminables para burlar al enemigo, la escasez sufrida en los yermos ypicachos que les servían de refugio, los igualaban a todos, entusiastas,escépticose ignorantes.Todossentíanpor igualeldeseoderesarcirsede lasprivaciones, de acallar la bestia que llevabandentro, irritadaydespierta poruna vida de bruscos cambios, tan pronto en la abundancia loca ydespilfarradoradelsaqueo,comoenlaspenalidadesdelamarchaporllanurasinterminables, sin ver el menor rastro de vida. Al entrar en los pueblosgritaban: «¡Viva la religión!», pero a la más leve contrariedad, loscombatientesdelaFesehacíanestoyaquelloenDiosyentodoslossantos,noolvidandoensussuciosjuramentosnialosmássagradosobjetosdelculto.

Gabriel, habituadoa estavida errante, no se escandalizaba.Los antiguosescrúpulosdeseminaristadesaparecíanahogadosbajolacortezadehombredehordaconquelaguerraleendurecía.DoñaBlanca,lacuñadadel«rey»,pasóanteélcomounafiguranovelesca.EnsuromanticismodeprincesanerviosadeseabaimitaralasheroínasdelaVendée,ymontandounpequeñocaballo,elrevólveralcintoylaboinablancasobrelatrenzaflotante,sepusoalacabezadeaquellastribusarmadasqueresucitabanenelcentrodelaPenínsulalavida

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y las luchas de los tiempos casi prehistóricos. El revoloteo de la negraamazonadelaheroínaservíadebanderaalosbatallonesdezuavos,tropadeaventureros franceses, alemanes e italianos, detritus de todas las guerras delglobo,queencontrabanmásgratoseguiraunahembraganosadenotoriedadqueengancharseenlaLegiónextranjeradeArgelia.

ElasaltodeCuenca,únicavictoriadelacampaña,dejóenlamemoriadeGabriel una huella profunda. El tropel de hombres con boina, después derebasarlasmurallasdébilescomotapias,entrabacualarroyosdesbordadospordiferentes calles de la ciudad. Los tiros desde las ventanas no lograbandetenerles. Todos estaban pálidos, con los labios descoloridos, los ojosbrillantes y un temblor homicida en las manos. El peligro arrostrado y lacertezadequeporfinerandueñosdeunaciudadlesenloquecía.Laspuertasde losedificioscaíanaculatazos.Salíanhombresdespavoridosenmitaddelarroyo atravesados por las bayonetas; dentro de las casas veíanse mujeresdesgreñadasdebatiéndoseentre losbrazosde losasaltantes, arañándolesconunamanoelrostro,mientrasconlaotrapugnabanporsostenersusropas.

LunaviocómoenelInstitutolosmásmontaracesrompíanaculatazoslosaparatos del gabinete de Física. Clamaban contra aquellas invenciones deldemonio, con las cuales creían ellos que se comunicaban los impíos con elgobiernodeMadrid,ymachacabancontraelsueloconelfusilyconlospieslas doradas ruedas de los aparatos, los discos y las primeras pilas deelectricidad.

Elseminaristacontemplabasatisfechoestadestrucción.Éltambiénodiaba,peroconodioreflexivoamamantadoenelSeminario,lascienciaspositivasymateriales, que al final de todas sus deducciones llegaban fatalmente a lanegación de Dios. Aquellos hijos de las montañas, en su santa ignorancia,hacíansinsaberlounagrancosa.¡Ah,sitodalanaciónlesimitase!Enotrostiemposnoexistíanloschirimbolosdelaciencia,yEspañaeramásdichosa.Para vivir santamente bastaba con la sabiduría de los sacerdotes y laignorancia popular, que proporciona una beatífica tranquilidad. ¿Para quémás?Así había permanecido el país durante los siglosmás gloriosos de suhistoria.

Terminólaguerra.Laspartidas,acosadas,pasarondelCentroaCataluña,ypor fin, empujadas sobre la frontera, tuvieron que rendir sus armas a losaduaneros franceses.Muchos se acogían al indulto, ganosos de volver a suscasas. Mariano el campanero se fue también. No quería vivir en tierraextranjera;además,supadrehabíamuerto,ynoeradifícilqueleentregasenlatorre de la catedral si alegaba los méritos de la familia, sus tres años decampaña por la religión y un balazo que había recibido en una pierna.Casipodíacompararseconlosmártiresdelcristianismo.

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Gabrielfuealaemigración:«Eraunoficial,ynopodíajurarfidelidadaladinastía intrusa.» Esto lo declaraba con la arrogancia aprendida en aquellacaricaturadeejército,queextremabalasceremoniasdelantiguomilitarismo,yen el cual los andrajosos, con el sable al cinto, se transmitían las órdenesllamándosesiempre«caballerooficial».PeroelverdaderomotivodequeLunano volviese a Toledo era que le gustaba seguir la corriente de los hechos,viendonuevas tierrasycambiandodecostumbres.Regresara lacatedraleraquedarseenellaparasiempre,renunciaralavida;yél,quedurantelaguerrahabía gustado los encantos mundanales, no quería abandonarla tan pronto.Aún no eramayor de edad: tiempo le quedaba para acabar sus estudios. Elsacerdocioeraunretiroseguro,alquenoteníaprisadevolver.Además,habíamuertosumadre,ylascartasdesushermanosnoleanunciabanotravariaciónen la vida soñolienta del claustro alto que el haberse casado el jardinero yandarenrelacioneselVaradepaloconunamuchachadelasClaverías,yaqueeracontrarioalasbuenastradicionesaliarsecongentedefueradelacatedral.

VivióLunamásdeun año en los acantonamientos de los emigrados.Sueducación clásica y la simpatía que inspiraba su juventud le abrieron ciertocamino.Hablabaenlatínconlosabatesfranceses,quegustabansabercosasdela guerra por aquel joven teólogo y almismo tiempo le aleccionaban en elidioma del país. Estos amigos eclesiásticos le proporcionaban lecciones deespañolentrelaaltaburguesíaafectaalaIglesia.Enlosmomentosdepenuriale salvaba su amistad con una condesa vieja y legitimista que le invitaba apasar algunos días en su castillo, presentando el seminarista belicoso a sutertuliadegentesgravesypiadosascomosi fueseuncruzadode regresodePalestina.

El deseo ferviente de Gabriel era ir a París. Su vida en Francia habíacambiado radicalmente sus ideas.Experimentaba lamisma impresiónque sihubiera caído en un planeta nuevo. Acostumbrado a la monótona vida delSeminarioyalaexistencianómadadeaquellaguerramontarazysingloria,leasombraban el progreso material, los refinamientos de la civilización, laculturayelbienestardelasgentesenlatierrafrancesa.Recordabaahoraconvergüenzasuignoranciaespañola,aquellaprosopopeyacastellana,mantenidapormentirosaslecturas,quelehacíancreerqueEspañaeraelprimerpaísdelmundo,elpueblomásvalienteymásnoble,ylasdemásnacionesunaespeciede rebaños tristes, creadosporDiospara ser víctimasde la herejía y recibirsoberbiaspalizascadavezque intentabanmedirseconestepaísprivilegiadoquecomemalybebepoco,perotienelosprimerossantosylosmásgrandescapitanesdelacristiandad.

CuandoGabrielpudoexpresarseenfrancésytuvoreunidosunoscuantosfrancosparaelviaje,setrasladóaParis.UnabateamigolehabíaencontradocolocacióncomocorrectordepruebasenunalibreríareligiosainmediataaSan

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Sulpicio.EnestebarriolevíticodeParís,consushotelesparacurasyfamiliasreligiosas,sombríoscomoconventos,ysusalmacenesde imagineríapiadosaque infestan el globo de santos charolados y risueños, se verificó la grantransformacióndeGabriel.

El barrio de San Sulpicio, con sus calles tranquilas y silenciosas a laespañola y sus beatas de velo negro que pasan rozando los muros delSeminario, atraídas por el toque de las campanas, fue para el seminaristaespañolloqueelcaminodeDamascoparaelapóstol.Elcatolicismofrancés,culto, razonadory respetuosocon losprogresoshumanos, aturdióaGabriel.Su fieradevociónespañolaestabaacostumbradaaldespreciode las cienciasprofanas.Nohabíaenelmundomásqueunasabiduríaverdadera:lateología;lasdemáscienciaseran juegos,buenoscuandomásparaentretener laeternainfanciadelahumanidad.ConoceraDiosymedirlagrandezadesupodereralo único serio a que podían dedicarse los hombres. Las máquinas, losdescubrimientosdelascienciaspositivas,todoloquenoserelacionabaconladivinidadylavidafutura,eranbagatelasparaentreteneragenteslocasysinfe.

Yelantiguoseminarista,quedespreciabaelprogresohumanodesdeniño,como una ridícula mentira, quedó estupefacto viendo con qué solemnidadhablaba de él el catolicismo francés. Corrigiendo las pruebas de tanto libroreligiosonotabaGabriel elprofundo respetoqueaquellacienciadespreciadainfundía a los buenos abates franceses, de culturamuy superior a la de loscanónigosdealláabajo.Esmás:hastanotabaciertoencogimientohumildeenlosrepresentantesdelareligióncuandoseencarabanconlaciencia;undeseode agradar, de no ser rechazados, de infundir simpatía con solucionesconciliadoras para que el dogmano quedase en tierra privado de asiento enaqueltrenderapidísimamarchaquellevabaalahumanidadhaciaelporvenircon el vértigo de los nuevos descubrimientos. Libros enteros de sacerdotesilustresestabandedicadosaajustaryamoldar,aunariesgodeviolentarlas,lasrevelaciones de los libros santos con los descubrimientos de la ciencia. LaIglesia, anciana venerable que Gabriel había visto en su país inmóvil, conmajestad hierática, sin dignarse tocar un solo pliegue de su manto para noperder el polvo de los siglos, se agitaba en Francia queriendo remozarse,arrojabaaunladolasvestidurasdelatradición,comoharaposvetustosquelaponíanenridículo,ydistendíasusmiembrosconesfuerzodesesperado,paraacoplarsedentrode lamoderna armadurade la ciencia, la gran enemigadelayer,lagrantriunfadoradelpresente,cuyaapariciónhabíasidosaludadaconhoguerasybochornosasabjuraciones.

¿Qué tenía dentro la fatalmanzana del Paraíso, que después de seismilañosdemaldiciónlamismaIglesiacomenzabaavenerarla,esforzándoseporhacerlaolvidar las antiguaspersecuciones?¿Porqué la religión, firmecomo

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unarocaenmediodelossiglos,quehabíadesafiadopersecuciones,cismasyguerras,seablandabaporelmiedoantelosdescubrimientosdeunoscuantoshombres,entrandoenlacorrientelocaquebuscabalacausaylaexplicacióndetodaslascosas?TeniendoelapoyoseculardelaFe,¿aquébuscarelauxiliodelaRazónparasostenersustradicionesyjustificarsusdogmas?

SintióGabriellamismafiebredecuriosidadquedeniñolehabíaobligadoaencorvarsuespaldaante losvolúmenesencuadernadosenpergaminode labiblioteca del Seminario. Quiso conocer el misterioso perfume de aquellaciencia odiada que perturbaba a los sacerdotes de Dios y les hacía renegarindirectamentede lascreenciasdediecinuevesiglos.Deseósaberporquésedescoyuntaban y torturaban los libros sagrados para explicar por épocasgeológicas la creación queDios había realizado en seis días; qué peligro sequería evitar haciendo comparecer a la divinidad ante la ciencia para queexplicase sus actos, ajustándolos a las decisiones de ésta; a qué obedecía elmiedoinstintivodelosautoresreligiososaafirmarrotundamentelosmilagros,justificándolos con intrincados razonamientos, sin atreverse a sostener comopruebadecisivalaindiscutibilidaddelprodigiosobrenatural.

Por entonces abandonó Gabriel el ambiente tranquilo de la libreríareligiosa. Su fama de humanista había llegado hasta un editor vecino de laSorbonaquepublicabalibrosclásicos,yLuna,sinsalirdelaorillaizquierdadelSena,saltóalBarrioLatinoparacorregirpruebasenlatínygriego.Ganabadocefrancosaldía:muchomásqueaquelloscanónigosdeToledoqueenotrostiemposleparecíangrandesduques.Vivíaenunhotelitodeestudiantes,cercadelaEscueladeMedicina,ysusdiscusionesvehementesporlanoche,entreelhumodelaspipas,conloscompañerosdehospedaje,leinstruíantantocomolos libros de la odiada ciencia. Aquellos estudiantes que le prestabanvolúmenesoleindicabanlosautoresquedebíabuscarensushoraslibresenlabiblioteca de la montaña de Santa Genoveva, reían como paganos ante susexaltadasafirmacionesdeantiguoseminarista.

Durante dos años, el joven Luna no hizo otra cosa que leer. De vez encuando se permitía acompañar a sus amigos en alguna escapatoria,sumiéndose en la vida alegre y amorosa del barrio. Gastó los codos de susmangasenlasmesasdelascervecerías.LaMimídeMurgerpasóvariasvecesanteélmenosmelancólicaqueenlaobradelpoeta,yelexseminaristatuvosus idiliosdeuna tardededomingoen losbosques inmediatosaParís.PeroGabrielnoerauntemperamentoamoroso;lacuriosidad,elansiadesaber, ledominaban,ydespuésdeestasescapadas,delasquevolvíamásfresco,conelcerebromásdespierto,comosi salieradeunbañoquecalmabasu juventud,entregábaseconmayoresánimosalestudio.LaHistoria,laverdaderaHistoria,cuya fría limpidez contrastaba con la intrincadamaraña de prodigios de loscronicones leídos en la niñez, abatió gran parte de sus creencias. El

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catolicismonofueyaparaéllareligiónúnica.Yanopartióendosperíodoslahistoria de laHumanidad, antesydespuésde la aparición en Judeadeunoshombres obscuros que se esparcieron por el mundo predicando una moralcosmopolita sacada de las máximas de los pueblos orientales y de lasenseñanzas de la filosofía griega. Las religiones fueron para él invencioneshumanas,sometidasalascondicionesdeexistenciadetodoorganismo,consuinfancia generosa, capaz de ciegos sacrificios, su virilidad absorbente ydominadora, en la que las antiguas dulzuras se convierten en imposicionesautoritariasdelpoder,ysuvejezirremediable,conunalentaagoníaquehacequeelenfermo,adivinandosupróximofin,seagarrealavidaconelansiadeladesesperación.

La antigua fe intentaba renacer en Luna, pugnando por arrojar lejos lasnuevas convicciones que le dominaban; pero las lecturas del día siguientebastaban para borrar estas reminiscencias que agitaban durante la noche supensamiento. El cristianismo no era ya para Gabriel más que una de lasmuchas manifestaciones del pensamiento humano, deseoso de explicarse lapresenciadelhombreenlatierrayelpavorosomisteriodeloquepuedaexistirmásalládelamuerte.Estosdosproblemasveníanpreocupandoalserhumanodesde que, salido de la barbarie prehistórica, con una casa que le pusiera alabrigo de las fieras, un vestido que le librase del frío y la tierra cultivadaasegurando sunutrición, pudodesarrollar lamás tardíade sus facultades: elpensamiento.

Sufeenelcatolicismocomoreligiónúnicadesapareciócompletamente.Alperdersuscreenciaseneldogmaperdiótambién,comoconsecuencialógica,aquella fe en la monarquía que le había llevado a pelear en las montañas.Apreciabaahoraclaramente lahistoriadesupaíssinprejuiciosde raza.Loshistoriadoresextranjeros lemostraban la triste suertedeEspaña,estacionadaen el período crítico de su desarrollo, cuando salía joven y vigorosa delfecundo período de la Edad Media, por el fanatismo de sacerdotes einquisidores y la demencia de unos reyes que, faltos de medios, quisieronresucitar lamonarquía de los Césares, agotando al país en esta empresa delocos.LospueblosquehabíanrotoconelPontificado,volviendoparasiemprela espalda a Roma, eran más prósperos y felices que aquella España quedormitabacomounamendigaalapuertadelaiglesia.

En este período de su evolución intelectual, Gabriel tuvo un ídolo, ymuchas tardes abandonaba el trabajo para ir a oírle durante una hora en elColegiodeFrancia.EraErnestoRenán.Luna le admiraba condoble afecto:por su talento y por su historia. Era como de su familia. El grande hombrehabíapasadotambiénporelSeminarioyguardabaaúnciertoaspectoclerical,como si hubiera sufridomás hondamente la presión del troquel eclesiástico.Era un rebelde: «losmartillos para derribar el templo, dentro del templo se

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forjaban». Cumplíase la ley fatal de todas las religiones, cuando la fe sedesvaneceylagranmuchedumbrenosienteelfervordelaprimeraedad.

Gabrielseasombrabaviendocómoibaelsabiodesentrañandolosorígenesintelectuales del pueblo hebreo, que habían servido de base al cristianismo;cómodesarmabaelinmensoretabloanteelcualhabíapermanecidoderodillasla humanidad diecinueve siglos, pieza por pieza, marcando sus diversasprocedencias. El seminarista español se indignaba contra su antigua fe contodalafogosidaddeuntemperamentovehemente.¡Yélhabíapodidocreerentodo aquello, considerándolo el resumen de la humana sabiduría! Elcristianismodesempeñabaunpapelbeneficiosoenunperíodode la infanciade la humanidad. Llenaba la vida de los hombres durante la Edad Media,cuandonopodíadarseunpasofueradelareligión,yenlatierra,asoladaporlas luchas,nohabíaotraesperanzaqueelcielonimás lugardeasiloparaelpensamientoque lacatedral en laciudadyelmonasterioenel campo.«Lasferias,lasreunionesparanegociosoplaceres—comodecíasumaestro—,eranfiestas religiosas; las representaciones escénicas eran misterios; los viajes,peregrinaciones, y las guerras, cruzadas.» Pero después se partía la vida: loreligiosoaunlado,lohumanoaotro.ElartecolocabalaNaturalezasobreelideal;loshombrespensabanmásenlatierraqueenelcielo:laRazónnacía;cadaunodesusavanceseraunpasoatrásparalaFe,yllegabaelmomento,por fin, en que los clarividentes, los que se inquietaban por el porvenir,pensabanyaencuálhabíadeserlanuevacreenciaquesustituyesealareligiónagonizante.Lunanovacilaba: laCiencia, únicamente laCiencia ocuparía elhuecodelareligión,muertaparasiempre.

Influido por el helenismo de su maestro, que fácilmente prendía en él,acostumbradocomoestabaaltratodiarioconlosautoresgriegos,soñabaconque la humanidad del porvenir fuese una inmensa Atenas, una democraciaartísticaysabiagobernadaporgrandespensadores,sinmásluchasquelasdelasideasniotraambiciónqueladepulirlainteligencia,decostumbresdulcesydedicadaalosgocesdelespírituyalcultodelaRazón.

Desusantiguascreencias,GabrielsóloconservabalaideadeDioscreadorcon cierto escrúpulo supersticioso. Algo le desconcertaba la astronomía,estudioalquesehabíaentregadoconentusiasmocasi infantil,atraídoporelencanto de lo maravilloso. Aquel infinito por el que en otro tiemporevoloteabanlaslegionesdeángeles,yqueservíadecaminoalaVirgenensusdescensosterrenales,sepoblabadeprontodemilesdemillonesdemundos,ycuantomáspotenteseranlosinstrumentosinventadosporelhombre,mayorsehacíasunúmero,prolongándoselasdistanciasenunainmensidadquecausabavértigos.Unos cuerpos se atraían a otros girando por el espacio a razón demillaresymillonesdeleguasporminuto,ytodaestanubedemundoscaíaycaía,sinpasardosvecesporelmismopuntodelasilenciosainmensidad,enla

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que surgíanotros astrosyotrosyotros, así como ibanperfeccionándose losinstrumentos de observación. ¿Dónde estaba en este infinito el Dios quefabricaba la tierra en seis días, que se irritaba por el capricho de dos seresinocentessacadosdelbarroyhechoscarnedeunsoplo,yhacíasurgirde lanada el sol y tantosmillones demundos, sinmás objeto que alumbrar esteplaneta,tristemoléculadepolvodelainmensidad?

El Dios de Gabriel, al perder la forma corporal que le habían dado lasreligiones y difundirse en la creación, perdía todos sus atributos. Alagigantarseparallenarelinfinito,confundiéndoseconél,sehacíatansutil,tanimpalpableparaelpensamiento,quecasieraunfantasma.Elpanteísmo,comodecíaSchopenhauer,equivalealicenciaraDiosporinútil.

Los estudiantes amigos de Gabriel pusieron en sus manos los libros deDarwin, de Büchner y de Haeckel; y el secreto de la creación natural, queinquietabasupensamientodespuésdelaabolicióndelaomnipotenciadivina,sedesgarróantesusojos.Viocómohabíasurgidolavidasobreaquellaesferaque rodaba centenares de millones de años en el espacio, sufriendocataclismosy transformaciones.Cuando lavejezenfriabasucorteza, lavidaanimal asomaba como una consecuencia delmedio favorable, ajustándose alascondicionesdeéste,comenzandocon formas tímidasymicroscópicasdeexistencia,conelmusgoqueapenascubrelasrocas,conelanimalqueapenaspresentalosvestigiosdeunorganismorudimentario.Yconesteprólogodelacreación natural comenzaba la vida, desarrollándose al través demillones ymillonesdeaños,interrumpidaavecesporloscataclismosdelatierraagitadapor lasúltimascrisisdesucrecimiento,ycontinuandoadelantecon laciegatenacidadqueanimaalaNaturaleza.Eraunacadenainfinitadeevoluciones,deformasabortadasydeorganismostriunfantesporlaselección,hastallegaralhombre,que,porunesfuerzosupremodelamateriaqueencierrasucráneo,saledelabestialidad,sedespojadelaenvolturaanimaldesusantecesores,alosquehacesusesclavos,yreinasobreelplaneta.

Nada quedó en Gabriel de sus antiguos ideales. Su conciencia fue uncampo raso sobre el que había soplado el vendaval. La última creencia, lapostrera,queaúnsemanteníaerguidacomounmonolitoenmedioderuinas,explicandoelorigende lacreación,sevinoabajo.LunasedespidiódeDioscomo de un fantasma consolador que se interpone entre el hombre y laNaturaleza.

Pero el antiguo seminarista no era capaz de permanecer inactivo con subagajedenuevas ideas.Necesitabacreerenalgo,dedicara ladefensadeunideallafedesucarácter,hacerusodeaquelardordeproselitismoquehabíacausado admiración en la clase de Elocuencia del Seminario. La sociologíarevolucionaria se apoderó de él. Primero fue Proudhon con sus audacesescritos;despuéscompletaronlaobraalgunos«militantes»quetrabajabanen

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lamisma imprentaqueél, viejos soldadosde laCommunequeacababandevolverdeldestierroodelasprisionesdeOceanía,yreanudabansucampañacontralaorganizaciónsocialconunardoracrecentadoporlosdoloressufridosyelansiadevenganza.Conellos fuea las reunionesdelanarquismo;oyóaReclús y al ex príncipe Kropotkine, y las palabras del difunto MiguelBakouninellegaronaélcomoelevangeliodeunSanPablodelporvenir..

Gabriel había encontrado su nueva religión y se entregó por completo aella,soñandoenlaregeneracióndelahumanidadporelestómago.Creyendoenunavidafutura,losdesgraciadosaúnteníanelfalsoconsuelodelafelicidaddespuésdelamuerte.Perolareligióneramentira,yno,existiendomásvidaquelapresente.Lunaseindignabacontralainjusticiasocial,quecondenaalamiseria a muchos millones de seres para la felicidad de unos miles deprivilegiados.Laautoridad,fuentedetodoslosmales,eraparaélelmayordelos enemigos. Había que matarla, pero creando antes hombres capaces desubsistir sin amos, sacerdotes y soldados.La dulzura de su carácter, el odioqueleinspirabalaviolenciadespuésdesustresañosdeguerrillero,lehacíanapartarse de los nuevos camaradas, que soñaban con hecatombes por ladinamitayelpuñalparaaterraralmundo,obligándoloaaceptarporelmiedolasnuevasdoctrinas.No;élconfiabaenlafuerzadelasideasyenlainocenteevoluciónde la humanidad.Había que trabajar como los primeros apóstolesdel cristianismo, seguros del porvenir, pero sin prisa por ver realizadas susideas;puestoslosojos,enlalabordeldía,sinpensarenlosañosylossiglosquetardaríaendarsufruto.

ElardordelproselitismolehizoabandonarParísaloscincoaños.Sentíaelansia de ver mundo, de estudiar por sí mismo las miserias sociales y lasfuerzas de que disponían los desheredados para su gran transformación.Además,veíasemolestadoporlavigilanciadelapolicíafrancesa,acausadesusíntimasrelacionesconlosestudiantesrusosdelBarrioLatino,jóvenesdemiradafríaylaciasmelenas,queosabanimplantarenParíslasvenganzasdelnihilismo. En Londres conoció a una inglesa joven, enferma, que, movidacomoélporelardorde lapropagandarevolucionaria, ibade lamañanaa lanoche por los paseos y los alrededores de los talleres repartiendo folletos yhojasimpresasqueguardabaenunacajadesombrerossiemprependientedesu brazo.Lucy fue al poco tiempo la compañera deGabriel. Se amaron sinarrebato,conunapasiónfríaycalmosa,másporlacomunidaddeidealesquepor la instintiva aproximación del sexo; un amor de revolucionarios, con elpensamiento dominado por la rebeldía contra lo existente, sin dejar sitio aotrosentusiasmos.

Luna y su compañera pasaron a Holanda y a Bélgica y se instalarondespués en Alemania, siempre viajando de grupo en grupo de compañeros,dedicándose a diversos trabajos, con esa facilidad de adaptación de los

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revolucionarios universales, que sin dinero corren el mundo sufriendoprivacionesyencontrandosiempre,enelmomentodifícil,unamanofraternalqueloslevantaylosponedenuevoencamino.

Alosochoañosdeestavida,laamigadeGabrielmuriótísica.EstabanenItalia.Luna,alversesolo,sediocuentaporprimeravezdeldulceapoyoquele había prestado la compañera de su vida. Olvidó sus entusiasmosrevolucionariospara llorar aLucy, lamentándosedelvacíoquedejabaen suexistencia. No la había amado como aman los demás hombres, pero era sucompañera, su hermana; se compenetraban los dos en gustos y aficiones; lamiseria en común los había fundido en una sola voluntad.Además,Gabrielsentíase aviejado antes de hora por aquella existencia de aventurasemocionantes y penosas privaciones. En varios sitios de Europa le habíanencarcelado por sospechas de complicidad con los terroristas. La policía lehabía golpeado muchas veces. Comenzaba a serle difícil viajar por elcontinente,pues su fotografía figurabacon lademuchoscompañerosen loscentros policíacos de las principales naciones. Era un perro vagabundo ypeligroso,queacabaríaporserexpulsadoapuntapiésdetodaspartes.

Gabrielnopodíavivirsolo.Estabahabituadoavercercadeélunosojosazules,aoírunavozacariciadora,coninflexionesdepájaro,que leanimabaen los momentos difíciles, y no pudo resistir la soledad en tierra extrañadespués de lamuerte de Lucy.Despertóse en él un vehemente amor por latierranatal.QueríavolveraEspaña,de laque tanto sehabíaburlado,yqueahora, a pesar de su atraso secular, le parecía interesante. Pensaba en sushermanos,queseguíanagarradoscomoplantasalossillaresdelacatedral,sinenterarsedeloqueocurríaenelmundo,sinbuscarnoticiassuyas,comosilohubieranolvidado.

Conrepentinoimpulso,comositemiesemorirlejosdelsuelonatal,volvióaEspaña.EnBarcelonaleproporcionaronloscompañerosladireccióndeunaimprenta, pero antes de ocupar su puesto quiso pasar unos días en Toledo.Volvíaenvejecidoantesdeloscuarentaaños,hablandocuatroocincoidiomasymáspobrequesaliódeallí.Supoquesuhermanoeljardinerohabíamuerto,yquelaviudarefugiadaconsuhijoenundesvándelasClaverías,lavabaropapara los canónigos.Esteban, elVaradepalo, le acogiódespuésde tan largaausencia con la misma admiración que cuando estaba en el Seminario. Sehacíalenguasdesusviajesyconvocabaatodalagentedelclaustroaltoparaqueoyeraaaquelhombrequeibadeunaparteaotrodelmundocomosifuesesupropia casa.En sus preguntas embrollabadolorosamente la geografía; noreconociendoenellamásqueunadivisión:paísesdeherejesydecristianos.

Gabrielcompadecíasedelamiseriatranquiladeaquellagente;admirabasumansedumbrede servidoresdel templo, satisfechosdevegetarymorir enelmismositio,sincuriosidadalgunaporloqueocurríamásalládelosmuros.La

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iglesialeparecíaunagranruina.Eraelcaparazóndepiedradeunanimalenotrostiempospoderosoyfuerte,peroquehabíamuertohacíamásdeunsiglo,deshaciéndose su cuerpo, evaporándose su alma, sin dejar otro vestigio queaquella envoltura exterior, semejante a las conchas que encuentran losgeólogos en los yacimientos prehistóricos, y que por su estructura dejanadivinarlaspartesblandasdelserextinguido.Viendolasceremoniasdelculto,que en otros tiempos le conmovían, sentía impulsos de protesta, deseos degritarasacerdotesyacólitosqueseretirasen,puessutiempohabíapasado,lafehabíamuerto,yúnicamenteporrutinaypormiedoalaopiniónajenavolvíalagenteaaquelloslugaresqueantesllenabadelamañanaalanocheelfervorreligioso.

AlvolveraBarcelona,lavidadeGabrielfueuntorbellinodeproselitismo,deluchasydepersecuciones.Loscompañeroslerespetaban,viendoenélalamigodelosgrandespropagandistasde«laidea»,alhombrequehabíacorridocasi toda Europa y se escribía con los revolucionariosmás famosos. No secelebrabamitinsinelcompañeroLuna.AquellaelocuencianaturalquehabíacausadoasombroaliniciarseenelSeminario,sehinchabayesparcíacomoungas embriagador en las reuniones revolucionarias, enardeciendo a lamuchedumbre desarrapada, hambrienta y miserable, que sentíaestremecimientosdeemociónantelasociedadfuturadescritaporelapóstol:laciudadcelestedelossoñadoresdetodoslossiglos,sinpropiedad,sinvicios,sindesigualdades,dondeeltrabajoseríaunplacerynoexistiríamáscultoqueel de la ciencia y el arte.Algunos oyentes, losmás sombríos, sonreían congestocompasivooyendosusmaldicionesalafuerzaysushimnosaladulzuray al triunfo por la resistencia pasiva. Era un ideólogo, al que había que oírporque servía a «la causa». Ellos, que eran los hombres, los luchadores,sabríanensilencioaterraralasociedadmaldita,yaquesemostrabasordaalavozdelaVerdad.

Cuandoestallaronbombasenlascalles,elcompañeroLunafueelprimersorprendido por la catástrofe y el primero también en entrar en la cárcel, acausadelapopularidaddesunombre...¡OhlosdosañospasadosenelcastillodeMontjuich!EnlamemoriadeGabrielhabíanabiertounsurcohondo,unaheridaprofundaquenosecerraba,queseestremecíaconelmásleverecuerdo,turbandosucalma,haciéndoletemblarconelescalofríodelterror.

Sehabíaapoderadodelasociedadlalocuradelmiedoyatrepellabaleyesyrespetos humanos para defenderse. La justicia de otros siglos, con susprocedimientosdeviolencia,resucitabaenplenacivilización.Sedesconfiabadeljuezporcultoyescrupulosoyseechabamanodelesbirro,pidiéndolequerenovaselosantiguosaparatosdetormento.

Enelsilenciodelanoche,Gabrielveíailuminarsesumazmorra;hombrescon uniforme le empujaban por la escalera hasta una habitación donde le

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aguardabanotrosconenormesgarrotes.Unjovendevozmelosa,coninsigniasde teniente y el aire perezoso de los criollos, le hacía preguntas sobre losatentadosocurridosmesesantesabajoenlaciudad.Gabrielnadasabía,nadahabíavisto.Talvezlosterroristasseríancompañerossuyos;peroél,fijoslosojos en lo alto, contemplando sus visiones del porvenir, no había llegado adarsecuentadequegerminabaentornosuyolaviolencia.Sunegativatenazindignabaaaquelloshombres;lavozmelosadelcriolloseatiplabaporlaira,yentreamenazasyblasfemiasabalanzábansetodossobreél,ycomenzabalacazadelhombreportodalamazmorra,cayendolosgarrotessobresucuerpo,alcanzándole lo mismo en la cabeza que en las piernas, acosándolo en losrincones, siguiéndole cuando con un salto desesperado pasaba al muroopuesto, abriéndose camino con la testa baja. Su espalda resonaba comouncofre vacío bajo los golpes. Algunas veces, la desesperación del dolorenardecía a la víctima; el cordero se volvía fiera, y antes de caer al suelo,gimoteandocomounniñobajolasuperioridaddelnúmero,searrojabasobrelos verdugos, arañándolos, intentandomorderles.Gabriel guardabaunbotóndeluniformedelcriollo,queenunadeestasrebelionesdesudebilidadhabíaquedadoentresusdedos.

Después,cansadoslosatormentadoresdelainutilidaddesusviolencias,ledejabanolvidadoenlamazmorra.Unpanyunostrozosdebacalaosecoeransucomida.Lased,unasedinfernal, ledesgarrabalasentrañas, leoprimíalagargantayhacíaardersuboca.Alprincipiopedíaaguaconvozangustiosapordebajodelapuerta.Despuésyanoquisosuplicar,conociendodeantemanolarespuesta:Era un tormento calculado: le ofrecían agua cuanta quisiera, peroluegoquedelataselosnombresdelosculpables,afirmandoloquenosabía.Elhambreluchabaenélconlased;perotemiendoaéstamuchomás,arrojabaaunrincónaquellosalimentoscargadosdesal,comosifuesenveneno.Delirabaconeldeliriodelosnáufragosatenaceadosporelrecuerdodelaguaenmediode las olas amargas. Veía en sus pesadillas arroyos claros ymurmuradores,ríos inmensos; y buscando frescura para su boca, paseaba la lengua por lasparedes mugrientas, sintiendo cierto alivio al contacto de la cal delenjalbegado. La privación y el encierro perturbaban su inteligencia conhorriblesdelirios.Muchasveces,Gabrielsesorprendíaviéndoseacuatropatasenmediodel calabozo,gruñendoy ladrando frente a lapuerta sin saberporqué.

Sus atormentadores parecieron olvidarle. Tenían otros presos a los queacudir. Los carceleros le dieron agua, y pasó meses enteros sin que nadieentraseensucalabozo.Algunasnochesoía lejanosyvagos,al travésde losgruesosmuros,lamentosysollozosenlasmazmorrasinmediatas.Unamañanaledespertaronvariostruenos,apesardequeunrayodesolsefiltrabaporelventanillo.Oyendo a los carceleros en el inmediato corredor, comprendió elmisterio.Habíanfusiladoaalgunosdelospresos.

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Lunaacogíacomounafelicidadlaesperanzadelamuerte.Renunciabacongustoaaquella sombradevidadentrodeunestuchedepiedra,atormentadopor el mal físico y el miedo a la ferocidad de los hombres. Su estómago,herido por las privaciones, se negabamuchos días, con horribles náuseas, arecibir el pan áspero y el cazo de rancho. La larga inmovilidad, elenrarecimiento del aire, la escasa nutrición, le habían hecho caer en unaanemia mortal. Tosía continuamente, sintiendo cierta opresión en el pecho.Los conocimientos que había adquirido del cuerpo humano, en su afán deestudiarlotodo,nolopermitíanengañarse.MoriríacomolapobreLucy.

Después de año y medio de encierro, compareció ante el Consejo deguerra, confundido en un rebaño miserable de viejos, mujeres y hastaadolescentes, todos enflaquecidos y quebrantados por la prisión, con la pielblancaymate,comodepapelmascado,yeseestrabismoenlosojosquedaelaislamiento.Gabrieldeseabaquelematasen.Alllegarelfiscalenlalargalistade acusación al nombre de Luna, detúvose un instante para lanzarle unamirada feroz. Aquel acusado era de los «teóricos»: aparecía en lasdeclaracionesdelostestigossinintervencióndirectaenloshechosdefuerzayreprobándolosensuspredicaciones;peronohabíaqueolvidarqueeraunodelos principales propagandistas del anarquismo, y que había pronunciadodiscursosen todas lassociedadesobreras frecuentadaspor losautoresde losatentados.

Un capitán viejo se inclinó al oído de otro compañero de Consejo, yGabrieloyósuspalabras:

—A estos señoritos que hacen discursos es a los que hay que sentar lamano,paraqueescarmientenynohablenmásdeTolstoi,deIbsenydetodosesostíosextranjerosqueenseñanatirarbombas.

Gabriel pasómuchosmeses aislado en su encierro. Por algunas palabrasoídas a los carceleros, pudo ir siguiendo las fluctuaciones de su suerte. Tanpronto se veía conducido con todos sus compañeros de infortunio a lospresidiosdeÁfrica,comoleaugurabanlainmediatalibertadoleprofetizabanel fusilamiento en masa. Cuando salió, después de dos años, del tétricocastillo,fueparaembarcarsecontodossuscompañerosdeemigraciónforzosa.Gabriel era una sombra de hombre. Su debilidad le hacía andar vacilante ytrémulocomounniño;peroolvidandosumíseroestado,seapiadabadeotroscompañeros más enfermos que él, con visibles cicatrices de los tormentossufridos y el sexo atrofiado por bárbaras estrangulaciones. La vuelta a lalibertadhacíarenacerenélsuantiguadulzura,laconmiseraciónfilosóficaenqueenvolvíaatodosloshombres,perdonandosuserrores.Losmásviolentosde sus compañeros hablaban al desembarcar en Inglaterra de futurasvenganzas contra los verdugos, mientras Gabriel pedía perdón para ellos,ciegosinstrumentosempleadosporlasociedadenunmomentodeterror,que

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creíanhaberlasalvadoconsubarbarie.

ElclimadeLondresextremabalaenfermedaddeGabriel,yalosdosañostuvo que trasladarse al continente, a pesar de que el país británico, con suabsolutalibertad,eraelúnicosuelodondepodíavivirtranquiloeignorado.

Su existencia fue cruel: siempre fugitivo a través de las naciones deEuropa,arrojadodeunaaotraporlavigilanciapolicíaca,reducidoaprisiónoexpulsado por lamás insignificante sospecha.Era la antigua persecución delosbohemiosenlaEdadMedia,elacosamientodelasgentesindependientes,devidavagabunda,queresucitabaenplenacivilización.LaenfermedadyeldeseodepazlehicieronvolveraEspaña.Coneltiemposehabíaestablecidocierta tolerancia para los emigrados. EnEspaña todo se olvida, y aunque laautoridad seamás feroz ymenos escrupulosa que en otros pueblos,molestapoco,porlaimprevisiónyeldescuidopropiosdelaraza.

Enfermo y sin un oficio para ganarse la vida, imposibilitado de pedirtrabajoenlasimprentas,porquesunombreteníaciertaaureolaqueaterrabaalospatronos,Gabrielcayóen lamiseria,sinque lebastasen losauxiliosconque le socorrían los compañeros.Fuedeun extremoaotrode laPenínsula,mendigandoentrelossuyosyocultándosedelapolicía.

Su ánimo decayó. Era un vencido; no podía prolongar la lucha. Sólo lerestaba morir; pero la muerte misericordiosa acudía lentamente a sullamamiento.Pensóensuhermano,elúnicoafectoquelerestabaenelmundo.RecordóaquellafamiliatranquiladelasClaveríasentrevistaensuúltimopasoporlacatedral,yfueensubuscacomounaúltimaesperanza.

AlvolveraToledoencontrabadisueltalafamiliafeliz.Tambiénporaquelrincónsilenciosoeinmutablehabíapasadoladesgracia.

Pero la catedral, insensible a las vicisitudes humanas, estaba allí comosiempre,yaellaseagarraba,ocultándoseensusentrañasparamorirtranquilo,sinmásanheloqueserolvidado,pereciendoantesdehora,gustandolaamargafelicidad del anonadamiento, dejando en la puerta, como una bestia que sedespoja de la piel, aquellas rebeldías que le habían atraído el odio de lasociedad.

Sudichaeranopensar,nohablar,amoldarseaaquelmundomuerto.Sería,entre las estatuas vivientes que poblaban el claustro alto, un autómatamás;imitaría a aquellas criaturas que tenían en su ser algo de la aspereza de lapiedra berroqueña de los contrafuertes; aspiraría como un bálsamo detranquilidadlaherrumbredelasrejas,queesparcíanporeltemploelperfumevetustodelossiglos.

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IV

Alsaliralclaustroporlasmañanas,pocodespuésdeamanecer,laprimerapersona que veía Gabriel era don Antolín, el Vara de plata. Este sacerdoteejercía autoridad a modo de gobernador de la catedral, pues a sus órdenesestabanlosservidoreslaicosybajosuinspecciónsehacíantodoslostrabajosdeescasaimportancia.

Abajo,eneltemplo,vigilabaasacristanesyacólitos,cuidandodequeloscanónigosylosbeneficiadosnopudieranquejarsededescuidosenelservicio.Arriba,enelclaustro,velabaporelbuenordenylassanascostumbresdelasfamilias,siendo,por lagraciadelcardenal-arzobispo,unaespeciedealcaldedeaquelpequeñopueblo.

Ocupaba la mejor habitación de las Claverías. En las grandes fiestasmarchabaalfrentedelcabildoConcapapluvialyunbastóndeplatatanaltocomoél,quehacíaretemblarlaslosasconsusgolpes,ydurantelamisamayoryelcorodelatarderondabaporlasnavesparaevitarlasirreverenciasdelosdevotos y las distracciones de los empleados. A las ocho de la noche eninvierno y a las nueve en verano cerraba la escalera del claustro alto,guardábase la llave en el bolsillo y toda la población quedaba aislada de laciudad. Si de tarde en tarde se sentía alguien enfermodurante la noche, erapreciso despertar a don Antolín; y hundiendo éste la mano en lasprofundidades de la sotana, se dignaba restablecer con su llave lacomunicaciónconelmundo.

Teníacercadesesentaaños;erapequeñoyenjuto.Laedadapenassihabíaencanecidounpocosuscabellos,cortadosalrape.Lafrentelateníaespaciosaycuadrada,sinlamáslevecurva,comounachapadehuesocondosaristasalos lados,quesemarcabanbajoelgorrodesedaqueusabaen invierno.Lasfacciones estiradas, sin una arruga, sin un estremecimiento que delataseemoción;lamandíbulaestrechayagudacomohierrodelanza,ylosojostaninexpresivos e inmóviles como el rostro, pero con una fijeza fría quedesconcertaba.

Gabriellehabíaconocidoensuniñez.Era,segúnsuexpresión,unsoldadorasodelaIglesia,queenfuerzadeañosyservicioshabíallegadoasargento,paranopasardeahí.CuandoLunaentróenelSeminario,donAntolínacababade ordenarse de sacerdote, después de pasar su vida en la sacristía de laPrimada, donde había comenzado de monaguillo. Por su fe absoluta eirracional, por su adhesión inquebrantable a la Iglesia, le habían sacadoadelanteenlacarreralosseñoresdelSeminario,apesardesuignorancia.Eraunhijo del terruño; había nacido en una aldea de losmontes deToledo.LaIglesiaPrimadaeraparaéllasegundacasadeDios,despuésdeSanPedrode

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Roma,ylascienciaseclesiásticasunhazderayosdeladivinasabiduríaquelecegaban,adorándolosconelrespetoprofundodelignorante.

TeníalasantayfirmeinculturatanapreciadaporlaIglesiaenotrossiglos.Gabrielestabasegurodeque,anacerelVaradeplataenlabuenaépocadelcatolicismo,hubiesellegadoasantoaldedicarsealavidaespiritual,ohabríadesempeñado un excelente papel en la Inquisición al intervenir en lareligiosidadmilitante.Venidoalmundoenlamalaépoca,cuandoflaquealafey la Iglesianopuede imponersepor laviolencia, el buendonAntolínhabíaquedado obscurecido en la baja administración de la catedral, ayudando alcanónigoObreroen laparticiónyseñalamientode laspesetasqueelEstadodaba a la Primada, dedicando una larga meditación a cada puñado decéntimos,yesforzándoseporquelasantacasa,comolasfamiliasarruinadas,conservasesubuenexterior,sinrevelarlamiseria.

Lehabíanprometidovariasvecesunacapellaníademonjas,peroéleradelosfielesalacatedral,delosenamoradosdelagransolitaria.Leenorgullecíalaconfianzaqueelseñorarzobispo teníapuestaenél, laamistosafranquezacon que le hablaban canónigos y beneficiados y sus conciliábulosadministrativos con elObrero y el Tesorero. Por esto no podía evitar ciertogesto de superioridad desdeñosa cuando, revestido de la capa pluvial yempuñandolavaradeplata,seacercabanahablarleloscurasdelospueblosdepasoporlaPrimada.

Sus vicios eran puramente de eclesiástico. Ahorraba en secreto, con esaavaricia fría y dominadora de la gente de iglesia en todos los tiempos. Subonetemugrientoerasiempredealgúncanónigoquelodesechabaporviejo;su sotana de un negro verdoso y sus zapatos habían sido antes de algúnbeneficiado.EnlasClaveríassehablabaenvozbajadeldineroguardadopordonAntolín, de sus ahorros, que dedicaba a la usura; préstamos que nuncaibanmásalládedosotresdurosalospobresservidoresdeltemploagobiadosporlamiseria,yquerecobrabaconcrecescuandoaprincipiosdemespagabaelcanónigoObrero.Enél,laavariciaylausuraibanunidasalamásabsolutaprobidadparalosinteresesdelaiglesia.Perseguíaencarnizadamentelamenorsisaen la sacristía,yentregabasuscuentasalcabildoconunaminuciosidadquefastidiabaalObrero.Acadacuallosuyo.Laiglesiaerapobre,yresultabaun pecado digno del infierno privarla de un solo ochavo. Él, como buenservidor de Dios, era pobre también, y no creía faltarle sacando ciertoproducto al dinero que había podido reunir en fuerza de contraerse, condolorosasprivaciones,dentrodesumiseria.

Vivía con él su sobrina Mariquita, una fea, de facciones hombrunas yfrescas carnes, venida de lasmontañas para cuidar al tío, de cuya riqueza ypoderenlaPrimadasehacíanlenguasenlaaldeaparientesyamigos.EnlasClaverías llevaba a maltraer a todas las mujeres, abusando de la autoridad

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absolutadedonAntolín.Lasmástímidasformabanentornodeellaamododeaduladoracorte,paraatraersesuprotección,limpiándolalacasaohaciendolacocina,mientrasMariquita,vestidadehábitoycuidadosamentepeinada,únicolujoque lepermitía su tío, salía al claustro con la esperanzadeque subiesealgúncadeteosefijasenenellalosforasterosqueibanalatorreoalasaladelosgigantones.Ponía losojos tiernosa todos loshombres;ella, tanásperaeimperiosaconlasmujeres,sonreíaacuantossolterosvivíanenlasClaverías.ElTatoeragranamigosuyo;lebuscabacuandosutíoestabaausente,riendosus gracias de aprendiz de torero. Gabriel, con su aspecto enfermizo, sumisteriosoensimismamientoylahistoriaconfusadesusgrandesviajesporelmundo,noleinspirabamenosinterés.HastahablabaconmarcadadeferenciaalviejoVaradepalo,porserhombreyestarviudo.Comodecíaelperrero,lospantalonesvolvíanlocaalapobreenaquellacasadondelamayorpartedeloshombresllevabanfaldas.

DonAntolínhabíaconocidoaGabrielsiendoniñoyletuteaba.Enelcuraignorante subsistía aún el recuerdo de los grandes triunfos alcanzados porLunaenelSeminario,yalverlepobreyenfermo,refugiadoenlacatedralcaside limosna, su tuteo de superioridad no estaba exento de cierta admiración.Gabriel, por su parte, temía al Vara de plata, conociendo su fanatismointolerante. Por esto se limitaba a escucharle, cuidando de que en susconversaciones no se deslizara una palabra que revelase su pasado. Sería elprimero en pedir su expulsión de la catedral, y él deseaba vivir en elladesconocidoyensilencio.

Al encontrarse por las mañanas en el claustro los dos hombres, seabordabanconlamismapregunta:

—¿Cómovaesasalud?

Gabriel se mostraba optimista. Sabía que su dolencia no tenía remedio.Pero aquella vida sosegada y sin emociones, y el cuidado continuo de suhermano,alimentándolocasialafuerzaatodashoras,comoaunpájaro,habíapuestounpuntalasusaludruinosa.Elcursodelaenfermedaderamáslento:lamuertetropezabaconobstáculos.

—Estoymejor,donAntolín....Yayer,¿quétalfueeldía?

ElVaradeplatahundíasusmanossuciasyhuesosasenlasprofundidadesdelasotana,sacandotresgruesostalonarios,unorojo,otroverdeyelterceroblanco.Pasabalashojas,consultandolosfoliosdelasquellevabaarrancadas.Acariciabarespetuosamentelaslibretas,comosifuesenmásimportantesparaelcultoquelosgrandeslibrosdelcoro.

—¡Día flojo,Gabriel!Estamosen invierno,yahoraviajapocagente.Lagrantemporadaesenprimavera,cuando,segúndicen,entranlosinglesespor

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Gibraltar.VanalaferiadeSevillayvienendespuésaecharunavistaanuestracatedral. Además, la gente deMadrid sale con el buen tiempo, y aunque aregañadientes,aflojalamoscaporverlosgigantonesylaCampanaGorda.Dagustoentoncesdespacharpapeletas.Hahabidodía,Gabriel,queherecogidoochenta duros. Me acuerdo: fue en el último Corpus. Mariquita tuvo querecoserme los bolsillos de la sotana, que se rompían con el peso de tantaspesetas.FueunabendicióndelSeñor.

Ymirabatristementelostalonarios,comolamentandoquepasasenlosdíasdel inviernosincortarmásquealgunaqueotrahoja.Esta tareadeexpenderpapeletasdeentradaparaverlasriquezasycuriosidadesdelacatedralllenabasupensamiento.Eralasalvacióndelaiglesia,elprocedimientomodernoparallevarlaadelante,yélsesentíaorgullosodedesempeñarestafunción,queleconvertíaenelórganomásimportantedelavidadeltemplo.

—¿Vesestaspapeletasverdes?—dijoaGabriel—.Puessonlasmáscaras:dos pesetas cuesta cada una. Con ellas puede verse lo más importante: elTesoro, la capilla de la Virgen, el Ochavo con sus reliquias, únicas en elmundo. Las de las otras catedrales son porquerías si se comparan con lasnuestras; mentiras, inventadas muchas de ellas por la envidia que inspiranuestraIglesiaPrimada.¿Vesestasotrasquesonrojas?Puessólocuestanseisreales,yconellaspuedenvisitarselassacristías,elguardarropa,lascapillasdedonÁlvarodeLunaydelcardenalAlbornoz,ylaSalaCapitular,consusdosfilasde retratosdearzobispos,quesonunamaravilla.¿Quiénnose rascaelbolsilloporvertalesportentos?

Despuésañadió,designandoelúltimotalonarioconciertodesprecio:

—Estas blancas sólo valen dos reales. Son para ver los gigantones y lascampanas.Sevendenmuchasentrelagentemenudaquevienealacatedralendías de fiesta. ¿Querrás creer que aún hay judíos que protestan y dicen queestoesunrobo?Elotrodía, tressoldadosdelaAcademia,quevinieronconunos «parditos» a ver los gigantones, armaron un escándalo porque no lesdejaban entrar por un perro gordo. ¡Como si pidiésemos limosna...! Se vanmuchosechandopestescontralaiglesia,lomismoquesifuesenherejes,yenlaescalerapintanconcarbóncosasabominablesoescribenpalabrasobscenas.¡Quétiempos!,¿eh,Gabriel?

Lunasonreíasilencioso,yanimadoelVaradeplataporestemutismo,queleparecíadeconformidad,añadióconciertoorgullo:

—Esto de las papeletas lo inventé yo.... Es decir, realmente no fui yo elinventor, pero amí se debe su establecimiento en esta casa. Tú has corridomucho y habrás visto en esos países de extranjis que todo puede visitarse...peropagando.Elseñorcardenalanterioraéste,queensantagloriaesté—ysellevó la mano al bonete—, también había corrido muchas tierras; un

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«moderno»que,avivirmás tiempo,hubieseacabadoporponer luzeléctricaenlasnavesdelacatedral.YoleoíenciertaocasiónhablardeloquesehacíaenlosmuseosydemásedificiosnotablesalláenRomayenotrasciudades:laentrada libre a todas horas, pero pagando. Una gran comodidad para elpúblico,quenonecesitaderecomendacionesparaverlascosas.YundíaqueelObrero y yo nos roíamos las uñas viendo que esasmil y pico de pesetaspuercas (¡Dios me perdone!) que nos da el desdichado Estado no bastabanparafinalizarelmes,propusemiidea.¿Querráscreerquehuboenelcabildoseñores que se opusieron? Ciertos canónigos jóvenes hablaron de losmercaderesdeltemplo;túyasabesquiéneseran:unosjudíosalosquecorrióelSeñorcon lacuerdaen lamanoporno séquéperrerías;otrosmásviejosalegaronque la catedralhabía tenidoabiertas susmaravillas a todosdurantesiglos,yasíhabíadeseguir.Tendríanrazóntodoslosseñores,puesnosellegaacanónigosintalento;perointervinoelcardenaldifunto,quedeDiosgoce—otro golpe de bonete—, y el cabildo hubo de aceptar la reforma aregañadientes, y acabará por aplaudirla. ¡A cualquiera le amarga un dulce!¿Sabescuántodineroleentreguéalseñorcardenalelañopasado?Másdetresmilduros,casitantocomonosdaelEstadopecador.Yestosinperjuicioparanadie.Elpúblicopaga,miraysemarcha.Detodosmodos,sonavesdepaso,quesólovienenunavez:elquesevayanovuelve.¡Yquésoncuatromíseraspesetas, cuando por ellas se ve uno de los templos más gloriosos de lacristiandad, la cuna del catolicismo español, la catedral de Toledo! ¡Comoquiendicenada...!

Paseabanlosdoshombresporelclaustro,siguiendoelladoqueaaquellahoramatinalcaldeabaelsol.Elclérigosehabíaguardadolostalonarios.SusojossefijabanenGabriel,quecreíadelcasosonreírdeunmodoenigmáticoquedonAntolíntomabaporunaafirmación.Estoleanimóacontinuarensusconfidencias.

—¡Ay,Gabriel!Nocreasquecumplosintrabajomispesadosdeberes.Elcardenal confía enmí, el cabildome distingue con su afecto, el Obrero notieneotraesperanzaquemiauxilio.Graciasalaspapeletaspuedeirtirandolacatedralyconservarsuantiguoaspectodegrandeza,paraquevengaelpúblicoaadmirarla.Somosmáspobresquelasratas.Ygraciasquenosquedanpararemediarnos algunas migajas de nuestro pasado. Si el viento o el granizorompeunavidrieradelasnaves,podemosecharmanodelosvidriossobrantesquenosdejaronlosseñoresObrerosdeotrossiglos.¡Ay,Señor,Diosmío!¡Ypensarquehubounaépocaenqueelcabildomanteníaasusexpensas,dentrodel templo, talleres de pintores de vidrio, de plomeros y qué sé yo cuántosmás, pudiendo hacer grandes obras sin buscar auxilio fuera de casa! Si serompeunacasulla,aúnnosquedanparacomponerlatirasbordadasconsantosyflores,quesonunamaravilla.Pero¿ycuandotodoestoseacabe?,¿cuandose rompael últimovidriode repuestoy se agoten los retalesde laObrería?

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Habrá que poner vidrios blancos y baratos en los ventanales para que noentrenelvientoylalluvia;lacatedralpareceráunacasadehuéspedes(¡queelSeñormeperdonelacomparación!)ylossacerdotesdelaPrimadaalabaránaDiosvestidoscomoelcapellándeunaermita.

YdonAntolínreíasarcásticamente,comosiesteporvenirporélevocadofueseunabsurdocontrarioalasleyeseternas.

—Y no creas—continuó—que aquí se despilfarra ni se deja de hacerdinerodetodoloutilizable.Eljardín,quetantosañosfuedetufamilia,lodioenarrendamiento el cabildodesde lamuertede tuhermano.Veinteduros alañopagatutíaTomasaparaqueloexplotesuhijo,yesoporque,comosabes,laviejaesgranamigadeSuEminencia,puesleconocedesdeniño.Yoandocomounazacánporeltemploylosclaustros,vigilándolotodoparaquenosehagan trampas, pues aquí hay gente joven y ligera que no es de fiar. TanprontoestoyenelOchavo,viendositusobrinoelTatohapedidolapapeletaalos forasteros (pues es muy capaz de dejarlos entrar gratis para que le denpropina), como subo al claustro para vigilar a ese zapaterín que enseña losgigantones.Amínome lapegan.Nadieseescapasinpagar;pero ¡ay!hacetiempo que no celebro; túme ves amediodía, cuando se cierra la catedral,leyendomisHoras apresuradamentepor el claustro, pendientedel reloj parabajarasíqueabrendenuevoeltemployvienenlosforasterosaverelTesoro.Estonoesvidadecatólico,ysiDiosnometomaseencuentaquelohagotodoporlagloriadesucasa,creoquehastaperderíamialma.

Pasearonlargoratoensilenciolosdoshombres.PerodonAntolínnopodíacallarfácilmentecuandosetratabadelavidaeconómicadelaPrimada.

—¡Ypensar,Gabriel—continuó—,quesiendoloquehemossidoenotrostiempos,nosvemosasí...!Túylamayoríadelosqueaquívivennotenéisideadeloricaquehasidoestacasa.Tantocomounrey,yenalgunostiempos,más.De muchacho sabías tú, como nadie, la historia de nuestros gloriososarzobispos, pero de la fortuna que amasaron para Dios, ni una palabra. Avosotros los sabios no os da por estas «materialidades». ¿Conoces lasdonacionesquereyesygrandesseñoreshicieronenvidaanuestracatedralylasherenciasquelededicaronenlahoradelamuerte?¡Quéhasdeconocer!Yolosétodo;meheenteradoenlaObrería,enelArchivo,enlaBiblioteca.Cadaunoaloqueleinteresa,yyo,queconelseñorObreroherabiadomásdeuna vez ante los apuros de la casa, me consuelo pensando en lo que tuvocuando aún no habíamos nacido.Hemos sidomuy ricos,Gabriel, peromuyricos.ElarzobispodeToledopodíacolocarseenlamitraunacoronaodos,yno digo tres porque pienso en el Sumo Pontífice.... Primero, la escritura dedotaciónalacatedralhechaporelreyAlfonsoVIaraízdehaberconquistadoToledo.Lahicieronenunaermita,despuésdeelegidoelobispodonBernardo,yyolahevistoconmispecadoresojosenelArchivo:unpergaminoconletras

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góticas,quefiguraalacabezadelosPrivilegiosdeestaSantaIglesia.Elbuenrey da a la catedral nueve villas, y si quisiera te podría citar los nombres,varios molinos y un sinnúmero de viñas, casas y tiendas en la ciudad, ytermina diciendo, con su largueza de caballero cristiano: «Esto, pues, de talmaneralodoy,yconcedoaestaSantaIglesiayati,Bernardo,Arzobispo,porlibreyperfectadonación,queporhomicidioniporotraalgunacalumniaenningún tiempo se pierdan. Amén.» Después, don Alfonso VII nos da ochopueblosalotroladodelGuadalquivir,varioshornos,doscastillos,lassalinasdeBelinchónyeldiezmodetodalamonedaqueselabraseenToledo,paraelvestuario de los prebendados. El VIII del mismo nombre suelta sobre lacatedral otra lluvia de donaciones, ciudades, aldeas y molinos: Illescas esnuestra, y una gran parte de Esquivias, así como la apoteca de Talavera.DespuésvieneelbatalladorpreladodonRodrigo,queconquistaa losmorosmuchatierra; lacatedralposeeunprincipado,elAdelantamientodeCazorla,conpoblaciones comoBaza,NieblayAlcaraz....Ydejandoa los reyes, ¡nohay poco que decir de los grandes señores, nobles como príncipes, quemostraronsugenerosidadconlaIglesiaPrimada...!DonLopedeHaro,señordeVizcaya,nocontentoconcostearlaconstruccióndeltemplodesdelapuertade los Escribanos hasta el coro, nos regala la villa de Alcubilete, con susmolinos y pesquerías, y deja dotación para que en el coro, al rezarse lascompletas,ardaesavelaquellaman«laPreciosa»,yquesecolocaeneláguiladebroncedelgranatril.DonAlfonsoTeilodeMenesesnosdacuatrocastillosen las riberas delGuadiana, y como él, otros grandes señores nos concedendiezmos,derechosdepeajey¡quéséyocuántasriquezasmás...!Hemossidopoderosos, Gabriel. El territorio de esta diócesis era más grande que unprincipado.Lacatedral teníapropiedadesen la tierra,enelaireyenelmar.Nuestros dominios se extendían por toda la nación, de punta a punta, y nohabía provincia dondenoposeyésemos algo.Todo contribuía a la gloria delSeñoryaladecenciaybienestardesusministros;todopagabaalacatedral:elpan al cocerse en el horno, el pez al caer en la red, el trigo al pasar por lamuela, lamonedaalsaltardel troquel,elviandantealseguirsucamino.Losrústicos, que entonces no pagaban contribuciones e impuestos, servían a surey,ysalvabanlapropiaalmadándonoslamejorgavilladecadadiez,conlocual losgranerosdelaIglesiaPrimadaeraninsuficientesparacontener tantaabundancia. ¡Quétiemposaquéllos!Habíafe,Gabriel,y lafees loprincipalenlavida.Sinfenohayvirtud,nidecencia...ninada.

Sedetuvounmomento, jadeantepor sudiscurso, echandoel alientoa lacara deLuna.El clérigo estaba tan impregnadodel ambiente de la catedral,que en su cuerpo parecían resumirse todos los olores del templo: su sotanatenía el perfumemohosode la piedravieja y las rejasherrumbrosas; por subocaparecían respirar loscanalonesy lasgárgolas la ranciahumedadde losdesvanes.

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Conlarápidaevocacióndelasriquezaspasadas,enardecíasedonAntolínhastaindignarse.

—Yhabiendosidotanricos,Gabriel,hoynosvemosenlamiseria,yyo,hijo mío, un sacerdote del Señor, tengo que ir de un lado a otro con estaspapeletasparaquevivamostodos,comosifueseunrevendedordeentradasdetoros, como si la casa de Dios fuera un teatro, teniendo que aguantar aextranjerosherejesqueentransinsantiguarse,mirándolotodocongemelos.¡Yyodebosonreírles,porquepaganynosproporcionanlospostresparaeltristecocido!¡Ca...rape!¡Jesúsmevalga!Ibaadecirunabarbaridad.

Y don Antolín siguió lanzando indignadas lamentaciones, hasta que alpasarfrentealapuertadesucasaasomóMariquitaelabultadoyfeorostro.

—Tío,bastadepaseo.Seenfríaelchocolate.

Aun después de desaparecer el sacerdote dentro de su casa, siguió lasobrinasonriendoamablementeaLuna.

—¿Ustedgusta,donGabriel?

Con sus ojos audaces de loba hambrienta invitaba a Luna a entrar. Legustabaelporte«aseñorado»,comoelladecía,deaquelhombre,lasolturaqueledabasuantiguotratoconelmundo.Además,sobresuimaginacióndemujerejercíaciertoencantoelmisteriosopasadodeGabriel,sualtivezsilenciosa,lavagafamadesusaventurasyaquellasonrisauntantocompasivaydesdeñosaconqueescuchabaalasgentesdelclaustroalto.

Se retiró la insinuante Mariquita y siguió Gabriel sus paseos por elclaustro,despuésdeapurareljarritodelechequetodaslasmañanaslesubíasuhermano.

A las ocho salía donLuis, elmaestro de capilla, siempre con elmanteoterciado teatralmente y el sombrero de teja echado atrás como una aureolasobresuenormecabeza.Tarareabaconairedistraído,agitadoperpetuamenteporsunerviosamovilidad.Preguntabaconalarmasihabíantocadoyaacoro,asustado por las amenazas demulta a causa de su retraso. Gabriel sentíaseatraído por este artista eclesiástico que vegetaba despreciado en las últimascapasdelaIglesia,pensandomásenlamúsicaqueeneldogma.

Por las tardes subíaGabriel al camaranchón que habitaba elmaestro decapillaenelpisosuperiordelacasadelosLuna.Lahabitaciónconteníatodala fortuna del artista: una cama de hierro, que era aún la del Seminario, unarmónium,dosbustosdeyesodeBeethovenyMozartyunmontónenormedepaquetes de música, de partituras encuadernadas, de hojas sueltas de papelpautado, pero tan grande, tan revuelto y confuso, que con frecuencia sedesplomaba,invadiendoconblancoaleteohastalosúltimosrincones.

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—En esto se le van los cuartos—decía el Vara de palo con acento debondadosareconvención—.

Nunca tendráuncéntimo.Apenascoge lapaga, ¡apedirmáspapelotesaMadrid! Más le valdría, don Luis, comprarse un sombrero nuevo, aunquefuesemodestito,paraquelosseñoresdelcoronoseburlasendelacoberturaquellevaenlacabeza.

En las tardes de invierno, después del coro, el músico y Gabriel serefugiabanenaquellahabitación.Loscanónigos,huyendodelvientofríoodelalluvia,dabansupaseodiarioporlasgaleríasdelclaustroalto,conelafándeno privarse de este ejercicio a que estaba acostumbrada su metódicaexistencia. El agua del cielo golpeaba los vidrios de la ventana delcamaranchón. A la claridad triste y gris de la tarde hojeaba el maestro loscuadernos o hacía correr sus manos sobre el armónium, conversando conGabriel,quesesentabaenlacama.

Enardecíaseelmúsicohablandodesusadoracionesartísticas.Enmitaddeuna peroración entusiasta callaba, inclinándose ante el armónium, y lasmelodías del instrumento llenaban el cuarto, descendiendo por la escalerahasta llegar a los paseantes del claustro como un eco lejano. De repente,cesaba de tocar en el pasaje más interesante y reanudaba su charla, comotemiendoqueensucontinuadistracciónseleevaporasenlasideas.

El silencioso Luna era el único auditorio que había encontrado en lacatedral,elprimeroque leescuchaba largashorassinburlarseni tenerloporloco;antesbien,mostrabaconsusbrevesinterrupcionesypreguntaselgustoconque leoía.El finalde la conversación todas las tardes era elmismo: lagrandezadeBeethoven,ídolodelsacerdoteartista.

—Le he amado toda mi vida—decía el maestro de capilla—. A mí meeducóunfrailejerónimo,unexclaustradoviejo,que,despuésdeabandonarelconvento,corrióalgodemundocomoprofesordevioloncelo.LosJerónimosfueronlosgrandesmúsicosdelaIglesia.Ustednosabráesto;yotampocolosabría si poco después de nacer no me hubiese tomado bajo su protecciónaquel santo hombre, que fue para mí un verdadero padre. Parece que cadaordenreligiosasededicabaensusbuenos tiemposaunaespecialidad.Unos,creoquelosbenedictinos,anotabanlibrosviejos;otrosfabricabanlicoresparalasdamas;losdemásalláteníanunasmanosdeoroparajaulasdepájaros,ylos Jerónimos estudiaban siete años de música, dedicándose cada uno alinstrumentodesupreferencia.Aellossedebequeseconservaraenlasiglesiasde España un poco, un poquito nada más, de buen gusto musical. ¡Y quéorquestas, según me contaba mi padrino, formaban los Jerónimos en susconventos! Para las señoras era una gloria ir los domingos por la tarde allocutorio, donde encontraban a los buenos Padres, cada uno de los cuales

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resultabaunprofesorazoinstrumentista.Eranlosúnicosconciertosdeaquellaépoca.Conlapitanzaasegurada,sintenerquepreocuparsedecasanivestidoy teniendo el amor al arte por toda obligación, figúrese usted, Gabriel, quémusicotes podrían salir. Por eso, cuando echaron a los frailes de susconventos, los Jerónimosno salieronmal librados.Nadademendigarmisasporlasiglesiasnivivirdegorraconlasfamiliasdevotas.Teníanparaganarseelpanunarteestudiadoconcienzudamente,ysecolocaronenseguidaenlascatedrales como organistas y maestros de capilla. Los cabildos se losdisputaban. Algunos fueron más audaces, y ganosos de ver de cerca aquelmundomusicalqueselesaparecíadentrodesusconventoscomounparaísofantástico, entraron en las orquestas de los teatros, viajaron, hicieron suscalaveradasalláporItalia, transformándosedetalmodo,queniencienañoslos hubiera reconocido su antiguo prior.Uno de éstos fuemi padrino. ¡Quéhombre! Era un buen cristiano, pero de tal modo se había entregado a lamúsica,queenélquedabamuypocodelantiguofraile.Cuandoleanunciaban,que pronto se restablecerían los conventos, levantaba los hombros conindiferencia. Le interesabamás una sonata nueva. Pues bien,Gabriel: aquelhombre tenía frases que han quedado enmimemoria para siempre.Un día,siendo yo niño,me llevó enMadrid a una reunión demúsicos amigos queejecutabanparaellossolosel famosoSeptimino.¿Loconoceusted?Laobramás«fresca»ymásgraciosadeBeethoven.Recuerdoamipadrinosaliendodelaaudiciónensimismado,conlacabezabaja,tirandodemí,queapenaspodíaseguir sus grandes zancadas. Cuando llegamos a casa, me miró fijamente,comosiyofueseunapersonamayor.«Oye,Luis—medijo—,yacuérdatebiendeesto.Enelmundonohaymásqueun"Señor":NuestroSeñorJesucristo,ydos"señoritos":GalileoyBeethoven...»

Elmúsicomiró amorosamente el bustodeyesoquedesdeuna rinconeracontemplabaelcuartuchoconentrecejodeleónyojoshurañosdesordo.

—YonoconozcoaGalileo—continuódonLuis—.Séquefueunsabio,ungeniodelaciencia.Nosoymásqueunmúsicoyentiendopocodeestascosas.PeroaBeethovenloadoro,ycreoquemipadrinosequedócorto.Esundios,eselhombremásextraordinarioquehaproducidoelmundo.¿Nolocreeustedasí,Gabriel?

Vibrantes susnerviospor el entusiasmo,poníasedepieypaseabapor lahabitación,pisoteandolospapelesesparcidosporelsuelo.

—¡Ah,cómoleenvidioausted,Gabriel,quehacorridomundoyhaoídotanbuenascosas!Laotranochenopudedormirpensandoenloqueustedmecontó de su vida en París: aquellas tardes de los domingos, tan hermosas,corriendodespuésdealmorzar,unasvecesalosconciertosdeLamoreux,otrasalosdeColonna,dándoseunhartazgodesublimidad...¡Yyoaquíencerrado,sin otra esperanza que dirigir alguna misita rossiniana en las grandes

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festividades...!Miúnicoconsueloesleermúsica,enterarmeporlalecturadelas grandes obras que tantos tontos oirán en las ciudades dormitando oaburriéndose.Ahítengoenesemontónlasnuevesinfoníasdel«Hombre»,susinnumerablessonatas,sumisa,yconélaHaydn,aMozart,aMendelssohn,atodoslosgrandestíos,enunapalabra.HastatengoaWagner.Losleo,tocoenelarmóniumloqueesposible,¿yqué...?Escomosiaunciegoledescribierancongranelocuencia el dibujodeuncuadroy sus colores.Enterradoen esteclaustro,sé,comoelciego,quehayenelmundocosasmuyhermosas...perodeoídas.

Elmaestrodecapillaguardabadelañoanteriorunrecuerdodefelicidad,yhablabadeélconentusiasmo.Porindicacióndelcardenal-arzobispohabíaidoaMadridaformarpartedeuntribunaldeoposicionesparaorganistas.

—Fuelagrantemporada,Gabriel:lamejordemivida.UnanocheconocíaWagner, pero sin tapujos, como quien dice en su propia salsa. Vestido conropasdeunviolinistaamigoquealgunasvecestocaenlasfiestasdeToledo,oíLaWalkyriaenelparaísodelReal.Otranocheasistíaunconcierto.Lagrannoche,Gabriel,¡comoquiendicenada!LaNovenaSinfoníadeestetíofeo,deestesordomalgenioqueestáescuchándonos.

Y de un salto, el músico llegó hasta el busto, besándolo con humildadinfantil,comounniñoacariciaalpadreceñudoeimponente.

—Usted conoce la Novena Sinfonía, ¿verdad, Gabriel? ¿Y quéexperimentó usted al oírla...? A mí, con la música me ocurren cosas raras:cierro losojosyveopaisajesdesconocidos,carasextrañas;yesnotablequetantas veces como oigo las mismas obras se repiten idénticas visiones. Sihablode esto con lasgentesde abajo,me llaman loco.Perousted esde losmíos,ynotemoqueseburle.Haypasajesmusicalesquemehacenverelmar,azul, inmenso,conolasdeplata (yesoqueyonuncahevistoelmar);otrasobras desarrollan ante mí bosques, castillos, grupos de pastores y rebañosblancos.ConSchubertveosiempredúosdeamantessuspirandoalpiedeuntilo,yciertosmúsicosfranceseshacendesfilarpormiimaginaciónhermosasseñorasquepaseanentreparterresderosalesvestidasdecolorvioleta,siemprevioleta.Yusted,Gabriel,¿novecosas?

El anarquista asintió. Sí; también despertaba en él la música un mundofantástico,devisionesmásbellasquelarealidad.

—Yo—continuó el sacerdote—me acuerdo de lo que me hizo ver laNovena, lo veo ahora con sólo tararear algunos de sus pasajes. ¡Oh, aquelscherzo tan gracioso, con sus originales trémolos de timbal! Me parece,oyéndolo,queDiosysucortedesantoshansalidodelcieloadarunpaseo,dejandoalosangelitosdueñosdelacasa.¡Amplialibertad!,¡juergageneral!Lacelestechiquillería,sinrespetoalguno,saltadenubeennube,seentretiene

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endeshojarsobrelatierralasguirnaldasdefloresquehandejadoolvidadaslassantas.Unoabreelcompartimientodelalluviaylahacecaersobreelmundo;otro se acerca a la llave de los truenos y la toca: ¡redoble espeluznante queturbaeljugueteoylosponeenfuga!Perovuelvenotravezycontinúalarondagraciosa, repitiéndose de nuevo las ruidosas travesuras cortadas por lostruenos. ¿Y el adagio? ¿Quémedice usted de él? ¿Conoce algomás dulce,más amoroso y de tan divina serenidad? Los seres humanos no llegarán ahablarasípormásprogresosquehagan.Juntostodoslosamantesfamosos,noencontrarían las inflexionesde ternuradeaquellos instrumentosqueparecenacariciarse.Oyéndolo,pensabaenesos techospintadosal frescocon figurasmitológicas.Veíadesnudeces,carnesjugosasdesuavescurvas,algoasícomoApoloyVenusrequebrándosesobreunmontóndenubesdecolorderosaalaluzdeorodelamanecer.

—Capellán,quesecaeusted—dijoGabriel—.Esonoesmuycristiano.

—Peroesartístico—dijoconsencillezelmúsico—.Yomeocupopocodereligión.Creoloquemeenseñaron,ynometomoeltrabajodeaveriguarmás.Sólomepreocupa lamúsica, que alguienha dichoque será «la religióndelporvenir», lamanifestaciónmás pura del ideal.Todo lo que es hermosomegusta y creo en ello como en una obra de Dios. «Creo en Dios y enBeethoven», como dijo su discípulo.... Además, ¿qué religión tiene lagrandeza de la música? ¿Conoce usted el último cuarteto que escribióBeethoven?Se sentíamorir,yalbordede lapartituraescribióestapreguntaaterradora:«¿Espreciso?»Ymásabajoañadió:«Sí; espreciso, espreciso.»Eranecesariomorir,siendoungenio,abandonarlavidacuandoaúnllevabaenla cabeza tantas sublimidades, pagar el tributo a la renovación humana, sinconsideración a sumajestad de semidiós.Y entonces escribió este lamento,esta despedida a la vida, cuya grandeza no puede ser igualada por ningúncanto,porningunapalabradelareligión.

Elmúsico se sentó ante el armónium, y durante largo rato hizo sonar elúltimolamentodelgenio,suquejadolorosaaltransponerelumbraldelavida,no desesperada y temblona por el miedo a lo desconocido, sino de unamelancolíavaronil, que se sumergeen la eterna sombracon la confianzadequelanadaroeráinútilmentesugloria.

Estas tardes de comunión artística en aquel rincón de la catedraladormecida ligaban a los dos hombres con un afecto creciente. El músicohablaba, hojeaba cantando sus partituras, o hacía sonar el armónium; elrevolucionario le escuchaba silencioso, sin interrumpir a su amigomás quecon la tos de supecho enfermo.Eran tardesdedulce tristeza, en las que secompenetrabanaquellosdoshombres:eluno,soñandoconsalirdelacárceldepiedradelacatedralparaverelmundo;elotro,deregresodelavida,heridoydesalentado,contentodelobscuroreposodelahermosaruinayguardandocon

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prudentesilencioelsecretodesupasado.Elartebrillabaparaelloscomounrayodesolenelambientegrisymonótonodelacatedral.

Al encontrarse en el claustro por las mañanas, el diálogo era siempreparecidoentrelosdosamigos.

—Alatarde,¿eh?—decíamisteriosamenteelmaestrodecapilla—.Tengopapelesfrescos.Vamosapaladearunanovedadquemetraeránhoy.Además,escribíanocheunacosita.

Y el anarquista contestaba afirmativamente, contento de servir en ciertomodo de entretenimiento a aquel paria del arte, que veía en él su únicoauditorioyleagasajabapararetenerlo.

Mientrasdurabanlosoficiosdivinos,Gabrielpaseabasoloporelclaustro.Todos los hombres estaban en la catedral, excepto el zapatero que enseñabalosgigantones.Cansadodelacharladelasmujeresasomadasalaspuertasdelas Claverías, subía a la habitación del campanero, su antiguo camarada dearmas, o descendía al jardín por lamonumental escalera deTenorio cuandoestabaabiertaoporelarcodelArzobispoatravesandolacalle.

Gustábalepasarunahoraentrelosárboles.Encontrabaeneljardínigualesrecuerdosdesu familiaqueen lahabitacióndearriba.Fatigado,además,detropezar siempre en sus paseos con muros de piedra que le recordaban lacárcel, necesitaba la movilidad de la vegetación acariciada por el viento,forjándoselailusióndequevivíalibreenplenacampiña.

Enelcenador,dondehabíavistoasupadreenotraépoca,casiinmóvilporla vejez, voceando a su hijo mayor, que acogía resignado todas susindicaciones, encontraba ahora a la tíaTomasahaciendocalcetay siguiendoconojosvigilanteseltrabajodeunmocetónquehabíatomadoasuservicio.

La tía de Gabriel era la persona más importante de las Claverías. Supalabra valía tanto como la de don Antolín. El Vara de plata la temía,inclinándose ante la poderosa protección que todos adivinaban detrás de lapobre mujer. En los tiempos que su padre, abuelo materno de Gabriel, erasacristán de la catedral, ejercía las funciones de monaguillo un chicuelo,sobrino de cierto beneficiado que acabó por costearle la carrera en elSeminario.ElmonaguillodemediosigloanteseraahorapríncipedelaIglesiaycardenal-arzobispodeToledo.LaviejaTomasayélsehabíanconocidodeniños, peleándose en el claustro alto por la posesión de una estampita ohaciendo jugarretas a los mendigos que acupaban la puerta delMollete. Elimponente don Sebastián, que hacía temblar con unamirada al cabildo y atodos los curas de la diócesis, mostrábase alegre, fraternal y confianzudocuando de tarde en tarde veía a Tomasa. Era el único recuerdo vivo quequedaba de su infancia en la catedral. Besábale la vieja el anillo con gran

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reverencia,peroacontinuaciónlehablabacomoaunindividuodesufamilia,faltándolapocoparatutearle.Elcardenal,rodeadoatodashorasporeltemorylaadulación,necesitabadevezencuandoel trato francoydescuidadode lajardinera.Segúnafirmabanlasgentesdelacatedral, laseñoraTomasaera laúnicaquepodíadecirlelasverdadescaraacaraaSuEminencia.YlosvecinosdelasClaveríassentíanhalagadosuorgullodepariascuandoveíanalpríncipeeclesiásticoarrastrarsusotanadevivosrojospor losandenesdepiedraparasentarse en el cenador y charlarmás de una hora con la vieja,mientras losfamiliarespermanecíanrespetuosamentedepieenlapuertadelaverja.

ATomasanoleenorgullecíaestehonor.Paraella,elpríncipeeclesiásticonoeramásqueuncompañerodelainfanciaquehabíatenidociertasuerte.Álosumo,eradonSebastián,sinpasarmásadelanteentratamientosyfórmulasderespeto.Perosufamiliasabíaaprovecharsedeestaamistad,especialmentesuyerno,elAzuldelaVirgen,uncamándulas,segúndecíalavieja,quehacíadinero hasta de las telarañas del templo; una hormiga insaciable que,valiéndose de la amistad del cardenal y su suegra, iba adquiriendo nuevosprivilegios,sinquesacerdotesysacristanesosasenlamenorprotestacontraélviéndoletanbienprotegido.

Gabrielgustabamuchodeltratoconsutía.Eralaúnicapersonanacidaenel claustro que parecía haberse librado del influjo adormecedor del templo.Amabaalacatedralcomosucasasolariega,peronoparecíanimponerlegranrespetolossantosdelascapillasnilasdignidadeshumanasquesesentabanenel coro. Reía con la alegría de una vejez sana y plácida; sus sesenta años,comoella afirmaba, estaban limpiosde tododañoal semejante.Su lenguajeeraalgoirrespetuosoylibre,comodemujerquehavistomuchoynocreeenlas majestades humanas ni en las virtudes inexpugnables. El fondo de sucarácter era la tolerancia, la compasión para todos los defectos, pero seindignabacontralosquepretendíanocultarlos.

—Todos son hombres, Gabriel—decía a su sobrino, hablando de losseñoresdelacatedral—.DonSebastiáneshombretambién.Todospecadores,yconmuchoqueresponderanteDios.Nopuedenserdeotramanera,yyolosexcuso.Perocréeme,sobrino;muchasvecesmedanganasdereírcuandoveoalagentearrodilladaanteellos.YocreoenlaVirgendelSagrarioyunpoquitoenDios; ¿peroenesos señores? ¡Si los conocierancomoyo...!Pero, en fin,todoshemosdevivir,ylomalonoestenerdefectos,sinoocultarlos,hacerlacomedia comoel sinvergüenzademiyerno, que ahí donde lo ves, grandotecomouncastillo,sedagolpesdepecho,besaelsuelolomismoquelasbeatas,estádeseandomimuerte, creyendoqueguardo algo enmi arcón, yquita loquepuededelcepillodelaVirgen,yrobalasvelasyhacetrampasenelcobrodelasmisas,yyaestaríaenlacallesinofuesepormí,quepiensoenmihija,siempreenferma,yenlospobrecitosdemisnietos.

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CuandoGabrielbajabaaverlaeneljardín,lerecibíaconelmismosaludo:

—¡Hola,estantigua!Hoytienesmejorcara;tevasapañando.Parecequetuhermanotesacaráadelantecontantoscuidados.

Luego venía la comparación entre su vejez sana y vigorosa y aquellajuventudarruinadaquesedefendíatenazmentedelamuerte.

—Aquívesmissesentaaños:niunaenfermedadentodamivida.Veranoeinvierno, nunca oigo las cuatro en la cama; tengo la dentadura completa ycomolomismoquecuandodonSebastiánveníaconsusotanarojademonagoaquerermequitarunapartedel almuerzo.Vosotros losLuna siemprehabéissido flojuchos; tu padre, antes de llegar ami edad, no podíamenearse y sequejabadelreúmaydelahumedaddeestejardín.Enélestoyyo,ynada:meencuentro lo mismo que cuando no bajaba de las Claverías. Nosotros losVillalpando somos de hierro: por algo descendemos de aquel famosoVillalpandoquehizolarejadelaltarmayorylaCustodiayunsinnúmerodemaravillas.Debíaserungigantón,ajuzgarporlafacilidadconqueretorcíaymoldeabatodaclasedemetales.

La ruina física de Gabriel despertaba en ella honda conmiseración,evocandoalmismotiempomaliciosassuposiciones.

—¡Loque tehabrásdivertidoporesosmundos!,¿eh,sobrino?Para ti, laguerrafueunaperdición.Ahoraestaríasentusilladelcoro,y¡quiénsabesillegarías a ser otro don Sebastián! La verdad es que él, de muchacho, diomenosquehablarquetúenelSeminario,ynoeraunprodigiodesabiduría....Perovistemundo,letomasteelgustoaesospaísesdondedicenquehayunasseñoronasmuyguapas,concadasombrerocomounquitasol.Túestáshechoahoraunmamarrachodefeo,peroanteserasguapo;telodigoyo,quesoytutía,y¡claro!,asíhasvueltodeenfermoydesmirriao.Hasvividomuyaprisa.¡Asaberquécosashabráshechoporelmundo,camastrón!¡Ytupobremadrequetecriabaparasanto!¡BuenasantidadnosdéDios...!Nomeloniegues,notehagaselbueno:lasmentirasmeenfadan.Tehasdivertido,yhashechobien;hascogidoporlospelostodaslasocasiones.Lomaloescómotehasquedado,cómohasvueltoporaquí,quedalástimaverte.Heconocidoamuchoscomotú.YonoséquétienenlasgentesdeIglesia,quéespíritumalollevandentro,quecuandoseechanalavidaesparanoparar,yardenyardensinprudenciaalguna hasta que no queda ni el cabo. Como tú han pasadomuchos por elSeminario.

Una mañana, Gabriel hizo a su tía una pregunta que llevaba preparadamuchotiemposinosarformularla.QueríasaberquéeradesusobrinaSagrarioyloquehabíaocurridoencasadesuhermano.

—Ustedquees tanbuena, tía,ustedme lodirá.Todospareceque teman

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hablardeeso.HastamisobrinoelTato,quees tanparlanchínydespellejaatodoslosdelasClaverías,callacuandolepreguntoalgo.¿Quéocurrió,tía...?

Seensombrecióelrostrodelavieja.

—Unagrandesgracia,hijo;loquenuncasehabíavistoenelclaustroalto.Las locuras del mundo entraron en la catedral, y fueron a hacer nidojustamente en la casa más honrada, más antigua y más respetable de lasClaverías.Todossomosbuenos;alfin,gentesquenohemosvistoelmundoniporunagujeroyvivimosaquícomoenconserva;perolosLunahabéissidodelobuenolomejor;ynodigamosdelosVillalpando,queosvienenalazaga.¡Ay, si tumadre levantase la cabeza! ¡Si tupadreviviera...!Yoaquiendoytodalaculpaesatuhermano,porbuenazo,porsimple,poresamalditamaníadetodoslospadres,quedesafíanelpeligroconlaesperanzadecolocarbienalashijas....

—Pero¿cómofue,tía?¿Quépasóentremisobrinayelcadete?

—Loquepasaconfrecuenciaenelmundoyaquínohabíaocurridonunca.Milveces lesermoneéa tuhermano:«Mira,Esteban,queeseseñoritonoespara tu hija.» Muy simpático, muy vivaracho, llevando el uniforme de laAcademiacomonadieycapitaneandoelgrupomásendiabladodecadetesensus calaveradas por toda la ciudad. Además, hijo de una gran familia;señoronesadineradosquenuncaledejabanirporToledoconelbolsillovacío.Y ella, la pobre Sagrario, bobita de amor, chalada por su cadete, orgullosacuandopaseabalosdomingosporZocodoveroelMiraderoentresumadreyaquel novio tan apuesto que le envidiaban las señoritas de la ciudad. Lahermosura de tu sobrina hacía hablar a todo Toledo. Las del Colegio deDoncellasNobleslaapodabanporenvidia«lasacristanadelacatedral»;peroella,lapobrecita,sólovivíaparasucadete,yparecíaquererbebérseloconsusojazos azules. El bestia de tu hermano lo dejaba entrar en su casa, muyorgullosodelhonorquehacíaalafamilia.Yasabes,Gabriel:laeternacegueradeciertostoledanosdemediopelo,queaceptancomounagloriaelnoviazgodel cadete con la niña, a pesar de que son rarísimos los casos en que estosamores llegan al matrimonio. Aquí no hay mujer que posea un medianopalmito y se escape de haber tenido su miaja de encariñamiento por unospantalones colorados.Hasta yomisma recuerdo que de chicame atusaba elpelo y me estiraba la falda cuando oía arrastrar un sable por las losas delclaustro. Es una ceguera que pasa de madres a hijas, y eso que ellos, losmalditos,tienensusprimasosusnoviasalláensutierra,yaellasvuelvenasíquesalendelaAcademia.

—Bueno,tía;pero¿enquéparólodemisobrina?

—Cuando el tal señorito salió teniente, su familia consiguió que lodestinaran aMadrid. La despedida fue cosa de teatro.Yo creo que hasta el

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bragazasdetuhermanoylasimpledesumujer(queengloriaesté)lloraroncomosifueranelloslanovia.Losmuchachossecogíanlasdosmanos,yasíseestabanlashoras,mirándoseenlosojoscomosiquisierancomerse.Élestabamástranquilo:prometíavenir todoslosdomingos,escribir todoslosdías.Alprincipioasí lohizo;perodespuéspasaronlassemanassinviajeyelcarterosubióconmenos frecuenciaa lasClaverías,hastaque llegóano subir....Seacabó: el señorito teniente tenía en Madrid otras ocupaciones. Tu pobresobrina sepusoperdida: sedesvanecieron losColoresde su cara; yano eraaquelalbaricoquefresquito,depielfina,quedabaganasdemorderlo.LlorabaporlosrinconescomounaMagdalena...yundía,lamuyloca,voló...yhastaahora....

—Pero¿adóndefue?¿Nolabuscaron?

—Tu hermano se puso perdido. ¡Pobre Esteban! Algunas noches losorprendimos en ropas menores en el claustro alto, tieso como un poste,mirandoalcielofijamenteconunosojosqueparecíandevidrio.Nohabíaquehablarle de buscar a la chica: se enfurecía. El escándalo estaba dado, y noquería agravarlo recogiéndola, haciendo entrar a una perdida en la IglesiaPrimada, en la honrada casa de los Luna.Más de un año estuvimos en lasClaveríascomoaplastadosporestesuceso.Parecíaquetodosllevábamosluto.¡Ya ves: ocurrir esto en la catedral, aquí, donde pasan los años en santatranquilidad,sinquenosdigamosunapalabramásaltaque laotra...!Yomeacordé entonces de ti. Parecía imposible que de los Luna, tan tranquilos yformalotes, hubiese podido salir una muchacha con redaños bastantes paraescaparaeseMadrid,dondenuncahabíaestado, juntándoseconsuhombre,sin miedo a Dios y a las gentes. ¿A quién podía parecérsele la mosquitamuerta?A su tío, aGabriel, que iba para santo, y sin embargo, después dehacerlaguerracomounlobo,rodabaporelmundolomismoquelosgitanos.

Gabrielnoprotestódelconceptoquelatíaseforjabadesupasado.

—Ydespuésdelafuga,¿quéhasabidousteddelachica?

—Alprincipio,mucho;después,niunapalabra.VivíanenMadridlosdosjuntos,recatándosedelagente,ensantatranquilidad,comosifuesenmaridoymujer.Estoduróalgúntiempo,yyomisma,alsabertalescosas,dudabademimalicia, pensando si el muy condenado se habría vuelto buena persona yacabaría casándose con Sagrario. Pero al año se terminó todo. Él estabacansadoylafamiliaintervinoparaquelacalaveradanocortaseelporvenirdelmuchacho.Hasta buscaron a la policía para que, amenazando a la chica, nomolestasemásaloficialeteconsusterquedadesdeabandonada.Luego...nadasédecierto.Devezencuandomehandichoalgo losquevanaMadrid.Lahanvistoalgunos,peromejorhubiesesidoquenolavieran.Unavergüenza,Gabriel; una deshonra para vuestra familia, que es lamía. Esa infeliz es lo

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peorde lopeor.Mehandichoquehaestadomuyenferma;creoqueaún loestá;figúrate:¡esavida!,¡ydurantecincoaños!,¡loquelehabráocurridoalainfeliz...!¡Ypensarqueeslahijademihermana!

HablabalaseñoraTomasaconvozconmovida.

—Después, Gabriel, ya sabes lo que ocurrió aquí. Se murió tu pobrecuñada, no sabemos de qué. Fue cosa de pocos días; tal vez de vergüenza,puesmuriódiciendoqueellaeralaculpabledetodo.Lapartíaelcorazónvercómohabíaquedadotuhermanodespuésdelsuceso.SiemprehasidoEstebanpococosa,peroluegodelodesuhijaquedócomoimbécil...¡Ay,muchacho!Tambiénmehatocadoalgoamí.Asícomomeves,tanalegre,tansatisfechadevivir,aratossemeclavaaquíenlafrenteelrecuerdodeesainfeliz,ycomomalyduermopeor,pensandoqueunacriaturaqueal fin llevamisangrevaperdida por elmundo, sirviendo de juguete a los hombres, sin que nadie laampare,comosiestuvierasola,comosinotuviesefamilia.

LaseñoraTomasasepasóporlosojoslapuntadeldelantal.Temblabasuvoz,yporsusmejillasenjutasdeviejacaíanlaslágrimas.

—Tía,ustedesmuybuena—dijoGabriel—,perodebíapreocuparsemásdeesa infeliz.Habíaque recogerla,que salvarla; traerla aquí....Hayque sermisericordioso con las debilidades ajenas, y más aún cuando la víctima escarnenuestra.

—¡Ay,hijo!¿Aquiénselodices?Milveceshepensadoenesto,peromedamiedotuhermano.Esunpedazodepan,perosevuelveunafieracuandolehablan de su hija. Aunque la encontrásemos y se la trajésemos, no querríaadmitirla. Se indigna como si le propusieran un sacrilegio.No podría sufrirconcalmasupresenciaenlacasaquefuedevuestrospadres.Además,aunqueno lo dice, teme el escándalo de todos los vecinos de las Claverías, queconocenloocurrido.Estoeslomásfácildearreglar.Yasecuidarántodosdenoabrirlabocaestandoyodepormedio.Perotuhermanomedamiedo.Nomeatrevo.

—Yo la ayudaré—dijo con firmeza Gabriel—. Busquemos a la chica, yunavezlatengamos,meencargaréyodeEsteban.

—Dificililloesencontrarla.Hacetiempoquenadasédeella.Sindudalosquelavenseprivandedecirlopornodarnosdisgusto.Peroyoaveriguaré....Veremos,Gabriel...pensaremosenello.

—¿Y los canónigos? ¿Y el cardenal? ¿No se opondrán a que la pobremuchachavuelvaalasClaverías?

—¡Bah! La cosa ocurrió hace tiempo y pocos se acuerdan. Además, lamuchacha podemos llevarla a un convento, para que esté recogidita y

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tranquila,sinescándalodenadie.

—No;esono,tía.Esunremediocruel.Notenemosderechoparasalvaraesapobreacostadesulibertad.

—Dices bien—afirmó la vieja tras corta reflexión—-. Amí, esto de losmonjíos nunca me ha gustado gran cosa. ¿Dónde mejor que al lado de lafamilia, para convertirse con el buen ejemplo? La traeremos a casa, si estáarrepentidaydeseatranquilidad.AlaprimeraqueenlasClaveríashablealgodeella, learrancoelmoño.Miyerno talvezfinjaescandalizarse,peroya learreglaré yo la cuenta. Más valiera que no hiciese la vista gorda ante lospaseos que Juanito, ese cadete sobrino de don Sebastián, da por el claustrocuandominieta se asomaa la puerta.Elmuymentecato sueñanadamenosque con emparentar con el cardenal y que su hija sea generala. Bien podíaacordarsedelapobreSagrario.EncuantoadonSebastián,descansa,Gabriel.Nadadirá,siesqueconseguimostraeralachica.¿Yporquéhabíadedecir...?Hayquetenercaridadconelsemejante,yellosmásquenadie.Porquealfin,créeme,Gabriel...¡hombres!,¡nadamásquehombres!

V

LasgentesdelaPrimadaacogíanconobstinadosilenciolamenoralusiónal prelado reinante. Era costumbre tradicional en las Claverías: Gabrielrecordabahabervistolomismoensuinfancia.

Si se hablaba del arzobispo anterior, aquella gente, habituada a lamurmuración, como todos los que viven en cierto aislamiento, soltaba lalenguacomentandosuhistoriaysusdefectos.Apreladomuertonohabíaquetemerle. Además, era un halago indirecto al arzobispo vivo y sus favoritoshablar mal del difunto. Pero si en la conversación surgía el nombre de SuEminenciareinante,todoscallaban,llevándoselamanoalagorraparasaludar,comosielpríncipedelaIglesiapudieseverlosdesdeelinmediatopalacio.

Gabriel, oyendo a sus compañeros del claustro alto, recordaba el juiciofuneraldelosegipcios.EnlaPrimadanosedecíaverdadsobrelosprelados,niosabanadiepublicarsusfaltas,hastaquelamuerteseapoderabadeellos.

Alomásqueseatrevíaneraacomentarlasdesavenenciasentrelosseñorescanónigos, a llevar la lista de los que se saludaban en el coro o semirabanentre versículo y antífona como perros rabiosos próximos a morderse, o ahablarconasombrodeciertapolémicaqueelDoctoralyelObrerososteníanenlospapelescatólicosdeMadrid,durantetresaños,sobresielDiluviofueuniversaloparcial,contestándoselosartículosconcuatromesesdeplazo.

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EntornodeGabrielsehabía formadoungrupodeamigos.Lebuscaban,sentían la necesidadde supresencia, experimentaban esa atracciónque, aunpermaneciendo silenciosos, ejercen los que han nacido para pastores dehombres. Por las tardes se reunían en las habitaciones del campanero,saliendo, cuando el tiempoerabueno, a la galería de la portadadelPerdón.Por las mañanas, la tertulia era en casa del zapatero que enseñaba losgigantones, un hombrecillo amarillento y enfermo, con eternos dolores decabezaqueleobligabanallevarvariospañuelosarrolladosaguisadeturbante.

Era el más pobre de las Claverías. No tenía empleo y enseñaba losgigantones sin retribución alguna, con la esperanza de conseguir la primeraplaza que vacase, y agradeciendo mucho a los señores del cabildo que lediesencasagratuita, enconsideraciónaque sumujer erahijadeunantiguoservidordelacatedral.Elhedordelengrudoydelasuelahúmedainfestabasucasa con el ambiente agrio de la miseria. Una fecundidad desesperanteagravaba esta pobreza. La mujer, flácida, triste y con grandes ojosamarillentos, presentaba todos los años un chiquitín agarrado a sus ubresdesmayadas. Por el claustro se deslizaban a lo largo de las paredes, con lamelancolíadelhambre,varioschicuelosdecabezaenormeydelgadocuello,siempre enfermos y sin llegar nunca a morirse, afligidos por extrañasdolencias de la anemia, por bultos que surgían y desaparecían en la cara, ycostrasasquerosasquecubríansusmanos.

Trabajabaelzapateroparalastiendasdelaciudad,sinadelantargrancosa.Desde que salía el sol sonaba su martillo en el silencio del claustro. Estamanifestación única del trabajo profano atraía a todos los desocupados a lahabitaciónmíseraymaloliente.Mariano,elTatoyunpertigueroquetambiénvivía en el claustro eran los que con más frecuencia encontraba Gabrielsentadosenlasdesvencijadassilletasdelzapatero,tanbajas,quepodíantocarconlasmanoselsuelodeladrillosrojosypolvorientos.

Muchas veces, el campanero corría a la torre para hacer los toquesordinarios, pero su sitio vacío lo ocupaba un viejomanchador del órgano ygentesdelasacristía,quesubíanatraídasporloquesehablabadeestareuniónentre el personal menudo de la Primada. El objeto de la tertulia era oír aGabriel. El revolucionario quería callar y escuchaba distraídamente lasmurmuracionessobrelavidadelculto;perosusamigosdeseabansabercosasdeaquellastierrasquehabíacorrido,conunacuriosidaddeseresencerradosyaisladosdelmundo.AloírledescribirlahermosuradeParísolagrandezadeLondres,abríansusojoscomoniñosqueescuchanuncuentofantástico.

Elzapatero,conlacabezabaja,sindejarsutrabajo,seguíaatentamentelarelación de tantasmaravillas. Todos convenían en lomismo cuando callabaGabriel.AquellasciudadeseranmáshermosasqueMadrid.¡YmireustedqueMadrid...!Hastalazapatera,depieenunrincón,olvidandolaenfermizaprole,

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escuchabaaLunaconasombro,animándosesurostroconunapálidasonrisa,asomandolamujeraltravésdelabestiaresignadadelamiseriacuandoLunadescribíaellujodelasgrandesdamasenelextranjero.

Todoslossiervosdeltemplosentíanremoversesusespíritusendurecidoseinsensiblescomolapiedradelosmurosanteestasevocacionesdeunmundolejanoquejamáshabíandever.Losesplendoresdelacivilizaciónmodernalesconmovían más sinceramente que las bellezas del cielo descritas en lossermones. En el ambiente agrio y polvoriento de la casucha, veíandesarrollarse con los ojos de la imaginación ciudades fantásticas, ypreguntabancandidamentesobrelosalimentosycostumbresdelasgentesdeporallá,comosiloscreyesenseresdedistintaespecie.

Por las tardes, a la hora del coro, cuando trabajaba solo el zapaterillo,Gabriel,cansadodelamonotoníasilenciosadelasClaverías,bajabaaltemplo.

Su hermano, con manteo de lana, golilla blanca y vara larga, como unalguacilantiguo,estabadecentinelaenelcrucero,paraevitarqueloscuriosospasasenentreelcoroyelaltarmayor.

Dos cartelones de oro viejo, con letras góticas adosadas a las pilastras,anunciabanqueestabaexcomulgadoquienhablaseenaltavozohicieseseñasen el templo. Pero esta amenaza de siglos anteriores no impresionaba a lasescasasgentesqueacudíanalasvísperasycharlabantrasunapilastraconlosservidores de la catedral. La luz de la tarde, filtrándose por los ventanales,extendíasobreelpavimentograndesmanchastornasoladas.Lossacerdotes,alpisar esta alfombra de luz, aparecían verdes o rojos, según el color de lasvidrieras. En el coro cantaban los canónigos para ellos mismos en la tristesoledaddeltemplo.Sonabancomodetonacioneslosgolpesdelascancelasalcerrarse,dejandopasoaalgúnclérigoretrasado.Enloaltodelcorogangueabael órgano de vez en cuando, intercalándose en el canto llano; pero sonabaperezosamente,condesmayo,porpuraobligación,yparecíalamentarsedesuesfuerzoenlapenumbrasolitaria.

Gabriel no acababa de dar la vuelta a la catedral sin que se le uniera susobrinoelperrero,abandonandosuconversaciónconlosmonaguillosoconelmozode recados de la secretaría del cabildo, que tenía su asiento fijo en lapuertadelaSalaCapitular.

ALunaledivertíanlaspicardíasdelTato, laconfianzayeldescuidoconque iba por el templo, como si el haber nacido en él le privase de todosometimiento de respeto. La entrada de un perro en las naves le producíaalborozo.

—Tío—decíaaLuna—,vaustedavercómomeabrodecapa.

Y tirando de los extremos de la chaqueta, avanzaba hacia el can con

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contoneosysaltosdelidiador.Elanimal,conociéndoledeantiguo,buscabasusalidaporlapuertamásinmediata,peroelTatolecortabaelpaso,loacosabanaveadentrofingiendoperseguirlo,lolidiabadecapillaencapilla,hastaque,acorralándolo, podía largarle unas cuantas patadas. Los ladridos lastimerosalterabanelcantodeloscanónigos,yelTatoreía,mientrasqueallá,enlarejadelcoro,torcíaelgestoelbuenEsteban,amenazándoleconlavaradepalo.

—Tío—dijounatardeeltraviesoperrero—,ustedquecreeconocerbienlacatedral,¿aquenohavistolascosas«alegres»quetiene?

Guiñaba los ojos y acompañaba este gesto con un ademán obsceno paraindicarqueeranalgomásque«alegres»lastalescosas.

—A mí—continuó—me interesan las bromas que se permitían losantiguos;nohayunaquesemeescape.Vengausted,tío,ysedivertiráunrato.Usted, como todos los que creen conocer la catedral, habrá pasadomuchasvecesjuntoaesascosassinverlas.

El Tato, siguiendo el coro por su parte exterior, condujo a Gabriel altestero,enfrentedelapuertadelPerdón.Bajoelmedallóngrandiosoquesirvede respaldo al Monte Tabor, obra de Berruguete, se abre la capillita de laVirgendelaEstrella.

—Fíjeseustedenesa imagen, tío. ¿Hayuna igual en todoelmundo?Esunagachí,unachavalaquevolveríalocosaloshombressiparpadease.

Para Gabriel, no era esto un descubrimiento. Desde pequeño conocíaaquella imagendemujerhermosaysensual,consonrisamundana,elcuerpoinclinado,lacaderasaliente,yenlosojosunaexpresióndealegríaretozona,comosifueseabailar.

El niño, en sus brazos, también reía, y echaba mano al rebocillo de lahermosacomosiquisieradescubrirlaelpecho.Laimagen,depiedrapintada,estofadaydorada,tieneunmantoazulsembradodeestrellasdeoro,queesloqueladaeltítulodeVirgendelaEstrella.

—Ustedquehaleídotanto,tío,talveznosepalahistoriadeestacapilla,mucho más antigua que la catedral. Aquí tenían los laneros, cardadores ytejedores de Toledo su patrona antes de que se construyera el templo, yúnicamente cedieron el terreno con la condición de que serían dueñosabsolutosdelacapillayharíanenellaloquelesvinieseengana,asícomoentodoelpedazodelacatedralhastalaspilastrasinmediatas.¡Loslíosquetrajoesto!EnlosdíasquehacíanfiestaalaVirgen,noreparabanqueloscanónigosestuviesenenelcoro,yconrabeles,tiorbasydesaforadoscantosturbabanlosoficios.Si loscanónigoslespedíansilencio,contestabanquelosobligadosacallareranlosdelcoro,puesellosestabanensucasa,muchomásantiguaquelacatedral.¿Sabeustedesto,tío?

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—Sí; ahora lo recuerdo. El arzobispo Valero Losa les puso pleito aprincipios del siglo XVIII.Mira su tumba al pie del altar. Perdió el pleito,murió del disgusto, ymandó que lo enterrasen aquí para que le pisaran losinsolentes laneros después demuerto, ya que lo habían vencido en vida.Lasoberbia de estos príncipes eclesiásticos les impulsaba a la más orgullosamodestia....Pero¿todoestoesloquemequeríasenseñar?

—Cosasmejoresveráusted.DigamosadiósalaVirgen.Pero¡fíjeseusted!¡Quécara!Tiene losojosadormilaos.Lagran jembra.Yomepaso lashorasmirándola.Esminovia...¡Lasnochesquesueñoconella...!

Avanzaronalgunospasoshacialapuertagrandedelacatedral,paraabarcarmejor con la vista todo el testero exterior del coro. Sobre los tres huecos ocapillasqueloperforancorreunafajaderelievesantiguos,obradeunobscuroimaginero medioeval, representando las escenas de la Creación. GabrielreconocíasusesculturasgroserascomocontemporáneasdelapuertadelRelojydelasprimerasobrasdelacatedral.

—Veausted.Enlosprimerosmedallones,AdányEvavandesnudoscomogusanos.PeroelSeñorlosarrojadelParaíso.Tienenquevestirseparairporelmundo, y mire lo que hacen apenas se ven con ropas. Fíjese en el quintomedallón,anuestraderecha.¡Québuenhumortendríaeltíoquehizoeso!

Gabrielmiróporprimeravezconatenciónaquellosrelievesolvidados.Erael naturalismo simple de la Edad Media; la confianza con que los artistasrepresentaban sus concepciones profanas en aquella época de idealidad; eldeseodeperpetuarel triunfodelacarneencualquierrincónignoradodelosmonumentosmísticos,paratestificarquelavidanohabíamuerto.Evaestabacaídaentrelosárboles,consusropasendesorden,yAdánsobreella,conungestodelocurasexual,lacogíalosbrazosparadominarla,ypegabalabocaasupechocontalavidez,quelomismopodíabesarquemorder.

ElTatosentíaseorgullosoantelasorpresadesutío.

—¡Eh!,¿quétal?Esolohedescubiertorodandoporlaiglesia.Losseñorescanónigoscantan todos losdíasalotro ladodeesapared, sin sospecharquesobresuscabezashaytalesalegrías.¿Ylasvidrieras,tío?Fíjeseustedbien.Alprincipio ciegan tantos colores, se confunden las figuras, el plomo corta losmonigotes y no se adivina nada. Pero yo he pasado tardes enterasestudiándolas, y me las sé al dedillo. Son historias, cosas de su época quepintaron ahí los vidrieros, y cuyo intríngulis se ha perdido, sin que hayacristianoquepuedapillarlo.

Yseñalabalosventanalesdelasegundanave,porlosquesefiltrabalaluzdelatardeconuntonoacaramelado.

—Mireustedallí—prosiguióelperrero—.Unseñorconcaparojayespada

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subeporunaescalerade cuerda.En laventana le esperaunamonja.ParececosadelDonJuanTenorioquerepresentanporTodosSantos.Másallá,esosdosqueestánenlacamaygentequellamaalapuerta.Debenserlosmismospájarosylafamiliaquelossorprende.Yenlaotravidriera,fíjeseustedbien:gachos enpelota, prójimas sinmásvestiduraque lamatadepelo; cosas, enfin,delostiemposenquelagentenoteníavergüenzayandabaconlacaraenalto...ylaotracaraalaire.

Gabriel sonreía ante las necedades que los caprichos del arte antiguoinspirabanalperrero.

—Puesenelcoro,tío,tambiénhayalgoquever.Vamosallá:yaacabanlosoficiosysalenloscanónigos.

Lunasentíaelanonadamientodelaadmiraciónsiemprequeentrabaenelcoro.Aquellasilleríaalta,obraenunladodeFelipedeBorgoñayenotrodeBerruguete, le embriagaba con su profusión demármoles, jaspes y dorados,estatuas y medallones. Era el espíritu de Miguel Ángel que resurgía en lacatedraltoledana.

El perrero examinaba la sillería baja, huroneando en los relieves góticoslosdescubrimientosrealizadosporsumalsanacuriosidad.Estaprimerasilleríaa ras de tierra, donde se sentaban los clérigos de categoríamás ínfima, eraanterior enmedio sigloa la sillería alta;peroenestoscincuentaañosdioelarteelgransaltodesdeelgóticorígidoyduroalassuavidadesyelbuengustodelRenacimiento.LahabíatalladoMaestreRodrigoenlaépocaquelaEspañacristiana, conmovida de entusiasmo, asistía a los últimos esfuerzos de losReyes Católicos para completar la Reconquista. En los respaldos y en lostableros de los frisos, cincuenta y cuatro cuadros tallados reproducían losprincipalesincidentesdelaconquistadeGranada.

ElTatonomirabaestosplanosderobleynogalcontropelesdejinetesyracimos de soldados escalando los muros de las ciudades moras. Leinteresabanmás los brazos de las sillas, los pasamanos de las escaleras queconducenalasilleríaalta,lossalientesqueseparanlosasientosysirvenparareclinar la cabeza, cubiertos de animales y seres grotescos: perros, monos,aves, frailes y pajecillos, todos en posturas difíciles, rarísimas y obscenas.Cerdosy ranas seacoplabanenmonstruososayuntamientos; losmonos,congestoinnoble,seretorcíanenlúbricosespasmos,ypajecillosentrelazadosenposicióncontrariahundían lacabezaen lacruzde lascalzasdelcompañero.Era un mundo de caricaturas de la lujuria, de gestos simiescos yestremecimientossatiríacos,enelqueasomabalapasióncarnalconlamuecadelaanimalidadmásgrotesca.

—Mireusted,tío.Comogracioso,ésteeselmásnotable.

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YelTatoenseñabaaGabriellafigurillarechonchadeunfrailepredicandoconenormesorejasdeburro.

Cuando salieron del coro, Gabriel vio cerca del gran fresco de SanCristóbalalmaestrodecapilla.Acababadecerrarunapuertecillainmediataalcoloso, que conduce por una escalera de caracol al archivo de música. Elartistallevababajoelbrazoungranlibrocontapaspolvorientas,quemostróaGabriel.

—Melollevoarriba.Yaoiráustedalgo:valelapena.

Ypasandosuvistadellibrótealapuertecillainmediata,exclamó:

—¡Ay, ese archivo, Gabriel, qué pena da! Cada vez que lo visito salgotriste. Por ahí han pasado los bárbaros. Todos los libros de música tienenpáginas arrancadas, recortes allí donde existía una letra pintada, una viñeta,algobonito.Laviejamúsicaduermebajoelpolvo.Losseñorescanónigosnola quieren, no la entienden, ni son capaces de dedicar unas cuantas pesetaspara que se oiga en las grandes fiestas. Les basta para salir del paso concualquierpedazorossiniano;yencuantoalórgano,loúnicoquelesimportaesquetoquelento,muylento.Cuantamáslentitud,másreligiosidad,aunqueelorganistatoqueunahabanera.

Seguíamirandolapuertecilladelarchivoconojosmelancólicos,comosifueseallorarsobrelaruinadelamúsica.

—Y ahí dentro, Gabriel, hay obras notabilísimas que no deben morirmientras en elmundo exista el arte. Nosotros enmúsica profana no somosgran cosa, pero crea usted que España ha sido algo en autores religiosos....Esto se sobrentiende que es si realmente existe música profana y músicareligiosa,que lodudo;paramí, sólohaymúsica,ynosécuál seráelguapoquemarquelaseparación,detallandodóndeacabalaunayempiezalaotra....TrasesapareddelSanCristóbalduermenmutilados,conmortajadepolvo,losgrandesmúsicosespañoles.Mejoresqueduerman.¡Paraoírloquesecantaeneste coro! Ahí está Cristóbal Morales, que hace tres siglos fue maestro decapillaenestacatedralyveinteañosantesquePalestrinacomenzólareformadelamúsica.EnRomacompartiólagloriaconelfamosomaestro.SuretratoestáenelVaticano,ysusLamentaciones,susmotetes,suMagnificat,duermenaquíolvidadoshacesiglos.AhíVictoria...¿Loconoceusted?Otrodelamismaépoca.Loscontemporáneosenvidiosos le llamaban«elmonodePalestrina»,tomando todas sus obras por imitaciones, después de su larga estancia enRoma;perocreaustedqueenvezdeplagiaralitalianotalvezlosuperó.Aquíestá Rivera, un maestro toledano del que nadie se acuerda, y tiene en elarchivounvolumenenterodeMisas;yRomerodeÁvila,elquemejorestudióelcantomozárabe;yRamosdePareja,unmúsiconadamenosquedelsigloXV, que escribió en Bolonia su libro De música Tractatus, y destruyó el

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sistemaanticuadodeGuidodeArezzo,descubriendoel«temperamentodelossonidos»;yelmonjeUreña,queañadelanotasialaescala;yJavierGarcía,queenelsiglopasadoreformabalamúsica,encaminándolahaciaItalia(¡Diosleperdone!), sendero trilladodelqueaúnnohemossalido;yNebra,elgranorganistadeCarlosIII,unseñorqueunsigloantesdenacerWagnerempleabayaenEspañaladisonanciamusical.AlescribirelRéquiemparalosfuneralesdedoñaBárbaradeBraganza,presintiendo laextrañezade instrumentistasycantantesantesumúsicarevolucionaria,pusoenelmargendelasparticellas:«Seadviertequeestepapelnoestáequivocado.»SuLetaníafuetancélebre,queestabaprohibidocopiarla,bajopenadeexcomunión;pero trabajo inútil,pues hoy a quien excomulgarían es al que se acordase de ella. Crea usted,Gabriel,queesearchivoesunpanteóndegrandeshombres,peropanteónalfin,enelquenadieresucita.

Luegoañadió,bajandolavoz:

—LaIglesiahasidosiemprepocoamantedelamúsica.Paracomprenderlaysentirlahayquenacerartista,yyasabeustedloquesontodosestosseñoresquecobranporcantarenelcoro... sin sabermúsica.Cuando leveoausted,Gabriel,sonreírantelascosasreligiosas,adivinoensugestolomuchoquesecalla, y le doy la razón.Yo he tenido curiosidad por saber la historia de lamúsicaenlaIglesia;heseguidopasoapasoellargocalvariodelarteinfeliz,llevandoacuestas lacruzdelcultoal travésde los siglos.Ustedhabráoídohablar muchas veces de música religiosa, como si fuese una cosa aparte,creadaporlaIglesia.Puesbien,esunamentira:lamúsicareligiosanoexiste.

Elperrerosehabíaalejadoaloírqueelmaestrodecapilla,deinfatigablelocuacidadcuandohablabadesuarte,acometíaeltemadelamúsica.ÉlteníaformadasuopiniónsobredonLuis,yladecíaatodosenelclaustroalto.Eraun guillati, que sólo sabía tocar tristezas en su armónium, sin que se leocurrieraalegraralospobresdelasClaveríasconalgobailable,comolepedíalasobrinadelVaradeplata.

ElsacerdoteyGabrielpasearonhablandoporlassilenciosasnaves.Noseveían más personas que un grupo de gente de la casa en la puerta de lasacristíaydosmujeresarrodilladasantelarejadelaltarmayorrezandoenvozalta.Comenzabaaextenderseporlacatedrallapenumbradelasrápidastardesde invierno. Los primeros murciélagos descendían de las bóvedas,revoloteandoentreelbosquedecolumnas.

—Lamúsicaeclesiástica—dijoelartista—esunaverdaderaanarquía.EnlaIglesia todo es anárquico.Crea usted que de la unidad del culto católico entodalatierrahaymuchoquedecir.Elcristianismo,alformarsecomoreligión,noinventóniunamalamelopea.Tomaalosjudíossuscánticosyelmododecantarlos: una música primitiva y bárbara, que si se conociera ahora, nos

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taladraría los oídos. Fuera de Palestina, allí donde no había judíos, losprimeros poetas cristianos, SanAmbrosio, Prudencio y otros, adaptaron susnuevoshimnosylossalmosalascancionespopularesqueestabanenbogaenel mundo romano, o sea a la música griega. Parece que esto de «músicagriega» signifique una gran cosa, ¿verdad, Gabriel? Los griegos fueron tangrandesenlasartesplásticasyenlapoesía,quetodoloquellevasunombrepareceenvueltoenunambientedebelleza indiscutible.Puesnoseñor; la talmúsica griega debía ser una cencerrada. Lamarcha de las artes no ha sidoparalela en la vida de la humanidad. Cuando la escultura tenía un Fidias yhabía llegado a la cumbre, la pintura no pasaba de ese carácter casirudimentario que aún puede apreciarse en Pompeya y la música era unbalbuceo infantil. La escritura no podía perpetuar lamúsica; eran tantos los«modos»,musicalescomolospueblos,ycasitodaellaquedabaalarbitriodelejecutante. No pudiendo fijarse en el pergamino lo que cantaban bocas einstrumentos, el progreso era, pues, imposible. Por esto ha habido unRenacimientoparalaescultura,paralapinturaylaarquitectura,yalresurgirde nuevo las artes después de la EdadMedia, encontraron la música en lamismainfanciaquelahabíandejadoalabandonarelmundoantiguo.

Gabrielasentíaconmovimientosdecabezaa laspalabrasdelmaestrodecapilla.

—Éstafuelaprimitivamúsicacristiana—continuódonLuis—.Confiadosalatradiciónytransmitiéndosedeoído,loscantosreligiosossedesfigurabanycorrompían.Encadaiglesiasecantabadedistintomodo.Lamúsicareligiosaeraungalimatías.Losmísticostendíanalaunidadrígida,alhieratismo,ySanGregorio publicó en el siglo VI su Antifonario, un centón de todas lasmelodías litúrgicas, purificándolas según su criterio. Fue unamezcla de doselementos: el griego, pero oriental y floreado, algo así como la malagueñaactual, y el romano, grave y rudo. Las notas se expresaban con letras, seseguían los tonos frigio, lidio, etc., y continuaba el laberinto de la músicagriega,aunquemuymovida,confioritudes,suspirosyaspiraciones.Elcentónse perdió, y mucho lo lamentan los que quieren volver a lo antiguo,creyéndolo lo mejor. A juzgar por los fragmentos que quedan, si ahora seejecutaselatalmúsicanadatendríadereligiosa, talcomoseentiendehoylareligiosidadenelarte,puesseríauncantocomoeldelosmoros,oloschinos,o algunos griegos cismáticos que aún persisten en las liturgias antiguas. Elarpaeraelinstrumentodeltemplohastaqueaparecióelórganoenelsiglox,un instrumento toscoybárbaroquehabíaque tocarapuñetazos,yalque ledaban aire con odres hinchados. Guido de Arezzo hizo un arreglo musicalsobre la base del centón; un arreglo nada más, y esto bastó para que lecolgasenalbenedictinolainvencióndelpentagrama.SiguióusandolasletrasdeBoecioySanGregoriocomonotas,ysólolaspusoendoslíneascontrescolores distintos. Continuaba el embrollo anárquico. Aprender música

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malamente costaba entonces doce años, y no se lograba que cantores deciudadesdistintasentendiesenelmismopapel.SanBernardo, secoyausterocomosutiempo,encontróabsurdoestecanto,porserpocograve.

Era un hombre refractario al arte. Quería las iglesias desmanteladas, sinadornosarquitectónicos,yenmúsicaleparecíalamejorlamáslenta.Élfueelpadre del canto llano, el que afirmó que la música es tanto más religiosacuanto más pausada. Pero en el siglo XIII, los cristianos encontraronaburridísimoestecanto.Lascatedraleseranelpuntodedistracción,elteatro,elcentrodevidaenaquellaépoca.AltemploseibaaorarunpocoaDiosyadivertirse,olvidando lasguerras,violenciasy tropelíasdelexterior.Otravezentró la música popular en la Iglesia, y se entonaron en las catedrales lascancionesenboga,quecasisiempreeranobscenas.Elpueblotomóparteenlamúsica religiosa, cantando en diversas tesituras, cada cual como mejor leparecía, siendo estos los primeros intentos del canto polifónico o de vocesconcertadas.Lareligióneraentoncesalegre,popular,democrática,comodiríausted,Gabriel;aúnnohabíaInquisiciónnisospechasdeherejíaqueagriasenelánimoconelfanatismoyelmiedo.Losinstrumentosgroserosdeaireydecuerdaqueentreteníanalosartesanosenlasciudadesyaloslabriegosenlassiegasentraroneneltemplo,yelórganofueacompañadoporviolas,violines,trompetas,gaitas,flautas,guitarrasytiorbas.Elcantollanoeraellitúrgicoencasi toda Europa, pero los fieles lo despreciaban por incomprensible yalternábanlo con canciones. En las grandes fiestas se entonaban himnosreligiosos,adaptándolosalamúsicadelasmelodíaspopularesqueestabanenboga,talescomoLacancióndelhombrearmado;Morenica,dameunbeso;Noséquémebulle;Duéletedemí,señora;Malhayaquienvoscasó,yotrasdelmismoestilo...¿YRoma?,preguntaráusted;y la Iglesia,¿quédecíaante taldesorden...?LaIglesiaviviósincriterioartístico;nolo tuvojamás.Nopudocrear una arquitectura propiamente hierática, como otras religiones, ni unapintura ni una escultura que fuesen obra suya, y menos una música. Fueadaptándose al medio, fue aceptando y apropiándose, con una absorbenciafaltadeoriginalidad, loquenoeraobra suya, sinodelhumanoprogreso.Elestilogrecorromano, el bizantino, el gótico, elRenacimiento, todos entraronen sus construcciones; pero el arte cristiano puro y original no existe, noexistió nunca. En música, mucho hablar de «gravedad», de «unción», de«tradiciones gregorianas», palabras huecas, sin sentido exacto, vaguedadesqueocultanlafaltadecriterioartístico.¿Cuálessonloslinderosdeloreligiosoyloprofano?DesdeelsigloXVIalXVIIIestuvieronloscríticoscuestionandosobreesto,ylaIglesialesdejóhablar,aceptándolotodosincriterio.Devezencuando,Romasehacíaoírconalgunabulapapaldelaquenadiehacíacaso,pueselPontíficenopodíadecir: lo religiosoenarteesesto,y loprofano lootro.RecibióPalestrinaelencargodereformarlamúsicaeclesiástica:elPapamostrábasedispuestoanodejarmásqueelcantollanooasuprimirlotambién

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sieranecesario.LamisadelpapaMarceloyotrasmelodíasfueronelresultadode esta orientación, pero no se adelantó gran cosa. Fue preciso, para que lamúsica se purificara dentro del templo, que comenzase el granmovimientomusical en el mundo profano con el italiano Monteverde, con el francésRameauylosalemanesSebastiánBachyHaendel.¡Quéépocatangrandiosa,amigoGabriel!¡Quétíoslosquevienendetrás,Gluck,Haydn,Mozart,Mehul,Boieldieu,ysobretodos,nuestrobuenamigoBeethoven...!

Callóunosinstanteselmaestrodecapilla,comosielnombredesuídololeimpusierareligiososilencio.Luegocontinuó:

—Toda esta avalancha de arte pasó por la Iglesia, y ella, según sucostumbre,fueapropiándoseloqueeramásdesugusto.Encadapaístomóelculto católico la música más en arreglo con sus tradiciones. En España,estábamossaturados,desdelostiemposdePalestrina,degéneroitaliano,ylamúsica alemana y la francesa no llegaron a nosotros. Fuimos primeramentefuguistasycontrapuntistas,ydespuésdelStabatmaterdeRossini,nosdimostal atracón demelodía teatral, que no nos han quedado ganas de gustar unnuevoplato.LamúsicareligiosaenEspañahamarchadoparalelamenteconlaóperaitaliana,cosaqueignoranesosseñorescanónigosqueseindignaríansien una misa les tocase algo de Beethoven, por considerarlo profano, yescuchan con unciónmística fragmentos que han rodado hace años por losteatrosdeItalia.¿Yelcantollano?,preguntaráusted.ElcantollanotienesunidoenestaPrimada.Aquíseconservóypurificódurantesiglos.LomejorfuerecogiéndoloToledo,ydeloslibrosdeestacatedralhansalidoloscoralesdetodaslasiglesiasdeEspañaylasAméricas.¡Pobrecantollano!Hacetiempoquehamuerto.Yaloveusted,Gabriel:¿quiénvienealacatedralalashorasdelcoro?Nadie,absolutamente.Losmaitinessonrezados,ytodoslosoficiosseentonanenmediodelamayorsoledad.Elpueblocreyentenoconoceyalaliturgia,nolaestima,latieneolvidada;sólosesienteatraídoporlasnovenas,triduosyejercicios,loquesellamacultotoleradoyextralitúrgico.Hahabidoquerenunciaralasprácticasdelcatolicismoespañolantiguo,sano,francoteyserio: un catolicismocomo si dijéramosdepanllevar, para atraer a lagente,dándole cantos bonitos en lengua común. Los jesuítas, con su astucia,adivinaronquehabíaquedaralcultounaatracciónteatral,mezclarlaliturgiacon laopereta, ypor eso sus iglesias, doradas, alfombradasy floridas comotocadores, seven llenas,mientras lasviejascatedrales suenanahuecocomotumbas.Nohanproclamadoenvozaltalanecesidaddeunareforma,perolahanllevadoalaprácticaaboliendoelcantoenlatín,quenoesgratoalvulgo,sustituyéndolocontodaclasederomanzasyconversosdulzones.EstoesunaabdicacióndelaIglesia,unaconfesióndelaanarquíamusicalenquehavividoy vive, un reconocimiento de que su antigua liturgia es impotente paraconmover al pueblo, y que hamuerto ya. En las iglesias, fuera del Tantumergodelareserva,nadasecantaenlatín.Sermónehimnossonenelidioma

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delpaís.Lomismoqueenuntemploprotestante.Paralamasadevotaquecreesindiscurrir,sonlasexterioridadeslasquediferencianalasreligionesentresí,ynoeraprecisoqueseachicharraseatantagenteenlashogueras,yquemediaEuropa fuese a la greña en la famosaguerra de losTreintaAños, y que lospapaslanzasenexcomuniónsobreexcomunión,paravenirapararalapostreenqueunaiglesiacatólicayotraevangélicasólosediferencianenunaimagenyunoscuantoscirios,pueselcultoenambaspartesesigual....Perovámonos,Gabriel;vanacerrar.

Elcampanerocorríaporlasnavesagitandosullavero,queasustabaalosmurciélagos,cadavezmásnumerosos.Lasdosdevotashabíandesaparecido.Sólo quedaban en la catedral elmaestro de capilla yGabriel. Por una navebajaavanzabanlosvigilantesnocturnos,queibanaocuparsuspuestoshastalamañanasiguiente,precedidosporelperro.

Losdosamigossalieronalclaustro,guiadosenlapenumbradelasnavespor el vago resplandor de las vidrieras. Afuera, un rayo de sol enrojecía eljardínyelclaustrodelasClaverías.

—Lo repito—continuó el sacerdote artista, mirando la puerta por dondehabíansalido—.Ahídentronoseamaalarteniseleentiende.Eltemplosólohaprestadounservicioalamúsica,yestosinquererlo.Lanecesidaddetenerinstrumentistasycantoresparaelcultolehizosostenerlascapillasycolegiosde seises que sirvieron para la enseñanza musical en una época falta deescuelas.Fueradeesto,nada.Losquerepresentamoselarteenlascatedralessomostandespreciadoscomolosministrilesdelasantiguascapillas,tañedoresdechirimías,bajoncillosybajones.Paraloscanónigos,esgriegopurotodoloque duerme en los archivos de música, y nosotros los artistas eclesiásticosformamos raza aparte, estamos, cuandomás, un peldaño por encima de lossacristanes.Elmaestro,elorganista,eltenor,elcontraltoyelbajoformamosla capilla. Somos clérigos como los canónigos, llegamos a beneficiados poroposición, hemos estudiado como ellos las ciencias religiosas, y ademássomosmúsicos;puesapesardeesto,cobramoscasilamitaddelsueldodeuncanónigo, y para recordarnos a todas horas nuestra ínfima condición, noshacen sentar en la sillería baja. Los únicos que en el coro sabemosmúsicaocupamoselúltimolugar.Elchantrees,porderecho,eljefedeloscantores;yelchantreesuncanónigocualquiera,quenombraRomasinoposiciónyqueno conoce ni una nota del pentagrama. ¡La anarquía, amigo Gabriel! ¡EldespreciodelaIglesiaporlamúsica,quehasidosiempresuesclava,nuncasuhija! Por algo en los conventos de monjas la organista y las cantoras sonsiempre las más despreciadas y se las llama «las sargentas». El cantarconforme a reglas es en la Iglesia oficio bajo. Para todo hay dinero en eltemplo; a todo alcanzan los fondos de fábrica, menos a la música. Loscanónigosnostienenporlocosquevamosdisfrazadosconhábitoeclesiástico.

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CuandollegaelCorpusolafiestadelaVirgendelSagrario,yosueñosiempreconunagranmisadignade lacatedral,peroelObreromeatajapidiéndomealgo italianoysencillo:asuntodemediadocenade instrumentistasbuscadosenlamismaciudad;ytengoquedirigiraunoscuantoschapuceros,rabiandoaloírcómosuenalaorquestaratonilbajoesasbóvedasqueseconstruyeronparaalgo más grande. En resumen, amigo Luna: esto está muerto... pero bienmuerto.Aúnnohemosdesaparecido;nosven,peroesdecuerpopresente.LaslamentacionesdelmaestrodecapillanosorprendieronaGabriel.Todosenlacatedralsequejabandelavidamíseraysórdidaquearrastrabaelculto.Unos,comoelVaradeplata,loachacabanalaimpiedaddeltiempo;otros,comoelmúsico,hacíanresponsablealamismaReligión,aunquenoosabandecirloenaltavoz.ElrespetoalaIglesiaysusaltospoderes,aprendidodesdelaniñez,imponíasilencioa lapoblacióndelacatedral.LosmásdelosservidoresdeltemplovivíanmoralmenteenplenosigloXVI,enunaatmósferadeservilismoy de miedo supersticioso a los superiores, presintiendo lo injusto de sucondición, pero sin atreverse a dar forma en el pensamiento a sus vagosintentosdeprotesta.

Únicamente por la noche, en el silencio del claustro alto, aquellosmatrimonios que se reproducían y morían entre las piedras de la catedralosaban repetirse las murmuraciones del templo, la interminable maraña dechismes que crecía sobre la monótona existencia eclesiástica, lo que loscanónigosmurmuraban contra Su Eminencia y lo que el cardenal decía delcabildo,guerrasordaquesereproducíaacadaelevaciónarzobispal;intrigasydespechos de célibes amargados por la ambición y el favoritismo; odiosatávicosque recordaban la épocaenque los clérigos elegíana susprelados,mandandosobreellos,envezdegemir,comoahora,bajolaférreapresióndelavoluntadarzobispal.

Todos en el claustro alto conocían estas luchas. Llegaban hasta ellos loscomentariosquesepermitíanloscanónigosenlasacristía;peroloshumildesservidores guardaban un silencio receloso cuando se repetían estasmurmuracionesensupresencia,temiendoserdelatadosporelvecino,quetalvezambicionabasupuesto.EraelterrordelossiglosdeInquisiciónqueaúnvivíaenaquelpequeñomundoparalizado.

El perrero era el únicoquenomostrabamiedoyhablaba enpúblicodelcabildoydelcardenal.¡Aélqué...!Casideseabaqueloechasende«aquellacueva»,paradedicarseasuaficiónfavorita,volviendoalaplazadeTorossinprotestadelafamilia.Además,leentusiasmabahablarmaldelosseñoresdelcoro,quelehabíandadomásdeunpescozóncuandoeramonaguillo.

Poníamotesatodosloscanónigos,yseñalándolosunoporunoaGabriel,lecontabalossecretosdesuvida.Conocíalacasadondecadaprebendadoibaapasarlatardedespuésdelcoro,losnombresdelasseñorasodelasmonjas

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quelesrizabanlassobrepellices,ylasrivalidadessordasyferocesentreestasadmiradoras del cabildo que se esforzaban por vencerse blanqueando yplanchandolabatistacanonical.

Alasalidadelcoroseñalabaalchantre,unprebendadoobeso,conelrostrocubiertodeplacasrojas.

—Mírelousted, tío—decíaaGabriel—.Esacaspaquetieneenlacaraesunrecuerdodelpasado.Corriómucho,sinfijarsedóndeponíaelpie...¡Puesconesafacha, todavíapresumedeconquistador!Laotra tarde ledecíaenelclaustroauncapellándelacapilladelosReyes:«Esoscapitancitosprofesoresde laAcademiacreenqueenpuntoamujeressecomenlomejordeToledo;perodondeestálaIglesia,¡bocaabajolosseglares...!»

Despuésreíaseñalandoaungrupodesacerdotesjóvenes,cuidadosamenteafeitados, con las mejillas azules y sonrosadas y manteos de seda que alrevolotearesparcíanunfuerteolordealmizcle.Eranlospollosdelcabildo,loscanónigosjóvenes,quehacíanconfrecuenciaviajesaMadridparaconfesarasusprotectoras,ancianasmarquesas,queenfuerzade influencias, leshabíanconquistado una silla en el coro. En la puerta del Mollete se detenían uninstanteparaarreglarselosplieguesdelmanteoylanzarsealacalle.

—¡Ya salen «a hacer» señoras!—decía el Tato en su argot canallesco—.¡Brrum!¡PasoadonJuanTenorio...!

Cuando ya no salían más canónigos, el perrero hablaba a su tío delcardenal.

—Estáestosdíasdadoalosdemonios.Enpalacionohayquienleaguante.Ladichosafístulaletraeloco.

—Pero¿esverdadquetieneesadolencia?—preguntóGabriel.

—¡Anda!Todoelmundolosabe.PregúnteseloustedatíaTomasa.Hastadicenquesisontanamigosesporqueellalefabricaciertaunturaquelesientacomodemanodeángel.Llevaunperrorabiosoagarradoasalvasealaparte,ypor eso tiene ese genio insufrible. Lamañana que se levanta demal teque,tiembla el palacio y después toda la diócesis. Es un hombre bueno, perocuandolemuerdedetráslamalabestia,hayquehuir.Yolehevistoendíasdepontifical,conlamitrapuesta,mirarnosatodoscontalesojos,quelefaltabamuypocoparasoltarelbáculoyemprendernosabofetadas.Loquedicelatía:¡sinobebiera...!

—Entoncessonciertaslasmurmuracionesdelcabildo.

—Emborracharse,noseñor.Acadacual losuyo:unacopitaahorayotradespués, y una tercera si le visita un amigo y hay que obsequiarlo. Soncostumbres que se trajo deAndalucía cuando fue obispo allá. Pero nada de

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juergas.Copeofinoyreposado:paraayudarlasfuerzasnadamás.Yelvinodeprimera,tío;loséporunfamiliarsuyo.¡Deacincuentaduroslaarroba!Seloguardan,de lomejorde laMancha,enunacubadel tiempodel francés.Unjarabequecalientaelestómagoylotemplacomosifueseunórgano.PeroaSuEminenciaselevamásabajo,ylehacerabiarcomouncondenado.LoquedicetíaTomasa:losmédicoslearreglan,yélseencargadeenfermarotravezconesevinillodegloria.

El Tato, en medio de su cinismo burlón, mostraba cierto afecto por elprelado.

—Nocreausted, tío, que esun cualquiera; dejandoaparte sumalgenio,resulta todo un hombre. Ahí donde le ve usted, con su cabecita blanca ysonrosada como un polluelo de cría, que aún parece más pequeña sobre elcorpachón enorme, ¡lleva cada cosa dentro de ella...!Ha habladomucho enMadrid,ylospapelesimpresosseocupabandeélcomosifueseelGuerra.Susabiduríaencuentraremediosparatodo.¿Lehablandelamiseriaquehayenelmundo?Puesrecetaalcanto:panparalospobres,caridadenlosricosymuchaDoctrinacristianapara todos;asínosepelearán loshombresporsi tú tienesmásqueyo,yhabráenelmundoconformidadydecencia,queesloquehacefalta. ¿Qué tal, tío? ¿Se ríe usted? Pues a mí me gusta la receta de SuEminencia,especialmentelodelpan,pueselCatecismomalditosihacefalta,yaquetodosloaprendemosdepequeños.

Elperreromostrabacadavezmásentusiasmohablandodesupríncipe.

—¿Ycomohombre?Todounbarbián.Nadadehipocresíayde llevar lacabezabaja.Bienseleconocequefuesoldadoensujuventud.TíaTomasaseacuerda de haberle visto en el claustro con casco de crines, charreteras desargentoyunchafarotequearmabagranestrépito.Élnoseasustadenada,nise escandaliza, ni hace aspavientos. El año pasado recaló aquí ciertaportuguesita, que traía locos a los cadetes con sus medias de seda y susgrandessombreros.UstedconoceaJuanitoysabequeeshijodeunsobrinodeSuEminenciaquemurióhace tiempo.Pueselmuchachopaseó suuniformeporZocodoverdelbrazodelaportuguesaparadarenvidiaaloscompañerosdelaAcademia.Undía,lamuchachasepresentóenpalacio,ylaservidumbre,viéndolacontaleslujos,ladejópasofranco,creyendoqueeraunaseñoradeMadrid.SuEminencialarecibióconsonrisapaternal,oyéndolasinpestañear.Me locontóunpajeamigo,queestabapresente.Lapájara ibaaquejarsealcardenaldesusobrinoelcadete,quelahabíaentretenidodosdíassindarlauncéntimo.SuEminenciasonrióconmodestia:«Señora:laIglesiaespobre,perono quiero que por ese calavera sufra el buen nombre de la familia. Tome yremedíese.» Y le largó dos duros. La portuguesa, animada por la buenaacogida, quiso chillar, creyendo que aterraría a don Sebastián con elescándalo.PerohuboqueveraSuEminenciacuandoleentrólafuria.«Chico,

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llamaalapolicía»,gritóalpaje.Ytalerasucara,quelaportuguesitasaliódeestampía,dejandosobrelamesalasdosrodajasdeplata.

Gabrielreíaescuchandoestahistoria.

—Todo un hombre, créame usted, tío.... Yo le quiero porque tiene alcabildoenunpuño;noescomosuantecesor,aquelsopitasconleche,quesólosabía rezar y temblaba ante el último canónigo. ¡Que le vayan a éste conroncas!Tieneredañosparaentrarunatardeenelcoroylimpiarloapalosconel báculo. Hace más de dos meses que no baja a la catedral ni le ven loscanónigos. La última vez que una comisión de éstos fue a palacio, laservidumbre tembló. Iban a proponerle no sé qué reforma en la Primada ycomenzaron diciendo: «Señor: el cabildo opina...» Don Sebastián lesinterrumpió,hechounbasilisco:«Elcabildonopuedeopinarnada;elcabildonotienesentidocomún.»Ylesvolviólaespalda,dejándoleshechosdepiedra.Después,dijoagritos,pegandopuñetazosenlosmuebles,quehadehacerloposibleparaquetodaslasvacantesdelacatedralsecubranconlopeorcitodelclero;queentrenenelcabildo loscurasborrachos,estafadores,etc.«Quieroreventar al cabildo—gritaba—, quiero ensuciarlo; así aprenderá a hablarmenosdemí;quierocubrirlo,síseñor,cubrirlode...»Yyasefiguraráusted,tío,dequéquiereSuEminenciacubriraloscanónigos.Elpobretienerazón.¿PorquésehandemeterlosdelcoroensidonSebastiánviveasíoasáytieneestos líoso losotros?¿Nolesdejaélhacer loquequieren?¿Lesdiceacasouna palabra de sus visiteos escandalosos, a pesar de que todo Toledo losconoce?

—¿Yloscanónigosquédicendelcardenal?

—HablandequeJuanitoessunieto,yquesupadre,quemurió,yaparecíacomosobrinodeSuEminencia,eraunhijoquetuvodeciertaseñoracuandofueobispoenAndalucía.Peroestonoparece irritarmuchoadonSebastián.Otracosaleenfurece,hastainflamarlelafístulayponerlohechoundemonio:quehablendedoñaVisitación.

—¿Yquiénesesaseñora?

—¡Anda!¡Éstaesbuena!¿UstedaúnnoconoceadoñaVisitación,cuandoenlacatedralyfueradeellanosehabladeotrapersona?PueslasobrinadeSu Eminencia, que vive con él en palacio. Ella es la que manda. DonSebastián,tanterriblecomoes,seconvierteenunángelcuandolave.Rabia,grita y casimuerde, en los días que le pica lamaldita enfermedad; pero sepresentadoñaVisita,yenseguidasecontiene;sufreensilencio,gimecomounniño,ybastaqueellaledigaunapalabritadulceolehagaunmimo,paraqueaSuEminenciaselecaigalababadegusto...¡Laquieremucho!

—¿Peroellaes...?—preguntóconextrañezaGabriel.

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—¡Claroqueesloqueustedpiensa!¿Quéotracosapuedeser?Estabaenel Colegio de Doncellas Nobles desde niña, y apenas vino a Toledo elcardenal,lasacó,llevándoselaapalacio.¡QuéenamoramientotanciegoeldedonSebastián!Yelcasoesquelacosanolovale:unaseñoritingadelgaduchaypálida;ojosgrandesybuenpelo:esoestodo.Dicenquecanta,quetocaelpiano,queleeysabemuchascosasdelasqueenseñanenesecolegiotanrico;que tiene la gracia deDios para traer chalao a SuEminencia.A la catedralpasa algunas veces por el arco, hecha una beatita, con hábito y mantilla,acompañadadeunacriadotafea.

—Noseráloquecreéis,muchacho.

—¡Anda! Todo el cabildo lo asegura, y los canónigos más formales locreenapiejuntillas.HastalosquesonamigosyfavoritosdeSuEminenciaylellevanrecadosdeloqueaquísemurmuracontraélnolonieganconmuchacalor.YdonSebastiánseindigna,seenfurececadavezqueunamurmuracióndeéstasllegaasusoídos.Siledijeranqueenelcoroibanadarunbaile,seirritaríamenosquecuandosabequellevanenlenguasadoñaVisita.

Elperrerocallóuninstante,comosidudaseensoltaralgograve.

—Esa señora esmuy buena. Todos los de palacio la quieren porque leshabladulcemente.Además,sihaceusodesugranpodersobreelcardenal,esparaevitarleslaschilleríasdeSuEminencia,quemuchasveces,ensusratosdedolor furioso, quiere arrojar copas y platos a la cabeza de los familiares.¿Porquésehandemeterconella?¿Leshacealgúndañoacaso?Cadaunoensucasa,yalqueseamaloyalocastigaráDios.

Serascólasien,comovacilandounavezmás.

—EncuantoaloquedoñaVisitaescercadelcardenal—añadió—,nomecabedudaalguna.Tengodatos,tío.Sédebuenatintacómoviven.Unfamiliarloshavistomuchasvecesbesándose.Esdecir,besándoselosdos,no.Ellaeraquienbesaba,ydonSebastiánacogíaconunasonrisadeangelónsusmimosdegatita.¡Elpobreestátanviejo...!

YelTatoacababasusconfidenciasconsuposicionesobscenas.

Estamurmuracióncontraelcardenal,quesubíadesdelasacristíahastaelclaustro, irritaba alhermanodeGabriel.ElVaradepalo, soldado rasode laIglesia,nopodíaescucharconcalmalosataquesasussuperiores.Paraéltodoeran calumnias. Lo mismo que de don Sebastián, habían hablado loscanónigosdetodoslosarzobisposanteriores, loquenoimpedíaquedespuésdemuertos fuesen unos santos.Cuando sorprendía al Tato repitiendo en lasClaveríasloschismesdeabajo,leamenazabacontodasuautoridaddejefedelafamilia.

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Estebanseentristecíaviendoelestadodesaluddesuhermano.Alababalaconductadeéste,siempreprudente,acogiendoconunsilenciorespetuosolascostumbresdelacatedral,sinqueseleescapaseunapalabrareveladoradesupasado;leenorgullecíalaatmósferadeadmiraciónquerodeabaasuhermano,el afán con que la gente sencilla del claustro escuchaba sus viajes, pero leapenabalaenfermedaddeGabriel,lacertezadequelamuertehabíapuestoenélsumano,yúnicamenteporloscuidadosdequelerodeabaibaretardandoelmomentodelaposesión.

Había días en que el silenciario sonreía satisfecho viendo a Gabriel debuencoloryoyendoconmenosfrecuenciasutosdolorosa.

—Muchacho,esovabien—decíaalegremente.

—Sí—contestaba Gabriel—; pero no te forjes ilusiones. Estoy bienagarrado.Ésavendráasuhora.Túeresquienlarepele.Peroundíapodrámásquetú.

La certeza de que la muerte acabaría por vencerlo enardecía a Esteban,haciéndoleredoblarloscuidados.Apelabaalasuperalimentacióncomoúnicoremedio,ysiemprequeseaproximabaaGabriel,eraconalgoenlasmanos.

—Cómeteesto....Bebeloquetetraigo.

Y luchaba con aquel organismo quebrantado, con el estómagodescompuestoporlamiseria,conlospulmonesheridosyelcorazónsujetoadesarreglos en el funcionamiento, con lamáquina humana desvencijada porunavidadesufrimientosyemociones.

ElconstantevelarsobreelenfermohabíatrastornadolavidaeconómicadeEsteban.Sumezquinosueldoylapobreayudadelmaestrodecapillaapenassibastabanparaaquellabocaqueconsumíamásquetodoslosdelacasajuntos.Afinesdemes,EstebanimpetrabaelauxiliodelVaradeplataparaacabarlosúltimosdías,ingresandodeestemodoenlagreysumisaymiserableamarradaa lausuradel sacerdote.Otrasveces, elmaestrode capilla, viviendoporuninstanteenlarealidad,leentregabaunascuantaspesetas,sacrificandoelgocedeadquirirunanuevapartitura.

Gabriel adivinaba las privaciones a que se sometía el hermano, y queríacontribuir a los gastos de la casa. Pero ¿qué trabajo podía encontrar en suaislamiento dentro de la catedral?Anheló un puesto al servicio del templo,cobraraprincipiosdemesunascuantaspesetasdemanosdelVaradeplata,paranosertangravosoasuhermano.Perotodaslasplazasestabanocupadas;sólo la muerte podía abrir huecos, y eran muchos los hambrientos queaguardabanlaocasión,alegandoderechosdefamilia.

Suimpotenciaparaserútilalhermanoyqueelsacrificiodeésteresultase

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menoscostosoeraloqueapenabaaGabriel,turbandolamonótonaplacidezdesuexistencia.PreguntabaaEstebanquépodríahacerparanoestarinactivo,yelhermanolerespondíaconsuexpresiónbondadosa:

—Cuidarte,nadamásquecuidarte.Túnotienesotraobligaciónqueladeguardartusalud.Yoestoyaquíparalodemás.

Llegó Semana Santa, y Gabriel encontró ocasión para ganarse algunosjornales.IbanalevantarenlacatedralelfamosoMonumentoentreeltrascoroy la puerta del Perdón. Era una fábrica pesada y complicadísima, de estilosuntuoso y barroco, que había costado a principios de siglo una fortuna alsegundo cardenal de Borbón. Un verdadero bosque de maderos formaba elandamiajedelMonumento;lariquezadelcardenalhabíahechoundespilfarrode solidez y suntuosidad, y para armar el sagrado catafalco se necesitabanmuchosdíasynopocosobreros.

GabrielseavistócondonAntolín,pidiéndoleunsitioenlaobra.Eransieterealesdiariosquepodíaentregarasuhermanodurantedossemanas,yél,queestaba habituado en otros tiempos a ver retribuido su trabajo con largueza,acogíaestejornalcomounafortunainesperada.

El Vara de palo protestó con indignación. Gabriel estaba enfermo y nodebíacomprometersuescasasaludconlosesfuerzosdel trabajo.¿Quéibaahacer, tosiendoyahogándoseacada instante,enaquella tareapesadísimadetransportarmaderosyacoplarlos?Elenfermoletranquilizó.Yasabíaélloqueeranlostrabajoseneltemplo;todosehacíaconparsimonia,sinpremurasdetiempo.LosobrerosalserviciodelaIglesiatrabajanconlacalmaperezosaylalentaprudenciaqueparecenenvolvertodoslosactosdelareligión.Además,elVaradeplata,conociendosuestado,lereservabaeltrabajomenospenoso:colocaría tornillos y clavijas, alinearía los candelabros de la escalinata,arreglaríalostapices;confiabanenélcomohombredebuengustoquehabíavistomuchoensusviajes.

Gabriel trabajó dos semanas en elMonumento. Este período de relativaactividadpareciócausarleciertobienestar.Semovía,seagitabadandoórdenesasuscompañerosdetrabajo;ibadeltemploaloaltodelasClaverías,dondeseguardaba el Monumento, y al verse cubierto de polvo, con los miembrosfatigadosporesteincesanteiryvenir,sehacíalailusióndequeestabasano.

Enestasdossemanasnoentróenlacasadelzapateroycasiperdiódevistaasuscontertulios.Elcampaneroy losamigos leadmiraban. ¡Unhombredetanta sabiduría, y trabajaba, como cualquiera de ellos, para ayudar a suhermano!

LaseñoraTomasaledetuvounamañanajuntoalaverjadeljardín.

—Haynoticias,Gabriel.Creosaberdóndeestánuestrapájara.Notedigo

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más; pero prepárate a ayudarme. El día que menos lo pienses la ves en lacatedral.

Terminó la erección delMonumento. Toda la parte de la iglesia entre elcoroylapuertadelPerdónestabaocupadaporlavistosaypesadafábrica.Lostoledanos acudían a admirar, según costumbre tradicional, la escalinatacubierta de filas de apretadas luces, los legionarios romanos de alabastroapoyadosensuslanzas,ylacortinariquísima,deinnumerablespliegues,quebajabadesdelabóvedahastalaplataformadelMonumento.

ElJuevesSantoporlatardeestabaGabrielcontemplandoloqueenciertomodoerasuobra,confundidoenelgrupodedevotos.Lacatedralsonreíaconsu inmaculadablancura,apesarde losvelosnegrosquecubrían imágenesyaltares. Los rosetones luminosos borraban con sus chorros de colores elaspectofúnebredelaceremoniareligiosa.Enelcorogemíaunavozdetenorlas lamentaciones y trinos de los profetas orientales. Estos lamentos por lamuerte de Cristo se perdían sin eco en el templo medioeval, monumentodemocráticodeunaépocaqueIntrodujoentodaslasexpansionesreligiosassualegría de vivir al amparo de losmuros,mientras lamuerte y la desolacióncorríanloscampos.

Gabrielsintióqueletirabandelachaqueta,yalvolversevioalajardinera.

—Ven,sobrino.Yalatenemosahí.Teesperaenelclaustro.

Alsalir,laseñoraTomasalemostróunamujeradosadaalzócalodepiedradeljardín,encogida,envueltaenunmantónraído,conelpañuelodelacabezaechadosobrelosojos.

Gabrielno lahubieseconocidonunca.Recordaba lacaritasonrosadadosaños antes, ymiraba con asombroun rostro de juventud ajada, huesoso, lospómulos salientes, las ojeras profundas, y unos ojos de escasas cejas, sinpestañas, con las pupilas todavía hermosas, pero empañadas por vidriosaopacidad. Todo revelaba en ella la miseria y el desaliento. La falda era deverano,ypordebajoasomabanunasbotasrotas,muchomásgrandesquesuspies.

—Saluda,muchacha—dijolavieja—;estutíoGabriel;unángeldeDios,apesardesuscalaveradas.Aéldebesqueyotehayabuscado.

La jardinera empujaba a Sagrario hacia su tío. Pero la joven bajaba lacabeza,encorvandolaespaldayretrocediendo,comosinopudieraresistirlapresencia de un individuo de su familia. Se cubría el rostro con el míseromantón,ocultandosuslágrimas.

—Tía,vamosacasa—dijoGabriel—.Estacriaturanoestábienaquí.

Enlaescaleradelclaustrohicieronpasardelantealajoven,quesubíacon

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la cabeza oculta, sinmirar, como si sus piesmarchasen instintivamente poraquellospeldaños.

—Hemos llegado esta mañana de Madrid—dijo la jardinera mientrassubían—. La he tenido en una posada, haciendo tiempo para traerla por latarde a la catedral. Es la mejor hora: Esteban está en el coro y tú tendrástiempopara arreglar esto...Tres días hepasado allá. ¡Ay,Gabriel, hijomío!¡Quécosashevisto!¡Enquélugarestabaesapobrechica!¡Quéinfiernoshayparalaspobresmujeres!¡Yaúndicenquesomoscristianos!¡Undemonioesloquesomos...!Graciasqueyotengomisconocimientosenlacorte:gentesdecampanillas que han estado en la catedral y se acuerdan de la jardinera.Detodohenecesitado,hastadedinero,parasacaraesa infelizde lasgarrasdeldiablo.

El claustro alto estaba desierto. Al llegar a la puerta de los Luna, lamuchacha, cual si despertase de su marcha soñolienta, se hizo atrás conexpresión de terror, como si dentro de la habitación le aguardase un granpeligro.

—Entra, mujer, entra—dijo la tía—. Es tu casa: alguna vez habías devolver.

Ylaempujó,hastahacerlapasarlapuerta.Dentro,enelrecibimiento,cesósullanto.Mirabaenderredorconasombro,asustadasindudadehaberllegadohastaallí.Susojosloexaminabantodoconestupefacción,comoadmiradosdeque cada objeto estuviera en el mismo sitio que cinco años antes, con unaregularidadquehacíadudardesirealmentehabíatranscurridoeltiempo.Nadacambiabaenaquelpequeñomundo,queparecíapetrificadoalasombradelacatedral.Ellaeralaque,abandonándoloenplenajuventud,volvíaaviejadayenferma.

Huboentrelastrespersonasunlargosilencio.

—Tu cuarto, Sagrario—dijo al finGabriel con dulzura—, está lomismoquelodejaste.Entraenélynosalgashastaqueyotellame.Tencalmaynollores.Confíaenmí.Meconocespoco,perolatíayatehabrádicholequemeinteresopor tusuerte.Tupadrevaavenir.Ocúltateycalla.Te lo repito:nosalgashastaqueyotellame.

Alquedarsoloslajardineraysusobrino,oyeronlossollozosahogadosdelamuchacha,querompíaallorarviéndoseensuantiguocuarto.Despuéssonóel ruido de su cuerpo cayendo sobre la cama, y el estertor de su llanto fuehaciéndosecadavezmásahogado.

—¡Pobrecilla!—dijolavieja,alaquefaltabamuypocoparallorartambién—.Esbuenayestáarrepentidadesuspecados.Dehaberlabuscadosupadrecuandolaabandonóaqueltunante,menosvergüenzaymiseriashabríasufrido.

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¿Ysusalud?Yocreo,Gabriel,queésaestápeorquetú...¡Loshombres!¡Consu honor y demás mentiras! Lo honrado es tener caridad, compasión alsemejante,ynohacermalanadie.Esolodijeelotrodíaalsinvergüenzademiyerno, que se indignó viendo quemarchaba aMadrid en busca de la chica.Hablódelahonradelafamilia,dequesiSagrarioregresabanopodríanvivirenlacatedrallaspersonasdecentes,yélnopermitiríaquesuhijaseasomasealapuertadelacasa;yelmuyladróntodoslosdíaslerobaceraalaVirgenyestafaalasdevotastomandodineropormisasquenuncasedicen.Asíleluceelpeloyestátangordo...,contantohonor.

Lavieja,despuésdeuncortosilencio,miróaGabrielconindecisión.

—Qué,¿noslanzamosalapelea?¿LlamoaEsteban...?

—Sí, llámelo. Estará en la catedral. Y usted, ¿se atreve a presenciar laentrevista?

—No, hijo; allá vosotros. Ya conoces a Esteban y me conoces a mí. Otendríaqueecharmeallorar,oacabaríaarañándoloporsutestarudez.Túsolotearreglarásmejor.ParaesotehadadoDiosesetalentazotanmalempleado.

Sefuelavieja,yGabrielpermaneciósolomásdemediahora,viendoporlos vidrios de una ventana el claustro abandonado. La catedral estaba mássilenciosa que de costumbre. La muerte anual de Dios esparcía en la tribulevíticadelostejadosunambientedetristezamásintensoqueeldel interiorde la iglesia. Los niños de las Claverías y las mujeres estaban abajo,contemplandoelMonumento.Lashabitacionesparecíanabandonadas.Gabrielviopasarporfrentealaventanaasuhermano,quealmomentoaparecióenlapuerta.

¿Qué quieres, Gabrielillo? ¿Qué te pasa? La tía me ha alarmado con elrecadito.¿Esqueestáspeor?

—Siéntate,Esteban.Estoybien;tranquilízate....

ElVaradepalosesentó,mirandoconasombroaGabriel.Lealarmabasuseriedadinexplicable,elsilencioprolongado,enelqueparecíacoordinarsuspensamientos,cualsinosupieracómoempezar...

—¡Habla,hombre!¡Rompedeunavez!Metienesintranquilo.

—Hermano—dijo Gabriel con gravedad—, bien sabes que he respetadoesemisteriodetuvidaconelquemeencontréalvolveraquí.Medijiste:«Mihija hamuerto»;memanifestaste deseos de que nunca te hablara de ella, ypuedesdecirsialgunavezhetocadotuviejaheridaconlamenoralusión.

—Bien,¿yqué?¿Adondevasaparar?—dijoEsteban,tornándosesombríoaloírestaspalabras—.¿Aquévienehablarmeenundíatansagradocomoeldehoydecosasquemehacendaño...?

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—Esteban, no es fácil que nos entendamos si te aferras a tuspreocupaciones.Nopongasesegesto;óyemeconcalma;notemuevascomounautómataaimpulsosdelosmismoshilosquemovieronanuestrosabuelosytatarabuelos.Séhombreyobraconarregloatuspensamientospropios....Túyyotenernosdiversascreencias.Dejoapartelasreligiosas,quesonparatiunconsuelo,ybiensabesquelasmíasmelascalloparanohacer imposiblemividaaquí.Peroapartedeesto,túcreesquelafamiliaesunaobradeDios,unainstitucióndeorigen sobrenatural, y yo creoque esuna instituciónhumana,basadaenlasnecesidadesdelaespecie.Alquefaltaalasleyesdelafamilia,alquedesertadesubandera, tú locondenasparasiempre, losentenciasa lamuertedelolvido;yocompadezcosudebilidadyloperdono.Entendemoselhonor de un modo distinto. Tú eres el honor castellano: aquel honortradicionalybárbaro,máscruely funestoque lamismadeshonra;Unhonorteatral,cuyosimpulsosnoarrancannuncadelossentimientoshumanos,sinodelmiedoalquédirán,deldeseodeaparecermuygrandeymuydignoalosojos de los demás antes que a los de la propia conciencia. Para la esposaadúltera,lamuerte,elasesinatovengador;paralahijafugitiva,eldesprecio,elolvido;éseesvuestroevangelio.Yotengootro:paralaesposaqueolvidasusdeberes, el desprecio y el olvido; y para el pedazode nuestras entrañas quehuye, el amor, el apoyo, la dulzura, hasta lograr que vuelva a nosotros...Esteban, estamos separados por nuestras creencias; un montón de siglos sealzaentrenosotros;peroeresmihermano,mequieresytequiero,sabesquesólo deseo tu bien, que llevo como tú ese apellido de familia que en tantoestimas, que amé a nuestros pobres padres como tú pudiste amarlos, y ennombredetodoestotedigoqueestasituacióndebeacabar,quenodebesvivirinsensible y petrificado en lo que llamas tu dignidad, sin que te turbe elrecuerdodeunahija tuyaque ruedaporelmundocomounguiñapo.Tú tanbueno,quemehasrecogidoeneltrancemásdifícildemivida,¿cómopuedesdormir,cómopuedescomer,sinqueamarguetuexistenciaelpensamientodetu hija perdida? ¿Qué sabes de ella ahora? ¿No puede morir de hambremientrastúcomes?¿Noesfácilqueestéenunhospital,mientrastútieneslacasadondevivierontuspadres...?

Esteban contrajo el rostro con una expresión sombría oyendo a suhermano.

—Es inútil que te esfuerces, Gabriel. Nada conseguirás. ¿Te he negadoalgo?¿Noestoydispuestoatodopormihermano?Peronomehablesdeésa;mehacausadomuchodaño;harotomivida:nosécómonohemuerto.¿HaspensadobienenloqueesserlafamiliadelosLunadurantesigloselespejodelacatedral,elrespetohastadelosmismosarzobispos,yderepenteverseunoentre los últimos, expuesto a las risas de todos, pudiendo mirarle concompasiónhastaelúltimomonaguillo?¡Loqueyohesufrido!¡Lasvecesquehe llorado de rabia, a solas en esta habitación, después de oír lo que se

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murmuraba amis espaldas!Y luego—añadió quedamente, como si el dolorempañasesuvoz—,¡aquellainfelizmártirquemuriódevergüenza,mipobremujer,quesefuedelmundopornovermidolornisufrireldespreciodelosdemás...!¿Yquieresqueyoolvideesto...?Además,Gabriel,yonoséexpresarloquesientotanbiencomotú.Peroelhonor...eselhonor.Esviviryoenestacasa sin tenerqueavergonzarme;dormirpor lanoche sinmiedoaveren laobscuridad los ojos de nuestro padre queme preguntan, por qué permaneceuna mujer perdida bajo el mismo techo que se conquistaron los Luna consiglosdeserviciosalaiglesiadeDios;esevitarquelagenteseríadenuestrafamilia.... Que digan en buena hora: «Esos Luna, ¡qué desgraciados son!»,peroquenodigannuncaquelosLunasonunafamiliafaltadevergüenza.Pornuestro cariño, hermano, déjame: no me hables más de esto. Esas malasdoctrinastehanenvenenadoelalma:nosólohasdejadodecreerenDios,sinoquetampococreesyaenelhonor.

—¿Yquéeseso?—dijoGabriel,enardeciéndose—.Túmismonolosabes.«El honor es el honor.» Pues bien, los hijos son los hijos. Tu, hombre depreocupaciones,noteparasaconsiderarloquesonesosseres,continuacióndenuestra propia existencia. Tu religión hace a los hijos fruto de Dios, y sinembargo,creéissermejoresymásperfectoscuandorepeléisymaldecísesosregalosdel cieloapenasoscausanunacontrariedad.No,Esteban;el amoraloshijosylaconmiseraciónparasusfaltasdebenestarporencimadetodaslaspreocupaciones. Esa vida eterna del alma, promesa mentida de todas lasreligiones,sóloesunaverdadporloshijos.Elalmamuereconelcuerpo,noesmásqueunamanifestacióndenuestropensamiento,yelpensamientoesunafunción cerebral; pero los hijos perpetúan nuestro ser a través de lasgeneraciones y los siglos; ellos son los que nos hacen inmortales, ya queguardan y transmiten algo de nuestra personalidad, así como nosotrosheredamosladenuestrosantecesores.Elqueolvidaalosseresquesonobrasuya,esmásdignodeexecraciónqueelqueabandona lavidasuicidándose.Lascontrariedadesdelaexistencia,lasleyesycostumbresinventadasporloshombres, ¿qué son ante el instintivo afecto por los seres que han salido denosotros y perpetúan la variedad infinita de nuestras habitudes ypensamientos?Aborrezcoalosmiserablesque,pornoturbarlapazburguesadel matrimonio, abandonan los hijos que tuvieron fuera de su casa. Lapaternidades lamásnoblede las funcionesanimales,pero lasbestias tienenmás valor ymás dignidad que el hombre para cumplirla.Ningún animal declase superior abandona o desconoce a su cachorro, y sois muchos loshombresquevolvéislaespaldaalhijo,pormiedoaloquelasgentespuedandecir. Si teniendo yo un hijo me enamorara locamente de la mujer máshermosa delmundo y éstame exigiera que lo olvidase, ahogaríami pasiónparanoabandonaralpequeñuelo.Sifaltaramihijoatodaslasleyeshumanasy le condujeran al patíbulo, hasta él le acompañaría yo, desafiando la

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execraciónde lasgentes, sinqueporunmomentonegasequeeraobramía.Estamos unidos para siempre al ser que damos vida: es un compromiso desolidaridadquecontraemosantelaespeciealtrabajarporsuconservación.Elquerompelacadenayhuye,esuncobarde.

—¡No me convencerás, Gabriel!—gritó con energía Esteban—. ¡Noquiero...!,¡noquiero!

—Lorepito:esunacobardíaloquehaces.Yaqueelhonorpesatantoenti,esehonoranticuadoycruelquearregla losconflictosdelavidaderramandosangre,¿porquénobuscastealque te robó lahija?,¿porquéno lemataste,como un padre de comedia antigua? Eres un hombre pacífico, que no haaprendidoelartedeasesinar,yaquelindividuoesunprofesionaldelasarmas;sitehubiesesvengadosinreglaalguna,apelandoaloquecreestuderecho,sufamiliapoderosasehubieraensañadoenti.Notehasvengado,porinstintodeconservación,pormiedoalpresidioy a todos los castigos inventadospor lasociedad;hastenidomiedo,apesardetuindignación,yesemiedolotruecasencrueldadparaelsermásdébil.Tucólerasólocaesobre lahija....Vamos,Esteban;esonoesdignodeunpadre.

ElVaradepalomovíaobstinadamentelacabeza.

—Nomeconvencerás;noquierooírte.Esamujernovolveráaquí.¿Nomeabandonó?Puesquesigasucamino.

—Teabandonóaimpulsosdeeseinstintoquellevanensítodoslosseressanos: el instinto de la conservación de la especie, que embellece la poesíallamándoloamor.Sitehubieseabandonadodespuésderecibirlabendicióndeunhombreanteunaltar,temostraríassatisfechoylarecibiríasconlosbrazosabiertos tantas veces como viniera a verte. Te abandonó para ser engañada,para caer en la miseria y la vergüenza; y viéndola infeliz, ¿no merece tuconmiseración,másaúnquesi laviesesdichosa?Reflexiona,Esteban,en lamaneracomocayótupobrehija.¿Quélehabíasenseñadoparadefendersedela malicia del mundo? ¿Qué armas tenía para conservar incólume eso quellamas honor? Vosotros, tú y tu mujer, la dabais ejemplo del respeto quemerece el dinero y un nacimiento elevado dejando entrar en vuestra casa aaquel muchacho, acogiendo como un honor que un señorito se fijase envuestra hija. La pobre lo amó viendo en él un resumen de todas lasperfecciones humanas. Cuando surgieron los inevitables resultados de ladesigualdadsocial,ellanoquisorenunciar:fueunadeesasnaturalezasnoblesquesesublevancontralosprejuiciosdelmundo,aunariesgodesufrir todaslasamargurasdesurebelión,ycayóvencida.¿Aquiénpuedeculparse?Asuignorancia; a su vida de aislamiento lejos delmundo; a vosotros, que no laenseñasteis más, y cegados por la ambición la dejabais soñar junto alprecipicio; a todos, menos a ella. ¡Infeliz! Con creces ha pagado su noble

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fierezacontralaspreocupacionessociales.Esunamuertaenelcombatesocial:uncuerpoquehayquelevantar;ytú,queereselpadre,debesserelprimeroencumplirestaobradejusticia.

Esteban,conlacabezabaja,seguíahaciendomovimientosnegativos.

—Hermano—dijo Gabriel con cierta solemnidad—, ya que te aferrastenazmenteatunegativa,sólomerestadecirteunacosa:situhijanoviene,yomevoy....Cadauno tienesusescrúpulos.Tú temes lasmurmuracionesde lagente; yome temo amímismo, a lo que el pensamiento pueda echarme encaraen losmomentosdesoledad.Desdequesoy tuhuésped,piensoa todashorasentuhija:desdequeconocíloocurridoenestacasa,mepropusequelainfelizvíctimavolvieseati.¿Noquieresquevuelva?Puesyosoyelqueseva.Seríaun ladrón si comiese tupan,mientrasun ser que es carnede tu carnesufrehambre;simedejasecuidarenmienfermedad,mientrasesa infeliz talvezestápeorqueyoynoencuentraenelmundounamanoquelasostenga.Siellanovuelve,yonosoy tuhermano: soyun intrusoqueusurpa lapartedecariñoydebienestarquecorrespondeaotroser.Hermano,cadaunotienesumoral:latuyaeslaenseñadaporloscuras;lamíamelahecreadoyomismo,yaunquemenosaparatosa,talvezseamásrígida.Yennombredemimoral,yo te digo:Esteban, hermanomío, o tu hija viene, o yomevoy.Volveré almundo, a ser perseguido comouna bestia rabiosa; al hospital, a la cárcel, amorircomounperroenlacunetadeunacarretera;noséloqueserádemí;loúnicoquesédeciertoesquemevoymañana,hoymismo,paranodisfrutardeun minuto más de lo que no es mío. Yo, que considero un robo inicuo lausurpación de los bienes de la tierra por una minoría de privilegiados, nopuedoretenerasabiendasunbienestarqueperteneceporderechonaturalaunacriaturainfeliz.Únicamentepodríadisfrutarlocompartiéndoloconella.

Estebansehabíapuestodepie,conademándesesperado.

—Pero¿estásloco,Gabriel?¿Quieresdejarme?

¿Ylodicesconesatranquilidad?Tupresenciaaquíeslaúnicaalegríademividadespuésde tantasdesgracias.Mehe acostumbrado averte, necesitocuidarte, eresmi única familia; antes no tenía ninguna aspiración, vivía sinesperanza;ahoratengouna:vertesanoyfuerte.¿Ymedicesconesafrescuraquetevas...?No,noteirás....Esomefaltaba:traslahija,elhermano...¡Quemematendeunavez!¡SeñorDios,llévamecontigo...!

Y el sencillo servidor del templo levantaba susmanos con expresión desúplica,mientrassusojosseempañabanconlágrimas.

—Ten calma, Esteban. Hablemos como hombres, sin exclamaciones yllantos.Mírameamí:estoysereno,ynocreasporelloqueesmenosciertoquemeiréhoymismosinoaccedesamisúplica.

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—Pero ¿y ésa?, ¿dónde está, que con tanto interés abogas por ella?—preguntóEsteban—.¿Esque lahasvistoy lahashablado? ¿Esque está enToledo? ¿La has traído acaso, con tu audacia de incrédulo, a la mismacatedral...?

Gabriel, viéndolo lloroso y quebrantado por su amenaza de marcharse,creyóllegadoelmomentodecisivo,yabriólapuertadelcuartodeSagrario.

—Sal,muchacha;pideperdónatupadre.

ElVaradepalovioarrodilladaaunamujerenelcentrodeaquelcuartoenelquenuncaentraba,pormiedoarecordarlopasado.

Sumiradafuedeextrañeza.DespuésfijósusojosenGabriel,comosinoadivinasequiéneraaquellamujer.¿Quéfarsahabíapreparadosuhermano?

Con un impulso brutal, agarró lasmanos de lamujer y las separó de surostro, mirándola fijamente. Aun así, no la reconoció. Pasó mucho tiempocontemplándola, en medio de un silencio penoso. Poco a poco, en lasfacciones desfiguradas por la enfermedad fueron marcándose para él lasantiguaslíneas.Enlosojoslacrimososysinpestañasvioalgoquelerecordóla mirada azul de la hija perdida. Los labios amoratados, con profundasgrietas,semovíanquejumbrosos,murmurandosiemprelamismapalabra:

—¡Perdón...!,¡perdón!

Alavistadeaquellaruina,elpadresintióqueseveníaabajosucoraje.Susojosexpresaronunatristezainmensa,anonadadora.

Retrocedió de espaldas hasta la puerta de la habitación seguido por lajoven,queavanzabaderodillastendiéndolelasmanos.

—Hermano, está bien—dijo con desaliento—. Puedes más que yo:cúmplase tu voluntad.Que se quede, ya que así lo quieres. ¡Pero que no lavea...!Quedaos:quiensevasoyyo.

VI

LamáquinadecosersonabadesdeelalbahastalanocheenlacasadelosLuna. Este ruido metálico y el martilleo del zapatero eran las únicasmanifestacionesdetrabajoqueturbabanelsagradosilenciodelclaustroalto.

CuandoGabrielabandonabaellechoalsalirelsol,despuésdeunanochedepenosatos,encontrabayaenlasalitadeentradaaSagrariopreparandolamáquinaparaladiarialabor.Desdeeldíasiguientedesuvueltaalacatedralhabía quitado la funda a la máquina, dedicándose al trabajo con tenacidad

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taciturna,comounmediodepasarinadvertidaenlasClaveríasyquelagentelaperdonasesupasado.Laviejajardineraleproporcionabalabores,yelruidodelpespuntesonabaenlaantiguahabitación,mezclándosemuchasvecesconlasmelodíasdelarmóniumdelmaestrodecapilla.

ElVara de palo pasaba por su casa comouna sombra. Permanecía en lacatedraloenelclaustrobajo,nosubiendoasuhabitaciónmásqueencasosdenecesidad. Comía con la cabeza baja, para no mirar a su hija, que estabasentadaalotroextremode lamesayparecíapróximaaprorrumpiren llantoviéndose ante él.Un silencio penoso envolvía a la familia.DonLuis era elúnico que, en su inconsciencia de hombre distraído, no se percataba de lasituación, y charlaba alegremente con Gabriel de sus esperanzas y de susentusiasmos musicales. Todo lo encontraba natural, nada le sorprendía; lavueltadeSagrarioalhogarnolehabíacausadolamenorextrañeza.

Estebanhuíaunavezterminadalacomida,paranovolveracasahastalanoche.Despuésdelacenaseencerrabaensucuarto,dejandoasuhermanoyasuhijaenlasaladeentrada.LamáquinavolvíaaagitarseydonLuistecleabael armónium, hasta que sonaban las nueve y el Vara de plata cerraba laescaleradelatorre,agitandosumanojodellavesconunruidoqueequivalíaalantiguotoquedecubrefuego.

Gabrielseindignabacontralatenacidaddesuhermano.

—Vasamataralachica.Loquehacesnoesdignodeunpadre.

—Nopuedo,hermano:meesimposiblemirarla.Bastantehagocontolerarennuestracasaestascosas.¡Ay!,¡sisupierascómomeduelenlasmiradasdelagente...!

Enrealidad,habíasidomenordeloqueélesperabaelescándaloproducidoenlasClaveríasporlavueltadeSagrario.Estabatanafeadaporlaenfermedady las penalidades, se notaba en ella tal fatiga, que ninguna mujer sintióanimosidad contra ella. La protección enérgica de su tía Tomasa imponíarespeto.Además,aquellashembrassimples,depasionesinstintivas,nopodíansentirantesufealdadlaenvidiahostilqueinspirabanañosantessuhermosuray el noviazgo con el cadete. HastaMariquita, la sobrina del Vara de plata,encontraba cierta satisfacción para su amor propio protegiendo con unatoleranciadesdeñosaaaquellainfelizqueenotrotiempoatraíalaatencióndetodosloshombresquevisitabanelclaustroalto.

La curiosidad sólo turbó la calma de las Claverías durante una semana.Pocoapoco,lasmujeresdejarondeasomarsealapuertadelosLunaparaveraSagrarioinclinadaantelamáquina,ylamuchachasiguiósuvidalaboriosaytriste.

Gabriel salíapocode lahabitación.Pasaba losdías enteros al ladode la

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joven,queriendoreemplazarconsupresenciaelhostilalejamientodelpadre.Le dolía que se viese en su propia casa tan despreciada y sola como en elmundo.Algunas veces entraba a verles la tía Tomasa, animándolos con susoptimismos de anciana alegre. Le placía la conducta de su sobrina: trabajarmuchoparanosergravosaaltestarudodesupadreyayudaralsostenimientode la casa, que bien lo necesitaba. Pero no por esto había que matarsetrabajando.Calmaybuenhumor;estemaltiempootrotraería.Allíestabaella,para arreglarlo todo con el endemoniado Gabriel. Y alegraba la sombríahabitaciónconsusrisotadasysuspalabrasenérgicasdeviejasana.

OtrasvecesinvadíanlacasalosamigosdeGabriel,abandonandolatertuliadel zapatero. No podían resistir la ausencia de Luna: necesitaban oírle,consultarle, y hasta el mismo zapatero, cuando el trabajo no era urgente,abandonaba su mesilla, y oliendo a engrudo, con el mandil plegado en lacintura y la cabeza en turbantada de pañuelos, venía a sentarse junto a lamáquinadeSagrario.

Lajovenfijabaconadmiraciónlostristesojosensutío.Depequeñahabíaoído hablar a sus padres, siempre con cierto respeto, de aquel parienteextraordinarioquecorríalejanastierras.Lorecordabacomounavagasombraatravesando su amorosa embriaguez, cuando pasó unos cuantos días en lacatedral, antes de establecerse enBarcelona, asombrándolos a todos con lasrelacionesdesusviajesysuscostumbresdeextranjero.Ahoravolvíaaverle,envejecido,enfermocomoella,peroejerciendosobre losque le rodeaban lainfluenciamisteriosadesuspalabras,queerancomomúsicasobrenaturalparaaquellagentedeespíritupetrificado.

En medio de su tristeza, Sagrario no tenía otro placer que escuchar aGabriel. Ella era igual a aquellos hombres sencillos que olvidaban susocupacionesparabuscaraLuna,conelansiadeoírdesubocacosasnuevas.Gabrieleraelmundomodernoquedurantemuchosañoshabíapasadolejosdelacatedral,sinrozarlasiquiera,yentrabaporfin,asombrandoyconmoviendoaunpuñadodeseresqueaúnvivíanenelsigloXVI.

LaaparicióndeSagrariohabíacausadociertotrastornoenlavidadeLuna.Eramáscomunicativo;olvidabalareservaquesehabíaimpuestoalrefugiarseenel regazodepiedrade la iglesia;yanoseesforzabaporcallar,ocultandosuspensamientos.Lapresenciadeunamujerparecíaanimarle,despertandosuantiguoardordepropagandista.SuscompañerosveíanunGabrielmáslocuazy dispuesto a comunicarles las «cosas nuevas» que trastornaban el ordentradicionaldesuspensamientosymuchasnochesturbabansusueño.

Hablaban, discutían, consultando a Luna para que esclareciese susconfusas ideas, y sobre la voz de los hombres resaltaba el repiqueteo de lamáquinadecoser,siempreenactividad,comounecodeluniversaltrabajoque

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agitaba almundo,mientras la calma de la nada esparcía su silencio por lasentrañasdepiedradeltemplo.

Todos aquellos hombres, habituados a las faenas de la iglesia, lentas,regulares,calmosasyconlargosintervalosdedescanso,admirabanlanerviosaactividaddeSagrario.

—Sevaustedamatar, criatura—decíaelviejomanchadordelórgano—.Sébienloqueeseso.Algoparecidohagoyo,¡dalequedalealosfuelles!Ycuandoesunamisademuchamúsica,deesasquelegustanadonLuis,acaboporrenegardelórganoydequienloinventó,puesmerompolosbrazos.

—¡Eltrabajo!—dijoelcampaneroconénfasis—.¡Eltrabajoesuncastigode Dios! Ya sabéis su origen. Fue la pena eterna que el Señor impuso anuestrosprimerospadresalarrojarlosdelParaíso.Esunacadenaquesiemprellevaremosarrastrando.

—No,señor—repusoelzapatero—.Eltrabajoeslamayordelasvirtudes,segúnheleídoenlosperiódicos.Nadadecastigo.Laociosidadesmadredelvicio,yeltrabajounavirtud.¿Noesasí,donGabriel?

Yelzapaterillomirabaalmaestro,aguardandosuspalabrasconlamismaansiedaddelsedientoqueesperaelagua.

—Eltrabajo—dijoGabriel—noescastigonivirtud;esunaleyduraaqueestamossometidosparalaconservaciónpersonalydelaespeciehumana.Sineltrabajonoexistiríalavida.

Yconlamismaentonaciónardorosaconqueenotrostiemposconmovíaalasmuchedumbresenlasreunionesdeprotestacontralasociedad,describíaaaquellamediadocenadehombresyalatristecosturera,quecesabademoverlamáquina para escucharle, la grandeza del trabajo universal, que todos losdíasfatigabaalatierraparavencerlayobligarlaasustentaraloshumanos.

Era un combate, cada veinticuatro horas, con las fuerzas ciegas de laNaturaleza.Elejércitodel trabajoseextendíapor todoelglobo:arañaba loscontinentes, saltaba a las islas, surcaba elmar, descendía a las entrañas delsuelo. ¿Cuántos eran sus soldados? ¡Quién podía contarlos! Millones ymillones.Alrompereldíanadiefaltabaalalista:lasbajaseranreemplazadas,los claros que la miseria y la desgracia abrían en sus filas se llenabaninmediatamente.Apenascomienzaasalirelsol,soplasuhumolachimeneadelafábrica,elmartillorompelapiedra,lalimamuerdeelmetal,rasgaelaradolatierra,seenciendeelhorno,muevelabombasupistón,suenaelhachaenelbosque, corre la locomotora entre chorros de vapor, chirría la grúa en elpuerto, corta el navío las espumasy tiembla en su estela el barquichuelodepescaarrastrandolasredes.Nadiefaltaa larevistadel trabajo: todoscorren,impulsados por el miedo al hambre, desafiando el peligro, no sabiendo si

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llegaránalanoche,sielsolqueseelevasobresuscabezasseráelúltimodesuvida.Yestaconcentracióndiariadefuerzashumanasocurreenlaprimeraluzdel alba en todas partes del mundo, allí donde los hombres se han juntadoformando pueblos y constituyendo sociedades, o donde viven en elaislamiento entregados a sus fuerzas. El cantero rompe la piedra con sumartillo,yalvencerlaseenvenenatragandoelpolvoeninvisiblespartículas;cada martillazo se lleva un fragmento de su vida. El minero desciende alinfiernodelostiemposmodernos,sinmásguíaquelachispadesulinterna,yarrancadelascapasdelasprimerasedadesreliquiasdelainfanciadelatierra,los árboles carbonizados que dieron sombra a lasmonstruosas bestias de laprehistoria.Lejosdel sol yde la vida, desafía a lamuerte, lomismoque elalbañil, que, despreciando el vértigo, trabaja con los pies sobre frágil tabla,admiradopor lasaves,queextrañan lapresenciaenelespaciodeunanimalsinalas.

Elobrerode las fábricas, convertidoporunprogresodesviadoy fatal enesclavodelamáquina,vivejuntoaellacomounaruedamás,comounresortedecarne,luchandosucansanciofísicoconlamusculaturadehierroquenosefatiga,embrutecidodiariamenteporlacadenciaensordecedoradelospistonesy las ruedas, para darnos los innumerables productos de la industria queresultanindispensablesenlavidadelacivilización.

Yestosmillonesymillonesdehombresquesostienenlaexistenciade lasociedad, que combaten por ella con las fuerzas de la Naturaleza ciegas ycrueles,quetodaslasmañanasvuelvenalalucha,viendoenestemonótonoycontinuosacrificiolaúnicamisióndesuexistencia,formanlainmensafamiliade los asalariados, viviendo de las sobras de una minoría privilegiada/contentándose para subsistir con pequeñísimas cantidades de lo que aquélladesprecia, y sometida a un tipo remunerador siempre el más bajo, sinesperanzadeahorroydeemancipación.

—Esaminoríaegoísta—decíaGabrielalllegaraestepunto—eslaquehafalseadolaverdad,queriendopersuadiralamayoríadelosexplotadosdequeeltrabajoesunavirtudyquelaúnicamisióndelhombresobrelatierraeslade trabajar hasta que perezca. Esta moral, inventada por los grandescapitalistas,abusade laciencia,afirmandoque loscuerpossólovivensanosdedicándose al trabajo y que la inacción esmortal; pero se callan lo que lacienciaañade,oseaqueel trabajoexcesivodestruyea loshombresconunarapidezinfinitamentemayorquesiviviesenenholganza.Diganenbuenahoraqueeltrabajoesunanecesidaddolorosaparalaconservacióndelavida,perono digan que es una virtud, pues el reposo y la dulce inactividad son másgratos al hombre y a todos los animales que el movimiento y la fatiga. Lafábula del Paraíso, la sentencia del Dios bíblico imponiendo el castigo desudardefatigaparaganarlasubsistencia,demuestraqueentodoslostiempos

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lamoralnatural consideró el reposocomoel estadomásgrato al hombre,yque el trabajo debe reputarse como unmal indispensable para la existencia,peromal al fin.Con arreglo al instinto de conservación, la humanidad sólodebíatrabajarlonecesarioparalasubsistencia.Perocomolainmensamayoríade ella no trabaja sólo para sí, sino para el provecho de una minoría deexplotadores, éstos la exigenque trabaje todocuantopueda, aunqueperezcapor exceso de esfuerzo, y así ellos se enriquecen acaparando el sobrante deproducción.Suinterésesqueelhombretrabajemásdeloquenecesitaparaél;queproduzcamásde loqueexigensusnecesidades.Enesesobranteestásuriqueza, y para lograrlo ha inventado una moral monstruosa y antihumana,que,pormediodelareligiónyaundelafilosofía,ensalzalafatiga,diciendoqueeltrabajoeslamáshermosadelasvirtudesylainactividadlafuentedetodoslosvicios....Aestohayquepreguntar:silaociosidadesunvicioenlospobres,¿porquéapareceentrelosricoscomounsignodedistinciónyhastadeelevación de espíritu?Si el trabajo es lamayor de las virtudes, ¿por qué seafananloscapitalistasenamontonarriquezasparalibrarseellosylibrarasusdescendientesdelaprácticadetalvirtud?¿Porquéesasociedadqueensalzaeltrabajo con losmás poéticos conceptos relega al trabajador a la última fila?¿Por qué acoge con más entusiasmo a cualquier soldado que estuvo en labatallatalocual,quealviejoobreroquehapasadosesentaañospracticandoeltrabajo,sinquenadiesefijeenélnileagradezcatantavirtuosidad...?

Los servidores de la catedral movían la cabeza con muestras deasentimientooyendo a sumaestro.Le admiraban comoadmiran siempre lasgentessencillasalosquedesciendenhastaellasparaejercerelapostoladodelasnuevasideas.

ElcontinuoroceconGabrielhacíagerminarensuscerebros,petrificadosporelambientetradicional,unmusgodeideassemejantealasmicroscópicasvegetaciones con que las lluvias del invierno cubrían los contrafuertesberroqueñosdeltemplo.Habíanvividohastaentoncesresignadosconlavidaque les rodeaba, moviéndose como sonámbulos en la frontera indecisa queseparaelalmadelinstinto,ylainesperadapresenciadeaquelfugitivodelasbatallas sociales era el empellón que, los lanzaba en pleno pensamiento,caminandoatientas,sinmásluzqueladelmaestro.

—Vosotros—añadíaGabriel—nosufrís laesclavituddel trabajocomolosque viven en plena explotación moderna. La Iglesia no os exige grandesesfuerzos,elserviciodeDiosnoosdestruyepormediode la fatiga,peroosmata de hambre. Existe una desigualdadmonstruosa entre lo que ganan losquecantansentadosenelcoroyvosotrosqueprestáisalcultoelesfuerzodevuestrosbrazos.Nomoriréisdecansancio,esverdad;cualquierobrerodelasciudadesreiríadelopocofatigososquesonvuestrosoficios;perolanguidecéisdemiseria.Eneseclaustro seencuentran losmismosniñosanémicosde los

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barrios obreros. Veo lo que coméis y lo que cobráis. La Iglesia paga a susservidorescomoenlaépocadelafe:creequeaúnestáenlostiemposenquelospueblosenterosselanzabanaltrabajoconlaesperanzadeganarelcieloylevantabancatedralessinmásrecompensapositivaqueelcalderoderanchoylasbendicionesdelobispo.Ymientrasvosotros,seresdecarnequenecesitáisnutriros, engañáis vuestro estómago y el de vuestras mujeres e hijos conpatatasypan,abajo, las imágenesdepalosecubrendeperlasyoro,conunlujo estúpido, sin que se os ocurra preguntar por qué el ídolo que no sientenecesidadeshadeserrico,mientrasvosotrosnopodéissatisfacerlasvuestrasviviendoenlamiseria.

Se miraban con asombro los oyentes, cual si les deslumbrasen estaspalabras.Dudabanunmomento,comoasustados,ydespuéslafedelcreyenteiluminabasusrostros...

—¡Esverdad!—decíaelcampaneroconvozsombría.

—¡Es verdad!—repetía el zapatero, poniendo en sus palabras toda laamargura de aquella vida demiseria que venía arrastrando con una familiacadavezmayor,ysinotroauxilioqueeltrabajoineficaz.

Sagrariocallaba,nocomprendiendomuchasdelasafirmacionesdesutío,pero lasacogía todascomobuenas,porserdeél, sonandoensusoídoscualmúsicadeliciosa.

LafamadeGabrielsedifundíaentreelpersonalhumildedeltemplo.Losdomésticos de la Primada se hacían lenguas de su sabiduría. Los clérigosfijábanseenél,ymásdeunavezelcanónigobibliotecario,alpasearseporelclaustroaltoenlastardeslluviosas,habíaintentadohacerhablaraLuna.Peroel fugitivo, por un resto de prudencia,mostrábase con las sotanas, como éldecía,fríamentecortésyreservado,temiendoqueleexpulsaránsimanifestabasupensamiento.

Sólo un clérigo de los que veía en el claustro alto le había inspiradoconfianza.Eraun jovencitode aspectomiserable, con loshábitos raídos;uncurademonjasdeunodelosinnumerablesconventosdeToledo.Teníasieteduros al mes por todomedio de vida y unamadre vieja a quienmantener,sencilla labradoraque sehabíaquitadoelpande labocaparadar carreraalhijo.

—Ya ve usted,Gabriel—decía el curita—. Tanto sacrificio, para venir aganar menos de lo que gana un gañán en mi pueblo. ¿Y para esto meordenaroncontantoaparato?¿Paraestocantémisaenmediodegranpompa,comosialdesposarmeconlaIglesiameunieseconlariqueza?

SumiserialehacíaunesclavodedonAntolín.Enelúltimoterciodelmessepresentabacasitodoslosdíasenelclaustroparaablandarconsusruegosal

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Vara de plata y decidirle a un préstamo de unas cuantas pesetas.Adulaba aMariquita,quenopodíamostrarseesquivaconélapesardesusotana.

—Es muy bien parecido—decía a las mujeres de las Claverías, con elentusiasmo que le inspiraba todo hombre—.Me gusta verle al lado de donGabrielyoírlescuandohablanpaseandoporelclaustro.Parecendosgrandesseñores.SumadrelepusoMartín,sindudaporqueseparecealSanMartíndeesepintorquellamanelGrecoyqueestáennorecuerdoquéparroquia.

ElhalagaradonAntolíneraempresamásardua,yelpobrecurita sufríamuchoparatenerpropicioalavaro,queseirritabasinoledevolvíanatiemposuspréstamosmezquinos.ElVaradeplata,ensuafánautoritario,gustabadetener bajo su voluntad a un sacerdote, a un igual, para que viesen en lasClaverías que nomandaba únicamente en la gentemenuda.DonMartín erapara él un criado con sotana, al que hacía comparecer todas las tardes condiversospretextos.Sesatisfacíateniéndolohorasenteraspaseandofrenteasucasa,conlaobligacióndeescucharleyapoyartodassuspalabras.

Algunas veces, Gabriel sentía lástima ante la dependenciamoral en quevivíaelpobrejoven,yabandonandoasusobrina,salíaalclaustroparaunirseaellos.Notardabanlosamigosenbuscarle;yahoraelcampanero,despuéselmanchador,luegoelpertiguero,elperrerooelzapaterín,ibanagregándosealgrupo de que era núcleo el Vara de plata. A don Antolín le gustaba verserodeadoportantagente,nocreyendoquefueseGabrielquienlaatraía,sinosuautoridad,queinspirabamiedoyrespeto.

No reconociendo igualdadmásqueenLuna, sóloaéldirigía supalabra,comosilosdemásnotuvieranotrodeberqueescucharleensilencio.Sialgunohablaba, fingíanooírloy seguíadirigiéndose aGabriel.Mariquita, desde lapuerta de su casa, arrebujada en un mantón, los seguía con la vista,participandodelorgullodesutíoalverquetodosseagrupabanentornodeél,acompañándoloensuspaseosporelclaustro.Laproximidaddetantohombreparecíamarearla.

—¡Tío...! ¡Don Gabriel...!—decía con voz mimosa—. Entren ustedes;dentrodecasaestaránmejor;mirenque,aunquehacesol,latardeesfría.

Peroeltíonoprestabaatenciónaestaspalabrasyseguíapaseandoporellado del claustro bañado por el sol, hablando campanudamente de su temafavorito:delapobrezapresentedelacatedralysugrandezaenotrostiempos.

—Esteclaustroenqueestamos—decía—,¿creenustedesqueloedificaronparaquesirvieraderefugioalagenteseglaryhumildequehoylohabita?Noseñor; la iglesia, aunque generosa, no hubiera levantado estas habitaciones,con sus patios interiores y sus columnitas, para los Varas de palo, elpertiguero,etc.Esteclaustro,quehabíadesertangrandeyhermosocomoel

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deabajo, locomenzóelcardenalCisneros—donAntolínse llevó lamanoalbonete—paraqueviviesenenél,sujetosareglasconventuales,loscanónigosdelacatedral.Peroteníanmuchodineroloscanónigosdeentonces,eranunosgrandes señores, y no podían vivir aquí encerrados. Todos protestaron; elcardenal,queteníamalaspulgas,quisometerlosencintura,yunodeellosfuecon la queja a Roma, enviado por sus camaradas. Cisneros, como eragobernador del Reino, puso guardias en todos los puertos, y el canónigoemisario fue hechoprisionero al ir a embarcarse enValencia.Total, que losseñoresdelcabildo,despuésdeungranpleitosesalieronconlasuya,viviendofueradelaPrimada,ylasClaveríasquedaronsinconcluir,conestetechobajoy esta barandilla, todo provisional... Pero aun siendo como es este claustro,hanvividoreyesenél.AquípasóvariosdíaselgranmonarcaFelipeII.¡Quétiemposaquéllos!Teniendopalaciosasudisposición,losreyespreferíanviviren estos cuartos, por estar dentro de la catedral, cerca de Dios.... A talesmonarcas,talespueblos.PorestoEspañafuemásgrandeentoncesquenunca,yéramoslosamosdelmundo,yhabíadineroygrandeza,ysevivíafelizenlatierra,conlacertezadealcanzarelcielodespuésdemuerto.

—Esoesverdad—dijoelcampanero—.Aquélloseranlosbuenostiempos,y por quevolviesen fuimosmuchos a tiros en lasmontañas. ¡Ay, si hubieratriunfadodonCarlos!¡Sinohubiésemostenidotraidores...!¿Verdad,Gabriel?Tú,quehicistelaguerralomismoqueyo,podrásdecirsitengorazón.

—Calla,Mariano—dijoGabrielsonriendotristemente—.Nosabesloquedices.Tútebatisteydistetusangreporunacausaqueaúnnoconocesaestashoras.Fuistealaguerratanciegocomoyo.Nopongasesacaradeasombro,nointentesprotestar.Ysino,vamosaver:¿quédeseabastúalbatirtepordonCarlos?

—¿Yo?Puesantetodo,quelediesenacadacuallosuyo.¿Leperteneceasufamilialacorona?Puesqueseladen.

—¿Yesoestodo?—preguntóLunacondisplicencia.

—Esoeslodemenos.Loqueyoqueríayquieroesquelanacióntengaunbuenamo,unseñorrecto,excelentecatólico,que,sinmonsergasde leyesnideCortes,nosgobierneatodosconelpanenunamanoyelpaloenlaotra.Alpillo,¡garrotazo!,yalhonrado,«¡Venganesoscinco!,¡ustedesmiamigo...!»Unreyquenopermitaqueelricoatropellealpobreyseburledeél,quenodejequenadiesemueradehambrequeriendotrabajar...Vamos,creoquemeexplico.

—¿Yesocreestúqueexistíaenotraépocayquetureyvaarestaurarlo?Esos siglos que os pintan como de grandeza y bienestar son justamente losmásmalosdenuestrahistoria,lacausadeladecadenciaespañola,elprincipiodetodosnuestrosmales.

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—¡Alto ahí,Gabrielillo!—dijo elVara de plata—.Tú sabrásmucho, hasviajado y leído más que yo, pero eso no cuela. Estoy algo enterado de lacuestiónynovoyapermitirqueabusesdelaignoranciadeMarianoytodoséstos. ¿Cómo puedes decir que aquellos tiempos fueron malos y que ellostienen la culpa de lo que ahora nos ocurre? El verdadero culpable es elliberalismo, el descreimiento de la época, el habersemetido el demonio ennuestracasa.España,cuandodudadesusreyesynotienefeenelcatolicismo,escomouncojoquesuelta lasmuletasysevienealsuelo.Sinel tronoyelaltarnosomosnadie;y lapruebala tienesenloquenosestápasandodesdeque tuvimos revoluciones. Nos quitan las islas; no pintamos nada entre losdemáspueblos;losespañoles,quesonloshombresmásvalientesdelmundo,se ven derrotados; no hay una peseta, y todos esos señores que charlan enMadrid votan nuevas contribuciones y siempre estamos entrampados.¿Cuándosevioestoenotrostiempos?¿Cuándo...?

—Sevieroncosaspeores,másvergonzosas—dijoLuna.

—Túestásloco,muchacho.Esosviajestehancorrompido;hastacreoquetienesmuypocodeespañol.¡Mirenustedesquenegarloquetodoelmundosabe, lo que enseñan hasta en las escuelas...! ¿Y los Reyes Católicos erancualquiercosa?Nonecesitaslibrosparasaberlo.EntraenelcoroyverásenlasilleríabajatodaslasbatallasquelosreligiososmonarcasganaronalosmorosconelapoyodeDios.ConquistaronGranadayarrojaronalosinfielesquenostuvieron siete siglos en la barbarie. Después vino el descubrimiento deAmérica.¿Quiénpodíahacereso?Nosotrosynadiemásquenosotros:aquellabuena reina que empeñaba sus joyas para que el benditoColón realizara suviaje. Esto nome lo negarás,me parece. ¿Y el emperador CarlosV? ¿Quétienesquedecirdeél?¿Conocesunhombremásextraordinario?LespegóatodoslosreyesdeEuropa;mediomundoerasuyo:«elsolnoseponíanuncaen susdominios»; los españoles éramos los amosde la tierra.Esto tampocopodrásnegarlo.YnodigamosnadadedonFelipeII,unmonarcatansabio,tanastuto,quehacíabailarasugustoalosreyesdeEuropacomosilestirasedeunhilillo....TodoparamayorgloriadeEspañayesplendordelareligión.Devictoriasygrandezasnodigamos.SisupadrevencióenPavía,élreventabaalos enemigos en San Quintín. ¿Y qué me dices de Lepanto? Abajo, en lasacristía, están guardadas las banderas de la nave quemontaba don JuandeAustria.Túlashasvisto:unadeellasllevalaimagendeJesúscrucificado,ysontangrandes,tangrandes,quealcolgarlasdeltriforiumhayquerecogerlaspuntas para que no toquen el suelo. ¿Tampoco fue nada lo de Lepanto...?¡Vamos,Gabriel,quehayqueestarlocoparanegarciertascosas!SihahabidoquematarmorosparaquenoseapoderasendeEuropa,poniendoenpeligrolafe cristiana, ¿quién lohahecho?Los españoles.Que los turcos amenazabanconapoderarsedelosmares:¿quiénlessalíaalpaso?EspañaconsudonJuan.Y para descubrir un mundo nuevo, los barquitos de España; y para dar la

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vuelta a la tierra, otro español,Magallanes; ypara todo logrande,nosotros,siemprenosotros,enaquellaépocadereligiónybienestar.¡Ynodigamosdesabiduría!Aquellos siglos produjeron los hombresmás famosos de España,grandes poetas y eminentísimos teólogos.Nadie les ha igualado después.Ypara demostrar que la religión es fuente de toda grandeza, los más ilustresescritores llevaban hábitos de sacerdote... Adivino lo que podrás argüírme.Que tras unos monarcas tan gloriosos, vinieron otros menos grandes ycomenzó la decadencia. También sé algo de esto: lo he oído decir albibliotecariodelacatedralyaotraspersonasdegranciencia.Peroestonadasignifica.SondesigniosdeDios,queponeapruebaa lospueblos, lomismoquealaspersonas,haciéndolesbajardelaaltura,pararemontarlesdenuevosive que perseveran en el buen camino... Pero no hablemos de esto. Si hubodecadencia, nada queremos saber de ella. Deseamos el pasado glorioso, losbrillantessiglosdelosReyesCatólicos,dedonCarlosydelosdosFelipes,yaellos nos dirigimos cuando hablamos de que España vuelva a sus buenostiempos.

—Puesesossiglos,donAntolín—dijoGabrielconcalma—,sonlosdeladecadencia española; en ellos se inicia nuestra ruina. No me extraña suindignación: usted repite lo que le han enseñado. Gentes hay por ahí demayoresestudios,quenoseirritanmenossilestocanloquellamannuestrossiglosdeoro.Esculpadelaeducaciónquesedaenestepaís.LaHistoriaesunamentira; para saberla tanmal,mejor sería ignorarla. En las escuelas seenseñaelpasadodelpaísconuncriteriosemejantealdelsalvaje,queaprecialosobjetosporelbrillo,noporsuvaloryutilidad.Españahasidograndeyestuvoencaminode ser laprimeranacióndelmundoporméritos sólidosypositivos que no hubiesen podido quebrantar los azares de la guerra y lapolítica. Pero esto fue antes de esos siglos que usted ensalza, antes de losmonarcas extranjeros; en la Edad Media, que hacía presagiar muchasesperanzas,desvanecidasdespuésalconsolidarselaunidadnacional.NuestraEdadMediaprodujounpuebloculto, industriosoycivilizadocomoningunode los delmundo.Se amontonaron en ella losmateriales para construir unanación grande; pero llegaron arquitectos de fuera y levantaron este edificio,cuyos primeros años de existencia asombran a usted con el esplendor de lanovedad,peroentrecuyasruinascaminamosahora.

Gabrielolvidabatodaprudenciaenelardordeladiscusión.NoleinspirabamiedoelVaradeplataconsugestodeinquisidor incapazderazonamientos;quería convencerle; sentía el ardor, el impulso irresistiblede sus tiemposdeproselitismo, y hablaba sin recatar sus pensamientos, sin buscarles ningúndisfrazporconsideraciónalambientequelerodeaba.DonAntolínleoíaconasombro, fija en él su mirada fría. Los otros escuchaban presintiendoconfusamente lo extraordinario de tales ideas emitidas en el claustro de unacatedral. Don Martín, el cura de las monjas, a espaldas de su avariento

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protector,mostrabaensusojoslaavidezsimpáticaconqueacogíalaspalabrasdeLuna.

Describía éste al pueblo hispano-romano, sobre el que había pasado lainvasión goda sin causar gran mella. Antes bien, el conquistador se habíaempapado de la degeneración bajo-latina, quedando sin fuerzas,corrompiéndoseenluchasteológicaseintrigasdedinastíasemejantesalasdeBizancio.LaregeneraciónnollegabaaEspañaporelNorte,conlashordasdebárbaros, sepresentabapor lapartemeridional, con losárabes invasores.Alprincipioeranmuypocos,ysinembargo,bastabanparavenceraRudericoysus corrompidos próceres. El instinto de la nacionalidad cristianarevolviéndosecontralosinvasores,elreplieguedetodaelalmaespañolaalosriscos de Covadonga para caer de nuevo sobre el conquistador, era unamentira.LaEspañadeentoncesrecibióconagradoalasgentesqueveníandeÁfrica;lospueblosseentregabansinresistencia;unpelotóndejinetesárabesbastaba para que se abriesen las puertas de una ciudad. Era una expedicióncivilizadora, más bien que una conquista, y una corriente continua deemigraciónseestablecióenelEstrecho.Porélpasabaaquellaculturajovenyvigorosa,de rápidoyasombrosocrecimiento,quevencíaapenasacababadenacer:unacivilizacióncreadaporelentusiasmoreligiosodelProfeta,quesehabíaasimiladolomejordeljudaismoylaculturabizantina,llevandoademásconsigolagrantradiciónindia,losrestosdelaPersiaymuchodelamisteriosaChina.EraelOrientequeentrabaenEuropa,nocomo losmonarcasasirios,por la Grecia, que les repelía, viendo en peligro su libertad, sino por elextremoopuesto,porlaEspaña,esclavadereyesteólogosyobisposbelicosos,que recibía con los brazos abiertos a los invasores. En dos años seenseñorearon de lo que luego costó siete siglos arrebatarles. No era unainvasiónquesecontieneconlasarmas:eraunacivilizaciónjovenqueechabaraícesportodoslados.Elprincipiodelalibertadreligiosa,eternocimientodelas grandes nacionalidades, iba con ellos. En las ciudades dominadas,aceptabanlaiglesiadelcristianoylasinagogadeljudío.Lamezquitanotemíaalostemplosqueencontrabaenelpaís:losrespetaba,colocándoseentreellossin envidia ni deseo de dominación. Del siglo VIII al XV se fundaba y sedesarrollaba la más elevada y opulenta civilización de Europa en la EdadMedia.Mientras los pueblos del Norte diezmábanse en guerras religiosas yvivíanenunabarbariede tribu, lapoblacióndeEspañaseelevabaamásdetreintamillones,revolviéndoseyamasándoseenellatodaslasrazasytodaslascreencias, con una infinita variedad engendradora de poderosas vibracionessociales, semejante a la delmoderno pueblo americano.Vivían confundidoscristianosymusulmanes,árabespuros,sirios,egipcios,mauritanos,judíosdetradición hispánica y judíos de Oriente, dando lugar a los cruzamientos ymesticismos de mozárabes, mudejares, muladíes y hebraizantes. Y en estafecundaamalgamadepueblosyrazasentrabantodaslasideas,costumbresy

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descubrimientosconocidoshastaentoncesenlatierra;todaslasartes,ciencias,industrias, inventos y cultivos de las antiguas civilizaciones, brotando delchoquenuevosdescubrimientosycreadorasenergías.Laseda,elalgodón,elcafé,elpapel, lanaranja,el limón,lagranada,elazúcar,veníanconellosdeOriente,asícomolasalfombras,lostisúes,lostules,losadamasquinadosylapólvora.Conellostambiénlanumeracióndecimal,elálgebra,laalquimia,laquímica,lamedicina,lacosmologíaylapoesíarimada.Losfilósofosgriegos,próximosadesaparecerenelolvido,sesalvabansiguiendoalárabeinvasorensus conquistas. Aristóteles reinaba en la famosa Universidad de Córdoba.Nacía el espíritu caballeresco entre los árabes españoles, apropiándoselodespués los guerreros delNorte, como si fuese una cualidad de los puebloscristianos.MientrasenlaEuropabárbaradelosfrancos,losanglonormandosylos germanos el pueblo vivía en chozas y los reyes y barones anidaban encastillos de rocas ennegrecidos por las hogueras, comidos por parásitos,vestidos de estameña y alimentados como los hombres prehistóricos, losárabesespañoleslevantabansusfantásticosalcázares,y,comolosrefinadosdela antigua Roma, reuníanse en los baños para conversar sobre cuestionescientíficasoliterarias.SialgúnmonjedelNortesentíalacomezóndelsaber,venía a las universidades árabes o las sinagogas judaicas de España, y losreyes de Europa se creían salvos en sus enfermedades si, en fuerza de oro,podíanproporcionarseunmédicohispánico.

Ycuandopocoapocoelelementoautóctonoseseparadelinvasorysurgenlaspequeñasnacionalidadescristianas,losárabesylosantiguosespañoles—siesquedespuésdelincesantecruzamientodesangrepuedemarcarseunlímiteentre las dos razas—pelean caballerescamente, sin exterminarse luego de lavictoria, estimándose mutuamente, con grandes intervalos de paz, como siquisieranretrasarelmomentodeladefinitivaseparaciónyuniéndosemuchasvecesparaempresascomunes.UnrégimendelibertadimperaenlosEstadoscristianos.SurgenlasCortesmuchoantesqueenlospaísesseptentrionalesdeEuropa, y los pueblos españoles se gobiernan y regulan sus gastos por símismos, viendo sólo en el monarca un jefe militar. Los municipios sonpequeñas repúblicas, con susmagistrados electivos. Lasmilicias ciudadanasrealizan el ideal del ejército democrático. La Iglesia, compenetrada con elpueblo,viveenpazconlasotrasreligionesdelpaís;unaburguesíainteligentecreaenelinteriorpoderosasindustriasyarmaenlascostaslaprimeramarinade la época, y los productos españoles son losmás apreciados en todos lospuertos de Europa. Existían ciudades tan populosas como las modernascapitalesdelmundo;poblacionesenteraseraninmensasfábricasdetejidos;secultivabatodoelsuelodelaPenínsula.

Los Reyes Católicos marcaron el apogeo de las fuerzas nacionales y elprincipiodesudecadencia.SureinadofuegrandeporqueseprolongóhastaélelimpulsodelasenergíasincubadasporlaEdadMedia;fueexecrableporque

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su política torció los derroteros de España, impulsándonos al fanatismoreligiosoyalasambicionesdeuncesarismouniversal.AdelantadosendosotressiglosalrestodeEuropa,eraEspañaparaelmundodeentoncesloqueesInglaterra para nuestra época. De seguir la misma política de toleranciareligiosa, de confusión de razas, de trabajo industrial y agrícola, conpreferenciaalasempresasmilitares,¿dóndeestaríamosahora?

Gabriel hacía esta pregunta interrumpiendo su calurosa descripción delpasado.

—El renacimiento—continuó Luna—fue más español que italiano. EnItaliarenacieronlasbellasletrasdelaantigüedadyelartegrecorromano;peronotodoelRenacimientofueliterario.ElRenacimientorepresentaelsurgiralavidadeunasociedadnueva,concultivos,industrias,ejércitos,conocimientoscientíficos, etc. ¿Y esto quién lo hizo sino España, aquella España árabe-hebreo-cristianadelosReyesCatólicos?ElGranCapitánenseñóalmundoelarte de guerrear moderno; Pedro Navarro fue un ingeniero asombroso; lastropas españolas las primeras en usar las armas de fuego, creándose así lainfantería,quedemocratizólaguerra,dandosuperioridadalpueblosobrelosnoblesjinetescubiertosdehierro.EspañafuequiendescubriólaAmérica.

—¿Y te parece poco todo eso?—interrumpió don Antolín—. ¿Noconvienesen lomismoqueyodecía?¿SehanvistonuncaenEspaña tantasgrandezasjuntascomoenlaépocadeaquellosreyesqueporalgosellamaronCatólicos?

—Reconozco que fue un gran período de nuestra historia, el últimoverdaderamente glorioso, el postrer rayo que lanzó antes de extinguirse laúnicaEspañaquehamarchadopor el buencamino.Pero antesdemorir losReyesCatólicosyaempiezaladecadenciaaldescuartizarseelcuerpojovenyrobustodelaEspañaárabe,cristianayhebrea.Tieneustedrazón,donAntolín:poralgose llamabanCatólicosaquellos reyes.Establece la InquisicióndoñaIsabel con su fanatismo de hembra. La ciencia apaga su lámpara en lamezquitaylasinagogayocultaloslibrosenelconventocristiano,viendoqueesllegadalahoraderezarmásquedeleer.Elpensamientoespañolserefugiaenlasombra,tiembladefríoysoledad,yacabapormorir.Loquerestadeélsededicaalapoesía,alacomedia,alosescarceosteológicos.Lacienciaesuncaminoqueconducealahoguera.Despuéssobrevieneunanuevacalamidad,laexpulsióndelosjudíoshispánicos,tancompenetradosconelespíritudeestepaís,tanamantesdeél,queaúnhoy,despuésdecuatrosiglos,esparcidosporlas riberas del Danubio o del Bosforo, son españoles y lloran en viejocastellanolapatriaperdida:

PerdimoslabellaSión;

perdimostambiénEspaña,

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nidodeconsolación.

Aquel pueblo que había dado a la ciencia de la Edad Media unMaimónidesyeraelsostenedordelaindustriayelcomerciohispánicos,salióenmasadenuestropaís.España,engañadaporsuextraordinariavitalidad,seabríalasvenasparacontentaralnacientefanatismo,creyendosobrellevarsinpeligro esta pérdida. Después viene lo que un escritor moderno llama «elcuerpo extraño» interponiéndose en nuestra vida nacional: los Austrias quereinanyEspañaquepierdeparasiempresucarácterymuere.

—Gabriel—interrumpió el sacerdote—, eso que dices son disparates. LaverdaderaEspañaempiezaconelEmperadorysigueigualmentegloriosacondonFelipeII.Ésaes laEspañacastizaquedebeservirnosdeejemploya lacualqueremosvolver.

—No;laEspañacastiza,laEspañaespañola,sinmezcladeextranjerismo,esladeloscristianosmezcladosconárabes,morosyjudíos,ladelatoleranciareligiosa,ladelengrandecimientoindustrialyagrícolaylosmunicipioslibres,la que muere bajo los Reyes Católicos. Lo que viene luego es la Españateutónicayflamenca,convertidaenunacoloniadeAlemania,sirviendocomoun soldadomercenario bajo banderas extranjeras, arruinándose en empresasquenada le interesaban,derramando lasangreyeloropor loscompromisosdel llamado Sacro ImperioRomanoGermánico. Comprendo el encanto queejerceelEmperadorsobreloscaracteresestacionarios,adoradoresdelpasado.¡Una gran persona el tal don Carlos! Valeroso en el combate, astuto en lapolítica, alegre y campechano como un burgomaestre de su país; grancomedor,granbebedoryaficionadoatomarporeltallealasmuchachas.Peronohabíaenélnadadeespañol.Laherenciadesumadresólo laaprereciabacomobuenapara explotarla.Españaesuna siervadelgermanismo,pronta adarcuantoshombresselapidanyasatisfacerempréstitosytributos.TodalavidaexuberantealmacenadaenestesueloporlaculturahispanoárabedurantesigloslaabsorbeelNorteenmenosdecienaños.Desaparecenlosmunicipioslibres; sus defensores suben al cadalso enCastilla y enValencia; el españolabandonaelaradoyel telarparacorrerelmundoconelarcabuzalhombro;lasmiliciasciudadanassetransformanenterciosquesebatenentodaEuropasin saber por qué ni para qué; las ciudades industriosas descienden a seraldeas; las iglesias se tornan conventos; el clérigo popular y tolerante seconvierteenfraile,quecopia,porimitaciónservil,elfanatismogermánico;loscampos quedan yermos por falta de brazos; sueñan los pobres con hacersericosenelsaqueodeunaciudadenemiga,yabandonaneltrabajo;laburguesíaindustriosaseconvierteenplanteldecovachuelistasygolillas,abandonandoelcomerciocomoocupaciónvil,propiadeherejes,ylosejércitosmercenariosdeEspaña, tan invictosygloriosos comodesarrapados, sinmáspagaqueelroboyencontinuasublevacióncontra los jefes, infestannuestropaísconun

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hampamiserable,delaquesalenelespadachín,elpordioserocontrabuco,elsalteador de caminos, el santero andante, el hidalgo hambrón y todos lospersonajesquedespuésrecogiólanovelapicaresca.

—¡Pero Gabriel de los demonios!—dijo, indignado, el Vara de plata—,¿negarásquedonCarlos, que edificó elAlcázar deToledo, ydonFelipe II,quevivióenestemismoclaustro,fuerondosgrandesreyes...?

—Noloniego:fuerondoshombresextraordinarios,dosgrandesmonarcas;peromataron aEspaña para siempre. Fueron dos extranjeros, dos alemanes.Felipe II se revistió de un falso españolismo para continuar la políticagermánicadesupadre.Estamáscaranoscausógrandaño,puesaúnquedanhoy muchos que la admiran como la más castiza representación delespañolismo.Hayparavolverselocoantelasabsurdasconjeturasylasfaltasdeverdadqueinspiranaquellaépoca.MuchoscatólicossueñanconcanonizaraFelipeIIporlacrueldadfríaconqueexterminabaalosherejes:eltalreynoteníaotrocatolicismoqueelsuyo;eraunherederodelcesarismogermánico,eterno martillo de los papas. Arrastrado por la soberbia, bordeabacontinuamente el cisma y la herejía. Si no rompió con el Pontificado fueporque, temiendo éste que los soldados de España, que habían entrado dosveces en Roma, se quedasen en ella para siempre, se allanaba a todas susimposiciones.Elpadreyelhijonosrobaronlanacionalidadydisfrazadosconella,derrocharonnuestravidaensusplanespuramentepersonalesderesucitarelcesarismodeCarlomagnoyhacerlareligióncatólicaasugustoeimagen.Hasta mataron la antigua religiosidad española, tolerante y culta por sucontinuoroceconelmahometismoyelhebraísmo:aquellaIglesiahispánica,cuyosacerdotevivíaenpazdentrodelasciudadesconelalfaquíyelrabino,yquecastigabaconpenasmoralesalosqueporexcesodeceloturbabanelcultode los infieles. La intolerancia religiosa, que los historiadores extranjeroscreen un producto espontáneo del suelo español, nos fue importada por elcesarismo germánico. Era el fraile alemán, que llegaba con su brutalidaddevota y su locura teológica, no templada, como en España, por la culturasemita.Con su intransigenciaprovocaba la revoluciónde laReformaen lospaísesdelNorte;yarrojadodeellos,veníaaquíarenovarentierranuevasuincultura y su fanatismo. El terreno estaba bien preparado. Al morir lasciudades libres, aquellosmunicipiosqueeran republicanos,murióelpueblo.Lasimienteextranjeraprodujoenpocotiempounainmensaselva:laselvadelaInquisiciónydelfanatismo,queaúnsubsiste.Cortanycortanlosleñadoresmodernos,perosonpocosycaenfatigados;losbrazosdeunhombrepuedenpocoantetroncosdecuatrosiglos.Elfuego,únicamenteelfuegopodráacabarconesavegetaciónmaldita.

Don Antolín abría los ojos con asombro. Ya no se indignaba: parecíaaterradoporlaspalabrasdeLuna.

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—¡Gabriel!, ¡hijomío!—exclamó—.Eresmás verde de lo que yo creía.Piensaendóndeestás;fíjateenloquedices.EstamosenlaIglesiaPrimadadelasEspañas....

PeroLunahabíatomadoimpulsoalremoversusrecuerdoshistóricosynose detenía, arrastrado por su ardor de propagandista. Le animaba la antiguafiebre oratoria y hablaba como en losmítines, cuandono podía contener supalabra entre los aplausos, las protestas y el oleaje de la muchedumbreresistiendoalaPolicía.

Elasombrodelsacerdotesirvióparaexcitarlemás.

—Felipe II—continuó—era un extranjero, alemán hasta los huesos. Sugravedadtaciturna,supensamientotardoypenetrante,noeranespañoles:eranflamencos.La impasibilidad conque recibía los reveses que arruinaban a lanación era la de un extraño que no estaba ligado por ningún afecto a estatierra. «Mejor quiero reinar sobre cadáveres que sobre herejes», decía. Ycadávereseran,realmente,losespañoles,condenadosanopensaroamentir,ocultandosupensamiento.Losantiguosoficioshabíandesaparecido.FueradelaIglesianoexistíaotroporvenirqueseraventureroenaquellaAméricaquedenadaservíaalanación,pueslaconvertíanenunacajadecaudalesdelrey,osersoldadodeoficioenEuropa,batiéndoseporlareconstitucióndelSacroImperio Germánico, por la supeditación del Papa al Emperador y por laextincióndelaReformareligiosa,empresasqueennadainteresabanaEspaña,y eran, sin embargo, sangrías sueltas por las que se escapaba su vida. Losmenestralesdesaparecían,tragadosporlosejércitos,ylasciudadessellenabandeinválidosyveteranosarrastrandolaroñosatizona,únicapruebadelavalíapersonal. Extinguiéronse los gremios y la clase media; sólo hubo nobles,orgullosos de ser criados de los reyes, y un populacho que pedía pan yespectáculos,comoelromano,contentándoseconlasopadelosconventosylasquemasdéherejesorganizadasporlaInquisición.

Despuéssobreveníalaruina.Trasloscesaresgrandes,fatalesparaEspaña,venían los chicos: el fanático Felipe III, que daba el golpe demisericordiaexpulsandoa losmoriscos;FelipeIV,undegeneradoconaficiones literarias,queescribíaversosycortejabamonjas,yelmiserableCarlosII.

—NuncahahabidoenEspañatantareligiosidad,donAntolín—decíaLuna—.LaIglesiaeradueñadetodo.Lostribunaleseclesiásticosjuzgabanhastaalmismorey,perolajusticiaseglarnopodíatocarleunpelodelaropaalúltimosacristán, aunque cometiese los mayores delitos en la vía pública. Sólo laIglesiapodíajuzgaralossuyos.SegúncuentaBarrionuevoensusMemorias,frailesarmadoshastalosdientesarrebatabanalajusticiadelrey,enplenodíayenmediodelaplazaMayordeMadrid,alpiedelahorca,aunodelossuyossentenciado por asesinato. La Inquisición no satisfecha con achicharrar

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herejes, juzgabaycastigaba...a loscontrabandistasdeganado.Loshombresdeletrasrefugiábanseaterradosenlaamenaliteratura,comoúltimoalberguedelpensamiento.Limitábanseaproducirnovelaspicarescasocomediasenlasque se ensalzaba un honor fiero que sólo existía en la imaginación de lospoetas,mientrasreinabalamayorcorrupciónenlascostumbres.Losgrandesingeniosespañolesignorabanofingíanignorarloquelarevolucióndecíamásalládélasfronteras.Quevedo,queeraelmásaudaz,sóloosabadecir:

ConlaInquisición....

¡Chitan!

triste epitafio del pensamiento español, que prefería perecer, ya que laverdadnopodíadecirse.Paravivir tranquilosy sustentarseenunaépocadeincultura, los poetas buscaban la sombra de la Iglesia y se cubrían con sushábitos.LopedeVega,Calderón,Moreto,TirsodeMolina,MiradeAmescua,Tárrega,Argensola,Góngora,Riojayotros,eransacerdotes,muchosdeellosdespués de una vida borrascosa. Montalbán fue cura y empleado de laInquisición,yhastaelpobreCervantes,enlavejez,hubodetomarelhábitodeSanFrancisco.Españateníaoncemilconventos,conmásdecienmilfrailesycuarenta mil monjas, y a esto había que añadir ciento sesenta y ocho milsacerdotes y los innumerable servidores dependientes de la Iglesia, comoalguaciles, familiares, carceleros y escribanos del Santo Oficio, sacristanes,mayordomos, buleros, santeros, ermitaños, demandaderos, seises, cantores,legos,novicios,¡yquéséyocuántagentemás...!Encambio,lanación,desdetreintamillonesdehabitantes,habíabajadoa sietemillonesenpocomásdedossiglos.Lasexpulsionesdejudíosymoriscosporlaintoleranciareligiosa;laInquisiciónconelmiedoqueinspiraba;lascontinuasguerrasenelexterior;la emigración a América con la esperanza de enriquecerse sin trabajo; elhambre,lafaltadehigiene,elabandonodeloscampos,habíanrealizadoestarápidadespoblación.LasrentasdeEspañallegaronabajaracatorcemillonesdeducados,mientraslasdelcleroascendíanaochomillones.LaIglesiaposeíamásdelamitaddelafortunanacional.¡Quétiempos!,¿en,donAntolín?

El Vara de plata le escuchaba fríamente, como si hubiese formado unconceptodefinitivodeLunaynohicieragrancasodesuspalabras.

—Por malos que fuesen—dijo con lentitud—, no serían peores que lospresentes.Almenos,nadierobabaalaIglesia.Cadaunosecontentabaconsupobreza,pensandoenelcielo,queeslaúnicaverdad,yelcultodeDiosteníaloquelecorresponde.¿Esquetú,acaso,nocreesenDios...?

Gabrieleludiólarespuesta,ysiguióhablandodeaquellostiempos.

Fue un período de barbarie, de estancamiento, mientras Europa sedesenvolvía y progresaba. El pueblo que iba al frente de la civilización se

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quedóentrelosúltimos.Losreyes,impulsadosporelorgulloespañolyporlaspretensionesheredadasdeloscesaresgermánicos,acometíanlalocaaventurade dominar toda Europa, sinmás base que una nación de sietemillones dehabitantesyunosterciosmalpagadosyhambrientos.ElorodeAméricaibaaparar a los bolsillos de los holandeses, y en esta empresa, digna de DonQuijote,recibíalanacióngolpetrasgolpe.Españaeracadavezmáscatólica,máspobreymásbárbara.Ansiabaconquistarelmundo,yteníaensuinteriorregiones enteras deshabitadas. Muchos de los antiguos pueblos habíandesaparecido;seborraban loscaminos;nadieenEspañasabíaconcerteza lageografíadelpaís,yencambio,pocos ignoraban lasituacióndelcieloydelpurgatorio.Losparajesdealgunaferacidadnoestabanocupadosporgranjas,sino por conventos, y al borde de las escasas carreteras vivaqueaban laspartidasdebandoleros,refugiándose,alverseperseguidos,enlosmonasterios,donde les apreciaban por su religiosidad y por las muchas misas queencargabanparasusalmaspecadoras.

Lainculturaeraatroz.Losreyesestabanaconsejadosporclérigoshastaenasuntos de guerra. Carlos II, ante la oferta de que tropas holandesasguarnecieranlasplazasespañolasdeFlandes,consultóelasuntoconteólogos,como un caso de conciencia, porque esto podía facilitar la difusión de laherejía, y acabó por preferir que cayesen en poder de los franceses, que,aunque enemigos, al fin eran católicos. En laUniversidad de Salamanca, elpoeta Torres de Villarroel no encontraba ni una sola obra de geografía, ycuando hablaba dematemáticas, los discípulos le decían que eran cosas desortilegio,cienciadeldiabloqueúnicamentepodíaentenderseuntándoseconelungüentoqueusanlosbrujos.LosteólogosdelacorterepelíanelplandeuncanalparaunirelTajoconelManzanares,diciendoquelaobraeracontralavoluntaddeDios,puescondeciréste«fiat»,losdosríossehubieranunido,yqueporalgoestabanseparadosdesdeelprincipiodelmundo.LosmédicosdeMadridpedíanaFelipeIVquesedejaralabasuraenlascalles,«porquesiendomuy sutil el aire de la ciudad, ocasionaría grandes estragos si no seimpregnaba del vaho de las inmundicias». Y un siglo después, un teólogofamosodeSevillaretabaenunactopúblicoaquediscutiesenconélestatesis:«Más queremos errar con San Clemente, San Basilio y San Agustín, queacertarconDescartesyNewton.»

FelipeIIhabíaamenazadoconpenademuerteyconfiscacióndebienesalque publicase libros extranjeros o circulase los manuscritos; sus sucesoresprohibieron a los españoles escribir sobre materias políticas. Falto elpensamiento de expansión, se dedicó a las artes y la poesía. El teatro y lapintura llegaron a un nivel casi superior al de los otros pueblos. Fueron laválvuladeescapedelgenionacional;peroestaprimaveradelartefueefímera,yenmitaddelsigloXVIIsobrevinounadecadenciagrotescayenvilecedora.

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Lapobrezaenaquellosdossiglosfuehorrible.ElmismoFelipeII,conserseñor delmundo, sacó a la venta los títulos de nobleza por seismil reales,añadiendoalmargendeldecreto«queno se reparasemuchoen la calidadyorigen de las personas». En Madrid, el pueblo asaltaba las panaderías,disputándoseelpanapuñaladas.ElpresidentedeCastillarecorríaloslugaresdelaprovincia,acompañadodelverdugo,paradespojaraloslabradoresdesusescasascosechas.Losrecaudadoresdetributos,noencontrandoquécobrarenlospueblos,arrancabanlastechumbresdelascasas,vendiendolasmaderasylastejas.Lasfamiliashuíanalmontealverenlontananzaalosrepresentantesdelrey;lospueblosquedabandesiertosycaíanenruinas.Elhambreentrabahastaenelpalacioreal,yCarlosII,señordeEspañaydelasIndias,nopodíaalgunosdíasdardecomeralaservidumbre.ElembajadordeInglaterrayeldeDinamarcateníanquesalirconcriadosarmadosabuscarpanenlascercaníasdeMadrid.

Ymientrastanto,losinnumerablesconventos,dueñosdemásdelamitaddelpaísyúnicosposeedoresdelariqueza,mostrabansucaridadrepartiendolasopaaaquellosqueaúnteníanfuerzasparairabuscarla,yfundandohospiciosyhospitales,dondelagentemoríademiseria,peroseguradeentrarenelcielo.En las ciudades no había más establecimientos prósperos y ricos que losconventosyloshospitales.Laantiguaindustriahabíadesaparecido.Segovia,famosa por sus paños, que ocupaba en su fabricación cerca de cuarentamilpersonas,apenassiteníaquincemilhabitantes,ytanolvidadosdetejerlalana,que cuando FelipeV quiso restablecer la fabricación tuvo que traer obrerosalemanes.

—YasíSevilla,yValencia,yMedinadelCampo,famosasporsuferiaysus industrias—continuaba Gabriel—. Sevilla, que en el siglo XV poseíadieciséismil telaresde seda, llegóen elXVII ano tenermásque sesentaycinco.Bienesverdadque,encambio,suclerocatedraleradecientodiecisietecanónigosy tenía sesentayocho conventos conmásde cuatromil frailes ycatorcemilclérigosenladiócesis.¿YToledo?AfinesdelsigloXVempleabacincuentamilobrerosensustejidosdesedaydelanaysustalleresdearmas,y amás los curtidores, los plateros, los guanteros y los joyeros.A fines delXVII no tenía apenas quince mil habitantes. Todo muerto, todo arruinado;veinticinco casas de familias ilustres pasaron a poder de los conventos; nohabíamásricosenlaciudadquelosfrailes,elarzobispoylacatedral.EspañaestabatanexangüealacabarlosAustrias,queseviopróximaaserrepartidaentre las potencias de Europa, como Polonia, otro pueblo católico como elnuestro.Ladiscordiaentrelosreyesfueloúnicoquenossalvó.

Si tanmalos fueron aquellos tiempos, Gabriel—dijo el Vara de plata—,¿cómo los españoles mostraban tanta conformidad? ¿Por qué no hacíanpronunciamientosysublevacionescomoenestaépocadeperdición?

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—¿Quéhabíandehacer?Eldespotismodelosdoscesareshabíaimpuestoalosespañolesunaciegaobedienciaalosreyes,comorepresentantesdeDios.Elclero loseducabaenestacreencia,por lacomunidadde interesesentre laIglesia y el Trono. Hasta los poetas más ilustres corrompían al pueblo,ensalzandoelservilismomonárquicoensuscomedias.Calderónafirmabaquelahacienday lavidadelciudadanonopertenecíanaéste,pueserandel rey.Además, la religión lo llenaba todo, era el único fin de la existencia, y losespañoles, pensando siempre en el cielo, acababan por acostumbrarse a lasmiseriasdelatierra.Nodudeustedqueelexcesodereligiosidadnosarruinóyestuvo próximo a matarnos como nación. Aún ahora arrastramos lasconsecuencias de esta enfermedad que ha durado siglos.... Para salvar de lamuerteaestepaís,¿quéhuboquehacer?Llamaralextranjero;yvinieronlosBorbones. Miren ustedes si habríamos llegado abajo, que ni militaresteníamos. En esta tierra, a falta de otros méritos, desde la época celtíberasiempre hemos contado con caudillos de pelea. Pues bien; en la guerra deSucesiónhuboquetraergeneralesinglesesyfrancesesyhastaoficiales,puesnohabíaunespañolquesupieraapuntaruncañónnimandarunacompañía.No había quien sirviera para ministro, y extranjeros fueron todos losgobernantes con Felipe V y Fernando VI; extranjeros los que vinieron arestaurarlasperdidasindustrias,aroturarlastierrasabandonadas,aestablecerlosantiguosriegosyfundarcoloniasenlospáramosfrecuentadosporfierasybandidos.España,quehabíacolonizadomediomundoasumanera,eraasuvezdescubiertaycolonizadaporloseuropeos.Losespañolesaparecíancomopobres indios guiados por su cacique el fraile y adornados los harapos conescapularios ymilagrosas reliquias.El anticlericalismo era el único remedioparatantaruina,yesteespírituvinoconloscolonizadoresextranjeros.FelipeV quiso suprimir la Inquisición y acabar la guerra naval con las nacionesmusulmanas, que durabamil años, despoblando las costas delMediterráneoconelmiedoalospiratasberberiscosyturcos.Perolosindígenasserevolvíancontratodareformadeloscolonizadores,yelprimerBorbóntuvoquedesistir,viendoenpeligrosucorona.Después,sussucesoresinmediatos,conmayoresraícesenelpaís,seatrevieronacontinuarsuobra.CarlosIII,paracivilizaraEspaña,sólotuvoquemetermanoalaIglesia,limitandosusprivilegiosysusrentas, cuidando las cosas de la tierra y olvidando las del cielo. Se vio elmismo espectáculo que en nuestro siglo, cuando los gobiernos tocan losintereses eclesiásticos. Los obispos protestaron, hablando en pastorales ycartas de «las persecuciones de la pobre Iglesia, saqueada en sus bienes,ultrajada en sus ministros y atropellada en sus inmunidades»; pero el paísdespertó, gozando el único período próspero que se conoce en los tiemposmodernos antes de la desamortización. Europa estaba regida entonces porreyes filósofosyCarlos IIIeraunodeellos.Elecode la revolución inglesavibrabaaúnenelmundo.Losmonarcasqueríanseramados,notemidos,yen

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casi todas las naciones luchaban con el embrutecimiento de las masas,imponiendolasreformasprogresivasderealordenycasiporlafuerza.Peroelgranmal del sistemamonárquico es la herencia, el poder vinculado en unafamilia.Unhombredebuensentidoyrectasintencionespuedeengendrarunimbécil:trasCarlosIIIreinóCarlosIV,yporsiestonofuesesuficiente,alañodemoriraquelmonarcaestallólaRevoluciónfrancesa,consusaudacias,quevolvieronlocosatodoslosreyesdeEuropa.AlosBorbonesdeEspañaselesfue la cabeza, para no recobrarla ya más. Descarrilaron, se salieron delcamino, abrazándose de nuevo a la Iglesia, como única salvación ante elpeligro revolucionario, y todavía no han vuelto ni volverán a la buena ruta.Jesuítas,frailesyobispostornaronaserlosconsejerosdepalacio,yaúnlosonahora,comoenlostiemposenqueCarlosIIconsultabalosplanesmilitaresypolíticosconunajuntadeteólogos.Hemostenidorevolucionesmentidasquehan derrocado las personas, no las ideas. Algo hemos adelantado, pero asaltitos, tímidamente, con desordenados retrocesos, como el que avanza conmiedo,yderepente,almásleveruido,echaacorrerhaciaelpuntodepartida.Latransformaciónhasidomásexteriorqueinterna.Lagenteviveaúnconelalma del sigloXVII. Perdura en ella elmiedo, la cobardía que inspiraba lahoguerainquisitorial.Losespañolestienenméduladeesclavo;susarroganciasy energías son exteriores. No en balde se viven tres siglos de servidumbreeclesiástica.Hacenrevoluciones,soncapacesderebelarse,perosedetendránsiempreanteelumbraldelaIglesia,quefuesuseñoraporlafuerzaycontinúasiéndolosinella.Nohaymiedodequeentrenaquí:estéustedtranquilo,donAntolín;yesoque,en justicia, tendríanmuchascuentasquepedirlasobreelpasado.¿Esporquesonreligiososcomoenotrasépocas?Ustedsabequeno,yse queja con razón viendo cómo se extinguen, sin el auxilio popular, lasantiguasgrandezasdelaIglesia.

—Eso es verdad—dijo elVara de plata—.Nohay fe: nadie es capaz dehacerunsacrificioporlacasadeDios.Sóloenlahoradelamuerte,cuandoentraelmiedo,seacuerdanalgunosdeayudarnosconsufortuna.

—No hay fe; ésa es la verdad. El español, después de aquella fiebrereligiosaquecasileprodujolamuerte,viveenunaindiferenciainterna,noporreflexióncientífica,sinopordebilidaddepensamiento.Sabequeiráalcielooal infierno; locreeasíporque se lohanenseñado;pero sedeja llevarpor lacorriente de la vida, sin esfuerzo alguno por escoger un sitio u otro. Es elhombrequemásprácticalareligiónymenospiensaenella.Nidudanicree.Aceptaloestablecido,viviendoenunsonambulismointelectual.Sialgunavezelpensamiento,desvelándose,lesugiereunacrítica,laahogaalmomentoporelmiedo.La inquisición aúnvive entre nosotros; no tememos a la hoguera,peronoscausapavorel«quédirán».LasociedadestacionadayrefractariaatodainnovacióneselSantoOficiomoderno.Elquedesentona,saliéndosedela general y monótona vulgaridad, se atrae las iras sordas de la gran masa

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escandalizada y sufre el castigo. Si es pobre, se le somete a la prueba delhambre cortándole losmedios de vida; si es independiente, se le quema enefigie, creando el vacío en torno de él. Hay que ser correcto, acatar loestablecido,ydeaquíque,ligadosunosaotrosporelmiedo,nosurjaunaideaoriginal, no exista un pensamiento independiente, y hasta los sabios seguardenparaelloslasconclusionesquesacandelestudio,sometiéndoseenlavida vulgar a losmismos usos y preocupaciones de los imbéciles.Mientrasestosiga,estareainútilladelosrevolucionariosenestepaís.Podráncambiaraparentementelafazdelsuelo,peroalhundirelazadónencontraránlapiedrade los siglos siempreunidaycompacta.Elcarácternacional, alperder la fereligiosa, no ha cambiado. La fe ha muerto, pero queda el cadáver, conapariencias vitales, ocupando el mismo sitio, obstruyendo el paso con sudurezademomia.Losmismosrevolucionariossostienen,consudeseodenodesentonar, este simulacro de vida. Imitan el respeto y la tolerancia de losvencedoresdeotrospaíses, peronoaprendenantes el ímpetu irrespetuosoyanonadador con que otros pueblos derrumbaron y patearon el pasado sinmisericordia ni escrúpulos.Pobrey arrinconada está la Iglesia, donAntolín,comparándolaconloquefueenotrossiglos;peronotemaustedqueseagravesu situación. La marea ha llegado a su mayor altura y no pasará de ahí.Mientras en este país tenga miedo la gente a decir lo que piensa, y seescandaliceanteunaideanueva,ytiembleporloquediráelvecino,ríansedelasrevoluciones,puespormuchasqueestallennolesllegaráaustedeselaguaalaboca.

DonAntolínreíaescuchandoesto.

—Perohombre,Gabrielillo,debesdeestarloco.Esosviajesyesaslecturastehan trastornado.Alprincipiome indignaba, creyéndotede losquedeseanuna revolución para quitarnos lo poco que nos queda y proclamar a lapendangade laRepública,suprimiendoelpresupuestoeclesiástico.Peroveoquevasmásallá;connada teconformas, todoteparecepésimo...yestomehacegracia.Noeresenemigo terrible,porque tirasdemuy lejos.Mepareceque andas tan mal de la cabeza como del pecho.... Pero hombre, ¿aún teparecen poca cosa las revoluciones que hemos tenido? ¿Y aún crees que elpaísestátansalvajecomoenesossiglosquehaspintadoatumanera...?Puesyo—añadióelsacerdoteconironía—oigohablarmuchode losprogresosdelpaís, y sé que hay ferrocarriles, y que los alrededores de las ciudades sepueblandechimeneas,yhastamuchos impíoscelebranesto, comparándolasconloscampanariosdelasiglesias.

—¡Bah!—exclamóGabrielconexpresiónde indiferencia—.Algohaydeesosadelantos.LasrevolucionespolíticashanpuestoaEspañaencontactoconEuropa. La corriente progresiva ha cogido a este país, arrastrándolo comoarrastraa lospueblosasiáticosyoceánicos.Hoynadie se libradeella.Pero

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nosotros vamos río abajo, inertes y sin fuerzas; si avanzamos, es por lacorriente, no por nuestro vigor,mientras otros pueblosmás fuertes nadan ynadan,alejándosecadavezmás.¿Enquéhemoscontribuidoaesteprogreso?¿Dónde están nuestras manifestaciones de vida moderna? Los ferrocarriles,escasos ymalos, son obra de extranjeros, y a ellos pertenece su propiedad;entrelosrielescrecelahierba,loquedemuestraqueaúnsiguelasantacalmade aquellos tiempos de carromatos y galeras aceleradas. Las industriasmásimportantes, la metalurgia y las minas, de extranjeros son también, o deespañoles que están supeditados a ellos, viviendo de su protectoramisericordia. La industria vegeta a la sombra de un proteccionismo bárbaroque encarece el género, fomentando sus defectos, y aun así no encuentracapital. El dinero sigue guardado en los campos en forma de tesoro, en elfondodeunatinaja,osededicaalausuraenlaspoblaciones,lomismoqueenpasados siglos. Losmás audaces se atreven a dedicarlo a la compra de losvalores públicos, y los gobiernos continúan el despilfarro, seguros de queencontrarán siemprequienes lespresteny ensalzandoeste crédito comounamanifestación de la prosperidad del país. Hay en España dos millones dehectáreasdetierrasincultivar,veintiséismillonesdesecanoysólounmillónderegadío.Estecultivodesecano,quevieneasertodanuestraagricultura,esun llamamiento que la desidia española hace al hambre; una demostraciónperpetuadelfanatismo,queconfíaenlarogativayenlalluviadelcielomásqueenlosadelantosdeloshombres.Losríosruedanhacialosmaresporcercade comarcas abrasadas, desbordándose en el inviernonopara fecundar, sinoparaarrastrarlolodoenelímpetudelainundación.Haypiedraparaiglesiasynuevosconvenios,nuncaparadiquesypantanos.Se levantancampanariosyse cortan árboles, que atraen la lluvia. Y no me arguya usted de nuevo,Antolín, que la Iglesia es pobre y de nada tiene la culpa. Los pobres sonustedes,losdelaIglesiaranciaytradicional,losdelareligiónalaespañola,puesenestohaymodas,ylosfielessevanconlomásreciente;peroahíestánlos jesuítas, la manifestación más moderna del catolicismo, la «últimanovedad», que con su Corazón de Jesús y demás idolatrías a la francesalevantanpalacioseiglesiasentodaspartes,desviandoeldineroqueantesibaalas catedrales y siendo la única demostración de la riqueza del país. Perovolvamos a nuestro progreso. Peor aún que la sequedad, es para nuestraagricultura la ignorancia y la rutina del pueblo labrador. Toda invención yaplicacióncientíficalarechazan,creyéndolamala.«Lostiempospasadoseranlosbuenos.Asícultivabanmisabuelosyasídebohacerloyo.»Laignoranciase ve convertida en gloria nacional. Y no hay que esperar por ahora elremedio. En otros países salen de las universidades y de las escuelassuperioreslosreformistas,loscombatientesdelprogreso.Aquísóloproducenloscentrosdeenseñanzaunproletariadodelevitaansiosodevivir,queasaltalasprofesionesypuestospúblicossinotrodeseoqueeldeabrirsepasoyque

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estasituacióncontinúe.Seestudia(siesqueseestudia)duranteunoscuantosaños, no para saber, sino para adquirir un diploma, un pedazo de papel queautorice a ganarse el pan. Se aprende lo que declama el catedrático, sincuriosidadalgunadeirmásallá.Losprofesoressonensumayoríamédicosyabogadosqueejercensucarrera,vanunahoratodoslosdíasasentarseenlacátedra, repitiendo como un fonógrafo lo que dijeron en años anteriores, yvuelven en seguida a sus enfermos y sus pleitos, sin enterarse de lo que seescribeysediceporelmundodespuésqueellosganaronsupuesto.Laculturaespañolaesdesegundamano,puramenteexterior,«traducidodelfrancés»,yaun esto para la exigua minoría que lee, pues el resto de los llamadosintelectuales no tienen otra biblioteca que los textos en que estudiaron demuchachos y se enteran de los adelantos del pensamiento europeo... por losperiódicos.Lospadres,conelafándeasegurarcuantoanteselporvenirdesushijosmedianteunacarrera,losenvíanaloscentrosdeenseñanzaapenassabenhablar.Elestudiante-hombredeotrospaíses,entodalaplenituddesurazón,noexisteaquí.Lasuniversidadessellenandeniños;enlosinstitutossóloseven pantalones cortos. El español, al afeitarse por primera vez, es yalicenciado y va para doctor. La nodriza acabará por sentarse al lado delcatedrático.Yesosniñosque recibenelbautismode la cienciaa la edadenqueotrospaísessejuegaaltrompo,yafirmándoseeneltítuloquepregonasuciencia ya no estudian más, son los intelectuales que han de dirigirnos ysalvarnos, los que mañana serán legisladores y ministros. ¡Vamos, hombre,quehayparareír!

Gabrielnoreía,peroelVaradeplataylosdemáscelebrabansuspalabras.Todacríticacontralostiempospresentesalegrabaalsacerdote.

—¡Quédemoniodehombre!—decíaaGabriel—.Tú,entulocura, tienesparatodos.

—Este país está agotado, don Antolín. Aquí nada queda en pie. Esincalificableelnúmerodeciudadesquehandesaparecidodesdequecomenzónuestra decadencia. En otros países guardan cuidadosamente las ruinas delpasadocomopáginasdepiedradelaHistoria.Laslimpian,lasconservan,lassostienenyfortifican,yabrencaminosparaquetodospuedancontemplarlas.Aquí,pordondehapasadoelarteromano,elbizantino,elárabe,elmudejar,elgóticoyelRenacimiento,todaslasartesdeEuropa,loshierbajosymatorralescubrenlasruinasenloscampos,ocultándolasydesfigurándolas,ylabarbariedelasgenteslasmutilaenlasciudades.Sepiensaatodashorasenelpasado,ysin embargo, se desprecian sus restos. ¡Qué país de sueño y de abandona!España no es un pueblo, es un museo desordenado y polvoriento de cosasviejas que atrae a los curiosos de Europa. En él, hasta las ruinas estánarruinadas.

Los ojos de don Martín, el cura joven, se fijaban en Gabriel. Parecían

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hablarle expresando el entusiasmo con que acogía sus palabras. Los otrosoyentes, silenciosos y cabizbajos, no experimentaban menos el encanto deaquellasafirmaciones,que tanaudaces resultabanenelambiente reposadoyrancio del claustro. Don Antolín era el único que reía, encontrandograciosísimas, por lo disparatadas, las ideas de Gabriel. Comenzaba aatardecer. El sol había desaparecido tras de los tejados de la catedral. LasobrinadelVaradeplatavolvíaallamarlesdesdelapuertadesuclavería.

—Ahoravamos,muchacha—dijo el cura—.Tengoquedecirle antesunarazónaesteseñor.

YdirigiéndoseaLuna,continuó:

Pero, ¡hombre de Dios...! (y no debía llamarte así, porque estásempecatado), tútodoloencuentrasmal.LaIglesiaespañola,rancia,comotúdices,haquedadoempobrecida,¡yaúnteparecepocarevolución!¿Quéesloquetúquieres?,¿quéesloquedeseasparaqueestosearregle?Suéltanostusecretoyvámanos,queyavapicandoelfrío.

Yreía,mirandoaGabrielconlástimapaternal,comosifueseunniño.

—¡Miremedio!—exclamóLuna,sinhacercasodelgestodelsacerdote—.Yonotengoremedioalguno.Eslamarchadelahumanidadlaqueloofrece.Todoslospueblosdelatierrahanpasadoporlasmismasevoluciones.Primerofueron regidos por la espada, después por la fe, y ahora por la ciencia.Nosotros hemos sido gobernados por guerreros y sacerdotes, pero nosdetuvimosenelpórticodelavidamoderna,sinfuerzanideseoparatomarlamano de la ciencia, que era la única que podía guiarnos. De aquí nuestrasituación triste.Cienciassonhoy laagricultura, las industrias, lasartesy losoficios, la cultura y el bienestar de los pueblos... hasta lamisma guerra. YEspañavivelejosdelsoldelaciencia.Cuandomás,conoceunreflejopálido,fríoydebilitadoquelellegadepaísesextraños.Laenfermedaddelafenoshadejadosinfuerzas;somoscomoesosseresque,despuésdesufrirunadolenciaen su juventud, quedan anémicos para siempre, sin reconstitución posible,condenadosaprematuravejez.

—¡Bah!, ¡la ciencia!—dijo el Vara de plata yendo hacia su casa—.Conozcoeso.Eslaeternamúsicadetodoslosenemigosdelareligión.NohaymejorcienciaqueamaraDiosysusobras.Buenastardes.

—Muybuenas,donAntolín.Peronoloolvideusted;aúnnohemossalidode la fe y la espada.A ratos, nos dirige una o nos arrea la otra. Pero de laciencia, ni una palabra. Ni siquiera ha regido España durante veinticuatrohoras.

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VII

Gabriel, despuésde esta tarde, evitó las reuniones en el claustroparanodiscutirconelVaradeplata.Estabaarrepentidodesuaudacia.Alquedarsolohabíareflexionadosobrelospeligrosaqueseexponíaemitiendosusideascontantalibertad.Leaterrabaelserexpulsadodelacatedral,corriendodenuevoelmundo,alaventura.Sereprendía,echándoseencarasuafándechocarconlosprejuiciosdelpasado.¿Quéibaaconseguircambiandoelpensamientodeaquella pobre gente? ¿En qué podía pesar, para la emancipación de lahumanidad,laconversióndeaquelloshombresagarradoscomomoluscosalaspiedrasdelpasado...?

La catedral era para Gabriel un gigantesco tumor que hinchaba laepidermis española como rastro de antiguas enfermedades. Nada había quehacer allí. No era un músculo capaz de desarrollo: era un absceso queaguardabalahoradeserextirpadoodedisolverseporlosgérmenesmortalesque llevaba en su interior. Él había escogido como refugio aquella ruina, ydebíacallar,serprudente,paraquenoleechasenencarasuingratitud.

Además,suhermanoEsteban,rompiendoelmutismofríoenquesehabíaencerradodesdelallegadadesuhija,leaconsejabaprudencia.

DonAntolínlehabíallamado,relatándoleasumodolaconversaciónconGabriel.

—Tiene unas ideas del demonio, Esteban—dijo el sacerdote—, y lasexponeenestasantacasaconlamayortranquilidad,comosiestuvieraenunodeesosclubsinfernalesquehayenlospaísesextranjeros.¿Dóndehaestadotuhermanoparaaprendertalescosas?Jamáshabíaoídoherejíastanenormes....Dilequeloolvidotodoporqueleconocídepequeño,porquerecuerdoquefuelagloriadenuestroSeminario,y especialmenteporqueestá enfermoy seríainhumano hacerle salir de la catedral. Pero que no se repita el escándalo.¡Chitón! Que se guarde todas esasmonstruosidades en la cabeza, si es quetienegustoenperdersualma.Peroenestasantacasa,ysobretododelantedelpersonal,niunapalabra,¿loentiendes?,niunapalabra.NofaltabamássinoqueenlaIglesiaPrimadasediesenmetinges....Además,tuhermanodebedepensarquealfinestácomiendoenestosmomentoselpandelaIglesia,puesde ella vives tú que le mantienes, y que no es muy digno después de estohablardelaobramássabiadeDios,queriendoencontrarladefectos.

EstaúltimaconsideraciónfuelaquemásimpresionóaGabriel,lastimandosu dignidad. Don Antolín decía bien. Él no era más que un parásito de lacatedral,yalrefugiarseensuregazoledebíagratitudysilencio.Callaría.¿Nohabía convenido al ocultarse allí en que había muerto...? Viviría como elcadáveranimado,queeraparaciertasórdenesreligiosaslasupremaperfección

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humana.Pensaría como todos,omásbien,nopensaría:vegetaría, hastaquellegase su última hora, como las plantas del jardín o los hongos de loscontrafuertesdelclaustro.

Procuró evitar todo encuentro con sus amigos y admiradores de lasClaverías. No visitó más la habitación del zapatero, y cuando veía a loscamaradasrondarporelclaustroconlaintencióndemeterseenlacasadelosLuna, dejaba sola a Sagrario, subiéndose al camaranchón del maestro decapilla.

Losservidoresdelacatedralsentábanseentornodelamáquinadecoser,esperandoenvanoquebajaseelmaestro,satisfechos,yaquenoleveían,deestar cerca de él, mirando su asiento abandonado y conversando con lamuchacha, que se expresaba con ingenua admiración al hablar de su tío. Elmaestro de capilla alegrábase al ver que le visitaba de nuevo Luna. Era suúnicoadmirador.Aleclipsarseduranteunabuenatemporada,elpobreartistahabía sufrido la amargura de la soledad, desesperándose con furia infantil,comosiunpúblicoinmensolevolvieralaespalda.MimabaaGabrielcomosifuese la mujer amada. A pesar de su distracción, fijábase en sus toses,recomendándoleremediosfantásticosimaginadosporél;seinquietabaporlosprogresos de la enfermedad, temblando ante la idea de que la muerte learrebatasesuúnicoauditorio.

IbadandoaconoceraLunatodalamúsicaquehabíaestudiadodurantesuausencia. Cuando el enfermo tosía mucho, cesaba de tocar el armónium yemprendía con su amigo largas conversaciones, siempre sobre supreocupacióneterna:elartemusical.

—Gabriel—dijo el maestro una tarde—, usted que es tan observador ysabe tanto, ¿no se ha fijado en que España es triste y no tiene el «dulcesentimentalismo»de laverdaderapoesía...?Noesmelancólica,es triste,consu tristeza huraña y brutal. O ríe a carcajadas o llora rugiendo; no tiene lasonrisasuave,laalegríainteligentequedistinguealhombredelabestia.Siríe,es de dientes afuera; su interior es siempre lóbrego, con una obscuridad decaverna,enlaqueseagitanlaspasionescomofierasencerradasquebuscanlasalida.

—Sí,diceustedbien;Españaestriste—contestóLuna—.Yanovavestidadenegro,conelrosarioenlaempuñaduradelaespada,comoenotrossiglos,peropordentrosiguedelutoysualmaeslóbregayfiera.Lapobrehapasadotressiglossufriendolasangustiasinquisitorialesdequemaroserquemada,yaúnleduraelpasmodeestavidadezozobra.Aquínohayalegría.

—Nolahay,no.Estoseveenlamúsicamejorqueenotramanifestacióndesuvida.Losalemanesbailanelvalsvoluptuosoyalegre,oconelbockenlamano entonan elGaudeamus igitur, el himno estudiantil a la gloria de la

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vidamaterial,libredecuidados.Elfrancéscantaentrecarcajadasespontáneasydanzaconlosmiembrossueltos,saludandoconunarisotadasusposturasdeuna fantasía simiesca. Los ingleses convierten la gimnasia en baile, con laalegría de un cuerpo sano satisfecho de su fuerza. Y todos estos pueblos,cuando sienten la dulce tristeza de la poesía, cantan el lied, la romanza, labalada,algosuavequeadormeceelalmayhablaalaimaginación....Aquí,lasdanzaspopularestienenmuchodesacerdotal,recuerdanlatiesurahieráticadelosbailarinessagradosoelfrenesíondulantedelasacerdotisa,queacabaporcaer ante el ara con los ojos extraviados y la boca llena de espuma. ¿Y loscantos? Son hermosísimos, como producto de varias civilizaciones, perotristones,desesperados,lóbregos,reveladoresdelalmadeunpuebloenfermo,quenohallamejordiversiónqueverderramarsangrehumanaypatalearjacosmoribundos en el redondel de un circo. ¡La alegría española! ¡El regocijoandaluz...!Dejeustedqueme ría.Unanoche, enMadrid, asistí a una fiestaandaluza,lomástípico,lomásespañol.Íbamosadivertirnosmucho.¡Vinoymásvino!Yconformecirculabanlascañas,losentrecejosmásfruncidos,lascarasmás tristes, losgestosduros.«¡Ole!, ¡vengadeahí! ¡Estoes laalegríadel mundo!» Y la alegría no asomaba por ninguna parte. Los hombres semirabancontorvoceño,lasmujerespataleabanychocabanlasmanos,conlamirada perdida en una estúpida vaguedad, como si lamúsica les vaciase elcráneo. Las bailadoras ondulaban como serpientes erguidas. Tenían la bocaapretada, lamirada dura, graves, altivas, inabordables, como bayaderas queestuviesen actuando en un rito sagrado. De vez en cuando, sobre el ritmomonótonoysoñoliento,unacanciónásperayestridentecomounrugido,comoelgritodelquecae con las tripas cortadas. ¿Y lapoesía?Lúgubre comouncalabozo, hermosa a veces, pero como puede serlo el canto de un presoasomadoa la reja.Puñaladasa lamujer traidora,ofensasa lamadre lavadascon sangre, lamentos contra el juez que envía a presidio a los caballeros decalañésyfaja,adiosesdelreoqueveenlacapillalaluzdelúltimoamanecer;todaunapoesíapatibulariaymortal,queencogeelcorazónyrobalaalegría.Hastaloshimnosalahermosuradelamujertienensangreybravatas....Yéstaes lamúsicaquedivierte al pueblo en susmomentosde expansióny la queseguirá «alegrándole» tal vez durante siglos.... Somos un pueblo triste,Gabriel:lollevamosenlamédula;nosabemoscantarsinoesamenazandoollorando, y la canción es más hermosa cuando tiene más suspiros, hiposdolorososyestertoresdeagonía.

—Esverdad.Elpuebloespañol forzosamentehadeserasí.Creyóaojoscerradosensus reyesysacerdotescomoúnicos representantesdeDios,ysemoldeó a su imagen y semejanza. Su alegría es la del fraile: una alegríagrosera, de chistes sucios, palabras gruesas y carcajadas como regüeldos.Nuestrasnovelaspicarescassoncuentosderefectorioinventadosalahoradeladigestión,conloshábitossueltos,lasmanoscruzadasenlapanzaylatriple

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barbillasobreelescapulario.Esarisasurgesiempredelosmismosresortes:lamiseriagrotesca, lospiojos,elbacínbarnizadoque tieneelhidalgopor todomueble, las tretas del hambre para quitarle al compañero la provisión demendrugos; las mañas para cazar bolsas de aquellas damas tapadas queejercíanlaprostituciónenlostemplosysirvierondemodeloanuestrospoetasdel siglo de oro para pintarnos un mundo mentiroso del honor: la mujeresclava,entrerejasycelos,másdeshonestayviciosaquelahembramodernacon todasu libertad....La tristezaespañolaesobradesus reyes,deaquellossombríos enfermos que soñaban con apoderarse del mundo, mientras supueblo perecía de hambre. Al ver que los hechos no correspondían a susesperanzas, tornábanse hipocondríacos y desesperadamente fanáticos,creyendosus fracasoscastigosdeDiosyentregándoseaunadevocióncruelpara aplacar a la Divinidad. Cuando Felipe II conoce el naufragio de laInvencible, lamuertedetantosmilesdehombres,eldolordemediaEspaña,nopestañea.«Laenviéapelearconloshombres,nocontraloselementos.»Ysigue su rezo: enElEscorial.La tristeza impasible y feroz de losmonarcasgravita sobre la nación. Por algo fue el negro durante varios siglos el colorfavoritodelacortedeEspaña.Losbosquessombríosdelossitiosreales, lasarboledas obscuras del invierno, fueron y son sus paseos favoritos. Suspalaciosdecampo tienen techumbresnegras, torres achatadas, conveletasytétricosclaustros,comosifuesenmonasterios.

Gabriel, encerradoenaquelcuartucho, sinmásoyentequeelmaestrodecapilla,olvidaladiscreciónquesehabíaimpuestoparaconservarsuexistenciatranquila en la catedral. Podía hablar sin miedo en presencia del artista, yhablaba ardorosamente de los reyes españoles y de la tristeza que habíaninfiltradoenelpaís.

LamelancolíaeraelcastigoimpuestoporlaNaturalezaalosdéspotasdeladecadenciaoccidental.Cuandoun rey teníaciertapredisposiciónartística,como Fernando VI, en vez de gustar la alegría de vivir, moría de tristezaescuchando las arias de tiple con que le arrullaba femeninamente Farinelli.Cuandonacíanconlosoídosdelespíritucerradosacalycantoparalasvocesde la belleza, pasaban la existencia en los bosques inmediatos a Madrid,persiguiendo,escopetaenmano,alasresescornudasybostezandodefastidioenlosdescansosdelacaza,mientraslasreinassealejabancogidasdelbrazodealgúnguardiadecorps.

No se vive impunemente durante tres siglos en marital contacto con laInquisición, ejerciendo el poder como simples delegados del Papa, bajo lasinspiracionesdeobispos, jesuítas,confesoresyórdenesmonásticas,quesólodejaronalamonarquíaespañolasuaparienciadepoder,haciendodeellaunaaplastante república teocrática. La tristeza del catolicismo penetró hasta lamédula de los reyes españoles. Mientras cantaban las fuentes en Versalles

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entreninfasdemármol,y loscaballerosdeLuisXIVmariposeaban,consustrajesmulticolores,impúdicoscomopaganos,entornodelasbellezaspródigasdesuscuerpos, lacortedeEspaña,vestidadenegro,conel rosarioalcinto,asistíaalquemaderoyseceñíalacintaverdedelSantoOficio,honrándoseconelcargodealguacildelosachicharradoresdeherejes.Mientraslahumanidad,enardecidaporel soplocarnaldelRenacimiento,admirabaaApoloy rendíaadoración a las Venus descubiertas por el arado entre los escombros de lascatástrofes medioevales, el tipo de suprema belleza para la monarquíaespañolaerael ajusticiadode Judea, elCristopolvorientoynegruzcode lasviejascatedrales,conlabocalívida,eltroncocontraídoyesquelético,lospieshuesosos y derramando sangre, mucha sangre, el líquido amado por lasreligiones cuando apunta la duda, cuando la fe flaquea y, para imponer eldogma,seechamanoalaespada.

Poresto lamonarquíaespañolahabostezadode tristeza, transmitiendolamelancolíadeunaaotrageneración.Eslarealezacatólicaporexcelencia.Sidevezencuandosurgióalgúnseralegreysatisfechodelavida,fueporqueenel líquido azul de las arterias maternales penetró una inyección de saviaplebeya,comopenetraelrayodesolenlahabitacióndelenfermo.

Don Luis escuchaba a Gabriel, acogiendo sus palabras con gestosafirmativos.

—Sí; somosunpueblogobernadopor la tristeza—dijoel artista—.Duraaúnennosotroselsombríohumordeaquellossiglosnegros.Muchasveceshepensadoenlodifícilqueseríaentonceslaexistenciaparaunespíritudespierto.La inquisición acechando las palabras, queriendo adivinar los pensamientos.Laconquistadelcielocomoúnicoidealdelavida.¡Yestaconquistacadavezmásdifícil!HabíaqueentregareldineroalaIglesiaparasalvarse;lapobrezaeraelestadoperfecto.Yademásdelsacrificiodelbienestar,laoraciónatodashoras, la visita diaria al templo, la vida de cofradía, las disciplinas en labóvedadelaparroquia,lavozdelhermanodelPecadoMortalinterrumpiendoelsueñopararecordarlacercaníadelamuerte;yunidasaestaexistenciadecontinuainquietud,laincertidumbredelasalvación,laamenazadecaerenelinfiernoporlamáslevefalta,sinaplacarnuncaporcompletoalDiostorvoyvengativo. Y a más de esto, la amenaza material: el terror de la hoguerainspirandolacobardíayelenvilecimientoaloshombresilustrados.

—Así se comprende—dijo Gabriel—la cínica confesión del canónigoLlorentealexplicarporquéfuesecretariodelSantoOficio:«Tocabanaasar,yparanoserasado,mepusedepartedelasador.»Aloshombresinteligentesnolesquedabaotroremedio.¿Cómoresistiryrebelarse?Elrey,dueñodevidasyhaciendas, no eramás que un servidor de obispos, frailes y familiares. Losmonarcas de España, a excepción de los primeros Borbones, fueron unoscriadosdelaIglesia.Enpuebloalgunosehavistotanpalpablementecomoen

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este país la solidaridad entre la religión y la monarquía. La religión lograexistir sin los reyes, pero la monarquía no puede vivir sin la religión. Elguerrero afortunado, el conquistador que funda un trono, no necesita delsacerdote: le basta con su espada y el prestigio de sus hazañas. Pero alaproximarselahoradelamuerte,piensaensusherederos,quenodispondráncomoéldelagloriayelmiedoparahacerserespetar,yentonces,atrayéndosealsacerdote,tomaaDiosporaliadomisteriosoquevelaráporlaconservacióndeltrono.Losfundadoresdedinastíasimperan«porlagraciadelaFuerza»,ysusdescendientes reinan«por lagraciadeDios».Elmonarcay la Iglesia lofuerontodoparaelpuebloespañol.Lafeleshacíaesclavos,conunacadenamoralquenopodíaromperrevoluciónalguna.Sulógicaeraindestructible.AlcrecerenunDiospersonalqueseocupabadelascosasmenudasdelmundoyconcedíasugraciaalreyparaquereinase,lestocabaobedeceraéste,sopenade ir al infierno. Los que se hallaban bien caídos en el mundo engordabanalabando al Señor, que crea los reyes para evitar al hombre el trabajo degobernarse;losquesufríanconsolábansepensandoquelavidaesunapruebapasajera,despuésdelacualalcanzaríanunhuequecitoenelcielo.Lareligióneselmejorauxiliardelamonarquía.Sinohubieseexistidoantesdelosreyes,éstoslahabríaninventado.Lapruebaestáenqueentiemposdedudacomolospresentes siguen aferrados al catolicismo, que es elmás fuerte puntal de sutrono.Enbuenalógica,debíandecirlosmonarcas:«Yosoyreyporquetengolafuerza,porquemeapoyaelejército.»Peronoseñor;prefierencontinuarlaantiguafarsa,diciendo:«Yoelrey,porlagraciadeDios.»Eltiranopequeñonoabandonael regazodeldéspotagrande.Lees imposiblesostenerseporsímismo.

Calló un buen rato Gabriel. Se ahogaba; su pecho agitábase con losestertores de una tos cavernosa. El maestro de capilla se aproximó a élalarmado.

—No hay que asustarse—dijo Luna reponiéndose—. Es lo de todos losdías.Estoyenfermoynodebíahablartanto.Además,estascosasmeexcitan.Me irrito ante los absurdos de lamonarquía y de la religión, no sólo enmipaís, sino en todo elmundo....Y sin embargo, he sentido lástima, profundaconmiseración ante un ser de sangre real. ¿Querrá usted creerlo...?Le vi decerca,enunademiscorreríasporEuropa.Nosécómolapolicíaquevigilabasucarruajenomerepeliólejosdeallí,creyendoenunposibleatentado.Yloque yo sentía era compasión, pensando en los reyes que llegan tarde a unmundoquenocreeenelorigendivino,enesosúltimosretoñosquesurgendeltronco carcomido y agotado de una dinastía, llevando en su pobre savia losviciosdelasramasmuertas....Eraunjoven,enfermocomoyo,noporazaresdesuexistencia,sinoenfermodesdelacuna,condenadodesdeantesdenaceralucharconelmalqueleinfiltraronconlavida.Figúreseusted,donLuis,queen estos momentos fuese yo poderoso, y por conservar mis intereses

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engendrase un hijo. ¿No sería un atentado premeditado fríamente contra elporvenir...?

Y el revolucionario describía al joven enfermo: su cuerpo delgadofortalecidoartificialmenteporlahigieneylagimnasia;susojosempañadosymacilentosenelfondodeprofundasojeras,ylamandíbulainferiorcolganteycomomuerta,sinesaenergíaquelamantienepegadaalcráneo.

¡Pobreadolescente!¿Paraquéhabíanacido?¿Quéibaadejardesupasoporelmundo?¿PorquélaNaturaleza,quemuchasvecesniegasufecundidadaseresfuertes,sehabíamostradopródigaenelayuntamientosinamordeuntísico moribundo? De nada le servía tener caballos, carrozas, servidoresuniformadosquelesaludasenypapanatasqueledieranvivas.Mejorhubiesesidoparaélnoasomaralmundo,permanecerenellimbodelosprivilegiadosquenolleganaformarse.SemejantealescuderodeDonQuijote,que,cuandoalfinsevioenlasabundanciasdeBarataría,tuvoalladoundoctorRecioparacontrariar sus apetitos, el pobre ser no podía gozar en completa libertad lasdulzurasdelaescasavidaquelerestaba.

—Le pagan miles de duros—añadía Gabriel—por cada minuto de suexistencia;peroeloronopuedeproporcionarleunagotadesangrenuevaquesaneeelvenenohereditariodesusvenas.Lerodeanhermosasmujeres;perosisientesubiralolargodelespinazoelalegrecosquilleodelajuventud,lasaviadelaprimaveradelavida,lapredisposicióngenésicadeunafamiliaquesólofuenotableyalcanzóvictoriasenlasluchasdeamor,hadepermanecerfríoyausteroantelamiradavigilantedesumadre,quesabequeelapasionamientocarnalpuedeacabarrápidamenteconunavidadébilymacilenta.Ycomofinde tantas privaciones, de una abstinencia triste y dolorosa... la muerteinevitable.¿Paraquéhabránacidoelpobreser...?Aveceslasgrandezasdelatierra equivalen a unamaldición.La razóndeEstado es elmás cruel de lostormentosparaunenfermo:leobligaasonreír,afingirunasaludquenotiene.Hablardelaenfermedaddelreyesuncrimen,yloscortesanos,losquevivenalasombradeltrono,consideranunsacrilegio,uncrimendignodecastigo,lamenoralusiónalasaluddelmonarca,comosiéstenofueseunserhumano,puesto,comotodos,bajolaadvocacióndelamuerte.

—Nomepreocupalapolítica—dijoelmaestrodecapilla—;lomismomeimportan reyes que repúblicas: yo soy un súbdito del arte. No sé lo que lamonarquíaseráenesosotrospaísesqueustedhavisto,peroenEspañanotoqueescosamuerta.Setoleracomounadetantascreacionesdelpasado,perono inspira entusiasmoynadie está dispuesto a sacrificarse por ella.Yo creoque hasta la misma gente que vive a su sombra y tiene sus particularesinteresesconfundidosconlosdeltronosientemáselfervorenlabocaqueenelcorazón.

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—Así es, don Luis—dijo Gabriel—. Hace cerca de un siglo que lamonarquíamurióenEspaña.ElúltimoreyamadoypopularfueFernandoVII.Atalpueblo,talmonarca.Despuéslanaciónseilustró,emancipándosedelastradiciones, pero los reyes no han progresado; antes bien, han retrocedido,apartándosecadavezmásdeaquella tendencia reformadorayanticlericaldelosprimerosBorbones.Sihoy,aleducaraunpríncipe,dijeransusmaestros:«QueremoshacerdeélunCarlosIII»,seescandalizaríanhastalaspiedrasdepalacio. LosAustrias han resucitado, como esas plantas parásitas que al serarrancadasreaparecendespuésdealgúntiempo.Sienlaviviendadelosreyessebuscanejemplosdelpasado,serecuerdaaloscesaresaustriacos.¡Elolvidomás completo para los primeros Borbones, que mataron moralmente a laInquisición,expulsaronalosjesuítasyfomentaronlaprosperidadmaterialdelpaís!Sereniegadelamemoriadeaquellosministrosextranjerosquevinierona civilizar a España, siendo maestros de Aranda y Floridablanca. Jesuítas,frailesyclérigosordenanydirigen,comoenlosmejorestiemposdeCarlosII.HabertenidoporconsejeroauncondedeAranda,amigodeVoltaire,esunavergüenza del pasado, sobre la que se hace el silencio.... Sí, don Luis, diceusted bien: lamonarquía es cosamuerta. Entre el país y ella hay lamismarelación que entre un vivo y un cadáver. La secular pereza española, laresistenciaacambiardepostura,elmiedoalodesconocidoquesiententodoslospueblosestacionarios, son lascausasdequeaúncontinúeesa instituciónque ni siquiera tiene, como en otras naciones, el éxito militar y elagrandamientodelterritoriocomojustificacionesdesuexistencia.

Conestocesólaconversaciónaquellatardeenelcuartuchodelmúsico.

Gabriel se vio atraído de nuevo por el afecto de sus admiradores de lasClaverías.Leacechaban, leseguían,doliéndosedesusausencias.Nopodíanvivirsinél,segúndeclarabaelzapatero.Sehabíanacostumbradoaescucharle;sentíanelafánde«ilustrarse»,yrogabanalmaestroquenolosabandonara.

—Ahoranosjuntamosenlatorre—decíaelcampanero—.ElVaradeplatave con malos ojos nuestras reuniones, y hasta ha llegado a amenazar alzapatero con echarlo de las Claverías si continúan en su casa las tertulias.Conmigo no se meterá: ya conoce mi carácter. Además, si él manda en elclaustro, yo mando en mi torre. Soy capaz, si viene a molestarnos con suespionaje,deecharloescalerasabajo.¡Eldemoniodelavaro...!

Y añadía con expresión cariñosa, que contrastaba con su carácter rudoytaciturno:

—Ven, Gabriel: te esperamos en mi casa. Cuando te canses de hacercompañía a tu sobrina y de oír a ese loco de don Luis, sube un rato. Nopodemospasarsintupalabra.DonMartínestáentusiasmadodesdequeteoyólaotra tarde.Deseaverte; diceque iría deun extremoaotrodeToledopor

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escucharte.Quierequeleaviseasíquetedecidasareunirteconlosamigos;yesoquedonAntolín,hablandoconél,tepusodelocoydeherejequenohabíapor dónde cogerte... Él sí que es un bárbaro, que, después de estudiar unacarrera,sólosirveparavenderpapeletasyexplotaralospobres.

Luna frecuentó las reuniones de casa del campanero. Acompañaba a susobrinagranpartedelamañanaarrulladoporel tictacdelamáquina,queleproducíaunadulcesomnolencia,viendocómo la telapasababajo laagujaapequeños saltos, esparciendo ese perfume químico de los tejidos nuevos.Contemplaba a Sagrario, siempre triste, entregada al trabajo con tenacidadtaciturna.CuandodetardeentardelevantabalacabezaparaarreglarelhiloysumiradaseencontrabaconladeGabriel,animábasesucaraconunapálidasonrisa.En el aislamiento en que los había dejado la indignación del padre,sentían la necesidad de aproximarse, como si les amenazara un peligro. Laenfermedad los unía.Gabriel lamentaba la suerte de la pobre joven, viendocómo la había devuelto al mundo después de su fuga del hogar. Lasconsecuencias de su mal la martirizaban de vez en cuando con horriblesdolores que ella procuraba ahogar. Si sonreía, sus dientes se mostrabanennegrecidosyrotosporlaabsorcióndelmercurio,entreunoslabiosdetristecolor de violeta. Su cabeza se había despoblado en algunos puntos,ocultándose la calvicie bajo largos mechones de pelo rubio, restos de supasada hermosura, que ella peinaba con arte. Su piel blanca y aterciopeladatenía manchas rojas, extrañas excoriaciones, que a veces se hinchabanformandoabscesos.Apesardeesto,lajuventud,consufuerzaprimaveral,aúnasomabayflorecíaporentreestasruinasdelaantiguabelleza,dandoluzasusojosyencantoasusonrisa.

Muchas noches, Gabriel, al revolverse en su lecho sin poder dormir,tosiendo y bañado en frío sudor el pecho y la cabeza, oía en el cuartoinmediatolosquejidosdesusobrina,tímidos,sofocados,paraqueenlacasanoseenterasendesusdolores.

—¿Quéteníasanoche?—preguntabaGabrielalamañanasiguiente—.¿Dequétequejabas?

Y Sagrario, después de varias negativas, acababa por confesar suspadecimientos.

—Son los huesos, que me duelen. Un dolor horrible que me espeluznaapenasmemetoenlacama.Parecequemelosarrancanpedazoapedazo...Yusted,¿cómoestá?Todalanocheleoítoser:parecíaqueseahogaba.

Y los dos inválidos de la vida se olvidaban de la propia dolencia parapensar en la del otro, estableciéndose entre sus almas una corriente deconmiseraciónamorosa,atrayéndose,noporelapasionamientodelsexo,sinoporlasimpatíafraternalquelesinspirabasudesgracia.

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Muchas veces, Sagrario alejaba a su tío. Le dolía verle inmóvil, a cortadistancia de ella, tosiendo dolorosamente, contemplándola como si hubiesehechodeellaunobjetodeadoración.

—Levántesedeahí—decíaalegrementelamuchacha—.Meponenerviosaverle siempre tan quietecito, haciéndome compañía, cuando usted lo quenecesita esvidaymovimiento.Váyase con los amigos; en lahabitacióndelcampaneroleestaránesperando.Luegohablandemí,creyendoquesoyquienleretengoencasa.¡Apaseo,tío!¡Ahablardeesascosasquetantoleaniman,y que los pobres oyen con la boca abierta! Tenga cuidado al subir losescalones.Despacitoyconparadas,paraquenoleagarreeldemoniodelatos.

Gabriel pasaba las últimas horas de la mañana en la habitación delcampanero. Las paredes, de antiguo enjalbegado, estaban adornadas congrabados amarillentos que representaban episodios de la guerra carlista,recuerdosdelacampañamontarazqueañosantesenorgullecíaaMariano,ydelaqueyanohablabaahora.

Allí encontraba Gabriel a todos sus admiradores. Hasta el zapaterotrabajabaporlasnochesparanoprivarsedeestareunión.DonMartín,elcura,subía también, recatándose para que no le viera el Vara de plata. Era unapequeña comunidad que se agrupaba en torno del apóstol enfermo con elfervorqueinspiralodesconocido.

Gabriel contestaba a las preguntas de aquellos hombres, reveladorasmuchasvecesdelasimplicidaddesupensamiento.Cuandoleacometíalatos,lerodeaban,mostrandoensusrostroslaalarma.Hubiesenquerido,aunacostade su vida, devolverle la salud. Luna, arrastrado por el entusiasmo, habíaacabadoporrelatarlessuvidaysussufrimientos.Elprestigiodelmartiriovinoahacermásardorosoelfervordeaquellagente.Suapocamientodehombressedentarios,tranquilosysegurosdentrodelacatedral,admirabalasaventurasylostormentosdeaquelluchador.Eraparaellosunmártirdelanuevareligiónde los humildes y los oprimidos.Además, su inocencia le convertía en unavíctimadelainjusticiasocial,queodiabacadavezmás.

Paraellosnohabíaotraverdadqué lapalabradeGabriel.Elcampanero,más rudo y silencioso que los otros, era, sin embargo, el más audaz en laconversación.SuentusiasmoporGabriel,quedatabadelaniñez,sufidelidaddeperroacompañante, lehacíancaminarasaltos,aceptandodeungolpelosidealesmáslejanos.

—Yo soy lo que tú seas, Gabriel—decía con firmeza—. ¿No eresanarquista?Pues tambiénseréyoeso....Al fin,creoquesiempre lohesido.¿Noquieresquevivaelpobre,queelricotrabaje,quecadaunoposealoqueganeyquetodosnosayudemos?Puesesoesloqueyopensaba,amimodo,cuandoíbamosporelmundoconelfusilylaboina...Encuantoalareligión,

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que antes nos volvía locos, ahora me tiene sin cuidado. Me convenzo,oyéndote,dequeesalgoasícomounapamplinainventadaporloslistosparaque los infelicesnosconformemoscon lasmiseriasde la tierraesperandoelcielo.Noestámaldiscurrido.Alfin,losquemuerenynoencuentranelcielonovendránaquejarse.

Un día, Gabriel quiso subir al departamento de las campanas. Era bienentrada la primavera, hacía calor, y el cielo, de un intenso azul, parecíaatraerle.

—Nohevisto laCampanaGordadesdequeeraniño—dijo—.Subamos:contemplaréToledoporúltimavez.

Y acompañado de sus admiradores, casi llevado en alto por ellos, subiólentamente la estrecha escalerilla espiral. Arriba, el viento tibio pasabamurmurandoentrelasgrandesrejasqueservíandejaulasalascampanas.DelcentrodelabóvedapendíalafamosaGorda,unvasogigantescodebroncecontodouncostadorajadoporanchagrieta.Elbadajoquehabíahecholarotura,cincelado y enorme como una columna, estaba debajo de ella, y otro másligero ocupaba su cavidad para los toques. Los tejados de la catedral,negruzcosyvulgares,extendíansea lospiesdeGabriel.Enfrente, sobreunacolina, alzábase el Alcázar, más alto y enorme que el templo, como siguardase el espíritu del emperador que lo construyó. César del catolicismo,campeóndelafe,peroqueansiabatenerlaIglesiaasuspies.

La ciudad esparcía sus techumbres en torno de la catedral. Las casasdesaparecíanentreeloleajedetorres,cúpulasyábsides.Eraimposiblevolverla vista a punto alguno sin tropezar con parroquias, iglesias, conventos yantiguoshospitales.LareligiónhabíaabsorbidoalToledoindustriosodeotrossiglos, y aún guardaba bajo su caparazón de piedra a la ciudadmuerta. Enalgunos campanarios ondeaba un banderín rojo con un cáliz blanco. Era laseñaldequeunnuevocurahabíacantadosuprimeramisa.

—Nuncahesubidoaquí—dijodonMartín,sentándoseal ladodeGabrielen unos maderos—que no haya visto esas banderas. El reclutamientoeclesiásticonocesa jamás.Siemprehay ilusospara llenar sus filas.Losquesientenlafesonlosmenos; losmás,entranenelmundoeclesiásticoporqueven la Iglesia todavía triunfante y dominadora en apariencia y creen quedentrodeellalesaguardaunacarreraprodigiosa...¡Infelices!Yotambiénfuiconducido al altar, entre música y gritos oratorios, como si marchase altriunfo. El incienso esparcía nubes ante mis ojos; mi familia lloraba deemoción viéndome nadamenos queministro deDios.Y al día siguiente detodoesteaparatoteatral,cuandoseapaganlasluceseincensariosylaiglesiarecobrasuaspectovulgar,lavidamíseraylaintrigaparaganarseelpan:¡sietedurosalmesporaguantaratodashorasaunaspobresmujeresconelhumor

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agriadoporelencierro,vulgarescomocriadasdeservicio,quepasanlavidaaveriguandoenellocutorioloqueocurreenlaciudadyfabricandoporqueríasdulcesparaobsequiaralosseñorescanónigosyalasfamiliasprotectorasdelacasa...!¡Yaúnhaycurasqueenvidian,queladrandehambrecontramíporladichosa capellanía de monjas, y me tienen como un adulador del palacioarzobispal, no comprendiendo de otra manera que siendo tan joven hayapescado esta prebenda que me permite vivir en Toledo con siete durazosmensuales...!

Gabrielaprobabaconmovimientosdecabezalaslamentacionesdelcura.

—Sí;sonustedesunosengañados.Lahoradelasgrandesfortunasdentrode la Iglesia pasó ya. Los pobres muchachos que ahora visten la sotanasoñandoconlamitramecausanelefectodeesosemigrantesquemarchanapaíseslejanos,famososporlargossiglosdeexplotación,ylosencuentranmásesquilmadosaúnquesupropiopaís.

—Tiene usted razón, Gabriel; la época de la Iglesia dominante pasó ya.Aúntieneensusubreslechesuficienteparatodos;sóloquesonmuypocoslosqueseagarranaellasysehartanhastareventar,mientraslosdemásmugendehambre. Hay para morir de risa cuando hablan de igualdad y del espíritudemocrático de la Iglesia. Una mentira: en ninguna institución impera undespotismotalcruel.Enlosprimerostiempos,papasyobisposeranelegidosporlosfielesydesposeídosdelpodercuandoloempleabanmal.Ahoraexistela aristocracia de la Iglesia, o sea de canónigo para arriba, y el que llega acalarse unamitra, a ése niDios le tose ni hay quien le pida cuentas. En elmundo laico quedan cesantes los empleados, se separa a los ministros, sedegrada a los militares... hasta se destrona a los reyes. Pero ¿quién exigeresponsabilidad al Papa o a los obispos una vez se ven ungidos y encorrespondenciamásomenosfrecuenteconelEspírituSanto?Sipideustedjusticia, le envían ante tribunales formados igualmentepor aristócratasde laIglesia.Nohaypodermásabsolutoenlatierra:nieldelGranTurco,queenciertomodoesresponsable,porelmiedoalasrevolucionesdelserrallo.Aquí,en el serrallo de la Iglesia, todos somosmenos que hembras.Y si surge uncura que, cansado de persecuciones, siente renacer el hombre dentro de lasotanay le largaunapuñaladaasu tirano, lodeclaran loco. ¡Elcolmode lahipocresía! Quieren demostrar que en la Iglesia se vive en el mejor de losmundosysólolafaltaderazónpuederebelarsecontrasurégimen.

Calló un buen rato don Martín, como si reconcentrase su memoria, yañadió:

—Ríase usted también de la pobreza actual de la Iglesia en España. Leocurre loquea losgrandesseñoresarruinadosqueaúntienenparavivirconholgurayseconsideranmiserablesrecordandosupasadaopulencia.LaIglesia

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tiene la nostalgia de aquellos siglos en que poseía la mitad de la riquezaespañola.Pobrees, sipiensaenaquellos tiempos;perosi secomparaconelcatolicismodelasnacionesmodernas,resulta,comoenlossiglosanteriores,lainstituciónmásfavorecidayquemejorbocadosellevadelEstado.Cuarentayunmillonesarrancadelpresupuesto,yaúnleparecepocacosaestacifra,queresultaunaenormidadenunpaísquededicanuevemillonesalaenseñanzayunmillónalsocorrodelosdesgraciados.MantenerseencorrespondenciaconDioslescuestaalosespañolescincovecesmásqueaprenderaleer.Peroestodeloscuarentayunmillonesesuntapaojos.Lamiseriademisituaciónmehahechocurioso:hequeridosaberloquecobraelcleroenEspañayloquellegaa manos de nosotros, los soldados rasos. Las peticiones y pensiones de laIglesiaformanunaselvaintrincada,apartedeloscuarentayunmillones.Nohayministerioadondenolleguensusraíces;suramajeseextiendeportodoslospatios,corredoresytejadosdeledificiodelanación.CobradelMinisteriodeEstadoporlasmisionesextranjeras,quedenadasirven;deldelaGuerraydel de Marina por el clero castrense; del de Instrucción pública y del deJusticia. Cobra para sostener el boato del romano Pontífice, pues lemantenemossuembajadorenEspaña,queescomosiyomedieseel lujodetomarcriados,imponiendoalvecinolaobligacióndemantenerlos;cobraporreparación de templos, por bibliotecas episcopales, por la colonización deFernandoPoo,porimprevistos,y¡quéséyocuántoscapítulossuplementarios!Y hay que tener en cuenta lo que paga el pueblo español a la Iglesiavoluntariamente,apartedeloqueledaelEstado.LaBuladelaSantaCruzadaproducemásdedosmillonesymediodepesetastodoslosaños;además,hayquetenerencuentaloquelasparroquiassacandesusfieles,ylasutilidadesanuales de las órdenes religiosas por suministerio y oficios (ésta sí que espartida gorda), y el presupuesto eclesiástico de los ayuntamientos y lasdiputaciones....Enfin,quelaIglesia,hablandoatodashorasdesu«pobreza»,saca del Estado y del paísmás de trescientosmillones de pesetas todos losaños:casieldoblede loquecuestaelejército;yesoqueenlassacristíassequejandelostiemposmodernos,diciendoquetodoselocomenlosmilitaresyque ellos tienen la culpa de cuanto ocurre, por haberse ido con la malditalibertad. ¡Trescientosmillones,Gabriel!Lo tengobiencalculado. ¡Yyo,queformopartedeestainstitución,tengosietedurosalmes,ylamayoríadelosvicarios de España cobran menos que un guardia de Consumos y miles declérigos andan a salto demata, de sacristía en sacristía, buscando unamisaparaponer al fuego el pucherete, y si no salen a las carreteras cuadrillas declérigosarobar,esporquetienenmiedoalaGuardiacivil,ytrasdosdíasdehambre llegaun terceroenelquepuedencomerunmendrugo!Siemprehayunamigajaparaentretenerelhambre.Ningunasotanacaeenmediodelacalledesfallecida de necesidad, pero son muchos los clérigos que pasan laexistenciaengañandoalestómago,figurándosequesenutren,hastaquellega

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unadolenciacualquieraquelessacadelmundo...¿Adondeva,pues,todoesedinero?A la aristocracia de la Iglesia, a la verdadera casta sacerdotal, puesnosotros,dentrode la religión, somosgentedeescaleraabajo. ¡Quéengaño,Gabriel!Renunciaralamorya la familia;huirde losplaceresprofanos,delteatro,losconciertosyelcafé;sermiradosporloshombres,aunporlosquelaechandereligiosos,comounosseresextraños,unaespecieintermediaentrelahembra y el macho; arrastrar faldas, ir vestidos en todo tiempo como unmamarracholúgubre,yacambiodetantossacrificiosganarmenosquelosquepicanpiedraen las carreteras.Vivimosdescansados, ciertamentequenonoscaeremos de un andamio; pero nuestramiseria esmayor que la demuchosobreros, y no podemos confesarla ni ponernos a implorar limosna, por elprestigio,delhábito.Además,¿porquéhabíandesocorrernossinopréstamosninguna utilidad práctica y costamos tan caros al país...? Al terminar ladominaciónreligiosaenEspaña,sólonosotros,losdeabajo,hemossufridolasconsecuencias. El sacerdote es pobre, el templo es pobre también; pero elpríncipede la Iglesiaconserva susmilesdedurosal añoyelEstadoMayoreclesiásticosiguetranquiloensuscánticos,viendoquenopeligralapitanza.La revolución, hasta ahora, sólo ha perjudicado a la plebe eclesiástica. ElpoderdelaIglesiahaterminado,yanovive;loquevemosessucadáver,peroun cadáver enorme, que costará de remover, y cuya conservación devoramuchodinero.

—Esverdad: la Iglesiahamuerto.Loquecombatimossonsus restos.Elvulgocreequeaúnviveporquelaveylatoca:ignoraqueunareligióntieneensuvidalossiglosporminutosyquepasangeneracionesygeneracionesentresu defunción y su entierro. Siglos antes de nacer Jesús ya estabamuerto elpaganismo. Los poetas de Atenas se burlaban en la escena de los diosesolímpicos, los filósofos los despreciaban. Sin embargo, aún necesitó elcristianismomuchos años de propaganda y el apoyo político de losCésarespara acabar con él. Y ni aun así acaba, pues los dogmas son como loshombres,quealmorirperpetúanalgodesuserenlafamiliaquelessucede.Las religiones no desaparecen repentinamente, por escotillón; se extinguenlentamente,infiltrandounapartedesuscreenciasysusritosenlareligiónquelas reemplaza. Hemos nacido en uno de estos períodos de transformación:asistimos a la muerte de todo un mundo de creencias. ¿Cuánto durará laagonía?¡Quiénsabe!Dossiglos,talvezmenos;loquetardeacristalizarenlahumanidadunanuevamanifestaciónde su incertidumbrey sumiedoanteelgranmisterio de laNaturaleza. Pero lamuerte es segura, indiscutible. ¿Quéreligión ha sido eterna?Los síntomas de defunción se ven por todas partes.¿Dónde está la fe que arrastraba a la muchedumbre belicosa de cruzados?¿Dónde el fervor que levantaba catedrales con seráfica paciencia durantedoscientosañosparaalbergarunahostiabajounamontañadepiedra?¿Quiénseazotahoyymartirizasucarneyviveeneldesierto,pensandoatodashoras

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enlamuerteyelinfierno...?EnEspaña,tressiglosdeintolerancia,deexcesivapresión clerical, hanhechode nuestra nación lamás indiferente enmateriasreligiosas.Se siguen las ceremonias del culto por rutina, porquehablan a laimaginación,peronadie se tomael trabajode conocer el fundamentode lascreenciasqueprofesa; seacepta todosin reflexionar; seviveagusto,con laseguridaddequeaúltimahorabastamorirentresacerdotes,conuncrucifijoenlamano,parasalvarelalma.Tantoapretaronenotrostiemposcuras,frailese inquisidores,quelamáquinadelafesaltóenmilpedazos,ynohayquienarregleesteartefacto,querequierelacooperacióndetodos....Yestofueunafortuna,amigodonMartín.Unsiglomásde intolerancia religiosa,yEspañahubiera quedado como esosmusulmanes deÁfrica queviven en la barbarieporsuexcesivareligiosidad,despuésdehabersidolosárabescivilizadoresdeCórdobayGranada.

—¿Sabeusted—dijoeljovencura—,porquéelcatolicismoconservasusaparienciasdepoder?Porquedesdemuyantiguotienetomadasenlospaíseslatinos todas las avenidas por donde ha de pasar necesariamente la vidahumana.

—Esverdad.Ningunareligiónhasidotancautelosacomoésta;ningunasehaemboscadomejorparasaliralencuentrodelhombre;ningunahaescogidocontantoacierto,enlosmomentosdedominación,lasposicionesparahacersefuertecuandollegaseladecadencia.Imposiblemoversesintropezarconella.Sabedesdemuyantiguoqueelhombre,mientrassevesano,enlaplenituddesufuerzavital;es,porinstinto,irreligioso.Cuandovivebien,lepreocupapocolallamadaexistenciaeterna.ÚnicamentecreeenDiosyletemeenlahoradela supremacobardía, cuando lamuerte leabre laobscuridadsin fondode lanada, y él, en su orgullo de bestia racional, se subleva contra la completasupresión de su ser.Quiere que su alma sea inmortal, y acepta las fantasíasreligiosas de cielos e infiernos. La Iglesia, que teme la irreligiosidad de lasalud, ocupa, como usted dice, todas las avenidas de la vida, para que elhombrenoseacostumbreaexistirsinella,llamándolaúnicamentealahoradelamuerte.Losmuertos le producenmuchodinero, son sumejor finca; peroquiereigualmentereinarsobrelosvivos.Nadaseescapaasudespotismoysuespionaje.Seinjiereentodaslascosasdeloshumanos,desdelasgrandesalasinsignificantes; interviene en la vida pública y en la íntima; bautiza al queviene al mundo, acompaña al niño a la escuela, monopoliza el amor,declarándolovergonzosoyabominablecuandonosesometeasubendición,ydividelatierraendoscategorías:lasagradaparaelquemuereensuseno,yelestercoleroalairelibreparaelhereje.Intervieneeneltraje,declarandocuáleselportehonestoycristianoycuáleslasgalasescandalosas;dareglasparalassecretas expansiones en el lecho matrimonial, y hasta se introduce en lacocina, creando un arte culinario del catolicismo, que reglamenta lo que sedebe comer, lo que no debemezclarse, y anatematiza ciertosmanjares que,

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siendobuenoselrestodelaño,resultanelmáshorrendodelossacrilegiosendeterminados días. Acompaña al hombre desde el nacimiento y no loabandonaniaundespuésdedepositarloenlatumba.Loconservaagarradoporelalmaylehaceperegrinearporelespacio,pasándolodedestinoendestino,ascendiéndolocaminodelcielo,conarregloa lossacrificiosqueseimponensussucesoresenbeneficiodelaIglesia.Mayorymáscompletodespotismonoloimaginóningúntirano.

Era mediodía. El campanero había desaparecido. Se oyó el chirriar decadenas y poleas y un trueno sordo hizo temblar toda la torre. Vibraron elmetalylapiedra,yhastaparecióconmoverseeléterdelespacio.Acababadetocar la Campana Gorda, ensordeciendo a los que estaban junto a ella.Momentos después, en el frontero Alcázar resonó el marcial estruendo detrompetasytambores.

—Vámonos—dijoGabriel—. EseMariano podía habernos avisado, paraevitarlasorpresa.

Yañadió,sonriendoirónicamente:

—Siempre lomismo.Los parásitos son los quemás brillan ymás ruidometen.Loquenopuedenprestarenutilidadlodanenestruendo.

LlególafestividaddelCorpussinqueelmenorincidentealteraselavidatranquiladelacatedral.Devezencuandosehablabaenelclaustroaltodelasalud de Su Eminencia. Sus graves disgustos en el cabildo le obligaban aguardarcama.Hastahabíatenidounataquequehacíatemerporsuvida.

Es cosa del corazón afirmaba el Tato, que estaba bien enterado de losasuntosdepalacio—.DoñaVisitaHoracomounaMagdalena,ymaldicealoscanónigosviendoadonSebastiántanmalucho.

El Vara de palo, al sentarse o la mesa con la familia, hablaba de ladecadenciadelafiestadelCorpus,tanfamosaenelToledodeotrostiempos.Su afán por lamentarse le hacía olvidar el áspero silencio que se habíaimpuestoenpresenciadesuhija.

—No vas a conocer nuestro Corpus—decía a Gabriel—. Del que aúnalcanzamos nosotros, sólo quedan los famosos tapices que se colocan en elexterior de la catedral. Los gigantones ya no los alinean ante la puerta delPerdón,ylaprocesiónescualquiercosa.

Elmaestrodecapillatambiénselamentaba.

—¿Ylamisa,señorEsteban?¡Vayaunamisaparafestividadtansolemne!Cuatro instrumentos de fuera de casa, y una misita rossiniana de las másligeras, con objeto de no gastarmucho. Para estomás valdría tocar sólo elórgano.

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Lavísperadelafiesta,lamúsicadelaAcademiadeInfanteríatocabaporlanocheante la catedral, segúnantiguacostumbre.TodoToledoacudía a laserenata,queeraunacontecimientoenlavidamonótonadelaciudad.Delaprovincia y de Madrid llegaban forasteros para la corrida de toros del díasiguiente.

Mariano el campanero invitó a los amigos a oír la serenata en la galeríagrecorromanadelafachadaprincipal.Alahoraenqueseapagabanlaslucesen las Claverías y don Antolín cerraba la puerta de la calle, Gabriel y susamigos deslizábanse cautelosamente hasta la habitación del campanero.Sagrariofuetambién,ainstanciasdesutío,quetuvocasiquearrancarladelamáquina.Algúnratodeesparcimientohabíadegozar;laconveníaasomarsealmundodetardeentarde;seestabamatandoconaquellavidadeabrumadoralaboriosidad.

Todos se sentaron en la galería. El zapatero había llevado a su mujer,siempre con un pequeñuelo agarrado a la flácida ubre. El Tato hablaba conentusiasmo al manchador y al pertiguero de la corrida del día siguiente, yMarianopermanecíadepiejuntoasuadmiradocamarada,mientrassumujer,unahembratanbravíacomoél,hablabaconSagrario.

Los hombres lamentaban que no estuviese presente don Martín. Debíaandarporabajo,entreelgentíoque llenaba laplaza,pensandosindudaconterrorenquehabíadelevantarseantesdelalbaparadecirlamisaalasmonjas.

ElpalaciodelAyuntamientoestabaadornadoconguirnaldasdeluces,quereverberabansobrelafachadadelacatedral,dandoalapiedraunresplandorrojizodeincendio.

Porentrelosarbolillospaseabangruposdemuchachasconfloresyblusasblancas, como si fuesen la primera aparición del verano. Los cadetes lasseguíanconlamanoenlaempuñaduradelsable,moviendosutalleesbeltoylos anchos pantalones a la turca. El palacio arzobispal estaba cerrado. Porencimadelresplandorrojizodelaplazaabarcabalavistaunagranextensióndeespacio,uncielodeverano,obscuro,límpidoyprofundo,matizadoporelpolvobrillantedelasestrellas.

Cuandocesó lamúsicaycomenzaronaapagarse las luces, loshabitantesdelacatedralsintieronciertaperezaenabandonarsusasientos.Estabanbienallí.Lanocheeracalurosa,yellos,habituadosalencierroyelsilenciodelasClaverías,sentíanlaalegríadelalibertadpermaneciendoenaquelbalcón,conToledoasuspiesylainmensidaddelespacioantesusojos.

Sagrario,quenohabíasalidodelclaustroaltodesdequevolvióa lacasapaterna,contemplabaelcieloconadmiración.

—¡Cuántasestrellas!—murmuró,comosisoñase.

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—Esta noche han aumentado—dijo el campanero—. El cielo de estíoparece un campo de estrellas, en el que aumenta la cosecha con el buentiempo.

Gabriel se reía de la simplicidad de sus compañeros. Todos ellosadmirabanaDios,tanprevisorycuidadoso,quehabíafabricadolalunaparaque alumbrase a los hombres por las noches, y las estrellas para que laobscuridadnofueseabsoluta.

—Entonces—preguntóGabriel—,¿porquénohaylunasiempre,yaquelahicieronparaalumbrarnos?

Se hizo un largo silencio. Todos reflexionaban sobre la pregunta deGabriel. El campanero, por tener más confianza con el maestro, osópreguntarle loque todos ellospensaban. ¿Quéera el cielo?, ¿quéhabíamásalládeaquelazul...?

Laplazahabíaquedadodesiertayenlaobscuridad.Nohabíamásluzqueeldifusoresplandordelosastrosesparcidosenelespaciocomopolvodeoro.De la inmensa bóveda parecía descender una calma religiosa, unamajestadabrumadoraquepenetrabaenelalmadeaquellasgentessencillas.Elinfinitocomenzabaaembriagarlesconelmareodesugrandeza.

—Vosotros—dijoGabriel—tenéislosojoscerradosparalainmensidad.Nopodéis comprenderla. Os han enseñado un origen del mundo mezquino yrudimentario,elqueimaginaronunoscuantosjudíosharapososeignorantesenunrincóndelAsia,yque,escritoenunlibro,hasidoaceptadohastanuestrosdías.EseDiospersonal,semejanteanosotrosensuformaysuspasiones,esunartesanodegigantescatallaquetrabajaseisdíasyformatodoloexistente.Elprimerdía«crealaluz»yelcuartoelsolylasestrellas.¿Dedóndesalía,pues,laluzsiaúnnosehabíacreadoelsol?¿Esquehaydistinciónentreunayotro...? Parece imposible que hayan podido aceptarse tales absurdos durantesiglos.

Los oyentes movían la cabeza en señal de asentimiento. El absurdo lesaparecíapalpable,comosiemprequehablabaGabriel.

Siqueréispenetrarenelcielo,—continuóLuna—,habéisdedespojarosdelconceptohumanode la distancia.El hombre todo lomidepor su talla y lasdimensiones lasconcibeporelalcancedesusojos.Estacatedralnosparecegigantescaporquebajodesusnavessomoscomohormigas;ysinembargo,lacatedral,vistadelejos,esunainsignificanteverruga;comparadaconelpedazode sueloque llamamosEspaña, esmenosqueungranodearena,y sobre lasuperficiedelaTierra,esunátomo...nada.Nuestravistanoshaceconsiderarcomoalturasquedanelvértigo treintao cuarentametros.Enestemomentocreemos estar muy altos porque nos hallamos cerca de los tejados de la

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catedral,ytodaestadistanciavaletanpocoparaloinfinitocomolaindecisiónde la hormiga que titubea sobre un guijarro, no sabiendo cómo descender.Nuestravistaescorta.Nosotros,quemedimospormetros,quesólopodemosconcebir distancias breves, tenemos que hacer un gran esfuerzo deimaginaciónparaabarcarelinfinito.Aunasí,senosescapa,yhablamosdeélmuchas veces como de una expresión falta de sentido. ¿Cómo hacerosentender la inmensidad del mundo...? No creeréis, como creían nuestrosabuelos,quelaTierraestáinmóvilyesplana,yqueelcieloesunacúpuladecristaldondeDioshincó lasestrellascomoclavosdeoroypaseael soly lalunaparailuminarnos.SabréisquelaTierraesredondaygiraenelespacio.

—Sí,algosabemosdeeso—dijoelcampaneroconacentodeduda—.Asínosloenseñaronenlaescuela.Pero¿realmentecreestúquesemueve?

—Porque en vuestra pequeñez de seres humanos no podéis sentir esemovimiento, porque a vuestra vista de topos microscópicos se escapa elinmensoengranajedelmundo,nodudéisdeél.LaTierragira.Sinmoverosdedonde estáis, en veinticuatro horas habéis dado la vuelta completa al globo.Sinsepararlospiesdelsuelocorremostodoscuatrocientasleguascadahora,velocidadquenoalcanzan los trenesmás rápidos. ¿Osasombráis?Puesaúncorremosmássinsaberlo.Nuestroplanetanosólogirasobresímismo,sinoquealmismotiempocirculaentornodelSolarazóndecienmilkilómetrosporhora.Cada segundo recorremos treintamilmetros. Jamás inventarán loshombres una bala de cañón tan rápida. Vosotros vais por la inmensidadagarrados a un proyectil que marcha vertiginosamente, y engañados porvuestra pequeñez, creéis vivir inmóviles en una catedral muerta... ¡Y estasvelocidades no son nada comparadas con otras! El Sol, a cuyo alrededorgiramos,caeycaeenelvacío,llevandopegadosporlaatracciónasusflancosalaTierraylosotrosplanetas.Vaporlainmensidad,arrastrándonos;marchahacia lo desconocido, sin tropezar con otros cuerpos, encontrando siempreespacioparacaerconunarapidezcuyocálculodavértigos,yestoduramilesymillonesdesiglos,sinqueély laTierra,que lesigueensufuga,pasendosvecesporelmismositio.

EscuchabantodosaGabrielcon labocaabiertaporelasombro.Susojosbrillantesparecíanextraviadosporelvértigo.

—Hayparavolverselocos—murmurabaelcampanero—.¿Quéespues,elhombre,Gabriel?

—Nada;comonadaestambiénestatierraquenosparecetangrandeyquehemospobladodereligiones,ImperiosyrevelacionesdeDios.¡Ensueñosdehormiga!,¡menosaún!ElmismoSol,quenospareceinmensocomparadoconnuestro globo, no esmás que un átomo de la inmensidad. Eso que llamáisestrellassonotrossolescomoelnuestro,rodeadosdeplanetassemejantesala

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Tierra, y que por su pequeñez resultan invisibles. ¿Cuántos son?El hombreperfecciona sus instrumentos ópticos, y conforme avanza en el campo delcielo, descubre más y más. Los que apenas se marcaban en el infinito seaproximanalinventarseunnuevoanteojo,ytrasellossurgenenlanegruradelespaciootrosyotros,yasíporlossiglosdelossiglos.Sonincontables:estántancompactoscomolasmoléculasdelhumodeunachimeneaodelvapordeunanube.Nuestrapequeñezinfinitanoshaceapreciarlascolosalesdistanciasqueexistenentreellos.Unossonmundoshabitadoscomoelnuestro;otroslofueronyruedansolitariosenelespacio,esperandounanuevaevolucióndelavida;muchosestánnaciendo.Ysinembargo,todosesosmundosnosonmásquecorpúsculosdelhumoluminosodeloinfinito.Elespacioestápobladodehornosqueardenmillones,trillonesycuatrillonesdesiglos,esparciendoluzycalor.LaVíaLácteanoesmásqueunanubedeastrosqueformananuestravista una masa, pero que guardan entre sí distancias en las cuales podríanmoverse tres mil soles como el nuestro, con todos sus planetas, sintropezarse....

Gabriel recordaba la marcha de los sonidos y de la luz. Su rapidez erainsignificante comparada con las distancias de la inmensidad. El sol máscercano al nuestro estaba tan lejos, que para ir un sonido de nosotros a élnecesitaría tresmillones de años. Elmismo sonido, para llegar a la estrellaPolar,invertiríacuatrocientosmilsiglos.¡Yelpobreserhumanojamáspodríaviajarconlavelocidaddelsonido...!

Aquellossoleshuíancomoelnuestrohacia lo ignorado,convertiginosasvelocidades,peroestabantanlejos,quetranscurríantresycuatromilañossinque la humanidad advirtiese que se hubieran movido en el espacio unadistancia mayor que el tamaño de una uña. Las dimensiones de lo infinitocausaban la locura. El Sol era una burbuja de gas inflamado; la Tierra, unaimperceptiblemoléculadearena.

El rayo luminoso de la estrella Polar necesita medio siglo para llegar anuestros ojos. Podía haber desaparecido hace cuarenta y nueve años, y sinembargo, verla aún en el espacio. Y esta estrella era de las vecinas. Eltelescopiollegabaaalcanzarmundostanremotos,queelrayodeluzllegabahastalalentedespuésdeunviajedetresmilaños.

Ytodosestosmundosincontablesnacían,setransformabanymoríancomolos seres. En el espacio no había reposo, lo mismo que en la tierra. Unasestrellasseapagaban,otrasbrillabanmacilentas,otras lucíanconelestallidode vida de la juventud.Los planetasmuertos disolvíanse en incendios de lamateriaparaformarnuevosmundos.Eraunarenovaciónincesantedeformas,en períodos de millones de millones de siglos, que representaban para suexistencialoquelaslimitadasdocenasdeañosdenuestravida.Ymásalládelasincalculablesdistancias,elespacio,siempreelespacioportodoslados,con

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nuevostorbellinosdemundos,sinlímitenibarrera.

Gabrielhablabaenmediodeunsilenciosolemne.Losoyentescerrabanlosojos,comosilesatolondrasetantagrandezaysintieranelmareodelasalturas.SeguíanconlaimaginaciónlasdescripcionesdeGabriel.Suespíritulimitadoquería poner un término al infinito; en su sencillez, se imaginaban tras lasdistancias incalculables una bóveda de materia firmísima, con millones deleguasdeespesor.Perolaobrafantásticaalgúntérminohabíadetener.¿Quéhabía detrás de ella? Y la barrera creada por la imaginación caíarepentinamente, y otra vezvolabanpor el espacio, siempre infinito, siempreconnuevosmundos.

Gabrielhablabadeellosyde suvidaconabsoluta seguridad.El análisisespectral delataba en los astros la misma composición de la Tierra. Si ennuestroátomohabíasurgidolavida,forzosamenteexistíatambiénenlosotroscuerpos celestes, aunque fuese con distintas formas. En algunos planetas sehabría extinguido ya; en otros estaría por nacer; pero seguramente aquellosmillonesdemundoshabíantenidooteníanunavida.

Las religiones, queriendo explicar el origen del mundo, palidecían y seachicaban ante la inmensidad.Eran como la torre de la catedral, que cubríacon su mole una gran parte del cielo, ocultando millones y millones demundos.Ysinembargo,eradeunapequeñezinsignificante,comparadaconlainmensidadqueocultaba;menosque laparte infinitesimaldeunamolécula:nada.Asíeranlasreligiones.Parecíangrandesporqueestabanmuypróximasal hombre, ocultándole la inmensidad. Cuando éste miraba por encima deellas,abarcandoconlavistaelinfinito,sereíadesusoberbiadeliliputienses.

—Entonces—preguntó tímidamente el viejo manchador, señalando a lacatedral—,¿quéesloquenosenseñanahídentro?

—Nada—contestóGabriel.

—¿Yquésomosnosotrosloshombres?—dijoelperrero.

—Nada.

—¿Y los gobernantes, las leyes y las costumbres de la sociedad?—preguntóelcampanero.

—Nada,nada.

Sagrariofijóensutíolosojos,agrandadosporlacontemplaciónprofundadelcielo.

—¿YDios?—preguntóconvozdulce—.¿DóndeestáDios?

Gabriel púsose de pie. Su figura, apoyada en el balaustre de la galeríarecortábasenegrayvigorosasobreelespacioestrellado.

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—Dios somos nosotros y todo lo que nos rodea. Es la vida, con susasombrosastransformaciones,siempremuriendoenaparienciayrenovándosehastaloinfinito.Esesainmensidadquenosespantaconsugrandezaynocabeen nuestro pensamiento. Es lamateria, que vive animada por la fuerza queresideenella,conabsolutaunidad,sinseparaciónnidualidades.ElhombreesDios;elmundoesDiostambién.

Callóuninstante,paraañadirconenergía:

—PerosimepreguntáisporelDiospersonalinventadoporlasreligionesasemejanzadelhombre,quesacaelmundodelanada,dirigenuestrasacciones,guarda las almas clasificándolas por susméritos y comisionahijos para quebajenalatierraylarediman,buscadloenesainmensidad,veddóndeocultasupequeñez.Aunquefueseisinmortales,pasaríaismillonesdesiglossaltandodeastroenastro,sindarjamásconelrincónqueocultasumajestaddedéspotadestronado.EseDiosvengativoycaprichososurgiódelcerebrodelhombre,yel cerebro es el órgano más reciente del ser humano, el último endesarrollarse....CuandoinventaronaDios,laTierraexistíamillonesdeaños.

VIII

En lamañana delCorpus, la primera persona que vioGabriel al salir alclaustro fue donAntolín, que repasaba sus talonarios, alineándolos sobre elbordedepiedradelabalaustrada.

—Hoyesungrandía—dijoLunaqueriendohalagaralVaradeplata—.Sepreparaelgraningreso:vendránforasteros.

Don Antolín miró a Gabriel fijamente, como dudando de su sinceridad.Perovioquenoseburlaba,ycontestóconciertasatisfacción:

—No se preparamal la fiesta. Sonmuchos los que desean ver nuestrostesoros. ¡Ay, hijo! ¡Bien lo necesitamos! Tú, que te alegras de nuestromal,puedes estar satisfecho. Vivimos en horrible estrechez. Nuestra fiesta delCorpusvalepoco,comparadaconladeotrostiempos,ysinembargo,¡cuántaseconomías hay que hacer en la Obrería para pagar los cuatro ochavos quecuesteesteextraordinario!

Quedóse silencioso largo rato don Antolín, mirando fijamente a Luna,comosiacabaradeocurrírseleunaideaextraordinaria.Alprincipiofruncíaelseno,cualsilarepeliese,maspocoapocosurostrofueaclarándoseconunasonrisamaliciosa.

—A propósito, Gabriel—dijo con un acento meloso que tenía algo de

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agresivo—.Recuerdo que, cuando lo delMonumento de SemanaSanta,mehablaste de que necesitas ganar dinero para tu hermano. Hoy tienes unaocasión:pocacosaserá,peroalgoesalgo.¿Quieresserde losque llevan lacarrozadelSacramento?

Gabriel fue a contestar con altivez al malicioso cura: adivinaba suintención demolestarle. Pero inmediatamente le tentó el deseo de vencer alVara de plata aceptando su proposición. Quiso asombrarle accediendo a sudisparatada idea. Además, pensó en que sería este sacrificio digno de lagenerosidad que con él tenía su hermano. Ya que no podía ayudarle congrandesauxiliosdedinero,demostraríasusdeseosdetrabajar.Losescrúpulosdeamorpropiodesvanecíanseenélantelaesperanzadellevaracasaunpardepesetas.

—Túnoquerrás—siguiódiciendoelsacerdoteconacentoburlón—.Eresdemasiado «verde», y tu dignidad sufriríamucho paseando al Señor por lascallesdeToledo.

—Puesseequivocausted.Comoquerer, síquequiero;peroel trabajoesdemasiadopesadoparaunenfermo.

—Porestoquenoquede—dijodonAntolíncon resolución—.Lomenosserán diez dentro del carro, y los hay forzudos de verás. Tú irías paracompletar el número. Ya te recomendaría yo para que te guardasen ciertasconsideraciones.

—Pues trato hecho, don Antolín. Cuente usted conmigo. Yo estoy paraganarmeunjornalsiemprequesepresente.

Acababa de decidirle su deseo de salir de la catedral, de pasar, sin quenadiereparaseenél,porlascallesdeToledo,quenohabíavistodesdequeseencerróeneltemplo.Además,cosquilleabafuertementesuvanidadlairónicasituaciónqueresultabadeserél,consusrotundasnegacionesreligiosasquienpaseaseantelamuchedumbredevotaelDiosdelcatolicismo.

Este espectáculo le hacía sonreír.Casi era un símbolo.De seguro que elVaradeplataseregocijabatambién,viendoenestounpequeñotriunfodelareligión, que obligaba a sus enemigos a llevarla en hombros. Pero él loconsideraba de distinto modo: dentro del carro eucarístico representaría laduda y la negación ocultas en el interior de un culto esplendoroso por supompaexterior,perovacíodefeydeideales.

—Quedamos de acuerdo, don Antolín. Dentro de un rato bajaré a lacatedral.

Sedespidieron.YGabriel,despuésdedigerirtranquilamentelalechequelesirviósusobrina,bajóaltemplo,sindecirnadaalafamiliadeltrabajoque

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pensabarealizar.Temíalaprotestadesuhermano.

EnelclaustrobajovolvióaencontrarseconelVaradeplata.Hablabaconlajardinera,mostrándolaescandalizadounhazdeespigasconunacintaroja.Lohabía recogidoen lapiladeaguabendita juntoa lapuertade laAlegría.Todoslosaños,eldíadelCorpus,encontrabaigualofrendaenelmismositio.Undesconocidodedicabaalaiglesiaelprimertrigodelaño.

—Debe ser un loco—decía el sacerdote—. ¿A qué conduce esto? ¿Quésignificaestehaz?¡Sialmenosfueseunacarretadadegavillas,comoenlosbuenostiemposdeldiezmo...!

Y mientras arrojaba con desprecio las espigas en un arriate del jardín,Gabriel pensaba con admiración en la fuerza atávica que hacía resucitar enplenotemplocatólicolaofrendagentílica,elhomenajealaDivinidaddelosprimerosfrutosdelatierrafecundadaporelverano.

Elcorohabía terminadoycomenzabalamisacuandoGabrielentróenlacatedral. La gente menuda comentaba a la puerta de la sacristía el granincidentede la fiesta.SuEminencianohabíabajadoal coroni asistiría a laprocesión. Decíase que estaba enfermo; pero los de la casa sonreíanrecordandoque en la tarde anteriorhabía idodepaseohasta la ermitade laVirgende laVega.Eraquenoqueríaveralcabildo.Estabaenunaccesodefurorcontraél,ydemostrabasudesprecionegándoseapresidirloenelcoro.

Gabriel recorrió lasnaves.Laconcurrenciadefieleseramayorqueotrosdías,peroaunasí,lacatedralparecíadesierta.Enelcrucero,arrodilladasentreelcoroyelaltarmayor,veíansevariasmonjasdealmidonadasypicudastocascuidando de algunos grupos de niñas vestidas de negro, con lazos rojos oazules, según el colegio a que pertenecían. Unos cuantos militares de laAcademia, gruesos y calvos, oían la misa de pie, apoyando el ros sobre elpecho de su guerrera. En esta concurrencia diseminada y distraída por lamúsica,destacábanse lasseñoritasdelColegiodeDoncellasNobles, jóvenesapenas entradas en la pubertad o soberbiasmujeres en toda la amplitud deldesarrollo femenil, que miraban con ojos de brasa: todas con traje de sedanegra,mantilladeblondamontadasobrelapeinetayvistososgolpesderosas,como damas aristocráticas de gracia manolesca escapadas de un cuadro deGoya.

GabrielvioasusobrinoelTatovestidoconropóndeescarlata,comounnoble florentino, dando golpes en las losas con la vara para asustar a losperros.Discutíaconungrupodepastoresde la sierra:hombresnegruzcosyretorcidos como sarmientos, con chaquetones pardos y abarcas y polainas;hembrasconpañuelosrojosyfaldasmugrientasyremendadasquepasabandegeneraciónageneración.HabíanbajadodelasmontañasparaverelCorpusdeToledo, y andaban por las naves de la catedral con el asombro en los ojos,

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asustadosdesuspropiospasos,temblandocadavezquerugíaelórgano,comositemieranserexpulsadosdeaquelmágicopalacioigualalosdeloscuentos.Lasmujeresseñalabanconundedolosventanalesdecolores,losrosetonesdelas portadas, los guerreros dorados del reloj de la puerta de la Feria, lastuberíasdelosórganos,yquedabaninmóviles,conlabocaabierta,enestúpidacontemplación.Elperrero,consusvestidurasrojas,lesparecíaunpríncipe,yturbadosporelrespeto,nolograbancomprendersuspalabras.CuandoelTatoamenazóconsubastónaunmastínquesepegabaalaspiernasdesusamos,aquellagentesencillasedecidióasalirdeltemploantesqueabandonaralfielcompañerodesuvidaselvática.

Gabriel miró por la verja del coro. La sillería alta y la baja estabanocupadas. Era día de gran fiesta, y no sólo los canónigos y beneficiadosestaban en sus asientos, sino los sacerdotes de la capilla de losReyes y losprebendades de la capilla Mozárabe, las dos pequeñas iglesias que vivíanaparte,contradicionalautonomía,dentrodelacatedraldeToledo.

Luna vio en medio del coro a su amigo el maestro de capilla, consobrepellizrizada,moviendounapequeñabatuta.Entornodeélseagrupabanhasta una docena de músicos y cantores, cuyos sonidos y voces quedabanahogadoscadavezquedesdeloaltolosacompañabaelórgano.Elsacerdotedirigía con un gesto de resignación, mientras la música perdíase, débil yanonadada,enlasoledaddelasnavesgigantescas.

En el altarmayor, sobre su cuadrada carroza, estaba la famosa custodiaejecutada por el maestro Villalpando: un templete gótico, primorosamentecalado,quebrillabaconeltemblordeloroalaluzdeloscirios,ydelabortansutil y aérea, que almenormovimiento estremecíase,meciendo sus rematescomomanojosdeespigas.

Iban llegando a la catedral los invitados a la procesión: señores de laciudadcontrajenegro;profesoresdelaAcademiaentrajedegala,contodassus condecoraciones; oficiales de la Guardia civil con su uniforme querecordabaeldelossoldadosdeprincipiosdesiglo.Porlasnavesavanzaban,contoneándoseconligerossaltitos,losniñosvestidosdeángeles:unosángelesa la Pompadour, con casaca de brocado, zapatos de tacón rojo, chorrera deblondasalasdelatóncolgadasdelosomoplatosyunamitraconplumassobrelapelucablanca.LaPrimadasacabaparalafiestasuvestuariotradicional.LosuniformesdegaladelosservidoresdeltemploerantodosdelsigloXVIII,laúltima época de su prosperidad. Los dos hombres que habían de guiar lacarrozaibanconrizosempolvadosycalzónycasacanegros,comolosabatesdel último siglo; los pertigueros y varas de palo se adornaban con golillasalmidonadasypelucas;elbrocadoyelterciopelocubríaatodalagentedelasClaverías, que apenaspodía comer.Hasta los acólitos llevabandalmáticadeoro.

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El altar mayor estaba adornado con los tapices del Tanto monta, losfamosos paños de los Reyes Católicas, con emblemas y escudos, regalo deCisneros a la catedral.El obispo auxiliar decía lamisa, y él y sus diáconosayudantes sudaban bajo las casullas y capas tradicionales, bordadas,recamadas, con gruesos y deslumbrantes realces, abrumadoras comoarmadurasantiguas.

Conmovíase la catedral con la proximidad de la procesión. Sonaban laspuertasdelassacristíasalabrirseycerrarseconestrépito;ibalagenteatareadadeunladoaotro.Enaquellavidareposadaymonótona,elincidenteanualdeunaprocesiónquehabíaderecorrervariascallescausabaigualestrastornosyocupacionesqueunaexpediciónaventuradaapaíseslejanos.

Alterminarlamisa,elórganocomenzóarugirunamarchadesordenadayruidosa,algoasícomounadanzasalvaje,mientrasseordenabalaprocesión.Fuerade lacatedralsonabanlascampanas.Lamúsicade laAcademiahabíacesadodetocarunpasodobleenlamismapuertaLlana,yseoíanlasvocesdemandodelosoficialesyelchoqueunísonodelasculatasalquedarinmóvileslascompañíasdecadetes.

Don Antolín, con su gran vara de plata y una capa pluvial de brocadoblanco,ibadeunladoaotro,reuniendoalosempleadosdeltemplo.Gabriellovioaproximarsesudorosoycongestionado.

—Atupuesto:yaeshora.

Ylollevóalaltarmayor,juntoalacustodia.Gabrielyochohombresmásseintrodujerondentrodelarmazónlevantandounpañodelosquecubríansuscostados.Habíandeencorvarsedentrodelartefacto.Sumisióneraempujarloparaquesedeslizarasobrelasruedasocultas.Aellossólolescorrespondíadarel impulso: fuera, losdos servidoresdepelucablancay trajenegro eran losencargadosde los timonesdelanteroy trasero,guiando lacarrozaeucarísticaporlastortuosascalles.Gabrielfuecolocadoporsuscompañerosenelcentro.Él avisaría cuándo había que detenerse o emprender lamarcha.La custodiamonumentalibamontadasobreunaplataformaconungrancontrapeso;entreésta y la carroza quedaba un palmo de espacio abierto, por donde asomabaGabrielsusojos,transmitiendolasindicacionesdeltimoneldelantero.

—¡Atención...!¡Marchen!—dijoGabriel,obedeciendoaunaseñalexterior.

Yelcarrosagradocomenzóamoverseconlentitudporelplanoinclinadodemaderaquecubríalospeldañosdelaltarmayor.Alpasarlaverjahuboquedetenerse.Lagentesearrodillaba,yabriendopasoenelladonAntolínysusvaras de palo, avanzaban los canónigos con sus largas vestiduras rojas, elobispoauxiliarconmitradorada,ylasdignidadesconmitrasblancasdelinosin adorno alguno. Se arrodillaron todos ante la custodia, calló el órgano, y

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acompañadosporelcarraspeodeuntrombón,entonaronuncánticoadorandoel Sacramento. El incienso se elevaba en nubecillas azules en torno de lacustodia,velandoelbrillodeloro.Cuandocesóelcántico,volvióasonarelórganoylacarrozapúsosedenuevoenmarcha.Temblabatodaelladesdelabasea lacúspide,yelmovimientohacíasonarcomouncascabeleodeplatalascampanillaspendientesdesusadornosgóticos.Gabrielcaminabaagarradoa una traviesa del carro, con la vista fija en los timoneles, sintiendo en suspiernaselrocedélosqueempujabanaquelartefactosemejantealoscarrosdelosídolosindostánicos.

AlsalirdelacatedralporlapuertaLlana—laúnicadeltemploqueestáalniveldelacalle—,Gabrielpudoabarcarconsuvistatodalaprocesión.Veíalos jinetes de la Guardia civil rompiendo la marcha, los timbaleros de laciudadvestidosderojo,ylascrucesdelasparroquiasagrupadassinordenentornodelamangadelacatedral,enorme,pesadísima,comounglobocubiertodefigurasbordadas.Después todoelcentrode lacalle libre, flanqueadopordos filas de clérigos y militares con cirios; los diáconos con incensarios,asistidosporlosángelesrococósquellevabanlasnavetasdelasiáticoperfume,y los canónigos con sus capas históricas de gran valor. A espaldas delSacramentoseagrupabanlasautoridades,yelbatallóndeloscadetescerrabalamarcha,fusilalbrazo,alairelasrapadascabezas,meciéndosealcompásdelamarcha.

Gabrielaspirabacondeliciaelairedelavíapública.Él,quehabíavistolasmayores capitales de Europa, admiraba las calles de aquella ciudad antiguadespués de su largo encierro en la catedral. Le parecían populosas, y hastaexperimentabaesemareoquelasgrandesagitacionesmodernascausanenloshabituadosaunavidasedentaria.

Los balconesmostrábanse colgados con antiguos tapices ymantones deManila;lascallesestabanentoldadas,conelpavimentocubiertoporunacapade arena para que la carroza eucarística pudiera deslizarse sobre los agudosguijarros.

En las cuestas, la custodia avanzaba trabajosamente. Sudaban, jadeantes,loshombresocultosenelcarro.Gabrieltosía,conelespinazodoloridoporelencierroenlamoviblemazmorra,ylamajestaddelamarchaturbábaseconlasvocesdemandodelcanónigoObrero,que,convestidurasrojasyunavaraenla mano, dirigía la procesión, reprendiendo muchas veces, por susmovimientos desordenados, a los timoneles y a los que impulsaban elcatafalco.

Aparte de estas penalidades, Gabriel estaba satisfecho de su escapatoriaextraordinariaatravésdelaciudad.Reíapensandoenloquehubieradicholamuchedumbrearrodilladaconveneración,deconoceralqueasomabasusojos

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pordebajodelacustodia.Aquellosoficialesdecalzónblancoypetorojo,queconlaespadaalcostadoyelbicorniosobreelmusloescoltabanaDios,teníansindudanoticiasdesuexistencia;algunohabríaoídohablardeél,y talvezguardabasunombreenlamemoriacomoeldeunenemigodelasociedad.¡Yelréproborepelidoportodos,refugiadoenunhuecodelacatedral,comolasaves aventurerasque anidaban en susbóvedas, era el queguiaba el pasodeDiosporlascallesdelareligiosaciudad...!

AmásdemediodíavolviólacustodiaalaPrimada.Gabriel,alpasarjuntoa lapuertadelMollete,vio adornados losmurosexteriores con los famosostapices. Terminados los cánticos de despedida, los sacerdotes se despojabanrápidamente de sus vestiduras, buscando la puerta a la desbandada, sinsaludarse.Ibanacomermástardequedecostumbre;aqueldíaextraordinarioturbabasuexistencia.La iglesia, tanruidosae iluminadadurante lamañana,despoblábaserápidamente,cayendoenelsilencioylapenumbra.

EstebanseindignóalversaliraGabrieldelacarrozaeucarística.

—Tevasamatar:esonoesparati.¿Quécaprichohasidoeltuyo?

Gabrielreía.Sí,erauncapricho,peronosearrepentíadeél.Habíadadounpaseoporlaciudadsinservisto,ysuhermanotendríaparaatenderdosdíasasumanutención.Éldeseabatrabajar,noserlegravoso.

ElVaradepaloseenternecía.

—Pero borrego, ¿te pido algo? ¿Necesito yo otra cosa sino que vivastranquiloytemejores?

Ycomosiquisieracorresponderaestesacrificioconotroqueagradaseasuhermano, al subir a lasClaverías nopuso la cara torvayhabló a suhijadurantelacomida.

Por la tarde, el claustro alto quedó casi desierto. Don Antolín bajóapresuradamente con los talonarios, regocijándose al saberque eranmuchoslos forasteros que le aguardaban. El Tato y el campanero se deslizaronfurtivamenteporlaescaleradelatorrevestidosconsusmejoresropas.Ibanalostoros.Sagrario,obligadaalreposoparasantificarlafiesta,habíapasadoalacasadelzapatero.Mientrasélenseñabalosgigantonesacriadas,soldadosdelaAcademiayparditosdelcampo,lasobrinadeLunaayudabaaremendarlaropaaaquellapobremujerabrumadaporlamiseriayelexcesodehijos.

Cuando elmaestro de capilla y elVara de palo bajaron al coro,Gabrielsalió al claustro. Sólo vio en él a un cadete que paseaba con lamano en laempuñaduradelsable,poniéndolocasihorizontal,comolasrabitiesastizonasdeotros tiempos.Luna le reconociópor sus anchospantalonesy su talledeavispa,quehacíaafirmaralTatoqueeltalcadeteusabacorsé.EraJuanito,el

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sobrino del cardenal. Con frecuencia paseaba por el claustro esperando unaocasiónparahablarconLeocadia,lahermosahijadelsacristándelaVirgen.De los padres no había nada que temer; pero el futuro guerrero tenía ciertorespeto a la abuela Tomasa, que veía con malos ojos estas relaciones yamenazabaconhacérselassaberasutíoelcardenal.

Gabrielhabíahabladovariasvecesconelcadete.Cuandoelmuchacholeencontrabaenelclaustro,pegábaseaélbuscandoconversación,parajustificarconestaspláticassupresenciaenlasClaverías.Lunaseasombróalverleallíentardedefiestas.

—Pero ¿no va usted a los toros?—le preguntó—. Todos los de laAcademiadebenestarenlaplaza.

Juanitosonreía,acariciándoseelbigote.Erasugestofavorito,ylevantabaconsatisfacciónlamanga,adornadacongalonesdesargento.Noerauncadetecualquiera: era un «galonista», y esto, aunque fuese poca cosa para el quesueñaconelgeneralato,siempreresultabaunpasoadelante...No,noibaalostoros; era un aficionado de verdad, pero se sacrificaba por hablar toda unatardecon lanoviaa lapuertade sucasa, enel silenciode lasClaverías.Laabuela había bajado al jardín, y el Azul de la Virgen no tardaría en salir,dejándole el campo libre, como si no se enterase de nada. ¡La gran tarde,amigoGabriel!Él teníaocupacionesmásseriase importantesque lasde losnovatosde laAcademia,quepasaban losdomingosen loscafésopaseandocomo unos bobos. Su novia se la envidiaban todos en elAlcázar: hasta losprofesores.

—¿Ycuándoeselcasamiento?—dijoalegrementeGabriel.

El «galonista» contestó con expresión de hombre importante.Había quehacerantesmuchascosas:convencerasutío,loquenoerafácil,yseguirlosimpulsosdesubuenaestrella,hastallegaraciertaaltura.Élestabareservadoparagrandescosas.Eraasuntodepocosaños.

—Yo,amigoLuna,soydelamaderadelosgeneralesjóvenes.Eslabuenasombradelafamilia.Mitíocuentaque,siendomonaguillo,teníalacertezadellegar a cardenal; y ha llegado.Yo ascenderémuy aprisa. Además, ya sabeusted que un arzobispo de Toledo no es cualquier cosa, y que el tío tienerelacionesenpalacioymandaenelMinisteriodelaGuerralomismoquesifueseungeneral.¡Comoqueesmásmilitarquecura!Paraprobarlo,ahíestáloúnicoquehaescrito:unaplegariaalaVirgen,paraquelarecitenlossoldadosantesdeentrarenfuego.

—Yusted,Juanito,¿sienterealmentelavocaciónmilitar?

—Mucho.Desdequesupeleeryabrirlibros,quiseserigualalosgrandescapitanesqueveíaenlasláminas,erguidossobreelcaballo,conlaespadaen

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lamano,arrogantesyhermosos.Creaustedqueenestacarreranadieentrasinvocación.Enlosseminarioshayencerradosmuchoscontrasuvoluntad,peroanadielodedicanamilitarporlafuerza:elquevienealaAcademiaesporquelesalededentro.

¿Ytodosestántansegurosdeléxitocomousted?

—¡Oh, todos!—dijo sonriendo el sobrino del cardenal—. Sólo que lainmensamayoría no tiene lasmismas probabilidades de hacer carrera. Perocon tantos como somos, no hay ni uno que piense en la posibilidad dequedarsevegetandodecapitánenunregimientodereserva,omorirdeviejollegando,cuandomás,acomandante.Todosvemosprimeramentelajuventudrealzada por el uniforme, por las aventuras (porque ya sabe usted que lasmujeressepirranpornosotros),porlaalegríadevivir,queridoyrespetadoentodas ocasiones, un palmo por encima del paisano; después, cuando seaproxima la vejez y engorda uno y empieza a quedarse calvo, la faja degeneral, la política, y ¡quién sabe si la cartera de Guerra! Éste es elpensamientodetodos.Nohayquiennocreaqueenelporvenirleaguardaunafaja, y no tendrá más que descolgarla para ponérsela en la cintura. Yo séciertamentequemeespera.Losdemásseloimaginan...yasívamosviviendo.

Gabrielsonreíaoyendoalcadete.

—Sonustedesunosengañados,lomismoqueesospobresmuchachosqueentranenelSeminariocreyendoquelesesperalamitraounagranprebendaalotroladodelapuerta.Eslaseducciónqueaúnejercendespuésdemuertaslasgrandes cosas que fueron.Vamos a ver... aparte del resultadomaterial de lacarrera,¿porquésonustedesmilitares...?

—¡Porlagloria!—dijoelcadetecampanudamente,recordandolasarengasdel coronel-director de laAcademia—. ¡Por la patria, cuyadefensanos estáconfiada!¡Porelhonordenuestrabandera!

—¡Lagloria!—dijoGabriel irónicamente—.Conozcoeso.Muchasveces,viéndolesaustedestanjóvenes,taninexpertos,tanllenosdevanasesperanzas,herehechoenmiinteriorloquebienpodríallamarselapsicologíadelcadete.AdivinoloqueustedeshanpensadoantesdeentrarenlaAcademiaypreveoladesilusión amargay aplastanteque les aguardaa la salida.Los relatosdeguerrasylamarcialidadartísticadeluniformehanseducidosuniñez.Despuéslas lecturasbelicosasdeunapoesía irresistible:Bonaparte, consubanderita,pasandoelpuentedeArcoleentrelasnubesdemetralla,grandecomoundios;luego,nuestrosgeneralesdeirporcasa:EsparteroenLuchana,O'DonnellenÁfrica,ysobretodos,Prim,elcaudillocasilegendario,guiandoconsusablelosbatallonesenCastillejos:«Yoquieroserlomismo—dicenlosmuchachos—;adondellegaunhombre,bienpuedealcanzarotro.»Elentusiasmosetomaporpredestinación,ycadaunosecreefabricadoporDiosparaseruncaudillo

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famoso.MientrasseviveaquíenToledo,sesueñaconlagloria,conempresasarriesgadas,conbatallasgigantescasytriunfosruidosos.Perocuandoconlasdos estrellas en la manga se va a un regimiento, lo primero que sale arecibirlesenlapuertadelcuartel,casiantesqueelsaludodelcentinela,eslarealidadfeayantipática.Elquesoñabaconcubrirsedegloriaysercaudillofamoso antes de los treinta años, no pensando más que en combinacionesestratégicas y originales fortificaciones, tiene que ocuparse del lavado yadecentamientodeunoscuantosmozoscerrilesquellegandelcampooliendoaexcesivasalud;probarelrancho,hablardecalzoncillosycamisasycalcularladuracióndeborceguíesyalpargatas.Elquenuncaentróenlacocinadesucasayfuecuidadominuciosamenteporsumamá,despreciandocomocosasdemujeres todo lo que no fuese dar voces de mando y alinear soldados, loprimero conque tropieza en el ejército es con la necesidadde ser cocinero,sastre,zapatero,etcétera,aguantandomuchasvecesrepulsasdesussuperioresporquenodemuestrapericiaenestasfaenas.

—Esverdad—dijoriendoJuanito—;perosinesonopuedehaberejército,yelejércitoesnecesario.

—No discutamos si es necesario o no. Yo quiero decir únicamente queustedes(ysiustedno,porqueentraconbuenpie,suscompañeros)sonunosengañados, que se preparan sin saberlo el fracaso de la vida, lomismo queesosotros jóvenesque,máspobresomenosenérgicos,correnaentraren laIglesia.La Iglesia terminóporqueyanohay fe; lagloriamilitarhaacabadoparasiempreenEspañaporquenohayguerrasdeconquista,ynuestrocarácterde potencia batalladora se perdió, afortunadamente, hace siglos. Si tenemosaúnalgunaguerra,escivilocolonial;guerrasquepodríamosllamarzompas,sinbrilloysinprovecho,enlasquemuerenloshombrestanbiencomoenlasTermopilas o enAusterlitz, pues sólo una vez se pierde la vida, pero sin elconsuelo de la fama y de la admiración pública, sin la aureola de eso quellamangloria.Hannacidoustedesdemasiadotarde.Elbrillodeotrossigloslesatraeconsuespejismo,perolleganconretrasoalllamamiento.Ustedessonlosguerreros de un pueblo que forzosamente ha de vivir en paz; como losseminaristas son los futuros sacerdotes de un país en el que ya no se hacenmilagros,nihayfe,sinorutinayperezadepensamiento.

—Pero si ya no hemos de tener guerras exteriores, si acabaron lasconquistas,servimos,almenos,paradefenderlaintegridaddelsueloespañol,paraguardarlacasa.¿Esqueustedcree—añadióamoscadoelcadete—quenosomoscapacesdemorirporlapatria?

—Nolodudo;esparaloúnicoqueservimoslosespañoles:paramorirmuyheroicamente,peromoriral fin.Nuestrahistoriahacedossiglosnocontienemásquemuertesheroicas.«Gloriosaderrotadetalparte.»«Heroicodesastredetalotra.»Por tierraypormarhemoscausadoestupefacciónenelmundo,

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arrojándonos con los ojos cerrados en el peligro, presentando la cabeza sinhuir, con el estoicismo del chino. Pero las naciones no son grandes por sudesprecio a la muerte, sino por su habilidad para conservar la vida. LospolacosfueronterrordelosturcosyunosdelosmejoressoldadosdeEuropa,yPoloniahacetiempoquenoexiste....Siunagranpotenciaeuropeapudierainvadirnos(fíjeseustedenquedigo«pudiera»,puesenestosasuntosnoeslomismo querer que poder), desde aquí sé yo lo que ocurriría. Los españolessabrían morir, pero tenga usted la seguridad de que los invasores nonecesitaríanmásalládedosbatallascampalesparaacabarcontodosnuestrosmedios de guerra.Y esto que puede deshacerse en un par de días, ¡cuántossacrificioscuestaalpaís...!

—Entonces—dijoirónicamenteelcadete—,habráquesuprimirelejércitoydejarindefensalanación.

—Hoyporhoy,nohayqueesperarqueestoocurra.MientrasEuropaestéarmada y hasta la más pequeña nación tenga un ejército, España lo tendrátambién.Noesellaquienvaadarelejemplo,niesteejemploserviríadenada.Escomosipararemediarlainjusticiasocialiniciaseelsacrificiounoquesólotuvieseunoscuantosmilesdepesetas,renunciandoaellas....

Trasunlargosilencio,Gabrielhablócondulzura,envistadelgestoirónicoycasiagresivodelcadete.

—Austed leduelen indudablementemisafirmaciones.Creaustedque losiento, pues no me gusta herir las creencias de nadie, y más aquellas queforman el ideal de nuestra vida. Pero la verdad es la verdad.A usted no leimporta nada la cuestión social, ¿no es cierto? Ni la conoce, ni le habrápreocupadounsoloinstante.Lomismolesocurriráatodossuscompañerosdeprofesión,ysinembargo,loqueustedessufrenensuprestigio,ensuamoralapatria y a su bandera, no tiene otra causa que el desarreglo social que hoyimperaenelmundo.Lariquezaloestodo;elcapitaleselseñordelatierra.Laciencia rige a la humanidad como sucesora de la fe, pero los ricos se hanapoderadodesusdescubrimientosylosmonopolizanparaperpetuarsutiranía.En el mundo económico se han hecho dueños de las máquinas y demásprogresos,empleándoloscomocadenasparaesclavizaralobrero,obligándoloaunexcesodeproducciónylimitandosujornalaloestrictamentenecesario.Enlavidadelasnacionesocurrelomismo.Hoylaguerranoesmásqueunaaplicación de la ciencia. Los pueblos más ricos se han apoderado de losmayoresadelantosdelartedeexterminar;tienenrebañosdeacorazados,milesde cañones monstruosos, pueden mantener millones de hombres sobre lasarmas, con todos los perfeccionamientosmodernos, sin que se quebrante sufortuna.Alospueblospobressólolesquedaelrecursodecallaroindignarseinútilmente, como lo hacen los desheredados ante los detentadores de lapropiedad.Elpueblomás cobardedel globo,o elmás sedentario, puede ser

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guerrero invencible o conquistador glorioso si tiene dinero. El valorcaballeresco terminó con la invención de la pólvora, y la fiereza de raza hamuertoparasiempreconeladvenimientodel industrialismo.Si resucitaseelCid,estaríaenpresidio,sehabríadedicadoaladróndecarreteras,nopudiendoacoplarse a las desigualdades e injusticias de la vida moderna. Si el GranCapitán fuese ahoraministro de laGuerra, veríamos cómo se las arreglaba,aunconestepresupuestomilitarqueagobiaalanación,paraponersusterciosen condiciones de sostener de nuevo una batalla en Italia. Es el dinero, ¡elmaldito dinero! quien mata la parte más hermosa del soldado, el valorpersonal,lainiciativa,laoriginalidad,asícomoanulaalobrero,convirtiendosuexistenciaenuninfierno.

El cadete escuchaba con atención aGabriel, comprendiendo por primeravez que en las grandes potenciasmilitares había algomás que las aficionesbelicosas delmonarca y el valor de los ejércitos.Veía de repente la riquezacomobaseyresortedetodaslasempresasguerreras.

—Entonces—dijo con expresión pensativa—, si los extranjeros dejan deatacarnos,noesporquenostenganmiedo...

—No; si nos permiten vivir tranquilos, es porque esas potenciasomnipotentes, con sus ambiciones y celos, guardan cierto equilibrio. Soncomo los grandes capitalistas, que, ocupados en enormes concepciones deexplotación, dejan por descuido y desprecio que existan en torno de ellosindustriasmodestas.¿CreeustedqueSuizayBélgicayotrospaísespequeñosviven tranquilos enclavados entre grandes potencias porque poseen unejército?Lomismoexistiríanaunqueno tuviesenunsoldado.YEspaña,porsu poderío militar, no es más que cualquiera de las pequeñas naciones deEuropa. La pobreza económica y la escasez de población nos obligan a lahumildad. Hay hoy dos categorías de ejércitos: los organizados para laconquistaylosquesólosirvenparaguardarelordeninterior,quenosonmásqueunagendarmeríaengrande,concañonesygenerales.EldeEspaña,pormucho que cueste y por más que lo agranden, no sale de esta últimaclasificación.

—Y aunque sólo sea eso—dijo el cadete—, ¿no es algo?Guardamos elordeninterior;velamosporlatranquilidaddelapatria...

—Puesesopuedehacerseconmenosgenteymenosdinero.Además,¿ylagloria?Ustedes,jóvenesllenosdeilusiones,exuberantesdeacometividad,conenergíasparaempresasnuevas,¿seresignanconesaprofesióndevigilantesycuidadoresdeunpueblo?Suporvenirestanmonótonocomoeldeunclérigode la catedral. Todos los días lo mismo: amaestrar hombres para que semuevandeestemodooelotro,jugaraldominóoalbillarenuncafé,paseareluniformeoecharunsueñoenelsillóndelcuartodebanderas.Nopuedehaber

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para ustedes otro suceso extraordinario que unmotín contra el impuesto deConsumos, unahuelga, un cierrede tiendasprotestandode los impuestos, yhacer fuegoentoncessobreunamuchedumbrearmadadepiedrasypalos.Sialgunavezmandaustedensuvidadisparar,tengalacertezadequeserácontraespañoles. Los gobiernos no quieren ejército: saben que es inútil para ladefensa exterior de la nación, pues la fortuna nacional no permite sumantenimiento, y les basta con una organización embrionaria, que vive enpleno desorden, agitada por incesantes y contradictorias reformas, copiandolosadelantosextranjeros,comounamuchachapobreimitalasgalasdelagranseñora. Crea usted que nada tiene de agradable vivir una existencia deapocamientoymonotonía,sinotragloriaquefusilaralobreroqueprotestaoalpuebloquesequeja.

—Pero¿ylalibertad?,¿yelprogresopolítico?—preguntóelcadete—.YoheoídoauncapitánviejodelaAcademia,quesienEspañaexisteelrégimenliberalesporelejército.

—Muchohaydeeso—dijoGabriel—.EsindudablementeelserviciomásimportantequeelejércitohaprestadoaEspaña.Sinél,¡quiénsabeenloquehubiesenparadolasguerrasciviles,enestepaístanestacionarioytímidoantelasreformas!Lorepito:nodesconozcoesteservicio,perocreaustedquelasguerrascivilesentrelalibertadyelabsolutismopolíticonoserepetirán,comono podrían reproducirse con éxito las guerrillas de la Independencia. Losmedios de comunicación y los progresosmilitares hanmatado la guerra demontaña.Elmáuser,queeselarmadeldía,necesitallevartrasdesíunparquebien provisto, tener almacenes de cartuchos a la espalda, y esto esincompatibleconlaguerradepartidas.

—Peroreconoceráustedquedealgoservimosyquepréstamosalanaciónunbuenservicio.

—Loreconozcodentrodelactualordendecosas.Peroaúnloreconoceríamejor si fuesenustedesmenos.Consumen lamejorpartedel presupuesto, ysinembargovivenustedesenunamiseriadecenteydisimulada,pedomiseriaal fin. Un teniente gana menos que ciertos obreros, y tiene que costearseuniformesvistosos,irlimpio,yfrecuentar,cuandonecesitaesparcimiento,losmismoslugaresquelosricos.Sóloveanteéllargosañosdeesperaydeocultamiseria,sobrellevadacondignidad,hastaqueunascensoleproporcionaunoscuantosdurosmásalmes.Ustedessufrenarrastrandoestavidadeproletariosde la espada, y la nación productora se queja viéndoles inactivos, y olvidaotrosgastossuperfluosparafijarseúnicamenteenlosmilitares.Créameusted:paraejércitomoderno,sonustedesmuypocosymalorganizados;paraguardiainterior, sobran muchos y son caros. No es de ustedes la culpa. Es de suVocación que llega tarde, cuando España está muerta, por fortuna, para lasempresas aventureras. Si resucita, ha de seguir una dirección que no será

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ciertamente la de la espada.Por esto digoqueyerran el camino los jóvenesquebuscanlagloriaallídondecreyeronencontrarlasusantepasados.

LaaparicióndelVaradeplatacortóeldiálogo.Corría,pálidodeemoción,jadeante,agitandosumanojodellaves.

—VaavenirSuEminencia—dijoapresuradamente—.Yaestáenelarco.Quiere pasar la tarde en el jardín. ¡Es un capricho...! Hoy dicen que estáinaguantable.

Y corrió a abrir la escalera de Tenorio, que ponía en comunicación lasClaveríasconelclaustrobajo.

Elcadetesealarmóantelainesperadaproximidaddesutío.Noqueríaqueleencontraseallí:temíaelcarácterdelcardenal;yhuyóhacialaescaleradelatorre.Semarchabaalostoros;sacrificabaalanoviaantesqueencontrarsecondonSebastián.

Gabriel, al quedar solo en el claustro, se arrimó a una columnilla,aguardandodelejoselpasodeltemiblepríncipedelaIglesia.Leviosalirporlapuertaqueconducíaaldepartamentodelosgigantones.Ibaseguidopordosfamiliares.Lunapudoexaminarlebienporprimeravez.Eraenorme,yapesarde su edad, se mantenía erguido. Sobre la negra sotana con ribetes rojosdescansaba la cruz de oro. Se apoyaba en un bastón de mando con ciertamarcialidad,ylasborlasdeorodesusombrerocaíansobresunucagrasienta,de una piel rosada y cubierta de pelos blancos. Sus ojos pequeños ypenetrantesmirabanatodosladosconlaesperanzadeencontrarundescuido,algo que contraviniese las reglas establecidas, para estallar en gritos yamenazasquediesensalidaalmalhumoryalairareconcentradaquefruncíansuentrecejo.

Desapareció por la escalera de Tenorio precedido por don Antolín, que,despuésdeabrirlasverjas,sehabíapuestoasusórdenes,trémulodemiedo.ElsilencioylasoledaddelasClaveríasnosealteraron.Parecíaquelagenteocultaenlascasasquedabainmóvil,adivinandoelpeligroquepasaba.

Gabriel, asomado a la barandilla, vio cómo el cardenal salía al claustrobajo, recorriendo dos de sus galerías hasta llegar a la puerta del jardín. Unligero ademán del prelado bastó para que se detuvieran los familiares, y élavanzó solo por la avenida central, dirigiéndose al cenador, donde Tomasadormitabaentrelosmurosdehojasconlacalcetaenlasmanos.

Laviejadespertóconelruidodepasos.Alveralprelado,dioungritodesorpresa:

—¡DonSebastián!¡Aquíusted...!

—He querido visitarte—dijo el cardenal con sonrisa bondadosa,

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sentándoseenunasilla—.Nosiemprehabíasdesertúlaquemebuscases.Tedebomuchasvisitas,yaquíestoy.

Hundiendounamanoenlasprofundidadesdelasotanasacóunapetacadeoro,encendiendouncigarrillo.Extendíasuspiernasconlacomplacenciadelque seveunmomentoen libertad, acostumbradoa todashoras a imponerseconelceñoadustodeladominación.

—Pero ¿no estaba usted enfermo?—preguntó la jardinera—.Yo pensabapasarestatardeapalacioparapreguntaradoñaVisitaporsusalud.

—Calla, tonta; nunca me he sentido mejor: especialmente desde estamañana. La bofetada que he dado a «ésos» no asistiendo al coro por norozarmeconellosmehapuestodeunhumormagnífico.Paraqueconstemejormiintención,hevenidoaverte.Quieroquesepanqueestoybien,quelodelaenfermedadnoescierto.QueseenterentodosenToledoqueelarzobisponoquiereverasuscanónigos,yqueestolohacepordignidad,noporsoberbia,puesalmismotiempobajaaverasuantiguaamigalajardinera.

Yeltemiblehombrónreíacomounniñoalpensareneldisgustoqueestavisitapodíadaralosdelcabildo.

—Y, no creas, Tomasa—continuó—, que he venido a verte sólo porconveniencia; esta tardeestaba triste enpalacio,meaburría.VisitaciónandaocupadaconunasamigasdeMadrid,yyohesentidoesearrechuchoquemeda de vez en cuando al recordar el pasado. Sentía necesidad de verte, y hepensado además en que el jardín de la catedral es siempre fresco. Fuera deaquíhaceuncalordehorno...¡Ay,Tomasa!,¡quéfuerteteveo!Tandelgadaytan ágil, te mantienes mejor que yo. No estás envuelta en grasa como estepecador,nitienesdolenciasqueteamarguenlasnoches.Tupeloaúnestácasinegro,ladentaduraseconservabien,nonecesitas,comoestecardenal,llevarun artefacto dentro de la boca.... Pero de todos modos, Tomasa, eres viejacomo yo. Nos quedan pocos años de vida, por mucho que el Señor quieraconservarnos. ¡Quién pudiese volver a aquellos tiempos, cuando subía a tucasa con la sotanita roja, en busca de tu padre el sacristán, y te quitaba elalmuerzo!¿Eh,Tomasa...?

Los dos ancianos, olvidando las diferencias sociales, con esa fraternidadresignadade los seresquecaminana lamuerte, recordabanelpasado.Todoestaba lomismoque en su niñez: el jardín, el claustro; la catedral no habíacambiado.

SuEminencia,cerrandolosojos,secreíaaúnelmonagotraviesodemediosigloantes.Laespiralazuladadesucigarrilloparecíaarrastrarsupensamientoporlasinterminablesrevueltasdelpasado.

—¿Teacuerdascómoseburlabademítupobrepadre?«Estechiquillo—

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decíaenlasacristía—esunSixtoV.»«¿Quéquieresser?»,mepreguntaban.Yyo respondía siempre lo mismo: «Arzobispo de Toledo.» ¡Y poco que seburlaba el buen sacristán de la seguridad con que hablaba yo de mispretensiones!Cuandome consagraron obispo, cree, Tomasa, queme acordémucho de él, sintiendo que hubiese muerto. Habría gozado viendo suslágrimas de alegría al contemplarme con la mitra en la cabeza.... Yo os hequeridosiempre;soisunafamiliaexcelente,ymuchasvecesmematasteiselhambre.

—Calle, señor, calle y no recuerde esas cosas.Yo soy la que tengo queagradecerlequeseatanbueno,tanllanote,apesardesucategoría,quecasiesla que viene detrás del Papa.... Y la verdad es—añadió la vieja con laarroganciadesufranqueza—quenadapierdesiendoasí.Amigascomoyonotendráustedninguna.Austednolerodeanmásqueaduladoresypillos,comoatodoslosgrandesdelatierra.Sisehubieraquedadoencurademisayolla,nadie lemiraría la cara; pero Tomasa continuaría siendo su amiga, siempredispuestaahacerleunservicio.Silequierotanto,esporqueustedessencilloyafable.Sigastaseorgullo,comootrosarzobispos,lebesaríaelanilloy¡hastalavista!Elcardenalensupalacioylajardineraensujardín.

Elpreladoacogíaconsonrisaslafranquezaenérgicadelabuenamujer.

—UstedsiempreserádonSebastiánparamí—continuó—.CuandomedijoquenolellamaseEminenciaytodosesostratamientosqueledalagente, loagradecímásquesimehubieseregaladoelmantodelaVirgendelSagrario.Seme atragantaba tanto tratamiento; me daban ganas de gritar: «¡Pero quéporra de Eminencia e Ilustrísima, si nos hemos arañado de pequeños milveces,porqueestegrandísimoladrónnoveíamendrugonialbaricoqueenmismanosquenoquisierazampárselo!»Graciasquelehablodeusteddesdequelevibeneficiadodelacatedral,puesaunsacerdotenoestábientutearlecomoaunmonago.

Quedaronsilenciososlosdosviejos.Susmiradasvagabanporeljardínconcierto enternecimiento, como si en cada árbol o arcada cubierta de follajeencontrasenunrecuerdo.

¿Sabeusted loqueahoramevienea lamemoria?—dijoTomasa—.Puesmeacuerdodeotravezquenosvimosaquímismo,eneste jardín,haceunafriolera de años: lo menos cuarenta y ocho o cincuenta. Yo estaba con mipobrehermanamayor,queacababadecasarseconLunael jardinero.Por elclaustro andaba rondándome el que luego fue mi marido. Vi entrar en elcenador un hermoso soldadote, un sargento, con gran ruido de espuelas, elchafarotealbrazoyuncascoconrabo,comoeldelosjudíosdelMonumento.Era usted, don Sebastián, que había venido a Toledo para ver a su tío elbeneficiado, y no queríamarcharse sin visitar a su amiga Tomasita. ¡Y qué

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guapoestabausted!Eslaverdad;nolodigoporadularle.¡Teníaustedunairede pillo para las muchachas! Hasta recuerdo que me dijo algo sobre lohermosayfrescaquemeencontrabadespuésdelosañosdeausencia.Austedno le sienta mal que recuerde esto, ¿verdad? Eran chicoleos de soldado.¡Tantosdiríaentonces!Cuandosefueusted,dijomicuñado:«Éstehacolgadolos hábitos para siempre; es inútil que su tío el beneficiado quiera hacerlosacerdote.»

—Fueunalocuradelajuventud—dijoelcardenal,quesonreíaconorgullorecordando al arrogante sargento de dragones—. En España sólo hay trescarrerasdignasdelhombre:ladelaespada,ladelaIglesiaoladelatoga.Lasangremebullía,yquisesersoldado;perotuveladesgraciadepillartiemposdepaz.Micarrerahubiesesidolenta,yparanoamargarlosúltimosañosdemitío,seguísusconsejosyreanudélosestudios,volviendoalaIglesia.EnunsitioyenotrosepuedeserviraDiosyalapatria;perocreequemuchasveces,contodomicardenalatoacuestas,piensoconenvidiaenaquelmilitarquetúviste. ¡Qué tiempos tan dichosos!Aúnme tira la espada.Cuando veo a loscadetes,cambiaríaagustoconcualquieradeellos,entregándolesmibáculoymi cruz. ¡Y tal vez lo hiciese mejor que todos ellos! ¡Ah! ¡si volviesenaquellostiemposdelaReconquista,enquelospreladossalíanamatarmoros!¡QuégranarzobispodeToledohubiesehechoyo...!

YdonSebastiánerguía sucuerpodeancianoobeso, estirando losbrazosconlaarroganciadelosúltimosrestosdesuvigor.

—Ustedhasidosiempremuyhombre—dijolajardinera—.Yoselodigomuchasvecesaciertoscuritasquéhablandeusted,criticándoloporsipatatínopatatán.«NojueguenustedesconSuEminencia,queesmuycapazdeentrarun día en el coro, y a éste quiero y a éste no, sacarlos a todos a bofetadalimpia.»

—Más de una vez he estado tentado de hacerlo—dijo el prelado confirmeza, brillando en sus ojos una chispa de energía—. Perome detiene laconsideracióndemicargoymicarácterdesacerdotepacífico.Soypastordelcatólicorebaño,noloboqueaterraalasovejasconsufiereza.Peroavecesnopuede unomás, y ¡Diosme perdone! he sentido la tentación de levantar elcayado para empezar a golpes con el rebaño rebelde que se guarece en lacatedral.

Elpreladoexcitábasehablandodesusluchasconelcabildo.Laplacidezdeespírituqueleproporcionabalatranquilidaddeljardíndesaparecíaalrecordarasushostilessubordinados.Necesitaba,comootrasveces,confiarsuspesaresa la jardinera, con esa benevolencia instintiva que impulsa a los grandes afranquearseconloshumildes.

—Tú no sabes, Tomasa, lo que esos hombres me hacen sufrir. Quiero

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dominarlosporquesoyelamo,porquemedebenobedienciaconarregloaladisciplina, sin la cual no habría Iglesia ni religión, y se me resisten y medesobedecen. Mis órdenes son cumplidas a regañadientes, y cuando quieroimponerme,hastaelúltimocurasaleconloquellamasusderechos,ymeponepleito,yacudealaRotayaRomasiespreciso.Vamosaver:¿soyelamoonolosoy?¿Esqueelpastordiscuteconsusovejasylasconsultaparaguiarlasporelbuencamino...?Memareanyaturdenconsuspleitosycuestiones.Nohay entre ellos ni medio hombre; todos son chismosos y cobardes. En mipresencia tienen la vista baja; sonríen y alaban a Su Eminencia; y apenasvuelvo la espalda, sonvíborasque intentanmorderme, lenguasdeescorpiónquenadarespetan...¡Ay,Tomasa!¡Hijamía!¡Tenmelástima!Creequecuandopiensoenestomepongomuyenfermo.

Yelpreladopalidecía,abandonandosuasientocongestodoloroso,comosisusentrañasseconmoviesenconintensaspunzadas.

—No haga usted caso—dijo la jardinera—. Usted está por encima detodos;ustedlosvencerá.

—Claroque losvenceré; ¡puesno faltabamás!Sería laprimeravezquequedasedebajo.Estastriquiñuelasdecomadresmemolestanpoco.Séquealfinalveréamispiesalosrepugnantesenemigos.¡Perosuslenguas,Tomasa!¡Loquedicendelosseresquemásamoenelmundo!Estoesloquemehiere,loquememata.

Volvióasentarse,aproximándosealajardineraparahablarenvozqueda:

—Tú conoces mi pasado mejor que nadie; te lo he contado porque meinspirasgranconfianza.Además, túeres lista,y loquenosabes loadivinas.ConocesloqueesVisitaciónparamí,eindudablementenoignorasloqueesosmiserablesdicendeella.Notehagaslatonta:losabes;todosenlacatedralyaunfueradeellaseenterandeesascalumniasylascreen.Túereslaúnicaquenopuedescreerlas,porqueconoceslaverdad...Pero¡ay!,laverdadnopuedodecirla,nopuedogritarla:meloimpidenestoshábitos.

Y agarraba un puñado de su sotana con los dedos crispados, como siquisierarasgarla.

Transcurrióun largo ratode silencio.DonSebastiánmirabaal suelo conojos duros, contrayendo susmanos como si quisiera agarrar a los invisiblesenemigos.Devezencuandosentíalaspunzadasdesuenfermedadysuspirabadolorosamente.

—¿Por qué pensar en tales cosas?—dijo la jardinera—. Se pone ustedmalo, y para esto no era preciso que semolestase bajando a verme.Mejorhubierahechoquedándoseenpalacio.

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—No;túmedistraes;encuentrociertoconsuelocomunicándotemispenas.Alláarribamedesesperosolo,teniendoquehaceresfuerzosparatragarmelarabia.Noquieroqueseenterenmisfamiliares,puesseríancapacesdereírse;no quiero que sepa nadami pobreVisitación... ¡Y yo no sé disimular!, ¡nopuedofingiralegríacuandoestoy irritado...! ¡Qué infiernoelquesufro! ¡Nopoderdecirquehesidohombre,quehesidodébil,comohechodecarnequesoy,yquellevoconmigolosfrutosdemifalta,sinquerersepararmedeellosaunquelacalumniamepersiga!Cadaunoobracomoquienes,yyoquieroserbueno en medio de mis pecados. Podía haberme separado de mis hijos,haberlosabandonado,comohacenotrosporconservarsufamadesantos;peroyo soyhombre,me enorgullezcode ello: unhombre con sus defectos y susvirtudes, ni una más ni una menos que la generalidad de los humanos. Elsentimiento de la paternidad está enmí tan arraigado, tan hondo, que antesperdería la mitra que abandonar a mis hijos. Ya recuerdas cómo me pusecuandomurióelpadredeJuanito,quepasabapormisobrino.Creímorir.¡Unhombrón tan hermoso y con un porvenir tan brillante!Yo le hubiese hechomagistrado, presidente delSupremo,ministro, ¡qué sé yo!Y enveinticuatrohoras sememuere, como si el cielo quisiera castigarme.Es verdad quemequedaminieto;peroeseJuanitoennadasepareceasupadre,yteloconfieso:lequieropoco;noveoenélmásqueunreflejolejanodemipobrehijo.Demipasado, de aquella época que fue la más feliz de mi vida, sólo me restaVisitación.Eselretratodelapobremuerta;¡laadoro!Yestadichamezquinamelaturbaesagentuzaconsuscalumnias...¡Hayparamatarlos!

Dominadoporelgratorecuerdodelaprimaveraquehabíaflorecidoensusprimerosañosdeobispo,alláenunadiócesisandaluza,repetíaaTomasa,unavez más, sus relaciones con cierta dama devota que sentía desde la niñezhorror al mundo. La devoción los había juntado, pero la vida no tardó enrecobrar sus fueros, abriéndose paso en sus relaciones casi místicas yuniéndolosencarnalabrazo.Habíanvividofielesunoalotroenelmisteriodelavidaeclesiástica,amándoseconprudenciaescrupulosa,sinqueelsecretodesus relaciones trascendiese al público, hasta que ella murió, dejándole doshijos.DonSebastián,hombredeenérgicaspasiones,sentíalapaternidadhastala vehemencia. Aquellos dos seres eran la imagen de la pobre muerta, elrecuerdodelúnicoidiliodeunavidadedicadaporcompletoalaambición.Lascalumniasquecirculabanlosenemigos,fundándolasenlapresenciadesuhijaenelpalacioarzobispal,leponíancomoloco.

—¡La creen mi querida!—decía con acento iracundo—. ¡Mi pobreVisitación, tanbuena, tancariñosa, tanmansitapara todo,convertidaenunacualquieraporesosmiserables!¡UnaamantequehesacadoparamidiversióndelColegio deDoncellas nobles...! ¡Como si yo, viejo y enfermo, estuvieraparapensar enesasporquerías! ¡Indecentes...!, ¡miserables...! ¡Pormenos secometenmuchoscrímenes...!

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—Déjelosquedigan;Diosestáenloaltoynosveatodos.

—Lo sé; pero estonobasta a tranquilizarme.Tú tienes hijos,Tomasa, yconocesloqueesquererlos.Nosólonoshiereloquesehacecontraellos,sinoloquesedice...¡Quédíasllevodesufrimiento!Depequeñoyasabesquetodami ilusiónera llegar a loque soy.Mirabael tronodel coroypensabaen lobienqueseestaríaenél,enlainmensafelicidaddeserpríncipedelaIglesia.Pues bien; ya estoy en el trono. He caminado medio siglo apartando laspiedras,dejandolapielyhastalacarneenlaszarzasdelacuesta.¡Yosécómopudesalirdelmontónnegroyllegaraobispo!Después...¡yasoyarzobispo!,¡ya soy cardenal!, ¡yanopuedo llegar amás! ¿Yqué?La felicidad siempremarchadelantedenosotros,comolanubedeluzqueguiabaalosisraelitas.Lavemos,casilatocamos,peronosedejacoger.Mesientoahoramásinfelizqueenlaépocaenqueluchabaporseralgoymecreíaelmásdesgraciadodeloshombres.Notengolajuventud:laalturaenquemeveo,fijasenmítodaslasmiradas,me impidedefenderme. ¡Ay,Tomasa!Compadéceme, soydignodelástima.¡Serpadre,ytenerqueocultarlocomouncrimen!¡Quereramihijaconuncariñoqueseacrecientamásymásconformeseaproximalamuerte,ytenerquesufrirquelagentetomeesteafectotanpuroporalgorepugnante...!

Y la terrible mirada de don Sebastián, que asustaba a toda la diócesis,nublóseconlágrimas.

—Además, tengootras penas—continuó—,pero sondehombreprevisorque teme el porvenir. Cuando muera, todo lo que tengo será para mi hija.Juanitocuentaconlodesumadre,queerarica,yademástieneunacarrerayelapoyodemisamigos.Visitaciónserápoderosa.Yasabesque-misadversariosme echan en cara lo que ellos llamanmi avaricia.Avaricioso, no: previsor,amante del bienestar de los míos. He ahorrado mucho; no soy de los querepartenpanalapuertadesupalacio,nibuscolacelebridadporla limosna.Tengo dehesas enExtremadura,muchas viñas en laMancha, casas, y sobretodo, papel del Estado,mucho papel. Como buen español, quiero ayudar algobiernoconmidinero,tantomáscuantoqueéstoproduceganancias.Noséciertamente loqueposeo:seránveintemillonesde reales: talvezmás.Todoahorradopormí,aumentadoconbuenosnegocios.Nopuedoquejarmede lasuerte; elSeñormehaayudado. ¡Y todoparamipobreVisitación!Migozoseríaverlacasadaconunhombrebueno,peroellanoquieresepararsedemí.Leatraelaiglesia,yésteesmimiedo.Noloextrañes,Tomasa;yo,príncipedelaIglesia,tiembloalvercómoseentregaaladevoción,yhagocuantopuedopordesviarla.Megustalamujerreligiosa,noladevotaquesóloseencuentrabienen la iglesia.Lamujerdebevivir, debegozary sermadre.Siemprehemiradomalalasmonjas.

—Déjela,señor—dijolajardinera—.Nadatienedeextrañoquelegustelaiglesia.Delmodocomovive,nopuedetenerotrasaficiones.

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—Porhoy,nada temo.Estoyasu lado,ynadame importaquegustedeltrato con monjitas. Pero puedo morir mañana, y ¡figúrate qué magníficobocadoserálapobreVisitaconsusmillones,sola,yconesaaficiónalavidareligiosa,queotrosmáslistospuedenexplotar...!Yohevistomucho;soydelaclasey estoy en el secreto.No faltanórdenes religiosas que se dedican a lacazadeherencias,paramayorgloriadeDios,segúndicen.Además,andanporahíesasmonjasextranjeras,degranpapalina,quesonlincesparaestaclasedetrabajo.Meaterraelpensarquecaigansobremihija.Yosoydelcatolicismoala antigua, de aquella religiosidad española neta: un catolicismo castellano,como quien dice de panllevar, limpio de extranjerías modernas. Sería tristehaberpasadolavidaahorrando,paraengordaralosjesuítasoaesashermanasquenosabenhablarencastellano.Noquieroquemisdinerossufranlamismasuertequelosdelsacristándeladagio.Poresto,alossinsaboresdemiluchaconlagentuzaenemigaseuneeldolorquemecausaelcarácterdébildemihija.Talvezlacacen,yalgúntunoseríademíapoderándosedemidinero.

Y excitado por sus negros pensamientos, soltó una interjección castiza yobscena,recuerdodesustiemposdesoldado.Enpresenciadelajardinera,noteníaporquécontenerse.Laviejaestabaacostumbradaalosdesahogosdesucarácter.

—Vamosaver—dijoimperiosamente,despuésdeunlargosilencio—.Túquemeconocesmejorquenadie:¿soytanmalocomosuponenlosenemigos?¿MerezcoqueelSeñormecastiguepormisfaltas?TúeresunalmadeDios,sencillaybuena,ysabesmásdeestocontuinstintoquetodoslosdoctoresenTeología.

—¿Usted malo, don Sebastián? ¡Jesús...! Usted es un hombre como losotros:nimásnimenos.Talvezmejorquemuchos,puesessencillo, tododeunapieza,sinengañosnihipocresías.

—Unhombre: tú lohasdicho.Soyunhombrecomolosdemás.Losquellegamosaciertaalturasomoscomolossantosqueestánenlasfachadasdelasiglesias. De abajo, causan admiración por su hermosura; vistos de cerca,producenhorrorporlafealdaddelapiedraroídaporeltiempo.Pormásqueintentemos santificarnos, poniéndonos a distancia, no somos más quehombres;seresdecarneflacaparaaquellosquenosrodean.EnlaIglesiasoncontadísimoslosqueselibrandelaspasioneshumanas.¡Yquiénsabesiaunesospocosprivilegiadosnosesientenmordidosporeldemoniodelavanidad,yalextremar losascetismosdesuvida,piensanen lagloriadeverseen losaltares...!Elsacerdotequelogradominarlacarnecaeenlaavaricia,queeselvicioeclesiásticoporexcelencia.Yojamásheatesoradoporvicio;heahorradoparalosmíos,nuncaparamí.

Callólargoratoelprelado;peroensuirresistibleafándeconfesarseconla

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sencillamujer,continuó:

—EstoysegurodequenomedespreciaráDioscuandolleguemihora.Suinfinitamisericordiaestáporencimadetodaslaspequeñecesdelavida.¿Cuálesmidelito?Haberamadoaunamujer,comomipadreamóamimadre;tenerhijos,comolostuvieronapóstolesysantos.¿Yqué?Elcelibatoeclesiásticoesuna invención de los hombres, un detalle de disciplina acordado en losconcilios;perolacarneysusexigenciassonanterioresenmuchísimossiglos:datan del Paraíso. Quien salta esta barrera, no por vicio, sino por pasiónirresistible, porque no puede vencer el impulso de crear una familia y teneruna compañera, ése falta indudablemente a las leyes de la Iglesia, pero nodesobedeceaDios....Alaproximarselamuerte,tengomiedo.Muchasnochesdudoy tiemblo comounniño....Yohe servido aDios amimodo.Enotrostiemposlehubieradefendidoconlaespada,peleandocontralosherejes;ahorasoysusacerdote,yporélbatallocadavezqueveolaimpiedaddelostiemposcercenaralgodesugloria.ElSeñormeperdonará,recibiéndomeensuseno.Túqueeres tanbuena,Tomasa,y tienesalmadeángelbajo tucortezaruda,¿nolocreesasí...?

Lajardinerasonrió,ysuspalabrasatravesaronconlentitudelsilenciodelatardeagonizante.

—Tranquilícese,donSebastián.Yohevistomuchossantosenestacasa,yvalíanmenosqueusted.Porasegurarsusalvaciónhubiesenabandonadoaloshijos.Pormantener loquellamanlapurezadelalmahabríanrenegadodelafamilia.Créameustedamí:aquínoentransantos;hombres, todoshombres.No hay que arrepentirse de haber seguido el impulso del corazón.Dios noshizo a su imagen y semejanza, y por algo nos puso el sentimiento de lafamilia.Lodemás,castidad,celibatoyotraszarandajas,loinventaronustedesparadistinguirsedelcomúnde lasgentes.Seaustedhombre,donSebastián,quecuantomáslosea,resultarámásbuenoymejorloacogeráelSeñorensugloria.

IX

PocosdíasdespuésdelCorpus,unamañanadonAntolínfueenbuscadeGabriel.ElVaradeplatasonreíaaLuna,hablándoleconaireprotector.

Habíapensadoenéltodalanoche.Ledolíaverleinactivo,paseandoporelclaustro. La falta de ocupación era lo que le inspiraba aquellas ideas tanperversas.

—Vamosaver—añadió—:¿teconvendríabajarconmigotodaslastardesa

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lacatedralparaenseñarelTesoroylasdemáspreciosidades?Vienenmuchosextranjerosqueapenassisedejanentendercuandomepreguntan.Túconocessu lenguaje: sabes el francés, el inglés y no sé cuántos idiomasmás, segúnafirma tu hermano. La catedral ganaría mucho pudiendo demostrar a esosextranjerosquetieneunintérpreteasudisposición;túnosharíasunfavorynoperderíasnada.Siempreesunentretenimientovercarasnuevas.Encuantoarecompensa....

SedetuvoaquídonAntolín, rascándose lacabezapordebajodelbonete.VeríadearañaralgodelosfondosdelaObrería;sinoeraposibleenelprimermomento,porestar flacayescurrida la rentade laPrimada,ya seproveeríamás adelante. Y aguardó con mirada ansiosa la respuesta de Gabriel. Éstemostróseconforme.Al fineraunhuéspedde la catedral,y algo ladebía.Ydesde aquella tarde bajó al templo a la hora de coro para enseñar a losextranjeroslasriquezasdelaiglesia.

Nunca faltabanviajerosque, exhibiendo lospapelillosde coloresdedonAntolín,esperabanelmomentodeadmirarlasalhajas.ElVaradeplatanoveíaunextranjeroquenose imaginasequeeraunlordounduque,extrañándosemuchasvecesdesudesgarboenelvestir.Paraél,sólolosgrandesdelatierrapodían permitirse el placer de viajar, y abría unos ojos escandalizados eincrédulos cuando Gabriel afirmaba que muchas de aquellas gentes eranzapateros deLondres o tenderos deParís que se daban en las vacaciones elregalodeunaexcursiónporelantiguopaísdelosmoros.

Avanzabanporlasnavescincocanónigosconsobrepellicesdecoro,cadauno conuna llave en lamano.Eran los guardadores delTesoro.Abría cadacual la cerradura confiada a su custodia, giraba pesadamente la puerta yquedaba abierta la capilla con sus antiguas riquezas. En enormes vitrinas,comoenunmuseo,seexhibíalaviejaopulenciadelacatedral: imágenesdeplata maciza; globos enormes coronados por graciosas figurillas, todo depreciosometal;arquillasdemarfildecomplicadalabor;custodiasyvirilesdeoro; enormes platos dorados y repujados, con escenas mitológicas queresucitabanlaalegríadelpaganismoenaquelrincónsórdidoypolvorientodeltemplo cristiano. Las piedras preciosas extendían su gama de colores porpectorales, mitras y mantos de la Virgen. Eran diamantes tan enormes quehacían dudar de su autenticidad, esmeraldas del tamaño de guijarros,amatistas,topaciosyperlas,muchasperlas,acentenares,amiles,caídascomogranizosobrelasvestidurasdelaVirgen,Losforasterosadmirábanseanteestaopulencia, deslumbradospor su enormidad,mientrasGabriel, habituado a lavisita diaria, lo miraba todo fríamente. El Tesoro tenía un aire de vetustezlamentable.Lasriquezashabíanenvejecidoconlacatedral.Losdiamantesnobrillaban, el oro parecía empañado y polvoriento, la plata se ennegrecía, lasperlas estaban opacas y comomuertas.El humode los cirios y el ambiente

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ranciodeltemplolohabíanpatinadotodotristemente.

«LaIglesia—sedecíaGabriel—envejececuantotoca.Lasriquezaspierdenelbrilloensusmanos,comolasjoyasquecaenenpoderdelosusureros.Eldiamante se empaña en el senode la gran avara; el cuadromáshermoso seennegreceensusaltares.»

Tras de la visita al Tesoro venía la exhibición del Ochavo, la capillaoctogonal de mármoles obscuros: panteón de reliquias donde los despojoshumanos más repugnantes, las calaveras de horrible risa, los brazosmomificadosylasvértebrascariadassemostrabanenvasosdeplatayoro.Lapiedaddeotrossiglos,crédulaygrosera,aparecíatanabsurdaalmostrarseenpleno siglo de descreimiento, que el mismo don Antolín, tan intransigentehablandodelasgloriasdesucatedral,bajabalavozyapresurabalarelaciónalseñalar el pedazo de manto de santa Leocadia cuando se «apareció» alarzobispodeToledo,comprendiendolodifícilqueeraexplicardequételasevestíanlasapariciones.

Gabriel traducía fielmente la explicación delVara de plata, recalcándolamuchasvecesconirónicagravedad,mientrasloscanónigosqueescoltabanlacaravanadeforasterosalejábansealgunospasosconairedistraídoparaevitarpreguntas.

Uninglésflemáticointerrumpióundíaalintérprete:

—¿YnotienenustedesningunaplumadelasalasdesanMiguel?

—No,señor,yeslástima—contestóLunaconigualseriedad—.Peroyalaencontraráustedenotracatedral.Aquínopodemostenerlotodo.

EnlaSalaCapitular,mezcladearquitecturaárabeygótica,admirabanlosvisitantesladoblefiladearzobispostoledanospintadosenlaparedconmitrasybáculosdeoro.GabrielllamabalaatenciónsobredonCerebruno,elpreladomedioeval,llamadoasíporsuenormecabeza.Peroelguardarropaeraloquemayorasombroproducíaenlosforasteros.

Era una pieza con grandes estanterías y armarios de madera vieja. Porencima de aquéllas, las paredes estaban cubiertas con grandes cuadrosempolvados y rotos, copias de la pintura flamenca que el cabildo habíarelegadoaaquelrincón.Sobrelaestanteríasealineabanlosantiguossillonesde la casa: unos a la española, austeros, de líneas rectas, con deshilachadosrapacejos;otrosdeformagriega,conlaspatascurvasyembutidosdemarfil.Lascapasycasullasseapilabanenlosestantesporclasificacióndetonos,conlaesclavinafueradelmontón,paraquepudieranadmirarse losprodigiosdelbordado.Todounmundode figurillas vivía con la fuerza del color en unascuantaspulgadasdetela.Elarteasombrosodelosantiguosbordadoresdabaala seda las aparienciasdevidade lapintura.La esclavinay las tirasdeuna

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capabastabanparareproducirtodaslasescenasdelacreaciónbíblicaodelaPasiónde Jesús.El brocadoy la sedadesarrollaban lamagnificencia de sustejidos.Unacapaeraunjardíndeencendidosclaveles;otra,unarriatederosasodeflores fantásticasdeenroscadosestambresypétalosmetálicos.Sacabanlossacristanesdeprofundosestantes,comosifuesenlibrosdetelaymadera,losfamososfrontalesdelaltarmayor.Loshabíaespecialesparacadafiesta.EldesanJuan,alegreyrisueñocomounaverbena,concorderosdeoroyprietosracimosqueacariciabanconsusmanosmantecosaslosangelitosgordinflones.Losmásantiguos,detonossuavesydesmayados,mostrabanjardinespersas,confontanasazulesenlasquebebíanrojizasbestias.

Los visitantes se aturdían viendo desplegar telas y más telas, todo elpasado de una catedral que, teniendo millones de renta, empleaba para suembellecimiento ejércitos de bordadores y acaparaba las más ricas telas deValenciaySevilla,reproduciendoenoroycoloreslosepisodiosdeloslibrossantos y los tormentos de losmártires. Era la leyenda gloriosa de la Iglesiaeternizadaporlaagujaantesdequepudiesehacerlolaimprenta.

Gabrielvolvíatodaslastardesalclaustroaltoaburridoporestepaseoalolargode la catedral.En los primeros días le sedujo la novedadde ver carasextrañas,desentirelrocedeaquelarroyuelodecuriososque,bifurcándosedelagraninundacióndeviajerosquecorríanEuropa,llegabahastaToledo.Peroalpocotiempoleparecieronigualeslasgentesqueveíatodaslastardes.Eranlasmismaspreguntas,lasmismasinglesastiesasydecaradura,iguales¡oooh!deadmiraciónfríosyconvencionales,eidénticamaneradevolverlaespaldacongroseraaltivezcuandonadaquedabaporenseñar.

Alvolveralatranquilidaddelclaustroalto,despuésdeladiariaexhibicióndelasriquezas,Gabrielencontrabamásrepugnanteeintolerablelamiseriadelas Claverías. El zapatero le parecía más amarillento y triste en el rancioambiente de su tugurio, encorvado ante lamesilla,martilleando la suela; sumujermásdébilyenfermiza,míseraesclavadelamaternidad,debilitadaporelhambreyofreciendocomoúnicaesperanzaalhijopequeñoaquellasubresflácidas,delasquesólopodíasurgirsangre.Elpequeñínselemoría.Sagrario,queabandonabasumáquinaparapasargranpartedeldíaencasadelzapatero,asílodecíaenvozbajaasutío.Ellahacíalasfaenasdelacasa,mientraslapobre madre, inmóvil en una silla, con el pequeñuelo en el regazo, locontemplaba con ojos llorosos. Cuando la criatura despertaba de su sopor,levantandotrabajosamentelacabezasobreelcuellodelgadocomounhilo,lamadre, para ahogar sus gemidos débiles, lo aproximaba al pecho; pero elpequeño retiraba la boca adivinando la inutilidad de sus esfuerzos en aquelcolgajodecarnedelquesólolograbaextraerunatristegota.

Gabrielexaminabaalpequeño,fijándoseensudelgadezesqueléticaylasextrañas manchas que la escrófula extendía sobre su piel de color de paja.

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Movía la cabeza incrédulamente cuando las vecinas, agrupadas en torno delenfermo, le atribuían cada una dolencias distintas, aconsejando remedioscaseros,desde loscocimientosdehierbasrarasyunturashediondas,hasta laaplicaciónenelpechodeestampitasmilagrosasy trazarle siete cruces enelombligoconotrostantospadrenuestros.

—Eshambre—decíaLunaasusobrina—,nadamásquehambre.

Yprivándose de una parte de su alimento, pasaba a casa del zapatero laleche que subían para él. Pero el estómago del pequeño no podía sufrir ellíquido, demasiado substancioso para su debilidad, y lo arrojaba apenasingerido. TíaTomasa, la jardinera, con su carácter enérgico y emprendedor,trajo unamujer de fuera de la catedral para que diese su pecho al enfermo.Peroalosdosdías,antesdequesepudieranapreciarlosefectos,yanovolvió,como si le repugnase aproximar a sus ubres aquel cuerpecito exangüe queparecíauncadáver.Envanobuscólajardinera;noerafácilencontrarpechosgenerososquediesensulecheporpocoprecio.

Y mientras tanto, el niño se moría. Todas las mujeres entraban en lahabitacióndelzapatero.HastadonAntolín seasomabapor lasmañanasa lapuerta.

¿Cómoestáelpequeño?¿Igual...?¡TodoseaporDios!

Y se retiraba, haciendo al zapatero la gran caridad de no hablarle de laspesetasqueledebía,enatenciónalhijoenfermo.

ElAzuldelaVirgenmostrábaseindignadoporesteincidentequeturbabalacalmadelclaustroylabeatituddesusdigestionesdeservidordelaiglesiafeliz y bien cebado. Era una vergüenza que aquel zapaterín se hubieseaposentadoenlasClaveríasconsupobrezaytodoelrebañodehijostiñososymiserables.Moriríaunocadames:ibanapegarlessusenfermedades.¿YconquéderechoestabanenlacatedralsinocobrabansueldoalgunodelaObrería?Tales hediondeces debían quedarse fuera de la casa del Señor. Su suegra seindignaba.

—¡Calla,ladróndesantos—decía—;calla,otetirounplato!Todossomoshijos deDios, y si las cosas fuesen derechas, los pobres debían vivir en lacatedral.MejorseríaqueenvezdedecirtalescosaslesdiesesaesosinfelicesalgodeloquerobasalaVirgen.

El sacristán levantaba loshombros condesprecio.Yaqueno teníanparacomer,quenohiciesenhijos.Allíestabaélconsolounahija.Nosecreíaconderechoamás, y esoque, gracias aNuestraSeñora, guardabaunmendrugoparalavejez.

Tomasahablabadelniñodelzapateroalosbuenosseñoresdelcabildoque

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después del coro se detenían un momento en el jardín. La oían distraídos,hundiendosumanoenlasotana.

—¡TodoseaporDios!¡Cuántamiseria...!

Yunosladabandiezcéntimos,otrosunreal;hastahuboquienllegóadaruna peseta. La jardinera pasó un día al palacio del arzobispo, pero donSebastiánestabaconelarrechuchoynoquisorecibirla,envíandoladospesetasconunfamiliar.

—No sonmalos—decía la jardinera, entregando sus colectas a la pobremadre—,perocadaunoviveparaél,yelprójimoquesearregle.Nadieparteyaelmantoconnadie....Tomaestoyveascómosalesdelpaso.

Comían mejor en casa del zapatero. La chiquillería escrofulosa quecorreteabaporelclaustroeralaquemejorabadesuerteconlaenfermedaddelpequeño,cadavezmásdébil,inmovilizadohorasenteras,conunarespiracióncasiimperceptible,sobreelregazodelamadre.

Cuandomurió el infeliz, toda la gente del claustro se agolpó en la casa.Dentro sonaba el lamento de la madre, estridente, interminable, como elberridodeunabestiaherida.Fuera,llorabaelpadresilenciosamente,rodeadodesusamigos.

—Hamuertolomismoqueunpájaro—decíaconlargaspausas,cortandolas palabras con sollozos—. Su madre lo tenía sobre las rodillas.... Yotrabajaba...«¡Antonio,Antonio!—megrita—;veasquétieneelchico;muevelaboca,hacemuecas.»Acudo.Teníalacaraennegrecida...comosilacubrieseun velo. Abrió la boquita... dosmuecas, con los ojos entelados, y dobló elcuello....Lomismoqueunpajarillo...lomismo.

Y lloraba, repitiendo tenazmente la semejanzaentre suhijoy lospájarosquecaíaneninviernomuertosdefrío.

El campanero miraba sombríamente a Gabriel.—Tú que lo sabes todo:¿verdadquehamuertodehambre?

YelTato,consuimpetuosidadescandalosa,decíaagritos:

—¡Nohayjusticiaenelmundo!¡Estosehadearreglar!¡Mireustedquemorirdehambreunacriaturaenunacasadondecorreeldineroytantostíossevistendeoro...!

Cuando se llevaron almuertecito camino del cementerio, pareció que elclaustro quedaba abandonado. Toda su vida se reconcentró en la casa delzapatero. Las mujeres rodeaban a la madre. La desesperación enfurecía aaquellamujer débil y enferma.Ya no lloraba: lamuerte de su hijo la habíavueltoferoz.Queríamorder,estrellarseelcráneocontralasparedes.

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—¡Ay...!¡mihijooo!¡miAntoñito!

PorlasnochessequedabanenlacasaSagrarioyotrasmujeresparacuidarde ella. En su desesperación quería hacer responsable a alguien de ladesgracia, y se fijaba en losmás altos de las Claverías. DonAntolín no lahabíaauxiliadocon lamáspequeña limosna; su remilgadasobrinaapenas sihabíaentradoaveralpequeñuelo.Aellasóloleinteresabanloshombres.

—ElVaradeplatatienelaculpa—gritabalapobremujer—.Esunladrón.Exprimenuestramiseriaconsustrampasdeusurero.Niuncéntimohadadoparamihijo....YlatalMariquitaesunpendón....Lodigoyo,sí,señor.Sólopiensaenemperejilarseparaquelaveanloscadetes.

—Mujer,tevanaoír—decíansuplicantesyconmiedoalgunasmujeres.

Pero otras protestaban de este temor. ¡Que le oyesen don Antolín y susobrina! ¿Y qué? En las Claverías ya estaban hartos de las rapacidades deaquel tío y los aires de gran señora que se daba la fea. Porque ellas fuesenpobresnoibanapasarselavidatemblandoanteaquellapareja.¡Diossabeloqueharíaneltíoylasobrinasolosensucasa...!

Un soplo de rebelión pasaba sobre aquel mundo adormecido. Era lainfluencia inconsciente deGabriel.Lo que él decía a sus amigos había sidotransmitidoatodosloshombresdelasClaverías, llegandohastalasmujeres.Eran ideas confusas y truncadas que muy pocos comprendían, pero lesacariciabancomoairefrescoypuro,reanimandosusespíritus.Sonábanlesenlosoídos comoun ecogratodelmundo exterior.Lesbastaba con saberqueaquella vida de paz y de miserable sumisión en que habían estado hastaentonces no era inmutable, que ellos tenían derecho a más, y los humanosdebenrebelarseantelainjusticiaylaimposición.

DonAntolín,queconocíabienelrebañoconfiadoasucustodia,notardóen percatarse del trastorno moral. Adivinaba en derredor de su persona lahostilidadylarebeldía.Losdeudoreslecontestabanaltivamente,alegandolamiseria como un derecho para no sufrir su avaricia; sus órdenes imperiosastardabanenserejecutadas,yteníalapercepciónclaradequealandarporelclaustrosereíanasuespaldaolehacíangestosamenazadores.Undíasintiótemblar sus piernas y que los ojos se le nublaban de emoción al oír cómocontestaba el perrero, a una de sus reprimendas por haber vuelto tarde a lacatedral, obligándole a abrir la puerta cuando ya iba a acostarse. El Tato lehizo saber con expresión insolente que se había comprado una navaja ydeseabaestrenarlaenlastripasdecualquiercuraexplotadordelospobres.

LasobrinasequejabaadonAntolín.Nolahacíancaso,ladespreciaban;yanoveníaningunamujeraayudarlagratuitamenteensusfaenas.Larespondíaninsolentementequelaquenecesitasecriadasdebíapagarlas.¿Enquépensaba

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sutío?Yaerahoradeimponersuautoridad,demeterenunpuñoalagentuza.

Pero ella, tan animosa y enérgica dentro de su casa, tenía que retirarsebufandodecorajeollorandoapenasseasomabaalapuerta.TodaslasmujeresdelasClaveríasqueríanvengarsedesuantiguaservidumbre,puestasyaenlapendientedeldesacato.

—Miradla—gritabalazapateraasusvecinas—.Siempretancompuestalatía fea. Se adorna con la sangre que el querindango de su tío chupa de lospobres.

Y de las rejas de las Claverías altas, que daban sobre los tejados, salíasiempre alguna voz entonando la antigua copla, inspirada sin duda por eljardíndelacatedral:

Lasamasdeloscuras

yloslaureles,

comonuncadanfruto

siempreestánverdes.

Esto es lo que acababa con la paciencia de don Antolín: la injuriosasuposición sobre él y la sobrina, que turbaba su castidadde avaro.Visitó alcardenalparaquejarsedelasgentesdelclaustro,ySuEminencia,quevivíaenperpetua indignación, se enfureció escuchándole, faltando poco para que lepegase.¿Porquéle ibaaélcontalescuentos?¿Paraquélehabíaconcedidoautoridad?¿Esquebajolasotananoteníanadadehombre?Elquefaltasealabuenadisciplinadelacasa,¡alacalleinmediatamente!Másenergía,ycuidadoconmolestarledenuevoportalesinsignificancias,puesentoncesquieniríaalacalleseríaelVaradeplata.

DonAntolínsintiósemásanimosodespuésdeestaentrevista,aunquejurómentalmentenovisitarotravezaltemibleprelado.Estabaresueltoaimponersu autoridad castigando al más débil, que era para él el origen de talesescándalos.ExpulsaríadelasClaveríasalzapatero,yaqueestabaenellassinotro derecho que haber nacido allí su mujer. Mariquita, alborozada por laenergíadesutío,debióhablaraalguiendetalespropósitos,ylanoticiacirculóporelclaustro.

DonAntolínnoosó seguir adelante, aterradopor launanimidadconquetodalapoblaciónsealzósilenciosamentefrenteaél.

ElTatolemirabaconojillosburlonesyamenazantes,enlosqueelVaradeplata creía leer: «Acuérdate de la navaja.» Pero lo quemás aterraba a donAntolín era el silencio del campanero, la mirada hosca y dura con querespondíaasuspalabras.

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HastaelbuenodeEsteban,elVaradepalo,protestabaasumodo,diciendocondulzuraadonAntolín:

—Pero¿esverdadqueustedquiereecharalzapatero?Haráustedmal,muymal.Al fin es unpobre, y sumujer nació en este claustro.Estas novedadestraensiempredesgracia,donAntolín.

Yelsacerdote,faltodeapoyo,viendolahostilidadportodoslados,dejabaparaeldía siguiente las resolucionesenérgicas, riñendoa susobrinacuandoéstaleechabaencarasudebilidad.

ElcanónigoObrero,dequienimpetrabasocorro,noqueríaturbarlacalmabeatíficadesuexistenciamezclándoseenlarebelióndelagentemenuda.EraasuntodelVaradeplata;podíacastigarydespediraquienquisierasinmiedoalguno. Pero don Antolín, temblando ante la responsabilidad que le podíanacarrear lasdecisionesenérgicas, acabóporentregarseaGabriel, solicitandosu apoyo. Aquel hombre era el que ejercía la verdadera autoridad en elclaustroalto.Todosleescuchaban,siguiendociegamentesusconsejos.

—Ayúdame,Gabrielillo—decía el sacerdote con expresión angustiosa—.Sitúnoponesorden,estoacabarámuymal.Semeburlan,hastainsultanamipobresobrina,yundíaecharéalacallelamitaddelagentedelasClaverías,puestengofacultadesdeSuEminenciaparatodo...¡Ay,Señor!Yonoséquéhapasadoaquí.Eldemoniodebeirsueltoporelclaustroalto.¡Cómomehancambiadoaestagente!

LunaadivinabaelpensamientodedonAntolín:entendía susalusionesaldemonio que andaba suelto por las Claverías. Aquel demonio era él. Teníarazón elVara de plata. Sin quererlo, había introducido la perturbación en lacatedral.Buscabacalmayolvidoenaquelrefugio,yelespírituderebeliónlehabía seguido hasta su escondrijo.Recordaba sus propósitos del primer día,cuandoseviosoloenelsilenciosoclaustro.Queríaserunapiedramásdelacatedral, no reflexionar, no sentir, pasar el resto de su existencia agarrado aaquellaruina,conlavidaembrionariadelmusgodeloscontrafuertes.Peroelespíritudelmundoexteriorhabíaentradoenél.

Lunarecordabaalosviajerosqueentiemposdepesteatraviesanelcordónsanitario.Estánsanosycontentos;nadadelatalaenfermedadensuscuerpos.Pero los gérmenes destructores van en los pliegues de sus ropas y en suscabellos; conducen la muerte sin saberlo, y la esparcen sin darse cuentasaltando las barreras y los obstáculos. Él era lo mismo; pero en vez depropagar lamuerte,esparcía lavidatumultuosayrebelde.Laprotestadelosde abajo, que hacía más de un siglo rugía sobre el mundo, alterando susuperficie con el oleaje revolucionario, entraba con él por primera vez enaquelfragmentodelsigloXVIqueaúnsubsistía.Habíadespertadoaaquelloshombres, igualesalosdurmientesdelaleyenda,inmóvilescomoestatuasen

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sucueva,mientraspasabanlossiglosylatierrasetransformaba.

La presencia de Luna en la catedral había ejercido un efecto disolvente.Era una inyección de líquido antiséptico en el tumor del pasado. Todo sealteraba;veníanseabajolasumisiónyelrespeto,obradesiglos.

El despertar de aquellas gentes era impetuoso, como el de un pueblo enrevolución. Se avergonzaban de los antiguos errores que habían adorado, yesto leshacíaacogercomo indiscutible todo lonuevo, sinatemorizarseantelas consecuencias.. Era la fe del pueblo, que, una vez toma carrera haciadelante, lo acepta todo, lo defiende todo, sin otra condición que la de lanovedad,ydesprecialosprincipiostradicionalesqueacabadeabandonar.

LasumisióncobardedelVaradeplataera laprimeravictoriade losmásaudaces que formaban el acompañamiento de Luna. El sacerdote avaro ydespóticobajaba losojosanteellosy sonreíaconeldeseode seragradable.Estoselodebíanalmaestro.Éleraahoraelverdaderoamodelclaustroalto.Don Antolín le consultaba antes de tomar una disposición, y la fea de susobrinasonreíaaGabrielcomopodríansonreíraunhéroetriunfadorlashijasdelosvencidosofreciéndose.

Ya no se ocultaban en las habitaciones del campanero para reunirse.Formaban corro por las tardes en el claustro, hablando de las audacesdoctrinasenseñadasporLuna,sinquelesintimidaraaquelambientereligioso.Sesentabanconairedeseñores,rodeandoalmaestro,mientrasporlagaleríaopuestapaseabaelVaradeplatacomounfantasmanegro,leyendosulibrodehorasylanzandodevezencuandounamiradatristesobreelgrupo.¡HastasuantiguovasalloelcuradelasmonjasseatrevíaaabandonarleparaescucharaGabriel!

Don Antolín, con su malicia de servidor eclesiástico, adivinaba laintensidad del daño producido por Luna. Pero al momento, su egoísmo sesobreponíaalareflexión.Quehablase.¿Yqué?Unpocodeorgulloenaquellagenteynadamás.Todopalabrasyhumoenlacabeza.¡Mientrasnopidiesendinero...! En cambio, tenía un buen auxiliar en Luna, que, compartiendo laautoridadconél,leevitabasinsaboresylacatedraldisponíagratuitamentedeun intérprete para los extranjeros.Algunos de éstos se hacían lenguas de lagranilustracióndelos«sacristanes»deToledo,elogioqueacogíadonAntolíncomosifuesededicadoporenteroasupersona.

Gabriel se alarmabamásqueelVaradeplatadel efectode suspalabras.Sentíasearrepentidodelmomentoenquehablóporprimeravezdesupasadoy sus ideales. Buscaba la paz y el silencio, y le rodeaba en pequeñasproporcioneselmismoambientedeproselitismoyciegosentusiasmosqueensu época de martirio. Deseaba anularse y desaparecer al penetrar en lacatedral, y la suerte se burlaba, resucitando al agitador en pleno escondite,

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para turbar la paz de aquella ruina. La sociedad le había olvidado, y él,inconscientemente,seagitaba,llamandolaatencióndelmundoexterior.

Elentusiasmodeaquellosneófitoseraunpeligro.SuhermanoelVaradepalo,sincomprendertodalaextensióndelmal,leavisabaconsubuensentido.

—Estás trastornando las cabezas de esos pobres con las cosas que lesdices. Ten cuidado; son muy buenos, pero muy brutos. Cuando se ha sidoignorantetodalavida,espeligrosoquererconvertirdeungolpealoshombresensabios.Escomosiamí,queestoyacostumbradoalpucheretecasero,mellevasenhoyalamesadeSuEminencia.Meatracaría,beberíafuerte,peroalanochetendríauncólicoytalvezestíraselapata.

Gabriel reconocía la verdad de estos consejos prudentes. Pero no podíaretroceder: le arrastraba el afecto de sus discípulos y su antiguo afán depropagandista. Era para él un placer el asombro de aquellos pensamientosvírgenesentrandoa ladesbandadaen lashabitaciones luminosasconstruidasporelpensamientohumanodurantesiglos.

La descripción de la humanidad del porvenir enardecía el entusiasmodeLuna. Hablaba de la felicidad de los hombres después de un golperevolucionario que cambiase la organización de la humanidad, conarrobamientomístico,comounpredicadorcristianoaldescribirelcielo.

Elhombredebíabuscarlafelicidadúnicamenteenestemundo.Trasdelamuerte sólo existía la vida infinita de la materia, con sus innumerablescombinaciones; pero el ser humano anulábase como la planta o la bestiairracional:caíaen lanadaalcaeren la tumba.La inmortalidaddelalmaerauna ilusión del orgullo humano, que explotaban las religiones, haciendo deesta mentira su fundamento. Sólo en la vida podía encontrarse el cielo delhombre. Todos iban embarcados por la inmensidad en el mismo navio: laTierra. Todos eran camaradas de peligros y luchas, y debían mirarse comohermanos, buscando el bienestar común. ¿A qué el reparto desigual de losvíveres, la división de castas, la competencia en el trabajo, y sobre todo, lalucha por la existencia, que los filósofos y poetas de la clase explotadorapintabancomounacondiciónindispensabledeprogreso...?Elcomunismoeralasantaaspiracióndelahumanidad,elensueñodivinodelhombredesdequecomenzó a pensar, en los albores de la civilización. Habían intentadoestablecerlolasreligiones.Perolareligiónhabíafracasado,estabamoribunda,ysólolacienciapodíaimponerloalporvenir.Debíandesandarloandado,yaquelahumanidadmarchabaporuncaminodeperdición:eraforzosovolveralpunto de partida. El primero que por haber cultivado una porción de tierra,despuésderecolectarelfrutodeltrabajolacreyósuyaparasiempre,dejándolacomo propiedad a sus hijos, que buscaron otros hombres para que lacultivasen, ése era un ladrón, un detentador de la fortuna universal. Y lo

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mismolosqueseaprovechabandelosinventosdelgeniohumano,máquinas,etc.,parabeneficiodeunapequeñaminoríaexplotadora,sujetandoalrestodeloshombresalaleydelhambre.No;todoeradetodos.Latierrapertenecíaaloshumanos,sinexcepción,comoelsolycomoelaire.Susproductosdebíanrepartirse entre todos, con arreglo a sus necesidades.Era vergonzoso que elhombre,quesóloaparecíauninstantesobreelplaneta,unminuto,unsegundo,pues su vida no equivalía amás ante la vida de la inmensidad, pasase estesoplo de existencia peleándose con el semejante, robándolo, agitado por lafiebredeldespojo, singozarsiquiera lamajestuosacalmade labestia feroz,que, cuando ha comido, reposa, sin ocurrírsele causar daño por vanidad oavaricia. No debían existir ricos ni pobres: hombres nada más. La únicadivisióninevitableseríaladeloscerebrosmejoropeororganizados.Perolossabios,porelhechode serlo,debíanmostrar sugrandeza sacrificándoseporlos simples, sin querer ayudar con ventajas materiales las grandezas delespíritu,yaqueenlosestómagosnocabencategoríasnieminencias.Todoloque existe, hasta el más insignificante producto que el hombre cree obraexclusivasuya,esdebidoalasgeneracionesdelpasadoydelpresente.¿Conquéderechopodíadecirnadie:«Estoesmío,míonadamás»...?Alhombrenole consultan antes de formarse si quiere surgir a la vida.Nace, y por nacertienederechoalbienestar.Gabrielproclamabasufórmulasuprema:«Tododetodos,yelbienestarparatodos.»

Sus amigos escuchaban con religioso silencio.Grabábase profundamenteensupensamientoelderechoalbienestar, laafirmaciónquemáscruelmentecontrastabaconsumiseria,vejadaporlassuntuosidadesdeltemplo.

DonMartín, el cura joven, era el único que tímidamente oponía algunasobjecionesalmaestro.Habíaquesabersicuandotodofuesedetodos,cuandoelhombretuviesereconocidosuderechoalafelicidad,sinleyesnicoaccionesque le obligasen a la producción, querría trabajar, siendo el trabajo unanecesidadynounavirtud,comodicenparaembellecerlolosqueloexplotan.

Gabriel afirmaba rotundamente la laboriosidad del porvenir. El hombrefuturotrabajaríasinqueleobligasenlasnecesidades.Noleguiaríaelcuerpoconsusimperiosaspeticiones;leinspiraríasuconciencialanociónclaradelasolidaridadconsussemejantes,lacertezadeque,desertandodeldebersocial,otros imitarían su ejemplo, y resultaría imposible la vida común,retrocediéndosealostiemposactualesdemiseriayrapiña.

—¿Por qué no matan y roban—exclamaba Gabriel—los pocos hombrescultosydeconcienciasanaqueexistenenestaépoca?Noespormiedoalaley y a sus representantes, pues una inteligencia clara, por poco que seesfuerce,puedeencontrarmediosparaburlarlos.Noestampocopormiedoalaspenaseternasnialoscastigosdivinos,puesesoshombresnocreenentalesinvenciones del pasado. Es por ese respeto al semejante que siente todo

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espíritusuperior;porlaconsideracióndequelaviolenciadebeserevitada,yaque,si todosseentregasenaella, lavidasocialdesaparecería...Cuandoestepensamiento, quehoy es el de unos pocos, se extienda, abarcando a toda lahumanidad, los hombres vivirán por su propia conciencia, sin leyes y singendarmes,trabajandopordebersocial,sinnecesitardelhombrecomoúnicoresorte de actividad y de la explotación sin entrañas como único medio dedescanso.

Luna, al través de sus ardores de revolucionario, no se hacía ilusionessobre el presente. La humanidad era todavía una tierra infecta en la que secorrompíanlasmejoressemillas,dando,cuandomás,frutosvenenosos.Habíaque aguardar a que se completase en la conciencia humana la revoluciónigualitariaquesehabíainiciadoaúnnohacíaunsiglo.Despuésdeestoseríaposible y fácil cambiar las bases de la sociedad.Él tenía una fe ciega en elporvenir. El hombre progresaba del mismomodo que las sociedades. Éstascontaban sus evoluciones por siglos y el ser humano por millares de años.¿Cómo comparar al hombre de hoy con el animal bípedo de la épocaprehistórica,llevandoaúnvisibleslosrestosdelaanimalidaddequeacababade despojarse, viviendo en camaradería con sus abuelos losmonos, sinmásdiferencia que el primer balbuceo del lenguaje y la vacilante chispa quecomenzabaaarderensucerebro?

De la bestia hambrienta de los primeros tiempos, perseguida por lascrueldadesde laNaturalezayviviendoen fraternalmiseriacon losanimalesinferiores, salía el hombre de hoy, que afirmaba su soberanía sobre losascendientes, dominando a la Naturaleza. Del hombre de hoy, en el quetodavía se equilibran las pasiones de la antigua animalidad con el nacientedesarrollodelpensamiento,surgiríaelsersuperioryperfectosoñadopor losfilósofos, limpiodeegoísmosbestialesyatentoaconvertirenunperíododebienestarigualitariolavidaactual,cruelyagitadaporlaincertidumbre.

LaanimalidadtodavíadominanteenelhombreexasperabaaGabriel.Eraelobstáculoconquetropezabanlosplanesgenerososdelporvenir.Yexponíaante sus oyentes atónitos las transformaciones de la creación natural y elorigen del hombre: el inmenso poema de las evoluciones de la Naturaleza,desdeelprotoplasmaoriginariohastalasinfinitasvariedadesdelavida.Aúnllevábamos en nosotros las marcas del origen. Había que reírse del Diospersonaldelosjudíos,quehabíamodeladoenbarroalhombre,lomismoqueunestatuario.¡Desdichadoartista!Lacienciaseñalabaensuobradescuidosychapuces,sinqueélpudierajustificartalesfaltas.Elvellodenuestroscuerposnonossirvedeabrigocomoelpelodelosanimales:¿paraqué,pues,crearlo?¿Para qué dar tetillas a losmachos humanos, si no pueden servirles para lalactancia? ¿Para qué situar la columna vertebral en el dorso del cuerpo, lomismo que en los cuadrúpedos, cuando lo lógico, al «crear» al hombre

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sostenido sobre los pies, era colocarla en el centro del cuerpo como ejefortísimo,evitandolasdesviacionesyenfermedadesdelaespinaquehoysufreporestedesequilibrioenlasustentacióndesupeso?

Gabrielenumerabalasincongruenciasinexplicablesqueseencontrabanenelcuerpohumanosuponiéndoleunorigendivino.

—A mí—decía—me enorgullece más mi origen animal, ser undescendientehistóricodeseres inferiores,quehabersalidoimperfectode lasmanosdeunDiostorpe.Sientolamismasatisfacciónquelosnobleshablandode sus ascendientes, cuando pienso en nuestros remotísimos abuelos loshombresbestias,sometidoscomotodoslosanimalesalosciegosrigoresdelaNaturaleza,yquepocoapoco,atravésdecentenaresdesiglos,setransformany triunfan, desarrollando su espíritu, su cerebro y sus instintos sociales.Creandolosvestidos,elalimentocondimentado,lasarmas,lasherramientasylas habitaciones, neutralizaron las influencias exteriores de la Naturaleza.¿Qué héroe ni descubridor, en los cuatro mil años que comprende nuestrahistoria,puedecompararseconaquellosesbozosdehombresque lentamenteafirmaronsobrelatierralaexistenciadenuestraespecie,milvecesexpuestaadesaparecer...?Eldíaenquenuestroabueloprehistóricoguardóalenfermoyalherido,envezdeabandonarlo,comoveníanhaciéndolotodoslosanimales;en que plantó la primera simiente y arrojó la primera flecha, la Naturalezapresenció lamás grande de las revoluciones. Sólo otra en el porvenir podíaigualarla:sielhombrelibertósucuerpoentiemposremotos,lefaltaahoralagranrevolucióndelespíritu.Lasrazasquelleguenmáslejosensudesarrollointelectual quedarán al fin solas, anularán a las demásy serán señorasde latierra.Losmenos sabios de entonces serán tal vez superiores a los espíritusmás cultivados del presente. Cada individuo encontrará su felicidad en lafelicidaddel semejanteynadie soñará conejercer coacción sobre elvecino.No existirán leyes, ni penas, y las asociaciones voluntarias suplirán, por lainfluenciadelarazón,lasimposicionespresentesdelautoritarismo.Estoseráenloporvenir...lejos,muylejos.Pero¡quésignificanlossiglosenlavidadelahumanidad!Soncomosegundosdenuestraexistencia.Eldíaqueelhombrese transforme en ese ser superior, con todo el desarrollo de sus facultadesintelectuales,hoycasiembrionarias,latierrayanoseráelvalledelágrimasdequehablanlasreligiones,sinounparaísocomonolosoñaronlospoetas.

ApesardelentusiasmoconquehablabaGabriel,susoyentesnoparecíanparticipar de tales ilusiones. Callaban, pero su gesto era de frialdad ante ladistancia enorme de aquel porvenir en el que depositaba el maestro susesperanzasdebienestar.Ellosloqueríanalmomento,conlaavidezdelniñoalque se muestra una golosina poniéndola después fuera de su alcance. Elsacrificio, la obra lenta en favor del porvenir, no les entusiasmaba. De lasexplicacionesdeGabrieldeducíanlacertezadequeeraninfelices,teniendoel

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mismo derecho al bienestar que aquellos privilegiados a los que antesrespetaban en su ignorancia. Puesto que les correspondía una parte de lafelicidadhumana, laqueríanalmomento,sindemorasni resistencias,conelardor del que reclama lo que le pertenece. Y Luna notaba en este silenciocierta rebeldía semejante al irónico gesto con que los compañeros deBarcelona acogían sus ilusiones sobre el porvenir y sus anatemas a lasviolenciasdelaacción.

Losardientesneófitossedistanciabandesuiniciador.Leoíanconrespeto,pero necesitaban aislarse de él para digerir a sumodo las enseñanzas. DonMartín era el único que le seguía en sumarcha ilusoria por el porvenir. Elcampanero, el manchador, el zapatero y el Tato subían por la noche a lashabitacionesdelatorresinllamaralmaestro,yallíexhalabansuodiocontralo existente, frente a las estampas olvidadas, amarillentas y rugosas quereproducíanlosepisodiossingloriadelaguerracarlista.

Lanocturnareunióneraunaquejacontinuacontra la injusticiasocial.Sesentían más desgraciados al darse cuenta exacta de su estado. El zapaterorecordabaconlosojoslacrimososalpequeñuelomuertodehambre,yhablabade la miseria de su prole, tan numerosa que hacía inútil su trabajo. Elmanchadorexhibíasuvejezmiserable, losseisrealesdiariosdurantetodasuvida, sin esperanzas de llegar a más. El Tato, en sus arranques de gallitobravucón, proponía degollar una tarde en el coro a todos los canónigos,prendiendodespués fuego a la catedral.Yel campanero, sombríoy ceñudo,repetíaenaltavoz,continuandoelcursodesuspensamientos:

—Yabajo, tantasriquezasquenosirvenanadie...amontonadasporpuroorgullo...¡Ladrones!,¡ladrones...!

Gabriel volvió a pasar los días al lado de Sagrario. Los discípulos seocultabancadavezconmásempeñoensuaislamientodelatorre.DonMartínteníaasumadreenfermaynoabandonabaelconvento.

ElVaradeplataestabasatisfechodeLunaviéndolosolo.Creíaqueeraélquien había repelido a los discípulos, cortando de estemodo sus peligrosasconversaciones, para restablecer el buen orden en el claustro. Un día leabordó,sonriéndoleconexpresiónprotectora:

—Vasa tener,Gabrielillo,antesdeloquepiensas,elpremiodetubuenaconducta.¿Notedijequebuscaríaalgoparati,acambiodequemeayudasesaenseñarelTesoro?Puesyalotienes.Desdelapróximasemanatecaeránenelbolsillotodoslosdíasdospesetascomodossoles.¿Erescapazdequedarteporla noche en la catedral...?El guardiánmás viejo, uno que fue guardia civil,estácansadoysevaasupueblo.Parecequedesdequemurióelperro lehatomado antipatía al servicio. El otro guardián está enfermucho y necesitacompañero. ¿Quieres serlo tú? Si estuviésemos en invierno, nada te diría.

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Tosesdemasiadoparapasar lanocheabajo.Peroenverano, lacatedraleselsitio más fresco de Toledo. ¡Las grandes noches! Y cuando llegue el maltiempoyatebuscaremosotracolocaciónmejor.Túeresdeconfianza,aunquealgo ligero de cabeza; de una familia honrada y conocida, que es lo que sepide.¿Aceptas...?

Luna aceptó, imponiendo su voluntad a Esteban cuando éste quisoprotestar alegando su falta de salud. Sólo haría el servicio de vigilanciamientras durase el verano.Además, erandospesetas diarias, casimásde loqueganabaelVaradepalo.Losingresosdelacasaibanadoblarse,ynoeracosadeperdertanbuenaocasión.

Por la noche, Sagrario habló a su tío, admirando aquella energía que leimpulsabaaaceptartodaclasedetrabajosparanosergravosoalafamilia.

Estaban en el claustro, apoyados en la balaustrada. Abajo, el jardínobscuro, con sus penachos negros y ondulantes; arriba, un cielo de verano,esfumadoporlabrumacalurosa,queempañabaelbrillodelosastros.Estabansolos en la cuádruple galería. La ventana iluminada del camaranchón delmaestrodecapillatrazabauncuadrorojoenlostejadosdeenfrente.Sonabaelarmónium con melancólica lentitud, y al callarse pasaba y repasaba por elcuadro rojo la sombra del músico, con sus nerviosos movimientos, que,agrandadosporelreflejo,seconvertíanenmuecasgrotescas.

LacalmanocturnaylaobscuridadenvolvíanendulcecariciaaGabrielySagrario.Descendíadeloaltoesafrescuramisteriosaqueparecereanimarelespíritu y agrandar los recuerdos. La iglesia era para ellos como una bestiaenormeydormida,encuyoregazoencontrabantranquilidadydefensa.

Gabrielhablabadelpasado,paraconvenceralajovendequenadavalíansus trabajosen lacatedral.Élhabíasufridomucho.Noexistíaamarguraqueno hubiese paladeado. Había tenido hambre, mucha hambre, en susperegrinacionesporelmundo.Nosabíaquéeramáspenoso,si losmartiriosenlamazmorradelcastillolúgubreolosdíasdedesesperaciónenlascallesdepoblaciones populosas, viendo las viandas y el oro tras el cristal de losescaparates,rodeadoporellujoysintiendogirarsucabezaconelvahídodelhambre. Aún podía tolerar su miseria cuando marchaba solo, al través delegoísmo feroz de la civilización. Los tiempos horribles habían sido alcompartirsupobrezavagabundaconLucy,lacompañeradulceymelancólica.

YGabrielhablabadelainglesacomodeunahermanamuerta.

—La hubieses amado, Sagrario, al conocerla. Era la mujer fuerte, lacompañeravalerosa,unidaamípor lacomunidaddepensamientosmásqueporlaatraccióndelacarne.Laquisedesdequelaconocí.Nosésifueamorloquesentíamos.Hanmentidotantolospoetassobreelamor,lohanfalseadode

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talmodo,exagerándolo,queyanosesabeciertamenteloquees.

Yhablabaalajovendelamor,explicándolosegúnsuscreencias.Erauna«afinidadelectiva»;asílohabíadefinidoGoethe,sobreponiéndoseelsabioalpoeta,sacandolafrasedelaquímica,quedatalnombrealatendenciadedoscuerposa combinarse formandounnuevoproductodistinto.Dos seresentreloscualesnoexisteafinidadpodíanencontrarse,porleyesfalsasdelavida,encontinuo contacto, y sin embargo, no compenetrarse, no confundirse. Estoocurríalasmásdelasvecesentrelosindividuosdedistintosexoquepueblanla tierra. Se rozan, pero no se compenetran ni confunden. Existe elsentimentalismo pasajero, el capricho carnal, nunca el amor. Lucy, la pobreenferma,eraelserafínalsuyo:sevieronyseamaron.Laconmiseraciónporlasmiserias humanas, el odio a la desigualdady la injusticia, la abnegaciónporloshumildesylosdesgraciados,eranigualesenlosdos.Nosóloestabanunidosporelcorazón:suscerebrossebesaban.

Era fea, conuna fealdaddulcey tristeque leparecíaaLunael supremoidealdelabellezaenunmundodedesgraciadosydevíctimas.Eralaimagende lamujer del pueblo criada en los tugurios de los barrios obreros, en lasgrandesmetrópolis:anémicaporelairemefíticodelcubildondenació,porlaalimentación mala y deficiente; con el cuerpo escuálido, paralizadas en sudesarrollo losgracias femenilesporel rudo trabajorealizadoenplenaniñez.Loslabios,quelasgrandesseñorassepintabanderojo,losteníaelladecolordevioleta.Loúnicohermosodesurostroeranlosojos,lasventanasdelllanto,agrandados por las noches de frío pasadas en la calle, por el horror de lasescenas vistas en la niñez, cuando el padre se emborrachaba, con el deseoembrutecedor del obrero que quiere olvidar, y después de imaginarse unparaíso en la taberna, se enfurece ante lamiseria de su casa y aporrea a lafamilia.

—Era como sois todas las mujeres nacidas abajo, Sagrario. Vuestrahermosuraduraunmomento:únicamentesesostieneenplenoestallidodelajuventud.Lahembradelpobrenopuedeserhermosasinohuyedesuclase.Elhambreyeltrabajosonenemigosdelabelleza.Lalabordiarialahaceperdersu frescura y su fuerza. Lamaternidad en plenamiseria le absorbe hasta laméduladeloshuesos.Ycuando,terminadoeltrabajo,vuelveasucasa,barre,lavayseconsumecomounamomiaanteelhumosohornillodelacocina.YoaméaLucyporesto,porqueestabaconsumidayagotadaporlaexplotación,porque era la virgen obrera en toda su melancólica decadencia, nacidahermosayafeadaporlainjusticiasocial.

Acordábase del furor inquebrantable y frío de aquella mujercita, quehablabatranquilamentedelasupremavenganzadeloscaídos,deldesquitedelargossiglosdeopresión.MostrábasemásradicalyferozensusilusionesqueGabriel, y éste alababa sus audacias de propagandista, sus peligrosas

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excursiones por las grandes ciudades, entre la policía puesta en guardia,llevando al brazo la caja vieja de sombreros llena de impresos que podíanconducirlaa lacárcel.Era lamissanimosade lapropagandaevangélicaquerecorreelgloboesparciendoBibliasconfríasonrisa,sinmiedoalasburlasdeloscivilizadosnialabrutalidaddelossalvajes;peroloqueLucyrepartíaeranexcitaciones a la revuelta, y no buscaba a los dichosos, sino a losdesesperados, en las fábricas y en los arrabales infectos. Los dos sufrieronhambre; viéronse separados por la persecucióny el encierro; pero volvían aunirse, continuando la novelesca correría, hasta que la miseria y la tisisacabaronconella.

GabrielllorabarecordandosusúltimasentrevistasenunhospitaldeItalia,limpio y pulcro, con ese ambiente helado de la caridad. Como no era sumarido,sólopodíavisitarladosvecesporsemana.Sepresentabaandrajosoycabizbajo, y la veía en un sillón, cada vez más pálida y flaca, con unatransparenciadeceray losojosextrañamenteagrandados.Sabíaunpocodetodo,ynoseleocultabalagravedaddesumal.Esperabatranquilalamuerte.«Tráemerosas»,decíasonriendoaGabriel,comosienelúltimoinstantedesuvida quisiera comulgar con la belleza natural de un mundo afeado yentenebrecido por los hombres. Y el compañero se mantenía de pan seco,impetraba el auxilio de los camaradasmenos pobres que él, dormía al raso,parallevarlaenlainmediatavisitaunramodeflores.

—Murió, Sagrario—gimió Luna—. No sé dónde la enterraron: tal vezserviríaparaunalecciónenlasaladeanatomía;cayóenlafosacomún,comoesossoldadoscuyoheroísmoquedaenlaobscuridad.Peroyolaveotodavía;mehaseguidoentodosmisinfortunios;parecequeahoraresurgeenti.—Pero,tío—dijodulcementeSagrario,emocionadaporelrelato,yonopuedohacerloqueella;yosoyunainfeliz,sinvalorysinvoluntad.

—Llámame Gabriel—dijo Luna con vehemencia—. Tú eres mi antiguaLucy, que de nuevo sale ami camino. Sábelo de una vez: hace tiempo queexaminomis sentimientos, que analizomi voluntad, y tengo una certeza: teamo,Sagrario.

Lajovenhizounmovimientodesorpresa,alejándosedeél.

—No te separes, nome temas.Ni yo soy un hombre, ni tú eres ya unamujer. Has sufrido mucho, has dicho adiós a las alegrías de la tierra, eresfuerte por el infortunio y puedesmirar cara a cara a la verdad. Somos dosnáufragosdelavida:sólonosrestaesperarymorirenelislotequenossirvederefugio.Estamosdeshechos,rasgadosyarrollados:lamuerteseincubaennuestrasentrañas;somosharaposcaídoseinformesdespuésdehaberpasadopor los engranajes de una sociedad absurda. Por esto te quiero: porque eresigualamíenladesgracia.Laafinidadelectivanosune.LapobreLucyerala

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obrera debilitadapor la explotación, envenenadadesde sunacimientopor lamiseria; tú eres lahijadelpueblo atraída fueradelhogarpor el encantodelbienestarde losprivilegiados;seducida,noporelamor,sinoporelcaprichode los felices, ladoncella llevadaensacrificioalMinotauro,cuyos restossearrojan después al estercolero. Te amo, Sagrario; somos dos fugitivos de lasociedadquedebenhacersucaminojuntos;amímedetestanporpeligroso;ati tedesprecianpor impura: ladesgracianosempuja.Nuestroscuerposestánenvenenados,llevamoslasheridasdelvencido;peroantesdemoriralegremosnuestraexistenciaconelamor;pidamosrosas,comolapobreLucy.

Y estrechaba las manos de la joven, que, aturdida por las palabras deGabriel,nosabíaquédeciryllorabadulcemente.Arriba,enelpisoaltodelasClaverías, seguía sonando el armónium del maestro. Luna conocía aquellamúsica.Era el último lamentodeBeethoven, el «espreciso»que cantaba elgenioantelamuerteconunamelancolíaquecausabaescalofríos.

—Teamo,Sagrario—continuóGabriel—.Desdeque tevivolver a casa,arrostrando con el valor resignado de la víctima la odiosa curiosidad de lasgentes,me interesé por ti. He pasado semanas ymeses junto a tumáquinaviendocómotrabajabas.Teestudiaba:leíaenti.Eresunsersencillo;tualmanotienelosreplieguesyescondrijosdeesosserescomplicadosytortuososporlasmaliciasdelacivilización.Adivinabadíapordíaentumiradadulce,enlaatenciónconquemeescuchabas,elagradecimientoporlopocoquehiceentufavor.Recordabaselperíodonegrodetuvida,laesclavituddelacarneentrehombresbestialesenloquecidospor losardoresdelsexo,yalvermesiempredulcecontigo,protegiéndotecontralairadelpadreylacuriosidaddelagente,tuagradecimientohaidocreciendoycreciendo,yhoymeamas,Sagrario.Túmismanotedascuentadeello;nosabesexplicártelo,perotusercorrespondeal mío como los cuerpos químicos de que te hablaba. Yo te amo también,como en otros tiempos amé a la pobre Lucy. El amor único y eterno esmentirosa invención de los poetas, de la que se burlan con frecuencia loshechos. Puede amarse a varias personas con igual entusiasmo. Loindispensable es que exista la afinidad.Tú, que amaste en otro tiempo a unhombre hasta la locura, ¿qué sientes por mí? ¿No me he engañado?¿Realmentemequieres...?

Sagrario seguía llorando, con la cabeza baja, como si no osase mirar aLuna.Éste la apremiabadulcemente.Debía llamarleGabriel, hablarlede tú;¿noerancompañerosdeinfortunio?

—Tengovergüenza...—murmurabalajoven—.Meturbatantadicha....Sí;lequieroausted...no...teamo,Gabriel.Nuncalohubieseconfesado:hubieramuertoantesderevelarestesecreto.¿Quiénsoyyoparaquemeamen?Hacetiempo que no me miro al espejo, por no llorar recordando mi perdidajuventud....Yluego,mihistoria,mihorriblehistoria.¿Cómopodíafigurarme

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que usted... digo, que tú, leerías tan claramente en mi pensamiento? Miracómo tiemblo; es la impresión, que aún no ha pasado, el susto de verdescubierto mi secreto. ¡Un hombre como tú descendiendo hasta mí, fea yenferma para siempre...!No; nome hables del otro. Lo olvidé hacemuchotiempo;¿cómovoyarecordarloahoraquemehaceslalimosnadetucariño?No,Gabriel;túereselmásgrandeyelmásbuenodeloshombres.Meparecesundios.

Quedaron silenciosos largo rato, con las manos cogidas, mirando alobscuroyrumorosojardín.Arribacontinuabalalamentacióndelgenioantelavidaqueseextingue.

SagrarioseapoyabaenGabriel,comosilefaltasenlasfuerzasy,medrosaantelafelicidad,quisierarefugiarsedentrodeél.

—¡Qué tarde teconozco!—dijoenvozqueda—.Hubieraqueridoamarteen plena juventud; ser hermosa y sana sólo para ti; tener la belleza y losencantos de una gran señora para endulzar el resto de tu vida. Miagradecimiento nada puede ofrecerte. Soy horrible: llevo enmis entrañas lamuerte,quepocoapocomeconsume.Elqueme tocaquedaenvenenado....Gabriel,¿porquétefijasteenmí?

—Porquesoyunenfermo,undesgraciadocomotú.Nuestramiseriaes laamorosa afinidad....Además, yonuncahe amado como los demáshombres.Hevistoenmisviajeslasmujeresmáshermosasdelmundo,sinsentirelmásleveescalofríodedeseo.Nosoyuntemperamentoamoroso.DemisaventurasalláenParís,cuandoerajoven,salíasiempreconunsentimientodedisgusto.El amor a los desgraciados me domina, hasta el punto de embotar missentidos. Soy como el ebrio y el jugador, que, obsesionados por su afición,nada sienten ante lamujer. El hombre de estudio, enfrascado en los libros,experimenta muy débilmente los llamamientos del sexo. Mi pasión es lalástima por los desheredados, el odio a la injusticia y la desigualdad. Meabsorbecontalfuerza,avasalladetalmodomisfacultades,quenuncamehadejado tiempoparapensarenelamor.Lahembranomeseduce.Adoroa lamujercuandolaveodesgraciadaytriste.Lafealdadmeimpresionamásquelabelleza,porquemehabladelasinfamiassociales,meofrecelaamarguradeloinjusto, el único vino que reanima mis fuerzas. Amé a Lucy porque eradesgraciadaeibaamorir;teamo,Sagrario,porqueeresenplenajuventudunadesterradade la vida, a la quenadie puedequerer.Mi amor es para ti, paraalegrarloquetequededeexistencia.

SagrarioseapretabacontraelpechodeGabriel.

—¡Québuenoeres!—suspiraba—.¡Quéalmatanhermosa!

—Igual es la tuya, pobre Sagrario. Tu vida ha sido un engaño. Fuiste a

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vendertucuerpoporelhambreyladesesperación,comovanlashijasdelospobres.Creísteencontrarelpanenlosfalsossimulacrosdelamor,comotodoslosdíaslohacenenlatierracentenaresdemilesdehijasdeproletarios.Todoesparalosprivilegiadosdelmundo:losbrazosdelpadreyelsexodelahija.Ycuando los brazos se debilitan o el cuerpo juvenil pierde sus encantos, searrojanaunladoysereemplazan.Elmercadoesabundante....Teamoportudesgracia. Tal vez de verte joven y hermosa, como en otros tiempos tecontemplé, no hubiera sentido la más leve atracción. La hermosura es unabarreraparaelsentimiento.LaSagrariodeotraépoca,consusilusionesdeseruna gran señora, halagada por las palabras de jóvenes apuestos vestidos decolores como pájaros vistosos, no se hubiera fijado en un vagabundoenvejecido por la miseria, feo y enfermo. Nos conocemos porque somosdesgraciados.Lamiserianospermitevernuestrasalmas;enplenadichajamásnoshubiéramostropezado.

—Es verdad—murmuraba ella, apoyando su cabeza en el hombro deGabriel—.Adoroalamiseriaquenospermiteconocernos.

—Tú serás mi compañera—continuó Luna con entonación dulce—.Nuestrasvidasmarcharán juntashastaque lamuerterompasuabrazo.Yotedefenderé,aunquedepocosirveelauxiliodeunenfermoperseguidoporloshombres.Túendulzarásmiexistenciacontucariño.Nosamaremoscomoesossantos de la Iglesia que estallaban en dulces palabras y arrobamientosestremecedores,sinosarelmenorcontactodelacarne.Elamoreselinstintodelaconservacióndelaespecie,peroelnuestroseráincompleto,noporodiar,comolossantos,lasleyesdelaNaturaleza,sinoporquelasluchasdelavidanos han herido de muerte. Yo no soy un hombre: las enfermedades de lamiseria y la ferocidad de mis semejantes han quebrantado mi organismo.Apenassilogrosostenermividaynopuedodarlaaotroser.Túllevasenlasangreelvenenodeunacivilizaciónviciada.Unhijodetusentrañasseríaunmíseroengendro,conloshuesoscariadosylasvenasllenasdepodredumbre.Noaumentemoscontalesmonstruoslamiseriafísicadelosdeabajo.Dejemosalosprivilegiadosfomentarsudecadenciaconlosvástagosdesusvicios.

Pasóunbrazoporeltalledelajovenylevantóconlaotramanosucabeza,fijandolosojosenlosdeSagrario,quebrillabanalaluzdelasestrellasconelresplandoracuosodelaslágrimas.

—Seremosdosalmas,dospensamientosqueseacariciaránsindejarrastrodesupasión,conunapurezacomonuncalaimaginaronlospoetas.Estanocheenquenosconfesamosmutuamente,enquenuestrasalmasseabrenlaunaalaotra,eslanochedenuestrasbodas...¡Bésame,compañerademivida!

Y en el silencio del claustro se besaron sin ruido, largamente, como sillorasenconlasbocasjuntaslamiseriadesupasadoylabrevedaddeunamor

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entornodelcualrondabalamuerte.Arriba,el lamentodeBeethovenseguíadesarrollando sus inflexionesdolorosas, esparciéndosepor las entrañasde lacatedraldormida.

Gabriel se irguió sosteniendo a Sagrario, que se echaba atrás comodesfallecida por la emoción. Miraba al espacio luminoso con gravedadsacerdotal,mientrashablabaenvozquedaaloídodelajoven:

—Nuestravidaserácomounodeesosjardinesabandonados,dondeentretroncos caídos y ramas secas rebrotan nuevos follajes.... Compañera,amémonos.Hagamosquesobrenuestramiseriadepariassurja laprimavera.Seráunaprimaveratristeysinfrutos,perotendráflores.Elsolsaleparalosqueestánenloalto;paranosotros,dulcecompañera,estámuylejos;pero,enelnegrofondodenuestropozo,abracémonos,irgamoslacabeza,yyaquenonosreanimasucalor,adorémoslocomounaestrellalejana.

AprincipiosdejulioentróGabrielenlavigilancianocturnadelacatedral.

Bajabaalacaídadelatardealclaustro,yenlapuertadelMolleteuníasealotrovigilante,unhombredeaspectoenfermizo,quetosíatantocomoLunaynoabandonabalamantaenplenoverano.

—¡Vaya,alencierro!—decíaelcampanero,agitandosusllaves.

Ydespuésquelosdoshombresentrabaneneltemplo,cerrabalaspuertasporfuera,alejándose.

Corno los días eran largos, aún quedaban dos horas de luz cuando losguardianesentrabanenlacatedral.

—Todalaiglesiaesparanosotros,compañero—decíaelotrovigilante.

Y como hombre habituado al aspecto imponente de la catedralabandonada,metíaseenlasacristíacomosifuesesucasa,abriendolacestadela cena sobre los cajones y alineando los comestibles entre candelabros ycrucifijos.

Gabrielvagabaporeltemplo.Despuésdevariosdíasdeencierroaúnnosehabía amortiguado en él la impresiónque le produjover porprimeravez laiglesiasolitariaycerrada.Suspasosretumbabansobreelpavimento,cortadoatrechos por los sepulcros de prelados y grandes señores de otros siglos. Elsilencio del templo muerto se alteraba con extrañas sonoridades y rocesmisteriosos.Elprimerdía,Gabrielvolvióvariasveceslacabezaconalarma,creyendoqueunospasossonabandetrásdeél.

Fuera del templo aún lucía el sol. Brillaban las ruedas de colores delrosetóndelagranportadacomounplatodefloresluminosas.Abajo,entrelaspilastras,laluzparecíaaplastarseconlasombra.Descendíanlosmurciélagos,y con sus alashacían caer tierrade los agujerosdel embovedado.Chillaban

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entrelascolumnas,comosirevoloteasenenunbosquedepiedra.Ensuciegoimpulso,chocabanconlascuerdasdelas lámparasohacíanbambolearseloscapelos rojos con borlas polvorientas y deshilachadas que pendían a granalturasobrelastumbasdeloscardenales.

Gabriel hacía su ronda por toda la iglesia. Empujaba las verjas de losaltaresparaconvencersedequeestabanbiencerradas,tocabalaspuertasdelacapillaMozárabeydelosReyes,echabaunvistazoaladelaSalaCapitularysedeteníaantelaVirgendelSagrario.Atravésdelarejaseveíanlaslámparasardiendo,yenloaltolaimagencargadadejoyas.Despuésdeesteexamenibaenbuscadesucamarada,yambossesentabanenelcrucero,enlasgradasdelcoroodelaltarmayor.Desdeallíseabarcabatodoeltemplodeungolpedevista.

Losdosvigilantescomenzabanporencasquetarselasgorras.

—Austed lehabrán recomendado—decíael compañerodeGabriel—queguarderespetoaltemplo:quesideseaecharuncigarrosevayaalagaleríadelLocum;quesiquierecenarsemetaenlasacristía.Lomismomedijeronamícuando entré al servicio de la catedral. Palabras de gentes que se quedan adormirensuscasas,muytranquilas.Aquíloqueimportaesvigilarmucho,yfuera de esto, cada uno puede hacer lo que mejor le parezca para pasar lanoche....AestashorasduermenDiosylossantos.Algotienenquedescansardespués de pasarse el día oyendo súplicas y cánticos, recibiendo incienso yardiéndoles los cirios junto a la cara. Nosotros velamos su sueño, y ¡quédemonio!,noes faltarlesal respeto sinospermitimosalguna libertad.Vaya,compañero,yavaobscureciendo:juntemoslascenas.

Ylosdosvigilantescenabanenelcrucero,extendiendosobrelospeldañosdemármollasviandasdesuscestas.

El camarada de Gabriel, llevaba en el cinto por todo armamento unapistola,regalodelaObrería:unaantigüedadquejamássehabíadisparado.ALunaleenseñóelVaradeplataunacarabina,legadaporelexguardiacivilala sacristíacomo recuerdode susañosde servicio.Gabrielhizoungestoderepulsión.Bienestabaallí:yalabuscaríacuandolanecesitase.Yladejóenelrincón, con unos paquetes de cartuchos enmohecidos por la humedad ycubiertosdetelarañas.

Alcerrarlanocheborrábanseenloaltoloscoloresdelasvidrieras,yenlaobscuridadde lasnavescomenzabanabrillar, comoestrellasmacilentas, laslucesde las lámparas.Seperdían las proporcionesdel templo.Gabriel creíaestaracamporasoenunanocheobscura,únicamentealirdeunladoaotro,conlalinternapordelante,surgíandelasombraloscontornosdelacatedral,más grandes, más monstruosos. Las pilastras le salían al encuentro,agrandándose, subiendo hasta las bóvedas a impulsos del resplandor de la

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linterna.Loscuadrosdelembaldosadoparecíandanzaracadamovimientodeluz.Gabriel,ensusrondasdevigilancia,sentíabatirsobresucabezapesadasalas.Algritode losmurciélagos seunían chillidos lúgubresdepájarosque,asustados,cortabanelaire,chocandoconlaspilastras.Eranlaslechuzas,quebajaban atraídas por el aceite de las lámparas, estremeciendo a éstas con elrocedesusplumas.

Cada media hora se alteraba el silencio de la catedral con un ruido demuellesdisparadosyruedasenmovimiento.Despuéssonabaunacampanadeargentino toque. Eran los guerreros dorados de la portada del Reloj queseñalabanelpasodeltiempoconsusmartillos.

El compañero de Gabriel se lamentaba de las innovaciones establecidaspor el cardenal para fastidiar a los pobres. En otros tiempos, él y su viejocamarada,unavezencerrados,podíandormirapiernasuelta,sinmiedoaqueelcabildo les riñese.PeroSuEminencia,quesiempreestabadiscurriendoelmododemolestaralprójimo,habíacolocadoenladosdistintosdelacatedralunosrelojitostraídosdelextranjero,yhabíaqueircadamediahoraaabrirlosymarcar la presencia.Al día siguiente los examinaba elVara de plata, y siencontrabaundescuido,imponíamulta.

—Unainvencióndeldemonioparanodejarnosdormircamarada.Cuandomás, podremos descabezar un sueño. Es preciso ayudarnos. Mientras unoduerme un rato, el otro se encargará de apuntar en esasmalditasmáquinas.Nada de descuidos, ¿eh, novato? La paga es corta, el hambremucha, y noestamosparamultas.

Gabriel, siempre bondadoso, era el que más rondaba, cuidandoescrupulosamente de los marcadores. Su compañero, el señor Fidel,descansaba tranquilo, alabando su generosidad. Buen compañero le habíandado;gustábalemásqueelantiguo,consusairesimperiososdeviejoguardia,siempreriñendopordecidiraquiéncorrespondíalevantarseyhacerlaronda.

El pobre hombre tosía tanto como Gabriel. Sus catarros conmovían elsilencio del templo; se agrandaban con el eco de las naves, como si en lasombraladraranperrosmonstruosos.

—No sé los años que arrastro esta carraspera—decía el viejo—. Es unregalodelacatedral.Losmédicosmedicenqueabandoneesteempleo;peroloqueyocontestó:¿quiénmemantiene?Usted,compañero,haentradoenlabuenaépoca.Haceaquíunfresquitoqueyaloquerríanlosquesudanaestashoras en los cafés del Zocodover. Pero aunque estamos en el verano, fíjeseustedenlahumedadquenosentraporsalvasealaparte.Cuandodebeverseestoesen invierno,camarada.Hayquevestirsecomounamáscara,cubiertodegorros,pañuelosymantas.Enlasacristíanoshacenlacaridaddedejarnosun poco de fuego; pero aun así, muchas mañanas falta poco para que nos

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recojanhelados.Los del cabildo llaman al coro «matacanónigos».Y si esosseñores se quejan por una hora de estancia en esta nevera, bien comidos ymejorbebidos,figúreseustedquéserádenosotros.Hatenidoustedsuertedeentrarenverano.Cuandollegueelfrío,yaveráustedloqueesbueno.

Peroaunqueestabanenlamejorépocadelaño,Gabrieltosía,empeorandoensudolenciaporlahumedaddelacatedral.

Las noches de luna, el templo se transfiguraba de un modo fantástico.Gabrielrecordabaciertasdecoracionesdeóperaquehabíavistoensusviajes.Losventanalesdestacábansesobrelasnegrasmasasconuntonoblanquecinoy lechoso.Manchas de luz se deslizaban lentamente por las pilastras, comofantasmas que descendiesen de las bóvedas; después arrastrábanse por elpavimentocualespectros rampantes,yotravezvolvíana remontarsepor laspilastras,hastaperderseenloalto.Estosrayosdeluzfríaydifusahacíanaúnmás densas las tinieblas. En sumarcha, sacaban de la obscuridad aquí unacapilla,másalláunalápidasepulcraloelrelievedeunapilastra.ElgranCristoquecoronalarejadelaltarmayorfulgurabasobreelfondodesombraconelbrillo del oroviejo, comouna apariciónmilagrosaque flotase en el espacioentreunnimbodeluz.

Cuandolatosnodejabadormiralviejoguardián,hablabaaGabrieldelosañosquellevabadevidanocturnaenlaPrimada.Eraunoficioqueteníaciertasemejanzaconeldesepulturero;pasabanlavidaentremuertos,enelsilenciodelabandono,sinveranadiehastaqueterminabalaguardia.Élhabíaacabadopor acostumbrarse. Aquel oficio le curaba de muchos miedos que habíasentidoensujuventud.Antes,creíaenresurreccionesdemuertos,enalmasyen apariciones de santos, pero ahora se reía de todo. Años enteros llevabapernoctando en la catedral, y si algo oía, era el roer de los ratones, que norespetabanaltaresnisantos.¡Alfin,todomadera!

Sólo temía a los hombres de carneyhueso, a los ladrones, que enotrostiemposmásdeunavezhabíanentradoenlacatedral,obligandoalcabildoaestablecerlavigilancianocturna.

Y entretenía a Gabriel con el relato de todas las tentativas de roborealizadas durante el siglo. En la catedral existían riquezas para tentar a unsanto.Madridestabacerca,yéltemíamuchoalosladrones«finos».Despuésenumerabatodaslasprecaucionesdelavigilancia.Listoyafortunadohabíadeser quien consiguiera burlarlas. El Vara de plata, el campanero y lossacristaneshacíanlarequisaantesdecerrar,llevándoseMarianolasllavesalatorre.Nohabíaqueproponerseromperlascerrajas.Eranobraantiguayfuerte,y además, allí estaban ellos para dar la alarma apenas oyesen el más leveruido.Antes,conelauxiliodelperro,lavigilanciaresultabamáscompleta;elanimaleratanfino,quebastabaqueuntranseúnteseaproximaseaunapuerta

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exteriorparaquealmomentoacudieraladrando.ElseñorObrero,despuésdemuertoaquél,anunciabamesesymeseslaadquisicióndeotro,ynocumplíasupromesa.Pero,enfin,aunsinelcan,allíestabanlosdos,querepresentabanalgo, ¿eh...? Él, con su pistola que nunca había disparado; Gabriel, con lacarabinaqueaúnestabaen lasacristía,enelmismorincóndonde ladejósuantecesor. Se pavoneaba pensando en el miedo que podían inspirar él y sucompañero;perovueltoalarealidadantelasonrisadeLuna,añadía:

—Además, para un caso extremo, contamos con el esquilónque llama aloscanónigos.Lacuerdaestáenelcoro;notenemosmásquetirar,y¡figúreseusted laquesearmaríasi sonaseenel silenciode lanoche!TodoToledosepondríadepie,adivinandoquealgograveocurríaenlacatedral...Conestoyconlosmalditoscontadores,quenonosdejandormir,puededecirsequenielreypasalanochetanbienguardadocomoestaiglesia.

Porlamañana,alsalirdelencierro,subíaGabrielasucasatransidodefrío,deseandotenderseenlacama.EncontrabaaSagrarioenlacocinacalentandola leche para que la bebiese antes de acostarse. La dulce compañera seguíallamándole tío en presencia de los de casa. Únicamente su voz adoptaba eltuteocariñosocuandoestabansolos.Alverleen lacamaseaproximabaaélcon el vaso de leche humeante, se lo hacía beber conmimosmaternales, learreglaba el embozodel lecho y cerraba cuidadosamente ventanas y puertasparaquenolemolestaseunrayodeluz.

—¡Esasnochesenlacatedral!—exclamabalacompañeraconexpresióndelamento—. Te estás matando, Gabriel: eso no es para ti. El padre dice lomismo.Puestoquemásalládelamuertenohaynadaynohemosdevernos,prolongatuvida,déjatecuidar.Ahoraquenosconocemosyquesoydichosa,¡seríatantristeperderte...!

Gabriellatranquilizaba.Aquellavidanopodíadurarmásalládelverano.Despuésledaríanalgomejor.Nodebíaentristecerse;portanpocacosanosemuere.LomismotosíaviviendoenlasClaveríasquepasandolanocheenlacatedral.

Despuésdecomersalíaalclaustro,completamenterepuestoporsusueñodelamañana.Eraelúnicomomentodeldíaenquepodíaverasusamigos.SeaproximabanaéloibaGabrielensubusca,entrandoenlacasadelzapateroosubiendoalatorre.

Le saludaban, oían sus palabras con la misma atención de antes; peronotaba en ellos cierto gesto de independencia fuera y al mismo tiempo deconmiseración, como si admirándole por haberles transmitido sus ideas,tuviesenlástimadesucarácterdulce,enemigodelaviolencia.

—Estospájaros—decíaGabrielhablandoconsuhermano—yavuelanpor

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sucuenta.Nomenecesitanyquierenestarsolos.

ElVaradepalomeneabalacabezatristemente.

—Diosquiera,Gabriel,quealgúndíanotearrepientasdehaberleshabladodecosasquenoentienden.Hancambiadomucho.Anuestrosobrinoelperreronohayquienlosufra.Dicequeyaquenoledejaronmatartorosparahacerserico,mataráhombressiesnecesarioparasalirdepobreza;queéltienederechoa disfrutar como cualquier señor, y que todos los ricos son unos ladrones...Pero hermano, ¡por la Virgen!, ¿les has enseñado realmente esas cosas tanhorribles?

—Déjalos—dijoGabrielriendo—.Nohandigeridoaúnlasideasnuevas,yvomitandisparates.Peroesopasará.Sonbuenagente.

LoúnicoqueleentristecíaeraverqueMarianoserecatabadeél.Huíasutrato como si le tuviese miedo. Parecía temer que Gabriel leyera en supensamiento, con la superioridad irresistible que desde mozo había tenidosobreél.

—Mariano,¿quéhay?—decíaalverlepasarporelclaustro.

—Muchoymalrepartido—contestabaelhurañocamarada.

—Losé,hombre,losé;peroparecequemehuyes.¿Porquéeseso?

—¿Huirte yo...?Nunca. Sabes que siempre te quise.Cuando subes amicasayavescómoterecibimos.Tedebemosmucho:noshasabiertolosojosyyanosomosbestias....Peromecansodesabertantoyserpobre;ylomismolesocurre a los compañeros.Noqueremos tener llena la cabezayelvientrevacío...

—Pero ¿qué remedio nos queda? Hemos nacido pronto. Otros vendrán,encontrando las cosas mejor dispuestas. ¿Qué podéis hacer para arreglar lopresente, cuando en el mundo millares de trabajadores más infelices quevosotros no logran mejor éxito, aun a costa de su sangre, peleando con laautoridad?

—¿Quéhacer?—gruñíaelcampanero—.Esoyaloveremos:yaloverástú.Nosomos tan tontoscomocrees.Túeresmuysabio,Gabriel; te respetamoscomoaunmaestro;todocuantodicesesverdad;peronosparecequecuandohayquehacerlascosas...«prácticas»,¿meentiendes?,cuandohayquellamaral pan pan y al vino vino... ¿me explico...? eres, y perdona, algo guillado,como todos los que andan entre libros.Nosotros somos brutos, pero vemosmásclaro.

YsealejabadeGabriel,quenopodíacomprenderelverdaderoalcancedeestedesvíodesusdiscípulos.Muchasveces,alentrarenlashabitacionesdelatorreparapasarunratoconellos,cesabanrepentinamenteenlaconversación

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y le miraban con zozobra, temiendo, sin duda, que pudiera escuchar suspalabras.

DonMartínhacíamuchosdíasquenosepresentabaenelclaustro.GabrielsupoporelVaradeplataquehabíamuertolamadredelcurita,yunasemanadespués le vio una tarde en las Claverías. Tenía los ojos enrojecidos, lasfaccionesdes-carnadasyconlapieltirante,comosihubieselloradomucho.

—Vengoadespedirmedeusted,Gabriel.Hepasadounmesdepenasydeinsomniocuidandoamimadre.Lapobrehamuerto.Noeraningunajoven;yoesperaba este final; pero por fuerte y resignado que uno sea, estos golpessiempre se sienten.Al irse la pobre vieja, quedo libre.Era lo único quemeligabaaesta iglesia,en laqueyanocreo.Sudogmaesabsurdoypueril,suhistoria un tejido de crímenes y violencias. ¿Para qué mentir, como otros,fingiendo una fe que no siento? Hoy he estado en palacio para decir quedispongandemissietedurosmensualesydelacapellaníadelasmonjas.Mevoy; no sólo huyo de la iglesia, quiero evitar su ambiente, y en Toledo nopuedevivirunsacerdote«renegado».¿Veustedestedisfraz?Hoylollevoporúltima vez. Mañana gozaré la primera alegría de mi vida, rasgando estamortajaenpedazospequeños,muypequeños,paraquenadielapuedautilizar.Seré hombre; me iré lejos, tan lejos como pueda; quiero saber cómo es elmundo,yaqueenélvivo.Noconozcoanadie,notengoprotección;ustedeselhombremásextraordinarioqueheconocido,yestáocultoenunamazmorrapor su voluntad, refugiado en un templo completamente vacío para suconciencia....Nomeasustalamiseria;cuandosehasidorepresentantedeDioscon seis reales diarios, se puede mirar el hambre cara a cara. Seré obrero,trabajaré la tierra si es preciso, me emplearé en cualquier cosa... pero seréhombrelibre.

Pasearonlosdosamigosporelclaustro,aconsejandoGabrieladonMartín.Aldeterminarelpuntoadondedebíadirigirse,supredilecciónfluctuabaentreParísylasrepúblicasamericanasmásfaltasdeemigración.

Alcaerlatarde,Gabrielsedespidiódesudiscípulo:leestabaesperandoelcompañeroenelclaustrobajoparaencerrarseeneltemplo.

—Talveznonosveamosmás—dijoelcuritacontristeza—.Ustedacabarásusdíasaquí,enlacasadeunDiosenquiennocree.

—Sí;aquímoriré—dijoGabrielsonriendo—.Élyyonosodiamos,ysinembargo, parece que nada puede hacer sinmí. Si ha de salir a la calle, soyquienguíasuspasos;yporlanoche,yotambiénquienguardasusriquezas....Salud y buena suerte, Martín. Sea usted hombre sin desfallecimientos. Laverdadbienvalelamiseria.

Ladesaparicióndelcapellándelasmonjasseefectuósinescándalo.Don

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AntolínyotrossacerdotescreyeronqueeljovensehabíatrasladadoaMadridporambición,paraengrosarelnúmerodeclérigossolicitantes.GabrieleraelúnicoqueconocíaelverdaderodestinodedonMartín.Además,prontohizoolvidaral joven sacerdoteunanoticiaestupenda,que retumbóen lacatedralcomo un trueno, poniendo en conmoción a los señores del coro, a la gentemenudadelassacristías,atodalapoblacióndelclaustroalto.

Habían terminado lasquerellasentreel arzobispoyel cabildo.EnRomaaprobarontodolohechoporelcardenal,ySuEminenciarugíadejúbiloensupalacio,conlafieraimpetuosidadquemostrabaentodassusexpansiones.

Los canónigos, al entrar en el coro, iban con la cabeza baja, comoavergonzadosytemerosos.

—Pero¿havistousted...?—sedecíanaldesvestirseenlasacristía.

Yabuenpaso,conelmanteoondulante,abandonabanlaiglesiacadaunoporsulado,evitandoformargruposnicorrillos,atentocadacualalibrarsederesponsabilidades,aaparecerlimpiodetodacomplicidadconlosenemigosdelprelado.

ElTatoreíadegozoviendoladispersiónyelazoramientodelosseñoresdelcoro.

—¡Corred,corred!¡Buenoosvaaponerelcuerpoeltío...!

SehacíanlospreparativosdetodoslosañosparalagranfiestadelaVirgendelSagrario,amediadosdeagosto.Enlacatedralhablabandeladeaquelañocon misterio unos y zozobra otros, como si aguardasen sucesosextraordinarios.SuEminencia,quenobajabaal templohacíamuchosmesespor no ver a los del cabildo, presidiría el coro el día de la fiesta. Deseabacontemplardecercaasusenemigos,aplastarlosconsutriunfo,gozarseensuaspecto de confusa sumisión. Y conforme se aproximaba la solemnidadreligiosa, temblaban muchos canónigos, pensando en la mirada dura ysoberbiaqueclavaríaenelloseliracundoprelado.

Gabrielprestabaescasaatenciónalaspreocupacionesdelmundoclerical.Llevaba una vida extraña. Gran parte del día lo pasaba durmiendo,preparándoseparalafatigosaveladelanoche,quehacíaahorasolo.ElseñorFidelhabíacaídoenfermo,yparaquelaObrería,evitandogastos,noprivasealviejodesumíserosueldo,seabsteníadepedirunnuevocompañero.Pasabalas noches en la catedral con la misma tranquilidad que si estuviera en elclaustro,alto,habituadoaaquelsilenciodecementerio.Paranodormirse,leíaa la luz de su linterna los libros que podía encontrar en lasClaverías: fríostratadosdeHistoria,enlosquelaProvidenciadesempeñabaelprincipalpapel;vidas de santos, que le divertían por su crédula sencillez, rayana en logrotesco, y aquelQuijote de losLuna que tantas veces, había deletreado de

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pequeño,yenelcualcreíaencontraralgodelafrescuradelaniñez.

Llegó el día de laVirgen. La fiesta era igual a la de todos los años. Laimagenfamosahabíasalidodesucapilla,ocupandosobresupeanaunsitioenelaltarmayor.LlevabaelmantoguardadoenelTesoroytodassusjoyas,quecentelleabanacariciadasporelbosquedeluces,comosirieranconunaescalatemblonadefulgores.

Antes de comenzar la fiesta, los curiosos de la catedral, fingiéndosedistraídos,paseabanentreelcoroylapuertadelPerdón.Loscanónigos,consusvestidurasrojas,reuníansecercadelaescalerillaalumbradaporlafamosapiedra de luz. Por allí bajaría Su Eminencia, y los señores del coro seagrupaban tímidamente, cuchicheando, como si se preguntasen qué iba apasar.

Apareció en el primer tramo de la escalera el portacruz, avanzandohorizontalmentesuinsigniadedoblesbrazosparaquepasasebajoelarcodelapuerta.Después,entre familiares,yseguidopor lasotanamoradadelobispoauxiliar,avanzóelcardenal,vestidodepúrpura,queapagabaelrojovioláceodeloscanónigos.

Elcabildoseformóendosfilas,conlacabezabaja,prestandoacatamientoa su príncipe. ¡Quémirada la de don Sebastián! Los canónigos, inclinados,creyeron sentirla en la nuca con una frialdad de acero. Erguía el enormecuerpodentrodesusenvolturasdepúrpuracongallardaarrogancia,comosien aquel momento se sintiera curado de la enfermedad que arañaba susentrañasydelainsuficienciadelcorazón,queoprimíasuspulmones.Lacaragordinflona temblaba de gozo; los pliegues de grasa de su barbilla seestremecían sobre el roquete de blondas. La birreta cardenalicia parecíahincharsedesoberbiasobresucabezapequeña,blancaysonrosada.Nuncafuellevadaunacoronacontantoorgullocomoaquelgorrorojo.

Extendiósumanoenguantadadepúrpura,sobrelaquelucíalaesmeraldaepiscopal,yconungesto imperiosohizoqueuno trasotro fueranbesándolatodosloscanónigos.EralasumisióndeloshombresdeIglesia,acostumbradosdesdeelSeminarioaunahumildadaparentequeencubrerencoresyodiosdeuna intensidad no conocida en la vida vulgar. El cardenal adivinaba eldesalientotrasestamodestiaypaladeabasutriunfo.

—Túnoconocescómosonnuestrosodios—habíadichoalgunasvecesasuamigalajardinera—.Enlavidavulgarsonpocosloshombresquemuerende un disgusto. El que siente enfado se desahoga y recobra la tranquilidad.PeroenlaIglesiasecuentanacentenareslosquemuerendeunaccesodeirapor no poder vengarse, porque la disciplina les cierra la boca y abate sucabeza.Faltosdefamiliaydepreocupacionesparaganarseelpan,losmásdenosotrossólovivimosparaelamorpropioyelorgullo.

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Seformóenprocesiónelcabildo,acompañandoaSuEminencia.Abríanlamarcha el perrero rojo, los pertigueros negros y el Vara de plata, haciendosonarlasbaldosasconlosgolpesdesusbastones.Detráslacruzarzobispalylos canónigos por parejas, y en último término el prelado, con su cola roja,extendida en toda su longitud, llevada en alto por dos pajes.DonSebastiánbendecíaaun ladoyaotro,mirandoconsusojillospenetrantesa los fieles,queinclinabanlacabeza.

Sucarácterimperiosoylaalegríadeltriunfohacíancentellearsumirada.¡Quégranvictoria...!Eltemploerasucasa,yvolvíaaéltraslargaausencia,con toda lamajestaddeundueñoabsolutoquepodíaaplastara losesclavosmaldicientesqueosaranatacarle.

LagrandezadelaIglesiaseleaparecíaenaquelmomentomásgrandiosaquenunca.¡Quéadmirableinstitución!Elhombrefuertequellegabaaloaltoseconvertíaenundiosomnipotenteytemible.Nadadeigualdadperniciosayrevolucionaria. El grande siempre tenía razón. El dogma ensalzaba lahumildad de todos ante Dios, pero al fijar ejemplos, hablaba siempre derebaños y de pastores que debían dirigirlos. Él era el pastor, porque así loqueríaelOmnipotente.¡Aydelqueintentaradescarriarse...!

En el coro, la alegría de su orgullo gustó una satisfacción aún mayor.EstabasentadoeneltronodelosarzobisposdeToledo,aquellasillaquehabíasido la estrella de su juventud, y cuyo recuerdo le turbaba en plenoepiscopado,cuandopaseaba lamitrapor lasprovinciasesperando lahoradellegar a la Primada. Erguíase bajo el artístico dosel delMonte Tabor, sobrecuatroescalones,paraqueleviesenbientodoslosdelcoroyseconvencierande que era su príncipe. Las cabezas de las dignidades sentadas a su ladoestaban casi al nivel de sus pies. Podía pisarlos como víboras si osabanlevantarsedenuevo,mordiéndoleensusmásíntimosafectos.

Enardecidoporlaapreciacióndesugrandezaysutriunfo,eraelprimeroenlevantarseosentarse,conformelomarcabaelritualdelosoficios,yuníasuvozalasdelcoro,asombrandoatodosconlaásperaenergíadesucanto.Laspalabras latinas salían de su boca como trabucazos contra aquella genteodiada;susojospasabanconexpresiónderetosobreladoblefiladecabezasinclinadas.

Era un hombre de fortuna, que habíamarchado de éxito en éxito, y sinembargo,jamáshabíasentidounasatisfaccióntanhonda,tancompletacomoladeaquelmomento.Élmismoseasustabadesualegría,deaquelestallidodeorgulloqueamortiguabasuscrónicasdolencias.Parecíalequeestabagastandoenunascuantashorastodasuprovisióndevida.

Alfinalizarlamisa,loscantoresydemásgentemenudadelcoro,queeranlosúnicosqueosabanmirarle,sealarmaronviéndolepalidecer,levantarsecon

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lafazdesencajada,llevándoselasmanosalpecho.Advertidosloscanónigos,corrieronaél,formandounaapretadamasadevestidurasrojasantesutrono.SuEminencia seahogaba,debatiéndoseentreaquelcírculodemanosque leagarrabaninstintivamente.

—¡Aire...!—rugió—, ¡aire...! ¡Quítense de delante con mil porras! ¡Quemellevenacasa!

Aun enmedio de su angustia, encontró el gesto enérgico y sus antiguosvotosdesoldadopararechazaralosenemigos.Seahogaba,peronoqueríaqueloviesenloscanónigos.Adivinabaenmuchosdeellos lasatisfaccióntraselgesto compungido. ¡Que nadie le tocase! ¡Él se bastaba!Y apoyado en dosfamiliares fieles, emprendió lamarcha jadeante hacia la escalera arzobispal,seguidodegranpartedelcabildo.

La función religiosa terminó apresuradamente.Que perdonara laVirgen:otroañotendríamayorsolemnidad.Ylasautoridadeseinvitadosabandonaronsus asientos del altar mayor para correr en demanda de noticias al palacioarzobispal.

AldespertarGabriel,pasadomediodía, todoshablabanenelclaustroaltodelasaluddeSuEminencia.SuhermanopreguntabaatíaTomasa,queveníadepalacio.

—Semuere, hijos—decía la jardinera—; de ésta no escapa.DoñaVisitame lo ha enseñado de lejos, llorando la pobre.No puede estar acostado. Elpecholebailacomounfuelleroto.Losmédicosdicenquenollegaalanoche.¡Quédesgracia...!¡Yenundíacomoéste...!

La agonía del príncipe eclesiástico era acogida con un silencio fúnebre.Lasmujeres de lasClaverías iban y venían con noticias desde el palacio alclaustro alto. Los chicuelos permanecían recluidos en las habitaciones,atemorizados por las amenazas de las madres si intentaban jugar en lasgalerías.

Elmaestrodecapilla,siempreinsensiblealossucesosdelacatedral,salía,sinembargo,atomarnoticiasdelestadodeSuEminencia.Teníaunproyecto,delquehablórápidamentealafamiliadurantelacomida.Losfuneralesdeuncardenalbienmerecíanqueseejecutaseunamisacélebre,congranorquestareclutadaenMadrid.ÉlyahabíaechadoelojoalfamosoRéquiemdeMozart.Eraporloúnicoqueleinteresabalasuertedelprelado.

Gabriel,mirandoasucompañera,sentíaeldulceegoísmoqueexperimentaelquevivecuandomuereelpoderoso.

—Yacaenlosgrandes,Sagrario.Ynosotroslosenfermos,losmiserables,aúntenemospordelantealgunavida.

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Alahoraenquesecerrabaeltemplobajóparacomenzarsuvigilancia.Elcampaneroleesperabaconlasllaves.

—¿Quéhaydelcardenal?—preguntóGabriel.

—Puesquesemuerehoymismo,siesquenohamuertoya.

Ydespuésañadió:

—Estanoche,Gabriel,tendrásgraniluminación.LaVirgenestáenelaltarmayor,hastamañana,rodeadadecirios.

Callóunmomento,comosivacilase.

—Talvez—añadió—bajeahacerteun ratodecompañía.Debesaburrirtesolo.Espérame.

CuandoGabrielquedóencerradoeneltemplo,viountrozodelaltarmayorresplandeciente de luces.Hizo su acostumbrada requisa de puertas y verjas,visitóelLocum,losgrandesretretes,dondeenotrotiemposehabíanocultadounosladrones,ydespuésqueestuvoconvencidodequeenlacatedralnohabíaotroservivoqueél,fueasentarseenelcrucero,consumantaylacestadelacena.

Allípermaneciólargorato,contemplandoatravésdelarejalaVirgendelSagrario. Nacido en la catedral y llevado de niño por su madre a que searrodillase ante la imagen, la había admirado como el tipomás perfecto dehermosura. Ahora la apreciaba fríamente, con ojos de artista. Era fea ygrotesca, como todas las imágenes que son ricas. La piedad suntuosa yopulenta la había disfrazado con sus tesoros. No había nada en ella delidealismodelasvírgenespintadasporlosartistascristianos.Másbienparecíaunídoloindostánicorecargadodejoyas.Lafaldayelmantoseahuecabanconla ampulosidad de unmiriñaque, y sobre las tocas lucía una corona enormecomo un morrión, empequeñeciéndole la cara. El oro, las perlas, losdiamantes, brillaban sobre sus vestiduras. Llevaba pendientes y pulseras degranvalor.

Gabriel sonreíapensandoen la simpleza religiosa,queviste a loshéroescelestialesconarregloalasmodasdelatierra.

El débil resplandor del crepúsculo que descendía de los ventanales y lainquieta llama de los cirios formaban una ondulación de luces y sombras,animandoelrostrodelaimagencomosigesticulase.

«¡Aún como soy yo!—se decía Gabriel—. Si en mi lugar estuviera undevoto,creeríaquelaVirgenríeunosmomentosydespuésllora.Conunpocodeimaginaciónydefe,¡heaquíunmilagro!Estoscaprichosdelaluzhansidounaminainagotableparalossacerdotes.TambiénlasVenusdeotrostiemposcambiaban la expresión de su cara, riendo o llorando a gusto de los fieles,

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comounaimagencristiana.»

Ypensó largoratoenelmilagro, invenciónde todas las religiones,y tanantiguocomolaignoranciaylacredulidadhumanas.

Obscureció. Después de cenar parcamente, Gabriel abrió un libro quellevabaen lacestaypúsosea leera la luzdesu linterna.Devezencuandolevantaba la cabeza, distraído por el revoloteo y los gritos de los pajarracosnocturnos, atraídos por el resplandor extraordinario del bosque de cirios.Transcurríaeltiempolentamente.Enlaobscuridaddelasbóvedasretumbabanlos argentinos martillazos de los guerreros del reloj. Luna se levantaba yrecorríalaiglesia,visitandoloscontadoresparamarcarsuronda.

Habíansonadolasdiez,cuandoGabrieloyóabrirseelpostigodelaportadadeSantaCatalina,perorápidamenteysinviolencia,comosihubieranhechouso de una llave. Luna recordó el ofrecimiento del campanero. Despuéssonaron los pasos de varias personas, pero agrandados por el eco, como siavanzasetodaunahueste.

—¿Quiénva?—gritóGabriel,algoalarmado.

—Nosotros, hombre—contestó en la sombra la voz fosca deMariano—.¿Notedijequebajaríamos?

Alentrarenelcrucerolesdiodellenolaluzdelaltarmayor.GabrielvioconelcampaneroalTatoyalzapaterillo.QueríanacompañaraLunaunapartedelanoche,paraquenolefuesetanpesadalaguardia,ytraíanunabotelladeaguardientequeleofrecieron.

—Ya sabéis que no bebo—dijo Gabriel—. Nunca me ha gustado elalcohol;vino,ynomucho...Pero¿adondevais,vestidoscomoenlosdíasdefiesta?

ElTato seapresuróa responder.ElVaradeplatacerrabaa lasnueve lasClaverías,yellosqueríanpasar lanoche fueradecasa.Yahabíanestadounbuen rato en un café del Zocodover, regalándose como señores. Estabanhechosunoscalaveras.Aquellanocheeraextraordinaria,tantomáscuantoquelaciudadtambiénestabaalteradaporlodelarzobispo.

—¿Cómosigue?—preguntóGabriel.

—Creoquehamuertohacemediahora—dijoelcampanero—.Cuandohesubidoamicasaporlasllaves,salíaunmédicodelpalacio,yasíselodecíaauncanónigo....Perosentémonos.

Tomarontodosasiento,conlagorracalada,enlospeldañosdelaverjadelaltarmayor.Marianodejóenel sueloelmanojode las llaves,un racimodehierro como una maza. Las había de todas las épocas: unas groseras yherrumbrosas, con las huellas del martillo, ostentando escudos cerca del

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agarradero;otrasmásmodernas,pulidasybrillantescomosifuesendeplata;perotodasenormesypesadas,derobustosdientes,cualconveníaalagrandezadeledificio.

Los tres amigos parecían extraordinariamente contentos, con una alegríanerviosa que les hacía empujarse y reír. Miraban de reojo a la Virgen ydespués se miraban entre ellos con un gesto de misterio que no podíacomprenderGabriel.

—Habéis bebido mucho, ¿verdad?—dijo Luna con suave reproche—.Hacéismal;yasabéisqueelbeberesladegradacióndelospobres.

—Undíaesundía, tío—dijoelperrero—.Nosalegraquesemueranlosgrandes.Yaveusted;yoadmirabamuchoaSuEminencia:pues¡quesehagalaporra!Laúnica satisfacciónque tieneunpobreesverquea losdearribatambiénlesllegalavez.

—Bebe—dijo el campanero, ofreciéndole la botella—. Es una dichaencontrarnos aquí sanos y alegres, mientras Su Eminencia se verá mañanaentrecuatrotablas.¡Menudocampaneosoltaremostodoeldía!

BebióelTato,ypasólabotellaalzapatero,queestuvomuchotiempoconlabocapegadaalgollete.Delostres,ésteparecíaelmásebrio.Teníalosojosenrojecidos, miraba duramente a todos lados y permanecía silencioso. Sólosonreía forzosamente cuando le dirigían la palabra, como si su pensamientoestuvieralejos,muylejos.

Elcampanero,encambio,eramáslocuazquedecostumbre.Hablabadelafortunadelcardenal,deloricaqueibaaserdoñaVisitación,delaalegríaquetendríanaquellanochemuchosdelcabildo.Yseinterrumpíaparaempinarlabotella del aguardiente, pasándola después a los compañeros. El vaho delalcoholseesparcíaenaquelambienteimpregnadodeinciensoyhumodecera.

Transcurrió más de una hora. Mariano había cortado varias veces laconversación,comosituvieraquedeciralgograveyvacilase,faltodevalor.Porfinsedecidió.

—Gabriel:pasaeltiempoynosrestamuchoquehaceryquehablar.Sonpocomásdelasonce.Aúnquedanhorasparahacerbienlacosa.

—¿Quéquieresdecir?—preguntóLunaconextrañeza.

—Pocas palabras: al grano. Se trata de que tú seas rico y lo seamosnosotros;queremossalirdeestamiseria....Yahabrásnotadohacetiempoquehuíamosdeti;quealplacerdeoírtepreferíamoshablarentrenosotros.Esquetúeresunsabio,peronovalesuncéntimoparalascosasdelavida.Contigoseaprende, pero no se sale de pobreza...Hemos pasadomeses pensando en lanecesidad de dar un golpe afortunado. Esas revoluciones de que nos hablas

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estánmuylejos.Lasveránnuestrosnietos,yauntalveznolasvean.Buenoesque los sabios piensen en el porvenir; pero los brutos como nosotros sólovemos el presente. Hemos empleado el tiempo discurriendo barbaridades:secuestraradonSebastiányexigirleunmillónderescate;entrarenelpalaciounanoche, ¡yquéséyoquémás...!Todomajaderías ideadaspor tusobrino.Pero estamañana, enmi casa, lamentándonosde lamiseria, hemosvistodepronto la salvación.Tú comoúnico guardián de la catedral, laVirgen en elaltarmayorcon las joyasqueel restodelañoseguardanenelTesoro,yyoconlasllavesenmipoder....Eltrabajomásfácildelmundo.LimpiamosalaVirgen, emprendemosel caminodeMadridy llegamosal amanecer; elTatoconoce allí mucha gente de la que va a las capeas: nos ocultamos algúntiempo, y después, tú, que sabes elmundo, nos guiarás. Iremos aAmérica,venderemoslapedrería,yseremosricos.¡Alza,Gabriel!Vamosadespojaralídolo,comotúdices.

—¡Luegoesunroboloquemeproponéis!—exclamóLuna,alarmado.

—¿Un robo?—dijo el campanero—.Llámalo así si quieres: ¿y qué?, ¿teasustasdeeso...?Másnoshanrobadoanosotros,quenacimosconderechoaunpedacitodemundo,ypormásvueltasquedamosnoencontramosunsitiolibre....Además,¿aquiénperjudicamosconesto?Denadasirvenaesepedazode palo las joyas que lo cubren. Ni come, ni siente frío en el invierno, ynosotros somos unos miserables. Tú mismo lo has dicho, Gabriel,contemplando nuestra pobreza. Nuestros hijos mueren de hambre sobre lasrodillas de las madres, mientras los ídolos se cubren de riquezas... ¡Anda,Gabriel,noperdamoseltiempo!

—¡Vamos,tío!—dijoelTato—.Unpocodecoraje.Convénzasedequelosignorantessabemoshilarlascosascuandollegaelcaso.

Gabriel no les escuchaba. La sorpresa le había hecho caer en elensimismamiento. Medía, asustado, el gran error cometido; veía abrirse unfosoinmensoentreélylosquecreíasusdiscípulos.Recordabalaspalabrasdesuhermano.¡Ah,elbuensentidodelossimples!Él,contodassuslecturas,nohabíaprevistoelpeligrodeenseñaralosignorantesenunoscuantosmesesloquerequeríatodaunavidadereflexiónyestudio.Repetíaseenpequeñoloqueocurre en los pueblos agitados por la revolución. Las ideas más nobles secorrompíanalpasarporeltamizdelavulgaridad;lasaspiracionesgenerosasseenvenenabanconlossedimentosdelamiseria.

Losenvilecidosporlaexplotación,aldespertar,buscabanenlasdoctrinasredentoraslavenganzadelpasadoyelbienestaregoísta,aunquefueseacostadesussemejantes.

Había sembrado la semilla revolucionaria en los parias de la Iglesia,adormecidos en un ambiente de dos siglos atrás. Creía contribuir a la

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revolución futura formando hombres, y al despertar de su ensueño seencontrabaconcriminalesvulgares.¡Quéespantosadecepción!Susideassólohabían servido para destruir. Quitando a aquellos cerebros soñolientos losprejuicios de la ignorancia, las supersticiones del siervo, sólo habíaconseguidohacerlosaudacesparaelmal.Elegoísmoeralaúnicapasiónquevibrabaenellos.Sólohabíanaprendidoqueeranmiserablesynodebíanserlo.La suerte de sus compañeros de infortunio, de una inmensa parte de lahumanidad,miserabley triste,no les interesaba.Saliendoellosdesuestado,mejorando su situación fuese como fuese, les importabapocoqueelmundosiguiera lomismoqueantes;que las lágrimas,eldoloryelhambrereinasenabajoparaasegurarlacomodidaddelosdearriba.Habíasembradoenellossupensamiento,queriendoacelerarlacosecha,ycomoenloscultivosforzadosyartificiales, que crecen con asombrosa rapidez para no dar más que frutoscorrompidos, el resultado de su propaganda era la podredumbre moral.¡Hombres,alfin,comotodos!¡Lafierahumanabuscandosubienestaracostadelsemejante;perpetuandoeldesconciertoyeldolorparalosdemás,contalde gozar de la abundancia durante una vida de unos cuarenta años! ¡Ay!,¿dóndeencontraralsersuperiorennoblecidoporelcultodelarazón,haciendoel bien sin esperanza de recompensa, sacrificándolo todo por la solidaridadhumana,elhombre-diosqueembelleceríaelporvenir...?

—¡Anda,Gabriel—continuaba el campanero—, no perdamos tiempo!Escosadeuninstante,yenseguida¡avolar!

—¡No—dijo Luna con firmeza, saliendo de su ensimismamiento—, noharéiseso,nodebéishacerlo!Esunroboloquemeproponéis,ymidoloresgrandeviendoqueparaesocontabaisconmigo.Otrosvanalroboporinstintofatal opor corrupciónde alma;vosotros llegáis a él porquequise ilustraros,porque intenté abrir vuestras inteligencias a la verdad... ¡Oh!, ¡es horrible...muyhorrible!

—Pero¿aquétalesaspavientos,Gabriel?¿Noesesounpedazodepalo?¿A quién perjudicamos apoderándonos de sus joyas? ¿No roban los ricos ytodoslosqueposeenalgo?¿Porquénohemosdeimitarles?

—Poresomismo:porqueloqueintentáishaceresunaimitacióndelmal;porqueperpetúaunavezmáselsistemadeviolenciaydedesarreglo,causadelamiseria.¿Porquéodiasalrico,siloqueélhacealexplotaralhumildeeslomismo que vas a hacer tú, apoderándote de una cosa «para ti» (entiéndelobien),«parati»ynoparatodos?Nomeasustaelrobo,porquenocreoenlapropiedadnienlasantidaddelascosas;peroporestomismoabominodelaapropiación particular yme opongo a ella. ¿Para qué queréis apoderaros deeso?Decís que para remediar vuestramiseria.No es verdad: para ser ricos,paraentrarenelgrupodelosprivilegiados,parasertresindividuosmásdeesaminoríaodiosaquegozaelbienestaresclavizandoaloshumanos.Sitodoslos

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pobres de Toledo llamasen ahora a las puertas de la catedral, sublevados yembravecidos, yo les abriría paso, los guiaría yo mismo, les señalaría esasjoyasqueambicionáis, lesdiría:«Apoderaosdeellas.»Songotasdesudoryde sangre de sus antepasados; representan el trabajo servil en la tierra delseñor,eldespojobrutalporlosalcabalerosdelrey,paraquemagnatesyreyespudiesen cubrir de pedrería al ídolo que podía abrirles las puertas del cielo.Esonoperteneceavosotrostresporqueseáismásaudaces;perteneceatodos,comodetodossonlasriquezasdelatierra.Ponersumanoloshombressobrecuanto existe en el mundo será la obra santa, la revolución redentora delporvenir; apoderarse ahora unos cuantos de lo que con arreglo a la moralimperantenoessuyo,resultaundelitoparalasleyesburguesas,yparamíesunatentadocontralosdesheredados,únicosdueñosdeloexistente...

—¡Calla,Gabriel!—dijoel campanerocondureza—.Si tedejo,hablaráshastaelamanecer.Noteentiendo,noquiero.¡Venimosahacerteunfavor,ynossalesconunsermón!¡Queremosvertericocomonosotros,ynoscontestashablandodelosdemás,delagentequenoconoces,deesahumanidadquenotedioniunmendrugocuandovagabascomounperro...!Tendréquedirigirtecomoennuestrajuventud,cuandohacíamoslaguerra.Siempretehequeridoyadmiro tu talento, pero a ti hay que tratarte como a un chicuelo... ¡Vaya,Gabriel, a callar y síguenos! ¡Te llevamos a la felicidad! ¡Adelante,compañeros!

ElTatoyelzapaterosepusierondepie,marchandohacialaverjadelaltarmayor.Elperreroempujóunadesushojas,entreabriéndola.

—¡No!—gritóGabriel con energía—. ¡Deteneos...!Mariano, no sabes loque haces. Creéis que ya está lograda vuestra dicha con apoderarse de esasriquezas. ¿Y después? Vuestras familias quedarán aquí. Tato, piensa en tumadre.Mariano,elzapateroytútenéismujer,tenéishijos.

—¡Bah...!—dijo el campanero—. Ya vendrán a reunirse con nosotroscuandoestemos lejosyensalvo.Eldinero todo lopuede: loque importaestenerlo.

—¿Yvuestroshijos...?¡Lesdiránquesuspadresfueronladrones!

—Peroseránricosenotropaís.Alfin,suhistorianoresultarápeorqueladeloshijosdeotrosricos.

Gabriel se convenció de la resolución feroz que animaba a aquelloshombres.Susesfuerzosparadetenerleseraninútiles.Marianoleempujabaalverqueseinterponíaentreélyelaltarmayor.

—Aparta,chiquillo—dijo—.Yaquenosirvesparanada,déjanos.¿EsqueletienesmiedoalaVirgen?Descuida,queaunquenosllevemostodocuantoposeenoharáningúnmilagro.

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Gabrielintentóunrecursodecisivo.

—Noharéis nada.Si pasáis laverja, si entráis en el altarmayor, toco elesquilónyantesdediezminutosestátodoToledoenlaspuertas.

Yabriendolaverjadelcoro,entróenélconunadecisiónqueparalizóalcampanero.

El zapaterillo, con su aspecto de borracho taciturno, fue el único que lesiguió.

—¡Elpandemishijos!—murmurabacon lenguaestropajosa—. ¡Quierenrobarlos...!¡Quierenquesiganpobres...!

Marianooyóunruidometálico:viocómoelzapaterillolevantabaelbrazoarmadoconelmanojodellavescaídoenlospeldañosdelaverja,ydespuésoyóunchoquedeextrañasonoridad,comosigolpeasenalgohueco.

Gabriel dio un grito y cayó al suelo de bruces. El zapatero seguíagolpeándolealcráneo.

—¡Noledesmás...!¡Detente!

Éstas fueron lasúltimaspalabrasqueoyó confusamenteGabriel, tendidoen la entrada del coro.Un líquido pegajoso y caliente se escurría sobre susojos.Después,elsilencio,laobscuridad...laNada.

Elúltimodestellodesupensamientofueparadecirsequeibaamorir,quetal vezhabíamuertoya, restándole sólo la postrera vibraciónvital, la estelaagitadadeunaexistenciaquehuíaparasiempre.

Aúnvolvióalavida.Abriólosojostrabajosamente,yvioelsolaltravésdeunventanilloconhierros,unasparedesblancasyunacamaconcobertordepercalinarameadaysucia.Lacabezalepesabaenormemente.Supensamientopudo formar y coordinar una idea, después de grandes vacilaciones ytropiezos: lehabíancolocado la catedral en las sienes.El templogigantescogravitaba sobre su cráneo, aplastándolo. ¡Qué inmenso dolor...! No podíamoverse:estabacogidoporlacabeza.Zumbabansusoídos;sulenguaestabaparalizada.Losojosveían,perodébilmente,comosilaluzfueseturbiayunabrumarojizaenvolvieselosobjetos.

Creyó que una cara con bigotes, terminada por un sombrero de guardiacivil,seinclinabasobrelasuya,mirándoloenlosojos.Movíaloslabios,peroél no oía nada. Era sin duda la pesadilla de sus antiguas persecucionesvolviendoasurgir.

Se fijaban en él, viendo que abría los ojos. Un señor vestido de negroavanzaba hacia su lecho, seguido de otros dos que llevaban papeles bajo elbrazo.Adivinó que le hablaban por elmovimiento de los labios, pero nada

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pudooír.¿Estaríaenotromundo?¿Seríanfalsassuscreencias,ydespuésdelamuerteexistiríaotravidaigualaaquellaquehabíaabandonado?

Cayódenuevoenlasombrayenlainercia.Pasómuchotiempo...mucho.Otravezseabrieronsusojos,peroahora labrumaeramásdensa.Yanoeraroja:eranegra.

Entreestosvelos,creyóverGabrielelrostrodesuhermano,consternado,crispadoporelmiedo,ylosbicorniosdelaGuardiacivil,aquellossombrerosde pesadilla, rodeando al pobreVara de palo. Después,más esfumada,másindecisa,lacaradeladulcecompañera,deSagrario,contemplándoleconojosllorososdeinmensapena,besándoloconlamirada,sinquelaintimidasenloshombresnegrosylasarmasquelarodeaban.

Ésta fue la últimavisión, indecisa y borrosa, comovista a la luz de unachispafugaz.Despuéslaobscuridadeterna,elaniquilamiento...laNada.

Alcerrarparasiemprelosojos,sonójuntoaélunavoz:

—Te seguíamos la pista, pájaro. Bien escondido estabas, pero te hasdescubiertoconunadelastuyas.AhoraveremosquécuentadasdelasjoyasdelaVirgen...¡ladrón!

ElterribleenemigodeDiosydelordensocialnodiocuentaalgunaaloshombres.

Al día siguiente salió en hombros, de la enfermería de la cárcel, paradesaparecerenlafosacomún.Elsecretodesumuerteloguardólatierra,esamadre ceñuda que presencia impasible las luchas de los hombres, sabiendoque grandezas y ambiciones, miserias y locuras, han de pudrirse en susentrañas,sinotroresultadoquefecundarlarenovacióndelavida.

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