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La economía del bien común: Un modelo económico que...

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ÍndicePortadaDedicatoriaPrólogoHacia una transmutación de los valoresPrólogo a la nueva ediciónI. Análisis breveII. La economía del bien común- idea principalIII. La banca democráticaIV. PropiedadV. Motivación y sentidoVI. Desarrollo de la democraciaVII. Ejemplos y modelosVIII. Estrategias para su ejecuciónIX. Preguntas frecuentesX. Números, datos y resumenAgradecimientosBibliografíaNotasCréditos

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¡Por el bien común!Nuevo brindis

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Prólogo

Y ahora tendremos que cambiar de rumbo y nave.

JOSÉ LUIS SAMPEDRO

Estamos viviendo momentos fascinantes, porque en los albores de la era digital y delantropoceno, es posible contar, por primera vez en la historia, con la voz de losciudadanos, con la participación popular permanente, lo que implica laconsolidación de un sistema democrático genuino, tanto a escala personal comolocal, nacional, regional e internacional.

«Para algunos, nuestra época parece anunciar un final..., pero nos encontramosde hecho en los albores de un principio... He aquí la oportunidad que ahora se nosofrece: llegar a ser lo que verdaderamente somos», escribió certeramente con grancapacidad perspectiva Marianne Williamson.

Desde el origen de los tiempos, los seres humanos han estado siempredominados por un poder absoluto masculino, sometidos, anónimos, invisibles,atemorizados. De vez en cuando, un destello genial de creatividad artística ofilosófica. Y después, únicamente iluminado el escenario en que unos cuantos, muypocos, tomaban las decisiones que afectaban al resto de los hombres y a todas lasmujeres.

Sólo se ha tenido en cuenta la razón de la fuerza. «Si vis pacem, para bellum»ha sido la pauta de conducta, que hoy todavía prevalece. Los productores dearmamento, los que procuran cada vez mayor capacidad de dominio y de imposición,han advertido a los poderosos que para su continuidad y expansión lo único queimportaba realmente era la potencia de sus ejércitos.

Se han hecho intentos loables de hacer posible la gran transición de la razón dela fuerza a la fuerza de la razón. Me parece siempre interesante recordar que en1919, al terminar la horrible confrontación de extenuación que constituyó la primeraguerra mundial, el presidente de Estados Unidos, Woodrow Wilson, presentó unaConvención para la Paz Permanente y procedió a la creación de la Sociedad deNaciones y de la Corte Internacional de Justicia. El Partido Republicano consideróque no era función del presidente estadounidense convertirse en el adalid de la paz aescala mundial sino asegurar la hegemonía de Estados Unidos. Y así se dio laenorme incoherencia histórica de que Estados Unidos nunca formó parte de laSociedad de Naciones creada por el presidente Wilson.

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En 1944 y 1945 el presidente Franklin D. Roosevelt tomó una serie de medidasrealmente extraordinarias: el Plan Marshall, para la rehabilitación humana yasistencia a los vencidos; el Banco Mundial «para la reconstrucción y eldesarrollo»; el Fondo Monetario Internacional... y una serie de institucionesmultilaterales que formaran un gran sistema internacional alrededor de la ONU: laFAO, para la alimentación; la Unesco, para la educación, la ciencia y la cultura; laOrganización Mundial de la Salud (OMS); la Organización Internacional del Trabajo(OIT); Unicef, el gran fondo para la infancia; el Programa de las Naciones Unidaspara el Desarrollo (PNUD)...

Una palabra clave en todos ellos: compartir. El desarrollo se alcanzaría através de un gran esfuerzo de cooperación (co-operare, trabajar juntos), paraprocurar una vida digna en todos los países de la Tierra... Al poco tiempo, a lasombra de la carrera armamentística entre la Unión Soviética y Estados Unidos, lacooperación se convirtió en explotación; las ayudas, en préstamos concedidos encondiciones draconianas... porque, estaba claro, todo dependía, de nuevo, de lacapacidad bélica de las grandes potencias. El presidente Ronald Reagan llegó ahablar de «la guerra de las galaxias» (star wars) cuando tantos países estabanteniendo problemas gravísimos de inanición (starvation!).

En 1989 todo clamaba paz. El sistema basado en la igualdad pero que se habíaolvidado de la libertad se desmoronó, con el símbolo del Muro de Berlín..., y lospaíses integrantes de la Unión Soviética se constituyeron en una Comunidad deEstados Independientes, que iniciaban una larga marcha hacia regímenes delibertades públicas. Al final de la década de los ochenta, en efecto, la inesperadaactuación del presidente Mijaíl Gorbachov permitió concebir cambios radicales yotro planteamiento de la economía a escala mundial, que permitieran reducir lasprofundas brechas sociales y equilibraran las asimetrías entre la opulencia y lapobreza extrema.

En muy pocos meses, un prisionero africano que después de 27 años decautiverio supo salir con los brazos abiertos de la conciliación en lugar de con sedde venganza, logró que el horrible apartheid racial fuera superado y, tambiéninesperadamente, que fuera posible, con la inteligente complicidad del presidenteFrederik de Klerk, tener en Sudáfrica el primer presidente de piel morena. Y seterminaba la guerra civil en Mozambique, y en El Salvador, y se reiniciaba elproceso de paz en Guatemala... Todo clamaba paz y cambios de hondo caladocuando el presidente Reagan y la primera ministra Margaret Thatcher, en lugar deproponer transformaciones en un sistema que, basado en la libertad, se habíaolvidado de la igualdad, decidieron afianzar todavía un «neoliberalismoglobalizador» que garantizara sus ambiciones de preponderancia a escala mundial.

Y se cambiaron los valores éticos —«principios democráticos» es la acepción

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que figura en la Constitución de la Unesco— por las leyes del mercado. Y lasNaciones Unidas, por reducidos grupos de los países más ricos de la Tierra (G-6, G-7, G-8...). En suma, la democracia a escala mundial se sustituyó por la plutocracia,pretendiendo que unos cuantos países determinaran el destino común de 193...

El resultado, en cifras de balance, hoy, transcurridos varios años, es la muertepor hambre, cada día, de 20.000 a 40.000 personas, la mayor parte niñas y niños deuno a cinco años de edad, cuando se invierten alrededor de 3.000 millones dedólares en armamento y gastos militares. Es inaceptable. La humanidad, y sobre todoOccidente, y muy especialmente Europa, debería dejar de considerar este genocidiocotidiano como un «efecto colateral» de un sistema económico basado en laespeculación, la deslocalización productiva y la guerra, y transformarlo con urgenciaen una economía basada en el conocimiento, que permita un desarrollo sostenible yhumano a escala global.

Es apremiante la refundación de unas Naciones Unidas que, dotadas de losrecursos personales, técnicos y financieros adecuados, posean la autoridad moral yreal necesaria, para hacer frente a la actual situación del mundo y a la confusiónconceptual que le acompaña.

Las prioridades para este desarrollo sostenible humano están establecidas hacemuchos años y son las siguientes: alimentación (agricultura, acuicultura ybiotecnología); acceso al agua potable (embalse, gestión, desalinización...);servicios de salud de calidad; cuidado del medio ambiente, especialmente cuandoexisten puntos de no retorno, por tratarse de procesos potencialmente irreversibles;educación para todos a lo largo de toda la vida; convivencia pacífica...

Hace tan sólo dos décadas estas previsiones no podían cumplirse porque«Nosotros, los pueblos...» eran invisibles, espectadores y no actores ni protagonistasde su propia vida. Pero, sin embargo, gracias a la tecnología digital, hoyprogresivamente todos los seres humanos pueden expresarse libremente y conocen larealidad del mundo, habiendo adquirido una conciencia global que orienta sucomportamiento. A estos dos progresos históricos —libertad de expresión yconciencia global— se añade lo que constituye la piedra angular de la nueva era quese avecina: la igualdad de la mujer, excluida y discriminada desde siempre, y queahora, ahora sí y con las virtudes que le son inherentes, está alcanzando la paridadadecuada en la toma de decisiones.

Esta participación plena y equilibrada permitirá que sean los seres humanos losque tomen realmente en sus manos las riendas del destino y que den consistencia yautenticidad a la democracia, único contexto en el que es previsible el plenoejercicio de los derechos humanos.

Seres humanos «libres y responsables», como define magistralmente a quienesson educados la Constitución de la Unesco. Aprender a ser, «a dirigir con sentido lapropia vida» en palabras, hace un siglo, de don Francisco Giner de los Ríos,

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actuando con solidaridad «intelectual y moral», compartiendo especialmente laexperiencia adquirida, balance de los aciertos y errores de cada trayectoria humana,tesoro incrementado ahora por la longevidad, que permanece incomprensiblementeinexplorado cuando podría, unido a la vitalidad y audacia de los más jóvenes, seruno de los pilares esenciales de este «nuevo comienzo» que anhelamos.

Cuando se decía que en Occidente se había alcanzado la «sociedad debienestar», se hubiera debido añadir siempre, para general conocimiento, que estebienestar se reducía al 20 por ciento de la humanidad, que vive en el barrio prósperode la aldea global. El otro 80 por ciento, no me canso de repetirlo, en un gradienteprogresivo de precariedades, vive fuera de este recinto, en condiciones de tanextrema pobreza que, ya lo he mencionado, llega hasta la inanición y la muerte.

Derecho a la vida «digna» para todos.Por eso es tan oportuno el modelo económico que establece Christian Felber en

La economía del bien común. Para los resignados, los escépticos..., Felber proponeenfoques originales y factibles porque, como advirtió en 1963 el presidente JohnFitzgerald Kennedy, «ningún desafío se sitúa más allá de la capacidad creadora de laespecie humana». Esta facultad desmesurada es nuestra esperanza. Podemos inventarel futuro.

La inercia de considerar que ningún cambio es posible y que las fórmulas delpasado pueden resolver los problemas del mañana, requiere en estos momentos unrenovado ánimo de superación, imaginación, innovación. Los principiosdemocráticos deben volver a inspirar las pautas económicas a escala planetaria,dejando en su justo lugar a los «valores mercantiles». En el artículo undécimo delproyecto de Declaración Universal de Democracia redactado originalmente conKarel Vasak, el profesor Juan Antonio Carrillo Salcedo y el presidente MarioSoares, se dice lo siguiente: «La democracia debe desarrollar sistemas económicosfundados en la justicia social, a la cual se subordinarán siempre todos los otrosaspectos y dimensiones de la vida económica, en un contexto de competencia libre yleal así como la indispensable cooperación, con el fin de alcanzar un desarrollohumano y económico sostenible, una prosperidad compartida, el fomento del empleoy el trabajo, y la utilización racional de los recursos económicos, alimenticios,naturales y energéticos. En la democracia, el objetivo fundamental es que todapersona, sin excepción alguna, pueda acceder a los bienes y a los servicios —particularmente de salud— necesarios para una vida digna de ser vivida». Todoqueda pues subordinado a la justicia social.

El deber supremo es no cejar, es mirar hacia adelante y actuar con renovadaconciencia de que el «por-venir» está «por-hacer». En uno de los poemas del Amorcumplido Rafael Guillén escribe: «Cada mañana el mismo asombro, siemprenuevo...». Cada día debemos «recibir el amanecer como se merece», en palabras de

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Rigoberta Menchú, y situar en el centro mismo de nuestra conducta denuedo yvoluntad de cambio, siendo sembradores, aun en terrenos inhóspitos, de semillas desolidaridad y, como indica el artículo primero de la Declaración Universal de losDerechos Humanos, de fraternidad.

«Todo depende del dolor con que se mira», escribió Mario Benedetti. No setrata de colores ni tonos, se trata de la igual dignidad de todos los seres humanos.

El gran mérito de Christian Felber, en el momento en que la deriva de unsistema económico acosa la dignidad humana en lugar de contribuir a procurarla,cuando las responsabilidades intergeneracionales se ocultan y minusvaloran, radicaen concentrarse en el bien común y propone iluminados caminos para alcanzarlo.

Y así, el siglo XXI llegará a ser pronto el siglo de la gente, de «Nosotros, lospueblos...», donde tendrá lugar la inflexión histórica de la fuerza a la palabra.

FEDERICO MAYOR ZARAGOZA23 de marzo de 2015

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Hacia una transmutaciónde los valores

Me leí de un tirón La economía del bien común cuando cayó en mis manos, en 2012,recién publicada la traducción española. Llevábamos ya varios años de crisiseconómica y me aleteaba la esperanza de que ésta sirviera, por lo menos, paracambiar de paradigma y emprender unas relaciones económicas más humanas.Christian Felber salía al paso con una respuesta sensata y verosímil, alejada detransformaciones excesivamente radicales, proclive a mantener el capitalismo, peromodificándole el sentido: una «economía cooperativa de mercado» donde el término«cooperación» venía a dar al traste con muchos de los vicios acumulados ypotenciados por el capitalismo financiero.

Felber se apoya en una constatación obvia: no debiera haber contradicciónentre los valores de la economía y los valores de la sociedad. La economía seorienta en torno a la eficacia, la competitividad, el egoísmo, mientras que lasrelaciones sociales lo hacen en torno a unos valores más cálidos, como la honradez,la empatía, la confianza o la cooperación. No fue así al comienzo del capitalismo.Uno de los primeros teóricos de la economía de mercado, Adam Smith, era, a la parque economista, filósofo de la moral, e intentó articular la libertad de mercado conlos sentimientos morales que anidan en el corazón de cada ser humano y no nacen delegoísmo sino de la simpatía.

No hace falta precisar que el espíritu capitalista y una moral de los sentimientoscomo la que sustentaba Smith discurren por caminos paralelos hace tiempo y nollegan a encontrarse. Facilitar dicho encuentro es lo que propone esta nuevaconcepción de la economía por la vía de transmutar los valores que nos sirven deguía. Hay que recuperar la idea de bien común como el fin último al que no deberíarenunciar ninguna de las actividades humanas que se precien de estar al servicio delas personas y no pretendan ser autosuficientes y servirse sólo a sí mismas.

Orientar la vida de acuerdo con valores antitéticos, como está ocurriendo en laactualidad, no sólo es una contradicción, sino que genera un malestar generalizado enmuchos estratos de la sociedad. Ninguna Constitución democrática proclama comoprincipios fundamentales los que de hecho están determinando la actividadeconómica. Al contrario, son los valores de la libertad, la igualdad y laparticipación política los que legitiman las democracias. La paradoja es que, una vezproclamados y debidamente constitucionalizados, esos principios dejan de erigirseen la guía de la razón práctica. De no ser así, no se habrían producido las grandesdesigualdades que separan a los muy ricos de los que no sólo no pertenecen a tal

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categoría, sino que se ven cada vez más inmersos en la precariedad y en la pobreza.No podemos ni debemos seguir como hasta ahora. Celebremos la crisis si ésta acabasiendo positiva porque contribuye a corregir errores e imaginar alternativas.

La alternativa que propone Felber se enuncia en el título del libro: las empresasno deben servirse sólo a sí mismas, deben servir al mismo tiempo al bien común. El«sólo» es importante pues no se trata de acabar con el fin legítimo de obtenerbeneficios de las empresas. Lo que los empresarios deben hacer es ponerse un tope,el tope de la cooperación. Si hasta ahora competir era el medio para triunfar, habráque convencerse de que cooperar es mejor que competir y que el triunfo no tiene unasola acepción, la que equivale a acumular más riqueza, sino que tiene otrossignificados posibles y mejores. ¿Mejores para quién? Mejores para todos, para quese reparta de veras el bienestar. Los principios constitucionales se sustentan en lacreencia de que los valores de la libertad y la igualdad son prioritarios. Y que lalibertad individual es puro engaño si no cuenta con la garantía de la equidad. Noobstante, la historia reciente demuestra sin asomo de duda que el camino seguidohasta ahora no acrecienta la equidad sino que acaba irremisiblemente con ella. Y sise pierde la equidad, se pierde igualmente la libertad.

Hay una serie de axiomas, si los podemos llamar así, concomitantes a la idea deque la cooperación es mejor que la competición. A saber: la felicidad no se obtieneexclusivamente con la riqueza material; el dinero es sólo un medio y no un fin en símismo; el bienestar de un país no debe medirse sólo a partir del crecimientoeconómico. Que una cierta riqueza material sea condición necesaria para labúsqueda de la felicidad no significa que el afán exclusivo de acumular riquezaayude al individuo a realizar sus fines como ser humano, algo más complejo que lasimple satisfacción de todos los deseos. Acumular dinero no debe ser el objetivo dela vida humana. Ni tampoco de una vida que aspira a ser feliz. El bienestar de unanación no depende de la renta media de sus miembros, ya que la renta suele estarmuy mal repartida y en demasiados casos no se corresponde con la satisfacción delas necesidades básicas. Son reflexiones como éstas las que llevan a erigir lacategoría del «bien común» como imprescindible para que las relacioneseconómicas dejen de ser mera lucha por el poder y la economía productiva seconvierta en un potencial que favorezca a todos. Eso es lo que pensaron los padresdel liberalismo económico, que hoy se removerían en su tumba si pudierancontemplar el deterioro que han sufrido sus principios.

La economía del bien común es un manual para las empresas, pues lo que sequiere regular es la dinámica empresarial para que, a partir de ahí, cambien lasmotivaciones y expectativas de los individuos. El punto de partida de las ideas deChristian Felber se encuentra en el movimiento Attac, un revulsivo contra lasconsecuencias perversas de una globalización sin reglas ni rumbo. De aquellamilitancia nació un movimiento que no aspira a quedarse en la teoría, sino a

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conseguir adhesiones ciudadanas que crean en ella y tengan voluntad de llevarla a lapráctica. A las empresas se les ofrecen incentivos para que se autorregulen y sepongan límites con el fin de servir al bien común. Cuando la empresa deja de tenercomo único objetivo el crecimiento, la cooperación con otras empresas es más fácil.Así se subvierte la noción de beneficio, que deja de ser egoísta y revertirexclusivamente en la propia corporación, para contribuir al beneficio social, al biencomún. Estamos ante una forma de entender la responsabilidad de la empresa muchomás radical que los intentos habidos hasta ahora. Es el cambio de finalidades el queconseguirá que la competitividad se transmute en cooperación y que la eficacia seconvierta en confianza.

Lo que Felber tiene que decir es lo que una amplia mayoría de ciudadanosdesea oír. De ahí el éxito que está recabando la propuesta, una propuesta abierta a laparticipación y, por lo tanto, a cuantas correcciones y modificaciones seannecesarias para hacerla más viable. Eso sí, siempre que no se renuncie al propósitoque la orienta, que no es otro que el de no perder de vista el bien común.

VICTORIA CAMPSCatedrática de Filosofía Moral y Política

de la Universidad Autónoma de Barcelona

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Prólogo a la nueva edición

There are plenty of alternatives! (TAPAS). Siempre hay alternativas.

Para Margaret Thatcher y Angela Merkel

La primera «semilla» de la economía del bien común que aterrizó en España fue unvídeo de 13 minutos sobre el modelo, puesta en circulación por attac.tv. En pocotiempo, lo vieron 100.000 personas, y a los pocos meses empezaron a llegarinvitaciones de todas las partes del país. Poco a poco, la joven planta echaba raícesy empezaba a crecer. En menos de dos años, se fundaron más de veinte «campos deenergía» para la difusión y aplicación local del modelo. Incansablemente, elperiodista y experto financiero Paco Álvarez hablaba de la idea y de una economía«de abajo arriba» en medios de comunicación y conferencias públicas. Prontoemprendedores y alcaldes se unieron al movimiento naciente, que desde el primermomento despertó mucho interés en las universidades, en facultades muy diversas.

Hoy, tres años después de la germinación de la economía del bien común enEspaña, existen cinco asociaciones legales: una federal y cuatro regionales, enCataluña, Canarias, País Vasco y Valencia. Se han formado nodos de trabajo quedesarrollan herramientas para los grupos pioneros —empresas, municipios yuniversidades—, en los que cada persona, con sus cualificaciones individuales,puede implicarse y hacer sus aportaciones. Las primeras empresas españolas,provenientes de las ramas económicas más diversas, han presentado su balance delbien común. Y entre los municipios se ha desencadenado una fuerte dinámica;algunos de ellos ya se han convertido formalmente en «Municipios del bien común»:Miranda de Azán, en Salamanca, y Orendain, en el País Vasco. En Zaragoza, unaprimera empresa municipal está haciendo el balance, Rubí destaca con una buenapráctica de eficiencia energética y energías renovables. Ayuntamientos desde Murode Alcoy, en Alicante, hasta Santa Lucía, en Gran Canaria, desde Barcelona hastaSan Sebastián, han mostrado su interés en participar.

Muchas iniciativas se registran, asimismo, en el sector de la educación. Enmuchos institutos se debate sobre la economía del bien común, y algunos incluso hanhecho el balance. En la Universidad de Barcelona, un proyecto de máster consistióen la evaluación de la aplicabilidad del balance del bien común en la propiainstitución. El éxito fue tan rotundo que el rector no sólo dio el visto bueno a larealización del balance en la universidad, sino que ésta, a principios de 2015,presentó una propuesta de cátedra sobre Economía del Bien Común a la Unesco en

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París. En muchas universidades existen estrechos lazos con la economía social ysolidaria; en ellas la economía del bien común encuentra un «terreno abonado» ypuede agregar sus herramientas y su propuesta por un marco legal propicio paraestas alternativas. Muchos de los voluntarios están arraigados en las economíasalternativas y muchos están comprometidos con varias iniciativas sirviendo depuentes. En 2014 la Asociación Federal Española para el Fomento de la Economíadel Bien Común contaba con 650 personas activas.

Despliegue internacional

El crecimiento del movimiento en España se inscribe en una dinámica internacional.Desde el pistoletazo de salida en octubre de 2010, el número de empresas queapoyan la iniciativa ha crecido a más de 1.750, y proceden de todos los continentes.Las actividades operativas se despliegan ya en una veintena de países, en Europa,América del Norte, América Latina y, «a última hora», en Nueva Zelanda. LaUniversidad de Santiago de Chile contribuye con el desarrollo científico de una«contabilidad del bien común». El Parlamento regional de Tirol del Sur, en el nortede Italia, ha decidido dar prioridad a las empresas con buenos rendimientos éticosen la compra pública y fomentar los municipios orientados al bien común. Y untercer ejemplo de lo que está pasando a nivel internacional: las universidades deKiel y Flensburgo, en Alemania, están realizando un proyecto de investigaciónfinanciado por el Ministerio de Educación e Investigación alemán sobre laaplicabilidad del balance del bien común en grandes empresas que cotizan en bolsa.

Parece que la necesidad de una alternativa integral, de otro modelo económico,es global. En el mismo mes en el que se publicó la primera versión de este libro enalemán, la Fundación Bertelsmann realizó una encuesta cuyos resultados hablaban unlenguaje claro: un 88 por ciento de los alemanes encuestados deseaba un «nuevoorden económico». En Austria la cifra ascendió a un 90 por ciento. No creo que hayahabido otro momento en la historia en el que nueve de cada diez personas desearanexplícitamente «un nuevo orden económico». Mi análisis de estos resultadoscontundentes es que cada vez más personas son conscientes de que esta «crisis»actual no es una crisis económica o financiera aislada, sino que tiene muchas máscaras: las burbujas especulativas, el desempleo, el reparto desigual, el cambioclimático, la deficiencia energética, las hambrunas, el consumismo, la pérdida desentido, la perversión de valores y la socavación de la democracia estánrelacionados y son síntomas de una crisis general del sistema.

El capitalismo como sistema económico está en declive. Pero muchos de losrepresentantes de la población sostienen que «no hay ninguna alternativa». Esa frasede Margaret Thatcher ha sido fomentada por las élites que están en el poder y que

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bloquean los cambios. Sin embargo, en una democracia, ¡siempre hay alternativas!La respuesta a Margaret Thatcher es «TAPAS»: «There are plenty of alternatives!».Este libro va a demostrar, en concreto, que entre las alternativas incluso las hay parael modelo económico completo.

Cambio de rumbo

La pregunta decisiva es la siguiente: ¿en qué dirección queremos ir? ¿Debe laeconomía ser más ecológica y sostenible, ser una economía de poscrecimiento?¿Debe ser regional, subsidiaria y resistente ante las crisis? ¿Debe ser más social yjusta en el reparto? ¿Debe el foco de la competencia inclinarse hacia la cooperación,hacia una economía solidaria? ¿Debe la dignidad de los hombres ocupar un lugarcentral y cada persona tener derecho de decisión?

La economía del bien común responde con una visión holística. Todos estosvalores pueden y deben tener un peso mayor del que hoy en día tienen en la economíareal. Y por suerte existe un concepto que los abarca y refuerza todos: el bien común.El bien común es el objetivo ético supremo tanto para la sociedad democrática engeneral como para la economía en especial. Lógicamente, no lo hemos inventadonosotros, goza de una larga tradición. Basta repasar las constituciones democráticaso visitar a referentes de la antigüedad. La Ley Fundamental de Alemania dice: «Lapropiedad obliga. Su uso debe servir al mismo tiempo al bienestar de todos». Laitaliana dice que «la actividad económica tanto pública como privada debe estarorientada al bienestar general» y la Constitución bávara lo pone en palabras aún másclaras: «Toda la actividad económica sirve al bien común». Si vamos a las raíces,ya Aristóteles diferenciaba la noble «oikonomia», cuyo propósito es la «buena vida»—para cuya consecución y organización el dinero sólo sirve de medio—, de larechazada «crematística», en la cual la ganancia del dinero se convierte en un fin ensí mismo: la llamaba «contra natura».1 El concepto «bien común», utilizado ya porlos romanos, fue operacionalizado para la ética social por Tomás de Aquino en elsiglo XIII, «bonum commune», y de ahí ha recorrido como un hilo conductor ladoctrina social de la Iglesia Católica y otras escuelas filosóficas hasta lasconstituciones modernas.

Hay que andarse con ojo: todos los «grandes» conceptos están muy solicitados.Diferentes regímenes se los han apropiado para sus fines oscuros. Tanto Hitler comolas dictaduras del este de Europa han abusado del término «bien común». Sinembargo, esto no debería jugar en contra del concepto en sí. No tachamos de nuestrovocabulario palabras como «libertad», «veracidad» o «amor» únicamente porque amenudo se hayan usado de manera impropia. Esto tan sólo debe volvernos cautelososy prestar atención a quién y en qué proceso define su contenido.

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Evolución abierta del proceso de participación

El concepto del bien común no tiene, a priori, otro significado excepto que elbienestar de todas las personas es igual de importante. Más allá de esta idea general,su significado concreto tiene que ser definido en un proceso democrático. Ésta es almenos la postura del movimiento a favor de una economía del bien común. No valenlas «leyes naturales» ni los «dictadores benévolos» ni tampoco la Providencia. Laidea concreta es que los ciudadanos libres y soberanos se reúnan en el ámbito localo regional y debatan los elementos clave del futuro orden económico. Despuéspodrían enviar delegados a las asambleas nacionales o incluso internacionales. Éstasno toman las decisiones, sino que preparan las alternativas finales que son votadaspor el pueblo soberano. El resultado sería una primera parte realmente democráticade las constituciones. La parte económica o monetaria de la Constitución serviría depauta para el Parlamento, que estaría obligado a hacer las leyes para la economía deacuerdo con dichas directrices. Esto implicará una nueva división de trabajo entre lainstancia soberana y sus representantes. En el fondo se trata de un nuevo sistemademocrático, de una democracia más real o: más soberana. El presente esbozo deuna economía del bien común no es por consiguiente un modelo cerrado, sino unpunto de partida.

Enfoque holístico

La economía del bien común nace de una visión holística. Y ofrece, por tanto, unasolución integral a la totalidad de los problemas acuciantes. La causa de muchosproblemas generados por el modelo predominante actual reside en el progresivoempobrecimiento del pensamiento económico-científico; éste se ha venidodesconectando de sus contextos más importantes: el cultural-ético, el político-democrático y el natural-ecológico. El economista checo Tomaš Sedlacˇek hainventado la que, en mi opinión, es hasta el momento la mejor metáfora paradescribir lo que está pasando: «Cuando a un organismo se le arranca el alma, lo quequeda es un zombi». La ciencia económica clásica está desprovista de alma.Tenemos que volver a dotarla de ella. El principio de este proceso de integración esorientar la economía según los valores que sostienen las relaciones humanas. Laeconomía del bien común se basa en la reconciliación del pensamiento económicocon sus contextos así como, consecuentemente, también de la práctica económica: laeconomía real.En los últimos años han aparecido cada vez más estudios sociales y científicos querefutan empíricamente la idea socialdarwinista del ser humano, según la cual elegoísmo y la competencia están anclados en el genoma humano, y lo describen en

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cambio como un ser social con tendencia a la cooperación, que no sólo es empáticoy solícito por naturaleza, sino que también posee un marcado sentido de la justicia yreacciona con agresividad ante la vulneración de normas conjuntamente establecidas.Los neurobiólogos Joachim Bauer y Gerald Hüther, así como el biólogo evolutivoMartin Nowak, entre otros, han realizado valiosos trabajos pioneros e ilustrativos alrespecto. Los experimentos que describo en el capítulo 4 confirman de formaimpactante sus resultados.

Tres accesos al contenido

La economía del bien común se sustenta en tres ideas centrales:

1. Quiere resolver la contradicción de valores entre economía y sociedad,incentivando y premiando en la primera los mismos comportamientos y valoresque tienen éxito en las relaciones humanas: honestidad, empatía, confianza,estima, cooperación, compromiso con la naturaleza, solidaridad, voluntad decompartir.

2. El objetivo que nuestras constituciones prevén para la economía —el biencomún— debe implantarse en el orden económico legal de forma consecuente.De la misma manera, el dinero, el capital y el beneficio financiero debenocupar su lugar de meros medios económicos para conseguir el fin. Entonces, elorden económico cumplirá el espíritu de las constituciones.

3. El éxito económico deja de medirse por recursos para medirse por objetivos.Con vistas a poner este reajuste de «fines y medios» en práctica, la economíadel bien común está desarrollando el «Producto del Bien Común», para medirel éxito de una economía nacional; el «Balance del Bien Común», para medir eléxito de una empresa, y el «Examen del Bien Común», para saber si unainversión concreta contribuye al fin de la economía o lo contradice. En laeconomía del bien común, todo el sistema de incentivos inherente a unaeconomía de mercado debe alinearse con estos resultados y rendimientos éticosen lugar de con los resultados monetarios, según el lema: «Con ética al éxito».

La economía del bien común ni suprime los balances financieros ni prohíbe quelas empresas privadas persigan beneficios. La diferencia radica en que el beneficiofinanciero ya no es la finalidad del afán empresarial sino un medio para el propósitoverdadero: prestar la aportación más grande posible al bienestar. Esto, según laexperiencia, se solapa con la concepción de sí mismos que defienden actualmentenumerosos emprendedores. Pero el sistema económico legal por sí solo no apoyaesta concepción, más bien promueve la maximización del beneficio, un crecimientoilimitado y que las empresas se devoren unas a otras.

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El objetivo es que mediante la nueva organización legal de las empresasaumente la libertad del individuo, porque:

— La concentración de poder en la economía será frenada y paralizada gracias amecanismos de «retroalimentación negativa».

— No todos los aspectos vitales dependerán de transacciones monetarias, de ladisponibilidad o no de dinero.

— Habrá más tiempo para dedicarlo a otros contenidos distintos del trabajoremunerado.

— Se dejará atrás el terror promocional de las empresas orientadas al beneficio.— Nuestros hijos tendrán una educación orientada hacia la vida en vez del

consumo.— La economía no destruirá nuestras bases fundamentales.— Aprenderemos a actuar no los unos contra los otros, sino juntos.— Disminuirán en política la corrupción y los lobbies.— La democracia podrá volver a respirar y aflorar.— No se volverán a crear normas para la economía basándose en dogmas no

probados, sino que éstas se elaborarán democráticamente.

Una alternativa de muchas

La economía del bien común no dice que sea el único modelo económico imaginablepara el futuro, sino que reseña elementos importantes de un sistema económico, talescomo los valores y objetivos, la medición del éxito, el dinero y sistema financiero,el comercio internacional, el trabajo remunerado, la propiedad y otros. No está nicompleta ni cerrada. Al contrario, pretende ser combinada con modelos o estructurasalternativos y, a través de éstos, enriquecerse y también enriquecerlos. Los «amigos»clásicos de la economía del bien común son la economía social y solidaria, losbienes comunales (commons), la democracia económica, la empresa social, el valorcompartido, las corporaciones B, la economía del regalo o la economía deposcrecimiento, sólo por nombrar algunos. No tendría ningún sentido que seimpusiese un modelo sobre los demás. Lo deseable es que los «componentes» másatractivos sean detectados en un proceso de búsqueda participativo y democrático yconstruyeran el sistema económico de mañana.

Precedentes en España

En España hay una amplia experiencia anterior a la economía del bien común. Laeconomía social y solidaria es todo un sector económico alternativo. Las Redes de

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Economía Alternativa y Solidaria (REAS) tratan de agrupar estas realidades. Elcooperativismo no sólo es un fenómeno que se despliega en todo el territorio, sinoque algunos focos destacados han tomado el camino de la globalización, como es elcaso de Mondragón. A las experiencias tradicionales se añaden nuevas iniciativas,desde el grupo NER en el País Vasco hasta Etnor en Valencia, desde la banca ética,por ejemplo FIARE o Triodos, hasta el comercio justo, que poco a poco va ganandoterreno.

Las prácticas alternativas van acompañadas de un pensamiento alternativo ricoy diverso, sea de la mano de economistas destacados como José Manuel Naredo o elinolvidable José Luis Sampedro, sea a través de Economistas sin Fronteras, Attac, lamonja Teresa Forcades, el banquero con conciencia Joan Melé o el primerembajador de la Economía del Bien Común en España, Francisco, Paco, Álvarez. Latierra es fértil, y la rápida difusión de la economía del bien común en ella es muestrade ello.

Enfoque abierto

Los próximos años estarán marcados por el desarrollo y la refinación de lasherramientas para los pioneros económicos, políticos y culturales: empresas,organizaciones, bancos, bolsas, incubadoras, municipios, gobiernos de todos losniveles e instituciones de enseñanza. Por otro lado, se desarrollarán en ampliosprocesos de debate los veinte puntos de referencia que se resumen al final de estelibro. Esperamos que durante el 2015 se «estrenen» las primeras convencioneseconómicas democráticas, y que vayan cobrando carácter nacional en Alemania,Austria, Italia, España y otros países en los próximos años. Hay infinitasposibilidades de contribuir al cambio hacia un nuevo orden económico. Laparticipación en una convención económica descentralizada —u organizarla— esuna forma concreta de implicarse personalmente.

La economía del bien común persigue tres objetivos principales: 1) Quiereofrecer una alternativa completa y coherente al modelo económico existente; 2)propone un proceso concreto de implementación democrática que deja el modeloabierto a la combinación y cooperación con otras alternativas y, por supuesto,también con aquellas partes del sistema actual que sí funcionan bien, y 3) brinda acada persona, empresa, organización e institución una forma concreta de cocrear latransición hacia una economía más social, sostenible, humana y democrática.

¡Os invitamos a apuntaros al cambio!

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I

Análisis breve

Cooperar, ayudar a otros, que gobierne la equidad, son motivaciones básicas que seencuentran de forma global y ancladas biológicamente en el ser humano. Este modeloaparece a lo largo de todas las culturas.2

JOACHIM BAUER

Valores humanos-valores de la economía

Curiosamente, aunque los valores debieran ser la orientación esencial, las guías denuestra vida, en la economía de hoy en día priman otros completamente diferentes alos válidos en nuestras relaciones personales diarias. En nuestras relaciones diariaso de amistad nos va bien cuando ponemos en práctica valores tales como laconfianza, la sinceridad, el aprecio, el respeto, escuchar a los demás, la empatía, lacooperación, la ayuda mutua y la voluntad de compartir. La economía capitalista sebasa en un sistema con normas que potencian la búsqueda de beneficios y lacompetencia. Estas pautas incentivan el egoísmo, la codicia, la avaricia, la envidia,la falta de consideración y de responsabilidad. Esta contradicción no es sólo un falloestético en un mundo complejo o multivalente, sino una catástrofe cultural, nosdivide en lo más profundo, como individuos y como sociedad.

Valores y guías

La contradicción es por tanto fatal, ya que los valores son el fundamento de laconvivencia. A partir de ellos establecemos nuestras metas vitales, orientamosnuestros actos y los proveemos de sentido. En español la palabra «sentido»determina tanto «significado» como «dirección». Los valores son como una guía queseñala la dirección de nuestra vida. Pero cuando nuestra guía diaria señala hacia unadirección ética —confianza, cooperación, voluntad de compartir— y de repente, enuna parte de nuestras vidas, la economía de mercado, una segunda guía nos marca uncamino justo en dirección contraria —egoísmo, competencia, codicia—, sufrimosuna desesperante contradicción. ¿Debemos ser solidarios y cooperativos, ayudar alos demás y estar constantemente pendientes del bien de todos? ¿O debemos tenersiempre en cuenta primero nuestro propio beneficio y al resto, como competidores,

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atarles en corto? Lo incomprensible de esta discrepancia es que el legisladorprefiere la guía falsa. La confirma, y con ello incentiva valores que todos sufrimos.Esto no es categóricamente obvio porque ninguna ley dice que tengas que ser egoísta,codicioso, avaricioso, desaprensivo o irresponsable. Pero en numerosas leyes,normativas y tratados nacionales, de la Unión Europea y de la Organización Mundialdel Comercio (OMC), está vigente que, en economía, debemos tender a aumentar elbeneficio financiero y ser competitivos. La consecuencia es la aparición epidémicade comportamientos asociales en la economía.

¿Del egoísmo surge el bien común?

El imperativo de que debemos ser competitivos con los demás y aspirar a conseguirel mayor beneficio financiero personal posible (comportarnos de manera egoísta)nos aleja de la esperanza, profundamente paradójica, de que el bien de todos seobtendría del comportamiento egoísta del individuo. Adam Smith, el primereconomista científico, justificó esta teoría hace doscientos cincuenta años. Smith dijoliteralmente: «No es por la benevolencia del carnicero, del panadero o delcervecero que contamos con nuestra cena, sino por su propio interés».3

No estoy tratando de acusar a Smith. Una frase como ésta es comprensible enaquellos días, cuando el concepto de que el «individuo» persiguiera su propiointerés era nuevo. Las «empresas» eran mayormente diminutas y carentes de poder,además estaban asociadas a nivel local y eran individualmente responsables. Losfundadores de las empresas, los dueños, los empleadores y los trabajadoresformaban en muchos casos una unión personal. No había sociedades anónimas yglobales, no había un movimiento libre de capital ni billonarios fondos de inversión.

Adam Smith esperaba que una «mano invisible» condujera el egoísmoindividual hacia el bienestar del mayor número de personas posible. Smith era unfilósofo moral, muchos de quienes lo conocen en detalle están seguros de que serefería a la mano de Dios.4 Pero contemplado desde un punto de vista económico, nopuede tratarse de otra cosa sino de la competencia. Porque, ¿qué otro sistema que nosea la competencia es responsable de que las empresas no sean capaces deincrementar su egoísmo en exceso? Tan pronto como se cobran altos precios o seofrece una calidad inferior, somos reemplazados por otros: competencia. Hasta lafecha, la legitimación básica del sistema capitalista se basa en que el egoísmo delindividuo conducirá hacia el bienestar al mayor número posible de personas a travésde la competencia. Desde mi punto de vista, esta hipótesis es un mito y ademásfundamentalmente falsa. La competencia estimula sin duda el rendimiento a sumanera (este punto lo veremos en detalle más adelante), pero ocasiona dañosextremadamente altos a la sociedad y a las relaciones entre las personas. Si las

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personas persiguen su propio beneficio como única meta o como meta suprema, yactúan unas contra otras, aprenden a ser más astutas que los demás y a creer que éstaes la forma correcta y normal de actuar. Si engañamos a los demás en todo, entoncesno nos estamos comportando como seres equivalentes. Estamos perdiendo nuestradignidad.

La dignidad es el mayor de los valores

Cuando en mis clases en la Facultad de Economía pregunto a los universitarios quéentienden por «dignidad humana», obtengo un perplejo y generalizado silencio. A lolargo de sus estudios o no han aprendido o no han oído nada al respecto. Esto asustatanto más cuanto que la dignidad es el mayor de los valores. Es el primer valor quese menciona en la Declaración Universal de los Derechos Humanos. Dignidad quieredecir «valor en igualdad, sin condiciones e inalienable» que poseen todos los sereshumanos. La dignidad no requiere de ninguna acción, tan sólo de existencia. Delidéntico valor de todos los hombres proviene nuestra igualdad, en el sentido de queen una democracia todas las personas deben disfrutar de los mismos derechos, lasmismas libertades y oportunidades. Y sólo entonces, cuando realmente todosdisfrutamos de las mismas libertades, se da la condición necesaria para que seamosrealmente libres. La dignidad humana es la premisa para la libertad. Immanuel Kantdecía que la dignidad sólo puede preservarse en el roce diario entre las personassiempre y cuando nos consideremos y nos tratemos como personas equivalentes.Debemos tomar las necesidades, los sentimientos y las opiniones de los demás tan enserio como los propios como expresión de la igualdad del valor. No debemos nuncainstrumentalizar a las otras personas ni utilizarlas como medio para alcanzar losfines propios exclusivamente. De otro modo, acabaríamos con la dignidad.5 Comoefecto secundario, pueden también originarse beneficios de los encuentros enigualdad dignos. Según Kant y el sentido común, esto sucede de maneracompletamente automática cuando todos se desean unos a otros lo mejor, construyenuna base de confianza, se toman en serio, se escuchan y se valoran. Sin embargo,conseguir beneficios no debe ser la finalidad de los encuentros dignos.

En el libre mercado es, no obstante, legal y usual que instrumentalicemos a losdemás y con ello vulneremos su dignidad. No es nuestra meta preservar su dignidad.Nuestra meta es lograr el provecho propio. Y éste es, en muchos casos, más fácil deconseguir cuando me aprovecho del que tengo más cerca y daño así su dignidad.Decisivas son mi actitud y mi prioridad. ¿Se trata del bienestar del mayor númeroposible de personas y de proteger la dignidad de todos, lo que de forma automáticarepercute en mi propio beneficio? ¿O se trata de priorizar mi propio bienestar yprovecho, que a su vez puede, aunque no tiene por qué, atraer también el provecho

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de otros?Si perseguimos nuestro propio beneficio como fin supremo, entonces se

convierte en práctica común utilizar a los demás como medios para nuestros fines.En tal caso, la tergiversación de la teoría de Smith acerca de la finalidad y losefectos secundarios conduce a la difusión de la vulneración de la dignidad humana ya una sistemática restricción de la libertad de muchos seres humanos.

¿«Libre» mercado?

El «libre mercado» sería un mercado libre si todos los que participan activamente enél lo hicieran en las mismas condiciones y, entre otras, pudieran retirarse indemnesde cualquier transacción comercial. Pero eso sólo es cierto para una parte de lastransacciones del mercado. Hay una parte relevante en la que algunos no puedenrenunciar tan fácilmente a las transacciones como otros porque son en gran medidadependientes.6 Muchas personas no pueden decidir si quieren comprar alimentos hoyo no, o si quieren alquilar una casa. Muchas empresas no pueden decidir si quierenaceptar un crédito hoy o no. Si no lo hacen, puede que mañana sean insolventes.Innumerables granjeros no pueden decidir libremente a quién suministrar susproductos. A menudo sólo tienen uno o un puñado de compradores como elecciónque los tratan igual de mal. Las transacciones típicas son las siguientes:

— La media de los empleadores puede retroceder ante un contrato de trabajo parafijar sus términos más fácilmente que la media de los trabajadores.

— La media de entidades crediticias puede paralizar un contrato de crédito paraestipular sus cláusulas más cómodamente que la media de los prestatarios.

— La media de las gestoras inmobiliarias puede tomar distancia antes de la firmadel contrato de arrendamiento y con ello establecer los requisitos de éste másfácilmente que la media de los inquilinos.

— La media de las corporaciones globales puede prescindir de alguno de susmiles de colaboradores y de esa manera determinar las condiciones del contratomás fácilmente que la media de los proveedores.

Una desigualdad de poder en las relaciones comerciales privadas no sería elmenor de los problemas si ambas partes se enfrentasen con respeto y con elpropósito de proteger la dignidad. Entonces, la persona más fuerte se encontraría almismo nivel y a la misma altura que la menos fuerte, y tomaría los deseos ysentimientos de ésta tan en serio como los propios. El resultado solamente seríasatisfactorio cuando ambos pudieran vivir bien. Pero en la economía capitalistadirectamente se incentiva a los más poderosos para hacer de esta desigualdad unaventaja. La empresa canibalista y el fondo buitre no tienen como objetivo el respeto

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y la preservación de la dignidad con quienes interactúan. Es más: una parteimportante de la «eficiencia» de los mercados resulta de la cultura de que los másfuertes y más poderosos saquen provecho de relaciones desiguales en las que norespeten la dignidad de los demás.

Cuando en una comunidad de seres humanos no se preserva sistemáticamente ladignidad de cada individuo, tampoco se protege la libertad. La protección de ladignidad —la convención de las personas como iguales— es la premisa para lalibertad de todos en esa comunidad. Cuando los individuos tienen en el punto demira el beneficio propio dejan de tratar a los demás como iguales para hacerlo comoinstrumentos y, con esto, peligra la libertad de todos. Por este motivo, no se puededenominar una economía de mercado basada en el afán de lucro y la competenciacomo economía «libre». Sería una contradicción en sí misma. Honestamente, cadaeconomía de mercado que persiga el beneficio y la competencia debería cambiar sunombre, al destrozar la libertad, por economía de mercado desaprensiva, inhumana yfinalmente iliberal.

La confianza, más importante que la eficacia

Una cosa más. Cuando en el mercado tenemos que temer constantemente que losdemás se aprovechen de nosotros tan pronto tengan la más mínima posibilidad,sistemáticamente se pierde otro bien esencial: la confianza. Una parte de loseconomistas dice: «no pasa nada, en la economía se trata de eficacia». Eso es unaperversión. La confianza es el mayor bien social y cultural que conocemos. Laconfianza es aquello que mantiene unida a la sociedad en lo más profundo, no laeficacia. Imagínese una sociedad en la que pudiera confiar plenamente. ¿No sería lasociedad con el mayor nivel de calidad de vida? Y al revés, una sociedad en la quetuvieran que desconfiar de cada persona, ¿no sería ésta la sociedad con la peorcalidad de vida, el infierno?

El balance provisional es radical: mientras en la economía de mercado sepromuevan y primen el beneficio y la competencia y se apoye la extralimitación deunos contra otros que provoca, no será compatible ni con la dignidad humana ni conla libertad. Se socava radicalmente la confianza y se produce por contradesconfianza generalizada y miedo, en paralelo a que crezca la desigualdad.

Ante estas circunstancias la corriente económica dominante señala a menudotres conocidos tipos de reacción:

1. Es de sobra conocido que no hay ninguna alternativa a la economía de mercado.2. El que no se da por enterado quiere catapultar la economía de vuelta a la

pobreza del siglo XIX o directamente al comunismo.

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3. La economía de mercado es el sistema económico más productivo que hay, y asílo ha decidido la historia. La competitividad incita a producir de formaincomparable, además de ser una característica propia de la naturaleza del serhumano y, por lo tanto, inevitable.

Vamos a ver más de cerca estos últimos mitos básicos de la economía demercado. «La competencia es en la mayoría de los casos el método más eficaz queconocemos», escribe el Nobel de Economía Friedrich August von Hayek.7 Cuandoun premio Nobel dice algo así, tiene que ser verdad, incluso si no existiera el PremioNobel de Economía.8 He intentado encontrar los estudios empíricos a través de loscuales Hayek llega a esta conclusión. Pero no los he encontrado. He buscado entrelos trabajos de otros economistas, ya que es usual que los colegas de la comunidadeconómica se citen unos a otros. Tampoco aquí he tenido éxito. Ninguno de loseconomistas coronados con el Premio Nobel ha demostrado jamás que lacompetencia sea el mejor método que conocemos. Uno de los pilares ideológicosfundamentales de las ciencias económicas es sólo una afirmación que se indoctrinadesde la corriente principal de la ciencia económica y que cree la mayoría de loseconomistas. Y sobre esta afirmación se sustentan el capitalismo y la economía demercado, que son los modelos económicos dominantes en el mundo desde hacedoscientos cincuenta años.

Referente a la pregunta concreta de si la competencia motiva más que el restode los métodos, encontramos gran cantidad de estudios de numerosas disciplinascomo la ciencia de educación, la psicología social, la teoría de juegos o laneurobiología. Fueron analizados 369 en un metaestudio. Y de aquellos con unresultado claro, la contundente mayoría de un 87 por ciento llega a la sorprendenteconclusión de que la competencia no es el método más eficaz que conocemos.9 Lo esla cooperación. La razón es que la cooperación motiva de manera distinta a lacompetencia. Que la competencia motiva no lo discute nadie. Esto lo ha probado desobra la capitalista economía de mercado, pero lo hace de manera más débil. Lacooperación motiva basándose en las relaciones satisfactorias, el reconocimiento, lavaloración y la fijación y consecución de objetivos comunes. Esto es la definicióncientífica de cooperación. Por el contrario, la definición de competencia es «el logrodel éxito de uno o de otro». Sólo puedo tener éxito si el otro no lo tiene. Lacompetencia motiva en primer lugar sobre la base del miedo. Por este motivo, elmiedo es un fenómeno muy extendido en las economías capitalistas de mercado: seteme perder el trabajo, los ingresos, el estatus, el reconocimiento social y lapertenencia. En la competición por escasos bienes hay en general muchosperdedores, y la mayoría tienen miedo a serlo. Pero hay más componentes de lamotivación dentro de la competencia. Mientras que el miedo empuja por detrás,desde delante arrastra una especie de deseo placentero. Pero ¿qué deseo? Se trata

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del deseo de triunfar, de ser mejor que todos los demás. Esto, desde un punto devista psicológico, es un motor problemático. La finalidad de nuestras acciones nodebería ser sobresalir de los demás, sino ocuparnos bien de nuestros propiosasuntos, que son coherentes y nos gusta realizar. En este punto deberíamos referirnosa la autoestima. Aquel que relaciona su propio valor con ser mejor que los demásdepende completamente de que los demás sean peores. Desde un punto de vistapsicológico se trata de un narcisismo patológico. Sentirse mejor porque los demásson peores es simplemente enfermizo. Lo sano sería nutrir nuestra autoestima deacciones que nos gustara realizar, elegidas libremente y por tanto dotadas de sentido.Si nos concentrásemos en ser nosotros mismos en vez de en ser mejores, nadiesaldría perjudicado ni habría necesidad alguna de la existencia de perdedores.

Se trata de la fijación de objetivos. Si como efecto secundario y sin ser miobjetivo resulta que soy mejor que otro en una actividad, no hay ningún problema.No le voy a dar ninguna importancia al ser mejor ni tampoco lo voy a valorar comouna «victoria», es más: voy a ayudar a la otra persona. El problema surge cuando mimeta es ser mejor que otro y fuerzo una situación de derrota-victoria hablando entérminos de competición (o feroz competencia). Si mi meta es hacer bien las cosas yme da igual cómo hagan las cosas los demás, entonces no es necesaria lacompetencia, que es justo el fundamento del mito: sin competencia los hombres no sesentirían incentivados para ser eficientes, no sentirían motivación para ocuparse biende sus asuntos. Sin embargo, los estudios psicológicos indican que nos comportamosjusto al revés. La motivación es mayor cuando es interna (motivación intrínseca) quecuando proviene de fuera (motivación extrínseca), como por ejemplo en lacompetencia. Los mejores rendimientos no se llevan a cabo por la existencia de uncompetidor, sino porque la gente se fascina por algo concreto, se llena de energía,colma sus esperanzas en realizarlo y se entrega por la causa. No necesitacompetencia.

Si los economistas honrados realmente quisieran construir la economía demercado con el método más eficaz que conocemos teniendo en cuenta los resultadosactuales de las investigaciones científicas interdisciplinarias, deberían hacerlo sobrela cooperación estructural y la motivación intrínseca. El hecho de que no lo hagandemuestra que no se trata ni de ciencia ni de conocimientos, sino de la protecciónideológica de estructuras de poder. De todos modos, a los poderosos la competenciales sirve muy bien. Si nosotros, las personas, no aprendemos a cooperar y a sersolidarios, no pondremos en tela de juicio las relaciones de poder ni lascambiaremos mediante la fuerza unida. Más bien intentaremos luchar a nuestramanera, sin piedad, trepar arriba hacia el ámbito del poder y de las élites sociales.Sin embargo, de este modo la mayoría se queda por el camino. El clima social seenrarece progresivamente porque en nuestra persecución del beneficio propio nosaprovechamos permanentemente los unos de los otros, nos utilizamos, nos

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degradamos. Y con esto, debilitamos o incluso destrozamos la confianza social y laautoestima de la mayoría de las personas.

Las consecuencias de la búsqueda de beneficios y la competencia: las diez crisisdel capitalismo

La persecución del «interés propio» (Smith) como fin supremo en competenciarecíproca conduce, en contra de todo pronóstico y promesas de la teoría de laeconomía de mercado, hacia:

1. Concentración y abuso de poder. A causa de la obligación de crecimientoinmanente al sistema (la meta es ser más grande, más poderoso, en definitiva, unglobal player) se han creado corporaciones gigantescas que abusan del poderdel mercado, cierran mercados, bloquean la innovación y devoran o expulsandel mercado a sus competidores. «Conquista de cuota de mercado», «fondosbuitre», adquisiciones «hostiles», «ataques especulativos»: el lenguajeeconómico desenmascara de qué trata en definitiva la búsqueda del beneficiopropio.

2. Interrupción de la competencia y formación de cárteles. Si todavía quedanalgunos pocos, la lucha de unos contra otros puede tornarse en cooperaciónrelámpago, entendida como táctica y no como un principio. La meta es lamisma: el beneficio máximo. Si el poder permite crear cárteles y oligopolios,entonces el camino ya está perfilado en tanto que es más efectivo que lacompetencia. En un ámbito de competencia hay perdedores, con la cooperaciónganan todos. Por este motivo cooperan asociaciones de empresas en la medidade lo posible. (Lo que es, muy a pesar suyo, una muestra fea de la supremacíade la cooperación. Fea, porque la cooperación en estas circunstancias no es lameta sino un medio para un falso objetivo: aprovecharse de los demás.) En elrescate de los bancos hoy en día se ha podido ver que no se trata decompetencia y economía de mercado, sino de la seguridad (nacional) debeneficio y poder. Para este fin cooperan las élites económicas y políticas,dejando a un lado la competencia, que evidentemente no es la meta.

3. Localización de la competencia. Los países intentan atraer a las empresas ymejorar sistemáticamente las condiciones para obtener beneficios: dumpingsalarial, laboral, social, fiscal y medioambiental, que favorece a los gruposinternacionales en detrimento de las pymes locales y a favor de atractivasofertas especiales tales como la confidencialidad bancaria o la renuncia asupervisar y regular la banca, contempladas como «ventajas locales». Cuandoel egoísmo de las empresas se extiende al Estado florece el nacionalismo en

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medio de la supuesta «globalización».4. Política de precios ineficaz. Los precios a menudo no son el resultado racional

de los que participan en los mercados, sino que expresan las relaciones depoder. El poder de oferta y el de demanda están repartidos de manera desigual.Por eso, los precios reflejan los intereses de los poderosos y no los costes onecesidades reales. Por ejemplo, a menudo el valioso cuidado de niños,enfermos, mayores o jardines no logra ningún precio, mientras que el cuidadode los fondos de inversión de alto riesgo (hedge funds) alcanza preciosastronómicos, aunque su utilidad social sea negativa.

5. Polarización social y miedo. La economía de mercado es una economía depoder. Cuanto más grande —global— es la «libre competencia», más grandesson los desniveles de poder entre los participantes, y con ello, lasdesigualdades y la brecha entre ricos y pobres. En Estados Unidos el ejecutivomejor pagado gana 350.000 veces el salario mínimo legal.10 Esto nada tiene quever ni con una «política de precios racional», ni con la eficacia, ni con lajusticia. Tiene que ver exclusivamente con el poder. Como consecuencia,disminuye la confianza de la sociedad y aumenta el miedo. En Estados Unidosla confianza ha disminuido de un 60 por ciento en 1960 a un 40 por ciento en2004.11 Por el contrario, el nivel de miedo en el este de Alemania ha aumentadodel 24 por ciento en 1991 al 45 por ciento en los últimos años.12

6. No satisfacción de necesidades básicas y hambruna. La explosión de las cifrasde hambruna muestra la poca disposición de la globalización capitalista de laeconomía de mercado para satisfacer las necesidades básicas y con elloproteger los derechos de los seres humanos. El número de personas que sufríanhambruna a mediados de los años noventa era inferior a los ochocientosmillones. En 2009, según la Organización de las Naciones Unidas para laAlimentación y la Agricultura (FAO), la cifra ascendía a 1.023 millones,después la cifra vuelve a caer a 843 millones en 2011-2013.13 La satisfacciónde las necesidades básicas no es la meta del capitalismo, sí lo es aumentar elcapital. En muchos casos esto conduce a que las necesidades básicas de quienescarecen de poder adquisitivo simplemente no se atiendan (alimentación,suministro de medicinas, vivienda o educación). Y para quienes tienen poderadquisitivo, y las necesidades básicas cubiertas, se inventan nuevasnecesidades (por ejemplo, comida adictiva, Gameboys, cirugía plástica otodoterrenos para la ciudad). En el capitalismo, creatividad e inversión estánsistemáticamente mal encauzadas.

7. Destrucción ecológica. Como el capitalismo tiene como meta suprema laampliación de capital financiero (y no el bien común), el resto de los objetivos,como la protección del medio ambiente, bajan de posición en su lista deprioridades. La ONU en su Millennium Synthesis Report establece que entre

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1950 y 2000 ha empeorado la salud de casi todos los ecosistemas del planeta(mares, prados, ríos, montañas, bosques). Se acercan al límite y tarde otemprano van a colapsarse. Los efectos vitales de estos ecosistemas para laspersonas están en peligro: la estabilidad del clima, la regulación de la humedady de la temperatura, el control de enfermedades y plagas, la fertilidad y lacapacidad de absorción del suelo. Persiguiendo ciegamente el aumento delcapital financiero y no el bienestar de todos, el capitalismo destruye losfundamentos vitales del ser humano y de la economía.

8. Pérdida de sentido. La acumulación de valores materiales es el objetivo delcapitalismo y pronto sobrepasa lo que sería un efecto secundario razonable,satisfacer las necesidades básicas, para disparar el materialismo. Cada vez máspersonas son incapaces de encontrar sentido a otra cosa que no sea ganar dineroy consumir porque cada vez son más ajenas a sus deseos reales, a sus ideales.El horario laboral remunerado en la Unión Europea entre 1995 y 2005 aumentóun 8 por ciento.14 Según la reconocida Gallup, en Estados Unidos el 70 porciento de los empleados no tiene un compromiso interno con su trabajo y no leencuentra sentido.15 Cada vez más personas se alejan de sus deseos reales eideales hasta no encontrar otro sentido en la vida. En Viena, la mitad de losjóvenes de entre quince y veinticuatro años están en peligro de hacerse adictosal consumo.16 Esto es un «éxito» desde la perspectiva del capitalismo: laeconomía estadounidense invierte más de 11.000 millones de dólares en suataque publicitario contra los niños.17

9. Deterioro de los valores. Hoy en día, en economía ascienden especialmente laspersonas antisociales. Si se trata de optimizar objetivos cifrados, las personas«más capaces» de esconder el resto de los objetivos —humanos, sociales,ecológicos— son las que resultan culturalmente «seleccionadas». En laactualidad, los egoístas pueden tener especialmente éxito. Si en la economía serecompensan sistemáticamente el egoísmo y las actitudes competitivas, si setiene por personas exitosas a aquellas que progresan a base de emplear estadinámica de incentivos, entonces se deterioran los valores en todos los ámbitossociales. Empezando por la política y los medios, y terminando por lasrelaciones entre las personas. «El carácter capitalista configura el carácter dela sociedad», enunció ya Erich Fromm.18

10. Supresión de la democracia. Si la persecución del beneficio en interés propioes el objetivo principal, entonces los implicados activamente en la economíaponen en marcha de manera consecuente toda la maquinaria posible paraalcanzar esa meta. No sólo las relaciones humanas, los talentos personales o losrecursos naturales son usados como instrumentos; evidentemente, también lademocracia se convierte en medio. La ética del «interés propio» de Smith ya

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decía al respecto que el bienestar aparece —o eso se espera— como efectosecundario. La realidad, sin embargo, parece diferente. Multinacionales, bancosy fondos de inversión se han hecho tremendamente poderosos a través de gruposde presión, la posesión de grupos mediáticos, la financiación de partidospolíticos, o la influencia en parlamentos y gobiernos, para lograr maximizar suspropios intereses y no el bien común. La democracia se convierte así en laúltima y más prominente víctima del «mercado libre».

Ya he publicado un análisis detallado en otro trabajo.19 Por ello, es momento decorrer el telón y dejar espacio en el escenario para la alternativa.

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II

La economía del bien común-idea principal

Toda actividad económica sirve al bien común.

CONSTITUCIÓN DEL ESTADO LIBRE DE BAVIERA,ARTÍCULO 151

El objetivo de la economía

Cuando pregunto a los alumnos de las escuelas de economía o de las facultadesuniversitarias por el objetivo de la economía, obtengo casi siempre las mismasrespuestas: «dinero», «ganancia», «beneficio». Y vuelvo a preguntar: «¿Quién diceeso?» «Así es como lo hemos estudiado», averiguo. «¿Y a qué fuentes hacenreferencia vuestros profesores?» Silencio. «¿Cómo se justifica que el objetivo de laeconomía deba ser ganar o incrementar el dinero?» Silencio.

Busqué asesoramiento en las Constituciones de países democráticos. En primerlugar busqué alguna alusión en la Constitución bávara: literalmente pone que «latotalidad de la actividad económica sirve al bien común».20 Al principio pensé «estotiene que ser un error». Pero otras Constituciones indican lo mismo: «La propiedadobliga», pone en la Ley Fundamental alemana, «su uso debe servir al mismo tiempoal bien común».21 La española dice lo mismo: «Toda la riqueza del país en susdistintas formas y sea cual fuere su titularidad está subordinada al interés general».22

Según la Constitución italiana, «la actividad económica tanto pública como privadadebe estar orientada al bien común».23 La Constitución de Colombia dice: «Laactividad económica y la iniciativa privada son libres, dentro de los límites del biencomún».24 E incluso la Constitución de Estados Unidos, escrita por «Nosotros, elpueblo», concluye su preámbulo «fomentando el bien común». En las Constitucionesde los países democráticos prima el consenso acerca de cuál es el objetivo de laeconomía: la promoción del bien común. No conozco ninguna excepción. El hecho esque no hay ninguna Constitución que declare que el propósito de la economía seaincrementar el capital o ganar dinero. Aristóteles ya lo había calificado como«contra natura» distinguiendo la sana «oikonomia», en la cual el medio sólo sirve demedio para conseguir la «buena vida», de la insana «crematística», en la cual laganancia de dinero se ha convertido en el fin.25 En Occidente hay consenso desdehace más de 2.000 años respecto al objetivo de la economía. La economía del bien

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común no sugiere sino que el objetivo constitucional de la economía se aplique en elorden económico real.

Cambiar las reglas de juego

Para ello, tendríamos que sustituir las actuales reglas de juego de la economía demercado, búsqueda del beneficio y competencia, por búsqueda del bien común ycooperación. El marco de incentivos legítimo tendría que despojarse del falso nortede «maximizar el interés propio» y ceñirse al del «bien común».

El objetivo de las empresas es producir el mayor aporte posible al bienestargeneral. Esto no es nuevo: la meta individual de cada actor económico sólo serápuesta en congruencia con los objetivos constitucionales. Éste es el primer paso parainvertir de manera ética los mercados libres.

Redefinir el éxito económico

Segundo paso: Si el bien común es el objetivo democrático definido de la economía,entonces, lógicamente, se tendría que medir la consecución de objetivos en lamedición de éxito económico. A todos los niveles: en el nivel de la economíanacional (macroplano), en el nivel de cada una de las empresas (mesoplano) y concada una de las inversiones (microplano).

Hoy en día el éxito económico se mide con indicadores monetarios en los tresniveles: el producto interior bruto (PIB) dentro de la macroeconomía, el beneficiofinanciero en el ámbito de las empresas y con el «retorno sobre la inversión» o la«rentabilidad financiera» dentro del ámbito de las inversiones individuales. Los tresindicadores de éxito tienen en común que son indicadores «monetarios». Sinembargo, el dinero no es el objetivo de la economía, sino sólo el medio.

Ahora viene la gran pregunta: ¿Es más inteligente (conveniente) medir el éxitode un proyecto, independientemente de qué tipo de proyecto se trate, por los mediosy su acumulación o por los objetivos y su consecución? Posiblemente éste sea elfallo sistémico central del orden económico actual: confundir objetivos y medios almedir el éxito. En el capitalismo, sin duda alguna, el objetivo final es el incrementodel capital. Generar bien común puede ser un medio para ello o un efecto colateral,pero no necesariamente. En la economía del bien común el objetivo final es elincremento del bien común. El capital es una valiosa herramienta para tal fin. Enalgunos casos podrá usarse para alcanzar el objetivo, mientras que en otros esposible que existan mejores medios y caminos. No es obligatorio ni usar el capital niincrementarlo, ya que el éxito de las empresas, las inversiones y las economíasnacionales no se mide en el incremento del capital, sino directamente en el objetivo.

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Medir el éxito económico mediante indicadores monetarios también tiene unadebilidad relacionada con que el dinero sólo puede indicar valores de cambio, noutilidades sociales. Pero los seres humanos lo que necesitan, al fin y al cabo, sonutilidades, éstas son el objetivo de la economía. Un valor de cambio no puede nicalentarme, ni alimentarme, ni abrazarme. Lo que necesito es alimento, vestimenta,alojamiento, relaciones, ecosistemas intactos: utilidades. El PIB y los beneficiosfinancieros no informan de forma fiable acerca de la disponibilidad de lasutilidades. ¿Acaso indica algo fiable el ya asentado PIB acerca de:

— si un país está en guerra o en paz;— si se trata de una dictadura o una democracia;— si el consumo de recursos medioambientales crece, se reduce o se estanca;— si el reparto es justo o si, por el contrario, una parte nada en la abundancia y el

resto padece hambre;— si las personas están estresadas o disfrutan de suficiente tiempo libre;— si las mujeres disfrutan de igualdad o son discriminadas; o— si lo que crece en esa sociedad es la confianza o el miedo?

Da igual la utilidad social por la que preguntemos. Un PIB en ascenso no nos vaa decir nada fiable acerca de su consecución. El PIB no es capaz de medir aquelloque realmente importa.

Según los manuales de economía nacional, el objetivo de la economía es lasatisfacción de las necesidades. Son el «fin último» que se halla tras el enormeesfuerzo llamado «economía». Y cuando las necesidades más importantes de todaslas personas están satisfechas, entonces surge la famosa «prosperidad para todos»(Ludwig Erhard), el «bienestar de todos» o el bien común.

Medir el fin, no los medios

La cuestión de los puntos débiles del PIB viene de lejos, ya que en los años setentaempezó la búsqueda de un indicador del bienestar con el «Index of SustainableHuman Welfare» de Herman Daly. 26 El think tank alternativo londinense NewEconomics Foundation creó el «Happy Planet Index».27 La OCDE ha desarrollado el«Better Life Index» (Indice para una vida mejor);28 la comisión de investigación delParlamento alemán para «crecimiento, bienestar y calidad de vida», los indicadores«W3»,29 y el presidente francés Nicolas Sarkozy encargó a la comisión Stiglitz-Sen-Fitoussi la búsqueda de alternativas al PIB.30 Quien más lejos ha llegado es elminiestado de Bután con su «felicidad nacional bruta». No trabajan con ningúncomplejo modelo matemático, sino que preguntan directamente a seis mil hogares a

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través de un cuestionario cada dos años, por ejemplo:

— ¿Cómo le va en comparación con el año anterior?— ¿Cree que a sus hijos les irá mejor en el futuro?— ¿Confía en su vecino?— ¿Cómo están los bosques, los ríos y el ganado en el pasto?— ¿Dispone diariamente de tiempo para tomarse un descanso/meditar/rezar?

Muchos economistas sostienen que «la felicidad no se puede medir». Pero con33 indicadores referentes a todos los aspectos de la calidad de vida es posibleaproximarse mucho a la «felicidad», más que con el PIB. En mi opinión, bastaríanunos veinte indicadores para componer el «producto del bien común» de unaeconomía nacional, cuyo desarrollo podría ser un proyecto central del movimientode la economía del bien común.

Los «municipios del bien común», descritos más adelante, podrían iniciarlo:los ciudadanos identificarían en asambleas descentralizadas los indicadores decalidad de vida más relevantes para ellos y a partir de ahí elaborarían un índicemunicipal de calidad de vida o de bien común. Más tarde, se podrían sintetizarcientos de estos índices locales en un «producto del bien común» de la economíanacional, o incluso a nivel internacional, al menos para la Unión Europea. El mismoejercicio lo proponemos a nivel de economía empresarial, dado que ¿nos informa unalto beneficio financiero de forma fiable acerca de si:

— la empresa crea o destruye empleo;— las condiciones laborales se vuelven más humanas o más estresantes;— la empresa cuida o explota el medio ambiente;— los beneficios se reparten de manera justa;— se trata igual a las mujeres y a los hombres;— produce armas o alimentos ecológicos locales?

No lo hace. Un beneficio financiero elevado nos dice tan poco algo fiableacerca del desarrollo de cualquiera de las utilidades sociales, de la satisfacción decualquier necesidad básica o del cumplimiento de cualquier valor constitucionalcomo lo hace un PIB al alza: ambos ni versan sobre el objetivo de la economía. Elbeneficio financiero en absoluto mide el fin de la economía. En la economía del biencomún, el éxito de la economía nacional se mediría —metódicamente correcto yconforme con las Constituciones— mediante el producto del bien común, mientrasque el éxito de una empresa lo haría mediante el balance del bien común. A día dehoy, una empresa puede tener «éxito» a la vez que destruye empleo, destroza elmedio ambiente, socava la democracia y fomenta la insensatez contribuyendo a la

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intensificación de problemas sociales y ecológicos. El supuesto automatismo deAdam Smith, según el cual todos se verían provistos cuando cada cual proveyerapara sí, no existe. Puede existir un nexo entre el beneficio y el bien común, pero notiene por qué. Con el balance del bien común esta relación se establece de formafiable. Las esperanzas que Adam Smith deposita en una mano invisible, se cumplenal crear una mano visible, una metodología, que mida y recompense el éxito de laeconomía según el fin.

Medir el bien común

Si el nuevo objetivo de las empresas es el bien común, consecuentemente éste tieneque ser medido e incluido dentro del balance. El balance financiero se convierte enun balance de recursos. Registra cómo la empresa cubre sus gastos, inversiones yprovisiones, pero ya no refleja el «éxito» empresarial. Evidentemente, las empresasno tienen que tener pérdidas por estar en el camino del bien común —una empresaque no obtenga beneficios muere rápidamente dentro de una economía de mercadolibre—, pero tampoco deben aspirar solamente a maximizar el beneficio. Elbeneficio sólo es un medio para un fin claramente definido: aumentar el bien común.De este modo se pone fin a los excesos desmedidos del capitalismo y a la avaricia.Más adelante volveremos al balance financiero en detalle.

El balance del bien común mide cómo los puntos centrales consensuados que locomponen son experimentados por las empresas. Los cinco puntos que se miden en elbalance, y me repito, no son nada nuevo porque ya se encuentran en la mayoría de lasconstituciones y de leyes fundamentales: dignidad humana, solidaridad, justicia,sostenibilidad medioambiental y democracia.

El balance del bien común mide cómo las empresas viven esos valores básicosen relación con las «partes interesadas». Las partes interesadas son aquellos gruposde personas que pueden verse afectados por las actividades de una empresa o quemantienen con ella una relación directa: proveedores, inversores, empleados,clientes, competidores, asociaciones locales, generaciones futuras y el medioambiente. Para hacer más evidente el balance del bien común hemos creado la«matriz del bien común», que comprende en el eje horizontal los cinco valoresfundamentales, y en el vertical los diferentes grupos de contacto. En lasintersecciones se miden actualmente diecisiete indicadores del bien común. Porejemplo:

— la utilidad de los productos/servicios;— las condiciones laborales;— si la empresa produce de manera ecológica;

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— la venta ética;— la cooperación y la solidaridad de la empresa con respecto a otras empresas;— el reparto de ingresos;— el trato y remuneración que reciben las mujeres;— si se toman las decisiones democráticamente.

A menudo se objeta que algunos de estos factores son tan débiles que no sepueden medir. Además, ¿cuál sería la instancia que pudiera definir con precisión loque significa el bien común? Hay respuesta para las dos cuestiones. Gran parte delos indicadores definidos con precisión y medibles ya han sido elaborados en otrosestándares e instrumentos de responsabilidad social corporativa,31 desde laIniciativa de Reporte Global, pasando por la certificación SA 8000 de condicioneslaborales, hasta las directrices de la OCDE para empresas multinacionales y losSistemas de Gestión Ambiental ISO. Todos convergen en los mismos valores yobjetivos: la responsabilidad global en el comportamiento de la empresa. Puedemedirse si la empresa produce de manera ecológicamente sostenible y ademásfomenta este comportamiento, la equidad en el reparto, la calidad de los puestos detrabajo, cómo se participa en la gestión, si se percibe la responsabilidad política(corporate citizenship). Cuanto más enfocada esté una sociedad democrática en labúsqueda de estos factores, más exacto y preciso será medirlos, de la misma maneraque los instrumentos de medición física son cada vez más precisos porque desdehace tiempo hay suficientes personas que trabajan meticulosamente en mejorarlos.

El equipo de desarrollo de la matriz ha elaborado diecisiete indicadorespuntuables. En cada indicador se pueden alcanzar cuatro niveles: principiante,avanzado, experimentado, ejemplar. En un manual desarrollado a lo largo de losaños cada indicador es descrito en varias páginas, desde la idea y la definición,pasando por la aplicación y medición, hasta ejemplos específicos y fuentes. Elmanual continúa, igual que todos los documentos, en evolución y puede ser usadocomo un Creative Common.

«Definir» el bien común

¿Y quién «define» el bien común? Desde la perspectiva del movimiento sólo puedetratarse de un proceso de debate y decisión democrático, porque, a priori, elconcepto no es inamovible y puede y debe cambiar con el tiempo. Históricamente, eltérmino se remonta hasta Aristóteles y su maestro Platón. Tomás de Aquino, en elsiglo XIII, empezó a usarlo con precisión: «Bonum commune est melius quam bonumunius».32 Desde entonces, el concepto de bien común funciona como conductor através de las doctrinas sociales cristianas. Pero la tradición más noble no ayuda. En

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teoría, un dictador o un régimen totalitario podrían afirmar que saben mejor quenadie lo que es mejor para todos y justificar por tanto su política según dichacomprensión del «bien común». Es más, tanto dictaduras de derechas como deizquierdas ya han empleado el concepto del bien común, si bien éste parece eldestino inevitable de todos los conceptos de elevado carisma. La «libertad», el«amor» y «dios» han sufrido abusos y malinterpretaciones con la misma asiduidad;sin embargo, esto no significa que debamos dejar de usarlos, basta con definirlos demanera democrática.

En el modelo de la economía del bien común es necesaria la «definición» delbien común sólo para los instrumentos de medición del éxito a tres niveles:inversión, empresa y economía nacional. El resto de medidas económicas y políticasno requiere de ninguna definición en relación con el bien común. El trabajo básicopara el producto del bien común se puede realizar en los «municipios del biencomún» en asambleas económicas democráticas. El «examen del bien común» (nivelde inversión) ya se está desarrollando en el «banco para el bien común» encooperación con otras entidades de banca ética. Pero el corazón del movimientointernacional emergente del bien común es el balance. Los inicios los llevó a caboen 2009 un pequeño grupo de cerca de quince empresas del movimiento Attac. Sedesarrolló una primera versión, publicada en agosto de 2010. Durante el pistoletazode salida del movimiento, el 6 de octubre de 2010, se presentó esta primera versióna más de un centenar de personas que asistieron. Dos docenas de empresas sedeclararon de manera espontánea dispuestas a elaborar voluntariamente el balance2011 y a seguir desarrollándolo. El grupo de voluntarios creció hasta fines de año acincuenta. Con la ayuda de un equipo de redacción de cuatro personas se desarrollóel concepto inicial para la primera versión real utilizada, la versión 3.0. A peticiónde las empresas pioneras involucradas, el número de indicadores se redujo de unoscincuenta a diecisiete para facilitar su comprensibilidad y facilidad de uso. Laversión 3.0 fue la versión válida para el balance 2011 del bien común quecompletaron unas sesenta empresas.

En los años 2012 y 2013 siguieron las versiones 4.0 y 4.1 del balance (véase«La matriz del bien común», pp. 72 y 73). El equipo de redacción crece con elmovimiento. Ahora, para cada indicador hay un redactor responsable, que coordinaun círculo de expertos e interesados, que a su vez organiza todos los comentariossegún los criterios individuales. Hasta el momento se han implicado cientos, perocontamos con miles de empresas, particulares y organizaciones que nos transmitensus experiencias y conocimientos por internet, en actos públicos o como pioneros.Así va a madurar el balance los próximos años.

El balance todavía no ha sido democráticamente legitimado. Cuando desdenuestro punto de vista esté maduro, es decir, sea representativo, preciso y fácil de

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utilizar, pediremos la elección de una asamblea económica que, teniendo en cuenta aotros instrumentos, formule una normativa. El proceso debe ser decidido porsoberanía democrática, y al aprobarlo, se recogerá en la Constitución. Raras vecesse crea una ley o un artículo constitucional de forma tan limpia. El balance del biencomún se puede actualizar y ajustar en cualquier momento. El pueblo soberanosiempre lo empezará y acabará.

Sin embargo, actualizando esta versión en castellano para 2015, se acaba deabrir una ventana en el proceso político «dentro del sistema» actual: la UniónEuropea ha aprobado una directiva sobre informes no financieros obligatorios paraempresas con al menos 500 empleados probablemente a partir de 2017. Mientrastanto, se implementa en la ley nacional la directiva, y ahí reside la oportunidad deincluir el balance del bien común en el texto de la ley. De momento, son unos cincoestándares que están mencionados como ejemplos, sin que las grandes empresastengan que emplearlos. La propuesta del movimiento EBC es que sólo se integren enla ley aquellos estándares y balances que cumplan con una serie de «metacriterios»que vamos a ver en un momento.

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Volviendo a la idea principal. Una sociedad democrática debe estar en posiciónde formular a las empresas de diez a treinta expectativas centrales, exigir un informede cuentas al respecto, y fomentar que se cumpla mediante los mecanismos deincentivación propuestos. Si no lo hiciese, sólo quedaría el camino alternativo de lasnormativas y prohibiciones legales: una regulación rígida. La actual forma deregulación a menudo no se percibe como tal. Sin embargo, la «orientación albeneficio», la obligatoriedad de efectuar un «balance financiero», su auditoríafinanciera obligatoria con consecuencias fiscales, así como la «competencia» hastael canibalismo legal y la «quiebra», son, en su conjunto, una regulación legalaltamente efectiva para las entidades jurídicas que incentivan e incluso fuerzandeterminados comportamientos. Los antiestéticos resultados —patrones de

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comportamiento asocial y estrategias que destrozan la confianza y dañan lasrelaciones— no se atribuyen más que raras veces a este mal encauzado marco legal;es más, demasiado a menudo se vinculan a la naturaleza humana. El balance del biencomún intenta corregir la falta de programación del mercado para encaminar susleyes hacia una armonía con los valores de las relaciones, la sociedad y laConstitución.

Requisitos de un balance universal

El balance del bien común se alinea con un espectro creciente de etiquetas enproductos (agricultura ecológica, comercio justo), sistemas de gestión ambiental(EMAS, ISO), sistemas de gestión de calidad (EFQM, el Cuadro de Mando Integral),códigos de conducta (directivas de la OCDE) e informes de sostenibilidad (GlobalReporting Initiative, GRI). La primera generación de instrumentos deresponsabilidad civil corporativa se caracterizó no obstante por su ineficacia. Todosestos estándares de responsabilidad social corporativa no son obligatorios ni secontrolan desde ninguna autoridad legal. El efecto es que tan pronto como entran encontradicción con la cuenta principal —de los resultados financieros—, pierden suvalor al jugar en contra de la bottom line de la empresa y dañar la dinámica delsistema actual: aquel que reduzca el balance financiero en favor de un balanceparalelo no obligatorio se catapulta a sí mismo fuera de la carrera. Por eso, losgrupos de presión insisten en que estos balances paralelos no sean obligatorios, yéste es también el motivo de que permanezcan sin efecto.

Para que el balance del bien común sea el primer instrumento deresponsabilidad social corporativa de segunda generación que realmente surtaefecto, es obligatorio que se cumplan los siguientes ocho criterios de actuación:

1. Compromiso. Que la voluntariedad no conduce al fin lo ha probado toda unaserie de instrumentos de la responsabilidad social corporativa.

2. Totalidad. Sería muy poco medir sólo los aspectos ecológicos o sólo la calidadde los puestos de trabajo: todos los valores básicos cuentan.

3 . Capacidad de medición. Los resultados deben ser medibles, es decir,objetivamente valorados.

4. Comparabilidad. Todas las empresas deberían rendir cuentas con los mismosobjetivos/indicadores. De otra manera no se podría recompensar a aquellos quetuvieran éxito.

5. Claridad. El balance no sólo debe ser comprensible para los consultores de lasempresas o los auditores del bien común. Debe serlo para todos: clientes,empleados y el público en general.

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6. De carácter público. El balance del bien común debe ser visible para todos yestar disponible por Internet.

7. Auditoría externa. Para evitar que las empresas se valoren a sí mismas, comopasa con algunos instrumentos de responsabilidad social corporativa.

8 . Consecuencias jurídicas. Quien más haga por la sociedad debe, según elprincipio del beneficio justo, ser recompensado por ello.

El balance del bien común cumple los ocho requisitos. Podría conseguir elefecto deseado de revertir la economía hacia una sostenibilidad ética, la equidad yunas condiciones laborales más significativas y saludables.

El movimiento del bien común se está esforzando para que también este enfoquetenga cabida dentro de las directivas actuales europeas. En 2014, el ParlamentoEuropeo aprobó una directiva para informes no financieros que obliga a todas lasempresas con más de 500 empleados a publicar información adicional a los datosfinancieros. El texto de ley enumera una selección de diferentes instrumentos quepueden, pero no tienen que, ser utilizados. Lo que intenta el movimiento del biencomún es que los ocho criterios de actuación estén presentes en esta directivaeuropea, independientemente de cómo se denomine finalmente el balance nofinanciero, ya sea «balance ético», «balance social» o «balance del bien común».

Construir un mercado transparente

El balance del bien común funciona de la siguiente manera: según el grado deconsecución de los objetivos, los auditores adjudican a cada indicador del balanceuna puntuación determinada. Cada empresa, independientemente de que seaunipersonal, una asociación no gubernamental, una empresa pública o una sociedadanónima, puede conseguir como máximo 1.000 puntos en total. El resultado delbalance del bien común debe figurar en todos los productos y servicios. Porejemplo: se puede etiquetar en cinco niveles de diferentes colores.

— Resultado negativo, nivel 1, rojo.— De 0 a 250 puntos, nivel 2, naranja.— De 251 a 500 puntos, nivel 3, amarillo.— De 501 a 750 puntos, nivel 4, verde claro.— De 751 a 1.000 puntos, nivel 5, verde.

Los consumidores obtendrían así a simple vista una información completaacerca del rendimiento ético de la empresa cuyo producto están considerandoadquirir. El color del bien común se podría mostrar junto al código de barras o alcódigo QR. Cuando se acercara el móvil al código de barras, se accedería al

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balance del bien común completo online en la pantalla. El balance del bien comúndebe ser obligatoriamente público para que los consumidores puedan comprobar insitu si por ejemplo un producto ha sido fabricado con métodos sostenibles, si es deprocedencia local, si las mujeres de dicha empresa que desempeñan el mismotrabajo que los hombres perciben el mismo sueldo y si la jornada laboral permitecompaginar tiempo de familia. Según los manuales, la «racionalidad» y la«eficiencia» de la economía de mercado se basan en que todos los participantestengan acceso a información «simétrica» y «completa». Cosa que no sucede hoy endía. Escojamos un producto cualquiera del supermercado: no se nos informa dequién lo ha producido, bajo qué condiciones laborales, si las mujeres recibieron elmismo trato que los hombres, si la empresa en cuestión ha cooperado con suscompetidores o los ha devorado, si sus contribuciones fiscales son las que lecorresponden o si por el contrario desvía los beneficios a paraísos fiscales, si estácomprometida con grupos de presión o financia partidos políticos... La economía demercado, en comparación con la teoría, puede llegar a ser completamente irracionale ineficaz, porque falta el requisito previo necesario: transparencia. Hoy en día, amenudo se tiende incluso a desinformar acerca del contenido, repercusión y origende los productos mediante la publicidad. El balance del bien común acercaría unpoco la realidad de la economía de mercado a sus pretensiones teóricas y lo haríapor tanto más eficiente.

Premiar la búsqueda del bien común

El factor decisivo es el siguiente: asociar los resultados del balance del bien comúna un trato legal distinto. Cuantos más puntos del bien común consiga una empresa,más ventajas legales debe disfrutar. En un sentido completamente conservador dejusto rendimiento, quien más haga por la sociedad debe ser recompensado por ésta.Ya existen actualmente incentivos apropiados (disponibles), tan sólo se tienen queaprovechar consecuentemente para favorecer el bien común, por ejemplo:

— Disminución del impuesto sobre el beneficio (hasta el 0 por ciento).— Aranceles más bajos (de 0 a 1.000 por ciento).— Créditos bancarios con condiciones más favorables.— Prioridad en la compra pública y la adjudicación de contratos (una quinta parte

del rendimiento económico).— Cooperaciones con universidades públicas en investigación.— Ayudas directas.

Hoy en día se consiente que todas las empresas tengan las mismas condicionesen el mercado, no importa en qué medida cumplan o vulneren los valores

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constitucionales, independientemente de su «desempeño ético». Este «tratoigualitario» conduce a que, por norma, los desaprensivos e irresponsables seimpongan en el mercado, porque pueden ofrecer sus productos más baratos. El quese comporta de manera no ética es recompensado. Éste es el impacto de la falsa guíade la economía.

En la economía del bien común se tratará a los «iguales» por igual, y a losdesiguales de manera desigual. Los altos rendimientos se premiarán. Estas ventajasjustas ayudan a los orientados hacia el bien común a cubrir sus mayores gastos (porel bien común en su sentido más general). En consecuencia, los productos fabricadosy gestionados de manera ética y justa serían más económicos que los efímerosproductos desechables confeccionados con métodos no éticos e injustos, ya que éstossuponen una sobrecarga. De esta manera, las empresas éticas y responsables seimpondrían sistemáticamente en los mercados. Las leyes de mercado se armonizaríancon los valores fundamentales de la sociedad. Si la recompensa resultara tangenerosa que una empresa lograra beneficios, éstos sólo podrían destinarse a usosbeneficiosos para el bien común, si no, se le retirarían: no tendría sentido maximizarel beneficio en interés propio.

Por el contrario, «maximizar» los puntos del bienestar trae consigo que cuantomayor sea el balance del bien común, mayores serán las posibilidades de sobrevivirde una empresa. Al contrario que hoy en día, ya no decide en primer lugar el balancefinanciero, sino el balance del bien común.

El efecto del incentivo se multiplica exponencialmente. El balance del biencomún de una empresa es mejor cuanto mejor es el balance del bien común de susproveedores, de sus instituciones financieras y de las empresas con las que colabora.

Mediante la repercusión conjunta de las decisiones de los consumidores, lasventajas jurídicas, la preferencia de proveedores e inversores «exitosos», así comola comprobación del bien común por parte de los bancos para conceder créditos, seforja una poderosa espiral de incentivos y movimientos en dirección al bien común.Por fin la sociedad alcanza sus objetivos en la economía.

Auditoría del bien común

Una de las preguntas más frecuentes es quién debería controlar el balance. Si lasempresas pueden confeccionar ellas mismas el balance, entonces cada empresapuede valorarse a sí misma. ¿No se necesitaría un Estado-Leviatán que siga ycontrole a las empresas a cada paso?

No se necesita. No se necesita al Estado para casi nada. El mercado realmentese regulará en este caso a sí mismo. Para ilustrar esto veamos el camino que sigueactualmente el balance financiero. Se produce internamente en las empresas, se

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verifica de manera interna (controlling, control de gestión interno) y después pasa yade manera externa a auditores financieros. Con el certificado de los auditores —unaprofesión autónoma— el balance es «válido». De ahí pasa al Estado, que recaudalos impuestos correspondientes. Hacienda pone el punto y final.

Con el balance del bien común, el proceso es parecido e incluso más fácil. Locompilan las empresas (de manera ideal, con la participación de todos losempleados) y se controla en primer lugar internamente (por ejemplo, medianteresponsables del bien común) y después, de manera externa, por los auditores delbien común. Con el certificado del auditor del bien común, el balance es válido y laempresa es clasificada inmediatamente en un nivel impositivo y arancelario,adjudicándosele unas condiciones de crédito. El Estado no hace nada. Excepto en loque atañe a las compras y adjudicaciones públicas, donde se valora primero elbalance del bien común y después el precio.

Junto con el certificado legal y el seguro de calidad de los auditores del biencomún, el Estado sólo tiene que efectuar auditorías de control al azar entre lasempresas. En el caso de que una empresa falsee el balance del bien común y sobornea un auditor que certifique el falso balance, tiene que haber un proceso desupervisión y opciones de sanción contra el auditor corrupto. Al contrario que elbalance financiero, el balance del bien común dificulta por varias causas sufalsificación:

— Es público y accesible para todo el mundo.— Es comprensible para todos, porque los criterios son simples y humanos.— Muchas partes interesadas tienen un interés tangible en la corrección del

balance, y por lo mismo un intento de falsearlo saldría rápido a la luz. Lo quetrae a colación la peer evaluation o «revisión por pares». Todas las personasrelacionadas con la empresa pueden participar en la valoración para procurar alos auditores una base de información más amplia sobre su trabajo.

Las empresas tienen un interés intrínseco en conseguir la mejor puntuaciónposible dentro del bien común, porque con ello atraen ventajas. No obstante, laimplementación de cada uno de los criterios es voluntaria, por lo que no se necesitade ninguna autoridad controladora ni de burocracia («Ministerio del Bien Común»).El balance del bien común dirige el comportamiento de las empresas sindesencadenar una orgía de normativas y control estatal.

De forma análoga a la separación en el balance financiero entre las tareas delos consultores y las acciones de control, en la auditoría del bien común también sedeberían separar, como norma, el asesoramiento y la auditoría. Para asegurar lacalidad se necesita la misma base normativa para la certificación de los auditoresdel bien común que para los financieros. Tanto los auditores financieros como los no

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financieros (éticos) podrían organizarse en los ya existentes colegios profesionales.No se trata siquiera de añadir nada nuevo, sino de ampliar la auditoría de los mediosde la actividad empresarial a los valores y objetivos. A la hora de finalizar laredacción de esta versión actualizada del libro, un equipo de profesores de laUniversidad de Santiago de Chile estaba desarrollando una primera versión de un«verdadero» balance del bien común con los «dos lados»: activos y pasivos. Si hayvoluntad —¡y creatividad!— hay camino.

Se podría pensar que, debido a la complejidad de la materia, se necesitanequipos para realizar la auditoría en vez de individuos, lo que a su vez no sólomejoraría el resultado sino que además la haría más incorruptible.

Beneficio como medio

Hasta aquí el balance del bien común. ¿Y qué pasa con el balance financiero? Por lopronto todas las empresas van a seguir realizándolo, ya que la economía del biencomún es una forma de economía de mercado ética (no capitalista) en la que hayempresas privadas, dinero y precios construidos sobre mercados (aunqueevidentemente con otras condiciones y requisitos a los actuales). Pero como elbeneficio financiero ya no representa el objetivo, el balance financiero se transformaen un balance lateral, o mejor, en un balance de recursos. Análogo al dinero, querealmente debiera ser un instrumento comercial y no un objetivo —el objetivo de laeconomía es la satisfacción de necesidades—, el balance financiero cumple unrequisito central, pero no es realmente el objeto de la actividad empresarial. Lafinalidad del esfuerzo de las empresas, su compromiso social, se traduce en elbalance del bien común. El beneficio pasa de ser finalidad a convertirse en medio.

¿Qué significa eso exactamente? En este punto clave hemos sido muy precisos.La propuesta es que, puesto que los beneficios pueden tanto servir como dañar a laempresa, tanto aumentar como reducir el bien común, se debe diferenciar por su usosegún este criterio. Aquellos usos del beneficio que mermen el bien común deben serlimitados para reconducir por un camino más coherente los excesos del capitalismo,el querer acumular y acumular. Los usos de superávits que conduzcan a comprashostiles, demostraciones de poder, explotación, destrucción del medio ambiente ycrisis, deben ser frenados, mientras que superávits que se empleen para conseguirvalores sociales y medioambientales añadidos, investigaciones convenientes ycooperación para el incremento del bien común, pueden ser aprobados e inclusofomentados. Este tipo de distinciones son omnipresentes: con un cuchillo de cocinapuedo cortar verduras pero no apuñalar a una persona. Las leyes regulan los usospermitidos y prohibidos de los instrumentos. El beneficio de las empresas no deberíatratarse de manera diferente, porque éste, y en general el dinero, en la economía del

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bien común es sólo un instrumento y no un fin en sí mismo. Si no, podría convertirseen un instrumento mortal.

Usos permitidos del beneficio

1. Inversiones. El grueso de las inversiones de la economía nacional se financia consuperávits (beneficios de las empresas). Esto puede permanecer igual en el futuro yaque las inversiones pueden impactar como algo valioso, orientado al bien común yque eleve la calidad de vida. De todas formas, se debe diferenciar de nuevo entreinstrumento y fin, pues las inversiones pueden ser empleadas de maneras diferentes,como un cuchillo. Por ejemplo para a) obtener energías renovables, produciralimentos biológicos u ofrecer servicios educativos y médicos; o bien para b) talarselvas, establecer granjas masivas de animales, fabricar todoterrenos de veinte litrosde consumo o armas nucleares. En el futuro sólo se deben realizar aquellasinversiones que proporcionen un valor social y ecológico añadido. Para ello sedebería establecer un cálculo del bien común para cada inversión (importante), igualque se hace hoy en día con el cálculo de gastos financieros. Se emplearía un nuevoinstrumento del bien común, junto a la medición del rendimiento ético de la empresa,para la decisión de inversiones. Con esto se evitarán condiciones indignas detrabajo, no se producirán daños en el medio ambiente ni se desarrollarán tecnologíasde riesgo. El núcleo estructural de este pensamiento se introdujo hace tiempo en lapolítica. Diferentes agrupaciones sociales proponen someter las leyes a controles deimpacto social, sostenibilidad y no discriminación, por ejemplo. Exactamente lomismo debe suceder para las inversiones de las empresas. Porque de la mismamanera que las leyes determinan la dirección de desarrollo de una comunidaddemocrática, las decisiones de inversión están determinando la dirección dedesarrollo de una empresa y de una economía nacional. En cualquier caso, sobre unavaloración básica más compleja que la que se emplea actualmente de forma casiexclusiva: la habilidad de crear beneficio. Para la incorporación de capital externo,y por añadidura para el control interno de los planes de inversión del bien común,existiría un control externo por parte del banco. La banca democrática, que ha idotomando forma en Austria desde la primera edición del libro como «Proyecto Bancodel Bien Común», examinará no sólo la solvencia de aquellos que solicitan uncrédito, sino también el valor añadido para el bien común. El plan de negocio delfuturo tendrá una apariencia diferente a la actual.

2. Provisiones para pérdidas. En una economía de mercado monetaria ningunaempresa puede hacer cada año un balance con resultado cero, a veces va mejor y

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otras peor. Por eso ya existen actualmente instrumentos como la cuenta de pérdidas(para hacer el balance y la declaración de impuestos) así como las provisiones parafuturas pérdidas. Ambos instrumentos se pueden continuar usando en el futuro paradejar a las empresas un poco de margen. No obstante, las provisiones deben estarvinculadas a dos condiciones decisivas. Primero, deben estar limitadas, porejemplo, a cinco años y a un limitado porcentaje de la facturación. Y segundo, no sedeben emplear para inversiones financieras, comúnmente especulaciones. Si seemplean como activos circulantes, deben ser depositadas en un banco orientado albien común, como el banco democrático para no ser retiradas de la circulaciónmonetaria.

3. Aumento del capital propio. El tercer uso permitido de los superávits del balancees el pago completo de capital externo, de créditos bancarios. A la vista de la mediade las cuotas de capital propio de las pequeñas y medianas empresas, es presumibleque este uso del superávit no traería prácticamente cambios a la situación actual. Lamayoría de las empresas están fuertemente, o muy fuertemente, endeudadas y noobtienen beneficios lo bastante grandes como para pagar sus deudas completamente.Para esas empresas el balance no cambia técnicamente, las deudas permanecen. Encualquier caso, el endeudamiento de las empresas pierde en la economía del biencomún dos de sus aspectos negativos: ni se pueden efectuar inversiones dañinascomo consecuencia del examen del bien común de todos los créditos, ni se crea unasignificativa presión al crecimiento como causa de los intereses, ya que éstos seconvertirían en comisiones más reducidas que sólo cubrirían los costesoperacionales de los bancos.

4. Reparto a los colaboradores. Cuando un año ha sido más satisfactorio de lo quese esperaba, todos los que han colaborado deberían poder aumentar sus ingresos.Pero los ingresos están limitados a un número de veces concretas del salariomínimo, también para los propietarios que colaboran. Este límite debe serdesarrollado por convención económica y decidido por el pueblo soberano.

5. Préstamos a coempresas. El que quiera ayudar a otras empresas, clientes oproveedores puede concederles préstamos sin intereses. Ya que la cooperación seincentiva en todos los aspectos, se potencia esta forma (financiera) directa desolidaridad. Los flujos de dinero serían más económicos y las empresas seahorrarían la visita al banco.

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Usos no permitidos del beneficio

Lo explicado hasta aquí sería posible y estaría permitido. Decisivos son los usos quepodrán eliminarse.

1. Inversiones financieras. Las empresas deben obtener sus ingresos solamente através de los productos que fabrican o los servicios que prestan, no a través deoperaciones financieras. Un peluquero está ahí para cortar el pelo o aplicar untratamiento facial, no para hacer más y más dinero; un granjero debe produciralimentos saludables y mantener el ecosistema estable y diverso, no enriquecerse sinparar. La función de un banco es convertir los ahorros en créditos baratos, no hacermás dinero del dinero. Hoy en día las grandes empresas han pasado de ser simplesdeudores a acreedores, porque obtienen su dinero no a través de la producción, sinoa través de apuestas en el casino, del comercio de valores o del cobro de intereses.De algunas corporaciones de la industria se dice que son «grandes bancos conpequeños talleres». La empresa farmacéutica Roche fue denominada «un gran bancoconectado a una pequeña farmacia».33 En la economía del bien común el dinero essólo un medio para producir, no para obtener beneficio. No habrá más casinosfinancieros. Los activos financieros, si no se guardan en las cajas fuertes de lasempresas, deben depositarse en bancos no orientados al beneficio, para que éstospongan el dinero al servicio del bien común, de tal manera que se pueda distribuirrápida y favorablemente entre aquellos que lo necesiten en ese momento. El dineroen la economía del bien común es también parte de la estructura pública y no sólo unbien privado.34

2. Reparto de beneficio entre propietarios que no trabajan en la empresa. Elnúcleo del capitalismo se basa en que unos —los dueños del capital, los poderosos— se apropian legalmente de la plusvalía de los otros, los que no son dueños decapital, los que no tienen poder. La pregunta es cómo se ha llegado a que muy pocostengan mucho capital y muchos muy poco, y qué se puede hacer sistemáticamentecontra esta situación demasiado desigual. El punto delicado del debate es que haymuchos caminos diferentes para alcanzar un gran capital. Algunos de ellos sonacordes con todos los valores básicos de la sociedad (trabajo personal teniendo encuenta al mismo tiempo a todo el mundo, sentido de la responsabilidad); otros, sinembargo, entran en llamativa contradicción (desaprensiva búsqueda de riqueza ypoder, trampas, suerte o herencia de grandes fortunas sin mover un solo dedo). Laposibilidad de repartir los beneficios de las empresas entre personas que no hanañadido valor al trabajo anima en muchos casos no al compromiso personal y a laresponsabilidad, sino a tendencias peligrosas.

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— Disociación de poder y responsabilidad. Al separar a los propietarios concapacidad de decisión de los trabajadores en las empresas, se produce unapérdida de responsabilidad y de escrúpulos, por ejemplo con el cierre deempresas lucrativas, la destrucción de miles de puestos de trabajo o la omisiónde inversiones a largo plazo.

— Reparto injusto hasta la explotación. El anonimato impulsa la desigualdad y ladesmesura. En las últimas décadas, la tasa de beneficios de la economíanacional ha experimentado un alza a costa de la cuota de los salarios. En 2010siete de las treinta empresas DAX repartieron más dinero entre sus accionistasque los beneficios obtenidos en el año anterior. Nos encontramos en latransición de los dividendos hacia la expropiación. Al mismo tiempo, lasgrandes empresas pagan menos impuestos o incluso obtienen desgravacionesfiscales.

— Motivo absurdo. El lucro puede ser un motivo para fundar una empresa que noaporte ningún valor al desarrollo personal ni social.

— Concentración de poder y retroalimentación positiva. Si quiero tener unaempresa en la que yo no trabaje, puedo tener cientos de empresas y ser cada vezmás rico y poderoso (la posesión y el incremento de poder vinculado seconvierten en objetivo, no en medio, un sinsentido). El reparto desigual de losbienes en las empresas es una fuente central de desigualdad, tanto en ingresoscomo en riqueza.

El reparto de los beneficios sería más responsable y enfocado al rendimiento sisólo el trabajo fuera una fuente de ingresos y el poder de decisión permaneciera enmayor grado en la empresa. Por eso:

a) El capital sólo debe ser un medio, su ampliación no debe ser el fin o lafundamentación de la empresa.

b) Ese medio debe ser repartido lo más igualitariamente posible, especialmente alprincipio, al comenzar la vida laboral (igualdad de oportunidades).

c) La adquisición de capital debe conectarse básicamente al rendimiento y laresponsabilidad personales.

d) Los resultados deben beneficiar a aquellos que los han hecho posibles con sutrabajo.

Por estos motivos, sólo las personas que trabajan en la empresa debenparticipar en los beneficios que ésta genera. En la economía del bien común habríaun salario mínimo y máximo para cada hora de trabajo. Por ejemplo, se podríaestablecer que lo percibido como máximo por una hora trabajada fuera siete, diez,

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doce o veinte veces lo fijado para el mínimo. El que trabaja más horas puedetambién ganar más, pero para cada hora, salvo tareas nocturnas o especiales, hay unaremuneración máxima, cuya extensión será determinada por la soberaníademocrática.

El objetivo principal de este escenario de repartos es secar una fuente dedesigualdad y concentración de poder. Si el capital de las empresas se puede sacarde éstas, entonces crece el aliciente de los propietarios para hacerlo, en contra delos intereses de las empresas y de las personas que trabajan en ellas. Sólo unospocos toman decisiones y cosechan los frutos, y encima sin haber trabajado.

Para la gran mayoría de las empresas no va a cambiar nada, porque no repartenbeneficios a personas ajenas a la empresa. Y aquí aparece casi siempre unmalentendido. Muchas pequeñas empresas se tienen por orientadas al beneficio einterpretan que sus ingresos proceden del beneficio del superávit comercial. Esopuede y debe ser igual en el futuro, con la salvedad de que ese beneficio serápercibido por las personas que trabajan en las empresas como salario. (El problemadescrito no es el reparto entre los fundadores de las empresas, sino entre personasque no trabajan en las empresas.) En la mayoría de las sociedades personalistas seobtiene un beneficio tan bajo que los ingresos de los empresarios están mucho másbajos que diez veces el salario mínimo legal. No se verían afectados por laslimitaciones de beneficio.

Las afectadas son principalmente las sociedades anónimas. Según losfundamentos ya mencionados, en el futuro los dividendos no deben existir. Algunosdatos de las sociedades anónimas son menos conocidos: a) las acciones cada vezcontribuyen menos a la financiación de las empresas: en Estados Unidos la bolsaabsorbió en la década de los noventa más dinero que las sociedades anónimas, que asu vez bombearon dinero a la bolsa; en Francia el saldo es cero35 b) Las innovadorasstartups sólo consumen capital de la bolsa en contadas excepciones, en generalreciben apoyo económico de familiares36 c) La relación entre propiedad yresponsabilidad en la mayoría de las sociedades anónimas se ha perdido.

Originariamente se tenía a las sociedades anónimas por empresas de altoriesgo. Los propietarios respondían con su propio patrimonio por las empresas. En1856, en Estados Unidos, se limitó la responsabilidad personal a la medida de laparticipación en la empresa.37 Hoy en día, cada vez más a menudo los contribuyentesresponden por los accionistas. Por ejemplo, en los rescates de bancos o grandesindustrias privadas insolventes. En vez de exigir una contribución adicional a lospropietarios, los contribuyentes les recompensan por su mala gestión económica.Esto motiva la tendencia de las sociedades anónimas hacia una especial falta deresponsabilidad y escrúpulos y menoscabo de la democracia.

Al conocer la propuesta de que no se repartan beneficios a personas ajenas alas empresas, se plantea habitualmente la pregunta de por qué los hombres ponen su

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capital a disposición de las empresas si no pueden obtener réditos financieros.¿Quién debería asumir el riesgo de los inversores? La respuesta sistemática: en laeconomía del bien común las empresas pueden recibir capital (financiero) externo através de cuatro caminos diferentes:

a) Capital ajeno. Prestado por bancos orientados al bien común. Como los bancosno distribuyen ningún beneficio ni pagan intereses por los ahorros, los créditosserían de media evidentemente más favorables. Los gastos y las comisiones porcréditos deberían tan sólo cubrir los gastos del banco. Además, si se cierra elcasino financiero global, se amontonarían en los bancos los bienes de la gente yestarían ampliamente a su disposición.

b) Capital social. Las personas pueden involucrarse en las empresas. Ladiferencia radica en que por ello no se obtendrán réditos financieros ni tampocopodrán vender parte de la empresa a los mercados (participar en bolsa). Acambio, conservan tres ventajas: 1) Son propietarios de una empresa coherente,con sentido. 2) Por su patrimonio, tienen derecho a hablar y pueden influenciara aquellas empresas que les sean afines. 3) Recuperan su dinero en caso de quesea necesario; no se trata de un regalo. Desde el punto de vista de la empresa setrata de un capital sin costes (no arrastra intereses ni dividendos) y, por lotanto, más barato que los créditos bancarios. Las empresas obtienen así un granincentivo para captar capital social. Para ello tienen que volverse muyatractivas. Y el instrumento que las va a ayudar a conseguirlo es el balance delbien común. De repente, todo el sistema funciona en la dirección correcta.Como la capacidad financiera en proporción a la economía se incrementaexponencialmente, en el futuro se desplazará una parte cada vez más grande delcapital hacia la búsqueda de sentido. En otras palabras, es suficiente con queuna parte del patrimonio privado de las empresas esté disponible como capitalsocial sin coste, porque siempre va a haber más capital financiero.

c) Capital propio. Aportado por jóvenes colaboradores, que traen consigo su«dote democrática» a las empresas y amplían el capital propio. La reforma delderecho de herencia (capítulo 4) posibilita que aporten no sólo su mano de obraa las empresas sino también cierta cantidad al capital de las mismas.

d) Capital ajeno sin costes. Las empresas pueden hacerse préstamos —sinintereses— las unas a las otras. Se las recompensará por ello mediante elbalance del bien común. Además, su beneficio es la experiencia de lasolidaridad y la mejora del balance de la economía común.En la economía del bien común el dinero desempeña un papel diferente al

actual. Como valor de cambio y como capital en la empresa propia, permanece comoun bien privado; como un crédito o capital en otras empresas, tiende a convertirse enun bien público.

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3. Adquisición y fusión de empresas. El tercer uso no permitido del superávit de lasempresas es la adquisición de otras empresas en contra de su voluntad. Gracias a lanueva orientación de las empresas desaparece el motivo más habitual para lasadquisiciones. Si las empresas ya no están orientadas al beneficio, se pierde casi porsí sola la orientación al crecimiento como finalidad. Ya no es necesario conseguirser tan grande como sea posible para a) obtener altos beneficios, b) devorar a lacompetencia, c) que la competencia no te devore.

En general ya no será finalidad el crecimiento monetario en el ámbitoeconómico, porque el crecimiento sólo se empleará como medio para alcanzar unanueva meta: la mayor aportación posible para el bienestar general, que será medida através de los nuevos indicadores de éxito económico. Si inversiones, incrementosdel volumen de negocio o adquisiciones amistosas sirven para este fin, entonces,bienvenidos sean. En cualquier caso, en la adquisición de empresas, se debealcanzar al menos una mayoría específica favorable a la fusión entre los empleados,gerentes y propietarios de ambas empresas. No se podrá adquirir de manera hostilninguna empresa, tal y como se acostumbra a hacer hoy en día, en la dictadura de loscapitales más fuertes con el consiguiente canibalismo económico sistémico.

4. Donaciones a partidos políticos. La financiación de partidos políticos a través deempresas está prohibida. Sólo las personas físicas pueden efectuar donaciones.

A cambio, se podría suprimir el impuesto sobre el beneficio para las empresas.El Estado no debería tener interés en generar grandes beneficios ni en involucrarseen la búsqueda del beneficio como objetivo. Además, no tiene mucho sentido ponerun impuesto sobre un «medio» que genera utilidad. Otra alternativa: el impuestosobre el beneficio se rige por el resultado del balance del bien común.

Fin de la obligación de crecimiento

Esta diferenciación en el uso del superávit del balance financiero va a desviar laambición de éxito empresarial. Alcanzar la maximización del beneficio no es nideseable ni factible. Ya no habrá más excesos en el beneficio. Se pondrán límitesmínimos y máximos en los ingresos globales, se prohibirán las adquisicioneshostiles, se medirá el éxito mediante el balance del bien común.

A través de la suma de estas medidas expira la obligación de crecimiento en laeconomía. Esta obligación era el resultado de la combinación de medir el éxitomediante indicadores monetarios (orientación al beneficio financiero) y lacompetencia. Si estoy en competencia con otras empresas, tengo obligatoriamenteque conseguir un mayor beneficio financiero que ellas porque si no mi calificaciónde crédito empeora, se encarece mi financiación o directamente mi empresa es

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absorbida. A menudo se subestima lo decisivo que es el beneficio financiero para lasupervivencia de las empresas. Generalmente, hay un conjunto de factoresinfluyentes para el éxito de una empresa: calidad, innovación, eficacia, humanidad,falta de consideración, tamaño, flexibilidad... Pero sólo hay una única condicióndecisiva: el beneficio financiero. Al final del día, el beneficio decide sobre vivir omorir, independientemente de la calidad, la fuerza innovadora, el tamaño, elmarketing, la responsabilidad civil y el resto de los factores.

El crecimiento sirve para tener un beneficio mayor que la competencia,defenderse de adquisiciones hostiles o incluso adquirir otras empresas. Elcrecimiento es inmanente al sistema si éste está programado para perseguir beneficioy competir.

De ahí la «desprogramación»: cuando el «éxito» no se equipare al beneficiofinanciero ni se pueda devorar, las empresas podrán por fin, de manera apacible ydespreocupada, determinar y aspirar a un tamaño coherente y «óptimo». Caducará ladinámica capitalista del sistema: todos se verán libres de la obligación generalizadade crecer y devorar a otros.

Tamaño óptimo

«El que piensa en un crecimiento exponencial e infinito en un mundo con fronteras oes un loco o un economista», formuló el economista estadounidense John KennethBoulding.38 Para muchos de sus colegas eso todavía no es aceptable. ErichStreissler, longevo profesor de economía nacional de la Universidad de Economíade Viena, afirmó que «es correcto que el desarrollo sostenible es lo mismo que elmayor crecimiento posible a largo plazo».39 Pero la intuición más valiosa respectoal crecimiento, desde mi punto de vista, la aporta Leopold Kohr: «El crecimiento enla naturaleza es un medio para alcanzar el tamaño óptimo».40 Eso es justo lo quedebería suceder en economía, ambicionar el tamaño óptimo de la empresa.Actualmente el crecimiento es un fin en sí mismo; mañana sólo será un medio. Sialgo es demasiado pequeño, querría ser mayor. Si una empresa se ha vueltohipertrófica, por ejemplo un banco sistémico, el crecimiento que lleva al tamañoóptimo es negativo. En la economía del bien común esto no representaría problemaalguno, porque se trata del crecimiento de utilidades sociales, para el bien común.Sin embargo, en el orden económico dominante esto es un desastre absoluto. Lamerma monetaria significa recesión y depresión.

En el cuerpo humano, al igual que en el resto de los seres vivos, se reconocefácilmente qué papel podría desempeñar de forma coherente el crecimiento:crecemos de manera material hasta alcanzar el «tamaño óptimo». Pero en un puntodeterminado el crecimiento material finaliza iniciándose el desarrollo en un plano no

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material: maduramos en lo emocional, social, intelectual y espiritual. Los sereshumanos no son menos «exitosos» por ello, porque no miden su éxito en la vidasegún el tamaño de su masa corporal. Ni mucho menos son menos felices.

Cooperación estructural

Tal vez el ejercicio de reflexión más difícil de la economía del bien común es elcambio de paradigma de competencia a cooperación, de manera más concisa, lavisualización de que las empresas no deben actuar unas contra otras, sino unas juntoa otras y que, al hacerlo, deben al menos ser recompensadas por ello.

Esta reflexión va a costar esfuerzo a algunos lectores porque hoy en día es«normal» que los competidores se afanen en dañarse e incluso eliminarse unos aotros. Deberíamos tal vez ser más concretos y hablar de «contrapetencia». Eltérmino «competir» proviene del latín «compete˘re», que en origen no significaba«rivalizar unos con otros» sino «buscar juntos», significado este que se aproxima alo que hoy en día entendemos por «cooperación». ¿No resulta obvio que «rivalizar»no puede ser eficaz? La inteligencia de grupo es mayor que la inteligencia aislada deun individuo. Casi todos los grandes desarrollos técnicos son fruto del aporte demuchos, de una «búsqueda común», no de una sola persona. La ciencia es unacooperación histórica de innumerables pensadores e investigadores.

En la economía del bien común no se elimina la competencia. La economía delbien común no deja de ser una economía de mercado, y como tal, se fundamenta enalgunos de sus pilares: empresa privada (mercado) y dinero como medio de cambio.Mientras existan el derecho de fundar libremente empresas y la posibilidad de quequiebren, inevitablemente coexistirá la opción de competencia. Si ésta se mantiene eincentiva, la economía se convierte en un campo de batalla. Si, por el contrario, elcomportamiento «contrapetitivo» se convierte en una desventaja dentro del marco deincentivos, en una estructura primaria de cooperación, pasará casi inadvertida.

En la economía del bien común es, por tanto, posible la competencia. (Enteoría, la competencia también es posible en una economía cien por cien solidaria.Las cooperativas podrían atentar contra su propio etos y competir unas con otras. Yesto es posible porque todos son igualmente libres de fundar cooperativas.) Sinembargo, cuanto más se abran paso las empresas a codazos, cuanto más agresivassean, más empeorarán sus balances del bien común e incrementarán el riesgo dequiebra. Por el contrario, cuanto más cooperen y se ayuden unas a otras, mejoresserán sus resultados en el balance del bien común y más real será la posibilidad desupervivencia. En cualquier caso, no a costa de las demás, sino con su colaboración.Del actual sistema ganar-perder (win-lose) pasamos a uno en el que al menostenemos la oportunidad de que ganen todos (win-win).

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¿Cómo pueden las empresas ayudarse unas a otras? Igual que los vecinos o losamigos, de maneras muy diversas. Por ejemplo:

— compartiendo conocimientos según el principio de recursos libre y con ayudade licencias de Creative Commons;

— cediendo mano de obra;— cediendo pedidos;— ofreciendo préstamos sin intereses o procurándose mutuamente liquidez.

También evitando comportamientos agresivos, por ejemplo:— estableciendo un sistema de información de sus productos transparente e

igualitario, en vez de emplear publicidad masiva;— evitando el dumping en los precios para conquistar

y acaparar mercado;— no apropiándose de patentes con el único fin de bloquearlas;— no absorbiéndose unas a otras.

Si las empresas son recompensadas por ayudarse unas a otras, el enfrentamientoestructural y la actual competencia por eliminarse o adquirirse mutuamente setornarán en coexistencia amistosa en el peor de los casos y, en el mejor (debido a lasventajas legales), en cooperación activa. Quien interprete esto como una invitaciónpara la formación de cárteles continúa con la mentalidad capitalista actual. Hoy endía los cárteles se están formando por doquier, pero no porque sean una finalidad ensí, sino porque son un medio para aumentar el beneficio. Si los beneficios se limitany sólo pueden emplearse para incrementar el bien común, la formación de cártelescomo medio pierde sentido. La cooperación, por el contrario, es un instrumentoeficaz para conseguir el objetivo de las empresas: el bien común. De repente, lacooperación y la economía ya no entran en contradicción, se corresponden.

Lo que va a aumentar la disposición de muchas empresas hacia la cooperaciónes la aspiración a un tamaño óptimo y el fin del crecimiento como una finalidad. Unaempresa que ha alcanzado su tamaño óptimo lo tendrá más fácil a la hora de poner adisposición colectiva sus conocimientos y tecnologías (know-how) o de cederpedidos.

Si a algunos esta perspectiva de la economía de mercado les parece antinatural,recuerdo: de la evolución podemos aprender que a) cada vez existen más especies yb) los ejemplares de las especies no siempre se incrementan. El matemático ybiólogo de la Universidad de Harvard Martin Nowak ha escrito que «la cooperaciónes la arquitecta suprema de la evolución».41

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Quiebra

Junto al dinero y a la propiedad privada (productiva), la posibilidad de quiebra es eltercer criterio que caracteriza a la economía del bien común como una forma deeconomía de mercado. En cualquier caso, y en comparación con la economíacapitalista competitiva, la quiebra es menos probable en la economía del bien comúnporque:

— la tendencia es a construir empresas con sentido, ya que el beneficio comomotivo para la formación de empresas prácticamente desaparece;

— en las empresas democráticas todos prefieren aunar esfuerzos lo cual facilitaevitar la bancarrota;

— tercero y más importante, las empresas cooperan más entre ellas y entran menosen competencia (se las recompensa por ello, pero no se las obliga).

Las empresas que rehúsan la cooperación y sólo cumplen unos estándaresmínimos suelen tener las peores cartas. Estas empresas son las primeras en quebrarporque, a causa de sus colores poco atractivos, ni logran la confianza de losconsumidores ni consiguen ventajas legales. Más bien lo que consiguen son

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desventajas frente a las empresas cooperativas y responsables, un reflejo invertidode lo que sucede en la actualidad, donde los que presionan sin escrúpulos con lossalarios, ensucian el medio ambiente y evaden impuestos, obtienen ventajaseconómicas y con ello la capacidad de ser más competitivos. Hoy en día seanteponen a menudo el poder y el tamaño frente a la calidad y los valores.

Gestión cooperativa del mercado

La economía del bien común es una economía de mercado, no una economía dirigida.Por eso, también en el futuro existirán fluctuaciones de mercado. Puede suceder quela demanda en un sector de repente se interrumpa, así como que la oferta seincremente rápidamente por la entrada de una nueva empresa o varias en el mercado.(El crecimiento de la demanda y la reducción de la oferta presumiblemente no seríanun problema para las empresas.) Pero ¿qué sucede en la economía del bien comúncuando por una disminución de la demanda o por una innovación tecnológica ya nosean necesarias tantas empresas o, en todo caso, tantas horas de trabajo como hastaahora?

Para empezar, la clásica reacción hoy en día sería: un recrudecimiento de la(feroz) competencia donde todos los participantes rebajarían sus precios hasta queuno o varios —todos a la vez en el peor de los casos— se dieran por vencidos, sedeclararan en quiebra o fueran adquiridos. La competición del mercado actual es unsistema win-lose, o se gana o se pierde.

En la economía del bien común, todas las empresas preparadas para cooperarde un sector afectado podrían convocar una «mesa de crisis o de cooperación» paradiscutir conjuntamente si lo mejor para el bienestar es:

a) disminuir todos los horarios laborales proporcionalmente;b) reducir en todas las empresas los puestos de trabajo y organizar cursos de

formación ocupacional;c) reducir significativamente un negocio o mediante un esfuerzo común procurar su

especialización en nuevas tareas;d) cerrar un negocio y encontrar puestos de trabajo alternativos para los afectados;e) fusionar voluntariamente dos negocios en uno, con la condición de que ese

negocio no fuera muy grande (para ello tiene que haber criterios «objetivos», esdecir, sociales y legales, y «subjetivos», es decir, democráticos e internos delnegocio).

O simplemente encontrar otros caminos. El parlamento económico localevidentemente también se podría implicar en la búsqueda de soluciones alternativas.Tal vez se necesite urgentemente en otros sectores mano de obra o se hayan

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organizado escuelas de formación ocupacional.Incluso después de haber agotado todas las opciones, no siempre se puede

evitar que una empresa se quede fuera. También en la economía del bien común sepueden abortar proyectos ya que permanece cierto grado de «riesgo» (y de libertad).Sin embargo, mientras que hoy en día es eliminada la empresa con el peor balancefinanciero —independientemente de la calidad, el cuidado del medio ambiente o laresponsabilidad social—, en la economía del bien común se disuelve aquellaempresa con el peor balance del bien común, es decir, aquella que la sociedad noquiere que permanezca, que no coopere con las demás y que tampoco se deje ayudar.

La diferencia decisiva respecto a la situación actual sería por tanto que lasempresas se comportarían de manera más solidaria e intentarían permanecer todas abordo, mientras que ahora lo que intentan es tirar a otras por la borda o devorarlas.Las empresas, en vez de actuar bajo el lema «comer o ser comidos», lo haríansiguiendo el eslogan «vive y deja vivir».

Bien común y globalización

Muchos lectores y asistentes a las conferencias preguntan si la competencia globalno expulsaría directamente a las empresas éticas del mercado, argumentando que«todo el mundo» debería participar para que la economía del bien común pudierafuncionar. Este punto de vista evidencia el éxito del adoctrinamiento de ideólogos ybeneficiarios del actual orden económico, que es presentado como «natural» o«carente de alternativas» y que esconde una base política para la competencia(local) desleal, el libre comercio y la libre circulación de capitales.

La verdad es que en un régimen de libre comercio pierde lo ético. Ése es justoel fallo de este sistema: el buen comportamiento y la lealtad a la Constitución secastigan. El «libre comercio» establece la igualdad entre empresas que desprecian ydañan leyes y valores obtenidos democráticamente en la Unión Europea, y empresasque los respetan y cumplen. Si son admitidos en igualdad de condiciones en elmercado, no hay duda alguna de quién sale ganando en la regla. El libre comercio esuna invitación política a la reubicación y exportación de puestos de trabajo a países

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con menos protección del bien común. ¿Cómo de pequeña es la autoestima de unaentidad democrática que socava y anula su propia legislación cerrando acuerdos delibre comercio con países en los que no aplican dichas leyes? El libre comercio esanticonstitucional.

Veo dos posibles soluciones:

— La opción A incluye un enfoque global a nivel político. Sólo cuando existanunas condiciones básicas comunes en estándares laborales, sociales, deprotección al consumidor, medioambientales, fiscales y de transparencia, seotorgarán libertades económicas. La ONU se presenta como el mejor órganoregulador para esta variante como núcleo de cristalización de derechointernacional. Una opción práctica sería que la Unión Europea permitiese ellibre comercio a todos los países que ratifiquen los pactos de derechos civilesy sociales de la ONU (las dos convenciones internacionales que dan lugar a laDeclaración Universal de Derechos Humanos), las normas laborales OIT, losacuerdos ambientales de la ONU incluido el Protocolo de Kyoto, la convenciónde la UNESCO para promover la diversidad cultural y el (futuro) acuerdo parael intercambio automático de datos fiscales relevantes. Por cada acuerdo noratificado se imponen aranceles extraordinarios, por ejemplo:

— Pacto de Derechos Civiles de la ONU:+ 20 por ciento arancel

— Pacto de Derechos Sociales de la ONU:+ 20 por ciento arancel

— Acuerdos por el cambio climático de la ONU:+ 20 por ciento arancel

— Otros acuerdos ambientales de la ONU:+ 10 por ciento arancel

— Normas laborales OIT básicas (por norma):+ 5 por ciento arancel

— Convención para la diversidad cultural:+ 10 por ciento arancel

— Intercambio automático de datos fiscales:+ 20 por ciento arancel

— La opción B se corresponde con la política de incentivos del bien común.Todas las empresas estarían obligadas a realizar un balance del bien común.Cuanto mejor sea el resultado y más justas sus actividades comerciales, más«libre» sería su acceso al mercado. Las empresas más justas disfrutarían del

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libre comercio. Sin embargo, cuanto más desleal y poco ético sea sucomportamiento, más se incrementaría el arancel ético. Se pondría fin a lacompetencia desleal a nivel internacional. La gran ventaja de este segundoenfoque es que la Unión Europea no tendría que esperar a alcanzar un acuerdocon la ONU, ya que como espacio económico más grande y poderoso del mundopodría atreverse por su cuenta sin problemas. Aunque lo mejor sería una dobleestrategia paralela de las opciones A y B. Mientras se protege el mercadointerior mediante un sistema arancelario diferenciado —consiguiendo un«Mercado Interior Ético»—, la Unión Europea exige dentro del marco de laONU la implementación de unas normas reguladoras del comercio justas yvinculantes. Esto no es nuevo, la Unión Europea, en un esfuerzo conjunto conEstados Unidos, ya se abrió paso a través de las actuales condiciones del libremercado, que violan los derechos humanos, impiden el desarrollo y no sonsostenibles. Una democratización radical de la Unión Europea es por tantorequisito imprescindible para esta visión.

Hasta que todos los países colaboren, la Unión Europea podría comenzar conun grupo de países pioneros, con una «zona del bien común». Una zona de comerciojusto para la que se hayan acordado normas sociales, medioambientales y fiscalescomunes, y que se protege de países que no las cumplan. Se trataría de un mecanismode protección completamente legítimo, constitucional.

Seguridad Social y años sabáticos

Mientras exista la posibilidad de quiebra, puede suceder que haya personas quepierdan su trabajo remunerado y por tanto su fuente de ingresos. Éste es uno de losmotivos por los que en el sistema de la economía del bien común todas las personasse tomarán un año por cada década de vida laboral para dedicarse a otras cosas. Encuarenta años, serían cuatro años por persona. Desde el punto de vista de lascircunstancias actuales, se liberarían alrededor del 10 por ciento de los puestos detrabajo del mercado laboral. Sólo con esta medida se resolvería la cuestión del parolaboral en la Unión Europea; los que estén haciendo una pausa, estarían de añosabático. Durante este año sabático percibirían el salario mínimo legal o bien unsueldo fijado de manera democrática. El hecho de que todas las personas disfrutaranpor igual de este tiempo de «carencia de trabajo remunerado» no dejaría lugar a laenvidia. Todos son tratados por igual, nadie financia a nadie. Esta opción vital nosólo subiría la autoestima de muchas personas que actualmente están en paro, sinoque también incrementaría la sensación de libertad, porque los años se puedenemplear para ampliar la formación, ocuparse de la familia, el arte, el ocio, la

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naturaleza o cualquier otra pasión. Disminuiría el valor de los puestos de trabajoproductivos y remunerados mientras que se revalorizarían otros contenidos vitales.

Confío en que estos cuatro años sabáticos sean suficientes como seguro social,porque el número de personas que se han quedado fuera del sistema disminuirá. Enla economía del bien común las empresas no tienden a destruir empleo para aumentarel beneficio, más bien al revés; en caso de paro crearán puestos de empleo paramejorar el balance del bien común. La dinámica del sistema se invertirá, de lasupremacía del «coger» a la preeminencia del «dar»; así se produce de formasistémica no escasez, sino abundancia. En tercer lugar, aumentará fuertemente lamotivación de la mayoría de la población activa en comparación con la actualidad,porque participando en la gestión y organización están involucrados tanto en laconfiguración como en el éxito de las empresas. En cuarto lugar, la motivación porparticipar en el proceso de producción será más alta porque el horario y el clima detrabajo serán en general más humanos. Gracias al cambio de estas circunstancias,creo que el sistema no necesitará prestaciones tales como ayudas por desempleo,asistencia social o, en Alemania, el Hartz IV.42

Ingresos solidarios

No obstante, se deben considerar unos ingresos solidarios, por ejemplo de dostercios del salario mínimo, como último recurso de ayuda en casos de emergencia.En la práctica, la economía del bien común nos mostrará si es necesario o no. Deacuerdo con el enfoque democrático de la economía del bien común, una renta básicasin condiciones o una moneda del bien común «Gradido»43 también tienen cabidacomo elementos del sistema económico. ¡Que las mejores alternativas seanencontradas y aplicadas!

En cualquier caso, sí tiene que haber siempre que sea necesaria unaremuneración solidaria para personas con discapacidades o necesidades especialesy que no puedan trabajar o sólo puedan hacerlo parcialmente. La cantidad puede ser,por ejemplo, la fijada para el salario medio.

Pensiones aseguradas

La vinculación de las pensiones a los mercados financieros ha sido uno de loserrores políticos más graves de la era neoliberal. Porque, con la esperanza deamplias clases sociales de obtener provecho de los beneficios del capital —inclusosiendo insignificantes en comparación con los de los realmente ricos—, desapareceuno de los conflictos esenciales de intereses en la sociedad capitalista: el que existeentre la minoría que acapara la mayor parte de los beneficios obtenidos del capital y

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la mayoría que ha generado y pagado dichos beneficios mediante su trabajo.La privatización de las pensiones no las ha vuelto ni más seguras, ni más

sociales, ni más baratas; ha entrado en contradicción con estos tres criterios. Lo heinvestigado y descrito detalladamente.44

La alternativa más obvia es ésta: en la economía del bien común se rehabilitaráel desacreditado contrato intergeneracional y se reforzará el sistema de distribuciónde fondos de la Seguridad Social. Esto es posible, en contra de la creenciageneralizada resultante del lavado de cerebro propagandístico. La capacidad definanciación de las pensiones con fondos de la Seguridad Social depende deaproximadamente una decena de factores: nivel de ingresos, progreso de laproductividad, tasa de población activa, desempleo, proporción de las rentas deltrabajo en la renta nacional, cotizaciones, estado de salud, edad de entrada en lajubilación, expectativa de vida, y otros. El cambio demográfico, considerado unproblema irresoluble por los procedimientos de cobertura de capital, puedeabsorberse a la perfección sirviéndose de los otros factores.45 Desde hace un siglo,la población envejece rápidamente y esto no ha representado ningún problema definanciación de las pensiones hasta que el mercado asegurador privado ha instauradola mayor patraña posible a nivel internacional en su provecho. En la economía delbien común no van a existir ni bancos ni aseguradoras enfocadas al beneficio y elsistema financiero se convertirá en un bien público. Las pensiones no van a ser porello menos seguras, sino más.

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III

La banca democrática46

La economía del bien común necesita un sistema financiero completamente distintoal que existe actualmente. Desde el punto de vista de su utilidad para la sociedad ypara el bien común, la liberalización y la globalización de los mercados financieroshan vuelto a los bancos escandalosamente ineficientes. Los ha alejado de su tareaesencial, la transformación de los ahorros (capital financiero) en créditos accesiblespara las empresas y los hogares locales. Las instituciones bancarias internacionalesorientadas a la obtención de beneficio o bien no cumplen esas tareas esenciales o nolo hacen de manera satisfactoria:

— No pueden garantizar las cuentas de ahorro.— Ofrecen préstamos caros o directamente no los conceden («restricción

crediticia»).— Encarecen los costes de mantenimiento de las cuentas y, en algunos países,

incluso se llegan a cerrar las cuentas corrientes cuando los clientes se niegan aadquirir acciones o fondos (por ejemplo, en Reino Unido).

— Reducen el número de sucursales y la atención básica mediante asesoramientopersonal.

En lugar de eso, se dedican a negocios tales como:

— socavar la estabilidad del sistema financiero: apalancamiento, emisión dederivados financieros, comercio con títulos crediticios, especulación monetariay en el sector alimentario;

— redistribuir de la multitud a los ricos: fondos de alto rendimiento, bonus ydividendos desmesurados, asesoramiento en la evasión de impuestos, asistenciaen la construcción de grandes estructuras y concentración de poder;

— perjudicar al Estado cuando se dejan rescatar con dinero que proviene deimpuestos, en vez de exigir responsabilidades a los propietarios (accionistas).

Examinados con detenimiento, los «mercados financieros globales» son unacontradicción en sí mismos. En el mercado liberalizado, los bancos tienden aesforzarse por conseguir un tamaño que los haga competitivos, siendo incluso éste elobjetivo explícito del mercado financiero único europeo y del mercado mundial paralos servicios financieros dentro del marco de la Organización Mundial del Comercio

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(OMC).47 De ese modo se vuelven obligatoriamente «sistémicos» e invalidanmuchas reglas fundamentales del mercado: 1) la quiebra: los bancos sistémicos estáncondenados a la vida eterna; 2) con ello se acaba la competencia justa. El«mercado» tampoco existe por los siguientes motivos:

— Los ahorros están garantizados por el Estado.— La refinanciación de los bancos se efectúa mediante el Banco Central estatal.— También papá Estado procura la estabilidad del sistema.— No son los accionistas los que responden cuando los bancos sistémicos se

declaran insolventes («responsabilidad de los propietarios») sino en muchoscasos los contribuyentes.

Y para colmo, el poder de estas corporaciones internacionales se ha vuelto tangrande que se oponen con éxito a fragmentaciones, regulaciones e imposiciones. Noquieren ni mercado ni democracia. Dañan más que sirven a la comunidad y a laeconomía. No son sólo económicamente sistémicos, sino sobre todo políticamente y,por eso, representan el fin de la democracia: too big to jail.

La economía del bien común, por todo lo explicado, se basará en otro sistemafinanciero completamente diferente. El dinero en forma de crédito debe ser un bienpúblico y los mercados financieros deben ser cerrados. Esto es lo que pasaría conlas mesas de juego especializadas del casino financiero mundial:

— Gestión de activos. No va a haber más fondos. Las personas depositarán susactivos financieros en la banca democrática, bancos cooperativos o cajas deahorros, que sólo negociarán con depósitos y créditos. Las personas viven delos salarios, no de los rendimientos del capital. Con esto, sus activosmonetarios permanecerán seguros y estables, se garantizaránindependientemente de su tamaño.

— Bolsa. El lugar de las bolsas centrales capitalistas será ocupado por bolsas delbien común regionales, en las que sólo recibirán financiación, pero no seránnegociadas. Los dividendos serán no financieros y estarán orientados hacia losvalores y objetivos de la economía (en vez de hacia los medios).48 La sociedadanónima del futuro será una sociedad con participaciones de ciudadanos a nivelregional (por ejemplo, en el sector de la alimentación y la energía) o global(por ejemplo, en software o alta tecnología). Los propietarios conocerán decerca las empresas en las que participarán y seguirán el latido de las mismas.Las empresas financiadas a través de las bolsas del bien común se comportaránde manera ética, aportando sentido y generando utilidades.

— Deuda pública. Si es que todavía existiera (ya he propuesto en otras ocasionesuna alternativa a la financiación de la deuda estatal,49 no se comerciaría con

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ella, tan sólo se contendría, y el interés se fijaría democráticamente.Básicamente, el Banco Central se ocuparía de la financiación del Estado, sinintereses.50

— Bancos de inversión. No debe haber en el futuro ni títulos de crédito, nipermutas de incumplimiento crediticio (CDS), ni derivados de materias primasni de divisas.

— Agencias de calificación. Si las acciones, los bonos, los créditos y lasderivadas ya no son negociables o han dejado de existir, su calificación se tornainnecesaria: las agencias se quedarían sin trabajo. — Mercados de futuros y dematerias primas. Los precios de las materias primas se fijarándemocráticamente en distintas asambleas: para fines ecológicos en asambleasen el seno de las Naciones Unidas;51 para el fin de asegurar los derechoshumanos en asambleas con productores y consumidores, quienes podríanacordar conjuntamente precios razonables para ambas partes. — Mercados dedivisas. El «globo» o «terra» se establecerá como la moneda de la economíainternacional y los tipos de cambio de las monedas nacionales serán «fijadosflexiblemente» como monedas de cambio (según propuesta de John MaynardKeynes).52 La banca democrática cambia las divisas según un tipo unitario.

De este modo, se cierran las principales mesas de juego de los casinosfinancieros, de los mercados financieros globales.53 Las funciones básicas de losmercados financieros serán gestionadas por la banca democrática y por las bolsasdel bien común regionales, además de por otras medidas que faciliten unadistribución más equitativa de los ingresos y del capital.

Objetivos y servicios

La banca democrática está obligatoriamente orientada hacia el bien común, no haciael beneficio. Sus valores y objetivos son los de la economía del bien común. Debefomentar en particular los circuitos económicos regionales y las inversionessostenibles desde un punto de vista social y ecológico. La banca democrática ofrecelos siguientes servicios básicos:

— Garantía ilimitada para los depósitos de ahorros.— Cuentas corrientes gratuitas o al menos accesibles para todos los residentes.— Créditos razonables para empresas y particulares bajo las condiciones de a)

solvencia económica y b) creación de valor ecológico y social añadidomediante la inversión.

— Red de sucursales en todo el territorio con asesoramiento personal, en sinergiacon un sistema democrático de correos, de transportes y de acceso público a

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internet.— Créditos baratos (complementarios a los del Banco Central Europeo) para el

Estado y distribución de deuda pública (si fuera necesario).— Cambio de divisas.

Estos objetivos y servicios se podrían fijar en la Constitución y ser modificadossólo por los propietarios mediante el principio de soberanía popular democrática. Elgobierno y el Parlamento no tienen el control sobre la banca democrática. Lasnormas y reglas (de la Unión Europea o de la Organización Mundial del Comercio)que estén en contra de la dirección democrática de la banca deben ser suprimidas.

Transparencia y seguridad

Todas las operaciones de la banca democrática aparecerán en su balance; lacreación de filiales en paraísos fiscales está prohibida. La banca democrática nopuede acuñar dinero (véase «Vollgeld» 54 de Joseph Huber y James Robertson).55 Sufunción se limita a la de mediadora monetaria entre ahorradores y tomadores decréditos. La banca debe acatar el reglamento pertinente relativo al propio capital. Noobstante, puede trabajar según el acreditado principio de confianza del sistema delos bancos de postguerra y realizar una política de créditos anticíclica en épocas decrisis. Cuando en tiempos de crisis la situación se complica para las empresas, labanca democrática se muestra más solidaria. Para esto, tiene capital propiosuficiente.

Financiación, refinanciación, quiebra

La banca se financia mediante tasas crediticias. Cubre sus gastos (incluida lamorosidad de los créditos). Las personas que trabajan en la banca democrática gozande una alta Seguridad Social y de amplios derechos de codeterminación. Obtienenunos ingresos dignos, como en todo «bien comunal democrático». Las diferenciassalariales dentro de la banca no deben superar la proporción de 1:10. Éste es elvalor máximo de desigualdad acordado por el parlamento del cantón suizo deArgovia a principios de 2013 para todos los bancos públicos. Igualmente es elresultado más frecuente del «juego democrático» que he realizado en muchos paísesdesde Escandinavia hasta el Cono Sur de América Latina. En este juego se averiguala preferencia de los asistentes en cuanto a la máxima desigualdad entre los ingresosmás altos y el salario mínimo legal.

La banca concede créditos de los depósitos de particulares, de empresas y delEstado. Como ese patrimonio financiero se incrementa continuamente, en relación

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con el PIB en la economía real, tendrá suficiente dinero disponible para créditos(refinanciación).

Si en un municipio o una región no es suficiente con el dinero proveniente delos depósitos para cubrir todos los créditos de aquellos que los quieren usar confines sociales o ecológicos, se lo facilitarán otros bancos cuyos depósitos de ahorrosexcedan sus necesidades. La responsabilidad sobre el riesgo de este reparto seráasumida por el Banco Central, quien oficia como «última entidad de crédito». Laposibilidad de quiebra de una sucursal de la banca democrática es altamenteimprobable por las siguientes razones:

a) El banco no buscará maximizar sus beneficios y por tanto su tendencia al riesgoes débil.

b) Los negocios se limitarán al método clásico de créditos; no trabajarán convalores y derivados.

c) Serán válidas normas de seguridad en la concesión de créditos.d) Los miembros de las juntas directivas serán responsables personalmente cuando

no se siga la normativa.e) De igual manera, el órgano de supervisión directa y democráticamente elegido

se encargará de controlar las actividades de los directivos.f) Los directivos tienen que rendir cuentas éticas adicionales al propietario

soberano y podrán ser cesados en cualquier momento.

Aun así, puede haber el caso de quiebra si se da un número elevado de impagosde créditos de forma simultánea. En ese caso, el Banco Central evita la quiebramediante la recapitalización. La banca democrática es demasiado importante paraquebrar, como los colegios, las universidades, el transporte ferroviario o loshospitales. Hoy en día estos servicios tampoco pueden declararse en quiebra.

Intereses e inflación

No habrá intereses ni en créditos ni en depósitos de ahorro en el sentidoconvencional. Los tomadores de un crédito pagarán unas tasas crediticias calculadaspara que el banco pueda cubrir sus gastos, incluidos los costes de créditos morosos,las inversiones y los aportes a fondos para fines sociales. A diferencia de hoy, loscostes de los créditos no proporcionarán ni dividendos a los propietarios niintereses a los depositarios.

La banca para el bien común «real» que se está construyendo actualmente enAustria ofrece a sus clientes intereses moderados al principio. Sin embargo, lesinvita desde el principio a renunciar a ellos en pro de la realización de valiososproyectos sociales y ecológicos, lo que a la vez hace que baje el precio de los

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créditos con que éstos se financian, informando también activamente sobre lasrepercusiones del sistema de intereses.

He enunciado en varias ocasiones y por tres motivos importantes por qué estoya favor de la completa abolición de intereses de ahorros.

1. Alrededor del 90 por ciento de la población sale perdiendo en un sistema deintereses, porque pagan más por los intereses crediticios de lo que reciben delos depósitos de ahorros. Esto no lo conoce la mayoría, porque los bancos noson nada transparentes al respecto. En el «Día Mundial del Ahorro» sólo se noshabla de los intereses que percibimos mediante las cuentas de ahorro. Quetambién los tenemos que pagar en las compras diarias, en las que ya estáncalculados los intereses de aquellos que tienen créditos, es algo que los bancossilencian. Es algo parecido a que de las dos caras del balance nos enseñen sólouna. La banca democrática va a distribuir durante el Día Mundial del Ahorrouna «calculadora de intereses personalizada» con la que fácilmente se podrácalcular si una persona pertenece a la reducida élite que se beneficia del interésneto o a la gran mayoría que sale perdiendo. Entonces, surgirá una ampliamayoría de opositores a los intereses.

2. Las rentas del capital de cualquier clase, no sólo las que provienen de losintereses de los ahorros, provocan una presión hacia el crecimiento, porque lostomadores de créditos tienen que devolver más dinero que el que se les haprestado. La capacidad de carga de la Tierra ya se ha sobrepasado. La «huellaecológica» de la humanidad es mayor de lo que puede soportar el planeta alargo plazo. Se deben eliminar los motores de crecimiento sistémicos dentro dela economía.

3. A largo plazo, ni siquiera es posible un tipo de interés igual a la inflación parael conjunto de todos los depósitos de ahorro. Cada año que el patrimonioaumentara en relación con los resultados reales de la economía —y eso sucedesiempre que la tasa de ahorro sobrepasa la tasa de crecimiento económico—, senecesitaría de una mayor parte de los rendimientos anuales de la economía paraproporcionar intereses constantes al patrimonio. Por ejemplo, si los activosfueran un día cien veces mayores que el rendimiento real de la economía, senecesitaría todo el PIB para poder dar un 1 por ciento de intereses. Con unainflación de 1,5 por ciento ni tan siquiera sería posible mantener el valor de losactivos. Matemáticamente, a partir de una determinada (y múltiple) proporciónentre activos monetarios y PIB (en las economías nacionales «maduras»), lareivindicación de intereses no es factible.

La banca democrática informa de forma ofensiva sobre qué consecuenciastienen los intereses, en particular en los títulos de crédito y en general en la

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economía nacional y para toda la sociedad, y la prepara para el fin de los beneficios«no merecidos». En vez de elevar una cortina de humo entre los ahorradores y losdepósitos con eslóganes como «deje trabajar a su dinero por usted», la bancademocrática incita a la co-responsabilidad con un «mire lo que pasa con su dinero».

Como en la economía del bien común ya no domina la presión por elcrecimiento, existe la posibilidad de que la inflación se extinga. Con esto también seresolvería el «problema» de la devaluación de las fortunas financieras y los créditosresultarían más baratos porque hasta los últimos depósitos de ahorro ya no«reivindicarían» intereses para compensar la inflación.

Control social y ecológico de los créditos

En la concesión de créditos debe tenerse en cuenta el conocimiento de la situaciónlocal y de los agentes económicos, nada de calificaciones de crédito anónimas. Yano se comprobará sólo la rentabilidad económica de los que busquen crédito, sinotambién el valor añadido social y ecológico que aporten. Para este «examen del biencomún» existirán igualmente una serie de pautas, como para los controles desolvencia económica. Un primer prototipo de este examen del bien común estásiendo desarrollado actualmente por el proyecto del «banco del bien común» a partirde instrumentos ya existentes y, naturalmente, del balance del bien común. Losproyectos de inversiones con un valor social y ecológico especialmente altoobtendrán créditos con intereses bajos o incluso a un interés cero. Por el contrario,los tomadores de créditos cuyos proyectos sólo cumplan los requisitos mínimoslegales abonarán unas tasas respectivamente más altas. Los proyectos que generen unvalor negativo de tipo social o ecológico —por ejemplo un solo establo para diezmil animales o una central nuclear— no consiguen ningún crédito, incluso aunquedesde un punto de vista comercial pudieran ser altamente rentables. De esta forma elmercado financiero será por fin un instrumento de desarrollo social y ecológicosostenible. Las «inversiones éticas» se convierten en un estándar legal.

Créditos y capital de riesgo ecosociales

Se ha vinculado a las bolsas y a otros segmentos del mercado de capital-riesgo laesperanza de financiación de proyectos de rentabilidad desconocida. No se tienen encuenta ni los aspectos sociales ni los ecológicos. Un departamento de riesgos de labanca democrática podría asumir por fin esa función en los proyectos con plusvalíasocial y ecológica. Cada banco democrático puede destinar un pequeño porcentajede sus depósitos como capital de riesgo ecosocial. Una comisión éticademocráticamente elegida puede decidir qué proyectos se ponen en marcha. Para

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estos proyectos se tomarán mayores precauciones.Una segunda posibilidad, más cercana al mercado, es la creación de bolsas

regionales del bien común que podrían ser apoyadas conjuntamente por todos losbancos de la región. Funcionaría de la siguiente manera: las solicitudes de créditoque superen la prueba ética aunque no la financiera de solvencia, pasan a la bolsa, através de la cual las personas se pueden implicar directamente, siempre que laempresa tenga un propósito, aporte utilidad y pueda probar su comportamiento ético(con el balance del bien común). También las empresas globales que estén segurasde su éxito podrían entrar directamente en la bolsa gracias a una atractiva ofertaplena de propósito, utilidad y ética. La ventaja para los inversores financieros es queobtienen a su vez estos tres valores, y además participan activamente. Estos podríanser los incentivos del mañana para invertir.

Subsidiariedad, democracia, control, transparencia

La banca democrática es creada subsidiariamente. La mayoría de los créditos seconceden en un nivel municipal y comarcal. Los bancos democráticos deciden demanera autónoma. A nivel municipal, se elige directa y democráticamente tanto aldirector como al consejo de administración («junta bancaria democrática») que lecontrolará. La junta bancaria democrática se compone de representantes deempleados, consumidores, deudores, pequeñas y medianas empresas así como de unarepresentante de la comisión por la igualdad entre hombres y mujeres y de un«abogado del planeta». Todos los gremios se componen del mismo número dehombres que de mujeres.

Para grandes inversiones y créditos estatales existen los niveles regionales yestatales, que a su vez se financian parcialmente con los niveles locales. Losexcedentes de los depósitos de ahorros se remiten al nivel superior siempre y cuandosean necesarios. Los representantes de los bancos locales votan y eligen entre ellos alos directivos y al consejo de administración del nivel regional y, con éstos, a losdel nivel estatal. Las centrales sirven exclusivamente para equilibrar la liquidez yotorgar los créditos más importantes. Más allá de eso, no gestionan ningunanegociación por cuenta propia con valores o con derivados. Ni el plano regional niel estatal tienen una relación de superioridad jerárquica frente al nivel municipal;todos son elementos equivalentes y autónomos de la asociación que forma la bancademocrática. Todos los representantes son responsables de la cuenta de resultados ypueden ser cesados en cualquier momento. Todos los gremios de la banca económicamantienen sesiones públicas.

La transparencia es, junto con la participación, una de las característicascentrales de la banca democrática. A través de la transparencia se genera confianza.

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El balance y todas las operaciones crediticias son —con alguna excepción concretaque proteja, por ejemplo, la esfera privada— públicos y accesibles.

Las cuentas particulares y las transferencias, por el contrario, están sujetas a laprotección de datos. Sólo los datos fiscales relevantes se transmitirán directamente alas oficinas de Hacienda (como se hace actualmente con los ingresos laborales). Estanormativa tiene que ser válida para todos los bancos, para que la banca democráticano esté en desventaja respecto a la competencia.

En comparación con los bancos privados

Para no dejar ni el más mínimo resquicio a la competencia injusta, los bancosprivados sólo podrán existir en formas jurídicas no orientadas al beneficio, como lascooperativas o las cajas de ahorros. No habrá más banca de inversión. En unaprimera fase de transición, las garantías y ventajas estatales más importantes de losbancos (garantizar los depósitos, refinanciación a través del Banco Central, negocioscon el Estado, recapitalización en caso de insolvencia) sólo se les otorgaría a losbancos orientados al bien común, mientras que los bancos orientados al beneficioserían expuestos al libre mercado, donde carecen de todos estos beneficios yasistencias estatales. En la segunda fase de transición se acentuarían losrequerimientos y sólo obtendrían el apoyo del Estado los bancos democráticos, lascajas de ahorro y las cooperativas bancarias que trabajasen rigurosamente según losprincipios del bien común:

— sin reparto de beneficios a los propietarios;— sin intereses de ahorros y con tasas crediticias;— con un examen del bien común de todos sus proyectos de inversión;— con limitado capital de riesgo ecosocial o participación en una bolsa regional

del bien común;— con estándares democráticos más elevados.

Con el fin de introducir la transición, la Unión Europea podría constituir unaasociación de bancos éticos, a cuyos integrantes, como contrapartida a su orientaciónal bien común, se les imponga una carga reguladora significativamente menor. Laética también se debe compensar.

Banco Central y cooperación global

El Banco Central se reorganizará de manera transparente y democrática. Es parte delsistema de banca democrática y propiedad del pueblo soberano. El comité ejecutivo

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se compone de representantes de todos los sectores de la sociedad. El Banco Centralobtiene el monopolio de la creación de dinero y pone a disposición del Estado unacantidad de dinero vinculada al crecimiento económico, tan limitada que no da lugara una aceleración de la inflación. La banca democrática financia al Estado de tresmaneras:

a) crédito sin interés de hasta el 50 por ciento del PIB;b) conforme a la ampliación de la cantidad de dinero como «regalo monetario»

para el presupuesto nacional: Si el PIB crece el 1 por ciento, el regalo sería del0,57 por ciento del PIB.56

Con esto, los Estados se ahorran una gran parte de los interesescorrespondientes a la deuda pública; en suma, al año, España se ahorraría unos24.000 millones de euros.57 A esto se añade un beneficio único por el orden del 57por ciento del PIB (por este orden se podría reducir la deuda pública). Sóloponiendo en práctica esta medida —financiación del Estado a través de su propiobanco— se sanearían los presupuestos de los Estados.58

El departamento para cooperación global del sistema de banca democráticaconcede créditos, a precios razonables o incluso a coste cero, en el ámbito de lacooperación al desarrollo. Los costes se cubren con los impuestos generales o con lacreación limitada de dinero. El departamento para la cooperación global asumetambién el riesgo de morosidad en las exportaciones arriesgadas que procurenplusvalía social y ecológica, sean provechosas desde un punto de vista de desarrollosostenible y hayan superado el respectivo control. La financiación para ello tambiénproviene de los impuestos generales.

La unión monetaria mundial y el «globo»

El Banco Central participa en una cooperación monetaria internacional según la ideade John Maynard Keynes.59

Los elementos más importantes de esta cooperación monetaria son lossiguientes:

— Creación de una moneda complementaria para el comercio internacional:moneda de reserva mundial o moneda de comercio internacional (por ejemplo«globo» o «terra»).

— Ésta se basa en una amplia cesta de monedas y/o materias primas.— Las monedas nacionales permanecen. Su tipo de cambio con la moneda de

comercio internacional se fija en una asamblea global de todos los BancosCentrales Democráticos y si es preciso se defiende de la especulación.

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— En función de los cambios en los datos fundamentales de la economía real(inflación, productividad, balance de rendimiento), se aprecian o devalúan lasmonedas nacionales en relación con la moneda de comercio internacional, detal manera que la paridad de poder adquisitivo se preserva (mediante ladevaluación, la «tragedia griega» se podría haber evitado y el desequilibrioEstados Unidos-China no hubiese surgido).

— El que se oponga a apreciaciones/devaluaciones tendrá que pagar intereses depenalización por la desviación respecto a un balance comercial equilibrado —más altos cuanto mayor y más duradera sea la desviación.

— La liquidación de las transacciones monetarias transfronterizas será realizadapor departamentos de los Bancos Centrales impidiéndose de manera efectiva laevasión de impuestos.

El grupo de expertos de las Naciones Unidas para solventar la crisis financieray económica presidido por Joseph Stiglitz apoya la propuesta de Keynes como «ideaa la que le ha llegado su hora».60

Moneda local

El «globo» sería una «moneda complementaria» a nivel internacional. También deforma local puede existir una moneda complementaria para fomentar la economíaregional e incrementar la resistencia de las regiones en época de crisis. Los bancosdemocráticos podrían emitir estas monedas complementarias haciendo la función debancos centrales de esa moneda local. Por democracia soberana local se decide sidicha moneda local se convierte en medio de pago legal de obligada aceptaciónaunque limitado al ámbito local.

Conclusión

Mediante la fijación política de los tipos de cambio, del coste de las materias primasy de los intereses (mediante los precios de los créditos), los mercados financierosdesaparecen, el casino financiero mundial se cierra y la creación de burbujas llega asu fin. Las bolsas se transforman en instituciones regionales del bien común a travésde las cuales fluye el capital privado de la región hacia las empresas con mayorpropósito. El dinero es relegado a un papel meramente funcional y sirve comoinstrumento al bien común. Nadie puede ser rico con rentas del capital, los ingresosse generan con el trabajo; los salarios bastan, además, para que todo el mundo vivabien.

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¡A por la fundación!

En abril de 2010 la asamblea de activistas del movimiento Attac de Austria redactóel contenido estratégico del borrador del proyecto de la banca democrática.61 En élse esboza la idea de un banco legal de ámbito nacional. Como en la forma actual dela democracia no parece que su implantación se pueda esperar en un futuro cercano,el movimiento Attac propuso a la sociedad civil austríaca la fundación de unprototipo privado, que podría servir como ejemplo para futuros proyectos defundación de bancos. En junio 2010 comenzó el «proyecto Banca Democrática», alque en octubre de ese mismo año, el verdadero inicio, se habían unido alrededor deciento cincuenta personas.

El rebautizado «proyecto Banco para el Bien Común» ha llevado a cabo deforma independiente su proceso de visión. El resultado no coincide en todos lospuntos con la forma ideal aquí presentada. Tampoco es necesario. Lo importante esque las personas que desean otro tipo de bancos los puedan crear según sus propiasideas, pero siguiendo el mismo fin, el bien común. Hasta el final de la redacción deeste nuevo texto se avanzó a buen ritmo con los preparativos. Si todo sale según loplaneado, en 2016 el Banco para el Bien Común entrará en funcionamiento.

Toda la información sobre el «proyecto Banco para el Bien Común» estádisponible en www.mitgruenden.at.

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IV

Propiedad

Toda la riqueza del país en sus distintas formas y sea cual fuere su titularidad estásubordinada al interés general.

CONSTITUCIÓN ESPAÑOLA, ART. 128

La economía del bien común es, por una parte, una economía de mercado totalmenteética, y por la otra, una auténtica economía de mercado liberal. Esto significa trescosas: 1) Todas las personas y todos los que participan en el mercado debendisfrutar de las mismas libertades, derechos y oportunidades. 2) El límite del podereconómico de uno tiene que establecerse allí donde puede amenazar las mismas uotras libertades del resto de personas. 3) Cuando la propiedad puede ser en igualmedida fundamento para la libertad, el poder o el control, se diversifica enpropiedad privada, propiedad pública, propiedad comunal (commons), propiedadsocial y usufructos. Ninguno de los tipos de propiedad tiene prioridad absoluta.

La posición absoluta del derecho a la propiedad privada se ha convertido hoyen día en la mayor amenaza para la democracia. Muchos piensan que «la propiedades sagrada». Pero al no limitar el derecho a la propiedad, algunas personas yempresas se han vuelto tan poderosas que controlan los medios y dirigen losprocesos políticos hacia sus propios intereses. Esto contradice el principiodemocrático según el cual todos disfrutamos de los mismos derechos, oportunidadesy posibilidades de participación. Igualmente está en contra del principio liberaloriginal que enuncia que la libertad de uno termina donde empieza la del otro.Ambos principios implican que el reparto de poder entre el Estado, la sociedad ytambién la economía no puede ser excesivamente desigual para que no se produzcaun abuso del mismo. Son numerosos los autores que han abordado este problema a lolargo de los últimos años: Robert B. Reich (Supercapitalism), Gerhard Schick(Machtwirtschaft. Nein Danke! [Economía de poder. ¡No, gracias!]), Lisa Herzog(Freiheit gehört nicht nur den Reichen [La libertad no pertenece sólo a los ricos]),Richard Wilkinson y Kate Pickett (Desigualdad: Un análisis de la (in)felicidadcolectiva), sin olvidar por último a Thomas Piketty (El capital en el siglo XXI). Perotambién representantes del capital como el fundador del Foro Económico MundialKlaus Schwab o el secretario general de la OCDE, Ángel Gurría, advierten sobre lospeligros de la creciente desigualdad y exigen que se le ponga límites.62

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Retroalimentación negativa

El principio de la separación de poderes en esencia indica que el poder del Estadodebe estar repartido (por ejemplo, en legislativo, ejecutivo y judicial) de forma queninguna instancia sea más poderosa que otra. Actualmente es muy necesario trasladareste principio a la economía, donde el poder se concentra hasta tal punto que ladesmedida libertad (de ser propietario) de unos amenaza la libertad de todos deforma masiva. Para la separación de poderes, propongo la «retroalimentaciónnegativa». Es un término que proviene de la teoría de sistemas y que alude a que unatendencia dentro de un sistema —por ejemplo, el calentamiento— se inviertemediante una señal opuesta a la señal actual —enfriamiento—. Si éste no fuera elcaso, el sistema se sobrecalentaría y explotaría, o se colapsaría. Lasretroalimentaciones negativas mantienen estables sistemas vivos complejos. La«retroalimentación positiva» indica que las tendencias se refuerzan unas a otras. Porejemplo, que el deshielo de la capa de hielo del Ártico puede provocar unasuperficie más oscura y, con ello, que se acentúe el calentamiento de la Tierra y seacelere el cambio climático. El capitalismo es un sistema de retroalimentaciónpositiva porque con el progresivo enriquecimiento y crecimiento tanto de individuoscomo de empresas es más fácil enriquecerse y crecer. El primer millón es el másdifícil. Con el segundo millón es todo más fácil. El millón 101 no sabe uno qué hahecho para conseguirlo. Y el que tiene 1.000 millones, teniendo en cuenta la mediade los tipos de interés de los últimos años, debe gastarse 220.000 euros de media aldía para no volverse más rico.63 La retroalimentación negativa habría significadoque el primer millón es el más fácil de lograr y por tanto el más asequible para lagran mayoría, mientras que ser aún más rico o crecer más se vuelve cada vez másdifícil, hasta llegar a un punto en que se hace imposible. La retroalimentaciónnegativa se consigue mediante:

— la limitación relativa de la desigualdad de ingresos;— la limitación del derecho de apropiación de los bienes privados;— la limitación del tamaño de los bienes de las empresas en propiedad privada

exclusiva;— la limitación del derecho de herencia.

Limitación relativa de la desigualdad de ingresos

Si a una audiencia, lo más diversa posible, le pregunto cuál es la proporción en laque una persona puede producir en relación con otra, la respuesta es casi siempreque el doble, el quíntuple e incluso, en ocasiones, diez veces más; si alguien proponeveinte veces más, el resto generalmente no está muy de acuerdo. Y a la pregunta de

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cuál es la proporción en la que un hombre debería ser remunerado como máximo enrelación con otro que trabaja el mismo horario, los presentes proponen con la mismafrecuencia que tres, cinco, siete, diez y veinte veces más. Algunos reivindican cien omil veces más. Por otra parte, otros dicen que el doble o lo mismo: igual salario aigual trabajo en el mismo tiempo. A día de hoy, el directivo mejor pagado deEstados Unidos gana 350.000 veces lo estipulado en el salario mínimointerprofesional: 5.000 millones de dólares anuales. En Alemania, el presidente ydirector ejecutivo de Porsche Wendelin Wiedeking cobró en su mejor año 6.000veces el salario mínimo interprofesional de 1.000 euros mensuales. De ciertosestudios sobre el tema se deduce que estas desigualdades extremas:

— no incentivan ni el rendimiento ni la responsabilidad;— no hacen que los ricos sean felices, sino ávidos y avariciosos;— hacen que los pobres se sientan despreciados (en todos los sentidos);— favorecen el malestar general, el estrés, las enfermedades y la tasa de

mortalidad;— conducen al aumento de la desconfianza, las agresiones y la criminalidad.64

A partir de un determinado umbral la desigualdad deja de ser útil a la sociedady comienza a dañarla. Que la temperatura ambiente se doble de 13 a 26 es agradable,pero que siga subiendo hasta 39 grados ya no lo es; cada grado que siga subiendoimpacta desagradablemente. El calentamiento no es un fin en sí mismo, sino queresulta agradable sólo hasta que alcanza su nivel óptimo (de bienestar, de calidad devida). En la desigualdad económica, sin embargo, no hay ningún nivel óptimo«natural», pero las personas cuentan con un sentido de la justicia intuitivo, y esobvio que éste se hiere cuando observan que un salario puede ser 350.000 vecesmayor por la misma jornada laboral.

Según una encuesta del Financial Times y la consultoría Harris de estudios deopinión, en España el 76 por ciento de los encuestados considera que la desigualdadha crecido demasiado, en Estados Unidos se trata de un 78 por ciento, en China de un80 por ciento, y en Alemania de un 87 por ciento.65

Qué propone la economía del bien común: una convención económicademocrática debe proponer varios límites a la desigualdad máxima de los ingresos,por ejemplo un máximo de siete, diez, doce, veinte, treinta, cien o mil veces, y lapoblación debe votar sobre las propuestas con el método del consenso sistemático.66

La propuesta que gana entra en la Constitución.En los últimos años he presentado la economía del bien común en unos veinte

países, desde Finlandia hasta Argentina y Chile. En muchas ocasiones suelo jugar «ala democracia». Los asistentes imaginan que forman parte de la «asambleademocrática» y deciden sobre el límite de la desigualdad. Son totalmente libres de

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hacer propuestas (desde el factor 1 hasta una desigualdad ilimitada), y se votantodas. El resultado es sorprendentemente homogéneo: en el 95 por ciento de loscasos gana el factor 10, no importa cuál sea el país.

Foto: En el «juego a la democracia» en Kirchberg (BadenWürttemberg/Alemania) ganó, igual que en muchos otroslugares, el factor 10: recibió la menor resistencia (31 brazos levantados = votos de resistencia).

Si a los más ambiciosos el resultado votado les parece poco y quisieran ganarmás, es posible, solamente tendría que incrementarse al mismo ritmo el salariomínimo: los ricos y los pobres estarían fatalmente encadenados entre sí. Uncomentario importante: el salario mínimo debe garantizar una vida digna. Podríaestar referenciado a una cesta de bienestar y establecerse en 1.250 euros mensualescomo valor orientativo.

Como en la economía del bien común ya no hay rendimientos del capital, dejade existir el problema de la suma de los ingresos del trabajo y del capital. Las rentasdel alquiler y las donaciones se incluyen dentro de los ingresos personales, y éstospueden ser como máximo, por ejemplo, diez veces el salario mínimo. Las empresaspodrían teóricamente pagar más a sus empleados, pero a partir del múltiplodemocráticamente acordado del salario mínimo el tipo impositivo sube al ciento porciento. Ocultar ingresos o patrimonio al Ministerio de Hacienda ya no será posible,porque los bancos orientados hacia el bien común notificarían automáticamentetodos los ingresos a las delegaciones de Hacienda. Las transacciones internacionalesde capital están bajo la supervisión y el control de la banca democrática. Por lo

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tanto, sólo existiría la posibilidad de retirar los millones en efectivo y esconderlosbajo el colchón. Evidentemente no aparecerían en el balance. Y el colchón prontosería tan grande que ocuparía toda la habitación.

Limitación del patrimonio privado

¿Ha intentado alguna vez, de manera especulativa, gastarse 1.000 millones dedólares? Necesitaría de todo un equipo de ayudantes para poder tan siquiera abordaruna tarea tan monstruosa. Tendría que emplear parte de su tiempo diario y vital para«administrar» su patrimonio, se convertiría en cierta medida en empleado de supropio patrimonio: el que posee en exceso, acaba poseído. De investigaciones sobrela felicidad se deduce que la riqueza material sólo incrementa la satisfacción vitalhasta un límite relativamente bajo, puesto que unos ingresos mayores no aumentan lafelicidad. Pero éste no es el problema principal (porque en una sociedad libre sepuede ser infeliz por culpa propia). El problema principal es que las personas queatesoran fortunas multimillonarias acumulan una cantidad enorme de poder y, conello, tienen en sus manos la capacidad de influir en la sociedad (y por tanto dedisminuir la felicidad de los demás). De qué son capaces los multimillonarios esalgo que se puede ver por ejemplo en Silvio Berlusconi (dueño de un oligopoliomediático), en George W. Bush (imperio del petróleo) o en el austríaco FrankStronach (compró un partido político). Si se prolonga la libertad de patrimonio delos individuos, sufre la libertad de la mayoría —o incluso se pierde completamenteporque en una sociedad con desigualdades extremas crecen la desconfianza, elmiedo, la violencia, la criminalidad y la corrupción—. Los epidemiólogos KatePickett y Richard Wilkinson han elaborado y recopilado numerosos trabajos alrespecto. Una de sus conclusiones finales: «Si Estados Unidos redujera lasdesigualdades de ingresos existentes en su territorio en la medida en que se constataen los países industrializados con las mayores tasas de igualdad —Japón, Noruega,Suecia y Finlandia—, la cuota de estadounidenses que creen que pueden confiar enlos demás aumentaría en un 75 por ciento. Los índices de personas con trastornospsicológicos o sobrepeso podrían reducirse en dos terceras partes respectivamente,el número de embarazos de adolescentes bajaría a la mitad, el número de internos enlas prisiones caería un 40 por ciento, las personas vivirían más y tendrían quetrabajar cada año lo equivalente a dos meses menos».67 Por estos motivos se debedebatir en la economía del bien común sobre un tope máximo que limite la propiedadprivada, por ejemplo, en 10 millones de euros (aquí se consultaría de nuevo a laconvención). Diez millones es tanto que cualquiera se podría permitir casi cualquierlujo, aunque es demasiado poco para comprar al gobierno o manipular a la sociedadsegún los propios deseos. El derecho a la propiedad sería un derecho liberal.

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Democratización de las grandes empresas

Cuando alguien critica el poder de la propiedad privada, la respuesta profundamenteenraizada —o magistralmente ensayada— es echarle en cara que quiere eliminarla.Algo tan concluyente como reprochar a las personas que defienden los descansosdurante el trabajo que quieran acabar con el trabajo, o reprochar a los investigadoresde movilidad que defienden los límites de velocidad que tengan algo en contra delmovimiento.

Un carpintero, un artesano, un camarero, un programador de software, unarquitecto o un florista son empresarios que tienen propiedad privada, pero ésta nopone en peligro la libertad de nadie, porque no tiene poder político para ello. Poreste motivo, en el futuro las pequeñas empresas podrían permanecer en su totalidadcomo propiedad privada. Pequeñas y medianas empresas componen el grueso delsector empresarial. En Austria el 99,6 por ciento de las empresas tienen menos dequinientos trabajadores. Con las grandes empresas pasa justo lo contrario. Losgrupos internacionales son actualmente más poderosos que muchos gobiernos. Susdecisiones pueden afectar a miles y miles de personas y tienen una influenciadesproporcionada en medios, partidos políticos, ciencia y justicia. Es profundamenteantidemocrático que unos pocos individuos puedan decidir el curso de estos colosos,mientras que todos los demás afectados —tanto dentro como fuera de las empresas—no tienen ni voz ni voto. Esta situación es incompatible con el mayor valor de lasociedad occidental, la democracia. Por esto, las grandes empresas deberían, amedida que se hacen más grandes, ser democratizadas e implantar la cogestión de lasociedad. Podría, por ejemplo, ser de la siguiente manera:

— a partir de doscientos cincuenta empleados, el personal y la sociedad obtienenel 25 por ciento del derecho de voto;

— a partir de quinientos empleados, el 50 por ciento del derecho de voto;— a partir de mil empleados, dos tercios del derecho de voto;— a partir de cinco mil empleados, el derecho de voto se reparte equitativamente

entre propietarios, empleados, clientes, representantes de la comisión por laigualdad entre hombres y mujeres y representantes del medio ambiente.

En algunos países, como por ejemplo Alemania, en las grandes empresas ya hayactualmente participación de los empleados; allí, ésta se reforzaría. El reto mayor esla participación de la sociedad, aunque ésta ya existe también: el estado federado deBaja Sajonia retiene un minoritario 20 por ciento con capacidad de veto enVolkswagen, ciertamente no para dañar a la empresa. Pero la propiedad estataladministrada por el gobierno genera, y con razón, el malestar de muchas personas.Dependiendo del gobierno, la empresa se conduciría a veces en una dirección y a

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veces en otra y, en el peor de los casos, se le daría un uso inapropiado.Mejor sería por tanto que un organismo social independiente del gobierno

guiara a las empresas. Se podría concebir un parlamento económico regional que,actuando como representante del pueblo soberano, participara en el consejo deadministración de todas las grandes empresas de una región. Los «consejeros delpueblo» tendrían que reunir altos requisitos de cualificación tanto en dirección deempresas como en ética y servicio al bien común. Tendrían que presentar informesperiódicos de cómo usan su capacidad de voto para el bien de todos. Además, porfin habría responsables de carne y hueso del mandato constitucional de que «lapropiedad obliga y debe servir a la vez al bien común» (Alemania) o «estarsubordinada al interés general» (España). Con esto se conseguiría un sistemapúblico político-económico que no se ocuparía de la cotización de las acciones, sinode la satisfacción de las necesidades y del control de las inversiones.

Si el sistema público y los empleados se responsabilizan, en función del tamañode la empresa, progresivamente de la toma de decisiones, también sería justo queasumieran las pérdidas. Libertad y responsabilidad deberían ir unidas. En la crisisbancaria y económica de 2008, los propietarios privados tomaron las decisiones y elpueblo soberano sufrió las pérdidas. Esto es igual de erróneo que una situacióninversa. Por eso, el sector público tiene que asumir responsabilidad económica en lamisma medida en que participa en las decisiones. Si no quiere, puede reducir laempresa de nuevo y así «privatizarla completamente». Los propietarios individualesconservan la misma libertad: si quieren ser los únicos que toman decisiones,entonces tienen que mantener la empresa con un tamaño adecuadamente pequeño. EnAustria una de cada mil empresas tiene más de quinientos empleados. Con loslímites propuestos, 999 de mil empresas seguirían en poder discrecional privado ypropiedad privada en su mayoría o exclusiva.

Participación de los empleados

Un objetivo a largo plazo de la economía del bien común es que el mayor númeroposible de personas se conviertan en socios de la empresa y que la dirijancompartiendo responsabilidades, incluido el riesgo de pérdidas. La democracia nosólo significa que todos puedan opinar, sino también que todos asumanresponsabilidad y el riesgo común. Las empresas más pequeñas deberían serincentivadas —pero no obligadas— cuando hagan participar a aquellos empleadosque quieran asumir responsabilidad y riesgos. A menudo se argumenta que no todosquieren; tampoco tienen la obligación. Pero nadie puede afirmar que no hayaabsolutamente ningún empleado que no quiera tener participaciones en la propiedadni asumir responsabilidad legal y financiera. Se les puede ofrecer la posibilidad de

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que, año tras año, aproximadamente un 1 por ciento o menos del patrimonio de laempresa se transfiera a un fondo de colaboradores, sobre el que los empleados,como propietarios con plenos poderes, puedan participar en las decisiones. Lasempresas que actuaran de esta forma obtendrían puntos adicionales en el balance delbien común.

Vinculación de los beneficios a la empresa

Según el derecho actual, los propietarios de las empresas se pueden apropiar delbeneficio total que ha sido producido por todos los colaboradores. Esto se justifica—junto al concepto de propiedad privada— mediante la inyección de capital(inicial) efectuada por los empresarios y, con ello, el riesgo asociado de pérdida decapital. Además, a esto se suma la responsabilidad legal y civil. A menudo elempresario aporta más rendimiento que los empleados, a veces menos.

Sin embargo, indiscutiblemente, en empresas cuyo tamaño crece aumenta elaporte de los no fundadores al rendimiento total. Por eso, el beneficio no deberíafluir eternamente hacia los fundadores en exclusiva, ya que ellos sólo sonresponsables de una (decreciente) parte del éxito, sino que debe reducirse en lamisma medida en que aumentan los aportes de otras personas al éxito de la empresa.Podría ser por ejemplo así:

— a partir de diez empleados baja la parte del beneficio que se puede quedar elfundador en un 1 por ciento al año;

— a partir de veinte empleados, en un 2 por ciento;— a partir de treinta empleados, en un 3 por ciento;— a partir de cincuenta empleados, en un 4 por ciento;— a partir de cien empleados, en un 5 por ciento al año.

Después de veinte años, el fundador de una empresa con cien empleados notendría, matemáticamente, ningún acceso al beneficio. Una diferenciaciónimportante: se trata del beneficio del balance, no de la remuneración como empleadode su empresa. No cambia que el fundador se pueda asignar un sueldo/salario comotrabajador, por ejemplo de diez o doce o veinte veces el salario mínimo. Ladiferencia es que no sería una participación en el beneficio, sino un «salario depropietario» fijo. La idea desarrollada aquí no tendrá ningún impacto en laaplastante mayoría de pequeñas empresas —se trata sólo de evitar que lospropietarios de las grandes empresas efectúen una desproporcionada retirada debeneficios para su enriquecimiento personal—. Me refiero, en especial, a losherederos que no han construido la empresa pero que ahora son los dueños y que,junto a su salario, también se apropian de una parte del beneficio. Muchos negocios

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familiares incluso hoy en día no reparten, por principio, los beneficios. Ponen enpráctica voluntariamente el nivel más alto de lo que se está proponiendo aquí. Vivenmanifiestamente el valor de que a) los beneficios permanecen en la empresa y b)todos los que trabajan deben percibir por ello (sólo) un salario, incluidos losfundadores de la empresa.

Por otra parte, hay personas que fundan una empresa con el objetivo de que seconvierta en un plan de pensiones. De forma complementaria se podría formular unaexcepción a la norma de «ningún rendimiento del capital». Los fundadores de unaempresa, cuando llegan a la edad de jubilación, pueden percibir una renta —limitada— de los beneficios de la empresa que fundaron, durante más o menos los mismosaños que estuvieron en ella. Por ejemplo, quien ha trabajado durante veinticincoaños en una empresa que ha fundado, disfruta durante otros veinticinco años de una«renta de fundador». Ésta se sumaría a la pensión legal, que por sí sola deberíabastar para vivir una vejez digna, y a los ahorros obtenidos durante la vidaprofesional, incluyendo la fase de constitución de la empresa. La cuantía de la rentade los fundadores debe ser calculada teniendo en cuenta cuánto dinero ha obtenidoya el fundador de la empresa en la fase constitutiva. Ése es el quid de la cuestión: elque no ha tomado nada de la empresa durante su estancia en ella debe obtener unarenta más alta que aquel que desde el principio ha sido generoso consigo mismo y hapodido acumular ahorros mayores y, por tanto, está mejor preparado para mantenerseen la vejez.

Limitación del derecho de herencia, fondos intergeneracionales y «dotedemocrática»

«El impuesto de sucesión sirve también como medio de evitar la acumulación depatrimonios ingentes en manos de pocos.»

CONSTITUCIÓN DEL ESTADO LIBRE DE BAVIERA,ARTÍCULO 123

El (ilimitado) derecho de herencia anula la única retroalimentación negativa«natural» del capitalismo: que el patrimonio constituido y concentrado sedesconcentre y se reparta de nuevo. Tal vez éste sea el mayor obstáculo en el caminohacia una sociedad democrática, igualitaria y con las mismas oportunidades paratodos.

El desmedido derecho de herencia conduce a que algunos de nosotros entremosen la vida laboral con un capital inicial de muchos miles de millones de euros, yotros sin nada (y en no pocos casos además en condiciones traumáticas y con unadevaluada autoestima). Hasta el año 2001, sólo un 15 por ciento de adultos en

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Alemania disfrutaba de una donación o herencia.68 Un 85 por ciento, según los datos,está excluido de los derechos de herencia. Ya que el patrimonio, en unaconcentración elevada, representa un factor de poder, la desigualdad económicafavorece a la política: compare las posibilidades de participar en la política deldescendiente de la reforma Hartz IV con las de los hijos e hijas de Rupert Murdoch,Silvio Berlusconi, Ferdinand Porsche, Emilio Botín o Amancio Ortega. ¿Quién va allegar más lejos en la carrera laboral? Las investigaciones sobre élites muestran que,por regla general, los directivos de mañana son los hijos e hijas de los directivos dehoy, y no los más capacitados ni los más inteligentes. Un 80 por ciento de losdirectivos de las cien mayores empresas de Alemania proviene, como mucho, de un3 por ciento de la población. En 2003 sólo uno de los directores de las treintaempresas del DAX procedía de la clase obrera. De ahí la afirmación, que nos remitea la época feudal, del investigador de élites Michael Hartmann: «Para directivo senace».69

¿No sería más justo y productivo que todos pudieran empezar partiendo de lasmismas condiciones? Visto con sobriedad, hay dos posturas extremas en relación conel derecho de herencia:

1. La postura feudal. La cuna decide, por sí sola, quién hereda y cuánto, y quiénno hereda nada. La capacidad, el rendimiento o la igualdad de oportunidades nocuentan. Éste es el derecho de herencia actual —ilimitado— en Alemania,Austria o España.

2 . La postura liberal. Todos empiezan con las mismas condiciones y sólo elrendimiento decide quién consigue un patrimonio grande y quién no. Estapostura expone la implacable abolición del derecho de herencia u, organizadode otra manera, el reparto igualitario entre todos de la herencia.

La economía del bien común evita los extremos. Ni conserva el principio feudalilimitado, ni elimina completamente el derecho de herencia. La solución puede estara mitad de camino: el derecho a la herencia se mantiene hasta un límite acordadodemocráticamente. Los activos heredados que excedan ese límite se traspasan a un«fondo intergeneracional» público, cuyo contenido se reparte de manera equitativa,como una «dote democrática»70 entre los descendientes de la siguiente generación.El límite mínimo se podría fijar en las herencias monetarias y de inmuebles, porejemplo, en 500.000 o 750.000 euros por persona (cuantías acordadas por laconvención).

El patrimonio heredado en un año alcanza anualmente en Alemania entre130.000 y 200.000 millones de euros,71 aproximadamente una quincuagésima partede los activos totales de 11,3 billones de euros.72 Si se repartiese equitativamenteentre todos los que se inician en la vida laboral, cada uno percibiría unos 200.000

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euros, una buena cantidad para empezar.Evidentemente la cuantía se reduce, porque las herencias de hasta 500.000 o

750.000 euros no se repartirían. La «dote democrática» se rige por el reparto: cuantomás concentrados estén los activos, menos pero más grandes patrimonios se«desconcentran» y se reparten; quien herede, por ejemplo, 15.000 euros obtiene sólola diferencia hasta la media de la «dote democrática» como un «impuesto sobre laherencia negativo» (parecido a un complemento al sueldo para llegar al salariomínimo). Cada año que aumenten los activos de la economía nacional, aumentatambién la media de la cuantía de la «dote democrática». Por el contrario, si semantuvieran los derechos de herencia ilimitados, las condiciones para empezar, ycon ello las relaciones de poder, serían cada vez más injustas. Pronto habríaherederos multimillonarios y una infinitud de desposeídos: el fin de la libertad parala gran mayoría.

Inmuebles

La particularidad de que se estime que más de la mitad de los bienes privados seaninmuebles es el único motivo de peso para mantener el derecho de herencia de losbienes privados hasta un cierto límite. Si no, se podría abolir completamente elderecho de herencia para proporcionar a todo el mundo una «dote democrática»idéntica y crear, como mínimo, unas condiciones financieras iguales para empezar.Evidentemente, esto no tendría sentido con los inmuebles, porque se tendrían queentregar casas habitadas; lo que no parece muy humano. Con un importe exento de500.000 euros, el problema estaría virtualmente resuelto: según el Banco NacionalAustríaco, a) sólo el 50 por ciento de la población posee un inmueble y b) sólo el 5por ciento de la población tiene una casa cuyo valor supere los 450.000 euros.73

Esto significa que sólo el 5 por ciento de la población se vería afectado por lalimitación del derecho de herencia en cuanto a sus hogares y estaría ante ladisyuntiva de o bien repartir la casa heredada de valor superior a 500.000 euros conotros herederos (que también tienen derecho a heredar) —por ejemplo, una casavalorada en 850.000 euros podría dejarse en herencia a dos hijos— o, si una solapersona quisiera quedarse con esa enorme casa, abonar la cantidad que exceda de500.000 euros al fondo intergeneracional. Hoy en día esto sucede a menudo: uninmueble que se lega por partes iguales a varios hijos suele pasar a un solo heredero,quien abona a los demás sus cuotas hereditarias.

Transmisión hereditaria de empresas

Y ahora el mayor reto: la herencia de empresas. En la actualidad, las empresas —

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también las grandes multinacionales sin importar el tamaño que tengan— en muchospaíses pueden ser heredadas por los descendientes libres de impuestos. No se tienenen cuenta ni la formación, ni la capacidad personal, ni el rendimiento, ni laresponsabilidad social. Es un caso extremo.

Por eso, ya en 1924, Winston Churchill llamaba al impuesto de transmisión «uncierto correctivo contra el desarrollo de una clase de ricos vagos».74 En las décadassiguientes, las tarifas máximas del impuesto sobre la herencia llegaron a récordshistóricos de alrededor del 80 por ciento en el Reino Unido y Estados Unidos. Hoydía, han caído al 40 por ciento aproximadamente.75 Este desarrollo provocó larespuesta de prominentes críticos como el multimillonario estadounidense WarrenBuffett, quien compara las herencias muy débilmente limitadas con «componer elequipo olímpico de 2020 con los hijos mayores de los ganadores de las medallas deoro de los Juegos Olímpicos de 2000».76 Hoy por hoy, el derecho de herencialamentablemente funciona así. El prácticamente ilimitado derecho de herenciaconduce a que la mayoría de las empresas creadas hoy por empresarios seandirigidas mañana por personas que sólo están «cualificadas» para ello por ser el hijoo la hija del propietario. Además, el primero no tiene ni tan siquiera por qué ser elfundador de la empresa, pues puede haberla comprado o heredado. En una sociedadde rendimiento justo cada uno debería poder conseguir su patrimonio a través de supropio esfuerzo e ingresos, así como en una sociedad democrática todos deberíanencontrar en la economía iguales posibilidades de participar e idéntica SeguridadSocial.

En la economía del bien común la meta es que la propiedad de las empresas seconserve repartida entre el mayor número posible de personas, de tal manera que lacorresponsabilidad se reparta entre el mayor número de personas posible. Para ello,se incentivan estructuras empresariales democráticas. Como consecuencia, elnúmero de cooperativas o de formas jurídicas empresariales similares va a crecercada vez más. En estos casos desaparece la problemática de la herencia ya que laspartes de una cooperativa son, por lo general, muy pequeñas.

Con las sociedades anónimas tampoco habría ningún problema, porque lasacciones forman parte del patrimonio financiero y no del patrimonio empresarial. Siel conjunto de acciones superara el límite establecido en el derecho de herencia, elexceso iría al fondo intergeneracional. Otro caso especial es el de las sociedadesanónimas creadas por los propios padres. Allí, las «acciones» podrían contar comopatrimonio empresarial.

El asunto es realmente complicado sólo en el caso de las empresas familiares.Como un compromiso entre la postura liberal (igualdad de condiciones) y latradición familiar (cuasi feudal) se podría confeccionar un derecho de herenciasegún el cual los miembros de la familia podrían heredar partes de la empresa por unvalor máximo de 5, 10 o 20 millones de euros (valor inicial). Lo que exceda de esta

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cantidad se reparte de la siguiente manera:

a) Entre el colectivo de los empleados que sustentan la empresa y en parte tambiénhan ayudado a constituirla (a diferencia de algunos propietarios); esta soluciónda puntos del bien común.

b) A personas elegidas que no formen parte de la familia, pero que esténpreparadas para asumir la responsabilidad de la empresa. Aquí de nuevo setiene en cuenta el límite de, por ejemplo, medio o tres cuartos de millón deeuros, y se trataría como una «dote democrática».

c) Al fondo intergeneracional, y de éste, en forma de «dote democrática», apersonas que quieran trabajar en esa empresa y que pasarían a tener unapequeña parte de ella.

d) Para el patrimonio agrícola podría considerarse una normativa especial de laque hablaremos más adelante, en la sección «naturaleza en propiedad».

Un negocio familiar dirigido por cinco miembros de una familia podría dejarseen herencia «libre de impuestos» hasta el valor de 50 millones de euros. Pese a estecompromiso en el límite, esta propuesta despierta (todavía hoy) fuertes reaccionesemocionales. A menudo se contraargumenta con que los padres no tendrán ningúnincentivo para crear una empresa si ésta no puede ser legada en su totalidad a sushijos. Si esto fuera realmente así, entonces se demostraría que los seres humanos nose comportan de manera esencialmente egoísta, como se supone permanentemente,sino que se esfuerzan sólo por los demás, por sus hijos. Las personas sin hijos, segúnesta lógica, no tendrían ningún incentivo para ser productivos. Esto es unacontradicción diametralmente opuesta a la ideología capitalista de los últimosdoscientos años: cada uno se esfuerza por sus propias necesidades y beneficios; yjusto de ahí esperamos la mayor eficacia del sistema.

No es nuevo que los empresarios no tengan hijos o que sus hijos no quierancontinuar con la dirección de la empresa. No pocas veces se rompe una familiaentera e incluso todo el clan por la sucesión de una empresa. En estos casos, laempresa se podría transmitir a aquellos que quieran trabajar en ella y asumir laresponsabilidad de la misma; si hubiera hijos pero éstos no entrasen a formar partede la empresa heredada, tendrían derecho a recibir la «dote democrática» completa.Se podría impedir la especulación de heredar e inmediatamente vender la empresa (aparticulares) si sólo pudiera heredar una parte de la empresa aquel que llevaratrabajando de facto y como mínimo tres años en el negocio. Las empresas no sonjuguetes, deben ser dirigidas por aquellos que están dispuestos a asumir laresponsabilidad personal y que, con su trabajo y su energía vital, proporcionan unvalor añadido.

¿Cuál es el objetivo de estas propuestas? Un reparto justo del patrimonio de las

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empresas; una relación más estrecha entre rendimiento por un lado y responsabilidady propiedad por el otro, y la democratización de las empresas y, con ello y porúltimo, el cambio de las relaciones capitalistas por estructuras más democráticas yliberales. La libertad del individuo, en suma, no se restringe, se aumenta. La«pérdida de libertad» de un heredero que no pueda heredar en solitario la empresade papá, ni pueda dirigirla independientemente de que esté cualificado o no,representa por el contrario la «ganancia de libertad» de innumerables personas que,hoy por hoy, no tienen ni herencia ni medios para entrar en la vida laboral activa(aunque sus padres hayan estado durante décadas aportando su trabajo al rendimientode otras empresas). Puede que estas personas incluso trabajen para herederos deempresas que no han aportado nada a la constitución de la misma pero que la poseengracias al derecho de transmisión y que además se benefician del trabajo de aquellosque no han heredado nada y que se ven obligados a trabajar para los primeros:esclavitud estructural. En la actualidad, la única alternativa que tienen aquellaspersonas sin herencia para no vender su propio trabajo es fundar ellos mismos unaempresa, y que ésta tenga éxito. Pero no todas las personas, por motivos muydiferentes, están en disposición de poder hacerlo. Además, en el capitalismo losperros viejos no se lo ponen fácil a los nuevos. Muchos se ven forzados a trabajarpara otros y entregarles la plusvalía de su trabajo; lo que convierte al capitalismo enuna estructura no libre y explotadora. Que todos tuvieran opción de convertirse enempresarios y que aquellos que renunciasen a esa opción trabajaran, por lo tanto, deforma totalmente voluntaria para otros es una interpretación de los hechoscompletamente ajena a la realidad, porque no todas las personas poseen lascaracterísticas necesarias para fundar una empresa. No hay igualdad de condicionesporque las personas tienen una salud, capacidad, educación y medios diferentes:todas ellas diferencias de las que no tienen la culpa. El argumento «todos podrían»,si se piensa bien, no es lógico. Porque, si realmente todos pudieran asumir el riesgoempresarial, no habría «trabajadores por cuenta ajena». Nadie podría ni tan siquieracontratar a un trabajador o un aprendiz; la división de puestos de trabajo de laeconomía de mercado no funcionaría. El aporte de los «trabajadores por cuentaajena» al producto de la economía es por tanto tan valioso e irrenunciable como elde los autónomos y empresarios, y debería en consecuencia valorarse yrecompensarse de la misma manera o, incluso mejor, organizarse de otra manera.Con derecho a voto y a propiedad para aquellos que los quieran, en vez de que seauna minoría la que pueda tomar todas las decisiones y apropiarse de la plusvalía delos demás con el argumento general —a veces acertado y otras veces falso— de queellos rinden más y asumen más riesgos y responsabilidad. Sería más lógico y justoque:

a) como mínimo, las decisiones importantes fueran tomadas por todos los

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trabajadores e inversores de forma conjunta;b) el beneficio se repartiera entre todos los trabajadores y aquellos que aporten

valor añadido;c) el máximo número posible de personas tuviera participaciones en los activos y,d) con ello, también compartieran el riesgo y la responsabilidad empresarial.

A menudo se argumenta contra los principios a favor de unas empresas másdemocráticas que «muchos no quieren asumir ningún tipo de responsabilidad» y que«no todos están en condiciones de dirigir». Tampoco tienen por qué. Tan sólo debenpoder participar en la elección de las personas que deben dirigir la empresa. Unagestión esencialmente democrática o sociocrática no supone ningún problema parauna típica pequeña empresa de cinco trabajadores. En grandes empresas detrescientos empleados, seguro que surge alguno que «sólo» quiera cumplir con sutrabajo. Y no hay ningún inconveniente en ello, pero incluso así deben tener derechoa participar en decisiones generales junto a aquellos que toman las decisiones enáreas asignadas. Entonces, gobiernan las personas y no el capital.

Volviendo a las empresas familiares. Que las empresas no se transmitanexclusivamente a los hijos sino a una asociación democrática de propietarios noquiere decir en absoluto que los hijos no puedan (co)dirigir la empresa. Tan sólo queno obtienen un derecho automático —como la sucesión dinástica al trono—, sino quetienen que probar que son dignos de la responsabilidad del puesto, presentar sucandidatura y convencer a los empleados. Esto quiere decir que en la economía delbien común también los hijos pueden hacerse cargo de las empresas fundadas por suspadres (o abuelos), siempre y cuando sean los mejores para ello, véase a WarrenBuffett. Cuando otros son mejores, el derecho de herencia ya no da lugarautomáticamente ni a la transmisión de la posesión ni a la asunción de la direcciónpor parte de nadie. En definitiva, se trata de un paso pendiente desde la época feudalque hasta ahora —debido a un adoctrinamiento intensivo— no hemos conseguidosuperar.

Con las medidas propuestas, uno de los problemas centrales de la actualidad —el reparto desigual del capital y, con ello, la gran concentración de poder en grandescorporaciones y particulares— se retroalimentaría negativamente de dos maneras:mediante la democratización interna de las empresas y la socialización progresiva delos medios de producción en función del tamaño creciente de las empresas. Elresultado sería una economía más democrática y libre: más personas podríanparticipar y contribuir, se tendría en cuenta la opinión y capacidad de más gente, seapreciaría el valor de más personas que hasta ahora, no sólo con una palmada en laespalda sino también con derechos legales de propiedad y participación.

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Donaciones

Algunos pueden objetar que los límites propuestos para el derecho de sucesión sepueden esquivar fácilmente, por ejemplo, si los padres, en vida, regalan a sus hijosvarios millones. Estos intentos de evasión se pueden evitar también fácilmente si, demanera análoga al derecho de transmisión, se instaura un límite de cuantía hasta elque las donaciones estén exentas. No sería un mecanismo nuevo, existe o ha existidoen una serie de países. Se deja a criterio de los padres regalar 500.000 o 750.000euros a sus hijos. Pero estos regalos serán computables como herencia. Aparte deesto, podría darse el caso de que los padres dieran trabajo a los hijos en lasempresas propias y les asignaran unos salarios desorbitados. Sin embargo, estaevasión me parece realmente poco probable porque tropieza con variosimpedimentos y barreras:

a) la barrera legal de tener un sueldo con una cuantía máxima de diez o doce oveinte veces el salario mínimo;

b) tener una propiedad privada máxima de, por ejemplo, 10 millones de euros;c) los padres deben someter los salarios extremos a los órganos ejecutivos y

administrativos para su aprobación, lo que parece cada vez más difícil eimprobable con la democratización progresiva;

d) las participaciones en empresas (de los padres) no se pueden convertir sin másen «efectivo». Se tendría que vender la empresa, lo cual, de nuevo hace másprobable su democratización.

Naturalmente, al introducir un nuevo orden social y económico, debemosreflexionar acerca de cómo se pueden sancionar las transgresiones de este sistema.Hemos comprobado que no hay ningún ámbito en el que estemos tan dispuestos ahacerlo como en el de la propiedad privada. El que actualmente quiera «eludir» eltutelaje del patrimonio privado tiene que contar con fuertes multas, persecución de lajusticia y cárcel. Consecuentemente, en la economía del bien común no habrá másnormativas y leyes de la propiedad, sino que habrá otras diferentes. La participaciónmínima de todos se defenderá de una forma tan cuidadosa como se hace hoy en díacon la ilimitada propiedad privada de pocos.

Bien comunal democrático

Junto a una mayoría de pequeñas empresas privadas y a un pequeño número degrandes empresas de propiedad mixta, va a haber, en la economía del bien común, almenos una tercera categoría de propiedad: la propiedad común pública. Pero no enla forma habitual. En la época de posguerra, el Estado construía y gestionaba

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carreteras, ferrocarriles, redes eléctricas, suministros de agua y de gas,universidades, colegios, hospitales, servicios de correos, líneas telefónicas:«servicios de interés general» o «servicios públicos». Desde la década de losochenta este sector público se ha liberalizado y privatizado progresivamente. Es unproceso que actualmente se encuentra en su punto más álgido y frente al cual se estánllevando a cabo protestas y desarrollando tendencias contrarias.77 Mi propuesta noes regresar a un sistema de servicios públicos tal y como los conocíamos, sino quela población controle y dirija directamente los sectores esenciales de la economía.Para esa idea he aportado a la discusión el término «bien comunal moderno» otambién «bien común democrático». A nivel internacional se utiliza el término ingléscommons.78 Un bien comunal —como un common— es tradicionalmente un biencolectivo que pertenece a todos los habitantes de un pueblo o todos los miembros deun colectivo (p. ej., de pastores). En la Edad Media consistía típicamente en unaparte de un bosque o de una pradera de libre disposición para todos los habitantes dela aldea. Estos bienes comunales podrían servir de inspiración para los «modernos»o «democráticos bienes comunales» de trenes o correos, universidades, serviciospúblicos, guarderías e incluso bancos. Los propietarios soberanos ejerceríanresponsabilidad en estos negocios tomando las riendas de la dirección de estasempresas. Su funcionamiento podría desarrollarse a partir de algunos ejemplosinternacionales exitosos. En Sacramento, la capital del estado de California, lacompañía suministradora de energía SMUD abastece de electricidad a 1,5 millonesde personas; el consejo directivo de la compañía eléctrica se eligedemocráticamente. Éste tiene por tanto que regirse según las prioridades de lapoblación, lo que logra de manera excelente. SMUD está constantemente a la cabezade Estados Unidos, y bastante por encima de los estándares mínimos legales enCalifornia, en los temas que importan a la población, como el cuidado del medioambiente y la calidad del servicio. En las cuestiones más importantes, lospropietarios pueden decidir por sí mismos: en 1989 SMUD preguntó a losciudadanos-propietarios si la única central nuclear propia debía seguir o si, por elcontrario, se debería buscar un nuevo camino hacia energías alternativas. La mayoríade los propietarios se decantó por cerrar la central nuclear en favor del uso masivode otras fuentes de energía ecológicas. El éxito de esta decisión «soberana» seaprecia hoy en día con claridad.

Los suizos obtuvieron, vía democracia directa, un éxito similar en medioambiente. En los años ochenta el gobierno quería reducir la red ferroviaria yprivatizarla, como en Alemania. Pero en Suiza el pueblo soberano ejerció su derechode veto. El presupuesto previsto de miles de millones para la construcción decarreteras se desvió para la construcción de vías ferroviarias. Suiza cuenta hoy porhoy con el mejor y más valorado sistema ferroviario del mundo.

Un tercer ejemplo. En la ciudad brasileña de Porto Alegre se elabora el

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presupuesto comunal con la intervención de la población («presupuestoparticipativo»), y el servicio de suministro de agua se ha organizado como una«Public Popular Partnership» (cooperación pública popular). En esta alternativaPPP trabajan conjuntamente la administración municipal y la población. El resultadoes igual de sensacional que en California: un 99 por ciento de la población estáconectado a la red de agua potable y el índice de acometidas al alcantarillado haalcanzado un 70 por ciento. Gracias a que los ricos que riegan sus campos de golf ollenan sus piscinas pagan fuertes tarifas que aumentan progresivamente, no sólo lospobres pueden ser abastecidos con agua potable con tarifas reducidas sino que,además, la empresa popular se financia sin un céntimo de subsidio público.

En relación con la organización del «bien comunal democrático», me planteo unorganismo directivo directamente elegido de entre los representantes de lasautoridades («Estado»), de los empleados y de los usuarios, así como una delegadade la comisión por la igualdad entre hombres y mujeres y un abogado del medioambiente. Las «clásicas empresas estatales», controladas por el gobierno o por losalcaldes, no son modélicas para la economía del bien común. Una asambleademocrática para los servicios públicos podría definir los ámbitos de infraestructuray servicios básicos que pertenecen al sector público del bienestar y fijaría las reglasde gestión para su organización.

Naturaleza en propiedad

El hombre no ha creado la naturaleza, ni los bosques, ni los animales, ni las plantas.Puede usarla, pero cuando no la cuida destroza sus bases fundamentales de sustentoy, en consecuencia, a sí mismo. Sólo si cumplimos ciertos requisitos —empatíaecológica— se nos permite ser invitados de la tierra. Este respeto se podría expresarno permitiendo que ninguna persona tenga naturaleza en propiedad, ni otros sereshumanos ni plantas ni animales ni suelo.79 Evidentemente, quien necesite o exploteterrenos para necesidades concretas debe poder usar una superficie limitada a costebajo o cero. Esta postura respecto a la propiedad puede impactar en especial a losgranjeros, que, en muchas partes del mundo, están habituados a ser dueños de suparcelita de tierra. Pueden pensar que ya no se valora su fructífero trabajo. Pero la«posesión» permanece, los frutos de la naturaleza son la «propiedad». En relación altrabajo y a la cultura de los agricultores no cambia nada, es más, se vuelve másbarato, porque no tienen que pagar impuestos sobre la tierra. Ésta es la expresiónmáxima de cómo la comunidad aprecia su valioso trabajo. A cambio, la superficieque se le asigne a una persona para su explotación estará limitada. De forma másconcisa, podría ser así:

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a) Los municipios regulan el reparto de superficies destinadas a usos concretos.b) Todas las personas tienen derecho a una superficie destinada a vivienda hasta el

límite máximo, por ejemplo, de 10.000 metros cuadrados. El uso de dichasuperficie se puede adquirir por una tasa fija por metro cuadrado. Estassuperficies se pueden intercambiar por otras superficies dentro de laslimitaciones de tamaño, pero siempre con el fin último de ser habitadas.

c) Los negocios agrícolas tienen derecho a terreno hasta un tamaño determinado ysin costes, con la condición de que sea explotado cuidadosamente. O, máscoherente con las medidas propuestas, el coste del uso podría orientarse en elresultado del balance del bien común. No sólo el coste, sino también el tamañodel terreno cedido para la explotación. Quien más contribuye al bien común,menos paga por el uso del suelo y más suelo puede utilizar.

d) Empresas de otros sectores —de la misma manera que los particulares—pueden adquirir la superficie que necesiten para sus oficinas y lugares deproducción pagando unas tasas de explotación. A cambio se puede suprimir elimpuesto sobre la propiedad rural.

Los efectos de estas medidas serían:

1. Se incentiva la valoración de la naturaleza. Ecuador es el primer país del mundoque, en su Constitución de 2008, ha reconocido «derechos de la naturaleza», dela «Pachamama».80 Aunque no se cumplan aún, es un primer paso importante.Algo que tiene derechos propios no puede ser propiedad de otro.

2. Se reduce la extrema desigualdad en el reparto de la propiedad inmueble:actualmente un 10 por ciento de la población austríaca posee dos tercios de latotalidad de bienes inmuebles. La mitad de los austríacos no posee ningún bieninmueble.

3. La transmisión hereditaria de las explotaciones agrarias se simplifica porque yano existe la propiedad de la tierra, sino que el reparto va unido a la explotacióny no hay que abonar las cuotas de loscoherederos. Además, se suprimen losimpuestos sobre el suelo.

4. La especulación inmobiliaria y el acaparamiento de tierras (land grabbing), dosfenómenos lógicos dentro del capitalismo, pasarían a la historia.

Libertad e igualdad

En el capitalismo seudoliberal del presente se contempla la propiedad privada comouna de las mayores libertades, hasta «sagrada», y por eso se presenta como absoluta.Pero la igualdad —en el sentido de derechos equivalentes para todas las personas—es un valor superior a la libertad, porque una libertad demasiado grande puede poner

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en riesgo la libertad de otro. Si corro muy de prisa («libertad de movimiento»),ofendo a los demás («libertad de opinión»), daño («libertad para enfadarme»),abuso de una mujer («libertad sexual») o compro millones de hectáreas de terreno,estoy limitando la libertad de los demás, e incluso amenazando sus vidas, porque nopueden cultivar alimentos. La igualdad en dignidad y derechos es por lo tanto unprincipio absoluto; la libertad, uno relativo. Existe un principio de limitación para lalibertad, pero no para la igualdad. Respecto a la propiedad, esto significa que todaslas personas deberían tener el mismo derecho a una propiedad limitada (lo necesariopara el bienestar), pero nadie debería tener derecho a una propiedad ilimitada.Incluso los más reticentes estarían de acuerdo con este razonamiento si se alcanzarauna desigualdad extrema: cuando una única persona fuera dueña del mundo entero yno quedara nada para los demás. La libertad es importante, pero más importante esque el derecho de todos a la libertad sea el mismo. Por esto, el derecho a lapropiedad tiene que estar relativamente limitado.

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V

Motivación y sentido

Motivación

Una de las reservas más habituales cuando se oye hablar por primera vez de laeconomía del bien común es la preocupación de que se estanque la motivación en laeconomía. Si las empresas ya no pueden aspirar a un beneficio financiero ilimitado ylas personas no pueden priorizar sus propios intereses, si se elimina la«competencia», ¿cómo se incentivan el rendimiento, la innovación y el progreso?

Estos recelos nacen de la imagen capitalista (socialdarwinista) del ser humanosegún la cual éste se motiva principalmente mediante el egoísmo y la competencia.Si nadie supone una amenaza competitiva, entonces las personas trabajan a mediogas o están mano sobre mano; no saben qué hacer con su vida si no se pueden mediry comparar con alguien; si no son empujados por el miedo a perder su estatus odesean prestigio y superioridad. En esta imagen del ser humano no existen, o casi, lamotivación intrínseca, la curiosidad infantil, la inspiración, la creatividadespontánea o la preocupación por el bien de los demás. Antes de entrar en estosrecelos científicamente no consistentes, y sin entrar en contradicción con que muchosde nosotros conozcamos personalmente a alguien que realmente se comporte comotal (porque no ha aprendido a hacerlo de otra manera), empecemos por sertotalmente pragmáticos:

1. El motivo básico y más habitual en una economía del bien común para entrar aformar parte de una empresa o fundarla no es otro que el hecho de que laspersonas necesitan invariablemente ingresos monetarios. La obligación detrabajar no desaparece, aunque se debilita, puesto que a la «dote democrática»y a la reducción de la jornada laboral también se suman cuatro años sabáticos.Los ingresos solidarios son suficientes para llevar una vida digna, pero no una«buena vida». El que desee tener una buena vida tiene que hacer algo alrespecto. En cualquier caso, el escenario para encontrar un trabajo remuneradoserá completamente diferente y mucho más favorable que ahora. Las personas,en la economía del bien común: a) podrán contribuir y codecidir más, porque sedifuminan los papeles de «empresario» y «empleado»; b) encuentran mássentido en el trabajo remunerado gracias a la nueva meta principal de todas lasempresas; c) están menos estresadas y presionadas, y d) las empresas no entranen competencia feroz unas con otras ni tienen que perseguir tener un mayorbeneficio que las demás, con lo que no tienen que destruir puestos de trabajo.

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Al revés, en caso de desempleo estructural, el balance del bien común se ajustade tal manera que las empresas se verán más fuertemente recompensadas sicrean puestos de trabajo adicionales.

2. Se siguen consiguiendo ingresos a través de las empresas privadas hasta unmúltiplo concreto del salario mínimo interprofesional, según la cuantíaacordada por el pueblo soberano. Por lo tanto, para aquellos que le dan muchaimportancia al dinero se mantiene invariable el incentivo necesario paraconseguir un trabajo o fundar una empresa. Como el salario mínimo secuantificará de manera que sea suficiente para tener una vida digna —porejemplo, 1.250 euros mensuales en Europa Central—, alguien que desee másdinero tiene la posibilidad de ganar hasta, por ejemplo, diez o veinte veces másde lo que es necesario para vivir bien. Al limitar el derecho de herencia ypuesto que ya no se premia la posesión sino sólo el trabajo, los ingresos sólo seobtienen con rendimiento real. Para tener unos ingresos más altos, se deberendir realmente más. La propiedad en sí ya no sirve.

3. Investigaciones sobre la felicidad han demostrado que a partir de undeterminado nivel unos ingresos elevados no hacen más feliz a la gente, por loque no pueden ser una motivación coherente. Según algunos estudiosinternacionales, el umbral está en unos ingresos anuales de 20.000 dólaresestadounidenses, una cifra inferior al doble del salario mínimo interprofesionalpropuesto de 1.250 euros al mes.81 El umbral más alto que conozco es de290.000 dólares estadounidenses al año,82 veinte veces el salario mínimopropuesto. Los ingresos superiores a ese límite no aportan un aumentodemostrable de la felicidad vital. Tampoco incrementan el rendimiento. Lamedia de lo que cobran los 45 directivos de Toyota mejor pagados es de320.000 euros.83 ¿Puede alguien suponer que los coches serían mejores siganaran 3,2 millones, o incluso billones, de euros?

4. No sólo las investigaciones sobre la felicidad sino también las realizadas en elámbito psicosocial y neurobiológico concluyen que las personas se motivanmás intensamente con otros factores distintos del dinero. Entre otros, laautonomía, la identidad, la competencia, la aportación, la comunidad y lasrelaciones.

a) Autonomía. Las personas anhelan libertad en el sentido de poderconsiderar y articular libremente sus sentimientos, necesidades ypensamientos. Nadie desea que se restrinjan sus características básicascomo ser humano. El «dinero» no es una característica propia de lanaturaleza humana; el dinero no es ni un sentimiento, ni una necesidadbásica, ni un pensamiento creativo del individuo.

b) Identidad. Todos los seres humanos son únicos. Un posible sentido de la

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vida es encontrar esa singularidad y desarrollarla. No se trata de ser mejoren lo mismo, sino diferente en lo personal.

c) Competencia. Es una necesidad básica reconocer las capacidades que seesconden en nosotros mismos para incentivarlas y desarrollarlas. Estanecesidad de competencia motiva igual de bien —o incluso mejor— enestructuras cooperativas que en estructuras competitivas.

d) Aportación. Cada persona puede aportar algo a un todo, y cada personaquiere aportar algo. A través de la aportación de cada uno se crea sentidoy a través de las aportaciones de todos se crean colectividades yabundancia.

e) Comunidad. Los seres humanos son seres sociables. Prefieren morir atener que luchar por sobrevivir aislados de los demás.84 Nuestro cerebroestá programado sobre una red social. La comunidad satisface necesidadesbásicas como la sensación de protección, la seguridad, la sensación de serapreciado, el reconocimiento, la escucha. f) Relaciones. «Las relacionespositivas son el objetivo desconocido tras el que se hallan todos losesfuerzos humanos», escribió Joachim Bauer.85

Éste es el resultado de las investigaciones neurobiológicas actuales. Yocompruebo estas deducciones una y otra vez en las conferencias e intento que lospresentes reflexionen e identifiquen la situación en la que han sido más felices hastala fecha. Continuamente se mencionan momentos de afecto y experiencias de cuatrotipos referentes a relaciones positivas:

— Relaciones positivas consigo mismos— Relaciones positivas con otras personas— Relaciones positivas con la naturaleza— Relaciones positivas con el todo

Las palabras clave que salen más a menudo —junto con experiencias intensasrelacionadas con la naturaleza como playas, puestas de sol, cimas de montañas ojardinería— son «nacimiento», «amigos», «relación de pareja» y «amor», es decir,relaciones interpersonales positivas. Estas experiencias también se pueden definircomo un objetivo en la economía, ser valoradas y recompensadas con ventajaslegales. No sería muy inteligente por nuestra parte no aplicar en la economía laexperiencia colectiva que ya hemos identificado científicamente con felicidad ycomunidad exitosa. En la economía del bien común, el éxito en las relacionesinterpersonales y ecológicas daría un nuevo significado al rendimiento y al éxitoeconómico. Entonces, por fin, nos esforzaríamos no sólo por conseguir un fin consentido, sino que también, como se ha comprobado, estaríamos más motivados que

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con la estructura actual de competencia y la búsqueda del beneficio propio a costade los demás. La democratización de las empresas incrementará no sólo lamotivación de todos los implicados, sino también el bienestar. El epidemiólogo einvestigador de la desigualdad Richard Wilkinson ha descubierto, a raíz deinnumerables estudios, que «cuando una compañía se transforma en una colectividadmediante una elevada participación, se incrementa la productividad».86

El camino es ir más allá todavía. En la actualidad, los que poseen capital aúngozan de un amplio y alto prestigio, porque se les achaca que están preparados paraasumir un riesgo personal y, con ello, generar numerosos puestos de trabajo ybienestar económico. ¿Cómo se ve esto en la economía del bien común? Paraempezar, cada vez más personas tendrían la posibilidad de fundar empresas, porquecontarían con un respetable capital inicial en el comienzo de su vida laboral.Inmediatamente podrían participar en una empresa o bien fundar una ellos mismos.Si muchas personas juntan sus «dotes democráticas», rápidamente se consigue unacantidad millonaria para fundar una empresa. Como los fundadores rara veznecesitarían un crédito, su riesgo empresarial se reduciría significativamente.

Además, se proponen las siguientes medidas:

— participación progresiva de los colaboradores en la propiedad de la empresa;— inmunización progresiva del beneficio contra el reparto injusto del mismo;— participación obligatoria de los trabajadores en las decisiones de las grandes

empresas.

El reparto más justo del capital y del derecho de voto hace que la disposiciónfrente al riesgo se reparta más equitativamente entre la población. La comunidad giramenos en torno a unas personalidades brillantes y destacadas como triunfadorasaunque su patrimonio sea en parte simplemente heredado y no fruto de su trabajo, uobtenido a costa de los demás mediante el efecto de retroalimentación positiva yque, en la mayoría de los casos, depende de las invisibles actividades sociales delas mujeres, cuyo esencial rendimiento de generar la vida y cuidar las relaciones,base para el bienestar general y la felicidad personal, apenas es visible y muchomenos valorado o recompensado. La suspensión latente de la «responsabilidad ensolitario», sobre todo de los hombres en las empresas, disolvería lentamente una aúnoperativa estructura social patriarcal, o mejor, las ataduras de la misma.

Sentido

Uno de los puntos fuertes de la economía del bien común sería que ganar dinero yano es el fin cuyos efectos secundarios —la satisfacción de necesidades, el bienestary una existencia con sentido— se podían dar pero no tenían obligatoriamente que

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darse. Al contrario, en la economía del bien común, el objetivo es la satisfacción denecesidades, el bienestar y una actividad coherente; la fundación y la dirección delas empresas —y el uso del capital financiero— son el medio para conseguirlo. Siparticipar en el proceso de producción, optar a un trabajo remunerado, se vuelvesistemáticamente más sencillo (tanto para los fundadores de las empresas como paralos trabajadores por cuenta ajena), si la posibilidad de acumular una fortuna materialse limita y si el clima de toda la sociedad favorece el éxito de las relaciones,entonces se justifica la esperanza de que más personas elijan, o al menos puedanproyectar, su puesto de trabajo de acuerdo con su potencial. El sentido es una potentefuente de motivación, tal vez incluso la más potente: la intrínseca. La motivaciónintrínseca proviene del interior y actúa de manera más intensa que la motivaciónextrínseca, resultante de estímulos, recompensas y sanciones externos. Si me hedecidido por algo libremente, porque me parece que tiene sentido, entonces por reglageneral lo realizo con ganas, me dedico a ello con todas mis fuerzas y atención, meentrego por completo. Estoy intrínsecamente motivado y me sumerjo en una actividadsin que se me llegue a ocurrir la idea de mirar de soslayo a derecha o izquierda paraver dónde se han quedado mis «competidores». Esto sólo me distraería, rompería miconcentración y mi conexión con mi misión interna y con ello se debilitaría micapacidad de producción. Excepto en el caso de una persona que se estimulamediante el miedo para llevar a cabo los más altos rendimientos o cuya autoestimadependa de superar a los demás, quien se motiva externamente depende de un estadorelativo impuesto por la competencia. La motivación disminuye en el mismomomento en que esa persona supera a sus competidores; al fin y al cabo no es laactividad en sí la que le ha motivado. O, para alguien que pierda a menudo y deforma crónica, la motivación igualmente se diluye. Las personas se apartanhumilladas de la competición y aterrizan destrozadas en el desempleo, se quedan sinhogar, caen presas de la depresión y la pobreza. En las grandes ciudades alemanasun 25 por ciento de los niños pertenecen hoy en día a hogares acogidos al programaHartz IV; en Leipzig, un 35 por ciento; en Berlín, un 37 por ciento.87 En diecisiete delos ventiocho Estados miembros de la Unión Europea se ha incrementado el parojuvenil por encima del 20 por ciento. La economía de mercado capitalista,atendiendo a la pretensión de crear puestos de trabajo «humanos» dotados de sentidopara todos, no es más que un sistema deshumano e ineficaz en igual medida.Entonces, ¿dónde se sustenta la creencia profundamente enraizada en losbeneficiosos efectos de la competencia y por qué se cuestiona tan poco?

Desde mi punto de vista llega ahora la más desagradable parte del análisis quenos ha de permitir comprender por qué la competencia está tan firmemente asentadaen el trono de nuestro sistema de valores. Muchos, posiblemente la mayoría denosotros, no se sienten (o muy poco) intrínsecamente motivados, porque no seconocen bien y poco o nada de lo que experimentan dentro de sí les aporta el

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suficiente sentido que les impulse a perseguir altos rendimientos por sí mismos, sinla intervención de la competencia. Su interior está vacío y sólo encuentran sentido enrelación con el exterior. Y si el mundo exterior grita sin parar «dinero, carrera, éxitoy poder son los “valores” que llevan a la meta», entonces muchos de nosotros«interiorizamos» esos valores, incluso a pesar de que no hayan conseguido todavíahacer feliz a ningún ser humano. Pero, como tantos insisten, y los medios una y otravez retratan y destacan a ese tipo de individuos, un gran número de personas,incapaces de encontrarse a sí mismas, les termina imitando. En la raíz del problemase encuentran esas personas de pobre vida interior, incapaces de dotar de sentidopropio a su vida; les falta autoestima, reconocerse como las últimas y únicasresponsables de su vida y de sus decisiones.

La pregunta crucial es la siguiente: ¿de dónde viene ese vacío interior? ¿Porqué hay tantas personas incapaces de encontrar sentido y felicidad sincera a susvidas? Según mi experiencia, la clave está en la educación. A la mayoría de nosotrosno se nos ha reconocido como realmente somos ni se nos ha queridoincondicionalmente, lo que nos hubiera permitido encontrar nuestro propio yo,aceptarnos con cariño y, a la vez, desarrollar profundamente la capacidad deapreciar a los demás. Por el contrario, la mayoría de nosotros, al menos lageneración de adultos, fuimos educados hacia la obediencia y el rendimiento.Cuando los progenitores tienen una imagen determinada, un concepto concreto decómo debemos ser, pierden de vista cómo somos realmente. Los niños no reconocensu propio yo, porque sus padres no facilitan esa individualización sirviéndoles de«espejo», o todavía peor, cuando han intentado ser ellos mismos, han sidocastigados. Para no perder el amor de sus padres, la mayoría de los niños se decantapor obedecer, y la primera «orden» de muchos padres es el rendimiento (y con ello,la negación de sí mismos). Así aprenden los niños, a una edad temprana, a reprimirsus propios sentimientos, necesidades y pensamientos y, en cambio, a sentir, pensar yquerer lo que deben. Evidentemente esto no llega al extremo de que los niños o bienexperimenten una vida plena, intrínsecamente motivados e independientes a modas yconvenciones o, por el contrario, suplanten su propia vida interior con valoresajenos permanentemente atrapados en la ilusión de que estos valores ajenos«interiorizados» les van a conducir hacia la felicidad. Pero la tendencia social va enesa dirección. Y esto sólo ya es más que suficiente para que una civilización hayatraspasado de generación en generación valores «extrínsecos» como la competencia,la ambición por el beneficio o la obsesión por hacer carrera y que aún hoy en día lamayoría crea que el ser humano es así por naturaleza, simplemente porque lamayoría de sus colegas generacionales con los que se ha educado se comportan así.

Los niños que no han aprendido a tener en cuenta sus propios sentimientos,necesidades y pensamientos, sino que han sido recompensados con «amor» por

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obedecer y ser productivos, pasarán el resto de su vida intentando exigir el amor delos demás a través del rendimiento. No se cuestionarán, o lo harán con pocoentusiasmo, qué están haciendo realmente, y pronto aceptarán dinero —en vez delamor de los padres— por su rendimiento, hasta que hagan casi todo a cambio de unarecompensa material. Así obtiene el hombre con vida interior más pobre el mayorbien: una primera explicación importante de por qué, sorprendentemente, muchoshombres ricos tienen una vida interior especialmente pobre.

Además, quien no se encuentra a sí mismo tampoco siente a los demás, ni almedio ambiente. La empatía por los demás presupone un autoconocimiento. Ésta esuna de las razones por las que los hombres y mujeres que triunfan muestran a menudopocos escrúpulos a la hora de obtener un «éxito» económico a costa de causar dañossociales y ecológicos. El vacío interior nos vuelve insensibles y duros. Los valoresinherentes al sistema capitalista los transforman en ejecutores de los objetivos delpropio sistema: aumentar el capital al coste que sea. No tienen ninguna otra guía quelos números, se tienen que restringir a lo calculable. Estudios medicosocialesmuestran que quienes ocupan los puestos directivos más elevados en el ámbitoeconómico sufren sociopatías, son incapaces de sentir empatía por los demás ytienen una personalidad adicta y narcisista en número significativamente superior ala media de la población;88 un efecto selectivo fatal de nuestro sistema económicoactual, cada vez más estudiado y reconocido. «En veinte años como directorejecutivo he aprendido que los mercados no tienen alma», reconoció el antiguopresidente de Deutsche Post y evasor fiscal Klaus Zumwinkel.89 Una de las pocasaltas ejecutivas de Austria, Brigitte Ederer, informa acerca de los efectos de sutrabajo: «Uno se vuelve duro frente a los demás y frente a sí mismo».90 ¿No es estouna catástrofe?

Para contrarrestar este efecto selectivo, no sólo es necesaria una transformaciónde los estímulos del mercado —reconocimiento, mesura y remuneración decomportamientos más solidarios, cooperativos, empáticos, responsables y generosos—, sino también una condición básica: que los padres quieran a sus hijosincondicionalmente, que los acepten y valoren como son. Esto no significapermitirles todo, no ponerles límites o darles siempre la razón; significa que, en loque respecta a sus sentimientos, necesidades y pensamientos, a) los reconozcan, b)los tomen en serio, y c) los refuercen y les enseñen a que ellos mismos lo hagan.Justo entonces se plantea la pregunta sobre cuáles son los sentimientos, necesidadesy opiniones de los padres, y éstos a menudo son completamente diferentes. Gracias auna comunicación más respetuosa y nada violenta se puede aprender que lasdiferentes, y a veces contradictorias, necesidades u opiniones no tienen por quérepresentar una barrera insuperable para la convivencia y las relaciones. Todossomos únicos y por consiguiente diferentes; por lo tanto, es inconcebible unarelación en la que cada miembro de la pareja no tenga al menos una opinión o una

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necesidad diferente. Por esto, deberíamos partir siempre de la base de que nuestroscompañeros, parejas, amigos —e hijos— tienen otras necesidades, otrossentimientos y otras opiniones diferentes a las nuestras, y aspirar después a tomarlasen serio y valorarlas, en vez de intentar imponer a los demás nuestras propiasopiniones, necesidades e intereses. Volvemos al comienzo del libro: estar todos a lamisma altura, bajo la guía de la dignidad humana en vez de bajo la obsesión«económica» de perseguir el beneficio propio. Esta base interpersonal es tanfundamental que forzosamente tiene que tener cabida en nuestro sistema educativo.

Educación y formación

Uno de los requisitos más importantes y condición previa para el florecimiento de laeconomía del bien común es la promoción de nuevos valores, la sensibilización dela conciencia del ser humano —incluyendo el propio cuerpo—, la práctica decompetencias sociales y comunicativas así como el aprecio por la naturaleza. Poreso, propongo siete contenidos básicos para cualquier curso escolar y que a mí meparecen, sin excepción, más importantes que la totalidad de las asignaturas que seimparten hoy en día de forma obligatoria: educación emocional, educación ética,educación comunicacional, educación para la democracia, educación para descubrirla naturaleza, conocimiento del cuerpo y trabajos manuales.

a) Educación emocional: los niños aprenden a reconocer los sentimientos, atomarlos en consideración, a no avergonzarse y a hablar sobre ellos. Lacomunicación no violenta ha demostrado que una cantidad ingente de conflictosinterpersonales no se resuelve porque las personas no consiguen hablar sobresus sentimientos y necesidades, ya que no han aprendido nunca a hacerlo. Envez de eso, se dedican a dirigir reproches contra aquellos que no han satisfechosus necesidades y les han hecho daño. Con esto se alejan de sus propiossentimientos y necesidades, que era de lo que se trataba, y encima dañan a laotra persona. Se forma una espiral dañina interminable, mientras el origen delproblema permanece oculto, sin ninguna opción de que se resuelva.91

b) Educación ética: no sólo se enseñan los distintos valores y a discutir sobre ellospara formar una inteligencia crítica, sino que sobre todo se van a dar a conoceraspectos de los valores inconscientes. Por ejemplo, los niños aprenden que sepuede competir y los efectos que eso tiene, pero también que pueden cooperar yel impacto de este comportamiento. También aprenden los principios éticosbásicos de las distintas corrientes filosóficas y religiosas en una visión general.Así aprenderán que el capitalismo actual, junto con su poder publicitario, es laúnica religión en todo el mundo y de todas las épocas que propaga valores

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como el egoísmo, el individualismo, la competencia, el carrerismo o elmaterialismo.

c) Educación comunicacional: los niños aprenden a escuchar y comprender conrespeto y a responder sin atacar, sin menospreciar ni desvalorizar al otro.Porque se saben distintos pero no superiores o inferiores. Prestar atención,tomar en serio, discutir objetivamente sin ofensas personales o valoracionespuede parecer banal, pero estamos a años luz todavía de una cultura que valorey sepa mantener una discusión abierta y sin violencia. Muchos de los llamadoslíderes de opinión y personalidades se atacan entre sí perdiendo los papeles.Cuando creamos el movimiento Attac, por ejemplo, el eminente investigador deopinión Peter A. Ulram nos calificó como «izquierdistas trasnochados». Elantiguo redactor jefe de Die Presse Andreas Unterberger me calificó de«adolescente tardío»; el exjefe de la sección de cultura y actual director deservicios de Die Presse Norbert Mayer, de una «carga de caballería estrepitosay demente»; el director de la sección de economía de Der Standard Erich Frey,de «marcial» y «comunista»; el columnista de Die Presse y de Wiener ZeitungChristian Ortner, de «populista vomitivo», y el redactor jefe suplente de NeuesVolksblatt Manfred Maurer, de «padre adoptivo espiritual del terrorismo».92 Alparecer algunos líderes de opinión no soportan opiniones diferentes. Pero unacultura democrática de la discusión se caracteriza por el trato respetuoso a losque piensan diferente y, en definitiva, por la exposición clara y relajada de losargumentos.

En la educación comunicacional los niños aprenden también —gracias a lasocialización— que existe una forma de comunicación que diferencia a hombresy mujeres, para reconocer y poder corregir los roles establecidos. Tambiénaprenderán que los malentendidos son la regla general y que se necesita de algode esfuerzo para alcanzar una mutua comprensión.93

d) Educación para la democracia: la democracia es el concepto occidental másvalioso. Sin embargo, cómo se llena de vida o se mantiene vivo ese valor —participando, asumiendo responsabilidades, decidiendo y codiseñando todoslos aspectos de la vida pública— no es nunca, o casi nunca, objeto de estudioen el colegio. La democracia se enseña como un derecho histórico y garantizadoy no como un frágil y vulnerable progreso que en cualquier momento se puedevolver a perder. Y de hecho se ha vuelto a perder —o no se ha dado realmenteaún—, porque la mayoría de las personas no encuentran posibilidad departicipar, no se involucran, se apartan de la «polis» y del «ágora» con repulsay frustración; porque se nos imponen otros contenidos vitales —consumo,diversión superficial, drogas— a través de una industria mediática enemiga dela democracia y asesina del espíritu.

En la educación para la democracia se podrían enseñar los siguientes

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elementos:

— cómo muchos intereses se transforman en una norma;— cómo se toman las decisiones, para que con ellas todo el mundo pueda

vivir lo mejor posible (por ejemplo, a través del consenso sistemático);— que un trato respetuoso a las diferentes necesidades es la premisa básica

para confeccionar la voluntad satisfactoria de una mayoría amplia;— que se pide el compromiso atento de todos para evitar que se instauren

intereses particulares;— que no se puede delegar la responsabilidad democrática, sino sólo la

puesta en práctica.

Y sobre todo, se debe enseñar esto: que la democracia acaba de empezar.Hemos saboreado aproximadamente una décima parte de las posibilidades de lademocracia; la gran experiencia de la «democracia real» aún está pendiente.Veremos más sobre el tema en el siguiente capítulo.

e) Educación para descubrir la naturaleza: una economía que apuesta por elperpetuo crecimiento del dinero, de los ingresos, del patrimonio y de los bienesmateriales, está enferma en el sentido de que se ha roto el equilibrio derelaciones. Es «absoluta», desligada del resto de valores y de su base natural:el ecosistema planetario. La esencia de esta enfermedad es la falta de unión y laescasa capacidad de establecer relaciones que tienen muchas personas consigomismas, con los demás, con su entorno natural y con el todo. La cura podríaconsistir en retomar esas relaciones, en cuidar y equilibrar aquello que es uncamino seguro hacia la felicidad. Innumerables personas de todas las culturasnos dicen que una relación intensiva y valiosa con el medio ambiente, los seresvivos, los ríos, las montañas y el cielo es capaz de curar a los hombres. Si nosregalamos unas horas intensivas en la naturaleza, muy posiblemente el díatranscurra feliz hasta el final. En esta asignatura, los niños aprenden no sólo aconocer las plantas, los animales, el agua en sus distintas formas y las piedras.También experimentan el impacto curativo de la naturaleza en cuerpo y almapropios: viento y lluvia, nubes y agua, las estrellas, las flores, las montañas, elsilencio. Para aquel que experimenta una unión profunda con la naturaleza,pierden atractivo los centros comerciales, la bolsa y tal vez hasta los coches.En cualquier caso, puede que un año de menos consumo material traiga un plusde calidad e intensidad de vida, incluso cuando, desde el punto de vista clásicode los economistas de mercado, esto signifique la más fatal traición a laeconomía que el homo oeconomicus pueda cometer: la contribución individuala la recesión.

f) Conocimiento del cuerpo: la ternura es algo tan ajeno a una clase de economía

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clásica como la dignidad. Pero ¿cómo nos vamos a hacer expertos de lasatisfacción de las necesidades —el objeto de la economía— si no prestamosatención prioritaria a cómo ser cariñosos con nosotros mismos? Muchos denosotros nos alimentamos mal, nos movemos poco, nos abrazamos yacariciamos todavía menos. Casi nunca nos damos masajes, ni se los damos alos demás, ni tampoco los recibimos, aunque hasta el momento éste sea uno delos caminos hacia la felicidad más rápidos que he conocido. Si comparamos eltiempo que gastamos en ir de compras, ver la televisión, ganar dinero y dar orecibir masajes, saldría a la luz la triste subordinación del cariñoy las caricias. El cuerpo humano es un organismo infinitamente sensible con un

fino sistema sensorial. Todos estamos en disposición de percibir sutilmente que cadapaso, cada roce con algo, se puede convertir en una profunda experiencia sensorial yun masaje del alma. La intensidad y la calidad de vida aumentarían tanto que noquedaría tiempo para experiencias no sensoriales. Cuanto más débil sea lasensación, la percepción física propia, más intensamente tendremos que compensaresa frustración con dinero, comida, drogas y bienes.

Por esto se debería apoyar que los niños, desde una temprana edad,desarrollen una sutil, atenta y valiosa relación con su cuerpo que incentive lacreatividad y la autenticidad, y sobre la base de ésta, hacia el cuerpo de lasotras personas y seres vivos. Se puede empezar con juegos, baile y acrobaciasen grupo y más tarde, tras la pubertad, se puede completar con trabajo corporal,masajes, terapias de energía, yoga y meditación.

g) Trabajos manuales. La «generación sedentaria» pasa cada vez más tiempo en elespacio virtual: con el ordenador, el teléfono móvil, el televisor y otrosaparatos electrónicos y medios de comunicación. Este mundo virtual separa alos seres humanos de la naturaleza y de interactuar manualmente con ella. Unavida integral incluye tener contacto con materiales y sustancias, herramientas yformas, colores y olores. No todas las personas tienen que convertirse enmaestros artesanos, pero sí deberían por lo menos experimentar lo que se sienteal crear algo de manera artesanal y manual, para después regalarlo a alguienpara que lo use adecuadamente. El fundador de la antroposofía, Rudolf Steiner,se ha pronunciado a favor de un contacto integral de los alumnos con la «partepráctica» de la vida. Por eso, las escuelas Waldorf promueven las prácticasagrícolas, forestales, manufactureras, industriales y sociales. Es importantedisponer del tiempo y la tranquilidad suficientes para conectar el espíritu con eltrabajo y desarrollar así todo el potencial creativo de los jóvenes. Crear unomismo cosas útiles aporta sentido; además, regalar provoca felicidad. Y siencima alguno de estos artistas se convierte en un maestro profesional, suponeun gran logro para la sociedad.

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VI

Desarrollo de la democracia

La democracia es la peor forma de gobierno, excepto por todas las otras formas quehan sido probadas de vez en cuando.

WINSTON CHURCHILL

¡Democracia real ya!

MOVIMIENTO DE LOS INDIGNADOS

La verdadera democracia no son palabras vacías.

ALBERT EINSTEIN

Aunque formalmente vivimos en una democracia, cada vez menos personas sientenque pueden realmente participar en la vida social. Cada vez más a menudo losgobiernos toman decisiones que van en contra de las necesidades y los intereses dela mayoría de la población: la desregulación de los mercados financieros; la nodesmembración de bancos sistémicos; la privatización de servicios públicos comolos suministros de agua o de energía, la red ferroviaria, el servicio de correos o losbancos; la extorsión con las deslocalizaciones hechas posible mediante tratados delibre comercio; la liberalización de la circulación de capital hasta en el últimoparaíso fiscal; la tolerancia de la desigualdad salarial hasta en una proporción detrescientas cincuenta mil veces; la implantación de manipulación genética en laagricultura; la legalización de patentes de seres vivos; el tratado EURATOM; laobligación de rearme según el Tratado de Lisboa; la brutal represión de losmanifestantes en la cumbre del clima de Copenhague, las torturas de Guantánamo, elataque contrario a las leyes internacionales en Iraq, o la inefable política de rescatebancario a favor de las grandes corporaciones relevantes para el sistema que selleva a cabo desde 2008. Con un proceso democrático directo, en la mayoría de lospaíses seguramente ninguna de estas decisiones habría obtenido una mayoríaabsoluta. Aun así, se decidieron formalmente por gobiernos y parlamentosdemocráticamente legitimados. Las causas de la creciente distancia entre ciudadanosy sus representantes, llamada también en ciencias políticas «crisis derepresentación», son varias:

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1. Quien sólo puede votar una vez cada cuatro o cinco años el programa de unpartido político, en realidad no tiene prácticamente nada. Las promesaselectorales son tan inflacionarias como no vinculantes. Cuando el gobierno nocumple sus promesas, los votantes se vuelven en gran medida impotentes.Tenemos que esperar hasta las siguientes elecciones, y entonces podremos«castigar» al gobierno por haber incumplido lo que consideramos una promesaespecialmente importante. Pero ¿cómo? ¿Tenemos que cambiar de partidopolítico? ¿Hay algún partido cuyo programa en general me guste más? ¿Y quépasa si no hay absolutamente ningún partido de los que se presentan cuyoprograma contenga los temas para mí más importantes? ¿Qué pasa si el partido«castigado» no entiende por qué ha sido castigado, porque no es posiblecastigar por una única decisión, sino sólo por la totalidad de la legislatura?

2. Las élites económicas se funden cada vez más con las élites políticas. A menudocolocan a altos ejecutivos de grandes empresas directamente en el gobierno y aministros y cancilleres en los grupos de presión.94 Una pequeña muestra deAlemania: el exministro de Finanzas Theo Waigel en el fondo de inversionesTexas Pacific Group; Rudolf Scharping, expresidente del Partido SocialistaEuropeo, en otro, Cerberus; el antiguo jefe de la Agencia para el EmpleoFlorian Gerstner en un tercero, Fortress; Ron Sommer (que sacó DeutscheTelekom a bolsa) en Blackstone (fondos de capital privado); Gerhard Schröder,ex primer ministro, en Gazprom. En Austria, Wolfgang Schlüssel, excanciller,en RWE, y en España, el expresidente del gobierno José María Aznar esconsejero del magnate mediático Rupert Murdoch; otro expresidente, FelipeGonzález, es consejero de Carlos Slim, el hombre más rico del mundo, y elexministro de Economía Pedro Solbes se hizo presidente de Barclays España.Una amplia lista de «puertas giratorias» la publica la ONG Corporate EuropeObservatory en Amsterdam.95 Y al revés, en Alemania altos cargos de laadministración pública son directamente ocupados por unos trescientosfuncionarios «prestados» de grandes corporaciones.96 Los banqueros máspoderosos redactan la normativa de rescate de los bancos y los parlamentos laratifican. El problema de esta intimidad social entre política y economía sevuelve más candente cuanto más ricas y poderosas se vuelven las élites. Estomuestra que las élites económicas son el problema en sí mismo, y endurece lareivindicación de la limitación de la desigualdad económica. Las élitesmateriales están en contradicción con una sociedad democrática y liberal en laque todas las personas deberían tener los mismos derechos, las mismasoportunidades y las mismas posibilidades de participación.

3. Estas élites también tienen una influencia desproporcionada sobre los mediosmás relevantes: a través de contactos personales con directivos de los medios

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que buscan y cuidan ese contacto para asegurarse una fuente de información;compartiendo los mismos valores con las élites mediáticas (los poderosos,cuando se trata de conservar su poder, son altamente cooperativos); a través dela inserción de publicidad de aquellas entidades de las que dependeneconómicamente los medios y a cuya ideología adaptan su línea editorial, y enforma de control directo sobre la propiedad (muchos periódicos y cadenas detelevisión pertenecen a bancos, inversores financieros e incluso corporacionesarmamentísticas). Esto no debería ser posible.

4. También la principal corriente científica sigue en muchas ocasiones la opiniónde los poderosos. Es cierto que las universidades públicas ofrecen siempresitio a enfoques alternativos, pero la «corriente principal» fluye paralela alconcepto del mundo de los poderosos, porque a) muchos intelectualesprovienen de buena familia y toman partido por los intereses de su propia«clase»; b) como consecuencia de la liberalización, a las universidades se lesasignan cada vez más fondos de terceros provenientes de la economía, y c)algunos grupos de presión privados no sólo provocan la escasez de dineropúblico, sino que se aprovechan de ello para colocar a personas afines a suideología en las plazas destinadas a profesores invitados de las universidades.

5. Los think tanks trabajan para aquellos que les pagan. Por norma general, concírculos económicos influyentes cuyas necesidades poco tienen que ver con lasnecesidades de la mayoría de la población. Por ejemplo, la iniciativa NuevaEconomía de Mercado Social,97 muy al contrario de su bonito nombre, es unadescarada campaña multimillonaria de la gran industria con el objetivo dedescomponer el Estado de bienestar sirviéndose de una apariencia científica«objetiva» que utiliza tanto sus excelentes contactos mediáticos como su poderadquisitivo en el mercado de la ciencia.

6. Los partidos políticos son financiados por empresas, con los resultadoscorrespondientes: en Estados Unidos los lobbies financian directamente a losparlamentarios. Dos ejemplos: los diputados del Congreso que aprobaron lanormativa de los derivados financieros recibieron la cantidad de 940.000dólares, mientras que aquellos que votaron en contra obtuvieron 27 millones dedólares. Los partidarios del control de la Reserva Federal recibieron 40.000dólares; los detractores, 10 millones de dólares. La ley desapareció sin pena nigloria.98

A causa de estas condiciones y desarrollos, la democracia se encuentra en unagrave crisis. Si permitimos que queden intactas las desigualdades económicas, loslobbies y la concentración de medios, y reducimos la «democracia» a un voto paraun partido político cada cuatro o cinco años, entonces ésta se degradainevitablemente hasta su disolución. Para conseguir una democracia viva, se tiene

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que empezar por desligar la política de la economía, así como limitar lasdesigualdades. Y finalmente llegar hasta una consolidación completa de los derechosde participación y control democráticos en la que el mayor número posible depersonas pueda debatir, decidir y participar en el mayor número de planos posibles,también en los períodos entre las elecciones y en ámbitos democratizados de la vidasocial y económica.

¡Nosotros somos soberanos!

El primer requisito previo al renacimiento de la democracia es el desarrollo de unaconciencia soberana. «Soberanos» proviene del latín «superanus» y significa «estarpor encima de todo». Mientras que con el absolutismo el rey era el soberano y estabapor encima de todo, desde la Ilustración y las revoluciones burguesas es lapoblación la que debería estarlo; así está expuesto en muchas constituciones. Sinembargo, esta reivindicación teórica todavía no se da en la realidad de la mayoría delos países. Los únicos derechos soberanos a disposición de la población son laelección de los partidos políticos y la última palabra en las reformas importantes dela Constitución. Esto es demasiado poco para una soberanía real. Ésta tendría queabarcar también que la población pudiera:

1. elegir un gobierno concreto;2. «deselegir» al gobierno;3. corregir al Parlamento en un anteproyecto de ley;4. proponer leyes a votación;5. modificar la Constitución por iniciativa propia;6. votar directamente una asamblea constitucional;7. controlar y dirigir los servicios públicos básicos más importantes;8. definir el marco para la negociación de acuerdos internacionales y votar sobre

los resultados de la misma.

La conciencia soberana está tan débilmente acentuada que la mayoría denosotros no nos damos cuenta siquiera de que ésta es la herramienta que nos faltapara ser realmente soberanos. En los colegios no se aprende. En las conferencias, amenudo pregunto qué instrumento tendría que ser el primero que tuviera en la manoun pueblo «soberano» que estuviera «por encima de todo». Casi siempre sigue unamplio y contenido silencio. De vez en cuando se menciona «votar». Y sólo a vecessale por fin un tímido: «¿Aprobar una ley?».

Si el pueblo soberano realmente «está por encima de todo», y el único fin de lademocracia es la realización de su voluntad —de la voluntad común de la mayoríamás amplia posible—, entonces el pueblo soberano debería poder en todo momento

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y con su propia fuerza introducir una ley y aprobarla. Actualmente, esto no sucede nien la Unión Europea ni en Estados Unidos, porque el monopolio está en nuestrosrepresentantes: en los Estados nacionales en el gobierno y el Parlamento. Elcomplemento indirecto (representativo) a la democracia directa sería por lo tantouna implantación consecuente del principio de la separación de poderes entre elpueblo y sus representantes. Poderes separados de forma más evidente aportarían unplus tangible a la democracia y una confianza mayor en esa forma de organizaciónestatal.

Consolidación de la separación de poderes

Rara vez un principio básico no se discute. El principio democrático de laseparación de poderes es uno de esos casos afortunados. Cuanto más elemental nosresulta hoy en día la separación de los poderes del Estado entre Parlamento,gobierno y justicia, y su control recíproco, menos reflexionamos y nos cuestionamosqué pensamiento fundamental se encuentra realmente detrás de dicha separación:¿cuál es el objetivo esencial de este principio? Se trata de que el poder no debe estarmuy concentrado para que no se abuse de él. Ninguna instancia debería serdemasiado poderosa en relación con las demás, porque se acabaría la libertad, y eneste caso, la libertad colectiva: la democracia. Hay tanto en juego que el principiode la separación de poderes bien merece una reflexión más intensa y un desarrolloconsecuente.

Ya hemos empezado a debatir de hecho el primer paso de este desarrollo: laseparación de poderes más eficiente entre pueblo soberano y sus representantes. Enrealidad, ¿por qué elige el pueblo soberano representantes? Porque en la mayoría delos países vive tanta gente que no pueden participar todos de forma coherente entodas las elecciones. La democracia básica encuentra su limitación en el número depersonas que participen en ella. Detrás de la elección de gobierno y Parlamento seesconde una separación de tareas; no se trata de crear un nuevo órgano per se másimportante que el pueblo soberano. Gobierno y Parlamento son sólo sus agentes(representativos), cuyo objetivo consiste exclusivamente en ejecutar la voluntad(relativa) del pueblo soberano. Que sea realmente esto lo que hace el gobierno noestá sujeto a garantía alguna. La tentación de abusar del poder temporal es mayorcuantos menos derechos de control tiene el pueblo y más poderosos son los gruposde interés que desgarran el gobierno. «No hay nada más peligroso que la influenciade grupos de interés privados en los asuntos públicos», escribió Jean-JacquesRousseau ya en 1762.99 Sería funesto que el pueblo soberano tuviera las manosatadas hasta la siguiente legislatura (elecciones) y sólo le restara esperar, sinamparo, que el gobierno cumpla su voluntad. Entonces sucede justo lo que cada vez

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se está convirtiendo en más habitual: gobierno y Parlamento se convierten en una«dictadura temporal», porque ceden a los lobbies más presionantes que en parteincluso se encuentran dentro del gobierno y el Parlamento. El ignorado pueblosoberano puede protestar y manifestarse, pero ¿qué logra con eso, si no tiene ningúnderecho? ¿No tiene más sentido que la ciudadanía corrija en cualquier momento almandatario cuando éste no hace lo que ella quiere? Rousseau opinaba que el pueblosoberano debía «limitar, modificar y retirar el poder que había depositado en elgobierno, siempre que quisiera».100

Democracia directa en tres pasos

Concretamente, esto significa por un lado que el pueblo soberano pueda rechazar unaley que le desagrade. Y, por otro, que pueda proponer y aprobar por sí mismo unaley que no esté incluida en la «oferta» del gobierno. Para ambos casos se puedeemplear el mismo procedimiento: la democracia directa en tres pasos, demandadapor un número cada vez mayor de organizaciones, por lo menos en Alemania yAustria.101

— Primer paso: Cada ciudadano o grupo de ciudadanos puede reunir firmas afavor de una ley deseada.

— Segundo paso: Si esta propuesta de ley encuentra suficientes seguidores, porejemplo la mitad de un 1 por ciento de la población con derecho a voto, seefectúa una petición de referéndum a nivel nacional.

— Tercer paso: Si esta petición de referéndum —recogida de firmas en loscentros electorales de todo el país— supera un umbral más alto, por ejemplo un3 por ciento, se somete a un referéndum nacional obligatorio, cuyo resultadopasa a ser un decreto ley vinculante.

Este «tercer paso» existe a nivel federal por el momento sólo en Suiza. Allí losciudadanos tienen rasgos de un auténtico soberano. En Alemania, Austria, Italia y lamayoría del resto de los países el Parlamento tiene la última palabra. Y de estamanera, y en contra de la voluntad del pueblo, se construyen centrales nucleares, seabren vías de escape hacia paraísos fiscales para el capital, se legalizan patentessobre seres vivos, se rescatan bancos de relevancia sistémica o se participa enataques bélicos que van contra las leyes internacionales.

La democracia directa está avanzando a nivel mundial: desde 1951 hasta 1960hubo tan sólo 52 referéndums, desde 1991 hasta 2000 ya fueron doscientos, y durantela primera década del tercer milenio llegaron a mil.102 En Alemania, en 1990, seimplantó el referéndum como instrumento en todos los estados federados y también anivel municipal. En Tirol del Sur el movimiento ciudadano por la democracia

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directa está consiguiendo una victoria parcial tras otra. En 2005 se introdujo laprimera forma de democracia directa, no obstante se mantuvo muy por debajo de lasexpectativas de los impulsores del movimiento ciudadano. Por este motivo y con elfin de sacar adelante el modelo ciudadano, en 2009 efectuaron un primer referéndumpopular, que obtuvo el 83,2 por ciento de apoyo. Sin embargo, el gobierno nolegitimó la votación, porque la participación fue sólo del 38,2 por ciento de lapoblación, mientras que el «quorum mínimo» necesario impuesto por el gobierno eradel 40 por ciento. No obstante, el gobierno prometió mejorar la ley. A principios de2014 el movimiento organizó otro referéndum popular, en el que la ley fue rechazadapor el 65,2 por ciento de los votos. Se esperaba una nueva ley para otoño de 2015que se aproximase más a las expectativas de los ciudadanos.103

Pese a esta tendencia común hacia una mayor democracia, se siguenmanteniendo generalizados y en parte irritantes reparos y miedos contra lademocracia directa: se podrían subir los impuestos; la derecha populista podríaacosar a las minorías; se podría volver a introducir la pena de muerte. El núcleo delmiedo es que la población en general no es tan ilustrada y juiciosa como unParlamento o gobierno electo. La votación en Suiza para prohibir los alminaresparece confirmar estos temores. La organización Más Democracia de Alemania hadedicado un libro entero a la discusión de estos temores.104 Quiero hablar aquíacerca de las reservas más comunes contra la democracia directa y aclarar losderechos fundamentales en relación con la prohibición suiza de los alminares.

Mito 1:

Ya tenemos una democracia representativa.El truco es viejo. Cuando alguien reclama pausas o días libres en el trabajo, a vecessurge el argumento en contra: «¡Pero si el trabajo no es nada malo!». La democraciadirecta no quiere reemplazar a la democracia representativa, sino complementarla,de la misma manera que las pausas y las vacaciones no cuestionan el trabajo, sinoque lo hacen más productivo. El Parlamento puede conservar el poder legislativoregular, pero si se acuerda algo que vaya en contra de la voluntad del pueblosoberano, éste tiene que tener la posibilidad de corregir a sus representantes. O, sitodos los partidos que presentan su candidatura al Parlamento han prescindido dealgo en su programa electoral que sin embargo es importante para el pueblosoberano, éste debe poder, por sí mismo, iniciar la ley. O, si el electorado vota pormayoría a un gobierno concreto pero, sin embargo, en una cosa concreta quiere algodiferente, se deben poder tener ambas: su gobierno favorito y las leyes de suelección. Lo decisivo: la última palabra tiene que ser del pueblo soberano.

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Mito 2:

El pueblo ya hoy puede «deselegir» el gobierno.En el peor de los casos, como muy pronto a los cinco años. A los gobiernos les gustatomar decisiones impopulares justo después de las elecciones, para repartir azúcaren las proximidades de la fecha electoral. Hasta entonces, muchas cosas se olvidan.Y en ocasiones ni siquiera sería en interés de los decepcionados votantes no volvera elegir un gobierno que ha hecho muchas cosas buenas por culpa de una simpledecisión errónea. Las elecciones parlamentarias por lo general son «ineficientes»porque sólo se puede elegir entre grandes paquetes de promesas electorales, sin queninguna de ellas se garantice de manera vinculante; en las coaliciones, además, sepuede echar la culpa al socio. La democracia directa permite al pueblo soberanoseleccionar cuestiones individuales y decidir por sí mismo. La democracia se vuelvemucho más eficiente y satisfactoria cuando el pueblo, entre los procesos electorales,puede participar activamente en vez de estar tutelado y desposeído de poder.

Mito 3:

El pueblo no tiene la suficiente formación.Las decisiones fundamentales, en general, son decisiones éticas para las que todaslas personas son igual de competentes, independientemente de su grado deformación. No hay ningún indicio de que las élites de la sociedad cuenten con unasensibilidad por encima de la media; al contrario, el poder corrompe el carácter. Unintelecto fuerte no garantiza nada, salvo que los crímenes cometidos serán mássutiles. Austria ha convocado dos referéndums: sobre la central nuclear deZwentendorf y la entrada en la Unión Europea. Allí donde el gobierno y el pueblotenían opiniones diferentes, en la cuestión de la energía nuclear, el pueblo soberanofue más inteligente, aunque en aquel entonces uno de los argumentos más agresivosfue que la población «no sabía nada» sobre la complicada física nuclear, y que las«preguntas técnicas» las tendrían que aclarar los expertos. El problema de unaexpertocracia corrupta se ha agudizado en los últimos años. Ministros y diputadosprefieren escuchar a los lobbies que a los expertos íntegros. ¿Por qué participarontrece países de la Unión Europea en la guerra de Iraq? El argumento de la«sabiduría» no se sostiene.

Mito 4:

Las decisiones son demasiado complicadas.

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Este argumento se inventó en el Tratado de Lisboa. En primer lugar, los gobiernos —en vez de formular una breve y comprensible Constitución (Estados Unidos se las haarreglado hasta hoy con un texto de quince páginas)— de manera totalmenteconsciente crearon un monstruo de quinientas páginas, para dejar fuera de lacogestión al pueblo soberano con el argumento de la «complejidad». En segundolugar, las encuestas demostraron que la mayoría de los representantes del Parlamentonacional no tenían (ni tienen) la más mínima idea acerca del contenido del Tratadode Lisboa, y por este motivo no estaban en absoluto más cualificados que lapoblación para votar.105 El ejemplo de Francia nos demuestra cómo un referéndumconduce a cierto nivel informativo de la población: antes del referéndum, los librossobre el Tratado de la Unión Europea estuvieron en las listas de los más vendidosdurante meses; se vendieron más de un millón de ejemplares. En innumerablesdiscusiones públicas se debatían apasionadamente los artículos uno a uno hasta altashoras de la noche. Cuando el pueblo puede participar, no siente en absoluto eldesencanto generalizado por la política que gustosamente los «dictadorestemporales» le atribuyen.

El argumento de más peso: las elecciones parlamentarias, la elección de lospartidos políticos, que es en realidad de las decisiones más complejas. Ahí se tienenque decidir todas las cuestiones a la vez en un único voto, que es justo lo que se lesexige «directamente» a todos los votantes. Si aparentemente el pueblo es demasiadoestúpido para tomar decisiones complejas, ¿qué sentido tiene entonces estacuadratura del círculo?

Mito 5:

Abre la puerta a los populistas.Esto no es ninguna peculiaridad de la democracia directa. Los populistas tambiénpresentan su candidatura en las elecciones parlamentarias, de vez en cuando contanto éxito que llegan al gobierno. ¿No sería éste un argumento contundente contra lademocracia indirecta? Para convertirse en amo y señor del populismo, se necesitancaminos diferentes a la inhibición de la democracia directa. Un dato importante: siun gobierno y un Parlamento realmente quieren hacer algo contra el fortalecimientode la extrema derecha, deberían hacer algo de una vez por todas contra la crecientedesigualdad y la escisión social, no impedir la democracia directa.

Mito 6:

Los diarios The Sun, Bild y Kronen Zeitung se convertirían en el gobierno defacto.

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Otro argumento aplastante de los defensores del statu quo, especialmente en Austria.En cualquier caso, éste no es un argumento contra la democracia directa (mundial),sino a favor de una ley de medios austríaca que evite la concentración de poder.Haciendo caso omiso a esto, ¿acaso el Kronen Zeitung no posee influencia decisivasobre la democracia representativa? Se ha rodado un documental al respecto.106 Eneste caso tampoco es la democracia representativa la que debe ser eliminada, sino elpoder del Kronen Zeitung.

Mito 7:

Conllevará la pena de muerte.El argumento más reflexivo contra la democracia directa. Y en principio acertado, yaque la mayoría podría votar a favor de la pena de muerte. Habría que tomarprecauciones. Sin embargo, esto mismo se aplica sin distinción a la democraciaindirecta. Porque, ¿quién nos mantiene a salvo de un gobierno electo que reinstaurela pena de muerte o la tortura? ¡Guantánamo no es el resultado de un referéndum!¡Las restricciones más recientes de los derechos de los ciudadanos y las misionesmilitares en el extranjero, hasta las guerras, provienen de los parlamentos, no de losciudadanos! Dado el caso, entonces la Constitución o el Convenio Europeo deDerechos Humanos (CEDH) nos protegerían de la vulneración de los derechoshumanos. La consecuencia lógica es que este último guardián de los derechosfundamentales también sería válido en la democracia directa (al igual que para laindirecta), que es lo que también exigen los movimientos sociales que abogan por lademocracia directa.

Mi argumento al respecto es que la democracia, directa o indirecta, sólo es unmedio. Se deriva de la igualdad de todos los seres humanos, de su valor igualitario—su dignidad—, ésta es el fin y el valor supremo. Al equivalente valor de todas laspersonas le siguen los mismos derechos fundamentales de todos, y uno de ellos es elmismo derecho de participación para todos. Y el medio, comprensiblemente, nodebería jamás anular el fin. Todas las iniciativas modernas de la democracia directareivindican que no se puedan poner en tela de juicio a través de la democraciadirecta (como tampoco a través de la democracia indirecta) ni los ya existentesderechos fundamentales y de las minorías, ni la democracia misma. Teóricamente sepodría pensar en un referéndum acerca de la disolución del Parlamento y laentronización de un rey, pero debería ser igual de inadmisible como que elParlamento instaure una dictadura. Las minorías no pueden ser oprimidas ni por elParlamento ni por el pueblo. Los derechos fundamentales o son válidos para todos oya no estamos ante una democracia porque las personas dejan de ser iguales, con loque cualquier proceso democrático está de más. La Constitución tiene que proteger

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los derechos fundamentales.Analicemos el problema suizo de los alminares. En Suiza hay democracia

directa desde 1848; la entrada en el Convenio Europeo de Derechos Humanos,contra la que atenta por duplicado la prohibición de los alminares (contra lasprohibiciones de discriminación y de libertad de religión), tuvo lugar en 1974. Lossuizos deberían por tanto aclarar si para ellos es más importante permanecer en elConvenio Europeo de Derechos Humanos o conservar el cuestionable derecho derecortar los derechos de las personas o de las minorías mediante la democraciadirecta. Estoy seguro de que en un nuevo referéndum con estas alternativas ladecisión se decantaría a favor de los derechos humanos.

Es más, Suiza abolió la pena de muerte por democracia directa en 1942. En unrepaso general, hay innumerables ejemplos que muestran que el pueblo soberano,cuando pudo decidir por sí mismo, fue «más listo» que el gobierno. El mejor tren delmundo en Suiza, el abandono de la energía nuclear de Austria e Italia, el no a laprivatización de los servicios públicos en Leipzig, la decisión del cantón de Zúrichde anular los privilegios fiscales a los extranjeros ricos, la reducción del serviciomilitar obligatorio en Suiza y la objeción de conciencia voluntaria: todos ellos sonméritos de la democracia directa. Por esto, las personas en Suiza están mássatisfechas con el sistema político que en Alemania o en Austria, donde un 82 porciento son de la opinión de que «el gobierno no toma en consideración los interesesdel pueblo». Sólo el 5 por ciento cree poder participar «en gran medida» medianteel voto. La mitad de los alemanes piensa que no se puede participar «absolutamentenada» a través de las elecciones.107 En épocas en las que los gobiernos están cadavez más en manos de las élites económicas («posdemocracia»),108 lo aconsejable esla democracia directa. Que el pueblo soberano lo desea debería ser motivosuficiente: el 75 por ciento de los partidarios de la coalición CSU/ CDU y el 81 porciento de los que apoyan al SPD están a favor de la democracia directa. En laFrancia absolutista, Luis XIV dijo: «¡El Estado soy yo!». Hoy en día los gobiernos yparlamentos actúan bajo el eslogan: «El Estado soberano somos nosotros». En elTratado de Lisboa de la Unión Europea los representantes internacionales que loredactaron y aprobaron, acordaron decidir sobre qué podía votar el pueblo soberanoy sobre qué no. Si gobierno y Parlamento supieran que en un futuro la última palabrala tendrá el pueblo soberano, entonces lo tomarían más en serio. Y los ciudadanossoberanos reemplazarían la desidia por la política y la falta de poder en iniciativademocrática. «La democracia directa significa abandonar la actitud deespectador»,109 sostiene Gerald Häfner, cofundador de la ONG Más Democracia.

Separación de poder constituyente originario y poder derivado

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El siguiente paso es la clave. Se trata de separar el poder que redacta la Constituciónde aquel que la ejecuta. En ciencias políticas se intenta separar el «poderconstituyente» (pueblo soberano) del «poder derivado» (Parlamento, gobierno). Estoes debido a que cuando los representantes del pueblo soberano pueden establecer lasreglas de juego del Estado democrático, éstos le conceden al pueblo la menor parteposible del poder político para conservar el máximo poder en sus manos. Encambio, si el pueblo soberano redacta la Constitución, probablemente se reserve laúltima palabra y amplios derechos de participación y control, si no en primer lugarla competencia exclusiva en cuanto a la Constitución.

Este punto es especialmente relevante ante el desarrollo de la Unión Europea.Hasta ese momento los tratados fundamentales eran redactados siempre por elgobierno. La población estaba apartada del proceso de desarrollo de los nuevostratados y sólo raras veces podía votar acerca del resultado final. Esta práctica sevuelve problemática en la medida en que la Unión Europea recibe cada vez máscompetencias transferidas y asume un papel similar al del Estado. Como muy tardecon la llamada «Constitución Europea», los gobiernos tendrían que dejar el timón alos pueblos soberanos. El término «Constitución» señala hacia la fundación de unEstado soberano, y el poder soberano en un Estado tiene que estar en manos de lapoblación, no en las del gobierno o del Parlamento. De hecho, el «TratadoConstitucional» era incluso más que una Constitución. Era una Constitución mástratados políticos juntos en un monstruoso legado de quinientas páginas: unarepulsiva maniobra contra la democracia.

Después de que dos de los cuatro pueblos soberanos rechazaran el tratadomonstruoso, los gobiernos acordaron quitar el «maquillaje de la Constitución»dejando sólo el texto («leyes», «ministro» de Asuntos Exteriores, bandera, himno),para poder tramitarlo como un tratado «habitual». Paradójicamente, a la vez hicieronhincapié en que se había «salvado» el 95 por ciento del contenido,110 y así se impusoun texto casi idéntico sin la más mínima participación del pueblo soberano.Solamente el pueblo irlandés votó, porque así lo prescribe su Constitución. Losirlandeses dijeron que no, como tercer pueblo soberano. Pero como desde el puntode vista de sus representantes habían votado «erróneamente», tuvieron que «repetir»la votación: de nuevo un grave abuso de la democracia directa. ¡La democraciadirecta debe ser un instrumento del pueblo soberano para corregir a los gobiernos, yno del gobierno para corregir al pueblo!

¿Cómo podría llevarse a cabo un tratado europeo de manera democrática?Diecisiete organizaciones europeas del movimiento Attac han elaborado unapropuesta concreta sobre un proceso democrático. Para que los ciudadanos tenganconfianza en la Unión Europea, tienen que implicarse en la construcción de la «Casaeuropea». Si otra instancia construye la casa y fija las reglas, para muchos no va a

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ser un hogar tan confortable como si los habitantes lo hubieran hecho ellos mismos.La propuesta del movimiento Attac dice: se debe elegir una asamblea democráticadesde el seno de la población, compuesta por representantes de todos los países ycomo mínimo de un 50 por ciento de mujeres, que debe redactar el nuevo tratadofundamental, se llame «Constitución» o no.111

Generalmente se llama convención a una asamblea de este tipo. El TratadoConstitucional también fue redactado por una convención, tan sólo que esaconvención no fue establecida por el pueblo soberano sino por los gobiernos de lospaíses miembros. La convención tampoco tenía un reglamento interno democrático,porque la última decisión la tenían los trece miembros del presídium y no el pleno.El presídium de un plumazo desautorizó al pleno cuando éste se había pronunciado afavor de los referéndums populares en todos los países miembros en relación con elTratado Constitucional: la convención fue una farsa. El primer ministroluxemburgués Jean-Claude Juncker dijo: «No he estado jamás en una cámara oscuratan negra como la convención».112 No es extraño que el producto final de este cuartode sombras haya sido rechazado por tres de los cinco pueblos preguntados.

Según la propuesta de Attac, sólo los pueblos soberanos deberían decidir sobreel resultado de la convención democrática. La probabilidad de que las personasacepten un tratado a) que sea redactado por personas de confianza directamenteelegidas por ellos, b) con las que dialogan activamente mientras se redacta el texto, yc) sobre el que finalmente deciden de forma soberana es muy alta. Estoy convencidode que todos los Estados miembros lo aceptarían. La principal línea de conflictopolítico no transcurre precisamente entre «Estados-nación» o entre las variadas«culturas» europeas, sino que en todos los países transcurre entre las élites socialesy la mayoría de la población.

Que el producto de una convención democrática de verdad probablemente seacepte se puede verificar en otros lugares. Entre 1999 y 2005, tuvo lugar en el cantónde Zúrich el proceso descrito: la elección directa de una convención para reescribirla Constitución, interacción intensiva con la población, votación del pueblosoberano, aprobación por una clara mayoría del 64,8 por ciento.113

En Islandia, en 2010 el pueblo soberano votó en un primer paso en unreferéndum no pagar la deuda externa, con una mayoría del 93 por ciento; en unsegundo paso, eligió una convención de veinticinco personas —de 522 candidatos—que no formaban parte de ningún partido político pero que contaban por lo menoscon treinta firmas de apoyo, para redactar una nueva Constitución. La redacción seefectuó por Internet y todo el mundo podía contribuir. El texto final contenía desde elfortalecimiento de los derechos fundamentales y la democracia directa hasta elcontrol de la banca y el dominio público de los recursos naturales. En octubre de2012, los ciudadanos islandeses aprobaron la Constitución popular con una mayoríade dos terceras partes. Sin embargo, la entrada en vigor dependía del Parlamento,

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según la Constitución actual. Y éste no se animó a dar su bendición. El proceso, quetenía potencial para convertirse en un modelo internacional, murió. Suma otroejemplo repugnante de que los representantes del pueblo supuestamente soberano lodominan.

Un tratado fundamental redactado democráticamente no sólo reforzaría ladolorosa y añorada confianza de los ciudadanos en la Unión Europea, sino queademás aportaría al proyecto de la integración europea otro rumbo en cuanto alcontenido. Mi apuesta: la ciudadanía optaría por:

— derechos fundamentales obligatorios y fuertes— democracia directa— obligación a la paz— un límite para el tamaño de los bancos— el cierre de los paraísos fiscales— salarios mínimos en todos los países y un límite a la desigualdad— un dinero como bien público (incluye el monopolio para la creación de dinero

en el banco central democrático y prohibición de créditos para la especulación)— una prohibición de patentes sobre seres vivos— un mercado interior ético con un balance del bien común obligatorio para las

empresas cuyo resultado determina desde los impuestos hasta el acceso a lacompra pública.

Convención para la economía

Las convenciones pueden tener como objetivo no sólo reescribir la Constitución,sino también redactar de nuevo elementos individuales básicos como la Carta deDerechos Fundamentales o un marco de valores y objetivos para la economía. Comoya hemos visto, el actual orden económico basado en las dos reglas principales de«orientación al beneficio» y «competencia» no encaja con las metas y los valoresconstitucionales. Es más, los valores de la «economía real» no es que discrepen unpoco de nuestros valores humanos fundamentales, es que son diametralmenteopuestos. La concepción real de la economía daña el espíritu de las constituciones.Según la Constitución alemana, «el uso de la propiedad tiene que servirequitativamente al bienestar general» (artículo 14); según la Constitución deBaviera, «toda actividad económica sirve al bien común». La Constitución españolaindica que la meta de la nación es «promover el bien de quienes la integran»(preámbulo). Incluso, la «justicia» es el primer valor mencionado en la Constitución.La propiedad, de toda titularidad, está subordinada al interés general. La economíano refleja casi nada de todo esto; los valores constitucionales (dignidad humana,

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solidaridad, justicia y democracia) o no se exigen del todo o demasiado poco en elámbito económico. La ambición por el beneficio y la competencia no son normasapropiadas para alcanzar estos valores básicos. Y no hay prácticamente ningunaobligación para la propiedad.

La convención democrática para la economía que propongo traduciría losobjetivos y valores de la Constitución en reglas de juego que, mediante incentivoseficaces, conduzcan hacia la realización de esos valores y objetivos. Las propuestasson: definir la orientación hacia el bien común como objetivo de los agenteseconómicos; medir los objetivos alcanzados con el balance del bien común; medir eléxito de la economía nacional con el producto del bien común; orientar la banca y elcrédito a la economía real sostenible; fomentar la cooperación entre empresas, ylimitar y condicionar el derecho de propiedad.

Bastaría con diez o quince de estas reglas de juego. La parte de la Constituciónrelativa a la economía ocuparía aproximadamente entre dos y tres hojas. Por primeravez en un sistema democrático se fijarían las reglas para la economía.

Convención para la educación

Otra convención más podría estar orientada al tema de la educación. No hay ningúnotro sector en el que la frustración se acentúe por todas partes como en la educación.Los alumnos se sienten tutelados y se vuelven agresivos; los profesores se siententambién presionados, como chivos expiatorios sentados en el banquillo; lasuniversidades usan métodos de colegio y, estranguladas económicamente, tienen quecomportarse como empresas y financiarse con fondos de organizaciones privadasorientadas al beneficio; los métodos externos de evaluación crean un clima devigilancia y control. Los niños y los jóvenes se adaptan a las necesidades delmercado y de la economía globalizada, en vez de poder desarrollarse como sereshumanos libres y críticos.

¿Se corresponde esta evolución con el ideal de la libre enseñanza? ¿Por qué nopueden padres y alumnos participar en la elaboración de los planes de estudio? ¿Porqué los elabora el gobierno solo? ¿Acaso los contenidos de la enseñanza no afectana todos? ¿Acaso la suma de todas las personas relacionadas con la enseñanza en unasociedad no es más inteligente que un gobierno presionado por los grupos de interés?

Una salida sería una convención educativa en la que todos los afectados delsector educativo —alumnos, universitarios, profesores, padres— eligieran apersonas de su confianza que estableciesen los objetivos y los contenidos centralesdel sistema educativo así como el derecho a participar de los afectados. Me apuestolo que sea a que se elegirían otros contenidos y otras asignaturas diferentes a las que,en el año 2009, el presidente en funciones del ÖVP (Partido Popular Austríaco) y

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vicecanciller Joseph Pröll propuso en su discurso de apertura «Proyecto Austria» enel punto álgido de la crisis financiera: la «educación financiera» debería convertirseen «una parte integral de toda formación escolar».114 Después de que los bancos sehayan convertido en jugadores del casino global, ahora todas las personas debenaprender cómo lograr el mayor éxito en las mesas de juego. Y el colmo de loscolmos es que el único representante de Austria en el grupo de trabajo de la UniónEuropea con el mismo nombre («Financial Education») sea el director gerente de lagestora de hedge funds Superfund que promete a sus clientes unos réditos financierosanuales del 20 hasta el 70 por ciento,115 mientras que los dos integrantes alemanesprovienen uno de un grupo bancario y el otro de una asociación de aseguradoras.116

Estoy seguro de que una representación de profesores, padres y alumnos nuncahabría llegado a la idea de que la «educación financiera» debía ser una asignaturaobligatoria ni habría pedido consejo a un directivo de hedge funds para ello; habríanimpulsado prioridades diferentes a un gobierno que se fusiona cada vez más con lasélites financieras y representa sus intereses de lucro.

Convención para los servicios de interés general

Una tercera convención podría definir el ámbito económico de los servicios básicos,o «servicios de interés general». ¿Qué sectores de la economía tienen unaimportancia tan básica (y en muchos casos sería preferible su tratamiento individual)que deben estar completamente bajo el control del soberano? Según las encuestas,una amplia mayoría de la población se decanta por un servicio de correos, una redferroviaria, pensiones y Seguridad Social, así como guarderías y universidades decarácter público. Estos servicios públicos básicos podrían seguir desarrollándose, através de la convención para los servicios de interés general, hacia un «bien comunaldemocrático». Los delegados en esta convención establecerían una lista de posiblesservicios públicos, y el pueblo eligiría.

Convención para los medios

Otra convención podría trabajar sobre el tema de los medios de comunicación con elfin de desconcentrar el poder mediático, económico y político, y cultivar un paisajemediático democrático. La diversidad y desconcentración del poder se pueden lograrmediante un proceso de retroalimentación negativa:

— Ninguna compañía puede tener en propiedad más de una empresa mediática.— Ningún medio puede depender en más de un 0,5 por ciento de un solo

anunciante.

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— Los nuevos medios sólo pueden ser fundados como mínimo por cincoperiodistas acreditados y diez propietarios equivalentes.

Hoy, en la época de la posdemocracia, ningún gobierno se plantearía tansiquiera una redistribución del poder mediático y de la propiedad. El único quepuede emprender y poner en práctica esta medida de rescate para la democracia esel pueblo soberano. Pero para ello necesita la democracia directa.

Convención para la democracia

La más importante de las convenciones tendría por tanto la tarea de reescribir lasreglas de juego. Desde la crisis de 2008 y la (no) reacción de los gobiernos, cadavez más personas tienen claro que el actual modelo de democracia es un callejón sinsalida para la propia democracia. Muchas iniciativas de la sociedad civil —desdeMás Democracia, pasando por protestas estudiantiles y el movimiento Occupy, hastaAttac y otros— reflexionan acerca del desarrollo de la democracia o «democraciareal», como ha formulado el movimiento español de los «Indignados». En miopinión, una de las tareas más importantes de los próximos años es que todas lasfuerzas que quieren más participación elaboren juntas un innovador y modernomodelo de democracia y que, después, lo conviertan en una reivindicación conjuntade una amplia alianza de la sociedad civil, más aún: un histórico movimiento por losderechos de la ciudadanía.

El camino hacia la realización puede ser una iniciativa popular, la exigencia deuna convención para la democracia o, en este caso, incluso un partido político.Personalmente tiendo a creer que los partidos políticos son un callejón sin salidapara la democracia «real», porque destacan lo particular, no lo común. Lo que ungrupo parlamentario propone lo rechazan a menudo los demás por principios, no porel contenido. La democracia de partidos promueve la competencia, pero lademocracia debería basarse en un proceso cooperativo. No puedo ofrecer todavíauna solución madura para esto, pero presiento que pronto se encontrarán caminos yprocesos para que una comunidad consiga tomar decisiones sostenibles sin tener quefragmentarse o aniquilarse.

El partido democrático, si es que alguna vez existe, tendría un solo objetivo:traer al mundo el nuevo modelo democrático. No escribiría ningún «contenido» en suprograma —tampoco ninguno capaz de alcanzar una mayoría inmediata—, sino quese enfocaría exclusivamente en la reforma del modelo de democracia. Además,después de la implementación de las nuevas normas, los contenidos susceptibles deser respaldados por la mayoría se pueden convertir en ley sin problema a través delos ciudadanos, también sin partidos políticos.

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Sin embargo, el camino por andar no tiene por qué ser el de la fundación de unpartido. Creo que el momento histórico es propicio para el inicio de procesosconstitucionales desde abajo: en Alemania y Austria celebraremos el centenario delfin de las monarquías, en 2018-2019, un buen momento para reformar la Constitucióndesde la ciudadanía. En España «La Pepa», primera Constitución liberal, cumpliódoscientos años en 2012, año en que se iniciaron varios procesos constitucionales«desde abajo» en ese país. La búsqueda de un modelo mejor de democracia haempezado. Creo que es el proyecto político más importante de los próximos años.

Democracia de tres pilares

En suma, se continuarían desarrollando las medidas propuestas del actual modelounidimensional de la democracia (sólo democracia representativa) hacia unademocracia tridimensional: democracia indirecta (representativa), directa(convenciones y referéndums populares) y participativa (participación en laeconomía y en los servicios de interés general así como en las grandes empresas). Alfinal se trata de un mejor reparto del trabajo entre los que portan el poder político yaquellos a los que se le delega sólo parcialmente, entre el pueblo soberano y susrepresentantes.

Desarrollo de la democracia

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VII

Ejemplos y modelos

La economía del bien común no es una utopía. Las empresas siempre han perseguidootros objetivos diferentes al beneficio financiero. Y la cooperación no es sólo unprincipio básico de la evolución,117 también lo es de las muchas otras formas deeconomía, antes, durante y después del capitalismo. Por ejemplo, en las cooperativasde todo el mundo trabajan más personas a tiempo completo y de forma remuneradaque en todos los consorcios internacionales juntos.118 Las cooperativas de créditoque siguen el modelo de Friedrich Wilhelm Raiffeisen hoy día existen en 180 países.Los llamados bienes comunes o commons incluyen desde los pastos de alta montaña,pasando por cooperativas de agua potable, hasta software libre y aplicaciones deInternet. La economía circular, la economía azul, la economía colaborativa, lacreación de valor compartido y de valor público, corporaciones B, empresassociales, «prosumidores», la agricultura sostenida por la comunidad, lascomunidades en transición... Las alternativas son numerosas pero todas tienden hacialos mismos valores, comparten que el dinero y el capital no son más que medios deobjetivos más elevados y diversos.

Incluso hoy, en medio del capitalismo global, hay numerosas empresas dentrodel ámbito de la empresa privada que viven la mayoría o al menos algunos de losaspectos de la economía del bien común. El movimiento quiere hacer visibles ypremiar estas prácticas. Los siguientes ejemplos dan testimonio de ello y sonrepresentativos de muchos otros modelos. Todos juntos ejercen una estimulante ymotivadora influencia sobre muchas personas. No hay ningún motivo sensato para nodar forma a un paisaje empresarial global inspirado en su modelo común.

1. Grupo Mondragón (País Vasco)

La vasca Corporación Mondragón es a día de hoy una de las mayores cooperativasdel mundo. En 1943, tras la guerra civil española, el joven sacerdote José MaríaArizmendiarrieta creó una Escuela Profesional Politécnica. En 1956, cincograduados constituyeron la primera cooperativa. En la actualidad, el grupo estápresente en diecinueve países y cuenta con 257 empresas distribuidas en los sectoresde construcción de maquinaria, automoción, industria de la construcción,electrodomésticos, venta al por menor, finanzas y seguros. También tienen un banco,la cooperativa Caja Laboral Popular.

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Un 83 por ciento de los cerca de 75.000 empleados son cooperativistas. La ideaes que este porcentaje aumente hasta alcanzar el 90 por ciento. La cooperativa sebasa en la igualdad básica de todos los cooperativistas que trabajan en ella. Laorganización democrática de la empresa es evidente en a) la soberanía de laasamblea general, que se compone de la totalidad de cooperativistas y que funcionasegún el modelo «una persona, un voto»; b) el voto democrático del órganodirectivo, especialmente del consejo de administración, que tiene que responder antela asamblea general, y c) el trabajo conjunto con los órganos ejecutivos, encargadosde dirigir la cooperativa por delegación de la totalidad de cooperativistas.

De los beneficios, una pequeña parte se reparte entre los trabajadores, y lamayor parte se reinvierte; otra parte pasa al «Fondo Central de Intercooperación»,que crea nuevos proyectos y puestos de trabajo. Si una empresa se encuentra endificultades financieras, puede ser rescatada a través de una reducción de salarios,con autorización previa de los trabajadores. En momentos de grandes problemasfinancieros o de picos de pedidos, los empleados pueden trabajar temporalmente enotras cooperativas. Hasta un 10 por ciento del beneficio neto pasa a proyectoscomunales y de formación, clasificados de muy importantes; al fin y al cabo, todoempezó con esta intención. En total, la Corporación Mondragón factura más de10.000 millones de euros, y cuenta con unos recursos propios que ascienden a 4.000millones de euros. El grado de globalización es alto: tiene sucursales desde Portugalhasta Tailandia, pasando por Brasil, Polonia, México y Hong Kong. En Alemania,Mondragón tiene plantas de producción en activo en Limburg an der Lahn, Herborn yStockach.

Según la propia empresa, el secreto (público) de su éxito se encuentra en lossiguientes factores:

— En el centro están las personas, no el capital. Una muestra de esto son lapropiedad y la gestión conjunta de todos. El 45 por ciento de los empleados sonmujeres.

— La reinversión prácticamente de todos los beneficios obtenidos. (No hayaccionistas.)

— La creación de instrumentos de cooperación eficaces: en la CorporaciónMondragón no se suele despedir a nadie en tiempos de crisis. Se usan losbeneficios reservados en los fondos solidarios para reforzar las empresas másdébiles. Además, el banco de la cooperativa concede créditos con interesesmás altos a las entidades económicamente prósperas, y créditos con interesesmuy bajos, o incluso sin ellos, a las que se encuentran en una situaciónproblemática.

El último punto muestra cómo podría funcionar la cooperación sistemática entre

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empresas: este principio básico de la economía del bien común es en la CorporaciónMondragón una realidad viva. El profesor de filosofía David Schweickart se inspiróen la Corporación Mondragón para crear un modelo económico alternativo: la«democracia económica».119 Ya lo afirmaba Karl Marx: «El ser social determina laconciencia».

2. Sekem: agricultura biodinámica en el desierto (Egipto)

Sekem es una cooperativa egipcia de comercio justo localizada a 60 kilómetros alsur de El Cairo. Fundada en 1977, en la actualidad se compone de siete empresas y1.850 empleados.120

Sekem hizo florecer el desierto con agricultura biodinámica y produce, junto aalimentos ecológicos, productos para la salud y textiles mediante modelos deproducción ecológicos. Sekem significa «vitalidad del sol». Su fundador, IbrahimAbouleish, fue galardonado en 2003 con el Premio Nobel Alternativo por un«modelo de negocio del siglo XXI en el que están integrados el éxito empresarial y eldesarrollo social y cultural de la sociedad a través de una economía de afecto».

Entre las siete empresas se encuentra la fitofarmacéutica Atos, que producemedicamentos naturales contra el cáncer, problemas de la circulación, enfermedadesdermatológicas y reúma, entre otras; la productora de alimentos ecológicos Isis, queelabora cereales, arroz, verduras, pasta, miel, mermelada, dátiles, especias, hierbasaromáticas, tés y zumos de frutas; la empresa de cultivo biodinámico Libra, que haextendido por todo Egipto, a través de cooperativas, los procedimientos agrícolasbiodinámicos para el cultivo de algodón, plantas oleaginosas y cereales; Lotus, queseca hierbas aromáticas; Hator, que comercializa fruta fresca; Mizan, que reproducesemillas para cultivar verduras, y Conytex-Naturetex, que fabrica ropa y textilesecológicos. La investigación para todas las empresas se realiza en la AcademiaSekem de artes y ciencias aplicadas.

Otro foco importante junto a la agricultura biodinámica reside en el comerciojusto. En sus inicios el principio de comercio justo se limitaba al comercio conpaíses industrializados. Actualmente, Sekem intenta establecer el sistema también enel mercado interior egipcio. Un tercer punto esencial es el bienestar de los 1.850empleados. Con los beneficios se financian guarderías, centros educativos Waldorf yclínicas. Una universidad pública abrió sus puertas en septiembre de 2009.

Cada mañana, los empleados de todas las empresas se reúnen para honrar todosjuntos el día anterior y comenzar el siguiente. Los valores centrales de la dignidadhumana, igualdad y democracia, también se promueven en la organización Sekem. Latendencia educativa es incentivar el «pensamiento libre y claro» así como la«expresión artística». Y los centros de salud trabajan con medicina psicosomática y

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natural.La Fundación Abouleish gestiona el capital de Sekem, y su consejo vela por la

visión cooperativa. En febrero de 2007, el GLS Gemeinschaftsbank de Fráncfort y elTriodos Bank entraron a formar parte del grupo Sekem con casi un 20 por ciento. En2011 y 2012, Sekem realizó como primera empresa fuera de Europa un balance delbien común.121

3. Göttin des Glücks y Craft Aid: textiles ecojustos (Mauricio/Austria)

Göttin des Glücks (GDG, Diosa de la Felicidad) es la primera marca textil de corteecológico y de comercio justo de Austria. Fue fundada en 2005 por cuatro artistas deBulgaria, Croacia y Austria.122 El objetivo de esta empresa de moda es armonizarempresas productoras, clientes, empresarios y la propia Tierra. La ropa es fabricadaen Mauricio por Craft Aid (CA), socio comercial de EZA Fairer Handel. Comosocio cooperativo asentado de EZA, GDG tiene acceso a una cadena de produccióníntegra, certificada, ecológica y justa: una situación win-win para todos. CA es unaorganización sin ánimo de lucro con certificación de comercio justo fundada en 1982para integrar a personas con discapacidad en la sociedad a través del trabajo. CAtiene a día de hoy 180 empleados en las secciones de azúcar, flores y ropa; la mitadson personas «con necesidades especiales». Todas las mañanas se recoge a lostrabajadores en sus casas y se les vuelve a llevar cuando finaliza el trabajo. Lajornada laboral de nueve horas se interrumpe con tres pausas que todos cumplen. Nohay horas extras y en la fábrica textil se cobra 1,5 veces el salario mínimo deMauricio. Todos los colaboradores tienen seguro de salud y accidentes y, además, seles abre una cartilla de ahorro en el banco en la que van ahorrando para la pensión.Todos los lunes, un médico al que todos pueden acudir de forma gratuita visita laempresa. Los empleados tienen, junto a la posibilidad de expresar libremente suopinión, la oportunidad de proponer mejoras.

Los beneficios se destinan a obras benéficas y a proyectos de expansión. Unmotivo de orgullo especial es haber conseguido en 2010, a través del apoyo de EZA,el certificado GOTS (Global Organic Textile Standard), la norma internacional másconocida para la fabricación ecológica de tejidos hasta el momento. GDG es una delas empresas pioneras de la economía del bien común en Austria.

4. Comercio Justo: la valoración de las personasque están tras los productos (58 países productores)

El comercio justo se asienta como un contrapunto al «libre comercio» y al principiode «la oferta más barata». Fue iniciado para dar a los perdedores del sistema —a lospequeños granjeros, artesanos y trabajadores del sector textil— una oportunidad en

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el mercado mundial. Una retribución apropiada por sus productos y unas relacionescomerciales fiables, y en la medida de lo posible directas, refuerzan su posición enel mercado frente a las grandes corporaciones, representando una base importantepara mejorar su capacidad de supervivencia. El cumplimiento de criterios sociales yecológicos representa un papel central en el cultivo y en las condiciones laborales.

En Europa, las tiendas de comercio justo han influido en la expansión de esteconcepto de comercio. Son, además de establecimientos comerciales, puntos deinformación, de toma de conciencia y de encuentro con personas de los países deorigen. Muchas tiendas de comercio justo trabajan con apoyos voluntarios; si el serhumano «por naturaleza» fuera interesado en sí mismo y sólo se motivara mediante lacompetencia, entonces estas tiendas no serían viables.

Con la creación del sello Fairtrade o de Comercio Justo (fundado en los PaísesBajos en 1988), también se hizo posible para los integrantes del mercado comercial,como los supermercados, el acceso controlado a la idea del comercio justo. Lafacturación mundial de productos con certificado de comercio justo fue de 3.400millones de euros en 2009. En los últimos años Fairtrade ha sido objeto de variascríticas, y está claro que el proceso de certificación y la auditoría tienen querealizarse en una base transparente e independiente para acallarlas.123

En la economía del bien común, se antepondrían los productos de comerciojusto frente a los de comercio «injusto» hasta que, después de un período detransición de varios años, sólo hubiera productos de comercio justo en los estantes.Esto se podría conseguir, por ejemplo, con un aumento progresivo de los aranceles(por ejemplo, un 10 por ciento anual) sobre los productos de comercio injusto; enpocos años, los productos de comercio justo serían más baratos. Dentro de la lógicade la Organización Mundial del Comercio (OMC), que tiene como meta la «librecompetencia» —sin consideraciones éticas— y los consiguientes productos de bajocoste, se podría tachar de ilegal la «discriminación» de productos injustos y declararque esto supone una infracción a la ley del libre comercio: un motivo más para sudisolución y el establecimiento en su lugar de reglas de comercio justo a través de laONU.124 La Unión Europea puede dar el primer paso estableciendo un Área deComercio Justo o un Área del Bien Común en la que se dé prioridad a la producciónsostenible y el comercio ético. El respeto de los derechos humanos y laborales, asícomo el respeto al medio ambiente, no pueden estar sujetos al principio de lavoluntariedad, ni mucho menos puestos en peligro con el eufemismo del librecomercio.

5. SEMCO: «Industria democratizada»125

La empresa, fundada en la década de los cincuenta, producía originariamente

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centrifugadoras para la industria del aceite vegetal. Actualmente, SEMCO trabaja anivel mundial ofreciendo servicios a empresas: asesoramiento medioambiental,administración de propiedades, consultoría inmobiliaria, servicios de inventario,etcétera. En el sector de equipamiento industrial y administración de correo ydocumentos, la empresa ocupa una posición líder en el mercado y ofrece más de3.000 puestos de trabajo.

Lo reseñable de SEMCO es que se trata de un modelo de organizaciónalternativo. Las jerarquías y organigramas de empresa prefabricados no existen en suforma habitual: no se da ningún valor a las formalidades, pero en cambio sí sevaloran el respeto mutuo, la participación y la cogestión. Todas las personas,independientemente de su actividad —de directivos o de trabajadores—, sontratadas por igual. De esta manera, cada trabajo tiene su significado y todos trabajanmás motivados y satisfechos.

Cuando Ricardo Semler, el hijo del fundador Antonio Curt Semler, asumió ladirección de la empresa en los años ochenta, pasó en un primer momento pordificultades económicas. Se decidió por llevar a cabo una reestructuración integral.El antiguo objetivo, aumentar el índice de rendimiento y producción, se cambió porfactores sociales tales como lograr el bienestar y la motivación de los empleados. Elconvencimiento fundamental común se basa en un modelo de interacción. Laparticipación de los colaboradores impacta positivamente en su motivación y ésta, asu vez, aumenta la participación.

Con este enfoque, las «personas» en SEMCO desarrollaron un nuevo plan deorganización: las jornadas laborales en todos los puestos de trabajo se flexibilizaronconsiderablemente. El modelo de rotación por las diferentes actividades laboralesproporciona diversificación y permite reemplazar a las personas que faltan. Lostrabajadores deciden sus propias vacaciones, lo mismo que los ingresos, que sontratados de manera transparente y descentralizada.

En el «Manual de Supervivencia» están anotadas importantes normas básicaspara la convivencia y el trabajo en SEMCO. A cada persona que entra en SEMCO sela anima a participar, a reflexionar, a ser creativa.

Para asumir un puesto directivo, según su cultura empresarial, una persona tieneque ser aceptada por los trabajadores «dirigidos». Que un jefe presione, amenace ogenere estrés se ve como un déficit de sus capacidades directivas. Palabras como«empleado» o «trabajador» se evitan. En vez de eso, en la empresa se emplea«persona» como término general para denominar a todos los que trabajan enSEMCO. El respeto mutuo sustituye las formalidades. Existe un clima abierto paraexpresar opiniones, ideas y críticas donde diferencias de opinión se considerannecesarias y sanas.

Esta forma de «industria democratizada» aumenta la responsabilidad personalde todos los integrantes. Los beneficios y resultados de cada unidad de trabajo son

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transparentes y accesibles para todos. Un 15 por ciento del beneficio va a parar atodos los empleados. A través de un curso sobre el balance se permite a todos losasistentes tomar parte en la discusión de cómo se deben emplear los beneficios.

El «modelo SEMCO» ha dado buenos resultados. La organización, que estaba alas puertas de la quiebra, es hoy en día un grupo empresarial lucrativo con doceramas de negocio. SEMCO cuenta con los mejores puestos de trabajo en Brasil y conla excelencia empresarial en recursos humanos.

Ricardo Semler fue elegido en 1990 por The Wall Street Journal como elhombre de negocios latinoamericano del año. En 1990 y 1992 también fue el hombrede negocios brasileño del año. Su primer libro, Radical: el éxito de una empresasorprendente (Gestión 2000), es uno de los libros de no ficción más vendidos en lahistoria de Brasil, se ha traducido a veintitrés lenguas.126

6. Agricultura sostenida por la comunidad (Estados Unidos y todo el mundo)

La práctica de la «agricultura sostenida por la comunidad» (Community SupportedAgriculture, CSA) arrancó inspirada por la agricultura biodinámica de RudolfSteiner, en 1986 en dos granjas estadounidenses: la CSA Garden en Great Barrington(Massachusetts) y la CSA TempleWilton en New Hampshire. 127 Su concepto es tansimple como genial: una granja abastece a su entorno con alimentos y el entornosuministra a la granja los medios financieros necesarios para que ésta puedasostenerse económicamente. Los usuarios asumen la responsabilidad de laproducción de alimentos biológicos, garantizando su compra durante seis meses o unaño. A cambio, tienen acceso e influencia sobre la producción formando parte de laestructura del negocio. El concepto se basa en la idea de que la naturaleza, dentro deun circuito sano, produce suficientes excedentes para alimentar a las personas de laregión.128 Pronto las CSA se extendieron por muchas regiones de América del Norte.En 2007 el censo agrario de Estados Unidos contabilizaba casi 13.000 granjas CSA.California estaba a la cabeza con unas 1.000 organizaciones.129

En Alemania, la granja con sello de calidad Demeter Buschberghof seconsidera la célula fundamental de las granjas comunitarias en este país.130 Desde1987, la granja busca implantar un circuito económico lo más cerrado posible quevaya más allá del negocio agrícola para implicar a los usuarios en la producción.Otros ejemplos destacados son la Kattendorfer Hof y la CSA Hof Pente. En Austria,la Ochsenherz Gärtnerhof colabora con doscientas personas que participan en lacosecha. El principio de la responsabilidad recíproca en relación con la producciónbiológica y regional-estacional también se implanta en cooperativas de alimentos(foodcoops), que igualmente están prosperando en todo el mundo.

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7. Regionalwert AG: capital social en la región

En 2006 se fundó, cerca de Friburgo de Brisgovia, la sociedad anónima deciudadanos Regionalwert AG.131 Alrededor de quinientos accionistas hacen posiblela financiación de una agricultura regional sostenible. En 2010 se habían aportadounos dos millones de euros. Regionalwert AG emplea el dinero suministrado paraadquirir negocios agrícolas, o que tengan actividades relacionadas con laagricultura, que se arriendan de nuevo a empresarios de escaso poder financiero.También se realizan inversiones financieras para crear empresas a lo largo de todala cadena de valor: formación, cultivo de plantas, producción agrícola (agricultura,ganadería, horticultura, silvicultura), elaboración de productos (lecherías, queserías,panaderías...) y distribución (minoristas, catering, gastronomía...). Los accionistasreciben, como beneficio extrafinanciero adicional al resultado ordinario, unindicador por medio del cual pueden determinar un «bienestar multidimensional» asícomo el «valor añadido socioecológico» y la seguridad de abastecimiento para laregión. Su fundador es el antiguo agricultor de verduras biológicas de calidadDemeter Christian Hiß, galardonado en 2009 con el premio Social Entrepreneur derNachhaltigkeit («Empresario social de la sostenibilidad»).

8. Banca ética en Alemania, Suiza, Italia, España y los Países Bajos

No todos los bancos son iguales. En la actualidad algunos bancos ya se hancomprometido con el servicio al bien común. La cooperativa de crédito alemanaGemeinschaftsbank für Leihen und Schenken (GLS, banco cooperativo para prestar ydar)132 fue creada en 1974 por simpatizantes de la antroposofía y es el primer bancouniversal de Alemania que trabaja según principios socioecológicos fundamentales.Financia más de 6.500 empresas y proyectos en los ámbitos de guarderías y escuelasgratuitas, energías renovables, instalaciones para minusválidos, vivienda,construcción sostenible y calidad de vida para los mayores. Están excluidos delnegocio bancario, entre otros, el alcohol, la energía nuclear, la investigación conembriones, la modificación genética en plantas, la industria armamentística, eltabaco, la mano de obra infantil y los experimentos con animales. Todos los créditosconcedidos a las empresas se publican en el boletín para clientes Bankspiegel. Loscréditos básicamente no se revenden, de la misma manera que las operacionesespeculativas tampoco pertenecen a su modelo de negocio. Los depósitos bancariosde los clientes ascendieron en 2014 a 3.150 millones de euros. Además, al bancopertenece GLS Treuhand, que gestiona las fundaciones y asigna fondos a proyectosde utilidad pública. Junto a la central en Bochum, el banco tiene seis sucursales, enMúnich, Hamburgo, Fráncfort, Stuttgart, Friburgo y Berlín, en las que trabajaban a

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finales de 2014 más de 500 personas. Junto con otros 24 bancos que operan en 30países, la GLS es miembro de la Global Alliance for Banking on Values (GABV).133

El primer banco alternativo en Suiza es el Freie Gemeinschaftsbank.134

También fue fundado por grupos antroposóficos en 1984, en Dornach, y en 1999 setrasladó a Basilea. Su objetivo es promover iniciativas de utilidad pública o, engeneral, útiles para la comunidad, a través de la concesión de créditos segúncriterios éticos. Campos clave son los negocios agrícolas con certificaciónbiológica, colegios, guarderías y centros de formación públicos, pedagogía curativay terapia social, consultorios médicos, clínicas, medicamentos, industria, comercio,restaurantes, proyectos ecológicos, energías renovables, escuelas de arte, iniciativasartísticas, centros de encuentro, residencias de la tercera edad y viviendascomunitarias. La suma del balance asciende a cerca de 200 millones de francos conun capital propio aproximado de 8 millones de francos. Los certificados departicipación de la cooperativa no se devuelven ni tampoco generan intereses.

Otro banco ético en Suiza es Alternative Bank Schweiz, con sede en Olten,fundado en 1990 por 2.600 personas y empresas y que, actualmente, mantiene unbalance de cerca de 1.000 millones de euros.135 También ABS concede créditosfocalizados en proyectos alternativos. Un sello distintivo de ABS es sutransparencia: publica el nombre de sus prestatarios y el propósito de los créditos.Democracia e igualdad de oportunidades entre mujeres y hombres desempeñan unpapel muy importante internamente. El banco cuenta con 24.000 clientes y se apoyaen 4.400 accionistas.

En Sparda-Bank, en Alemania y en Austria, las cuentas corrientes son gratuitas.Al mismo tiempo, todos los clientes con cuenta son cooperativistas y, por lo tanto,propietarios con derecho a voto. Sparda-Bank de Múnich, un modelo dentro delgrupo Sparda, cuenta con 224.000 propietarios.136 Éstos eligen más de doscientosrepresentantes y éstos, a su vez, eligen un consejo de administración y una juntadirectiva. Los representantes también deciden sobre el reparto de beneficios. En losúltimos años, ha generado unos dividendos reales de entre el 5 y el 6 por ciento delcapital aportado a la cooperativa. La diferencia de salarios entre la junta directiva yla media de ingresos corresponde a una proporción de 6:1. Para los 700 empleados,hay más de ciento veinte modelos de jornada laboral que, según el conveniocolectivo, es de 37,75 horas semanales. Los padres con hijos de entre uno y tres añosreciben una asignación por hijo de 150 euros mensuales. En 2010 Sparda obtuvo porcuarta vez la calificación de «mejor empleador de Alemania» en la categoría debancos, en el Kundenmonitor Deutschland consiguió por decimoséptima vez elprimer puesto. Entretanto, el balance total asciende a 5.000 millones de euros. Suconsejero delegado, Helmut Lind, es el primer embajador de la Economía del BienComún en Alemania.

En Italia, el banco alternativo Banca Popolare Etica fue fundado en 1999.

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Ahora está operando en toda Italia y cuenta con 17 sucursales y 37.000 miembros.Los ahorros suman 890 millones de euros. Desde el arranque ha concedido más de23.800 créditos a familias y empresas por un orden total de 1,8 billones de euros.Enfocado en proyectos sociales y ecológicos desde la lucha contra la exclusión hastael comercio justo, en octubre de 2014 entró en el mercado español y fundó FiareBanca Etica en Bilbao. En las oficinas centrales del banco, en Padua, también seencuentra una sede de FEBEA, una asociación europea de entidades financieras ycooperativas de crédito sociales.137

Un banco alternativo que ya opera en España desde 2004 es Triodos Bank. Estebanco de origen neerlandés tiene, como el GLS alemán y el Freie Gemeinschaftsbanksuizo, raíces antroposóficas, y es uno de los mayores entre los alternativos en elmundo. Su total de activos, fondos incluidos, roza los 10.000 millones de euros ycuenta con más de 900 empleados. El Triodos Bank también forma parte de laGABV.138 El exsubdirector general de Triodos Bank España, Joan Antoni Melé,escribió el libro Dinero y conciencia que contiene muchas de las ideas aquíexpuestas.139

Oikocredit es una organización de crédito internacional fundada en 1975, que seha especializado en microcréditos y créditos para iniciativas de cooperación aldesarrollo. A nivel mundial, ha facilitado 797 créditos para proyectos en 71 países.El capital, que en total ha favorecido a 17,5 millones de personas, fue aportado por34.000 inversores y organizaciones de quince países. La sede de la organización estáen los Países Bajos.140

9. John Lewis: buena práctica de copropiedad (Reino Unido)

La John Lewis Partnership es la empresa más grande propiedad de los trabajadoresen Reino Unido. Sus 69.000 socios son copropietarios de las cadenas desupermercados Waitrose, John Lewis y Greenbee. Todos los trabajadores a contratofijo son socios. En el conjunto de las 43 tiendas John Lewis, los 332 supermercadosWaitrose, el comercio electrónico y otros negocios, las ventas alcanzaronaproximadamente los 7 billones de libras esterlinas en 2013. Los tres objetivosestratégicos de la asociación son: 1) aportar ventajas para los socios tales comofelicidad y comunidad; 2) realización del potencial de mercado a partir de unaestrategia de sostenibilidad, y 3) «paz de conciencia» en la compra de productos.

Las acciones de John Lewis Partnership están administradas por un fondo,cuyos beneficiarios son los empleados: participan en el beneficio y controlan lasdecisiones de gestión gracias a una serie de órganos democráticos. Unacaracterística destacada de la compañía es su «Constitución», que expone losprincipios de la empresa, su sistema de gobernanza y demás reglas. El fundador,

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John Spendal Lewis, firmó la suspensión de su propio derecho de propiedad y con laConstitución quiso dejar unas pautas claras para sus sucesores para mantener vivoslos valores que le habían impulsado a crear la empresa. Lewis aspiraba a una«manera más noble de hacer negocios», es decir, que no estuviera impulsada por lasdemandas de accionistas externos y que contase con altos estándares de conductaestablecidos en muchos ámbitos. Gracias a este espíritu, la compañía ha conseguidomantener e incluso mejorar su competitividad respecto a supermercadosconvencionales.141

10. GEA, gugler*, Sonnentor, Thoma, Zotter, Can Cet: pioneras en distintossectores (Austria y España)

GEA, con el legendario zapato producido en la fábrica Waldviertler, es un ejemplode que en los tiempos de la globalización, de deslocalizaciones y de produccionesde bajo coste, también los bienes de consumo locales se pueden fabricar conrecursos y mano de obra locales, siempre que la producción y la distribución seajusten. En la empresa Waldviertler GmbH y en GEA Heinrich Staudinger GmbH, untotal de 125 personas producen y venden zapatos y muebles. El salario mínimo es de1.000 euros netos, la proporción salarial es de 2:1. Se busca el consenso en la tomade decisiones. Desde otoño de 2010, las fábricas en la región de Waldviertelproducen mediante plantas solares más energía de la que necesitan.

El proveedor de servicios de comunicación gugler* en Melk, en el estado deBaja Austria, tiene una visión: hacer productos de impresión completamentecompostables de acuerdo con el principio Cradle-to-Cradle® (de la cuna a la cuna)que podría convertirse en uno de los objetivos estrella del balance de la economíadel bien común.142 Desde hace más de veinte años, el negocio familiar (95empleados) da nuevos pasos para hacer más ecológicos los medios de producción.Premios como el NÖ Holzbaupreis 2000, Trigos 2004, WWF Panda Award 2006 yel Austrian Sustainability Reporting Award 2008 por el mejor informe desostenibilidad del sector confirman su amplio compromiso, integrado en la estrategiaa largo plazo de la empresa: «una economía atenta al bienestar de los hombres y dela Tierra».

La empresa procesadora de hierbas aromáticas biológicas Sonnentor,143

fundada en 1988 en la Baja Austria, busca igualmente caminos hacia lasostenibilidad ecológica y social. Puede, como la «empresa vecina» del sudoeste dela Baja Austria, remitir a una larga lista de relevantes premios y reconocimientos.Los 153 empleados procesan productos naturales de 150 explotaciones de la región,exportando a casi cincuenta países. Entre sus productos cuenta con tés, hierbasaromáticas, sal, café y otros. La empresa utiliza material de embalaje ciento por

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ciento reciclable o compostable, y consume sólo energía ecológica, una décima partede la cual procede de una instalación fotovoltaica propia. En la fábrica no seproduce ninguna emisión contaminante directa. Junto con las otras tres yamencionadas y algunas empresas más, como Rogner Bad Blumau o la almazaraFandler, Sonnentor ha firmado el manifiesto de Bad Blumau, que promueve laresponsabilidad empresarial y la sostenibilidad.144

En Goldegg, en el estado federal de Salzburgo, el amante de la madera ErwinThoma ha creado una empresa que fabrica casas de madera sin pegamento ni metal.Las denominadas «casas ciento por ciento de madera» ya están en veinticinco paísesdel mundo. La madera que usa la empresa es la primera que tiene una certificaciónde oro Cradleto-Cradle®.

En Riegersburg, en el estado austríaco de Estiria, está situada la única fábricade chocolate artesanal biojusta de Europa, que procesa al año 250 toneladas decacao de Nicaragua, Perú, República Dominicana, Ecuador, Costa Rica, Panamá,Bolivia y Brasil. Junto al fundador Joseph Zotter, cien empleados realizan todos lospasos de la producción from bean to bar, desde la semilla hasta la tableta y en elmismo sitio, desde tostar las semillas, pasando por la laminación, hasta los procesosde concheado. Desde 2004 sólo emplean semillas y azúcar provenientes delcomercio justo y, desde 2006, todos los ingredientes son biológicos. El chocolate notiene por qué significar trabajo infantil ni cría de animales a gran escala.145

La empresa catalana Can Cet es una empresa social constituida en 1995 comoCentro Especial de Trabajo. Su objetivo es la inserción sociolaboral de las personascon discapacidad, contribuyendo a la mejora de su calidad de vida mediante eldesarrollo de actividades productivas en el sector servicios (mantenimiento de la víapública, limpieza, jardinería y conserjería).

En 2013 su plantilla era de 191 trabajadores, de los cuales cerca del 83 porciento tenían alguna discapacidad. La empresa es consciente de su responsabilidadcon la sociedad y apuesta por trabajar por un bien común que entiende perfectamenteconjugable con el logro de metas empresariales. Can Cet se adhirió a la economíadel bien común entendiendo que propone un nuevo modelo de sociedad que sitúa alser humano y su entorno por encima del beneficio económico particular y sin ir encontra de éste; planteando actuaciones globales y no atomizadas que generarían unreparto más justo de la renta, entre otros. La empresa fue pionera en Cataluña yEspaña en la realización del balance del bien común, calculado sobre datos de 2013y auditado externamente en julio de 2014.146

En toda España, una creciente cantidad de empresas está acercándose almovimiento EBC, empezando a hacer el balance o finalizándolo ya. Entre estospioneros se encuentran: Oceanográfica (Canarias), Limonium (Canarias), ArtMarketing (Madrid), BiKOnsulting (País Vasco), Rubí Brilla (Cataluña), Celler dela Muntanya (Alicante), Zaragoza Vivienda, Action Waterscapes (Valencia), Ética

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Patrimonios (Valencia), Supernaranjas (Castellón), Grupo Berotz (País Vasco),Cocouse (País Vasco), AyGAsistencial (País Vasco), Industria Piher (La Rioja) yotras. La lista completa y puesta al día será publicada en la página web de laAsociación Federal Española para el Fomento de la Economía del Bien Común.

11. Cecosesola: multicooperativa (Venezuela)

En la venezolana ciudad de Barquisimeto, los empleados se hicieron cargo de unaempresa funeraria y una de autobuses tras la insolvencia de éstas transformándolasen una cooperativa, de la que suprimieron todo tipo de jerarquías. Todas lasdecisiones de la cooperativa se toman por consenso. El corazón de la cooperativa locomponen cuatro supermercados que abren de viernes a domingo y, a la vez, sirvende punto de encuentro y centros culturales. Ganan prestigio con productos frescos yde alta calidad. Numerosos granjeros y jardineros distribuyen directamente a lacooperativa. Los salarios están un 50 por ciento por encima del salario mínimo(relativamente altos para Latinoamérica) y los precios son ajustados para losconsumidores. Un 99 por ciento del trabajo se realiza en rotaciones. Junto a lossupermercados, hay un centro de salud para el que se han aportado más de 2 millonesde dólares provenientes de medios propios, donaciones y eventos solidarios. Losedificios están terminados, tan sólo falta el caro instrumental médico. El gobierno seha ofrecido a pagarlo, pero la cooperativa lo ha rehusado para mantener suindependencia. También está en construcción un banco colectivo, que colaborará enla financiación del centro de salud. Cecosesola tiene alrededor de 2.000colaboradores directos y 50.000 integrantes. Los supermercados son los más grandesde la ciudad y la funeraria realiza cerca de noventa entierros mensuales.

12. Economía solidaria (Brasil)

En Brasil está creciendo un sector económico alternativo: la economía solidaria. Setrata, entre otras, de una respuesta a la crisis del capitalismo de los años ochenta, enla que por primera vez reinó el desempleo masivo y la pobreza extrema amenazó amuchas personas. Como el libre mercado era incapaz de ayudarles, lo intentaron conla ayuda mutua y la solidaridad. Se crearon numerosas cooperativas y consorcios,entre los que hoy en día se cuentan más de 20.000 empresas con más de dos millonesde empleados. El espectro de actividades va desde fábricas de azúcar y calzadohasta redes de comercio justo, pasando por cooperativas textiles. Las empresas son,en parte, empresas de producción autogestionadas, en parte, cooperativas agrarias y,en parte, iniciativas informales en los barrios pobres y comunidades indígenas.Quinientas organizaciones y ochenta ciudades apoyan la construcción del sector de

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economía solidaria. El secretario de Estado Paul Singer opina que la economíasolidaria moldea el carácter igual que el capitalismo pero mientras que el últimoconduce al egoísmo y a la codicia, la economía solidaria incentiva la solidaridad yla orientación hacia el bien común. Añade que los universitarios que completan susprácticas en empresas solidarias querrían sí o sí quedarse en ese sector. La ayudarecíproca es la columna vertebral de este sector. Los primeros beneficios de unafábrica de azúcar autogestionada por parte de los empleados no acabaron en lacartera de anónimos accionistas, sino que se destinaron a la formación de lostrabajadores para combatir el analfabetismo.

13. Código abierto-global

La economía del bien común confía en la transmisión de conocimientos, no en laexclusión para el beneficio personal y comercial. Que este enfoque no representa unmenosprecio a la naturaleza humana no sólo se puede ver en la historia de la ciencia,que es una cooperación sistémica —lo que uno descubre y publica al momento estádisponible para que todos continúen con la investigación—, sino también en elámbito de la alta tecnología, con una completa rama de actividad industrial modernaque sigue este principio: las corrientes de código abierto y el software libre. Losactivistas han acordado que el software, las aplicaciones informáticas y los sistemasoperativos no deberían ser patentados por empresas privadas, sino que deberíandesarrollarse de manera abierta y cooperativa. De este espíritu ha nacido una largalista de productos de alta tecnología: desde el sistema operativo Linux, pasando porel navegador Firefox y el gestor de correo electrónico Thunderbird, hasta laenciclopedia en línea Wikipedia. El que descubre algo tiene el honor de que suaportación sea incluida en un todo y, satisfaciendo una necesidad humana básica —desear formar parte de algo con sentido— renuncia gustosamente al dinero y a losbeneficios.

14. «Organizaciones sin ánimo de lucro»: 170.000 puestos de trabajo enempresas no orientadas al beneficio (Austria)

Incluso hoy en día, en tiempos de fiebre bursátil, omnipresencia de publicacionescomo Gewinn, Money y Alles Fonds y con rendimientos del capital de un 25 porciento que se consideran normales, las empresas no orientadas al beneficio están a laorden del día. Según datos de la Universidad Johns Hopkins, que desde hace veinteaños analiza el sector de las organizaciones sin ánimo de lucro en los cuarentapaíses más grandes del mundo, estas instituciones emplean por todo el mundo a 31millones de personas, de las cuales 20 millones son remuneradas, y facturan 1,3

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billones de dólares, la mitad del PIB de Alemania.147 En Austria se produce casi el 2por ciento de plusvalía, alrededor de 5.000 millones de euros, en entidades noorientadas al beneficio. El sector de las organizaciones sin ánimo de lucro es portanto mayor que, por ejemplo, sectores como la agricultura, la silvicultura, la pesca,la industria alimentaria, las bebidas, el tabaco, el papel y el cartón, las imprentas ylas editoriales o la industria del automóvil. El 40 por ciento de los 171.000 puestosde trabajo son remunerados y de jornada completa. Estos numerosos ejemploscontradicen el extendido prejuicio de que las empresas que no están orientadas albeneficio carecen de sentido y no son viables.

15. Satisfacción de necesidades sin coste y trabajo honorífico (en cualquiermomento y en cualquier lugar)

Una plusvalía coherente funciona no sólo sin ambicionar el beneficio, sino tambiénincluso sin dinero. Muchas necesidades esenciales se satisfacen en medio delcapitalismo y aparte de las relaciones mercantiles y monetarias. Cuando se define laeconomía como instrumento para satisfacer necesidades humanas, entonces aparecenelementos esenciales de la economía que escapan al mercado. Es más, en el «libre»mercado se ignoran muchas de las necesidades básicas (millones de personas semueren de hambre, aunque haya alimentos suficientes disponibles en el mundo); almismo tiempo, cada vez se satisfacen más necesidades creadas artificialmente eincluso adicciones estratégicamente suscitadas.

La economía capitalista se apoya de forma evidente en el trabajo noremunerado y voluntario, sobre todo de mujeres que realizan trabajos sociales degran valor, como el cuidado de niños, enfermos y mayores, así como cuidadospaliativos. Ante esta realidad, la afirmación de que sin competencia ni beneficios nose podría obtener ningún rendimiento suena bastante cínica. Recordemos algunos deestos trabajos «invisibles»:

— Casi nunca se tiene en cuenta la lactancia materna, tan poco como el embarazo oel cuidado durante años de los hijos.

— El cuidado de los enfermos; hasta aquellos, por ejemplo, que puedan pagar porasistencia son cuidados por sus mujeres, parejas o parientes sin remuneraciónalguna.

— El cuidado y la atención a las personas mayores, asumido tambiénprincipalmente por las mujeres y también muy a menudo sin remuneración.

— Los cuidados paliativos (en hospicios) realizados casi siempre por voluntarios.— El cuidado de los sin techo y los drogodependientes o el reparto de comida a

los necesitados. Sólo en las «mesas» alemanas se apuntaron 40.000 voluntarios.

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— Si una persona (con ingresos elevados o no) sufre un accidente de tráfico, enmuchas ocasiones será trasladada al hospital por personal de salvamentovoluntario. Si ha perdido mucha sangre, probablemente un completodesconocido le done la suya. No sólo la leche, la sangre también es gratuita.

— Si se incendia una residencia de fin de semana en el campo, más allá de que lospropietarios puedan pagar por el servicio, acuden los bomberos voluntarios yapagan el fuego. Tan fácil como eso.

— Si tiene que investigar algo rápidamente para un informe, a lo mejor consultaWikipedia, una enciclopedia que le han regalado muchas personas de todo elmundo. Y posiblemente use para ello el buscador gratuito Firefox. No se puedetampoco descartar que su empresa se haya pasado al sistema operativo gratuitoLinux. Incluso una parte de la alta tecnología es hoy en día gratuita.

En total, un 34 por ciento de los alemanes ejerce una actividad voluntaria yrealiza 4.600 millones de horas de trabajo al año, tanto como 3,2 millones detrabajadores a tiempo completo.148

El principio del «regalo» y de la «benevolencia» (Adam Smith) es universal eimposible de erradicar, incluso dentro de las sociedades capitalistas. El enfoque dela «economía del regalo» propone extender este principio a toda la economía.149

Esto, tal vez, es el paso subsiguiente. El siguiente es que ganar dinero no seconvierta en el fin último de la economía y del trabajo, ni se desprenda de motivoscomo el sentido, la calidad de vida, la asistencia, la creatividad y el bien común.

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VIII

Estrategias para su ejecución

No intentes cambiar un sistema, construye uno nuevo que haga que el anterior sevuelva obsoleto.

BUCKMINSTER FULLER

El «proceso global» de la economía del bien común comenzó el 6 de octubre de2010. Las primeras quince empresas que, como empresarios del movimiento Attac,habían elaborado conmigo el libro en su primera edición, organizaron en agosto de2010 en Viena la jornada «Repensar las empresas». En vez de los cincuentaparticipantes que se esperaban, asistieron el doble; hasta dos tercios eran empresas,y una parte de ellas se pusieron en marcha inmediatamente. Numerosos grupos detrabajo se constituyeron alrededor de un núcleo de pioneros: el punto decristalización de la estructura altamente compleja de una organización quelentamente fue tomando forma en los años posteriores. Esta estructura es una parteimportante de la estrategia: personas de los más diferentes ámbitos de la sociedadaportan capacidades diversas y construyen la economía del bien común. Lasempresas pioneras fueron las primeras que elaboraron voluntariamente el balance,los consejeros acompañaron y moderaron una parte de ese proceso, los auditores seocuparon del balance, los redactores continúan desarrollando el balance teniendo encuenta los numerosos comentarios recibidos, las universidades incorporan laeconomía del bien común a las aulas, dirigen proyectos de investigación y diseñanprogramas de enseñanza, los conferenciantes expanden la idea por todo el mundo,los embajadores se sientan con asociaciones y partidos políticos para darla aconocer y los «campos de energía» (grupos de apoyo locales) preparan el terrenolocal para el cambio inminente. La primera «Asociación para el Fomento de laEconomía del Bien Común» se fundó en julio de 2011. A finales de 2014 ya sehabían incorporado catorce asociaciones, tanto a nivel local como nacional, asícomo una fundación en Italia, Suiza, Alemania, España y Argentina. A los pioneroseconómicos se les han unido además pioneros políticos y culturales. Todos loselementos han crecido por sí mismos sin un plan maestro central. Se desarrolló laprimera estrategia en el momento en que el ecosistema autopoiético de la economíadel bien común tomó forma. Cuatro años después de su inicio, la estructura delproceso global se puede representar en cuatro niveles:

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1. Grupos de pioneros: Empresas y organizaciones (en el ámbito económico),municipios, comunidades y regiones (en el ámbito político) así como colegios yuniversidades (en el ámbito cultural) comienzan a poner en práctica las ideas.

2. Nivel de contenido: Los círculos de actores, tales como redactores, consultores,auditores, conferenciantes, emisarios, técnicos de desarrollo municipal omediadores, desarrollan la idea, diseñan los procesos y acompañan a lospioneros.

3. Nivel geográfico: En los cien «campos de energía» (grupos regionales) que hanbrotado desde Serbia hasta la Patagonia. Reproducen todo el proceso in situ.

4. Nivel legal: Las quince asociaciones van a fundar una confederacióninternacional para coordinar y apoyar el proceso global.

Las asociaciones se componen en su mayoría de afiliados junto a un equipo deinvestigación. La asociación fundadora austríaca cuenta después de cuatro años conunos quinientos miembros, a partes iguales entre particulares y organizaciones. En lapágina web se presentan además partidarios ideales en cinco categorías. A finales de2014 se contaba con cerca de 1.750 empresas, 6.000 particulares, 65 políticos devarios partidos así como 7 municipios/ regiones. A continuación se describen losgrupos de pioneros y círculos de agentes y sus actividades y aportaciones al proceso.

I. Grupos de pioneros

1. Pioneros económicos. Un proceso central de la economía del bien común son lasempresas y organizaciones pioneras, que:

a) implementan voluntariamente el balance de la economía del bien común antesde que sea legalmente vinculante;

b) con su experiencia y conocimientos ayudan a desarrollar las herramientas;c) cooperan unos con otros y aprenden;d) «siembran» la idea en las regiones y en el paisaje empresarial.

En el primer año, alrededor de cincuenta empresas realizaron la versión deprueba del balance de la economía del bien común y fueron auditadas. A través deeso, se obtuvieron valiosas experiencias, tanto del contenido del balance comotambién del proceso. El 5 de octubre de 2011, un año después del inicio delmovimiento, grupos regionales de empresas pioneras se presentaron por primera vezal público en siete ciudades de Italia, Alemania y Austria, y dieron a conocer lainiciativa y los resultados del primer balance en «conferencias de prensadescentralizadas sobre la economía del bien común». El eco mediático alcanzó a la

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cadena de televisión alemana ZDF, a Der Spiegel, el Süddeutsche Zeitung, LaRepubblica y a muchos otros. Como se esperaba, esto encaminó el siguiente empujónde desarrollo.

A finales de 2014 el número de empresas que realizan el balance había crecidoa doscientas. Las actividades sobre el terreno van aumentando, han tenido lugar tresconferencias de prensa conjuntas con hasta trece ciudades y regiones participantes.Actualmente, las ruedas de prensa se van descentralizando y expandiendo.

Las empresas pueden elegir entre tres niveles de filiación:

— El balance se realiza de manera lúdica, sin presiones externas, sólo de manerainterna para conocerlo.

— Se elabora el balance en grupo con otras empresas («grupo peer»), que seevalúan entre sí («evaluación peer») y son analizadas superficialmente por losauditores. Esta forma de filiación es posible sólo para empresas con menos decincuenta empleados.

— El balance se prepara de forma individual o en grupo, con o sin asesoramiento,y es auditado externamente.

Todas las empresas están no sólo invitadas a elaborar el balance, sino quedemandan conjuntamente un proceso democrático que desemboque en un nuevo ordeneconómico. Su aporte político es totalmente diferente al del apoyo a las iniciativasbasadas en la Responsabilidad Social Corporativa libremente adoptadas. Tambiénlas empresas que por diversos motivos aún no elaboran el balance del bien común(por ejemplo, porque están esperando un compromiso legal o porque se atreven conel nuevo desafío sólo en pequeños pasos) pueden con su apoyo o con su filiación deprimer nivel enviar así una primera y valiosa señal.

2. Pioneros políticos. Tras la primera oleada de empresas pioneras adheridas, elinterés de las autoridades locales ha aumentado significativamente. Sufren siempreen menor grado los efectos de la globalización, la competencia entre ubicaciones, lacompetición fiscal y el poder de los mercados financieros. Se identifican per sefuertemente con el bien común, es su raison d’être. Un municipio puede, pordecisión del consejo municipal, convertirse en un municipio del bien común, yrealizar las siguientes actividades:

— Realizar el balance del bien común en las empresas municipales. Éste es elcamino escogido por ciudades como Weiz, Graz, Mannheim o Zaragoza. Otrosmunicipios prefieren hacer un balance propio para el municipio entero, por estecamino va, entre otros, Miranda de Azán, en Salamanca.

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— Invitar a las empresas privadas con sede en el municipio a elaborar el balancedel bien común, hacerlas accesibles a través de actos públicos, homenajearlas ypriorizarlas en las adjudicaciones públicas.

— Los municipios del bien común pueden aportar al mundo elementos de unsistema financiero alternativo como por ejemplo una filial del «banco del biencomún», participar en una «bolsa regional del bien común» o establecer unamoneda regional complementaria.

— El primer proceso de participación ciudadana consiste en elaborar el «índicemunicipal del bien común»: un índice de calidad de vida para municipios apartir del cual se pueda desarrollar más adelante el producto del bien común anivel macroeconómico. Los entre quince y veinticinco indicadores de calidadde vida de los que se compone el índice del bien común podrían establecersemediante un proceso de participación ciudadana, de manera ideal, con apoyo yasesoramiento académico.

— El segundo proceso de participación ciudadana es la «convención económicamunicipal», en la que los ciudadanos interesados identifican las diez (hastaveinte) normas más importantes que deben guiar la economía. El equipo para eldesarrollo de la economía del bien común, con una amplia participación,desarrolló una guía operacional para este tipo de convenciones. Además, estádisponible una guía para las «convenciones municipales monetarias» que tienencomo objetivo redactar la base para una constitución monetaria democrática.150

— Finalmente, los primeros municipios del bien común pueden gestionar lacreación de una «región del bien común» —una demarcación política o unbarrio (por ejemplo Mühlviertel, la Selva Negra, el Cantón de los Grisones,Tirol del Sur, Cataluña o Extremadura)— que, en un caso ideal, incorpora atodos sus municipios al movimiento del bien común. Una región del bien comúnpuede —junto con los municipios del bien común— animar al Estadocorrespondiente a convertirse en «Estado del bien común»...

Los primeros municipios del bien común surgieron en el Val Venosta en elTirol del Sur bajo la coordinación del Instituto Terra local: Latsch, Schlanders, Malsy Laas crearon su propio protocolo de municipios del bien común. El ejemplo creóescuela y atrajo visitantes, entre ellos una delegación del gobierno de Salzburgo, quehabía incluido en su programa político fomentar el bien común. En España, sereunieron en Madrid en otoño de 2013 los representantes de diez municipios yciudades. El segundo encuentro en que compartieron proyectos y avances de buenasprácticas tuvo lugar a finales de 2014 en Sevilla. Un ejemplo destacado es la ciudadde Rubí, en la provincia de Barcelona. Rubí forma parte desde 2008 de la iniciativaeuropea Pacto de Alcaldes y trabaja activamente para incrementar un 20 por cientoel uso de energías renovables, aumentar un 20 por ciento la eficiencia energética y

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reducir en un 20 por ciento las emisiones CO2, antes del año 2020. Rubí Brilla es unplan estratégico impulsado desde el Servicio de Planificación Económica y deCiudad del Ayuntamiento. El proyecto tiene como objetivo que la ciudad de Rubí seconvierta en un referente nacional e internacional en la eficiencia energética y el usode energías renovables en entornos industriales, comerciales y domésticos. En lacapital del distrito de Chacao en Venezuela se ha creado el primer balancemunicipal. El círculo de actores de consejeros municipales se formó en 2014, lainfraestructura de asesoramiento y apoyo de los municipios está en pleno desarrollo.Después de la Agenda 21, la Alianza del Clima y el comercio justo, el bien comúnpuede ser el siguiente paso adelante de municipios «conscientes».

3. Pioneros culturales. Maestros y profesores han llevado por iniciativa propia laeconomía del bien común a las instituciones educativas. Aproximadamente en cienuniversidades se están llevando a cabo actividades relacionadas con la enseñanza, lainvestigación, la aplicación práctica y la difusión pública. El Ministerio deEducación alemán aprobó en 2014 dos proyectos de investigación sobre la economíadel bien común. Hasta cuatro escuelas superiores y universidades barajan la idea deimpartir un «MBA en economía del bien común»; de hecho, en la Universidad deSalzburgo está propuesto para 2016. La Universidad de Barcelona, por su parte,presentará en París la candidatura para la creación de una cátedra del bien común enla Unesco. En 2013 en la Universidad de Graz el curso interdisciplinar «Economíadel bien común» obtuvo el premio a la enseñanza. En programas de licenciatura,máster y diplomatura se ha dedicado toda una serie de tesis al tema, además dedisertaciones varias y trabajos académicos temáticos en colegios. Una noticiaespecialmente buena: la Escuela de Comercio de Viena BHAK Wien 22 ofrece parael curso académico 2015-2016 la economía del bien común como programaformativo bajo el título «HAK experience». Todo esto debe su origen a la iniciativapropia de innumerables educadores e investigadores.

II. Círculos de actores

1. Redactores. El balance del bien común es la herramienta central del modelo:permite echar un vistazo al corazón de la empresa.

El equipo de redacción del balance del bien común estuvo compuesto en susinicios por cuatro personas que voluntariamente aportaron mucha energía ydedicación para integrar las experiencias de las empresas pioneras, particulares yorganizaciones en el balance y seguir desarrollándolo.

Hasta julio de 2011 el balance se había reelaborado dos veces basándose en

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los comentarios y sugerencias de empresas pioneras y personas comprometidas. Laversión desarrollada del balance 3.0 fue la base para los balances de 2011. Fueelaborado de hecho por casi sesenta empresas y se publicó parcialmente.

En 2012 siguió la versión 4.0 y en 2013 la 4.1. Aún falta para que el balance,desde nuestro punto de vista, sea «maduro»: preciso, representativo, comprensible yde fácil aplicación: en definitiva, listo para convertirse en ley.

Hasta entonces, el equipo de redacción continuará con su desarrollo. A lo largode 2014, el equipo de redacción se amplió a un redactor responsable de cadaindicador, de manera que a finales de 2015 trabajarán conjuntamente en el núcleodiecisiete redactores. Alrededor de los redactores responsables se forman pequeñosequipos de especialistas, particulares interesados así como representantes deorganizaciones que colaborarán en el desarrollo progresivo de los indicadores. Lastareas de estos miniequipos serán a ) integrar los numerosos comentarios ysugerencias, b) investigar activamente estándares e informes de sostenibilidad y c)seguir desarrollando creativamente los indicadores sobre la base de toda lainformación recopilada.

En 2014 el equipo de redacción se rebautizó como «equipo de desarrollo de lamatriz». Se ha repartido su coordinación entre tres personas que se ocupan de lasáreas de funcionalidad, contenido y comunicación de la matriz, respectivamente.

2. Consultores. Una parte de los empresarios del movimiento Attac eran consultoresempresariales. No pocos de ellos sufrían conflictos morales al ayudar a las empresasa aventajar a las demás en una agresiva y egoísta competencia (feroz) o al maximizarel beneficio financiero para los propietarios a costa de los demás. La economía delbien común resuelve esta contradicción de valores y el conflicto moral. Losconsultores pueden de ahora en adelante aconsejar a otras empresas sobre cómoayudar y servir al medioambiente y a la sociedad. Este trabajo tiene más sentido yproporciona más felicidad.

Los consultores ofrecen diferentes servicios de apoyo para las empresaspioneras:

— elaboración del informe y del balance del bien común (desde las primerasinformaciones hasta la solicitud de auditoría);

— organización del proceso de desarrollo y transformación para convertirse enuna empresa de la economía del bien común: búsqueda de una visión, diseño dela estrategia, desarrollo de la organización, apoyo en el proceso;

— asesoramiento técnico para criterios especiales como, por ejemplo, lasociocracia (indicador C5), cradle to cradle (indicador E3) o el cambio haciala banca y la financiación éticas (B1);

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— formación orientada al bien común de campos habituales de consultoría comodesarrollo de equipos, desarrollo personal, liderazgo o gestión de calidad.

Los consultores en el futuro estarán coordinados por un equipo económico, enel cual se organiza la estructura interna y la formación continua, se buscan loscomportamientos comunes en el sentido de cooperación y de los valores de laeconomía del bien común y se fija una horquilla de precios. Además, organizan ennumerosos países vías de aprendizaje que concluyen en una certificación. El objetivoes que allí donde haya empresas pioneras también haya consultores del bien común.

El proceso de elaboración del informe y del balance es sin duda posible sinasesores, el movimiento no quiere crear ningún tipo de dependencia y además notiene fines lucrativos. Toda la documentación del balance, así como las aclaracionessobre los indicadores y la plantilla del balance de la economía del bien común, estándisponibles para todos sin coste alguno bajo licencia Creative Commons. Lasempresas pioneras pueden elaborar el balance dependiendo de sus necesidades ypreferencias de manera independiente, en grupo o con asesoramiento profesional.

3. Auditores. Las auditorías externas sirven para evaluar el informe del bien comúny, en concreto, cómo se vive realmente la economía del bien común dentro de lapráctica empresarial. De la misma manera que los auditores de cuentas examinan elbalance financiero, el balance del bien común es evaluado por los auditores del biencomún. El concepto demasiado positivo o demasiado crítico que tengan las empresasde sí mismas se corregirá desde un punto de vista externo, apreciado y objetivo. Lasauditorías externas favorecen la igualdad entre los distintos informes, porque, en unsentido positivo, se miden bajo el mismo rasero; las mismas realidades en laempresa son valoradas con igualdad.

En el año 2011, en el proceso de prueba, debido a la limitación de recursossólo hubo una «auditoría light»: los informes y balances de 35 empresas por encimade 600 puntos fueron auditados externamente. Los datos de los informes secompararon con las premisas de las aclaraciones de la matriz y se examinaron concrítica constructiva. Gracias a los comentarios y sugerencias recibidos, se pudieronaportar más tarde datos que faltaban y se completó el informe del bien común. Elprimer auditor (en cada auditoría participan como mínimo dos auditores) fijó al finalla puntuación de cada indicador y emitió un certificado según el formato —comprensible y empleado con fines didácticos— de la matriz.

Veinte empresas con menos de 600 puntos del bien común fueron auditadas porotra empresa pionera («auditoría entre iguales» o «auditoría peer»).

Desde entonces el proceso de auditoría ha madurado. Se puede realizar unaauditoría en cualquier momento y su certificado es válido durante dos años. Las

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pymes de menos de 50 empleados pueden optar por una «evaluación entre iguales» yrecibir su propio certificado. Según su tamaño, los auditores acudirán a intervalosmás breves o más largos a la empresa para hacerse una idea general sobre el terreno,en vez de basarse sólo en conversaciones y en la revisión de documentos. En elfuturo el equipo económico coordinará y pagará a los auditores, que organizan lascertificaciones, la formación y los controles de calidad. Los precios de la auditoríase ponderan según el tamaño de la empresa. Internamente, cada auditor recibe elmismo salario por hora y también aporta trabajo voluntario.

Para mantener bajos los costes de las empresas para la consultoría y laauditoría, nos estamos ocupando —empezando por Alemania, Austria e Italia— desolicitar ayudas a través de los respectivos estados federales y otros organismos.Afortunadamente, ya existen los primeros compromisos pertinentes. A largo plazo, esdeseable que el sector público asuma progresivamente los costes de las auditorías amedida que vayan obteniendo mejores resultados, como una contraprestación de lasociedad por las contribuciones de las empresas al bien común.

Los estándares de calidad y la certificación para la profesión de auditor debentener a largo plazo el mismo fundamento legal que en el caso de los auditoresfinancieros. En el futuro, los Colegios de Auditores acogerán tanto a los auditoresfinancieros como a los «no financieros» o éticos.

4. Conferenciantes. A diario llegan peticiones de conferencias de casi todo elmundo, incluidos Estados Unidos, Latinoamérica, Japón, India y Australia. El interésse extiende a través de toda la sociedad: desde empresas, municipios, universidades,colegios, organizaciones sindicales, asociaciones agrícolas, organizacionesmedioambientales, asociaciones culturales o instituciones públicas, hasta ministeriosy órganos de gobierno. Esta demanda sólo se puede cubrir con un amplio equipo deunos 50 conferenciantes. En diciembre de 2011 tuvo lugar una jornada formativa deconferenciantes en Salzburgo a la que acudieron 35 personas de tres países.Diseminan la economía del bien común por todo el mundo, como si de una semillitade diente de león —nuestro logotipo— se tratara.

5. Emisarios. Los conferenciantes serán reforzados por los prominentes emisariosque promocionan la idea ante la opinión pública, asociaciones, instituciones ypartidos políticos. Entre los primeros emisarios se encuentran Helmut Lind,consejero delegado de Sparda-Bank de Múnich; Lisa Muhr, cofundadora de la marcade moda ecojusta Göttin des Glücks; Hilde Weckmann, de Märkisches Landbrot enBerlín, o Karin Leeb, directora y propietaria del hotel Hochschober en TurracherHöhe en Carintia; Los primeros emisarios españoles fueron Francisco Álvarez,

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periodista e inversor ético, y Anna Mercadé, del Observatorio de la Mujer enBarcelona. Noah Schöppel de Augsburgo es el primer emisario para los jóvenes.

6. Científicos. En numerosos países, académicos procedentes de distintasdisciplinas se han unido en una red para desarrollar, revisar y enseñar conjuntamentela economía del bien común. Los dos primeros núcleos de esta red surgieron enAlemania-Austria-Suiza y en España y Latinoamérica. En España se originó elproyecto de la Cátedra de la Unesco. En la Universidad de Santiago de Chile seempezó el proyecto «contabilidad del bien común». Con la participación de cuatrouniversidades, en Viena tuvo lugar el curso universitario de verano de carácterinternacional «Alternative Economic and Monetary Systems». Uno de los proyectosprevistos es la «alfabetización ética». Una de las mayores oposiciones a la economíadel bien común radica en la creencia profundamente asentada de la imagencapitalista del ser humano. Muchos hombres desean formas de comportamientosolidarias y cooperativas, pero creen que la mayoría no está dispuesta, o no es capazde ser así, o incluso, que la naturaleza del ser humano está hecha de otra manera.Esto se observa con regularidad en los debates públicos. Pero las hipótesis de laimagen capitalista del ser humano son en gran medida refutadas científicamente. Másbien parece que:

— las personas tienden a ayudarse mutuamente por naturaleza y a cooperar cuandono se las ha educado para competir entre sí;

— las personas son capaces de sentir empatía; no sólo tienen interés en elbienestar de los demás sino que además les provoca alegría;

— las personas tienen la necesidad de formar parte de la sociedad y de contribuira su éxito;

— los grupos en los que todos pueden participar son más productivos que losequipos organizados jerárquicamente;

— los grupos en los que todos deciden sobre el reparto de los beneficios son másproductivos que los equipos en los que los jefes o los propietarios disponencómo repartir los beneficios.

Los estudios empíricos sociales y científicos, sin excepción, no son tanconocidos como los mitos socialdarwinistas que —sin la menor base científica—están profundamente anclados en nuestros pensamientos. Los agentes del círculo«ciencia e investigación» van a recopilar los resultados de investigacionespsicosociales, pedagógicas, neurobiológicas o de la teoría de los juegos,sistematizarlos y preparar y difundir apetitosos bocados informativos con laquintaesencia de los resultados en medios de comunicación de fácil acceso, como

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por ejemplo en posavasos. Cuando estas creencias y mitos sean reemplazados porconocimiento, la semilla de la economía del bien común podrá brotar máslibremente.

Otra posible ocupación del círculo de científicos es el codesarrollo delproducto del bien común, que hasta el momento sólo existe como idea.

7. Consumidores. El día que el balance y el resultado sean visibles en los productosy servicios, los consumidores tendrán a mano una «brújula ética» completa y fiable.Podrán basar su decisión de compra en una información legalmente exigida a latotalidad de las empresas. El movimiento está trabajando en que esto se dé a medioplazo. Mientras tanto, un aporte muy sencillo que pueden hacer inmediatamente todaslas personas consiste en preguntar a las empresas en las que compran a diario si yaelaboran el balance del bien común. Es más, esto podría ser un fundamentoimportante para la decisión de compra. Ya lo han hecho algunos simpatizantes y hadado algunos frutos. «El cliente siempre tiene la razón» —aunque no todas lasempresas lo pongan en práctica— es uno de los muchos criterios para el balance delbien común y muchas empresas sí toman en serio los comentarios y sugerencias desus clientes (de toda la vida). Y es algo que realmente todos pueden hacer con losmínimos medios. El objetivo es que cada vez más empresas se adhieran al proceso yque en algún momento dado no haya ninguna empresa que pueda permitirse noelaborar el balance del bien común. Lo ideal es que la pregunta sobre el balance delbien común no venga solamente del cliente, sino también del banco, de losinversores, del sector público y de las empresas que han escogido a sus socios B2Bpor los resultados del balance del bien común.

III. Campos de energía

Todos los pioneros y actores pueden interactuar sinérgicamente y poner en marchalos «campos de energía» territoriales, que no son sino grupos locales o regionalesque materializan la economía del bien común en municipios, ciudades, comarcas,provincias y grandes regiones. A finales de 2014 ya habían surgido más de ciencampos de energía en Austria, Italia, Alemania, Suiza, Países Bajos, Polonia, ReinoUnido, México, Colombia, Argentina, Chile y Estados Unidos. En cualquier parte,las personas interesadas en contribuir al cambio pueden crear por iniciativa propiaun campo de energía. Para ello, disponen de una guía completa. Las actividades delos campos de energía abarcan:

— contactar, acompañar, apoyar y motivar a los pioneros en el ámbito económico,político y cultural, suministrando información técnica y «energía de cambio»;

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— tareas educativas y de sensibilización relativas a los actos públicos y lasoportunidades de formación;

— transmitir «métodos de cooperación» como la sociocracia, el consensosistémico, la comunicación no violenta, el diálogo, el asesoramiento dinámico oel Art of Hosting;

— desarrollar sus propios proyectos, como por ejemplo el «balance individual» oel juego de la economía del bien común;

— incorporar elementos al modelo y al proceso global;— preparar e iniciar las convenciones económicas democráticas locales.

Por un lado, los campos de energía se conectan entre sí. Por otro, tienen, apartir de un tamaño mínimo, al igual que pioneros y actores, un derecho derepresentación en la asamblea de delegados, el «parlamento» internacional delmovimiento. En 2013 y 2014 tuvieron lugar las dos primeras asambleasinternacionales de delegados en Innsbruck y Múnich, cada una con cerca decincuenta participantes de los cinco países principales así como de una serie deotros. Retroalimentación positiva

El modelo global de la economía del bien común desarrollará una dinámicasistemática similar al capitalismo, en el que toda la energía profesional, lacreatividad y la motivación se centran en la optimización y la maximización de losresultados financieros, y que ha generado a través de innumerablesretroalimentaciones un «sistema» o simplemente un orden económico concreto. Lomismo sucederá con la economía del bien común, por supuesto no persiguiendo elrendimiento del capital, sino tras la estela del «faro del bien común». Éstos sonalgunos ejemplos posibles de «retroalimentación positiva»:

— Cuanto mejor sea el balance del bien común de una empresa, más ventajososerá el crédito que la empresa reciba del banco.

— Los bancos elaboran ellos mismos el balance del bien común y las empresasque elijan estos bancos como socios empresariales mejorarán por ello subalance del bien común.

— Si una empresa elige a sus proveedores según los resultados del balance delbien común, mejora su propio balance.

— Si las empresas cuidan que sus productos deben ser distribuidos por empresasque presenten un buen balance del bien común, mejoran su propio balance.

— Si las empresas cooperan unas con otras, se mejora el balance del bien comúnde todas ellas.

— Los municipios y el resto de organizaciones estatales prefieren a las empresascon buenos resultados en el balance del bien común para las adjudicaciones

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públicas.— Los consumidores preguntan a las empresas en las que compran por su balance

del bien común.— Las revistas de economía describen los referentes de calidad con los mejores

balances del bien común. Las publicaciones de consumidores promocionan alas empresas responsables.

— Los suplementos y secciones profesionales, retratos de personas exitosas yofertas de empleo en los medios de comunicación ponen a aquellos que actúancon ética en el centro de atención.

— Las asociaciones de calidad de todo tipo ponen gran atención a los resultadosdel balance del bien común, o hacen que la filiación sea un requisito.

— Las iniciativas para establecer una moneda complementaria vinculan lafiliación a la elaboración del balance del bien común.

Se abre un mar de sinergias y retroalimentaciones posibles. La tendencia es quecrezca dentro de la economía de mercado un grupo que ya participa —la zona delbien común—, mientras que aquellos que se resisten y se mantienen al margen,tengan que dar cada vez más explicaciones hasta que a la hora de entrar en vigor losmecanismos de incentivos entren en peligro de insolvencia. Excepto si cambian.

Red estratégica

La economía del bien común se ve a sí misma como una pieza del mosaico del futurode una sociedad y una cultura sostenible, democrática y humana. Por eso, busca lacooperación de enfoques alternativos similares para que aprendan unos de otros, sehagan visibles entre sí y se fortalezcan. Economía social y solidaria, bienescomunales democráticos (commons), democracia económica, economía decrecimiento, creación de valor compartido, corporaciones B, comercio justo,empresas sociales... Cuando estas iniciativas similares se promueven y fortalecenentre sí, surge la oportunidad de revertir juntos el paradigma dominante. Esimportante que a las personas, cada vez más numerosas, que se apartan de la políticadecepcionadas y que desconfían cada vez más de los medios de comunicaciónprincipales no se les ofrezca sólo una alternativa, sino un buen número de ellas.Entonces cada uno podrá participar según sus propios intereses, habilidades,formación y preferencias en una u otra faceta del gran cambio.

El cambio se produce a todos los niveles y en todos los ámbitos de la vidasocial y cultural. Dentro del «mosaico del futuro» (en desarrollo) o también de lagran transformación, la economía del bien común es tan sólo una faceta.

Actualmente la mayoría de las iniciativas no llegan a ser más que brotes del

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nuevo sistema dentro del antiguo. Pero si continúan creciendo de manera constante yse retroalimentan positivamente, pueden llegar a formar el ecosistema culturalcreativo y sostenible del futuro. Ojalá pronto esté disponible o se desarrolle unainfraestructura conjunta para comunicarse, coordinarse, cooperar y tal vez inclusotomar decisiones. No será fácil, pero si cada vez más personas se concentran en estatarea, surgirán soluciones. Esto es una parte de la evolución. Y si hay algo que lasnuevas alternativas pueden aprender de las élites establecidas es a cooperar.«Mosaico del futuro»

Gráfico: Julia Löw

El camino a la convención

Un objetivo clave a largo plazo del proceso global de la economía del bien comúnes la celebración de convenciones económicas en numerosos países. En dichasconvenciones se deben discutir y negociar democráticamente las normas másimportantes, de diez a veinte, que deben regir la economía, con la finalidad de serpresentadas al pueblo soberano para que decida. Son posibles contenidos:

— objetivos y valores de la economía;— la medición del éxito económico;— la limitación del uso del beneficio financiero;— un sistema financiero orientado al bien común;

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— la limitación de la desigualdad de ingresos y en el reparto de la riqueza;— el reparto de poder en las grandes empresas;— los fondos intergeneracionales y la «dote democrática»;— la reducción de la jornada laboral normalizada;— los años sabáticos;— el comercio ético;— los derechos humanos ecológicos.

Éstas son sólo propuestas. También los contenidos que se tratarán en lasasambleas deben ser fijados democráticamente: en una democracia real lasatribuciones legítimas residen en el pueblo soberano. El camino «ascendente» haciala convención empieza abajo: en los municipios, como ya se ha descrito. Ya existeun «diseño del proceso» para el desarrollo de una convención económica local. Delos «estrenos» a nivel municipal se conseguirán, esperemos, valiosas experienciaspara dar el paso principal a nivel estatal. A nivel municipal, los ciudadanos sepodrían encontrar a lo largo de un año, por ejemplo, cada dos meses para:

— conocer y presentar los objetivos;— definir de diez a veinte planteamientos;— realizar investigaciones y llegar a los primeros acuerdos;— debatir con precisión las conclusiones extraídas;— votar (consensuar sistémicamente);— celebrar y asesorar en los siguientes pasos (por ejemplo, invitar a más

municipios).

A través de este proceso esperamos numerosos efectos:— Muchas personas se darán cuenta de que la economía no sigue ninguna ley

natural, sino que se basa en reglas legales.— Muchas personas serán conscientes de que las reglas que actualmente dirigen la

economía no coinciden ni con sus valores ni con sus objetivos fundamentales eincluso entran en contradicción con ellos.

— Muchas personas desarrollarán el anhelo de que la convención se repita en unnivel crítico y reforzarán su intención de que haya convenciones económicas anivel estatal.

— La democracia experimentará un empuje vital.

En la medida en que la idea de una convención económica sea conocida ycomiencen las convenciones municipales, aumentará también la presión políticasobre los partidos y el Parlamento para que permitan una convención nacional, biena través de elección directa o delegación en las convenciones municipales y

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regionales. Un camino alternativo podría estar en constituir una convención nacional,después de como mínimo haber celebrado cien convenciones locales para nombrarun delegado para la convención nacional.

¿Cómo puedo participar?

En los últimos años he conocido a innumerables personas que percibían la injusticiaen el mundo, pero no tenían ni idea de cuál podía ser su aportación personal a lasolución de los problemas. La economía del bien común ofrece un gran abanico deposibilidades de participación. Cada persona puede:

— fundar un campo de energía local o reforzarlo si ya existiese;— asumir una de las quince funciones de las que se componen los campos de

energía (coordinador, técnico, tesorero, consultor, redactor, conferenciante,emisario...) o introducir una nueva;

— preguntar a las empresas en las que compra por el balance del bien común;— gestionar la elaboración del balance del bien común en la propia empresa;— invitar a la empresa a aprender dentro de una comunidad de pioneros locales

integrada por otras diez o hasta veinte empresas más;— proponer al municipio de residencia que se convierta en un municipio del bien

común, y a la región, en una región para el bien común;— organizar en el municipio de residencia una «convención económica municipal»

junto con otros simpatizantes;— integrar en el propio colegio, escuela superior, colegio universitario o

universidad la economía del bien común;— conectar su alternativa preferida, en la que ya participaba, con la energía del

bien común; buscar sinergias y construir un ambiente de cooperación.

En la página web de la economía del bien común se puede encontrar ampliainformación sobre cómo y dónde pueden involucrarse y participar las personasinteresadas: https://www.ecogood.org.

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IX

Preguntas frecuentes

¿Qué incentivo tiene una empresa hoy en día para elaborar el balance del biencomún?

Las más de doscientas empresas pioneras que a finales de 2014 ya habían realizadoel balance indican los motivos de su compromiso: 1) Sentido. 2) Perciben la matrizcomo un instrumento de desarrollo organizativo que facilita una visión global de360º de todas las actividades empresariales, no sólo de las de carácter ético. 3) Lasempresas pioneras forman una plataforma solidaria a través de la cual se ayudanentre sí y aprenden unas de otras. 4) Atraen colaboradores éticos. En un bancopionero se duplicó en seguida el número de solicitudes de trabajo espontáneas alhacer público el balance del bien común. 5) Atraen a clientes orientados hacia elcomportamiento responsable. 6) Comienzan a aparecer los primeros apoyos desdeinstituciones públicas y autoridades provinciales. En Austria, cuatro estadosfederales (Viena, Estiria, Salzburgo y Vorarlberg) promueven la elaboración delbalance del bien común; en Weiz, Graz y Mannheim los ayuntamientos invitan a lasempresas locales a realizar el balance. Varios gobiernos nacionales e incluso lamisma Unión Europea han mostrado un interés serio en la economía del bien común.7) El día del «cambio de rumbo ético» a consecuencia de la inversión del marco deincentivos las actuales desventajas competitivas se transformarán en ventajas graciasal comportamiento responsable. Quien se haya subido pronto a bordo, obtiene laventaja del primer movimiento.

¿Cuál es el valor añadido del balance del bien común frente al resto deestándares de Responsabilidad Social Corporativa?

Como ya se describe en el libro, el balance del bien común se entiende como elprimer instrumento de Responsabilidad Social Corporativa de segunda generación,que se diferencia de los de primera generación por su eficacia, porque es 1)legalmente vinculante, 2) medible, 3) comparable y 4) desemboca en un tratamientolegal diferente. Los mejores informes de sostenibilidad y las más pulcras actuacioneséticas sirven de poco e incluso a veces de nada, si la oferta de los que tienen uncomportamiento poco ético es más barata y conservan la ventaja sobre el precio. Elbalance del bien común está incluido en un modelo económico y político alternativo,representa un enfoque integral y sistémico. 5) El balance del bien común es de unasencillez intencionada, y por lo tanto, comprensible para todos, 6) público, y 7) se

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audita externamente por un auditor que no puede ser elegido por la empresa que harealizado el balance. Una segunda auditoría analiza el resultado sobre una base mássólida.

¿Quién supervisa el comportamiento del bien común en las empresas?

El balance del bien común será, en principio, una institución totalmente análoga albalance financiero, que también hemos creado desde la nada y generalizado en laeconomía actual. El balance financiero es auditado por auditores financieros, nonecesariamente por una de las Big Four. El balance del bien común, a su vez, seráauditado por los auditores del bien común, profesionales autónomos que evaluarán laparte no financiera del balance de una empresa. A diferencia del auditor financiero,la empresa no puede elegir libremente su auditor del bien común. Habrá un procesode adscripción transparente y legal. Además, el balance del bien común serácomprensible para todos los grupos de contacto: empleados, clientes, vecinos,ecologistas. Esta «evaluación peer» impedirá que una empresa intente falsificar elbalance y corromper al auditor. Es más, las primeras empresas han realizado elbalance involucrando a la plantilla entera en el proceso. Si se hace de esta formaparticipativa, según la experiencia, los auditores apenas tienen que corregir elresultado.

¿No supone el compromiso con el bien común hiperregulación y coacción?

Cada ley y cada forma de economía suponen regulación y obligación. Las leyes de laeconomía del bien común regulan y obligan no más que las otras formas de economíay, especialmente, no más que las leyes del capitalismo que prevalecen en laactualidad. La realidad es que el sistema actual y sus imposiciones nos hanatravesado en carne y hueso de tal modo que muchos ni nos damos cuenta de estasrígidas normas. Reconoceremos haber ganado libertad tan sólo cuando las atadurasestructurales se desaten. Hoy en día nos vemos obligados a tener una imagendeslumbrante de nosotros mismos, a ser mejores que los demás, a aprovecharnos losunos de los otros; el que no haya mostrado unas calificaciones excelentes o no haya«revalorizado» su mediocre currículum con inventiva no tiene casi ningunaoportunidad en el mercado laboral; el que no haya logrado un beneficio financieromayor que la competencia puede ponerse a temblar por su empresa; el que no tenganada que ofrecer en los mercados globales tiene las de perder. Esta coacción delsistema es inhumana, muchos se hunden por eso. En la economía del bien comúntambién habría cierta presión en el sistema de obtener unos ingresos financieros,pero si nos motivamos —en vez de con egoísmo y competencia— con humanidad y

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solidaridad, entonces no resulta osado suponer que la mayoría de las personas sevayan a sentir notablemente más cómodas bajo estas nuevas guías que en laactualidad con la impuesta «ego-contrapetencia».

¿Qué pasa con las empresas que no participan?

Quiebran. Si una empresa mantiene la mano de obra infantil, contamina el medioambiente, transfiere los beneficios a paraísos fiscales, ampara unas condiciones detrabajo miserables y unas diferencias extremas en los salarios, empeora tanto elresultado de su balance del bien común que «sube» a los más altos niveles deimpuestos, aranceles e intereses y ni sus productos ni sus servicios pueden ya sercompetitivos. Bajo este aspecto, la economía del bien común es una economía demercado clásica.

¿Existe una moral (global)?

Esto en definitiva no es necesario ya que la economía del bien común debe crecer encada país desde las personas (desde abajo hacia arriba) democráticamente. Y, noobstante, sí, los valores sociales aquí representados son globalmente convergentesya que expresan y satisfacen las necesidades básicas del ser humano. Existe algo asícomo un «ethos mundial» (no escrito).151 Todas las corrientes de pensamiento ytodas las religiones recomiendan: ¡ayudaos los unos a los otros, cooperad, sedconsiderados y compartid! ¡No hagas nada que no quieras que te hagan a ti! Estas«reglas de oro» de la ética son universales. No conozco ninguna corriente depensamiento ni ninguna religión del mundo que pretenda educarnos en lacompetencia y el egoísmo. Tanto más sorprendente es que el sistema económicooccidental esté basado en valores que no están respaldados por ninguna religión oética. ¡El darwinismo social, sin la más mínima base científica, es la religión secretamundial de la economía!

¿No tiene cada persona valores diferentes?

Para ciertos temas, sí; pero esto no está en contradicción con los valores colectivosfijados mediante leyes. Cada ley es una elección colectiva de valores. Los motivosúltimos por los cuales algo está permitido/prohibido o se incentiva/discrimina sonsiempre un valor ético. Los límites de velocidad y las prohibiciones para adelantarsirven para la seguridad —y en última instancia para la protección de la vida— delas personas. El cuidado de la propiedad privada y las mil prohibiciones,limitaciones y restricciones creadas al respecto se justifican finalmente con la

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libertad. Hemos invadido todos los ámbitos de la vida con reglas. Las leyes nosguían y nos coaccionan. Pero en cada ley se expresa la elección colectiva de valoresque imponen una voluntad común a todos los integrantes de una comunidaddemocrática. La mayoría de las leyes nos resultan familiares y evidentes y por eso amenudo no somos en absoluto conscientes de que expresan decisiones conjuntas devalores y nos sancionan y nos privan de nuestra libertad si las incumplimos. El artede la democracia se basaría en maximizar la libertad en su totalidad y buscar lasmínimas limitaciones posibles en la libertad de todos. He explicado que a través dela economía del bien común espero en suma más libertad para todas las personas,porque a) las reglas de la economía las hacen todos; b) todas las personas participanen el bienestar económico pudiendo vivir una buena vida; c) pueden aportar sutalento y sus habilidades; d) el trabajo vuelve a proporcionar alegría y sentido; e) lasrelaciones interpersonales también importan en la economía, y f) la autoestima detodos se protege más eficazmente, porque la desigualdad estructural caduca y nadiepuede ser demasiado poderoso en relación con los demás.

La mayoría de las personas desean reglas que se basen en valoresfundamentales consensuados: solidaridad, justicia, democracia, (igual) libertad (paratodos). Tanto más absurdo es que hayamos asentado leyes y obligaciones sobrevalores no consensuados: competencia, codicia, avaricia, egoísmo. En el libremercado estamos obligados a negociar egoístamente y actuar los unos contra losotros, si no, por norma, no tendremos éxito económico y estaremos condenados alfracaso hasta caer en la pobreza y la exclusión social. La obligación de vivir convalores que no gozan del apoyo de una mayoría, que algunos temen en el caso de laimplantación de la economía del bien común, nos esclaviza ahora, en una economíacapitalista de mercado.

¿No es cada persona única y, por lo tanto, el capitalismo el sistema económicomás justo?

Aquí hay un malentendido. La economía del bien común aprecia las empresasprivadas y las iniciativas empresariales individuales porque se trata de una forma deexpresión de la libertad. En cualquier caso, están inmersas en un sistema deincentivos diferente para que su esfuerzo aumente la libertad de todos y no laamenace.

La «singularidad» de la gente en el capitalismo es muy cuestionable porque sedesarrolla dentro de una estructura de valores determinada externamente(heterónoma): el que se esfuerza especialmente en una carrera por dinero, poder yéxito es hoy en día «singular», pero no especialmente feliz, porque esos valoresestán dados («valores extrínsecos») y no los ha elegido («valores intrínsecos»); por

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eso, los que tienen éxito no se sienten nunca realmente libres en el sistema actual.152

En cambio, la economía del bien común es una estructura de valores concreta en laque los hombres, como ya se ha demostrado, se sienten mejor que en un sistemaenfocado al egoísmo y a la competencia, y en la que mediante la relativa devaluacióndel dinero, el poder y la «feroz competencia» se revalorizan otras formas deautorrealización «intrínseca»: las personas pueden definir y vivir sus propiosvalores, buscar otros fines en la economía que el dinero y desarrollarse conautonomía. Esta singularidad expresará de forma más coherente el versátil potencialde desarrollo de los seres humanos que la homogénea «individualidad» del ganadoren el capitalismo.

¿No está en la naturaleza humana la competencia?

Como una posible opción de comportamiento, sí; como el comportamiento necesario,no. La competencia es una posibilidad que nos permiten nuestros genes, pero éstosno nos obligan, del mismo modo que matarse unos a otros es una posibilidad, no unanecesidad. No hay ningún impulso asesino en los genes. Nuestros genes sólo «noscondenan» a la orientación hacia un objetivo. Pero nos dejan total libertad deelección sobre la forma de conseguir nuestros objetivos. Que muchas personas hoyen día realmente tengan un comportamiento codicioso, interesado y competitivo sólodemuestra que, en Occidente, aprendemos esos valores de pequeños. Ha habido yhay otras culturas en las que la cooperación es el comportamiento habitual, lo quedice tan poco de la naturaleza humana como mucho de los diferentes valores ynormas de esas culturas.

De esto se deduce que, así como en las últimas décadas y siglos hemos«aprendido» colectiva y culturalmente a competir y a buscar el propio beneficio deforma desconsiderada, podemos aprender sistemáticamente en el futuro a serempáticos, cooperativos, solidarios y generosos cuando a) se reproduzcan ytransmitan estos valores como modelos éticos en los hogares y en los colegios, ynosotros b) por fin podamos ser recompensados por estas formas de comportamientoen la economía. Se trata de que cuando nos tomamos las —absolutamente razonables— molestias de dirigir nuestro comportamiento colectivo mediante leyes,deberíamos poner el mismo cuidado en que estas leyes nos lleven en la direcciónéticamente correcta —de las virtudes humanas— y no recompensen nuestros vicios ydebilidades.

¿No es el deporte la prueba de que la competencia es divertida?

Eso parece a primera vista. Pero si se mira con más detenimiento, el panorama

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cambia: el deporte nos divierte más cuanto más organizado está como un juego; y nosdivierte menos cuando se transforma más en una competición. En el juego prevalecela orientación al proceso; los jugadores que, gracias a la entrega profunda, seolvidan de ellos mismos llegan a disfrutar de la famosa experiencia de «flujo». En lacompetición se trata, por el contrario, de la orientación al resultado; y con la tensiónllegan la presión y el estrés. Cuanto más se trata de ganar y no de jugar, más fuerte esel miedo en vez de la diversión. Éste podría ser también el motivo de que en EstadosUnidos entre el 80 y el 90 por ciento de los adolescentes abandonen los equiposdeportivos.153 No es extraño que cuando el ganador «se lo lleva todo» y los quepierden son tachados de «perdedores» acabe no siendo divertido para la mayoríaque se expone al estrés y al desprecio. Yo mismo he cambiado el deporte derendimiento por el baile, porque las competiciones iban acompañadas de ambición ymalos sentimientos: se trataba más del objetivo que del aspecto deportivo en sí, queyo —como actividad— adoro. En el baile no funciona la competencia: intente algunavez bailar contra su pareja. Funciona todavía menos en el amor: ¿tendría algúnsentido acostarse contra alguien? El primero que llegue al orgasmo gana y puedeusar el tiempo para otra cosa. ¡La competencia y la eficacia pueden serescandalosamente destructivas!

¿No sería mejor que, en vez de en «incentivos», la economía del bien común sebasará en la motivación intrínseca?

Sin lugar a dudas. Pero eso sólo puede ser un objetivo a largo plazo. En primerlugar, son todavía muy pocas las personas motivadas principalmente de maneraintrínseca; porque todos hemos aprendido a seguir incentivos y objetivos externos. Yrelacionado con esto, el segundo y más importante motivo: si dejáramos a día de hoya las empresas decidir libremente cómo se comportan, es cierto que algunaselegirían la orientación al bien común, pero otras no, porque muchos de nosotroshemos interiorizado y vivimos valores asociales como el egoísmo y elcomportamiento competitivo. Y estos últimos se impondrían porque en la dinámicadel sistema actual la empresa con el mayor beneficio económico y la más agresivagana a la competencia. Es decir, se tendría que suprimir el actualmente válido marcolegal para la economía.

¿Ha llegado el momento para esto? Como ya dijo Aristóteles: «Si en la Tierradominase el amor, todas las leyes serían innecesarias». Permanece la visióninvariable y vigente. Pero mientras nosotros, como humanidad, estemos tan lejos senecesitarán normas obligatorias. La economía del bien común se centra en trescaminos: la concienciación, incentivos conformes al mercado y leyes vinculantes.Todos los caminos juntos conducen a la meta.

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Los colaboradores no quieren asumir ninguna responsabilidad

¿Esto no lo deberían decidir por sí mismos los colaboradores? Tal vez realmente noquieran todos, pero ¿y una parte de ellos? Hay una diferencia entre que no puedanasumir ninguna responsabilidad y que se les deje a ellos tomar la decisión. Hemosvisto ejemplos contundentes en el capítulo 7 de que muchos sí quieren y sí pueden.El hecho de que actualmente una parte de las personas no quiera asumir ningunaresponsabilidad no es un indicio de la naturaleza humana, sino sólo una muestra enun momento concreto y un síntoma de una «cultura dual»: unos soportanprácticamente toda la responsabilidad, asumen riesgos y crean puestos de trabajo;los otros «toman» esos puestos de trabajo sin asumir responsabilidad ni riesgoalguno. Aunque esto ya no es así en muchos casos: altos ejecutivos que a lo mejorllevan dos años en la empresa soportan poco riesgo y poca responsabilidad;trabajadores que han contribuido a constituir la empresa asumen por el contrario nosólo el riesgo de perder su sustento vital, que ya por sí solo puede pesar mucho másque la pérdida de capital invertido por un accionista, sino que además puede perderel sitio central vital y activo que ha impregnado su identidad durante veinte o treintaaños. En la economía del bien común la tendencia es que los empleados de unae mp r e s a a) compartan la responsabilidad, b) tomen las decisionesdemocráticamente, c) soporten juntos los riesgos y d) repartan justamente los frutosde su esfuerzo. No se obliga a las pequeñas empresas de, por ejemplo, menos dedoscientos cincuenta empleados, pero se las recompensa si lo hacen. Según algunosestudios empíricos, los grupos que reparten los frutos del éxito por igualproporcionan los rendimientos más altos porque la misma valoración para todos esla motivación más fuerte para las personas.154 Es de esperar, por tanto, que laeconomía sea más eficiente y productiva que en la actualidad. Como últimaconsecuencia, esta nueva dirección conduce a que los papeles de «empleador» y«empleado» se desdibujen y finalmente desaparezcan. El inherente conflicto deintereses del capitalismo se superaría; la brecha social entre «capital» y «trabajo» secerraría.

¿No existen ya hoy en día cooperación y competencia? ¿No se trata más bien deencontrar un equilibrio?

Como ya se mencionó, toda evolución se basa en el principio de la cooperación, y elsistema económico capitalista se basa también en las estructuras cooperativas:familia, padres, amigos y mujeres. Las mujeres realizan el 70 por ciento del trabajomundial, sin el cual ni los directivos ni los multimillonarios habrían sido educados,amados, cuidados, incitados, inspirados o valorados. Éstas son cooperaciones

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fundamentales que se ven afectadas por las rígidas estructuras de competenciaeconómica, de las que se asegura que se corresponden con la naturaleza y no puedenser suprimidas.

En la propia economía de mercado se practica en gran medida la cooperación,la creación de equipos y el espíritu de equipo, pero estas estrategias sirven a un finsuperior: la competitividad de la empresa, la creación de cárteles o el mantenimientoen el poder frente a terceros. La cooperación entonces es un medio para alcanzar elfin de la «contrapetencia» y la «contraoperación», exactamente la relaciónequivocada.

¿No son una contradicción las ventajas legales para los más orientados al biencomún y la anulación de la competencia?

A primera vista, sí. Pero la economía del bien común no fomenta la habitual ferozcompetencia del enfoque ganarperder: los que tienen más éxito lo tienen porqueayudan a las otras empresas, al prescindir de la publicidad agresiva, mediante ladifusión de conocimientos, la cesión de trabajadores y de pedidos o por ayudafinanciera directa. Un buen balance de la economía del bien común no se consigue aexpensas de las otras empresas, sino para su beneficio. No hay ni «ganadores» ni«perdedores» en esta cooperación estructural: se trata de un sistema de ganar-ganar,ésa es la meta.

Si no hubiera incentivos positivos para comportarse según el bien común ¿quéllevaría entonces a las empresas a desarrollarse en la dirección que desea lasociedad? Sólo quedaría la motivación intrínseca, pero aún no ha llegado elmomento para fiarnos exclusivamente de ella. O los estándares mínimos legalesdeberían ser extremadamente altos y vinculantes para todos: una intervenciónreguladora masiva con la que nos saltaríamos la necesidad comprensible de unaprendizaje cultural y una transformación lenta y conjunta.

¿No conduciría la recompensa de la cooperación a monopolios a costa de losconsumidores?

Una preocupación obvia dentro de la lógica actual del sistema capitalista es el que laempresa prefiriera acabar por completo con la competencia, para poder realmenteexprimir a los clientes: los cárteles y pactos son un medio para aumentar losbeneficios. Pero en la economía del bien común no se trata del beneficio, a cuyosusos perjudiciales para el bien común se pone límites, lo mismo que a ladesigualdad. Por eso la creación de un cártel como medio estratégico carece defundamento. Es más, las empresas no podrán ser tan grandes y poderosas como hoy

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día. Tendrán fuertes incentivos de quedarse pequeñas. De aquí en adelante, lacooperación sólo tiene sentido para mejorar el balance del bien común; y todos salenganando.

¿Qué dice la economía del bien común de la renta básica universal (RB)?

Ésta es una pregunta muy frecuente. Por eso sigue a continuación una respuesta másespecífica. En primer lugar, lo esencial: la economía del bien común es un procesodemocrático y abierto al desarrollo, en el que se pueden fomentar en términos deigualdad todas las ideas y propuestas para poner en práctica fines y valoressuperiores, como por ejemplo seguridad social, dignidad y libertad. Si el pueblosoberano con su voto apoya la RB como la medida más apropiada para alcanzarestos objetivos, entonces llegará. Hasta el momento se han realizado dentro delmovimiento toda una serie de reflexiones relacionadas con el contenido de lapropuesta de la RB:

1. Dentro del sistema económico actual debería haber una renta básicaincondicional, porque muchas personas son empujadas a los márgenes de lasociedad y su dignidad sólo puede preservarse con una RB.

2. En la economía del bien común se da la vuelta a la dinámica del sistema: de laprioridad de recibir a la prioridad de dar. Esto significa que en el «centro», enel mercado, no se plantean competencia y escasez, sino cooperación y riqueza:allí habrá suficiente para todos.

a) Todos los que quieran contribuir con un trabajo significativo tendrán esaposibilidad. El que no pueda aportar nada, o no mucho, de momento,recibe una renta de solidaridad.

b) En el caso de que hubiera desempleo, éste se minimizará, ya que lasempresas serán recompensadas por contratar a más gente. Todas lasempresas estarán involucradas en la solución de los problemaseconómicos.

3. En la economía del bien común se reducen las horas normales de trabajo alnivel que prefiere la mayoría de la gente: aproximadamente, entre 20 y 33 horassemanales. Esto deja más tiempo para los otros tres grandes aspectos, ajenos altrabajo, que a nosotros, las personas, nos completan: el cuidado de lasrelaciones, el trabajo propio y el trabajo comunitario (según Frigga Haug).155

a) Sólo con la eliminación de las horas extras la tasa de desempleo en Austriase reduciría matemáticamente en dos terceras partes, de 300.000 a 100.000

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desempleados.

4. Por otra parte, está el año sabático: cada diez años trabajados la gente se puedetomar un año sabático y realizar otros aspectos vitales importantes, lo querepresenta una renta básica universal por tiempo definido. A diferencia de laRB, el año sabático es sensible a las dos principales críticas de la RB(independientemente de lo justificado que sea o no): la incapacidad parafinanciarlo y el argumento de la envidia.

a) Financiación: Si cada diez años hubiera un año sabático, el mercadolaboral se aliviaría en un 10 por ciento: la actual tasa de desempleoregistrada en la Unión Europea. Los presupuestos destinados al desempleose podrían reasignar para la financiación del año sabático y los costesadicionales serían menores.

b) Envidia: En el debate sobre la RB, mucha gente parte de que la granmayoría de los cotizantes mantendría a una minoría de perceptores.Independientemente de si este temor está justificado o no, no puede sercausado por el año sabático, porque éste beneficia a todos sin distinción.

El año sabático vence las dos oposiciones principales de la RB. Con laexperiencia adquirida durante su transcurso tal vez se obtengan nuevosconocimientos y consensos.

¿Sigue siendo todavía una economía de mercado?

Si se quisiera ordenar la economía del bien común en una de las cuatro categoríasprincipales de los sistemas económicos —1) economía de subsistencia, 2) economíadel regalo, 3) economía de mercado y 4) economía planificada—, lo más seguro esque se tratara de una forma de economía de mercado; en cualquier caso, no unaeconomía capitalista como el modelo actual, sino, por una parte, una «economía demercado plenamente ética» y, por otra, una «economía de mercado verdaderamenteliberal». Vayamos paso por paso. Primero, en la economía del bien común hayempresas privadas y mercados «libres» en los cuales se fijan los precios, y el dineroexiste para permitir el intercambio: una economía de mercado. Sin embargo, el«mercado» no está definido por una ley natural: es un lugar de encuentro entre laspersonas en el que establecen relaciones de negocios. Cómo se comportan y segúnqué normas éticas y legales se organizan estas relaciones es tan libre como elespíritu humano. La economía del bien común pone patas arriba algunos de losfundamentos en los que se basa actualmente la economía de mercado. O mejor, ponelas cosas pies con cabeza. El objetivo no es maximizar el interés propio, sino la

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maximización del bien común; la prioridad de la confrontación da paso a laprioridad de la cooperación. Cuanto mayor rendimiento ético de una empresa, mayoréxito: economía de mercado plenamente ética.

En segundo lugar, la economía garantiza las mismas libertades —tantoeconómicas como políticas— a todas las personas. Para conseguir este fin, limita elderecho a la propiedad privada y con eso la superconcentración de riqueza en pocasmanos y la excesiva desigualdad. Lo mismo ocurre con los derechos ecológicos. Lasmismas libertades y los mismos derechos para todos: ésta es la esencia de unaeconomía liberal.

Finalmente, gracias a la reducción de la jornada regular de trabajo y a lainstauración del «año sabático» por cada diez años trabajados, se abren espaciospara otras prioridades en la vida y otras áreas del trabajo, como elautoabastecimiento y la subsistencia parcial, la economía del regalo y los bienescomunales privados (commons). Estos sectores económicos que no caben en lasgrandes categorías economía de mercado y economía planificada encontrarán unmarco propicio dentro de la economía del bien común.

Último comentario: la economía del bien común no tiene que ver con unaeconomía planificada. Pero todo marxista se siente con razón ofendido cuando lo quese practicaba en la extinta Unión Soviética se confunde con los ideales de KarlMarx: la democracia, la participación y la dignidad humana. A quien esté interesadoen conocer modelos más elaborados de la economía planificada descentralizada ydemocrática le remito a las obras Parecon, de Michael Albert, oBedürfnisorientierte Versorgungswirtschaft («Economía orientada a lasnecesidades»), de Albert Fresin.156

¿Es la economía del bien común competitiva a nivel global?

Dentro de un régimen de «libre comercio», no. Sin embargo, éste no es ninguna leynatural ni un fin en sí mismo; por el contrario, el libre comercio amenaza, inclusoahora, nuestros liberales valores constitucionales y los progresos democráticosconstruidos sobre ellos: los derechos humanos, las leyes laborales, la seguridadsocial, la protección del medio ambiente, la equidad fiscal. Porque si unos productosque cumplen con la legislación laboral, las normas sociales, ambientales y fiscalesentran en libre competencia con otros productos que fueron producidostransgrediendo todos estos estándares, estamos socavando nuestros valoresconstitucionales y logros democráticos. El libre comercio es una violación demuchas leyes y de la Constitución si los que comercian entre sí no reúnen las mismascondiciones y no tienen que obedecer un marco legal común para el mercado. Justoesto es lo que propone la economía del bien común: libre comercio entre iguales —

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países con las mismas normas o empresas con semejantes resultados en sus balanceséticos— y protección contra el dumping de los países con normas menos estrictas olas empresas con menos consideración ética. Para proteger los logros democráticosy los valores constitucionales.

Concretamente, las empresas con buenos balances del bien común podríancomerciar libres de aranceles; por el contrario, se aumentarán los aranceles cuantopeor sea el balance del bien común, para que los productos de comercio justo seanmás baratos para los consumidores.

La Unión Europea es el espacio económico más grande y poderoso del mundo.Podría obligar sin problemas a cumplir estas reglas —alternativas— globales parael comercio. Podría comenzar con un grupo de Estados partidarios del bien común:con una zona del bien común. En ésta se protegerían normas universales, desde losdos pactos de derechos humanos, pasando por acuerdos internacionales deprotección medioambiental y contra el cambio climático, hasta medidas parapromover la diversidad cultural y evitar la evasión fiscal. La zona del bien común seprotegería de países en los que no se apliquen estas regulaciones. Ésta es unaprotección totalmente legítima: es la protección de la Constitución.

¿Habrá crecimiento en la economía del bien común?

Como ya se ha mencionado anteriormente, el crecimiento en la economía del biencomún no es un fin; y, como el éxito de una empresa ya no se mide según el balancefinanciero, el crecimiento de los valores monetarios ya no es un medio necesariopara alcanzar esta meta. El dinero es sólo uno de distintos medios posibles paraaumentar el bien común y, si es una menor actividad monetaria lo que se requierepara lograr un mayor bien común, no hay el menor problema. En consecuencia habrá—con suerte— un crecimiento duradero del bien común (de la salud, educación,participación, calidad medioambiental y en las relaciones sociales, seguridad,estabilidad, paz), pero no necesariamente uno económico, y con seguridad, ningúnexceso en el uso de la naturaleza ni de los recursos materiales, porque parte delnuevo objetivo es usarlos de manera más eficiente y conservarlos. El resultado delbalance del bien común es mejor cuanto:

— menor es el número de productos inútiles que genera una empresa;— menor es el uso de recursos que se requiere en toda la cadena de valor;— menor sea el impacto medioambiental de los productos de desecho;— más completo sea el uso de los recursos utilizados en el circuito económico.

Así se crea un impacto en la dirección hacia la eficiencia de los recursos: elreciclaje, la reutilización, cero emisiones y cero residuos (cradle to cradle). Los

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estándares mínimos, los puntos de bien común y los incentivos legales se mantendránfirmes hasta que, en la economía nacional, el consumo de recursos económicos y lasemisiones contaminantes retrocedan en términos absolutos y se instalen en un nivelsostenible en el ámbito mundial, o se reduzcan por debajo de él.

Sin embargo, el balance del bien común no sustituye a todos los demásinstrumentos de política medioambiental, sino que los refuerza. Se requiere además:

— una gestión política global de recursos que limite la extracción de materiasprimas y organice su distribución de acuerdo con criterios de justicia ysostenibilidad;

— una «ecologización» radical del sistema fiscal;— la integración del enfoque de sustentabilidad en todos los campos delicados de

política, como el agrario, de transporte, energético o de construcción yvivienda.

Si estas medidas en su conjunto no fueran suficientes, una radical, pero liberal,solución consistiría en la conversión del uso de la naturaleza y del consumo derecursos biológicos en un derecho humano; más precisamente, en la tercerageneración de derechos humanos ecológicos (después de la primera de derechospolíticos y la segunda de derechos económicos, sociales y culturales). La idea es lasiguiente: la Pachamama brinda a la humanidad cada año cierto volumen de recursosnaturales y servicios de ecosistemas. Este regalo constante podría dividirse por elnúmero de personas y ser adjudicado como presupuesto ecológico anual per cápita.Hemos hecho el esfuerzo de asignar un precio monetario a cada producto y servicionegociado en el mercado; del mismo modo podríamos añadir un «precio ecológico»que se pague con la tarjeta de crédito ecológico (anualmente recargada). Si elpresupuesto anual se agota antes de fin del año, no será posible realizar más comprasen los mercados. (Naturalmente, habría que implementar mecanismos de prevenciónpara que nadie pase hambre ni tenga frío.) Dentro de este igual derecho ecológicopara todos (enfoque liberal), todo el mundo es absolutamente libre de crear su estilode vida individual. Existen metodologías para medir el impacto ecológico de cadaproducto y servicio.157 Estas herramientas deben ser mejoradas, puesto que sonesenciales para la supervivencia de la humanidad y para una buena vida para todos.

Al respecto, Kate Raworth, experta de Oxfam, ha desarrollado el doughnutmodel.158 Es una combinación de dos limitaciones para la economía humana. Elprimer límite, el círculo exterior, es el regalo de Pachamama a la humanidad: ellímite biológico. El círculo interior marca lo que todos los seres humanos necesitanmínimamente para cubrir sus necesidades básicas: el límite social. El desafío de unaeconomía sostenible reside en manejar el consumo de recursos naturales de lahumanidad dentro de estos dos límites: para salvaguardar a la vez los derechos

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humanos y los derechos del planeta. Una combinación innovadora de derechosfundamentales y mecanismos de mercado sería la siguiente: el consumo ecológicoper cápita hasta el círculo interior se convierte en un derecho humano incondicional,invendible e inalienable; a diferencia de éste, la parte «adicional» entre los doscírculos, el propio doughnut, sería transmisible e incluso vendible: por ejemplo, lospobres podrían vender una parte de su derecho a los ricos (sin perder el derecho elaño siguiente), y los frugales dejarlo como regalo a los hedonistas o aorganizaciones internacionales.

Esta propuesta puede considerarse también la expansión del imperativocategórico a la dimensión ecológica: debemos elegir un estilo de vida que pudieraser elegido por todas las personas en la Tierra, sin reducir las oportunidades de vidade las otras personas o de las generaciones futuras.

Todos los estudios científicos sobre este tema revelan que un menor uso de losrecursos y del consumo material no tiene por qué significar una reducción de lacalidad de vida o de comodidad, sino todo lo contrario: si los ríos, lagos, bosques ycampos ofrecen de nuevo un lugar de descanso; si las viviendas y las casas ya nonecesitan petróleo y gas debido a un buen aislamiento, al uso de materiales naturalesy a un diseño inteligente (y los países ya no emprenden guerras por el control de losrecursos); si los muebles huelen a madera natural y satisfacen a los ojos y a los piesdescalzos; si la comida alimenta y llena de energía; si se puede llegar a pie a todoslos sitios importantes a diario, o en un transporte público adecuado; si el ambientede trabajo está libre de estrés, es relajado y se aprecia; si la pobreza y lamendicidad en las calles y lugares públicos desaparece porque todos estánintegrados en la vida económica y social con igualdad de oportunidades y derechos,y si todos saben que su estilo de vida no priva a la gente en otros países alrededordel mundo ni a las generaciones futuras de sus iguales oportunidades de existencia yde desarrollo, entonces ¡se vive simple y llanamente mejor!

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X

Números, datos y resumen

Resumen en veinte puntos básicos

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El «modelo» de la economía del bien común se compone de veinte elementos clave.Sin embargo, no se trata de «posturas» ni «exigencias» políticas, sino de inspiracióny material de reflexión para un amplio debate que se impregna de otras ideas yalternativas, y que se debe organizar en un proceso democrático desde abajo. Esteproceso está previsto que tenga lugar primero en convenciones económicasmunicipales y más tarde en nacionales y europeas. De los resultados, votados por laciudadanía soberana, se derivará el primer orden económico democrático.

1. La economía del bien común se basa en los mismos valores fundamentales yconstitucionales que aseguran el éxito de nuestras relaciones y de laconvivencia: confianza, aprecio, cooperación, solidaridad, justicia y voluntadde compartir. De acuerdo con los últimos hallazgos científicos, son lasrelaciones satisfactorias las que hacen más felices a las personas y más lasmotivan.

2. El objetivo general de la economía anclado en muchas Constituciones, el biencomún, se integrará en el orden económico. En el marco legal de incentivos dela economía, la búsqueda de beneficio y la competencia se transforman enesfuerzo hacia el bien común y cooperación. Se recompensa a las empresasque se ayuden mutuamente, mientras que se desincentiva la «contrapetencia».

3. El éxito económico ya no se mide con los indicadores de valores de cambiosegún el medio (dinero, retorno sobre la inversión), sino con indicadores deutilidades según el objetivo (satisfacción de necesidades, calidad de vida, biencomún). En el ámbito macroeconómico (economía nacional), se sustituye el PIBcomo indicador de éxito por el producto del bien común; en el ámbitomesoeconómico (empresarial), se complementa el balance financiero por elbalance del bien común; y en el ámbito microeconómico todas las grandesinversiones y solicitudes de crédito se someterán al examen del bien común.

4. El balance del bien común se convierte en el balance principal de todas lasempresas. Cuanto más orientadas estén sus actividades y su organización hacialos valores de dignidad, solidaridad, sostenibilidad, justicia y democracia,mejores resultados obtendrán en el balance. Cuanto mejores sean los resultadosdel balance del bien común de las empresas en una economía nacional, mayorserá el producto del bien común. Las empresas con un buen balance del biencomún consiguen beneficios legales: impuestos más bajos, reducción dearanceles, crédito más barato, prioridad en las adjudicaciones públicas y en losprogramas de investigación, etc. De este modo, los productos y servicios éticos,ecológicos y regionales se convierten en más baratos que los no éticos, y lasempresas responsables se abren paso en el mercado.

5. El balance financiero se convierte en un balance secundario. El beneficio

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financiero pasa de fin a medio y sirve para lograr el nuevo objetivo de lasempresas: la contribución al bien común. Los excedentes del balance se puedenutilizar para: inversiones reales (que no disminuyan el bien común), laamortización de préstamos, ahorros en una medida limitada, reparto limitadoentre los empleados, así como préstamos sin intereses a otras empresas. No sedeben usar los excedentes para: inversiones en los mercados financieros (queya no deben existir), adquisiciones hostiles de otras empresas, reparto apersonas que no trabajan en la empresa así como donaciones a partidospolíticos. A cambio, se suprime el impuesto de sociedades o se diferenciasegún el resultado del balance del bien común.

6. Como el beneficio ya es sólo un medio pero no el objetivo, las empresas puedenbuscar su tamaño óptimo. Ya no tienen que tener miedo de ser absorbidas nitienen que crecer para ser más grandes, más fuertes o más rentables que lasdemás. Todas las empresas se liberan de la obligación general de crecimientoy de devorarse unas a otras.

7. A través de la posibilidad de obtener su tamaño óptimo de manera relajada y sinmiedo, habrá muchas pequeñas empresas en todos los sectores de actividad.Como ya no quieren crecer más, la cooperación y solidaridad con otrasempresas se vuelve más fácil. Pueden ayudarse con conocimientos, tecnología,pedidos, mano de obra o préstamos sin intereses. Se verán recompensadas porello con un buen resultado del balance del bien común, y no a expensas de otrasempresas, sino para su beneficio. La contrapetencia es teóricamente posible,pero acarrea inconvenientes. Las empresas constituyen cada vez más unacomunidad de aprendizaje solidaria, la economía tiene un diseño de ganar-ganar.

8. Las desigualdades de ingresos y riqueza son limitadas mediante debate y pordecisión democrática: los ingresos máximos, por ejemplo, a diez o veinte vecesel salario mínimo legal; los activos privados, por ejemplo, a 10, 20 o 30millones de euros; las donaciones y herencias, por ejemplo, a 500.000 o 1millón de euros por persona; en las empresas familiares, por ejemplo, a 10 o 20millones de euros por hijo. Los bienes heredados que excedan de lo indicadoson distribuidos a través de un fondo intergeneracional como una «dotedemocrática» entre todos los descendientes de la generación siguiente: elmismo «capital inicial» significa una mayor igualdad de oportunidades. Loslímites exactos deben ser determinados por una convención económicademocrática.

9. En las grandes empresas a partir de un determinado tamaño (por ejemplo,doscientos cincuenta empleados) se traspasa una parte progresiva de losderechos de voto y de la propiedad a los empleados y a la comunidad en

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general. La comunidad podría estar representada mediante un «parlamentoeconómico regional» directamente elegido. El gobierno no debería teneracceso ni derecho a voto en las empresas públicas y de propiedad social.

10. Esto también es válido para los «bienes comunales democráticos», la terceracategoría de propiedad junto a una mayoría de (pequeñas) empresas privadas ya las grandes empresas de propiedad mixta. Los «bienes comunalesdemocráticos» son empresas públicas colectivas de sectores como laeducación, la salud, los servicios sociales, la movilidad, la energía y lacomunicación. Aparte de éstos, también hay bienes comunales privados(commons) que deben tener buena cabida en una economía del bien común.

11. Un importante «bien comunal democrático» es la banca democrática. Sirvecomo todas las empresas al bien común y, como todos los «bienes comunalesdemocráticos», es controlada por el pueblo soberano, no por el Estado. Susservicios básicos son garantizar los activos de ahorros, las cuentas corrientes abajo coste, los préstamos de bajo interés a empresas y hogares así como laparticipación en la bolsa del bien común regional. El Estado financia la deudapública a través de préstamos sin intereses del Banco Central (limitados al 50por ciento del PIB). El Banco Central recibe el monopolio de la creación dedinero y se controla la circulación transfronteriza de capitales con el fin deimpedir la evasión fiscal y el contagio de crisis. Los mercados financieros ensu forma actual ya no existirán.

12. Siguiendo la propuesta de John Maynard Keynes, se establece una cooperaciónmonetaria mundial con una moneda global («globo», «terra») para elintercambio económico internacional. A nivel local, las monedas regionalespueden complementar a la moneda nacional. Para protegerse del comerciodumping, la Unión Europea debe poner en marcha una zona de comercio justo(«zona del bien común»), en la que se apliquen los mismos estándares o seorienten los aranceles según el balance del bien común de la empresaproductora. El objetivo a largo plazo es una zona global del bien común comoun tratado de la ONU.

13. A la naturaleza se le conceden valor y derechos propios, por lo que no puedes e r propiedad privada. Aquel que necesite una parcela de tierra con elpropósito de habitarla, o producir y practicar la agricultura o a la silvicultura,puede usar una superficie delimitada de forma gratuita o por una cuota de uso.Su traspaso está sujeto a requisitos ecológicos y al uso específico. Con esto setermina con el acaparamiento de tierras, los latifundios y la especulacióninmobiliaria. A cambio, se suprimen los impuestos sobre la propiedad rural.

14. El crecimiento económico ya no es un objetivo; sin embargo, sí lo es lareducción de la huella ecológica de individuos, empresas y países a una cota

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sostenible a nivel mundial. El imperativo categórico se amplía para incluir ladimensión ecológica. Nuestra libertad para elegir cualquier estilo de vidaacaba allí donde se restringe la libertad de los demás para elegir el mismoestilo de vida o, simplemente, para llevar una vida digna. Los particulares y lasempresas serán incitados a medir su huella ecológica y reducirla a un nivelmundial equitativo y sostenible.

15. La jornada laboral se reducirá gradualmente hasta el nivel deseado ysostenible por la mayoría, por ejemplo entre 20 y 33 horas semanales. Esto dejatiempo libre para otras formas importantes de trabajo: el cuidado de otraspersonas (niños, enfermos, ancianos), el trabajo propio (desarrollo personal,arte, jardinería, ocio), así como el trabajo político y comunitario. Debido a estereparto del tiempo, el estilo de vida sería menos consumista, más frugal ymedioambientalmente sostenible.

16. Por cada diez años trabajados se disfruta de un año sabático financiado poruna renta básica temporal. La gente puede hacer durante el año sabático lo quequiera, desde el cuidado intenso de los niños hasta dedicarse al arte o losestudios. Esta acción alivia el mercado de trabajo en un 10 por ciento, la tasade desempleo actual en la Unión Europea.

17. La democracia representativa se complementa con l a democracia directa yparticipativa. El pueblo soberano obtiene «derechos soberanos»: puedeescribir y modificar la Constitución, corregir a sus representantes, decidir porsí mismo una ley, votar tratados internacionales y controlar los sectoresestratégicos como los de abastecimiento de agua, energía o dinero. Estos«derechos soberanos» conllevan una división de poderes más equilibrada entrela ciudadanía y sus representantes.

18. Los puntos clave de la economía del bien común deben madurar en un amplioproceso básico a través de un intenso debate, antes de que sean presentados ycontrastados con alternativas en una convención económica. Las alternativasfinales serán votadas por el pueblo soberano democráticamente. Lo que seapruebe se incluye en la Constitución y puede ser modificado —en cualquiermomento— sólo por el pueblo soberano. Para profundizar en la democracia, sepueden convocar nuevas convenciones: convención para la educación, losmedios de comunicación, los servicios públicos, la propia democracia...

19. Para familiarizar a los niños desde una edad temprana con los valores de laeconomía del bien común y ponerlos en práctica, se debe construir sobre unsistema educativo orientado al desarrollo humano y el bien común. Estorequiere de otra forma de colegios así como de otros contenidos, por ejemplo,educación emocional, ética, comunicacional, para la democracia, paradescubrir la naturaleza, para el conocimiento del cuerpo, y trabajos

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manuales.20. Como en la economía del bien común el éxito empresarial tendrá un

significado diferente al de hoy en día, se demandarán otras cualidades deliderazgo. Ya no se buscan los directivos más despiadados, egoístas y«racionales con los números», sino las personas que actúan de formacompetente y con responsabilidad social, que son compasivos y empáticos, queven en la participación una oportunidad y un beneficio, que piensan en lasostenibilidad a largo plazo. Ellos serán los nuevos modelos.

La economía del bien común no es el mejor de todos los modelos económicosni el final de la historia, sólo es un posible próximo paso hacia un futuro máshumano, democrático y sostenible.

El proceso de las convenciones, de carácter municipal, nacional e inclusointernacional, podría ser el paso decisivo para la democratización de la economía yde su fundamento constitucional. Todas aquellas personas que deseen un procesodemocrático similar están invitadas a organizarlo con otros en su propio municipio ya participar en él.

Más información en www.ecogood.org.

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Agradecimientos

Quiero dar las gracias a......todos los voluntarios de EBC España que desde la llegada de la primera

«semilla» del modelo han creado un movimiento social que abarca más de 600personas, 25 «campos de energía» y 5 asociaciones legales. Juntos convierten enrealidad un sueño común.

...los primeros protagonistas Ana Moreno, Francisco Álvarez, Juan Cascant y elequipo de attac.tv que realizó el vídeo de 13 minutos que desencadenó la primera olade bien común en España y Latinoamérica: https://www. youtube.com/watch?v=U4tL4eS--XM, y a Jaume Barberà, el primer periodista que dedicó todo unprograma de Singulars a la economía del bien común, el cual contribuyó al arraigo yla germinación de la semilla: http:// www.tv3.cat/videos/4039250

...las innumerables personas en unos 40 países que, con papeles muy distintos—particulares, empresarios, organizadores, científicos, periodistas, conferenciantes,acompañantes...—, se comprometen con el «proceso global de la economía del biencomún» para seguir desarrollándolo, darlo a conocer y aplicar el modelo,construyendo juntos un «campo de energía» planetario cada vez más fuerte.

...el equipo muy profesional y hospitalario de la editorial Deusto alrededor deRoger Domingo, Sira Coll, Eugenia Toledo y Carme Pepió, así como a la traductoraSilvia Yusta y la agente literaria Isabel Piedrahita.

...mi equipo personal hispanohablante, Ciara Gutiérrez y Lorena Montefusco,que contribuyen decisivamente al éxito y a la difusión de EBC en España yLatinoamérica, y un agradecimiento especial a Lorena por su apoyo y ayudainestimable en la elaboración y coordinación de esta edición renovada del libro.

...todas las personas que desean un «nuevo orden económico» y reflexionansobre modelos de economía alternativos, para debatirlos o para llevarlos a lapráctica.

...Gaia y Pachamama, las guardianas del bien común.

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Notas

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1. Dierksmeier/Pirson (2009) y Daly, 138 y ss.

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2. Bauer (2011), 39.

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3. Smith, 17.

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4. Bruni/Zamagni, 108.

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5. «La humanidad misma es una dignidad, porque el hombre no puede ser tratado por ningún hombre (ni por otro, nisiquiera por sí mismo) como un simple instrumento, sino siempre, a la vez, como un fin, y ahí radica precisamentesu dignidad...» Immanuel Kant: Metafísica de las costumbres, Enseñanza de las virtudes, 38.

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6. Comparar con Herzog (2013) 85.

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7. Hayek (2004), 22.

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8. El Premio Nobel de Economía no existe. El «Premio del Banco Central de Suecia de las Ciencias Económicasen memoria de Alfred Nobel» se otorga desde 1969 pero no lo otorga el Comité del Premio Nobel. Está financiadopor la Fundación Nobel, pero no con la fortuna de Nobel.

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9. Kohn, 205.

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10. Elaboración propia a partir de datos del Departamento de Trabajo de Estados Unidos. El salario mínimo seincrementó el 24 de julio de 2009 a 7,25 dólares por hora (www.dol.gov/whd/minimumwage.htm). En 2010 elgestor de hedge funds mejor pagado, John Paulson, ganó 5.000 millones de dólares: The Wall Street Journal , 28de enero de 2011.

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11. Wilkinson/Pickett, 68 y ss.

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12. Índice alemán de pánico elaborado por R+V Versicherung.

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13. www.fao.org/news/story/en/item/45210/icode/ y http://www. fao.org/publications/sofi/2013/en/.

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14. Jackson, 106.

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15. Gallup (2013), 13.

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16. Cámara Laboral de Viena, Kaufsucht in Österreich – 2011, estudio, 24 páginas.

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17. Barber (2007a), 236.

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18. Fromm, 129.

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19. Felber (2006), (2008), (2009) y (2012).

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20. Constitución bávara, artículo 151.

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21. Ley Fundamental de la República Federal de Alemania, artículo 14 (2).

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22. Constitución española, artículo 128.

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23. Constitución italiana, artículo 41.

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24. Constitución política de Colombia, artículo 333.

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25. Dierksmeier/Pirson (2009) y Daly, 138 y ss.

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26. Daly / Cobb (1994), pp. 443 y ss.

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27. http://www.happyplanetindex.org/.

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28. http://www.oecdbetterlifeindex.org/es/.

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29. Enquete-Kommission «Wachstum, Wohlstand, Lebensqualität – Wege zu nachhaltigem Wirtschaften undgesellschaftlichem Fortschritt in der Sozialen Marktwirtschaft» (2013), 28 y ss.

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30. Stiglitz/Sen/Fitoussi (2009).

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31. CSR = Corporate Social Responsability = Responsabilidad Social Corporativa. Véase Felber (2008), 221-238.

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32. Tomás de Aquino: «Summa Theologica».

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33. Swissinfo, 7 de febrero de 2007.

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34. Comparar con Felber (2014), capítulo IV: «El fundamento: el dinero como un bien público».

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35. Lordon.

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36. Redak/Weber, 47.

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37. Bakan, 13.

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38. Congreso de los Estados Unidos (1973): «Energy reorganization act of 1973: Hearings », 93º Congreso,primera sesión, de la Cámara de Representantes. 11510., p. 248.

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39. Wiener Zeitung, 10 de junio de 2008.

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40. Kohr, 43 y ss.

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41. Nowak/Highfield (2013), 17.

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42. El Hartz IV es un programa que engloba una serie de recomendaciones de reforma del mercado laboralalemán, que se empezó a poner en práctica en 2005. (N. de la t.)

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43. Hückstädt (2012).

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44. Felber (2006), 68-88 y 236-256, y Reimon/Felber (2003), 135-165.

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45. Felber (2014), Capítulo V. 9. «Pensiones aseguradas».

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46. El modelo de la banca democrática fue elaborado en 2009/2010 por el movimiento Attac de Austria y empezóen junio de 2010 como un proyecto independiente de la sociedad civil en Austria.

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47. Compárese con Felber (2012).

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48. Véase Felber (2014).

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49. Felber (2012). capítulo III: «Programa de rescate del euro», pp. 56 y ss.

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50. Felber (2014), capítulo V, 4: «Solución del problema de la deuda estatal», pp. 87 y ss.

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51. El tema ha sido elaborado más en detalle en FELBER (2014), capítulo V.8.6.:«Mercado de materias primas.Acuerdo global sobre materias primas», pp. 203 y ss.

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52. Keynes (1980).

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53. Puede encontrar un debate mucho más detallado sobre el sistema monetario y sus reformas fundamentales enFelber (2014).

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54. Idea referente a la reforma del «señoreaje» o a que el derecho de acuñar dinero puede representar una fuentede ingresos para el emisor, incremento del dinero primario. (N. de la t.)

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55. Huber/Robertson.

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56. La masa monetaria en la zona euro asciende al 57 por ciento del PIB.

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57. El servicio de la deuda pública, en 2015, asciende a 35.400 millones de euros para la deuda de un previsto 101,5por ciento del PIB. Para el 50 por ciento serían 17.500 millones de euros. El 0,57 por ciento del PIB son en 2015unos 6.200 millones de euros. En total, suman 23.700 millones.

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58. Más detallado en Felber (2012), 73 y ss.

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59. Keynes.

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60. Stiglitz, et al., 93.

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61. Attac Austria (2010).

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62. Klaus Schwab propuso que se limitara la diferencia entre el salario de los mánager y los salarios más bajos a larelación 1:20 o 1:40, en el Frankfurter Allgemeine Sonntagszeitung, 20 de enero de 2013. Gurría dijo: «Labrecha entre ricos y pobres no ha dejado de crecer desde la crisis [...]. No estamos hablando de desigualdad; sinode desigualdades»: http://www.oecd.org/about/secretary-general/l20-summit-inequalityand-inclusive-growth.htm.

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63. Según Thomas Piketty, los rendimientos reales sobre el patrimonio en las últimas décadas ascienden de media acerca del 8 por ciento. Picketty, 202, 435 y 448.

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64. Wilkinson/Pickett.

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65. John Thornhill: «Income inequality seen as the great divide», en el Financial Times, 19 de mayo de 2008.

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66. Con el método de SK (consenso sistemático) se pueden consensuar conjuntamente muchas propuestas; no semide el acuerdo, sino la oposición. La propuesta que obtiene la oposición menor se aprueba. Para más información:http://www.sk-prinzip.eu/.

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67. Wilkinson, 300.

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68. Herrmann, 167.

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69. Hartmann (2002) y «Zum Manager wird man geboren» («Para directivo se nace»), entrevista con MichaelHartmann, Spiegel Online, 26 de marzo de 2003.

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70. Inspirado por la «dote de madurez» de Gil Ducommun en Ducommun (2005).

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71. Philip Faigle: «Rettet die Erbschaftssteuer» («Salve el impuesto de sucesión»), Zeit Online, 4 de diciembre de2009.

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72. Oficina Federal de Estadística y Banco Federal de Alemania: resultados de la cuenta capital de la contabilidadnacional de Alemania de 1991 a 2008, en la publicación especial estadística 4, Fráncfort del Meno, junio de 2009.

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73. Pirmin Fessler/Peter Mooslechner/Martin Schürz/Karin Wagner: «Das Immobilienvermögen privater Haushaltein Österreich» («Los inmuebles en propiedad privada de Austria»), en: Banco Nacional de Austria, Geldpolitik &Wirtschaft, Q2/09, 113-135; Martin Schürz/Beat Weber: «Die soziale Hängematte der Reichen» («Las hamacassociales de los ricos»), MO#16/2009.

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74. The Economist: «The case for death duties. How to improve an umpopular tax», 25 de octubre de 2007.

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75. Piketty, 503.

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76. The New York Times, 14 de febrero de 2001.

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77. Reimon/Felber.

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78. Felber (2006), 257 y ss., y Felber (2008), 304 y ss.

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79. Según el derecho austríaco, sería posible otorgar a la naturaleza el estatus de sujeto. De lege referenda :artículo 285b del Código Civil austríaco.

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80. Constitución de Ecuador, art. 71-74, «Derechos de la naturaleza».

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81. Layard, 46.

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82. Nickerson/Schwarz/Kahnemann (2003): «Zeroing in on the Dark Side of the American Dream: A Closer Lookat the Negative Consequences of the Goal for Financial Success», Psychological Science, vol. 14, n.° 6(noviembre de 2003), 531-536.

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83. ORF Online, 4 de junio de 2010.

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84. Bauer (2011), 31.

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85. Bauer (2008), 61.

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86. «Die Mittelklasse irrt» («La clase media se equivoca»); entrevista en Die Zeit, n.° 13, 26 de marzo de 2010.

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87. Die Zeit, 12 de febrero de 2009.

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88. Haller (2006), Bakan (2005), Fromm (1992), 146.

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89. Financial Times Deutschland, 7 de mayo de 2007.

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90. Der Standard, 19 de septiembre de 2009.

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91. Ilustrativo es aquí la «comunicación sin violencia», véase Rosenberg.

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92. Die Presse , 9 de junio de 2009 (Ulram); Wiener Zeitung , 10 de octubre de 2008 (Unterberger); Die Presse ,12 de abril de 2009 (Mayer); Der Standard, 21 de julio de 2001 (Frey); Die Presse, 17 de abril de 2009 (Ortner);Neues Volksblatt, 24 de julio de 2001 (Maurer).

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93. Gerhard Roth: Das Gehirn und seine Wirklichkeit. Kognitive Neurobiologie und ihre philosophischenKonsequenzen («El cerebro y su realidad. Neurobiología cognitiva y sus consecuencias filosóficas»), Suhrkamp,Fráncfort del Meno, 1998.

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94. www.lobbycontrol.de/blog.

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95. http://corporateeurope.org/revolvingdoorwatch.

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96. Müller.

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97. www.insm.de.

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98. http://maplight.org/us-congress/bill/111-hr-977/359058/ total contributions; http://maplight.org/us-congress/bill/111-hr-1207/360297/ total-contributions.

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99. Rousseau, 93.

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100. Rousseau, 81.

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101. www.mehr-demokratie.de, www.ig-eurovision.net, www. volks gesetzgebung-jetzt.at.

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102. Mehr Demokratie, 16.

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103. www.dirdemdi.org/de/images/media/Info-Zeitung.pdf.

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104. Tiefenbach/Nierth.

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105. ARD Panorama, 12 de mayo de 2005: http://daserste.ndr. de/ panorama/media/euverfassung100.html.

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106. Kronen Zeitung. Tag für Tag ein Boulevardstück (2002).

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107. Forsa/Stern.de, 27 de diciembre de 2006.

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108. Crouch.

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109. Häfner.

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110. La exministra de Asuntos Exteriores Ursula Plassnik en ORFPressestunde (programa radiofónico de la RadioNacional de Austria), 22 de octubre de 2007.

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111. Attac: «10 Prinzipien für einen Demokratischen Vertrag» («10 principios para un tratado democrático»)http://www. attac.org/ es/campa%C3%B1/otra-europa-es-possible/diezprincipios-de-attac-paraun-tratado-democr%C3%A1tico.

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112. Der Spiegel, 35/2003.

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113. Efler/Häfner/Vogel, 122.

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114. Josef Pröll: «Projekt Österreich» («Proyecto Austria»), Discurso del ministro de Finanzas, 14 de octubre de2009, 27.

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115. http://www.superfund.com/HP07/download/press/BP0209.pdf.

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116. http://ec.europa.eu/internal_market/finservices-retail/docs/ capability/members_en.pdf.

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117. Bauer (2008), 153.

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118. Jeantet, 49.

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119. www.luc.edu/faculty/dschwei/.

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120. www.sekem.com.

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121. http://issuu.com/sekem/docs/sekem_gemeinwohl-berichtbilanz_2011.

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122. www.goettindesglucks.com.

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123. Un ejemplo de crítica: http://www.soas.ac.uk/news/newsitem 93228.html.

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124. Felber (2006), 165-184.

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125. http://www.semco.com.br/en.

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126. http://en.wikipedia.org/wiki/Ricardo_Semler.

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127. http://www.newfarm.org/features/0104/csa-history/part1.shtml.

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128. Katharina Kraiß/Thomas van Elsen: «Community Supported Agriculture (CSA) in Deutschland» («Agriculturasostenida por la comunidad en Alemania»), Lebendige Erden, 2/2008, 44-48.

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129. http://www.agcensus.usda.gov/Publications/2007/Full_Report/Volume_1,_Chapter_2_US_State_Level/st99_2_044_044.pdf.

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130. www.buschberghof.de.

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131. www.regionalwert-ag.de.

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132. www.gls.de.

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133. http://www.gabv.org/.

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134. www.gemeinschaftsbank.ch.

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135. www.abs.ch.

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136. www.sparda-m.de.

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137. http://www.bancaetica.it/ y http://febea.org/.

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138. https://www.triodos.com/ y https://www.triodos.es/.

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139. Melé.

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140. www.oikocredit.org/site/at.

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141. www.johnlewispartnership.co.uk/.

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142. www.gugler.at, www.vonderwiegezurwiege.at.

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143. www.sonnentor.com.

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144. www.badblumauermanifest.com.

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145. www.zotter.at.

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146. www.cancet.org.

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147. www.ccss.jhu.edu/pdfs/CNP/CNP_At_a_glance.pdf.

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148. Prognos A. G., Spiegel Online, 19 de noviembre de 2008.

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149. Vaughan.

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150. Felber (2014), 257 y ss.

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151. Küng.

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152. Kasser et al., 14.

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153. Kohn, 92.

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154. Kohn, 49.

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155. Haug (2009).

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156. Fresin.

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157. Compárese, por ejemplo, con Aubauer (2011).

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158. www.oxfam.org/en/grow/video/2012/introducing-doughnutsafe-and-just-space-humanity.

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La economía del bien comúnChristian Felber

No se permite la reproducción total o parcial de este libro, ni su incorporación a un sistema informático, ni sutransmisión en cualquier forma o por cualquier medio, sea éste electrónico, mecánico, por fotocopia, por grabaciónu otros métodos, sin el permiso previo y por escrito del editor. La infracción de los derechos mencionados puedeser constitutiva de delito contra la propiedad intelectual (Art. 270 y siguientes del Código Penal)

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Título original: Die Gemeinwohl-Ökonomie

© del diseño de la portada, microbiogentleman.com, 2015© de la imagen de la portada, artpartner-images - Getty Images

© ChristianFelber, 2010, 2012, 2015

Obra licenciada bajo licencia Creative CommonsReconocimiento-NoComercial-CompartirIgual 3.0España: http://creativecommons.org/licenses/by-ncsa/3.0/es/legalcode.es

© de la traducción, Silvia Yusta, 2012, 2015

© Centro Libros PAPF, S. L. U., 2015Deusto es un sello editorial de Centro Libros PAPF, S. L. U.Grupo Planeta, Av. Diagonal,662-664, 08034 Barcelona(España)www.planetadelibros.com

Primera edición en libro electrónico (epub): junio de 2012Segunda edición en libro electrónico (epub): septiembre de 2015

ISBN: 978-84-234-1293-8 (epub)

Conversión a libro electrónico: Newcomlab, S. L. L.www.newcomlab.com

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