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Las milicias en América

Date post: 05-Jul-2015
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Estudio partiendo de fuentes del Archivo de Indias sobre las generalidades de las milicias con un apartado particular sobre el estudio del uniforme y la construcción de este como un objeto dentro de una dialética de poder.
27
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Page 1: Las milicias en América
Page 2: Las milicias en América

2

Índice de contenidos

Introducción .................................................................................................... 3

Justificación y contexto de las milicias en América .......................................... 4

Las milicias en América del Sur: ....................................................................... 8

El Papel de las Milicias en Perú................................................................... 11

El uniforme militar en Perú ........................................................................... 16

El uso del uniforme .................................................................................... 17

Composición del uniforme ......................................................................... 19

Telas, confección y comercio...................................................................... 20

Financiamiento del uniforme ..................................................................... 23

Conclusiones ................................................................................................. 25

Bibliografía .................................................................................................... 26

Page 3: Las milicias en América

3

Introducción Saber que Cristóbal Colón llegó a América y la “descubrió” y de ahí saltar al

periodo independentista en la región es el proceso común dentro del imaginario

colectivo, dentro de lo considerado como cultura general. Tristemente (o

venturosamente) es esta realidad lo que compromete la labor del historiador

colonialista, colocándole un reto ante la “gran audiencia”, puesto que es más que

evidente que no es posible delimitar un largo periodo de más 300 años a dos

generalidades y per se simplificar y allanar los relieves que existen en la realidad

socioeconómica y política de América bajo el dominio español, e inclusive obviando

la conflictividad existente.

Un eje para comprender la textura que posee la historia colonial lo

representan las milicias, las cuales son la respuesta ante la conflictividad planteada

por la amenaza de la soberanía española, un cuerpo militar nacido de las

necesidades españolas y conformado por los propios habitantes de las colonias

americanas. El análisis de esta estructura administrativa y de defensa permitirá

contemplar la intrincada situación geopolítica vivida a inicios del XVIII y finales del

XIX.

Así en el presente trabajo analizaremos las milicias, tratando de

contextualizar a grosso modo su surgimiento, conflictividad, función, estructura y

vestido privilegiando el caso de América del Sur, cuando sea posible y

delimitándonos en el Perú, debido a la cantidad de documentación disponible y

consolidada sobre este virreinato, permitiéndonos un análisis más exhaustivo y

justo para comprender que a partir de Perú, es posible extrapolar, con las

precauciones y no abusando de la generalización, para comprender la situación de

esta gran región geográfica en la cual la presencia de España, Holanda, Inglaterra y

Portugal, era un asunto de convivencia y astucia para la defensa particular.

Page 4: Las milicias en América

4

Justificación y contexto de las milicias en América Reconocer a las milicias en América, y en el caso particular de América del

Sur, requiere antes definir las causas que llevan a la formación de las mismas. Así

es posible encontrar en América una imperiosa necesidad que a finales del siglo XVI

a XIX surge de la mano del peligro que corría la soberanía española sobre los

territorios que abarcan desde California, Luisiana, Florida hasta Tierra del Fuego en

el borde de América del Sur, en donde debemos de recordar que la Corona

Española no sostenía un mando hegemónico en todos los territorios americanos.

Por demás cabe resaltar que a finales del siglo XVIII los ataques a las

ciudades caribeñas se convirtieron en un peligro inminente para los intereses de la

Corona, siendo principalmente los económicos los que sufren un proceso de

“drenaje” de las utilidades económicas y procesos de violencia, aunque menos

frecuentes, dentro de sus colonias; así y ante esta presión, primordialmente

exterior, España se ve obligada a invertir en defensas para las ciudades costeras: el

punto neurálgico y usufructo al cual era necesario proteger de la manera que fuera

posible. La conformación de las milicias corrió a cargo de las autoridades locales,

bajo mandato de la Corona, siendo en sus inicios no determinadas como tales,

debido a la desorganización y falta de lineamientos reales.

Durante los primeros años del siglo XVIII, España se encontraba en una

disyuntiva alrededor de quien se convertiría en el nuevo monarca, en cuanto a

América la situación de las defensas era sin lugar a duda precaria, a finales del siglo

XVII esto se demostró con los ataques que se dieron a Cartagena de Indias y

Guayaquil en donde los asaltantes salieron airosos; de esta forma se demuestra la

gran fragilidad y fracturas que presentaba el viejo sistema defensivo implantado

por Felipe II.

Page 5: Las milicias en América

5

Un factor importante dado principalmente en el Caribe y Centroamérica, es

el asecho de los ingleses, los cuales se hicieron presentes en la escena contra el

monopolio español, pero estos se inclinaban en otras actividades como el

contrabando debido a que estos se introducían en las islas y en los puertos de las

colonias españolas, sin embargo los colonos españoles también cooperaban con

este tipo de comerciantes ilegales y alegaban que habían sido forzados al comercio,

más contrario a esto manifiesta Fagg la presencia de un avisado contrabandista que

consistía en que

“después de lanzar algunas descargas al aire enviaba una sanguinaria

amenaza por escrito a los colonos, que, aparentemente débiles y

acobardados, finalmente estarían de acuerdo, bajo “coacción” en

vender sus artículos.” 1

Las condiciones de las fuerzas y fortalezas españolas en los principales

puertos rápidamente, y luego de diferentes enfrentamientos, demostraron no ser

lo suficientes como para contener los ataques británicos, por lo cual surgió la

necesidad de fortalecer los fuertes y sobre todo aumentar el ejército, más no

obstante es justo indicar que la inversión se vio limitada a finales del XVIII puesto

que España afrontaba su propia guerra contra la invasión francesa.

Manifiesta Marchena que

“también era imperiosa la necesidad de reorganizar y aumentar al

ejército. Aumentar las guarniciones regulares repartidas por toda

América era posible solo en grado limitado, debido al enorme costo

1 Kuethe, J. Allan, Marchena Fernández, Juan. Soldados del Rey, El ejército borbónico en América colonial en

vísperas de la Independencia. Editorial Publicacions de la Universitat Jaume. Italia. 2005. 301.

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6

de mantener en pie efectivo un ejército, especialmente con las

necesidades presentes en Europa.” 2

La reorganización del ejército en América, tal y como consideramos

anteriormente, no era la prioridad española, lo que produjo un deterioro de las

fortificaciones, la pausa en la construcción de nuevos navíos, lo que a su vez

provocó el descenso del milicianos, y de los pocos se conformaron conformaban

milicias mal o poco armadas, las cuales a pesar de estas condiciones eran efectivas

contra incursiones de piratas o desordenes públicos, siendo menos incisivos ante la

carencia de inversión armamentística y capacitación.

La conformación de cuerpos milicianos adiestrados cambia el panorama de

esta clase de protección civil en las cuales se incorporaron uniformes, armamento,

así también como escuadrones de caballería y también regimientos estandarizados,

como otro elemento fue el enviar para entrenar a las tropas españolas con

experiencia lo que favoreció las condiciones de las milicias. Sin embargo las fuerzas

armadas que existían se encontraban repartidas, pertrechas, mal pagadas y

además el inmenso tamaño de la geografía americana provocaba que estas se

encontraran aisladas unas de otras; aunado a esto existía un cierto abandono por

parte de las autoridades de la metrópoli y un desarraigo pues no sentían una férrea

lealtad al nuevo monarca, el cual no conocían ni reconocían.

Por otro lado se daba la necesidad por un mayor reclutamiento voluntario,

esto provoco que gran parte de las fuerzas armadas estuvieran conformadas por

los sectores marginales de la sociedad3. La profesión de militar se había convertido

en un descenso en el status para cualquier persona con cierta consideración social.

Más hemos de recordar los pocos incentivos que existían, entre los que estaba el

fuero militar, el cual les daba la capacidad de ser juzgados por un tribunal marcial y

2 Ibíd. 24

3 Marvall, José Antonio, Estado Moderno y mentalidad social, Madrid, 1972, vol. II pp. 542

Page 7: Las milicias en América

7

no civil, lo que a la postre podía resultar beneficioso y la exoneración de pago de

tributos, puesto que hemos de recordar el carácter voluntario de los que se unían a

las milicias.

Con la salida de los Habsburgo y la llegada de los Borbones al poder se da

una transformación total en cuanto a las fuerzas armadas en América. Surge una

preocupación por enaltecer la profesión militar, principalmente porque se

consideraba que la institución militar seria la representación de la autoridad del rey

en el nuevo mundo.

La oficialización de la carrera militar se da siguiendo las mismas directrices

que tenía el ejército Ibérico. Una de las medidas más importantes para la

oficialización de los ejércitos fue el establecer un conjunto de requisitos de ingreso,

entre los que se encontraba el de la nobleza de sangre. Producto de esta necesidad

de sangre noble o al menos perteneciente a las elites locales, se empieza a

evidenciar una falta de oficiales lo cual provoco un aumento en los ascensos de los

oficiales criollos. Valga decir, que además y como manifiesta Payne, las milicias

estaban

“vigiladas por un oficial del ejército regular quien visitaba y clasificaba la

tropa; dicha clasificación tenía fuertes matices racistas y clasistas, dado que se

dividía a los sujetos por etnia y ocupación.”4

La creación de estas nuevas compañías se da gracias a los llamados

reglamentos de plaza, los cuales consistían en un conjunto de normas de obligada

aplicación en cada uno de los antiguos regimientos, que iban desde la guarnición

4 Payne, Elizet Payne. El puerto de Truxillo, un viaje hacia su melancólico abandono. Editorial Guaymuras,

2007. 72

Page 8: Las milicias en América

8

que debía existir en cada una de las compañías, hasta la cantidad de armas que

debían tener y el modo de financiarlas5.

Las milicias en América del Sur: Hemos de referirnos al cuerpo miliciano en América del Sur con las mismas

particularidades que presentan los cuerpos centroamericanos, debido a que en su

conformación, van destinados hacia un mismo punto, más hemos de contemplar

las características regionales de la región, así tenemos por ejemplo los casos de los

virreinatos de la Nueva Granada, de la Plata, y nos abocaremos especialmente a

analizar el caso del virreinato del Perú.

En el caso de Nueva Granada, cuyo centro era la actual Colombia, contenía

en sus territorios a la histórica ciudad de Cartagena de Indias, la cual manifestó una

importancia primordialmente como puerto de entrada y salida de productos hacia

España y América del Sur, lo que nos permite inferir la importancia de su

resguardo. La bahía fue el aspecto más importante al cual destacaron milicianos las

autoridades locales, pues les permitía una defensa efectiva contra ataques del

enemigo apoyado de una defensa pasiva centrada con la construcción de

fortalezas, las cuales fueron una constante a lo largo del periodo colonial, debido a

los ataques periódicos que recibía la ciudad6.

En caso particular, las milicias de este virreinato protagonizaron una lucha

propia, pues pelearon por el derecho al fuero militar7 que tenían los soldados del

ejército normal de la Corona.

5 Marchena, Juan. Ejército y milicias en el mundo colonial americano, Madrid. 1992.

6 Redondo, Maruja Redondo. Cartagena de Indias: cinco siglos de evolución urbanística. U. Jorge Tadeo

Lozano, 2004. 42 7 Torres, César, y Rodriguez, Saúl. De milicias reales a militares contrainsurgentes: la institución militar en

Colombia del siglo XVIII al XXI. Pontificia Universidad Javeriana, 2008. 209

Page 9: Las milicias en América

9

Era claro que la élite no le quería otorgar ese derecho, pues quienes estaban

pidiendo el fuero eran pardos y morenos, y estos eran considerados por la élite

como gente viciosa y pendenciera; hay que entender que el entregarle el fuero

militar a las milicias era una movida estratégica por parte del Gobierno Colonial

para así hacer atractivo el servicio de armas a este amplio grupo de la población.

Hasta los mismos integrantes de la tropa veterana creían que no era conveniente

darle esos privilegios a los cuerpos milicianos a pesar de que algunas milicias las

integraban blancos, estos integrantes de la tropa veterana veían al igual que la

élite, que al entregarles el fuero militar a las milicias iba a cambiar el orden social y

político que se vivía en esa época. Lo cual podría acarrear múltiples consecuencias

a la organización de la época, puesto que al otorgarse el fuero se iban a crear

nuevos sentimientos de pertenencia.

Un ejemplo del orden social que se vivía en la época, es un caso que sucedió

en la misma Cartagena cuando un personaje llamado Longaray8 tenía problemas

con la justicia, le cual realizó un movimiento sumamente estratégico al integrarse a

la milicia de Cartagena y así poder evadir momentáneamente el proceso que se le

seguía por fragilidad sexual y maltratos contra su esposa; posteriormente se

incorporaría en la lucha de la instauración del fuero militar.

En el caso del virreinato de la Plata, el cual se extendía de Argentina, Bolivia,

Uruguay, Paraguay y parte de Chile, valga destacar el reglamento promulgado en

1801 en donde se establece que la edad para servir en las milicias en tiempo

normal era de los 16 años a los 45 años de edad, salvo en tiempo de guerra en

donde a todos, sin distingo de edad correspondía esta obligación.

Los milicianos debían de acudir a servir, con caballo propio y su apero o silla

de montar. Contrario a los demás casos observados aquí podemos observar que se

8 Torres, César, y Rodriguez, Saúl. Ibíd. 211

Page 10: Las milicias en América

10

les socorre con una ración de carne, tabaco, yerbamate y galleta para su sostén,

además que en el tiempo del virrey Juan José Vertiz y Salcedo9 se les otorgó a los

milicianos apostados en los fuertes, o se les daba de pago veinte pesos para su

sostén. Un problema a raíz de la distribución de los alimentos radicaba en que en

ocasiones había épocas en las cuales el suministro escaseaba y esto daba al traste

con la lealtad de los milicianos, los cuales tenían su lealtad sujeta a este beneficio.

En general sobre la actitud de los milicianos bonarenses, los cuales seguían

los mismos lineamientos dados por toda América en Reglamento de milicias de la

isla de Cuba, redactado en 1764, por el conde de Ricla y Alejandro O´Reilly, el virrey

Vértiz manifestó que:

“aborrecen la sujeción, la obediencia y la disciplina; son propensos

al complot y la rebelión y siendo de naturaleza vagante y relajada,

mudan con facilidad de domicilio, para concurrir a las salidas

contra los infieles, aun cuando se trata de su propia defensa, la de

su casa, familia y hacienda. En campaña no tiene límite su

deserción”10

El reglamento de 1801 establecía que todo aquel que integraba las milicias

debía de reunirse en sus unidades cada domingo, con el fin expreso de recibir la

instrucción que veteranos militares les darían. Se resolvió hacerlo de tal manera

puesto que los integrantes de las unidades de infantería y de artillería, vivían en

las localidades donde estaban asentadas estas, pero los que pertenecían a

fracciones o unidades de caballería, principalmente en la campaña, solo con buena

voluntad y un gran sacrificio, podían acudir cada domingo a las cabezas de partido

donde se impartía la instrucción.

9 Mayo, Carlos A., y Amalia Latrubesse de Díaz. Terratenientes soldados y cautivos. La frontera [1736-1815].

Editorial Biblos, 1998.53 10

Ídem. 54

Page 11: Las milicias en América

11

Debido a la reticencia por las distancias era así que un gran porcentaje de

hombres dejaran de asistir a estos ejercicios doctrinales, ya que por esos días

coincidían con las épocas de siembra, cosecha, recogida de ganado o porque

simplemente cualquier pretexto era válido para evitarse el trasladarse varias

leguas sin ningún beneficio personal, eso hacía que el adiestramiento de las

unidades de caballería no pudiera impartirse en forma normal, lo cual provocaba

una disminución de su capacidad operativa y por lo tanto, el rendimiento de los

milicianos del virreinato fue muy precario.

El papel primordial de estas milicias en el virreinato de la Plata fue la

defensa ante la invasión de Portugal e Inglaterra, siendo este último persistente,

tratando dos veces de apoderarse de la ciudad de Buenos Aires, más en ambas

ocasiones fueron derrotados por las milicias. El primer intento inglés se da en el

año de 1806, más no obstante ambos países estaban motivados en la incursión a

estos territorios debido a las minas de plata existentes en la región del virreinato.

Otro aspecto a destacar dentro de sus causas fundacionales era la defensa de sus

amplios limites ante la invasión de mapuches que usurpaban el ganado mediante

una táctica llamada malón, esto debido a la escasez de ganado cimarrón en la

región donde los mapuches habitaban, llevándolos a tomar esta acción11.

El Papel de las Milicias en Perú

La situación de Perú colonial tenía muchas peculiaridades como lo son sus

condiciones climáticas, ya que por ejemplo, Lima se encontraba en constante

crecimiento y embellecimiento, así como también era una efervescente capital con

una vida cultural no demasiado campesina, aunque no se encontraba en un

emplazamiento excelente, se allá asentada bajo un banco de nieves que oscurecía

la ciudad por meses agregado a esto que nunca llovía pero se conservaba fresco.

11

Mayo, Carlos A., y Amalia Latrubesse de Díaz. Ibíd. 23

Page 12: Las milicias en América

12

Lima fue una ciudad que era incluso comparada con las grandes capitales

europeas de la época. Muestra de la importancia de Perú, lo demuestra Fagg al

relatar la llegada del virrey a la ciudad, la cual

“había sido previamente embellecida con arcos del triunfo,

banderas y tapices; un desfile de milicia, colegios, universidades,

audiencia, cabildo y demás oficiales pasaban ante él, bajo sus

más esplendorosas ropajes.” 12

Al comprender a Fagg dentro del contexto de la cita nos es posible dibujar la

riqueza y esplendor que mostraba Lima ante la llegada del virrey, sino que también

evidencia que las milicias en el Perú ya contaban incluso con uniformes, lo que

indica sin duda alguna la formalidad de las mismas y la cantidad de recursos que se

le destinaban. Las milicias en el Perú, no tenían grandes periodos de participación,

puesto que no tenían guerra en que participar, sin embargo tuvieron su

oportunidad durante una sublevación en Quito, logrando suprimir el movimiento y

demostrando la importancia de las milicias aunque contaran con limitaciones.

Perú es la primera provincia en mostrar un rápido y sustancial crecimiento

de las milicias, las cuales se crearon al calor de la preocupación emanada de la

denominada guerra de los siete años, entre la Corona española y los ingleses.

Según V. Campbell, las milicias del virreinato del Perú en 1763 cuentan con

49 857 hombres: 16 034 en Lima y el resto se encontraba repartido en las costas.13

Esta distribución concuerda con el propósito para el que fueron creadas las milicias,

el miedo latente de una invasión inglesa indujo esta movilización de tropas

españolas hacia las costas y puertos.

12

Fagg, John Edwin. Historia General de Latinoamérica. Editorial Tauros Ediciones, S.A., Madrid, España. 1970. 378. 13

Campbell, Leon “After the fall: The reformation of the army of Perú, 1784-1816”, en Ibero-Amerikanisches, III, 1, 1977. 38-39.

Page 13: Las milicias en América

13

Al término del conflicto anglo-hispano la Corona ordena la desmovilización

de las milicias, sin embargo el virrey Amat y Junyent logra convencer a la Corona de

que no solo las mantenga sino que también las incremente. Gracias a este logro es

que en 1773 las fuerzas armadas del Virreinato se han casi triplicado.

Sin embargo, surge un nuevo problema el cual consistió en que no se

observan ni respetan los requisitos exigidos por las ordenanzas para el

alistamiento, además no se les dio tampoco una formación militar adecuada. La

necesidad de garantizar la defensa de las posesiones en América motivó que

dentro de las Reformas Borbónicas se dispusiera reorganizar las fuerzas militares.

Esta tarea se efectuó en base al “Reglamento para las milicias de infantería y

caballería de la isla de Cuba”, promulgado en enero de 1769.

Así el 20 de agosto de 1776 el nuevo virrey Manuel de Guirrior informa al

ministro de Indias que de los 96 396 milicianos a los que se hacía referencia en

1773, solo 15 184 podían considerarse aptos para la defensa de la capital.14 De esta

manera se demuestra que a pesar del gran número de combatientes con los que

“cuenta” el virreinato, se hacía imposible de ocultar las debilidades potenciales.

Por esta razón se recomienda al ministro de Indias que se le designe a las

milicias peruanas como urbanas, es decir, que su papel se vería relegado a resolver

y suprimir los conflictos internos, las revueltas locales y las insurrecciones que se

dieran por parte de los nativos.

La crisis económica que padece el virreinato se llega a traducir en una

importante reducción de sus gastos militares, las cuales a los ojos de sus

gobernantes no constituían ya una necesidad primordial. De esta forma el gobierno

14

Ibid, p. 278.

Page 14: Las milicias en América

14

central considera que su función no debe centrarse en la contención de ataques

exteriores.15

Con las reformas borbónicas llega al Perú, José Antonio de Areche quien

goza de extensas facultades económico-administrativas; este personaje va poner

una fuerte resistencia al proceso de organización de las milicias; ya que conceptúa

que la proliferación de unidades representa un peligro para el éxito de su tarea.

Hemos de recordar por demás que uno de los incentivos que se poseían para

integrar las milicias, y factor periódico en América, era la exención de tributos a los

oficiales y soldados milicianos16, lo que implica de inmediato que, a mayor cantidad

de milicianos, menor cantidad de ingresos al erario, lo cual atenta contra uno de los

principios de las Reformas Borbónicas, que nacen ante la imperiosa necesidad de

mejorar la recaudación fiscal.

Areche, y en fiel cumplimiento de las Reformas, busca estimular la economía

y la administración civil, en vez de reforzar las milicias. Dentro de ese contexto, el

enviado por la Corona levanta la cuantía de los tributos, instaura monopolios reales

sobre diversos productos y establece la “contribución militar”, con la cual se

pagaban los gastos por concepto de instructores veteranos; estos impuestos van a

causar el repudio de muchos pues según algunos las tropas regulares los

desprecian y abusan de sus mujeres, ya que las milicias provinciales se

autoproclaman con la misma autoridad que poseen las regulares.17

Luego de la batalla contra Túpac Amaru, a pesar de que la batalla es ganada

por las fuerzas españolas, se genera un critica importante alrededor de la forma de

actuar de las milicias; el mismo virrey admite que no es conveniente la instauración

de las milicias en zonas desleales, lo mismo que compuestas por gentes que no 15

Suárez, Santiago Gerardo. Las milicias: instituciones militares hispanoamericanas. Caracas: Academia Nacional de la Historia, 1984. 197. 16

Campbell, Leon Ibíd. 7-9. 17

Suárez, Santiago, Ibíd. 198.

Page 15: Las milicias en América

15

sientan un arraigo con el imperio; Areche considera que aun con entrenamiento su

utilidad es cuestionable pues su lealtad primaria es con sus hogares y con sus

campos.18

En relación con el papel que jugaron las milicias con el caso de Tupac Amaru

es importante recordar quién era este singular personaje, cuyo nombre era José

Gabriel Condorcarqui y según narra la historia, descendía del último inca quien fue

asesinado en 1572, quién se llamaba Tupac Amaru.

El segundo Tupac Amaru (como lo llaman los historiadores) era un

comerciante perteneciente a la clase media, los conflictos con las autoridades

coloniales de Tupac comenzaron, cuando él quería obtener el título de marqués y

las autoridades no lo querían, ya algunos criollos veían en Tupac un caudillo

antimonárquico. Tupac ejecutó al corregidor lo cual no pasó desapercibido

causando un accionar revolucionario; a raíz de esto se conformó un ejército que

crecía día a día tanto así que a los pocos días ya contaba con 11 mil hombres entre

ellos indios, mestizos y negros. El movimiento primordialmente indígena

preconizaba y abogaba por el respeto a las estructuras y formas de organización

Inca, con el ayllu y demás.

Desafortunadamente para los intereses indígenas, Tupac Amaru fue

apresado por el general Ventura Landa esto en Tananico en compañía de su mujer

y dos hijos19. Además de provocar fuertes críticas la batalla de Túpac Amaru,

Areche solicita en 1782 que envíen regimientos españoles que eviten la recurrencia

de las revueltas internas y que se impongan a los militares peruanos.

Cabe destacar que las milicias del Perú al igual que en el resto de América en

su mayoría están conformadas por mestizos, mulatos y negros. De esta manera es

18

Campbell, Leon. Ibid 126-153. 19

Documentos para la historia de la sublevación de José Gabriel de Tupac-Amaru: cacique de la provincia de Tinta, en el Perú. Imprenta del estado, Perú 1836.

Page 16: Las milicias en América

16

fácil evidenciar que la defensa del territorio está en manos de los que son

considerados como castas bajas, es por esto que se da un desprestigio de las

milicias, las elites no se interesan en lo más mínimo por ingresar a estos cuerpos

militares.

Con el fin de la guerra con Gran Bretaña la corona española envía dos

regimientos, el Soria y el Extremadura, los cuales vienen a despachar de alguna

manera a las milicias, estas últimas se ven obligadas a asumir un papel secundario;

de esta forma las fuerzas armadas del Perú quedan reclasificadas en disciplinadas y

urbanas.

Las milicias urbanas en el Perú van a padecer todos los males que

padecieron sus similares en todas y cada una de las colonias españolas, la corona

no quiere ni puede articular una política miliciana medianamente coherente y se

muestra renuente a brindar a los milicianos y sus compañías adecuado alojamiento

institucional, así como los implementos necesarios para la labor militar. 20

El uniforme militar en Perú La suntuosidad colonial del virreinato peruano, asentado en la ciudad de Lima,

era admirada hacia cualquier punto que se dirigiera la mirada, durante el siglo XVIII

las calles limeñas se veían engalanadas con finas telas, colores, joyas, y sobre todo

con portentosos individuos, quienes delegaban en su indumentaria el honor y el

poder.

Hemos de tratar, como parte del proceso necesario de la comprensión de las

mentalidades y la vida cotidiana de la época centrándonos en el uniforme militar,

el cual constituyó un símbolo de suma importancia en la identificación de los

sujetos dentro de la sociedad colonial, y que permitió la visibilización de hombres

20

Suarez, Santiago, Ibíd. 98.

Page 17: Las milicias en América

17

IMAGEN 1

Uniforme militar siglo XVII

Alonso, “Los uniformes”, 153

que anteriormente no representaban más que un simple artesano o campesino,

pero con las Reformas se convirtieron en defensores de “la autoridad y poder del

rey y del estado.”21

El uso del uniforme

La implementación de un atuendo específico

para todos los miembros de un cuerpo defensivo es

una de las innovaciones y reestructuraciones que

trajo consigo el cambio de casa imperial. Durante la

estancia de la dinastía de los Habsburgo en el trono

de España, los soldados no eran distinguidos por los

demás, a no ser por su porte y presencia; la

variabilidad y exageración22 de la ropa era lo común así como un denotada usanza

flamenca en su vestir, sin embargo, es hasta principios de la segunda mitad del

siglo XVI que se establece una primera norma que tendió a uniformar, la cual

consistió en la utilización de un chalequillo rojo con mangas amarillas, luego fue

una banda roja y la cruz de San Andrés.23

La reestructuración de que se hizo mención primeramente, es la acaecida a

lo lapso del siglo XVIII, con el advenimiento de la familia Borbón al reino de España,

la luz imperante en Francia inundó el reino dejado por los austriacos, lo que

significó un cambio significativo. Las ideas ilustradas se impregnaron en la forma de

21

Medina, Carlos “El uniforme artillero en América” en: Militaria, Revista de cultura militar (Madrid: España, Universidad Complutense de Madrid, 1997),58 ttp://revistas.ucm.es/amm/02148765/articulos/MILT9797220057A.PDF 22

“Durante los reinados de la monarquía austriaca, y antes de ella, se distinguía a los soldados del resto del pueblo, principalmente por su porte y por lo general por una cierta exageración en el tamaño y colorido de sus adornos, botas, espuelas, bandoleras y cueros necesarios para soportar las armas”. Alonso, Vicente, “Los uniformes del museo del ejército” en: Militaria, Revista de cultura militar (Madrid: España, Universidad Complutense de Madrid, 1997),149 http://revistas.ucm.es/amm/02148765/articulos/MILT9797120149A.PDF 23

Caballero, Antonio, “Distinción social y poder en el ejército colonial de los Borbones” en: Buenavista de Indias (Sevilla: España, Ayuntamiento de Sevilla y otros, 1992), 59

Page 18: Las milicias en América

18

IMAGEN 2

Uniforme militar siglo XVIII

Alonso, “Los uniformes”, 153

concebir el imperio. La centralización del poder, las intendencias, la apertura

comercial, la reducción del poder eclesiástico, fueron las principales medidas que

los borbones instauraron; aparte, la protección de los territorios de América frente

a la amenaza latente de los ingleses configuró una reorganización de las fuerzas

defensivas, obligó a la incorporación de los habitantes comunes a tales cuerpos,

debido al elevado costo que representaba un ejército oficial y entrenado, lo que

conllevó a la formación de las milicias disciplinadas.

Como su nombre lo dice, tales milicias se diferenciaron de las predecesoras

por su orden, su disciplina; la racionalidad con la que se manejaba la

administración de España y la Indias se evidenció de igual forma en las milicias y el

ejército. Si durante el siglo XVII los soldados se engalanaban con cualquier ropaje

que de una u otra forma los distinguiera, ahora la distinción vendría por la

uniformidad; a su vez esta homogeneidad era reflejo del pensamiento ilustrado

que prevalecía el entendimiento del estado monárquico como un todo al cual el

soldado, funcionario público o demás individuos pertenecían; las acciones de

carácter individual eran aborrecidas, se privilegiaba el actuar de los milicianos

como “unidad militar”.24

Los monarcas Felipe V y Fernando VI

dedicaron sus reinados respectivos al

ordenamiento del imperio, el primero de ellos

empieza a adaptar el uniforme español al usado

por los soldados franceses,25 pero es con Carlos

III que el ejército y las milicias enfrentan los

24

Ibid, 60. Lorenzo, María Jesús, “El uniforme de las compañías de artillería en la América colonial” en: Militaria, Revista de cultura militar, (Madrid: España, Universidad Complutense de Madrid, 1997),75 http://revistas.ucm.es/amm/02148765/articulos/MILT9797220075A.PDF 25

Alonso, Ibíd.

Page 19: Las milicias en América

19

mayores cambios, ya que las bajas dejadas por la guerra de los siete años puso en

realce la inoperancia y deficiencia del ejército. Las milicias disciplinadas o

reformadas fueron vistas con buenos ojos por ambas partes involucradas, la corona

porque obtenía servidores en todas partes del reino que se identificarían con la

causa de la protección del territorio y sobre todo con la defensa de la autoridad del

rey; por otro lado, los súbditos aceptaban la reforma porque observaban en estas

milicias su prestigio social y su mejoramiento en el nivel de vida, inclusive las castas

fueron favorecidas ya que se les permitió involucrarse en estos nuevos organismos

del estado monárquico Borbón.26

Composición del uniforme

Como cualquier vestimenta el uniforme militar, para nuestros efectos el del

Perú, consistió en un ropaje de múltiples elementos; y considerando la época de

que hace mención el presente trabajo, siglo XVIII, la moda se regía por los

parámetros provenientes de Francia.

Ya que el uniforme pretendía evidenciar un estatus especial dentro de la

sociedad colonial, el diseño se amoldó a tal designio, por lo que veremos una

suntuosidad propia de los franceses que corrompió la sobriedad de los siglos

anteriores, sin dejar de lado la pulcritud y homogeneidad que se pretendía,

reflejando así el orden del estado en general. La casaca, la chupa y el calzón fueron

las tres piezas esenciales del uniforme militar. Además de las ya mencionadas

partes del uniforme, la camisa con cuello y manga larga que iba por debajo de la

chupa, los calzoncillos que llegaban hasta las rodillas, las medias, y por supuesto el

sombrero que por lo general era el conocido tricornio. Con respecto a los zapatos

María Jesús Lorenzo establece que: “los oficiales de infantería y artillería calzaban

26

Caballero, Ibíd., 58

Page 20: Las milicias en América

20

IMAGEN 3. Virrey Ambrosio O´Higgins. Marques de Osorno. Virrey del Perú. (Mujica, 143)

zapatos negros con hebillas, y los soldados, medio botín de cordobán. La caballería

usaba botas de montar.”27

Telas, confección y comercio

La realización del uniforme consistía en una actividad lucrativa que los

sastres limeños no podían pasar por alto. En los primeros años de los borbones los

uniformes ya confeccionados eran traídos desde Francia pues no había quienes

desarrollaran tal trabajo, ni en España, ni en las colonias de ultramar.28

Conforme la dinastía se iba consolidando en el poder y se dispersaba el

gusto por la moda francesa, así como las disposiciones en cuanto a uniformidad

militar, los sastres españoles y americanos se adaptaron a los nuevos estilos,

aunado a esto hay que considerar la llegada de inmigrantes quienes arribaron a

27

Lorenzo, 77 28

Alonso, 150

Page 21: Las milicias en América

21

territorios del imperio ibérico; este es el caso de algunos

franceses quienes elaboraban sombreros y se instalaron en

Perú.29 Primero que nada el diseño del uniforme, adaptado a

las condiciones ambientales del lugar, debía ser enviado a

España para que fuera aprobado.30 Después era necesaria la

importación de las telas, para lo cual el comercio más idóneo lo

representó Francia, pues en este cambio de perspectivas las

sedas italianas pasaron a un plano de poca trascendencia.31

La confección de las prendas milicianas podía realizarse

en España, enviándose los uniformes hacia el territorio, o en la

respectiva colonia, a su vez era un negocio que se ponía en

subasta, a la cual asistían todos aquellos individuos miembros del gremio de los

sastres, los cuales cada dos años se congregaban a tal evento, pues estaba dentro

de los lineamientos remitidos a las autoridades militares el confeccionar los

uniformes cada dos años.32

¿Cuáles fueron esos tejidos que se importaron?, la complejidad del

uniforme militar, pero en general la fastuosidad de la moda, requirió de un

mercado de telas importantes y necesarias parta la buena confección lo cual fue un

aliciente tanto para los mercaderes de telas de la península como de América, pues

desde Cádiz se traía gran parte de los textiles que se usaban en dicha labor, por lo

que intermediarios españoles se favorecían y enriquecían, aunque no se puede

dejar de lado el contrabando efectuado por mercaderes franceses,33 así mismo

productores de lana, algodón, mezclilla, entre otros de América se beneficiaban

29

Scarlett O`Phelan Godoy, “La moda francesa y el terremoto de Lima de 1746” (Francia, L`Institut Français d`Études Andines IFEA, 2007),25 30

Caballero, 69 31

Ídem. 32

Caballero, 68 33

O`Phelan, Ídem

IMAGEN 4

Indio noble con casaca,

chupa y corbata (Mujica, 122)

Page 22: Las milicias en América

22

con la elaboración de los uniformes, por ejemplo los productores paño en Quito

quienes comerciaban sus productos en el Perú,34 también la compañía de Filipinas

era otra entidad involucrada en el envío de tales productos hasta el Perú

indispensables para poder cumplir las ordenanzas reales.35 Esta libre

comercialización entre colonias hay que entender en el contexto de la liberalización

comercial permitida por los borbones, la eliminación del monopolio comercial

propio de los reinados austriacos.

Seda, tafetán, lienzo, tondillo, paño, mezclilla, sarga y duroy,36 eran los

tejidos que esencialmente se mercadeaban desde otros puntos del imperio; para la

década de 1790 documentos manifiestan la necesidad de la importación de:

“doscientos noventa y una varas, y quarta de paño de primera calidad; doscientas

trese de sarga y ciento treinta de duroy”,37 porque de no concretarse tal

importación, el virreinato no podía cumplir con los mandatos imperiales del nuevo

uniforme con que se debían uniformar los cuerpos milicianos.

Las telas mismas fueron un diferenciador de rango dentro de las unidades

militares, por ejemplo las medias elaboradas en seda eran destinadas a los

individuos de mayor grado, y el lino o algodón para soldados inferiores,38 así mismo

todas aquellas telas de la tierra no eran aceptadas para la confección de los

comandantes o altos oficiales de las milicias.

La moda francesa en su extravagancia también influyó en la lucidez y

colorido de los uniformes, ya que estos privilegiaron el uso de azules, rojos,

blancos, terrazos entre otros,39 la utilización de encajes, galones40 y bordados de

34

Caballero, Ibíd. 35

Archivo General de Simancas: SGU,LEG,7097,49. “Milicias de Perú. Uniforme” 36

Archivo General de Simancas: SGU,LEG,7096,22. “Milicias de Perú. Vestuario” 37

ibíd. 38

Lorenzo, 77 39

Ibíd., 78

Page 23: Las milicias en América

23

oro y plata, así como la minuciosidad de los botones complementaron el glamour

de los soldados peruanos y americanos en general.

Financiamiento del uniforme

El mantenimiento del ejército en América era una problemática siempre

presente en la corona de España, dos mecanismos existían para tal situación, la

utilización de las rentas de la real hacienda: estos dependían del número de

habitantes de la ciudad, y el préstamo: que consistía en una deuda que la corona

adquiría con comerciantes (préstamos del comercio) o sujetos adinerados

(préstamos de particulares) para solventar el mantenimiento de sus milicianos.41

Los uniformes militares fueron obtenidos por dos formas: la primera, cuando

el estado se encargaba de proporcionarlo, y la segunda, cuando era el soldado

mismo que lo financiaba.

Dentro del primer rubro, respecto a que sea el estado quien lo proporcione,

existían dos formas con que la corona se financiaba: en primer lugar la real

hacienda, la cual sufragaba los gastos de los altos oficiales y el sueldo de los

mismos, o de aquellos soldados que por ciertas razones de índole esencialmente

económico no pudieran obtenerlo y que a su vez fueran hombres necesarios para

la unidad militar; así también encargada de la importación de telas como mezclilla,

paño y duroy. Esto se evidencia en una carta en la cual el virrey de Perú manifiesta

su desacuerdo en que los géneros necesarios para la confección se hagan a cuenta

de la real hacienda,

“Acompaño copia certificada de la representación que me ha hecho

el inspector de las tropas de este reyno sobre la imposibilidad que

40

Estos a su vez servían para distinguir el rango o la posición de un individuo dentro del cuerpo defensivo, la cantidad de vueltas de dieran al puño lo determinaba. 41

Serrano, José, “Fortificaciones y tropas, el gasto militar en tierra firme, 1700-1788”, Universidad de Sevilla - Consejo Superior de Investigaciones Científicas, Sevilla ,2004. 95-106

Page 24: Las milicias en América

24

hay de que las milicias se vistan con el nuevo uniforme que su

majestad tiene prevenido, y aun que no considero útil, ni

combeniente el que la compara, y remisión de los paños de mesclilla

se hagan de cuenta de la real hacienda, como propone, me parece

preciso el que la superioridad promueva este asunto, con la

compañía de Filipinas, gremios y demás negociantes…”42

El préstamo era este medio de financiación, en segundo lugar, al cual la

corona recurrió como medio para mantener las tropas uniformadas, esta era una

actividad extraoficial, que se complementaba con las renta de la real hacienda,

vinculaba las riquezas de la ciudad y lo más práctico que no era regulado por

ningún entramado jurídico,43 y de la cual los prestamistas obtenían cuantiosas

rentas.

En cuanto a que el soldado adquiriera por cuenta propia el uniforme, esta la

realizaban principalmente los señores más caudalosos de la población ya que el

costo de los excesivamente adornados trajes hacía difícil que otros hombres

accedieran a ellos sin ayuda de la real hacienda.44 Por lo general estos eran los

prestamistas de la corona. Sin embargo no hay que opacar el hecho de que muchos

artesanos y campesinos con ingresos medios realizaron esfuerzos, en algunos casos

titánicos, para obtener su atuendo militar, el cual les significaría un mejor prestigio

y reconocimiento social, así como una distinta legislación, pues se amparaban con

el fuero militar.

42

Archivo General de Simancas: SGU,LEG,7096,22. “Milicias de Perú. Vestuario” 43

Serrano, 105 44

Caballero, 68

Page 25: Las milicias en América

25

Conclusiones A lo largo del presente trabajo nos debe de quedar en claro la complejidad

que subyace en la realidad que atañe y contextualiza a las milicias en América y en

el particular expuesto de América del Sur. Esta alternativa de defensa desembocó

en una alteración de las estructuras sociales, trastocando como en los casos

estudiados, el orden establecido de manera que en época de guerra, todo el

pueblo orientaba sus esfuerzos hacia esta de manera directa con la participación de

hombres o de manera indirecta financiándola.

Constatamos que la complejidad de las milicias siempre obedeció a factores

geopolíticos y de interés, así mientras el virreinato de Perú ostentaba un número

considerable de milicianos, el virreinato de la Plata tenía una gran cantidad de

ellos, estando estos más abocados y entrenados debido a la extensión territorial y

sus conflictos limítrofes. Por demás es importante rescatar un factor importante

que quisimos destacar en el caso del Perú, y es el vestido como una postura de

legitimización que merece ser incluida en los análisis, puesto que los uniformes

responden, inevitablemente, a esta necesidad de dotar de rango, formalidad e

identificación, tan necesaria, a pesar de la pobreza en que los milicianos estaban

sumidos, siempre existía un símbolo que les daba la legitimidad y los sustraía del

común en un ejercicio dialéctico de sumo interés

Esperamos contribuir con el presente trabajo de investigación a la

comprensión de las milicias en el sur de América, y acercar al lector en la inquietud

histórica sobre el estudio de estas, contempladas como una zona integral y no

segmentada, como nos encontramos en las fuentes y per se representado en este

escrito. Agradecemos el apoyo de nuestra tutora, la Dra. Carmela Velázquez, por

sus sugerencias y material facilitado para complementar nuestras labores de

investigación.

Page 26: Las milicias en América

26

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Archivos:

Archivo General de Simancas: SGU,LEG,7096,22. “Milicias de Perú. Vestuario”

Archivo General de Simancas: SGU,LEG,7096,22. “Milicias de Perú. Vestuario”

Archivo General de Simancas: SGU,LEG,7097,49. “Milicias de Perú. Uniforme”


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