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La construcción del sujeto político joven - albedrio.org · De acuerdo a la tradición...

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La construcción del sujeto político joven Marcelo Colussi Walter Paniagua Guatemala, 2014
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La construccióndel

sujeto político joven

Marcelo Colussi Walter Paniagua

Guatemala, 2014

INDICE

Capítulo I 1

La construcción del sujeto y de la realidad

1.1 Del sujeto biológico al sujeto social 11.2 La realidad como construcción histórico-social 31.3 Lo político como marco general de todo lo humano 4

Capítulo II 7

La política y el poder

2.1 Política como relación 72.2 El poder: matriz de las relaciones humanas 92.3 La crítica de los poderes: una forma de hacer política 10

Capítulo III 15

El sujeto político joven

3.1 ¿Qué significa ser joven? La identidad como construcción 163.2 Juventud y participación política 19

Capítulo IV 22

El sujeto político joven inserto en su comunidad

4.1 La juventud como fermento de cambio 224.2 La comunidad: asunto de todos y todas 244.3 La transformación de la realidad social 26

Bibliografía 29

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Capítulo I

La construcción del sujeto y de la realidad

1.1 Del sujeto biológico al sujeto social

El Ser Humano en su conjunto, cada sujeto que hace parte de la especie, cada individuo essiempre una construcción social. ¿Qué significa eso? Que no hay un sujeto dado de ante-mano, fuera de la historia, fuera de lo social.

No existe un individuo separado de los tejidos sociales, que pueda sobrevivir solamente entérminos biológicos. Si eventualmente una cría humana no fuera atendida por sus progeni-tores humanos, se amamantara y luego conviviera con animales salvajes (como de hecho hasucedido en algún caso: monos o perros que sustituyeron a una familia humana por distin-tos azares del destino), ese ser quizá podría sobrevivir en términos biológicos… ¡pero nosería un humano!

Humanizarse, “hacerse” un humano, no es sólo cuestión anatómica o fisiológica. Es algocultural, que depende de los otros, del todo social. El “instinto” animal no alcanza paradar cuenta de cómo somos. La dimensión humana se alcanza sólo en un mundo de relacio-nes humanas: la biología no es suficiente para humanizarnos.

Veamos esto con algunos ejemplos. Si pretendidos instintos rigieran nuestra vida, el instin-to de sobrevivencia por ejemplo, ¿cómo entender la interminable cantidad de situacionesviolentas que, día a día, atentan contra la vida? ¿Cómo entender las guerras? ¿Y los asesi-natos? O incluso conductas de violencia que ejercemos nosotros mismos: todos sabemosque fumar puede producir cáncer… ¡pero seguimos fumando! O que al tener una relaciónsexual con desconocidos/as hay que protegerse debidamente… ¡pero por día 3,000 personasen el mundo contraen el VIH, en la gran mayoría de los casos por contactos sexuales sinprotección! ¿Dónde queda el “instinto de sobrevivencia” entonces?

De igual modo podría darse una serie de ejemplos en diversos campos. “Instintivamente”,biológicamente digamos, todos los individuos de la especia humana deberían alimentarse.Ningún animal, salvo por razones de estricto orden natural (una sequía por ejemplo), dejade encontrar su alimento natural. Pero no sucede lo mismo con los seres humanos. Hoy díase produce cerca de un 50% más de los alimentos necesarios para que toda la Humanidadpueda nutrirse adecuadamente… ¡y el hambre es la principal causa de muerte! No hay ra-zones biológicas que puedan explicar eso; se trata de otra cosa: luchas de poderes, razoneseminentemente político-sociales. ¿Qué causa biológica podría decidir que alguien se sien-ta, y actúe en consecuencia, como miembro de la realeza? ¿Acaso alguien realmente valemás que otro? ¿Puede aceptarse como una verdad irrefutable que alguien sea “de sangreazul”? Junto a eso: ¿qué “instinto” decide que muchos no lleguen a cumplir con su dietamínima? Lo social, que es la verdadera naturaleza humana, no se explica por la biolo-gía.

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Con todos estos ejemplos vamos viendo cómo lo humano no se agota en su nivel puramentefísico-químico. El orden de lo sexual puede permitir verlo más en profundidad aún. Segúnla idea dominante, el sexo respondería a un presunto orden instintivo donde lo “normal”estaría dado por el acoplamiento de macho y hembra de la especie en búsqueda de dejardescendencia. Esto es posible… a veces. Pero en innumerables ocasiones (muchísimas másde las supuestamente normales) ese apareamiento no sucede. Algo cultural, social, no bio-lógico, viene a “desbaratar” ese circuito. Y tenemos ahí la interminable lista de problemasligados a lo erótico que ponen en entredicho la pretendida “normalidad”. Un macho de laespecie puede buscar otro macho, y una hembra otra hembra, por ejemplo.

Pero también se puede buscar un animal (zoofilia), un cadáver (necrofilia), una prenda ín-tima (fetichismo) y un largo etcétera que da para mucho (¿no hay también pedofilia, rela-ciones de las más variadas y para todos los gustos?). En adición a ello, no es cierto que cadavez que se unen sexualmente dos seres está en juego la reproducción. ¿No son también se-xuales artefactos culturales que ningún otro animal usa?, por ejemplo: una muñeca inflable,un vibromasajeador. ¿Y qué decir de conductas tan inexplicables desde lo instintivo comoel voto de castidad, o la monogamia oficial siempre traicionada “bajo de agua”? ¿Qué es lahomosexualidad: un privilegio (como lo era para los aristócratas varones en la Grecia clási-ca o lo es en ciertas tribus norteamericanas), un pecado, una enfermedad psíquica, una op-ción más entre tantas? ¿Cómo entender, si nos quedáramos con la idea de una fuerza instin-tiva, tanto tabú en torno al tema sexual? Si fuera tan natural ello no debería suceder…, ycuriosamente es el ámbito humano más prejuiciado, más marcado por la cultura.

En conclusión: lo que los seres humanos hacemos, pensamos, decimos cotidianamente esproducto de una compleja serie de determinaciones sociales. No hay un sujeto en el aire,libre de cargas históricas, culturales y políticas que lo moldeen. El mito de Tarzán no puedepasar de ser eso: un mito. Alguien criado “solo” en el medio de la selva, aunque biológica-mente pueda sobrevivir, no es un ser humano en sentido estricto. Para ser un ser humanohay que ingresar en un orden cultural, social, hay que tener una identidad, una ideología.Más allá que alguien lo quiera o no, nadie puede prescindir de todas estas cargas. Más aún:en sentido estricto no son “cargas”, con todo lo peyorativo que pueda tener el término, sinolos infaltables mecanismos que nos van constituyendo como seres sociales.

Pensemos en el nombre propio. No hay nada menos propio que eso. Nos acompaña todanuestra vida, y aún después de ella, porque con esa etiqueta se nos entierra: “aquí yace fu-lano de tal”. Somos eso, somos el nombre propio, pero es lo que menos elegimos: antes denuestro nacimiento, quizá antes de nuestra concepción incluso, ya está decidida la que seránuestra marca para toda la vida, y también para la eternidad. Así, de esa manera, funcionanlas determinaciones sociales, culturales: nadie las puede elegir, pero ahí están marcándonostoda nuestra existencia.

Nadie elige la posición social donde nace, su identidad cultural, su situación económica.Incluso la identidad sexual (“ser como papá o como mamá”) no es algo dado de antemano.Todos estos aspectos se hacen, se van construyendo en la historia, son un producto al que sellega.

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En ese sentido no existe un sujeto neutro, bueno o malo, fuera de las determinaciones que ledan forma. Todo lo humano es una construcción, nunca exenta de contradicciones, y dondeel conflicto no es un cuerpo extraño sino que está siempre presente en esa dinámica.

Lo dicho nos permite ver entonces que la idea misma de “normalidad” es también unaconstrucción, por tanto cambiante, histórica. Lo normal en un contexto puede ser disfun-cional en otro. La normalidad, de este modo, es una compleja suma de códigos fijados his-tóricamente.

1.2 La realidad como construcción histórico-social

Una botella de un litro de capacidad que contiene medio litro, ¿está medio vacía o mediollena?

De acuerdo a la tradición aristotélico-tomista con la que está construido nuestro sentidocomún, la realidad es una, dada desde siempre, puesta ahí, delante de nosotros, en formaindubitable a la espera que el ser humano se contacte con ella. Según esta cosmovisión (quees el punto de vista dominante, que es la forma de pensar “oficial” de nuestro mundo occi-dental) la realidad, en definitiva, existe independientemente del sujeto que se relaciona conella.

En ese marco, la verdad es la “adecuación del sujeto que conoce con la cosa conocida”. Lacosa, la realidad, está siempre ahí a la espera que el sujeto se dirija a ella para aprehenderla,para conocerla a través de sus sentidos y la razón. Esa fue la idea dominante por dos mile-nios en nuestra tradición occidental, y es la concepción que sigue prevaleciendo en el actualsentido común. El peso está puesto en la realidad objetiva.

En el Renacimiento europeo, con el cambio de paradigmas que comienza a tener lugar enese momento histórico de la humanidad, la noción de la realidad va variando. Con el mun-do moderno que se empieza a construir a partir del nuevo ideal de ciencia, la realidad va apasar ser “construcción”, es decir: producto de la forma en que el sujeto se relaciona con lacosa.La realidad deja de ser una, única, inobjetable. Llegados al presente, con el desarrollo de unpensamiento que se va descentrando cada vez más de la realidad objetiva como garantíamisma de su existencia dada por un ser supremo creador, con un pensamiento mucho máscentrado en el sujeto, interesa fundamentalmente el proceso de “construcción” de esa reali-dad. En ese sentido, la realidad pasa a ser entendida como construcción histórica, por tan-to cambiante, variada, siempre relativa. El peso se va poniendo más en el sujeto y en lasrelaciones que establece con la cosa.

Retomando el ejemplo de más arriba, entonces: así como una botella está medio vacía omedio llena según el punto de vista que se adopte, así comienza a entenderse esta nuevavisión de la realidad. La verdad deja de ser un absoluto. Podría preguntarse, no sin ciertadosis de incertidumbre, o de ansiedad incluso: ¿pero está medio vacía o medio llena? Puesambas cosas.

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La realidad no es algo que está allí, independiente del sujeto: la realidad es una construc-ción social e histórica. Algo puede ser varias cosas al mismo tiempo, según desde el pro-yecto humano que se lo considera: botella “medio vacía” o “medio llena”, según el ejemploque acabamos de utilizar. Las verdades, entonces, no son eternas: son construccioneshistóricas, sociales.

La realidad humana es un complejo entrecruzamiento de causas y niveles de explicación:biológico, psicológico, social y espiritual. Las aristas de acercamiento al sujeto pueden serdiferentes. Para captar la realidad es necesario un pensamiento complejo, no mono-causal.La realidad depende de quién habla y valora, en función de qué proyecto de vida la aborda.En ese sentido las verdades nunca son absolutas.

Pero que no haya verdades absolutas no debe llevar a un relativismo donde todo vale.Hay ética, que es lo que nos marca una escala de valores para movernos en el mundo. Elrelativismo no tiene por qué desembocar en un precipicio ético ni conducir a la inhibiciónpolítica. Al contrario, exige un compromiso más combativo que cuando se adopta una op-ción normativa y adaptativa. No nos desarma ante las opciones haciéndonos inútiles para eldebate. Por el contrario, nos hace responsables de nuestras elecciones y estimula el debate.Todos los ataques que se han hecho contra el relativismo no le perdonan el haber asestadoun golpe mortal al principio mismo de autoridad.

No existe una “normalidad” en el vacío. La idea de normalidad es una construcción históri-ca, coyuntural, ideológica. No hay fenómenos puros. Las cosas son lo que son en depen-dencia de un marco general que las sitúa. Eso es la ideología. Las verdades de un momentohistórico determinado son construcciones hechas desde el ejercicio de un poder.

En el campo de lo social ello es más evidente aún que en el ámbito de la naturaleza: lasverdades humanas, las construcciones sociales, se hacen desde un discurso hegemónico.Dicho de otro modo: la historia la escriben los que ganan. Lo que una sociedad tiene porverdades, son construcciones hechas desde los poderes dominantes.

1.3 Lo político como marco general de todo lo humano

La política no es algo que pertenece sólo a los políticos profesionales; esa es una visiónmuy parcial, sesgada y, fundamentalmente: peligrosa. La ideología dominante ha introduci-do esa concepción, pero lo político, por el contrario, está incorporado en todo lo humano,es algo que se presenta en la cotidianeidad. De ningún modo es patrimonio de especialistas.

Si la naturaleza humana consiste en ser un ser social, determinado siempre desde una histo-ria y un posicionamiento concreto, se puede decir que el sujeto es inexorablemente un suje-to de la polis, en el sentido de la ciudad-Estado griega clásica. Es decir: un miembro de laorganización social que lo fija, lo constituye, lo marca. Nadie puede escapar a esas deter-minaciones. Se nace y ya se pasa a ser uno más de esa polis, de ese conjunto que decide enmuy buena medida nuestros destinos. En sentido amplio, entonces, todos somos “políticos”.

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No hay ser humano que no sea sujeto político, que no sea parte de la polis como orden quelo antecede. Estamos insertos en un mundo político, por eso no debemos tenerle miedo a lapolítica. La política, en ese sentido, es aquello que nos constituye, que está metido en nues-tra vida cotidiana y nos mueve, aunque creamos que no estemos vinculados a ello. La polí-tica es mucho más que la mezquina idea de un cargo público o el cumplimiento del requisi-to ciudadano de votar cada cierto tiempo. Como el discurso que habitualmente la mayoríarepite es el dominante, el hegemónico, el que imponen los factores de poder (“el esclavopiensa con la cabeza del amo”, se ha dicho acertadamente), entonces se repiten estereoti-pos sobre la política. De ahí que tenemos una larga lista de dichos que nos condicionannuestra noción de lo político: “la política es sucia”, “es de mafiosos”, “cosa de aprove-chados”.

Junto a ello, como otros prejuicios igualmente cuestionables, se encuentran aquellos queligan “política” con lo que fuera la situación del país algunos años atrás, durante los mo-mentos más duros del conflicto armado interno, viéndola como peligrosa: “si le pasó algo afulano, es porque andaba metido en política”, “lo desaparecieron por andar metido enbabosadas” (entiéndase: militancia política). En definitiva, de un modo u otro, para estavisión superficial de las cosas, lo político es algo con lo que mejor guardar distancia, ya seapor “sucio” o por “peligroso”.

¡Pero esa es una visión sesgada, incompleta, muy tendenciosa! Mofándose de esa concep-ción, el francés Paul Valery pudo decir sarcástico: “la política es el arte de evitar que lagente se involucre en lo que realmente le concierne”. Esto permite ver lo que realmentesucede en el mundo real: la política ha pasado a ser un campo específico de técnicos autó-nomos que toman en sus manos la presunta representación de las grandes mayorías, cui-dándose muy bien que la gente de a pie, los sujetos concretos de carne y hueso no pasen deuna participación muy superficial. Política, entonces, según esa concepción sería lo quehace un grupo de técnicos en nombre de la gran mayoría.

Así entendida, sin dudas que la política es algo “mafioso” o, al menos, cuestionable. Perosin ningún lugar a dudas todos los miembros de la comunidad, sin ninguna distinción, estántocados por similares problemas comunes. En tal caso, comunes deben ser también las so-luciones. Lo político, entonces, es tomar parte activa en la discusión de esas cosas co-munes. Eso no es ni “sucio” ni “peligroso”. ¡Es imprescindible! El aumento de los precios,la falta de agua potable, el proyecto de país que queremos o la reparación de un caminovecinal son cuestiones que afectan al colectivo. ¿Cómo pensar que el colectivo no deberíainvolucrarse en todo ello?

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Preguntas para trabajar en grupo

1. ¿Por qué no puede haber un sujeto humano si no es en el marco de una sociedad?

2. ¿Qué significa la idea que lo instintivo no alcanza para entender el fenómeno humano?

3. ¿Qué significa que la realidad es una construcción?

4. ¿Hay verdades eternas?

5. ¿Por qué se identifica “política” con lo que hacen los políticos profesionales?

6. ¿Habrá otra forma de “hacer política”?

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Capítulo II

La política y el poder

2.1 Política como relación

El ser humano vive siempre en relación. No puede existir de otra manera. El hecho de to-mar distancia del grupo y convertirse, por ejemplo, en un ermitaño que se retira a vivir ensoledad, presupone un sujeto ubicado en su mundo que toma la decisión de alejarse, peroque ante todo está inserto. No se puede vivir fuera de la relación con otros. Somos lo quesomos porque siempre hay presupuesto un otro, un conjunto social que nos antecede. So-mos seres en relación perpetua.

Ahora bien: las relaciones que se establecen entre los seres humanos no necesariamente sonsiempre amistosas y de cooperación. Ello es posible, pero bien observadas las cosas, sedescubre que la conflictividad y las tensiones no dejan de estar presentes también. Existensiempre diferencias y asimetrías que pueden llevar al choque: diferencias socio-económicas(causa de continuos enfrentamientos, de guerras, de revoluciones), diferencias de género(que son más que las diferencias anatómicas), étnicas, de edad. En otros términos, el paisajehumano nos deja ver que la paz y la armonía pueden estar presentes, a veces, pero el con-flicto no deja de tener su cuota igualmente, por cierto muy significativa. Las relacionesinter-humanas conllevan el conflicto.

Apelar al amor entre los seres humanos como condición para construir un mundo feliz yarmónico es una buena intención; de todos modos, la experiencia real muestra que eso noalcanza. Por último, nadie está obligado a amar al otro. En todo caso, estamos obligadosa respetarlo, pero de ahí a amarlo media un gran paso. Allí surge entonces el ordenamientojurídico: hay normas que fijan la vida en sociedad, que establecen lo que se puede y lo queno se puede. Ame o no al otro, lo tengo que respetar como persona.

En mayor o menor medida, las distintas relaciones entre sujetos tienen que ver con el po-der, con la forma en que uno se vincula con el otro, sean relaciones entre clases sociales,géneros, etnias, grupos varios. Nos amamos enteramente…. a veces, pero también nos rela-cionamos a partir del ejercicio de poderes. Se ha dicho que entre países no hay amigos, sinointereses. En las relaciones a nivel individual la situación no es muy distinta: nos podemosamar…, a veces, pero también nos relacionamos, no sin tensión, como clase social, comogénero, como grupo etáreo. Es decir: desde el ejercicio de un poder. Esas relaciones no sonnecesariamente amorosas: la violencia no es ajena a ellas. “La violencia es la partera de lahistoria” pudo decirse para graficar esta dinámica.

Ordenar el colectivo social, darle forma y permitir que funcione, presupone que el poderestá en la base de las relaciones que se establecen. ¿Están en un pie de igualdad y se rela-cionan horizontalmente, con amor, ricos y pobres, varones y mujeres, conquistadores yconquistados, viejos y jóvenes, o existen diferencias de jerarquías? Incluso las relaciones degénero, que por supuesto presuponen el amor, no están faltas de problemas. ¿Por qué se

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separan las parejas si no? ¿Y dónde dejar el machismo entonces? En términos jurídicospuede decirse que somos todos iguales, pero la dinámica de la vida real muestra que se danasimetrías, muchas y variadas. Establecer los modos de manejar esas diferencias es la polí-tica.

Lo político, en tanto la esfera donde se juegan las relaciones de poder entre grupos huma-nos, no es una realidad dada de antemano, asegurada por derecho divino, única e indubita-ble. No responde tampoco a ningún instinto. Esa realidad política es producto de una histo-ria, y por tanto, es cambiante, dinámica, en perpetuo movimiento. Quien está en el mediode todo eso es el sujeto político que, como ya habíamos dicho, es una construcción históri-ca. El sujeto político, con todas sus aristas e ideas, se va construyendo según determinacio-nes socio-históricas, culturales, ideológicas. No existe la neutralidad. Siempre, aunque nolo sepamos racionalmente, estamos tomando partido, estamos ubicados con los pies sobre latierra, estamos sobredeterminados. Los conocimientos tampoco son neutros, siempre estánsituados.

El pensamiento político es el reflejo de las luchas de poder que estructuran toda sociedad yle dan su dinámica. Este pensar, en general, ha sido patrimonio de un pequeño grupo depensadores -en general plegados a los poderes dominantes- que piensan, organizan y danforma a lo que luego las grandes mayorías repiten y actúan. Hoy por hoy, la idea que tene-mos de “política” es una cierta visión de la ciudadanía ligada a la práctica electoral, y nomás. De ahí la visión sarcástica de Valery que citábamos más arriba. Pero el ámbito de lopolítico excede con creces los circuitos de los poderes de Estado, de los funcionarios públi-cos.

Hoy día ya pasó a ser común identificar la política con lo que hacen los políticos profesio-nales que pertenecen a partidos. Con esto, muestro sentido común no se refiere al cuadromedio de la administración pública, a los funcionarios que sí, efectivamente, mueven losmecanismos de la organización estatal (ese es el nivel técnico) sino a la dirigencia de eseEstado: léase “puestos políticos de los gobiernos” (miembros de los poderes legislativos,ministros y presidentes, autoridades municipales en muchos casos, etc., etc., en general,cargos electivos).

El político profesional no es el ciudadano común que padece los efectos de los asuntos de lares publica sino la persona -generalmente varón- que se dedica de tiempo completo a mo-verse en el aparato de Estado, a administrar toda esa maquinaria conociendo los vericuetosíntimos del poder político palaciego. Es idea repetida hasta el hartazgo que los males de lasociedad, las injusticias y penurias que sufren las grandes mayorías, se deben a los políticosprofesionales (léase: funcionarios de Estado), dada su corrupción. Ahí es donde puedeapreciarse con toda claridad entonces la función social de la política profesional: pasa a serel flipón de las sociedades. Si se quiere expresarlo de otro modo: esos políticos de oficioson el “chivo expiatorio” de los poderes fácticos, de los verdaderos poderes, los que lespagan sus campañas.

Lo cuestionable es que a partir de esa práctica específica de lo político, de esa forma pecu-liar que han ido tomando los partidos políticos en las democracias representativas, la idea

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de política quedó desacreditada, desprestigiada. Pero la política no es sólo eso: puede sertambién -esto es lo que hay que rescatar- la participación efectiva de la población en losasuntos que le conciernen. Política no es solo ir a votar cada cierto tiempo. Es partici-par día en los asuntos públicos, en los problemas comunes.

2.2 El poder: matriz de las relaciones humanas

Las relaciones humanas, más allá de todo el interminable mosaico con que se presentan,presuponen relaciones de poder. Esto significa que los vínculos que se establecen interper-sonalmente entre los individuos, entre los pequeños grupos o entre los grandes colectivos,no son siempre y necesariamente relaciones amistosas, y mucho menos amorosas. Amar alotro es una posibilidad humana, una entre tantas. Pero no es lo más habitual. Las distintasrelaciones establecidas pueden tener aristas amorosas en algunas ocasiones; pero en mu-chos otros casos lo que nos une son intereses pragmáticos. O relaciones de poder.

Decir “relaciones de poder” significa que entre las dos partes entre las cuales se establece elvínculo, cualquiera sea, no hay simetría. Es decir: no están en un mismo pie de igualdad.Alguien dispone de una mayor cuota de poder que el otro.

Las relaciones entre géneros, entre padres e hijos, entre profesores y alumnos, entre jefe ysubordinado, entre naciones soberanas, entre terapeuta y paciente, etc., sin con ello quererdecir que son forzosamente agresivas o que estén marcadas por la violencia física, implicanposiciones distintas: jerarquías y subordinaciones. Eso no debe llevar a abrir inmediatamen-te juicios de valor: no se trata de “buenos” y “malos”. La realidad es mucho más compleja.Lo que no puede evitarse considerar en un verdadero análisis crítico es que las relacioneshumanas son puro amor y el poder no cuenta. Al contrario: debe partirse del poder comomatriz de lo social.

Para despejar equívocos, digamos rápidamente que el poder no es algo “malo” en sí mismo.Considerarlo así sería una visión muy simplificadora. El poder es, en todo caso, una de lasposibilidades con que nos encontramos en las relaciones humanas. Sucede que, tal como loconocemos, el ejercicio del poder es siempre algo vertical, autoritario, que favorece sólo auno de los dos implicados en la relación. Pero ello, por supuesto, puede ser sometido a crí-tica.

Existe una tendencia a identificar “poder” con Estado, lo que es equivalente a “poder polí-tico”, o también a “gobierno”. Sin dudas que el Estado es la representación máxima delpoder que se da en la sociedad. Pero no es el único. Las relaciones de poder están en lo mi-cro. El Estado, en definitiva, es la expresión de todas esas relaciones pequeñas, del día adía.

La idea que nos guía con esta iniciativa del Diplomado es la de apuntar a relaciones no ba-sadas en un poder vertical (autoritario, unidireccional) sino horizontales (nuevas formas derelación entre los seres humanos). El horizonte fundamental debe ser el de una ética crítica,una crítica constante de todo, y también por supuesto autocrítica. Cada propuesta debe serprovisional, abierta a la deconstrucción y evaluación político-moral. Por eso debe estudiar-

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se cada forma de poder que nos constituye, para formular su crítica y establecer las alterna-tivas del caso. Hacer política, en definitiva, no es sólo trabajar en la estructura del Estadoaspirando a cargos públicos de dirección y afiliándose a partidos políticos. La prácticapolítica está en las relaciones de la vida cotidiana.

2.3 La crítica de los poderes: una forma de hacer política

Cuando pensamos y nos movemos en la vida cotidiana con las ideas que por tan familiaresya ni siquiera cuestionamos (racismo, machismo, clasismo, sexismo, democracia, adulto-centrismo, violencia como sinónimo de delincuencia), estamos en el campo de ideas cons-truidas ideológicamente desde los poderes dominantes. Ahora bien: como jóvenes se tratade abrir una crítica radical de todo eso: por ejemplo, ¿qué significa ser machista?, ¿cómollegamos a eso?, ¿qué hacer al respecto? Y así con cada una de esas determinaciones: ¿quées ser joven? ¿Hay una sola juventud? ¿Por qué existen tan variadas juventudes y una pre-tendida idea única que trata de abarcarlas a todas? O, por ejemplo: ¿por qué identificamosviolencia con ojo morado o con marero? ¿No hay otras formas de violencia, el hambre detanta gente por ejemplo? (en Guatemala mueren diariamente más personas por hambre quepor hechos de violencia armada, aunque la prensa no lo publicite). ¿Por qué identificamosciudadanía sólo con la obtención de un documento a los 18 años de edad o con el hecho devotar? ¿Qué es la participación ciudadana? ¿Qué significado tiene lo que repetimos acríti-camente? ¿Por qué nos conformamos con partidos de fútbol y telenovelas? Preguntas que,según ya vamos viendo, nos abren una nueva dimensión de lo político.

Plantearse críticamente todos estos circuitos de los poderes en que nos movemos en lavida cotidiana es una forma -quizá la mejor- de ampliar la idea de “política” para lle-varla más allá de la restringida noción actual. ¿Qué significa, por ejemplo, democracia? ¿Ylibertad? ¿Cómo es posible que en nombre de estas dos últimas palabras, aparentemente tansublimes, se invadan países y se maten seres humanos? ¿Podemos quedarnos satisfechoscon la noción de “independencia” que nos han enseñado desde siempre y repetir que elnuestro es un país “independiente”? Como vemos, hay un gran trabajo de revisión por de-lante.

La ideología se reproduce constantemente. Somos lo que somos porque repetimos undiscurso ideológico que nos antecede sin abrir críticas. La familia, el Estado a través de susdistintos mecanismos, las iglesias, son instrumentos ideológicos que van construyendo alsujeto. Hoy, en el mundo contemporáneo, juegan un papel clave en esa construcción, quizádeterminante y primordial, los medios masivos de comunicación. En buena medida, en laactualidad la política pasó a ser un discurso mediático. O, si se quiere decir de otro modo:un espectáculo audiovisual, un show.

El presente material intenta abrir ese pensamiento crítico con ustedes, los jóvenes, visuali-zándolos como una semilla de un futuro distinto, alternativo. Una idea fundamental en esoes que se abra la perspectiva en relación a que todas esas determinaciones y todos los pode-res arriba mencionados son construcciones políticas. Discutir sobre eso, ejercer la críti-ca, buscarle nuevos caminos: ¡eso es hacer política! Por lo tanto: desconectar la idea de

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política como sinónimo exclusivamente de partido político y de la imagen del político pro-fesional para devolverla al seno de la comunidad.

Si bien todo ello es difícil, largo, tortuoso y nunca falto de obstáculos, la idea que nos man-tiene con esperanzas es que las cosas dadas pueden cambiar. La historia de la Humanidaden definitiva es una larga historia de cambios. Planteémonos entonces algunas cuestionessobre nuestra forma de ser cotidiana, que pueden ser una base a partir de la que proponercambios, transformaciones políticas, nuevas formas de establecer las relaciones entre losseres humanos.

En concreto, veamos cuatro determinaciones: clasismo, racismo, machismo y adultocen-trismo (entre otras tantas que se podrían encarar). Todas ellas son unidireccionales, nuncade doble vía. Es decir: estamos ante el ejercicio de un poder, de un hecho discriminatoriodonde uno de los polos es el sujeto activo, el que produce la exclusión -aprovechándose deella-, y el otro es el objeto de la misma, el que la sufre.

a) Clasismo

Según la definición del Diccionario de la Real Academia Española, es la “actitud de quie-nes defienden la discriminación por motivos de pertenencia a otra clase social” . O sea, esel reconocimiento de las diferencias económico-sociales que están en la base de toda laestructura de la sociedad, basadas en el papel que se ocupa en el proceso de producción, ysu entronización. Si hay ricos y pobres, ello no se debe a una pura cuestión azarosa, a quealgunos son más “pilas” y supieron hacer fortuna (los “ganadores”), mientras otros son más“dejados” y no supieron/pudieron imponerse en la batalla de la vida (¿“perdedores”?,¿“loosers”?). La actitud clasista asume esa diferencia como de orden natural, a-histórica,una simple cuestión del destino. Por tanto, quien está en la posición “ganadora” se sientecon el derecho a discriminar al subordinado. Pero ello presupone una situación de explota-ción de uno sobre otro, más allá de la presunta justificación ideológica que se le quiera daral circuito establecido (recordemos aquello de “la historia la escriben los que ganan”, locual quiere decir que hay otra historia, la que no se cuenta). La pregunta crítica al respectodebe apuntar al por qué de todo eso, qué lo determina: ¿es acaso un destino natural?

b) Racismo

El mundo es un mosaico diverso de formas culturales. Visto en un sentido, esa es una ri-queza: podemos hacer cosas similares (comer, guarecernos de la naturaleza, adorar dioses,iniciarnos en la vida sexual o relacionarnos con nuestros muertos, por poner algunos ejem-plos) de modos muy distintos. Lo interesante es que ¡ninguno es el modo mejor! Simple-mente son modos diversos. Pero la realidad nos enseña que hay algunos de esos modos quese autoconsideran “mejores”, pretendidamente más civilizados, y así se establecen contraaquellos a los que tienen como “primitivos”, “salvajes”. El supuesto argumento que lospone en pie es el discutible valor de un concepto tan ambiguo como peligroso: el de unapretendida “raza” superior, una “supremacía racial”.

El reciente desciframiento del genoma humano, en el año 2000, nos enseña que todos losseres humanos somos exactamente iguales; las diferencias que se establecen son siempre

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construcciones sociales, culturales. No hay ningún soporte físico, más allá de diferencias deorden completamente secundario (color de la piel, morfología externa) que autorice a ha-blar de superioridades raciales. Es más: la idea misma de “raza” es, hoy por hoy, un ana-cronismo, un error pseudocientífico ya superado. Pero ello no obstante, el racismo comoideología de la superioridad de unos sobre otros sigue vigente. De hecho es absurda, perocontinúa teniendo una vigencia patética. Debe hacerse notar que siempre el racismo va dela mano de una situación de explotación: coincide supremacía de clase con la justificaciónracial. Tenemos allí un enorme desafío abierto para trabajar.

c) Machismo

Las conductas que tiene autorizada socialmente un varón “se ven bien” según los patronesdominantes (machistas), pero se castigan en una mujer. Un varón, por ejemplo, puede teneruna vida sexual mucho más licenciosa que una mujer, y ello se aplaude. En la mujer, sefustiga. Un varón trabaja fuera de la casa generando ingreso económico para la familia; lamujer también aporta al mantenimiento familiar con su incansable trabajo de ama de casa,pero ello queda invisibilizado. Refiriéndonos a esa tarea, lo más común es decir: “no traba-ja, es ama de casa”. ¿Es cierto que “no trabaja”? No hay ninguna justificación para ellomás que una lisa y llana asimetría en el acceso a las cuotas de poder de los géneros. De to-dos modos, así funcionamos socialmente. El machismo, como matriz cultural, está presenteen todas y todos. No se trata de “varones malos” versus “mujeres víctimas”. No hay dudas,por supuesto, que las mujeres llevan la peor parte en todo esto: la violencia de género, porejemplo, es abrumadoramente masculina. Pero hay que entender el fenómeno como unaconstrucción social que toca a todas y todos. Se trata de cambiar una actitud social genera-lizada de la que toda la población es partícipe.

Nada hay, ni en términos biológicos ni divinos, que justifique estas desigualdades. Lo ciertoes que se trata de prácticas culturales tan hondamente arraigadas que se torna difícil empe-zar a cuestionarlas. ¡Pero es imprescindible comenzar a hacerlo! Nuestro modelo de socie-dad autoritario, violento, que soluciona todos los conflictos a punta de pistola, es un patrónabsolutamente machista, masculino. La idea misma de poder es algo masculino, viril, quese lleva el mundo por delante. Es hora de ir pensando alternativas a esto. Los jóvenes, comopromesa de un futuro distinto, tienen en sus manos ese desafío.

d) Adultocentrismo

El mundo está concebido desde un discurso adulto. Son los adultos los que le dan forma alpensamiento dominante, y en muchos casos, decidiendo lo que los jóvenes deben pensar ycómo deben actuar. No hay dudas que un sujeto en formación (como es un niño, incluso unjoven) necesita de la orientación de alguien más experimentado en la vida. Así se hace po-sible que alguien que no recorrió mucho aún pueda ir adentrándose en las complejidadesdel diario vivir aprovechando la experiencia de generaciones anteriores. Eso, incluso, esloable. Pero otra cosa es taparles la boca a los jóvenes.

Suele decirse, casi con fuerza de ley, que cuando habla un adulto, los jóvenes deben callar-se. ¿Pero por qué no también, recíprocamente, a la inversa? ¿Sólo los adultos tienen eseprivilegio? Ello habla de una noción adultocéntrica donde todo lo joven, sin mayor justifi-

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cación que el ejercicio de un poder adulto, es primariamente cuestionado, sospechoso, des-estimado.

En una sociedad como la guatemalteca, donde 70% de su población puede considerarsejoven, como mínimo es necesario abrir un cuestionamiento sobre esta actitud cultural, quepor supuesto esconde una cultura vertical y autoritaria.

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Preguntas para trabajar en grupo

1. ¿Qué significa que “el poder” está presente en todas las relaciones humanas?

2. ¿Cómo entender la noción de política?

3. ¿Por qué puede decirse que todo en la vida es político?

4. Ciudadanía: ¿qué mitos hay sobre eso? ¿Cómo construir alternativas?

5. ¿Por qué hay diferencias socio-económicas?

6. Si varones y mujeres tienen constitucionalmente los mismos derechos, ¿por qué se da elmachismo? ¿Qué hacer ante ello?

7. ¿Qué significa ser racista?

8. ¿Por qué hoy día, para muchos adultos, ser joven es casi sinónimo de “ser sospechoso”?

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Capítulo III

El sujeto político joven

El concepto de juventud determinado por la edad biológica resulta insuficiente paradar cuenta de las diferentes prácticas de los jóvenes en sus diferentes contextos. Comomínimo, habría que hablar de distintos modelos de juventud, situándolos explícitamente:¿juventud urbana, rural, de clase alta, pobre, marginalizada, varones, mujeres, estudiante,trabajadores, desocupada, desempleada, padres, solteros? ¿Juventud que emigra a los Esta-dos Unidos? ¿Juventud rural emigrada a la ciudad viviendo en zonas precarias y margina-les? ¿Juventud que practica golf y piensa en su doctorado en Harvard?

El rompecabezas en cuestión resulta complejo. ¿De qué “juventud” hablamos? Para muchos-en las áreas rurales fundamentalmente- a los 30 años ya se es un adulto consumado, conhijos, mientras que en ciertas capas urbanas -minoritarias por cierto- a esa edad, siguiendopatrones occidentales, aún se vive lo que podríamos llamar “adolescencia tardía”, sin traba-jar, disfrutando aún la condición de estudiante y el dulce pasar que trae la falta de cargafamiliar. El rompecabezas adquiere mayor complejidad aún si consideramos el tema étnico:¿juventud indígena?, ¿juventud no-indígena? Más allá de la edad, no hay muchos elementoscomunes entre tantas y tan diversas realidades.

La categorización que se ha realizado sobre la juventud suele apelar a la edad biológica delos sujetos y no sus prácticas cotidianas. Desde esta mirada la juventud podría ser enten-dida como una categoría estática, y por lo tanto, medible con facilidad. Sin embargo en laactualidad las clasificaciones por edad ya no poseen competencias y atribuciones uniformeso predecibles para el concepto juventud, particularmente cuando se necesitan explicacionesmás profundas sobre las prácticas de los jóvenes que no son posibles interpretar únicamentepor medio de datos estadísticos.

De hecho, si la juventud fuera una realidad objetiva, atemporal y universal, no habríaposibilidad de abordar su estudio desde concepciones alternativas que den cuenta delas nuevas prácticas generadas. Las características, comportamientos, horizontes de posi-bilidad y códigos culturales de las sociedades, han reducido la homogenización que se in-tentaba hacer sobre los jóvenes. Existen diferentes maneras de ser joven como se ha señala-do anteriormente.

No es posible hablar de un concepto que contenga la juventud en su totalidad. Debe hablar-se de “juventudes” como construcciones socio-culturales sujetas a los vaivenes de los jue-gos de fuerza de la historia, de los entrecruzamientos de poderes, de las políticas de desa-rrollo y del dinamismo de las instituciones que atienden su desenvolvimiento, educación,seguridad y justicia.

Por ello hacer comparaciones entre los jóvenes de otras épocas y los de “ahora” no tienemucho sentido, ya que las construcciones motivaciones, deseos, anhelos y esperanzas entreunos y otros han cambiado.

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Esto no quiere decir que sean ni mejores ni peores; son simplemente construcciones dife-rentes que responden al tiempo en que se desenvuelven los jóvenes. Por eso debe enfatizar-se en la idea de las juventudes como construcción social, pero alejada de la metáfora arqui-tectónica de un edificio que, una vez construido, se mantiene por sí solo. Las construccio-nes sociales están basadas en prácticas, y son precisamente éstas las que mantienen de for-ma dinámica la construcción. Si cesan las prácticas, la construcción se esfuma.

Evidentemente las prácticas de los jóvenes no cesan sino se transforman por las caracterís-ticas de la época en que viven. El uso de nuevas tecnologías como internet, teléfonos móvi-les o consolas de videojuegos, el tipo de lecturas escogidas, las prácticas de ocio y produc-tividad se han transformado de manera que algunos jóvenes empiezan a formar parte de unsector importante para el consumo de bienes y servicios.

3.1 ¿Qué significa ser joven? La identidad como construcción

Partamos de tres realidades distintas para dar cuenta de cómo se construyen diferentes iden-tidades entre los jóvenes en Guatemala. El primer caso: un joven estudiante de clase mediaalta que vive en el área urbana: el segundo: un joven grafitero que vive en un asentamientohumano en la ciudad, y por último: un joven trabajador de la comunidad sociolingüísticaq’eqchi’ en Alta Verapaz.

Dentro del concepto de juventud los tres poseen las mismas características, es decir que seincorporan a la vida social, están en búsqueda de identidad o grupos de referencia y estáncomprendidos entre los 14 a los 25 años. Pero la forma en que se elaboran cada uno deestos procesos no es la misma y presenta diferencias sustanciales en la construcción deidentidad y su relación con el entorno.

En el primer caso la construcción de la identidad refiere a elementos individuales de acuer-do a los patrones que su clase espera, buscando éxitos profesionales y personales más alláde las fronteras del país y de las expectativas de los padres. Para ello, las prácticas del jovensuelen estar vinculadas al uso de nuevas tecnologías como el internet (ordenadores, table-tas), consolas de videojuegos y las aplicaciones de los teléfonos inteligentes. Sus relacionessuelen estar mediadas por estos dispositivos para organizar su tiempo educativo y de ocio,pero también, deben contar con la disponibilidad de los padres para su movilidad porque suconstrucción del mundo refiere a un lugar violento e inseguro.

En el segundo caso, la identidad se suele construir a partir de la pertenencia a un grupo o derealizar prácticas similares dentro de la comunidad (hacer grafitis). No se piensan tantocomo individuos sino como parte de un colectivo. Las prácticas del joven están vinculadasa la interacción con otros jóvenes con intereses similares. Los padres no representan unaparte fundamental en esa interacción. En muchas ocasiones, al no tener recursos para com-prar pinturas, suelen hablar de “supuestos”, es decir, de ideas que podrían plasmar a travésde su arte. Aunque su contexto es violento e inseguro, no se sienten atemorizados dentrodel mismo. Las rivalidades son grupales, no personales y se evidencian a través de territo-rio.

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El tercer caso es un joven casado, con dos hijos, campesino, con educación primaria. Aquí,la identidad se estructura mayormente con referentes comunitarios antes que individuales.La construcción de la identidad de joven cambia dependiendo si se es varón o mujer. Eneste sentido, las relaciones familiares juegan un papel importante en los procesos de socia-lización. La juventud suele ser un período corto, porque la transición niñez-adultez radicaen la posibilidad de mantener un hogar con los propios recursos y empezar a criar hijos aedades tempranas. Las prácticas están orientadas al sostén familiar pues son una parte im-portante del ingreso y del sustento. Esto no implica la inexistencia de espacios de ocio paralos jóvenes, pero suelen ser menores que en los casos anteriores.

Ahora bien, se habla de diferentes construcciones de identidades entre los jóvenes, pero¿qué se entiende por identidad? ¿Cómo se interpreta ese reconocimiento de igualdades ydiferencias entre la juventud y las distintas etapas de la vida? Existen algunas posicionesteóricas que definen el concepto de identidad de acuerdo a su tradición y concepción meto-dológica. Entre estas concepciones se encuentran las versiones biologistas, internalistas,fenomenólogas y narrativas (Pujal, 2003).

El tipo de planteamientos que se hace desde las dos primeras posturas (biologistas e inter-nalistas) no son de nuestro interés, puesto que dentro de sus planteamientos teóricos se bos-queja cierto determinismo que no permite iniciar un diálogo sobre las identidades de la ju-ventud. No se niega que se hayan hecho aportes importantes para el entendimiento de laidentidad desde éstas perspectivas, pero esos argumentos han sido ampliamente superadospor las nuevas orientaciones en las ciencias sociales.

La simbiosis que se da entre identidad y conciencia (en tanto conocimiento del mundo ynosotros mismos) constituye la esencia misma de la identidad.

Iñiguez (2001) afirma que tal conciencia es el resultado de una experiencia subjetiva, y esesa subjetividad misma la materia de la que estaría constituida nuestra identidad. Por su-puesto esta subjetividad sólo puede ser expresada y comunicada a través del lenguaje, yprecisamente, son las versiones narrativas las que enfatizan en el lenguaje como herramien-ta principal en la interpretación de nosotros mismos y los demás.

Entonces, ¿de qué forma la identidad nos da la seguridad de saber quiénes somos y cómonos diferenciamos de los demás? Las versiones narrativas de la identidad enfatizan la im-portancia del lenguaje en la construcción de la misma. Hasta que no decimos con palabras(o algún tipo de lenguaje) aquello que sentimos, al igual que a los demás, no podremos ase-gurar que tenemos la experiencia de la identificación o la diferenciación. Por medio dellenguaje se puede interpretar aquello que creemos “ser”, se genera cierta imagen de noso-tros mismos y de los demás (Burkitt, 1991; Iñiguez, 2001; Pujal, 2003).

En el caso del joven de clase media alta, hasta que no define un grupo al que desea pertene-cer y los códigos con los que se comunica, no puede hacer referencia al mismo. El jovenforma parte de un grupo, pero es un elemento individual que se percibe asimismo comodiferente. Para el caso del joven grafitero el grupo está dado, el objetivo es poder pertenecera él; tiene que demostrar su valía dentro del grupo. Finalmente, el joven del área rural nun-

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ca se piensa como fuera de su comunidad y su identidad responde a las necesidades de sucomunidad.

Cuando hablamos de nuestras identidades no estamos expresando solamente significadossubjetivos sino que estamos construyendo realidades.

Se puede ser joven y no compartir ciertos elementos grupales; por ejemplo, no es lo mismoser metalero que reguetonero.

Una vez creado el escenario para desarrollar lo que consideramos “ser”, producimos conse-cuencias o efectos en los demás. Es a partir de la naturaleza simbólica del lenguaje lo quehace que la capacidad comunicativa de nosotros mismos constituya una subjetividad enten-dible para el resto de personas. De esta manera los relatos que hacemos de nuestras iden-tidades poseen una pretensión de verdad, que comparado con los discursos descriptivosque se usan en las ciencias están al alcance y uso de todos.

La identidad es un fenómeno que no se da antes de que se establezcan cierto tipo de rela-ciones sociales. El fenómeno de la identidad es contingente a la actividad relacional de laspersonas y surge en el transcurso de las mismas.

“La inclusión de este tipo de conceptos constituye una importante transformación en laidea de Identidad / self que la desencializa, la descentra, la extrae literalmente del interiorde los individuos porque dibuja las relaciones como lo constitutivo de la misma y la con-vierte en un producto emergente de la misma. Una identidad / self u otra, depende estric-tamente del contexto interaccional y del significado que tenga para el individuo” (Iñiguez,2001, p. 7)

Las identidades son formadas principalmente desde la actividad comunicativa de los gruposentre sí, en la forma en que se perciben y construyen sus relaciones. La identidad es elefecto de un juego complejo de interacciones simbólicas y de significados que se poneen marcha cada vez que interactuamos con los otros.

El cambio que se ha gestado en conceptos como identidad centrada en las relaciones indivi-dualistas o internas hacia una concepción distinta, localizada en la interacción, otorga mu-chas más posibilidades de problematización e interpretación para las ciencias sociales. Esposible que muchas de nuestras decisiones y acciones sean tomadas individualmente, peroestas decisiones y acciones tienen un trasfondo de prácticas y significados que están fuerade las mentes individuales (Ibáñez, 2001).

Así pues, la forma en la que hablamos de nuestras identidades es construida con nuestrasconvenciones, y a su vez éstas son constructoras de los procesos sociales en los que nosdesenvolvemos. Además posibilitan diferentes formas de entender a los actores sociales ygeneran contextos de relación e interpretación.

Las identidades pueden ser entendidas como construcciones relativas a los contextossocio-históricos en donde se producen, son situadas, relacionales e inconclusas. Esto es:

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sus procesos de cambios son permanentes y muchas veces contingentes a las coyunturaseconómicas-sociales.

Estos elementos posibilitan la discusión en torno al hecho que son las prácticas de la juven-tud lo que posibilita hablar sobre qué es ser joven. Pero más importante aún resulta queestas prácticas pueden generar mayor incidencia y participación en diferentes ámbitos polí-ticos, culturales o económicos.

3.2 Juventud y participación política

En el año 1972 el en ese entonces presidente de Chile socialista, Salvador Allende, decíaque “ser joven y no ser revolucionario es una contradicción hasta biológica”. Hoy, casicuatro décadas después y habiendo corrido mucha agua bajo el puente, esa afirmación pare-ce fuera de contexto. ¿Se equivocaba Allende en aquel momento? ¿Cambiaron mucho lascosas en general? ¿Cambió la juventud en particular? Y si cambió, ¿por qué se dio ese fe-nómeno?

Un primer acercamiento ante esta desidia en la participación política en Guatemala -al me-nos de forma militante- podría encontrarse en las secuelas del conflicto armado, ya quedurante muchos años se criminalizó y persiguió cualquier tipo de organización. No es ca-sual que toda una generación sea indiferente a las cuestiones políticas, sino que responde acircunstancias puntuales en el marco de un modelo autoritario y radical ideológicamente.

Esto no niega que en la actualidad las juventudes se organicen y participen de procesospolíticos, pero han sido dentro de los espacios -hasta cierto punto seguros- que brindan lasnuevas tecnologías de la información y la comunicación (TICs) como el facebook o Twit-ter. Algunos autores han señalado que para casos como la manifestación de Rosenberg laadhesión a los grupos de facebook no se dio como una participación pasiva pues un consi-derable número de jóvenes guatemaltecos, quizás por primera vez, tenían y hacían públicasu opinión sobre un acontecimiento de importancia nacional.

A raíz de las convocatorias que circularon por las redes sociales muchos jóvenes participa-ron en las manifestaciones donde tomaban fotografías de su presencia en las concentracio-nes, las cuales minutos después formaban parte de sus muros. A diferencia de la participa-ción política de tres décadas atrás, este tipo de práctica no suponía un riesgo en cuanto aexigir derechos por parte de un sector de la sociedad. En gran medida estas manifestacionesfueron realizadas por las elites económicas del país y respondía a sus intereses.

Si bien es cierto que la juventud dejó de ser ese fermento “biológicamente revolucionario”(y molesto para la dinámica dominante) de años atrás, y en buena medida hoy es sinónimode “sospechosa”, paralelamente aparece otro modelo, nuevo sin dudas: el joven “compro-metido” que participa y se expresa en las redes sociales u otros ámbitos que no necesaria-mente haga explícita su posición política. Pero no con un compromiso como puede habersido el de aquel modelo de juventud militante de algunas décadas atrás, sino un compromi-so mucho más “light”, para decirlo con términos que ya nos marcan el ámbito cultural do-minante: globalización neoliberal triunfante, individualismo, ética del sálvese quien pueda,

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fin de las ideologías, pragmatismo y lengua inglesa como insignia del triunfo en juego: el“number one” como aspiración, para no ser un looser.

Cultura “light”, actitud “light”… ideología “light” por lo tanto. Eso pareciera que es lo queestá en juego, y buena parte de la juventud, la que no es sospechosa de peligrosidad, la queno remeda la pandilla, ahora presenta este perfil. Hablamos de una juventud comprometida,pero no como lo era en otro momento histórico, lo cual la llevó, aquí al igual que en mu-chos países latinoamericanos, a tomar actitudes radicales -que, no olvidar, se pagaron con lapropia vida-. Pareciera que esta juventud actual que se “compromete” con su entorno nopasa de participar en actividades de voluntariado social, ayudando a sus congéneres en ser-vicios que, si bien no son llamadas “caritativos”, no están muy lejos de ello. ¿Qué son, sino, todos estos voluntariados que surgen cada vez más con más fuerza? El compromisollega hasta ir a atender niños pobres en un orfanato un fin de semana, o ancianos en un ge-riátrico. Loable, claro… pero ¿qué significa eso? ¿No es eso lo que siempre han hecho losBoys Scouts o las Damas de Caridad? ¿Eso es el “compromiso” social?

Aunque dicho demasiado esquemáticamente quizá, hoy pareciera que la juventud básica-mente discurre entre estos modelos: para el discurso dominante o se es sospechoso (por serpobre, por estar excluido, por portar los emblemas de la disfuncionalidad -tatuajes, ciertaropa, provenir de una barriada pobre y marginal, el color de la piel, etc.-) o se es un joven“comprometido” desde estos nuevos esquemas de participación: compromiso light, despoli-tizado, en sintonía con la idea de responsabilidad social empresarial. Aunque, claro está, larealidad es infinitamente más compleja que eso: la juventud, retomando lo dicho porAllende, no puede dejar de ser rebelde. Y eso, guste o no guste, es un eterno fermento decambio, aunque se la disfrace de lo que se quiera.

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Preguntas para trabajar en grupo

1. ¿Cuáles son las limitaciones para definir el concepto juventud?

2. ¿En que contribuye para las políticas públicas entender las prácticas de los jóvenes?

3. ¿Cuáles considera que podrían ser los referentes identitarios de los jóvenes en la actua-lidad?

4. ¿Cómo se incluyen Uds. en esos referentes identitarios? ¿Existen contradicciones?

5. ¿Considera que la militancia política ha declinado hacia posturas “light” de participa-ción y organización por parte de los jóvenes?

6. ¿Cómo entender la participación política?

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Capítulo IV

El sujeto político joven inserto en su comunidad

4.1 La juventud como fermento de cambio

Las sociedades latinoamericanas, y por supuesto la guatemalteca también, en general tienenun perfil particularmente joven. O “joven”, al menos, para los parámetros que imponen lasvisiones dominantes, que no son las nacidas en estas latitudes precisamente. Es algo asícomo la noción de belleza: se es “bello” o “bella” siguiendo modelos eurocéntricos; el hue-so que atraviesa la nariz, el poncho o los ojos color castaño no gozan de la mejor reputaciónen este ámbito, y la belleza va de la mano del modelo de “conquistador blanco”. Dicho deotro modo: el esclavo piensa y reproduce la cabeza del amo. ¿Por qué es atractivo paralos “morenitos” del Sur teñirse el cabello de rubio? La ideología dominante es la ideolo-gía de la clase dominante, sin dudas.

A partir de esa cosmovisión hegemónica que concibe expectativas de vida superiores a, porlo menos, 60 años, puede decirse que las categorías niñez, adolescencia y juventud com-prenden, sumadas, más de la mitad de la población total de la región latinoamericana. Esdecir: son colectivos jóvenes, con tasas de natalidad muy altas. A diferencia, por ejemplo,de Europa -donde la población envejece sin recambio generacional- en América Latina, coníndices de crecimiento demográfico elevados, la población total se viene duplicando a granvelocidad en estas últimas décadas, lo que hace que el grupo etáreo menor de 30 años crez-ca muy rápidamente. Y justamente ahí, en ese gran segmento, se encuentran problemascrónicos que no están recibiendo las respuestas adecuadas.

Las poblaciones jóvenes de las mega-ciudades que cada vez se expanden más en la región(donde se encuentran algunas de las urbes más grandes del mundo, con alrededor de 20millones de habitantes, o más, y que siguen recibiendo sin parar inmigrantes internos quehuyen de la pobreza crónica del campo), por una compleja sumatoria de factores, en vez deverse como el “futuro” del país, en muy buena medida esos grupos poblaciones constituyenun “problema”. Problema, claro está, para el discurso dominante. ¿Por qué problema? Por-que los modelos de desarrollo económico-social vigentes no pueden dar salida a ese enormecolectivo, y lo que debería ser una promesa hacia el porvenir, una “semilla de esperanza” -para decirlo en clave de político en campaña proselitista- en muy buena medida es una car-ga, un trastorno para la lógica del poder que no encuentra salida digna para tanta gente.

Por lo pronto vemos que no hay “una” juventud, sino situaciones diversas, con proyec-tos disímiles, antagónicos en muchos casos. Pero hay un común denominador: en ningúncaso está presente esta figura que evocaba Salvador Allende. La vocación revolucionaria dela juventud parece haberse extinguido; o, al menos, está muy adormecida. ¿Qué pasó?¿Tanto se equivocaba el presidente chileno, o tanto han cambiado las circunstancias?

Según puede leerse en un análisis de situación sobre la realidad de los países centroameri-canos -extensible a otros de Sudamérica también- formulado por una de las tantas agenciasde cooperación que trabajan la problemática juvenil (en este caso, la estadounidense

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USAID), “la falta de oportunidades de educación, capacitación y empleo limita severa-mente las opciones de los jóvenes y la mayoría se ven obligados a ser trabajadores no cali-ficados antes de los 15 años. Esto es particularmente grave entre los jóvenes del área ru-ral. Desesperados, muchos de ellos emigran a las ciudades y otros países en busca de tra-bajo y un número cada vez mayor cae en el “dinero fácil” provisto por el crimen organiza-do y las pandillas juveniles”.

Es evidente que para la visión dominante hoy día la juventud, o buena parte de ella al me-nos, ha pasado a ser un “problema”; de esa cuenta, rápidamente puede “caer en el dinerofácil”, en los circuitos de la criminalidad, en la marginalidad peligrosa. En ese sentido, essiempre un peligro en ciernes. Sin negar que estas conductas delincuenciales en verdad su-cedan, desde esa óptica de cooperación a que nos referimos, “juventud” -al menos una partede la juventud: la juventud pobre, la que marchó a la ciudad y habita los barrios pobres ypeligrosos, la que no tiene mayores perspectivas- es intrínsecamente una bomba de tiempo.Por tanto, hay que prevenir que estalle. Y ahí están a la orden del día las sacrosantas cam-pañas de prevención.

¿Prevención de qué? ¿Qué se está previniendo con los tan mentados programas de pre-vención juvenil? ¿Cuáles son los supuestos implícitos ahí? Es evidente que cierta juventud(la que no tiene oportunidades, la excluida, la que se encuentra en los grandes asentamien-tos urbanos pobres -que, dicho sea de paso, alberga a una cuarte parte de la población urba-na de Latinoamérica-) constituye un “peligro” para la lógica de las élites dominantes. Hoyel peligro no es, como festejaba casi cuatro décadas atrás Salvador Allende. Pareciera quela sociedad “bienpensante” ya se sacó de encima eso; el peligro de la revolución social y lasexpropiaciones salió de agenda (al menos por ahora). En estos momentos la preocupacióndominante respecto a los jóvenes -a estos jóvenes de urbanizaciones pobres, claro- es quepuedan “ser un marginal”, caer en las pandillas, buscar el “dinero fácil”.

La idea de prevención en ciernes pareciera que apunta a prevenir que los jóvenes delin-can, ¡pero no que no sean pobres! Este último punto pareciera no tocarse; lo que al siste-ma le preocupa es la incomodidad, la “fealdad” que va de la mano de lo marginal: ser unpandillero, ser un asocial, no entrar en los circuitos de la buena integración. Lo que está enla base de este pensamiento es una sumatoria de valores discriminatorios: ser morenito,estar tatuado, utilizar determinada ropa o provenir de ciertas estamentos sociales o determi-nadas áreas de la ciudad ya tiene un valor de estigma. Como dijo sarcásticamente alguien:“la peligrosidad de los jóvenes está en relación inversamente proporcional a la blancurade su piel”. ¿Por qué tanta policía de “gatillo fácil” ensañada con cierta juventud? ¿Qué eslo que se busca prevenir entonces cuando se hace “prevención” con los jóvenes?

Las causas por las que se dan determinadas conductas -las delincuenciales para el caso- nose tocan allí; la prevención, en esa lógica, es ese mecanismo aséptico que apunta a los sín-tomas, a lo visible, lo superficial. Se busca cosméticamente que no se vea la punta desagra-dable del iceberg; pero la masa principal se desconoce. ¡Y ahí está justamente lo más im-portante! ¿Por qué ahora hay un imaginario que liga en muy buena medida juventudcon peligro? Porque ese sector, ese enorme colectivo, el que años atrás se movilizaba y,rebelde, emprendía la crítica al sistema -tomando las armas en más de un caso, con una

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mística de abnegación que hoy parece haberse esfumado- hoy día está pasando cada vezmás a ser un problema para el equilibrio sistémico en tanto el sistema económico se empan-tana cada vez más no pudiendo asimilar cantidades crecientes de población que buscan in-corporarse al mercado laboral y a los beneficios de la modernidad.

Ante ello, ante esa cerrazón estructural del sistema, la masa crítica de jóvenes en vezde verse como “promesa de futuro” termina siendo una carga. Al no saber qué hacercon ella, y siempre desde autoritarios criterios adultocéntricos, termina identificándola engran medida con la violencia, con el consumo de droga, con el alcoholismo y la haragane-ría; en definitiva, con todo lo que pueda ser negativo, reprochable. Si años atrás la policíapodía detener a un joven por “sospechoso de guerrillero subversivo”, hoy día puede hacerlopor sospechoso de ¿“violento”?, de ¿“pobre”?, simplemente de ¿“joven”?

4.2 La comunidad: asunto de todos y todas

Una familia puede perfectamente ejemplificar el concepto de comunidad. Es un grupo deindividuos que comparten elementos comunes como idioma, costumbres, visión delmundo, ubicación geográfica, pero principalmente valores e intereses. Sin embargoeste ejemplo queda corto en cuanto a cierto tipo de organización y participación fuera delgrupo familiar, porque el concepto de comunidad suele definir a individuos que no necesa-riamente poseen algún tipo de parentesco pero que están cohesionados por metas, objetivoso problemáticas que afectan a la mayoría.

Esto hace que la comunidad sea un espacio de diferentes vivencias que pueden generartransformaciones socioculturales de acuerdo al tipo de organización, liderazgo e intereses,pero siempre refiere a prácticas intencionadas. No es únicamente la sumatoria de personasinteresadas en el cambio sino que deben estar conscientes de pertenecer a la comunidad, ytrabajar por su desarrollo cuando se identifican problemáticas y celebrar los logros que seobtienen del trabajo conjunto.

El caso de la comunidad el Limón, en la zona 18 de la ciudad de Guatemala, da cuenta pre-cisamente de este proceso. Desde hace algunos años, los líderes y representantes de los 16asentamientos que conforman la colonia, en colaboración con miembros de la iglesia cató-lica, autoridades, municipalidad y grupos que trabajaban en la zona, organizaron mesas dediálogo donde se discutían las problemáticas comunes que afectaban a la comunidad engeneral. Entre ellas estaban la violencia organizada, el acceso a salud, el consumo de dro-gas y la criminalización que se hacía de la comunidad en general.

De esta cuenta las personas esperaban, a través de las diferentes reuniones, encontrar solu-ciones a las problemáticas identificadas en aras de cambiar la situación interna de la colo-nia. En estas reuniones los jóvenes fueron participantes activos y su opinión era tomada encuenta dado que los fenómenos impactaban directamente en su cotidianeidad y esperanzas afuturo.

Así, una de las principales preocupaciones de la comunidad era el alto consumo de drogaspor niños y jóvenes. Las personas afirmaban que, en ciertas zonas de la colonia, se les en-

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tregaba a los niños pequeños drogas sin costo alguno. Esto se planteó dentro de la plenariay a través de las diferentes perspectivas de los participantes en el diálogo se tuvo una ideaglobal de la problemática. Por ello se identificó cuál era el área más afectada, las posibili-dades de una intervención y cuáles eran los posibles riesgos de la misma. Conjuntamente seconsideró que la mejor solución o la más factible era iluminar el área y colocar cámaras deseguridad como una forma de control sobre quiénes podían estar involucrados.

En las siguientes reuniones se fue midiendo el impacto de estas acciones para ver si eranecesario cambiar la estrategia o darle continuidad. La evaluación comunitaria indicó quela estrategia era funcional, por lo que se trató de reforzar por medio de la comunicacióninter sectorial.

A través de este ejemplo de organización se evidencia cómo una problemática puede cohe-sionar a una comunidad a partir de la búsqueda de soluciones y llevarlas a cabo con apoyotanto de las personas de la colonia como de diferentes actores gubernamentales y no guber-namentales. Pero lo más importante es que las personas asumen como propio el proble-ma aunque no los involucre directamente. Es a partir de la necesidad de la colonia porreducir el consumo de drogas y brindar espacios seguros para los pequeños que surge lanecesidad de intervenir activamente.

Otro ejemplo de organización comunitaria, siempre dentro del Limón, fue la iniciativa lle-vada a cabo por los jóvenes para cambiar el imaginario que se les atribuye dentro de la co-lonia y abrir sus expectativas de vida por medio del contacto que puedan tener con diferen-tes organizaciones y personas interesadas en temáticas de juventud.

Una vez identificada el objetivo pudieron determinar una estrategia y desarrollar accionesconcretas para llevarla a cabo. De esta manera la herramienta para una transformación seríalas actividades culturales que se construyen a partir del baile (Hip Hop), las artes gráficas(grafiti) y el deporte (baseball). Esto incluye movimiento comunitario, pues comprende eltraslado de los jóvenes en compañía de adultos, búsqueda de recursos, celebraciones detriunfos, etc.

Hacer comunidad refiere no solo a la solución de problemáticas sino también a la reflexiónde las situaciones en las que se ven envueltas, al disfrute de los logros alcanzados, peroparticularmente a la apropiación que se hace de todo el proceso que conlleva que lleva cadauno de estas actividades.

En estos ejemplos hemos observado cómo las problemáticas cotidianas poseen una dimen-sión política, puesto que las problemáticas, logros, deseos, esperanzas, etc., se muestrancomo un conjunto de prácticas con instituciones a través de las cuales se crea un de-terminado orden, organizando la convivencia dentro de un contexto de conflictividadderivada de situaciones de exclusión, discriminación e inequidad.

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4.3 La transformación de la realidad social

Ante la situación que vive la juventud en términos de criminalización, poca apertura deespacios para desarrollar actividades de ocio, laborales y culturales, es necesario una trans-formación por y desde los jóvenes. No se trata únicamente de formar parte del sistemacreado hasta ahora, ya que como decía Wittgenstein, resulta que somos prisioneros de unaimagen y no podemos darnos cuenta de ello porque formamos parte de esa imagen. La pre-tensión sería entonces, que nuestra presencia en esa imagen no imposibilite ni nuestra capa-cidad de percibir las filigranas que nos apresan, ni la voluntad de salir de esa imagen.

Nicolas Rose argumenta que gobernar de manera liberal significa un aumento en la distan-cia entre las decisiones de las instituciones políticas formales y otros actores sociales. Asípues, se concibe a estos últimos como sujetos de responsabilidad, autonomía y elección,intentando actuar sobre ellos pero sirviéndose de su libertad. La centralidad de los poderesdel cliente (y la juventud no escapa de esto) como consumidor de servicios de salud, educa-ción, formación, define a los sujetos de gobierno de una nueva manera, como individuosactivos que buscan realizarse en base a estos criterios homogenizados y deseables para laconvivencia.

De ahí que se debe poner en entredicho todas aquellas formas de dominación sea cualsea el nivel y la forma en que se presente. No existe, como afirma Foucault, fenómeno dedominación más sutil y potente que nuestra propia experiencia. En la medida que se asumacomo incuestionable, se tendrá menos espacio para una transformación. Es por ello que serequieren reflexiones críticas de los espacios donde no se perciben estas desigualdades yque son, precisamente, las juventudes quienes se encuentran en un sitio privilegiadopara hacerlo.

Los juegos de verdad, las relaciones de poder, las prácticas de dominación y sometimiento,las luchas entre opciones contrapuestas no responden a criterios unificados para siempresino que pueden ser transformados. La capacidad que tenemos para cambiarnos a nosotrosmismos contribuiría a la transformación de la sociedad y no al revés, en la confianza de queel cambio de esta sociedad sea la encargada de cambiar al sujeto.

Como afirma Ibáñez (2003) el ser humano es obra contingente del propio ser humano y, enconsecuencia, puede ser obrado de forma diferente.

Se deben rescatar los procesos históricos de constitución de la subjetividad, ya que es apartir de ellos donde se establecen la norma y lo deseable para el desarrollo de cada socie-dad. Si los jóvenes crecen y se desarrollan bajo este modelo, es casi seguro que no lo cues-tionarán porque se asume como verdadero. Por ello se debe prestar atención particularmen-te a aquellos procesos relacionados en el equilibrio entre un yo y un “nosotros”, ya que es apartir de estas nuevas subjetivaciones donde se pueden desarrollar transformaciones en basea conocimientos significativos y situados para las diferentes juventudes.

La necesidad de transformación no se presenta de forma espontánea en los sujetossino es el resultado de interacciones sociales que tienen éstos con su entorno. Por ello la

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necesidad de cambios sociales se presentan como el clamor de una sociedad y no como elimpulso de unos cuantos individuos. Si no comprendemos la estructura del actual ordenhegemónico y el tipo de relaciones de poder a través de las cuáles se construye, nunca po-drá lograrse una democratización real ni la participación de la juventud en la planificación ytoma de decisiones.

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Preguntas para trabajar en grupo

1. ¿Cuál considera que es el papel de los jóvenes en las transformaciones políticas?

2. En las políticas actuales sobre juventud ¿existen acciones para la prevención de ciertasconductas o hacia la invisibilización de las problemáticas estructurales que afectan a losjóvenes?

3. Explique qué es una comunidad o defínala desde su experiencia.

4. ¿Considera que las campañas publicitarias actuales promueven una transformación in-dividual o colectiva?

5. ¿Qué se necesita para cuestionar los espacios “naturalazidos” o “normales” en los quenos hemos desarrollado?

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