7/23/2019 La Conflictividad Obera Bajo El Franquismo. Elementos Para Una Interpretación
http://slidepdf.com/reader/full/la-conflictividad-obera-bajo-el-franquismo-elementos-para-una-interpretacion 1/20
aseguraba
la
consecución
de
1na
parte
de
los
objetivos
perseguidos,
pero
ahora
la fragmentación
la
hacía
indispensabl.
,i
no
,Jqu..á
suc*mbir
a Ia otra
cara
del
desarrolrismo.
Én
..r.
proceso
ruvieron
cierto
éxito
en
acoplar
los
ritmos
cre
conflictivi.lad
e,.rtr"
I",
gr.r-,d.,
I
edianas
emprcsas;
incidir,
mediante
enraces
de la oposició"n.,t
..r,i,
en la negociación
de
lo.s
co'venios
comarcales
y pr""l".id..
1t,.
afcctaban
tanto
¿l las
gra'des
como
a las
pcqueiras
concentraciones
H:lT,..;ff
:i,Jll:;T:::'.:lil,iJ;:l":,:;..::,,,::'ffiff
:j:l
laboral;
)-
conecrar
las
neccsidad.,
.i.i
rnovinriento
obre
ro
corr
las
recles
cor'unirarias
que
le
crot¿rban
cle
rocales
c{onde
reunir.se
y
amplificaban
la
solicl¿rridad.
En
el
proceso
cle
formación
de las
(lonrisiones
obreras
el
m'clelo
cre
confrictiviclad
clue
in".,g,,r"rnn
rnaduró
basr¿rnte
como
para
sobrevivir
al
cluro
p.ri.r.1o
qr,.i.,r.r"-
rrolló
e.tre
1967
y
1969,
cLrancl.
ef
régimen
intentó
dcsarticr¡lar
al
nuevo
rnovimiento
obrero
a
partir
de
la ilegalización
explícita
de las
nuevas
organizacione.s,
la
congel;rción
de la
.egociacicin
colectirra
y
ei
Estado
de
excepción,
y
ertcrlde..e ya
de ftrrma
imparable
en ios
años
serenra.
M.delo
orgenizativ.
v
de
c.nHictividad
c1'c
ya
solo
entró
en crisis real
con
el
agoramiento del modelo
d.r.irnlíirt"
d.-
crecimiento
español
inaugurado
durante
ra
década
de
los
sesenra
y
el nuevo
marco
i'stitucional
de la
democracia.
Ahora
bien,
si
es
verdad
que
a
esre
moclelo
global
de
desarrolio
le
correspon<Ji;
.r;
morfología
de la
conflictividad
obrera,
no
solo.onro
",J"pr"ción
a
Llna
nueva
realidad
sino
b,ísicamente
como
respuesta
a l"
-ir.,-r",
.rt"
correspondencia
nunca
fue
unidireccional
o
áeterminacla
de
forma
espasmódica.
De hecho,
fueron_las
trabajadores
y
las
trabajacloras
de
este,p.aís
que,
exp.erimentando
en
sus
carnes
i",
or.",
cáras
del
oes:rrrotllsmo,
arrrcularon
un modelo
de
conflictividad
construido
desde
las
nuevas
realidades
materiales
clesde
el
cual
garantizarse
una
vida
meior.
100
101
III.
LA
CONFLICTIVIDAD
OBRERA
BAJO
EL FRANQUISMO.
ELEMENTOS
PARA
I.]NA
INTERPRETACIÓN
El ojo que tú
ves no es
ojo
porque túr lo veas;
es ojo
porque
él te
ve.
ANT'ONI()
MACHADO,
Prouerbios
y cltntítres
Parábamos
la
empresa
muy
a
menudo
[...].
La po-
licía
cargaba sobre
tal en tal
sitio, o
había marado
a
cualquier compañero,
un
buen trabajador,
pues se
entraba
por
la
puerta por la
mañana y uno se ponía
encima
de
las
planchas
de
hierro.
Todo
el
mundo
paraba
y
punto,
se ha
acabado la
historia
[...]
Una
vez-, una
vez,
una
de tantas, una
de tantas,
porque
hacíamos
paros
muy
frecuentemente, una
de tantas,
el
gerente, que era sueco,
me llegó
a
decir:
upero
vamos
avet Navas,
pero
¿qué
quieres?,
[...]
En
aquel
tiempo
había una
serie de
televisión
sobre
Marco,
que
era
un niño italiano
que
se
iba
a
Amé¡ica
a
buscar
a su mamá,
y
le
dije :
uyo
lo
que
quiero
es que
Marco
encuentre
a
su
mamár. El
tío
se
desmontó
ebsolutamente:
,,haz
lo
que
quieras..
MANUI-). Nnv¡s,
obrero
de ¡.stR/c;t-.s
El
estudio
de
la
conflictividad
obrera
es
central
oara
entender
[a
historia
del
movimiento
obrero. De
hecho, el
moui-ienro
obrero,
incluso
la
clase
obrera,
no existiría
como tal sin
el
fenómeno
de la
confictividad
que
lo define
y en algunos marcos
teóricos lo
genera
cuando, en
una
definición
muy
thompsiana:
Grupos
de
gente
con
problemas,
quejas o expectativas
comunes
llegan
a ser
conscientes
de
su destino,
crean organizaciones
y
7/23/2019 La Conflictividad Obera Bajo El Franquismo. Elementos Para Una Interpretación
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movimienros
sociales
para
conseguir
sus
objetivos
y actúan
ba.jo
estímulos
ideológicos
específicos.
I
A
partir
de la experiencia
del conflicto,
bien acumulado
en
la
tradición
recibida
o
vivido
corno
propio,
que
reúne
a l:r
genre
en
grupos
enfrer-rtados
que
comparten
características
comunes
y
generan
a
la
larga
un:r cultura
y
forrnas
de
organización
propias.z A
pes:rr
de
que no
se
acepte
este
marco
teóricor
se
tiene quc
asumir
la
realidad
de la
centralidad
del
confiicto,
ya
que en
él convergen
todos los
aspectos
milirantes,
esrrarégicos,
ideológicos,
.r.., y *-1,
vcz
genera
nuevas
formas
de
politización,
cstraregias
e
ideología,
para entender
la dinárnica
del
movimienro
obrero.
Lo vieio
y
lo nuevo
son
Duesros
a prueba
en este
nlomenro
y
aquello
qr.r. nr.r...
trascender,
y
aquello
que mercce
perecer, es metal-¡olizado
en nuevas
realidades.
En
este
senrido,
quizás la
persona
que
m:ís
trabajó
en
rorno
a esr¿r
ten-rática
en los
años
noventa,
recogiendo
parte
de los trabajos
especí-
ficos
ya
realizados
sobre el movimienro
obrero
bajo el
franqr-rismo,
fue
A,raro
Soto
Carmona. En
efecto,
en diversos
trabajos,a Iogró
articular
admirablemente
una
interpretación
acabada
sobre las
morivaciones
hltirnas
de la
conflictividad
obrera
en el
tardofranquisnro
que
a
su vez
explicase
sus
consecuencias
políticas.
Contrariamente
al carácter
polí-
tico atribuido
a la
conflictividad
obrera
a
parrir
de
1967
en
el
esrudio
clásico
de
José
María
Maravall,5
para Soto la
huelgas
protagonizadas
l. Casrnov;r,
J.,
De
la calle
alJiente. [:l
an¿rrosindicalismo
en Es¡taña
(t9.31-
I
939),
Barcelona,
Crítica,
1997,
p-
33.
2.
Ver:
Thornpson,
F,. P,
I
t
forntariin
d¿ la rl,tse
obrar¡¿
ot
htgldterca,
lI
vols., Barcelona,
Crítica,
1989.
vol.
L,
pp.
KlI,XVI;'l-hornpson,
E.P.,Tradición,
reuuelatyconcienci¿dtclase,Barcelona,Crírica,
1989,pp.33-39;Thompson,E.
P,
"Algunas
consideraciones
sobre
clase
y
lalsa
concicncia,,
Hístoria
Socia/,
n.,'
(10),1991,
pp.27-32.
3.
I'are
el
caso
quc
nos
ocu¡ra,José
Babi¿rno,
por cjemplo, no sin
razoues,
ncr
lo ace
pta:
B:rbi:rno,
J.
linigrantes,
cronómetros
1t.
.
.
,
pp.
3-4.
4. Espccialrnente,
Soto, A.
,,1)ive
ls¿s in
rcrpret:rci,rnes
sobre las causas
y
conse-
cuencias de las huelgas
en el francluismo
(19(r3-1975),
I
Encuentros
de iru,asri{¿dotzs
rlel
Jht
n
qu
isno, l3arcekrna,
(
X)N( ;-UAll,
1
992, p¡r. 1
50-
1
53:
Soto, Á., uHucig,rs
en
el franqtrisrno:
causas
laborales-c..sccue'cins
políticas',
Hisutri¿
Soci¿/, nírir.30,
I
998,
pp.
39-6
I
.
5. Maravall,
J.M
., Ditdura
y
disentiniento
político.
Obrercs
y
estudiantes
bajo
el
Jranquisrno,
Madrid,
Alftguara,
1979.
¡,,rr
la clase
obrera
bafo el
franquismo
tenían
Primordialmente
un
,,riecn
económico
y solamenre
después
unas
consecuencias
políticas.
Str
Lrigen
tenía
que
ver
Precisamente
con
la
formación
de
ttna nueva
,
l"se olreray
un
modelo de
desarrollo
económico
y
social que
llevaba
.r los
rrabaiadores
a
la
búsqueda
de su
meforía
de
vida en ul1
contexto
,lc
expecrarivas
de
consumo
de masas
crecienre.
El
resultado
final
de
('sros
conflictos,
sus
consecuencias
Políticas,
Puecle
parecer
paradó-
jir0
en este
ntarco,
pero
no
lo
cs
si
lomemos en cuenra
las
tnismrts
Pirlabras
del
régimen
en
las
consignas
que daba
sobre
el
tratamient<>
gubernativo
que
tenían
que
tener
las
huelgas
obreras:
uUn
conflicto
i"bor"l siempre
es
un problema
político
y
de
Orden
Público,
incluso
cLlando
aoarcntemente
tiene
ulta
naturaleza
estrictamente
laboralr.('
Y
con
esta
sencilla
clave
interpretativa,
en
la
que era
el régimen
el
clue
politizaba
lo
que
en
origen
no
lo estaba,
que
ha
hecho fortuna,
..
pe
l..r-riría dar
cuenta
de
varias
realidades
aparentemente
contradic-
roiias
entr.
.ll"r.
La primera
hacía
refere
ncia a
la
tlo necesidad
de
analizar
la
natu-
raleza
aDarenremenre
conrradicrofia
de la conflictividad
obrera,
una
conflicúvidacl
que
podía
mosrrar
ranto un carácrer
claramenre
econó-
mico
en
un
momento
dado,
como también
marcadamente
político
en el
mismo
hecho conflictivo.
A
la
vez casaba
la tesis
de que
la
clase
obrera se
volvió
claramente
economicisra,
y
por tanto
integrable
en
el sistema
capitalisra
estableciendo
un
consenso
básico
para
la futura
democracia,
con el
hecho de
que
la conflictividad
mostrase
una clase
obrera
en
constante
confrontación
con el
régimen.
En un
desarrollo
que
recientemente
se
ha caracterizado
como
un
(radicalismo
moder¿l-
io,,7
la
clase
habría
evolucionado
hacia
la democracia
al
desprenderse
6.
Archivo
Histtírico
clel
Gt¡bierno
Civil
de Barcclona
(AHcc;¡),
'¡/1,
Delegación
Sindiml,
g
de
m¿rzo
de 1973, caia 93.
7.
,n
esta
interpretación
lls
mtivilizircioncs
obreras
serían
un f'rctor
clemo-
c¡atiz.ador
funclemenral err
la tr¡nsici<in
a
partir
de
la dol¡le
realidad
de una
gran
cap:tciclac{
de conflicto
y
su
clara
voluntad
de no
enfrentarse
con
las
fuerzas clel
.rri.rr.
-.r.,rr,,,do
una
clase
obrera
nrodemda
en
sus valorcs
y ex¡;ectativas
de
cam-
bio
en contparación,
por
eicmplo,
a
los trabajaclores
pofrLlguescs.
Así.
finalnlentc,
la clcsmovillzación
¡rosterior
en
el
proceso
de
tr:rnsición,
una
vcz
est:rblecidas
las
reslas básicas
de
la icnrocraci,r,
no
sería
sino
una
consecuellcia
dc
la realiz-ación
clel
¡-lr"ngr"n.,"
realnrenre
delendido
con Ia
movilización
e¡r
[a calle.
oabría
¡rreguntirrse
ió,]:d.
,.rid"
".ta
difircncia
enrr.e l:r
clirse
obrcra
cspañol;r v
portuguesa
para
cxplicar
102
103
7/23/2019 La Conflictividad Obera Bajo El Franquismo. Elementos Para Una Interpretación
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de
ciertos
valores
incompatibles
con
ella,
y
esa
evolución
estaba
en
consonancia
con
una fa.lta
de
interés
en la
movilización
polírica,
pero
al
no
evolucionar
el régimen
con
el
cambio
social
..to,
.onfi.ti,
,.
politizaban
como
muesrra
de la
disfunción
hisrórica
del
franquismo.
Podría
decirse
de nuevo
que
era
una
aplicación
directa,
y
caÉe
decir
que
muy
bien
resuelta,
del
viejo
aserto liberal
de
Bernard
Mandeville,
según
el
cual
los
uicios
priuados
-querer
la mejora
puramenre
econó-
mica
y
protagonizar
una
conflictividad
para
ello-
¡
roc/ucen
la
oública
z'irtud-.lademocracia-.
cabe
decir
también
quc
cualquier
análisis
alternativo
de [a naturale
za
de laconflictividad
oi.era
al ofrecido
por
Soto
entrañaba
una
gran dificuitad.
En
este
senrido,
Rafael
Moreles,
a
mediados
de la
década
de Ios noventa,
en
una inreresante
aportación,
señalaba
ya la
necesidac{
de integrar
la
consideración
de ,q.r.llo
qu.
se consideraba
acción
política
en
el marco
de los propios
significaáos
de los
trabajadores,
ya
que:
Considerar
que los
trabajadores
eran
meros
factores
<Ie
pro_
ducción
y que
la
udignidadr,
la
nética,¡
o la
umoral,)
no
son
elemenros
importantes
en
la
explicació.
del
co.flicto
social
o
de
las
acciones de la
clase
obrera
es,
en el
fondo, optar
por
una
explicación
que reduce
los
seres
humanos
a meros
aceDtantes
pasivos
de
una lógica
instrumenral
calvinisra
que
ignora
la
di_
mensión
subjetiva
de la acción
humana.n
Pero
lo cierro
es que
su
alternativa
de
análisis
rnetodorósico
no
fue
recogida,
probablemenre
porque
cualquier
anáiisis
q,r.
pLr.,.rd"
categorizar
los conflictos,
por flexible
que
sea
y
por
ampliiuclanaiítica
que
manrenga'
como
es el
caso
de la
propuesta
dc Rafael
Morales,
fracasará.
De
todas
formas,
las
críticas
a las
resis
<ie
Soto
vinieron
de
la
mano
de
otros
aurores.
su
diversidad
dc
actitudes.
Tiendo
a
pen^sar
que el movimiento
.brero
portugués
,.11"
I
:u
laclo
parte
tle
esras
fuerzas
del
orden,
más
quc hubiese
.,n,
iif¿r*.i"
radic¿l
dc
valores
y
actitudes
e nrre
uno y
orro
colr.lo
proclr-rcto
dc
la
m.cle¡nizació'
ec.nómica.
ver:
Pérez
Lcdesrna,
M.
uNuevo.
y
viejos
nrovirnientos
s'ci:rlcs
en
Ia
transición,
err Molincro,
C.
(ed.),
La
transición,
treint¿
años
despuy's,
Barcelota,
Penínsul:r,
2006,
pp.
148-151.
8.
Morales
Ruiz,
R.,
uAnálisis
de k¡s
conllicros
obreros
en
cl fianquismo,,
S
o c io
logía
de l'lra
brtj
o, n.,'
26
(I
) ) J
I I
)96),
pp. I 4
1, I
trB.
r04
Cómez Alén, en
un
trabajo qtie
vio
la luz
en
1L)97,'
intentaba
nr:rtizar
y contestar
las tesis mantenidas en
diversos
textos
por
Soto, ar-
suyendo
cltre
las
moviliz-¿rciones
obrcras
dur¿rntc
el
franquismo habían
nrarrtenido
un alto
confeniclo
¡rolítico 1',
lo rltre
es
nrás importantc,
,1trc
las
org;rniz.aciorres qllc ¿limcntabirn csta conflictiviclad
(n<.t,
y
(l(l()())
lo hacían a
L.arti¡
de una volrrntird
y
con
Llnos horizontes
,:l;rranrentc
políticos.
Argtrmetrtos
que de
hecho
las tesis cle
Soto no
'tl'gab:ttr
),
hasta
cicrto
¡rt-tr-tt,t lrcrnt.tntccn
ittmuncs
antc eJkrs,
I'li
,-rr.rc
ól
no
rfirnraba o,"rc
las movilizaciones no
tuviemn trn carrictcl
i.olíticci
tl,rdo cl
rnarco legislafivo,
cocrcitito,
y
la
natur;rlcza
<icl
irlol-rio
réginen
,
ni
t:rmf'toct) Llr-ie sus
organizatlores
no
lrtvit:rin
irrfe ncioncs
srrbversivas. Alv¿iro
Soto va
más ,rllá
cle
eso,
en
sus trabajos
lo
quc
r¡ucch
clar,r crs
c¡uc
las
c:rrrsirs cle
ias nloviliz-aciones
--aclueikr
..1rre
hecí:r mover realnente
:r 1:r clase obrera-
eran
econrinricas.
L:l
ploblcrna
cle
cstas
tcsis,
tal
corncl
sc plantcan cntrc
aqrrellos
que
rrirrnr¿rn
la
existencia de
un¿
rnoviliz.acicirr
polítiel
1,
los
clue tln solc',
\,'en causas ec<lnirmicns, c\
que n()
ticnen lrna confrontacirin clara.
Se
constrLrye
trn
binornio clual:
en
un
extrenlo
cle Ia líne¿i se encLlentra
i:l
¡rolo
econótnico; en el
otro,
el
político.
[)esptrés cacla
¿rutor estirir
hecia
le pdrtc quc rn/rs
lc
intcre,sa, sin poclcr
ncgar
los argrrmcntos
cle
los otrcls; para unos, las
huelg:rs
tenían
un conteniclo
político,
pe
r()
no
¡rucden
ncgiir
la
c¿usa
económica;
para
los otros,
su
origen
cs ccor-lir-
mico
y tan solo l¿rs
consecuenci:rs eran
¡rolíticas.
En
el
fondo no
clcj:r
clc
scr
un
clcbatc dc valorcs
y
r.ro
vcrdadcr¿lmcntc
historiográfico.
Y
cs
qr-re,
de
hecho,
estos
plantc:lmientos sufrcn
de v¿rrias cleficiencias: l'.r
fálta
de
contextualización histórica
y
ios
problemas que ofi-ecen
estos
paradigmas para poder
i nterprctar correLt;.lmentc la conllictividad.
F,ste
hltinlo punto aparece
rneridianamente
claro cuando vemos
cl
papel
qr-re
juegan
las huelgas
de solidaridad en
este
debate" Maravall
plantea que esta
tipología
de
la
conflictividad
-las
huelgas de soiicla-
ridad-
demuestra
claramente la preponclerancia
de
huelgas
políticas.
¿Pero
se
puede
admitir que las huelgas
de
solidaridad
son
huelgas
políticas?
Para
Soto
no,
ya que
(un
exalnen
puntual
de algunas
huelgas
que
se
computan como de solidaridad
no incluyen
entre
sus
demandas
9.
Gómez Alén,
J.,
Huelgas
políticas o l¿borales. El
conflicto social
en la Galicia
fanquista,
en:
Castillo,
S.;
Ortiz,
J.M.,
(coords.),
Estado,
prztesta
mouirnientos
soci¿les,
Btlbao,
upv,
1997
,
pp.
6t+5-659.
105
7/23/2019 La Conflictividad Obera Bajo El Franquismo. Elementos Para Una Interpretación
http://slidepdf.com/reader/full/la-conflictividad-obera-bajo-el-franquismo-elementos-para-una-interpretacion 4/20
ninguna
de
car¡íctcr
políticor.r('
I)cro
enronces
¿clóndc
las
sitúa?
¿Entre
las hueigas
políticas o erltre las huelgas
econór.nicas? I'.n ninguna
parte.
El binomio
del debate
-política,
economía-
no
admire
una
l)arre
dc
la
conflictividad
qlle
prctende
interpretar.'lirn.solo
esto
va
nos
nruestr¿l
las
insrrficiencias
cle
un
discurso historiogr:ífico
basado cn
la
dLr¿rlidad
y la
nccesidad
de introcitrcir-sc
en
r.ir)o
nuevo
quc crrntenrpie
la
eomplejiclad
que
r-ros
irnlcstra
la
conllictiviclatl rc¡I.
Pero vay'amos
por
partcs. l.a
carga
de
profundidrr.l
c¡trc
lanza Soto
colltra les
tcsis
nrarlrvallianas
ticne
clos argunrenros,
ullo cr-¡.rntitltivcr
-las
huelgirs
polític:rs se clieron lllenos
(lue
las
cconónricas--
y
uno currlit¡ti,ro
-l¿1s
hr.rclgas
dc
solidariclad
no
pueder.r
conlpllrxrsc
corno
políticas.
Si
cxanrin¿nlos
cst()s
dos
problem¿s
encontrarellros
las vías
cle salid¿r
al
deb¿te.
Los
datos
de
la
polémica, la
polémica de los datos
Para
Soto
la
conllictiviciad
cconómica no
se
vio nunca
supcr¿rcla por
la política y para
definder esra
postura aporra argumenros
incon
rcs-
rables nun.réricrrr.nente.
Su
cuadro es bastanre explícito:
CAUSAS DE LAS HUELGAS
EN
ESPAÑA
1963.1975
rarnente
minoritarias.
Ahora
bien, que
los
datos
fundamenten
su
tesis
no
significa
que
no
sean
matizables en
varios
aspectos.
Si
de
Io
qr-re
se
,r,,r"b,
era
de
demostrar
que
Maravall
no
tenía
fazón al afirmar
que
i1 partir
áe
l9(t7
se
produio
una inflexión
en
el movimiento
obrero
qr,re
llevó
¿rl
aunrento
de
las
huelgas polítictls,
lo prin.rero
que
setenía
qr-re
hacer era
respetar
los
términos
de su
hipótesis p:rra
poclerla
ñlsar.
F.s decir,
el
cómputo
de
huelgas
se tendría
que
haber
realizado
desde
1967
y
no
desde 1963,
sobre
todo si
tenemos
cn
cuenta
quc
en
lr
ctapa
1962-1965
las htrelgas
políticas
no
fueron contabilizadas
por el
Ministerio
deTrabajo.
Además
nos
encontramos
con el problema
del
origen
de
los datos.
Así,
en un
cuadro
extraído
de las
mismas
fuen-
tes,
elaborado
por
Carme
Molinero y
Pere
Ysás,
podernos
observar
rrlsunas
variaciones
en
relación al cr-radro
de
Soto.'r
Sintctizando
cort
esios c,rmbios
-los
años utiliz.ados
como
basc
y la variación
dc los
datos-
el
cuadro
que
nos
aParece
es el siguiente:
TABLA
1
MEDIA
DE
LA CONFLICTIVIDAD
ANUAL
SEGUN
CAUSAS,
1967-975
Porcentajes
Político
-
sociales
Profesionales-económicas
Solidaridad
Negociación
colectiva
Otras causas
3537
6582
'1459
2156
1
509
aaa
43,2
1A
a
oo
20,82
2,06
4
9,34
5,2
8,31
24,O1
Causas
Salariales
Disconformidad
remuneración/rendimtento
Aplicación
normas
legales
Convenio
colectivo
Solidaridad
propia
emPresa
Solidaridad
otras
emPresas
Político-sociales
Otras
Elaboración
propia.
Fuentes: Ministerio
de
Trabajo: lnforme
sobre conflictos colectjvos
de
trabajo.rl
Con
estos datos Soto
lruestra claramente su
tesis: las huelgas
por
motivos
econcímicos
suman
-¡s¡ie¡¡l¡¡
en
cuellra
las
huelgas
económicas
y las producidas
¡ror
la negociación
de los convenios
colectivos- el
57,3o/o dei total de huelgas, nrienrras
que las
políticas
tan solo alcanzan un23,2o/o del total.
Estas
últimas son entonces
cla,
10. lbíd.,
p.
59.
I 1. Ibíd., p.
57.
Elaboración
propia.
Fuente:
Tabla
34
de: Molinero,
C. e
Ysás, P.,
Productores disc¡pl¡nados
v minorías
subverslvas,
Madrid,
s.
XXl, 1998.'r
12,.
Ver: lr,lolinclo,
(ll
Ysirs, P.,
l'¡odurtores...,
p.
137.
13.
l)arcce scf
quc
en cste
caso
l,rs:rtttorcs
trtilizen
cl nrismo
infbrnie
trirtaclo
por
S.to
en
cl
ct¡¿dio
irntcrior,
per()
con
,rlgrrrros.latos
qu.
r,r coin.i.lcn
cn l,r.
difcrentcs
cu,rdnrs.
Hc
preferic|r utiliz:ir
los drtos
tle
Molincro
y
Ysis portltre
ex-
plicitau
m;ís cliu¿tncr)tc
los
dili'rcntes
coltcclltos
agru¡ratiores
cle la conllictividad'
F,n adcl,rnte,
posteriortrtentc
¿I este
ctl¿ldr().
todo
los datos
qtte se
t¡riliz¿rán
tictit'n
..r,,,n
f,,c,.tt.,'
[rtfitrnte
sobrc
cortflicttts
t'olcúittos
de
tmbajo,l\4eclricl,
Ministclio
clc
Trabaio. años
I
9(r3-l
()75.
Causas
Número %
106
107
7/23/2019 La Conflictividad Obera Bajo El Franquismo. Elementos Para Una Interpretación
http://slidepdf.com/reader/full/la-conflictividad-obera-bajo-el-franquismo-elementos-para-una-interpretacion 5/20
Desde
este
punto
de visra
-y
las
estadísticas
tienen
mucho
de
punto
de
yi5¡¿-
nos
encontramos
con
un
cuadro
matizadamente
diferente.
En
este
caso
Ias
huelgas
políticas no
cambian
sustancialmente
-pasan
de on
23,2o/o
a
ún ){a/¡-,
ahora bien,
las
económicas
bajan
de
un
57
,3o/o
a un
45
,9o/o
y,
lo
que
es
más
imporranre,
las
huelgas
de
solidaridad
pasan
de
un
9
,6a/o
a un 1
3
,5o/o.
En
esre
sesund.,
trar"-iento
de
los
datos, las
huelgas
políticas,
según
la
tesis
de
ñ4"ravall
que suma
las
de
solidaridad
y
las
politíco-sociaies, llegarían
al
35,7o/o
del
rcraJ
de
conflictos
computados.
Aun
así,
si seguimos
la
tesis
de
Soto, de'o
compLrtar
las
huelgas
de
solidaridad
como
huelgas
políticas,
nos
en-
contraríamos
con
tan
solo
un 24o/o
de
conflictos
de esta naturaleza.
La
tesis
de
Soto
sería,
en
cualquier
caso, la
más
sólida,
pero
aún
se
puede
ir
más
allá en
esre
juego
teniendo
en cuenra
una fiuénte
diferenie.
Los
datos
con
los
que trabajan
ranro
Maravall
como
Soto
tienen
como fuente
el
Ministerio
de
Tiabajo,
cosa
que
comporta
varios
problemas
de origen
también
político.
Como
es
sabido,
el Estado
no
es una agenre
neutral
en
la
recopilación
estadística
y
si
esro
es
aplicable
a
cualquier
forma
de régimen,
aún
lo es
más
en el
caso de
una
dictadura.
Este
problema
riene
unas implicaciones
metodológi-
cas
que no
se
pueden desconocer
en
dos sentidos:
¿tenía
tendencia
el
Ministerio
de
Tiabajo
a sobredimensionar
las huelgas
de
carácter
político
al
no
reconocer
la diversidad
de un
conflicto
social
que
que-
ría
eliminar?
O,
a la inversa,
¿minimizaba
en
sus
informes
aquellos
conflictos
que
ponían
en
cuesrión
al
régimen
para
escond.e.
"igr"do
le descontento
político?
Probablemente
la
coyuntura
política
del
régimen,
su fortaleza
o debilidad
según los
c"sos,
d.teiminaba
en
cada momenro
la
lectura
de
los
darás
por
parre
del
Ministerio
de
Tiabajo.
De la
misma
lorma,
parece
qtre las fuentes
utilizadas p<lr
el
Ministerio
de
Tlabajo
-la
prensa,
la
Dirección
General
de taba-
jo,
la
OSF.,
etc.-
eran
lo
bastante
variadas
como
para
jugar
con
el
diferente
peso
de cada
una
según el
momenro
potiti.,r.
Es más,
no
siernpre eran
ias
mismas fuentes
(según
lo
añ.s
se
urilizaban
o
no
los
datos
de
la
oS[,
de
la misma
formi
que
pasaba con
las
fuentes
pu-
blicadas)
ni
se entcndía
lo mismo
por conflicto
colectivo
(una
mera
petición
laboral
era entendida
así
un
año
y excluida
el
siguiente),
ni
siquiera
estos cuadros
computan
ios
conflictos
por causa,
sino
en
realidad
las
causas,
y admiten
en esre
sentido
mái
de
una
causa
por
cnnflicto.
Así,
si
para
el
período l97l-1975
se compuran 10.495
108
causas
por
conflicto,
que
es el dato
que
tiene en cuenta
las estadís-
ticas
manejadas
por
ÁIrr"ro Soto, en
realidad solo
se
habían
dado
7.828
conflictos
según
el
Ministetio
deTiabajo.
De
esta manera, dos
conceptos como
umejoras
salariales) o
(por
convenios
colectivos,
¡rueden
estar
perfectamente
doblados,
ya
que,
de
hecho, Soto agrupa
hasta catorce conceptos
diferentes bajo
el
epígrafe
uprofesionales-
cconómicas,r
y
ocho en
el
de
unegociación
colectivau,
realidad más
ciifícil
para
un
concepto que
no
tiene otros
similares,
como el
de
upolítico-socialesr.
Se
enfrentan
así
varios conceptos, que
pueden
referirse
a un
mismo conflicto,
contra
uno
solo, para inferir
de allí
unas
conclusiones
más que dudosas.
Podemos
intentar
depurar
un
poco
más
los
datos
en
este
camino. Haría
falta, por ejemplo,
separar
lo
que son propiamente
huelgas de
una
conflictividad genérica
que
puede
referirse
a
una simple petición
laboral, cosa
que
el
cuadro
de
Soto, aunque se
titula
(causas
de
las
huelgas en
España,,, no hace.
Iln el
sieuiente
cuadro
sí
lo haremos.
CAUSAS
DE LAS HUELGAS
EN ESPAÑA 1968-1970
Elaboración
propia.
Fuente: l\,4inister¡o de
Trabajo:
lnforme sobre
conflictos
colectivos de
trabajo.
Mejoras
salar¡ales
Cuestiones de convenios
colectivos
Valoración
rendim¡ento
Otras
Solidaridad
Deudas de la empresa
Polít¡co-sociales
Apl¡cac¡ón normas legales
Normas régimen
inter¡or
Sistema
de seguridad e higiene
Organización
del
trabajo
Desp¡dos
Por las relaciones
humanas
Organización
y prestaciones
de
la
Seguridad Social
Accidentes
de
trabajo
Número
%
de
huelgas
%
Diferencial con
la
conflictiv¡dad
general
(suma
de
huelguist¡ca
y
no
huelguist¡ca)
10,20%
27,15%
4,O5%
4,05%
7,631o
1,83%
34,0oo/o
1,94%
1,44%
0,620/.
1,32%
1,24%
0,58%
0.15o/o
3.73%
230
10,96%
339
16,16%
80 3,81%
85
4,05%
296
14,11%
38
1,81%
860
4't,01%
39
1,85%
0
0
11
0,52%
23
1,09%
0
0
96 4,57%
109
7/23/2019 La Conflictividad Obera Bajo El Franquismo. Elementos Para Una Interpretación
http://slidepdf.com/reader/full/la-conflictividad-obera-bajo-el-franquismo-elementos-para-una-interpretacion 6/20
Este
primer
paso
nos
da un
resultado
sorprendenre.
La
con-
flictividad
huelguística
de carácter político aumenra
hasra
un
41olo
cuando la
separamos
de una conflictividad
genérica
mal
definida
por
ei
Estado.
Si
además, siguiendo
a Ma¡avall,
le
sumamos
a
esra
las huelgas
por
solidaridad, [egaremos
a
un
55%o
de
conflictos
de
esta naturaleza.
Sc
podría argüir, con
razón,
que esros daros no
registran
las
huelgas
del total
del
período,
ya que las fuentes no
lo
han
permitido al no
contabilizarlas todos los
años. Pero
aquí
no
pretendemos
demostrar
nada
estadísticamente,
sino ver cómo
un
tratamiento
diferente
de
los números
nos
permite
saber also
más
sobrc
las
distorsiones
que puede llcvar una recogida
estadísr]ca
de-
tcrminada
y sr-r
lecrura
posterior.
Siguiendo un
poco más en este traramier.rto,
cabría
observar
tam-
bién
¿qué
computan
estas
estadísticas? Conflictos. Y
¿todos
los
con-
flictos
son
iguales? Evidentemente no. De
hecho para
las
estadísticas
que hemos manejado hasta
ahora,
es lo mismo
un conflicto
de
tres
meses
que
uno
de
un
día
-su
diferente intensidad
solo suma l-,
e\
más,
se unifica
toda la
clase obrera española,
en
sus
motivaciones,
en
r-rn
solo objeto
de
análisis.
¿Es
lo mismo
el movirnienro
obrero
de una
región
que
acaba
de
iniciarse
en
la
conflictividad
que
el de
otra que lleva
años de
maduración? De
nuevo, evidentemente
no,
y menos cuando
hablamos,
como hace Maravall,
de
su
progresiva
politización. Esto
nos
indica
un análisis de
largo
recorrido,
de
un
movimiento
obrer<-r
que
rnadura
a
lo
largo
de
los
años.
Los
datos presentados hasta
ahora,
en
este sentido, no
tienen en cuenta este proceso. Intentemos
mirarlo
cie cerca, acogiéndonos
¿l
una provincia concrera
donde
re¿rlmente
se
pueda
hablar
de un movimiento
obrer<¡
en maduración.
De nuevo, nos
encontramos
con un resultado sorprendente.
La
surna de
conflictos
políticos
y
solidarios
daría como
resultado
que estos integran
nrás
de un
50olo
de
los
conflictos pro<lucidos
en
Yiz.c.rya.
Una cliferencia abrumadora con,
por ejemplo,
la provincia
de
Cr:rnada, cuando
esta
se
incorpore
a
las
provincias
más
conflicti-
vas
en 1970.
L,n
este
segur.rclo
caso,
sll conHictividad
contiene
poca
complejiclad interpretativa.
entre
otr¿s
cosas porque,
cn
los
prirneros
albores
del
movimiento
obrero
en esa provincia,
se encontraba ex-
trem¿rdamente localizada
en una
problemática
y
un sector, la hr-reiga
de Ia construcción
cle
1970.
El
salclo
no
puede
ser m¿ís
claro, a
Desar
tle
sel
un,r
dc lrrs principeles
provinci,rs en
conflicto
en
el
camblo dc
r10
CAUSAS
DE
LA
CONFLICTIVIDAD
EN VIZCAYA
1967-1970
Número
ausas
Mejoras
salariales
Cuestiones
de convenios
colectivos
Valoración
rend¡m¡ento
Otras
Solidaridad
Deudas de
la empresa
Político-social
Aplicación
normas
legales
Normas
régimen
inter¡or
Sistema
de seguridad
e
higiene
Organización
de
trabajo
Despidos
Por
las relaciones
humanas
Organización
y
prestaciones
de
la
Seguridad Social
Accidentes
de
Trabajo
56
12,20To
43
9,36%
20
4,35Yo
37
8,06%
38
8,270/a
11
2,39%
213
46,409/0
10 2,17%
7
1,52o/o
3
0,65%
'10
2,17%
1
0,21%
1
0,210/o
0
I
I,96%
0,121o
3,03%
Elaboración
propia.
Fuente:
Ministerio
de
Trabaio
lnforme
sobre
conflictos
colect¡vos
de
traDaJo.
década,
estos,
para
el Ministerio
de Tiabrrjo,
solo
hacen re€erencia
rr
dos
conceptos:
uEn
el
marco
de
ut't convenio
colectivt-r"
(3ti
conflictos)
y
upolítico-sociales,
(54).
Ahora
bien,
¿es
tan
importante
Para
verificar
o Qrlsar
una
tesis
-las
c¿Ll5¿s políticas
o
lnerantcnte
laborales
cle
la
conflictividad
obrera
bajo cl
franquismo-
si
ttna
conflictividad
se
encontr¿lba
por
debajo
o
por
e
ncima
del
50%o?
Y
qué rros dice
todo
csto sobre
la politización
real
cle
la
clase
obrera
que
es el
trasfbnclo
de
la
polémica,
puesto
qu<:
para
Maravall
los daros
dernuesrran
la politización
de
lc's trabajadores
tajo el
franquismo,
mientras qtte
Para
Soro
nos
muestrall
una
clase
obrera
economicista
integrable
más plenamente
en Ia
firtura dcmo-
cracia.
Pondremos
un
ejemplo
para
intentar
clarificar
lo que
estamos
lll
Conf.
España
1
967-1
970
7/23/2019 La Conflictividad Obera Bajo El Franquismo. Elementos Para Una Interpretación
http://slidepdf.com/reader/full/la-conflictividad-obera-bajo-el-franquismo-elementos-para-una-interpretacion 7/20
inte'tando
decir:
poclríamos
coger
a cualcluie:r
polítrc.
profcsional
--utilizanclo
la
ba'd;r
alra
cle
la
actividacl
política,
q,r..re hecho
no
nos
inciic¿r
nada
sobre
srr
p.litización
¡s¿l- y
mirur
cuánras
horas
dedica
a coñrer'
dormir,
vivir
cn par.:ja,
rc[,rciturarse
,
erc.,
y
cuá'tas:r
ra
política.
Prob;rble'rc.te
cl tienrpo
q.e
cl
polítiec,
ciecliciia
la política,
valg¿ la
rcclundrurcia,
no
sotrrcpasaría
al rc.sto
cle
nctivitlarles
l-,trn-,,,,-.,",
procluctivas y
reProclLrctirras.
sihiciéranros
un
crradro
csraclísrico
sobre
cstc¡
v
escribiérilnros
un artículo,
poclrí:rnros
ufirmar,
anrparaclo.s
¡ror
l¡
Itigicrr.'stadística
aplicacia
tout
(:(x.rrt,
qLre e I
político
rr.,
.lsr,í
politiza.lo
1'c1ue,
de
hecho,
strs
acciones
no
esfjn
r-egiclas
prrr
unrl
causa política.
si escogir,lsern,s,
aclernií.s,
:l
11.a
pe
Ís().;r
politizacla
qu.
'(l
se
cleclic,i
¡rrofésional.nc'tc
:il al'tc
dc la
c.sa
públice,
la
cliFer-encia
aírn
s,:r.ía
m¿is
acusacla
i'clc
rodas
nrllrcrJs
c.\t()
no
nos indicaría
nucl¿r
sobre
str
apoliticisnr.
real.
I)e
Ia misnra
mí1nera
es absolutarncnte
norm:rl
cluer
la
clasc
oblerrr
cxprcse
ern
la
conflicriviciacl
cle
fibric¿ los
obicrivos
rc¡rro1l¡¡¡¡;u,rs
-aqucllos
cltrc
fraccn
rcflrcr-rcie
a
una
mejclr.
cor¡ri.]a.
urra
nrcjol
cus:l
v
cn clefiniriva
un;r mavor
c¿li,lltl
.le vic{rr-
rrnrcs
rluc
aquellos
derivaclos
c1c
sLL
p.liriz-.rción.
En
esre
m¿lrc()
la
batalla
cle los
p.rcertajes
por
e.cinr.
v
¡r.r
debajo
clcl
50oÁ
poco
nos
clice.
A'n
así,
el
análisis
cuantirarivo
sí
q.e
nos habla
.le
.'a
realiciacl:
la
extraorclirraria
conflicriviclad
política
que
se prodtrcía
en
cl árnbitcr
Lrboral
tetricndo
en
cuenra Ia
represiór
y
las
^ecesidades
c]e
'rejora
co'rjmica
clc
la clase obrera
español:r. Veam.s
sino,
para
un
pcrí<rdu
similar,
las hueigas
que se rcaliz;rron
en
(lrrrn
Brcrañi:
GRANDES
HUELGAS
NETAS
POR
CAUSA,
1969-1973
Causa
Arrn""t"
*¡"¡"1
Porcentaje
Otras
cuestiones
salariales
Disciplina
Despido
Solidaridad
Competencias
Principio
sindical
Otros
51
,4
16
o,j
4,9
2,4
1,1
6,8
11
,2
Fuente:
cuadro
5.
1
7. de:
Durcan,
J. w.
(et
ar.),
Las h
uergas
en
er Reíno
tl
nido
durante
ta
posguerra,
Madrid,
M¡nister¡o
de
Trabajo,
1990,
p.
1g4.
112
Como se puede ver
en este
cuadro,
comparando el
caso
británico
con el español
en un período similar,
quedan
claras
como mínimo
clos cosas:
la
conflictividad
política en el
caso español
es
akamenre
reievante
-un
24o/o de
conflictos
en
España
por un
0%o en
Gran
Bretaña-
y
las huelgas
de
solidarida
d
-l
3,5o/o
por
Lrn 2,4o/o-
son
un
componente importante
para caracterizar
la conflictividad
de la
cl¿rse obrera esoañola.
Más que
dirimir
diferentes
tesis desde ei
análisis
cuantitativo,
este
nos
indica
aquello
que puede
resulrar
significativo
para
una
investigación
ulterior.
Nos
tiene que
indicar,
así,
los
principios
de
la investigación, no
las
conclusiones. A
pesar
de
todo aún
se
puede
ir
más
allá
en este
tipo de
análisis
de
lo
que nos indica
este
debate.
Así,
por
ejemplo, ia
conflicrividad, trarada
de
forma
cuantitativa,
se
tiene que
historiar. Una
cronología
amplia no
puede
ser
rratada
indiscrirninadamente
reduciéndola a
un
cuadro,
más cuando
se
quieren
sacar conclusiones imporranres
de
este cuadro.
¿Hay
las
rnismas
posibilidades
de
realizar
huelgas
políticas
en
conrexros
reprcsivos
diferenciados?
¿Que
relación
hay entre las
huelgas
de solidaridad
y
la represión
política?
¿Y
en
relación
a las
crisis
económicas?
¿Cómo
afectó ei momenro
político
a
la
morfología
cle
las huelgas
en
un
momenro
determinado?1a
El
contexto
no es
siempre el mismo
y
este determina
en
alto
grado
la
numerología
del conflicto.
Sin conocer esta realidad
podemos inferir
poco
de
las
posibilidades
reales
de
realizar
huelgas
políticas
o
huelgas
económicas
y de la interrelación
enrre
esros dos momentos del
conflicto obrero.
Un caso clásico
de este
problema lo
podemos
enconrrar en
la
diferente
naturaleza
de la
formación de las CCoO
en
Madrid y
Barcelona.
Si en
la
capital
catalana
la
nueva
organización
obrera
estuvo ligada
a una
conflictividad más
política
y
de calle,
en
la
capital
del
Estado
se
desarrolló
por
conrra
una
conflictividad eco-
nómica
a
nivel
de ramos
desde
el
interior
de
la
propia
OSE.
Para
explicar
esta
diversidad
aigunos autores
han apelado
a
la
diferente
estructura económica
cle ambas
ciudades
(Balfour),
a
la
debilidad
I 4. l)e hecho
esre
tratamiento
de la conflictiviclad
es el
cue
sc
cncuentra detrás
del libro de
Carme
Molinero
v
l)cre Ys)s, Productores
disciplin"tdo:...
113
7/23/2019 La Conflictividad Obera Bajo El Franquismo. Elementos Para Una Interpretación
http://slidepdf.com/reader/full/la-conflictividad-obera-bajo-el-franquismo-elementos-para-una-interpretacion 8/20
organizariva
de las
ccoo
madrileñas
que
Ie impidieron
afrontar
acciones
poiíticas
(Babiano),
o
a la
falta
de
una
conflictividad
anterior
en
Madrid
que
permitió
a
los
nuevos
militantes
acceder
a
unas estrucruras
oficiales
más
tolerantes
(Molinero
e
ys)s).
r5
Sea
como
fuere'
io
que
queda
claro
en
estas
diferentes
explicaciones
es
cómo,
más
allá
de
la
politizació'y
de las
moriva.iones
de la
conflictividad,
esra
se
vio
determi'ada
por
diversos
factores
que la
posibilitaban
en
un sentido
u
orro.
A'eces,
incluso,
l"
.ou,rrrt.r*
producía
una
inversión
radical
de los
argumentos
utiliádos
en
esta
polémica.
Para
entender
más
concreta-.r-rt.
de lo
que
estamos
hablando
introduciremos
el
anáiisis
de
un caso:
el
de la
provincia
de Barcelona
a finales
del
período
franquista
y
principios
de
la
transición.
Excurso:
¿causas
políticas,
consecuencias
económicas?
ll illi:l
fase
del
período
franquista
se
caracrerizó
por
una con_
flictividad
crecienre
en inrensidacl
y extensión,
..pe.iarme,-rte
en lo
9,u¡
se
refiere
a la
provincia
de
Barcelona
que,
.n.rjur,r"rn.nre
con
el
País
Vasco
y
Madrid,
fue una
de
las
zonas
doÁd.
esta
se
vivió
con
mayor
intensidad.l''
Pero
el
crecimiento
de
la
conflictividad
no
fue
tan
homogéneo
y lineal
como
las
generalizaciones
sobre
esre
período
tienden
a suponer
y
esro,
si en
la
conflictividad
vecinal
y
polírica
es
difícil
de
observar
por
f,rlta de
daros
esradísticos,
es
plenamente
detectable
en
el
caso
de la
confiictividad
laboral.
En
muchos
sentidos
una
mirada
a l¿r curva
de ra conflictividacl
laboral
I
5.
Para
ver
las
difercntes
explicaciones:
Balfou¡,
5., La
dicu¿¿lur¿,
/os trabajar./o-
res
y la
ciudad,
Valencia,
Edicions
A]fons
el Magnlnirn,
l9()4,
pp.
BB_90;
Bab'ia'o,
l;
lytiSraltrcs.
rru_rtóltterrus
1
buelgas,
Madrid,s.
xxr,
t
995, pp.-ill,Z4OrTambién:
11b'.1n:.
J.,
y.1e
Mingo,
).,
De
la comisión
de
cnlaces
y
juradis
¿le
/ mer¿l
¿ l¡t
L/nión
sindic¿l
de Madrid:
I
as Comisiones
obreras
m¿drilín)s
tlurarte
,/
1rn,qu;r*o,
p.
l99,en:Ruiz,f).(direc.),
Historiade
lasCortisirnesobrs¿s(r95s-i9BB),rvr,,arih,
s. xXI,
I
993,
pp. 191
-
2
1
4;
Molinero,
C.,
e
ys)s,
p.,
productures...,
p. 1
59.
para
r'r.¡
de Fcns¿
del conrcxro
político
como
determinanre
trel
<iesarr.llo
,-lilerencial
de
l:st--t'rrrf:
V\/AA,"Crnrissirrnsobreres,
l968_69:
RepressióyCrisi,,
()uaderns,
núm.
l,(t'tt),
1981,pp.
111-112.
16.
Ver:
Molinero,
C. e Ysi.s,
p., productores
r/;stip/irmr/t,s...
1t4
provincial
en los
dos
últimos
años del franquismo nos
puede
dar
la
clave
para
entenderla
más
completamente
en sus activadores
y
motivadores.
GRAFICO
1
EVOLUCIÓN
DE
LA CONFLICTIVIDAD LABORAL
DE
LA
PROVINCIA
DE
BARCELONA
1972.1976
20.000.000
:
15.000.000
:
10.000.000
:
,./
5.ooo.ooo',
_.-u-+\=--\*
/
s---
.-.
,
F
0
'.
1972
1973 1974
Años
1o7F 10-7A
Fuentei Datos recopilados
por
Carme Molinero
y
Pere Ysás,
Productores
dlscrp/rnados...,
p.
105.
Elaboración
propia.
Como
se
puede ver
en
el
gráfico 1, aunque la
conflictividad
fue
creciente en
el
ntardofranquismor,
rlo mantuvo
una regularidad
lineal. Hay
como
mínimo
dos puntas que
rompen,
por arriba
y
por abajo, este crecimiento:
el
año
1975
y
el
1976. La
caída
de
la
conflictividad
durante el
último año
de
vida
del
dictador es
más
sorprendente aún
si
tenemos
en cuenta
el
espectacular
crecimiento
que sufrió, situándose
por delante
de los países
de
su entorno,
el año siguiente.
Varios
factores
explican
este fenómeno
durante
I975. En
el orden
coyurrtural, la falta
de negociación colectiva,
la
represión
y
las elecciones
sindicales
fueron, en
esre
sentido,
determinantes.
Durante aquel
año
hubo
pocos convenios
colecrivos,
ya
que
su
negociación
bianual se
había realizado
de
forma
mayoritaria
en
1974.Y
ello
a pesar de
que en
1974 hubo
pocos acuerdos
a
causa
de
las
restricciones
salariales
que en
muchos
casos llevaron
a
la mera
prolongación del
convenio
vigente o
a la ruptura
de la negociación
115
7/23/2019 La Conflictividad Obera Bajo El Franquismo. Elementos Para Una Interpretación
http://slidepdf.com/reader/full/la-conflictividad-obera-bajo-el-franquismo-elementos-para-una-interpretacion 9/20
por
las
vías
legales,T
en
1975.
De
rodas
formas,
esre
es
un facror
ooco
dererminante
para
entender
la
conf
ictividad
;
;;i;;
í_"
ya.que
comparando
los
dos
años
de
negociación
fuerte
de
con";;;
colectivos
(1974
y 1926)
observ"."-á.
que
la
conflictiuidad
tiene
comporramientos
difbrenciados
que
no
dependen,Jir..t"_",_,,"J.
la
negociaciórr
dc
ulr
convenio.
_
Por
otro
lado,
también
hay
que
rener
en cuenra
el
elemento
de
la
represión
corno
desinc"rrti,r"io.
de
la conflicrividad
t"b.r."i .n
1975.
Fue
durante
aquel
últim.
año
cuando
el
régirne'
,rlo.,.J
.il
nuevo
sll
cara
más
s:rfrgrante
c.n
la
ejecución
,re
cinco
miritantes
{e
¡,t,t¡
el
pRRp
y la
aprobación
tlel
Decret,
I_ey
A'tite....i;;;;;;;
llpll:Xi11n1l
amlliamenre
este
<lelito.
En
este
marco,
a
pesar
de
la
conrhcrlvrdatr
crecienre
y er
atrincheramic'ro
der
régimen
cletrás
de la
cobertura
de
un
Estado
represivo,
cuanclo
ya
tenía
clificultacres
para
mantener
los
mecanisrnos
de lo.
.or..nrás
tradicional",
q*
le
había.
permitido
sobrevivir
cl.rante
cuarenra
años,
no
se
riene
que
menospreciar
la
capacidad
cle
paralización
de
la
oposicidrn
que
seguían
manteniendo
los
aparatos
áel
Estado.
En
elámüito
p"lí,¿;,
esto
rLlvo
su
máximo
exponenre
en la
Asamblea
de
Catalun"
qu.,
aunque
era
el principal
organismo
cle
la oposición ."t"l",_r",
,rio
cluranre
esre
año
cómo
la
represión
provocaba
su
paraiización
en
la
actividad
pública,
prohibiéndole
la realización
cte
harra
94
acro.
adenrás
de
las
sucesivas
detenciones
m¿rsivas
que
sufrió
ente
r97á
y
7974'18
De
esra
manera'
la
represión
sobre
los
pri'cipares
activis-
tas,
a
Ia
vez
qrre
el
tem.r
que
inspiraban
las
últimas
actuaciones
del
franquismo
durante
197
j,
fue
rambién
ur-, f".ro,
tleterminante
en
la
constricción
de la
conficrividacl
laboral
y
política.
'lhmbiern
las
elecciones
sindicales
,t.
jur-tio
de
1975
se
mosrra-
ron,
a
pesar
de
lo
que
supone
de
parad.>ja,
como
un
inhibidor
de la
,
.11
l."ra
la.negociacirin de convenios
del
¿ho
1974
ver:
fiina,
t.¡.,
*l,olírica
s:rlarial
y
lluita
de
classes
sor¿r
el
f'anquismeu,
uoirr¡rjrr,enero-fébrer.
cre
r97g;
e'specialmcnrc:
Miguélez,
Fi,
La
negociac;¿n
ort".,i",,,
l9(:.)_1975:
el
c¿so
clc
Barcelona,
Ret,ista
¿/e
Estudios
Sotia"les,
n,ir,.
l7_lti,
,;rayo-clicicnrbre
cle
1975,
pp.205-222.
,
^1iJ..
Barisra,
A.,
Play)
Maser,
J..
It
gran
rcnspittció.
(..ri¡nicd
t/c
l,assemb/e¿
de
Ca.t,t/ttn7a,
llarcekrna,
F)npúrics,
199
I,
p.
134;
Colomer,
1.N4.,
Asscnblca
rle
.atahtn,ya,
Barcelon¿,
L'avcng,
1976,
pp.
eS-Zt.
lr6
i:onflictiviclatl
l¿rboral,
pero
no
porqlle
su¡u.siesen
un fracaso para
la
.posición,
al
corrrrario.
Des¡r*és
clel
éxito
qrrc
rcerqió
lrr oposición
.brerrr
con
la
tácrica dcl
"entl'isnrou
en
1..
carg.s
sindicalcs
ie la
ost,
tltrr¡ntc
les
clecciones
rlc l,)66.
el
rcír¡inrcn
init-ntó
(.errar
csta
puerta
i.ici¡'clo
cl
c¿'rir. lr¿rcia
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fracas.
cn
l.
q.c hrbírl
sido
ru,r
clt.srrs
lrrirrci¡rales
proye(ros
lrolític.s
v,r,lcsdc
ei
fin clc le
Cucn-a
civil:
el
,'nerr:rclrantic¡rt<,
clc
i,rr.'l,tse
ctbrera
en <lr.glrniz_¡ciones
cl.- ntasas
r¡rrc lit
iiscipli'ascr
y
rrrrpliascn
sr¡
basc
social.r"
I)r,sprrés
dc
l¡.
elcc,ci,.'r,cs
';in.licale.s
clc 196(r
tan solo
sc cel,.lrraron
unll.s
r1tle\¡:ls
eleccioncs
en
197
I
'
c.
lrrs
c¡.e
s.lanle.re
sc
re
r()\Iaror)
el
50%r clc los
cargos,
hasra
r¡tre
crr l9T5seplrrnrerilenecesiclacl
clecclcbra¡lur.l\nLrevil\.ll.c.i,rn.,
tinilicales
p:lr¿l rcno\/Ar
los
r'nluces
1,
juratlrs.
Fllc'cciorrcs
c¡ue su¡:,usicron
tt¡ra ve
rclatlcra
nl[]tllra
sinclical en
lrr
provinci¿t
Jc [l.rrcel,
r,rrr,
.1,,nJ..
lrs
activist.rs
de
('(l(x),.
bitlr
crrrrli.lar,,,a.,1trc
astrmírrrr
su
Plrrta,
lir'rrrL,
:lrr¡s¿rrou y
procl.jer.r
er rr¡.ich.s
siriirs
cl
.lest-,,rr.la',icnrt,
'-lcl
sinciicrrt.
vcrtical.r"
Per.,
n
¡rcsrrr
dcl
cjxir.
de
clichas clccci..es,
l:r
pre¡raraci<in
cle
las
crurrliclattrr¿rs,
las
polérnicas
con los
grupos
quc
¡rcclían
el 1-roicor
elecroralrr
v
cl
irt.r'rto
tlc
llegar
a lo
,.g,,,.,11"
ií,.,,,"^.1.
lnantkr
cle
lrr
oSIr
para
cop1lr las Unioncs
dc'ti'abajaclues
y
Tc<cnicos
(L
lT I
),
abs.rbier.r.r
lcis
csfue¡z-.s
de lo.s nlilitantcs.
lirl
conr,,
r..Hci,rb.r
l¿r
nlctroria
sindical
de la OSI:
clc
Srrbaclcll:
l)resentes,
pues,
unas
e lccciones
en l:rs
quc
la
consigna
gencr¿rl
era
la
de participar,
los
niveles
dc conflictiviclad
habrlan
i1.,1.r..,-,,
de
r
al
objeto
cle centrar
toclos
lcls
esftrerzos
en la
¡rrogramación
y
acción
encaminacla
a
corrseguir
un
Inayor
éxito
electoral.r-l
19.
Para
una ¿.:ílisis
rle
las
clccci.ucs
si.clicaics
dc
1966
c.
cr
crrs.
dr
Il¡rcelt¡rra:
ll:rl[bur,
5., La dintdttnt..,
pp.99-108;
I).rnincch,
X.,
(]ldse
ol¡rera.
ttrtrlÍia1q7tisyt1t
1t
crtnbio
p,olítitz,
Maclricl,
[.a
(]atarata,
200ái,
p¡r.
139
_
200. trara
tun análisis
clcl
dc.arrollo
legislarivo
de
las
siguic.tes
eleccionci:^l,stivill,J.,
y
de la
Iloz'
J.M.,
Lt
culrura
politiut
dels
treb¿ll¿dors
t
Cata/un1a.
L)srudi
,la
lÁ
eitccion,
sindir¿ls
(
I
94.í-
I
9Bn,
Barcclon¿,
Masrlna,
1988.
. . ?0. ar:
u na
descripciri
n
de csrs
prorcso
t-n
(lataltr
ña:
Bo ix,
I.
y
pujadcs,
M.,
Vota
/¿
(hndir/¿tum
IJnitdri¿
Obrtralt Dentocr¡ttíca,B¡rc¡:lon,
Au",r.,",
1'()75;
para
trrr análisis
p<rsterior:
Ballour,
5., La dicadura.
.,
pp.225-233
. ,2l..Ver
por
ejemplo:
Arxiu Hisróric
dc.saba¿"ti(¡us),
Fo.s
privat.
lnformació
clandcstina.
Po
r e
/ bo
ico t, Plar:rfornres
Anticapital
istes.
nvu
4.3.
i,
caixa
i,
D33.
22.
Memo
ri¿
acti
uid¿des
I
975,
DSC.
I
70
A. Archivo
de la
Corona
de Aragón
(
ACA).
r17
7/23/2019 La Conflictividad Obera Bajo El Franquismo. Elementos Para Una Interpretación
http://slidepdf.com/reader/full/la-conflictividad-obera-bajo-el-franquismo-elementos-para-una-interpretacion 10/20
Aunquc la
r.icroria
elecroral
era a
nredio
térlr.rino
un
¡rotcnciador
de la
conilictiviciad, no
sc
pucde
dejar de
rener
en
clrcnra
qr-re
en
el
nlomcrrto
supuso
un f¿lcro¡
inhibidor,
al menos
en
los
meses
quc
| |
.r
\'.tl)
Llr' lbril ;r
junio
dc
I
()-5.
Ti,rlos
los
elenrentos
clue hernos
mencionado
ex¡rlican
er1 gl-iin
¡rartc
el
porrlué
clc
la
caída
c{c
la
conflictividacl
de 1975,
pcro
cs
dificil
obviar-la
ccntraliclad
clc
la
crisi.s
econónlica
D¿rra
entender
cl
fln<inlcno.
ALu-rqLre
la
crisis econónric:r
sc
pro/ctró
h¿cia
l¡
ncccsi-
tl,rd,.lcl
carrbio
político
y
lo inrpuis<i,.ricsra
misma
cr-isis
signiiicír
cl
rcrleimiento
cic
la
confiictivicla.l llborrrl
c{ulante
este
año
y
a
lir
lrrlga
r'rrrnbiará el
signo dc las
plopias rnoviliz:rci.,nes
ol-,rcrts.,i
fi'.'r.1
clc
l¿
tr¿r.rsicicín,
cr,rando
pasarrín de
scr acciones
ofbnsivas
a f
avor
cle
airmcntos
sal,rriales
a
clcf:ensivas
para evitar el t-ierre
cJe enrpresas
y
Ios
clcspidos.
Fln
este
sentido
el
infcrrrnc
soLrre
covuntura
cconómic¿r
tlel Consejo Social
Provincial
de
Barcclona
es
trasranrc
explíciro:
l)c
las opiniones
recogidas
parecc,
quc cn algunos
lncdios,
más
qr-re
la
búsqueda
de
nllevils
reivindicaciones,
se
tiende
a mirar
atrás
y
¡rrirnordialn-rcnre
a
,rferrarse
por
conservar
y consolidar-
el
nivel
dc
vicla
familiar
alcanzado.r''
I-a inscguridacl
en
el puesro
de trabajo, la
percepción,
por
pri-
nr.:ra
vez
en ¡nuchos
af-ros, de
que
se
cstalla
eu
un
ciclo regresivo
v
la
visualización
clel
paro obrero,
generaron
el temor
en :rrnplias
capas dc rrabajadores
a
pcrder el puesro
de trabajo,
mrís
cuando
yir
no era tan
cl:rro
que
este se
pr-rdiera
reclrperar.
Como
siempre
esta
rcalidad
tiene
rnúlti¡'rles
c:rras
difíciles de
arrapar
en
el
¿rnálisis. Y
cs
que la
crisi.s
afbct:rba
cle
fbrrrra
distinta según
el secror
en
que
se
encontraba
cada trabajador.
A
pesar
de
lo
que
¡rueda
parecer,
no
cran precisanrente
los
secrores rr.rás
:rfectaclos
por
la crisis
los
quc
sufrieron
este
cambio
en
las actirudcs.
2i. l)ar¿
el
papel clc
la
crisis
de los airos
sclcnt¿r
corno
impulsorcle
Ia
nccesidad
de
plodrrcir
un cambio
político entrc los
secrorcs populares, ver:
[)oméncch,
X.,
()udn
el
ilmr...,
pp. I 53,200.
24. At'.A,
Oonsejo
Social [)r'<¡r.inci:rl
dc
Barcelt¡na,
Si.n¿acitin Socitt/,
1975,
caja
170
A.
lt8
Si analizamos
el sector
de
la
construcción,
el
caso
más para-
..ligrlático de
los
efectos
negativos de
la crisis en
la destrucción
..lc
trabajo,
veremos
cómo
en
este
sector implicó un
alto
grado
de
rrrovilización,
y
no
una
regresión
cle
la
c<¡nflictividad,
para intentar
lrenar
sus
consecllenci¿ls.
Como
refleia
la memori:r de
1975 clel
\inclicato
Provincial de
la
Constrtrcción:
Al
cornpás dc
esta
situación
recesiva,
se
ha
producido
un aumen-
to
de
la
conflictividad
laboral
en
las empresas
[...]
todos
-los
conflictos-
han tenido
como
denominador
común,
bien
la
rcsiste
ncia de
los
obreros
fijos
de
obra
a ser clespedidos
al
finaliz-ar
su
especialidacl er.r
la
misma,
ante
h
inseguridad
de
encontrar
Lln
nuevo puesto de
trabajo, o Lrien
la petición
de
aunrcntos de
salario por
la constante
elevacicin
del
coste de
la vida.rt
Así, si
los efectos
directos de
[a crisis
no provocaron
una
disnri-
nución de
la
conflictividad en estos
sectores,
al
contrario, la
ince nti-
v¿rron,
¿cómo
se exPlicrl que
los
informes
del momento
le atribuyescn
cstos
efectos?
Para
entenderlo
valdría
la
pena
realizar
una
análisis
Dornrenorizado del
descenso de la
conf ictividad durante 1975.
()bservando
la tabla
I
sobre
la conflictividad social
en la
Provincia
de
Barcelona
nos podemos
dar cueuta
de
las
car¿rcterísticas
específicas
del
descenso
de l¿r
conflictiviclad
en
1975.
Como
observab:r
el
infor-
me
citado
anteriormente
uEl
número
de conflictos
con anormalidad
laboral
ha
disminuido
en
relación con
Períodos
anteriores'
aunque
su densidad
ha sido
m:lyorr.r6 Y es
que,
a pesar del
retroceso en
el
número
de
conf
ictos
de
1975
en relación
a 1974,
esa
caída
no
se
da
con la
mistna intensid¿rcl
en
l¿rs
horirs perdidas
Por
conflicto,
ni
er-r
los
trabajadores
que participaron
en estos.
En el prime r caso, el
retroceso
produce una
caícla
del34o/o; cn
el segr-rndo
,
del33o/o: y
en el tercero
de
un
12o/o. Si
la misma comparación
la realizamos
no
con
el aí'o
1974
sino
con
1973, ct¡nlo
cluc
elirr"rinamos
la
clistorsitjn
dc
la
tregociación
:r.5.
A(lA,
Sindic¿to
l)rovinci:rl
clc
l¡
(lonsrrtrcció¡.
Llenori¿ dt ttiuirLules
1975,
(-.aF
170.
2(r.
A(lA,
(lorrscjo
Social
Provincirrl tle
l};rrcclotra,
.\ttu¿úón
Sotid
1975'
c,ti.:t
170
A.
I l9
7/23/2019 La Conflictividad Obera Bajo El Franquismo. Elementos Para Una Interpretación
http://slidepdf.com/reader/full/la-conflictividad-obera-bajo-el-franquismo-elementos-para-una-interpretacion 11/20
TABLA 1
DENSIDAD
Y
EXTENSIÓN
DE
LA
CONFLICTIVIDAD
LABORAL
EN
LA
PROVINCIA
DE BARCELONA
1972-1976
1972
1973
1974
1975
1976
%1975
0/'1975
rcl.1974
ret.
1973
Conflictos
221
239
2SS
169
399
_34%
_29o/o
Horas/Conflicto
5.367
7.274
21
.gii 14.761
4.972 -33%
103%
Trab./Confficto
355 701 782
686
1.741
_12%
_2%
Fuenle:
Carme
l\,4o1¡nero y
pere
ysás,
producfores....
p.
105.
Elaboracjón propia.
27.
ACA,
secrerariadt¡
Provincial
de
Asunros
sociales,
fu[ertr¡ri¡t
anu.¿l
]
975,
caja
170.
120
colectiva
que se
realizó
más
extensamenre
en
1974,
pero no
en
1973
ni
en.7975.,
aun
nos
aparece
una
imager.r
más
clara.
En
este
segundo
caso
la
caída
de la
conflictividad
la tendríamos
que
situar
en
,Á 29o/o
en el número
de
conflictos,
solamente
en
un 2vo
en los
trabajaclores
que
participaron
en
ellos
y
en
un
aumento
del
103olo
en
las
horas
perdidas
por
conflicro.
f)e
esra cornparación
emerge
la
silueta
de
una
conflictividad
en
rerroceso,
de
carácrer
menor
en liantidad
cle
traba-
jadores
que
participaron
en ellos,
pero más
intensa
y dura
que
en los
años
anteriores
si
romamos
en
cuenra
las
horas
perdidas
por conflicto.
Esta conflictividad
se
encuenrra
concentrada
en
las
Qíbricas
med.ianas
y
grandes,
con una
gran
capacidad
para
manrener
el conflicto
a lo
largo.del
tiempo
y en
secrores
específicos
como
la
construcción
que se
ven
duramente
golpeados
por
la
crisis
económica.
En
este sentiáo
los
principales
conflicrc'rs
de
aqucl
año
se produjeron
en
empresas
como
la
sIiAT
(un
mes
de
duración),
Miniwat
(dos
mcses),
la
construcción
(confl
icto
generalizado),
etc.27
El impacto
de la
crisis
y de la
sensación
de crisis,
de mayor
importancia
incluso
que
la
primera
en
esos
momenros,
,ro
prouá.ó
así
un
retraimiento
de
la
conllictividad
en
las
grandes
planrillas
militantes,
provenientes
de la
nueva
militancia
ob..r"
bás-icamente
del
metal, que siguieron
mantenie'do
ura
conflictividad dura
y
sostenida.
Pero
sí
que
aféctó
a
secrores
especialrnenre
sensibles
¿ la
cnsls,
como
la
construcción,
aunque
provocando
un au¡nento
de
ll
conflictividad y
no
su
reducción. Donde
la crisis
sí
que
produjo
rur letraimiento
de
la
conflictividad
fue
en
las
medianas
y pequeñas
(
lnpresas
de
otros sectores, en las cuales
la
protección
frente
a las
li
rtrrras
consecuencias de
la
crisis
era
menor
y por
tanto se
generaba
tna sensación
de
inseguridad
que
actuaba como freno
cle
posibles
rnovilizaciones laborales. A la
vez, esto
explica las
dificultades que
i
ncontraron
los
scctores de
la
clase
obrera
más
militantes para
ge-
rrcralizar el
conflicto
a
partir
cle
los paros
de
solidaridad.
Especial-
rrrente
en
el caso de la SF,A'I', que vivió
una huelga
muy
dura durante
il974-1975,
fracasada
por
la falta
de
acciones
de
soliilaridad que
la
r'.:fbrzasen.z8
Pero
también en casos
rnenores
como
el de Clima Roca
.le
Sabadell, que a pesar de
los intentos
para generalizar el conflicto
cn
una
huelga de
solidaridad por parte
de dos
ernpresas
referente
de la ciudacl, UH
y
ASEA/CES,
no
encontraron
la
respuesta
esperada
cn el resto
de sectores
productivos
de
la
ciudad.2e
La
crisis
estaba
produciendo un
fenómeno
que
más tarde
se
generalizaría y
llegaría
a su eclosión en
los
años ochenta. La
red
cle
relaciones
dentro de
los
diferentes
sectores
de
la
clase
obrera
se
clrganizaba
en círculos concéntricos de solidaridad que permitían
plantear
los
conflictos
de
las
grandes
empresas
como un problema
de
orden público y político,
lo
que
significaba más posibilidades
de
éxito
por
la
presión
externa que
recibía la
empresa, y alavez
la
victoria
de una gran empresa abría el camino de
mejoras
en
las
medianas
y
pequeñas.
La
inseguridad
que
generó la
crisis,
la profunda
trans-
formación del
tejido industrial,
los cambios en el mercado laboral
y un
momento
político
cualitativamente diferente,
rompieron esos
círculos concéntricos
de
solidaridad.
En
este Droceso el movimicnto
obrero
perdió
la capacidad de
incidencia
sócial que
había
teniclo
durante este
período.l0 A
pesar
de
que este
proceso
aún se estaba
gestando
durante
estos años,
por
su causa
durante
f975 la
conflic-
tividad mutó
en
sus
características.
Pero
entonces
;cómo
se
oueden
28. Miguélez, F.,
.tl,'J7- la ernpresa nodelo
del ry'ginrcn,
B¿rcelona,
Dopesa,
1977, p.
I
9l
y
pp. 203-230
29. Vcr infr¡rmc cn: AIl(loN(1, i)ocuincntacirin
dc
la Or¡;anización
Sinclical
f,.spañole, frondo
ASt,A/C]l.ts.
30.
Para
un análisls profundo de estc, pt-occso:
llilbao, A.,
Obreros y ciud¿danos.
L¿ desestruúuracuin de la clase ohi,era,
Madrid,'h'orta,
1993.
12r
7/23/2019 La Conflictividad Obera Bajo El Franquismo. Elementos Para Una Interpretación
http://slidepdf.com/reader/full/la-conflictividad-obera-bajo-el-franquismo-elementos-para-una-interpretacion 12/20
explicar
las
cuotas
de
conflictividad
que
se
alcanzaron
en
1976?
lJn
análisis
de la
conflictividad
por,r.á
no,
f..mitira
"p.ori_".roi
ás
a
una
explicación
satisfactoria.l"l
.a-tio
radical
de tendencia
durante
esros..los
úlrimos
años
del régimen.
Si
observamos
las
ho-ras
perdidas"por
ra
confricrividacl
laboral
en
el
período
de
1975
y
el
prirner
t.i-irtr.
de
l976,muchas
de
las
afirmaciones
hechas
anrerit.mcnre
roman
un
,..rtido
cronológico
más
preciso.
Así
podemos
ob-servar
que el
retroceso general de
la
conflicrividad
tiene
c{iferentes
ar..
,.,,y
t
i..,
iefini.{"s.
En
los
meses
anteriores
a las
elecci.nes
sindicales,
qr.
,.
celebraron
."
,"r;;;;
975,
hubo
una
frerte
contención,
proiu.i.la
por
l" ,r...rid;;;
ü;
militanres
de
iniciar
la.s
discusiones
er..ro."i*'y
concenrrar
recursos
en
esre
proceso.
De
la
misma
mancra,
el
fin
del
proceso
de
elección,
:o:
una
amplia
victoria
de las
Candiclaturas
Unitarias
D._o.ráti."r,
habría
provocado
el
aumento
de ra
conflictividad
en
jurio
de
1975,
dirimiéndose
en
aquellos
momenros
lo,
.orrHi.ros
que
se
habían
evo
r
u
c
r
ó
r.¡
"
o
*
r
r'
"
r,
ul
SltJ
3?
;",nn
c
rA
D
E
BA
R
c
E L
o
N
A
1975_1976
10
000.000
1.000.000
1
00.000
10.000
1.000
t
,aJ
roror)
\\\
-o:
co
oFt
ftEsfffIfqE
g:¿FEEp€HÉ
(o
N
(ú
E
Gráfico
rogarítmico
Fuente:
r\4emor¡a
osE,
prov¡ncia
de
Barcerona,
19/6.
Eraboración:
rooia.
122
t23
.rl);rfcaclo
anteriormente
debido
a la falta
de
tiempo
y poniendo
a
l,ruclra
la
capacidad
cle
los
nuevos
eulaces
y
jurados.
Pero
a pesar
,le
la importancia de
este repunte durante
julio,
que
marcó
[a
cora
r¡r:íxirna
dei
aíro, rápidamente
en
agosto y
septiembre se llegaría
a
l,rs
cot:rs más baias.
Varios rnotivos,
aparte
del período
vacacional,
r'r¡rlican
esta caída:
por un
lado
el
aumento de
la
represión
durante
(
src
período
(Decreto
Ley
Antiterrorista
en
agosto y
ejecución
de
.
inco militantes
de la
oposición
en
septiembre)
provocó una
cierta
¡rrrlalización
por
el terror;
por
otro
lado,
estos mismos
aconteci-
rnicntos
condujeron
a
la
concentración
de
recursos
de
militantes
oLireros
durante
las
jornadas
de solidaridad y
en la
organización
.le ia
respuesta
social,
dejanc{o
de
lado
su
actividad
en
el
puesto
de
rrabajo. El incremento
de la conflictividad
en octubre tiene
más
que
ver
con
la
salida
de
esta
situación y el inicio
de
la
discusión
de
las
plataformas
para
los convenios, que
la
mayoría de
empresas
se
negaron
a
negociar hasta l976,lr que
con un
crecimiento
sostenido
cle la conflictividad.
De hecho,
el
cambio
de
coyuntura
que
llevó
del
modelo dc
conflictividad
intensa,
pero
aislada, ai
modelo
extenso
y
m¿sivo de
1976,
se
operó durante
los
meses que
van de diciembre
de
1975
a
enero
de
1976.
En
estos
meses se
inicia
el crecimiento
progresivo
-con
una pequeña caída
en febrero,
coincidiendo
con
el
momento álgido
de las
movilizaciones
por
¡"
"trrttis¡i¿-_
y
con-
tinuado
de
la movilización obrera que
marca
una
tendencia
clara
del cambio de
modelo,
Llsualmente
este cambio
se
atribuye a
la
entrada
a
un
proceso
de
negociación colectiva amplio32 que
afectaba
a la mayoría
de la
masa
laboral
y
coincidente
con las necesidades de
ia oposición
polí-
tica,3:r
que la
aprovechaba
para dar una
carácter político
al
conflicto
Iaboral. Sin
minusvalorar la incidencia de
la negociación
colectiva
en este Droceso.
sería útil
redimensionarla teniendo en
cuenta
como
31.
Ver por ejemplo el
caso de la
llH
de
Sabadell, dondc
la
¡rarte
obrcra
plantea la
negociación
par:r
octubre de 1975
y
la cmpresa se
nieg:r a iniciarla
hasta
1976.
AttCoN(:, f)ocumentación
de la Organización Sindical
Española,
Fondo
Unidad
Hermética.
32.
Balfbtrr,
5., L¿
dict¿dur,t, los
traltajadorcs..., p.234.
33.
Sotc¡,
A., La rr¿nsiúón
d la denocratia. España
1975-1982,
N4adrici,
Alianza,1998,p.364.
7/23/2019 La Conflictividad Obera Bajo El Franquismo. Elementos Para Una Interpretación
http://slidepdf.com/reader/full/la-conflictividad-obera-bajo-el-franquismo-elementos-para-una-interpretacion 13/20
mínin.ro
dos
consideraciones:
el paso
de la conflictiviciad
recesiva
<Je
1975
a
la
cxpa'siva
de 197(,
es
'n
can-rbi.
extr¿rordinario
-sobre
ocro
sl
tcfremos
erl cucllta
c¡ue los
dos
años
continrios
marcan
la
cota
nrínima
1,
máxima
del
período_
que
rornpe
con los
cfectos
clc
la crisis
ecourimica
anres
coÍllerta.i.rs
y
sitúa
clc
rLrcvo
al m.-
vimicttro
obrero
en
un
¡.[¿6s
ofcnsiv,.,.
Ir.s¡e
c:rn.rbio
cn
el rnodel<¡
cle
co'rflictividacl
ticne
además
u. cale
.clario
m.y
concrcro
cluc
vrr
dc
noviernbre
d,e
1975
a
mavo
cle
r97(t,.u,',
.lsrrn,,. fru.r.rr.ior-,..
i¡rtc'ras.
y
(l.c
ya .o
rclldri
ningurrrr
purrra
nr,ís
rlc
nr.vilizrrción
c-om'
en
cstc
¡reríod.
hasta
el repunte
clc
la
crisi.s
econónlica
clc
finales
de
la
década
de
los
scrent..
E. .lifi.ii,
a
la
luz_
de
estirs
con_
sideracioncs,
no
ver
el
crrienclario
de la
co'flictiviclacl
s.cial
com.
rrn
calendari
o político.
Calendario
que
iría
de
la
muerte
<Je
lrranco
hasta
l¿r
co'stit'ción
del
gobierno
su¿irez,
pasando
p.r
cl
car..bi<r
d_e
estrategia
de la
oposicién
.lurante
cl s.g,rn.r.,
trir-ncrtre
de r976.
(lomo
también
es
dificil
no
ver
que el
0rctor
que
provocó
la ruptura
dc
la
lecesiór-r
de la
conflictivid¿d,
asenrada.,-r
F.nór-,-r.no,
dc
car,ícte.
estrucrural,
como
la crisis
econó'.rica,
y
no solcl
coyr-rnturales,
fue
el
factor
político.
Lo
que habría
pasado
a
partir
de
noviembre
de
1975
hasta
el
segundo
rrimesrre
de
1976
tendría
poco
que
vcr
e'
este
sentido
con
los
convenios.
Despr-rés
de
un
lño
de
un relativo
descenso
de la
conflictividad
laboral,
los
trabajadores
habrían
pcrcibido,
coinciclienclo
con
la muerre
de Franco,
las nuevas
posibilidades
de
carnbio
oolítico
y
social
que
se al'rrían
y
dentro ,1"
e.t. marco
de
ca¡nbio
habrían
visro
aumenradas
Ias
oportu.ric{ades
para
imponer
sus reivindicaciones
económicas
y políticas.
Este
facior
amble'rt"l
queda
nruy
bien
reflejado
en las
afirmacio.res
de
u'.
de
los
dirige'tes
obreros
de la
U'
de Sabadell
durante
esre
período,
Emilio
Érpin,
uVeo
con
no
poco
optimismo
cómo
el
nivel
de
parricipación
va
aumenranclo
en
nuesrras
asambleas
de
Uniclad
Hermérica.
euizá
todo
esto
encuenrre una razón
de
ser
en la
rucha
de Io
que yo
llanlaría'euForia
democrática'r,,4
o en las
explicacio,.,",
d"
,rr,
,rr^.rr.o
q.,.
"
a
pregunta
sobre
la
influencia
de la
crisis
política
en
el conflict.
cle
los
enseñantes
respondió:
uHa
influido,l.
u.r^ forma
rotunda.
En
124
34.
.Huelga
(leneral,,
Can
Oriach,
número
91,
enero-febre
ro
de 1()76
r25
(
)rras
coorclenadas
rnuy probablemente
no
hubiera
ocurrido
nada.
El
¡reís
está
nruy politizado,
y en
el
fond<¡
lo que
nosotros
planteamos
i,o defa
de
ser
un
problema
político,.15
hmbién
los observadores
rle
la
()SE
opinaban
lo
mismo
cu¿rndo
destacaban
en
la
memoria
,le
7()75
d..S"bad.tl
que
(en
el írltimo
trimestre
se destaca
[.'.]
el
,rmbiente
¡rolítico
del
país
que
ha
generado
una presión
socia'l
muy
firerteu.r" [.a
trrrnsfrrrmación
cle
1a conflictividad
laboral, causada
por
cI
carnbio
político,
no
significa
la
desaparición
de la
crisis
económica
como
una
presencia
constante
e
n la movilización
obrera,
aunque sí
su transformación.
Si el infbrme
sobre
la
situación
social
de
1975
,rnres citado
nos
indicaba
la
existencia
de una
actitud
conservador¿r
[)or
parte
de los
trabaiadores
ante la
crisis,
no
dejaba
de destacar
,,,rnbi¿n
que
ulos trabajadores
[...]
son
partidarios
-Para
solucionar
la
crisis-
[...]
d.
medidas
de
política
económicA'.t'
Esto
último
-la
solución
de
la crisis
económica
a
partir
de
medidas
políticas-
era
clifícil de
realizar
en
el
marco del
régimen
franquista,
pero
cuando
este
estaba
agrietándose
se abrió
la
oportunidad,
leída
de
diferentes
fbrmas según
los sectores
sociales,
de
vincular
cl cambio político
:rl
cambio
económico.
La percepción
de esta
posibilidad
incentivó
la
rnovilización
colectiva.
lJsualmente
se ha
interpretado,
como hemos
dicho
anteriormen-
te,
la movilización
laboral
de
este período
como
una consecuencia
de
la
negociación
de
convenios y/o
de
la
estrategia
de
la oposición
de
incentivarla
con la
intención de
capitalizarla
políticamente.
Estas
explicaciones
son
la
aplicación
coherente
para
este período
de
aque-
llos paradigmas
interpretativos
que
han
considerado
la movilización
obrera
como
una movilización
de
origen
económico
con
consecuen-
cias políticas.
Los paradigmas
que
defienden
esta
interpretación,
que
resta
fuerzaala
extensión de
la
oposición
real para
convertir
los
35.
ui)os
opinioncs
cn torno
al paro
de los
maestros',
S¿b¿dell,14
dc febrero
dc
I976. Cabe
i.lestacar.quc,
a diferencia
del
tcstimonio:rnrcrior,
cr.r csrc
caso
la
opini<1n
no
proviene
clc
rrn militantc
de la
o¡rosición,
ya qllc i
Lllla
Pregtlnt:r
ilnterlor
había
negado
cualquier
carácter
político
en su participación
en
la
Protestrl'
36.1<:n,
Dclegación
Sindical
Comarc¿l'
Menori¿
¿ctiuidades
1975, ctizt
170
A.
37.
e<'.¡, Ccrnseio
Social
Provincial
de B:rrcelona.
Sitttación Social
1975, caia
170
A.
7/23/2019 La Conflictividad Obera Bajo El Franquismo. Elementos Para Una Interpretación
http://slidepdf.com/reader/full/la-conflictividad-obera-bajo-el-franquismo-elementos-para-una-interpretacion 14/20
conflicros
sociales
en
problernas
de
inaclecuación
del
estado franquis-
ta
a Ia
conflictividad
laboral,
no
entienden
que
el
conflicro
labáral,
a la vez
que
tiene
consecuencias
políticas,
ptlirir",
y
que
es
"rr.rr.
roceso
experimentado
por
las
minorías
militantei,
pero
también
por
los
rrabajadores,
donde
hemc¡s
de
situar
I.
."t.,.,siór,
consranre
de
la
movilización
obrera
durante
el franquismo.r8
La
tendercia
a tratar
los
sujetos
.sociales
como
rneros
vectores
de
un
proceso que ellos
viven
y
transforman con
su
práctica,
está
bastante
extendida
en
nuestras
ciencias
sociales.
La
observación
de
que la
conflictividad
generaba
consecuencias
políticas
no
es
un
pri-
vilegio
de
los
cienríficos
sociales,
los
mismos
trabajadores.orro.í"r,
este proceso
que
la
represión
no les
dejaba
de recordar
y
actuaban
tomándolo
en
cuenra.
De
la
misma
manera,
en los
inicios
del
oe-
ríodo
c<¡nocido
posteriormenre
por
el
nornbre
de
Tiansición,
ios
trabajadores
y
las
trabajadoras
que entraban
en
conflicto
sabían
que
a
causa
de
la inestabilidad
política
se
generaban
nuevas
posibilidaáes
e
intentaban
incidir
en
ella con
la
movili
zaciónsocial
fara
imponer
sus
propias
reivindicaciones
políricas
y
económicar.
i).
h".ho,
1",
nuevas
oportunidades
políticas
y la
movilización
que
generaba,
más
extensiva,
phblica
y
solidaria,
rLlvo
consecue'cias
notables
en
la
consecución
de
mejoras
laborales
y
económicas.
Así,
en
este
sentido'
e
inversamente
a lo
que
se afirma
habitu¿rlmente
sobre
este
período,
podríamos
decir
que
la
movilización
tenía
causas
políricas
Lon
consecuencias
cconóm
icas.
,
F.n.rérminos
generales,
para
entender
lo
que
pasó
en
esta
etapa
de
la
movilización
social
y
obrera
lo
renemos
que
"r¡i."r.o-o
'-r.,
p.río-
do
relativamenre
extraordinario
donde
se produjo
ra
coincidencia,
no
tan
casual,
del inicio
de la necesidad
de
afrontar
el
cambio
económico
con
el
inicio
del cambio
político.
B en
este momenro,
en
el
inicio
de
la caída
de la
curva
ascendente
de un
ciclo
capitalista,
cuando,
según
Screpanti,re
se
ponen
en
juego
todos
los
recursás
culrurales,
oreaniáti_
38.
Esra
es
la
tesis
centr¿l
del libro
de
Morinenr,
c.,
e
ysis,
p, prot/uctores
disciplinados...
.
39.
screpanti,
E-'
,,1.o5
6icl6s
largos
dc la
acrividad
huelguística:
una
investiga-
ción
empírica,,
Historit
Soci¡tl,
¡r.,'5,
otoio
1989,
pp.
5j-7í.para,,rna
cxplicaci?n
aplicad_a
y m,a,tizada
para
el caso
español:
Babian.,^J.,
Emigrantes,
,rorr,irrrrror...,
¡'>p.323-324.
126
\',,s
y
movilizadores
que
el
movimiento
obrero ha
acumulado
durante
r,rtla la etapa
anrerior
para
dirimir
la gestión
de
la crisis.
En el
caso
t sgraírol, ,oio.rr.
p.o.éto
que se
vivió
a escala
europea
estuvo además
,¡,;ninado
por
el
cambio
político,
que ligó
toda
la
problemática
de
l,r
ecstión
Je
la
crisis
al propio
futuro
político
del
país.
Pero
lo que
,',r, i,tt...s"
destacar
aquí,
a
partir
de
este
análisis
local, es
ver
que el
¡,*rblema
es
más
complejo
dékl
que
una
lectura
estadística
nos
pueda
l'',,r,r,...
¿Cuá1es
ft..ótl i",.".rr".
del
crecimiento
de la
conflictividad
r.r)
eSr€
momenro?
Evidenremente
políticas.
La
percepción
política de
,rrre
se
estaba
viviendo
un
molTrento
cualitativamente
diferente
a
la
,lrar,,. ant.rior
incentivó
una conflictividad
con claras
consecuencias
.c,-,r.rómicas,
al producirse
dur:rnte
este
período
mejoras
reales en
las
r.cnr¿rs salariales
de
los trabajadores.
El
análisis
concreto
nos
muestra
rlimo
no se
puede,
independienternenre
de
cual
sea
cl
factor dominan-
tc en cada
niorn.,lto
y en cada
lugar,
aislar
tan
fácilmente
las
relaciones
cntre
los diÍbrentes
ámbitos
de la conflictividad
obrera y
tampoco
jcrarquizarlos
fuera
de un
conrexto
determinado.
De
hecho
el
índice
cstadístico
es
tan
solo un
dato a inte
rpretar,
mienrras
que
la
explicación
rlel
contexto
es
lo
verdaderamenre
significativo.
En
última
instancia
csto
es
lo que diferencia
la
historia
de la sociología estadística'
El problema
de
la solidaridad:
el problema
de
la conciencia
de clase
una
vez an¿rlizados
los
datos y
las
implicaciones
que
se plantean
dentro
de esta
polémica,
vamos
hacia
lo que,
según
mi
entender,
es
el
tetna
principal
y
más
imponante
que
nos sugieren
los trabajos
sobre
esra
t"-áti."'
i".orl..p,rr"lización
de
los
conflictos
por
solidaridad'
El camino
tomado
pot
Álu".o
Soto
parcce
claro:
una
huelga
cmpezaba
por
motivos
cconómicos
y
solo
a
causa
de
la represión
u
d. l"
lecrura
del
misr¡o
régimen
devenía
en
política'
Dicho
en
las palabras
del
propio
régimen, que hemos
usado
al principio,
*Un
conflicto
laboral
siempre
es un problema
político
y
de
Or-
den
Público,
incluso
cuando
aparentemenre
rie
ne una
naruraleza
estrictamente
laboralr.a"
Palabras
de un
informe
del
Ministerio
40.
All(i(lt],
NI,
Delegación
Sindical,
g
de
mez-o de
1973'
caia
93'
127
7/23/2019 La Conflictividad Obera Bajo El Franquismo. Elementos Para Una Interpretación
http://slidepdf.com/reader/full/la-conflictividad-obera-bajo-el-franquismo-elementos-para-una-interpretacion 15/20
de tabajo
de 1971repetidas
hasta
la
saciedad
por nuestra
histo,
riografía-
Palabras
que
han
servido
para
enconrrar
ra
sorución
a
un
problema
-las
huelgas
.r"r-,
poÍíri."s
porque
el
régimen
las
politizaba-
cuando
en realidacl
no
son
.ir-,o-.1
.rrrrnZi"do
d.r
mismo.
Hay
otras
palabras.
para
lo
que
se
rellere
al tema
q.r.
.o,
ocupa
aquí
podríamos
romar
por
ejemplo
las
cle
un
informe
c.le
ro]:.u:.año
después
del
mismo
ministerio
que consideran
ula
solidaridad como
[a
manifesración
más
inequívoca
de
la politiza_
ción
de
un
conllicto
laborel,,.,r
¿por
qué
"fi.-"b"r.
tal
cosa?
Más
que
probablemenre
porque
sus
propio,
trabajos
así
lo
indicaban.
Es
cierto
q.ue hay
un
camino
q".
""
d.
.rn tipo
de
hr_relgas
a
las
h.uelgas
políticas,
pero
no
cualqLrier
camino.
T.l
.o*o
no"s
indica
el
análisis
de
los
datos.
que
diitinguen
enrre
el
morivo
"rki";l
e
una
huelga
y
el
derivado
de la
Lisma,
la
mayoría
..l.
hullgas
económicas
no
llevaban
a las
políricas.
.
De.hecho,
ptoporcionalmente,
del
roral
de conflictos
por
conve-
nios
colectivos
de
esre
período
(1227)
solo
un número
reclucido
de
ios
mismos
llevó
a huelgas
político-sociaies
(192).
No
se
puecle
decir
io
mismo
en
el
caso
de los
conflicros
de
solidariclad,
cási
la
mitad
de ellos
(435
de
1004) conltevaron
ese
recorrido
para
el
.egi-.n.
Esto
nos
debería
indicar
alguna
cos,r.
ASOCIACTÓN
DE
CAUSAS
DE
CONFLICTIVTDAD
EN
ESPAÑA.
1971-1975
Causa
principal
Causa
asociada
Conflictos
Aplicación
normas
legales
Mejoras
St""rl".
Br?
Solidaridad
político-sociales
435
Convenios
colectivos
político_sociales
192
Convenios
colectivos
Solidaridad
153
Mejoras
salariales
político_sociales
23
Elaboración propia. Fuente: Ministerio
de
Trabajo: Informe sobre conflictos colect¡vos
de
trabalo.
^,,_,1-tlYtl':5'1.9.'f'j ii",
Informesobrecottfitoscolectiuosrletrabajo,Madricl,
lvlrnrsterlo
dc lraha
jo,
l9l
3,
r.
Ot.
128
Para Soto,
por
ejemplo, los conflictos solidarios
no
se pueden
,
ontabiliz-ar
como conflictos políticos
ya que
(un
examen pun-
ruel
de
algunas huelgas que se computan
como de solidaridad
rro
incluyen
entre sus demanclas ninguna de
carácter políticou.a2
;licalmente
se puede ubicar
esta
conflictividad
bajo
la
categoría
de
política tal cómo
realiza Maravall?
No expresa objetivos políticos,
r
oolo
noS
indica
Soto, y por tanto
no es realizable esta operación.
Itcro
e
ntonces
¿por
qué
Maravall lo
hizo
si
la respuesta
es
tan
clara?
lrrl
como dice
Soto
(supongo,
ya
que
no lo explica, qrte es porque
t irtiende
que
hay un
nivel más elev¿rdo
de
'conciencia
obrera',
.runque
es
evidente que
con ello
nos
encontramos
en
un terreno
(
xtremadamente resbaladizor.43 Es
decir
las huelgas solidarias
no
son
ubicables en
ninguna
parte del debate
y
además nos remiten
:r
un terreno
extremadamente resbaladiz¿.
Tan resbaladizo
cue des-
.lf' ¿rece absolutamente del debate
historiográfi .o, .r.rr.rdo ien
d
r ía
(lLle
ser
el eje central
del
misrno, el nexo que permitiría entender
clc una
forma
diferente
la relación entre
las huelgas económicas
y
las
políticas, no desde
elementos
pllramente
externos a
la
clase
obrera, sino también desde su desarrollo y
configuración interna.
[.a
negación
c{el
paradigrna
de
uno
de los elementos
que
debería
cxplicar, ya que
no entra
en
su campo
interpretativo, tiene
dos
cxplicaciones aducibles:
una
metodológica, la otra
producto
de
los
(pre)juicios
de
nuestra historiografía.
La conciencia de clase
i¡rdica la representación
que un
trabaja-
dor se
hace
de
él mismo en
el
mundo como
miembro
de
una
clase
determinada, por
oposición
o
híbridamente
con
otras formas
de
identidad
como
la de
ciudadano, nacional, sÍrbdito, corporativa,
consumidor, etc.
En
este sentido,
las
huelgas
de solidaridad,
que
no representan,
ni
cuando
se
realizan
a nivel interno
del
centro
productivo,
una
mejora inmediata de la situación económica, son
un
indicador
de
la
solidaridad de
clase
y
por tanto de la
conciencia
de
clase
al
reconocer
como
iguales
y
propios
los
problemas
que
viven
¡niembros distantes y diversos de una
misma clase
social.
Ha¡
pero,
un
segundo
problema
más
grave
que
afecta
a
la
ca-
pacidad
de
clarificación
del debate:
la
confusión entre conciencia
de
42.
Soto, A., Huelgas...,
p.5v.
43.
Ibíd.
129
7/23/2019 La Conflictividad Obera Bajo El Franquismo. Elementos Para Una Interpretación
http://slidepdf.com/reader/full/la-conflictividad-obera-bajo-el-franquismo-elementos-para-una-interpretacion 16/20
clase
y
conciencia
política
stricto
sensu.
Esra
identificación
proviene
en
gran
parte
del
propio
desarrollo
de
la
ideología
matriz
que ha
configurado
este
rérmino
a
lo
largo
de la historia"y
l"
Forrn"
.,,
qu"
esta
ha
sido leída
por
parre
de
nuestra
historiograii",
p..r,r"r-,g,
..,"
de
la
tradición
marxisra
o
lro.
El
rnarxismo
h¿r tenido
diferentes
inrereses
y
objctivos
qr-re
han
configurado
el
legado
marxian.
e.
t,n
se,lriio
determi.aio.
En
esra
matriz la utilización
reórica de
la
concie^cia
cle clase ha
sufrido
diversas
muraciones,
lo que
'o
ha
sic{o
entencrido
por
la
ciencia
histórica
en
roda,
s,-rs irnpiic,rciones.
Su
inrroducció'
.,,
1,,
quc
ser
vino
a
nombrar
mrrterialisrno
histórico
provie.e
del análisis
histórico
dcl
propio
Marx,
per<¡
er
un nromenro
dado
-cuando
el
pensamie'to
de Marx
devino
en
marxismo-
cl significado
histórico
dio
paso
y se
superpuso
co'
el
político.ia
Est.
fro.esu,
en
el
cu,rl
ei
concepto
de conciencia
de
clase
emergía
del
a.álisis
hisrórico v
agrup:rba
una
serie
de
comporta.,-,i.n¡nr"obrervables
en
la realideá
social
para
pasar
al
campo
del
análisis
y actuación
polírica
donde
el
marxismo
se
convertía
en
una
docrri.a
para
la
acción,
tuvo
su
miís
radical
exponenre
en
el propio
[.enin.
para
el
polírico
y
pensador
ruso,
la
conciencia
de
clase era ir.rseparable de
la
conciencia
oolítica.
Es
más,
cuando
la conciencia
de
cláse
y la línea
política
deipartidc,
tomaban
caminos
opuesros
esro
era
u^
reflejo
dé
falsa
conciencia.'i5
El
proccso
c¡ue
va
del
pensarniento
marxiano
al
rnarxisnro
_opcrackr
b:isicanlentc,
pero n()
írnicanrente
,
cn
e
l socialismo
alcnr:in-
esr:í
adnlirablenrenre
cstutliaclo
histrlric:rme.rc
c^:
Grrlccran,
M.,
L¿
it¡ue,ció,
de/ r,arxis*ta,
Maclricl,
Iepala,
1
997.
Se
debe re.er
cn cue.r:r,
sir.r
enrbargo,
que la
confusió,
pr.v.cacla
por l:r
utiliz-acitin
de
Ios
mism.s
concepros
.n Jif...r,r..
canlpos
científic.s
se
e.ncucntra
en
el pro¡rio
Marx,.ye
que
él
no
pretendiri
nurrcl
rcgirse
por l.r
higice
de las
difórentes
ciencim.socirrles,
sino
firndir
una
cicncia
revolricionaria.
para-'rrn
cstuclio
tle
las
dilercntcs
accpci.ncs
quc
Marx
utilizó
en ror.o
a
clasc
y collcicncia
de clasc:
Dcl
Rio,
1,., [.¿
clase
obr¿m
en
M¿rx,
Mttlricl,
Revolución,
l9g(r.
45.
Ver en
cste
ser¡iclo:
Lcnin,
V.,
¿()ué
haccr?,
Moscú,
pr.sreso,
l
98
1. ltsta
conccpcitin
políricu
dc la
concierrcia
tlc
clrrse,
comh¡r
ir t,rJ,r l,r
s.gt,n.la
ge¡e r¡Li(;¡
de
nrai:xistas'
t.l. solo
r.vo
rna n.rablc
cxcepción
cn
cr
pcnr"rri.ui,
de l{os¡
Ltrxcr'burg.
(lontrariarncnrc
a
las
fór''rrilaciirncs
dcl
sPti y
del nris.ro
Lcrin,
ella
considcraba
<¡.e la
concie¡lcia
cle
cl¿sc
era
ur re,nó¡.erro'roducitlo
oor
l:rs
cr¡nt¡'adicciones
quc vivía
cl,
¡rrolctariaclo
dentro
clcl
capirrlirm,,
v
no
por
l.r
¡.r,i.-
tica
clel
partido,
q.c
en r.do
caso
lo
que
I.racía
era
sistcrnatiza¡-1"
y dlpur"ria
.1"
elcmentos
burguese.s.
F,sra co.ce¡rción
ilif.r.rrt.
inrplicarí,
a su
vez,
'na
idea
cle Iu
130
l:sta
identificación
tenía
un
sentido:
poner
el
análisis
teórico
al
,",ri.io
del
análisis
político.
Pero
el análisis
polírico
no es
lo
mismo
,¡uc
el
histórico,
.le
hecho
se
mueven
en
terrenos
diferentes
y en
.iq.,"o,
sentidos
oPuestos.
Ahora
bien,
la
falta
de
percepcign
de
esta
.,..iiil
.lif.r.,',.ia,
convirtió
un
concepto
propiarnente
histórico
en
ttn
r oncepto
político
que
retornó
a
la
historiog
r.afíay
la
cargó
de
prejui-
.i,,..
óo."
que
se
É"..
,-to,"'
tanto
en
aqr-rellos
que'
introclucienclo
l.r
solidari<lad
como índice
de
politización'
confunden
conciencia
Dolitica
con
conciencia
<le
clase;
como
en
aquellos
que
ven
en.la
i:rr"
i.
respuesta
de
l¿
clase
obrera
a
determinadas
convocatorias
yrutiri.",.rn,í,lto*"
claro
de
su
carácter
meramcnte
economicist'r
y
i" p"riUiUa"a
de
integración
en
la
ciudadanía
democrática'
posible
roio
.r't
el caso
d.
q.ti
el
ser
humano
genérico
se
convierta
en
un
horuo
economtcus'
La soliclaridad
no
expresa
una
conciencia
políticadirecta'
Pe
ro
sí
que
expresa
la
existencia
de
una
conciencia
de
clase
como
el
,..á.to.i-i"nto
colectivo
de
pertenencia
a
un grupo
propio
con
intereses,
valores'
culturas
y
Proyectos
diferenciados'
y
a veces
oPues-
tos,
a
otros
grupos
sociales.^E''i"
conciencia
Puede
estar
atravesada
J" orr", forí-t",
de
identidad
(ciudadanía'
religión'
fútbol'.nación'
política,
etc'),
Pero
es
lo
bastante
fuerte
como
Para
protlucir
un
eutorreconocimiento
común
como
clase
que
lleva
a
sus
miembros
a
solidarizarse
con
aquellos
que
identificarl
colno
iguales'.Esto
se
pr'r.d.
.r-t.or-tt.",
,"f.¡"do
en
los..conflictos
de
solidaridad
-im-
pu.ibl.s
cle
analizar
.u,t
lo'
paradigmas
interpretativos
actuales-'
p".o,r"
más
allá.
Diferentes
muestras
de
lo que
estafflos
lntentando
i*pli.",
son:
la
existencia
de
ftíbricas
referentes
para
el
movimiento
;b;.t;,
que
al pla'tear
sus
conflictos
por
los
convenios
marcaba'
la
po.r,"
á"
.t.goÉiación
de
su
área
de
influer-rcia'
a
la
vez
que
recibían
la
."""r--*olítica
<life
rente
a
la
leninista
-que
cree
q":,1"::t:i:::.t:
f:lX
.r"produ.ro
de
la acción
política
y
su
presencia
se
mide erl
relactón
dtrecta
¿l gr;ldo
cle'a,lhesión
¿ sus
ideas'
Ver:
Ltt*"t'-tbtt'g'
¡F.''
Huelga
dt
nasas'
partido.l
:indic'ttus'
Maclri<l,
siglo
xxl,
l()74.
Los
problemas
que
comportó
la
perctpcton
dc
quc
cr
nroJ"l.,
l.iinirra
nc,
fu'cio.aba
cotro
se
esperaba
-es
decir
que
no
se
Producix
u,ra
aorr..port.lencia
exacta
entre
l¿
conciencia
de
clasc
realmente
cxlstente
y
la
línea
cle
la'lbrcera
lnternacional-
ocupó
las
reflexiones
de
la terccra
generación
,j.
*"r*i*",
euroPeos.
Notahlemcnte
cle
(]rantsci'
Lucáks
y
Korsch'
r31
7/23/2019 La Conflictividad Obera Bajo El Franquismo. Elementos Para Una Interpretación
http://slidepdf.com/reader/full/la-conflictividad-obera-bajo-el-franquismo-elementos-para-una-interpretacion 17/20
solidaridad
económica
y
conflictiva
del resto
del
movimiento
obrero
que
se
vería
beneficiado
con
la
resolución
positiva
del
conflicto;a6
o las.luchas
por
los
convenios
colecrivos
.orrr"r."l.,
y provinciales
donde
desracaba
el
protagonismo
de
estas
grandes
pt"ntillrr,
.¡n
q,r.
esto
significase
ninguna
rnejora
real
para
ill^,
.".p".ro
, ,;
p.";;
convenio.aT
['a
disfunción
enrre.conciencia
de
clase
y
conciencia
política
está
motivada
por
factores
diversos.
No
,.
prr.á.
medir
la
codificaciónpolítica
de la conciencia
de
clase
.n
té.-i.ro,
de
acrhesión
a
las con-
vocarorias
y
propuesras.
de los
partidos
que
la
quieren
represenrar.
Los
trabajadore.s
y trabajador",
q.r.
p.or"go'ir".on
la
conAictividad
durante
el
franquismo
podían
.ro
,..,".
r,ifi.iente
organización
nara
extender
las
huelgas
políticas,
podían
valorar
Io.
.o"rr..,
J.
.."iirr.
cierras
acciones
de una
forma
más
realista
que
los
partidos
q;.
l;;
proponían,
hecho
evidente
por
ejemplo
.nl",
convocarorias
de la
Jornada
de
Reconciliación
ñacional
en I
958 y laHuelga
N;.;;i
Pacífica
en,l
959,
podían
no
esrar
de acuerdo
con
una línea polírica
o€rermrnada,
erc.,
pero
esro
nos
habla
más
de la
inoperariuid"d
d.
ciertas
políticas
que
de
la
politización
real
de
la
clase
obrera.
La
existencia
de
esta
conciencia
se
puede constatar
a
partir
de
ros
conflictos
de
solidaridad
y de
los
.l.m.nto,
que
hemos
constarado
anteriormenre,
pero
hay
otros
hechos
qu.
i"
presuponen.
_bntre
ellos
no
son los
menos
impo^rtantes
lo,
qrr.
r"
d.rirrr.,i.
i;;;üt;;
características
del
régimen
franquista,
como
hemos
indicaio
en
el
primer
capítulo.
Nacido
para
hacer
desaparecer
la
lucha
de .l"r.r,ru
propia
existencia
la confirmaba.
La retórica
de un régimen
d"pro)ur,
¡6vs5
-flonfle
todo
el
mundo
era
conscienr.
d.
l"ráife.en.il.
.r,ir.
46.
Este
modelo
está
bastanre
exrendido,
sobre
todo
en los
nr.vimienros
obreros
muy
cohesionados
de
concentraciones
urbanasy
industriales
medias,
conro
el
caso
de la siemens en
el
Baix Lrobregat,
ra
ciAF
del
cánr.rri,
.
r"
uu
¿"
luJ.il
q"lif:,1.t
tres
eiemplos.
Ver:
Garmendi",
J.M.,
uEl
movimiento
obr..o,
.l
.r.o
de
I
uonlern
gurpuzcoxno,,
Evudios
de
Historia
local,
Bil|¡¿o,
l9g7;
Borella,
J.,
y
Nere,
1., El
Ba.ix
Lllbregat,
l5
años
de
luchas
obreras,Barrelnna,
Blume,
1976.
4/.
un
e,emplo
modélico
de
esto
último
lo
enconrramos
en
la huelsa
del
metal
de Sabadell
de
1
976.
Ver
Fábregas,
D.,
Gi
ménez,
D .,
L,
h;;k';
i;;rir;;',
Sabadell,
metal
otoño
1976,
Madrid,
1977:
Clivtllé,
1.,
Un¿
SO'¿L,
,/,
L;;k;;,
Sabadell,
Linograf
1
97
6.
r32
Ios
uprocluctoresu
obreros
y
los
uproductoresu
empresarios-
y
su
nuturaleza de clase
explicitaba,
aunque
fuera
a
partir
de
la negación,
l:r
cxister.rcia
de
clases
sociales
con intereses
difercnciados.
Es
rnás,
lrr rrli¿rnza de
facto
entre
el empresariado
y
el
estaclo
en el
conflicto
l,rboral
fijaba polític:rmentc
la conciencil
de
clase. La
acturrciór.r
..lc
los aparatos
coercitivos
del
régirnen confería
a la
posición
de
.lase una
posición
política:
el cmpresariado
era visionado
en
estos
nlomentos
como
el
representante del
franquismo,
mientras
qr.re
los
rrabajadores
eran
tratados cortro
subversivos
desafiaclores
de
todo
rul
sistema
oolítico.
Hecho
que
además,
como
hemos
visto
en el
scgundo
."pítulo,
desc"nsaba
en
última
y primera
instancia en
el
¡rropio
carácter de
las
relaciones
tle proclucción
y
el
nlodelo de
organización
del
trabaio del
fbrdismo
español. A
la vez
una
parte
.le
la Iglesia, el único
poder
ideológicamente
autónomo
clentro del
régirner-r franquista,
en su
intento de
recon<1r-ristar
a
las masas después
de una larga historia
de
anticlericalismo
¡-ropular,
hizo emerger
en
su
interic¡r una
orientación que
andando
el
tiempo devino
en una
orientación de
clase.
Única
instancia
que podía
articular
un
discurso
cliferente al oficial,
con
la
creación
de
la
Hermandad de
Obrero
de
Acción Católica
(uonc:) inició
la
apertura
de
un
espacio desde
el
cual
se
configuró
un
discurso
cristi¿rno y
evangélico que
situó
en
su
centro
la
condición
de
la clase
obrera.
En
la
creación
de
este espacio
cultu-
ral, y material, dentro
de
las representaciones
colectivas
de
la
clase
obrera,
tuvo
mucha
importancia
en
casos
como
el
catalán,
la
edición
del
diario
Tú con una
tirada de
45.000
ejemplares
hasta
1951,
y
oosteriormenrclas
Noticias
Obreras,
o el boletín
de
la HOAC. Esta
prim.r"
ola
fue
continuada
por la
introducción
de
códigos
culturales
interpretativos
nuevos,
con
claras
connotaciones
de clase,
a
partir
de
las
actividades
por
laJuventud
Obrera Cristiana
(.¡oC).
Los
curas
obreros
reforzaron
estas nuevils
corrientes, consolidando
un discurso
hr,rmanista de
carácter populista
con Lln
lenguaje
épico centrado
en
la
clase
obrera.at
No
se
puede
obviar
este Proceso,
que organizaba
a
los
obreros
como
clase
y les
hablaba
como clase,
para
entender
la
existencia
de
la
conciencia
de
clase
baio
el franquismo.
48. Riera,
1., Pdries, sindicalistes
7
demagogs.
obrera,Barcelona,
Fd. 62,
1986.
notes sobre
sindicalisme y
ruhura
r
r.l
7/23/2019 La Conflictividad Obera Bajo El Franquismo. Elementos Para Una Interpretación
http://slidepdf.com/reader/full/la-conflictividad-obera-bajo-el-franquismo-elementos-para-una-interpretacion 18/20
.
thmpoco
se
pueden
subestimar
los
elementos
procedentes
de
las
tradiciones
de la
época
republicana
como fácroies
explicativos
de
la
pervivencia
de la
conciencia
de
clase en el
período
fr"nq,,ista.
l.a
perccpción,
susrenrada
en
elementos
empíricos
incontestabres,
sobre
la
aparición
de
una
nueva
clase
obrera
baio
el fran<tuismo
ha
prodrrcido
algu.os
cxcesos
al
explicar
ia
,uptu.a
con el
período
anterior.
Primeramente
hace
f;rlta
entender
que
la
permane'cia
de
ciertas tradiciones
de
cl¿rse
es
extraordina.ia
er,
.l
áro
espaírol,
es-
pecialmente
si
lo
comparamos
co. el
resto
de
dicraduras
nacidas
de
la
Etrropa
de entreguerras.
Pero
no
s.lamente
estos
indicios
son
Ia
p.-reba
de
la
resistencia
cle
una
cultura
obrera
derrorada
y
a
oesar de
todo
viva.
La
conflictividad
que ruvo
varias
punras
duranrelos
años
1945-1947
,
1951,
1956
y
1958,
también
lo
prueba.
No
es del
todo
cierta
esa vieja idea
ilustrada
por'n
imporrante
historiador
de
uqtre
fue
en los
años
sesenta
y
no
anres cuando
el
régimen
de
Franco
tuvo
que hacer
frente
a
niveles
de
conflictividacl
iniportanresu.,,e
Donde
los
errores
presentistas
se han
hecho
notar
m¿i
ha
sido
en
ra carac-
terización
de la
memoria
histórica
para
enrender la
cultura obrera
de este
período. Especialmente
en
el rerreno
de
la
memoria
de
la
cuerra
civil.
Frente
a
interpretaciones que muestran una
sociedad
española
horrorizada
ante
la
Guerra
civil
producto
de
la barbarie
de todas
las
partes
contendienres,','cosa
que
también
afectaba
a la
cultura
obrera
y
a
los
movimienros
de
opásición
al régimen,
las
in-
vestigaciones
de
fuentes
orales
nos
muesrran
una
realiáad
diferente,
en la
cual
las
continuidades
son
tan
importantes
como
las ruoturas
para
entender
la
confbrmación
especí6ca
de ,,rna
nueva
clase
ob..."
duranre
l.s
años sesenta.
La
memoria
de la
guerra
y
las tradiciones
legadas
por el
pasado
fueron
dererminanr.r"d.
forÁ.
acriva
-con
as fuertes
continuidades
entre
las
nuevas
generaciones
de militan-
49.
Fusi,
J.P,
"l-a
reaparición
de
la
conflictivid¿d
en la
España
dc
los
sesen_
ta',
p.
160,
en Fonratra,
J.,
Eqrtña
bajo
el/innquisma,
Barcelon:r,
Crítica,
19g6,
pp.
r
6()-169.
.
50.
Aguilar, P, nl.a
amnesia
y
l:r
memoria:
las
movilizaciones
por la
anrnistía
en
la rransición
a
[¿
democracia,,
p.
335, en
Oruz, R., y
pércz
l.edesma
(eds.),
Cultura
7
mouilización
en Lt E.rpaña
.ontemporáiled,
Madrid,
Alianza
universidaá,
1997;
Lanñ¡,8.,
La
constru.tción
de
los
nouinientos
socialts, Madrid,
Alianza
Edirorial,
1999,
p. 292.
134
tcs
y
las
antiguas-
y
pasiva,
manteniéndose
una
clara conciencia
tle
la
función
clel
régimen
y una
fidelidad
política
a
los
antiguos
partidos
obreros
anteriores
al
franquismo,
sin
lo
que
no
se
llegaría
,, .nter',d.,
los resultados
electorales
en
los
primeros
comicios de
la
tlcmocracia.
Pero
el
elemento
central para
entender
la emergencia
de
una
nueva
conciencia
de
clase
y su
configuración
sigue siendo
Ia
ton{lictividad.
Es
en ella
donde
se
ponen
en
iuego
los elementos
,le la
conciencia
de
clase,
se
configuran
y
se generan
nuevos'
Así,
por
ejemplo,
la conflictividad
bajo
el
franquismo
¡1eneró
la criencia
compartida
a
nivel
de
clase
de qtre
solo
mediante
la
huelga
y
las diversas
formas
de protesta
se
podían
conseguir
'.Irejorai
sr-rstanciales
a
nivel colectivo'
Tal comt>
explican
(larme
Molinero y
Perc
Ys)s:
No obstante
las actuaciones
represivas
de
patronos
y
autoridades,
continuó
extendiér-rdose
entre
los trabajadores
el convencimien-
to de
que
para
obtener
mejoras
laborales
era
indispensable
la
acción
reivindicativa.
Así
otro
informe
de
estas
mismas
fechas
relataba
el
enfado de los rnineros de Cardona de
la
empresa
Unión
Española
de
Explosivos'
que
(mantuvieron
siempre
la
disciplina
laboralu
en
contraste
con
los
mineros
de
Balsareny
qr'r.
ét-t cambio
habían
obtenido
mejores
condiciones
laborales;
,,estaban
creídos
los de
Cardona
que
gracias
a su
lealtad
hacia
la empresa,
esta
les
concedería
superiores
mejoras
salariales'
y
al no
ser
así
na
la
par
de
hallarse
disgustados
con
el Convenio
con
el que
se rigen
[...
I
están
creídos
que
la mejor postr-rra
para
la consecución
de
reivindicaciones
sociales
es
la protesta
e
indisciplina
laboraln.5'
Pero
no solamente
se extenclió
su utilidad
a
amplias
capas
de
trabaiadores,
t¿rmbién
conform<l una
profundización
de
la
conciencia
de
clase:
(a
través
de
la elaboración
de
las plataformas
reivindicativas
[...]
se toma
conciencia
cle
Ia cornunidad
de inte-
reses
de todos
los trabaiadores
de
una
empresa'
de
una
localidad,
135
7/23/2019 La Conflictividad Obera Bajo El Franquismo. Elementos Para Una Interpretación
http://slidepdf.com/reader/full/la-conflictividad-obera-bajo-el-franquismo-elementos-para-una-interpretacion 19/20
de un
sectoru.t2
En
este
proceso además
se
inició
la
creación
de
una
forma de
entender
las
relaciones laborales
alternativa a
la
de
los
empresarios
y el propio
régimen5l
-no
me
arrevería
a hablar
de una
economía
moral-,5J
que
se fue imponiendo en
las
discu-
siones sobre las plataForrnas
reivindicativas
y que en cierra manera
consiguió
un amplio consenso
social
(vincular
el salari<¡
al
aumenro
del
llc
y no solo
a
la
producrividad,
no monerizar
la
saIud, etc.).
E,n este
sentido, no
menos
imporrante
es
el esrudio
del desarrollo
de una
cultura obrera anticapiralista
ligada
al
movimiento
vecinal
que
prcfiguró
unas relaciones
humanas
cooperarivas no ligadas
a
las relaciones
del
mercado
capitalista
(la
lucha
por
los
precios
iustos,
la
auto-organización
en
los servicios
básicos, el
uso
social
del suelo,
etc.) y tampoco completamente
integrables
en
la
futura
construcción
del
Estado de
bienestar.55
La reducción
numérica
de
la
conflictividad
en raxonomías
de comportamientos
es claramente insuficiente
para
verificar
las
hipótesis
propu€stas sobre ella.
Como
nos
avisaba un historiador
versado
en
el
estudio
del
comportamiento
humano,
hablando
de
los desmanes
economicistas:
Su
homo
economicus no
era una sombra
vana solo
porque
lo
suponía
exclusivamente
ocupado en
sus intereses:
la peor
ilusión
consistía en imaginar
que
pudo
formarse
una idea tan
clara
de sus intereses No
hay
nada más
raro
que
un propósito,
decía Napoleón
[...]
Falsearíamos
seriamenre el
problema
de las
52.
tsrivill,
J.,
y dc
le
Hoz,
J.
M., La
culturt politica
dels
treb¿lladors
a
()at¿,
Irtnla.
Esndi de les eletcions
sindicals
(194.1-1987),
Btrcek>na,
Magran:r,
1988,
p.
62. I-a
traducción es mía.
5.J.
Ver: Miguélez
L.obo, F.,
SF¿r /¿ enprasd
modelo
del
régimen,l)opesa,
t)efcctona,
I
y/,/.
54.
Quicn
sí que sc atrevc a utilizarlo,
con toda una seric rle
reserv:rs nretodo-
lógicas, cs
[Jabiano.
Ve r: I]abiano
Mora,
J.,
Enigruntes...,
pp.259
-
260.
55.
LJr-r rnagnífico estudio
clc csta rcaliclad lo clelren¡os
a: Martíncz-,
R., 17
mouitncnt
ueinal ¿
l'irea
metropo/itana
cle llarcelona dumnt
el ardoJi.artquisme
1,
/a
transició: el
cas
de Sahadell
(
1
966-
I
976
),'lesin¿
inüdira,
UI)F-, 1999;
M¿rtirez, R.,
uConstruir
futtLrs.
l.¿ dime nsió
anticapitalista
del
rnovinrcnr
vcln¿1,,
en: Molincro,
(1.,
c YsiLs, P., Cowtruint
la ciutat
democritica...,
pp.265-317.
lJo
causas
en
historia
si
lo
re<lujéranlos'
en
todo
tnclmento
y
lugar'
a
un
Problema
de
Inotivos't6
l-as
motivaciones
existían,
pero
dc
forma
demasiado
comple-
ia,
contradictoria
e
i,ttttcot'"tlda.para
reducirlas
a
un
binomio
intcrpretativo
econolnía-política'
E'l
cstudio
de
esta
confl
ictividad
;'..;i;;
.l;
un..*plit*tibn
"
lo
[argo
del
tiempo
en
su.dialéctica
..rnfl
i.ti
rid"d-organización,
confl
ii"tividad-política'
politización-
:;;il;i'iJ;J,
y
il,i'
allá
<le
esto
(proceso
que
grosso
.Tlo'1o
v",'::1
esrucliado)
hay
una
dimensión
del
conflicto
irrerJuctrble
que
nace
r.i..*.li"f
át.rdio
del
conflicto
como
un
momento
especial
del
temoohistórico
del
movimiento
obrero'
Un
conflicto
-esPecialmen-
::
{;;;';;;;;;-;i.'"'rial
donde
las
huelgas
suPonen
un.
hecho
.**o.¿in"'.io
y
no
tienen
mecanismos
de
institucionalización,
esto
es,
d.e
normalización-matca
un
momento
especial
en
las
trayecto-
,i"t,ri,"l.,
de
sus
particiPantes'
Se
interrumpe
el
tiempo
de
la
rutina
cotidiana
y se
irrumpe
ttt
ttt'
tiempo,nuevo
con
sus
Propias
medidas
temDorales
-el
desarrollo
de
los
dift""ttt
hechos
del
conficto-'
;ffir:';;
hr;;;i;,
las
relaciones
sociales
salen
de
la
legalidad
y
;;;ig;"
p.t
los
principios
de
organizaci.on
propio¡
O:]l
tl:::::l
,.rit"ud.r.
Todos
estos
elementos
cristalizan
a
Partlr
de
las
ltneas oe
tensión
encubiertas
en
el
momento
anterior
al
conflicto'
pero
toman
;;;;i;""
lógica
diferen
ciadayautónoma'
No
es
extraño'
sobre
toclcr
bajo
el
fran{uismo,
ver
cómo
una
huelga
que
e,mnief]
f : :11'::i':"
.",
d.t.r-iÁadas,
cambia
de
naturaleza
en su
decurso
Por
multlptes
f,rctores:
la
represión,
la
comprobación
de
la
realidad
de
las
fuerzas
v
capaciilade,
.ott.,,tt"''"es
en él'
la evolución
de
sus
actores'
etc'
lüil;;;;o.,fli.ro,
aclemás'
los objetivos
desarrollados
dttrantc
i"
n".fg"
-la
libertacl
de
los
detenidos'
la posibilidad
de
reunirse
",.¡i""-."re,
la dimisión
de
alguna
autoridad'
etc'-
Pueden
ser
más
im¡rortantes
p¿rra
evaluar
tfé*itu
o
fracaso
de
una
huelga
que
i^
.otrJ.*.i¿n
d"
lo,
motivos
iniciales'
En
este
contexto
¿q9é
"1:
ouede
cxplicar
l"
,.cogiJt
csradísticrr
realiz'aJ¿
por
las
euroridades? El
:',,;;i;
i;i;;,,fli.,o
i"ticula'
implica
pocler
analizr'
dc
fornra
ex-
traorciinaria
estos
asp:cto'
y
'nl"-t"tt
la
acumulación
de
diFerentes
D7
t37
7/23/2019 La Conflictividad Obera Bajo El Franquismo. Elementos Para Una Interpretación
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rnvestrgacrones
nos
perni
tirá
avanzar
rearmente
en ra
interpretación
.y
categorización
global
de la
conflictividad
duran,.
"l
ft".,q,rlr,'o.
Las
tipologías
¿cruales
pueden
i.r,".pr.r".
po*,
ig.r"t
un
paro
parcial
duranre
elJuicio
de
Burgos
th".lg"'poiir,iJ
q.,.
una
huelga
local
o
regional,qu.
..trperarrdo
po,
,-,-.oii.ro,
..o.ráÁi.o,
(h,r.
lgJ..o
n;-
mica),
en
la
misma
huelga
carnbi"
,,r,
,rbj.fiuos
y
pide
la
climisión
de.las
autoridades
y
la
consecución
cle
litertades.
¿Son
realmente
reducibles
a las
taxánomías.actuales?
¿Estas
ex¡rlican o
deforman
la
realidad
de
la
conflicrividad
bajo
el
n""qt,lr_ul
^.
O.
hecho
estos
paradigmas
y
rr.
-étodos
inrerpretarivos
nos
otrecen
solo
fotografías
de
una
realidad
social
congel",l"
".,
.,r-, ,rro-
1en¡o
dado
y
las
f,otografias
en
hisroria,
la
ciencia
del
ser
humano
cn
er
trempo,
no
son
*::::lj:]i."1",
hecha
de
forog."_".
continuados
en
los
cuales
tan
importantes
son
ras
pnmeras
secuen,
cias
como
las
últimas
n.."
.n,.rü.,
t"
.o_pt.;idad
de los
hechos.
La
realidad
social
no
.
tienenrerieve,;.;i;;
j,dX
jTT*,*J:.JH::i'.T."*i:ij,.T[:
dos
dimensiones
de
ra
fotografía.
;;;;','""-itu,'
en
la
tercera,
ra
f¡_.,119td"d,
y cr-rando
hablimos
¿. t,ir,or;i,
incluso
en
la
cuarta,
el
tlemDo.
r38
t39
IV.
E,L
FACTOR
INESPERADO"
MOVIMIENTO
OBRERO
Y
CAMBIO
I'OLÍTICO
uQue
el
número
cle
nuestros
mieml¡ros
sea
ilimi-
tado,,
[...]
lloy
en clía,
podríamos
omitir
un
lema
como este
conside¡ándolo
una
peroglullada;
y
sin
embargo
es
uno de
los ejes
sobre los
que gira
ia
historia.
Significa
el fin de
cualquier noción de
exclusividad,
el fin de
la política
como el
coto de
alguna
élite
hereditaria o grupo
de
propieclad.
[...]'
Abrir
las puertas
de par
en
par
a
la
propaganda
y
la agitación
de esa
forma
uilimitada,
suponía
una
nueva
noción
de democracia,
que
desechaba
an-
tiguas
inhibicioncs
y
con6aba
en
los
mecanismos
de
movilización
y
organización
que
existían
entre
la
población.
E.P.
THoMPS0N
La
fbrmación
de
la ckse
obrera en
[nglaterra
Cuando
corría
el aí'o
1964 el
franquismo
se encontraba
proba-
blemente
en el punto
más dulce
de su trayectoria
como régimen
político.
Habían pasado
ya
veinticinco
años desde
Ia
victoria, años
que
no
habían sido
siempre
felices.
La supervivencia
del
régimen
tras
la
derrota
de
las potencias
del
eje en
Lln entorno
in¡ernacional
inicialmente
hostil, se
había
gestado
sobre
esa sencilla
consigna
de
(larrero
Blanco,
la
ueminencia
gris
dei
régimenr, que
pretendía:
uorden,
unidad
y
aguantar(.
Sobre
eso y sobre
la victoria.
La
victoria
no entendicla
solo
como la
suerte
final
de
un bando en
una guerra'
en
este caso
además,
civil,
sino cromo
una cultura de
poder
y
ordenación
social.
La
victoria,
y
la
violencia desatada
Para
su implantación'
era
en
este
sentido,
el principio
y
el
fin
del
consenso
franquista.
Aquella que
explicaba
el
origen del
régimen, pero
también
aquella
que
separaba