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La Novia - Bienvenido a Naval Model · tada Foral de Cultura y Tu- ... libro sobre el homenajeado...

Date post: 06-Jul-2018
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A l mismo grupo perte- necía, el para nosotros siempre fiel amigo, historiador sin título D. Miguel Laburu, autor de varios libros sobre la cultura naval vasca, el fotógrafo era miembro de la Junta directi- va y en ella se encontraba el escritor D. Luís Pedro Peña Santiago quien el periódico local tenía los viernes una página dedicada a temas o costumbres vascas, la mon- taña y el mar. Luís siempre permanecerá en nuestra me- moria, no pudo ver la obra terminada. El Ayuntamiento de San Sebastián le dedicó un paseo en donde él, nunca soñó que estaría su nombre, en la falda de una montaña y de cara a la mar. Para noso- tros fue un amigo sin edad, un amigo de los que no se llaman y al que tampoco le llamamos pero de los que es- tán siempre a nuestro lado, el amigo sombra. Fue el bueno de D. Luís Pedro Peña, quien comen- zó a sacar reportajes sobre los trabajos, aderezándolos siempre con alguna explica- ción pertinente. Algunas ve- ces las explicaciones fueron tan chocantes que parecían chascarrillos contados alre- dedor de una mesa de tas- ca portuaria en tardes de in- vierno. El pobre Luís debía tratar de pasar a idioma legi- ble una serie de «palabrotas» propias de términos navales de época que por eso algu- na vez causaron hilaridad en- tre los pocos entendidos que leían lo que allí se contaba. La semana siguiente llegaban los consiguientes añadidos y desmentidos que se tuvieron que hacer para poder enten- der lo que se quiso decir. Esos fueron los momentos de las risas. Las charlas y la sesión de fotos de los sábados alre- dedor de La Novia tomando datos y acariciando las ma- deras fue nuestra evasión del duro pelear de la semana. Pero la prensa llama a la prensa y, el galeón va cre- ciendo. Es el Untzi Museoa quien hace una exposición cediendo su gambara donde por primera vez se presen- ta en público lo que hasta ahora habían sido fotos de prensa. Es, Dña. Jesús Aramburu Orbegozo, Dipu- tada Foral de Cultura y Tu- rismo quien cursa invitacio- nes para inaugurar la exposi- ción de Antonio Gaztañeta. Es Junio de 1992, para esta efeméride edita un precioso libro sobre el homenajeado en el que se incluyen fotos del galeón en proceso de construcción citando a los autores de los trabajos e ig- norando al de las fotos, error debido a ....., error de ningu- neo que se repite en algún otro trabajo presentado en charlas o colgado en la red y que dejan un poco incomple- ta la historia. En esta fecha se presenta en una bellísima carpeta el trabajo de los in- genieros y el manuscrito, «El La Novia 3ª parte Desde los primeros días, al ser Perona uno de los miembros del Grupo de Historia y Modelismo Naval de la Sociedad de Oceanografía de Guipúzcoa, puso en conocimiento del grupo de compañeros, el berenjenal en el que se había metido. La Sociedad se interesó tanto en cuanto se interesó el grupo de trabajo de Madrid y el amplio proyecto de estudio que presentaron de cara al V Centenario. El largo camino y sus anécdotas Texto y fotos de Jesús Mª Lizarraga Gurrea 26 · MÁS NAVÍOS ARTÍCULO
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Al mismo grupo perte-necía, el para nosotros siempre fiel amigo, historiador sin título

D. Miguel Laburu, autor de varios libros sobre la cultura naval vasca, el fotógrafo era miembro de la Junta directi-va y en ella se encontraba el escritor D. Luís Pedro Peña Santiago quien el periódico local tenía los viernes una página dedicada a temas o costumbres vascas, la mon-taña y el mar. Luís siempre permanecerá en nuestra me-moria, no pudo ver la obra terminada. El Ayuntamiento de San Sebastián le dedicó un paseo en donde él, nunca soñó que estaría su nombre,

en la falda de una montaña y de cara a la mar. Para noso-tros fue un amigo sin edad, un amigo de los que no se llaman y al que tampoco le llamamos pero de los que es-tán siempre a nuestro lado, el amigo sombra.

Fue el bueno de D. Luís Pedro Peña, quien comen-zó a sacar reportajes sobre los trabajos, aderezándolos siempre con alguna explica-ción pertinente. Algunas ve-ces las explicaciones fueron tan chocantes que parecían chascarrillos contados alre-dedor de una mesa de tas-ca portuaria en tardes de in-vierno. El pobre Luís debía tratar de pasar a idioma legi-

ble una serie de «palabrotas» propias de términos navales de época que por eso algu-na vez causaron hilaridad en-tre los pocos entendidos que leían lo que allí se contaba. La semana siguiente llegaban los consiguientes añadidos y desmentidos que se tuvieron que hacer para poder enten-der lo que se quiso decir. Esos fueron los momentos de las risas. Las charlas y la sesión de fotos de los sábados alre-dedor de La Novia tomando

datos y acariciando las ma-deras fue nuestra evasión del duro pelear de la semana.

Pero la prensa llama a la prensa y, el galeón va cre-ciendo. Es el Untzi Museoa quien hace una exposición cediendo su gambara donde por primera vez se presen-ta en público lo que hasta ahora habían sido fotos de prensa. Es, Dña. Mª Jesús Aramburu Orbegozo, Dipu-tada Foral de Cultura y Tu-rismo quien cursa invitacio-nes para inaugurar la exposi-ción de Antonio Gaztañeta. Es Junio de 1992, para esta efeméride edita un precioso libro sobre el homenajeado en el que se incluyen fotos del galeón en proceso de construcción citando a los autores de los trabajos e ig-norando al de las fotos, error debido a ....., error de ningu-neo que se repite en algún otro trabajo presentado en charlas o colgado en la red y que dejan un poco incomple-ta la historia. En esta fecha se presenta en una bellísima carpeta el trabajo de los in-genieros y el manuscrito, «El

La Novia 3ª parteDesde los primeros días, al ser Perona uno de los miembros del Grupo de Historia y Modelismo Naval de la Sociedad de Oceanografía de Guipúzcoa, puso en conocimiento del grupo de compañeros, el berenjenal en el que se había metido. La Sociedad se interesó tanto en cuanto se interesó el grupo de trabajo de Madrid y el amplio proyecto de estudio que presentaron de cara al V Centenario.

El largo camino y sus anécdotas Texto y fotos de Jesús Mª Lizarraga Gurrea

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Arte de Fabricar Rea-les». (ver nº 44-45 la cita del contenido y autores).

Es en esa exposi-ción cuando cons-tructor y el fotógrafo, conocemos al Almi-rante D. José Igna-cio González-Aller, persona encantadora que nos hubiese gus-tado tenerla como profesor de historia en nuestros años mo-zos; se enamora de tal manera de aquella joven adolescente, que ya la quie-re para su Museo Naval. Se habla de lo mucho que le fal-ta para llegar a la pubertad, pero en una cosa estamos de acuerdo los tres. Nunca se le dejará crecer. Se terminará a la altura de las cofas de los tres palos, Como mucho se le puede añadir el mastelero pero que figure recogido. Era

el año 92, le faltaban todavía años de internado.

Los trabajos de investiga-ción son lentos porque hay que recurrir a otras obras. Hay otro manuscrito en la SOG. Manuscrito de Jeró-nimo de Aizpúrua 27-6-1702/23-1-1761; hay que leerlo también tal y como está escrito, por lo tanto fa-cilidades pocas.

Pasando los años, se hace un esfuerzo pecuniario y la S.O.G en el año 2004 en-trega el manuscrito a la Dra. Dña. Lourdes Odriozola y Dña. Sagrario Arrizabalaga para que hiciesen el estudio histórico y la trascripción del mismo. El libro lleva el título «Observaciones que se prac-tican para la delineación de navíos en las costas de Can-

tabria». Libro precioso y va-lioso que hoy sigue siendo tan desconocido como lo fue el manuscrito en su día; es una pena.

La humanidad pasó de la edad de piedra a la del hierro y de ésta a la del cobre... Me temo que la de ahora sea la de la boina y la alpargata.

Con pena o sin ella hay que empezar a trabajar,

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preparar el taller o casa cu-na, maquinaria apropiada y mucho ingenio. Para los da-tos que cite o maneje a con-tinuación, piense el lector que era el año 1992, cuál era el nivel de herramientas para el modelista aficionado y de paso recordar que exis-tía la peseta que es igual a 0,0060 €. Dinero había po-co, las máquinas herramien-tas para este tipo de trabajo semiprofesional o no exis-tían o no las conocíamos, el Auto-CAD para PC salió en noviembre del 82 y rara era la familia que contaba con un PC y mucho menos con un programa tan especial; la falta de costumbre y uso de estos medios se unían a su elevado precio, las máquinas de calcular no las regalaban como ahora al comprar un paquete de Donuts. La nece-sidad de manejar constante-mente tantas medidas y tan dispares como el codo, la pulgada y la línea a su equi-valencia en el sistema métri-co decimal, obligó a realizar tablas o gráficos para pasar sin miedo a equivocarse de un sistema a otro. Fue el pa-dre de Cruz Apestegui quien se encargó de ello. Hoy con menos que eso le hubiesen dado un master en la UPV. (opinión propia).

En aquellos días, nadie en su casa tenía una sierra de cinta, un equipo de soldadu-ra electrógena o un cortacés-ped. Recuerdo que estamos en 1990. Se comenzó por construir una sierra de cinta

para poder cortar el roble. Mesa de madera, volantes de madera y el centrado y tensado de los mismos recu-rriendo a trabajos de herrero y a rodamientos de fortuna sobrantes en alguna fábrica. Con eso se trabajó. Para li-jadora de plato se aprovechó el fuerte motor de una licua-dora de cafetería. Para lijado-ra de banda, el motor de una lavadora. El taladro vertical de poleas fue regalo de un desguace. Taladros de mano eléctricos fueron destrozados dos (no digo la marca porque todavía se venden), demasia-do revolucionados y como al disminuir la velocidad dismi-nuye el par, entonces no ta-ladra, empujas y si empujas

te cargabas el rodamiento a bolas que no era axial sino dos discos de hojalata con una bolitas cogidas a modo de bocadillo (diseño alemán). Muchas brocas se hicieron en plan de lanceta, rombo con labios de corte en caras opuestas. Mesa con poleas y contrapesos para trabajar el torzal y hacer la cordelería a escala. Con hornillo de gas fundir plomo para los pesos que se usarían como tope para los junquillos de made-ra en el trazado y alisado de planos.

El resto del mobiliario, una vieja radio prestada que siempre tenía música clásica menos a las tardes en la que se oía el santo rosario, enci-ma de ella una estampa de la Virgen del Carmen. Así empezó todo.

Mientras se estudia y se lee y releen manuscritos, surgen las invitaciones a La Novia. Viaja a Colindres, al Cen-tro Cultural La Vidriera del Ayuntamiento de Astillero. Pasa a la Exposición «Flota de Indias» patrocinada por Citroën en la Casa das Artes

de Vigo en Noviem-bre de 1992, los representantes de la Sociedad Estatal V Centenario, D. Luís Yañez hacen de anfitriones ante la Xunta de Galicia y Ayuntamiento de Vigo; el Sr. D. Ig-nacio Bayón pre-sidente de Citroën Hispania como pa-trocinador de este acontecimiento cul-tural tuvo palabras de elogio hacia el galeón y el resto de las más de doscien-tas piezas que se exhibían.

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Le siguen La Coruña, Ma-drid, Orio, Motrico, San Se-bastián bajos del Ayunta-miento. De ahí da un salto grande al Museo de Ciencias de Barcelona.

Huracá, 1724 , «Nave-gantes y náufragos de la ru-ta del mercurio». Así se llama la casa que recibe al galeón. El Museo de la Ciencia de la Fundación La Caixa de Barcelona es la que organi-za esta espectacular expo-sición sobre la aventura de navegar en el siglo XVIII. La exposición durará dos años, hasta 1998.

En el 98 vuelve a viajar a Barcelona, al Certamen Na-cional de Modelismo Naval donde al autor le conceden el título de Maestro de Mo-delismo Naval

Todo este tiempo fuera de casa da tiempo para pensar y estudiar El Marqués de la Vic-toria, libros portugueses, arti-llería y volver a las andadas.

Pero es que en este largo camino a Damasco intervi-nieron en principio muchas más personas. El propio Consejero de Cultura del Gobierno Vasco D. Joseba Arregui en tiempo de la Le-hendakaritza del Sr. D. Car-los Garaicoechea, consiguió una partida presupuestaria para el desarrollo del pro-yecto, cosa que fue puesta en conocimiento, por quien estas líneas escribe, del que había sido Diputado General Sr. D. Javier Aizarna, ínti-mo amigo de quienes está-bamos trabajando para que

la obra saliese adelante. To-do se convirtió en agua de borrajas al desconocer que sacar el galeón para la Expo de Sevilla V Centenario era un imposible material, no por falta de ilusión, sino por el corto espacio de tiempo que se disponía para llevar adelante un trabajo de inves-tigación y las exigencias ad-ministrativas del evento. Se hizo otra propuesta que no cuajó. (ver nº 29 y 31).

Si menciono las consul-tas al bueno de D. Javier, es porque eran constantes, tan-to por parte de D. Miguel co-mo del fotógrafo Sr. Lizarra-ga, que se había encargado de investigar sobre la artille-ría y que después de escribir sobre la Artillería Naval más de 400 páginas se perdie-

ron al cambiar de ordenador y pasar de Word Perfect a Windows ( en aquellos días los discos del PC eran de plástico metido en un sobre de tamaño 5 ¼”y cada uno con una capacidad de 360 KB costaban 800 pesetas. Hoy un CD vale 0,50 € in-cluido el impuesto corsario y tienen una capacidad de 700 MB). D. Javier era un hom-bre concienzudo, honrado y con una extensa cultura en temas vascos, una perfecta redacción en castellano que le permitía peinar de faltas gramaticales nuestras ex-presiones, así como acon-sejar una segunda y tercera lectura o comprobación de hechos. Este buen amigo y colaborador no pudo ver el final desde aquí. Hay ami-

gos que se van, que nos de-jan, amigos que son más que amigos.

Al principio y hasta el año 1997, también intervino el Historiador (sin titulación ofi-cial alguna) D. Miguel La-buru pues al principio fue con quien más consultaba el Sr. Apestegui ya que el autor real de la maqueta -Sr. Pe-rona- se debía ganar el pan para la familia en otro traba-jo fijo. Tanta fue la unión y el reconocimiento a la labor del Sr. Laburu que el grupo de trabajo de los alumnos, men-cionados a lo largo de este relato, juntamente con el ca-tedrático de la asignatura de Arquitectura Naval el Dr. D. Francisco Fernández Gonzá-lez, le regalaron con una de-dicatoria muy cariñosa un

libro portugués, reproducción en facsímil, «Libro de Traças de Carpintaría 1616», sobre construcción naval; el autor es Manuel Fernándes. Libro y dedicatoria que honraron a partir de aquel día la extensa biblioteca de D. Miguel, que terminada su tarea en esta tierra que le vio nacer, se fue a la Casa del Padre, dejando que otros siguiésemos con el cuidado de su siembra, en la espera de poder recoger su fruto. Todos somos eslabones de la larga cadena del ancla que un día se levará para ver el sol. Hay amigos a los que dejamos ir, amigos invisibles, pero siempre presentes.

El modelo quedó termina-do utilizando materiales de gran calidad y nobleza utili-zando básicamente el roble y castaño para su construc-ción, tanto interna como pa-ra el forrado, boj, ébano pa-ra los tubos de los cañones y las anclas, caoba, nogal para las tallas y balaustradas. Para los elementos metálicos de hierro y forja, se ha utilizado latón, cobre, zinc, tubillones de bambú. El roble curado y seco, acero inoxidable en algunas uniones para que el óxido con el tiempo no produzca problemas en ca-so de humedad, clavos de latón en todo lugar que fue

preciso mostrar la existencia de los que en su día fueron de hierro. Los acabados son a base de tintes, lacas y pa-tinas, la pintura del retablo es acrílica y la jarcia traba-jada en máquina especial-mente construida al efecto para trabajar con torzal de nylon. Son más de 20.000 piezas las que conforman el rompecabezas de Gaztañeta. Se presentan con el costa-do de babor completamen-

te terminado presentando la apariencia de un galeón del siglo XVII.

Portas, cintones, cañones en posición de fuego, anclas estibadas con sus boyas, mesas de guarnición, mas-carón. Por el lado de estri-bor y previas operaciones de cirugía convencional se fue-ron haciendo cortes a modo de ventanas en la enramada para poder ver la riqueza del interior dejando sin tablazón en las cubiertas para poder disfrutar de los elementos estructurales, así como los repartos de utilidades en su interior.

La guinda final fue que a pesar de las insistencias del fiel fotógrafo, el Sr. Perona quiso ser él, quien realiza-se en el espejo de popa la pintura de la Virgen que da nombre al galeón. Enmarcó la pintura con una barroca balaustrada, según dibujo de Gaztañeta, con sus corredo-res y tallas del coronamien-to, fanales y guardianes.

Se da el caso curioso que el taller donde se fue forjan-do todo, está una recoleta desviación del camino que conduce al Seminario de San Sebastián y como los curas y frailes tienen por costumbre o rezar el breviario o medi-tar mientras pasean; raro era

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el atardecer en el que no se acercasen a ver el trabajo ar-tesanal y a animarle, tanto es así que los hermanos Areso; D. Pablo y D. Jesús, profe-sores y sacerdotes ambos especializados las represen-taciones iconográficas de ca-rácter religioso y la interpre-tación de los elementos de un cuadro o retablo fueron los que pacientemente le ex-plicaron el contenido de toda la obra pictórica; esto moti-vó que Perona no quisiese dejar a nadie la realización de la pintura de popa, eso también sería su obra.

Esta es la pequeña historia del galeón que hoy está en la Sala de Felipe V, junto al modelo inacabado conocido por «Alrededor de» y de un precioso cuadro del primero. Óleo sobre lienzo, del pintor Martín Amigo Pinxit, fecha-do en 1690. Depósito de la iglesia parroquial de la Asun-ción de Arcenillas (Zamora), siendo párroco de la misma el padre Gabriel Benavides, cuadro que apareció cuando todo estuvo terminado y que

para admiración del modelis-ta Sr. Perona ve que coincide con el pintor. Nunca se co-nocieron; por la diferencia de los años y, nunca se tuvo noticia de este cuadro hasta el final.

Para los nostálgicos diré el final del buque fue como el de todos los héroes, o es hundido en combate, la na-turaleza acaba con él o en el peor de los casos es cani-balizado. Fue desguazado en 1705 y sus materiales apro-vechados en la reparación de la Almiranta Real (datos co-nocidos por las referencias de Fernández de Navarre-te). El resto se preparó para ser hundido en la zona entre Puntales en la Bahía de Cá-diz, con la finalidad de cerrar un canal de acceso en un su-puesto ataque enemigo.

En sus buenos tiempos llevó como tripulación más de quinientos hombres y sus primeras dotaciones estaban formadas por gentes del mar reclutadas en la provincia de Guipúzcoa. Siguiendo la tra-dición de que la tripulación

de la Capitana Real para la Armada del Mar Océano de-bía estar formada por mari-nos guipuzcoanos.

Actualmente se expone como ya se ha citado, en el Museo Naval de Madrid, pro-pietario del galeón gracias a la dación de D. Juan Claudio de Ramón y Martínez. Se hi-zo entrega del mismo sien-do el Almirante D. Fernando Riaño Lozano, Director del Museo Naval.

Le indico a Jesús Mª Pero-na que llevamos casi un mes de entrevistas largas y si a modo de despedida cree que

deja algo por contar. Se lleva la mano a la boca, aprieta los labios y contesta que cree que no. Es entonces cuan-do le digo que creo que al galeón se le concede algún privilegio que lo hace inamo-vible del Museo Naval.

Cree que pueda ser por es-tar certificado como bien de interés cultural por la Direc-ción General de bellas Artes y Bienes Culturales.

Como despedida de este largo paseo surgen al final las consideraciones oportu-nas que uno va encontrando en la vida, tanto familiar,

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como laboral, de ve-cinos o de aficiones y el autor material del galeón, Sr. Pe-rona sigue pensan-do que la vida siem-pre estará llena de retos, es de sensa-tos el admitirlo, nos hará más felices el pensar que no hay un luego ni tan si-quiera un camino para la felicidad ya que ella es el cami-no y es el ahora, el momento que vives. Con su trabajo de-sea compartirlo con alguien o haciendo algo para alguien, algunas veces por ese tan especial que sólo tu corazón lo sabe y no lo dirás nun-ca. Pues si lo dices ya estás pagado.

En el año 2004, siendo Director del Museo Naval el Almirante Sr. Fernando Lia-ño Lozano, se publica una magnífica obra sobre «Mo-delos de Arsenal del Museo Naval», donde con cierta pe-no veo que junto al galeón majestuoso de Nuestra Se-ñora de la Concepción de las Ánimas le falta su inacabado

«Alrededor de». Agradezco en el alma la dedicatoria que me hizo el Sr. Almirante en uno de los ejemplares que hizo llegar a mis manos por mediación de un buen ami-go; el Capitán de Fragata, Comandante Naval de San Sebastián, Sr. D. Miguel Án-gel Molinero Gamio.

Este trabajo quiere ser también un canto a la amis-tad, a la fraternidad, a ese algo que por haberlo olvida-do hace que vivamos tristes, encerrados en nuestras afi-

ciones, no como diversión, sino como defensa a un ex-terior hostil.

A lo largo de este paseo no técnico, porque ese ya fue hecho en su día, el que juntos hemos hecho en amigable charla puede resultar intere-sante sobre todo lo que a ese trabajo rodeó, hemos encon-trado amigos eternos, amigos del tiempo, de la escuela, del trabajo, de la facultad. Ami-gos de toda la vida, de vidas pasadas, de hoy y de ahora. Amigos de noches de vela,

de madrugada y de largos silencios. To-dos hoy viejos, pero viejos amigos.

Con este recuerdo a todos, cierro estos comentarios sobre el galeón rindiendo un homenaje a to-dos los marinos de antes y de ahora de la Armada Española y que desde sus em-barcaciones donde sirven, piensen tam-bién en las personas que los hicieron y los hacen.

Como el libro de modelo de Arsenal, tiene en sus prime-

ras páginas de cortesía un sa-ludo de la Directora de la co-lección en aquellos entonces; Dña. Mª Dolores Higueras, apreciada y estimada amiga Lola, a quien desde estas últi-mas líneas, le mando un fuer-te abrazo y le recuerdo con sorna gascona que; el bueno de Cervantes, fue manco, a Nelson le faltaba un ojo, el pobre Blas de Lezo bastante tenía con lo suyo, Beethoven era sordo..., todos ellos, in-acabados y sin embargo pa-saron a la historia.

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