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Las sectas

Date post: 28-Mar-2016
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Documento del Vicariato Apostólico de Iquitos (Perú) que nos ayuda a saber más sobre las sectas y cómo tratar con éstas.
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LAS SECTAS VICARIATO APOSTÓLICO DE IQUITOS COMISIÓN VICARIAL DE CATEQUESIS
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LAS SECTAS

VICARIATO APOSTÓLICO DE IQUITOS COMISIÓN VICARIAL DE CATEQUESIS

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TEMA Nº 01: ¿PODEMOS TENER IMÁ-GENES?

Las sectas acusan:

“Los católicos hacen imágenes para adorarlas, mientras que la Biblia lo tiene estrictamente prohibido”.

Los católicos y la Biblia respondemos: Es cierto que Dios prohíbe en el Antiguo Testamento

hacer imágenes: “No te harás estatua ni imagen alguna” (Ex 20,4). Por esta razón dicen los de la secta que somos idólatras, pero ¿tienen razón en esta acusación? No. Se-guro que ellos también tienen alguna fotografía de un fa-miliar, o en su Carnet de Identidad, y no la queman.

Dios prohíbe las imágenes por el riesgo de que nos que-

demos en ellas y no vayamos a quien representa la ima-gen (Dios, Jesús o los santos).

En las primeras páginas de la Biblia aparece Dios como

creador haciendo imágenes. Las personas somos imagen de Dios hechos por el mismo Dios: “Y creó Dios a su imagen. A imagen de Dios lo creó. Macho y hembra los creó” (Gn 1,27). ¿Podemos decir que Dios es idólatra por hacernos a nosotros como imágenes de Él? No, aunque puede que los de la secta piensen que Dios es el primer idólatra, pensamiento de gente con poco conocimiento.

Israel se daba cuenta que Yahvé era diferente: “Yo no soy como el hombre”. No se ha descubierto ninguna ima-gen de Yahvé en restos arqueológicos; tampoco nosotros fabricamos imágenes de Dios. Sólo de Jesús, de María, de los santos, porque son humanos. En el A.T. leemos: “Harán dos querubines de oro macizo, labrados a martillo y los pondrán en las extremidades del lugar del perdón, uno a cada lado…..Allí me encontraré contigo y te hablaré desde el lugar del perdón, desde en

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medio de los querubines, puesto sobre el arca del testi-monio….” (Ex 25, 18-21).

En otro texto encontramos cómo el pueblo de Israel era atacado por serpientes venenosas en el desierto y mu-chos murieron. Cuando reconocieron su pecado, Dios or-denó a Moisés: “Hazte una serpiente y colócala en un poste” (Nm 21,8). Moisés obedeció a Dios e “hizo una serpiente de bronce” (Nm 21,9). La imagen de esa ser-piente es “imagen” de cómo Jesucristo nos salva al ser levantado en la cruz (Jn 3,14-15).

En el Nuevo Testamento, más importante para los cristia-

nos que el Antiguo, hablando de Jesucristo se nos dice que “Él es imagen del Dios que no se puede ver” (Col 1,15). Jesucristo es la mejor imagen de Dios invisible. A Dios nadie lo ha visto jamás, sólo su Hijo, el que nos lo ha dado a conocer (Jn 1,18). Jesucristo es imagen de Dios Padre que nos enseña su amor.

La Biblia prohíbe las imágenes de falsos dioses y de Dios

(Yahvé) mas no prohíbe las imágenes como objetos de adorno o de veneración.

Si con todo esto los de las sectas siguen queriendo per-

manecer engañados, nosotros tenemos que saber que cuanto dicen de las imágenes y la idolatría no tiene nada que ver con lo que hacemos los católicos: no adoramos a las imágenes, sino que las veneramos, las utilizamos pa-ra recordarnos el amor que Dios nos tiene. Como verda-deros adoradores, sólo adoramos al único Dios “en espíri-tu y verdad” (Jn 4,23-24).

TEMA Nº 2: ¿PUEDO CAMBIARME DE RELIGIÓN?

Las sectas a un católico:

¿Por qué no viene a nuestro culto y se cambia de religión?

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Los católicos y la Biblia respondemos:

No olvidemos que:

Dios odia a los mentirosos (Prov. 6, 17).

La religión católica existe desde Jesucristo hasta ahora y es la única iglesia fundada por Jesucristo sobre el apóstol Pe-dro y sus legítimos sucesores (Mt 16, 13-19). Por eso de-cimos es “apostólica”. Jesús claramente dijo:

- “Yo estoy con ustedes todos los días hasta el fin del mundo” (Mt 28, 20).

- “Tú eres Pedro y sobre esta piedra edificaré mi Igle-sia” (Mt 16, 18).

¿Dónde estaban, por ejemplo, los evangélicos en los años 100, 500 y 1000 y hasta el siglo XVI? ¿Qué pasa durante los 15 siglos de vida de la Iglesia? En los primeros 15 siglos del cristianismo no existía ninguna de las sectas que hay hoy día. ¿Dónde estaban cuando las grandes persecuciones roma-nas en las que tantos cristianos murieron por Cristo?

Las sectas llaman a cambiar de religión para “no tomar más”, como si la religión católica fuera una religión de bo-rrachos.

Jesús tomaba y alguna vez le llamaron borracho, lo cual no significa que lo fuese.

Todo lo que ha creado Dios es bueno, siempre que lo use-mos bien y sin exagerar. Por eso, para los católicos, nada de lo creado por Dios es prohibido si lo usamos bien.

Mt 24,11: “Aparecerá gran cantidad de falsos profetas que engañarán a muchos” (entregan enseñanzas mentirosas) (Mc 7,15; 1 Tim 4,4).

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“Me admira mucho que ustedes estén dejando tan pronto a Dios y que estén siguiendo un mensaje de salvación tan di-ferente. Lo que pasa es que hay algunos…“ (Gál 1, 6-9).

Ap 7,4: 144,000 Los de las sectas dicen que sólo ellos se van a salvar y que los católicos serán condenados. Jesús ofrece la salvación a todos los hombres del mundo, en especial a los pecadores: “Él quiere que todos los hombres se salven y lleguen al co-nocimiento de la verdad” (1 Tim 2,3-4). Los 144,000 del Apocalipsis significan “multitud”.

“Tenemos nuestra esperanza puesta en el Dios vivo, salva-dor de todos los hombres, en especial de los creyentes” (1 Tim 4,10).

TEMA Nº 3: ¿EL SÁBADO O EL DO-MINGO?

1. Las sectas dicen:

Los católicos están equivocados, porque según la Biblia deben reemplazar la celebración del domingo por la del sábado, pues el sábado es el día bíblico y el domingo una adulteración de los católicos.

2. Los Católicos y la Biblia respondemos:

El A. T., acerca del día sábado, nos enseña: que la palabra “sabat” significa descanso y no tiene significado de séptimo día de la semana.

La palabra “sábado” se emplea en la Biblia con diversas significaciones: puede ser el descanso de un día (Ex 20, 10); otras veces este reposo es de “un año” (Lev 25, 4); al-guna vez indica también un período de 70 años (2 Cro 36, 21).

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Los judíos celebraban sus reuniones y asambleas el día sábado, el séptimo día de la semana. La razón para elegir este día es doble: 1ª ese día terminó Dios de crear el cielo y la tierra y por eso descansó (Gen 2,1-3); 2ª en la Alianza de Dios con el pueblo de Israel, un mandamiento dice que hay que dedicar el día sábado para santificarlo y para des-cansar del trabajo del resto de la semana. En lengua hebrea šabath significa „descansar‟.

Todo esto está bien y los judíos lo siguen haciendo hasta el día de hoy, pero nosotros no somos judíos, sino cristianos. Nuestro día de descanso y de celebración es el domingo que significa „día del Señor‟.

Los relatos del evangelio nos dicen que Jesús resucitó “el primer día de la semana”, es decir, el día después del sábado (Mc 16,1-2; Lc 24,1; Mt 28,1). Juan lo dice más cla-ramente: “El primer día después del sábado” (Jn 20,1.19) y Marcos también: “Jesús, pues, resucitó en la madrugada del primer día de la semana” (Mc 16,9).

Para los cristianos la resurrección de Jesús, nuestro Señor, es lo más grande de nuestra fe y por eso nos diferenciamos de los judíos; ellos celebran el sábado y nosotros el domin-go, el Día del Señor Resucitado (Ap 1,10).

Las primeras comunidades cristianas así lo entendieron y se juntaban “el primer día de la semana”, el domingo, para sus celebraciones (He 20,7, 1 Cor 16,2).

El argumento fundamental para optar por el domingo pro-cede de la Resurrección del Señor: Domingo “día del Se-ñor” (Mc 16, 8; Mt 28, 1; Lc 24, 1).

TEMA Nº 4: ¿QUISO JESÚS UNA SOLA IGLESIA?

Las sectas dicen:

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“Sólo Cristo Salva……las iglesias no salvan…. Todos los caminos llevan a Dios…..todos vamos a Él por caminos distintos. Da lo mismo una religión que otra”.

Hay muchos que viven como “católicos a su manera”. Algunos dicen: “yo amo a Jesús pero no me importa la Iglesia”. No hacen caso a la iglesia, no van a Misa, no quieren prepararse para recibir dignamente los sacra-mentos, no hay obediencia a la Jerarquía eclesiástica; sólo cuando les conviene se acercan a la Iglesia y dicen que siguen la religión “a su manera”. Ellos se separan de la Iglesia porque no ven una clara coherencia entre lo que se dice y lo que se hace.

Los Católicos y la Biblia respondemos: “Tú eres Pedro, o sea Piedra, y sobre esta piedra edifi-

caré mi Iglesia” (Mt 16, 18). Este texto está muy claro y dice que Pedro es la piedra sobre la cual Jesús edificará su única Iglesia.

Jesús quería que fuésemos “UNO” (Jn 17, 21). “La base nadie la puede cambiar, ya está puesta y es

Cristo” (1 Cor 3, 11). “Padre Santo, cuida con tu poder a los que me diste, para

que estén completamente unidos como Tú y Yo” (Jn 17, 11).

“Yo estaré con ustedes todos los días hasta el final de los

tiempos” (Mt 28, 20). Aquí hay claramente un compromiso de Jesucristo con su Iglesia en forma definitiva, que nun-ca abandonará a sus apóstoles y a su Iglesia. En el A.T. Dios quiso santificar y salvar a los hombres no indivi-dualmente, sino que quiso hacer de ellos un pueblo. De entre todas las razas Yahvé Dios eligió a Israel como su Pueblo e hizo una alianza de amor con este pueblo. Este pueblo israelita del A.T. era la figura del nuevo Pueblo de Dios que Jesús iba a revelar y fundar: la Iglesia.

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Jesús comenzó a preparar su Iglesia con el anuncio del

Reino de Dios. Pero el pueblo de Israel rechazó a Jesús como Mesías y Salvador y no aceptó sus enseñanzas. Por eso, Jesús comenzó a formar un pequeño grupo de discípulos y escogió a doce Apóstoles con Pedro como cabeza (Mc 3, 13-19 y Mt 19, 28).

Jesús preparó a sus apóstoles con mucha dedicación: en el rito bautismal (Jn 4, 2); en la predicación, en el comba-te contra el demonio y las enfermedades (Mc 6, 7-13); enseñó a preferir el servicio humilde y a no buscar los primeros puestos (Mc 9, 35); a no temer las persecucio-nes (Mt 10,17-23); a reunirse para orar en común (Mt 18, 19); a perdonarse mutuamente (Mt 18, 21). Después de la Resurrección de Jesús recibieron la orden de enseñar y bautizar a todas las naciones (Mt 28, 19).

Entre los Doce, Pedro recibió de Jesús la responsabilidad

de “confirmar” a sus hermanos en la fe (Jn 21, 15-17). Estos pasajes de los Evangelios revelan ya la naturaleza

de la Iglesia, cuyo creador y Señor es Jesucristo mismo.

TEMA Nº 5: EL ANTICRISTO

Las sectas hablan que el Papa de Roma es el Anticris-to.

Los Católicos y la Biblia respondemos:

En 1 Jn 2,22 y en 2 Jn 1,7 nos dice el apóstol que el anti-cristo son aquellos que niegan que Jesús es el Cristo y que Cristo es Dios igual al Padre (Jn 1,1-2; 18). Es lo que pasa en todos los tiempos: hay tantos cristianos infieles de ayer y de hoy que niegan que Cristo sea igual al Pa-dre. La palabra anticristo significa “el que está en contra de Cristo o el malvado”.

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Jesús es la cabeza de la Iglesia (Col 1,18) pero quiso que alguien le representara para asegurar la unidad de la Iglesia y la fe verdadera. Por eso escogió a Pedro. El pa-pa es el sucesor de Pedro, encargado por el mismo Jesu-cristo para ser el fundamento de su Iglesia: “Tú eres Pe-dro (que quiere decir piedra) y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia y el poder del infierno no la derrotará” (Mt 16,18).

También Cristo resucitado le encargó a Pedro la misión de cuidar del resto de cristianos (Jn 21, 14-17). Quizá los hermanos de las sectas no lean todo esto, pero deberían leer e interpretar bien, tal como Jesús quería.

La Biblia habla del anticristo, pero no está escrito en nin-guna parte que el Papa sea el anticristo. Siempre habrá gente insensata que siembra dudas y mentiras.

En Mt 24, 24 Jesús habla también en este sentido: “Se presentarán falsos cristos y falsos profetas que harán ma-ravillas y prodigios, capaces de engañar si fuera posible, aún a los mismos elegidos de Dios”.

El apóstol Pablo en 2 Tes. 2, 3-12 habla del “hombre del pecado”, expresión que indica la misma realidad del anti-cristo.

“Ya ha venido el anticristo, salió de entre nosotros (de entre los que eran de la Iglesia) y ahora trata de desviar-los”. Así lo dice el apóstol Juan para que nadie nos enga-ñe (1 Jn 2,18-27).

Que nadie les engañe con la cita del libro del Apocalipsis que dice: “¡Aquí está la sabiduría! Que el inteligente cal-cule la cifra de la Bestia; pues es la cifra de un hombre. Su cifra es 666” (Ap 13,18). Sumando el valor de las le-tras hebreas (que también son números) de “Cesar Nerón” da el resultado de 666. Nerón fue el primer gran perseguidor de los cristianos, un verdadero anticristo. Es-te número también significa imperfección, fracaso total del

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emperador romano pues no llega al 7, que es la perfec-ción. Fracasa tres veces. No es un dios, como decían los romanos, porque sólo Dios es perfecto.

Nosotros, los católicos, creemos que el anticristo y los anticristos son una realidad misteriosa muy profunda en la historia humana. Es el poder del mal en toda la huma-nidad. Es la realidad del pecado y de la maldad que se ha manifestado y sigue manifestándose en personajes histó-ricos, en grupos de personas, en tendencias anticristia-nas, en sistemas políticos y económicos que quieren aplastar los grandes valores del Reino de Dios: el amor entre los hombres, la justicia en el mundo, la verdadera paz, la fraternidad y la solidaridad.

Los verdaderos cristianos, frente a esta realidad del mal, no deben vivir aterrorizados, sino que deben vivir la gran esperanza de Cristo resucitado y dar valientemente su testimonio en este mundo.

Jesús dijo: “tengan valor, yo he vencido al mundo” (Jn 16, 23).

TEMA Nº 6: LOS SANTOS Y NOSOTROS

Las sectas rechazan enérgicamente a los santos di-ciendo que no necesitamos otros modelos de santidad, ya que tenemos el modelo de Jesús. Y menos necesita-mos a los santos como intercesores, pues Cristo es el Único mediador ante el Padre.

Los Católicos y la Biblia respondemos: El Apóstol Pablo nos dice:

o “Para mí la vida es Cristo, y la muerte es ganancia” (Fil 1, 21).

o “Hermanos, sigan mi ejemplo, y fíjense también en los que viven según el ejemplo que nosotros hemos dado a ustedes” (Fil 3, 17).

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o “Sigan ustedes mi ejemplo como yo sigo el ejemplo de Cristo Jesús” (1Tim. 1, 16).

La Biblia pone claramente a María como modelo de san-

tidad para todas las generaciones. Y es eso lo que cele-bra la Iglesia Católica al venerar a María. Ella es la mujer “que Dios ha bendecido más que a todas las mujeres” (Lc 1, 28 y 1, 42), como dijeron el ángel Gabriel y su prima Isabel.

Los santos son intercesores nuestros delante de Jesucris-

to, eso no quiere decir que ellos sean los que hacen los milagros o nos salvan. Es siempre Dios Padre, Jesucristo o el Espíritu Santo, quienes obran maravillas entre noso-tros.

Nosotros, los católicos, proclamamos también que Jesu-

cristo es el Único Mediador entre Dios y los hombres, pe-ro los santos nos estimulan, con sus ejemplos, a acercar-nos a Dios con la sola mediación de Jesucristo (Mt 10, 8; He 3, 1-10).

TEMA Nº 7: EL FIN DEL MUNDO

A las sectas les gusta mucho meter miedo, terror y

susto en los corazones de las personas hablando de sig-nos raros y del fin del mundo en vez de dar un mensaje de esperanza, de amor, de solidaridad, de ánimo, y lo peor de todo, es que estas personas dicen fundar sus teorías en la Biblia.

Los Católicos y la Biblia respondemos:

Las Escrituras no hablan del “fin del mundo”, sino del “fin de los tiempos”, “día del juicio”, “la resurrección final”, “la llegada del Reino de Dios, “la venida de Cristo”. Son to-das expresiones que indican “fin del tiempo”.

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Jesús no quiso dar la fecha, ni el día ni la hora. “A uste-des no les toca saber cuándo o en qué fecha el Padre va a hacer las cosas que solamente Él tiene autoridad para hacer” (He 1, 1-7).

Ya lo advirtió Jesús: “Estén sobre aviso y no se dejen engañar, porque muchos usurparán mi nombre y dirán: „Yo soy el Mesías, el tiempo está cerca‟. No los sigan. No se asusten si oyen hablar de guerras y disturbios, porque estas cosas tienen que ocurrir primero, pero el fin no lle-gará de inmediato” (Lc 21,8-9).

“Ustedes, estén preparados, porque cuando menos lo piensen vendrá el Hijo del Hombre”, dice Jesús (Mt 24, 44).

“El día del Señor vendrá cuando menos se espera, como viene un ladrón de noche” (2 Pe 3, 10; 1 Tes. 5, 2 y Ap 16, 15).

Toda la Iglesia y todos los cristianos, también los católi-cos, esperamos la segunda venida de Jesús, nuestro Salvador. Por eso en nuestras celebraciones de la Pala-bra muchas veces se afirma la venida de Jesucristo al fin del mundo: “nosotros, junto con toda la creación, espera-mos un cielo nuevo y una tierra nueva” (Plegaria Segun-da); “Creemos que has de volver como Juez y Señor de todo y de todos” (Plegaria Quinta); “Él vendrá lleno de gloria al fin del mundo y en su reino no habrá pobreza ni dolor, nadie estará triste, nadie tendrá que llorar” (Plega-ria Octava, Plegaria de Adviento, de Navidad, de Cua-resma, de Pascua, de Santa María Virgen, de los San-tos).

San Pablo mismo tuvo que salir al frente de los rumores del fin del mundo: “Pero hablemos, hermanos, de esa ve-nida de Cristo Jesús, nuestro Señor, y de nuestra reunión con Él. Les rogamos que no se dejen perturbar tan fácil-mente. No se asusten por manifestaciones del espíritu, o por rumores, o por alguna carta que pasa por nuestra,

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que dicen que el día del Señor es inminente. No se dejen engañar de ninguna manera” (2 Tes 2,1-3).

Por eso, nosotros tenemos que estar preparados para la vuelta del Señor con nuestra vida y buenas acciones. No tenemos que estar ociosos, sino trabajar y hacer buenas obras, como nos lo enseña el Apóstol Pablo: “el que no quiera trabajar, que tampoco coma” (2 Tes 2,10). No se dejen engañar, pues, por aquellos que se hacen llamar „pastores‟ y que reclaman a los que les siguen diezmos, ofrendas y otras cosas para poder vivir sin trabajar a cos-ta de los que ellos han engañado.

TEMA Nº 8: MARÍA… ¿QUIÉN ERES?

Del Evangelio se desprende que María era humilde y pu-

ra; que era decidida y valiente para enfrentar la vida; que era capaz de callar cuando no entendía y de reflexionar y de meditar; que se preocupaba de los demás y que era servicial y caritativa; que tenía fortaleza moral; que era franca y sincera; que era leal y fiel. María es, como mujer, un modelo para las mujeres. Es también para los hom-bres el tipo ideal de mujer.

Es la hija predilecta del Padre. Se lo dice el ángel el día

de la Anunciación: “Alégrate, llena de gracia, el Señor está contigo” (Lc 1, 28): “No temas María, porque has en-contrado gracia delante de Dios” (Lc 1, 30).

María nos lleva a Jesús: “hagan lo que Él les diga” (Jn

2,5).

María es Madre de Jesús y, como Jesús es Dios, pode-mos decir que María es Madre de Dios. En eso consiste fundamentalmente su grandeza.

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María es también Madre “nuestra”. Así lo dijo expresa-mente Cristo en la cruz cuando le dijo a Juan: “He ahí a tu madre” (Jn 19, 27).

TEMA Nº 9: MARÍA…. ¿FUE SIEMPRE VIRGEN?

Las sectas no quieren reconocer que María es siempre

virgen. Dicen, simplemente, que María tuvo más hijos y que por eso no puede ser “virgen”.

Los católicos y la Biblia respondemos:

Los católicos hablamos de Ella como la “Virgen María”.

El hecho de la virginidad de María en el nacimiento de su hijo Jesús se afirma claramente en la Biblia: Mt 18; Lc 1, 30-35; Jn 1, 13.

Los católicos decimos en el Credo: “Nació de Santa María Virgen”; está escrito en la Palabra de Dios: El ángel fue enviado por Dios “a una joven virgen… La virgen se lla-maba María” (Lc 1,26-27). Ella quedó embarazada por obra del Espíritu Santo (Lc 1,34-35; Mt 1,18.20). Así tam-bién lo encontramos en el Credo de la Iglesia Católica que repetimos a menudo para estar firmes en la fe: “Creo en Jesucristo, su Hijo, nuestro Señor, que fue concebido por obra y gracia del Espíritu Santo”.

¿Tuvo más hijos?

Esta es la pregunta que muchos católicos se hacen des-pués de leer algunos pasajes de la Biblia sin entenderlos muy bien, o después de escuchar las palabras engañosas de los hermanos de la secta.

En verdad la Biblia dice que “mientras estaban en Belén, llegó para María el momento del parto y dio a luz a su hijo primogénito” (Lc 2,6-7a). ¿Qué significa que Jesús es

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primogénito? Que es el primero y por lo tanto María no había tenido antes a ninguno.

El Evangelio dice que Jesús era el primogénito para decir después que sus padres cumplieron estos mandatos y que conforme a la Ley de Moisés, Jesús fue llevado “a Jerusalén para presentarlo al Señor, tal como está escrito en la Ley del Señor: „todo varón primogénito será consa-grado al Señor” (Lc 2,22). Pero Jesús es el primogénito de otra manera. Veamos:

Hablando de Jesucristo, san Pablo dice: “para

toda criatura es el Primogénito” (Col 1,15). Él es el primogénito de muchos hermanos: “A los que de antemano conoció, también los predestinó a ser como su Hijo y semejantes a Él, a fin de que sea el primogénito de numerosos hermanos” (Rom 8,29).

Nosotros los católicos, los que tenemos a Dios por Padre y a María por madre, estamos llamados a ser hermanos de Jesús, siendo Él el primogénito de todos nosotros.

TEMA Nº 10: ¿TENÍA HERMANOS JESÚS?

Las sectas hablan así: Que María tuvo más hijos y que por tal razón no puede

haber quedado virgen, como creen los católicos.

Los Católicos y la Biblia respondemos:

Hay muchas palabras que tienen varios significados, una de ellas es „hermano‟. Tanto en el Antiguo como en el Nue-vo Testamento, así como en nuestro tiempo, la palabra hermano tiene diferentes significados: 1) personas que tie-nen los mismos padres, o solamente el mismo padre o la misma madre; 2) tratamiento que se dan mutuamente los

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cuñados; 3) persona que, en sentido espiritual, tiene el mismo padre: como un religioso respecto de otros de su misma orden o un cristiano respecto de los demás fieles de Jesucristo; 4) persona admitida por una comunidad, her-mandad o cofradía para participar en ella.

En los evangelios se habla de “hermanos y hermanas de Jesús”. Pero eso no quiere decir que son hermanos de sangre de Jesús, o hijos e hijas de la Virgen María. Pues en tiempo de Jesús estas palabras se usaban para expresar, indicar grados de parentesco: primo, hermano, tío, sobrino, etc. por ejemplo:

* Abraham llama hermano a su sobrino Lot (Gen 13, 8 y Gen 14, 14-16).

* Labán dice “hermano” a su sobrino Jacob (Gen 29, 15).

En el Evangelio encontramos también: “En una ocasión, llegaron su madre y sus hermanos y mandaron llamar a Jesús (Mc 3,31-35). En otra parte también se dice: “¿No es este el hijo del carpintero? ¡Pero si su madre es María, y sus hermanos son Santiago, y José, y Simón, y Judas!” (Mt 13,55). Con estas citas pretenden confundir a los católicos. Vamos a ver cuál es su significado.

En Mt 13, 55-56 encontramos los nombres de cuatro “her-manos de Jesús”: Santiago (o Jacobo), José, Simón, y Ju-das. De estos cuatro “hermanos de Jesús”, arriba mencionados, eran apóstoles Santiago “el hermano del Señor” (Gal 1, 9), es el apóstol Santiago “el menor” (Mc 15, 40) y Judas ser-vidor de Jesucristo y hermano de Santiago”.

La madre de Santiago el Menor y José se llama María y esta María estaba junto a la cruz de Jesús (Mc 15, 40) y “era hermana de María, la Madre de Jesús” (Jn 19, 25), tía de Jesús. Es la que el evangelista llama María de Cleofás (Jn 19, 25).

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En Mt 12, 49-50 leemos “Aquí están mi madre y mis her-manos porque todo el que hace la voluntad de Dios, ese es mi hermano, mi hermana y mi madre”.

Jesús llama a sus discípulos y apóstoles: “mis hermanos” (Jn 20, 17) y en la carta a los hebreos todos los redimidos por Cristo son “sus hermanos” (Heb 2, 11).

Con todo, esto es un poco complicado, y hay que leer muy detenidamente los diferentes pasajes de la Biblia. Lo que sí debería quedar claro es que la Virgen María no tuvo más hijos que Jesús. La Palabra de Dios no engaña aunque al-gunos la utilizan con la intención de engañar.

TEMA Nº 11: ¿HERMANO O PADRE?

Las sectas dicen que no se debe llamar “padre” a los sacerdotes: “No se dejen llamar Maestro, porque uno solo es vuestro maestro y todos ustedes son hermanos. Tampoco deben decirle “Padre” a nadie en la tierra, porque tienen solamente un padre que está en el cielo” (Mt 23, 8-9) y por eso piensan muchos que no deben decir ni por nada “Padre” a un sacerdote.

Los Católicos y la Biblia respondemos: Leyendo bien toda la Biblia nos damos cuenta que las

Sagradas Escrituras hacen siempre la distinción entre “PADRE” como título de honor reservado al Dios Único, fuente y fin de todas las cosas, y padre con minúscula, es decir, el padre que da la vida humana o el “padre espi-ritual”. Lo mismo sucede con la palabra MAESTRO, ma-estro.

Jesús mismo dijo: “Honra a tu padre y a tu madre” (Lc 18, 20).

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Y el apóstol Pablo lo repite varias veces: “Hijos, su deber como creyentes es obedecer a sus padres, porque eso es justo” (Ef 6, 1).

La Biblia habla también de una “paternidad espiritual”. El apóstol Pablo proclama al Patriarca Abraham como

“Padre” de la fe. Abraham viene a ser el padre de todos los que tienen fe (Rom 4, 11).

El apóstol Juan da a los “ancianos” o responsables de la

comunidad el nombre de “padres” (1 Jn 2, 13-14). ¿No es cierto que los hijos de los protestantes llaman a

sus padres de familia “Padre”, “papá”? “Un solo maestro: Cristo; un solo Padre: Dios”. No se tra-

ta de “nombres” sino de “apelaciones” de la autoridad de Dios, es decir poner a Dios en primer plano.

TEMA Nº 12: ¿CONFESARSE CON UN HOMBRE?

Las sectas nos plantean: ¿Cómo se les ocurre que yo me voy a confesar con un

pecador como yo?, yo me confieso con Dios y punto. En-tro en mi habitación, oro con fervor y Dios me perdona.

Los Católicos y la Biblia respondemos: La confesión no es solamente “pecar, orar y listo”. Hay

que buscar un sacerdote, hacer un gran acto de humil-dad. Decirle tus pecados y luego recibir una corrección fraterna y la absolución del sacerdote de la Iglesia. Eso no lo han inventado los sacerdotes. Hay claras indicacio-nes en la Biblia acerca de la confesión delante de un mi-nistro de la Iglesia.

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En el N.T. Jesús perdona los pecados: “El Hijo del Hom-bre tiene poder de perdonar los pecados en la tierra” (Mc 2, 10).

“Cuando Jesús vio la fe de aquella gente, dijo al paralíti-

co: Hijo, tus pecados te son perdonados” (Mc 2,5). Y Jesús comunicó el poder de perdonar pecados a sus

apóstoles: “Dicho esto, sopló sobre ellos: reciban el Espí-ritu Santo; a quienes ustedes perdonen, queden perdo-nados, y a quienes no libren de sus pecados, queden atados” (Jn 20, 22- 23) “Confiésense unos a otros sus pe-cados” (Stgo 5,16; además Mt 18, 15-17; Mt 16,19; Mt 18, 18; 2 Cor 5, 18).

El sacerdote concede el perdón en nombre de Cristo. No es el sacerdote quien perdona, sino Cristo por medio del sacerdote.

TEMA Nº 13: EL PAN EUCARÍSTICO

Las sectas dicen que tienen un gran amor a la Palabra de Dios como Pan de Vida. Pero rechazan con tanta fa-cilidad el pan Eucarístico o Santa Misa.

Los Católicos y la Biblia respondemos:

La Misa no es un invento de los sacerdotes, sino que según la Biblia, es un mandato sagrado de Cristo mismo.

En el Evangelio de San Juan, Jesús hace una reflexión muy profunda y proclama que “Él es el verdadero Pan que ha bajado del cielo” (Jn. 6, 33-35).

El Señor nos da dos razones para explicarnos por qué Él es el Pan de vida:

1. Jesús es “el Pan de vida” por su Palabra, que abre la vida eterna a los que creen (J 6, 26-51).

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2. Jesús es “Pan de Vida” por su carne y su sangre que se nos da como verdadera comida y bebida (Jn. 6, 51-58).

Jesús anuncia la Eucaristía que Él va a instituir durante la Última Cena: “tomen y coman, esto es mi cuerpo” (Lc 22, 19).

* “Mi carne es verdadera comida y mi sangre es verdadera bebida. El que come mi carne y bebe mi sangre permanece en Mí y yo en Él” (Jn 6, 55-56). * “El pan que yo daré es mi carne, y la daré para vi-da del mundo” (Jn 6, 51-58). * “En verdad les digo: si no comen la carne del Hijo del Hombre y no beben su sangre, no tienen verda-dera vida” (Jn 6, 53).

También dio Jesús a sus apóstoles el mandato de recor-dar y revivir estos gestos sagrados: “hagan esto en me-moria mía” (Lc 22, 19).

Los distintos nombres para indicar la Santa Misa son:

o Eucaristía “acción de gracias a Dios” (Lc 22, 19) y (Co 11, 24).

o Cena del Señor (1 Co 11, 20). o Fracción del Pan (Mt 26, 26; He 2, 42 y He 20, 7-

11). o Comunión: porque por este sacramento nos uni-

mos a Cristo (1 Co 10, 11). o Sacrificio: actualiza el único sacrificio de Cristo

Salvador (Heb 13, 15). o Santa Misa: porque la liturgia termina con el envío

de los fieles. Misa significa “misión”; celebramos la misa y somos enviados a la misión de Jesús para hacer lo que Él hizo.

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TEMA Nº 14: NO HAY ALIMENTOS PROHIBIDOS

Algunas sectas prohíben, con la Biblia en la mano, comer

cerdo, conejo, ciertos peces y ciertas aves, etc. También algunos prohíben tomar vino y cualquier licor, café, te, gaseosa, fumar, danzar, etc., por motivos de religión, como si la Biblia prohibiera todo eso.

Los Católicos y la Biblia respondemos:

En el A.T. se prohíben algunos alimentos, pero no se pue-de leer el A.T. en forma parcial y aislada, como si todo en él fuera doctrina eterna.

Lev 11, 1-23; Dn 14, 3-21.

En el A.T. se prohíbe el vino a la familia sacerdotal de Aarón (Lev 10, 9-11) (Jer 35. 5-7).

También se cantan las bondades del vino tomándolo con moderación (Is 5, 1-7; Ec 31, 25-30; Cant 5, 1; Sal 104, 15).

Nosotros escuchamos a Jesús, por eso hay que leer el A. T. siempre a la luz del N.T. porque Jesucristo, Dios – hom-bre con su autoridad humano divina, corrigió, perfeccionó, anuló y abolió muchas cosas, entre otras la cuestión de los alimentos.

Un día Jesús llamó a toda la gente y les dijo: “escúchenme todos y entiéndanme bien: No hay ninguna cosa fuera del hombre que al entrar en èl lo pueda hacer pecador o impu-ro…..” (Mc 7, 14-23 y Mt 15, 10-20).

Jesucristo convierte el agua en vino en las bodas de Caná (Jn 2, 1-11).

Jesús mismo tomó vino (Mt 11, 19; Lc 7, 34) y lo presentó como símbolo de la Nueva Alianza (Mt 9, 17; Jn 15, 1-6).

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Luego, Jesús celebra la Última Cena con vino, convirtiéndo-lo en su propia sangre (Lc 22, 14-20; 1 Co 11, 17-27).

San Pedro descubrió esto en una revelación de Dios (He 10,9-16). “El Reino De Dios no es cuestión de comida o be-bida, sino de justicia, de paz y alegría en el Espíritu Santo” (Rom 14,17).

“Que nadie los critique por cuestiones de comida o bebi-da…” (Col 2, 16-17; 20-23).

“El Espíritu nos dice claramente que en los últimos tiempos algunos renegarán de la fe para seguir espíritus seductores y doctrinas diabólicas. Aparecerán hombres mentirosos y no permiten el uso de ciertos alimentos, a pesar de que Dios los creó para que los comamos y luego le demos gra-cias. Así lo hacen los creyentes que conocen la verdad. Porque todo lo que Dios ha creado es bueno, y no hay por qué rechazar un alimento que se toma dando gracias a Dios; es santificado por la palabra de Dios y la oración” (1 Tim 4,1-5). Esto es lo que dice claramente la Palabra de Dios para advertirnos de los mentirosos que dicen que hay alimentos que no se pueden comer porque están prohibi-dos por Dios.

TEMA Nº 15: LA TRANSFUSIÓN DE

SANGRE

Algunas sectas religiosas modernas tratan de afirmar, con la Biblia en la mano, que la transfusión de sangre es un pecado gravísimo contra Dios. Dicen ellos que pre-fieren morir antes que aceptar una transfusión de san-gre.

Los Católicos y la Biblia respondemos: En la Biblia no encontramos ninguna referencia acerca de

la transfusión de sangre.

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Jesucristo con su autoridad humano – divina, corrigió varias

cosas que se leen en el A.T. y anuló muchas costumbres que para los judíos del A.T. eran prácticas muy importan-tes.

Jesús repitió con el A.T. el profundo respeto por la vida: “no

matarás” (Mt 19, 18). El Señor criticó duramente la antigua ley de la venganza de

sangre inocente: “ustedes han oído que se dijo: ojo por ojo, diente por diente. Pero yo les digo: no resistan al hombre malo...” (Mt 5, 39).

Jesús quiso morir derramando su sangre, para mostrar la

entrega total de su vida por obediencia al Padre y por amor a sus hermanos (Jn 3, 16; Rom 8, 32).

En la Última Cena Jesús presentó la copa de la acción de

gracias (o Eucaristía) diciendo: “esta copa es la Nueva Alianza que está confirmada por mi sangre que se derrama por ustedes” (Lc 22, 20).

En Jesucristo fue superada la Antigua Alianza y la ley de

Moisés, y las Iglesias siguieron el consejo de Jesucristo: “no hay nada de fuera que ensucie el alma” (Mc 7, 15).

Dios es el Dios de la vida. “Dios no se complace con la

muerte de nadie” (Ec 18, 32).

TEMA Nº 16: EL CELIBATO POR EL

REINO

Las sectas dicen que los sacerdotes están equivocados

en no casarse, porque la Biblia dice que Dios bendijo al hombre y a la mujer, diciéndoles: “sean fecundos, mul-tiplíquense y llenen la tierra”.

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Los Católicos y la Biblia respondemos:

Es verdad que este texto aparece en el A.T. (Gen 1, 28), pero los católicos no nos quedamos en el A.T., pues en el N.T. hay claras indicaciones a favor de la virginidad religio-sa. Además Jesús mismo no se casó, para así poder entre-garse totalmente a su Padre y anunciar su Mensaje.

Jesús reveló el sentido y el carácter sobrenatural de la vir-ginidad: “Hay hombres que se quedan sin casarse por cau-sa del Reino de los Cielos. El que puede aceptar esto, que lo acepte” (Mt 19, 12).

TEMA Nº 17: EL BAUTISMO

Las sectas dicen: El bautismo de los católicos no vale. No se bautizan en el río como Jesús. Bautizan a los niños que no tienen pecado. Los niños no entienden nada. Hay que bautizarse otra vez.

Los Católicos y la Biblia respondemos:

El bautismo de Jesús es el bautismo en el Espíritu Santo (Mc 1,8). Es diferente del bautismo con agua que realizaba Juan.

No es la cantidad del agua la que hace el bautismo, sino el Espíritu Santo.

Jesús recibió el Espíritu Santo fuera del agua (Mc 1,10).

Pedro bautizó a tres mil personas en Jerusalén, no necesa-riamente en el rìo.

Pablo fue bautizado en una casa (He 9,17-18).

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Los niños nacen con el pecado original (Sal 51,7; Rom 5,19) - necesitan el bautismo.

La Biblia dice que se bautizaban familias enteras con todos sus hijos: (He 16,15.33). Basta la fe del padre de familia (He 16,31 ss).

San Juan Bautista, en el vientre de su madre Isabel, reco-noció la presencia de Jesús en el vientre de María: ”Apenas llegó tu saludo a mis oídos, el niño saltó de alegría en mis entrañas” (Lc 1,44).

Los niños desde su concepción tienen alma, y pueden de manera misteriosa comunicarse con Dios de manera que nosotros no llegamos a descifrar.

San Pablo dice: “Un solo Señor, una sola fe, UN SOLO BAUTISMO” (Ef 4,5).

CONCLUSIONES La mejor manera de evitar que las sectas nos engañen es:

Confiar en las enseñanzas de la Iglesia católica, nuestra madre, que no nos quiere engañar. En el Credo se resu-me nuestra fe. El Papa, los obispos y los sacerdotes en-señan las enseñanzas de la fe de la Iglesia para nuestro bien.

Asistir todas las semanas a la Eucaristía y a las Celebra-ciones de la Palabra donde escuchamos las enseñanzas de Dios en la Biblia.

Leer continuamente la Biblia para conocerla y evitar que las sectas nos engañen con versículos aislados. En caso de no comprender algo, preguntarlo a católicos que se-pan más que nosotros.

Muchos errores de las sectas tienen su origen en una Biblia que está traducida por personas que no conocen

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bien los idiomas en las que está escrita (hebreo, griego). Si una persona no conoce un idioma, no puede traducirlo bien a otro.

No confiar en las promesas de regalos que nos hagan las sectas: intentan atraparnos en sus redes para que enga-ñados no podamos escapar de sus malas intenciones.

La fe católica no es para atemorizarse ante los enemigos de ella sino para ser valientes y defenderla personalmen-te y en comunidad. La fe católica se fortalece dándola: a los hijos, a los vecinos, a toda persona que te encuentres.

“Te ruego delante de Dios y de Cristo Jesús, juez de vivos y muertos, que ha de venir y reinar, te digo: predica la Pala-bra, insiste a tiempo y a destiempo, rebatiendo, amenazando o aconsejando, siempre con paciencia y dejando una doctrina. Pues llegará un tiempo en que los hombres ya no soportarán la sana doctrina, sino que se buscarán maestros a su gusto;

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cerrarán los oídos a la verdad y se volverán hacia puros cuentos. Por eso debes estar siempre alerta” (2 Tim 4,1-5).

“Así, pues, queridos, estando ya advertidos, tengan cuidado para que esa gente extraviada no arrastre a los que estaban firmes y los hagan caer” (2 Pe 3,17).

“Aparecerán falsos profetas, que engañarán a mucha gente, y tanta será la maldad que el amor se enfriará en muchos. Pero el que se mantenga firme se salvará” (Mt 24,11-12).

“Que nadie los engañe con razonamientos vacíos, pues son estas cosas las que Dios se prepara a condenar en los enemi-gos de la fe: no sea que ustedes compartan su suerte” (Ef

5,6-7).

“Cuida de ti mismo y de cómo enseñas; persevera sin desani-marte, pues actuando así te salvarás a ti mismo y a los que te escuchen” (1Tim 4,16).

“Hermanos, les ruego que tengan cuidado con esa gente que va provocando divisiones y dificultades, saliéndose de la doc-trina que han aprendido. Aléjense de ellos. Esas personas no sirven a Cristo nuestro Señor, sino a sus propios estómagos, engañando a los ingenuos con palabras bonitas y piadosas”

(Rom 16,17-18).

Son el comején: parece que la madera está bien pero por dentro está carcomida; como tumbas que casi no se notan (Lc 11,44).


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