Date post: | 31-Mar-2016 |
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UNA LITERATURA
DE PASO #26
Coordinación editorial:
Mario Eduardo Ángeles.
Equipo editorial:
Mo. Eduardo Ángeles, Pedro Serrot, Jesús Reyes, Lizeth
Briseño.
Consejo Editorial: Miguel Escamilla, Salvador Huerta, Pedro M. Serrot, Erich Tang, Mo. Eduardo Ángeles,
Jesús Reyes.
Agradecimientos especiales a la Facultad de Lenguas y Letras de la Universidad Autónoma de Querétaro, a Roxana Jaramillo, Diana Isabel Enríquez, Cristian Padi-
lla, Tzolquín Montiel, Enrique Ibarra y David Morales.
Contacto:
México, Diciembre 2012.
Los derechos de los textos publicados pertenecen a sus auto-
res. Cuida el planeta, no desperdicies papel.
Carmen Ancira
(Bastet)
(Querétaro,
Qro., 1987)
Licenciada en
Lenguas Modernas - Español. Publi-
caciones en varios medios electróni-
cos e impresos, última colaboración
hecha para el congreso de Tlaxcala
"VIII Encuentro Internacional de Lite-
ratura Hispanoamericana 2012"
CONTENIDO
Rafflesia arnoldii
Reminiscencia
Miss Stump
Rafflesia arnoldii
“(...)el que no va a dejar opción a la duda o al rescate milagroso, ne-
cesita una gran determinación y
planea bien su muerte(...)”
Pedro de Isla
Rafflesia arnoldii
Y me preguntas de nuevo porqué
huele a carne muerta... es simple, niño.
De tantas veces que te lo he contado no
se como es que lo olvidas; o será que te
gusta escucharlo para poder imaginarlo
a través de mis palabras, una y otra vez.
Lo último que se supo de tu abuelo
fue que salió a dar un paseo al jardín
que colinda con el bosque, donde el lími-
La Testadura 1
te entre la flora doméstica y la vegeta-
ción salvaje no se puede distinguir con
facilidad, ahí donde las sombras se en-
trelazan con los aromas para crear un
ambiente sofocante y dulzón, como los
perfumes que usaba la abuela en vida, a
quien tú no conociste. Siempre pensa-
mos que esa era la razón por la que el
abuelo gustaba tanto de ir a ese lugar,
de perderse por horas en el ambiente
fascinante donde evocaba a su fracción
de alma que partió de su cuerpo antes
que el resto.
Tiempo antes de su desaparición,
nos advirtió que conservaba un espacio
La Testadura 2
libre de vegetación para colocar una
planta muy especial y a la que esperaba
con una gran inquietud. Nosotros rara
vez visitábamos ese lugar debido a su
contagiosa melancolía, pero un día nos
pidió con especial atención que lo
acompañáramos, para mostrarnos el
sitio elegido. No sabíamos a qué planta
se refería pero nos dio indicaciones de
cómo cuidarla, y con cierta sensación de
alejamiento anticipado, nos pidió que la
dejáramos vivir en ese sitio, por más
inconvenientes que representara. No
tuvimos objeciones y la conversación
sobre la nueva flor finalizó ahí.
La Testadura 4
El abuelo siguió cuidando del jardín
probablemente con más esmero e inte-
rés de lo que se cuidó a sí mismo. Las
personas mayores suelen cuidar plantas
porque siempre permanecen en su sitio
y en lugares estratégicos, formando par-
te de su vida cotidiana y escapando así
del olvido momentáneo o permanente.
Ellos se contagian de tranquilidad y es-
peranza, pues los efectos de sus reduci-
dos esfuerzos resultan placenteros a la
vista, gratificándose en la belleza natu-
ral, esa que ellos han perdido.
Como sabes, el abuelo estaba enfer-
mo y fue empeorando, al punto en que
La Testadura 5
tuvieron que amputarle partes de ambas
piernas y por lo tanto debía utilizar una
silla de ruedas. Al ver reducidos sus pa-
seos por el jardín, su desapego por la
vida fue en aumento. Una tarde, cuando
quedaban pocos minutos de luz natural,
nos comunicó el gran deseo que tenía
de ver su jardín con esas tonalidades y
lo fresco del momento. Lo llevamos has-
ta allí y al poco tiempo nos pidió que lo
dejáramos solo. Caminamos de regreso
unos minutos, entramos a casa y una
hora después decidimos ir a buscarlo.
A pesar de su condición médica,
él ya no estaba ahí. La silla estaba justo
La Testadura 6
en el lugar donde la colocamos, pero el
cuerpo había desaparecido. Lo busca-
mos toda la noche y no logramos encon-
trarlo, examinamos el lugar al día si-
guiente y al que siguió a ese. Días ente-
ros pasaron mientras diferentes grupos
de personas nos turnábamos para entrar
al bosque o continuar la búsqueda por
los alrededores. Más que tristeza, cierta
consternación con un poco de alivio nos
embargaba. Pasó lo que nos había anti-
cipado, se había ido.
Fue muy extraño para los demás
pero no para nosotros, su familia. Nues-
tro vínculo transmitía mucho más que
La Testadura 7
palabras y a través de un olor fétido que
surgió pocos días después de su desa-
parición y se apoderó de cierta parte del
jardín, sabíamos que no nos había
abandonado.
El olor era hasta cierto punto sopor-
table y pese a que jamás encontramos
el cuerpo, oler las entrañas de un cadá-
ver entre lo sublime de aquel lugar nos
hacía dudar de la lógica. Finalmente lo
encontramos, aquel olor provenía de un
cuerpo que vivía; una nueva flor roja,
inmensa, que ahora ocupaba el lugar
reservado. Quizá no fue la mejor de las
metamorfosis, pero un logro semejante
La Testadura 8
no se había oído jamás en la tierra.
Ahora él nos cuida desde su nueva
estadía, desde ese lugar que no puede
abandonar y donde se encuentra rodea-
do de todo aquello a lo que siempre
amó, concibiendo un aroma peculiar
que ninguna otra flor desprende y que
forma una amalgama de esencia de
muerte corporal con melancolía alusiva
a la ascendencia. Y cuando éste, su nue-
vo ciclo, expire, el resto de su alma po-
drá huir y encontrará a su complemento
que lo aguarda en el infinito, junto con
los astros. Dime ahora, niño ¿crees lo
mismo que nosotros?
La Testadura 10
Reminiscencia
“Todo nada, todo flota delante de mí cubierto con una espesa nube, y yo me entro en ese caos de sueños,
sonriendo.”
Johann Wolfgang von Goethe
“Así es el enigma del corazón hu-mano. Nunca he comprendido cómo
pudo abandonarme de aquella for-ma tan poco ceremoniosa, sin tan
siquiera un adiós, sin siquiera mi-rar atrás ni una sola vez. Es un do-
lor que me parte el alma como un
hacha.”
Yann Martell
Reminiscencia
En días fatídicos como este es cuan-
do regreso a ti a través de la memoria.
Los recuerdos me rasguñan, me llaman,
me persiguen y finalmente se manifies-
tan en sueños, donde me resulta imposi-
ble huir de ellos. Llevo varios minutos
contemplando la última fotografía que
nos tomaron juntos en aquel viaje re-
pentino a Winnipeg, cuando aún ignora-
La Testadura 13
ba la verdadera razón de aquella excur-
sión.
Recuerdo muy bien tu súbita deci-
sión aquel jueves por la tarde, cuando
decidiste que viajaríamos al día siguien-
te a Winnipeg para ver la más reciente
atracción de la ciudad durante ese in-
vierno: una docena de caballos atrapa-
dos en un río congelado. Por alguna
extraña razón, la idea te atraía sobrema-
nera y es que en realidad era el origen
de toda una significativa confabulación
en tu mente para modificar el curso de
tu vida, la cual no me incluía.
Durante el viaje en auto, hablamos
La Testadura 14
poco y el mal clima nos obligó a descan-
sar un par de horas en un hostal algunos
kilómetros antes de llegar a nuestro
destino, donde bebimos un poco de café
para reanimarnos y en algún momento
me contaste sobre la filosofía oriental
acerca de los caballos y el íntimo vínculo
con el acontecimiento del que seriamos
testigos. Aún recuerdo la escena: tu cara
apacible y los labios moviéndose en
armonía con las palabras que pronun-
ciabas. Me dijiste que en oriente la figu-
ra del caballo representa los cinco senti-
dos del cuerpo humano y cómo a través
de él creamos lazos con el plano existen-
La Testadura 15
cial de lo físico o material en el mundo.
Conocía de tu parte mística tan po-
co, que la mera idea de saber quien eras
me parecía ya un hecho ficticio, y ese
simple pero contundente suceso dio
paso a una insurrección de sentimientos
contradictorios en mí. Debí suponer que
era el primer presagio de una catástrofe
que sería terminante pero no inmedia-
ta.
Cuando continuamos con el viaje,
descubrí entonces el motivo por el cual
la única canción que escuchábamos
una y otra vez era “Goodbye horses” de
Q Lazzarus y pude interpretar el significa-
La Testadura 17
do que envolvía la letra, para finalmente
asociarlo con tu singular pasión al can-
tar específicamente la frase “Good-bye
horses, I'm flying over you”.
Finalmente, al llegar al sitio, tenías
un entusiasmo poco común y súbita-
mente comenzaste a relatarme tu teoría
sobre como los lazos que te unían con lo
terrenal ahora estaban rotos debido a la
muerte de esos caballos y que ahora
estabas obligado a trascender esas limi-
taciones. Queriendo otorgar una razón
lógica a mi fatídico futuro, argüí que
algún conocido tuyo, sabiendo el tipo de
inusitadas ideologías que tenías, cumplió
La Testadura 18
con la misión de informarte sobre el
suceso.
Ya estando a pocos metros del inci-
dente, nuestra sorpresa fue grande,
pues a pesar de ser el nuevo suceso del
lugar, había muy pocas personas cerca,
así que avanzamos y pagamos una pe-
queña cuota para tomar fotografías. Era
diferente a como lo habíamos imagina-
do, pues de los caballos sólo se podían
ver sus cabezas. El infausto aconteci-
miento dio paso a un espectáculo mór-
bido rodeado por una atmósfera omino-
sa que causaba cierto tipo de terror
ancestral, pues tales caras de sufrimien-
La Testadura 19
to y desesperación en animales por na-
turaleza hermosos e imponentes causa-
ba desconcierto, lo que hacia nacer en
la mirada de cualquier testigo un senti-
miento de culpa e incomodidad que los
alejaba paulatinamente.
Fue a través del guardia como nos
enteramos de lo que realmente sucedió:
a pocos kilómetros del rio, hacia el nor-
te, había una pista de carreras en la que
un granero se incendió hacía un par de
días al anochecer, por lo que los caba-
llos huyeron por instinto en dirección al
río, sin reparar en que estaba congela-
do; y a pesar de que tenía una gruesa ca-
La Testadura 20
pa de hielo en la superficie, el peso y la
fuerza de los caballos fue tal que lo rom-
pieron y terminaron atascados en él
quedando congelados a los pocos minu-
tos, sólo con el cuello y la cabeza al aire,
donde a través de sus facciones se po-
día observar el sufrimiento y la agonía
por la que pasaron antes de morir. Por
supuesto, la responsable de mantener
semejante exhibición surrealista indem-
ne, gracias a la baja temperatura, era la
estación del año.
Nuestros estados de ánimo eran por
completo discordantes: mientras mis
sentidos semejaban la atmósfera del mo-
La Testadura 22
mento estando abrumados y con cierto
sentimiento de hastío y repudio hacia
todo; tú estabas de lo más cómodo y
feliz, incluso sonriendo, razón con la que
hacías crecer el vacío que se había ins-
talado en ese lugar de mi alma que te
pertenecía, provocándome una apatía
mortal.
Fui presa de una ansiedad carroñera
de la poca dicha que aún tenía y quise
que nos marcháramos de inmediato.
Entendí que no podía hacer nada más
cuando aún con una sonrisa formidable,
anunciaste que te quedabas por tiempo
indefinido. Recuerdo que no aparté la
La Testadura 23
vista de tu figura al alejarte en dirección
al auto y volver con algunas de tus co-
sas, de las cuales, por cierto, tampoco
noté el momento en que las empacaste
en casa. Haciendo uso de la poca razón
que me quedaba y de un comportamien-
to maduro que escasamente se planta
en mí, decidí no hacer pregunta alguna y
despedirme con un beso en la mejilla.
Quizá si me hubiera expresado y te
hubiera retenido un poco más las cosas
no hubieran resultado de este modo.
Pero tampoco hubieras sido feliz, pues a
pesar de lo bien que ocultabas tu dis-
conformidad, siempre quedaba un res-
La Testadura 24
coldo en tu rabillo del ojo y tu espalda
indicándome que algo no andaba bien.
Finalmente, pude aceptar que esos
caballos significaban para ti una espe-
cie de representación apocalíptica a
través de la cual llegó un mensaje de
cambio inminente en tu vida. Regresé
sola a Calgary y te esperé una, dos, tres
semanas que se convirtieron en uno,
dos, tres meses que por último, se acu-
mularon hasta formar un año, antes de
verte de nuevo.
Y fue exactamente un año después
que se repitió la historia en el río conge-
lado, pero esta vez sólo hubo una muerte:
La Testadura 25
la tuya. Vaya coincidencia fatídica de la
vida, que queriendo recordarme, te unis-
te a mi memoria hasta el fin de mis días.
Lo que tú tampoco supiste es que pude
ser la culpable de tu partida, pues uno
de mis deseos inconscientes fue que
desaparecieras en aquel sitio, gracias al
cual, en aquella visita juntos, asimilé la
obsesión de la naturaleza humana por
lo subrepticio.
Cuando te volví a ver, te encontrabas
en un lustroso ataúd y te sentí tan cer-
cano, que en un impulso afectivo no
pude más que abrazarte, y estabas tan
frío como los pequeños copos que caían
La Testadura 26
afuera y se instalaban cómodamente en
la pequeña jardinera debajo de la venta-
na.
Todos necesitamos tener pequeños y
quizá insignificantes secretos, y lo que
no te dije aquel día era que habías deja-
do al descubierto que estábamos en
diferentes planos existenciales, por más
que compartiéramos los terrenales. Y lo
que tú no supiste y tampoco pudiste ver
en mis ojos es aquello que jamás plas-
me en papel o por cualquier otro lengua-
je, y fue que desde hacia un tiempo te
sabía perdido en una desesperanza
atemporal que habías ocultado y segui-
La Testadura 27
rías ocultando hasta la perfección antes
y aún después de mí.
Ahora sólo eres una voz que se difu-
mina y se pierde cada vez más y el sólo
hecho de pensarte en el olvido me abru-
ma por completo. Por eso todas las no-
ches voy a encontrarte a la habitación
sin luz, donde te veré en sueños y serás
eternidad durante mi existencia, donde
aún puedo encontrar una leve reminis-
cencia de lo que alguna vez fuiste.
La Testadura 28
Miss Stump
Miss Stump
El certamen de belleza alternativa
“Miss Stump” se complace en anun-
ciar la apertura de su convocatoria
para el año 2012.
Bases del concurso:
1)Podrán participar las personas de
género femenino nacidas entre 1985 y
1993, cumpliendo ya con la mayoría
de edad al momento de enviar sus
documentos.
2)Cualquier nacionalidad es aceptada,
dado que esta es un certamen de ca-
rácter universal.
3)La concursante deberá ser de comple-
xión esbelta* y grácil; dotada, ade-
más, de una belleza particular en el
rostro.
La Testadura 31
4)Debido a la existencia de nuestras
diversas categorías, se recomienda
realizar un análisis previo para poder
escoger la categoría adecuada en la
que se participará y deberá ser anota-
da en una hoja anexada al portafolio
personal, de tal manera que se pueda
agilizar el papeleo en las oficinas.**
5)Sólo podrán participar mujeres con
mutilaciones físicas exteriores
(visibles).
6)El motivo de las mutilaciones
(naturales o autoinfringidas) debe ser
especificado al reverso de las fotogra-
fías anexadas en el portafolio personal
La Testadura 32
solicitado.
7)El portafolio deberá ser enviado en el
transcurso del mes de octubre, tenien-
do como fecha límite el día 2 de no-
viembre.
* Debido a las alteraciones corporales,
no existe una medida en cuanto a centí-
metros o kilogramos máxima o mínima
requerida.
** Las categorías están especificadas
en el anexo I.
La Testadura 33
Portafolio personal:
1)Compuesto por ID, 5 fotografías de
cuerpo (in)completo (incluyendo un
desnudo cuidado y profesional) 5 foto-
grafías del rostro, de diversos ángulos
y distancias, sin retoque.
2)Añadir por escrito, por lo menos en
una cuartilla, las razones por las que
desea participar en el concurso.
3)Redactar otro documento donde expli-
que cómo ha cambiado su vida (tanto
física como psicológicamente) des-
pués de perder alguna parte de su
La Testadura 35
cuerpo. Si la mutilación fue autoinfringi-
da, especificar el motivo de manera más
extensa que lo descrito detrás de la(s)
fotografía(s).
4)En caso de utilizar muletas, silla de
ruedas o cualquier otro artículo para
discapacitados, estos deberán ser
fotografiados por separado (añadir 5
fotografías de los aparatos).
5)Anexar en un sobre datos personales y
Medidas antropométricas de adiposi-
dad, como el índice de masa corporal
(IMC), la razón cintura-cadera (RCC) y
la circunferencia de cintura (CC).
La Testadura 36
ANEXO I
Categorías según el grado de mutilación
del cuerpo:
A.Mutilación de primer grado (pequeña
o superficial). Una falange de cual-
quier dedo, oreja(s), nariz, ojo(s), algu-
nos centímetros de músculo, seno(s),
partes del cuero cabelludo, dientes,
lengua.
B.Mutilación de segundo grado (50%
del miembro). Antebrazo(s), antepier-
na(s).
C.Mutilación de tercer grado (miembros
completos). Piernas, brazos.
La Testadura 37
Premiación:
1)La premiación se llevará a cabo el día
30 de diciembre del año en curso, a
las 19:00 horas, en el palacio Zwinger
de Dresden.
2)El jurado estará conformado por los
integrantes del comité y la ganadora
Miss Stump del año anterior (quien
coronará a la siguiente ganadora), dos
médicos profesionales especialistas
en amputaciones, un psicoanalista ,
una entrenadora personal (con años
de trayectoria satisfactoria en el me-
dio del espectáculo) y tres fetichistas
La Testadura 38
de muñones.
1)Se harán tres premiaciones: primero,
segundo y tercer lugar.
1° Lugar:
I. Será la portadora de la corona y del
cetro Miss Stump por todo un año, has-
ta el día del concurso del siguiente año.
II.$2,500,000.00 euros, pago efectuado
en una sola exhibición.
III.Ser socialité en todos los eventos pro-
gramados, a los que deberá asistir con
el acompañante elegido para la oca-
sión.
La Testadura 39
IV.Manutención por un año de la gana-
dora en una suite presidencial en uno
de los mejores hoteles en Alemania
por todo un año.
V.Viajes por diversos países para realizar
conferencias sobre las mutilaciones
corporales.
VI.Viajes de placer con todo pagado a
10 destinos paradisíacos al rededor
del mundo, a escoger.
2° Lugar:
I. $100,000.00 euros mensuales por
todo un año.
La Testadura 40
II.Realizar campañas publicitarias foto-
gráficas y en video.
III.Realizar los comerciales publicitarios
de la marca Wagner©, artículos para
discapacitados.
IV.Asistir a eventos sociales donde será
la representante de Miss Stump.
V.5 viajes de placer con todo pagado a
diferentes destinos paradisíacos al
rededor del mundo.
3° Lugar:
I. $50,000.00 euros mensuales por to-
do un año.
La Testadura 41
II.Realización de campañas comerciales
de la marca Wagner© en persona y en
folletos.
III.Asistir a eventos y plazas comerciales
con el staff de Miss Stump.
IV.2 viajes de placer con todo pagado a
dos destinos paradisíacos en el mun-
do.
La Testadura 42
Adverising spots
(Greguerías anómalas)
I. Los organizadores de Miss Stump sa-
bemos que no hay nada más bello que
un muñón, resultado de una mutila-
ción limpia y bien hecha.
II.Atrévete a mostrarle al mundo tu ex-
traordinaria belleza, otorgando placer
visual.
III.El cuerpo humano fue creado para ser
contemplado, las modificaciones cor-
porales enfatizan tu personalidad indi-
vidual.
La Testadura 44
IV.¡No lo pienses más, sabes que esa
extremidad siempre te ha estorbado!
V.Esos tres kilos que te impiden a llegar a
tu peso ideal se encuentran en tu brazo
¿necesitas mas motivos?
VI.¡Contamos con el mejor directorio de
ferreterías de todas las ciudades en
cualquier país!
VII.No seas como las demás, lo que ver-
daderamente te hace original no es la
ropa o el maquillaje. Tampoco tu perso-
nalidad.
VIII.Nunca dejes en manos de cualquier
persona lo que deben hacer los profe-
sionales, tu vida depende de ello.
La Testadura 45
IX.Podrás preservar tus miembros ampu-
tados, no tienes que despedirte de
ellos de por vida.
X.Para la conservación, el formol es
nuestro mejor amigo.
La Testadura 46
EXCEPCIONES:
I. No se aceptarán a mujeres que hayan
tenido mutilaciones internas
(extirpaciones) de cualquier tipo de ór-
gano no vital e incluso vital (se incluyen
los abortos como mutilación interna).
II.El principal motivo, es que se requiere
de la participación física de la ganadora
y de su presencia en diversos actos pos-
teriores, sin encontrarse en estado de
putrefacción.
III.El segundo motivo es que este concur-
so está basado en la fisonomía
La Testadura 47
visible, en el aspecto externo.
IV.No se aceptan personas con cambio
de sexo (transexuales).
La Testadura 48
Historia del concurso
Este concurso inició en 1942 y fue
creado por el Doctor Erich Wagner y su
esposa Amelia Earhart, en Buchenwald,
Alemania. La pareja se conoció gracias
a su afición por los cuerpos mutilados
(gusto que nació en ellos desde jóvenes)
precisamente en la operación para reali-
zar la amputación de una antepierna,
siendo el Doctor el futuro esposo y la pa-
La Testadura 49
ciente, Amelia. Fue el inicio de un idilio
donde las heridas se atendían con peró-
xido de hidrógeno y se cubrían con ga-
sas.
La pareja luchó arduamente por la
legalidad de las mutilaciones corporales
sin razones médicas, infringidas a otros
individuos o a sí mismos. Sus argumen-
tos más fuertes aludían al suicidio, a la
eutanasia, o la inmolación tanto como
la autoinmolación. Sus razones más
fuertes eran la libertad y autonomía indi-
viduales y el derecho a elegir sobre el
propio cuerpo. Después de tres largas
décadas de afrentosos debates, obtuvie-
La Testadura 50
ron la aprobación por parte del gobierno
y dieron inicio a las acciones correspon-
diente para dar vida a su proyecto.
Amelia continúo permitiendo a su
esposo la realización de diversas mutila-
ciones en su cuerpo, con el único fin del
placer para ambos. Era una mujer suma-
mente bella y cuyo brillo interior aumen-
taba cada vez más, conforme su cuerpo
se unificaba en un solo muñón.
El primer concurso de llevó acabo y
con el llegó el momento de la principal
premiación y no pudo haber salido me-
jor. La recepción, la audiencia, las parti-
cipantes, los medios de comunicación...
La Testadura 51
Fue un éxito total. Era un espectáculo
impresionante: cuerpos mutilados por
doquier, personas lisiadas y humanos
cercenados, todo rodeado por una at-
mósfera de belleza y elegancia que con-
fluían y creaban un ambiente por com-
pleto trasgresor y original que embriaga-
ba a todos los concurrentes y los trans-
portaba, a través de una extravagante
atmósfera, a un paraíso idílico único.
La ganadora fue una mujer de 23
años de edad, cuyo nombre fue oculto
tiempo después, por respeto a Amelia.
Después de algunas semanas, fue adop-
tada por el matrimonio. Amelia, en ese
La Testadura 52
tiempo, ya era sólo un ángel sin extremi-
dades, un torso con cabeza. Un par de
meses después, estaba lista para la
última mutilación posible. A ella, el ce-
rebro no le interesaba tanto como el
corazón. No le dolía el intelecto tanto
como el alma. Tras una charla de lo más
cordial con su aún esposo, llegaron a la
conclusión de extirpar el corazón. La
amputación se realizó en el quirófano
donde se conocieron y que únicamente,
después de aquel acontecimiento, ha-
bía utilizado con su esposa.
Escogieron su fecha de aniversario
para realizar el último pacto de amor. A-
La Testadura 53
ilustración: pulpo santo
melia se fue consciente de que el ca-
mino que había escogido acabaría con
ella rápidamente, pero la tranquilizaba
saber que a la siguiente le pasaría lo
mismo. Él, a modo de pacto final, le
otorgó la mitad de su propio corazón,
que introdujo en el cuerpo de Amelia
tras su muerte.
El quirófano utilizado como templo
para poner fin a su amor, precisamente
donde éste comenzó, fue cerrado por
largos años. Después de esto, se abrió
de nuevo y se inauguró con la modalidad
de pequeño museo, donde actualmente
se exhiben los primeros instrumentos de
La Testadura 56
mutilación utilizados en humanos.
En los primeros años, el concurso
tenía índole nacional. Era sorprendente
la cantidad de solicitantes que enviaban
sus documentos desde otros países, aún
sabiendo que la convocatoria se limita-
ba a un sólo país. Debido a este motivo,
el concurso adoptó un carácter mundial.
El trabajo se volvió mucho más pesa-
do y fue entonces cuando Erich hizo una
convocatoria para formar un staff, que
se encargara de realizar todo lo necesa-
rio para la continuidad efectiva del con-
curso. Amigos y seres queridos fueron
los elegidos.
La Testadura 57
Pasaron los años y Erich murió debi-
do a un ataque cardíaco a sus 85 años
de edad, otorgado placenteramente por
su séptima esposa, mediante una fela-
ción. Su doctor afirmo que murió feliz y
sus allegados lo corroboraron en el fu-
neral, pues en el ataúd se podía obser-
var una enorme sonrisa en su pálido
rostro.
Desde entonces, el staff continúa la
labor de Erich Wagner y Amelia Earhart.
Decidieron obedecer la observación de
Erich, como lo dejó por escrito, en su
testamento. Entre otras cosas, redactó
que habría muchos problemas para deci-
La Testadura 58
dir sobre una sola persona que conti-
nuara a cargo de tomar las decisiones
más importantes, y que quizá habría
desacuerdos sobre quién lo haría. Por lo
tanto, aconsejaba que el mando queda-
ra a cargo de todos, de manera equitati-
va.
Fue enterrado en el cementerio de
Ohlsdorf, en Hamburgo, Alemania. Se
puede leer en el epitafio de su tumba:
“E. Wagner, sólo tu pudiste cercenar los
clichés a la humanidad.”
La Testadura 59