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La Situación Actual y los Problemas Existentes y...

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viando los caudales aguas arriba de la ciudad, se tratan los 27 hm 3 residuales en la EDAR mediante un terciario de forma que pueden aportarse a los cauces en condi- ciones aptas para la vida de los peces. Se trata, en defi- nitiva, de una operación de depuración que permite aumentar las disponibilidades globales para abasteci- mientos y riegos, y mantener el carácter truchero del río Zadorra (López García et al. 1998). Asimismo, otros ejemplos de experiencias de interés son los de la Costa Brava (Sala y Serra, 1998), la Costa del Sol (Marzo, 1998), Tarragona (Aragonès, 1988), y el sureste peninsular (Rico et al. 1998) (fig. 152). El mapa de la figura 153 muestra, asimismo, los muni- cipios con instalaciones de reutilización existentes, pudiendo apreciarse claramente la concentración espacial antes apuntada. 172 La Situación Actual y los Problemas Existentes y Previsibles Figura 152. Volúmenes de reutilización directa actual por ámbitos de planificación 0 10 20 30 40 50 60 70 80 90 Júcar Segura Baleares Canarias Guadalquivir Sur Guadiana Ebro C. I. Cataluña Norte Galicia Costa Duero Tajo hm 3 /año Figura 153. Mapa de municipios con instalaciones de reutilización directa
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viando los caudales aguas arriba de la ciudad, se tratanlos 27 hm3 residuales en la EDAR mediante un terciariode forma que pueden aportarse a los cauces en condi-ciones aptas para la vida de los peces. Se trata, en defi-nitiva, de una operación de depuración que permiteaumentar las disponibilidades globales para abasteci-mientos y riegos, y mantener el carácter truchero del ríoZadorra (López García et al. 1998).

Asimismo, otros ejemplos de experiencias de interésson los de la Costa Brava (Sala y Serra, 1998), la Costadel Sol (Marzo, 1998), Tarragona (Aragonès, 1988), yel sureste peninsular (Rico et al. 1998) (fig. 152).

El mapa de la figura 153 muestra, asimismo, los muni-cipios con instalaciones de reutilización existentes,pudiendo apreciarse claramente la concentraciónespacial antes apuntada.

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La Situación Actual y los Problemas Existentes y Previsibles

Figura 152. Volúmenesde reutilización directaactual por ámbitos deplanificación

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Figura 153. Mapa demunicipios coninstalaciones dereutilización directa

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El principal problema que afecta a la reutilizacióndirecta de las aguas depuradas, y que constituye unfreno a su expansión, es la inexistencia de una norma-tiva específica, sancionada por la autoridad sanitaria,y de aplicación general, que regule los criterios decalidad exigible a dichas aguas y los aspectosrelativos a su gestión. Esta situación está provocandocierta desorientación a la hora de su planificación, dis-persión de criterios en cuanto a la selección de los tra-tamientos terciarios precisos y, en ocasiones, la reuti-lización de los efluentes en condiciones inadecuadas.

Para resolver esta carencia, y en desarrollo tanto de laLey de Aguas (art. 101) como del Reglamento delDominio Público Hidráulico (arts. 272 y 273), seredactó un proyecto de Real Decreto que, atendiendofundamentalmente a los criterios sanitarios delMinisterio de Sanidad y Consumo, fijaba las condi-ciones básicas para la reutilización directa de las aguasresiduales depuradas. Este proyecto de Real Decretose encuentra actualmente en proceso de análisis, revi-sión y consulta por las partes afectadas, y a expensasde lo que en su caso se regule en las instancias comu-nitarias europeas.

De forma paralela, han ido apareciendo algunas regu-laciones de ámbito autonómico en las cuales se esta-blecen, fundamentalmente, diversos límites de carác-ter sanitario para la aplicación de este tipo de aguas enel riego agrícola. Ejemplo de ellas son las establecidasen Cataluña y Baleares.

3.1.5.9. Desalación

Otra técnica de incremento de las disponibilidades tra-dicionalmente considerada como no convencional es

la de la desalación del agua, consistente, como sunombre indica, en tratar aguas saladas o salobres pro-cedentes del mar o de acuíferos salinos, y, quitándoleslas sales, transformarlas en aguas aptas para usoscomo el de abastecimiento a poblaciones o los riegos.

La idea del uso del agua del mar para el aprovecha-miento humano es antiquísima, existiendo ya referen-cias en Aristóteles, pero no es sino hasta mediados delsiglo XX cuando comienza a producirse una utiliza-ción masiva e industrial de esta tecnologías.

La figura 154 (Rico et al., 1998) muestra sendas esti-maciones de la evolución del volumen mundial de desa-lación en plantas con capacidad de tratamiento superiora los 100 m3/día, y de la capacidad de desalación insta-lada en España. Sin perjuicio de que sus valores pun-tuales puedan verse modificados según la interpreta-ción dada a los conceptos que se representan (tipo ytamaño de plantas, tipo de aguas tratadas, etc.), la figu-ra muestra una inequívoca y continuada tendencia cre-ciente desde los años 60, que en nuestro país se ve ace-lerada desde la segunda mitad de los 80.

En efecto, en España se ha venido utilizando la desa-lación de agua de mar desde finales de los 60 para losabastecimientos urbanos de Ceuta, Lanzarote, Fuer-teventura y Gran Canaria, que tienen en común laescasa disponibilidad de recursos hídricos. En todosestos casos la desalación se reveló como la mejor solu-ción - y en algunos de ellos como la única - al proble-ma del déficit en el abastecimiento urbano. Otras solu-ciones estudiadas (transporte de agua en barcos oincremento artificial de precipitaciones) se abandona-ron en su momento por considerarse inviables técnicao económicamente.

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Figura 154. Evoluciónde la desalación en elmundo y en España

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Las primeras tecnologías que se implantaron fueron lasde destilación, en sus variantes de multietapa (MSF) ycompresión de vapor (VC), para las que los consumosenergéticos eran muy elevados - entre 15 y 18 kWh/m3-, siendo ésta la causa principal del muy alto coste delagua desalada, superior a 200 pta/m3. El desarrollo yentrada en el mercado de otras tecnologías más eficien-tes, como la ósmosis inversa (con un consumo total delorden de 5 kWh/m3 según los últimos proyectos lleva-dos a cabo), junto con el descenso del coste de la ener-gía, han rebajado sensiblemente este coste del aguadesalada hasta cifras inferiores a las 100 pta/m3, y enuna tendencia reciente claramente favorable.

Como indicador de esta tendencia favorable al efecto dereducción de costes, la figura 155 (elaborada con datosde UNESA, 1998b) muestra la evolución en las últimasdécadas del precio medio de venta de la energía eléctri-ca en España (pta/kWh) - tanto en pesetas corrientescomo en pesetas constantes de 1959 -, así como la evo-lución de los incrementos porcentuales anuales de latarifa eléctrica y del Indice general de Precios alConsumo. Como puede verse, el precio de la electrici-dad ha crecido tradicionalmente por debajo del IPC, lle-vando a que, en términos reales, el precio del kWh hayadescendido un 44% entre 1959 y 1997. En los últimosaños la tendencia a la moderación de precios eléctricosse ha acentuado notablemente dando lugar, como puedeobservarse, incluso a incrementos negativos.

Con precios medios (ventas totales divididas por ener-gía consumida) estabilizados en torno a las 14pts/kWh, y que pasan a ser del orden de la mitad paraimportantes consumos industriales como los de las

instalaciones de desalación, las perspectivas deempleo de esta tecnología están cambiando acelerada-mente, su viabilidad económica se está viendo muyfavorecida en los últimos años, y se están quebrando ala baja los costes que tradicionalmente viene teniendola producción de estas aguas.

Así, cabe citar cómo en las últimas evaluaciones reali-zadas con motivo de la construcción de nuevas insta-laciones, se ha bajado ya de la cifra de 100 pts/m3,incluyendo en ella la parte correspondiente a la amor-tización íntegra de la inversión a realizar. Son cifrasaún muy elevadas, que no permiten su uso exclusivopara el regadío, pero que, en algunos casos de granescasez o ausencia de fuentes alternativas, podríanasumirse para el abastecimiento a poblaciones.

La figura 156 muestra una estimación de los costestotales actuales de la desalación de agua del mar porósmosis inversa, en función de la producción de laplanta, bajo el supuesto de amortización de la inver-sión en 15 años al 5% de interés, valor residual nulo,y precio de la energía de 7 pta/kWh.

Como puede verse, la componente fundamental delcoste es la de operación y mantenimiento (del ordendel doble que la amortización), y de ésta, entre el 50y el 80% corresponde estrictamente al consumoenergético.

Niveles de producción de agua superiores a los máxi-mos ofrecidos en el gráfico (que equivalen a unos 20-25 hm3/año) son también técnicamente factibles, perocomienzan a plantear importantes problemas tantodesde el punto de vista de la captación, si se pretende

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La Situación Actual y los Problemas Existentes y Previsibles

Figura 155. Evolucióndel precio medio deventa de la energíaeléctrica y de losincrementos anualesde la tarifa eléctricay el IPC.

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hacer mediante pozo, como del retorno al mar de lassalmueras, ya que se requerirían cada vez más largosy costosos emisarios para diluir, sin afeccionesambientales negativas, un vertido puntual continuo, degran caudal y altísima concentración salina. Lossobrecostes asociados a estas dificultades hacen que,aunque existan experiencias de plantas mayores, losmáximos tamaños actualmente empleados sean, en lapráctica, del orden de magnitud mostrado.

Por otra parte, otra componente significativa delcoste de producción puede ser la requerida para laevacuación de las salmueras al mar mediante emisa-rios submarinos de gran longitud. Si existen valoresambientales (como, p.e. praderas de algas) que debenpreservarse de una concentación salina excesiva,estos emisarios pueden ser una solución adecuada,aunque introduciendo un mayor coste de produccióndel agua.

A los indicados costes de producción, a pie de planta,habría que añadir en todo caso los de transporte desdela planta hasta el área de consumo, que serían las balsasde cabecera en el caso de los regadíos, o los depósitosmunicipales en el caso de abastecimiento a poblaciones.En este último caso, los costes totales (producción ytransporte) resultantes serían los equivalentes a la cap-tación de recursos y traída a los depósitos en alta (cos-tes del abastecimiento en alta), por lo que, a efectos delprecio final del agua pagado por el usuario, habría queañadir todos los costes en baja de la distribución, man-tenimientos y explotación de las redes de suministromunicipales, posibles tratamientos e impulsiones, gas-tos de personal y administración, etc.

Ciñéndonos al transporte del agua desalada desde laplanta productora hasta los depósitos en alta, los cos-tes de este transporte han de incluir los correspon-dientes a la amortización de la inversión de la infraes-tructura de transporte (tubería, equipo de bombeo,balsa de regulación para incidencias), y los de opera-ción (básicamente consumo de energía para el bom-beo) y mantenimiento. Todos estos costes son parame-trizables en función de tres variables básicas que sonla producción de la planta (indicativa del caudal atransportar y la regulación requerida), la distancia almar (indicativa de la longitud del transporte), y la cotadel punto de consumo (indicativa del equipo de bom-beo y del coste energético). Introduciendo estas varia-bles en un modelo cartográfico pueden calcularseespacialmente los costes indicados.

En efecto, la figura 157 muestra una estimación- obtenida mediante modelación cartográfica - delcoste total de producir y llevar agua desalada a cual-quier punto del territorio. El agua procedería de unaplanta de 10.000 m3/día (consumo correspondiente auna población de unos 30.000 habs) y las condicio-nes supuestas han sido, como antes se indicó, deamortización en 15 años al 5% de interés, y costeenergético de 7 pts/kWh.

Como cabía esperar, el mapa obtenido está fuertementerelacionado con el de las distancias al mar, pero contro-lado por efectos debidos al relieve. Es evidente queestos resultados son simplificados y meramente indica-tivos, pero, pese a su simplificación, proporcionan unaprimera idea aproximada de lo que supondría, en térmi-nos económicos, satisfacer las necesidades de unapoblación de tamaño pequeño-medio, mediante agua

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Figura 156. Costes dedesalación de agua delmar según laproducción de la planta

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del mar desalada. Como se observa, y con caráctergeneral, sólo las poblaciones relativamente próximas ala costa -a menos de unos 50 kms- podrían tener costesinferiores a las 150 pta/m3, mientras que a partir de los150 kms los costes se elevan, superando las 200 pta/m3.

Para obtener el precio total del agua para abasteci-miento, a estos costes en alta habría que añadir, comose indicó, todos los correspondientes a la distribuciónen baja propiamente dicha, así como, en su caso, losotros conceptos que suelen incluirse en las tarifas delabastecimiento urbano. Considerando que, como seindica en su correspondiente epígrafe, los costesactuales en alta suelen oscilar entre unas 10 y 40pts/m3, su sustitución por aguas marinas desaladasimplicaría aumentar este coste muy sustancialmente,en varios órdenes de magnitud.

La conclusión final es que, como se apuntó, la desala-ción de agua del mar puede jugar un papel significati-vo en el suministro urbano de poblaciones costeras,pero de forma puntual y selectiva dado que sus costesactuales, aunque claramente a la baja en los últimosaños, aún se encuentran generalmente lejos de los deotras posibles fuentes alternativas convencionales desuministro. Para los regadíos, estas aguas se encuen-tran claramente a niveles de coste prohibitivos salvoen situaciones puntuales de muy grave escasez, pro-ducciones de alta rentabilidad, y disponibilidad deotras aguas a coste inferior para su mezcla.

Por otra parte, la muy alta dependencia del coste deproducción con relación al precio de la energía sugie-re una cierta prudencia ante la eventual posibilidad deuna generación masiva de estas aguas, y aconsejaestratégicamente plantear opciones altern a t ivas deforma que el sistema global de suministro tenga unamenor dependencia energética.

En lo relativo al agua salobre, los costes de produccióny transporte son apreciablemente inferiores, pero pre-sentan los problemas de su posible agotamiento ycambios de características (es decir, del mantenimien-to de su disponibilidad cuantitativa y cualitativa), y dela evacuación de las salmueras generadas en el proce-so. Por ello, el estudio de su viabilidad y costes requie-re análisis pormenorizados en cada caso concreto.

Para estas aguas sólo se emplean tecnologías de mem-branas, tanto de ósmosis inversa como de electrodiáli-sis, en función de las características del agua bruta.Los costes de producción son parecidos en ambas tec-nologías, si bien la ósmosis, por su mayor versatilidad,ha experimentado una mayor generalización.

En conjunto, la desalación de agua de mar y salobresupone actualmente una aportación al ciclo hidrológicode unos 220 hm3/año, lo que coloca a España en el pri-mer lugar de Europa, con un 30% del conjunto instala-do en todo el continente. Esta producción se distribu yepor usos como muestra la tabla 38.

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La Situación Actual y los Problemas Existentes y Previsibles

Figura 157. Mapa decostes totales desuministro (produccióny transporte) de 10.000m3/día de agua marinadesalada (pta/m3)

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Están en marcha, además, importantes iniciativas(como las dos plantas de agua del mar previstas porla Mancomunidad de Canales del Taibilla, con 40hm3/año para abastecimientos en las cuencas delSegura y Júcar, o las planta de agua del mar para redo-tación de riegos en el Campo de Cartagena, con pro-ducciones de 20 hm3/año), que, como veremos, incre-mentarán a corto plazo estas cifras actuales de formamuy significativa.

La figura 158 muestra los volúmenes de desalaciónactual por ámbitos de planificación hidrológica.

Asimismo, la figura 159 muestra los municipios coninstalaciones actualmente existentes de desalaciónpara abastecimiento urbano.

Aunque el volumen actual de agua desalada es relati-vamente muy poco importante con respecto a la cifratotal de recursos hídricos, hay zonas donde se utilizaen las que significa un alto porcentaje de sus recursos.Así, por ejemplo, en las islas de Lanzarote, Fuer-teventura y Gran Canaria, el agua desalada representael 97, 90 y 16%, respectivamente, de sus consumosurbanos totales.

3.1.6. Transferencias de recursos

3.1.6.1. Introducción

Además de los recursos convencionales y no conven-cionales que se generan internamente en el ámbito deun determinado territorio, y que se han ido examinan-do en secciones previas, existen situaciones en que seproducen transferencias externas, superficiales o sub-terráneas, entre distintos territorios, lo que da lugar amodificaciones en sus recursos.

Las transferencias superficiales entre distintas cuencasconsiguen incrementar los recursos disponibles y atenderlas demandas existentes en aquellos sistemas de utiliza-ción en que, exclusivamente con sus recursos de origeninterno, son incapaces de cumplir dicho objetivo.

Existen muchos ejemplos en España de este tipo detransferencias que trasladan recursos de una cuenca parasu utilización en otra. Un caso particular lo constituyenlas transferencias entre ámbitos territoriales de distintosPlanes Hidrológicos de cuenca, siendo la previsión y lascondiciones de estas transferencias uno de los conteni-dos obligatorios del Plan Hidrológico Nacional, deacuerdo con el artículo 43 de la Ley de Aguas.

Tabla 38. Distribuciónpor usos de las aguasdesaladas marinasy salobres

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Libro Blanco del Agua en España

Agua de mar Uso urbano 89 hm3/añoUso agrícola 5 hm3/año

Agua salobre Uso urbano y turístico 29 hm3/añoUso industrial 40 hm3/añoUso agrícola 58 hm3/año

Figura 158. Volúmenesde desalación actualpor ámbitos deplanificación

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Existen, por otra parte, determinados intercambiosfluviales con países vecinos, que son también asimila-bles a una transferencia superficial natural.

Además de las transferencias superficiales, también sepresenta el caso de flujos subterráneos que, de modonatural, son transferidos desde algunas unidadeshidrogeológicas a otras contiguas, que pueden perte-necer a ámbitos de planificación diferentes y, portanto, constituir propiamente una transferencia exter-na. Aunque, obviamente, se trata de procesos bien dis-tintos, y su consideración conjunta resulta inusual, seha estimado conveniente, a efectos sistemáticos, suinclusión en este apartado.

En los siguientes epígrafes se describen brevementelas principales transferencias superficiales y subterrá-neas actuales entre los territorios de los distintosPlanes Hidrologicos.

3.1.6.2. Transferencias superficiales

Se describirán, en primer lugar, las transferenciasnaturales, con otros países vecinos, para describirdespués las artificiales, entre distintos ámbitos deplanificación hidrológica.

3.1.6.2.1. Transferencias naturales conotros países

La relación de los ámbitos de planificación que tienenfronteras internacionales y presentan intercambios flu-viales es la siguiente.

NORTE I. La frontera con Portugal coincide sensi-blemente, bien con divisorias de aguas, bien con cau-ces, por lo que las transferencias se producen enpocas ocasiones y su cuantía es despreciable siexceptuamos al río Limia que tiene en España unasuperficie de cuenca del orden de los 1,300 km2.Merece destacarse al río Salas, afluente del RíoLimia, que en el embalse de su nombre cruza la fron-tera y a los tres km. vuelve otra vez a España.

NORTE III. Existen dos zonas que pertenecen a lascuencas de los ríos franceses Nive y Nivelle cuyassuperficies respectivas son 46.5 km2 y 63.9 km2.

DUERO. Además del río Duero, con una superficie decuenca de unos 77,000 km2, cruzan la frontera haciaPortugal los ríos Manzanas (438 km2), Sabor (110 km2),Tuela (276 km2), Arzoa (122 km2), Mente (112 km2),San Lorenzo (168 km2) y Támega (681 km2), todos ellosafluentes de la margen derecha. El río Bubal, afluentedel Támega, nace en Portugal y a su entrada en España

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La Situación Actual y los Problemas Existentes y Previsibles

Figura 159. Mapa demunicipios coninstalaciones dedesalación paraabastecimiento urbano

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ya tiene una superficie de cuenca apreciable. En la mar-gen izquierda, existen una serie de arroyos que cruzan-do de Portugal a España conforman la cabecera de laRivera Azaba, afluente del río Águeda.

TAJO. La frontera coincide prácticamente en la mar-gen izquierda con el río Erjas y en la derecha con el ríoSever, por lo que la única transferencia de recursos esla del propio río Tajo, cuya superficie de cuenca de laparte española es de 55,770 km2.

GUADIANA. El río Gévora, con su afluente elGevorete, nacen en Portugal y pasan a España pocoantes de su confluencia con una superficie de cuenca de55 km2, vuelve a Portugal después de captar 583 km2 decuenca en España y tras recorrer 14 km por territorioportugés regresa a España. Hay una zona portuguesa deunos 50 km2 que drena hacia el Gévora, mas aguasabajo, a través de una serie de arroyos distribuidos a lolargo de 14 km de frontera, hasta que el río Caia, afluen-te del Guadiana hace de frontera. Desde la entrada delGuadiana en Portugal hasta que el río Chanza formafrontera, todas las transferencias van de España haciaPortugal y fundamentalmente a través de los ríosAlcarrache (379 km2), Godolid (260 km2), Zaos (237km2), Ardila (1,837 km2) y Múrtigas (745 km2).

EBRO. Las superficies de las zonas españolas que dre-nan a Francia son: en la cabecera del río Irati 78 km2,en la cabecera del Aragón 9 km2,.y el río Garona, quetiene su origen en España y al cruzar la frontera yacuenta con una superficie vertiente de 547 km2. Por elcontrario, la parte francesa drenada por el Ebro es: lacabecera del Irati con 49 km2 y la cabecera del Segrecon unos 500 km2.

3.1.6.2.2. Transferencias artificiales entre ámbitosde planificación

La transferencia más importante es la que se lleva acabo mediante el Acueducto Tajo-Segura (ATS), regu-lado en las Leyes 21/1971 y 52/1980. Permite trasva-sar aguas de la cuenca alta del Tajo a las cuencas delGuadiana, Sur, Segura y Júcar. Los volúmenes a tras-vasar en una primera fase se fijaron en un máximo de650 hm3/año, y en una segunda en 1.000 hm3/año. Losrecursos trasvasados desde 1979, año en que comien-zan los envíos, hasta el año 1996/97, alcanzan unamedia anual de 263 hm3 (287 si se prescinde de los dosprimeros años), con un máximo de 452 hm3 en el año1996/97. De los recursos trasvasados, 25 hm3 se desti-nan a los Riegos de Levante Margen Izquierda, 30 hm3

al abastecimiento a poblaciones en la cuenca del Júcary unos 7 hm3 a la del Sur (la cuantía máxima estable-cida legalmente es de 15 hm3/año). El resto se utilizaen la cuenca del Segura para abastecimiento de pobla-

ción y regadíos. A efectos de la contabilidad de estastransferencias que se presenta en figuras y tablas pos-teriores, los Riegos de Levante Margen Izquierda seincluyen en la cuenca del Júcar, ámbito territorial en elque están parcialmente situados, aunque el PlanHidrológico de esta cuenca no los incorpora por tenersus tomas en la cuenca del Segura.

Además de estas transferencias, y tras la promulga-ción de la Ley 13/1987, mediante el ATS se transfie-ren recursos a la cuenca del Guadiana con el fin deproporcionar agua a las Tablas de Daimiel. Los prime-ros trasvases se realizaron con carácter experimentaldurante un periodo de tres años, en el que se aportó unmáximo de 60 hm3. En 1990 fue prorrogada la vigen-cia de la Ley por otros tres años y en la misma cuan-tía de recursos, con una nueva prórroga hasta 1996(Reales Decretos-leyes 6/1990 y 5/1993). Posterior-mente, mediante el Real Decreto-Ley 8/1995, quederoga las disposiciones anteriores, se autoriza unaderivación de recursos del ATS para abastecimiento dela cuenca alta del Guadiana con una cuantía mediaanual, calculada sobre un periodo máximo de diezaños, no superior a 50 hm3. Este volumen incluye lasdotaciones previstas en las disposiciones citadas parael Parque Natural de las Tablas de Daimiel, que pasana tener carácter permanente. En el periodo comprendi-do entre 1987 y 1993 el volumen medio anual transfe-rido ha sido del orden de 10 hm3/año. Asimismo, sereservan 3 hm3/año para abastecimiento de los núcle-os de población inmediatos al trazado del ATS en lascuencas de los ríos Guadiana y Júcar.

Entre los ámbitos del Ebro y Norte III existen trestransferencias. La más importante es el trasvaseZadorra-Arratia, para aprovechamiento hidroeléctrico(central de Barazar) y abastecimiento al Consorcio deAguas del Gran Bilbao. La concesión es de 9 m3/s ydurante el periodo 1985/86-1994/95 el volumen mediotrasvasado ha sido de unos 180 hm3/año. El trasvaseCerneja-Ordunte transfiere unos 9 hm3/año para elabastecimiento de Bilbao y mediante el trasvaseAlzania-Oria se trasvasa algo más de 1 hm3 para apro-vechamiento hidroeléctrico.

Entre los ámbitos del Ebro y Norte II se produce asi-mismo una transferencia de recursos mediante el tras-vase Ebro-Besaya, concebido para completar losrecursos del río Saja con volúmenes regulados en elembalse del Ebro, que son restituidos en épocas deaguas altas, manteniendo un saldo internanual nulo.Desde 1986 hasta la fecha los volúmenes transferidosen ambos sentidos han sido de unos 4 hm3/año

Existen otras dos transferencias desde el Ebro a lasCuencas Internas de Cataluña. El trasvase Ebro-Campo de Tarragona tiene por objeto el abastecimien-

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to urbano e industrial de la zona del Campo deTarragona. La concesión actual es de 90 hm3/año, ydurante el periodo 1993-1996 se trasvasaron unos 46hm3/año en valor medio. El trasvase Ciurana-Riudecañas se utiliza para regadíos y abastecimientode población en la comarca de Reus, y puede cifraseen unos 7 hm3/año.

Desde la cuenca del Segura se transfieren también 30hm3/año de recursos propios a la cuenca del Júcar: 15para Riegos de Levante Margen Izquierda, y otros 15para el abastecimiento de poblaciones.

La cuenca del Guadiana recibe unos 4 hm3/año de lacuenca del Tajo para abastecimiento a la Mancomuni-dad del Algodor y otros 6 hm3/año desde el Guadalqui-vir para abastecimiento de Valdepeñas, Santa Cruz deMudela y Mancomunidad de Sierra Boyera

Existen otros trasvases de menor entidad desde el Tajoal Guadiana para abastecimiento de la Mancomunidaddel Alcuéscar, y desde el Guadiana al Guadalquivir paraabastecimiento de las mancomunidades de Llerena yTentudía. Con carácter excepcional se ha enviadomediante barco una media de 5 hm3/año a Baleares(Bahía de Palma) desde el Delta del Ebro (Consorcio deAguas de Tarragona) durante los años 1995-97.

En la figura 160 se representan esquemáticamente lasprincipales transferencias superficiales actuales, conindicación de sus valores medios realmente transferi-dos en los últimos años.

3.1.6.3. Transferencias subterráneas

En España existen numerosísimos ejemplos de flujossubterráneos que de modo natural son transferidosdesde algunas unidades hidrogeológicas, en general denaturaleza carbonatada, a otras contiguas. Puedencitarse las del acuífero de Vildé a la cubeta deAlmazán, que afloran al Duero en Gormaz, la cone-xión subterránea entre las cuencas del Carrión y delPisuerga por el vaso del embalse de Camporredondo,la alimentación de la Sierra de Altomira y del Campode Montiel a la Llanura Manchega, los aportes que reci-be la vega de Granada de los macizos circundantes, losflujos perimetrales de entrada a la Plana de Valencia, delCardó al delta del Ebro… etc. Tal como ya se indicó enun epígrafe anterior se evalúa aproximadamente enunos 1.200 hm3/año el agua total que se transfiere entreunidades hidrogeológicas en España.

Hay asimismo diversos casos de transferencias subte-rráneas entre ámbitos de distintos planes, que tienenlugar en las unidades hidrogeológicas compartidas.Los flujos transferidos son de pequeña entidad, perotiene interés indicar algunos de los más significativos,que se muestran en la tabla 39.

Las transferencias subterráneas mostradas en la tablaanterior no son todas las existentes sino algunas de lasmás importantes. Por ejemplo, estimaciones de mayordetalle realizadas en acuíferos como el de Araviana-Moncayo (Sanz Pérez, 1987) muestran unas transfe-

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La Situación Actual y los Problemas Existentes y Previsibles

Figura 160. Mapa conlos esquemas de lasprincipalestransferenciassuperficiales actuales

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rencias (20 hm3/año) mayores que las reflejadas en lamencionada tabla. Es también digna de mención latransferencia de unos 15 hm3/año del río Ebro a lacabecera del río Arlanza en la cuenca del Duero.

3.1.6.4. Transferencias totales

De acuerdo con lo expuesto en los epígrafes anterio-res, las transferencias entre ámbitos de distintosPlanes Hidrológicos, tanto superficiales como subte-rráneas, son las que se resumen en la tabla 40.

Como ya se ha indicado, estos valores corresponden atransferencias reales representativas de lo sucedido enlos últimos años, y no a los volúmenes que legalmentepodrían ser transferidos conforme a las disposicionesreguladoras de las distintas transferencias.

3.1.7. Disponibilidades totales

En secciones anteriores se han examinado las disponi-bilidades reguladas mediante los embalses de superfi-

cie, la situación de explotación de las aguas subterrá-neas, el uso conjunto de aguas superficiales y subte-rráneas, la recarga artificial, la reutilización, la desala-ción y las transferencias superficiales y subterráneas.

Los recursos internos disponibles en cada cuenca,convencionales y no convencionales, junto con lastransferencias que le afectan, configuran la oferta derecursos disponibles totales con que atender las dife-rentes necesidades de agua.

En la tabla 41 se resume parte de la información obte-nida y presentada en los epígrafes precedentes. Elvolumen regulado en embalses corresponde al casotipo representativo de modulación variable de lademanda, déficit admisibles del 50, 75 y 100% de lademanda anual y retornos del 20% de la demandaatendida, con una disminución del 5% de la capacidadde los embalses para tener en cuenta el efecto de losresguardos destinados al control de avenidas. Debeasimismo tenerse en cuenta el efecto de sobreestima-ción por grandes embalses de cola en algunas cuencas,al que se hizo referencia en epígrafes anteriores.

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Libro Blanco del Agua en España

Cuenca cedente Cuenca receptora Unidad hidrogeológica Transferencia

(hm3/año)

Duero Ebro Araviana-Moncayo 10Guadalquivir Sur Sierra de Libar 5Guadalquivir Sur Setenil-Ronda 3Sur Guadalquivir Sierra Gorda-Zafarraya 30Guadalquivir Sur Sierra de Padul 10Ebro C.I.Cataluña Cardó-Perelló 20Tajo Ebro Albarracín-Cella-Molina de Aragón 20Júcar Ebro Albarracín-Cella-Molina de Aragón 10

Tabla 39. Transferencias subterráneas entre ámbitos de planificación

Transferencias de otros ámbitos Transferencias a otros ámbitosÁmbito (hm3/año) (hm3/año)

Superficial Subterránea Total Superficial Subterránea Total

Norte INorte II 4 4 4 4Norte III 190 190Duero 10 10Tajo 301 20 321Guadiana I 20 20Guadiana IIGuadalquivir 30 30 6 18 24Sur 7 18 25 30 30Segura 225 225 30 30Júcar 85 85 10 10Ebro 4 40 44 247 20 267C.I. Cataluña 53 20 73Galicia CostaBalearesCanarias

Total 588 108 696 588 108 696

Tabla 40. Transferencias totales de recursos entre ámbitos de planificación

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El aprovechamiento de aguas subterráneas se refiere alos actuales valores de bombeo. Lo mismo sucede enel caso de la reutilización directa y la desalación. Eneste último caso sólo se ha incluido la procedente deagua de mar, pues el bombeo total incluye al de aguassalobres.

Asimismo, los valores de las transferencias correspon-den, como se indicó, a un promedio representativo delos volúmenes reales transferidos en los últimos años.

Las cifras de la tabla solo pretenden dar un marco dereferencia en cuanto a las actuales disponibilidades deagua, y no son aditivas (no pueden sumarse de formadirecta), siendo éste uno de los errores que se hancometido en ocasiones al intentar homogeneizar y pre-sentar la información sobre los recursos hídricos.

En efecto, los volúmenes regulados en embalses sehan evaluado, como se dijo, en un supuesto teóricode utilización apropiatoria y exclusiva de las aporta-ciones superficiales totales. El aprovechamiento delas aguas subterráneas podría lógicamente afectar aestos volúmenes, por lo que no pueden sumarsedirectamente. Tampoco se han considerado en latabla toda la reutilización indirecta posible, ni losretornos procedentes de la desalación de agua demar o de los trasvases, que incrementarían la dispo-nibilidad.

Por estas razones se ha titulado la suma de la últimacolumna no como las disponibilidades totales, sino

como un indicador de la cota máxima actual de estasdisponibilidades totales.

Así, y ciñéndonos a los recursos convencionales, unaprimera estimación de las disponibilidades convencio-nales totales reguladas actuales sería la suma de laregulación en embalses más los bombeos de aguassubterráneas, ya que toda la explotación subterráneaes obviamente regulada (los bombeos se activan cuan-do se desea).

Esta estimación simple no es enteramente rigurosa,pues parte de la regulación por bombeos podría que-dar embebida en la ofrecida por los embalses, aunquees improbable que ésto suceda dada la diferencia deprecios del agua en ambos casos. Además, estos bom-beos podrían disminuir las aportaciones entrantes a losembalses si se sitúan en acuíferos que drenan haciaellos, y, en consecuencia, mermar la cifra de regula-ción superficial.

En cualquier caso, la suma de los dos conceptos es unabuena estimación no de las disponibilidades conven-cionales, sino de una cota superior de las mismas, ycomo tal debe interpretarse. La adición de los recursosno convencionales opera en general en el mismo sen-tido, aunque algunos efectos no cuantificados podríanincluso incrementar este indicador (p.e. los retornosde las transferencias o el uso conjunto).

Las cifras obtenidas pueden servir para acotar el nivelde los recursos totales actualmente disponibles, y su

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La Situación Actual y los Problemas Existentes y Previsibles

Volumen Bombeo Reutiliza- Desalación Transferenc. Indicador deregulado en actual de ción directa de agua de superficiales cota máxima

embalses aguas (hm3/año) mar (hm3/año) actual total(hm3/año) subterráns. (hm3/año) (hm3/año)

Galicia Costa 1.223 1.223Norte I 3.937 3.937Norte II 1.870 19 +4-4 1.889Norte III 353 33 +190 576Norte 7.383 52 +194-4 7.625Duero 6.095 371 6.466Tajo 5.845 164 -301 5.708Guadiana I 1.922 738 +20 2.680Guadiana II 228 76 304Guadiana 2.150 814 5 +60 2.984Guadalquivir 2.819 507 12 -6 3.332Sur 359 420 19 20 +7 825Segura 626 478 56 +225-30 1.355Júcar 2.095 1.425 83 +85 3.688Ebro 11.012 198 6 +4-247 10.973C.I. Cataluña 791 424 6 +53 1.274Total Península 39.175 4.853 187 20 44.230Baleares 284 26 6 316Canarias 395 20 68 483

Total España 39.175 5.532 233 94 +588-588 45.029

Tabla 41. Síntesis de disponibilidades hídricas teóricas

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comparación con los recursos naturales de cada ámbi-to proporciona una idea muy encajada del grado dedesarrollo relativo de las distintas cuencas desde elpunto de vista de sus posibilidades de oferta hídrica.

Así, la figura 161 muestra la relación entre las cotasmáximas de disponibilidades obtenidas y los recursostotales en régimen natural, y puede considerarse comoun paso más sobre la anteriormente ofrecida de regu-lación en la situación teórica analizada, en la que seconsideraba únicamente la acción de los embalses desuperficie.

Como puede verse, las disponibilidades medias penin-sulares son similares a las anteriores (del orden de un40%), pero las diferencias entre cuencas aparecenahora mucho más marcadas.

Destacan muy especialmente las cuencas del Segura yJúcar, donde existen unas disponibilidades máximasteóricas similares o superiores a sus recursos natura-les, lo que resulta explicable considerando las transfe-rencias externas y el intenso desarrollo de los recursossubterráneos y no convencionales. Puede afirmarseque, en principio y con carácter general, estas cuencasestán bien desarrolladas en lo que a grandes equipa-mientos de regulación y bombeo de aguas subterráne-as se refiere, hacen un uso muy intensivo de sus recur-sos, y no precisarán de nuevas grandes presas niaumento de captaciones subterráneas para incrementarsignificativamente sus disponibilidades, pues éstas noadmiten ya prácticamente ningún incremento por la

vía convencional, y solo las fuentes no convencionalespodrían incrementarlas marginalmente.

Las cuencas del Ebro, Guadiana, Tajo, Duero y C.I.de Cataluña se encuentran a continuación en cuantoa nivel de disponibilidades, con valores del orden del50% de sus recursos naturales, y superiores a lamedia peninsular, por lo que, pese a su buen nivelactual de disponibilidad, presentan aún márgenesimportantes para posibles desarrollos futuros o reser-vas ambientales. Hay que hacer notar, no obstante,que en el caso de los grandes ríos internacionales(Duero, Tajo y Guadiana) existen unos requerimien-tos especiales, por su carácter transfronterizo, quematizan esta posibilidad.

En el otro extremo, Galicia Costa, Norte II y Norte IIIson los ámbitos que presentan un nivel de disponibili-dades menor en relación a su aportación natural, loque resulta explicable considerando el gran volumende recursos medios de estas cuencas frente a sus rela-tivamente reducidas necesidades actuales.

Todo lo dicho ha de considerarse, obviamente, comouna aproximación de carácter indicativo, y en modoalguno como resultados firmes y concluyentes. Noobstante, la homogeneidad y rigor de las determina-ciones y la unidad de tratamiento que se ha dado per-mite, aún con tal carácter indicativo, hacerse una cabalidea de la actual situación relativa de las diferentescuencas desde el punto de vista del desarrollo de susdisponibilidades hídricas.

183

Libro Blanco del Agua en España

Figura 161. Relaciónentre los indicadores decotas máximas dedisponibilidadeshídricas, y los recursostotales en régimennatural, por ámbitos deplanificación

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Indicador de disponibilidades

Media peninsular

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Es importante notar que estos indicadores de disponi-bilidad se han obtenido exclusivamente del análisis delos recursos hídricos, que es el que se ha realizadohasta ahora, y sin considerar la situación de lasdemandas de agua en las cuencas. El análisis realiza-do y los resultados obtenidos no deben confundirse,pues, con el de los posibles balances hídricos deestas cuencas, cuestión que será abordada en otrassecciones del Libro.

En efecto, puede darse el caso de ámbitos con indica-dor de disponibilidades muy elevado, y que sin embar-go presenten situaciones de déficit, por superar susdemandas incluso a estas elevadas disponibilidades.Por contra, puede haber ámbitos con indicador de dis-ponibilidades muy bajo, y en los que haya abundanciay superávit de recursos, si las demandas existentes sesatisfacen ampliamente con este nivel de disponibili-dad e incluso con niveles inferiores.

El sistemático análisis de disponibilidades realizadoapunta sólo, como se indicó, a mostrar el grado relati-vo de su desarrollo en las distintas cuencas, y a seña-lar aquellas en las que, razonablemente y a escala glo-bal, no caben mayores expansiones significativas de laoferta de recursos mediante elementos de regulación ycaptación de aguas subterráneas en el futuro. Sí podríanrequerirse, por contra, elementos internos de redistribu-ción y reequilibrio orientados a proporcionar redundan-cias y mejorar las garantías de servicio, o, en su caso,fuentes no convencionales de nuevos recursos (como ladesalación o transferencias externas) si se detectasensituaciones de déficit, pero éste análisis es, como semostró, de distinta naturaleza al hasta ahora ofrecido.

3.1.8. Las Incertudembres del futuro

Entre las distintas incertidumbres que se ciernen sobre elfuturo de los recursos hídricos en nuestro país, se comen-tarán brevemente las consecuencias de la variabilidadnatural del registro hidrológico, y de los posibles efectosde un cambio climático de origen antropogénico.

3.1.8.1. La variabilidad hidrológica natural

Como se ha visto y reiterado en secciones anteriores,los registros hidrológicos presentan una importantevariabilidad tanto espacial como temporal. En esas sec-ciones se estudió con detalle la estructura espacio-tem-poral de las aportaciones naturales totales anuales aescala global, y en los distintos ámbitos territoriales dela planificación hidrológica, así como las rachas secasy húmedas observadas en las distintas regiones. Esteanálisis se extendió al periodo de 56 años comprendidoentre los años hidrológicos 1940/41-1995/96.

En este epígrafe, se mostrará la incertidumbre existen-te asociada a la variabilidad hidrológica natural, y lalongitud de tales muestras hidrológicas. Para ello seanalizará, en primer lugar, la influencia del tamañomuestral sobre la estimación de los recursos medios,en el periodos con abundancia de datos disponibles(periodo estándar, con series desde el año 1940/41).Tras ello, se extenderá el análisis a periodos más lar-gos pero con menor número de datos disponibles,estudiando las rachas de series largas existentes deprecipitación y aportaciones naturales.

3.1.8.1.1. Incertidumbres asociadas a la longitudde los registros disponibles

Centrando nuestra atención en las aportaciones totalesen régimen natural, es importante retener que su varia-bilidad aleatoria natural constituye una fuente deincertidumbre intrínseca, debida a la longitud de lasseries empleadas y la necesidad de inferir propiedadespoblacionales a partir de muestras reducidas.

Para acotar cuantitativamente este efecto con un ejem-plo significativo, y considerando los datos estándar,desde el año 1940/41, la figura 162 muestra la evolu-ción de la estimación de la media de las aportacionestotales en régimen natural en la España peninsular, yde la incertidumbre en la estimación de esa media,según el año en que se hubiese llevado a cabo tal esti-mación. Esta incertidumbre se expresa mediante loslímites de confianza del 95%, obtenidos a partir delerror estándar de la media.

Como puede verse, la estimación de los recursosmedios habría evolucionado, admitiendo la serie departida, desde 120 hasta 105 km3/año, y desde finalesde los 70 hubiese sido decreciente año a año hasta1995, en que aumenta ligeramente hasta alcanzar los110 actuales. Asimismo, esta estimación actual de 110km3/año tiene incluso, como puede verse, un margende incertidumbre estadística del orden de +/- 10km3/año para el 95% de nivel de confianza, pues elerror estándar de la media es actualmente del orden de5 km3/año, es decir, algo inferior al 5%.

Si el mismo análisis se realiza a la escala de los ámbi-tos de planificación hidrológica, se comprueba que loserrores estándar de la estimación de sus recursosmedios oscilan entre el 3% de las cuencas del Norte yel 12% del Guadiana II.

En definitiva, existe una imprecisión intrínseca delconocimiento de los recursos, debida a la ventana tem-poral de observación (muestras disponibles) de losregistros hidrológicos, que, aunque no modifica lascuantías de la actual evaluación de los mismos, infor-

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La Situación Actual y los Problemas Existentes y Previsibles

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ma sobre la magnitud de su incertidumbre, y alertasobre la necesaria prudencia y ponderación de juicioen el análisis de los sistemas hídricos.

Tal variabilidad natural no incorpora obviamente efec-tos "no naturales" como serían los debidos al hipotéti-co cambio climático de origen antropogénico, que seráestudiado en siguientes secciones.

3.1.8.1.2. Incertidumbres asociadas a la variabilidad a largo plazo

Además de esta indeterminación por la ventana tem-poral de observación, se ha comprobado la existenciaen el pasado -sin cambio climático antrópico- devariaciones multi-decadales, con diferencias aprecia-bles entre tales periodos, aunque el análisis estadísticode esta variabilidad, en las muestras disponibles, nopermita rechazar nítidamente la hipótesis de estacio-nariedad de las series hidroclimáticas. El estudio his-tórico y paleoclimático, antes de la era de medicionesinstrumentales, muestra asimismo grandes oscilacio-nes del clima en el pasado, con continuas alternanciasde periodos fríos y cálidos, secos y lluviosos. Unainteresante descripción de estas oscilaciones climáti-cas en España es la ofrecida por Font Tullot (1988).

Desde un punto de vista científico, acaso los procesosde ruidos fraccionales, de memoria infinita, o la varia-ción caótica de los niveles de humedad y atmosféricosmedios a escala multianual (Rodriguez-Iturbe, 1991),puedan describir o aportar alguna explicación sobreestos fenómenos naturales. Los viejos efectos bíblicosde Noé (valores inesperadamente altos de lluvias con-

tinuas durante cuarenta días y cuarenta noches), y deJosé (rachas alternas muy largas - 7 años - de plagas yvacas flacas, y de vacas gordas), vuelven a nuestramemoria, como expresiones clásicas de esta variabili-dad natural, treinta años después de que fuesen bri-llantemente formulados en la moderna literaturahidrológica (Mandelbrot y Wallis, 1968).

Para intentar acotar las incertidumbres debidas a laventana temporal estándar, es necesario analizar,siquiera someramente, la posibilidad de extender estaventana con las series más largas disponibles. Elloimplicará una cierta pérdida de representatividad espa-cial, al tratarse de un conjunto de registros notable-mente inferior al del periodo estándar, pero, admitien-do esta pérdida, es de interés su estudio, pues permiti-rá comprobar efectos de no homogeneidad de losregistros (saltos o tendencias), y matizar, en su caso,nuestra estimación actual estándar, al alza o a la baja,comparando los valores medios relativos de los distin-tos periodos.

Sin considerar indicadores proxy (como registros sedi-mentarios, anillos de los árboles u otros testigos bio-geofísicos), y centrándonos exclusivamente en losdatos hidrometeorológicos registrados disponibles, seestudiará, en primer lugar, el registro pluviométrico,para abordar después el de caudales fluviales.

3.1.8.1.2.1. Variabilidad de las lluvias

En las secciones dedicadas al análisis de las redes mete-orológicas se mostraron unos gráficos con la evolucióndel número de estaciones pluvioméricas existentes en

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Libro Blanco del Agua en España

Figura 162. Evoluciónde la estimación de lamedia de aportacionestotales anuales enrégimen natural en laEspaña peninsular y suincertidumbre asociada

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España a lo largo del siglo XIX y del siglo XX. En elgráfico del XIX puede observarse que desde 1840existían 2 estaciones operativas, desde 1862 existían21 estaciones, y desde 1910 existían 44 estaciones. Elexamen de estas series antiguas, recopiladas por elINM y completadas y homogeneizadas por esteOrganismo (INM, 1996), nos ha permitido seleccionarun conjunto de 27 series pluviométricas muy comple-tas y de suficiente calidad, con datos desde 1910. Deellas, un subconjunto de 14 series tiene datos muycompletos desde 1868, y de ellas, una (San Fernando)tiene datos muy completos desde 1839.

El mapa de la figura 163 muestra la situación de las 27estaciones pluviométricas seleccionadas, y perm i t eapreciar su buena distribución espacial, lo que perm i t econsiderarlas razonablemente representativas de todo elt e rritorio. Se han incluído asimismo otras estacionesforonómicas que se comentarán más adelante.

Para analizar el comportamiento de estas series largas,la figura 164 muestra las desviaciones unitarias acu-muladas de los 4 conjuntos de datos: serie única deSan Fernando, serie media de las 14 (M 14), seriemedia de las 27 (M 27), y serie media del total penin-sular areal en el periodo estándar (1940/41-1995/96),mostrada en secciones anteriores. Dada la distribucionespacial de las estaciones, tal simple media aritméticaes un estimador razonable del valor promedio arealpeninsular.

Como puede observarse, y pese a la variabilidad per-ceptible a distintas escalas, los 4 conjuntos de seriesparecen seguir patrones similares en los periodos tem-porales en que son coexistentes, lo que reafirma sur e p r e s e n t a t ividad. Puede verse, asimismo, que elperiodo seco desde el año 1940 hasta mediados de los50, que ya se había detectado en el análisis de rachasde la serie estándar, parece ser la culminación de unciclo mucho más largo, estable o ligeramente seco,que arrancaría a principios del siglo, con una ligerarecuperación húmeda en la década de los 30. Los últi-mos 20 años del siglo XIX pueden considerarse húme-dos, con un comportamiento similar a la reciente rachadesde mediados de los 50 hasta finales de los 70. Losdiez años anteriores (1870-1880) fueron, a su vez, unaracha seca, y es aventurado realizar ninguna hipótesisdel periodo anterior, dado que solo se dispone de datosde una estación.

En síntesis, el registro histórico de los últimos 130años de datos pluviométricos parece mostrar impor-tantes oscilaciones a escalas decadales, similares oincluso mayores que las de nuestro periodo estándarde análisis. Además, el valor medio de serie de lluviasanuales en los últimos 130 años (serie M 14) es delorden de un 2.5% superior al de la misma serie en ven-tana temporal ordinaria de los planes hidrológicos decuenca (1940-1985), y un 1.3% superior al de lamisma serie en la ventana temporal estándar de este

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La Situación Actual y los Problemas Existentes y Previsibles

Figura 163. Mapa deestaciones con serieslargas seleccionadas

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Libro Blanco (1940-1995). Estos valores se reducenal 1.8 y 0.5% respectivamente con la ventana de 83años proporcionada por la serie M 27. Empleandocomo ventana de comparación la del periodo 1961-90(últimos 30 años climáticos de referencia CLINO,según los treintenios estándar recomendados por laOMM), esta ventana resulta ser un 4.1 (3.3)% máshúmeda que la M 14 (M 27).

No es descartable, en suma, que las oscilaciones plu-viométricas seculares observadas hayan inducido en larespuesta hidrológica una sensible variabilidad hipera-nual, superior a la perceptible en las ventanas estándar,o que tales ventanas empleadas en la planificaciónarrojen resultados inseguros, superiores en media a losdel periodo largo completo. En ambos casos subyace,en definitiva, el problema de una posible de falta derepresentatividad de las series hidrológicas.

A analizar tal posibilidad, relevante para nuestra plani-ficación hidrológica, se destina el epígrafe siguiente.

3.1.8.1.2.2. Variabilidad de los caudales

Es esperable que las rachas secas y húmedas de lasaportaciones naturales, a escala peninsular, presentenpatrones multianuales de comportamiento similares alos de las precipitaciones que las generan, aunque condiferencias a menor escala temporal debido a los efec-tos de no linealidad de la respuesta hidrológica.

Una vez estudiado el comportamiento general de lasseries largas de lluvias, se realizará un análisis simi-lar para las aportaciones en régimen natural. Paraello, se han seleccionado las estaciones foronómicas

con datos disponibles, no afectadas (al menos hastatiempos recientes), y con registros relativamentecompletos, cuya evolución de número es la mostradaen la figura 165.

Se observa que empieza a haber algunas estaciones en1912, y hasta los años 40 no aumenta sensiblementesu disponibilidad. De todas ellas, existen 2 con seriesanuales con más de 75 años completos desde el año12, mientras que hay 7 con 65 años completos. Elmapa anteriormente mostrado permite ver la situa-ción de las 30 estaciones inicialmente seleccionadas.Sin refinar más el análisis, y limitándonos a obteneruna primera impresión de su comportamiento, se hanrepresentado en la figura 166 las series de desviacio-nes unitarias acumuladas correspondientes al conjun-to de 2 (M 2), al conjunto de 7 (M 7) y al conjunto detodas las disponibles. En los tres casos, y para obviarlos problemas de escala, se ofrecen las medias de losdatos específicos (aportación/superficie drenada) yde los datos unitarios (divididos por la media) de lasestaciones. Se ha representado, también, la aportacióntotal peninsular obtenida con el modelo distribuidopara el periodo estándar, ofrecida en epígrafes ante-riores.

Puede verse que, pese a lo simplificado e imperfectode este análisis, los patrones multianuales son plena-mente coincidentes en todos los casos, y las rachas deaportaciones secas y húmedas son, como era de espe-rar, básicamente las mismas que las de las precipita-ciones medias. En el periodo anterior a 1940 no hay unpatrón claramente marcado, observándose ciertoestancamiento hasta 1935, en que hay una corta rachahúmeda. Los efectos de la ventana de referencia de los

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Libro Blanco del Agua en España

Figura 164. Rachas dela precipitación mediaanual en España conseries largas, a partirde las desviacionesunitarias acumuladas

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1920

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1980

1990

2000

San FernandoM 14M 27Media peninsular

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Planes (1940-1985) no parecen ser importantes, pues lamedia de los contrastes de aportaciones específicas delas 7 estaciones más largas resulta ser sólo del 2% (ycon apreciable variabilidad entre estaciones), lo que nopuede considerarse significativo, y no es posible retro-traerse más en el tiempo por inexistencia de datos.

En definitiva, a la escala global, y con el primer aná-lisis simplificado realizado, no es posible extraerconclusiones respecto a la falta de representatividadde la ventana temporal empleada en los PlanesHidrológicos. El valor global de un 2% por encimadel registro largo no resulta significativo, aunque,considerándolo conjuntamente con el 1.8-2.5% delas lluvias, permite inferir que, en efecto, puede tra-

tarse de una ventana ligeramente húmeda con res-pecto a la total disponible del periodo instrumental.

La ventana estándar de este Libro Blanco resulta yamás parecida a la total, por incluir el efecto de lareciente sequía.

3.1.8.2. Las incertidumbres del cambio climático

3.1.8.2.1. Introducción

Lejos de tratarse de una novedad, la discusión sobreposibles cambios climáticos viene produciéndose

188

La Situación Actual y los Problemas Existentes y Previsibles

Figura 165. Evolucióndel número deestaciones foronómicasdisponibles con seriesrelativamentecompletas y noafectadas

0

5

10

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25

30

35

1900 1910 1920 1930 1940 1950 1960 1970 1980 1990 2000

Figura 166. Rachas deaportaciones naturalesanuales en España conseries largas, a partirde las desviacionesunitarias acumuladas

-2

-1

0

1

2

3

4

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7

8

1910

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1980

1990

2000

M 2 espec.M 7 espec.Todas espec.M 2 unit.M 7 unit.Todas unit.Total peninsular

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desde muy antiguo. En España, por ejemplo, fue unapolémica de moda a mediados del XIX, tal y comomuestran los clásicos trabajos de Rico Sinobas (FontTullot [1988] p.33). Sin embargo, no es hasta fechasrecientes que esta cuestión ha alcanzado un lugar prin-cipal en la discusión sobre el futuro de nuestros recur-sos naturales y la sostenibilidad de su empleo.

Así, en los últimos años se ha producido una gran pre-ocupación científico-social acerca del posible cambioclimático inducido por el aumento del contenido deldióxido de carbono (CO2) y de otros gases de efectoinvernadero (GEI) en la atmósfera. Esta preocupaciónha dado lugar a importantes iniciativas internacionalescomo la Convención Marco de las Naciones Unidassobre el Cambio Climático, ratificada por España en1993 (MIMAM, 1998e).

El fundamento del problema es la probable intensifi-cación del efecto de invernadero natural que tendríacomo consecuencia un aumento de la temperaturamedia mundial de la superficie de la Tierra, conocidocomo calentamiento global, y los complejos procesosatmosféricos relacionados (Linés Escardó, 1990).

La gravedad potencial del problema es creciente alobservar que los ritmos de cambio de las tasas deemisión de los GEI han aumentado, en la mayor partede los casos. En realidad, el aumento de los GEI enla atmósfera y las variaciones de otros factores comoson la energía solar entrante, las erupciones volcáni-cas o las modificaciones del albedo planetario (partede la energía entrante reflejada hacia el espacio) secuantifican mediante los denominados "forzamientosradiativos" o alteraciones del flujo neto de energía en

la tropopausa. Los forzamientos asociados a losincrementos de los GEI atmosféricos son positivos ymucho mayores que los asociados a los otros fenó-menos, lo que fundamenta la preocupación socialexistente. Sin embargo, también existen forzamien-tos negativos. Entre ellos, el más importante y capazde contrarrestar parcialmente el de los GEI, es eldebido a la presencia de aerosoles atmosféricos sul-furosos. Es previsible que su contribución relativadisminuya con el tiempo al estar limitado su ritmo deaumento. Por otra parte, su distribución poco homo-génea, localizada geográficamente sobre los grandesfocos de contaminación mundial, introduce un factorde incertidumbre.

Los registros climáticos disponibles indican una ten-dencia hacia un calentamiento global durante el últi-mo siglo, con un calentamiento anterior a 1940, unligero enfriamiento durante el periodo 1940-70 y uncalentamiento posterior especialmente notable duran-te la última década. La figura 167 (elaborada condatos de la Climatic Research Unit de la Universidadde East Anglia) muestra claramente estas tendenciastérmicas.

Como se observa, las temperaturas medias del hemisfe-rio norte, del hemisferio sur, y global de la superficie dela Tierra han aumentado entre 0,3 y 0,6 ºC, aproxima-damente, desde finales del siglo pasado hasta la actua-lidad. Aunque existe bastante incertidumbre sobre si latendencia observada es producto de una variación natu-ral del clima, similar a las existentes en el pasado, o sidebiera atribuirse, en su mayor parte, al aumento deGEI atmosféricos durante los últimos 200 años, lamayoría de estudios llevados a cabo reflejan que el ori-

189

Libro Blanco del Agua en España

Figura 167. Evolucióndesde 1855 de lavariación de latemperatura mediaglobal de la Tierrarespecto a la media dela serie (ºC)

-0,8

-0,6

-0,4

-0,2

0

0,2

0,4

0,6

0,8

1865 1875 1885 1895 1905 1915 1925 1935 1945 1955 1965 1975 1985 1995

Hemisferio NorteHemisferio SurGlobal

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gen de la tendencia que muestra el calentamiento obser-vado es poco probable que sea completamente natural.La capacidad para cuantificar la influencia humanasobre el clima mundial es, en la actualidad, limitada,debido a que la señal detectada es una señal que empie-za a emerger del ruido de la variabilidad natural(Labajo, 1996), y no resulta aún claramente discerniblede ese ruido. Sin embargo, según el Panel Interguber-namental de Expertos para el cambio climático (IPCC),las pruebas y estudios realizados sugieren en conjuntola existencia de una influencia humana detectable sobreel clima global (IPCC, 1995).

Las herramientas utilizadas para investigar todos estosefectos son los Modelos de Circulación GeneralAcoplados Océano-Atmósfera (MCGA-OA). En lamayoría de estos modelos existe un cierto acuerdosobre las tendencias de algunas variables climáticas,como la temperatura y la precipitación, aunque conuna mayor incertidumbre en el caso de esta última.

Una modificación de la temperatura o de la precipi-tación repercutiría sobre los recursos hídricos de unterritorio, pues, a largo plazo, su escorrentía es igual ala diferencia entre la precipitación y la evapotranspira-ción. Según los informes de evaluación científica rea-lizados por el IPCC, un incremento de temperatura deuno a dos grados centígrados, unido a una disminu-ción del 10% en las precipitaciones, podría llegar aproducir en zonas semiáridas una reducción del 40%al 70% en la escorrentía anual (IPCC, 1995).

Si, de acuerdo con los escenarios climáticos disponiblespara España, las precipitaciones medias anuales dismi-nuyen ligeramente y las temperaturas aumentan, se pro-ducirá en el futuro una disminución de la escorrentía.

Por otra parte, las tendencias que se apuntan paraEspaña son de una mayor irregularidad temporal delas precipitaciones, lo que repercutiría negativamenteen el régimen de las crecidas y en la regulación de losríos, modificando la estacionalidad de los flujos.

Si ocurre un cambio climático estos impactos poten-ciales probablemente tendrán lugar de forma gradual.Aunque la incertidumbre es grande y se necesitarátiempo para confirmar los cambios, ello no impideseñalar que la amenaza existe y que es lo suficiente-mente importante como para que sea tenida en cuentadentro del marco de la planificación hidrológica.

3.1.8.2.2. Escenarios de precipitacióny temperatura

Aunque para evaluar el efecto sobre el clima inducidopor el aumento de las concentraciones de CO2 y otrosgases efecto invernadero se han venido utilizando los

MCGA-OA, esto no significa que en su estado deconocimiento puedan proporcionar la distribuciónespacial y la evolución temporal precisa de la respues-ta del sistema climático a una variación en las concen-traciones en la atmósfera del CO2 y otros GEI. Noobstante, los MCGA-OA son actualmente las únicasherramientas de que se dispone para obtener los patro-nes de respuesta climática ante diversas acciones exó-genas. La mayoría de estos modelos resuelven ecua-ciones similares, pero entre ellos existen diferenciasen cuanto a la resolución temporal, la física de lasinterconexiones, el tratamiento de las nubes, la repre-sentación del océano, etc., lo que explica algunas delas discrepancias en sus resultados.

Para responder a las preguntas que la posibilidad de uncambio climático plantea se requieren resolucionestemporales y espaciales cada vez mayores, así comoinformación sobre un mayor número de variables (eva-potranspiración, temperaturas máximas y mínimas,escorrentías, etc.). Por esta razón se están desarrollan-do modelos climáticos regionales. Hoy en día seencuentran en sus comienzos y los resultados que pro-porcionan aún no son suficientemente fiables para uti-lizarlos como escenarios futuros. En la actualidad sólose dispone de escenarios regionales obtenidos a partirde los resultados de uno o varios MCGA-OA, contodas las limitaciones y cautelas que ello supone.

Tradicionalmente, esos escenarios climáticos futuros sehan generado mediante la técnica de composición deresultados de los MCGA-OA. Así se hace en el docu-mento Programa Nacional sobre el Clima. (MOPTMA,1995c), elaborado por la Comisión Nacional del Clima,donde se analizan los resultados que proporcionan dis-tintas composiciones de modelos.

Con estas composiciones se evalúa el efecto que ten-dría una duplicación de CO2 mediante distintos tiposde análisis: de respuesta en estado de equilibrio, derespuesta en transición hasta alcanzar ese nuevo valorde CO2, y como respuesta dependiente del tiempo. Seprevé que esa duplicación de CO2 podría tener lugaraproximadamente en el año 2030.

Sin perjuicio de las cautelas e incertidumbres asocia-das al problema, la evolución más probable del climapeninsular español, como resultado de esos análisis, sesintetiza en los siguientes escenarios de temperatura yprecipitación:

• Se estima, en general, que una duplicación de CO2

podría producir un aumento de temperatura mediaanual que oscilaría entre 1 ºC (análisis de respuestaen transición) y 4 ºC (mejor estimación del análisisde respuesta en equilibrio), aunque siendo ligera-mente mayores esos aumentos en verano.

190

La Situación Actual y los Problemas Existentes y Previsibles

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• Se estima que podrían producirse descensos generalesde los valores de la precipitación media anual com-prendidos entre el 5% y el 15%, siendo más probablesen la mitad sur de la península. Se apunta una tenden-cia hacia una concentración temporal de la precipi-tación, así como a una mayor variabilidad anual e inte-ranual. Esta tendencia implicaría un aumento de losperíodos secos y una mayor torrencialidad de lasprecipitaciones. Los MCGA-OA no proporcionantodavía respuestas que cuantifiquen estos efectos.

Científicamente, estos resultados están expuestos,además, a las incertidumbres que existen sobre la fun-ción de las nubes y los aerosoles en el sistema climá-tico, que pueden reducir el calentamiento debido a laintensificación del efecto invernadero, especialmenteen las latitudes medias del hemisferio Norte.

Los resultados más recientes sobre precipitación en lapenínsula ibérica, a partir de modelos globales, produ-cen variaciones de la precipitación muy moderadas, alsituar nuestra zona en un área de cambio de signo dela variación esperada de las precipitaciones, es decir,en todos los experimentos la línea de cambio nuloatraviesa la península ibérica.

Las incertidumbres existentes en los resultados que pro-porcionan los MCGM obligan a trabajar con escenariosy no con predicciones. Las conclusiones obtenidascomo resultado de los estudios de impactos sectorialesdeberían, por tanto, estar más orientadas a poner demanifiesto las debilidades de los sistemas que a modi-ficar sus criterios de diseño o funcionamiento.

3.1.8.2.3. Impacto sobre los recursos hídricos

La identificación de impactos sobre los recursoshídricos vinculados a posibles cambios climáticos seha producido en nuestro país desde antiguo. Así, y atítulo de ejemplo, existen referencias de comienzosde siglo a la merma de caudales del Segura y sus acu-sados estiajes, como consecuencia de la deforesta-ción de su cuenca y posibles cambios de clima (DíazCassou, 1900), cambios de los que se venía hablan-do, como dijimos, desde mediados del XIX. Yaentonces Díaz Cassou concluyó la explicación natu-ral de los cambios observados, sosteniendo lo quehoy denominaríamos la hipótesis de estacionariedadde los registros hidrológicos.

Existen asimismo indicios de posibles cambios en elrégimen hidrológico de España en siglos pasados. Esprobable, por ejemplo, que los recursos hídricos delpaís en el siglo XVIII hayan sido, en su conjunto,superiores a los de la inmediatamente anterior

Pequeña Edad Glacial (1550-1700), circunstancia quepuede haber sido coadyuvante para que Carlos IIIemprendiese el gran programa de obras hidráulicas dela Ilustración (Font Tullot [1988] p.106).

Ya en los albores del siglo XXI, y dado el interés quemodernamente despierta la hipótesis de cambio climá-tico, y los cada vez mayores indicios de su existencia,es conveniente comenzar a hacer estudios en Españasobre la sensibilidad de los sistemas de explotación derecursos hídricos a las posibles variaciones de las con-diciones climáticas del futuro. Las incertidumbresexistentes, de toda índole, no permiten por el momen-to atribuir a estos estudios mas que un carácter indica-tivo, pero, aún admitiendo este carácter, el esfuerzo deindagación y de análisis resulta inexcusable.

A diferencia de otras políticas sectoriales que abordanel cambio climático desde criterios limitativos, comoagentes productores del mismo que deben autoregu-larse para minimizar sus efectos (caso de las emisio-nes industriales de gases atmosféricos), afrontar elproblema del cambio climático desde la perspectiva dela planificación hidrológica requiere adoptar una posi-ción adaptativa. El fenómeno se supone externo al sis-tema de utilización del agua, para el que deben bus-carse, en su caso, estrategias de adaptación que permi-tan mitigar las consecuencias adversas.

La influencia del cambio climático sobre los sistemasde explotación de recursos hídricos opera en dos fasessucesivas. En primer lugar, la modificación de las con-diciones atmosféricas induce una modificación delciclo hidrológico natural - de los recursos hídricosnaturales - que supondrá cambios en la magnitud yestacionalidad de los flujos de agua y de su calidad. Ensegunda instancia, esta modificación hidrológicapuede afectar a los distintos requerimientos hídricos, einfluir sobre la utilización del agua a través de los sis-temas de explotación, sus infraestructuras y sus reglasde gestión.

El impacto final real requiere, pues, una identificaciónde estas dos fases distintas. Dada la diversidad de sis-temas existentes (diferentes vulnerabilidades, garantí-as, resiliencias, fragilidad de ecosistemas, etc.), noresulta posible generalizar resultados más allá de losestrictamente hidrológicos, debiendo, en su caso, rea-lizarse tal análisis posterior para cada sistema, deforma singularizada. En consecuencia, analizaremosaquí el posible impacto sobre los recursos hídricos,dejando para otras secciones el posible impacto sobrelas demandas sectoriales de agua.

Para abordar el problema hidrológico, una posibleopción es partir de las hipótesis de escenarios previsi-

191

Libro Blanco del Agua en España

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bles de cambio climático para España. Un primer aná-lisis lo constituye el estudio de cómo pueden repercu-tir esas variaciones climáticas en la escorrentía mediaanual en régimen natural en los distintos ámbitos terri-toriales de la planificación hidrológica. La estimaciónde este impacto permitiría adoptar supuestos razona-bles sobre las series de aportaciones naturales o recur-sos hídricos totales de los ríos, y obtener así unasseries de diseño que, introducidas en los modelos delos sistemas de explotación, permitirían evaluar elimpacto del cambio climático supuesto sobre nuestrossistemas hídricos. Como ya se ha indicado, y convie-ne reiterar, tales análisis son, en buena medida, pura-mente teóricos, y están sometidos a grandes márgenesde incertidumbre, pero parece conveniente abordarloscon objeto de obtener alguna cuantificación inicial,por dudosa e incierta que ésta resulte.

Así, el empleo de técnicas de modelización matemáti-ca que simulen dinámicamente la fase terrestre delciclo hidrológico permitiría realizar una estimacióndel impacto del cambio climático sobre las series deaportaciones mensuales en los ríos. Los modelos deeste tipo, como el empleado en este Libro, establecenbalances hídricos para los distintos procesos que tie-nen lugar desde el momento en que llueve hasta que elagua escurre superficial o subterráneamente, y esti-man las aportaciones a partir de datos meteorológicos(precipitación, evapotranspiración potencial, etc.) y delas características físicas del territorio (vegetación,hidrogeología, edafología, etc.).

En la actualidad no existe información sobre escenariosclimáticos lo suficientemente detallada que justifique la

aplicación de este tipo de modelos a escala nacional.Sin embargo, y dado que un primer paso es el conoci-miento de los valores medios a largo plazo de las prin-cipales variables hidrológicas, la aplicación de leyesregionales que relacionen en valores medios anuales laprecipitación, la evapotranspiración potencial (funciónde la temperatura) y la escorrentía total, puede propor-cionar una visión general del alcance del problema.

Para estimar espacialmente el impacto sobre la esco-rrentía media anual derivado de distintos escenariosclimáticos, se ha utilizado una ley regional, la deBudyko (1961), que relaciona la escorrentía (A) con laprecipitación (P) y la evapotranspiración potencial(ETP). Esta ley ya fue utilizada en un análisis experi-mental realizado en cuencas españolas de distintascaracterísticas climáticas e hidrológicas (Estrela et al.,1995). Aquí también se ha contrastado con los puntosde control en régimen natural seleccionados para cali-brar el modelo de simulación de aportaciones men-suales. Como se observa en la figura 168, el ajuste esaceptable y justifica la utilización de esta sencilla leyregional.

En el análisis se han supuesto los siguientes escena-rios climáticos, considerados representativos de loque podría suceder en nuestro país en el futuroinmediato bajo la hipótesis de duplicación del CO2,prevista para el 2030:

• Escenario 1. Aumento de 1 ºC en la temperaturamedia anual.

• Escenario 2. Disminución de un 5% en la precipitaciónmedia anual y aumento de 1 ºC en la temperatura.

192

La Situación Actual y los Problemas Existentes y Previsibles

Figura 168. Relacionesentre aportación (A),precipitación (P) yevapotranspiraciónpotencial (ETP) en lospuntos de control

0

0,5

1

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2

2,5

3

0 0,5 1 1,5 2 2,5 3 3,5

P/ETP

A/E

TP

Registros históricos

Ley de Budyko

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En las figuras 169 y 170 se muestran las disminucio-nes porcentuales de escorrentía media anual respectoa la situación actual, resultantes para estos dos esce-narios.

En la tabla 42 se cuantifican estos efectos, mostrándo-se, para cada ámbito territorial, el valor medio del por-centaje de disminución de las aportaciones totales enestos dos escenarios climáticos considerados.

También se ha analizado un escenario extremo, muypoco verosímil, suponiendo una disminución de un15% en la precipitación media anual y un aumentoextremo de 4 ºC en la temperatura. Las reducciones enla aportación, en este caso, son mucho mayores, alcan-zando en algunos ámbitos valores superiores al 50%.

El análisis realizado permite concluir que el surestepeninsular, la cuenca del Guadiana, el valle del Ebroy la España insular, son las áreas donde el impactosobre los recursos hídricos se manifestaría más seve-ramente.

Los resultados obtenidos son del mismo orden demagnitud que las estimaciones de impacto sobre losrecursos realizadas en otras regiones del mundosimilares hidrológicamente a España, como es elcaso de California. En todo caso, y como ya se hadicho, estos resultados no deben ser tomados enmodo alguno como definitivos, sino como una lla-mada de atención, y un punto de partida para poste-

riores, y más precisos, estudios de impacto. Se debe,además, tener presente que, como se apuntó, losescenarios utilizados se corresponden con la hipóte-sis de duplicación del CO2 prevista para el 2030 yque este año queda fuera de los horizontes de la pla-nificación hidrológica actual. Esto no impide apuntarque, si el cambio climático antropogénico realmenteocurre, España podría enfrentarse en el futuro a unproblema serio de agravamiento de la escasez deagua en algunas zonas.

Por otra parte, se han propuesto otros escenarios cli-máticos que, junto al aumento de temperaturas en todoel año, prevén para nuestro país una disminución deprecipitaciones en verano, unida a un aumento de lasmismas en invierno. Ello hace que las menores apor-taciones por incremento de temperaturas y merma delluvias en verano (aumento de las sequías estivales)pudieran verse compensadas por mayores caudales eninvierno, generando un saldo final incierto, que podríaincluso ser favorable si se dispone de suficiente alma-cenamiento para las mayores escorrentías invernales.Ello vuelve a ilustrar sobre las importantes incerti-dumbres actualmente existentes.

Volviendo a los dos escenarios considerados, una ciframedia global representativa de ese cambio, proyectadaal segundo horizonte de la planificación hidrológica, ysensiblemente encajada en todas las horquillas de losdistintos ámbitos, sería del orden del 5-6 %, tal y como

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Libro Blanco del Agua en España

Figura 169. Mapa dedisminución porcentualde la escorrentía parael escenario 1

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muestra el gráfico de la figura 171. El efecto que estadisminución de los recursos naturales podría tener enlos recursos disponibles peninsulares se ha evaluado, demodo global, en torno a un 4% (Garrote et al., 1999).

Dadas las grandes incertidumbres que actualmenteconllevan semejantes estimaciones, no parece razona-ble avanzar más allá -y ya es bastante aventurado- deestas grandes cifras agregadas (como ejemplo, losmodelos climáticos suelen considerar a toda Españacomo una región climática única), debiendo conside-rarse por ahora un ejercicio ilusorio y puramente espe-

culativo descender a mayores detalles o niveles dedesagregación espacio-temporal.

En definitiva, y aunque, como se ha dicho, la realidadde este proceso no está aún contrastada científicamentede forma indiscutible, si se desea una estimación pru-dencial y razonable de los impactos del posible cambioclimático antropogénico sobre los recursos hídricos enEspaña, podría admitirse para todo el país, de formaglobal y genérica, una disminución del 5% en las apor-taciones totales en régimen natural al segundo horizon-te (o largo plazo) de la planificación hidrológica.

194

La Situación Actual y los Problemas Existentes y Previsibles

Ámbito Escenario 1 Escenario 2

Norte I -3 -10Norte II -2 -10Norte III -2 -9Duero -6 -16Tajo -7 -17Guadiana I -11 -24Guadiana II -8 -19Guadalquivir -8 -20Sur -7 -18Segura -11 -22Júcar -9 -20Ebro -5 -15C.I. Cataluña -5 -15Galicia Costa -2 -9Baleares -7 -18Canarias -10 -25España -5 -14

Figura 170. Mapa dedisminución porcentualde la escorrentía parael escenario 2

Tabla 42. Porcentaje dedisminución de laaportación total, porámbitos deplanificación, para losescenarios climáticosconsiderados

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Junto con esta disminución, parece esperable unamayor variabilidad anual e interanual, que se expresa-ría por un aumento en el rango de los caudales, y cuyacuantía, hasta el momento, se ignora.

3.1.8.3. Conclusiones

Tanto por razones de la variabilidad natural de losfenómenos hidrológicos, como por la posible inci-dencia de un cambio climático de origen antropogé-nico, es dudoso que deba admitirse, como supuestode diseño desde el punto de vista de la planificacióny gestión del agua, que el registro hidrológico delfuturo será igual al del pasado, o dicho de otra forma,que los flujos hidrológicos deban ser consideradosestacionarios en el largo plazo.

La incertidumbre intrínseca de nuestra actual estima-ción de valores medios de aportaciones naturales enEspaña (error estándar de la media), debida a la lon-gitud de las muestras disponibles, oscila entre un 3 yun 12%, según el ámbito de planificación considera-do, y con un valor medio para todo el país próximo al5%. Además, aún en ausencia de cambio climático deorigen antrópico, el clima europeo muestra variacio-nes multi-decadales, con diferencias apreciables entre

tales periodos, aunque el análisis estadístico de estavariabilidad, en las muestras disponibles, no permitaconcluir la hipótesis de no estacionariedad de lasseries hidroclimáticas. En el caso español, hay indi-cios para suponer que el periodo de referencia emple-ado en la planificación hidrológica de cuenca puedeser ligeramente más húmedo que el periodo hidrome-teorológico instrumental, aunque esto no pasa de seruna mera hipótesis, no confirmada estadísticamente.

Visto en este contexto, el posible cambio climáticoaparece como un elemento más de incertidumbreañadida, que puede quedar embebido dentro de estavariabilidad natural, o discernirse de ella en un futu-ro más o menos lejano.

En definitiva, y como resultante de todas estas cir-cunstancias superpuestas, parece oportuno reconside-rar la forma en que los recursos hídricos son evaluadosen el largo plazo desde el punto de vista de la planifi-cación hidrológica. Acaso una prudencial reducciónde sus valores esperados (p.e. en torno al 5% en elsegundo horizonte de la planificación), junto con uncierto aumento de su irregularidad estacional (incre-mento del rango de caudales), sea una buena prácticapreventiva en tanto en cuanto avanza nuestro conoci-miento del fenómeno.

195

Libro Blanco del Agua en España

Figura 171. Porcentajesde disminución de laaportación total, paralos escenariosclimáticosconsiderados, en ellargo plazo de laplanificaciónhidrológica

-16

-14

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Escenario 2Escenario 1Medio global


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