LA MITOLOGÍA POLINESIA EN LA OBRA DE PAUL GAUGUIN.
Universidad Iberoamericana
ASE II
Andrea Cristina Lechuga Reyes
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Antecedentes
Desde principios del siglo XVIII, con movimientos como el Romanticismo al norte de
Europa se empezaba a percibir la polémica contra el arte académico. A partir de 1780, el
rechazo a estas producciones que ilustraban y eran propias del -mundo burgués- se vuelve un
hecho concreto: es el rechazo a una sociedad, a unas costumbres, a una moral y a un modo de
vida . 1
Para finales del siglo XIX, el mito del salvaje, especialmente en la cultura francesa, se
convirtió en un vehículo de evasión, en una fuga de una sociedad que muchos ya
consideraban perdida; el buen salvaje se encontraba ahora fuera de ella, fuera de un mundo
contaminado.
Estas son las ideas que inundan el pensamiento de varios artistas, tanto a poetas como
pintores y escultores. Para ellos, el mito del salvaje y de lo primitivo es parte de una afanosa
búsqueda para reencontrarse a sí mismos, su propia felicidad y su propia naturaleza. Se
volvió indispensable “hallar en otro lado una condición que no había sido posible crear
dentro de las fronteras de Europa” . 2
Y es también durante este siglo que Francia, tras la caída de Napoléon, estaba
reconstituyendo su imperio colonial. En general las grandes naciones europeas empiezan a
extenderse y adentrarse en el Pacífico, y así fue como las islas de la Polinesia. Cuando
hablamos de las islas polinesias nos referimos a un conjunto de islas donde habitan diferentes
razas y tribus, cada una con sus diferentes y específicas costumbres y tradiciones, pero que
comparten un origen común.
Los europeos llegan por primera vez a lo que hoy se conoce como Tahití en Julio de
1767, a la isla Tai´arapu , ubicada en la costa norte de Tahití, fecha en que comenzaron las 3
Micheli, Mario De., Ángel Sánchez Gijón, and Pepa Linares. Las Vanguardias Artísticas Del Siglo XX. pp. 481
Op. cit. pp. 522
Tai´arapu es la isla donde concuerdan la mayoría de las fuentes que fue la primera en presenciar la llegada de 3
los europeos, sin embargo, hay fuentes que indican que fue en la bahía de Matavia, también al norte de la isla.
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exploraciones de la isla. James Cook arribó a Tahití en 1769 a bordo del “Endeavour” ; 4
acompañado por el astrónomo Charles Green, el botánico Joseph Banks, el Dr. Samuel
Solander y artistas como Sidney Parkinson y Alexander Buchan, quienes contribuyeron al
conocimiento del territorio. Estos primeros exploradores, recopilaron una enorme cantidad de
información: hicieron un gran catálogo de plantas y animales de la isla, así como registros y
descripciones del modo de vida de la sociedad polinesia, comida, ropa, agricultura, armas,
música, artes y lenguas. 5
Las historias que trajeron consigo los marineros y científicos que acompañaron estas
primeras expediciones encendió la mente de una Europa cansada; con la idea de la existencia
de islas maravillosas habitadas por una raza noble de hombres de piel oscura, altos y
Su interés era medir la distancia entre la tierra y el sol, lo cual, en teoría, lograría cronometrando el paso del 4
planeta Venus por delante del sol, pero para ello necesitaba de un gran equipo.
Robert C. Suggs. The Island Civilizations of Polynesia. pp. 245
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fornidos y mujeres seductoras. La desconocida cultura de esta raza, con sus coloridas
ceremonias, sus extraños ídolos y una aparente plenitud, despertó en los europeos una
fascinación que no se ha desvanecido ni disminuido con el pasar del tiempo.
Sin embargo, en todos los diferentes tipos de datos recogidos a través de los años, es
poca la información fiable sobre la vida original de estas islas. Los estudios anteriores de
leyendas polinesias siempre incluían referencias a Tahití, pero la citaban principalmente por
su influencia en la población de Hawai y Nueva Zelanda como cultura madre, dejando de
lado el problema de especificar los orígenes de Tahití.
Esta idealización impresionó e invitó a la población europea a la Polinesia, donde el
mito del buen salvaje cobró mayor fuerza, para habitar un mundo en compañía de la “gente
feliz y despreocupada” de la isla. Entre ellos, se encuentra el pintor Paul Gauguin, nacido en
Francia en 1848, quien acorde con estas ideas, para finales del siglo había adoptado una
actitud de rechazo hacia la sociedad a la que consideraba “criminal y mal organizada …. y
gobernada por el oro” , que se acompañaba de un desprecio auténtico hacia la “lucha europea 6
por el dinero”. También influenciado por la idea del buen salvaje, intentó esta evasión en dos
direcciones: la primera, hacia el mito de espiritualidad popular en sus dos estancias en
Bretaña; y la segunda, en el mito del primitivo con sus viajes a Tahití y con su última estancia
en la isla Dominique del archipiélago de las Marquesas, donde murió en mayo de 1903 7
En las islas oceánicas, él espera encontrar una felicidad inocente lejos de esta sociedad
corrompida. Sin embargo, es muy grande su decepción al encontrar que estas islas ya han
sido contaminadas y el cristianismo ha logrado penetrar en la cultura de los nativos, quienes
hace mucho ya no son un pueblo “feliz y despreocupado”, y que son comparables con
cualquier grupo social contemporáneo de finales del siglo XIX. 8
Este artista llega a Tahití por primera vez en 1891, donde permaneció dos años antes de
regresar a París. Pero en 1895 decide volver de manera definitiva a Tahití y otras islas de la
Polinesia. Su estancia dentro de las islas es una de sus etapas más documentadas, él mismo
deja testimonio de sus pensamientos y vivencias en este lugar; al morir, todas sus
Bezzola, Tobia; Prelinger, Elizabeth. Paul Gauguin: The Prints. pp 516
Op. Cit. pp. 517
Robert C. Suggs. The Island Civilizations of Polynesia. pp. 98
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pertenencias fueron subastadas, y dentro de esos objetos se encontraba su diario titulado, Noa
Noa.
Paul Gauguin realiza varias imágenes que tratan de rescatar la esencia que aún queda de
la cultura polinesia, retratando a la gente, sus paisajes, sus costumbres, sus ídolos. En este
trabajo me acercaré a algunas pinturas y grabados que Gauguin realiza a partir de esta
experiencia, tratando de identificar la autenticidad de la vida que observa en las islas, del
pensamiento místico de los nativos, la influencia que su obra recibe de ello o el recurso de su
imaginación incentivada por: los relatos de otros viajeros, el desencanto del mundo
occidental y por consecuencia de su arte.
A comparación de la gran documentación que hay sobre la obra de Gauguin realizadas
en las islas oceánicas, para las representaciones plásticas y visuales de las polinesias es difícil
encontrar el mismo número de información, en especial de las islas de Tahití, factor que
puede ser una desventaja para la obtención de datos y datos sobre las representaciones
propias de la cultura tahitiana. A esto debemos aumentarle que aún en nuestra época, las
numerosas historias de turistas y bitácoras de viaje que se hicieron durante el siglo XVIII y
XIX, sin mencionar la participación de la industria cinematográfica, han creado una versión
de la cultura polinesia que apenas sostiene relación alguna con su realidad.
Arte Nativo
Con la idea de un mundo glorioso y feliz, Paul Gauguin espera encontrar en el arte y la
religión de las islas una forma honesta de vivir, sin embargo su desilusión es muy grande al
descubrir que tanto el arte como la religión primitiva han sido deterioradas y olvidadas por la
mayoría de los habitantes de las islas.
El mayor problema al que se enfrenta Gauguin, es la representación de dioses y rituales
que nunca ha visto, y que como ya mencioné, varios de ellos han sido olvidados por los
propios nativos, o deformados debido a la colonización.
Para fines de este trabajo me centraré en las imágenes que representan a la diosa Hina,
en especial, en aquellas imágenes en que la representa como una escultura monumental.
Debemos tomar en cuenta que la población de Tahití no era muy devota a la creación
que imágenes para adorar a sus dioses, eso no significa que no fueran un pueblo religioso,
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simplemente no le daban demasiada importancia, como en occidente, a la creación plástica o
visual que representara materialmente a sus deidades. Además, varias esculturas fueron
destruidas a la llegada de los europeos, por lo que aún hoy en día, es muy difícil encontrar
este tipo de expresiones plásticas que pudieran dar una idea de su representación original. 9
En la isla de Tahití, la historia cuenta que La´a-mai-kahiki, un sacerdote tahitiano partió
a Hawai por invitación del gran explorador Moikeha y trajo consigo varios instrumentos,
nuevos estilos de baile y varias imágenes que adoraban. Se cree que así llego a la isla la
costumbre de adorar una representación de las deidades.
A pesar de que Gauguin alude que a su llegada no quedaba nada de arte nativo en la
isla, aún hay pocas evidencias de ello. Un ejemplo de ellos serían los palos tallados en
madera que se utilizaban en las ceremonias, los cuales se enterraban dentro del marae , y 10
que únicamente podían ser manipulados por los sacerdotes. En el museo de Cambridge se
encuentra un palo de madera, aproximadamente de 90 centímetros, envuelto con cordón de
fibra de coco y decorado para formar rasgos faciales, proveniente de Tahití, que representa al
dios Oro . Estos objetos llamados To´o, no eran exactamente considerados dioses, sino más 11
bien objetos que servían como medio para comunicarse con ellos durante las ceremonias. 12
Craig, Robert D. Handbook of Polynesian Mythology. pp. 1169
Tanto el culto como toda la vida de los habitantes de este conjunto de islas, giraba en torno a los Maraes, es 10
decir sus templos, cada uno con un nombre específico, que se encontraban dispersos a lo largo de la costa entre las pequeñas aldeas nativas. Ahí se realizaban bodas, entierros, nacimientos, y se reunían para ofrecer oraciones y practicar sus danzas, con el fin de obtener favores, antes de ir a la guerra o el nombramiento de los jefes, y realizar sacrificios humanos. Los hombres dentro de la sociedad tenían permiso de entrar a los maraes, pero las mujeres debían estar siempre fuera de los muros, sin embargo la imagen del dios no siempre está colocada dentro de este espacio.
Craig, Robert D. Handbook of Polynesian Mythology. pp. 11911
Op. Cit. pp. 11912
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To´ó que representa al dios Oro.
La forma más común en que los tahitianos representaban a sus deidades era en forma
animal, vegetal o mineral; y se manifestaban en dos formas: ata (sombra o nube), un objeto
natural elegido por el hombre que simbolizaba la encarnación del dios, podía ser una piedra,
un animal o una planta; y en forma de to´o, una representación tallada en piedra o madera,
normalmente decorada con plumas amarillas y rojas.. Las figuras más antiguas se trataban
probablemente de piedras en posición vertical sin mucha intervención humana, o con pocas
incisiones sólo para darle un aspecto diferente.
Aún así, son expresiones plásticas nativas, que por lo visto Gauguin no considera
dignas de imitación o inspiración, o probablemente no supo de su existencia.
Debido a las escasas representaciones autóctonas, es lógico que Gauguin se apoyara en
referentes pre-existentes para recrear estos rituales y el aspecto físico de los dioses. Estos son,
las imágenes cristianas del mundo occidental con las que estaba familiarizado, referentes
primitivos, algunas imágenes que logra obtener de otros lugares de la polinesia, el manuscrito
del explorador francés Jacques-Antoine Moerenhout (que fue fundamental para su
concepción de la mitología polinesia) y el manuscrito que él mismo realiza posteriormente a
partir de este último titulado Ancient Culte Mahorie.
Con referentes primitivos me refiero a lo siguiente, Gauguin consideraba el arte egipcio,
persa, y asirio como orientales, y el arte oriental como arte primitivo. “El primitivismo para
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él fue una reacción contra la "civilizada" Europa y la Academia, que en su opinión refleja la
decadencia de la sociedad occidental, pero en un nivel realista, su primitivismo era una malla,
una fantasía escapista, y una negación de su alienación, falta de éxito, y el
empobrecimiento”. 13
Gauguin decide basar gran parte de su iconografía en un libro que se convertiría en una
herramienta indispensable para su entendimiento de la religión polinesia. Se trata del diario
del etnógrafo francés, Jacques-Antoine Moerenhout, quien estuvo en la isla de Tahití por seis
años, en la década de 1830, y recopiló una gran cantidad de información sobre la mitología
tahitiana de la voz de un viejo sacerdote. En este manuscrito describió el tradicional pero ya
difunto estilo de vida de la isla. Sin embargo podemos observar que gran parte de las historias
que le proporcionó no contienen mucha de la esencia tahitiana, y al contrario, muestran un
alto porcentaje de sincretismo con la mitología europea, porque los compara con la mitología
griega. Estos estudios, a los cuales el explorador francés añadió bastante de su propia 14
invención al reconstruir los mitos, fueron a su vez los que Gauguin se apropió para hacer sus
representaciones. Algunas de las inconsistencias que presentan los mitos trasladados por
Moerenhout, es que hace énfasis en Hina y a Fato como deidades principales, cuando el dios
más importante para los tahitianos era Ta´aroa. A partir de este manuscrito, él elabora uno
propio titulado Ancient Culte Mahorie, donde copió e ilustró los trabajos de Moerenhout
relacionados a la mitología polinesia.
Representaciones de la Diosa Hina
Como mencioné anteriormente, dentro del vasto universo de pinturas, grabados y
esculturas que Gauguin realiza en Tahití, seleccioné aquellas que representan a la diosa Hina.
A quien el pintor representó en repetidas ocasiones, a pesar de que no hay evidencias de
alguna estatua o representación pictórica de esta diosa.
Hina es una de las deidades más representativas de las islas polinesias, ya que aparece
como figura fundamental en la mitología de cada una ellas, como la diosa que reside en la
Roustayi, Mina S. M. Old Myths and New Forms of Orientalism: Gauguin, Toorop, Van Der Leck, and 13
Mondrian. pp 70
Ziva Amishai-Maisels, Gauguin’s Early Tahitian Idols. pp. 33114
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luna, patrona de tapa y protectora de los viajeros en la noche. Existen varias teorías de 15
porque Hina decide vivir en la luna, pero cambian dependiendo la isla, específicamente en
Tahití. La leyenda cuenta que Hina y su hermano, Ru, (hijos del dios del cielo, Atea y su
esposa Hotu) famosos viajeros que habían explorado a través de las islas, pasando por Nueva
Zelanda, Hawai´i, Samoa y las Islas Cook, fueron quienes las nombraron. Un día, la
curiosidad de Hina por el carácter exótico de la luna, la forzó a juntar sus pertenencias y
zarpar en su famosa canoa para llegar a ella. Una vez ahí, satisfecha por la soledad que
encontró en la luna, decidió quedarse. Los tahitianos solían ver en la luna a Hina sentada con
sus pertenencias. La sombra que proporciona la luz de la luna, se decía que eran las ramas del
árbol del pan, del cual Hina cosía su tapa. Hoy en día, existe la creencia, que en una ocasión
que la diosa escalaba el árbol una de las ramas cayó en la isla de Ra´iatea , y a partir de ese
momento el árbol se esparció por las islas Tahitianas. 16
En las imágenes el pintor la representa principalmente de dos maneras, la primera como
una diosa de pie. Ejemplo de ello son las pinturas Hina (1891-1894), Merahi Metua No
Tehamana (Los ancestros de Tehamana, 1893), Mahana No Atua (1894), Te Pape Nave 17
Nave (1898); y en los grabados Te Atua , que imprime en varias ocasiones entre 1891 y 18
1893. La inclusión de formas hindúes en estas representaciones es evidente. Existe registro de
que Gauguin poseía fotografías de Buddha, las más documentada en el centro de Borobudur
Assault en Mara. Como menciona la investigadora Ziva Amishai-Maisels, se nota la 19
influencia, sobre todo por la forma en que las piernas se cruzan y el posicionamiento del
brazo inferior en el centro de las piernas cruzadas, como se encuentra en el grabado Te Atua.
Un tipo de tela, mayormente utilizado en las islas de Hawaii. 15
Craig, Robert D. Handbook of Polynesian Mythology. pp. 13216
La pintura muestra tres mujeres frente a un río de varios colores en el primer plano, a sus espaldas una imagen 17
que se ha identificado generalmente como la representación de la diosa Hina, a su lado derecho dos mujeres cargando bandejas sobre sus cabezas y un hombre bajo algunas palmeras tocando una flauta llamada en Tahiti, vivo. A la izquierda de la diosa aparecen cuatro mujeres, dos de ellas bailando y las demás sentadas a su alrededor. En un tercer plano se puede ver la playa y las montaña.
Según Brown las figuras representadas en este grabado se basan en un conjunto de esculturas de Gauguin. Se 18
encuentra dividida por tres nichos, la figura central recuerda la figura tradicional del Buda y su escultura Ídolo con una perla. Las dos figuras de la izquierda se derivan de un ídolo de hina (diosa de la luna) y Fatu (el genio que animaba a la tierra). La mano de Hina se eleva entre ellos en un gesto de expresión. Y en el nicho de la derecha se encuentra Hina de nuevo. en Bezzola, Tobia; Prelinger, Elizabeth. Paul Gauguin: The Prints. pp. 72
Ziva Amishai-Maisels, Gauguin’s Early Tahitian Idols. pp. 33919
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La otra forma en la cual la representa es como una escultura megalítica, con mujeres
bailando a su alrededor. De esta manera se encuentra en las siguientes pinturas: Mata Mua
(1892), Arearea (1892), Hina Maruru (1893), Nave Nave Moe (1894); y en el grabado
Maruru (1891-1893).
El grabado Mararu, representa un baile que se hace en agradecimiento a esta diosa, alrededor
de una enorme escultura de ella. La escultura de perfil, domina la escena en el lado derecho
de la imagen, con la cabeza enmarcada por una gran forma de nube y un árbol de remolino. A
la derecha del ídolo, una mujer toca el vivo arrodillada de forma que parece rendir culto o 20
adoración. A la izquierda, otra figura se pasea, mientras que en la distancia se puede observar
un jinete que galopa a través del paisaje. El paisaje se desarrolla en un valle rodeado de
montañas con algunas palmeras en el extremo izquierdo. 21
Flauta autoctona de la polinesia.20
Bezzola, Tobia; Prelinger, Elizabeth. Paul Gauguin: The Prints. pp. 7321
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La pintura Mata Mua (1892), representa un paisaje divido por el tronco de un árbol, en el
primer plano de lado derecho se muestran dos mujeres sentadas sobre el pasto, una de ellas
tocando el vivo. En un segundo plano, de lado izquierdo del tronco, se encuentra la escultura
de Hina rodeada por tres mujeres que ejecutan un baile. El paisaje de varios colores domina
el fondo de la pintura.
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Arearea (1892), muestra en un primer plano a un perro frente a dos mujeres sentadas, la
primera mira al espectador, y la segunda sentada a su izquierda, al igual que la pintura
anterior muestra a una joven tocando el vivo. Al fondo del paisaje se repite la imagen, una
estatua de gran tamaño que representa a Hina con tres mujeres bailando a su alrededor.
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En Hina Maruru (1893), la escena cambia un poco. En medio de un paisaje se encuentra
como figura central está la escultura de la diosa. En esta imagen las tres mujeres que aparecen
no están bailando, sino más bien la contemplan, pero una de ellas si se representa sentada
sobre el pasto tocando el vivo. Y un gran árbol o una gran fumarola, muy similar al que
aparece en el grabado, se encuentra atrás de la escultura.
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Por último, en Nave Nave Moe (1894), las dos mujeres sentadas en un primer plano, una
ensimismada en sí y la otra sosteniendo una fruta con su mano derecha, en un segundo plano
podemos ver la figura de otras dos mujeres a la orilla de un río, una de pie y la otra sentada
desnuda. En el extremo izquierdo de la pintura, al fondo, se encuentra la escultura de Hina y
se puede distinguir otra escultura de igual a su tamaño junto a ella, alrededor bailan cuatro
mujeres. Todo esto en medio de un paisaje tahitiano.
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Como mencioné anteriormente, no se tiene registro alguno de estatuas de esta magnitud
en las islas tahitianas, incluso no se tienen representación visual alguna de la diosa. Esta
específica representación de la diosa Hina como escultura megalítica pudo haber tomado
como referente esculturas que se encuentran en las islas polinesias llamadas Tikis.
Los tikis son esculturas talladas en coral, piedra de lava o de madera, y normalmente se
cubrían con tela tapa. En la mayoría de los casos cumplían una función religiosa y simbólica,
ya que representaban a sus antepasados y deidades, por lo que eran adorados. Sin embargo, la
presencia de tikis en la isla de Tahití es escasa.
Son esculturas grandes que pueden llegar a alcanzar los dos metros, pero también las
hay en pequeño formato. Las proporciones de los tikis, simbolizaban la fuerza y la
prosperidad de la gente polinesia. El cuerpo está divido en tres secciones, la cara sin cuello, el
torso con los brazos pegados al cuerpo y las piernas, todas del mismo tamaño; por lo general
se presentan en una posición en cuclillas, con ojos saltones, fosas nasales dilatadas y labios
gruesos. 22
Gauguin tenía conocimiento de este tipo de esculturas, sobre todo de las que se
encontraban en las Islas Marquesas. Es importante mencionar las representaciones
escultóricas que Gauguin hizo sobre deidades tahitianas, ya que las primeras expresiones
plásticas que él realizo sobre mitología tahitiana fueron esculturas, antes de tener información
sobre el diario del etnógrafo francés. Estas esculturas creadas en el verano de 1891, están en
su mayoría decoradas con patrones de diseños provenientes de las Islas Marquesas y de los
tikis.
Con las esculturas de Hina la única relación posible serían los labios gruesos y el
aspecto pesado que presenta, ya que la diosa siempre aparece sentada en un silla decorada
con las manos sobre sus piernas.
Craig, Robert D. Handbook of Polynesian Mythology. pp. 11822
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Tiki o estatua de piedra de Taipivai Valley, Nuku
Hiva, Islas Marquesas.
Otra de las posibles influencias y referentes que Gauguin utilizó para estas
representaciones, sería el arte egipcio. Para él, lo egipcio, había sido “creado por la psique
humana en los albores del tiempo” y de esa forma “estaba más cerca de la verdad como
modelo para la salvación del camino erróneo del arte occidental”. El necesario cambio del
griego al arte egipcio como un retorno al principio fue uno de los mensajes que dejaron los
escritores simbolistas. Sin embargo, Gauguin representa estos cuerpos de perfil, y no de 23
frente, como generalmente se ve a las esculturas egipcias, como si su modelo hubiera sido
más pictórico que escultórico. Se tienen registros de los bocetos que hizo Gauguin sobre un
mural egipcio que se encontraba en el Louvre, llamado El banquete pero las esculturas 24
guardan más relación con los faraones egipcios, que con las pinturas. Sin embargo no sería
Roustayi, Mina S. M. Old Myths and New Forms of Orientalism: Gauguin, Toorop, Van Der Leck, and 23
Mondrian. pp. 37
Roustayi, Mina S. M. Old Myths and New Forms of Orientalism: Gauguin, Toorop, Van Der Leck, and 24
Mondrian. pp. 30
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raro que si tiene conocimiento de estos murales, también haya podido ver representaciones
escultóricas de los egipcios.
El banquete, fragmento actualmente en el British Museum.
Los lugares donde los polinesias llevaban a cabo sus rituales y ceremonias en honor a algunas
dios era dentro de los maraes o templos, que estaban distribuidos a lo largo del territorio y
eran dedicados a un dios en específico. En la isla de Tahití, la mayoría estaban consagrados al
dios Oro, y no se ha documentado ningún templo específico para esta diosa, ni se ha
encontrado evidencia de una estatua de esta magnitud que represente a Hina. Como mencioné
anteriormente, las representaciones en Tahití eran por lo general de pequeña escala, a
diferencia de las esculturas de las Islas Marquesas, donde se ha encontrado el tiki con mayor
tamaño, 2.75 metros. 25
Otro aspecto importante a considerad, es la representación repetitiva de mujeres
bailando a su alrededor, esto supone un ritual llevado a cabo para consagrar, venerar o
agradecer a esta diosa. Los nativos tenían diferentes tipos de danza para diversas ocaciones,
ya fuera para saludar visitantes importantes, adorar dioses antiguos en ceremonias especiales,
Craig, Robert D. Handbook of Polynesian Mythology. pp. 11825
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o de manera más personal durante fiestas para retar a un adversario a combatir o para seducir
a una probable y potencial pareja y compañero. La danza para la cultura tahitiana era una
parte fundamental de su vida cotidiana, las leyendas y mitos tahitianos actuaron siempre
mediante la danza tradicional, normalmente acompañada de vestuarios tradicionales y
fastuosos, y algunos movimientos sensuales.
No existe mucha certeza de la fecha exacta en la que inició la danza tahitiana, es una
práctica que data de la época de los antiguos tahitianos y sus ancestros. Durante la década de
1800s sufrió percances considerables, hasta su definitiva prohibición en el año 1820 por parte
de los británicos y misioneros, quienes encontraron a la danza tradicional provocativa y
ofensiva. Es hasta finales del siglo XIX y principios del XX, que empieza una sutil y lenta
recuperación de las danzas, fechas que coinciden con la llegada de Gauguin a Tahití.
Los polinesios en especial, tenían a la luna por un ser vivo que compartía con ellos sus
alegrías y tristezas. La Luna, al igual que en diferentes culturas antiguas, en Tahití se
relaciona con la mujer y la fertilidad. Por lo que podemos suponer que se tratara de un ritual
para venerar la fertilidad del pueblo tahitiano, y como un intento de perpetuar la raza y de
esa forma rescatar sus costumbres y tradiciones; que era lo que él pintor quería de este
pueblo.
El mito es por lo general una ficción con la cual el hombre se explica sucesos o
acontecimientos que se desarrollan en su entorno y a los cuales no encuentra una respuesta o
explicación lógica. Es probable que Gauguin, al no obtener información coherente o concreta
sobre los dioses de estas islas, haya creado sus propios mitos.
No podemos dejar de lado el hecho de que este artista pertenece al movimiento
simbolista, donde podríamos encontrar otras explicaciones para la manera en que representó a
estas deidades.
El simbolismo se preocupaba por las ideas expresadas en forma simbólica en lugar de
representaciones ilusionistas o realistas.
Tanto las representaciones simbolista como ideístas, pueden tener una función
decorativa, pero verdadera, es decir que tenga ideas en sí mismas; como lo primitivo, que en
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un principio era decorativo, pero aún así expresaba las ideas y entorno de quienes lo hacían.
El carácter decorativo y abstracto de este lenguaje revelaba la idea primordial de un objeto.
Aurier, considera a Gauguin como el artista ideista por excelencia. Lo describe como un
genio nativo, que gracias a la presencia de la naturaleza en su entorno fue capaz de percibir
en cada objeto un significado abstracto, pero con una idea primordial. 26
Conclusiones
Posiblemente el poco conocimiento o acercamiento que tuvo Gauguin al arte nativo, se
deba a que en un principio su profesión no era bien vista entre los nativos, y haya 27
encontrado dificultades para tener acceso a ellas. A pesar de que sí hay, aunque muy escaso,
arte nativo, las ilustraciones tanto de su diario Noa Noa, como de los grabados y algunas de
las pinturas que él realiza durante el periodo de 1982-1987, no podemos decir que son una
clara documentación de sus experiencias dentro de las islas, a excepción del paisaje y las
vestimentas donde mantiene un aspecto más cercano a la realidad. A mi parecer, las
ilustraciones que se encuentran dentro de su diario, y por consiguiente las representaciones
pictóricas o en grabado que realizó, constituyen, más que un documento científico de la vida
en esta isla, un enigma simbolista, y son un reflejo espontáneo de imágenes y visiones. Sus
ideas, experiencias, sueños, presentimientos, declaraciones y más se encuentran escritos e
ilustrados aquí.
Para entender estas representaciones es necesaria la separación de la realidad y la
fantasía, sin embargo estas representaciones son una muestra de sus experiencias en Tahití
como expresiones reveladoras de sus ideales e ideas. Como un espejo en que el artista refleja
una búsqueda de identidad y sentido, lejos de la cultura occidental, donde el artista compensa
la realidad reinventando las tradiciones.
Aurier, Albert. Symbolism in painting: Paul Gauguin en Symbolist art theorist. A critical anthology. pp. 19726
Gauguin, Paul. Noa Noa. pp. 7827
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REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS
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Craig, Robert D. Handbook of Polynesian Mythology. Santa Barbara, CA: ABC-CLIO, 2004.
Field, Richard S. Paul Gauguin: The paintings of the First voyage to Tahiti. New York:
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Gauguin, Paul. Noa Noa. México D.F.: Premià, 1978.
Gauguin, Paul. Escritos De Un Salvaje. Madrid: Editorial Debate, 1989.
Robert C. Suggs. The Island Civilizations of Polynesia. The New American Library, Inc. New
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Roustayi, Mina S. M. Old Myths and New Forms of Orientalism: Gauguin, Toorop, Van Der
Leck, and Mondrian. N.p.: n.p., 1998. PDF.
Jirat-Wasiutyński, Vojtěch. Paul Gauguin in the context of symbolism. New York: Garland
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Ziva Amishai-Maisels, Gauguin’s Early Tahitian Idols. College Art Association. The Art
Bulletin, Vol. 60, No. 2 (Jun., 1978), pp. 331-34.
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