La cuestión agraria y la revolución mexicana:nuevos enfoques
Enrique Semo
Entre 1984 Y 1987 se publicaron sobre la revolución mexicana cinco libros importantes queaportan no sólo información nueva y masiva, sinotambién, teorías interpretativas que reaniman pol~micas aparentemente extintas. Ellos son por oroden de aparición, Hans Werner Tobler Die Mexilumische Revolution (1984), Francois XavierGuerra Le Mexique de L :4ncien Régime a laRévolution (1985), Alan Knight TheMexicanRevolution (1986), John Tutino From Insurrectionto Revolution in Mexico 1750-1940 (1986) YJohn M. Hart Revolutionary Mexico, aparecidoen 1987.1 El conjunto de estas obras, junto conotras publicadas en la presente década, alteranprofundamente el conocimiento que teníamosde la revolución y permite elaborar nuevas visiones de ella. No todo es, sin embargo, nuevo. Tresde ellas (Tobler, Knight, Hart) son historias generales de la revolución en las cuales el mensajeinnovador se diluye frecuentemente en narrativasen las que abunda lo trillado.
En el presente artículo sólo me propongo examinar su aportación a un tema clásico: ¿cuál esla relación entre la cuestión agraria y la revolución? Por "cuestión agraria" entendemos los problemas relativos a la integración de la agriculturaal desarrollo capitalista, un proceso que tiene dosaspectos: uno objetivo (cambios en las relacionesde producción y circulación, la tecnología, loscultivos, las unidades de producción) y otro subjetivo (luchas sociales, crisis de legitimación del estado, mutaciones culturales e ideológicas en el
campo).2 La primera etapa de la cuestión agrariaen México corresponde al periodo que se inicia afinales de la colonia y culmina en 1940, caracterizándose por el ascenso y ocaso de la hacienda,el tránsito de la economía mercantil a la acumulación de capital, del peonaje y la aparcería altrabajo asalariado y el campesinado ejidal. Elnivel subjetivo se expresa en la participación directa de los hacendados en el poder, así como lasgrandes rebeliones campesinas, la formación deuna corriente agrarista urbana y la inserción de éstas en las revoluciones de Independencia, Reforma y "Mexicana".3 El mérito de la obra de Tutinoes la comprobación de la unidad del periodo através de una de sus facetas: las insurreccionescampesinas.
Una de sus tesis centrales es que todas las grandes rebeliones campesinas. de la historia de México se produjeron entre los años 1810 y 1930.Los tres siglos de régimen colonial -pese a sustensiones sociales- se caracterizan por una sor·prendente ausencia de insurrecciones masivas yel periodo de reformas cardenistas inaugura unanueva situación en la cual las luchas campesinastoman formas menos violentas y más institucionales. El periodo ya citado en cambio, se caracteriza por una multiplicación de rebeliones campesinas de envergadura local, algunas de ellas muyprolongadas como las de Sonora y Yucatán ycuatro olas generalizadas de insurrecciones: lasde los años diez, cuarenta y sesenta del siglo XIXy las de 1910-1930 efl: el XX.4
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Aun cuando teóricamente reconoce la importancia de los "agitadores externos" Tutino nopercibe que en México se forme claramente elotro actor que marca la diferencia entre jaqueriey agrarismo: una corriente urbana partidaria delas reformas agrarias estructurales. Esta omisiónimpide la comprensión del agrarismo del siglo XX.
Durante el primer siglo de vida independiente,la cuestión agraria ocupó un lugar importanteen la disputa entre liberales y conservadores porla modernización de la sociedad y la construccióndel nuevo estado. Para conservadores como Lu·cas Alamán (1792·1853) la causa principal delatraso de la agricultura residía en la falta de mercados para sus productos. Sólo una revoluciónindustrial y la exportación podían sacarla del marasmo en el cual se hallaba sumida.s Se oponíaa cualquier reforma del sistema de propiedad territorial, sostenía que poner en duda los derechossobre la tierra surgidos en la colonia equivalía a"sacudir en sus mismos cimientos los derechosde propiedad" e "incurrir en los males que causaron en Roma y Grecia los diversos sistemas parael establecimiento de las leyes agrarias".6
En la guerra civil de Reforma, el tema se hizomás frecuente y las posiciones más encontradas.En una representación ante el Congreso Constituyente de 1856 hecha por algunos de los prin·cipales terratenientes del país se rechazaba conindignación "la pretensión de algunos diPutadosde presentar a los propietarios de tierras comousurpadores de bienes ajenos, opresores de losoperarios agrícolas, atentadores al honor de susesposas e hijas y dueños feudaleS de la justicia yel poder político en todo el territorio nacional". 7
Se hacía una calurosa defensa de la gran propie·dad que correspondía a condiciones naturalescomo la necesidad de obras de irrigación y la ga·nadería extensiva, se rechazaban todas las propuestas a parcelarias, como las que pretendíanque toda persona sin trabajo pudiera exigir quese le vendiera a crédito una parcela aunque latierra perteneciera a otro particular; que todociudadano tuviera el derecho de ejercer dentrode la hacienda cualquier industria, comercio otrabajo sin que ningún propietario particular pudiera impedírselo; que las fincas mayores de quince sitios fueran cercadas en .el término de un año
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so pena de ver sus tierras expropiadas. La aplica·ción de estas medidas sumiría el campo en lainseguridad ahuyentando la inversión de "lascostosas obras que nuestra agricultura todavía enmantillas está pidiendo".8 Reconocían-la supe·rioridad de la mediana propiedad pero sosteníanque existía una tendencia natural "a la divisiónde los predios muy extensos y la concentración delos reducidos" y que bastaba alentarla con me·didas fiscales dejando el resto al aumento de lapoblación y a la elevación del precio de la tierra. 9
En cambio, los liberales consideraban que lamodernización de la sociedad y el establecimien·to de un estado republicano dependían esencialmente de la constitución de una amplia capa depequeños propietarios agrícolas. Desde Mora(1794-1850) hasta Wistano Luis Orozco (1856·1927) todos ellos adjudicaban a la pequeña propiedad agraria cualidades providenciales: "au·menta la producción agrícola y la población",lOasegura "la paz pública, el bienestar social y lamoralización del pueblo".11
Para lograr ese objetivo se elaboraron diversosproyectos de reforma agraria cuyas constanteseran: a) abolición de los mayorazgos; b) supresióndel diezmo y desamortización de los bienes delclero; c) privatización de las tierras comunales delos pueblos y d) colonización de las tierras baldíascon campesinos nacionales y/o extranjeros. Losmás radicales entre ellos, llegaban a proponer laafectación de las tierras no explotadas de las haciendas y la liberación de los peones de su estadode dependencia. En 1828, Lorenzo de Zavalaprevenía que debido a la mala distribución de latierra se estaba gestando una "nueva revoluciónenteramente diferente"l~ y dos décadas más tarode, Luis de la Rosa explicaba que la "causa radical" de la carestía y el hambre debía buscarse enla mala distribución de la propiedad territorial.13
En 1856 Ponciano Arriaga descubría los límiteseconómicos de la democracia política: "el pueblomexicano no podría ser libre y republicano si nose afectaba el absurdo sistema económico de lasociedad". Pese a las leyes, continuaba, el poderrecaería en los "lores de la tierra, la casta privilegiada de la riqueza territorial" si no se abolíanlos lazos de servidumbre feudal. 14 Ignacio Ramírez sostenía que la Constitución no hacía ciuda-
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danos de los campesinos, porque "la tutela en quese conserva su propiedad, se extiende hasta suspersonas".15 Sin embargo, para ellos el estadono debía intervenir directamente. En plena revolución, W.L. Orozco, partidario de la pequeñapropiedad y de la restitución de las tierras de lascomunidades, se oponía tajantemente a la "intervención del estado en el ejercicio del derechode propiedad o en la actividad privada del hombre".16
En la primera década del siglo XX, la idea dela reforma agraria prendió en los medios más diversos. Desde los terratenientes ilustrados hastalos anarquistas hacían propuestas para cambiar lascondiciones sociales y económicas en el campo.Pero -con contadas excepciones- los reformadores urbanos y el movimiento campesino permanecían separados. Sin los reformadores de laciudad, el movimiento campesino no podía inscribirse como sujeto activo en la lucha nacionalpor el poder. Sin la insurgencia campesina, la reforma agraria se habría postergado, adquiriendoconnotaciones conservadoras como las que tuvola abolición de la servidumbre en Rusia o las reformas Junker en Alemania. No fue sino en vísperas de la revolución de 1910 cuando esos impulsos se encontraron. Y de ese encuentro nacióel agrarismo mexicano que por su envergadura yoriginalidad ocupa un lugar destacado en la "olaverde" de movimientos agrarios que anegó almundo entre 1870 y la segunda mitad del presente sigloP
El libro de Tutino nos ofrece la primera descripción de conjunto de los movimientos campesinos del periodo. Es particularmente valiosa suinvestigación sobre las insurrecciones relacionadascon la revolución de independencia. Sin embargo,teóricamente, su enfoque presenta contradicciones insolubles. Las preguntas que la presiden son:¿por qué se rebelan los campesinos? y ¿cuándoproducen esas rebeliones cambios en sus vidas?En contestación ofrece no una, sino varias respuestas. "...el deterioro rápido y severo de lascondiciones sociales rurales, frecuentemente perono siempre asociado con la brusca imposicióndel capitalismo comercial, crea bases esencialesde descontento. Para que'el descontento se vuel~
va agudo, las dificultades campesinas deben ser
claramente concebidas como causadas por actoreshumanos, élites terratenientes, el estado o ambos.18
•••por más indignados que estén, los pobres del campo generalmente esperan evidenciasde que los detentadores del poder estén débiles odivididos antes de tomar el riesgo de la rebelión",y más adelante: "repentinas y rápidas pérdidasde autonomía y seguridad, especialmente combinadas con una creciente pobreza han generadoagravios... que se han vuelto agudos, cuando lapérdida del modo de vida tradicional no estácompensada por otro, menos tradicional peromínimamente aceptable".19 En varias ocasiones,Tutino reitera su convicción de que el desarrollodel capitalismo es una explicación útil pero insuficiente de los movimientos campesinos y que esnecesario recurrir al examen de procesos socialesmás concretos para, analizar los orígenes de las insurrecciones. Pero termina esbozando una teoríahistórica de las causas de las rebeliones que pueden fácilmente aplicarse a todos los movimientoscampesinos de todas las épocas, "el deterioro rápido de las condiciones sociales rurales", la adscripción de ése a los detentadores del poder, eldebilitamienfo de éstos, así como "la pérdidadel modo de vida tradicional sin la compensa·ción de otro aceptable", son explicaciones válidaspara toda la historia de México que dejan en lapenumbra la relación histórica entre el aspectoobjetivo y el subjetivo de la cuestión agraria, entre la política nacional y la política de la aldea,entre los ciclos de la economía internacional ylas condiciones sociales y políticas en las plantaciones y las haciendas. Si las causas inmediatasde muchos levantamientos campesinos son reveladas con agudeza, la posibilidad de un análisisde larga duración de la relación concreta de éstoscon las grandes tendencias históricas, se esfuma.El campesino se transforma en un ser marginadode la historia, movido por impulsos más o menosinmutables. El desarrollo del capitalismo puedeno explicar las causas inmediatas de cada una ytodas las rebeliones campesinas del periodo, peroel conjunto de éstas y su relación con la políticanacional resultan inexplicables, si son separadasde las vicisitudes del desarrollo capitalista concebido como un fenómeno que abarca economía,sociedad y política.
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En la perspectiva de la cuestión agraria, la periodización de la revolución mexicana cuenta mucho. Si se le considera concluida en 1917 ó 1920,representa un relativo fracaso del agrarismo. Sien cambio su duración se extiende, como lo haceErnst Tobler, hasta 1940, aparece como un éxitomoderado. La idea de que la revolución terminaen 1940 fue ya objeto de un importante debatehace cerca de cuatro décadas.20 La aportaciónde Tobler ha sido utilizarla como hipótesis paraescribir una historia general de la revolución proponiendo un desdoblamiento del término: revo·lución, en el sentido estricto, para designar elperiodo de la lucha armada (1910 a 1917 Ó 1920)y revolución, en el sentido amplio, que incluyeal periodo cardenista.21 Esta ampliación se sustenta en tres argumentos: la élite cardenista estaba formada por veteranos de la revolución; susreformas dimanaban de la Constitución del 17que aparece como anticipación programática yesas reformas hubieran sido imposibles -comolo prueba la experiencia de otros países de América Latina- si el ejército ligado a la oligarquíano hubiera sido antes des&ruido durante una largaguerra civil.n
A medio siglo de distancia, el ''México posrevolucionario" aparece inexplicable sin las reformas cardenistas. Fueron ellas las que dieronforma institucional al pacto corporativo e impusieron el papel rector del estado en la economía. La extraña pero fortísima relación que uneal estado con los campesinos en un cambalachede tierras por apoyo político comenzó a tejerseapenas en 1920 y no culminó sino durante el~obierno de Cárdenas, cuando los suelos agrícolas ejidales pasaron a ser del 13.4 al 47% del totaly más de un millón de familias recibieron tierras.Arnaldo Córdova tenía cierta razón, cuando llamaba politica al periodo de la revolución "en elsentido estricto" de 1910-1920. Esta adquirió suverdadera dimensión social en su periodo tardío(1920-1940) pasando a constituir la principalbase de masas del nuevo régimen. El periodo cardenista es imposible sin el antecedente de la revolución armada y el significado social de ésta serevela únicamente en aquél. Sólo considerada ensus dos periodos adquiere la revolución mexicanauna proyección social comparable a la que tuvie-
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ron la francesa, la china o la rusa. Si la revoluciónfue el acto fundador del México contemporáneo,es sólo en sus términos "amplios".
Una de las debilidades analíticas de las obrasde Knight y Hart (Guerra no llega a ese periodo)es intentar un balance social, económico y político de las consecuencias de la revolución (Whatchanged?)23 partiendo del concepto en SU "sen·tido estricto" excluyendo por lo tanto, los añosdecisivos de 1920-1938.
Desde la perspectiva de la reforma agraria, larevolución en su "sentido amplio" es la culminación de un movimiento agrarista que tiene pocosparalelos en el mundo. El año de 1920,en cambio,tiene como corte histórico un significado débil:los ejércitos campesinos habían sido vencidosaños antes y las Ligas Agrarias no habían aún na·cido. Casi no había repartos de tierras y el campoestaba lejos de haber sido pacificado como locomprobó la rebelión cristera. Pero lo que es másimportante, cerca de la mitad del país permanecía al margen de las luchas y los cambios socialesintroducidos "de facto" por la revolución.
Si la piedra de toque de toda gran revoluciónes la transformación acelerada de la sociedad y elsistema político, la mexicana adquiere esa envergadura vista solamente en su dimensión amplia.En ese sentido pertenece al género de las revoluciones prolongadas como la China (37 años) o lavietnamita (30 años) que se prolonga durantela vida de toda una generación.24 Su trayectoriase inicia con una explosión: el derrocamiento delviejo régimen y la constitución del nuevo (19101920). Continúa con una desaceleración, el equilibrio inestable entre las fuerzas socialesen pugnaregidas por gobiernos bonapartistas en los años1920-32 y culmina en un estallido de movilizaciones populares y reformas económicas, socialesy políticas predeterminadas, en los años 19331938. Pasemos ahora a la más difícil de las cuestiones: ¿qué tipo de revolución fue la mexicana?Las respuestas que recibimos de los cinco autoresson altamente contradictorias. En sus dos volú'menes, Alan Knight sostiene que "la clave dela revolución reside en el campo",1S volviendoa la versión populista de los años veinte que veía ala revolución como UQ movimiento agrario yeminentemente popular. Sus fundadores fueron in-
telectuales como Molina Enríquez, Luis Cabreray González Roa quienes publicaron sus primerosescritos durante la revolución. Quizá fue este último quien con mayor claridad planteó la posición. Polemizando con el conservador Díaz Dufooquien sostenía que la solución al problema socialestá en la inversión de capitales y la industrialización, respondió que "la clave de las revolucionesmexicanas debía buscarse en la cuestión de latierra. Mientras ese problema no fuera resuelto,era inútil pensar en incorporar a las masas a lacivilización occidental. . . Reformas políticas,constitución de la gran industria, estabilidad delos gobiernos, bienestar de las clases menesterosas, respeto a los capitalistas, serán vanas ilusionesmientras la cuestión de la tierra no esté resuelta".16 A él se debe también la primera distinciónentre rebelión campesina y revolución agraria."Cuando las clases educadas no toman participación en una revolución de las clases oprimidas-escribía- esta degenera en unajaquerie. .. Cuando las clases educadas o una fracción de ellas...acaudillan las revoluciones..., se ven obligadasa inscribir en su bandera las reivindicaciones económicas del pueblo. De la unión de los dos elementos toma su carácter definitivo la revolución..."27
Algunos años más tarde Frank Tannenbauminauguraba en el medio intelectual norteamericano una corriente del mismo signo, con un librocuyo nombre resulta por sí splo revelador: Larevolución agraria mexicana.18 Sus ideas, queadoptaron una forma acabada hasta los años1928-1933, pueden ser resumidas en los siguien.tes términos: la revolución mexicana fue laobra anónima de los hombres del campo. Ningúnpartido dirigió sus pasos, ningún gran intelectualfijó su programa, ningún general decidió la suertede sus batallas. La revolución no fue nacional,cada región tuvo su propia historia y sus tiemposespeciales. En realidad no hubo grandes ejércitos,sino pequeñas bandas de hombres armados quese unían y separaban de acuerdo al criterio individual de sus jefes y lo que decidió su suerte fueron no las grandes batallas sino un sinfín de esca·ramuzas.29 Si bien el énfasis en la importanciade la rebelión autónoma de las masas rurales, 1a"revolución desde abajo" es correcta, resulta
también parciaL Sí hubo grandes ejércitos regulares. Y la clase dominante y las élites urbanascuya hegemonía y control fueron seriamentecuestionados durante un lustro no tardaron enrestablecer su dominio. Sila tesis de Tannenbaumfuera cierta, los resultados de la revolución hubieran sido más radicales. El gran éxito de las élitesdominantes fue domar políticamente al movimiento campesino a cambio de concesiones económicas.
En su monumental y altamente polémica obra,Alan Knight desarrolla, fundamenta y matiza esaposición, volviendo a colocarla en el centro de ladiscusión. La revolución según él fue al principioUn movimiento rural que sólo poco a pocollegó a ser controlado por fuerzas urbanas. Si bienla rebelión fue más profunda ahí donde las haciendas y los ranchos habían invadido las tierrasde las comunidades, la motivación económica nofue la única. La defensa de la autonomía políticade los pueblos contra la intromisión del podercentral, así como una indignación moral causadapor los malos tiempos, fueron tanto o a vecesmás importantes.3o Knight está en contra de laidea que sostiene que los ejércitos carrancista yvillista no produjeron una transformación agraria.Asegura que de hecho e independientemente delos objetivos de sus dirigentes, causaron cambiosimportantes en los patrones de propiedad de latierra: provocaron la huida de hacendados, expropiaron a terratenientes huertistas, forzaronpréstamos de envergadura expropiatoria e introdujeron cambios en la producción que alteraronprofundamente las relaciones sociales en sus zo·nas de influencia.31 Distingue varios tipos de movimientos rurales. En la meseta central, Sonora,Sinaloa, La Laguna y partes de la Huasteca y SanLuis Potosí, éstos adquirieron un carácter agrario clásico con el problema de la tierra como cenotro. En las zonas más alejadas del dominio delos terratenientes se produjeron rebeliones queél llama en forma poco afortunada "serranas" enlas cuales la lucha política contra la intromisióndel poder central y sus corruptos representanteslocales jugaban un papel rector. 32 En otras regiones, el movimiento campesino adquirió la formade bandolerismo social dirigido contra terratenientes y caciques locales. Dependiendo de la
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suerte de las armas, a veces:,estos últimos recaíanpor necesidad en el bandoleriSmo puro.
La fase maderista -considera Knight- no fuecomo se ha sostenido hasta ahora, la etapamoderada de la revolución. Movimiento esencialmentepolítico, dio .cobertura a procesos que produjeron en el nivel 'local una g.igantesca disrupcióneconómica-marcada por las invasiones de tierras,regresó a cultivos de subsistencia y una profundapolitización de las masas del campo.33
Carranza fue, políticamente, un continuador-lineal de Madero. La destrucción del régimen por-
-'(>lirista 'que produjo su rebelióncontra Huerta pro-"vinG'Ao de la radic.alización de sus seguidores,:¡sino del empuje de .los campesinos contra losIlaofimiados que se habían aliadoc'on el huertismo. Su ejército.y el villista se distinguían no tantopor su composieión clasista como por las mentalidades 'quepredominaban en ellos. El primero eramás urbano y antic1edcal, tenía un espíritu másburocrático y emprésarial. El segundo, era más parroquial, rural,iletrado,personalistlt y católico.34
El frac·aso de la reforma- agraria debe adjudicarse a la simbiosis entre la vieja clase latifundistay'ld:nuéva élite militar revolucionaria. Los regí'menes 'éarrancÍStas 'y del grupóde Sonora quedÓllÜnaroo los'añosveinteeranneoporfiristascon
·:·,tma estrategia de revolución -desde arriba para el.desarrollo del capitalismo y la ¿onstrucción delestado.3~,
El libro de Tutino, se inscribe en la misma co~nte. Fueron los-conflictos en elseno de la élitep0rfirista los que hicieron posible la transformación de los movimientos campesinos que veníansucediéndose en apretada' sueeslón durante unsiglo;-en verdadera revolución agraria. Los ejércitós de Zapata y Villa eran auténticamente campesinos. Fueron 'derrotados por los cónstitucionalistas, debido a que éstos contaban con unaoficialidad profesional, supieron construir sobrela-marcha los elementos de un nuevo estado ycontaron con el apoyo de los Estados Unidos.36
Villa y Zapata en 1914-1915, respaldadosporlas movilizaciones agrarias más amplias de'la historia de México, controlaban la mayor parte del
, territorio mesiCano'y el gobierno conocido conel nombre de lliConveneión: Fue:ladivisiónentre
'los jefes, no la incipácldadde-lóS,c'3lnpesjnos,la
que les impidió unificar su programa y sus fuerzas. En eso jugó un papel importante la diferencia en la composición social de sus respectivasfuerzas.
En el momento preciso en que Villa y Zapatafracasaban en unir los diferentes componentesagrarios de sus filas, Carranza comprendió que sinel apoyo 'de las masas campesinas no podía ganar.Después de la victoria sobre Villa y pese a suspromesas, en 1916 comenzó a regresar las tierrasa los hacendados. Si le hubiera sido posible, habría reconstruido la estructura agraria de 1910.La paradoja del constitucionalismo es que al mismo tiempo que aprobaba una carta magna detintes agraristas, reconstruía las haciendas. La estabilidad del país sólo se logró cuando LázaroCárdenas sacrificó definitivamente a los terratenientes satisfac·iendo parcialmente las demandasde tierra.37 "".
La imagen que nos ofrece el libro de Tohler esmuy diferente. Para él, el único gran movimientoagrarista de la 'revolución mexicana"fue el dirigido por Emiliano Zapata. Aél debemos la' imagenequivocada de ésta como uná revolu9ión agrarÍa.38 En realidad, sudesenlaee se decidió en elNorte, en donde la heterogeneidad social de' losejércitos acrecentó la independencia de los caudillos respecto a sus bases. La extrema militarización del movimiento en el Norte, produjo eladvenimiento de una élite militar e influyó negativamente en la revolución que se decidió, hoen las ciudadesy.en las barricadas, sino en loscampamentos ae lOs ejércitos en' campaña;3.9
El repentino derrumbe del viejo régimen durante los primeros meses de la revoluCJión'made·rista, continúa Tobler, se debió: no tanto a lafuerza de la rebelión popular como a la incapacidad del aparato estatal porfiriano, primordialmente su ejército, para controlar la crisis y al acuerdo entre dirigen.tes porfiristas y maderistaspara restaurar la paz lo más' pronto posible.40
Después del 'asesinato de Madero, el movimiento se dividió en tres campos muy diferentes. EnSonora fue el gobierno local quien "desde arriba" organizó y financió un ejército.;, sobre todocon 'el dinero obtenido de la confiscación de los,bienes de los terratenientes buertistas. :Este ·ejer·~ito;dirigid.o más tarde"'por 'AlvaroObregón,
;;.:.-
nada tuvo de común con una rebelión popularespontánea. Pancho Villa en Chihuahua encabe·
. zó un movimiento muy diferente. Surgió de lamovilización "desde abajo" de numerosos grupos autónomos que luego confluyeron a la División del Norte. Tuvo un carácter más popularque le impuso un sello radical mediado mástarde por una dirección en la cual abundaban losviejos maderistas,. mientras que las necesidadesde la guerra impedían las reformas agrarias quealgunos jefes deseaban. Estos movimientos setransformaron rápidamente en ejércitos regulares que dejaron atrás las prácticas guerrilleras ylas autonomías que les eran propias. Fue en elSur, como se ha visto, en donde surgió una fuerza campesina importante relativamente homogénea. En las plantaciones del sureste y tambiénen Oaxaca y Micftoacán en donde la situaciónagraria era diferente, los campesinos permanederon pasivos y sólo más tarde.fueron "revolucionados" desde afuera. La ausencia de ejércitosagraristas auténticos a la vez que la rebeldía delos campesinos en muchas zonas explica que lasdemandas agtarias h~yan siqo jnscritas en el pro~ama de los vencedores, pero sólo aplicadas enla segunda mitad 'de los años treinta bajo el go·bierno de Lázaro Cárdenas.41
En~ su libro De L ~ncien Régime a la Révolution Fran~ois Guerra sólo aborda el estudio delporfiriato y la etapa maderista de la revolución.Subraya el fracaso de la rebelión urbana preparada por Madero y la ubicación inesperada de losprimeros. movimientos revolucionarios exitosos.La primera zona fuerte 'son las pequeñas ciudades y aldeas de Chihuahua que ven.ían luchandodesde tiempo atrás por su autonomía perdida yen donde el magonismo había tenido influencia.Luego en otros eStados del norte prende en zonas que tienen como eje pequeñas ciudades mi·
. neras. Se trata de un mundo pionero en crisisdebido al descenso de la extracción de metales.Un· mu.ndo lleno de desequilibrios en el cual los
, pequeños asentamientos mineros se codean conranchos, aldeas campesinas y grandes compañíasextranjeras e inmensas haciendas.41 Se·trata,deuna serie de movimientos comunales que se aglu·tinan alrededor de personalidades fuertes, jefesnaturales que venían 'Ya:,fungiendo como tales.
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El ánimo del hombre de frontera es muy marcado.O bien, como el movimiento de Morelos, zonas,en las cuales los campesinos de las comunidadesentran en contacto directo con los personajes deun acelerado proceso de modernización. Otroelemento importante es la realización de contien·das electorales locales en los últimos años delporfiriato, que adquirieron un carác.ter muy conflictivo: Sinaloa, Coahuila, Morelos y Yucatán.En el Norte también predomina en las zonas rebeldes la agricultura de riego en las que modernidad y tradición chocan.43 Entre los jefes predominan los pequeños propietarios de minas" loscomerciantes ambulantes, los arrieros, los rancheros y algunos bandidos. Así, en su primera ,etapasería más popular que .campesina y la influenciadel radicalismo urbano mayor que la aceptadapor Knight. Aun cuando no niega la validez de laimagen de una hacienda cuya brusca expansiónamenaza ahogar a la comunidad, Guerra llama laatención sobre procesos que él considera importantes en tantQParte de la aparición de una crisissocial en el campo: la multiplieacióR.de asentamientos agrícolas nu~vos ""'""'Carentes de s~us legal-, la restricción de las autonomías locales, lasmigraciones internas, el aumento del-,númerQ.deasalariados afectados por el a~nso4elos,pre~iosdel maíz y la diferenciación social acelerada dela aldea rural.44 Para él, la ~u~tión agraria noexiste y mucho menos podría hablarSé de revolu·ción agraria.
En cuanto a Hart,dejemos quehableco~suspropias palabras. "La revolució~mexical\4>surgiócomo parte de una ola de agitación política·nacionalista relacionada,a la crisis socioeconómicaque barrió el mundo a principios. de siglo XX.Vna pequeña burgtlesía enajenada económica ypolíticamente, élites provinciales y locales, obreros urbanos e industriales, y campesinos juntaronsus fuerzas en un levantamiento nacio~alista. Lasélites· provinciales y la pequeña burguesía participaron para 4ert;ocar un poder dictatorial. Obre·ros urbanos e industriales para. termiÍlar con unsistema productivo represivo: Los ca~~inosserebelaron para recijp~rar la auto.nomia municipaly la propiedadper(iida. sus medias de producción.Este. conglomerado de la sociedad. se' unió aire·dedor qel nacionalismQ para recuperar el control
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de los recursos básicos y la infraestructura nacionales del dominio extranjero".45
Hasta aquí el carácter de la revolución. Es claro que para Hart la revolución tuvo básicamenteun contenído de liberación nacional que se impuso a los demás incluyendo el agrario. Y encuanto a la participación del campesinado, sostiene que respondió al llamado de élites clasemedieras en rebelión y que al principio adoptó laforma de "movilización" controlada para derivarluego''en la acción de "cientos de pequeñas bandas fuera de todo control".46
La primera concl\lsión que se desprende deesa diversidad es que la mexicana, como todas'las grandes revoluciones, no puede tener un solo·nombre. Los adjetivos que se han usado para Ca-·lificarla, "agraria", "nacionalista", "burguesa",·'popular" e incluso "socialista" y "burocrática"con exclusividad, son fácilmente rebatibles con-
·vocando la presencia de sus contrarios. En losniveles actuales de la investigación, el debate so
- bre el carácter de la revolución basado en la hi-pertrofia de una de sus facetas a costa de Las de·
·más es ,ya estéril. El problema exige un enfoque.... radicalmente nuevo que revele toda la rique~a de,los significados de la revolución. Proponemos
..,{cuatro criterios para SI.... caracterización: 1) el o.los aetores populares que le dan su fuerza de masas; 2) el bloque social·político que triunfa y sequeda con el poder; 3) la orientación económicay social de los cambios que intróduce la revolución y 4) las transformaciones ideológicas y culturales que se producen. Ninguno de estos elementos es reductible a los demás y sólo el examen decada uno y la relación que entre ellos existepermite rescatar la complejidad del fenómeno.Recordando siempre que nos referimos a larevolución en su sentido amplio, el mérito deKnight, Hart y Tutino es haber dado nueya fundamentación y vigor a la participación activa delpueblo en el derrocamiento del viejo régimen y laconformación del nuevo. Siguiendo una corrienteprotagonizada por Katz, Shulgouski, Womak, GiUy, reconstruyen la revolución como una granexperiencia popular en la cual participaron millones de mexicanos de una generación que teniaunos veinte años a 'SU inicio y cincuenta o máscuando terminó.
En este contexto, los campesinos, peones yasalariados del campo constituyen el actor masivo más importante de la revolución. Durante lalucha armada alimentan las innumerables bandasrebeldes y los ejércitos revolucionarios. En el periodo de la revoludón tardía (1920-1940) engrosaron las filas de los movimientos que protagoni·zan la "presión desde abajo" que haría posiblelas reformas cardenistas. Si bien esto no es ciertopara todos los lugares y todos los momentos, laimagen en su conjunto no deja lugar a dudas. Eltratamiento que da Knight a ese actor para elprimer periodo de la lucha es el primer intentode evaluación global con el cual contamos. Enuna operación admirable que se asemeja a la· reconstrucción de un inmenso rompecabezas, elautor inglés, integra numerosos estudios regionales para producir una imagen de la actividad revolucionaria de las masas rurales de un¡l vastedadimpresionante. Sólo ella explica el ascenso de dirigentes como Villa, Zapata oCedillo que encuentran pocos paralelos contempor~neos a no ser losde Stambolitsky en Bulgaria o Qhapayev en Rusia. Y lo que Knight hace para la revolución, Tutino lo logra para todo el siglo XIX. Según Knightel movimiento zapatista no f.ue el único de su género. Hubo muchos otros,. ~nores, de un carácter definitivamente agrarista; la imagen de uncampesinado inerme cuya combatividad es fácilmente. aprovechada por élites manipuladoras noes sino una proyección de una realidad actualhacia un pasado en que no existió. Con los nuevos conocimientos a nuestro alcance la afirma~ión
parece difícil de rebatir .y es cierta para algunasregiones clave. Aun en los casos en los cu;ales lasmasas campesinas participaron subordinadas alodiluidas con otras fuerzas, hicieron sentir la sorda presión de sus demandas. Muy freetlentementela cuestión agraria estuvo presente en los campamentos de los ejércitos regulares o las rebeliones"serranas" impulsadas por e) ánimo de autonomíafrente -a un estado central empeñado en imponersu dominio despótico. Podría decirse que la acción de las masas del campo tomó tres direcciones: económico-socÜJI (tierra, abolición del peonaje, elevación de salarios agrícolas; política,defensa de la autonomía), difusa (presión inarticulada en el seno de los ejércit-os revolucionarios)
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y disruptivas (bandolerismo social). Después de1920, durante el periodo de la revoludóntardía,la primera se va imponiendo. Derrotados militarmente una y otra vez, los campesúlOs recibentierras a cambio del reconocimiento político dela facción triunfante. Base masiva de la revolución, los pobres del campo no son el único gran
, ,actor popular. No se puede olvidar el papelcualitativo de rancheros; arrieros, obreros, artesanose intelectuales sin perder irremediablemente devista el conjunto del gran drama. Los campesinos fueron siempre parte de una orquesta, nunca el solista genial del cQncierto. En la infinitaheterogeneidad social y regional de la base popular de la revolución reside su debilidad. Nuncaexistió en sus filas un núcleo lo suficientementehomogéneo y coherente para constituirse encontendiente nacional por la hegemonía y elpoder~ El bloque triunfante se formó en las alturas de las clases poseedoras viejas y nuevas: viejos oligarcas porfilianos y nuevos generales revo~
lucionarios. Fueron enos quienes decidieron nosólo la cuestión del poder, sino también la orientación econÓmica y social de la revolución, subordinando los impulsos ágraristas, obreristas,nacionalistas, democráticos que se manifestabandesde abajo. En el cainpo"dela éultura se produce una' revolución sin precedentes. Pero las ideasagraristas comparten el escenario con la integración de los indígenas a la nación, etantiimperialismo, el liberalismo político, los socialismos y lamodernización (léase in·dustrialización). Los his.toriadores "agraristas" pueden resistir la pruebadel primer criterio, pero no la de los tres. Caracterizar la revolución como agraria parece unamistificación explicable en los pensadores de los
.años veinte sobrecogidos por la 'aparición en lapalestra.de un actor ignorado y vilipendiado hasta entonces: al fin Yal cabo la nueva clase gobernante le debe el poder sobre todo a los pobresdel campo. Pero es inaceptable hoy. Refleja conacierto la presencia vigorosa de su principal actor
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masivo y el escenario en el cual se producen lasmayores transformaciones sociales, pero ocultala trama decisiva de la construcción de un nuevopoder. Pone el reflector sobre la reforma agrariapero deja en la penumbra, la más portentosa delas creaciones de la revolución: el ascenso de unaburocracia -hjja predilecta de la revolución mexicana y de muchas otras del siglp XX-, y el régÚllen político que de ella emergió.
Respecto a las causas económicas dela revolución los cinco autores coinciden en señalar la importancia de la crisis del campo, aun cuando difieren en énfasis. Knight y Tutino sostienen queel escenario más importante de los cambios provocados por la revolución fue el agrario. Pero noes difícil demostrar que hubo otras motivacionesnacionalistas y modernizadoras. Si algún sentidotiene el concepto de revolución burguesa eA estecaso, es para designar la orientación económica ysocial de la revolución, porque una burguesiapro·piamente dicha, separada de las otras clases dominantes. no existía. Si bíen al principio las ideasmotricés de la revolución parecen haber sido más
, ¡JoHtieas. a medida que ésta se radicalizaba, ideologías sociales como el agrarismo y el nacionalismo, e incluso el socialismo, pasaron a ocupar unprimer plano influyendo profundamente en tosgigantescos cambios eulturalesque se produjeron;'
El intento de Hart de presentarla como unarevolución de liberación nacional llama la atención hacia una faceta injustamente descartadapor Knight y olímpicamente ignorada por Guerra, deslumbrado por el liberalismo, pero yerrael blanco cuando pretende erigirla eh conceptoorganizador de la diversidad de sus únpulsos;Sudenominación de burguesa, a secas; no es muchomás profunda. Capta la dirección de los interesesque predominan, pero ignora la enorme influencia de los vencid,os. A medio siglo de su consumación; la revolución mexicana sigue desafiandoel esquema simplificadorra la vez que reflfirma ladurabilidad de sus influencias.
Notas
1 Hans Werner Tobler, Die Mexikanische Revolution.Gesellschaftlicher WandeI und politischer Um bruch 1876'1940, Suhrkamp Verlag Frankfurt am Main, 1984. Frán~ois Xavier Guerra, Le Mexique de L 'Ancien Régime a laRévolution, 2 tomes, L'Harttman Publications de la Sorbonne,Paris, 1975. AlánKnight, The MexicanReuolution;2 volumes, Cam bridge {jniversity Press, Cambridlfe, 1986.John Tutino, From lnsurrection to Revolutio,.in Muico. Social Bases of Agrarian Violence, Princeton Dniver·sity Press, Princeton, 1986. John Mason Hart, Re!lolutionary Mexico. The. Coming and Process of the 1I1exicaflRevolution, University Press, Berkeley, 1987.
2 Alajp de Janvry, The Agradan Question and R€formism -in -l;"tin A merica, The John Hopkins UniversityP.ress; BaltUno~ arid London, 1981, p. 3.
3 Endque Semo desarrolla el concepto del "ciclo delas revoluCiones burguesas" en Historia mexicana, economio y lL{cha de clases, Editorial El'a, Cuarta edición,1984, pp. 279-315.
4 John Tu~ino, op. cit., p. 12.5 Lueas Alamán, Documentos diversos inéditos y muy
raros, tomo segundo, Editorial Jus, México, 1945, pp. 16Y 229. .
6 Ibid.,-torAQ primero, p. 472.7 Repi'esentiición que hacen al Congreso Constitu
yente varios dueños de propiedades territoriales, contraalgunos articulos de los proyectos de leyes fundamentales que se' dJscuten actualmente, Imprenta de IgnacioCumplidó, Mbico, 18S6,p. 16.
s lbid., p,p. 10 Y 7.9 lbid" p. 12.10 J06é María Luis Mora, Obras sueltas, París, 1837,
p.226..iI Winstano Luis Orozco, Legislación y jurisprudencia
sobre tllrrenos baldz'os, Editorial El Caballito, México,1976, p. 129.
12 Rayi'nond Estep, Lorenzo de Zavala, profeta delliberalismo mexicano, Librería Manuel Porrúa, México,1963,p.145.
13 Luis de la Rosa, Observaciones sobre varios puntosconcernientes a la administración pública del estado déZacatecas, Baltimore, Juan MurphyanCie.• 1851,p.11.
14 Francisco Zarco, Historia del Congreso Extraordinario Constituyente de 1856 y 1857, Instituto Nacional..de Estudios Históricos de la Revolución Mexicana, M~¡"ca, 1987, p,56G. -
15 Ignacio~.Ramí~l;, Obras completas, tomo IU, Cen-2;.~"",",: • '.'~:~;:.-}~ _
tro de Investigaciones Jorge L. Tamayo, :\léxico, 1985,p. í.
16 Winstano Luis Orozco, La cuestión agraria, Tipo'grafí_de "El Regional", Jalisco, 1911, p. 17.
17 DaviáMitrany, Marx against the Peasant, George. Weín(!enféld and Nieolson Litd., London, 1952.
18 Tutín9, op. cit., p. 35í.19 lbid" pp: 365·366. '20 Véase"S~anleY Ross, et al., ¿ Ha muerto la revolu-
ción mexicanl;l?~M'éxico,P.remiá Edit()ra, 1981.21 Tobler, op. cit., p. 6~~.22 IbieF., p. 628.B Knighl, op.. cit., voJ". 2" pp. 517 y527. Hart, op.
cil., pp. 375·379. . '24 Geó:rge Rudé>sostiene que, vista ,,,,,omo fenómeno
s,ocial, Iá "era" de la revolución' francesa, a diferenciadel "h~ho" político, .debe prolong¡¡rSle por lo menoshasta 1815 o incluso hasta 1848. George Rudé, La Remlución Francesa, Javier Vergara Editor, BUenos, Aires,1989,p.191. .
25 Knight, op. cit., vol. 1, p. 78.26 Fernando González Roa, El aspecto pgrario de le
revolución mexicana, Liga de Economistasltevoll:lcionarios de la República Mexicana, A.C., México,197S.p. 28.
27 lbid., p. 27. . "28 Frank Tannenbaum, The Mexican Agrariafl. Revo-
lulion, Anchor ,8Q~ks, 1968. ' .29 Frank Tannimbaum , Peace by RevolulWn.An ln
terprelation of J1exico: Columbia Univer~ty Press, NewYork, 1933, pp. 115-117.
30 Knight, op. cit., vol. t, p. 158.31 lbid., vol. 2, pp. 1,23, 186.32 lt,id .• vol. 1, pp. 115"131.33 lúid., vol. 1, pp. 243-246.34 lbid., vol. 2, p.264.35 lbid., vol. 2, p. 519.36 Tutino,op. cit., p. 336.37 Ibia:.,"p.338.38 Toble'l'.op. cit., pp. 13í-138..39 lbid.; p. 138.40 lbid., pp-: 1fr7 -158.4'1 IbiQ:, pp, 513-515.42 Gu-erra,op. cit., toma 2, pp. 265-266.4~ lbid., tomo 2, p. 27{); .,44" lbid.• tomo 2, pp,262~263.· .45 John Hart, op.cit" Jr. 373 (subrayado n»6):'46 Ibid.; pp,13-14.'
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